Control del pensamiento por medio de las ondas Alfa Por Ralph M. Lewis, F.R.C. Revista El Rosacruz A.M.O.R.C. La práctica del hipnotismo se remonta en el tiempo hasta el antiguo Egipto, aunque lógicamente para esa época no se conocía con este nombre. De acuerdo a ciertos jeroglíficos encontrados, existía un método que ha sido literalmente traducido como "sueño del tiempo", que aunque no se conoce ciertamente su propósito, era utilizado por los Keri-Hebs o Altos sacerdotes para inducir a los individuos a un estado se somnolencia, como parte de los procesos ritualísticos. Mientras se encontraban en tal estado, les eran dadas algunas sugestiones, que aunque hasta la fecha no se conoce su naturaleza exacta, sí se sabe que tenían el propósito de que los candidatos actuasen de cierta forma determinada. En Delfos, ciudad de la antigua Grecia, existían unas jóvenes conocidas con el nombre de pitonisas, que luego de entrar en un estado de subconsciencia parcial por medio de la inhalación de gases, eran interrogadas por los sacerdotes griegos. Todas sus contestaciones eran consideradas como predicciones divinas, aun que estas fueran expresadas incoherentemente. La labor de estos sacerdotes era pues la de interpretar estas respuestas de modo que resultaran de interés para sus clientes. Sin embargo, se sabe que la finalidad de las preguntas era de que sirvieran de estímulos mentales, para que por medio de la asociación trajeran a flote las respuestas divagantes. El desarrollo de la teoría y práctica de lo que hoy se conoce como hipnotismo, comenzó a partir de Franz Mesmer (1734-1815) el cual, aunque le llamó a su sistema "magnetismo animal", este correspondía a las leyes psicológicas del hipnotismo tal y como se conoce hoy en día. Sin embargo, Mesmer que era médico de profesión, fue estigmatizado por los colegas de su tiempo, a pesar de que éste aplicó su método terapéutico de una forma honesta y sincera. Sus experimentos motivaron la participación individual en experiencias de sugestión hipnótica, y de igual forma logró que se considerara como posible la transferencia verbal del pensamiento del operador, a la mente del sujeto. Algunos charlatanes comenzaron a llevar a los teatros, a modo de entretenimiento, algunas prácticas las cuales ellos reclamaban como técnicas hipnóticas. Como consecuencia, el nombre del hipnotismo fue manchado y en adelante considerado por el público como una influencia maligna, siendo incluso ridiculizado en los círculos científicos. Fue después de algunos anos que el hipnotismo comenzó a ser reconsiderado e incluido como una práctica aceptada en algunos aspectos de la ciencia médica, especialmente en la psicoterapia. Durante el Siglo XIX, fueron escritas algunas novelas sobre este tema, aparte de carecer de fundamento científico, revelaban la ignorancia de los autores sobre el mismo. Uno de estos autores fue George Du Maurier, el cual narró en su novela Trilby, escrita en 1894, las andanzas de un malévolo hipnotizador de nombre Svengali. En su novela, Maurier relata en una forma sensacional, cómo este hipnotizador no tan sólo era capaz de capturar la mente de una persona en contra de su voluntad, sino también cómo leía los pensamientos y dirigía las actividades diarias de las personas a quienes había inducido en un trance hipnótico a distancia. Ahora se sabe que no es posible lograr un estado de este tipo, en una persona que se encuentre en un lugar remoto, sin que haya habido un previo contacto personal con el operador, y mucho menos si no ha habido una aceptación voluntaria por parte del sujeto. Sin embargo, una persona que se haya sometido voluntariamente a un operador, para que éste, por medio de un contacto personal lo induzca en un trance hipnótico, podrá entrar en éste, bien oyendo la voz del operador o mirando algún símbolo que sea representativo de la personalidad de éste. Pero, repetimos, esto sólo podrá ocurrir, luego que el sujeto se haya condicionado a sí mismo y haya decidido ser hipnotizado. Su propia consciencia es el "guardián del umbral", que le protege de los pensamientos nefastos y extraños de otras personas; en otras palabras, cada persona tiene cierto código moral por el cual rigen sus vidas, a pesar de que éste varía de individuo a individuo. Este código está compuesto básicamente por nuestro concepto de lo que es rectitud y buen comportamiento. Dicho de otro modo, lo que nosotros llamamos consciencia, es un potente estímulo que fluye a través de la mente consciente, y no los pensamientos de otros dirigidos hacia nosotros, Como algunas personas piensan. Por este motivo, si algún pensamiento es lo suficientemente fuerte como para llegar a nosotros, será rechazado por nuestras propias convicciones y principios más dominantes. Algunos grupos de estudios reclaman que pueden utilizar las ondas cerebrales de un individuo, para controlar las mentes y los pensamientos de otros, pero tales teorías no están basadas en hechos científicos sino en fraseología técnica. Antes de discutir estos planteamientos, considero apropiado exponer algunos datos sobre el potencial eléctrico del cerebro, o mejor dicho, sobre las ondas cerebrales. El cerebro es una vasta concentración de tejido neuronal (nervios); por lo tanto, tiene un potencial eléctrico que se manifiesta en forma de ondas. Esto fue descubierto a mediados del Siglo XIX, cuando se comprobaran las características eléctricas de este tejido. Dichas propiedades, al momento de ser observadas, fueron medidas en términos de miles de voltios de potencia. En 1954, Hans Berger, un neuropsiquiatra alemán, registró exitosamente, mediante el uso de un delicado instrumento conocido como un electroencefalógrafo, las oscilaciones vibratorias del cerebro humano. Este aparato cuenta con unos electrodos, que luego de ser pegados al cuero cabelludo y conectados a un amplificador, aumenta a más de un millón de veces el efecto de la corriente cerebral. Dos o más descargas eléctricas u ondas manifestadas a modo de patrones rítmicos, pueden ser detectados por el electroencefalógrafo, cuando sus electrodos son colocados en la parte occipital (posterior) y frontal de la cabeza de un sujeto. Los experimentos muestran que tales procesos eléctricos son producidos por las células del sistema nervioso, y que el cerebro envía ondas que fluctúan entre veinte y ciento cincuenta millones de voltios de potencia. De acuerdo a cierta teoría, la memoria es un circuito electrónico cerrado. En otras palabras, la corriente eléctrica formada por las impresiones de la memoria, viaja una y otra vez a través de un sistema circular de células nerviosas, siendo su movimiento impulsado nuevamente por medio de un proceso eléctrico que puede ser activado a voluntad. Esta teoría es similar a lo que toma lugar en los mecanismos de algunas de las computadoras modernas, en las cuales la información está localizada en unos sistemas de frecuencia circulares, cuyas vibraciones pueden ser reutilizadas instantáneamente en el momento en que se desee. La psicología y la física moderna han encontrado por medio de aparatos sumamente sofisticados, cuatro tipos principales de ondas cerebrales que se mueven a diferentes frecuencias, las cuales han sido medidas en términos de vibraciones por segundo. Estas son: Ondas Alfa: Estas ondas vibran normalmente en los adultos a una frecuencia fluctuante entre 8 y 13 vibraciones por segundo. Ondas Beta: La frecuencia de estas ondas varía entre 18 y 50 vibraciones por segundo. Ondas Gamma: Esta onda de baja amplitud es también baja en su capacidad de energía. Se le considera como una modalidad más baja de amplitud de las ondas beta. Ondas Delta: Se registran cuando hay daño cerebral, anormalidades estructurales del cerebro. tumores u otras Es la opinión de algunos expertos, que un individuo podría ser reconocido por la forma particular de sus ondas cerebrales, de la misma forma en que podría ser identificado por medio de sus huellas digitales. Por este motivo podría afirmarse que no hay tal cosa como uniformidad en el potencial cerebral de los humanos. Cualquier grupo esotérico, que ofrezca ejercicios basados en la premisa de que todas las personas tienen el mismo nivel de potencia mental, se están amparando en principios que ya de por sí son falsos. Los ritmos mentales de un individuo en reposo, pueden ser alterados por acción de estímulos de sonido, luz, ansiedad, la concentración en la solución de un problema, como por ejemplo de matemáticas o con cualquier asunto que necesite gran atención. Es lógico pensar que los estados emocionales que se producen como consecuencia de situaciones embarazosas, miedo o conmociones nerviosas, tienden a menguar la frecuencia normal de alfa, porque actúan como un obstáculo que detiene el ritmo de ésta. Por este motivo, se puede establecer una relación definitiva entre las emociones, la personalidad y este tipo de onda. Igualmente en un estado de meditación podría haber un decrecimiento de la onda alfa, si ésta es prolongada, o si en ella el individuo asume una concentración intensa. Algunas de estas escuelas esotéricas alegan que mediante sus procedimientos, pueden aumentar la descarga de onda alfa de tal forma, que pueden transmitir los pensamientos de sus estudiantes a otras personas. Como parte de sus postulados, tratan de implicar que las personas en este estado, pueden leer los pensamientos de aquellos a quienes miran o en quienes se concentran. También han reclamado que durante estas prácticas pueden sanar, corregir o alterar sus modos de actuación, y dirigirlos para que hagan cuanto ellos quieran, y todo esto sin el consentimiento voluntario y acuerdo de la otra parte. No hay que cuestionar el hecho de que la voz imperativa de una persona que actúe como dirigente de un cierto grupo, puede arrastrar a las personas que lo componen, induciéndolas a hacer lo que el dirigente quiera, y de que éste, bien por medio de un estímulo musical, o por medio de una ejercicio físico, pueda producir cambios en la onda mental de los miembros del grupo. Esto no es nuevo; es un hecho conocido desde los principios de siglo, pero, ¿qué tipo de cambio de onda ha sido producido, al inducir este estado de semi-trance? ¿Están ellos fortaleciendo la onda alfa, o simplemente produciendo ondas gamma? Los estímulos emocionales intensos no fortalecen la onda alfa, sino que alteran su ritmo natural. Por otro lado, en muchas de estas sesiones, no se utiliza el costoso encefalógrafo para registrar las ondas de los sujetos; por lo tanto, ellos asumen que está sucediendo una proyección de la onda alfa. Por cierto, debe aclararse que no hay prueba empírica de cuán lejos radia la onda alfa desde el cerebro. Por lo general, las personas que participan en este tipo de experimento, están tan sólo en un estado semi-hipnótico común, en el cual imaginan los resultados que son sugeridos por el instructor. En otros casos, lo que actúa es la percepción extrasensorial entre ambas personas, pero aún así, no hay posibilidad de que en tales experimentos se pueda leer o controlar la mente de otra persona, en contra de su voluntad y en detrimento de ésta. Este tipo de práctica, la cual se apoya en bases semi-científicas, puede resultar muy dañina, máxime cuando no es supervisada por un médico o un psicólogo. Se ha sabido de individuos que han sufrido choques nerviosos a consecuencia de estos sistemas de ejercicios, así como de otros que han perdido el control de sus mentes, y caído presa de sueños obsesivos, mientras intentaban controlar las mentes de sus semejantes.