Foto: EFE/Kiko Huesca Conversación en la Catedral (1969) que comienza con esta pregunta: ¿En qué momento se había jodido el Perú?, una obra que el autor coloca entre sus preferidas. En ella, el protagonista, Zavalita, un periodista y una especie de alter ego del creador, mantiene una conversación de cuatro horas en el bar La Catedral con Ambrosio, un hombre negro que trabaja en la perrera y que antes fue el chofer de Zavalita. A partir de La ciudad y los perros quedó consagrado como una de las figuras fundamentales del boom de la literatura hispanoamericana. Al igual que otros autores de esa corriente, su obra rompió con los cauces de la descripción tradicional al asumir las innovaciones de la narrativa extranjera, y adoptar técnicas como el monólogo interior, la pluralidad de puntos de vista o la fragmentación cronológica, puestas por lo general al servicio de un crudo realismo. “Sus obras representan un encuentro afortunado entre las preocupaciones políticas y las exigencias artísticas. Mario Vargas Llosa destacó del boom como un 76 • SIGLO NUE V O intelectual con el que habrían de discutir las siguientes generaciones”, señala en un artículo reciente el crítico literario Christopher Domínguez Michael. EL REGRESO A PERÚ En 1964, el escritor regresó al Perú, se divorció de Julia Urquidi, realizó un segundo viaje a la selva donde recogió material sobre el Amazonas y sus habitantes, que le sirvió para algunas de sus novelas. En 1965 viajó a La Habana, donde formó parte del jurado de los Premios Casa de las Américas y se integró al Consejo de Redacción de la revista Casa de las Américas, hasta 1971, cuando marcó un distanciamiento del régimen cubano. Ese mismo año se casó con su prima Patricia Llosa con la que tuvo tres hijos: Álvaro (1966), Gonzalo (1967) y Morgana (1974). En 1967 trabajó como traductor para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en Grecia, junto a Julio Cortázar; su vida transcurre en Europa, con residencias alternas en París, Londres y Barcelona. En 1975 fue nombrado miembro de la Academia Peruana de la Lengua, y en 1976 fue elegido presidente del Pen Club Internacional, cargo que ocupó hasta 1979. El novelista publica La orgía perpetúa (1975), un ensayo en el que analiza una de las novelas que marcó su carrera como escritor, Madame Bovary de Flaubert, que considera la primera novela moderna y en la que también hay algo autobiográfico. En 1977 escribió La tía Julia y el escribidor, en la que narra la relación con Julia Urquidi, cuando él tenía 19 años, una polémica historia de amor, que le sirvió para trabajar con los límites entre realidad y ficción. En Perú presentó el programa televisivo La Torre de Babel y en 1983 presidió la Comisión Investigadora del caso Uchuraccay, dedicado a resolver el asesinato de ocho periodistas. A finales de los ochenta entró en el mundo de la política en Perú como defensor de las ideas liberales, en 1987 se perfiló como líder al mando del Movimiento Liber-