Mis V`ersos - Actividad Cultural del Banco de la República

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Luis R. -Palacio
•.. -
Mis V'ersos
Bogotá
CASA Itn.TOllUL
DI •• LA PIl&NSA"
lWllVIIl
Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
~uLs R. Palaj;;io
. BOGOTA
CJ\sA~t~
DE
•• LA
~,ª,,;
PRENSA
"
Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
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A MANERA DE PROLOGO
Canciones por Luis R. Palacio
("
REVISTA
LITERARIA"
DE BUENOS
AIRES)
Siempre hemos desconfiado de las poesías col~
cionaJas por un tercero. Y mucho más cuando el a~
tor vive aún. Bien está que después de muertoel~
ta, surja un bedel, haga un legajo con los versos.[~
imprima y trate de llegar á la inmortalidad ca~
gando sobre un prólogo. En ese caso se explica y~~
ta s~ disculpa la intervención. Pero ct:ando el .~
está todavía de pie forj':1.ndo endecasílabos y m,' .'
cando rimas, la oficiosiditd del bedel se hace m
y hast:l agre5iva, porque, 6 el autor no se síutí(f~
energí:is para afrontar sus versos y aguard6 la Uet~
da de otro qu,~ tuviera más :mdacia, ó Jesprecia~-~
to al público y se estima U.nto á sí, que el juicio..4j1
los hom brc:s le tiene sin cuidado.
-.:~
'CC
---
cle:rtft
En el foUata qne nos ocupa se lee, después
tulo, lo :;iguiente: Coler:cionados por F. F. C. Decidfdi
mente preferimos aquellos autores que publican~
obras accedíe¡záo ti las reiteradas instancias de sus a~~
Sin embargo, los versos son buenos. SumejOi
elogio csti hecho con decir que ha sabido borrari:<iJ
das las r0celOS3$ prevenciones que nos sugiri6 la piit~
tada. Cit'llllOS esta estrofa;
Quisiera en estas horas de amargura
Hasta la esfera de los muertos ir,
y entre las grie~as de la roca dura
Cavar mi fosa y descansar allí.
También es hermoso el canto á la bandera de ~
ba. que termina con este verso;
iPostrado ante el jirón de tubandCllq
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u
Bogota,3
de septiembre de 1908
D. Luis Rafael Palacio.
;~()T
i'!:-:=:- Mi querido amigo:
_.._ Ni usted me ha declarado el menor deseo de que
.¡.Q:asocie mi nombre al suyo en los Versos que quiere
~~blicar, ni yo presumo que eso pudiera servir al libro
~~recomendaci6n.
Prescindi0ndo de la debilidad del
>y:,,"imiento, los d03 como que estamo,> de acuerJo en
iUt,.ya
los prólogos, de puro llevados y traídos en
~
de esta clase, van produciendo fastidio y pasan·
S~ de
moda.
:---Fijado
así, pues, el al~mce U0 estas líneas, per~{t~me usted me valga de ellas p::\ra expresad,} mis
~ril-bienes.
Se los dirijo sin permiso y sin otro titulo
~lJ13,eel de mi antiguo y fraternal cariño, que basta por
~$t-sol(1para qne yo no mire los 1unare;; que tendrá su
Só~; como cualquiera otra, sino sus varias bellezas y
t~preciables cualidades
Entre ellas no puedo dejar de
~~.íl1:l~erarla ternura y pureza de sentimientos, la mot1'4Jidad de los conc~pt0s y la forma vigor"sa y racio'~~exe.nta
de los resabios de cierta literatura, boyan~-hoy desgraciadamente, que ti~ne por única regla
:1á~faltade 'reglJs tanto en el fondo como en la forma.
Su amigo de corazón,
Mitrco
Fidel SU A.REZ
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Hogar
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7
.
m1 padre
A la sombra de los sauces de nubladas lobregueces,
Don devine yo á llamarte otro tiempo, padre santo,
Vuelvo triste, con el alma desmayada por el llanto,
A ofrendar al Sér Supremo mis congojas y mis preces.
y me envuelven las tinieblas de la noche con su manto,
No muy lejos del ,antuario do te llamo muchas veces,
A. la sombra de los sauces de nubladas lobregueces,
A que cares de mi vld:t d t::rrible dcsenc:lllto.
y contemplo con ternura que en mis sueños apareces
Entre auroras divinales, y que luégo resplandeces
Cuando escucho de la iglesia los acentos de quebranto
Que resuenan en las tu lIuas de los muertos, con espanto,
A la sombra de lús sauces de nubladas lobregueces.
~.........•..... ,.._., .....
~
mi maclre
•. Mi agonía "S la hárbull agonia
Del que quiere evitae
lo inevitable."
CAMPOAMOB
Suena de la oración el toque lento
Que lanza al aire lÚgubre campana,
y de~parece el rey del firmamento
Entre arreboles de zafiro y grana,
Las encendidas y purpÚreas nieblas
Que flotan en el cóncavo azulado,
Como lagos de fueg,) entre tinieblas,
Decoran el confin anubarrado.
La fuente no retrata ya en su seno
La hermosa flor de la pradera umbría
Que dobla el cáliz de perfumes lleno'
y al soplo cierra de la tarde fría.
Mustia la noche silenciosa llega
Como triste viajera de los montes:
y sombras vaga" de pavor despliega
En lejanos y torvos horizontes.
'
La alondra en el jaral adormecida
Sus cantares melífiuos no gorjea,
y el ave de la muerte entristecida
En tomo del ciprés revolotea.
Coma crespón de perlas recamado
Que las altares del santuario. enluta
. I>e.astro~~e .oatenta el, cielo.tacho~do
...
Este Libro fue Editado por la~~~su~~
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8
La luna entre vapores y neblina.
Extiende de fulgor nublosas alas,
Semejándose al cirio que ilumina
De muerta virgen las funéreas galai.
Se ve desde las crestas de la cumbre
La tenue luz vagar en la espesura,
Como de insectos la bullente lumbre
Suele brillar en negra sepultura.
Inquieto el pensamiento errante vaga
En pavoroso y lóbrego mutismo,
Cual fragmento de mundo que divaga
Por el inmenso espacio del abismo.
Tristes y yertos guarda la memoria
Los instantes felices del p~sado,
Como restos de ofrenda gladiatoria
En la arena del circo ensangrentado.
La cruel ausencia del hogar aumenta
De audaz ecepticismo el desenfreno,
Que al alma de la duda le presenta
Con torpe saña el infernal veneno.
Amor y fe, ternura -y patriotismo
y todas las virtudes yo contemplo,
Cual ficciones vulgares de egoísmo
Que á mentira falaz elevan templo.
Entre congoja tal ]a Nada viene
A establecer en la Razón su imperio,
y á borrar la Verdad que se contiene
En la órbita sacra del misterio.
El lago de pesar y de amargura
En que se ahoga mi deseo y muere,
~o refleja ni un lampo de ventura,
Ni hay ilusión que en su contorno impere.
El sentimiento que hasta el cielo sube,
Que el corazón me oprime y amuralla,
Cual tempelitad oculta entre la nube,
Por el dolor deshecho, en llanto estalla.
y herido por fatal melancolía
Me repite el espíritu implacable :
•• Mi agonía es la bárbara agonía
Del que quiere evitar lo inevitable."
Mas tu recuerdo ¡madre idolatrada !
Solemne se alza ante visión funesta,
Cual si fuera pirámide sagrada,
Al torbellino del simún opuesta.
Tu imagen en mi horrible desventura,
Radiante de virtud y amor materno,
Me persigue con intima ternura
Mostrándome el camino de lo eterno.
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y marchando por senda descubierta
Mitiga los tormento!' de mi duelo,
De la verdad abriéndome la puerta,
Llenando mi infortunio de consuelo.
Cual reflejo de luz esplcndorosa
Veo la infancia en sus horas de akgría,
Cuando á rezar llamándome gozosa
Invocabas el nombre de María!
¡María! _.. Reina que á sus plantas rinrle
El intinito, el cielo, el mar, 13.tierra,
El atC'Í~rnoque de Días prescinde,
y hafta el infierno que la mente aterra.
Nomhre sublime que el amor predica,
Símbolo de verdad y sacrificio,
Que el camino del cielo nos indica,
Con la virtud aniquilando el \"Ício.
j Recuerdo de mi madre y mi alegría:
Olímpica visión de mi delirio
QLle ha<ta el nI)' ser en sér convertiría!
j No me dejeis en mi fatal martirio!
j
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13
Con paso vacilante,
Marcha la novia por la nave oscura
Trémula, palpitante;
A taviada con blanca vestidura,
Dejando ver de amor la rutilante
•
Llama fugaz, do la esperanza alumbra.
Su frente coronada
Con azahares de nupcial diadema
y con gazas velada,
Parece absorta en la pasión buprema,
Cual paloma en su vuelo arreLatada
A las regiones dc b luz fel.ll:;'¡.
':us (joc pudibundos
Revelan el ca,tbimo delirio,
De éxtasis profundm',
Do se funden la dicha y <:lm;lrtil io,
Como Ilotas de an:¡,V s crraLuIldos
Que llenan con sus ritmos el vacío.
Su perfumado aliento
Con los suspiros en el templo \uela
Llevado por el viento,
y tn el cáliz del' ardo se congela,
Cuando del inccns,aio el J¡¡¡mo lcnto
Entre los cirios del a:tar v"guLa.
Su alma de amor henchida,
Arrebatada á la mansión del cielo,
En estupor Hlmloa,
A Dios CO!1s:¡grasu v:rtud, Sil anhelo,
Al 110m ]Jfl; !u pasi6n, su fe, su vid:"
Hasta su mÚs n:cóndito deseo.
La Nuvia á Dios ofrece
La íntima pasi(,n desconocida
Que oculta se ellardece,
y con hechizos de ilusión Cluerida
En el silencio de la ll.ente ¿rece
Entre sueños de mística alegría.
A la Novia las flores
Ofrendan su fragancia fu~itiva
El sollos resplandores
De la luz que penetra por la ojiva,
El hombre el casto amor de sus amores
y Dios laa.urora del eterno día
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14.
La voz de la campana,
Con acento pausado y argentino,
Vuela á extensión lejar a,
De los salmos el himno paulatino
Con notas vibradoras se engalana
y resuena en el cÓncavo sombrío.
N o es ya de hogar paterno
La encantadora y tímida azucena,
La que-á su hermano tierno
Con sUaves hechizos enajena,
Es la heroína del deber eterno,
Que el corazón y el porvenir entrega.
Es arca incorruptible
Do se salva la dicha apetecida
Por corazón sensible
Del n:lUfragio tremendo de la vida;
Es angel de ventura indefinible
Que á la inocencia por la tierra guía.
9)uda
Como el ave del trópico abatida
Que se estaciona en la región del hielo
Gimiendo sola por su patrio suelo,
Vi una tarde á mi amada entristecida.
Con timidez y de ternura henchida
Sus ojos enclavados en el Cielo,
Como siguiendo de la dicha el vuelo,
Que se pierde en mansión des<onocida.
Cuando en su hermosa faz se reflejaba
La nívea luz de tímido lucero,
Interrogarla quise
si me amaba ..••
y trémulo le dije
"yo te quicro .... '
Mudo después ttmblanclo preguntaba:
¡Qué dijo! .... "sí?" Si dice ... , "nó," me muero.
~ómG es ella
(A mi Madrl)
Oh Madre! Madre mía!
~i vieras cómo es ella
La púdica doncella,
lE ensueño de alegría.
Es· bella cual la rosa
Purpúrea de los prados,
Cual flor de los granadas,
Es,su mejilla hermosa.
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17
Los días se han pasado,
Como la hora en siglos convertida,
y yo siempre abrumad ,)
Por el pesar de tu fatal partida,
Con la .mirada
inquieta
te he buscfld ')
Entre brumas dt~ mustia
lejanía,
A vi<lo
y vaga hundo
cnvudlo en su trí3teza,
S~ extiende por el mundo
Donde e~pléudida
luce la hellcz:!,
y fa tigarlo po~ uoIO!' p¡-ofundo,
Te C"OC:!, y nUC'NIS ilu.,íones (re;I,
l\li pensamiento,
Como fulgor J1~lllL~n,t'
Ouc desoidc el voldn h:lcia los c:d,)~
..•.•
En lloche horripilantc',
Se agita t\1 recuerdo en mis desvdo:;,
Yel corar.Ún se mueve palpitaute
Porque sin ti fdicidau uo vco,
Dí ~por qué tardéiS tánto?
tu mansión
en tristeei(l<.!,
Como envuelta
en un manto
De los que enlutA el sol en su cnírJa,
Cuando
entre los colores de ama.rauto
Se hunde en ccaso con la'luz tld dín,
Si viera:;
Tus
alctean,
jrHl1a hennus,"!
Gimen y llO gorjeull
Con ]0' :¡cel\tos
c:lUción preciosa,
H nsta <:lUC vudvns
y tu raBtri) vean
P;¡ra hrinJarée pbc(';¡tera 10:1.
y neollg'ljfld'l:i
<IV";;
en
~;tt
ue
flan:,,,
C5?~lrdau
Yá secas, sin colore,;,
En las alas dd céfiro te cnví:1n
La escl1(:ia virginal
(le sus o~or"'-'.
Como "¡lpor de !(¡nguida ag'¡¡lí;l,
L:l:-i
arOnl')sas
Ucte cn (u cstané,ia
perfumes
Si vieras en tu aU5encin,
Cómo paso l!ls horas de la vida. , ..
Deseando
tu presencia,
temiendo
esa eterna despedida,
Que de 103 seres llena la existencia
y
De terrible ~ mortal
melancolía,
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18
Efugitiva
(A mi buen amigo Guilltrmo R. Calderón)
¿ Has visto á la que adora el alma mía ~
La ingrata huyó de mi verjel soñado
Al despuntar de mí esperanza el día,
y me dtjó mi corazón llagado.
y vaga cual la tímida paloma
Que el caro nido del hogar olvida
Cuando trasmonta la arriscnda loma
Por ave carnicera perseguida.
iMe abandonó! ... , ¡Me abandonó mi amada!
y la busco en los yermos del desierto,
y entre la barca de la mar airada,
Luégo que arriba al arenal del puerto.
En la floresta y el gramíneo prado,
Entre las muchedumbres de la gente
y en las naves del tt'mpo desolado,
Do se extasia ba en oración f.:rvien te ....
Es mi amada cual rosa sin espinas:
En sus labios revi ven los colores
Con que fingt'D las cándidas oedinas
El púdico rubor de sus amores.
Luce en $Ú seno mármol dc Carrara,
En sus pupilas brí1\os de diamante,
y tiene un aire de belleza rara
La casta morbidez de su semblante.
Envidian su elegancia seductora
Los mimbres que circundan Ú la fuente,
y le roban los tintes de la aurora
La nívea luz de su mirada ardiente.
Sus cabelloB, cual ébano bruñido,
Semejan de la noche la negrura
Que enluta el bloquc'del nevado erguido
Cuando la \lama del volcán fulgura,
y en hebras se desatan enrizados
Sobre el perfit de su garganta bella,
Cual sombras en montones jironados
Al rededor de vespertina estrella.
El fingel r¡u~ custodia su existencia
Arrulla sus etlsu¡·ños celestinles.
y le pre!'ta d candor de la Hloceu.:ia
Que tiñe sus mejillas virginales.
No hay una entre las hijas de los hombres
Que iguale en sus encantos á mi amada,
Ni hay uno tan amado entre los nombres
Como el que evoca á mi Visi6tI !lagrada.
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19
Vé María, esas flores que te dejo
y á secas, sin aroma ni frescura;
Ellas imagen son de mi. ventur8;'
Si por cruel desdén de tI me aleJo.
Ellas cuando lozanas y fragante,
Ostentaban alegre gallardía,
Semejaban la noble bizarría,
De tus donaires suaves y elegantes.
Acógelas y J!évalas al pcc~o
Donde tu noble corazón palpIta,
Que ellas te contarán c6mo se agita
El pensamiento (lue se siente estrecho.
Ellas revelarán la atroz batalla
Que libran la ilusión y el desencanto
Cuando el alma abrumada de quebranto,
En angustiosas
lágrimas estalla.
Al Jin Ikgó la hora tan temida
En Cjue al amor, por el pesar de$hecho,
Con llanto inunda horrible despedida
y allega en hit'! ellaccrndo
pecho.
Al mirar la ilusión que se deshoja,
l\Ii corazón, henchido dc amargura,
El hielo sicnte de Inortal congoja
y deáalkcc de letal ternura.
Adiós
somura inflexible del destino!
¿Por qu¿: oscnreces la propicia llama
Que apacible ilumina mi camino,
Cuando piedad mi pena te reclama?
Mi! ojos, anublados
por el lloro
y deliran tes, ven entre tinieblas
Esptctros en el éter incoloro,
Como la luz del iris entre nieblas.
Mis labios balbucir tu nombre quieren
Con el ardor que la pasión inspira,
Pero sus Voces convulsivas mueren
Con la esperanza que en el pecho espira.
Mi mente delirando con ternura
Apri:Jiona tu imagen hechicera,
g;~;r:.d~==;:~
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20
y en mi alma tu rl'cuerdo palpitante
Se oculta en el lurbió01 de mis pesares,
Como gaviota solitaria, ertflntt',
Que se escoJlde en lns rocas· de los mares.
GuárLÍa este adiós,
en lií~rimas
bañado,
Testigo fiel de mi infinito duelo,
Llévalo oculto, de tu amor "liado,
Cuando te VD yas á morar ~.¡ ciclo.
O>tfandad
Encadenado
en mi dolor pro[unr]o
No vislumhrc) el final de tu rnir~J(1a,
y mi f~,sin consuelo en (~te Inundo,
Se extingue
pt)r tu amor abandonada.
Véu presto,
Ítng.:l
hermoso
de mi vida,
Séca en 111;'; ojn~ d nccrln lloro,
No tardc~ t{,nto, mi ilusii'>n qucridft,
Que sólo de tu ¿lllor pie(lad imploro.
Vén, derrÚma
1.'\1
mi b;.:o de amargnrn
La suave placidez ,le
tU3 (,l1eantos,
Con efluvios dc eélica fre~cura
Que call11l'Jl lo f .tnl de mis quchrantos.
Vén, que me lIluero en orL.lI1dad
Herido d pecho de dolor que mata
Il')rrihle,
.
Haz quc palpite el coraz6n sensible:
Acércate, por Dios ..... ¡No seas ingrata!!
Aquí .•.•
alaron mis cnsucílOS de oro
Aquí el ángel voló de mi ilusión,
Aquí resuena el eco de mi lloro,
Aquí yace insepulta mi pasión.
Aquí el trj~tc r~cuerdo del pasado,
Como pálido cirio sin fulgor,
Muere evncando
al sér idolatt'fldo,
En l~ lóbrega
estancia
de mi amor.
Aquí, do tú cavaste con empeño
La tum ba desolada para mí,
Quizá del porvenir el negro CCilO,
Se mostrará
6eV"ero para
tí.
No quierns olvidar que llaga abierta
Siempre deja imborrahle cicatriz,
y que en el (umho de la vida incierta
Es virtud cousolar al infeliz.
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21
Al escuchar tu voz engañadora
Oedí á su dulce y meloclio!!o acento,
Creí en la dicha que mi mente adora
y apenas encontré mortal tllrmento.
Busqué (¡ tu arrimo placi<lez J calma
y eIlcontré por trofeo en mi camino,
Las desazones é inquietud del alma
Las al1largum~ de fatn( destino.
QI1ise orrobartc con mi lIlllor sublime
y formarte un edén desconocido,
Pefl' t t1 p~l!!1) la virtud deprime
y arnjas
somhrns de Luzhd caído.
Ercs la forma que mi ~~r Llseinn,
Eres imán de material belleza;
Pero tc [alta el alma que domina
Con el ¡.HH.!erde cspirilu:\l !,un:za.
¡Busca el hombrc en lejanu:! horizontes
Aqud tr";O!"ll qlle !'IlI sér contiene,
Cl1a~ bbrndur sin rumho entre los montes
La jj(:~m[)sa plnl:t:1 <¡ue ('111:1 hucrto tienel
(A En ,.¡tJllt W. Eern~)
De ,.;u,.;ojos la idcd melancolía
Es como los fulgores de la estr~lla
Que Buple en el cresp6n de nurhe bella
La tibia luz <]t1C le arrcbnta el día.
La honda tristeza de ~1I faz sombría
Ostenta del pesar la ingrata huelIH;
y sin embargo, ('ti derredor de ello
Se re"pira \lna mística alegrín.
La casta palidez dd Llanco lirio,
y el dudoso carmín de mustia rosa
En IiUS tn~jillas lánguidas se advierte.
Un amor de qucruu es ~u delirio
y aparta las miradas de la fosa
~}9s lnbiQ!!_d~l beso de la muerte.
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22
geon
O't4
. Allá en el confin de mi esperanza,
Como en un yermo mustio y desolado,
Donde no sopla brisa de bonanza
y está del alma el lloro congelado.
Ef!.tre las negras criptas del olvido
Mudo el recuerdo, abrumador, huraño,
y en su contorno sepulcral herido
Por el dardo fatal del desengaño,
Se alza tu imagen solitaria y muda,
Al leño sacro de la Cruz asida,
Cual misteriosa sombra de la duda
Con los reflejos de la fe encendida.
J.;a antioguetia
Eres gallarda, y cual la flor que esparce
Aromas de fragancia celestial,
Brindas tesorPs de divino encanto
Que guardas en tu !'eno angelical.
Como ondina de límpida corriente
Ostentas en tus IHbios el carmín,
En tu frente el color de la azucena,
y en tu faz el candor del serafin.
Reverbera en tus ojos la alegría
Que reaoilUrt la vida ecuatorial
y flotan tus cabellos juguetones
Como el éb'1no en mórbida espiral.
No .tielles que envidiar á las palmeras
De la selva su talle cimbrador,
Tú tienes los encantos ]¡echiceros
Que con larguez'l te brindó el amor.
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23
llrilla en la oscuridad
de tus pupilas
El tímido fulgor de lo~ amores,
Cual reflejo de nubes opalinas
En el (onfín de negros horizontcs.
En hlondas
hebras tu c~bello flota,
Como cirrus sutiles que devana
El viento perfumado
de la [turora
-\1 despertar
sns invisibles
ala!!.
La (,::Ista pllicit!a
de nn :llma pura
En tu scmhJan le helénico se ostenta,
Cual C!lsneñf> i¡¡(¡cenle de la C\loa
\Juc en ('xpr('sióil divina ,.:e ¡-evela.
Inflamas
e!l la mente del tJoeta
La llamn inc()!lsumiblc
que ~uhlima,
La fuerza fecu nd:w te de la idcn
Q\l~ ('11 In h,:llcz;¡ y 1<1 \Tnl:ld SI:' inspira.
¿;/CIlCl.
\-edla
g;tldc1Ii.:\ inmacul:ula
En el verjel de IdS purpúreas
flores
Exhalando
del cáliz los olores
Que vuelan con el aura perfumarla.
("()¡¡]I)
Su casta timidez siempre
"dada
Por el ángel fdiz de los amores,
Que encienden
en su seno los ardores
y en su faz d carmín de la alborada.
En sus (,jos el ébano brillante
Refleja el lampo de pasión incierta
Cual luz opaca que los mOl1te~ dora,
Desprendida
del astro rutilante
Que en la lejana oscuridad
despierta
La claridad
de la 113ciente aurora.
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24
iJ
0lement¿na
Díme mujer 11~C:lnt!Hlora y tierna
Violetn inm.<lcnlada del pemiJ,:
D6 crecen las divinas ilusiones
Que hacen :í la espero nza revivir;
Dímc paloma
8-i..:n tu casto nido
Se aduertneTl los ensueños
del amor,
y si te abaten con tenaz empeño
Como á mí los que el tiempo se rob6.
Dímc si la ventura
te ren~igue
Con la constnnc;;¡
que el dolor á mí,
y si es verdad quc cn tu ciclo brilla
Mi estrella que Jln ha vuelto 'i relucir.
Aquí pensé en tu niñez querida
Yen los ensueñ()s de tu eelad pasada
Que entre \;ts fhn:s dcl jardín
Como
perfumes
que la vida
desfilan
halngan.
Si tú supieras
quc en silencio te amo,
Quc mi nlmn triste de pasión se inflama,
Iluminaras
de mi vida el antro
Con la ('splendente luz de tu min\fta.
q;a'ta un áLbum
Eres gallardfl, cual la nívea rosa
Que ostentn en el pensil su lozaní<l;
Eres altiva, cual la palma airosa,
Qu~ se eleva en estéril serranía:
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25
Es tu talle la envidia
Que levanta sus copas
Amparando el arbusto
Al despedirse el sol <Id
A tu rostro la
Presta el blanco
y :5 tu conjunto
La majestad del
Es tu mirada
• Do brillan de la
Ydados por los
- Que reverhcran
de la encina
¡¡obre el monte
que HC inclina
horizpnle.
nieve del Tolima
color de la azucena,
escultural sublima
leuto Magdalena.
un ciclo de ventura
gloria sus de!;tellos,
Iatn¡:os de ternura
en tm <jos bdlos.
:Fluctúan en tu scno palpitante
Los encantos de ¡¡mOfeS hechiceros,
Como t'I aroma dd vrrjel errante,
De 1[1 l:ll'dc cn ,l:nh:c!lles
1(I:.trillleros.
El <¡U" la palma de tu ITInllO teca
y ú tus pupilas seductoras mim,
Eu su f<IZ{'!l ('ntl\'decid;) y loca,
Siente <·~C()7.(\rcsd·: inihm:·rln "irn.
CL(
C.-g
l'
'f'/l ('MI. a
EstÚdia, mi lnesita t:ncantador:t,
Los secretos que enseña la virtud.
y yerás que á tu mente no devora
El malestar que agita la inquietud.
Míra que el mundo seductor engaña
:Mostrando los Encantos del placer.
y siembra con empeño la cil.afw.
Que hace la inocencia perl'~er.
~ígue la senda de tu madre amada
Que ella la dicha de tu vida hart.,
y nunca olvides, i1iña idolatrada.
Que á la virtud la dicha seguirá.
I,a marchitada planta no florece
Ni recibe el rocío matinal,
A esa planta la niña se parece
Si no cs<:ucha el consejo maternal.
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26
6LLa
Era mi corazón estéril yermo
Desamparado de aromosas flores,
Envuelto entre las brumas del invierno
Que hiela de mi alma los amores.
Sin fe, sin ilusiones ni esperanzas,
Presa infeliz de un hado irresistible
Miraba las oscuras lontananzo.s
Del insondaole mar de lo imposible.
Flotando en ese piélago sombrío
Do el leviatán de las pasiones mata,
La fe y la ilusión con el hastío
Que asido al infortunio se dilata.
Así cual otro Sísifo abatido
En la pendiente que se elt:va al cielo,
Eterno estaba en mi dolor sumido,
Abrevando la hiel del desconsuelo.
Cuando la luz de tu mirada bella
El antro ilumin6 de mis pesares
Con esos resplandores de 11l estrella
Que riela en el abismo de los mares .
•
La soledad de mi existencia torna
Alegre á convertirse en parafso,
La oscura noche de mi vida se ama
Con ensueños que nacen de improviso.
y surge del averno la eSperanza,
y el pesar se convierte en alegría,
y el hastío en las horas de b::marza
Que matan el dolor que me ahatía.
Ah mujer! me has salvado del naufragio
Mostrando el faro del amor divino;
Eres mi amada, el celestial presagio
Que sublima en la tierra mi destino.
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Luchas
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29
Q5g La jtlventu{)
católica
¡Adelánte! ¡adalides de la ideal
Los que lucháis por la verdad cristiana;
Los que lleváis en vuestra frente ufana
La enseña santa de inmortal presea.
'¡Adel:mtc! En la cúspide flamea
La hermosa luz que del Calvario emana,
Iluminando la ciudad romana
Centro de In. doctrina gigantea.
Adclánte del mundo los proscritos!
Sin trepidar, seguid hasta la tumba
Despreciando bs farsas y los mitos
Eu quc el orgullo humano se derrumba,
Anhelando placeres in!:nitos:
Ved, que la gloria brilla en ultr.1tumba!
;Oh rc~Palanca impo'¡dcrable y fucrte
Que los torreOJ1CSdel error destruye.
Si de la mente <:d cristiano hUYe
L,.'. cbra luz que la verdad nos' vierte.
Estrdb refulgente que en la vida
Il.tlllina bs noc'hes infernales
Dcl'F1c padece irresistil>lcs males ....
Al \cr b muerk deilusión,(lUerida.
IJaloma mensajera ante el destino
A que en el mUlldo condcn:¡dos vamos,
Los que 1:1. se!1(b del dolor lIcvamos
Si¡~coronar la cumbre del camino.
! 011 fe; Inflama con tu fuego el alma
Del peregrino {lUCangustiado .llora
La pena que al cspíritu dcvora
Al no cncontr:J r la venturosa calma.
Empápa con la sangre del Cordero,
En la Cruz derramada para el hombre,
Del Cristianismo el misterioso nombre
y 9.e la tumba el eternal sendero.
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30
¡Oh Cuerpo de Jesús! ¡Humano Verbo!
Sublime simbolismo de la idea
Que en las tinieblas de la duda crea
La fe que brilla ante el error protervo!
Guíame en la senda del dolor acerbo,
Para que digno de tu gloria sea,
Cuando ganada la inmortal presea,
Luzca las vestimentas de tu siervo.
En mi espíritu enciende tu divino
Fuego: en mi corazón, inquieto, graba
Las cruentas amarguras del Calvario;
y cuando llegue al fin de mi camino,
],ibre de la cadena que me ataba ..••
Ampáreme la cruz en el osario!
<fgnle La imagen
de La cri-egen
(A mi !urmalla Mercedes)
Los ojos vuelvo á tí, ¡Madre querida!
Abrumado de pena el coraz6n,
Sin fe, sin ilusiones en la vida
y enferma el alma de mortal pasi6n.
¿No ves en los raudales de mi llanto
Amargo cual las aguas de la mar,
Las hondas huellas de fatal quebranto
En noches infinitas_de pesar?
Mi madre cuando niño me decía
Señalándote cerca de la Cruz:
"Míra á tu Madre, dulce prenda mía,
No olvitles que es la Madre de Jesús.
Ella á tí como á EL te escucha tierna
Cuando la llames tú con la oraci6n,
De allá _•• _ de allá de la mansi6n eterna
Ella oirá tu ferviente petición."
Muchas veces mi madre, con dulzura,
A mi oído estas voces repitió
Entre coloquios de íntima ternura ...•
IY leal á tí Y á ella he sido yo!
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¿Por- qué en.tODCes ¡Oh Madre. Madre mía!
L&~VQzdemi-~aria
no ~uchar,
... ? Siá tí vengo ~'mis h6USde alegría,
y -vengo á ti mis penas á llorar?
La noche aterradora del pecado
Sus sombras en mi espíritu extendió ... '
En vano busco, inquieto y desolado,
De la inocencia el tiempo que pasó.
Giro en redor y por doquier extiendo
Las miradas en husca del ideal
De mi esperanza. El centro voy perdiendo ••••
AlIado, arriba, abajo ... , todo igual. ... !
¡La ceguedad! La ceguedad me abate
Sin ver un lampo de la eterna luz,
Desesperado y solo en el combate
Ya no soporto el peso de mi cruz.
En vano grito al Cielo, que responde
Con su mutismo sordo á mi dolor;
Parece que en sus bóvedas se esconde
El eco b.stimero de mi amor.
~ Mis l{lgrimas derramo entristecido
Allá lejos, en negra soledad,
Cuando busca mi espíritu abatido
De tu seno de Madre de piedad.
y gimo triste al evocarte á solas
Cuando siento en el alma rebmmar
La borrasca impetuosa de las olas
Que agita el torbellino del pesar.
¿No eres del mar la matutina estrella;
La bíblica paloma de Israel;
De Judea la púdica Doncella
Que de su trono derrocó á LuzlJel?
¿Por qué tu luz no alumbra mi camino
y arrullas de mi mente el padecer,
y cambias el rodar de mi destino
Haciendo un nuevo día aparecer?
¡Fragante Rosa del jardín del Cielo!
¡Envuélveme en tu aroma angelical!
¡Madre del desgraciado en este suelo,
Aliéntame en la lucha contra el Mal!
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¡Exánime en la n:ra de] camino
Por alevoso acero desgarrado,
Me vio mi hermano, herido y desmayado,
En Y¡lIlO le llamé .. _. siguió .... no vino!
A ]a luz (le] lucero vespertino
Vi pasar al amigo idolatrado
En ]iger:t carroza reclinado.
Le llamé ...• 11e miró .... Tampoco vino!
y crto de frío, de dolor moría,
Cuando la voz oí de mi enemigo
Que lIe15a1,aa] lugar d~ mi agonía:
Lavó \11\ herida, me IIc\'() cOllsigo,
:Me cuhri(~ con las mantas que traía ....
Cuál, cnlre todos, dí, ¿scrft mi amigo?
(A mi tío el J'rcsMtcru Aldcmar Patacio)
Todo predice confusión y llanto,
El mundo de ]a idea se derrumba
Por el alJismo horrible do retum 0.1El trucno del error y del espanto.
E] ¡,c·¡:srtll1icntocomo el !llar hravío,
En tcmpestau tcrriule se uesata,
y atrevido en su oleaje se dilata
Buscando la verdad en el vacío.
Inquiétase el espíritu vagando
Trns h ,ent\1r:1 que jam[,s a1cariza,
Sin caridad, ,in fe, sin esperanza,
Va en el caos sin rumbo zozobrando.
De liLcrta<] <:lnol)le sentimiento,
Enlodnallo cun el c'eno inmundo,
Contra Dios se k"'anta furibundo,
Sin norte, lliri;;iendo al pensamiento.
Hipócrita tendencia se colora
Con ]os tinte, de cí\'icas Yirtudes
y mira como ;\ impuros ataúdes
El ara santa do piedad se implora.
L~\S torpcs y :1.trc\'idas bacanales
Do la razón sin caridad maquina
Contra el Cristo y ]a luz de Sll doctrina,
Al inocente tienden sus dugales.
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33
--_l;llltfd.el
Cri$tianismo,
C~_
a fatal de la igIlÓrancia,
y se ~
eon:-á,vida arrogancia
Los engaños que forja el hipnotismo.
De la duda la hipócrita falsía,
Cqmo ásp'idq).1e entre flores se adcrmece,
Con ~lM'iencia de verdad se mece
Enforinas de social filosofía.
Hasta Dios se confunde con descaro
Con esa" PCf"sistmcía dc la Jittrza,"
Sin que el audaz sofisma se retuerza,
Pues lo admite la dmcia por preclaro.
y aun el puñal de Bruto se bendice,
Como de redención símbolo sacro,
y se tiene por torpe simulacro
El madero que dicha nos predice.
En la embriaguez de su delirio insano
Intentan los histriones de L\ ciencia,
O imponer nuevo fuero i la conciencia,
O el muro derribar del Vati:J.r.o.
Este siglo sediento de placeres
Ambiciona la Roma de Galerio
Con todas las hajezas del imperio
En que lo· hundieron J úpiter y Cercs.
Ya no cspcr:tn en nada las naciones
Nutridas con la savia de Epicuro,
y en los reflejos del placer impuro
Míranse apoca1ípticas visiones.
Se ve que i la soberbia se prefiere
En desacato á la humildad sincera,
y que del homuTé la razón impera.
Donde la luz del Evangelio muere.
A sentimiento y á pasión sublime
Marco dorado el mundo les reclama,
y con descaro la riqueza aclam¡l
Reina del goce que al pudor deprime.
La virtud, verdadera se desprecia
A la par que se acata con decoro
El vicio qw;se cubre con el oro,
y com()~al
criminal se aprecia.
Víctima de epiléptica agonía
El corazón se agita palpitante,
y sa.ngrindosc instante por instante,
Anhela los placeres de la orgía.
La mente por la tisis agobi,'J,da
De arrogante y falaz materialismo
A sus creaciones quita el idealismo,
y se rinde el}t~e dudas desolada.
-.-
-
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De Dante y l\1iltoll ya las concepciones,
Como fruto de loco fanatismo,
Las mira con desprecio el ateísmo
Que en toda forma busca "Evoluciones."
Acongojado el hombre ya no mira
En la grandela terrenal del mundo,
Algo que calme su dolor profundo,
Pues siempre el mal á devorado aspira.
y el alma, cual espíritu proscrito,
Arrojado del Cielo á los intiernos,
Delira aquí con goces sempiternas
Padeciendo la sed de lo iniinito.
&jL
gtan
920ntifice
Como el rey de los astros que aparece
Llenando de esplendor el valle y monte,
Tál, León, tu palabra el hr¡rizonte
Del pensamiento lóbrego esclarece.
¡Oh! tú del Or~e au;;usto Sob~rano
El siglo diez y nueve te saluda
Viendo en ti al Jefe que en campaña ruda.
El pendón de la cruz tremoh ufano.
Santo pendón con sangre enrojecido
En los nefandos circos de Galerio,
Cuando Roma, señora ctel Imperio,
El Universo vio prostituído.
Sacra insignia del cielo descendída
Que en las cumbres del Gólgota fiamea,
Con el fulgor de la cristiana idea
Que en el cerebro de León se anida.
Idea que en el mundo se dilata,
Cual vibración eterna del vacío,
Desalojando del error impío
La negra sombra que á la ciencia mata ....
Misterioso fulgor de lo infinito
Do Pitágoras busca la arm'1n[a,
Que ~ Sócrates envuelve en su agonía,
Con luz (\:1 ciclo y 50mbra3 de delito.
Fuente que apaga el infernal de:;eo
En que se inflama el infeliz J ulíano
Ante el poder de omnipotente mano
Cuando exclama: '" Vencíste, Galileo!"
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- . NelJlllosa-del Dante inspiradcra
FQrtaleza-de Carl0 y' de Tancrec1o,
Vigor del ineansable Godofredo,
y del débil la sombra protectora!
Consuelo de Colón en ~u destierro
Lejos del mundo que su fe levanta;
Fuerza que aquí la libertad implanta
y allá sepulta al Canciller de Hierro.
Motor inerte de la ciencia' humana
Que al hierro de la imprenta diviniz:l
Cuando el furor del pensamiento atiza
De Guttenberg la mente solJerana.
Ráfaga e~erna de visión crc:iuora
Con que Edison le roba al firmamento
Los fulgores de eléctrico elemento
Que disipan la somb:'a aterr3.dora.
Radiante sol que en Víctor Hugo luce
Cuando el rodar dd pensamiento gira
Al rededor de la Ora,:Ílfn que inspira
Al estro que en 5U mismo error seduce.
Suave vapor de l:ígrima infinita
ConVl~rtido en ambiente de tcrnll~a
Cuando á la Madre de .T esús tortura
La humana pe.na que en Sil pecho agita.
Síntc.;is de lo grande y lo sulJlime
Do encuentra alivio la sentida queja
y do el pesar del alma se refleja
Cuando el amcr al coraz6n oprime.
Tal es el oriflama sacrosanto
Que se alza en Roma y en la tierra ondea,
Síml.lolo de la ciencia gigantea.
Que engalana á la Historia con su manto.
Cienci, suprema de infinitó yuelo
Donde el error subsiste encadenado,
Cual Prometeo á su tormento atado,
En la montaña que se eleva al cielo.
Fulgente luz que al Vaticano inflama,
Cual la de Horeb incand'escente y suave,
Cuando el piloto de batida nave
La verdadera libertad proclama.
Centro que calma el insaciable anhelo
De las hondlls y horribles amarguras!
Centro feliz de angélicas venturas
Do siempre brillará Lumcn in codo-'
¡Esa' es la aureola que á Le6n circunda
Do se refleja el pensamiento humano
Entre las sombrll8 de .insonda.ble arcano
y los destellos de verdad profunda!
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Véd, como descendiendo va del trono
Por inmunda, asquerosa gradería,
Manchando el manto con el sucio lodo,
y de venganza y de rencor henchida.
La reina idealizada del progreso,
La estrella refulgente de la ciencia,
La que es de libertad feliz ensueño
y su poder omnímodo acreÓenta.
Oíd cuál ruge, hiena furibunda,
Convertida en el monstruo de la ira
Embrutecida por pasión impura,
y por calumnia vil, envilecida~
El furor encendido en sus pupi.las,
Congelado en su boca dete~table
El veneno mortal de la mentira,
y en su beodez flotando vacilante,
Impúdica bacante deslenguada,
PregoneIa infeliz de liviandades,
Repríme presto tu pasión insana
y déja la palestra del combate.
Recóge los girones de tu veste
Por la maledicencia desgarrada,
Limpi.a la mancha que en tu faz se advierte
y tus cabellos desgreñados áta.
Cíñe á tus sienes la imperial diadema
Plíega á tus hombros el purpúreo manto,
Abrázate á la ciencia verdadera
Inflama tn luz el pcnsamienio humano!
Cual ave altiva que en su raudo vuelo
El ala siente por la flecha herida,
Al cruzar la mansi.ón desconocida
Donde la vida busca con anhelo.
Me agito en el abismo de mi d\:telo,
Sufriendo los azares de la vida,
Por nubes de pesar ennegrecida
Bajo los dombos de enlutado cielo.
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31
En_vano lucho con tesón y brío
y llamo al indolente despiadado
Que me repele con su brazo fuerte.
Puestas las manos sobre el pecho mío,
Confuso miro al cielo .. " Encapotado!
Miro á la tierra .... Soledad y muert~ I
Repercute el clarín de la hata\la,
El trueno horrendo del cañón se escucha,
Cuando la vida el hombre á la metralla
Rinde en el campo de tremenda lucha.
Aquí agoniza el adalirl inerme,
Allá cl caballo entre el fragor relincha
y el héroe en brazos de la gloria duerme
El ideal que sus anhelos hincln.
Todos en la pale~tra confundidos,
El bien supremo en la bltalla anhelan,
y sólo en sueño eterno ya dormidos
Con muda libertad sus tumb:ls \"elan.
Allí rdl~ja en la sangrienta charca
De la virtud el iris sacrosantt),
Que con los tintes de la sangre marca
A quien i:1frin~e el juramento s:mto.
J4!
o6rero
Tú, el sacerdote del trabajo santo,
Que al cielo ofreces oración ferviente
Cuando entre luchas de fatal quebranto
Das forma á. las creaciones de tu mente.
Tú, el adalid que vence en las batallas
Que libra la virtud contra el ocioso:
Tú; aquél que nunca en la maldad encallas
y alegre "ives del trabajo honroso.
Tú, el que dibujas con soberbia mano
En el dintel de la razón suprema
Los símbolos del Arte soberano
.~~ so~_de la verda~ ~terno_emblema.
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38
Alza tu f,g en el sudor ;j.niada '
y ostenta altivo la quemante gota,
Que de tu augusta frente inmaculada
Con las angustias del trabajo brota.
y al orbe muéstra el hrazo infatigable
Que encadena el poder de las naciones
Al carro del progreso formidable,
Brindando al mundo portentosos dones.
y fórma tu falange prodigiosa
Al rededor del pórtico sagrado,
Donde la ciencia se le\'anta airosa
Sobre los pedestales del pasado.
y cánta allí tus himnos á la gloria,
:Más sublimes que el cántico guerrero,
Que.entona el hijo audaz de la victoria,
Cuando destruye el arsenal postrero.
C/,'/'
• .:.;l
/
[cnl ncna
Erguido está cn las cumbres del Pichincha
El formidable genio de la gucrra,
Que en fuego horrendo sus entrañas hincha,
y devasta las pampas de la ,tierra,
Do la ambiciÓn tiránicit se encierra.
Cuando las sombr.\s de la noche oscura
Las blanc~s nieves de sus crcstr:s vela,
Del heroísmo el luminar fulgura,
Como la estrella que en los cielos riela
Al ver que el rayo en los espacios vuela.
De la victoria al estentóreo trueno
Repercute Cll el antro de su abismo;
y de la patria el esplendor sereno
Se ve brillar en el otero mismo
Do rindió su poder el despotismo.
Cuando la lihertad se siente heridl
Por el férreo puñal de algÚn tirano,
La raza de los Shires ¡¡batida
Pide al volcán del monte soberano
Sepulte en layas la atrevida mano.
Luégo el a\'erno de inflamadas piras
Entre los ecos de infernal rugido
Al cielo lanza sus tremendas iras,
y ostenta el lomo del nevado erguido,
, En púrpuras de ~angre convertido.
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38
r"_
..
;"
~l@,:cima®'1'aYos
coronada,
SÚ~~(:Il~loil ~les
deja Historia,
Apoyado en el pOíDo de su espada,
Al pueblo que idolatra su memoria
Los destellos señala de la Gloria.
Cual esfinge apostada por los siglos
Sobre la mole hirsuta de los Andes,
Con gentileza oilropica se eleva
.\ la regiÓn de la celeste esfera
La nívea majcstad del Chimborazo,
y de esplendores diamantinos llena
El pedestal del monte sober,mo.
En 1.1snoc:hcs oscuras del ilwierno,
Cuando muere el lucero vespertino
y el mar se agita en tempestad horrenda,
y el rayo cruza el espantoso ahismo.
La luz reful¡zc en su~ hruñ:(l'ls hielos,
Cual faro opucsto (;n la mansión ctérea.
La da <¡uese lanza rebramando
A romper,;e en la roca solitaria,
En broculL's d~ fuego convertida, Refracta en los crespones del nevado,
Del hosco m~r. la lumbre fosforina.
El na\'ci~:1I1te'li!e :mgustiado especta
Entre congojas Y hórridos tormentos,
Del furibundo y turbulento océano
./ Las borra5cas que surgen en su seno,
y al monte eleva la mirada triste
y alivio cobra su ~nigi(lo pecho
Cuancio entre nubes de fulgor siniestro
Ve en la c"m bre la luz que se retiñe;
y cual si hlllara la deseada calma
Que ambiciona el espíritu abatido ....
Se realza de nuevo en la esperanza.
_ ¡Oh mu,h centinda de los tiempos!
Sobre tu homuro se yergue gigantesco
El genio que á Bolh'ar inspirara
En sus horas tremcndas de heroísmo,
De libertad el ímpetu guerrero,
Que rompió las cadenas y los grillos
Que al bravo pueblo americano ataban
Al fiero yugo del hispano suelo.
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¡Tu excelsitud, soberbio Chimborazo
En las horas terríficas del mundo,
Al llegar la catástrofe postrera,
Irá rodando en el espacio oscuro,
¡'~ntre los cataclismos del océano,
Velada por el genio portentoso
Que es de la glorÚ,- inmarcesible escudo!
éll
. 1
[1()L:aoI
dL'·)"""
. e
'e
. ¡"
l1IJlcttCl
(A Gabricl Ro/dáll)
Franja de fuego ciñe el horizonte,
La bruma cubre el alto firmamento,
Del hosco mar la palpitante
mole
Va en espumas las olas convirtiendo.
El Larca cruza la ,=,xten.,ión umbría
Cual la potente y pertinaz idea
De la esperanza que la mente agita
Cuando adherida al pen~amiento queda.
En medio de esas dos inlllcllsidades
Mi espíritu á la tierra tncadcnado
El regional de lo infinito invade
Transformando
en un átomo el océano.
E indaga allí su origen primitivo
Yel fin de sus profundas ansiedades ....
Mas ...
:av! vudve á caer r.esfallccido
El el ca~s' (Íc1 misterio inescrutable.
Alas presta
de nuevo al peusamiento,
y rasga el velo opaco de las brumas,
Para volar en el espacio inmens@
A do lo cmpuja d genio de la Duda.
y busca en vano la quietud deseada
Entre esas majestades que lo \,inrlen ....
¡Ellcielo que en lo eterno se dilata!
y el mar tremendo que á mis plantas gime!
Oh Patria ~ El eco ronco v la~tirncro
Del hu¿:rfano '¡ue gime abnn~lonado ...•
¿No llega á vuestr<> oído? Véis que muero
y muda est:1is ante mi amor s~grado!
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·,_
~&otadelafuente
.Los ·iJu:bi~aeI ~o.
fugitivo
. Goteaenlá corrienteQue rueda hacia su. origen primitivo,
Gimiendo, cual la nota, tristemente,
En el antro de 16brego vacío.
El corazón herido
Angustiado palpita y desespera
En el dolor sumido,
Cuando el silencio de celeste esfera
Por el inmenso cóncavo esparcido
La copa mustia del ciprés rodea.
y el alma desmayada
En el abismo de hondo pensamiento,
Conmuévese asustada
Con los rumores lúgubres del viento,
Que agita quejumbroso la enramada,
y se retuerce en su eternal deseo,
Como en fatal suplicio Prometeo.
<5 n
eL Ci!tnenter{o
(Al Plcsbíto·(.
José
Ruuen
pa#ad#l';
Deseo descansar, hermano mÍn,
En este yermo desolado y triste
Donde la necia va.nidad. no existe
y no se siente aurumador hastío.
Aquí encallan la farsa y el engaño
Del mundo despreciable y fementido;
Aquí este cuerpo en polvo convertido,
Ni inquieto busca el bien, ni teme el daño;
Aquí en tranquila soledad y calma
Quiero aguardar de la justicia el día
En que humillando á la soberbia impía
Levante al ciclo triunfadora palma.
~nte
la bandeta de
(Buba
Ved el pendón de libertad sagrado
Que altiva empuña la hija del Atlante
Con sangre de sus hijos ·purpurado,
~¡e
las olas de la mar flamante.
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Símbolo Ee! de la justicia eterna,
Representa de un pueblo ese derecho
Que nunca ante la fuerza sé prostema
Cuando' se abriga en altanero pecho.
Cuba! Tierra de insignes lidiadores!
El continente americano espera
Ver de tu excelsa patria los albores
i Postrado ante el gir6n de tu bandera!
cfiJnocAeciendo
(A bordo del 1Japor
11
O/miJo")
Ya la noche descuelga su enlutado
Manto sobre el azul de la montaña,
y ostenta en el ocaso purpurado,
La tenue luz que alumbra en la cabaña.
La soledad en el confín oscuro
Con pavorosa majestad impera,
Inter yo el cáliz del dolor apuro,
Al recordar tu imagen hechicera.
En esas horas crueles el proscrito
Eleva al firmamento su mirada,
y ve del hado en el fatal circuito
A lo imposible la esperanza atada.
(P¡rdida de
Panamá)
Suene el clarín y el tambor guerrero,
Despliegue sus girones la bandera,
Símbolo fiel de gloria verdadera;
Por Dios juremos por el mundo entero.
Sucumbir! Sucumbir hasta el postrero!
Para no ver que en nuestra Patria muera
El sentimiento que en su seno impera,
Cuando señala el inmortal sendero.
y de furor el coraz6n henchido
Juremos ante el Dios de la Victoria
¡Odiar! i Odiar al yanqui foragido!
Que desprecia de Wáshington la gloria
y con hazañas de ínclito bandido
Empaña de la América la historia.
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Patria
t3ANCC
ClfflLIOTE: ..J
;: ~
L ';,c
I
;':;¡)UC/~
'.. I'R/¡NG{:
CAT f~LOGAGOll
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cfg {JaLón
Cual gestación de un siglo portentoso
Que en el seno del tiempo se alimenta,
La aurora magna del Octubre umbroso
Con majestad olímpica se ostenta.
llañando en luz al tempestuoso Atlante,
Que encadenado en su furor bravío
Doblega el dorso al paso del gigante
Que un nuevo mundo engendra en el vacío.
Aurora que á Colón en gozo inflama,
Al encontrar á la visión prolija,
Que la raLón de Séneca proclama
Cuando su mente en lo ignorado fija.
Percibiendu otro suelo en lo futuro,
Que al genovés levanta de la nada,
Como del caos insondable, oscuro,
Surge gallarda la natura creada.
Colón! tu nombre gigantesco llena
El ignorado cóncavo vacío,
Donde la ola de la mar resuena
Cuando se mece sobre el polo frío.
Tal vez en esa inmensidad sombría
Donde la humana planta no se interna,
De ignota tierra llegará otro día
Que se oiga el eco de tu fama eterna!
.•..... ".1'.,.
Oh, Bolívar 1 Tu gloria portentosa.
Cual de fuego la ráfl'lga que alwnbra
De los Andes la nieve que reposa,
Se refleja del tiempo en la penumbra.
y tu poder, cual ola gigantea,
Que ltl altura. del cielo desafia,
Entroniza en la AQ1érica la Idea
.~.~.iJu~~~Jie7M~e!:t~tl_~ldj~l.
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5.0 -.'
Idea que se eleva tremebuQda
Cuando la astucia audaz de los serviles
A la virtud, como á bacante inmunda,
Enlaza al carro dc magnates viles;
Bolívar! Tú que hiciste de civismo
La más grandiosa y sin rival presea,
Httz que reluzca en el tremendo abismo
Donde sucumbe rlel debcr la idea.
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(En el primo' anil'crsario de su muerte)
Tu fama entre las sombras del pasado.
Como el águila audaz que tiende el vuelo,
Enseñoreada en la regi6u del cielo,
Triunfante irá de tu recuerdo al lado
Desde Colombia al extranjero suelo.
Mostrando de elocuencia los raudales
Que derramó tu genio esclarecido,
Cuando en la prensa y la tribuna erguido,
Grabaste de la Patria en los anales
Tu pensamiento de vigor henchido.
Tu nombre, cual la esfinge del desierto,
Contrapuesta al simún de las pasiones,
Señalará por todas las naciones
De tu virtud excelsa el rumbo cierto
Con el'noble ideal de tus acciones.
Tu gloria entonces como sol fulgente,
Destacada en los fastos de la historia,
Reah:anJo entre los hombres tu memoria,
Será evocada con amor ardiente
Cuando huya de nosotros la victoria.
(En .san Pedro AlejalllÍ,'i,IO)
Cuando la ingratitud y la impostura
Del héroe enemigos sem piternos, .
Arrancan de su mano los gobiernos,
c,~_ selv~ le ampara en la eSpeSUt'8.
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Un puñal de dolor y de amargura
Brilla con el fulgor de los infiernos,
y un gemido solloza en los avernos
De esa montaña misteriosa, oscura.
Retumba el estridor de la tormenta
Que el mar agita en ~u tremendo duelo
Cuando la angustia el adalid ostenta.
y abandonando de la tierra el suelo
Que el furor de los odios ensangrienta
StO eleva t'n ¡das de In gloria al cielo.
Hijo dd trueno)' ue la Gucna hermano,
Eclipsaste los lam pos ue h Gloria,
y á tu paso rendiste la victoria
En este continente americano.
Ell el Pichincha
y Ayacucho, ufano
Grabaste en los ¡males de la lIistoria
La libertad de un pueblo y la memoria
Del H¿:roe entre guerreros soberano.
Fuiste de Antioquia el óptimo tributo
Oue á la Pa tria ofrendara el heroísmo
Del hijo audaz de territorio hirsuto.
y tu llluerte, á la faz del Pa'riotismo,
Fue de ignomini'l el malhadado fruto
~2uenació de fatídico egoísmo.
EPÍLO(;O
Naciste entre el fragor
Con los nimbos del rayo
y como el genio de poder
Tu ardor en los combates
de la tormenta
coronado,
airado
se acrecienta.
jJeyenda
(La "Belleza Ideal" de Ca1'4)
Radiante sol de esplendorosa lumIne
Que ilumina el Parnaso Americano,
Orgullo noble y prez del mundo hispano,
&.mueatr.~_~a:~_~"
...... :"'.",
..
...
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"
Varón fuerte, de insigne mansedumbre,
Ceñido con In malla del cristiano,
Lucha contra d error audaz é insano
· desm<:lItir de amor la dulcedumbre.'
S10
Enemigos sedientos de victoria
Robar pr"etenden al poeta augusto
De Belleza Ideal, ante 111. Historia
La fama que tributa el ~iglo adusto
A quien el tiempo brindará la gloria,
y el Cielo, la mansi6n do habita el justo.
(D,'s/u!s del 31 de Julio de ~900)
¡Padre comcripto (le ll! Patria ~lIevai
En tu mano el pendón inmaculado
De Libertad il1~igl1ia
y del Derecho y la Justicia emblema,
Despedazado por pasi6n impura,
Para baldón de un pueblo soberano,
Teñido con J¡. sangre
Derramada en los campos del combate,
y desgnrrado por traición infame.
Tus verdugos no son los ambiciosos
Que los peldaños del poder escalan,
Ni los esbirros que el botín atrapan,
Ni los guerreros que su honor mancharon
Al volver contra tí desnuda espada;
Son los hi!ltriones de la fe cristiana,
Son h ambición v la calumnia viles
Ql1e nombres sac;os Y virtud-profanan;
Son el odio implacable y el perjurio
Los que exhibiendo al inocente exhiben
La torpe ~:"Iñade iofanal orgullo;
Son
honradez que del Honor se ríe
La que con !laña sin igual te insulta,
y para gloria de tu Dios perdura
COIIel recl1cnlo de Caín)' Ju-las.
"l
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58
~nte
La
lo/atila
deL
::Dr. Ek3e't'tÍo
Tu nomhre en los anales de la historia
Como ti fulgor de los diamantes brilla
y tu gobicTtlo fuerte, sin mancilla,
Con respeto lo enslllza la memoria.
En los campos de lucha transitoria
Nunca esgrimiste bárhara cuchilla,
Ni compraste enemigo que se humilla,
Ni la codicia audaz manchó tu gloria.
Fue la honradez tu anhelo predilecto
al patriotismo
El castigo lJue dieras al nhyccto.
y el rumbo que marcaste
Oficiaste <onlas arns del civismo
Mostrando al mut1r]" tu carácter recto
Que émulo flH>"ade Bo!ívllr mismo.
JJJL l1Ul/J
fl
a n t '¡hl //cne'ía
l 8beyed
(En !.l 7ribllna y m
Como león del territorio Ibero
Que corre tremebundo en la llanura,
¡Reyes t, el sin rival en In bravurn,
Se lanza á las b:lta Has el primero.
Combate y vence con orgullo fiero
Al que á la Patria sin piedad tortura .•.•
Con frenesí, con sin igual ternura,
Cambia en amur la furia del guerrero.
Al enemigo á quien la sangre h:;ñn
Al corazón le lleva entre sus hrn7.os,
Sin mengua del honor yel patriotismo,
Lo conduce á la tolda de campaña,
Donde reanuda rleamistad los lazos ...•
i Tal es el nd¿dirl del Cristianismo!
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litH!#"t
c.f4L iLuóhe //enc'taL 8T0anu~L EB'ticeño
(El
11
de JuliQ & 1893)
Hoy Briceño la·Patria entristecida
Evoca tu recuerdo sacrosanto,
y riega tu sepulcro con e1llanto
De una. generación agradecida,
Que mira el sacrificio de tu vida
y de quebranto,
Como una ofrenda de heroísmo santo,
En aras de su gloria enaltecida.
y tus días de lucha
j Oh! j l3riceño! Este pueblo generoso
Hoy recucnta los hecho.; rlt' tu historia,
y en multitudl?s corre presuroso
A adnrnar c1111tar rle tu memoria
Con las coronas de l!lurel frond()~().
Que para tí tejiera la Victorin.
(~L {}eneraL 8TGuti.J
Vedlc seguir como el ;:ondor herido
El vuelo de sus nobles pretensiones,
Erguido ante el furor de las pasione.;
Que torturan la mente (Iel vtncido.
Uo digno herm~no encuentra en el rendido
Que pide amparo iÍ. nobles coraznne!',
Cuando deshechas gratas ilusiones
Su!'!pasos vuelve hacia el hng"r querido.
Magnánimo al estilo de Tancn·do
No se percibe cie enemiga ofensa
Ante el reflejo de cristiana i,h·a.
Es la honradez el lema <le sU en'do,
El pa triotismo su ilusión intensa
y su pasado naeinnnl preseR.
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i-\mistad
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Oh paloma del ci"lo fugitiva:
Viniste al valle del dolor y clllanto
Trayendo el verde ramo de la oliva
Para dejado por r('cuerdo santo,
y después remontaste el raudo vuelo
A la regi6n desconocida, eterna,
Do no se oye la voz del desconsuelo
Ni la triste estación del lloro inviernn.
De tu virtud las alas se mecieron
Sobre d corrupto lodazal dd mundo,
y nuevamente al ciclo se volvieron,
Sin mallchar su plumaje en cieno inmundo.
870atÍa G91ntonia
Fresco botón de inmaculada rosa
Que guarda en gérmen la divina esencia,
y el néctar de la savia misteriosa
Que palpita al calor de la inocencia.
Crisálida de amor y de esperanza
En cuya forma angelical germina
La bienhechora luz de la boaanza
Que mundos de ilusiones ilumina.
Inagotable fuente de ventura
Que en raudales de dieha indefinible
En el alma derrama la ternura
Que hace el amor paterno inextinguible.
Angel bendito del hogar sagrado,
Nuncio feliz de místico consuelo
Que vienes á este mundo desterrado
Con los encantos que te brinda el cielo.
Que rija tus destinos en la vida
La pudorosa Virgen de Judea
.
y cuando veas tu lámpara extinguida,
Tu sueño eterno el de los buenos sea.
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ó8
J?g C()oto
(En la muerte ti'e Silvia)
Angel del cielo que á. la tierra vino
A mostrarte el sendero de la vida
y á entregarte al fin de su camino,
De dos almas, la prenda más querida.
Dejó del mundo la mansión impura
y entre nimbos de luz inextinguible
Voló á gozar de la inmortal ventura
Que Dios reierva al corazón sensible.
Conserva cauto de su amor la prenda
Que es de tu amor la cel~stial presea,
y cuando la esperanza en tí se encienda,
Ella será tu inconsumible tea.
EPÍJ.OGO
Como luz de un crepúsculo sombrío
Se va apagando t:n mi alma tu recuerdo
y tu imagen cual sueño fugitivo
Huye, entre sombras dd amot eterno.
J1c'}jendo el
11
(6Cl11:plo anllinaoo"
Je .q)iego c¿bdhe
En los muros del Templo desolado
Florece el alelí de las murallas,
y tú, ausente de tu sé! amado,
En hondo grito de dolor estallas.
Tu inmaculada y tierna Margarita
Que era orgullo del Santuario, y gala
Del N úmen poderoso que te agita,
Un ángel deshojóla con el ala.
y al volar por la bóveda sombríaLa luz oscureció de tu ventura,
Tu amor arrebatando y tu alegría
A la -morada de celeste altura.
Quedó tan s610 de la flor la aroma
Que en sus ensueños el Poeta advierte
-Cuando la nave del templo se desploma
y la cubren las sombras de la muerte I
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~.~~~_....
~tVt4
-
Ú álhum de mi
.1tño'la
!1J.a
{5lementina,
<.;g. de %"Ue
Lindos botones de purpúrea rosa
Nacida en el ve~el de los amores,
Son Isabel y Clara primorosa,
Así, sin las espinas de esas flores.
Son él encanto de un hogar cristiano,
Estrellitas que alumbran el camino
De la vida y la orilla de un océano
Que ondea entre lo eterno y lo divino.
Que el Angel de la Guarda las custodie
y les infunda místicos ensueños,
Pan que el mundo infame no las odie
y el cielo acuda presto á sus empeños.
y cuando 3e oiga el ruido del combate
Que ruge al rebramar de las pasiones,
Libres al fm del formidable embate,
Ornen sus frentes,nimbos de ilusiones.
Un día de belleza esplendorosa
Apareció en el Oriente el sol,
Aves trinaron su canción hermosa
Cuando de flores se adornó el amor.
Sopló el vendaval del infortunio,
En el ocaso se apagó la luz,
y menguó de la dicha el plenilunio,
y vino tras la sombra la inquietud.
Mas de repente luz de un nuevo día
Aparece radiando en el cenit,
Cantan las aves himnos de alegría
y florecen las rosas y d jazmín.
y surge de lalucha y la esperanza
La plenitud del indecible amor,
Que á Juan y Emilia la ventura alcanza
Al recibir la bendición de Dios.
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60
Cual una esfera de sedosas plumas
U na flor de los céspedes tenía,
Entre su blanca mano,
La noble 1nés de esbelta gallardía.
Yo me acerqué de su amistad ufano
A preguntarle de la flor el nombre,
y ella, con lucidez encantadora,
Me contestó al momento: "AMOR DE HOMBRE."
Y de su boca casta y seductora,
Dejó escapar el perfumado aliento
Que de la flor los pétalos de seda
Dispersó entre las ráfagas del viento ....
Entonces recordé Que así volaron
De mi ilusión las prin1itivas flores,
Batidas por el soplo de la ingrata
Que la dicha del alma me arrebata
y siembra en mi camino los dolores.
::Die/la,) deL
CitmpO
Unidos los labriegos y pastores
Con febril é inocente devaneo,
Miraban á sus hijos en recreo
Alejados del mundo y sus dolores.
Nacieron en los niños los amores,
Puros como el angélico deseo.
Luégo, al candor cual á otro Prometcn,
Ataron en el bosque de las flores.
Cuando las enramadas de la viña
Ocultaban la luz del Occidente
Murió el pasto! novel de la campitla
Al apagar su sed en un torrente ...•
i Era que el lloro acerbo de una niña
Amargaba las aguas de la fuente ..•• !
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61
8n la mue'tte d e La
Jeno"Ca,
úl,a
;;u
Reclinaste la sién iUllIaculada
Sobre el yerto regazo de la muerte,
Exhalando
la esencia regalada
Que la virtud hasta en la tumba vierte.
] )cscansa allá
Ya f}uc luchaste
Por e,a li!'ertad
En las regicncs
en la Patria verdadera,
tánto en este suelo
que s<Í!o impera
plácidas del Ciclo.
Sí, cu:l! la maore (le los Gracos fuiste,
IIcmur,l la má~ hostil á los tiranos,
Otra Cornclia ;Í quicn la fama inviste
Con el buro inmortal de los romanos.
T tI;; hijos iicks á la Patria fueron
\' corona's de y.loria perdurable
Para n:lar lu loza entretejieron
1:n raplus de hercJísmo inimitable.
De un hÚoe esposa, y madre de \ alientes
En,efiaste las "cndas de la gloria
:'\1 hijo qu,.: te de\'a entrc bs gentes
~,)l.Jre lils ¡liOnUl1lel>,oS de la historia.
Uuérrne tranr¡lIila el Slleiio de los justos
Bajo la c:rlll. dd yermo solitario,
no á la sGI1l1Jra de ];inguidús aruusto~
Se desnwya el silencio L'1l el osario.
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Variedades
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La wmbra de la
Se repliega á los
Dejando el ciclo
Que con primor
Donde b 111/, ell
noche abrumadora
antros en jirones,
¿, la c,ti \ J i aurora
rles!1wla L;s rv.~¡(óne,
los e'p~":,,~ m:.)f;¡'
y b luna se ond~a cntri:<tc,:iJ,1
Entre las nul>~s de \'aDoreS gri,;('.',
Cual ilusión el>-: amor lles',a¡~ecíd;i,
Que arroba los inst:mtes (k la \ id:t
y nos deja recuerdos infdic('~.
En el ramaj\~ de la. 5tha ll:llbr;l
Se \'c que d('spar,~cc la !;;:Il:I'1l1,r,l
Con I,)s aI1H.>rcs dd nar:ie!lt·, dia
Que l:el nel'"lll<> la cimera a]lIlll[¡ra,
Brillando allí con placidu
sr)lll brin.
El rosicler á las ca:npiCl:'S ba;-¡:)
\' se (,swnta cn el glo]¡n (L me:"
()ue O'icila e:¡ el p;¡jar (L:: j:; (·J.uarl;\
y en los hilr¡s tejidos por 1.\ araña,
Como un a:-tro crTa!JUnc!o ('11 el \'aeía,
Las iinfas CIl corriente
]¡u¡¡;cÍosJ.
Confunden sus rumores con el canto
Del pajarilIo alegre que reposa
Cerca de la morada siJenf:iosa
])0 se oye de: p:\,tor el himno salita.
Los tintes de carmín desvaneciúo
Con fajas de zafiro entrelazados,
Como entre planos de metal bruñido,
Forman con oro del dosel los lados
Do brilla el sol en el azul hundido,
Hebras de luz cn el confín se agitan,
Cuallampos
de mirada sempiterna
Que en las pupilas del amor palpitan
Cuando inquietudes de placer gravitan
Entre la duda y la verdad eterna.
Las flores pudibundastse
estroneccn
A los besos del céfiro ligero,
y sollozan al ver que desparecen
Las gotas de rocío en el albero
Cuando las ramas del pensil se mecen.
V éu, ábre la cerrada celosía
y vé la vagabunda mariposa
Que liba de los lirios la ambrosía
y se aduerme embriagada de aleg,ría
.~.el
p~~lodel'g~n
~e
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Así muer~ ~n la tierra la esperanza
Por las torturas del placer herida
y reaparece y busca la bonanza,
Como el ave la luz apetecida
Cuando su vuelo hacia el espacio lanza.
Vén y contémpla la tendjrb ¡¡,ID:!,
Cual mole de esmeralda abr¡lhnt:\da,
El sol, tras ella m:1je;,;tuos0::sCjm~
Envuelto en los cendales del aroma
Que asciende en espienl de la hondonada.
y mírale seguir su rutilante
Senda, bajo el azul del aito abismo,
En canos de zafiro y de diamante,
Presidir de la tarde el paroxismo
y continuar en su camino errante.
Tal como la ventura y cual la gloria
Es la mañana en su primer momento,
Sigue al sol en su carro de victoria,
Luégo, como una víctima' expiatoria,
Se inclina ante el fulgor del tlrmamento •
.JiJim David Herrera, Ismad Gatl:go, Miguel R¡¿¿?t R fld Vcrtfs,
Manuel A. Jaramillo, Enri'ltu Gómez y Pedro J'cs/ILrrera
De la muerte á la vida me volvic;teis,
Oh nobles Profesores de la ciencia,
y cual á otro Lázaro me disteis
La salud nuevamente y la existencia.
La gratitud del alma despertásteis
Del negro sueño de la tumba fría,
y de nuevo mi espíritu impulsásteis
A redodar en la terrestre vía.
Vosotros que lleváis en vuestra mano
El bisturf-espada
redentoraNunca esgrimida por instinto insano,
Sois el poder que la salud implota.
Héroes insignes que al dolor combaten,
Vuestra lucha no es guerra que devasta;
Ni las intrigas que el honor abaten
Son la gloria que á vuestro nombre ba¡¡ta.
El coraz6n agradecido altares
Os levanta en el alma que pade<:t ~
Abrumada-de.angustlasy
pesaree.
~lla~glO1iJ,.llUe
enalteOeL
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67
8yifanio
{Jl(!jy'{a,
Punzado por el dardo del destino
El turpial de las selvas antioqueñas
Se oculta COIlsu herida entre las breñas
Que forjó la demencia en su camino.
Luz del alba no brilla en las regiones
Do se agita el horrible desconsuelo
Que esteriliza el prodigioso suelo
Do nacieron las bíblicas canciones.
No hay encantos de Amelias hechiceras,
Ni torcaces, ni alegres cazadores,
Ni ceibas altas, ni aromosas florell,
Do la locura implanta sus quimeras.
Sólo el poeta en yermo desolado
Oyendo elllantv de su triste Musa
Arrebatado en su visión confusa
V ive de los recuerdos del pasado.
Cual adusto guardián de los panteones
Busca inquieto la tumba de Vergara
Entre el fúnebre musgo que la ampara
Contra el humano olvido y las pasiones.
En la mansión de su dolor espera
A Núñez y González, Pamba y Caro,
y á los que encienden del Parnaso el faro,
A que oigan todos su canción postrera.
:J)eJpUéd de la
0'(,9
ia
Cual un corcel que desbocado vuela
Por el zarzal de pedregoso campo,
Desenfrenada la lujuria lleva
El corazón á su carroza atado.
Coronada de rosas y jazmines
Danzando al s6n de músicas alegres,
Se ostenta insana en lupanares viles
y del instinto el incentivo prende.
En esa hoguera de fuigor siniestro,
La razón cual humilde mariposa,
Quema sus alas .. " se hunde en el averno
y desolada en el abismo mora.
La Voluntad que á la indolencia abate,
Del poder y la fuerza desenvuelta,
Cual una virgen deslludada-yace
"En la sala anatómica desierta."
Sólo una sombra á penetrar se atreve
En esa sala hórrible qel hastío ....
,~~~~~~~
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cf4 mt am'90 eL .q)t. "¡;uió l)'ea 9.htibQ
V oló del nido de mi mp.nte oscuro
Del Gundalupe, concepción querida,
Cual la paloma por el dardo herida,
A reposar en intelecto puro.
Allí la vi~t¿, alegre, arrulladora;
Por qué, mi noble amigo, no la vueh'es
A su nido, y al Númen le devuelves
La cara l'renrla que mi mente adora.
Jljntc un teL2i
Del tiempo inflexible financiero
Uno á uno del hombre los momentos
Anotas con tu rígido puntero
Sin trastornar los mudos elementos.
Tu tic-tac, cual la voz de lo infinito
En mis oídos débiles resuena;
Tál repercute en la conciencia el grito
Que de estupor á la raz6n le llena.
9;t{
,.
Q/'¿CllatLca
Como la planta viajera de los mares
Que viene de regiones ignoradas,
Flota en la inmensidad del pensamiento,
De libertad la fecundante idea,
Que nuevos mundos de heroísmo crea.
(A Guillmllo Va.~eta)
En el templo de las Musas languidece la armonía,
El espíritu abrevado con la hiel del desconsuelo,
Las coronas de los bardos deshojadas por el suelo,
Apagados los albores de la tarde en agonía;
En las tumbas repercuten los graznidos del mochuelo,
Se descuelgan nubes hoscas en redor de la arquerla,
En el templo de las M:usas languidece la armonía,
Yen las cuerdas de las arpas vioradoras gime el Duelo.
Cuando surgen los recuerdos del Poeta que vertía
En el molde de la estrofa la ansiedad de su desvelo
Persiguiendo los encantos de la eterna melodía ....
Oh poeta infc;>rtunado. _•• 1 Grita un ángel desde el cielo ••• __
X:..§1e1 templo de las Musas languidece la armonía 1
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