LA VANGUARDIA 35 LUNES, 17 DICIEMBRE 2007 Cultura Pere Portabella, productor y director de cine, estrena su nueva película “He llevado a Bach en un viaje a través del tiempo” LLUÍS BONET MOJICA Barcelona T CÉSAR RANGEL Diecisiete años después. Con su película en torno a Bach, Pere Portabella reaparece como cineasta diecisiete años después de haber dirigido El puente de Varsovia Del Macba al MoMA, pasando por la Documenta ]“Me he movido paralela- mente –indica Pere Portabella– en los festivales de cine y en los museos. He abierto una brecha hasta cierto punto insólita y que en el futuro puede dar paso a cineastas jóvenes que entiendan que el lenguaje es más importante que contar bien una historia, cuando ya se han explicado todas. Desde septiembre hasta ahora, El silencio antes de Bach ha pasado por los festivales de Venecia y Gijón y se ha presentado en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), siempre con las salas repletas de público. Jamás me había funcionado tan bien una película”. Portabella explica que lo del MoMA viene de lejos. “En 1972 ya proyectó una película mía, Vampir, que había pasado por el Festival Internacional de Cine de Cannes. No pude ir porque en aquel momento el gobierno franquista me había quitado el pasaporte. Viajó mi amigo Carles Santos, leyó un texto mío y Vampir quedó allí, convirtiéndose en película de culto. Y se han quedado como fondo de arte del museo dos películas mías: Vampir y El silencio antes de Bach”. El cineasta afirma que la creciente aceptación de su cine en centros y museos surgió en el 2001, cuando el Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba) montó la exposición Historias sin argumento: el cine de Pere Portabella. Al año siguiente fue invitado a la Documenta 11 de Kassel. En aquella ocasión, el certamen artístico de la ciudad alemana proyectó tres títulos de Portabella: Umbracle, Informe general y El puente de Varsovia. La cúspide de esta singular trayectoria alejada de las pantallas de cine en sentido estricto ha sido la retrospectiva de su cine organizada el pasado mes de septiembre por el MoMA, donde el director de cine Jonathan Demme (ferviente devoto de sus películas) y el influyente crítico Jonathan Rosenbaum presentaron su trabajo sobre Bach. ras sus proyecciones en el festival de Venecia y en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), dentro de la retrospectiva que le ha dedicado, el próximo viernes se estrena El silencio antes de Bach. Una película con la que Pere Portabella (1929) reaparece 17 años después de haber dirigido El puente de Varsovia. Productor de Buñuel, Saura, Guerín y otros, director y renovador de la narrativa fílmica, su película (hablada en castellano, italiano y alemán) no es ninguna biografía, tampoco una película didáctica o un ejercicio historicista. Partiendo de la música y de la figura de Johann Sebastian Bach, genio que no fue reconocido como tal en su tiempo, Portabella va saltando de época y muestra en un fascinante mosaico de Europa su cultura, traiciones e historia. También la época actual, a partir de un joven camionero (Àlex Brendemühl), asimismo intérprete de Bach, especializado en el transporte de pianos. Es la nueva propuesta de un vanguardista de la imagen cuya obra ha entrado en los museos. ¿Por qué eligió la figura de Bach? Es un icono popular y, en el mundo de la música, el clásico por excelencia. La suya es una figura muy consensuada, la cúspide de lo que podría denominarse el clasicismo. Es decir, la persona capaz de haber creado todo un conjunto armónico de soluciones de lo que resulta más complejo. A Bach le viene ocurriendo lo que a Picasso, cuya popularidad entre la gente va más allá de la pintura que hizo. Usted tiene una anécdota muy divertida sobre Bach. Hace muchos años, estaba en un after hours y de madrugada pusieron música de Bach. Un amigo mío le preguntó al disc-jockey por qué ponía su música, y le respondió: “La única música clásica que funciona es la de Bach; cuando la pongo al final, la clientela se va tranquila y relajada”. En mi película, he querido coger un personaje y su obra para llevarlos de viaje a través del tiempo. Tanto Christopher Lee/Drácula en Vampir como ahora Bach son personajes muy útiles para hacer un discurso. En este caso, sobre la música, el cine y también sobre Europa. Siempre me ha interesado mucho la relación de mi medio, el cine, con los otros medios de creación. El cine sigue enrocado por intereses de audiencia, manteniendo al público en un estado de adolescencia letal. ¿La película aborda la historia o la leyenda del personaje? ¿O es que ambas terminan por ser ficción? En cine y literatura, que lo contado sea verdad o mentira es un problema secundario. Respecto a Bach, lo cierto es que en su época fue considerado muy buen organista pero nunca en su calidad de compositor. En su tiempo, la partitura de una cantata era escrita el SOBRE EUROPA “Bach me es útil para hablar sobre música, sobre cine y también sobre Europa” ADOLESCENCIA LETAL “Los intereses de la audiencia mantienen al público en una adolescencia letal” lunes para ser interpretada el domingo siguiente. Nadie quiso editar sus partituras. Quienes primero impulsan la recuperación de la memoria de Bach son Beethoven y Mozart. Pero su obra se recupera muy tardíamente, en el siglo XIX. Ha filmado cómo un criado de Felix Mendelssohn va al mercado y el carnicero le envuelve la carne con partituras de Bach. A Mendelssohn, que era hijo de un banquero, su abuela le había imbuido la música de Bach y regalado algunas partituras. Cuando ya fue un músico conocido, se desplazó a Leipzig para investigar sobre Bach y decidió quedarse a vivir allí. Es cierto que, de una manera fortuita, Mendelssohn encontró la partitura de La Pasión según san Mateo. La recupera, la tiene entera y la estrena. La leyenda que en Alemania se ha venido explicando de padres a hijos, también publicada como CONTINÚA EN LA PÁGINA SIGUIENTE >> 36 LA VANGUARDIA CULTURA LUNES, 17 DICIEMBRE 2007 Entrevista a Pere Portabella, que estrena su nueva película Oriol Pi de Cabanyes La colaboración con los artistas plásticos ]Pere Portabella es un cineasta atípico, no sólo en Catalanística checa el mundo cinematográfico catalán, también en el español. Lo es tanto por la especificidad de las películas que ha dirigido como por su labor como productor. En ambas supo buscar la complicidad de grandes nombres de otras artes, las plásticas, que de un modo u otro participaron en sus obras. D ARCHIVO PORTABELLA Joan Miró, cartelista de cine Joan Miró pintó un único cartel de cine en su larga trayectoria artística, el de la película Umbracle (1971-1972), de Pere Portabella. “Miró siempre tuvo una actitud muy solidaria conmigo”, afirma el director. En 1969 había filmado el cortometraje documental Aidez l'Espagne/Miró 1937. ARCHIVO PORTABELLA Con Brossa y Cabré En 1967, Portabella dirigió el documental de 26 minutos No compteu amb els dits, con argumento coescrito por Joan Brossa y con Mario Cabré en el reparto. En su disociación entre imagen y sonido, este cortometraje incluía malévolas referencias al franquismo. ARCHIVO PORTABELLA Con Tàpies y Brossa En su utilización de un lenguaje interdisciplinar, el cineasta catalán considera como un elemento decisivo “haber conocido, en el momento oportuno”, tanto al pintor Antoni Tàpies como al poeta Joan Brossa. Este último colaboró en algunos de sus guiones. “Tras ‘Viridiana’, me anunciaron que no volvería a producir” Portabella, productor de Buñuel, evoca sus choques con el poder franquista cuento, es que el criado de Mendelssohn va a la carnicería y le envuelven la compra con páginas de la partitura. Las leyendas siempre se basan en un hecho existente. John Ford hacía decir al editor del diario local de El hombre que mató a Liberty Valance: “Entre la verdad y la leyenda, siempre imprimo la leyenda”... El reflejo de la historia siempre está montado entre la ficción y el artificio. Una manera con que nos ha sido transmitida la tragedia de quienes estuvieron en Auschwitz, por ejemplo, no es lo que nos han explicado, porque no tenían palabras para ello, sino Primo Levi o Semprún, creadores de piezas literarias que a través de la ficción construyen y te aproximan a lo que para ellos representó aquel sufrimiento. ¿Qué función tiene para usted la música en el cine y especialmente en esta película, que habla de la personalidad de un compositor? Jamás he entendido la música como elemento subsidiario de una película. Por regla general, la banda sonora sirve de acompañamiento, algo que yo detesto. Pienso que la banda sonora tiene tanta importancia como la imagen. En mis películas con música de Carles Santos, por ejemplo, los sonidos van paralelamente y nunca subrayan. En esta película, Bach no se acompaña a sí mismo. Se coge su música para colocarla fuera de su contexto, que es la sala de conciertos y toda su liturgia. La música tiene aquí tanta importancia como los diálogos, los sonidos, los ruidos. ¿Su faceta como productor estuvo ligada en los años del franquismo al activismo político? Nunca he separado mi compromiso político de mi actividad artística. Soy un actiEL COMPROMISO “Nunca he separado mi compromiso político de mi actividad artística” LAS BRONCAS “Llevar a Ferreri o Saura sin cortes a festivales me valió broncas tremendas” vista independiente, porque nunca he militado en ningún partido. Entre 1960 y 1961 produje a Marco Ferreri (El cochecito), el primer largometraje de Carlos Saura (Los golfos) y también Viridiana, de Luis Buñuel. Fui al festival de Cannes con Los golfos y al de Venecia con El cochecito, presentando ambas películas sin los cortes que le había infligido la censura franquista. Tuve broncas tremen- das con las autoridades de la época. ¿Buñuel era muy imprevisible? Al contrario, era muy previsible. En los rodajes evidenciaba una profesionalidad tremenda. Hacía cumplir los horarios escrupulosamente y tenía muy buena relación con todo el equipo técnico. En cuanto a los actores, sabía seducirlos y los utilizaba de manera muy hábil. Como productor sólo puedo decir que era un director perfecto, cumplidor del plan de rodaje establecido, sin problemas y nada histriónico. Conmigo mantuvo una relación casi paternofilial. El escándalo de Viridiana alcanzó resonancia internacional. La gente piensa que Viridiana fue prohibida, lo cual es mentira. Hicieron desaparecer la película. Una de las cosas que me favorecieron como productor fue que no pudieron procesarme por nada, aunque el gobierno franquista consideró la película como blasfema, deleznable, anticlerical... Sencillamente, no existía. Hicieron desaparecer toda la documentación de Viridiana y en las publicaciones oficiales, con el balance anual del cine español, su título nunca apareció. No fue ni prohibida. Ocurrió algo más fuerte: no existía. Me encontré con el culo al aire, sin nada, y al mismo tiempo no podían inculparme porque la película no existía. Pero desaparecí: me anunciaron que no volvería a producir ninguna película más.c esde el año 1991, el Govern de Andorra sufraga el lectorado de catalán en la Universidad Carolina de Praga. Lo lleva desde 1999 el hiperactivo mallorquín Andreu Bauçà, que con su entusiasmo obtiene grandes logros de asistencia y de interés. Da allí clases de literatura catalana Marek Riha, que ha estudiado la recepción de Verdaguer en Bohemia. El primero en dar cursos de catalán en la Universidad de Praga fue el poeta Jaroslav Vrchlický, que tradujo L'Atlàntida, el primer libro catalán traducido al checo (en 1891). Pero el fundador de la catalanística checa fue Sigismund Ludvik Bouska, que mantuvo una muy interesante correspondencia con Verdaguer. Marek Riha ha dado a conocer las cartas dirigidas por Verdaguer al padre Bouska, que era monje benedictino. El 13 de noviembre del año 1895 mosén Cinto, que ya ha publicado En defensa pròpia, le escribe una carta de gran importancia: “Què respondre a vostra lletra última, al veure que també arriba a Bohèmia el tolle tolle crucifige que tres anys ha em persegueix per tot? Alabat sia Déu. Vos han dit que tinc un editor maçó (...), si dubtau de que jo sia perseguit vos diré que dues vegades m´he sentit envenenat (això vos ho dic amb reserva), tres vegades m´han vingut “Fa temps se treballa per fer-me passar per loco i per fer-m'hi tornar”, escribió Verdaguer en 1895 a prendre i, com sabeu, fa temps se treballa per fer-me passar per loco i per ferm´hi tornar”. Bouska, que está desconcertado por la situación, le comenta que ha recibido una carta, en latín, de su primo Narcís Verdaguer i Callís, a la sazón dirigente de la Lliga y de La Veu de Catalunya (“mon ingrat cosí”, le llama Verdaguer en otra parte), a quien mosén Cinto señalará en su respuesta del 3 de febrero de 1896 como el principal responsable de sus tribulaciones: “Me demanàveu ¿Cur Narcissus tacet? ¿Por qué Narciso calla? Quia cupabilis. Porque es culpable. Sed non sempre tacet. Pero no siempre calla. Ha escrites centenars de lletres, anònimes la major part, a tots mos amics”. Tras la muerte del poeta, Bouska publicará en Praga el estudio El poeta mártir (1906). Verdaguer le había pedido, en carta de 13 de noviembre de 1895, que no se precipitara: “Una cosa vos demano i és que no acabeu mia biografia fins que no vejau més clar en mos assumptos. Si voleu aigua clara, no begau en males fonts. La conspiració contra mi és infernal i terrible...”. En la catalanística checa está también, a principios del XX, Antonín Pikhart, que era juez y tradujo a Guimerà. Y, ya en los años treinta, Jan Slabý. Y, en los sesenta, la entusiasta Diana Moix. Y su discípulo Bohumil Zavadil, ya en los ochenta. Pero el verdadero refundador de la catalanística checa es Jan Schejbal, que ha traducido, además de una antología de clásicos medievales y otra de Espriu, obras de Víctor Català, Calders, Pedrolo, d´Ors, M.A. Riera, Rodoreda y A. Morell.