Ordenamiento Jurídico Internacional Máster en Altos Estudios Europeos e Internacionales CAUSA RELATIVA A LA CONTROVERSIA SOBRE DERECHOS DE NAVEGACIÓN Y DERECHOS CONEXOS (COSTA RICA C. NICARAGUA) Antecedentes y Tratados: El asunto rodea entorno a diferentes tipos de cuestiones, a saber, el derecho de libre navegación de Costa Rica en el rio San Juan, el poder reconocido a Nicaragua de reglamentar la navegación y el fundamento jurídico de reconocimiento de la pesca de subsistencia en capo a Costa Rica. Estas, en general, son las cuestiones abordada por la Corte y que las partes, en virtud de la declaración de Costa Rica de 20 febrero 1973 y la de Nicaragua 24 septiembre 1929 che se consideran como aceptación de la competencia de la Corte, levaron ante Ella. Además, Costa Rica, funda la competencia de la misma en otros dos actos, a saber, el Acuerdo Tovar-Caldera firmado entre las Partes el 26 de septiembre del 2002 y artículo XXXI del Tratado Americano de Solución Pacífica de Controversias, designado oficialmente como “Pacto de Bogotá”. Las dos de carácter convencional, una que genera obligaciones bilaterales, y la segunda procedente de la Organización Internacional de los Estados Americanos que fija las obligaciones de solucionar las controversias de manera pacifica entre los Estados signatarios del Pacto. Los antecedentes históricos que han llevado Costa Rica a acudir a la Corte, empiezan con la adquisición de la independencia de los dos Estados en 1821, cuando dejaron de ser colonias españolas, juntos a otros Estados como: El Salvador, Guatemala y Honduras, con los cuales decidieron constituir la República Federal de Centroamérica que se disolvió en 1839. Tras diferentes acontecimientos, entre todo, los “filibusteros” vencidos por los Estados ex Federales y las guerras entre Costa Rica y Nicaragua, los dos Estados decidieron solucionar las cuestiones pendientes entre ellos. El primer acto que la partes pusieron en ser, fue el Tratados de Limites de 1857 que fijaba los limites territoriales y el estatuto del rio San Juan, que no fue ratificado por Costa Rica. En el mismo año, las partes firmaron un tratado de paz, nunca ratificados, y por tanto inoperativo. En 1858, las partes llegaron a un acuerdo firmando y ratificando un Tratado de Limites que fijaba la frontera entre los dos. El Tratado establecía el dominio y jurisdicción soberanos de Nicaragua sobre las aguas del río San Juan, pero al mismo tiempo afirmaba los derechos de navegación de Costa Rica “con objetos de comercio” en la parte baja del curso del río (artículo VI). Los derechos conexos que este Tratado preveía, eran: la defensa de las bahías comunes de San Juan del Norte y Salina, al igual que a la defensa del río San Juan en caso de agresión externa (artículo IV), una obligación de parte de Nicaragua de consultar con Costa Rica antes de concluir cualquier acuerdo de canalización o tránsito en relación al río San Juan (artículo VIII) y una obligación de no cometer actos de hostilidad en contra del otro (artículo IX). Nicaragua, a lo largo del tiempo, contestó la validez del Tratado 1858 hasta que no se planteó la cuestión a arbitraje por el Presidente de Estados Unidos, Cleveland, que en 1888 emitió su laudo de resolución a las cuestiones, a saber, de validez del Tratado, considerado valido por el árbitro, y en referencia al artículo VI del Tratado, reconoció a Costa Rica el derecho de navegar sobre el rio San Juan en embarcaciones de servicios fiscales y no con embarcaciones de guerra. En el 1914, Nicaragua firmó un tratado con los Estados Unidos, el Tratado Chamorro-Bryan, que otorgaba a los Estados Unidos “derechos de propiedad exclusiva” y perpetuos para la construcción y mantenimiento de un canal interoceánico a través del río San Juan. Frente al Tratado Chamorro-Bryan, Costa Rica acudió ante la Corte de Justicia Centroamericana1 en 1917 que falló en favor de esta última, reconociendo la violación del Tratado de 1858 y el laudo de 1888. En 1956 las partes concluyeron un ulterior Acuerdo, Acuerdo Fournier-Sevilla, donde se empeñaron a mejor el trafico en el rio y acordaron cooperar para la seguridad de la frontera común. Un cambio de rumbo se hubo en 1980 cuando Fue creada en el marco del llamado primer sistema Washington mediante una convención suscrita el 20 de diciembre de 1907 en Washington, Estados Unidos, por Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. Esta convención fue aprobada por todos los países signatarios con una vigencia de diez años, a partir de la fecha de la última ratificación, que fue la de Guatemala, el 11 de marzo de 1908. 1 1 Ordenamiento Jurídico Internacional Máster en Altos Estudios Europeos e Internacionales Nicaragua introdujo restricciones a la navegación costarricense por el rio, justificándola como temporánea y necesaria por la seguridad nacional. Además, a medida de los 1990, introdujo pago de cierta suma por los pasajeros que viajaban en embarcaciones costarricenses que navegaban en el río San Juan y la obligación de las embarcaciones costarricenses de detenerse en los puestos nicaragüenses a lo largo del río. En el 1995, se estableció coordinamiento de operaciones en la zona fronteriza de los dos estados contra el tráfico ilegal de personas, vehículo y contrabando. Comunicado conjunto que fue violado por Nicaragua en 1998 privando el paso a embarcaciones de fuerza militares a seguido de contraste entre las partes sobre los derechos de navegación de Costa Rica. El mismo año hubo nuevo comunicado, Cuadra-Lizano, que permitía a las embarcaciones armadas de policía costarricenses navegar en el río para avituallamiento de sus puestos fronterizos en la margen costarricense, a condición de que los agentes costarricenses en dichas embarcaciones portaran únicamente sus armas de servicio y dieran aviso previamente a las autoridades nicaragüenses, las cuales podrían decidir sobre si las embarcaciones costarricenses debían estar acompañadas por un escolta nicaragüense. Sucesivamente, el mismo año, Nicaragua declaró nulo y sin validez el Comunicado Conjunto Cuadra-Lizano. En 2001, Nicaragua hizo una reserva a la declaración de 1929 que admitía la competencia de la Corte, excluyendo dicha competencia en “ningún caso o demanda basada en interpretación de tratados o laudos arbitrales que fueran firmados y ratificados o hechos, respectivamente, antes del 31 de diciembre de 1901”. En el sucesivo Acuerdo Tovar-Caldera, de 2002, Nicaragua aceptó una moratoria de tres años relacionada con la reserva que hizo en el 2001 a su declaración de aceptación de la jurisdicción de la Corte. Costa Rica se comprometió al respecto de la reserva en el tiempo de tres años. Una vez agotado el plazo, Costa Rica demandó ante la Corte a Nicaragua, en 2005. 1) Las normas internacionales sustantivas: - - - - 2 El Tratado de Límites de 1858: estipulado y en vigor entre las partes. De naturaleza convencional y dispositiva, fue redactada para fijar, desde un lado, el derecho de soberanía de Nicaragua sobre una parte del rio San Juan y, desde el otro lado, el derecho de navegación de Costa Rica, además de algunos derechos conexos en cooperación. La obligación que se crean son tanto obligaciones bilaterales, en cuanto estipulado entre Costa Rica y Nicaragua, cuanto obligación erga omnes porque al establecer límites fronterizo, se generan obligaciones en capo a otros sujetos de la comunidad internacional, es decir, es un derecho oponibles a terceros. El laudo arbitral del Presidente de los Estados Unidos, Cleveland, empleado para interpretar cuestiones sometida al árbitro que confirmó la validez del Tratado entre las partes y confirmó derecho a Costa Rica de navegación con barcos de servicios fiscal. El laudo conllevaría obligaciones bilaterales de resultado y comportamiento. La Convención de Viena sobre derecho de los Tratados de 1969, utilizada por la Corte como parámetro de interpretación de algunas cláusulas del Tratado, refiriéndose al derecho internacional consuetudinario tanto en dicha evaluación, como en la evaluación del derecho de pesca de subsistencia de algunos ciudadanos de Costa Rica. Afirma también que, aunque el Tratado estipulado entre las partes en 1858 sea anterior a la Convención y que Nicaragua no sea parte de la misma, no impide a la Corte de interpretar el Tratado según cuanto dispuesto en la Convención en sus artículos 31 y 32 debido a la naturaleza de la misma y a su contenido erga omnes de alguna de las normas de ius cogens contenida. El Acuerdo Fournier-Sevilla utilizado por la Corte para afirmar el derecho de navegación de Costa Rica. Conllevaría obligaciones al igual que el laudo, de tipo bilateral, de resultado y comportamiento. Ordenamiento Jurídico Internacional Máster en Altos Estudios Europeos e Internacionales Los puntos más controvertidos del asunto entre Costa Rica y Nicaragua son: el reconocimiento, por esta última, de un derecho de navegación por Costa Rica y, además, la reconstrucción, a obra de la Corte, de la norma consuetudinaria sobre derecho de pesca de subsistencia y de cómo identifica la opinión iuris. Como punto de partidas por el desarrollo de las dos cuestiones, empezaré por la opinión disidente de uno de los jueces que fue llamado a juzgar el asunto. La opinión disidente del juez Sepúlveda-Amor, mueve de la consideración que la Corte, en el reconocimiento de derecho de navegación por Costa Rica, hay tratado de manera diferente el derecho de soberanía de Nicaragua cuando afirma que Nicaragua tiene: “responsabilidad primaria para la evaluación de la necesidad de regulación” sobre la navegación del rio San Juan y que Costa Rica tiene la obligación de prueba con respecto a las reclamaciones sobre la irracionalidad de las regulaciones de Nicaragua y que las pretensiones deben basarse en “hechos concretos y específicos” porque, según el juez, el razonamiento seguido por la Corte ha sido aplicado en el examinar los requisitos para detener e identificar los barcos, para obtener los certificados de autorización de salida y enarbolar la bandera de Nicaragua, pero a la hora de juzgar la obligación de visado ha adoptado un enfoque diferente. Y en la segunda cuestión relativa a la pesca de subsistencia, el juez no considera conforme el fundamento jurídico que la Corte empleó para la identificación de la opinión iuris, que es uno de los dos requisitos fundamentales para que se configure la norma consuetudinaria, juntos a las practicas reiterada en el tiempo. La Corte, en primer lugar, reconoce que el derecho de navegación de Costa Rica derivas tanto por el Tratado de Límites de 1858 en sus artículos VI y VIII, tanto del Acuerdo Fournier-Sevilla de 1956 y en segundo lugar, subraya que dichos actos convencionales deberían de ser interpretados a la luz de laudo arbitral del Presidente de los Estados Unidos y de la sentencia de Corte justicia Centroamericana que ya habían resuelto cuestiones sobre el derecho de navegación. La Corte, más bien, se centra en la interpretación de algunas de las palabras que crean contrastes entre la interpretación de Nicaragua y la de Costa Rica. La interpretación en cuestión es la contenida en el articulo VI del Tratado de Limites donde se reconoce un “derecho perpetuo a la libre navegación…. Con objeto de comercio”. Según Nicaragua el objeto al que se refiere el articulo es un objeto material y concreto, es decir, debe de ser incluido solo el trasporte de mercancía. Así que, el derecho de Costa Rica solo se puede ejercer en dicho sentido. Por el otro lado, Costa Rica el objeto debe de ser interpretado en el sentido abstracto de fines y propósitos. Así su derecho se extendería más allá del simple comercio de mercancía sino más bien en lo de pasajeros, inclusos turistas. La Corte, para abordar la cuestión de interpretación utiliza el derecho consuetudinario, así como prescrito en los articulo 31 y 32 de la Convención de Viena sobre derecho de los Tratados y afirma que, la interpretación de una disposición se hará en conformidad con las intenciones de sus autores tal y como se reflejó en el texto del tratado y los otros factores pertinentes en materia de interpretación y por tanto, ella considera que los autores no quería subordinar el derecho de soberanía de Nicaragua al derecho de navegación de Costa Rica, por tanto ninguna de las dos interpretaciones pueden ser aceptadas. Más bien, se debería de entender que alcance se atribuye a la palabra “comercio” y “con objeto”. Por la palabra “con objeto”, la Corte analiza y rechaza la interpretación propuesta por Nicaragua, empleando una interpretación gramatical del completo contesto de la interpretación sugerida por la parte. Frente a la evidencia de distorsionar el sentido, la Corte pasa al análisis de la interpretación propuesta por Costa Rica, concordando con ella e interpretando de manera evolutiva la palabra en cuestión y, por consiguiente, el objeto del Tratado extendiendo, en este modo, el derecho de navegación de Costa Rica. La Corte utiliza como fundamento de esta afirmación, también un Tratado de paz que nunca entró en vigor entre las dos pero que contenía referencia a esta palabra, especificadamente la palabra empleada es “articulo de comercio”, que, a juicio de la Corte, supone un sentido más amplio de la empleada en el Tratado. 3 Ordenamiento Jurídico Internacional Máster en Altos Estudios Europeos e Internacionales En el análisis de la palabra “comercio”, la Corte analiza las interpretaciones sugeridas por la parte. Por un lado, Nicaragua considera por comercio solo lo que abarca la compra y venta de mercancía, es decir, bienes materiales y que, por tanto, no caben duda de que queden excluida todas aquellas actividades que no son de mercancías, es decir, de servicios. Nicaragua funda su interpretación en el hecho de que, al entonces estipula del Tratado, el comercio se consideraba únicamente de bienes en cuanto no existían los servicios. Además, subraya que se debería considerar solo la intención de los autores del Tratado en la época de la redacción del mismo porque es esta la llave de la interpretación. Por el otro lado, Costa Rica funda su interpretación amplia de la palabra en el Diccionario de la Real Academia Española donde a la palabra comercio se dan las dos posibilidades, es decir, la segunda definición incluye el comercio de persona. La Corte rechaza ambas interpretaciones. En la propuesta por Nicaragua, la Corte reconoce la necesidad de utilizar, a veces, el significado de una palabra en la época de la estípula del Tratado, pero también debe de tener en cuenta que se puede interpretar en términos evolutivo una palabra que ha adquirido un significado nuevo y lo hace utilizando como parámetro el articulo 31.3 b) de la Convención de Viena considerando el comportamiento de las parte en el tiempo que ha hecho que se alejara la consideración inicial de la palabra a la original intención. Igual toma en cuenta la posibilidad que las mismas partes en la estipula hubieran querido dar al termino usado la capacidad de evolucionarse para permitir la evolución del Derecho Internacional. Por tanto, llega a la conclusión que se debería considerar la palabra a la luz de las voluntades de los autores relacionado al caso concreto, es decir, cuando el Tratado debe ser aplicado. Utilizando una pronuncia precedente, llega ad afirmar que el termino comercio es un término genérico que ha sido empleado con el fin de recubrir diferentes actividades y que dicha voluntad es identificable en el objeto del Tratado que es el arreglo territorial. En cuanto a la interpretación de Costa Rica, al Corte no considera aceptables las razones de fundamento de la interpretación porque si las partes hubieran querido introducir cualquier tipo de navegación que se pueden ejercer sobre un rio, no hubieran empleado dicha palabra. Por tanto, la Corte concluye que los términos con los cuales se extiende el derecho de Costa Rica a la libre navegación se deben de interpretar en base a cada momento en el que el Tratado se debe aplicar. En definitiva, la Corte emplea para resolver las dos cuestiones interpretativas diferentes tipos de interpretaciones tanto la gramatical, en el caso de la interpretación de la palabra con “objeto de”, cuanto una teleológica buscando las intenciones de los autores al tiempo de la estipula, tanto una evolutiva en el admitir el cambio de significado de la palabra comercio. Pasando a la examina de la reconstrucción de la opinión iuris, hay que decir que, la cuestión abarcaba no más el derecho de navegación por Costa Rica cuanto el derecho de pesca de subsistencia de lo que puedan gozar los habitantes ribereños del rio San Juan. Costa Rica pide a la Corte que sentencie sobre dicha cuestión para que se obligue Nicaragua a permitir dicha actividad a los habitantes ribereños costarricenses. Para Nicaragua, dichas peticiones son inamisibles porque ni el Tratado se ocupa de esta cuestión ni Costa Rica lo había impugnado anteriormente en los diferentes juicios que se han realizado en el tiempo. Por el otro lado, Costa Rica adjuntó diferentes puntos para contrastar la petición de ilegitimidad formulada por Nicaragua que no fueran contestada por esta última. La Corte juzgó tanto la inadmisibilidad cuanto el reconocimiento del derecho consuetudinario de pesca. Nos centraremos en esta reconstrucción, recordando solo que declaró rechazada la petición de Nicaragua. 4 Ordenamiento Jurídico Internacional Máster en Altos Estudios Europeos e Internacionales Las tesis a favor de la existencia de dicho derecho, son llevada por Costa Rica sobre el fundamento de que existe una practica de vieja data que permite a los habitantes de la ribera de pescar en la zona del rio San Juan. La clave que permite la creación de la costumbre está en le hecho de que, dicha práctica es anterior a la estipula del Tratado y que además, existe una Real Decreto de 1540 donde en virtud del cual la parte superior del río, del lago y a una distancia de 15 leguas pertenecía a Nicaragua y la parte baja hasta el mar Caribe pertenecía a Costa Rica, para fines de navegación y pesca, y el río y el lago eran de uso común. La reconstrucción de la costumbre por Costa Rica se funda en el reiterado comportamiento de los ribereños que nunca interrumpieron dicha práctica y que Nicaragua nunca había impugnado la cuestión hasta este momento. Por el otro lado, Nicaragua contesta que Costa Rica no ha podido probar que la costumbre fue establecida en dicha manera que se haya vuelto obligatoria para Nicaragua, aunque es verdad que Nicaragua ha tolerado el uso limitado del río San Juan para pesca no comercial por ribereños costarricenses. Esta tolerancia no puede ser vista como una fuente de derecho. Además, Costa Rica, según Nicaragua, ha constantemente aceptado que no tiene más derechos que los derivados de los tratados y no por derecho consuetudinario. Luego, Nicaragua, reiteró que “no tenía ninguna intención de impedir a los residentes costarricenses de realizar actividades de pesca de subsistencia”. El punto controvertido no es si exista o no el derecho consuetudinario sino si este derecho se ha vuelto obligatorio por Nicaragua y que desde entonces se concedería un derecho a los ribereños costarricenses. La Corte, aunque reconoce que la práctica no esté sufragada por bastante prueba formal de su existencia frente al escaso numero de habitantes de la zona, el hecho de que Nicaragua no haya negado en ningún momento la existencia de este derecho conforma la existencia del derecho mismo. Por otro lado, subordina el ejercicio del derecho a posible medida considerada como necesaria por Nicaragua cuando sean con fine legitimo como los recursos naturales y la protección del medio ambiente. En consecuencia, la Corte concluye que la pesca por los habitantes de la ribera costarricense del río San Juan para fines de subsistencia desde esa margen debe ser respetada por Nicaragua como un derecho consuetudinario. Por el juez Sepúlveda-Amor, la interpretación de la Corte va en contra de su jurisprudencia anterior cuando ha tenido que juzgar el reconocimiento de la existencia de una norma consuetudinaria. Por el juez, las dos condiciones que se exigen para la identificación de la norma, no han sido reconstruida por la parte porque, fundar la existencia de la norma en el silencio de una parte no se puede tomar como admisión de existencia, además porque Costa Rica en ningún momento pidió dicho reconocimiento hasta que no se llegó a la conclusión del juicio. Para el juez, además, en ninguna circunstancia una práctica empleada por un pueblo pueda llegar a ser considerable como capaz de fundar y crear norma consuetudinaria porque faltarían de los requisitos exigidos por la creación de la misma cual es el ser un sujeto de derecho internacional que es parte de la comunidad internacional misma. El juez, de igual modo, propone fundamentos más sólidos de este derecho, cual podrían haber sido la vía del principio de los derechos adquirido o los actos unilaterales, además porque el Estado de Nicaragua ya había reconocido el vínculo cuando sostuvo que “en ningún momento han tenido la intención de impedirle a los residentes costarricenses la dedicación a la pesca de subsistencia”. 5 Ordenamiento Jurídico Internacional Máster en Altos Estudios Europeos e Internacionales 6