Lucha feminista y transiciones democráticas en el Mundo Árabe

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Lucha feminista y transiciones democráticas en el Mundo Árabe. Awatef Ketiti, Universidad de Valencia.
Lucha feminista y transiciones democráticas
en el Mundo Árabe
Awatef Ketiti
Profesora de comunicación audiovisual.
Facultad de Filología, Traducción y Comunicación
-Universidad de Valencia-
Congreso feminismo Agenda Global, 27-28 de marzo 2015
Instituto Canario de Igualdad. Islas Canarias.
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Lucha feminista y transiciones democráticas en el Mundo Árabe. Awatef Ketiti, Universidad de Valencia.
Cuando en el inicio de las revoluciones árabes la activista egipcia Alya El Mahdi1 y la
tunecina Amina Sboui2 publicaron sus fotos desnudas en las redes sociales para
denunciar la violencia y reivindicar la igualad, estaban plenamente conscientes del
significado subversivo de su gesto y de la conmoción que podría provocar a sus
conservadoras sociedades. Con el mensaje escrito sobre sus cuerpos desnudos que, en
árabe, reivindicaban “Mi cuerpo es mío y no es el honor de nadie”, las activistas
quebrantaban de golpe los tres pilares que sustentan el orden sociosexual establecido:
el cuerpo femenino, la religión y el espacio público. Estos actos, surgidos como
reacción al auge político del islamismo, golpearon en lo más profundo de las
sociedades árabes, ya que dos mujeres pertenecientes a la comunidad estaban
desafiando públicamente los grandes tabúes colectivos. Aquellos días asistimos, sin
duda, a la mayor desobediencia al orden establecido, jamás producida por las mujeres
en la historia árabe contemporánea.
Las dos activistas de 20 y 19 años, representativas de la joven generación árabe,
instruida, de clase media y socializada en las nuevas tecnologías, volvían a plantear de
nuevo las viejas reivindicaciones de sus antecesoras. Más de un siglo ha transcurrido
desde que las primeras generaciones de mujeres árabes transgresoras plantaron cara a
sus sociedades para reivindicar sus derechos y su libertad. En los años veinte del
pasado siglo, Túnez y Egipto fueron también el escenario de las primeras disidencias
femeninas. Las tunecinas Manoubia Ouartani3 (1921) y Habiba Menchari4 (1929) y la
1 “La bloguera que se desnudó, entre los 80 latigazos y la pena de muerte” Libertad digital,
2011-11-17. <<http://www.libertaddigital.com/mundo/2011-11-17/la-bloguera-que-sedesnudo-entre-los-80-latigazos-y-la-pena-de-muerte-1276441667/>> (Consultado el 16-032015).
2 “Desaparecida la activista tunecina de FEMEN que mostró sus pechos en internet”
HuffingtonPost, 22-03-2013. << http://www.huffingtonpost.es/2013/03/22/desaparecidaactivista-tunecina-femen_n_2934129.html>> (Consultado el 14-03-2015).
3 Durante la conferencia organizada sobre el feminismo en el club literario “L’Essor” en
enero de 1924 en Túnez, la activista Manoubia Ouertani se acercó a la tribuna y se quitó el
velo para denunciar la opresión de las mujeres en su país y reivindicar la supresión de la
poligamia. Este gesto provocó una gran conmoción social e inició una polémica en los foros
de la prensa, entre 1924 y1929, conocida como “la batalla del velo” entre los periódicos
socialistas y el periódico reformista Ennahda.
4 La activista Habiba Menchari ha intervenido en un acto público organizado por el partido
socialista en 1929 sin llevar el velo. Reivindicó la supresión del velo y la liberación de las
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egipcia Hoda Chaarawi5 (1923) ya habían provocado una gran conmoción en sus
sociedades cuando quitaron sus velos durante unos actos públicos, en una época en la
que el desvelamiento era considerado como un sacrilegio. Las activistas denunciaron
la opresión del velo y reivindicaron su liberación de las tradiciones y las leyes
abusivas (Dayan, 2005: 37).
Con estos osados actos, esta primera generación de mujeres activistas inauguró un
largo camino de lucha y rebeldía contra las normas establecidas en materia de género.
Al margen de la actual polémica entre los intelectuales árabes en torno al impacto de
las formas subversivas de las protestas feministas6, podemos decir, desde un punto de
vista histórico, que las jóvenes activistas Alya y Amina, al igual que sus valientes
antecesoras, han denunciado los problemas esenciales que mantienen la opresión de
las mujeres hasta límites insospechados en sus respectivos momentos históricos. Los
cuerpos desnudos y expuestos a la mirada pública, portadores de mensajes desafiantes
a las sociedades árabes, expresan una insostenible exasperación ante la persistencia
de la herencia misógina que reciben hoy las jóvenes instruidas.
Después de más de un siglo de lucha, las mujeres árabes siguen denunciando las
mismas discriminaciones y la persistencia de las estructuras de dominación patriarcal.
Siguen demostrando que los temas debatidos en la primera fase del feminismo árabe
a finales del siglo XIX no sólo no han sido resueltos sino que vuelven a resurgir con
cada crisis política y social. Las recientes revoluciones árabes han sido el último
mujeres tunecinas.
5 En 1923 Hoda Chaaraoui ha participado en un congreso internacional sobre la mujer, sin
llevar el velo. A su regreso a Egipto decidió quitarse el velo definitivamente y seguir luchando
por la causa de las mujeres.
6 Se ha generado una gran polémica pública entre intelectuales y feministas que apoyan a las
activistas y otros que se oponen a sus métodos de militancia que consideran perjudiciales a la causa
de las mujeres. Ejemplo de dos artículos que defienden argumentos desde posturas opuestas.
Ounissi, Saida “Ces Femen qui desservent le féminisme tunisien” Hoffingtonpost, 25-06-2013.
<<http://www.huffingtonpost.fr/saida-ounissi/femen-tunisie_b_3494129.html>>. (Consultado 12-022015). Benhabib, Djamila “Amina, ta liberté c'est aussi la mienne, la vôtre et la nôtre!”
Hoffingtonpost, 12-04-2013. << http://quebec.huffingtonpost.ca/djemila-benhabib/amina-ta-libertec-est-aussi-la-mienne-la-votre-et-la-notre_b_3063952.html>> (Consultado 12-02-2015).
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escenario de reactivación de esta problemática en medio de tensiones y conflictos en
torno a las relaciones de género y la condición de las mujeres. Para entender la
situación de las mujeres árabes hoy es necesario hacer un breve repaso por las etapas
históricas más significativas de su lucha con el objetivo de trenzar el hilo conductor
que conecta los acontecimientos del pasado con el presente. Tomando como punto de
partida que el proceso histórico no es una evolución lineal sino que, más bien, se
presenta en forma de ciclos interconectados, sujetos a dinámicas de evolución e
involución.
Desde esta perspectiva, la lectura de la historia de la lucha de las mujeres árabes nos
desvela un movimiento fluctuante que intercala períodos de logros y conquistas con
otros de retrocesos y pérdida de derechos.
Nacimiento del movimiento de mujeres
Existen tres periodos en la historia de la lucha de las mujeres en el mundo árabe
contemporáneo. Cada periodo está estrechamente vinculado con importantes
transformaciones políticas que han producido, a su vez, cambios en el estatuto de las
mujeres, su lucha y sus reivindicaciones. La primera fase comienza con el inicio de la
lucha de las mujeres en el siglo XIX y abarca toda la era colonial. La segunda fase
empieza con la construcción de los nuevos estados árabes poscoloniales a mediados
del siglo veinte hasta el inicio de las revueltas árabes. La tercera y última fase
comienza con la llamada primavera árabe y las revueltas populares que llevaron al
derrocamiento de algunos regímenes árabes, desde finales del 2010 hasta hoy.
La historiografía árabe sitúa el nacimiento de la lucha de las mujeres por sus derechos
a finales del siglo XIX coincidiendo con el surgimiento de un movimiento intelectual
protagonizado por la élite instruida de la burguesía árabe, aunque Margo Badran
(1990: 37) halló en algunos escritos femeninos (ensayos, cuentos y poesías) previos a
este periodo, entre 1860 y 1870, lo que calificó como las primeras expresiones de
toma de conciencia de las mujeres. La reflexión sobre la condición de la mujer nació
en el seno del movimiento intelectual llamado Ennahda (el despertar) que surgió
como reacción a la situación de decadencia política y social en la cual estaba inmerso
el Mundo Árabe. La mayoría de los países eran monarquías arcaicas bajo el dominio
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del Imperio Otomano (turco)7 (1299–1922) que iniciaba entonces su proceso de
desintegración política. Algunos países como Túnez, Egipto, Siria y Líbano 8
empezaron una serie de reformas políticas para renovar las estructuras políticas y
adquirir más autonomía respecto del Imperio Otomano. Pero el colonialismo europeo
no tardó en irrumpir en el escenario árabe aprovechando el debilitamiento del Imperio
y el inicio de su desmantelamiento. A finales del siglo XIX el mundo árabe estaba
doblemente dominado por los otomanos y los europeos lo que ha provocado un
profundo declive político y social. A nivel interno, esta decadencia generalizada se
reflejaba en las altas tasas de analfabetismo y de pobreza y el fuerte apego social a las
tradiciones y costumbres arcaicas. La mayoría de la población vivía en un mundo
rural carente de los servicios básicos esenciales y con una economía basada en el
sistema agrario feudal. Las mujeres, privadas de derechos básicos como la educación
y el trabajo, eran sometidas al control absoluto de los varones de sus familias que se
beneficiaban del respaldo de las leyes y las tradiciones. El universo femenino giraba
exclusivamente en torno al matrimonio y la familia. En este escenario desolador el
primer impulso de cambio se manifestó desde el ámbito intelectual. La decadencia
generalizada y la colonización desembocaron en un proceso de despertar y de apertura
hacia el pensamiento crítico que no dudó en penetrar en la fortaleza de los dogmas
religiosos para cuestionar algunas de sus arcaicas prácticas. Comenzó una
reconfiguración del pensamiento árabe sobre temas esenciales como la práctica
religiosa, la modernidad, la organización política, la colonización, la cuestión del
poder y el estatuto de la mujer. La difusión de estos debates en los circuitos de
comunicación de la época conformados por la prensa escrita, las tertulias, los libros y
los ensayos generó una dinámica intelectual entre las élites árabes cuyas sociedades
7 El imperio otomano ( Turquía actual) entre los siglos XIV y XX, tenía bajo su dominio
los Balcanes, Medio Oriente, el Magreb y parte de la península arábiga. Este vasto conjunto
territorial que se extendió por tres continentes (Europa, Asia, África) se produjo por efecto de
progresivas conquistas. El imperio otomano es considerado en la historiografía islámica como
el quinto califato en la línea dinástica islámica.
8 Mohamed Ali considerado como el fundador del Egipto moderno emprendió una serie de
reformas durante su mandato (1805 - 1848) para modernizar el país y obtener su autonomía
del imperio otomano. En Túnez, el primer ministro Jeredine instauró una monarquía casi
institucional en 1856 antes de la colonización y modernizó las instituciones políticas con el
establecimiento de un parlamento y la promulgación de una constitución.
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conocían realidades sociales muy parecidas. Si bien es cierto que este movimiento era
exclusivo de las élites árabes burguesas, instruidas y mayoritariamente masculinas, no
es menos cierto que el impacto de su aportación fue decisivo para los grandes cambios
que se avecinaban durante el siglo veinte. Un movimiento de reforma transversal del
pensamiento islámico se pone en marcha para identificar los factores del retraso árabe
y proponer soluciones para remediarlo. La preocupación de pensadores como Rifa‘a
al-Tahtâwî (1801-1873), Jamâl al-Dîn al-Afghâni (1839-1897) y Muhammad ‘Abduh
(1849-1905) era la renovación de la lectura del Islam mediante Al-Iytihad « esfuerzo
de interpretación » para adaptarlo a la nueva realidad histórica y hacerlo compatible
con la modernidad.
La reflexión sobre la condición de la mujer surgió de este dinamismo intelectual
movido por la aspiración al cambio social, la liberación nacional y la renovación
cultural. Al principio, fueron primero los intelectuales varones los que abordaron la
cuestión de la mujer en sus escritos cuando achacaron las causas de la decadencia
social a la explotación y servidumbre de las mujeres. En las primeras obras como
Epître sur la femme (1856) del tunecino Ibn Abi Dhiaf, L’émancipation de la femme
musulmane de Rifa‘a al-Tahtâwî (1872), La Liberaction de la femme (1899) y La
nouvelle femme (1920) de Qasim Âmin, se criticaban las tradiciones que
discriminaban a las mujeres, al tiempo que se defendía su derecho a la educación y la
instrucción, considerando éstos como la condición indispensable para el cambio y el
progreso. Estos pensadores, junto con el teólogo e imán Muhammad ‘Abduh,
reivindicaron la necesidad de liberar a la mujer del yugo de las leyes y tradiciones
islámicas basadas en interpretaciones misóginas de la religión. Además, propusieron
la renovación de la lectura de los textos religiosos apelando a la espiritualidad del
Corán y no a su aplicación textual. Asimismo fueron reclamadas la abolición del
repudio, la prohibición de la poligamia y la igualdad en la herencia entre hombres y
mujeres. En cuanto al velo, algunos escritores presentaron alegaciones en su contra,
como Rifa’a Al-Tahataoui, que señalo el carácter absurdo de asociar la virtud de la
mujer al velo alegando que la única virtud de la mujer es su educación (1846: 317).
La crítica de Kacem Amin fue más atrevida cuando escribió: «Imponer el velo a la
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mujer es la forma más dura y horrible de esclavitud» 9 (1899: 65). La defensa de la
educación de las niñas por estos autores fue clave para incitar las autoridades a
construir escuelas para niñas a finales del siglo XIX10 en Egipto, Túnez, Siria y
Líbano, y vencer la resistencia de muchos padres a escolarizar a sus hijas. La primera
generación de mujeres instruidas no tardó en llegar y formar el primer núcleo del
movimiento de lucha por los derechos y las libertades. Este movimiento era
ideológica y políticamente muy diverso porque abarcaba militantes de todas las
tendencias reformistas, progresistas y conservadoras. De modo que, como dice Sophie
Bessis:
El inicio de la modernización de las sociedades árabes y sobre todo la
escolarización de las niñas de la burguesía permitió la emergencia de una
verdadera corriente feminista, que se consolidó progresivamente durante las
primeras décadas del siglo XX. (Bessis, 2008: 26).
Reivindicaciones y pensamiento feminista
La lucha de las mujeres se organizaba a nivel local en cada país árabe, pero también a
nivel trasnacional árabe. Las activistas egipcias Nabawiyya Musa (1886-1951), Malak
Hafni Nasif (1886-1918) y Huda Sharawi (1879-1947) fundaron la Organización de
Mujeres Egipcias en 1923. En Túnez, Habiba Menchari y Manubia Wertani han sido
las pioneras en el activismo político anticolonial junto con B'chira Ben Mrad (19131993), que ha creado la primera organización Union Musulmane des Femmes de
Tunisie en 1936. A nivel regional árabe, las mujeres organizaron actividades
conjuntas, conscientes de la necesidad de formar un frente común de lucha para
defender sus reivindicaciones. En 1923 formaron la primera delegación de mujeres
árabes para participar en el Primer Congreso Internacional de Mujeres Socialistas en
Roma, y en 1930 organizaron en Damasco el primer congreso de las mujeres de
9 Traducción de la autora. Texto original: “Imposer le voile à la femme est la plus dure et la
plus horrible forme d’esclavage», Amin, Kacem (1899) Tahrir Al- Mara’a (La liberación de la
mujer).
10 En 1875 Egipto cuenta 4685 escuelas que acogen a alrededor de 100 000 estudiantes. La
primera escuela para niñas El Syufia ha sido fundada en 1874. A marrueco en 1864. Túnez
1900.
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Oriente para reivindicar un conjunto de reformas (Ahmed, 1992:57). El activismo
femenino panárabe se incrementó notablemente en los años 40 con la organización de
la Conferencia Feminista Árabe en 1944 que reunió delegaciones de Egipto, Irak,
Líbano, Palestina, Siria y Cisjordania. Esta conferencia aprobó 51 resoluciones para
lograr la igualdad. Entre ellas destaca una recomendación para la feminización de la
lengua en el seno de la organización Unidad Panárabe. Poco tiempo después se creó
la primera organización transnacional panárabe de mujeres Unión de las Mujeres
Árabes en 194511.
El activismo de la primera generación de militantes se nutrió de un incipiente
pensamiento feminista que aportó un nuevo soplo a la dinámica intelectual del
movimiento Ennahda. Las famosas tertulias literarias y políticas organizadas por la
ensayista palestina May Ziadé (1886 - 1941) a principio del siglo veinte12 y en las que
difundía sus posturas feministas, así como los artículos publicados en la prensa árabe
sobre la condición femenina por la escritora y poetisa libanesa Warda Al Yaziji (18381924)13, son sólo algunos ejemplos de la profusa actividad intelectual de la primera
generación de feministas árabes. La primera obra sobre la condición femenina escrita
por una mujer no tardó en aparecer, en 1909 la egipcia Malak Hafni Nassif publicó su
libro Al-Nisa’iyyat (feminismos) que recoge todos sus escritos y alocuciones públicas
sobre la mujer. En este mismo año se publicó también el segundo libro del defensor de
los derechos de las mujeres Kacem Amin (el Condorcet del mundo árabe) “Al-Mar’aa
Al-Jadida” (La Nueva Mujer) en el cual defendía los derechos de las mujeres y
abogaba por su nuevo papel en la sociedad. En el año 1920 Malak Hafni Nassif
publica su segundo libro "Al-Mar’a wa-l-‘amal" (La mujer y el trabajo) que es un
alegato al derecho de las mujeres al trabajo remunerado y su importancia en la
dignificación de las mujeres y su liberación de la dominación masculina.
Entre la actividad intelectual y el militantismo en el espacio público, la lucha de las
mujeres ha ido configurando una propuesta teórica y práctica del cambio social en el
11 Glacier Osiris, <<Le feminisme árabe>>, Relations, septiembre 2007 (719), pp. 30-31.
12 VV.AA..: Diccionario de mujeres célebres Ed. Espasa. Madrid, 1994
13 Publicó un libro de poesía Hadiqat al-ward (El jardín de flores). Cairo: 1867.
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mundo árabe desde la perspectiva de la condición femenina y el principio de igualdad.
En este sentido, se puede considerar el movimiento de las mujeres nacido a finales del
siglo XIX como uno de los tres grandes movimientos sociales que han atravesado el
mundo árabe contemporáneo junto al movimiento islamista y el movimiento
nacionalista panárabe. Si bien es cierto que el fracaso del panarabismo en la segunda
mitad del siglo veinte ha acentuado la desilusión ante el cambio social, no es menos
cierto que su desvanecimiento ha revigorizado los otros movimientos restantes; el
islamismo y el feminismo, que han chocado frontalmente durante las recientes
revueltas árabes.
Las reivindicaciones de la primera generación del feminismo árabe estuvieron
marcadas tanto por las especificidades del contexto local árabe y sus rasgos culturales
como por el contexto internacional y el movimiento sufragista iniciado en los países
occidentales.
Del feminismo occidental las militantes árabes adoptaran la causa del derecho al voto
y
la participación de las mujeres en el espacio público y la política. Las reivindicaciones
relacionadas con el contexto local se pueden resumir en las demandas que recoge la
petición presentada al parlamento egipcio en 1924 por varias militantes egipcias
movilizadas por la activista Huda Sha’rawi:
retrasar la edad del matrimonio,
restringir la poligamia, instituir el divorcio judicial y el derecho al voto. A pesar de
que el parlamento del partido Wafd ignoró la petición, las mujeres siguieron luchando
en Egipto y en los otros países árabes para la consecución de estas reivindicaciones.
Durante la primera mitad del siglo veinte las mujeres árabes han ido adquiriendo
gradualmente algunos derechos. La diversidad de las realidades y las condiciones
sociales de los países árabes hace que la lucha de las mujeres y el reconocimiento de
sus derechos sean muy diversos y con trayectorias y velocidades muy distintas. En el
caso del derecho de las mujeres al voto, por ejemplo, ha sido reconocido en todos los
países árabes después de su independencia del colonialismo, es decir, a partir de la
segunda mitad del siglo veinte, pero en momentos distintos. En el Líbano el derecho
al voto14 ha sido reconocido parcialmente a las mujeres desde 1926, hasta que en 1952
14 Fechas de reconocimiento del derecho al voto en los países árabes: Siria (1949), Líbano (19261952), Túnez y Egipto (1956), Mauritania (1961), Argelia (1962), Marruecos (1963), Libia, Sudán
(1964), Bahréin (1973) Jordania (1974) Irak (1980), Qatar (1999), Kuwait (2005), Emiratos árabes
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se suprimieron las restricciones de participación. Las sirias han podido votar desde
1949 y las mujeres de los países del norte de África en los años 50 y 60. Pero algunos
países del golfo sólo han reconocido este derecho a las mujeres en la década de los
2000 como Kuwait (2005) y Arabia Saudí en 2011.
Entre dos patriarcados
El impulso favorable hacia los derechos de las mujeres que caracterizaba las
sociedades árabes en la primera mitad del siglo veinte se explica a partir de dos
factores principales: la modernización de Turquía (el antiguo imperio otomano), por
una parte, y el contacto con la cultura occidental, por la otra. La reforma emprendida
por Turquía desde 1922 después de la abolición oficial del Sultanato Otomano,
cambió radicalmente el modelo social en este país. En 1924 se suprimieron las
instituciones educativas religiosas. El velo, la poligamia y el repudio han sido
prohibidos y se ha instituido el principio de igualdad total entre los sexos. A partir de
1925 Turquía pasó de ser un imperio arcaico y teocrático a convertirse en el primer
país islámico laico que reconocía la igualdad total entre los sexos. Con sus reformas,
este país, que dominó el mundo árabe durante más de 5 siglos, emanó un mensaje
positivo de asociación de la emancipación de la mujer y la laicidad al progreso. Los
cambios en Turquía inspiraron a las élites intelectuales árabes dándoles un nuevo
impulso para seguir con la reforma en sus propios países. Algunas décadas más tarde
Túnez sería el único país árabe que siguió, a partir de 1956, el mismo camino de
reformas.
El segundo factor que influyó en el impulso de las reivindicaciones de los derechos de
las mujeres provendría del contacto directo de las sociedades árabes con la cultura
europea y con sus avances sociales y políticos, basados en los valores de la
ilustración, durante el periodo colonial. Los múltiples intercambios intelectuales entre
las élites árabes y occidentales, documentados en varias obras y artículos de prensa de
(2006), Arabia Saudí (2011).
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la época15, han atestiguado acalorados debates acerca de importantes temas como el
cambio social, la religión, la modernidad, la democracia y el estatuto jurídico y social
de la mujer en ambas culturas. El contraste entre las dos realidades generó también
debates entre las élites árabes e impulsó la reflexión en torno a los nuevos modelos
sociales y las posibles vías de cambio y de reforma. Sin embargo, este encuentro
intelectual intercultural se produjo en unas circunstancias desfavorables y plagadas de
contradicciones. Precisamente porque la colonización no era un terreno propicio para
el florecimiento de un pensamiento reformista libre y despojado de complejos
identitarios y de rivalidades etnicistas.
Paradójicamente, mientras Europa estrenaba sus nuevos valores ilustrados de la
modernidad emprendía un proceso de conquista de territorios ajenos y de dominación
de otros pueblos. Todo transcurría en el marco de un doble discurso que oscilaba entre
la defensa de la universalidad de los derechos humanos y el apoyo al proyecto
colonial, estableciendo asimismo el marco de una paradójica relación de
atracción/repulsión entre el mundo árabe y occidente que perdura hasta hoy en día.
Los intelectuales árabes admiraban el racionalismo y los valores ilustrados generados
en la revolución como la igualdad, la justicia, la libertad, el laicismo y la ciudadanía.
Pero rechazaban la pretensión imperialista de la nueva potencia europea que ansiaba
los territorios árabes que conformaban el debilitado imperio Otomano. La interacción
con el legado de pensamiento occidental se caracterizó por dilema ético e intelectual.
¿Cómo afrontar la paradoja de negociar la liberación nacional con autoridades
coloniales que presumen de ser herederas de los valores universales de justicia,
igualdad y libertad?
La legitimidad del proyecto occidental de la ilustración y de los derechos humanos ha
estado constantemente bajo sospecha en el mundo árabe porque ha sido utilizado
como instrumento de dominación y de imposición, envuelto, además, en un discurso
15 Para tener más información sobre estos debates, véanse : Bencheneb, Rachid “Le
mouvement intellectuel et littéraire algérien à la fin du XIXe et au début du XXe siècle”
Revue française d'histoire d'outre-mer , 1983, Volumen 70, Número 258-259 pp. 11-24.
McDougall, James, “État, société et culture chez les intellectuels del’islâh maghrébin (Algérie
et Tunisie, 1890-1940) ou la Réforme comme apprentissage de “l’arriération”, In,. Odile
Moreau (ed.), 'Réforme de l’état et réformismes au Maghreb, XIXème-XXème siècles' (Paris,
L'Harmattan), pp 281-306
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de superioridad cultural. Esta desconfianza visceral estorbó en gran medida la
asimilación de las sociedades árabes de conceptos como laicismo y libertad durante el
siglo XX y perjudicó sobre todo la lucha de las mujeres para conquistar sus derechos.
Además provocó un fuerte repliegue identitario que afectó negativamente a posibles
aperturas futuras.
Los detractores de una renovación religiosa inspirada en el modelo laico reprocharon
a menudo el carácter dominante e invasivo de la cultura occidental. Los violentos
episodios de imposición cultural y lingüística a las sociedades árabes colonizadas en
el norte de África, sobre todo durante la guerra de Argelia, tal y como lo ha descrito
Frantz Fanon en su libro Los condenados de la tierra (1961, 32), sellaron
herméticamente la brecha reformista abierta por los intelectuales del movimiento ElNahda a finales del siglo XIX, dejando atrás la posibilidad de una lectura abierta del
legado occidental, ajena a la crispación identitaria y religiosa. La renovación del
pensamiento religioso planteada abiertamente por los primeros reformistas, se
considera ahora como una traición a la identidad religiosa y cultural “amenazada”.
Las tesis de las corrientes islamistas se apoyan en posturas conservadoras que
reivindican el retorno a las lecturas fundamentalistas de la religión como única vía
para salvaguardar la identidad islámica y hacer frente al proyecto colonial de
aculturación.
La proliferación de un discurso integrista aferrado a la identidad religiosa como
respuesta al colonialismo terminó por corromper las vías aperturistas y
reconciliadoras en el intercambio con Occidente, abortando asimismo el proyecto de
reforma iniciado por el movimiento intelectual Al-Nahda.
Para los pensadores e intelectuales árabes era cada vez más difícil lidiar con esta
mentalidad que rechazaba en bloque cualquier posibilidad de interacción intelectual
con Occidente al margen de las relaciones de dominación. En parte porque los
conservadores encontraron un pretexto para frenar el cambio y mantener las
estructuras tradicionales de poder, en parte porque el colonialismo con sus prácticas
hegemónicas y humillantes tampoco ayudaron mucho a matizar los argumentos
esgrimidos en contra de Occidente. ¿Cómo interactuar con el legado ilustrado del
dominante desde la posición del colonizado sin ser considerado como traidores a su
propia sociedad? Este ha sido el dilema de los pensadores árabes reformistas y sobre
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todo de los defensores de los derechos de las mujeres que tenían que enfrentarse al
severo veredicto de los conservadores para quienes el feminismo era un instrumento
colonial para destruir las familias y las sociedades árabes (Badran, 2012: 54). ¿Cómo
reivindicar, en este contexto, los derechos de las mujeres y la igualdad sin ser
considerados como agentes a sueldo de Occidente y traidores a su propia la sociedad?
Estas complejas cuestiones son cruciales para entender las raíces del conservadurismo
y la persistencia de una mentalidad que se aferra desesperadamente a la religión y las
tradiciones. La fractura ideológica entre reformistas modernistas e islamistas
conservadores, acentuada por la ruptura turca laica con el mundo árabe desde los años
20, produjo una tríada de crispación conformada por la identidad, la religión y la
mujer. Al considerar el feminismo como componente del proyecto colonial (Bessis,
2008) (Badran, 2012), (Ahmed, 1993), (Tamzali, 2010) la cuestión de la mujer se
convirtió en la piedra angular del proyecto fundamentalista. La conservación de su
estatuto tradicional se transformó en un frente de resistencia a la aculturación y una
causa indisociable de la defensa de la religión y la identidad. El choque colonial y las
guerras de liberación nacional durante la primera mitad del siglo veinte, estrecharon
los vínculos viscerales entre estos tres componentes. En este complejo escenario, la
lucha del movimiento de mujeres ha tenido que lidiar con diversos frentes internos y
externos. Y ha evolucionado en un contexto en el que todas las cuestiones públicas y
sociales están estrechamente vinculadas e impregnadas por la religión. Este
movimiento estaba plenamente afectado por la confrontación política e intercultural
que opone el patriarcado local al patriarcado imperialista y colonial. El triángulo
sagrado religión-mujer-identidad que ha cimentado el orden sociosexual tradicional en
el periodo colonial, ha perjudicado la causa de las mujeres. Hasta hoy sigue sirviendo
de pretexto a los poderes políticos y religiosos para impedir los cambios de las leyes y
el reconocimiento de la igualdad.
Afrontando dictaduras e integrismo
Después de la independencia los países árabes emprendieron una serie de reformas en
los que se incluía el reconocimiento de los derechos básicos de las mujeres.
Asimismo, los derechos a la educación, al trabajo y al voto han sido
constitucionalizados en la mayoría de estos países. Sin embargo, las leyes religiosas
13
Lucha feminista y transiciones democráticas en el Mundo Árabe. Awatef Ketiti, Universidad de Valencia.
relativas al estatuto jurídico de la mujer y a la familia tales como la superioridad del
varón, la inferioridad jurídica de la mujer, la tutela del varón, la poligamia, el repudio,
la discriminación en la herencia, han sido mantenidas en la mayoría de los países (El
Khayat, 2004). Túnez ha sido la única excepción en la región por su avanzado código
de estatuto personal promulgado en 1956, el mismo año de la independencia. El
primer presidente de la República Habib Burguiba, abogado y defensor de los
derechos de la mujer, adoptó una serie de leyes en la línea del movimiento reformista.
Institucionalizó la igualdad, abolió la poligamia y el repudio, y estableció la igualdad
en el divorcio. Además, en 1964 adoptó una política de planificación familiar que
incluía la distribución gratuita de métodos anticonceptivos. Asimismo legalizó la
adopción16 y el aborto y su práctica gratuita en 1973 (Marzouki, 1993). No obstante
estas medidas siguen siendo una excepción en la región porque la mayoría de las
legislaciones poscoloniales que han hecho de la chari’a islámica (Ley islámica) su
fuente principal de derecho17, han institucionalizado la discriminación sexual bajo la
vieja excusa de la preservación de la identidad cultural y religiosa. Este mismo
pretexto sirvió también para justificar la larga lista de reservas hechas por los países
árabes a la convención de Cedaw18. Si bien la mayoría de los países árabes ratificaron
la convención (19 países de 21. Sudán y Somalia no han ratificado), sólo Túnez y
Libia han ratificado el protocolo facultativo adicional19 de la convención que no
admite reservas. Las reservas emitidas por los países árabes a la CEDAW afectan a los
artículos 2, 7, 9, 15, 16 y 29, relativos a la eliminación de todas las leyes
discriminatorias, al derecho de las mujeres de transmitir su nacionalidad, de viajar y
circular libremente, y a la igualdad en el matrimonio, la herencia y el divorcio. Según
16 La adopción de los menores está prohibida en el Islam. Se permite únicamente el régimen
de tutela. Todos los países musulmanes, excepto Túnez y Turquía, prohíben la adopción.
17 Hafidha Chekir, Le combat pour les droits des femmes dans le monde arabe, FMSH-WP2014-70, juin 2014.
18 La convención sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación hacia las
mujeres CEDAW fue adoptada el 18 de diciembre de 1979 por la Asamblea General de las
Naciones Unidas (res 34/180, 1979) y abierta a la firma el 1 de marzo de 1980. Entró en
vigor el 3 de septiembre de 1981.
19 Se trata del Protocolo Facultativo a la convención de CEDAW del 6 de octubre 1999.
Résolution A/RES/54/4.
14
Lucha feminista y transiciones democráticas en el Mundo Árabe. Awatef Ketiti, Universidad de Valencia.
un informe de Amnistía Internacional en 2004 20, estas reservas debilitan
sustancialmente la protección de las mujeres contra la violencia. En todos los países
árabes el principio de igualdad entre los ciudadanos reconocido en las constituciones
concierne el disfrute de los mismos derechos y deberes ante la ley y no en la ley,
según Hafida Chekir:
“Lo que supone que esta igualdad no se refiere al contenido de la ley sino a su
aplicación, es decir la aplicación igual de una ley que puede ser
discriminatoria, por la autoridades administrativas y judiciales competentes” 21
(Chekir, 2014: 13).
Sin embargo, y a pesar del obstáculo legislativo, el periodo poscolonial constituye uno
de los mejores periodos históricos en cuanto a avances en la condición de la mujer en
el Mundo Árabe, como afirma Sophie Bessis:
El lugar de las mujeres en la sociedad y la propia sociedad árabe, han
evolucionado más rápido durante los últimos cincuenta años que a lo largo de
varios siglos precedentes. (Bessis, 2008: 35).
Durante la segunda mitad del siglo veinte los países árabes emprendieron un proceso
de modernización que conoció un mayor acceso de las mujeres a la educación en
todos los niveles, a la formación y al mercado laboral. En términos generales, los
niveles de emancipación de las mujeres fueron distintos entre los países árabes
dependiendo de las leyes y de las políticas adoptadas en cada país. La participación
económica y política de las mujeres se incrementó sustancialmente a pesar de todas
las dificultades estructurales y legislativas. La educación y la formación de las
mujeres posibilitaron un importante cambio en la estructura familiar y una
significativa revalorización de su rol económico en la familia (Sabbagh, 1996). Todos
estos cambios contribuyeron, sin duda, a la participación de las mujeres en las
20 Amnesty International, « Moyen orient et Afrique du Nord. Les réserves à la Convention
sur l’élimination de toutes les formes de discrimination à l’égard des femmes affaiblissent la
protection des femmes contre la violence.
21 Traducción de la autora. Texto original “Ce qui présuppose que cette égalité ne porte pas
sur le contenu de la loi mais sur l’application égale, sans discrimination de la loi qui peut être
discriminatoire, par les autorités administratives et judiciaires compé tentes”
15
Lucha feminista y transiciones democráticas en el Mundo Árabe. Awatef Ketiti, Universidad de Valencia.
revoluciones árabes y a su presencia masiva en el espacio público durante las
revueltas. En cuanto a la evolución del movimiento de mujeres en este periodo, cabe
resaltar tanto el incremento del número de mujeres instruidas y militantes en este
movimiento en la mayoría de los países árabes, y también el aumento de las
organizaciones de mujeres y de sus redes locales y panárabes. Este activismo se
explica entre otras causas por el impulso que el organismo de la ONU dio a la causa
de las mujeres con la institución de las conferencias mundiales sobre las mujeres
desde 1975 y la implicación de todos los Estados en su preparación y en la
elaboración de estudios e informes estatales sobre la condición de la mujer.
Otro de los aspectos que caracterizan el periodo poscolonial es la apropiación de la
causa de las mujeres y su instrumentalización política a favor de los regímenes
dictatoriales. Se trata de la creación de organizaciones de mujeres afines al poder22
que representan el llamado “feminismo oficial” y que funciona mediante la
cooptación.
Convocadas por el poder para difundir la ideología del Estado dominada por la
figura carismática del jefe, las mujeres están embriagadas desde los primeros
años de la independencia23. (Ben Achour, 2001:413).
Estas organizaciones-escaparte sirven para dar una imagen positiva y moderna de los
regímenes dictatoriales y suavizar su autoritarismo de cara al mundo exterior. Sirven
también para controlar el movimiento contestatario de mujeres y sus reivindicaciones,
susceptibles de amenazar los privilegios masculinos y el orden social patriarcal. Su rol
es ejecutar la política oficial y tomar medidas paliativas para mejorar la condición de
las mujeres evitando cualquier acción que cuestione el orden masculino establecido. A
cambio de las ventajas que proporcionan los puestos de poder, las figuras femeninas
conservadoras cooptadas para liderar estas organizaciones, se encargan de vaciar el
22 En la mayoría de los países árabes se han creado órganos femeninos oficiales afines al
régimen.
23 Traducción de la autora. Texto original: “Convoquées par le pouvoir pour diffuser
l’idéologie de l’Etat nation que domine la figure charismatique du chef, les femmes sont «
embrigadées » dès les premières années de l’indépendance”. Ben Achour, Sana.(2001)
“Féminisme d’Etat : figure ou défiguration du féminisme ?”, In, Mélanges en honneur de
Mohamed CHARFI, Centre de Publication Universitaire. Tunis.
16
Lucha feminista y transiciones democráticas en el Mundo Árabe. Awatef Ketiti, Universidad de Valencia.
discurso feminista de sus bases críticas y contestatarias. En Túnez y Egipto, Siria,
Irak, etc. el “feminismo oficial” ha perjudicado al movimiento de las mujeres y a la
causa feminista y ha estorbado su evolución (Cherni, 1992, Marzouki 1991). Además
ha ayudado a romper el contacto entre las asociaciones de mujeres no oficiales y la
población. Su alianza con las dictaduras contra las organizaciones de mujeres
contestatarias y contra los derechos y las libertades ha provocado un deterioro casi
absoluto de la imagen del feminismo ante la población. Esta situación resulta en gran
parte explicable por la ausencia histórica del feminismo autónomo en el mundo árabe.
Desde el principio las organizaciones de mujeres han nacido en el seno de los partidos
políticos de distintas tendencias ideológicas como células femeninas sometidas a la
disciplina y las decisiones políticas del partido 24. Después de la independencia, los
partidos que accedieron al poder convirtieron sus células femeninas en organizaciones
de mujeres oficiales del Estado.
Esta dependencia estructural histórica de los partidos políticos impidió la emergencia
de un feminismo autónomo capaz de imponer su discurso y de hacer prevaler su
visión y reivindicaciones a través de estructuras propias. Hubo que esperar hasta el
año 1970 para ver nacer en Túnez la primera expresión de un feminismo autónomo
árabe desmarcado totalmente de los partidos políticos y de la política oficial (Cherni,
1992, Ben Achour, 2001, Marzouki, 1991). Empezó con un núcleo de mujeres
universitarias e intelectuales que organizaban debates semanales en torno al
feminismo en una asociación llamada Club Culturel Tahar Hadad en 1978. Estos
debates se publicaban en la revista mensual Nissa’a (Mujeres), publicación que sirvió
de soporte para la difusión de la nueva reflexión feminista. De este núcleo inicial
nacerán dos nuevas asociaciones con el objetivo de desarrollar la acción militante y la
reflexión. Una de carácter militante Association tunisienne des femmes démocrates
(1989) y otra de carácter intelectual, Association des femmes pour la recherche et le
développement (1988).
Durante las últimas décadas las militantes de estas asociaciones han luchado en dos
frentes: contra la dictadura y contra el movimiento islamista. Conscientes de la
24 Los partidos Wafd en Egipto, Dustur en Túnez, FLN en Argelia, Baas en Siria e Irak, que
accedieron al poder después de la indenpencia han convertido a sus células femenina en
organizaciones nacionales oficiales de mujeres.
17
Lucha feminista y transiciones democráticas en el Mundo Árabe. Awatef Ketiti, Universidad de Valencia.
instrumentalización de la causa de las mujeres por la dictadura, las militantes se han
opuesto a la represión del Estado y han participado en actos de protesta contra su
política. Como consecuencia han sufrido todo tipo de persecución y de acoso político,
desde la prohibición de sus actividades hasta el registro y el saqueo de los locales,
agresiones o encarcelamientos. Este movimiento ha sufrido también los ataques de
los sectores conservadores y del movimiento islamista que le acusa de ser un agente
de Occidente para destruir la familia y la sociedad (Cherni, 1992, Marzouki 1991). En
los años 80 y 90 los islamistas organizaron una gran campaña de desinformación y de
difamación contra el feminismo y las militantes, tanto desde sus órganos mediáticos
como desde las mezquitas, lo cual produjo un notable incrementado de la hostilidad
social contra las feministas en Túnez.
En el resto de los países árabes la lucha feminista contestataria contra las dictaduras se
ha organizado desde la oposición política de los partidos. La influencia de las
corrientes islamistas desde los años 1980 y su importante penetración social en las
sociedades como Egipto, Argelia, Siria, etc. ha reducido significativamente las
posibilidades de emergencia de un feminismo autónomo, lo que llevó a las mujeres a
militar desde las estructuras políticas existentes.
El denominador común del periodo poscolonial en cuanto a los movimientos
feministas ha sido, sin duda, la represión sufrida a manos de las dictaduras y la
incesante hostilidad por parte del islamismo. Esta persecución política y social ha ido
confinando al feminismo contestatario en círculos cada vez más reducidos y
marginados, aislándolo del resto de la sociedad. Con esta reclusión se acentúo su
elitismo y su discurso excesivamente intelectual e inaccesible, le cual le ha impedido
establecer contacto con la población y desarrollar estrategias de comunicación
adecuadas.
Revoluciones y nuevos retos
Las revoluciones sociales que estallaron a finales de 2010 son un punto de inflexión
en la historia árabe contemporánea. Constituyen el inicio de la tercera etapa de
cambio en la cronología historiográfica contemporánea que comenzó con la época
colonial y después con el periodo poscolonial. Las revueltas provocaron el
18
Lucha feminista y transiciones democráticas en el Mundo Árabe. Awatef Ketiti, Universidad de Valencia.
derrocamiento
de
varios
regímenes
dictatoriales
e
iniciaron
importantes
transformaciones abriendo también una nueva etapa en la historia de la lucha
feminista. Los importantes logros sociales conseguidos durante el periodo
poscolonial, sobre todo en los ámbitos económico y educativo,
explican la
participación masiva y activa de las mujeres en todos los procesos pre-revolucionario,
revolucionario y posrevolucionario. Su presencia en los espacios públicos y en todas
las esferas de lucha ha sido clave en los acontecimientos políticos y sociales que
transcurren actualmente en la región25. Sin embargo es preciso señalar los rasgos
diferenciadores que han caracterizado los distintos procesos revolucionarios en cada
país árabe sobre todo en lo que atañe a la participación de las mujeres. La diversidad
sociológica de las realidades árabes ha generado una heterogeneidad en cuanto a los
motivos que llevaron a las mujeres a salir a las calles y en cuanto a sus
reivindicaciones. Si bien es cierto que al principio las mujeres en Túnez, Egipto Libia
y Siria se manifestaron para reivindicar libertad, democracia y derechos sociales, no
es menos cierto que en una fase más tardía de las revoluciones, muchas mujeres
islamistas se han manifestado para reivindicar otros valores y otro proyecto de un
hipotético estado islámico. Es preciso considerar estos importantes matices, para
reflejar la diversidad de la expresión femenina y sobre todo para no asociar, de
entrada, todas las formas de participación política de las mujeres durante las
revoluciones árabes a un proyecto democrático o feminista.
Desde esta perspectiva cabe diferenciar entre una presencia de mujeres que puede
abarcar todas las tendencias ideológicas y la presencia de un discurso feminista más
específico que representa la continuidad del movimiento feminista árabe que es el
objeto de nuestro estudio. Aunque todavía es muy pronto para establecer un balance
de la participación de las mujeres en las revoluciones después de tan sólo cuatro años,
podemos avanzar una lectura preliminar basándonos en algunos indicadores y
acontecimientos significativos. Durante los últimos cuatro años, el ritmo de los
eventos ha sido vertiginoso en los países que han sido escenario de revueltas sociales.
Algunos cambios han acarreado muchas oportunidades para las mujeres pero otros, en
25 Véanse: Alvarez, Ignacio;. Ketiti Awatef; Cerrolaza, Érika; García Jesus (Ed) (2013) Sociedad
civil y transiciones en el Norte de África, Icaria Editorial, Madrid.
19
Lucha feminista y transiciones democráticas en el Mundo Árabe. Awatef Ketiti, Universidad de Valencia.
cambio, representan una seria amenaza para sus derechos básicos e incluso para sus
propias vidas en algunos países.
En el capítulo de oportunidades y aspectos positivos nos referimos en primer lugar a
la conquista del espacio público por las mujeres. Este hecho constituye un indicador
de la conciencia adquirida ante su nuevo rol político y social y nos ofrece también,
una nueva perspectiva sobre la apertura y la aceptación de la presencia de las mujeres
en el espacio público por unas sociedades que tradicionalmente se la han restringido.
En este sentido las protestas contra las dictaduras han sido un buen aliciente para
desatar las fuerzas sociales y políticas reprimidas durante varias décadas de represión.
Este impulso colectivo ha dado a las mujeres la oportunidad de desprenderse de sus
propias cadenas de opresión.
El nuevo escenario de libertad después de la destitución de las dictaduras, ha
favorecido la proliferación de asociaciones de mujeres y la disolución de las
organizaciones de mujeres afines a las dictaduras, “feminismo oficial” que tanto
perjuicio ha ocasionado a la causa de las mujeres. Esta nueva libertad ha permitido la
emancipación del feminismo laico y contestatario que era perseguido por las
dictaduras pero al mismo tiempo ha favorecido la emergencia de asociaciones de
mujeres islamistas que militan por un proyecto antifeminista 26. El panorama activista
femenino se ha diversificado ideológicamente gracias a las nuevas leyes aperturistas
para las organizaciones civiles lo que ha generado una gran dinámica asociativa
femenina en Túnez, Egipto, Marruecos y Libia. El número de asociaciones llegó a
duplicarse e incluso triplicarse en tres años 27 permitiendo por primeva vez a las
feministas extender su activismo a las regiones y las zonas rurales y establecer
puentes de comunicación con los sectores más populares de los cuales habían sido
apartadas durante décadas. El número de militantes ha aumentado significativamente
tanto en las organizaciones de la sociedad civil como en los sindicatos y los nuevos
partidos políticos. En este escenario, el activismo feminista conoce un nuevo impulso
que le lleva a reestructurarse y reorganizarse en redes locales y estatales, y a
26 Véanse: Ketiti Awatef (2013) La sociedad civil en Túnez después de la caída de Ben Ali,
En Alvarez, Ignacio;. Ketiti Awatef; Cerrolaza, Érika; García Jesus (Ed) (2013) Sociedad civil
y transiciones en el Norte de África, pp.127-229, Icaria Editorial, Madrid.
27 Ibid.
20
Lucha feminista y transiciones democráticas en el Mundo Árabe. Awatef Ketiti, Universidad de Valencia.
reformular su discurso para adaptarlo a todos los públicos. Destaca en particular la
capacidad de las organizaciones de mujeres de posicionarse en la escena política y la
sociedad civil y establecer alianzas puntuales y estratégicas con estos actores en
función de las necesidades y las exigencias del momento (Ketiti, 2014: 23).
En Egipto, la Alianza de la Mujer Árabe y la Coalición de las Mujeres Egipcias han
movilizado alrededor de 500 ONGs en 2011 para adoptar la Carta de la Mujer Egipcia
que contiene reivindicaciones políticas y sociales hacia el parlamento. Gracias a esta
movilización han conseguido la firma de 2 millones de egipcios (Olimat, 2014). A
pesar de que la petición ha sido ignorada por el parlamento las mujeres han decidido
seguir su lucha y reorganizar sus filas. Asimismo han formado la Unión de las
Mujeres Egipcias que acoge a 100 asociaciones de mujeres y han reactivado las
antiguas asociaciones creadas desde los años 20. En el año 2012 fundaron las
plataformas “Baheya ya Masr» y "Nazra", contra el proyecto de la constitución
propuesto por los islamistas que pretende cercenar sus derechos. Los caóticos
acontecimientos de las transiciones políticas y el acceso de los partidos islamistas al
poder en Egipto, Libia y Túnez durante los años 2012 y 2013 han reactivado
intensamente la lucha de las mujeres laicas que se han visto directamente amenazadas
por el proyecto islamista. Es a partir de este momento cuando las mujeres empezaron
a conocer el periodo más violento de las revoluciones árabes y a sufrir en sus propias
carnes todo tipo de acoso y agresión.
Feministas vs islamistas o la eterna confrontación
Cuando los partidos islamistas gobernaron en Túnez y Egipto después de las primeras
elecciones democráticas, emprendieron una amplia política de reislamización28 de la
sociedad cuyo eje central era la mujer. Para los islamistas la realización del proyecto
del estado religioso pasa por la captación de las mujeres a su causa. El orden político
y social islamista se basa en la estructura tradicional de la familia y en los roles de
género diferenciados y separados entre los espacios públicos y privados. Niegan el
28 Véanse: Alvarez, Ignacio; Ketiti Awatef; Cerrolaza, Érika; García Jesus (Ed) (2013)
Sociedad civil y transiciones en el Norte de África, Icaria Editorial, Madrid.
21
Lucha feminista y transiciones democráticas en el Mundo Árabe. Awatef Ketiti, Universidad de Valencia.
principio de igualdad e insisten sobre el concepto de complementariedad29 (Lakhdar,
2012). Para los islamistas los cambios sociales que llevaron a la emancipación de las
mujeres árabes y la reivindicación de su nuevo rol en la sociedad han corrompido la
sociedad y han desviado a las mujeres de su rol natural como esposa y madre de
familia y la han apartado de su lugar natural que es la casa. Para reinstaurar este
anhelado orden tradicional no han dudado en utilizar todos los medios a su alcance,
desplegando sus estrategias en varios frentes: legislativo, mediático, educativo y
espacio público. En el campo legislativo, los islamistas en Egipto han alcanzado en
parte sus objetivos al lograr reducir la representación de las mujeres en el gobierno y
el parlamento de 19 a 4 mujeres, rebajar la edad de la mujer en el matrimonio y
establecer la ley islámica como la principal fuente de legislación (Olimat, 2014: 78).
En cambio en Túnez los islamistas se han tropezado con un muro de resistencia. La
alianza trenzada entre las asociaciones feministas, la sociedad civil laica y los partidos
de la oposición ha impedido la aprobación del proyecto de constitución presentado
por los islamitas. El primer borrador proponía la sustitución del concepto de igualdad
por la complementariedad, la institución de la legislación islámica como fuente
principal de la ley y la reinstauración del concepto de superioridad del varón sobre la
mujer en la familia. Todas las tentativas de usurpar los derechos de las mujeres
durante el mandato de los islamitas, han sido paralizadas por manifestaciones
multitudinarias, denuncias públicas y campañas mediáticas organizadas por las
mujeres. Después de una ardua lucha de más de dos años, las mujeres, apoyadas por la
sociedad civil y los partidos laicos de la oposición han logrado imponer el principio
de igualdad en la constitución y evitar que la legislación islámica sea la fuente
principal de la nueva constitución. Han conseguido también, después de un gran
esfuerzo de movilización, incluir la paridad en el nuevo código electoral y
constitucionalizar la protección de la mujer víctima de la violencia de género30.
En cuanto al espacio público, la ofensiva de los islamistas contra las mujeres ha sido
particularmente virulenta. La importante e inesperada presencia de las mujeres en las
29 Véanse Lakhdar, Latifa (2012) Las mujeres frente a la ortodoxia islámica, In Bueno, A.
Josefina (2012) Hacia una democracia laica, voces de mujeres musulmanas, pp 153-159,
Biblioteca del ciudadano, Barcelona.
30 Ketiti, Awatef (2013). Op.cit.
22
Lucha feminista y transiciones democráticas en el Mundo Árabe. Awatef Ketiti, Universidad de Valencia.
manifestaciones durante las revoluciones ha provocado la ira de los islamistas que
usaron la violencia para intimidarlas y forzarlas a permanecer en sus casas. En Egipto
la gran manifestación del 8 de marzo de 2011 organizada por las mujeres ha pasado a
la historia tras confirmarse numerosas agresiones y violaciones colectivas a mujeres31.
Estos ataques son premeditados y forman parte de una estrategia para disuadir a las
mujeres de salir al espacio público32. Durante el mandato de los islamistas en Túnez,
los discursos hostiles a la libertad de las mujeres, difundidos en las mezquitas y en los
medios de comunicación afines a los islamistas han provocado una ola de agresiones
contra mujeres obreras que han sido agredidas y amenazadas por no llevar el velo
(Ketiti, 2014: 36). La violencia sistemática que sufren las mujeres en forma de acoso
sexual, abusos, agresiones, violencia simbólica y verbal tanto en el espacio público
como en el privado es, sin duda, el continuum de la violencia ejercida por las fuerzas
reaccionarias que nunca han aceptado los logros y los derechos conseguidos por las
mujeres en los últimos 50 años. La intimidación de las mujeres en las manifestaciones
en muchos países de la primavera árabe ha sido una estrategia al uso para
aterrorizarlas, excluirlas de la participación política y obligarlas a quedarse en casa.
En definitiva, la violencia es el instrumento a través del cual se intenta llevar a cabo el
proyecto social de los islamistas: mantener las mujeres recluidas en la esfera privada.
Pero a pesar de todas las dificultades que han afrontado las mujeres durante las
revoluciones y las transiciones, sorprendentemente su representación política apenas
se ha visto afectada. Al contrario, la región árabe, que ocupaba el último puesto en
cuanto a al número de mujeres parlamentarias en el mundo antes de las revoluciones
(2009) ha ganado un puesto en el año 2015, según el último informe de la Unión
Interparlamentaria y ONU Mujeres (Tabla 1).
Media mundial y regional de las mujeres parlamentarias (tabla 1)
31 Véanse el artículo: “Se obliga a manifestantes egipcias a someterse a “pruebas de
virginidad” Amnistía Internacional, 23-03-11
<https://www.es.amnesty.org/noticias/noticias/articulo/se-obliga-a-manifestantes-egipcias-asometerse-a-pruebas-de-virginidad/> (Consultado el 31-02-2015).
32 Véanse el informe de la Federación Internacional de los Derechos Humanos: Egypt
keeping women out: sexual violence against women in the public sphere,1994.
<<https://www.fidh.org/IMG/pdf/egypt_sexual_violence_uk-webfinal.pdf>> (Consultado el
13-02-2015)
23
1995 (4,3 %).
Fuente: Unión Interparlamentaria y ONU Mujeres (2015)
Lucha feminista y transiciones democráticas en el Mundo Árabe. Awatef Ketiti, Universidad de Valencia.
Región
Media mundial (%)
Media mundial (%)
2009
42.1
2015
41,5
22
26,4
Europa (con los países nórdicos)
21.4
25,
Europa (sin los países nórdicos)
19.9
23,8
África subsahariana
18.7
22,2
Asia
18.5
18,5
Estados Árabes
9.5
16,1
Pacífico
15.3
15,7
Países nórdicos
Américas
Fuente: Unión Interparlamentaria y ONU Mujeres (2015)
Además, según la última clasificación dos países de la región, Túnez y Argelia,
forman parte de los 30 primeros países en el mundo cuya tasa de representatividad de
las mujeres en el parlamento supera el 30% (Tabla 2). En cuanto a la tasa de
participación de las mujeres en el gobierno se ha registrado un leve aumento hasta
alcanzar el 9’5% de mujeres con cargo de ministras. Lo que representa una mujer por
cada 10 ministros en los países árabes.
Tasa de mujeres parlamentarias árabes 2015 (Tabla 2)
Clas
27
30
45
45
49
51
70
79
82
86
103
104
131
131
135
País
Asamblea
Argelia
Túnez
Irak
Sudan del Sur
Mauritania
Sudan
Arabia Saudí
Emiratos Árabes
Marruecos
Libia
Siria
Jordania
Líbano
Egipto
Koweit
(%)
31.6
31.3
26’5
26’5
25,2
24,3
19,9 *
17,5
17
16
12,4
12
3,1
2,1
1’5
Gobierno (%)
Clas
20
10,1
6.1
42
68
82
15,2
0
53
94
15,8
51
5.9
11,1
4.3
11,8
6.7
83
66
89
64
80
24
1995 (4,3 %).
Lucha feminista y transiciones democráticas en el Mundo Árabe. Awatef Ketiti, Universidad de Valencia.
136
137
138
Oman
Yemen
Qatar
1’2
0’3
0
6.7
9,7
5
80
71
87
Fuente: Unión Interparlamentaria y ONU Mujeres (2015)
En cuanto a la repercusión de las revoluciones árabes sobre las mujeres en las zonas
de conflicto, la situación ha alcanzado un nivel dramático y particularmente alarmante
en Siria, Libia, Yemen e Irak. Además de la destrucción y muerte que provoca la
guerra a toda la sociedad, existen consecuencias específicas sobre las mujeres y las
niñas. Ellas constituyen la mayoría de la población refugiada en las zonas fronterizas
de los conflictos En el caso de Siria la población refugiada ha alcanzado la cifra de 2
millones de personas, mayoritariamente mujeres y niños 33. La ausencia de protección
jurídica y social de las mujeres en la guerra acentúa su vulnerabilidad y su exposición
a la agresión y a los actos de violación, tráfico de personas y abusos sexuales. Los
informes internacionales han alertado del incremento, en estos países de conflicto, de
las redes internacionales de tráfico de mujeres para su explotación sexual y también
para su participación en la Yihad como soldados y como prostitutas. La repercusión
de las guerras sobre las mujeres es la consecuencia más dramática de las revueltas
árabes y su análisis requiere un enfoque específico al que hemos dedicado un estudio
aparte en otro espacio34.
Nuevas perspectivas
La cuestión de la mujer ha estado en el centro del debate sobre la liberación nacional
y el cambio social durante todas las transformaciones políticas y sociales que han
atravesado las sociedades árabes desde finales del siglo XIX. Esto demuestra que el
estatuto de la mujer y su rol en la sociedad constituyen el eje del cambio en el Mundo
Árabe.
33 Ketiti, Awatef (2015) “Cuerpos sin rostros, mujeres árabes en la economía de la guerra
global”, In Quesada Fernando (Ed), (2015) Mujeres y guerra: cuerpo, territorios y anexiones.
Biblioteca Nueva. Madrid.
34 Ibid.
25
Lucha feminista y transiciones democráticas en el Mundo Árabe. Awatef Ketiti, Universidad de Valencia.
Cuando los pensadores más progresistas del movimiento de renacimiento intelectual
árabe defendieron los derechos fundamentales de las mujeres y cuestionaron el
sistema patriarcal vigente se enfrentaron con la oposición categórica de las fuerzas
conservadoras. Éstos, animados por una lectura rigorista e integrista de la religión,
negaron cualquier cambio de la situación de la mujer bajo el pretexto de la defensa de
la identidad y la religión ante la hegemonía colonial. Más de un siglo después de la
aparición de los primeros gérmenes del pensamiento feminista estos problemas no
sólo siguen vigentes sino que siguen planteados de una forma casi idéntica. Cada
avance que consolida los derechos de las mujeres y su participación en la vida pública
desata los discursos misóginos que las recuerdan los límites que no deben rebasar.
Durante el periodo poscolonial, la causa de las mujeres ha servido a las dictaduras
como un chivo expiatorio para desviar la atención de la población oprimida acerca de
los graves problemas políticos y sociales y también para conservar el sistema
patriarcal frente al avance del modernismo. Cargado de tabúes sociales y erigido
como depositario de la identidad cultural y religiosa el cuerpo de la mujer está en la
encrucijada de los poderes religioso, político y social. Por este motivo en los periodos
de crisis y de perturbaciones se recrudece la violencia ejercida sobre él. La llamada
primavera árabe ha sido uno más de estos alborotados periodos de cambio. Las
revueltas populares que han sacudido los países árabes desde finales del 2010,
representan
un
acontecimiento
histórico
que
ha
provocado
profundas
transformaciones sociopolíticas en la región. El debate sobre el cambio, la democracia
y la libertad ha atravesado todas las categorías sociales y estructuras de poder,
destacando las relaciones de género y el estatuto de las mujeres. La lucha de las
mujeres por sus derechos y libertades ha sido enérgica y dinámica pero también
dolorosa. Esta paradójica situación se ha nutrido de la fractura ideológica que divide
el mundo árabe y que enfrenta dos proyectos opuestos de sociedad que luchan por el
poder: el proyecto laico y el proyecto islamista. La reivindicación de cambio social se
ha manifestado también a través de un inédito incremento de la violencia contra las
mujeres. Sin embargo este recrudecimiento de la violencia ha venido acompañado de
un nuevo dinamismo feminista, alimentado esta vez por las nuevas libertades y por los
retos de este momento histórico. La lucha de las mujeres por sus derechos es un
camino largo y arduo, porque están llamadas a afrontar obstáculos estructurales,
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Lucha feminista y transiciones democráticas en el Mundo Árabe. Awatef Ketiti, Universidad de Valencia.
arraigados en la cultura y la religión, y a desterrar las raíces de la misoginia que ha
implantado el orden patriarcal. A pesar de sus dolorosos sucesos, las recientes
revoluciones árabes constituyen una verdadera oportunidad para iniciar un proceso de
cambio radical que abarca todos los ámbitos y sobre todo la condición femenina.
Sólo las mujeres pueden traer el cambio y por ello, como dice Valentine Moghadam:
“Es necesario encontrar un nuevo contrato social de género en las sociedades árabes”
(Maghadam, 2005:146).
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