ABORTO: MÁS DE 1.500.000.000 DE MUERTES DESDE 1980 3 ª EDICIÓN LA VERDAD SOBRE EL ABORTO RÍOS DE SANGRE ¿Por qué los católicos luchamos por la Vida? BOANERGES MÁS DE 1.500.000.000 DE MUERTES DESDE 1980 La verdad sobre el aborto RÍOS DE SANGRE ¿Por qué los católicos luchamos por la Vida? Resistencia Católica Centro Cultural Boanerges para la defensa y difusión de la doctrina católica Copyright © 2012 por Boanerges, Resistencia Católica Boanerges, Centro Cultural, 2012 “Ríos de Sangre: ¡Por qué los católicos luchamos por la Vida? / Boanerges Incluye fuentes y bibliografía. 3ª Edición, Mayo de 2014 Publicado por Centro Cultural Boanerges para la defensa y difusión de la fe católica Se autoriza su republicación y difusión, por cualquier medio, parcial o totalmente, manteniendo su sentido e intención, comunicando a los autores la referencia de la cita. Impreso en los Talleres Gráficos de Centro Cultural Boanerges para la defensa y difusión de la fe católica. Para mayor información, escriba a [email protected] ~MMX I V~ A los Santos Inocentes, pidendo su intercesión para que la gracia adquirida en su cruenta inmolación ayude en estos duros tiempos a defender la vida de millones de próximas víctimas inocentes, y repugnar de los métodos y sofismas de quienes perpetran y/o apoyan este crimen abominable. RÍOS DE SANGRE En la Edad Media se creía que el bebé en gestación adquiría su alma cuando la madre podía sentir sus primeros movimientos en el vientre, a los cuatro o cinco meses de embarazo. Hoy en día sabemos que en realidad se mueve mucho antes de que ella pueda notarlo, aproximadamente en la séptima semana desde su concepción. ¿En qué punto de desarrollo podemos considerar que un ser humano es eso y no otra cosa? ¿El alma se adquiere después que el cuerpo? ¿Es carne animada, aunque sin alma, lo que allí se mueve? ¿Es la adquisición de ciertos órganos, como el corazón o el cerebro, o todos, o tal vez poder ver la luz del sol lo que nos da el alma? Si nos desprendemos de la habitual concepción gnóstica que en estos tiempos se arraiga tanto en el mundo, haciendo creer a las personas que sólo son de orden espiritual, nos daremos cuenta de que nuestra naturaleza humana es la única entre todos los seres creados que posee cuerpo y alma. Esto es muy coherente con la creencia católica de que la separación de ambos (cuerpo y alma) en el momento de la muerte, es sólo temporal. Es así porque nuestra esencia los tiene a ambos, y por tanto el cuerpo sólo descansa, aguardando la reunión final. De hecho, la palabra cementerio viene del griego (koimeterion) y en español significa "dormitorio". Este término lo comenzaron a usar los cristianos, ya que antes la zona de entierro de los muertos se llamaba "necrópolis", que significa “ciudad de los muertos”. Y es por esta concepción también que nosotros decimos que la persona que ha fallecido bien está “descansando en paz”, en espera de la resurrección al fin de los tiempos. La corrupción temporal de la carne tras la muerte no hace que ese cuerpo pertenezca menos a la persona que su alma, sino sólo que estén temporalmente apartados. Esta lógica es también la base del culto a las reliquias, porque se reconoce que se mantiene la conexión entre el alma bienaventurada y sus restos transitoriamente separados aquí en la tierra. Entendido entonces que alma y cuerpo conforman por igual al ser humano, se desprende lógicamente que apenas se crea la primera formación material física, tiene que estar unida al mismo tiempo al alma que hace a su naturaleza humana y no otra cosa. ¿Nos preguntaremos ahora si ese ser con cuerpo y alma tiene vida propia o no la tiene por depender completamente de la madre para existir? Si atendemos al fin hacia el que cada cosa se dirige, podemos saber en qué resultará algo aún antes de que llegue a cierta meta. Así, si alguien se dedica a cocinar, sabemos que puede lograr un platillo o bien fracasar en su intento, pero que haciendo esto no obtendrá una puerta ni una ecuación trigonométrica. La primera unión de vida formada por el hombre y la mujer en la concepción tiene un itinerario definido que le llevará invariablemente por el mismo recorrido que ha seguido cualquier otro humano, y aún si muere o se deforma en el camino, será un ser humano sin vida o deformado, y no otra cosa. Esto se puede ver en su composición genética, y en que jamás saldrá de la unión de un óvulo con un espermatozoide humanos ni un pez, ni un caballo, ni una planta. Pero esa “formación”, ¿está viva desde el comienzo? Ya en 1857 la Asociación Médica Americana declaró: “la existencia independiente real del niño como ser vivo antes de nacer es una cuestión de objetividad científica”. Por esta comprensión de biología básica, en 1860 hubo un movimiento liderado por los mismos médicos de aquel país para prohibir el aborto. Y nuevamente, en 1946, la Asociación Médica Mundial hizo una declaración oficial, reconociendo que la vida humana empieza con la fecundación. Luego, el doctor Jerome Lejeune, uno de los padres de la genética moderna, que en 1962 fue nombrado experto en genética humana por la OMS y en 1964 fue director del Centro Nacional de investigaciones científicas de Francia y profesor de genética en la facultad de medicina de la Sorbona de Paris, en su libro “El principio del ser humano” afirma: “Las señales grabadas en el ADN determinan las características de la especie. La célula primordial (cigoto u óvulo fecundado) es comparable al reproductor de audio de una cinta grabada. Apenas el mecanismo se pone en movimiento, es decir, cuando ocurre la fecundación del óvulo por el espermatozoide, la sinfonía humana, es decir, la vida, se desarrolla en estricta conformidad con el programa de las primeras divisiones hasta la extrema senectud”1. Por lo tanto, después de lo dicho, está claro que declarar que no sabemos cuándo comienza la vida humana es un insulto a la inteligencia, y no se basa en absoluto en hechos biológicos o científicos. Sin embargo, es verdad que la ignorancia sobre estos temas en general es asombrosa, y pocos se preocupan por corregir esta incultura. Lo cierto es que decir que no se sabe cuándo comienza la vida es remontarse, con suerte, al conocimiento médico del siglo XIII. Ahora veamos algo respecto a la especie. La reproducción humana – así como la de todo mamífero –, se caracteriza por "El principio del ser humano" en “Dejadlos vivir”, Ediciones Rialp S.A., Madrid, España, 1980, p.18. 1 la unión de dos células (espermatozoide y óvulo) llamadas gametos, dando origen a un nuevo individuo. Cada una de ellas está dotada de un núcleo que tiene, como el de toda célula, cierto número de cromosomas. Y todo cromosoma, a su vez, contiene cierto número de moléculas de ADN (ácido desoxirribonucleico). Cada especie biológica tiene células que poseen un número constante y específico de cromosomas. En el caso del ser humano la cifra es de 46 por cada célula, y se encuentran distribuidos en 23 pares. De ellos, un par es de cromosomas sexuales: X femenino; Y masculino, pero las células dispuestas para la fecundación: óvulo y espermatocito, tienen cada una la mitad de ese número, 23, de modo que al unirse el óvulo con el espermatocito y constituir el óvulo fecundado o cigoto, se reúnen 23 cromosomas de la madre y 23 del padre, para conformar los 46 necesarios. Este número de cromosomas varía según las especies animales. Por ejemplo, el mono Rhesus tiene 42, el chimpancé 48, y así se dan otras cifras diferentes en los diversos tipos de primates, pero nunca 46 como en el ser humano2. Es el número y la calidad de los genes, o de “las señales grabadas en esta cinta” – manteniendo la metáfora del genetista – lo que determina que una molécula de ADN y un 2 Voz "Cromosoma" en Gran Enciclopedia RIALP, López Pérez, J.R. Tomo VI, Ediciones Rialp S.A., Madrid, España, Sexta edición, reimpresa 1991, pág. 743 cromosoma sean característicos de una determinada especie, y no de ninguna otra, sin importar su estadio o nivel de desarrollo temporal. Claro ya que de esta unión sólo resultará un ser vivo de nuestra especie y ninguna otra, hablemos entonces del tipo de formación. Hay dos clases básicamente, y son: formación por desarrollo y composición por partes. Se encuentra en los seres vivos una diferencia sustancial con el mundo de las creaciones inanimadas. Una máquina se “forma” a partir del ensamblaje de diversas piezas. El ser vivo, en cambio, se desarrolla siguiendo el camino propio de su categoría, que como ya ha quedado claro, siempre corresponderá con la de sus progenitores. Eso es así tanto en una semilla como en un huevo y un cigoto. La semilla está viva desde el comienzo, y sólo tiene que ir desplegando toda la potencialidad de árbol de su propia especie, que posee desde el inicio. Hoy es apenas un brote, mañana será una planta, y luego llegará a árbol, siempre viva desde su formación, siempre perteneciente a su especie y siempre siguiendo el trayecto que le corresponde y ningún otro. Lo mismo ocurre con las personas. No importa si es un feto, un bebé ya nacido, un niño o un adulto, el nuevo ser está vivo desde que se forma y siempre seguirá el desarrollo en su ruta humana, hasta el final. La diferencia con la máquina es absoluta. Ésta sólo es lo que es cuando reúne una serie de partes que la conforman, y el ser vivo es lo que es desde que fue concebido por una especie y no por otra, y comienza a transitar un camino del que nunca se desviará. Algunos son capaces de sostener – en la locura por mantener a brazo partido sus ideas descabelladas –, que las diversas formas que va tomando el embrión en su primera etapa de formación corresponden a estadios animales por los cuales pasa en su camino hacia la humanidad. Creemos que esto es tan absurdo que no merece mayores comentarios después de lo ya explicado, pero aún así evitaremos las posibles “confusiones” diciendo que es tan acientífico como sostener que la nuez es un estadio menos evolucionado del cerebro humano, o los brócolis de los pulmones, las uvas de los ojos y los porotos de los riñones. Se trata de una concepción tan infantil, aquélla de buscar en cierta similitud estética una verdadera relación esencial, que no insultaremos las inteligencias de quienes nos lean dedicándole a esto una mayor atención. Visto definitivamente que tras la concepción hay vida y humanidad, pasamos a otro punto. El nasciturus crece protegido por un ambiente inviolable como el que contiene a los órganos. Tan antinatural es sacarlo de allí antes de tiempo que el cuerpo debe ser violentado para hacerlo. El proceso del aborto inducido es similar a quitar una parte interna del organismo que por capricho personal no quisiéramos más que esté allí. La única diferencia es que al arrancar al niño, la madre no sufre en su cuerpo una carencia orgánica porque, justamente, no son el mismo ser. Por tanto, ¿es válido el acto, en tanto no sufra quien así lo decide? Es decir, siguiendo la misma lógica, ¿puede matar un asesino si a él no le daña en nada la muerte de su víctima inocente? ¿Y si además por algún motivo esta víctima le causa “trastornos psicológicos” con su sola existencia, porque debe ocuparse de ella por ejemplo, entonces el asesinato será un derecho para obtener el “bienestar emocional” del homicida? Si se instituyese una ley semejante, no se podría hacer más que declararla inicua y por tanto inválida ante la verdadera justicia, la virtud y la razón. Pensemos en las consecuencias últimas de semejante “ley”. Una madre podría acabar con sus hijos, a los cuales debe educar, alimentar, asear, etc. Un marido podría matar a su mujer porque la mantiene y debe velar por sus necesidades y bienestar. Quien cuida a un enfermo, tendría permiso para deshacerse del “estorbo”. Los ancianos dependientes no durarían mucho tampoco en manos de sus propios descendientes, etc. Primaría la más salvaje “ley del más fuerte”, y el que debe hacerse cargo de otros tendría el derecho de suprimirlos si le incomodan más de la cuenta. Pero profundicemos más en el punto de la dependencia. Si hoy se logra hacer sobrevivir a bebés prematuros de sólo seis meses de gestación e incluso un poco menos, quiere decir que antes, porque no están maduros los órganos y no puede sobrevivir sin su madre, ¿es menos persona? Volvemos a las primeras preguntas. ¿Es la forma, o tal vez la independencia lo que nos hace humanos? Eso querría decir que un deforme, o alguien sin brazos ni piernas, o el que necesita marcapasos o diálisis, ya no son seres humanos. ¿Se aplicará la eugenesia en estos casos, eliminando a todo aquel que no sea “perfecto” para así “mejorar la raza” y – supuestamente – “evitar el sufrimiento”? Vida dependiente no es lo mismo que no vida, o no alma, o no ser humano. El aborto inducido es igual al infanticidio tras el nacimiento. Un niño maduro para respirar sólo, pero incapaz de alimentarse por su cuenta, de protegerse, de mantener cubiertas sus mas mínimas necesidades primordiales para la supervivencia, ¿no es igualmente dependiente y por tanto destruible, siguiendo la misma irracional idea? Como quien abandonando el tubo de oxígeno, siguiera postrado y dependiente de cuidados externos. En tales condiciones, ¿es más criminal matarlo que antes? ¿La medida está en su aptitud personal para sobrevivir sólo? ¡Ay de los niños pequeños, de los enfermos, de los discapacitados y de los ancianos entonces! ¿Qué es lo que diferencia la muerte anterior a la posterior al parto? Hoy, aun viendo con la actual tecnología cómo late su corazón, se mueve e incluso reacciona ante el peligro desde etapas muy tempranas, le consideramos no humano. ¿Tan bárbaros somos a pesar de nuestros “modernos adelantos”? No podemos evitar preguntarnos, entonces: ¿Esto es el “progreso”? El mundo, gracias a los grandes medios, ha sido testigo de operaciones en que el “feto” toma el dedo del médico, y también circulan impactantes imágenes de niños en un grado bastante menor de desarrollo, alejándose de agujas y demás instrumentos abortivos. Como quedaría demostrado, por ejemplo, en el famoso video que hizo reaccionar y cambiar al conocido abortista Dr. Bernard Nathanson, – responsable hasta entonces de 75.000 abortos como cofundador y exdirectivo de la National Abortion Rigths Action League (NARAL) – donde se ve claramente a los instrumentos asesinos persiguiendo al feto que lucha por defenderse de la muerte. ¿Qué es esto sino una muestra de vida independiente, que ni la carne inerte ni la que forma parte de algo más puede mostrar? Un riñón, aún vivo, no se aleja del cuchillo. Una hamburguesa claramente tampoco lo hace. Ya en la década de 1980 se hicieron numerosos estudios respecto a la capacidad fetal de sentir dolor. Veamos algunos descubrimientos: “El nervio sensitivo de la cara, el trigémino, se encuentra presente con sus tres ramas en el embrión humano de cuatro semanas... A las 7 semanas los embriones sacuden y apartan la cabeza de un estímulo del mismo modo que defensivamente lo hacen las personas en cualquier etapa de la vida”3. “Si se pincha a un bebé con un alfiler de gancho, ese bebé se va a oponer. Su reflejo de rechazo es exactamente igual al que se produce en el útero a las ocho semanas de embarazo cuando se aplica al bebé 3 E. Blechsmidt y S. Wintrap. National RTL News, 20/5/1987. un estímulo doloroso. Los cambios en la frecuencia cardíaca y en los movimientos del feto sugieren, asimismo, que las manipulaciones intrauterinas son dolorosas para el feto”4. “... tan pronto como el mecanismo del dolor esté presente en el feto – quizá ya a los 45 días – los métodos que se utilicen provocarán dolor. Y el más intenso y más duradero aparece en el envenenamiento por solución salina concentrada... Lo que se produce es la agonía de la muerte”5. Tan grave y remecedor fue este descubrimiento, que hubo quienes introdujeron proyectos para exigir a los abortistas que anestesiaran a la criatura antes de matarla, como propuso M. Siljander, en el Registro del Congreso E609 el 23 de febrero 1984. Increíble, ¿verdad? A tal punto llega la inhumanidad, que en lugar de ver que se está asesinando a un ser humano sensible, se buscaría la forma de “calmar la conciencia” matándolo de forma indolora. ¿Será que así el crimen es menos condenable? ¿Puedo acabar con mi vecino, entonces, si primero lo duermo con drogas? Aquí estamos hablando de un ser humano, sin importar la fase de su desarrollo, que no es sino una etapa como la que tiene un niño antes de convertirse en adulto. Su muerte voluntaria, por tanto, es un asesinato como cualquier otro, pero agravado por el lazo de sangre y de deber que une a una madre con su hijo desde el inicio y hasta el final de la vida. 4 Voldman y Pearson, "What the Fetus Feels", British Med. Jour., 26/1/1980, págs. 233234. 5 Noonan, "The Experience of Pain", En New Perspectives on Human Abortion, Aletheia Books, 1981, p. 213 El feto se mueve con independencia de la voluntad materna desde que tiene suficiente desarrollo para hacerlo, y que como vimos es bastante temprano en su crecimiento. Antes de eso, con sólo tres semanas de gestación, el cerebro, el corazón, la médula espinal y el tubo digestivo ya comienzan a desarrollarse, y ya con cuatro semanas el corazón late con ritmo regular, habiendo empezado a hacerlo entre los 23 y los 25 días desde la concepción, y desplazando sangre a través de los vasos mayores. Pero incluso nos preguntaremos, después de todo lo dicho: ¿son los órganos los que nos humanizan? Comenzamos a desarrollarlos cuando nuestras madres apenas se han enterado de que existimos. Y aún así, somos tan humanos con ellos como sin ellos, como lo es quien no tiene funcionales los riñones, o los pulmones, y hasta ahora no se les considera animales, o mero “tejido orgánico” por su carencia. Por cierto, hoy se utilizan eufemismos para no llamar a las cosas como son, encubriéndolas con palabras distractoras. Tal como dice muy bien Clayton Trotter, de la Justice Foundation, hoy se habla del “producto de la concepción”, de “masa de tejidos” y términos semejantes. Y añade, “Todos somos una masa de tejidos. Todo ser humano lo es. Yo soy cien kilos de masa de tejidos. Pero esto plantea la pregunta: ¿vamos a proteger a esa “masa de tejidos”, o vamos a permitir que se destruya indiscriminadamente?”. El nuevo ser tiene un sistema de desarrollo distinto al de la madre. No tienen la misma edad, ni los mismos órganos. Los hechos científicos no se pueden cuestionar. Lo que se puede ver al comparar el genoma y el ADN de la madre con el del embrión incluso en la fase más temprana, es que se trata de dos individuos independientes y distintos. Y por distinto queremos decir que es un ente separado de su madre, que no forma parte de ella, aunque se aloje temporalmente en la misma. Se trata, por lo demás, de lo único que puede crearse, crecer, separarse luego y seguir vivo fuera del cuerpo materno. Simplemente es un ser en progreso hacia la independencia, con un plan definido de desarrollo, con órganos propios, movimiento independiente, sensibilidad, instinto de preservación y con alma… es, en definitiva, un ser humano. Sólo se encuentra en una fase de su desarrollo que requiere el soporte de la madre, como luego necesitará ser alimentado, bañado, protegido y trasladado. Preguntémonos por última vez entonces, ¿qué nos hace humanos sino nuestra condición material y espiritual propia de la especie a la que pertenecemos? ¿Lo determina la forma, la independencia, el tamaño, ser visibles, el contacto con otros, cierta etapa de desarrollo y otra no? Aclarémoslo definitivamente. Forma: ¿y el deforme? Dependencia: ¿y el bebé, el enfermo o el muy anciano? Tamaño: ¿matamos también a los enanos adultos entonces, por no tener ciertas medidas? Visibilidad o contacto: ¿y el incomunicado, el preso, el inmunodeficiente? ¿Será que tenemos que replantearnos si todos esos seres son alguna otra cosa distinta a nosotros, y por tanto susceptibles de muerte a voluntad de los que sí se consideran humanos? No hay condición humana que amerite la muerte de un inocente, y por eso no hay excusa para acabar con su vida, atentándose directamente contra el mandamiento de no matar si se hace caso omiso de este hecho. La madre es responsable de la existencia del niño que lleva en su vientre. El concepto del “derecho sobre el propio cuerpo” es totalmente falso. Nadie tiene derecho a hacer algo que atente contra un bien. Este error es similar al de la libertad. Si creemos en Dios y sus infinitas perfecciones (y como católicos lo hacemos), entonces estar a favor de la “libertad” de obrar como Él quiere o contrariarlo, es lo mismo que decidir que a partir de hoy será igual ganarse algo honradamente que robarlo, o cuidar a un niño que matarlo a golpes. El “derecho sobre el propio cuerpo”, si atenta contra otra vida, no es más que egoísmo criminal. Es, en realidad, un “derecho de asesinato”. Y no se trata del cuerpo de la mujer, porque allí hay una vida nueva, distinta de la suya. Si entendimos hasta aquí que se trata de un ser humano vivo e inocente que nos necesita, ¿qué podría justificar matarlo? ¿La supervivencia de la madre? Porque está claro que un estado emocional, por grave que sea, no admite un asesinato ni lo vuelve legal en quienes ya han nacido. Veámoslo. La madre, que debe velar por la vida que le fue confiada y que significa continuidad de nuestra especie, es la que puede voluntariamente sacrificarse si llegase el caso eventual de esta necesidad de elección de una vida u otra. El niño no puede decidir, y por tanto sólo sería víctima en beneficio de quien decide tiránicamente sobre él. La madre que se sacrifica por su hijo adquiere mérito por un acto de generosidad y nobleza, mientras que el niño es forzosamente pasivo e indeterminado en esta situación. Entonces, si todo acto en la tierra es medido para la eternidad, ¿quién debe en esa condición mostrar su amor a Dios y al prójimo actuando virtuosamente, aún en desmedro de su propia vida? La madre que muere por su hijo no se está suicidando, o sea, procurando su propia muerte, sino permitiendo – llegado el caso – que ocurra lo que tiene que ocurrir naturalmente en ella, sin tomar la decisión a la cual no tiene derecho, de matarse ni a sí misma ni a su hijo. Por lo demás, los “permisos casuísticos” siempre degeneran en abusos y desórdenes de todo tipo. Hoy vivimos en una sociedad que perpetra un aborto cada 24 segundos, alrededor de 126.000 al día, lo que da una espantosa cifra de aproximadamente ¡46 millones de asesinatos materno-filiales al año!6. Muchos creen hoy que lo peor que ha ocurrido en el mundo son las guerras mundiales. Sin embargo, el aborto a estas alturas ha generado muchas más muertes, y del peor tipo: la madre atentando contra su propio hijo. Si han habido matanzas genocidas históricas por raza, posición social o nacionalidad (entre otras), ahora se hace por la etapa de desarrollo. De todos los crímenes que ejecuta el ser humano contra su propia especie, éste es probablemente el más extendido y brutal de todos, y la sangre inocente clama a diario por la justicia divina. Pero continuemos con esta idea de la “salud de la madre”. ¿Sabe usted que en Estados Unidos, por ejemplo, el aborto se puede realizar durante los nueve meses de embarazo por esa causal, y que “la salud” se definió como “la salud mental”? “¿Y qué diría una joven asustada, por ejemplo, sobre si tiene problemas o sobre si puede finalizar su embarazo?”, pregunta Carol Everett – ex dueña independiente de clínicas abortistas –, para luego responder: “Diría que sí, y eso se marcaría en el informe psicológico”. De esta forma es como se abre el permiso para matar al niño a cualquier edad gestacional. Esto quiere decir que ya no importa si es un ser humano o no, ni si es viable su existencia independiente o no lo es. Lo que quieren 6 Según datos suministrados por The Alan Guttmacher Institute, centro de Investigación del mismo Planned Parenthood, no “acusable” precisamente de ser una entidad “provida”. es terminar esa vida como sea, y nada tiene que ver con ciencia, con justicia, ni con "derechos humanos" claramente tan mal comprendidos. Ahora, ¿quiere saber por qué se ha modificado la causa de aborto por la de “daño psicológico” en lugar del físico que tanto se esgrime como argumento casuístico “de fuerza”? Fue así porque el 99% de los abortos se practican sin ninguna razón médica real7. Pero veamos, de hecho, algo más en relación a la verdadera salud mental de la mujer. Lo cierto es que las consecuencias psicológicas dependen en gran medida de la calidad moral de quien actúa mal, tanto si no asume su condición, como después de haber incurrido en un crimen. Por otra parte, si cualquier práctica médica tiene el deber de notificar al paciente acerca de los potenciales riesgos posteriores a cualquier tratamiento, remedio o intervención, lo cierto es que nadie le dice a las mujeres qué puede suceder con el aborto antes de que tomen una decisión que además de todo lo antes dicho puede causarles serios daños a ellas mismas, incluso por décadas. Es lógico que sea así, dada la antinaturalidad criminal del hecho. El doctor John C. Willke dijo al respecto: “Es más fácil sacar al niño del útero de su madre que sacarlo de su pensamiento”. Y “Why can't we love them both?”. Dr. John Wilke y Barbara Wilke. Hayes Publishing Company. 2000. 7 es que a los numerosos riesgos físicos que implica el aborto provocado para la mujer hay que añadir el frecuente y silenciado Síndrome Postaborto (SPA). Una psiquiatra española, la doctora Carmen Gómez Lavín, explicó que las consecuencias psicológicas del aborto que se dan con más frecuencia son “cuadros depresivos que se acompañan de un sentimiento grande de culpabilidad”. Y una psiquiatra canadiense, la doctora Susan Standford, ha ido más allá, explicando las tres fases de este proceso: desasosiego y tristeza; se revive continuamente el momento traumatizante del aborto de un modo muy profundo; y finalmente llega una gran depresión. En un estudio norteamericano sobre 500 mujeres que abortaron, los investigadores encontraron que el 50% expresaban sentimientos negativos, considerándose que más del 10% había desarrollado “complicaciones psiquiátricas serias”8. Y en una encuesta a más de 100 mujeres que habían sufrido trauma post-aborto, el 80% expresó sentimientos de auto-odio. En el mismo estudio, 49% reportó abuso de drogas a partir de este hecho y 39% comenzó a beber alcohol en exceso. Además, el 60% informó ideas suicidas, con 28% que lo intentaron realmente, de las cuales la mitad trataron de lograrlo dos o más veces9. 8 "El proceso de toma de decisión y el resultado del aborto terapéutico". Friedman,et.al. Periódico Americano de Psiquiatría. 12/12/1974. vol.131, págs. 1332-1337. 9 "Criterio para la identificación de pacientes de abortos de alto riesgo: análisis de una encuesta en profundidad de 100 mujeres que abortaron". Reardon. Presentado en la Sesión de 1987 de la Asociación de Investigación Interdisciplinaria, Denver. Otros estudios dentro de las primeras semanas después del aborto han descubierto que entre 40 y 60% de las mujeres consultadas informaron reacciones negativas10. Dentro de las ocho semanas tras sus abortos, 55% expresó culpa, 44% se quejó de desórdenes nerviosos, 36% tuvo perturbaciones de sueño, 31% se arrepentía de su decisión y el 11% había recibido prescripción de medicina psicotrópica11. Por supuesto, nada de esto se le dice a la aún embarazada cuando se pretende que aborte. Y lo mismo sucede con otros potenciales peligros de los que “convenientemente” jamás se habla. Por ejemplo, el Journal of the National Cancer Institute, el ya lejano – a estos efectos – 2 de noviembre de 1994, publicó un informe según el cual los investigadores del Fred Hutchinson Cancer Center de Seatle descubrieron que las mujeres que habían tenido un aborto inducido tenían un 50% más de probabilidad de desarrollar cáncer de mama que el resto. Además, el daño cervical producido por abortos inducidos aumenta el riesgo de aborto espontáneo, nacimiento prematuro y complicaciones de parto durante embarazos posteriores entre el 300 y el 500%12. ¿Alguien les advierte todo esto? Por supuesto que no. 10 "Mujeres que abortaron, no más silencio". Reardon. Chicago: Loyola University Press. 1987. "Pasaje a través del aborto". Zimmerman. Nueva York. Praeger Publishers, 1977. 11 "El resultado psicosocial del aborto inducido". Ashton. Periódico Británico de Ob&Gyn. 1980. vol.87,págs. 1115-1122. 12 "Secuelas tardías del aborto inducido: complicaciones y resultado del embarazo y el parto". Harlap y Davies. Periódico Americano de Epidemiología, 1975. vol.102, nro.3. / "Impacto del aborto en la subsiguiente fecundidad". Hogue. Clínicas en obstetricia y ginecología. Marzo de 1986. vol.13, nro.1. / "Problemas de fertilidad tras el primer embarazo abortado". Lembrych. Ed. Hilgers, et.al., Nuevas Perspectivas sobre el aborto La realidad es que a pesar de hablar de “libertad de elección” u “opción”, el mayor número de los abortos (80%) ocurren con poca información y bajo coerción ambiental. Así, la mujer decide hacerlo por desesperación, crisis o desaprobación del entorno. En ello no hay "libertad de elección", sino coacción, de la cual se aprovechan los centros abortistas, mal aconsejándola para que aborte, que es como ganan dinero. Se trata, por cierto, de un negocio millonario, que sólo en España, por poner un ejemplo, se calcula en una ganancia de 50 millones de euros al año. La misma arrepentida abortista norteamericana Carol Everett, antes mencionada, – y responsable, como ella misma reconoce, de 35.000 abortos a través de sus centros –, explicó de su propio caso: “Las clínicas se amortizaban en el primer mes. El plan era abrir tres clínicas más en el ‘83, para que yo pudiera ser millonaria en el ‘84”. Veamos un ejemplo impresionante en el reporte de ACI Prensa del 17 de abril de 2002, donde se informaban los siguientes datos: humano. Frederick, Md.: University Publications of America, 1981. / "Algunas consecuencias del aborto inducido para niños nacidos posteriormente". Wynn y Wynn. Periódico Médico Británico. 3/3/1973. Y Fundación para la Educación e Investigación en embarazo. Londres. 1972. “Desde 1977 Planned Parenthood ha recibido 815 millones de dólares por concepto de procedimientos abortivos. Sólo en el año 2000 recaudó más de 68 millones de dólares por concepto de procedimientos abortivos. Estos procedimientos representan el 29% de los ingresos de Planned Parenthood. Durante el año fiscal 2001, el 30% de sus ingresos provinieron de fondos tributarios. La cifra anual de abortos practicados por Planned Parenthood ha crecido progresivamente desde 1994. Sus ganancias en los últimos quince años, superan los 454 millones de dólares. En el año 2000 practicaron casi el 15% de todos los abortos en territorio estadounidense. Planned Parenthood ha practicado más de tres millones de abortos desde 1977". Y el dinero así generado en cada país se reinvierte en parte en las campañas políticas que apoyan a los candidatos que luego lo mantendrán vigente, como mínimo sin hablar en contra de quienes les financiaron. Y como el silencio es consentimiento, todo líder que calla la realidad actual está ayudando a perpetrar el genocidio de su propio pueblo. El aborto, además del evidente asesinato, afecta física, emocional y espiritualmente a quienes lo producen, empezando por la madre. E incluso a nivel metafísico, hay algo muy grave que comprender: con esta política de la supuesta "libertad de elección" se ha logrado que millones de mujeres a nivel mundial, incapaces de cometer delitos aún menores e incluso cuidadosas de no contravenir una ley higienista como la de no fumar en lugares públicos, se conviertan masivamente en asesinas de sus propios hijos. Mujeres que luego caminan por las calles como cualquiera, sin ser juzgadas ni mal consideradas por nadie, e incluso compadecidas por el "problema" que las llevó a este acto salvaje, sin dedicar en ciertos casos ni siquiera un pensamiento al niño muerto por decisión de quien debía ser su máxima protectora. ¿Esto no es, acaso, una muestra de grave descomposición social y moral? Por la absoluta comprensión de la gravedad y criminalidad de esta práctica, el Código de Derecho Canónico de la Iglesia dicta que, sin ninguna excepción: “Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae”13. Hoy miramos con conmiseración, cuando no con orgulloso desdén, al hombre antiguo que creía que el mundo era plano y estaba más atrasado en ciencia y tecnología. Sin embargo, nosotros negamos su humanidad al niño por nacer, y con mucha mayor culpa, porque tenemos los medios para conocer, y un acceso a la educación que debería ayudarnos a usar la capacidad de razonar que Dios nos ha otorgado. En cambio, dogmatizamos ideas como la similitud del feto con el perro, el pez o el caballo, y descuartizamos niños más por conveniencia que por otra cosa, mientras luchamos denodadamente por “el derecho de los animales”. 13 Se refiere al tipo de excomunión en que se incurre automáticamente. Se cae en tal sentencia de excomunión “por el sólo hecho de haber cometido la ofensa” (Catecismo de la Iglesia Católica - CIC - 2272) ¿En qué posición nos deja esto ante la verdadera civilización, de la que hablamos pero que bien poco conocemos? ¿Podemos los católicos desentendernos de este horror sin hacer nada por intentar hacerlo retroceder? ¿Con qué ojos mirará Dios estas atrocidades cometidas ahora, en este mismo instante en que usted lee estas palabras, en numerosos lugares de la tierra, como un crimen impune que se extiende cual lepra incontrolable, bajo el infame título de “libertad de opción”? Rogamos a los Santos Inocentes su intercesión para que la gracia adquirida en su cruenta inmolación ayude en estos duros tiempos a defender la vida de millones de próximas víctimas inocentes, y repugnar de los métodos y sofismas de quienes perpetran y/o apoyan este crimen abominable. Esta obra se acabó de reimprimir en los talleres gráficos de Centro Cultural Boanerges para la defensa y divulgación de la fe católica, a 13 días del mes de mayo de MMIV, fiesta de Nuestra Señora de Fátima, Reina de la Paz y Luz en las tinieblas de los Últimos Tiempos. FINIS CORONAT OPUS