Enfermedades padecidas por los marsupiales Los marsupiales pueden padecer multiples enfermedades siendo, entre ellos, unos son mas inmunes a otros dependiendo de la especie, por ejemplo el conocido Koala es un animal con un sistema inmunitario muy frágil que les hace propensos a todo tipo de problemas como enfermedades respiratorias, digestivas y urogenitales, con la posibilidad también de padecer úlcera de estómago, cáncer, deshidratación, atrofia muscular, garrapatas, estrés, clamidia e incluso pueden morir por el desgaste de sus dientes cuando están viejos. Pero hablando en general de los Marsupiales y sus enfermedades podemos hablar de distintas enfermedades como pueden ser, la clamidia, malaria, filariasis, tifus, fiebre amarilla y dengue, esta última muy repartida por toda oceanía. Si nos centramos en estas enfermedades podemos observar sus características y peculiaridades que de una en una hiremos señalando seguidamente. Clamidia: Las clamidias o chlamydia son microorganismos procariotas con las siguientes características: Tamaño: Son de muy pequeño tamaño, incluso más pequeño que las bacterias por lo que se considera que se encuentran entre los virus y las bacterias. Forma: Tiene forma esférica. Forma de vida: Son parásitos intracelulares obligados de las células de los vertebrados. Al poseer esta característica escapan a menudo del sistema inmunitario. Su ciclo de desarrollo adquiere dos formas: el corpúsculo elemental y el corpúsculo reticulado o inicial, que representan la forma extracelular e intracelular del parásito respectivamente. Malaria: Es una enfermedad no contagiosa, provocada por un protozoário ( plasmodium). Es transmitida por la picadura de la hembra de un mosquito (Anopheles), que necesita de la sangre, que succiona con la picadura, para incubar sus huevos, y que pica principalmente entre la puesta del sol y el amanecer. Filariasis: Filariasis es la enfermedad causada por la infección de filarias, nemátodos del orden Spirurida, superfamilia Filarioidea, que son transmitidos en forma de larva o microfilaria a los vertrebrados por un artrópodo, generalmente un mosquito o mosca, luego de lo cual las larvas se localizan adecuadamente para convertirse en adultos. Tifus: Por la picadura de vários tipos de insectos (ácaros, pulgas, garrapatas y piojos). Hay diferentes tipos: Tifus exantemático epidémico: producido por Rickettsia prowazekii. Tifús endémico murino: Pruducido por Rickettsia typhii.p1091;с. Dengue: El dengue es una enfermedad febril de comienzo súbito, epidémica de origen vírico y transmitida por el mosquito Stegomyia aegypti o Aedes aegypti y con menor frecuencia por el Aedes albopictus o mosquito tigre. Estos mosquitos pican durante todo el día, preferentemente por la mañana temprano y en el ínicio de la noche. En las junglas del sudeste asiático hay un ciclo silvestre de la enfermedad adonde son los monos que sirven de reservorio para el virus. El dengue es una enfermedad vírica febril y aguda que se caracteriza por comienzo repentino. La fiebre puede durar de tres a cinco días (rara vez más de siete días, y suele ser difásica). Cefalea intensa, mialgias, artralgias, dolor retroorbital, anorexia, alteraciones del aparato gastrointestinal y exantema rubeliforme. En algunos casos aparece tempranamente eritema generalizado. Para la fecha en que la fiebre muestra defervescencia suele aparecer una erupción maculopapular generalizada, pruriginosa de duración corta. En la sección correspondiente a dengue hemorrágico se presentan las infecciones por dengue que presentan un incremento en la permeabilidad vascular, manifestaciones hemorrágicas extraordinarias y ataque de órganos específicos. En cualquier momento durante la fase febril pueden aparecer fenómenos hemorrágicos de poca intensidad, como petequias, epistaxis o menotrorragia. En las personas de piel oscura la erupción a menudo no es visible. La recuperación puede acompañarse de fatiga y depresión duraderas. Son frecuentes la linfadenopatías y la leucopenia con linfocitosis relativa; con menor frecuencia se observan trombocitopenia (menos de 100 000 plaquetas por mm3) e incremento de las aminotransferasas. Las epidemias tienen carácter explosivo, pero la tasa de letalidad es muy baja, siempre que no aparezca el dengue hemorrágico. El diagnóstico diferencial incluye todas las enfermedades epidemiológicamente importantes incluidas bajo los rubros de fiebres víricas transmitidas por artrópodos, sarampión, rubéola y otras enfermedades febriles sistémicas. Con técnicas auxiliares en el diagnóstico pueden utilizarse las pruebas de inhibición de la hemaglutinación, fijación del complemento. ELISA, captación de anticuerpos IgG e IgM, así como las de neutralización. El virus se aísla de la sangre por inoculación de mosquitos o por técnicas de cultivo celular de mosquitos o vertebrados y después se identifican con anticuerpos monoclonales con especificidad de tipo. Fiebre amarilla: Es transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti y otros mosquitos de los generos Aedes, Haemagogus y Sabethes. El período de incubación se sitúa entre los 3 y los 14 días. La duración de la enfermedad en caso de curación es de una a dos semanas. Tras el período de incubación cabe distinguir dos formas clínicas: la leve y la grave o clásica, registrándose también formas de gravedad intermedia. Forma leve. Es poco característica y sólo se sospecha en zonas endémicas y especialmente durante las epidemias. Comienza bruscamente con fiebre elevada, escalofríos y cefalea. Pueden existir, además, mialgias, náuseas y vómitos. Suele durar 1-3 días y curar sin complicaciones. Forma grave o clásica. Tras un período inicial similar al anterior, en el que pueden existir además epistaxis y gingivorragia, se produce un descenso febril (remisión). A continuación reaparece la fiebre, se instaura ictericia (100% de los casos) y puede aparecer insuficiencia hepática o renal con proteinuria (90%) y agravamiento de la diátesis hemorrágica, con epistaxis abundantes, gingivorragia, punteado hemorrágico en el paladar blando y hematemesis de sangre negra y coagulada (vómito negro) (20% de casos). Un signo clínico clásico es la existencia de bradicardia relativa aesar de la fiebre elevada (signo de Faget). Al inicio existe leucopenia con neutropenia. Los restantes parámetros bioquímicos traducen sólo la existencia de fallo orgánico único o múltiple (generalmente hepático o renal) y deshidratación (alteraciones iónicas y del equilibrio acidobásico).El diagnóstico en zonas endémicas suele establecerse a partir de los datos clínicos. La confirmación del diagnóstico requiere la demostración de un ascenso al cuádruple en el título de anticuerpos en un paciente sin historia reciente de vacunación frente a la fiebre amarilla y si se han podido excluir reacciones cruzadas frente a otros flavivirus, o la demostración del virus de la fiebre amarilla, sus antígenos o genoma en tejidos, sangre o líquidos biológicos.