Implicaciones del empleo de los sistemas inteligentes en los sistemas de producción, por una mediación entre la parte humana y la parte tecnológica de una empresa. Juan Felipe Soto Gomez En el mundo actual es un hecho de que el sistema capitalista se está estableciendo cada vez más dentro de nuestra sociedad, convirtiéndose así en el día a día de todos los seres humanos. Debido a esto, las empresas necesitan garantizar que se satisfaga toda la gran demanda por parte de los consumidores. Esto, agregándole al aumento de la competitividad en el mundo, donde todas las empresas buscan ser la mejor, se ha visto la necesidad de considerar mejorar los procesos para conseguir una buena productividad. Para ello, con este objetivo se ha implementado el uso de las inteligencias artificiales (IA) dentro de las CS también llamadas cadenas de suministros, representando así para las empresas una mayor eficiencia a un menor costo. Sin embargo, el uso de estas tecnologías también ha generado polémica, ya que puede suscitar sobre los trabajadores implicaciones bioéticas, provocando dentro de la empresa un desequilibrio humano. Por esta razón basándome en ambos puntos de vista propongo una aplicación consiente y moderada de las IA para poder mejorar la productividad de las empresas sin impactar en mayor medida la calidad humana de esta. Para comenzar, es fundamental aclarar que las CS son una red de empresas que produce, vende y entrega un producto o servicio a un segmento de mercado determinado. Esto quiere decir que una CS implica a su vez una serie de procesos de planificación, puesta en ejecución y control de las operaciones de red de suministros, con el simple objetivo de satisfacer las necesidades del cliente con tanta eficacia como sea posible [1]. Es por eso por lo que en este contexto se sabe que es necesario el uso de diversas herramientas, diferentes a las tradicionales, para poder garantizar así la eficiencia de la cadena de suministros y cumplir con el competitivo mercado exigente de hoy en día. Entre esas herramientas se pueden encontrar los sistemas integrados con la (IA) que en este mundo actualizado se ha convertido en una ventaja significativa para los sistemas de producción. Según se menciona en la investigación de Icarte Ahumada [1], es un hecho que las empresas, especialmente las chinas, estadounidenses e indias, en los últimos años, han implementado tecnologías de las (IA) en sus CS. Todavía más, especialmente entre todas las (IA) puestas en acción, ya que de las (IA) se abre un abanico de tecnologías diferentes para soluciones diferentes, se destacan los Algoritmos Genéticos, los Agentes Inteligentes y las Lógicas Difusas, debido a que, su aplicación en consecuencia genera excelentes resultados para las empresas. En primer lugar, los algoritmos genéticos, que son los encargados de resolver problemas de optimización a través de funciones matemáticas objetivas, estos apoyaron y optimizaron todos los procesos producción a través de simulaciones de los procesos. En segundo lugar, los agentes inteligentes, que son entidades autónomas que actúan sobre un entorno con el objetivo de cumplir un fin, en consecuencia, permitieron obtener una CS más ágil, flexible y coordinada. Por último, se encuentran las lógicas difusas, que son un enfoque basado en grados de pertenencia en lugar de verdadero o falso, ayudó a las empresas a adaptar mejor los términos y condiciones de la empresa a mundo real. Sin embargo, la aplicación de las tecnologías asociadas con la (IA) han ocasionado dentro del campo humano de las CS un gran problema, tanto de orden ético como cultural y social. Para empezar, podríamos analizar el contexto de la (IA) en el área de la medicina, donde estas tecnologías tendrán que comprender las actividades de los médicos a nivel profesional, y así poder crear sistemas que lleven a cabo acciones del intelecto médico. Así mismo, las tareas capaces de ser resueltas por los médicos pueden ser de tipo reproductivas, que son en las que se dispone de todos los medios para ser llevadas a cabo, y de tipo creativas, que a diferencia de las reproductivas las condiciones no son óptimas y es necesario de capacidades y habilidades únicas de cada médico para su correcta realización. Es de aquí donde, las tecnologías asociadas con la (IA) al no poseer la capacidad de acumular conocimientos, experiencias ni habilidades no pueden comprender y adoptar una problemática para poder tomar decisiones recursivas, por lo que es necesario de un intelecto natural y no artificial, es decir que es necesaria la parte humana [2]. Analógicamente, aunque no sea un ejemplo referente a las CS se puede aplicar en el mismo contexto, dado que las (IA) no pueden remplazar al ser humano en todos procesos, por su manera limitada de procesamiento de datos considerada vital para circunstancias del mundo real. Llegado a este punto, considero sustncial exponer [3], que consiste en una investigación en donde se estudió las empresas más grandes de la ciudad de Manizales, con el objetivo de analizar y determinar las consecuencias que se produjeron al introducir las (IA) en las CS y así poder lograr una integración balanceada entre los componentes humanos y tecnológicos. Ante todo, la investigación concluyó en que el principal elemento a valorar son los empleados del nivel operativo, ya que estos son los que están en constante contacto con las nuevas tecnologías y son los más impactados por ellas y por esta razón el estudio evidenció los siguientes tres elementos. Primero, se encontró que la implementación de las (IA) genera en los empleados un alto grado de motivación, ya que puede significar para ellos un nuevo reto de aprendizaje. Segundo, también se encontró que el estrés, no está asociado a la implementación de las nuevas tecnologías, sino a las cargas laborales y altas responsabilidades. Por último, los empleados de las empresas de Manizales están conscientes de necesitar capacitaciones para manejar las nuevas tecnologías, así que las fábricas de la ciudad ofrecen a sus empleados capacitaciones para poder lograr una mejor convivencia humano-máquina. Finalmente, considero que todo el mundo y todos los habitantes que lo conforman están pasando por un gran momento de cambio, tanto social como cultural, dado a la progresiva evolución de la tecnología que se ha dado a lo largo de estos últimos años y el cual, a mí parecer, la considero inevitable. De manera que, como no podemos detener el progreso tecnológico y los cambios que ha generado su desarrollo, la mejor opción vendría siendo encarrilar esta tecnología para que el día de hoy forme a ser únicamente una herramienta que ayude al ser humano y no lo perjudique o lo sustituya. Con respecto a lo anterior, la aplicación de las (IA) en el campo de las CS se ha convertido, como bien antes se ha expuesto, en una necesidad de las empresas, puesto que ayudan a mejorar el rendimiento y la eficiencia de estas a un menor costo, sin embargo, las (IA) a su vez traen consigo implicaciones bioéticas relacionadas con su limitación frente lo humano. En conclusión, la tecnología no tiene la capacidad de remplazar la parte humana de una empresa, por lo que la única manera de establecer un equilibrio entre la relación humanomáquina en una CS es el reconocimiento de los pros y contras de la aplicación de las (IA), por esta razón, invito a las empresas a reconocer todas las implicaciones que provoca el uso de las tecnologías, para poder lograr un ambiente de trabajo como lo bien ha expresado J. D. Leyton [3], en donde el personal humano coopera junto a las máquinas en una misma empresa sin perjudicar a ninguno de los actores, o es que ¿ambos no son igualmente escenciales para la formación de la empresa? Referencias [1] G. A. Icarte Ahumada, «Aplicaciones de inteligencia artificial en procesos de cadenas de suministros: una revisión sistemática.,» INGENIARE, vol. 24, nº 4, pp. 663-679, 2016. [2] J. A. Villalba Gómez, «Problemas bioéticos emergentes de la inteligencia artificial,» Diversitas, vol. 12, nº 1, pp. 137-147, 2016. [3] J. D. Leyton, «Efectos laborales vinculados al uso de técnicas de inteligencia artificial,» Universidad & Empresa, vol. 16, nº 26, pp. 211-249, 2014.