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CUIDADO CUANDO ESCRIBE
"Colcha de retazos"
por
Criticón (Luis Moisset de Espanés)
Hoy es día de añoranzas.
Esta mañana me encontré con Rodolfo y nos sentamos a tomar
un café. Nuestra conversación se deslizó hacia recuerdos de niñez y
juventud. Amistades, paseos, inquietudes, lecturas y estudios compartidos.
Rodolfo mencionó a Emilio Salgari, "viajero" que jamás se
movió de Italia, y cuyas novelas de aventuras nos hicieron recorrer
el mundo entero... Recordó entonces al personaje de uno de sus libros, un indio de América del Norte, a quien llamaban "Cresta abigarrada", por el penacho de plumas que adornaba su cabeza y acotó que
tuvo que acudir al Diccionario, pues él creía que "abigarrado" era
algo "apretujado", o "espeso" y no comprendía como el penacho de
plumas podía tener tales características. Grande fue su sorpresa al
conocer el verdadero significado del vocablo 1.
Este comentario despertó en mi memoria la visita que un
grupo de jóvenes docentes universitarios realizamos a la casa de
campo de uno de nuestros maestros. Tanto el sofá-cama de la sala,
como los lechos en los dormitorios, se encontraban protegidos, o
engalanados, con "mantas de retazos", similares a las que solían
confeccionar las abuelas, en épocas en que la economía familiar se
cimentaba en el esfuerzo realizado por las mujeres de la casa para
aprovechar todo elemento que todavía pudiese prestar utilidad.
Por uno de esos saltos bruscos e impensados que suele tener
nuestra mente, mi pensamiento saltó hacia los escritos "abigarrados",
1
. Diccionario de la Real Academia, 22ª edición, 2001: abigarrado, da, (Del part. de abigarrar).
1. adj. De varios colores, mal combinados.
2. adj. Heterogéneo, reunido sin concierto. Un extraño y
abigarrado libro. Una multitud abigarrada.
2
que encontramos en revistas jurídicas o en escritos forenses, donde
se acumulan conceptos y posiciones muy dispares y con frecuencia
contradictorias.
Tú sabes que dentro de la "graforragia" jurídica2 que nos
abruma, casi hasta ahogarnos, es muy frecuente -desgraciadamentela técnica de confeccionar una "colcha3 de retazos", como las que
tejían nuestras abuelas. Mamá, incluso, una de las tareas que desarrolló en los últimos años de su vida, fue la de confeccionar "colchas de retazos", con pequeños cuadrados de lana, tejidos al crochet
(ganchillo). Cuando había reunido los suficientes "retazos", procuraba combinarlos
arte casero.
armoniosamente y algunas eran verdaderas obras de
Pero, en materia de "colchas de retazos" las hay de dos
tipos; aquellas en las cuáles cada trozo ha sido preparado personalmente por quien las teje, que luego los une, como hacía mi madre; y
aquellas otras, en que se seleccionan pedazos de género, provenientes
de cualquier desecho, y también se los combina con mayor o menor
acierto, hasta terminar la frazada.
Pues bien, en materia de libros jurídicos también encontramos muchos que son el fruto de la técnica de unir "retazos"; yo la
he empleado, y creo que su uso es muy legítimo, después de haber
redactado numerosos ensayos con variaciones sobre un tema, reuniéndolos y procurando completar aspectos que no se encontraban en esos
comentarios, para darles unidad. El uso de "retazos" propios está
plenamente justificado 4.
En otras oportunidades los "autores", que más bien son "compiladores", arman el trabajo como si se tratase de un "rompecabezas",
con "retazos ajenos". Quienes así proceden deben destacar claramente
cuál es la índole de su trabajo, cuya única "originalidad" reside en
el acierto con que se seleccionaron los fragmentos empleados, y fijar
con precisión la autoría y procedencia de cada uno de ellos. He visto
2
. Ver nuestro "Investigación. Graforragia y citas", Foro de
Córdoba, Nº
.
3
. Diccionario de la Lengua, 22ª edición, colcha, (Del lat.
culci(ta), 1. f. Cobertura de cama que sirve de adorno y abrigo.
4
. Ver nuestro "Prescripción", Advocatus, 1ª edición, Córdoba,
2005 y 2ª, Córdoba, 2006.
3
más de un libro de esta índole y no niego mi felicitación a quien
"compila" con habilidad, y con total probidad, y luego, sin procurar
vestirse con las plumas del pavo real, reconoce que se trata de una
compilación.
Lo más lamentable es que muchos de los "libros jurídicos"
que se publican hoy en día son "colchas de retazos", en las cuales el
"compilador" se disfraza de autor y, a lo sumo, menciona en notas de
pie de página muy fragmentariamente a los autores que ha consultado,
como si estuviesen de acuerdo con las "ideas propias", que él expone
en el libro.
La pregunta que me hago es: ¿puede uno, por más simpatía
que tenga al autor, prologar ese "libro", que se presenta como propio, cuando solamente es una "colcha de retazos" ajenos?
Estas reflexiones eran las que me preocupaban cuando al
regresar a casa busqué en uno de mis libros, para ver si los "retazos" de la obra que me solicitaban prologase habían sido tomados de
allí.
Me permito aquí una "digresión"; como he sido uno de los
primros de ocuparme del análisis de las normas que consagraron en
Argentina un régimen de "inscripción constitutiva" para los automotores, esos trabajos han sido objeto de múltiples plagios, desde un
libro publicado en Editorial Abaco, cuyo autor tuvo la "candidez" de
dedicarme un ejemplar, pasando por varios artículos publicados en
importantes revistas jurídicas, como Jurisprudencia Argentina, que
-frente a mi reclamo- no lo incluyó luego en el tomo encuadernado,
hasta la tesis doctoral de un profesor porteño, publicada por editorial Astrea hace algunos años, a la cual la editorial -luego de un
airado reclamo escrito, en que amenacé denunciar el hecho a la Facultad de Derecho de la UBA-, agregó una "aclaración", sobre la falta de
citas y entrecomillado, expresando que la omisión se debía a un error
de composición ...
Pues bien, en el primer momento no encontré en mi libro de
Automotores las frases que buscaba, pero a la mañana siguiente, muy
temprano recordé que ese libro había estado precedido por otro, titulado "Dominio de automotores y Publicidad registral", y en él tuve la
desagradable sorpresa de verificar que los párrafos que me habían
llamado la atención ocupaban una página, que había sido reproducida
íntegramente sin ninguna mención. No era el único fragmento "plagia-
4
do"; pronto comenzaron a aparecer otros, que fui rápidamente marcando.
Para colmo, como se trataba de una "colcha de retazos", la
reproducción de párrafos de otros autores, que hablan de la "inscripción" del automotor como "acto abstracto", chocaban totalmente con
otras afirmaciones, vinculadas con el hecho de que la inscripción,
incluso de buena fe, no impide la acción de reivindicación en el caso
de que el automotor fuese robado y perdido, y que también podrían
prosperar las acciones contra el titular inscripto, si el acto causal
de transmisión hubiese estado viciado...!! "Colcha de retazos" inarmónica, con fragmentos que resultan incompatibles entre sí...!!
Ayer jueves, a las 8 y 30, llevé a mi hija Marcela a su
clase de yoga y, de paso, hice las compras en la panadería y luego
seguí hasta el "Correo-Aduana", a retirar un paquete que me traía
ejemplares de la Revista de Derecho Privado y del Anuario de Derecho
Civil. Para no pagar derechos aduaneros por ese material de estudio,
tuve que regresar a casa a buscar el pasaporte y justificar con fotocopia de sus páginas mi "ingreso" al país en diciembre pasado, de
manera que se calificase la recepción de ese paquete como "equipaje
no acompañado"...
De regreso, algo después de las 10 de la mañana, escribí
estas líneas, para desahogar mi "sofocón", que sin duda será mayor
cuando el "autor" acuda a mi citación para conversar sobre su "libro", y el "prólogo" que me había solicitado.
Te aseguro que no he perdido la simpatía y el verdadero
afecto que siento por él, pero no puedo silenciar el hecho, ni prologarle la "colcha de retazos"....!!!
Concluyo mis "divagaciones" sobre el "asunto" de esta carta, que quizá podría llegar a ser una de las que intercambio con José
María Chico, aunque poniendo cuidado para que los lectores no tengan
idea de quien es el personaje a que aludo, por lo cual no podría
publicarse en Córdoba 5.
5
. En realidad entrego estas líneas a Foro de Córdoba porque
quien me solicitaba el prólogo no era un autor cordobés, y el relato
une datos reales, con otros imaginarios.
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