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SALVEMOS LA TIERRA
DESARROLLO SUSTENTABLE
Jerjes Pantoja Alor*
Para evaluar la situación de los actuales programas de desarrollo sustentable, es necesario conocer y revisar los antecedentes que precedieron a una política económica de crecimiento aniquiladora, depauperante e injusta que caracterizaron al modelo económico del pasado. Las ideas comienzan a cambiar en 1972, cuando se lleva a cabo en Suecia la Conferencia de Estocolmo, donde principian a escucharse voces de expertos que advertían la impo-sibilidad de seguir creciendo o planificando en función de los datos aislados de la realidad
y con la ausencia de criterios ecológicos. Debido a la poca importancia que se dio en todo el mundo a este problema, la UNESCO,
nuevamente, reunió en 1979 a un grupo de expertos en Kioto, Japón, para definir, desde la perspectiva de la educación ambiental, cuáles deberían ser los componentes de un desarrollo verdaderamente integrado, o lo que llamaron, en aquel momento,“nuevo desarrollo”.
En el año de 1979 se celebra en Ginebra, Suiza, bajo el auspicio del Programa de las Naciones Unidas para el medio Ambiente la primera Conferencia Internacional sobre el Clima con múltiples instituciones participantes. A partir de esa fecha, este tipo de reuniones se han venido sucediendo. Sin embargo, en la
década de los ochenta, la ONU encargó a la primera ministra noruega Gro Harlem Brundtland, que formó
y presidió una comisión especial independiente para conocer y discutir los problemas del medio ambiente
y el desarrollo. La comisión propuso que el término “desarrollo” no debe aplicarse solamente en su concepto económico y de bienestar social, sino debería cubrir una definición más amplia, ya que la búsqueda
un desarrollo sustentable requiere que cada nación modifique sus políticas internas e internacionales, cubriendo las necesidades básicas de todos.
Se visualizó entonces que el crecimiento referido estrictamente al producto interno bruto (PIB), no es suficiente en sí mismo, y que altos niveles de productividad pueden coexistir con una pobreza generalizada y
poner en peligro el medio ambiente. En su informe final lo plantearon como un fenómeno Global, Integrado y Endógeno, de acuerdo a las siguientes definiciones:Global. Visión de conjunto de dimensiones a nivel de humanidad toda. La diversidad de aspectos que deben considerarse en sus relaciones, más allá de los análisis particulares. El término se aplica a conjuntos de
dimensiones y estructuras diferentes: nación, región de naciones o mundo completo. Integrado. En cuanto a que puede referirse a la integración pluri-regional, o bien a la mayor cohesión de sectores, regiones y clases sociales. Endógeno. Porque evoca a las fuerzas y recursos internos de una nación, al empleo y aprovechamiento más coherente con su realidad.
Nuestro hogar
En 1992, en la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro, los ambientalistas se convencieron de que algo de extrema gravedad
estaba ocurriendo en el clima a causa de las grandes de las grandes emisiones de dióxido de carbono, generado por el desarrollo industrial y al respecto tomaron algunas conclusiones, entre ellas, evitar que este compuesto químico causara interferencia antropogénicas peligrosas en el sistema climático. En la siguiente reunión, que tuvo lugar en Berlín, en 1995, se decidió que para el año 2000, los países
desarrollados restablecerían sus emisiones en los niveles que tenían en 1990, declaración que fue conocida como el “Mandato de
Berlín”. Para su implementación y redacción se formó un grupo especial, en 1997, que elaboró el famoso “Protocolo de Kyoto” en virtud del cual los países industrializados se comprometen a reducir, para el período 2008-2012, el total de sus gases de invernadero, por
lo menos en un 5% en relación con los niveles que había en 1990. Dicho protocolo fue firmado el 16 de mayo de 1998 por todos los países signatarios, excepto Estados Unidos.
Con este planteamiento el concepto de desarrollo sostenido trata de una filosofía de no explotación destructiva y agotadora de los recursos de bien común , complementándola con otra y que fomenta la protección al ambiente y sus recursos naturales que además preserva
y garantiza el bienestar de la sociedad dentro de un marco justo y sin dispendio. Justo, es decir que ya entonces, la UNESCO planteó como indispensable la creación de nuevas formas de desarrollo entre los países ricos para hacer posible el mejor desarrollo de los pobres,
en lo que fue un primer esfuerzo para establecer un orden económico internacional más justo, al poner en tela de juicio el término crecimiento, ¿crecimiento con qué finalidad y objetivos?, ¿para todos o para unos cuantos? Cuando Comisión Mundial para el Ambiente y el
Desarrollo, de la ONU, publicó en 1987 el aclamado informe Nuestro futuro común, aparece una definición clara que trascendería al
tiempo:
“Desarrollo sustentable —o sostenido— es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad
de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.
La Naturaleza, un tesoro que tenemos que cuidar y conservar.
Así, el concepto de desarrollo sustentable significa un crecimiento económico centrado en mejorar la calidad de la vida de las personas a
través de una distribución equitativa, respetando el equilibrio ecológico y la capacidad de los recursos naturales para que perduren en el
futuro. La definición de energía sustentable debe entenderse dentro de los parámetros del crecimiento de la población, el entorno, las expectativas sociales, el avance tecnológico, así como las reservas de los recursos energéticos finitos tanto a escala nacional como mundial. Para el hombre común, el concepto energético se debe basar en satisfacer a perpetuidad las necesidades de la sociedad. Sin embargo, existen tantas variables por investigar que es imposible visualizarlas y enfocar las prioritarias. Dentro de un criterio ético global
considero que los valores económicos y sociales alcanzados por América del Norte, Canadá, Alemania, Francia y la de otros países europeos, difícilmente serán logrados por el Tercer Mundo.
Al tratar el tema entre diferentes interlocutores y de definir lo básico del concepto de desarrollo sostenido y de su importancia para la
sociedad moderna, se tienen diversas respuestas, desde luego motivadas por la complejidad temática. Las contestaciones son variadas y
no tan simples. Algunos relacionan el vocablo con la calidad de la vida actual y la que se espera en el futuro; otros, asocian el concepto con el crecimiento y la distribución de la población, también resaltan la conservación y protección a la biodiversidad, un número significativo sobre las expectativas de desarrollo económico de la sociedad y al agotamiento de sus recursos, pero la gran mayoría enfocan
su respuestas a la preservación de los recursos hídricos y en particular, a los energéticos.
Es un hecho que en el inicio de este siglo XXI, el uso de la tecnología para resolver los problemas ambientales se ha incrementado notablemente. También es cierto, esta tecnología se aplica de diferente manera dependiendo del avance de las regiones.. También sabemos
que estos que avances tecnológicos se han aplicado con mayor énfasis en dos áreas: el desarrollo sostenido que comprende una problemática mundial, y la tecnología preventiva, proyectada para reducir los efectos de los procesos, operaciones y productos que se generan en el ambiente.
En la conferencia de 1992, destaca la formulación de la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, la cual reconoce
“el objetivo de establecer una alianza mundial nueva y equitativa mediante la creación de nuevos niveles de cooperación entre los estados, los sectores claves de las sociedades y las personas, procurando alcanzar acuerdos internacionales en los que se respeten los intereses de todos y se proteja la integridad ambiental y de desarrollo mundial, a la vez que se reconoce la naturaleza integral e interdependiente de “la Tierra, nuestro hogar”. En Río, como en los 20 años anteriores, se tuvieron buenas intenciones, pero pocos avances. Tal
vez un logro importante fue el de visualizar que el desarrollo sustentable no es una nueva forma de hablar, sino de vivir, y que más que
una meta, es un camino, la única forma viable que tiene la especie humana de mantenerse sobre el planeta.
Necesidades y limitaciones
La expresión “desarrollo sustentable” encierra en sí dos términos fundamentales: necesidades y limitaciones. a). El concepto de
“necesidad”, en particular referido a las necesidades esenciales de los pueblos pobres y marginados, a los cuales se debería otorgar
prioridad preponderante; y b).Que corresponde a las “limitaciones” impuestas por el estado de la tecnología y la organización social
ante la capacidad del medio ambiente para satisfacer las necesidades presentes y futuras.
Respecto al inciso (a) podríamos considerar que las necesidades básicas de
todos los seres humanos son muy similares en un espacio y en un tiempo dados. Más allá de diferencias culturales, la necesidad de contar con una alimentación y una vivienda adecuada; desempeñar un trabajo reconocido socialmente dentro de la comunidad; de procrear y construir una familia; de
desarrollar dimensiones culturales y religiosas, de tener salud y seguridad,
etc., son sentidas y expresadas como requisitos de una vida digna en todas
latitudes y en cualquier momento histórico, sobretodo en el reciente. Sin embargo, un recorrido por la realidad del mundo nos muestra una marcada división en este aspecto: las necesidades del Norte, satisfechos los aspectos básicos, giran en torno al consumo de multitud de objetos superfluos, mientras
que las del Sur consisten todavía en tener agua potable, energía eléctrica,
adecuados servicios sanitarios, o simplemente una expectativa de vida que
vaya más allá de los cincuenta años.
En cuanto a los “límites”, hoy el conocimiento científico permite establecer
con bastante aproximación cuáles son las tasas de renovación de los sistemas
naturales; su capacidad de carga (capacidad para absorber población), los
umbrales que determinan su capacidad de absorber agentes contaminantes, y
otros parámetros más. Del mismo modo se conocen los límites de los sistemas urbanos y sociales para lograr niveles óptimos de organización, pero las
políticas económicas conducen a desequilibrios tales, que los movimientos
migratorios se convierten, en consecuencia y causa de constantes rupturas. El
crecimiento desordenado y desorbitado de la ciudad de México, es un claro
ejemplo de una política de desastre.
De acuerdo a lo expuesto, los expertos hoy aceptan hablar de desarrollo sustentable, que para ellos significa: “situarse ante una panorámica de mejorar
la calidad de la vida a escala global que, favoreciendo el desenvolvimiento
endógeno de las comunidades humanas, sea acorde con las posibilidades de
renovación de los recursos naturales y con la capacidad del sistema para absorber residuos, en un adecuado marco económico y tecnológico donde cada
proyecto resulte viable y oportuno”. Este desarrollo ha de regirse por criterios de solidaridad intra e intergeneracional.
En nuestro país, los problemas serios comienzan al pasar de la teoría, diseño
y estrategias a la práctica operativa de los programas de desarrollo sustentable. Los destruyen los intereses políticos y la venalidad. Lo cierto es que la
¡¡No destruyas nuestro entorno!!
economía de mercado que rige los intercambios en el planeta, y en nuestro
país, para no ir más lejos, es bastante miope y poco solidaria para revertir el este sistema. En este contexto, aplicar los principios del desarrollo sustentable resulta muy difícil y los de conciencia apenas empiezan a darse.El mercado y la política han perdido su carácter de
herramienta para beneficio social y se ha convertido en un objetivo para un grupo, irreflexivo y con el beneficio inmediato como eje
rector. La lealtad y la transparencia casi nunca se respetan a ningún nivel de convivencia: una realidad desastrosa. Algunos expertos son
tajantes: buena parte del crecimiento del Norte se basa en agotar los recursos del Sur, a precio bastante por debajo del costo de una explotación sustentable.
Si pensáramos en el desarrollo sustentable como producto, las perspectivas en cuanto a su logro nos sumirían en el desánimo total. Pero
si lo tomamos como lo que es, un proceso, entonces podemos atrevernos a pensar que cualquier transformación, por pequeña que sea,
cualquier cambio de rumbo hacia la sustentabilidad —sostenibilidad – es un buen avance. Es obvio que este camino exige algunos
planteamientos y la cooperación de todos los sectores de la sociedad nativa y de la comunidad internacional. Los cambios profundos
(innovaciones y no solo adaptaciones o paliativos) que sugieren los expertos son:
En el hemisferio Norte sabemos que es difícil modificar radicalmente los modelos de consumo creando mecanismos para abrir los procesos de decisión a la sociedad civil; es necesario favorecer la transparencia política y económica y, sobre todo, definir escenarios de
vida alternativos, más moderados, menos despilfarradores, posesivos y superfluos. En el Sur, continuar con políticas que tiendan a la
disminución de la desigualdad, seguir la regulación demográfica, buscar la autosuficiencia económica para mitigar la pobreza, y crear
modelos que promuevan el empleo y la industrialización paulatina sin deterioro del ambiente. Formación de capital humano y políticas
para repatriar científicos y técnicos que se forman en el extranjero y luego se quedan a trabajar allí. Evitar la copia de los modelos desarrollistas del Norte, ya que todavía estamos a tiempo de entender y reivindicar que el principio de equidad radica en lograr que un sector
mejore sin que otro empeore. En resumen, es posible afirmar que el desarrollo sustentable implica una transformación progresiva de la
economía y de la sociedad, que supone verdaderos cambios que se enmarcan en dos acciones:
1. Cambios en el acceso a los recursos y en la distribución de los costos y los Y mayor equidad de clase en los beneficios.
2. Equidad dentro de cada generación (no sólo con las futuras).Para alcanzarla, debemos recordar quienes somos, donde estamos y
que el desarrollo sustentable no es un añadido cultural o una nueva materia en los programas de educación.
*El autor es investigador titular del Instituto de Geología, y profesor de Geología Ambiental, en la UNAM. [email protected] y
[email protected].
*Diseño Ing. Silvestre Ruiz Salinas
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