Capítulo 9 FARMACOLOGÍA DE LA INFLAMACIÓN Y ANALGESIA EN OFTALMOLOGÍA I. FARMACOLOGÍA INFLAMACIÓN – Conceptos generales – Mecanismo de la inflamación ANTIINFLAMATORIOS OCULARES 1. CORTICOIDES 1.1. Mecanismos de acción 1.2. Reacciones adversas 1.3 Precauciones 1.4 Aplicaciones terapéuticas a nivel ocular 1.5. Vía de administración ocular 1.6. Corticoides tópicos en oftalmología 2.- ANTIINFLAMATORIOS NO CORTICOIDEOS 2.1. Mecanismos de acción 2.2. Acción farmacológica y aplicaciones 2.3. Reacciones adversas 2.4. Precauciones 2.5. Aines tópicas utilizadas en oftalmología 3.- FÁRMACOS QUE ACTÚAN SOBRE LA HISTAMINA 3.1. Antagonistas a receptores de histamina 3.2. Inhibidores de la degranulación. 4.- VASOCONSTRICTORES TÓPICOS II.- ANALGÉSICOS – Definición – Escala analgésica – Clasificación: 1.1. No opioides 1.1.1. Central-paracetamol 1.1.1. Periferias-AINES 1.2. Opioides BIBLIOGRAFÍA M.ª del Rocío Gil Ruiz C. Cortés Valdés Capítulo 9 FARMACOLOGÍA DE LA INFLAMACIÓN EN OFTALMOLOGÍA M.ª del Rocío Gil Ruiz, C. Cortés Valdés I. FARMACOLOGÍA DE LA INFLAMACIÓN CONCEPTOS GENERALES La inflamación (del latín, inflammatio, encender, hacer fuego) es una respuesta inespecífica, defensiva y a la vez reparadora, que aparece en tejidos conectivos vascularizados. Se caracteriza por la tétrada de Celso (calor, dolor, rubor y tumor) a la que se le añade la disfunción tisular descrita por Virchow. Cuando este proceso se perpetúa en el tiempo puede ser dañina para los tejidos. Es en este aspecto donde actúan los antiinflamatorios frenando dicha respuesta una vez ha cumplido su objetivo principal de protección. MECANISMOS DE LA INFLAMACIÓN 1. Mecanismo bioquímico – Tromboxanos: vasoconstricción y agregación plaquetaria. – Leucotrienos: vasoconstricción, aumento de la permeabilidad vascular, broncoespasmo, quimiotaxis y adherencia leucocitaria. 1.2. Aminas vasoactivas Este grupo está representado principalmente por dos elementos, histamina y serotonina, cuya acción es similar. La histamina se encuentra almacenada en el interior de gránulos secretores principalmente en las células cebadas (mastocitos), basófilos y plaquetas. Sus efectos en la fisiopatología de la inflamación más importantes son la vasodilatación y el aumento de la permeabilidad vascular y son llevados a cabo a través de los receptores H1 y H2. La serotonina se encuentra fundamentalmente en las células enterocromafines y plaquetas. 1.1. Metabolitos del ácido araquidónico El ácido araquidónico se forma a partir de los fosfolípidos de la membrana celular por acción de la fosfolipasa A2. Posteriormente, es metabolizado por dos sistemas: ciclooxigenasa que genera prostaglandinas y tromboxanos y la lipooxigenasa que genera leucotrienos (fig. 1). La velocidad de síntesis de estas sustancias viene determinada por la enzima limitante, fosfolipasa A2. Ésta se activa ante múltiples estímulos como hipoxia, daño celular, antígenos, reacciones inmunológicas, etc. (1). Estos metabolitos tienen distintas funciones dentro de la respuesta inflamatoria: – Prostaglandinas: vasodilatación, hipertermia y dolor. Fig. 1. Mediadores bioquímicos de la inflamación. 166 Farmacología ocular 2. Mecanismos vasculares Tras una fase de vasoconstricción, se produce una vasodilatación que conduce por un lado al aumento del flujo sanguíneo con el consiguiente enrojecimiento y aumento de la temperatura y por otro lado a un aumento de la permeabilidad lo que favorece la salida de proteínas y células. A nivel ocular el aumento de proteínas determina un aumento de la densidad del humor acuoso generando el efecto Tyndall. 3. Mecanismos celulares Los leucocitos acuden al foco de la inflamación mediante una secuencia constituida por: marginación, adhesión, extravasación (diapedesis) y quimiotaxis (migración orientada hacia el foco siguiendo un gradiente químico). Tras su llegada, se produce la fagocitosis del agente inflamatorio. 4. Evolución El proceso inflamatorio puede evolucionar hacia la regeneración o reparación (cicatrización) del tejido dañado o a un proceso inflamatorio crónico en función de la destrucción o persistencia del agente inflamatorio respectivamente. ANTIINFLAMATORIOS OCULARES Los fármacos antiinflamatorios son los más usados en la práctica oftalmológica diaria. Constituyen un conjunto heterogéneo de sustancias químicas que se dividen en principalmente en cuatro subgrupos: antiinflamatorios esteroideos (corticoides), antiinflamatorios no esteroideos (AINE), antihistamínicos y vasoconstrictores. Esta riqueza farmacológica nos permite adecuar el tratamiento y personalizarlo a cada paciente, pues tenemos al alcance diferentes estructuras químicas comercializadas con distintas propiedades, indicaciones y, por supuesto, diferente eficacia, tolerancia y vía de administración. Deberíamos pensar en todas estas características junto con la variabilidad interindividual y baremar riesgos/beneficios antes de prescribir un fármaco antiinflamatorio no sólo en Oftalmología, sino en Medicina en general. 1. Corticoides El cortisol y corticosterona son sintetizados en la corteza suprarrenal, en concreto en la zona fasciculada, a partir del colesterol. Los glucocorticoides se segregan en nuestro organismo siguiendo un ritmo biológico y pulsátil, es decir, los niveles máximos de cortisol se alcanzan a las ocho de la mañana, y los mínimos en la transición de la tarde a la noche. El eje hipotálamohipófisis-corteza suprarrenal es el que marca este ritmo de secreción, de modo que la CRH (hormona liberadora de corticotropinas) sintetizada en el hipotálamo da la orden a la adenohipófisis para la liberación de ACTH, la cual, en último lugar, estimula a la corteza suprarrenal para la síntesis y liberación de glucocorticoides. Si bien el cortisol y la corticosterona se sintetizan de manera endógena, la industria farmacéutica ha desarrollado corticoides sintéticos con propiedades físico-químicas más ventajosas para la terapéutica clínica. Con frecuencia se obtienen ésteres distintos de un mismo producto para emplearlo por vías diferentes, pero con algunos que se usan por vía tópica se consigue mantener su actividad antiinflamatoria y reducir su capacidad de difusión con el fin de circunscribir su acción localmente y restringir la acción sistémica (1). Por la vía tópica el índice de absorción es menor, por lo que los efectos no deseados sistémicos se minimizan, aunque la absorción ocular existe; de hecho, se absorben en la córnea, humor acuoso, iris, coroides, cuerpo ciliar y retina, por lo que esta posibilidad no es desdeñable. 1.1. Mecanismo de acción La unión de la hormona a su receptor específico se realiza en el citoplasma, pasando el complejo hormona-receptor al núcleo, donde realiza su acción. A este nivel regula la expresión de los genes que responden específicamente a los corticoides, transcribiéndose prote- Capítulo 9. Farmacología de la inflamación en oftalmología ínas que iniciarán una cascada enzimática cuyo fin será las acciones propias de los glucocorticoides (fig. 2). La transcripción proteica requiere tiempo, por ello, los efectos tanto fisiológicos como farmacológicos tienen un período de latencia de varias horas (1). Los glucocorticoides tienen acciones metabólicas, hidroelectrolíticas, cardiovasculares, musculoesqueléticas y en el sistema nervioso central, pero las que vamos a desarrollar con más detenimiento son las propiedades antiinflamatoria e inmunodepresora. Los corticoides son los antiinflamatorios más eficaces; dicha acción la realizan a varios niveles: inhiben el acceso de los leucocitos al foco inflamatorio, interfieren la función de los fibroblastos y de las células endoteliales, y suprimen la producción y los efectos de mediadores químicos de la inflamación (1). En resumen, afectan más a la respuesta inmune celular que a la humoral. Aunque en el apartado referido al mecanismo de acción de los AINEs explicaremos con detenimiento cómo los antiinflamatorios no esteroideos inhiben las isoformas de ciclooxigenasa (COX), a grandes rasgos diremos que los glucocorticoides actúan a dos niveles, inhiben la fosfolipasa A2 y a la ciclooxigenasa 2 (isoforma inducible) (fig. 3). 1.2. Reacciones adversas A la hora de utilizar los corticoides en la terapéutica clínica, hemos de tener en cuenta que la secreción endógena de estas hormonas tiene un ritmo circadiano y que, a partir de una determinada dosis acumulada, podemos suprimir la secreción hormonal del organismo al producirse un feed-back negativo en el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal. En general, todos los pacientes que hayan sido tratados con glucocorticoides a dosis moderadas o elevadas (más de 20 mg/día) durante más de tres semanas pueden tener suprimido dicho eje y estar en riesgo de, al suspender el tratamiento bruscamente, desarrollar una insuficiencia suprarrenal. A nivel ocular, su uso tópico continuado puede desembocar en la aparición de cataratas subcapsulares posteriores, sobre todo en niños y pacientes afectos de artritis reumatoide. Tam- 167 Fig. 2. Mecanismo de acción de los glucocorticoides en la célula. Fig. 3. Inhibición enzimática de los glucocorticoides. bién puede elevar la presión intraocular, al disminuir el flujo de salida del humor acuoso. En el herpes simple oftálmico puede favorecer la replicación viral, por lo que se utilizarán sólo después de haber instaurado un correcto tratamiento antiviral. 1.3. Precauciones Según la clasificación de la FDA todos estos fármacos son categoría C, es decir, «los estudios realizados en animales han demostrado efectos adversos en el feto, pero no hay estudios adecuados, ni bien controlados, en mujeres embarazadas, o bien no se han realizado estudios en animales, ni existen estudios adecuados y bien controlados en mujeres embarazadas. Estos medicamentos deben ser administrados solamente si el posible beneficio deseado justifica el riesgo potencial en el feto (2)». 168 Farmacología ocular 1.4. Aplicaciones terapéuticas a nivel ocular Los corticoides constituyen uno de los grupos farmacológicos más usados en Oftalmología, y el más usado en el tratamiento de la inflamación ocular (3). Son muchas las enfermedades oculares en las que pueden ser el primer escalón terapéutico: uveítis agudas anteriores y/o posteriores, conjuntivitis alérgicas, blefaritis, ojo seco, infiltrados corneales y neuritis ópticas entre otras. Por sus efectos secundarios es importante individualizar los tratamientos, de manera que, obtengamos la dosis mínima necesaria para combatir la inflamación en cada paciente. 1.5. Vías de administración ocular La vía de administración más utilizada en Oftalmología es la tópica, ya sea en colirio o en pomada. Si bien, dichas formas no están indicadas para el tratamiento de afecciones de las capas más profundas oculares, puesto que no son eficaces al no alcanzar la estructura diana. En estos casos será necesario recurrir a la vía de administración sistémica (oral o parenteral). Los colirios pueden contener el principio activo en solución o en suspensión. Las soluciones atraviesan mejor la córnea, pero irritan el ojo y antes de la instilación de la gota requieren agitar el contenido. Las suspensiones son menos irritantes, su empleo es más fácil y permiten tratamientos más largos. Las pomadas oftálmicas pueden utilizarse por la noche como coadyuvante de la solución o suspensión, para proporcionar un contacto prolongado con el ojo. En afecciones crónicas, cuando los corticoides tópicos son insuficientes o existe afección concomitante del segmento posterior, la administración sistémica puede ser necesaria. En estos casos es importante asociar una pauta descendente para no suprimir el eje adrenal. Además de las vías sistémicas y tópicas, existen las formas de administración perioculares, útiles en pacientes con dificultades en el cumplimiento del tratamiento, así como en procesos graves o que afecten a la cámara posterior del ojo. Son la vía subconjuntival, subtenoniana (anterior y posterior) y retrobulbar. La más recomendada y empleada en la cirugía de catarata, glaucoma y segmento posterior es la subtenoniana posterior, que permite la absorción del corticoide de forma transescleral, no necesita aguja y se asocia a menos complicaciones y a una mayor eficacia que la vía subconjuntival (4). Las complicaciones menores más frecuentes de esta técnica son la quemosis y la hemorragia subconjuntival (5). Así mismo, tanto la frecuencia como la magnitud de estas complicaciones se reducen conforme se va ganando experiencia en la técnica. Por último, existen las inyecciones intravítreas de corticoides, utilizadas en el edema macular quístico, vasculitis retiniana, retinopatía exudativa y membranas neovasculares. Su efecto se inicia de tres a siete días tras la inyección y puede durar aproximadamente tres meses. Entre las complicaciones destacan la hipertensión ocular, hemorragias, desprendimiento de retina y la endoftalmitis. 1.6. Corticoides tópicos usados en Oftalmología Las formas farmacéuticas oftálmicas existentes en la actualidad son las siguientes: – Betametasona: solución al 0,1%. – Dexametasona: solución al 0,1%, pomada al 0,05% y suspensión al 0,1% (Colircusí dexametasona®, Decadrán®, Maxidex®, Oftalmolosa cusi dexametasona®). – Fluorometolona: pomada al 0,1% y suspensión al 0,1%. (FML®, Isopto flucon®). – Hidrocortisona: pomada al 2,5% (Oftalmolosa cusi hidrocortisona®). – Medrisona: suspensión al 1%. – Prednisona: suspensión al 1% y solución al 0,5% (Pred forte®). – Rimexolona (Vexol®). – Clobetasona (Cortoftal®). – Triamcinolona (Trigon depot®). Las indicaciones terapéuticas aprobadas, generales, están enumeradas en la tabla 1. 169 Capítulo 9. Farmacología de la inflamación en oftalmología Tabla 1. Indicaciones de los corticosteroides (Vía oftálmica) (6) Betametasona Dexametasona Fluorometasona Hidrocortisona Enfermedades alérgicas oftálmicas ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ Enfermedad inflamatoria del segmento anterior ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ Conjuntivitis alérgica ✓ ✓ ✓ ✓ Lesiones en la córnea ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ Ciclitos ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ Epiescleritis ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ Iridociclitis ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ Queratitis producida por VVZ Medrisona ✓ Prednisona ✓ Queratitis no asociada a VHS ni a infección fúngica ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ Queratitis punteada superficial ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ Queratoconjuntivitis vernal ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ Infecciones oculares superficiales ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ Sensibilidad ocular a la fenilefrina ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ Oftalmía simpática ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ Rosácea ocular ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ Prednisona Dexametasona Se comercializa en forma de fosfato o acetato, si bien, en estudios experimentales en córneas de conejos, se ha observado un mayor efecto antiinflamatorio con la formulación acetato, tanto si el epitelio corneal estaba intacto como ausente (7-9). Podría ser que dicha estructura química tuviera mayor afinidad por su receptor, lo cual explicaría en parte dicho efecto (10). En general, las formas acetato comercializadas de cada compuesto químico han demostrado ser las más eficaces. El acetato de prednisona al 1% es el fármaco de mayor efecto antiinflamatorio ocular (3), considerándose de elección a nivel del segmento anterior. Este efecto se consigue mediante la pauta de las noventa gotas, es decir, la instilación de una gota cada minuto los cinco primeros minutos de cada hora, durante dieciocho horas cada día. Podemos encontrarla tanto en forma fosfato como de alcohol. Al igual que en la prednisolona, estudios experimentales han concluido una mayor eficacia para la dexametasona en su forma de alcohol tanto si existe como si no epitelio corneal (11,12). El pico de máxima concentración ocurre entre 90 y 120 minutos post-instilación, siendo aún detectables los niveles después de doce horas, por lo que parece que la dexametasona podría resistirse a ser metabolizada una vez alcanzado el humor acuoso (13-15). Fluorometolona Análogo de la progesterona, está comercializado como acetato y fosfato. Al ser metabolizado rápidamente tras penetrar en cámara anterior, tiene como efecto beneficioso que práctica- 170 Farmacología ocular mente no eleva la presión intraocular, en detrimento de su potencia farmacológica (16). En diversos estudios clínicos con pacientes afectos de conjuntivitis, escleritis y epiescleritis, se ha demostrado que el acetato de fluorometolona es más eficaz en la mejora de los signos y síntomas de la inflamación que su forma alcohol (17). Medrisona Derivado sintético de la progesterona, de eficacia leve, bajo poder para penetrar la barrera corneal y poca afinidad por sus receptores; parece ser el derivado esteroideo disponible de menor potencia oftalmológica (18). Triamcinolona Es un glucocorticoide que posee además acción antiangiogénica. Puede ser administrado por inyección subtenoniana o intravítrea. La vida media intraocular varía desde los 18 días hasta los 3 meses en función de la ausencia o presencia de vítreo respectivamente. Está indicado en monoterapia en el edema macular (diabético, inflamatorio, trombosis venosa) y en asociación con la terapia fotodinámica para disminuir la neovascularización coroidea. Además de los efectos secundarios derivados de las técnicas de administración, su complicación más frecuente es el aumento de la presión intraocular los primeros días tras su aplicación. Fig. 4. Mecanismo de acción de los AINES. Rimexolona Está disponible en suspensión al 1%. Su uso está aprobado por la FDA para el tratamiento de la uveítis y la inflamación postoperatorio. En dos estudios multicéntricos que comparaban el uso de la rimexolona con la prednisona se objetivó que la rimexolona tenía la misma eficacia siempre y cuando se administrase en procesos inflamatorios moderados y a dosis elevadas (19). 2. Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) Conforman un grupo heterogéneo de fármacos tanto en formulación química, como en propiedades y farmacocinética, pero el principio activo prototipo continúa siendo el ácido acetilsalicílico (AAS). Todos los AINEs tienen capacidad analgésica, antiinflamatoria y antitérmica en mayor o menor medida, por lo que a la hora de prescribir, de todo el espectro farmacéutico hemos de elegir el fármaco más indicado para el proceso patológico al que nos enfrentamos, según queramos controlar la fiebre, el dolor o la inflamación. Presentan un techo analgésico por lo que, por mucho que se incremente su dosis, no se mejora su actividad analgésica. 2.1. Mecanismo de acción Tanto los efectos terapéuticos como los efectos indeseables de los AINEs se deben a la inhibición que realizan sobre la enzima ciclooxigenasa (COX). La COX utiliza como sustrato el ácido araquidónico presente en las membranas celulares transformándolo en endoperóxidos cíclicos inestables (1). Estos compuestos químicos, por medio de diferentes enzimas desembocarán en la formación de prostaglandinas y tromboxanos, que en última instancia son los responsables de la fiebre, el dolor y la inflamación; por todo ello la inhibición de la COX pararía todo este fenómeno patológico (fig. 4). Existen dos isoformas de ciclooxigenasa: la COX-1 o enzima constitutiva y la COX-2 o enzima inducible. La primera es la responsable de la regulación de funciones fisiológicas mediante la formación de prostaglandinas y tromboxanos Capítulo 9. Farmacología de la inflamación en oftalmología (no olvidemos que la fiebre, el dolor y la inflamación, siempre que no se perpetúen en el tiempo, son signos de alarma para nuestro organismo; siendo necesarios ya que nos protegen de los elementos patógenos que nos rodean). La segunda al ser inducible, aparece en determinadas células y sólo en circunstancias patológicas, aumentando su expresión hasta veinte veces en estas condiciones no favorables (fig. 5). Por todo esto la industria farmacéutica continúa en la búsqueda del AINE inhibidor selectivo de la COX-2 y que respete la isoforma constitutiva, para evitar de este modo los efectos indeseables derivados de ello. 2.2. Acciones farmacológicas y aplicaciones La analgesia que consiguen los AINEs es de intensidad media (en comparación con los fármacos opioides), y la llevan a cabo frenando la liberación de prostaglandinas a nivel periférico. La acción antitérmica, por el contrario, la realizan a nivel central al inhibir la síntesis de dichas sustancias. También algunos antiinflamatorios no esteroideos poseen en mayor o menor medida acción uricosúrica y antiagregante, por la inhibición de la COX-1. Pero la que nos interesa en este capítulo es la actividad antiinflamatoria que consiguen inhibiendo la formación de los eicosanoides y frenando la vasodilatación, quimiotaxis, degranulación de los neutrófilos y formación de radicales libres. En Oftalmología el uso de los AINEs ha aumentado en las últimas décadas; no sólo se prescriben en procesos inflamatorios (epiescleritis, escleritis, pingueculitis, inflamación del pterigium) sino que también previenen la miosis durante la cirugía de cataratas (20) así como permiten la prevención y tratamiento del edema macular cistoideo pseudofáquico y afáquico (21). En el ojo seco se ha identificado la inflamación de la superficie ocular y de la glándula lagrimal como posibles factores patogénicos, por lo que en casos de queratoconjuntivitis sicca y alérgica podrían ser útiles (22). Con la aparición de los diferentes procedimientos quirúrgicos refractivos, el diclofenaco y el ketorolaco se pres- 171 Fig. 5. Isoformas de la ciclooxigenasa (COX). criben con frecuencia para el tratamiento del dolor y la fotofobia post-quirúrgicos. Respecto a los beneficios del uso de AINEs antes de la cirugía de cataratas, hemos de destacar un menor riesgo de rotura zonular y de salida de vítreo a cámara anterior, acortamiento del tiempo quirúrgico, menor dolor e inflamación tras la cirugía y menor riesgo de edema macular quístico (23); aunque como efectos negativos pueden provocar ardor ocular, reacciones alérgicas y queratitis punteada superficial. 2.3. Reacciones adversas Los AINEs por vía sistémica, aunque no de manera frecuente, se han visto implicados en efectos indeseables gastrointestinales, renales y hematológicos. Por el contrario, utilizando la vía tópica ocular se requieren altas dosis farmacológicas para que aparezcan efectos secundarios graves (24). Las reacciones adversas más frecuentes son leves, tipo ardor ocular, hiperemia conjuntival o reacciones de hipersensibilidad que desaparecen al retirar el fármaco. 2.4. Precauciones Según la clasificación de la FDA todos estos fármacos son categoría C, es decir, los estudios realizados en animales han demostrado efectos adversos en el feto, pero no hay estudios adecuados, ni bien controlados, en mujeres embarazadas. No obstante, se observó en animales que, cuando las cantidades administradas eran lo suficientemente grandes como para producir efectos perjudiciales en la madre, disminuían la 172 Farmacología ocular velocidad de crecimiento y el peso del feto (25). En conclusión, estos medicamentos deberían ser administrados solamente si el posible beneficio deseado justifica el riesgo potencial en el feto. de acción de aproximadamente 4 horas por lo que debe administrarse al menos 4 veces al día. – Clorfenamina: (Antihistamínico llorens®). 3.2. Inhibidores de la degranulación 2.5. AINEs tópicos utilizados en Oftalmología Las formas farmacéuticas oftálmicas más usadas en la actualidad son las siguientes: – Diclofenaco: solución al 0,1% (Diclofenaco oftal lepori®, Voltarén colirio®). – Ketorolaco: solución al 0,5% (Acular®). – Flurbiprofeno: solución al 0,03% (Ocuflur®). – Indometacina: solución al 1%. – Pranoprofeno: solución al 0,1% (Oftalar®). 3. Fármacos que actúan sobre la histamina La histamina a nivel ocular es responsable de la sintomatología alérgica. 3.1. Antagonistas de receptores de histamina Estas sustancias inhiben de forma competitiva los receptores de la histamina. Sin embargo, su acción no es selectiva ya que inhiben otros receptores como los colinérgicos, serotoninérgicos, etc. lo que determina diversas acciones y efectos adversos. Los antihistamínicos tópicos son generalmente bien tolerados siendo los efectos adversos más frecuentes la quemazón ocular y la sensación de disconfort. Los representantes más importantes son antagonistas selectivos del receptor H1: – Levocabastina: (Bilina®, Livocab®): suspensión 0,05%. Su período de latencia es muy corto con una duración de acción de aproximadamente 6 horas por lo que debe administrarse cuatro veces al día. – Azelastina: (Afluon®, Corifina®): solución 0,05%. Se administra dos veces al día. – Emedastina: (Emadine®): solución 0,05%. Su período de latencia es corto con una duración Estos fármacos previenen la degranulación y liberación de los mediadores formados en células inflamatorias por lo que su administración debe realizarse antes de la exposición al antígeno. Los representantes más importantes son: – Ketotifeno: (Zaditen®, Bentifen®). Actúa además inhibiendo los receptores H1. Su período de latencia es muy corto. Se administra 2-3 veces al día. – Cromoglicato sódico: (Cusicrom oftalmico®, Poledin®, Primover®). Es un derivado sintético de una cromona presente en la Khellina, principio activo de la planta Ammi visnaga. Solución 4%. Su absorción ocular y sistémica es mínima. El efecto adverso más frecuente es la quemazón ocular. – Nedocromilo: (Tilavist®): solución 2%. Es más potente que el cromoglicato. La penetración ocular es lenta y con una aclaración relativamente rápida (26). Sus efectos adversos más frecuentes son la sensación de quemazón, cefalea y congestión nasal. – Lodoxamida: (Alomide®): solución 0,1%. Es 2.500 veces más potente y de actuación más rápida que el cromoglicato (27). El efecto adverso más frecuente es la sensación de disconfort ocular. 4. Vasoconstrictores tópicos Son fármacos que presentan una acción α1adrenérgica por lo que producen una vasoconstricción a nivel ocular con acción descongestionante, por lo que se utilizan para tratamiento sintomático. La duración de acción es variable entre los distintos representantes desde 4 (fenilefrina) hasta 12 horas (oximetazolina) (1), por lo que su frecuencia de administración varía entre 2-4 veces al día. Los efectos adversos más frecuentes son locales tales como la xerostomía, quemazón y prurito. Una consecuencia importante de su uso es el efecto rebote por vasodilatación, que determinaría que se volviese a administrar entran- Capítulo 9. Farmacología de la inflamación en oftalmología do en un círculo vicioso. Los efectos sistémicos son raros debido a la baja dosis necesaria para producir el efecto terapéutico; sin embargo son más frecuentes en pacientes con alteración en la córnea debido a una mayor absorción. Debido a que son fármacos simpaticomiméticos, debe tenerse precaución cuando se administren en personas cardiópatas, hipertiroideos o diabéticos. Su uso está contraindicado en pacientes con glaucoma de ángulo cerrado. Los representantes más importantes son: – Fenilefrina (Fenilefrina llorens®, Mirazul®, Boraline Colirio®, Vistafrin®, Colirio oculos fenilefrina®, Colircusi fenilefrina®, Visadron®, Analux®): solución 0,12%. – Tetrahidrozolina (Vispring®): solución 0,05%, 0,25%. – Nafazolina (Miraclar®, Colirio alfa®): solución 0,1%, 0,02%, 0,03%, 0,012% – Oximetazolina (Oftinal®, Alerfin®): solución 0,025%. Parece no alterar la presión intraocular ni el diámetro pupilar (28). II. ANALGÉSICOS El dolor es una vivencia subjetiva asociada con una lesión tisular actual o potencial de carácter agudo o crónico. Afortunadamente, en la mayoría de las patologías oculares el dolor es de carácter agudo y puede contrarrestarse con medicación tópica con menor cantidad de efectos secundarios que los fármacos sistémicos. Sin embargo, en ocasiones, se requiere analgesia adicional para lo que se emplean los analgésicos sistémicos cuyo uso debe individualizarse en función del dolor y su intensidad. 173 ESCALA ANALGÉSICA DE LA OMS (29): – Primer escalón (leve): paracetamol y/o AINEs. – Segundo escalón (moderado): primer escalón + opioides menores (codeína, dihidrocodeína, dextropropoxifeno). – Tercer escalón (moderado-intenso): segundo escalón + opioides mayores. – Cuarto escalón (intenso): tercer escalón + técnicas regionales. 1. Clasificación 1.1. No opioides a) Centrales: paracetamol (Febrectal® 650 mg comp; Gelocatil® 650 mg comp; Efferalgan® 1 gr comp eferv; Xumadol® 1 gr sobr eferv; Perfalgán® 10 mg/ml amp). Mecanismo de acción: inhibición de una ciclooxigenasa especial localizada en el sistema nervioso central (COX 3). Acción: analgésica y antitérmica. Carece de acción gastrolesiva. Farmacocinética: metabolismo hepático eliminándose posteriormente por vía renal. El metabolismo hepático genera una serie de productos tóxicos inactivados por el glutation. Posología: oral (500-650 mg/4-6 horas, 1 gr/6-8 horas), intravenosa (1 gr/6-8 horas). La dosis diaria, tanto en adultos como en niños, no debe exceder los 4 gr. Es el analgésico de elección en la gestación, ancianos y niños. b) Periféricos: AINEs. b.1) Clasificación (ver tabla 2). Tabla 2. Clasificación de los AINEs según su estructura química (30) Estructura química Principio activo Ácido acético Arilacético Indolacético Pirrolacético Aceclofenaco, diclofenaco, sulindaco Indometacina Ketorolaco Ácido nicotínico Clonixato de lisina Ácido arilpropiónico Dexketoprofeno, ibuprofeno, naproxeno Ácido salicílico Ácido acetilsalicílico, acetilsalicilato de lisina Pirazolonas Metamizol Oxicam Piroxicam, meloxicam, lornoxicam 174 Farmacología ocular b.2) Mecanismo de acción: inhibición de la ciclooxigenasa. b.3) Acción: antiinflamatoria, analgésica y antitérmica. Algunos presentan acción antiagregante y uricosúrica. La asociación de AINEs no potencia sus efectos sino su toxicidad debido a que tienen el mismo mecanismo de acción. b.4) Fármacos más utilizados: • Diclofenaco (Voltarén® 50 mg-75 mg-100 mg comp, 100 mg supositorios, 75 mg/3 ml amp; Diclofenaco EFG 50 mg comp, 100 mg com retar). Acción: analgésica y antiinflamatoria. Farmacocinética: buena absorción oral y rectal. Metabolismo hepático con eliminación renal y biliar. Posología: oral (50 mg/8 horas), intramuscular (75 mg/12 horas). • Indometacina (Inacid® 25 mg caps, 75 mg caps retar, 100 mg, 50 mg supositorios). Acción: antiinflamatoria y analgésica. Es utilizado con frecuencia en el tratamiento de epiescleritis y escleritis. Reacciones adversas: su uso crónico puede generar opacidades corneales estromales o epiteliales tipo córnea verticilada; si bien, no se ha podido demostrar que esto sea dosis dependiente pero sí tiempo dependiente (31). • Ketorolaco (Droal® 10 mg comp, 30 mg/ml amp; Toradol® 10 mg comp, 30 mg/ml amp). Acción: analgésica, antipirético y antiinflamatoria, siendo la primera la de mayor importancia. Es el AINE de mayor capacidad gastrolesiva Farmacocinética: absorción oral completa y rápida, metabolismo hepático con eliminación renal. Posología: oral (10 mg/6 horas), parenteral (inicio: 10 mg; en caso de dolor muy intenso, dosis de carga de 30 mg. La dosis de mantenimiento es de 10-30 mg/6 horas). No se recomienda su administración más de cinco días seguidos por sus efectos secundarios lo que ha determinado que su uso quede restringido al ámbito hospitalario. • Clonixato de lisina (Dolalgial® 125 mg comp). Posología: oral (125-250 mg/6-8 horas). • Dexketoprofeno trometamol (Enantyum® 12,5 mg comp, 25 mg comp, 50 mg amp; Ketesse® 12,5 mg comp, 25 mg comp, 50 mg amp). Acción: analgésica, antipirética y antiinflamatoria siendo esta última la de mayor importancia. Baja capacidad gastrolesiva. Posología: oral (12,5 mg/4 horas, 25 mg/8 horas), parenteral (50 mg/8-12 horas). • Ibuprofeno (Ibuprofeno EFG 400-600 mg comp; Neobrufén® 600 mg sobr eferv). Acción: analgésica, antiinflamatoria y antitérmica. Baja capacidad gastrolesiva. Farmacocinética: absorción completa oral con metabolismo hepático y eliminación renal. Posología: oral (400-600 mg/4-6 horas). • Naproxeno (Naproxeno EFG 500 mg comp, 550 mg comp recub, 250 mg caps, 500 mg supositorio; Naprosyn® 500 mg comp, 500 mg sobr; Antalgin® 550 mg comp recub). Acción: analgésica, antiinflamatoria y antitérmica. Posología: oral (cada 12 horas). • Metamizol (Metamizol EFG 575 mg caps, 500 mg, 1 gr sobr, 2 gr/5 ml amp; Nolotil® 575 mg caps, 500 mg, 1 gr supositorio, 2 gr/5 ml amp). Acción: analgésica, antitérmica y antiespasmolítica. Farmacocinética: eliminación renal. Posología: oral (500-575 mg/6-8 horas), parenteral (1-2 gr/6-8 horas). Reacciones adversas: hematológicas (anemia, trombopenia, leucopenia), exantema e hipotensión tras su administración intravenosa rápida. 1.2. Opioides Son los fármacos de mayor potencia analgésica empleados en el dolor agudo o crónico moderado o intenso siempre y cuando no se alivie con un analgésico no opioide. Carecen, al contrario que los no opioides, de techo analgésico. Reacciones adversas: nauseas/vómitos (más frecuente), estreñimiento (disminución del peristaltismo intestinal), retención urinaria, miosis (excepto meperidina que produce midriasis por su acción anticolinérgica), prurito, hipertonía del esfínter de Oddi (dolor cólico abdominal), depresión respiratoria, cardiovascular (bradicardia e hipotensión) tolerancia y dependencia. Fármacos más utilizados: • Codeína (Bisoltus® 10 mg/5 ml sol; Codeisan 28,7 mg comp, 6,33 mg/5ml solución). Farmacocinética: inicio de acción rápido. Metabolismo hepático con eliminación renal. Capítulo 9. Farmacología de la inflamación en oftalmología Posología: oral (30 mg/4-6 horas). Generalmente se administra en combinación con el paracetamol (Cod-efferalgan® 500 mg paracetamol, 30 mg codeína fosfato comp eferv. Posología: 1-2 comp 1-4 veces al día). • Dihidrocodeína (Paracodina® 12 mg/5 ml solu; Tosidrin® 10 mg/ml gotas). • Dextropropoxifeno (Deprancol® 150 mg caps liberación controlada). Posología: oral (150 mg/12 horas). • Meperidina (Dolantina® 100 mg/2 ml amp). Farmacocinética: inicio de acción rápido pero de corta duración. Se puede administrar por vía subcutánea, intramuscular o intravenosa; la vía oral no se emplea debido a su baja biodisponibilidad por su elevado primer paso hepático. Metabolización hepática con eliminación renal. Es 10 veces menos potente que la morfina. Reacciones adversas: midriasis (actividad anticolinérgica), alta toxicidad cardiovascular y neurológica, vómitos y sensación vertiginosa (aumento de la sensibilidad del laberinto). • Tramadol (Tramadol EFG 100 mg, 150 mg, 200 mg com liberación controlada, 50 mg caps, 100 mg/ml gotas, 100 mg supositorio, 100 mg/2 ml amp; Adolonta® 100 mg, 150 mg, 200 mg comp retar, 50 mg caps, 100 mg/ml solución, 100 mg/supositorios, 100 mg/2 ml amp; Tioner® 100 mg, 150 mg, 200 mg comp retar, 50 mg caps, 100 mg/2 ml amp). Farmacocinética: se puede administrar por múltiples vías (oral, intravenosa, intramuscular, subcutánea y rectal). Metabolización hepática y eliminación renal. Produce menos tolerancia que la morfina. Posología: oral (50-100 mg/6-8 horas), parenteral (100-150 mg/6-8 horas). Son poco frecuentes la depresión respiratoria, retención urinaria y estreñimiento. El uso de analgésicos debe estar individualizado en función de cada paciente y su patología asociada ya que esto puede determinar la utilización de un analgésico concreto (30). De este modo: • Gestación: (ver tabla 3). • Patología gastrointestinal: – Ulcus gástrico: evitar siempre que sea posible el uso de AINEs siendo el analgésico de elección el paracetamol por carecer de efecto gastrolesivo. Si es necesario, utilizar el menos 175 Tabla 3. Clasificación según la FDA de los fármacos analgésicos (32) ANALGÉSICOS CATEGORÍA SEGÚN LA FDA Paracetamol B Diclofenaco B/D (tercer trimestre) Indometacina B/D (en el tercer trimestre si se usa más de 48 horas) Ketorolaco C/D (tercer trimestre) Clonixato de lisina C Dexketoprofeno B/D (tercer trimestre) Ibuprofeno B/D (tercer trimestre) Naproxeno B/D (tercer trimestre) Metamizol D (durante toda la gestación) Codeína C/D (en altas dosis o usado mucho tiempo) Dextopropoxifeno C Meperidina B/D (en el tercer trimestre si se usa mucho tiempo o a altas dosis) Tramadol C gastrolesivo (metamizol, ibuprofeno). En pacientes de alto riesgo (antecedente de ulcus gástrico/hemorragia digestiva/perforación, edad superior a 60 años, consumo concomitante de anticoagulantes orales o corticoides, uso crónico de AINE) se debe asociar de forma profiláctica un protector gástrico. – Colicos biliares: evitar el uso de opiáceos por la producción de dolor abdominal tipo cólico debido a una hipertonía del esfínter de Oddi. Si es necesario su uso, se prefiere la meperidina ya que este efecto es menor. – Estreñimiento crónico: evitar el uso de opiáceos por el enlentecimiento del tránsito intestinal. Si es necesario su uso, se debe fomentar una dieta rica en fluidos y fibras y asociar un laxante. – Hepatopatía: se debe tener precaución con el uso crónico de AINEs y paracetamol ya que son potencialmente hepatotóxicos por lo que se recomienda la monitorización de las enzimas hepáticas en el tratamiento crónico. • Patología nefrourinaria: – AINEs: su uso puede empeorar la función renal previamente alterada como consecuencia de la inhibición de la síntesis de prostaglandinas. Los menos nefrotóxicos son el ibuprofeno y naproxeno. – Opioides: puede producir una retención aguda de orina agravando la situación de pa- 176 Farmacología ocular cientes en los que la micción esté dificultada (p.ej. hipertrofia benigna de próstata) precisando incluso sondaje vesical. Debe ser cauteloso en pacientes con insuficiencia renal con el uso de meperidina y tramadol ya que se eliminan prácticamente en su totalidad por esta vía con riesgo de acumulación y aparición de toxicidad. • Patología sistema nervioso central: – Litio: precaución con el uso concomitante de AINEs ya que éstos reducen la eliminación renal del litio aumentando sus niveles plasmáticos. – Fármacos depresores (benzodiazepinas, neurolépticos): pueden potenciar los efectos depresores de los opiáceos. • Patología respiratoria: – Evitar siempre que sea posible el uso de opioides por su capacidad potencial depresora. – Asma: evitar el uso de AINEs por la posibilidad de producir un broncoespasmo. • Patología hematológica: determinados AINEs pueden favorecer la aparición de hemorragia como consecuencia de su efecto antiagregante. Está contraindicado el uso de metamizol por el riesgo de anemia, leucopenia y trombopenia. • Patología cardiovascular: – Precaución con el uso de AINEs en la insuficiencia cardíaca por el posible empeoramiento del cuadro clínico secundario a la eliminación de uno de los mecanismos compensadores (síntesis de prostaglandinas). – Digoxina: riesgo de intoxicación digitálica por disminución de su eliminación renal con el uso concomitante de AINEs. – Hipertensión arterial: riesgo de alteración con el uso de AINE por la interacción con los antihipertensivos que incrementen las prostaglandinas vasodilatadores (diuréticos del asa o tiazídicos, IECAs). El que menos altera la tensión arterial es el ibuprofeno. BIBLIOGRAFÍA 1. Flórez J. Farmacología humana. 3.ª edición; Barcelona: Masson; 2000. 2. Abad FJ, Pons J, Micó M, Casterá DE, Bellés MD, Sánchez A. Categorías de riesgo de los medicamentos utilizados durante el embarazo: Guía rápida de consulta. FAP 2005; 3: 49-61. 3. Leibowitz HM, Kupferman A. Antiinflammatory medications. Int Ophthalmol Clin 1980; 20: 117-134. 4. Rüschen H, Bremner FD, Carr C. Complications after sub-Tenon’s eye block. Anesth Analg 2003; 96: 273-277. 5. Philip A. Guise: Sub-Tenon Anesthesia A Prospective Study of 6,000 Blocks. Anesthesiology 2003; 98: 964-968. 6. Ministerio de Sanidad y Consumo. Información de medicamentos. Madrid: Einsa; 1989: I. 7. Leibowitz HM, Kupferman A. Bioavailability and therapeutic effectiveness of topically administered corticosteroids. Trans Am Acad Ophthalmol Otolaryngol 1975; 79: 78-88. 8. Leibowitz HM, Kupferman A. Antiinflammatory effectiveness in the cornea of topically administered prednisolone. Invest Ophthalmol 1974; 13: 757-763. 9. Leibowitz HM, Lass JH, Kupferman A. Quantitation of inflammation in the cornea. Arch Ophthalmol 1974; 92: 427-430. 10. Bartlett JD, Jaanus SD. Clinical Ocular Pharmacology. 4.ª edición; Woburn: Butterworth-Heinemann; 2001: 270. 11. Frangie JP, Leibowitz HM. Steroids. Int Ophthalmol Clin 1993; 33: 9-29. 12. Cox SV, Kupferman A, Leibowitz HM. Topically applied steroids in corneal disease I: the role of inflammation in stromal absorption of dexamethasone. Arch Ophthalmol 1972; 8: 308-313. 13. Bartlett JD, Jaanus SD. Clinical Ocular Pharmacology. 4.ª edición; Woburn: Butterworth-Heinemann; 2001: 270. 14. Polansky JR. Side effects of topical ophthalmics therapy with anti-inflammatory steroids and β-blockers. Curr Opin Ophthalmol 1992; 3: 259-272. 15. Polansky JR, Alvarado JA. Isolation and evaluation of target cells in glaucoma research: hormone receptors and drug responses. Curr Eye Res 1985; 4: 267-279. 16. Fairbain WD, Thorson JC. Fluorometholone: anti-inflammatory and intraocular pressure effects. Arch Ophthalmol 1971; 86: 138-141. 17. Leibowitz HM, Hynduick RA, Lindsey C, Rosenthal A. Fluorometholone acetate: clinical evaluation in the treatment of external ocular inflammation. Ann Ophthalmol 1984; 16: 1110-1115. 18. Dorsch W, Thygeson P. The clinical efficacy of medrysone. A new ophthalmic steroid. Am J Ophthalmol 1968; 65: 74-75. 19. Foster CS, Alter G, DeBarge RL. Efficacy and safety of rimexolone 1% ophthalmic suspension vs. 1% prednisolone acetate in the treatment of uveitis. Am J Ophthalmol 1996; 122: 171-182. 20. Bonomi L, Perfetti S, Bellucci R, Massa F, De Franco I. Prevention of surgically induced miosis by diclofenac eye drops. Ann Ophthalmol 1987; 19: 142-145. Capítulo 9. Farmacología de la inflamación en oftalmología 21. Flach AJ. Cyclo-oxygenase inhibitors in ophthalmology. Surv Ophthalmol 1992; 36: 259-284. 22. Pflugfelder SC. Antiinflammatory Therapy for Dry Eye. Am J Ophthalmol 2004; 137: 337-342. 23. Bartlett JD, Jaanus SD. Clinical Ocular Pharmacology. 4.ª edición; Woburn: Butterworth-Heinemann; 2001: 279-280. 24. Congdon NG, Schein OD, Kulajta PV, Lubomski LH, Gilbert D, Katz J. Corneal complications associated with topical ophthalmic use of nonsteroidal anti-inflammatory drugs. J Cataract Refract Surg 2001; 27: 622-631. 25. Ministerio de Sanidad y Consumo. Información de medicamentos. Consejos al paciente. 11.ª edición; Madrid: Einsa; 1994. 26. Leino M, Jaanio E, Koivunen T. A multicenter doubleblind group comparative study of 2% nedocromil sodium eye drops (Tilavist) with placebo eye drops in the treatment of seasonal allergic conjunctivitis. Ann Allergy 1990; 64: 398-402. 177 27. Yanni JM, Weimer LK, Glaser RL. Effect of lodoxamide on in vitro and in vivo conjunctival hypersensitivity response of rats. Int Arch Allergy Immunol 1993; 101: 102-126. 28. Breaky AS, Cinotti AA, Hirshman M. A double-blind, multi-center controlled trial of 0,25% oxymetazoline ophthalmic solution in patients with allergic and noninfectious conjunctivitis. Pharmatherapeutica 1980; 2: 353-356. 29. Benito MC, Avellanal M, Garrido J. Uso adecuado de los analgésicos. Madrid: Ergon; 2005: 151. 30. Navia J, Benito MC. Guía del dolor agudo postoperatorio. Madrid: Ergon; 2006: 40. 31. Bartlett JD, Jaanus SD. Clinical Ocular Pharmacology. 4.ª edición; Woburn: Butterworth-Heinemann; 2001: 908. 32. Abad FJ, Pons J, Micó M, Casterá DE, Bellés MD, Sánchez A. Categorías de riesgo de los medicamentos utilizados durante el embarazo: Guía rápida de consulta. FAP 2005; 3: 49-61.