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DESEQUILIBRIO, INJUSTICIA Y DESORDEN DE LA PÓLIS EN LAS EUNOMÍAS DE TIRTEO DE ESPARTA Y SOLÓN DE ATENAS

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CUYO
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
CÁTEDRA: LENGUA Y CULTURA GRIEGA I
DESEQUILIBRIO, INJUSTICIA Y DESORDEN DE LA PÓLIS
EN LAS EUNOMÍAS DE TIRTEO DE ESPARTA Y SOLÓN DE ATENAS
Por: Mariana Lourdes Manzanares Peralta
Reg.n°:24584
Directora: Prof. Dra. Elbia Haydé Di Fabio.
Mendoza, 20 de diciembre del 2017.
2
Introducción
Presentamos, por pedido de la cátedra, nuestra monografía para el examen final de Lengua
y Cultura Griega I. El objetivo del mismo consiste en observar las causas del desequilibrio, la
injusticia y la corrupción de la pólis en las Eunomías de Tirteo de Esparta y Solón de Atenas.
Pretendemos llevar adelante un trabajo comparativo desde el punto de vista literario, por un lado,
e histórico-social, por el otro. Para ello, hemos estructurado nuestro texto en las siguientes partes:
en primer lugar, trataremos a grandes rasgos el periodo de la lírica griega arcaica- al cual
pertenecen los autores seleccionados-. A continuación, esbozaremos características generales del
subgénero utilizado por los poetas: la elegía. Seguidamente, recorreremos el contexto históricosocial en el que surgieron las Eunomías, para, de ese modo, introducirnos en la cosmovisión de
Tirteo y Solón. Luego analizaremos ambos poemas para vislumbrar la problemática planteada. Por
último, intentaremos dar algunas conclusiones. Hemos seleccionado, para el estudio de las fuentes,
la edición bilingüe y traducción de Francisco Rodríguez Adrados.1
Lírica griega arcaica: algunas aproximaciones
En la concepción griega el término “lírica” hace referencia a una forma de poesía apropiada
para el canto, ya fuera acompañada o no por la lira. López Férez considera que:
“[…] por oposición a la épica cantada (aeídein) por el aedo con
acompañamiento de fórminge, instrumento de cuerda, la lírica, desde el
siglo VII, es cantada a los sones de la doble flauta (aulós): tanto la elegíaca
(constituida de dísticos elegíacos), como la yámbica. La flauta viene
asociada a la música asiática desde Homero (II. X 13), y, como es bien
sabido, la lírica literaria griega comienza con brío en tierras cercanas a Asia
(las islas), o en la propia Asia (Jonia) […]2 (1991: 28)
Algunos críticos consideran que, si bien la lírica alcanzó su apogeo entre los siglos VII y
V a. C., es posible encontrar su origen en el siglo VIII, gracias al surgimiento de las grandes
festividades griegas-entre ellas la celebración de los primeros Juegos Olímpicos alrededor del 776
a. C.-. Estos comienzos contribuyeron notablemente en el desarrollo de la lírica en sus diversas
manifestaciones. Sin embargo, se trata de una lírica preliteraria, ya que no se fijó por escrito,
aunque sus rasgos típicamente orales se encuentran patentes en la obra de elegíacos y yambógrafos
posteriores. Si bien los tiempos de la épica, los héroes y las grandes hazañas han pasado, dejan
Rodríguez Adrados, F. (1957). Líricos griegos: elegíacos y yambógrafos arcaicos (siglos VII y V a. C.). Vol n° 1,
Barcelona: Alma Máter.
2
López Férez, J. A. (1991). “Lírica y sociedad en Grecia arcaica: una contribución.” En: EPOS. Revista de Filología.
Vol. nº 7, 1991. Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia. Recuperado el 16 de diciembre de 2017
desde: http://revistas.uned.es/index.php/EPOS/article/view/9725/9271
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3
profundas huellas en las nuevas formas poéticas. Un siglo más tarde gracias a la organización de
Juegos musicales en las grandes ciudades con el patrocinio de los príncipes y de los santuarios, se
continúa la antigua lírica popular por medio de concursos de lírica literaria culta. De ese modo se
originan géneros diferentes, cada cual con sus ritmos, dialectos y temas originales.
Se trata, en definitiva, de poesía cantada en ambientes festivos-ya sea en honor a los dioses
o a los hombres-, ante un grupo de participantes que intervienen en la celebración poética. En ella
domina una estructura ternaria compuesta por un proemio, un centro y un epílogo. Está dirigida
por un “yo”, poeta local, que se define a sí mismo, a veces, dando su nombre por medio de un
sello, a un “tú”-compatriota-, sobre el que quiere ejercer un influjo. Es consciente de su sabiduría
y originalidad porque, en cuanto creador, sabe combinar ritmos y palabras. Muestra
orgullosamente su propia individualidad. Podría compararse con un fabricante con clara
conciencia de su técnica y una rigurosa maestría en su hacer. Los poetas de este periodo
continuaron y desarrollaron temas de Homero y Hesíodo, de las tradiciones religiosas de las
distintas ciudades y de los santuarios3.
“El poeta, ahora está inserto en su propia realidad y es a ella a la que se
refiere con sus propias creaciones. Su poesía deviene ahora, en sus manos,
un poderoso instrumento para revelar a sus contemporáneos su sapiencia en
la observancia de las situaciones concretas y vitales y; a la vez, en una
decisiva herramienta para convencer, persuadir racionalmente, explicar
errores pasados o presentes, predecir acontecimientos futuros, mover a la
acción y aplicar estos nuevos saberes a la vida cotidiana individual y
comunitaria. Es por esta razón que el poeta goza de prestigio en su
comunidad, se convierte en una especie de líder-orientador para sus
conciudadanos para guiarlos en el modo de observar la realidad, de
interpretarla y de actuar en ella.” (Ciccarelli, 2013: 6)
Por otra parte, podemos observar que el auditorio también se ha modificado. Pretende
conocer las situaciones reales y actuales de un hoy que se desarrolla entre la conservación de una
gloriosa tradición mítico-religiosa-heroica, y una configuración y modo de concebir el mundo, los
dioses, los hombres, la comunidad, novedosa, cambiante y con rupturas. El hombre busca y
requiere nuevas respuestas y acciones, prácticas humanas, en un presente y una realidad concretas,
en otras palabras, práxis y soluciones al aquí y ahora.4 Se trata de poemas cantadas ante un
auditorio, al que se trata de incitar a la acción. Los oyentes participan en una fiesta, en un banquete
o en una guerra, muchas veces, actos organizados por la misma ciudad.
Rodríguez Adrados, F. (2000) “Lírica griega”. En: López Férez. J. A. (coord.) (2000). Historia de la literatura
griega. Madrid: Cátedra, pp. 106-115.
4
Ciccarelli, G (20213). La lírica griega arcaica: la elegía y el yambo. Solón: el sabio educador político. Mendoza:
Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Filosofía y Letras.
3
4
Los textos que han llegado hasta nosotros se deben al canon de los nueve poetas líricos
editados, comentados y estudiados en Alejandría en la antigüedad tardía.
La elegía
Hemos decidido tratar a continuación la elegía como subgénero lírico elegido por nuestros
autores para sus Eunomías. El Diccionario de la Real Academia Española define la elegía así:
“(Del lat. elegia, y este del gr. ἐλεγεία) 1. f. Composición lírica en que se
lamenta la muerte de una persona o cualquier otro acontecimiento
infortunado. 2. f. Entre griegos y latinos, composición en dísticos elegíacos,
formados por hexámetros y pentámetros, de múltiples temas.”5
Nacida en el siglo VII a. C., continuó escribiéndose y recitándose hasta el final de la
Antigüedad. Eran cantadas por un poeta mientras un flautista tocaba la doble flauta. Se cree que
surgió en Asia Menor y en las islas próximas. Desde el punto de vista métrico, utiliza el verso
estíquico (trímetro yámbico, tetrámetro trocaico cataléctico, coliambo) de pequeñas estrofas de
dos versos y dísticos elegíacos y epodos yámbicos. Las elegías eran poemas mucho más simples
y, en consecuencia, más populares. Presentan una temática muy amplia: temas privados y públicos
en los que el poeta se ve envuelto, consideraciones y reflexiones sobre los dioses y la vida humana,
exhortación a la guerra, justificación política y epigramas funerarios y dedicatorios. Se constituía
en forma elegida para los himnos y canciones de duelo. Utiliza una lengua homérica jonizada. Se
difundió por todas partes.6
La elegía era cercana a la epopeya por el metro de sus versos, pero se diferencia de ella por
la brevedad de sus canciones, las cuales eran construidas en estrofas de dos versos. Entre sus
objetivos específicos encontramos la admonición, la enseñanza y la reflexión. Tenía un carácter
público y semipúblico. Si bien el poeta se dirige, en primer término, a un individuo en particular,
en realidad, se dirige al conjunto de los que se encuentran en una situación semejante. Cuando
habla de sí mismo, toma la propia persona sólo como un ejemplo.7
“De los discursos de la epopeya procede su carácter exhortativo, aunque
ahora la exhortación se refiere a situaciones reales del presente. También se
toman de la epopeya ciertas descripciones; y el lenguaje y la métrica están
muy influidos por ella. El dístico elegíaco formado por un hexámetro y un
pentámetro llegó a constituir un género literario que daba expresión a todas
las necesidades y al nuevo espíritu del mundo arcaico. El dístico elegíaco,
con su ritmo que se quiebra a intervalos regulares, no es apropiado para la
5
DLE. Madrid: Espasa-Calpe. Recuperado el 16 de diciembre de 2017 desde: http://dle.rae.es/?id=EWV24GQ.
Rodríguez Adrados, F. “Lírica griega” … pp. 117-120.
7
Fränkel, H. (1993) Poesía y Filosofía de la Grecia griega arcaica. Una historia de la épica, la lírica y la prosa
griegas hasta la mitad del siglo quinto. Madrid: Visor, p. 154.
6
5
narración y, en cambio, facilita la organización del pensamiento en frases
breves y equilibradas, a base de antítesis y paralelismos, muy de acuerdo
con el estilo y el pensamiento arcaicos. La elegía es por antonomasia la
poesía de la exhortación y la reflexión sobre los temas más diversos: la
guerra, el gobierno, el sentido de la vida humana.” (Muñoz Valle, 1972: 3637)
A partir del estudio del léxico (élegos: lamento, canto de duelo), Weinreich considera que
la elegía nació en el banquete fúnebre, en que se celebrarían las virtudes del muerto y se harían
consideraciones de duelo junto a la alegría báquica. Otros críticos creen que debió haber sido
creada por aedos, que previamente cantaban poesía hexamétrica, de las ciudades griegas de Asia
o en las islas próximas. Habría desarrollado un esquema métrico más lírico, admitiendo elementos
asiáticos como la flauta y los temas trenéticos, pero dejando una profunda huella de lo épico en la
lengua y en los temas. Este aedo u otros difundieron el género en sus viajes por Grecia y, por tal
razón, podemos encontrar un desarrollo uniforme del mismo en todas partes.8 A pesar de no tener
certezas sobre su origen, sí podemos afirmar con toda seguridad que “la elegía es literatura desde
sus comienzos, ha nacido con fines exclusivamente literarios” (López Férez, 1991:28)
Contexto histórico-social: Esparta y Atenas, dos idiosincrasias opuestas
En este apartado quisiéramos hacer una síntesis sobre las situación histórico-social en la
cual Tirteo y Solón escriben sus Eunomías con el objetivo de comprender las idiosincrasias
espartanas y atenienses que motivan que sus respectivos textos, los cuales, pese a tener un eje
temático común (desequilibrio, injusticia y desorden), muestran grandes diferencias en cuanto a
las causas que engendran dichos males.
La época arcaica, en la que situamos a Tirteo y Solón, se desarrolló entre la segunda mitad
del siglo VIII hasta el comienzo del siglo V, en otras palabras, se trata del periodo de tiempo
transcurrido entre Homero y las Guerras Médicas. Entre las fuentes de estudio que poseen los
historiadores encontramos los poemas épicos de Hesíodo (s. VII a. C.) y los fragmentos de los
líricos arcaicos griegos. De estos últimos afirma Gschnitzer (1986:72)
“En estos poemas se refleja de la mejor y más fiel manera, con mucho, los
pareceres, tensiones y tendencias de la época, tanto más cuanto que la poesía
servía a menudo directamente de arma en la lucha política”.
La época arcaica se caracterizó, a grandes rasgos, por un importante incremento de la
población, que desencadenó la gran colonización ultramarina, gracias a la que se fundaron nuevas
ciudades-estados independientes en las riberas del Mediterráneo y del Mar Negro, principalmente
8
Rodríguez Adrados, “Lírica griega” … pp. 117-120.
6
en sitios donde existía territorios fértiles que podían ser aprovechados con los cultivos habituales
de los griegos, la vid y el olivo. Esta primera colonización tuvo un carácter predominantemente
agrario. La intensificación y especificación de la agricultura llevó consigo una reestructuración de
la economía, ya que el abastecimiento de las economías domésticas, ciudades y regiones sufre un
retraimiento, mientras que el intercambio de productos se desarrolla ampliamente. Por esta razón,
las primeras colonias de ultramar impulsaron el comercio, que implicó el ascenso del mundo
helénico a la supremacía y una amplificación de sus horizontes. Poco a poco se despliega el
comercio y la industria, según modelos orientales y luego de forma más autónoma9.
Desde el punto de vista cultural, por el influjo de Oriente, observamos algunos cambios de
cosmovisión. Se contempla el mundo con otros ojos, se vive más conscientemente, se reflexiona
sobre lo propio y se critica la tradición heredada. Un elemento de extraordinaria importancia para
la producción y desarrollo de la lírica literaria desde sus comienzos es el surgir de las ciudades
griegas porque en ellas se dieron circunstancias distintas a las propias de las metrópolis originarias.
Efectivamente, junto al sentimiento particularista traído desde la Grecia peninsular, brotó el
individualismo propio de quien ha abandonado su solar patrio y todo vínculo tradicional. No
obstante, se mantenía latente la viva conciencia de ser helenos, y, por tanto, diferentes de las
poblaciones indígenas. De la vida en común propia del territorio peninsular griego basada en un
sistema feudal, aristocrático, se pasó a un sentimiento político diverso establecido sobre la ley y el
orden. Por estos motivos, surgen la personalidad individual y el sentido de orden y justicia propio
de la ciudad. Tales realidades políticas y sociales debieron de contribuir al surgimiento de la lírica
en las ciudades griegas de Asia Menor. La ciudad, entre los líricos, es un tema de gran relevancia,
desde Arquíloco hasta Píndaro. El poeta lírico suele dirigirse a una ciudad entera (Arquíloco,
Tirteo, Calino Alcmán, Estesícoro, Solón, Píndaro), o a un grupo de ciudadanos (Alceo, Safo), o
a una sola persona (Safo)10.
Con respecto a la formación del Estado, la Aristocracia dejó de trabajar el campo, para
vivir sistemáticamente del trabajo de los esclavos y campesinos, pero se dedicó a la participación
como guía en la causa pública, guerras, litigios, administración de la justicia y disfrutando de la
caza y el deporte, la música y poesía. La realeza comienza a decaer porque el poder de los reyes
había sido restringido constitucionalmente por el Consejo y la Asamblea popular, organismos que
quedaron a cargo de la auténtica conducción política, del supremo poder policial y de la justicia.
Gschnitzer, F. (1986) Historia Social de Grecia: Desde el Período Micénico hasta el Final de la Época Clásica.
Madrid: Akal., pp. 71-119.
10
López Férez, J. A. “Lírica y sociedad en la Grecia arcaica: una contribución” … pp. 29-31
9
7
El rey, en el caso de Esparta, tenía únicamente como función la de general del ejército. En la época
arcaica el derecho, de origen consuetudinario, fue puesto por escrito en público y la juventud tenía
la obligación de aprender las normas de memoria. Todos los cambios mencionados anteriormente
contribuyeron a una reorganización social.11
Como sintetiza Muñoz Valle (1972: 33-34), desde el siglo VIII a. C. Grecia se enfrentó a
una grave crisis económica. Las diversas soluciones que los pueblos griegos aportaron a esta crisis
decidieron su destino definitivo a lo largo de toda la Antigüedad. Esparta para resolverla optó por
sojuzgar a un pueblo hermano, a Mesenia, arrebatándole sus tierras y reduciéndolo a la esclavitud.
Esta solución afectó el destino de Esparta porque, para mantener sumisos a los vencidos, que se
sublevaron repetidas veces, se vio obligada a montar una guardia permanente, a convertirse en una
ciudad-cuartel, a educar a sus hijos exclusivamente para la guerra. Por ello, la participación de los
ciudadanos espartanos en la educación militar los convirtió en una especie de casta aristocrática,
libre de las preocupaciones del trabajo. Las instituciones se anquilosaron y, posteriormente, se
abandonó la cultura del espíritu, encerrándose en sus propias fronteras, sin ningún contacto con el
mundo exterior. La división en castas infranqueables se volvió más rigurosa y se detuvo la
evolución de las instituciones para evitar cualquier tipo de innovación. Esparta se convirtió en un
prototipo de Estado reaccionario y de civilización estancada. Sin embargo, hasta la guerra con los
mesenios, este pueblo había sido semejante a las demás comunidades griegas, con las que
compartía la misma tradición cultural y espiritual. Jaeger (1968:86) asevera que “Esparta halla, en
cambio, un lugar preponderante en la historia de la educación” porque el estado representa “una
fuerza pedagógica en el sentido más amplio de la palabra.”
Por el contrario a Esparta, Atenas y otras pólis, encontraron la solución ante la grave crisis
económica por medio de la transformación de su agricultura para el consumo interno en agricultura
para la exportación, lo que implicó, el nacimiento de la industria y el comercio y la aparición de
nuevas clases sociales que, conscientes de su importancia en la comunidad, reclamaron un puesto
en el cuadro político. Así se inició una evolución que había de llevar paulatinamente hasta los
esplendores de la época clásica y en cuyos albores aparece Solón, cuya principal tarea consistió en
buscar el equilibrio entre el poder en manos de los nobles y, a su vez, contentar a las clases
inferiores para evitar el peligro de que se arrojaran en brazos de un tirano. Para ello, llevó a cabo
una reforma legal, principalmente en el derecho de deuda. En las leyes previas a Solón, por las
deudas adquiridas gracias a préstamos que no se pagaban en tiempo y forma, el acreedor podía,
11
Gschnitzer, F. (1986) Historia Social de Grecia …
8
entre otras cosas, disponer de la vida del deudor, vendiéndolo como esclavo en tierra extranjera o
trabajando en su propia hacienda. Esta circunstancia provocó, por un lado, que muchos campesinos
vivieran en una gran miseria y por otro, conflictos sociales en los que las clases inferiores luchaban
para obtener posibilidades de ascenso y cargos. Para solucionar este problema, Solón abolió el
gravamen hipotecario sobre las heredades, decretó la exoneración de las prendas, alejando las
situaciones de esclavitud y rescató a las víctimas de ejecución personal vendidas en países
extraños. Por otro lado, el desarrollo del comercio había creado una nueva clase de hombres que
buscaban participar en el poder. Sumado a ello, la clase campesina arruinada y en manos de una
aristocracia de terratenientes, que los vendía al exterior, se quedaban con sus tierras y acumulaban
grandes fortunas. Los dirigentes del pueblo solicitaban un nuevo reparto de las tierras, la abolición
de las deudas y nuevas leyes y forma de gobierno no oligárquicos. La situación en Atenas era de
profundos conflictos sociales. No obstante, gracias a las medidas de política legal, que se
complementaron con otras económicas, Solón, logró, de ese modo, la paz social.12
Desequilibrio, injusticia y desorden de la pólis en las Eunomías de Tirteo y Solón
Llegando ya al final de nuestro trabajo, en este último apartado analizaremos en detalle las
Eunomías de Tirteo y Solón para encontrar las causas del desequilibrio, la injusticia y el desorden
de la pólis. Intentaremos vislumbrar las diferencias históricas, idiosincráticas y culturales en los
motivos que ambos autores presentan para justificar la situación crítica de Esparta y Atenas y, a
su vez, las lecciones morales para rescatar ambas ciudades-estados de sus respectivas crisis.
Antes de adentrarnos en los textos, esbozaremos una breve definición de la “Eunomía”. En
la Teogonía de Hesíodo, Eunomía es una diosa, hija de Zeus y Temis (la justicia divina), y por
tanto hermana de las Horas, de Dike (la justicia humana) y de "la floreciente Irene" (la paz).
Asimismo, en el Himno homérico XXX se dice que "abundante fortuna y riqueza acompañan" a
la ciudad gobernada por Eunomía. Lo mismo cuenta Píndaro en la Olímpica IX, donde además la
llama sóteira, "salvadora", y megalódoxos, "muy ilustre". Píndaro asimismo incluye a "la
entrañable Eunomía" entre los dones que regala el dios Apolo a los hombres, junto con los
remedios de las enfermedades y los oráculos. Posteriormente, la Eunomía guardará una estrecha
relación con las conductas éticas, puesto que este término designaba un concepto abstracto en el
cual se conjugaba lo político, lo ético y lo psicológico.
“Vemos como el término eunomía, haciendo eco de una antigua tradición
poética, se muestra como opuesto a la arrogancia y la soberbia, pero
también, en un plano colectivo, a la disensión y la confrontación, en otras
12
Ídem.
9
palabras, a todo extremo que se aleje de la moderación y la convivencia.
Punto de encuentro entre lo individual y lo colectivo, entre lo psicológico,
lo ético y lo político, el concepto sirve como catalizador de las tensiones
políticas, como moderador de las pasiones naturales que surgen de los
conflictos de intereses, pero sobre todo como herramienta para la
convivencia social.” (Navas Contreras 2014)
Pocos datos certeros se tienen sobre Tirteo. Se cree que fue un poeta-soldado espartano que
vivió a fines del siglo VII a. C., tiempos en los que los espartanos luchaban por segunda vez contra
los mesenios sublevados, a quienes habían sometido un siglo antes. Esparta sufrió una importante
derrota en la batalla de Esteniclaro y, posteriormente, durante el sitio de Ira, estalló una revuelta
en la pólis. Por estas razones, Tirteo compuso su Eunomía para calmar dicha revuelta y persuadir
para que se continuara con la guerra. Se ha podido reconstruir esta elegía gracias a algunos
fragmentos citados por autores antiguos y por un papiro berlinés. Nuestro poeta se encuentra
históricamente entre una Esparta abierta y en contacto con el exterior y otra totalmente distinta,
cerrada, convertida en un estado-campamento, intentando sofocar cualquier tipo de rebelión por
parte de sus súbditos.13
La Eunomía de Tirteo comienza recordando el origen divino de Esparta:
“Porque el mismo Zeus Cronida, esposo de Hera, la de bella corona, ha
entregado esta ciudad a los Heraclidas, en cuya compañía abandonamos el
ventoso Erineo y lleguemos a la extensa isla de Pélope” (fr. 2)
A continuación, el poeta presenta el oráculo de Delfos, por el cual se reafirmar la forma de
gobierno dada por la constitución de Licurgo. Se establece una jerarquía de poder: en primer lugar,
debían gobernar los reyes, luego los ancianos y, finalmente, el pueblo. Cada cual debía responder
obrando con justicia y jamás podían decidir alguna cosa que causara daño a la ciudad. Sin embargo,
que “la victoria y la decisión final sea del pueblo” (fr. 3). Seguidamente, Tirteo recuerda al primer
rey espartano conocido: Teopompo y a los antepasados de los ciudadanos, quienes conquistaron
Mesenia y los coloca como ejemplos para sus contemporáneos, que estaban luchando nuevamente
contra los mesenios. En el fragmento siguiente, el autor describe la dolorosa situación de los
mesenios derrotados para que los espartanos, imaginando los sufrimientos del enemigo en otro
tiempo derrotado, se esforzaran aún más en la lucha y, de ese modo, alcanzaran la victoria. Luego,
el texto alcanza y mantiene su clímax por medio de una serie de exhortaciones a los jóvenes, en
las cuales los impulsa a luchar por su patria:
“Porque es hermoso que un valiente muera, caído en las primeras filas,
luchando por su patria.(…) Así pues, oh jóvenes, luchad unidos y no deis la
13
Rodríguez Adrados, F. (1957). Líricos griegos: elegíacos y yambógrafos arcaicos… pp. 117-127
10
señal de la huida vergonzosa ni del miedo; haced grande y fuerte en el pecho
vuestro corazón y no tengáis amor por vuestras vidas cuando lucháis con el
enemigo; ni huyáis abandonando a los de más edad (…); en un joven, en
cambio, todo es decoroso mientras posee la brillante flor de la amable
juventud: vivo, su vista produce admiración a los hombres y amor a las
mujeres; caído en las primeras filas, es un héroe (…)” (fr. 6)
En este fragmento observamos una constante antítesis entre los valientes y los cobardes.
Desde el punto de vista ético, aquellos que arriesgan sus vidas son “buenos”, “héroes”, “modelos”,
mientras que los que huyen de la batalla son “malos”, “deshonrados”, “infames” y “viles” porque
causan graves males a sus compañeros en la batalla, entre ellos, a los mayores. Concluye
arengando a que cada uno permanezca firmemente en su puesto. Inmediatamente después, Tirteo
describe vivamente una situación de combate y recomienda algunas tácticas de ataque. Ya
cerrando el poema, el autor define su propia concepción de areté, que se identificará, como
cualidad excelente, con el valor guerrero:
“(…); pues no es un valiente en la guerra el que no ose contemplar la
matanza sangrienta y ataque al enemigo acercándosele. Esta es la verdadera
cualidad excelente, este es, entre los hombres, el premio agonal mejor y más
hermoso de lograr para un joven. Es un bien común para la ciudad y el
pueblo todo el que un guerrero, con las piernas bien abiertas, se mantenga
firme en la vanguardia sin cansancio, se olvide enteramente de la huida
vergonzosa, exponiendo su vida y su corazón sufridor, y enardezca con sus
palabras, acercándosele, al soldado cercano: este es el hombre bueno en la
guerra (…)” (fr. 8)
El hilo conductor de este concepto continúa en el fragmento n° 9 como el “premio agonal
mejor y más hermoso de lograr para un joven” y no solo ello, sino que la areté como valor guerrero
se extiende a toda la ciudad y al pueblo, porque, mediante el triunfo en la guerra, que solo es
posible con la valentía de los soldados, se busca el bien común. Y ello se verá reflejado en la estima
que todos los ciudadanos tendrán por el guerrero, ya que si, siendo joven ha caído en el campo de
batalla, es llorado por toda la ciudad y su nombre se vuelve inmortal. Pero, si sobrevive, recibe
honra, vive feliz, es distinguido y tratado con respeto. Tirteo concluye: “Que todos intenten llegar
con su valor al más alto grado de esta suprema excelencia, no huyendo de la guerra”. En definitiva,
la cobardía en la guerra causa la Disnomía, es decir, el desorden y desequilibrio de la ciudad, lo
opuesto al bien común y, por ese motivo, debe vivir exiliado, como un mendigo, deshonrado.
Mientras que el arrojo y el valor de la juventud, que aspira a alcanzar la areté, contribuirán a la
Eunomía, favoreciendo el bien común de todo su pueblo y, por esta razón, vivirá feliz y honrado.
Para terminar, analizaremos la Eunomía de Solón. De este personaje, entre los líricos
arcaicos, los críticos poseen mayor información. Fue un hombre de estado, proveniente de la
11
aristocracia, que utilizaba la elegía como un arma política de ataque, defensa y advertencia.
Alcanzó el arcontado alrededor del 594-593 a.C., revestido por la ciudad de poderes especiales
para reformar la constitución. Luego de ello, las leyendas cuentan que hizo un viaje de diez años
a Egipto para garantizar cierta vigencia a las leyes. Se dice que hizo jurar a los atenienses que no
modificarían la legislación durante ese plazo. Durante su estadía a orillas del Nilo escribió su
Eunomía.
Inaugura su texto con una nueva justificación sobre las causas que harán perecer a la
ciudad, ya no es el destino determinado por los dioses, puesto que Palas Ateneas, protege a los
ciudadanos, sino que: “[…] los mismos ciudadanos, con sus locuras, quieren destruir nuestra gran
ciudad, cediendo a la persuasión de la riqueza; y, con ellos las inicuas intenciones de los jefes del
pueblo, a los que espera el destino de sufrir muchos dolores tras su gran abuso de poder […]. La
divinidad aplicará el castigo por los efectos sociales y políticos producidos por la injusticia y la
desmesura (hybris), que conforman el centro de la filosofía religiosa de la época arcaica. A
continuación, afirma que el desenfreno en los banquetes y el enriquecimiento a costa de las
injusticias por el robo al estado y al culto atraerán como consecuencia las detestables guerras
civiles y la esclavitud de los pobres en tierra extranjera. “De esta forma, el infortunio público
alcanza a cada uno en su casa […]”, es decir, el malestar general causado por la corrupción de los
poderosos afecta a cada uno de los ciudadanos. Solón continúa:
“Estas son las enseñanzas que mi corazón me ordena dar a los atenienses:
cómo Disnomía acarrea males sin cuento a una ciudad mientras que
Eunomía lo hace todo ordenado y cabal y con frecuencia coloca los grillos
a los malvados […]”
El poeta es consciente de su rol como sabio y guía del pueblo y, gracias a su experiencia,
se cree capaz de brindar estas enseñanzas a sus compatriotas. El desequilibrio, la injusticia y el
desorden, bajo Disnomía, causan graves males a la ciudad. Por el contrario, Eunomía ordena todo
y devuelve la justicia, haciendo pagar a los culpables por la destrucción de la pólis. El “yo”
individual nuevamente se ve reflejado en el brevísimo fragmento 4° conservado: “Lo sé y dentro
de mi corazón hay un gran dolor al ver a la más antigua tierra de Jonia que naufraga…”. Luego de
la reflexión sobre los horrores de Disnomía y las bondades de Eunomía, Solón exhorta a los
aristócratas terratenientes a contener su ambición a la riqueza y luego se dirige al resto del pueblo:
“[…] pero nosotros no les cambiaremos la virtud por su riqueza, porque la primera dura siempre,
mientras que los bienes de la fortuna los posee ora uno, ora otro.” (fr. 4, v. 10). Aquí llamamos la
atención sobre dos cuestiones: en primer lugar, la virtud como una forma de practicar la
moderación y el autodominio sobre sí y, en cuanto valor espiritual, dura para siempre; y, en
12
segundo lugar, el tópico de la fugacidad de la vida, pues, las riquezas son inestables, un día,
mayores, otro día, menores, un día se es rico y otro día se es pobre. Finalmente, el poeta concluye
justificando su obra como arconte:
“Pues di al pueblo tanto honor como le basta, sin quitar ni añadir a su
estimación social; y de los que tenían el poder y eran considerados por sus
riquezas, también de esos me cuidé para que no sufrieran ningún desafuero;
me mantuve en pie colocando ante ambos bandos mi fuerte escudo y no
permití que ninguna de ellos venciera contra la injusticia…” (fr. 5, vv. 1-5)
Solón considera que es necesario tratar con equilibrio al pueblo y reconoce que en asuntos
importantes es difícil agradar a todos. En síntesis, en este poema intenta defender la cabal
importancia de la Eunomía frente a la Disnomía y, aprovecha, a su vez, a justificar su propio
accionar en defensa del orden y equilibrio de la pólis.
Conclusiones
El objetivo de este trabajo consistía en observar las causas del desequilibrio, la injusticia y
la corrupción de la pólis en las Eunomías de Tirteo de Esparta y Solón de Atenas. Para ello,
llevamos adelante un trabajo comparativo desde el punto de vista literario, por un lado, e históricosocial, por el otro. Estructuramos nuestro texto en cinco partes: en primer lugar, tratamos a grandes
rasgos el periodo de la lírica griega arcaica- al cual pertenecían los autores seleccionados-. A
continuación, esbozamos características generales de la elegía, por ser el subgénero utilizado por
los poetas. Seguidamente, recorrimos el contexto histórico-social en el que surgieron las
Eunomías, para, de ese modo, introducirnos en la cosmovisión de Tirteo y Solón. Luego
analizamos ambos poemas para vislumbrar la problemática planteada.
El gran avance de la lírica griega arcaica consiste en la presencia de un “yo” poeta local,
que se define a sí mismo, a veces, dando su nombre por medio de un sello, a un “tú”-compatriota,
sobre el que quiere ejercer un influjo. Es consciente de su sabiduría y originalidad porque, en
cuanto creador, sabe combinar ritmos y palabras. Muestra orgullosamente su propia
individualidad. Está inserto en su propia realidad y a ella se refiere con sus propias creaciones.
Revela a sus contemporáneos su sapiencia en la observancia de las situaciones concretas y vitales
y; a la vez, intenta convencer, persuadir racionalmente, explicar errores pasados o presentes,
predecir acontecimientos futuros, mover a la acción y aplicar estos nuevos saberes a la vida
cotidiana individual y comunitaria. Es por esta razón que el poeta goza de prestigio en su
comunidad, se convierte en una especie de líder-orientador para sus conciudadanos para guiarlos
en el modo de observar la realidad, de interpretarla y de actuar en ella. Tirteo y Solón se han
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convertido en maestros y guías de sus pueblos. Son conscientes de su importancia tanto para
Atenas como para Esparta y de su propia posibilidad de influir para lograr cambios necesarios.
Ambos intentan sintetizar y reflejar el espíritu propio de cada una de sus ciudades.
Los poetas utilizan la forma de las elegías porque eran poemas mucho más simples
métricamente y, en consecuencia, más populares. Con ellos se podía presentar una temática muy
amplia: temas privados y públicos en los que el poeta se ve envuelto, consideraciones y reflexiones
sobre los dioses y la vida humana, exhortación a la guerra, justificación política. Entre sus
objetivos específicos encontramos la admonición, la enseñanza y la reflexión.
Desde el siglo VIII a. C. Grecia se enfrentó a una grave crisis económica. Las diversas
soluciones que los pueblos griegos aportaron a esta crisis decidieron su destino definitivo a lo largo
de toda la Antigüedad. Esparta para resolverla optó por sojuzgar a un pueblo hermano, a Mesenia,
arrebatándole sus tierras y reduciéndolo a la esclavitud. Esta solución afectó el destino de Esparta
porque, para mantener sumisos a los vencidos, que se sublevaron repetidas veces, se vio obligada
a montar una guardia permanente, a convertirse en una ciudad-cuartel, a educar a sus hijos
exclusivamente para la guerra. Tirteo intenta animar a los compatriotas para que continúen
luchando. Muestra el valor guerrero como la suprema areté como y sus consecuencias se extiende
a toda la ciudad y al pueblo, porque, mediante el triunfo en la guerra, que solo es posible con la
valentía de los soldados, se busca el bien común. Y ello se verá reflejado en la estima que todos
los ciudadanos tendrán por el guerrero, ya que si, siendo joven ha caído en el campo de batalla, es
llorado por toda la ciudad y su nombre se vuelve inmortal. Pero, si sobrevive, recibe honra, vive
feliz, es distinguido y tratado con respeto. La cobardía en la guerra causa la Disnomía, es decir, el
desorden y desequilibrio de la ciudad, lo opuesto al bien común y, por ese motivo, debe vivir
exiliado, como un mendigo, deshonrado. Mientras que el arrojo y el valor de la juventud, que
aspira a alcanzar la areté, contribuirán a la Eunomía, favoreciendo el bien común de todo su pueblo
y, por esta razón, vivirá feliz y honrado.
Por el contrario, a Esparta, Atenas y otras pólis, encontraron la solución ante la grave crisis
económica por medio de la transformación de su agricultura para el consumo interno en agricultura
para la exportación, lo que implicó, el nacimiento de la industria y el comercio y la aparición de
nuevas clases sociales que, conscientes de su importancia en la comunidad, reclamaron un puesto
en el cuadro político. Solón, en su Eunomía advierte que el desequilibrio, la injusticia y el
desorden, bajo Disnomía, causan graves males a la ciudad. Por el contrario, Eunomía ordena todo
y devuelve la justicia, haciendo pagar a los culpables por la destrucción de la pólis.
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Índice
Introducción……………………………………………………………………………...
2
Lírica griega arcaica: algunas aproximaciones…………………………………………... 2
La elegía………………………………………………………………………………….
4
Contexto histórico-social: Esparta y Atenas, dos idiosincrasias opuestas……………….
5
Desequilibrio, injusticia y desorden de la pólis en las Eunomías de Tirteo y Solón……… 8
Conclusiones……………………………………………………………………………..
12
Bibliografía………………………………………………………………………………. 14