SANTOS Y BEATOS CHILENOS

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SANTOS Y BEATOS CHILENOS
Entre los chilenos, una de las causas más avanzadas en este
momento en Roma es la de monseñor Francisco Valdés
Subercaseaux (1908-1982), primer obispo de Osorno. Le
sigue la causa del joven laico Mario Hiriart Pulido (19311964), perteneciente al Movimiento de Schoenstatt.
En el caso de Chile son 21 los procesos abiertos. Los más
antiguos datan del año 1665 y corresponden a los jesuitas
Martín de Aranda, Horacio Vecchi y Diego de Montalbán.
A pesar de haber transcurrido 345 años de la apertura de
estas causas, éstas siguen estancadas en Roma.
Nuestro país tiene actualmente 2 santos y una beata, cuyos
procesos se realizaron en el extranjero, salvo el de Laura
Vicuña (1891-1904), laica salesiana chilena, que vivió y
murió en el noreste argentino.
El caso de Ceferino Namuncurá Burgos (1886-1905), hijo
del argentino Manuel Namuncurá y de la chilena Rosario
Burgos, fue realizado en Argentina, mientras que el del padre
José Agustín Fariña (1885-1936), sacerdote agustino
español, que vivió en Chile 21 años y murió mártir en la
Guerra Civil de España, se realizó en ese país.
También existen cuatro procesos de Venerables: dos se han
realizado en Chile y los otros dos en el extranjero, pero en
ninguno ha habido progreso. El caso de los Siervos de Dios
es más numeroso. Son 14, de los cuales 7 son chilenos.
Todos los procesos se han realizado en Chile, a excepción de
de la madre María de San Agustín Fernández Concha
(1835-1928), llevada en Buenos Aires y que actualmente se
encuentra detenido. De los 14, sólo 7 están activos.
Chile reconoce como propios a 21 postulantes a santos,
beatos, venerables y siervos de Dios, entre los cuales se
encuentran 8 chilenos y 13 extranjeros. Así lo constata una
completa investigación realizada por el jesuita Jaime Correa,
realizada a finales de 2009.
A principios del siglo pasado fue abierta, por la Diócesis de
Concepción, la causa del misionero jesuita chileno, Padre
Juan Pedro Mayoral (1656-1730), pero hoy ni siquiera existe
un responsable por parte de la Compañía de Jesús. Distinta
suerte ha tenido el franciscano español, Fray Pedro de
Bardesi (1656-1700), que vivió en el Convento de San
Francisco de Alameda a mediados del siglo XVII. "En
nuestros días se confecciona la Positio y se realizan diversos
estudios históricos", señala el padre Juan Rovegno,
responsable de la causa.
En 1963 se inició el proceso del Padre Pedro Marcer Cuscó
(1828-1911), religioso claretiano español, radicado en Chile,
que murió en 1911, producto de una hernia que casi no le
permitía caminar de dolor. Nunca se le oyó quejarse. Su
causa se encuentra detenida en la Congregación de la Causa
de los Santos en Roma. Otro claretiano en vías de subir a los
altares es el padre Mariano Avellana Lasierra (1821-1887),
declarado Venerable por el Papa Juan Pablo II en 1987; sólo
faltaría confirmar un milagro para que sea beatificado.
Entre las causas abiertas recientemente (1998) se encuentra
la del laico schoenstattiano chileno, Mario Hiriart (19311964). Según explica su responsable en Roma, Amelia
Peirone, "su proceso se encuentra muy avanzado en Roma y
se ha cumplido con la mayor parte de los requisitos". El
mismo año se abrió la de monseñor Francisco Valdés (19081982). "Fueron interrogados 196 testigos en 10 diócesis de
Chile; su causa se envió Roma en 2001 y actualmente se
terminan los trabajos de la Positio. Al ser aprobada, el Papa
promulgaría el decreto de virtudes heroicas y el Siervo de
Dios pasaría a ser Venerable", explica desde Roma el padre
Florio Tessari, postulador general de la causa.
Otro venerable que avanza rápidamente hacia la santidad es
el religioso franciscano fray Andrés Filomeno García
Acosta “Fray Andresito” (1800-1853), que falleció el 14 de
enero de 1853 y cuyos restos descansan en la iglesia de la
Recoleta Franciscana en Santiago, y que fue declarado
Venerable por el Papa Francisco I, en julio del 2016.
Pero no sólo hombres podrían ser elevados a los altares;
también existen mujeres a las cuales méritos no les faltan. Tal
es el caso de la Sierva de Dios, María del Carmen
Benavides Mujica (1777-1830), más conocida como la
"beatita Benavides". "Su proceso se encuentra detenido en
Roma, no por defectos de fondo sino por imperfecciones en la
presentación de los documentos", señala el padre Julián
Riquelme, OP. María del Carmen quiso ingresar al Convento
de Santa Rosa en Santiago, pero su confesor le aconsejó que
practicara la caridad en el mundo, según el modelo de Santa
Rosa de Lima.
A la lista se suman la Madre Bernarda Morin (1835-1907),
religiosa canadiense, fundadora de las Hermanas de la
Providencia, Beata Sor María Crescencia Pérez (18971932), religiosa gianelina argentina, que vivió y murió
tuberculosa en Vallenar, en el norte de Chile, y Dorotea
Antonia Chopitea Villota, viuda de Serra (1817-1856), laica
salesiana chilena, que radicó hasta su muerte en Barcelona,
España, como seglar salesiana.
El postulador general de la causa de beatificación de
Monseñor Valdés, padre Florio Tessari, habla por primera vez
sobre el proceso con un medio chileno.
A la Iglesia Catedral de Osorno hace algunos meses le
cambiaron su viejo techo por planchas de cobre. En su
entrada principal se han colocado cuatro grandes vitrales y el
artista Juan Echenique ha pintado 12 íconos bizantinos, que
el obispo, monseñor René Rebolledo, inaugurará
próximamente. Mientras, la municipalidad trabaja en un
monumento que estaría ubicado frente a la Catedral. Todos
estos arreglos hacen presumir que la beatificación del primer
obispo de Osorno, monseñor Francisco Valdés
Subercaseaux (1908-1982), estaría cerca, pues el Vaticano
suele celebrar las beatificaciones en la ciudad de origen del
venerable.
Y desde la Santa Sede, por primera vez, el padre Florio
Tessari. OFM Cap., postulador general de la causa de
monseñor Valdés, se pronuncia sobre el estado de la causa
de monseñor Valdés con un medio de comunicación chileno.
El padre Tessari es responsable de todas las causas de
canonización de los miembros de la Orden de los Hermanos
Menores Capuchinos. Se trata de unas 50 causas, de las
cuales más de una docena son de Latinoamérica.
-Esta semana será presentada la "Positio super virtutibus" al
relator de la causa. Si éste no tiene nuevas observaciones,
¿cuándo será impresa y presentada oficialmente a la
Congregación para los Santos?
"El cambio del anterior relator de la causa hizo demorar,
inevitablemente, su avance. En varias conversaciones con él
y con el nuevo relator, sobre el material que habíamos
entregado para poder imprimir la Positio sobre la vida,
virtudes y fama de santidad del Siervo de Dios, a ellos les
pareció importante que se incluyeran datos que en Chile, en
el proceso diocesano, no podían conocerse".
"El relator, el anterior y el nuevo, ha querido que el Siervo de
Dios apareciera en toda su grandeza humana y espiritual, y
por ello juzgó necesario insertar el material encontrado en el
Archivo Secreto del Vaticano y en el Archivo Provincial de los
Padres Capuchinos en Munich. Esta demora ha valido la
pena porque así la Positio está más completa. Yo puedo dar
fe que apenas la Positio esté impresa será entregada a la
Congregación para las Causas de los Santos y que el estudio
y la discusión de los censores teólogos de la congregación y
de los cardenales y obispos de ella será más rápida de lo que
pensamos, porque la causa está en el corazón no sólo de la
Iglesia chilena, sino también en la Secretaría de Estado y del
prefecto de la congregación".
-Al ser presentada esa "Positio super virtutibus", ¿tiene
preferencia ante la Congregación para las Causas de los
Santos para la designación del congreso de teólogos que
deberá examinarla, dado que existe ya un parecer favorable
de un perito médico ex officio respecto de un presunto
milagro?
"Mañana llegará el padre Cardona desde Barcelona y tratará
inmediatamente de concluir los últimos retoques y entregar
toda la Positio al nuevo relator para que ella pueda
imprimirse. Simultáneamente, está listo el 'presunto milagro'
para la discusión de la consulta médica de la Congregación
de los Santos. Como he informado, el primer médico perito ex
officio ha dado su parecer favorable. Estamos a la espera del
parecer del segundo médico perito para imprimir la
Fattispecie y el sumario para la consulta médica de la
congregación".
"He comunicado todo esto a monseñor René Rebolledo,
obispo de Osorno, al padre Jaime Correa s.j., delegado
episcopal en los procesos, y también al hermano del Siervo
de Dios, don Gabriel Valdés Subercaseaux, quien se interesó
vivamente durante su permanencia como embajador en Italia.
Espero que todo pueda concluir en el tiempo más breve
posible para dar a Chile la alegría de la beatificación. Con la
esperanza de comunicar muy pronto lo que está en el
corazón de todos, le aseguro todo nuestro esfuerzo para que
este trabajo pueda concluir antes de final de año".
Otras Causas de Canonización Recientes en Chile.
BEATA SOR MARIA DEL CARMEN BENAVIDES MUJICA
(1777-1849), LA “BEATITA BENAVIDES”.
María del Carmen Benavides Mujica nació en Quillota en
1777. Sus padres -Francisco Benavides y Javiera Mujicaconstituían una reconocida y conservadora familia. El
matrimonio tuvo diez hijos de los cuales dos fueron
sacerdotes y otros dos pelearon en la guerra de la
Independencia.
La Beatita, como la llamaron desde pequeña, dedicó toda su
vida al cuidado de enfermos y necesitados. Ella misma los
curaba, les daba los remedios y lavaba sus llagas.
A principios de la década del 90, Maria del Carmen, fue
declarada Venerable.
En 1999, se enviaron los antecedentes a la Congregación de
la Causa de Todos los Santos, en Roma, tras el término de la
investigación a nivel local.
A temprana edad quiso ingresar en el convento de las Monjas
Rosas -dominicas de claustro de Santiago-, pero su confesor
la convenció de que llevara una vida cristiana secular. Sin
embargo, optó por seguir usando su hábito de monja
dominica, como su modelo Santa Rosa de Lima.
Nunca se casó, pese a que su madre era partidaria de su
matrimonio con un rico hacendado, para solucionar los
muchos gastos en que incurría su hija con sus obras de
caridad. A los 18 años formalizó la decisión de consagrar su
vida a Dios e ingresó al grupo de laicos de la Orden Tercera
de Santo Domingo, en el templo de esa congregación en
Quillota.
Cinco sobrinas y una ahijada la ayudaron en sus recorridos
por poblaciones en los que iba recogiendo a la gente más
necesitada para llevarla a su casa que se convirtió en un asilo
y que hoy se reconoce como el Hospital San Martín de
Quillota.
Cinco días antes de morir fue al templo de Santo Domingo y
pidió al sacerdote superior que le administrara la Comunión
que, según ella, sería la última. Después dijo: "Señor, ya no
vendré más a verte en tu casa". Murió el 1 de junio de 1849 a
los 72 años.
Se decía que de su sepulcro en el cementerio municipal salía
"perfume de santidad", por lo que las autoridades trasladaron
su cuerpo al templo de Santo Domingo en Quillota.
Venerable Padre Hernán Alessandri Morandé (1935-2007).
Sacerdote schoenstattiano chileno, nació en Santiago de
Chile, el 22 de febrero de 1935, era nieto del ex Presidente de
Chile, don Arturo Alessandri Palma (1868-1950), y sobrino de
otro ex mandatario chileno, don Jorge Alessandri Rodríguez
(1896-1986).
Sus padres, Hernán Alessandri Rodríguez y Elena Morandé
Orrego, lo educaron en la fe católica, ingresó en 1957, al
Movimiento de Schoenstatt, y fue ordenado sacerdote en
1959. Nombrado Párroco de La Florida en 1964.
Fundó en 1983, la Fundación “Maria Ayuda”, institución u
ONG destinada a ayudar a niños y niñas en problemas
sociales, ya sea venidas de familias en estado de yugo
desigual, o en situación de extrema pobreza (marcadas por
las drogas y el alcohol).
El Padre Alessandri murió en La Florida, cerca de Santiago,
Chile, el 18 de diciembre de 2007, a la edad de 72 años, sus
restos yacen en el Santuario de Bellavista de La Florida, junto
a las tumbas de otros santos schoenstattianos, como Mario
Hiriart, y Bárbara Kast.
Siervo de Dios, Mario Hiriart Pulido (1931-1964).
Laico e ingeniero schoenstattiano chileno, nació en Santiago
de Chile, el 23 de julio de 1931, siendo hijo de don Héctor
Hiriart y doña Amalia Pulido.
Estudió ingeniería en la Universidad Católica de Chile en
1942, fue profesor de dicha facultad. Permaneció soltero
hasta su muerte, dedicado plenamente a Jesús y a la Virgen
Maria, a quien llamaba cariñosamente “Madrecita”. Ingresó en
1951 al “Instituto de Hermanos de Maria de Schoenstatt”, y
fundó en 1956, junto a sus amigos schoenstattianos, una
cofradía llamada “Caballeros del Santo Grial”.
Murió de cáncer terminal en Milkwaukee, Estados Unidos, el
15 de julio de 1964, a la edad de 33 años. Sus restos fueron
repatriados a Chile y yacen en el Santuario de Bellavista de
La Florida. Su causa de beatificación se inicio en 1994, y
declarado Siervo de Dios en 1995.
Sierva de Dios, Madre Bernarda Morin (1832-1929).
Religiosa canadiense, nació en Quebec, Canada, el 29 de
diciembre de 1832, su nombre real era Maria Venancia Morin.
Fundó en 1894, las “Hermanas de la Providencia”, y
estableció un convento de su orden en nuestro país. Murió en
Santiago de Chile, el 4 de octubre de 1929, a la edad de 97
años. Su causa de beatificación se inició en 2002.
Siervo de Dios, Padre Clemente Diaz Rodriguez (18481905).
Sacerdote jesuita chileno, nació en Santiago de Chile, el 26
de junio de 1848, estudió en el Colegio San Ignacio, ingresó a
la “Compañía de Jesus” en 1870, fue ordenado sacerdote en
1873, fue párroco en Buin y San Bernardo.
Fundó en 1887, la Congregacion “Hermanas de la
Misericordia y del Inmaculado Corazon de Maria del Maipo”
(Hermanas Clementinas). Murió en San Bernardo, el 17 de
septiembre de 1905, a la edad de 57 años. Su causa de
beatificación se inició en 2008.
Siervo de Dios, Fray Rufino Zaspe Zablaza (1891-1977).
Religioso carmelita español, nació en Burgos, España, el 16
de noviembre de 1891. Ingresó a la Orden Carmelita en 1911,
ordenado sacerdote en 1918, tomando el nombre religioso de
Fray Rufino de la Virgen del Carmen, y enviado como
misionero a Chile.
Nombrado provincial de su orden en nuestro país, y luego,
prior del convento carmelita del Carmen Alto en Viña del Mar,
donde murió, el 20 de mayo de 1977, a la edad de 86 años,
su causa de beatificación se inició en 2007.
Siervo de Dios, Padre José Cappel Farfsing (1929-2004).
Sacerdote norteamericano, nacionalizado chileno, nació en
Kansas, Estados Unidos, el 19 de marzo de 1929. Ingresó al
Movimiento de Maryknoll en 1951, ordenado sacerdote en
1952, y enviado como misionero a Chile, estableciéndose en
la comuna de Curepto, Región del Maule, donde fue párroco,
hasta el día en que murió en dicho pueblo, el 31 de mayo de
2004, a la edad de 75 años.
El Padre Cappel fue conocido como “El Exorcista de
Curepto”, por su infatigable lucha contra el mal, y por sanar a
personas poseídas por el Demonio. Su causa de beatificación
se inició en 2016, diez años después de su muerte.
VENERABLE FRAY ANDRES FILOMENO GARCIA
ACOSTA (1800-1853).
Religioso franciscano chileno de origen español, nació en
Santa Crúz de Tenerife, Islas Canarias, el 10 de enero de
1800, ingresó a los Franciscanos en 1823, como hermano
lego, fue ordenado sacerdote en 1826, y enviado como
misionero a Montevideo, Uruguay, y luego, a Santiago de
Chile, donde residió hasta su muerte.
Fundó en 1840, la Cofradia del "Sagrado Corazón", en la
parroquia del convento de la Recoleta Franciscana. Murió en
Santiago de Chile, el 14 de enero de 1853, a la edad de 53
años, fue declarado Venerable en 1997.
SIERVO DE DIOS, BLAS CAÑAS CALVO (1827-1886).
Fundador de la Congregación de la Casa de María.
Nació el 3 de febrero de 1827, hijo de José Antonio Cañas
Vicuña y Mercedes Calvo Cuadra. Estudió en el Seminario
Conciliar de Santiago. Desde niño se distinguió por su
sensibilidad espiritual, madurez moral, exigente consigo
mismo y con los demás, respetuoso y comprensivo ante las
debilidades ajenas. Contó con la simpatía y afecto de
superiores y subordinados. Su corta edad retrasó la
ordenación sacerdotal que esperaba con ansias. Con
dispensa eclesiástica, recibió el presbiterado el 22 de
septiembre de 1849. Dos días después, celebró su Primera
Misa en la Basílica de la Merced. Conservó los ornamentos,
el cáliz y la patena de ese día para usarlos sólo en su
aniversario.
Actividades sacerdotales primeros años: Misiones y Ejercicios
Espirituales, capellanías, confesiones, prédicas. Ejerció
cargos eclesiásticos, y participó en la vida intelectual de la
Iglesia. Simultáneamente, atendió sectores de gran pobreza.
Descubrió la angustia de los padres moribundos que
encargaban a su protección sus pequeñas hijas. Docente en
la Facultad de Teología de la Universidad de Chile, fue
elegido miembro de la Facultad. El 3 de noviembre de 1859
leyó su discurso de incorporación: “Enseñanza del pueblo por
el solo y seguro medio de la fundación en Chile de la orden
religiosa conocida con el título de Hermanos de las Escuelas
Cristianas”. Su acción sacerdotal se orientó en esa dirección.
El 18 de julio de 1856, Don Blas Cañas preparaba un sermón
sobre San Vicente de Paul. Golpearon a su puerta: una
madre con cinco hijos pequeños, angustiada, pedía apoyo
ante un grave riesgo moral. El señor Cañas le prestó ayuda.
Volvió a su escritorio conmovido. Fue el comienzo de la Casa
de María. El 15 de agosto de 1856, el Arzobispo Valdivieso
autorizó la fundación.
Un grupo de señoras, en la iglesia de la Veracruz, se
comprometió a visitar y ayudar a niñas en riesgo moral. La
acción fue apoyada por misas, oraciones, prédicas y la
devoción a San Vicente de Paul. Se arrendó una casa en el
sector de San Miguel. Posteriormente, el pintor italiano
Alejandro Cicarelli, radicado en Chile, y su esposa Rosa
Vilches, donaron la casa-quinta donde vivían para que la
Casa de María construyera su propia residencia en el mismo
terreno. Éste deslindaba con las actuales calles Carmen y
Curicó. La imagen de la Virgen con el Niño en sus brazos
presidía la obra con esta inscripción: “15 de agosto de 1856.
Año de Gracia y Misericordia infinita”. La Casa fue inaugurada
el 1º de enero de 1859, con gran solemnidad.
La educación de las niñas fue esencialmente práctica: orden,
limpieza y ejercicio de oficios domésticos se apreciaban en
todas partes. La instrucción incluía religión, lectura, escritura,
contabilidad y todos los ramos de industria que pudieran
asegurar una subsistencia honrada y digna. La música y el
canto lograron alto nivel. El amor y respeto a Dios, la vida de
oración y piedad animaban las actividades.
La obra crecía. Don Blas Cañas pensó en una Congregación
religiosa que la asumiera. Esperó largos años, viajó a Roma.
Se entrevistó con Don Bosco. La Congregación femenina se
concretó. El Arzobispado de Santiago (1866), luego el Papa
Pío IX (1870), aprobaron las Constituciones de la nueva
fundación. En ella destacó María Luisa Olavarrieta, Directora,
Profesora e Inspectora de la Casa.
La Casa de María estaba consolidada. El Arzobispo creyó
conveniente liberar parcialmente a Don Blas Cañas de esa
responsabilidad. El señor Cañas comprendió y aceptó con
dolor. En su nuevo domicilio germinó otra antigua idea: la
atención a los niños: “No menos de 200 niños huérfanos he
encontrado en Santiago y a quienes no he podido prestar
socoro alguno.”[1]
Con apoyo de jóvenes ilustrados y entusiastas, limosnas y
dinero a interés, compró una casa en calle Santa Rosa. El 15
de agosto de 1872 se instalaron allí los primeros 30 niños.
Nacía El Patrocinio de San José. La alimentación diaria era
incierta y una angustia para el señor Cañas. Sumido en la
oración, nunca dejó de alimentar a sus niños.
La instrucción primaria comprendía Catecismo, Fundamentos
de la Fe, Gramática, Geografía, Historia, Aritmética, Partida
Doble e Idiomas, música, instrumental y vocal para quienes
reunieran las condiciones. La enseñanza técnica ofrecía
alternativas: carpintería, zapatería, sastrería, encuadernación
de libros, reparación de pianos, relojería. Todos los talleres
estaban debidamente equipados. En 1887 el número de niños
subía de 400. Alumnos antiguos se habían incorporado al
campo laboral.
A fines de 1885, D. Blas Cañas tenía 59 años y hacía treinta
que vivía consagrado a sus obras sociales. Una situación
política le creó un violento conflicto de conciencia. En plenas
luchas teológicas, el Presidente de la República le pedía
postular al Obispado de Concepción. Sacerdotes y laicos
católicos lo instaban a aceptar en beneficio de la Iglesia. No
resistió la tensión externa e interna. En pocos meses, su
salud se había quebrantado gravemente. Los médicos,
desconcertados, lo atendieron día y noche.
Los niños del “Patrocinio” lo acompañaban como únicos
enfermeros aceptados por él. Horas antes de morir lo asistía
Manuel Antonio Cañas, pariente y médico. Don Blas tomó su
mano y habló con voz tranquila y entera: “que Dios te haga un
buen católico, que seas feliz en tu profesión”[2] .Murió el 23
marzo de 1886. Sus restos se embalsamaron; su corazón,
colocado en una redoma de cristal se venera hoy en la
antigua Casa de María. Hubo oficios fúnebres en ambas
Casas, con gran concurrencia y devoción. Sepultado en la
Casa de María, en bóveda provisoria, fue trasladado el 13 de
marzo de 1887, a un lugar definitivo, cerca del presbiterio,
donde descansan hasta hoy.
Sus obras continúan. El Instituto Comercial Blas Cañas, para
la enseñanza técnica femenina, funciona en la antigua Casa
de María, a cargo de las Hijas de Nuestra Señora de la
Misericordia, de origen italiano, con la cual se fusionó la
Congregación inicial. El Patrocinio de San José incorporó
también la enseñanza secundaria, bajo la conducción de los
Padres Salesianos, en calle Bellavista.
Don Blas Cañas ha sido llamado el Don Bosco chileno. Para
sus contemporáneos fue el San Vicente de Paul de Chile,
inspirador de su obra y con quien él mismo se identificara en
vida. Recientemente, un sacerdote español, pasionista, el
Padre Rafaél Sánchez Álvarez, conoció la figura de Don Blas
Cañas y visitó su tumba; lo comparó con San Alberto
Hurtado. Su figura sigue vigente. Su causa de beatificación se
inició en 1997.
BEATO MONSEÑOR FRANCISCO VALDES
SUBERCASEAUX (1908-1982), Obispo de Osorno y
misionero en la Araucania y la Región de Los Rios.
Prelado capuchino chileno, nació en Santiago de Chile, el 28
de septiembre de 1908, ingresó a la Orden "Capuchina" en
1930, fue ordenado sacerdote en 1934, fue misionero en La
Araucania, y nombrado Obispo de Osorno, entre 1936 y
1982.
Muriò en Pucón, cerca de Osorno, el 4 de enero de 1982, a la
edad de 78 años. Su causa de beatificación se abrió en 1992,
fue declarado Venerable en 1998 y beatificado en 2018.
VENERABLE BARBARA KAST RIST (1950-1968).
Laica schoenstattiana chilena, nació en Baviera, Alemania, el
4 de febrero de 1950. Llegó a Chile en 1953, ella vivió antes
de su conversión, como cualquier chica rebelde, carreteando,
tomando y fumando sin parar, hasta 1964, cuando tomó un
cambio radical en su vida. Ingresaría con su hermano, Miguel
Kast Rist, futuro Ministro de Hacienda, al Movimiento
Apostolico de Schoenstatt, en 1964, año en que murió otro
laico, Mario Hiriart, quien fuera su profesor de ingenieria en la
UC. Consagró su vida a Cristo y a la Virgen Tres Veces
Admirable de Schoenstatt. Participó en misiones populares en
Buin, Paine y Campanario, pueblos cercanos a Santiago de
Chile, ciudad en donde ella murió en un accidente
automovilistico, el 29 de diciembre de 1968, a la edad de 18
años, cuando se disponia a volver a Paine a pasar el año
nuevo, con su familia. Su causa de beatificación se inició en
1994, junto a la de Mario Hiriart, y declarada Venerable en
2010.
MARÍA BENEDICTA DAIBER (1913-1971) relata su
conversión en su escrito “Y yo te venceré”. Sus padres eran
protestantes, de origen alemán, aunque habían perdido la fe y
fueron a residir a Chile, en donde su padre era el médico de
un pequeño pueblecito llamado Puerto Octay. Siendo niña
era una atea consumada, ya que su padre repetía
continuamente en su presencia: no hay Dios. Pero en Puerto
Octay, la mayoría de los habitantes eran católicos, y oía
hablar algunas veces de la Santísima Virgen. Un día, movida
por un impulso, repitió tres veces: “María, María, María” y
largo rato estuvo absorta en algo que, entonces, no sabía
definir. Teniendo doce años llegó a sus manos una Biblia y
devoró los evangelios, comprendiendo el vacío que deja en el
alma la falta de fe. “¿De dónde vengo?, ¿A dónde voy?,
¿Por qué existo?”, eran preguntas que la atormentaban y la
vida le parecía triste, sin sentido y vacía. Su madre quiso
enseñarle historia eclesiástica, pero vista a través del odio a
la iglesia y el odio al papa, al clero etc. A la edad de quince
años, el padre de María Benedicta la llevó al hospital y,
mientras él visitaba a sus enfermos, ella se quedó en un
saloncito donde estaba un cuadro del Sagrado Corazón de
Jesús, del cual su padre se burlaba continuamente. Ese
cuadro encarnaba para ella, todo cuanto odiaba en el
catolicismo. Ese día, se colocó frente a la imagen de aquella
imagen, y amenazándolo con ambas manos, le dijo que lo
odiaba, que odiaba a su iglesia, a sus sacerdotes y que
estaba resuelta a hacer todo el mal posible a esta iglesia. En
ese mismo instante, resonaron en el fondo de su alma, estas
palabras: “Y yo te venceré”.
Aterrada y presa de espanto, por primera vez, comprendió
que un día sería católica. En 1922 teniendo dieciocho años,
su padre la llevó a Santiago de Chile para estudiar en el liceo.
Quiso asistir a la clase de religión, pero una de las
profesoras, sabiendo que no era católica, se lo impidió. Un
sacerdote trató de probarle la existencia de Dios, pero fue
inútil. Entonces, aprendió el padrenuestro, el avemaría, la
salve, etc. sólo quería que le enseñara oraciones a la Virgen
y, en las tardes, hacía su visita a la madre de Dios, se
arrodillaba ante su altar y le repetía una y otra vez las
oraciones que había aprendido. María Benedicta estaba
convencida que los sacerdotes no creían y sólo explotaban la
credulidad del pueblo, y pudo observar que el clérigo se
sacrificaba por ella sin obtener nada a cambio. Lo veía en
intensa oración y eso la impresionaba profundamente,
concluyendo que no es cierto que todos los sacerdotes
católicos eran unos hipócritas: “mis padres me han engañado
en este punto”. Comenzó a decir está oración: “Dios mío, si
acaso existes, dame fe”. En setiembre de 1922 se celebró
el II Congreso Eucarístico Nacional en Santiago de Chile y su
madrina la llevó para que viera pasar a Nuestro Señor. Vio
por primera vez a Jesús hostia y tuvo la seguridad absoluta:
“ahí está Dios”. En aquel instante, creyó en Dios.
Aquella noche se acostó con el rosario en las manos, se le
presentó el profundo dolor que les causaría a sus padres la
conversión y cómo interiormente la separaba de ellos.
Después de una lucha interior resolvió no hacerse
católica y así se lo dijo a su madrina. Semanas y meses de
indecible sufrimiento pasó María Benedicta, en que pasó
largas horas de silenciosa adoración a los pies de Jesús
sacramentado. Escuchó todas las misas a las que podía ir
al convento de los capuchinos. Allí un anciano sacerdote
trataba consolarla. Cuando volvió a Puerto Octay a pasar
vacaciones con sus padres, el sufrimiento más duro fue la
privación de la santa misa. Pero todas las tardes, desde su
cuarto hacía, en espíritu, una visita a Jesús
sacramentado y miraba por la ventana la torre de la
parroquia.
Un 8 de setiembre, fecha que ella misma fijó por ser fiesta
de la Santísima Virgen, recibió el bautizo bajo condición. Al
día siguiente, hizo su primera comunión en la capilla de la
universidad católica. Solamente, al comulgar por segunda
vez, experimentó en toda su extensión la dicha inmensa de
ser católica y ese sentimiento duró semanas y meses. Tuvo
como misión lograr que también sus padres se hicieran
católicos. Escribió a todos los conventos de carmelitas para
solicitar oraciones y pidió oraciones a las comunidades
religiosas. Parecía que el resultado de tantas oraciones debía
ser inmediato, pero Dios quiso enseñarle a ser más paciente
y esperar contra toda esperanza, pues durante varios años,
las oraciones no producían ningún resultado. Sin
embargo, al final, se convirtieron. “¡qué felicidad ver a mi
padre comulgar silencioso y recogido, dichoso con la
visita de su Dios! ¡Cómo compensaban ampliamente esos
momentos los cuatro años de angustia y temores por su
salvación que había pasado!” la madre de María Benedicta
decía: “he estado tantos años lejos de dios, que ahora
quiero recuperar el tiempo perdido.” Su participó
activamente de jesús sacramentado, asistía a la adoración
nocturna. La noche en que murió la madre de María
Benedicta, la pasó en la iglesia del colegio del Buen Pastor.
En el silencio de la noche le pareció que de lejos, le
contestaban. Ella estaba contenta: “¿por qué había yo de
llorar a la que viviría eternamente? el cielo es la última
palabra de amor de Dios a los hombres y allí espero
cantar un día yo también eternamente las misericordias
del Señor”. María Benedicta escribió su diario, publicado por
el arzobispado de Barcelona con el título “La fuerza del
amor”. Su proceso de beatificación está en marcha.
Apostolado bíblico
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Apostolado bíblico
Entrevista a Emília Garcia, presidenta de la Asociación de
Amigos de M. Benedicta
09 diciembre, 2014 - ESGLÉSIA DE BARCELONA
María Benedicta Daiber nació en el seno de una familia
alemana de tradición luterana. Su
ateísmo le producía un gran vacío interior y los 18 años,
después de una lucha interior,
“abrazó la fe católica” y dedicó toda su vida a darla a conocer.
Viajó por medio mundo con la
Biblia bajo el brazo. En mayo de 1954 llegó a Barcelona,
donde se estableció después de
haber impartido cursos por toda la Península. En 1959 fundó
la Obra de Cursillos Bíblicos
Católicos. Emilia García, que convivió con ella durante 20
años, es la continuadora de su
apostolado bíblico: preside la Asociación de Amigos de M.
Benedicta.
¿Cómo empezó el apostolado de M. Benedicta?
Impartió cursos en parroquias de Barcelona y alrededores. El
año 1970, con el P. Pablo
Menor, SJ, que había conocido en Perú, fundó el Movimiento
Pro Ecclesia Sancta, que la
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llevaba a visitar, cada verano, monasterios de contemplativas
de España, con quien
compartía su amor en la Iglesia. Eran una especie de
ejercicios espirituales breves.
A raíz de su muerte continuaron su apostolado…
Las personas que la conocían estaban convencidas de su
santidad. Era una gigante de la fe
que no podía quedar oculta, su apostolado bíblico no podía
perderse. En 1995 se fundó la
Asociación, que promueve su causa de canonización y su
apostolado.
¿Por qué la cautivó?
Soy testigo de la fuerza de la Palabra de Dios, que, como
dice san Pablo, “es útil para
enseñar, para convencer, para corregir, para educar en la
justicia …, porque el hombre esté
preparado para toda obra buena “(2 Tm 3,16-17), ya que el
Evangelio es” fuerza de Dios para
el que cree” (Rm 1,16-17).
BEATA MADRE TERESA ORTUZAR OVALLE (1882-1969).
Fundadora de las Religiosas Franciscanas Cooperadoras
Parroquiales de San Felipe.
Religiosa clarisa chilena, nació en San Felipe en 1882,
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