LA JUSTICIA COMO RELATO 1. Relatos iniciales El primer capítulo de este libro comienza con una serie de relatos, procedentes de distintas culturas, en los que se hacen múltiples referencias a la justicia. Para comenzar, un extracto de la Ilíada de Homero nos ubica en la época de la Guerra de Troya, concretamente en un pleito suscitado entre dos hombres sobre la reparación debida por un delito de sangre. Se celebra en plena calle, y asiste todo el pueblo. No obstante, son varios ancianos los que actúan como jueces y resuelven el conflicto. En segundo lugar, desde Roma, nos llega un supuesto parecido. Sin embargo, en el pleito que aquí se relata, lo que se discute es la entrega de una suma de dinero. Aunque una de las partes alega que dicha cantidad de dinero ya ha sido satisfecha, no existen testigos de dicha entrega. El juez encargado del caso se plantea si, a falta de pruebas, debe dejarse influir por otras circunstancias personales que conoce sobre las partes, lo cual iría en contra de la objetividad que debe caracterizar a la figura del juez. Ante este dilema, acude en busca de los consejos de un amigo, un anciano filósofo, que le formula una serie de preguntas que son las que el juez debe responder para resolver el caso. El protagonista del siguiente relato, procedente de Israel, es Moisés, quien asumía ante el pueblo la función de juzgar y proclamar las leyes, en nombre de Dios. Al tratarse de una carga excesiva, su suegro le aconseja que elija a los hombres más fieles, sabios y honrados del pueblo y delegue en ellos esas funciones, quedando reservadas para Moisés sólo las cuestiones más complejas. Por su parte, el relato árabe cuenta la historia de Ibn Basir, designado qadí de Córdoba por al-Hakam I. Fue famoso por su perspicacia a la hora de resolver los pleitos que a él llegaban. Su capacidad para razonar a base de indicios, su sabiduría y su honradez, le hicieron impartir Justicia de forma ejemplar. Por último, el protagonista del relato cristiano es un escultor que narra su historia desde sus inicios en el oficio, cuando un maestro cantero le enseñó a tallar la piedra, hasta que, una vez alcanzada ya gran destreza y siendo dueño de su propio taller, recibe el encargo de construir una iglesia nueva para los monjes. 2. El experimento narrativo El aspecto central de este punto es el de contemplar la Justicia como relato, el de convertirla en una narración. La Justicia como relato importa desde dos perspectivas: - En cuanto narratividad, por su capacidad para contar historias, para construir, deconstruir y reconstruir múltiples versiones, reversiones e inversiones. Se resume en la capacidad para contar historias diferentes del mismo o de distinto modo. Para que una narración sea grande, debe ser susceptible de reinventarse infinitamente. Para ello hay que tener en cuenta algunos límites: no consiste en fantasear hasta el punto de perder la esencia de la historia, ni tampoco en copiarla punto por punto. - En cuanto narrativización, como examen narrativo de lo narrado. En este caso se trata de la capacidad para contar una sola historia por historias diversas pero análogas. Para defender la tesis de la Justicia como relato, es necesario examinar si, tras aplicar las estrategias narrativas de elusividad y alusividad sobre la narración, el resultado es un relato fragmentario, imposible de encadenar, o si por el contrario obtenemos un relato implícito, capaz de unir los diferentes fragmentos entre sí. Para argumentar que un relato explícito, fragmentario, también sigue un discurso y cuenta una historia, el autor acude a cuatro relatos, compuestos a su vez por distintos fragmentos. a) En primer lugar, hace referencia al “Libro de las Mil y una noches”, formado por los relatos que Shahrazad cuenta cada noche al sultán, con el fin de mantener en vilo su atención y evitar que acabe con su vida. La historia principal se basa en una serie de relatos que se enlazan entre sí, y en los que a veces aparecen como personajes los propios protagonistas. b) Otro ejemplo de relato fragmentario es Il Decamerone de Boccacio, cuya estructura consiste en la inserción de un relato en otro. De esta forma narra la historia de un grupo de jóvenes que, huyendo de la peste, se reúnen y cuentan historias en grupo. c) Esa misma estructura sigue el Heptamerón, compuesto en este caso por 72 relatos breves sobre amor y aventuras, también narradas bajo el recurso de la alegre tertulia en la que se cuentan las historias por turnos. d) Por último, también Goethe sigue el ejemplo de Boccacio para escribir su obra Diálogo de los emigrados alemanes. 3. El relato del relato Esta parte del experimento se centra en la narrativización, es decir, en hacer narración con lo narrado. Dentro de la narrativización hay que distinguir dos aspectos: A. LA NARRAGÉNESIS Este aspecto del experimento consiste en justificar la construcción, estructura y entramado del relato. En definitiva, contar la formación del mundo narrativo de la Justicia como relato. Para ello, el autor ha elegido las cinco historias breves que introducen este primer capítulo del libro. En todos ellos se repiten una serie de símbolos. Por un lado, hay una serie de ideas que evocan circularidad, ya sea a través de objetos materiales con formas circulares o a través de ideas más abstractas, como la memoria o la Fatalidad. Por otro lado, hay otra serie de símbolos que reflejan la idea de infiltración. Todo ello se aprecia especialmente en el relato cristiano, narrado a través de los sueños del cantero. Por último, otro símbolo que se repite en cada relato, excepto en el judío, y que tiene especial importancia es el “número siete”. B. LA NARRÁLYSIS A diferencia de la narragénesis, que da cuenta de la construcción y estructura del relato, la narrálysis procede a su descomposición. No obstante, también en este aspecto siguen siendo importantes los símbolos. El análisis parte de la asociación de ideas luz-Justicia, que se repite en todos los cuentos. En contraposición, debemos hacer referencia a las tinieblas como sinónimo de oscuridad, engaño, ignorancia, como le ocurre al prisionero de la República de Platón, e incluso castigo, como le ocurre a Antígona en el relato de Sófocles, cuando es condenada a morir en una gruta. Más adelante, al hablar de la Justicia hipostasiada a lo sagrado, al misterio, al secreto, nos encontramos con la figura del iudex suspectus, lo cual nos lleva al tema de la recusación. Se trata del juez sospechoso que es apartado del proceso por no mantener la objetividad e imparcialidad propia de las actuaciones judiciales. Por último, la asociación de ideas que más me ha llamado la atención es la de Juez sentadoracionalidad. De esta forma se refleja la posición privilegiada que tiene el juez, desde cuya perspectiva observa los hechos y emite finalmente su propia versión, la versión definitiva. El hecho de que el Juez, a la hora de juzgar, se encuentre sentado, transmite la idea de seguridad, de soporte firme en el que se asienta el juez para emitir su veredicto. No obstante, existen mecanismos de “abandono del asiento” para los casos en los que ni siquiera el Juez tiene clara la cuestión, como le ocurre al magistrado del relato romano.