48 LATERCERA Sábado 14 de mayo de 2016 Mundo COLUMNA UN HIJO DE LA REVOLUCIÓN CULTURAL Por Ma Jian H RR Estatua de Mao Tse-Tung en un patio de una fábrica especializada en memorabilia en Shaoshan. FOTO: AFP China recuerda en silencio los 50 años de la Revolución Cultural de Mao Tse-Tung R En mayo de 1966, el líder chino lanzó una campaña para afianzar la “revolución comunista” y consolidar su poder. Cristina Cifuentes “Yo era muy joven y no participé, pero estaba observando todo el tiempo”, dice a la agencia EFE, Mi Hedu, quien pasó por un campo de reeducación durante la Revolución Cultural y finalmente se graduó en Historia del Partido Comunista en los años 80. “Muchos no admiten que también fue una cuestión de intereses, no sólo de política, añade Mi sobre la facción de guardias formada por los “zilaihong” (”nacidos rojos”), que eran hijos de altos cargos comunistas. Porque pese al silencio de las autoridades en esta fecha, en la que se conmemora los 50 años desde que se iniciara la Revolución Cultural (19661976) en China, sus habitantes aún recuerdan ese período de su historia. Algunos dirigentes como el propio presidente Xi Jinping incluso son hijos de personeros del partido perse- guidos en esos años. Todo se inició en mayo de 1966, cuando Mao Tse-Tung, entonces máximo jerarca del Partido Comunista de China (PCCh), lanzó una campaña contra los altos cargos del partido e intelectuales a los que el líder y sus seguidores acusaron de traicionar los ideales revolucionarios, al ser, partidarios del camino capitalista. Según explica el diario The Guardian, Mao vio esta iniciativa política como una forma de afianzar la revolución comunista al fortalecer la ideología y erradicar a sus oponentes. Con la “notificación del 16 de mayo” de 1966, en la que el “Gran Timonel” pedía acabar con los “revisionistas contrarrevolucionarios”, se dio comienzo oficial al experimento. Fue así que Mao, que se encontraba aislado del poder tras el fracaso del “Gran Salto Adelante” (1958-1962), se impuso mandando a los “guardias ro- R Desde altos cargos del partido a intelectuales y dirigentes locales fueron perseguidos por las fuerzas lideradas por Mao. ? PREGUNTAS CLAVE 3 ¿Qué fue la Revolución Cultural? Fue una campaña lanzada por Mao Tse-Tung en mayo de 1966 y que se extendió hasta 1976. Estuvo dirigida contra altos cargos del partido e intelectuales a los que Mao y sus seguidores acusaron de traicionar los ideales revolucionarios. jos” -la juventud escolarizada y fiel- al asalto del partido. Más tarde, ordenó al Ejército, dirigido por el mariscal Lin Piao, reprimir a los mismos “guardias rojos”, cuyo movimiento había escapado a su control. Desde altos cargos del parti- do hasta escritores y profesores, millones de personas fueron perseguidas durante ese periodo. Se estima que entre 1,4 y 1,6 millones de personas murieron en la Revolución Cultural. Esa guerra se trasladó a las calles, con manifestaciones multitudinarias de apoyo a Mao. “Tenía 14 años y pensaba que era un momento glorioso. Que iba a ganar el comunismo. Me acuerdo que al verlo (a Mao) en Tiananmen mis compañeros lloraban y gritaban ¡Viva el Presidente Mao!”, dijo al diario El Mundo un intelectual chino. Por otro lado, según analistas, la Revolución Cultural se produjo en un momento en que, producto de la ruptura de las relaciones entre Beijing y Moscú, el país se encontraba aislado financiera y comercialmente dentro del bloque comunista de la Guerra Fría, y todavía no se había abierto al ace cincuenta años este mes, Mao lanzó la Revolución Cultural en China: una década de caos, persecución y violencia, motivados por la ideología y el interés de aumentar su poder personal. En vez de reflexionar sobre el legado destructivo de ese episodio, el gobierno chino limitó su discusión, y los ciudadanos chinos dieron su consentimiento. Pero en momentos en que el presidente Xi Jinping lanzó una campaña de purgas y culto a su personalidad, enterrar el pasado supone un costo. La Revolución Cultural afectó de cerca a Xi. Su propio padre, Xi Zhongxun, alto funcionario del Partido Comunista, fue destituido, encarcelado y enviado a trabajar en una fábrica de tractores. Pero en vez de repudiar la ideología, Xi adoptó como propias las tesis y herramientas básicas de la Revolución Cultural. El poder es su brújula, y parece dispuesto a todo para asegurárselo. Cuenta para ello con una ventaja: el legado de Mao. Mao promovió una forma de lucha de clases en que los ciudadanos se delataban mutuamente, incluso entre amigos íntimos, vecinos y familiares. Sin refugio adonde huir, todos se volvieron siervos del partido. Xi sabe que sólo podrá lo- grar lo que se propone reforzando la autoridad del Partido y su liderazgo dentro de él. De modo que elaboró un discurso según el cual una grave amenaza se cierne sobre China desde adentro, y declaró que la lealtad al Partido es esencial. Hay solo dos clases de personas: los que apoyan al Partido y los que no. Como Mao en 1966, Xi cree que su poder depende de la lealtad y obediencia de todos los chinos. También intenta obtener apoyo popular con una nueva ideología unificadora, basada en el “Sueño Chino”. Esto va acompañado por un intento de avivar el sentimiento nacionalista acusando al mundo, y en particular a EE.UU. de querer evitar que China asuma el lugar que le corresponde. Por mucho que lo intente Xi, es probable que sus deseos de garantizarse una autoridad como la de Mao terminen en forma muy diferente. Conforme los fracasos económicos provoquen cada vez más agitación política, puede que los viejos guardias rojos vuelvan a ocupar su lugar, respaldados por una generación joven ignorante de la historia. Pero esta vez, el “emperador” al que derribarán será Xi. resto del mundo. El temor a un posible ataque soviético o estadounidense exacerbó los miedos de Mao Tse-Tung, que lo llevó a tomar esta medida. El historiador Frank Dikötter, profesor de la Universidad de Hong Kong señala que “legado más importante” de la Revolución Cultural fue la aparición de mercados negros que evitaron que los ciudadanos murieran de hambre y obligaron a los líderes comunistas a abandonar la economía planificada tras la muerte de Mao”. “La ironía de ese periodo es que, hacia 1971, la mayoría de la gente, al menos en el campo, había perdido la fe en el comunismo”, agregó. Mao murió enfermo en septiembre de 1976, sin que su responsabilidad se reconociera públicamente, y fueron más bien sus “lugartenientes”, es decir, su esposa Jiang Qing y Lin Piao, quienes cargaron con las culpas oficiales.b La mano dura de la esposa de Mao Autor de Beijing Coma y The Dark Road. Project Syndicate, 2016. RR La esposa de Mao Tse-Tung, Jiang Qing, aún es recordada por su firmeza. Quienes la conocieron, al ser consultados por la agencia France Presse, señalan que bastaba una palabra fuera de lugar o una simple objeción para que esa persona fuera perseguida durante la Revolución Cultural. “Oponerse a Jiang Qing, era oponerse a la revolución”, resume Jiang Zuhui, para quien “el arte estuvo sofocado durante 10 años”. “El país contaba con nosotros, me envió a la URSS para formarme. Pero todo se paró. ¡Qué desperdicio!”, añade. Jiang había decretado un movimiento de “purificación” cultural, prohibiendo las obras teatrales, las piezas musicales y óperas consideradas “burguesas”.