49. Hitos de piedra en el camino. Puesta en

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MartaPlazaBeltrán
[email protected]
JorgeRivasLópez
[email protected]
Universidad Complutense de Madrid
Recibido: 9/9/2014
Aprobado: 14/9/2014
Hitos de piedra en el camino. Puesta en valor de un patrimonio
etnológico olvidado
Historic landsmarks. Value enhancement strategies for a forgotten
heritage
Resumen: a lo largo y ancho del paisaje castellano y situados a la vereda de numerosos
caminos, encontramos cruceros de piedra, labrados por la mano de artistas rurales. Se hallan
ligados a rutas con historia, transitadas por pastores trashumantes y carreteros, amén de
otras gentes, que dejaron a su paso un notorio patrimonio tangible e intangible. Al interés
artístico de estos testigos pétreos hemos de unir el etnológico, habida cuenta de los diversos
aspectos históricos y culturales que se hallan asociados a ellos. El objetivo de este trabajo es
mostrar el potencial de estos conjuntos arquitectónicos y escultóricos dentro de los planes de
desarrollo rural sostenible, tanto desde el punto de vista social como cultural y económico de
la región donde se ubican.
Palabras clave: patrimonio etnográfico, medio rural, cruceros de piedra, escultura, plan de
dinamización.
Abstract: throughout the Castilian landscape and placed by historical paths and roads we can
find certain crosses made of stone and worked by the hand of rural artists. These works of art
are related to nomadic shepherds, among others, who left behind them a notorious tangible
and intangible heritage. To the artistic interest of these stone witnesses we should add their
ethnological values, linked to the diverse historical and cultural aspects related to them. The
aim of this work is to show the potential values of these works of popular art in the sustainable
plans for rural development of the regions where they are placed.
Keywords: ethnographic heritage, rural way, stone cruises, sculptural, activation plan.
Aspectos artísticos de las cruces de piedra
Elementos y estructura
Atendiendo a un aspecto formal básico, las cruces monumentales están compuestas por:
basamento, columna –fuste o varal-, capitel y cruz (figura 1), aunque en algunas ocasiones
determinados elementos puedan no existir (como en las cruces hincadas) o presentar ciertas
variantes. Cuando el conjunto posee todos estos componentes se suele denominar “crucero”.
Las cruces más sencillas, a diferencia de éstos, están formadas por una cruz sobre la tierra o
sobre un pedestal, en la que el eje vertical inferior hace las veces de varal; esquema que
siguieron las primeras cruces irlandesas, anglosajonas y bretonas. También encontramos
cruces sencillas sobre columnas, posiblemente para obtener mayor visibilidad de la cruz o
para imitar las cruces procesionales. Una excepción a esta composición son los “Pairones”
(figura 2), construcción específica de Aragón y Este de Soria, donde la cruz se sustituye por un
pequeño nicho o capilla que alberga en su interior la imagen de algún santo protector o de la
Virgen.
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Fig. 1. Estructura general de un crucero (© Marta Plaza Beltrán).
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Fig. 2. Estructura general de un Pairón (© Marta Plaza Beltrán).
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Los elementos básicos que constituyen el crucero pueden venir acompañados de otros –como
baldaquinos, mesas de altar o petos de ánimas- que le confieren unas características y
peculiaridades que hacen de ellos piezas únicas. De hecho, es muy difícil encontrar dos
cruceros iguales.
Origen morfológico
Las teorías sobre el origen morfológico de las cruces hincadas o cruceros son variadas,
aunque casi todas ellas nos llevan en una misma dirección: la evolución de elementos
antiguos (menhires, miliarios o estelas) hacia nuevas formas.
Algunos estudiosos del tema, como Rodríguez Castelao (1984:89), mantiene la hipótesis de
que muchas de las cruces grabadas o labradas en monumentos, elementos de la naturaleza o
en todo conjunto que recordara antiguas prácticas paganas, fueron transformándose en
esculturas pétreas en forma de cruz y que más tarde evolucionaría hacia el crucero.
Otros autores, como FrankowsKi (1989:59-66), sostienen la teoría de la evolución de las
piedras antropomórficas o estatuas-menhir en estelas discoideas y posteriormente en cruces
funerarias, conjetura apoyada por Rodríguez Castelao para justificar su idea de la conversión
de estas piedras en cruces por la consagración de los cristianos.
Geografía y sociedad vinculada a la erección de cruces y
cruceros en la provincia de Soria
Desde la época de la Reconquista, Soria ha sido considerada zona de paso, cruce de viajeros,
mercaderes y arrieros; movimiento que supuso un enriquecimiento social y cultural para la
población soriana que, a pesar de haber mantenido unos rasgos autóctonos propios y
característicos, ha recibido y asimilado nuevos elementos incorporándolos al ya rico
patrimonio cultural que poseía.
Muchos de las cruces de nuestro territorio se encuentran emplazados en determinados
puntos estratégicos vinculados con este movimiento de la población. Los encontramos junto a
puentes y fuentes, a la vereda de caminos y vías pecuarias, en el centro de campos de feria,
en altozanos o montes, en límites jurisdiccionales o de feligresías, etc. La distribución de estos
elementos artísticos no se entiende como un hecho aleatorio sino que responde a una
motivaciones del pueblo: sacralización de encrucijadas y caminos, protección de caminantes y
viajeros, guía de peregrinos, demarcaciones territoriales, jurisdiccionales o eclesiásticas,
protección de campos y ganado, prácticas populares, etc.
En palabras de Burgoa Fernández (2003:43), la existencia de las cruces en nuestros campos
y caminos se debe a una “triple conjunción”:
“[…] la presencia de un elemento material, la piedra, de un símbolo religioso, la cruz y
una serie de factores etnográficos, entre los cuales hay que destacar la presencia de
las encrucijadas como lugares de viejos cultos o espacios de encuentro con lo
sobrenatural”.
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Aspectos socioeconómicos
El siglo XIII se convirtió en uno de los de mayor esplendor de la comarca soriana, destacando
la creación del Concejo de la Mesta o la Cofradía de Tejedores. La población, dedicada
fundamentalmente a la ganadería y la agricultura, aumentó de manera considerable. Los
recursos naturales sirvieron para el abastecimiento de todo el territorio e incluso para la
exportación de muchos productos, lo que conlleva un importante desarrollo de la carretería de
en esta zona.
Más tarde, los siglos XVI, XVII y XVIII serán de gran progreso económico gracias al comercio
con carretas de lana, madera, sal o metales. Los caminos y las rutas establecidas para tal fin
se poblarán de cruces y cruceros para proteger a estos comerciantes, con advocaciones a San
Cristóbal, San Roque, etc.
En el siglo XIX cada vez son más los terrenos dedicados al cultivo de secano, reduciéndose de
esta manera los pastizales y, por lo tanto, la ganadería. Por su parte, la deforestación fue
creciendo acorde los avances en tecnología industrial, para convertir los extensos montes de
pinos en grandes campos de siembra.
Ya en el siglo XX, el sistema de concentración parcelaria hizo que muchas pequeñas parcelas
se unieran para formar las fincas, produciéndose una reordenación del campo influyendo de
manera negativa en la conservación de muchas cruces.
Al llegar a este punto se podría decir que la población soriana ha vivido, y lo sigue haciendo,
de la explotación de sus bosques madereros, de la ganadería, de los ricos pastizales y de los
cultivos -principalmente de secano por las características del suelo y el clima-.
De acuerdo a estos recursos naturales y a la explotación de su suelo podemos dividir la
provincia en cuatro sectores: la zona de la Sierra; la zona de Pinares; la Rioja Soriana y los
llanos cultivados.
Las poblaciones de la Sierra se dedicaban al ganado lanar, pues es este el punto de origen de
la Cabaña Soriana, una de las cuatro cuadrillas de la Mesta.
Por su parte, la Rioja Soriana, denominada así por la explotación vinícola, era una tierra muy
fértil con un gran desarrollo económico en los siglos XVI y XVII, potenciado por el desarrollo del
regadío en el siglo XVIII.
Al mismo tiempo, los habitantes de la zona de Pinares vivían de la explotación de la madera y
de la carretería, transportando materias pesadas por todo el país: maderas, piedra, lana, sal,
etc.
El resto de la provincia se dedicaba al cultivo de secano: trigo, cebada o centeno, debido a la
naturaleza del suelo y el clima.
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Vías de comunicación tradicional como medio difusor de las
cruces y cruceros en la provincia de Soria
Atendiendo a lo señalado hasta el momento, nos permitimos decir que, la ordenación del
sistema de caminos en la provincia de Soria se ha basado fundamentalmente en una primera
estructura de época romana, la cual a su vez, ha tomado de períodos anteriores el esqueleto
de viejas vías pecuarias; entramado que se irá desarrollando de forma progresiva hasta
configurar la actual red viaria.1
Todo este entramado viario supone un importante intercambio social y cultural entre los
pueblos, factor descrito por Gutiérrez Dohijo (1993:7):
«Las vías de comunicación no son solamente la prueba material de contacto entre los
pueblos, culturas o estados; igualmente no son simples uniones de puntos en el espacio.
Según cada momento histórico la red viaria se transforma acorde con la realidad estructural
del hábitat, el aprovechamiento de recursos, o el intercambio de productos y materias
primas».
Calzadas romanas
Las vías o calzadas romanas construidas en nuestra Península tenían en origen un carácter
militar, pues los puntos de partida y llegada eran centros militares. Con el paso del tiempo, las
nuevas costumbres y necesidades convirtieron estos caminos en elementos económicos,
medio para trasladar por tierra materiales desde Artúrica por Caesaraugusta a Tarraco y de
ahí a Roma.
Esta estructura viaria nos va a servir de base para determinar aquellos conjuntos de cruces
que pudieran estar vinculados con estos caminos, ya sea por ser elementos sustitutivos de
otros con origen pagano, o por constituir en sí mismos piezas imprescindibles en el proceso de
cristianización de determinados lugares con reminiscencias paganas (figura 3).
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Desde el siglo XVI podemos encontrar referencias escritas y descripciones de las vías de comunicación existentes en toda la geografía
española. Entre ellas podemos señalar las de Juan de Villuga (1546), Alonso de Meneses (1576), Ottavio Cotogno (1608), Guiuseppe
Miseli (1684), Tomás Fernández Mesa (1755), José Matías Escribano (1758), etc.
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Fig. 3. Hinojosa del Campo (Soria).
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Las rutas romanas que atraviesan la provincia de Soria son:
Vía Astúrica-Caesaraugusta (Astorga-Zaragoza), Vía por el Jalón, Vía Vareia-Numancia (Varea,
Logroño-Numancia), Vía Calagurris-Numancia (Calahorra-Numancia), Vía Gracurris-Numancia
(Alfaro, La Rioja-Numancia), Uxama–Termes-Segontia (Osma-Tiermes-Sigüenza), Ocilis-Uxama
(Medinaceli-Osma), Arcóbriga-Duero (Arcos de Jalón-Duero), Bílbilis-Numantia (CalatayudNumancia), Termes-Segovia (Tiermes-Segovia), Ocilis-Numantia (Medinaceli-Numancia).
Además de las rutas señaladas existían numerosas vías secundarias.
Vías pecuarias: cañadas, cordeles, veredas y coladas.
El movimiento anual de pastores y ganado obligó a organizar una red viaria de caminos
pecuarios para facilitar la trashumancia, de forma que uniera los pastos de verano con los de
invierno, es decir, las tierras del norte con las del sur.
En la Sierra de Soria tuvo un gran auge el comercio lanar ayudado, claro está, por la
importancia que adquirió la carretería de la zona, principalmente en Salduero y Molinos de
Duero. El gremio de la ganadería se transformó entonces en uno de los más poderosos,
levantando la economía de la meseta; se exporta lana a países europeos, como Flandes, que
entre los siglos XIII y XIV alcanzó su mayor esplendor en la industria de la lana gracias, en
parte, a las lanas españolas.
Los Reyes Católicos ayudaron en gran medida al Concejo de la Mesta gracias a la concesión
de pastizales de grandes dimensiones y la prohibición del cerramiento de los mismos, la tala
de árboles, etc.
Prueba de la riqueza que existió en la zona pinariega de Soria son las casonas serranas que
han llegado a nuestros días, construidas en piedra con bellos blasones adornando sus
dinteles y una rica rejería en las ventanas y que, por lo general, pertenecían a los propietarios
de los grandes rebaños. También se levantaron numerosos cruceros de piedra con figuras y
elementos decorativos tallados en los mismos, trabajos realizados principalmente por
artesanos vasco-navarros, como ocurre en gran parte del territorio soriano, gracias a las
comunicaciones con estas comarcas.
Las principales cañadas que atraviesan la provincia de Soria son: la Cañada Real Soriana
Occidental, la Cañada Real Soriana Oriental y la Cañada Real Riojana o Galiana (figuras 4 y
5).
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Fig. 4. Cruz de Martínsanz. Berlanga de Duero (Soria).
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Fig. 5. Pairón. Tejado (Soria).
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Caminos de herradura y recueros
El uso de los animales para el transporte es conocido desde épocas muy remotas, existiendo
ya caminos abiertos para tal fin, conocidos como caminos recueros. Aunque en Soria la única
zona donde se puede decir que existió una tradición de arrieros sea la de Yanguas y San
Pedro Manrique, muchos pueblos emplearon las mulas para transportar en sus lomos la
madera o el grano hasta los mercados de las ciudades, las personas de una población a otra
o los recoveros (personas dedicadas al trueque de mercancías en mercados y pueblos
procedente de poblaciones sin vías de comunicación con núcleos mayores) (DEL CAMPO,
FRÍAS, 1985:358).
Los caminos de herradura y de recuero no se correspondían en muchas ocasiones con los de
carreteros que veremos en el punto siguiente. Muchas de estas vías eran pequeños y
estrechos pasos por los que únicamente se podía transitar a pie o a lomos de algún animal;
eran empleados por los pastores trashumantes y los encargados del comercio menor con
animales de carga, sin el uso de carretas por las reducidas dimensiones de las sendas (figura
6).
Fig. 6. Vendedores de cisco y leña, entrando por el Palacio de los Condes de Gómara (Soria) (Foto de
Aurelio Rioja, 1911).
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Caminos carreteros
La Hermandad de la comarca de Burgos-Soria realizaba el comercio en las provincias de la
antigua Castilla la Vieja y León (Santander, Burgos, Logroño, Soria, Segovia, Ávila, Valladolid,
Palencia, León, Zamora, Salamanca), antigua Castilla la Nueva, Madrid y otras provincias
como Álava, Vizcaya, Guipúzcoa, Barcelona, Sevilla, etc. (GIL ABAD, 1983: 58). Los carreteros
transportaban principalmente madera y piedra -para construcción de edificios religiosos
(Monasterio del Escorial) y civiles (Palacio Real de Madrid)-, sal, lana, vino, etc., mientras que
en periodos de guerra servían de aprovisionamiento para bombas y pólvora (Granada y
Madrid).
Las principales rutas o caminos carreteros que atraviesan la provincia de Soria son: la Ruta
del Norte o ruta del Cantábrico, la Ruta de Castilla, la Ruta a Barcelona, la Ruta de
Extremadura y la Ruta de Sevilla.(GALLEGO, 1984:150-154). Al igual que ocurría con las
cañadas y calzadas romanas, es interesante estudiar los elementos y construcciones
vinculadas a este comercio por caminos carreteros. De este modo, muchas casonas de la
zona soriana de pinares se asemejan a algunas de los caseríos vascos, influencia recibida en
nuestro territorio a través de la Ruta del Norte o del Cantábrico por el comercio de lana,
madera y brea. En otro campo, concretamente en los cruceros objeto de estudio, también
observamos la influencia de la carretería de una manera indirecta; así, el crucero del Royo
(Soria) se encuentra situado en la dehesa donde pastaba el ganado antes de partir con las
carretas, sacralizando el espacio y protegiendo las reses (figura 7).
De igual manera, todavía se conservan muchos de los puentes de piedra construidos para
estos caminos de carretas, como el de Salduero, de la segunda mitad del siglo XIX, paso
obligado para Molinos de Duero, Abejar y Soria.
Camino de Santiago en la provincia de Soria
Según cuenta la tradición, el primer Camino de Santiago pasó por tierras sorianas vinculado a
la vía romana que unía Zaragoza con Astorga.
La correspondencia existente entre los caminos de Santiago y las calzadas romanas es
evidente; si nos detenemos a estudiar los caminos que cruzan la provincia de Soria hallamos
un ramal principal que la atraviesa coincidente con la calzada romana Tarraco-Lucus
(Tarragona-Lugo), perteneciente al Itinerario Antonino
Podemos decir que durante la Baja Edad Media existieron tres vía o rutas jacobeas que
atravesaban la provincia (figura 8).
Otros caminos unían Soria con Aragón cruzando por Medinaceli o pasando por Ágreda con
Pamplona. El punto central donde confluían todos ellos era Osma. En este entramado de
caminos confluyen, a su vez, vías romanas, caminos de arrieros entre Aragón y Castilla La
Vieja, etc. (PUCHÉ RIART, 2000:95).
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Fig. 7. Navaleno (Soria).
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Fig. 8. Osma (Soria).
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Conclusiones
Hasta el momento se han inventariado un total de 96 cruces en la provincia (PLAZA BELTRÁN,
2012), distribuidas en su mayoría a lo largo de las diferentes vías de comunicación
tradicionales: calzadas romanas, vías pecuarias, caminos de herradura, caminos carreteros y
los itinerarios del Camino de Santiago que atraviesan el territorio soriano.
El carácter etnográfico que presenta estos conjuntos nos permite estudiar las diferentes
formas de vida de la población, factor de vital importancia por su influencia en la erección de
las mismas. De este modo, podemos comprobar que es viable una distinción entre las zonas
dedicadas al comercio con importantes núcleos urbanos, que posee cruceros de factura
elaborada con materiales de calidad, de las zonas dedicadas a la agricultura, con cruces más
sencillas y de materiales más pobres. Así, en la franja norte de la provincia y en las
proximidades de poblaciones como Osma o Medinaceli, destacan los cruceros construidos en
piedra, elevados sobre gradas y en algunas ocasiones con imágenes talladas en la cruz. Caso
contrario a lo que ocurre en el centro de la provincia, donde las cruces que predominan son
las sencillas de piedra o de madera. También es importante destacar que la mayoría de los
pairones se sitúan en la franja Este, en tierras linderas con las provincias de Aragón y
Guadalajara, consideradas las regiones originarias de este tipo de construcciones.
Referencias bibliográficas
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Castro, La Coruña.
del Campo, M.I.; y Frías Balsa, J. V. (1985). “Siglos XVI-XVIII (1474-1808)” en, Historia de
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Frankowski, F. (1989). Estelas discoideas de la Península Ibérica, Istmo, Madrid.
Gallego, J. A. (1984). “Documentos sobre la Cabaña Real de Carretería” en, Celtiberia, nº 48,
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Gil Abad, P. (1983). Junta y Hermandad de la Cabaña Real de Carreteros. Burgos-Soria,
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Gutiérrez Dohijo, E. (1993). “Vías de comunicación en el área de Tiermes. Etapa romana y
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Puché Riart, O. (2000). “El Camino de Santiago en Soria” en, Revista de Soria nº 28,
Diputación Provincial de Soria, Soria:95.
Rodríguez Castelao, A. (1984). As cruces de pedra na Galiza, Facsímil de 1950, Galaxia, Vigo.
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