ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 presentación Una condición absoluta al querer rendir homenaje a la memoria de los muertos debería ser la intimidad, por un lado (que equivale casi al silencio), y, por otro, la preferi- ble referencia a sus obras y creaciones que es, al fin, lo que da sentido a la vida de un ser huma- no. De continuo, sin embargo, incurrimos en patetismo s y falsos sentimientos de bondad (del que hace el panegírico y del que ya no lo puede oír ni leer) que más bien apenan y aplazan los deseos del homenaje para un minuto, tal vez, de verdadera soledad. Mario Escobar Velásquez, escritor; y Natalia Pikouch, profesora, traductora y ensayista, anduvieron durante muy largos años por salones, patios, jardineras y cafeterías de la Universidad de Antioquia ejerciendo el oficio de la docencia y dejando también una huella que quedó marca- da en varias generaciones que pasaron por sus manos, por su palabra, por la influencia de sus disímiles temperamentos y sentidos de la vida. Escobar Velásquez (Támesis, Antioquia, 1928-Medellín, 2007) es autor de una obra relativamente extensa en los géneros de novela y cuento, con un reconocimiento suficiente como para decir que está al lado de los más importantes narradores colombianos, y fue durante más de 20 años director y guía del Taller de Escritores de la Universidad, dando en ello con un caudal importante de autores que, bajo su protección y también bajo su recio temperamento, hoy figu- ran en ámbitos literarios locales y nacionales. Natalia Pikouch (Ucrania, Rusia, 1952-Medellín, 2007) contaba con una risa y un sentido irónico de la vida suficientes para querer salir muy pronto de la adusta Unión Soviética que le tocó vivir, y para amar la literatura con una altísima dosis de contagio y de utilidad para la Universidad. Ella le publicó ensayos, antologías y traducciones. La Agenda Cultural rinde homenaje en esta edición a dos profesores y creadores que trabajaron de muy buena gana en la Universidad de Antioquia y dejaron aquí y en todo su contorno una estela de gratitud y de talento que hoy se corrobora en las obras que dejaron a la sociedad y a la cultura. Como verá el lector, es un homenaje cálido y justo, sin altos ni banales tonos. Un homenaje como al oído de su memoria, que hoy vive entre nosotros. Luis Germán Sierra ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 El señor de Thulé Por Claudia Ivonne Giraldo Gómez La última vez que lo vi fue en llegar a ser lacónico, había sido años atrás, uno de mis mejores amigos. televisión cuando concedía una entrevista; y una frase que dijo en esa ocasión Lo conocí a mediados de los años setenta cuando yo todavía estudiaba bachillerato. me sigue Mario tenía, además de una familia numerosa, inquietando dolorosamente en este tiempo en una industria propia, Industrias Maro, detrás que ya no está, definitivamente: como solía de la calle Colombia, por la 68. Allá me invitó hacerlo en los últimos años, Mario le nuestra amiga común, Emma Lucía Ardila o respondió, al Malú, como él le decía. Estaba sentado ante su periodista, sin dar mayores explicaciones, que escritorio desde donde atendía, con ese trato él no tenía amigos. Más que por la frase, por franco que revelaba su práctica de la el tono y por el gesto, entendí su soledad y buenagentura, a sus empleados y operarios. Al supuse contundente su y resuelto frente, desencanto. su máquina Sin embargo, de escribir ese y los cerros de hombre que con los años se había hojas vuelto escritas de solitario y un la tanto hosco, en la que parco en el entonces hablar hasta novela se ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 empeñaba sin que nadie supiera, sin que nadie siempre cosas hondas, alegres o tristes, pero lo conociera en el medio literario. Desde ese hondas. día, Mario se convirtió en parte fundamental de mi vida. Cuando las dificultades económicas y la necesidad de apartarse de todo y de todos lo En aquellos días de la adolescencia que suelen hicieron decidir comprar unas tierras de una ser luminosos y hasta deslumbrantes, ese finca a la que bautizó Thulé, en Urabá, hombre de unos 45 ó 46 años que era escritor, empecé a recibir unas cartas desoladas y muy buen lector y además atractivo, fuerte, hermosas, donde me contaba de sus bregas pleno de energía de vida, me pareció con la tierra, los acreedores, sus angustias encantador. Supongo que yo le produje esa íntimas y también de la exultación que le mezcla de ternura y compasión que nos producía esa naturaleza en la que se inspiran los jóvenes que en algo se nos encontraba sumergido. Pero, sobre todo, me parecen. Tomar con él café en el Le Gris, contaba recibir sus cartas aunque se encontrara en la evolucionaban ciudad, comentar sus textos y los míos, se argumentos; de sus dificultades con la fueron haciendo parte de las cosas buenas que escritura, su pulir y pulir las frases hasta que me pasaban. le quedaran perfectas, de cómo había días en de sus sus novelas, de cómo personajes, sus que sólo dos frases le ocupaban el tiempo. A pesar de los golpes y fracasos, de su permanente desarraigo, de un cansancio de Recuerdo su entusiasmo grande cuando vida que se le hacía a veces insoportable, recibió el premio que lo situaría desde ese Mario no había perdido aún el entusiasmo por mismo momento en un lugar importante la vida y ese sentido agudo de la observación dentro de la literatura regional y del país: nos de sus propios mundos interiores, de los de los volvimos a encontrar en el café Le Gris del demás, y hasta de los de los animales y las centro; me llevaba de regalo un ejemplar de plantas que se convertían en personajes Cuando pase el ánima sola, premio Vivencias protagónicos en su vida, en sus novelas y en 1979. Y la sonrisa no se le lograba quitar del sus cuentos. Mario era en ese entonces un rostro. La espera había dado sus frutos y él, hombre alegre, curioso y lleno de pasión por que sabía de esperas, supo conservar esa la vida, por las mujeres, por la literatura. En él compostura que hoy pocos logran ante el vida y literatura eran lo mismo. Sus palabras triunfo, a tratarlo con el cuidado y la cautela eran tan literarias cuando hablaba como con la que el cazador de sus cuentos vigila al cuando escribía y por eso escucharlo era tigre que acecha. fascinante, siempre: nunca pequeñeces, ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 Movido por la firme decisión de dedicarse autor esté en primerísimo lugar dentro de la sólo a la escritura, la aventura en Urabá tuvo literatura nacional. que terminar y regresó a Medellín donde comenzó su tarea como director del Taller de A Mario le faltó reconocimiento. Esta ciudad Escritores de la Universidad de Antioquia y que es tan generosa en críticas es avara en de otros muchos, en los que continuó con el homenajes y en gratitudes. Creo que él pasó oficio que había interrumpido años atrás, el de por encima de todo eso y se alejó con maestro. Creo que los talleres enriquecieron dignidad de todo vano empeño. Por eso lo que su vida durante más de veinte años, pero decía venía medido y pesado a fuerza de también creo que ese trabajo, que es como un callarse y creo que de morderse muchas veces apostolado donde se está solo, lo fue la lengua. En su casa en Manrique, mientras cansando, silenciando. Pero sus silencios bebíamos el café tinto oscuro que tanto le largos nunca ocurrían en su escritura: siempre gustaba, decía sus pocas cosas, se quedaba estaba escribiendo, siempre trabajando en su absorto mirando a través de la ventana el última novela. En los últimos años Mario paisaje que le gustaba: las flores en la terraza, seguía luchándose la vida y la escritura, a los árboles que daban a la quebrada, su pesar del cansancio. música. Y de nuevo, en la despedida, el señor de Thulé nos abrazaba a Malú y a mí, como si En su obra Mario ha dejado constancia de un aún fuéramos las niñas de entonces. mundo que desaparecía paulatinamente, un mundo y un modo de entenderlo que él ayudó a develar: ese hombre que se pasea por todas *Claudia Ivonne Giraldo. Licenciada en Filosofía las novelas, que tiene tanto de él, ese Alaín y Letras, escritora y docente universitaria. Calvo que se mueve entre el amor, la ternura y la violencia por parajes rurales, exiliado de una ciudad que ni le gusta ni entiende, es un mojón entre dos épocas. Representa no solamente los viejos valores que identificaban al varón de la primera parte del siglo XX, sino que lo critica y reconstruye a través de la introspección más honesta y profunda, sin cobas ni ínfulas. Por otro lado, sus historias de animales constituyen, tal vez, un nuevo género en la literatura colombiana, que por su belleza, fuerza y originalidad, merecen que su Codirectora de la Revista Odradeck, el cuento. ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 Entre amigos Iván Hernández Se conocieron hace ya muchos años, treinta tal vez. Hernán ucraniano. Ese día comenzó una amistad que todavía persiste. Botero era entonces profesor de Días después se ven de nuevo. Natalia le literatura rusa. El día en que los cuenta que es madre de un bebé que vive en presentaron, Natalia Pikouch iba vestida de Kiev con la abuela. El niño nació en manera elegante y distinguida; los ojos, muy Colombia y ella, ante la imposibilidad de grandes, muy verdes y muy tiernos, miraban darle el sustento, se ha visto obligada a el mundo con nostalgia y melancolía. separarse de él y enviarlo a Rusia; muy pronto lo traerá a vivir a su lado. Si ahora lucha por Ese mismo día, Natalia le dijo que más que establecerse en Colombia, es porque quiere rusa ella era ucraniana. Hernán entonces le que su hijo viva y crezca en un medio que no habló de Taras Chevchenko; de sus romances sea el asfixiante y enloquecedor de la Unión de temas populares, perfectamente enraizados Soviética. Ella nació y creció en el miedo en la tierra y en sus gentes; de sus novelas, en propio las que se cuentan historias de muchachas que dispuesta a hacer todo, casi todo, para que él vagan por la estepa en busca de oficiales del corra con mejor suerte. del régimen comunista, y está ejército, a quienes adoran…; de sus pinturas, en su opinión muy bellas. Mientras Hernán Durante un tiempo Natalia asiste al curso que habla, Natalia lo escucha con asombro. De Hernán dicta en la universidad. Ella lo oye pronto él se da cuenta de que Natalia está siempre con asombro y entusiasmo. A veces, llorando. sólo a veces, interviene en clase. De tarde en tarde él le pide que lea en ruso un fragmento o Ella le ruega que continúe, que la disculpe, un poema de un autor. Cuando salen de clase, está muy emocionada. No entiende cómo, en ya en la cafetería, hablan de Rusia, de sus un país tan lejano y tan distante, pueda existir escritores, su música, su ballet y su teatro. No alguien que conozca tanto al poeta nacional en todo, sin embargo, están de acuerdo: Natalia adora, literalmente, a Solzhenitzin, a ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 Pasternak y a Gorki, autores por quienes oyen música, el niño juega. Natalia le habla a Hernán no siente excesivo entusiasmo; en veces en español, a veces en ruso. Kolia es un cambio por niño lindo y travieso. Ella lo llama Kolia Goncharov, Andreiev, Leskov y Lermontov. cuando están solos o cuando Hernán está con Hablan de las tradiciones cosacas, de las ellos. Si hay alguien más lo llama Nico. comparten su admiración tiranías de los zares, de Pedro I, de San Petersburgo, de la crueldad del pueblo ruso, El muchacho crece, estudia, se gradúa como de los Nicolases y las Catalinas. Natalia está ingeniero. La noche en que Natalia muere, orgullosa del ballet ruso; le basta, dice, con Hernán llama por teléfono a su casa y mirar un segundo a un bailarín para saber si es pregunta: “¿Con quien hablo”? y el hombre le ruso responde: “Hola Hernán, te habla Kolia”. o no; los bailarines franceses, americanos, alemanes no tienen esa gracia divina que los rusos poseen por el sólo hecho Hernán cuelga el teléfono, está visiblemente de ser rusos: ¿y si no, cómo explicar que haya emocionado. existido una Ana Pavlova o un Nijinsky? *Iván Hernández. Escritor, traductor, editor, y Comparten su admiración por Chaliapin, se profesor de literatura jubilado de la Universidad emocionan oyendo a Mussorgsky, Borodin, de Antioquia. Ha publicado las novelas De Stravinski y Rachmanninof; Hernán, sin embargo, desespera ante la indiferencia de Natalia por Tchaikovski. Poco después Hernán le cede el curso de literatura rusa. A veces, comparten sus tertulias con el doctor Alonso Cortés, médico y políglota, quien toma clases de ruso con Natalia. Hernán y él hacen muy buena amistad, basada en el cariño mutuo hacia Natalia; además, seguramente, en la admiración que cada uno siente por la inteligencia del otro. Por esa época, Nicolás, el hijo, está ya con Natalia. Mientras Hernán y ella conversan y memoria y Las hermanas, y el libro El señor de la tienda y otras crónicas. ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 Fragmentos de Diario de un escritor Mario Escobar Velásquez que se toque, vea, oiga y huela, ha hecho *** poco o nada. Cada autor puede hacer de su novela lo que a bien tenga, siempre que sepa qué hace. *** Una una Un escritor es, necesariamente, todos los acumulación de palabras demasiadas, o escritores que le precedieron. Para no citar hechos, o de caracteres de personajes, o de sino al idioma y a la técnica, halló a uno y éstos, sino una unión armónica de todo eso otra con un fin determinado. Este fin lo aprehender a uno y otra le bastó con leer subordina todo. Es decir que la novela es infatigablemente proclive, debe obedecer a un plan. En una escritores antecesores. Y entonces tiene lo buena novela no hay una sola palabra sin que Quevedo y Góngora y Lope de Vega y objeto. Ningún hecho, ningún carácter. Nada Cortázar y Camus y Sartre y Borges y sobra, y desde luego no falta nada. No hay Hemingway y Steinbeck y Capote y que dejar a los personajes a que hablen por Maugham tuvieron, aprehendido. Así, tal su autor, expresen sus opiniones, etc. Los vez hasta esa ristra ilustre de ciegos que se personajes deben ser ellos mismos, no calco llamó Homero. Lo único propio en un de quien los creó. escritor es el estilo. Porque a veces las novela no es únicamente estructurados los y pulidos. escritos de Para esos historias son propias, pero a veces las topa y *** Ninguna se las bebe para después verterlas. Llamar buena novela separa a sus mía a una novela que he escrito me pareció personajes del entorno: vibra éste con ellos, siempre una exageración. En ella hay ellos vibran con él. Van interminablemente muchísimo de otros, y basta ser un poco juntos como los hermanos siameses. El autor humilde o razonador para entenderlo así. Si que no logra acomodar el escenario dentro acaso, si llego a ser tan bueno como deseo, de la obra, y a sus personajes en él, tan real pondré en esa corriente enorme de la ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 literatura unas gotas de técnica o algunos femenino de ese capítulo, y que yo traspolé a brillos para el idioma. Puestos, dejarán de india fantasma. Y recordé a todos los ser míos para ser de todos. amorosos escarceos que nunca culminaron, y a los cuales siento todavía como un vacío *** muy parecido a la sed. Casi entero el día metido en la melancolía, como en una piscina. Una melancolía Todo lo recordé, incluido el allá fui feliz, y viscosa. Es que en la mañana me encontré que no olvido. Fui feliz, sin saberlo, así con quienes me compraron la finca de como se es joven sin entenderlo. Juventud y Urabá, sobre el río León, abajo del caño felicidad sólo se saben en la inmensidad de Tumaradó, y la recordé. Se habló poco de su valor al perderlas. Como los paraísos. ella, porque cuando querían decírmela, yo Como el dinero. Como las mujeres. Pero no variaba. Y después estuve reorganizando el sabía por qué me ponían así agrio el día, capítulo primero de Canto rodado, que hasta que recordé lo que la saudade es: publiqué en alguna parte como cuento bajo tristeza de lo que ya no está. el título “¿Qué es un siglo patrón?”, que ¿Qué importa? La vida me ha cambiado en ocurre allá en esa finca. otra de sus muchas veces. Allá escribí Un hombre llamado Todero, y terminé mi Recordé el pasto, seco en el verano, y primera novela. Allá tuve lo menos de cosas amarillo, pero que a la menor llovizna materiales que era posible: un jergón, un enverdecía como la esperanza. Y al río mosquitero, una mesa para escribir, cuatro perezoso y como dormido, pero con tanta trastos de cocina baratones, ni energía potencia en eléctrica, sus aguas, ni que no agua mostraba. Y a la selva innúmera, que entonces dominaba en la región. Y al sol bravo. Recordé a Fela (por Felicita) que es el personaje corriente, pero sí libros a montones. ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 Tampoco mujer salvo en los escarceos con solamente cuando ya lo tenía encerrado Fela. En cada vez que salí de allá, para donde yo quería. Lo mismo son las palabras. volver, paré al otro lado del río para mirar la casa que yo mismo me hice casi entera, y el *** pedazo de paisaje que me cabía en los ojos. Aunque no me apego a la vida, o eso es lo Siempre salí triste, y volví alegre. Pero que creo cuando menos, y a ratos quiero cuando salí para no volver no torné la cara. dejarla porque me carga, y tampoco quiero Le temía a convertirme en estatua de sal, huesos viejos más frágiles que el vidrio, como la mujer de Lot, por no aceptar los respeto empero a todo lo vivo con un respeto avatares. fanático. Pero estaba recordando el final de la novela Yendo ahora en el carro hacia Rionegro en Don Ricardo procura de algo que mi dueña requería, una Güiraldes: “me fui como quien se desangra”. de esas lindas mariposas emigrantes, verdes, Segundo Sombra, de refulgentes, chocó contra el parabrisas y se *** desflecó contra él. ¿Qué ruido puede causar Algunos escritores hablan del “lector” en el un poco de seda verde de alas y un abdomen cual blando? Pero al golpe lo sentí como a un piensan cuando escriben, para agradarlo. Salvo las cartas, que suelen ser mazazo en el privadas y tienen un destinatario fijo, “el desgarradoramente. alma, y me dolió lector” no tiene entidad, sencillamente porque no hay dos iguales, con la misma Fui y vine despacio, y entonces podía verlas cultura, los mismos gustos, etc. El escritor y frenar para no dañarlas. Aunque son una no puede plegarse a todos. En su variedad riada inmensa, de millares de individuos, esa son los lectores los que deben adaptarse al muerte me dolió, como las de muchas otras escritor. que pude observar tiradas en el pavimento. Me duelen doble, porque a más de ser vivas, Cuando escribo no pienso sino en lo que son bellas. escribo, batallando con las palabras para que digan lo que yo quiero, como yo quiero que *** lo digan. Es toda una lucha: las palabras son No recuerdo si alguno haya dicho que la esquivas, quieren desbandarse y uno las felicidad no es un punto de llegada, sino ir quiere unidas. Me recuerdan al ganado de hacia él. Parece tan obvio que sí deberán Urabá cuando había que meterlo en corraleja haberlo dicho, aunque yo no lo recuerde. para vacunarlo. Yo solía decir que era mío Ahora, con todo eso de hacerme mi casa de Nº 133 junio de 2007 ISBN 0124-0854 campo en el lote mío, que compré con uno sea mejor, sino uno mismo. Nada dineros de mi trabajo literario, lo aprendí externo lo logra. Nada hace que uno escriba muy bien aprendido. mejor, sino uno mismo empeñoso en También es hacer: hacer uno mismo con sus lograrlo. Los “honores” satisfacen al ego. Si manos, su tiempo, su inclinación. Es es que se lo tiene inflamado. sembrar, aunque no vaya uno a comer de los frutos de sus frutales. *** En la charca que se hace después de la Es tener ganas, y, satisfechas, buscarse otras. cascadita de más arriba, abajo en la Ganas sencillas y realizables, no imposibles. quebrada cantora, bailan desde ayer, presos Esas cosas como añadidas a la creación. de su liviandad, un galón, una botella, un frasco y una pelota. Los colores, en el En el día de hoy fue hacer las brechas para mismo orden, son: amarillo, verde, negro, los cimientos de la casa. Sol en la espalda, y rojo y azul dúplices en la pelota. sudor a chorros. Y ahora manos mías cansadas que arden y palpitan. Palpitan. Parecen vivas esas figuras que trazan sobre Arden. la piel del agua giros espléndidos, y real el baile. Parece que lo gozaran. A veces, por *** ratos, permanecen en los giros con el mismo En esta mañana, estando despierto, a eso de orden, pero luego lo varían. La variedad de las 6 y media, sentí afuera a la voz que me conjuntos es amplísima. gritó: “¡Mario!” contesté con el antioqueño: Son cosas simples, desechadas y sin valor, y “¿Qué hubo?” Como no hubo otra voz, salí. agua No había nadie. Los perros no oyeron, y menesteres callaban. La llamada era únicamente para empero un conjunto gracioso, bello, sin que mí. ¿De qué distancias vino esa voz? se fuerce al término. *** La belleza es así. jabonosa, inmunda, desagradables, servida que de hacen Ser don Efe Gómez y no don Tomás Carrasquilla. Tal vez soy yo quien la extraigo de mí y la entrego a esa danza ya tan larga. La belleza *** no es algo absoluto que a todos conmueva. Si los “honores” consiguieran hacerlo a uno La belleza es una correspondencia entre algo mejor hombre o buen escritor, pudieran y el espíritu. Como los imanes, tiene dos desearse. Pero no lo hacen. Nada logra que polos. ISBN 0124-0854 *Mario Escobar Velásquez (Támesis, 1928-Medellín, 2007), fundó y dirigió por más de veinte años el Taller de Escritores de la Universidad de Antioquia; así mismo, coordinó otros en instituciones públicas y privadas. Publicó las obras: Cuando pase el ánima sola, Un hombre llamado todero, Marimonda, Toda esa gente, Antología comentada del cuento antioqueño, En las lindes del monte, Historias del bosque hondo, Canto rodado, Con sabor a fierro y otros cuentos, Cucarachita nadie, Historias de animales, Vida puta, puta vida, Del fervor de la crónica: veintiocho muestras, Tierra de cementerio, Muy caribe está, Urabá, en hechos y en gentes 15021980, Diario de un escritor. Extractos, Relatos de Urabá y Cuentos completos (2 vols.). Los fragmentos aquí incluidos fueron extractados, con autorización, del libro Diario de un escritor. Extractos, publicado por la Editorial Universidad de Antioquia (Medellín) en 2001, pp. 15, 18-21, 28, 44, 182, 234, 359. Nº 133 junio de 2007 ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 La poesía y la felicidad Natalia Pikouch ¿Para qué sirve un poema? Sí, ¿para movimiento de la actividad, y cuentan con los qué? Pues para lo mismo que la sopa, los medios para reproducirla. Los llamamos zapatos o las computadoras —sólo que el “poetas”. poema es más efectivo—: ¡para ser felices! En verdad, todo lo que hacemos, adquirimos o El poeta nos hace recordar cómo oír al propio inventamos lo hacemos con el propósito, corazón, nos conecta con nuestra propia alma, consciente o no, de ser más felices. Seré más ¡nuestra propia, no la de él! Cada poema que feliz si el suelo no me hiere los pies, más feliz nos toca, que nos gusta, que nos conmueve, es si no tengo hambre, si puedo realizar el un hilito de conexión entre nuestro exterior y trabajo más fácil y rápidamente... nuestro núcleo. Es como un ovillo mágico del cuento de hadas que rueda delante de nosotros ¿Y el poema? Bueno, seré más feliz si seré para llevarnos hacia nosotros mismos. Muchas más yo. Si me conozco, si me amo más. Pues, veces encuentra obstáculos en este camino y a fin de cuentas, ¿quién es el que va a ser obra como una excavadora. Con cada lectura feliz? ¡Precisamente, seré esta persona! Pero abre un pequeño trecho del túnel a través de ¿qué tiene que ver la poesía con eso de ser yo? las rocas de la insensibilidad. Por eso, un poema que merezca este nombre nos gusta Cada vida, cada corazón canta su canción. más y más a medida que lo volvamos a leer y, Una especial, para los días soleados y cálidos, a la vez, nos prepara para los poemas futuros. otra diferente para los sombríos, otra más para Hasta que llegue el momento de intensa las noches solitarias... La vida va cantando felicidad de encontrarnos cara a cara con quedamente, pero casi nunca la escuchamos. nosotros mismos. Sólo las personas más atentas, más despiertas, las que se toman tiempo para oír los latidos Y la poesía teje este camino por siglos —éste del mundo, los de los corazones propios y es su oficio—, para cada nación, cada cultura, ajenos, los del corazón común de una ciudad, cada idioma. de una cultura, del universo, advierten estas canciones y, a veces, las transcriben para Claro está, el poeta necesita traducir las cosas nosotros. Son capaces de distinguir la inexpresables, indecibles de nuestro interior profunda canción silenciosa bajo el ruido y el en un lenguaje comprensible, con imágenes imaginables, con palabras conocidas. Él es un ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 gran mago y un traductor de lo mágico a lo cotidiano. El camino hacia nuestro interior se Cada nación, cada idioma, no obstante la convierte en un paisaje, en la vista de un diversidad de las vidas individuales, tiene su atardecer, en una queja amorosa o en una particular modo de sentir y actuar, su propio descripción de la batalla. Pero el texto latir, su canción especial, como si cantada en —¡su coro, muchas voces separadas, pero una magia!— original, y así, poco a poco, melodía común... Este carácter particular se aprendemos de la magia, de nosotros mismos expresa en el arte y, en primer lugar, en la y, sobre todo, aprendemos a encontrar el poesía. La poesía nacional es la expresión más camino hacia nosotros y a escuchar nuestra completa del alma nacional; la poesía en un canción. En un poema habla todo: las palabras idioma es el alma colectiva de todas las y los espacios entre ellas, las comas y su personas que hablan este idioma. Es diferente ausencia, los sonidos y los silencios, la de todos los demás y no puede ser vertida en manera de construir las líneas y las estrofas, el ningún otro idioma. Conectarse con esta alma ritmo y la rima. Todo trae su mensaje desde una muy temprana edad es un derecho encriptado, comprimido hasta el máximo que de nacimiento y una fortuna para cualquier se desenrolla dentro de nosotros. persona. traducido conserva su contenido La manera como el poeta encuentra el alma del lector que ni siquiera conoce, también es *Natalia Pikouch (Ucrania, 13 de mayo de 1952- mágica: lo halla dentro de sí mismo, que en lo Medellín, 26 de marzo de 2007). Filóloga y pedagoga, más hondo ¡resulta unido con el lector! Este sentimiento de unión con el alma del poeta es otra fuente de felicidad para el lector. fue profesora de literatura en la Universidad de Antioquia. Coautora del volumen de cuentos Cucarachita Martínez, publicó numerosos ensayos críticos sobre literatura, y los libros El botón azul (Premio Rafael Pombo de Literatura Infantil, 1983), El poeta no adorna ni arregla nada, sólo descubre la verdad y la cuenta, y si el mundo Poesía para niños. Antología de la poesía escrita en español (Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, 2000) de cuyo prólogo extractamos el texto aquí del poema nos parece mucho más hermoso publicado, y Cinco ensayos sobre literatura rusa que el mundo de nuestra vida diaria, ello se contemporánea (Medellín, Editorial Universidad de debe únicamente a que comúnmente no vemos Antioquia, 2007). bien, no somos suficientemente agudos para captar lo que él es capaz de percibir. Es decir, la poesía nos entrena para ver la realidad, para percibir el mundo más completamente, en toda su grandiosidad y belleza. ISBN 0124-0854 Mario Escobar Nº 133 junio de 2007 Leticia Bernal Villegas “Este año será, seguramente, ése en el cual deba morir. Ya he cumplido noventa años, que es una edad engorrosa. Con ella me enfado a menudo, como si fuera una persona, porque está llena de menguas. Le abundan, como a un jardín en otoño las hojas caídas. La osamenta se me ha vuelto frágil, como de vidrio delgado, y fría. Y la piel seca y correosa. Ésta, en algunas partes, se ha estirado en tal modo que parece la de otro, y cuelga, quedándome ancha.”1 Con estas palabras y otras muchas, cargadas bajo el brazo, llegó una mañana del año de 1999 Mario Escobar a la oficina donde funcionaba el Fondo Editorial de la Universidad EAFIT. Sin conocerlas, sin que debía someterse: asignación de un lector; siquiera ojear el fárrago que apretaba entre su evaluación; aprobación de dicha evaluación axila y su codo, le expuse —mecanismo por parte del Comité Editorial y, una vez aprendido que, en ocasiones, permite hacer el aprobada, quite a las acusaciones de parcialidad que con establecidos. Con todo el desparpajo del que frecuencia recaen sobre quien ejerce un cargo era capaz, me respondió: “yo sé que usted visible en alguna editorial— las condiciones a debe dar todas esas vueltas. A mí no me aceptación de los procesos Nº 133 junio de 2007 ISBN 0124-0854 importa lo que diga el evaluador a quien se lo palabras no eran, en la novela que leía, mande. La obra es buena, de eso estoy vehículos de la narración; eran, por sí mismas seguro”. Tenía la razón. y en lo que ellas tienen de sonoridad y belleza, el “asunto” narrado: eran ellas, seres Una vez aprobada y realizado el contrato de vivientes, las que provocaban el paulatino derechos de autor, inicié la parte que me desarrollo de la anécdota; y eran ellas, correspondía: literalmente, el carácter de los personajes. leer buscando el error ortográfico o de digitación y la frase mal hilvanada; leer comprobando los acuerdos El lápiz rojo, instrumento obligatorio cuando verbales las de leer buscando errores se trata, pintó algo en preposiciones... Ya en las primeras hojas me las márgenes del comienzo, pero rápidamente asaltaron sus tildes en desuso; aquellos “en se me hicieron necesarias las tildes, la antes”; su peculiar uso de la preposición “a” preposición metida entre el verbo y el sustantivo; su amor imprescindible y las repeticiones y el orden de a las frases otras tantas revelaciones de la la y el repetición uso de adecuado palabras de que se acompañaba, como si no fuera paradójico, con a” fue elemento musical belleza. elipses cortas y conscientemente fraguadas; el placer por trastrocar los órdenes del sustantivo No sé cuántos errores se habrán ido en la y del adjetivo... Pensé entonces que las primera edición de la novela Muy caribe está, escrita por Mario Escobar durante el tiempo en que realizaba una investigación histórica, contratada, sobre el Urabá antioqueño. Y no lo sé porque, antes de darme cuenta, los había dejado de buscar; sé que deben ser pocos, porque el autor era cuidadoso en su labor; y tengo fe de que sean los menos para, así, poder compensar todo el disfrute que tuve durante los días en que pude entregarme a la lectura de la obra. Con una alegría franca volvió a la oficina a recoger los primeros ejemplares del libro y, unos días después, envió una carta de agradecimiento, “decidora mucho”, si se me permite la mala imitación. Conservé de él la ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 alegría que le daba su obra y la gratitud de la 1 que era capaz. Escobar Velásquez, Mario. Muy caribe está. Fondo Editorial EAFIT, Medellín, 1999. p.11. Este es el año en el que el hombre, llamado Mario, no quiso escapar de la muerte, esa muerte suya, que le acechaba desde 1999: “Ahora ya no pretendo escapar, y sé que no habrá zarpazo sino que, tal vez, iré cayendo en sus brazos descarnados, en ELLA, construida solamente de dientes y de huesos. Hace días que está conmigo, acá en la alcoba donde escribo. No dejo de verla, en cuclillas, abiertos los fémures, impúdica, sin velos, agrisados sus huesos de ir por el tiempo, vieja también mi muerte. Envejeció esperándome. Ya no la urgen los zarpazos. Moriremos juntos. […] Me mira atenta desde muy más hondo que su cuenca sin ojos, paciente. Parece preguntarse qué escribo tanto, y para qué. Sobre todo, esto. Porque, para ella, para sus saberes, todo acaba desapareciendo. Pero, por cortesía suya suma, de gran dama descarnada adquirida en centurias, aguarda sin impacientarse, dejándose ver, a que yo acabe lo mío. Sabe que de ella no hay escapatoria.”2 Y Mario Escobar acabó lo suyo. Ahora empieza el oficio de la memoria, en el que no existe el año de la muerte de un autor que, como muy pocos en la literatura nacional, supo que lo humano sólo se revelaba en la obra creadora del lenguaje. 2 Ídem. pp. 11-12. *Leticia Bernal Villegas. Académica e investigadora, fue fundadora y directora del Fondo Editorial Eafit. ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 Mi Mario Escobar personal Fabio Zuluaga Mi papá es como un bonbonbum: Antioquia, donde él dirigía el Taller de duro por fuera y blando por dentro. Escritores, por entonces sin costo alguno. Me Mario Leandro, hijo llevó al taller un alumno de la Facultad de Ingeniería a quien dictaba un curso de Conocí a Mario Escobar Velásquez una mañana del año Química conceptual e historia de la química, en el cual yo hacía alusión al pasaje de Cien años de soledad donde se menciona la ochenta en un salón de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de alquimia. El alumno supo que yo era un escritor clandestino y pensó que debía estar en ISBN 0124-0854 ese taller donde él ya estaba. Cuando Nº 133 junio de 2007 yo era incapaz de conseguirme una debido a entramos, vi por primera vez al lo tímido que era y a lo Mario Escobar de carne y acomplejado que vivía con mi huesos que años atrás había nariz aguileña. visto cuando ganó el Premio Nacional de la revista Al terminar el taller tomamos Vivencias, y cuya imagen de tinto en la Tarzán en plena selva, pero con Comunicaciones, revólver en vez de cuchillo, presenté y le dije que era publicada en un periódico de la Ingeniero Químico, profesor ciudad, se me había fijado en la del Instituto de Química, y que mente. desde mis cafetería me quince de le años buscaba la clave de la creación y que ya la En ese momento el Maestro estaba dibujando había hallado con el modelo del árbol en su con una tiza un enorme árbol en el tablero, taller esa mañana. No fue más lo que le dije al para explicar lo que según él es la estructura Maestro aquella remota mañana de miércoles de la novela, un árbol con ramas (historias de la cual ya nada más recuerdo. secundarias), con varios personajes, análisis minucioso de asuntos y situaciones, Eso fue suficiente para que el maestro Mario desembocando todo, como en el árbol, en el me aceptara en su Taller de Escritores y me tronco central. Para él la novela es pues brindara su incondicional y generosa amistad, análisis, y casi siempre que una novela falla es a tal punto que soy uno de los no muchos porque le falta algo. Cuando yo vi ese privilegiados que podía ir a visitarlo cuando esquema comprendí que era lo que yo estaba quisiera, buscando desde mis quince años, cuando en previamente. Fui siempre bien llegado a sus mi barrio, siendo apenas un muchacho de refugios de Santa Helena, el primero cerca al liceo, sentí un fuerte deseo de ser creador en sitio Sajonia, y el último, el actual donde cualquier cosa y empecé a preguntarme, reposan sus cenizas, adelante del aeropuerto “¿cómo habrán hecho los que han logrado José María Córdova en Rionegro. con tal de que le avisara crear algo? ¿Cual será la clave de la creación?” Pero en ese entonces no sabía qué Una sesión antes de terminar el Taller, le llevé tipo de creación quería, aunque todo indicaba mi primer cuento, escrito bajo su concepción que era en el ámbito literario porque escribía del cuento, aunque por entonces él no exigía poemas y cartas de amor por encargo de mis escribir uno durante el Taller. Mi sorpresa fue amigos cuando peleaban con la novia, ya que grande cuando dedicó la última sesión a Nº 133 junio de 2007 ISBN 0124-0854 analizar mi trabajo y a corregir detalles. Ese recibí cuento, titulado “Mi mamita viene ahora” se apresurarse para publicar, buscar la perfección lo como de la obra por la obra misma; sólo llevarla a reconocimiento a las luces que me había dado feliz término lo más perfectamente posible, es para llevar a feliz término mi fuerte impulso ya motivo de alegría y satisfacción profunda de los quince años: ser creador de algo. para el artista aunque otros ni la conozcan. dediqué a Mario Escobar, sus sabios consejos, como no Hacer un listado de por lo menos cien títulos Esa idea del género cuento, preconizada por el posibles para escoger el que mejor convenga a Maestro, me funcionó y todavía me funciona. la obra, nunca hablar de lo que se está El cuento como síntesis, un solo personaje, un escribiendo para no perder la fuerza narrativa. solo asunto, un solo entorno, que no admite colas, ni varias historias, que casi siempre Para escribir, Mario necesitaba sentir calor en cuando falla es porque le sobra algo, que se los pies y siempre debajo de sus escritorios debe claramente colocaba una lámpara que encendía a la hora expresada en la introducción a su Antología de la creación literaria. El escritorio que usaba comentada del cuento antioqueño en la cual en su casa de Manrique no es de madera ni de incluyó un cuento mío, y en la introducción metal: está cubierto con baldosín blanco. que Mario hizo en el libro Antología de Abel Hacia las ocho íbamos a dormir; Mario era un López Gómez, veinticuatro cuentos y dos hombre tempranero para ir a la cama y se novelas, publicado para dar inicio al ya acostaba a leer mientras se dormía. Dormía en desaparecido la una pieza sobre un colchón tirado en el piso, Cooperativa de profesores de la Universidad con su ángel guardián al lado: un revólver de Antioquia, del cual fui coordinador por cargado y listo para ser disparado en caso de varios años. necesidad. Él se ufanaba de ser un disparador morder la cola, Fondo está Editorial de mortal, aunque nunca lo En la intimidad de sus refugios, comprobé y debió serlo porque luego de degustar los deliciosos en otro tiempo fue un gran fríjoles que el mismo preparaba cazador, como Hemingway. para los dos y la leche y las Yo abundantes muy contigua y también en el suelo, dulcero), en medio de la noche en un colchón. Él tenía una engrillada y de las luciérnagas gran abriéndose paso a través de la transformar niebla, espacio que adquiría para sus panelitas(era compartimos muchas intimidades; hablamos de la creación literaria, dormía en la pieza capacidad y adecuar para el propias necesidades de escritor, y así lo vi ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 transformar el ubicado en Manrique, con Varias veces hablamos de las maravillas del jardín incluido, donde vivió durante los agua últimos veinte años con su esposa Alba Lucía conocimientos sobre ella. Él quería escribir un y con el hijo de ambos, Mario Leandro. libro dedicado al agua y estoy seguro de que como líquido e intercambiamos lo debe de haber dejado muy avanzado porque Mario llevaba unas agendas bellísimas, le pasé mucha información química que he verdaderas obras de arte, que preparaba consignado en una novela mía próxima a cuando compraba, con fotos de animales, publicar. En la entrevista que le hice en el paisajes, las periódico Alma Mater, en el año dos mil, para engalanaba con toda la belleza de este planeta conmemorar los veinte años del Taller de Tierra. Cada noche escribía en ellas todo lo Escritores de la Universidad, lo forcé a que que había observado en el día y que le hubiera dijera en público lo que siempre me dijo en llamado la atención, así como frases o privado: “Para mí el agua es una prueba de la expresiones de las personas con quienes había existencia de Dios, quien no crea en él, que tratado. Él escribía en las agendas con tintas crea en ella”. Aunque Mario creía más en la de varios colores, utilizando estilógrafos, Virgen del Perpetuo Socorro que en Dios, algunos muy pesados y finos como uno cuando en la misma entrevista le pregunté bañado en oro y que él coleccionaba con cómo concebía a Dios en ese momento de su pasión y esmero. Sobra anotar que su vida, me respondió: “Yo a Dios lo siento por caligrafía era bellísima y la heredó su dentro”. Me pareció tan contundente la maravilloso hijo Mario Leandro, quien ya ha respuesta, que ahí terminé la entrevista. tenido problemas en el colegio porque su letra Cuando le dije que veinte años atrás yo no no es despegada como la de las generaciones hubiera sido capaz de entrevistarlo, me actuales de estudiantes y profesionales. De las respondió lo que me había dicho en otra agendas, escritas en tono literario, él iba ocasión: “Fabio, el alumno que no supera al sacando maestro lo traiciona”. bellas material mujeres, para es sus decir novelas y “chuleando” lo que había sido ya utilizado. Este ejercicio diario de llevar la agenda y Para su hijo, Mario Leandro, quien compartió hacer sus sabios comentarios y reflexiones los primeros dieciséis años de su vida con su sobre los más variados asuntos de la vida padre, los últimos dieciséis en la vida del cotidiana y de las personas, se constituía en un maestro Escobar, su papá “era como un ejercicio continuo para mantener caliente la bonbonbum, duro por fuera, blando por mano y le facilitaba el trabajo posterior a la dentro”. Eso era el maestro, en apariencia hora de emprender sus extensas novelas. duro, pero cuando brindaba su amistad era un amigo tierno y generoso. Su joven esposa, a ISBN 0124-0854 quien enamoró cuando ella fue su alumna en el Taller de Escritores del Sena, lo que más admiró fue “la sabiduría de Mario”. Mario murió el lunes 16 de abril de 2007, pero sus cenizas permanecieron en su refugio de Manrique, cerca de la estatua de Gardel, durante toda la semana y algunos, como el que esto escribe, tuvimos que ir allí a despedirnos del Maestro, a cargar sus cenizas un rato y a expresarle lo mucho que lo habíamos querido. Para el domingo 22 de abril las cenizas fueron llevadas por sus seres queridos a su retiro de Santa Helena, cerca al aeropuerto de Rionegro, con el fin de cumplir el último deseo del Maestro: que sembraran encima de sus cenizas un guayacán. Otra vez El Maestro escogía un árbol, pero no para explicar la estructura de la novela y ayudar a otros a crear sus propias novelas; ahora elegía un árbol verdadero, un guayacán, pero para otra cosa: para poner punto final a su última novela. Q.E.P.D. * Fabio Zuluaga. Profesor del Instituto de Química de la Universidad de Antioquia. Perteneció al Taller de Escritores dirigido por Mario Escobar Velásquez, quien incluyó uno de sus cuentos en la Antología comentada del cuento antioqueño, la cual será próximamente publicada en su segunda edición por la Editorial Universidad de Antioquia. Nº 133 junio de 2007 Nº 133 junio de 2007 ISBN 0124-0854 Natalia Pikouch Aída Gálvez Abadía Corría el año de 1982. Pocos meses antes, había dictado mi primera clase a los Visitar a Natalia uno que otro fin de semana estudiantes del departamento de Antropología se convirtió pues, en una suerte de inmersión y como de la Universidad en aquello que constituiría el foco de su programaba el curso de ingreso al escalafón pasión de buena parte de su oficio literario: para familiarizar a los nuevos docentes con el los cuentos infantiles repletos de hadas, ogros, oficio. Reunidos en la sede de El Hatillo, infantes juguetones, adultos severos, en iniciamos la inducción que duraría una tramas que iban desde el claroscuro de la semana. Al momento de la presentación de condición cada acento protagonistas, hasta el triunfo de las buenas femenino extraño, de una acabada modulación causas, luego de mil peripecias. A la vez, en el idioma español: “Me llamo Natalia Natalia seguía con genuino interés el recuento Pikouch y soy filóloga ucraniana”, dijo de mis viajes por la selva del noroccidente mientras se erguía con un gesto un tanto antioqueño, donde trabajaba con los pueblos militar, una rubia pequeña, maciza y de tez indígenas. Su sensibilidad y apertura de rosa. La empatía brotó de inmediato entre pensamiento ambas, de modo que el curso de inducción interlocutora sagaz, inmersa en cada instante, resultó también una coyuntura para acercarme en cada palabra de la conversación, siempre al mundo de Natalia y de su pequeño hijo exigente en cuanto a los matices de ideas y Kolia. Habitante de un apartamento en un sentimientos Bello semirural, que admitía torrentes de luz y humor marcado por una risa tan sonora como de verde a través de las ventanas, traslucía allí ella. quien, costumbre, nos sorprendió un humana la y animal convertían intercambiados, de en siempre sus una de su tierra natal en los platos preparados, en íconos y tapetes diseminados por el Por avatares de la vida laboral, nuestros apartamento, en la música escuchada, en los encuentros se espaciarían en los años 90. De títulos de ajenos caracteres que sobresalían en retorno a nuestra amistad en años recientes, los lomos de sus libros y claro está, en las hallé a una Natalia que había virado hacia la conversaciones mantenidas en ucraniano entre espiritualidad. En algún retorno a Kiev había madre e hijo. asumido un compromiso de fondo con el ISBN 0124-0854 cristianismo ortodoxo; en conexión con otras modalidades de la experiencia religiosa, abandonó el gusto por el tabaco y por el vino, redefinió sus hábitos alimentarios y se volcó hacia la introspección. No dudo que en esa búsqueda imperaba el deseo de felicidad, el mismo que animó su texto sobre Poesía para niños, publicado por la editorial de la Universidad de Antioquia en el año 2000. Encaró el curso de su enfermedad con claridad meridiana y optó por irse, con la certeza de que mudaba de aspecto, como ocurre en los cuentos de todas las épocas que revitalizó para sus lectores. Su muerte priva a la Universidad y a sus amigos de un talento literario, pero ante todo, de ella misma. *Aída Gálvez Abadía. Profesora Departamento de Antropología de la Universidad de Antioquia. Ha publicado los libros: Por obligación de conciencia: Los misioneros del Carmen Descalzo en Urabá 1918-1941, (Bogotá, Universidad del Rosario, Instituto Colombiano de Antropología e Historia ICANH y Facultad Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia, 2006); y coautora de Paragonimosis. Una investigación multidisciplinaria en salud, biología y cultura en Colombia (Medellín, Universidad de Antioquia, 2002) y El mañana que ya entró. La fecundidad en los pueblos indígenas de Antioquia (Medellín, Universidad de Antioquia, 2002). Nº 133 junio de 2007 Nº 133 junio de 2007 ISBN 0124-0854 Poesía rusa del siglo xx: Joseph Brodsky Natalia Pikouch El poeta le cuenta al auditorio qué es el hombre. Pero nadie lo oye, nadie... Anna Ajmátova, bajo cuya dirección comenzó un serio trabajo literario. Vivía de traducciones poéticas esporádicas, y sus poemas, frescos, irreverentes y brillantes, se Joseph (Iosif) Alexándrovich Brodsky (1940-1996) nació en difundieron de mano en mano, como solía suceder en Rusia en aquel entonces con la literatura no autorizada, y gozaron de una gran Leningrado (o San Petersburgo), admiración y respeto entre los amantes de la en el hogar de un fotógrafo profesional de la poesía. marina soviética y una traductora. Su infancia clandestinamente al extranjero y pronto y adolescencia fueron comunes para la época fueron publicados allí, primero en ruso, luego y el lugar, pero ya la primera juventud fue en otros idiomas. Esto no le proporcionó al diferente. autor dinero, pero sí le representó un peligro, Brodsky nunca terminó el bachillerato —en la Unión Soviética la educación secundaria era general Algún admirador los llevó además de la fama. y obligatoria—, y a los quince años empezó a En 1962 fue arrestado por primera vez y a este trabajar, primero como ayudante en una arresto le siguieron otros dos. En total: dos morgue, luego como obrero metalmecánico en estadías en las cárceles durante varios meses, una fábrica. con interrogatorios de doce horas; dos entradas al hospital psiquiátrico, para No encajó en el sistema educativo ni en el investigación obligatoria, con el diagnóstico social. Era totalmente apolítico. No protestaba de “psicosis antisoviética”; un exilio de cinco ni luchaba, sólo era un cuerpo extraño. años en el extremo norte de Rusia. Todo ello Empezó a escribir poesía a los dieciséis años y con las más que absurdas acusaciones de se convirtió en discípulo y amigo cercano de “parasitismo social”, por no trabajar en ISBN 0124-0854 ninguna institución soviética y ¡declarar ser galardonado poeta sin ser miembro de la Unión de literatura. con Nº 133 junio de 2007 el premio Nobel de Escritores Soviéticos! Como dijo Ajmátova al respecto: “ellos le están haciendo biografía a nuestro pelirrojo”. Murió en Estados Unidos a causa de un Su infarto cardíaco (ya había destierro fue precedido por un tenido dos cirugías a cielo proceso judicial abierto de abierto, pero no dejaba de escarmiento que, gracias a los fumar). esfuerzos de los disidentes, se voluntad, fue enterrado en convirtió en un escándalo Venecia, que consideraba político internacional. el lugar más hermoso del Según su mundo, casi tanto como el Una parte de la declaración San Petersburgo de su de Brodsky en el proceso infancia. recorrió la prensa mundial: Fiscal: ¿Cuál es su profesión? Actualmente la obra de Brodsky —poesía, Brodsky: Poeta. ensayos, drama— está siendo publicada Fiscal: ¿Quién lo nombró poeta? ampliamente en Rusia. Se estudia, se discute, Brodsky: El mismo que lo nombró a usted ser se escriben tesis; sobre todo esto el poeta de humano. antemano pensaba con horror. Era un buen ejemplar del intelectual soviético de la época Esta fama decidió el destino de Brodsky. El del deshielo: sumamente culto, de sensibilidad destierro de cinco años se convirtió en uno de refinadísima, excelente estilista y purista del tres y las publicaciones en la Unión Soviética ruso, que a la vez salpicaba su prosa e incluso resultaron imposibles en el futuro previsible, su poesía de la jerga de los bajos fondos, que aunque se hicieron con gusto en el extranjero. conocía bien desde las cárceles. Hombre En 1972, al poeta le dejaron escoger entre un tímido y a la vez cáustico, nervioso e nuevo proceso, y la consecuente condena, y intrépido; un exilio en el extranjero. despreocupado: no se acordaba de sus propios increíblemente sensato pero escritos —en realidad no sabía si un poema Brodsky vivió en Inglaterra y luego en era de su autoría—, pero aprendía de memoria Estados Unidos, donde trabajó como profesor los de poesía en lengua inglesa en varias preferidos (de esta manera aprendió el inglés). universidades prestigiosas. Escribió poesía en Decía que le importaba el proceso de escribir ruso y prosa en inglés. En 1987 fue larguísimos poemas de sus poetas ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 y no el destino de sus obras. Su carácter se Obviamente, tampoco se dio cuenta de que él definía por no tomarse a sí mismo en serio. continuaba por el mismo camino, y daba un paso adelante, como debe ser, con el otro pie, Brodsky fue discípulo y heredero legítimo de para crear una poesía totalmente masculina, la Anna Ajmátova, es decir, de todo el Siglo de más masculina de toda la poesía rusa, Plata, incluyendo y admirador de Zabolotzki. Le correspondió la misión de renovar la poesía la del viril y atronador Maiakovski. rusa mientras conservaba su altura literaria. También enfocó su atención en la relación entre el hombre y los demás habitantes del mundo, en primer lugar, los consideramos que “objetos inanimados”. Brodsky sabe muy bien que sí son animados, es decir, que sentimientos, tienen alma, pensamientos, ideas; eso le parece tan obvio que lo da por sentado. Lo que más le interesa es lo que todos ellos piensan sobre sí mismos y sobre el ser humano. Muchas veces el hombre es la parte menos importante, pensante y animada de todo lo No sólo dio un paso adelante en el desarrollo que se percibe. La conducta humana, en de las formas poéticas —los nuevos ritmos y primer lugar la suya propia, para Brodsky es rimas, el nuevo lenguaje del siglo XX—, sino objeto de ironía amarga y seca; mientras las que, principalmente, continuó desarrollando la cosas conservan el sentido de sus actos y comprensión poética del mundo y del ser sentimientos, los hombres solamente tratan de humano, de sus ídolos y sus maestros. Jamás aliviar admitió que su gran maestra, Anna Ajmátova, significado, pero, con cada movimiento y Marina Tsvetáieva, su otro ídolo, crearan errático, hieren, destruyen y maltratan a los poesía demás, a sí mismos y al orden del universo. de algún modo “femenina”. el dolor de la separación del ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 pero por fortuna no es apta para el coro, *** no es extraño que por estas palabras ninguna me premie con las piernas en mis Siempre dije que el destino es un juego. hombros. Que no hace falta el pescado si tengo caviar. Estoy sentado a la ventana a oscuras; como un Que el estilo gótico vencerá en teoría tractor Como la capacidad de chuzar sin ser chuzado. El mar ruge detrás de la cortina. Estoy sentado a la ventana. Veo un olmo. Ciudadano de una época de segunda, Yo amé a pocas. Pero mucho. Yo pensé que el bosque es una parte del leño. Que no necesito una mujer si tengo su rodilla. Que el ojo ruso se cansa de levantar el polvo Con las pestañas y reposa en la torre de Estonia. Estoy sentado a la ventana. Lavé los trastos. Fui feliz aquí y no lo seré más. Pensé que la lámpara tiene miedo al piso. Que el amor, como acto, carece de verbo. Que no supo Euclides que cuando las cosas Llegan al cero, adquieren el Tiempo. Estoy sentado a la ventana. Recuerdo el pasado. A veces sonrío, a veces escupo. Yo dije que la hoja destruye la yema. Que la semilla en un mal suelo nunca germina; que los prados y los pastos son un ejemplo de necedad del hombre. Estoy sentado a la ventana, abrazo las rodillas, En compañía de mi propia sombra pesada. Mi canción no tenía melodía, orgulloso acepto que también de segunda son mis mejores ideas y a los días futuros las obsequio como un ensayo de la lucha contra la asfixia. Estoy sentado en la oscuridad. Y no es peor la oscuridad adentro que la exterior. ISBN 0124-0854 *Natalia Pikouch (Ucrania, 13 de mayo de 1952Medellín, 26 de marzo de 2007). Filóloga y pedagoga, fue profesora de literatura en la Universidad de Antioquia. Coautora del volumen de cuentos Cucarachita Martínez, publicó numerosos ensayos críticos sobre literatura, y los libros El botón azul (Premio Rafael Pombo de Literatura Infantil, 1983), Poesía para niños. Antología de la poesía escrita en español (Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, 2000) y Cinco ensayos sobre literatura rusa contemporánea (Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, 2007), del cual extractamos el texto aquí reproducido, pp. 77-82. . Nº 133 junio de 2007 ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 Semblanza de Mario Escobar Velásquez Lucía Donadio A veces llega al taller con sus escritos trasegado la vida, esa materia infinita e escondidos entre los libros que trae. Cuando le inescrutable a los libros; manos curtidas y preguntamos quién escribió ese texto que veloces; manos que hacen vino de naranja y acaba de leernos, con timidez responde: “el que amasan historias con la misma pasión con hijo de mi mamá”. Su barriga parece preñada que un buen panadero amasa el pan. Manos de historias. Escribir es como una preñez, me que penden de esos brazos que abrazan a la dijo alguna vez. Una preñez que él va dando mujer y al hijo como si fueran las ramas del a luz mientras escucha el sonido de la cedro guino. quebrada antes de tiempo, como un capitán de barco y el canto de los pájaros que atiborra de bananos en A los talleres llega siempre la terraza donde dispuesto a zarpar. Se dirige a sus grumetes consiente a las clavellinas, para luego con amor, firmeza y humor. Sin escrúpulos enclaustrarse a alimentar a sus criaturas. nos llama “dientelata”, “frente de acantilado”, Preñeces de años como los 25 que tardó en “glabro” o cualquier otro vocablo que se le escribir el cuento “Sabor a fierro”, en el que ocurra. Desde el primer día comienza a retrata cómo la violencia se ensaña con los zarandear la nave, incluso antes de que el más débiles, los civiles. Su cabello gris barco leve anclas. Palimpsesto, hipálage, parece la cima soleada de uno de nuestros fungible, garlar fueron las primeras velas que nevados, que seguramente lo habrá hecho enarboló en los mástiles ante nuestros llorar de emoción al contemplarlo, con esa perplejos rostros. “Traigan cinco frases con mirada honda, insondable, que escarba lo que cada una de estas palabras y busquen treinta ve, como queriendo no olvidarlo nunca. Esas títulos posibles al cuento que acaban de cejas espesas como bosque no me han dejado escuchar…y el que no alcance a hacerlo, ver el color de sus ojos, que miran hurgando mejor no venga la próxima semana”. en las profundidades del alma, para luego inundar con interesantes y frases hermosas, personajes con tramas profunda Algunos huyen permanecemos en asustados. la nave, Otros vamos caracterización las novelas y cuentos que sus descubriendo que detrás de ese avezado manos hilan. Escribe con esos dedos gordos capitán se esconde un auténtico maestro que como murrapitos trabajadores. Manos que han ama enseñar y que convierte el frío pizarrón ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 en altar donde el verbo se hace carne. tantas veces como sea necesario, sin tragarse Enamorado con palabras desconocidas, saboreando cada frase, historias como Marimonda, travesía por la cada párrafo, cada historia; buscando entre selva llena de colores, sensaciones, olores y líneas los amarres del texto y la belleza de la sorpresas, donde los cocoróes y jujúes de las frase. marimondas se escuchan como en la selva. En su mujer, no los presta a nadie pero se deleita Marimonda brotan ríos de ternura, esa que se hablando de ellos, y transmite esa pasión, esconde detrás del Mario rígido y altanero y incitando al encuentro de nuevos autores, de que aflora en sus textos. obras valiosas, de lecturas que abrazan. Cuando lo veo caminando hacía el salón de Escucha con oído de músico nuestras primeras clases, pienso en Tereso que me hizo llorar, en páginas, con paciencia de relojero corrige los mi negro, en Nila, en Alaín, ese maestro en el errores, con ojos de lince verifica que se encarna él mismo como en ningún otro significado de las palabras que usamos, con personaje, aunque ha confesado ser vengativo rabia como Tereso y peleador como mi negro. inconsistencias y con alma de maestro anima Recorro el camino de Cuando pase el ánima a seguir en la tarea. de la palabra, seduce Celoso de sus libros, como si fueran de campesino protesta ante el las sola y me alegra cuando confiesa que escribió ariquipe y se sonroja reconociendo su error. Nos cuenta que fue grumete como nosotros, y *Lucía Donadío. Escritora, dirige un taller de escritores que con tesón, disciplina y talento navega por en la Universidad Eafit. Este breve texto fue escrito en esos mares anchos y profundos de donde surge la literatura, buceando en aguas que casi tocan las entrañas de la tierra, sin más escafandra que el lápiz y el papel. A veces se traga las palabras como un niño asustado, haciéndonos recordar a ese niño que todos llevamos dentro, hasta que algún “dientelata” o “frente de acantilado” le pide que hable más claro. Intuyo que como buen escritor, navega mejor en ríos de palabra escrita. Nos enseña el amor por el diccionario, ese océano de palabras cuya riqueza y variedad es infinita. Y comparte con Borges que decía “cada palabra es una obra poética”. También nos enseña a leer despacio y a releer 1998 como un ejercicio para el Taller de Escritores de Mario Escobar Velásquez, del cual hizo parte. ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 Sobre Tierra de cementerio de Mario Escobar Velásquez Luisa Cecilia Flórez Ruiz Transcurren los episodios de sentí la voz de la sabiduría diciendo: “...Cuando tiene a la juventud uno no la esta novela en un pueblo del merece: ni siguiera la entiende. Es raro pero se viejo Caldas. la sabe únicamente al perderla… Pero el En ella se relata la experiencia de un joven maestro de escuela que sueña con “saber cosas más altas y verdadero valor de las cosas se tasa cuando se pierden, no en su disfrute”. enseñarlas: no primeras letras. Lo que yo quisiera es parecido a esto: una biblioteca enorme, y yo en ella con mucho tiempo”. Sueño que efectivamente se cumplió en el mismo autor: maestro, pero de cosas más altas, maestro de la más importante de las artes, de las letras, de las que dicen del tiempo de los hombres, de su entorno, de su forma de percibir el mundo; y tuvo Con Tierra de cementerio (Medellín, Thule Editores, 1995) estamos frente a una novela enmarcada en los finales de la década de 1940, en la que se muestra la forma como la violencia política de esos tiempos afectó la vida de tantas personas. Justicia, iglesia, todos los poderes pintados con el color de los partidos políticos. también su biblioteca, donde Y en el manejo de varios pasó gran parte del tiempo. dramas humanos (Gloria, En el capítulo segundo de la novela se encuentra el lector con una disertación muy interesante sobre la juventud, esa que solemos añorar todos cuando empieza a alejarse por el camino del tiempo; con ella recordé a Sartre y con don Cleo, uno de los personajes, Leonidas, Aura, doña Carmen y el suyo propio, entre otros) el autor nos va diciendo sentimientos de y situaciones vitales como el amor, la búsqueda ávida del placer o la amistad cómplice. ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 más de novela que de la vida, y Se siente además, en el entonces ahondo en esos años y recorrido sin frenos de estas encuentro allí todo fresco y páginas, el ritmo de la poesía, permanecido...” como cuando dice: “Sentí muy apagado el pito de Mario Escobar describe en un policía en la plaza. El cabo estas páginas gentes y calles tiró de una cadenita y de un cubiertas por noches desoladas, bolsillo de su camisa salió un noches de puertas y ventanas pito. Lo sopló con una maestría cerradas por la fuerza de la lenta, y me pareció oír lejano, por un río de violencia. De un limpio bagaje de palabras va tierras bajas y cálidas a un vaporcito de emergiendo un momento de la historia política paletas que iba corriendo arriba, empeñoso. de Colombia, aprovechando como espacio Me gustó ese silbo”. O cuando, al referirse a narrativo un pueblo en el que Gloria, nos cuenta la tristeza: “Para los otros personajes, los mejores representantes de la domingos no exultaba ya: estaba triste sin que identidad del país: un cura con doble moral; me cupieran dudas, otra vez. Yo a la tristeza la una mujer soltera en embarazo rodeada por el conocía. Me acompañaba desde muchacho. típico escándalo; un jefe de policía manejador Tristeza he tragado, demasiada, para no del poder según sus propios intereses; una reconocerla en los estragos que causa. Y yo casa de prostitución con una dueña vieja, fea y veía la enormidad de la tristeza de la ojiverde. triste, donde trabajan prostitutas ocasionales, A mí, entonces, me dolía. Me dolía por ella. descritas por el autor así: “Siempre había una Por todos los tristes. Por mí, me entristecía nueva, ninguna hacía carnes viejas y se le veía sitúa a sus con ella en consonancia de la cara de poquita cosa, y se le versos pareados”. notaban los dientes cariados. Cargaba unas teticas Tampoco es posible dejar desfallecidas y trajinadas y se pasar, de entre las muchas usaba una piel granulosa. No frases poéticas de la novela, incitaba, ésta que despedidas”; en este cuadro de nos habla del gris como pasado, ese que tenemos personajes todos y que duele, suele faltar la chismosa que no doler muy profundo: “A inventaba, pero que muy bien veces recuerdo todo eso, comunicaba; las niñas buenas y años y años pasados ya. Me parecen cosas tampoco las podían casaderas; las damas que conformaban los ISBN 0124-0854 Nº 133 junio de 2007 grupos al servicio de la iglesia; dos maestros atreven a hacerlo; él, en cambio, lo ha tristes como las noches del pueblo y una asumido como parte de su estilo, no sólo en mujer hermosa, de ojos verdes, que llegó, esta novela sino en toda su obra. Es fascinante causó revuelo en las vidas de muchos, cuando va diciendo por ejemplo que “las especialmente en el corazón de uno de los cosas empolvecen”; esa verbalización del maestros, y luego, para no empezar a sustantivo le da vida, dialéctica, a nuestro envejecer prostituta, idioma, es la posibilidad de decir más con las simplemente buscó su muerte, enalteciéndose mismas palabras. Con su estilo nos está a través de ella, yéndose dignamente, cubierta, diciendo que el idioma es para explorarlo, a pesar del cura, con tierra bendita del para conocerlo, para manejarlo, no para cementerio. aquietarnos con él. Mario Escobar presenta como cualquier con su estilo la posibilidad dialéctica de la No hay que dejar de mencionar a un personaje lengua castellana, la versatilidad que nuestras que sin duda impacta, como doña Carmen; su palabras se merecen. destino duele y es la muestra clara de la ingratitud de los hombres, de la ingratitud de Por último, aunque no soy especialista en el un pueblo: esa vejez en soledad, esa muerte significado de los colores, algo me dice que solitaria y ese ver pasar el tiempo: “El tiempo esta novela tiene por color el amarillo, como también ofende a las cosas, eso es lo que el vestido de la ojiverde, como la tristeza del quería establecer. Hasta la pared fue el tiempo maestro y como las despedidas, esas que, la por el cuadro para, con dedos de días, intuición nos dice, son para siempre, así como marcarlo de años. Un día y otro día: seguidos. el sentimiento que queda en el alma después Así pasan. De a uno, pero siempre.” Ese es el de leer la novela. Ese es su color, el que tiempo de todo lo que habita sobre la tierra, de recuerda la tierra de los funerales, en especial los hombres, los animales, los objetos y cuando hay invierno. también el de los sueños, el que los enmohece, los carcome y a veces los arrebata para El maestro escritor decía que no había llegado siempre, los sepulta sin su dueño. Entonces es a ser nadie, que había defraudado a muchos y cuando se sigue viviendo, dolorosamente, sin a él mismo; yo no sé entonces qué esperaban ellos. y qué esperaba él, porque creo que con su obra ya ha erigido un mundo, no sobre la arena resbaladiza, sino sobre las palabras, esas El manejo de las palabras es algo que que, con el arte del cojo Hefesto, entrelazó caracteriza muy especialmente a este escritor, con firmeza para perdurar, para no morir, para ya que pocos lo saben y más pocos aún se seguir hablando después de la muerte. ISBN 0124-0854 *Luisa Cecilia Flórez Ruiz. Abogada y escritora. Perteneció durante varios años al Taller de Escritores de Mario Escobar Velásquez. Un cuento suyo fue incluido en la Antología comentada de la literatura antioqueña de Mario Escobar Velásquez, cuya segunda edición será próximamente publicada por la Editorial Universidad de Antioquia. Nº 133 junio de 2007