Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ 8.- La transparencia y la previsibilidad de los honorarios. El artículo 3.4 del Código de Deontología del CCBE establecía: “3.4 Fijación de honorarios. 3.4.1. El abogado deberá informar a su cliente de lo que pide en concepto de honorarios y el importe de los mismos deberá ser equitativo y estar justificado. 3.4.2. A excepción de aquellos casos en que se firme legalmente un convenio en sentido contrario por el abogado y por su cliente, la forma de calcular los honorarios deberá ser conforme a las Normas del Colegio del que sea miembro el abogado. Si fuera miembro de más de un Colegio, las normas aplicables serán las del Colegio con el que las relaciones entre abogados y el cliente tengan el vínculo más estrecho”. Este último párrafo ha sido eliminado en la última modificación del Código de Deontología agregándose al final del apartado 3.4.1 la frase siguiente: “... y conforme a la ley y a las normas deontológicas del abogado.” 828 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart Una de las características más importantes que debe revestir las relaciones económicas del cliente y su Abogado es la transparencia. No son pocas las disposiciones contenidas en el Código Deontológico que se refieren a aspectos de carácter económico del Abogado con su cliente. El tema del dinero es siempre reviste siempre un aspecto delicado y muchas veces lamentablemente enturbia las relaciones. Se producen muchas denuncias que se reciben en los Colegios de Abogados y en sus Comisiones de Deontología cuando el Abogado opta por pasar su minuta después de haber realizado su trabajo. Es entonces cuando el cliente descubre que no está satisfecho con sus servicios y que incluso estima que su proceder no ha sido correcto y es merecedor de una sanción. Es que, lamentablemente, falta transparencia a la hora de recibir el encargo profesional. Es bueno que el cliente sepa las condiciones en las que está contratando a su Abogado. Es la otra característica que deben revestir los honorarios y los gastos anejos a la actividad profesional: su previsibilidad. Al examinar las obligaciones del Abogado hacia sus clientes hicimos hincapié en que entre ellas estaba la de informarle el “Importe aproximado, en cuanto sea posible, de los honorarios, o de las bases para su determinación.” El Código Deontológico recomienda la llamada “hoja de encargo” en su artículo 13.1 que facilita la recíproca confianza que debe existir entre cliente y Abogado: “Dicha relación puede verse facilitada mediante la suscripción de la Hoja de Encargo.”365 365. En el Prontuario del Abogado, varios autores, La Ley, edición de 2007 concebido como una guía útil para el ejercicio de la profesión se lee (página 72): “Hoja de encargo profesional: Configurada como recomendación (6), y a la espera de que sea establecida como obligatoria, la denominada hoja de encargo o contrato de arrendamiento de servicios Abogado-cliente constituye un elemento esencial de delimitación de la responsabilidad profesional (además de garantía para el consumidor). De todos es sabida la ancestral dejación que el Abogado ha mostrado a la hora de regular sus relaciones con el cliente tanto en su vertiente económica como 829 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ Que sirve también para el tratamiento de fondos ajenos (artículo 20.2 del Código Deontológico). Si se utiliza esta hoja, que en realidad no es más que una expresión escrita del contrato que liga al Abogado con su cliente y que debe contener el ámbito de las actuaciones que se encomiendan al Abogado y la retribución que se conviene por la recta ejecución de esas actividades amén de otros detalles se habrá de evitar muchos problemas futuros. En esa misma hoja de encargo se debe suministrar un presupuesto de honorarios y gastos al cliente, presupuesto que no puede sino ser aproximado para evitar inútiles y veces perjudiciales rigideces pero por lo menos servirá de base cuando se presente un conflicto. Y, de paso, se cumplirá con lo que dispone la Carta de Derechos de los Ciudadanos donde se prevé expresamente que los clientes tienen el derecho de obtener esos documentos; Hoja de encargo y presupuesto. El artículo 37 de esa Carta dispone: “Un cliente informado. El ciudadano tiene derecho a conocer anticipadamente el coste aproximado de la intervención del profesional elegido y la forma de pago. Los Abogados y Procuradores estarán obligados a entregar a su cliente un presupuesto previo que contenga los anteriores extremos. A estos efectos se regulará adecuadamente y fomentará el uso de las hojas de encargo profesional.” propiamente jurídica, amparando con ello un estado de indefinición contractual que debe ser corregido. La hoja de encargo no sólo servirá al Abogado para acreditar que determinados servicios le han sido encomendados y que sus honorarios quedan fijados en la cuantía que se establezca —lo que evitará ulteriores disconformidades—, sino que, a través de su clausulado, podrá estipular las condiciones en que dicho trabajo se realizará, si se extiende a una o más instancias, si el cliente le permite detraer fondos de terceros, si la falta de provisión de fondos le exonera de su cumplimiento, etc., cuestiones todas ellas que, de no constar debidamente articuladas, pueden generar más de un problema al Abogado en caso de que su cliente se muestre disconforme con su actuación. Por ello se convierte en un elemento imprescindible para el Abogado de cara a regular de forma efectiva la eficacia y alcance de la encomienda.”. 830 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart 9.- La provisión de fondos. Otro de los grandes remedios que previene los problemas económicos con el cliente es la provisión de fondos. El artículo 17 del Código Deontológico proclama que “El abogado tiene derecho a solicitar y percibir la entrega de cantidades en concepto de fondos a cuenta de los gastos suplidos, o de sus honorarios, tanto con carácter previo como durante la tramitación del asunto” y agrega el último párrafo que “La falta de pago de la provisión autorizará a renunciar o condicionar el inicio de las tareas profesionales, o a cesar en ellas.” 366 COBO DEL ROSAL367 considera que “... la provisión de fondos... tiene un doble sentido y significación: 1.- ser pago anticipado del todo o de la parte del montante de los honorarios del Letrado o Procurador... 2.- más frecuentemente, constituirse en garantía de un hecho objetivo e incuestionable, si está probado que se ha desembolsado una cantidad en régimen de provisión de fondos, como una especie seria y objetiva de que se asume la minuta que resulte, si no está acordada en régimen de cuota litis y, por tanto, no documentada.” 366. En Inglaterra y Gales, no se reconoce al Abogado tal derecho, salvo que se haya pactado expresamente con el cliente que la provisión de fondos se debe efectuar antes de que culmine la actuación del Abogado. Principio 25.17 de “The Guide to the Professional Conduct of Solicitors”. 367. COBO DEL ROSAL, Manuel, “Funciones de la provisión de fondos en relación con el pago de minutas de honorarios a Abogados y Procuradores” en “Economist & Jurist” número 112 julio–agosto 2007, páginas 122 y siguientes. 831 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ Agregando “... se trata de un hecho objetivo, documentado, inequívoco y finalista, pudiendo sentarse la siguiente proposición: todo aquel que ha pagado una provisión de fondos a Letrado o Procurador para que le defienda (o represente) a él o a un tercero, prueba que se ha constituido en el garantizador del pago de los honorarios totales cuando el Letrado especifique su haber o su cuantía al término de sus asuntos. Buena prueba de ello es que si la actuación del Letrado tiene un coste inferior al de la provisión de fondos, el Letrado estará obligado a devolver la diferencia a quien entonces se convierte en acreedor, esto es a quien le entregó unas cantidades en garantía real y económica.” Un Letrado fue condenado a devolver a los demandantes la cantidad de 1.335.000 pesetas que le habían entregado al demandado en concepto de provisión de fondos; devolución, que se reclamaba en virtud de la renuncia que había formulado el Letrado, al resolver el contrato de arrendamiento de servicios con sus clientes, al pago de los honorarios profesionales devengados. La renuncia se había efectuado al reconocer los perjuicios que por su negligente actuación profesional les había irrogado. Sin embargo, sostenía en ambas instancias que esa renuncia no se refería a la provisión de fondos recibida. Desestimado el argumento, recurre de casación ante el Tribunal Supremo que desestima el recurso.368 Se alegaba infracción del artículo 6 del Código Civil. Como consecuencia de la denuncia o puesta de manifiesto por los clientes al Colegio de Abogados con relación a la conducta del demandado, este aceptó la resolución del contrato, devolvió los documentos que tenía de los clientes, y renunció a los honorarios devengados. La discrepancia surge respecto del alcance que se había de dar a esa renuncia. El Letrado entendía que la cantidad que se reclamaba de 1.335.000 pesetas, se refería a honorarios ya satisfechos, 368. Sentencia del Tribunal Supremo, Sala Primera de 14 de febrero de 2003, Ponente señor de Asís Garrote, Aranzadi 2003/2093. 832 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart por lo que no deben ser objeto de devolución, y sin embargo, la sentencia entendía que la cantidad se adelantó en concepto de provisión de fondos, para satisfacer futuras actuaciones del Letrado, trabajos, que no se acreditaron por lo que la cantidad ha de ser devuelta a los clientes que la pagaron en concepto de provisión, y ello aunque no existiese la renuncia, “... que en este supuesto, por referirse a un derecho potestativo, no perjudicar a tercero y estar hecha de forma explícita y terminante, ha de producir los efectos legales de extinguir el derecho, y de acuerdo con el examen y valoración de la prueba llevada a efecto en la sentencia de primera instancia, cuya fundamentación acepta y tiene por reproducida la sentencia de apelación, el hoy recurrente, no ha acreditado la intervención en los procedimientos que alegó haber efectuado en su contestación a la demanda.” Un Consejo de Colegios desestimó el recurso interpuesto por el denunciante contra el archivo de la queja presentada contra una Letrada a la que le había encomendado su defensa en un procedimiento seguido ante un Juzgado de Instrucción y la presentación de una demanda cuya copia le había hecho llegar la denunciada. Que ante la sospecha de que la demanda no hubiese sido entablada, acudió al Juzgado comprobando que no constaba presentada. La Letrada indicaba que le había defendido en vía penal, que no era cierto que se le comunicara al recurrente que la demanda civil había sido presentada. Es más, siempre le había dicho que para presentarla tendría que abonar la provisión de fondos reclamada que nunca hizo efectiva. Que si bien se elaboró un borrador de la demanda civil, ésta nunca se terminó ni se presentó por la falta de provisión de fondos para iniciar el procedimiento en cuestión. La Junta de Gobierno del Colegio acordó el archivo de las actuaciones al considerar que no existía conducta susceptible de reproche disciplinario. Interpuesto recurso, el Consejo lo desestima declarando: “En cuanto al fondo del asunto y una vez examinado el expediente, la única cuestión relevante a los efectos de este 833 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ recurso es la comprobación de si la Letrada desatendió su obligación de iniciar el procedimiento que le fue encomendado. A tenor de lo dicho, se hace imprescindible acudir al precepto número 17 del Código Deontológico... que dice: “(...) La falta de pago de la provisión autorizará a renunciar o condicionar el inicio de las tareas profesionales, o a cesar en ellas “. De acuerdo con tal precepto, la denunciada está en su derecho para exigir la entrega de una determinada cantidad en concepto de provisión de fondos a cuenta de los gastos suplidos o de sus honorarios con carácter previo a la tramitación del asunto, de forma que, de no haber constancia de que el cliente satisfizo la suma solicitada, habrá de concluirse que aquélla actuó correctamente no iniciando la tarea encomendada. Y es que, por imperativo del orden sancionador, hemos de partir de la siguiente premisa: la denunciada goza del beneficio de la presunción de inocencia, por lo que ha de ser el denunciante quien pruebe los dos extremos de hecho presupuestos del ilícito: que hizo entrega de la provisión de fondos correspondiente al procedimiento civil encomendado y que la Letrada contravino los términos de su deseo. En este sentido el recurrente es incapaz de aportar ningún indicio que permita inferir que abonó la provisión de fondos que niega la Letrada. Es más, tanto de la denuncia como del recurso, no cabe siquiera deducir, de forma certera e indubitada, que el pago efectuado el... se corresponda en realidad con la provisión de fondos del procedimiento encomendado. Y ello porque, en primer lugar, nada se hace constar en el recibo que permita relacionar su importe con el último encargo efectuado. En segundo, porque no se ha acreditado 834 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart que a la fecha de dicho pago se hubiere ya liquidado íntegramente todos los honorarios devengados por el procedimiento penal precedente en todas sus instancias, incluida la casación.” Esa ausencia probatoria nos obliga, conforme a las reglas del criterio humano y de la lógica razonable, a la conclusión de que dicha cantidad se correspondía ciertamente con honorarios devengados, y aún insatisfechos, con anterioridad. Es más, en el orden punitivo no se puede olvidar que rige el principio de presunción de inocencia, consagrado por los artículos 137 de la Ley 30/1992 y 5.a) del Reglamento del Procedimiento Disciplinario. Así, presupuesto inexcusable para la estimación de la denuncia es la previa constancia indubitada y certera de la realidad de los hechos que se le imputan, hechos cuya carga probatoria corresponde exclusivamente al que denuncia. En definitiva, todo apunta a que la Letrada se acogió a una facultad legal que le asiste al negarse a consumar un encargo profesional, por mucho que hubiere hecho los trabajos preparatorios, que no han sido debidamente provisionados, máxime cuando no hay constancia de que con ello haya precluído o prescrito ninguna acción o trámite procesal o que por dicho motivo se hubiere irrogado al cliente ningún tipo de perjuicio no subsanable o reparable por éste acudiendo a otro Letrado.” No es fácil siempre el pedir provisión de fondos: se exige el don de la oportunidad. Ni demasiado pronto ya que puede asustarse al cliente ni demasiado tarde, cuando ya se ha comenzado el trabajo y se han asumido compromisos y han empezado las críticas del cliente. Muchas veces, se tiene confianza en que el cliente responderá cuando le sea demandada una cantidad de dinero y la mayoría de las oportunidades esa confianza es fundada y responde a la realidad. Otras veces se prefiere correr el riesgo de no cobrar para no perder al cliente ya que hay certeza de que el cliente no piensa pagar y se confía en obtener para él condena en costas de la parte contraria. Tampoco es infrecuente que por razones altruistas no se quiera gravar al cliente que está en difícil situación. Pero, por muy encomiable que sea este propósito, puede 835 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ concederse un crédito sin garantía pero por lo menos que no sea ilíquido. Debe obtenerse un reconocimiento de deuda del cliente, y, por eso, si el cliente carece de disponibilidad económica inmediata debe dársele tiempo pero convenirse al menos un importe y una forma de pago. No hay que olvidar -y esto tendrá importancia a los efectos que se examinan más adelante- que la provisión de fondos debe ser pedida y recibida a cuenta de gastos o de honorarios o de ambas cosas a la vez y su cuantía debe ser acorde con las previsiones del asunto y del importe estimado. El Tribunal Supremo ha declarado que la falta de provisión de fondos permite al Abogado apartarse del asunto pero en ningún caso, incumplir con sus obligaciones. Ante un Colegio de Abogados se denunció a un Letrado juntamente con una compañera que habían sido designados Contadores Partidores de las herencias de los padres del denunciante otorgándose escritura pública en las que se determinaba las bases de la futura partición y se les concedía un plazo para finalizarla. El Letrado habría telefoneado al denunciante requiriéndole una provisión de fondos en plazo perentorio, advirtiéndole que de no recibirle “podría salir perjudicado en las adjudicaciones hereditarias y quedaría prácticamente en la jaula de los leones” (sic). El denunciante, que tenía concertada la venta de un inmueble que se le adjudicaría, con no pocos esfuerzos había abonado la provisión de fondos requerida. El Colegio de Abogados archivó las actuaciones sin declarar responsabilidad alguna, recurriéndose el acuerdo ante el Consejo General de la Abogacía, que lo estimó con devolución del expediente al Colegio para la práctica de determinadas pruebas, que, propuestas, no habían sido practicadas. Una vez realizadas, el Colegio volvió a archivar el expediente por estimar, por una parte, que no había quedado acreditada actuación profesional contraria a principios deontológicos, pues la solicitud de la entrega de cantidad lo fue con carácter de provisión de fondos o anticipo de pago de honorarios; y la pretensión de redacción de la minuta de honorarios por parte del Colegio requería ineludiblemente el previo sometimiento de ambas partes al arbitraje de la Junta. 836 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart El denunciante interpuso recurso de alzada ante el Consejo General de la Abogacía Española que lo estimó parcialmente e impuso al Letrado como autor de una falta prevista en el apartado c) del artículo 113, en relación con el apartado e) del artículo 114 del antiguo Estatuto General de la Abogacía la sanción de suspensión en el ejercicio profesional por término de un mes. El acuerdo se fundamentaba jurídicamente en tres cuestiones: la coacción o extorsión económica, por una parte, el ocultamiento de un documento y la pretensión de que el Colegio redacte la minuta de honorarios del Letrado denunciado. El Consejo declaró en tal oportunidad: “Sin embargo, lo que sí está acreditado en el expediente, y ello por propio reconocimiento del Letrado denunciado, es el hecho de que estando próxima la expiración del plazo finalmente concedido a los Contadores Partidores, para ultimar el cuaderno particional, solicitó el señor... como honorarios a cuenta, el importe de dos millones de pesetas, pues según se señaló literalmente: «en otro caso, me ajustaría en mi cometido a los términos del mandato conferido, para lo que no era necesaria su firma en el otorgamiento de la escritura de partición» y, a juicio del Consejo, parece evidente que tal actitud, aunque descanse en la lícita exigencia de una provisión de fondos (Norma 7.8 de las Deontológicas de la Abogacía Española, 3.5 del Código de Deontología de los Abogados de la Comunidad Europea) contraría elementales respetos a la dignidad de la profesión y a las reglas éticas que la gobiernan, pues la falta de provisión de fondos únicamente permite renunciar a ocuparse de un asunto o bien retirarse del mismo, pero jamás cambiar la línea de defensa o la búsqueda del resultado encomendado por el cliente. De otra parte, el ajuste a los términos de un mandato es absolutamente obligado y tampoco puede experimentar variación en función de si los honorarios han sido o no garantizados.” La Sala de instancia sancionaba la conducta consistente en que el Letrado obliga bajo condición a don..., la provisión de dos millones de pesetas de honorarios a cuenta, pocos días antes de firmar el Cuaderno 837 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ Particional por el que quedaba obligado y ante esta solución, el señor... entrega dicha cantidad, anteponiendo el Letrado, sus intereses a los propios derivados de la actividad profesional, siendo así que el señor... era insolvente y que el Letrado sabía que tenía un procedimiento especial y sumario para cobrar su minuta, por todo ello, estima acertada la sentencia impugnada al Acuerdo impugnado del Consejo General de la Abogacía que aplica en su grado mínimo el artículo 114, apartado e), en relación con el artículo 113, apartado c) del Estatuto General de la Abogacía e impone al Letrado la sanción de un mes de suspensión. Interpuesto contra esta Sentencia recurso de casación, el Tribunal Supremo369 lo desestima declarando: “... que es cierto que estando próxima la expiración del plazo concedido a los Contadores Partidores, llamó por teléfono desde... al señor... y le comunicó su deseo de que ingresara en su cuenta, en concepto de honorarios a cuenta, la cantidad de dos millones de pesetas, pues, en otro caso, se ajustaría a su cometido en los términos del mandato conferido, para lo que no era necesaria su firma en el otorgamiento de la Escritura de Partición, frase que, a juicio del Consejo General de la Abogacía, tiene un claro sentido condicionante y conminatorio para el cliente, pues de la propia frase se desprende inequívocamente que podía o no otorgar la firma y que condicionaba tal otorgamiento a la recepción de unos fondos, por lo que si ello hubiera sido irrelevante ni el recurrente hubiera condicionado su actuación ni su cliente reaccionado como lo hizo realmente, pagando de inmediato la suma requerida. ... En suma, lo que se está aquí debatiendo no es el tema relativo a la aplicación de las normas civiles, siguiendo, 369. Sentencia del Tribunal Supremo, Sala Tercera, Sección Sexta de 17 de diciembre de 1998, Ponente señor González Rivas, Aranzadi 1998/10377. 838 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart en este punto, las valoraciones que efectúa el Consejo General de la Abogacía, sino la delimitación de una conducta constitutiva de infracción de las normas deontológicas del Colegio Profesional de Abogados por la actuación del Letrado denunciado por el cliente, como consecuencia de las actividades derivadas de una operación de partición hereditaria y adjudicación de bienes a los herederos, cuyos hechos más relevantes han sido puestos de manifiesto en el antecedente segundo de esta resolución, por lo que resulta desestimable el motivo. ... El segundo de los motivos de casación en que se basa la parte recurrente, se fundamenta, al amparo del artículo 95.1.4 LJCA, en la vulneración de los artículos 39, 53 y 54 del Estatuto General de la Abogacía de 24 julio 1982, por entender que teniendo en cuenta las constantes comunicaciones y escritos entre el Letrado y el señor..., no resulta, a juicio de esta parte, acreditada la vulneración indicada, puesto que el Contador Partidor entiende que obró dentro del ámbito de su actividad profesional, que solicitó los honorarios a cuenta del importe de los dos millones de pesetas y que si el señor... pretende imponer en la segunda fase particional, después de la redacción de unas bases de partición que no estaban previstas en la escritura del nombramiento, un criterio distinto sustentado por los Contadores Partidores, ello significaba que a diferencia de su activa intervención en lograr el convenio de bases de la primera fase, se abstenía de ello y cesaba en la función de Contador Partidor, al no ser el criterio sustentado en la partición resultado de un acuerdo conforme a las bases del nombramiento. Este motivo es igualmente rechazado por el Consejo General de la Abogacía, por entender que no se han impugnado los honorarios ni por excesivos ni por indebidos, sino tan sólo se ha enjuiciado la intervención de la actividad profesional del Letrado en los problemas hereditarios del cliente, 839 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ lo que implicaba el exquisito cumplimiento de los artículos 39, 53 y 54 del Estatuto General de la Abogacía y el Código Deontológico aprobado por la Asamblea de Decanos el 28 y 29 de mayo de 1987, por lo que asumido el encargo, no pudo, como realmente realizó, anteponer su interés económico al buen fin del asunto que le había sido confiado.” El Tribunal agrega: “Como reconoce, en este punto, la sentencia recurrida, resulta acreditada en la cuestión examinada a la vista de los hechos no revisables en vía casacional, el quebrantamiento por parte del Letrado de sus deberes fundamentales como obligación profesional, que no justifica la desviación del fin supremo a que se halla vinculado en la búsqueda de la justicia, a tenor del artículo 39 del Estatuto General de la Abogacía, aprobado por Real Decreto 2090/1982, de 24 julio, e igualmente, aparece vulnerada su obligación de cumplimiento con el máximo celo y diligencia, y guardando el secreto profesional, ateniéndose a las exigencias técnicas, deontológicas y morales adecuadas a la tutela jurídica de cada asunto, a tenor del artículo 53, por lo que su conducta aparece claramente valorada, como la califica el Acuerdo del Consejo General de la Abogacía y confirma la sentencia recurrida dentro del artículo 114, e) del Estatuto, por tratarse de un acto o misión que descrito en el apartado c) del artículo 113, por constituir ofensa grave a la dignidad de la profesión o a las reglas éticas que la gobiernan, cuando no tiene entidad suficiente para ser considerada como muy grave, se califica como falta grave y ello repercute en el orden sancionador mediante la imposición de la suspensión de un mes en el ejercicio profesional, en aplicación de la previsión contenida en el artículo 116, apartado segundo del Estatuto General, que sanciona las faltas graves con suspensión en el ejercicio de la Abogacía por un plazo no superior a tres meses, razones que permiten concluir desestimando, en este punto, el recurso.” 840 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart En materia de provisiones de fondos y condición de excesivos de los honorarios se pronuncia una sentencia por el Tribunal Supremo de interés.370 Un Abogado había recibido de su cliente cuya defensa ostentaba en una demanda y en una reconvención, un total de 2.025.000 pesetas de las que había reintegrado 1.243.083 por lo que la cantidad efectivamente percibida se redujo a 781.912 pesetas. La parte contraria fue condenada en costas presentando el Letrado minuta por importe de 899.000 pesetas. Impugnada, el Colegio de Abogados declaró correcta la cantidad de 400.567 pesetas, más el IVA y excesiva en el resto. Con posterioridad, el acusado presentó a su cliente una liquidación en la que se fijaba sus honorarios profesionales en 775.000 pesetas de las que descontadas las 400.567 pesetas abonadas por la contraria reducía la deuda a 374.433 pesetas. A esa suma añadía diversas cantidades por la demanda reconvencional y por ejecución de sentencia. Del importe total, deducía las cantidades entregadas reclamando un pequeño saldo a su favor. La Audiencia le condena pero con un voto particular371, 370. Sentencia del Tribunal Supremo, Sala Segunda de 22 de enero de 2003, Ponente señor Maza Martín, Aranzadi 2003/426 371. Del señor Rodríguez y Vicente Tutor en el que expresaba: «1º. Se acepta el encabezamiento y antecedentes de hecho, así como el relato histórico de la misma. 2º. Se disiente de la calificación jurídica contenida en el primer fundamento de derecho y de los razonamientos explicitados en los restantes fundamentos de derecho que conducen al fallo condenatorio, así como de este último. 3º. Entiende el Magistrado disidente que el hecho de que el acusado incluyera en la liquidación presentada a su cliente la suma de... pesetas es incorrecto en cuanto en la minuta inicial presentada para tasación del pleito civil no hacía referencia a ese trámite lo que indica que la suma reclamada por honorarios comprendía toda su actuación profesional en dicho proceso incluida obviamente la reconvención en cuanto su posición procesal era de demandado y actor reconvencional. Tampoco debió incluir en dicha liquidación las... pesetas por ejecución de la sentencia, por las razones que se expresan en el fundamento de derecho 7º. Ni finalmente el IVA correspondiente a esas dos cantidades. Y en todo esto comparte la argumentación de la sentencia dictada, pero disintiendo como ya se ha apuntado de la calificación jurídica como delito de apropiación indebida de tal actuación. 4º. No puede olvidarse que la relación entre Abogado y cliente es un contrato de arrendamiento de servicios donde el primero presta un asesoramiento técnico y una asistencia en un proceso y el segundo por este trabajo abona la cantidad correspondiente. 841 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ El Tribunal Supremo acoge el recurso de casación por razones semejantes a las defendidas también por el Voto Particular, formulado por uno de los Magistrados integrantes del Tribunal de instancia y unido a la Sentencia que expresa el criterio mayoritario. Manifiesta el Alto Tribunal: “En efecto, como el Voto Particular unido a la Sentencia y el propio Representante del Ministerio Fiscal ante este Tribunal sostienen, el hecho de que el recurrente estuviera habilitado, por las Normas colegiales, para cargar el exceso de su minuta profesional, no cubierto por la condena en costas en razón a la estimada impugnación de su cuantía, sobre su defendido, detrayendo ese importe de la previa provisión de fondos, es cuestión, cuando menos, discutible, a la vista de las referidas Normas, que, en cualquier caso, no permite afirmar que concurra en la conducta del Letrado el elemento de la intención defraudatoria, apropiándose de lo que se sabe con certeza que no le pertenece, esencial para la integración del tipo delictivo del artículo 252 del Código Penal, objeto de condena. En realidad, así parece entenderlo también la misma Sentencia recurrida cuando afirma, en su Fundamento Jurídico Segundo, que: «... el cargo de las 374.433 pesetas es admisible, pues como señalaba el dictamen del Colegio de Si el cliente ha entregado unas sumas al Letrado de forma anticipada, al finar la actuación del segundo éste debe presentar una liquidación. Si con ella no se está conforme por las razones que sean o por la actuación, como ocurre en el caso presente de concepto indebido, surge la duda, por tratarse de una liquidación, de si esas retenciones ilícitas pueden configurar un delito, el de apropiación indebida o nos hallamos ante una cuestión de índole civil relacionada con un contrato de esta naturaleza y que debe ventilarse en dicha vía. 5º. Y ante esta duda es por lo que el Magistrado que emite este voto particular, en aplicación del principio “in dubio pro reo” se decanta por un fallo absolutorio del acusado del querellado. 6º. Por todo ello se entiende que si no hay delito, no hay autor ni cabe hablar de responsabilidad civil dimanante de aquél y que las costas deberían imponerse a la acusación particular, por lo que el fallo de la sentencia sería el siguiente: Debo absolver y absuelvo a don... del delito continuado de apropiación indebida que le imputa la acusación particular imposición de las costas procesales, a la acusación particular. Este es el voto que en descargo de su consciente el Magistrado aludido” (sic). 842 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart Abogados de 31 de mayo de 1998, si un Letrado estima que la justa retribución de su trabajo profesional es superior a la resultante de la estricta aplicación de la norma, puede perfectamente girar un complemento a su cliente...». Aunque, a continuación, justifica la condena con base en que «... donde nace el ilícito penal definido es en el tiempo y en la forma en la que se hacen los cargos por el acusado». Lo que, en realidad, resulta sorprendente, pues si la cantidad retenida podría ser realmente adeudada, no se comprende cómo datos circustanciales cuales los del tiempo o la forma en que su cobro se efectúa, pueden hacer pasar la conducta a integrar el ilícito penal. La cuestión, por tanto, ha de remitirse al ámbito de una mera contienda de carácter civil, en la que ambas partes habrán de dilucidar el derecho que, eventualmente, pudiere asistirles, bien al cobro de esa parte de la minuta profesional, bien a la devolución de la inicial provisión de fondos.” 10.- La intervención de los Colegios de Abogados en materia de honorarios. Las Comisiones de Deontología han sido siempre reacias, con razón, en entrar a discutir el importe de los honorarios que un cliente denunciante considera abusivos. En efecto, los Colegios de Abogados no tienen competencia para entrar a valorar si los honorarios que presenta un Letrado a su cliente son ajustados o lo. Sus atribuciones en esta materia le vienen conferidas por las leyes de enjuiciamiento: dictaminar a requerimiento de los Tribunales si los honorarios son excesivos o ajustados pero sólo en materia de tasaciones de costas o jura de cuentas. El artículo 246 de la Ley de enjuiciamiento civil, con relación a las tasaciones de costas, dispone: “Tramitación y decisión de la impugnación. 843 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ 1. Si la tasación se impugnara por considerar excesivos los honorarios de los abogados, se oirá en el plazo de cinco días al abogado de que se trate y, si no aceptara la reducción de honorarios que se le reclame, se pasará testimonio de los autos, o de la parte de ellos que resulte necesaria, al Colegio de Abogados para que emita informe.” El artículo 35 de la misma Ley regula el procedimiento para la exacción de honorarios de Abogado reclamados judicialmente al propio cliente -la parte a la que defiendan- que antes se llamaba “jura de cuentas” -término que aún se emplea- ya que según la terminología de la antigua Ley de Enjuiciamiento Civil se exigía el juramento del Abogado y la reclamación al Procurador.372 Disponía el antiguo artículo 12: “Los Abogados podrán reclamar del Procurador, y si éste no interviniera, de la parte a la que defienda, el pago de los honorarios que hubieren devengado en el pleito, presentando minuta detallada y jurando que no les han sido satisfechos. Deducida en tiempo esta pretensión, el Juez o Tribunal accederá a ella en la forma prevenida en el artículo 8 pero si el apremiado impugnare los honorarios por excesivos, se procederá previamente a su regulación, conforme a lo que se dispone en los artículos 427 y siguientes.”373 Tanto en la antigua disposición como en la contenida en el artículo 35 de la actual Ley se prevé la intervención de los Colegios de Abogados 372. En este sentido CEDEÑO HERNAN, Marina, Retribución de Abogados y Procuradores: la llamada “jura de cuentas”, Editorial Aranzadi, 2002 página 33: “... hemos considerado conveniente utilizar la tradicional denominación de procesos de “cuenta o minuta jurada” o de “jura de cuentas” por su expresividad y arraigo.”. 373. En 1934 se dictaron dos Ordenes, el 12 de mayo y el 7 de agosto – para aclarar la primera – para interpretar los artículos 7, 8 y 12 de la Ley de Enjuiciamiento civil disponiendo que los expedientes que se incoasen por los Procuradores contra sus poderdantes en reclamación de la provisión de fondos que preveía el artículo 7 se tramitase “con la mayor brevedad posible”, a determinar el sujeto pasivo de la acción y a la legitimación pasiva sobrevenida de los que se beneficiaron por las responsabilidades asumidas por el Procurador, todo en aplicación de lo dispuesto en el párrafo tercero del artículo 94 de la Constitución de la República española. 844 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart para evacuar dictamen sobre la condición de excesivos de los honorarios pretendidos. “Honorarios de los abogados 1. Los abogados podrán reclamar frente a la parte a la que defiendan el pago de los honorarios que hubieren devengado en el asunto, presentando minuta detallada y manifestando formalmente que esos honorarios les son debidos y no han sido satisfechos. 2. Presentada esta reclamación, se mandará que se requiera al deudor para que pague dicha suma, con las costas, o impugne la cuenta, en el plazo de diez días, bajo apercibimiento de apremio si no pagare ni formulare impugnación. Si, dentro del citado plazo, los honorarios se impugnaren por indebidos, se estará a lo dispuesto en los párrafos segundo y tercero del apartado 2 del artículo anterior. Si se impugnaran los honorarios por excesivos, se procederá previamente a su regulación conforme a lo previsto en los artículos 241 y siguientes, salvo que el abogado acredite la existencia de presupuesto previo en escrito aceptado por el impugnante, y se dictará auto fijando la cantidad debida, bajo apercibimiento de apremio si no se pagase dentro de los cinco días siguientes a la notificación. Dicho auto no será susceptible de recurso, pero no prejuzgará, ni siquiera parcialmente, la sentencia que pudiere recaer en juicio ordinario ulterior. 3. Si el deudor de los honorarios no formulare oposición dentro del plazo establecido, se despachará ejecución por la cantidad a que ascienda la minuta, más las costas.” Se ha planteado la posibilidad de los Colegios de Abogados de negarse a evacuar el dictamen de honorarios si sus derechos no son abonados 845 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ por quien los solicita o por el interesado. La jurisprudencia menor es variada pero prevalece el criterio deque si el Juzgado requiere los autos y la emisión del dictamen el Colegio de Abogados no puede negarse a ello. En una oportunidad, un Letrado denunció a la Junta de Gobierno de un Colegio de Abogados por condicionar la emisión del dictamen al previo pago de los derechos. El Consejo General de la Abogacía Española archivó la denuncia no sin antes declarar: “II.- El Estatuto General de la Abogacía Española, en su artículo 63.1.d), establece como recursos ordinarios de los Colegios de Abogados, entre otros, los derechos que fije la Junta de Gobierno de cada Colegio por emisión de dictámenes, resoluciones, informes o consultas que evacué la misma sobre cualquier materia, incluidas las referidas a honorarios, a petición judicial o extrajudicial. Dentro de la competencia que dicho precepto otorga a las Juntas de Gobierno, la del I. Colegio de Abogados de..., en su sesión de fecha..., aprobó con el concepto de “tasa por los informes de honorarios”, tanto de los que se solicitasen por los Tribunales de Justicia, como por los compañeros como medida de arbitraje, el baremo de 6.000 pesetas (36,06 euros) por minutas de hasta 300.000 pesetas (1.800 euros), así como que dicha tasa debía ser abonada por el Letrado emisor de la minuta que daba lugar a la consulta. A la vista de la normativa expuesta, no cabe sino archivar la denuncia interpuesta, dado que la Junta de Gobierno actuó dentro de las competencias que le atribuye el Estatuto General de la Abogacía Española, y de conformidad con lo establecido en su acuerdo de fecha 26 de octubre de 2001. Sin embargo, este Consejo debe destacar que, tanto los Letrados como los Colegios de Abogados y demás organismos, 846 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart tienen la obligación de colaborar con la Administración de Justicia, y dentro de dicha colaboración se debe incluir la emisión de los dictámenes a los que hacen referencia las Leyes de Enjuiciamiento Civil y Criminal, los cuales deben ser enviados a los Tribunales de manera diligente y sin dilaciones, no siendo adecuado el retraso en su envío por causas ajenas a la propia Administración de Justicia, que pueden suponer una dilación importante y sin justificación en el procedimiento judicial instado, como ha sucedido en el presente caso.” También se ha planteado la posibilidad de sancionar a un Letrado que, requerido por el Colegio, se niega a abonar el importe de los derechos. Un Colegio de Abogados sancionó a un Abogado declarando: “Los hechos descritos en el ordinal anterior son constitutivos de una infracción de los deberes impuestos en el apartado a) del artículo 34 del Estatuto General de la Abogacía, aprobado por Real Decreto 658/2001, de 22 de junio... En conexión con lo anterior, previene el artículo 63.1.a) del mismo texto normativo que constituyen recursos ordinarios de los Colegios de Abogados: “Los derechos que fije la Junta de Gobierno de cada Colegio por emisión de dictámenes, resoluciones, informes o consultas que evacué la misma sobre cualquier materia, incluidas las referidas a honorarios, a petición judicial o extrajudicial, así como por la prestación de otros servicios colegiales”. En virtud de acuerdo de la Junta de Gobierno del Ilustre Colegio Provincial de Abogados de... adoptado en su sesión de fecha..., se aprobó con el concepto de “tasa por los informes de honorarios”, tanto de los que se soliciten por el Juzgado como en razón a los que interesen los compañeros como medida de arbitraje, el baremo de 6.000 pesetas (36,06) por minutas de hasta 300.000 pesetas.” Por lo que 847 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ “La infracción cometida es susceptible de calificarse como leve en atención a lo previsto en el artículo 86. d) del Estatuto General de la Abogacía (EGA) que determina como faltas leves los actos enumerados en el artículo anterior cuando no tuvieren entidad suficiente para ser considerados como graves. Correlativamente, el artículo 85.a) del mismo texto legal recoge como falta grave el incumplimiento reiterado de la obligación de atender a las cargas colegiales previstas en el artículo 34, párrafo a). Dado que no existe reiteración en el incumplimiento y que finalmente se ha abonado -si bien sólo a requerimiento judicial- la citada tasa, se considera pudiera imponerse al Letrado expedientado la sanción de amonestación privada prevenida en el artículo 81 EGA,” La Ley prevé expresamente la existencia de un “presupuesto previo” que impide la impugnación por excesivos en aplicación de la prohibición de ir contra sus propios actos. La introducción de esta novedad fue consecuencia de una enmienda del Grupo Parlamentario Federal Izquierda Unida que estimó necesario consignarlo en evitación de abusos por parte de los clientes que habiendo aceptado unas determinadas condiciones pretendiesen incumplirlos. Los artículos 7 y 8 de la antigua Ley de Enjuiciamiento Civil tienen su origen próximo en las “Ordenanzas para todas las Audiencias de la Península e Islas adyacentes” de 19 de diciembre de 1835 y, aunque no fueron recogidas en la Ley de Enjuiciamiento de 1855, no perdieron su vigencia. Así lo dispuso la Real Orden del Ministerio de Gracia y Justicia de 25 de junio de 1861 que estimó tal omisión como una simple inobservancia, y sí se incorporaron a la Ley de 1881 en la que se introdujo también el artículo 12 relativo al mismo procedimiento para la jura de cuentas por los Abogados. Se trata pues de una institución histórica. Sin embargo, con la aprobación de la Constitución Española, se cuestionó su vigencia al poder atentar contra el principio de igualdad. 848 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart El Tribunal Constitucional374 definió la razón de la existencia de este procedimiento privilegiado para el cobro de honorarios declarando que no vulneraba la Constitución al no constituir un privilegio para los Abogados: “Lo primero que hay que decir es que esta normativa especial no está legalmente prevista para Procuradores y Abogados en general, sino o bien para reintegrar a los Procuradores «de su poderdante moroso las cantidades que éste le adeude por sus derechos y por los gastos que le hubiere suplido para el pleito» (artículo 8 de la L.E.C.), o bien, en cuanto a los Abogados, para «el pago de los honorarios que hubieren devengado en el pleito» (artículo 12 de la L.E.C.). Es el pleito y los gastos, derechos u honorarios realizados o devengados en él lo que, dentro del mismo Juzgado en que se han producido, se hace objeto de una regulación especial y de unas actuaciones judiciales que, obvio es decirlo, no alcanzan en absoluto a posibles derechos o devengos extrajudiciales realizados por esos motivos profesionales. A título simplemente de ejemplo conviene traer a colación lo que, respecto a la tasación de costas, dispone el artículo 424 de la L.E.C.: No se incluirán en ella los «honorarios que no se hayan devengado en el pleito». El pleito, y no la condición o profesión de quienes ostentan los créditos, justifica y delimita el alcance de esta normativa especial. El procedimiento del artículo 8 de la L.E.C. al que se remite el artículo 12 contiene un procedimiento, ciertamente no desarrollado, de naturaleza ejecutiva para hacer efectivos de forma sumaria y expeditiva los créditos derivados de la actuación profesional en un determinado proceso y dentro del mismo de Procuradores y Abogados que, como necesarios cooperadores de la Administración de Justicia (así se califican expresamente en el Libro V de la Ley Or- 374. Sentencia del Tribunal Constitucional 110/1993 de 25 de marzo, Ponente señor García – Mon y González – Regueral. 849 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ gánica del Poder Judicial), están sometidos por dicha Ley, por la L.E.C. y por sus respectivos Estatutos, a una serie de deberes, obligaciones y responsabilidades tendentes al correcto desarrollo del proceso y sin cuya colaboración no sólo se resentiría gravemente el normal funcionamiento del mismo, sino que resultarían de imposible cumplimiento las garantías de efectividad y defensa que impone la Constitución a la tutela judicial. Esta peculiaridad en sus funciones de cooperación con la Administración de Justicia, cuando se concretan en un procedimiento determinado en actuaciones necesarias para su desarrollo, son las que merecen como contrapartida por parte del legislador el establecimiento de un procedimiento especial en virtud del cual y de forma rápida y sencilla puedan resarcirse de los gastos anticipados y de los trabajos realizados dentro del proceso. No se trata, por tanto, según ya hemos dicho, de un privilegio otorgado con carácter general a Procuradores y Abogados en atención a estas profesiones, sino en atención a su intervención en un pleito concreto en el que han actuado y para obtener la debida satisfacción, dentro de ese mismo pleito, a la actividad en él desarrollada. Es así, bajo esta perspectiva, como ha de examinarse si está o no justificada la existencia de estos procesos especiales.” El Tribunal Supremo375 ha venido a precisar con relación a la diferencia entre el procedimiento de jura de cuentas -que no produce cosa juzgada material- y el procedimiento ordinario. Se discutía por el Letrado demandante que se había invertido la carga de la prueba y se le obligaba a acreditar la realidad de sus trabajos. El Alto Tribunal declaró en esa oportunidad: “Ninguna norma blinda a los Letrados, y esta Sala es respetuosa en cuanto al ejercicio de su profesión en el ámbito de la legalidad, para relevarlos de probar sus pretensiones. Al 375. Sentencia del Tribunal Supremo, Sala Primera de 14 de septiembre de 1998, Ponente señor Villagómez Rodil, Aranzadi 1998/6401. 850 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart promoverse juicio declarativo no se está en el procedimiento de jura de cuentas del artículo 12 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, en el que basta con presentar minuta detallada y jurada de que no le han sido satisfechos los honorarios que reclama, lo que da a entender el motivo, creando confusión y contradiciendo la regla del «onus probandi», que afecta a todos los litigantes, sin exclusión expresa alguna, que son partes en los procesos civiles, pues el artículo 1214 determina las consecuencias perjudiciales y negativas de la falta de prueba a recaer en el demandante, en cuanto debe de acreditar los hechos constitutivos de su pretensión (SS. 12 marzo 1998 y 14 marzo 1988 y otras muy numerosas y suficientemente conocidas). El motivo no procede.” Se ha planteado ante un Consejo de Colegios de Abogados la corrección del proceder de un Abogado que insta un procedimiento de jura de cuentas sin previa intimación a su cliente del importe de sus minutas y de la obligación que le asiste de atenderlas. En esa oportunidad, el Letrado se defendía sosteniendo que terminadas las relaciones con su cliente le había devuelto la documentación aportando su minuta de honorarios y, frente a las versiones contradictorias de denunciante y denunciado, el Consejo archivó la denuncia aplicando el principio de inocencia que favorece al imputado. A mi entender, no puede procederse directamente al procedimiento judicial y si así lo hiciese el Abogado infringiría lo dispuesto en el artículo 35 de la Ley de Enjuiciamiento Civil que exige que se presente minuta detallada, esto es, que se ponga la minuta en presencia del cliente como obligado al pago, hasta cuyo momento, el cliente no viene obligado al pago por lo que la manifestación formal que debe realizar el Letrado -en sustitución del antiguo juramento- y que exige el precepto en el sentido de que le son debidos los honorarios y no le han sido satisfechos sería falsa e iría contra el principio de lealtad que debe inspirar sus actuaciones. La actuación del Abogado no sería inane, desde el punto de vista civil ya que presentada la reclamación a tenor de lo que dispone el número 2 del artículo 35 de la ley rituaria, se requerirá al deudor de pago en un plazo breve -diez días- y se habrán podido devengar costas: 851 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ “Presentada esta reclamación, se mandará que se requiera al deudor para que pague dicha suma, con las costas, o impugne la cuenta, en el plazo de diez días, bajo apercibimiento de apremio si no pagare ni formulare impugnación.” El Tribunal Supremo376 ha declarado que no constituye fraude de ley la presentación de una demanda en juicio declarativo a los efectos de que conociera de la reclamación otro Tribunal de un ámbito distinto de donde se habían desarrollado las actuaciones con el objeto de que no se pudiera eficazmente enervar el pago mediante las impugnaciones correspondientes. El recurrente sostenía que el Juzgado donde se había planteado la reclamación había desestimado, de forma tácita, la excepción de falta de competencia territorial aducida por el demandado en la contestación a la demanda. La Audiencia confirmaba este pronunciamiento considerando que, después de la modificación de la Ley de Enjuiciamiento Civil, realizada por Ley 34/1984, de 6 de agosto, la incompetencia por razón del territorio sólo cabe aducirse en el proceso iniciado como cuestión de competencia que ha de plantearse, con carácter previo, como declinatoria por el trámite de los incidentes. El recurrente mantenía que la demandante, para eludir la intervención jurisdiccional de los Jueces y Tribunales del lugar donde se había sustanciado el pleito origen de los honorarios que se reclamaban, ante los cuales realizó su actividad profesional, incluyó en su minuta de honorarios una serie de conceptos no minutables, pero que decía responder a actividades realizadas fuera de aquel ámbito territorial, para poder, así, promover el procedimiento ante Jueces o Tribunales de otro ámbito territorial, aplicando la competencia para conocer de las acciones personales del Juez no del lugar en que la obligación deba cumplirse sino el del domicilio del demandado, o el del lugar del contrato. En el caso de autos, el recurrente había sido demandado ante un Juzgado de Albacete siendo su domicilio el de Madrid. En tal Juzgado se siguió y se tramitó el procedimiento principal y sus incidentes. Con- 376. Sentencia del Tribunal Supremo, Sala primera de 3 de febrero de 1998, Ponente señor Almagro Nosete, Aranzadi 1998/614. 852 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart cluido el pleito, la Abogada, en lugar de acudir a la jura de cuentas y reclamar el pago de los honorarios que hubiere devengado en el pleito, presentando minuta detallada y jurando su impago, ya que si lo hubiere hecho, el litigante, habría podido impugnar la minuta de honorarios de su abogada, bien por excesivos o por indebidos. Sin embargo, la Letrada habría tratado de eludir el conocimiento y decisión de los Jueces y Tribunales de Albacete, ya que ellos conocían su limitada intervención profesional, y con conocimiento de los criterios del. Colegio de Abogados de esa capital, al que pertenecía como colegiada ejerciente y promueve su demanda ante un Juzgado de Primera Instancia de Madrid, que sólo conoce por referencia cuál ha sido la intervención profesional de dicha Letrada. A través de este proceder se incidiría -según el recurrente- en un manifiesto fraude de ley que debió ser sancionado en conformidad con el artículo 6.4 del Código Civil. El Tribunal rechaza los argumentos declarando: “El fraude de ley, que es -conforme a jurisprudencia- sinónimo de daño o perjuicio conseguido mediante un medio o mecanismo utilizado a tal fin, valiendo tanto como subterfugio o ardid, con infracción de deberes jurídicos generales que se imponen a las personas, implica, en el fondo, un acto «contra legem», por eludir las reglas del derecho, pero sin un enfrentamiento frontal, sino, al revés, buscando unas aparentes normas de cobertura o una cobertura indirecta, respetando la letra de la norma, pero infringiendo su espíritu, de forma que el «fraus alterius» implica, con carácter general, un «fraus legis», y requiere como elemento esencial, una serie de actos que, pese a su apariencia de legalidad, violen el contenido ético de los preceptos en que se amparan, ya se tenga o no conciencia de burlar la ley, como, con reiteración ha declarado el Tribunal Supremo. Se ha de ver, por tanto, si concurre o se halla ausente el presupuesto del denunciado fraude, que no es otro que el logro de un resultado prohibido por el ordenamiento jurídico, doctrina que no cabe aplicar al caso, frente a lo afirmado por el recurrente puesto que el supuesto fraude, entendido 853 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ como vulneración de las reglas de competencia territorial, según se argumenta, y, con ello del derecho a Juez ordinario predeterminado legalmente, carece de consistencia, dado que el demandado pudo plantear en forma adecuada la declinatoria, por vía incidental, de acuerdo con la posición mayoritaria de la jurisprudencia, que se recoge en la sentencia de segunda instancia. Por tanto, no cabe achacar a la contraparte las consecuencias de un mal planteamiento procesal del asunto.” El Estatuto General de la Abogacía Española amplia la intervención de los Colegios de Abogados a la posibilidad de emitir dictamen a requerimiento del Letrado. Así lo dispone como facultad de las Juntas de Gobierno el artículo 53 letra i): “... emitir informes sobre honorarios aplicables cuando los Tribunales pidan su dictamen con sujeción a lo dispuesto en las Leyes o cuando lo soliciten los colegiados minutantes.” Evidentemente, estos dictámenes tienen carácter no vinculante y son más bien una orientación a los colegiados sobre el importe de los honorarios que han devengado en una actuación determinada. El informe se emite con todas las cautelas y reservas -no puede ser de otra manera- porque se conoce una visión parcial de la situación: la del Letrado acreedor de los honorarios. Los Colegio ofrecen también a los Letrados y a sus clientes un servicio de mediación para tratar de llegar amistosa y extrajudicialmente a una solución satisfactoria para ambas partes. Pero todo esto, al margen de la deontología. Sus competencias también les vienen atribuidas para resolver mediante arbitraje las diferencias entre cliente y Abogado pero sólo cuando ambos se someten voluntariamente a su jurisdicción. El artículo 4 letra n) del Estatuto General de la Abogacía Española así lo dispone estableciendo que son funciones de los Colegios de Abogados, entre otras, 854 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart “Resolver las discrepancias que puedan surgir en relación con la actuación profesional de los colegiados y la percepción de sus honorarios, mediante laudo al que previamente se sometan de modo expreso las partes interesadas.” Así, los Consejos de Colegios de Abogados inadmiten los recursos contra los dictámenes de honorarios evacuados por los Colegios cuando pretenden que por el Consejo, se manifieste si la cuantía de la minuta fijada en el informe ahora impugnado es correcta o no.377 El Tribunal Supremo, en Auto de fecha 23 de marzo de 1992378, estableció que: “... la reclamación de una minuta por servicios prestados por un Letrado no puede ser instada de un Colegio de Abogados, sino a través del órgano jurisdiccional correspondiente y procedimiento adecuado según los servicios minutables y su naturaleza; sin que un dictamen emitido a efectos meramente ilustrativos y orientadores confieran a un acto de esta naturaleza la consideración de acto administrativo impugnable...”; Ya en una Sentencia de fecha 22 de noviembre de 1963, el Tribunal Supremo había puesto de manifiesto que “... el informe-propuesta que se eleva a la autoridad a quien corresponde resolver el expediente no constituye un acto recurrible en alzada, a tenor del artículo 113 de la Ley de Procedimiento Administrativo”. La Sentencia de 20 de julio de 2000, de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, declara: “... los dictámenes que han de emitir los Colegios de Abogados en los incidentes de impugnación de honorarios, bien 377. Manifestando “ya que de lo actuado se infiere una discrepancia estrictamente económica en cuanto a la liquidación de cuentas entre el Letrado y su cliente...”. 378. Auto del Tribunal Supremo, Sala Tercera, Sección Cuarta de 23 de marzo de 1992, Ponente señor García Estartús, Aranzadi 1992/3116. 855 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ de las tasaciones de costas, bien de los expedientes de jura de cuentas, tramitados por los órganos jurisdiccionales, no forman parte de un procedimiento administrativo sino del jurisdiccional en el que son recabados por disposición legal... Es reiterada la jurisprudencia del Tribunal Supremo según la cual no pueden merecer el calificativo de impugnables los dictámenes e informes, manifestaciones de opinión que, siendo meros actos de trámite... se limitan a aportar elementos de juicio de ciencia... con los restantes datos disponibles por el órgano que haya de decidir el asunto, que es el que plasmará la voluntad de la Administración... sin que un dictamen emitido con efectos meramente ilustrativos y orientadores confiera a un acto de esta naturaleza la consideración de acto administrativo impugnable”. Y el Tribunal Supremo, Sala de lo Contencioso-Administrativo, mediante Auto de fecha 22 de octubre de 2001379, dispuso que “... siendo competencia del órgano jurisdiccional que conozca del concreto proceso determinar, finalmente, la cantidad que habrá de incluirse en la tasación de costas...”, “... el informe del Colegio no pasa de ser, por respetable que sea, un dictamen pericial que, de acuerdo con el artículo 632 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, no es vinculante para el Juzgador...” Un Consejo declaró a propósito de esto: “II.- A la vista del contenido de las manifestaciones de ambas partes y después de haber examinado detenidamente la documentación obrante en el expediente, hay que señalar que los honorarios de un Letrado son un derecho reconocido por el artículo 56 del Estatuto General de la Abogacía Española, sin embargo no es competencia del Consejo... 379. Auto del Tribunal Supremo, Sala Tercera, Sección Quinta de 22 de octubre de 2001, Ponente señor Sanz Bayón, Aranzadi 2002/37382. 856 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart la resolución de las discrepancias surgidas en materia de honorarios, debiendo acudir el interesado a la vía establecida en el artículo 246 de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil. El recurrente intenta defender sus derechos en la vía errónea obviando lo preceptuado en el artículo 246 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, el cual se remite claramente a la jurisdicción civil ordinaria en los supuestos de impugnación de honorarios de Letrado. Por otro lado, cabe señalar que los dictámenes emitidos en materia de honorarios constituyen una actividad pericial realizada a petición del órgano instructor del procedimiento, teniendo el órgano competente para resolver plena libertad para seguir o no el parecer del consultivo dado el carácter no vinculante del dictamen emitido (artículo 83 de la Ley 30/92 de 26 de noviembre). La jurisprudencia del Tribunal Supremo, en sentencias de 3 de noviembre de 1988, 12 de junio, 18 de julio y 28 de noviembre de 1990, 18 de septiembre de 1991 y 30 de marzo de 1994, entre otras, reconocen la sujeción de los Colegios Profesionales al ordenamiento administrativo, al régimen de recursos de tal naturaleza, así como al posterior control jurisdiccional en la vía contencioso-administrativa, en la medida en que se desempeñen funciones públicas atribuidas por la Ley. Por el contrario, aquellos aspectos que tienen relación con la promoción, ayuda y asistencia de los intereses de sus colegiados, que son internos dentro del ámbito de afiliación, deben ser regulados principalmente por el Derecho Privado, según señalan explícitamente las sentencias de 12 de junio y 28 de noviembre de 1990, las cuales distinguen claramente en el caso concreto de los Colegios de Abogados entre el cumplimiento de fines privados, de interés para los colegiados, y aquellos otros de carácter público, para los que se hallan facultados por sus normas reguladoras. 857 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ El citado Tribunal Supremo, manteniendo la referida doctrina jurisprudencial, manifestó en sentencia de fecha 3 de abril de 2000 lo siguiente: “... en efecto, la fijación de los honorarios por parte del Colegio a propósito los trabajos realizados por uno de sus colegiados..., no tiene el pretendido carácter de recurrida y que esta Sala hace suyo, por obvia, no se ejerce a través de él potestad de “imperium” porque la liquidación que se efectúa no tiene el carácter de ejecutiva ni lleva aparejada la posibilidad de seguir una vía de apremio... Los actos administrativos son aquellos actos jurídicos realizados por la Administración -en este caso un Colegio Profesional-, con arreglo al Derecho administrativo; indudablemente por tanto, han de emanar de un ente público comprendido dentro de la administración y cuando actúa investido de “imperium” y en el ejercicio de sus prerrogativas... “. Y en el mismo sentido se pronuncian los Tribunales Superiores de Justicia, como puede comprobarse con las sentencias del Tribunal Superior de Extremadura de 26 de junio de 2000 y de Madrid de 18 de junio de 1998 y de 2 de junio de 1999. Concretamente, la última sentencia citada claramente manifiesta: “El Dictamen de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Madrid de 1 de junio de 1995 -no vinculante- tiene un carácter pericial, en cuanto está destinado a suministrar al órgano jurisdiccional que ha de resolver el incidente de impugnación, por excesivas, de la tasación de costas practicada en un pleito civil previo el parecer de la Corporación Profesional acerca de si la minuta presentada en dicho pleito por el Letrado hoy recurrente -y cuestionada por la parte condenada en costas- se acomodaba a las normas orientativas de Honorarios Profesionales de los Letrados, debiendo recabarse y emitirse el referido dictamen, preceptivamente, siempre que se impugne por excesiva una tasación de costas (artículo427). 858 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart Consiguientemente, no tiene otro valor que el de prueba pericial dentro de un procedimiento incidental jurisdiccional, y, como tal, será valorado por el órgano jurisdiccional antes de resolver -para acoger, o no, el parecer del dictamen- la impugnación, por excesiva, de la tasación de costas. No es, por tanto, un acto de la Corporación Profesional sujeto a Derecho Administrativo, ni contiene decisión de clase alguna —simplemente es un dictamen pericial-, por lo que no es susceptible de impugnación en vía administrativa, ni en esta jurisdiccional... En consecuencia, el presente recurso debe ser declarado inadmisible, como ya se ha dicho, dado que el recurso de alzada debe entenderse referido a los actos que comportan ejercicio de potestades públicas por parte de los Colegios. La resolución de las controversias que puedan surgir entre los Colegios de Abogados, cuando actúan como sujetos de Derecho Privado, y los sujetos jurídicos afectados por dicha actuación, sean o no Abogados, no compete al Consejo..., sino que debe recabarse, como la de cualquier conflicto intersubjetivo, en el ámbito del tráfico jurídico privado de los Tribunales civiles. III.- Finalmente, y en otro orden de cosas, ha de citarse la doctrina establecida por nuestros Tribunales de Justicia; así, el Tribunal Supremo en sentencia de fecha 25 de octubre de 1999, entre otras, al establecer que: “... que lo mismo antes que después de la Ley 7/1997, y como regla general, los honorarios constituyen materia propia de cada Colegio como tal... la propia norma legal acoge la posibilidad de la diversidad y la libertad colegial en la fijación de los honorarios a percibir por los Abogados pertenecientes al Colegio respectivo”. En definitiva, tal y como se desprende de la antedicha resolución, los Colegios profesionales son independientes y gozan de plena libertad en el momento de elaborar las nor859 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ mas orientadoras de honorarios aplicables en su ámbito territorial, e igualmente tienen su autonomía y libertad para estimar la corrección de la aplicación de las mismas, sin que esté prevista la fiscalización o enjuiciamiento de esta aplicación por parte de este Consejo.” Y el mismo Consejo inadmitió la denuncia de un cliente contra su anterior Abogado que alegaba la corrección de las minutas giradas y de la liquidación de cuentas practicada. El Consejo estimó que, en el caso de Letrados y clientes, sólo cuando éstos se sometan voluntariamente al dictamen de la Junta de Gobierno podrá pronunciarse ésta, careciendo de facultades para dirimir cualesquiera controversias en la materia surjan de otra manera. Además, por vía disciplinaria sólo es posible el enjuiciamiento de las conductas reprobadas como faltas leves, graves y muy graves en el Estatuto General de la Abogacía no a la impugnación privada de honorarios. Declaró en esa oportunidad “II.- Abundando en lo anterior, la jurisprudencia del Tribunal Supremo, en sentencias como la de 3 de noviembre de 1988, 12 de junio, 18 de julio y 28 de noviembre de 1990,18 de septiembre de 1991 y 30 de marzo de 1994, reconocen la sujeción de los Colegios Profesionales al ordenamiento administrativo, al régimen de recursos de tal naturaleza, así como al posterior control jurisdiccional en vía contencioso-administrativa, en la medida en que se desempeñen funciones públicas atribuidas por la Ley. Por el contrario, aquellos aspectos que tienen relación con la promoción, ayuda y asistencia de los intereses de sus colegiados, que son internos dentro del ámbito de afiliación, deber ser regulados principalmente por el Derecho Privado. Siendo así en el ámbito colegial, mayor sujeción, si cabe, al orden del Derecho Común han de tener las vicisitudes que puedan surgir entre cliente y abogado en el estricto seno de su relación 860 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart contractual, lo que incluye sin duda la fijación de los honorarios. No olvidemos que el encargo profesional entre cliente y Letrado tiene la naturaleza jurídica de un contrato de arrendamiento de servicios, por lo que la cuantía de los honorarios, como elemento esencial del mismo, podrá ser fijada por las partes con plena libertad.” Se ha planteado en vía judicial recurso contencioso-administrativo contra el Consejo General de la Abogacía que inadmitió el recurso de alzada interpuesto contra un dictamen sobre honorarios de un Colegio de Abogados. El recurso se basaba en que, a pesar de lo manifestado por el Consejo en el sentido que el dictamen no se trataba de un acto administrativo, lo era, pues de no serlo “... sería lo mismo que negar que el Colegio de Abogados es un órgano administrativo”. Se apoyaba el recurrente en el criterio en el mismo sentido por el Catedrático de Derecho Administrativo Don Ramón Parada en su manual “Derecho Administrativo II” página 339 que citaba: “La aplicación del Derecho publico, normas o principios, así como el sometimiento de todos los actos al enjuiciamiento de la Jurisdicción Contencioso-Administrativo (arts. 28, 35 y 37 de la Ley Jurisdiccional) parece clara, como se ha dicho, al igual que el Derecho francés, en todo lo referente, aprobación de normas sobre tarifas de servicios u honorarios,” El Consejo fundamentaba su inadmisión también en que el dictamen impugnado no es vinculante para el Juzgador a los efectos de la impugnación de la tasación de costas, lo que el recurrente no discutía, alzándose contra el dictamen porque “... no se acomoda a las normas administrativas que el propio Colegio de Abogados estipula a hora de emitir dichos dictámenes,”... 861 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ añadiendo que “En este sentido entendemos y por eso lo recurrimos el dictamen, que existía una infracción de las normas orientadoras aprobadas por la Junta General Ordinaria del Colegio de Abogados de... con fecha..., concretamente en su apartado I: DISPOSICIONES GENERALES, dice textualmente: I.- El precio de los servicios u honorarios de los profesionales de la Abogacía debe fijarse atendiendo esencialmente al trabajo efectivamente realizado por dicho profesional, la importancia o responsabilidad, de orden económico o personal, y la dificultad de hecho que existía en el encargo realizado por el cliente.” Con relación a la argumentación del Consejo en el sentido de que la resolución emitida por el Colegio de Abogados, se trataba de un dictamen pericial, manifestaba el recurrente que “... una cosa es la valoración que el Juzgado efectúe del mismo, y otra muy diferente la consideración que tenga en cuanto al derecho administrativo.” El Consejo General de la Abogacía Española había resuelto inadmitir la alzada declarando: “El recurso a decidir no es procesalmente viable porque a pesar de haber sido formulado por persona interesada en sentido legal dentro del plazo de un mes que el artículo 114, en relación con el 107.1, de la Ley 30/92, de 26 de noviembre, modificada por la Ley 4/99, de 13 de enero, previenen para su interposición, no es competencia de este Consejo valorar los posibles conflictos que en materia de honorarios se susciten. El recurrente pretende que por este Consejo se revise el dictamen emitido por la Junta de Gobierno del Colegio, y manifieste si la cuantía de la minuta fijada en el acuerdo recurrido, es correcta o no. El informe colegial impugnado contiene un dictamen y una resolución en materia de cuantía de honorarios, que no 862 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart son vinculantes para el Juzgador, tal y como se desprende del artículo 246.3 de la actual Ley Procesal Civil (en igual sentido se manifestaba el artículo 428 de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881), cuando tienen lugar a instancias del órgano judicial ya sea en los trámites de la tasación de costas, juras de cuentas, o en fase probatorias de los procedimientos ordinarios; no son dictámenes sujetos al Derecho administrativo, sin que pueda considerarse que la emisión del informe comporte acto administrativo emanado del Colegio en el ejercicio de las potestades públicas que tienen conferidas por el ordenamiento. En este sentido, la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, de 2 de junio de 1999, claramente manifiesta: “El Dictamen de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Madrid de 1 de junio de 1995 -no vinculante- tiene un carácter pericial, en cuanto está destinado a suministrar al órgano jurisdiccional -que ha de resolver el incidente de impugnación, por excesivas, de la tasación de costas practicada en un pleito civil previo- el parecer de la Corporación Profesional acerca de si la minuta presentada en dicho pleito por el Letrado hoy recurrente -y cuestionada por la parte condenada en costas- se acomodaba a las Normas Orientativas de Honorarios Profesionales de los Letrados, debiendo recabarse y emitirse el referido dictamen, preceptivamente, siempre que se impugne por excesiva una tasación de costas (artículo 427). Consiguientemente, no tiene otro valor que el de prueba pericial dentro de un procedimiento incidental jurisdiccional, y, como tal, será valorado por el órgano jurisdiccional antes de resolver -para acoger, o no, el parecer del dictamen- la impugnación, por excesiva, de la tasación de costas. No es, por tanto, un acto de la Corporación Profesional sujeto a Derecho Administrativo, ni contiene decisión de clase alguna -simplemente es un dictamen pericial-, por lo que no es susceptible de impugnación en vía administrativa, ni en esta jurisdiccional...”. 863 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ El Consejo General de la Abogacía Española vio en alzada un recurso interpuesto por una Letrada contra el acuerdo de la Junta de Gobierno de un Colegio de Abogados, por el que se le requería para que el plazo de 10 días girara nueva minuta a una cliente. Un Abogado había solicitado la opinión de la Junta de Gobierno respecto de si los honorarios emitidos por su compañera eran excesivos o ajustados a las normas orientadoras colegiales, así como si se había producido un caso de cuota litis dando toda clase de explicaciones sobre la materia consultada. El Consejo estimó el recurso haciendo las siguientes declaraciones: “II.- El artículo 53 del Estatuto General de la Abogacía establece, en su apartado u), que una de las atribuciones de la Junta de Gobierno es la de “emitir consultas y dictámenes, administrar arbitrajes y dictar laudos arbitrales...”. Así, de conformidad con el citado artículo, la Junta de Gobierno del Colegio ha dictado el informe que ahora se impugna; sin embargo, y en este sentido, deben destacarse dos extremos de gran trascendencia: - En primer lugar, del estudio de las actuaciones, no se deduce que ninguna de las partes interesadas, esto es la Letrada minutante y la justiciable que ha abonado los honorarios, hayan solicitado la emisión de informe alguno sobre los honorarios girados; pero es que tampoco se ha acreditado que el Letrado señor... sea el Letrado de (esta última) y, mucho menos, que actúe en nombre y representación de la misma. - En segundo lugar, la medida adoptada por la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados en el citado acuerdo excede a las competencias establecidas en el citado precepto 53.t) del Estatuto General de la Abogacía, y por lo tanto, carece de base legal para ser dictada. 864 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart En consecuencia, no cabe sino revocar el acuerdo recurrido, y declarar la nulidad de las actuaciones practicadas, todo ello sin perjuicio de que el Colegio pueda abrir diligencias para depurar la actuación de la Letrada.” En general, el Consejo desarrolla este fundamento de derecho en las múltiples denuncias que se reciben en materia de honorarios: “..., es importante destacar que el Abogado no incurre en responsabilidad disciplinaria alguna por presentar su minuta de honorarios, sin perjuicio de que las discrepancias surgidas en cuanto al importe de los mismos se puedan resolver por las vías oportunas, no siendo, en principio, competencia de este Consejo apreciar las posibles discrepancias que en materia de cuantía de honorarios se susciten entre Abogado y cliente.” Y también: “I.- El recurso a decidir no es procesalmente viable porque a pesar de haber sido formulado por persona interesada en sentido legal dentro del plazo de un mes que el artículo 115, en relación con el 107.1, de la Ley 30/92, de 26 de noviembre, y el artículo 17.1 del Reglamento de Procedimiento Disciplinario, previenen para su interposición; no es competencia de este Consejo valorar los posibles conflictos que en materia de honorarios se susciten, al no tratarse de una cuestión de carácter deontológico la planteada por el denunciante. II.- A la vista del contenido de las manifestaciones de ambas partes y después de haber examinado detenidamente la documentación obrante en el expediente, hay que señalar que los honorarios de un Letrado son un derecho reconocido por el artículo 44 del Estatuto General de la Abogacía Española, sin embargo no es competencia del Consejo General de la Abogacía la resolución de las discrepancias surgidas en materia de honorarios, debiendo acudir a la vía establecida para ello. 865 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ El recurrente intenta defender sus derechos en la vía errónea obviando lo preceptuado en la Ley de Enjuiciamiento Civil la cual remite claramente a la jurisdicción civil ordinaria en los supuestos de impugnación de honorarios del Letrado. El Tribunal Supremo tiene declarado en numerosas sentencias que en los casos de impugnaciones de honorarios no procede ningún recurso administrativo, ya que se trata de un procedimiento judicial de la jurisdicción civil, procediendo los recursos correspondientes a la misma.” Pero existen situaciones en que las Comisiones de Deontología no pueden dejar de intervenir. Partiendo de la base que el Abogado es libre para fijar sus honorarios ya que la profesión se ejerce en régimen de libre competencia y partiendo de la base también que el cliente es libre para aceptarlos o rechazarlos y que, en caso de disputa el asunto puede desembocar en los Tribunales que resuelven previo dictamen del Colegio respectivo que actúa como un auténtico perito. Sin embargo, existen situaciones derivadas de las relaciones económicas que no pueden escapara a la deontología, desde luego, el abuso y la pretendida retribución de la incompetencia manifiesta. Y tampoco puede aceptarse que el Abogado cobre lo que le parezca cuando en lugar de impetrar la tutela judicial efectiva de los Tribunales para percibir lo que estima es el importe de sus honorarios, recurre a la autotutela. Se han planteado en estos casos situaciones dramáticas. Un cliente encarga a un Letrado su defensa en un proceso penal, en unas diligencias previas o en un sumario y le entrega la cantidad que le es reclamada en concepto de provisión de fondos para honorarios y gastos en el bien entendido que con ello cubre su defensa. Después de dos consultas, un escrito de personación y vista de los autos surgen discrepancias entre Abogado y cliente que decide cambiar de defensa. Reclamada la liquidación de la provisión de fondos, el Letrado hace coincidir el importe de sus honorarios con el importe recibido e imputa la totalidad de la provisión de fondos pagada a honorarios ya devengados cuando es obvio que la provisión debía cubrir muchas otras actividades. O simplemente, produce una minuta muy superior y la reduce 866 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart hasta la provisión de fondos recibida. En algún Consejo Autonómico se ha obviado pronunciarse sobre ese particular. Una Letrada que fue contratada para la defensa de un preso y percibió una provisión de fondos de dos millones de pesetas recurrió en casación contra la Sentencia dictada por la Sala de lo Contencioso-Administrativo de un Tribunal Superior de Justicia por la que se confirmaban las Resoluciones dictadas por la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados y por el Pleno del Consejo General de la Abogacía Española por las que se le imponía la sanción de un mes de suspensión en el ejercicio profesional con arreglo al artículo 116.2 del Estatuto por negligencia en el desempeño de la función profesional y retención de la cantidad recibida en concepto de provisión de fondos. El Consejo General de la Abogacía Española había desestimado el recurso de alzada, afirmando que había quedado probada la negligencia y la falta de formulación de minuta de los honorarios profesionales, pues ni se justificaba ni explicaba el envío del original de la minuta a la familia del cliente, no al propio cliente, haciendo esta alegación cuando formula el pliego de descargos. El Tribunal Superior concuerda en el sentido de que la minuta fue presentada a la familia del cliente después de la denuncia efectuada. Se estimó cierto “... que la Letrada sólo se preocupó inicialmente de la provisión de fondos, y sólo cuando había alcanzado una elevada suma comenzó a efectuar una serie de actuaciones en Costa de Marfil y Líbano que se engloban en la minuta en el concepto de estudio de antecedentes por importe de 4.000.000 de pesetas (quiere decir 400.000 pesetas). Flota la sospecha de que la provisión de fondos tenía otra explicación distinta de la correcta. La letrada, con sus escasos escritos y con su actividad en el extranjero ha logrado formular una minuta por 1.602.021 pesetas, que si bien formalmente se ajusta a las normas colegiales, materialmente indica que los cargos contra ella formulados son correctos.” 867 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ Igualmente que “Los hechos probados están incursos en el artículo 113, c) (ofensa grave a la dignidad de la profesión o a las reglas éticas), bien calificados como falta grave en el artículo 114, e) y benévolamente sancionados en el apartado 116.2, pues se impone la suspensión por un tercio del tiempo máximo. El cliente, extranjero, perseguido por un delito contra la salud pública, desconoce la recta actitud de la justicia española y en desdoro de este prestigio la letrada gira una cuantiosa minuta que sólo se justifica por causas no probadas pero sí denunciadas, por lo que no puede emprenderse acción alguna judicial contra la letrada, pero sí imponerle las costas por temeridad.” El Tribunal Supremo380 al desestimar el recurso declaró: “Manifiesta, en segundo lugar, la recurrente, que la Sala afirma que la minuta se ajusta a las normas colegiales, no obstante lo cual considera procedente la sanción por ser la cantidad excesiva y que la formalización de la minuta debe coincidir con la finalización de las actuaciones, que se remitió a la familia por ser ésta quien había efectuado los desembolsos y que carece de falta de rigor la afirmación de la sentencia de que la minuta es posterior a la denuncia, por cuanto no se consigna el día del mes de septiembre en que fue presentada. Esta alegación, sin embargo, carece de relevancia para desvirtuar la apreciación, hecha por la Sala de instancia y deducida racionalmente de los elementos probatorios obrantes en el expediente, de que el carácter externo o formalmente correcto de la minuta en último término presentada no es óbice para que materialmente deba considerarse desorbita- 380. Sentencia del Tribunal Supremo, Sala Tercera, Sección Sexta de 17 de noviembre de 1998, Ponente señor Xiol Ríos, Aranzadi 1998/9150. 868 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart da y, por ende, insuficiente para justificar el destino de la provisión de fondos recibida, y de que esta justificación se hizo tardíamente, ante las reclamaciones que culminaron en la denuncia presentada, y por vía inadecuada.” Otra Letrada que había sido contratado para ejercer la defensa de un preso y recibido una provisión de fondos de 1200 euros un día martes habiéndose prescindido de sus servicios el lunes próximo por haberse contratado a otro Abogado presentando minuta superior a la cantidad recibida, fue denunciada ante su Colegio que archivó la queja confirmándola el Consejo declarando: “Alega el denunciante que la Letrada le ha cobrado 1200 euros pese a no haber realizado actuación alguna en el asunto encomendado, consistente en defender a la señora..., a la que ni siquiera visitó en prisión, como se había comprometido. Sin embargo, a la vista de las alegaciones y documentación adjuntada por la Letrada resulta que en el escaso tiempo (en) que duró la relación la relación profesional de libre designación, ésta llevó a cabo las actuaciones que estimó pertinentes y que se podían realizar en dicho momento, desplazándose a la prisión para ver a la señora..., la cual, no obstante, había sido trasladada esa misma tarde, por lo que no se aprecia falta de diligencia en la ejecución del encargo encomendado, el cual devengó los oportunos honorarios, cuyo importe total o por partidas no puede revisarse en vía disciplinaria, como la actual, y sin perjuicio de las posibilidades de impugnación que, en su caso, pueda ejercitar el denunciante.” Una actuación como la expresada vulneraría lo dispuesto en el artículo 44 del Estatuto General de la Abogacía Española ya que si bien el Abogado tiene derecho a la compensación económica de sus servicios, ésta debe ser adecuada a los servicios prestados. Si bien, la cuantía de los honorarios será libremente convenida entre el cliente y el Abogado, esa convención debe establecerse con respeto a las normas deontológicas. 869 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ Si no hay pacto expreso pueden aplicarse los baremos orientadores del colegio conforme a las reglas, usos y costumbres. Si se ha hecho una provisión para una defensa en la tramitación de todo un procedimiento penal no puede aplicarse su total importe a las gestiones realizadas, por muy importantes que se estimen por quien las haya llevado a cabo para justificar el no reintegrar las cantidades percibidas. Se estaría incurriendo en un incumplimiento grave de una norma estatutaria, el adecuar a los usos y costumbres los honorarios. Surgiría pues la responsabilidad deontológica y la posible sanción. No es que se pretenda restringir la libertad del Abogado para cobrar lo que le parece adecuado y justo. Es que se quiere que someta su minuta previamente a la consideración de su cliente si no tuvo la precaución de convenir previamente su importe. Pero, en todo caso, es preciso ser extraordinariamente cuidadoso en estas situaciones, mirarse con muchísimo cuidado y respetarse siempre -no puede ser de otra manera- la presunción de inocencia. No es siempre fácil determinar cuándo un honorario es adecuado ni cuando es abusivo pero existen criterios -basados en los baremos- que puede servir como base general para un enjuiciamiento. El Consejo General de la Abogacía Española tuvo la oportunidad de ver un recurso de alzada interpuesto por una cliente contra un acuerdo de la Junta de Gobierno de un Colegio de Abogados por el que se había acordado el archivo de las actuaciones seguidas como consecuencia de la denuncia de la recurrente que se quejaba de la inexactitud de la rendición de cuentas que había formulado el Letrado al no incluir determinadas entregas de dinero. El Colegio había archivado al no haberse acreditado la realidad de las partidas emitidas, resolución que en definitiva adoptó el Consejo. Cuando la denunciante solicitó la minuta al Letrado, éste le entregó una que ascendía a una cantidad en lugar de reflejar la cantidad verdaderamente abonada. El Letrado denunciado presentó escrito de alegaciones manifestando entre otras cosas que: 870 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart “... lo realmente cobrado fue la cantidad de... pesetas, entregándose una minuta por inferior valor incluyéndose el IVA que no se cobró, por que así les convino más a la denunciante y al propio Letrado y así lo decidieron ambos.” La denunciante se cuestionaba la corrección del comportamiento del Letrado denunciado y la adecuación de sus honorarios al trabajo realizado y negaba enfáticamente la existencia de “... un pacto con el Letrado a la hora de emitir la minuta y poner una cantidad menor de la que realmente cobró.” El consejo, al estimar el recurso y ordenar la apertura de expediente disciplinario declaró lo siguiente: “II.- Examinados los antecedentes que obran en las actuaciones practicadas, ha quedado probado que el Letrado intervino en defensa de los intereses de su cliente, en el procedimiento..., además de haber intervenido en otra serie de actuaciones profesionales en aras a resolver las numerosas cuestiones que se plantearon... La denunciante, en su escrito de recurso, ha manifestado que nunca puso en duda el derecho del Letrado a cobrar unos honorarios, sólo se cuestiona la adecuación de los mismos al trabajo realizado. Pues bien, hay que señalar que tales cuestiones no constituyen “materia decidente” por éste Consejo, pues el tema de la regulación de honorarios y las discrepancias surgidas en cuanto al importe de los mismos tiene sus cauces en las vías convencionales, arbitral colegial o ante la jurisdicción ordinaria. En referencia a la supuesta cantidad de... pesetas, en metálico que la denunciante afirma haber entregado al Letrado, no ha quedado acreditado, existiendo versiones contradictorias que hacen obligado la aplicación del principio de presunción de inocencia.” 871 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ Agregando “Por otro lado, se cuestiona la corrección del comportamiento del Letrado denunciado al haber emitido una factura de honorarios por la cuantía de... pesetas en lugar de reflejar lo verdaderamente cobrado por el mismo que ascendía a la cantidad de... pesetas, según ha quedado reconocido y acreditado en el presente expediente. La denunciante ha mantenido que nunca manifestó al Letrado su conformidad con la emisión de una factura que no reflejaba la realidad de los honorarios percibidos. Por estos motivos, este Consejo entiende que el Letrado pudiera haber infringido las normas deontológicas al no haber actuado de forma clara con su cliente en materia de honorarios, en concreto con respecto a las... cuestiones ya mencionadas.” 11.- La rendición de cuentas como obligación del Abogado. El Abogado tiene la obligación de rendir cuentas de las cantidades que le han sido entregadas o que ha recibido para su cliente. 381 El artículo 7.8 del antiguo Código Deontológico, después de establecer el derecho del Abogado a pedir provisión de fondos, le obligaba a rendir cuentas: “7.8. El Abogado tiene derecho a pedir, previamente al inicio del asunto o durante su tramitación, entregas a cuenta de honorarios y gastos. 381. De manera más exacta que las recordadas cuentas del Gran Capitán: “Gastado en frailes, religiosos, pobres y monjas, que continuamente estaban en oración rogando a Nuestro Señor Jesucristo y a todos los Santos y Santas que le diesen victoria: 200.736 ducados, 9 reales A los espías de los cuales había entendido los designios de los enemigos y ganado muchas victorias y la libre posesión de tan gran reino: 700.494 ducados En guantes perfumados: 10.000 ducados Por reponer campanas gastadas a fuerza de repicar victorias: 170.000 ducados Por la paciencia en escuchar al Rey que le pedía cuentas a quien le regaló un reino: 100.000 ducados”. 872 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart La provisión de fondos habrá de ser moderada y de acuerdo con las previsiones razonables del asunto y podrá condicionar el inicio de las tareas profesionales o su tramitación. La falta de provisión de fondos faculta al Abogado para renunciar al asunto. El Abogado tiene que rendir cuentas a la mayor brevedad de los fondos recibidos del cliente, así como de las cantidades percibidas por cuenta de aquél, sin que, a falta de convenio, pueda destinarlas al pago de sus propios honorarios.” El artículo 1720 del Código Civil, en relación con el mandato, dispone: “Todo mandatario está obligado a dar cuenta de sus operaciones y a abonar al mandante cuanto haya recibido en virtud del mandato, aun cuando lo recibido no se debiera al segundo.” Esta precisa obligación con relación a la provisión de fondos ha sido eliminada del vigente Código de manera expresa que da un tratamiento distinto a las cantidades recibidas.382 Un Consejo de Colegios de Abogados de una Comunidad Autónoma resolvió, desestimando el argumento del Letrado expedientado, en el sentido de que el Código había eliminado la obligación de rendir cuentas: “... se ha de aclarar que los hechos por los que ha sido sancionado el Letrado recurrente siguen teniendo la consideración de infracción deontológica en el nuevo Código Deontológico, que expresamente se refiere a ellos en su artículo 20 con un tratamiento más severo que el anterior, por lo que, aun cuando no se recogieran de esa forma, 382. Sobre el tema puede consultarse AMADEO, José Luis, Rendición de cuentas según la Jurisprudencia, Editorial Ad Hoc, Buenos Aires, 1998. 873 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ también mantendrían igual calificación de infracción, por mor del artículo 113 c)383 del Estatuto General de la Abogacía, puesto que ofenden gravemente a la dignidad de la profesión y a las normas éticas que la gobiernan.” Por una parte, el artículo 17 se refiere a las provisiones de fondos para gastos suplidos384 y honorarios dándole el tratamiento que se desprende de esa disposición. Por otra, los “fondos ajenos” se regulan en el artículo 20 del Código -y de cuyo contenido me ocuparé luego- que dispone: “Artículo 20.- Tratamiento de fondos ajenos Cuando el Abogado éste en posesión de dinero o valores de clientes o de terceros, estará obligado a tenerlos depositados en una o varias cuentas específicas abiertas en un banco o entidad de crédito, con disposición inmediata. Estos depósitos no podrán ser concertados ni confundidos con ningún otro depósito del abogado, del bufete, del cliente o de terceros. Salvo disposición legal, mandato judicial o consentimiento expreso del cliente o del tercero por cuenta de quien se haga, queda prohibido cualquier pago efectuado con dichos fondos. Esta prohibición comprende incluso la detracción por el Abogado de sus propios honorarios, salvo autorización para hacerlo recogida en la hoja de encargo o escrito posterior del cliente y, naturalmente, sin perjuicio de las medidas cautelares que puedan solicitarse y obtenerse de los Tribunales de Justicia. El Abogado que posea fondos ajenos en el marco de una actividad profesional ejercida en otro Estado Miembro de 383. Hoy 84 c) del vigente Estatuto. 384. La expresión “gastos suplidos” siempre me ha extrañado ya que “suplido” que se usa generalmente en plural es, según el Diccionario de la Real Academia Española ” Anticipo que se hace por cuenta y cargo de otra persona, con ocasión de mandato o trabajos profesionales.” Suplido es pues, provisión de fondos para gastos. 874 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart la UE deberá observar las normas sobre depósito y contabilización de los fondos ajenos en vigor en el Colegio a que pertenezca en el Estado Miembro de origen. Los abogados tienen la obligación de comprobar la identidad exacta de quien les entregue los fondos. Cuando el abogado reciba fondos ajenos con finalidades de mandato, gestión o actuación diferente a la estrictamente profesional, quedará sometido a la normativa general sobre tal clase de actuaciones.” La Sección Novena de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid dictó una Sentencia el 11 de marzo de 2002 385 -confirmada por el Tribunal Supremo- desestimando un recurso contra la resolución de un Colegio de Abogados, confirmada en vía administrativa por recurso ordinario mediante resolución del Consejo General de la Abogacía Española, por la que se había impuesto la sanción de suspensión de tres meses al actor por haber incurrido en falta disciplinaria. Se producía aquí una situación de identificación de la persona que había entregado los fondos. Los hechos tenían origen en una denuncia de un antiguo cliente que, como consecuencia de sus relaciones profesionales con el Letrado, había ingresado dos talones, por importe de 110.000 y 15.000 pesetas, respectivamente, a favor del Letrado recurrente. Éste le había entregado unos días después un recibo, con la antefirma de su bufete por el importe de 125.000 pesetas. El Letrado había cesado en sus funciones para este cliente quien, en repetidas ocasiones, le había requerido la devolución de la provisión de fondos sin que este practicara liquidación alguna. El Letrado fundamentaba su impugnación -además de asuntos formales que no vienen al caso- en que desconocía que se le hubiera realizado un ingreso dado que se hizo a favor de otro nombre y no en 385. Ponente señor Verón Olarte. 875 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ el suyo propio y que el ingreso lo efectuó una señora que no aparecía como cliente suya. El Consejo sostenía que el actor tenía perfecto conocimiento del ingreso como así ha reconocido en vía administrativa por lo que no liquidar la cuenta constituye la infracción por la que se sanciona al interesado. El Tribunal desestima el recurso declarando: “Quinto.- En cuanto al fondo del asunto, se debe analizar si, de los hechos, expuestos, cabe deducir error en la persona del recurrente. Pues bien la Sala admite que, en un primer momento, la recurrente pudiera tener dudas de quién efectuó los ingresos de 110.000 y 15.000 pesetas dado que la cifra, por separado, no coincidía con la provisión solicitada (125.000 pesetas) y que efectuó el ingreso una persona distinta de la que hizo el encargo. Sin embargo esa duda inicial se desvaneció cuando dos días después del ingreso, el Letrado sancionado emite recibo por la cantidad de 125.000. Desde ese momento el actor conocía, necesariamente, a cuanto ascendía la provisión, a qué trabajo o actuación se refería y por cuanta de quien se hizo el ingreso. Pero es que, además, desde que se rompen las relaciones entre cliente y Abogado aquél reclama a este en diversas ocasiones la devolución de la provisión sin que el Letrado prestara la menor atención a esa reclamación. Así pues, la recurrente tenía conocimiento de la provisión, de la persona que la hizo, del encargo o gestión a que se refería y que, por las razones que fueran, los interesados habían desistido de proseguir sus relaciones. Por todo lo anterior debió dar cumplimiento al artículo 8.d) del Código Deontológico a cuyo tenor “el abogado tiene obligación de rendir cuentas a la mayor brevedad de los fondos recibidos”. 876 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart No habiéndolo hecho, resulta evidente que se ha incumplido con la obligación lo que constituye la infracción colegial por la que se sanciona al actor.” Del análisis conjunto de estas dos disposiciones no parece que el Abogado esté obligado a rendir cuentas de los fondos recibidos a cuenta de honorarios tal como disponía el antiguo Código. Esta interpretación es inadmisible ya que el que hace una provisión de fondos, para atender cualquier pago futuro -los honorarios, por ejemplo- no lo hace como una liberalidad o con la idea de que está satisfaciendo una obligación ya prestada sino como una habilitación para facilitar la prestación de un servicio. No es lo que se denomina vulgarmente un pago a “fondo perdido”386. Desde el punto estrictamente civil, la percepción de una cantidad en concepto de provisión de fondos obliga al que la recibe a rendir cuentas del importe percibido, por lo que, salvo que la cantidad entregada tenga por concepto precisamente el abonar actuaciones y trabajos concretos, de acuerdo con las reglas del artículo 1.214 del Código Civil recae sobre el Letrado la carga probatoria de los servicios prestados y la cuantía de los mismos, para determinar si existe algún sobrante que pertenece necesariamente al cliente, que tiene derecho correlativo a su restitución. La obligación de rendir cuentas, pues, tiene tanto un contenido de derecho civil como de Deontológico y constituye falta sancionable el no rendir cuenta de las cantidades percibidas, sin perjuicio de las demás responsabilidades en que pueda incurrir. En estatutos particulares de Colegios de Abogados se ha venido a insistir en esta necesidad. Así en los Estatutos del Ilustre Colegio de Abogados de Málaga aprobados en Junta General Extraordinaria de fecha 1 de diciembre de 2003 se incluyó un artículo 11 el deber de rendir cuentas a los clientes de los fondos recibidos de ellos o para ellos por 386. Expresión que no se compadece con la más técnica de “Capital que se impone a rédito por una o más vidas, con la condición de que, muriendo aquel o aquellos sobre cuyas vidas se impone, quede a beneficio de quien recibió el capital y paga el rédito.”. 877 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ cualquier concepto. Este deber, de acuerdo a la disposición citada es exigible cuando el asunto encomendado esté terminado, cuando haya cesado la relación Abogado-cliente, cuando se haya pactado expresamente o cuando de solicita por el que hizo el encargo. Comprende este deber el de rendir cuentas de las provisiones de fondos recibidas para honorarios y esa obligación se cumplen mediante la emisión de la oportuna minuta. “Artículo 11.- De los deberes de los Abogados en el ámbito de este Colegio. Además de los deberes que impone el Estatuto General de la Abogacía y las normas que regulan la profesión, los Abogados incorporados y los que actúen dentro del ámbito del Ilustre Colegio de Abogados de Málaga, tienen los siguientes: a) rendir cuentas a sus clientes de los fondos recibidos de ellos o para ellos por cualquier concepto. Este deber es exigible cuando el asunto encomendado esté terminado, cuando haya cesado la relación Abogado-cliente, cuando se haya pactado expresamente o cuando se solicite de forma expresa por el que hizo el encargo.” El Código de Deontología del CCBE lo prevé expresamente en su artículo 3.8.1.6.que obliga al Abogado a llevar una precisa contabilidad de todas las operaciones realizadas con fondos de clientes -contabilidad completa y exacta- y a entregar “... dicha contabilidad al cliente cuando así se lo solicite.” La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, con sede en Valladolid, por sentencia de 14 de noviembre de 2002,387 confirmada por el Tribunal Supremo al inadmitirse el recurso deducido en su contra, confirmó a su vez las sanciones 387. Ponente señor Oraá González 878 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart que había impuesto el Consejo General de la Abogacía Española que estimó parcialmente el recurso formulado por el actor contra el acuerdo de la Junta de Gobierno de un Colegio de Abogados consistente en quince días de suspensión en el ejercicio de la Abogacía y otra de reprensión privada al considerársele responsable de, respectivamente, una falta grave prevista en el artículo 114.e), en relación con el 113.c), del Estatuto General de la Abogacía (por deducir cantidades correspondientes a su cliente para el cobro de sus honorarios) y de una falta leve tipificada en el artículo 115.b), en relación con el 53, de ese mismo Estatuto General (por no remitir al cliente la oportuna factura de sus honorarios ni haberle rendido cuentas del resultado del pleito). El recurrente pedía que “... se anule al acto impugnado y que se le absuelva (sic) de las sanciones que le fueron impuestas,” sosteniendo que contaba con autorización para cobrar sus honorarios de las cantidades que le fueron reconocidas a su cliente lo que decía, resultaba del poder apud acta que le fue otorgado por ella misma y de haber sido el Procurador que la representó el que le pagó dichos honorarios. No se producía en el recurso discusión sobre los hechos: el Letrado había defendido a su cliente en un juicio verbal del automóvil resuelto por sentencia en la cual se reconocía una indemnización, incluidos intereses, de 1.1Í21.203 pesetas. Que le había únicamente entregado 642.207 pesetas. De la primera cifra había descontado sus honorarios, no sólo por ese pleito sino por un recurso contencioso-administrativo en la que le defendió y un ejecutivo seguido a instancia del padre de la cliente. El artículo 113.c) del antiguo Estatuto General de la Abogacía, vigente en la época en que se cometieron los hechos, tipificaba como falta muy grave -que pasa a ser grave si no tiene entidad suficiente- los actos y omisiones que constituyan ofensa grave a la dignidad de la profesión o a las reglas éticas que la gobiernan, precepto que había de ser puesto en relación con las normas 7.4 y 7.8 del epígrafe “De los honorarios” del Código Deontológico de la Abogacía Española. Estas normas, como ya se ha visto, con otra numeración permanecen en los actuales Código y Estatuto. 879 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ El Tribunal declaró que “... no vale para justificar el proceder del actor el poder apud acta que le fue otorgado por su cliente, pues las cláusulas en que el se apoya -dice que estaba facultado para cobrar cantidades que reconocérsele a favor de la poderdante, así como consignar y pagar cantidades que procedieran- en absoluto equivalen a la autorización específica” para cobrar honorarios a que se refiere la norma 7.4 o al “convenio” indicado por la norma 7.8. Efectivamente, dados los términos utilizados en el Código Deontológico, (...), ninguna duda hay de que el consentimiento preciso para que un letrado pueda cobrar sus honorarios del dinero reconocido a su cliente ha de ser expreso por parte de éste, sin que sea suficiente con una previsión general, máxime si se repara en que el poder se confirió para actuar en un proceso determinado y se quieren cobrar honorarios correspondientes a otros pleitos (alguno en el que ni siquiera es parte la poderdante) o a partidas, como la de tasación de costas, que no resultaban procedentes: la sentencia de que aquí se trata no contenía especial pronunciamiento sobre las costas. Idéntica suerte desestimatoria merece el segundo alegato, aquél en el que el recurrente aduce que sus honorarios los recibió directamente del Procurador, que era el representante legal de la señora... En efecto, aunque es cierto que fue el Procurador el que materialmente cobró del Juzgado de... el dinero correspondiente, no lo es menos que dicho Procurador se lo entregó después al abogado aquí actor (éste reconoce en su demanda que aquél le endosó los cheques), que fue el que lo gestionó y el que con él hizo los pagos que consideró oportuno. En este sentido, hay que resaltar que fue el demandante el que abonó sus derechos al Procurador -y esto no tendría sentido de ser el Procurador el que realizara los pagos- y el que efectuó la liquidación pertinente que terminó en la entrega a la 880 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart cliente de 642.207 pesetas, una vez descontados, como se ha dicho, sus honorarios no sólo de ese proceso sino también de otros pleitos. En consecuencia, pues, y según lo expuesto, procede desestimar el recurso en la parte atinente a la falta grave, que se aprecia fue efectivamente cometida. TERCERO.- En lo tocante a la falta leve, la no rendición de cuentas, se juzga bastante para justificar el rechazo de la pretensión anulatoria ejercitada en relación con ella con poner de relieve, primero, que el actor no ha acreditado que cumpliera esa obligación, particular sobre el que debe quedar claro que la misma existe no sólo respecto de los fondos recibidos del cliente sino, también, de “las cantidades percibidas por cuenta del mismo” (por eso no importa que no recibiera provisión de fondos), y segundo, que esa rendición debe efectuarse “a la mayor brevedad”, lo que se resalta porque el Letrado pretende eximirse de responsabilidad con la liquidación obrante al folio 9 del expediente, posición totalmente rechazable, en primer lugar, porque la realizó a mediados de 1997 con objeto de presentarla en las diligencias previas que se seguían contra él -téngase en cuenta que la sentencia que reconoció la indemnización a la cliente es de octubre de 1993 y que el dinero se cobró, la mayor parte en junio de 1994 y el resto en julio de 1995-, y en segundo término, porque tampoco hay constancia de que esa liquidación se remitiera a la cliente habida cuenta que fue dirigida al Juzgado y, en contra de lo que se decía en sus primeras alegaciones a la denuncia, no es necesariamente “lógico” que también se le presentara a aquélla.” Normalmente, cuando se produce una denuncia en materia deontológica por falta de rendición de cuentas, con la acreditación de los gastos producidos y la elaboración de la minuta, basta para que el asunto se archive y no pase a mayores pero, como se ha dicho ya, no es suficiente cualquier liquidación. Por el contrario debe razonarse y detallarse con 881 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ la minuciosidad habitual el importe recibido, el importe consumido en función de las actividades realizadas y el resultado. Si hay un saldo a favor del Abogado, se reclama pero si el saldo es a favor del cliente, no debe vacilarse en abonársele. Sin embargo, un Consejo de Colegio de Abogados ha estimado que la rendición de cuentas tardía no cohonesta la infracción cometida: “En cuanto a la falta de liquidación estaría probado que ésta se produjo después de presentarse la queja, por lo que también parece que la infracción se habría producido, puesto que es obligación del Letrado rendir cuentas al término del encargo profesional, salvo acuerdo en otro sentido, sin necesidad de petición expresa del cliente y aun cuando esto pueda parecer que carece de sentido dado que el principal perjudicado por el retraso suele ser el Abogado, normalmente acreedor de honorarios debidos”. Sin embargo, el mismo Consejo declaró que no obstante acreditarse que una letrada no había pasado minuta de honorarios por procedimientos terminados hacía dos y tres años, “... la tardanza en pasar las minutas parece en principio lógica dada la amistad habida entre Abogada y cliente, admitida por ambos, que diluye en la relación descrita la estrictamente profesional, sin perjuicio de que ella sería la única perjudicada por la relativa tardanza en su cobro; por lo que, a falta de mayor prueba y con base al invocado principio de presunción de inocencia procede estimar el recurso y revocar el acuerdo impugnado que sancionó a la Letrada con apercibimiento por escrito.” El Colegio de Abogados de Barcelona ha resuelto que “Los Letrados deben llevar a cabo los encargos profesionales, una vez aceptados, con la máxima diligencia y pericia. También habrán de liquidar debidamente las provisiones de fondos o libramientos a cuenta hechos por sus 882 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart clientes, a través de la minuta de honorarios debidamente confeccionada.”388 El Tribunal Supremo ha declarado que la obligación de rendir cuentas se incluye naturalmente entre las obligaciones del Abogado para con su cliente. Un Letrado fue sancionado con un apercibimiento por escrito por un Colegio de Abogados cuya resolución fue confirmada por el Consejo General de la Abogacía Española y por Sentencia de una Sección de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia en Madrid. Contra tal Sentencia se alza en casación. El razonamiento que contiene la sentencia comienza así: “El artículo 53 del Estatuto General de la Abogacía establece como obligaciones del Abogado para con su patrocinado la de cumplimiento con el máximo celo y diligencia de la misión de defensa que le ha sido encomendada, añadiendo que en tal función se atendrá a las exigencias técnicas, deontológicas y morales adecuadas a la tutela jurídica de cada asunto. En los presentes autos ha quedado acreditado que entre 1978, fecha en la que sus clientes empezaron a hacer entrega de cantidades como provisión de fondos, hasta 1988 en la que el hoy sancionado efectuó liquidación definitiva, no les fueron presentadas liquidaciones provisionales ni recibieron ningún tipo de información o justificante del destino que iban recibiendo esas cantidades. Obviamente tal comportamiento supone una falta de diligencia por parte del Letrado en el desempeño de su actuación, ya que esa diligencia no puede quedar constreñida única y exclusivamente a los aspectos estrictamente jurídicos, con obligación de informar al cliente puntualmente de las distintas incidencias procesales y sustantivas del asunto, sino que habrá de extenderse a cuantas 388. Según disponen los artículos 43.3 de las Normas Deontológicas y 33 del Estatuto del Colegio de Barcelona. 883 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ cuestiones se relacionen necesariamente con la misión que le ha sido confiada. No puede tampoco confundirse -como hace el recurrente- la liquidación final, que necesariamente habrá de producirse una vez cese en la dirección letrada, ya sea por terminación del pleito o por renuncia o extinción de la relación de servicios, y las liquidaciones parciales o provisionales que necesariamente habrán de realizarse periódicamente, durante la marcha del asunto a fin de garantizar el derecho del cliente de estar puntualmente informado. Consiguientemente, a juicio de esta Sección, queda acreditado -sin que se advierta ningún tipo de indefensión, pues nunca se le privó al recurrente de presentar cuantas alegaciones y pruebas tuviera por conveniente- que durante diez años recibió cantidades de sus clientes, por importe de 3.937.207 pesetas, sin que hasta noviembre de 1988, fecha en la que presentó la liquidación final a requerimiento del Colegio de Abogados de Madrid en virtud de queja formulada por sus clientes, les hubiera presentado liquidaciones provisionales o información adecuada del destino dado a aquellas cantidades. Tal proceder queda circunscrito en el artículo 115 b) en relación con los artículos 53 y 116.3 a) del Estatuto General de la Abogacía. El recurso se desestima por el Tribunal Supremo389 declarándose: “Por lo que hace a la infracción del artículo 53 del Estatuto General de la Abogacía, toda su argumentación se reduce a decir, en síntesis, lo que sigue: a) que los clientes estaban informados de todo ya que ha habido dos procesos, uno penal y otro civil en los que los que han formulado la queja han sido querellantes y demandantes y sostiene que hubo liquidaciones cada vez que iban percibiendo los efectos cambiarios; y b) que no hay precepto que obligue a estar llamando a los clientes todos los días. 389. Sentencia del Tribunal Supremo, Sala Tercera, Sección Sexta de 4 de mayo de 1999, Ponente señor González Navarro, Aranzadi 1999/4793. 884 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart Es claro que, argumentando como lo hace, el recurrente está discutiendo los hechos probados en la sentencia, no siendo esto admisible al faltar las circunstancias excepcionales en que tal cosa podría hacerse en casación. Y, si bien es claro que no hay precepto alguno que obligue a llamar a los clientes todos los días, no es esto lo que se le ha imputado. Y por ello conviene reproducir lo que dice la sentencia impugnada en el fundamento tercero, párrafos segundo y tercero: «En los presentes autos ha quedado acreditado que entre 1978, fecha en la que sus clientes empezaron a hacer entrega de cantidades como provisión de fondos hasta 1988 en la que el hoy sancionado efectuó liquidación definitiva, no les fueron presentadas liquidaciones provisionales ni recibieron ningún tipo de información o justificante del destino que iban recibiendo esas cantidades. Obviamente tal comportamiento supone una falta de diligencia por parte del Letrado en el desempeño de su actuación, ya que esa diligencia no puede quedar constreñida única y exclusivamente a los aspectos estrictamente jurídicos, con obligación de informar al cliente puntualmente de las distintas incidencias procesales y sustantivas del asunto, sino que habrá de extenderse a cuantas cuestiones se relacionen necesariamente con la misión que le ha sido confiada. No puede tampoco confundirse -como hace el recurrente- la liquidación final, que necesariamente habrá de producirse una vez cese en la dirección letrada, ya sea por terminación del pleito o por renuncia o extinción de la relación de servicios, y las liquidaciones parciales o provisionales que necesariamente habrán de realizarse periódicamente, durante la marcha del asunto a fin de garantizar el derecho del cliente de estar puntualmente informado”.390 390. Ya la Sentencia del Tribunal Supremo, Sala Tercera, Sección Sexta de 27 de marzo de 1995, Ponente señor Sieira Míguez, Aranzadi 1995/2067 declaró: “En el caso que nos ocupa los hechos probados fijados por el Tribunal «a quo» son el que el hoy recurrente no contesta las cartas certificadas remitidas por su cliente solicitando información sobre el asunto que le había encomendado, así como la indebida situación de las diferencias existentes entre las cantidades 885 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ Y, por supuesto, no puede imputarse a honorarios, salvo pacto expreso -otra vez la Hoja de encargo- las cantidades recibidas para el cliente. Estas son suyas. No siempre es así. La falta de rendición de cuentas puede transformarse en un delito de apropiación indebida. En tales casos, el expediente disciplinario debe suspenderse hasta que recaiga sentencia en vía penal o se sobresean las actuaciones. Una absolución o una sobreseimiento definitivo no presupone sí un archivo en vía deontológica. Ni tampoco el desistimiento del denunciante ni el acuerdo extrajudicial satisfactorio. El Consejo General de la Abogacía Española desestimó un recurso de alzada interpuesto por un Letrado contra el acuerdo de la Junta de Gobierno de un Colegio de Abogados por el que se impuso una sanción de cuatro meses de suspensión en el ejercicio de la profesión, como consecuencia de la denuncia formulada por un antiguo cliente. El Abogado denunciado había sido designado para defender los intereses de un cliente, en una reclamación en materia de tráfico. Recibió percibidas en su día de su cliente como provisión de fondos y la fijada en la minuta de honorarios que a aquélla fue presentada por el Letrado, circunstancia sobre la que ni tan siquiera ha propuesto prueba en contrario el Letrado recurrente, pese a que ambos hechos se acreditan documentalmente por la denunciante mediante los acuses de recibo de las cartas remitidas y copia de las mismas así como los recibos de las cantidades entregadas, es evidente que tales hechos constituyen un incumplimiento de las obligaciones establecidas en los artículos 43.3 de las Normas Deontológicas, en cuanto establecen la obligación del Abogado de rendir cuentas en todo caso y a la mayor brevedad de los fondos recibidos del cliente, y de los artículos 53 del Estatuto General de la Abogacía y 33 del Estatuto del Colegio de Abogados de Barcelona, en relación con el artículo 24 del Reglamento de Usos y Costumbres de la Abogacía, aprobado por Acuerdo del Consejo de Colegios de Abogados de Cataluña, que establece la obligación del Abogado de mantener en todo momento informado a su cliente, precepto que complementa los citados de los Estatutos en cuanto establecen la obligación de cumplimiento de la misión de defensa encomendada con el máximo celo y diligencia, sin que, en relación con la primera de las cuestiones planteadas, la no rendición de cuentas, sea relevante la procedencia o no de la minuta, tal y como se pone de relieve en la resolución del Consejo de Colegios de Abogados de Cataluña, cuestión ésta que tampoco se valora en la sentencia de instancia, lo que hace irrelevante la argumentación del recurrente en este punto, por lo que resulta evidente que, infringidos los preceptos anteriormente citados estamos, en presencia de la infracción prevista en el artículo 94.e) del Estatuto del Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona cuya infracción se alega, lo que justifica en consecuencia la desestimación del motivo casacional alegado.”. 886 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart una provisión de fondos y sin noticias, su cliente acudió al Juzgado, descubriendo que el asunto estaba archivado y que la Procuradora había recibido en su nombre, las cantidades consignadas por la parte contraria hacía aproximadamente dos años. Fueron inútiles las diligencias encaminadas a obtener la devolución de las cantidades. La Procuradora pidió tiempo para poder reunir el dinero, manifestando que le había entregado parte del importe percibido al Letrado. El denunciante solicitó la mediación del Colegio, e informó que iba va a proceder a interponer una querella criminal por los hechos descritos. El Letrado procedió a devolver a su cliente parte de la cantidad distraída a pesar de lo cual se continuó la tramitación del expediente una vez archivado el procedimiento penal. El Consejo, al confirmar la sanción declaró que “De los antecedentes que obran en las actuaciones practicadas, se desprende que el Letrado no informó a su cliente de la finalización del procedimiento instado, así como del pago de los demandados y condenados de la indemnización fijada en sentencia...” En este sentido, y respecto a las alegaciones realizadas por el Letrado afirmando que mantuvo en todo momento informado a su cliente del desarrollo del proceso, se ha de manifestar que las mismas no pueden tener favorable acogida, dado que no es lógico que, si el señor... hubiera conocido en su momento que había sido indemnizado con la cantidad de casi dos millones de pesetas, tardara más de dos años en reclamar dicha cantidad, que indudablemente le correspondía percibir a él y que era el objeto del pleito instado. Igualmente ha quedado acreditado, según sus propias manifestaciones, que el Abogado recibió de la Procuradora parte de la indemnización abonada por los demandados en el proceso y cobrada por la citada profesional en nombre de su cliente, concretamente recibió la cantidad de 500.000 887 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ pesetas, suma que el Letrado manifiesta haber recibido en concepto de honorarios, pero sin que procediera a realizar la correspondiente liquidación de honorarios; en este sentido, se debe destacar, además, que el Abogado ya había recibido de su cliente la cantidad de 400.000 pesetas, en concepto de provisión de fondos. Tampoco puede tener favorable acogida las alegaciones realizadas por el Letrado sancionado, en relación a que debió ser la Procuradora quien procediera a liquidar la indemnización recibida, dado que es práctica habitual que los Procuradores rindan cuentas a los Abogados que dirigen el procedimiento, pues éstos generalmente son quienes los han elegido, desconociendo, en la mayoría de los casos, el cliente la persona que ostenta su representación procesal. Por otro lado, debe destacarse que es obligación de todo Letrado el llevar a término la defensa encomendada en su integridad, y esto supone, no sólo advertirle de las posibles actuaciones irregulares del Procurador (extremo que no se ha acreditado haber hecho en el presente caso), sino también hacer lo necesario frente a dicho profesional para que no incurra en tales actuaciones, o una vez realizadas las mismas, asesorar y auxiliar a su cliente para resolver el asunto de manera adecuada. Y en el caso que ahora nos ocupa, el Letrado no ha acreditado, ni siquiera ha manifestado, que requiriera formalmente a la Procuradora para que rindiera cuentas al cliente de la indemnización recibida, sino que sencillamente recibió una parte de la misma, y permitió que la Procuradora se quedara con el resto, para luego, y una vez que fue denunciado por su cliente, tanto penalmente como ante el Colegio de Abogados, y cuando habían transcurrido más de dos años, devolver todas, o al menos la gran mayoría de las cantidades percibidas. Por todo ello, se debe de establecer que las conductas descritas suponen la vulneración del artículo 42.1 y 2 del Estatuto 888 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart General de la Abogacía Española, en relación con los artículos 4.1 y 2, y 13.11 del Código Deontológico de la Abogacía Española, en los que establece que el Abogado realizará diligentemente las actividades profesionales que le imponga la defensa del asunto encomendado, ateniéndose a las exigencias técnicas, deontológicas y éticas adecuadas a la tutela jurídica del asunto, así como se le exige una conducta profesional íntegra, que sea honrada, leal, veraz y diligente. Asimismo, el Letrado ha vulnerado lo establecido en el artículo 20 del citado Código Deontológico, que prohíbe que el Abogado detraiga, de fondos recibidos en nombre de su cliente, sus propios honorarios, salvo que exista autorización del mismo.” Tales infracciones han sido calificadas por la Junta de Gobierno como falta muy grave del artículo 84 c) del Estatuto General de la Abogacía Española, y sancionada de acuerdo con el artículo 87.1.a) del mismo cuerpo legal con una sanción de cuatro meses de suspensión en el ejercicio de la Abogacía, acuerdo que debe ser confirmado por este Consejo a la vista de lo actuado. Finalmente y en relación con el desistimiento realizado por el... denunciante de todas las acciones que le asistían..., en contra del Letrado sancionado, como consecuencia del acuerdo amistoso alcanzado, se ha de manifestar que el denunciante de una supuesta infracción no se convierte en titular de ningún derecho subjetivo ni pone en juego ningún interés personal o legítimo, sino que se limita a comunicar al órgano competente (en este caso el Colegio de Abogados de...) una actuación que considera irregular, a fin de que se ponga en marcha la actividad investigadora y sancionadora que es tramitada y concluida de oficio.” 12.- La compensación de honorarios con fondos del cliente. La compensación de sus honorarios con cantidades recibidas del cliente o para el cliente puede traer consecuencias graves para el Letrado incluso del orden penal. 889 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ Una sentencia de la Audiencia Provincial de Málaga contiene pronunciamientos claros y categóricos al respecto. Con motivo de un accidente de tráfico que sufrió un ciudadano, encargó de su defensa a un Abogado otorgándole un poder para pleitos con facultades de percibir y en la segunda instancia se le concedió una indemnización de algo más de cuarenta millones de pesetas de las más de ciento doce millones reclamadas. Consignada la cantidad, el Procurador descontó sus derechos y la ingresó en la cuenta corriente del Letrado que presentó minuta por casi veintitrés millones de pesetas que no mereció la conformidad de su cliente. Requerido el Letrado para la devolución de toda la cantidad, pagó la diferencia en una cuenta de consignación judicial. El Juzgado de lo Penal absolvió al Letrado condenándolo la Audiencia por apropiación indebida. Declaró la Audiencia391: “En efecto, el letrado acusado recibió del Procurador un talón cobrado del Juzgado en virtud del poder que les fue conferido por el perjudicado que tenía un destino prefijado por dicho órgano jurisdiccional, pues se lo entregó para que lo hiciera llegar a su cliente, destinatario último de la indemnización acordada en su favor, talón que, pese a ello, recibió e ingresó en su cuenta corriente en los primeros días de julio, disponiendo a su favor de la cantidad de... que distrajo de la suma recibida, en concepto de honorarios profesionales, ofreciendo tardíamente al perjudicado las restantes... pesetas en los primeros días de septiembre, es decir, dos meses más tarde. Así pues, el acusado distrajo parte del dinero recibido al no destinarlos al fin para el que le había sido entregado. Se retuvo indebidamente, de esta manera, parte de la indemnización recibida, so pretexto de cobrar sus honorarios profesionales, cuando al margen de que hay un procedimiento legal para ello, en modo alguno consta que existiera pacto alguno al respecto... El acusado tenía necesariamente que demostrara la existencia de la 391. Sentencia número 235 de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Málaga de fecha 13 de septiembre de 1995, Ponente señor Torres Vela. 890 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart autorización para el cobro de sus honorarios, pues la presunción de inocencia o verdad interina de inculpabilidad no puede encubrir hechos impeditivos una vez demostrada la existencia inicial del comportamiento típico o posiblemente típico. De esta forma, es parecer de la Sala, que el delito existió desde el momento que la obligación de devolver el dinero percibido del Juzgado se quebranta y bajo el pretexto del cobro de su minuta de honorarios que, paradójicamente superaba en más de siete millones de pesetas el tope máximo que según las normas orientadoras de honorarios mínimos podía reclamar y en más de quince millones lo que el Colegio de Abogados estimó debía minutarse por su actuación profesional en este caso, no se llevó a cabo dicha obligación a pesar de la insistencia constante del denunciante y de su hermana que, desde el principio, rechazaron esa minuta. El acusado quebrantó la lealtad debida ante la confianza en él depositada por sus mandantes, obsérvese que otorgaron el poder a su instancia y en los términos que interesó, facultándole para “cobrar... cantidades en el uso de este poder”. Ha existido por su parte, a juicio de esta Sala, una reiterada y pertinaz negativa, sin causa ni justificación, a la devolución de la cantidad por él percibida, cuyo destinatario era el perjudica y hoy recurrente y sobre la que no detentaba ningún derecho de retención que motivara su conducta, consumándose el delito, porque la incorporación al patrimonio propio de tal cantidad, lo convirtió en propiedad ilegítima, quedando de manifiesto el lucro ilícito, como se demuestra con el hecho de que haya dispuesto de dicha cantidad, depositándolo en cuentas corrientes a nombre de terceras personas y que haya sido declarado insolvente y, como antes se dijo, abuso de la situación de confianza que caracteriza la apropiación indebida y que excluye la teoría del error y l aplicación al caso de autos del artículo 1895 del Código Civil, en que se sustenta la sentencia de instancia para decretar la absolución del acusado. 891 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ Por otra parte, concurrió en la actuación del acusado el dolo como requisito genérico de carácter subjetivo que ha de acompañar la acción típica pues existió conciencia y voluntad de que se tiene una cosa mueble con obligación de entregarla o devolverla, obligación que se viola con un acto de apropiación o distracción... Tampoco puede aceptarse por la Sala otro de los argumentos utilizados en la sentencia impugnada, como base de la absolución decretada, concretamente la existencia de otras vías admitidas en derecho para la reparación del posible perjuicio causado, cuando la doctrina jurisprudencial... sostiene que la aplicación de un tipo penal como el que nos ocupa, no prevé una aplicación meramente subsidiaria que requiera, por tanto, el ejercicio previo de acciones civiles.” Un Letrado se hace cargo de la defensa de su cliente para el cobro de una cantidad que le es debida, sea en razón de una deuda civil o de una indemnización por un daño efectuado o, en general por cualquier otra causa. Conviene verbalmente con el cliente, que no desea añadir a la carga que está soportando frente al impagado el efectuar provisión de fondos, que, una vez que se cobre el crédito por vía judicial o no contenciosa, el Abogado cobrará su minuta. Es corriente -como en el caso ya visto- que se otorgue un poder para pleitos en que se contiene la facultad de percibir. Cuando después de una labor más o menos ardua el Abogado logra, ya sea por sus propios esfuerzos o con el auxilio judicial, cobrar y el Juzgado o el deudor efectúa el libramiento al procurador o al Abogado que percibe este importe en virtud de su poder, puede surgir el problema. No es infrecuente que el cliente estime que la actividad del Abogado fue superflua, es decir, que se habría conseguido el cobro de cualquier manera aún cuando no hubiera intervenido el letrado, o que no fue lo suficientemente rápida ya que el cobro tardó mucho más de lo esperado o lo presupuestado, o que no fue eficaz porque no se cobro todo o que la minuta es cara, porque aún cuando se pueda ajustar a los mínimos fijados por el colegio, resulta desmesurada para los interesados ojos del 892 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart cliente, y por ello no quiera abonar los honorarios o quiera rebajarlos. Evidentemente el Abogado se encuentra en una situación de privilegio porque teóricamente tiene a su alcance la autotutela, es decir, cobrar la minuta y entregar la diferencia a su cliente. No es ni más ni menos que la aplicación de lo que convino con éste. El convenio debe ser acreditado por el Abogado, por aplicación de los principios generales de la prueba, sin que pueda presumirse, salvo en muy contadas ocasiones cuando las circunstancias lleven necesariamente a esa conclusión, los honorarios se ajusten a los mínimos fijados por esta corporación y no exista provisión de fondos o la provisión de fondos sea a todas luces claramente insuficiente para cubrirlos. Ha de rechazarse la aplicación al supuesto planteado del instituto de la compensación en el que podría apoyarse el Letrado para retener en concepto de honorarios profesionales las cantidades que estime procedentes. El Tribunal Supremo ha declarado que no cabe aplicarla por actos de autoridad propia de un Letrado al pago de los servicios prestados por él. El Tribunal392 declara que “... por lo que hace a la minuta de honorarios que presentó para compensar con ellas las cantidades a que dio distinto destino del que debía, porque dicha minuta, al ser puesta en tela de juicio por su destinatario, no es instrumento hábil para realizar la expresada compensación, ya que por sí misma y por proceder de un acto unilateral de quien la libra, no justifica la existencia de un crédito real y vencido, que es condición imprescindible para que opere la compensación”. Precisando la misma declaración en una sentencia posterior393: Así lo declara también la sentencia del Alto Tribunal de 28 de enero de 1991394 392. Sentencia del Tribunal Supremo, Sala Segunda de 19 de enero de 1981, Ponente señor Castro Pérez, Aranzadi 1981/148 393. Sentencia del Tribunal Supremo, Sala Segunda de 29 de marzo de 1984, Ponente señor Cotta Márquez de Prada, Aranzadi 1984/2300. 394. Sentencia del Tribunal Supremo, Sala Segunda de 28 de enero de 1991, Ponente señor 893 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ “PRIMERO.- La impugnación formulada por la procesada condenada por el tribunal sentenciador de instancia se inicia con un motivo por infracción de ley en el que, con la cobertura procesal proporcionada por el artículo 849-2. º de la Ley de Enjuiciamiento criminal, se alega la vulneración del derecho fundamental a la presunción de inocencia establecido en el artículo 24.2 de la Constitución, en relación con el artículo 53.1 de la misma norma fundamental del ordenamiento jurídico español. El motivo carece ya desde su mismo desarrollo de toda atendibilidad. La alegación de que contaba con la autorización de la perjudicada está vacía de toda prueba en la causa; y ello es trascendental, ya que si bien como es obvio y se ha dicho reiteradamente la presunción de inocencia produce el efecto de desplazar la carga de la prueba de la culpabilidad hacia la parte acusadora, no menos cierto resulta que, acreditado un comportamiento antijurídico, corresponda a la parte que trata de justificar su existencia la correspondiente al hecho impeditivo introducido en el proceso como justificante de aquél. En este caso, acreditado sin lugar a dudas que la procesada ahora recurrente percibió el importe de 2.790.000 pesetas adeudadas por tercero a la perjudicada y que retuvo, con el pretexto de que se trataba del pago de sus honorarios como Letrada en las actuaciones que originaron tal pago, la cantidad de 1.356.610 pesetas, remitiéndole únicamente la suma de 1.243.390 pesetas; la existencia de la autorización para el cobro de honorarios tenía necesariamente que ser demostrada como realmente producida por la parte que la invocó defensivamente. La presunción de inocencia o verdad interina de inculpabilidad no puede cubrir hechos impeditivos una vez demostrada la existencia inicial del comportamiento típico o posiblemente típico, pues ello pertenece a otra esfera impugnativa como la desarrollada en los motivos siguientes. Debe, pues, rechazarse este primer motivo impugnativo“ Montero Fernández Cid, Aranzadi 1991/410. 894 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart agregando “Los dos motivos indicados carecen de toda consistencia suasoria. La doctrina de esta Sala en casos similares ha declarado que no cabe aplicar por actos de autoridad propia por un Letrado al pago de los servicios prestados por él que «por lo que hace a la minuta de honorarios que presentó para compensar con ella las cantidades a que dio distinto destino del que debía, porque dicha minuta, al ser puesta en tela de juicio por su destinataria, no es instrumento hábil para realizar la expresada compensación, ya que por sí misma y por proceder de acto unilateral de quien la libra no justifica la existencia de un crédito real y vencido, que es condición imprescindible para que opere la citada compensación”; pues, en definitiva, sólo la existencia de un derecho de retención con arreglo a las normas civiles puede integrar la causa de justificación del artículo 8.11 del Código Penal; y tal derecho de retención (necesariamente típico civilmente, al suponer ónticamente una excepción al principio general de la interdicción de la autotutela) no corresponde a los Letrados o Abogados, como rectamente entendió la sentencia ahora sometida a recurso; de ahí que, como se señaló, proceda la desestimación íntegra de aquél.” Por eso es importantísimo que quienes acuerden esa clase de pactos en virtud de los cuales el cliente autoriza al Abogado a cobrar sus honorarios de cantidades recibidas por o para el cliente documenten ese convenio, no solamente en lo relativo al derecho de cobrarse la minuta sino también respecto al quantum. Así pues, la apropiación indebida no requiere la distracción grosera de las cantidades entregadas al Abogado que configuran sin duda el delito. Basta la utilización con fines propios de las cantidades recibidas sin autorización. Es evidente que otras deslealtades son también constitutivas del delito como la cometida por el Abogado que recibió de su cliente una cantidad para el pago de una deuda a cuyo pago había sido condenado y otra más, para satisfacer intereses y costas. El Abogado, en lugar de consignar o abonar dichas sumas, simple y llanamente las ingresó en 895 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ su patrimonio produciéndose eventualmente la subasta de una finca del cliente que se había embargado al no abonarse la deuda. En ese caso, la Audiencia Provincial de Barcelona395 condenó al Abogado no sólo por el delito de apropiación indebida sino también por el de deslealtad profesional del artículo 467.2 del Código Penal. Declaró la Audiencia: “Como hemos dicho la acción del acusado es también constitutiva de un delito de deslealtad profesional del artículo 467,2 del C.P., que castiga la conducta del Abogado, que por acción u omisión, perjudique de forma manifiesta los intereses que le fueron encomendados, exigiéndose como elementos configuradores: 1) que el sujeto de la acción sea un Abogado; 2) que se despliegue una acción u omisión; 3) que se perjudique desde un punto de vista objetivo los intereses que le fueron encomendados; y 4) desde el punto de vista de la culpabilidad que se dé un comportamiento doloso, comprensivo del dolo eventual. Como ya hemos expuesto en anteriores fundamentos ha quedado probado que el acusado era Abogado en ejercicio y que su cliente le encargó su defensa en el procedimiento civil seguido ante el Juzgado de Primera Instancia, siendo condenado al pago de una cantidad en concepto de principal y otra por intereses y costas; quedando igualmente acreditado por la profusa documental consistente en el testimonio de la Ejecutoria seguida en el Juzgado de Primera Instancia de Barcelona, que la sentencia fue recurrida por la representación del demandado, solicitando la actora la ejecución provisional, a la que se accedió, procediéndose a la anotación preventiva de embargo de la mitad indivisa de una finca de Barcelona que era de su propiedad. Como también hemos dicho, el cliente entregó al Abogado dos cheques para pagar el principal, intereses y costas, 395. Sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona, Sección, 7ª, de 29 de julio de 2004, Ponente señora Zabalegui Muñoz. La Ley 153892/2004. 896 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart cuyos importes no fueron depositados en la cuenta de consignaciones del Juzgado, ni entregados a la parte actora, incorporándolos el acusado a su propio patrimonio. Por otra parte, dado que el Abogado no ingresó las cantidades percibidas por el cliente, mediante providencia de fecha... el Juzgado de Primera Instancia acordó sacar a pública subasta la finca embargada, (...) la cual fue notificada a la Procuradora, que asumía la representación de..., con fecha..., presumiéndose que la Procuradora dio traslado al Abogado al no manifestarse en ningún momento lo contrario, quedando acreditado por la declaración del cliente que el acusado no le comunicó el señalamiento de la subasta, enterándose posteriormente una vez se adjudicó la finca. Además, ha quedado probado, que al no haber ingresado el Abogado en la cuenta del Juzgado las cantidades recibidas en concepto de principal y costas, se celebró la segunda subasta de las señaladas, adjudicándose la finca antes referida dictándose el correspondiente auto aprobando definitivamente el remate de la mitad indivisa a favor del adquirente; que puso en conocimiento su cualidad de propietario de la mitad indivisa de la finca a la otra comunera, madre de...; conociendo éste a partir de entonces lo realmente ocurrido, puesto que así lo declaró en el juicio y le damos plena credibilidad; y que para no perder la finca se vio obligado a pagar el precio de 8.000.000 pesetas que el adquirente le pidió para adquirir nuevamente la propiedad, ... Por último, por la declaración del denunciante, ha quedado probado que el acusado tampoco informó a la madre de aquel de la posibilidad de interponer un retracto, limitándose a interponer en nombre de aquella, sin su conocimiento, una demanda de retracto (sin representación y sin depósito del precio) que no fue admitida a trámite por adolecer de graves defectos procesales. 897 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ En esa actuación del acusado se dieron todos y cada uno de los elementos configuradores del tipo antes referido, puesto que con su acción causó un perjuicio manifiesto a los intereses de su cliente, dándose el dolo exigido, por lo menos a título eventual, dado que por su profesión necesariamente sabía que tras dictarse la sentencia en segunda instancia confirmado la primera, al no haber ingresado las cuantías correspondientes al principal, intereses y costas se procedería a la vía de apremio, es decir que actuó con conocimiento y aceptación de la altísima probabilidad de que su cliente perdiera la finca preventivamente embargada de la que era propietario, como efectivamente ocurrió.” El Tribunal Supremo396, en cambio, estimando un recurso de casación contra una Sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia que había condenado a dos Letrados por el delito de deslealtad profesional por haber percibido la indemnización por el fallecimiento del hermano de sus clientes y después de llegar a un acuerdo extrajudicial que se materializó en el pago de la cantidad de 4.000.000 de pesetas que fue hecho efectivo e ingresado en la caja fuerte de su despacho profesional. Los Letrados so pretexto de una difícil comunicación con sus clientes, retuvieron la cantidad en su poder sin realizar ningún acto de consignación o comunicación, muy por el contrario, eludiendo las llamadas y visitas de sus clientes, llegando a afirmarles que archivada la causa penal habría que iniciar una acción civil si se quería cobrar. Descubierto el embuste, interpuesta la denuncia penal, los Letrados procedieron a remitir un telegrama a sus clientes en el que les notificaban que tenían la indemnización depositada en su despacho, rogándoles se pusieran en contacto con ellos. Al no recibir respuesta, depositaran en el Juzgado la cantidad de 3.128.000 pesetas, después de descontar sus honorarios y gastos. La Audiencia de instancia absolvió a los acusados del delito de apropiación indebida y los condenó en concepto de autores de un delito de deslealtad profesional. 396. Sentencia del Tribunal Supremo, Sala Segunda de 3 de octubre de 2003, Ponente señor Andrés Ibáñez, Aranzadi 2003/6377. 898 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart El Tribunal Supremo no está de acuerdo con la calificación de la Audiencia que había estimado la retención de meramente “temporal”, “... que podrá ser calificada de viciosa, desleal e incluso generadora de alguna suerte de responsabilidad», pero que no habría determinado la incorporación de aquél al patrimonio de los acusados.” En lugar de ello, declara “El artículo 252 Código Penal describe, entre otras, la acción consistente en apropiarse de dinero, legítimamente obtenido, pero con obligación de entregarlo a terceros, simulando antes éstos que esa percepción hubiera tenido lugar. Así, lo contemplado es un supuesto consistente en hacer propio de manera ilegítima y de forma intencional lo que se había recibido con una finalidad de ulterior entrega a otro; circunstancia esta que, por principio, privaría de licitud a tal forma de proceder. En este caso, es claro que se da el primer segmento de la descripción típica, puesto que los letrados se hicieron cargo del importe de una indemnización, en el contexto de la actuación profesional que les había sido encomendada, que comprendía, asimismo, el deber de hacerlo llegar a sus clientes. En este punto, la cuestión es pacífica, de manera que se trata de ver si concurrió o no el segundo momento del supuesto típico. Siempre y sólo a tenor de los términos en que se expresa la Sala en los hechos probados, que no pueden alterarse, al ser el suscitado un motivo de infracción de ley por defecto de subsunción.” Agregando: “Pues bien, a tenor de los elementos de juicio que se han relacionado, hay que determinar si es o no correcta la conclusión del Tribunal, consistente en considerar que lo producido fue -como dice- la «mera retención temporal» de los fondos. 899 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ En una consideración «ex post» no cabe duda que tal es lo finalmente producido, una vez que los inculpados restituyeron el dinero. Pero no es ésta la comprobación que hay que hacer. Lo que importa es determinar cuál fue el ánimo que informó realmente el «modus operandi» objeto de examen. Y en este punto, y por lo ya anticipado, la propia forma en que la Sala de instancia describe los hechos no deja lugar a duda: los acusados recibieron el dinero y ocultaron reflexivamente haberlo recibido, dando por concluida, frente a sus clientes, toda su actuación en el ámbito penal. Excluyendo, por tanto, cualquier posibilidad de que la indemnización pudiera cobrarse en algún momento ulterior. Así las cosas, lo que se atribuye a los denunciados en la sentencia es haber ejecutado una acción de doble vertiente, consistente, primero, en hacerse cargo de la indemnización; y, segundo, en ocultar este dato, induciendo en los perjudicados la creencia de que su pretensión había fracasado por «falta de pruebas», sin que ya hubiera nada que hacer en la vía emprendida. Con lo que, a la vez que se incumplía de manera actual el deber de entrega de la indemnización a sus auténticos destinatarios, se exteriorizaba con toda claridad el propósito de mantener esa misma actitud, definitivamente, en el futuro.” Por otra parte, se ha declarado que la utilización en distinta proporción de las cantidades entregadas para diversos fines no constituye apropiación indebida. Un Letrado recibió, para el pago de impuestos, honorarios de Notario y honorarios propios una determinada cantidad. Los dos primeros conceptos resultaron más bajos que la cantidad presupuestada y el último, más alto. La Audiencia Provincial de Segovia397 lo absolvió: “Partiendo de la anterior doctrina es verdad que en la casuística jurisprudencial existen numerosas sentencias 397. Sentencia de la Audiencia Provincial de Segovia de 16 de diciembre de 1996, Ponente señor Prego de Oliver y Tolivar, La Ley 4006/1997. 900 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart condenatorias de Letrados que, tras haber recibido de su cliente o de terceros dinero o talones bancarios con el fin de darles un determinado destino de pago o de cobro respectivamente, en beneficio y por cuenta de aquél, han hecho suyo todo o parte de lo recibido, con el ánimo de hacerse pago a sí mismos de sus honorarios en perjuicio de su legítimo destinatario. En tal sentido cabe citar entre otras las Sentencias de 29 de enero de 1990, 2 de julio de 1992, 16 de junio de 1993, 28 de enero de 1991, y 25 de febrero de 1991. Sin embargo no es éste el caso de Autos, tal y como se desprende de los hechos declarados probados por el Juzgador a quo; hechos que en esta instancia se hacen propios íntegramente por cuanto, correspondiéndola la valoración en conciencia de la prueba practicada (artículo 741 L.E.Cr.) con las ventajas de la inmediación y de la contradicción, inexistente en esta alzada, no se aprecia que tal valoración, sustentada en pruebas objetivamente válidas, sea absurda irracional o ilógica. De tal declaración de hechos probados se deduce en lo que sustancialmente importa, que al Letrado, contratado por sus clientes para llevar a cabo diversas gestiones profesionales relativas a los bienes y a la herencia de que aquellos eran herederos y legatarios, le fue entregada mediante transferencias bancarias, la cantidad de 2.326.660 pesetas porque previamente el Letrado les había solicitado una provisión de fondos por importe de 2.500.000 pesetas, como necesaria para un triple fin: pagos de Notario; pago de impuestos; y honorarios profesionales. Apropiación indebida habría si, desvirtuando los destinos pactados para el dinero entregado, el acusado hubiese dispuesto del mismo en todo o en parte para otros fines diferentes; o si, en el caso de no estar convenido entre éstos el pago de sus honorarios, hubiese empleado lo recibido para directamente cobrárselos ya que en tales hipótesis -que son las contempladas en las Sentencias del Tribunal Supremo invocadas en el recurso- existiría un acto de “distracción” recayente sobre dinero, poseído en virtud de entrega realizada con determinado fin, mediante 901 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ su definitiva incorporación al propio patrimonio con ánimo de lucro. Pero no existe el delito cuando ese cobro de honorarios por el Letrado a costa de parte de lo recibido estaba ya pactado con quienes entregaron el dinero, como uno de los fines o destinos que había de darse al mismo. En este caso está probado que con el dinero recibido para la triple finalidad pactada no hizo el Letrado acusado ninguna disposición distinta o ajena a tales destinos, ya que lo empleó para pago de gastos de Notario, pago de tributos, y cobro de honorarios. Es cierto que cuando solicitó la provisión de fondos para tales fines, hizo constar un presupuesto de 250.000, 2.000.000, y 300.000 pesetas respectivamente. Y es verdad también que los dos primeros conceptos exigieron unos gastos menores de los inicialmente previstos, como mayor resultó ser luego el importe de los honorarios. Sin embargo no puede olvidarse que una provisión de fondos no es, por su naturaleza, un presupuesto cerrado y definitivo, y que no tiene por qué coincidir con el importe último de los servicios profesionales de un Letrado, susceptibles de grandes variaciones, en función de la mayor o menor complejidad del servicio prestado, difícilmente previsibles con anticipación, y del mayor o menor, tiempo de su prestación. Por ello de igual manera que la cuantía de los gastos de Notaría e Impuestos originados por la sucesión hereditaria resultó ser distinta de la inicialmente prevista, diferente fue también el importe de los honorarios, devengados por el servicio prestado como Letrado. Lo relevante es el hecho de que el pago de honorarios se pactara inicialmente de modo expreso como uno de los fines para los que se hizo la entrega del dinero, y esto unido a que su presupuesto o cálculo inicial no puede considerarse sino como provisional y no como un importe definitivo impide concluir que la acción del letrado sea una verdadera “distracción” en el uso o disposición sobre el dinero recibido, y por tanto que constituya un delito de apropiación indebida. Una cosa es que un Letrado que posee dinero entregado para un fin determinado se aproveche de esa posesión y 902 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart “distraiga” lo recibido, sustrayéndolo al fin encomendado e incorporándolo a su patrimonio definitivamente para cobrar sus honorarios, y otro muy diferente que recibido el dinero para también hacerse cobro de esos honorarios, entre otros fines, el importe de los mismos resulte ser mayor que el expresado inicialmente de modo aproximado y provisional. Esta acción es atípica, sin perjuicio de la cuestión que pueda plantearse en el ámbito jurídico civil respecto a la determinación como excesiva o no del importe de los honorarios cobrados; tal y como se razona en la Sentencia apelada, que por tales motivos procede confirmar en esta alzada.” Se ha considerado delito de deslealtad profesional la conducta de un Letrado que recibiendo una provisión de fondos de una comunidad de propietarios para presentar una demanda judicial contra la promotora del inmueble por incumplimiento de contrato no interpuso el procedimiento civil, misión que había aceptado recibiendo la cantidad de 500.000 pesetas, en ese concepto por tramitar la demanda. No obstante el acuerdo y las instrucciones del cliente, el Letrado, en lugar de presentar la demanda civil, dejó pasar el tiempo, quedándose con la provisión de fondos. Al transcurrir del tiempo contestaba con diferentes excusas a los miembros de la Comunidad para mantenerles en la creencia de que el asunto que se le había encomendado estaba en el trámite judicial, hasta que la comunidad de propietarios fue demandada judicialmente por la empresa. La Audiencia condenó al acusado como responsable, en concepto de autor, de un delito de deslealtad profesional, absolviéndole del delito de apropiación indebida por el que también venía siendo acusado. El Tribunal Supremo398 desestimó el recurso de casación “La omisión del acusado es calificada de dolosa por la Sala sentenciadora justificando tal conclusión cuando afirma 398. Sentencia del Tribunal Supremo, Sala Segunda de 1 de febrero de 2000, Ponente señor García – Calvo y Montiel, Aranzadi 2000/1130 903 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ que «consciente el letrado de que sus servicios eran requeridos para esa finalidad concreta de demandar en juicio a otra parte, no acudió a la vía judicial, sin que pueda exculparse su conducta con argumentos, que, dicho sea de paso, no se han escuchado a lo largo de lo actuado, como que si no presentó dicha demanda es porque el letrado consideraba que técnicamente fuese inviable». El Tribunal desechando definitivamente la postulación calificadora del Ministerio Público coincidente en parte -en cuanto que se refería al delito de apropiación indebida- con la primera que también reseñaba tal figura delictiva decidió así en favor de una de las alternativas acusatorias ofrecidas por la acusación particular, cerrando así un debate en el que la Defensa del Acusado solicitaba la libre absolución de su patrocinado. Tal recordatorio resulta obligado para desenmascarar el hábil y novedoso planteamiento que se formula en este trance cuando, descartando la comisión dolosa, se pretende abrir la dialéctica en torno a la conducta imprudente con la consiguiente postulación absolutoria ya «que de entrar en cualquier otra calificación legal lo consideramos vedado por el deber de congruencia entre lo acusado y defendido». Tal apelación a la congruencia nos resulta -con los comportamientos procesales expuestos- argumento asumible precisamente para desechar el planteamiento impugnativo que instrumenta el recurrente, mas no sólo porque del «factum» y la complementación fáctica que contiene la fundamentación jurídica referida, fluye naturalmente la conciencia y voluntad -que no meramente desidia o negligencia- del Letrado que recibe el concreto encargo profesional de demandar y continuar la dinámica procedimental subsiguiente, sino porque, además, si se aceptara la propuesta del recurso, las demás partes permanecerían ajenas a un debate que, por la novedad de su formulación, quebrantaría de forma inadmisible los principios de contradicción, 904 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart defensa e igualdad de armas. Por todo ello el Motivo debe perecer.” Un Letrado, designado en un testamento como comisario contador partidor de la herencia, en los siguientes términos... “... actuará a falta de la acción conjunta de sus herederos, por el plazo de un año desde que fuera requerido al efecto, con las más amplias facultades, incluso entrega de legados y llevar a cabo las operaciones de inventario, avalúo, liquidación, división y adjudicación de los bienes de su herencia, hacer efectivos los impuestos sucesorios, pudiendo incluso hacer pago del usufructo en bienes concretos de la herencia así como para hacer adjudicatarios de la totalidad de los bienes a uno o varios herederos, a calidad de abonar a los otros el exceso en metálico, o incluso proceder a la venta en la forma que considere conveniente, de bienes de la masa hereditaria y reparto de su precio entre los herederos, pudiendo hacerse cargo de efectos públicos, saldos en cuentas bancarias, etc. ...” fue condenado como autor del delito de apropiación indebida por la Audiencia Provincial de Pontevedra, desestimando el Tribunal Supremo399 el recurso de casación: “En el caso enjuiciado la subsunción realizada por el Tribunal sentenciador es acertada, como lo es el amplísimo, meticuloso y convincente razonamiento de los fundamentos jurídicos tercero y cuarto de la sentencia impugnada en los que, tras el acertado análisis de los elementos estructurales del delito de apropiación indebida, los aplica a los hechos objeto de acusación señalando, en resumen, que el acusado retiró de la cuenta corriente, donde se había ingresado la mitad del precio de la venta de un chalet 399. Sentencia del Tribunal Supremo, Sala Segunda de 15 de julio de 2002, Ponente señor Aparicio Calvo-Rubio, Aranzadi 2002/8427. 905 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ perteneciente a la herencia, tres millones de pesetas disponiendo de dos de esos tres millones en su propio beneficio y aplicado a usos propios, modificando sustancialmente el título en cuya virtud estaba en posesión del dinero, sin que pudiera justificar su conducta el hecho de que a posteriori incluyera la suma distraída en el cuaderno particional como partida en el pasivo, correspondiente a «honorarios por asesoramiento y realización de las operaciones particionales», sin que se hubiera acreditado que contara con la autorización de los interesados que, por el contrario, le requirieron notarialmente para que renunciara al cargo y entregara las cantidades recibidas, sin que, por otra parte, el acusado pudiera por autoridad propia hacer autoliquidación y pago de sus servicios. Concluye el Tribunal sentenciador, en correcta interpretación técnico-jurídica, afirmando la existencia del delito de apropiación indebida con expresivas palabras: «Se recibe el dinero en virtud de un reintegro de una cuenta corriente, reintegro que se obtiene a partir de la condición de contador partidor del acusado, es decir, por un título que legitimaba tal actuación, pero que, a la vez, originaba la obligación de dar al dinero recibido el destino final, que no era otro que reparto entre los coherederos; lejos de ello se aplica aquel dinero a fines propios, integrándolo en el propio patrimonio, distrayéndose del destino al que estaba pactado, so pretexto de hacerlo en concepto de cobro de unos honorarios profesionales, y todo ello, con la clara conciencia y voluntad de disponer de una cosa ajena como propia, con el consiguiente ánimo de lucro y produciendo un evidente perjuicio a la comunidad hereditaria». La diferencia, en último término, entre el dolo civil y el dolo penal es el dolo típico y en el presente caso existió al realizarse todos los elementos del delito de apropiación indebida.” Las relaciones económicas entre cliente y Letrado pueden revestir en casos extremos la tipificación de estafa. Una Letrada que había sido 906 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart condenada por ese delito al haber solicitado de sus clientes la entrega de los bienes de una incapaz, cuya tutela se le había encargado profesionalmente que constituyera, con el pretexto de depositar tales bienes en el Juzgado, por exigencia del Juez, recurre al Tribunal Supremo que desestima los demás motivos porque la sentencia sometida a la censura casacional no vulnera el principio non bis in idem aunque por una parte aplique el subtipo agravado 7º del artículo 250 del Código Penal -relativo a la comisión de la estafa con abuso de las relaciones existentes entre víctima y agresor o aprovechamiento de su credibilidad empresarial o profesional- y por otro aplica la agravante genérica sexta del artículo 22 relativa a obrar con abuso de confianza. El Tribunal400 declara: “Un análisis de la sentencia, singularmente del Fundamento Jurídico segundo, pone de manifiesto lo erróneo de la afirmación del recurrente. En efecto, la sentencia aplica las agravantes específicas segunda -simulación de pleito- y sexta -especial gravedad- del artículo 250 del Código Penal, y además la agravante genérica sexta del artículo 22 -abuso de confianza-, por lo que no se da el “non bis in ídem” denunciado en relación con la aplicación de la agravante específica séptima del artículo 250 del Código Penal. No obstante, y por cauces distintos va a prosperar el motivo ya que lo realmente incompatible es la aplicación simultánea del delito de estafa con la agravante genérica sexta del artículo 22 -abuso de confianza-, en la medida que el delito de estafa se nuclea alrededor de un engaño antecedente cuya morfología viene a coincidir con un abuso de confianza, que por ello no puede ser tenido en cuenta, de nuevo, para agravar el delito. En tal sentido podemos citar las sentencias de 19 de marzo de 1994 y 13 de febrero de 1997. 400. Sentencia del Tribunal Supremo, Sala Segunda de 8 de noviembre de 2000, Ponente señor Jiménez García, Aranzadi 2000/8934. 907 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ Cuestión distinta es la agravante específica séptima, prevista para el delito de estafa -artículo 250- y que supone un plus en función de las especiales relaciones personales existentes entre víctima y defraudador o cuando se dé un aprovechamiento por éste de su credibilidad empresarial o profesional. Ciertamente esta agravante específica pudiera haber concurrido en el caso enjuiciado, habida cuenta de la condición de letrada de la recurrente y el reforzamiento de la confianza derivado de esa relación profesional, que, justifica una agravación cuando se utiliza para defraudar, pero como ya se ha dicho, la sentencia recurrida no aplica dicha agravante específica, pronunciamiento con el que se aquietó el Ministerio Fiscal, única parte acusadora, y por lo tanto es cuestión en la que no puede entrar esta Sala de Casación. En conclusión, procede declarar no ajustada a derecho la concurrencia de la circunstancia agravante genérica de abuso de confianza en relación al delito de estafa, debiendo ser eliminada dicha circunstancia de agravación, lo que se efectuará en la segunda sentencia aunque ya se anuncia, y posteriormente se justificará, la irrelevancia que la eliminación de esta agravante va a tener en el campo de la determinación de la pena.” Es verdad que los Colegios de Abogados, en general en aplicación del principio de buena fe, entienden que a pesar de no estar documentado el pacto, por aplicación del principio de confianza que debe existir entre Abogado y cliente, se retengan los honorarios, o se consignen a disposición del cliente ya sea judicialmente o en la Corporación a resultas de lo que en definitiva se decida sobre la exigibilidad e importe de los honorarios cuando el cliente niegue la existencia del convenio o no este conforme con el importe de la minuta. Una resolución de la Junta de Gobierno del Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona, sanciona a un Letrado por la comisión de una falta contraria a la dignidad de la profesión, de acuerdo con el artículo 33 de los Estatutos de ese Colegio. La falta consistía en negarse a deta908 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart llar una minuta de honorarios y gastos habiendo recibido previamente provisión de fondos al efecto. Efectivamente, la dignidad es uno de los principios fundamentales que informa la profesión y así se consagraba en el preámbulo de las Normas Deontológicas de la Abogacía Española aprobadas por la Asamblea de Decanos del 28 y 29 de Mayo de 1987: “Dignidad. El Abogado debe actuar conforme a las normas de honor y de la dignidad de la profesión, absteniéndose de todo comportamiento que suponga infracción o descrédito”. Con relación a lo cual se disponía la obligación de rendir cuentas en el artículo 7.8 del Código Deontol6gico antiguo, ya trascrito. El artículo 56 del antiguo Estatuto General de la Abogacía, en su párrafo penúltimo, establecía en su párrafo tercero que “La retribución económica de los Abogados se fijará en concepto de honorarios, sin estar, por tanto, sometida a arancel”. El Abogado es actualmente -y antes lo era con ciertas limitaciones impuestas por los honorarios mínimos- libre para convenir con su cliente el importe de sus honorarios. El antiguo Código en su artículo 7.2 disponía que a falta de convenio, “... debe ajustarlos a las reglas, normas, usos y costumbres del Colegio” Esta disposición ha sido sustituida en el vigente Código por “La cuantía y régimen de los honorarios será libremente convenida entre el cliente y el Abogado con respeto a las normas deontológicas y sobre competencia desleal.” En un recurso que se vio por el Consejo General de la Abogacía Española contra un acuerdo adoptado por la Junta de Gobierno de un 909 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ Colegio de Abogados, por el que se había acordado imponer al Letrado recurrente la sanción de tres meses de suspensión del ejercicio de la Abogacía como consecuencia de la denuncia formulada contra él por un anterior cliente se analizó la obligación de no detraer fondos de la indemnización cobrada para el cliente. El denunciante había sufrido un accidente de tráfico como consecuencia del cual había quedado inválido. Contrató al denunciado que presentó demanda de juicio verbal contra el Consorcio de Compensación de Seguros, dictando el Juzgado sentencia por la que condenaba a la entidad demandada a abonar al denunciante una cantidad ligeramente inferior a 200.000 euros. El Letrado ingresó en la cuenta corriente del denunciante una cantidad inferior a 155.000 euros, haciendo suya la diferencia. Puesto en contacto con su Abogado, se le indicó que sus honorarios ascenderían al veinte por ciento de la cuantía de la indemnización. Al solicitarle la minuta, el Letrado le habría manifestado que ello supondría tener que cobrarle el IVA, negándose c cualquier solución. El Letrado se defendía sosteniendo que había acordado que “... del total que se obtuviera, principal más intereses se detraería el 20%, más IVA, para Letrado y Procurador” (sic). Que, una vez dictada la sentencia, comunicó la misma tanto a su cliente como a su padre, y confirmó el montante de sus honorarios, y quedó autorizado a detraerlos cuando se produjera el pago, detracción que efectivamente realizó, siendo concretamente sus honorarios la cantidad de... ya que... eran los honorarios del Procurador, quedando pendiente de pago el IVA, el cual se efectuaría cuando se abonaran los intereses.” La Junta de Gobierno acordó imponer al Letrado la sanción de tres meses de suspensión en el ejercicio de la profesión. El Consejo, al confirmar la sanción, declaró: 910 ______________________________________________________________________ Nielson Sánchez-Stewart “De los antecedentes que obran en las actuaciones practicadas, se desprende que el Letrado intervino en defensa de los intereses del denunciante en las Diligencias Previas seguidas en el Juzgado de Instrucción y Primera Instancia y en el Procedimiento Ordinario ante el mismo Juzgado, obteniéndose una indemnización, con cargo al Consorcio de Compensación de Seguros, por un importe de... euros de principal, más intereses y costas, de cuyo importe, tal y como reconoce el propio Abogado, se reservó una suma igual al 20% de principal más intereses, para hacerse pago de sus honorarios y los del Procurador (éste recibió... euros), emolumentos que dice haber pactado verbalmente con su cliente, en concepto de cuota litis por importe del indicado 20%, sin que conste autorización expresa alguna para proceder a tal imputación de las sumas en poder del Letrado. Tal y como recoge la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados en su Informe, las alegaciones contenidas en el recurso interpuesto por el Letrado no enervan ni la realidad de los hechos que se han estimado probados, ni la responsabilidad disciplinaria que de los mismos se infiere, ya que: a) En el recurso se aborda la cuestión nuclear del hecho imputado -detracción de sumas en poder del Letrado para hacerse pago de honorarios sin autorización expresa y escrita para ello-, recurriendo a una inconsistente explicación en el sentido de que fue el Procurador quién, en realidad, procedió a tal actuación, reteniendo para sí los propios derechos, así como los honorarios del Letrado sancionado. Y dicha explicación, como argumenta el Colegio de Abogados es inatendible por cuanto: b) En el escrito de fecha... obrante al folio... en ejemplar original, el expresado Letrado admitió sin ambages haber sido él -bien que junto al Procurador y autorizados para 911 Relaciones con Tribunales, profesionales, clientes y medios de comunicación ____________ ello- quien procedió a la indicada retracción. Por lo que no puede atenderse en este momento al motivo impetrado consistente en que dicha alegación obedece a una defectuosa, parca o equivoca redacción del indicado escrito de fecha 11 de abril, máxime cuando de su literalidad no puede apreciarse equívoco alguno. c) Por otra parte, y siendo notorio que la relación con el cliente casi siempre la mantiene el Letrado, ya que el Procurador carece de facultades decisorias en la dirección del procedimiento, máxime cuando el propio Letrado aduce tener, además, una relación personal de antiguo con el denunciante y su familia; resulta de todo punto inconsistente y contradictorio con sus anteriores alegaciones pretender hacer recaer la responsabilidad de la detracción al Procurador, contra quien nada alega el denunciante ni consta que haya sido denunciado ante la correspondiente Corporación, reconociendo el Letrado que fue él quien recibió las quejas y reclamaciones del cliente y sus familiares. Pero aún admitiendo, que hubiere sido el Procurador junto con el Letrado quien hubiera procedido a dicha actuación, como señala en su escrito, en tal supuesto incluso nada obsta a que el Letrado sea considerado coautor de la infracción cometida, siendo notorio que la coautoría no excluye la autoría simple. Por todo ello, se debe de establecer que la conducta descrita supone la vulneración del artículo 20 del Código Deontológico, que prohíbe que el Abogado detraiga, de fondos recibidos en nombre de su cliente, sus propios honorarios, salvo que exista autorización expresa del mismo.” 912