Cuentos y Leyendas - Sierra de la Ventana

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SIERRA DE LA VENTANA - Alojamientos
Cuentos y Leyendas
Autor Sergio Marto
miércoles, 19 de noviembre de 2008
Cuentos y Leyendas
Alrededor de todo, existe un mundo invisible lleno de matices y de significados, en donde se conjugan las fantasías y los
misterios con la realidad del pasado, solo recordada a través de Leyendas.
Aquí encontrará no solo cuentos y fantasías, sino también, historias reales, creencias, tradiciones y costumbres
olvidadas en el pasado de culturas que ya no existen mas.
Sergio Marto
{mospagebreak title=La Luciérnaga (modelo a seguir en nuestras vidas)}
La Luciérnaga (modelo a seguir en nuestras vidas)
Una luciérnaga no alumbra todo su camino, pero todas las luciérnagas estrellan una noche.
Como un tácito acuerdo, cuando unas luciérnagas se encienden las otras se apagan. Cuando se apaga un
pensamiento se enciende el otro para que no te quedes a oscuras.
El sapo se traga la luciérnaga pero no queda iluminado. Los pensamientos del sabio se apagan en el buche del tonto.
Los pensamientos son como las luciérnagas, mientras vuelan en libertad iluminan toda la noche, si las aprisionas se
apagan.
La luciérnaga que prende su luz se arriesga a ser descubierta y devorada por sus enemigos; así le sucede al hombre
que se anima a decir en voz alta su propio pensamiento.
Cuando es de día las luciérnagas duermen apagadas; El hombre sabio calla lo que piensa cuando es inútil decirlo.
Si todos los animales noctámbulos iluminaran como la luciérnaga, se acabarían las noches. Si todos los hombres
iluminaran con su propia luz, viviríamos con menos oscuridad.
Hay hombres que son como las luciérnagas: iluminan con su propia luz, intermitente y pequeña; y hay hombres que
son como la luna: brillan con luz fuerte y constante pero ajena.
No desprecies la luz de la luciérnaga porque es un insecto pequeño; ni dejes de valorar lo que piensa un hombre,
porque no tiene títulos ni dinero.
Anímate a ser como la luciérnaga, y descubrirás que en tu vida hay un poco de luz para iluminar a los otros.
{mospagebreak title=Leyenda del Hornero (Un amor para siempre)}
Sierra de la Ventana - Leyendas de las sierras
Cuentan que hace muchos, muchísimos años, cuando estas sierras estaban pobladas por indígenas, en medio de un
pequeño valle y al amparo de las rocas, se levantaba una choza muy humilde.
En ella vivía junto a su anciano padre, un joven indiecito llamado Jahe.
Jahe era un muchacho apuesto, alegre y, por sobre todas las cosas, muy laborioso.
Diariamente se lo veía trepar por las sierras y remontar los arroyos en busca de los alimentos que pródigamente le
proporcionaba la naturaleza. Salvaje, tan salvaje como ahora.
Y una de esas tardes en que regresaba de sus acostumbradas cacerías, Jahe se detuvo a escuchar el canto de un
pájaro. Era un canto diferente al de su amigo el jilguero. No se parecía tampoco al de la calandria imitadora. Ni al del
churrinche que tantas veces lo saludaba temprano.
¿Quién era entonces ese nuevo músico serrano? Atrapado por la curiosidad, se acerco sigilosamente al lugar de
donde provenía el canto, pensando que tal vez seria algún pájaro desconocido; venido de otras tierras. Pero cuando lo
descubrió, su sorpresa no tuvo limite. No se trataba de un pájaro, sino que la melodía provenía de la garganta de una
bellísima muchacha.
Ipona era su nombre, y desde el día que Jahe conoció a Ipona, todos sus pensamientos fueron para ella.
El amor floreció rápidamente y con fuerza incontenible en el corazón de ambos jóvenes. Su felicidad era solamente
comparable con la inmensidad que los rodeaba cuando contemplaban el mundo desde Cashuati, la cumbre mas
elevada.
Su felicidad era reflejada en el agua de cristal del Hueyque Leufú que descendía viboreando de Catanlil y se deslizaba
cantando saltarín junto al Pillahuincó.
Y así, siempre juntos, Ipona y Jahe esperaban dichosos tener lo suficiente para casarse. Claro que, para casarse, Jahe
primeramente tendría que hacerse hombre y, según los ritos y las leyes indígenas, únicamente lograban ser hombres
aquellos que superaban airosamente las pruebas de fuerza y de destreza a que eran sometidos anualmente todos los
muchachos de la tribu.
De manera que nuestro joven enamorado se presento ese año a la competencia. Y con la sonrisa y el canto de Ipona
en su mente poco le costo superar las dos primeras pruebas, en las que además resultó como triunfador. Faltaba la
última prueba, la mas difícil.
Era habitual que el ganador, además de acreditarse el flamante título de hombre, recibiera un valioso premio. En esa
oportunidad el premio seria muy especial y les fue anunciado a los participantes antes de iniciarse esta tercera y ultima
prueba; quien pudiera permanecer encerrado durante cinco lunas, totalmente atado con cueros frescos de animales,
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ese año tendría como premio el honor de casarse con Cauté, la hija del cacique de la tribu.
Jahé era el candidato a ganar. Pero Jahé no quería ganar. Su corazón pertenecía a la bella Ipona.
A medida que el sol contraía los cueros, a medida que los participantes iban abandonando, Jahé que no quería ganar.
Tampoco quería abandonar. Y así, gracias a su fortaleza resistió hasta el final.
Cuando los ancianos de la tribu se dirigieron a desatarle los cueros para declararlo vencedor, no lo encontraron allí. Solo
había en ese lugar un pájaro de color canela-rojizo, que salió volando, que se fue a pararse a la rama mas alta de un
guaribay cercano.
Desde allí emitió su canto, un llanto de soledad que abrió una honda herida en el cielo. El eco de su fuerte grito salto mil
veces de ladera en ladera. Fue transportado a través del aire lastimado y llego finalmente a los oídos de otro pájaro
que se acerco volando a la alta rama.
Otro pájaro que canto junto a el con la misma voz que la bella Ipona. Y en ese momento, el las ramas mas altas del
guaribay se estaba celebrando una extraña boda. La boda para la que Jahé había querido ser hombre. Ipona y Jahé se
habían casado tal cual lo habían soñado. Ya no se separarían jamás y siempre cantarían juntos.
Por eso es que las parejitas de horneros una vez que constituyen su hogar, no se separan hasta la muerte y es por eso
que los horneritos siempre cantan juntos.
{mospagebreak title=El Vendedor de Globos (lo que nos hace alcanzar nuestros sueños)}
El Vendedor de Globos (lo que nos hace alcanzar nuestros sueños)
Esta historia sucedió en alguno de los tantos pueblos chicos del interior de nuestro país, cuando todos sus habitantes se
reunieron para uno de los festejos más importantes del año: la fiesta patronal.
Para este tipo de eventos solía llenarse la plaza de todo tipo de vendedores ambulantes, y entre ellos se encontraba un
vendedor de globos...
Habían transcurrido ya varias horas, pero el globero no había vendido aún ni un solo globo, entonces se le ocurrió una
muy buena idea que le serviría para llamar la atención de sus pequeños clientes: soltaría un globo y lo dejaría que vuele...
Al instante los niños comenzaron a ver al danzarín globo rojo que volaba sobre sus cabezas. Cada vez más chiquilines
corrían detrás de él, saltando, esforzándose por atraparlo. En ese momento al ver el globero el entusiasmo provocado
decidió acrecentarlo y soltó al aire un globo violeta, y luego uno de los más bonitos: el que tenía forma de estrella, lleno de
muchos colores.
Y así como por arte de magia, los niños pedían, suplicaban a sus padres que les compraran un globo; el globero había
comenzado a vender un globo detrás de otro, y rodeado por completo de niños que elegían colores y preguntaban
precios, el globero llegó a detectar una carita triste, era la de una negrito, sucias sus ropitas, descalzo, quien con
lágrimas en la cara no quitaba la mirada de su manojo de globos. Inmediatamente aquél hombre interpretó la angustia
de aquél niño, se le acercó y dispuesto a regalarle un globo le preguntó:
- ¿Querés un globo?
- No, le respondió el niño.
- Pero te lo regalo, no tenés que comprarlo... (El niño volvió a hacer un gesto de negación con su cabeza).
- Contame qué te pasa que estás así - dijo el globero.
- Señor, si usted suelta ese globo negro que tiene ahí, ¿subirá tan alto como los otros globos?
Ahí el globero realmente comprendió su preocupación. La cuestión no era tener o no tener un globo, era ser o no ser como
los demás.
Entonces el globero tomó el globo negro, se lo dio al niño y le dijo:
- Toma, hace la prueba.
El nene soltó entonces el globo y mientras lo veía subir, saltaba, festejaba, sus ojos se habían llenado de alegría, se reía
completo de felicidad.
En ese momento, se le acercó el globero, comenzó a acariciarle la cabeza y le dijo al oído:
- Te voy a decir un secreto chango: LO QUE HACE SUBIR PARA ARRIBA, NO ES NI EL COLOR, NI LA FORMA, SINO
LO QUE TIENE ADENTRO...
Un cuento de Mamerto Menapace
{mospagebreak title=Carta de despedida de Gabriel García Márquez }
Carta de despedida a sus amigos
Gabriel García Márquez.
“Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida,
posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen. Escucharía cuando los demás hablan
y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate!
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente
mi cuerpo, sino mi alma.
Dios mío si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño
de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que le ofrecería a la
luna. Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... No dejaría pasar un sólo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.
Convencería a cada mujer u hombre que son mis favoritos y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber
que envejecen cuando dejan de enamorarse! A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar. A
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los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido. Tantas cosas he aprendido de ustedes,
los hombres... He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera
felicidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño
puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse. Son
tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me
guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.
Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas. Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te
abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma. Si supiera que esta fuera la última vez
que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte más. Si supiera que esta
fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez
indefinidamente. Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría “te quiero” y no asumiría,
tontamente, que ya lo sabes.
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es
todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.
El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso
no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo
para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo. Mantén a los
que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles
“lo siento”, “perdóname”, “por favor”, “gracias” y todas las
palabras de amor que conoces.
Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos. Demuestra a
tus amigos cuanto te importan.”
{mospagebreak title=Una Historia para Románticos}
Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando EL
ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, LA LOCURA, como siempre tan loca, les propuso: “¿Vamos a
jugar a las escondidas?”.
LA INTRIGA levantó la ceja intrigada y LA CURIOSIDAD, sin poder contenerse preguntó: “¿A las escondidas? ¿Y
cómo es eso?”. “Es un juego”. Explicó LA LOCURA, “en que yo me tapo la cara y comienzo a
contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden, y cuando yo haya terminado de contar, el primero de
ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego”.
EL ENTUSIASMO bailó secundado por LA EUFORIA, LA ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a LA
DUDA, e incluso a LA APATÍA, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, LA VERDAD
prefirió no esconderse. ¿Para qué?, si al final siempre la hallaban, y LA SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en
el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido ella) y LA COBARDÍA prefirió no arriesgarse... “Uno,
dos, tres...” comenzó a contar LA LOCURA.
La primera en esconderse fue LA PEREZA, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. LA FE subió
al cielo y LA ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa
del árbol más lato. LA GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso
para alguno de sus amigos, que si ¿Un lago cristalino?, ideal para LA BELLEZA. Que si ¿la hendija de un árbol?,
perfecto para LA TIMIDEZ. Que si ¿el vuelo de una mariposa?, lo mejor para LA VOLUPTUOSIDAD. Que si ¿una
ráfaga de viento?, magnífico para LA LIBERTAD. Así terminó por ocultarse en un rayito de sol. EL EGOÍSMO, en cambio
encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él. LA MENTIRA se escondió en el fondo
de los océanos (mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris) y LA PASIÓN y EL DESEO en el centro de los
volcanes. EL OLVIDO... se me olvidó dónde se escondió... pero eso no es lo importante. Cuando LA LOCURA contaba
99.999, EL AMOR aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divisó
un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores. “Un millón”, contó LA LOCURA y comenzó a
buscar. La primera en aparecer fue LA PEREZA, sólo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó LA FE discutiendo
con D’s en el cielo sobre Tecnología; y LA PASIÓN y EL DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes. En un
descuido encontró a LA ENVIDIA y claro, así pudo deducir donde estaba EL TRIUNFO. EL EGOÍSMO no tuvo ni que
buscarlo. Él solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y
al acercarse al lago descubrió a LA BELLEZA; y con LA DUDA resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre
una cerca sin decidir de qué lado esconderse.
Así fue encontrando a todos, EL TALENTO entre las hierbas frescas, a LA ANGUSTIA en una oscura cueva, a LA
MENTIRA detrás del arco iris... (mentira, si ella estaba en el fondo del océano) y hasta EL OLVIDO... que ya se le había
olvidado que estaba jugando a las escondidas; pero sólo EL AMOR no aparecía por ningún sitio. LA LOCURA buscó
detrás de cada árbol bajo, cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por
vencida divisó un rosal y las rosas... Y tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito
se escuchó, las espinas habían herido en los ojos al
AMOR: LA LOCURA no sabía qué hacer para disculparse, lloró, rogó,
pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la tierra:
“EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA SIEMPRE LO ACOMPAÑA”.
{mospagebreak title=El Sembrador Samurai}
Las Negras Nubes se esparcían caóticamente por el horizonte. El viento húmedo no traía buenos presagios y hasta un
extraño aroma parecía calar en los tristes pensamientos de Kan.
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Generado: 2 December, 2016, 06:19
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El pobre se debatía desolado por vientos mucho peores que el gélido y húmedo viento de su exterior. Su espíritu estaba
viviendo un verdadero huracán de emociones encontradas.
Hacía exactamente un mes que había ingresado como Aprendiz Samurai. Él, que era el hijo del más poderoso de los
Samurais, el mismo General de Generales, había creído que el ascenso sería fácil. Sin embargo, el día a día le había ido
venciendo poco a poco.
Una curiosa metamorfosis de había desarrollado en su interior. El primer día, justo después de entrar a formar parte del
Equipo de los Samurais, se había sentido pletórico, cargado de energía y dispuesto a comerse el mundo, pero esta energía
había descendido día a día, había menguado primero haciendo que sus aspiraciones se fueran reduciendo y, finalmente,
haciéndole pensar que quizás él, Kan, quizás no era lo suficientemente bueno para ser un Samurai. Quizás quedase
como Aprendiz o Caballero durante toda su vida, o quizás abandonase el ejército y probara otra profesión, aún a riesgo
de defraudar a su padre, pero lo cierto es que él ya no se veía con fuerzas para continuar. Una gran sensación de
desánimo se había adueñado de él y ya apenas recordaba como la vana ilusión de un niño aquella pletórica energía que
había sentido cuando su padre le entregó su maravillosa katana.
El Joven y desilusionado aprendiz bajó los ojos hacia su hermosa espada katana, aquella que había sido el máximo
exponente de su Orgullo ahora, irónicamente, se había convertido en el exponente de su vergüenza.
Sólo unos pocos días después de haberse hecho aprendiz había corrido a ver a sus antiguos amigos, totalmente pletórico
les había enseñado su trofeo "Katana" que construía su magnifico orgullo. Esperaba haber sido felicitado por haber
conseguido llegar a ser aprendiz, pero en vez de ello había recibido una dura burla y sátira que le habían herido en lo
más hondo. "¿Y qué si eres aprendiz? Hasta que no seas Samurai no eres nada" Habían dicho algunos. "Ten cuidado,
no juegues con esa espada o te cortarás por imbécil" habían dicho otros. "¿De verdad que te has ganado esa espada?
Yo creo que la has robado, mejor será que la devuelvas a su verdadero dueño antes que lo descubra y te de una
paliza. Los Samurais son señores muy especiales ¿Quién te crees que eres? Eres sólo un niño vulgar, no digas
mentiras, sólo serás un mimado toda tu vida. Nunca serás un Samurai, para eso hace falta ser muy especial, y tú no lo
eres". "¿Samurai tú? JA!"
El corazón de Kan le dolía profundamente, estaba allí, encima de ese enorme risco mirando al mar agitado sin verlo. ¡Le
había dolido tanto!
Al principio no lo había querido reconocer, pero ese dolor se había almacenado en lo más profundo de su alma, poco a
poco había alimentado una creciente inseguridad. Cada vez que alguien le decía que no quería ser un Aprendiz de Kan
porque sólo era un niño, el joven samurai había recordado las terribles palabras de sus amigos y la duda había crecido
poco a poco enraizándose en su alma. ¿Y si tenían razón? ¿Y si eran más sabios que él o si sabían algo que él no
sabía?. Quizás era demasiado joven y por eso la gente no le tomaba en serio, o quizás era cierto que era sólo un niño
mimado y lo había visto todo demasiado fácil. Quizás era cierto que la vida es demasiado dura... y no merecía la pena
vivirla.
Las lágrimas de Kan recorrían toda su cara, la prueba había sido demasiado dura para un niño de su edad y el ya no
podía más con aquella carga. ¿Qué hacer? No podía reconocer ante su padre que había fracasado, no podía abandonar
sin una salida honrosa o se reirían de él durante toda su vida. ¿Qué salida honrosa le quedaría? ¿Cuál sería la última
medida que habría de tomar?
En ese momento su mano sintió el, en otro tiempo, seguro tacto de su Katana. Quizás aquella arma podría ser su
salvación, quizás podría tomar la salida que otros guerreros habían tomado antes que él cuando todo se había perdido,
quizás ya no merecía más la pena luchar y debería abandonar este mundo dejándolo el honor de haberse sabido
rendir a tiempo.
Kan había visto este ritual en antiguos dibujos, sería enormemente doloroso cortarse su propio estómago y dejarse morir
pero... ¿Qué otra opción quedaba si no había sido capaz de triunfar y sólo le quedaba la humillación de la derrota?
Lo último que Kan sintió fue el frío acero de su Katana en su estómago, un ciego dolor en su corazón y las lágrimas
inundando los ojos antes que el último hálito de vida abandonase su cuerpo, cegando su vista y sus sentidos.
El viejo labrador miro con tristeza a sus pies, allí estaba ese joven desconocido que había visto desde el pie del
acantilado arrodillado y con aquella espada entre sus manos. Sólo era apenas un niño y había decidido quitarse la vida.
¿Qué malignas fuerzas podrían provocar tal cosa? ¿Qué extraño impulso humano podría causar que tantos se
rindiesen cuando apenas habían empezado a luchar?
Tales preguntas cruzaron por la mente del anciano mientras se limpiaba la sangre con que se había manchado la camisa
al agarrar el cuerpo del muchacho para llevarlo al cementerio de sus tierras.
El lugar era siniestro y bello al mismo tiempo, las lápidas de otros muertos hace mucho plagaban el lugar
concediéndole una santidad inigualable. Una luz blanca y clara cruzaba por todo el lugar, y bellas figuras, blancas, de
gran porte, parecían disfrutar entre aquel lugar.
Un gélido frío golpeaba el espíritu de Kan, este se miro a si mismo, su "cuerpo" estaba blanco como la más pura leche y
un extraño aroma a podredumbre le cubría. Había despertado sentado sobre un blanco sofá de mármol, y a su lado
había un cuerpo igual de blanco que el suyo, sólo que este era sólo huesos apenas cubierto de un poco de carne entre la
que se veían unas cuerdas que parecían imitar toscamente a unos músculos.
Sorprendido vio que ese ser poseía una sonriente y espantosa boca llena de dispares dientes y unos ojos hundidos en lo
más profundo de sus cuencas.
- ¿Estoy muerto? - Preguntó al fin después de intentar tragar saliva y sorprenderse al ver que su boca estaba tan seca
como una piedra, de una forma totalmente antinatural.
- ¿Es necesario que te responda o es que eres estúpido? - Espeto el saco de huesos.
- No, veo que estoy muerto, pero lo imaginaba de otra forma - dudo unos instantes - quizás un lugar más feliz, o
quizás un sueño eterno.
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Generado: 2 December, 2016, 06:19
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- Jajaja!!! - Rió irónicamente la figura - eso imbécil es para los seres felices que mueren por causas naturales, no para los
idiotas que se rinden y toman la salida fácil.
Kan no contestó nada a este insulto, sentía que era verdad. Hubiera querido llorar, pero sus ojos estaban secos como el
mármol y nada salía de ellos. Finalmente un inmenso grito de dolor surgió de su garganta, un triste llanto que resonó como
surgido de las entrañas de la tierra.
-¿Qué te indujo a tomar esa decisión a tu tierna edad? - Preguntó después de casi una hora de silencio el fantasma de
huesos. - Ya que nos ha tocado pasar la eternidad juntos, al menos podremos hablar un poco.
Kan le miró extrañado, ¿qué le importaba a él?, aunque en el fondo necesitaba hablar con alguien.
- Fracase en mi misión en la vida. - dijo sencillamente.
El viejo saco de huesos rió estrepitosamente, su risa era como una cuchilla que cortaba uno a uno los hilos del espíritu de
Kan. El joven, enloquecido, se llevó las manos a sus oídos, pero la risa seguía estando ahí, la sentía con toda su alma.
- Imbécil, - espeto el fantasma - ¿Habías fracasado siendo sólo un niño? ¡Anda! ¡Di la Verdad! ¡Te rendiste como un
Cobarde y tomaste la salida fácil!
Kan sostuvo la gélida mirada del saco de huesos con odio... al principio, luego bajo la mirada y reconoció.
- Sí... - y excusándose añadió - no tenía otra salida.
- ¿No tenías otra Salida? - La horrible risa brotó de nuevo - ¡¡¡IMBÉCIL!!! ¡¡¡COBARDE!!! Siempre hay una salida! Pero no
tuviste el VALOR y la CONSTANCIA para tomarla, así que optaste por la solución más fácil, rendirte y dejar de luchar.
Kan asintió, sabía que era verdad.
- Pero dime, de que te rendiste exactamente tú???
El espíritu de kan ya se había doblegado completamente y habló como si nada le importase... cosa que así era.
- Yo era un Joven y Prometedor Aprendiz de Samurai - dijo recordando su época de vivo - mi padre era el señor más
poderoso del imperio, y yo su mayor promesa y esperanza.
"" Un buen día me concedió el mayor de los dones, me dio una maravillosa espada Katana, una espada de aprendiz - Kan
abría dado todo lo que tenía por poder tener unos ojos vivos con los que llorar, pero no tenía nada que dar y ni aún pudo
tener ese alivio - Ese fue el día más feliz de mi vida. Tenía toda la vida por delante y un gran Futuro pero...
- Pero qué muchacho - urgió el siempre cortante saco de huesos con forma de viejo.
- ... pero mis ilusiones fueron destruidas - Kan cerró los ojos para continuar, quizás no pudiera llorar pero si podía dejar
de ver ese espantoso lugar - Ya mi primer día mi padre me advirtió que mis mayores enemigos serían los Ladrones de
Sueños, los fantasmas del miedo y del fracaso...
Una cortante, áspera y dolorosa risa corto su narración - ¡¡¡IMBECIL!!! FUISTE ADVERTIDO Y FINALMENTE HAS
ACABADO EN LOS TERRITORIOS DE LOS FANTASMAS DEL FRACASO ¡¡¡NO VALES PARA NADA!!! Hoy sólo eres
un Fantasma del Fracaso más.
¡Como habría deseado poder tragar saliva! O simplemente sentir miedo, pero ya sólo el dolor era el poseedor del alma del
antiguo joven samurai. Un dolor profundo y frío como la noche, no mucho más aún.
Kan decidió continuar su historia, al menos se la contaría a si mismo. Para su sorpresa, cuando volvio a hablar, las risas
se callaron automáticamente.
- Sí, mi padre me había advertido, y ese mismo día me llené de energía y decisión, de ilusión y entusiasmo, y caminé fuerte
para luchar.
- Veo que no lo bastante - contestó ridiculizando el horrible viejo
- Cierto saco de huesos, no lo bastante - rió esta vez Kan - Después de aquel día yo empecé a trabajar, empecé a
transformarme como un Samurai. Mi padre me había avisado que eso sería un trabajo de muchos años, sin embargo yo,
internamente me fijé una fecha, mi orgullo me dictaminó que para conseguir lo que otros necesitan años, o un mínimo de
un año, yo lo conseguiría en un mes. Porque yo era especial, yo era el hijo de Kazo, tenía la sangre y la carne del mejor
de los Samurais y para mi sería todo mucho más sencillo.
- Eso sí que es una imbecilidad - dijo el viejo, aunque esta vez de una forma casi comprensiva - pero no fuiste tú quien
plantó esa idea en tu cabeza, fue un fantasma del miedo y del fracaso, el fantasma del orgullo que nos destierra de la
manera más sutil al fracaso total, al hacernos creer que como somos especiales conseguiremos en unos días lo que los
demás necesitan años de dedicación y trabajo. - Esta vez el apenado parecía el pobre saco de huesos.
- Cuando pasó el mes - continuó Kan lleno de dolor - resultó que yo no era un Samurai cualificado.
- Normal - replicó el anciano - para eso se necesita haber aprendido mucho y una gran experiencia, fue tu orgullo lo que
te mató.
- Sí, - respondió Kan - parece una obviedad y es que es así como fue, fue mi orgullo y mi... avaricia por querer ser el mejor
rápidamente lo que acabó conmigo.
- Bueno exmozuelo - dijo riéndose el saco de huesos - la avaricia, el orgullo, el querer ganar más y más rápido sin
seguir su orden natural, el pensar que la vida tiene que darle a uno lo que no se merece cuando no se merece y cuando
no lo consigue rápidamente abandonar, es lo que define a los cobardes, a los chaqueteros que van de un lado a otro
sin pasar más que unos pocos días o meses en un mismo lugar. Son los traidores que cambian de bando
continuamente con tal de intentar conseguir rápidamente lo que desean. Son seres horribles y despreciables que
nunca consiguen lo que quieren y que siempre se enfadan, se frustran y fracasan.
- ¡Pero yo no era así! - Replico Kan
La voz se rió esta vez más fuerte que nunca, su horrible sonido rompió los hilos del espíritu de Kan haciéndole sufrir el
mayor de los dolores.
- No hables tan alto jovencito!!! - Rió el viejo sarcásticamente - no me digas tan rápido como no eras que no me dejas
ver tus obras!!! - Y después de mirarle fijamente dijo - Todos somos así jovencito, esa asquerosa cualidad de querer
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recibir sin dar, de querer tener ya sin merecerlo, esa porquería esta presente en el alma de todos y cada uno de los
mortales, y han de limpiarla muy bien antes de poder decir que no son así... y al fin y al cabo, tú abandonaste ¿No es
así? ¿Acaso no fracasaste, moriste y estás aquí con migo? Si en verdad no hubieras sido así, entonces no estarías aquí.
- Tienes razón saco de huesos - dijo al fin el joven - yo no era así cuando empecé, pero si cuando finalicé fracasando y
abandonando. Me convertí en un ser despreciable y al fin acabé aquí. - Después de pensar un poco añadió - Lo que pasó
es que me hicieron así.
La risa volvio a romper sus tímpanos, esta vez era, si puede ser, más desagradable, rastrera y dañina que las
anteriores veces.
- SERÁS CÍNICO IMBÉCIL!!! Nunca nadie te hará de otra manera que no sea la que tú quieras. SI DE ALGO ES LIBRE
TODA PERSONA, ES DE DECIDIR COMO PENSAR Y COMO SENTIR.
Kan reconoció la verdad, había abandonado presa de una frustración temporal, de una muy profunda que le había hecho
sentirse muy muy mal. Sus temores habían crecido, se había entregado a los Fantasmas del Miedo y del Fracaso, les
había escuchado y eso le había conducido al peor de los sufrimientos... aún sabiendo que podía ocurrir, se había
entregado a ellos.
En ese momento el viejo se levantó, estaba totalmente desnudo, y en ese momento Kan se dio cuenta que él también
estaba totalmente desnudo y blanco como el propio mármol.
- Ven hijo, tenemos que cultivar nuestros campos eternos.
Kan no sabía de que hablaba el viejo, pero decidió seguirlo, eso sería mejor que seguir allí sufriendo.
La tierra era negra como la oscuridad y el cielo tenía también un color negro. Sólo una extraña luz blanca iluminaba los
contornos, una luz que no podía identificar de donde surgía.
El viejo señaló dos campos y dijo al joven:
Aquellos dos campos juntos son el tuyo y el mio. Como ves yo apenas tengo ya carne y soy puro hueso, pero mi
sabiduría es grande, si tú con tu fuerza me ayudas labrando mi campo, luego yo te ayudaré enseñándote como labrar
el tuyo.
Kan asintió con la cabeza pues le pareció un trato justo, además, después de todo ¿Qué más podía hacer? ¿Aburrirse
eternamente?
- Unos de estos cestos contienen semillas de trigo sano y otros de cardos y espinas. Los cestos dorados y bellos
contienen las semillas de trigo sano - dijo tomando un puñado - y los mugrientos cestos los de las espinas.
"" Ese campo - continuó - es tu alma, tal y como era cuando estabas vivo. Sólo que ahora ha sido limpiada, arada de
nuevo. Acompáñame para que veas como trabajan los vivos los fértiles campos de sus almas.
Kan quedó sumamente impresionado por esta última afirmación y le siguió ligeramente esperanzado.
Después de caminar en silencio por un tortuoso camino donde los guijarros se clavaban en sus pies creándole un
sufrimiento inmenso, llegaron a un pequeño monte desde el que podían ver a coloridos espíritus paseando y labrando
sus propios campos.
Kan, desde lo lejos, podía ver a estos seres vivos y veía que a cada lado portaban un fajo dorado y otro del color de la
podredumbre. La mayoría arrojaba un puñado de dorado trigo primero y luego otro de negras semillas de zarzas.
Kan quedó enormemente impresionado por esta actitud y continuó andando con el viejo, que no pronunciaba una sola
palabra. Después, llegaron a otro campo que estaba medio lleno de trigo y medio lleno de espinas. El propietario vivo,
parte del tiempo estaba feliz retozando entre los dorados brotes de trigo, y la otra parte, estaba sufriendo pinchándose
y sangrando al caminar entre las espinas de los cardos y las zarzas.
Sorprendido vio como el viejo tomaba un puñado de semillas de zarza y lo arrojaba hacia los campos de los vivos.
Después, sin decir una sola palabra, retornaron a sus propios campos.
- Ahora mozuelo, quiero que tomes ese podrido cesto de zarzas y lo plantes por todo mi campo - ordenó el viejo, y al ver
que Kan iba a protestar, remarcó su orden con una funesta mirada.
Kan tomó el pesado fardo y fue repartiendo las pegajosas semillas por el campo del anciano. ¿Por qué haría tal cosa?
Finalmente, después de dos horas de duro trabajo, Kan acabó. Parecía que estar muerto tenía sus ventajas, el cansancio
no era nada comparado con ese enorme dolor de su espíritu que parecía ser toda su existencia.
- Dime anciano - preguntó al fin Kan - ¿Por qué me has mandado plantar zarzas? ¿Deseas sufrir?
- Todo lo contrario joven - contestó sorprendentemente el saco de huesos - lo que más deseo es ser feliz y triunfar.
- ¿Pero acaso las zarzas no son sufrimiento y el trigo no es la felicidad? - Dijo sorprendido Kan - ¿Y acaso por cada
semilla que siembras no recoges un ciento de lo sembrado?
- Así es - contestó el anciano.
- Entonces... - dijo el joven samurai - ¿Por qué no plantas hermoso trigo y recoges felicidad? ¡No es lógico plantar zarzas
y esperar recoger trigo!
El anciano parecía turbado.
- Sí, tiene lógica lo que dices joven - dijo al fin - pero dime, yo miro a todos esos seres vivos y presupongo que serán
más sabios que yo... pues ellos están vivos. ¿Tú crees que ellos quieren ser felices o que quieren sufrir?
- Estoy seguro que quieren ser felices - contestó rápidamente Kan.
- Entonces... - dijo el anciano - ¿Por qué crees que plantan zarzas junto al trigo? ¿Por qué crees que utilizan un
puñado de trigo y otro de zarzas? ¿Por qué crees que son algunas veces felices y otras sufren? ¿Por qué crees que
no plantan siempre Trigo para ser siempre felices?
Kan meditó durante un rato con lentitud, después de todo estaba muerto y el tiempo le era indiferente.
- Porque no son tan sabios como creen - dijo al fin totalmente seguro de si mismo - porque su orgullo por hacerles creer
que son mejores les hace ser - sonrió al decirlo - IMBECILES!!!
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Si fueran inteligentes, plantarían solo trigo y serían siempre felices - después aseguró - si yo estuviera vivo, no
desaprovecharía la oportunidad y sembraría siempre trigo en mi alma, para recibir siempre felicidad y ser siempre feliz.
Kan estaba a punto de prometer que siempre plantaría felicidad en su alma... cuando se dio cuenta de que ya era tarde
para hacerlo porque ya había abandonado.
- Dime jovencito - Preguntó curioso el saco de huesos - si es verdad lo que me dices... ¿Por qué no plantaste ese trigo
cuando estabas a tiempo? - y curioso continuó - ¿Sabes? Yo te observé durante mucho tiempo, al principio plantaste un
buen puñado de trigo, un muy buen trigo que brotó y te hizo feliz. Luego vi como otros plantaban un puñado de zarzas
en tu alma y como tu alma se cortaba internamente con estas zarzas.
También vi como tu padre, el Samurai, arrojaba de su propio trigo en tu campo para hacerte feliz y como este
prosperaba. Pero a la par vi otra cosa aún más curiosa.
"" Cuando tu padre estaba cerca, tú arrojabas un puñado de trigo junto al suyo, sin embargo, cuando tu padre se
alejaba a sembrar su propio campo o a luchar sus propias batallas, tu arrojabas a escondidas pequeñas semillas de
zarzas sobre tu alma.
"" Era extraño ver como disimuladamente tropezabas para que se cayeran "como por casualidad" algunas semillas de
podres zarzas al principio, y luego cuando te cortabas, arrojabas con rabia otro puñado de semillas podres de zarza
contra las zarzas, con lo que cada vez se hacían más fuertes en tu alma.
"" Finalmente decidiste abandonar, arrojabas semillas de zarzas a puñados sobre toda tu alma y te sumías en el dolor,
la frustración y la autocompasión. Incluso empezabas a arrojar puñados de semillas podres de zarza a otros para que
ellos también sufrieran.
Kan tenía la cabeza gacha, reconocía su error, al principio había sido como un descuido de sus obligaciones, el sembrar
siempre trigo de Samurai en su alma, después le había tomado el gusto y tomando cada vez menos importancia, había
arrojado puñados y puñados de dolor, sufrimientos y miedo en su alma de una forma totalmente consciente.
Primero sin saberlo, después siendo consciente, había plantado las semillas de lo que causaría el fracaso, el abandono,
su propia muerte y un sufrimiento eterno.
Kan respiró profundo, era una de las pocas cosas que podía seguir haciendo, no sabía si realmente respiraba o si era sólo
un hábito adquirido, pero lo cierto es que era relajante.
- Es cierto anciano - así lo hice - Tienes toda la razón, actué como un Imbécil y reconozco mi error.
El anciano frunció el ceño.
- ¿Reconoces tu error? ¿Qué error? - pregunto extrañado.
- Mi deber - explico - mi deber supremo como Samurai, era sembrar las semillas del trigo en mi alma, si así lo hubiera
hecho, nunca habría abandonado, y justamente todo lo contrario, habría triunfado.
"" Ese fue mi error.
- Ese, jovenzuelo, es el error de todos los seres humanos vivos, el plantar en su alma las semillas de las zarzas del
sufrimiento.
- Explícamelo - dijo simplemente el exjoven samurai.
- Todos los humanos somos totalmente dueños de una sola cosa, de decidir que sembramos en nuestra alma. Sólo de
eso somos dueños.
- Y sin embargo, también otros pueden plantar cosas - replicó Kan
- Eso es cierto mozuelo. - rió el viejo acordándose de como el mismo había arrojado un puñado de zarzas en el alma de
un vivo - los Fantasmas del Miedo y del Fracaso, arrojamos puñados enteros de Zarzas en las almas de los vivos.
También las encarnaciones de nosotros, los llamados "Ogros" realizan lo mismo, por medio de sus palabras y sus
gestos, por medio de su odio, de su ira y de su rechazo siembran pequeños puñados de podres semillas de zarza en
los campos de los demás hombres y mujeres.
"" Sin embargo - continuó - en verdad eso es irrelevante, los campos del alma son inmensos como has visto, y un sólo
puñadito no hace nada, ni siquiera diez o cien pueden conseguir nada... porque las zarzas nacen, crecen, dañan, y
mueren. En cuanto una zarza ha producido daño, se muere inmediatamente, igual que cuando un trigo crecido produce
una sensación de felicidad, se muere instantáneamente. Para que un campo esté bien proliferado, ha de ser continua y
diariamente sembrado con aquello que cada hombre decide.
El mayor problema de los hombres es que cada vez que una zarza le manca, entonces arroja con ira y odio otro
puñado de semillas de zarza, sin saber que esas semillas proliferarán en cien zarzas que le harán muchísimo más
daño todavía.
- Anciano - cortó curioso Kan - ¿La actitud correcta sería arrojar un puñado de trigo cada vez que hemos sentido el dolor
de una zarza?
- Así es muchacho, de esa forma el dolor plantado por otros sería pasajero y nuestra felicidad iría en aumento.
Kan meditó la importancia de estas palabras... ¡Si lo hubiera sabido en vida! Hubiera sido un hombre feliz!!!
- También muchos confían en la felicidad que otros les siembran - y explicando el fantasma añadió - hay hombres muy
buenos en el mundo, pocos pero los hay, hombres y mujeres que se dedican a arrojar sus propias semillas de trigo en
los campos de los demás para que estos sean felices.
"" Son especialmente sabios y se dedican a sembrar una gran cantidad de trigo en sus propios campos, pero siempre
guardan una gran parte de su propio trigo y lo arrojan en los campos de los demás, aún cuando esas mismas
personas les estén arrojando zarzas. Porque eso no les preocupa, saben que ellos son dueños de su propia felicidad y
lo que les arrojen los demás les es indiferentes. Aunque también les hace enormemente felices cuando los demás les
arrojan parte de su trigo.
"" Los hombres que así actúan, pronto aprenden que cuando el campo entero está dedicado al cultivo del trigo,
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entonces es posible cosechar trigo, cosecharlo en un ciento por cada puñado sembrado, y guardan para si mismos sólo
una parte de cada cien, lo suficiente para poder seguir cultivando, y arrojan a los campos de los demás la casi totalidad
de su cosecha de felicidad sólo para ayudar a que los demás sean tan felices como ellos.
"" Estos hombres son enseguida reconocidos como hombres totalmente especiales y son llamados "Samurais", amados
y queridos por millares de personas.
Kan meditó durante unos momentos como reconocía la actuación de su propio padre en esa descripción, como le levantaba
la moral con sus palabras, como plantaba una y otra vez el dorado trigo de la felicidad en su alma.
- Luego hay muchos estúpidos - dijo el anciano - que como yo siembran zarzas podres en sus propias almas.
"" Estos ilusos desean recoger trigo, es lo que más desean en la vida, ser felices y alcanzar el éxito. Y son tan
sumamente idiotas que creen que plantando preocupaciones, ira, odio, criticas, inseguridades, miedo, pensando en que
pueden fracasar, en cómo o por qué podrán fracasar o podrán ocurrirles desgracias... son tan sumamente imbéciles
que creen que sembrando esas podres semillas de zarzas... podrán recoger trigo alguna vez.
"" El problema está en que la zarza crece rápida y fácilmente, el trigo hay que cuidarlo y cultivarlo con delicadeza. Así
que dado que algo tienen que plantar, siembran lo que están seguros de que crecerá fácilmente, su propio fracaso y
sufrimiento... y en casos extremos la enfermedad más terrible acompañada de dolor y una muerte miserable.
"" Quizás el problema es que nadie les ha dicho que si siguen sembrando zarzas, acabarán por matarse de
sufrimiento.
Kan reconoció que el viejo tenía toda la razón.
- Otros, también imbéciles - continuó el anciano saco de huesos - plantan en sus tierras un puñado del dorado trigo de
la felicidad... y otro de podres zarzas del sufrimiento y de la muerte.
"" Estos imbéciles lo hacen por puro miedo, desean la felicidad y el éxito, por lo que de vez en cuando son felices y
hacen lo que tienen que hacer, pero sus miedos a que esta no se cumpla, el miedo a que su cosecha no de nada, les
hacen arrepentirse de sus actos, abandonar o hablar y pensar mal, negativamente, de lo que están haciendo, frenando
su éxito y causando su fracaso y su sufrimiento.
"" Naturalmente los que hacen esto, luego siempre suelen tender a culpar a otros de su fracaso.
- Sólo quienes son lo suficientemente inteligentes - Esta vez fue Kan quien continuó - y plantan siempre el dorado trigo en
su alma con constancia, siembran amor, bondad, generosidad, esperanza, Fe, comprensión, felicidad... sólo ellos son los
que llegan a ser realmente felices y alcanzan el éxito total.
Sólo los que son tan Valerosos como para hacer lo que no hace la mayoría, son felices. Esto les es difícil de hacer pues
temen que sean los Imbéciles los que están en razón, perdón, la mayoría que planta sufrimiento en su alma cuando
desean en verdad felicidad... cuando están equivocados. ¡Pero que difícil resulta para una persona el hacer lo que tiene
que hacer! ¡Qué difícil resulta el plantar sólo trigo! Es tan sumamente difícil que sólo hay que meter la mano en un bolsillo
en vez de en otro, es tan sumamente difícil que sólo hay que atajar de raíz todos los pensamientos negativos o de odio,
temor o ira y cortarlos en el mismo momento en que surgen para reemplazarlos por un puñado más de pensamientos
y sentimientos de amor, bondad y generosidad que nos conduzcan al éxito y la felicidad que deseamos.
- Así es muchacho - verificó el fantasma de piel y huesos - en realidad si los vivos supieran esto, nosotros los Fantasmas
del Miedo y del Fracaso nos quedaríamos sin trabajo, los Ogros desaparecerían pues no son más que hombres
sumamente desangrados por sus propias zarzas, las que ellos mismos plantaron como pensamientos de desconfianza,
ira y odio contra otros. Si los humanos vivos supiera esto y lo aplicasen en sus vidas eliminando todos los pensamientos
negativos de sus mentes, dejando morir a las zarzas, arrancándolas de raíz y substituyéndolas por semillas del dorado
trigo del amor, la esperanza y la generosidad... entonces serían felices.
"" Y nosotros también, porque no existiríamos.
Kan meditó durante mucho tiempo estas palabras ¡Cómo habría deseado estar vivo para poder contarlo a los cuatro vientos!
- ¿No es posible que algún humano aprenda esto por si mismo y se lo comunique a los demás? - Preguntó Kan
- No - dijo el anciano - nadie que no se muera puede acceder a esta dimensión y aprender esto que te estoy enseñando.
Algunos lo siguen por instinto, pero no pueden explicarlo con palabras a los demás.
"" Inclusive muchos lo han descubierto a lo largo de la humanidad, grandes sabios que lo han proclamado a los cuatro
vientos. Pero al faltarles la exactitud de cómo explicarlo, no han logrado todo lo que deseaban.
Sólo uno que estuviese muerto y renaciera, tendría el poder de comunicar con total claridad esto que te he enseñado. ¿Y
puede existir alguien con la capacidad de renacer de la propia muerte?
Kan no tenía la respuesta a esta pregunta, pero si tenía otra pregunta.
- ¿Alguna vez alguien ha renacido? - después de dudar un momento aclaro - No es eso lo que me importa, lo que
quiero saber es si alguna vez ha existido un período en el que las personas siguieran estos consejos, plantaran sólo trigo,
felicidad, en sus almas y fueran todos realmente felices.
El viejo fantasma de huesos dudo un rato antes de contestar.
- No es bueno que un Fantasma piense en esas cosas, pero sí, en verdad ha existido ese período que me preguntas. De
hecho han sido varios los períodos. Se han sucedido una y otra vez como ciclos de una rueda, ha pasado... y durante
miles de años, sin embargo muchos lo consideran sólo leyendas debido a que sienten pura envidia. Como
comprenderás uno que está agonizando en las zarzas que el mismo ha plantado no quiere reconocer que si hubiera
plantado trigo, sería feliz. Y si no quiere reconocer eso, mucho menos querrá reconocer que otros muchos fueron felices.
"" Sin embargo si han existido muchas eras en las que la humanidad ha sido totalmente feliz, eras que ya están casi en
el olvido... y otras que vendrán. De hecho, predigo que no está muy lejos una era semejante.
Kan se sentó a meditar sobre lo que había escuchado, era algo sumamente importante, el propio destino, la felicidad, el
sentido de la propia vida se reflejaba en lo que había aprendido. Casi agradeció el haber muerto para poder escuchar lo
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aprendido. ¡Si sólo estuviera Vivo para poder aplicarlo! ¡Sembraría siempre dorado trigo en su alma! ¡Sólo pensaría en
Felicidad, Amor y Bondad! Y comunicaría lo aprendido a millones de personas para difundir la nueva era de felicidad.
- Tu campo - dijo el saco de huesos - debes sembrarlo - añadió tendiéndole un asqueroso cesto repleto de zarzas.
- ¿Por qué me das ese cesto? - Pregunto Kan
- Porque eres un Fantasma del Miedo y el Fracaso, un Fantasma de lo que podías haber llegado ha ser... exactamente
igual que yo. Y nuestro deber es sembrar y cultivar las zarzas para sufrir durante toda la eternidad. - y haciendo una
mueca de dolor añadió - esa es la triste realidad.
- Sólo eres un fantasma del miedo y del fracaso que intenta arrastarme hacia el sufrimiento - dijo Kan, a lo cual el
fantasma sonrió y afirmó con la cabeza afirmando la obviedad.
Kan rechazó el cesto que le tendía. No cometería el mismo fallo dos veces.
Ante la estupefacción del fantasma, el joven tomó un dorado cesto de trigo, el cual parecía arder entre sus manos... no,
eran sus manos las que ardían al contacto del cesto.
- Esa es una razón más por la que no tocamos el trigo mozuelo - dijo el saco de huesos - somos propiedad de las
zarzas, el trigo nos corroe como el ácido corroería nuestros cuerpos vivos. Si estuvieras vivo podrías, pero una vez ya
muerto... no hay oportunidad.
- ¿Y que va ha pasarme? - Rió el joven extrañamente jovial - ¿Acaso voy a morirme?
Y riendo corrió hacia su campo con ese enorme cesto de trigo que le corroía como fuego ácido su ser.
Y con grandes puñados esparció trigo y más trigo sobre su campo, sus manos le dolían y le quemaban pero continuaba
sembrando y sembrando, aún cuando no sintiera ninguna diferencia. Dos horas después, dos horas de dolor en sus
manos y una extraña felicidad, acabó, miró su campo y esté seguía yermo.
Una sutil desesperanza empezó a surgir en su corazón, y al mirar vio como el anciano saco de huesos estaba arrojando un
puñado de zarzas podridas.
Su primer reacción habría sido el arrojar otro puñado de zarzas contra el campo del anciano para que sufriera su propia
medicina... pero cambió de idea y tomando el cesto de trigo arrojó, no un puñado, sino kilos y kilos de trigo en el campo
del anciano, el cual no sabía que hacer pues se había quedado paralizado.
Cuando acabó el cesto, tomó otro e hizo lo mismo en su campo, plantando tanto trigo que al final el campo quedó repleto de
una enorme capa de trigo que quemaba a Kan al contacto con su piel.
El dolor era inmenso... y al final, perdió el conocimiento, feliz de haber reparado su error... aunque ya fuera cuando era
demasiado tarde.
Un Estruendo, parecido a un poderoso Trueno, despertó violentamente al Joven Kan. Lo primero que vieron sus ojos fue
un techo formado por esqueletos danzando.
Sus ojos se adaptaron un poco más y pudo distinguir una oscura cúpula con relieves tallados de esqueletos y
calaveras. Estaba acostado sobre una especie de altar, a su derecha una cara familiar le despertó una sonrisa. Era el
viejo saco de huesos, sólo que totalmente vestido y un poco más... vivo!
Kan se levantó de un salto, se miró de arriba a abajo y sí! Una oleada de Entusiasmo le invadió.
-¡¡¡¡Estoy Vivo!!!! - Gritó a los cuatro vientos mientras las lágrimas de la más absoluta felicidad recorrían su cara. - Es
todo tan hermoso! El cielo del exterior, el aire, el dorado de mis manos, ese resecor de mi boca... ¡Incluso este inmenso
dolor de cabeza!!! Porque estoy vivo!!!
- Eso si que son ganas de vivir - dijo el viejo sonriendo - ¿Qué te ha cambiado tanto?
Kan le miró atentamente e impulsado por su instinto le dio un fuerte y largo abrazo al viejo a la par que le decía "Me
parece que serás tú quien tendrá que explicármelo"
Cinco minutos después la extraña pareja estaba situada en el exterior del templo. El anciano le había contado que él
era un clérigo de la muerte, que esta mañana había visto llorando, desesperado, al joven Kan en el precipicio y
temeroso de que hiciera alguna idiotez le había asestado una pedrada en la nuca con su onda. Por desgracia el tiro había
sido demasiado certero y casi había matado al joven, cuando le tomó para llevarlo a su altar e intentar curarle, la sangre
que brotaba de la cabeza del joven había ensuciado su mejor camisa.
Después las horas habían pasado y el anciano habría jurado que el joven estaba totalmente muerto, no era capaz de
encontrar el pulso ni la respiración en su cuerpo, pero había sentido un enraizado y básico deseo de vivir que había
evitado que su espíritu se hubiera separado totalmente de su cuerpo. Así que se había limitado a esperar a ver que era lo
que ocurría.
- Y así fue todo más o menos - acabó de explicar el viejo - Como ves soy un anciano dedicado a un culto ya casi extinto,
hace muchas décadas que soy el único adorador de mi culto.
- ¿En que consistía? - preguntó curioso Kan
- Era una adoración antinatural a la muerte y al sufrimiento. - explicó el anciano - unos cuantos seres desgraciados
decidieron adorar al propio sufrimiento esperando que eso les aportase alguna ventaja egoísta.
- ¿Y que consiguieron?
- Bueno, a parte de vivir en la más absoluta de las desgracias y los sufrimientos, consiguieron llegar a separar el
espíritu, la esperanza, de nuestros cuerpos, de tal forma que llegamos a ser una especie de podredumbre viva. - El viejo
hablaba como si todo aquello hubiese sido una locura sin sentido - Siempre enfermos, no acabamos de alcanzar el
descanso de la muerte (pues eso hubiera sido un alivio) hasta que conseguimos separar nuestros espíritus de nuestros
cuerpos para conseguir que estos sufrieran por separado. - el viejo recapacitó un momento al ver que el joven no
acababa de entender - verás mozuelo, cuando un hombre pasa su vida preocupándose, viendo todo lo negativo,
sufriendo e instando a los demás a que hagan lo mismo, a que se preocupen y sufran, se convierte en un Ogro, una
persona que siembra el descontento y la infelicidad en si mismo y en los demás, condenándose al fracaso, la
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enfermedad y la muerte.
"" Todos podemos ser Ogros, es una capacidad latente en todo ser humano. Todos podemos escoger entre la luz y la
oscuridad, entre la felicidad y el sufrimiento, el camino sólo depende de nosotros.
""De nuestras decisiones y nuestras acciones. Si nos preocupamos, sufrimos, dejamos que nuestros miedos florezcan y
los compartimos con los demás haciéndoles sufrir, aún cuando sea inocentemente... entonces somos Ogros y aún
cuando aseveremos que somos positivos y que somos seres de la luz, estamos del lado de la Oscuridad...
"" Sin embargo, si nunca un pensamiento negativo surge de nuestra boca, si nunca desanimamos a nadie, si siempre
somos positivos y vemos la semilla que está plantada en cada desgracia, la que guarda una oportunidad aún mayor
que la desgracia que estamos viviendo... y si siempre elegimos controlar nuestros pensamientos para que sean felices,
positivos y productivos, entonces somos seres de la luz.
"" Muchos empiezan siendo seres de luz, pero se rinden a las circunstancias irrelevantes y se hacen seres de la
oscuridad aún sin saberlo, se inundan de inseguridad, miedos, ira y odio. Dejan de pensar positivamente y pasan a
tener miedos, a acumular rencor y reaccionar con ira y sufrimiento. Pretenden, sin saberlo, dar pena para que otros
hagan las cosas por ellos o les den regalos, en realidad lo que están haciendo es causarse daño a si mismos, a sus
mentes y a sus cuerpos, y a los demás que sufren por verlos, metiéndose cada vez más en el pozo de los
sufrimientos, la enfermedad y la muerte, donde finalmente acaban siendo atrapados.
""Todo por su propia voluntad y sus propios actos. Aunque naturalmente, nunca encontrarás a un Ogro que lo
reconozca, siempre le verás bajando el pozo a la par que exclama que él es un ser positivo de la luz... aún cuando la
verdad es que se está hundiendo cada vez más en las inseguridades, la duda, la ira, el odio y el sufrimiento. Lo que le
acaba aportando sufrimiento y fracaso.
Kan meditó durante unos momentos la enorme sabiduría y verdad contenida en estas palabras, incluso las repasó
mentalmente para evitar tropezar en un futuro en la misma piedra.
- Pues bien amiguito - continuó el viejo - unos cuantos Ogros nos reunimos y creamos este culto a la muerte y al
sufrimiento, nos reconocimos como verdaderos Ogros y empezamos a infundir el sufrimiento en nosotros y en los
demás de forma deliberada, creyendo que eso nos daría la felicidad. Estábamos equivocados pues aunque la ira y la
venganza dan, en un principio, una gran satisfacción, la del Orgullo que te sabe a ser superior, con el tiempo cada vez
estábamos más hundidos, hasta que al final logramos que nuestras almas se convirtieran en verdaderos Fantasmas
del Miedo y del Fracaso. A la par que nuestros cuerpos se convertían en sacos de huesos, como de muertos que
caminaban con una falsa vida.
Kan se estremeció ante estas palabras pues aquellos hombres habían sido todo lo contrario al ideal de un Samurai.
- ¿Y por qué me salvaste? - preguntó inocentemente Kan
- No creas que fue por piedad - dijo el anciano saco de huesos - mi intención era traerte a mi altar vivo, entonces
humillarte por el acto que ibas a realizar, hacerte sufrir hasta lo indescriptible y luego convertirte en mi aprendiz y
sucesos pues yo ya estoy viejo y soy el último de los míos... - su voz acalló de forma súbita.
- ¿Y por qué no lo has hecho? - contestó el joven cauteloso - ¿Por qué en vez de hacer eso, me has sacado del templo
traído a este descampado y me estás abriendo tu corazón?
- Bueno... - dijo el anciano - un poco antes de que despertaras sentí un cambio en mi interior, una felicidad... un calor...
que jamás había sentido desde mi infancia, yo... - dudó el viejo - he cambiado - dijo al fin mirando sinceramente los ojos
del joven - y creo que te lo debo a ti.
Kan asintió con la cabeza, recordaba perfectamente su vivencia, no sabía ni comprendía como había sido posible... o por
qué, pero le desveló palabra por palabra toda su experiencia. Mientras lo hacía hubo más de un momento en el que lloró,
unas veces de felicidad por estar vivo, otras de tristeza... no sabía por qué, pero algo dentro de él le dijo que era por
aquel último puñado de zarzas que había arrojado el anciano en su alma. Sabiendo que una vez que el sufrimiento
pasara, lo haría para siempre, en vez de resistirse o enfadarse, dejó que las lágrimas cubrieran su cara y se sintió
maravillosamente renovado y feliz cuando terminó.
- Ahora comprendo - dijo el anciano - hay una gran sabiduría en lo que me acabas de contar, una Ley de Felicidad y Éxito
que siempre he intuido y se que todo aquel que realmente la siga, sembrando a cada hora pensamientos de felicidad y
éxito en su mente, alcanzará todo aquello bondadoso y bueno que desee, sin excepciones, en su totalidad.
- Así es - confirmó Kan - El gran problema de la humanidad, del fracaso, del no conseguir algo. Reside en la falta de
responsabilidad que demuestran todas las personas para con su alma.
"" Deberían alimentar sus sentimientos con semillas positivas como Amor, bondad, generosidad, seguridad y Fe.
"" De hacerlo así, simplemente conseguirían todo lo que deseasen.
"" De hecho, toda persona que actúa así, siempre consigue lo que desea.
- En cambio - completó el anciano solemnemente - la irresponsabilidad que demuestran reside en alimentar los
pensamientos negativos, en rendirse, en dejar que la inseguridad penetre en sus almas, en dejar que esa inseguridad
fructere como miedo, ira, odio y les genere el mayor de los sufrimientos.
"" Simplemente habría que pedir a una persona normal que analizase sus sentimientos de una forma sincera y abierta
¿Qué encontrarías en ellos? Seguramente una gran abundancia de sombras obscuras, la convivencia con un gran
número de miedos habituales, una serie de iras reprimidas, reproches y sobre todo, faltas de Fe. Unas faltas, y unos
sentimientos que le hacen sentir mal, sentirse impotente, fracasado, inseguro, con miedo... que le causan reacciones de
enfado e ira. Que le hacen Fracasar, enfermarse y morir.
""¿Alguna vez has visitado un centro méico joven Kan? - el joven negó con la cabeza - Yo lo he hecho muchas veces, he
hablado con sus miembros y siempre he encontrado un nexo común entre todos los enfermos. Preocupaciones,
temores, miedos, odio e ira.
"" En cambio las personas sanas siempre poseen una gran Fe, una Fe increbrantable y tranquila, porque saben que en
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su camino habrá dificultades, algunas incluso inmensas, pero no pierden el sentido de la realidad y saben que el
sufrimiento o la mala suerte nunca durará para siempre y que acabarán triunfando.
¿Y sabes lo más curioso?
- Que siempre acaban triunfando - afirmó el joven con la cabeza al reconocer en estas últimas palabras la vida de su
padre y la de los otros verdaderos Samurais.
- Anciano - dijo Kan después de meditar unos momentos sobre lo hablado - Quiero darte las Gracias. Porque me has
enseñado lo que es Realmente el Camino del Samurai.
"" Yo, aún con mi instrucción y el apoyo de mi padre el General de Generales, había abandonado este camino,
momentáneamente, introduciéndome en el bosque del miedo y la desesperación. No sé que es lo que he vivido,
tampoco me importa, lo que me queda es lo importante, este sentimiento de que sé que yo soy el único que domina
mi vida.
"" Por esto quiero darte las Gracias, porque me has devuelto la alegría de vivir, me has dado el medio de decidir mi
destino, de saber controlar mis emociones, mis sentimientos y poder alcanzar todo aquello que deseo... simplemente
sembrando siempre trigo de Felicidad en mi alma!
El anciano medito, gracias a Kan había dejado de ser un Fantasma del Miedo y del Fracaso y era feliz, él también quería
demostrarle su agradecimiento a Kan y decidió hacerlo desvelándole los secretos del trabajo, de las herramientas que
utilizan los propios Fantasmas para plantar el miedo y la desgracia en las almas de los hombres, para que el Joven
Samurai pudiera utilizar ese secreto en su beneficio dándole la vuelta y aprendiendo a sembrar feliz trigo dorado en su
alma desde esta dimensión.
- Kan - pronunció solemnemente - voy a desvelarte el mayor de los secretos, aquel que te permitirá sembrar siempre la
felicidad en tu alma y no plantar jamás las terribles zarzas del sufrimiento que podrían atraparte igual que pueden
atrapar a cualquier persona. Es más, voy a enseñarte a poder eliminarlas completamente de tu alma para que puedas
alcanzar la máxima felicidad y cumplir el destino que tú mismo te marques.
El Joven Samurai sentía que este secreto sería el más importante de toda su vida, por lo que presto atención en un grado
sumo como nunca antes lo había hecho, intentando memorizar palabra a palabra lo que el anciano iba a decirle a
continuación.
- Amigo, eres dueño de tu destino, así como yo soy dueño de tu destino y absolutamente todas las personas son las
únicas dueñas de tu destino.
"" Esa es la gran verdad de la Libertad Suprema que todos poseemos, algunos tienen miedo de esta libertad porque no
comprenden que este es su mayor poder, pues todo, absolutamente todo lo que puedas desear tener o ser, lo tendrás
si lo haces parte de ti y lo siembras en tu alma como voy a explicarte a continuación.
"" Lo primero de todo, has de comprender, que somos todo aquello que nosotros decidimos ser. Este es un poder que
todo el mundo utiliza, porque es la base misma del alma y la naturaleza humana, es la base misma por la que estás
constituido y si no lo estás utilizando, es porque otros lo están utilizando por ti induciéndote a ser lo que ellos quieren.
Tus personas cercanas, los que te cruzas por la calle y los Ogros, sobre todo los Ogros y los Fantasmas, están
esperando a que dejes de utilizar este poder y les permitas utilizarlo a ellos, si lo haces, estarás condenándote, y lo
estarás haciendo sólo bajo tu responsabilidad, pues también eres tú quien lo habrá escogido, así que te recomiendo
que empieces a utilizar este poder, tal y como ahora te voy a describir, para empezar a ser todo aquello que deseas.
"" Lo segundo, es necesario que comprendas que tu alma, tu mente y tu corazón son literalmente campos fértiles que
funcionan con aquellas semillas que les aportas. Si les aportas inseguridad, miedo, ira u odio, será eso lo que recojas
al convertirte en una persona totalmente despreciable, en un completo Ogro.
"" Sin embargo, si los abonas con Amor, Bondad, Generosidad, Confianza, Seguridad, Fe, Esperanza y pensamientos
siempre positivos, entonces siempre recogerás éxito y riquezas.
"" Así de sencilla es la vida.
Veamos ahora como puedes utilizar este poder, te sorprenderás de su simplicidad.
"" Cuando fracasas... ¿Qué has estado haciendo antes? Has estado teniendo sentimientos de inseguridad, sentimientos
de miedo que has alimentado. Te has planteado la posibilidad del fracaso, primero desde lejos con escepticismo,
después has pensado que es una posibilidad, a continuación lo has visto como algo probable y has acabado fracasando
porque ya era una realidad. Durante todo ese tiempo tus pensamientos no han sido "Estoy completamente seguro de
que triunfaré, lo siento desde lo más profundo de mi ser. Estoy feliz porque se que triunfaré, porque tengo la total Fe
que el éxito es mi destino, porque así lo siento, porque así es."
"" En cambio has estado pensando "¿Y si fracaso? ¿Qué pasaría? No puedo fracasar porque tengo que triunfar... ¡es
necesario! Porque sino habré fracasado, pero... ¿ si está fuera de mi control? ¿Y si ocurre? ¿Quizás llegue a ocurrir?
Tengo que empezar a planear una salida por si ocurre.... ¡Tengo que hacerlo ahora porque es probable que suceda!" Y
al final acabas fracasando, enfermo, tirado en el arrollo y muerto.
"" Sin embargo, tú mismo te lo has causado, porque de igual forma que te condenas al fracaso, podrías "condenarte al
éxito"
"" Esto es el mayor poder con el que has sido bendecido, lo tienes desde tu nacimiento, pero quizás tengas miedo de
utilizarlo por si fracasas - el anciano sonrió - así es, hasta aquí nuestro miedo nos frenará. Porque si el hombre
comprendiera que este su máximo poder, es tan simple como es, entonces obtendría toda la felicidad y todo lo que
desea... dejando a los Fantasmas del Miedo y del Fracaso sin trabajo, con lo que por fin podrían ser liberados y
descansarían en paz y felicidad.
"" El secreto es este:
"" Arroja un puñado de pensamientos positivos en tu mente cada media hora.
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Kan se quedo mirando fijamente al anciano, lo que decía tenía un gran sentido y el samurai sabía que aquello era verdad,
pero necesitaba una explicación mayor.
- Kan, cuando un hombre o una mujer desea ser feliz, lo primero que debe hacer es pensar que es lo que desea - insistió
sobre ello - especificar exactamente que es lo que desea. Ha de hacerse con dibujos de ello, mirarlos cada poco, sentir
que son suyos por derecho y que los obtendrá, ha de imaginarse poseyéndolos... ya sea objetos materiales, o
felicidad, amor... cualquier cosa que se desee!!!
"" Entonces ha de inculcar esas imágenes en su mente, ha de hacerlo con una total sensación de Fe, de Felicidad, de
Amor, Bondad y Generosidad.
"" Es muy importante que Emocionalice esos sentimientos. Muy muy importante.
"" Cuando una persona fracasa, es porque ha pensado "Fracasaré" muchas veces, pero sobre todo, porque lo ha
pensado uniéndolo a una sensación, a un sentimiento de miedo, a una emoción negativa, lo que hace que ese
pensamiento se siembre en su alma como una zarza de sufrimiento que le hará sufrir y fracasar.
"" De igual forma, cuando una persona alcanza el éxito y la felicidad, es porque ha pensado cada media hora (como
poco) "¡¡¡TRIUNFARÉ!!! ¡Tendré éxito! Lo haré porque estoy predestinado al éxito!" Este pensamiento, emocionalizado
con una total Fe, Amor, Bondad y Esperanza, es lo que hace que se plante una semilla del dorado trigo de la felicidad y
el éxito. Con lo que recoge éxito y felicidad.
"" El mayor problema que tienen las personas es que ven realizar una acción a otra y ven como esa persona alcanza el
éxito por medio de esa acción. Entonces ellos realizan esa misma acción y no lo consiguen, fracasan. Y lo hacen porque
no acaban de comprender que la acción es irrelevante, lo importante es que aquella primera persona, realizo esa acción
con la total seguridad de que conseguiría el éxito.... mientras que la segunda lo hizo con miedo en su corazón, con lo que
fracaso.
"" Me acuerdo - dijo avergonzándose - que cuando era un Fantasma solía acudir a los locales donde los jóvenes se
conocen, entonces yo buscaba a mi presa. Veía como mi presa observaba a un chico normal y corriente que se
acercaba a una chica hermosa y le decía "Eres preciosa, ¿quieres bailar con migo?" y triunfaba.
"" Mi pobre víctima no podía ver todo lo que yo veía, sin embargo yo veía un alma segura, sembrada de trigo dorado que
estaba segura de alcanzar el éxito. Y por eso triunfaba.
"" Después escuchaba como mi víctima se decía que haría lo mismo para conseguir a una chica con la que bailar.
Entonces yo sembraba un manojo de zarzas de miedo que hacían que este empezase a temblar, su inseguridad crecía y
ni siquiera era capaz de acercarse a la joven, con lo que perdía todas las oportunidades y fracasaba, otros pocos lo
intentaban tímidamente, no sabían que sus acciones eran inútiles al ir cargadas de miedo y entonces fracasaban, con lo
que su inseguridad crecía aún mas, ellos mismos arrojaban manojos de ira y odio a su alma culpando a la muchacha de
orgullosa y pécora. Un poco de trabajo más y ese chico ya era un ogro a mi servicio.
"" De igual forma actuaba con los vendedores o los emprendedores, cuando estos deseaban hacer algo, primero les
inculcaba miedo, un miedo que les impedía moverse, actuar, ponerse en acción... con lo que fracasaban
irremediablemente!!!
"" Otros, unos pocos, tomaban un manojo de trigo y lo arrojaban contra mis zarzas... con lo que estas morían y ellos
empezaban su negocio con éxito.
"" Pero todos los comienzos son difíciles, y yo aprovechaba cada dificultad para arrojar un puñado de zarzas a su alma.
Cada "No" de un cliente, yo lo acompañaba con una semilla de zarza, y siempre venían Ogros en mi ayuda, seres de Ira
y Odio que descargaban su Ira, sus zarzas, contra mis víctimas, que finalmente se iban apagando hasta que se
convertían también en unos Ogros.
Esto, lo hacía también con los Samurais. ¡Ahh!!! Su pureza es como una tentación, su trigo es aún débil y nuestras
zarzas pueden florecer bien. Medita Kan, medita que es lo que hacías en las reuniones con tu padre.
- Yo... - dudó el joven - bueno, escuchaba sus enseñanzas.
- Esas enseñanzas - dijo el viejo - eran trigo que tu padre te arrojaba a tu alma.
El muchacho asintió, y el anciano le invitó a continuar hablando con un gesto de su mano.
- Después, cuando la enseñanza acababa, yo me prometía solemnemente que lo haría tal y como mi padre me había
dicho. Con un gran sentimiento de Fe, Seguridad y Esperanza, me prometía a mi mismo que triunfaría, que trabajaría para
ser el mejor.
- Esas promesas, amplificadas con los sentimientos de Fe, Seguridad y Esperanza, constituían tu mayor arma, tu mayor
sabiduría, constituían los manojos de dorado trigo que arrojabas en tu alma.
"" ¿Y verdad Kan que después de cada promesa te sentías feliz y alcanzabas los mayores éxitos? Aún cuando fueran
poco a poco.
- Es cierto, - reconoció el joven - entonces... ¿Es eso un manojo de trigo?
- Así es - confirmo el anciano
- Entonces!!! - completó entusiasmado Kan - Si repito ese tipo de promesas habitualmente, si cada media hora repito
unas palabras positivas cargadas de amor, unas simples frases cargadas de emoción y entusiasmo...
"" ¡¡¡ ENTONCES CONSEGUIRÉ TODO LO QUE QUIERA!!!
El muchacho ya no podía estar sentado, se levantó porque su emoción ya era un entusiasmo tan fuerte que le gritaba que
se pusiera en acción fuera como fuese.
- Entonces sólo he de hacer eso cada media hora, sólo he de repetirme cada media hora frases de estímulo, pronunciadas
con emoción, con Fé, con Seguridad y tendré todo lo que quiera!!! - Kan estaba entusiasmado por el descubrimiento
¡Era tan simple, lógico y real!
- Así es Kan, - confirmó el viejo - sólo has de repetirte constantemente frases como "Lo Conseguiré!!!", "Soy Entusiasmo!!!"
"Soy Amor!!! Soy Bondad!!! Soy Generosidad!!!", "Me Siento Feliz!!! Me Siento Estupendo!!! Me Siento Entusiasmado!!!"
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y estarás arrojando puñados de trigo en tu alma que te darán todo lo que quieras.
Kan estaba entusiasmado, sabía que un Ogro rechazaría totalmente esta verdad, la ridiculizaría, pero él ya sabía la
verdad y la utilizaría para poseer el alma de Samurai que deseaba.
Kan, haz una prueba - dijo el anciano - repite mentalmente, con entusiasmo"Me Siento Sano!!! Me Siento Feliz!!! ¡¡¡¡¡
ME SIENTO ENTUSIASMADO!!!" y hazlo cinco veces.
Kan lo hizo así:
"Me Siento Sano!!! Me Siento Feliz!!! ¡¡¡¡¡ ME SIENTO ENTUSIASMADO!!!"
La frase creó un buen sentimiento en Kan, conscientemente, Sonrió.
"Me Siento Sano!!! Me Siento Feliz!!! ¡¡¡¡¡ ME SIENTO ENTUSIASMADO!!!"
Esta vez sintió una mejora en su interior su cuerpo le pedía movimiento y así lo hizo. A la par que repetía: "Me Siento
Sano!!! Me Siento Feliz!!! ¡¡¡¡¡ ME SIENTO ENTUSIASMADO!!!" Alzó los brazos en símbolo de victoria moviéndolos y
mirando al cielo.
Una gran felicidad corría por Kan, inundó su corazón de amor, de Fe, creyó totalmente en la frase y proclamó a los cuatro
vientos: "Me Siento Sano!!! Me Siento Feliz!!! ¡¡¡¡¡ ME SIENTO ENTUSIASMADO!!!"
Pensó en su padre, en su madre, en todos aquellos a los que amaba para potenciar su sentimiento de amor y repitió en
voz alta a la par que daba un salto: "Me Siento Sano!!! Me Siento Feliz!!! Me SIENTO ESTUPENDAMENTE!!! ¡¡¡¡¡ ME
SIENTO ENTUSIASMADO!!!"
- Sí!!! - Declaró inmensamente feliz y entusiasmado - ¡¡Es Verdad!!! "Me Siento Sano!!! Me Siento Feliz!!! Me SIENTO
ESTUPENDAMENTE!!! ¡¡¡¡¡ ME SIENTO ENTUSIASMADO!!!"
Kan casi no podía sentarse, su mente hervía frenéticamente, había comprendido que con sólo repetir este pequeño ritual
cada media hora, aquellos sentimientos formarían parte de su ser y le otorgarían la Fama, el éxito y todo lo que pudiera
desear. También requería constancia, pero el premio lo merecía ¿Cuál era el premio? ¡Todo lo que desease en la vida!
- Recuerda joven Kan, - acabó el clérigo - que has de acompañar a este ritual las imágenes de todo aquello bueno que
desees, que has de erradicar la ira, el miedo y el sufrimiento de tu alma. Simplemente cuando aparezcan, deja que se
mueran, si tienes que llorar, llora para sacarlo de ti. Pero bajo ninguna circunstancia pronuncies jamás una palabra
pesarosa, no potencies un sólo sentimiento de miedo o de infelicidad, pues te quedarías atrapado entre las zarzas.
Aunque estés atrapado en ellas, inunda tu alma de sentimientos de Amor, Amistad, Bondad, Generosidad.
"" Piensa bien siempre de los demás, aún cuando todo parezca apuntar a lo contrario, piensa siempre en lo bueno... y
acertarás. Mantén esta filosofía en tu vida y verás como toda esa felicidad que vas plantando semilla a semilla, dará
unos frutos maravillosos e increíbles que te otorgarán mayor felicidad y éxito del que jamás puedas haber imaginado
hasta ahora.
Kan, pletórico, prometió hacerlo siempre de esta forma, prometió seguir adelante, olvidar las palabras de los Ogros, de
hecho no los escucharía nunca más, y si los escuchaba alguna vez, sembraría enseguida un buen puñado de
Esperanza, Fe, Amor y Bondad allí donde había caído la amargura para ser el dueño de su destino, de su alma y de su
felicidad.
Kan sabía que gracias a este secreto que hoy había aprendido, llegaría a ser el más grande de los Samurais. Una total
Fe inundó su corazón sobre este hecho. Y juró sobre lo más sagrado, que a partir de ese mismo momento, sólo cultivaría el
dorado trigo de la felicidad en su alma.
{mospagebreak title=Como nacieron los Picaflores}
Cerca del lago Paimún, oscuro y silencioso como un estanque, donde el tiempo se amansa junto con la corriente, el
preferido de los patos y los juncos, vivían hace mucho tiempo dos hermanas: Painemilla y Painefilu.
Las dos eran jóvenes y hermosas, y un día un gran jefe extranjero se enamoro de Painemilla. La muchacha y el inca se
casaron y se fueron a vivir a su hermoso palacio de piedra, construido en la cercana montaña de Litran-Litran.
Pronto Painemilla supo que esperaba un hijo, y el inca convoco a los sacerdotes para que hicieran sus profecías. Uno de
ellos dijo que nacerían un varón y una mujer, y que los dos, en señal de distinción, tendrían en el pelo una hebra de oro.
Como se acercaba el momento del nacimiento y el inca tenia que viajar al norte, Painemilla le pidió a Painefilu que
subiera al palacio para hacerle compañía.
Así se reencontraron las dos hermanas, pero las cosas ya no fueron como antes, Painefilu sentía una envidia
inconfesable de Painemilla, de su vida que parecía tan fácil, tan placida, colmada de abundancia y de amor... Odiaba su
facilidad para hacerse querer y su aparente ignorancia de los malos sentimientos... le dolía verla acariciar distraídamente
su vientre que crecía, mientras se sentaba a tejer o a trenzar los Kupulhues, y sola, durante muchas noches, no pudo
pensar en otra cosa mas que en los ojos amantes con que el inca había mirado a su hermana al despedirse.
Painefilu trataba de disimular sus sentimientos y cuidaba mucho a Painemilla, pero sentía que el mundo se achicaba a su
alrededor, que el corazón se le volvía pesado y duro y que ya no podía levantar la cabeza para mirar a nadie a los ojos.
Con el nacimiento pareció enloquecer: convenció a su hermana de que había parido una pareja de perritos y escondió a los
hermosos mellizos que habían recibido en sus brazos. Hizo fabricar un cofre, acomodo en él a los bebes y mando que lo
arrojaran en la zona más correntosa el lago Huechulafquen. En el palacio Painemilla lloraba espantada, mientras
amamantaba a dos perritos.
Cuando el inca estuvo de vuelta, no hubo manera de que perdonara a su mujer. Furioso, dando enormes pasos que
resonaban sobre las piedras del piso, con su mano alzada como para castigarla, echo a Painemilla, la mando a vivir a la
cueva de los perros e hizo matar a los cachorritos. Painefilu, sombría, siguió viviendo en el palacio, cada vez mas callada,
como si todo lo que había pasado pudiera tragárselo el silencio.
El agua del Huechulafquen se abrió para recibir el cofre donde dormían los hijos de Painemilla y sé cerro sobre el
cubriéndolo de espuma. Pero la caja se asomo unos metros mas allá y se mantuvo milagrosamente a flote, oscilando
entre las olas, nadando en círculos en los remansos, atascándose a veces entre las piedras y las plantas de la orilla...
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dicen que Antü, el padre Sol, desde le cielo, descubrió el cofre por el brillo de su cerradura de oro y decidió protegerlo,
dándole calor o sombra según lo necesitara... hasta que, cierto día, un hombre viejo que pasaba junto al lago vio el
cajoncito brillante, muy cerca de la costa. Entonces lo saco del agua y se lo llevo a su casa, admirado de su hermosa
cerradura dorada, pero no lo abrió enseguida porque era la hora de comer y no quería hacer esperar a su vieja esposa.
La pareja comía su chaskiñ cuando escucho unos sonidos extraños, como el entrechocar de huesos, que provenían del
cofre. Lo abrieron con cuidado y encontraron a los rubios mellizos de hermosos cabellos entre los cuales se destacaba,
más largo y brillante, un pelo de oro.
Los viejos mapuches se asombraron mucho de los recién nacidos, que se pusieron a crecer ostensiblemente apenas
los alzaron del cajón. Y los criaron con amor, aun sabiendo que nunca serian como ellos esos extraños y hermosos
niños que nunca comían, y que, sin embargo, se hacían tan grandes como hijos de dioses.
Un día, mientras el inca paseaba tristemente por las inmediaciones del lago, pensando, como siempre, en que era un
padre sin hijos, un esposo sin esposa y en que nunca comprendería bien por que, vio a los mellizos que jugaban junto al
bosque. Le atrajeron de inmediato esos chicos solitarios, un niño y una niña, que tendrían la edad de los suyos si estos
hubieran sido humanos como se esperaba... quiso conversar con ellos y, al acariciar la cabeza del varón, sintió en su
palma el pelo de oro. Y de esa manera, en un instante, los tres se reconocieron.
Pero el muchachito enfrento al inca con violencia:
- No podemos llamarte padre!!! Echaste a mama del palacio!!! Pasa frío y hambre entre los perros!!! Se abriga con un
cuero pelado y tiene que disputarle la comida a los animales!!! Era una reina y vive peor que un perro, porque piensa y
recuerda....!!! Te repito: no podemos llamarte padre!!!
Conmocionado, el inca mando que llevaran a los mellizos al palacio de Litrán. Una vez allí, su hijo volvió a increparlo:
- Queremos ver a mama ahora mismo!!!! No nos quedaremos ni un minuto si no la liberan y le devuelven el respeto que
se merece!!! Si no es así, te juro que no mandaras por mucho tiempo!!!!
El inca obedeció, y así fue como Painemilla y sus hijos se reunieron, se conocieron y no se separaron nunca más.
De Painefilu, la traidora, se vengaron sus propios sobrinos. La ataron, la empujaron afuera del palacio y la obligaron a
sentarse sobre una roca. Entonces el muchacho saco un objeto que tenia guardado, alzo hacia el sol la pequeña piedra
transparente y rogó:
- Ayúdame, Antü!!! Que todo tu calor atraviese mi piedra mágica!!! Que se convierta en rayo, en antorcha, en la llama
más azul, para destruir a Painefilu!!!!
El prodigio se cumplió, y de Painefilu solo quedo un montón de cenizas. Pero un pedacito de su corazón no alcanzo a
quemarse, y cuando llego el viento a dispersar los vestigios, de entre el remolino ceniciento salió volando un pajarito
tornasolado.
Era el pinsha, el picaflor, que según los mapuches predice la muerte, que vive inquieto y triste como Painefilu. No se
posa en las ramas ni roza con sus alas el follaje como los otros pájaros; tiembla, tiembla de miedo constantemente y,
como si esperara un castigo, se esconde en cavernas oscuras o se aferra con desesperación a los acantilados.
{mospagebreak title=Leyenda del zorro sagaz}
Realmente dulce fue mi sueño
Y cuando ya paso mucho tiempo de este acontecimiento, entonces aparecieron aquellos hombres que en los años
anteriores tenían formas de aves, y que se habían ido tal vez a la montaña por un tiempo. Cada mañana bajaban, y
durante el día pescaban y a la tarde volvían otra vez a sus casas; y así iban y venían para pescar.
En ese momento llego el zorro sagaz. El era una persona muy mañosa, tenia sus mañas. Este hombre se encontró con
los pescadores una mañana y se acerco hacia ellos diciendo con un tonito burlón:
-Hola, compañeros. ¿Están de pesca mis amigos? Les voy a acompañar en la pesca.
Y los hombres le dijeron:
-Si, venga no más.
Entonces el se acerco, y cuando ya estaba en medio de ellos les pregunto, diciendo:
-¿ de donde vienen compañeros ?
Entonces ellos le dijeron:
-Nosotros venimos del cielo. Esta tarde vamos a volver otra vez al cielo.
Entonces el zorro sagaz dijo:
-Che, compañeros, me iré con ustedes.
-¿de que forma ira usted con nosotros si no tiene alas?
-Ustedes me tienen que dar sus plumas, yo me encargare de colocármelas.
-Veremos a la tarde cuando estemos por regresar.
Pero el zorro sagaz continuo pidiéndoles que les dieran sus plumas hasta que por fin se cansaron de escucharlo y cada
uno de ellos se saco una de sus plumas y se la entrego a el, y el las recibió y se las coloco haciéndose unas alas y se las
comenzó a probar y entonces les dijo:
-Ahora ya puedo ir con ustedes.
Y mientras que aquellos hombres seguían pescando, aquel hombre no cesaba de pegar saltos probando sus alas hasta
que pudo volar y pego una vuelta por encima de ellos, y los miraba desde arriba gritándoles y se ponía cada vez mas
orgulloso haciendo sus vuelos mas arriba y mas arriba. Después aterrizo con mucha velocidad, y dijo:
-ahora si, ya estoy con ustedes, ya tengo mis alas.
Y a la tarde cuando paso bastante tiempo de pesca aquellos hombres se comunicaron con chiflidos para volver y
batieron con rapidez sus alas para empezar a volar. Y el zorro sagaz en medio de ellos fue el primero en volar delante
de ellos. Y cuando ya estaban lejos de la tierra, entonces el jefe Tuyango de hermosas plumas rojas, se arranco una
pluma de sus alas y la tiro hacia la tierra gritando:
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-ahí va una pluma de mis alas ! ! !(porque esto es una costumbre de los pájaros).
Y todos los demás hicieron lo mismo, arrancándose algunas plumas y arrojándolas. Y el zorro sagaz también pego
un grito y se arranco unas plumas, pero se arranco las que mas lo hacían volar y se cayo y al tocar la tierra y se hizo
pedazos. Después vino una gran tormenta, que soplo sobre su cuerpo, y el dio un fuerte suspiro, diciendo:
-Realmente dulce fue mi sueño, y revivió.
{mospagebreak title=Uámenk El Chamán}
Primera parte: El primer sueño...
En las altas cumbres de los Montos Altai, entre el Irtish y el lago Baiakal, nació en un tiempo sin tiempo el chamanismo.
Así lo bautizaron en tungús y así a perdurado en muchos pueblos...
Es arte y ciencia de brujos, o hechiceros, o magos, o inspirados. Consiste por excelencia en el dominio voluntario de las
técnicas del éxtasis, o sea: del vuelo mágico con el alma... Esto le permite servir de puente entre el aquí y el más
allá... y con tales características se a expandido por los cuatro puntos cardinales. Andando, andando, penetra en
América posiblemente por el helado estrecho de Bering y pronto se irradia por todo el continente, ...y así llega un día a la
Patagonia, hoy unos de los últimos reductos de los misterios chamánicos.
Hay Chamanes o machís de la cordillera andina, en las mesetas y en las costas australes. Saben su ciencia milenaria, y
la ejercen con gestos burlón hacia los médicos blancos formados entre libros y aparatos: -¿Qué saben ellos de sacar
afueras espíritus malignos, o de curar enfermedades del gualicho o del mal de ojo, o de brujerías, o de empachos...?
Debemos tener algo muy en claro: ser machi no es para cualquiera. Existe culturas en las que se "hereda" esa condición
de padres a hijos, y otras en las que el clan o la tribu designan al que será niño sagrado. Y hay también quienes
buscan voluntariamente la condición chamánica... y estos son los menos considerados, ¡porque es elección de los dioses
y no aprende de los hombres!...
Pero en estas regiones en extremo sur de América "se nace" machi, aunque la persona lo ignore durante muchos soles
y lunas... Lo sabrá cuando sea el tiempo, y porque nguenechén lo quiere.
¿Algo "especial" marca que será después porta voz de los misterios? En el epicentro asiático lo diferente solía ser
afeminamiento, o la ambigüedad sexual. Sin embargo entre los araucanos los es la constitución enfermiza o débil, el
estómago delicado, la propención a sufrir desvanecimientos, las formaciones, e incluso las reacciones epilépticas...
aunque no excluye lo afeminado en los llamados berbaches... en realidad lo dominante es el espacio y el tiempo es la
manifestación nerviosa morbosa... que es sólo "signo de la elección divina", porque los cierto es que el chamán, una vez
consagrado, se cura a sí mismo y cura a los demás... ¿no es acaso un médico sagrado?
¡Claro que no basta con la "rareza"si no hay iluminación reveladora!: en algún momento el elegido pasa de la ignorancia
al conocimiento... dicen que a acausa de un accidente, caída peligrosa, la mordedura de una serpiente, una enfermedad
mortal... Entonces, la inconsciencia del cuerpo y la mente, entre las tinieblas florece el sueño revelador, el perimontum :
un espíritu protector, o algún antepasado, o ¡hasta el propio nguenechén, el gran dios de araucanía!, informal que será
chamán su condición de mediador mágico y le ordena: ¡hazte machi!
El despertar no será signo el conocimiento de un largo camino imposible de eludir... ¿acaso puede escaparse de los
que todos lo saben y todo lo pueden?. Por eso, para formarse el elegido busca a un guía experimentado, al padre chamán o a la madre- Machi... y con ellos se iniciará en la ciencia perdida en el tiempo que solo pasa de hechicero a
hechicero.
En realidad, en la doble instrucción chamánica que recibe, tiene los mejores maestros. ¿No son espíritus superiores los
que lo forman en orden extático, a través de sueños y trances hipnóticos "reveladores" del misterio, de las formas y
nombres de las entendidas sobrenaturales, del secreto de las fuerzas cósmicas?. Dicen que si las iluminaciones
proceden de espíritus del cielo será un chamán -blanco, y si lo instruyen criaturas del infierno, chamán- negro...
A su vez, los ancianos maestros chamánicos le transmitirán las disciplinas que guardan la tradición: las técnicas
sagradas, mitologías y genealogía del clan, los cantos y leyendas, la obscura lengua del trance... y también las
propiedades curativas del as plantas, animales y minerales.
La divina instrucción lo dá todo, pero exige "la prueba": aislamiento, soledad, largos ayunos agobiantes, torturas,
mutilaciones reales o simbólicas... Soportará lo posible y lo imposible: que le horaden la lengua, que le claven espinas...
¡y aún mucho más! y así pasará meses, y quizás años... hasta que esté listo.
No obstante el sufrimiento solo no es suficiente... Porque la prueba máxima en el trance mágico es la experiencia del
descuartizamiento y la muerte, el ascenso al Cielo y el descenso al los Infiernos... Para darle "fuerza" y prepararlo es
que han introducido en el cuerpo en trance, real o mágicamente, piedras de secreto poder, flechas espinas o cristales
de roca... y aguarda...
La experiencia iniciativa en la patagonia tiene como ámbito la caverna, el reducto que adornan cabezas de animales,
objetos rituales y pinturas chamánicas como el laberinto no son sino símbolos concretos del tránsito hacia el otro
mundo, del descenso a las regiones de ultratumba. Allí, en ese círculo cerrado y secreto, de dolor, de misterio y de vuelo
mágico, si soporta la reducción al esqueleto podrá renovar su cuerpo y resucitar a la vida... ¡O no será nada!.
Finalmente, cuando la agonía se vuelve triunfo, toda la comunidad se viste de fiesta: hay nuevo guardián del equilibrio
Tierra - Cielo, ¡ hay un chamán!
Ahora puede obtener lo que quiera de las fuerzas sobrenaturales invocadas, sean estas ánimas, espíritus tutelares de
la Naturaleza,... o demonios... Pero ¿es que acaso no lo pueden poseer y hacerle daño?. Los que saben afirmar que un
verdadero chamán es también un espíritu superior, y que por eso lo respeta el círculo de las sombras...
Al chamán lo distinguirá en adelante un importante atuendo ceremonial, que por lo general consiste en un gran tocado
en su cabeza, pinturas corporales que reproducen signos mágicos y una vestimenta en la que no faltan el rayo que
indica el origen celeste de sus poderes, ni las plumas representativas de su vuelo, ni las bolsitas de cuero con
sustancias, sagradas, ni el hacha o las placas consagratorias. Así se los ha visto en los rituales y así aparece en las
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pinturas rupestres...
La machi de la Patagonia, en cambio, es más sencilla en su atuendo: su túnica larga, el manto tradicional sujeto con el
tupu de plata, y abalorios distintivos de su rango. Claro que mantiene su cabeza cubierta: dicen que para ocultar y
preservar el anillo precioso ubicado en el centro craneano, por donde recibe la iluminadora energía cósmica...
Los colores sagrados que ponen su sello en todo portavoz del misterio son el azul, el blanco y el amarillo. ¿Por qué
justamente los tres?. ¿Que fuerzas simbolizan?. ¿Representan acaso los grados de la prueba iniciativa del trance? Tal
vez signifiquen, el cielo, la pureza, la tierra... Lo extraño es que también se repiten en otras muchas culturas de Oriente
Y occidente. ¿Hay aquí otra llave al misterio universal?
No lo sabemos. Pero en tanto la machi hechicera usa esa segunda y mágica piel cromática, bata su cultrún
resonador y su canto profundo rebote en las aristas del recinto cerrado o se eleve en el aire, todo estará bien sobre la
tierra y los hombres.
Y cuando la rogativa chamánica sea necesaria, cuando lo requieran los rituales curativos del machitún o ellahuentún,
la machi volará alto hasta el sitio donde se baten las luces y las sombras, y allí peleará por los suyos. Cuando regrese
volverá con el orden en las manos... y todo recomenzará. Quizás sea por ella que no se extingue la raza del sur...
Este es otro de los misterios que silva el viento del Elëngasem
{mospagebreak title=Pillan Mamull. Árboles Sagrados}
Allá en el principio de los tiempos, cuando los hombres peleaban su lugar y su predominio sobre las otras criaturas en
su mundo recién salido de las manos sagradas de futa chao, el Dios Padre resolvió darles un guía... Ese guía saldría de
ellos mismos, sería llamado Chamán y encaminaría su pueblo por la vida...
La antigua historia no se detiene, y cuenta también el viaje al más allá del "elegido". Así sabemos del vuelo mágico
hacia el Centro del Mundo, donde hunde sus raíces el legendario Árbol Cósmico. Allí el que será chamán deberá subir
los tapty (peldaños del árbol chamánico) y se detendrá para venerar en su camino a la Luna y Sol...y también
dormirá un largo sueño en sus ramas, como huevo empollando por el Ave sagrada, hasta que esté formado y listo
para la misión Divina.
Muchas culturas del Tierra hablan del Árbol Divino. ¿Una misteriosa coincidencia más?... Lo diferente es la especie,
aunque se mantiene la constante sagrada.
Entre los yakutes es un abeto gigante, en cambio una hermosa leyenda urankhaia, la de los trágicos amores de bokhan, el primer chamán, y una doncella celeste, cuenta que el fruto del amor humano- divino fue un niño que su madre
despechada abandonó bajo un árbol para que éste lo nutriera con su savia. Ese árbol era un álamo, y de él se dice
que desciende la raza de los chamanes...Seguramente este sea el origen del porqué el chamán asiático sube los
siete peldaños simbólicos en un altar hecho con madera de álamo...
Sin embargo entre los Araucanos y Mapuches de la Patagonia el árbol sagrado por excelencia es el folle o canelo, en
el que cuentan se siente Nguenechén, el dios de las raza indígena... Los indios respetuosos del mito milenario saben
que bajo su sombra no se puede mentir o hacer promesas vanas... porque la amenaza de castigo es terrible para el
trasgresor, y también han aprendido que con el run run (giro en círculos), y una varita de canelo anuda un hilo se
ahuyenta a huecuvú, el maligno.
Más todavía: en el sur de Chile el cultrún propiciador y también el rehue (o altar ceremonial), con sus siete escalones
por donde sube la machi, están hechos con las madera del canelo sagrado para que la hechicera logre el máximo de
inspiración divina. Los mapuches de la argentina austral, en cambio, quizás porque el canelo allí no es especie arbórea
sino arbustiva, lo han desplazado como madera para el altar de las ceremonia; en su lugar emplean doce cañas de
colihue, que sólo por esta razón adquieren un toque mágico... el que se extiende inclusive a las cañas cuando llevan en
alto las banderas de cada lonco (tribu) en las fiestas rituales.
Dicen que en la flora austral cada especie tiene un espíritu guardián que reside en ella y la preteje... Por eso el
aborigen, antes de cortar la más pequeña rama o recoger un fruto, deberá pedir permiso a su invisible "señor". Los
dueños de los árboles más venerados y propiciados con ofrendas materiales son los del canelo, del maitén, del
boldo, ... y del pehuén. Cada uno tiene su rango divino, y el aura mítica lo envuelve a los ojos azorados del indígena...
Su antigua creencia le explica que el Dios vive en el maitén, y que por eso su porte elegante y su floraje brillante. Al
mismo tiempo se siente protegido por él... sino ¿cómo abría, sin el maitén, para contrarrestar los efectos de las plantas
demoníacas o malignas?
La tradición le ha enseñado que el sagrado boldo es una del las apariencias del Amo "alma externada" de los que han
ido poco tiempo, y por eso los respeta y cuida... Si el árbol crece sano y en abundancia: ¿qué mejor garantía para la
abundancia en las cosechas y en los ganados?. Es más, la leyenda afirma que quien consuma su fruto vivirá larga
vida, sobre todo si recoge el medio de una noche obscura y tormentosa... Eso sí: luego de permiso al "dueño" y de
obsequiarlo con el consabido tributo.
El pehuén, en especial, recibe el cariño y la veneración de los antiguos habitantes del sur, sobre todo en Neuquén. Lo
sienten tan profundamente propio que lo han elegido como un emblema, y se llaman así mismo los "pehuenches" . E
incluso como los hijos suyos buscan para el casamiento la bendición del mítico pehuén, la que les asegurará una unión
buena y fecunda. Y es forma que lo consiguen... si el primer encuentro ente los esposos se realiza bajo las ramas
protectoras de la especie sagrada. Entre todos los pehuénes el Picún Chao del cajón del manzano es el pino santo por
excelencia... ¿Cómo no homenajearlo y congregarse en trono a él si el milagro lo ha marcado visiblemente?. Es que una
tormenta perdida en el tiempo del Hachadel temible Pillán araucano, el rayo lo abatió... pero resurgió de sus cenizas en
un retoño viboroso, símbolo del triunfo de la vida sobre la muerte. Por eso, en las festividades principales, promesantes
de distintos puntos de la patagonia peregrinan hasta el Picún Chao y no le dejan su ofrenda incompleto silencio,
respetuosos del portento de este misterio de la naturaleza.
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En memoria colectiva de las comunidades aborígenes vive el recuerdo de las sacralidad del coíhue, o el alerce... o del
seco y retorcido algarrobo del gualichú. muchos ya han olvidado los porqué o las causas primera del mito, pero de
generación en generación los patagonienses han cuidado celosamente la preservación del culto a los árboles y su
presencia mágica.
Para el blanco una planta es... una planta. De ella podrá obtener utilidades varias, pero seguirá siendo sólo un vegetal.
Para el indio, en cambio, una planta es vida espiritual también, y le reconocen no sólo usos sino sobre todo virtudes. Por
eso hablarán de plantas divinas, diabólicas o mágicas... y con cada una trabarán relaciones especiales.
Los viejos muy viejos han enseñado a los jóvenes a distinguir a las planta diabólicas como el litre y el latué en Chile, o el
parasitario quintral, el que busca el trueno, en las laderas y largos cordilleranos de la argentina austral. A ellas le
quemarán como leña para extirpar al demonio, pero se persignarán al tocarla, y escaparán del humo maléfico que
suele traer erupciones y conjuntivitis a los incautos. Y si solamente pasarán a su lado durante un viaje si no deberán
olvidar el conjuro: "-yo soy el litre y tú Juan (dice el indio Juan)" de modo que el árbol se equivoque y descargue su
veneno sobre sí mismo. Claro que otras culturas de la región son más expenditivas: prefierne el método directo del
azote... y castigan al maligno con las ramas divinas del maqui, del natre o del maitén.
Verdaderos especialistas en plantas mágicas son los dunguves , los adivinos y curanderos del amor, los que dominan
los secretos estimulantes, propiciadores y afrodisíacos del pailahua, el llaquén o paramel, el mellico lahuén... y otras
plantas hueñan hue para el deseo. ¿Cómo no recurrir al pailahue si se quiere recuperar el amor del hombre infiel?. ¿O al
nüume lahuén para obtener el amor? ¿O al latué que anula la personalidad... con cuidado en no excederse en las dosis
por que la muerte puede llevarse a la persona deseada?.
El conocimiento del reino vegetal no puede descuidar los usos y peligros de plantas venenosas de probada eficacia
como los hongos, el pichoga, el chamico y el colliguay, que da modo aprenden la historia de caiquenito distraído, el que
se quedó, en las tierras templadas del norte cuando su tribu retornaba a los pagos sureños. Dicen que su madre lo fue a
buscar y lo entregó a un genio de la naturaleza para que le diera el correctivo más eficaz... Y el indiecito se convirtió en
calafate, la planta del fruto penitente que si se come atrae irresistiblemente al sur.
Y así coinciden la leyenda del origen de la violeta amarilla o pilún dewu, la creación del Gran Pillán araucano, que
empezó con el otro viviente bello y resistente de esta flores, el otro oro mineral que ambicionaba para su ruca divina y
que tan generosamente le entregará Lil, el rico sin alegría...
O la leyenda de la ñaculahuén, la hierba sagrada que cura las úlceras... y que recuerda el entrañable amor del bravo
Cacique Loncopán y de Pilmaiquén, la enamorada esposa que diera su vida y sus fuerzas para que Loncopán sanara
el terrible mal que lo llevaba a la muerte...
O la leyenda de la mutisia, o la leyenda del pehuén.. ¡Y de tantas otras leyendas y mitos! .Los indios de las tierras
patagónicas saben que un mismo hilo sagrado une a Ngen Lemú, a los árboles sagrados, las plantas mágicas o
diabólicas, o las hierbas medicinales o alucinógenas y a la flora de leyendas y tradiciones... Y lo preservan y lo respetan,
enseñando a sus descendientes hacerlo también. Porque en el más austral rincón del planeta la llama divina no se
apagado...
Quizás se deba a que las culturas aborígenes no han echado al olvido la única gran verdad, el misterio de los
misterios: la Vida. Y la celebran...
{mospagebreak title=El Forjador de Pájaros)}
El Forjador de Pájaros
Dicen que no hubiera sido por los pájaros ni habrían existido los tehuelches. Y es verdad, porque fueron las aves las
que ayudaron a escapar del gigante que lo perseguía al pequeño Elal, el héroe que más tarde creo a los hombres de
la Patagonia. Ellas fueron su transporte y su escolta, su abrigo y su alimento. Y ocupando lagunas, grutas y acantilados,
se quedaron para siempre en la Patagonia.
Cuentan que en la isla de Kóoch, apenas nacido Elal, una Tuco-Tuco lo oculto en su cueva para salvarlo de la furia de su
padre, que lo buscaba para matarlo. Sin embargo Terr-Werr, la Tuco-Tuco, sabia que el escondite era inseguro y que
tarde o temprano el gigante Nóshtex devoraría al bebe, para impedir que un día se volviera mas poderoso que el. Pero
para salvar al niño la Tuco-Tuco necesitaba ayuda, y al primero que recurrió fue a Kiken, el chingolo.
Cerca de la laguna, Terr-Werr encontró a Kiken, que avanzo a los saltitos a su encuentro. La Tuco-Tuco le dijo que
necesitaba hablar con el cisne, que nadaba muchos metros agua adentro, y le pidió por favor que volara hasta él y lo
llamara. El chingolo cumplió con este primer encargo, y del mismo modo fue convocado a todos los animales para que se
reunieran en la asamblea donde se decidiría el destino de Elal. Y por eso que aun hoy Kiken es amigo de todos,
hombres y animales, cualquier sitio es su casa y es el primero en cantar cuando llega el amanecer.
Una vez reunidos los animales, Terr-Werr les contó a todos de la existencia de Elal, de cómo lo había salvado
arrastrándolo hasta su cueva, de cómo Nóshtex, su padre, furioso, removía las rocas de la gruta para descubrirlo, de que
el peligro era enorme...
Entonces Kíus, el cholo, pidió la palabra a la asamblea, y dijo:
- Fuera de la isla, hacia el oeste, mas allá del mar, hay una tierra que solo yo conozco. Podemos mandar el niño allí, y
de este modo Noshtex nunca podría alcanzarlo.
Y así se hizo, porque a todos les pareció bien la idea de Kíus.
Pero esa tierra desierta, la Patagonia, era el reino de Shíe, la nieve, y de Kókeske, el Frío. Los dos hermanos, siempre
juntos, siempre de acuerdo, recorrían permanentemente su territorio. Shíe llegaba quedamente, deshaciendo en motas
su vestido blanco, acolchando las rocas y tachonando el mar. Luego Kokeske endurecía la nieve caída y la volvía filosa,
brillante y resbaladiza. A veces convocaban a Máip, el viento helado, que jugaba con Shíe haciéndola volar y corría con
Kókeske carreras velocísimas. Los amos de la Patagonia se pusieron furiosos cuando descubrieron a Elal, que bajaba del
cerro Chaltén, donde lo había dejado el cisne, para vivir en esa tierra y cambiarlo todo. A pesar de que los dos
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hermanos atacaron al niño con todo su poder, no pudieron vencerlo y para siempre le guardaron rencor, a el y al
Chorlo, que había trazado el camino del invasor. Por eso Kíus solo vive en la Patagonia mientras el tiempo es cálido;
emigra hacia el norte cuando el invierno se acerca, temeroso de la venganza de Kókeske y Shíe.
Kápenk-och era un pájaro negruzco, le gustaba caminar por la tierra buscando su alimento o posarse con su
compañera en un arbusto bajo, cantando y silbando a los cuatro vientos. Él fue el encargado de distraer al padre de Elal,
el gigante Nóshtex, mientras Terr-Werr se dedicaba a los últimos preparativos de la fuga.
El gigante, pisoteando los matorrales, recorría la isla en busca de su hijo, y Kápenk-och lo seguía volando bajo de rama
en rama, aturdiéndolo con sus silbidos agudos y revoloteándole alrededor. Ya se acercaban al punto de la laguna
desde donde partiría Elal cuando Nóshtex, irritado, ordeno al pajarito:
- Cállate!!!
Pero Kápenk-och siguió cantando, cada vez mas fuerte.
Entonces el gigante grito:
- Cállate de una vez, te digo!!!!! – y al mismo tiempo le arrojo una rama, de modo que una gruesa astilla se clavo
en el pecho claro del pajarito.
Kápenk-och dio un grito de dolor y se escapo sangrando, mientras Nóshtex daba media vuelta fastidiando hacia su
caverna. Cuando el pajarito, desfalleciente, llego a la laguna, Elal curo con cuidado su pecho tembloroso, y dispuso que
ostentara para siempre en el, como una insignia, el violento y hermoso color de la sangre. Y así distinguimos todos al
pecho-colorado.
Cuando Terr-Werr, la Tuco-Tuco, mando llamar a todos los animales, le pidió al piche que buscara al flamenco para que
fuera él, una de las aves más grandes, el encargado de transportar a Elal en su viaje hacia la Patagonia.
Cuentan que el pinche fue a buscar diligentemente a la otra orilla de la laguna, pero en el camino se encontró con un
gigante que se detuvo a observarlo. Entonces el animalito quiso disimular su apuro, se puso a husmear la tierra y así,
como quien no quiere la cosa, logro esconderse entre los juncales. Allí permaneció hasta que estuvo seguro de que el
gigante se había ido y solo entonces retomo el camino. Finalmente encontró al flamenco, que caminaba en círculos a
grandes pasos removiendo el agua, muy cerca de la orilla.
Recibido el mensaje, el flamenco se apuro a cruzar la laguna para ir en busca de Elal, pero cuando llego ya el niño se
trepaba a las blancas espaldas del cisne. Dicen que su desilusión fue tan grande que no dijo nada y, parado en donde
estaba, se quedo quieto, muy quieto, doblando su ágil cuello y ocultando su cabeza debajo de un ala.
Entonces Elal, conmovido, quiso compensarlo con un regalo. Inspirado por la visión deslumbrante del horizonte teñido
por la aurora, pinto para siempre sus plumas con el color rosado del amanecer.
Pero el cambio no calmo la pena del flamenco y, después de seguir a Elal detrás del cisne en su vuelo sobre el mar, se
refugio en las ocultas lagunas de la Patagonia, donde vive rodeado únicamente de los suyos y se pasea con el cuello
curvo y la cabeza gacha, para que nadie advierta su mirada de tristeza.
Otro que llego tarde a la cita de Elal fue Mexeush, el choique. Cuando Patenk, el zorro, fue a avisarle que el niño lo
esperaba en la orilla de la laguna, tuvo intenciones de ir a su encuentro. Estaba por echarse a volar cuando advirtió que
se acercaba uno de los gigantes; entonces, acobardado, decidió ir caminando en dirección opuesta y dar un rodeo.
Cuando finalmente llego a donde todos lo esperaban, Elal, enojado, lo castigo quitándole la facultad de volar.
Por eso Mexeush, a pesar de que sus alas son grandes y poderosas, no puede planear como el con el cóndor por encima
de las cumbres, ni seguir a las canoas por el mar como los cormoranes, ni revolotear de mata en mata como los
chingolos. Tiene que conformarse con correr, velocísimo, por la estepa, agitando vanamente sus alas inútiles.
Dicen que cuando los animales, reunidos en asamblea por el llamado de Terr-Werr, decidieron salvar a Elal enviándolo
a la Patagonia, pensaron en que solamente tres aves reunían las condiciones necesarias para poder cruzar el mar
llevando en su lomo al niño hasta su tierra. Por eso Terr-Werr convoco al cisne, al choique y al flamenco.
Pero, mientras los dos últimos se dirigían con retraso a la cita con Elal, Kòokne, el cisne, avisado por el chingolo, nado
derechamente hacia el escondite y accedió sin vacilar al pedido del tuco-tuco.
Mientras escuchaba las indicaciones de Kius, y Terr-Werr, el cisne esponjo las blancas plumas de su espalda para
recibir a Elal, que se acomodo allí como en un nido. Carreteo un buen trecho por el campo y, con un grito de despedida,
se elevo en el aire rumbo al oeste, con su vuelo vigoroso y sostenido, que parecía incansable. Nadie conoce los detalles
del viaje, pero dicen los tehuelches que fue durante su transcurso que el niño y el cisne se hicieron amigos para
siempre. Que fue allí, en las alturas, donde Kòokne llamo “Elal” por primera vez a esa criatura sin nombre.
Elal y el cisne volaron dejando atrás la isla, por encima del mar inmenso, hasta avistar la montaña azul de la que les
había hablado Kìus. Allí, en la cumbre del chalten, se poso Kòokne y cuido a Elal durante tres días y tres noches, hasta que
estuvo listo para bajar y comenzar su obra en la Patagonia. Entonces el cisne se retiro a las lagunas y a las costas del
mar, desde donde se dice que todos los amaneceres recuerda a Elal y lo llama con un grito.
Así paso mucho tiempo y, una vez terminada su obra civilizadora, cuando Elal decidió marcharse de la Patagonia, volvió a
buscar a Kòokne. Dicen que el héroe monto en el cisne y se fue volando, siempre hacia el este. Cuentan que cuando
Kòokne estaba cansado se lo decía a Elal, y el jinete lanzaba una flecha que se un día en el agua. En ese punto surgía una
isla, a donde Kòokne se posaba para recuperar sus fuerzas.
Por eso los cisnes son sagrados para los tehuelches. No los cazan ni los domestican para no atraerse la desgracia y,
cuando un cisne muere, ni siquiera los cóndores y otras aves carroñeras se animan a despedazar su cadáver. Así lo
dispuso la voluntad de Elal.
Dicen que al principio los tehuelches enseñaban a sus hijos a cuidarse del cóndor, que de vez en cuando sorprendía en
el cerro a un chico solitario y se lo llevaba para siempre a su guarida. Elal, que tenia en ese entonces cuatro años,
estaba un día echado boca arriba, mirando el cielo abierto, donde las nubes se unían y separaban en una ronda
interminable, cuando vio un punto oscuro y lejano que, balanceándose, se acercaba cada vez mas.
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Por la manera de planear, tardo un poco un reconocer al cóndor, entonces preparo una flechita para calzar en el
pequeño arco que había fabricado y acostado, como estaba, apunto hacia arriba, hacia el vientre negro del gran pájaro
que descendía. La flecha dio en el blanco y el cóndor bajo aleteando ensordecedoramente hasta donde estaba Elal, que
le dijo:
- solamente quiero que me des una pluma
El cóndor gritaba:
- No te voy a dar! No te voy a dar!
Y entonces Elal, de un manotón de su pequeña mano, le arranco todas las plumas de la cabeza y lo dejo pelado, tal
como lo conocemos hoy.
{mospagebreak title=Camarricun - El Camaruco)}
Camarricun - El Camaruco
Pillán Lelfön, la sagrada pampa de Pillán, con su cortejo de cerros erguidos, y su seno ralo y alucinante barrido por los
vientos legendarios de la Patagonia... Se estremece bajo el abrazo solar. Ya ha sentido el galope de caballadas sobre
su inmenso cultrún terroso y ha visto reunirse al cacique de ojos agudos y a sus capitanejos... Pero: ¿por qué?, ¿para
qué?... antü, el sol, el que todo lo ve desde su altura celeste, acaba de contarle con su caricia de fuego que volverá a
ser centro del camaruco ritual, de la máxima rogativa indígena al divino Nguenechén...
La tribu arde en preparativos. Pillán Lelfön aguarda... Su corazón mineral empieza a cantar los taieles que una y otra vez
repitieron las voces de los hijos de la tierra en los nguillatunes (rogativas) Y llegan las vísperas, y la pampa mítica
aprisiona con fuerza el gran mástil donde ondeará la bandera celeste y blanca, la que copia el cielo... y suenan las
trutrucas, y empiezan a acercarse las familias de otras tribus vecinas e invitados y armar sus toldos... ¡Será una gran
fiesta, a no dudarlo!¡La fiesta de las razas australes! Empieza a despuntar la aurora del primer día del camaruco... ¿que
siente ahora la Pillán Lelfön?.Sonidos de tempraneras trutrucas, rumores propios del ensillado de caballos, voces todavía
adormiladas..
Se preparan con emoción inquieta las clafú malén, las de colores sagrados y sus hermosos trampú (prendedor) de
plata...
Y también los pihuichenes, los niños santos cuya pureza será el mejor camino para la rogativa del Padre Grande. Por
eso sus servicio estarán las clafú malén, y para ellos se prepararán los caballos ceremoniales. Un pihuichén
montará sobre el magnífico alazán pintado con rayas blancas en representación de las nubes y otro pihuichén
jineteará el blanco con rayas azules, como reflejo del cielo ¿se mimetizarán así con las alturas?. Correrán de este
modo los espíritus de los animales por las pampas de Futa Chao para llevar el ruego y la ofrenda de los pueblos del
sur?. Tal vez... porque los colores sagrados: el azul, blanco, el amarillo del sol..., y a veces también el rojo estarán en
los rostros y cuerpos de los cuatro niños santos y los bailarines ceremoniales, y el azul y el amarillo distinguirán las
banderas que portarán en sus astas de caña los pihuechenes...
De pronto la pampa tensa su superficie terrosa porque principia el ritual: suena grave el cultrún en manos de machi
sagrada, y el taiel brota de los labios como un lamento aborigen hecho ayer en palabras.. Los jinetes encabezados por
los niños santos llevan lo necesario para armar el rehue o altar junto al mástil: el palo santo, las veinte cañas colíhue,
las ramas del manzano y pino..., e incluso los dos corderos para el sacrificio... Al pié del altar, las tinajas con el muday
para Dios y los platos de madera para las ofrendas...
Y los jinetes ya girarán a su ahúin cuatro vueltas sagradas en la Pillán Lelfön, y marchan al oriente para invocar el
sagrado silencio a futa chao y también para espantar con gritos el maléfico gualichú que siempre ronda, esperando...
Por tres veces se repetirá el movimiento... mientras las mujeres en torno al mástil cantan su taiel al ritmo sonoro del
cultrún chamánico...
Por el oriente viene el día, por el oriente sale el sol... Quizás porque allí viene la vida tocada por la gracia de Dios, a
oriente miran el camaruco, y hacia el oriente elevan sus ofrendas y rogativas. Por eso, con el oriente en sus rostros, los
mapuches oran arrodillados ante el altar por un "buen cielo, buena cosecha, fuerza, hacienda, trabajo, buena y larga
vida"... y luego, de pié y con las manos hacia arriba, gritan por cuatro veces empujando la oración hacia los cielos, la
oración que regala el sagrado muday... Y harán otra vez igual... Y la tercera, y la ofrenda ya no será de muday sino de
tabaco, para que el humo lleve en su vuelo alto a nguenechén y la inquietud de las plegarias...
Cuando el primero de los hombres y después las mujeres se harán completado el mismo triple ofertorio... la pampa de
Pillán suspira hondo, porque es la hora del sacrificio de la vida, el momento culminante, el del ofrecimiento... La sangre
se derramará entre rezos sobre la madre tierra y el altar... porque la vida se alimenta de la vida, y los corazones
penderán de las ramas del manzano sacralizado el entorno. En tanto la pampa bebe... y acuna sueños para el
mañana que convoca la Araucanía.
Poco a poco se entrelazan los sonidos de la pifïlcas, las trutrucas y cultún, y también los cascabeles de los pihuichenes,
(niños santos),para alegrar en lo alto al Padre Celeste, y para guiar el pürrún (danzas) y los taieles de hombres y
mujeres. Y porque la danza descifra laberintos mágicos y porque los pies y el desplazamiento cadencioso son otro
modo de oración, no faltero, con sus purrufes bailarines ataviados con plumas y sus movimientos imitando del andar y
cabeceo del tero, ni el choique purrún (danza del chiqué o avestruz), en que los bailarines emplumados son expresión
de esta ave desde que rompe el huevo hasta que corre libre por los campos. Es más: no pueden faltar, porque, sin los
totémicos tero y choiques ¿cómo harían los hijos de la patagonia para vivir?. Desde el principio de los tiempos que
recuerdan, tero y avestruz han sido la fuerza de la razas del sur... saben que imitando sus ritmos llevan consigo esa
fuerza, y son gratos al Gran Padre Creador... Y se vuelven tero y choique míticos a traves del baila.
Todos bailan sobre la pampa sacral de pillán, porque el nguempín hace de maestro de ceremonia y anima a la partición
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de hombres y mujeres y los pies marcan los antiguos ritmos a una y otra vez. Así, ahuín y pürrún se repetirán desde la
salida del sol hasta el ocaso... Y la última danza como la oscuridad vuelva fantástico los sonidos de las pifïlcas, el
cultrún, los cascabeles y las trutrucas harán mover a los bailarines y a las mismas llamas de los fogones una extraña
y poderosa danza del fuego.
Después el nguempín se volverá dueño de la palabra y sus parlamentos agitarán mentes y corazones bajo las
estrellas... y cuando vengan los breves sueños de las fiestas seguramente los mapuches sonarán con danzas y
espíritus y taielles y sacrificios...
Sol y Luna caminarán otra vuelta sobre el Pillán Lelfön y habrá renovado ahuines, runes y ofertorios... y la fé sencilla
de las tribus repetirá sus ritos añejos consagrados por la tradición.
Y al andar otra vuelta el Sol del tercer día de rogativas, en la ofrenda dos corderos y un carnero... pero luego la bendición
del muday sobre los animales el carnero será dejado en libertad para que segure la fecundidad en el ganado, y la
carne y los huesos de los mansos corderos alimentarán el pillán quitral (fuegos sagrados)... mientras las clafú malén
con un paño azul empujan el fuego y el humo hacia las alturas para que el cielo conozca el fervor de este holocausto, y
el canto religioso pide a futa chao acepte el sacrificio de sus criaturas, y todos deben del muday del nguillantún que ha
robustecido la relación Hombre-Dios...
Ahora la pampa sagrada se abren dos sendas invisibles pero certeras para guiar a un grupo detrás de pihuichén de la
bandera amarilla, y a otro, detrás del niño santo de la bandera azul. Los unos plantarán en el cerro alto los palos
como brazos implorando a Dios su bendición sobre la tierra y sus ganados... Los otros, junto al cacique y con los
corazones del sacrificio, entregarán a las aguas del menuco que copia el cielo la ofrenda de la vida y milla kalkín, el
espíritu del agua, recibirá en su seno y asegurará la vida y la fecundidad para los pueblos del sur bravío.
Cuando se levanten los toldos y se quiten las cañas y bajen el mástil la bandera azul y blanca, que es como, el corazón
del camaruco como los hombres retornarán a sus rucas y encenderán la esperanza de nuevos nguillantunes...
Caerán las sobras y pillan de lelfön volverá a su sueño de los muchos soles y muchas lunas, pero sus arenas
guardarán el latido del gran camaruco, aborigen, y acunarán los ecos de los taieles y de la antigua oración por el "buen
cielo, buena cosecha, fuerza, hacienda, trabajo, buena y larga vida..." Sabe que un buen día las nuevas jineteadas y
rumores se instalarán sobre ellas... y todo recomenzará..
Porque el oscuro rincón de la patagonia los mitos y leyendas no son tales: son la Vida misma... y son fervor y fé de los
hombres que no han obligado las remotas sendas sagradas del misterio. Porque allí que en el camaruco están
nguechen y el gualicho, la legendaria machi intercesora, los frutos de la tierra y el trabajo del hombre, las mágicas
piedras, las plantas y animales de secreto poder, los fuegos del pillán quitral y el agua que es cielo, la muerte para la
vida, la fiesta y sus rumores humanos y divinos...
Mientras se celebren los ritos la mítica tierra del sur de América y sus aborígenes seguirán de pie. Serán invencibles
como la Vida... aquella que brotó de las manos creadoras del divino Futa Chao en la noche de los tiempos...
¡¡No dejemos que se apaguen sus claras antorchas!!
{mospagebreak title=Curruf Taiel. El Canto Sagrado del Viento)}
Curruf Taiel. El Canto Sagrado del Viento
Allá en las tierras del sur americano donde la realidad es mito y leyenda de antigua estirpe, los más viejos entre los
viejos afirman que el padre - creador de la música es el viento. Y no les falta razones, porque es cierto que allá curruf
(viento) sopla su flauta en los pajonales, se vuelve trompeta en los remolinos, redobla como timbal, entre las piedras y el
agua, y es manso violín en los cañadones largos y protegidos...
En efecto, posiblemente del viento las culturas australes aprendieron a hacer música. Quizás del mítico Elëngasen, su
progenitor y seños, el autor de los curruf-taieles...
Dicen que en la lengua araucana no existe una palabra para designar la música. No hace falta. Los instrumentos
musicales hablan por sí solos de su presenciaen el pueblo y su cultura... ¿Cómo negarla cuando suenan el quinquercahue
o la pifilca?. Y aunque todavía no hubiera ritmos indígenas ni instrumentos, el viento -músico si existiría, y seguiría dando
notas para sus legendarios taieles...
Entre todos los instrumentos musicales Nguenechén, el Padre de las razas aborígenes, eligió el cultrún y lo puso en las
manos de la machi. Desde entonces es sagrado. Su vientre resonador tiene el perfume y las voces misteriosas de las
maderas con que se talla: el foye (canelo) el triwe (laurel), el cipres o el raulí. Y es para que no se escapen que los
artesanos le ponen bien ajustado sobre la redonda boca el parche de cuero pelado.
Es el cultrún el instrumento chamánico por excelencia, y esto ocurre desde sus antepasados, el tambor divino de los
magos hindúes y el tibetano. Por eso el rito acompaña su nacimiento como instrumento compañero e inspirador del
trance mítico. Quienes lo han visto dicen que antes de tensar la membrana del cultrún la machi mete adentro su canto y
con él parte de su pullú o alma... Y es fama que introduce las propiedades mágicas o curativas al colocar por la
abertura a punto de cerrarse, piedritas de colores, plumas, pelo de animales o hierbas medicinales...
Los mapuches aseguran que cuando la meica hechicera toma el cultrún tiene el munco en su mano. Y así debe ser
nomás, no solo por su forma semiesférica característica sino también porque los dibujos que lo ornamentan, con sus
sagrados azules, amarillos y blancos, con su cruz abarcadora y sus extrañas figuras, representan posiblemente el
orden y equilibrio entre el cosmos y sus criaturas.
Con el cultrún junto a su pecho la mediadora sagrada está a la altura de su dios, y con el palo percutor de cabeza de
rellmú (arco iris)puede invocarlo y obtener la gracia o petición. Con él hace sus rogativas, y con él vuela el más allá,
con él acompaña los taieles y danza en torno al rehue (altar sagrado), con él se instala el camaruco y bate sin cesar...
Como antes, ¿como siempre?.
Allá en el cerro sagrado de Yanquenao hay un cultrún de piedra. El misterio envuelve su presencia fósil. ¿Cuanto hace
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que su cuerpo es mineral? ¿Lo petrificó el Gualicho, celoso por el poder de la machi?. ¿Algún espíritu envidioso aprisionó
así su alma de música?. Muchas lluvias y soles largos han caído desde entonces sobre el cultrún de piedra, pero no
han borrado sus curiosos petroglifos. Quizás pasea el Elëngasen cuando sopla pueda contar la historia de la
Creación...¡quién sabe!
Al cultrún sagrado loa compaña en los nguillatunes (rogativas), la también sagrada pifïlca. Cuenta la leyenda que los
valientes mapuches al son de la pifïlca pudieron rechazar a los poderosos incas conquistadores. Pero perdieron la pifïlca
mágica... y todavía la buscan. Por eso la reproducen en madera o hueso y con sus timbres agudos parecen que las
llaman en las rogativas... Especialmente cuando el munday las bendice con su agua de trigos maduros. ¿Volverán a
ser fuertes e invencibles cuando la encuentren?
En las rogativas rituales los mapuches acompañan los sonidos sagrados del cultrún y la pifïlca con los tonos graves de
la trutruca . Esta hermana del erque norteño buscó el sur de la leyenda promisoria para vivir por sí misma, y tanto se
aquerenció que no falta en el corazón de los nguillatunes.
Calro que un buen pillantún (orquesta sagrada) se completa con otro noble instrumento como el cull cull, el cuerno que
es pariente del erquencho y que antiguamente hacia sonar sus graves alarmas en caso de peligro para la tribu. Y hasta
con la wada, la rítmica sonaja aborígen.
Los músicos mapuches han recibido de sus hermanos americanos la inspiración e impulso para transplantar y adaptar
formas instrumentales. Por eso también hacen música con el koolo o violín tehuelche, el ñolquín hermano menor de la
trutruca el quinquercahue o gran violín araucano hecho con costillas de yeguarizo, el piloiloi descendiente de los incas
que imita en madera o piedra la mítica flauta de Pan, el trompe con su diminuto cuerpo de hierro con forma armoniosa
lira, o las cascavillas de sonantes pezuñas de hemul...
Los aborígenes de los confines patagónicos guardan viva memoria de los orígenes sagrados de la música, y han
representado por siglos mitos y tabúes en la relación con la ejecución de los instrumentos musicales. Por ejemplo no
pueden tocarse indistintamente o en cualquier ocasión... y hasta hay claras jerarquía, por orden social, o sexo, o edad,
para ejecución de algunos. De este modo la machi batirá el parche del pichicultrún... y las pifilcas estarán a cargo
únicamente de acólitos masculinos. ¡Y hay del trasgresor que no respete las normas!. Puede pasarle lo que a las
indiecitas desobedientes que, ignorando la prohibición que impide a los más jóvenes soplar el trompe de coloridos
pompones, se fueron con él a la montaña y lo tocaron despreocupadamente bajo las barbas mismas de futa chao , el
padre grande... No se dejó esperar el castigo divino. Dicen que un espíritu maligno las transformó en estatuas de piedra. Y
para memoria de sus hermanos allí están todavía, ¡quietecitasy fosilizadas en el volcán Epuilche o dos niñas!
Supongamos que por un momento que ahora el pillantún está completo y muestra su variedades sonidos y matices
orquestales. Los ejecutantes están listos y ensayan... Sin embargo aún falta el instrumento entre los instrumentos: la
voz humana, el don con el que el hombre se lanza a la vida con el primer llanto sonoro... En realidad los instrumentos
musicales son sólo el complemento y realce para el canto aborigen.
Los pueblos del Sur cantan sus taieles sagrados como invocaciones a sus dioses en las rogativas, o como invocaciones
a su origen en las canciones del linaje. Pero también cantan a a la vida en el ülcatún profano, o en los "romanceos"
improvisados, o en los de memoria que preservan lo que fue: patria, historias, amor, magia, costumbres... para que no
mueran con el tiempo y el olvido en los hermanos dispersos...
Si, la música es algo que las culturas de la Patagonia aprendieron de currúf. Elëngasen les enseñó a celebrar el gozo,
el ruego o el dolor de vivir, con sonidos humanos o con instrumentales... Mientras canten no estarán ni se sentirán
solos, mientras repitan las viejas melodías el hilo sagrado de la raza mantendrá unidas las generaciones, y mientras
hagan música, no habrá ocaso para los hombres.
Este es el misterio que nos contó anoche el viento... En uno de sus curruf-tailes...
{mospagebreak title=El Chaman. El Vuelo Sagrado)}
El Chaman. El Vuelo Sagrado
En el enclave de América, allí donde los vientos tienen fuerza cósmica y cantan mitos y leyendas olvidadas huecuvú, el
espíritu maligno que trae consigo la enfermedad y la muerte, devora en fiebres a su nueva víctima. Superstición y
sabiduría, el veredicto es el mismo: solo la machi puede enfrentarlo y vencerlo...
Con la hechicera sagrada llegan la esperanza de la salud y la vida. Ella sabe su oficio: primero diagnosticar, luego
curar...en el peutucutrán inicial (diagnóstico) podrá en contacto el cuerpo del enfermo con el de un cordero o lechón,
para que el mal se transfiera al animal. Así, cuando lo sacrifique y examine sus viseras, ¡verá el daño y su diagnóstico
no fallará!.
De a cuerdo con tan preciosos datos optará por el lahuentrún o cura mágica a base de hierbas, raíces u otros
remedios de la naturaleza, o por el machitún ceremonia curativa en la que compromete toda su ciencia y su ser mismo.
En el machitún,sea diurno o nocturno, superstición y magia se dan la mano y retroalimentan... ¿Acaso no existen por y
para el otro?.Cuando la ceremonia es diurna participan muchos parientes, amigos y vecinos. Por eso tal vez es tan
sonoro y dinámico el rito: la machi bate su sagrado cultrún y danza y canta su machi ül (canción de la machi), en tanto
que dos pihuichenes o niños santos ejecuten un ahuín o vueltas a caballo, en círculos alrededor de la ruca donde yace el
enfermo atormentado. El misterio atrapa a todos y cada uno de los presentes: la médica hechicera, casi en trance
aspira y exhala el hálito del caballo blanco y del alazán, y se restriega contra los pechos sudorosos de los animales
del rito, implora, corre... ¿es que vé a huecuvú y lo persigue?..., ¡¿cómo saberlo si solo ella puede penetrar en las
sombras?!
Pero el machitún nocturno es todavía mas solemne y misterioso. Quizás por el encierro, por la hora, por la visión del
enfermo que atrapo el maligno... Todo se conjuga para que esta sea una experiencia única:
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¡la del trance sagrado o alto vuelo!
El ritmo antiguo de su cultrún sagrado guía a la intermediaria entre el hombre y el Dios, y por la escala mágica
haciende los peldaños de éxtasis: el perimontún, o aparición de visiones, el kuimínkelen o caída en trance, y el péuma o
arrobamiento extático -místico... Solo así brilla la revelación curativa y traba lucha sin cuartel con huecuvú o la
enfermedad... Su manifestación más palpable son las extrañas palabras y sonidos que brotan de la garganta de la
machi...¿que dice? ¿porqué nos eriza la piel su lenguaje incoherente?... Solamente el nguempin, el dueño de la
palabra, puede interpretar la vieja lengua sagrada... y la acompaña, para que en el viaje de regreso la machi no olvide
los mensajes de la "otra orilla". Después, la espera... si triunfa la salud, la machi agiganta su prestigio... si triunfa la
enfermedad y la muerte: ¡es que nguenechén así lo quiso!...¿será por esto que el circuito mágico sigue rondando por
la Patagonia después de tantas lunas.
Como centro de la convocatoria sobrenatural la mujer chamán no sólo cura, sino que también acompaña a las almas
de su pueblo al "Reino de la Sombra", para servir de mediadora entre ellas y sus dioses celestes o infernales, grandes o
pequeños... por eso dicen que es la gran especialista de almas: vela por ellas, encarnada o desencarnada, y las ve,
conoce su forma fantástica y accede a la visión de su destino...
Tan fuerte es el poder de las relaciones chamánicas con el más allá y tan vivo su reconocimiento en las sierras
australes que en 1960, cuando terremotos y temibles maremotos azotaron el cordón meridional de Chile, en la costera
reducción indígena de collileufú, al sur de Puerto Saavedra, huevo ceremonia rituales y sacrificios humanos propiciatorios
a cargo de estos mágicos guardianes del equilibrio material y espiritual... ¡y el orden volvió!. ¿Fue por obra de la
naturaleza misma o por la meditación de las machis? Es otra pregunta sin respuesta...
En sus prácticas el chamán o la machi acceden al trance extático por autosugestión, heterosugestión, y muy
frecuentemente por el uso de plantas alucígenas que se considera sagradas. Así por medio del michay, o el peyote, o el
molle entre otras, el chamán americano conscentra su poder, visita el otro mundo, y adquiere un nuevo y quizás más
verdadero sentido de los real.
La ingestión de las sustancias alucinógenas es variada: puede fumarse, inhalarse, beberse, o masticarse. Lo seguro es el
desencadenamiento natural dentro del estado misionario... Bajo el efecto de las drogas alucinógenas la machi entra en
estados alterados de su conciencia. ¿Que ve en su éxtasis? ¿Que se imprime en su cerebro durante el vuelo mítico?
Seguramente revelaciones de sonidos, formas y colores, y corporizaciones no habituales... cuyos símbolos reproducirá
luego en los extraños dibujos y pintura de las cuevas, ornamentos, y objetos del rito. No olvidemos que el chamán es
un verdadero artista del misterio... ¡y así están los elementos luminosos geométricos que desvela a los estudiosos:
puntos, estrellas líneas paralelas o en zig zag espirales, triángulos, círculos concéntricos, enrejados, hexágonos...! ¡y
también las alucinaciones figurativas que hablan de su cultura la caza, las danzas, la vida doméstica...!. Vemos, si,
pero no vemos, porque pese a nuestra ciencia y a los siglos de información que acumulamos, aún no sabemos el
porqué de la reiteración de los motivos pintados en culturas y sociedades muy distintas unas de otras... Y sobre todo no
alcanzamos "el desciframiento" de tales plasmaciones chamánicas. No todavía... Creo desde muy atras en el tiempo
van al pasado prehistórico de los pueblos que habitaron el suelo americano, existió la relación de las manifestaciones
artísticas indígenas con el chamanismo y con el uso de alucinógenos... ¿fuente de inspiración? ¿aguzamiento vidente de la
memoria colectiva de la raza que no quería morir? ¡quien sabe!. Pero así estan las evidencias en el arte rupestre
pagoniense, con las magníficas huellas en el Alero del Chamán, en las cuevas de comayo, y también en el sagrado
Cerro Yanquenao, el del círculo basáltico sagrado con la roca piramidal en el centro, el de la tumba revelada...
Mucho se ha dicho y se seguirá diciendo con códigos humanos y el chamán y su dominio de la naturaleza, de si mismo,
y del vuelo sin fronteras de su mente... Pero el código chamánico o mágico de las cuevas, de sus tailes de su trance
visionario aún es un secreto... que custodian y preservan celosamente los oficiantes de los sagrados...
{mospagebreak title=El Misterio del Bienpeinado)}
El Misterio del Bienpeinado
Hace mucho tiempo, en Katrü-Katrü, junto al lago Nonthúe, un muchacho cuidaba sus ovejas. Todos los días las llevaba a
pastar entre las grandes rocas partidas que tachonan el valle y las acompañaba hasta el borde del agua.
Un día, mientras el rebaño se dispersaba, el pastor advirtió sobre el suelo, entre las piedras, huesos, plumas, cueros y
otros restos de animales que formaban una especie de huella. Intrigado, siguió el reguero que se adentraba un poco en la
montaña y desembocaba en una cueva rocosa y oscura. La gruta parecía profunda, y el muchacho se interno en ella en
cuatro patas, tanteando el suelo con sus manos a cada paso. Al tocar la superficie fría y húmeda, sentía que se apoyaba
sobre muchas piedritas sueltas. Tomo un puñado, retrocedió y, a la luz del sol, vio con gran sorpresa que lo había
juntado eran pepitas de oro.
Durante todo el día el muchacho pensó que hacer. Decidió contarles a sus amigos el descubrimiento que había hecho y
explorar junto la cueva. Vendrían esa misma noche a llevarse el tesoro.
El grupo caminaba hacia la cueva guiado por el pastor. Cuando ya iban llegando no sé que temor los hizo detenerse a
poca distancia de la entrada, iluminada por la luna llena. Entonces vieron, sentado en un peñasco a la vera de la cueva,
a un hombre negro como un tronco chamuscado, con la cabeza erguida y el pelo prolijamente alisado. Mirándolo mejor,
advirtieron que solo era hombre de la cintura para arriba, la otra mitad era el cuerpo grueso y largo de una gran
serpiente, enroscado debajo de su torso. El susto fue tan grande que todos, menos el pastor, murieron allí mismo,
fulminados por la terrible visión. El muchacho se fue corriendo a buscar ayuda, pero cuando los familiares de los muertos
llegaron al lugar a recoger los cadáveres y, lleno de furia, quisieron abalanzarse sobre el monstruo, les paso lo mismo
que a sus hijos y hermanos: cayeron aniquilados.
Entonces se decidió formar un ejercito para atrapar al hombre-serpiente, que seguía sentado en su roca, imperturbable,
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enroscando y desenroscando lentamente su larga cola. Provistos de grandes palos, los hombres lo rodearon y se le
acercaron, amenazándolo con los garrotes. Así pudieron apresarlo. Lo subieron a un carro tomándolo de los sobacos,
torpemente, porque nadie quería tocar el cuerpo escamoso y frío que le nacía de la cintura. El Bienpeinado, como le
decían todos, arrastro su cola por el suelo, con un ágil movimiento la levanto hasta el carro y la enrosco a un costado.
Los hombres llevaron al monstruo hasta una gran planicie, donde lo matarían. Lo empujaron para bajarlo del vehículo y
allí quedo, sentado en el pasto ondulante, siempre con la cabeza erguida y la mirada dirigida al lago. Una multitud
esperaba en el lugar para contemplar el espectáculo. Muchos gritaban desde el corro, pidiendo la muerte del hombreserpiente, pero nadie se animaba a acercársele. Solo una pequeña vieja mapuche se adelanto lentamente y se sentó
frente al monstruo, arrebujada en su mantón.
Entonces el Bienpeinado hablo por primera vez:
- No me maten!!!!! – les dijo – Si lo hacen, sufrirán una gran desgracia. El lago crecerá e inundara este
campo, el valle sembrado, las casas y los bosques. Arrastrara los animales y los chicos, se quedaran sin nada. Y lo que
no se haya llevado la inundación lo destruirán los terremotos. En cambio, si no me maltratan, les daré una buena
cantidad de oro, que podrán repartir. Pero, antes, devuélvanme a mi cueva.
Y en medio del silencio que se produjo, a la vista de todos, el Bienpeinado comenzó a expulsar, como si fueran
excrementos, pepitas de oro. En poco tiempo la planicie se cubrió de trocitos dorados que la gente, enloquecida, juntaba
a manos llenas.
Solamente la vieja desprecio la cosecha. Se quedo sentada observando atentamente al Bienpeinado, y su mirada
estaba llena de compasión. Por fin se levanto, se escupió en la mano derecha y se la tendió al hombre-culebra, que la
estrecho con la suya. Y así compartieron sus grandes secretos. Agotado el oro, los hombres volvieron a cargar al
Bienpeinado en el carro, que dio la vuelta y se marcho camino a la cueva, seguido por la multitud, dejando atrás solo a
la vieja mapuche sentada en medio de la planicie.
Al llegar a las cercanías de la gruta los esperaba una sorpresa: el paisaje había cambiado, ya nada parecía ser como
antes, y donde había estado la cueva se levantaban ahora dos árboles separados por cierta distancia que sostenían en
el nacimiento de sus copas una estaca horizontal. de la estaca pendía un cuero de guanaco que el viento hacia ondular,
azotándolo furiosamente.
La gente, que supo reconocer la señal, se detuvo. En silencio todos se volvieron hacia el prisionero, pero el carro
estaba vacío, y ya nunca nadie vería otra vez al Bienpeinado. Cuando buscaron entre sus ropas las pepitas de oro que
les había regalado, solo encontraron excrementos...
Volvieron entonces hasta la planicie donde había ocurrido el milagro, pero en su lugar había un bosque, cuyo suelo
estaba cubierto de pequeñas y desconocidas flores doradas. Los mapuches llamaron a la flor nueva “Kuramfilu”, que quiere decir “huevo de culebra”. Y el que se fijo bien supo distinguir que sus pétalos
formaban la figura de una mujer sentada y envuelta en su amplio Küpan, con el mentón saliente y tres pequeños rodetes
en la cabeza.
{mospagebreak title=El regalo de Nguenechén. El árbol de Pehuén)}
El regalo de Nguenechén. El árbol de Pehuén
Desde que Nguenechén los puso en le mundo, los mapuches veneraron el Pehuén, la araucaria patagonica, el árbol
extraordinario que se yergue solamente en las laderas y los valles de Neuquén. Debajo de su sombra generosa, junto al
grueso tronco, se reunían los grupos a rezar, brindaban sus ofrendas de carne, sangre y humo, y colgaban de sus
fuertes ramas regalos de agradecimiento.
El invierno, muy crudo, estaba durando demasiado, y la tribu se había quedado sin recursos: los ríos estaban helados, los
pájaros habían emigrado y los árboles esperaban la primavera. La tierra se encogía debajo de la nieve. Muchos
resistían el hambre, pero los chicos y los viejos se morían. El gran Chau no escuchaba las plegarias, también Él parecía
dormido...
Entonces se tomo una medida desesperada: el toki decidió que los jóvenes se dispersaran, que se fueran lejos hasta
encontrara alimentos, que cada cual buscara, por donde le pareciere, bulbos, bayas, hiervas, cualquier grano o raíz, y
los trajeran al campamento.
Hubo un muchacho que, muy alejado de su ruca, recorría una región de montañas arenosas y áridas, barridas sin tregua
por el viento. Volvía hambriento y aterido, con las manos vacías y la vergüenza de no haber encontrado nada para llevar a
casa cuando, después de una loma, un viejo desconocido se le puso a la par.
Caminaron juntos un buen rato, y el muchacho le hablo de su tribu, de sus hermanitos, de los enfermos, de los que tal
vez ya no volvería a ver cuando llegara.
El viejo lo miro con extrañeza y le pregunto:
- No son suficientemente buenos para ustedes los piñones? Cuando caen del Pehuen ya están maduros, y con solo
una cápsula se alimenta una familia entera.
El muchacho le contesto que siempre habían creído que Nguenechén prohibía comerlos, que resultaban venenosos y
que, además, aprecian tan duros...
Entonces el viejo le explico que a los piñones había que hervirlos en mucho agua o tostarlos al fuego, y que en invierno
había que enterrarlos para preservarlos de la helada. Y apenas le hubo dado estas indicaciones, se alejo.
El muchacho siguió su camino pensando en lo que había escuchado: Era posibles que la comida hubiese estado siempre
al alcance de la mano? Acaso no sabían todos, desde siempre, que no se puede comer el árbol sagrado?
Apenas llego al bosque busco bajo los árboles, entre la helada, allí donde en verano crecen las pequeñas violetas
amarillas, todos los frutos que encontró, y los guardo en su manto. Corriendo como podía, los llevo ante el Toki y le contó
las instrucciones del viejo.
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El jefe escucho atentamente, se quedo un rato en silencio y finalmente dijo:
- Ese viejo no puede ser otro que Nguenechén, nuestro gran Chau, que bajo otra vez para salvarnos. Vamos, no
desdeñemos este regalo que nos hace.
La tribu entera participo de los preparativos de la comida. Muchos salieron a buscar mas piñones, se acarreo el agua y
se encendió el fuego. Después tostaron, hirvieron y comieron las semillas dulces el fruto dorado. Fue una fiesta
inolvidable.
Se dice que, desde ese día, los mapuches nunca mas pasaron hambre. Inventaron las tortillas de harina de piñón y la
chicha que llamaron Chawü. E inauguraron una tradición: el gran viaje de recolección de principios del otoño, cuando
grandes grupos se reunían en los bosques de Pehuén a juntar la reserva para el invierno y agradecían a Nguenechén
haberlos salvado de la hambruna.
Y todos los días, a la hora de rezar, cuando un mapuche se para frente al sol naciente y extiende hacia el su mano limpia
y abierta, lleva en ella una ramita de Pehuen y dice:
- A ti que no nos dejaste morir de hambre,
A ti que nos diste la alegría de compartir,
A ti te rogamos que no dejes morir nunca al Pehuen,
El árbol de las ramas como brazos tendidos.
{mospagebreak title=El terrible Cherufe)}
El terrible Cherufe
Esta historia comienza con la desgracia de una joven mapuche, que fue vendida como esposa a un brujo viejo y sucio,
cuya barba maloliente le colgaba sobre su vientre enorme. La muchacha lloraba desesperada, maldecía su suerte y
rogaba a su familia que no la obligara a irse. Pero el trato estaba hecho, no había mas remedio que despedirse y seguir
a tan repugnante marido por el camino que llevaba a las montañas.
Ya habían dejado atrás su ruca cuando la muchacha hizo el último intento por salvarse. Como caminaba detrás del
brujo y era ágil como un huemul, no le fue difícil correr hasta un cañadón cercano y esconderse entre los matorrales.
Temblando, oía las furiosas amenazas de su dueño, que gritaba buscándola por todas partes. Ella hubiera querido
encogerse, hacerse chiquita como un escarabajo y desaparecer debajo de la tierra. Entonces se acurruco rodeándose
las piernas con las manos, apoyo la cabeza sobre sus rodillas y se envolvió en su pobre mantón. Así la descubrió uno de sus
hermanos, que en secreto la había seguido.
- No llores mas, hermanita, mira lo que te traje – le dijo en un susurro mientras le acariciaba la cabeza. Le
entrego dieciocho plumas blancas de piuquén y agrego -: No son solo un recuerdo. Cuando me necesites, mandame
una de estas plumas. Yo sabré reunirme con vos.
- Pero yo no quiero irme – contesto llorando la muchacha.
- A casa no podes volver – dijo el hermano- anda ahora con el brujo, llévate a Trewul y ten confianza en mi, no
voy a abandonarte.
Y así fue como el brujo, la joven y el perro retomaron el camino hacia el oeste.
El brujo iba montado en una cabra y la muchacha lo seguí como podía, por una senda que se volvía cada vez mas
empinada.
- ¿ A donde vamos? – pregunto ella.
- A cazar un guanaco – contesto el brujo.
Pero la muchacha no sabia que estaban subiendo por la ladera de un volcán, en cuyo cráter vivía el espantoso
Cherufe.
Tan cruel como poderoso, el Cherufe era el Señor de esa montaña. Desde arriba dominaba cielo y tierra: amenazaba
con relámpagos y truenos, lanzaba rayos que incendiaban los bosques o enviaba destructoras oleadas de lava. Había
una sola y atroz manera de tenerlo conforme: entregarle periódicamente una muchacha, para que se comiera su carne
tierna. Después se entretenía con un juego macabro: incendiaba las cabezas y las arrojaba por la pendiente. Así
llegaban al pie de la montaña, donde la gente del valle recibía espantada esa confirmación terrible.
Cuando ya estaban muy alto, el brujo dijo a su esposa:
- Descansa un poco que ya vuelvo – y fue a entrevistarse con el Cherufe. Pero la muchacha lo siguió, silenciosa, y
los escucho tramitar el nuevo acuerdo: el brujo recibiría enormes poderes a cambio de su joven y hermosa mujer.
Entonces la muchacha llamo a Trewul y le entrego una de las dieciocho plumas de piequén.
- Rápido, rápido!!!! – le dijo susurrando – que no sé si me salvo!!!!!
Y el perro tomo delicadamente la pluma entre los dientes y se fue corriendo montaña abajo, como una pequeña piedra
que rodara, como una mancha mas en el paisaje.
Más rápido de lo que puede creerse, el hermano estuvo junto a la prisionera. Ella le contó precipitadamente lo que
había oído y el joven decidió seguir al brujo.
Cuando se encaminaba seguido de su perro hacia la que supuso la cueva del Cherufe, vio que la custodiaba un nahuel,
alerta. Pero Trewul supo tomar al puma por sorpresa y lo dejo fuera de combate.
Libre el paso, el muchacho pudo acercarse al lugar de la entrevista. Escondido detrás de unas rocas se asomo a la
gruta, en donde negociaban los dos monstruos, sentados entre los restos de las muchachas muertas. Entonces el
muchacho se retiro rápidamente, para sorprender al brujo, que ya se despedía. Dejo que, montado en su cabra, bajara
unos metros en dirección a donde había dejado a su hermana, y cuando paso bajo su escondite empujo sobre las
enormes rocas que lo sepultaron.
Enseguida retrocedió para buscar al Cherufe y lo enfrento con su cuchillo.
Entonces el Señor del volcán ataco con sus armas: los relámpagos iluminaron el cielo, la montaña tembló y se bario
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en enormes grietas. Al borde de una de ellas gesticulaba enfurecido el Cherufe, cuando, en un instante, perdió el
equilibrio y su cuerpo de gigante cayo al precipicio, hundiéndose para siempre entre las rocas.
Buscando un camino entre las grietas, las rocas partidas y el polvo, bajaron la montaña los dos hermanos y una corte
de muchachas liberadas. Todos los mapuches del valle los esperaban y no hubo quien no vivara al salvador de las
muchachas, al pacificador de la montaña, que llevaba en su vincha, como una corona nevada, las dieciocho plumas
blancas de piuquén.
{mospagebreak title=Lay - El innombrable (narración sobre costumbres enterratorias)}
Lay - El innombrable (narración sobre costumbres enterratorias)
Y un buen día el Supremo Padre creó al hombre y le puso un alma. Y con el alma entró en el cuerpo el don sagrado de la
vida inmortal y el hombre fue como dios... Así recitan los labios de los descendientes de las antiguas razas de la
Patagonia mítica, y dicen más todavía: si el hombre comete una mala acción, entonces Nguenechén le quita el alma y el
brujo o un espíritu del mal pueden hacer su fiesta macabra en el cuerpo. El brujo chumbará a los diablos como perros, y
los diablos beberán la sangre y comerán la carne hasta que ni restos queden, y será el fin...
Pero la muerte es "antinatural", porque si el indio se porta bien nada de esto pasa y vive para siempre. La longevidad es
la mejor prueba de una vida virtuosa, y en este caso Dios se lo lleva ya viejito para que lo acompañe en el Paraíso...
Claro que por lo general la ocasión lleva a la falta y...
Los tabúes entre loas aborígenes del sur son abundantes y muy claros:
Hay que respetar a los dioses o...
Hay que ofrendar a los espíritus "dueños" de las cosas de la Naturaleza y al temible Gualichú o...
Hay que respetar a los objetos sagrados o...
No hay que pisar el rastro de la piedra que camina o...
No hay que profanar las tumbas de chamanes y brujos o...
No hay que respirar los vahos de los tesoros enterrados o...
Y así muchos más, que tal vez podrían sintetizarse en un único deber: el de respeto a la sagrada dimensión
sobrenatural. De no hacerlo la consecuencia es irrevocable: lay o lo que es lo mismo: convertirse en "el innombrable"...
Los rituales de la muerte son muy antiguos en las culturas patagonienses y también muy severos. Importa acabar con el
recuerdo del "innombrable", por eso los tehuelches quemaban sus pertenencias en una pira funeraria, y mataban a sus
caballos, perros y demás animales...
Muy atrás en el tiempo también se sacrificaba a su mujer de un bolazo en la cabeza, para que quién lo había
acompañado y servido en la vida siguiera haciéndolo en el reino de las sombras... Pero luego se respetó la vida, y ella y
otras mujeres de la tribu son las lloronas que se lamentan y cantan por el que se fue, durante la ceremonia. Y para que
se note el duelo la viuda se pinta de negro, anda descalza, usa ropas rotas, y se suelta el pelo... Es más: si no se
vuelve a casar deberá llevarlo suelto el resto de sus días...
En las tribus puelches y moluches el duelo de la viuda es más estricto, porque prescribe el encierro, no lavarse, no
comer carne de ciertos animales, y no tomar pareja antes del año... o la muerte se ensañara con la viuda y su amante.
Entre lloros y míseros quejidos, y hasta ocasionales exabruptos hacia el brujo y su séquito diabólico, se cose el pecho,
dentro de una manta o un simple cuero, con sus mejores prendas por si le hiciera falta en el más allá...
Los más cercanos cargarán el paquete funeral y lo enterrarán en suelo blando, con agua y víveres para que no le
cueste tanto el tránsito. No hay lugares fijos para las sepulturas: aquí, allí o en los chenques o cuevas de mesetas y
montañas. Sin embargo se fija la disposición de los cuerpos: en cuclillas y con las cabezas siempre hacia el poniente...
¿Acaso las cuencas vacías de los ojos verán un nuevo amanecer?. ¿Tal vez los rostros y los cuerpos devorados por la
muerte esperan así el renacer?... ¡¿Cómo saberlo?!...
Junto al paquete mortuorio, el compañero entrañable del indio: su caballo. Con él recorrió las mesetas áridas y la
cordillera del Viento, y con él iniciará el tránsito de las sombras. Muerto de un bolazo o estrangulado allí está,
abandonado y yerto de tierra, muy cerca de la tumba a veces con la brida atada a la propia mano del que fuera su
dueño, y con la cabeza también hacia el poniente.
Sobre él chelforó (tumba), las ramas del coirón y piedras. Piedras redondas que sujetan como las bochas pulidas de las
boleadoras que no pueden burlarse...
Cuanto más importante o influyente el que se fue, más piedras, más alto el túmulo, y quizá más grande el miedo a
su poder ahora sobrenatural... Hay que olvidar por completo al innombrable, pero, por las dudas, cuando se pase junto a
la sepultura es mejor agregar una piedra más..., no vaya ser que se levante y...
¿Que será de su viuda y sus hijos? Si el rito fúnebre los dejó sin nada, irán al toldo de sus parientes o al del cacique...
Si les correspondió la mitad del toldo y pertenencias, mudarán el asentamiento dentro de la misma toldería, reharán sus
vidas, y los hijos cuando se casen se llevarán su parte del la herencia de animales...
La vida humana "de este lado" reorganiza sus fuerzas y sigue peleando las luchas terrenas... pero ¿y la vida impalpable
"del otro lado"?. ¿Qué ha sido del alma que a partido a los mundos de ultratumba?
Para mapuches y araucanos, tan fervorosos creyentes en la supervivencia del alma, ésta consta pülli, am, alhué y
pillán, que es el estado más perfecto y completo, por cuanto es suma de los tres anteriores y a él se llega
evolutivamente.
Los viejos afirman y en su estado de am el espíritu del recién fallecido deambula por su querencia, y puede aparecerse
como "espantasmas" : forma humana, pájar, sagrado árbol del boldo y acaso moscardón azul, ... si es alma en pena
que se perdió en el laberinto último.
Al año el am es reemplazado por el pülli, estado espiritual superior ya más desapegado de lo material, que establece su
morada en las altas cumbres y aún más allá, donde antes estuvieran los pülli de los antepasados hasta ser pillanes...
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El am y el pülli son el doble, la réplica transparente del ser, que se adhiere al cuerpo a través del alhué.
Si esta ligadura es muy fuerte será más difícil y doloroso el tránsito del alma al más allá, y hasta puede suceder que
un brujo lo atrape mágicamente en un huichanalhué. ¿No cuentan los ancianos que guardan las tradiciones de la tribu
casos de almas de niños muertos enganchados en los enanos servidores de los brujos?.Son los imbuches, que se
ocultan en las salamancas tenebrosas y que por su condición de invisibilidad los auxilian en su creencia del mal: la
terrible magia negra!¿ y a dónde irá el ánima desencarnada?. Cada cultura indígena da su respuesta a la gran incógnita
del hombre terreno. Para los araucanos de chile, el destino final es Ngülchen Maíhue, el paraíso de la isla mocha en el
corazón del pacífico... Para los pehuenches el alma espera su tercera vida en la profundidad o en la cima de los cerros
(que por eso se llama pillán), o avanza hacia su segunda morada guiado por el mítico y negro Quiltrolanudo, el que lo
lleva ante el viejo barquero. Su barca, que no es sino una anciana transformada en ballena, lo llevará por el "río de las
lágrimas" hasta la patria originaria de la que un día partiera sus antepasados.
Tal vez por eso en ciertas regiones de la Araucanía se acondiciona para los muertos una canoa-ataúd con provisiones y
muday para el viaje por las aguas de la muerte... Y quizás sea la razón para la construcción de la pequeña y simbólica
barca en la que el chamán guía al espíritu desprendido a la "otra orilla", en tanto las plañideras inspiradoras recitan el
recorrido para que el muerto no se extravie, y el espíritu del viento avisa de su próximo arribo...
Si, las almas viajan horizontalmente o descienden a los infiernos subterráneos donde los diablos comen gente... Pero
dicen que las almas de los grandes, del los pillanes entes tutelares de la raza, ascienden por la escala sagrada de lso
siete escalones a Hueno Mapu el país del cielo dónde el gozo no termina nunca... A ellos se invoca como intermediarios
ante el supremo y en su guía a través de la vida se confía.. En esto creen los mapuches, y también malasio, germanos y
japoneses...
Curiosamente Oriente y Occidente se hermanan en el enfoque sagrado del más allá y en la esperanza última... Como
si las voces de las razas de la tierra no fueran sino matizaciones de un mismo tema... ¿No es acaso un divino misterio
esta coincidencia entre los pueblos? Posiblemente algún día lleguemos a descifrarlo...
Entre tanto el mito del innombrable rueda y crece por el temor y el respeto en las tierras australes, siempre asistido por
las cuencas vacías del los muerto que miran la salida del sol, y ¿quién sabe?, también la sábila sabiduría de las almas
que aguardan "en la otra orilla..."
{mospagebreak title=Los Hijos de Tatu )}
Los Hijos de Tatu
En el principio de la historia del tatu y sus hijos, el tenia tres hijos, y en esa época falleció su esposa. Desde ese
momento se quedo solo con sus hijos que eran dos varones y una nena, y la menor de los tres era la niña.
Y un día el tatu los llamo diciendo :
-Vengan, nos vamos a recorrer el monte buscando miel y cuando consiga sacar miel comerán un montón.
Entonces el tatu llevaba un hacha para hachar panales y sacar la miel. Y salió y llevo a sus tres hijos.
Y cuando ya estuvieron lejos de su casa encontró varias colmenas y comenzaron a sacar la miel. Y después continuaron
comiendo y cuando estuvieron mas lejos, los chicos se separaron un poco del tatu y la niña vio una rubiecita. (*)
-¡ Papa. Un panal de rubiecitas. !
entonces cuando escucho el llamado el tatu se vino y se puso hachar el árbol donde estaban las rubiecitas. Y al dejar
su miel al descubierto ( la mas sabrosa de todas) les dijo :
-disfruten comiendo la miel y cuando terminen llámenme. Yo voy en esa dirección.
Entonces los chicos se quedaron saboreando la miel y, después que terminaron, los dos varones tomaron la nena de
las manos y el que estaba mas allegado a ella le dijo :
-venga, pequeña, camine rápido, venga en esta dirección
y se marcharon hacia donde el tatu les había indicado.
Los dos hermanos la quería mucho a la niña y a veces la llevaban en sus brazos.
Después los chicos llamaron :
-¡Papa, Papa !
Pero nadie contesto y entonces siguieron caminando tranquilos mirando si hallaban mas colmenas. Y mas lejos
volvieron a llamar :
-¡Papa, Papa !
Pero nuevamente no hubo una respuesta del que estuvieron llamando y por eso calcularon que debían estar muy lejos
de el. Pero igual esperaban que los oyesen así que continuaban caminando y cada tanto paraban en un lugar y llamaban
: -Papa, Papa . pero nadie contestaba. Entonces empezaron a sentir un pesar y a llamarlo mas fuerte pero nada
escuchaban del que estaban llamando y empezaron a caminar de nuevo siguiendo sin rumbo. Y un hermano pregunto
al otro ¿ Que hacemos con el hacha si no esta papa ?. y el otro le dijo : -no la tires, la llevamos igual. Y cuando
estuvieron muy lejos los varones le pidieron a la niña que empezase a llamar ella y lo hizo así pero tampoco nadie
contestaba.
Entonces continuaron caminando y a cada trecho llamaban y nadie les contestaba, hasta terminar de cruzar el monte y
se dijeron entre ellos :
-Parece que llegamos a un lugar muy alejado.
Y en ese momento vieron una palomita colorada.
Entonces la niña le dijo al hermano mayor :
-Hermano mayor, agarra esa palomita para mi, hermano mayor.
Entonces el gateo hacia la palomita pensando tirarle con una onda para atontarla y cuando estaba haciendo eso la
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palomita hablo diciendo :
-Shitt, shitt. No me tires.
Y el niño se quedo fijo y la palomita hablo diciendo :
-les traigo un mensaje.
Entonces, el niño bajo la onda
La anciana del bosque
y la palomita hablo diciendo :
-Tienen que seguir caminando en esa dirección. Pero tiene que tener cuidado. El otro lado de ese monte que ven allí, vive
una anciana. Es muy anciana pero es grandota y tiene mucha fuerza. Ella vive en un patio muy limpito que van a ver.
Cuando ustedes lleguen a su patio ella se va a poner muy contenta y va a echar leña al fuego porque va a pensar que
ustedes van a ser su comida. Pero si obedecen lo que les digo no les va a pasar nada. Cuando ella les pida que le
ayuden a soplar el fuego ustedes no le hagan caso, para que sople ella sola. Miren bien que va a soplar con mucho
esmero " Poff, Poff" y las leñas van a arder enseguida.
Y entonces en ese momento ustedes la van a tener que empujar al fuego. Hagan un gran esfuerzo al empujarla, porque
sino los va a matar esa noche.
Entonces los niños siguieron resueltamente hacia el lugar señalado y cuando llegaron al patio de la anciana vieron un
patio grande y limpito y había huesos de seres muertos y la vieron a ella que daba gritos de alegría, diciéndoles :
-Mis pobres nietitos. ¡ Que sorpresa, que contenta me siento !
y enseguida puso mas leña al fuego y mando a los niños a que soplasen, diciendo :
-Mis nietitos, soplen nuestro fuego.
Pero ellos le dijeron :
-Abuelita, no podemos, no estamos acostumbrados al fuego.
Pero ella volvió a decir :
-No, soplen ustedes mis nietitos.
Pero ellos le dijeron :
-No, no podemos, abuelita, no sabemos soplar el fuego.
Entonces la anciana se inclino hacia el fuego y soplo
-Poff, Poff.
Y las llamas del fuego se alzaron. Y entonces los niños haciendo mucha fuerza la empujaron.
Segundo mensaje
La segunda parte del mensaje de la palomita es el que sigue :
-La anciana tiene unos seres vivos en sus senos. Cuando ella muera, esos seres vivos no estarán muertos. Un seno
contiene víboras pequeñitas. No deben dejar que se escapen porque van hacerse grandes muy rápido y pueden
matarlos a ustedes. Y el otro contiene unos perros chiquititos y los deben cuidar muy bien, y van a crecer muy rápidos.
(porque la anciana era un ser espiritual que aparecía con cuerpo de persona humana).
Así fue con la segunda parte del mensaje. Y entonces cuando la anciana murió le cortaron uno de los pechos, y le
salieron víboras y ellos las fueron matando una por una, pero algunas se escaparon , mas no llegaron a picarlos. Y
después cortaron el otro seno y salieron dos perritos entonces la menor tomo un perrito y dijo :
-Este va a ser mi perrito y los varones agarraron el otro y siguieron caminando por el rumbo que les dijo la palomita, en
medio de los árboles de otro monte, siguieron buscando a su padre, pero no pudieron encontrarlo. Y mientras tanto los
perritos fueron creciendo y creciendo y cuando la niña estuvo muy cansada probaron montarla sobre el lomo de su
perrito, y el la pudo llevar. Entonces siguieron y la niña iba prendida del cuello de su perro y el caminaba llevándola
muy suavemente. Y continuaron caminando y caminando hasta que pasaron al otro lado de ese monte.
El avestruz
Y entonces en medio del campo abierto vieron un avestruz.
Y cuando el bicho los vio a ellos canto :
- Tom, Tom.
Entonces los niños quisieron cazar el avestruz y le mandaron sus perros a correrlos. Y los perros lo corrieron y lo
acorralaron contra el monte. Pero cada vez que los perros lo tiendan a su alcance, el avestruz daba un salto y los
esquivaba.
Y así siguieron. Hasta que por fin el avestruz dio un salto y se elevo para volar y los perros hicieron lo mismo detrás de
el, yendo en fila, y los niños también, primero el mayorcito, a su lado el otro, y después la niña, que era la menor.
Y todos se fueron arriba hasta el infinito y siguieron hasta las estrellas y cuando el avestruz llego, por fin los perros lo
tuvieron a su alcance, y se prendieron del cuello del avestruz pero no lo mataron, y se quedaron así, y atrás de ellos se
quedaron parados uno atrás del otro, los tres chicos, los varones lado a lado y la menor detrás.
Y todos se quedaron en el cielo convertidos en una constelación. Durante el invierno se pueden ver sus figuras bien
nítidas. Y si miramos la vía láctea en inviernos ellos están al sur y la cabeza del avestruz marca el sur (1- añaga).
(*) Panal de avispas amarillas, llamadas rubias por los chaqueños.
{mospagebreak title=Pillan Quitral - El Fuego Sagrado)}
Pillan Quitral - El Fuego Sagrado
En la antiquísima cosmogonía tehuelche se cuenta que "El que siempre existió" vivía rodeado por densas y oscuras
neblinas allí donde se juntan el cielo y el mar, hasta que un día, pensando en su terrible soledad, lloró y lloró por un tiempo
incontable... y así sus lagrimas formaron a Arrok, el mar primitivo... El eterno Kóoch al advertirlo dejó de llorar, y suspiró... Y
su suspiro fue el principio del viento... Entonces Kóoch quiso contemplar la creación: se alejó en el espacio, alzó su mano y
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de ella brotó una enorme chispa luminosa que rasgó las tinieblas. Había nacido el Sol.
Con él la sagrada creación tuvo la primera luz y el primer fuego, y con él nacieron las nubes...
Y los tres elementos del espacio armonizaron entonces su fuerzas para admirar y proteger a la tierra de la vida
perecedera que Kóoch había hecho surgir de las aguas primeras.
Andando el tiempo Elal, el héroe-dios, el nacido de la Nube cautiva y el cruel gigante Nóshtex, creó a los Chónek (hombres)
de la raza tehuelche en las tierras del Chaltén... y fue su organizador, protector y guía.
Y entre otras muchas cosas, como Elal viera que sus criaturas tenían frío y oscuridad, cuando el Sol no estaba en el
Cielo, les enseño a hacer fuego, el mismo que les permitiera vencer a la nieve y al frío en las laderas del Chaltén, el
que brota cuando golpean ciertas piedras... Dicen que a partir de entonces los tehuelches ya no temieron a la oscuridad
ni a las heladas porque eran dueños del secreto del fuego, y el fuego era sagrado para ellos porque se los había dado
su padre creador...
Este es un hermoso mito del ciclo de Elal, el progenitor de los tehuelches... Claro que las otras razas del cono sur de
América han explicado a su modo el origen del fuego, el preciado elemento que aseguró la vida de las culturas
aborígenes patagonienses... Una antigua leyenda cuenta que los mapuches no conocían el fuego, pero que lo
aprendieron de los niños, más exactamente de dos hermanitos que se desafiaron para quien hacías girar más
rápidamente un palito en un nido de pasto seco... ¡Y el resultado fué que casi queman todo con su juego inocente!.
Parece se que el gran incendio devoró los bosques y corrió los animales hasta atraparlos... De este modo los indios se
quedaron sin caza. ¿Cómo harías para sobrevivir sin un alimento tan importante?... Pero los ancianos de la tribu dijeron
que la carne de esos animales quemados no podía ser impura porque el fuego venía del Dios Padre... Y comieron así
carne asada y la hallaron sabrosa... Tanto que, a partir de entonces, también los mapuches quisieron hacer fuego y
conservarlo... porque les permitía no sólo cocinar sus alimentos sino disfrutar de su luz y su calor, todos reunidos en torno
de la llama que era como el Sol.
Como todos los pueblos primitivos, los que habitaban las mágicas tierras de la Araucanía lograron encender el fuego
por fricción de un palo sobre un lecho de yesca, o por percusión de piedras de pedernal hasta que el saltar de la chispa
hace arder la hierba seca...
Y si resultaba laborioso encenderlo, aún más difícil era conservarlo... ¿Cómo lograr que no lo apagaran los vientos que
trae y lleva Elëngansen?.¿Cómo protegerlo de enviado de Gualichú que intentaría robarlo?.¿Cómo entretenerlo para que
no se cansara de arder y se fuera de nuevo...?
Por eso los tehuelches lo encerraban en vasijas de barro, y le prodigaron alimento y cuidados. Las mujeres eran las que
se ocupaban del fuego, y cuando lo necesitaban secaban brasitas y con ellas encendían nuevos fuegos... Pero, ¡ay si se
apagaba el fuego!. Muchos relatos cuentan de los terribles castigos para la mujer que se dormía o se olvidaba... Es que
fueron tiempos muy duros y los hombres no podían permitirse perder el sagrado tesoro.
Porque era un don de Dios, el fuego volvía a Dios a través de ceremonias donde ofrendaban al Supremo, en el pillan
quitral, animales o frutos de la tierra, o bien objetos culturales de manufactura indígena.
También celebraron con homenajes y regalos el fuego de Pillán, el fuego de lo más hondo de la tierra que escupen
las bocas enojadas o dolientes volcanes. ¿Acaso Pillán, el que vive arriba de las montañas, no comanda las terribles
tormentas de fuego del Cielo y de la Tierra? ¿Sus rayos no destruyen y queman el corazón de la vida?. Por eso lo
respetan y veneran, para que no se enoje y traiga el fuego que devora...
Y sacralizaron el cherufe, el fuego celeste de los aerolítos que caen y que misteriosamente se vuelven piedra colorada y
ya nunca más arden... Aunque: ¿qué habrá pasado con el fuego?, ¿estará sólo dormido o se habrá ido como los
innombrables al más allá?
Y hasta honran mudamente a los fuegos fríos de las lejanas estrellas, porque los viejos de los loncos dicen que allí viven
los espíritus de los antepasados, las almas de los que se fueron, y desde arriba contemplan sus parientes con el permiso
del Elal...
E creencia aborigen del Sur de América viven, desde hace incontables lunas, entidades mágicas en relación con fuegos
malditos... como los de Anchimallén araucano, el duende enano que sirve a los brujos del diablo, el que roba para "el
daño", el que ciega con su presencia por que la lucen la que se transforma es maligna... cuando su radiación brillante y
fugaz aparece en los campos o en las montañas o en las ramas de los árboles o en los techos de las rucas...el indio
tiembla porque significa la muerte para alguien: ¿a quién se llevará esta vez la luz mala?.
Dicen en voz baja que los anchimallenes son criaturas que los brujos alimentan con las míticas leche, sangre y miel, y
que quién posea uno multiplicará su hacienda y tendrá protegidos sus ganados... Hay quién paga mucho al brujo
para tener un niño anchimallén, y también quien lo roba, y hasta quien lo seduce para sus propios huertos,
observando bien cuál es el alimento que le gusta más y poniéndolo a su alcance en abundancia en determinados
lugares del campo... y es fama entonces que "por goloso pierde la vida" el anchimallen, pues los astutos hechiceros, sus
verdaderos dueños, siempre se enteran, ¡y lo castigan con la muerte por su negligencia!...
Claro que la memoria de los mapuches siempre ha tenido un lugar para el ideal luminoso de la mítica Antú Malguén. Es
la joven, y bella amada de Antü (el sol), la que parece flotar, delicada y frágil, junto al estanque de las totoras, allá en la
cumbre del Domuyo. Dicen que cantan melodías que son como suspiros de la brisa mientras peina sus largos cabellos
rubios con peine de oro reluciente... ¿Por qué a veces su canto es un lamento y otra una risa feliz?. Nadie lo sabe, pero
la fina voz que parece agua y que parece viento rueda ladera abajo por las rocas del volcán divino.
Sólo unos pocos osados que burlaron al toro y al potro del Domuyo han logrado ver Antü Malguén en la cima sagrada.
Para unos huye disuelta en llama de cherufe al sentirse sorprendida, para otros se sumerge veloz en las aguas porque
es la sirena Coñi Lafquén (hija del lago)... pero ni unos ni otros han podido olvidar el hechizo fascinador de la doncella
de oro luz. Tal vez se deba a que Antü Malguén se funden el fuego de la creación: el SOL.
Por eso mientras viva en el gran volcán andino y peine sus fantásticos cabellos los fuegos de las tribus milenarias no
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se apagarán, y los viejos continuarán contando y recordando su historia y las historias de todos los mitos, nacidos al
calor de la llama que un día les regalará Elal...
{mospagebreak title=Mashkenk. El regreso del cazador (narración sobre Arte Rupestre) }
Mashkenk. El regreso del cazador (narración sobre Arte Rupestre)
Ya el chamán propiciador de la cacería ha encerrado en el círculo mágico a su presa... Y el animal, atado por los hilos
invisibles del conjuro del cazador sagrado, caerá pronto bajo las armas del tehuelche mashenkenk... En la realidad
cotidiana del aborigen, y en la simbolización pictórica del arte rupestre, siempre ha sido así: primero, la caza del espíritu,
después la caza de la carne... Y seguirá siéndolo... en tanto no se borre la memoria de los pueblos de América.
Los abuelos mapuches cuentan que Elëngasem, el que sopla y tira piedra para que las mujeres no se acerquen a su
caverna mítica, es el autor del arte rupestre, del las escenas de caza y de las manos... las extrañas manos de las
cuevas australes. Hay manos en el centro y sur de la Patagonia: en las cuevas del río Pinturas, de Santa Cruz, del
Chubut...
Aquí y allá, manos. En negativo en su mayoría, resaltando sobre la concavidad de piedra del refugio chamánico con
sus aureolas en blanco, rojo, negro, amarillo, naranja... Manos importantes o gozosas, grandes y pequeñas, casi todas
izquierdas, y en distintas posiciones... ¿Son las del sagrado chamán? ¿Acaso las del cazador?
Parecen convocar la cura mágica cuando manos rojas imprimen su huella sobre la yegua blanca mientras el médicohechicero cura al enfermo con su antiguo saber...
Pero también parecen propiciar el ritual de la caza cuando aparecen estampadas simbólicamente sobre la presa: manos
blancas sobre guanacos rojos... manos rojas sobre guanacos blancos...
Abundan en el arte rupestre patagoniense representaciones de escenas de cacería de guanacos, a los que los hombres
cercan por ojeo. Es que el indio del Sur se valió del guanaco para su alimentación y para su subsistencia toda. Lo
aprovechó integralmente: comió su carne, se abrigó con sus pieles... y con ellas también hizo sus toldos. El guanaco fué su
vigía y su compañía en las desiertas extensiones... Por eso lo representa y cuida de su cría, y se indigna ante el blanco
depredador que caza chulengos sin miramientos.
El aunkenk (cazador) también ejercitó su astucia cazadora para atrapar al choique o al zorro, de los que se alimenta y a
cuyas plumas, tendones o pieles de variados usos. En la estricta organización social de las culturas aborígenes australes
el trabajo se divide rigurosamente de acuerdo con el sexo y la edad. Las mujeres fabrican utencillos y vestimentas,
cuidan de los niños, acarrean agua y leña, conservan el fuego, y recogen frutos y raíces silvestres: en realidad la tarea
más importante, porque sólo esta recolección es el alimento seguro para los suyos...
Los hombres, entre tanto, salen de cacería por días y días, pero el logro es incierto... Cuando miden sus fuerzas el indio y
el animal todo es posible. Si Nguenemapún, el dueño sagrado de los animales, está enojado... no habrá artimaña
que valga para atrapar a la presa.
Los viejos que saben dicen que hay que andar de buenas con Nguenemapún... Hay que pedirle permiso para andar por
sus dominio y tomar a sus criaturas, y hay que propiciarlo con los nguillatunes (rogativas) y conjuros de la machi , la
gran intercesora. Sólo así los cazadores tendrán éxito aplicando las viejísimas técnicas de caza por boleadoras, por
proyectiles varios, por acorralamiento, por ojeo o por despeñamiento. Sólo así volverán con las piezas que iluminan los
ojos de los ancianos, las mujeres y los niños... ¡Es tan bueno el sabor de la carne al calor del fuego!...
En otros tiempos que apenas recuerda la memoria de los más viejos entre los viejos y que son memoria de firme trazo
y colorido en las cuevas secretas, en esos días tan lejanos los indios cazadores del sur supieron de la muerte
agazapada en los felinos, y los enfrentaron y cazaron... Como toda América, la Patagonia tuvo un culto especial, por el
animal de atractivo hipnótico que despierta los miedos ancestrales. Lo refleja el arte rupestre, con representaciones de
felinos en estado naturista o seminaturista, esquemático o simbólico. Los pigmentos reproducen su figura en el salto o
en la quietud acechante... A veces es sólo la huella de su pisada, ¡pero basta para marcar su temida presencia!
Es una incógnita la reiteración del motivo del félido en el arte aborigen... ¿Por depredador? ¿Por capacidad cazadora?
¿Por fiereza? ¿Porque es el rival por excelencia para el cazador de raza?. ¡Quien sabe!... En la meseta central de Santa
Cruz, en gran parte de la Patagonia, y en la Cueva de los felinos, la estampa de la temida especie reabre la inagotable
conjetura... ¿Quién dirá la última palabra? ¿Es que acaso existe la clave reveladora?
Entre tanto las pinturas rupestres siguen hablando su código de imágenes y símbolos. Elaborado con pigmentos
minerales, grasa animal, zumos vegetales, sangre, orina, y misterio, el color es forma y vida en escenas rituales,
pisadas humanas y zoomorfas, signos. líneas... ¡y en las manos!... el instrumento ente los instrumentos. Las manos del
hombre que por ellas se hace hombre y por ellas se une a Dios... Las manos hoy cierran el capítulo de otro misterio de la
Patagonia.
{mospagebreak title=Leyenda del pájaro carpintero}
Leyenda del pájaro carpintero
El pájaro carpintero era un joven apuesto. Por eso las mujeres se aventuraban por el. Pero tenía el defecto de ser
orgulloso.
Y un día vino la hija de un hombre llamado Siete Estrellas para noviar con el y siguió viniendo todas las tardes. Mucho
tiempo después el acepto que fuera su esposa.
Pero antes le dijo:
-Tienes que avisar primeramente a tu padre.
Y donde vivía la joven solamente existía el hielo porque era una constelación y quedaba muy arriba. Y la joven fue para
avisarle a Siete Estrellas. Y el le contesto diciendo:
-puedes casarte con el, pero debe quererte mucho y cuidarte también debe apreciar mi dignidad y respetarme.
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Entonces ellos se casaron. Pero el carpintero era orgulloso y le gustaba desafiar a peleas y una noche subió a las
estrellas y comenzó a desafiar a su suegro, don Siete Estrellas, y siguió haciéndolo muchas noches mas y una noche
tomo la decisión de hacerlo con mas violencia que nunca. Entonces Siete Estrellas se canso y se ofendió y se trabo en
lucha con el y lo persiguió desde las estrellas hasta el fondo mismo del agua aquí en la tierra: - ¡ Blom ! cayendo con
mucho ímpetu y llamo a una raya y la puso arriba del carpintero y el carpintero se quedo abajo.
Pasó mucho tiempo y la joven subió a implorarle a su padre don Siete Estrellas que libertase a su esposo, diciéndole:
-Padre, basta ya suéltalo a mi marido, es suficiente, ahora se cuidara.
Entonces Siete Estrellas vino y lo saco de abajo de la raya pero el lomo del carpintero estaba dañado y por eso el
pájaro Carpintero tiene el lomo blanco en señal de su castigo.
{mospagebreak title=Walichu. El Gualicho}
Walichu. El Gualicho
Decían los viejos tehuelches septentrionales que Walichú ó Háleksem había nacido en las tierras de Tandil, donde el
accidentado terreno le servía de morada. Desde allí este espíritu maligno extendió su dominio por la Patagonia
legendaria...
Es fuerte. Nada escapa a su aguda vigilancia ni a su poder: -¡Roba niños!- y la angustia paraliza a las indias madres. ¡Asusta y petrifica a las mujeres!- y los guerreros saben que sus flechas son inútiles contra él...
Aborígenes de distintas procedencias le han dado nombres diferentes: es gualichu para los quéchuas, huecué para los
mapuches, halpén para los onas, ieblon par alos indios del sur, o hálekasem para los tehuelches. Pero siempre esa
palabra se dice con miedos ancestrales.
Quienes saben de estas cosas afirman que la malignidad de wualichú (o gualichú) tiene matices que van de la cruel
crueldad destructora a la traviesa picardía. Quizás dependa de su humor del día, o de su aburrimiento, o del respeto que
sus altares naturales despiertan en los viajeros... Lo cierto es que sus remolinos apagan los fogones, y que su aliento
helado mata a los pajaritos refugiados en los matorrales, y que aúllapor las mesetas desoladas... ¿Habrá alguien que
pueda vencerlo?...
El indio sabe desde tiempo inmemorial que es mejor apaciguar su espíritu levantisco con ofrendas. Por eso al recorrer la
patagonia y cruzar por sus dominios paga el tributo obligado.
Si no, ¿cómo escapar su terrible mirada abarcadora?, ¿cómo pasar de largo y con fatal descuido por los sitios sagrados
donde merodea, sin desatar sus iras?...
En realidad, más que eludir hay que convocar y propiciar el espíritu poderoso. Y el camino del gualicho es transitado
con respeto y silencios. Y al árbol del gualicho, -maldito, seco y solitario- al borde, de la senda que le ofrendan trapitos
y bolsitas con llancas (piedras pequeñas) que obtienen rasgando los propios vestidos, matras y ponchos.
Así el árbol mítico florece un fantastico ropaje que ondula al viento, y el hombre pierde retazos de sus prendas... ¡pero
llegara salvo a destino! Y a las piedras del gualicho, tan alucinantes y extrañas en el paisaje, apaciguan con el precioso
alimento del aceite, la sal o las hierbas...
La patagónia guarda celosamente el misterio, pero tiene sitios que lo revelan: la piedra del collón curá, la piedra de
caviahue, la piedra Saltona de cajón chico, el meteorito de Kaper-Aike, el bajo del gualicho el cerro, Yanquenao, el
cañadón de las pinturas, las cuevas de las manos, Aquí y allá los espíritus acechan en los parajes solidarios y se
mimetizan en los árboles secos, plantas sagradas, piedras, sendas, travesías..., y hasta el viento interminable.
La presencia del gualicho a sobrevivido al avance de la cultura del blanco y convive con ella. Está en el paisano del
campo y en el habitante del pueblo o ciudad...
Es por cosas del gualicho que todavía hoy en las zonas rurales no se canta de noche o no se usa sombrero dentro de
las casas, o se teme al aire malo, o se respeta al ñamco sagrado, o se esquiva el humo cegador del molle...
También es por temor o conjuración al Gualicho que en la actualidad, en las ciudades se usan amuletos, cintas rojas,
contra el mal de ojo, ruda macho o ajo macho, o se encienden velas, o se compran hierbas para infusiones mágicas y
lociones que todo lo pueden... si se usan al son de rezos o palabras secretas.
Los viejos -viejos dicen que Gualicho es una diableza en realidad... y quizás sea así, porque las equivalentes
representaciones aborígenes conservan el rasgo femenino, ¿será por eso que persigue las mujeres y roba niños?. ¿Se
mueve a caso por celos o envidias milenarias?. ¡Quien sabe!.
Sin embargo el caracter anifeminista de este espíritu maligno se puede rastear en actividades que se relacionan: el
loncomeo , danza netamente masculina que el araucano tomó del tehuelche, y en la secreta ceremonia de iniciación ritual
de los más jóvenes. Dicen que lo atestigua también la celebración indígena del camaruco.
Posiblemente la más admirable y misteriosa conexión con walichú sea el arte rupestre, diseminado en mil rincones del
paisaje patagoniense... Porque es es fama que él es el artista de las míticas pinturas de las cuevas, donde las manos
fantásticas y extraños laberintos, huellas de pisadas humanas, y no humanas, animales estilizados y siluetas de
cazadores, guardas de grecas, tigre, máscarda,... reproducen y guardan al mismo tiempo el espíritu mágico. Son su
obra, y allí está su secreto para cuando podamos descifrarlo...
Entre tanto ¿Cómo conocerlo más en profundidad? ¿Es Gualichú el ancestro de las razas aborígenes de la tierra
austral?. ¿O tal vez una modalidad local de mitológico y universal espíritu guardián?.
El camino sigue abierto al estudio y la conjetura inagotable... ¡porque nuestro gualicho está vivo! Quizás la vieja
sabiduría de los brujos chamanes puede ayudarnos. Pero esa es otra historia.
{mospagebreak title=El Aliento Divino. Antigua Leyenda Indú (una lección de vida)}
El Aliento Divino. Antigua Leyenda Indú (una lección de vida)
Antigua Leyenda Hindú
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SIERRA DE LA VENTANA - Alojamientos
Hubo un tiempo en que los hombres que vivían sobre la tierra eran Dioses. Pero fue tanto lo que pecaron, que Brahma,
el dios supremo, decidió castigarlos privándolos del aliento divino. El gran dios, muy disgustado, decidió esconder dicho
aliento en un lugar donde no pudieran encontrarlo y emplearlo nuevamente para el mal.
Los otros dioses sugirieron ocultarlo en lo profundo de la tierra. Brahma respondió:
-No, por que el hombre excavara y lo encontrara.
Le sugirieron, pues, hundirlo en el fondo del mar.
-Tampoco- Dijo Brahma-, porque el hombre aprenderá a sumergirse y allí también lo encontrara.
-En la montaña mas alta-propusieron otros.
-No - insistió el gran dios-, porque un día el hombre subirá a las montañas y recuperara el aliento divino.
Los otros dioses se dieron por vencidos, incapaces de imaginar un lugar en donde el hombre no pudiera encontrarlo.
Entonces dijo Brahma:
-Escondámoslo dentro del hombre mismo; jamás pensara en buscarlo allí.
Así lo hicieron y, a partir de ese momento, oculto en el interior de cada ser humano existe algo divino. Desde entonces,
el hombre ha recorrido la tierra, ha bajado a los océanos, ha subido a las montañas buscando esa cualidad que lo hace
semejante a Dios y que lleva en su interior.
{mospagebreak title=Catástrofes}
Catástrofes
Vino un gran fuego:
Y hubo un tiempo cuando don chiiquí les comunico a ellos un mensaje diciendo:
- Hermanos míos, sé esta anunciando que la tierra va a ser quemada. Dios la va a destruir totalmente.
Y mucho tiempo después de este anuncio, el mismo Chiiquí predijo otra vez:
- Ya sé esta encendiendo la tierra, hermanos míos, nada bueno podemos esperar de esta vida. Aunque tengamos alas
para volar al cielo no vamos a encontrar la manera de entrar allí. Porque es muy distinta nuestra forma y aunque
tenemos alas nuestra creación esta adecuada al sistema de la tierra. Y además estoy seguro que las llamas del fuego
van a llegar hasta el cielo. Entonces nadie podrá salvarse. No hay escapatoria, hermanos míos.
Entonces aquellas gentes comenzaron a llorar. Este anuncio era verdad, porque cuando llegaba la noche y oscurecía, se
veían las llamas del fuego fulgurante. Pero nadie sabia cuando llegaría. Así pasaron mas de dos años. También
continuaron otros años, hasta que llego el momento. Y algunas señales del fin hicieron su aparición, como los tigres y
aguara- guazues, cruzando cerca de los hogares.
Y un Jabalí mientras huía entonaba esta canción de lamento:
- Ya estoy cerca de aquella orilla, ya estoy cerca, ya estoy cerca, cerquita estoy.
Y cuando llego enfrente de aquellas gentes, dijo:
- Ya esta llegando el fuego, estoy tratando de escapar, pero es difícil como ven.
Así paso de largo el jabalí. Rato después paso un aguará – guazú. Detrás de el paso un ciervo, cantando su
canción de lamento. Todos ellos cruzaban con un mensaje sobre aquel desastre. No había escapatoria.
Pero en ese momento había uno entre ellos al que fue comunicado el siguiente mensaje:
- Mete debajo de la tierra a tu gente. Que todos lleven barro en los bolsos, para que cuando sientan el calor del fuego,
con el barro reboten las paredes de la tierra. Porque el fuego que ustedes ven, en un momento pasara por donde
ustedes están.
De esta manera fueron metidas estas gentes debajo de la tierra pero hubo otros que se quedaron en la superficie y
fueron totalmente quemados.
Y después que paso aquel fuego, entonces comenzó a llover muy fuerte, de tal modo que la ceniza fue aplastada como
un manto. Entonces el que los estaba guiando dijo:
- Estén tranquilos mientras salgo a ver el desastre de arriba. Estoy seguro que no quedo ningún monte.
Entonces el guía se asomo afuera del pozo teniendo sus ojos cerrados hacia abajo. Después de un rato levanto su
mirada despacito para mirar sobre la tierra y vio la tierra como si fuera que ella tocaba el cielo, de un extremo a otro,
desde la derecha hasta la izquierda, y todo era ceniza.
Y después volvió abajo, donde estaban los demás, y les dijo a ellos:
- Ya podemos subir, pero cuando lleguen arriba, no deberán levantar la vista para mirar enseguida, para que no les
pase nada malo y sean transformados en animales.
Pero algunas personas no obedecieron, y apenas llegaron a la boca del pozo, una pareja comenzó a mirar, y otros
hicieron lo mismo, y de inmediato fueron transformados en animales. Algunos se transformaron en ciervos y avestruces
y animalitos. Así paso con aquella gente. Al final de todos salieron dos mujeres jóvenes que eran solteras, y también
fueron avisadas de que no debían mirar inmediatamente, pero apenas llegaron a la salida se pusieron a mirar y se
transformaron en osos hormigueros, y se fueron. Por eso hasta el día de hoy no existe varón entre los osos hormigueros,
solamente hembras.
Y al último de todo salió el salvador. A el no le paso nada malo, pero no tenia hijos. Después de un tiempo aquel
hombre rogaba por tener uno, diciendo:
- Ojalá que el creador de nuestra vida me diera un hijito.
Y le llego un mensaje, diciendo:
- Hombre tranquilízate, pronto se te va a mandar dos criaturas. Una mujer y un varoncito. Debes enseñarle a tu esposa
que no debe temer por los dos hijos.
Pero aquel hombre no contó nada a su mujer hasta que ella quedo encinta.
Y cuando la mujer dio a luz eran unos mellizos, mujer y varón fueron sus hijos.
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SIERRA DE LA VENTANA - Alojamientos
Y fueron aumentando las familias y aquellas gentes otra vez se hicieron numerosas y vivían separadas en comunidades.
Otro gran fuego:
Y después de mucho tiempo, otra vez se recibió un anuncio de un desastre de fuego. Y cuando ya se estaba acercando
el momento final, un hombre recibió instrucción, y comenzó a cavar una fosa. Y todos decían que estaba loco. Pero había
sido que ya había recibido el mensaje, y cuando ya estaba todo terminado, el hombre recibió la última instrucción:
- Ustedes deben elegir a los que deseen conservar, y los que no les gusta los tienen que dejar – nada se puede
hacer para salvarlos.
Con esto se decía que la tierra fue dos veces quemada. Y cuando paso aquel desastre, aquellas gentes comenzaron a
crecer otra vez en número.
Una Mujer caníbal:
Mucho tiempo después de estos sucesos, apareció una mujer caníbal. Pero aquellas gentes lucharon contra ella hasta
que la vencieron, echándola en un fuego.
Vino una gran tiniebla:
Después de ese suceso vino una tiniebla inmensa. Y antes de llegar esa tiniebla vino un perro sarnoso y paso en medio
de varios campamentos donde habitaban aquellas gentes. Pero todos lo despreciaban y decían:
- ¡ Cuidado, cuidado, cuidado, échenlo afuera!!!!
Entonces le tiraban cascotes, hasta que le perro llego a otro campamento, donde también fue cascoteado. Pero de
noche comenzó a recorrer las casas y anduvo mucho tiempo así hasta que por fin llego a la última. En esa casa vivía un
matrimonio que no tenía hijos. Cuando vieron aquel perro ellos dijeron:
- Pobrecito, era este, había sido el que la gente comentaba, el perrito que ahuyentaban durante el día.
Entonces el hombre dijo:
- Llámalo para que se arrime a nuestro fuego.
Entonces la mujer llamo al perro y le tendieron pasto para acostarse y le dieron de comer.
Entonces ellos se decían:
- Ahora tenemos un perrito, lo vamos a curar y va a ser muy lindo.
Y ya era avanzada la noche cuando ellos se durmieron, porque ya era la medianoche. Y después que ellos se
durmieron, el hombre fue despertado y se le apareció un mensajero que le dijo:
- Yo he venido para traerles un mensaje. Comiencen a trozar leña de árbol Francisco Álvarez. Solamente ese árbol.
No debe ser mezclado con otro árbol. Y cuando la leña amontonada llegue a la altura que les señalo debajo de ese
otro árbol, entonces dejen de cortar leña y esperen. Y mientras estén echando no tendrán hambre, solamente sed. Y
después de dos días de oscuridad ya pueden quemar la leña para preparar su comida.
El hombre miro bien al mensajero que le estaba hablando y vio que sus ropas eran incomparables, de buena calidad. Y
tomo todo al pie de la letra. Luego despertó a su esposa diciendo:
- Despiértate, tenemos una noticia.
Y le comento el mensaje. Y al otro día bien temprano salió con su mujer para cortar leña de Francisco Álvarez y la fue
amontonando debajo del árbol que el mensajero le señalo hasta llegar a la altura que le había indicado y entonces dejo
de cortar. Y al otro día al mediodía vino una llovizna.
Y entonces las gentes comenzaron a desesperarse por causa de la leña que no ardía. Y tuvieron que recurrir al
matrimonio sin hijos. Y quisieron usar la leña de Francisco Álvarez para hacerse fuego, pero el matrimonio se lo impidió,
para obedecer las instrucciones. ( En efecto, la madera de Francisco Álvarez seca mucho y arde fácil por fricción y era
una de las maderas usadas por los tobas para encender fogatas, mientras que los andinos usaban yesqueros de
piedras).
Hambre:
Tiempo después vino otro temporal con llovizna de varios días y comenzó a faltar el alimento, porque no podían conseguir
comida. Y era cuando vienen los temporales del sur. Porque la oscuridad era muy profunda para que alguien pudiese
salir a mariscar. Entonces a aquellas gentes le comenzaron a crecer los dientes, tan filosos como de palometas. Y
después los que tenían varios hijos comenzaron desesperados a atacarlos y comerlos en el momento mismo hasta
consumírselos a todos. Entonces comenzaron a fijarse en los mismos adultos hasta que alguno quedaba vencido por el
sueño y se arrojaban sobre el y lo liquidaban hasta consumirlo enseguida nomás. Porque los dientes de ellos eran
como de palometa.
Un día una ancianita comenzó a pisar en un mortero, anticipando con esta forma de comportarse que la época de las
frutas llegaba. Y dijo:
-Él mortero me parece liviano. Es como si fuese que estoy jugando nomás mis nietos. Pero llegara el día.
Y realmente vino el clarear del día hasta que salieron los rayos del sol, y hubo claridad.
Entonces la gente pudo ver bien a su alrededor y vio que madurando las frutas de los árboles.
Y las gentes se vieron los unos a los otros, estaban flacos de apariencia, muy pálidos, tanto hombres como mujeres.
Entonces cada matrimonio se dispuso a salir a buscar comida. Ya estaban maduras las chauchas comenzaron a probar
las chuchas comenzaron a tener nauseas por el efecto de la carne humana que habían comido. Después aquellas
gentes comenzaron a separarse en campamentos. Sus vidas se normalizaron y tuvieron paz. Y volvieron a crecer en
número.
Vino un Diluvio
Y mucho tiempo después de ese suceso vino un diluvio arrasante. Pero luego se calmaba y entonces el sol salía muy
brilloso. Y al día siguiente al medio día comenzaba a llover de nuevo arrasante y al otro día llovía también. Y así continuo
muchos días y aparecieron peces nadando cerca de las casas. Las gentes ya no tenían donde poner los pies. Entonces
comenzaron a alzar los fuegos para arriba de los árboles.
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Y cuando comenzaba a caer otro chaparrón, entonces ya se les apagaba el fuego allí arriba y se morían de hambre y se
caían al agua y las palometas los hacían pedazos.
Luego ceso el diluvio y bajo el agua. La mayoría murió. Y los sobrevivientes se establecieron en distintos lugares en
distintos campamentos. Y otra vez el pueblo comenzó a crecer en número.
{mospagebreak title=Reportaje a D's}
Reportaje a D's
Con mi título de periodista recién obtenido, decidí realizar una gran nota...
“Pasá”, me dijo D’s, “¿Así que querés entrevistarme?”
“Bueno”, le contesté, “Si tenés tiempo...”
Se sonríe por entre la barba y dice: “Mi tiempo se llama eternidad y alcanza para todo, qué pregunta querés
hacerme?”
“Ninguna nueva ni difícil para vos... ¿Qué es lo que más te sorprende de los hombres?”
Y D’s dijo: - “Que se aburren de ser niños, apurados por crecer, y luego suspiran por regresar a ser
niños. Que primero pierden la salud para tener dinero y enseguida pierden el dinero para recuperar la salud. Que por
pensar ansiosamente en el futuro, descuidan su hora actual, con lo que no viven el presente ni el futuro. Que viven
como si no fueran a morirse, y se mueren como si no hubieran vivido, y pensar que yo...”
Con los ojos llenos de lágrimas y la voz entrecortada deja de hablar.
Sus manos toman fuertemente las mías y seguimos en silencio.
Después de un largo tiempo y para cortar el clima, le dije: - “¿Me dejás hacerte otra pregunta?” No me
respondió con palabras sino sólo con su tierna mirada.
“Entonces, Padre,... ¿qué es lo que le pedirías a tus hijos para este nuevo año?”
“Que aprendan, que no pueden hacer que alguien los ame. Lo que sí pueden es dejarse
amar. Que aprendan que toma años construir la confianza, y sólo segundos para destruirla. Que aprendan, que lo más
valioso no es lo que tienen en sus vidas, sino a quien tienen en sus vidas. Que aprendan, que no es bueno compararse
con los demás pues siempre habrá alguien mejor o peor que ellos. Que aprendan, que “rico” no es el
que más tienen sino el que menos necesita. Que aprendan, que bastan unos pocos segundos para producir heridas
profundas en las personas que amamos, y que pueden tardar muchos años en ser sanadas. Que aprendan, que a
perdonar se aprende practicando. Que aprendan, que hay gente que los quiere mucho, pero que simplemente no sabe
cómo demostrarlo. Que aprendan, que el dinero lo compra todo menos la felicidad. Que aprendan, que a veces cuando
están molestos tienen derecho a estarlo, pero eso no les da derecho a molestar a los que lo rodean. Que aprendan,
que los grandes sueños no requieren de grandes alas, sino de un tren de aterrizaje para lograrlos. Que aprendan, que
amigos de verdad son escasos, quien ha encontrado uno, ha encontrado un verdadero tesoro. Que aprendan, que no
siempre es suficiente, ser perdonado por otros, algunas veces deben perdonarse a sí mismos. Que aprendan, que son
dueños de lo que callan y esclavos de lo que dicen. Que aprendan, que de lo que siembran, cosechan, si siembran
chismes cosecharán intrigas, si siembran amor cosecharán felicidad. Que aprendan que la verdadera felicidad no es
lograr sus metas sino aprender a ser feliz con lo que tienen. Que aprendan, que la felicidad no es cuestión de suerte sino
producto de sus decisiones. Ellos deciden ser felices con lo que son y tienen, o morir de envidia por lo que les falta y
carecen. Que aprendan, que dos personas pueden mirar una misma cosa y ver algo totalmente diferente. Que
aprendan, que sin importar las consecuencias, aquéllos que son honestos consigo mismo llegan lejos en la vida. Que
aprendan, que a pesar de que piensen que no tienen nada más que dar, cuando un amigo llora con ellos encuentran la
fortaleza para vencer sus dolores. Que aprendan, que retener a la fuerza a las personas que aman, las aleja más
rápidamente de ellos y el dejarlas ir las deja para siempre al lado de ellos. Que aprendan que a pesar de que la palabra
“amor” pueda tener muchos significados distintos, pierde valor cuando es usada en exceso. Que
aprendan, que amar y querer no son sinónimos sin antónimos: el querer lo exige todo, el amar lo entrega todo. Que
aprendan, que nunca harán nada tan grande para que D’s los ame más, ni nada tan malo para que los ame
menos. Simplemente los amo, a pesar de sus conductas. Que aprendan, que la distancia más lejos que pueden estar
de Mí es la distancia de una simple oración...”
Y así, en un encuentro profundo, tomados de las manos, continuamos en silencio.
Extraído de un programa radial.
{mospagebreak title=El Mundo de Eduardo Galeano}
El Mundo de Eduardo Galeano
Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
El mundo es eso – reveló - . Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no pueden
mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
Eduardo Galeano
{mospagebreak title=Pillan mamul mo. Animales Sagrados }
Pillan mamul mo. Animales Sagrados
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Los mitos más antiguos de la humanidad cuentan que el Ser Supremo tomó la forma de Águila o gran ave solar, y
descendió un día al Árbol del Mundo. Allí puso sus huevos chamánicos y los empolló o hizo empolla durante los muchos
días que suman tres vueltas completas de la Tierra en torno del Sol. Y cumplido el tiempo de la incubación de los huevos
se abrieron, y los grandes chamanes de los nidos más altos y los medianos de los nidos intermedios y los más
pequeños de los nidos de las ramas más bajas abrieron sus ojos nuevos ¡y supieron qué debían hacer!.
Desde entonces son guías de los hombres y mantienen vivo el sagrado contacto entre las criaturas y el Padre Creador.
Y en memoria de la Gran Ave-Madre se adornan con elementos ornitomórficos, que magníficamente los devuelven a sus
orígenes, y a su divina facultad de volar al Más Allá. Por eso usan garras y plumas de águila..., quizás del águila
mora o calquín, la que habla con Dios. Y otras veces toman los atributos del cóndor, también sagrado, ave maligna a la
que el mítico Elal de los tehuelches cazó con una flecha y en castigo ejemplar por llevarse niños le sacó todas las plumas
de la cabeza...
Y así no podemos detener la pregunta: ¿por qué las aves ocupan un lugar tan vertebral en los mitos de la humanidad?...
Tal vez porque las aves han representado siempre para el hombre el vuelo y por ende el contacto con lo lejano, difícil o
inaccesible. Si la flecha tiene plumas volará lejos hasta la presa... Si la cabeza o el cuerpo lucen plumas, el indio
estará dotado de vista aguda o ligereza o invisibilidad, en todo semejantes a las cualidades del pájaro del que las tomó.
Sí, posiblemente esto explique el por qué es tan rico y variado el repertorio mágico en torno a las aves en distintas
culturas aborígenes.
Entre los mapuches y araucanos de la patagonia es sagrado el ñamco de pecho blanco, al que se reverencia
especialmente porque su ubicación durante el vuelo indica al viajero buenos o malos augurios: si va de espaldas o
avanza por la izquierda, ¡lo mejor es volverse!... pero aún es si se posa en el vuelo, porque con eso dice que morirá el
ganado que se arrea. Y hay quién afirma que el vómito cubierto de lana y pelos de animales es el más preciado
amuleto, pero quién lo posea y honre verá multiplicarse su buena suerte.
También es mágico arisco rerré: si uno lo lleva consigo en el cuerpo no hay bala que lo alcance... Y en el pequeño
chucao cordillerano se reconoce la virtud de la suerte y las variaciones del tiempo según sea el canto: si canta
dulcemente a la derecha del que viaja le anuncia felicidad, si lo hace por la izquierda, y con tono áspero, tendrá
contratiempos y habrá lluvias.
Es ave de mal agüero el guairao ó guarivao, la garza nocturna que engaña con un grito igual al del zorro y de la que se
dice es portadora del alma de algún brujo. Y son pájaros mágicos el pidel negro que predice la lluvia y cuya carne
aumenta la leche de las madres cuando crían, y el nuco (buho) y la huala lastimera, y el tordo huérfano y unos cuantos
más.
Entre todos, ¿cuál es el pájaro más temido por el indio?. A no dudarlos el chonchón o chuncho o quilquil o tué tué,
especie de caburé fabuloso al que se considera rey cruel de los seres alados, porque los convoca para elegir el mejor,
destruirlo y comerlo. Los que saben entre los mapuches afirman que se trata de un brujo o bruja que se ha separado la
cabeza del cuerpo, y ha hecho crecer desmesuradamente sus orejas como las alas para volar a las salamancas (cuevas
de los brujos) y participar de las orgías y maleficios. La creencia popular cuenta que si este pájaro nocturno o cabeza
voladora ríe: habrá muerte cercana, y si canta: se producirá un casamiento... Pero es tanto el temor que suscita el
chonchon que se siempre se intenta ahuyentarlo con rezos, las extrañas doce palabras redobladas, o conjuros de todo
tipo...
También la mitología aborigen de la Patagonia es fecunda en fantásticas criaturas zoomorfas como el ñivirilú, la
serpiente-zorro de los grandes ríos y lagos cordilleranos qye se enrollaen las patas de los caballos y los arrastra a las
profundidades. O la Calchona, la brujadesgreñada que aparece de noche a los viajeros a veces como oveja de largas
calchas o mechones... y otras como una perra negra lanuda. De ella dicen que fue una mujer que habiendo sido
descubierta en su transformación, ya no pudo volver más a su estado natural, y desde entonces vagabundea por los
campos sin consuelo. O el chivato portero de las salamancas, o el quiltro lanudo conductor de almas...
Otros Entes o seres interesantísimos resultan ser el toro y el caballo de la Leyenda del Domuyo: los lugareños creen en
pié juntillas que el cerro se enoja cuando algún forastero intenta escalarlo, y por eso ruedan enormes piedras y se
desatan tormentas para acabar con el atrevido curioso. Afirman algunos que en realidad lo que el Domuyo no quiere es
que se conozca a la hermosa joven que peina allá en la cima sus cabellos rubios con peine de oro, siempre vigilada por
un toro colorado y un potro lustroso y renegrido. Es el toro que despeña las grandes rocas, el caballo con sus carreras
logra despertar al trueno y originar el rayo castigador...
Los viejos más viejos entre los araucanos son los que saben de lo que pasó en los tiempos del Diluvio, cuando
TrenTren, la serpiente mitológica del agua, para impedir la extinción del género humano, y salió vencedora... Ellos son los
que recitan decenas de leyendas del ciclo de Elal, donde el mítico héroe-dios, el creador de los tehuelches, se relaciona
con los animales y organiza la creación poniéndola al servicio del Hombre. Allí aparecen, fantásticos pero ya con sus
cualidades características, el zorro, el jaguar, el puma, la serpiente, el piche, el lobo marino, la ballena.
Sus enojos dejan huellas memorables: la locura y la muerte en el mejor de los casos... y en el peor: la eterna agonía del
huitrán che cura o la transformación del hombre en piedra... En la topografía del sur de América hay cientos de rocas
con formas humanoides ante las que el indio tiembla o eleva su respetuoso homenaje. Son riscos huitrán che, y allí
están sus hermanos de raza purgando la antigua culpa... ¿No son huitrán che cura las indiecitas del trompe en el
volcán Epuïlche?. ¿Y acaso el Collón Cura (espantajo de piedra) que también se vuelve invisible a su gusto?. ¿O la
piedra Pintada, idéntica a un cristiano de un metro de estatura? . ¿O la sagrada piedra azul de Calfucurá, a la que
venera anualmente la gran tribu Namuncurá?
Las piedras encierran misterios poderosos para el hombre, sea huinca o mapuche, no ha logrado descifrar. Porque,
¿cómo explicar el caso de la Piedra Saltona de cajón Chico, allá en la Cordillera del Viento, que en el blanco y largo
invierno del '43 subió sus veinte toneladas unos cincuenta metros más arriba de su habitual emplazamiento de siglos, se
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encaramó sobre el el lomo de la sierra y allí se detuvo, calzada por una insignificante piedrecilla?. ¿O el de la Piedra
Pesada, que pese a su tamaño mediano era imposible levantar ni aún por varios hombres, y que hoy ha desaparecido
misteriosamente... o se ha vuelto invisible, burlándose de todos...? Y como puede ser que no caiga ladera abajo la gran
piedra trapezoidal del cerro, pese a que la empujan con violencia vientos de doscientos kilómetros por hora?. Más aún:
¿qué fuerza operó para formar la gran cruz roja sobre la superficie granítica de la piedra del Quillén?...¿o para mimetizar
el paisaje alucinante la mítica Ciudad de los Césares?
Los mapuches distinguen entre piedras diabólicas y piedras santas. No se acercan a la gran Pillán Cura también
llamada Piedra del Diablo, ni a la Kalkufurá o piedra bruja, porque son asiento del Maligno; ni pasan entre los bloques
de la Piedra Partida porque la hendidura es obra del Diablo y acarrea desgracias... Sin embargo desde tierras muy
lejanas acuden con fervor a pedir gracias ante la Piedra Milagrosa de Cochico, o la Piedra Santa del Arroyo Blanco del
tromen, en la región del Pehuén.
Con sabiduría de siglos las culturas patagoniénses saben que hay piedras que "caminan"... Sin importar su tamaño o
peso, hoy pueden estar aquí y mañana a cinco o cincuenta metros... aunque ni ley natural ni humana puedan explicarlo.
Y el indio de ojos viejos lo acepta sin cuestionamientos, porque ha aprendido que para el orden sagrado no caben
razones de pequeños mortales. Eso sí, no pisará el rastro que dejó la piedra... porque puede secarse y volverse polvo,
como han contado los que vivieron cerca, en sus familiares o amigos, el castigo de la huella prohibida, de la marca que
se come la vida...
¿Quién se animará a discutir, ante un fervor tan puro y tan añejo, la virtud de algunas piedras mágicas?. ¿Podrá el
blanco negar propiedades curativas de ciertas piedras? ¿Las llancas sagradas del cultrún no inspiran a la machi en las
rogativas?. ¿Acaso con la catán cura chamánica no sopla el daño y adhiere sabiduría infinita, y usada en los
instrumentos agrícolas no asegura con su poder sobrenatural buenas cosechas? ¿Las boleadoras hechas con
fragmentos de cherufe (aerolito) no tiene la virtud de no fallar el tiro en la caza del guanaco y el avestruz?...
Las piedras que vienen del cielo son las más poderosas. Tal vez porque las descargó sobre la tierra el hacha del Pillán,
el gran guerrero celeste... Por eso es sagrado el meteorito de Kaper-Aike, y las esquiarlas y limaduras de las estrellas
caídas son infalibles para la curación, el rito o la cacería. Ya lo sabían y practicaban las culturas más viejas de América, y
por el gran cordón cordillerano llegó al sur el conocimiento.
Ente los tehuelches y araucanos cada linaje ha tenido y tiene su piedra secreta de color distintivo. Con ella la machi
prepara a cada uno el amuleto protector. También con piedras de uámek fabrica amuletos auspiciosos, zoomorfos,
para asegurar la preservación y fecundación de los ganados representados en ellos... y amuletos contra el enojo, y de la
piedra se sirve para las prácticas.
{mospagebreak title=La Caja Vacía}
La Caja Vacía
Los miembros de cierta tribu del África Occidental cuentan la leyenda de la Doncella Celestial.
Sucedió una vez que la gente de la tribu notó que sus vacas producían menos leche que antes. Y no se explicaban el
motivo. Un joven se ofreció a velar toda la noche y ver qué podía estar pasando. Después de varias horas de espera en
la oscuridad, oculto tras un arbusto, vio algo extraordinario. Una joven de notable belleza bajaba del cielo montada en
un rayo de luna, trayendo un gran cubo. Ordeñó las vacas, llenó el cubo con la leche y volvió al cielo montada en el rayo de
luna. El hombre no podía creer lo que había visto. A la noche siguiente puso una trampa en el prado de las vacas, y
cuando vino la doncella a ordeñar las vacas, él accionó la trampa y la atrapó. “¿Quién eres?” le preguntó.
Ella le explicó que era una Doncella Celestial, miembro de una tribu que vivía en el cielo y no tenía con qué alimentarse.
De modo que le habían encargado que bajara a la tierra de noche y recogiera comida. Le rogó que la liberara de la red, y
ella haría lo que él le pidiera. El hombre respondió que la liberaría sólo si ella accedía a casarse con él. “Me casaré
contigo”, dijo la doncella, “pero debes dejarme ir a mi casa tres días a prepararme. Después volveré y
seré tu esposa”. Él estuvo de acuerdo.
Tres días después, la doncella regresó, portando una caja grande. “Seré tu esposa y te haré muy feliz”, le
dijo al joven, “pero debes prometerme que nunca mirarás lo que hay dentro de esta caja”.
Durante varias semanas, fueron muy felices juntos. Hasta que un día, mientras su esposa estaba ausente, el hombre fue
dominado por la curiosidad y abrió la caja. No había nada en ella. Cuando la mujer regresó, vio que su marido la miraba
con una mirada extraña y le dijo: “Miraste dentro de la caja, ¿no es cierto? No puedo seguir viviendo
contigo”. “¿Por qué?” preguntó el hombre, “¿qué hay de terrible en que mire en el interior de
una caja vacía ?” “No te abandono porque hayas abierto la caja. De todos modos, supuse que lo harías. Te
abandono porque dijiste que estaba vacía. No lo está; está llena de cielo. Contiene la luz y el aire y los olores de mi
casa en el cielo. Cuando volví allá por última vez, llené la caja con todo lo que había de más precioso, para recordar
siempre de dónde provengo. ¿Cómo puedo ser tu esposa si lo que para mí es más precioso para ti no es nada?
“Quien necesita a D’s”, de H. Kushner, Editorial Emecé, 1991
{mospagebreak title=Cahuín Fiesta }
Cahuín Fiesta
Y en la noche del tiempo sin medida hubo Luz y hubo Creación... Y así nació la Vida, y con ella los hombres... Cuando el
sol y la luna ordenaron sus ritmos y el tiempo se midió, los Chónek (hombres) supieron de la noche y el día, del trabajo y el
sueño, del dolor y la risa... Y entendieron oír fin la Fiesta, la fiesta de la vida..., la que baila Curruf la que canta Huenu
Co , la que vibra sin pausa en todas criaturas...
Desde entonces los viejos dueños de las tierras australes celebraron también la Fiesta, y con ella honraron la Vida, y
con ella la gloria del gran Futa Chao, el padre de todo cuanto existe.
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SIERRA DE LA VENTANA - Alojamientos
Para tehuelches, araucanos y mapuches Fiesta-Vida y Rito están indisolublemente unidos y acompañan instancias
decisivas de su existir. Por eso hay fiesta desde el nacimiento hasta la muerte, y aún más allá...
La primera ocasión festiva en la vida aborigen se da aproximadamente al año, cuando el niño sale de su cuna y se lo
encierra en el corralito de caña o quelquel para que ensaye sin peligro sus primeros pasos primerizos... Es el momento
del lacutún o ceremonia de imposición del nombre...
El rito marca cuidadosamente cada paso del lectutún el que deberá ser respetado para que el sentido festivo y buen
augurio no sufran daño ni disminución... De este modo el padrino es el que se propone como tal, y con plena conciencia
de su responsabilidad presente y futura para con su ahijado, elige el nombre del niño y ofrenda el animal para sacrificio
divino. Así familiares y amigos se congregan para esta fiesta-ceremonia, e invocan al sagrado Nguenechen en favor de
la criatura.
Poco a poco el rito va creciendo en emoción y misterio. La vida nueva tendrá un nombre, pero el nombre debe
consagrarse con una ofrenda de vida al Ser Supremo. Por eso, el niño es toda promesa en los brazos del padrino, el
sacrificador hunde el cuchillo en el corazón de la víctima propiciadora... y recoge sangre en las cuatro jarras de la
intercesión de los viejos. Las vasijas se elevarán al cielo con la misma plegaria: Que "el pequeño sea feliz y viva
luengos años"... y los cuatro ancianos de la tribu marcarán, a su turno, cada uno con cuatro cruces de sangre la frente
y mejillas del niño y su padrino...
El lacutún ha llegado a su clímax: el ahijado tiene un nombre, los taieles cantan su linaje, y lo que es mas importante: la
vida se ha consagrado... Por eso ahora la celebración se volverá festín humano, expresión de gozo, banquete de carne
del sacrificio, muday, canto y danza... Y luego los días seguirán su ronda.
Pero si es niña..., ¡no puede olvidarse el catán cahuín!. Y entonces lacutún y catán cahuín serán simultáneos o poco
más o poco menos... La pequeña indiecita al cumplir el año debe tener su "fiesta de perforación de las orejas" o no
podrá usar chahuaitos (aritos), y así no podrá estrenar su primera coquetería de mujer. La fiesta durará dos vueltas de
sol, y parientes y amigos se sumarán al acontecimiento: todos participarán en él.
Cuentan quienes lo han visto que se voltea a una yegua de modo que quede con la cabeza señalando hacia el este y
se la cubre con una matra de rica labor. Los hombres se ubican en fila a ambos lado del animal, y las mujeres en el
centro, junto al caballo ceremonial. Sobre él se sienta el padrino, y en sus brazos sostendrá a la niña que ha llegado
hasta él luego de haber pasado de brazo en brazo por todos los participantes del catán cahuín. Entre tanto el ritmo del
canto femenino crece y crece... hasta ser grito y quejido lastimero que acompaña el dolor de la indiecita ¡es que las
orejitas han sido perforadas con la tepú de buena plata... y se las rocía con sagrado muday !.
Es grito de sangre el de esta ceremonia, porque es rito de familia, de acompañamiento en el sentir... por eso todos
acompañan a la niña con su propia sangre: padre y madre reciben pequeñas incisiones: el rodilla el uno en la oreja o
el seno la otra, y mezclarán con su sangre las sangre de los lóbulos heridos de su hija... y al resto de los invitados, se les
hará un tajito sobre la muñeca... ¿por qué la sangre? ¿Para qué? ¿Que sacralidad revela?.
Quizás no lo entendemos, pero la sangre si sabe del compartir secreto que es la vida en la vida... y es algo que el
aborigen parece haber interpretado desde hace lunas seculares, aunque no sepa o no quiera explicarlo. Pero como sí
sabe del compartir, luego que una viejita pase la lanilla del guanaco con vistosos blancos o rojos o azules por los
orificios para que no se cierren y pueda lucir con el tiempo la niña sus chahuaítos, también compartirá los regocijos y
banquetes... y el tiempo que vendrá, hasta que la catan cahuín sea solo un grato recuerdo del ayer.
Andando los soles y las lunas por fín llega el día en que la pubertad canta su posibilidad de generar nueva vida y con ella
viene la ceremonias de la iniciación para los jóvenes... Los varones tendrán sus pruebas de bravura, autodominio y
soledad. En las cuevas desafiarán sus miedos y ancestrales a gualichú, probarán ayunos y mortificaciones, harán
sus propias flechas y saldrán por bosques, montañas o planicies para medir sus fuerza, y astucia para la cabeza... sólo
cuando consigan la presa que habla de valor para subsistir podrán regresar... ¡y la tribu tendrá nuevos hombres para
defenderla y perpetuarla!
Las niñas, en tanto, tienen su üllchatún o fiesta de la nubilidad, la que reviste un carácter celebratorio muy especial y
gozoso durante cuatro largos días. Ante las primeras manifestaciones del desarrollo se organiza las cuatro jornadas
rituales, que comienzan con el aislamiento de la jovencita en la "casa bonita" o ruca de la iniciación. Y mientras todos
festejan afuera y danzan y cantan, ella ayuna con agua y jugo de orejones hervidos y se purifica...
¿Piensa? ¿Añora? ¿Recibe información de las mujeres experimentales que la acompañan? ¡¿Cómo saberlo, si es un
secreto de iniciación núbil?!. Pero el cuarto día trae también la fiesta para la niña-mujer. Vestida y adornada para la
ocasión se la pase sobre una tarima, bailan en su honor en una algarabía de sonidos en que se entremezclan chillidos,
gritos, música..., y por fin la llevan a casa paterna. Allí presidirá el sacrificio ritual de la yegua por una mujer, el cuereo
por otras mujeres y finalmente: o festín de la carne asada, y las redobladas danzas y canciones... Aunque continuarán
hasta el silencio arrope el cansancio y los sueños de los fiesteros... y la vida reinicia sus causes habituales, porque
ahora hay una mujer para cuidar más su fuego sagrado.
Y así creciendo y madurando los cuerpos y las ansias, un día la urgencia humana agita sus inquietudes porque el amor
entona su antigua y eterna canción. ¿Hechizo mágico? ¿Voluntad divina? ¿juego seductor de la vida para asegurar la
perpetuación de la raza?. Acaso no importen las respuestas en un sentir tan misterioso... Pero ha sucedido y es imposible
ocultar su fuerza... Su consecuencia natural será el nguillán zugún o pedido de la mano a la mayor brevedad, no vaya
a ser que el alboroto de la sangre debilite la voluntad y se vuelva al campo propicio para que el maligno gualichú y la
hechicera de los brujos.
Son los padres los que tramitan el casamiento y acuerdan el pago de los gastos que ha requerido la buena crianza de la
novia. Por lo que la familia del novio aporta objetos de plata, animales, y demás, hasta completar el valor establecido
para el acontecimiento final... ¿Y se celebran el curritún (casamiento aborigen)? ¿A que esperar? ¿No se han ido
preparando durante todos esos años para este momento?. Los novios se sentarán en matras de vistosos dibujos y
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colores siempre mirando al este mítico... Y a su alrededor se extenderán cueros curtidos para los alimentos de la fiesta,
para los regalos, y para los invitados... Cuando la pareja de los ancianos se ubica frente de los novios el silencio y la
emoción domina el entorno: porque en ellos espera el espíritu paternal del divino futachao, porque con ellos habla la voz
de una vida... ¡Y la experiencia tiene valor de tesoro para las razas de América!.
Luego de los consejos la fiesta irá creciendo más y más... Los recién casados comen su piuque yeguam, que no es
sino el corazón asado de un animal del curritún, porque tiene valor simbólico de unión: significa "quedamos en un solo
corazón". El alimento debe ingerirse limpiamente y sin ruidos o... El espíritu diabólico tendrá ocasión para interferir trayendo
disgustos a los recién unidos... Sin embargo, pasado el trance de prueba que marca el buen o el mal augurio nupcial,
ya nada puede contener el desborde de la alegría. Si hay abundancia de carne sabrosa, vinos, cantos, baile, conjunción
festiva, ¿puede el hombre rumiar sus tristezas? No el aborigen de las tierras del sur...,el que tiene los secretos simples y
sabio del ritmo natural... Por eso festeja la unión, de la que vendrá la nueva vida de los hijos y con ellos las ceremonia
festiva de la imposición del nombre, de la iniciación púber, del casamiento... y el ciclo de la vida rodar sus días y sus
noches... hasta que la muerte señale el fin del "mas acá" y el principio del "mas allá" con otra vida y con otra vida y
con otro tiempo tal vez... El indio sabe que habrá duelo en su tránsito a las sobras... pero aún así canta el ser inmortal,
porque confía en que su espíritu desencarnado podrá ver a los que quedaron, y participar en el banquete ritual, que
harán los suyos cuando se cumplan el año de su partida...
¿Cabe una mayor exaltación del existir?
Como antes, como siempre, Fiesta-Vida- y Rito siguen viviendo y marcando un sentido para la tierra de los hijos del mito
y la esperanza...
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Kooch. El creador de la patagonia
Según dicen los tehuelches, hace muchísimo tiempo no había tierra, ni mar, ni sol.....
Solamente existía la densa y húmeda oscuridad de las tinieblas. Y en medio de ella vivía, eterno Kòoch.
Nadie sabe por que, un día Kòoch, que siempre había estado bastado a si mismo, se sintió muy solo y se puso a llorar.
Lloro tantas lagrimas, durante tanto tiempo, que contarlos seria imposible. Y con su llanto se formo el mar, el inmenso
océano donde la vista se pierde.
Cuando Kòoch se dio cuenta de que el agua crecía y que estaba a punto de cubrirlo todo, dejo de llorar y suspiro. Y ese
suspiro tan hondo fue el primer viento, que empezó a soplar constantemente, abriéndose paso entre la niebla y agitando
el mar.
Algunos dicen que fue así, por los empujones del viento, que la niebla se disipo y apareció la luz, pero otros opinan que
fue Kòoch el inventor de la claridad. Cuentan que, en medio del agua y envuelto en la oscuridad, deseo contemplar el
extraño mundo que la rodeaba. Se alejo un poco a través del negro espacio y, como no podía ver con nitidez, levanto el
brazo y con su gesto hizo un enorme tajo en las tinieblas. Dicen también que el giro de su mano origino una chispa, y
que esa chispa se convirtió en el sol.
Xàleshen, como llamaban los tehuelches al gran astro, se levanto sobre el mar e ilumino ese paisaje magnifico: la
inmensa superficie ondulada por el viento, cuyo soplo retorcía cada ola hasta verla deshacerse bajo su tocado de
espuma.
El sol formo las nubes, que de allí en mas se pusieron a vagar, incansables, por el cielo matizando el agua con su
sombra, pintándola con grandes manchones oscuros. Y el viento las empujaba a su gusto, a veces suavemente y a
veces en forma tan violenta que las hacia chocar entre si. Entonces las nubes se quejaban con truenos retumbantes y
amenazaban con el brillo castigador de los relámpagos.
Luego Kòoch se dedico a su obra maestra. Primero hizo surgir del agua una isla muy grande, y luego dispuso allí los
animales, los pájaros, los insectos y los peces. Y el viento, el sol y las nubes encontraron tan hermosa la obra de Kòoch
que se pusieron de acuerdo para hacerla perdurar: el sol iluminaba y calentaba la tierra, las nubes dejaban caer la lluvia
bienhechora, el viento se moderaba para dejar crecer los pastos... la vida era dulce en la pacífica isla de Kòoch. Entonces
el creador, satisfecho, se alejo cruzando el mar. A su paso hizo surgir otra tierra cercana y se marcho rumbo al
horizonte, de donde nunca mas volvió.
Y así hubieran seguido las cosas en la isla de no ser por el nacimiento de los gigantes, los hijos de Tons, la Oscuridad.
Un día, uno de ellos, llamado Nòshtex, rapto a la nube Teo y la encerró en su caverna.
Sus hermanas buscaron a la desaparecida a lo largo y a lo ancho del cielo, pero nadie la había visto. Entonces, furiosas,
provocaron una gran tormenta. El agua corrió sin parar, desde lo alto de las montañas, arrastrándolas rocas, inundando
las cuevas de los animalitos, destruyendo los nidos, arrasando la tierra en una inmensa protesta... Después de tres días
y tres noches Xàleshen quiso saber el motivo de tanto enojo y apareció entre las nubes. Enterado de lo sucedido, esa
tarde, al retirarse detrás de la línea donde se junta el cielo con el mar, le contó a Kòoch las novedades, y Kòoch le contesto:
-Te prometo que, quien quiera que haya raptado a Teo, será castigado. Si ella espera un hijo, ese será mas poderoso
que su padre.
A la mañana siguiente, apenas asomado el sol comunico la profecía a las nubes agolpadas en el horizonte y estas,
enseguida, se lo contaron a Xòchem, el viento que corrió hacia la isla y difundió la noticia aquí y allá, anunciándola a quien
quisiera oírla. Y el chingolo se lo contó al guanaco, el guanaco al ñandú, el ñandú a zorrino, el zorrino a la liebre, al
armadillo, al puma... Después Xòchem soplo el mensaje en las puertas de las cavernas de los gigantes, para que no
quedara nadie sin enterarse.
Así escucho Nòshtex las palabras de Kòoch, y tubo miedo de su pequeño enemigo, que ya vivía en el vientre de Teo.
“ Voy a matarlos ”, pensó, “ voy a matarlos y a comérmelos a los dos”. Golpeo salvajemente
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a Teo mientras dormía, arranco al niño de sus entrañas y, sin mirar a su hijo abandonado en el suelo de la caverna, la
despedazo.
Pero alguien mas, adentro de la cueva, había escuchado a Xòchem. Era Terr-Werr, una tuco-tuco que vivía en su casa
subterránea excavada en el fondo de la gruta. Dicen que fue ella la que salvo al bebe, la que, sigilosamente, en el
mismo momento en que el monstruo levantaba a su hijo para devorarlo, le mordió el dedo del pie con todas sus fuerzas,
la que escondió al niño debajo de la tierra antes de que el gigante pudiera reaccionar...
Sin embargo, el refugio era demasiado precario. Nòshtex cruzaba la caverna haciéndola temblar con sus pasos de
gigante, recorría la isla buscando al cachorrito que apenas había visto, a ese hijo que en cuanto creciera iba a
traicionarlo.
Entonces Terr-Werr pidió ayuda al resto de los animales: ¿ Dónde esconder al bebe?, ¿ Cómo ponerlo a salvo del gigante?
Cuentan que todos los animales hicieron una asamblea para discutir el asunto. Que Kìuz, el chorlo, era el único
conocedor de la otra tierra que, mas allá del mar, había creado Kòoch antes de recluirse en el horizonte, y que propuso
enviar allí al niñito. Así comenzaron los preparativos para la fuga secreta.
Una madrugada, cuando el hijo de Teo y el gigante estuvo listo para partir, Terr-Werr lo llevo hasta las inmediaciones de
una laguna y lo escondió entre los juncos. Desde allí llamo a Kìken, el chingolo, para que a su vez le transmitiera el
mensaje: Todos los animales fueron convocados para escoltar al niño. Algunos, como el puma, se negaron. Otros,
como el ñandú y el flamenco, llegaron demasiado tarde. El zorrino iba tan contento al encuentro de la criatura que,
interceptado por el gigante, no supo guardar el secreto. Así enterado, Nòshtex se dirigió a grandes pasos hacia la laguna,
pero el pecho-colorado, instruido por Terr-Werr, lo distrajo con su canto. Por eso no llego a tiempo para ver como el
cisne se acerco al niño nadando majestuosamente y lo coloco sobre su lomo, ni como carreteó luego para levantar
vuelo. Solo alcanzo a distinguir en el cielo un pájaro blanco que, con su largo cuello estirado y las alas desplegadas,
volaba delicadamente hacia el oeste. Así, en su colchoncito de plumas, se alejaba el protegido de Kòoch hacia la tierra
salvadora de la Patagonia.
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