PINTADOS POR SUS HECHOS. 16» los negocios ordinarios por la falta ele práctica y coEl distrito de Tenerife no podia dejar en olvido al nocimiento, preciso es confesar que en la elección del Sr. Moreno Benitez en el momento de nombrarle paSr. Moreno Benitez para el cargo de gobernador de ra representante en las Cortes, como celoso defensor Madrid estuvo muy acertado y oportuno, teniendo en ele sus intereses. Un número considerable ele votos le cuenta sus conocimientos, carácter afable y concilia- dieron la preferencia sobre otros candidatos, sin que dor, con el que consiguió vencer obstáculos que pare- pudiese contar de esta vez con una formal oposición. cían sumamente difíciles en los primeros meses de la En la presente legislatura figura como en las anrevolución. teriores en el grupo de los progresistas independienMucho hubieran celebrado los pueblos que en mo- tes, votando con el gobierno en cuantas cuestiones mentos de radicales reformas como á la que nos referi- tienen un interés directo con los intereses de su parmos, el gobierno obrase con igual tino al nombrar los tido y favorables al bienestar de los pueblos. Esperafuncionarios, especialmente los destinados á provincias, mos, no sin fundamento, que continuando esto gran atendiendo para ello á sus conocimientos yconducta, patricio algún tiempo más al frente del gobierno antes que á los servicios políticos prestados no siem- Madrid, podrá terminar con buen éxito las reformas pre por el desinteresado fin de la felicidad de la y mejoras incesantes de que se ocupa, con el tacto é patria. inteligencia que tanto le distingue. TOliO 1! D. LUIS BECERRA Y DELGADO. Grandioso espectáculo es el que presenta hoy España ante la faz elel mundo: brillante es el período que atraviesa. Período que, indudablemente ha ele llevarla á su completa regeneración, si los que la representan en el Parlamento, haciendo caso omiso de cuestiones personales, que dan muy pobre idea del patriotismo que deben tener los diputados ele una nación que han sido elegidos por el sufragio universal, y ele mezquinas rencillas de partido, que solo tienden á dividir los ánimos y enervar el espíritu político del país, no se unen en amigable consorcio para llevar á cabo con todo su esplendor la revolución de Setiembre: la revolución más grande y más trascendental que se ha operado en el siglo xix. Porque es un hecho innegable, que la Asamblea Constituyente, ese gran foco de libertad, del cual parten los esplendorosos rayos que iluminan hasta el más oscuro rincón de la más apartada aldea, es la Asamblea más gráfica que ha tenido España desde luengos Hasta las Antillas, esas dos perlas del Océano, único resto de nuestra grandeza en América, tienen también su representación en las actuales Constituyentes. Verdad es que Cuba, por el estado escepcional en que hoy se encuentra, á causa de la insurrección que allí sostienen algunos ilusos con los más reprobados medios, cuyos individuos no abrigan en su corazón ni un átomo de patriotismo, no obstante correr por sus venas sangre española, no ha nombrado todavía sus representantes: pero en cambio Puerto-Rico no solo los ha nombrado ya, sino que han tomado plaza en el Congreso, dispuestos á terciar en las luchas parlamentarias para defender la nacionalidad ele su país. Estamos, pues, plenamente convencidos, que los diputados puerto-riqueños, al venir á España como representantes de su país, vienen bajo la égida del amor patrio, no dejándose llevar de la pasión, ni mucho menos de los intereses particulares de localidad, para sacar incólumes la libertad que á tanta costa hemos podido conquistar, tras un largo período del más cruel despotismo. años Desde el aristocrático frac, hasta la plebeya chaqueta del jornalero, están allí representadas todas las clases de la sociedad española que, en noble emulación Parécenos oportuno que, antes de conocer la vida vienen á defender los intereses de su país en particu- pública del diputado que nos ocupa, hagamos una relar y el bien de la nación en general, i seña, siquiera sea muy ligera, del estado político ad- PINTADOS POR SUS HECHOS ministrativo de Puerto-Bico; para lo cual preciso 171 que á la paz franca y espontánea que en un principio se estableciera entre indígenas y españoles, sucedió bien pronto la guerra. Las autoridades españolas que gobernaban aquella colonia, eran las únicas que podían poner coto á aquellos desmanes, causados entre conquistadores que se creían con derecho á todo, é isleños que, en uso de su derecho, se veian precisados á defenderse de aquel puñado de aventureros, que incesantemente asaltaban sus hogares. Pero como quiera que aquellos gobernantes estaban en las mismas condiciones que los soldados, ele aquí que no les era posible contener su rapainterés Llevados sus conquistadores á aquel suelo virgen, cidad, puesto que carecían de la influencia moral que en el que la Providencia habia derramado con pródiga todo jefe debe ejercer sobre sus subordinados. Y si á mano los inmensos tesoros ele los tres reinos de la na- esto añadimos que los jefes cobraban para sí una gran turaleza, no por el noble y levantado sentimiento ele parte del botin que se arrebataba á los americanos, engrandecer su patria con la conquista de tan vasta tendremos una idea completa de la inmoralidad que región, sino por apoderarse del oro que á bien poca reinaba entre los conquistadores del Nuevo Mundo. costa se adquiriría de aquellos indígenas con una abundancia que superaba la codicia de millares de aventuras, se comprende muy bien que fueran gentes un tanto desmoralizadas, que solo iban allí á rehacer En nuestra breve reseña de la conquista de Amérisus fortunas agotadas en Europa, ó bien que estimula- ca no nos hemos fijado en punto alguno determinado, das por el deseo de ostentar un lujo que, por su hu- toda vez que en muy corta diferencia sufrieron una milde condición, nunca habian podido satisfacer, iban misma suerte aquellas colonias en los primeros años á crearse una fortuna. de su conquista. En un principio, aquellos isleños sencillos y franPero ahora preciso nos es ya abandonar la historia cos con los españoles, no comprendieron el verdadero general, y dar á conocer la historia particular de objeto que allí les llevaba: tanto que, con la mayor Puerto-Rico, que es el móvil que nos ha impulsado á armonía, cambiaban puñados de oro por cascabeles, intentar este trabajo. espejitos, ó cualquiera otra chuchería ele insignificante Descubierta esta isla por Colon en 1493, el capitán valor. Pero cuando llegaron á comprender el verdade- Ponce de León fué quien al frente de un puñado de ro objeto que allí les habia traído aquellos aventure- aventureros la conquistó, si bien su conquista le fué ros, tornáronse recelosos, y, menos espansivos que menos fácil que á Diego Velazquez la de Cuba, porque antes, reusaban el cambio ele su oro por la quincalla los indígenas, que eran muchos y valerosos, se resisele los españoles. tieron tenazmente hasta el punto de morir casi todos Al ver estos que no lograban ya, sino con mucho con las armas en la mano y sin rendirse. trabajo, alguno que otro cambio, y éste tan mermado Este mismo capitán fué también quien en 1510 que de ningún modo satisfacía sus deseos, comenzaron fundó la ciudad de San Juan, capital de la isla, y facpor imponer á la fuerza aquellos cambios: más como toría central durante el largo período que los ingleses, quiera eme los indios se resistían á concederles aque- franceses y holandeses hicieron el contrabando con lla arbitrariedad, los españoles concluyeron por re- los españoles. currir al derecho de conquistadores; esto es, por arEl gobierno inglés, que siempre ha codiciado nuesrebatarles el oro á viva fuerza sin compensación de tras posesiones de Ultramar, trató ele usurparnos mnguna clase aquella isla, para cuyo efecto mandó una expedición Eos americanos, al verse tratados ele un modo tan en 1595 á las órdenes elel almirante Dracke, quien ininesperado por los que hasta entonces se habian ven- vadió la ciudad de San Juan, incendiando todos los dido como amigos, trataron ele repeler la fuerza con buques que encontró en el puerto, pero sin tomar la la fuerza, disponiéndose á defender sus hogares ele las plaza. continuas invasiones ele aquellos aventureros. De maTres años más tarde, en 1598, el duque ele Cumserá la narración desde la época ele su que tomemos conquista, si queremos conocer las causas que más poderosamente han contribuido á que aquella isla se viera gobernada siempre por leyes especiales, negándosele toda participación en el goce ele las libertades patrias que, como provincia española, tenia derecho a disfrutar de ellas. Todo el que haya recorrido la historia, sabe perfectamente que la conquista de América no se llevó á cabo por los medios suaves ele la persuasión y el des- ñera LOS 172 DIÍ •UTADOS "lllos que , „,,„ , grandes saerilicins vienen haciendo en pro de la nacionalidad spailola Dh» haga que la Asamblea española sepa dirigirse con el mejor acierto para la solución de graves las cuestiones identificadas en la posesión ele las Antillas, en su prosperidad y e su grandeza, inspire é á los diputados puerto-riqueños patriotismo bastante para que sean dignos émulos ele sus antepasados ele 1810 al 14, elel 20 al 23 y del 34 al 36, en cuyas tres épotuosas cas los diputados ultramarinos dieron siempre ineEn todas estas invasiones, los indígenas fraterni- quívocas muestras ele verdadero amor patrio y de nozando con los españoles, merced á la civilización y al table instrucción en el planteamiento de los interecristianismo exportados á aquella isla por varones ses encomendados á su custodia. eminentes del estado eclesiástico, tales como fray Bartolomé de las Casas y otros, que contribuyeron podeIV. rosamente á contener los desmanes de los españoles, defendieron la isla de la rapacidad de aquellos audaces El diputado cuya biografía nos ocupa, nació en Veextranjeros, luchando contra ellos valerosamente, y nezuela en Abril ele 1821, siendo sus padres D. Ramón rechazándoles hasta sus buques con pérdidas de con- Becerra y doña Marcelina Delgado. sideración, cuantas veces intentaron tomar posesión D. Ramón Becerra, oriundo de Galicia, como lo de ella. atestigua su apellido, fué uno ele aquellos denodados Esto prueba que los puerto-riqueños, si bien en un venezolanos que, cuando en Abril de 1810 resonó el principio usaron de sangrientas represalias para con grito ele insurrección por toda aquella vasta provinsus conquistadores, más tarde, dominados por ellos y cia, se pusieron al lado elel gobierno, y animado reconociendo como su señor natural al rey de España, del más puro patriotismo ofreció su vida, como así fueron tan nobles en la alianza como enemigos irre- mismo los bienes que poseía para sostener la nacionaconciliables habian sido en la lucha. lidad española en aquellas provincias. Esta nobleza de alma y el espíritu ele nacionalidad Once años duró la lucha. que siempre ha imperado en aquellos isleños, mereDurante este largo período, el Sr. Becerra combatió cían seguramente que los gobiernos, apreciando tan valerosamente en las filas de los cuerpos ele voluntarios leal proceder, hubieran dado á Puerto-Rico leyes que se crearon para ayudar á la guarnición, hasta francas y sin trabas, y ajusfando su régimen guberque en 1821, alretirarse las tropas ele aquella provinnativo al de la metrópoli, hubieran convertido aquella cia, tuvo que emigrar, dejando en ella todos sus bienes isla en una colonia grande y productiva, que atendida confiscados por el gobierno inelependiente, retirándose su feracidad y el amor patrio de sus naturales, indu- á Puerto-Rico, en cuya isla se estableció. dablemente hubiera pagado con creces la nacionalidad Una vez allí, se vio precisado á dedicarse asiduaque se le concedía, nacionalidad que, dicho sea de pa- mente al trabajo, para labrarse una nueva fortuna con so, no era un favor que se le dispensaba, sino un acto que poder atender á las necesidades que una numerode justicia que se hacia con ella. sa familia le imponían. Mas como quiera que las forNo ha sucedido así. tunas que son hijas del trabajo no se improvisan, de Por el contrario, mandada aquella isla por autori- aquí que la educación literaria ele D. Luis Becerra no dades militares, que al ser nombradas recibían del se llevara á cabo sino en fuerza ele los grandes sacrigobierno amplias facultades, ha estado casi siempre ficios que se impusieron sus padres, y del buen deseo supeditada al capricho ele ciertos hombres, que lo han que animaba á nuestro diputado en secundar los hegobernado todo á su antojo y voluntad roicos esfuerzos de toda su familia. De aquí, pues, que Puerto-Rico haya Los escasos recursos con que tuto que luchar des»m provincia española como así sido siempre debería de de un principio el joven Becerra para crearse un por10nia(ÍUehasWo -Plotada hasta lo infin venir, y la continuada práctica de la necesidad que , y si que a sus naturales se les concediera ni un trae consigo la falta de elementos que contribuyan al átomo ele libertad que compensara algún tanto un plan preconcebido, influyeron en gran lo berland, al frente de una nueva expedición, logró apoderarse ele toda la isla, cuya posesión tuvo que abandonar á los pocos dias, por arrojarlo de ella una gránelo epidemia, ele la que murieron cuatrocientos hombres ele su expedición en menos de un mes. En 1615, los holandeses se apoderaron ele la ciudad, pero no del castillo; y por último, los ingleses hicieron dos nuevas tentativas ele invasión en 1742 y 1797, que les fueron completamente infrüc- 7» ° „ _ „ J, desarrollo^ . 173 PINTADOS POR SUS HECHOS. manera á formarlo eso carácter eminentemente conciliador que tanto lo distingue. su educación literaria en el Colegio Semiele San Juan, capital do la isla, en el que hizo los Comenzó nario estudios ele latin, filosofía y matemáticas, pasando después á la Habana, donde cursó Derecho civil y canónico Terminada su carrera en 1842, vino á España para recibirse do abogado, cuyo acto tuvo lugar en la Audiencia ele Sevilla, cuando apenas contaba veintiún años. Regresado que hubo á Puerto-Rico en 1843, abrió su bufete en el Juzgado ele primera instancia ele Ponce, en donde bien pronto se dio á conocer por su carácter franco y amable, y por el acierto con que se conducía en todos los actos ele su profesión, distinguiéndole sobre todo el buen deseo que siempre le animaba en procurar que las partes transigieran lo más armoniosamente posible, antes que entablar un largo litigio, que, indudablemente, proelucia la ruina de uno ele los dos contendientes, cuando no de ambos. Este proceder tan noble como desinteresado, le atrajo bien pronto el aprecio de la numerosa clientela que en poco tiempo se formara, valiéndole una popularidad tan justa como merecida, que fué aumentando progresivamente. Dado á conocer ya como abogado, y de un modo tan ventajoso, se comprende que llovieran sobre él cargos de la mayor importancia. Con efecto: fué nombraelo promotor fical sustituto del Juzgado ele Ponce, cuyo cargo desempeñó con entera satisfacción ele todos, hasta la llegada del propietario, haciendo caso omiso ele su sueldo, que renunció en favor ele la Hacienda pública. Esta conducta tan noble cuando apenas comenzaba á vivir de su bufete, le abona mucho más que todo cuanto nosotros quisiéramos decir Al ver el ilustre ayuntamiento de Ponce la popularidad ele que gozaba el Sr. Becerra, quiso tenerlo en su seno, y al efecto, por elección de las personas llamadas á votar, le nombraron síndico de aquella corporación, que desempeñó durante algunos años con la constante asiduidad y buen deseo de que tantas pruebas tenia dadas ya. Asimismo, y como tal síndico, fué vocal de la Junta ele caminos y canales^ y de la de Sanidad, siendo nombrado poco después miembro do la de Instrucción primaria. Por esta época desempeñó accidentalmente, y sin sueldo también, el Juzgado de primera instancia ele Ponce, dejando en él muy gratos recuerdos de su carácter conciliador. Como se ve, la popularidad elelSr. Becerra fué acreciendo cáela dia, hasta que figuró como uno de los primeros letrados de Puerto-Bico, lo que le valió el tener varias comisiones para la iniciativa ele algunas causas hasta elevarlas á plenario. Por aquel tiempo la Intendencia ele la isla le nombró miembro de la Junta ele Aranceles; y como quiera que su conducta era de una moralidad irreprochable, todos los comandantes militares del departamento de Ponce, le nombraron su asesor para que entendiera en todos los negocios que so iniciaban en guerra. Tal era la confianza que el Sr Becerra merecía á las autoridades do la isla. En 1865 se nombró una comisión en Puerto-Rico, para que pasase á España y presentase una información al ministro do Ultramar, á fin de que atendiera en lo posible el estado grave y aflictivo en que se encontraba la isla en aquella época. Uno de los miembros ele esta comisión, y como representante del departamento de Ponce, fué nuestro diputado, que tuvo el disgusto ele no poder acompañar á sus demás colegas á la metrópoli, por impedírselo el estado de su salud VI. Hasta aquí hemos presentado á D. Luis Becerra como hombre de ciencia y administración, concretándonos á hacer un sencillo relato ele su vida profesional: porque quien como el diputado que nos ocupa, cuenta una carrera tan brillante en la magistratura puerto-riqueña, no ha menester nuestros encomios Examinemos ahora su faz política. Tres son los bandos políticos en que está dividido Puerto-Rico El primero denominado liberal, al que pertenece la mayoría de los habitantes ele la isla; segundo, llamado conservador, que sostiene el statu quo, y el tercero ó sea el separatista, que es el más exiguo de tóelos, y que no se compone sino ele la hez puerto- ri quena, que no tiene méritos para hacerse estimar de las personas que tienen en algo la integridad nacional. El primer partido, esto es, el liberal, es el únicd que tiene razón de ser, puesto que, tomando por base indispensable la nacionalidad española, desea la asi- 1 B'r4 LOS DIPUTADOS milacion de Puerto-Rico con la ele la metrópoli, con ó de su país, han sido recompensados, como no podia objeto ele que desaparezca toda distinción, y los es- menos de ser así, con la cruz ele Carlos IIIy la ele San pañoles, al trasladarse á América, no pierdan sus de- Juan eleJerusalem, sin otras muchas distinciones con rechos políticos, teniendo que pasar por el dolor de que se trate como colonos á los hijos allí procreados. Es decir, que es el partielo más noble, más patriótico, el que está dispuesto á defender con todas sus fuerzas la nacionalidad española en aquella isla, y á rechazar toda solución política que tienda á desmembrarla de la metrópoli. A este partido pertenece nuestro diputado Con ¡efecto: llevado del mas ardiente patriotismo, ha figurado siempre entre los primeros habitantes de la isla, cuando las circunstancias aflictivas le han dado ocasión para ello. Así que, en la cuestación que se hizo para la guerra ele África, le vemos contribuir con una buena cantidad, como así mismo en la suscricion que se hizo con motivo de las grandes catástrofes causadas por los terremotos, que durante algunos meses asolaron la isla. Y últimamente añadiremos, que también fué uno de los primeros contribuyentes para la fundación del Asilo de Caridad en Ponce. Estos servicios y otros que pasamos por alto por no ser prolijos , prestados tan espontáneamente en todo cuanto ha contribuido á mejorar la penuria de la nación que también ha sido agraciado. Y si á esto añadimos que en 1860 fué honrado con el título ele socio académico ele la ele Quintes de Roma, tendremos una idea completa del aprecio que ha merecido el diputado puerto-riqueño, de todos cuantos conocen las graneles dotes que le adornan. Hemos bosquejado la vida pública ele D. Luis Becerra De ella se desprende que el diputado puerto- riqueño goza de grandes simpatías en su país, y que figura en primera línea entre los letrados ele más nota de la isla. Así pues, nada nos debe extrañar que los electores de Ponce, Mayagües y San Germán, cuyos tres partidos forman la tercera circunscripción de la isla, le hayan dado sus sufragios nombrándole su representante en las actuales Cortes. No dudamos, pues, que al venir á España como diputado por Puerlo-Rico, venga dispuesto á tomar parle en las luchas parlamentarias, y á contribuir en cuanto esté de su parte para conseguir las reformas más radicales para aquella isla, y que más en armonía estén con el espíritu público y las necesidades de la metrópoli. D. JUAN ANTONIO HERNÁNDEZ ARVIZU. Ha coincidido con la revolución realizada por la España liberal, tras largos años de lucha que ha causado mártires sin cuento, la insurrección de la isla de Cuba que ha producido temores de que nuestra querida patria pierda uno de sus mas ricos florones. Esta circunstancia, que se presta á graves consideraciones y que ha dado lugar á que la maledicencia dirija dardos venenosos sobre hombres políticos que solo merecen consideración y gratitud, nos impone el deber de fijar por un momento nuestra atención en las Antillas españolas , aprovechando la oportunidad de llenar las páginas de este libro con apuntes biográficos referentes á un diputado por la isla de PuertoRico. La cuestión colonial se agita en España desde principios de este siglo, sin que se haya pensado hasta ahora en presentar soluciones prácticas que aseguren nuestro dominio en las Antillas haciéndolo más saludable que restrictivo. El sistema adoptado tiene natural esplicacion en un hecho constante. Las Antillas españolas han sido desde tiempo casi inmemorial un plantel do hombres que iban á enriquecerse, ya con las utilidades de pingües destinos, ya por medio de dichosos enlaces con ricas ultramarinas. Por eso en Cuba y Puerto-Rico se ha hecho política en vez de administración. Por eso el interés peninsular se ha sobrepuesto al interés insular. Por eso allí se han impuesto deberes sin concederse nunca derechos. Nosotros hemos podido adquirir legítima influencia en América, y solo hemos logrado la indeferencia de algunos y elodio de muchos. Felizmente nuestra especlicion al Pacífico, y sobre todo los combates de Valparaíso y del Callao, nos han conquistado verdadera importancia, enmendando el desacierto cometido al retirarnos de Méjico, sin recibir satisfacciones que habíamos prometido exigir. Hoy por hoy la cuestión para España tiene un carácter especial y puramente de honra. Nuestra dignidad se halla interesada en la conservación de las Antillas, y la dignidad y la honra de España están siempre por encima del interés, por más que bajo este punto de vista también nos importe la cuestión. La nación que acaba de conquistar en América tan alto renombre; que ha demostrado á la actual generación hispano-americana que aun conserva el aliento de sus antiguas proezas, no debe consentir, y está demostrando que no consiente, que las islas donde nuestros navegantes descansan á la sombra del pendón castellano y están fecundadas por el trabajo de hermanos nuestros, sean víctimas de las asechanzas indignas de los filibusteros del Nuevo Mundo. Es necesario que vivamos preparados á sucesos próximos acaso, á las eventualidades de una lucha entre la vieja Europa y el nuevo Continente, y cumple á nuestro interés aumentar nuestra influencia en América. Por otra parte, no son Cuba ni Puerto-Rico terrenos 176 LOS DIPUTADOS sometidos por derechos de conquista; no son países que giman bajo un yugo estranjero como Polonia, como Hungría y parte de la Grecia, Allí están nuestra raza, nuestro idioma, nuestra religión, nuestras costumbres. Son aquellas islas parte integrante de la nación española, como Canarias y las Baleares. Es, pues, necesario que las islas de Puerto-Rico y Cuba sean defendidas con nuestros recursos y con nuestra sangre, sino por interés, por honra al menos dé la noble nación española. La revolución de Setiembre ha querido llevar la savia de las reformas liberales á nuestras provincias de América, y al efecto se las ha dado derecho á tener representación en el cuerpo legislativo, como base de asimilación al continente en sus leyes políticas y económicas El estado de guerra en que la isla de Cuba se encuentra ha impedido que se reuniese en ella el cuerpo electoral; pero deseoso el gobierno de que no por aquella circunstancia se perjudicase Puerto-Rico, dispuso que en esta isla se hiciesen las elecciones Ya se hallan en Madrid los diputados puerto-riqueño, siendo uno de ellos D. Juan Antonio Hernández Arvizu, hijo de D. Nicolás Hernández, natural de Canarias, de ese delicioso país de templado clima, de hospitalario suelo, de terrenos feraces y de prodigiosa vegetación donde se crian frutos ele lodos las países del mundo. Su madre doña Josefa de Arvizu descienele ele Vizcaya, país, como Canarias, hermoso, aunque presenta distinta perspectiva por la multitud de arboledas, los ríos y arroyos que cruzan por do quier, los prados artificiales, los abundantes arbolados que clan un verdor perpetuo, los pueblos y caseríos inmediatos entre sí y esparcidos con cierta coquetería, ofreciendo á la vista del viajero el más pintoresco panorama; país de morigeradas costumbres, de honrados habitantes y donde apenas se cometen robos ni asesinatos, ocupando un lugar muy honroso en la estadística criminal; país previlegiado, cuyas mujeres, amables y honestas, son modelos de laboriosidad y amantes en alto grado del hogar doméstico. Y sí á estas circunstancias añadimos que el padre del actual diputado puerto riqueño fué un digno patricio, que en la guerra con Venezuela espuso su vida y sacrificó su fortuna por la honra y la dignidad nacional, renunciando las muchas mercedes que el gobierno le concedió por corresponderá de derecho; y si ademas . recordamos que su madre se ha distinguido siempre por sus virtudes y nobleza ele carácter, consignar podemos, sin temor ele incurrir en exageraciones, que clon Juan Antonio Hernández Arvizu, al nacer en la isla de Puerto-Rico el dia 30 de Marzo de 1825, heredó ele sus amantes padres la honradez y la hidalguía que le distinguen Hizo eu su país natal los primeros estudios, y en 1843 pasóá Barcelona á cursar jurisprudencia en su Universidad, viéndose precisado por circunstancias de familia á abandonar una carrera á que tenia particular afición, pero que imponía á sus padres sacrificios que el joven Arvizu creyó no podían hacer sin pe rjuicio de sus hermanos. Pero era necesario que continuase sus esludios: no podia ni debia permanecer alejado de los centros científicos y literarios un joven que se habia distinguido por su aplicación, obteniendo en los exámenes notas de sobresaliente, y que habia demostrado carácter reflexivo, rectitud de juicio y poco común talento. Y sin embargo, Arvizu no quería gravar á sus padres, convencido de que habiendo disminuido su fortuna por efecto de la guerra con Venezuela, era deber ele los hijos ayudarles á reponerla, en vez ele precipitar con graneles gastos la ruina de la casa. Felizmente los consejos ele personas para él queridas y la protección de su respetable y buen amigo D. Alejandro Alers, contribuyeron á que Hernández Arvizu marchase á Sevilla, en cuya Universidad terminó con aprovechamiento y con aplauso de sus catedráticos la carrera de leves. Poseedor ele su título ele abogado, regresó Hernández Arvizu á Puerto-Rico en Enero de 1853, estableciendo desde luego su bufete, que á los pocos meses competía con los ele más fama y los de más antiguo conocidos en la isla. Grande importancia adquirió en los círculos científicos; su voto en las mas arduas cuestiones de derecho y administración era de gran fuerza, y su opinión en las consultas que se le hacian era generalmente aceptada Al año siguiente de haber abierto su bufete era síndico del Ayuntamiento, y síndico celoso en verdad y cuanto celoso respetado. Dos años después, en 1855, fué nombrado socio reresidente de la Sociedad económica ele Amigos del país de Puerto-Rico, y teniente fiscal sustituto de la Audiencía PINTADOS POR SUS HECHOS En 1857 el departamento do Aguadilla le nombró su representante para una comisión cerca elel gobierno, y posteriormente ha desempeñado en la espresada isla con general aplauso varios cargos importantes, entre ellos el ele magistrado do la Audiencia, juez de Paz y ele primera instancia y vocal ele la Junta ele instrucción pública. No solamente se ha distinguido Arvizu como jurisconsulto y como hombre ele administración, si que también se ha dado á conocer como escritor correcto profundo y elegante. Figura entre sus producciones un folleto sobre la abolición de la esclavitud en Puerto-Rico, que ha sido muy celebrado, y en el cual propone su autor la abolición gradual, conciliando los intereses legítimamente adquiridos con la necesidad de volver por los fueros de la civilización y ele la dignidad humana. Arvizu ha pertenecido siempre al partido liberal de las Antillas, que no debe confundirse con el separatista, que en Puerto-Rico apenas tiene importancia, puesto que el partido liberal es, como el conservador, español exclusivamente, tan español que solo quiere sea considerada aquella isla como cualquier otra provincia de esta nación. 177 Sus ¡deas respecto de la islade que es hijo, pueden conocerse por los siguientes párrafos de un manifiesto que elió á los electores puerto-riquefíos, y en el que, después ele declarar que la asimilación es la síntesis de sus opiniones en lo político, administrativo y económico, y seria por consiguiente la norma de su conducta en las Cortes si llegara á ser diputado, presenta el siguiente programa «Libertad ;de imprenta que respete el hogar doméstico y la vida privada, y excluya el uso de la injuria y la calumnia. Creo que toda ley permanen- te ó transitoria sobre esta materia en la isla, reclama la observancia del Código penal de la península, por lo menos en la parte que define los delitos que pueden cometerse por este medio, y señálalas penas en que incurren sus autores. «Derecho electoral y ley que lo declare, reconociendo al elemento popular toda la influencia que permitan costumbres y preocupaciones que no pueden desaparecer instantáneamente y á voluntad del _ legislador. «Seguridad individual é inviolabilidad del domicilio y la correspondencia, pudiendo suspenderse las garantías de la primera cuando peligren el orden y tranquilidad públicos. «Libertad de asociación para objetos lícitos y derecho de reunión pacífica. «Derecho de petición hasta la más alta esfera del poder social. «Equitativa participación de los naturales de la El sol de la libertad ha nacido no solo para los provincia en los cargos públicos con arreglo á su habitantes de la península si que también para los que capacidad y méritos. »Unidad de códigos y fueros, haciendo extensivas residen en nuestras posesiones de América. Esta cir- á la isla todas las modificaciones introducidas en cunslancia es para nosotros muy grata; y se com- ellos «Libertad de profesión, industria y comercio, reprende bien al de conociéndose provincia en sus relaciones Queremos para Cuba yPuerto-Rico justicia é igual- con la península elesta carácter de interior ó de cabotadad; deseamos que concluyan las denominaciones de je, como consecuencia precisa de la declaratoria de insulares y peninsulares; queremos que no haya mas ser aquella una parte integrante del Estado, y excuque españoles. Y al consignar este deseo, que feliz- sándole vejaciones y molestias innecesarias. «Libertad racional de enseñanza, dando á las cormente vá á realizarse, gracias á nuestra gloriosa re- poraciones populares superiores las atribuciones nevolución de Setiembre sentimos en el alma que la cesarias para promover y resolver en último término insurrección ele Cuba nos prive de ver en el Congre- lo que convenga y sea hacedero en tan importante so Constituyente á los representantes de aquella isla, ramo. «Abolición de la pena de muerte, sin que en nincomo ya hemos tenido el gusto ele saludar á dignísimos gún caso pueda imponerse por delitos puramente diputados ele Puerto-Rico. políticos. «Separacion entre el gobierno civil y el mando Es sin duda uno de los actos que más honran al gomilitar , de modo que éste no invada ni asuma las bierno de la revolución el haber abierto á Cuba y atribuciones de aquel, sino en el caso de que se turbe p uerto-Rico las puertas elel poder legislativo convir- gravemente la tranquilidad y se suspendan las ga•lendo ele este modo á nuestras colonias en provincias rantías constitucionales. «Ayuntamientos locales y diputaciones provinciaespañolas. les de elección popular, con vida propia y con desEntre los diputados elegidos por ¡Puerto-Rico figura centralización y atribuciones que les permitan apreel Sr. Arvizu, hasta ahora uno de los primeros juris- ciar y resolver definitivamente sobre las necesidaconsultos españoles y en camino hoy ele ser uno de des y recursos de la provincia ó pueblo, y les reconozca eficaz influencia en la formación, recaudación nuestros primeros estadistas. é inversión de los presupuestos locales ó provincia- , , 178 LOS DIPUTADOS les. La jasticia equidad aconsejan encomendar á los contribuyentes el cuidado de fomentar cuanto concierna á sus mejoras y adelantos materiales, y el de arbitrar los fondos que á ello se destinen. «Capacidad, probidad, economía é inamovilidad en la administración de justicia, favoreciendo el pensamiento ó reforma propuesta sobre nueva división territorial. «Tales son mis aspiraciones en lo político, administrativo y económico; tales las reformas que deseo ver planteadas en la isla; descender á más detalles es impropio en documentos de esta especie. »Hay una materia de vital interés para las Antillas: razones que están al alcance de todos me impiden tratarlas en este lugar; limitóme, pues, á manifestar que en poder de algunos amigos existe copia del proyecto que sobre ella he redactado, y que estoy dispuesto amostrar á las personas competentes que quieran honrarme con su examen é ilustradas observaciones. «Dejaría de ser tan explícito como me he propuesto si callase mi opinión sobre la forma del gobierno supremo. Entiendo que la faz de los pueblos no cambia repentinamente; que instituciones seculares á cuya sombra nacieron y se desarrollaron costumbres é intereses de gran cuantía, no desaparecen sin dejar tras sí profundas huellas, y que dadas las condiciones del pueblo cuya constitución nos ocupa, resta aun á la monarquía una importante misión que cumplir en él. Votaré, pues, en su caso á favor de la monarquía y aceptaré la república, como admitiré todo lo que dentro de mis opiniones dé por resultado conservar á esta isla el carácter de provincia española.» más española que ha habido en la segunda época de las Constituventes ele 1869. Hemos hecho mérito de esta sesión, porque en ella pronunció D. Juan Hernández Arvizu un elegante discurso, fogoso, elocuente y liberal, que cautivó la atención de los oyentes y que copiamos del estracto oficial ele la Gaceta: «Señores diputados: Sobran jueces competentes para apreciar la difícil situación en que se encuentra el que por primera vez dirije la palabra á una Cámara donde ha resonado la elocuencia de hombres que han causado la admiración del mundo con su oratoria y con su ciencia. Aliéntame, sin embargo, la consideración de que nunca con más títulos ha podido implorarse en este recinto la indulgencia, ni su concesión ha podido traducirse en un deber más perfecto. «Deber en efecto es del hijo que vuelve al hogar doméstico mostrar cariño á su padre: deber es también de este tratar con benevolencia al hijo que regresa desde remotos climas. »Aseméjase mucho, señores, la situación délos diputados por Puerto-Rico á la del prisionero que, encerrado durante mucho tiempo en oscuro calabozo, recibe de pronto la libertad, se encuentra colocado en medio de la plaza bajo la influencia de la luz meridiana, y se le dice: «anda;» y no le es posible andar sin guia. »Y bien, ¿qué debe hacer el diputado por PuertoRico? ¿Cuál hx de ser el punto á que debe dirigirse? ¿Qué? Implorar la protección: pedir que se le diga el camino que le es desconocido. ¿A qué punto debe caminar? Alque ya está trazado, porque la política para Puerto-Rico le está impuesta por sus condiciones geográficas, por su origen, por su historia; por la manera de ser de su familia, por las condiciones Después de treinta y dos años ha resonado por vez de su propiedad. La misión de los diputados por primera en el Congreso el 12 de Octubre de 1869 la Puerto-Rico es y no puede ser otra que hacer que aquella isla continúe siendo provincia española por voz do nuestros hermanos ele Ultramar. interés, por convicción, por egoísmo. (Bien, bien.) Y este hecho es doblemente grato, porque los dig«El camino que tienen trazado los diputados por nos diputados que en la discusión lomaron parte, hi- Puerto-Rico es buscar para aquella isla una situacieron declaraciones de adhesión á la bandera españo- ción desde la cual puedan decir á la América entera: la, ele entusiasmo por la causa de la libertad, y de «Si tenéis la luz de la civilización, si ha podido penetrar en vuestros bosques convirtiéndolos en ciudaamor á la madre patria. des, si habéis adelantado, si os encontráis en cierta Cuba se salvará, ha dicho en el Congreso el señor altura, se lo debéis á la grandeza de una reina CatóFernandez Yallinque, aunque diputado peninsular, es lica, al genio inmenso de Colon, al heroísmo de los Corteses y Pizarros.» (Aplausos.) hijo de Cuba. »Sí, esta es nuestra misión: querer y poder decir Y si Cuba se perdiese, no por eso peligrará Puerto- á América entera: «Tenemos libertad, tenemos cuanRico: elijo el Sr. Yaldés y Linares que, aunque diputa- tos adelantos nos podéis presentar; nada tenemos do por Puerto-Rico, es español por convicción y por que envidiaros; y tenemos algo más que vosotros: tenemos orden, el dulce beneficio de paz, y la gloria amor á España. de no haber roto con nuestros antecedentes, la gloria Se trataba ele dar un voto de gracias y declarar be- de pertenecer á la madre patria, al pueblo que fué neméritos de la patria á los heroicos elefensores del grande desde que se presentó como pueblo en la pueblo de las Tunas, en la isla ele Cuba, y con este historia.» »Estos son, señores diputados, el objeto y el fin sesión del \l de Octubre ele 1869 la más hacia donde caminan los diputados por Puerto-Rico; importante la más patriótica, la más levantada, la para ello necesitan un guia. ¿Podrá negarse á serlo mo^^uHa