Subido por andromedas8899

esclavismo

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Cuando empezó a aflorar el movimiento antiesclavista a finales del siglo XVIII muchos lo vieron como el principio del fin.
Hubo dudas de todo tipo, desde económicas hasta morales pasando por las políticas o las referidas a la estabilidad del
sistema. Se llegó a decir incluso que los esclavos tenían que compensar a sus amos por la productividad que no realizarían
al dejar de trabajar gratis para ellos. Algunos creían que al ser unos "salvajes" sembrarían el caos entre ellos y eso
desestabilizaría la sociedad. No sólo los esclavistas pensaban así, sino que incluso algunos esclavos también lo creían.
Preferían vivir en la falsa seguridad de la tiranía que descubrir el huracán de la libertad y la capacidad de tomar decisiones
por si mismo siendo siempre responsable de sus propios actos.
Todos estos miedos nos parecen absurdos ahora que ya conocemos la historia. Nos cuesta entender incluso cómo una
enorme parte de la sociedad podía tener miedo al abolicionismo. La esclavitud en Europa fue abolida con la llegada del
capitalismo y fue uno de los más grandes pasos hacia la libertad individual.
Ahora estamos en el siglo XXI y la esclavitud aún existe. Esclavitud es la posesión de un ser humano en manos de otra
contra la voluntad del primero. Es la explotación del trabajo de una persona contra su voluntad y eso implica el robo
también de su propiedad privada, esto es, de su producción. El esclavo no tiene opciones, sólo ha de trabajar para su amo,
de no ser así, el amo tiene la capacidad de aplicar la fuerza, la violencia física contra el esclavo pudiéndolo incluso matar.
El que trabaja de forma voluntaria jamás puede ser un esclavo, por más mal pagado o explotado que se considere. En el
momento que podemos abandonar de forma libre y sin represalias nuestro trabajo, somos hombres libres no esclavos.
Todo y así, la esclavitud no sólo sigue existiendo, sino que es masiva y afecta a todos los sistemas occidentales. Sólo hay
una organización que nos haga rendirle por medio de la fuerza nuestra producción y libertad contra nuestra voluntad: el
estado.
A igual que ocurría en los siglos XVIII y XIX, la actual esclavitud del estado se mantiene por las mismas excusas: el esclavo
(usted) no puede vivir en libertad porque es un ser antisocial, se rinde ante sus pasiones, o también, en libertad sólo haría
que generar costes sociales que llevarían a la extinción de la humanidad. Posiblemente, de aquí a doscientos años nuestros
descendientes vean estas excusas tan ridículas como nosotros vemos las de los esclavistas de siglos pasados. En ese
momento futuro, es de desear que el hombre haya llegado a la cúspide de la civilización y por fin podrá desarrollar su
potencial sin obstáculos ni extorsión.
El estado no ha de ser responsable de nuestras vidas ni actos. Cuando lo hace, sólo es para podernos expropiar por medio
de la coacción nuestra propiedad privada y nuestro trabajo. Los impuestos, por ejemplo, no tienen ninguna justificación
individual ni por lo tanto social, más bien al revés. Sólo sirven para mantener a una oligarquía: gobernantes, políticos,
grupos de presión, sindicatos, patronales, monopolios... que en una sociedad libre sería minoritaria y menos parasitaría
que en la actualidad.
Al rendir nuestra producción o dinero al estado tenemos, de hecho, un socio pasivo e impuesto que cada día, semana,
mes, año y durante toda nuestra vida vamos a tener que alimentar sin que nos aporte nada en balance general, aunque
sólo sea por la suma de todos los costes de transacción o la restricción a la diversidad de la estructura productiva y de
precios que el estado impide. Pero lo que es más importante, con los impuestos cedemos nuestra producción realizada
contra nuestra voluntad. A eso siempre se le ha llamado robo, no hay ningún contrato ni negociación posible, es "la bolsa
o la vida", y sólo bajo esta amenazada el esclavo paga. No es un acto humanitario, sino antisocial e incivilizado.
De igual forma, el estado abarca cada vez más el control en nuestras vidas. ¿Por qué necesita un permiso del gobierno
para conducir, abrir una empresa, comprar un arma para defendernos o por qué la ley, ordenanzas municipales o los
políticos en general le han de decir dónde aparcar su vehículo, cuándo regar las plantas o a qué hora o cómo ha de sacar
la basura todo ello bajo la amenaza de multas? Rápidamente el esclavista y prohibicionista le responderán, al igual que
decían en el S. XIX: "porque el hombre es un salvaje, necesita leyes que le coarten su libre albedrío, sino la sociedad sería
un caos y todos desapareceríamos".
La burda apología del esclavismo concibe que el hombre no son responsable de sus propios actos, y cómo solución nos
plantea una contradicción: un grupo de hombres, oligarcas, que dirijan y manden sobre el resto. Si el hombre es salvaje
por esencia ningún sentido tiene poner al mando a uno de su misma especie. No sólo eso, sino que además los incentivos
son diferentes. El político, al ser un hombre con control supremo y sin nadie que le supervise –todo lo contrario que
nosotros– toma decisiones que sólo apoyan su interés sin necesidad que a usted le puedan ser beneficiosas. Más bien al
revés, como el político y el gobierno son los dueños monopolísticos de la fuerza y la ley pueden usarla en único beneficio
de ellos mismos y los suyos. Si lee la prensa o mira las noticias encontrará tantos casos como quiera: corrupción por todas
partes, leyes favorables a una sola empresa o grupo de presión, o leyes que sólo favorecen al propio gobierno como la
actual Ley del Suelo que abarata las expropiaciones y puede impulsar la corrupción política aún más.
Los controles sociales pueden existir sin una represión continua del estado hacia todo, es más, la represión y derecho
positivo en el que se basa el estado del bienestar no son la mejor forma de potenciar la responsabilidad individual.
Curiosamente es a la inversa, fomentan el caos y el grado de inicialización del hombre. El continuo aumento de la
delincuencia en España es debido a leyes que consideran al criminal una víctima, esto es, lo exoneran de sus actos. El alto
grado de desempleo es debido a leyes que fomentan la irresponsabilidad individual como el subsidio de desempleo o leyes
contra el despido, que además, se basan en la extorsión. Para garantizar una sociedad puramente responsable sólo hay
un camino, avanzar hacia una libertad total donde todo sea responsabilidad privada e alguien. Fíjese por ejemplo, que las
calles siempre están sucias, su "responsable" es el estado. Por el contrario, los grandes almacenes privados siempre están
limpios. Sus dueños se encargan de que así sea sin que le cueste nada a la sociedad.
Los pensadores liberales y la entrada del capitalismo abolieron la esclavitud privada. Ahora que hemos consolidado este
hito de la civilización vamos a tener que ir más allá y abolir la esclavitud del estado. La entrada de lo que conocemos como
Globalización nos lo permite y corre de nuestro lado, es una potente arma para la descentralización estatal. La tecnología,
con Internet por ejemplo, también nos permite difundir las ideas sin la censura del gobierno, al menos por el momento.
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