Año XLIV Pamplona 24 de noviembre de 1938 Núm. 1.046 caianc _ ÓRÜAIMO — DE LA "BIBLIOTECA CATÓLICO PROPAGANDISTA,, ADMINISTRACIÓN, ESTAFETA, 31 DIRECCIÓN, NAVAS DE TOLOSA. 21, 2.o izq, UNA PATRIA — UN ESTADO — UM CAUDILLO UNA PATRIA: ESPAÑA — UN CAUDILLO: FRANCO POK I-CL, B T E R X O D l i S C A N S O •* ' , , .. DE LOS SOCIOS D.* LUCÍA LANDA. D. RICARDO ASCUNCE, D. MARTÍN AYALA (Pbro.), D.a RUFINA UETA. D. TOMÁS GARMENDIA. D.* FERMINA EGÜÉS, D. FRANCISCO GONZÁLEZ. D. FÉLIX ARMENDÁRIZ (Pbro.J. D.-» MANUELA BARANDIARÁN. D. FELIPE GARCÍA, D. [UAN ESTEBAN BERASÁ1N, D, LUIS ARBIZU (Pbro.). D. VENANCIO BARBER {Pbro.). D. HELIODORO PÉREZ DE OBANOS. D. SATURNINO ROCH, D. AGUSTÍN VILLANUEVA fPbro.). D.a JOSEFA ARRECHEA fVDA. DE LARRACHE). D. GONZALO IBÁÑEZ, D." ANGELES AGUINAGA (VDA. DE ECHA1DE). D. EUGENIO ERASO, D.a ANTONIA ASGUNCE (SOR EMILIA DE SAN ANTONIO) y D. CASIMIRO UNZU durante el a.fio • BIBLIOTECA tendrá misa de comunión reglamentaria el día 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada, a las ocho de la mañana, en la capilla de San Felipe de Neri (Escuela de Cristo). LA AVALANCHA, órgano de la Sociedad, invita a los lectores a tan piadoso acto y les suplica se siivan rogar a Dios nuestro Señor por los socios difumos. Pamplona 24 de noviembre de 193!? Los lltmos. Srcs. D. Fr. Josí López Mendoza (q. c. p. d.), Obispo de Pamplona, y D. Santiago Ozcoidí ¡q. e. p d.l, Obispo tic Tarazona v Administrador apostólico de Tíldela, tienen concedidos cincuenta día? cío índulgí-ncias a todos sus diocesanos quedevotamtnte overen la Santa Misa, recibieren la Suerada Comunión, rezaren «na parle del Santo fí osario, vigilaren el Santísimo Sacramento, o hicieren nlgúnactode piedad o de misericordia en sufragio de los referidos socio?. Luis Veuillot y las postrimerías A vida no es sino prefacio de la Eternidad, donde se entra por la única puerta de fa muerte. La muerte viene a ser el desenlace de las dichas y riquezas humanas, y para el cristiano, de sus tribulaciones. En aquel momento sólo nos quedará entre manos el valor de nuestras penas, llevadas con resignación y con una confianza inquebrantable en Nuestro Se- ñor, que a sus amantes tiene prometida su misericordia. Nos dicen el Catecismo y la razón, que el hombre va pe* regrinando en este mundo en busca del otro, siendo la tierra el camino que conduce a su destino, al que llegará según su modo de andar y segán la orientación que tome. Hay, en efecto, dos caminos, dos maneras de andar, dos metas, dos destinos que cada cual puede escoger a su sabor. Consiste, pues, su destino en la tierra, en preparar para sí su destino para otra vida. Esto está siempre en su mano, por gozar de una libertad intacta, cualquiera que sea 254. LA AVALANCHA la condicición social en que la Providencia le haya colocado.,. En todas las situaciones podemos condenarnos. Para salvarnos, o sea para conquistar el destino de la bienaventuranza eterna, basta que ajustemos nuestra libertad a las oportunas inspiraciones de la gracia divina, con la cual se alimentan y restauran las fuerzas de la na» turaleza caída... El que amare a Dios vivirá feliz en las mismas tribulaciones.. . La muerte no arranca nada, sino que planta. Con (a espada de (a muerte Dios ha forjado la reja del arado que no abre surcos en nuestra alma sino para que reciba gérmenes de eternidadDe no tener nosotros una fe viva en el Señor que vive en nosotros, jqué cosa más espantosa sería la muerre! Pero vencida que fue ésta por Dios, morirá también y nosotros viviremos... Las tumbas que en nuestro camino se alzan, de trecho en trecho, se me antojan a modo de larga escalera que desemboca en el Cíelo, Miremos a lo que detrás de la tumba se oculta, con confianza, que así nos animaremos pensando que cada esfuerzo nuestro es un aletazo hacia la Patria... Estas amadas tumbas son como unas ventanas que dan a la vida eterna y descubren el fracaso final de la muerte, pues asomándome a ellas, siento que la muerte no es más que una breve separación, una ausencia momentánea: tanta es la luz discreta y serena que Bota sobre el camino que a la Patria conduce... Dichosos aquellos que guardan la santa esperanza hasta la hora de (a muerte, y expiran puesta en el Divino Maestro su confiada mirada, semejante a (a del obrero que ha ganado su jornal y del hijo que ha regresado al hogar paterno... No se abre el Cielo ni se cierra ante ninguna bandera, sino que, cerrado únicamente al pecado, se abre al arre* pentimiento... Conquístase el Cielo con las buenas obras. No tengamos miedo al vivir poco, sino al vivir mal. Llevemos con paciencia y santa indiferencia las cosas efímeras que van pasando mientras confiamos gozar un día las delicias de la eternidad, adonde llegaremos con la gracia de Dios después de sufrir aquí abajo las tormentas del destierro. Luis VEUILLOT RASGOS DE LA PATRIA Efemérides de noviembre OMO entiendo que para mejor divulgar la Historia conviene dar a conocer las efemérides interesantes registradas dentro de cierto período de tiempo, recordaré hoy algunas relacionadas con el mes de noviembre, según lo hice también en otros meses. Entre las numerosas efemérides lúgubres, y a fin de armonizar mejor con el mes dedicado a los difuntos, es digna de mención la que recuerda la trágica muerte de don Gastón de Foix, primogénito y heredero de ía Corona de Navarra, casado con la princesa dona Magdalena, hermana del rey Luis XI de Francia, y príncipe muy amado en quien los navarros de aquellos tiempos escabrosos tenían puestas todas sus esperanzas, por tas excelentísimas cualidades que le distinguían. Sucedió que para conmemorar el nombramiento de Duque de Guiena, recaído en Carlos de Francia, duque de Berri, se organizó una gran fiesta en Libourne, cerca de Burdeos, para la cual fueron invitados los más egregios caballeros, y entre ellos uno de los que más figuraban en la corte, que era don Gastón de Foix, el cual partió, con lucidísimo acompañamiento, de Bearne a Libourne. Uno de los festejos más brillantes eran las justas y torneos, en los cuales sobresalió don Gastón más que ningún otro caballero, llevándose por gentileza y habilidad los aplausos de rodos. Pero la desgracia hizo que en el último torneo se quebrara su lanza en la coraza del adversario, y que una astilla de la misma le causara una herida tan gravísima que de ella murió el Príncipe en seguida, con grandísimo dolor de todos, que instantáneamente vieron convertidos los gritos de entusiasmo y alegría, propíos de la fiesta, en sollozos, oraciones y cantos fúnebres. Así es el mundo en nuestros días, y así lo era en 22 de noviembre de! año 1469, en que ocurrió la tragedia que costó la vida a don Gastón de Foix cuando tenía 26 años. Su cuerpo fue enterrado en Burdeos, con pompa extraordinaria, y su alma voló desde el torneo al Tribunal de Dios, dejando entristecida a la Corte de Francia, y con luto perpetuo ala Casa Real de Navarra. Otro suceso aun más trágico y horripilante fue el vil asesinato del Obispo de Pamplona don Nicolás de Chávarri, perpetrado por el tristemente célebre criminal mosén Pierres de Peralta, el día 23 de noviembre de 1468 o 1469. Por cierto, que lo mismo el asesinato que la elevación a la dignidad episcopal de don Nicolás de Chávarri acontecieron en circunstancias raras y extraordinarias, recordadas detalladamente por el P. Alesón en los «Anales de Navarra». Reunía don Nicolás de Chávarri méritos más que suficientes para ser un buen Prelado; pero como los hombres somos imperfectos, parece que él debió de ser algo intrigante, porque para conseguir el Obispado de Pamplona, que no estaba vacante entonces, negoció con el Cardenal Besarión, que lo desempeñaba, la renuncia a (a Diócesis mediante ciertas condiciones que no quiero recordar. Mas como para ultimar el asunto faltaba lo principal, que era su nombramiento, y el Papa oponía dificultades, parece que don Nicolás de Chávarri, para allanarlas, interesó a mosén Pierres de Peralta, entonces amigo y prorector suyo, que estaba en Roma como embajador del rey don Juan II de Navarra y Aragón, y tenía intimidad con el Pontífice Pío II, el cual se prestó a recomendarlo no solo como a sacerdote benemérito, sino además como a pariente suyo, sin ser cierto. El Papa, que tal vez dudaba de ese parentesco, exigió juramento sobre (a existencia del mismo, que mosén Pierres prestó desaprensivo. Pero al hacer el nombramiento de Chávarri para Obispo de Pamplona, el mismo mosén Pierres, con su audacia y desenfado habituales, se dirigió a S. S. Pío II para pedirle otra gracia, que era la absolución del juramento prestado, puesto que no tenía ningún parentesco con el nuevo Obispo de Pamplona, aunque sí una amistad íntima, mayor que si se tratara de parientes. Y Pío II, que era muy bondadoso, absolvió a mosén Pierres de Peralta. No tardaron mucho tiempo en enemistarse el condestable de Navarra mosén Pierres de Peralta y el obispo de Pamplona don Nicolás de Chávarri, llegando en su odio hasta el último extremo, sobre todo el Condestable, odio que tuvo por desenlace trágico la muerte del Prelado. Sucedió que la princesa gobernadora doña Leonor reunió Cortes en Tafalla con el propósito de calmar loi ánimos, sobradamente excitados, de los funestos partidos agrá montes y beamontés, para conciliarios en lo posible. Pero resultó peor el remedio que ta enfermedad, como suele decirse, porque la discusión degeneró en agria disputa que irritó extraordinariamente a los oradores, especialmente al Obispo y al Condestable, los cuales se ofendieron gravemente con las palabras más injuriosas. Levantada la sesión, los dos rivales se retiraron irritadísimos, sobre todo mosén Pierres, quien al parecer amenazé con matar al Prelado. LA AVALANCHA D. Nicolás de Chávarri, que tenía sobrados motivos para conocer a su adversario, se recluyó en su casa, bien custodiado y dispuesto a no salir de ella, atemorizado por las amenazas del Condestable; de tai modo, que aunque la Princesa, dispuesta a reconciliar a ambos contendientes, llamó al Obispo al convento de San Francisco, asegurándole que nada malo había de pasarle, sin embargo, él no se atrevió a ir, y sólo acudió al llamamiento cuando fue repetido el mensaje con el Castellán de Amposta y mosén Fernando de Baquedano, quienes con numerosa escolta fueron a garantizarle la ausencia de todo peligro, yendo montado en una muía y bien acompañado. Mas a pesar de esas seguridades y de que al parecer el Condestable había jurado respetar al Obispo, lo cierto es que mosén Pierres, que aguardaba a don Nicolás de Chávarri escondido y con gente armada, le salió rápidamente al encuentro, y sin que nadie pudiera evitarlo, le mató a lanzadas, muy cerca ya del convento de San Francisco, causando el asesinato, en Navarra y en roda España, el horror y la indignación que los lectores pueden suponer. Aunque no tan trágicas como las anteriores puede figurar, como preludio de una gran tragedia, la referente a la carta que el desventurado príncipe don Carlos de Viana escribió el día 22 de noviembre de 1459 a su padre el rey don Juan II, desde Mallorca, donde tuvo que detenerse cuando regresó de N á pofes. En la carta mencionada ponía el Príncipe sus diferencias al arbitrio de su cruel padre, pidiéndole únicamente indulgencia para sus inocentes defensores, y disponiéndose a vivir come procedía que vivieran padre e hijo y como él quiso vivir siempre. Pero todo fue en vano; porque cuando luego se entrevistaron uno y otro, el padre rechazó al hijo que, besándole humildemente, le pedía perdón, y sin tardar mucho lo redujo otra vez a dura prisión, y aunque el Rey tuvo que apresurarse a libertar al Príncipe, más que por su voluntad, por el aspecto amenazador del país contra tan desnaturalizado padre, sin embargo, después de su entrada triunfal en Barcelona enfermó gravemente en seguida, muriendo, al parecer, envenenado por su madastra; y quedando (os catalanes tan disgustados de los reyes, que rebelándose contra ellos sostuvieron una guerra larga que hizo derramar mucha sangre. Fue como un drama, terminado por el desenlace más horrible, que se inició en la mencionada carta del Príncipe. 255 los anteriormente relatados, pues principió con la prisión de Carlos II y de sus acompañantes al banquete de Rúan, al cual fueron convidados para consumar la alevosía de encarcelar a unos y matar a otros con aparato de tragedia, y concluyó sacando del castillo de Alleux, donde estaba encarcelado, al rey Carlos II de Navarra; acción heroica que realizaron varios caballeros navarros ayudados por algunos franceses, entrando en dicha fortaleza, disfrazados de carboneros y bien armados en una noche fría del mes de noviembre del año 1357, memorable para P A M P L O N A . — Vista parcial de la iglesia de San Saturnino. (Lado Oeste; Foto, lulio Cía £f martes próximo, 29 de noviembre, cefe Bramos fa festividad de i gforioso Patrono de nuestra ciudad San Saturnino. Tengamos siempre ios pampfo* neses muy presentes fas doctrinas apostólicas que nos vino a predicar. Recordemos en todo tiempo sus ejempfos y sacrificios por nosotros, y adheridos con fervor y entusiasmo a nuestro Santo, no desertemos nunca de sus doctrinas y ejempfos Por último voy a recordar otro acontecimiento sensacional ocurrido en noviembre del año 1357, y es la liberación del rey de Navarra Carlos II de la prisión que injustamente sufría en el castillo de Alleux (Francia). Este acontecimiento se desarrolló en sentido inverso a Navarra por tan fausto suceso, cuya memoria quiso prepetuar el ArBof de fa Tama o documento solemne y brillantísimo que se hizo para ensalzar los nombres gloriosos que intervinieron en esta hazaña de inmortal recuerdo. No hay necesidad de recordar más efemérides de no- 256 LA A V A L A N C H A viembre, pues las relatadas bastan para que el lector pueda divulgarlas y dar a conocer la importancia de las ocurridas en este mes. JUAN P. ESTEBAN y CHAVARRÍA EL PATRÓN DE PAMPLONA ON la caída de las hojas y la des* nudez de los árboles coincide la festividad del glorioso obispo y mártir San Saturnino, para per* petuar en cierto modo su predicación y enseñanzas de que todo cae, se derrumba y desaparece: la salud, fas fuerzas, el atractivo, la juventud y demás prendas, resultando por ello que todo es vanidad de vanidades y aflicción de espíritu, menos amar a Dios y a El servirle, en expresión del venerable Kempis. Y lo que este santo varón lo dijo en prosa maciza y severa, expresó en verso fácil y bien encuadrado el poeta popular: Hojas del árbol caídas, I juguetes del viento son; las ilusiones perdidas son hojas jay! desprendidas del árbol del corazónPatronos de los lugares Tpdas las ciudades, villas y pueblos tienen su Patrón, es decir, un Satito a quien veneran con especiales cultos tradicíonalmente, o por elección de! pueblo y del clero de los respectivos lugares. Fácilmente se comprende la existencia de esta institución, sobre todo en los países católicos, porque de una parte sabemos lo necesitados que estamos todos de la protección divina en nuestras constantes penurias de alma y de cuerpo, y por otra no ignoramos que los santos, por ser amigos de Dios, tienen mucha influencia ante El y nos pueden conseguir muchas gracias y favores, de los que estamos privados, si no fuera por ellos, a consecuencia de nuestras infidelidades e ingratitudes con el Señor. De aquí que, en tesis general, se elige por patronos a los que poseen mayores méritos y tienen por ello más va* limiento ante Dios, porque así pueden los fieles esperar con más fundamento que la intercesión de dichos santos sea realmente poderosa y eficaz. ¿Quién no sabe que la Santísima Virgen María, en sus diversas advocaciones, es la Patrón a de innumerables puntos del globo? y se comprende a primera faz, porque Ella tiene más probabilidades de éxito en sus peticiones que todos los santos y santas de la patria celestial unidos entre sí. Esta es también la razón por la que en muchos lugares tienen por Patrón a San Juan Bautista, a San Pedro y a los demás apóstoles, pues son ciudadanos destacados en el cielo. Patronos de tas corporaciones Pero no solo las naciones, provincias y regiones, sino también las artes y los oficios suelen elegir algún Santo para abogado y mecenas ante la curia celeste, y a fin de que sea espejo de virtudes y puedan copiarlas los socios para su provecho espiritual. Para la elección, muchas corporaciones se fijan en la valía y méritos del Santo, como lo hemos consignado para los patronos de los lugares, y así la Guardia civil tiene por Patrona a la Virgen del Pilar; la Infantería, a la Purísima; los Ingenieros, al rey San Fernando; pero otros ponen su atención en la semejanza del oficio o cargo que tuvo el Santo con el que tienen tales corporaciones. Por esta razón los artesanos tienen por Patrón a San José, que fue carpintero; los labradores, a San Isidro, porque éste era su oficio; los policías, al Ángel de la Guarda, por la semejanza de las actividades de ambos, y para los aviadores, ¿qué más propio que Elias, pues sabemos por la Sagrada Escritura cómo fue arrebatado por los aires en un carro de fuego, o que la Virgen en el misterio de la Asunción? Un periódico francés hizo un día esta pregunta: ¿Cuál debiera ser el Patrón de los fotógrafos, tanto de profesión como de afición? y emitía la siguiente idea: «Parécenos— decía—que la Verónica es la más indicada, ya que tan fácilmente obtuvo, por una gracia divina, la reproducción de la ensangrentada faz del Salvador sobre el lienzo de que su caridad se sirvió para enjugarle.» y la idea esta, como es natural, fue unánimemente aceptada. El Patrón de los herreros Una leyenda socarrona nos da a conocer cuál sea el abogado de ultratumba de los herreros, aunque éstos—naturalmente, como se verá,—guardan absoluta reserva sobre el asunto. Viendo que muchas corporaciones, artes y oficios habían elegido su respectivo Patrón, para implorar su favor en las múltiples necesidades'de la vida y emular sus virtudes y hechos gloriosos, se reunieron cierto día para hacer ellos lo propio; pero no llegaban a un acuerdo, por las diversas opiniones de los más conspicuos. En vista de esto y que se alargaba excesivamente la sesión, convinieron todos en que el más joven de los reunidos recorriera la iglesia parroquial con los ojos vendados, y al primer busto de cualquier altar que tocase, se le nombrara por patrón de una manera definitiva e incontrovertible. En efecto, señalados el día y la hora,Jse presentaron en la iglesia los primates del gremio, vendaron los ojos al menor de los reunidos, y el de más autoridad le guiaba por todos los ángulos de la iglesia, diciéndole cuándo se hallaban frente de algún altar. Entonces el vendado abría los brazos en actitud de abrazar algún busto, pero no alcanzaba por estar bastante elevados, hasta que llegó a un retablo muy bajo, y ya allí, extendiendo las manos, tocó y abrazó... al que San Miguel tiene bajo sus pies. ¡ ! Ei. PRIOR DE RONCESVALLES. RÁFAGAS DE GLORIA.—EPISODIOS DE LA GUERRA ACTUAL Perico se puso las botas tan cerca de las dos posiciones, que pueden observarse a simple vista unos a otros y seguirse hasta en sus más pequeños movimientos. Casi hablarse pueden. Si no lo hacen, es porque nuestros soldadítos, que se resguardan entre las frondosidades de un olivar andaluz, suponen que sus enemigos no van a entender lo que les digan: casi todos los del opuesto bando son belgas y rusos, y eso les retrae de pegar con ellos la hebra. Los rojos están bien atrincherados sobre una loma que tiene en frente las casas y fas torres de Lopera, pueblo grande, rico y muy hermoso, de la provincia de Jaén. Desde esa loma, erizada de ametralladoras, dominan a los nuestros y les hostigan, razón por (a cual los del tercio de Requetés de la Virgen del Rocío, que son los que defienden aquella posición de avanzada, están esperando ansiosos que venga la orden de avance, para quitarse de en medio aquellas fachas raras, tiesas, ridiculas, que están profanando una tierra que no está acostumbrada a sentirse profanada por las plantas de los extranjeros. STÁN LA AVALANCHA E l carácter impresionable y observador del sevillano ha reparado muy pronto en uno que tiene delanre de sí, y que cada vez que le ven cruzar la loma, dando órdenes, les excita a la risa y a la rabia. Chiquito, gordinflón, con la cara negruzca y con un aire de superioridad que repugna, exhibe ante su tropa la gorra de piel, el impermeable de cuero amarillo, los mostachos que le avanzan de un lado a otro de la nariz, y el par de pistolas grandes que le penden del cinturón que le sujeta el abrigo de cuero. ¡Pero, sobre todo, las botas! Unas medias botas espléndidas, ajustadas, con sus suelas gruesas que desafían los barrizales y las cuestas pedregosas de aquellos campos. \Y ellos con borceguíes de esos que se hacen por remesas, que aprietan por todas partes y que les impiden hacer, con garbo marcial, aquello de: €¡Media vuelta a la derecha! ¡Media vuelta a la izquierda! ¡Marchl» Perico no tiene ni borceguíes; les han ido admitiendo de voluntarios en el Tercio de la Virgen del Rocío: mu* chachones valientes de Sevilla, de Cádiz y de Huelva, les han muftiformado, más bien que uniformado, porque no hay equipos reglamentarios para tanto luchador como pide ir a salvar a la Patria, y después de enseñarles a manejar el fusil y de darles una tinturita de instrucción, se les ha echado al frente de Jaén, que era le que ellos soñaban: ver pronto los bigotes de los rusos. Hasu Perico no han llegado los zapatos recios, claveteados, duros como zuecos, de esos que hacen mucho, mucho ruido, al dar con sus clavos en el asfalto de las carreteras. Perico lleva alpargatas, las mismas con las cuales se presentó ante su Patria para pedirle un puesto de honor; y no le importa, porque él lo que venía buscando no era unos borceguíes, sino un fusil. Pero ahora ha cambiado de parecer: aquel calzado no era de reglamento. ¡Las botas de! jefe ruso que se va dando postín en lo alto de la loma!... ¡Esas sí que son botas de reglamento! Tres soldados se divierten, ocultándose entre los olivos, en curiosear el campamento rojo, provistos de unos gemelos de campaña que uno de los voluntarios del Requeté ha tenido el buen acuerdo de traer consigo al alistarse. —Oye tú, Pachuco, empréstamelos, que voy a verles la cara a esos tíos, —Tómalos... ¡No! ¡No, hombre, no! ¡No se mira por ahí! Se mira por esos boquetes más chicos... ¿Ves algo? —¡Josú, qué animales más feos! ¡Paecen monos de la feria de mí pueblo! —T ráelos ya. hombre, que veamos los demás. —Aguarda una mtjica... ¡Oye, oye! ¡Si aquello es un orangután vestío de sordao!... ¡Mira, mira qué botas! ¡Esas sí que son botas! —¡Trae ya, saborío, que voy a ver yo ahora!... Allí hay una metrayadora. Esa la tomo yo en el primer arrempujón que demos... ¡Ascucha! ¡Ascucha! ¡Er tío de las botas! ¡Vaya botas de postín! ¡Qué piel! ¡Qué charol! —Empréstame ese chisme pa ver de lejos, Perico. —Toma, ¡mira pa aya! ¿Ves aquel animal chiquitín, mu gordo, que está ahora de espardas? Míale las p^ntontyas. ¿Qué ves? —Veo... pus no veo na; una cosa o?i:ura. —Pero, bruto, si tienes la mano puerta sobre el ujetivo! Agárralo asina, Juan. ¿No ves ahora na? —¡La cueva de las Maravillas! üachó, ¡esas son botas de campaña! \Oye, ese chimpancé se ha traío lo mejor que había en to Moscú! ¡Cuando se dé el avance!... Así se distraían los valientes soldaditos andaluces con sus gemelos de campaña, mientras la tarde iba cayendo para dejar el campo a los dominios de la noche. De todo aquel panorama, bastante árido, que alegra el riachuelo Salado de Porcuna, los muchachos no habían fijado su atención más que en una de sus bellezas: en (as medias botas de un ruso. Aquella noche, los tres que habían agrandado la visión de la perspectiva del valle con el auxilio de unos gemelos, hasta precisar la indumentaria del jefe moscovita, soñaron con un mismo tema: un cornetín que llamaba al combate, un campo de amapolas que avanzaba, una legión de orangutanes que retrocedía; después, un cadáver con las piernas abiertas y los ojos cerrados, y unas botas 257 tentadoras que para nada servían ya al dueño de mostachos empapados en sangre. El sueño de Juan, de Pachuco y de Perico se convirtió en verdadera profecía la mañana siguiente. El cornetín que llamaba a formación, la artillería española que a las cinco de la mañana rompía el fuego sobre la loma marxista, despertando a los gorriones y pardales que dormían aún entre las ramas del olivo y entre las varetas del mimbral que oculta las márgenes del Salado. Después... el toque de avance: la ilusión de los hijos de la verdadera España, que les suena más alegre que el prosaico toque de rancho. La ancha faja de terreno que se tiende delante de la loma gredosa, se cubre de amapolas que se agitan al impulso de un viento misterioso, porque el aire está dormido y no mueve ni las hojas de los álamos blancos de la ribera, y el aire se cubre de sinfonía con los alaridos de cañones y golpeteo seco de ametralladoras y gritos de gargantas juveniles que cantan a Bspana y la vitorean con el frenesí, con la embriaguez del amor. y la mancha movible de púrpura avanza y toma las primeras estribaciones del cerro, y el suelo se va tiñendo también de rojo con la sangre de los que caen, saludando a una bandera que sube, sube hacia la loma sin retroceder un paso, siempre enhiesta, triunfadora siempre. La manada de orangutanes ha ido cediendo terreno, sus ametralladoras han ido enmudeciendo, la desbandada se ha ido haciendo cada vez más trágica porque la loma, pelada y escueta, va quedando sembrada de cuerpos que se returcen, de cuerpos inmóviles, de cuerpos que se arrastran en penosa huida, de cuerpos que destacan su figura diabólica sobre el azul de la límpida mañana, con los brazos en alto y los ojos chispeantes con la tortura del pánico, del miedo cerval. La mañana se ha aprovechado: se han tomado las lomos que dominan la villa de Porcuna; el material de guerra abandonado por el enemigo es muy cuantioso; más de cincuenta orangutanes que ya no harán daño a la humanidad, y orros tantos que, confesando su impotencia y su cobardía, aumentarán los prisioneros que van a uncirse al carro triunfador de la nueva patria española. Cesa el combate y comienza el descanso; los soldados se van a recorrer el campo. Juan ha estado durante la lucha obsesionado por una idea: el ruso de las botas reglamentarias. El le ha ido buscando con la bala en el fusil destinada para el corazón del moscovita; pero no le ha podido encontrar. ¿Habrá huido? En su continuo ojeo divisa, allá lejos, a su amigo Pachuco; va también buscando algo: va dando con el pie a los cadáveres, que no le responden, con arrogancia; se quedan inmóviles. —¡Pachuco, Pachuco! ¿Qué buscas?—le grita. Pachuco avanza en sentido opuesto al que trae su amigo: no quiere que le deshanque. Le responde de lejos: —Ar tío de las polainas. — ¡Se habrá escapao! — N c ; le vi caer. Dio un brinco en el aire, y se quedó por aquí. —Áspera un poco. Te voy a ayuda a encontrarlo. —¡Miau! ¡Echa por otro lao, Juanín! Pero Juanín se va acercando a su amigo: el tesoro tiene que andar por allí, De pronto, Pachuco se lanza en su loca carrera, gritando: —¡Allí está, allí está el cadáver del muerto! Juan aprieta el paso; Pachuco va delante y llega hasta tina pequeña hondonada que forma el terreno ya casi en la cumbre. Se detuvo y movió la cabeza con aire de contrariedad. Después se volvió hacía el sitio por donde Juan venía, y gritó: —¡Juanín, no tengas prisa, que llegamos tarde! En el fondo de la hondonada yacía el cadáver del oficial ruso; estaba boca arriba, con las piernas abiertas, los brazos extendidos sobre el suelo y la cabeza metida en un charco de sangre. Una bala certera de Perico le había atravesado el cráneo. A su lado, sentado sobre el pedruzco, el valiente requeté del Tercio de la Virgen del Rocío, el intrépido Pe* LA 258 AVALANCH A rico, se había calzado ya una de las botas y estaba en actitud de ponerse (a otra. —¡Perico!—le dijo riendo.—¡Has tenío más suerte! Y o venía por ellas. En esto llegó Juan, y cruzándose de brazos, fue siguiendo la operación del vencedor. Cuando éste se levantó, dio dos golpes fuertes en el suelo para acomodar del todo las botas a las pantorrillas, se pavoneó con aire de presumido, y preguntó: —¿Qyé t a ' ' ¡Chicos, si parece que en Moscú las habían hecho tomándome por telégrafo la medía! —¡Corchóles, si son buenas!—le decía Pachuco, tentando la piel de las botas y comido de envidia. —¡No son malas! Una míjilla me tiran aquí en el juanete; pero... a caballo regalao no hay que mirarle al diente. A l decir esto, clavó sus ojos en el cadáver del maldecido rojo, y encarándose con él, le dijo: —Pero... ¡eso de regalo!... De los rusos, ni regalao. ¿Te enteras? Es un cambio. Ahí te dejo las alpargatas, que pa lo que tienes ya que andar no te harán mucha falta las botas. y con sus dos compañeros se volvió a los suyos, contoneándose y pisando a lo triunfador. Y sus amigos, al verle, le decían llenos de envidia: —Perico, ¡hoy sí que te has puesto las botas! ALBERTO RISCO, S. J. Villafeliz o El paraíso perdido por Francisco García Cuevas XIV Pero, ¿quién hace caso de los prudentes dictados del sentido común? Ya que los doctores del liberalismo no quieren escucharlos, ya que jugar con fuego sea muy de su gusto en tanto en cuanto hallen favor sus medros e intereses, dejemos rodar la bola, y prosiguiendo el historiador su narración, lleve al lector a las calles de Villafeliz, por las que ya desfilan;con gran algazara los convidados a la fiesta de la Libertad. Hombres, mujeres y chiquillos iban unos muy regocijados, dando vivas a la libertad y mueras a los tiranos; otros, muy serios y poseídos del papelón que en aquel acto representaban; otros aunque era verano llevaban capa, que era su traje obligado en las grandes solemnidades, y otros, los más, que iban remendados y harapientos, desentonaban la Marsellesa, diciendo por letra los disparates que les había enseñado el señor Cabrito. Era una gloria el verles, pues la variedad en la unidad obedecía en lodos ellos al precepto estético de la belleza. Mucho les había recomendado el tío Calzas-caldas que marcharan con mucho orden, con mucha compostura, porque la manifestación tenía que ser pacífica; mas los vapores de la taberna iban también en los ánimos de los manifestantes. El Curda y su hueste habían empinado el codo, echándose a los cuerpos un sorbo mas de lo acostumbrado, y como se trataba de un acto de expansión liberal consentido por la Constitución, consideraban llegada la oportunidad de dar lioertad a sus pensamientos, pues para eso son las manifestaciones. Con tales precedentes, las amonestaciones del Calzas de nada servían, porque pretender poner orden en los grupos de aquella gentecillH era tanto como querer poner puertas al campo. Si de sus jaulas se hubiese dado suelta a unos cuantos centenares de locos, el cuadro que intento bosquejar no habría ofrecido un espectáculo más pintoresco y divertido. En tal disposición, sin plan ni concierto, llegaron los congregados hasta colocarse frente a la Casa Consistorial, y ya alií, comenzaron a pedir a grandes voces que saliera el alcalde al corredor del edificio, que en las grandes solemnidades servía de palco presidencial a las autoridades de la villa. ¿Qué tenían que decirle? Ni ellos lo sabían. Solo el tío Calzas llevaba en las mientes una torpe y vulgarísima catilinaria, con la que pensaba intimar al tío Cerrojo a que soltara la vara presidencial porque su política había fracasado y ya no podía seguir usufrutando el poder. No pensaba lo mismo el señor Pedro; antes al contrario, tenía formado un alto concepto de la inviolabilidad de su persona, y había tomado sus disposiciones para imponerse y demostrar al pueblo que él era hombre de enjundia y el Narváez de la situación. Así que sin hacerse de rogar salió majestuosamente al corredor, acompañado de los concejales y de sus deudos y parientes, y seguido de tres o cuatro gañanes que, armados con escopetas, eran la fuerza de Orden público de que podía valerse. Visto este aparato por los manifestantes, una espantosa silba fue el saludo con que el pueblo soberano acogió la presencia de los representantes de la ley y de los mantenedores del orden y de la justicia. —¿Qué es lo que queréis?—gritó con voz de trueno el tío Cerrojo. —¡Fuera las escopetas!—decían unos. —¡Que salga la Igualdá!—clamaban otros. —¡Ocho horas! ¡Necesitamos esirución!—vociferaban unos albafiiles y jornaleros. —¡Liberta! ¡Liberta!—repetían otros. ¡Todavía pedían libertad aquellos bárbaros! Y como todos gritaban a un tiempo, en medio del barullo y de la confusión no había medio de entenderse. Pero sít sí le hubo, pues de un grupo de zagalones que capitaneaba el Curda partieron algunas piedras, manifestaciones verdaderas del pensamiento libre de los manifestantes, y como una de aquellas almendras zumbara de cerca en los oídos del alcalde, éste, que no pensó nunca que a tanto se atrevieran sus pacíficos administrados, montando en cólera dio la voz de fuego a los escopeteros, y ellos, obedientes, dispararon al aire sus armas para espantar a los irrespetuosos amotinados. Lo que entonces sucedió no puede ser descrito. Unos huyeron asustados, atropellándose y rodando por el susto; otros cerraban las puertas y ventanas, y otros, más denodados, alzaban los puños enfurecidos y gritaban: ¡Muera el alcalde! ¡Abajo los asesinos del pueblo! Y era ya un diluvio de peladillas del arroyo el que enviaban los manifestantes a las autoridades que, más que de prisa, tuvieron que retirarse del corredor en vergonzosa fuga. Una vez rotas las hostilidades, la avalancha popular volvió a rehacerse sin hacer caso al Calzas-caídas, que como aspiraba a ser hombre de gobierno, y al mismo tiempo asaltado por remordimientos de conciencia, les voceaba diciendo: —¡Orden! ¡Orden! Mirad que la Constitución dice que ¡las manifestaciones tienen que ser pacíficas. El Morrongo, el Curda y algunos de sus camaradas, movidos por distintos intereses y aprovechando la ocasión de pescar algo en el río revuelto, rompieron la puerta de la Casa Consistorial bajo el pretexto de buscar al alcalde, para molerle a palos con el propio símbolo de su autoridad; pero el tío Cerrojo, viéndose perdido, se bajó de su pedestal y huyó, arrojándose por una ventana y viniendo a caer en la alberca del tío Cerote, donde le dejaremos en remojo para volver a la plaza donde, en creciente, seguía el alboroto. El conflicto llegaba a su período álgido, y una solución tranquilizadora no aparecía por ninguna parte. (Continuará) De colaboración.—Nuestra apreciable colaboradora doña Carmen Navascués de Arias, nos ha remitido un interesante artículo titulado "Roncesvalles., que procuraremos lo conozcan nuestros lectores. LA AVALANCHA San Francisco Javier 259 con lágrimas de humildad, debió ser uno de los consuelos del corazón de Javier en aquella madrugada del 2 al 3 de diciembre, cuando, lejos de todo humano socorro, agonía zaba en la isla inhospitalaria. Firme la mano, sostenía el Misionero un cirio cuya lu> ON fecha 22 de julio de 1552, Francisco Javier, cecita era el símbolo de la hoguera de amor a Dios y a de paso en Singapore, escribía estas famosas las criaturas que había sido toda su vida. La Mamita hupalabras: «Yo voy hacíala isla de Cantón, milde, parpadeante en la soledad de la isla ingrata, era desprovisto de todo auxilio humano, en la también el faro de esperanza levantado por la Iglesia de esperanza de que algún pagano salvaje me Cristo frente a la vastedad hermética de China. No sería llevará a tierra firme de la China.» estéril el sacrificio de Javier. Tierra de China era la que Porque el fuego apostólico del gran misionero le había recibía en sus entrañas el cuerpo macerado del Apóstol; sugerido una empresa cuya magnitud abrumaría a cual¿pues cómo no había de dar la santa semilla espléndida quiera otra alma: la conquista, para Cristo, del vasto Imcosecha de gracias para el imperio"? No mucho después perio chino. Sólo entrar en él de la manera secreta que las los hijos de la Compañía se adentraban en él, animados adversas circunstancias acabaron por imponer al Santo, por el recuerdo y el ejemplo del que bien podemos llamar y con la finalidad que éste llevaba, era arriesgar la vida, o «padre del Oriente cristiano». La evangelización de Chicuando menos exponerse a los rigores de una crudefísina, donde hoy trabajan, en noble emulación, los miembros ma cautividad. de la Compañía de Jesús y los de varias otras Ordenes y Pero estas perspectivas no arredraban a Javier. Llegó a Congregaciones, es una obra de proporciones abrumadola isla de Sancián, frente a Cantón, en agosto del año anras que nos habla de la grandeza del hombre que se la tes citado, e inmediatamente emprendió laboriosas y estépropuso como ideal, precisamente cuando China era más riles gestiones para introducirse subrepticiamente en el hostil a cualquier influencia espiritual o material extraña a Imperio, puesto que a plena luz era ya de todo punto imsu territorio y cuando Francisco de Javier no contaba posible conseguirlo. Fabricóse una pobre cabana... Pasaban los días... El hambre y con apoyos ni recursos hu« el frío minaban la naturaleza , j manos de ninguna clase. de Javier, tan trabajada ya... \ Pero tal era el aliento de Apurada la época propicia aquellos hombres que Ignacio a sus transacciones, los últi: de Loyola había alistado en mos mercaderes abandona'. sus milicias. Mientras en Euban la isla... Pero.el Apóstol, ropa, los primeros Padres enfermo, consumido y sin recompañeros de Javier orgacursos, permanecía en su nizaban su formidable oposipuesto, fija la mirada amoroción al Luteranismo y se sa en las costas cercanas. constituían en baluarte inexCentenares de millares de pugnable de la Iglesia Catóhombres necesitaban de él en lica, Javier abría en Oriente las tierras de China: ¿cómo a esa misma Iglesia nuevos podía abandonarlos ahora, caminos de apostolado, y así cuando casi estaba junto a en pocos años el mundo enteellos y le brotaban del alro recibió la benéfica influenma a raudales (as palabras cia de la nueva Orden, inide salvación? No renunciaciándose, como es lógico, ría, no, desde aquellos mismos principios el odio de los enemigos Verdad que las anteriores del Catolicismo a la instituempresas de un prodigioso ción que con tantos bríos y apostolado le habían templatan acertadamente les atado el alma para soportar cuacaba. lesquiera contradicciones. Poco más de diez años haMas esos enemigos debiebían Transcurrido desde que ran comprender que es en en mayo de 1542 desembarcó vano intentar romper el cuaen Goa. Sus predicaciones dro que forman millares de en la ciudad, en las costas de hombres disciplinados a quiePesquería y en Travancor, nes inflama, entre otros ejemlo ocuparon hasta fines de plos, el del gran Santo nava1545. Emprendió luego un herro que sacrificó honores, riroico viaje a las islas Moluquezas, la propia vida, en becas y a las del Moro, evangeneficio de los demás hombres San Francisco Javier, Patrón de Navarra lizando hasta el verano de y para gloria de la Iglesia. 1547 aquellas tierras casi desNada tan difícil como desconocidas entonces, habitadas por tribus del más fiero saltruir a quien siempre está dispuesto a considerar muy poca vajismo y donde los peligros eran tan innumerables como cosa los sacrificios que le puedan ser impuestos.—J. DE A. las incomodidades y privaciones. De regreso en la India, visita las viejas cristiandades, crea otras, las somete todas a una savia organización y proyecta un nuevo viaje. Es En favor de LA AVALANCHA.—De nuestro consesta vez el blanco de su celo la tierra japonesa, hacia tante suscriptor, distinguido amigo y paisano don F. A., donde partió en abril de 1549, para regresar, después de hemos tenido el honor de recibir un donativo de 25 pesufrir penalidades sin cuento y de realizar una labor essetas para ayuda de los gastos de nuestra revista. Quepléndida, hacia fines de 1551. Inmediatamente se propone damos muy agradecidos a nuestro buen amigo. la conquista de China, e inicia el postrero de sus viajes a De Calatayud hemos tenido la satisfacción de recibir, principios de 1552, por giro postal, también 25 pías, en memoria de nuestra antigua suscriptora doña Antonia Ascunce (en religión )ía a punto de muerte en la isla de Sancián, la humilSor Emilia de Sdii Antonio), fallecida recientemente, y dad del Santo le impediría ver en toda su magnitud la por cuyo eterno descanso pedimos en nuesiras oraciones. obra de su apostolado; mas sin duda pensaría en Ignacio de Loyola, ef padre de su afma y de la Compañía de JeFinalmente nos ha enviado 5 ptas. doña Rosa Arbona sús... Sí, les había servido fielmente. Había trabajado por Deán, de Tafella. la mayor gloria de Dios. y este pensamiento, ablandado Rogamos a Dios que estos ejemplos tengan imitadores. LA 260 AVALANCHA A San Francisco Javier Yo me postro reverente Boy a tus píantas, mi querido San Francisco de Xavier, Apóstol santo, padre amante de /os poBres poBreciffos, que eran tcdos tus Bermanos, tus amigos. Yo te Be visto renunciar a fas riquezas, • a fos faustos y grandezas de este sigfó, y vestir esa sotana tan Bumilde, convirtiéndote en un pobre poBreciffo, escucBando aquel fa voz de un visionario, de fenguaje tan divino; « De qué sirven fas riquezas, fas grandezas* si te pierdes, dufce amigo; si se pierde tu alma Bermosa, de qué sirven ios Bonóres de este sigfo.» Dufce voz, dufce sentencia que mostraBa fos caminos ., que debías de seguir en adefante, mi querido San francisco. Hoy mis ojos por ef ífanto están Bañados a f leer, a f meditar en ios martirios, fos ayunos, disciplinas, penitencias que sufriste por amor de Jesucristo, por fíevar ía fuz def cielo a ignotas tierras e ilustrar las almas puras de fos niños con fa fuz def Evangelio, con la ciencia def divino Catecismo, socorriendo sus miserias espantosas con dulzuras y cariños. Yo te Be visto con mis ojos de poeta recorriendo fos caminos de fos áridos desiertos, mendigando como Bumifde poBreciffo, descansando en fos estaBfos, repartiendo tu cafzado y tu vestido a fos poBres miseraBles que sin pan y sin aBrigo se acercaban a tu fado, y en tus redes ¡ay/ prendidos te adoraBan como a un padre, como a un santo, jpoBreciliof Yo te Be visto mucBas nocBes, mi querido San francisco, azotando sin piedad fas Bfancas carnes de tu cuerpo doforido, padeciendo por fos poBres pecadores que querías atraer af Buen camino. Y al mirar fas discip finas en tus manos, af oír ef redoBfar de tus gemidos, afsaBer tus penitencias espantaófes. Be gritado conmovido; Si es un Santo, ¡ay! qué santo más Bumano, si es un foco, /ay/ qué focó más divino. • Tus focuras eran santas, eran Buenas, mi querido San Francisco, fas focuras de un apóstóf que sembrando va fos áridos caminos con semifías de Bondades, de virtudes, de cariños, enjugando fos dofores de los poBres desvafidos, predicando ef Evangefio, enseñando ef Catecismo, perdonando fos pecados como ef mismo Jesucristo, con amores cefestiafes, injinitos... ' Hijo ifustre de Navarra, Boy tu pueBlo te recuerda conmovido, y a tus pfantas ffora y reza, impforando tus demencias y tu auxifio, porque sabe que eres grande Boy en ef ciefo, porque fuiste pequeñico cuando iBas mendigando por fa tierra como un poBre poBreciffo. Óyenos Boy desde ef ciefo, mi querido San 'Francisco; oye ef eco de esas madres do fondas. que te piden por fos Bijos que en fa guerra están fucBando, con suBfime patriotismo, por su Dios y por su Igfesia, contra impíos enemigos que quisieran arrojar de nuestra España a f divino Jesucristo. /Qué sería tu Navarra si triunjase el C omunis/no, qué sería de fas afmas de tus Bíjosl Y tus Bijos somos todos fos que, af verte en ese aftar engrandecido, recordando tus poBrezas, penitencias y martirios, excfamamos reverentes, conmovidos: Si era un Santo, /ay/ qué Santo más Bumano. Si era un foco, /ay/ qué foco más divino. CIRO ROYO Caja de Ahorros Municipal Lleva SESENTA y SEIS años recibiendo y administrando ahorros del país y tiene la garantía total y comprobada del Excmo. ñyuntamiento de Pamplona INTERESES QUE ABONA A LOS IMPONENTES s . Libretas ordinarias a la vista 2'50 Imposiciones anuales 3'50 Imposiciones semestrales 3'00 Cuentas corrientes a la vista T25 OFICINAS Paseo de Sarasate, núm. por 100 n „„ „„ 5 LA EL A R T E 261 A V A L A N C H A CRISTIANO Estilos plateresco, barroco, neoclásico (Conclusión) El desmenuzamiento más extremo de la decoración condujo al churriguerismo, cuyas producciones, lejos de juzgarse con el severo criterio de siglos pasados, son muchas hoy muy admiradas. Este estilo fue dominante en España en la mitad del siglo XVII, hasta cien años después, en contraposición manifiesta con el severo estilo herreriano. Don José de Churriguerra parece haber sido más bien un genio pacífico y ecuánime, que no un impulsivo genial, como Berniní, que se dejaba llevar por su arte. Su primera obra es la puerta de la Catedral nueva de Salamanca, y lo que le hizo famoso fue el proyecto de catafalco mortuorio para la reina María Luisa de Borbón. Como discípulos suyos se considera a sus dos hijos y un tal Quiñones, los cuales no se salieron de una prudente aplicación de los principios del barroco. Destacan como churriguerescos: Tomé, autor de la Universidad de Valladolid; Rovira, Pedro Rivera, autor del Hospicio Provincial de Madrid; Jaime Bort, autor de la fachada de la Ca= tedral de Murcia, y otros muchos. En los edificios por ellos proyectados se ven por todas partes líneas curvas, frontones arenados, entablamentos ondulantes, columnas salomónicas y cartelas y volutas en espiral; en otros se prodigan las colgaduras e imitación de florestas en la piedra. El arte español se desarrolló también en las colonias de América. De estilo barroco existen obras admirables en Santo Domingo, Cuba, Méjico y California, pues los frailes españoles representaban en aquella época la cultura superior en estos países. Todas Us industrias artísticas de la España plateresca continuaron trabajando y evolucionando durante los siglos XVII y XVIII. Así la orfebrería de los Arfe y Becerril instaló nuevos centros de producción; el arte de herrería continuó produciendo obras interesantes en verjas de hierro, utensilios y muebles; ios cueros repujados de Córdoba continuaron usándose para tapizar sillas y paredes, cambiando los dibujos primitivos del plateresco por los ramajes y volutas del barroco, y lo mismo sucedió con las telas y brocados; la cerámica española agregó a las fábricas de Talavera y Puente del Arzobispo, fundadas en el período anterior, la del Conde de Aranda en Alcora y la Real del Retiro, de Madrid, debida a la iniciativa de Carlos III. El barroco español viose inierrumpido por los arquitec- tos que Felipe V trajo del extranjero. La obra más importante de esta época «s el Palacio Real de Madrid, proyectado y dirigido por dos italianos. Felipe V encargó al abate Jubara, discípulo de Bernini, que proyectara la obra; muerto Jubara, designó a Juan Bautista Sachen como su sucesor, el cual, ayudado por el arquitecto español don Ventura Rodríguez, que ya había colaborado con Jubara, llevaron por buenas vías la construcción del gran palacio. Las obras empezaron en 1737 y tardó unos treinta años en ser habitable el edificio. A mediados del siglo XVIII, una reacción neoclásica de tipo filohelénico, se inicia por todas partes. Atríbúyense a ella las excavaciones en Pompeya y Herculano y las nuevas exploraciones en Grecia. Medallones, vasos, guirnaldas y alegorías se trazan con las menos curvas posibles; hasta las volutas se dibujan rectilíneas, como los meandros. Las fachadas y los muros se dividen en recuadros, los que no se adornan con el enjambre de roca* lias del período anterior. Las grecas y palmetas son las decoraciones preferidas, con lazos y emblemas. En España empezó la moda neoclásica en tiempos de Carlos III, con construcciones que nada tienen del barroco. Después se edificó en Madrid la iglesia de San Francisco el Grande, obra de fray Francisco Cabezas, la cual, tanto en el plan como en los detalles decorativos, se propone imitar un edificio antiguo de planta concentrada. Este estilo se propagó en provincias en la construcción de varias iglesias, entre ellas la de San Felipe Neri, de Málaga. Durante los treinta primeros anos del siglo XIX duró la reacción clásica, pero luego se hicieron sentir los efectos de un romanticismo artístico, consecuencia del romanticismo literario que entonces dominaba. En este siglo XIX se trató de la rehabilitación del gótico, como lo prueba la edificación del palacio de Westminster, empezada en 1837, en la que sír Charles de Barny hizo uno de los monumentcs del gótico moderno más notables de Europa. Las edificaciones en las poblaciones norteamericanas tratan de imitar eit el siglo XIX las construcciones griegas. El Capitolio de Washington es un conjunto de columnatas y muros lisos coronado por la cúpula, imita* ción de la de San Pedro de Roma. Fue construido por Tomás Walrer, de 1804 a 1851. El nuevo tipo en las grandes ciudades congestionadas por falta de espacio, es el rascacielos, que con superposición de pisos no está desprovisto de grandeza. Toda la edificación de la actualidad ¡leva impreso el sello de la necesidad y el empleo cada vez mayor de los nuevos materiales, especialmente el hierro y el cememo, que la industria del día suministra en abundancia.—MIGUEL ANCIL CJÜQOOÚOODOOO y ediciones nuevas <Creo en Dios», por Tihamer Toth, 15 ptas.; «Héroes y mártires de la Cruzada española», por Castro Alcarrán, 6; «Ráfagas de Gloria», obra postuma del P. Risco, 5; «Isabel la Católica», por el Barón de Ñervo, 6; «La agonía de Madrid" por «El Duende de la Colegiata», 6; «El Estado nuevo», por D. Víctor Pradera, 7; «Aire, tierra y mar» (Los episodios más gloriosos), por García Mercadal, 10; «Mola», por Iribarren, 6; «A propósito del Evangelio», Hoornaert, 8'50; *En defensa de la hispanidad», Maeztu, 7; «El mundo católico y la Carta colectiva del Episcopado español», 6; «Navarra y García Escámez», Infantes, 4; «La vida interior simplificada», por Tissot, 10 y 13'50; «Vida de la Virgen María\ por Willam, 18'50 en pasta; «Sitio y defensa de Oviedo», por Pérez Solís, 7. LIBRERÍA DE JESÚS GARCÍA, ESTAFETA, 31 - PAMPLONA i 1 Paquetería, Sedas Hilos, Algodones Lanas Botonería, Bisutería Juguetería Géneros de punto Guantes HIJOS DE DOMINGO SÁEZ (Antigua Casa de Jacinto Sáez) Calceteros, 20, PAMPLONA - Quincalla, Mercería Pasamanería Petacas H u l e s , Gestas Gepilkrfa Artículos para flores y otros artículos 1 1 PAMPLONA—Imprenta, Librería y Centra de 3ii9cripciones de Jesús García, calle de ta Estafeta, número 3! 262 LA A V A L A N C H A [onnDooDOOOOOnoaoOO•boOOOoooanaDODDOOOOOOOODOOODDOOOOOOooaoaootiaOOOOOOOOOOQOO ooaOOOODOOOO ODOOOOUOO oao OOOOOO UQO OOnC CRÉDITO NAVARRO Sociedad Anónima fundada en Pamplona en 1863 Capital social: IS.OOO.OOO de p e s e t a s Capital desembolsado, 10.000.000 de pesetas Fondos de reserva, 7.150,000 de pesetas Con Sucursales en Alsasua, Aoiz, Buñuel, Caparroso, Cascante, Cintruénigo, Corel la, Elizondo, Estella, Fitero, Irurzun, Lerín, Los Arcos, Lumbier, Milagro, Ochagavía, Peralta, Puente la Reina, Roncal, Sangüesa, Tafalla, Tudela, Vera de Bidasoa, Viana y Villafranca Completa red de corresponsales en España u en el EKtranlero Giros, transferencias, negociación de efectos, Préstamos con garantía de fondos públicos. valores, mercancías, etc., Préstamos hipotecarios y ¡toda clase de operaciones bancarías Departamento especial de coires de alquiler, propios para guardar alhajas, documentos, ualores, etc. INTERESES QUE ABONA A SUS IMPONENTES A las Cuentas corrientes y Depósitos Imposiciones a plazo de 3 meses Imposiciones a plazo de 6 meses Imposiciones a plazo de un año 1'25 %> 2'50 °/ 0 3'00 %> 3'50 °/ 0 Libretas en Caja de flhorros^al 2*50 por loo |Daoi>oaoooiiaotit)anDoocDDaaDaaoooDODDOODiwoDOOoaDOOOOOoaiiDoaD(wooaaDDowDDQKK)ODoaaoooooooDOOoaooooaouooouODODoaooa a IPROTOCLORURO Empleado desde hace veinte años poi toda clase de personas, cada día es más «preciado y recomendado por los médicos más amantes de la verdad, a quienes proporcionó grandes satisfacciones. Las personas que sufren Anemia, Raquitismo, Coloi es pálidos. Empobrecimiento de sangre, Debilidad, Inapetencia y Menstruaciones difíciles, ven desaparecer BUS padecimientos, y las convalecientes se fortalecen en forma inesperada, mucho más si emplearon reconstituyentes extranjeros y aun nacionales no en tan buen ettado de asimilación y tolerancia. Los informes que figuran en piospecto, de las más sólidas reputaciones médicas españolas, prueban lo expuesto. Oe venta, en las principales Farmacias y droguería, general: Farmacia «le Vivas Pérez LÁMPARA DE CERA 'GAUNA PARA EL ALUMBRADO DEL TABERNÁCULO De A días de duración: fabricada con sujeción al CANON de 1271 vigente Derecho Canónico Precio de cada lámpara, UNA PESETA Id del Vaso de cristal y Rejilla, TRES PESETAS LIMPIEZA ABSOLUTA TRANQUILIDAD COMPLETA Se vende en cajas de a 24 lámparas Academia de Comercio CANDIDO IÑIGO dirigida por Juan Iñigo García Anterior colaborador de la Academia, Profesor Mercantil t funcionario de la Caja de Ahorros Municipal Aritmética comercial. Contabilidad. Caligrafía, Mecanografía, Dibujo lineal, Documentación y Correspondencia mercantil Calderería, 2 8 , 2.° - PAMPLONA