M ira por donde el asunto fue llevado a la prensa local, se produjo el con­ siguiente escándalo, la policía recibió la pública reprim enda y el asunto que­ dó zanjado. Desde entonces, m ientras que la policía tiene que seguir visi­ tando por la fuerza la „C a sa “ oficial, debido a las peleas, en La Casa del Pueblo no ha vuelto a poner los pies para nada. Si la policía quiere s a b e r. . . . . . ¡Pues que vaya a la escuela! PABLO IGLESIAS Siguiendo el ejem plo de las gloriosas Casas del Pueblo en España, la de Veenendaal da preferencia a las activi­ dades culturales. En ella se pronun­ cian conferencias de los más diversos temas. Hay una biblioteca, periódicos de diversas tendencias, se organizan excursiones que tienen como meta fi­ nes recreativo-culturales, se proyectan film es que por su contenido inviten a los españoles a pensar en sus pro­ blemas y les eleven el grado cultural y se celebran en sus locales mítines sindicales, habiendo sido el lugar de concentración de los huelguistas en los últim os co nflicto s que en la indus­ tria local enfrentaron a los patronos contra los sindicatos. A nadie puede extrañar que en estas huelgas, d iri­ gentes de la Casa del Pueblo fueran al mismo tiem po m iem bros de los Com ités de huelga y de los piquetes obreros. El aspecto recreativo no ha sido des­ cuidado y de vez en cuando se orga­ niza una velada de baile que da lugar al solaz esparcim iento de los m atrim o­ nios españoles y de los com patriotas en general que encuentran allí el lugar que consideran adecuado y el am­ biente que m ejor les va. Se organizan tam bién com peticiones de ajedrez, da­ mas y otros juegos sim ilares. Hay en La Casa del Pueblo una pequeña can­ tina donde se puede uno tom ar un refrescante o una tapa, pero donde las bebidas alcohólicas están p ro hib i­ das. El servicio de m ostrador y de lim pieza lo hacen por turno los a filia ­ dos a la UGT, que son los adm inistra­ dores. Nadie hace negocio, nadie gana nada de dinero con las actividades de la Casa del Pueblo. Si de las activi­ dades organizadas se obtienen benefi­ cios, se paga el alquieler, y con el resto se organizan otras actividades, como pueden ser, por ejem plo, la ayuda económ ica a los com pañeros de España. A ctualm ente están empeñados en or­ ganizar clases de castellano para los hijos de los españoles, y todo parece indicar que van a lograr también en este sentido ser un m odelo para otras ciudades de Holanda donde hay mu­ chos obreros españoles. 40 Ramo de claveles rojos para el presidente de la „Casa del Pueblo". Templo de la libertad El día de su inauguración, el Presi­ dente, con palabras sencillas definió claram ente lo que iba a ser la Casa del Pueblo en Veenendaal: „Casa del Pueblo quiere decir eso: que es la casa del pueblo y que a ella puede concurrir todo aquel que lo desee. Pero ha de tenerse muy en cuenta que una Casa del Pueblo es el templo, el santuario de las libertades humanas; los que asistan a ella deben saber que, de puertas para dentro, lo principal son los derechos humanos, la defensa de la integridad del hombre y la lucha contra toda clase de tiranta, sea esta de izquierda o de derecha— “ Los que sean partidarios de siste­ mas dictatoriales y autoritarios, harán mejor quedándose de puertas afuera. Los que no estén de acuerdo con estos puntos de vista, los que piensen que este local es un bodegón más, es mejor que no acudan a él. Pero en cambio, todo aquel que sienta en lo más profundo de su ser las ansias nobles de libertad; todo aquel que sienta necesidad de aprender, de educarse y poder discutir libremente de los problemas que conciernen a España, esos pueden y deben acudir a la Casa del Pueblo. Los que no estén de acuerdo; los que prefieran continuar siendo lacayos durante toda su vida; los que no amen la libertad porque no saben ser más que esclavos; los que tienen miedo a la discusión porque no están muy se­ guros de sus propias ideas, esos, es mejor que sigan yendo al bodegón y continúen llenándose aili la panza de vino como siempre . . En la sala de reuniones de la Casa del Pueblo, adherido a la pared, preside un m edallón de Pablo Iglesias, funda­ dor de la UGT y del PSOE. En un rótulo interior, las palabras Casa del Pueblo, pintadas con los colores rojo am arillo y morado, identifican este lugar de reunión, de cultura y de a cti­ vidad obrerista con el sistema dem o­ crático que m ejor se adapta a las exigencias de quienes la han fundado: LA REPUBLICA. ■ Lino Calle EXPRÉS ESPAÑOL/Diciembre 1973