Poesía rusa del siglo xx

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ISBN 0124-0854
Nº 133
junio de
2007
presentación
Una condición absoluta al querer rendir homenaje a la memoria de los muertos
debería ser la intimidad, por un lado (que equivale casi al silencio), y, por otro, la preferi- ble
referencia a sus obras y creaciones que es, al fin, lo que da sentido a la vida de un ser huma- no.
De continuo, sin embargo, incurrimos en patetismo s y falsos sentimientos de bondad (del que
hace el panegírico y del que ya no lo puede oír ni leer) que más bien apenan y aplazan los
deseos del homenaje para un minuto, tal vez, de verdadera soledad.
Mario Escobar Velásquez, escritor; y Natalia Pikouch, profesora, traductora y ensayista,
anduvieron durante muy largos años por salones, patios, jardineras y cafeterías de la
Universidad de Antioquia ejerciendo el oficio de la docencia y dejando también una huella que
quedó marca- da en varias generaciones que pasaron por sus manos, por su palabra, por la
influencia de sus disímiles temperamentos y sentidos de la vida.
Escobar Velásquez (Támesis, Antioquia, 1928-Medellín, 2007) es autor de una obra
relativamente extensa en los géneros de novela y cuento, con un reconocimiento suficiente
como para decir que está al lado de los más importantes narradores colombianos, y fue durante
más de 20 años director y guía del Taller de Escritores de la Universidad, dando en ello con un
caudal importante de autores que, bajo su protección y también bajo su recio temperamento, hoy
figu- ran en ámbitos literarios locales y nacionales.
Natalia Pikouch (Ucrania, Rusia, 1952-Medellín, 2007) contaba con una risa y un sentido
irónico de la vida suficientes para querer salir muy pronto de la adusta Unión Soviética que le
tocó vivir, y para amar la literatura con una altísima dosis de contagio y de utilidad para la
Universidad. Ella le publicó ensayos, antologías y traducciones. La Agenda Cultural rinde
homenaje en esta edición a dos profesores y creadores que trabajaron de muy buena gana en la
Universidad de Antioquia y dejaron aquí y en todo su contorno una estela de gratitud y de
talento que hoy se corrobora en las obras que dejaron a la sociedad y a la cultura. Como verá el
lector, es un homenaje cálido y justo, sin altos ni banales tonos. Un homenaje como al oído de
su memoria, que hoy vive entre nosotros.
Luis Germán Sierra
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junio de
2007
El señor
de Thulé
Por Claudia Ivonne Giraldo Gómez
La última vez que lo vi fue en
llegar a ser lacónico, había sido años atrás,
uno de mis mejores amigos.
televisión
cuando
concedía
una entrevista; y una frase
que dijo en esa ocasión
Lo conocí a mediados de los años setenta
cuando yo todavía estudiaba bachillerato.
me sigue
Mario tenía, además de una familia numerosa,
inquietando dolorosamente en este tiempo en
una industria propia, Industrias Maro, detrás
que ya no está, definitivamente: como solía
de la calle Colombia, por la 68. Allá me invitó
hacerlo en los últimos años, Mario le
nuestra amiga común, Emma Lucía Ardila o
respondió,
al
Malú, como él le decía. Estaba sentado ante su
periodista, sin dar mayores explicaciones, que
escritorio desde donde atendía, con ese trato
él no tenía amigos. Más que por la frase, por
franco que revelaba su práctica de la
el tono y por el gesto, entendí su soledad y
buenagentura, a sus empleados y operarios. Al
supuse
contundente
su
y
resuelto
frente,
desencanto.
su
máquina
Sin embargo,
de escribir
ese
y
los
cerros
de
hombre
que con los
años se había
hojas
vuelto
escritas de
solitario y un
la
tanto
hosco,
en la que
parco en el
entonces
hablar
hasta
novela
se
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2007
empeñaba sin que nadie supiera, sin que nadie
siempre cosas hondas, alegres o tristes, pero
lo conociera en el medio literario. Desde ese
hondas.
día, Mario se convirtió en parte fundamental
de mi vida.
Cuando las dificultades económicas y la
necesidad de apartarse de todo y de todos lo
En aquellos días de la adolescencia que suelen
hicieron decidir comprar unas tierras de una
ser luminosos y hasta deslumbrantes, ese
finca a la que bautizó Thulé, en Urabá,
hombre de unos 45 ó 46 años que era escritor,
empecé a recibir unas cartas desoladas y
muy buen lector y además atractivo, fuerte,
hermosas, donde me contaba de sus bregas
pleno de energía de vida, me pareció
con la tierra, los acreedores, sus angustias
encantador. Supongo que yo le produje esa
íntimas y también de la exultación que le
mezcla de ternura y compasión que nos
producía esa naturaleza en la que se
inspiran los jóvenes que en algo se nos
encontraba sumergido. Pero, sobre todo, me
parecen. Tomar con él café en el Le Gris,
contaba
recibir sus cartas aunque se encontrara en la
evolucionaban
ciudad, comentar sus textos y los míos, se
argumentos; de sus dificultades con la
fueron haciendo parte de las cosas buenas que
escritura, su pulir y pulir las frases hasta que
me pasaban.
le quedaran perfectas, de cómo había días en
de
sus
sus
novelas,
de
cómo
personajes,
sus
que sólo dos frases le ocupaban el tiempo.
A pesar de los golpes y fracasos, de su
permanente desarraigo, de un cansancio de
Recuerdo su entusiasmo grande cuando
vida que se le hacía a veces insoportable,
recibió el premio que lo situaría desde ese
Mario no había perdido aún el entusiasmo por
mismo momento en un lugar importante
la vida y ese sentido agudo de la observación
dentro de la literatura regional y del país: nos
de sus propios mundos interiores, de los de los
volvimos a encontrar en el café Le Gris del
demás, y hasta de los de los animales y las
centro; me llevaba de regalo un ejemplar de
plantas que se convertían en personajes
Cuando pase el ánima sola, premio Vivencias
protagónicos en su vida, en sus novelas y en
1979. Y la sonrisa no se le lograba quitar del
sus cuentos. Mario era en ese entonces un
rostro. La espera había dado sus frutos y él,
hombre alegre, curioso y lleno de pasión por
que sabía de esperas, supo conservar esa
la vida, por las mujeres, por la literatura. En él
compostura que hoy pocos logran ante el
vida y literatura eran lo mismo. Sus palabras
triunfo, a tratarlo con el cuidado y la cautela
eran tan literarias cuando hablaba como
con la que el cazador de sus cuentos vigila al
cuando escribía y por eso escucharlo era
tigre que acecha.
fascinante,
siempre:
nunca
pequeñeces,
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Movido por la firme decisión de dedicarse
autor esté en primerísimo lugar dentro de la
sólo a la escritura, la aventura en Urabá tuvo
literatura nacional.
que terminar y regresó a Medellín donde
comenzó su tarea como director del Taller de
A Mario le faltó reconocimiento. Esta ciudad
Escritores de la Universidad de Antioquia y
que es tan generosa en críticas es avara en
de otros muchos, en los que continuó con el
homenajes y en gratitudes. Creo que él pasó
oficio que había interrumpido años atrás, el de
por encima de todo eso y se alejó con
maestro. Creo que los talleres enriquecieron
dignidad de todo vano empeño. Por eso lo que
su vida durante más de veinte años, pero
decía venía medido y pesado a fuerza de
también creo que ese trabajo, que es como un
callarse y creo que de morderse muchas veces
apostolado donde se está solo, lo fue
la lengua. En su casa en Manrique, mientras
cansando, silenciando. Pero sus silencios
bebíamos el café tinto oscuro que tanto le
largos nunca ocurrían en su escritura: siempre
gustaba, decía sus pocas cosas, se quedaba
estaba escribiendo, siempre trabajando en su
absorto mirando a través de la ventana el
última novela. En los últimos años Mario
paisaje que le gustaba: las flores en la terraza,
seguía luchándose la vida y la escritura, a
los árboles que daban a la quebrada, su
pesar del cansancio.
música. Y de nuevo, en la despedida, el señor
de Thulé nos abrazaba a Malú y a mí, como si
En su obra Mario ha dejado constancia de un
aún fuéramos las niñas de entonces.
mundo que desaparecía paulatinamente, un
mundo y un modo de entenderlo que él ayudó
a develar: ese hombre que se pasea por todas
*Claudia Ivonne Giraldo. Licenciada en Filosofía
las novelas, que tiene tanto de él, ese Alaín
y Letras, escritora y docente universitaria.
Calvo que se mueve entre el amor, la ternura y
la violencia por parajes rurales, exiliado de
una ciudad que ni le gusta ni entiende, es un
mojón entre dos épocas. Representa no
solamente los viejos valores que identificaban
al varón de la primera parte del siglo XX, sino
que lo critica y reconstruye a través de la
introspección más honesta y profunda, sin
cobas ni ínfulas. Por otro lado, sus historias de
animales constituyen, tal vez, un nuevo
género en la literatura colombiana, que por su
belleza, fuerza y originalidad, merecen que su
Codirectora de la Revista Odradeck, el cuento.
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Entre amigos
Iván Hernández
Se conocieron hace ya muchos
años, treinta tal vez. Hernán
ucraniano. Ese día comenzó una amistad que
todavía persiste.
Botero era entonces profesor de
Días después se ven de nuevo. Natalia le
literatura rusa.
El día en que los
cuenta que es madre de un bebé que vive en
presentaron, Natalia Pikouch iba vestida de
Kiev con la abuela. El niño nació en
manera elegante y distinguida; los ojos, muy
Colombia y ella, ante la imposibilidad de
grandes, muy verdes y muy tiernos, miraban
darle el sustento, se ha visto obligada a
el mundo con nostalgia y melancolía.
separarse de él y enviarlo a Rusia; muy pronto
lo traerá a vivir a su lado. Si ahora lucha por
Ese mismo día, Natalia le dijo que más que
establecerse en Colombia, es porque quiere
rusa ella era ucraniana. Hernán entonces le
que su hijo viva y crezca en un medio que no
habló de Taras Chevchenko; de sus romances
sea el asfixiante y enloquecedor de la Unión
de temas populares, perfectamente enraizados
Soviética. Ella nació y creció en el miedo
en la tierra y en sus gentes; de sus novelas, en
propio
las que se cuentan historias de muchachas que
dispuesta a hacer todo, casi todo, para que él
vagan por la estepa en busca de oficiales del
corra con mejor suerte.
del
régimen
comunista,
y
está
ejército, a quienes adoran…; de sus pinturas,
en su opinión muy bellas. Mientras Hernán
Durante un tiempo Natalia asiste al curso que
habla, Natalia lo escucha con asombro. De
Hernán dicta en la universidad. Ella lo oye
pronto él se da cuenta de que Natalia está
siempre con asombro y entusiasmo. A veces,
llorando.
sólo a veces, interviene en clase. De tarde en
tarde él le pide que lea en ruso un fragmento o
Ella le ruega que continúe, que la disculpe,
un poema de un autor. Cuando salen de clase,
está muy emocionada. No entiende cómo, en
ya en la cafetería, hablan de Rusia, de sus
un país tan lejano y tan distante, pueda existir
escritores, su música, su ballet y su teatro. No
alguien que conozca tanto al poeta nacional
en todo, sin embargo, están de acuerdo:
Natalia adora, literalmente, a Solzhenitzin, a
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Pasternak y a Gorki, autores por quienes
oyen música, el niño juega. Natalia le habla a
Hernán no siente excesivo entusiasmo; en
veces en español, a veces en ruso. Kolia es un
cambio
por
niño lindo y travieso. Ella lo llama Kolia
Goncharov, Andreiev, Leskov y Lermontov.
cuando están solos o cuando Hernán está con
Hablan de las tradiciones cosacas, de las
ellos. Si hay alguien más lo llama Nico.
comparten
su
admiración
tiranías de los zares, de Pedro I, de San
Petersburgo, de la crueldad del pueblo ruso,
El muchacho crece, estudia, se gradúa como
de los Nicolases y las Catalinas. Natalia está
ingeniero. La noche en que Natalia muere,
orgullosa del ballet ruso; le basta, dice, con
Hernán llama por teléfono a su casa y
mirar un segundo a un bailarín para saber si es
pregunta: “¿Con quien hablo”? y el hombre le
ruso
responde: “Hola Hernán, te habla Kolia”.
o
no;
los
bailarines
franceses,
americanos, alemanes no tienen esa gracia
divina que los rusos poseen por el sólo hecho
Hernán cuelga el teléfono, está visiblemente
de ser rusos: ¿y si no, cómo explicar que haya
emocionado.
existido una Ana Pavlova o un Nijinsky?
*Iván Hernández. Escritor, traductor, editor, y
Comparten su admiración por Chaliapin, se
profesor de literatura jubilado de la Universidad
emocionan oyendo a Mussorgsky, Borodin,
de Antioquia. Ha publicado las novelas De
Stravinski y Rachmanninof; Hernán, sin
embargo, desespera ante la indiferencia de
Natalia por Tchaikovski.
Poco después Hernán le cede el curso de
literatura rusa.
A veces, comparten sus tertulias con el doctor
Alonso Cortés, médico y políglota, quien
toma clases de ruso con Natalia. Hernán y él
hacen muy buena amistad, basada en el cariño
mutuo hacia Natalia; además, seguramente, en
la admiración que cada uno siente por la
inteligencia del otro.
Por esa época, Nicolás, el hijo, está ya con
Natalia. Mientras Hernán y ella conversan y
memoria y Las hermanas, y el libro El señor de la
tienda y otras crónicas.
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Fragmentos de
Diario de un escritor
Mario Escobar Velásquez
que se toque, vea, oiga y huela, ha hecho
***
poco o nada.
Cada autor puede hacer de su novela lo que
a bien tenga, siempre que sepa qué hace.
***
Una
una
Un escritor es, necesariamente, todos los
acumulación de palabras demasiadas, o
escritores que le precedieron. Para no citar
hechos, o de caracteres de personajes, o de
sino al idioma y a la técnica, halló a uno y
éstos, sino una unión armónica de todo eso
otra
con un fin determinado. Este fin lo
aprehender a uno y otra le bastó con leer
subordina todo. Es decir que la novela es
infatigablemente
proclive, debe obedecer a un plan. En una
escritores antecesores. Y entonces tiene lo
buena novela no hay una sola palabra sin
que Quevedo y Góngora y Lope de Vega y
objeto. Ningún hecho, ningún carácter. Nada
Cortázar y Camus y Sartre y Borges y
sobra, y desde luego no falta nada. No hay
Hemingway y Steinbeck y Capote y
que dejar a los personajes a que hablen por
Maugham tuvieron, aprehendido. Así, tal
su autor, expresen sus opiniones, etc. Los
vez hasta esa ristra ilustre de ciegos que se
personajes deben ser ellos mismos, no calco
llamó Homero. Lo único propio en un
de quien los creó.
escritor es el estilo. Porque a veces las
novela
no
es
únicamente
estructurados
los
y
pulidos.
escritos
de
Para
esos
historias son propias, pero a veces las topa y
***
Ninguna
se las bebe para después verterlas. Llamar
buena
novela
separa
a
sus
mía a una novela que he escrito me pareció
personajes del entorno: vibra éste con ellos,
siempre una exageración. En ella hay
ellos vibran con él. Van interminablemente
muchísimo de otros, y basta ser un poco
juntos como los hermanos siameses. El autor
humilde o razonador para entenderlo así. Si
que no logra acomodar el escenario dentro
acaso, si llego a ser tan bueno como deseo,
de la obra, y a sus personajes en él, tan real
pondré en esa corriente enorme de la
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literatura unas gotas de técnica o algunos
femenino de ese capítulo, y que yo traspolé a
brillos para el idioma. Puestos, dejarán de
india fantasma. Y recordé a todos los
ser míos para ser de todos.
amorosos escarceos que nunca culminaron,
y a los cuales siento todavía como un vacío
***
muy parecido a la sed.
Casi entero el día metido en la melancolía,
como en una piscina. Una melancolía
Todo lo recordé, incluido el allá fui feliz, y
viscosa. Es que en la mañana me encontré
que no olvido. Fui feliz, sin saberlo, así
con quienes me compraron la finca de
como se es joven sin entenderlo. Juventud y
Urabá, sobre el río León, abajo del caño
felicidad sólo se saben en la inmensidad de
Tumaradó, y la recordé. Se habló poco de
su valor al perderlas. Como los paraísos.
ella, porque cuando querían decírmela, yo
Como el dinero. Como las mujeres. Pero no
variaba. Y después estuve reorganizando el
sabía por qué me ponían así agrio el día,
capítulo primero de Canto rodado, que
hasta que recordé lo que la saudade es:
publiqué en alguna parte como cuento bajo
tristeza de lo que ya no está.
el título “¿Qué es un siglo patrón?”, que
¿Qué importa? La vida me ha cambiado en
ocurre allá en esa finca.
otra de sus muchas veces. Allá escribí Un
hombre llamado Todero, y terminé mi
Recordé el pasto, seco en el verano, y
primera novela. Allá tuve lo menos de cosas
amarillo, pero que a la menor llovizna
materiales que era posible: un jergón, un
enverdecía como la esperanza. Y al río
mosquitero, una mesa para escribir, cuatro
perezoso y como dormido, pero con tanta
trastos de cocina baratones, ni energía
potencia en
eléctrica,
sus
aguas,
ni
que
no
agua
mostraba. Y
a
la
selva
innúmera,
que entonces
dominaba en
la región. Y
al sol bravo.
Recordé
a
Fela (por Felicita) que es el personaje
corriente, pero sí libros a montones.
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Tampoco mujer salvo en los escarceos con
solamente cuando ya lo tenía encerrado
Fela. En cada vez que salí de allá, para
donde yo quería. Lo mismo son las palabras.
volver, paré al otro lado del río para mirar la
casa que yo mismo me hice casi entera, y el
***
pedazo de paisaje que me cabía en los ojos.
Aunque no me apego a la vida, o eso es lo
Siempre salí triste, y volví alegre. Pero
que creo cuando menos, y a ratos quiero
cuando salí para no volver no torné la cara.
dejarla porque me carga, y tampoco quiero
Le temía a convertirme en estatua de sal,
huesos viejos más frágiles que el vidrio,
como la mujer de Lot, por no aceptar los
respeto empero a todo lo vivo con un respeto
avatares.
fanático.
Pero estaba recordando el final de la novela
Yendo ahora en el carro hacia Rionegro en
Don
Ricardo
procura de algo que mi dueña requería, una
Güiraldes: “me fui como quien se desangra”.
de esas lindas mariposas emigrantes, verdes,
Segundo
Sombra,
de
refulgentes, chocó contra el parabrisas y se
***
desflecó contra él. ¿Qué ruido puede causar
Algunos escritores hablan del “lector” en el
un poco de seda verde de alas y un abdomen
cual
blando? Pero al golpe lo sentí como a un
piensan
cuando
escriben,
para
agradarlo. Salvo las cartas, que suelen ser
mazazo
en
el
privadas y tienen un destinatario fijo, “el
desgarradoramente.
alma,
y
me
dolió
lector” no tiene entidad, sencillamente
porque no hay dos iguales, con la misma
Fui y vine despacio, y entonces podía verlas
cultura, los mismos gustos, etc. El escritor
y frenar para no dañarlas. Aunque son una
no puede plegarse a todos. En su variedad
riada inmensa, de millares de individuos, esa
son los lectores los que deben adaptarse al
muerte me dolió, como las de muchas otras
escritor.
que pude observar tiradas en el pavimento.
Me duelen doble, porque a más de ser vivas,
Cuando escribo no pienso sino en lo que
son bellas.
escribo, batallando con las palabras para que
digan lo que yo quiero, como yo quiero que
***
lo digan. Es toda una lucha: las palabras son
No recuerdo si alguno haya dicho que la
esquivas, quieren desbandarse y uno las
felicidad no es un punto de llegada, sino ir
quiere unidas. Me recuerdan al ganado de
hacia él. Parece tan obvio que sí deberán
Urabá cuando había que meterlo en corraleja
haberlo dicho, aunque yo no lo recuerde.
para vacunarlo. Yo solía decir que era mío
Ahora, con todo eso de hacerme mi casa de
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campo en el lote mío, que compré con
uno sea mejor, sino uno mismo. Nada
dineros de mi trabajo literario, lo aprendí
externo lo logra. Nada hace que uno escriba
muy bien aprendido.
mejor, sino uno mismo empeñoso en
También es hacer: hacer uno mismo con sus
lograrlo. Los “honores” satisfacen al ego. Si
manos, su tiempo, su inclinación. Es
es que se lo tiene inflamado.
sembrar, aunque no vaya uno a comer de los
frutos de sus frutales.
***
En la charca que se hace después de la
Es tener ganas, y, satisfechas, buscarse otras.
cascadita de más arriba, abajo en la
Ganas sencillas y realizables, no imposibles.
quebrada cantora, bailan desde ayer, presos
Esas cosas como añadidas a la creación.
de su liviandad, un galón, una botella, un
frasco y una pelota. Los colores, en el
En el día de hoy fue hacer las brechas para
mismo orden, son: amarillo, verde, negro,
los cimientos de la casa. Sol en la espalda, y
rojo y azul dúplices en la pelota.
sudor a chorros. Y ahora manos mías
cansadas que arden y palpitan. Palpitan.
Parecen vivas esas figuras que trazan sobre
Arden.
la piel del agua giros espléndidos, y real el
baile. Parece que lo gozaran. A veces, por
***
ratos, permanecen en los giros con el mismo
En esta mañana, estando despierto, a eso de
orden, pero luego lo varían. La variedad de
las 6 y media, sentí afuera a la voz que me
conjuntos es amplísima.
gritó: “¡Mario!” contesté con el antioqueño:
Son cosas simples, desechadas y sin valor, y
“¿Qué hubo?” Como no hubo otra voz, salí.
agua
No había nadie. Los perros no oyeron, y
menesteres
callaban. La llamada era únicamente para
empero un conjunto gracioso, bello, sin que
mí. ¿De qué distancias vino esa voz?
se fuerce al término.
***
La belleza es así.
jabonosa,
inmunda,
desagradables,
servida
que
de
hacen
Ser don Efe Gómez y no don Tomás
Carrasquilla.
Tal vez soy yo quien la extraigo de mí y la
entrego a esa danza ya tan larga. La belleza
***
no es algo absoluto que a todos conmueva.
Si los “honores” consiguieran hacerlo a uno
La belleza es una correspondencia entre algo
mejor hombre o buen escritor, pudieran
y el espíritu. Como los imanes, tiene dos
desearse. Pero no lo hacen. Nada logra que
polos.
ISBN 0124-0854
*Mario Escobar Velásquez (Támesis, 1928-Medellín,
2007), fundó y dirigió por más de veinte años el Taller
de Escritores de la Universidad de Antioquia; así
mismo, coordinó otros en instituciones públicas y
privadas. Publicó las obras: Cuando pase el ánima
sola, Un hombre llamado todero, Marimonda, Toda
esa gente, Antología comentada del cuento
antioqueño, En las lindes del monte, Historias del
bosque hondo, Canto rodado, Con sabor a fierro y
otros cuentos, Cucarachita nadie, Historias de
animales, Vida puta, puta vida, Del fervor de la
crónica: veintiocho muestras, Tierra de cementerio,
Muy caribe está, Urabá, en hechos y en gentes 15021980, Diario de un escritor. Extractos, Relatos de
Urabá y Cuentos completos (2 vols.). Los fragmentos
aquí incluidos fueron extractados, con autorización,
del libro Diario de un escritor. Extractos, publicado
por la Editorial Universidad de Antioquia (Medellín)
en 2001, pp. 15, 18-21, 28, 44, 182, 234, 359.
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La poesía y la felicidad
Natalia Pikouch
¿Para qué sirve un poema? Sí, ¿para
movimiento de la actividad, y cuentan con los
qué? Pues para lo mismo que la sopa, los
medios para reproducirla. Los llamamos
zapatos o las computadoras —sólo que el
“poetas”.
poema es más efectivo—: ¡para ser felices! En
verdad, todo lo que hacemos, adquirimos o
El poeta nos hace recordar cómo oír al propio
inventamos lo hacemos con el propósito,
corazón, nos conecta con nuestra propia alma,
consciente o no, de ser más felices. Seré más
¡nuestra propia, no la de él! Cada poema que
feliz si el suelo no me hiere los pies, más feliz
nos toca, que nos gusta, que nos conmueve, es
si no tengo hambre, si puedo realizar el
un hilito de conexión entre nuestro exterior y
trabajo más fácil y rápidamente...
nuestro núcleo. Es como un ovillo mágico del
cuento de hadas que rueda delante de nosotros
¿Y el poema? Bueno, seré más feliz si seré
para llevarnos hacia nosotros mismos. Muchas
más yo. Si me conozco, si me amo más. Pues,
veces encuentra obstáculos en este camino y
a fin de cuentas, ¿quién es el que va a ser
obra como una excavadora. Con cada lectura
feliz? ¡Precisamente, seré esta persona! Pero
abre un pequeño trecho del túnel a través de
¿qué tiene que ver la poesía con eso de ser yo?
las rocas de la insensibilidad. Por eso, un
poema que merezca este nombre nos gusta
Cada vida, cada corazón canta su canción.
más y más a medida que lo volvamos a leer y,
Una especial, para los días soleados y cálidos,
a la vez, nos prepara para los poemas futuros.
otra diferente para los sombríos, otra más para
Hasta que llegue el momento de intensa
las noches solitarias... La vida va cantando
felicidad de encontrarnos cara a cara con
quedamente, pero casi nunca la escuchamos.
nosotros mismos.
Sólo las personas más atentas, más despiertas,
las que se toman tiempo para oír los latidos
Y la poesía teje este camino por siglos —éste
del mundo, los de los corazones propios y
es su oficio—, para cada nación, cada cultura,
ajenos, los del corazón común de una ciudad,
cada idioma.
de una cultura, del universo, advierten estas
canciones y, a veces, las transcriben para
Claro está, el poeta necesita traducir las cosas
nosotros. Son capaces de distinguir la
inexpresables, indecibles de nuestro interior
profunda canción silenciosa bajo el ruido y el
en un lenguaje comprensible, con imágenes
imaginables, con palabras conocidas. Él es un
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gran mago y un traductor de lo mágico a lo
cotidiano. El camino hacia nuestro interior se
Cada nación, cada idioma, no obstante la
convierte en un paisaje, en la vista de un
diversidad de las vidas individuales, tiene su
atardecer, en una queja amorosa o en una
particular modo de sentir y actuar, su propio
descripción de la batalla. Pero el texto
latir, su canción especial, como si cantada en
—¡su
coro, muchas voces separadas, pero una
magia!— original, y así, poco a poco,
melodía común... Este carácter particular se
aprendemos de la magia, de nosotros mismos
expresa en el arte y, en primer lugar, en la
y, sobre todo, aprendemos a encontrar el
poesía. La poesía nacional es la expresión más
camino hacia nosotros y a escuchar nuestra
completa del alma nacional; la poesía en un
canción. En un poema habla todo: las palabras
idioma es el alma colectiva de todas las
y los espacios entre ellas, las comas y su
personas que hablan este idioma. Es diferente
ausencia, los sonidos y los silencios, la
de todos los demás y no puede ser vertida en
manera de construir las líneas y las estrofas, el
ningún otro idioma. Conectarse con esta alma
ritmo y la rima. Todo trae su mensaje
desde una muy temprana edad es un derecho
encriptado, comprimido hasta el máximo que
de nacimiento y una fortuna para cualquier
se desenrolla dentro de nosotros.
persona.
traducido
conserva
su
contenido
La manera como el poeta encuentra el alma
del lector que ni siquiera conoce, también es
*Natalia Pikouch (Ucrania, 13 de mayo de 1952-
mágica: lo halla dentro de sí mismo, que en lo
Medellín, 26 de marzo de 2007). Filóloga y pedagoga,
más hondo ¡resulta unido con el lector! Este
sentimiento de unión con el alma del poeta es
otra fuente de felicidad para el lector.
fue profesora de literatura en la Universidad de
Antioquia. Coautora del volumen de cuentos
Cucarachita Martínez, publicó numerosos ensayos
críticos sobre literatura, y los libros El botón azul
(Premio Rafael Pombo de Literatura Infantil, 1983),
El poeta no adorna ni arregla nada, sólo
descubre la verdad y la cuenta, y si el mundo
Poesía para niños. Antología de la poesía escrita en
español (Medellín, Editorial Universidad de Antioquia,
2000) de cuyo prólogo extractamos el texto aquí
del poema nos parece mucho más hermoso
publicado, y Cinco ensayos sobre literatura rusa
que el mundo de nuestra vida diaria, ello se
contemporánea (Medellín, Editorial Universidad de
debe únicamente a que comúnmente no vemos
Antioquia, 2007).
bien, no somos suficientemente agudos para
captar lo que él es capaz de percibir. Es decir,
la poesía nos entrena para ver la realidad, para
percibir el mundo más completamente, en
toda su grandiosidad y belleza.
ISBN 0124-0854
Mario
Escobar
Nº 133
junio de
2007
Leticia Bernal Villegas
“Este año será, seguramente, ése en el cual
deba morir. Ya he cumplido noventa años,
que es una edad engorrosa. Con ella me
enfado a menudo, como si fuera una persona,
porque está llena de menguas. Le abundan,
como a un jardín en otoño las hojas caídas.
La osamenta se me ha vuelto frágil, como de
vidrio delgado, y fría. Y la piel seca y
correosa. Ésta, en algunas partes, se ha
estirado en tal modo que parece la de otro, y
cuelga, quedándome ancha.”1
Con estas palabras y otras muchas, cargadas
bajo el brazo, llegó una mañana del año de
1999 Mario Escobar a la oficina donde
funcionaba
el
Fondo
Editorial
de
la
Universidad EAFIT. Sin conocerlas, sin
que debía someterse: asignación de un lector;
siquiera ojear el fárrago que apretaba entre su
evaluación; aprobación de dicha evaluación
axila y su codo, le expuse —mecanismo
por parte del Comité Editorial y, una vez
aprendido que, en ocasiones, permite hacer el
aprobada,
quite a las acusaciones de parcialidad que con
establecidos. Con todo el desparpajo del que
frecuencia recaen sobre quien ejerce un cargo
era capaz, me respondió: “yo sé que usted
visible en alguna editorial— las condiciones a
debe dar todas esas vueltas. A mí no me
aceptación
de
los
procesos
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importa lo que diga el evaluador a quien se lo
palabras no eran, en la novela que leía,
mande. La obra es buena, de eso estoy
vehículos de la narración; eran, por sí mismas
seguro”. Tenía la razón.
y en lo que ellas tienen de sonoridad y belleza,
el
“asunto”
narrado:
eran
ellas,
seres
Una vez aprobada y realizado el contrato de
vivientes, las que provocaban el paulatino
derechos de autor, inicié la parte que me
desarrollo de la anécdota; y eran ellas,
correspondía:
literalmente, el carácter de los personajes.
leer
buscando
el
error
ortográfico o de digitación y la frase mal
hilvanada; leer comprobando los acuerdos
El lápiz rojo, instrumento obligatorio cuando
verbales
las
de leer buscando errores se trata, pintó algo en
preposiciones... Ya en las primeras hojas me
las márgenes del comienzo, pero rápidamente
asaltaron sus tildes en desuso; aquellos “en
se me hicieron necesarias las tildes, la
antes”; su peculiar uso de la preposición “a”
preposición
metida entre el verbo y el sustantivo; su amor
imprescindible y las repeticiones y el orden de
a
las frases otras tantas revelaciones de la
la
y
el
repetición
uso
de
adecuado
palabras
de
que
se
acompañaba, como si no fuera paradójico, con
a”
fue
elemento
musical
belleza.
elipses cortas y conscientemente fraguadas; el
placer por trastrocar los órdenes del sustantivo
No sé cuántos errores se habrán ido en la
y del adjetivo... Pensé entonces que las
primera edición de la novela Muy caribe está,
escrita por Mario Escobar durante el tiempo
en que realizaba una investigación histórica,
contratada, sobre el Urabá antioqueño. Y no
lo sé porque, antes de darme cuenta, los había
dejado de buscar; sé que deben ser pocos,
porque el autor era cuidadoso en su labor; y
tengo fe de que sean los menos para, así,
poder compensar todo el disfrute que tuve
durante los días en que pude entregarme a la
lectura de la obra.
Con una alegría franca volvió a la oficina a
recoger los primeros ejemplares del libro y,
unos días después, envió una carta de
agradecimiento, “decidora mucho”, si se me
permite la mala imitación. Conservé de él la
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alegría que le daba su obra y la gratitud de la
1
que era capaz.
Escobar Velásquez, Mario. Muy caribe está. Fondo
Editorial EAFIT, Medellín, 1999. p.11.
Este es el año en el que el hombre, llamado
Mario, no quiso escapar de la muerte, esa
muerte suya, que le acechaba desde 1999:
“Ahora ya no pretendo escapar, y sé que no
habrá zarpazo sino que, tal vez, iré cayendo
en sus brazos descarnados, en ELLA,
construida solamente de dientes y de huesos.
Hace días que está conmigo, acá en la alcoba
donde escribo. No dejo de verla, en cuclillas,
abiertos los fémures, impúdica, sin velos,
agrisados sus huesos de ir por el tiempo, vieja
también mi muerte. Envejeció esperándome.
Ya no la urgen los zarpazos. Moriremos
juntos. […] Me mira atenta desde muy más
hondo que su cuenca sin ojos, paciente.
Parece preguntarse qué escribo tanto, y para
qué. Sobre todo, esto. Porque, para ella, para
sus saberes, todo acaba desapareciendo.
Pero, por cortesía suya suma, de gran dama
descarnada adquirida en centurias, aguarda
sin impacientarse, dejándose ver, a que yo
acabe lo mío. Sabe que de ella no hay
escapatoria.”2
Y Mario Escobar acabó lo suyo. Ahora
empieza el oficio de la memoria, en el que no
existe el año de la muerte de un autor que,
como muy pocos en la literatura nacional,
supo que lo humano sólo se revelaba en la
obra creadora del lenguaje.
2
Ídem. pp. 11-12.
*Leticia Bernal Villegas. Académica e investigadora,
fue fundadora y directora del Fondo Editorial Eafit.
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Mi Mario Escobar
personal
Fabio Zuluaga
Mi papá es como un bonbonbum:
Antioquia, donde él dirigía el Taller de
duro por fuera y blando por dentro.
Escritores, por entonces sin costo alguno. Me
Mario Leandro, hijo
llevó al taller un alumno de la Facultad de
Ingeniería a quien dictaba un curso de
Conocí
a
Mario
Escobar
Velásquez una mañana del año
Química conceptual e historia de la química,
en el cual yo hacía alusión al pasaje de Cien
años de soledad donde se menciona la
ochenta
en un salón de la Facultad de
Comunicaciones
de
la
Universidad
de
alquimia. El alumno supo que yo era un
escritor clandestino y pensó que debía estar en
ISBN 0124-0854
ese taller donde él ya estaba. Cuando
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yo era incapaz de conseguirme una debido a
entramos, vi por primera vez al
lo tímido que era y a lo
Mario Escobar de carne y
acomplejado que vivía con mi
huesos que años atrás había
nariz aguileña.
visto cuando ganó el Premio
Nacional
de
la
revista
Al terminar el taller tomamos
Vivencias, y cuya imagen de
tinto
en
la
Tarzán en plena selva, pero con
Comunicaciones,
revólver en vez de cuchillo,
presenté y le dije que era
publicada en un periódico de la
Ingeniero Químico, profesor
ciudad, se me había fijado en la
del Instituto de Química, y que
mente.
desde
mis
cafetería
me
quince
de
le
años
buscaba la clave de la creación y que ya la
En ese momento el Maestro estaba dibujando
había hallado con el modelo del árbol en su
con una tiza un enorme árbol en el tablero,
taller esa mañana. No fue más lo que le dije al
para explicar lo que según él es la estructura
Maestro aquella remota mañana de miércoles
de la novela, un árbol con ramas (historias
de la cual ya nada más recuerdo.
secundarias), con varios personajes, análisis
minucioso
de
asuntos
y
situaciones,
Eso fue suficiente para que el maestro Mario
desembocando todo, como en el árbol, en el
me aceptara en su Taller de Escritores y me
tronco central. Para él la novela es pues
brindara su incondicional y generosa amistad,
análisis, y casi siempre que una novela falla es
a tal punto que soy uno de los no muchos
porque le falta algo. Cuando yo vi ese
privilegiados que podía ir a visitarlo cuando
esquema comprendí que era lo que yo estaba
quisiera,
buscando desde mis quince años, cuando en
previamente. Fui siempre bien llegado a sus
mi barrio, siendo apenas un muchacho de
refugios de Santa Helena, el primero cerca al
liceo, sentí un fuerte deseo de ser creador en
sitio Sajonia, y el último, el actual donde
cualquier cosa y empecé a preguntarme,
reposan sus cenizas, adelante del aeropuerto
“¿cómo habrán hecho los que han logrado
José María Córdova en Rionegro.
con
tal
de
que
le
avisara
crear algo? ¿Cual será la clave de la
creación?” Pero en ese entonces no sabía qué
Una sesión antes de terminar el Taller, le llevé
tipo de creación quería, aunque todo indicaba
mi primer cuento, escrito bajo su concepción
que era en el ámbito literario porque escribía
del cuento, aunque por entonces él no exigía
poemas y cartas de amor por encargo de mis
escribir uno durante el Taller. Mi sorpresa fue
amigos cuando peleaban con la novia, ya que
grande cuando dedicó la última sesión a
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analizar mi trabajo y a corregir detalles. Ese
recibí
cuento, titulado “Mi mamita viene ahora” se
apresurarse para publicar, buscar la perfección
lo
como
de la obra por la obra misma; sólo llevarla a
reconocimiento a las luces que me había dado
feliz término lo más perfectamente posible, es
para llevar a feliz término mi fuerte impulso
ya motivo de alegría y satisfacción profunda
de los quince años: ser creador de algo.
para el artista aunque otros ni la conozcan.
dediqué
a
Mario
Escobar,
sus
sabios
consejos,
como
no
Hacer un listado de por lo menos cien títulos
Esa idea del género cuento, preconizada por el
posibles para escoger el que mejor convenga a
Maestro, me funcionó y todavía me funciona.
la obra, nunca hablar de lo que se está
El cuento como síntesis, un solo personaje, un
escribiendo para no perder la fuerza narrativa.
solo asunto, un solo entorno, que no admite
colas, ni varias historias, que casi siempre
Para escribir, Mario necesitaba sentir calor en
cuando falla es porque le sobra algo, que se
los pies y siempre debajo de sus escritorios
debe
claramente
colocaba una lámpara que encendía a la hora
expresada en la introducción a su Antología
de la creación literaria. El escritorio que usaba
comentada del cuento antioqueño en la cual
en su casa de Manrique no es de madera ni de
incluyó un cuento mío, y en la introducción
metal: está cubierto con baldosín blanco.
que Mario hizo en el libro Antología de Abel
Hacia las ocho íbamos a dormir; Mario era un
López Gómez, veinticuatro cuentos y dos
hombre tempranero para ir a la cama y se
novelas, publicado para dar inicio al ya
acostaba a leer mientras se dormía. Dormía en
desaparecido
la
una pieza sobre un colchón tirado en el piso,
Cooperativa de profesores de la Universidad
con su ángel guardián al lado: un revólver
de Antioquia, del cual fui coordinador por
cargado y listo para ser disparado en caso de
varios años.
necesidad. Él se ufanaba de ser un disparador
morder
la
cola,
Fondo
está
Editorial
de
mortal,
aunque
nunca
lo
En la intimidad de sus refugios,
comprobé y debió serlo porque
luego de degustar los deliciosos
en otro tiempo fue un gran
fríjoles que el mismo preparaba
cazador, como Hemingway.
para los dos y la leche y las
Yo
abundantes
muy
contigua y también en el suelo,
dulcero), en medio de la noche
en un colchón. Él tenía una
engrillada y de las luciérnagas
gran
abriéndose paso a través de la
transformar
niebla,
espacio que adquiría para sus
panelitas(era
compartimos
muchas
intimidades; hablamos de la creación literaria,
dormía
en
la
pieza
capacidad
y
adecuar
para
el
propias necesidades de escritor, y así lo vi
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transformar el ubicado en Manrique, con
Varias veces hablamos de las maravillas del
jardín incluido, donde vivió durante los
agua
últimos veinte años con su esposa Alba Lucía
conocimientos sobre ella. Él quería escribir un
y con el hijo de ambos, Mario Leandro.
libro dedicado al agua y estoy seguro de que
como
líquido
e
intercambiamos
lo debe de haber dejado muy avanzado porque
Mario llevaba
unas agendas bellísimas,
le pasé mucha información química que he
verdaderas obras de arte, que preparaba
consignado en una novela mía próxima a
cuando compraba, con fotos de animales,
publicar. En la entrevista que le hice en el
paisajes,
las
periódico Alma Mater, en el año dos mil, para
engalanaba con toda la belleza de este planeta
conmemorar los veinte años del Taller de
Tierra. Cada noche escribía en ellas todo lo
Escritores de la Universidad, lo forcé a que
que había observado en el día y que le hubiera
dijera en público lo que siempre me dijo en
llamado la atención, así como frases o
privado: “Para mí el agua es una prueba de la
expresiones de las personas con quienes había
existencia de Dios, quien no crea en él, que
tratado. Él escribía en las agendas con tintas
crea en ella”. Aunque Mario creía más en la
de varios colores, utilizando estilógrafos,
Virgen del Perpetuo Socorro que en Dios,
algunos muy pesados y finos como uno
cuando en la misma entrevista le pregunté
bañado en oro y que él coleccionaba con
cómo concebía a Dios en ese momento de su
pasión y esmero. Sobra anotar que su
vida, me respondió: “Yo a Dios lo siento por
caligrafía era bellísima y la heredó su
dentro”. Me pareció tan contundente la
maravilloso hijo Mario Leandro, quien ya ha
respuesta, que ahí terminé la entrevista.
tenido problemas en el colegio porque su letra
Cuando le dije que veinte años atrás yo no
no es despegada como la de las generaciones
hubiera sido capaz de entrevistarlo, me
actuales de estudiantes y profesionales. De las
respondió lo que me había dicho en otra
agendas, escritas en tono literario, él iba
ocasión: “Fabio, el alumno que no supera al
sacando
maestro lo traiciona”.
bellas
material
mujeres,
para
es
sus
decir
novelas
y
“chuleando” lo que había sido ya utilizado.
Este ejercicio diario de llevar la agenda y
Para su hijo, Mario Leandro, quien compartió
hacer sus sabios comentarios y reflexiones
los primeros dieciséis años de su vida con su
sobre los más variados asuntos de la vida
padre, los últimos dieciséis en la vida del
cotidiana y de las personas, se constituía en un
maestro Escobar, su papá “era como un
ejercicio continuo para mantener caliente la
bonbonbum, duro por fuera, blando por
mano y le facilitaba el trabajo posterior a la
dentro”. Eso era el maestro, en apariencia
hora de emprender sus extensas novelas.
duro, pero cuando brindaba su amistad era un
amigo tierno y generoso. Su joven esposa, a
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quien enamoró cuando ella fue su alumna en
el Taller de Escritores del Sena, lo que más
admiró fue “la sabiduría de Mario”.
Mario murió el lunes 16 de abril de 2007, pero
sus cenizas permanecieron en su refugio de
Manrique, cerca de la estatua de Gardel,
durante toda la semana y algunos, como el
que esto escribe, tuvimos que ir allí a
despedirnos del Maestro, a cargar sus cenizas
un rato y a expresarle lo mucho que lo
habíamos querido. Para el domingo 22 de
abril las cenizas fueron llevadas por sus seres
queridos a su retiro de Santa Helena, cerca al
aeropuerto de Rionegro, con el fin de cumplir
el último deseo del Maestro: que sembraran
encima de sus cenizas un guayacán. Otra vez
El Maestro escogía un árbol, pero no para
explicar la estructura de la novela y ayudar a
otros a crear sus propias novelas; ahora elegía
un árbol verdadero, un guayacán, pero para
otra cosa: para poner punto final a su última
novela. Q.E.P.D.
* Fabio Zuluaga. Profesor del Instituto de Química de la
Universidad de Antioquia. Perteneció al Taller de
Escritores dirigido por Mario Escobar Velásquez, quien
incluyó uno de sus cuentos en la Antología comentada
del cuento antioqueño, la cual será próximamente
publicada en su segunda edición por la Editorial
Universidad de Antioquia.
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ISBN 0124-0854
Natalia Pikouch
Aída Gálvez Abadía
Corría el año de 1982. Pocos meses antes,
había dictado mi primera clase a los
Visitar a Natalia uno que otro fin de semana
estudiantes del departamento de Antropología
se convirtió pues, en una suerte de inmersión
y como de
la Universidad
en aquello que constituiría el foco de su
programaba el curso de ingreso al escalafón
pasión de buena parte de su oficio literario:
para familiarizar a los nuevos docentes con el
los cuentos infantiles repletos de hadas, ogros,
oficio. Reunidos en la sede de El Hatillo,
infantes juguetones, adultos severos, en
iniciamos la inducción que duraría una
tramas que iban desde el claroscuro de la
semana. Al momento de la presentación de
condición
cada
acento
protagonistas, hasta el triunfo de las buenas
femenino extraño, de una acabada modulación
causas, luego de mil peripecias. A la vez,
en el idioma español: “Me llamo Natalia
Natalia seguía con genuino interés el recuento
Pikouch y soy filóloga ucraniana”, dijo
de mis viajes por la selva del noroccidente
mientras se erguía con un gesto un tanto
antioqueño, donde trabajaba con los pueblos
militar, una rubia pequeña, maciza y de tez
indígenas. Su sensibilidad y apertura de
rosa. La empatía brotó de inmediato entre
pensamiento
ambas, de modo que el curso de inducción
interlocutora sagaz, inmersa en cada instante,
resultó también una coyuntura para acercarme
en cada palabra de la conversación, siempre
al mundo de Natalia y de su pequeño hijo
exigente en cuanto a los matices de ideas y
Kolia. Habitante de un apartamento en un
sentimientos
Bello semirural, que admitía torrentes de luz y
humor marcado por una risa tan sonora como
de verde a través de las ventanas, traslucía allí
ella.
quien,
costumbre,
nos
sorprendió
un
humana
la
y
animal
convertían
intercambiados,
de
en
siempre
sus
una
de
su tierra natal en los platos preparados, en
íconos
y
tapetes
diseminados
por
el
Por avatares de la vida laboral, nuestros
apartamento, en la música escuchada, en los
encuentros se espaciarían en los años 90. De
títulos de ajenos caracteres que sobresalían en
retorno a nuestra amistad en años recientes,
los lomos de sus libros y claro está, en las
hallé a una Natalia que había virado hacia la
conversaciones mantenidas en ucraniano entre
espiritualidad. En algún retorno a Kiev había
madre e hijo.
asumido un compromiso de fondo con el
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cristianismo ortodoxo; en conexión con otras
modalidades de la experiencia religiosa,
abandonó el gusto por el tabaco y por el vino,
redefinió sus hábitos alimentarios y se volcó
hacia la introspección. No dudo que en esa
búsqueda imperaba el deseo de felicidad, el
mismo que animó su texto sobre Poesía para
niños, publicado por la editorial de la
Universidad de Antioquia en el año 2000.
Encaró el curso de su enfermedad con claridad
meridiana y optó por irse, con la certeza de
que mudaba de aspecto, como ocurre en los
cuentos de todas las épocas que revitalizó para
sus lectores. Su muerte priva a la Universidad
y a sus amigos de un talento literario, pero
ante todo, de ella misma.
*Aída Gálvez Abadía. Profesora
Departamento de Antropología de la
Universidad de Antioquia. Ha publicado los
libros: Por obligación de conciencia: Los
misioneros del Carmen Descalzo en Urabá
1918-1941, (Bogotá, Universidad del Rosario,
Instituto Colombiano de Antropología e
Historia ICANH y Facultad Ciencias Sociales
y Humanas de la Universidad de Antioquia,
2006); y coautora de Paragonimosis. Una
investigación multidisciplinaria en salud,
biología y cultura en Colombia (Medellín,
Universidad de Antioquia, 2002) y El mañana
que ya entró. La fecundidad en los pueblos
indígenas de Antioquia (Medellín,
Universidad de Antioquia, 2002).
Nº 133
junio de
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Nº 133
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ISBN 0124-0854
Poesía rusa del siglo xx:
Joseph Brodsky
Natalia Pikouch
El poeta le cuenta al auditorio qué es el
hombre.
Pero nadie lo oye, nadie...
Anna Ajmátova, bajo cuya dirección comenzó
un
serio
trabajo
literario.
Vivía
de
traducciones poéticas esporádicas, y sus
poemas, frescos, irreverentes y brillantes, se
Joseph
(Iosif)
Alexándrovich
Brodsky (1940-1996) nació en
difundieron de mano en mano, como solía
suceder en Rusia en aquel entonces con la
literatura no autorizada, y gozaron de una gran
Leningrado (o San Petersburgo),
admiración y respeto entre los amantes de la
en el hogar de un fotógrafo profesional de la
poesía.
marina soviética y una traductora. Su infancia
clandestinamente al extranjero y pronto
y adolescencia fueron comunes para la época
fueron publicados allí, primero en ruso, luego
y el lugar, pero ya la primera juventud fue
en otros idiomas. Esto no le proporcionó al
diferente.
autor dinero, pero sí le representó un peligro,
Brodsky
nunca
terminó
el
bachillerato —en la Unión Soviética la
educación
secundaria
era
general
Algún
admirador
los
llevó
además de la fama.
y
obligatoria—, y a los quince años empezó a
En 1962 fue arrestado por primera vez y a este
trabajar, primero como ayudante en una
arresto le siguieron otros dos. En total: dos
morgue, luego como obrero metalmecánico en
estadías en las cárceles durante varios meses,
una fábrica.
con interrogatorios de doce horas; dos
entradas
al
hospital
psiquiátrico,
para
No encajó en el sistema educativo ni en el
investigación obligatoria, con el diagnóstico
social. Era totalmente apolítico. No protestaba
de “psicosis antisoviética”; un exilio de cinco
ni luchaba, sólo era un cuerpo extraño.
años en el extremo norte de Rusia. Todo ello
Empezó a escribir poesía a los dieciséis años y
con las más que absurdas acusaciones de
se convirtió en discípulo y amigo cercano de
“parasitismo social”, por no trabajar en
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ninguna institución soviética y ¡declarar ser
galardonado
poeta sin ser miembro de la Unión de
literatura.
con
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el
premio
Nobel
de
Escritores Soviéticos! Como dijo Ajmátova al
respecto: “ellos le están haciendo biografía a
nuestro
pelirrojo”.
Murió en Estados Unidos a causa de un
Su
infarto cardíaco (ya había
destierro fue precedido por un
tenido dos cirugías a cielo
proceso judicial abierto de
abierto, pero no dejaba de
escarmiento que, gracias a los
fumar).
esfuerzos de los disidentes, se
voluntad, fue enterrado en
convirtió en un escándalo
Venecia, que consideraba
político internacional.
el lugar más hermoso del
Según
su
mundo, casi tanto como el
Una parte de la declaración
San Petersburgo de su
de Brodsky en el proceso
infancia.
recorrió la prensa mundial:
Fiscal: ¿Cuál es su profesión?
Actualmente la obra de Brodsky —poesía,
Brodsky: Poeta.
ensayos, drama— está siendo publicada
Fiscal: ¿Quién lo nombró poeta?
ampliamente en Rusia. Se estudia, se discute,
Brodsky: El mismo que lo nombró a usted ser
se escriben tesis; sobre todo esto el poeta de
humano.
antemano pensaba con horror. Era un buen
ejemplar del intelectual soviético de la época
Esta fama decidió el destino de Brodsky. El
del deshielo: sumamente culto, de sensibilidad
destierro de cinco años se convirtió en uno de
refinadísima, excelente estilista y purista del
tres y las publicaciones en la Unión Soviética
ruso, que a la vez salpicaba su prosa e incluso
resultaron imposibles en el futuro previsible,
su poesía de la jerga de los bajos fondos, que
aunque se hicieron con gusto en el extranjero.
conocía bien desde las cárceles. Hombre
En 1972, al poeta le dejaron escoger entre un
tímido y a la vez cáustico, nervioso e
nuevo proceso, y la consecuente condena, y
intrépido;
un exilio en el extranjero.
despreocupado: no se acordaba de sus propios
increíblemente
sensato
pero
escritos —en realidad no sabía si un poema
Brodsky vivió en Inglaterra y luego en
era de su autoría—, pero aprendía de memoria
Estados Unidos, donde trabajó como profesor
los
de poesía en lengua inglesa en varias
preferidos (de esta manera aprendió el inglés).
universidades prestigiosas. Escribió poesía en
Decía que le importaba el proceso de escribir
ruso y prosa en inglés. En 1987 fue
larguísimos
poemas
de
sus
poetas
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y no el destino de sus obras. Su carácter se
Obviamente, tampoco se dio cuenta de que él
definía por no tomarse a sí mismo en serio.
continuaba por el mismo camino, y daba un
paso adelante, como debe ser, con el otro pie,
Brodsky fue discípulo y heredero legítimo de
para crear una poesía totalmente masculina, la
Anna Ajmátova, es decir, de todo el Siglo de
más masculina de toda la poesía rusa,
Plata,
incluyendo
y
admirador
de
Zabolotzki.
Le
correspondió la misión de renovar la poesía
la
del
viril
y
atronador
Maiakovski.
rusa mientras conservaba su altura literaria.
También enfocó su atención en
la relación entre el hombre y los
demás habitantes del mundo, en
primer
lugar,
los
consideramos
que
“objetos
inanimados”. Brodsky sabe muy
bien que sí son animados, es
decir,
que
sentimientos,
tienen
alma,
pensamientos,
ideas; eso le parece tan obvio
que lo da por sentado. Lo que
más le interesa es lo que todos
ellos piensan sobre sí mismos y
sobre el ser humano.
Muchas veces el hombre es la
parte
menos
importante,
pensante y animada de todo lo
No sólo dio un paso adelante en el desarrollo
que se percibe. La conducta humana, en
de las formas poéticas —los nuevos ritmos y
primer lugar la suya propia, para Brodsky es
rimas, el nuevo lenguaje del siglo XX—, sino
objeto de ironía amarga y seca; mientras las
que, principalmente, continuó desarrollando la
cosas conservan el sentido de sus actos y
comprensión poética del mundo y del ser
sentimientos, los hombres solamente tratan de
humano, de sus ídolos y sus maestros. Jamás
aliviar
admitió que su gran maestra, Anna Ajmátova,
significado, pero, con cada movimiento
y Marina Tsvetáieva, su otro ídolo, crearan
errático, hieren, destruyen y maltratan a los
poesía
demás, a sí mismos y al orden del universo.
de
algún
modo
“femenina”.
el
dolor
de
la
separación
del
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pero por fortuna no es apta para el coro,
***
no es extraño que por estas palabras
ninguna me premie con las piernas en mis
Siempre dije que el destino es un juego.
hombros.
Que no hace falta el pescado si tengo caviar.
Estoy sentado a la ventana a oscuras; como un
Que el estilo gótico vencerá en teoría
tractor
Como la capacidad de chuzar sin ser chuzado.
El mar ruge detrás de la cortina.
Estoy sentado a la ventana. Veo un olmo.
Ciudadano
de
una
época
de
segunda,
Yo amé a pocas. Pero mucho.
Yo pensé que el bosque es una parte del
leño.
Que no necesito una mujer si tengo su
rodilla.
Que el ojo ruso se cansa de levantar el
polvo
Con las pestañas y reposa en la torre de
Estonia.
Estoy sentado a la ventana. Lavé los
trastos.
Fui feliz aquí y no lo seré más.
Pensé que la lámpara tiene miedo al piso.
Que el amor, como acto, carece de verbo.
Que no supo Euclides que cuando las
cosas
Llegan al cero, adquieren el Tiempo.
Estoy sentado a la ventana. Recuerdo el
pasado.
A veces sonrío, a veces escupo.
Yo dije que la hoja destruye la yema.
Que la semilla en un mal suelo
nunca germina; que los prados y los pastos
son un ejemplo de necedad del hombre.
Estoy sentado a la ventana, abrazo las rodillas,
En compañía de mi propia sombra pesada.
Mi canción no tenía melodía,
orgulloso
acepto que también de segunda son mis
mejores
ideas y a los días futuros las obsequio
como un ensayo de la lucha contra la asfixia.
Estoy sentado en la oscuridad. Y no es peor
la oscuridad adentro que la exterior.
ISBN 0124-0854
*Natalia Pikouch (Ucrania, 13 de mayo de 1952Medellín, 26 de marzo de 2007). Filóloga y
pedagoga, fue profesora de literatura en la
Universidad de Antioquia. Coautora del volumen
de cuentos Cucarachita Martínez, publicó
numerosos ensayos críticos sobre literatura, y los
libros El botón azul (Premio Rafael Pombo de
Literatura Infantil, 1983), Poesía para niños.
Antología de la poesía escrita en español
(Medellín, Editorial Universidad de Antioquia,
2000) y Cinco ensayos sobre literatura rusa
contemporánea (Medellín, Editorial Universidad
de Antioquia, 2007), del cual extractamos el texto
aquí reproducido, pp. 77-82.
.
Nº 133
junio de
2007
ISBN 0124-0854
Nº 133
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Semblanza de
Mario Escobar Velásquez
Lucía Donadio
A veces llega al taller con sus escritos
trasegado la vida, esa materia infinita e
escondidos entre los libros que trae. Cuando le
inescrutable a los libros; manos curtidas y
preguntamos quién escribió ese texto que
veloces; manos que hacen vino de naranja y
acaba de leernos, con timidez responde: “el
que amasan historias con la misma pasión con
hijo de mi mamá”. Su barriga parece preñada
que un buen panadero amasa el pan. Manos
de historias. Escribir es como una preñez, me
que penden de esos brazos que abrazan a la
dijo alguna vez. Una preñez que él va dando
mujer y al hijo como si fueran las ramas del
a luz mientras escucha el sonido de la
cedro guino.
quebrada
antes de tiempo, como un capitán de barco
y el canto de los pájaros que
atiborra de bananos en
A los talleres llega siempre
la terraza donde
dispuesto a zarpar. Se dirige a sus grumetes
consiente a las clavellinas, para luego
con amor, firmeza y humor. Sin escrúpulos
enclaustrarse a alimentar a sus criaturas.
nos llama “dientelata”, “frente de acantilado”,
Preñeces de años como los 25 que tardó en
“glabro” o cualquier otro vocablo que se le
escribir el cuento “Sabor a fierro”, en el que
ocurra. Desde el primer día comienza a
retrata cómo la violencia se ensaña con los
zarandear la nave, incluso antes de que el
más débiles, los civiles.
Su cabello gris
barco leve anclas. Palimpsesto, hipálage,
parece la cima soleada de uno de nuestros
fungible, garlar fueron las primeras velas que
nevados, que seguramente lo habrá hecho
enarboló en los mástiles ante nuestros
llorar de emoción al contemplarlo, con esa
perplejos rostros. “Traigan cinco frases con
mirada honda, insondable, que escarba lo que
cada una de estas palabras y busquen treinta
ve, como queriendo no olvidarlo nunca. Esas
títulos posibles al cuento que acaban de
cejas espesas como bosque no me han dejado
escuchar…y el que no alcance a hacerlo,
ver el color de sus ojos, que miran hurgando
mejor no venga la próxima semana”.
en las profundidades del alma, para luego
inundar
con
interesantes
y
frases
hermosas,
personajes
con
tramas
profunda
Algunos
huyen
permanecemos
en
asustados.
la
nave,
Otros
vamos
caracterización las novelas y cuentos que sus
descubriendo que detrás de ese avezado
manos hilan. Escribe con esos dedos gordos
capitán se esconde un auténtico maestro que
como murrapitos trabajadores. Manos que han
ama enseñar y que convierte el frío pizarrón
ISBN 0124-0854
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en altar donde el verbo se hace carne.
tantas veces como sea necesario, sin tragarse
Enamorado
con
palabras desconocidas, saboreando cada frase,
historias como Marimonda, travesía por la
cada párrafo, cada historia; buscando entre
selva llena de colores, sensaciones, olores y
líneas los amarres del texto y la belleza de la
sorpresas, donde los cocoróes y jujúes de las
frase.
marimondas se escuchan como en la selva. En
su mujer, no los presta a nadie pero se deleita
Marimonda brotan ríos de ternura, esa que se
hablando de ellos, y transmite esa pasión,
esconde detrás del Mario rígido y altanero y
incitando al encuentro de nuevos autores, de
que aflora en sus textos.
obras valiosas, de lecturas que abrazan.
Cuando lo veo caminando hacía el salón de
Escucha con oído de músico nuestras primeras
clases, pienso en Tereso que me hizo llorar, en
páginas, con paciencia de relojero corrige los
mi negro, en Nila, en Alaín, ese maestro en el
errores, con ojos de lince verifica
que se encarna él mismo como en ningún otro
significado de las palabras que usamos, con
personaje, aunque ha confesado ser vengativo
rabia
como Tereso y peleador como mi negro.
inconsistencias y con alma de maestro anima
Recorro el camino de Cuando pase el ánima
a seguir en la tarea.
de
la
palabra,
seduce
Celoso de sus libros, como si fueran
de
campesino
protesta
ante
el
las
sola y me alegra cuando confiesa que escribió
ariquipe y se sonroja reconociendo su error.
Nos cuenta que fue grumete como nosotros, y
*Lucía Donadío. Escritora, dirige un taller de escritores
que con tesón, disciplina y talento navega por
en la Universidad Eafit. Este breve texto fue escrito en
esos mares anchos y profundos de donde
surge la literatura, buceando en aguas que casi
tocan las entrañas de la tierra, sin más
escafandra que el lápiz y el papel.
A veces se traga las palabras como un niño
asustado, haciéndonos recordar a ese niño que
todos llevamos dentro, hasta que algún
“dientelata” o “frente de acantilado” le pide
que hable más claro. Intuyo que como buen
escritor, navega mejor en ríos de palabra
escrita. Nos enseña el amor por el diccionario,
ese océano de palabras cuya riqueza y
variedad es infinita. Y comparte con Borges
que decía “cada palabra es una obra poética”.
También nos enseña a leer despacio y a releer
1998 como un ejercicio para el Taller de Escritores de
Mario Escobar Velásquez, del cual hizo parte.
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Sobre Tierra de cementerio
de Mario Escobar Velásquez
Luisa Cecilia Flórez Ruiz
Transcurren los episodios de
sentí la voz de la sabiduría diciendo:
“...Cuando tiene a la juventud uno no la
esta novela en un pueblo del
merece: ni siguiera la entiende. Es raro pero se
viejo Caldas.
la sabe únicamente al perderla… Pero el
En ella se relata la
experiencia de un joven maestro de escuela
que sueña con “saber cosas más altas y
verdadero valor de las cosas se tasa cuando se
pierden, no en su disfrute”.
enseñarlas: no primeras letras. Lo que yo
quisiera es parecido a esto: una biblioteca
enorme, y yo en ella con mucho tiempo”.
Sueño que efectivamente se cumplió en el
mismo autor: maestro, pero de cosas más
altas, maestro de la más importante de las
artes, de las letras, de las que dicen del tiempo
de los hombres, de su entorno, de su forma de
percibir el mundo; y tuvo
Con Tierra de cementerio (Medellín, Thule
Editores, 1995) estamos frente a una novela
enmarcada en los finales de la década de
1940, en la que se muestra la forma como la
violencia política de esos tiempos afectó la
vida de tantas personas. Justicia, iglesia, todos
los poderes pintados con el color de los
partidos políticos.
también su biblioteca, donde
Y en el manejo de varios
pasó gran parte del tiempo.
dramas humanos (Gloria,
En el capítulo segundo de la
novela se encuentra el lector
con
una
disertación
muy
interesante sobre la juventud,
esa que solemos añorar todos
cuando empieza a alejarse por
el camino del tiempo; con ella
recordé a Sartre y con don
Cleo, uno de los personajes,
Leonidas,
Aura,
doña
Carmen y el suyo propio,
entre otros) el autor nos
va
diciendo
sentimientos
de
y
situaciones vitales como
el amor, la búsqueda
ávida del placer o la
amistad cómplice.
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más de novela que de la vida, y
Se
siente
además,
en
el
entonces ahondo en esos años y
recorrido sin frenos de estas
encuentro allí todo fresco y
páginas, el ritmo de la poesía,
permanecido...”
como cuando dice:
“Sentí muy apagado el pito de
Mario Escobar describe en
un policía en la plaza. El cabo
estas páginas gentes y calles
tiró de una cadenita y de un
cubiertas por noches desoladas,
bolsillo de su camisa salió un
noches de puertas y ventanas
pito. Lo sopló con una maestría
cerradas por la fuerza de la
lenta, y me pareció oír lejano, por un río de
violencia. De un limpio bagaje de palabras va
tierras bajas y cálidas a un vaporcito de
emergiendo un momento de la historia política
paletas que iba corriendo arriba, empeñoso.
de Colombia, aprovechando como espacio
Me gustó ese silbo”. O cuando, al referirse a
narrativo un pueblo en el que
Gloria, nos cuenta la tristeza: “Para los otros
personajes, los mejores representantes de la
domingos no exultaba ya: estaba triste sin que
identidad del país: un cura con doble moral;
me cupieran dudas, otra vez. Yo a la tristeza la
una mujer soltera en embarazo rodeada por el
conocía. Me acompañaba desde muchacho.
típico escándalo; un jefe de policía manejador
Tristeza he tragado, demasiada, para no
del poder según sus propios intereses; una
reconocerla en los estragos que causa. Y yo
casa de prostitución con una dueña vieja, fea y
veía la enormidad de la tristeza de la ojiverde.
triste, donde trabajan prostitutas ocasionales,
A mí, entonces, me dolía. Me dolía por ella.
descritas por el autor así: “Siempre había una
Por todos los tristes. Por mí, me entristecía
nueva, ninguna hacía carnes viejas y se le veía
sitúa a sus
con ella en consonancia de
la cara de poquita cosa, y se le
versos pareados”.
notaban los dientes cariados.
Cargaba
unas
teticas
Tampoco es posible dejar
desfallecidas y trajinadas y se
pasar, de entre las muchas
usaba una piel granulosa. No
frases poéticas de la novela,
incitaba,
ésta que
despedidas”; en este cuadro de
nos
habla
del
gris
como
pasado, ese que tenemos
personajes
todos y que duele, suele
faltar la chismosa que no
doler muy profundo: “A
inventaba, pero que muy bien
veces recuerdo todo eso,
comunicaba; las niñas buenas y
años y años pasados ya. Me parecen cosas
tampoco
las
podían
casaderas; las damas que conformaban los
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grupos al servicio de la iglesia; dos maestros
atreven a hacerlo; él, en cambio, lo ha
tristes como las noches del pueblo y una
asumido como parte de su estilo, no sólo en
mujer hermosa, de ojos verdes, que llegó,
esta novela sino en toda su obra. Es fascinante
causó revuelo en las vidas de muchos,
cuando va diciendo por ejemplo que “las
especialmente en el corazón de uno de los
cosas empolvecen”; esa verbalización del
maestros, y luego, para no empezar a
sustantivo le da vida, dialéctica, a nuestro
envejecer
prostituta,
idioma, es la posibilidad de decir más con las
simplemente buscó su muerte, enalteciéndose
mismas palabras. Con su estilo nos está
a través de ella, yéndose dignamente, cubierta,
diciendo que el idioma es para explorarlo,
a pesar del cura, con tierra bendita del
para conocerlo, para manejarlo, no para
cementerio.
aquietarnos con él. Mario Escobar presenta
como
cualquier
con su estilo la posibilidad dialéctica de la
No hay que dejar de mencionar a un personaje
lengua castellana, la versatilidad que nuestras
que sin duda impacta, como doña Carmen; su
palabras se merecen.
destino duele y es la muestra clara de la
ingratitud de los hombres, de la ingratitud de
Por último, aunque no soy especialista en el
un pueblo: esa vejez en soledad, esa muerte
significado de los colores, algo me dice que
solitaria y ese ver pasar el tiempo: “El tiempo
esta novela tiene por color el amarillo, como
también ofende a las cosas, eso es lo que
el vestido de la ojiverde, como la tristeza del
quería establecer. Hasta la pared fue el tiempo
maestro y como las despedidas, esas que, la
por el cuadro para, con dedos de días,
intuición nos dice, son para siempre, así como
marcarlo de años. Un día y otro día: seguidos.
el sentimiento que queda en el alma después
Así pasan. De a uno, pero siempre.” Ese es el
de leer la novela. Ese es su color, el que
tiempo de todo lo que habita sobre la tierra, de
recuerda la tierra de los funerales, en especial
los hombres, los animales, los objetos y
cuando hay invierno.
también el de los sueños, el que los enmohece,
los carcome y a veces los arrebata para
El maestro escritor decía que no había llegado
siempre, los sepulta sin su dueño. Entonces es
a ser nadie, que había defraudado a muchos y
cuando se sigue viviendo, dolorosamente, sin
a él mismo; yo no sé entonces qué esperaban
ellos.
y qué esperaba él, porque creo que con su
obra ya ha erigido un mundo, no sobre la
arena resbaladiza, sino sobre las palabras, esas
El manejo de las palabras es algo que
que, con el arte del cojo Hefesto, entrelazó
caracteriza muy especialmente a este escritor,
con firmeza para perdurar, para no morir, para
ya que pocos lo saben y más pocos aún se
seguir hablando después de la muerte.
ISBN 0124-0854
*Luisa Cecilia Flórez Ruiz. Abogada y
escritora. Perteneció durante varios años al
Taller de Escritores de Mario Escobar
Velásquez. Un cuento suyo fue incluido en la
Antología comentada de la literatura
antioqueña de Mario Escobar Velásquez,
cuya segunda edición será próximamente
publicada por la Editorial Universidad de
Antioquia.
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