Hace semanas que hice el cuentito de la tijera. Salió del bolsillo y todo eso para cortar la cinta roja que nos unía. Hasta hice una limpia en mi cuarto. Prendí el ramillete de hierbas que me regalo la vecina cuando vino de Córdoba. Lo pasee por arriba y por abajo de la cama, atrás de la cortina, entre mi ropa. Después lo pase por mi cabeza, espalda, piernas, brazos y entre pierna; si así donde te gustaba jugar a las escondidas. Después de todo eso cambie las sabanas y prendí una vela, y una vez que termine todo eso me senté a meditar. Con el culo bien en el piso cerré los ojos y visualice. Casi nunca logro ver tu cara, pero se que sos vos. Te vi acercarte flotando en el espacio, abajo la tierra y nosotros dos ahí en medio de la nada, desnudos. Y la bendita cinta roja, que de roja tiene poco, por momentos roja, por momentos plata, por momentos nada. Ahí estaba de tu chacra a mí chacra, como si la hubiera tejido hace miles de años. Y los dos flotando, mirándonos, sabiendo que es una despedida. Tome la tijera, bueno visualice la tijera entre mis dedos y la acerque a la cinta, la corte como mil veces. No sé si se supone que sea así, pero la cortaba y volvía a verla unida, y otra vez la cortaba. Lo hice varias veces hasta que por fin pareció no unirse más y ahí aproveche di un giro de 180º flotando en el aire, te vi de reojo, y salí dispara hacia el otro extremo del universo, agradeciendo haberte conocido. Abrí los ojos y estaba otra vez en mi cuarto, seguía sentada en el piso, solo que ahora me dolía el culo ya que ma pobre alfombra que tengo no amortigua. Y me levante feliz diciéndome a mi misma que ya estaba, ahí se terminaba todo, y feliz a otra cosa mariposa. Y acá estoy, tres semanas después extrañándote como una boluda más. Y como es una macana esto de andar haciendo visualizaciones con tijera que parece que no sirven para nada, voy a hacer una lista solo para regocijarme en el dolor profundo de una luna en Escorpio herida. Y ahí vamos. Extraño: las miradas profundas los silencios el olor de tu axila las comisuras gorditas de tu boca los raros peinados nuevos el olor a pata de tus medias tu mochila llena de cosas dormir apretados dormir abrazados que me mires cuando cocino que me pidas las recetas que te sorprendas que me traigas chocolate los mates compartidos que tengamos un montón de formas de comunicarnos que me digas que todo lo que cocino esta riquísimo las risas las charlas el sexo, los orgasmos, las eyaculaciones empapar la cama que me enseñaste a besar chiquito que me digas que me extrañas la conexión y telepatía cuidarte que me cuides tus ojos húmedos y llorar juntos verte todo nervioso por que juega tu equipo tus hamburguesas la música que escuchas los momentos a solas hacer mercado pasear tomados de la mano que me busques a la salida del trabajo planear todos los conciertos a los que iríamos abrazarte Y después de esta lista se me ocurren un montón de cosas que no extraño de vos y que detestaba y por las cuáles saque la tijera del bolsillo y corte la puta cinta del color que fuera. Y solo pienso en que quiero maldecir un montón esta noche. Por que ya no hay mil formas de comunicarnos. Por que borre tu número del celu. Y te deje de seguir en Instagram, y ya no te sigo en Facebook. Y solo me queda Messenger, pero te mande un mensaje y no me respondiste. Y quiero putear por que ya no me extrañas. O no tanto como para buscarme. Pero ahora todas esas que no extraño y por las cuales saque la tijera y corte la cinta ya no me importan o me importan un culo. Y a las puertas de un fin de semana largo por el maldito G20, con la ciudad sitiada de polis y milicos, solo quiero que vengas a dormir conmigo y dejar de extrañarte.