Subido por Waldemar Claus

Resumen CISCA - CLAUS

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Reformismo penitenciario y la cuestión del orden en las prisiones del Servicio Penitenciario de
Santa Fe (2003-2007)
El presente trabajo busca dar cuenta de la manera en que se configuró y gestionó la cuestión del
orden en las prisiónes de la Provincia de Santa Fe durante la gestión desarrollada entre 2003 y
2007 por las autoridades de la Dirección del Servicio Penitenciario. El contexto en el que se
inicia esta gestión, a partir de Diciembre 2003, ha sido descripto como de una aguda crisis
penitenciaria (Narciso, 2017), expresada en graves déficits materiales y presupuestarios, altos
niveles de superpoblación, frecuentes motines y toma de rehenes de personal penitenciario, altos
niveles de conflictividades y hechos de violencia entre detenidos, entre otros. Esta gestión, si
bien pertenecía al mismo partido político que su antecesora, buscó diferenciarse enfatizando su
perfil reformista y desarrollando una serie de iniciativas que buscaban desarticular prácticas
fuertemente asentadas en diversos ámbitos de la cotidianeidad de las prisiones santafesinas. Por
diversas razones, estas iniciativas no lograron desactivar la crisis, que eclosinó el 11 de Abril de
2005 en lo que sería la situación más grave registrada en el Servicio Penitenciario de Santa Fe,
la denominada ‘Masacre de Coronda’.
Nuestro trabajo busca dar cuenta del modo en que, en este contexto de crisis institucional y de
cambios significativos en las políticas penitenciarias, se configuraron y gestionaron los
problemas del orden en las prisiones del Servicio Penitenciario de Santa Fe desde su instancia
organizacional superior. Siguiendo a Sparks, Bottoms y Hay (1996), la resolución del problema
del orden en las prisiones constituye un problema ​continuo para las administraciones
penitenciarias, que pueden definir de maneras diversas – y más o menos explícitamente - el tipo
de orden buscado, así como las ‘amenazas’ que se ciernen sobre este. La definición de estas
concepciones del orden y la identificación de determinados ​problemas de control subyacen, a su
vez, a la elección e implementación de determinadas ​estratégias de control ​orientadas a conjurar
estas amenazas y garantizar el mantenimiento del tipo de orden buscado. Por último, estas
estrategias de control, siguiendo a Crewe (2009), constituyen un conjunto de prácticas
orientadas a la gestión de la población detenida que amalgaman – de modos tambien variables cuatro formas básicas de poder: la coerción, el estímulo, el hábito o resignación fatalista y la
justificación normativa o compromiso.
La reconstrucción de la configuración de la cuestión del orden en el Servicio Penitenciario de
Santa Fe se realizó a partir de dos fuentes principales. En primer lugar, entrevistas en
profundidad a autoridades políticas y penitenciarias que desarrollaron tareas en el período
recortado. En segundo lugar, a partir de un trabajo de archivo en la Dirección General del
Servicio Penitenciario de Santa Fe.
El objetivo del trabajo entonces es dar cuenta de las concepciones del orden de la gestión que se
hizo cargo de la gestión del SPSF a partir de 2003 y cómo se articularon estas concepciones con
los objetivos más amplios de gestión (auto) definidos en términos reformistas.
2 partes: (1) dilemas de la política progresista en relación al orden (2) escritos como trazos de la
dinámica de negociación, circulación de información y construcción de autoridad->tres
dimensiones importantes
A) TRAYECTORIA En Diciembre de 2003 asumen nuevas autoridades al frente de
Dirección General de Asuntos Penitenciarios, la instancia organizacional superior a
cargo de la gestión penitenciaria en ese momento en la Provincia de Santa Fe. Quien
asume como director general del Servicio Penitenciario de Santa Fe en Diciembre de
2003 poseía una trayectoria previa de vinculación con la cuestión penitenciaria, en
primer lugar, en el marco de la universidad a través de un grupo de estudios formado en
la UNR muy influenciado por las perspectivas críticas de la criminología; luego a partir
de un trabajo en la colonia psiquiátrica de Oliveros, y finalmente durante el primer
gobierno de Obeid entre 1995 y 1999, se vincula a la gestión como parte del equipo del
ministerio de gobierno, pero abocado específicamente a la cuestión policial en el marco
de un proceso de reforma de la policía (sobre los núcleos de estudios surgidos de la
UNR y la UNL en los 90’ que luego van a nutrir las gestiones penitenciarias reformistas
a partir del 2003, ver Narciso, 2017).
B) OBJETIVOS GENERALES DE GESTIÓN La llegada a la gestión como director
general se produce en el marco del segundo gobierno de Obeid. El marco general
orientador de su gestión aparecía asociado al respeto de los derechos humanos de los
detenidos1, asociado al mejoramiento de las condiciones de detención, la legalización
del castigo, desarrollar “una política cultural y educativa y deportiva de shock y de
pleno acceso de todos los internos”, ​considerando que el cumplimiento de la ley 24.660
era el vehículo ideal para llegar a estos objetivo (Narciso, 2017). En este sentido, a esta
ley le asignaba una importancia central en su plan de reforma. Para el director general,
era la bandera y el horizonte de la gestión ¿Por que la aplicación de una ley sancionada
en 1996 podía constituir la base para un programa de gobierno de las prisiones que se
autodenominaba como reformista? Esto se vincula tanto con la valoración psoitiva que
se hacía de las potencialidades de la ley como con el diagnóstico que realizaban de la
situación penitenciaria en ese momento.
C) CONTEXTO El diagnóstico era muy crítico: por un lado, si bien Santa Fe había
adherido a la ley nacional 24.660, esta se encontraba muy parcialmente implementada y
no estaba reglamentada. Junto con esto, una de las circunstancias que impedian la
implementación de la ley y generaban toda una serie de tensiones, en el diagnóstico
realizado por las autoridades políticas de la DG, era la superpoblación. Más allá de los
diagnósticos de la gestión, durante la década de los 90 se observa un proceso de
crecimiento en la población detenida en la provincia de Santa Fe que en un comienzo no
impacta de modo significativo en la cantidad de personas detenidas en cárceles del
SPSF - porque buena parte de esa población es absorbida por las comisarías -, que tiene
un primer ascenso importante en el año 1997, pero que se va a tornar vertiginoso a partir
de diciembre del año 2000 y que va a comenzar a estabilizarse a partir de la llegada de
la nueva administración del SPSF en diciembre de 2003- En ese lapso la población
detenida en el SPSF creció un 30% sin mediar la construcción de ningún nuevo
complejo, fundamentalmente como resultado del traslado de presos desde comisarías
que siguió a la denominada tragedia de Puerto Nuevo, un incendio en una comisaría en
el que murieron 13 personas que se encontraban detenidas; este proceso de traslado de
presos en comisarías, que se encontraban en situaciones de hacinamiento, se vió
espoleado por la presión de los propios detenidos que se encontraban en situaciones de
hacinamiento en las comisarías, por el activismo de la CTC que jugó un rol en casi
1
Cuestión que contrsataba netamente con la gestión previa del SPSF que había adoptado una serie de
medidas - como la introducción de los denominados pabellones de máxima seguridad en la Unidad 1 de corte neutralizador.
todos los conflictos en espacios de detención, sea policiales o penitenciarios, durante
esos años, movimientos que se tradujeron en la presentación de numerosos habeas
corpus por la situación de presos en comisarías que tuvieron resolución judicial
favorable. En este contexto, el traslado de presos desde comisarías a espacios de
detención policiales también se vio favorecido por una serie de fugas de comisarías
producidas a lo largo del 2001 que tuvieron un impacto social y político significativo.
Este aumento vertiginoso de la población en el SPSF acentuó los problemas de
infraestructura y edilicios que ya existían en los espacios de encierro de los que disponía
el SPSF. Uno de los resultados de este incremento en la población detenida fue que
comenzaron a convivir dos personas por celda en la mayoría de las prisiones del SPSF.
Junto con esto, y dado que la mayor proporción de la población detenida trasladada
desde comisarías provenía del Gran Rosario y que las autoridades consideraban que la
única unidad que en ese momento se encontraba en esa zona, la Unidad 3, constituía un
espacio de detención que, por sus características edilicias y de seguridad, era un lugar
para detenidos próximos a obtener su libertad, una gran proporción de estos traslados
terminó concentrándose en una única prisión, la Unidad 1 de Coronda, que acumulaba
en 2003 el 60% de la población detenida en cárceles de toda la provincia, y que había
visto casi duplicada la cantidad de detenidos allí alojados en ese mismo lapso de 3 años.
La superpoblación y la concentración de detenidos en Coronda tenía como correlato,
para el director general, la adopción de una actitud defensiva por parte del personal
penitenciario (elemento que aparece también en el trabajo de Narciso como
propiciadores de la denominada masacre de Coronda->La idea de Coronda como una
bomba a punto de estallar), cuestión defensiva azuzada, desde esta perspectiva por el
miedo, que por un lado se traducía en una falta de involucramiento en aquellas
dimensiones del trabajo penitenciario más vinculadas a la asistencia de los detenidos, y
a un completo desinterés también por intervenir preventivamente y evitar el desarrollo
de conflictos entre detenidos, por el otro. Así, según el director general,: “​se esperaba a
que se resuleva el conflicto entre los internos y después, bueno, se veía a ver qué
había pasado, o se sancionaba, o se curaban los heridos, pero no había una actitud
positiva tratando de dsarmar los conflictos. Y en las cárceles un pequeño conflicto
puede derivar en una tragedia. Entonces siempre hay que tener una actitud activa,
atenta, para ir desmontando la escalada de los conflictos. Entonces eso fue un paso,
para nosotros, fundamental, trabajar en esa cuestión”
D) PROBLEMAS DE CONTROL Y MANTENIMIENTO DEL ORDEN De manera
más general, para el Director General, la superpoblación, falta de abordaje preventivo
de los conflictos por parte del personal penitenciario, las pésimas condiciones de vida y
el endurecimiento de las condiciones de detención operada por la gestión anterior,
especialemente con la creación de los denominados pabellones de máxima seguridad2
en la Unidad 1, sumado a una serie de conflictividades instaladas externas a la prisión que no terminaban de acomodarse a la disputa entre santafesinos y rosarinos - ,
constituían un caldo de cultivo propicio para el desarrollo de estas conflictividades.
2
Que fueron finalmente destruidos en el motín de septiembre de 2003.
Esto suponía que frente a los objetivos de gestión más ambiciosos aparecía entonces
un como condición el mantenimiento del orden interno, de desmontar en la
cotidianeidad de cada prisión esos conflictos y evitar que llegan a amnifestarse en sus
formas más violentas. En este punto es importante recordar que los años que
precedieron - así como también los inmediatamente posteriores a la asunción de estas
autoridades- fueron años turbulentos en el SPSF (Narciso 2017), tanto en términos de
protestas y motínes como de violencias altamente lesivas entre personas privadas de
su libertad, así como por la existencia de numerosas denuncias sobre apremios ilegales
e incluso de participación de agentes penitenciarios en muertes de detenidos
presentadas como suicidios o directamente como resultado de las represiones
posteriores a motines.
[Línea de tiempo de problemas de control]
La centralidad que la gestión dió a esta tarea de desmontar estos conflictos se puede
apreciar en el hecho de que no sólo lo concebía como una condición para el logro de
los objetivos de gestión más ambiciosos - respeto de los derechos humanos, aplicación
del régimen de progresividad asociado a la ley 24.660, legalización del castigo - sino
que a su vez estos últimos eran también concebidos como elementos que contribuían
a disminuir la conflictividad y pacificar las unidades. Así, la apaertura de oportunidades
de trabajo y actividades recreativas y culturales, la puesta en funcionamiento de la
progresividad del régimen, de las mejores condiciones de detención y de la apertura
de la prisión. Así, la concepción del orden como proceso de pacificación de la prisión
Uno de estos ejemplos es la reforma del concepto:
Básicamente la cuestión del concepto era la llave que tenía el personal penitenciario para
extorsionar al interno porque de una manera arbitraria, uno podía tener buena conducta, pero
si el personal que te tenía que evaluar el concepto te bajaba el concepto, vos no tenías acceso
a los beneficio​s.
E: ¿Y en ese momento que personal evaluaba el concepto?
R: En ese momento, no me acuerdo el nombre técnico, pero era como un equipo integrado
entre el personal de correccional y el personal técnico, con fuerte peso en el personal de
correccional, era el poder que estaba ahí [​vaivenes en el balance de poder cuerpo
general/profesionales​]. Pero se cometían innumerables injusticias porque vos hacías buena
letra pero si no le caías bien al personal de correccional te bajaba el concepto y te arruinaba.
Vos podías estar bien bárbaro en conducta pero…porque era un juicio…era perverso, porque
era un juicio de probabilidad de reinserción, absolutamente subjetivo, arbitrario, ni siquiera
había que fundamentarlo, entonces te ponían un número del juicio de probabilidad de
reinserción. Así que nosotros decidimos…y aparte había sido, y yo me acordaba de todo el
proceso previo del primer gobierno de Obeid, que las grandes discusiones eran por ese tema,
porque generaba mucha impotencia y mucha sensación de injusticia, que es también una de
las causas de la violencia, percibir la injusticia [​idea de legitimidad en la boca de Rosúa-Jock
Young?​]. Así que lo modificamos con una resolución. Pusimos que el concepto tenía que tener
el piso mínimo de la conducta; o sea, que la conducta eran cuestiones objetivas: si estaba
sancionado, si no, si había cometido faltas, o sea, era objetivo. Y que le iba sumando puntos de
acuerdo a las actividades …nosotros creo que le pusimos de desarrollo humano, que vos
desarrollabas. Entonces si vos no sólo tenías buena conducta, sino que además ibas a la
escuela, estudiabas, hacías deporte, entonces el concepto te subía…iba para arriba, no para
abajo. Le pusimos ese piso, el piso era el de la conducta. Bueno, generó mucha bronca en su
momento, pero la gente se fue adaptando a eso, fueron entendiendo eso. Entonces generó un
clima de mayor…de menos idea persecutoria y de menos subordinación…o sea, poder
respetar las reglas de juego, las normas institucionales, es una cosa, y otra cosa es a ver cómo
le caía bien al personal.”
F) DILEMAS POLÍTICA REFORMISTA Ahora bien la cuestión del vínculo entre el mantenimiento
del orden y la política penitenciaria reformista no sólo era una en la que ambos términos eran
condición del otro, sino que también una política de transformaciones encontraba, por otro
lado, ciertas dificultades que eran específicas de este modo de inserción en el campo y que, al
dificultar la gestión cotidiana del orden, amenazaban a la totalidad del proceso reformista. En
efecto, aparecía en la perspectiva del director general la idea de que su gestión se insertaba en
un campo de relaciones ya estructurado que buscan transformar, compuesto con actores con
capacidades diversas de amenzar la continuidad de estos proceso. En este caso, lo hacen
además sin la capacidad - por ciertas rigidices de la administración pública en este caso- de
contar con un equipo propio con la magnitud necesaria para diseñar, poner en funcionamiento
y sobre todo bancar las iniciativas de reforma. En este caso, el desafío que esta gestión
percibía era entonces el de construir un tipo de autoridad política capaz de hacer posible este
proceso de reformas a la luz de las esperadas reacciones, bloqueos, del personal de carrera
amenazado en sus posiciones o en los modos tradicionales de hacer las cosas, logrando al
mismo tiempo que no se generen conflictos que puedan poner en peligro el impulso
reformista.
En este sentido, se juzgaba que la cuestión de la circulación de la información era vital para
esta tarea de evitar conflictos, y que la manera en que se estructuraban las relaciones
jerárquicas y en el SPSF terminaba aislando al Director General, la autoridad política, de la
realidad de las conflictividades en el terreno de las prisiones, entornándolo, y generando
fuertes presiones hacia la delegación de la gestión cotidiana a los agentes superiores de la
plana mayor. Así, el director general enfatizaba la importancia de
“tener información directa, porque el problema más grande, a mi juicio, es que la política
estaba muy lejana al conflicto y a la información real de lo que pasaba, estaba siempre
mediatizada por el personal de carrera. Entonces nosotros necesitábamos tener contacto
directo, ya sea con los internos como con el personal de bajo rango. Porque si no vos te
relacionás con los oficiales y ellos te van contando la historia de cómo funciona; no, vos tenés
que estar en contacto constante con todo el mundo para saber bien lo que estaba pasando.
(...) Esto me dispara otro tema que era ¿cómo teníamos una estructura de conducción política
del servicio que te permitiera cumplir con los objetivos del servicio?”. Lograr esto implicaba
por un lado atomizar el poder de los agentes integrantes de la plana mayor y al mismo tiempo,
y ante la incapacidad de lograr constituir un equipo de personal político con capacidad de
toma de decisión en las unidades penitenciarias, el desarrollo de un tipo de autoridad
personal, con límites a la capacidad de delegar si se quería mantener el rumbo reformista,
menos mediatizada por los oficiales jerárquicos y con presencia constante en el terreno donde
se jugaban las conflictividades, por parte del director.:
E: ¿La capacidad de delegar estaba limitada?
R: Muy limitada porque, primero, el gobernador en ese momento, no sé cómo será ahora, pero
te dan el cargo y nada más. No es que llegás con un equipo. Y aparte el diseño institucional
está hecho de tal manera que vos estás solito y todo el resto es la planta permanente.
Entonces yo me llevé tres o cuatro compañeros que eran funcionarios de otras áreas del
estado [​preguntarle y conseguir contactos​], los pedí como comisión de servicio para que
trabajaran conmigo, que eran gente de mi confianza. Incluso un policía que era experto, que
había estado en las TOE, que era experto en mediación, en conflictos. Bueno, me fui armando
un equipito entonces yo podía delegar, decir, bueno, “andá a tal unidad, hay tal lío, andá vos”.
Yo mas o menos me había armado eso, pero lo armé precariamente. Venían con el sueldo que
ellos tenían en su repartición. Pero así y todo con un equipo de cuatro o cinco como el que
logré armar yo, después vos tenés que lograr que la planta permanente te acompañe. Muchos
de los oficiales logramos que acompañen las políticas, muchos se pusieron al hombro
muchísimas tareas, muy bien. Otros no. Pero después está la cotidianeidad en cada unidad. Y
ahí es donde yo creo que vos necesitás un equipo permanente, también político en cada
unidad, para llevarlo adelante. Te hacés la metodología de laburo para estar encima, para
controlar. O sea, no solo tenés que imaginarte la política, dar la orden, controlar que se
cumpla, ver que pasó. Tenés que estar, tenés que estar. Y es muy grande la provincia- Ahora te
puedo diseñar un esquema para que sea eficaz una política, así desde el escritorio. Pero pasé
por ahí, y ví los defectos, las dificultades, y necesitás fuerte poder político para llegar y tener
esa estructura. Y en realidad no funciona así. Vos llegás, tenes la llave, y te dicen, bueno,
arréglate.
Estas concepciones se tradujeron en una serie de iniciativas y prácticas concretas que
plasmaban esta forma de autoridad que precariamente se buscaba construir y se orientaban a
quebrar el aislamiento que introducía la estructura institucional y las relaciones de poder
heredadas (otra que no desarrollo aquí fue la búsqueda de aliados en la misma estructura del
personal: penitenciarios a quienes define como poseyendo visiones humanistas, viejos agentes
que habían sido formados antes de la intervención de gendarmería en el SPSF en el 76, agentes
interesados en capacitarse y profesionales, entre otros). El desarrollo de las mesas de diálogo,
por ejemplo,junto con la finalidad más abiertamente declarada de servir como un canal de
diálogo y de resolución pácifica de conflictos, también era considerado como un modo de
hacerse de información de primera mano y al mismo tiempo de marcar presencia en las
unidades. Otra práctica que iba en la misma dirección era el contacto constante que el director
general tenía con las organizaciónes de derechos humanos. Finalmente, el mecanismo de las
recorridas personales del director por las unidades penitenciarias y las audiencias con
detenidos conformaban la dimensión más informal y menos institucionalizada de esta forma
de autoridad
Recorrías el patio, yo iba con Leclerc [director de la UP1, uno de los aliados], caminábamos los
días de visita que está lleno de gente, (...) Es muy desgastante desde el punto de vista personal,
estás las veinticuatro horas con eso. Abren las celdas a las siete de la mañana y las cierran a las
doce de la noche y ahí tenés hasta las doce “bueno, está todo listo, está todo bien, se fueron a
dormir”. Novedades a las siete de la mañana “hay un herido, un enfermo, un muerto”,
entonces estás todo el día. Hay un conflicto en tal lugar, bueno, hay que ir, ver que pasa,
hablarlo con este, con el otro. Estás todo el día.
E: ¿La presencia del director general era necesaria ahí todo el tiempo?
R: Sí, porque eran procesos de reforma.
¿Y en se sentido había algún tipo de participación del servicio o algún interés en fomentar
determinado tipo de liderazgo en los pabellones?
R: Siempre el servicio tiene algún interno con el que se lleva mejor. Entonces a veces te decían
“este es un líder positivo, este es un líder negativo”. Yo hablaba con todo aquel que tenía algún
liderazgo yo trataba de hablar.
E: ¿Y eso cómo se reconocía?
R: Y la gente te pide hablar, a mí me pedían entrevistas todo el tiempo. Te piden hablar, y
hablando vos te das cuenta, este tipo tiene liderazgo, no. Y habla, la gente habla, te cuenta. Te
dice, en tal pabellón está pasando esto, hay un enfrentamiento entre tal y tal. O sea, yo tenía
información, por un lado del servicio, jerárquicamente, en la cadena jerárquica. También
tenía…yo hablaba con todo el mundo, entonces, que se yo, había personal penitenciario que
se animaba a decirme cosas que no se animaba a decir el superior. O personal del servicio
profesional que tenía una diferencia con el personal de seguridad, entonces ahí te van
diciendo. Y después yo hablaba con los internos, hablaba todo el tiempo. Entonces te van
contando. Incluso algunos tenían mi teléfono, me llamaban desde las cabinas ahí de la unidad
para decirme: “ojo, está pasando tal cosa” o “no me dieron de comer”. O sea, hay que tener
información. Por eso para mi es clave que haya en cada unidad un personal político. Y ahí te
vas haciendo el mapa. Los médicos, el odontólogo, viste, vos hablás con todos y hay gente que
te va diciendo “che, ojo acá puede haber un problema” “hablá con tal que sabe cosas que es
importante que vos las sepas”, empieza a ser a así, un trabajo de tener información de
distintas fuentes y después vos evalúas cual te parece razonable, cual no. Pero si vos querés
llevar adelante una política penitenciaria con determinados objetivos y que sea eficaz tu
gestión necesitás equipos para poder hacerlo, si no es un desgaste muy grande individual.
Hemos podido dar con algunas huellas de estos contactos informales que el director general
sostenía con los detenidos en los meses previos a la masacre de Coronda. ​¿De qué nos hablan
los escritos?
1. Hay por un lado en esas notas un posicionamiento de los detenidos con respecto a esa
política progresista, que se realiza desde una posición de considerarse actores cuya voz
debe ser considerada en la gestión cotidiana de la cárcel, y desde allí ubican sus
acuerdos y desacuerdos con el rumbo de la gestión:
13. 28/10/04 Carta, aparentemente del cuerpo de delegados de la U1 [por los
nombres]. La modalidad, como en el caso de la enviada por la iglesia del 11
redil de cristo, es una nota redactada por un grupo de detenidos y firmada por
los restantes delegados de pabellón. ​Hay en esta nota, como en algunas mas,
el sentimiento - o al menos la intención - de estos detenidos de involucrarse en
el proyecto de gestión encarado por Rosúa. La carta se inicia con la siguiente
fórmula “Rogamos a Dios, que al recivo de esta misiva se encuentre u.d y sus
seres queridos muy bien”- A continuación siguen elogios a su gestión: “La
presente solo es para darle las gracias, por toda las cosas positiva que a través
de su gestión y del trabajo constante del Sr. Director General del Servicio
Penitenciario se están llevando a cabo, tenemos el conocimiento ​[nuevamente,
la cuestión de la circulación de la información en la cárcel, los rumores, etc.​] de
que se está gestionando la posibilidad, para conseguir un cupo, para una salida
laboral en algunas empresas privadas” Y continúan en la misma tónica más
adelante: “Que hacerle saber a través de la presente que respetamos y
baloramos los proyectos a decretarce. Como los $200 como subcidio a los que
recuperan su libertad, otorgándonos un apoyo y [¿opción?], tan justa como
humana [​IMP​] y que jamás ante a sido llebada a cabo [l​a novedad de estas
iniciativas​] y que en definitiva nos ayudará a respetar el verdadero balor de la
libertad”. Por último, apelan a su comprensión por el reclamo sobre las
conmutaciones de pena y reafirman el apoyo de los detenidos a su gestión:
“Queremos transmitirle que pondremos todo el apollo de parte nuestra.
Esperando en su sano criterio y entendimiento, por la experiencia adquirida a lo
largo de la militancia sabe ud., lo triste y doloroso que resulta la espera de
recuperar nuestra libertad. Eternizando la esperanza de las conmutaciones de
pena y el cumplimiento de los derechos otorgados por la ley 24.660”. Cierra la
carta con la formula de deferencia utilizada en la carta 10, y con otra fórmula
invocando a dios: “quiera dios, fuente de toda razón y justicia, bendecir toda su
gestión y familia”
1. 02/12/04: nota del autodenominado “cuerpo de delegados U-1”, quienes se
presentan como voceros de los detenidos de la Unidad 1. El tono de la nota
3
es​... ​Comienzan la nota con una valoración general de la gestión de Rosúa, a
la que aprueban con ciertos reparos: “A través del tiempo transcurrido desde su
asunción al frente del S.P y, más allá de algunos puntos de divergencia en
algunos aspectos de la administración, creemos que la política implementada
es tendiente a la resocialización y mejora en la calidad de vida de los internos y
los futuros liberados”
Material brinda pistas sobre las formas de organización de los detenidos para efectuar reclamos
y la manera en que las autoridades articularon esas formas en dispositivos institucionalizados como las mesas de diálogo - puntos de tensión, sobre sus ideas de justicia y sobre la legitimidad
del régimen, las autoridades y los empleados penitenciarios; sobre la extensión, las demandas
que hacían a las autoridades y aquellas cosas que se prometían a cambio los encargados de los
pabellones evangélicos; hay indicios aquí también sobre la manera en que buscó construirse la
autoridad del director general y sobre la manera en que los detenidos entendían la política
reformista, como intentó construir legitimidad, los riesgos de este tipo de construcción de
autoridad...
2. Además, las notas dan cuenta de la familiaridad del director general con algunos detenidos,
aquellos a quienes les reconocía cierta ascendencia sobre el resto de los detenidos, sin que
necesariamente sean delegados; al mismo tiempo muestran la dinámica de negociaciones y
promesas cruzadas que se daban en estos encuentros y las potenciales consecuencias del
incumplimiento de los compromisos personales que había adoptado el director general:
“05/11/04
Dr. Fernando Rosúa:
Espero que al leer esta nota se encuentre muy bien de
salud usted y su gente.
​Fernando estube pensando lo que hablamos hoy y me parece
bárbaro tu propuesta y no estás equivocado, pero el problema no son las
conmutaciones de pena.
Bueno, ​yo se como esta la gente
con nosotros y se que ​si el gobernador larga los papeles va a ser [¿merecido?].
Pero si el ​antes de largar las conmutaciones da las fijaciones de pena que no
son muchas en total son 50​, que fije 30 no son nada y ​[¿contá?] con que nadie
agarra la calle y si las cosas se hacen bien y el periodismo no se [¿altera?]
3
IMP porque el tono puede hablar de la deferencia hacia alguien reconocido como autoridad.
solucionamos este problema, y el año que biene cuando el penal se acomode
mas y se logre todo lo que prollectó, el gobernador tal vez se ponga un poco
más accesible. [en las entrevistas el director general me habló de las
dificultades de acceder al gobernador]
​Si logra que por lo menos dé las fijación de pena el
problema se acaba porque yo hablaría con la gente y a mi me escuchan.
Bueno, no quiero
sacarte más tiempo así que aprobecho la misma para saludarte con todo mi
respeto tanto a vos como a tu familia aunque no los conozca.
[¿Fabían?]
[​¿Nestor
Fabián
Robledo? ¿Es el delegado con el
que hablé en Coronda en
2009/10?​]
PD. Que pase una navidad y un año nuevo lo mejor posible. Que dios te
bendiga.”
3. Así, Entre otras cosas, estos escritos dan cuenta de las dificultades que tuvo esta forma de
vinculo de la autoridad con los detenidos. Uno de los ejemplos es el caso de las conmutaciones
pena. Estas eran tradicionales en el SPSF desde hacía algunos años, se otorgaban dos veces al
año, alcanzaban a un promedio de 500 internos por vez - algo así como un cuarto de la
población de la población penitenciaria - y cuando se demoraban, provocaban protestas, en
algunos casos de gran extensión y duración, como la de finales de 1999. En el medio de este
proceso, suceden dos hechos que van a complicar el clima de la prisión y que van a poner a
prueba esta forma de construcción de autoridad: el primero, y más conocido por todos, es el
caso Blumberg, y a los meses, el conocimiento de que en las tradicionales conmutaciones de
pena estaba alcanzado una persona que había cometido un delito que había provocado mucha
conmoción social en su momento, provocó que el gobernador suspendiera las conmutaciones de
pena, que no se volvieron a instaurar hasta dos años después, como un tributo más a la
pacificación de la cárcel pos masacre. Esto parece haber puesto en una posición incómoda al
director general ante los detenidos. Además esta forma de construcción de autoridad también
puede haber dejado al director muy expuesto a una dinámica de negociación con detenidos
compleja hacia afuera
Este material está constituido por una serie de notas y pedidos de audiencia de detenidos y de
agentes penitenciarios dirigidos mayoritariamente al Director General del Servicio Penitenciario
de Santa Fe, fechados entre Enero y Diciembre de 2004, así como un conjunto de formularios de
denuncias de la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe correspondientes a
la misma fecha, que recepcionaban denuncias realizadas por personas privadas de su libertad .
Estos materiales se encuentran en el archivo de la Dirección del Servicio Penitenciario sin
mayor clasificación que encontrarse en el interior de una caja rotulada ‘audiencias’, en un sector
del archivo donde se acumulan diversas cajas con documentación no clasificada, y en muchos
casos en cajas no rotuladas, de diversos períodos. Creo que el acceso a estas fuentes - que no
estaban dentro de aquellos documentos por los que ingresé en el archivo y que se vinculaban
con decisiones tomadas por las autoridades penitenciarias - fue posible no sólo por el vínculo personal, aunque interpósito - con un asesor de la dirección general y por la confianza que fui
adquiriendo con el personal penitenciario a cargo del archivo, que me permitieron, primero,
poder ingresar allí, y luego y de manera progresiva, poder moverme con libertad y empezar a
‘curiosear’ en espacios menos organizados y más caóticos del archivo, donde se guardaban
documentos que no tenían razón aparente de conservación en un archivo que estaba organizado
en lo mínimamente indispensable como para ser operativo para las necesidades de gestión de la
dirección general del servicio penitenciario: no eran documentos institucionales, no eran objeto
de consulta cotidiana por parte de los diversos empleados del SPSF. La conservación
‘desordenada’ de estos documentos extraños convive con la falta de documentos importantes en
series mejor ordenadas y más operativas para el funcionamiento de la institución, como la de
resoluciones internas, que para el año 2006 tiene un faltante muy importante que incluye la
resolución del sumario interno sobre las responsabilidades de agentes penitenciarios en la
denominada masacre de coronda.
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