Subido por Naydú Lorena Hayen Recuay

Ta Criminológicas III explicación psicológicas del crimen

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Tª CRIMINOLÓGICAS III
EXPLICACIÓN
PSICOLÓGICAS DEL
CRIMEN
Autor: JOSE FRANCISCO RUIZ PADILLA
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
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AUTOR Y EDICIÓN:
© JOSE FRANCISCO RUIZ PADILLA
Policía Local Antequera (Málaga)
Experto Universitario en Criminalidad y Seguridad Pública (UMA)
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EPÍLOGO:
Continuando con las anteriores publicaciones, en esta ocasión vamos a introducirnos en la
explicación del hecho delictivo desde el punto de vista de las teorías psicológicas, distinguiéndose la
psicología criminal o criminológica, la cual se encarga de estudiar el comportamiento y los procesos
mentales del individuo que ha cometido un delito, la psiquiatría criminal que se ocupa del estudio de
la enfermedad mental y el psicoanálisis que analiza la estructura psicodinámica de la personalidad, sus
conflictos y frustraciones así como el proceso de motivación criminal y la propia interpretación de la
conducta delictiva a la luz del inconsciente de su autor y de su análisis introspectivo.
La Psicología criminal, por tanto, se encarga de estudiar los desarrollos y procesos de índole
psicológica que intervienen en la ideación y perpetración de actos criminales donde continúa siendo el
delincuente el objeto de estudio, tal y como vimos en la anterior publicación, con la diferencia, que
ahora éste no se debe a ciertas características físicas observable sino a conflictos internos,
enfermedades mentales o a procesos mentales que le llevan al comportamiento delictivo.
Al igual que en la anterior obra se explica el crimen desde en el paradigma científico,
recordando la importancia del método empírico para el estudio de las distintas teorías que integran
esta corriente.
Tal y como ya hicimos en la anterior publicación, volvemos a matizar que la corriente
positivista fue innovadora al emplear la ciencia para explicar el crimen, suponiendo el nacimiento de la
criminología moderna, sin embargo, también hay autores que la criticaron, pues muchas no han
podido verificarse o bien se hicieron estudios sesgados y que no son válidas para explicarla en todas
las personas.
Para una mejor comprensión, dada la amplia literatura de esta disciplina, se ha resaltado en un
cuadro lo aspecto más importantes de las teorías así como de otras cuestiones interesantes facilitando
así su aprendizaje.
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Tema 1 Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5
Tema 2 Modelo Psicologicista. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
2.1 Modelo Psicodinámico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Teoría Psicoanalítica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
Mecanismo de defensa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .10
Las modernas orientaciones psicoanalíticas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Críticas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
La conducta violenta desde el psicoanálisis. Opinión de diferentes autores. . . . . . . . .12
2.2 Modelo Psiquiátrico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Las oligofrenias (retraso mental). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .15
La neurosis. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
La psicosis. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .17
El delirium y las demencias. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .17
Trastornos relacionados con el consumo y dependencia del alcohol y drogas. . . . . . . 18
Esquizofrenia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .19
El trastorno delirante o paranoia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Trastornos del estado de ánimo y del humor. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
Trastornos de ansiedad (neurosis), somatomorfos, facticios y disociativos. . . . . . . . .20
Trastornos sexuales: particular referencia a las parafilias. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Trastornos en el control de los impulsos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .22
Las psicopatías o trastornos de la personalidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .22
2.3 Modelos Psicológicos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
Modelo biológico conductual. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .36
El modelo socio conductual del “aprendizaje social”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Teorías del desarrollo moral y del proceso cognitivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
Modelos factorialistas de rasgos o variables de la personalidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . .43
Psicología Criminal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .44
Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .47
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1 INTRODUCCIÓN
Con la lucha de Escuelas se perfilaron en el panorama criminológico tres orientaciones relativamente
definidas: las biológicas, las psicológicas y las sociológicas.
Las orientaciones biológicas explican la conducta delictiva como consecuencia de alguna patología,
disfunción o trastorno orgánico. Esto fue el objeto de estudio de la anterior publicación.
Las orientaciones psicológicas buscan la explicación del comportamiento delictivo en el mundo
anímico del hombre, en procesos psíquicos anormales (psicopatología) o en vivencias subconscientes que sólo
pueden ser captadas a través de la introspección (psicoanálisis). Será el tema a tratar en esta publicación y de la
que desarrollaremos a continuación.
Las orientaciones sociológicas contemplan el hecho delictivo como “fenómeno social”, aplicando al
análisis del mismo, diversos marcos teóricos: ecológico, interaccionista, estructural-funcionalista, etc. Será el
objeto de estudio de la próxima publicación por lo que no vamos a entrar en su análisis.
2 MODELO PSICOLOGICISTA
Son un conjunto de modelos teóricos que explican el comportamiento delictivo en función de
determinados procesos psíquicos normales o patológicos.
El modelo psicologicista incluye tanto la psiquiatría, como la psicología y el psicoanálisis. La psiquiatría
se encarga de estudiar y explicar las conductas criminales por trastornos existentes en la personalidad de los
delincuentes. La psicología se encarga de estudiar el comportamiento humano y de descubrir cuáles son los
factores que van a provocar conductas que son antisociales. El psicoanálisis se encarga de explicar el crimen
como un conflicto interno en el propio delincuente.
Psiquiatría:
Rama de la Medicina que se ocupa del estudio de la enfermedad mental. A partir de una perspectiva clínica
contempla la conducta criminal como expresión de un trastorno de la personalidad, patológico.
Psicología:
Estudia el comportamiento humano, la conducta, interesándole el comportamiento criminal como cualquier
otro. Trata de explicar el proceso de adquisición de ciertos modelos de conducta identificando los factores y
variables que lo refuerzan.
Psicoanálisis:
Le incumbe el análisis de la estructura psicodinámica de la personalidad, sus conflictos y frustraciones. Analiza
el proceso de motivación criminal y la propia interpretación de la conducta delictiva a la luz del inconsciente de
su autor y de su análisis introspectivo.
¿Presentan los delincuentes variables de personalidad diferentes a los no delincuentes?
La pregunta sobre si los delincuentes son menos inteligentes que los no delincuentes han estado
permanentemente presente en la investigación criminológica desde el siglo XIX. Ya los primero criminólogos
analizaron el problema de la inteligencia, como el propio Lombroso; quien vinculó este factor al atavismo
biológico.
Gran parte de la investigación más antigua que relacionaba la delincuencia con factores de pensamiento,
se limitó durante décadas a poner de manifiesto la existencia de una cierta correlación entre baja inteligencia y
conducta delictiva.
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En promedio, los delincuentes presentan un cociente intelectual de alrededor de 92 puntos, que se halla,
por tanto, 8 puntos por debajo de la media poblacional (que se sitúa en 100).
2.1) MODELOS PSICODINÁMICOS (PSICOANÁLISIS CRIMINAL)
Se presenta un análisis teórico desde las explicaciones psicológicas que se han hecho de la conducta
humana, particularmente del acto criminal. Se parte de las concepciones epistemológicas en las que se apoya la
criminología en sus pretensiones de querer explicar la génesis del comportamiento criminal, para desde allí
ubicar los vacíos explicativos que estos planteamientos presentan a la hora de querer dar una explicación causal
de la génesis y la conducta criminal. Se ubica como hipótesis de trabajo la motivación inconsciente como causa
del comportamiento criminal, entendida esta como causalidad psíquica.
El estudio de la génesis del comportamiento criminal dentro de la criminología se ubica básicamente
dentro de dos tendencias epistemológicas: una que pertenece a lo que se ha denominado la criminología
precientífica, en la que se sitúan la Escuela Criminológica Clásica y la del Revisionismo Neoclásico, y la otra,
ubicada en la etapa científica de la criminología, en la cual se colocan la Escuela Positiva, la intermedia o
eclíptica, la social, la anómica y la ecológica.
Para la primera Escuela, es decir, la clásica, el acto criminal se caracteriza por ser:
1. Una conducta normal: nada distingue al ser humano delincuente de aquel no delincuente, pues todos los
hombres son iguales;
2. Una conducta irracional: el crimen es un acto irracional e incomprensible, ya que el ser humano con su
libertad y capacidad de decisión no ha sabido elegir el camino que más le convenía;
3. Un comportamiento al que se le debe dar prioridad sobre el autor del mismo: el delincuente sólo aparecerá
como el sujeto activo del delito y no se le prestará mayor atención;
4. Un comportamiento situacional: no existe una etiología del crimen, sino que este es consecuencia de un mal
uso de la libertad, y todos los ciudadanos son criminales en potencia, porque todos son libres; son situaciones
específicas las que pueden explicar, caso a caso, la opción del ser humano a favor del crimen;
5. Un comportamiento que exige un castigo. Fundamentan la legitimación y delimitación del castigo y sacan
conclusiones sobre el cuándo, el cómo y el porqué se castigan los delitos; la respuesta al comportamiento
delictivo se efectúa con una pena justa, proporcionada y útil.
En cuanto a la segunda concepción de la conducta criminal, la Escuela Positiva, el comportamiento
criminal es concebido como:
1. Un hecho de la naturaleza y debe estudiarse como un ente real, actual y existente;
2. Un comportamiento ejecutado por un delincuente que comete delitos por influencias del medio en que vive;
la Escuela busca la readaptación del delincuente y, para estos, establece los sustitutivos penales;
3. Un comportamiento marcado por un determinismo, la voluntad del ser humano no desempeña ningún papel
en sus actos, él no tiene libre albedrío y está determinado a cometer delitos;
4. Un comportamiento variado y depende del perfil del criminal. Acepta “tipos” criminales. A pesar de su
distanciamiento epistemológico, estas dos concepciones del acto criminal tienen en común la creencia de que el
comportamiento humano alberga conductas ajenas al propósito de su naturaleza, como es el caso del
comportamiento criminal, el cual, para los teóricos de la criminología, tiene su génesis en factores externos,
como la irracionalidad, las desviaciones o rasgos biológicos y/o las contingencias ambientales. El psicoanálisis
viene a revaluar este tipo de explicaciones, para lo cual presenta una nueva manera de investigar la personalidad
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y las características de conducta del criminal, distinta a la identificación de rasgos de personalidad y la
construcción de tipologías de conductas, que ha sido la tendencia que la psicología y psiquiatría criminal han
desarrollado, inspiradas en la perspectiva positiva de la criminología.
Particular relevancia criminológica tiene la teoría psicoanalítica, que propugna un análisis introspectivo
para desvelar las ocultas motivaciones del delincuente.
El modelo psicoanalítico se caracteriza frente a otros modelos(el modelo biofísico, el conductista, etc.)
por algunos rasgos: se trata de un modelo psicodinámico que responde a un poderoso determinismo biológico;
concede particular importancia al instinto sexual, su teoría psicosexual distingue varias etapas en el desarrollo de
la libido, que determinan el psiquismo y la personalidad del individuo (oral, anal, fálica, de latencia y genital); la
división topográfica del psiquismo (consciente, preconsciente e inconsciente); distingue también tres instancias
mentales (Ello, Yo y Super-Yo).
Freud es su principal exponente, sitúa la conducta criminal buscando una base orgánica que responde a
un factor endógeno situado en el subconsciente. Plantea la teoría del “pansexualismo” que responde a que todo
comportamiento humano actúa de forma inconsciente. Parte el autor de la radical contraposición de dos
instintos básicos en el hombre: el de la vida o Eros (fuertemente matizado en su acepción sexual) y el de la
muerte o destrucción (Thanatos), instinto éste que permite asociar las raíces últimas del comportamiento
delictivos y dicha fuerza destructora innata.
Sus conceptos expresan el Eros y el Tanatos como un contraste de instintos para la supervivencia que
está ligado a la vida sexual, lo que denomina “libido” como un reflejo inconsciente del instinto sexual que se
desarrolla en los primeros años de vida.
El modelo psicoanalítico se explica así: utiliza el método introspectivo, todos los conflictos están en el
inconsciente-subconsciente del individuo como medio necesario para explicar así el comportamiento.
Define que el delito no tiene un sentido en sí mismo, sino que vendría a ser una respuesta simbólica, de
manera que sería el modo de exteriorizar determinados traumas o conflictos que permanecen a un nivel
inconsciente, por tal razón el delito no sería una conducta consentida. Existe una relación con el conflicto
inconsciente, pues hay dos situaciones en las cuales encuentra la causa de la conducta delictiva.
Relaciona el complejo de Edipo y la neurosis (disfunción de la personalidad y regresión patológica
defensiva hacia el pasado cuando un acontecimiento traumático reprime ciertas tendencias instintivas y fija estas
en el inconsciente).
Para el pensamiento freudiano este complejo de Edipo es altamente significativo para el componente
criminológico, porque señala el castigo como la forma de aliviar la culpa, de la neurosis manifiesta (que es el
resultado de una mala estructura mental) lo que canaliza la conducta delictiva, cuyo resultado es un desequilibrio
psicológico, que causa la conducta delictiva.
El complejo de Edipo lo relaciona con una disfunción del instinto sexual, hay una fijación en una de las
etapas del desarrollo.
Etapas:
1. Etapa oral, corresponde al primer año de vida, en esta etapa se da el autoerotismo el descubrimiento de su
propia sexualidad.
2. Etapa anal, de dos a tres años se también conocida como autoerotismo.
3. Etapa fálica, descubre el sexo opuesto por lo cual hay una atracción hacia el progenitor.
4. Etapa de latencia, es el adormecimiento del instinto sexual corresponde a la pubertad.
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5. Etapa genital, es la culminación del desarrollo sexual coincide con la adolescencia
Este modelo tiene una clara vocación terapéutica e intenta explicar y responder a los conflictos que
subyacen en el individuo, para intentar detectar este tipo se deben utilizar técnicas clínicas.
Freud describe que en la mayoría de los casos hay una adecuada evolución, pero cuando no es así el
individuo se estanca en una de las etapas, y este estancamiento seria el fruto de una insatisfacción o una
frustración, ya sea por exceso de gratificación.
Este modelo enfocado al campo de la criminología describe el origen de muchos comportamientos que
estarían ligados a la fijación de las etapas descritas anteriormente que influirían notoriamente en el
comportamiento delictivo de la siguiente manera.
Fijación en la etapa
1. Oral- fijación a la expresión verbal – injurias.
2. Anal- delitos patrimoniales
3. Fálica es la que genera más problemas, su tendencia seria incestuosa, generando una sensación de
culpabilidad busca ser castigado, para poder sentir alivio. El delincuente que confiesa y siente placer contando
los hechos.
La neurosis sería el origen del comportamiento delictivo, y es el resultado del desequilibrio en tres
instancias mentales.
1. “Super –Yo”: conciencia del deber
2. “Ello”: superpone la pulsión de los instintos es la parte más primitiva.
3. “Yo”: la instancia de la realidad, un yo bien estructurado es quien logra el equilibrio en las dos instancias
contrapuestas, cuando por el contrario hay una mala estructuración del yo se daría lugar a la neurosis.
Por su importancia en este modelo a continuación analizamos la teoría psicoanalítica.
TEORIA PSICOANALITICA
El psicoanálisis estudia el crimen como una enfermedad mental, el delincuente va tener una serie de
conflictos internos psíquicos y esto le lleva a cometer conductas delictivas. Esta teoría se resume en una serie de
puntos:


En primer lugar hablamos de un modelo psicodinámico, es decir un modelo que va a estudiar a la persona
en profundidad.
En segundo lugar realiza una división del psiquismo en Consciente, Preconsciente e Inconsciente
La estructura de la personalidad:
Según Freud la personalidad humana surge del conflicto entre nuestros impulsos instintivos tendentes a
la agresividad y a la búsqueda del placer, por un lado, y los límites sociales que se les impone por otro. La
personalidad se construye como un intento de conciliar estas dos instancias buscando la satisfacción de nuestros
instintos sin ser víctimas de los sentimientos de culpa o castigo. Para explicar este conflicto Freud construyó
unos conceptos teóricos que interactuaban entre sí: el ello, el yo y el super-yo. Estos conceptos no tienen que
considerarse como poseedores de una verdad objetiva sino más bien como herramientas útiles para la
comprensión de la dinámica de nuestro psiquismo.
El Ello (Id):
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Freud, desde el paradigma antropológico del darwinismo, asumió que las motivaciones básicas del
hombre no podían ser diferentes a las de cualquier otro animal: autoconservación, agresividad y reproducción;
no obstante, estas motivaciones no aparecían tal cual en nuestra vida social, como sí que aparecen en el resto de
animales, sino que quedan ocultas, por conveniencias culturales, a un nivel inconsciente. El ello es ese depósito
inconsciente de nuestra energía psíquica primaria que busca la satisfacción de esos impulsos biológicos
primitivos. Obviamente el ello actúa movido por el principio del placer: busca la satisfacción de nuestros deseos.
Pensemos en un niño que en un supermercado coge una bolsa de patatas la abre y empieza a comérsela para
vergüenza de su madre; está actuando movido por el principio del placer, busca la mera satisfacción de la
necesidad biológica de alimentarse.
Los impulsos del ello son innumerables sin embargo podemos agruparlos en dos grandes instintos
primarios: Eros y Tánatos. El impulso de Eros tiende a la reunión de elementos dispersos en una unidad mayor
por esto también se le denomina impulso de vida ya que la construcción de nuevas realidades es su meta
principal. Por su parte, el impulso de Tánatos busca la disolución de una unidad en un conjunto de elementos
más pequeños, se le denomina también impulso de muerte. Para Freud estos impulsos están presentes incluso
en algunos procesos inorgánicos de la naturaleza (atracción-repulsión, cristalización-disolución, etc.). El deseo
de formar una familia, de pertenecer a un grupo social, de construir algo puede ejemplificar el impulso de Eros;
por impulso de muerte.
Es importante subrayar que Freud no hace una consideración ética de estos dos impulsos, toda vez que
este tipo de consideración no es pertinente al pertenecer estos impulsos a una realidad amoral como el ello. Eros
no es bueno como Tánatos tampoco es malo, estas consideraciones carecen de valor y fundamento. ¿Acaso el
deseo de un hombre de cuarenta años de permanecer bajo la tutela de su mamá es algo bueno? ¿Acaso el deseo
de independencia en un joven es malo? Vemos que estas consideraciones carecen de sentido en sí mismas y las
valoraciones morales se sitúan a un nivel muy diferente que las valoraciones psicológicas.
Además Freud subraya que ambos impulsos se retroalimentan y dependen entre sí. Por ejemplo, un león
desea cazar una presa, para ello necesita matarla y digerirla (Tánatos) pero la finalidad de esta acción no es la
destrucción en sí sino que quizás sea el mantenimiento del propio organismo o incluso alimentar a las crías
(Eros).
El yo (ego):
A medida que el niño va creciendo va también aprendiendo que sus deseos chocan con el mundo real;
esto fuerza al niño a readaptar sus deseos a ese mundo real a través del principio de realidad. Así se construye el
yo consciente en el primer año de vida del sujeto, el yo que creemos que somos. Este yo es la parte visible de
nuestra personalidad pero las raíces profunda de nuestra identidad permanecen en el lado inconsciente de
nuestro psiquismo. Todas las motivaciones conscientes no son más que motivaciones inconscientes
transformadas por el super-yo para que el yo pueda conservar incólume su autoconcepto. Un ejemplo típico es
el amor sexual; a pesar de la poesía, el arte que lo ensalza, o los sentimientos tan nobles que alimenta, desde la
perspectivas psicoanalítica el amor tiene un origen inconsciente en el impulso de la autoperpetuación que
aparece en todos los seres vivos; la creación simbólica asociada al amor (la ternura, el afecto, la fidelidad) no son
más que velos con los que encubrir su motivación primaria, biológica e incluso fisiológica. El yo se complace en
considerar que sus sentimientos se basan en principios nobles y no en un mero impulso de satisfacción
instintivo.
Los elementos inconscientes son lesivos para el concepto que de sí mismo posee el yo, por esta razón
esos elementos inconscientes son reprimidos y no surgen a la conciencia más que en ocasiones puntuales como
sueños y actos fallidos. Los procesos de libre asociación o la interpretación de los sueños del paciente son
metodologías terapéuticas propias del psicoanálisis.
El super-yo (super-ego):
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Más tarde en el proceso de desarrollo, a los cuatro o cinco años, el individuo empieza a desarrollar
ideales de comportamientos que nos dicen no sólo como debemos de actuar para satisfacer los impulsos del ello
(principio de realidad del yo) sino como deberíamos de comportarnos. Así el sujeto va interiorizando y creando
una conciencia moral que va más allá de la adecuación práctica de su conducta a la realidad. El super-yo genera
un “ideal del yo” que intenta de imponer al propio yo efectivo.
El super-yo nace de las exigencias culturales que pesan sobre el sujeto desde su más tierna infancia. La
sociedad en su conjunto, pero sobre todo los padres del niño son los que construyen dentro de él esta instancia
psíquica. Sentimientos como los de culpa o satisfacción moral son generados en el super-yo cuando este es
satisfecho en sus exigencias.
Las exigencias del ello (principio de placer) y del super-yo (ideal moral de yo) están en franco conflicto la
resolución de este conflicto es tarea del yo que debe mediar entre las exigencias biológicas encarnadas por el ello
y las exigencias sociales representadas por el super-yo. En este cruel conflicto la posición del yo es siempre
comprometida e inestable: por un lado el ello acosa al yo con exigencias perentorias que precisan satisfacción
inmediata, por otro lado, el super-yo reprime esos impulsos e incluso las motivaciones ocultas tras las “nobles”
acciones del yo. La salud mental es ese equilibrio inestable entre estas dos potencias.
Neurosis y psicosis:
Cuando se produce el inevitable conflicto entre el ello y el super-yo el yo puede resolver este conflicto
de un modo sensato y socialmente admitido o puede no hacerlo. Cuando no se resuelve este conflicto de un
modo apropiado surge una patología mental; el yo, en este caso, puede identificarse unilateralmente con las
exigencias del super-yo o, por contra, con las exigencias del ello. En un caso se produce la neurosis y en otro la
psicosis.
Por neurosis Freud entendía un abigarrado número de patologías mentales que tienen como nexo
común que una conducta patológica afectada de estados de profunda culpa, miedo o ansiedad. El lavarse
repetitivamente las manos puede ser un ejemplo de esta conducta neurótica que pretende “purificar” de un
modo simbólico los aspectos del ello que el yo se afana en ocultar para satisfacer al super-yo. El miedo a los
espacios abiertos puede tener el mismo origen: el deseo de proteger al yo ideal de un choque contra el mundo
real que le produciría angustia y ansiedad. Otros trastornos como los depresivos pueden caer bajo esta amplia
etiqueta de “neurosis” toda vez que en estos trastornos el sujeto desarrolla una continua baja autoestima y un
continuo sentimiento de culpa: el super-yo domina la vida psíquica del enfermo mostrándole de continuo su
alejamiento de lo que “debería ser” según los estrictos criterios del yo ideal del super-yo.
Por psicosis Freud entendía aquellos trastornos en donde el sujeto se exiliaba de la realidad y construía
otra diferente a la realidad socialmente admitida. El psicótico tiene alucinaciones y no ve la realidad tal cual
nosotros la vemos sino distorsionada por las exigencias del ello que al final llevan al enfermo a un estado de
desconexión total con la realidad social y a un profundo sentimiento de soledad. Según el psicoanálisis las
psicosis sobreviene cuando el enfermo se ha tenido que enfrentar a hechos dramáticos y frustrantes que le han
empujado a cortar sus nexos con la realidad, es decir a abandonar el principio de realidad del yo en aras del
principio de placer. El sufrimiento del enfermo psicótico llega cuando percibe la exclusión social y afectiva que
conlleva su ruptura con la realidad ordinaria de tal manera que una construcción irreal del mundo que debería
satisfacer plenamente al ello desconectado con la realidad se convierte en una pesadilla.
Los niños pequeños tienen episódicos comportamientos neuróticos (fobias, angustias, etc.) y psicóticos
(amigos invisibles, alucinaciones, etc.) pero estos desajustes son normales en cualquier desarrollo psíquico. El
equilibrio entre las exigencias del ello y del super-yo es difícil y alcanzarlo es un proceso complejo con muchos
escollos intermedios.
MECANISMOS DE DEFENSA (extraído del manual de Psicología Myers):
La ansiedad, decía Freud, es el precio que pagamos por la civilización. Como miembros de grupos
sociales debemos controlar nuestros impulsos sexuales y agresivos y evitar mostrarlos. Pero a veces el yo teme la
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pérdida del control en su lucha interna entre las exigencias del ello y del super-yo, y el resultado es una nebulosa
oscura de ansiedad desmedida, que nos deja el sentimiento de intranquilidad sin saber cuál es la causa. En esos
momentos, según Freud, el yo se protege a sí mismo con mecanismos de defensa. Estas tácticas reducen o
reorientan la ansiedad de diversas maneras, pero siempre distorsionando la realidad. Veamos seis ejemplos.
La represión elimina de la conciencia los pensamientos y los sentimientos que despiertan la ansiedad.
Según Freud, la represión subyace a todos los otros mecanismos de defensa, cada uno de los cuáles ocultan
impulsos amenazantes y los mantiene alejados de la conciencia. Para él, la represión explica por qué no
recordamos el deseo que sentíamos por nuestro progenitor del otro sexo en la infancia. Sin embargo, también
creía que la represión suele ser incompleta, que los impulsos reprimidos afloran en los símbolos oníricos y en los
lapsus verbales.
Siguiendo con la teoría de Freud, también luchamos contra la ansiedad mediante la regresión, es decir,
con el retorno a una etapa más temprana del desarrollo infantil. Por tanto, es posible que cuando un niño se
siente ansioso por los primeros días de colegio haga una regresión a la etapa oral y empiece a chuparse el pulgar.
Los monos jóvenes, cuando están ansiosos, regresan al regazo de su madre o de u sustituto. También los
estudiantes universitarios de primer año pueden extrañar la seguridad y la comodidad de su hogar.
En el tercer mecanismo de defensa, la formación reactiva, el yo disfraza de manera inconsciente los
impulsos inaceptables y aparecen como sus opuestos. En el camino hacia la conciencia, la frase inaceptable “lo
odio” se convierte en “lo quiero”, la timidez se vuelve osadía y los sentimientos de inferioridad se transforman
en fanfarronería.
La proyección disimula los impulsos amenazantes atribuyéndoselos a los demás. Por tanto, “no confía
en mí” puede ser una proyección de un sentimiento real “no confío en él” o “no confío en mí mismo”. […]
El mecanismo conocido de la racionalización sucede cuando generamos inconscientemente una
justificación para poder ocultarnos a nosotros mismos los motivos reales de nuestros actos. Es así que los
bebedores habituales pueden decir que beben con sus amigos “para ser sociables”. […]
El desplazamiento, siguiendo a Freud, desvía los impulsos agresivos o sexuales hacia un objeto o una
persona que es psicológicamente más aceptable que el que despierta los sentimientos. Los niños que temen
expresar enojo contra los padres pueden desplazar este sentimiento pateando a su mascota. Los estudiantes
molestos por un examen pueden descargar su malestar contra un compañero.
Todos estos mecanismos de defensa funcionan de manera indirecta e inconsciente y reducen la ansiedad
al disimular los impulsos amenazantes. Así como el organismo se defiende inconscientemente contra la
enfermedad, así también, creía Freud, el yo se defiende inconscientemente contra la ansiedad.
LAS MODERNAS ORIENTACIONES PSICOANALÍTICAS
Las modernas tesis psicoanalíticas atribuyen a la producción del delito una defectuosa interiorización de
las normas, principalmente de las relaciones que haya tenido el individuo con su familia, con la sociedad, etc.
Amplían su temática convencional al estudio de actitudes colectivas punitivas (psicología del castigo,
psicología de la sociedad sancionadora, etc.) y prefieren explicar el crimen no como producto de desequilibrios o
conflictos intrapsíquicos, sino como consecuencia de una defectuosa interiorización por parte del individuo de
las normas sociales, lo que sugiere prestar una especial atención a los procesos de socialización y a los
denominados estados deficitarios criminógenos (así, falta de identificación del hijo con sus padres, carencia de
cariño por parte de éstos, presión psíquica y social ejercida sobre las familias,…
CRÍTICAS
El psicoanálisis criminal ha sido objeto de numerosas críticas. Desde un punto de vista metodológico se
ha cuestionado su propio cientifismo. Sus contradictores le reprochan que confunda inferencia y observación.
En buena medida, se ha dicho, sus proposiciones son irrefutables porque no son verificables.
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
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Filosóficamente el psicoanálisis conduce a un determinismo biológico.
Desde una perspectiva político criminal, reclama una poco realista no intervención, difícil de insertar en
cualquier programa eficaz de prevención.
Políticamente, refleja el marco liberal individualista de la sociedad que le vio nacer, no gozando de
consenso científico su enfoque individual-mentalista.
En el ámbito terapéutico no puede negarse la aportación de los modelos psicodinámicos y su eficacia
respecto a ciertas dolencias, pero en el etiológico-explicativo parece difícil generalizar con éxito sus
construcciones.
FREUD:
1) La delincuencia es el síntoma de conflictos internos de la persona, ubicados generalmente en el nivel
inconsciente de la mente humana.
2) Tales conflictos son una enfermedad, la cual, si no es tratada, irá empeorando de modo progresivo.
3) Los seguidores manifiestan que la delincuencia es consecuencia de una defectuosa interiorización de las
normas sociales y de estados deficitarios criminógenos (falta de identificación hijo-padre, falta de cariño,
abandono, presión psíquica y social ejercida por las familias, etc.).
Críticas a la explicación del delito que aporta el psicoanálisis:
1) Carencias metodológicas.
2) Sus proposiciones son irrefutables porque no son verificables.
3) Opera con hipótesis no observables (el inconsciente).
LA CONDUCTA VIOLENTA DESDE EL PSICOANÁLISIS. OPINIONES DE DIFERENTES
AUTORES
A) Sigmund Freud
El padre del psicoanálisis Sigmund Freud intento estudiar a los delincuentes dividiéndolo en dos
categorías, principalmente:
1) Delincuentes por sentimiento de culpa
En 1915, Freud publicó un artículo en el que declaró que, por paradójico que parezca, estos criminales
presentan un sentimiento de culpabilidad anterior al delito, por lo que llega a la conclusión de que la
consumación de su acto representa, para el sujeto delincuente, un alivio psíquico enlazado con la necesidad de
mitigar la culpa anterior. Dicho de otro modo, al cometer el delito el sujeto satisface una necesidad de
autocastigo proveniente de una inconsciente sensación de culpabilidad (y que según él, proviene de la culpa
primordial en el complejo de Edipo: matar al padre para quedarse con la madre).
Para Freud, la culpa es la manifestación ambivalente de los instintos de vida y de muerte pues la culpa
vendría de las tensiones entre el superyó y el ello que se manifiestan en una necesidad latente de ser castigado.
Aclara también que solamente la culpa no aflora en el campo consciente sino que frecuentemente está reprimido
en el inconsciente.
2) Delincuentes sin sentimientos de culpa
Son sujetos que no han desarrollado inhibiciones morales o creen justificada su conducta por su lucha
contra la sociedad (personalidades psicopáticas y psicopatológicas) con un remarcado debilitamiento del súper
yo, o bien con una estructura yoica incapaz de preservar los impulsos agresivos y tendencias sádicas en el ello
mediante los mecanismos de defensa.
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Además agrega como características del delincuente dos rasgos esenciales: el egocentrismo y una
tendencia destructora, pero además dice que en todos los hombres hay una disposición natural o de agresividad
debido al narcisismo.
B) Alfred Adler
Alfred Adler fue uno de los primeros alumnos y primer disidente de las teorías de Freud, creador de la
llamada psicología individual. Plasma toda su obra en base a tres principales postulados: los sentimientos de
inferioridad, los impulsos de poderío y los sentimientos de comunidad. Para él, los sentimientos de comunidad
son los que atenúan los sentimientos de inferioridad (que además son congénitos y universales) y controlan los
impulsos de poderío.
Adler hace énfasis en que un fuerte sentimiento de inferioridad, la aspiración de superioridad personal y
un deficiente sentimiento de comunidad son siempre reconocibles en la fase precedente a la desviación de la
conducta. Además, la actividad antisocial que se dirige contra el prójimo es adquirida precozmente por aquellos
niños que caen en la errónea opinión de que todos los demás pueden ser considerados como objetos de su
pertenencia. Su comportamiento peligroso dependerá del grado de sentimiento a la comunidad. El delincuente,
según Adler, posee una convicción de su propia superioridad, consecuencia posterior y compensatoria a su
inferioridad de la temprana infancia.
C) Theodor Reik
Theodor Reik dedicó bastante de su teoría e investigación a la conducta criminal. Ejemplo de ello es su
libro El psicoanálisis del criminal, donde Reik pone énfasis en que debe existir una labor conjunta entre
psicoanalistas y criminólogos para aclarar los hechos delictuosos expresando que uno de los medios más
eficaces para descubrir al criminal anónimo es precisar el móvil del crimen.
Señaló que el acto criminal debe ser la expresión de la tensión mental del individuo, surgiendo de su
estado mental para constituir la satisfacción prometida a sus necesidades psicológicas. De acuerdo con los
conceptos psicoanalíticos, existen en los crímenes mecanismos de proyección: el criminal huye de su propia
conciencia cómo le haría ante un enemigo exterior, proyectando hacia fuera a este enemigo interno. Bajo tal
presión, el yo delincuencial lucha vanamente y el criminal se vuelve descuidado y se traiciona a sí mismo en una
especie de compulsión mental, cometiendo errores que en realidad han sido determinados por el inconsciente.
Ejemplo de esto sería la incapacidad de un sujeto de no dejar rastros suyos sino por el contrario, dejando
indicios en la escena del crimen. Otro ejemplo que deja en claro el anhelo desconocido del yo a entregarse a la
justicia, sería el regreso de los criminales a la escena del crimen.
D) Alexander y Staub
Para estos autores todo hombre es innatamente un criminal y su adaptación a la sociedad comienza
después de la victoria sobre el complejo de Edipo. Así mientras un individuo normal consigue en el periodo de
latencia reprimir las genuinas tendencias criminales de sus impulsos y sublimándolos hacia un sentido pro social,
el criminal fracasa en esta adaptación.
Manifiesta que el neurótico y el criminal han fracasado en su capacidad de resolver el problema de sus
relaciones con la familia en un sentido social. Mientras que el neurótico exterioriza simbólicamente y por medio
de síntomas histéricos, el delincuente se manifiesta mediante su conducta criminal. Una característica de todos
los neuróticos y de la mayor parte de los criminales la constituye el quedar incompleta la incorporación del
superyó.
E) Sandor Ferenczi
Sandor Ferenczi observó por medio del psicoanálisis de diversos criminales anarquistas que el complejo
de Edipo aún se hallaba en plena evolución, valga decir, que esté aún no se había resuelto y que sus actos
representaban simbólicamente una venganza desplazada contra la tiranía primitiva u opresora de su progenitor.
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Encuentra que el criminal nunca puede explicar en realidad lo cometido, pues es y será siempre incomprensible
para él. Los motivos que da sobre sus fechorías son siempre complejas racionalizaciones.
Para Sandor, la personalidad se compone de tres elementos: yo instintivo, yo real y yo social (similares a
la segunda tópica freudiana: ello, yo y superyó) cuando predomina el yo instintivo en el sujeto, Ferenczi dice que
es un criminal genuino; si el yo real es débil, la delincuencia toma un carácter neurótico y cuando la debilidad
expresa se centra en la hipertrofia del yo social, existen los delitos a raíz de un sentimiento de culpabilidad.
F) Karl Abraham
Discípulo de Freud, Karl Abraham argumenta que los individuos con características delincuenciales se
encuentran fijados en la primera etapa sádico oral: individuos con rasgos agresivos regidos por el principio del
placer (tal como compartimos en un anterior artículo, las personalidades antisociales tienen a proyectar rasgos
de agresividad oral en el test de la figura humana de Machover).
También señaló similitudes entre la guerra y los festivales totémicos basados en los trabajos de su
maestro, pues toda la comunidad se une para hacer cosas que le están absolutamente prohibidas al individuo.
Por último, cabe destacar que Abraham realizó numerosas investigaciones para intentar comprender las
perversiones criminales.
G) Melanie Klein
Melanie Klein encontró que los niños con tendencias a sociales y antisociales eran quienes más temían a
la posible retaliación de sus padres como castigo. Llegó a la conclusión de que, no es la debilidad del superyó,
sino la abrumadora severidad de éste la responsable del comportamiento característico de personas asociales y
criminales, esto como resultado de la proyección irreal de sus miedos y fantasías persecutorias en la temprana
fase sádica contra sus padres.
Cuando el niño logra desvincular el imago irreal y destructor que el niño proyecta a sus padres y se inicia
el proceso de adaptación social por la introyección de valores y deseos de retribuir las fantasías agresivas
proyectadas, cuanto más aumente la tendencia de subsanar su culpa por la falsa imagen que tenía de los padres y
crezca su capacidad creadora más se apaciguara al superyó; pero en los casos en que como resultado de un
fuerte sadismo y tendencias destructoras prevalece la estructura superyoica fuerte, habrá una fuerte y
abrumadora angustia por lo que el individuo puede sentirse compelido a destruir o matar. Vemos aquí que las
mismas raíces psicológicas de la personalidad pueden desarrollarse hasta constituir paranoia o criminalidad.
H) Jacques Lacan
Sin duda alguna, Jacques Lacan es la figura más destacada dentro del psicoanálisis actual. Lo que más
interesó a Lacan en cuanto a temas criminológicos, fueron los crímenes cometidos por psicóticos paranoides,
donde las ideas delirantes y alucinaciones son causantes de sus conductas. Para Lacan, la pulsión agresiva que se
resuelve en el crimen surge así, como la afección que sirve de base a la psicosis, puede decirse que es
inconsciente lo que significa que el contenido intencional que la traduce en la conciencia, no puede manifestarse
sin un compromiso con las exigencias sociales integradas por el sujeto, esto es, sin un camuflaje de los motivos
constituyentes del delito.
Los caracteres objetivos del crimen, la elección de la víctima, la eficacia criminal, su desencadenamiento
y ejecución varían continuamente según la significación de la posición fundamental. La pulsión criminal que
concibe él como base de la paranoia, sería simplemente una abstracción poco satisfactoria si no fuese controlada
por una serie de anomalías correlativas de los instintos socializados. El asesinato del otro no representa sino el
intento de asesinato de nosotros mismos, justamente porque el otro representaría nuestro ideal propio. Será
labor del analista hallar los contenidos forcluidos causante de los delirios psicóticos que encausan al homicidio.
I) Erich Fromm
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Psicoanalista humanista, propone que la destructividad difiere al sadismo en el sentido de que la primera
propone y busca la eliminación del objeto, pero es similar en cuanto es consecuencia del aislamiento e
impotencia. Para Erich Fromm, las conductas sádicas están profundamente enraizadas a una fijación en la etapa
sádico anal. El análisis realizado por él considera que, la destructividad es consecuencia a la angustia existencial.
Además para Fromm, la explicación de la destructividad no puede hallarse en términos de herencia
animal o instintivo (como propone, por ejemplo Lorenz) sino que debe entenderse en bases a los factores que
distinguen al hombre del resto de los animales
2.2) MODELOS PSIQUIÁTRICOS (PSICOPATOLOGÍA)
Sólo a partir del s. XIX comienza a distinguirse entre delincuente y enfermo mental. Pero
tradicionalmente otras han sido a lo largo de la historia las ideas sobre el delincuente e incluso sobre el propio
concepto de salud y enfermedad mental. La sociedad, siempre alarmada y perpleja por el crimen, ha atribuido
éste a supuestas anomalías mentales del autor:
Criminalidad ↔ Anormalidad↔ Enfermedad
La clasificación convencional de las enfermedades y trastornos mentales se diversifica progresivamente.
La Psicopatología criminal se ocupa de los signos y síntomas que constituyen la enfermedad mental,
estudiando al hombre delincuente en sus diversas funciones psíquicas mediante el establecimiento de una serie
de categorías y reglas generales. Equivale pues, a la semiología de la Psiquiatría.
Cabe apreciar manifestaciones patológicas en las diversas funciones psíquicas: en la inteligencia, el
pensamiento y el lenguaje, describiéndose igualmente trastornos de la conciencia, de la memoria y de la
voluntad; y se conocen del mismo modo psicopatologías de la atención y orientación temporo-espacial, de la
percepción de la afectividad y de los instintos.
De las muy diversas clasificaciones de trastornos psíquicos y enfermedades mentales, dos merecen
especial mención:
1. La del CIE.10 de la Organización Mundial de la Salud y
2. La del hoy DSM.IV de la Asociación de Psiquiatría Americana.
A juicio de los expertos, parece que oligofrénicos y psicópatas son los dos grupos que entran más a
menudo en conflicto con el ordenamiento penal. Aunque también ha de hacerse referencia a los trastornos
orgánicos, es decir, al delirium y las demencias; a los relacionados con el consumo y dependencia de las drogas; a
la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, en particular la paranoia; a las psicosis maniaco-depresivas o
trastornos bipolares, a las depresiones; a las neurosis y trastornos somatomorfos, facticios y disociativos; a las
parafilias y otros trastornos sexuales; a los que afectan al control de los impulsos, concretamente la ludopatía, la
cleptomanía y la piromanía, etc.
Entre las enfermedades psiquiátricas más comunes que podrían darse en los delincuentes encontramos
las siguientes:
Las oligofrenias (retraso mental)
En primer lugar la oligofrenia es aquella enfermedad que va producir una insuficiencia cuantitativa del
grado de inteligencia. Si esta insuficiencia es del 80% nos encontramos ante una eximente completa, si es del
25% incompleta.
Se distingue entre un retraso mental leve, moderado, grave y profundo.
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El retraso mental leve representa el 85% de los retrasos mentales. Afecta a quienes tienen un CI entre
50-55 y 70. Son sujetos educables, capaces de realizar tareas no cualificadas y de adquirir ciertas habilidades
socio-laborales, pero no alcanzan una total autonomía económica.
El retraso mental moderado, al parecer, representa el 10% de los retrasos mentales. El CI de quienes lo
padecen se sitúa entre 35-40 y 50-55. Son personas adiestrables, capaces de aprender hábitos de higiene y
seguridad, adaptándose bien a la vida en comunidad si bien sólo pueden realizar funciones muy simples y apenas
costear su subsistencia con ellas.
El retraso mental grave suele constituir entre el 3 y 4% del total de los retrasos mentales. El CI oscila
entre 20-25 y 35-40. Quienes lo sufren sólo pueden aprender a hablar y a realizar tareas elementales, el
desarrollo del lenguaje es mínimo y no son capaces de escribir. Sufren, a menudo de síndromes neurológicos
asociados de índole congénita, exhibiendo actitudes agresivas e impulsivas.
El retraso mental profundo que representa entre el 1 y el 2% del total de los retrasos mentales afecta a
individuos con un CI inferior a 20 o 25. Suelen padecer enfermedades neurológicas asociadas, siendo personas
carentes de autonomía que necesitan vigilancia y asistencia permanentes.
En los grados profundos del retraso mental, la misma incapacidad psicofísica reduce muy drásticamente
la posibilidad real de delinquir. El oligofrénico profundo es fundamentalmente víctima de ciertos delitos, como
el abandono, malos tratos u otros, no sujeto activo.
En las formas moderada y leve del retraso mental se detecta el mayor índice y variedad de criminalidad,
siendo generalmente factor común a todas ellas la impulsividad, la irreflexión y la ausencia de planificación
previa por parte del autor, así como la desproporción innecesaria y la ejecución burda del hecho.
Particular interés, tanto desde un punto de vista forense como criminológico, tienen los supuestos
fronterizos al retraso mental ("borderline") porque a la debilidad mental se asocian otros factores delictógenos
como la agresividad, el escaso control de la vida instintiva, la baja tolerancia a la frustración y la impulsividad.
Quienes se hallan en esta zona limítrofe suelen implicarse en delitos contra las personas (homicidios y lesiones),
contra la libertad sexual (agresiones y abusos sexuales) y contra la seguridad.
El delito que comete con mayor frecuencia el oligofrénico es el robo; robos mal elaborados, de escasa
cuantía y significación, en los que por sus limitaciones no suelen intervenir en papeles de primera magnitud, sino
como cómplices, manipulados por los autores principales.
El oligofrénico se implica también en delitos contra la libertad sexual como son la violación y pedofilia,
influyendo cierto componente vindicativo que concurre con tal déficit, pues ha sido con frecuencia víctima de
burla y menosprecio que hacen germinar en el mismo, actitudes de hostilidad y venganza.
El delito de incendio forma parte también del limitado repertorio criminal del oligofrénico. Pero la
motivación de éste no es la del pirómano ni la del incendiario por interés, sino la estúpida fascinación por el
fuego de quien no anticipa las consecuencias futuras de sus actos, o ve en el fuego, complacido, un instrumento
de venganza.
La neurosis
Las neurosis no son enfermedades, ya que no consta exista una causa orgánica subyacente que provoque
el espectro clínico propio de estos cuadros. El peso etiológico del trastorno recae sobre contingencias
fundamentalmente psicológicas.
La neurosis es un trastorno menor. A diferencia de la psicosis, la neurosis no provoca una ruptura de la
realidad. Se inicia durante la infancia, al crear el niño de personalidad débil e insegura, un mundo exterior
incierto y amenazante, si bien el conflicto neurótico puede tener otra génesis ( reacciones a problemas reales del
mundo exterior o a factores somáticos). La angustia constituye su núcleo fundamental (excepto en las neurosis
obsesivas), a partir del cual emergen otros fenómenos psicopatológicos: irritabilidad, fobias, inquietud, déficit de
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atención y concentración. En las neurosis obsesivas, la tristeza, el sentimiento de culpa y la duda prevalecen
como sentimientos nucleares del cuadro.
El fracaso de los mecanismos de defensa del equilibrio del "yo" desempeña un papel crucial en la
explicación de la clínica neurótica. El neurótico trata de protegerse frente a la angustia y la tensión interior que
generan los conflictos psíquicos que padece. Se sirve para ello de determinados mecanismos de defensa, pero no
lo consigue por utilizarlos de forma ineficaz y patológica.
La neurosis es aquella enfermedad que produce reacciones psíquicas que se consideran anormales. Las
reacciones van a darse frente a situaciones determinadas y su origen se encuentra en una causa psíquica. En
estos casos hablaríamos de atenuantes.
La psicosis
La psicosis son enfermedades que también van a dar lugar a eximentes completas. Las psicosis vienen
dadas por perturbaciones cualitativas de la normalidad psíquica. A los psicóticos se les considera enfermos
mentales y la enfermedad viene provocada por el propio organismo.
Tipos de psicosis
Las psicosis pueden ser de dos tipos:

Psicosis endógenas:
1. La esquizofrenia: Parece que son personas normales pero acaban mostrando su lado agresivo.
2. Paranoias: Son personas que tienen una enfermedad crónica que va avanzando lentamente, son personas
que tienen celos y manías persecutorias.
3. Psicosis maniaco depresivas: La persona que sufre esta enfermedad tiene cambios en sus estados de
ánimo, su capacidad intelectual es buena pero sufren trastornos bipolares. Por ejemplo un posible
delincuente sería aquel que se queda en su casa encerrado y a los pocos días se muestra muy agresivo y
quiere salir, en esos momentos es cuando se podría causar el delito.
4. La epilepsia: Es una enfermedad que produce una serie de ataques convulsivos que traen como
consecuencia pérdidas de conocimiento. En estos supuestos el delincuente realizaría acciones delictivas y
después no se acordarían de nada.

Psicosis exógenas: Son aquellas que vienen dadas por hechos externos como por ejemplo drogas y
alcohol, o incluso ser derivadas de traumas. El alcohol es una droga que puede perturbar la razón del
delincuente y llevarle a realizar delitos que atentan contra la vida. Las drogas por otro lado actúan al
revés, los delincuentes van a delinquir para poder adquirir esa droga. Por otro lado los traumas se dan
cuando los delincuentes sufren un estado de shock, se tienen reacciones violentas.
El delirium y las demencias
El delirium o delirio (confusión mental caracterizada por alucinaciones, reiteración de pensamientos
absurdos e incoherencia).
De entre los trastornos orgánicos cognoscitivos, destacan el delirium y las demencias.
La delictogénesis más frecuentemente asociada al delirium son los delitos contra las personas, lesiones e
incluso homicidios y los hechos de relevancia criminológica son los que suceden en una fase previa de
predelirium.
En cuanto a las demencias, el conflicto con el ordenamiento penal se produce sobre todo, en los inicios
de la enfermedad a través de trastornos de conducta, con desinhibición de tipo sexual y comportamientos
irregulares como agresividad verbal o comisión de pequeños hurtos.
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
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El homicidio por celos es uno de los delitos de más frecuente comisión durante la vejez, probablemente
por la proclividad al paranoidismo que sufre la tercera edad. A continuación figuran los delitos sexuales, muy a
menudo intrafamiliares. Por último se describen delitos patrimoniales del anciano demente con rasgos
llamativos de puerilidad, innecesariedad e impulsividad como serían los robos patológicos.
Con la evolución de la enfermedad, el demente llega a perder la propia conciencia de culpa.
Trastornos relacionados con el consumo y dependencia del alcohol y drogas.
Alcohol:
Ocasiona importantes trastornos somáticos, psíquicos y sociales. Perturba las facultades de elección,
juicio y raciocinio del sujeto, potenciando la agresividad de éste.
etílica.
El perfil de la delictogénesis del alcohol depende de la naturaleza aguda o crónica de la intoxicación
En la intoxicación aguda el comportamiento delictivo se explica por la exaltación de la vitalidad del
sujeto unida al descontrol psicomotor que éste sufre durante la misma.
Son
usuales
las
pulsiones
incendiarias, abusos sexuales de carácter homosexual, alteraciones del orden público y delitos contra la
seguridad del tráfico.
En la intoxicación crónica, el amplio deterioro que ésta induce abarca todas las actividades sociales y
familiares, siendo frecuentes entre otros los delitos sexuales, estafas, agresiones y delitos de omisión.
Particular interés psiquiátrico y criminológico tiene el denominado “delirio celotípico” del alcohólico que
suele dar lugar a graves delitos contra las personas, incluido el homicidio al creer el paciente ser víctima de
engaño sexual por su cónyuge.
Otras toxicomanías
El DSM.IV y el CIE.10 se ocupan y describen trastornos muy diversos, cuya gravedad oscila entre la
mera intoxicación y el consumo perjudicial, de una parte y cuadros psicóticos e incluso demenciales, de otra.
En cuanto a la delictogénesis asociada a la droga, hay que distinguir la criminalidad instrumental, que se
orienta precisamente a la obtención y financiación de la droga.
La criminalidad ocasionada por los efectos directos de la droga, es decir, por los trastornos psicóticos
inducidos por ciertas sustancias, suele traducirse en delitos contra la vida y la integridad, delitos contra la libertad
sexual, etc. debiendo añadirse la significativa tasa de suicidios en el particular de ciertas drogas (LSD)
Criminológicamente es oportuno subrayar que el adicto realiza el mayor número de hechos delictivos
NO durante el síndrome de abstinencia, sino bajo el síndrome amotivacional, es decir, un momento o fase
anterior no impregnada por el tóxico ni dinamizada por la carencia, sino justamente dirigida a evitarla.
Esquizofrenia
Es la enfermedad mental por excelencia y, de otra parte, la más frecuente de las psicosis endógenas. La
esquizofrenia incapacita al sujeto para valorar la realidad y para gobernar rectamente su propia conducta, ya que
implica un abanico de disfunciones cognoscitivas y emocionales que pueden afectar a la percepción, al
pensamiento inferencial, el lenguaje y la comunicación, la fluidez y productividad del pensamiento y el habla
entre otros, con el inexorable deterioro de su actividad laboral y social.
La esquizofrenia produce una transformación psicótica del individuo que le impide establecer un juicio
correcto sobre los datos de la realidad.
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
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El esquizofrénico no contraviene significativamente la ley penal. Sucede, sin embargo, que sus crímenes,
aún cuando no representen índices llamativos, atemorizan porque son atroces, crueles y carecen de sentido y
justificación, porque la brutalidad del esquizofrénico y la indiferencia afectiva de éste “lobo solitario” que jamás
da muestras de arrepentimiento, fomentan socialmente su aureola demoníaca.
En el esquizofrénico, el delito debe ser considerado como un síntoma más de su enfermedad. Pero se
trata siempre de un crimen sin historia y sin sentido, que no se entiende ni se puede prever, inútil, absurdo, aún
cuando su comisión le permita liberarse experimentando un gran alivio.
El esquizofrénico delinque solo, sin cómplices, actuando como un lobo solitario. Sus delitos más usuales
son los delitos contra la integridad (lesiones) y amenazas; le siguen los delitos contra el patrimonio.
Los crímenes más graves contra la vida suelen ser obra muy a menudo, de esquizofrénicos.
El trastorno delirante o paranoia
El trastorno delirante es menos frecuente que la esquizofrenia. Afecta más a la mujer que al varón. Se
sitúa en torno a los cuarenta años (más tarde que la esquizofrenia) siendo su curso, por lo general, crónico.
No suele ocasionar deterioro intelectual ni laboral y su morbilidad estimada alcanza el 0,1%.
A diferencia de lo que sucede con las esquizofrenias, el delirio del paranoide es comprensible, como su
comportamiento criminal y su afectividad difiere de la frialdad y lejanía del esquizofrénico.
La paranoia constituye un sistema delirante de desarrollo insidioso (malicioso con apariencia inofensiva),
incurable. El delirio es el núcleo central de la paranoia, aunque tiene carácter secundario, es comprensible,
convincente e incluso puede contagiarse y compartirse con terceros.
El enfermo conserva el resto de su personalidad (no afectada específicamente por el delirio) intacta, así
como su vida social y de relación. No presenta alteraciones sensibles en su raciocinio, sentimientos y voluntad,
si bien en la paranoia la vida entera se pone al servicio del delirio.
La hipertrofia del Yo es uno de los rasgos de la personalidad del paranoico, a la que se une su suspicacia
y desconfianza, su recelo hacia los demás o su falta de sentido del humor.
La temática delirante de esta psicosis da lugar a diferentes tipos de particular interés criminológico:







Erotomaníaco (persecución a personajes públicos)
Celotípico (las más agresivas)
Persecutorio (las más frecuentes)
Reivindicatorio o querulante (ocasionan actuaciones judiciales sin fundamento)
Somático.
Mixto.
El no especificado.
El trastorno delirante tiene particular interés criminológico por la especial peligrosidad del paranoico, no
siempre fácil de percibir o detectar a tiempo.
El paranoico no se siente enfermo, ni lo parece. Suele ser buen trabajador, aunque frío y distante.
Amante padre de sus hijos, aunque rígido y autoritario. Fiel esposo o esposa, aunque celoso y desconfiado.
Ahora bien, posee un colosal potencial de agresividad, latente pero siempre dispuesto.
En los delirios mesiánicos, el enfermo se considera el elegido de Dios y poseedor de la razón universal,
por lo que comete el crimen por el bien de todos en un gesto sublime y heroico incompatible con toda suerte de
arrepentimiento.
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
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Los paranoicos celotípicos y los persecutorios ven en el crimen el castigo ejemplar que merecen sus
provocadores, la única salida posible, en una actitud justiciera que les impulsa inexorablemente a ejecutarlo.
El delito del paranoico es frío y premeditado, reflexivo. Los delitos de los paranoicos dependen de la
naturaleza o clase de delirio que padezcan. Son usuales los de injurias, desacatos y resistencia a la autoridad, los
de acusación y denuncia falsa y los delitos contra la vida.
Trastornos del estado de ánimo y del humor
Los trastornos bipolares (psicosis maníaco-depresiva) y las depresiones.
El trastorno bipolar moviliza la constitución y la herencia, según parecen demostrar los estudios
genéticos. Desde finales de los cincuenta, las investigaciones científicas se polarizan en torno a las bases
bioquímicas de los trastornos depresivos. La edad de comienzo se sitúa alrededor de los treinta años en los
trastornos bipolares, mientras los unipolares suelen comenzar más tardíamente (entre los cuarenta y los
cincuenta años). Se discute, también, si existe un tipo de personalidad, o ciertos rasgos de ésta, proclives a las
psicosis de los afectos, si bien todo indica que el biotipo pícnico y el temperamento sintónico-ciclotímico
concentra el mayor número de estos trastornos.
Criminológicamente, estos trastornos tienen menor relevancia que otros.
depresiva es la enfermedad fásica por excelencia.
La
psicosis
maníaco-
Clínicamente, la fase depresiva y la maniaca presentan síntomas distintos y, en consecuencia, una
diferente proclividad criminógena.
En la fase depresiva, la tristeza se corporaliza y la inhibición afecta a los movimientos y al lenguaje,
fluyendo el pensamiento de forma lenta. En todo caso, el eje nuclear de la depresión es la tristeza vital y
profunda que afecta a todas las esferas del enfermo.
La fase maníaca representa la otra cara de la misma moneda siendo inversa su sintomatología: euforia,
irritabilidad, exaltación, incremento de la actividad social, laboral, sexual, gran fluidez de pensamiento,
locuacidad, sentimientos de grandeza y acusada autoestima, disminución de la necesidad de dormir,
predisposición a emprender negocios de riesgo, actividades peligrosas y gastos desmedidos, hiperactividad
psicomotora.
En los trastornos bipolares, la edad de comienzo se sitúa alrededor de los 30 años.
El gran riesgo de la fase depresiva lo constituyen las conductas autolíticas y el suicidio. Junto al suicidio
puro y simple, cabe citar como delito típico de la depresión el “suicidio ampliado”, en el que el enfermo,
después de matar a sus seres queridos, pone fin a su vida; les mata por amor, para salvarles de las graves ruinas
que anuncia el delirio y luego se suicida, pero la muerte de sus seres queridos no es consentida por éstos.
La fase maníaca es, lógicamente, más delictógena que la depresiva. El comportamiento criminal, no
obstante, se detecta con facilidad porque ni el enfermo premedita su comisión –poco elaborada- ni se esconde o
excusa después de llevarla a cabo.
El comportamiento delictivo es más frecuente durante los estados hipomaníacos o premaníacos y no, sin
embargo y aunque parezca paradójico en la fase maníaca propiamente dicha.
Trastornos de ansiedad (neurosis), somatomorfos, facticios y disociativos
Las neurosis no son enfermedades ya que no consta que exista una causa orgánica subyacente. El peso
etiológico del trastorno recae sobre contingencias fundamentalmente psicológicas.
La neurosis es un trastorno menor, a diferencia de la psicosis, la neurosis no provoca una ruptura de la
realidad. Se inicia durante la infancia. La angustia constituye su núcleo fundamental (excepto en las neurosis
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
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obsesivas) a partir de la cual emergen otros fenómenos psicopatológicos como irritabilidad, fobias, inquietud,
déficit de atención y concentración.
En las neurosis obsesivas, la tristeza, el sentimiento de culpa y la duda prevalecen como sentimientos
nucleares del cuadro.
Las neurosis son trastornos dimensionales, es decir, cuantitativos. No hay neuróticos y no neuróticos
sino personas con alto o bajo nivel de neuroticismo.
El neurótico no entra fácilmente en conflicto con la legalidad penal ya que su propia naturaleza insegura,
angustiada e inestable conspira contra el mismo. De hacerlo, es más autoagresivo que heteroagresivo.
Los trastornos de ansiedad pueden generar delitos contra el patrimonio y conductas sexualmente
desviadas como el exhibicionismo.
Los trastornos obsesivos son proclives a conflictos como la cleptomanía, piromanía, etc.
Trastornos sexuales: particular referencia a las parafilias
Las parafilias constituyen fantasías sexuales, repetidas e intensas, de tipo excitatorio que por lo general
engloban: objetos no humanos, sufrimiento o humillación de uno mismo o de la pareja o participación de
terceros (incluidos infantes) que no consienten.
La parafilia conlleva un déficit insuperable para establecer relaciones afectivas maduras y adultas con
personas del sexo opuesto y frecuentemente van acompañadas de sentimientos de culpa y vergüenza.
Por su delictogénesis destacan:
La pedofilia
Deseo intenso y recurrente de mantener relaciones sexuales con impúberes, tanto detipo heterosexual
como homosexual. El pedófilo comete por lo general, delitos de abusos sexuales en niños, de pornografía
infantil y de corrupción de menores.
El sadismo
Al igual que el masoquismo proviene de una patológica “erotización del dolor”. En las estructuras
perversas estas pulsiones se asumen sin angustia ni complejo de culpa, sucediendo lo contrario en las estructuras
neuróticas.
El sádico se ve implicado, por lo general, en delitos de agresión sexual y lesiones, aunque también en
delitos contra la vida.
El exhibicionismo
El exhibicionista de estructura perversa (a diferencia del neurótico) no se siente angustiado ni culpable,
usa precauciones para no ser detenido y obtiene más placer cuanto mayor sea el escándalo de su conducta y
peligro que asume al realizarla.
El voyeurismo o escoptofilia
“Mirón”. Parafilia de menor intensidad que no constituye en sí misma una actividad patológica. Refleja
la persistencia de placeres sexuales infantiles no genitales en la sexualidad adulta.
El fetichismo
Es una parafilia relativamente frecuente, sobre todo en el varón, incluso en homosexuales, que obtienen
excitación y satisfacción sexuales con objetos, es decir, descartando la relación genital.
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La necrofilia
Grave trastorno de la sexualidad. Es excepcional y aparece asociado a severas perturbaciones
psiquiátricas.
A modo de síntesis, los trastornos de mayor interés criminógeno se dan en el varón, la franja de edades
más conflictiva se da en la década de los 20; la mayor cuota de participación de la delincuencia sexual la ostentan
los oligofrénicos, psicópatas (sobre todo del subtipo sádico) y los neuróticos. Los delitos de más frecuente
comisión son las agresiones sexuales (violación) en todas sus variantes.
Trastornos en el control de los impulsos
Todos ellos tienen en común la dificultad para resistir un impulso, una motivación o una tentación de
llevar a cabo un acto perjudicial para el propio sujeto o para terceros. Éste por lo general experimenta una
sensación de tensión interior antes de realizar la conducta, experimentando placer, gratificación o liberación en
el momento de llevarla a cabo, con o sin posterior sentimiento de culpa, arrepentimiento o autoreproche
El trastorno explosivo intermitente se caracteriza por la aparición de episodios aislados en los que el
individuo no puede controlar los impulsos agresivos, dando lugar a violencias o daños en la propiedad. El grado
de agresividad expresada durante el episodio es desproporcionado respecto al estímulo que lo provoca.
La cleptomanía se caracteriza por una dificultad recurrente para resistir el impulso de robar objetos que
no son necesarios para el uso personal o por su valor monetario. El cleptómano no planifica ni ejecuta el delito
de forma cautelosa y elaborada. Actúa solo, sin cómplices. Se trata de un trastorno más frecuente en la mujer.
La piromanía se caracteriza por un patrón de comportamiento que lleva a provocar incendios por puro
placer, gratificación o liberación de la tensión. Ejecuta múltiples incendios, siempre de forma deliberada,
elaborada y meticulosa. Es más frecuente en el varón.
El juego patológico (ludopatía) se caracteriza por un comportamiento de juego desadaptado, recurrente
y persistente, que altera la vida personal, familiar o profesional del enfermo. Es un trastorno más usual en el
varón. A veces se le asocia a trastornos depresivos, siendo significativo el porcentaje de ludópatas que intentan
conductas suicidas.
La necesidad imperiosa de jugar aumenta en los períodos de estrés o de depresión.
Las psicopatías o trastornos de la personalidad
Psicopatía, sociopatía y personalidad antisocial suelen utilizarse como sinónimos, mereciendo amplio
reconocimiento la definición que ofrecía inicialmente el DSM III de la Asociación Americana de Psiquiatría: el
término psicópata se reserva a individuos que están básicamente sin socializar y cuyos patrones de conducta les
llevan a continuos conflictos con la sociedad. Son incapaces de una lealtad relevante hacia individuos, grupos y
valores sociales. Son extremadamente egoístas, insensibles, irresponsables, impulsivos e incapaces de sentirse
culpables y de aprender de la experiencia del castigo. Su nivel de tolerancia de frustraciones es bajo. Tienden a
culpabilizar a los otros.
Los estudios respecto a la prevalencia de los trastornos de la personalidad en la población forense,
apuntan que es el trastorno antisocial de la personalidad el más frecuente, seguido del trastorno límite y del
trastorno paranoide de personalidad
Garrido Genovés defiende que existe una correlación indiscutible entre psicopatía y delincuencia,
empíricamente constatada. Pues aun cuando las investigaciones hasta ahora realizadas deben completarse con
un más matizado análisis factorial, la imagen de un prototipo de delincuente mal socializado, extravertido,
neurótico e impulsivo goza de gran predicamento, así como la hipótesis de que los psicópatas representan, en
términos cuantitativos, el subgrupo más importante del total de la población criminal.
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La personalidad psicopática plantea hoy, entre otros, dos problemas fundamentales: la verificación de su
supuesto correlato orgánico o fisiológico y la relevancia criminógena de la misma. La existencia de un
condicionamiento biológico o sustrato orgánico de la psicopatía parece haberse comprobado por
investigaciones neurofisiológicas y biosociales, ciertas anomalías cerebrales y del sistema nervioso autónomo.
La personalidad psicopática ha sido el campo preferido de numerosas investigaciones empíricas dirigidas
a contrastar los más dispares modelos teóricos explicativos de la criminalidad. Así, por ejemplo, las de
EYSENCK (modelos biológico-conductuales o de condicionamiento del proceso de socialización), cuya
hipótesis ha revisado, entre nosotros, PÉREZ SÁNCHEZ, y TRASLER las realizadas en el campo
neurofisiológico, por A. J. RABIN y otros muchos sobre disfunciones cerebrales mínimas (MBD), anomalías
electroencefalográficas (EEG abnormality: "ritmo delta", "ritmo lento", etc.), etc., y sobre todo, los recientes
estudios sobre el sistema nervioso autónomo o vegetativo (ANS) del propio EYSENCK, MEDNICK,
SIDDLE, etc., que operan con conceptos como el "nivel de estimulación cortical", "SCR" (2skin conductancerecovery"), indicadores del grado de actividad del sistema nervioso.
La vacilante y contradictoria jurisprudencia de nuestros tribunales al resolver sobre la responsabilidad
criminal del psicópata da buena fe de la imprecisión de esta categoría psiquiátrica y del grado de incertidumbre
que domina, por tanto, la praxis judicial.
¿Que entendemos por personalidad?
La personalidad puede definirse como el conjunto de rasgos emocionales y de conducta que caracterizan
a una persona en su vida diaria y que son relativamente estables y predecibles.
Los rasgos de personalidad son pautas duraderas en la forma de percibir, relacionarse y pensar acerca del
entorno y de sí mismo, que se hacen patentes en amplios contextos sociales y personales.
Solo cuando los rasgos de personalidad son inflexibles y desadaptativos, y causan deterioro funcional
significativo o malestar subjetivo, puede diagnosticarse un trastorno de la personalidad.
Definición del DSM-IV de trastorno de personalidad
Patrón permanente e inflexible de experiencias internas y comportamiento que se aparta acusadamente
de las expectativas culturales.
Características generales comunes a los trastornos de personalidad




Grupo heterogéneo de alteraciones persistentes, inflexibles e inadaptativas
Deterioran el funcionamiento social y ocupacional
No existe pérdida de contacto con la realidad
Pueden ocasionar malestar emocional
Ubicación diagnostica: Aparecen ubicados en el eje II de la clasificación multiaxial del DSM
¿Que son los trastornos de la personalidad?
La manifestación esencial de un trastorno de la personalidad es un patrón duradero de conductas y
experiencias internas que se desvía marcadamente de lo que culturalmente se espera del individuo y que va más
allá de lo habitual en la mayoría de las personas. Este patrón es inflexible y desadaptativo en un amplio rango de
situaciones personales y sociales, y conduce a una perturbación clínicamente significativa o a deterioro social,
ocupacional, o de otras áreas del funcionamiento. El patrón es estable y de larga duración, y su comienzo puede
ser rastreado por lo menos desde la adolescencia o adulto temprano. No puede ser interpretado como una
manifestación o consecuencia de otro trastorno mental y no se debe, al efecto fisiológico directo de una
sustancia (p.ej.: drogas de abuso, medicación, o exposición a sustancias tóxicas) o a condición médica general
(p.ej.: traumatismo craneal). Existen criterios específicos de diagnóstico para cada trastorno de la personalidad.
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
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¿Cómo se llega a desarrollar un trastorno de la personalidad?
La expectativa de desarrollar un trastorno de la personalidad a lo largo de la vida, está en torno al 5% y
la prevalencia, es decir, el número de casos encontrados oscila entre el 10,3% y el 13%.
El origen de los trastornos de la personalidad continua siendo desconocido. No obstante, en la
actualidad existe gran consenso a la hora de afirmar que la personalidad se desarrolla a partir de la interacción
entre un conjunto de disposiciones hereditarias y de influencias ambientales. Es necesario realizar más
investigaciones para aclarar los factores psicológicos y/o biológicos que causan el trastorno de personalidad.
¿Cuándo sospechar un trastorno de la personalidad? Características generales de los afectados.
Los síntomas varían ampliamente en los individuos y difieren de acuerdo con el diagnóstico. Estas
personas muestran dificultades para enfrentar la vida y el medio ambiente. Las características generales de los
afectados son: 1) conductas que se adaptan mal, con un inicio precoz en la adolescencia o al comenzar la vida
adulta 2) conductas que afectan a todas las áreas de la personalidad, procesos cognitivos y motivacionales, el
estilo propio de relación en definitiva, causando problemas a los demás y a sí mismos en casi todas las facetas de
la vida 3) dificultades en el control de los impulsos y en las necesidades de gratificación 4) comportamientos
estables, predecibles y que se mantienen durante casi toda la vida.
¿Cómo se clasifican?
Los trastornos de la personalidad están estructurados en tres grupos (según la clasificación del DSM-IV).
El grupo A comprende aquellas personas que suelen ser consideradas como extrañas o excéntricas e incluye los
trastornos de la personalidad paranoide, esquizoide y esquizotípico.
Estas personas son muy aisladas, desconfiadas, con dificultad para procesar la realidad que los rodea y
no pueden diferenciar la información que proviene del exterior con la generada por ellos.
Trastorno paranoide de la personalidad: Desconfianza excesiva o injustificada, suspicacia, hipersensibilidad y
restricción afectiva
Trastorno esquizoide de la personalidad: Dificultad para establecer relaciones sociales, ausencia de
sentimientos cálidos y tiernos, indiferencia a la aprobación o crítica.
Trastorno esquizotípico de la personalidad: Anormalidades de la percepción, pensamiento, del lenguaje y de
la conducta; que no llega a reunir los criterios para la esquizofrenia.
El grupo B comprende personas con una clara inclinación al dramatismo, muy emotivas y con conductas
erráticas e incluye los trastornos de personalidad histriónico, narcisista, antisocial y límite. A estas personas les
cuesta mucho controlar sus impulsos. Son muy inestables emocionalmente, lo que les ocasiona ciertos
problemas para adaptarse a su entorno.
Trastorno histriónico de la personalidad: Conducta teatral, reactiva y expresada intensamente, con relaciones
interpersonales marcadas por la superficialidad, el egocentrismo, la hipocresía y la manipulación.
Trastorno narcisista de la personalidad: Sentimientos de importancia y grandiosidad, fantasías de éxito,
necesidad exhibicionista de atención y admiración.
Trastorno antisocial de la personalidad: Conducta antisocial continua y crónica, en la que se violan los
derechos de los demás. Se presenta antes de los 15 años y persiste en la edad adulta.
Trastorno límite de la personalidad: Inestabilidad en el estado de ánimo, la identidad, la autoimagen y la
conducta interpersonal.
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El grupo C comprende a personas que acostumbran a ser ansiosas y temerosas e incluye los trastornos de
personalidad por evitación, por dependencia y el obsesivo compulsivo, así como una categoría llamada trastorno
de la personalidad no especificado( que incluye el trastorno pasivo agresivo de la personalidad y el trastorno
depresivo de la personalidad).
Son personas muy inseguras, ansiosas y con muchos miedos, que ponen en marcha una serie de
mecanismos de defensa cuando se sienten amenazados, los cuales determinan los distintos tipos de
personalidad.
Trastorno de la personalidad por evitación: Hipersensibilidad al rechazo, la humillación o la vergüenza.
Retraimiento social a pesar del deseo de afecto, y baja autoestima.
Trastorno de la personalidad por dependencia: Pasividad para que los demás asuman las responsabilidades y
decisiones propias. Subordinación e incapacidad para valerse solo. Falta de autoconfianza.
Trastorno obsesivo-compulsivo: Perfeccionismo, obstinación, indecisión, excesiva devoción al trabajo y al
rendimiento. Dificultad para expresar emociones cálidas y tiernas.
Criterios diagnósticos generales para un Trastorno de la personalidad [Criterios CIE-10]
A. Un patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las
expectativas de la cultura del sujeto. Este patrón se manifiesta en dos (o más) de las áreas siguientes:
1. Cognición (p. ej., formas de percibir e interpretarse a uno mismo, a los demás y a los acontecimientos)
2. Afectividad (p. ej., la gama, intensidad, labilidad y adecuación de la respuesta emocional)
3. Actividad interpersonal
4. Control de los impulsos
B. Este patrón persistente es inflexible y se extiende a una amplia gama de situaciones personales y sociales.
C. Este patrón persistente provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes de la actividad del individuo.
D. El patrón es estable y de larga duración, y su inicio se remonta al menos a la adolescencia o al principio de la
edad adulta.
E. El patrón persistente no es atribuible a una manifestación o a una consecuencia de otro trastorno mental.
F. El patrón persistente no es debido a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, un
medicamento) ni a una enfermedad médica (p. ej., traumatismo craneal).
Criterios para el diagnóstico de Trastorno paranoide de la personalidad [Criterios CIE-10]
A. Desconfianza y suspicacia general desde el inicio de la edad adulta, de forma que las intenciones de los demás
son interpretadas como maliciosas, que aparecen en diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de los
siguientes puntos:
1. Sospecha, sin base suficiente, que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a hacer daño o les van a
engañar
2. Preocupación por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de los amigos y socios
3. Reticencia a confiar en los demás por temor injustificado a que la información que compartan vaya a ser
utilizada en su contra
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4. En las observaciones o los hechos más inocentes vislumbra significados ocultos que son degradantes o
amenazadores
5. Alberga rencores durante mucho tiempo, por ejemplo, no olvida los insultos, injurias o desprecios
6. Percibe ataques a su persona o a su reputación que no son aparentes para los demás y está predispuesto a
reaccionar con ira o a contraatacar
7. Sospecha repetida e injustificadamente que su cónyuge o su pareja le es infiel
B. Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del
estado de ánimo con síntomas psicóticos u otro trastorno psicótico y no son debidas a los efectos fisiológicos
directos de una enfermedad médica.
Nota: Si se cumplen los criterios antes del inicio de una esquizofrenia, añadir "premórbido", por
ejemplo, "trastorno paranoide de la personalidad (premórbido)".
Criterios para el diagnóstico de Trastorno esquizoide de la personalidad [Criterios CIE-10]
A. Un patrón general de distanciamiento de las relaciones sociales y de restricción de la expresión emocional en
el plano interpersonal, que comienza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos, como lo
indican cuatro (o más) de los siguientes puntos:
1. Ni desea ni disfruta de las relaciones personales, incluido el formar parte de una familia
2. Escoge casi siempre actividades solitarias
3. Tiene escaso o ningún interés en tener experiencias sexuales con otra persona
4. Disfruta con pocas o ninguna actividad
5. No tiene amigos íntimos o personas de confianza, aparte de los familiares de primer grado
6. Se muestra indiferente a los halagos o las críticas de los demás
7. Muestra frialdad emocional, distanciamiento o aplanamiento de la afectividad
B. Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del
estado de ánimo con síntomas psicóticos u otro trastorno psicótico y no son debidas a los efectos fisiológicos
directos de una enfermedad médica.
Nota: Si se cumplen los criterios antes del inicio de una esquizofrenia, añadir "premórbido", por
ejemplo, "trastorno esquizoide de la personalidad (premórbido)".
Criterios para el diagnóstico de Trastorno esquizotípico de la personalidad [Criterios CIE-10]
A. Un patrón general de déficit sociales e interpersonales asociados a malestar agudo y una capacidad reducida
para las relaciones personales, así como distorsiones cognoscitivas o perceptivas y excentricidades del
comportamiento, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como lo indican
cinco (o más) de los siguientes puntos:
1. Ideas de referencia (excluidas las ideas delirantes de referencia)
2. Creencias raras o pensamiento mágico que influye en el comportamiento y no es consistente con las normas
subculturales (p. Ej., superstición, creer en la clarividencia, telepatía o "sexto sentido"; en niños y adolescentes,
fantasías o preocupaciones extrañas)
3. Experiencias perceptivas inhabituales, incluidas las ilusiones corporales
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4. Pensamiento y lenguaje raros (p. Ej., vago, circunstancial, metafórico, sobreelaborado o estereotipado)
5. Suspicacia o ideación paranoide
6. Afectividad inapropiada o restringida
7. Comportamiento o apariencia raros, excéntricos o peculiares
8. Falta de amigos íntimos o desconfianza aparte de los familiares de primer grado
9. Ansiedad social excesiva que no disminuye con la familiarización y que tiende a asociarse con los temores
paranoides más que con juicios negativos sobre uno mismo
B. Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del
estado de ánimo con síntomas psicóticos u otro trastorno psicótico o de un trastorno generalizado del
desarrollo.
Nota: Si se cumplen los criterios antes del inicio de una esquizofrenia, añadir "premórbido", por
ejemplo, "trastorno esquizotípico de la personalidad (premórbido)".
Criterios para el diagnóstico de Trastorno antisocial de la personalidad [Criterios CIE-10]
A. Un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se presenta desde la edad de 15
años, como lo indican tres (o más) de los siguientes ítems:
1. Fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el
perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención
2. Deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un beneficio
personal o por placer
3. Impulsividad o incapacidad para planificar el futuro
4. Irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones
5. Despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás
6. Irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o de hacerse
cargo de obligaciones económicas
7. Falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o
robado a otros
B. El sujeto tiene al menos 18 años.
C. Existen pruebas de un trastorno disocial que comienza antes de la edad de 15 años.
D. El comportamiento antisocial no aparece exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia o un episodio
maníaco.
Criterios para el diagnóstico de Trastorno límite de la personalidad [Criterios CIE-10]
Un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la efectividad, y una notable
impulsividad, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como lo indican
cinco (o más) de los siguientes ítems:
1. Esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginado. Nota: no incluir los comportamientos
suicidas o de automutilación que se recogen en el criterio 5.
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2. Un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre los
extremos de idealización y devaluación.
3. Alteración de la identidad: autoimagen o sentido de sí mismo acusada y persistentemente inestable.
4. Impulsividad en al menos dos áreas, que es potencialmente dañina para sí mismo (p. Ej., gastos, sexo, abuso
de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida). Nota: no incluir los comportamientos suicidas o de
automutilación que se recogen en el criterio 5.
5. Comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes, o comportamiento de automutilación.
6. Inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo (p. Ej., episodios de intensa
disforia, irritabilidad o ansiedad, que suelen durar unas horas y rara vez unos días)
7. Sentimientos crónicos de vacío.
8. Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira (p. Ej., muestras frecuentes de mal genio, enfado
constante, peleas físicas recurrentes).
9. Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves.
Criterios para el diagnóstico de Trastorno histriónico de la personalidad [Criterios CIE-10]
Un patrón general de excesiva emotividad y una búsqueda de atención, que empiezan al principio de la edad
adulta y que se dan en diversos contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:
1. No se siente cómodo en las situaciones en las que no es el centro de la atención.
2. La interacción con los demás suele estar caracterizada por un comportamiento sexualmente seductor o
provocador.
3. Muestra una expresión emocional superficial y rápidamente cambiante.
4. Utiliza permanentemente el aspecto físico para llamar la atención sobre sí mismo.
5. Tiene una forma de hablar excesivamente subjetiva y carente de matices.
6. Muestra autodramatización, teatralidad y exagerada expresión emocional.
7. Es sugestionable, por ejemplo, fácilmente influenciable por los demás o por las circunstancias.
8. Considera sus relaciones más íntimas de lo que son en realidad.
Criterios para el diagnóstico de Trastorno narcisista de la personalidad [Criterios CIE-10]
Un patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento), una necesidad de admiración y
una falta de empatia, que empiezan al principio de la edad adulta y que se dan en diversos contextos como lo
indican cinco (o más) de los siguientes ítems:
1. Tiene un grandioso sentido de autoimportancia (p. Ej., exagera los logros y capacidades, espera ser
reconocido como superior, sin unos logros proporcionados).
2. Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios.
3. Cree que es "especial" y único y que sólo puede ser comprendido por, o sólo puede relacionarse con otras
personas (o instituciones) que son especiales o de alto status.
4. Exige una admiración excesiva.
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
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5. Es muy pretencioso, por ejemplo, expectativas irrazonables de recibir un trato de favor especial o de que se
cumplan automáticamente sus expectativas.
6. Es interpersonalmente explotador, por ejemplo, saca provecho de los demás para alcanzar sus propias metas.
7. Carece de empatía: es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.
8. Frecuentemente envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él.
9. Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbias.
Criterios para el diagnóstico de Trastorno de la personalidad por evitación [Criterios CIE-10]
Un patrón general de inhibición social, unos sentimientos de inferioridad y una hipersensibilidad a la evaluación
negativa, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como lo indican cuatro (o
más) de los siguientes ítems:
1. Evita trabajos o actividades que impliquen un contacto interpersonal importante debido al miedo a las
críticas, la desaprobación o el rechazo.
2. Es reacio a implicarse con la gente si no está seguro de que va a agradar.
3. Demuestra represión en las relaciones íntimas debido al miedo a ser avergonzado o ridiculizado.
4. Está preocupado por la posibilidad de ser criticado o rechazado en las situaciones sociales.
5. Está inhibido en las situaciones interpersonales nuevas a causa de sentimientos de inferioridad.
6. Se ve a sí mismo socialmente inepto, personalmente poco interesante o inferior a los demás.
7. Es extremadamente reacio a correr riesgos personales o a implicarse en nuevas actividades debido a que
pueden ser comprometedoras.
Criterios para el diagnóstico de Trastorno de la personalidad por dependencia [Criterios CIE-10]
Una necesidad general y excesiva de que se ocupen de uno, que ocasiona un comportamiento de sumisión y
adhesión y temores de separación, que empieza al inicio de la edad adulta y se da en varios contextos, como lo
indican cinco (o más) de los siguientes ítems:
1. Tiene dificultades para tomar las decisiones cotidianas si no cuenta con un excesivo aconsejamiento y
reafirmación por parte de los demás.
2. Necesidad de que otros asuman la responsabilidad en las principales parcelas de su vida.
3. Tiene dificultades para expresar el desacuerdo con los demás debido al temor a la pérdida de apoyo o
aprobación. Nota: no se incluyen los temores o la retribución realistas.
4. Tiene dificultades para iniciar proyectos o para hacer las cosas a su manera (debido a la falta de confianza en
su propio juicio o en sus capacidades más que a una falta de motivación o de energía).
5. Va demasiado lejos llevado por su deseo de lograr protección y apoyo de los demás, hasta el punto de
presentarse voluntario para realizar tareas desagradables.
6. Se siente incómodo o desamparado cuando está solo debido a sus temores exagerados a ser incapaz de cuidar
de sí mismo.
7. Cuando termina una relación importante, busca urgentemente otra relación que le proporcione el cuidado y el
apoyo que necesita.
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
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8. Está preocupado de forma no realista por el miedo a que le abandonen y tenga que cuidar de sí mismo.
Criterios para el diagnóstico de Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad [Criterios CIE-10]
Un patrón general de preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental e interpersonal, a
expensas de la flexibilidad, la espontaneidad y la eficiencia, que empieza al principio de la edad adulta y se da en
diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de los siguientes ítems: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.
1. Preocupación por los detalles, las normas, las listas, el orden, la organización o los horarios, hasta el punto de
perder de vista el objeto principal de la actividad.
2. Perfeccionismo que interfiere con la finalización de las tareas (p. Ej., es incapaz de acabar un proyecto porque
no cumple sus propias exigencias, que son demasiado estrictas).
3. Dedicación excesiva al trabajo y a la productividad con exclusión de las actividades de ocio y las amistades (no
atribuible a necesidades económicas evidentes).
4. Excesiva terquedad, escrupulosidad e inflexibilidad en temas de moral, ética o valores (no atribuible a la
identificación con la cultura o la religión).
5. Incapacidad para tirar los objetos gastados o inútiles, incluso cuando no tienen un valor sentimental.
6. Es reacio a delegar tareas o trabajo en otros, a no ser que éstos se sometan exactamente a su manera de hacer
las cosas.
7. Adopta un estilo avaro en los gastos para él y para los demás; el dinero se considera algo que hay que
acumular con vistas a catástrofes futuras.
8. Muestra rigidez y obstinación.
¿Cuál es la diferencia entre un psicópata y un sociópata?
El sociópata es aquél individuo con un temperamento normal, pero que no tiene adquiridos los
atributos socializadores como consecuencia de una crianza negligente e incompetente por parte de los
principales agentes de socialización.
El psicópata presenta un desorden de la personalidad, una condición crónica, persistente y egosintónica (no hay conciencia de enfermedad). Los individuos psicopáticos o psicópatas aceptan su modo de ser
como natural y apropiado. Se caracterizan por una insensibilidad, irresponsabilidad, impulsividad, frialdad o
superficialidad emocional.
Enfoque Criminológico De Los Psicópatas
Desde el punto de vista criminológico, se considera una actuación psicopática "en serie", cuando como
mínimo se presentan tres hechos y con un cierto invervalo de tiempo entre cada uno.
A diferencia de quien comete hechos "en masa", el psicópata es repetitivo, escogiendo a sus víctimas y
planeando cuidadosamente sus actuaciones.
Los Psicólogos y Psiquiatras Forenses los han perfilado genéricamente de la siguiente manera:
1. Normalmente se trata de hombres jóvenes (aunque también hay una lista de mujeres psicópatas que
representan el 11%, de las cuales la mayoría son lesbianas –observación de correlación, mas no de
causalidad)-.
2. La mayoría son de raza blanca.
3. Atacan preferentemente a las mujeres.
4. El primer hecho lo comenten antes de cumplir los 30 años de edad.
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
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5. Infancia traumática por abandono, malos tratos físicos, psíquicos o sexuales.
6. Tendencia al aislamiento de la sociedad y tratar de vengarse de ella.
7. Tiene un mundo imaginario lleno de fantasías mejor que el real (dentro de su mente). No distingue entre
la fantasía y la realidad.
8. Se siente amo del mundo.
9. Revive con cada víctima los abusos sufridos, identificándose con el agresor.
10. Tiene contacto personal con las víctimas: utiliza armas u objetos de diversa índole, estrangula, golpea. El
uso de armas de fuego no es frecuente entre los psicópatas.
11. Finge emociones que no siente.
12. Busca su propio placer.
13. Solitario.
14. Manipulador.
15. Puede parecer sociable y de aspecto encantador.
16. Cree que todo le está permitido. Particular sentido de la libertad.
17. Se excita con el riesgo y lo prohibido.
18. Humilla a sus víctimas para recobrar la autoridad y realzar su autoestima.
19. Cuando su actuación es organizada (como el caso que nos ocupa), preparan sus actos minuciosamente
sin dejar pistas, dificultando su captura. El psicópata desorganizado si deja pistas y comete errores,
facilitando su captura.
20. Una vez capturados suelen confesar, a veces atribuyéndose más víctimas, dado su afán de protagonismo
y celebridad.
21. Tendencia lúdica a "jugar" con la policía, desafiándola y sintiéndose superior.
En el caso de mujeres psicópatas, básicamente se caracterizan así:
1.
2.
3.
4.
5.
Son menos violentas.
Raramente sus actos tienen connotaciones sexuales.
Usan métodos discretos y sencillos para atacar.
El veneno es el recurso más utilizado para actuar.
Son metódicas y muy cuidadosas.
Caracterización de los psicópatas
Según el predominio de una u otra anomalía o rasgo característico, surgen las diversas variedades de las
personalidades psicopáticas. Se ha tratado de delimitar en ellas tipos homogéneos, agrupando las diversas
características clínicas, teniendo en cuenta el carácter forzosamente artificioso de estos grupos, ya que no es
posible encasillar la enorme variedad de la vida psíquica en patrones fijos.
Seguiremos en la exposición la clasificación de los tipos psicopáticos formulada por K. Schneider, autor que
con más rigor ha descrito los rasgos de las personalidades psicopáticas. Todos estos grupos se presentan no sólo
en diferentes grados de intensidad, sino también en todas sus combinaciones. Así, hay depresivos inseguros de
sí mismos, fanáticos explosivos, hipertímicos desalmados, abúlicos con rasgos de necesidad de estimación,
abúlicos inseguros, etc. Debe añadirse que, en los casos más ligeros, las diferencias entre p. y normalidad son
difíciles de precisar.
a) Psicópatas hipertímicos. Comprende este grupo aquellas personalidades caracterizadas por un estado
de ánimo fundamentalmente alegre y una desbordante actividad. Se trata de individuos socialmente agradables,
divertidos y desenvueltos. A pesar de su actividad y optimismo, la falta de profundidad y autocrítica, así como la
inconstancia, justifican la frecuente desadaptación e inestabilidad social.
b) Psicópatas depresivos. Constituyen la imagen opuesta del grupo anterior. Tienen un estado de ánimo
habitualmente deprimido y una concepción pesimista de la vida (v. DEPRESIÓN). Son individuos preocupados
por su salud física, abrumados por sus escrúpulos, se ven amenazados por un futuro incierto y son incapaces de
alegrarse por el éxito propio.
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
31
c) Psicópatas inseguros de sí mismos. Se caracterizan, fundamentalmente, por la sensación de
inseguridad. Estas personalidades están continuamente pensando en ellas mismas, achacándose la culpa de todo
fracaso. Viven atormentados por escrúpulos de conciencia y sentimientos de insuficiencia. Sobre el terreno
constituido por estas personalidades pueden surgir los fenómenos obsesivos, entendiendo con este término la
presentación de contenidos de la conciencia, que el sujeto no puede reprimir, a pesar de juzgarlos como
absurdos.
d) Psicópatas fanáticos. Constituyen personalidades marcadamente activas y expansivas, caracterizadas por
la existencia de ideas prevalentes o sobrevaloradas, bien de índole personal o referentes a la concepción del
mundo. Existen fanáticos personales, como los litigantes, que luchan con todo ardor y tenacidad por combatir
todo lo que estiman causable de su ideario y programa. Sobre estas personalidades fanáticas pueden surgir
verdaderos desarrollos paranoicos (v. PARANOIA).
e) Psicópatas con afán de notoriedad. Con este nombre se conocen aquellas personalidades que quieren
parecer, ante sí y ante los demás, más de lo que es. Se trata de sujetos falsos, inauténticos, veleidosos, siempre
atraídos por lo nuevo e incapaces de establecer una relación afectiva duradera y profunda. Toda la personalidad
de estos psicópatas está puesta al servicio de parecer más de lo que se es. Esta necesidad de estimación puede
mostrarse mediante un modo de ser excéntrico: el sujeto realiza las cosas más extrañas con el fin de atraer sobre
sí la atención de los demás. Otras posibilidades utilizadas por el sujeto para ganar notoriedad son la
autoalabanza, la fanfarronería o la pura invención.
f) Psicópatas de estado de ánimo lábil. Son personalidades en las que de un modo insospechado
aparecen oscilaciones del humor o estado de ánimo: se trata de una tendencia periódica a presentar reacciones
depresivas frecuentes, intensas e inmotivadas, de carácter irritable. Es llamativo el cambio de comportamiento
experimentado por el sujeto en determinados días, en los que reacciona desproporcionadamente frente a
estímulos banales, mientras que en otras ocasiones el sujeto tolera grandes estímulos sin apenas reacción. De
tales cambios de humor pueden brotar acciones impulsivas, principalmente fugas, ingestión desmesurada de
bebidas alcohólicas y dilapidación.
g) Psicópatas explosivos. Son aquellas personas que, ante el motivo más insignificante, montan en cólera y
pierden el autocontrol. Cualquier palabra les ofende, determinando inmediatamente una respuesta insultante o
agresiva. Fuera de estas reacciones, tales individuos son casi siempre tranquilos y dóciles. Con frecuencia,
muestran una gran sensibilidad al alcohol, desencadenándose con facilidad reacciones explosivas y violentas.
h) Psicópatas desalmados. Con este nombre se designan las personalidades psicopáticas caracterizadas
por un embotamiento afectivo. Son individuos que carecen de sentimientos de compasión, vergüenza,
arrepentimiento y conciencia moral. Conocen perfectamente las normas morales, pero no subordinan a ellas su
conducta. La frialdad de sentimientos se manifiesta tempranamente, siendo frecuentes en la infancia la
inadaptabilidad escolar, el precoz despertar de la sexualidad (v.), e incluso la comisión de delitos, ya de modo
solitario o en grupos junto a otros sujetos asociales. Tienen extraordinaria importancia social estos psicópatas
por su acentuada peligrosidad, dando lugar a todo tipo de delitos, desde crímenes brutales hasta atentados
contra la propiedad.
i) Psicópatas abúlicos. Son individuos muy sugestionables que se entregan, sin resistencia alguna, a todos
los influjos, siendo fáciles de seducir por otros sujetos y por las situaciones ambientales. Aunque son accesibles
a las buenas influencias, esta disposición es pasajera; dominan en la caracterología del abúlico la inconstancia y la
inestabilidad.
j) Psicópatas asténicos. Comprende este grupo los sujetos que por motivos caracterológicos fracasan
corporalmente, quejándose de rápida fatiga, insomnio, dolores de cabeza, agotamiento, trastornos cardiacos, etc.
(v. NEURASTENIA). Se trata de individuos en continua auto observación de sus funciones corporales, que con
el tiempo terminan funcionalmente perturbadas (v. ASTENIA).
Tipos de psicópatas
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
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El psicópata tiene, al menos, tres modos de relacionarse psicopáticamente con el otro.
El asociativo: es cuando un psicópata entra en relación con otro psicópata. Este tipo de asociación se da
cuando el proyecto que debe realizar lo supera ampliamente como individuo. La relación es tensa y el equilibrio
se mantiene mientras persista el objetivo. Hay que recordar que estamos hablando de personas altamente
narcisistas, egocéntricas; en consecuencia, el apego que puedan tener sólo lo justifica el objetivo.
El segundo modo de relacionarse con el otro es el tangencial, es decir, cuando el psicópata se encuentra
con la víctima ocasional; cuando ejerce su psicopatía en función de una acción de tipo delictiva, una violación,
una estafa, por ejemplo. Es un encuentro 'puntual'. Otro modo de relacionarse es el complementario: cuando el
psicópata encuentra su complementario, o el complementario encuentra su psicópata. La relación es de doble
vía y está lejos del preconcepto víctima-victimario; ambos participan activamente para mantener el vínculo.
Considero que la persona que logra permanecer junto a un psicópata, no es otro psicópata, como
habitualmente se entiende. Yo creo que el que más chance tiene de relacionarse y permanecer con un psicópata,
es un neurótico. Estas relaciones son metaestables, se mantienen, pero con explosiones y desequilibrios a lo
largo de todo su desarrollo.
TIPOLOGÍA DE LOS PSICÓPATAS
VARIABLE
TIPOLOGÍA DE CONDUCTA
1.1. Uso particular de la 1.1.1. Intolerancia a los impedimentos. Ve las normas como obstáculos.
libertad
1.2. Creación de códigos 1.2.1. Sorteo de las normas.
propios
1.2.2. Falta de remordimiento o culpa.
1.2.3. Intolerancia a las frustraciones, reacciones de descompensación.
1.2.4. Defensa alo plástica: le echa la culpa a otros de lo que le sucedió a él
(agregado por el autor del Libro).
1.3. Repetición de patrones 1.3.1. Ritos.
conductuales
1.3.2. Automatismos.
1.3.3. Impulsos.
1.3.4. Sello psicopático personal en sus actuaciones.
1.4. Necesidad de estímulos 1.4.1. Asunción de conductas riesgosas.
intensos
1.4.2. Tendencia al aburrimiento.
1.4.3. Escasos proyectos a largo plazo.
1.4.4. Podría usar drogas.
1.4.5. Búsqueda de emociones intensas.
1.4.6. Satisfacción sexual perversa.
Satisfacción de necesidades distintas
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
33
VARIABLE
TIPOLOGÍA DE CONDUCTA
2.1. Egocentrismo
2.1.1. Sobrevaloración
2.2. Falta de empatía
2.2.1. Tosco y hostil
2.3. Manipulación
2.3.1. Seducción. Captación perfecta de las necesidades de otros.
2.3.2. Mentiras
2.3.3. Actuación
2.4. Coerción
2.4.1. Dominio de poder
2.5. Parasitismo
2.5.1. Logra las cosas por medio de astucia y pasividad
2.6. Relaciones utilitarias
2.6.1. Usa a las personas
2.7. Insensibilidad
2.7.1. Crueldad
2.7.2. Tolerancia a situaciones de tensión
"Cosificación" de otras personas
Acto psicopático grave
VARIABLE
TIPOLOGÍA DE CONDUCTA
3.1. Tormenta psicopática
3.1.1. Homicidio brutal
3.1.2. Masacre
3.1.3. Violaciones en serie
3.1.4. Otros actos asociales graves
3.2. Perversiones sexuales
3.2.1. Concepto perturbado del sexo
Los cinco términos sintomáticos del psicópata (Según los doctores Bruno y Tortora)
Otros estudiosos del fenómeno psicopático como A. Bruno/G. Tortora ("Los psicópatas" Psicología
forense, sexología y praxis), establecen cinco términos sintomáticos de la personalidad psicopática:
1. Enafectividad. Desde niño se observa un desapego y un carácter disimulado. No manifiesta inclinación
al afecto que se le brinda. No comprende los afectos y la frialdad emocional es su signo.
2. Amoralidad. Son insensibles moralmente. Falta el juicio moral y la noción de ética. Algunos autores son
de la tesis que estas personas también tienen tolerancia al dolor físico (hipoalgesia).
3. Impulsividad.
4. Inadaptabilidad. Son crueles. Tendencia a lo delictivo y a no respetar las jerarquías. Se molestan con
las autoridades. Desde niños no respetan los reglamentos escolares.
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
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5. Incorregibilidad. Son incorregibles porque son insensibles al castigo o al premio.
Hechos reales
El siguiente es parte del interrogatorio policial practicado al psicópata estrangulador y caníbal Arthur
Shawcroos (13 víctimas-USA):
¿Le mortifica haber matado a una amiga Dorothy Keller? "No, en absoluto".
¿No siente remordimiento? No
¿Por qué no enterró el cuerpo de June Scott? Me habría gustado encontrar un gran hoyo y meter en
él todos los cuerpos, para que estuvieran todas juntas.
¿Cómo hizo para matarlas tan fácilmente? La mayor parte de las veces ni yo sabía que iba a matarlas.
Además, me conocían y no esperaban eso de mí. Las atacaba rápidamente y las dejaba paralizadas.
¿Tuvo contacto con la policía durante las investigaciones? Siempre iba a comer a un sitio donde a
menudo iban policías. Hablaba con ellos para saber cómo avanzaba la investigación.
¿Se da cuenta de lo que hacía en el momento de matar a las muchachas? Sí, pero me daba igual.
La rutina...
¿Mató a mucha gente, nunca tuvo miedo que lo capturaran? Nunca pensé verdaderamente en ello.
¿Es terrible lo que usted ha hecho? Sí.
¿Qué debería hacer la policía con una persona como usted? Meterme en la cárcel toda la vida. Si
me sueltan volveré a hacerlo.
Enfermedad mental y delito: la peligrosidad del enfermo mental
La sociedad teme mucho al enfermo mental (más por la imprevisibilidad e incomprensibilidad del
comportamiento y actitudes de todo individuo psicótico, que disminuye las posibilidades de una efectiva
prevención, que por el peligro objetivo que representa).
Sin embargo, el delincuente psicótico significa un porcentaje muy reducido en el total de la población
criminal, muy inferior del que pudiera pensarse, pues la experiencia demuestra que la mayor parte de los
infractores de la ley son sorprendentemente normales desde un punto de vista psíquico,
Los estudios clásicos que sugerían una significativa asociación entre cuadros psicóticos y violencia
pecaban de notorios vicios metodológicos.
Hoy ya no puede mantenerse que el delincuente sea un loco, ni que la locura genere necesariamente
criminalidad. Del mismo modo que no todo delincuente es un psicópata, no todo psicópata delinque.
2.3) MODELOS PSICOLÓGICOS (PSICOLOGÍA EMPÍRICA): TEORÍAS EN EL ÁMBITO
DE LA PSICOLOGÍA CRIMINAL
La Psicología, bajo la influencia del positivismo, se ocupó del estudio de la personalidad criminal. La
Psicología “empírica” trata de explicar el proceso de adquisición de ciertos modelos de conducta. Para el
modelo psicodinámico los determinantes últimos del comportamiento criminal son fuerzas motivacionales,
tendencias o impulsos que operan por debajo del umbral de la conciencia. El conductismo por el contrario
supone un rotundo desplazamiento hacia las influencias externas: estímulos y refuerzos. Por el contrario las
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
35
teoría socioconductuales del aprendizaje social ponen el acento en el llamado aprendizaje “observacional” o
“vicario” (esto es, por la observación de modelos).
La Psicología empírica trata de explicar la conducta desde el punto de vista psicobiológico. Desde su
concepción biológica explica la conducta, y desde el marco social el aprendizaje social. Por lo cual relaciona el
comportamiento criminal como producto del aprendizaje social.
1. El modelo biológico conductual.
Se trata de un conjunto de construcciones teóricas que explican no cómo se aprenden el
comportamiento criminal, si no por qué ciertas personas (los delincuentes) fracasan en la inhibición eficaz de la
conductas socialmente prohibidas que el resto de los ciudadanos han aprendido a evitar.
La conducta aprendida por la observación, es la consecuencia de nuestros actos.


Asociación de estímulos, modelo biológico, el comportamiento humano se convierte el algo importante
para la adopción de conductas, (premio frente castigo).
Modelo biológico conductual explica que el delincuente no ha desarrollado el modelo referente al temor
anticipado (castigo).
La parte más importante de este modelo es que tiene un planteamiento correctivo, ofrece soluciones a
través de técnicas de modificación de la conducta, se puede conseguir enseñarle habilidades de las cuales carece
el delincuente y suplir sus carencias para que éste logre la relación entre miedo y castigo.
Su estudio estuvo basado en el sistema de economía de fichas, esta técnica pretendía modificar
conductas, el trabajo fue realizado con un grupo de adolescentes a los cuales se les reubicaba un hogar paralelo.
Si cumplían objetivos se les premiaba en función de sus gustos y expectativas, y en caso contrario se les
sancionaba restringiendo las actividades que más les gustaban.
Modelo biológico conductual
El comportamiento criminal no se aprende, sino que ciertas personas (los
delincuentes) fracasan en la inhibición eficaz de las conductas socialmente
prohibidas que el resto de los ciudadanos han aprendido a evitar o inhibir
eficazmente.
Especial interés tienen las teorías de EYSENCK, TRASLER y JEFFERY1
TEORIA DE LA PERSONALIDAD DELICTIVA DE EYSENCK.
Uno de los teóricos más importantes del estudio de la personalidad es Hans Eysenck. Un psicólogo
nacido en Alemania, pero que a los 18 años se instaló en el Reino Unido donde creció profesionalmente. Llevó
a cabo muchas investigaciones, aunque se hizo famoso por su teoría de la personalidad.
Su enfoque se enmarca dentro de la teoría de los rasgos, que asume que la conducta está determinada
por unos atributos relativamente estables que son las unidades fundamentales de la propia personalidad, porque
predisponen a una persona actuar de una manera determinada. Esto significa que los rasgos deben ser
coherentes a través de situaciones y con el tiempo, pero pueden variar entre los individuos.
Eysenck en su modelo de personalidad postula que la expresión de la conducta humana depende de las
condiciones ambientales, de los rasgos y tipos de personalidad, siendo estos denominados por éste autor como
dimensiones de personalidad: Extroversión, Neuroticismo y Psicoticismo, los que a su vez están fuertemente
influenciados por factores genéticos, y produciéndose finalmente el condicionamiento.
Sus objetivos eran reducir el enorme número de acontecimientos de la conducta humana a un pequeño
número de variables y sobre todo, conocer cuáles son las razones por las que los delincuentes fracasan en la
adquisición de la conciencia moral
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
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Eysenck y las diferencias individuales
Para Eysenck, los individuos difieren en sus rasgos debido a diferencias genéticas, aunque no descartó
las influencias ambientales y situacionales en la personalidad, como las interacciones familiares en la infancia.
Por lo que se basa en un enfoque biopsicosocial en el que estos factores genéticos y ambientales determinan la
conducta.
Lo que propone el autor es que cada persona nace con una estructura específica a nivel cerebral, que
causa discrepancias en la actividad psicofisiológica y, por tanto, provoca que el individuo desarrolle diferencias
en el mecanismo psicológico, determinando un tipo específico de personalidad.
La personalidad según Hans Eysenck
Hans Eysenck desarrolló una teoría basada en los resultados del análisis factorial de las respuestas de
unos cuestionarios de personalidad. El análisis factorial es una técnica que reduce el comportamiento a una serie
de factores que pueden agruparse juntos bajo un encabezado llamado dimensión, ya que comparten unos
atributos comunes.
Como conclusión, identificó tres dimensiones independientes de la personalidad que explicaré más
adelante: Neuroticismo (N), Extraversión (E) y Psicoticismo (P), lo que recibe el nombre de modelo PEN.
Este modelo pretende ser explicativo y causal, pues determina las bases biológicas de estas dimensiones
y las confirma experimentalmente.
Los estudios de Eysenck
Durante la década de los 40, Eysenck trabajaba en el Hospital Psiquiátrico de Maudsley (Londres, Reino
Unido). Su trabajo era realizar la evaluación inicial de cada paciente antes de que su trastorno fuese
diagnosticado por un psiquiatra. En este puesto de trabajo recopiló una batería de preguntas sobre el
comportamiento, que más tarde aplicó a 700 soldados que estaban siendo tratados en el mismo hospital por sus
trastornos neuróticos.
Tras pasar los cuestionarios, se dio cuenta de que parecía haber un vínculo de unión entre las respuestas
de los soldados, sugiriendo que había rasgos de personalidad que estaban siendo revelados.
La estructura de la personalidad según Eysenck
Tras los resultados de sus investigaciones, Eysenck propone un modelo jerárquico de la personalidad en
el que el comportamiento se puede ordenar cuatro niveles distintos. Este es el orden desde el nivel más bajo al
más alto:
Primer nivel: En este nivel se encuentran las respuestas que pueden observarse una vez, y que pueden ser o no
características de la persona (por ejemplo, vivencias de la vida cotidiana).
Segundo nivel: Son las respuestas habituales, que suelen suceder frecuentemente bajo contextos similares (por
ejemplo, si se contesta a un test por segunda vez, se darán respuestas similares).
Tercer nivel: Son los actos habituales que se ordenan por rasgos (sociabilidad, impulsividad, vivacidad, etc.).
Cuarto nivel: Este nivel es el más extenso en el sentido de generalidad, y se encuentran los superfactores que he
mencionado antes: Neuroticismo, Extraversión y Psicoticismo.
Las personas pueden puntuar alto o bajo en estos superfactores. Una puntuación baja en
Neuroticismo hace referencia a una estabilidad emocional alta. Las puntuaciones bajas en
Extraversión hacen referencia a Introversión.
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
37
Los tres tipos o superfactores son suficientes para describir la personalidad de manera adecuada, pues a
partir de estos se pueden hacer predicciones tanto a nivel fisiológico (por ejemplo, nivel de activación cortical),
psicológico (por ejemplo, nivel de rendimiento) y social (por ejemplo, conductas delictivas).
Las dimensiones del Modelo de Eysenck
1.
Neuroticismo ( dimensión neuroticismo - estabilidad)
El polo de neuroticismo se caracteriza por presentar labilidad emocional, ansiedad, una gran inquietud y
desajuste emocional. Las personas con alta puntuación en este polo son tensas, e irracionales, con frecuentes
alteraciones somáticas, histeria y obsesión. Tienen dificultad en controlar el simpático y son personas con
desajustes emocionales, con gran inquietud y que saltan enseguida Un sistema neuronal que hace que las
emociones se activen antes y tarden más en disiparse Con frecuencia tienden a reaccionar de forma
emocionalmente exagerada y tienen dificultad para volver a un estado normal después de la activación
emocional. En el otro extremo la persona es ecuánime, calmada, equilibrada y con un alto grado de control
emocional.
2.
Extraversión ( dimensión extraversión-introversión)
Eysenck piensa que la principal diferencia entre los extravertidos y los introvertidos se encuentra en el
nivel de excitación cortical.
Los extravertidos se caracterizan por ser un sujeto expansivo, sociable, activo, vital, , impulsivo,
desinhibido, , optimista, despreocupado y con agudeza de ingenio, que le agradan las emociones fuertes y por
ende las busca. Esta dimensión también se relaciona con conductas criminales. Poseen bajos niveles de
activación cortical, lo que provoca una gran necesidad de estimulación externa. Tienen mayor lentitud para
interiorizar las normas (gran tolerancia al castigo) y son más propensos a tener comportamientos antisociales
mientras que los introvertidos son tranquilos, pasivos, poco sociables, atentos, reservados, introspectivos,
ordenados, reflexivos y pesimistas. Se caracterizan por tener altos niveles de activación cortical o arousal, lo que
provoca una menor necesidad de estímulos externos. Interiorizan con mayor rapidez las normas y generan
respuestas condicionadas con mayor intensidad y rapidez
3.
Psicoticismo (dimensión psicoticismo-normalidad)
Las personas con puntuaciones altas en psicoticismo se caracterizan por ser crueles, insensibles,
inhumanas, solitarios, problemáticos, antisociales, violentas, agresivas, extravagantes , búsqueda de emociones
y peligros y desprecio hacia los demás (niveles de andrógeno). Estas puntuaciones altas se relacionan con
distintos trastornos mentales, como la propensión a la psicosis. En contraste con las otras dos dimensiones, el
psicoticismo no cuenta con un extremo inverso, sino que es un componente presente en distintos niveles en las
persona. El polo de normalidad se caracteriza por ser sujetos empáticos, sociables, creativos, y sensibles.



Las conclusiones a las que llega Eysenck son las siguientes
El delincuente tenderá a tener altas puntuaciones en las tres dimensiones.
Resalta la importancia de la interacción entre aprendizaje y características personales del sujeto.
Intervenir en el medio y en el aprendizaje personal
Bases biológicas del modelo PEN: aspectos causales
Teniendo en cuenta este el modelo descriptivo de la personalidad, el modelo PEN también aporta una
explicación causal. Para ello se centra en los mecanismos biológicos, hormonales y psicofisiológicos
responsables de las tres dimensiones, para así poder probar esta teoría de forma experimental.
Teoría de la Activación Cortical y su relación con la extraversión
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
38
La teoría de la activación cortical aparece posteriormente a otra propuesta del propio Eysenck, el
modelo de la Excitación-Inhibición, puesto que esta última no permitía hacer predicciones empíricamente
contrastables.
Modelo de excitación-inhibición
El modelo de la excitación-inhibición propone que las personas extravertidas tienen potenciales de
excitación débiles e inhibición reactiva fuerte. En cambio, las personas introvertidas poseen potenciales
excitatorios fuertes e inhibición reactiva débil.
Teoría de la Activación Cortical
La activación cortical de Eysenck propone una explicación biológica de la extraversión teniendo en
cuenta el sistema de activación reticular ascendente (SARA). La actividad del SARA estimula la corteza cerebral,
que, a su vez, aumenta el nivel de activación cortical.
El nivel de arousal cortical se puede medir a través de la conductancia de la piel, las ondas cerebrales o el
sudor. Teniendo en cuenta los distintos niveles de actividad del SARA, los introvertidos tienen niveles más
elevados de actividad que los extravertidos. Algunas investigaciones han demostrado que los extravertidos
buscan fuentes de estimulación externa que les provocan un mayor nivel de estimulación.
Neuroticismo y activación del sistema límbico
Eysenck también explica el neuroticismo en términos de los umbrales de activación del sistema nervioso
simpático o el cerebro visceral. El cerebro visceral también se conoce como el sistema límbico, que consiste en
el hipocampo, la amígdala, el septo, y el hipotálamo, y regula los estados emocionales tales como el sexo, el
miedo y la agresión. Es responsable de la respuesta de lucha o huida en la cara del peligro.
Para medir los niveles de activación del cerebro visceral se puede utilizar la frecuencia cardíaca, la
presión arterial, la conductancia de la piel, sudoración, la frecuencia respiratoria y la tensión muscular
(especialmente en la frente). Las personas neuróticas tienen umbrales bajos de activación del cerebro visceral y
son incapaces de inhibir o controlar sus reacciones emocionales. Por tanto, experimentan efectos negativos en
situaciones estresantes, están molestos incluso en situaciones con una tensión menor y se disgustan con mucha
facilidad.
Psicoticismo y hormonas gonadales
Eysenck también aporta explicación biológica de psicoticismo, concretamente de las hormonas
gonadales como la testosterona y las enzimas como la monoamino oxidasa (MAO). A pesar de no haber gran
cantidad de investigaciones sobre el psicoticismo en comparación con la extraversión y el neuroticismo, algunos
estudios actuales muestran que las personas con episodios psicóticos presentan niveles altos de testosterona y
niveles bajos de la MAO.
Además, en estos estudios, la impulsividad y la agresividad, dos rasgos característicos de los individuos
que puntúan alto en psicoticismo, correlacionaron negativamente con la MAO, pues esta enzima desempeña un
papel fundamental en la degradación de las monoaminas noradrenalina, dopamina y serotonina. En dichos
estudios, también se demostró que los niveles bajos de la MAO es una característica que presentan los pacientes
psicóticos.
Cuestionarios de personalidad de Eysenck
A raíz de la teoría de la personalidad de Eysenck, han surgido varios cuestionarios que son el resultado
de más de cuarenta años de desarrollo y gran cantidad de estudios psicométricos y experimentales llevados a
cabo en muchos países.

Maudsley Medical Questionnaire (MMQ): Contiene 40 ítems y evalúa el Neuroticismo.
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
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



Maudsley Personality Inventory (MPI): Contiene 48 ítems y evalúa la Extraversión y el Neuroticismo.
Eysenck Personality Inventory (EPI): Contiene 57 ítems y evalúa Neuroticismo y Extraversión
Eysenck Personality Questionnaire (EPQ): Contiene 90 ítems y evalúa los tres superfactores:
Extraversión, Neuroticismo y Psicoticismo.
Revised Eysenck Personality Questionnaire (EPQ-R): Contiene 100 ítems y evalúa los tres superfactores
Personalidad delictiva.
EYSENCK: desafió la corriente sociológica o ambiental de su tiempo. Su teoría se incluye en las teorías
psicológicas con una fuerte fundamentación biológica. “Crime and personality” (1964).
Modelo de Eysenck: explicación de múltiples facetas del comportamiento humano, incluido el delictivo.
Sus objetivos fueron:
1) Reducir el enorme número de acontecimientos de la conducta humana a un pequeño número de
variables.
2) Conocer cuáles son las razones por las que los delincuentes fracasan en la adquisición de la conciencia
moral
Teoría del condicionamiento:
Hipótesis: Se convierte en delincuente aquél que no logra desarrollar las oportunas reacciones morales/sociales
al padecer un defecto psicológico heredado.
Punto de partida: el comportamiento o conciencia social se adquiere a través de un proceso de
condicionamiento.
•
Estímulo condicionado (conducta antisocial)
•
Estímulo incondicionado (castigo)
La conciencia moral se adquiere:
Mediante un condicionamiento clásico: las conductas antisociales tempranas; como, por ejemplo desobedecer a
los adultos, sustraer pequeñas cantidades de dinero o faltar al colegio; se asocian generalmente con pequeños
estímulos aversivos habituales en los procesos de crianza.
A través de un proceso de reforzamiento negativo: la no realización de la conducta prohibida es recompensada
por la evitación de la ansiedad que se experimenta ante la posibilidad de realizar comportamientos inadecuados.
Pilares del modelo de personalidad de Eysenck: Extraversión-introversión:
Fue la primera dimensión sistemáticamente explotada o analizada. La diferencia se fundamenta biológicamente
en los distintos niveles de activación del:
INTROVERTIDOS:
Se caracterizan por tener altos los niveles de activación cortical, lo que provoca una menor necesidad de
estímulos externos. Interiorizan con mayor rapidez las normas. Generan respuestas condicionadas con mayor
intensidad y rapidez.
EXTROVERTIDOS:
Poseen bajos niveles de activación cortical, lo que provoca una gran necesidad de estimulación. Mayor lentitud
para interiorizar las normas (gran tolerancia al castigo). Más propensos a tener comportamientos antisociales.
El modelo de Pérez Sánchez:
Parte de una revisión critica la teoría de Eysenck. El hecho de que tanto a variable “P” psicoticismo,
como la variable “E” extraversión, guarden una estrecha relación con la conducta antisocial según demuestran
numerosas investigaciones sugiere la búsqueda de lo que puedan tener en común uno y otros rasgo de la
personalidad.
PEREZ SANCHEZ llega a la conclusión de que la “necesidad de estimulación” es dato común que
explica la relación de las variables E y P con la delincuencia: una acusada necesidad de estimulación sería
elemento esencial en la génesis de la conducta antisocial.
Teorías Criminológicas III. Explicación psicológicas del Crimen ©
40
Si buscarnos aspectos comunes en las variables que aparecen relacionadas con el delito, encontraríamos
que los sujetos con alta extraversión y/o con alto psicoticismo serian unas personas impulsivas, arriesgadas y
con una fuerte necesidad de estimulación necesaria para conseguir una ejecución óptima en su vida cotidiana.
Pensamos que los citados fenómenos pudieron ser el centro, la parte fundamental que explicara la relación de
las variables E y .P. con la delincuen-cia.
Según esto, las personas con gran necesidad de estimulación para conseguir un rendimiento óptimo
debido a un bajo nivel de activación cortical, probablemente serían las más propensas a las conductas
antisociales que impliquen estimulación. Por ello —siempre a juicio de PEREZ SANCHEZ— se ha podido
detectar en todo tipo de personalidades antisociales (tanto en psicópatas como en drogadictos o en individuos
considerados normales) una significativa necesidad de estimulación (hambre de estímulos). Necesidad, por otra
parte, más acusada en el varón, que en la mujer (en esta, las puntuaciones de las otras variables relacionadas con
la necesidad de estimulación y la conducta antisocial P y E, son también menores que las del varón, como sus
índices de criminalidad.
El modelo socio – biológico de Jeffery.
JEFFERY parte de la hipótesis de que el comportamiento delictivo, como cualquier otro
comportamiento, se aprende. De hecho, el autor asume un modelo conductista skinneriano que rechaza la
introspección como método de examinar la conducta y llevar a cabo las oportunas inferencias. Pero el modelo
de aprendizaje de JEFFERY tiene un importante componente biológico- genético: es un modelo bio social. A
su juicio, el código biológico traza importantes diferencias entre unos individuos y otros en orden a la capacidad
de aprender en un ambiente dado.
El modelo de aprendizaje de JEFFERY descansa en el principio del aprendizaje operante (desarrollado
por skinner). La conducta operante es toda aquella conducta aprendida que opera sobre el medio externo, que lo
cambia o afecta.
El condicionamiento operante es un proceso de ejercer control sobre la conducta de un organismo por
medio de la aplicación de refuerzo, diferenciándose del condicionamiento respondiente llamado clásico.
Un refuerzo puede ser positivo como una variedad de estímulo gratificante y agradable y el deseo de
repetir esa conducta. El refuerzo negativo se define como un estímulo desagradable, cuya supresión o retiro
después de la conducta emitida, intensifica o aumenta dicha conducta.
El comportamiento criminal constituye una conducta “reforzada” (tanto por un refuerzo positivo como
negativo, una respuesta operante, mantenida por sus consecuencias, de acuerdo con una compleja fórmula
(código genético del individuo, experiencia personal del mismo, condiciones biológicas y ambientales,
anticipación por aquél de las consecuencias futuras presumiblemente derivadas de sus actos, etc.).
2. El modelo socio conductual del “aprendizaje social”.
Intentan explicar cómo se aprende el comportamiento criminal. Su premisa es que la adquisición de
pauta y modelos criminales se lleva a cabo a través de un proceso de aprendizaje evolutivo que descansa en la
observación e imitación del comportamiento delictivo de otros (aprendizaje observacional). Según este enfoque,
el crimen se aprende y representa una respuesta normal a situaciones y experiencia vitales del individuo. El
hombre no nace delincuente, sino que aprende a serlo, a actuar como tal a través de su interacción con los
demás. Los factores biológicos y psicológicos pueden predisponer, pero la activación definitiva de las tendencias
criminales se debe al entorno social y ambiental Plantea que el aprendizaje (vicario y observacional) es por
imitación, por la observación de los demás, el comportamiento es el resultado de la interacción del delincuente
con el entorno cuyo referente sería inadecuado.
El aprendizaje vicario de este modelo maneja otros dos conceptos

Refuerzo vicario: el efecto disuasorio de la pena.
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41

Castigo: el cumplimiento de la pena.
Cuando se observa que alguien es castigado por un delito, el papel ejemplar esta dado por la pena, y
provocando un refuerzo inhibitorio el temor a ser castigado con esa misma pena.
El principal valedor de este modelo, especialmente aplicado a la criminalidad violenta, es BANDURA.
También, FELDMAN y GLASER. Según este enfoque, el crimen se aprende y representa una respuesta normal
a situaciones y experiencias vitales del individuo.
Modelos Socio – Conductuales: Bandura.
Su teoría incorpora aspectos del aprendizaje cognitivo y conductual. El aprendizaje conductual
presupone que el entorno de las personas causa que éstas se comporten de una manera determinada. El
aprendizaje cognitivo presupone que los factores psicológicos son importantes influencias en las conductas de
las personas. El aprendizaje social sugiere que una combinación de factores del entorno (sociales) y psicológicos
influyen en la conducta.
La teoría del aprendizaje social señala tres requisitos para que las personas aprendan y modelen su
comportamiento: retención (recordar lo que uno ha observado), reproducción (habilidad de reproducir la
conducta) y motivación (una buena razón) para querer adoptar esa conducta.
Sostiene que las personas no nacen con repertorios pre fabricados de conducta agresiva, deben
aprenderlos de una u otra manera. Las personas pueden adquirir estilos agresivos por observación o por
experiencia directa. Los factores biológicos y los psicológicos pueden predisponer al individuo, pero la
activación definitiva de las tendencias criminales, violentas, se debe al entorno social, ambiental
El modelo de FELDMAN
Es un modelo complejo e integrado, porque, según el autor, en los diversos momentos del proceso de
aprendizaje social intervienen factores genéticos, situacionales y conductuales. La adquisición y el
mantenimiento de la conducta delictiva se hallan en función del peso específico e interacción de las citadas tres
variables: la predisposición individual (variable genética) incide fundamentalmente en la adquisición de las
pautas criminales; los factores situacionales (variable labeling) afectan, ante todo, al mantenimiento o
perpetuación de la conducta infractora; las variables de aprendizaje (clásico, operante observacional, etcétera)
son los factores criminógenos por excelencia, interactúan con los anteriores y despliegan su acción tanto en el
momento adquisitivo del modelo criminal como en el de ejecución de la conducta infractora y mantenimiento
del estatus criminalModelo
socioconducturales
El comportamiento criminal se aprende por imitación. Hay un proceso de
aprendizaje evolutivo que descansa en la observación e imitación del
comportamiento delictivo de otros.
3. Teorías del desarrollo moral y del proceso cognitivo.
Atribuyen el comportamiento criminal no al defectuoso condicionamiento del proceso de socialización
del autor (ni al aprendizaje de pautas delictivas por este) sino a ciertos procesos cognitivos: a su modo de
percibir el mundo, al propio contexto subjetivos del criminal, al grado de desarrollo y evolución moral de éste, a
sus normas y valores y a otras variables cognoscitivas de la personalidad.
Siguiendo a Piaget, considera Kohlbert que desde una perspectiva evolutiva hay tres grandes estadios en
el proceso de formación del razonamiento moral del individuo que determinan su mayor o menos madurez:
1. Etapa premoral: se buscan gratificaciones inmediatas, tratando el sujeto tan sólo de evitar el castigo. Coincide
con la infancia.
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2. Etapa convencional: el individuo se conforma con el mero acatamiento formal de las reglas y el respeto a la
autoridad. Se adquieren patrones de acatamiento formal de las normas el castigo es el medio, es el freno que
permite que la persona asocie lo que está bien y lo que está mal. Se adquieren patrones de acatamiento formal de
las normas se afianza los conceptos de lo que está permitido o no.
3. La moralidad autónoma: caracterizada por el profundo respeto a las opiniones y derechos de los iguales y a
los principios morales universales. Sería la culminación de la conciencia y la adquisición de determinados valores
que hacen que la convicción interna: la madurez. Por lo cual se actúa de forma coherente ante una serie de
valores. Desde el punto de vista criminológico el individuo no tiene interiorizados esa serie de valores, lo que lo
llevaría a actuar de forma inadaptada.
Kohlbert y sus colaboradores clasificaron a los delincuentes y no delincuentes a tenor de su grado de
evolución moral, encontrando diferencias significativas entre ambos grupos (los delincuentes tenían un grado de
evolución moral más bajo).
Especial mención merecen los psicólogos más destacados de la orientación cognitiva (WUNDT,
TITCHENER, JAMES, etc.); los representantes de la llamada Psicología de la Gestalt (KOHLER, LEVIN,
etc.); los partidarios de la teoría del desarrollo moral y cognitivo (PIAGET, KOHLBERT y TAPP, etc.); y los de
la denominada Psicología humanista, que apela a los sentimientos del individuo.
Modelo
moral
de
desarrollo El comportamiento criminal no es debido al defectuoso proceso de socialización
del autor, sino a ciertos procesos cognitivos (su modo de percibir el mundo, sus
normas y valores,…)
4. Modelos factorialistas de rasgos o variables de la personalidad.
Abandonada la teoría de la personalidad criminal, los modelos factorialistas tratan de identificar rasgos
de la personalidad relacionados con el comportamiento criminal, independientes de otras variables y dotada de
poder predictivo. Se trata pues de identificar rasgos de la personalidad que expliquen la consistencia de ciertas
conductas.
Entre los rasgos de la personalidad de mayor relevancia etiológica se citan: la extroversión, el
neuroticismo, el autocontrol, la impulsividad, la ansiedad, la inteligencia, etc.
Describe al “locus de control externo”, que ubica la responsabilidad en factores externos que la persona
no puede controlar (mecanismo de defensa)
La característica de este modelo es que para poder establecer la presencia de rasgos utiliza instrumentos
objetivos de investigación como: los test, que permiten recabar información.
A mayor presencia y con mayor intensidad de estos rasgos mayor será la probabilidad de una conducta
delictiva, lo importante de este modelo es que no se limita a explicar sino que tiene una dimensión de
proyección de manera que al conocer estos rasgos se puede establecer un pronóstico.
Este modelo es complejo porque es plurifactorial, el segundo modelo es explicativo e instrumental.
La aportación de la moderna Psicología empírica a la Criminología tiene un triple ámbito de incidencia u
operatividad:
a) En primer lugar, elabora y formula las correspondientes teorías y modelos sobre la génesis del
comportamiento criminal. Cumple, pues, una función explicativa de la etiología del delito.
b) Un segundo cometido de la Psicología empírica consiste en clarificar y desmitificar ciertos procesos reales
que sirven de soporte a la más importante institución jurídica relacionada con el crimen: el castigo. La reflexión
jurídico-penal —la dogmática-— cuando se pronuncia sobre la función «disuasoria» de la pena y su impacto
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preventivo-general, lo hace 'siempre, por su normativismo, desde el plano del «deber ser», operando con
imágenes ficticias a menudo apartadas de la realidad. A la Psicología corresponde desvirtuar el estereotipo
intelectualista de delincuente y el simplismo idílico con que suele describirse el impacto contramotivador del
castigo, supuestamente uniforme, infalible y atento, sobre todo, a su rigor nominal. Demostrar la compleja
ambivalencia de este peligroso instrumento, las muy diversas variables que inciden en el proceso de motivación
y de disuasión, contribuirá, sin duda, desde una posición más problematizadora, a la búsqueda de estrategias
político-criminales científicas y eficaces capaces de prevenir la criminalidad con racionalidad, sin pasión,
reduciendo el absurdo coste social de la «huida hacia el Derecho Penalc) En el ámbito clínico, terapéutico, no es necesario resaltar la perspectiva que se ofrece a la experiencia
psicológica
En todo caso, los amplios cometidos reservados a la Psicología empírica en el marco del sistema penal
(que tienen por objeto el delito, el delincuente, la víctima y los agentes del control social: Policía, protagonistas
del proceso e instituciones penitenciarias) se concretan en tres tipos de actividades básicas: de evaluación, de
tratamiento y de entrenamiento.
Modelo
rasgos
factoralista
de Hay características o rasgos de la personalidad que, aunque no tienen porqué
conducir al delito, sí que pueden influir en él.
5 Psicología Criminal
Con el lamentable aumento en los últimos años de actos criminales en general, y de actos terroristas en
particular, escenarios como los tribunales de justicia o los centros de reinserción social viven un auténtico auge
debido a la necesidad de amortiguar el impacto que la violencia acarrea.
Asimismo, los actos criminales también conllevan procesos como la mediación y la atención a las
víctimas, como un marco de actuación de creciente relevancia para el psicólogo.
Una de las disciplinas que se va encargar de estudiar la delincuencia desde un punto de vista psicológico
va ser la psicología criminal. Esta psicología se dedica a estudiar todos aquellos factores psicológicos que pueden
tener una influencia en el delincuente.
Psicología en torno a los actos criminales: ¿en qué consiste?
En la actualidad, la psicología se ha convertido en una disciplina fundamental en la administración de
justicia. Su intervención directa o indirecta en los procesos penales resulta indispensable en la atención y el
tratamiento de la delincuencia o la violencia interpersonal y de género, así como otros conflictos de derechos
personales.
Esta necesidad de especialización se traduce en una demanda creciente de psicólogos forenses y
criminales.
Diferenciando entre Psicología criminal y Psicología forense
Pero para hablar de Psicología criminal y de Psicología forense es menester aclarar cuáles son las
diferencias entre estas dos ‘disciplinas’ (o subdisciplinas) de actuación. Existe una gran confusión en torno a sus
semejanzas y diferencias, por lo que se suelen confundir términos y no es raro que haya personas que
consideren que se trata de una única disciplina.
A continuación vamos a conocer cuáles son las diferencias entre la Psicología forense y la Psicología
criminal, así como descubrir sus funciones y ámbitos de intervención.
Conceptos generales
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Para poder comprender la naturaleza de cada disciplina, es necesario conocer algunos conceptos
generales que nos permitirán comprender mejor en qué consisten.



Psicología: es una rama de la ciencia que estudia los fenómenos y operaciones psíquicas. Es, en otras
palabras, el estudio científico de la conducta humana y la experiencia, de cómo los seres humanos (e
inclusive los animales) piensan, sienten, experimentan, aprenden y hacen con el objetivo de adaptarse al
medio que los rodea.
Forense: Del latín forenses haciendo alusión al foro, hace referencia al lugar donde se lleva a cabo un juicio
oral. Este término suele causar mucha confusión y revuelo ya que se suele asociar inmediatamente a la
tanatología. Sin embargo, cuando a este término se le agrega una disciplina, simplemente hace referencia a
que coadyuva a la administración de justicia o está relacionado con ella.
Jurídico: Es un concepto muy usado en el derecho. Hace referencia a las ciencias que estudian el
ordenamiento jurídico y lo relacionado con las leyes.
¿De qué se encarga cada una?
Hemos visto una definición aproximada sobre cada uno de estos ámbitos, pero, ¿qué función
desempeña cada uno de ellos?
Psicología forense: concepto y ámbito de actuación
La Psicología forense es aquella parte de la psicología que se desarrolla dentro del ámbito jurídico
específico y/o en sus órganos dependientes, caracterizándose por poseer técnicas propias que la convierten en
una ciencia auxiliar en este campo.
La Psicología forense aborda la conducta y los procesos mentales que requieren ser explicados o
determinados durante un juicio oral, pues el principal interés de esta rama de la psicología consiste en ayudar a la
procuración de justicia. Además, la Psicología forense tiene la peculiaridad de interesarse por el estudio de la
víctima para determinar las consecuencias psíquicas que sufre tras el delito.
¿En qué consiste el trabajo de un psicólogo forense?
También podemos entender la Psicología forense como aquella rama de la psicología aplicada relativa a
la recolección, análisis y presentación de evidencias psicológicas para propósitos judiciales. Por tanto, es
indispensable para el psicólogo forense la comprensión del derecho penal en la jurisdicción que le corresponda,
a fin de realizar evaluaciones legales e interactuar apropiadamente con jueces y abogados.
Otro aspecto importante del psicólogo forense es que debe contar con la habilidad de testificar ante un
juzgado sobre la pericia que haya realizado (supongamos, determinar el estado mental del procesado a la hora de
realizar el delito). Generalmente, su trabajo consiste más en aclarar cuestiones legales que psicológicas. Entre las
tareas más destacables de las que se encarga el psicólogo forense se encuentran: emitir dictámenes en cuestiones
de su área, evaluar y tratar a cualquier personal de la administración de justicia que esté implicado en el proceso,
analizar todos aquellos problemas de índole psicológica o emocional y dar recomendaciones pertinentes en lo
que a responsabilidad, salud mental y seguridad del sujeto se refiere.
Psicología criminal: concepto y ámbito de actuación
La Psicología criminal o criminológica se encarga de estudiar el comportamiento y los procesos mentales
del individuo que ha cometido un delito. La Psicología criminal, por tanto, se encarga de estudiar los desarrollos
y procesos de índole psicológica que intervienen en la ideación y perpetración de actos criminales.
Estudia los porqués y el modo en que se manifiesta la conducta criminal distintivamente de otras
conductas, abordando la observación científica de los tipos conductuales delictivos, los tipos de delincuentes y la
delincuencia como fenómeno psicosocial.
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¿En qué consiste el trabajo de un psicólogo criminal?
La Psicología criminal sienta las bases teóricas y prácticas para facilitar la tarea de los psicólogos
criminales. Éstos elaboran el psicodiagnóstico con la intención de prever un pronóstico y considerar un
tratamiento adecuado mediante el estudio de la personalidad del criminal. Asimismo, la Psicología criminológica
integra la labor terapéutica destinada a modificar la conducta antisocial del sujeto.
Esta rama, al contrario de lo que uno pudiera pensar, no es exclusivamente clínica sino que se extiende
también a estudios sobre la criminalidad y acerca de los factores psicológicos que influyen en ésta.
Dentro de las múltiples labores que puede desempeñar un psicólogo criminal podemos citar las
siguientes: la realización de estudios de la personalidad criminal cuyo fin sea esclarecer los factores psicológicos
endógenos y exógenos que desembocaron en la conducta delictiva, coadyuvar al criminólogo a establecer la
peligrosidad de un sujeto, la perfilación criminal en las agencias de investigación, ofrecer tratamiento
psicoterapéutico a reclusos, etc.
El diagnóstico psicológico
El diagnóstico puede ser individual, grupal o institucional. En el diagnóstico individual se busca lograr
un conocimiento de los múltiples y complejos aspectos de la personalidad del delincuente. Se utilizan por lo
regular las siguientes técnicas: historia clínica, test de inteligencia, test proyectivos, inventarios de personalidad,
test de intereses y actividades, entrevistas focalizadas y abiertas, análisis de casos. Este arsenal psicométrico debe
ser utilizado con un criterio profesional y un enfoque objetivo ya que si bien proporciona datos relevantes sobre
actitudes e inclinaciones de la persona, no ofrece una certidumbre al 100 % acerca del comportamiento futuro
en un momento dado.
En el diagnóstico grupal, se busca conocer las características de un grupo especial dentro del penal,
agrupados por diversas variables: tipo de delitos, edades, escolaridad, etc. Aquí pueden emplearse las siguientes
técnicas: test colectivos de inteligencia, test de personalidad, test proyectivos, dinámicas grupales de simulación,
dramatización, juego de papeles, etc. La técnica grupal permite desarrollar programas de sensibilización en los
internos, lo cual le permite clarificar valores, actitudes y comportamientos.
En el diagnóstico institucional se intenta conocer las características psicosociales que presenta la
institución o la organización. Abarca a todos los niveles de un centro de readaptación social, concebido como
organización y como institución. Las técnicas que se utilizan son las entrevistas individuales, test colectivos,
análisis de la comunicación organizacional, formal e informal, diagnóstico de procesos organizacionales, del
clima organizacional, grupos informales, liderazgo, etc. El profesional de la psicología puede jugar un rol de
agente de cambio interviniendo para realizar programas de capacitación dirigidos al personal administrativo y
custodios implementando programas de formación de equipos de trabajo, de liderazgo, motivación laboral y de
sensibilización en el trato con los y las internas.
En función de lo anterior, se puede desarrollar un tratamiento adecuado a cada psicodiagnóstico, a
través del cual se intente modificar, atenuar la agresividad del individuo antisocial, hacer conscientes aspectos
inconscientes en cuanto a las conductas patológicas, sensibilizar al interno en relación a su afectividad, favorecer
las relaciones interpersonales estables, lograr que pueda canalizar sus impulsos y verbalizar su problemática. Así
como optimizar los recursos humanos que colaboran en el centro penitenciario y disminuir con ello los índices
de violencia que se presentan en su interior.
Resumiendo
La Psicología criminal y la Psicología forense juegan papeles imprescindibles en el cumplimiento de la
ley, el sistema judicial y la criminología. Sin embargo, la primera se usa principalmente para determinar los
motivos psicológicos por los que se comete un delito y la forense analiza el efecto del delito sobre las víctimas y
la condición mental del victimario.
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BIBLIOGRAFIA
- Principios de Criminología de Vicente Garrido Genovés y Santiago Redondo Illesca
- Manual Básico de Criminología de Carlos Alberto Elbert
- Criminología de Luis Rodríguez Manzanera
- Tratado de criminología de Antonio García Pablos de Molina
- Criminología. Una introducción a sus fundamentos teóricos, Antonio García Pablos de Molina
- http://www.mcnbiografias.com
- http://criminologiausco.blogspot.com.es
- Apuntes Criminología UMA
- Apuntes de Criminología UGR
- http://www.monografias.com
- http://criminologiausco.blogspot.com.es
- http://expertoenderecho.blogspot.com.es
- https://es.wikipedia.org
- http://crimina.es
- https://jorgemachicado.blogspot.com.es
- https://criminologiainvestigativa.wordpress.com
- www.academia.edu
- https://sociologiaestudios.wordpress.com
- https://www.laescenadelcrimen.com
- psicologiacriminologica.blogspot.com
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