1 - Biblioteca

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Correspondencia con los Lectores
MENSAJE
DIRECCION:
- Casilla 591
F o w ni226 - Santiago dr Chile
~ l o a wO d i e t e 2
DIRECTOR-FUNDADOR
Burlada Cruchs6i.
s. 1.
(tl R. P. Alberto
6 USC.
AVISOS:
piigin.
1
112
11;
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114
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...............S
...............
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.............
...............
SUMARIO:
piig.
0 1 0 s O YAMMON. pvr Mictrx
P i ~ 1 . k ......................
SINDICALISYO Y POLITICA.
p r Mario Zaliirtu
DESCüBRIMIENTOS EN S A N
PEDRO DE ATACAMA. por
G ~ S ~ V Le
O Parse
DON CRESCENTE Y LA ETOLUClON POLITICO - RELIOlOSA DE CUILE. sor 1"-
1
.............
9
...........
14
SIGNOS DEL TIEMPO:
p.norma btmnadonil ds la
Y&.Guerr e..............
19
c'mp.r.
pro Par y CfoUiziddm Crldi32
El T m m Eneurnim Sudunerr& '1 JOC
36
.............
.........
G. R.: Continúa la carta que se comenzó a publicar ea
diciembre: "Y yendo mis al fondo de esta cncitiún, sería
tambicn sumamente recomendable que Mensaje procurara
que los que tienen cn sus manos la formación de la meutalidad (Ir los eleinentos popularcs. no sólo euseiian lo que se refiere a lo que constituye sus derechos. sino también aquello
que se relaciona con sus deberes. Porque, es la verdad que.
en general. nuestros obreros son cclnsos para exigir lo que
a ellos interesa. pero indolenles en el cumplimiento de sus deberes. Yo observo diariamente esta situación. Les pago 600 y
7üü pesos diarios. Las imposiciones del Servicio de Seguro
Social representan más del 254/e del sueldo. Trabajan 5 y 112
dim a la semana. y menos cuando se presenta algún dia festivo. fucra ild domingo. como ocurrecan las fiestas rcli:;io.ras y
civiles. Según la ley. debe pagarse siete días. esto es la scmana corrida. ¿Cómo corresponde la mayoría de ellos? Trabajando lentamente y sacando la vuelta, como se dicc v ~ i l p r mcntr Por tal motivo, repito, Mensaje debe hacer campaiia
a fin de qiic los encargados de formar la mentalidad de niies
tra rlaw pt~,>ular,junto con inculcar los derwhos, debcii
1ambii.n enseñar el cumplirnienlo de los deberes".
-En primer lugar, como ya lo advertimos en el mes de
junio pasado respondiendo a la misma dificultad. los leclores de Mensaje pertenecen en su mayon'a A sedores de
personas que en una forma o en otra tienen a su cargo
obreros, cuyos derechos han de conocer y respetar. Por
esto Mensaje insiste en esta graoe obligacidn de la mayoría de nis lectores. Por otra parte, creemos que el mejor remedio contra esa indolencia por el frabajo es proporcionar al obrero condiciones tales de oida (salario suficiente para una oida honesta, holgada. feliz, que le haga incluso mirar con tranquilidad el futuro) y hacer que
se inlerene por el progreso de la empresa, que la mire
como suya. mediante una adecuada participacidn en las
utilidades que niaoice las asperezas del simple contralo
asalariado. Generalmente hay indolencia donde no existe
interis por el resultado del trabajo.
A. E. R.: "El número extraordinario deMensaje (septiemIire-octubre. 1956) me ha parecido el mejor rcgalo que me Iia
trnidu csia celebración d:*l Centenario de San Ignacio".
Z. C.: A una invitación a suscribirse responde: "No me
suscribo a revistas comunistas".
-Invitamos al Sr. Z. C. a leer y meditar lo8 si#uientes
artículos publicados en 1956: El reconocimiento de Cltiria
Comunista. p. 27; La comisión de Control del Viefnam.
p. 31; Mujer, Catolicismo y Comunismo, p. 49; La Iglesia de Shanghai en las catacumbar, p. 76; Adioidad prioada e Interoencidn Estatal, p. 159; El Episcopado inglks
ante la oisita de Bulganín y K m h c b , p. 218; Panorama
Internacional de la post- uem, p 225, 411. 458; Testigos del martirio de la Ig esia de ! ~ g h a i . p. 419; Ante
el dolor de Hungría. p. 433.
Sería interesante que el seilor 2. C. nos indicara los artieulos de orientacidn materialista-marxi8fa que ha encontrado en las p d g h de M m ~ f e .
f
F. B.: Es alentador pensar que en todas partes la Iglesia
loa problemas
Católica es la misma: siempre interesada
bumanos: m8s a6n. al sentir m e no somos uerzas inconexas.
uno sien6 nnnos brlos. Por *todo esto agradezca a Ud. ~i
los personeros de ese órgano tan importante. Acepto gustoso
la suscripción a Mensaic: en cuanto la conocí. traté de darla
a eonocei a mis amigos. Por abora le envio dos suscripciones.
Confío que para despucs podrC enviarle otras más".
-Sur palabras nos alientan y su couperacidn en la difu-
por
(PASA A LA 3.. TAPA1
1
1
171 m ~ n s a j ec r i s t i a n o f r r n t e a l
E
STA es la disyuntiva que desde que
fué plantenda pai Criste a sus eyentcs
ne ha dejade de suscitar cwntreversias
isdogicas y ~nbiemasprácticas entre los cnstimes. En cfe r,..r eviduiu Ir a c q d a d
tenemw:.E . h ~ t * ,
WLI
c i i i . etc.; m e n t e el del
$el senliG de pasesi& % tm canraturn%$ bmbre
que desde
q & Ó n del pa*
ha dedicada la diayw @m & sus +ems
a
la ~ n s r u c i ó ny wuiulación de 1& bienes
materialac.
estencm
dene la invitacibi a la p e b r e ~ ) ~ ~
per Cristw r tartrs b s que , c M I m : E t l )
la riqueza e la pobreza na pueden ser medidas par el estade de la cuenta cerricnic cn
el banco. Esta e una verdad de la cual se
ha abusado muchas vans. hacikndola servir
' iul.1 y acomwdaticie, para
de escridw
d episrn g. dieia. Es iccir, muchos
dwsc seniían y u sienten trulquiliwdes en
ni tenciencia, w pmtacto de que p z a n de
sus r i q u a s can el espíriu iIc pobreza. Es
aIrJatamwnte aerta que hay muchws santes
se pawwn Ir vida en un ubiente de
a dan& que siM6 para rasaltar más aún
su d a d m q í r i t u de' pbraea. Pera tamb i h r ciam, que es muy dificil e p c a menos que impsible soprtar can buen Cxita
ia tremenda tensién a la que está swmetida
que según las palJras de San Babla
a+,
q"e= pasar como si Be p y r e " .
Inversamente, In p b r s n y menas aún la
&
ii i q 1 e ~ o~ privaain
a
de
-a,
iibguna mrnur es suficiente pan
abrimos puatns
Reino Celesrid. S i r Q baende,bu.na a les e&& Diei, q
p u d e laprhiloi de &o ooqstiu*
a
N* dstsntc, 1ejempb de Cristo y la larga @enaU
dd
cristirnúnio d e a u a n n que d rtih C p
b r m r una ventaja inisial p m lu ue u
dispnen a conquistar el,+
cle: 1s. &h.
Fuialmeate hay que ti+
biw e s cian
que ne se n t a aquí de #a in 't.&
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p q a w~d , Ia IU a&+
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m u n d e d e h o y
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Ante u& a:j q g & & @ ~ & ~ &
.de-
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Jki$
YIETEX PAWLAK
nod de ración en el uso de bienes y g w , tal
han propuesto muches fiksofes an-
rori~nlo
iigu~s,griegos y orientales. Es cierto que el
ewrso de baaienda acarrea muchas preocupaciones y sinsabores que disminuyen la capacidad de gozar con los simples encantos
de la vida, pero todo este fenómeno no es
ni& qric el reflejo natural de una situación
ssbrcnatural.
Con estas aclaraciones por delante, m[arcmms de ver los distintas aspectos del sentida cristiano del dinero, del sentido cristiano
de la pobreza y sobre todo, las conclusiones
pricticas que de ellos se desprenden p- 4
vida de los cristianos, de un cristiano laico
que tiene que labrar su santidad sin el amparo de voios y reglas, en un mundo eminentemente materialista y socialmente injusta y que además tiene la obligación de inculcar este estilo de vida en las almas de
sus hijos.
i. El mitido cristiano
del dinero
Como es bien sabida, la creciente complejidad de la civilizaci6n oecidentd, ya desde
hace t i e m p dMorciada de sus raíces cristianas, ha traído cgnsigo una omnipotente hpvrtancia del dinero como standard y símbolo
k tedos las valoras materiales y no materiales. Les ccenrniistas ven en ello una gran
fuente de progrssg y desde su punto de vista, no les falta raz6n. A los ojos del cristiano,
este estado de cosas es menos aleintadm. La
actual prepandenuida del dinero vino a dificultar m& aún in 12d tarea del cristiano :
estar m el mundo sin ser del munde.
dinero y las bienes materiales no son malos
ni mucios en sí. Lo que les mancha es la
mirada codiciosa del hombre y el culto que
éste les rinde. Es el sacar las cosas de su
quicio y entronizarlas como un valor recto,
si no en teoría, al menos ea la práctica, lo
que ha producido que el dinero de hecho,
surja como un obstáculo en el camino hacia
Dior. Es más, la fortuna puesta por Dios en
nuestras manos puede servirnos de insmimento y medio para ejercitar las más altas
virtudes. La Sagrada Escritura está llena de
ejemplos e indicacionmen este sentido.. Hay
4 desprendimiento y
que p~eerpsn
ofrenda se hagan más visibles y palpables.
(Cómo podría por ejemplo, ser tentado y vencer ia prueba Job, si fuese bre desde el
principio? Y la mnversi6n dCZaqueo (no
habría perdido algo dgoisu brííio exterior, si
de la
no se acomp-r
mitad de sus cii '
icnes) El mismo
Jsuet;to a m a s e i a , ' & ' h ; ~ sobu d
administradbr infid,
#e las bienes
matuidd pha 1q&bá"&tlfikci6n.
FJ. dinero bien q@&r$b ex& P$s virtudes natud e s y so+niNraIks de3 que lo emplea. La
generosidad del alma aumenta con su ejerci& exteriai'kpe?ido. ia magaificencia, que
es el gusto par las grandas empresas y el
gusto gBr los grandes g a s t ~ spara grandes
causas, es pdericammte ihia virtud para los
que poseen, as de&, de los que pueden gastar d e lo suyo. Ella p r e s u p e y exalta a la
magnanimidad; que es una amplitud de miras y da un poder de acción que es la magnificencia pmpiamaite: &ha y una p e r o sidad del medio o. Is myn$iwcia. Más todas ellas se nutren y redm&pea la virtud
más excelsa: le carkMr -el
punto que
-*
%,uibua%
Pcr. aún con e$@' regemas el dinero n>mo tal y come s;abir,fo de les bienes mater i a l ~n0 oc un mdi L$ visi6n cristiyia del
mundo difiere aquí ~@&nUamente dd amr
& que! d
.:al,.que .m+ el
estpi ptofunh~atc.mv~*~dpls
qda &,-&
.& 'le pertenace, que lo habk .d&dw.ea
cióa, con la úniw, pém fudimental aondi'p.
dineao,$me
canzonas. Mgunes de sus amiges e e f B a l h
e p r lo manes pseían bienes. .Así pus el
-
app
~t~e(,'+~
m: , ;
,
~~-
DIOS O
YAMYON
ecataz la voluntad del Dueño, de
cumplix sus árdena y denos, q l í u t o s e
implícitos. Defenderá los intaeref del Dueiio
por encima de los propios.. (Por lo demás,
en el h e a Q &e una identidad de intue
sar, no s6b de les del. dueír. y administrador .a0 tambih de los demás hombms).
Dos son las cualidades que fundnmrntalmenn pueden upemrse de un administrador: la
fidelidad y la capacidad. a¿minismtiva. Ambas han sido d t a e i a s en las parábolas evangtlicas ya que la parábola de los talentos no
tiene por qué I i i t a m a dones de espíritu.
El que tiene f o w debe. administrarla bien
en todo sentido. De.aquí que el despilfarro
y mal gobierno de los bienes materialer, no
cm un asunto plrricular, <no que enirafra una
responwbilidd m o d frente a Dios, el du&o
y patrh par excelencia, y tambiCn frente a
los pkjimes que hubieran podido verse favorwidos por una .fortuna bien administra&. Clirs ssti, que generalmente la dificultad
y el pciigro demanejo de los bienes no as
th en Ia inapacidad ccodmiai: Todus les
fumzmmatundeb, ..
das per el egoísmo
por la vida"
o lo que :allaiaaF1ueha
concurren @a :obtener el +o
de resdimiento. Crisro hizo ressltrh es8a sagacidad en
sióa: de
ver en dios uná oMigsd6a.y &pa-*o
dad : una oMigaa6n. de,$mp.iemy p.
la
fokuma el máximo de pmvecho. p.a Di0s.y
el pr@mo y v a , opomuiidad pato que ertM
b i d nor &van de marco de -c
pra nuestro espiatu de deshacimiento y pobreaa.
L a mala interpretpúih de los textec sagrades, las tendenaas ieudaaisticas B a c a
a veces creer que el niundo 7 por lo tan6
todos sus bienes son intrfnseCBa8~kmalas.
Pero a indudable que b tmdeaoia eaatrana
es mucho mbs d i f d i d a . Y no sólo enbe
10s materialisras, donde estarla en p e k o i
l&ioa con su visi6n del mundo, ,sino taiabiéa aitw las crisii~esy más cc+Waaice;
te, entre los eatQlieos. Si no en t e d a al a'er
m.'m práctica mucho de nosotres olvida- ,
moa n u w m papel de administrador
no
vemes d w % n alguna entre la posesión de
los bienes y la fuente de ellos - Dios. Los
atribuimos a nu&m capacidad prodnctors o
al empmio y, tnbajo puesto en su -UciBn O, 10 que es peor - los interpretamos
como un ' signo: exterior de benevolenaia y
aprobación Di*&
para con nosotros. Vi5
tos así, como' tm 10 o y propiedad excluiivamente nuestras, e dinero y los bienes se
convienen m iura m u d a iinpen&able, interpuesta. en* ''Wy ,nuestro com$n. Se
convierten enh%
ti ¡
divinidad, con su$ &gencias y su dt6,el-verdadero ManuBbn,' que
es incornpatst)ñe.&mh :&&id para con Dios.
tu .Codn".' El .
fesero,
"Donde es&%
joven rico, u'@& &'sn delidad a h ley
y apatente - d a'C!@W, @qa el camino al
que fué &ddb:;~pr<in3'.~1~apego
a su.$b i e ~
nes pudo más. Poco a poco, imperceptiblemente, despojasios a ,Bp& de autoridad en
el!goBiemo Be d*.'Bienes,
susaaenos a
este secm BPlndrtra vida delos efectos santificantes de la G r s c B a . . ~d pretexto .de
-
?.
"%
penetrar en el c o d n la simple verdad de
que la necesidad del pr6jimo constituye su
demcbo? iQue el sufrimiento o la necesidad
de un iombxo d d C u e r p Mistico son nifnmicntes y necesidad= de los demás y no
pueden ser worridos sino con el esfuemn
de los otros miembros? No hace falta insistir
sebe las reprcusiones sociales que esta actitud acarrea, pues, p r desgracia están a la
vista de todos. Es as1 como el dinero exigido
a la categoría de valor autónomo, fin en sí
mismo, dinero no rediniido, pudiéramos decir, se convierte en una m u d a que nos se
para de Dios p de nuestres hermanos.
Frente a este peligro, (cuál es la posioib>n
del cristiana que en su prso r la tierra
tiene una irremediable accesida_ de las cosas,
se topa con los problemas d d dinero en cada
momento y está obligado a convivir con personas para las cuales el dinero constituye una
meta su~rema)He aquí una pregunta que
exige una rsrpuertp práctica, ya que no basta con a- la verdad ts8rks,o tsol6gica.
Sin embargor ef ncagsnPo T C I O ~ ~c&
~I
fueron las
en esta
el ejemapio de los santos y maestros de la
vida es intual y las implicacioner profundas
que tebPo s o lleva consigo. Se trata, en una
palabra de considerar el sentido cristiano de
la p o b m .
f'
ZSZ
El sentido cristiano de la pobreza, aunque
.
.
cia a un justo de or~psgsIBCUISBS frente a
un rieo inicue y, reproch. a los ricos p r
su soberbia. y dureza de e e d n , sin abarp en general, sc interpretaba a1 bienestar
m a k d .-me una señd de bsaepUat~9 reeom)enm DMnu-otogndsp aaquel que supo guardsí sus mandamiuMa;'!Liopulencia
em un premia temporal de lor j u w . Li
histom de Jab, uoastituye uua csmpoida notable en cctr,sasiDido. Los vurigios de esta
actitud p u e h observarse hasta hey dii en
las sociedades judías y .mtestantas. En este
ambiente, las paiabm y el ejemplo ¿e CMte, tenían que choou p f u n d ~ e n t e .Cristo
practid y predice k miüncis no solamente
de 10 pmlsibido o B n p , sino tarnbi6n lo
lícito y consagrado por 1i tmdidón, cuando
esto limitaba la l i b d & mtmgarse a Dios.
Cristo no era un.ascem en el habitual sentido
de la palabra, y sus ayunos y medicaciones
siempre parecen haba estado dakionados
con un PCDntearaimaS 8apoItpale más que
censtitdr tia hlbik~~@mta:~deni vida.
San Juah E)satirB, iinpraasmrimás ea sste
seatide. RÍao mi éi
con el Maestro' &
te y pobreza aIwe1iitos
&n
su exprssi6n más clevad~ a.
d Calvario, dende
su última pmidi, su..&ha propiedad fu6
de (kdos.
objete de -u9n+da
Su-ead m este, tema, pdria resumirse en ctrto fme: e n d e dejar de
I d o toslo lo .que nor wrba p r a se uir a
~risto,sea 1~ imtmda ~ ' : ' ~ ideae%,
o ~sea
un amor lía¡@ ptnc$rmflraiqdo absorbente de
la f d a , be^ i d b e l o m k recónditamente
p p i @ :.d<>iiligilenghI!'+.
a un asU@o de wcaciQn. Se plantea aqui
disyuiitjwmw ui cl problema de
matrimonio y vir@í&d. Evidentemene todor loe ciistjamaia#Cn rianoc~bligd~
a hpura
es@ic~d. Ia
la vi* sa la d i é n
lpíttiriionio que ,p"upne
sdbrenatd
una &M W ;esto&.PUO s61. los osamados denen i.pe m p a í t t r l a de una c d & d
absoluta y d.
Lor dos 6rdeas de la vida,
w.
y candición del m o r y de la
felicidad perfecta. El pobre no es p tan r61e
digno de ayuda y ptección sino que se
transforma en el "escogi&" ¿e Dios, a Su
arnige mis íntimo. Basta r w r d a r la historia
de los siglos XIII, XIV y XV para comprender la tremenda energía + r i t u a l contenida
en esta conceptos.
Hey en día, cuando la presi6n del mmde
material se hace cada vez más potente, cuando se predica y practica por doquier el prag=tirano e a su f o m a m& cruda, la Iglesia
ha vuelto a insistir scbre las excelmcias de 11
pobreza. Tanto en teologia como en un sptilo
de vida, en h s exhortaciones papales como en
las reglas de las congregacienes nuevas, se
multiplican les esfuenor de actualiur el sentide aiskiano de la pobreza. Las tdmgos, mbre tode franceses, tratan de ampliar aún mL
el aspecto espiritual de la pobreza, vinculímdola directamente con la &dad, en el rentido de que la pobreza constituye un ¿en
amoroso de sí mismo. r~~altan$o
así el a&ter positivo de eSQ virtud que a mucha pudiera parecer purameate negasivs (pobrw
como renuioia o falta de l a bienes). En
cuanto a la vida monástica, aparecen femr
: . , : , , . <-, ,
nuevrs como Ir de 1a.hemanites de Jrír
en cuya espiritualidad la p b w a juega un
En .h,Hird9iia.:&I
papd proanauite, Einrliaenk, y lo que nos
Las * & : & a o ~ ~ t i a a i p w d c
& vez más
Criste, han ride4ieicJ en seguir leo a m ú ~ ~ - twa más dq cera, se M t e a
qwe 1i p u b m a&tiQn~no es ~,rivaPvadel
00s del Maestm. T
o
n
t
o laos~ep&ó]Ps
de los
de*
siPaque es una eoadioiión indudible
apístelas come Iu normas & difr de.:los
de d o dstkw, g d
s
pnmems cristianos .~
ata'o~g~ania
cuila
A
d
n
W
c
a
t
d
c
dado y prsonipaeión.pndesterr~rd apego
dadde&q~?currlqoiae*a,ya<1ueC1
al mundo y sus bieaci & mude r b~drepresenta, con su e j e 0 mis que por sus
C O ~si se m u d a n duiw y
bii, se i&palabins, a Giste EZI 40
de un materiata a los indnriduw y d a s ccmnmidadas-iabr
ono que
lismo deaenfienauio. Fe$onalmwite
éste es uno de los arpcctas mOs olvidados de
la formaciión a p i r i l d de E. "aairistas" de
la AMón CatBlica y de ims q k e s ce gene
el espíritu de pobreza y eh marrimeaio por
un lado y la pobreza real y la virgiidad por
el otro, son en sí mismos perfectes y agradablss a les ojos de Diw: ambos tienm prometida la vida €terna y ambos son compatiblei con la santidad heroica. Pem la ercena
evangélica del encuentre del joven rico y
piadsro con e1 Maestro muasíra que la pobreza zed es la más excelsa: en efecto 1s
primero que Cristo propone al joven piade
se, en orden a su salvación, es la virtud
ordinaria, el cumplimiento de los mnndamientos, en les cuales entra el e s p i r i ~de
Sólo cuando ei joven afirma haberlos cumplido desde su juvenmd, Cristo le
invita a seguirle más de cerca, a dejar de
Iiecho todo cuanto le una con el mundo. Por
lo dm$s es natural que así fuese: siempre
los valores excepcionales son supuiores a los
ordinarios. Hay que reconocerlo aunque uno
no se sienta llamado a este orden de vida.
Además la superioridad del orden de vida
no significa en absoluto que todos los que
lo siguen sean automdticaiaente superiens 0
más agrndablsp a los ojos de Dk: esto dede intención y gndo de
pende de la pamor. .
d
za, sxpresión
,b1*
3i
d.Los~~~~~ykwseglsrrrporigualp
recen nm&am algo tfmidus~odadem p d v ,
discdpaadodegntudQoaIwquevivmes
la Igleri., una h q e n de Ciisto sufriente. S e
le honraba, mas no se le envidiaba. S610 en
e1 si@ W
I con ri advenirniente de las 61&r m e n d i m t s y come reaoei6n en conn & u estancamiento espiritual y sobre t0da h j o h isfluemia pederosa de San Fanb clc Asís, aparece la mistia de la pobre-
y política. Otmr eacuenan que la vida moderna coa su lucha pan subsistir es tan difícil y aguda, que d o ilamamieato a la
pobreza &tiene aeria atsgtpoaáaa. Se olvidan, sin mbargo* q e lo exigencia de la
pobreza no fu6 dirigidi a los ángeles que no
tienen neesidadg matexiales, sino a nosotres,
que según la frase evangélica, "andamos agobiados con trabajos y cargas".
la sobubii y semaoi6n de poda que ammpañan a la p o d 6 n de riquezas, el bembre
se indina humildemente r buIa pmtecnada puede
a6n de la Prorideneia
n ~&a
~ . sihrdn
con sus r c c l t ~ 6h u ~ ~ a En
sdquisel-, irur
las cosas y lor icon*entas.
verdadenas @*onsr..-.Finshea,o~;
k pebrczs *oluauii:: deaNyd .'lb'bapram del
egoísmo que habimhwzte .a= rqprran de
Pobreza y ~ m m '
el
Per sro arco que no serú dan&, aun con
ksgo de repetir, resumir de nuevo las im-
plicaciones protundas de la pobreza uisiiana:
La medida de toda la perfección dstiana, ea
el amor. El amor hace que la pobreza, que
ea una IibaaaiOa del apega a los bienes, sca
santa y wntificadara. Esta iibaaci6n del apego a los lpincs materiales puede e no ser
acompaftada de una rerl ~arenciade elles. Si
es así, la liberad& y per lo tanto la capacidad
de seguir .a Cristo, es más completa, más psrk t a . Clwo &id que csm pebrezarecil tiene
que ser d a d a o per le menos sinceramente
a q a d a . En el caw que la pebreza, que fundamenalmente ar una actitud interior, no x
-pase
de una carencia de b i a s , el que
prae debe porm cmno si no peseyese, S
de& sentirse un mere administndor de sus
bienes. Bara él, &m constituyen el insmimenta de su s h c i 6 n con toda le q o n s a b3id.d que es& siguiha. El que uno siga
este u otra de los órdeues de vida, d de
lh p b m de [email protected] el k la pobreza red,
6s asunto &,h&o&BB, y tanto yerri el que
bienes. Nu&m d d a se d u e *w i a de
ruspidas FW<U h ePc W ,-es
ai
caridad de k~iisz6n,,
dentaiia
y
deseada
. .
que el misno.pui.:.
,
. . ,t.
~
~CUA
es el1 ingreso que asegure este grado
de dignidad? Aquí se hace patuite la imposibilidad de responder en témhos precisos,
pero el pmdente y generosa anáiisii de la
situación de cada uno, unido al intime convencimiento del valor sobrenatuml de la p
brea precisará 1 s auténticcs necesidad= de
nida caso.
Despejar 1-
ilisiones
Varios son los factores que empanan nuestra vista cuanb natamos de hacer este análisis: be aquí los más frecuentes: 1 ) la
idea de que la felicidad del hogar y la formación de los niiios e s t h proporcionados
al grado de bienestar y comodidad de! hogar.
No es asf. Una vez cubiertas lu necesidades
auténticas, tanto materiales como nilhianles
de la famüia, el exceso de bienes en nada
contribuye a la felicidad y desrumlla de aus
miembros. Antes, ocurre le contrario, d o
puede verse en tan numerosos casos. X) .E!
espiritu de economía y de previsién. Ha F e
recanocer que un a e a o grado de pm rndn
y previsién, es necesario para los que tiasa
que proveer la subsistencia de le familia. Pc
ro hay que guardarse mucho, para que debajo de esm apariencias no se esconda la
avaricia y la desconfianza en la Providencia
que la P d d e n d a no a
Divina. Es ciningún sustitutivo del segum, pem con demasiada frecuencia tratamos de sustituirla
con una póliza de seguro, o una libreta
de ahorre. Cristo prometi6 a los que buscan
Su Reíno, darles todo lo demb pm &didura. No hay rnzón para tomar esta pmmesa
menos en serio que el nato d8 sus emeñanlas. 3 ) La creencia de que el &to econb
mico ES un índice Iiel de la capacidad y valor del bombre. De ahí la tendencia de mantener lnz apxiencis de opulencia y de compararse can el vecino del lado, a veces a costa de grandes sacrificios. Se cree que la dignidad del hombre d-sa
en tal o cual
standard db * . y
rebajarlo se& rebajarse
sdplaente, y d q a r SU reputación. Q u i
medita un poco sobaa cl sentih aiaiano del
hitte y fracase roke el gig~nusco,frsease
apaente de la Cruz, comprenderá que esta
creencia no tiene nada de cristiana.
2'
1
Tres grado8 de pobreza
en e1 Hogar
Despejadas así las frecuentes objeciones
contra un mOdo dé vida compatible con el
espíritu de pobreza, se plan- el problema
de formas pIIlaicas q/e este modo' de vida
puede tomar en un hogar. Puede establecerse tres grados de la pobreza ? el hogar:.
1 ) La simglieidnd o la scncilkx, es practicable siempre y para m&. Gnsbte en,evitar
todo lujo y ostuitsci6n en coinidas, amoblado y vestidos. Esta sencillez, que por supuesto, no está reñida con el buen gusto, debe imperar en .mdas,lss actividades : trato social, diversiones, decorad6n interior, etc., y
se opone al refinamiento' y ai regaio de si
mirmio. 2 ) , La austeridPd o.fn(galuEal, que
es ~consejabinen ciertas tañpondas, en conque debe S&
s ó m n 6 P d n el cid0
@U&
:pW to&
h d M @ S ,C0nSkte
e n el, .estilo & vida
de bs posiale IS f
ebilidadd . e 5 n ~ ( l g
rqw no es esen
Isr,:con du]imrri& -&
h ddd y;ti~bajo.4cdtituyegran
m& intima
3) La gricuando en
n i a n d ~ y-4p
;
q.
mp s ~ l u dy prep d h spinnipl pemí$bllkvarla con ventaja. Es principalm6nte &nse+ible wantie se
trata de obhner r c e s p & i a i e s para el
hogar o la IgIesia.
unslfexh de mortifide .alga
cación que consiste m -&ir
que realmente nos hace frihD.(pr or'ejeinple,
ciertas comidas, cama bh&;ek.).
De todw modos, conviene pedir'ellmmjo del elrector espiritual antes dd tornar ani'decisíón.
-
m
,
~..
Pobre- y.IPbm~neoh
Otra de lu formas de mamfcstir ei +írihi de pobreza en la vida fadiar; es 'el -pre
supuesto familiar y el emplqqiue se da k
todo lo superfluo. Al uhbliice~dpmsüpues
to, hay que tomar también en Ouents'liis
cesidades de Dios y del pijimm, titestiPDndp
una parte de nuestros ingresos; d:dmetu del
culto, ayuda a los desyaüdis, h~ *mi&mes,
seminarios, etc. Es m u y convannrite que-esta
parte fuera .una propgrción fija Be nuestras
ingresos mensuales. En general, el problema
del pmupursta canstituye un excelente =amen p
r
n nuestro espíritu de p e b r a : (cuál
es el criterio y la escpia de valores aplicados
para la disrrib6n de los gases? ,+Cómo
empleamos lo que nos pabn, una vez cubiertas las aut6nticas necesidades de la familia? {Lo dertinarnos a divmienes, objetos de
lujo, inversiones o ahorro? i0 lo compartimos con Di= y el prójimo? ¿Y si nos privamos de algo, a para dar o capitalizar? Estas y semeja~tespreguntas son las que cada
une debe hacerse al preparar el presupuesto
de su f a d a .
Edicición de la pobreza
Otro problema de capital importancia es
el de inculcar a los niños el sentida cristiano
de la pebma. En general, todas 1- medidas
anteriennente mencionadas, tenddn una
gran influencia p~ovechosasobre el alma y
carácter del n i h . Este se femii, sobre todo,
per el ambiente y estile de la vida hogareña.
Pera, además de eso se pude y se debe tntar de influir en forma más upllcitp y eso
desde muy temprano. El pmblema de la p a
breza debe presentarse siempre unido a la
caridad: privarse de dgo para dar o privarse por el amer de Bim. El ambiente de la
.caridad práctica es la mejor ex:ueia para los
niñes, les enseña e dar y a k .Hay que
aprovechar d a s las opartuni$ades, tala cerae mesadas, t&os de papcua, etc., para eabimular la caridad y la genemidad del &io.
8tm aspecto irnaitrtatite, a de b d c a a~ los
nifias la idea de la dipkhd de h.pobreza:
as increíble cuhto biea .o
bm
el moda de expresarse de los aáuitw en presencia de los niñqs. .Q,nip ccan* su aesla
adoiini:
de valores cTe 'e péxsai#d a
I
I
Pebmm y Testimonie
Hssta aquí, he hablhdo de q i r i t u de pobreza qut nes Bbli U' t d w y que tradicionalmente era censi C& suhiente y el iinico pmcricable para los .w$am! Sin embargo,
no querría termuiar sin decir que en una
época como la nuestra, atormentada por la
sed insaciable de riqunas, desganada por los
egoísmos y llena de odio e injusticia, existe
una gm necesidad de generosidad y amor
que vayan más alid del espíritu de pobreza.
Hacen falta honisres y mujeres seglares que
tengan ia audacia de se uir el conseja evangélice de la pobreza
Les me o me permitan citar las palabras de Doret y Dohen,
una mujer seglar norteamericana, osi su libro
"El mandamiento Nueva": "Hay gran necesidad en nuesw épca de pbreza valunama, de gente que vaya mL; alié de ia pobreza de espíÉtui que obliga a d o s los cristimes y siga el consejo de la pobreza real.
Hay nc~esiddde gente que, inspirada en la
p $ a , se dá mien& ron San Agustín que es
R ~ J O I mwsitez ,mque tenener mucha, que
absndone cmglecs coa un brillante porvenir
para cense@
OMS desde los que puedan
ben&ciar al pdjimo, que cumplan tareas hunddes y suhaltemas,piío Siostrar a los hombres h'dilgnidad de ser pnbree, que se hagan
barrenderas
~. en ,vez de aboendbs o banauerer
para d c m o s ~ . mundo
d
&e, el dinero y la
posición no
sino Que ei amor de
&s. y lo carida8.psr~con al pr8jim. Jon la
maüda dsl &to.MPy necesidad de seglares
mivivir en@ los pebres ( no
que no v+
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11
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sepub4 su ejemplo. [TasrWCn ha^^
de Ir a s a juegan
un p@ ,Jmpmmtwa
d niáo ofcshiraBndo a ts soncigeg o ausrb
ridad de SJ bogar emmtcpri Mcil e s k la
p e b m d e les demás. Na hay que ~~(31thar
Isr k m en 4 sentido, porque todo .el
mundo mteualista y ciertas impulsos de
nuestra n a t u n h tienden a seducir al niño
can el brillo de la riqueza y su psakr.
b pb-. m:.hem%:de&. luege, porque
WW
dlsuris d p r s j r w s , . . es
~ buena
p6ndpahreib porque
y glorificar a Dios".
n(iQ
l i , b para amar
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