La experiencia espiritual de don Bosco reflejada e el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora – FMA1 1. Contexto en el que surge el Instituto de las FMA1 Origen espiritual La prueba del tifus deja a María Dominica profundamente transformada en el cuerpo y en el espíritu. Después de haber tocado con sus propias manos su realidad de criatura frágil y débil, ahora la joven mornesina vuelve a la vida más humilde y realista con la conciencia de sus posibilidades de crecimiento y de inserción constructiva en el ambiente. Ahora se sabe llamada a expresar su vitalidad, las dotes de creatividad y el espíritu de iniciativa, en una progresiva realización de sí misma, en coherencia con el nuevo proyecto de vida que le ha sido confiado en la visión de Borgoalto (texto nº 1). Con la nueva madurez espiritual alcanzada, María siente que emergen dentro de ella necesidades y potencialidades que se van integrando en el camino de crecimiento vocacional. El campo privilegiado para esta expansión se traslada gradualmente de la familia a la parroquia, a la asociación de las Hijas de María Inmaculada (FMI), de la que María es miembro activo desde los diecisiete años, y después se extiende también al taller de costura para las jóvenes y finalmente a la convivencia estable a manera de comunidad que está a punto de iniciarse en la Casa de la Inmaculada. En cada uno de estos diferentes espacios, María tiene la oportunidad de canalizar las propias energías afectivas en el “hacerse cargo” de las jóvenes, con una maternidad dulce y fuerte, con un compromiso de castidad que la hace cada vez más fecunda. En este período la joven mornesina cuenta con la ayuda de guías importantes: don Domingo Pestarino, de forma directa, don José Frassinetti y don Juan Bosco, de forma indirecta. Gracias a su presencia, se crea en la vida de María un “espacio de discernimiento”, un momento de síntesis de su camino de crecimiento, de revisión y de proyección hacia nuevas metas. La relación espiritual que establece con don Domingo Pestarino primero, y con don Bosco después, a niveles y con modalidades diferentes, la lleva siempre más allá, es decir, la remite a aquella realidad íntima y personal que se encuentra en el corazón de ambos interlocutores y los fusiona en una comunión que los supera: la presencia misteriosa de Jesús que transforma la existencia. Desarrollo carismático La influencia que José Frassinetti ejerció sobre María Dominica se realiza de diferentes formas. En primer lugar, en cuanto FMI, María leía los escritos de este sacerdote, sirviéndose de ellos para su crecimiento espiritual. La doctrina de Frassinetti influye en particular en la vida eucarística de María Dominica, no solo corroborando la intensidad y la modalidad de su oración, sino también iluminando su mente, con una doctrina sólida, la realidad del misterio eucarístico ya sea en cuanto sacrificio como en cuanto sacramento: “La intensidad interior de esta frecuencia se revela en el peregrinaje cotidiano que María Mazzarello hará durante sus años de adolescencia y primera juventud de la casa de la ‘Valponasca’ a la parroquia, atravesando arduos senderos incluso en medio del invierno, para poder participar a la Misa y también a la comunión eucarística. La memoria de la presencia de Cristo en la Eucaristía se manifiesta en una actitud de prolongada contemplación, cuando por la tarde, después de la cansada jornada de trabajo, dirige la mirada hacia el sagrario de la Iglesia parroquial que puede ver en la lejanía desde su ventana de la ‘Valponasca’.”2 A la influencia que Frassinetti ejerció sobre María Dominica respecto a la centralidad de la Eucaristía, se añaden el de la contemplación y el de la participación en el misterio de la pasión redentora.3 Por tanto, 1 Tomado de MENEGUSI Mónica, RUFFINATTO Piera, Contigo, Maín, por los caminos de la vida. Subsidio proyecto Mornese, Tip. Istituto Salesiano Pio XI, Roma, 2007, p.73-84. 2 POSADA Maria Esther, Storia e santità. Influsso del Teologo Giuseppe Frassinetti sulla spiritualità di S. Maria D. Mazzarello, LAS, Roma, 1992, p.93 (traducción propia del italiano). 3 Cf. Storia e santità, p.96. 2 podemos reconocer que “la palabra de Frassinetti desarrolla y refuerza elementos ya en potencia en la experiencia espiritual” de María Dominica.4 Es evidente el influjo mariano de la espiritualidad de Frassinetti en María Dominica, si bien su experiencia religiosa ya estaba marcada por la devoción mariana desde los albores de su vida familiar y parroquial, haciéndole conocer mejor la devoción a la Inmaculada. Es un influjo vital que se realiza “iluminando y penetrando en las profundidades del ser”. Por esto, la “devoción” a la Inmaculada será asumida por María no solo como imitación de las virtudes propias de la Virgen, sino como una dirección mucho más personal y profunda, que podemos llamar conformidad espiritual. Este lento y profundo movimiento de configuración con María se producía a través del conocimiento y el compromiso de vida en una Pía Unión cuya Regla, cuyas lecturas y orientaciones espirituales “estaban impregnadas de la figura de la Inmaculada como ideal de vida consagrada y apostólica”.5 La comunidad de las FMI (iniciada en octubre de 1867 en la Casa de la Inmaculada) se configura como un grupo de mujeres totalmente orientadas hacia la misma misión educativa, teniendo al frente una superiora (María Mazzarello) plenamente convencida de los ideales comunes. Algunas de las personas interesadas no pertenecían inicialmente a la asociación de las FMI. Está naciendo una comunidad religiosa en la que consagración y misión educativa están indisolublemente unidas. Dos elementos caracterizan la vida de esta incipiente comunidad: el “espíritu de familia”, que permite la creación de relaciones interpersonales basadas en la sencillez y la confianza, terreno ideal para desempeñar una acción educativa, y el “espíritu de pobreza”, que acerca a la familia educativa a la de Nazaret y hace que sea testigo transparente de los valores evangélicos. 2. Base espiritual de nuestro origen Idea de Don Bosco6 La fundación del Instituto no se puede reducir a una fecha, sino que llega en un lento proceso en el que se entrelazan factores de diversa índole: reflexiones, “sueños”, hechos, encuentros, decisiones, procedimientos jurídicos, etc. En este proceso no falta el dolor, la duda, la perplejidad, el conflicto. A Don Bosco le movieron a fundar el Instituto de las FMA: - “muchas personas con autoridad”, prelados y obispos;7 - la situación de abandono, de pobreza y de ignorancia en que se encontraban las chicas. Don Bosco habla de “tiempos difíciles”, de “urgente necesidad” de dar educación a las chicas. En Turín, como en tantas otras ciudades caracterizadas por un fuerte crecimiento demográfico, había pobres. Muchos eran mendicantes, niños abandonados; había también grandes miserias relativas al mundo femenino; - el contacto con varios institutos religiosos femeninos desde los primeros años de su ministerio sacerdotal: el Instituto de las Fieles Compañeras de Jesús, el Retiro de las Hijas del Rosario, el Monasterio del Buen Pastor, las Sores de Santa Ana fundadas por los marqueses Barolo, las Sores de la Caridad de santa María fundadas por sor María Angélica Clarac, etc.; - las carencias educativas de sus mismos muchachos acogidos en Valdocco, chicos a los que les faltaban los padres y sobre todo la madre. La educación de la mujer se presenta para él casi como camino obligatorio para la formación integral de la persona; - la profundidad de su devoción mariana. Constatando la continua y potente intervención de María en su vida, en la historia de la Iglesia y de la Congregación Salesiana, quería elevar a María un homenaje de perenne gratitud. El interés por el mundo femenino tiene también su origen para otros fundadores en el gran amor que tenían a la Madre del Señor; 4 Cf. Storia e santità, p.97. Cf. Storia e santità, p.103. 6 Tomado de los ejercicios espirituales de sor Piera Cavaglià en Mornese del 28 de julio al 4 de agosto de 2013 (traducción propia del italiano) 7 Cf MB X 544 y 536. 5 3 - - el conocimiento de Don Domingo Pestarino –que se hace salesiano en 1863– y el encuentro con el grupo de las Hijas de maría Inmaculada de Mornese; la confirmación tranquilizadora del Papa Pio IX que, en el mes de junio de 1871, en una audiencia privada, aprobó el proyecto de fundación de Don Bosco y le dio oportunas sugerencias sobre la misión educativa y el modo de dependencia de la Congregación Salesiana;8 los repetidos “sueños” o hechos extraordinarios contados por el mismo Don Bosco. Don Bosco es real e inequívocamente Fundador: reconoce la obra inicialmente desarrollada por Don Domingo Pestarino, como escribe en la introducción a las primeras Constituciones del Instituto recomendando a las FMA rezar por su sufragio. Lo llama “primer Director de las Sores de María Auxiliadora, del cual el Señor se sirvió para poner los cimientos de este Instituto”9; pero no es el único Fundador del Instituto de las FMA, María Dominica Mazzarello es Cofundadora del mismo porque, aun sin tener la inspiración, realizó en la práctica la fundación mediante su progresiva colaboración al desarrollo, a la consolidación del Instituto y a la formación de sus miembros; ella no es sólo la primera en adherirse al proyecto de fundación del Instituto, sino que desarrolla en el mismo un papel de auténtica e inconfundible maternidad espiritual, raíz del crecimiento y de la expansión del Instituto. Líneas fuerza de nuestra espiritualidad (reflejadas en las Constiticiones FMA) 1. Dimensión trinitaria: “Dios Padre, tú me has consagrado en el Bautismo y ahora me llamas, con la fuerza de tu Espíritu, a seguir a Jesucristo más de cerca, a fin de participar más íntimamente en su misión salvífica en la Iglesia” (art.10) 2. Centralidad cristológica: “… un patrimonio spiritual inspirado en la caridad de Cristo, Buen Pastor (…) Participa dentro de la Iglesia, en la misión salvífica de Cristo” (art.1) 3. Dimensión mariana: “La Santísima Virgen ha sido la inspiradora de nuestro Instituto y sigue siendo su Madre y Maestra (…) Don Bosco ha querido que fuésemos ‘monumento vivo’ de su gratitud a la Auxiliadora (…) abrirnos a la humildad gozosa del ‘Magnificat’ para ser, como Ella, ‘auxiliadoras’, sobre todo entre las jóvenes” (art.4) 4. Dimensión eclesial: “el Instituto es de derecho pontificio. Participa dentro de la Iglesia, en la misión salvífica de Cristo” (art.1); “con atenta solicitud por las exigencias de los tiempos y por las urgencias de las Iglesias particulares” (art.6) 5. Dimensión misionera: “un fuerte impulso misionero” (art.1); “Procurando mantener vivo el impulso misionero de los orígenes, trabajamos por el Reino de Dios en los países cristianos, y en los que no han sido evangelizados todavía o en los descristianizados” (art.6) 6. Misión educativa: “El ‘Da mihi animas cetera tolle’, que llevó a Don Bosco y a la Madre Mazzarello a entregarse totalmente a los pequeños y a los pobres, constituye el alma de nuestra misión educativa. Nos impulsa a ir al encuentro de las niñas y de las jóvenes de las clases populares, especialmente de las más pobres, para cooperar a su plena realización en Cristo” (art.6); “respuesta de salvación a las aspiraciones profundas de las jóvenes (…) realizando el proyecto de educación cristiana típico del Sistema Preventivo” (art.1); “El Sistema Preventivo es una característica de nuestra vocación en la Iglesia, nuestra espiritualidad específica y nuestro método de acción pastoral” (art. 7) 7. Dimensión comunitaria: “el ‘espíritu de Mornese’ (…) debe caracterizar cada una de nuestras comunidades” (art.2); “Unidas en comunidad, nos comprometemos…” (art. 5); “estamos llamadas a poner de manifiesto esta caridad paciente…” (art.7) 8. Don Bosco: “Por un don del Espíritu Santo y con la intervención directa de María, San Juan Bosco fundó nuestro Instituto” (art.1); “Dios (…) otorgó a Don Bosco un corazón grande como las arenas del 8 Cf MB X 548: “He pensado en vuestro proyecto de fundar una congregación de religiosas, y me ha parecido que es para la mayor gloria de Dios y provecho de las almas. Mi idea, pues, es que tengan como fin principal hacer por la instrucción y educación de las niñas lo mismo que hacen los miembros de la Sociedad de San Francisco de Sales en favor de los muchachos. En cuanto a la dependencia, dependan de vos y de vuestros sucesores, de la misma forma que las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl dependen de los Lazaristas. Redactad en este sentido sus Constituciones y empezad la prueba. Lo demás vendrá después.” 9 BOSCO, Regole (1878) 5. 4 mar y le hizo Padre y Maestro de multitud de jóvenes” (art.2); “… nos pide que seamos su ‘gracias’ prolongado en el tiempo” (art.4) 9. María Mazzarello: “… imitando a Santa María Dominica Mazzarello, nosotras, Hijas de María Auxiliadora, entregamos nuestra vida al Señor, para ser signo y expresión de su amor entre las jóvenes” (art.1); “Vivió con fidelidad creadora el proyecto del Fundador junto con nuestras primeras hermanas, dando origen al ‘espíritu de Mornese’ (…). Por eso la Iglesia la ha reconocido como Madre y ‘Cofundadora’” (art.2) 10.En la Familia Salesiana: “Nuestro Instituto es parte viva de la Familia Salesiana (…) compartimos la herencia espiritual del Fundador y, como en Mornese, ofrecemos la aportación original de nuestra vocación” (art.3) 3. Nuestra experiencia espiritual hoy Algunos modelos ejemplares Sor Eusebia Palomino10 Nace en Cantalpino (Salamanca, España) el 15 de diciembre de 1899, en una familia tan rica de fe como escasa de medios económicos. Vive una infancia pobre pero feliz y luminosa de fe en la pobrísima casa en la que el padre, la madre y las hermanas alternan el trabajo y la oración en un clima de amor recíproco y de caridad hacia todos. Cuando en el invierno el campo reposa y el trabajo falta, el pan escasea. Entonces el padre se ve obligado a pedir ayuda a la caridad de otros pobres en los pueblos de la zona. Algunas veces lo acompaña la pequeña Eusebia de apenas siete años, que ignorante de lo que cuestan algunas humillaciones, disfruta con aquellas caminatas por los senderos del campo y alegremente corretea y salta junto a su padre que le hace admirar la belleza de la creación, y la luminosidad del paisaje de Castilla dándole algunas catequesis que le encantan. Cuando llegan a los pueblos, sonríe a las personas buenas que lo acogen y pide “un poco de pan por amor de Dios”. El primer encuentro con Jesús Eucaristía a la edad de ocho años da a la niña una sorprendente percepción del significado de pertenecer y de ofrecerse totalmente al Señor como don. En aquella hora Sor Eusebia vive en su interior algo grande e inefable: ha surgido una llama de intenso amor a Jesús Sacramentado, que le da una "gran felicidad" en cada encuentro eucarístico. Muy pronto tiene que dejar la escuela para ayudar a la familia y después de haber dado prueba de una madurez precoz en cuidar -aún siendo niña– a niños de algunas familias del pueblo mientras los padres van a trabajar. A los doce años va a Salamanca con su hermana mayor y se pone a servir como niñera. Los domingos por la tarde va al oratorio festivo de las Hijas de María Auxiliadora, allí conoce a las hermanas, que deciden pedirle su colaboración para ayudar a la comunidad. Eusebia acepta con mucho gusto y enseguida se pone manos a la obra: ayuda en la cocina, acarrea la leña, ayuda en la limpieza de la casa, tiende la ropa en el patio grande, va a acompañar al grupo de las estudiantes a la escuela estatal y hace los mandados en la ciudad. El deseo secreto de Eusebia, de consagrarse por entero al Señor, enciende y nutre cada vez más sus actos y su oración. Dice: “Si cumplo con diligencia mis deberes tendré contenta a la Virgen María y podré un día ser su hija en el Instituto”. No se atreve a pedirlo, por su pobreza y falta de instrucción, no se cree digna de tal gracia: porque piensa, ¡es una congregación tan grande! La Superiora visitadora, con la que ella se confía, la acoge con bondad materna y le asegura: “No te preocupes de nada” y con gusto decide admitirla en nombre de la Madre General. El 5 de Agosto empieza el Noviciado en preparación a la profesión. Se alternan horas de estudio de oración y de trabajo que constituye la jornada de Eusebia que la hacen plenamente feliz. Después de dos años – 1924– se consagra totalmente al Señor con los votos religiosos que la vinculan mucho más a él. Destinada a la casa de Valverde del Camino (Diócesis de Huelva). Fue en ese colegio donde esparció el aroma de su santidad y de su espíritu salesiano, como destacada hija de su fundador San Juan Bosco y de 10 Tomado de http://www.salesianas.com/index.php/inspectoria/nsantidad/seusebia 5 María Auxiliadora, siendo para todos y para todo, alegre, sencilla, humilde, servicial y muy dispuesta. Es encargada de la cocina y de otros trabajos comunitarios, a los que se entrega con amabilidad, servicio generoso y alegre disponibilidad. En el Oratorio festivo sigue con un apostolado eficaz a las niñas más pequeñas, pero se encuentra con frecuencia rodeada de las jóvenes y de los mismos adultos, atraídos por su espíritu de oración y por su fe convencida y convincente. Su profundo deseo es "hacer resonar en cada casa la oración" para que en cada alma sea honrada la Pasión del Señor. Con sus numerosas cartas se hace propagandista incansable de la devoción a las Llagas del Señor, para obtener perdón y misericordia para todos los pecadores. Tenía por costumbre rezar muy a menudo el Via Crucis. Ella insistía mucho en la necesidad de confesarse y comulgar frecuentemente para ser buenos católicos, y que procurásemos, al pasar por una iglesia, entrar para hacer un rato de compañía a Jesús Sacramentado. Cuando, a principio de los años 30, España se está preparando a la revolución por la rabia de los sin-Dios votados para el exterminio de la religión, Sor Eusebia no duda en llevar hasta el extremo aquel principio de “disponibilidad”, pronta literalmente, a despojarse de todo. Se ofrece al Señor como víctima para la salvación de España, para la libertad de la religión. Dios acepta la víctima. En agosto de 1932 un mal improviso es el primer aviso. Después el asma que en diversos momentos ya la había molestado, ahora llega a niveles extremos de intolerancia, se agrava con otros males que van apareciendo y atentan contra su vida. Durante tres años vive grandes sufrimientos y se acrecienta en ella el gozo de la espera del paraíso, que se le abre el 10 de febrero de 1935. En el corazón de la noche entre el 9 y el 10 de febrero de 1935 Sor Eusebia parece dormir serenamente. Durante todo el día los restos mortales adornados con muchísimas flores, son visitados por toda la población de Valverde. Todos repiten la misma expresión: “Ha muerto una santa.” Juan Pablo II beatificó a Sor Eusebia Palomino el 25 de Abril de 2004. Presentó su ejemplo de vida como “un camino fascinador y exigente de santidad”. Sor Eusebia, recordó el Papa en la homilía de la eucaristía de su beatificación, “oyó un día la llamada de Dios y respondió a través de una intensa espiritualidad y una profunda humildad en su vida diaria. Como buena salesiana, estuvo animada por el amor a la Eucaristía y a la Virgen -añadió-. Lo importante para ella era amar y servir; el resto no contaba. Con la radicalidad y la coherencia de sus opciones, sor Eusebia Palomino Yenes traza un camino fascinador y exigente de santidad para todos nosotros y muy especialmente para los jóvenes de nuestro tiempo”, concluyó el Papa. Sus retos reposan en Valverde del Camino (Huelva, España). La memoria litúrgica se celebra el 9 de febrero. Sor Vera Occhiena11 Sor Vera comienza su vida religiosa en Turín, en Borgo San Paolo, como profesora de literatura y pedagogía. Mujer incansable, al pie del cañón: después de las clases su vida es el patio, entre los jóvenes. Con ellos organiza grupos de solidaridad, encuentros sobre el Evangelio, iniciativas para llevar ayuda a los pobres, a los misioneros, a las periferias; da amistad y confianza. Mientras, robando horas al sueño, se prepara también la licenciatura en teología para un futuro… quién sabe cuándo y dónde. Finalmente, en 1959 puede realizar su sueño: misionera en Brasil, Mato Grosso, como docente de pedagogía en la universidad salesiana de Lins. Precisamente Mato Grosso, la misión que desde Turín ha sostenido con la oración, con el compromiso de los grupos misioneros, con la solidaridad de los amigos. Ahora la tiene al alcance de la mano. Vive siete años intensos de trabajo, de “experiencias a la vanguardia”, en el territorio, en contacto epistolar con los amigos de siempre, a través de una fuerte red de mensajes y de ayudas. Aparte de la universidad, su tiempo, sus fuerzas y su corazón son para las favelas, con los pobres más pobres, los últimos. Son años de mucho trabajo entre el dolor, el abandono, la miseria. Pero también tiempo de siembra y cosecha de satisfacciones al constatar los frutos del amor en el apostolado. Sus 11 Extraído de GRASSINI BRUNA, “Suor Occhiena Verena” en DAL LAGO Margherita y MAIOLI Elisabetta (ed.), Facciamo memoria. Cenni biografici delle FMA defunte nel 1982, Istituto Figlie di Maria Ausiliatrice, Roma, 2011, p.315-325 (traducción propia). 6 colaboradores se sorprenden con los resultados. Ella, en cambio, lee todo a través del Evangelio por el cual se ha jugado la vida para siempre. Escribe: “De Arignano a Turín casa Madre Mazzarello, al Sagrado Corazón, a Mato Grosso: un camino que se extiende a través del océano y que no es una sucesión admirable de gracias, se hacen eco muchos “no” y algún pequeño “sí”. Padre, ayúdeme con su breve e incisivo “ad invicem” a hacer de modo que de ahora en adelante no haya más que “SÍ”. Pida para mí al Señor, como pido yo, la generosidad “insignificante” de las pequeñas ocasiones, la voluntad que hace superar las desviaciones y la pereza de la naturaleza, el valor de la acción… junto al don de la salud física. Pero, también en esto, que sea lo que Dios quiera” Pocos días después, de modo imprevisto, llega un telegrama de Italia: “Mamá gravísima”. Sor Vera debe partir inmediatamente. Así lo quieren las Superioras. Un viaje muy doloroso. Río de Janeiro, Roma, Turín. Brasil está ahora lejos. Sentada al cabecero de la madre sufriente, recorre su camino de evangelización al otro lado del océano, sosteniendo fuerte entre las manos una esperanza: el Santo Rosario. Dividida entre el deber de hija y la pasión misionera, sor Vera se rinde a la obediencia que le dice: “Quédate”. Retoma la escuela, la catequesis, la pastoral del oratorio, no ya en Turín, sino en Lombardía: en Cinisello Balsamo, profesora, redactora de la revista “Primavera”. El 24 de enero de 1970, después de haberlo rezado mucho, sor Vera vuelve a hacer la petición misionera. La Madre General le responde a vuelta de correo: “Necesitamos una misionera en Mozambique”. Llena de alegría y gratitud, sor Vera sobrevoló África con el corazón en fiesta. Destino: colegio-liceo María Auxiliadora de Mamaacha, profesora, catequista y docente de teología en el seminario. Los domingos y los días de fiesta los pasa visitando pueblos del interior, junto a alguna joven catequista que antes prepara. Es para ella la realización sencilla y concreta del Da mihi animas: llegar a las madres y a los niños cada vez más numerosos, descubrir lugares desconocidos y chozas perdidas, anunciar a Cristo. Pero falta en la comunidad algo esencial, se advierte un malestar contenido. “Sufro por mis hermanas ahogadas de cansancio, es difícil dar cuando no hay receptividad”. Así se expresa en una larga carta escrita a su antiguo confesor: “Cuanto más mayor me hago, más me convenzo de que lo espiritual y lo sobrenatural deben pasar por lo humano. Si no se establecen relaciones personales afectivas (sobre la base paulina de la recíproca aceptación, de la tolerancia, del intercambio de la ayuda, de la gratitud, de los valores), la vida comunitaria se vuelve formalista y la insatisfacción tiende peligrosamente a desmoronar el entusiasmo. Por otra parte, también las relaciones afectivas y fraternas personalizadas, pero limitadas al plano humano, son estériles para el crecimiento de la caridad. Es necesario que estén injertadas en la fe y en la consagración exclusiva al Señor, para que sean enriquecedoras para sí y para los otros, y fecundas para el Reino de Dios (...) Padre, usted me conoce y sabe que no me reservo. El trabajo me gusta, forma parte de mi necesidad de temperamento y de la convicción, con don Bosco, de que es un gran antídoto contra las evasiones y a las crisis vocacionales. Pero cuando el trabajo es extenuante, no santifica ni mejora a la persona. Agota, te irrita y te tensa, aridece y ahoga la vida espiritual. Estoy convencida de que el heroísmo de la continuidad del esfuerzo, en la sencillez de la actividad, es precisamente el distintivo del martirio de la vida religiosa […] y es necesario aprender a sangrar, casi como hábito, sin darse importancia, en el olvido progresivo de nosotros mismos y no con la ilusoria (presuntuosa) pretensión de hacer algo grande. Es necesario sacar “quotidie et sine intermissione” las aguas de la humildad.” El 25 de junio de 1975 Mozambique logra la independencia de Portugal. Cae el gobierno y sube al poder el partido comunista. La situación, ya precaria, se hace cada vez más inestable. De vez en cuando algún misionero es expulsado, dejando una ola de desánimo en todos. Pero la joven iglesia africana resiste y crece en la fe. Sor Vera cuenta en sus cartas las fiestas marianas vividas intensamente. En junio llega la bella fiesta del Sagrado Corazón. “Que todo sirva” –escribe- “para hacernos descubrir mejor las finezas de su amor y para corresponderlas. Cierto que el trabajo es mucho, pero la salud es buena y la moral (a pesar de todo) está alta. Nos entristece no poder evangelizar, pero nos alegra ver que los cristianos fieles son muy fervorosos. El seminario está desierto porque las condiciones son imposibles. ¡Un recuerdo por esta Iglesia! Unidos en Cristo, somos una comunidad heterogénea de muchas congregaciones, de muchas razas y nacionalidades, de todas las edades, profundamente unidos en la escucha de la Palabra. ¡Qué vivificante y renovadora experiencia!” A su amigo y confesor le confía: “Nunca he saboreado la pobreza tanto como hoy, la expropiación, el vaciamiento de toda riqueza. In manus tuas, Domine, commendo spiritum meum. Ahora siento que les he 7 dado todo y esto me hace rica. Rezo para que la fuerza de la fe y la luz de la esperanza nos hagan descubrir, en el misterioso designio de Dios, la alegría de hacer su voluntad, en el amor.” Entretanto, el gobierno procede a la nacionalización de las escuelas, de los colegios, de las mismas casas de los religiosos. Muchos misioneros son expulsados de Mozambique, otros piden repatriarse. A falta de profesores, el gobierno comunista “ofrece” a quien se queda un puesto en las escuelas públicas. Sor Vera se queda, acepta, sin miedo. Tendrá que enseñar en un liceo estatal de la capital, Maputo, consciente de los consecuentes peligros. África es ya su vida. El obispo ve en ella una válida colaboradora en el anuncio del Evangelio, le confía la enseñanza del latín a los jóvenes seminaristas y tareas de responsabilidad en la conferencia mozambiqueña de religiosas. A veces se le pide ayuda como intérprete en la embajada inglesa, francesa, española, portuguesa, en momentos de encuentro con personalidades de la cultura. Además colabora con el periódico de la Diócesis. Pero en África da sobretodo su corazón apasionado a los jóvenes, los adolescentes, los jóvenes catequistas. En los descansos de sus compromisos escolares visita a los indígenas en los pueblos abandonados, afronta peligros, supera dificultades para llevar a Jesús con la evangelización, el ardor por la justicia, por la promoción humana. En su última carta a don Valentini, su maestro y padre, escribe: “Dé gracias al Señor por mí. Pasan los años y yo me siento cada vez más feliz de pertenecer al Señor, de poder trabajar por su Reino, de ser misionera y de compartir una situación de lucha y esperanza con esta iglesia tan probada. Me gustaría tanto que todas las almas consagradas pudieran cantar, dentro y fuera, este agradecimiento a Dios por el don de la vocación.” Es la noche del 31 de mayo de 1984. Sor Vera se acuesta tardísimo. Quiere terminar dos artículos para el periódico de la diócesis que debe entregar en la tipografía. Antes ha escuchado a una joven del internado de la casa. Luego trabaja hasta las dos de la noche, en su mísera habitación, adyacente al dormitorio de las internas. Su puerta nunca está cerrada con llave. Son las nueve de la mañana, extrañamente sor Vera todavía está en la habitación. Una hermana va a ver. Le encuentra tumbada de lado en el suelo, en un charco de sangre. Ha sido golpeada en la cabeza con una piedra grande que le ha fracturado el cráneo. ¿Asesinada por quién? ¿Por qué? ¿Quién ha sido la mano homicida? Silencio sepulcral sobre este horrible crimen, fruto de un fanatismo diabólico. Una cosa es segura, Cristo ha dado a sor Vera la muerte que se merecía: el martirio. Como si hubiera escogido el vestido para ir al encuentro de su Señor. Como sello de su vida, entre sus libros se han encontrado estas líneas, casi proféticas, como un testamento: ¿Quién dices que soy yo? Eres el que amas hasta la vida sin fin. Tú me abres el camino al riesgo. Tú me precedes en el camino de la santidad. Sor Antonieta Böhm12 - ¿Podría compartimos brevemente su experiencia vocacional como Hija de María Auxiliadora? Considero que Dios me llamó desde siempre a esta vida salesiana. Yo digo que nací con la vocación misionera salesiana sembrada en una familia muy cristiana, devota de la Santísima Virgen, en la experiencia de la atención a los soldados de la guerra a los 5 años de edad y en el acompañar a algunas personas graves fueron vivencias que manifestaban ya esta vocación misionera. Conocí en un evento literario a dos salesianas que platicaban y reían alegremente; yo le dije a mi hermano:"me interesa saber quiénes son esas monjitas. ¿De dónde viven?, ¿qué hacen?". Mi hermano me contestó: "son extranjeras". Esa misma semana él ya me tenía toda la información. Al siguiente domingo fui al oratorio, pasé y observé muchas jóvenes (como 600) y conté 7 monjitas que corrían y jugaban con ellas. ¡Felices, felices todas! 12 Extracto de la entrevista publicada el 1 de mayo de 2008 en http://www.cgfmanet.org/info/mostraNews.asp?sez=1&sotsez=4&Doc=17&Lingua=3. Sor Antonietta Böhm murió el 27 de abril de 2008. El 20 de mayo de 2013, Madre Yvonne Reungoat, Madre General del Instituto FMA, solicitó a la autoridad eclesiástica de Méjico que se inicie el proceso diocesano de reconocimiento de su vida y virtudes heroicas. 8 Me di cuenta que una hermana me miraba y se dio cuenta de que yo era nueva en el grupo. Una hermana preguntó: levanten la mano ¿Quién quiere ser misionera? Conté y eran 7 jóvenes que la levantaron, yo también. Anotaron nuestros nombres y domicilios. Nos entrevistamos con la Directora a través de señales; ella me mostró un Cristo, hizo con los dos brazos la señal de cargar la cruz diciéndome que debía seguirlo cargando la cruz. Me entregaron unos documentos para llenar los requisitos que necesitaba para iniciar el aspirantado. La Directora fijó la fecha de entrada: 31 de enero de 1926. Con otras 9 chicas iniciamos esta aventura maravillosa. Fuimos 24 alemanas, a Nizza Monferrato, Italia, al noviciado internacional. Profesé el 5 de Agosto de 1928 y me quedé en Italia hasta la profesión perpetua. Fue un 5 de Agosto de 1934 cuando recibí la noticia: "irás de misionera a la Patagonia". Treinta misioneras fuimos a Roma a recibir la bendición del Papa Pío XI. - ¿Qué ha fortalecido y sostenido su vocación misionera? Haber tenido contacto con santos Salesianos y Salesianas. Unos los había enviado Don Rua a la Misión, otras eran de le época de Madre Mazzarello. P. Ginés Ponte, sdb ya tenía 20 años en Junín de los Andes cuando yo llegué. Este santo misionero trazó el pueblo, hizo puentes. Él era el "fac totum", sabía de todo. Conocía hogar por hogar, visitaba hasta la "Rinconada", de donde era Ceferino Namuncurá. Se puede decir que el P. Ginés Ponte fundó el pueblo. Era un padre para los indígenas que lo amaban mucho. iQué ejemplo de misionero! ¡Cuántas cosas aprendí de él! Con los salesianos éramos un solo corazón y una sola alma. Estábamos muy protegidas, muy atendidas espiritualmente. Nos ayudábamos mutuamente. DON ZATTI: En los 6 años que estuve como Directora tuve contacto con D. Zatti. Lo llamaban el Padre Doctor, siempre vestido de guardapolvo y en su bicicleta. Su característica era la alegría, la sonrisa. Se ocupa de los enfermos más pobres. Los médicos algunas veces lo llamaban para que les ayudara en otra clínica. Tuve la dicha de asistirlo cuando le administraron los Santos óleos y dio su catequesis sobre la extremaunción: “tantas veces les he dicho a ustedes... Ahora me toca a mí". Eran muy fuertes el amor de D. Zatti a la Virgen y su alegría también. No se quejaba de nadie, ni de nada. Nunca lo vi triste. R. P. GENGHINI: Hermano de M. Clelia Genghini, también fue un santo misionero salesiano, edificante por su entrega y su celo apostólico. MADRE MARÍA: Era una misionera Italiana que trabajó 20 años en el oficio de cocinera para los Salesianos y para nosotras FMA, con ella la comunidad estaba siempre alegre, organizaba procesiones, conseguía caballos para que las alumnas realizaran escaramuzas, preparaba el teatro para dar sorpresas a las hermanas; era una artista muy hábil. Cuando murió llegaron cantidad de flores blancas, que nunca se supo quién las mandó. - Madre Ersilia Crugnola le dio la Virgen con la que ella bendecía a la gente ¿puede comentamos como le entregó a la Virgen para que siguiera "trabajando"? La Madre estaba hospitalizada y ahí tenía con ella a la Virgen con la que daba la bendición. Las enfermeras cambiaban continuamente las sábanas. Dije: "Esta Virgen se va a perder". Tomé la Virgen en la mano y le pregunté ¿A quién le va a dejar la Virgen? "Se la voy a dejar a usted". "Se la voy a cuidar...", respondí. "No Ella te va a cuidar a ti...", contestó. "Hazla trabajar". "Pero yo no tengo ese don que usted tiene". "No, yo te voy a dar a la Virgen y tú la tienes que poner a trabajar." Manda la bendición por el "aire" a quien pida auxilio. - ¿Cómo inicia esta nueva misión mariana? Como una obligación, hacer lo que Madre Ersilia me había dicho: "Hazla trabajar". A mí me daba vergüenza cuando la Madre Ersilia daba la bendición, nada más veía que metía su mano en el bolsillo del hábito yo me iba al teléfono. Cuando me buscaba yo le decía: "Me vine acá al teléfono porque yo no la haría, yo no la haría". Ella me decía: "Eso se hace con sencillez, sencillamente". Y llevo 22 años dando la bendición con sencillez. - ¿Quién es María Auxiliadora para Usted? Para mí es... es mi Mamá, mi guía. Yo la consulto a Ella. Es Todo, lo percibo, lo siento. Subo y bajo las escaleras, tengo una jaculatoria para ella. Es como dos amigas que no se pueden desprender. De ella yo no me puedo desprender. Me gusta ir a la capilla antes para rezar el rosario, en alemán y contemplo los misterios y no pienso en otras cosas. Pienso en el misterio y lo digo en alemán, el mismo misterio que pronuncio me envuelve. 9 - ¿Cuál ha sido el mayor regalo que ha recibido de Dios? El mayor regalo conservar la pureza, apreciar la naturaleza y las personas piadosas, el tener un confesor fijo, que leía mi alma. - Madre... Compártanos algún milagro obtenido por intercesión de la Virgen. Un abogado invadido de cáncer vino a verme y me dijo: México no me quiere, en ningún hospital me quieren recibir, no me pueden operar porque cinco partes de mi cuerpo está invadido de cáncer; mejor me voy al "otro lado". Y se fue. El estaba seguro de que lo iban a operar. Su color de piel era amarillo, caminaba arrastrando los pies. En EE.UU. no lo quisieron operar y regresó a México y ¡claro! a verme. Con puño cerrado dice a la Virgen: “¡Tú eres mi única Doctora y no quiero otra... no quiero otra!” A la tercera semana me llama y me dice: “Mañana por la mañana vengo a ver a mi doctora y a la reinita de México". Cuando llegó no lo reconocí. Venía con dos amigos. Caminaba firme, el tórax ya no estaba hundido, su rostro blanco y chapeado. Y de la valija saco las radiografías... Nada, nada, nada. Ya no tenía nada, las radiografías limpísimas. Otro milagro es de un chiquito que estaba ciego y ahora ve. - ¿Qué les dice a las Hijas de María Auxiliadora hoy? Yo les aconsejo que tengan fe, confianza en María Santísima como Don Bosco y M. Mazzarello, cultiven la virtud de la humildad y de la sencillez. Cultiven la vida de piedad. Tengan un corazón bondadoso con los niños y los jóvenes. Y prepárense para orientar a los jóvenes de hoy, generaciones difíciles, porque pocas familias son las que educan ya cristianamente. Algunos ejemplos actuales de vivencia espiritual13 S. Margina Cuadra de la Inspectoría Centroamericana CAR respondiendo a algunas preguntas nos da la posibilidad de conocer el trabajo misionero en Darién (Panamá).14 - Cuando piensas en tu experiencia en el Vicariato apostólico del Darién ¿qué te viene a la mente? Recuerdo que para mi primera visita fui destinada a la aldea más grande y cuando llegué, apenas puse el pie en tierra, una señora se me acercó y me dijo: “Venga “madrecita”, cuando las misioneras llegan aquí residen en mi casa”. Sus niños cogieron en seguida mi mochila y me condujeron a su casa, allí la señora me ofreció café y me explicó la organización de la comunidad indígena. Alrededor de una hora después sus hijos me acompañaron a visitar las casas de la aldea y al final de la velada invité a todos los niños y las niñas a jugar y a cantar. Recuerdo que aquella primera semana fue la más fatigosa de mi vida, pero también fue la que me llenó de entusiasmo por mi vocación, en aquel momento me pareció comprender mejor la frase de Don Bosco: “hasta el último respiro será para mis jóvenes”. - ¿Cuál es la situación de la provincia del Darién? La provincia se encuentra en el Estado de Panamá, limita al Este con Colombia. Es la más extendida del Estado, tiene una población igual a 53.832 habitantes, de los cuales 15.168 son indígenas de distintos grupos étnicos: kuna, wounaam, emberá. El resto de la población está constituida por afroamericanos y por refugiados colombianos. La provincia es una de las zonas de mayor exclusión y marginación dentro del Estado de Panamá. Los habitantes históricamente han aprendido a vivir en la exclusión social y han sido obligados a hacer de la pobreza una cultura. Los niños y las niñas indígenas sufren a causa de esta injusticia social y no reciben una educación de calidad. Para la misión el reto es precisamente la educación, sobre todo de las niñas, obligadas a casarse muy pronto porque no tienen otras posibilidades de elección. Niñas que muy pronto se convierten en “mamás niñas”. En la Nación existen dos estados que no se miran; aquel de los no pobres y el de los pobres. Naturalmente en el Darién hay pobres que no obstante todo siguen creyendo que es posible otro Darién. - ¿Qué comporta anunciar el Evangelio en una situación tan difícil? 13 Tomados de la sección “en búsqueda” de la revista Da mihi animas del año 2011. En la presentación de dicha sección, en el mes de enero, se hacía esta presentación: “La sección en este año entiende presentar la misión educativa realizada en los distintos continentes. El objetivo es mostrar las modalidades y el estilo de la presencia de las FMA entre las/los jóvenes.” 14 BORSI Mara, CUADRA Margina, “La sonrisa de Dios” en Da mihi animas. Revista de las Hijas de María Auxiliadora, nº 1/2, año LVIII, 2011. 10 Anunciar el Evangelio en este lugar es ponerse la mochila en la espalda, llenarla de esperanza y alegría porque vamos a anunciar a un Dios que se hace gesto concreto. Prepararse con la oración a compartir la vida, con sus alegrías y sufrimientos, saber demostrar cercanía, pero sobre todo escuchar con el corazón. Uno de los secretos que he aprendido en la misión es escuchar a los ancianos, aquellos que poseen la sabiduría de la vida. Cuando los indígenas veían que me sentaba largo tiempo a escuchar los mitos y las leyendas, empezaron a decir entre ellos: “Es una de nosotros, está aprendiendo nuestras cosas”. Sólo de esta forma luego pude inculturar y anunciar la buena noticia del Evangelio. También aprender el idioma de las distintas comunidades es muy importante y esto requiere mucho tiempo, compromiso y sacrificio. Durante el verano caminamos kilómetros y kilómetros en la selva, en invierno vamos en barca por los ríos bajo el sol o bajo interminables chubascos. - ¿Cuál es el objetivo de la presencia misionera de las FMA? El proyecto misionero del Darién está sostenido por dos Inspectorías; aquella a la que pertenezco, la centroamericana CAR, y la colombiana María Auxiliadora. El Vicariato Apostólico ha confiado a las FMA 20 comunidades. Compartimos la misión con los sacerdotes, misioneros de Yarumal y con ellos preparamos a los laicos a llevar la buena noticia del Evangelio. El objetivo de nuestra presencia misionera es entrar en diálogo con las distintas poblaciones, haciendo de la vida un encuentro, una celebración, descubriendo en cada momento al Dios del amor y de la solidaridad. Una de nuestras opciones es la inculturación, vivir la fe a partir de las diferencias culturales. Otro objetivo importante es la promoción humana, prestamos atención a la persona concreta, sólo así se puede conocer su realidad, los sueños, las necesidades, los sufrimientos. - ¿En qué consisten las visitas misioneras a las aldeas? Las visitas misioneras duran alrededor de una semana. En las aldeas no tenemos una casa nuestra, somos hospedadas en una de las casas de la comunidad y al final después de tanto compartir la vida quien nos hospeda nos considera como verdaderos miembros de su familia, y es esto lo que llena el corazón de una misionera; el Dios que se comunica es aquel que te acoge cada vez que lo visitas. Las visitas a las aldeas son una escuela itinerante para las misioneras, de cada comunidad que se visita se aprende a vivir con creatividad y a emplear los recursos que hay dentro de cada persona. Se aprende a acoger la sonrisa de Dios. Su sonrisa se concreta en cada historia, sobre todo cuando se toca en profundidad la vida. Para mí la sonrisa más significativa que he recibido fue cuando una señora indígena muy joven, enferma de tuberculosis, en los umbrales de la muerte dijo: “Por favor, Hermanas, después de mi muerte cuidaos de mi niña, mi único tesoro, sólo vosotras sé que haréis de ella una persona buena”. Así fue; cuando murió, la comunidad FMA llevó a la niña a la ciudad de Panamá y la confió a una comunidad que se ocupa de niñas sin familia. Algún tiempo después la misma niña indígena con una profunda sonrisa nos dijo gracias por todo lo que habíamos hecho por ella. La misión cambia la vida de cada misionera, no se puede permanecer la misma, y no se puede no dar gratuitamente lo que se recibe, no se puede tener miedo porque Dios está presente en cada momento de tristeza o de alegría, de cansancio o de fuerza. Es un don grande que no se puede no compartir. “La pasión por Dios se convierte en pasión por la humanidad”. Con la ayuda de dos hermanas africanas S. Clémentine Tete (AFO) y S. Lorenza Campanet Segorbe (AEC), abordamos en este artículo la realidad juvenil de algunas Naciones del continente y la misión educativa de las FMA.15 - Para ti ¿cuál ha sido la experiencia pastoral más significativa? S. Clémentine – En mi vida salesiana he trabajado en diversas obras: centro juvenil, centro de formación profesional. Pero la experiencia que considero más significativa ha sido en el Foyer para muchachas Vidomegon es decir, una casa para las muchachas explotadas. Las Vidomegon son niñas confiadas por familias de zonas rurales del África occidental a un tutor con la finalidad de garantizar su mejor educación. Esta antigua tradición “hoy” ha cambiado y muy a menudo las niñas y las muchachas son explotadas como mano de obra gratuita, a veces hasta son echadas y dejadas en la calle. Esta obra de nuestra misión en Cotonou (Benin) propone un proyecto de acogida, de formación integral y de reinserción familiar y social a muchachas entre los 8 y los 18 años. Esta experiencia en mis primeros años de vida religiosa, me ha permitido experimentar la exigencia y la belleza del don sin reservas a los jóvenes, los más pobres y 15 BORSI Mara, “Las 24 horas” en Da mihi animas. Revista de las Hijas de María Auxiliadora, nº 3/4, año LVIII, 2011. 11 abandonados. Me he confrontado cotidianamente con los elementos esenciales del Sistema Preventivo, con la necesidad de las muchachas de mi presencia continua, con la demanda de disponibilidad al escucharlas para acompañarlas en su difícil situación. Una donación de las 24 horas del día que me ha hecho entrar en su realidad y comprender su cultura. S. Lorenza – Mi experiencia apostólica más significativa la he vivido en Batete, una aldea situada a 65 kilómetros de la ciudad de Malabo (Guinea Ecuatorial). A las FMA está confiada la animación de la aldea: oratorio, catequesis de los niños, escuela elemental para los niños de las aldeas cercanas que no tienen escuela, una casa de acogida para las muchachas que vienen de las aldeas más lejanas y para aquellas que tienen una situación familiar difícil. Como se puede constatar, la obra es tradicional, nada de extraordinario. Pero la comunidad se ha propuesto vivir de forma extraordinaria lo ordinario de la misión educativa. Se vive las 24 horas del día con las muchachas: la mesa, el recreo, las buenas noches, la oración, en suma todo con ellas. Sin embargo, la comunidad tiene asegurados algunos momentos para sí misma como las reuniones comunitarias y algún otro momento. La vida en Batete también tenía sus dificultades. El sacrificio, los mosquitos, la falta de comunicación… pero el trabajo, la vida austera y sencilla nos hacía felices. Era fuerte el conocimiento de estar en una verdadera familia según el estilo de Mornese. - ¿Qué retos, necesidades, expectativas has tenido que afrontar en la misión entre los jóvenes? S. Clémentine – Las jóvenes de mi contexto piden a las FMA que sean mujeres de fe, que muestren con los hechos el amor a Jesús. Se esperan propuestas que respondan a necesidades reales. Piden la comunión en la Familia Salesiana para dar testimonio de unidad en la diversidad, de trabajo realizado juntos, sobre todo allí donde reina el espíritu de división, de marginación, de individualismo. Invocan la capacidad de saber implicar en proyectos concretos de promoción social, en los que los jóvenes pueden ser actores y protagonistas más bien que espectadores y consumidores. S. Lorenza – El rostro intercultural de nuestras comunidades interroga constantemente a nuestros destinatarios y colaboradores. Componer e integrar las diferencias es para mí una de las exigencias más verdaderas de la vida fraterna en comunidad y la considero también un reto en la relación educativa. La diversidad sigue dando miedo. Pienso que educar a la acogida de la diferencia en un contexto multiétnico como el mío, representa un camino concreto de evangelización. En efecto, nuestro Dios, el Dios de los cristianos es comunión en la diferencia. - ¿Qué signos de esperanza entrevés en la realidad juvenil de tu contexto? S. Clémentine – A pesar de la situación de pobreza, de falta de trabajo en el que se encuentran los jóvenes de mi contexto los signos positivos no faltan. Son muchos los jóvenes de buena voluntad que dan su tiempo gratuitamente en la animación de las actividades del tiempo libre. El espíritu del ser jóvenes apóstoles de otros jóvenes crece y se concreta en el dar tiempo para la alfabetización de los propios coetáneos. Algunos se organizan en cooperativa para trabajar juntos y entrar en el mercado; otros dan vida a organizaciones no gubernamentales para la difusión de valores como la paz, la justicia, el perdón, la solidaridad, el bien común. Estos hechos confirman que el compromiso de las FMA de educar las conciencias acerca de las exigencias de la justicia y el respeto de la dignidad humana da sus frutos. S. Lorenza – Más de la mitad de la población de mi País es joven. Esta realidad en sí misma es un signo de vida. Es una juventud profundamente religiosa, abierta a la trascendencia. Ciertamente es verdad que no basta con tener un fuerte sentido religioso, hay que ser cristianos. La juventud de la que tengo experiencia está deseosa de aprender, de conocer, de vivir y esto es desde luego una señal positiva. 4. Textos Texto 1 - ¿Visión?16 Pasaba un día por la colina de “Borgoalto”, cuando le pareció ver frente a ella un edificio con toda la apariencia exterior de un colegio con numerosas niñas. Se detuvo a contemplarlo llena de estupor, y dijo para sí: “¿Qué es lo que veo? Aquí no ha estado nunca este edificio. ¿Qué sucede? Y oyó como una voz que le decía: ‘A ti te las confío’”. 16 Cronohistoria 1, p.83. 12 Acostumbrada a dominarse, María se alejó de allí y procuró no pensar en ello; pero aquellas jovencitas seguían allí, llamándola, especialmente cuando debía pasar por aquel lugar; y de nada le servía distraerse, o entregarse al trabajo con creciente actividad. Para liberarse de aquel pensamiento insistente, resolvió decírselo a Don Pestarino, después de la confesión; pero, cuando empezó a hacerle la descripción del edificio, el santo sacerdote la interrumpió bruscamente, le reprochó haberse entretenido en fantasías, y le prohibió que volviera a pensar ni hablar más de ello. Pero aquello estaba presente en su corazón. Cuenta Petronila: “Habíamos ido las dos al horno y, estando allí, María me dijo: -¿Sabes?, he ido a confesarme con Dos Pestarino y me ha parecido conveniente decirle una cosa… de ciertas jóvenes… pero… me ha despachado llamándome visionaria-. Se comprende que María sufría por eta causa, que tenía necesidad de desahogo y, al mismo tiempo, no quería desobedecer. Esto, con más detalle, se lo oí contar después a Sor Laurentoni, que lo supo de la misma María Mazzarello. Aquella vez concluyó con un suspiro: -Bueno, no pensaré más en ello”. ¡No pensar más en ello! Deliberadamente no, de seguro, y mucho menos darle importancia; no habló de ello ni si quiera con Ángela Maccagno, con la que tenía gran confianza; pero a pesar de ello y cuando menos esperaba, un grupo de niñas aparecía en su imaginación, como diciéndole: “¿Y cuándo nos enseñarás a coser?”. Contribuía también a esto el bien que Ángela Maccagno hacía por medio de la escuela y que María admiraba con santo deseo de emularlo dándole continuidad. “Esta clase termina muy pronto –se decía con pena– porque hacia los diez o doce años la vanidad y las pasiones se presentan con fuerza, y las niñas necesitan mayores cuidados y más asidua vigilancia”. Texto 2 – Diálogo de don Lemoyne con don Bosco (1866)17 - Diga don Bosco, ¿no le parece que falta algo para completar su obra? - ¿Qué quieres decir con estas palabras? Yo permanecí indeciso un momento, después reanudé la conversación: - ¿No va a hacer nada por las muchachas? ¿No le parece que si tuviésemos también un instituto de religiosas, afiliado a nuestra Pía Sociedad, fundado por usted, esto sería la coronación de la Obra? También el Señor tenía piadosas mujeres que le seguían et ministrabant ei. ¡Cuántas cosas podrían hacer ellas en favor de nuestros alumnos pobres! Y además, ¿no podrían hacer con las muchachas lo que nosotros hacemos con los muchachos? Yo había vacilado para manifestar mi pensamiento, porque temía que don Bosco fuese contrario. Pero él pensó un poco y después, con gran maravilla mía, respondió: -Sí, también se hará esto: tendremos las hermanas, pero no en seguida; un poco más tarde. De hecho fueron instituidas regularmente en el 1872. Texto 3 – Deliberación del Consejo de los Salesianos18 Desde 1869 se había determinado que el mes mariano, en el santuario de María Auxiliadora, comenzaría el 24 de abril para coronarlo con la solemnidad titular. En 1871, antes de comenzarlo, convocó el Santo a todos los miembros del Capítulo del Oratorio: don Miguel Rúa, don Juan Cagliero, don Angel Savio, don Carlos Ghivarello, don Celestino Durando y don Pablo Albera. Después de decir que los había reunido para un asunto de gran importancia, siguió hablando: “Muchas personas me han exhortado repetidas veces a hacer con las jovencitas el poco bien que, por la gracia de Dios, vamos haciendo con los jóvenes. Si hubiese de dejarme llevar por mi inclinación, no hubiera tomado sobre mí este género de apostolado; pero, como las instancias se me han repetido muchas veces y por personas dignas de todo aprecio, temería oponerme a un designio de la Providencia, si no considerara seriamente la cuestión. Os la propongo, pues, a vosotros y os invito a que reflexionéis sobre ella ante el Señor: sopesad el pro y el contra, para tomar después la deliberación que sea para mayor gloria de Dios y bien de las almas. Por esto, durante este mes, dirijamos nuestras oraciones comunes y privadas a fin de obtener del Señor las luces necesarias para este importante asunto”. Los reunidos se retiraron hondamente impresionados. (…) 17 18 MB VIII 358. MB X 543-546 13 Terminado el mes de María Auxiliadora, don Bosco volvió a reunir a los Capitulares y fue pidiendo, uno a uno, su propio parecer. Comenzó por don Miguel Rúa y unánimemente todos juzgaron muy oportuno que se atendiese a la educación cristiana de la juventud femenina, como se había hecho con la masculina. -Pues bien, concluyó don Bosco, ahora podemos estar seguros de que es voluntad de Dios que nos ocupemos también de las niñas. Y, para llegar a algo concreto, propongo que se destine para este fin la casa que don Domingo Pestarino está acabando de construir en Mornese. Texto 4 – Habla Don Bosco y da nombre a su “Monumento” (5 de agosto de 1872)19 Don Bosco se dirige humildemente, casi suplicante a monseñor: “Excelencia, dirija unas palabras a las nuevas religiosas”; pero el obispo responde solícitamente: “No, Don Bosco, no; hable usted a sus religiosas”. Y toma asiento entre los sacerdotes que le rodean. Don Bosco, visiblemente emocionado, habla. Habla de la importancia del acto realizado; recuerda la santidad de los votos y los deberes que éstos imponen. Alude, con toda prudencia, el malhumor que podrá rodearlas, porque todas la cosas de Dios llevan el sello del sufrimiento; pero añade que eso contribuirá a su santificación, haciéndolas y manteniéndolas verdaderamente humildes: “Entre las plantas más pequeñas, hay una de gran perfume: el nardo, nombrado con frecuencia en la Sagrada Escritura. En el oficio de la Virgen se dice: Nardus mea dedit odorem suavitatis, mi nardo ha exhalado un suave perfume. ¿Pero sabéis cuándo sucede eso? El nardo exhala su perfume cuando es pisoteado. No os dé miedo, pues que el mundo os maltrate. El que padece por Cristo Jesús, reinará con Él eternamente. Vosotras, ahora, pertenecéis a una Familia Religiosa que es totalmente de la Virgen; sois pocas, desprovistas de medios y de la aprobación de los hombres. Nada os turbe. Las cosas cambiarán pronto, y tendréis tantas alumnas que no sabréis dónde ponerlas; y no sólo alumnas, sino también tantas postulantes que os veréis en aprietos para aceptarlas. Sí, os puedo asegurar que el Instituto tendrá un gran porvenir, si os mantenéis sencillas, pobres y mortificadas. Observad, pues, todos los deberes de vuestra nueva condición de religiosas, y ayudadas por nuestra tierna Madre María Auxiliadora, pasaréis ilesas por los escollos de la vida y haréis un gran bien a vuestras almas y a las de los demás. Considerad como una gran gloria vuestro hermoso título de Hijas de María Auxiliadora, y no olvidéis que vuestro Instituto deberá ser el monumento vivo de la gratitud de Don Bosco a la Madre de Dios, invocada bajo el título de Auxilio de los cristianos”. Después de una oración y la triple bendición del obispo, la función quedó terminada. María Auxiliadora tiene ya la Familia que, desde hacía tantos años le pedía a Don Bosco (…). Texto 5 – Rasgos característicos de las FMA trazados por Don Bosco en las primeras Constituciones20 1. Caridad paciente y llena de celo no sólo con las niñas, sino también con las jóvenes y con todo género de personas, con el fin de hacer el mayor bien posible a las almas. 2. Sencillez y modestia con santa alegría, espíritu de mortificación interna y externa; observancia exacta de la pobreza. 3. Obediencia de voluntad y de juicio, humildad en aceptar con gusto y sin críticas los avisos y correcciones, y los trabajos que se les confíen. 4. Espíritu de oración por el que las hermanas se entregarán de buen grado a las obras de piedad y se mantendrán en la presencia de Dios, abandonadas a su dulce Providencia. 5. Estas virtudes deben estar muy probadas y arraigadas en las Hijas de María Auxiliadora, ya que en ellas deben ir a la par la vida activa y la contemplativa, imitando a Marta y María, la vida de los Apóstoles y de los Ángeles. Texto 6 – Los jóvenes en busca de una casa21 19 Cronohistoria 1, p.255-256. INSTITUTO DE LAS HIJAS DE MARÍA AUXILIADORA, Constituciones y Reglamentos, Escuela Gráfica Salesiana, Barcelona-Sarriá, 1983, p.19 (Const. 1885 XIII: “Virtudes esenciales propuestas al estudio de las Novicias y a la práctica de las Profesas”). 20 14 Como FMA nos sentimos particularmente interpeladas por las necesidades profundas de los jóvenes a los que miramos con confianza porque, como dijo Don Bosco, son la parte más débil y más frágil de la sociedad, pero también la esperanza y la fuerza, el presente y el futuro. Los jóvenes, hoy, en muchos aspectos, no son diferentes de los de las generaciones anteriores. Aparecen quizás más frágiles, divididos, extraviados, pero si están motivados por un ideal, son capaces de generosidad y entrega, apertura al Evangelio, compromiso en el voluntariado social y misionero. Estamos seguras de que la educación es un camino privilegiado para apoyarlos en la construcción de su identidad y contribuir a la solución de muchos de sus problemas, y es también una manera de contrarrestar las diversas formas de pobreza que hacen difícil una vida digna y feliz e incluso el propio futuro. (…) Hoy, como FMA estamos llamadas a ser casa en la que las jóvenes y los jóvenes, especialmente los más pobres puedan hacer experiencia de un modo alternativo de vivir, de un espacio de relaciones donde encontrar el sentido de la existencia y la apertura a la dimensión vocacional. Advierten la exigencia de un estilo de vida que los impulse a testimoniar, en la sociedad, la fuerza trasformadora de la fe.22 5. Pautas para la reflexión personal y coloquio en grupo - La fundación del Instituto es misterio de gracia, don, revelación de un proyecto de Dios. Por otra parte, es proceso de libertad, búsqueda humana, discernimiento, apertura para acoger los signos del plan de Dios. Esto, por una serie de circunstancias, se convierte en proyecto humano, el proyecto de Don Bosco y de María Mazzarello, “mi” proyecto que se actúa en el tiempo y en el espacio. ¿Cómo busco yo en mi “aquí y ahora” concreto la voluntad de Dios? ¿Cómo respondo a su llamada? - Para poder vivir el carisma en un lugar no basta dedicar tiempo y energías para conocer tal lugar, para comprender las necesidades educativas y los desafíos del territorio. Todo esto es importante, pero no basta. Hay que dedicarse a potenciar la comunión, para que sea visible y para que la caridad sea creíble, como nos enseña Jesús. ¿Qué puedo hacer para que mi comunidad sea una revelación más luminosa de la presencia de Jesús y para que el espíritu de familia sea más rico y contagioso? - En este momento de la historia, los asuntos por los que preocuparnos son muchos, pero debemos priorizar. Debe preocuparnos, sobre todo, la radicalidad del seguimiento de Jesús, la imagen de vida religiosa y salesiana que transmitimos a quienes viven a nuestro lado, la autenticidad del amor que anima nuestras comunidades, el clima espiritual que se respira, la alegría en nuestros rostros como expresión de la profunda paz que nos habita, el anuncio del Evangelio a la gente que tiene hambre y sed de la Palabra, nuestra capacidad de “estar” con los jóvenes como nos han enseñado nuestros Fundadores y muchas de nuestras hermanas. ¿Es mi vida, más allá de las palabras, testimonio de la alegría del encuentro con Cristo, signo del amor del Padre por cada una de sus criaturas? - De la carta de sor Vera Occhiena del 15 de mayo de 1970 a su padre: “Papá, cuando se ha elegido –por verdadera vocación- mi camino, hay que saber ir hasta el fondo si quieres sentirte a gusto con Cristo que lo pide todo… Yo para estar a gusto con el Señor necesito darLe todo lo que me hace estar bien y sentir realizada humanamente. Si no, ¿qué significado tiene mi consagración?... Papá: no quiero volverme una “burguesa del espíritu”. Es muy fácil también entre nosotras; me estoy dando cuenta de que es mucho más cómodo acostumbrarse a estar bien que padecer con alegría. Sé que me entiendes y que me ayudarás. …Yo estoy tranquila y serena; sé lo que me voy a encontrar.” 21 REUNGOAT Yvonne, En preparación al Capítulo General XXIII. Circular número 934, Instituto Hijas de María Auxiliadora, Roma 2013. 22 Cf. INSTITUTO HIJAS DE MARÍA AUXILIADORA, Para que tengan vida y vida en abundancia. Líneas orientadoras de la misión educativa de las FMA, Ed. CCS, Madrid 2006, nn. 23-25 15 ¿Ofrezco a Cristo todo mi ser? ¿Caigo en la fácil vía del aburguesamiento o soy capaz de ofrecer mi sufrimiento con la alegría propia del estilo salesiano? ¿De qué son signo nuestras comunidades en medio de una sociedad inmersa en una fuerte crisis moral, religiosa y económica? 16