SANTOS Y BEATOS CHILENOS Entre los chilenos, una de las causas más avanzadas en este momento en Roma es la de monseñor Francisco Valdés Subercaseaux (1908-1982), primer obispo de Osorno. Le sigue la causa del joven laico Mario Hiriart Pulido (19311964), perteneciente al Movimiento de Schoenstatt. En el caso de Chile son 21 los procesos abiertos. Los más antiguos datan del año 1665 y corresponden a los jesuitas Martín de Aranda, Horacio Vecchi y Diego de Montalbán. A pesar de haber transcurrido 345 años de la apertura de estas causas, éstas siguen estancadas en Roma. Nuestro país tiene actualmente 2 santos y una beata, cuyos procesos se realizaron en el extranjero, salvo el de Laura Vicuña (1891-1904), laica salesiana chilena, que vivió y murió en el noreste argentino. El caso de Ceferino Namuncurá Burgos (1886-1905), hijo del argentino Manuel Namuncurá y de la chilena Rosario Burgos, fue realizado en Argentina, mientras que el del padre José Agustín Fariña (1885-1936), sacerdote agustino español, que vivió en Chile 21 años y murió mártir en la Guerra Civil de España, se realizó en ese país. También existen cuatro procesos de Venerables: dos se han realizado en Chile y los otros dos en el extranjero, pero en ninguno ha habido progreso. El caso de los Siervos de Dios es más numeroso. Son 14, de los cuales 7 son chilenos. Todos los procesos se han realizado en Chile, a excepción de de la madre María de San Agustín Fernández Concha (1835-1928), llevada en Buenos Aires y que actualmente se encuentra detenido. De los 14, sólo 7 están activos. Chile reconoce como propios a 21 postulantes a santos, beatos, venerables y siervos de Dios, entre los cuales se encuentran 8 chilenos y 13 extranjeros. Así lo constata una completa investigación realizada por el jesuita Jaime Correa, realizada a finales de 2009. A principios del siglo pasado fue abierta, por la Diócesis de Concepción, la causa del misionero jesuita chileno, Padre Juan Pedro Mayoral (1656-1730), pero hoy ni siquiera existe un responsable por parte de la Compañía de Jesús. Distinta suerte ha tenido el franciscano español, Fray Pedro de Bardesi (1656-1700), que vivió en el Convento de San Francisco de Alameda a mediados del siglo XVII. "En nuestros días se confecciona la Positio y se realizan diversos estudios históricos", señala el padre Juan Rovegno, responsable de la causa. En 1963 se inició el proceso del Padre Pedro Marcer Cuscó (1828-1911), religioso claretiano español, radicado en Chile, que murió en 1911, producto de una hernia que casi no le permitía caminar de dolor. Nunca se le oyó quejarse. Su causa se encuentra detenida en la Congregación de la Causa de los Santos en Roma. Otro claretiano en vías de subir a los altares es el padre Mariano Avellana Lasierra (1821-1887), declarado Venerable por el Papa Juan Pablo II en 1987; sólo faltaría confirmar un milagro para que sea beatificado. Entre las causas abiertas recientemente (1998) se encuentra la del laico schoenstattiano chileno, Mario Hiriart (19311964). Según explica su responsable en Roma, Amelia Peirone, "su proceso se encuentra muy avanzado en Roma y se ha cumplido con la mayor parte de los requisitos". El mismo año se abrió la de monseñor Francisco Valdés (19081982). "Fueron interrogados 196 testigos en 10 diócesis de Chile; su causa se envió Roma en 2001 y actualmente se terminan los trabajos de la Positio. Al ser aprobada, el Papa promulgaría el decreto de virtudes heroicas y el Siervo de Dios pasaría a ser Venerable", explica desde Roma el padre Florio Tessari, postulador general de la causa. Otro venerable que avanza rápidamente hacia la santidad es el religioso franciscano fray Andrés Filomeno García Acosta “Fray Andresito” (1800-1853), que falleció el 14 de enero de 1853 y cuyos restos descansan en la iglesia de la Recoleta Franciscana en Santiago, y que fue declarado Venerable por el Papa Francisco I, en julio del 2016. Pero no sólo hombres podrían ser elevados a los altares; también existen mujeres a las cuales méritos no les faltan. Tal es el caso de la Sierva de Dios, María del Carmen Benavides Mujica (1777-1830), más conocida como la "beatita Benavides". "Su proceso se encuentra detenido en Roma, no por defectos de fondo sino por imperfecciones en la presentación de los documentos", señala el padre Julián Riquelme, OP. María del Carmen quiso ingresar al Convento de Santa Rosa en Santiago, pero su confesor le aconsejó que practicara la caridad en el mundo, según el modelo de Santa Rosa de Lima. A la lista se suman la Madre Bernarda Morin (1835-1907), religiosa canadiense, fundadora de las Hermanas de la Providencia, Beata Sor María Crescencia Pérez (18971932), religiosa gianelina argentina, que vivió y murió tuberculosa en Vallenar, en el norte de Chile, y Dorotea Antonia Chopitea Villota, viuda de Serra (1817-1856), laica salesiana chilena, que radicó hasta su muerte en Barcelona, España, como seglar salesiana. El postulador general de la causa de beatificación de Monseñor Valdés, padre Florio Tessari, habla por primera vez sobre el proceso con un medio chileno. A la Iglesia Catedral de Osorno hace algunos meses le cambiaron su viejo techo por planchas de cobre. En su entrada principal se han colocado cuatro grandes vitrales y el artista Juan Echenique ha pintado 12 íconos bizantinos, que el obispo, monseñor René Rebolledo, inaugurará próximamente. Mientras, la municipalidad trabaja en un monumento que estaría ubicado frente a la Catedral. Todos estos arreglos hacen presumir que la beatificación del primer obispo de Osorno, monseñor Francisco Valdés Subercaseaux (1908-1982), estaría cerca, pues el Vaticano suele celebrar las beatificaciones en la ciudad de origen del venerable. Y desde la Santa Sede, por primera vez, el padre Florio Tessari. OFM Cap., postulador general de la causa de monseñor Valdés, se pronuncia sobre el estado de la causa de monseñor Valdés con un medio de comunicación chileno. El padre Tessari es responsable de todas las causas de canonización de los miembros de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos. Se trata de unas 50 causas, de las cuales más de una docena son de Latinoamérica. -Esta semana será presentada la "Positio super virtutibus" al relator de la causa. Si éste no tiene nuevas observaciones, ¿cuándo será impresa y presentada oficialmente a la Congregación para los Santos? "El cambio del anterior relator de la causa hizo demorar, inevitablemente, su avance. En varias conversaciones con él y con el nuevo relator, sobre el material que habíamos entregado para poder imprimir la Positio sobre la vida, virtudes y fama de santidad del Siervo de Dios, a ellos les pareció importante que se incluyeran datos que en Chile, en el proceso diocesano, no podían conocerse". "El relator, el anterior y el nuevo, ha querido que el Siervo de Dios apareciera en toda su grandeza humana y espiritual, y por ello juzgó necesario insertar el material encontrado en el Archivo Secreto del Vaticano y en el Archivo Provincial de los Padres Capuchinos en Munich. Esta demora ha valido la pena porque así la Positio está más completa. Yo puedo dar fe que apenas la Positio esté impresa será entregada a la Congregación para las Causas de los Santos y que el estudio y la discusión de los censores teólogos de la congregación y de los cardenales y obispos de ella será más rápida de lo que pensamos, porque la causa está en el corazón no sólo de la Iglesia chilena, sino también en la Secretaría de Estado y del prefecto de la congregación". -Al ser presentada esa "Positio super virtutibus", ¿tiene preferencia ante la Congregación para las Causas de los Santos para la designación del congreso de teólogos que deberá examinarla, dado que existe ya un parecer favorable de un perito médico ex officio respecto de un presunto milagro? "Mañana llegará el padre Cardona desde Barcelona y tratará inmediatamente de concluir los últimos retoques y entregar toda la Positio al nuevo relator para que ella pueda imprimirse. Simultáneamente, está listo el 'presunto milagro' para la discusión de la consulta médica de la Congregación de los Santos. Como he informado, el primer médico perito ex officio ha dado su parecer favorable. Estamos a la espera del parecer del segundo médico perito para imprimir la Fattispecie y el sumario para la consulta médica de la congregación". "He comunicado todo esto a monseñor René Rebolledo, obispo de Osorno, al padre Jaime Correa s.j., delegado episcopal en los procesos, y también al hermano del Siervo de Dios, don Gabriel Valdés Subercaseaux, quien se interesó vivamente durante su permanencia como embajador en Italia. Espero que todo pueda concluir en el tiempo más breve posible para dar a Chile la alegría de la beatificación. Con la esperanza de comunicar muy pronto lo que está en el corazón de todos, le aseguro todo nuestro esfuerzo para que este trabajo pueda concluir antes de final de año". Otras Causas de Canonización Recientes en Chile. BEATA SOR MARIA DEL CARMEN BENAVIDES MUJICA (1777-1849), LA “BEATITA BENAVIDES”. María del Carmen Benavides Mujica nació en Quillota en 1777. Sus padres -Francisco Benavides y Javiera Mujicaconstituían una reconocida y conservadora familia. El matrimonio tuvo diez hijos de los cuales dos fueron sacerdotes y otros dos pelearon en la guerra de la Independencia. La Beatita, como la llamaron desde pequeña, dedicó toda su vida al cuidado de enfermos y necesitados. Ella misma los curaba, les daba los remedios y lavaba sus llagas. A principios de la década del 90, Maria del Carmen, fue declarada Venerable. En 1999, se enviaron los antecedentes a la Congregación de la Causa de Todos los Santos, en Roma, tras el término de la investigación a nivel local. A temprana edad quiso ingresar en el convento de las Monjas Rosas -dominicas de claustro de Santiago-, pero su confesor la convenció de que llevara una vida cristiana secular. Sin embargo, optó por seguir usando su hábito de monja dominica, como su modelo Santa Rosa de Lima. Nunca se casó, pese a que su madre era partidaria de su matrimonio con un rico hacendado, para solucionar los muchos gastos en que incurría su hija con sus obras de caridad. A los 18 años formalizó la decisión de consagrar su vida a Dios e ingresó al grupo de laicos de la Orden Tercera de Santo Domingo, en el templo de esa congregación en Quillota. Cinco sobrinas y una ahijada la ayudaron en sus recorridos por poblaciones en los que iba recogiendo a la gente más necesitada para llevarla a su casa que se convirtió en un asilo y que hoy se reconoce como el Hospital San Martín de Quillota. Cinco días antes de morir fue al templo de Santo Domingo y pidió al sacerdote superior que le administrara la Comunión que, según ella, sería la última. Después dijo: "Señor, ya no vendré más a verte en tu casa". Murió el 1 de junio de 1849 a los 72 años. Se decía que de su sepulcro en el cementerio municipal salía "perfume de santidad", por lo que las autoridades trasladaron su cuerpo al templo de Santo Domingo en Quillota. Venerable Padre Hernán Alessandri Morandé (1935-2007). Sacerdote schoenstattiano chileno, nació en Santiago de Chile, el 22 de febrero de 1935, era nieto del ex Presidente de Chile, don Arturo Alessandri Palma (1868-1950), y sobrino de otro ex mandatario chileno, don Jorge Alessandri Rodríguez (1896-1986). Sus padres, Hernán Alessandri Rodríguez y Elena Morandé Orrego, lo educaron en la fe católica, ingresó en 1957, al Movimiento de Schoenstatt, y fue ordenado sacerdote en 1959. Nombrado Párroco de La Florida en 1964. Fundó en 1983, la Fundación “Maria Ayuda”, institución u ONG destinada a ayudar a niños y niñas en problemas sociales, ya sea venidas de familias en estado de yugo desigual, o en situación de extrema pobreza (marcadas por las drogas y el alcohol). El Padre Alessandri murió en La Florida, cerca de Santiago, Chile, el 18 de diciembre de 2007, a la edad de 72 años, sus restos yacen en el Santuario de Bellavista de La Florida, junto a las tumbas de otros santos schoenstattianos, como Mario Hiriart, y Bárbara Kast. Siervo de Dios, Mario Hiriart Pulido (1931-1964). Laico e ingeniero schoenstattiano chileno, nació en Santiago de Chile, el 23 de julio de 1931, siendo hijo de don Héctor Hiriart y doña Amalia Pulido. Estudió ingeniería en la Universidad Católica de Chile en 1942, fue profesor de dicha facultad. Permaneció soltero hasta su muerte, dedicado plenamente a Jesús y a la Virgen Maria, a quien llamaba cariñosamente “Madrecita”. Ingresó en 1951 al “Instituto de Hermanos de Maria de Schoenstatt”, y fundó en 1956, junto a sus amigos schoenstattianos, una cofradía llamada “Caballeros del Santo Grial”. Murió de cáncer terminal en Milkwaukee, Estados Unidos, el 15 de julio de 1964, a la edad de 33 años. Sus restos fueron repatriados a Chile y yacen en el Santuario de Bellavista de La Florida. Su causa de beatificación se inicio en 1994, y declarado Siervo de Dios en 1995. Sierva de Dios, Madre Bernarda Morin (1832-1929). Religiosa canadiense, nació en Quebec, Canada, el 29 de diciembre de 1832, su nombre real era Maria Venancia Morin. Fundó en 1894, las “Hermanas de la Providencia”, y estableció un convento de su orden en nuestro país. Murió en Santiago de Chile, el 4 de octubre de 1929, a la edad de 97 años. Su causa de beatificación se inició en 2002. Siervo de Dios, Padre Clemente Diaz Rodriguez (18481905). Sacerdote jesuita chileno, nació en Santiago de Chile, el 26 de junio de 1848, estudió en el Colegio San Ignacio, ingresó a la “Compañía de Jesus” en 1870, fue ordenado sacerdote en 1873, fue párroco en Buin y San Bernardo. Fundó en 1887, la Congregacion “Hermanas de la Misericordia y del Inmaculado Corazon de Maria del Maipo” (Hermanas Clementinas). Murió en San Bernardo, el 17 de septiembre de 1905, a la edad de 57 años. Su causa de beatificación se inició en 2008. Siervo de Dios, Fray Rufino Zaspe Zablaza (1891-1977). Religioso carmelita español, nació en Burgos, España, el 16 de noviembre de 1891. Ingresó a la Orden Carmelita en 1911, ordenado sacerdote en 1918, tomando el nombre religioso de Fray Rufino de la Virgen del Carmen, y enviado como misionero a Chile. Nombrado provincial de su orden en nuestro país, y luego, prior del convento carmelita del Carmen Alto en Viña del Mar, donde murió, el 20 de mayo de 1977, a la edad de 86 años, su causa de beatificación se inició en 2007. Siervo de Dios, Padre José Cappel Farfsing (1929-2004). Sacerdote norteamericano, nacionalizado chileno, nació en Kansas, Estados Unidos, el 19 de marzo de 1929. Ingresó al Movimiento de Maryknoll en 1951, ordenado sacerdote en 1952, y enviado como misionero a Chile, estableciéndose en la comuna de Curepto, Región del Maule, donde fue párroco, hasta el día en que murió en dicho pueblo, el 31 de mayo de 2004, a la edad de 75 años. El Padre Cappel fue conocido como “El Exorcista de Curepto”, por su infatigable lucha contra el mal, y por sanar a personas poseídas por el Demonio. Su causa de beatificación se inició en 2016, diez años después de su muerte. VENERABLE FRAY ANDRES FILOMENO GARCIA ACOSTA (1800-1853). Religioso franciscano chileno de origen español, nació en Santa Crúz de Tenerife, Islas Canarias, el 10 de enero de 1800, ingresó a los Franciscanos en 1823, como hermano lego, fue ordenado sacerdote en 1826, y enviado como misionero a Montevideo, Uruguay, y luego, a Santiago de Chile, donde residió hasta su muerte. Fundó en 1840, la Cofradia del "Sagrado Corazón", en la parroquia del convento de la Recoleta Franciscana. Murió en Santiago de Chile, el 14 de enero de 1853, a la edad de 53 años, fue declarado Venerable en 1997. SIERVO DE DIOS, BLAS CAÑAS CALVO (1827-1886). Fundador de la Congregación de la Casa de María. Nació el 3 de febrero de 1827, hijo de José Antonio Cañas Vicuña y Mercedes Calvo Cuadra. Estudió en el Seminario Conciliar de Santiago. Desde niño se distinguió por su sensibilidad espiritual, madurez moral, exigente consigo mismo y con los demás, respetuoso y comprensivo ante las debilidades ajenas. Contó con la simpatía y afecto de superiores y subordinados. Su corta edad retrasó la ordenación sacerdotal que esperaba con ansias. Con dispensa eclesiástica, recibió el presbiterado el 22 de septiembre de 1849. Dos días después, celebró su Primera Misa en la Basílica de la Merced. Conservó los ornamentos, el cáliz y la patena de ese día para usarlos sólo en su aniversario. Actividades sacerdotales primeros años: Misiones y Ejercicios Espirituales, capellanías, confesiones, prédicas. Ejerció cargos eclesiásticos, y participó en la vida intelectual de la Iglesia. Simultáneamente, atendió sectores de gran pobreza. Descubrió la angustia de los padres moribundos que encargaban a su protección sus pequeñas hijas. Docente en la Facultad de Teología de la Universidad de Chile, fue elegido miembro de la Facultad. El 3 de noviembre de 1859 leyó su discurso de incorporación: “Enseñanza del pueblo por el solo y seguro medio de la fundación en Chile de la orden religiosa conocida con el título de Hermanos de las Escuelas Cristianas”. Su acción sacerdotal se orientó en esa dirección. El 18 de julio de 1856, Don Blas Cañas preparaba un sermón sobre San Vicente de Paul. Golpearon a su puerta: una madre con cinco hijos pequeños, angustiada, pedía apoyo ante un grave riesgo moral. El señor Cañas le prestó ayuda. Volvió a su escritorio conmovido. Fue el comienzo de la Casa de María. El 15 de agosto de 1856, el Arzobispo Valdivieso autorizó la fundación. Un grupo de señoras, en la iglesia de la Veracruz, se comprometió a visitar y ayudar a niñas en riesgo moral. La acción fue apoyada por misas, oraciones, prédicas y la devoción a San Vicente de Paul. Se arrendó una casa en el sector de San Miguel. Posteriormente, el pintor italiano Alejandro Cicarelli, radicado en Chile, y su esposa Rosa Vilches, donaron la casa-quinta donde vivían para que la Casa de María construyera su propia residencia en el mismo terreno. Éste deslindaba con las actuales calles Carmen y Curicó. La imagen de la Virgen con el Niño en sus brazos presidía la obra con esta inscripción: “15 de agosto de 1856. Año de Gracia y Misericordia infinita”. La Casa fue inaugurada el 1º de enero de 1859, con gran solemnidad. La educación de las niñas fue esencialmente práctica: orden, limpieza y ejercicio de oficios domésticos se apreciaban en todas partes. La instrucción incluía religión, lectura, escritura, contabilidad y todos los ramos de industria que pudieran asegurar una subsistencia honrada y digna. La música y el canto lograron alto nivel. El amor y respeto a Dios, la vida de oración y piedad animaban las actividades. La obra crecía. Don Blas Cañas pensó en una Congregación religiosa que la asumiera. Esperó largos años, viajó a Roma. Se entrevistó con Don Bosco. La Congregación femenina se concretó. El Arzobispado de Santiago (1866), luego el Papa Pío IX (1870), aprobaron las Constituciones de la nueva fundación. En ella destacó María Luisa Olavarrieta, Directora, Profesora e Inspectora de la Casa. La Casa de María estaba consolidada. El Arzobispo creyó conveniente liberar parcialmente a Don Blas Cañas de esa responsabilidad. El señor Cañas comprendió y aceptó con dolor. En su nuevo domicilio germinó otra antigua idea: la atención a los niños: “No menos de 200 niños huérfanos he encontrado en Santiago y a quienes no he podido prestar socoro alguno.”[1] Con apoyo de jóvenes ilustrados y entusiastas, limosnas y dinero a interés, compró una casa en calle Santa Rosa. El 15 de agosto de 1872 se instalaron allí los primeros 30 niños. Nacía El Patrocinio de San José. La alimentación diaria era incierta y una angustia para el señor Cañas. Sumido en la oración, nunca dejó de alimentar a sus niños. La instrucción primaria comprendía Catecismo, Fundamentos de la Fe, Gramática, Geografía, Historia, Aritmética, Partida Doble e Idiomas, música, instrumental y vocal para quienes reunieran las condiciones. La enseñanza técnica ofrecía alternativas: carpintería, zapatería, sastrería, encuadernación de libros, reparación de pianos, relojería. Todos los talleres estaban debidamente equipados. En 1887 el número de niños subía de 400. Alumnos antiguos se habían incorporado al campo laboral. A fines de 1885, D. Blas Cañas tenía 59 años y hacía treinta que vivía consagrado a sus obras sociales. Una situación política le creó un violento conflicto de conciencia. En plenas luchas teológicas, el Presidente de la República le pedía postular al Obispado de Concepción. Sacerdotes y laicos católicos lo instaban a aceptar en beneficio de la Iglesia. No resistió la tensión externa e interna. En pocos meses, su salud se había quebrantado gravemente. Los médicos, desconcertados, lo atendieron día y noche. Los niños del “Patrocinio” lo acompañaban como únicos enfermeros aceptados por él. Horas antes de morir lo asistía Manuel Antonio Cañas, pariente y médico. Don Blas tomó su mano y habló con voz tranquila y entera: “que Dios te haga un buen católico, que seas feliz en tu profesión”[2] .Murió el 23 marzo de 1886. Sus restos se embalsamaron; su corazón, colocado en una redoma de cristal se venera hoy en la antigua Casa de María. Hubo oficios fúnebres en ambas Casas, con gran concurrencia y devoción. Sepultado en la Casa de María, en bóveda provisoria, fue trasladado el 13 de marzo de 1887, a un lugar definitivo, cerca del presbiterio, donde descansan hasta hoy. Sus obras continúan. El Instituto Comercial Blas Cañas, para la enseñanza técnica femenina, funciona en la antigua Casa de María, a cargo de las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, de origen italiano, con la cual se fusionó la Congregación inicial. El Patrocinio de San José incorporó también la enseñanza secundaria, bajo la conducción de los Padres Salesianos, en calle Bellavista. Don Blas Cañas ha sido llamado el Don Bosco chileno. Para sus contemporáneos fue el San Vicente de Paul de Chile, inspirador de su obra y con quien él mismo se identificara en vida. Recientemente, un sacerdote español, pasionista, el Padre Rafaél Sánchez Álvarez, conoció la figura de Don Blas Cañas y visitó su tumba; lo comparó con San Alberto Hurtado. Su figura sigue vigente. Su causa de beatificación se inició en 1997. BEATO MONSEÑOR FRANCISCO VALDES SUBERCASEAUX (1908-1982), Obispo de Osorno y misionero en la Araucania y la Región de Los Rios. Prelado capuchino chileno, nació en Santiago de Chile, el 28 de septiembre de 1908, ingresó a la Orden "Capuchina" en 1930, fue ordenado sacerdote en 1934, fue misionero en La Araucania, y nombrado Obispo de Osorno, entre 1936 y 1982. Muriò en Pucón, cerca de Osorno, el 4 de enero de 1982, a la edad de 78 años. Su causa de beatificación se abrió en 1992, fue declarado Venerable en 1998 y beatificado en 2018. VENERABLE BARBARA KAST RIST (1950-1968). Laica schoenstattiana chilena, nació en Baviera, Alemania, el 4 de febrero de 1950. Llegó a Chile en 1953, ella vivió antes de su conversión, como cualquier chica rebelde, carreteando, tomando y fumando sin parar, hasta 1964, cuando tomó un cambio radical en su vida. Ingresaría con su hermano, Miguel Kast Rist, futuro Ministro de Hacienda, al Movimiento Apostolico de Schoenstatt, en 1964, año en que murió otro laico, Mario Hiriart, quien fuera su profesor de ingenieria en la UC. Consagró su vida a Cristo y a la Virgen Tres Veces Admirable de Schoenstatt. Participó en misiones populares en Buin, Paine y Campanario, pueblos cercanos a Santiago de Chile, ciudad en donde ella murió en un accidente automovilistico, el 29 de diciembre de 1968, a la edad de 18 años, cuando se disponia a volver a Paine a pasar el año nuevo, con su familia. Su causa de beatificación se inició en 1994, junto a la de Mario Hiriart, y declarada Venerable en 2010. MARÍA BENEDICTA DAIBER (1913-1971) relata su conversión en su escrito “Y yo te venceré”. Sus padres eran protestantes, de origen alemán, aunque habían perdido la fe y fueron a residir a Chile, en donde su padre era el médico de un pequeño pueblecito llamado Puerto Octay. Siendo niña era una atea consumada, ya que su padre repetía continuamente en su presencia: no hay Dios. Pero en Puerto Octay, la mayoría de los habitantes eran católicos, y oía hablar algunas veces de la Santísima Virgen. Un día, movida por un impulso, repitió tres veces: “María, María, María” y largo rato estuvo absorta en algo que, entonces, no sabía definir. Teniendo doce años llegó a sus manos una Biblia y devoró los evangelios, comprendiendo el vacío que deja en el alma la falta de fe. “¿De dónde vengo?, ¿A dónde voy?, ¿Por qué existo?”, eran preguntas que la atormentaban y la vida le parecía triste, sin sentido y vacía. Su madre quiso enseñarle historia eclesiástica, pero vista a través del odio a la iglesia y el odio al papa, al clero etc. A la edad de quince años, el padre de María Benedicta la llevó al hospital y, mientras él visitaba a sus enfermos, ella se quedó en un saloncito donde estaba un cuadro del Sagrado Corazón de Jesús, del cual su padre se burlaba continuamente. Ese cuadro encarnaba para ella, todo cuanto odiaba en el catolicismo. Ese día, se colocó frente a la imagen de aquella imagen, y amenazándolo con ambas manos, le dijo que lo odiaba, que odiaba a su iglesia, a sus sacerdotes y que estaba resuelta a hacer todo el mal posible a esta iglesia. En ese mismo instante, resonaron en el fondo de su alma, estas palabras: “Y yo te venceré”. Aterrada y presa de espanto, por primera vez, comprendió que un día sería católica. En 1922 teniendo dieciocho años, su padre la llevó a Santiago de Chile para estudiar en el liceo. Quiso asistir a la clase de religión, pero una de las profesoras, sabiendo que no era católica, se lo impidió. Un sacerdote trató de probarle la existencia de Dios, pero fue inútil. Entonces, aprendió el padrenuestro, el avemaría, la salve, etc. sólo quería que le enseñara oraciones a la Virgen y, en las tardes, hacía su visita a la madre de Dios, se arrodillaba ante su altar y le repetía una y otra vez las oraciones que había aprendido. María Benedicta estaba convencida que los sacerdotes no creían y sólo explotaban la credulidad del pueblo, y pudo observar que el clérigo se sacrificaba por ella sin obtener nada a cambio. Lo veía en intensa oración y eso la impresionaba profundamente, concluyendo que no es cierto que todos los sacerdotes católicos eran unos hipócritas: “mis padres me han engañado en este punto”. Comenzó a decir está oración: “Dios mío, si acaso existes, dame fe”. En setiembre de 1922 se celebró el II Congreso Eucarístico Nacional en Santiago de Chile y su madrina la llevó para que viera pasar a Nuestro Señor. Vio por primera vez a Jesús hostia y tuvo la seguridad absoluta: “ahí está Dios”. En aquel instante, creyó en Dios. Aquella noche se acostó con el rosario en las manos, se le presentó el profundo dolor que les causaría a sus padres la conversión y cómo interiormente la separaba de ellos. Después de una lucha interior resolvió no hacerse católica y así se lo dijo a su madrina. Semanas y meses de indecible sufrimiento pasó María Benedicta, en que pasó largas horas de silenciosa adoración a los pies de Jesús sacramentado. Escuchó todas las misas a las que podía ir al convento de los capuchinos. Allí un anciano sacerdote trataba consolarla. Cuando volvió a Puerto Octay a pasar vacaciones con sus padres, el sufrimiento más duro fue la privación de la santa misa. Pero todas las tardes, desde su cuarto hacía, en espíritu, una visita a Jesús sacramentado y miraba por la ventana la torre de la parroquia. Un 8 de setiembre, fecha que ella misma fijó por ser fiesta de la Santísima Virgen, recibió el bautizo bajo condición. Al día siguiente, hizo su primera comunión en la capilla de la universidad católica. Solamente, al comulgar por segunda vez, experimentó en toda su extensión la dicha inmensa de ser católica y ese sentimiento duró semanas y meses. Tuvo como misión lograr que también sus padres se hicieran católicos. Escribió a todos los conventos de carmelitas para solicitar oraciones y pidió oraciones a las comunidades religiosas. Parecía que el resultado de tantas oraciones debía ser inmediato, pero Dios quiso enseñarle a ser más paciente y esperar contra toda esperanza, pues durante varios años, las oraciones no producían ningún resultado. Sin embargo, al final, se convirtieron. “¡qué felicidad ver a mi padre comulgar silencioso y recogido, dichoso con la visita de su Dios! ¡Cómo compensaban ampliamente esos momentos los cuatro años de angustia y temores por su salvación que había pasado!” la madre de María Benedicta decía: “he estado tantos años lejos de dios, que ahora quiero recuperar el tiempo perdido.” Su participó activamente de jesús sacramentado, asistía a la adoración nocturna. La noche en que murió la madre de María Benedicta, la pasó en la iglesia del colegio del Buen Pastor. En el silencio de la noche le pareció que de lejos, le contestaban. Ella estaba contenta: “¿por qué había yo de llorar a la que viviría eternamente? el cielo es la última palabra de amor de Dios a los hombres y allí espero cantar un día yo también eternamente las misericordias del Señor”. María Benedicta escribió su diario, publicado por el arzobispado de Barcelona con el título “La fuerza del amor”. Su proceso de beatificación está en marcha. Apostolado bíblico |1 Apostolado bíblico Entrevista a Emília Garcia, presidenta de la Asociación de Amigos de M. Benedicta 09 diciembre, 2014 - ESGLÉSIA DE BARCELONA María Benedicta Daiber nació en el seno de una familia alemana de tradición luterana. Su ateísmo le producía un gran vacío interior y los 18 años, después de una lucha interior, “abrazó la fe católica” y dedicó toda su vida a darla a conocer. Viajó por medio mundo con la Biblia bajo el brazo. En mayo de 1954 llegó a Barcelona, donde se estableció después de haber impartido cursos por toda la Península. En 1959 fundó la Obra de Cursillos Bíblicos Católicos. Emilia García, que convivió con ella durante 20 años, es la continuadora de su apostolado bíblico: preside la Asociación de Amigos de M. Benedicta. ¿Cómo empezó el apostolado de M. Benedicta? Impartió cursos en parroquias de Barcelona y alrededores. El año 1970, con el P. Pablo Menor, SJ, que había conocido en Perú, fundó el Movimiento Pro Ecclesia Sancta, que la Apostolado bíblico |2 llevaba a visitar, cada verano, monasterios de contemplativas de España, con quien compartía su amor en la Iglesia. Eran una especie de ejercicios espirituales breves. A raíz de su muerte continuaron su apostolado… Las personas que la conocían estaban convencidas de su santidad. Era una gigante de la fe que no podía quedar oculta, su apostolado bíblico no podía perderse. En 1995 se fundó la Asociación, que promueve su causa de canonización y su apostolado. ¿Por qué la cautivó? Soy testigo de la fuerza de la Palabra de Dios, que, como dice san Pablo, “es útil para enseñar, para convencer, para corregir, para educar en la justicia …, porque el hombre esté preparado para toda obra buena “(2 Tm 3,16-17), ya que el Evangelio es” fuerza de Dios para el que cree” (Rm 1,16-17). BEATA MADRE TERESA ORTUZAR OVALLE (1882-1969). Fundadora de las Religiosas Franciscanas Cooperadoras Parroquiales de San Felipe. Religiosa clarisa chilena, nació en San Felipe en 1882,