EL NIÑO HÉROE ANCASHINO

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EL NIÑO HÉROE ANCASHINO
Cuando los chilenos amenazaban con invadir Lima, a fines de 1880, de Áncash fueron a defender la
capital cientos de paisanos. Uno de ellos fue un humilde zapatero a quien siguió tercamente su pequeño
hijo de apenas 11 años. Este niño, de nombre Viviano Paredes escribiría una de las páginas más sublimes
de heroísmo infantil.
-Adiós hijo mío, cuida bien a tu madre y a tus hermanos.
-No señor padre, voy con usted.
-¿Qué cosa? Si ni siquiera tienes doce años, hijito.
-¿Y eso qué tiene, señor? Ya convencí a mi madre y ella me ha dado su bendición.
-Pero, hijo… ¿sabes lo que es una guerra?
-Lo que sé, señor padre, es que mi patria corre peligro y quiero ir a defenderla. En la misa dominical, el
padre Ferreol ha dicho que Dios acoge en su seno a quien da la vida por la patria.
Cómo habría insistido el pequeño Viviano, que logró convencer a su padre y ambos fueron vía Punta
Callán a tomar el vapor en Casma. Después de diez días de su partida, arribaron a Lima, a ponerse a
disposición del Dictador Supremo de la Guerra, el presidente Nicolás de Piérola.
Viviano Paredes ayudaba a los soldados alcanzándoles pólvora y municiones. Cuando las tropas chilenas
asaltaron la trinchera donde se encontraba el niño, mataron al portaestandarte del batallón y tomaron la
bandera para declarar ejecutada la victoria; es entonces cuando surge entre el humo de los disparos el
pequeño Viviano Paredes y en un acto de sublime heroísmo arrebata el glorioso bicolor nacional a los
chilenos retornándolo a las filas peruanas.
Los soldados chilenos al darse cuenta que han sido burlados, con ira dirigen sus disparos contra el
cuerpo del pequeño. Gravemente herido, el niño héroe, en un supremo esfuerzo logra llegar con la
bandera peruana a la trinchera de los defensores donde cae muerto.
¿Se le ha reconocido como se merece? Luego del sismo, al nominar las nuevas calles de Huaraz la
comisión de nomenclatura presidida por don Salvador Cáceres Ángeles, puso el nombre de Viviano
Paredes a una pequeña calle de dos cuadras en el barrio de La Soledad. Pese a que por la incuria en su
tierra prácticamente se le ha olvidado, hay que reconocer que el ejército peruano no lo ha hecho.
Hace poco, en lima, a la altura del puente Atocongo, en San Juan de Miraflores, el ejército había hecho
pintar entre laureles los nombres de cincuenta jefes y oficiales que ofrendaron su vida en la batalla de
San Juan. Es orgullo constatar que entre tanto nombre de coroneles, capitanes y tenientes, había un solo
nombre sin grado militar, era el de Viviano Paredes, el niño ancashino que nos legó tan grande
demostración de amor patrio.
Viviano Paredes, niño héroe ancashino de la guerra con Chile. Su ejemplo imperecedero merece la mejor
de las alabanzas y homenajes. Ahora que vivimos una época de crisis de valores, debemos buscar iconos
que nos permitan elevar en la niñez y juventud, el nivel de conciencia cívica y moral.
La Institución Educativa de Uquia, al este de Huaraz, lleva el nombre de Viviano Paredes Macedo, y
este es un gran ejemplo de identidad regional. Pueblo que no reconoce el valor de sus héroes, no merece
estar a la altura de ellos.
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