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Estrategias de movilización política de los partidos para un
público desmotivado: Internet y las Elecciones Europeas de
2014
Guillermo López García
[email protected]
Universidad de Valencia
Resumen: La participación electoral, tradicionalmente elevada en España, decae en
gran medida en los procesos electorales dedicados al Parlamento Europeo, cuando se
sitúa por debajo del 50%. El contexto político español, caracterizado en la actualidad
por la erosión del bipartidismo (PP-PSOE) y la elevada desafección política, propicia en
2014 un escenario de elevada abstención y voto contestatario frente a las opciones
mayoritarias. Nos proponemos elaborar un análisis de las estrategias discursivas
desplegadas por los partidos (los viejos y los nuevos partidos, mayoritarios y
minoritarios) para fomentar la participación y, como es lógico, la decantación electoral
en torno a opciones específicas. El análisis se sustanciará en el seguimiento de las
cuentas de Twitter de los cabezas de lista de tres candidaturas: Miguel Arias Cañete
(PP), Elena Valenciano (PSOE) y Pablo Iglesias (Podemos).
1. El contexto de la campaña electoral y sus resultados
Las recientes Elecciones al Parlamento Europeo, celebradas el 25 de mayo de 2014,
fueron una ocasión única para comprobar el estado de la opinión pública española. Por
primera vez en casi tres años, los partidos políticos se sometían a la evaluación del
electorado. Lo hacían en un contexto de crisis económica que, previsiblemente, tendría
consecuencias sobre las expectativas del partido gobernante (el PP) y también del que
había gobernado anteriormente, y ya había recibido un castigo del electorado (el PSOE).
Por tanto, un primer foco de interés, muy claro, era observar en qué medida salían bien
librados los dos principales partidos políticos españoles, representantes de un
“bipartidismo imperfecto” desde 1982, paulatinamente más polarizado (Boix y López
García, 2013). En este sentido, las Elecciones Europeas constituyen el escenario menos
favorable, en principio, para mantener la fidelidad del voto a los grandes partidos en
situaciones de crisis e incertidumbre, como consecuencia de dos factores: el primero,
que se trata de las únicas elecciones en las que los partidos pequeños no tienen que
superar ningún tipo de traba o dificultad adicional para acceder al reparto de escaños:
circunscripción única, sin límite de sufragios (del 3% en las Elecciones Generales, y del
5% en muchas comunidades autónomas en elecciones Autonómicas) para conseguir el
escaño (el único límite, obviamente, es el de obtener el número mínimo de votos para
conseguir un escaño en el reparto).
El segundo, que son unas elecciones en las que la participación es mucho menor,
fundamentalmente a causa del desinterés ciudadano por los comicios y su significación
original (es decir, las políticas de la Unión Europea), con tasas de abstención que en
España superan el 50% del censo (entre veinte y treinta puntos más que en unas
Elecciones Generales). Un contexto propicio para ejercer el “voto protesta” y donde las
apelaciones al “voto útil” desde los partidos mayoritarios resultan, por el contrario,
mucho menos efectivas.
Como producto de estos factores, la tasa de apoyo a los dos grandes partidos se
derrumbó respecto de anteriores citas electorales, alcanzando registros nunca vistos
anteriormente en unas elecciones europeas (por debajo del 50% del total de los votos):
Gráfico 1: Porcentaje de voto a PP y PSOE en las Elecciones al Parlamento
Europeo, 1987-2014
Fuente: Boix y López García (2014)1
En este caldo de cultivo surgieron varios partidos nuevos, reunidos expresamente para
estas elecciones (Podemos, Vox, Partido X, Movimiento Red), o bien que decidían
presentarse por primera vez (Ciudadanos). Uno de ellos, Podemos, consiguió un éxito
electoral considerable (un 8% de los votos, cinco escaños), que está teniendo hondas
repercusiones en la política española. Las encuestas postelectorales detectan un
incremento significativo del apoyo a este partido, que oscilaría entre el 11% y el 21% de
los votos. Asimismo, dichas encuestas muestran la consolidación del derrumbe electoral
de PP y PSOE, con datos divergentes entre sí, pero que muestran una tendencia de
fondo similar a la que se deriva de los resultados de las Elecciones al Parlamento
Europeo2.
Pero estos cambios en las preferencias electorales de los españoles tuvieron
consecuencias mucho más profundas, como la dimisión del secretario general del
PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y su sustitución por Pedro Sánchez; o las medidas de
regeneración que tanto PP como PSOE han presentado a los ciudadanos desde esta cita
1
Puede
consultarse
una
versión
divulgativa
del
artículo
aquí:
http://www.eldiario.es/agendapublica/proyecto-europeo/elecciones-europeas-izquierda-hundimientobipartidismo_0_267723905.html
2
La encuesta del CIS de julio de 2014 ofrecía esta estimación de voto: PP 30%, PSOE 21,2%, Podemos
15,3%. La encuesta de Metroscopia para El País en agosto de 2014 ofrecía resultados ligeramente
diferentes: PP 32,3%, PSOE 31,7%, Podemos 10,7%. Por último, a finales del mismo mes El Mundo
publicó una encuesta de Sigma-2 con estos resultados: PP 30,1%, PSOE 22,3%, Podemos 21,2%.
electoral, incluyendo algunas, como la propuesta de reforma de las elecciones
municipales, claramente determinadas por la caída en las expectativas electorales del
partido en el gobierno.
Nuestro análisis no puede ni debe obviar el contexto de la campaña electoral, y sobre
todo de sus resultados, que hemos esbozado. En consecuencia, el análisis se centra en la
actividad en Internet de tres candidatos: los cabezas de lista del PP (Miguel Arias
Cañete), PSOE (Elena Valenciano) y Podemos (Pablo Iglesias). En los dos primeros
casos, la elección se justifica por los votos obtenidos y por constituir los dos principales
partidos políticos españoles, cuya crisis, en términos tan drásticos como los que se
derivan de los resultados electorales, constituye una de las principales noticias de la
campaña. La selección de Pablo Iglesias como tercer candidato objeto de nuestro
análisis obedece tanto a su notoriedad (de él, personalmente, y de su partido) en la
campaña electoral (y después de la misma) como a su estrategia de oposición y crítica
del bipartidismo como una instancia compuesta por dirigentes intercambiables entre sí
(la “Casta”), alejados de los intereses e inquietudes de los ciudadanos (lo que, como
veremos, constituyó el eje central de su campaña).
2. El uso de Twitter como herramienta de movilización política
Además de acotar el análisis a tres candidatos, y a unas fechas específicas (coincidentes
con el periodo oficial de campaña y hasta el día posterior a las elecciones, es decir, del 9
al 26 de mayo de 2014), también hemos determinado centrarnos en una red social
específica: Twitter. La razón es que consideramos que esta red social es la que mejor
prefigura la interrelación que se forja en Internet entre ciudadanos, representantes
políticos y líderes de opinión, puesto que dicha relación se da en un espacio público
significativamente más abierto que en otras redes más estructuradas según afinidades,
como Facebook.
También en Twitter, por supuesto, el usuario sigue a quienes considera oportuno, y en
ese sentido es cierto que Twitter puede reproducir los mismos problemas de
fragmentación ideológica y segmentación en grupos más pequeños y cohesionados que,
según advirtió Sunstein (2003), son característicos de Internet, por oposición al sistema
más heterogéneo y variado teóricamente propiciado por parte de los medios de
comunicación social (Wolton, 2000). Pero la potencialidad para que sus mensajes se
extiendan de forma viral y lleguen a un público más grande y diverso que el compuesto,
inicialmente, por los seguidores directos, está mucho más presente, al igual que la
presencia de los actores sociales y políticos que contribuyen poderosamente a
configurar la opinión pública, es decir: líderes de opinión, fundamentalmente
periodistas, medios de comunicación y usuarios que han adquirido una reputación y
visibilidad considerables en esta red por diversas razones (habitualmente ligadas con su
profesión y prestigio social).
Se trata de una estructura que es más difícil encontrarnos en otras redes sociales más
introspectivas y cohesionadas. Sería impensable, por ejemplo, que los periodistas, y no
digamos los dirigentes de otros partidos políticos, debatiesen en el muro de Facebook de
un candidato. Este es, por el contrario, un escenario ideológicamente muy cohesionado,
compuesto por militantes y simpatizantes del partido político en cuestión (Valera,
2013).
Por esta razón, consideramos que en Twitter es más factible encontrarnos con unas
estructuras discursivas de carácter razonablemente más abierto, pensadas para obtener
un impacto e influencia no sólo entre los afines, sino también entre la ciudadanía en su
conjunto. Es decir, una estrategia más cercana a la que mueve a los candidatos en una
campaña electoral en sus participaciones y declaraciones en los medios de
comunicación social.
Desde esta perspectiva, el estudio se inscribe en el marco de los trabajos ya existentes
en España respecto del uso de Twitter en campaña electoral (Criado, Martínez-Fuentes
y Silván, 2012; Izquierdo, 2012; Deltell, Claes y Osteso, 2013; Zamora y Zurutuza,
2014), y es particularmente deudor de un estudio propio (López García et. al., en
prensa) que efectúa un análisis, desde diversas perspectivas metodológicas, del uso de
Twitter por parte de ocho candidatos en las recientes Elecciones Europeas, que ahora
buscamos complementar con este trabajo, centrado específicamente en el marco
discursivo de los candidatos más relevantes3.
3. La campaña en Twitter
Cuando hablamos de la campaña en Twitter de los tres candidatos que analizamos aquí,
es preciso tener en cuenta varios elementos de juicio. Por un lado, la trayectoria previa
del candidato en Twitter, que en buena medida puede determinar el impacto de sus
mensajes y su irradiación entre los ciudadanos. Un candidato que lleve años
presentando una actividad constante en esta red social tendrá más facilidades, en
principio, para hacer llegar sus mensajes a más gente que si ha de partir de cero. Por
otra parte, es preciso tener también presente la dimensión cuantitativa, esto es: cuántos
mensajes publica en Twitter durante la campaña. Y, finalmente, también hemos de
atender al tipo de mensajes que publica: si se centra en mensajes propios o retuitea
ajenos, qué uso hace de imágenes y vídeos, con qué frecuencia responde o interpela a
otros usuarios… Todo ello, naturalmente, además de centrarnos en lo que
fundamentalmente nos interesa: cuál es el contenido de los mensajes emitidos por cada
candidato.
En cuanto a la primera cuestión, la tasa de actividad previa, encontramos tres
situaciones muy diferenciadas. Por una parte el candidato del PP, Miguel Arias Cañete,
inicia su actividad en Twitter poco antes de que comience la campaña. Es decir, su
presencia en Twitter es inequívocamente instrumental, como también puede
comprobarse en la baja tasa de publicación (en comparación con los otros dos
candidatos), y en la decisión de cambiar el nombre de su cuenta una vez es elegido
como parlamentario europeo a @MAC_Europa. Una cuenta, por otro lado, que diluye el
nombre del candidato en unas iniciales, y con la que continuará publicando mensajes de
forma muy esporádica.
En cuanto a la cabeza de lista del PSOE, Elena Valenciano, su trayectoria previa en
Twitter está escindida por su decisión, en marzo de 2013, de abandonar esta red social,
teóricamente como consecuencia de los insultos y amenazas recibidos por sus hijos.
Esta decisión queda revertida en diciembre del mismo año 2013, cuando Valenciano
3
Este estudio, al igual que la investigación más general de la que emana, forma parte del Proyecto de
I+D+i “Los flujos de comunicación en los procesos de movilización política: medios, blogs y líderes de
opinión” (ref. CSO2013-43960-R), del que soy investigador principal. Proyecto del programa estatal de
I+D+i orientada a los retos de la sociedad, concedido para el período 2014-2017.
vuelve a incorporarse a Twitter, en teoría motivada por la tramitación de una reforma de
la ley del aborto, mucho más restrictiva que la existente, que en esas fechas anuncia el
PP. Con la perspectiva que da el tiempo, está claro que la decisión de abandonar Twitter
fue un error, ya que provocó la pérdida de la centralidad, la influencia y los seguidores
obtenidos previamente, obligando a la dirigente del PSOE a comenzar de cero unos
meses después.
Por último, en el caso de Pablo Iglesias, su presencia en Twitter fue constante y activa
durante años, desde su ingreso en la red social en noviembre de 2010. Y se benefició de
un enorme incremento de seguidores en el año previo a las Elecciones Europeas (como
producto entre otros factores, cabe suponer, del inicio, en ese año 2013, de su
participación en diversas tertulias y programas de televisión de ámbito nacional), que
sin embargo no resiste la comparación con el aumento exponencial del número de
seguidores del cabeza de lista de Podemos durante la campaña (y más aún, aunque
excede nuestro ámbito de estudio, después de la misma).
Si atendemos a las cifras como primer acercamiento al uso de Twitter por parte de los
candidatos, obtenemos estos resultados:
Tabla 1. Cifras de las cuentas de Twitter de Miguel Arias Cañete, Elena
Valenciano y Pablo Iglesias
Miguel
Arias Elena Valenciano Pablo
Iglesias
Cañete (PP)
(PSOE)
(Podemos)
Fecha 1r
tweet
25/04/14
20/12/13
11/11/10
Meses en
Twitter (hasta el
comienzo de la
campaña)
0,46
4,61
41,94
Tweets publicados
44
hasta el día
09/05/14
1.063
7.271
Tweets por día
(antes del
comienzo de la
campaña)
7,59
5,70
Tweets publicados
93
hasta el día
26/05/14
1.362
7.600
Tweets publicados
49
durante la
campaña
299
329
16,61
18,28
Tweets por día en
3,14
2,72
campaña
Variación
frecuencia
-0,42
9,02
12,58
Variación %
frecuencia
-13,38%
118,77%
220,51%
Tweets propios en
37
campaña
183
233
% Tweets propios
75,51%
en campaña
61,20%
70,82%
Retweets en
campaña
12
116
96
% Retweets en
campaña
24,49%
38,80%
29,18%
Respuestas en
campaña
0
29
4
% Respuestas en
campaña
0%
9,70%
1,22%
Menciones a otros
4
usuarios en
campaña
176
69
Menciones/tweet
propio
0,11
0,96
0,30
Hashtags en
campaña
17
148
98
Hasthtags/tweet
propio
0,46
0,81
0,42
Veces
retuiteado
12.200
25.280
73.225
Promedio de
retweets por tuit
propio
329,73
138,14
314,27
Seguidores
09/05/14
5.496
15.161
149.147
Seguidores
26/05/14
19.435
19.088
264.892
Variación
seguidores
13.939
3.927
115.745
Variación %
seguidores
253,62%
25,90%
77,60%
Fuente: López García et. al., en prensa
Como podemos observar, las tendencias de fondo que hemos comentado quedan
refrendadas por las cifras. Curiosamente, Miguel Arias Cañete no es sólo que publique
mucho menos que sus dos contrincantes, sino que incluso reduce su tasa de publicación
durante la campaña electoral. Sin embargo, de los tres es el candidato que obtiene, en
porcentaje, un mayor incremento de seguidores; aunque ello es debido,
fundamentamente, a que también es el usuario que cuenta con menos seguidores y es,
en consecuencia, menos conocido para el público interesado en el seguimiento de la
campaña (entre los cuales podemos intuir que figuran muchas personas que siguen la
campaña por cuestiones partidistas, es decir, dirigentes del diversos partidos, o
profesionales; fundamentalmente periodistas).
Elena Valenciano es la candidata que con más profusión emplea los retuits, aunque
tampoco podemos detectar aquí una gran discrepancia respecto de los otros dos
candidatos. Igualmente sucede con los hashtags: es también Elena Valenciano quien
hace uso de ellos con mayor frecuencia, aunque los tres los emplean con cierta
asiduidad. Finalmente, es también Elena Valenciano la candidata que tuitea en más
ocasiones como respuesta a otros usuarios (cerca de un 10% del total de tuits
publicados), mientras que Pablo Iglesias apenas lo hace y Miguel Arias Cañete no
responde en ninguna ocasión (de hecho, sólo menciona a otros usuarios en cuatro de sus
tuits).
¿Cuál es la dinámica de la campaña desarrollada por los tres candidatos? Los tres
combinan, fundamentalmente, dos tipos de mensajes: por un lado, los que referencian
los actos de campaña, normalmente refrendados con una imagen o vídeo del acto en
cuestión. Por otra, los mensajes con un contenido político, generalmente críticas a los
rivales políticos que, además, se corresponden mucho mejor con temáticas propias de la
política española que con cuestiones de ámbito europeo. Es decir: los tres candidatos
interpretan claramente (como también lo hacen los medios, y quizás también la mayoría
de los ciudadanos interesados por el proceso) una lectura de la campaña, y de sus
resultados, en clave nacional. Analizaremos a continuación por separado la campaña de
Miguel Arias Cañete y Elena Valenciano, por un lado, como líderes de los dos
principales partidos, y por otro la de Pablo Iglesias, dirigente del partido que se ha
formado, y ha logrado buena parte de su éxito electoral, a partir de una oposición frontal
de la lógica del bipartidismo y sus representantes (la famosa “casta”, expresión fetiche
de Podemos).
3.1. Bipartidismo en Twitter: Miguel Arias Cañete (PP) y Elena Valenciano
(PSOE)
El uso de Twitter por parte de estos dos candidatos fue, como ya hemos visto, dispar. La
cuenta de Arias Cañete tuiteaba con mucha menos frecuencia. Como hacen otros
candidatos, los mensajes en teoría emanados directamente del candidato llevaban su
firma: CÑT. Cañete fue también el único candidato que contrató tuits promocionados en
Twitter. Estos tuits aparecían ante los usuarios españoles durante un período de unas 24
horas, por un coste cercano a los 10.000 €.
Imagen 1. Tuit promocional publicado el 14/05/2014 por la cuenta @Canete2014_
Por su parte, Elena Valenciano publicó con mucha mayor asiduidad, aunque muchos de
sus tuits eran retuits de otros usuarios, normalmente referidos a los actos de campaña
del PSOE en los que participaba la candidata. Ambos dirigentes, Cañete y Valenciano,
publicaron bastantes fotografías en las que se les veía en campaña electoral, con la
diferencia de que Valenciano solía centrarse en mítines y Cañete, en cambio, en
encuentros con habitantes de zonas rurales. En este último caso, llamaba la atención el
énfasis con el que el candidato del PP difundía fotografías en las que se le veía
comiendo o recibiendo alimentos como regalo; una forma, probablemente, de
reconducir a su favor, casi como un guiño simpático, las abundantes chanzas que
circulaban en Twitter sobre su apetito, y que también pueden leerse como un intento por
aportar algún tipo de estilo personal a su campaña en Twitter (Zamora y Zurutza, 2014:
90).
Imagen 2: Publicada el 14/05/2014 por la cuenta @Canete2014_
Por último, y como es normal, tanto Cañete como Valenciano utilizaron Twitter como
vehículo para difundir consignas y mensajes de contenido político. Mensajes que, en la
mayoría de los casos, se referían o bien a sus políticas o bien a los supuestos errores del
rival, es decir: el otro partido mayoritario. Lo cual reafirmaba una dialéctica bipartidista
que adquirió fuerza durante la campaña, sustentada por los sondeos, que pronosticaron
una recuperación del PSOE y sobre todo del PP. Este encuadre de la campaña tenía
como objetivo evidente concentrar la atención sobre las dos principales opciones y dejar
fuera del escenario al resto de candidaturas. Cañete nunca mencionó a ningún partido
distinto del PSOE y Elena Valenciano sólo lo hizo en una ocasión, para criticar el pacto
de IU con el PP en Extremadura.
Desde el punto de vista cronológico, la campaña de los dos candidatos tuvo tres fases
claramente diferenciadas, tanto en Twitter como fuera de la red social. Inicialmente, la
campaña se vio truncada por el asesinato de la dirigente del PP de León, Isabel
Carrasco, (a manos de dos militantes del mismo partido). Como consecuencia, el PP
anuló sus actos de campaña durante dos días, y la mayoría de los demás partidos
políticos hicieron lo propio el día del asesinato de Carrasco.
La segunda fase vino marcada por el debate televisivo entre Arias Cañete y Elena
Valenciano, inicialmente previsto para el martes 13, y que se postergó hasta el jueves
15. Ambos candidatos publicaron en Twitter sus intervenciones más destacadas, durante
el debate y después del mismo. El consenso de los analistas y del público fue que la
actitud de Cañete en el debate, leyendo la mayoría de sus intervenciones con un
discurso monocorde, llevaría a la victoria a Elena Valenciano.
Imagen 3. Publicado el 15/05/2014 por la cuenta @ElenaValenciano
Además, precisamente como consecuencia de esta victoria, el candidato del PP
cometería un desliz al día siguiente, viernes 16, en una entrevista en Antena 3. Cañete
afirmó que no se había empleado a fondo en el debate porque, si apabullaba
intelectualmente a una mujer (Elena Valenciano), le acusarían de machismo. Con estas
declaraciones, Cañete logró, precisamente, que le acusasen de machismo. A
continuación, tanto Cañete como el PP divulgaron algunos mensajes que pretendían
demostrar el respeto que sentían por las mujeres en este partido, pero que no surtieron el
efecto esperado; algunos de ellos, de hecho contribuyeron a incrementar las sospechas
iniciales respecto del machismo del candidato.
Imagen 4. Publicado el 16/05/2014 por la cuenta @Canete2014_
Naturalmente, la candidata del PSOE, que además había hecho de la lucha contra la
desigualdad uno de los temas recurrentes de sus intervenciones, aprovechó la ocasión
para convertir el machismo de Cañete en el eje de su campaña. También los medios de
comunicación optaron por centrarse en este asunto durante varios días, lo que hizo que
muchos pensasen que el PP perdía fuerza y que tal vez el PSOE pudiera ganar las
elecciones. Entre otros factores, porque el escándalo vino alimentado por la tardanza de
Arias Cañete en pedir disculpas (cinco días).
Imagen 5. Publicado el 16/05/2014 por la cuenta @ElenaValenciano
Precisamente a raíz de estas declaraciones, que permitieron que Elena Valenciano
llevase la iniciativa durante la última semana de la campaña, Arias Cañete elevó
notoriamente el tono de la crítica en la recta final. El candidato popular acusó a los
socialistas de haber hundido el país y a Elena Valenciano de ser una falsa feminista, que
no denunció el paro que sufrieron muchas mujeres durante la segunda legislatura de
Zapatero:
Imagen 6. Publicado el 22/05/2014 por la cuenta @Canete2014_
Finalmente, es llamativo que ninguno de los dos candidatos publicase ningún tuit
después de conocerse los resultados de las Elecciones Europeas, muy desfavorables
para ambos. Arias Cañete no publicó ningún tuit después del viernes 23 de mayo (final
de la campaña), y Elena Valenciano sólo publicó algunos en la jornada electoral del 25
de mayo, para agradecer el trabajo de los interventores socialistas en las mesas
electorales. Este es un comportamiento habitual en muchos dirigentes políticos, sobre
todo aquellos menos habituados a emplear Internet (López, Lara y Sánchez Duarte,
2011), que denota un uso instrumental de las redes sociales, derivado del momento
político (la campaña electoral), y no de tener un interés genuino en mantener una
presencia constante en Internet que permita a los candidatos plantear propuestas e,
idealmente, interactuar con los ciudadanos.
3.2. De la televisión a las redes: Pablo Iglesias (Podemos)
La exitosa trayectoria de Podemos es indisociable de la notoriedad de su líder, Pablo
Iglesias, forjada en una larga y fructífera trayectoria de participación política en diversas
plataformas y organismos políticos y sociales, y muy particularmente merced a sus
intervenciones en distintas tertulias de televisión. De hecho, cuando se funda Podemos
se utiliza la figura de Iglesias como rostro reconocible y banderín de enganche. Esta
estrategia, muy vinculada con la presencia constante del partido (inicialmente, Iglesias;
ahora también otros dirigentes, como Juan Carlos Monedero o Íñigo Errejón) en los
medios de comunicación, particularmente la televisión, se combinó, desde el principio,
con una estructura horizontalizada, organizada en torno a los “círculos” de
simpatizantes de Podemos, a su vez estructurados en torno a dos criterios: geográfico y
temático (es decir, círculos de poblaciones y círculos ligados con profesiones o ámbitos
de interés particular).
El papel de las redes sociales, en este contexto, es importante. Sirven como labor de
refuerzo de la exposición pública conseguida a través de los medios convencionales, y
son un vehículo fundamental de difusión de ideas y convocatorias del movimiento, así
como de refuerzo entre sus simpatizantes, de constatación de que pertenecen a una
comunidad (política y social), y de que son muchos quienes se han sumado al
movimiento.
La campaña en Twitter de Pablo Iglesias, al igual que las campañas de Miguel Arias
Cañete y Elena Valenciano, va a ser un fiel reflejo de la estrategia general de cada
partido político en esta campaña: de los temas y enfoques estratégicos en los que se
busca incidir más a menudo. En el caso de Pablo Iglesias y de Podemos, esta estrategia
está estructurada en torno a la idea de la oposición al bipartidismo y la “Casta” políticoeconómica que habría ocupado la mayoría de puestos de responsabilidad (públicos y
privados) del país, siguiendo su interés propio y en perjuicio de la ciudadanía:
Imagen 7: publicado el 11/05/2014 por la cuenta @Pablo_Iglesias_
Frente a esta “casta” se erije Podemos como principal esperanza, avalada por el apoyo
ciudadano y por su ausencia de “deudas” o programas ocultos:
Imagen 8: publicado el 20/05/2015 por la cuenta @Pablo_Iglesias_
A diferencia de Arias Cañete y Valenciano, que estructuran su campaña como una
cámara de reverberación de mensajes entre ellos, sin hacer prácticamente ninguna
mención a otros rivales políticos (es decir, prefiguran un escenario de bipartidismo
perfecto, a pesar de lo que indiquen las encuestas y, más adelante, los resultados),
Iglesias envía mensajes continuos a ambos dirigentes políticos y a sus partidos: PP y
PSOE serían parte del mismo problema y, por tanto, indistinguibles:
Imagen 9: publicado el 12/05/2014 por la cuenta @Pablo_Iglesias_
Imagen 10: publicado el 13/05/2014 por la cuenta @Pablo_Iglesias_
Con ello, como cabe suponer, Podemos busca incidir en la base de votantes
insatisfechos con ambos partidos, y muy particularmente (a la luz de los resultados y de
las encuestas postelectorales) en la base de votantes socialistas. No en vano, tanto
Iglesias como los demás dirigentes de Podemos insisten constantemente en diferenciar
entre las estructuras de poder de PP y PSOE y sus votantes, que habrían sido engañados
por la cúpula de los dos principales partidos, cada vez más alejada de los intereses de la
ciudadanía y más centrada en los propios (o dictados por oscuros agentes externos).
Esta estrategia lleva a Iglesias a incidir en varias ocasiones en acontecimientos
protagonizados por sus dos rivales políticos, como por ejemplo el debate electoral, del
que destaca su escasa audiencia y contenido. Es decir: la idea de que PP y PSOE “no
nos representan”, siguiendo el lema del 15M, al que también menciona como un
referente fundamental de su movimiento político:
Imagen 11: publicado el 15/05/2014 por la cuenta @Pablo_Iglesias_
Asimismo, en la que fue, posiblemente, su declaración más polémica de la campaña,
Iglesias relacionó la decisión de anular la campaña por el asesinato de la dirigente del
PP Isabel Carrasco con la falta de sensibilidad de PP y PSOE respecto de las víctimas
de los desahucios:
Imagen 12: publicado el 12/05/2014 por la cuenta @Pablo_Iglesias_
Los mensajes referidos a la propia campaña se diferencian menos de los que ya hemos
visto respecto de Elena Valenciano y Miguel Arias Cañete: destacan con mayor
frecuencia, eso sí, la afluencia del público y su entusiasmo y participación. Un
entusiasmo que vendrá después refrendado por los resultados electorales:
Imagen 13: publicado el 26/05/2014 por la cuenta @Pablo_Iglesias_
4. Conclusiones
El relato de la acción desarrollada por los tres candidatos objeto de nuestro análisis
(Miguel Arias Cañete, Elena Valenciano y Pablo Iglesias) muestra cierta homogeneidad
de partida en el uso formal que hacen de la red social Twitter: los tres utilizan con
profusión imágenes y vídeos, por contraste con el escaso (y, en un caso, inexistente)
diálogo con otros usuarios; los tres dedican una parte considerable de sus mensajes a
mostrar actos electorales en los que participan, referenciados con mayor o menor énfasis
respecto de la afluencia de público, el entusiasmo de los asistentes, etc. Y los tres
centran sus intervenciones de contenido político más bien en criticar a sus oponentes
que en proponer políticas propias; y lo hacen, además, desde una óptica mucho más
centrada en la política nacional que en los asuntos de dimensión europea (López García
et. al., en prensa).
Esas son las coincidencias. Pero también encontramos discrepancias. El lector habrá
observado que nuestro análisis se subdivide en dos epígrafes, el que se corresponde con
la campaña bipartidista (Cañete y Valenciano) y el que narra la actividad de un
candidato que se postula como alternativa y superación de dicho bipartidismo (Pablo
Iglesias). Las estrategias discursivas, como ya hemos visto, divergen en relación con los
objetivos de cada candidato. Así, Cañete y Valenciano sólo se dirigen a los suyos o al
rival directo (el PP o el PSOE), pero nunca a instancias externas. Por el contrario,
Iglesias focaliza toda su estrategia justamente en denunciar las insuficiencias y defectos
del modelo bipartidista y la estructura político-institucional asentada (la “Casta”), con
los que su movimiento intenta acabar.
Queda por evaluar los resultados. Evidentemente, desde el punto de vista electoral son
muy malos para PP y PSOE, y muy buenos para Podemos, como ya se ha comentado en
el epígrafe introductorio. Tanto es así, que fueron vistos, y desde luego están
funcionando, como el catalizador de un auténtico terremoto (político e institucional) en
la sociedad española. ¿Pero se corresponde esta percepción con la que puede verse en
Twitter? Numéricamente, sin duda, así es. La influencia de Pablo Iglesias, en términos
cuantitativos, es mucho mayor que la de sus dos rivales4. Pero también lo es si
atendemos a su influencia e impacto sobre la opinión pública: a su credibilidad, como
evidenciaron las reacciones de indiferencia y, a menudo, de hostilidad, generadas por
los mensajes de Arias Cañete y Valenciano, una vez superado el “círculo central” de
usuarios afines (simpatizantes y militantes del partido). Sus mensajes no lograban
irradiar al público, o lo hacían en términos negativos, a diferencia de lo que sucedía con
Iglesias. Un fenómeno que podía verse con mucha más claridad con los mensajes
patrocinados del candidato del PP, que llegaban al público general de Twitter, no sólo a
sus seguidores.
Esta incidencia social podía percibirse mucho mejor en las redes sociales que en los
medios de comunicación, que en líneas generales realizaron una cobertura convencional
de la campaña, centrada en la dialéctica bipartidista y sus principales hitos (el debate,
las declaraciones machistas de Arias Cañete), prestando menos atención, por el
contrario, a candidatos alternativos como Iglesias, cuyos magníficos resultados,
ciertamente, prácticamente nadie vio venir. De hecho, la fase final de campaña vivió, en
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Mayor, de hecho, que la de cualquier otro político español, con la única excepción del presidente del
Gobierno, Mariano Rajoy, que cuenta a día 3/9/2014 con 527.000 seguidores, por 521.000 de Iglesias.
los medios y en las encuestas, una supuesta recuperación final de la intención de voto a
PP y PSOE que después fue drásticamente desmentida por los resultados.
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