Subido por guillermina montani

Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia

Anuncio
24/2/2019
Crónicas
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
Ensayos
Podcast
Talleres
Comunidad
Blog
Staff
Amphibie
Qué es Anfibia
Feminismo estu
DEL ESCRAC
PEDAGOGÍA D
Por Eleonor Faur | Ilustración M
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
1/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
A dos años de los primeros “escraches”, la
estrategia de los colectivos feministas
estudiantiles cambió. Eleonor Faur entrevistó a
más de 20 estudiantes y docentes del Nacional
Buenos Aires y del Carlos Pellegrini, y cuenta cómo
se gestaron, qué se transformó y qué aprendieron
chicas y chicos a partir de una acción intensa y
transformadora en la cual el mundo adulto estuvo
ausente.
Cuando su novio llegó a buscarla, Malena se despertó sobresaltada. Había sido
una noche de fiesta en casa de un compañero del Nacional Buenos Aires. Se
emborracharon. A la madrugada se desplomó en un sillón, se quedó dormida, no
soñó. Al despertarse, su mano estaba dentro del calzoncillo de un amigo,
recostado a su lado. Él se acariciaba el pene con la mano inerte de Malena. Ella la
apartó en un gesto abrupto, se incorporó y salió corriendo. Era 2016 e iban juntos
a tercer año en “el colegio” (como lo llaman sus estudiantes). Él pertenecía al
selecto grupo de chicos lindos y graciosos y era candidato al Consejo Escolar
Resolutivo (CER): tenía altas chances de ser uno de los cuatro estudiantes de la
mesa que se reúne con autoridades y representantes de otros claustros del
colegio.
¿Qué fue eso? Malena intentó recordar los detalles de otra experiencia
angustiante, en otra casa, un año antes, con el mismo compañero. No consiguió
hilvanar los datos. Comentó el episodio con sus amigas y decidió hablar con él.
“Ustedes son muy violentas”, le respondió el adolescente. A los pocos días, el
regente general de la escuela retiró a Malena de una clase y la guió hasta su
oficina. Quería saber qué había pasado. Ella no sintió confianza, no sabía de dónde
le había llegado la información, no le contó. El regente pertenecía a una corriente
política diferente:
- ¿Qué querés hacer? ¿Querés que le pongamos 24 amonestaciones y se queda
libre?
Ella dijo que no, no podía ser la solución del colegio, no era pedagógico. Él admitió
que necesitaba que el pibe no se presentara en las elecciones. Le pidió a Malena
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
2/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
que les dijera a sus compañeros de militancia que lo bajasen de la candidatura o
invalidarían la lista completa. Ella, desconcertada, transmitió el mensaje mediante
un amigo. Se indignó por cómo la manipuló el regente, pero era 2016 y no se
animó a enfrentarlo. La conversación nunca figuró en un documento institucional, la
contaron las graduadas del turno vespertino en diciembre de 2018, durante la
entrega de medallas.
Un año después, el 31 de julio de 2017, salió a la luz un video en el cual cuatro
famosos YouTubers abusan de una chica ebria en el cuarto de un hotel. La joven
yace en una cama, boca abajo, semiinconsciente. Los chicos la manosean, ella
apenas reacciona. Las redes estallan: si eso es abuso, si ella era menor, si estaba
ahí porque quería, si era fan de los influencers, por qué aparecía el video dos años
después. Los medios locales prestaron atención. Mabel Bianco, presidenta de
FEIM, dice: “Cuando la víctima lo rechaza abiertamente o cuando no puede
contestar por estar alcoholizada o drogada, si el otro aprovecha la falta de control,
se considera abuso”.
¿Cuántas chicas se reconocieron en esa escena? Para empezar: Malena. Al verla
comprendió aquella noche helada de 2015: no guardaba recuerdos nítidos pero sí
el registro del día después, el cuerpo dolorido, arañando, con marcas rojas y
violetas de sus mordidas y un aguijón de angustia partiéndole el esternón. Había
sido su primera experiencia sexual con un pibe, el del grupo de los populares.
Entonces tenían 14 años. Ella estaba semiinconsciente. Él se ponía un forro, ella le
pedía que parara que dolía, él respondía que es normal y seguía. Ella se
desplomaba, como la chica del video, pero él seguía. Despertó sola en un cuarto.
En agosto de 2017, después de viralizarse el video de los YouTubers, se publicó la
primera denuncia de una estudiante del Nacional Buenos Aires. El texto lo escribió
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
3/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
la propia Malena. El tuit lo publicó una amiga. No era la primera denuncia por parte
de estudiantes secundarias, pero sí la primera de un colegio preuniversitario de la
UBA que circuló por las redes sociales.
La llamó la vicerrectora:
- ¿Qué ganás haciendo ésto? ¿No te das cuenta de que le arruinás la vida?
La vicerrectora le sugirió que borrara el tuit para evitar una denuncia legal por parte
de la familia del chico. Ella lo hizo pero el Tsunami ya se había desatado. Decenas
de pibas le contaron por mensaje directo situaciones similares. Las adolescentes
escaneaban sus recuerdos, buceaban en sus primeras experiencias sexuales y
encontraban escenas que les habían dejado un gusto amargo. ¿Por qué se habían
sentido incómodas tantas veces? ¿Acaso el deseo de los pibes estaba por encima
del suyo? ¿Eran esas las reglas implícitas en la erótica heterosexual? ¿Por qué sus
compañeros de militancia rechazaban sus demandas y excluían estos temas de la
agenda del centro de estudiantes que –decían- debía tratar “asuntos
importantes”? ¿Por qué esto no era importante para ellos? La ola desatada iba
mucho más allá del caso particular.
***
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
4/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
Las chicas dijeron No es no, comenzaron un profundo proceso de revisión de los
vínculos entre géneros, y cuestionaron el andamiaje de poder que construyen las
instituciones escolares. Las denuncias públicas –que llamaron escrachespreocuparon a sus pares varones, a docentes y autoridades, a sus familias y, de
manera general, al mundo adulto.
En este caso, hablamos de escraches entre adolescnetes que comparten el aula,
los grupos de amigos, la política y las fiestas, que crecen y aprenden juntxs. Desde
la sanción de la Ley 26.150 de educación sexual integral (ESI) las escuelas tienen
la obligación de introducir contenidos específicos y también abordar de manera
integral aquellos episodios relativos a la sexualidad que irrumpen en las aulas.
¿Qué hace la escuela frente al reclamo de las pibas?, se preguntaron Mara Brawer
y Marina Lerner. Y respondieron: “es función de la escuela hacer que
los jóvenes asuman progresivamente la responsabilidad por sus actos”.
La incomodidad que muchos adultos experimentamos frente al punitivismo de los
escraches operó como un vidrio oscuro e impidió ver (y comprender) qué había
detrás de estas manifestaciones: cómo se gestaron, cuáles fueron sus lógicas, qué
respuestas ofrecieron las autoridades, qué piensan y hacen los y las docentes, en
qué medida las pibas resignificaron sus acciones a lo largo del tiempo, qué ocurrió
con los varones, y una pregunta cada vez más recurrente: ¿es cierto que este
movimiento clausuró la erótica heterosexual entre jóvenes?
Para comprender algo de este proceso entrevisté a más de veinte estudiantes y
docentes del Colegio Nacional de Buenos Aires y la Escuela Superior de
Comercio Carlos Pellegrini –cuyos nombres han sido modificados para esta nota-.
Leí sus textos, declaraciones y testimonios, vi sus flyers y carteles, escuché,
escuché y escuché. Me conmoví, me entristecí, me enojé y también, de a ratos, me
reí. Son escuelas muy particulares, dependen de la Universidad de Buenos Aires y
no del sistema educativo de la ciudad. A pesar de ser gratuitas, tienen un proceso
de selección riguroso que exige cursos de preparación intensivos en institutos
privados. Tienen más de 2000 estudiantes y de 400 docentes cada una, casi
como un pueblo chico. Son además espacios con altos niveles de participación
política. La marea feminista en estas instituciones implicó una revolución “desde
abajo”, diría Eric Hobsbawm, y cuestionó, de manera rotunda, pedagogías de
género fuertemente arraigadas.
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
5/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
¿Y dónde está la ESI?
Las denuncias públicas estallaron en los colegios de la ciudad de Buenos Aires: el
Belgrano; el Moreno; el Cortázar, el Mariano Acosta; el Lenguas Vivas. Los centros
de estudiantes armaron comisiones de género y reclamaron por la ESI. En
septiembre de 2017 hubo una extensa toma de colegios para luchar contra el
proyecto “Secundaria del futuro” del gobierno porteño. A esta consigna se sumó la
demanda de elaborar protocolos para atender situaciones de violencia de género y
discriminación basada en la orientación sexual e identidad de género. Era la
primera vez que la ESI aparecía en la escena política de manera masiva y con una
exigencia legítima: la ley había sido sancionada en 2006 y pocas escuelas la
aplicaban. Los preuniversitarios de la UBA, que suelen considerarse de
“excelencia” (a veces, incluso de “vanguardia”), poco y nada.
Lxs estudiantes del Nacional y del Pellegrini se plegaron a la movida. En medio del
conflicto, el rector del Buenos Aires contó a la prensa que durante la toma había
ocurrido un abuso sexual y dio el nombre y apellido de la alumna abusada,
rompiendo los protocolos vigentes en la UBA (preservar la identidad de la víctima,
salvo que ella decida hacerlo público). También dijo que el adolescente sería
expulsado pero era un estudiante que había quedado libre y ya no concurría a
clase. Compartir con los medios los detalles de una situación abusiva fue
interpretado por lxs estudiantes como una maniobra política para deslegitimar la
toma.
Un año después, en 2018, cuando las denuncias se contaban por decenas, las
autoridades las señalaban como una “auténtica caza de brujas”. Toda la
responsabilidad se corrió hacia las pibas: el eslabón más frágil de la cadena. Ellas
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
6/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
fueron construyendo agencia con los recursos que encontraron, casi
completamente solas, pero con una pregunta: ¿el único modo de actuar por parte
de las autoridades era amonestar y expulsar (como en el caso de Malena) o hacer
pública una información sin el acuerdo de la víctima y después sancionar y
expulsar (como en la toma de 2017)? ¿Quiénes encarnaban la lógica del
punitivismo?
No es no. Las pibas toman la palabra.
En 2018 las estudiantes se organizaron. En el Nacional crearon el grupo “Mujeres
empoderadas” y en el Pellegrini, el de “Pibas superpoderosas”. El grupo del
Buenos Aires se reunió durante el verano. El 8 de marzo marcharon separadas del
Centro de Estudiantes (CENBA). Cosieron una bandera, montaron una
intervención artística con más de 40 personas, convocaron a todas las pibas del
Nacional. La columna fue mayor a la del CENBA, de casi dos cuadras. “Fue un
llamado de atención: ‘estamos calientes y somos muchas, ojo porque se les
pudre’”, dice Inés, estudiante de quinto año. Poco después crearon la cuenta de
Instagram NoEsNoCNBA para recibir testimonios y denuncias.
En el Pelle el proceso fue distinto. En 2016, en plena campaña por la conducción
del Centro de Estudiantes (CeCAP), una adolescente denunció una situación de
abuso que fue encubierta por el candidato a presidente. Hasta entonces eran
pocas las listas que tenían una impronta feminista. La mayoría dudó de su
testimonio y ella dejó la agrupación. En 2016 y 2017 tuvieron una presidenta
feminista, Ofelia Fernández. En 2018, ni bien inició el ciclo lectivo, un grupo creó la
cuenta NoesNo.Pelle en Instagram.
Una, dos, tres, ochenta… Las denuncias fueron una verdadera hecatombe en las
escuelas. Al principio, los escrachados eran marginados, a veces estigmatizados.
Hubo angustia, desconcierto y enojos. Cambiaron las dinámicas de las amistades,
los grupos, el ambiente dentro y fuera de las aulas. Mientras tanto las chicas
recibieron críticas de las autoridades, los padres y las madres, los medios: “No
hubo nadie que no nos haya bardeado”, dice Julieta, quinto año del Nacional.
Milena, tercer año, reconoce: “No sabíamos cómo tratarlo, nos sobrepasaba. La
solución que encontramos, la de excluir, no fue la mejor”. Esta idea atraviesa los
discursos de la totalidad de estudiantes y docentes entrevistados. Durante el
proceso hubo un giro en el modo de tratar el problema, y, de manera colectiva, se
acordó frenar la marginación de los pibes acusados. Lo que buscaban era
modificar los términos de los encuentros, desarmar conductas arraigadas en las
dinámicas de género.
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
7/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
Los testimonios incluían acusaciones muy serias –como una violación- pero
también escenas naturalizadas para las generaciones mayores –por ejemplo, que
un chico insista para recibir un beso, un “pete” o un polvo. Si bien las chicas
identifican distintos niveles de gravedad en las acusaciones, no aplican un
escrachómetro, que sería “esto se publica, esto no”. ¿Por qué no? Porque
buscaban echar luz sobre las múltiples formas de la violencia y jerarquías
machistas que estaban aprendiendo. Y porque asumieron como postura política
sostener a cada compañera que sintiera la necesidad de publicar un testimonio.
Las chicas aprendieron a transitar una práctica política horizontal y empática y, en
sus grupos, debatieron las formas de gestionar las denuncias. Muchos varones se
sumaron y apoyaron el proceso iniciado por las pibas.
Hablemos del poder
No es casual que los grupos Mujeres empoderadas y Pibas superpoderosas
incorporen en su nombre la noción de poder. Ellas saben que se trata de alterar la
desigual circulación del poder entre los géneros, ése que cala en las
subjetividades de varones y de mujeres mientras que atraviesa las relaciones
sociales y que, en estos ámbitos, se expresa de manera nítida en el terreno de la
sexualidad y de la política estudiantil.
Cuando ellas dicen no es no rechazan las prácticas pero también las pedagogías
que sostienen quién tiene derecho a desear y quién debe permanecer en un lugar
pasivo, una lógica sexual según la cual la virilidad se demuestra exhibiendo
cantidad de levantes y la iniciativa femenina corre el riesgo de acarrear sanciones
morales: ellos son “ganadores”, ellas “putas” (Faur, Latfem).
Lo que está en discusión es la división sexual del deseo, las relaciones de poder
entre varones y mujeres, especialmente en los vínculos heterosexuales -casi no
hubo denuncias por parte de disidencias y personas no binarias-. “Llegó un
momento que nos dimos cuenta de que nos estaban usando como si fuéramos un
pedazo de carne. No era un chiste, no era cómodo para ninguna de nosotras,
muchas compañeras la pasaron mal”, dice Julieta, quinto año del Nacional.
Las pibas no sólo denunciaron situaciones abusivas de sus pares. Además,
desmenuzaron el currículo oculto: “en el programa de los cinco años de literatura
no hay ningún texto escrito por una mujer”, leen las estudiantes del turno
vespertino del CNBA en la entrega de medallas. “En cinco años de secundario
estudiamos la Segunda Guerra Mundial entre cuatro y seis veces pero nunca nos
mencionaron el movimiento sufragista”, escribió Sofía Iris Dama en un ensayo para
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
8/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
su última materia en el Nacional. Ellas saben que la omisión de mujeres también es
pedagógica: educa acerca de cuáles son las voces y los temas “importantes”.
Desnaturalizan y rechazan las miradas y los comentarios lascivos de sus
profesores. Cuestionan la modalidad ejercitada en los espacios políticos escolares.
Observan el modo de actuar de docentes y autoridades, señalan los vacíos
indefendibles. “En la gestión que estaba el año pasado en el Pelle había un rector
varón, tres vicerrectores varones, una ESI que estaba totalmente desfinanciada,
donde pusieron gente a dedo que no estaba capacitada en género”, dice Emilia,
estudiante de cuarto año.
La organización feminista
En menos de un año Mujeres empoderadas y Pibas superpoderosas edificaron un
organigrama repleto de “ravioles” pero sin cúpula ni jerarquías, que expresa un
manejo horizontal. Comparten entre sus principios la sororidad, el respeto por la
palabra de las pibas y la certeza de que el machismo es una injusticia insostenible.
La organización incluye:
- Las cuentas privadas de Instagram “No es no”. Allí las chicas envían información
y testimonios que pueden ser anónimos o no y que pueden publicarse o no. Las
cuentas son atendidas, gestionadas y respondidas por estudiantes voluntarias.
- Los grupos de varones antipatriarcales apoyan a los pibes en lo que llaman la
“deconstrucción”, y procuran evitar su marginación. La estrategia responde al
cambio de perspectiva de 2018. “Si hay una persona que replica ciertas violencias
machistas que replicamos todes, no tendría sentido marginarlo”, dice María,
estudiante de segundo año del Pellegrini. Estos grupos se sostienen con un
promedio de 30 a 40 estudiantes. En la última reunión del año, los pibes del
Pellegrini decidieron rebautizar al grupo y llamarlo “espacio de masculinidades”.
- Listas de personas que “incomodan” en las fiestas, a quienes se le solicita que
no asistan. Las chicas del Pelle dicen que si bien al principio resultó un mecanismo
de marginación, las dinámicas fueron cambiando. La idea es atender la
incomodidad de las pibas: una denuncia no impide el acceso a una fiesta a menos
que a alguna chica le perturba esa presencia. Es un hilo muy delgado, sí.
- Indicaciones para establecer cualquier tipo de contacto sexual: carteles que
preparan para las fiestas con tinta fluo (“mi cuerpo, mi decisión”, “no insistas”, etc.)
y cuelgan en paredes y columnas, flyers que circulan vía redes sociales, etc. Las
reglas son: consenso y libertad. No se sanciona ninguna práctica sexual, sino la
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
9/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
falta de consentimiento. Así, se establecen nuevas normas en el terreno de la
sexualidad donde la insistencia es acoso y el estado de “semiinconsciencia” no
puede ser utilizado para el placer ajeno.
- “Femipatrullas
Femipatrullas” para garantizar los cuidados durante las fiestas. Alumnas
voluntarias se comprometen a no beber, circulan con un brazalete o una insignia
luminosa, y buscan detectar posibles situaciones abusivas -forcejeos, insistencias,
incomodidad de las chicas-. La estrategia funcionó bien y ya no aparecen olas de
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
10/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
denuncias después de cada fiesta. Están revisando el nombre para abandonar la
jerga militar y llamarse “femiayuda”.
- Las pibas continúan apostando a la política estudiantil con perspectiva feminista.
feminista
Los presidentes del CENBA y del CeCAP fueron denunciados en 2018 y
renunciaron. Asumieron dos mujeres, sus compañeras de fórmula que actuaban
como vices. La mesa directiva del CENBA quedó íntegramente formada por
mujeres. Cuando inicie el ciclo lectivo 2019 asumirán dos nuevas presidentas. “El
lugar de los varones en la política cambió y si bien ya habían presidido el CeCAP
Ofelia (Fernández) y Anita (Minujin) era necesario que hubiera cada vez más
pibas”, señala Emilia, alumna de cuarto año del Pellegrini. Rodrigo, quinto año del
CNBA, confirma esta idea: “La dirigencia del centro de estudiantes estaba en
manos de varones. Cuando había una reunión de la mesa directiva con el rector,
iban más varones y hablaban más. Terminaban siendo menos las pibas que tenían
acceso a reunirse con las autoridades y a ser escuchadas.”
- Finalmente,, las chicas buscaron crear o fortalecer instancias institucionales
dentro de la escuela. En el CER del Pellegrini (donde discuten graduadxs,
docentes y estudiantes) se aprobaron consejerías de género y se presentaron
observaciones al Protocolo de atención de violencia de género que elaboró la
escuela y que deberá implementarse a partir de 2019. Con este protocolo, se
contará con un equipo externo liderado por una “referente de género” concursada
y seleccionada no por el CER –como fue la propuesta estudiantil- sino por la
futura rectora.
Cuesta imaginar que frente a un movimiento tan contundente dentro de las
escuelas el mundo adulto se mantuvo tan al margen como le fue posible.
posible “Este es
un quilombo del que no necesitamos ocuparnos”, le dijo un profesor “importante” a
otra docente del Pellegrini, “mientras el conflicto no corriera por canales
institucionales, y que no se presentara frente a las autoridades, parecía que no
tenían por qué intervenir”. Hay quienes observan que después del discurso de
Mujeres y Disidencias las autoridades de ambos colegios notaron que lo que
estaba sucediendo no se acotaba a la relación entre pares, también cuestionaba
las prácticas sexistas de profesores, preceptores, etcétera. En el Nacional,
apartaron de sus cargos a varias de las personas denunciadas. Pero no a todas.
Masculinidades interpeladas
“Nos formamos, nos gritamos, nos odiamos, lloramos, nacimos, matamos y
morimos varias veces”, escribió un alumno del Nacional en un ensayo. La
experiencia del estudiantado, pero quizás especialmente la de los varones, disolvió
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
11/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
todo lo sólido en el aire. Para un varón en plena formación preuniversitaria sólido
parecía el camino trazado hacia la consolidación de una masculinidad hegemónica.
El No es no de las pibas derivó en un ciclo en el cual las reglas fueron imaginadas,
establecidas, implementadas y fiscalizadas por ellas. Los varones buscaron
comprender, reflexionar y desandar sus rasgos machistas, hasta ayer
imperceptibles. Algunos se vincularon de manera activa y apoyaron a las pibas,
otros rechazaron este sistema y, enfurecidos, declararon que las “feministas le
arruinaron la vida”, o deprimidos, se aislaron de sus círculos y hasta cambiaron de
colegio.
Al principio, el problema era virulento en su manifestación, pero acotado en su
foco: los pibes acusados. “Había discusiones sobre qué hacían sus amigos, si
seguían siéndolo, si tenían que hablar con ellos para que cambiaran”, cuenta
Rodrigo, estudiante del Nacional. En un segundo momento, mientras crecía el
caudal de denuncias y escraches, la estrategia de los colectivos feministas
cambió. Las chicas pidieron a los varones que leyeran los testimonios para
observar con qué frase, con qué situación podían identificar algún comportamiento
propio. “Hubo miedo. Todos teníamos amigos denunciados y además está lo de
ver un escrache y sentirse identificado y pensar en lo que le podía tocar a uno. No
todos fueron escrachados, no todas las cosas están denunciadas”, agrega
Rodrigo. Muchos varones se sintieron identificados y la probabilidad de ser el
siguiente acusado era un fantasma cada vez más presente.
“Las denuncias de las pibas son espejos para los pibes”, dice Francisco, uno de
los ochenta estudiantes denunciados del Nacional, que terminó quinto en 2018.
“El escrache tuvo un momento fuerte de choque, de decir “uy, estoy solo, todo el
mundo sabe ésto o lo otro”, pero también creo que si no me pasaba eso, si ella no
denunciaba, yo no iba a poder ponerle otro lente a la violencia machista que había
ejercido. Ella me dio una mirada sobre mí en su momento, con las cosas malas,
sobre la concepción que tiene uno de la sexualidad y de cómo uno se para desde
una posición de poder en el momento de relacionarse sexualmente con alguien”. El
desafío fue aceptar ese espejo y aprender a mirarse con otros ojos, con ojos
feministas.
Eso que llaman deconstrucción
El cambio de enfoque que atravesaron las chicas durante 2018 atenuó la condena
social y la marginación de pibes particulares para trabajar sobre las
transformaciones subjetivas propias y de los varones. Buscaron revisar “las
actitudes y pensamientos machistas que están tan naturalizados”, dice Nahuel,
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
12/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
segundo año del Pelle. Esto es: desandar las masculinidades forjadas a partir de
un sustrato jerárquico frente a otras identidades, comprender empáticamente el
dolor ajeno, pedir perdón y renunciar a determinada posición de poder. A este
ejercicio lo llaman deconstrucción, y con ello vuelven cotidiano un concepto
acuñado por Jacques Derrida y popularizado en la teoría feminista a partir de las
lecturas de Judith Butler. La deconstrucción se instala a modo de imperativo ético,
cambio de posición y condición de posibilidad para recuperar vínculos
erosionados.
Esta noción, que conlleva la posibilidad de aprendizaje, es la llave para replantear
las categorías con las cuales las chicas se manejaron (un chico es abusador) y
pasar a comprender que alguien puede tener conductas abusivas y que puede
transformarlas, según la distinción de Susana Topolesi. Los varones también lo
experimentaron como un cambio en su relación con las chicas y consigo mismos.
“Nosotros estamos muy armaditos y la deconstrucción es entender eso que fue
construido adentro tuyo (por otros) pero que vos mismo deconstruís. Deconstruirlo
no es solamente romperlo sino que es sacar parte por parte y entender: esto viene
de acá, esto viene de acá, esto viene de acá y esto viene de acá”, describe
Francisco.
En los casos en los que se acusa a un militante, el tratamiento tiene
particularidades, cuenta Nahuel. Algunas organizaciones políticas aprobaron
protocolos para no encubrir ni excluir a los denunciados. El desafío es acompañar
la deconstrucción “para cambiar esa sociedad patriarcal y machista, y se empieza
cambiando desde la misma persona”, explica Nacho, compañero de militancia de
Nahuel en el Pelle.
Los varones son conscientes que todo esto representa un profundo cambio
generacional, que consideran positivo: “Si los adultos se pusieran a revisar
encontrarían más cosas que nosotros. Nosotros nos enteramos de cosas que
hicimos entre los 13 y los 17. Son cuatro años de maduración sexual para revisar.
Son cosas que nosotros no sabíamos hace seis meses, menos las van a saber
ellos, que tienen muchos más años para revisar.”
La soledad frente a un espejo roto
Los varones que asumieron el desafío de mirarse en el espejo de las denuncias
publicadas por sus compañeras hicieron un esfuerzo importante para reconocer
sus privilegios e intentar desarticularlos. No lo hicieron solos, contaron con el
sostén de sus amigos, de amigas feministas, a veces de terapeutas y de novias, de
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
13/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
sus familias y, eventualmente, de algún referente de la escuela. No lo hicieron
solos, pero sí de manera individual.
“Al ser piba no es fácil pero te encontrás con un movimiento de manos abiertas,
que está para escucharte, contenerte, charlar, reír, llorar. Si sos pibe está menos
resuelto cuál es la salida. Tenés muchas pibas que te dicen qué es lo que tenés
que hacer, qué es lo que no y que a veces se contradicen entre sí. Se vuelve un
proceso muy individual, el triple de difícil. Por eso hay gente que apuesta a que
exista varones antipatriarcales”, explica Emilia, estudiante del Pellegrini.
Semejante proceso de reflexión, profundo y vertiginoso, fue prácticamente
abandonado a su suerte en las escuelas exploradas. Es decir: a la capacidad y los
recursos –subjetivos y de su contexto particular- de cada chico acusado. Las
chicas intentaban ayudar a deconstruir las actitudes machistas de sus
compañeros, pero esa tarea, por buena voluntad que acarree, no puede
sostenerse exclusivamente en ideas y solidaridad. Requiere de un conjuinto de
capacidades y ellas mismas reconocen que “no estaban preparadas”. Francisco se
acercó a dos personas dentro de la escuela, un psicólogo y una profesora. No
buscaba complicidad ni que le dijeran que las chicas están locas, se había
propuesto mirar dentro de sí: “No fui al departamento de orientación al estudiante
(DOE) porque sabía que en muchos casos los habían tratado muy mal. Busqué a
la gente que entendía el tema”.
La sexualidad después del escrache
¿Se fundó un movimiento puritano a partir de la ola feminista de las jóvenes? ¿Ya
no asisten a fiestas juntos, no se besan, no se excitan, no están más los pibes con
las pibas? Nada de eso. Algunos se preguntan cómo hacer, otros aseguran que lo
que hay son nuevas formas de encuentro en las cuales el concepto nodal es el
consentimiento. Y eso no excluye el juego, la creatividad ni el placer… de ambas
partes.
“Para el levante hay lista de instrucciones, por lo menos para los encuentros más
casuales, los que se producen en fiestas. Ahí el discurso es bastante férreo: hay
que preguntar desde te puedo dar un beso y cualquier evolución que pueda haber
y esperar un sí explícito. Se condena, por ejemplo, darle un beso a una chica que
te dijo que no sabía. Fuera de eso es bastante parecido: cuando no son
encuentros casuales entra más la particularidad de cada pareja”, cuenta Rodrigo,
del Nacional.
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
14/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
¿Esta reglamentación no enfría los encuentros? ¿No se pierde la espontaneidad?
Los chicos y chicas aseguran que no, que más bien genera confianza. Aprendieron
a disfrutar de nuevas pautas y las preguntas también forman parte del juego
erótico. “Uno da por sentado que en esto de estar con alguien hay mucho de
lenguaje corporal, y se piensa que el consenso te la baja, pero es necesario que
haya un consentimiento explícito porque hay un montón de cosas culturales que
nos hacen malinterpretar esas situaciones y es un momento de replantearnos todo
eso, y también, cómo amamos”, dice Emilia.
Mucho del chamuyo empieza en las redes, coinciden varios. En vísperas de una
fiesta, un chico o una chica tuitea: “Fav y te digo con quién te veo”. Y como
comentario, arriesga posibles encuentros: “te veo Lucía G. con Pablito Á.”,
arrobando a ambos. Si Lucía y Pablito tienen ganas de estar, favean el comentario
y así se agendan posibles besos… sino, lo dejan pasar. Quien publica puede usar
su tuit para proponer, entonces comenta: “yo con fulano o fulana”, y espera
respuesta. También se crean encuestas. En Instagram, por ejemplo, publican una
foto de alguien, arman una encuesta y escriben “pintan esos besos”. Si la persona
le quiere dar un beso, contesta, si no, no.
El feminismo centennial se superpone a la lógica de las redes sociales: Twitter e
Instagram no sólo son medios para dar testimonios de situaciones incómodas,
también para jugar, chamuyar, levantar, avivar el fuego y armar otras formas
“previas” a las fiestas. Cuando se encuentren las preguntas se repiten: “che, ¿te
puedo dar un beso?”. Ya no da que alguien te “tire la boca” sin que medie un sí
explícito y, como instalaron las pibas, “el consentimiento es reversible”.
Las chicas también invitan a salir a los pibes, preguntan si pueden besar -o lo que
derive a partir de allí-. Así, erosionan (por lo menos, en esta comunidad) muchas
de las normas implícitas de la sexualidad entre personas de distinto sexo/género, y
surgen formas más democráticas que articulan libertad y consenso.
¿Podría haber sido diferente?
Cuando todo comenzó, las chicas llevaban las de perder. Los adultos y adultas las
cuestionaban: “¿no te das cuenta de que le cagas la vida?”. Utilizaban metáforas
extremas para calificar sus métodos -comparaban su accionar con los grupos de
tareas de la dictadura, hablaban de “caza de brujas”- o simplemente miraban para
otro lado. Sus compañeros ponían en duda sus testimonios: “Lo admito con mucha
vergüenza: a la primera piba que denunció no le creímos. Hubo un período
larguísimo de poner en duda su denuncia, fue algo bastante parecido a encubrir”,
recuerda Rodrigo, exmilitante del CENBA.
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
15/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
Hacer públicas las denuncias y sostener “yo te creo, hermana” fue necesario en un
ámbito que invalidaba sus voces y que planteaba soluciones cosméticas o el
apriete a las mismas pibas. Así funcionan las jerarquías de género: sus hilos
invisibles naturalizan la desigualdad, y la palabra de las mujeres (y otros colectivos
discriminados) se desoye o cuestiona.
Ahora bien, si pensamos que un espacio democrático para la resolución de
conflictos supone reglas acordadas entre el conjunto de las personas involucradas
¿por qué las chicas definieron las reglas con poca participación de los pibes?
¿Puede un espacio horizontal y democrático correr el riesgo de volverse
autoritario? Estos interrogantes me atravesaron durante buena parte de las
conversaciones que mantuve. No hay respuestas cerradas. “Fue la experiencia de
cambio que ellos encontraron, por lo cual es válido, lo que no quiere decir que sea
la solución”, dice una profesora del Pelle. Quizás sea aquí donde el
acompañamiento del mundo adulto hubiera sido (sería) clave, para construir
respuestas colectivas, “sin acallar ni desoir las voces de las jóvenes” (en palabras
de Brawer y Lerner), aliviar los niveles de sufrimiento que cundieron en estas
escuelas y facilitar aprendizajes a partir de una experiencia completamente
novedosa.
Quizás el mundo adulto y la conducción de las escuelas difícilmente podían
ofrecer un espacio para acompañar las demandas de las chicas por estar
sumergidos en la superposición de “una lógica adultocéntrica, otra lógica patriarcal
sexista y una lógica facciosa, de intrigas palaciegas, de luchas de poder por los
cargos, el prestigio propias de estas escuelas”, dice una profesora del Nacional.
Durante mucho tiempo, la intervención institucional se limitó a cambiar a lxs chicxs
de turnos o de divisiones para que no compartieran aulas e indicar la atención del
DOE. Al no haber una política clara, hubo variaciones según los casos, las familias,
los y las tutores/as a cargo de los grupos, etc. “La política fue no ocuparse
demasiado, no abrir el debate, no acordar con el equipo de orientación, y eso
generó bastante malestar”, cuenta una tutora del Pellegrini. La inoperancia fue tan
profunda que ni siquiera se crearon “espacios para contener a los pibes ni para
trabajar con el curso entero sobre vínculos y emociones”, dice una profesora del
mismo colegio. El ensimismamiento produce islas que clausuran toda posibilidad
de comunicación.
¿Podría haber sido distinta la actuación de las autoridades? La respuesta es un sí
rotundo. En ambos colegios hay docentes especializadas en ESI que nunca fueron
convocadas por las autoridades. Ninguna de las escuelas alentó la creación de
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
16/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
espacios de resolución de conflictos que incluyeran a varones, mujeres y
disidencias, ni contó con la participación activa del estudiantado para diseñar e
implementar acciones. Las respuestas fueron escasas y tardías. La contención,
nula.
Los y las docentes que entrevisté coinciden en que el problema central en la
actuación de la conducción se arraiga en la concepción que se tiene sobre el
alumnado. “Cuando la escuela piensa las intervenciones, siempre las piensa de
arriba hacia abajo: les vamos a decir lo que tienen que hacer desde un juicio:
“ustedes se equivocaron” y “nosotros adultos sabemos qué hacer”. Las dos
afirmaciones son falsas: ni los adultos sabemos qué hacer ni ellos necesariamente
se equivocaron”, analiza una docente del Pellegrini.
Esta perspectiva anula cualquier espacio de reflexividad por parte del mundo
adulto. Un docente del Nacional sostiene que la mirada de sí mismos como la
“excelencia académica” obnubila cualquier posibilidad de revisión de las propias
prácticas y acompañamiento a las trayectorias estudiantiles. Ni siquiera habilita la
actualización pedagógica agrega un colega suyo. “La escuela se considera al
margen de conocer y aplicar leyes fundamentales, como las de educación
nacional, la de ESI, la de protección integral de los derechos de niñas, niños y
adolescentes. El DOE se planta en una mirada soberbia, del tipo “no hay nada
para decirles a los docentes”.
Un reducido grupo de docentes autoconvocados del Buenos Aires redactó una
declaración en la cual iluminaban como problema central la violencia institucional
que operó durante todo el proceso, la falta de escucha y de respeto por lxs
estudiantes, la necesidad de construir canales de comunicación efectivos. En el
Pellegrini, unas 15 docentes convocaron a las jóvenes y armaron un grupo de
género interclaustros en el cual debaten, acompañan y comparten literatura
feminista. Son docentes que buscaron posicionarse frente al conflicto, acompañar
la reflexión, intervenir con sus propias herramientas; mientras muchos y muchas
criticaron el accionar de las pibas y bajaron línea colocando sus propias
experiencias como ejemplo.
“Las chicas se están replanteando cómo establecer las relaciones entre géneros y
nosotros ¿desde dónde podemos hablarles? Como si tuviésemos experiencias
liberadoras para enseñar, ¡por favor, todo lo contrario! Los adultos tenemos que
llamarnos a recato, escuchar con un criterio muy amplio y acompañar con un
riesgo grande de equivocarnos junto a ellos”, admite una profesora del Pelle.
Muy avanzado el año, en el Nacional crearon una oficina de género para recibir
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
17/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
denuncias y contrataron a un equipo especializado en psicología y género para
realizar talleres externos con toda la comunidad. En el Pellegrini, realizaron
jornadas de ESI y aprobaron un Protocolo para la gestión de las denuncias (la
implementación está pendiente). Estas acciones fueron importantes pero es difícil
imaginar que semejante revolución se resuelva mediante la atención de casos
particulares (¡como si fueran pocos!) y de talleres sin sostén en el tiempo. Las
escuelas cuentan con un protocolo aprobado por la UBA para las escuelas
preuniversitarias. Cuando fue la entrega de medallas en el Nacional, las
autoridades compartieron tres cuentas de mail de la UBA donde se podían radicar
denuncias. Inés, estudiante del colegio, señala que una era falsa, en la otra había
una respuesta automática prometiendo contacto a los 5 días (lo que nunca
sucedió), y en la tercera, directamente no respondían.
Mientras tanto, fueron las mismas estudiantes quienes replantearon su accionar,
mejoraron sus prácticas y fortalecieron los canales de interlocución con los
varones. Organizadas y movilizadas volvieron una y otra vez sobre sus estrategias y
ajustaron algunas de estas intervenciones. En enero de 2019, varixs estudiantes
entrevistadxs hablan de la necesidad de dejar de lado la metodología del escrache,
sin abandonar el objetivo que lo impulsó.
En cuanto a mí, en más de 20 años de trabajo sobre géneros, masculinidades y
educación sexual, es la primera vez que observo una comunidad que atraviesa un
proceso de reflexividad (y deconstrucción) como lo hizo buena parte del
estudiantado de estas escuelas. Los costos fueron altos, sí, pero allí radica la
responsabilidad y el desafío de los adultos. Estar a la altura del proceso exige
escuchar a las pibas y a los pibes, correrse de la propia experiencia, reconocer una
transformación de modos de vivir y niveles de autonomía que nada tienen que ver
con nuestra adolescencia. Se trata de acompañar, contener y facilitar la creación
de respuestas colectivas. Sin olvidar que hay protocolos para seguir, equipos para
formar, educación sexual para implementar y derechos para respetar.
Los consejos de lxs pibxs
Las chicas y los chicos analizan con detalle la acción del mundo adulto. Algunas
recomendaciones a la conducción de sus escuelas surgen al percibir que esos
adultos están ensimismados en sus lógicas políticas y atemorizados por falta de
empatía. Insisten en la necesidad de crear respuestas de manera colectiva,
incluyendo las propuestas, las voces y las perspectivas del alumnado.
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
18/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
“La escuela nos quedó vieja -aseguran lxs pibxs-. El sistema sigue siendo
patriarcal y el colegio es una institución del sistema. El único aspecto vanguardista
que tiene son sus estudiantes.”
COMENTARIOS
33 comentarios
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
Ordenar por Más antiguos
19/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
Agregar un comentario...
Fernando Barraza
Es genial ver como les chiques llevan a la práctica y redinamizan algo que a nosotres -sus madres/padres- nos
costaría una vida entera empezar siquiera a discutir. En
este caso se cumple el principio spinetteano del "mañana
es mejor". Me encantó la nota
Me gusta · Responder ·
12 · 6 d · Editado
Renzo Bustamante
Excelente nota Eleonor
Me gusta · Responder ·
2·6d
Elizabeth Ceneri Género
Excelente Eleonor
Me gusta · Responder ·
1·5d
Natalia Brinatti
Muy buena nota!
Me gusta · Responder ·
1·5d
Seba Vergara
excelente nota!
Me gusta · Responder ·
1·5d
Zul Flores
Buena nota!
Me gusta · Responder · 5 d
Marcela Canelada
Excelente artículo!!! Muchas gracias Eleonor y Revista
Anfibia
Me gusta · Responder ·
1·5d
Andrea Casabal
Muy buena nota. Super necesaria para lxs que nos
encontramos con estas denuncias también en espacios
punitivos como la Justicia Penal de Menores e intentamos
nuevos caminos.
Me gusta · Responder ·
2·5d
Bere Nice
Gracias por esta nota!
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
20/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
Me gusta · Responder · 5 d
Solange Epelman
Excelente nota! Gracias!
Me gusta · Responder · 5 d
Cargar 10 comentarios más
Plugin de comentarios de Facebook
¿Te gustó la nota?
¡SÍ! TAL VEZ NO
AUTORES
Eleonor Faur
ACADEMICO
—El problema de publicar a académicos tan prestigiosos —se escucha en la
redacción de Anfibia—, es que hacer la biografía es complicado: el
currículum de Eleonor Faur tiene como veinte páginas. Ver más
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
21/22
24/2/2019
Del escrache a la pedagogía del deseo - Revista Anfibia
María Elizagaray Estrada
ILUSTRADOR
Es diseñadora gráfica recibida en 2016 de FADU -UBA. Desde entonces
toma cursos y talleres varios. Disfruta hacer collages, cuidar las plantas,
bordar, tejer y todo lo que pueda hacer con mis manos combinando técnicas
y herramientas. Es una persona curiosa, le gusta estar en constante
exploración descubriendo nuevas formas de crear. Junto con dos amigas
forma HIENA tm, un espacio donde experimentan, repiensan y cuestionan su
rol como comunicadoras. Ver más
Crónicas
Blog
Ensayos
Qué es Anfibia
Autores
Staff
Recomendados
Contacto
Comunidad
UNSAM Campus Miguelete
25 de Mayo y Francia (CP 1650)
San Martín, Prov. de Buenos Aires
Argentina
ISSN 2344-9365
Domingo 24 febrero de 2019 ® Todos los derechos reservados. Anfibia - Crónicas y Relatos de no ficción.
http://revistaanfibia.com/cronica/del-escrache-la-pedagogia-del-deseo/
22/22
Descargar