Subido por Diana Vega Amaya

entrenamiento deportivo

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CAPÍTULO 1
El entrenamiento deportivo
El entrenamiento deportivo reúne una serie de características y mecanismos que el
entrenador debe conocer. Viene determinado por un proceso sistemático con un componente científico creciente en el que no se puede excluir de momento una parte de
“arte” y empirismo. Existen aún muchas circunstancias que se producen en el organismo que la ciencia no ha descifrado en su totalidad.
El entrenamiento depende de la adaptación, que, a su vez, viene determinada por las
características de las cargas (estresores), que producen en el organismo una situación estresante que obliga a los sistemas a reaccionar para adaptarse a la nueva situación.
Para que el entrenamiento de resistencia cumpla sus objetivos hace falta un conocimiento por parte del entrenador que le permita ajustar las cargas idóneas en cada momento. El deportista mejorará sus prestaciones de manera paulatina y alcanzará su
máximo rendimiento en aquellos momentos en los que coincidan las competiciones
más importantes del calendario.
Todo el proceso necesita un control exhaustivo y riguroso que no interfiera en el transcurso del entrenamiento para evitar que se pierdan adaptaciones por el hecho de medirlas. Esto permitirá un seguimiento del estado de entrenamiento y la posibilidad de
rectificar en momentos determinados en los que se observe que no se están cumpliendo los objetivos del propio entrenamiento.
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El rendimiento deportivo como objetivo del
entrenamiento
En general el entrenamiento deportivo tiene como objetivo prioritario
lograr un aumento del rendimiento del deportista. Antes de adentrarse en el tema, es interesante emplear unas líneas en aclarar lo que se
entiende con este concepto.
Al acometer la tarea de definir el concepto de “rendimiento deportivo”
lo primero que se aprecia es que la palabra “rendimiento” tiene muchos significados, bien en la lengua cotidiana, bien en el lenguaje científico (Martin, Carl y Lehnertz, 2001). El rendimiento, según estos autores, es “el resultado de una actividad deportiva que, especialmente
dentro del deporte de competición, cristaliza en una magnitud otorgada a dicha actividad motriz según reglas previamente establecidas”.
Según Grosser (1992), desde las ciencias que se ocupan del entrenamiento existen cuatro puntos de vista para definir el rendimiento deportivo:
Desde el punto de vista de la pedagogía del entrenamiento: es la
unidad entre realización y resultado de una acción motriz deportiva, orientada en una norma determinada.
Desde el punto de vista de la física: se trata del cociente entre el
trabajo y el tiempo empleado para realizar dicho trabajo.
Desde el punto de vista de la fisiología: es el balance energético
por unidad de tiempo.
Desde el punto de vista de la psicología: constituye la superación
cuantificable de tareas de prueba establecidas o alcanzar determinadas capacidades cognoscitivas, afectivas y psicomotrices.
El rendimiento deportivo supone la posibilidad de alcanzar el máximo
potencial en las diferentes capacidades durante la competición. Para ello el deportista deberá desarrollarse mediante un proceso continuo, sistemático y científico que se conoce con el término de “entrenamiento”.
CAPÍTULO 2
La resistencia como
capacidad condicional
La resistencia, igual que otras capacidades motrices, puede considerarse una manifestación de la contracción muscular, es decir, de la fundamental función por la que
el músculo es llamado a desarrollar movimiento o tensión. El músculo, cuando se contrae, lo hace con una fuerza y una velocidad determinadas. Por lo tanto, son estas características las condicionantes del tipo de esfuerzo que realiza.
Cuando cualquier tipo de esfuerzo muscular requiere una serie de repeticiones o mantenimiento de las contracciones, necesita resistencia, que se manifiesta de diferentes
formas, según sean las características de las contracciones: número de repeticiones,
intensidad, duración, cantidad de músculos implicados, relación con el gesto técnico,
etc.
La resistencia está basada fundamentalmente en las adaptaciones que se producen
para combatir la fatiga que ocasionan los ejercicios prolongados o repetitivos, entre
las que se encuentran en lugar privilegiado todas aquéllas relacionadas con el metabolismo y la producción y el consumo de energía.
La producción de la energía necesaria se logra a través de las tres vías (anaeróbica
aláctica, anaeróbica láctica y aeróbica), que dependen fundamentalmente de las exigencias de intensidad y duración del ejercicio, al tiempo que desencadenan una serie
de actividades humorales y enzimáticas que, a la postre, determinan el esfuerzo.
En este capítulo se trata la resistencia como capacidad que puede determinar los procesos de obtención del rendimiento a través del entrenamiento.
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Definición y conceptos
La resistencia es una capacidad psicosomático-funcional compleja
que se puede conceptualizar como la capacidad para oponerse a la
fatiga (Hegedus, 2001). La persona que realiza un esfuerzo con una
determinada intensidad y en un tiempo relativamente prolongado sin
sentir los síntomas de la fatiga tiene resistencia e igualmente está posibilitada para persistir en el esfuerzo en mejores condiciones cuando
aparecen los síntomas de fatiga.
En la bibliografía existen numerosas definiciones que describen la resistencia:
“Capacidad de resistir a la fatiga en trabajos de prolongada duración” (Manno, 1991).
“Capacidad física y psíquica que posee un deportista para resistir la fatiga” (Weineck, 1988).
“Capacidad para resistir la fatiga” (Harre, 1987).
“Capacidad de realizar un ejercicio de manera eficaz, superando
la fatiga que produce” (Platonov, 1999).
En relación con la fatiga, la resistencia ofrece un retraso en su aparición, al tiempo que permite una mayor tolerancia. Ese efecto puede
resultar útil para el entrenamiento al posibilitar realizar mayor número
de esfuerzos específicos.
Refiriéndose a las especialidades cíclicas que implican desplazamiento (natación, carreras a pie, ciclismo, etc.), se puede decir que la resistencia es la capacidad que permite mantener una velocidad de desplazamiento determinada durante un tiempo determinado. Si se refiere
a la competición, se trata de la capacidad que posibilita mantener la
más alta velocidad posible durante el tiempo que dura dicha competición.
En la resistencia pueden influir factores de muy diversa índole (Matveyev, 1986; Navarro, 1998):
La resistencia como ca pacidad condicional
Figura 2.18. Esquema representativo del proceso desencadenante de la vía
anaeróbica láctica a partir del estímulo nervioso.
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La resistencia como ca pacidad condicional
Figura 2.23. Esquema simplificado de los procesos metabólicos de obtención de
energía.
mite mayor ahorro del glucógeno. Por todo ello, mediante el entrenamiento, con especial incidencia en la vía aeróbica, se mejora la resistencia merced a las siguientes características:
Por aumento de las reservas de glucógeno hasta un 100% superior al individuo no entrenado (Costill, 1981).
Por mayor utilización de los ácidos grasos, ante iguales intensidades, lo que conlleva un ahorro en el consumo de glucógeno.
Las grasas y los hidratos se combinan para aportar al músculo el ATP
necesario durante la mayoría de las intensidades del ejercicio que implique el metabolismo aeróbico. El predominio de unas u otras depende fundamentalmente de las características de la carga (intensidad, en primer lugar y duración en segundo lugar), pero también del
grado de entrenamiento aeróbico, de la dieta alimenticia (carbohidratos, grasa, cafeína, etc.), de la ingesta de carbohidratos previa al ejercicio y durante éste y, posiblemente, de la edad y del sexo (Terrados,
2002).
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CAPÍTULO 3
Conceptos que se deben tener
en cuenta en el entrenamiento de la
resistencia: aplicaciones prácticas
El entrenamiento de la resistencia supone uno de los retos más importantes en el contexto global del entrenamiento deportivo. La resistencia es en sí una capacidad que
cumple una serie de funciones en relación con las modalidades deportivas:
Como capacidad determinante del rendimiento: la resistencia determina el ren-
dimiento en una serie de deportes, como medio fondo y fondo en atletismo; triatlón, esquí de fondo, remo, piragüismo, etc.
Como capacidad de apoyo: la resistencia representa una base sobre la que se
sustentan los deportes en los cuales, si esta resistencia no supone causa-efecto sobre el rendimiento, su ausencia hace aparecer antes la fatiga y, al mismo
tiempo, logra que no se pueda soportar de la misma forma como se haría en
el caso de disponer de un buen desarrollo de esta capacidad. Esto hace que se
deterioren el gesto deportivo (técnica) o la capacidad de toma de decisión en
poco tiempo, lo que conlleva irremisiblemente la bajada de rendimiento. Entre
los deportes en cuestión se pueden encontrar la mayoría de los colectivos, en
los cuales el deportista debe permanecer un tiempo prolongado con alto grado
de concentración e interviniendo a intensidades muy altas un gran número de
veces.
Como capacidad básica que facilita entrenamiento específico: no solamente se
entrena para competir en mejores condiciones, sino que muchas veces hay que
plantearse la necesidad de entrenar para poder soportar y recuperarse de cargas específicas muy exigentes del entrenamiento. Si, por ejemplo, un saltador
durante un entrenamiento debe realizar 30 saltos a intensidad máxima, no cabe duda de que previamente deberá poseer una resistencia que le permita recuperarse y tener a su disposición toda la energía necesaria para proseguir
realizando saltos sucesivos. Por lo tanto, incluso en deportes explosivos la resistencia puede desempeñar un papel importante.
En otros capítulos se han ido sentando las bases y los fundamentos acerca del entrenamiento y la resistencia como capacidad condicional. En éste el objetivo principal estriba en conocer los aspectos y conceptos necesarios para desarrollar la capacidad de
resistencia y la manera de aplicarla a las diferentes modalidades deportivas de acuerdo con su duración, para lo cual hay que ocuparse de la metodología.
Antes de comenzar con dicha metodología, en este capítulo se tratan unos conceptos
íntimamente relacionados con la resistencia, su casuística y particularidades especiales que será preciso tener en cuenta cuando más adelante se encuentre el lector
con la necesidad de concretar el entrenamiento de resistencia.
La mayoría de los conceptos que se tratan en este capítulo están relacionados con el
gasto y la producción de energía, que serán utilizados con mucha frecuencia en capítulos siguientes.
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Consumo de oxígeno: n VO2 y n VO2máx
Uno de los procesos para obtener la energía necesaria para que se produzcan la contracción muscular y el movimiento pasa por la necesidad
de utilizar oxígeno, posibilidad que corresponde a la vía aeróbica.
Las cargas, además de afectar al músculo, también lo hacen al sistema cardiocirculatorio y pulmonar, encargados de abastecer al músculo del oxígeno necesario. Estos sistemas se llegan a implicar de forma
coordinada y al unísono ya que la posibilidad de que llegue suficiente
oxígeno o no se halla determinada por la contingencia de que se pueda realizar ejercicio a expensas del metabolismo aeróbico.
Todo ejercicio que sobrepase un tiempo determinado y cuya intensidad sea lo suficientemente alta necesita siempre una cantidad de oxígeno. Esta cantidad que se consume en unidad de tiempo se conoce
como “consumo de oxígeno o absorción”. De acuerdo con ello, este
término se puede definir como la cantidad de oxígeno que consume
el organismo durante un tiempo determinado.
Las mitocondrias están capacitadas para procesar en su interior todos
los sustratos alimenticios (hidratos de carbono, grasas y proteínas en
su forma utilizable). Esto tiene lugar a expensas del oxígeno proveniente de la respiración, que ha sido transportado por la hemoglobina
a través del torrente sanguíneo y fijado en la fibra muscular por la mioglobina para alojarse en la mitocondria, donde se producen los procesos aeróbicos de la oxidación en el ciclo de Krebs (figura 3.1).
Si se realiza cualquier ejercicio con una intensidad creciente, a medida que va siendo más exigente, consume más ATP, por lo que de la
misma forma debe irlo sintetizando al menos con la misma velocidad;
de no ser así, el individuo se vería obligado a parar o, cuando menos,
a bajar la intensidad. Este incremento de la síntesis de ATP se produce, como se sabe, gracias a las tres vías metabólicas, pero cuando las
intensidades son medias o bajas, el protagonismo lo adquiere la vía
aeróbica de forma predominante.
CAPÍTULO 3
La resistencia desde la perspectiva
de la energía consumida: el modelo
del plano bioenergético (PBE)
En capítulos anteriores se han tratado la resistencia y los conceptos fundamentales
que se deben dominar para emprender un mejor desarrollo de esta capacidad a través del entrenamiento.
El empleo de los métodos, entendidos de forma estricta, presenta dificultades y ambigüedades que solamente el entrenador versado, gracias a su experiencia, es capaz
de objetivar y relacionar para poder aplicar las cargas de entrenamiento de forma correcta.
En este capítulo se presenta un modelo lógico y simplificador que pretende globalizar
todas esas interpretaciones que hacen que el entrenador experto termine obviando la
clasificación estanca de los métodos, tanto tradicionales como contemporáneos, y que
desde un principio le permitan ver con mayor claridad la realidad del entrenamiento
de resistencia. Esto igualmente le posibilitará dirigir y aplicar las cargas necesarias
para cada deportista en cada momento de la periodización.
La resistencia, desde el punto de vista del plano bioenergético (PBE), puede facilitar
al entrenador una herramienta importante que le permita diseñar las cargas sabiendo, de forma más aproximada, la repercusión que van a producir. Esta visión puede
ahorrarle unos cuantos años de adquisición de experiencia hasta llegar a interpretar
los métodos de entrenamiento de una manera más objetiva.
A partir del modelo del PBE se sientan las bases que se utilizarán más adelante para
encajar todas las cargas de entrenamiento de resistencia y, a su vez, todas aquellas
que se impliquen con esta capacidad, sean relacionadas con la fuerza, con la velocidad o, incluso, con la técnica.
El PBE se conceptúa como una superficie teórica determinada por límites que hacen
referencia a parámetros tratados en el capítulo 3 y en la que se pueden ubicar todo
tipo de cargas en función del binomio consumo-producción de energía (potencia). Teniendo presente que la potencia de un ejercicio está relacionada con las necesidades de energía, pueden establecerse las cargas en función de dicha potencia. Ésta,
a su vez, podrá constituirse en una serie de niveles que pueden ubicarse dentro del
PBE.
En esta obra el lector puede encontrar una hoja desplegable (“corazón” del libro) que
se recomienda tener siempre extendida. De esta forma tendrá en todo momento la visión global necesaria para ir comprendiendo toda una metodología alternativa a la aplicación estricta de los métodos de entrenamiento.
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Algunas reflexiones previas
Las células musculares utilizan diferentes tipos de compuestos para
producir la energía (ATP): las grasas, los hidratos de carbono, las proteínas y los fosfágenos. Se ha visto en capítulos anteriores que el uso
predominante de estos sustratos energéticos depende fundamentalmente de la intensidad o potencia del ejercicio.
En el capítulo 3 se han establecido los conceptos de capacidad y potencia y se ha visto que la potencia de un ejercicio se corresponde directamente con la cantidad de energía (ATP) que consume en unidad
de tiempo (concepto que se ha hecho coincidir con el correspondiente a la intensidad).
La potencia supone el factor determinante que condiciona la vía metabólica que debe emplearse de forma predominante. Ésta utilizará uno
o varios sustratos energéticos de acuerdo con las necesidades, por lo
que el uso de dichos sustratos se halla igualmente condicionado por
la vía metabólica predominante.
Según esto, es posible establecer niveles o áreas de entrenamiento
para la resistencia en las disciplinas deportivas. Hirvonen (1991) establece una relación de necesidades e implicaciones de diferentes tipos
de modalidades en atletismo con las que se puede comprobar cómo,
en función de la duración de la competición y la intensidad (potencia)
con la que se debe aplicar el corredor, se incide en distintas formas de
obtención de energía, así como en la implicación de los sustratos (figura 4.1).
Como es sabido, la cuantificación supone un procedimiento muy útil
para el control y establecimiento del entrenamiento. Si la totalidad de
las cargas se controla bajo el punto de vista exclusivo de las necesidades energéticas en unidad de tiempo, será más sencilla la cuantificación.
Para aclarar este concepto, se expone el siguiente ejemplo:
266
Resistencia y entrenamiento
Figura 4.1. Producción de energía en función de las necesidades de diferentes
tipos de ejercicios y modalidades del atletismo. Hirvonen (1991). Modificado.
A un deportista se le asignan en una misma sesión tres tareas distintas:
A. La primera consiste en un circuito de diez ejercicios dinámicos en
el que alterna cargas de 30 s de actividad con 1 min de pausa. Al
terminar realiza 5 min de trote muy lento.
CAPÍTULO 5
Metodología para el desarrollo del
entrenamiento de la resistencia
desde la perspectiva del plano
bioenergético
A lo largo de la historia los progresos en el entrenamiento de la resistencia han ido
apareciendo como consecuencia de la aplicación y evolución de los métodos de entrenamiento.
En este capítulo no se presenta una visión metodológica sino diferente, al menos con
la idea de dar un paso adelante para facilitar al entrenador una visión global del entrenamiento que le ayude, gracias a una mejor comprensión de los fundamentos, a
aplicar y orientar las cargas con mayor efectividad.
Un deportista puede realizar diferentes tareas (carreras de velocidad, ejercicios técnicos, saltos, ejercicios de fuerza, etc.). Si al final de una temporada se le pregunta qué
ha hecho, el galimatías que se puede encontrar puede acarrear confusiones ante la
heterogeneidad de dichas tareas. No obstante, existe una magnitud común referida a
la potencia del ejercicio que puede ayudar a atenuar el margen de error en la interpretación. Dicha magnitud está basada en una moneda de cambio común: la energía
consumida en unidad de tiempo (potencia). Para producir dicha energía tienen que entrar en acción, en mayor o menor grado, cada una de las vías metabólicas.
En este capítulo se utilizan los conceptos relativos al plano bioenergético (PBE), lo que
facilita un modelo metodológico para desarrollar la resistencia, ya que todos los conceptos relacionados con la capacidad, así como la totalidad de las cargas que se van
a aplicar, pueden ubicarse dentro de éste.
En función de la zona donde incidan las cargas, el entrenador podrá saber de manera bastante aproximada los efectos que puede provocar cada una y en cada momento. Por lo tanto, podrá diseñarlas sin necesidad de tener presente qué tipo de método
de entrenamiento debe aplicar.
El modelo del PBE puede resultar muy útil para el conocimiento y estudio de las diferentes modalidades de resistencia. Su conocimiento e interpretación parecen muy válidos para tratar con rigor el entrenamiento.
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Las modalidades de resistencia desde la perspectiva
de la energía consumida: aplicación del modelo del
plano bioenergético al entrenamiento de diferentes
modalidades de resistencia
Las modalidades de resistencia se han clasificado bajo un punto de
vista relacionado con la duración de la competición, con el condicionante de que se aplique la máxima potencia posible durante ese tiempo. La potencia y el tiempo de aplicación de ésta son fundamentos sobre los que se apoya el PBE y, por ello, todas las modalidades tienen
su lugar en dicho plano.
Las modalidades de resistencia en función de su duración
En el capítulo 2 se ha tratado la resistencia desde diferentes puntos
de vista. Uno de ellos, en el que se basa este libro, se refiere a la duración de la competición y, como consecuencia, a la cantidad total de
energía necesaria (capacidad) y a la energía consumida en unidad de
tiempo (potencia).
Un maratoniano gasta la energía de forma mucho más lenta que un
corredor de 400 m. Esta energía proviene de almacenes (sustratos) diferentes; dependiendo de la potencia, el músculo utiliza más cantidad
de sustratos procedentes de las grasas o de los hidratos de carbono.
Por lo tanto, los sustratos suponen otra característica determinante de
las diferentes modalidades.
La clasificación de las modalidades de resistencia que se emplea en
este libro se realiza en función de características que determinan o influyen en la competición. Por lo tanto, coinciden con el estadio de desarrollo de resistencia competitivo (tratado más adelante).
Todos los aspectos o las características que se han usado para la clasificación se han contemplado en el PBE, por lo que la clasificación a
CAPÍTULO 6
Entrenamiento de otras capacidades
en relación con la resistencia:
metodología desde la perspectiva
del modelo del plano bioenergético
En las modalidades en las que la resistencia supone un factor determinante o complementario o de apoyo, el resto de capacidades o subcapacidades intervienen muy
frecuentemente en presencia de fatiga. La mejor manera de atenuarla o soportarla es
el entrenamiento de resistencia. Por lo tanto, el resto de las capacidades (fuerza, velocidad e incluso técnica) deben trabajarse en una gran medida relacionándolas con
el entrenamiento de resistencia.
Para lograr estos objetivos existen dos posibilidades de trabajo:
Desarrollar estas capacidades en su aspecto básico y con el objetivo de aumentar
la base condicional de reserva, lo que quiere decir que hay que lograr que el deportista posea más fuerza, más velocidad y mejor dominio del gesto deportivo.
Basarse en esas mejoras y aplicar potencias más bajas para que el deportista
pueda mantener esas prestaciones durante todo el tiempo que permanezca en
competición.
Siempre que se realice un ejercicio, sea cual sea el objetivo de desarrollo e independientemente de la capacidad de la que se trate, se precisa una cantidad de energía
en unidad de tiempo. Por consiguiente, dependiendo de estas necesidades y en función de la modalidad deportiva, se tendrá que trabajar aplicando los mismos criterios
que se han propuesto para el desarrollo de la resistencia., lo que supone que puede
realizarse desde el punto de vista del modelo del plano bioenergético.
En lo que respecta al entrenamiento de la “otra” capacidad (la flexibilidad), no se va
a tratar de forma específica aquí. Se puede tratar bajo tres aspectos: preventivo, regenerador y favorecedor. En el aspecto preventivo y regenerador, que se trabaja mediante las técnicas de estiramiento, se dan por sobreentendidas; en cuanto al aspecto favorecedor o potenciador del rendimiento, según las características de la capacidad
elástica de recuperación tras un estiramiento, se superponen con las manifestaciones
de fuerza elástica y fuerza reactiva. Éstas últimas se tratan en el apartado referente a
la fuerza.
421
La fuerza y su relación con el entrenamiento
de resistencia
Según Verkhoshansky (2002), “la fuerza es un resultado dinámico de
cualquier movimiento deportivo que se manifiesta según sus componentes: velocidad de ejecución, resistencia que hay que vencer y duración del esfuerzo”.
La fuerza es la capacidad condicional por excelencia. Según se manifieste y, en función de la carga que se deba vencer, del tiempo en el
que se aplique o de la velocidad de ejecución, se aproximará hacia la
velocidad, hacia la resistencia o incluso hacia la flexibilidad. Un lanzador, cuando ejecuta el gesto deportivo, aplica una fuerza pero también
la aplica un maratoniano cada vez que se impulsa para proyectarse en
una zancada, o el ciclista cuando da un golpe de pedal.
Aspectos generales del entrenamiento de fuerza
Como base de la exposición que se realiza en este capítulo, se considera importante tratar algunos aspectos acerca de esta capacidad,
pues son determinantes en el entrenamiento. Según la forma de aplicar las cargas, se producen modificaciones y adaptaciones que inciden en el aumento del rendimiento del deportista, pero esto no sucede solamente con la fuerza; igualmente inciden en el rendimiento en
las modalidades de resistencia. Por ello se tratan de manera resumida algunas de las más significativas.
Adaptaciones principales al entrenamiento de fuerza
Todas las fibras musculares son susceptibles de modificarse mediante adaptaciones. Estas modificaciones dependen, entre otros aspec-
Entrenamiento de otras capacidades en relación con la resistencia
Figura 6.9. Ejemplo gráfico del efecto de la fuerza rápida. En la parte superior,
con cargas pesadas y a velocidades bajas, las fibras Ft (color claro) y las St (color
oscuro) empujan en la misma dirección, pero a velocidades más altas las St
trabajan en contraposición frenando la velocidad de ejecución al ejercer de freno.
En cambio, en la parte inferior, ante cargas ligeras y a altas velocidades, las fibras
St se inhiben dejando vía libre a las Ft, por lo que el movimiento es más rápido.
Bosco (2000). Modificado.
Figura 6.10. Clasificación de las manifestaciones de la fuerza y sus componentes
según Vitori (1988). Modificado.
439
450
Resistencia y entrenamiento
G. Badillo y Gorostiaga (1995) afirman que se puede mantener en el
tiempo la manifestación de la fuerza explosiva, de la elástica o de la
reactiva. Basándose en esto, no se considera del todo correcto hablar de resistencia de fuerza de una manera general; se entiende como más adecuado hacerlo de resistencia de manifestaciones de la
fuerza. Ésta determina la capacidad de mantener una o varias de
esas manifestaciones durante un tiempo establecido e, igualmente,
hace referencia a la capacidad de oponerse a la fatiga que puedan
originar.
El mantenimiento o la prolongación en el tiempo puede ser de forma
continuada, conservando una tensión constante o repetitiva y discontinua. Esto último se produce mediante el aumento de las repeticiones, lo que supone el caso más frecuente en deportes de resistencia
cíclicos.
La capacidad del sistema muscular debe oponerse a la fatiga provocada por esfuerzos relacionados con cargas superiores al 30% de la
Figura 6.15. Resistencia a las diferentes manifestaciones de la fuerza a partir el
modelo de clasificación de Vitori, (Vitori 1988).
CAPÍTULO 7
Aplicaciones prácticas para la
metodología de la planificación y
la programación del entrenamiento
de resistencia desde la perspectiva
del plano bioenergético
La planificación deportiva puede compararse con un viaje: cuando se va a realizar un
largo desplazamiento deben preverse todas las circunstancias (punto de partida, lugar de destino, etapas intermedias, etc.).
Al comenzar a planificar, el entrenador elabora un proceso que parte de una situación
inicial conocida; a partir de ella, se plantea los objetivos que se pretende alcanzar y la
forma de conseguirlos. A partir de este momento se encuentra en condiciones de llevar todo el proceso a la práctica.
La aplicación de los conceptos que se han ido desarrollando en este libro, especialmente los referentes al plano bioenergético, pueden resultar de gran ayuda y facilitar
la visión y comprensión de todo el transcurso.
En este capítulo se tratan tanto la planificación como la programación de la resistencia en las especialidades cuyo rendimiento está determinado por esta capacidad. Para ello se aplican los conceptos de la planificación general, que serán llevados posteriormente al terreno de la planificación deportiva.
Ante la inmensa cantidad de modalidades y especialidades no se desarrollan todas;
no obstante, dado que lo que se considera prioritario en este capítulo no es el resultado sino el proceso, se pretende exponer una metodología que resulte aplicable a todas las modalidades. Para ello se establecen las directrices mediante las cuales el entrenador pueda programar su propia especialidad deportiva.
Al final del capítulo se exponen ejemplos desarrollados de algunas planificaciones y
programaciones correspondientes a diferentes especialidades. A su vez, son justificadas y explicadas para ayudar al entrenador a comprender mejor la metodología propuesta.
545
Conceptos básicos sobre planificación
Planificar significa alejarse lo más posible de toda improvisación organizando, en la medida de lo posible y de forma ordenada, el devenir de los acontecimientos al objeto de lograr unos fines, objetivos o
metas previamente determinados (Mestre, 1997).
Solamente se puede planificar aquello que es planificable, lo que supone que puede ser manipulado por el hombre. Mestre expone aspectos y matizaciones que deben tenerse en cuenta en una planificación. A éstos se le ha añadido alguno interesante para los objetivos de
este libro. Así pues, la planificación reúne las siguientes características:
Resulta un proceso complejo relacionado con la anticipación de
un futuro incierto.
No puede estar alejada de las situaciones que se van presentando día a día.
Está vinculada a los problemas que se han de ir resolviendo.
Lleva implícita la metodología particular de la persona que planifica. Dentro de unas directrices generales, el planificador “deja su
sello” particular, ya que un mismo problema puede ser resuelto
de diferentes formas.
A pesar de ser minuciosa y bien estructurada, no garantiza el éxito, pero facilita muchas más probabilidades para lograrlo.
“Está viva” y en ella interactúan numerosas variables, muchas imprevistas, lo que obliga a rectificar y a adoptar medidas correctoras.
La planificación puede compararse con un camino que hay que recorrer. Si un individuo se plantea realizar un viaje largo por Europa, en el
momento de diseñarlo debe tener presentes diversos aspectos (figura 7.1):
1. Punto de partida. Hay que tener claro dónde se encuentra en el momento de comenzar, lo que supone el primer factor determinante
594
Resistencia y entrenamiento
Figura 7.26. Desarrollo de una planilla correspondiente a un microciclo semanal
para un corredor de 5.000 m durante un mesociclo de desarrollo específico en el
macrociclo invernal.
Comprobación periódica del proceso
Aparte de las competiciones secundarias es conveniente controlar el
proceso del entrenamiento que debe ser realizado día a día. Para ello
se pueden utilizar los métodos de evaluación y control que se han propuesto en el capítulo 1.
A plicaciones prácticas para la metodología de la planificación...
to del trabajo tendrá incidencia exclusivamente en el nivel regenerativo.
Figura 7.36. Diseño de una planificación correspondiente a la temporada de un
corredor de 800 m (RDM I). Se han programado cinco macrociclos: el primero
con diseño bajo pautas de cargas acentuadas y con objetivo principalmente
condicional de mejora del nVO2máx, los dos siguientes con similares directrices y
los dos últimos mediante aplicación de cargas concentradas y algunas variantes.
Ejemplo 3: Diseño de una temporada para un especialista
de 5.000 m (RDL I) (figura 7.37)
Se trata de la planificación de una temporada para un corredor de
5.000 m cuyo objetivo principal es el de participar en los Juegos Olímpicos en esta especialidad. La temporada está dividida en cinco macrociclos, que, a su vez, se han programado con otros objetivos principales.
Macrociclo 1
Pista cubierta: su objetivo consiste en alcanzar la final en el campeonato del mundo de pista cubierta en la especialidad de 3.000 m, para
619
A plicaciones prácticas para la metodología de la planificación...
Figura 7.40. Representación de una planificación teórica para una modalidad de
RDM I con el modelo de cargas predominantes.
En su posible aplicación deberá ser de nuevo el entrenador, a través
de la práctica, quien decida las posibles variantes y la forma de secuenciar los diferentes microciclos.
Para terminar, aun a riesgo de resultar un modelo relativamente utópico, la tendencia que se observa en la planificación deportiva induce a
pensar que, si no exactamente este modelo, es muy posible que en un
futuro haya entrenadores que apuesten por la evolución hacia alguno
otro similar.
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639
REFLEXIONES FINALES
Para terminar, conviene insistir en que con este libro no se ha pretendido descubrir ningún principio del entrenamiento ni tampoco metodizar algo diferente; lo único que se ha procurado es facilitar al entrenador una visión útil que le permita determinar, de una manera más
aproximada a la realidad del entrenamiento, las diferentes características de las cargas con implicaciones en la capacidad de resistencia u
otras capacidades que deban ser trabajadas teniendo en cuenta el
consumo de energía.
La comprensión de todos esos procesos, así como su utilización en la
planificación, programación y ejecución del entrenamiento de resistencia, ha de resultar más útil y sencilla si se tiene en cuenta la ubicación de cada una de las cargas en el plano bioenergético.
Por todo ello, si se ha logrado transmitir al lector las ideas fundamentales, incluso los métodos de entrenamiento puros pueden ser obviados. A partir de aquí, aplicando de manera simplificada los conceptos
que se exponen, se puede concluir que el entrenamiento de la resistencia consiste en la aplicación de dos premisas:
1. La aplicación del entrenamiento basándose en las directrices del
modelo del plano bioenergético.
2. La aplicación del método más eficaz para el entrenador experimentado: “el sentido común”.
Estimado lector: muchas gracias por su tiempo y ¡mucha suerte!
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