Sentencia contra el ex gobernador de Magdalena

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JUZGADO CUARTO PENAL DEL CIRCUITO
ESPECIALIZADO DE BOGOTÁ
Proceso No. 2007-104
Procesado: TRINO LUNA CORREA
Delitos: Concierto de paramilitares.
Decisión: Sentencia condenatoria
Bogotá D.C. octubre cinco (5) de dos mil siete (2007).
1. MOTIVO DE LA DECISION:
Realizada audiencia de formulación y aceptación de cargos, de
una parte la Fiscalía General de la Nación y de otra el ciudadano TRINO LUNA
CORREA, acompañado por su defensor, procede el Juzgado a emitir sentencia
anticipada, en términos del artículo 40 de la Ley 600 de 2000.
2.
HECHOS PROBADOS:
Se tiene conocimiento que, en diversos lugares de la geografía
nacional, desde pasadas décadas, han operado grupos armados al margen de la Ley,
que haciéndose llamar paramilitares, al bando del narcotráfico y el poder intimidatorio
de sus armas, han suplido el régimen del Estado y cometido los más horrendos
crímenes, como masacres, desapariciones y desplazamientos forzadas, etc. También se
sabe, que gran parte de la clase política de algunas regiones, al afán de mantenerse en
el poder, se incorporaron a esas bandas de malhechores, logrando por tal medio,
mediante intimidación colectiva, afectar el régimen electoral y ser elegidos
congresistas, gobernadores, disputados, alcaldes, etc. Fue así, haciendo parte de grupos
paramilitar, como en las elecciones para el periódo 2003-2007, el señor TRINO
LUNA CORREA fue elegido gobernador del Departamento del Magdalena, bajo
égida de RODRIGO TOVAR PUPO (a. JORGE 40) y HERNAN GIRALDO
SERNA, líderes de los bloques “Norte” y “Resistencia Taironas”, respectivamente.
3. DEL PROCESADO:
TRINO LUNA CORREA. Se identifica con cédula de
ciudadanía número 71.635.659 de Medellín, nació el 23 de abril de 1963 en la
localidad de El Banco-Magdalena, sus padres se llaman TRINO LUNA y NUBIA
CORREA, está casado con LUZ STELLA RAMIREZ ZULUAGA, es abogado
especialista en Derecho Público, se desempeñó como Secretario de Hacienda y
Educación, Director del DRI, diputado a la Asamblea y Gobernador, todo esto del
Departamento del Magdalena.
Proceso 2007-104
TRINO LUNA CORREA
Concierto paramilitar
Sentencia anticipada
4. ANTECEDENTES PROCESALES:
3.1. El 7 de Diciembre de 2006, superada fase de averiguación
previa, el Fiscal General de la Nación, abrió investigación contra el ciudadano TRINO
LUNA CORREA, gobernador del Departamento del Magdalena1; el 27 de diciembre
siguiente lo vinculó al proceso mediante diligencia de indagatoria2, y luego, el 12 de
marzo de 2007, al tiempo que ordenó suspenderlo del cargo, emitió en su contra
medida de aseguramiento de detención preventiva, sin beneficio liberatorio, “… como
probable coautor del delito de concierto para delinquir agravado de que trata el inciso
segundo del artículo 340 del Código Penal (Ley 599 de 2000)3.
3.2. El 13 de marzo de 2007 fue capturado el señor TRINO
LUNA CORREA , después de ser suspendido en el ejercicio del cargo como
Gobernador de Magdalena5 y el 6 de junio siguiente, el Fiscal General cerró la
investigación6. Desde el 11 de julio, también de 2007, luego que el señor LUNA
CORREA perdiera su fuero constitucional7, aceptada por la Presidencia de la
República su renuncia al cargo de gobernador del Departamento del Magdalena, del
proceso se encargó la Fiscalía Delegada ante la H. Corte Suprema de Justicia8.
4
3.3. El 26 de julio de 2007, después que el señor TRINO LUNA
CORREA renunciara al juicio y optara por trámite de sentencia anticipada, la Fiscalía
le formuló cargos por el delito de concierto para delinquir agravado previsto en el
artículo 340 de la Ley 599 de 2000, bajo el modo de “promover grupos armados al
margen de la ley, tras señalar que fue elegido gobernador del Departamento del
Magdalena a instancia de grupos paramilitares, cargos que, presentados así, él aceptó
sin condiciones. La Fiscalía, expresamente, contra concepto de la Procuraduría, omitió
imputación de circunstancias de mayor punibilidad, y más bien, involucró eventos de
menor punición, como la carencia de antecedentes penales y presentarse
voluntariamente9.
4. CONSIDERACIONES:
4.1. A pesar que éste pronunciamiento es provocado en forma
precipitada por el instituto de la sentencia anticipada, como que el procesado TRINO
1
. Fl. 103 c.o. No. 1.
. Fl. 3 c.o. No. 2.
3
. Fl. 208 c.o. No. 3
4
. Fl. 219 c.o. No. 3
5
. Fl. 216 c.o. No. 3
6
. Fl. 100 c.o. No. 8
7
. Fl. 275 c.o.. No. 8
8
. Fl. 277 c.o. No. 8
9
Fl. 23 c.o. No. 9
2
2
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LUNA CORREA aceptó sin condicionamiento el cargo por concierto para delinquir
agravado imputado por la fiscalía, la naturaleza de la decisión impone la necesidad de
verificar la existencia de los presupuestos requeridos para proferir sentencia
condenatoria, determinados en el artículo 232 del Código de Procedimiento Penal (Ley
600 de 2000). Surge la necesidad de hallar en el plenario, elementos de juicio que
permitan establecer, con toda seguridad, de una parte, que ciertamente el señor LUNA
CORREA desplegó dicho comportamiento punible, afectando o colocando en riesgo
los bienes materia de protección, y de otra, que está llamado a responder penalmente
por él.
4.2. Es hecho cierto, irrebatible, que el Departamento del
Magdalena, de tiempo atrás, para el caso por los primeros años de la presente década,
fue lugar de operaciones de grupos armados al margen de la Ley, de esos que se han
dado en llamar paramilitares, porque a la fuerza del poder de sus armas han suplantado
el orden de Estado, se han hecho al dominio de la zona. Se sabe que allá operó el
Bloque Norte de las autodefensas al mando de RODRIGO TOVAR PUPO (a.
JORGE 40), y el Resistencia Taironas comandado por HERNAN GIRALDO
SERNA. Este último contó que su “soberanía10” comprendía los linderos de Palomino
Guajira y El Campano, extendiéndose hasta San Pedro La Sierrra, y que de ahí en
adelante comenzaba la del Bloque Norte al mando de “JORGE 40”11.
4.4. Se sabe, igualmente, que en esa zona del Departamento del
Magdalena, “JORGE 40” y HERNAN GIRALDO SERNA, por mucho que ellos lo
nieguen, eran lo “los dueños de los votos”, por tanto del poder político. Todo aquél
que quisiera hacer compaña política debía contar con su anuencia, porque al fin y al
caso, al bando de sus ejércitos, ellos eran los jefes. En esa zona, declaró la testigo
MAGALI PATRICIA ORTIZ RIOS, líder comunitaria desplazada, “… si un ahoja
seca se mueve ahí ellos –las autodefensas- tienen que saber porque se mueve …”; “…
ellos tienen el dominio total sobre cada uno de los habitantes de la Sierra, nosotros
como líderes nos toca llevar esa estadística …”12. De esa forma las autodefensas
manejan al electorado. Allá la democracia está muerta; es una utopía.
4.6. Según lo declaró la testigo MAGALI PATRICIA ORTIZ
RIOS, el jefe paramilitar HERNAN GIRALDO, reunía a los líderes comunales de la
Sierra Nevada de Santa Marta y disponía por quien había que votar; que siempre “…
llegaba con su escolta personal, que era cinco camionetas cada una con diez u once
hombres …”, los reunía debajo de un árbol y exponía razones para votar por un
candidato; que en “Machete Pelao”, en “… una reunión que tuvimos con el señor
10
. RODRIGO TOVAR PUPO refirió de manera similar al territorio en la Costa Atlántica, sobre el que dijo
ejercía “soberanía”, en la declaración que dio el 28 de febrero de 2007, ante la Sala Penal de la H. Corte
Suprema de Justicia (Anexo No. 58).
11
. Fl. 12 c.o. No. 3
12
. Fl. 66 c.o. No. 3
3
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TRINO LUNA CORREA
Concierto paramilitar
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HERNAN GIRALDO”, recibieron la orden de votar por TRINO LUNA CORREA a
la gobernación del Magdalena; que inclusive “… la comunidad estaba un poquito
confusa porque se nos había dado una orden anterior de votar por otro candidato, y
nuevamente nos hicieron una reunión en un sitio que llaman El Chorro en Guachaca”,
donde un señor que llaman El Canoso, explicó algunos de los proyectos del
“candidato”.
4.7. MAGALI PATRICIA ORTIZ contó también, que nadie
de la comunidad se atrevía a preguntar al jefe paramilitar HERNAN GIRALDO,
porqué había cambiado la instrucción y ahora tenían que votar por TRINO LUNA
CORREA; que ellos, los líderes, tenían claro que sobre sus hombros recaía la
responsabilidad, de procurar el cumplimiento de la orden, porque aunque “… no nos
dijeron los vamos a matar si no votan por TRINO LUNA …”, “… nosotros los lideres
sabemos que al no cumplir una orden ya estábamos en los objetivos de ellos, como me
pasó a mi cuando incumplí la orden de que le dijera a la comunidad de que parara la
erradicación …”13, de cultivos ilícitos. Eso lo sabían TRINO LUNA, porque según la
testigo “… se reunía con nosotros a sabiendas de que esas reuniones las estaban
liderando los paramilitares …”, porque “… los señores de la clase política sabían
como se manejaba la zona y quienes nos mandaban a hacer las cosas”14.
4.8. Eran ellos, los paramilitares, HERNAN GIRALDO
SERNA y “JORGE 40”, quienes decidían qué personas de la región tenían derecho a
aspiraciones políticas, fuera locales o regionales. Sin su aval, no era posible el
proselitismo y de eso, también estaban al tanto los políticos. Era forzoso que se
reunieran con GIRALDO SERNA en la parte alta de la Sierra Nevada, en “Machete
Pelao” o “Quebrada del Sol”, como lo hicieron “… LUCHO VIVES, MIGUEL
PINEDO, EDGARDO VIVES, JOSE FRANCISCO ZUÑIGA RIASCOS, alcalde de
Santa Marta …”. Así lo contó MAGALI PATRICIA DIAZ ORTIZ, quien con su
franqueza y sencillez dijo, no constarle que TRINO LUNA haya asistido a esas
reuniones, “… pero en cambio sí se reunía periódicamente con los líderes de la región,
y el señor HECTOR RODRIGUEZ que era concejal en esa entonces, el cual sí tenía
vínculos directos con el señor GIRALDO SERNA15”
4.9. Siendo habitual en el Departamento del Magdalena, que
previo a las elecciones los aspirantes a cargos de provisión popular, sometieran sus
nombres, orden en las listas y hasta alianzas, al baremo de de las consideraciones
paramilitares, se sabe que TRINO LUNA CORREA obtuvo el aval de sus máximos
jefes, “… en una zona que le llaman la MINCA, eso es por allá en la Sierra Nevada
…”, a donde los postulantes fueron citados y de donde él salió como candidato único.
Así lo contó NOHORA DE JESUS OSPINO, quien siendo asistente personal del
13
. Fl. 69 c.o. No. 3
. Fl. 64 c.o. No. 3.
15
. Fl. 64 c.o. No. 3
14
4
Proceso 2007-104
TRINO LUNA CORREA
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doctor FERNANDO PISCIOTI, ex senador de la República, quien también acudió a
la cita y a su regreso, a más de contar lo sucedido, a pesar de su disidencia histórica, a
regañadientes, hubo de apoyar la candidatura de TRINO LUNA CORREA16.
4.10. La señora NOHORA DE JESUS OSPINO contó que el
doctor FERNANDO PISCIOTI, a su regreso de la citada reunión, como era
costumbre reunió a sus más cercanos colaboradores, “… y nos manifestó que
quisiéramos nosotros o no teníamos que apoyar a TRINO LUNA CORREA porque
había sido el candidato escogido por esta gente, él cuando nos decía ésta gente ya
sabíamos que eran las AUC …”, entre los que estaban “… JORGE 40, Severine,
JUAN BARRERA, OMEGA, PISCIOTI, ha y también TRINO …”; que inclusive, “…
también nos manifestó que en su malestar por todo lo que está pasando le había
reprochado a JORGE 40, en ese momento, que ese tal llamado proyecto del Sur estaba
perjudicando a las comunidades de esa región, porque a él, quien le habían hecho
tomar un segundo renglón, no le había podido cumplir …”, sabiendo que después
falleció FERNANDO PISCIOTI, por disposición de paramilitares.
4.11. De modo que como los paramilitares, a la cabeza de
RODRIGO TOVAR PUPO (a. JORGE 40) y HERNAN GIRALDO SERNA, eran
quienes avalaban o desautorizaban, bajo amenazas de los peores males, las
candidaturas a cargos de elección popular en el Departamento del Magdalena, el señor
TRINO LUNA CORREA, siendo de su entraña, sabido que su hermano JUAN
CARLOS LUNA era uno de los orgánicos del grupo en el sector de El BancoMagdalena17, a más de contar con sus simpatías y anuencias, por sus egidas se
constituyó en candidato único, benefactor de los votos cautivos, todo a fuerza del
temor a sus disposiciones y ejércitos, como también lo contó en un primer momento
PABLO JOSE CORDERO DURAN18, quien después, de seguro al bando de
temores, resolvió olvidarlo, lo que por supuesto no pudo ser verdad.
4.12. PABLO JOSE CORDERO DURAN dijo, que ejerciendo
como conductor de un Concejal de El Banco-Magdalena, también del bolsillo de los
paramilitares, supo del trasegar de las campañas en la política regional, que TRINO
LUNA CORREA “… es el jefe prácticamente de la política de autodefensas del
Magdalena, porque él es el único candidato del Magdalena a la gobernación, porque el
otro lo mandaron matar, es decir al contrincante a la gobernación, eso fue por El Piñón
Magdalena …”; que la coordinación de la candidatura única de TRINO LUNA se
16
. Fl. 26
. En decir de NOHORA DE JESUS OSPINA TORRES, era de conocimiento público en El MancoMagdalena, que JUAN CARLOS LUNA hacía parte de la célula paramilitar de la zona, bajo comando de
alias “RAFA”, e inclusive, era visto en la ciudad, portando armas largas; además, durante la campaña a la
gobernación era visto conduciendo un carro, que después apareció en poder de los paramilitares acusados de
matar al ex senado FERNANDO PISCIOTI.
18
. Fl. 263 c.o. No. 1.
17
5
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gestó por los lados de San Angel, “… la manejaban ellos, los autodefensas …”, con la
influencia que tenían en todo el Departamento a través de los concejales y presidentes
de juntas comunales, “… y así lograr que todos los votos salgan para una sola persona,
un solo destino, de una parte sale un concejal, el alcalde y sale todo completo, …
quitan a los que les estorben, los desplazan militarmente, mandan a los autodefensas
del monte, a los patrulleros, los mandan a que si el señor no quiere apoyar y tiene
finca, los echan de la zona para ellos quedar libres …”19.
4.13. De esa manera, está claro que el señor TRINO LUNA
CORREA, en ejercicio de la política, de forma libre y conciente, solo al afán del
poder político regional, se incorporó a grupos de paramilitares, que bajo el mando de
RODRIGO TOVAR PUPO (a. JORGE 40) y HERNAN GIRALO SERNA,
ejerciendo fuerza militar, hicieron que fuera elegido gobernador del Departamento del
Magdalena, con lo cual se evidencia que actualizó la hipótesis de comportamiento
punible, conocida con el nomen iuris de concierto para delinquir prevista en el inciso
2º de la norma 340 de la Ley 599 de 2000, en cuanto significó promoción de grupos
armados ilegales, paramilitares, pues que más que uno de los suyos, él precisamente, a
tal estribo, fue investido como primera autoridad civil del Departamento.
4.14. De tal manera, TRINO LUNA CORREA, haciendo parte
de un grupo armado ilegal, de esos que dañan en masa a todos aquellos que ose
disentir, que se nutren del narcotráfico, la extorsión y todo tipo de crímenes, el cual lo
puso en la silla del gobernador del Departamento del Magdalena, afectó gravemente un
complejo de valores jurídicos importantes, como la seguridad pública y la
participación democrática, sin que pueda, a ningún pretexto, hallarse rastros de
eximentes de responsabilidad; además, siendo persona sana de mente, hombre de
leyes, de profesión abogado, experto en derecho público para más saber, privilegiado
en asuntos del conocimiento y la vida en relación, la prohibición le era asequible en su
relevancia penal, luego ante todo eso le era exigible comportamiento distinto,
condiciones todas estas que lo muestran culpable, por lo mismo responsable. Quedó
quebrada su presunción de inocencia.
5. DE LA PENA:
5.1. La norma 340 de la Ley 599 de 2000, en su inciso 2º, prevé
para quienes actualicen la tipología de comportamiento previsto en ella, contra la
prohibición de concertarse para delinquir, penas principales de prisión y multa, la
primera de 6 a 12 años y la última de 2.000 a 20.000 salarios mínimos legales
mensuales.
19
. Fl. 266 c.o. No. 1
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5.2. Para cuantificar la privación de libertad, dice el artículo 61 de la
Ley 600 de 2000, el espectro punitivo previamente establecido, o sea, de 6 a 12 años, o
lo que es igual, 72 a 144 meses, se dividirá en cuartos: uno mínimo, dos medios y un
máximo. Bajo esa directiva, el menor va de 72 a 90 meses; los medios de 90 meses y 1
día a 126 meses; y, el máximo, del quantum precedente a 144 meses.
5.3. El pliego de cargos que el sentenciado aceptó, no contempló
ninguna suerte de intensificadores punitivos genéricos, como expresamente lo hizo
saber la Fiscalía, que sí mas bien razones de atenuación punitiva, como carencia de
antecedentes penales y presentación voluntaria ante las autoridades, dadas en cuenta
por la norma 58-1-7 del Código Penal, con lo cual, según lo establecido en la misma
norma 61 ib., el ámbito punitivo de movilidad, sin remedio, halla sus límites en el
cuarto mínimo; es decir, entre 72 y 90 meses de prisión.
5.4.
Siendo preciso concretar la sanción dentro de los
enunciados topes, se torna obligado convocar factores propios del hecho y su autor,
previstos en el canon 61 del Código Penal, como la mayor o menor gravedad de la
conducta, el daño real o potencial creado, la intensidad del dolo, la naturaleza de los
atenuantes enunciados, la necesidad de la pena y la función que esta debe cumplir.
5.5. Siguiendo estos parámetros moduladores de la
discrecionalidad del Juzgador, este Despacho considera, según su buen juicio, que
como el delito cometido, dada su específica forma de ejecución, asumió gravedad
superlativa, sobre la base de lo escandaloso que significa la elección de un gobernador
Departamental del seno paramilitar; arremetida magna a los valores de la seguridad
pública, desesperanza colectiva del simple saber que el gobierno está a la orden de
quienes cometen los peores crimen –masacran, desplazan, secuestran, etc.-; negada la
democracia de la peor manera, al baremo de una fuerza militar ilegal y su miedo;
hacen patente en clamor la necesidad de pena, para prevención general positiva
especialmente, requerido un reforzamiento de la fidelidad de los asociados al orden
constituido, restauración de la confianza colectiva. Por eso la pena ha de estar próxima
al máximo permitido, en punto de 89 meses prisión; sin dejar de considerar que
ciertamente se desconocen antecedentes penales al haber del sentenciado, que por
demás asistió disciplinadamente a la cita con su privación de libertad.
5.6. Eso sí, convoca perplejidad al Juez, que la Fiscalía haya
omitido, expresamente además, sobre el llamado atento de obviedad que hizo la
Procuraduría, consideración en torno del motivo de mayor pena, consistente en la
posición distinguida del sentenciado, sobre el pilar de su cargo, posición económica,
ilustración, poder, oficio o ministerio, previsto en el artículo 58-9, al pretexto de decir,
simplemente, que no es vinculante la posición distinguida en la sociedad para aspirar a
un cargo público, lo que deviene como remanente importante de impunidad a su
exclusivo haber.
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Proceso 2007-104
TRINO LUNA CORREA
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5.7. Pasó por alto el acusador, al pábulo de la defensa que
simplemente hizo lo suyo, que a la compatibilidad de esta razón de mayor pena con el
hecho punible juzgado y su hacedor, le son indiferentes las exigencias legales o
constitucionales para aspirar a cargos de elección popular. Es grave, en sí mismo, que
una persona, cualquiera, aplique e ingrese a grupos armados al margen de la ley, de los
que se han dado en llamar paramilitares, o que de cualquier manera pos apoye. Pero
esa gravedad, de punto básico, crece en la máxima potencia, si quien lo hace es una
persona que periódicamente y por familia viene recibiendo el favor del voto popular, y
al afán depravado de poder, se hace partícipe de grupos paramilitares, que matan,
destierran, dañan con ferocidad, para a toda costa asegurar su meta electoral. Es que no
era un don nadie, anónimo, sino nada menos que un ex Diputado, ex secretario de
Hacienda y Educación, Director del DRI, y como si eso no fuera bastante, candidato
único a la gobernación y por consecuencia gobernador del Departamento del
Magdalena; ¿si él no tenía posición distinguida en esa región del país, quien podría
tenerla?. ¡Esto es increíble!.
5.8. Por lo tocante con la sanción económica que también es
pareja del delito juzgado, las razones previamente expuestas, relativas con la gravedad
del hecho, el daño colectivo causado, la culpabilidad particularmente intensa,
reconocida capacidad de pago del sentenciado, e ignorados los atenuantes genéricas de
presentación voluntaria y carencia de antecedentes que no aplican, resultan válidas
para determinar, según lo previsto en el artículo 39 del Código Penal, que la
imposición sea el máximo legal establecido, es decir, $ 20.000.000 salarios mínimos
legales mensuales de multa.
5.9. Pero como el señor TRINO LUNA CORRES se acogió al
instituto de la sentencia anticipada previsto en el artículo 40 de la Ley 600 de 2000, antes
que el cierra de la instrucción cobrara firmeza, se torna necesario estudiar la viabilidad de
aplicar por favorabilidad la ley 906, ya que el artículo 351 Ibídem, establece una rebaja
hasta de la mitad de la pena imponible cuando el indiciado se acoge a forma análoga de
aceptación de cargos, antes de la formulación de acusación, disminución favorable con
relación a la prevista en la ley 600 de 2000.
5.10. Dado el transito legislativo que en materia del procedimiento
penal se ha dado, de la ley 600 de 2000 a la 906 de 2004, el Juzgado advierte que, el
artículo 29 de la Constitución Política refiere al principio de favorabilidad, como
componente del derecho fundamental a un debido proceso, disponiendo que “En materia
penal, la ley permisiva o favorable, aún cuando sea posterior, se aplicará de preferencia a
la restrictiva o desfavorable”, lo cual repiten en su desarrollo, los artículos 6º del Código
Penal, antiguo y nuevo de Procedimiento Penal. Pero, paralela a la anterior normativa, está
vigente el artículo 5º transitorio, del acto Legislativo No. 3 de 2002, por medio del cual se
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reformó el artículo 251 de la Constitución Nacional, que para sus desarrollos previó
vigencia, “de acuerdo con la gradualidad que determine la ley y únicamente a los delitos
cometidos con posterioridad a la vigencia que en ella se establezca …”, advirtiéndose por
contera, que la Ley 906 de 2004 contempló en su artículo 533, que “El presente código
regirá para los delitos cometidos con posterioridad al primero de enero de 2005 …”.
5.11. Como realidad fáctica procesal tenemos, de una parte, que el
delito juzgado ocurrió el 22 de septiembre de 2004 en la ciudad de Bogotá, y de otra, que
ciertamente, la Ley 906 de 2004 dispone rebaja de pena de hasta la mitad para quien se
allanen a la imputación, mientras la Ley 600 de 2000, lo hace por una tercera parte, cuando
se aceptan cargos antes de cobrar firmeza la providencia que decreta cierre de la
investigación. Bien podría decirse, en principio, siendo fieles a la exégesis del artículo 5º
transitorio del acto Legislativo No. 3 de 2002 y su extensión normativa dada en cuenta por
el canon 533 de la Ley 906 de 2004, que las consecuencias represivas de este caso no
estarían reguladas por el nuevo Estatuto Formal, a pesar de lo mayormente benéfico, sino
por el antiguo, de suerte que no sería dable descuento punitivo por sentencia anticipada.
5.12. Obsérvese que bajo tal forma de interpretación constitucional,
el principio de favorabilidad no tendría curso para el presente caso, porque el artículo 5º
transitorio del Acto Legislativo No. 3 de 2002, en palabras de la H. Corte de tal materia,
“… hizo expreso el principio de irretroactividad de la Ley penal, al consignar que el nuevo
sistema se aplicaría “únicamente a los delitos cometidos con posterioridad a la vigencia”
que en la propia ley establezca …”20, oponiéndose a la norma 29 de la misma Constitución
Política, según el cual, que toda persona tiene derecho a un debido proceso, y dentro del
mismo concepto, a que en materia penal se le aplique la ley favorable por sobre la
restrictiva, aunque aquella sea posterior.
5.13. Posamos entonces frente a dos normas de rango Constitucional,
una, el artículo 29, que aboga porque a éste caso, por favorables, se apliquen institutos
procesales de la Ley 906 de 2004, y otra, el artículo 5º transitorio del acto Legislativo No. 3
de 2002, que reformó la norma 251 de la Carta, que hace expreso y sin excepción el
principio de irretroactividad de la ley penal, por cuya virtud habría que aplicarse la Ley 600
de 2000, a pesar de sus restricciones. Evidentemente, estamos ante una antinomia o
contradicción entre normas constitucionales, que gobiernan un mismo sistema jurídico, por
lo mismo tienen igual ámbito de validez, pero que frente a un caso presentan soluciones
lógicamente incompatibles. ¿Qué hacer ante eso?.
5.14. En procura de resolver un problema de primacía de normas
constitucionales, lo primero por observar es que el artículo 29 de la Carta corresponde a la
parte dogmática de la Carta, dentro del Capítulo de los Derechos Fundamentales, mientras
20
. Corte Constitucional, sentencia C-1092/03, de diecinueve de noviembre de 2003, M.P. Dr. ALVARO
TAFUR GALVIS, por cuya virtud examinó la constitucionalidad de, entre otras normas, el artículo 5º
transitorio del Acto Legislativo No. 3 de 2002. pg. 57.
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el acto Legislativo No 3 de 2002 está integrado a su parte orgánica, en punto de la
implementación de un sistema de juzgamiento, de suerte que la primera, que comprende el
catálogo de elementos fundantes de la organización política, consagra explícitamente
valores normativos preferentes y en su hermenéutica priman sobre la última, que
simplemente regula el ejercicio de la autoridad pública; en otras palabras, la parte orgánica
de la Constitución Política no tiene sentido en sí misma, sino en tanto propende
directamente a la realización del conjunto axiológico de la parte dogmática.
5.15. Por manera que el derecho a que en materia penal se aplique la ley
favorable, aunque sea posterior, de que da cuenta la Constitución Política en su artículo 29,
se erige como un valor en sí mismo, que no puede ser soslayado por un conjunto normativo
que apenas regula el ejercicio de la autoridad pública en materia de juzgamiento, como es el
acto legislativo número 3 de 2002 y la extensión de su temporalidad de que da cuenta el
Libro VII de la Ley 906 de 2004, referido al régimen de implementación del sistema
acusatorio en materia penal, pues como viene de sostenerse, las normas de la parte orgánica
de la Constitución Política no se comprenden sino a propósito de cumplir los valores,
principios y derechos consagrados en la parte dogmática de la misma.
5.16. Está claro, de una parte, que al acto Legislativo No. 3 de 2002,
que dio curso a la implementación del sistema acusatorio de juzgamiento, para cuyos
desarrollos devino la Ley 906 de 2004, le precedieron razones vinculadas al cumplimiento
cabal de los fines del estado, observándose como, por ejemplo, cuando se presentó el
proyecto al congreso, se expuso que “… la finalidad de modificar la estructura de
procesamiento criminal colombiano, para adoptar uno de clara tendencia acusatoria, en
donde el eje del proceso sea el juicio oral y, por esa vía, se respeten de mejor manera los
derechos de los ciudadanos durante la investigación y el juzgamiento …”, lo que se diría de
mejor forma, maximizar garantías como la del debido proceso, en toda su comprensión, en
pos de cumplir con mayor eficacia los fines del Estado, antes que lo contrario, o sea limitar,
temporal o espacialmente, sus alcances.
5.17. De otra parte, revisada la historia del artículo 5º transitorio del acto
legislativo No. 3 de 2002, según el cual el nuevo sistema se aplicará “únicamente a los
delitos cometidos con posterioridad a la vigencia” que en la ley se establezca, como lo
recordó la Corte Constitucional al declarar su exequibilidad, su vigencia y gradualidad
obedeció al examen de “… variables presupuestales, logísticas, legales y procesales …”, lo
que en efecto se corrobora, verificando que los debates que precedieron su aprobación, se
justificaron tal vigencia por razones eminentemente económicas y logísticas.
5.18. Si las cosas son así, como en efecto lo son, o sea, el acto
Legislativo No. 3 de 2002 tuvo como fin dar pautas al sistema judicial para administrar de
mejor forma la justicia penal, de manera que se maximizara el respeto a las garantías
procesales (Art. 29 C.P.), y en su contexto, por razones de simple logística, se dispuso su
vigencia de forma gradual, aplicable a hechos ocurridos en fecha fijada en la ley de sus
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desarrollos, queda claro que no se desatiende el cumplimiento de tales fines, ni se opone al
sistema procesal dado en la Ley 600 de 2000 cuyo gobierno para este caso no se discute, si
para mejor proveer y en honor al derecho a un debido proceso, a cuyo propósito devino el
cambio de sistema, se acepta flexible o matizada dicha vigencia, aplicando
retroactivamente, al amparo del principio de favorabilidad, algunos de sus institutos
procesales de efectos sustanciales benéficos.
5.19. Obsérvese entonces, conforme lo dicho, aceptado que algunos
eventos procesales del nuevo sistema de juzgamiento, que no éste como integridad, en
cuanto compatibles con el antiguo, pueden ser aplicados retroactivamente, bies es dable
comparación de sus institutos y consecuencias, para por cuenta de las mismas, verificar su
favorabilidad y decidir su aplicación. En efecto, establece el artículo 40 de la Ley 600 de
2000, que desde la indagatoria y hasta que cobre firmeza el cierre de la investigación, el
procesado podrá solicitar sentencia anticipada, y aceptados los cargos el juez emitirá
sentencia y la pena que corresponda, por razón de haber consentido en tal responsabilidad,
se retraerá una tercera parte; la norma 293 de la Ley 906 de 2004 dispone, que si el
imputado acepta la imputación se entenderá que lo actuado es suficiente como acusación y
ello, si sucede antes de la formulación de acusación, en sentencia, según el canon 351 del
mismo Catálogo Normativo, comporta rebaja de hasta la mitad de la pena imponible.
5.20. De suerte que si, materialmente, tanto en la antigua ley como en
la nueva, hay cuenta de la figura de la aceptación de cargos, llámesele ahora allanamiento o
acuerdo preacordado, o antes acogimiento a sentencia anticipada, está claro que esta
renuncia al juicio como figura procesal de efectos sustanciales es compatible a las dos
formas de juzgar; para unos la ostenta en descuento de una tercera parte de la pena,
mientras la nueva la establece sin restricciones y en monto mayor dado su momento u
oportunidad, es preciso aplicar ésta con sus consecuencia benéficas, pues tal hermenéutica
es la única que deviene ajustada a las reglas del debido proceso, del orden Constitucional,
que sin excepciones comprende la aplicación en materia penal del principio de
favorabilidad.
5.21. El Juzgado disiente de quienes consideran, que las diferencias
existentes entre la sentencia anticipada, prevista en el artículo 40 de la Ley 600 de 2000, y
el allanamiento a cargos establecido en la norma 351 de la Ley 906 de 2004, impiden al
dispensador de justicia establecer la que reporta al sentenciado mayores beneficios, para
preferirla en su aplicación, encontrando que entre tales preceptos, hay distinciones formales,
más ninguna material que en correcta hermenéutica prevalezca. Cuando bajo el régimen de
la antigua ley, una persona se acoge a sentencia anticipada, no hace otra cosa que aceptar,
sin discusión, los cargos que sobre sus hombros coloca la Fiscalía y por ese hecho,
consentir esas atribuciones delictivas, obtiene como premio un descuento en la pena. En
exacta dimensión se procede bajo el nuevo esquema de juzgamiento, cuando el imputado
decide aceptar la imputación, como que de esa manera se allana a los hechos, entra en
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consenso o acuerda con la Fiscalía sin fórmula de discusión, y por lo mismo se hace
acreedor a retracción en la sanción.
5.22. Las distinciones existentes entre la aceptación de cargos en uno
y otro sistema de juzgamiento, ley 600 de 2000 y la Ley 906 de 2004, como instituto
anterior e independiente a sus consecuencias, son meramente instrumentales y por lo mismo
no pueden prevalecer al tiempo de verificar la aplicación del principio de favorabilidad,
para desestimarlo. Que en un caso haya de darse ante el Fiscal, y en otro ante el juez de
control de garantías, oralmente o por escrito; que en un caso deba darse en el contexto de
una audiencia –la de imputación- y en el otro fuera de ella, no hacen mella en la naturaleza
del acto. En ambos casos, sin más, existe aceptación de cargos, con diferentes
consecuencias punitivas, para en aplicación del derecho a un debido proceso, privilegiar la
más benéfica.
5.23. Con la capacidad de disentimiento que otorga las razones
ofrecidas, nuestra emancipación intelectual, respetuosos de opiniones ajenas, consideramos
equivocado de la Procuraduría aducir, tácitamente, que cuando la ley 906 de 2004 utiliza la
palabra “acuerdo”, o “acuerdos”, está refiriendo, exclusivamente, a la figura de los
preacuedos, previas negociaciones, estimando que cuando ocurren los allanamientos o
aceptaciones de cargos, hay también acuerdos, aunque no haya discusión o negociación
previa. En otros términos dicho, el vocablo “acuerdo” dado en el nuevo régimen, viene a
significar el género de los consensos, mientras los allanamientos y los preacuerdos
constituyen sus dos especies. En el primero no hay discusión ni negociaciones, pero sí la
convergencia o unión de voluntades, constitutiva del acuerdo; la Fiscalía hace la imputación
y el imputado la acepta, sin más y están de acuerdo. En el segundo, por el contrario, se
presenta como de libre discusión, de suerte que lograda comunión entre las partes, Fiscalía
e imputado asistido por su defensor, llegan ante el juez con la configuración del delito y la
responsabilidad preacordadas; y por lo mismo, también hay acuerdo.
5.24. En aras de claridad sobre el entendimiento que el Juzgado
otorga a las figuras de los acuerdos, los preacuerdos y allanamientos, manifestaciones del
principio de disposición de la acción penal, próximo al orden dispositiva del derecho
privado, que el nuevo sistema procesal acentúa, permítaseme asimilar ésta dinámica con la
de los contratos en materia civil y comercial, donde los hay dentro de dos grandes
vertientes, unos de libre discusión y otros de simple adhesión, suponiéndose en ambos
eventos la asunción de consensos o acuerdos entre partes, bien en la dinámica de posturas
individuales y negociaciones, o en donde la posición dominante presenta las condiciones y
la otra simplemente las acoge, sin que en ningún caso se desnaturalice la naturaleza de
contratos, manifestaciones de voluntad o convenios.
5.25. Igual sucede en la materia penal con los acuerdos, entendidos
como el género de los convenios, y con los preacuerdos y los allanamientos, comprendidos
como modalidades o especies de aquellos. Convocadas sus similitudes materiales, los
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contratos de libre discusión son a los preacuerdos, lo que los contratos de adhesión a los
allanamientos. En los primeros, son dables las conversaciones, negociaciones entre partes –
Fiscalía e imputado-, dentro de las limitaciones del artículo 350 de la Ley 906 de 2004,
donde las fortalezas de los negociadores estarán dadas por sus capacidades probatorias. En
los últimos, la Fiscalía, asume la posición del contratante dominante, simplemente formula
la imputación, y el imputado, simplemente se adhiere aceptándola, o la rechaza. En ambos
casos se mantiene la naturaleza consensuada de los acuerdos o contratos, porque aunque en
uno no hay posibilidad de negociación, en ambos la aceptación supone el asentimiento libre
y conciente de las consecuencias.
5.26. Recapitulando, no puede decirse que como las normas 293 y 351 de la
Ley 906 de 2004, incorporan en su texto la palabra “acuerdo”, como igual lo hacen muchos
otros preceptos del mismo Catálogo Normativo, la referencia trata exclusivamente los
preacuerdos, excluyendo los allanamientos en audiencia de imputación, pues quedó claro
que unos y otros son modos o formas de “acuerdo”, regidos por diversos procedimientos.
De ahí que halladas tales diferencias bien es dable concluir, que comparados los regímenes
procesales de la Ley 600 de 2000 y de la Ley 906 de 2004, siendo verdad que los
preacuerdos o negociaciones incorporados en el nuevo esquema de juzgamiento penal no
tienen par en el antiguo, la aceptación de cargos sí está prevista materialmente en ambos,
primero bajo la forma de la sentencia anticipada y luego como allanamiento a la
imputación, que a la postre también se traduce en sentencia condenatoria, en ambos casos
como renuncia al juicio, terminación anticipada del proceso. Si las cosas son así, como lo
son, entonces consideramos que lo que en últimas habría de hacerse es, por favorabilidad,
tasar la pena al tenor de ambos procedimientos y materializar la más benéfica a los
condenados. Para el caso está de bulto, porque la retracción punitiva es mayor, que la nueva
reglamentación procesal esta más próxima al interés del procesado.
5.27. Estando claro lo anterior y en honor al derecho a un debido
proceso, por favorabilidad, como el señor TRINO LUNA CORREA antes de formalizarse
acusación en su contra aceptó la imputación, del cargo que le formuló la Fiscalía desde su
vinculación al trámite, son aplicables las normas de la Ley 906 de 2004. Por lo anterior y
dando aplicación al artículo 351 de la ley 906, las penas impuestas de 89 meses de prisión y
20.000.000 salarios mínimos legales mensuales, se retraerán a la mitad, quedándole
definitivamente en 44 meses y 15 días de prisión y 10.000.000 salarios mínimos legales
mensuales de multa.
5.28. De la misma manera, tal como lo ordenan los artículos 51 y 52
de la Ley 599 de 2000, se impondrá al sentenciado TRINO LUNA CORREA, como pena
accesoria, inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas, por lapso igual
al de la privación de la libertad previamente fijada.
6. DE LA LIBERTAD:
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6.1. No está cumplida la condición objetiva para hacer viable el
subrogado de la condena de ejecución condicional (Art. 63 C. P.), como que una de las
penas principales es la de prisión y su quantum excede los tres años; tampoco es dable
el derecho de libertad provisional (Art. 365 C.P.P.), sobre la base de excarcelación
condicional, en términos del artículo 64 de la Ley 599 de 2000, porque el sentenciado
no cumple la condición de haber purgado el porcentual necesario para acceder a tal
prerrogativa.
6.2. Tampoco es viable con respecto al condenado, sustituir la
pena de prisión, por la de prisión domiciliaria. Lo impide la norma 38 del Código
Penal, según la cual, es exigencia que la sentencia se imponga por conducta punible
cuya pena mínima prevista en la ley, sea de 5 años de prisión o menos, que no es el
caso. Se procede por conducta de concierto de paramilitares, que en su condición
básica tiene pena de prisión, mínimo de 6 años.
RESUELVE:
PRIMERO: DECLARAR a TRINO LUNA CORREA, de
datos civiles y personales conocidos en el proceso, penalmente responsables del delito
de concierto para delinquir, previsto en el inciso 2º del artículo 340 de la Ley 599 de
2000; y, consecuencialmente, condenarlo a las penas principales de 44 meses y 15 días
de prisión y 10.000 salarios mínimos legales mensuales de multa, más la accesoria
de inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas por el mismo lapso
de la privación de libertad, conforme lo expuesto en la parte motiva de la presente
sentencia.
SEGUNDO: NEGAR a TRINO LUNA CORREA la
suspensión condicional de la ejecución de la pena, la libertad condicional y la prisión
domiciliaria.
TERCERO: Líbrense las comunicaciones de rigor, en términos
del artículo 472 del Código de Procedimiento Penal.
CUARTO: Ejecutoriada la presente decisión, remítase el
cuaderno de copias ante el señor Juez de Ejecución de Penas y Medidas
de Seguridad para que asuma su competencia.
JOSE REYES RODRIGUEZ CASAS
Juez Cuarto Penal del Circuito Especializado de Bogotá
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