LA VISTA La vista es el sentido que nos permite percibir la forma de los objetos a distancia, y también su color. La luz que llega a ellos es captada por una capa sensible, la retina, que manda la imagen al cerebro para ser interpretada. Un 80% de la información que recibe nuestro cerebro proviene de la vista, aunque en los bebes es el sentido menos desarrollado. A una velocidad de 300,000 kilómetros por segundo, la onda luminosa primero pasa por la córnea, que recubre el iris y se encuentra protegida por la conjuntiva. Luego entra en la abertura del centro del ojo, la pupila, antes de pasar por la lente, que puede cambiar su curvatura gracias a la acción del musculo ciliar. Por último, atraviesa el humor vítreo, para culminar su travesía en la parte posterior del globo ocular, donde se encuentra la retina. Allí, el nervio óptico transmite al cerebro la onda luminosa, que tarda apenas una fracción de segundo en llegar a destino PARTES DEL OJO El globo ocular: es un órgano casi esférico, de unos 24mm de diámetro, que está dividido en dos cámaras: la anterior o frontal, que es la menor, y la posterior, que constituye la mayor parte del globo ocular. Existen dos capas que lo recubren en su totalidad: la esclerótica y la coroides. La esclerótica es la encargada de mantener la forma del ojo, mientras que la coroides dan al globo ocular su color pardo. La córnea: es la capa que pone en contacto el ojo con el aire. Dado a que debe dejar traspasar la luz, es una estructura casi transparente y apenas posee vasos sanguíneos. En la córnea existen numerosas terminaciones nerviosas que permiten detectar al instante cualquier partícula extraña que se introduzca en él. El iris: se encuentra entre las cámaras anterior y posterior del ojo, y esencialmente se trata de un grupo de músculos circulares y radiales que rodean al orificio por donde pasa la luz al fondo del ojo. Dicho orificio, la pupila, se agranda y se reduce según la cantidad de luz que llega al ojo, con lo que las estructuras internas quedan protegidas. El cuerpo ciliar: se halla a continuación del iris y llega hasta la retina, la capa sensible a la luz. Recibe su nombre porque en él se encuentra el musculo ciliar, que tira del cristalino haciendo modificar su curvatura. El cristalino: es la lente de enfoque del ojo, el cual puede modificar su curvatura cuando el musculo ciliar se contrae. Dependiendo de la curvatura es la cantidad de rayos de luz que desvía. Cámaras anterior y posterior de ojo: la cámara anterior, limitada por el iris, el cristalino, el cuerpo ciliar y la córnea, se encuentra llena de un líquido llamado humor acuoso. La cámara posterior se encuentra por detrás del cristalino y el cuerpo ciliar, y si capa interna es la retina La retina: es la capa sensible a la luz y está formado por neuronas que son excitadas a la llegada de esta. Ambos tipos de neuronas reciben el nombre de bastones y conos. Los bastones: son muy sensibles y perciben las diferencias de intensidad de luz, debido a que contienen un pigmento llamado rodospina. Los conos: nos dan información sobre el color, ya que son excitados según la longitud de onda de la luz que les llega. ESTRUCTURAS ANEXAS DEL OJO El nervio óptico: es un nervio sensitivo encargado de transmitir la información visual desde la retina hasta el cerebro. Músculos oculares: son aquellos que permiten dirigir la mirada y hacer que ambos ojos se muevan de forma coordinada. Aparato lacrimal: es el encargado de secretar las lágrimas, que sirven para mantener la humedad del ojo y de los parpados, además de tener un cierto efecto desinfectante. Parpados: son dos estructuras protectoras, una inferior y otra superior, que se deslizan sobre el ojo y lo cubren durante el descanso o cuando la luz es excesiva. EL TACTO El sentido del tato es aquel que permite a los organismos percibir las cualidades de los objetos y sensaciones como la presión, temperatura, aspereza, dureza, etc. El tacto pertenece al sistema sensorial cuya influencia es difícil de aislar o eliminar. Un ser humano puede vivir a pesar de ser ciego, sordo y carecer de los sentidos del gusto y el olfato, pero le es imposible sobrevivir sin las funciones que desempeña la piel. En esta se encuentran diferentes clases de receptores nerviosos que se encargan de transformar los distintos tipos de estímulos del exterior en información susceptible para ser interpretada por el cerebro. Aunque principalmente el sentido del tacto se encuentra en la piel, también lo encontramos en las terminaciones nerviosas internas del organismo, pudiendo percibir los altos cambios de temperatura o el dolor. Por lo que este es el más importante de los cinco sentidos, permitiéndonos percibir los riesgos para nuestra salud, tanto internos como externos. La piel se divide en tres capas: epidermis, que es la capa superficial, la dermis y la hipodermis que es la capa más profunda. La epidermis está constituida por tejido epitelial y en su estrato basal se encuentra la melanina, que es el pigmento que da el color a la piel, y la dermis por tejido conjuntivo. En esta capa se encuentran las glándulas sebáceas, las glándulas sudoríparas, el pelo y las uñas. Por último, la hipodermis se encuentra constituida principalmente por tejido adiposo. Las puntas de los dedos y la lengua son más sensibles que otros puntos del cuerpo. Las partes más pilosas so generalmente las más sensibles a la presión, también es más delgada la piel donde hay cabello o vello. El sentido del tacto no está en la capa externa de la piel, sino en la segunda, la dermis. Los receptores sensoriales de la piel detectan los cambios que se producen en el entorno. Cada tipo de receptor esta inervado por un tipo específico de fibra nerviosa. Se necesita de una gran cantidad de receptores para crear esa delicadeza sinfónica que llamamos caricia. SENSIBILIDAD TACTIL La sensibilidad táctil se divide en dos tipos, los cuales, para llegar al encéfalo, siguen varias vías diferentes. Sensibilidad protopatica: es la sensibilidad más primitiva y difusa, poco o nada diferenciada, que responde a todos los excitantes cutáneos dolorosos, al calor y frio extremo, y al tacto general. Esta sensibilidad es la primera que aparece cuando un nervio sufre una lesión. Sensibilidad epicritica: es la que permite apreciar el estímulo de poca intensidad, normalmente ejerce influencia inhibitoria sobre el sistema protopatico. Es responsable de la capacidad de reconocer formas y tamaños. La sensibilidad termoalgésica (temperatura y dolor) se transmite al encéfalo por una vía diferente. El tacto nos enseña que vivimos en un mundo tridimensional, nos enseña que la vida tiene profundidad y contorno EL OIDO El sentido del oído nos permite percibir los sonidos, su volumen, tono, timbre y la dirección del cual provienen. Las vibraciones sonoras son recibidas por el oído y esas sensaciones son transmitidas al cerebro. En el oído también se encuentran terminales nerviosas que reciben información acerca de los movimientos del cuerpo, ayudando a mantener el equilibrio del mismo. La capacidad auditiva depende de la combinación de varios factores: un cerebro activo, con el área que recibe e interpreta los mensajes relacionados con el sonido intacto y en buen funcionamiento, un nervio auditivo sano, que conecte el cerebro y el oído con pleno rendimiento, y una estructura (el oído) que recoja el sonido y posea las condiciones necesarias para transmitirlo desde el mundo exterior al nervio auditivo, el cual, a su vez, lo transmitirá al cerebro. El oído, alberga en su interior dos órganos, el de la audición y el del equilibrio. Topográficamente está compuesto de las siguientes partes: oído externo, o parte visible, formado por: el pabellón auditivo o aurícula, la parte externa del oído, cuya función es la de recolectar las ondas sonoras y encauzarlas hacia el oído medio. El conducto auditivo externo, el cual conecta el oído externo con el oído interno u oído medio. Este tiene dos propósitos adicionales: proteger las delicadas estructuras del oído medio contra daños y minimizar la distancia del oído interno al cerebro, reduciendo el tiempo de propagación de los impulsos nerviosos. La audición comienza en el oído externo. Cuando se produce un sonido fuera del oído externo, las ondas sonoras o vibraciones, ingresan al conducto auditivo externo y golpean el tímpano. Este produce vibraciones que luego pasan a los tres pequeños huesos del oído medio, llamados huesecillos. Estos amplifican el sonido y transmiten las ondas sonoras al oído interno, y al órgano de la audición que contiene líquido. Al llegar al oído interno, las ondas sonoras se convierten en impulsos eléctricos que el nervio auditivo envía al cerebro, el cual traduce estos impulsos a sonido. SISTEMA VESTIBULAR El sistema vestibular se encuentra en el oído y nos ayuda a mantenernos erguidos y en equilibrio. Nos informa de los movimientos y posturas que debemos adoptar en cada momento para luchar contra la fuerza de gravedad y no caer. Sin él no podríamos movernos libremente y sin miedo en el espacio que nos rodea. Los niños que no interpretan bien los estímulos vestibulares, pueden mostrarse miedosos y torpes al correr, saltar, hacer deporte, etc. Suelen huir de parques con columpios y toboganes, y probablemente no les guste montar en bicicleta o patinar. Otros, en cambio, no paran de correr, se suben a todas las vallas que ven y parecen no ser conscientes del peligro. Giran y saltan constantemente y les entusiasman los columpios, toboganes y atracciones de feria. Buscan continuamente una estimulación vestibular que no les llega con suficiente claridad y en la cantidad que necesitan. El sistema vestibular interviene en: - Control postural - Habilidad de asumir diferentes posiciones contra gravedad Tono Muscular Uso coordinado de ambos lados del cuerpo. Movimientos compensatorios de ojos para estabilizar el campo visual. Habilidad para proyectar secuencias propias de acciones en el espacio y tiempo. Ajuste de la posición de la cabeza en respuesta al movimiento y la gravedad. Nivel de alerta Desarrollo del lenguaje. Seguridad gravitacional. EL GUSTO El gusto consiste en registrar el sabor e identificar determinadas sustancias solubles en la saliva por medio de algunas de sus cualidades químicas. Aunque constituye el más débil de los sentidos, está unido al olfato, que completa su función. Este sentido, además, es un poderoso auxiliar de la digestión, ya que sabemos que las sensaciones agradables del gusto estimulan la secreción de la saliva y los jugos gástricos. Los órganos del gusto, que tienen por misión el percibir y enviar al cerebro el sabor de las cosas que introducimos en la boca, se encuentran en los bulbos o botones gustativos, localizados en la lengua. Este, es un órgano musculoso fijo por la base al suelo de la boca y con la punta libre, de forma que puede realizar toda clase de movimientos. La superficie de la lengua está cubierta por una mucosa que tiene una serie de salientes denominados Papilas Linguales, que son de diferentes formas. Las bases de estas papilas tienen numerosas terminaciones nerviosas. Cuando una sustancia penetra en la boca es disuelta por la saliva, produciendo una corriente nerviosa que nos produce la sensación del gusto, la cual es transmitida al cerebro a través de los nervios correspondientes. La lengua tiene otras utilidades como es ayudar a la masticación e ingestión de los alimentos y, sobre todo, en la articulación de las palabras cuando hablamos. Los compuestos químicos de los alimentos se disuelven en la humedad de la boca y penetran en las papilas gustativas a través de los poros de la superficie de la lengua, donde entran en contacto con células sensoriales. Cuando un receptor es estimulado por una de las sustancias disueltas, envía impulsos nerviosos al cerebro. La frecuencia con la que se repiten los impulsos indica la intensidad del sabor; es probable que el tipo de sabor quede registrado por el tipo de células que hayan respondido al estímulo. Luego de una exposición prolongada a un determinado sabor, las papilas gustativas se saturan y dejan de mandar información, por lo cual, al cabo de un tiempo determinado se deja de percibir el sabor. Tradicionalmente en occidente se consideran 4 sabores: - Acido: como el limón. Amargo: como el café puro Dulce: como el azúcar Salado: como la sal. Cada sabor depende de corpúsculos gustativos diferentes, que se distribuyen en determinadas zonas de la lengua. El sabor dulce se precia de preferencia en la punta de la lengua; el amargo en la parte posterior, el ácido en los bordes y el salado en la punta y en los bordes. La zona central de la lengua es insensible a los sabores. EL OLFATO El olfato es el sentido encargado de detectar y procesar los olores. Es un quimiorreceptor en el que actúan como estimulante las partículas aromáticas u odoríferas desprendidas de los cuerpos volátiles, que ingresan por el epitelio olfatorio ubicado en la nariz, y son procesadas por el sistema olfativo. La nariz humana distingue entre más de 10 000 aromas diferentes. Las sustancias odorantes son compuestos químicos volátiles transportados por el aire. Los objetos olorosos liberan a la atmósfera moléculas que percibimos al inspirar. Estas moléculas alcanzan la mucosa olfativa, que consta de tres tipos característicos de células: las células olfativas sensoriales, las células de sostén y las células basales, que se dividen aproximadamente una vez al mes y reemplazan a las células olfativas moribundas. Los 20 o 30 millones de células olfativas humanas contienen, en su extremo anterior, una pequeña cabeza con cerca de 20 pequeños filamentos sensoriales (cilios). El moco nasal acuoso transporta las moléculas aromáticas a los cilios con ayuda de proteínas fijadoras; los cilios transforman las señales químicas de los distintos aromas en respuestas eléctricas. Las prolongaciones nerviosas de las células olfativas alcanzan el bulbo olfatorio a través de micro-orificios del cráneo; el bulbo es una porción anterior del cerebro, que se ocupa de la percepción de los olores. Estas prolongaciones nerviosas terminan en los glomérulos, pequeñas terminaciones de células olfativas de forma esférica donde se procesan las señales aromáticas que luego son conducidas por células receptoras especiales. La información llega primero al sistema límbico y al hipotálamo, regiones cerebrales ontogenéticamente muy antiguas; responsables de las emociones, sentimientos, instintos e impulsos, tales regiones almacenan también los contenidos de la memoria y regulan la liberación de hormonas. Por este motivo, los olores pueden modificar directamente nuestro comportamiento y las funciones corporales. Sólo más tarde parte de la información olorosa alcanza la corteza cerebral y se torna consciente. Los receptores químicos del olfato son: La glándula pituitaria roja: Se ubica en la parte inferior de la fosa nasal y está recubierto por numerosos vasos sanguíneos que calientan el aire. La glándula pituitaria amarilla: Se ubica en la parte superior de las fosas nasales y presenta tres capas: 1. Células de sostén 2. Células olfativas 3. Células basales Las células olfatorias son células nerviosas receptoras de estímulos químicos provocados por los vapores. En la pituitaria amarilla se encuentran las glándulas mucosas de Bowman, que libera un líquido que mantiene húmedo y limpio el epitelio olfatorio. Para estimular estas es necesario que las sustancias sean volátiles, es decir, han de desprender vapores que puedan penetrar en las fosas nasales, y que sean solubles en agua para que se disuelvan con la mucosidad y lleguen a las células olfatorias. Éstas transmiten un impulso nervioso al bulbo olfatorio y de este a los centros olfatorios de la corteza cerebral, que es donde se aprecia e interpreta la sensación de olor. Se cree que existen 7 tipos de células olfatorias, cada una de las cuales sólo es capaz de detectar un tipo de moléculas, éstas son: Alcanforado: olor a naftalina. Almizclado: olor a almizcle. Floral. Mentolado. Etéreo: olor a fluidos de limpieza en seco. Picante. Pútrido.