Agresiones contra mujeres periodistas en México. Una cronología

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Estudios de Periodismo
Agresiones contra mujeres periodistas en México.
Una cronología inminente
Elvira Hernández Carballido
Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo
La violencia es denunciada en los medios de comunicación por cada periodista que
tiene la certeza de que el periodismo es un espacio de compromiso social y de denuncia
constante. Pero, ¿y cuando son los y las periodistas quienes sufren agresiones, censura,
amenazas, golpes y hasta la muerte? Hombres y mujeres que han decidido que el periodismo es su vocación y su medio natural de expresión han enfrentando situaciones
difíciles y peligrosos para hacer posible su utopía periodística. Sin embargo, la historia
del periodismo al no ser abordada desde una perspectiva de género no ha recuperado
la presencia femenina en los escenarios periodísticos. Mujeres que también a través de
sus notas, artículos y columnas han dado a conocer los sucesos más importantes del país
y ante ellos han mostrado una postura que al no coincidir con los intereses de la gente
poderosa han provocado que también ellas vivan la violencia. Esta ponencia tiene como
objetivo recuperar algunos nombres y situaciones que principalmente han tenido que
enfrentar las mujeres periodistas en México al desarrollar su trabajo periodístico, desde
las primeras publicaciones que ellas fundaron hasta nuestra época. Mujeres periodistas,
las mismas que llegaron al periodismo mucho después que los hombres pero que a la par
con ellos han abierto espacios de denuncia que algunas veces les ha costado desde injurias
en su contra amenazas y hasta su propia vida. Es así como desde el siglo XIX hasta el siglo
XXI las mujeres han buscado la noticia pero algunas veces, sin proponérselo, ellas se han
convertido en noticia al vivir en carne propia la violencia.
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Estudios de Periodismo
Agresiones contra mujeres periodistas en México.
Una cronología inminente
Elvira Hernández Carballido
Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo
El riesgo de ser Pioneras
A finales del siglo XIX empezaron a aparecer las primeras publicaciones fundadas y escritas por mujeres. Una de ellas fue Violetas
del Anáhuac, cuya creadora y directora fue Laurena Wright, pionera del feminismo en el México del siglo XIX y una mujer que vivió el
compromiso periodístico con verdadera vocación. Sus biógrafos siempre afirman que ella colaboró en varias publicaciones del país,
entre ellas figuró Diario del hogar, dirigido por Filomeno Mata, donde sobresalieron sus críticas a la política del presidente Manuel del
Refugio González Flores, 1880-1884. Le atacó por su injusto proceder con los trabajadores y por este motivo iba a ser expulsada del país.
Por su apellido, se le acuso de extranjera y de estar interviniendo en cuestiones de índole nacional. En esa misma época dos mujeres
fundaron también su publicación periodística pero de corte absolutamente político, ellas fueron Juana Gutiérrez de Mendoza y Elisa
Acuña Rosete, su periódico fue Vesper, cuya línea editorial desde el primer número se reconoció como crítica y de denuncia constante.
Las dos periodistas fueron duras en sus opiniones contra la dictadura de Porfirio Díaz. Sus artículos eran escritos con verdadera pasión y
compromiso periodístico:
Porfirio Díaz será el primer hombre que tiene miedo a las mujeres y en su espanto se olvida hasta de ocultarlo como hasta aquí
había ocultado su cobardía de inicuos alardes de fuerza. Qué ¿se pensará el caudillo que Elisa Acuña y Rosete ocupará la silla
presidencial? Qué ¿se figurará Porfirio Díaz que su muy humillante servidora quiere arrebatarle la matona? ¡Pobre hombre!
¡Cómo delira! No tenemos derechos, pero si los tuviéramos renunciaríamos a ocupar el puesto de Porfirio Díaz. ¡Es tan triste ser
como él! (Hernández Carballido, 2004, p.88)
Por este tipo de expresiones fueron varias veces les confiscaron su imprenta, fueron perseguidas por el gobierno de don Porfirio,
quien las encarceló varias veces. Salían de presión y volvían a sus actividades periodísticas. Pero sus ideales se mantuvieron siempre
firmes. El 15 de mayo de 1901 se publicó en Regeneración un extenso reconocimiento al “viril colega” Vésper así como un gran reconocimiento a la labor “honrada” y periodística de Juana. A partir de ese momento, Juana, Elisa y los hermanos Flores Magón tuvieron un
constante intercambio epistolar, enfocado principalmente a compartir sus ideales políticos, ya que ambos eran opositores a la dictadura.
Pese a compartir con los fundadores de Regeneración momentos difíciles de represión, de emigrar junto con ellos a Estados Unidos
y de convivir en la misma casa, al paso del tiempo empezaron a marcarse diferencias entre el grupo. Hubo una clara división entre
Ricardo Flores Magón, anarquista, y Camilo Arriaga, liberal y democrático. Juana y Elisa tomaron partido por este último, lo que provocó
distanciamiento con los Flores Magón. El alejamiento causó tal malestar en estos hermanos que se llegó a insultarlas públicamente. La
siguiente carta es prueba de ello, fue escrita por Ricardo y dirigida a Crescencio Márquez, fechada el 10 de junio de 1906:
Con usted no tenemos secretos y paso a referirle por qué nos alejamos de esas señoras. Cuando estábamos en San Antonio
supimos, esos es asquerosísimo, que Doña Juana y Elisa Acuña y Rosete se entregaban a un Safismo pútrido que nos repugnó.
Pudimos comprobarlo de muchas maneras y descubrimos que en la capital de la República no se hablaba de otra cosa entre
los que conocían a las señoras “liberales” que de sus asquerosos placeres. Mucho nos repugnó eso y consideramos que era
vergonzoso que se nos siguiera viendo con las mencionadas señoras. Como siempre sucede, nosotros, los que más intimidad
teníamos con las señoras liberales, fuimos los últimos en conocer sus porquerías, pues ahora estamos ya enterados de que
ya en Belém, cuando estuvieron presas, la población femenina del departamento en que estuvieron estaba indignada por la
conducta de las periodistas. Detalles verdaderamente asquerosos se relatan de todo eso y muchos correligionarios han retirado
su protección a esas propagandistas del safismo, pues como le digo a usted, en México se sabía ya lo que hacían esas señoras.
Nosotros pensamos que era indecoroso que se nos viera unidos a esas mujeres y procuramos alejarnos de ellas, pero sin darles a
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entender que nos daban asco. Doña Juana estaba acostumbrada a que yo la mantuviera y cuando vio que no le daba más dinero
se volvió enemiga mía y del grupo. Ahora ha visto que los correligionarios están con nosotros y nos ayudan en nuestros trabajos
y eso la ha llenado de despecho y por eso ataca. Si a ella le ayudaran los correligionarios no haría tal. Pero
cómo le han de ayudar, si ya muchos están enterados de sus porquerías. (Castellanos, Hernández Carballido, Hernández Téllez,
2010: p.22)
Ante tales ataques, Juana reaccionó ecuánime y con dignidad, lamentó que un hombre inteligente reaccionara de una manera tan
intolerante, pero sobre todo lamentó que su compromiso con la causa liberal no fuera valorado y que para desprestigiarla se recurriera
a manchar su honor de mujer, una reacción que ella jamás tendría ni con su peor enemigo. Al mismo tiempo, Juana escribió también a
Crescencio Martínez, el primero de abril de 1906 y con gran decisión aseguró:
Perdóneme si no entiendo a qué llama usted pasión, por lo que se refiere al desprecio para los enemigos, yo hago una distinción, si usted me lo permite: a mis enemigos personales, si los tuviera, me reservaría el derecho a tratarlos como se me
ocurriera y no le daría a nadie permiso de que hicieran indicaciones sobre el particular; pero a los enemigos de la Patria y de
los principios que defiendo no tengo derecho a despreciarlos, tengo el deber de castigarlos. Por eso castigo a los miembros de
la Junta Organizadora… En mi conciencia no está el principio de los hombres necesarios. Las causas nobles y grandes tendrán
siempre defensores y para que los haya no es preciso tender sobre ellos el velo de la tolerancia, eso no se hace en un partido
de inmaculados antecedentes, en un partido de impecables paladines; eso que lo hagan los jesuitas, el partido de las sombras
que tiene el secreto de la fuerza en la impunidad del crimen, no en el Partido Liberal, cuya fuerza consiste en la pureza de sus
principios y en la intachable conducta de sus adeptos. (Idem)
Juana y Elisa siguieron con sus ideales y al ´termino de la guerra revolucionaria la primera continua en su lucha social, fue de las
activistas por el voto femenino, en tanto Acuña se integró a la vida de funcionaria del México Posrevolucionario.
A la par de ellas, durante la Revolución Mexicana otra mujer heredaba con orgullo la publicación política y crítica que había fundado
su esposo y que presentaba el sencillo título de “Juan Panadero”, se llamó Guadalupe Rojo y contrajo nupcias con el periodista Casimiro
Alvarado. Cuando éste fundó su diario permitió que su esposa lo apoyara en cuestiones de imprenta y hasta de distribución, lo que le
permitió a Guadalupe conocer poco a poco el proceso de creación de un periódico. Al mismo tiempo, los artículos publicados la hicieron
descubrir un México desconocido para ella: hambre, injusticia, explotación, privilegios para unos cuantos y muerte. La denuncia constante que caracterizó a los artículos insertados en Juan Panadero lo señaló como una publicación no grata para Porfirio Díaz.
Fue entonces cuando el matrimonio Alvarado padeció la represión porfirista: les destruyeron decenas de veces sus máquinas
impresoras, les clausuraban sus oficinas, los perseguían y los encarcelaban. La mayor amenaza se cumplió cuando su esposo murió,
envenenado por un médico cómplice del gobierno. Si bien el dolor y la indignación mermaron su existencia, Guadalupe Rojo no solamente lloró la ausencia del hombre que amaba, ahora por convicción propia heredaba el oficio del marido, más que como un acto de
venganza representó la posibilidad de mantener la esperanza de destruir a la dictadura que tanto daño le hacía al país.
Vestida de negro regresó a la oficina de Juan Panadero para ejercer un periodismo crítico y valiente. La publicación jamás perdió el
tono de denuncia ni la línea antiporfirista. En situaciones como ésta el gobierno no hacía distinciones entre hombres y mujeres, por lo
tanto fue absolutamente represor de la actividad periodística que la señora Rojo desempeñó.
Diez veces pisó la cárcel y allí aprendió el sonido del silencio, estuvo atrapada en el hueco del olvido y miró pasar las noches invadida
de urgencias y sin aliento. Diez veces estuvo encerrada sumergida en un mar de impaciencia aguardando el momento de la libertad,
intentando no hacer más preguntas pero si buscando respuestas convincentes a su lucha. Diez veces fue apresada y el viento se parecía
al enemigo cuando soplaba frío entre las rejas pero sus pupilas se encendían de impaciencia y su rebeldía se volvía llamarada que la
impulsaba a volver a la lucha.
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En una de esas tantas veces que fue enclaustrada en la cárcel de Belém, una madrugada fue sacada de ahí con lujo de violencia y
enviada a Yautepec, a disposición del jefe político del lugar que dio órdenes a una carcelera de envenenar a la viuda de Alvarado. Pero
Guadalupe Rojo supo ganarse a la que sería su verdugo y esto impidió que consumara su acto. La gente que la conocía ya se había
enterado del traslado clandestino y organizó un motín popular que logró liberarla. Enemiga declarada de Porfirio Díaz se unió a la
causa maderista y años después coincidió con los ideales de las mujeres carrancistas y junto con ellas apoyó al viejo caudillo. Después
de que fue declarada la Constitución de 1917, el gobierno la pensionó. Sin embargo, el dinero recibido no fue suficiente para ella y su
hija Alejandra. Poco a poco la situación de extrema pobreza aminoró más su salud, disminuida con los encierros y las persecuciones que
sufrió por sus ideales políticos. En condiciones deplorables y sin nada que heredar a su hija, Guadalupe Rojo murió en el olvido a los 66
años de edad, el 15 de agosto de 1922.
Las primeras reporteras
Si bien las mujeres mexicanas empezaron a publicar sus textos periodísticos a finales del siglo XIX, se dedicaban a escribir géneros
de opinión, no trabajaban con el hecho noticioso, esto empezó a ocurrir hasta el siglo XX, durante la década de los años treinta. Una de
esas primeras reporteras fue Elvira Vargas que entró a trabajar por necesidad al periódico El Nacional. Se le describe como una mujer de
carácter fuerte, como una muchacha atrevida dispuesta a lograr lo que se propusiera, “era muy aventada, planteaba las cosas claramente,
era magnífica oradora y muy audaz”. Sus notas informativas y crónicas determinaron para que se convirtiera en reportera de la fuente
presidencial en cuanto Lázaro Cárdenas fue nombrado presidente de México. Lo acompañó a todas sus giras, pero nunca se conformó con
reseñar lo que hacía el presidente, siempre iba más allá, entrevistaba a la gente del pueblo y describía la situación de los estados que
visitaba. Esa iniciativa la convirtió en la primera periodista que hizo referencia a la precaria situación de los trabajadores del petróleo.
Si no fuera por la presencia continua de la idea que nos recuerda que estamos en México, podríamos imaginar que vamos
bordeando en nuestro recorrido la plena región pantanosa del Amazonas y no la zona de las casas de los trabajadores que
prestan sus servicios a la empresa petrolera más rica en México: El Águila, que hace, como por un castigo inexplicable que sus
obreros vivan así. Sin embargo, en Poza Rica los condena y los explota una empresa imperialista. ¿Sería mucho para la empresa
decidirse a cumplir con las leyes de México, y más aún con las leyes humanas, levantando sitios decentes para la vida de sus
asalariados? Nadie ignora las fantásticas ganancias que obtiene esa compañía de nuestro suelo y subsuelo, todos saben los
millones que han salido de aquí al extranjero, mientras el mexicano, dueño de la tierra, vive miserablemente. (Hernández
Carballido, 1994: 66)
En una serie de reportajes, que después fueron publicados conjuntamente en un folleto titulado “Lo que vi en la tierra del petróleo”,
describió detalladamente la explotación de los trabajadores mexicanos con quienes platicó y dio a conocer de su propia voz el trato
injusto que recibían de parte de las empresas petroleras norteamericanos. De igual manera entrevistó a los dueños, con los que discutió y
hasta tuvo problemas que ella misma dio a conocer en sus textos. Al reproducir uno de los diálogos sostenido con uno de los empresarios,
el carácter y compromiso periodístico de Elvira Vargas quedan al descubierto:
-Señorita Vargas, me dijo, sacando aquella copia que yo ya conocía, usted ha dicho todas estas mentiras en EL NACIONAL de hoy.
-No me diga... respondí como sorprendida. A ver, enséñeme. -Sí, siéntese usted, vamos viendo punto por punto, porque usted
tiene que rectificar. Eran ocho o diez puntos, todos del mismo tenor: que no es cierto que los obreros vivan en chozas, que
no es cierto que hay fangos y basura; que no es cierto esto y lo otro y todo; y que en honor de la verdad la reportera escriba
desmintiendo su artículo en todas sus partes. -Bueno, le dije, ¿qué es lo que en concreto quiere usted? -Pues que rectifique
en el acto. Allí está el teléfono, puede usarlo. -No para eso, señor Long. Ni una sola palabra rectifico. ¿Cree usted que yo estoy
jugando? -Es que, interrumpió, si usted escribiera de otro modo, la empresa se daría por bien servida...
-Pues, dije levantándome, diga a su compañía que puede darse por
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mal servida... Buenas noches... (Idem)
A los pocos meses de publicar estos reportajes, el presidente Cárdenas declaró la expropiación petrolera. En toda su trayectoria
periodística, constantemente Elvira Vargas escribió para denunciar situaciones injustas, que violaban los derechos humanos de los
mexicanos y las mexicanas. Durante más de veinte años fue reportera, entrevistó a los más importantes políticos de México, hizo crónicas
sobre la vida cotidiana del país y cuando las mujeres mexicanas luchaban por tener derecho a votar, Elvira Vargas hizo eco de la demanda
y hasta al mismo presidente Cárdenas le preguntó sobre el tema. A principios de los años cincuenta publicó la columna “Multicosas”. En
1953 colaboró en Novedades, crítica como siempre, muchas veces fue amenazada, pero con toda tranquilidad respondía a sus agresores:
“Escriba lo que me dijo, fírmelo, me lo envía y yo en mi columna lo puedo publicar con mucho gusto”.
Una cuestión amenazada
El lunes 21 de enero de 1980 salió a la luz pública el periódico Cuestión cuyo lema fue: “Expresión de la mujer en la noticia”. La fundadora y directora fue Margarita Michelena, poeta y periodista hidalguense que quiso experimentar la posibilidad de hacer un periodismo
de información general hecho solamente por mujeres, desde la dirección hasta la sala de redacción. El resultado fue un intento serio por
abrir un espacio femenino periodístico donde las mujeres demostraron que podían construir la noticia desde dos vertientes: informar y
opinar, sin género ni feminismo pero sí desde el sentido que la fundadora y colaboradoras consideraban representante de lo femenino.
Entre sus reporteras, destacó a mi gusto Susana Vidales que mostró una postura feminista sobre los temas que cubría. Por ejemplo,
en un debate que hubo en ese espacio periodístico sobre el aborto, Vidales advierte que con posiciones a favor y en contra, se ha dejado
fuera del debate la postura feminista y que si su propuesta se presentas fuera de contexto y ello provoca confusiones. Por lo que propone
retomar el análisis feminista y examinar con precisión lo que las feministas presentaron a la Cámara de diputados. Es así como la periodista enumera 8 claros y bien explicados argumentos. El primero puntualiza que la maternidad no es una obligación sino una opción.
La importancia de la educación sexual. La importancia de distribuir de manera libre y gratuita anticonceptivos. La posibilidad de apoyar
investigaciones sobre métodos anticonceptivos seguros y eficaces tanto para la población femenina, como masculina, porque el control
natal “no es solamente cosa de las mujeres”. Se denuncia que los anticonceptivos todavía no son cien por ciento seguros y eficaces, por
eso todavía en México se practican 700 mil abortos y la gran mayoría en condiciones de total insalubridad. Por ello:
Para evitar esos millares de muertes y garantizar el derecho de las mujeres a la maternidad voluntaria, se levanta la demanda
del aborto libre y gratuito. Porque no se debe obligar a ninguna mujer a llevar a término un embarazo no deseado. Los aspectos morales deben quedar a juicio de quien se enfrenta a un embarazo no deseado, y a esa persona toca valorar, según sus
condiciones concretas, y después decidir. Lo único que se ha conseguido con la penalización del aborto son hogares infelices,
enriquecimiento de médicos y miles de muerte. (Susana Vidales, “Maternidad voluntaria: un derecho democrático”, en Cuestión,
28 de febrero de 1980, p.13)
Susana Vidales también señalaba que las mujeres de clases pobres son las que más mueres por culpa de los abortos clandestinos,
realizados en pésimas condiciones. Finalmente, advertía que es necesaria una protección real para quien decida tener a su hijo pues hay
muchas cosas de mujeres embarazadas despedidas por su situación o que al tener al bebé tampoco tienen oportunidad de trabajar. La
misma autora presentó una interesante crítica al peligro de que el día de la mujer empezara a institucionalizarse en el inicio de la década
de los ochenta:
El próximo sábado 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer. No es una celebración institucionalizada por el
comercio para vendernos más inútiles artículos, sino que se trata de una fecha de gran significación para las mujeres del mundo
porque se recuerda la iniciación de las luchas contra la opresión y marginación femeninas. (Susana Vidales, “8 de marzo. Una
jornada de lucha” en Cuestión, 6 de marzo de 1980)
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La autora hizo un recuento histórico que va de los antecedentes del 8 de marzo hasta la manera en que en México se conmemora en
esa época. Es importante que, ella evoca, que fue en 1926 cuando empezó a tomarse en cuenta ese día, pero que después de 25 años “el
carácter combativo e internacionalista parecía ser poco compatible con la institucionalizada y “respetable” Revolución Mexicana”. La periodista destaca que ahora las feministas han retomado esa tradición para volver a ese tono combativo. Se invitan a varios eventos donde
habrá conferencias y debates sobre temas como guarderías, sexualidad, maternidad voluntaria, violencia sexual y mujeres trabajadoras.
Es interesante advertir que la periodista Susana Vidales denunció el 21 de febrero de 1980 que ha sido hostigada y vigilada por
personajes que ella califica como “guaruras” que la persiguen y que intentaron entrar a su casa. Ella consideraba que esa “persecución
política” es por su manera de pensar y por sus artículos:
Mantengo desde hace años una actitud de oposición, de izquierda, de compromiso con las causas populares, me he manifestado
abierta y activamente con mi participación directa, porque soy consecuente con lo que pienso y escribo, pero ha sido hasta ahora
y curiosamente a partir de mi colaboración para CUESTIÓN cuando la vigilancia se ha hecho presente. ¿Qué significa esto? ¿Qué
mientras las opiniones y las acciones se mantengan encerradas en el círculo de militantes de izquierda o intelectuales, éstas
no representan un problema, pero en cuanto se quiere expresar ampliamente una forma de pensar contrario a los intereses de
los gobernantes, no es posible permitirla? Porque en México se puede escribir lo que se piensa, pero sólo hasta cierto límite…
Nunca me he engañado respecto de lo poco que se respeta en nuestro país la libertad de expresión y los derechos democráticos¿Dónde están, si no, los miles de desaparecidos por motivos políticos y cuántas publicaciones han sido clausuradas por publicar
opiniones contrarias a las oficiales o que molestan a tal o cual gobernador o funcionario? Dudo mucho de la buena fe de la
“protección” a mi persona, sobre todo cuando ignoro las razones de ésta; pero si el motivo – desconocido para mí-existe, les
pido me lo hagan saber. Y muchas gracias señores, porque, como dice el dicho: Vale más sola que mal acompañada. (Susana
Vidales, “Más vale sola que mal acompañada” en Cuestión, 21 de febrero de 1980, p.13)
Siguió publicando pero del asunto ya no se volvió a publicar nada.
Fem sin Alaide Foppa
En 1975, dos mujeres conversaban en un camión, iban de Uruapan a Morelia, a dar una conferencia sobre la situación de las mujeres.
Esas dos mujeres eran Alaíde Foppa y Margarita García Flores, las dos consideraron necesaria la existencia de una revista con perspectiva
feminista, filosofía, tendencia, movimiento, utopía, realidad y convicción que marcaba sus vidas. Al poco tiempo, cada una, invitó a
diversas feministas como Marta Lamas, Elena Urrutia, Carmen Lugo, Lourdes Arizpe, Marta Acevedo, Elena Poniatowska, entre otras.
Todas se reunían a discutir el perfil y el contenido de esa futura publicación. Fue así como en la colonia Florida, en el estudio de la casa
de Foppa, fem nació en 1976. Y en el mes de octubre apareció. Era una revista diferente, no sólo por su formato y diseño sino por su
contenido ya que se proclamaba absolutamente feminista. Así, durante el periodo de 1976-1979 cada número de esa revista abordó
variados temas. Se habló sobre el aborto, el trabajo doméstico, los estereotipos, la política, la cultura, la vida de las mujeres. La mayoría
de los textos eran ensayos pero podían encontrarse entrevistas, artículos y creaciones literarias. El tiraje inicial de dos mil ejemplares, con
periodicidad trimestral, pasó a cuatro mil y llegó a 10 mil. fem era el espacio ideal para las voces feministas.
Pero el 19 de diciembre de 1980 la directora de revista fem fue secuestrada en Guatemala. De inmediato se insertaron desplegados
en la prensa:
POR LA VIDA DE ALAIDE FOPPA
Anteayer desapareció en la ciudad de Guatemala la conocida crítica de arte, escritora, feminista y periodista Aláide Foppa. Preocupados por la situación, los abajo firmantes solicitamos del gobierno mexicano demande de las autoridades guatemaltecas
garantías para
la vida y libertad de quien, de modo relevante, contribuye a la actividad cultural de nuestros país
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SEÑOR PRESIDENTE José López Portillo
Presente
La profesora universitaria y escritora Alaíde Foppa desapareció el pasado 19 de diciembre en la ciudad de Guatemala. Los
firmantes del presente documento le pedimos, señor Presidente, que solicite usted información sobre la señora Foppa a las
autoridades guatemaltecas, y exija respeto a la vida de la escritora, pues las circunstancias de la desaparición de esta distinguida intelectual parecen indicar que se trata de un secuestro político. (Fem, septiembre 1980-enero 1981, n.16, p.4)
En el siguiente número de la revista, el editorial abordó el caso de la directora de Fem, se reclamaba al gobierno guatemalteco que
no había dado respuesta alguna sobre el caso. Se sabía ya que el secuestro había sido violento y que se había atribuido a las fuerzas
armadas del país. El equipo de la publicación feminista manifestaba su dolor e indignación:
Cada día que pasa la ausencia de Alaíde se vuelve más insoportable para nosotras, sus compañeras de fem. Hay allí un silencio,
en un sitio de la mesa de trabajo, una voz acallada que, sin embargo, nos habla con su ternura, con su serenidad, que se deja
oír como “en negativo” detrás de nuestras discusiones, nuestros acuerdos o discrepancias. Hay dos cosas que se pueden decir
con certeza, la primera, que ya no seremos las mismas: lo que le ha ocurrido a Alaíde nos ha sacudido profundamente y aunque
ese sacudimiento no nos paralice y enmudezca, hay una mutilación en fem, en nuestras vidas, en nuestro cuerpo, de la que
nos costará recuperarnos. La segunda es que a partir de lo que ojalá no tengamos que llamar la tragedia de Alaíde, se ha
producido un vasto movimiento de solidaridad, esclarecimiento y conciencia revolucionaria a Guatemala, un país asolado por
las dictaduras, con cientos de miles de “desaparecidos”. (Fem, febrero-marzo 1981, n.17, p.4)
Y en efecto, la ausencia de Foppa en la revista creó divisiones y desacuerdos, dificultades para trabajar en equipo y la ausencia
absoluta de una líder. Sin embargo, una dirección colectiva pareció ser la solución. Y desde 1981 una frase marcó el destino de la revista:
“Alaíde Foppa, siempre entre nosotras”. En 1984 se le hace un homenaje y se acepta con resignación que ella murió durante una sesión
de interrogatorio y tortura. Se denunció que el gobierno de Guatemala solamente ha respondido con evasivas, mentiras y amenazas. Se
reiteró la calidad humana y el profesionalismo periodístico de Foppa:
Alaíde, siempre entre nosotras, infatigable, en la creación, puesta en marcha y funcionamiento de la revista fem. La amiga
tierna y gentil. La compañera de trabajo que ejercía su liderazgo mediante la convicción de sus argumentos. La que se despidió
de nosotras aquel jueves de diciembre en que cerrábamos las actividades del año en la revista. Y no volvió… Aláide, testimonio
de solidaridad, “con los que sufren persecución por la justicia”; que no cejó de darles voz a los que no la tienen; a los pobres y
los que optan por ellos, a las mujeres, a quién se cruzó con ella y sin que necesitara pedírselo, le brindó ayuda. (Fem, febrero
– marzo 1984, n. 32, p.19)
A diez años de su desaparición, la revista le dedicó un número especial, bajo la dirección de Esperanza Brito, se le reconoció como
una mujer que se dedicó a defender causas justas, a promover la erradicación de las desigualdades económicas y sociales. “No luchó con
las armas, no se justifica su muerte violenta”. Se hizo un recuento de sus libros, de sus clases en la UNAM, de su programa de radio “Foro
de la Mujer” y el costo de su ausencia:
Martha Lamas: Cuando desaparece, se hace como un vacío de poder en la revista, aparte de una cicatriz y un dolor muy fuerte
para muchas de nosotras. Por otra parte, en términos prácticos hizo mucho trabajo oscuro por fem. No tenía esa cosa de firmar
todo lo que publicaba como la Galería del feminismo. De esta forma también se notaba mucho su ausencia. Por eso, cuando ya
ninguna de nosotras podíamos hacernos cargo de la revista y alguien propone cerrarla yo me opongo y digo “no, cómo vamos
a matar a la hija de Alaíde. Se la pasamos a otra gente.” Hasta el final se mantuvo la sensación de que si Alaíde hubiera estado,
tal vez las cosas se hubieran desarrollado diferentes. (Fem, diciembre de 1980, n. 96, p.13)
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Finalmente, además este hecho de violencia que transformó a revista fem, cabe destacar un ataque que sufrieron por parte de
grupos conservadores y de derecha cuando en el número 34, especial sobre el tema de las chicanas, la portada fue ilustrada con la
imagen de una Virgen de Guadalupe que tiene piernas, camina y usa tacones. La obra se llama “Guadalupe Walking”, la foto es de Yolanda
M. López. En el siguiente número se hace la denuncia en un breve texto titulado “Un acto de violencia contra Fem y Nexos”, En el recuadro
se reporduce un volante producido por el grupo “Movimiento Nacionalista Mexicano” y que por correo envío dicho texto a la revista.
¡MEXICANO¡ Es tu deber como patriota y cristiano defender tu religión, difundiendo esta hoja en tu parroquia, entre tus
familiares y en tu trabajo; así como sabotear las publicaciones marxistas anticristianas; recuerda que tu apatía es lo que da
impunidad a tus enemigos, que son; el judaísmo, el marxismo y la masonería. Pueblo de México: defiende tu fe religiosa
del artero ataque que lanzan el judaísmo y sus lacayos (masonería y comunismo) a través de costosas revistas marxistas,
subsidiadas por empresas paraestatales, gobiernos de los estados y secretarías de Estado como lo son la SEP, la SSA, etc. Los
responsbales de las indignantes y blasfenas revistas son: Roger y Eli Bartra, Anilú Elías,
G. Walking, A. Gylly, Flora Boton, Lorenzo Meyer, etc. Todos ellos “casualmente” judíos.
Todas somos CIMAC
En 1987 se crea Comunicación e Información de la Mujer Asociación Civil (CIMAC), organismo que se ha propuesto apoyar a las y
los periodistas que desean realizar su trabajo desde una óptica no sexista. Se propuso tener un centro de documentación especializada,
ofrecer un servicio de noticias vinculadas a los diversos asuntos que afectan a las mujeres, realizar talleres con periodistas de todo el país
y tener una agencia de noticias. Crea una fuerte red de mujeres periodistas por todo el país. Una de sus actividades más destacadas ha
sido la creación de talleres que se han dado en casi toda la repúblicas mexicana. Sus objetivos han sido:
• SENSIBILIZAR. Tanto en la redacción explícita de los objetivos como en los discursos y tareas realizadas puede distinguirse ese afán por involucrar a las periodistas en la situación de las mujeres, mirarlas, darles voz y buscar espacios para informar sobre ellas.
• INFORMAR. Posiblemente como una estrategia para atraer a las periodistas a los talleres en ellos siempre se ofreció informar sobre temas como la salud sexual y reproductiva, la democracia, la ciudadanía y los derechos humanos o asuntos que interesa
ran a la comunidad visitada. Aspecto que se cumplió al invitar especialistas en el tema a exponer sus conocimientos y al repartir materiales sobre el asunto abordado.
• INVESTIGAR. Continuamente se invitó a los y las periodistas asistentes a los talleres a considerar la investigación como una her
ramienta básica para profundizar e informar de una manera más detallada y profesional.
Y al poco tiempo ya existía una corresponsal en algún estado de la República y se fundaba un espacio periodístico para denunciar la
condición femenina. Se criticaron gobiernos y gente de poder, se acusó a verdugos poderosos y se hizo hincapié en los compromisos no
cumplidos. Posiblemente ello, causó que en 2008 la oficina de CIMAC fuera allanada con lujo de violencia. Tres años después (22 de junio
de 2011) la situación se volvió a repetir. Su directora, Lucía Lagunes lo denunció:
A dos meses de que se cumplan los tres años de que Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC) fuera allanada, nuevamente nuestras instalaciones son violentadas, tratando de hacer daño a quienes construimos todos los días un periodismo
que da voz a las mujeres y niñas para exigir sus derechos, defiende la libertad de expresión y el trabajo de las defensoras
de Derechos Humanos. Ayer por la mañana nos dimos cuenta de la violencia contra nuestra instalaciones, nuevamente las
chapas fueron botadas, la violencia fue tal que arrancaron de su marco una de las puertas, nuestros documentos tirados al
piso, cajones, archiveros, bodegas, centro de documentación… todo fue revisado. El cable del internet fue cortado, equipo
de cómputo de la administración, de la redacción, de redes, de TVCimac junto con su cámara fueron robados. Nuevamente
la indignación llena nuestra casa, somos un medio de comunicación nacido de una organización civil. Nuestro trabajo de 23
años ha dado seguimiento al feminicidio en Juárez y en el país, hemos dado seguimiento a la violación de mujeres por parte
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de militares, la lucha feminista contra quienes penalizan el aborto e intentan derribar los avances ganados. A ninguna nos ha
resultado ajena esta terrible agresión. Con la esencia periodística y feminista a flor de piel hemos escrito en todos nuestros
espacios y exigimos justicia, un alto a este tipo de agresiones, pero sobretodo demostramos la solidaridad de todas.
Felicitas Martínez y Teresa Bautista
Y ese día de 2007 el Palacio de Bellas Artes empequeñeció ante las voces de un pueblo herido pero orgulloso de su valentía. Flores
y velas, gritos y murmullos, la gente de la región Mixteca venía a recibir el Premio Nacional de Periodismo porque sus dos jóvenes
locutoras, Felicitas y Teresa, de tan solamente 20 años de edad habían sido asesinadas por tener la certeza de que el periodismo es un
espacio de denuncia y de compromiso social, su radio comunitaria que se atrevía a romper el silencio había sido cobardemente calladas
por las balas.
Fue un 7 de abril en San Juan Copala, Oaxaca, cuando estas dos jóvenes mujeres fueron asesinadas. ¿Por qué? Simplemente por que
usaron el micrófono para defender los derechos de las mujeres de su comunidad, porque cuestionaban la difícil situación que padecía la
población infantil y orientaban a su comunidad para que creyera en sí misma, para que luchara por sí misma, para hacerla visible y fuerte.
El contenido fresco pero crítico, argumentado y directo no gustó a gente poderosa que de inmediato empezó a amenazarlas. Ellas,
jóvenes y seguras, respondieron con un spot hecho por ellas mismas: “Algunos piensan que somos demasiado jóvenes para saber…
Deberían saber que somos demasiado jóvenes para morir”.
Tuve el honor de formar parte del jurado de ese Premio Nacional de Periodismo de 2007. En cuanto surgió la propuesta nadie dudó
ni un instante en entregar el premio a la sociedad” en la categoría “Orientación y servicio a estas jóvenes. La conmovedora manera en que
su pueblo entró al Palacio de Bellas Artes y el discurso pronunciado resultaron inolvidables, emblemáticos, esperanzadores:
Una voz que rompe el silencio no se puede callar con nada, ni con amenazas, ni con dinero, ni con balas. Nuestras compañeras
Teresa Bautista y Felicitas Martínez rompieron el silencio en la región triqui con su trabajo en la radio, de San Juan Copala,
desde una pequeña cabina a la que diariamente asistíamos para comunicar a nuestro pueblo y a nuestras comunidades sobre
sus derechos, sobre como lo pueblos de México han sido desde siempre, los más olvidados, sobre las violaciones a los derechos
humanos de las mujeres, sobre el mal gobierno y sobre la autonomía, como forma de gobierno para los pueblos indígenas. Los
asesinos quisieron con su muerte callar su voz, y con eso callar las nuestra, pero no lo lograron, nuestra voz junto con la de Tere
y Feli, seguirá sonando por todo México, más fuerte y más claro que antes.
La voz de Felicitas y Tere como indígenas y como compañeras, es ahora la voz de miles de personas en México y en otros países,
una gran voz que continuará rompiendo el silencio y que las balas no podrán callar.
El caso Lydia Cacho
Conocí a Lydia cacho a través de un texto que publicó en revista FEM titulado “Me duele el alma”, en el relato compartía el dolor
de una mujer violada, además de la indignación, cada palabras me llegaron al fondo del corazón, esa descripción que hace del hombre
violador, esa mirada de ojos vacíos como un pozo maligno y profundo, ese dolor de sentirse humillada, ese dolor que parte el alma, son
aspectos que me hicieron valorar su sensibilidad y admirar su coraje de denuncia. Desde entonces la leo y sigo su trayectoria. Por eso
cuando escuché en las noticias que había sido detenida, mi indignación no tuvo límites.
¿Por qué Lydia? ¿Por qué una periodista comprometida y defensora de los derechos humanos? ¿Por qué violar la libertad de expresión? ¿Por qué impedir el mayor compromiso del periodismo que es la denuncia social. Sin embargo, pese a la injusticia, nuevamente
demostró su valor y su coraje cuando declaró:
“No voy a retractarme, porque humillaría al periodismo. Yo no tengo el poder económico, ni el político sino el poder de la verdad y de
la ética de millones de personas que denuncian la corrupción. La persona que diga que sabe lo que yo viví todavía no conoce mi historia.
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Percibo que este es un ataque flagrante a la libertad de expresión, que es una venganza personal y por supuesto estoy consciente de que
esto ya se convirtió en un juicio político, en una persecución política a una periodista que se atrevió a tocar temas que en este país cada
vez son más intocables.Yo no hago ninguna denuncia en contra del señor Kamel Nacif, solamente recojo los testimonios de periodistas
profesionales de este país que han recogido a su vez las voces de miles de mujeres y hombres que habían vivido injusticias. Yo solamente
trasmití estas declaraciones, estas afirmaciones que anteriormente habían sido publicadas”.
El pasado 16 de diciembre, Lydia Cacho Ribeiro fue detenida en Cancún, alrededor de la una de la tarde, por varios elementos
pertenecientes a la Policía Judicial del Estado, a las puertas del Centro Integral de Apoyo para las Mujeres, institución fundada por ella
para proteger y refugiar a las mujeres víctimas de violencia.
Los elementos policíacos dieron cumplimiento a una orden de aprehensión girada en contra de la periodista por el Juzgado Quinto
de lo Penal ubicado en la ciudad de Puebla, por lo que, de acuerdo con el convenio de colaboración vigente entre ambas instituciones, de
inmediato fue entregada a los elementos del estado poblano para su traslado a esa ciudad.
Con inusual celeridad, en menos de una hora se dieron por concluidos los trámites y Lydia Cacho fue trasladada por tierra a la ciudad
de Puebla, los policías la llevaron en un viaje por carretera que duró 10 horas.
Estuvo detenida durante 30 horas, y después la hicieron comparecer ante la jueza que la puso en libertad bajo fianza que se le fijó
de primera instancia en 170 mil pesos y que, al ser renegociada, se estableció en 30 mil pesos Cacho Ribeiro es periodista, fundadora
y presidenta de la organización Centro Integral de Atención a las Mujeres (CIAM). Ha sacado a la luz los abusos sufridos por mujeres y
menores, y la impunidad de que suelen gozar los responsables.
Desde la publicación de Los demonios del Edén, Cacho comenzó a ser hostigada y a recibir amenazas de muerte por su trabajo de
investigación, en el que apoya la denuncia de pederastía contra Succar Kuri, un millonario empresario hotelero de Cancún al que vincula
con Kamel Nacif Borge.
Cacho menciona en su texto cómo en junio de 1975, Kamel Nacif Borge gracias a sus influencias en los servicios de Migración el
aeropuerto mexicano por sus negocios de importación, pudo detener la deportación al Líbano del pederasta Succar Kuri, quien carecía
de permiso para trabajar en México.
“Kamel miró a Succar y le preguntó de dónde eran; charlaron u momento y Nacif les dijo: “Suelten al paisano, yo me encargo de
arreglarle los papeles”.
Cacho asegura que desde entonces, ambos fueron “compadres”, y que el pederasta fue socio en varias ocasiones de Kamel Nacif.
Apoyándose en las declaraciones del ex administrador de Succar, Cacho menciona que en su sociedad, “Nacif ponía el dinero y Succar el
nombre”. Según esa fuente, a Kamel la relación le venía bien porque así distraía al fisco.
Cacho también denuncia en su libro que entre las amistades que Succar entabló en Acapulco, gracias a las recomendaciones de
Kamel Nacif, se encontraba Joe Rank, dueño del emporio de ropa Aca Joe.
Tras la publicación del libro, Lydia Cacho viene denunciando las amenazas vertidas sobre ellas y el equipo de 40 personas del Centro
Integral de Atención a la Mujer de Cancún (CIAM) que ella preside.
Lydia Cacho trabaja desde hace años como defensora de los derechos de las mujeres, y además es integrante de la Red Internacional
de Periodistas con Visión de Género, de la Red Nacional de Periodista y de la Red de Periodistas México, Centro América y El Caribe.
Bellas y airosas pero amenazadas
Verónica Jiménez Cruz, reportera del periódico La región en el municipio Tula de Allende, Hidalgo. Su historia fue recuperada por
otra importante periodista hidalguense, Elsa Ángeles Vera. La describe como una periodista que ha tenido “que sortear todo tipo de
obstáculos, desde la censura, cuidar a su madre enferma, afrontar un embarazo sola, acoso sexual, negociaciones con los jefes policiacos
para garantizar la cobertura de la información, hasta amenazas”. Fue así como recuperó el siguiente testimonio:
En este caminar he sufrido tres amenazas vía telefónica. Me decían: hija de la chingada, no se te olvide que tienes un hijo, deja
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de estar publicando pendejadas. No por el hecho de que tengas a tu hijo en una escuela privada, se va a librar de nosotros.
En cierta forma sabían cómo llegarme. Eso me detuvo, me alarmó un poco. Pero finalmente tuve que hacerle frente porque
también tengo que pagar colegiatura, darle de comer, vestirlo… ¡tengo que trabajar!
Elsa Ángeles advierte que luego recibir amenazas por su labor periodística, Verónica tuva como único apoyo de su periódico que ya
no firmara las notas con su nombre por un tiempo. Por parte del delegado estatal de Policía y Tránsito recibió protección. El testimonio
finaliza con un reconocimiento al riesgo que implica su trabajo pero también a su vocación periodística:
A veces me dicen que es horrible, pero yo me siento llena, realizada.
Si volviera a nacer, volvería a ser periodista y de nota roja. Porque aprendes de los malandros, ellos nos muestran la cara fea,
cruel, de tristeza que verdaderamente tiene una ciudad.
María de Jesús Peter es corresponsal del periódico El Universal y el 30 de septiembre fue a cubrir la elección municipal del poblado
de Motozontla, en Hidalgo. Debido a los resultados que se dieron a conocer, los opositores quemaron diversos edificios oficiales. Junto a
ella su compañero Juan de dios García, fotógrafo de Milenio. Luego de cubrir el suceso, se fueron al hotel de la localidad. Se hospedaban
junto con su hija, una niña de seis años. Al poco rato, con lujo de violencia entran a su habitación un grupo de policías estatales, encapuchados y agresivos. Golpean al periodista y le exigen las memorias de sus cámaras fotográficas. A María del Pilar y a su hija, las insultan
y amenazan. Les roban sus cosas, se burlan de ellas, se marchan pero sin dejar de amenazarlas.
Verónica Jiménez es corresponsal del periódico Reforma, en Hidalgo, toma fotografías para una investigación periodística sobre
las campañas políticas en el estado. Pese a tener su identificación de reportera gráfica, algunas personas le reclaman su presencia, les
molesta que los fotografíe. Uno de ellos hace una llamada telefónica y al poco rato es rodeado por policías municipales. Es detenida
y encarcelada. Fue trasladada a las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Pachuca donde una persona que
identifico como Julia Isabel Granados, del Jurídico de esa instancia municipal, ordenó que fuera detenida en la galera. De acuerdo con
testigos, la molestia de los priístas se generó por que la corresponsal capturó imágenes donde presuntamente se coaptaba el voto.
Feminicidio en escenarios periodísticos
Ana María Marcela Yarce Viveros y Rocío González Trápaga fueron asesinadas en este siglo XXI. Las dos periodistas comprometidas.
Las dos mujeres trabajadoras y sensibles. Las dos hoy nos dejan con una dolorosa indignación ante su muerte tan injusta, tan cruel, tan
triste.
Nuevamente una noticia que veo en la televisión me indigna y me duele. Se trata de colegas, se trata de mujeres, se trata de seres
humanos. Mi amigo Mauricio Ortiz Roche trató a una de ellas y me comenta lo doloroso de la noticia. Mi amiga Francisca Robles fue
maestra de una de ellas y le indigna que haya muerto de esa manera. Yo ya no puedo llorar, me queda solamente escribir para desahogarme, para esperar que alguien comparta mi dolor y sienta un discreto nudo en la garganta cuando escribo con dolor e indignación
sobre una muerte más, una muerte cruel, una muerte injusta, una muerte que duele siempre y cada vez más. Un México que me gustaría
desconocer para que no me doliera tanto.
Ana María fue fundadora de la revista “Contralínea”, una publicación periodística seria, profunda, comprometida y crítica. Quizá por
eso, incómoda para algunos sectores. Ana María y Roció escribían igualmente para la revista de la Asociación Mexicana de Profesionales
Inmobiliarios. Además, Rocío representaba o era una de las socias de una casa de cambio en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad
de México.
Fue precisamente de ese lugar donde ellas salieron y fue la última vez que se les vio con vida. No quiero imaginar qué pasó después
de que abandonaron el aeropuerto. ¿Quién pudo atacarlas de esa manera? ¿Por qué esa crueldad? ¿Cómo es posible que las abandonen
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en un baldío y sus cuerpos queden expuestos a la injustica, a la crueldad, a la insensibilidad, al dolor? Otra vez, ese dolor, que ay, no se
te arranca del corazón ante estos sucesos.
Los números me indignan más, hasta la fecha 72 periodistas han muerto en este país. Pocos casos o ninguno resuelto. La periodista
Sara Lovera advierte, que muchas de las agresiones que viven los y las periodistas de México, “en más del 60 por ciento provienen de las
mismas autoridades”.
Por eso también me indignan las pistas que intentan descubrir a los autores de este crimen. Pudo ser un problema “pasional”. La
confirmación de su muerte, pero la insistencia de que no fueron torturadas. ¿Esas respuestas ayudarán a encontrar la injustica, a terminar
con la impunidad?
Rocío y Ana María eran mujeres comprometidas y sencillas, periodistas en todo el sentido de la palabra, ciudadanas que querían
una mejor sociedad. La forma en que fueron asesinadas demuestra que esta sociedad está enferma, que este país se está perdiendo en la
violencia y que el feminicidio existe. Por eso, para no soltarme a llorar llena de dolor e indignación, cito las palabras de mi maestra Sara
Lovera: “En realidad la palabra feminicidio asusta, porque se atenta contra la autoridad patriarcal, pero ésta, la del feminicidio es la forma
en que fueron asesinadas las periodistas y el móvil, en el que juega la condición de mujer, puede resultar en varias vertientes, que es la
autoridad la que debe investigar, sustanciar, convencernos de que lo hará en forma adecuada, pronta, objetiva e imparcial.”
A Regina Martínez
¿Se puede celebrar el 7 de junio el día de la libertad de prensa? ¿Existe la libertad de prensa? ¿La festejamos, la conmemoramos, la
extrañamos o le suplicamos su existencia? Actualmente en México la profesión más peligrosa es el periodismo. Un número significativo
de hombres y mujeres periodistas han muerto por su compromiso social con la denuncia. Su sacrificio nos compromete a honrar su
memoria y a luchar en verdad por esa libertad de prensa.
Siempre me ha impresionado el poema de Rosario Castellanos cuando pregunta qué se hace a la hora de morir. Y pienso, Regina
querida, cuál fue el último recuerdo que iluminó tu memoria cruelmente interrumpida. ¿Pensarías lo mismo que un día declaró Don
Manuel Buendía? ¿Que la exclusiva de ese momento ya no podía ser tuya? ¿Qué ya no podrías denunciar una muerte injusta más? ¿Qué
este país duele más que tu propio adiós? Debes saberlo, porque donde quiera que estés –es una lástima que no exista Dios, dijo alguna
vez el poeta Mario Benedetti-sigues siendo una periodista.
Debes saber que el día de tu entierro todo hombre y mujer periodista presente mostró su indignación, su tristeza y su dolor. Pero
al mismo tiempo se comprometió, como lo hiciste siempre tú, a seguir escribiendo para denunciar, para darle voz a los desprotegidos y
a la gente buena que todavía ama su país, y no promete en vano, y no se conforma con un puesto político, y no pacto con los “villanos”
de siempre.
Me quedo con la descripción que hizo de ti mi madre periodística Sara Lovera: Jovencita, delgadita, pequeña, cabello negro hasta
la cintura, enjundiosa, estricta, investigadora comprometida, periodista por siempre. “La buena periodista que tanta falta hace a un país
desangrado”. Fuiste corresponsal de la revista Proceso y fuiste reportera en varias publicaciones en Veracruz. Denunciar, el verbo que
siempre ponías en práctica. Investigar, el compromiso que llevaba a cabo al hacer cualquier nota, entrevista o reportaje.
Y tu muerte duele como nunca porque quienes amamos el periodismo, quienes enseñamos el periodismo nos quedamos desarmadas ante esta muerte injusta, ante este casa de impunidad. Pero al mismo tiempo, el dolor nos da fuerza y la certeza de que una
periodista como tú ha sido ejemplo y debe ser inspiración y compromiso.
El periodismo es el oficio más peligroso del mundo pero al mismo tiempo es la profesión más apasionante de toda la vida que se
pueda vivir. Yo estoy segura, Regina querida, que no eres heroína, que de seguro enfrentaste a los cobardes asesinos que nos dejaron
sin ti, que tus últimos pensamientos fueron hacia la gente que quieres, pero que en ningún momento hubo arrepentimiento por tu
compromiso periodístico, que en todo momento sentiste que tu muerte nos daría vida a la gente que deseamos un mejor país, que tu
ausencia nunca podrá justificarse pero que sí podrá comprometer al periodismo mexicano a no dejar de denunciar, de investigar, de dar
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voz a la gente buena y de criticar a la gente mala. Gracias Regina por tu ejemplo, ejemplo que este día de la libertad de prensa, duele
pero enorgullece pese a tu ausencia.
Se llama Carmen
El pasado viernes 4 de febrero, en mi libre derecho de expresión formulé un comentario editorial que aludía a un incontrovertible hecho noticioso... El motivo de mi despedida, se dijo, fue haberme negado a ofrecer una disculpa y Transgredir el código
de ética…
Cosa que es falsa y se convirtió sólo en una coartada… En este momento no sólo no rectifico, ni me disculpo, porque no hay
nada que disculpar, sino por el contrario ratifico la pertinencia de que la Presidencia de la República se manifieste al respecto.
Carmen Aristegui.
Ella ha sido nuestra voz, por eso la escuchábamos gracias a su espacio radiofónico y no solamente recibíamos la noticia del día sino
también reflexiones que nos orientaban para descubrir a nuestra sociedad, que nos ayudaban a crearnos una perspectiva crítica, que nos
enseñaba a argumentar con pasión pero con el verdadero compromiso social del periodismo.
Ella ha sido nuestra mirada, por eso la veíamos a lado siempre de imágenes noticiosas y donde humildemente jamás intentaba
protagonismo alguno. La noticia siempre se presentaba en un contexto puntual, acompañada del comentario discreto, quizá duro, pero
necesario.
Ella ha sido nos ha mostrado el aroma de los buenos momentos que merecen celebrarse como cuando es encarcelado algún criminal
o si las protestas sociales en algún país consiguen la renuncia de un dictador. Nos mostró el compromiso de aspirar la libertad de expresión y aguantaba por un rato la respiración para externar con sabiduría el comentario correcto.
Ella ha palpado el dolor de los sectores menos privilegiados que siempre tienen la denuncia en la punta de las palabras. Estrecha con
valentía la mano de un personaje siniestro que traiciona a sus semejantes que votaron por él pero ella ha tenido el encanto de hacerlo
caer en su propia trampa de discursos falsos. Ella nos ha dejado un grato sabor de boca cuando denuncia de frente al falso y al ingrato
que nunca piensan en una mejor sociedad. Ha permitido reconocer el sabor del triunfo cuando entrevistaba a gente comprometida y
solidaria, ejemplo para nuestra sociedad. Nos aproxima con cautela al sabor del dolor de la gente traicionada por su propio gobernante.
Ella nos alerta con cada noticia que atrapaba para su noticiario. Nos representaba cuando en cada entrevista porque interrogaba
justo como nos hubiera gustado hacerlo. Narraba escenas que en otros espacios periodísticos olvidaban o censuraban. Ella ha sido
nuestro sexto sentido cuando se aventuraba a explicar las causas y consecuencias de decisiones políticas incomprensibles o absurdas.
Por eso, Carmen te extrañamos. Por eso, Aristegui te queremos de vuelta. Por eso Carmen Aristegui, eres una de las periodistas que
México necesita para despertarnos de nuestro marasmo.
La dignidad del miedo… San Juana Martínez
Para mí fue muy difícil haber vivido 20 años como corresponsal en Europa, fui corresponsal también en el Norte de África, Asia
y Estados Unidos. Después de más de 20 años volver a México y sentir un miedo que yo no había sentido en ningún otro sitio,
incluso en donde cubrí conflictos armados. El miedo que yo he sentido en México por ejercer el periodismo es terrible, es una
amenaza constante… Después de que la reportera me hizo la entrevista, me dijo: “¿Y por qué continúas en México, por qué
sigues siendo periodista?”. Le contesté: por dignidad.
Quien no reconozca la importancia y el compromiso periodístico del trabajo periodístico de San Juana Martínez es porque no ha
leído sus investigaciones, siempre puntuales y siempre escritas con el eterno tono de la denuncia. Con valentía y convicción ha realizado
trabajos periodísticos sobre el abuso sexual cometido por sacerdotes católicos. Los ha señalado, ha probado su culpabilidad y ha descu-
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bierto el papel que han jugado esas terribles situaciones los altos jerarcas de la Iglesia de México y de Estados Unidos. Fue así como a
partir de 2006 empezó a recibir amenazas vía telefónica y a través de correos electrónicos. Esta situación empeoró cuando publicó su libro
“Manto púrpura”. La situación empeoró en julio de este año cuando ella fue arrestada de manera violenta y por el abuso de autoridad
de una jueza en Monterrey que en venganza intentó que la periodista enfrentara una situación de violencia tras la demanda civil por la
custodia de sus hijos.
Mujeres periodistas y violencia en México
• El recorrido por épocas, nombres y casos concretos de la violencia sufrida por mujeres periodistas en nuestro país, confirma , como lo señala el informe de CIMAC sobre el tema-que los casos de mujeres periodistas violentadas en torno a su ejercicio periodístico tienen sus propias especificidades y circunstancias derivadas de su condición social aunada al contexto del país, contexto suscrito en sus vidas que puede colocarlas en una situación de doble vulnerabilidad, por su condición social de mujeres y por ejercer el periodismo en contextos violentos.
• Las mujeres que han sido agredidas en su labor periodística siempre han mostrado una postura crítica y de denuncia social.
• Cada caso representa una figura femenina fuerte, segura, confiada y comprometida con su labor periodística.
• La violencia se ejerce contra las periodistas que muestran una postura crítica ante la situación social y la condición femenina
Fuentes
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CASTELLANOS CERDA, VICENTE, ELVIRA HERNANDEZ CARBALLIDO Y JOSEFINA HERNANDEZ TÉLLEZ. (2010) Las diferencias de género
construidas históricamente: mujeres e injuria durante 1810 y 1910, ponencia presentada Primer Coloquio Internacional de Lingüística
Aplicada: Lengua y Revolución. Pragmática y Análisis del discurso. Problemática de género. Puebla, México.
FEM. septiembre 1980-enero 1981, n.16, p.4 ¯¥ FEM. Febrero -marzo 1981, n.17, p.4.
HERNÁNDEZ CARBALLIDO, Elvira. (1986). La prensa femenina en México durante el siglo XIX, México, UNAM (Tesis de licenciatura).
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WRIGTH, Laureana. (1910). Mujeres notables mexicanas, México, Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes.
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----------------------, “Más vale sola que mal acompañada” en Cuestión, 21 de febrero de 1980, p.13
Violetas del Anáhuac, México, 1887-1889.
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