152 VIAGE ILUSTRADO. se bajo los árboles que lo tienen. La primer corteza del coco es muy pulida y verde siempre, sobre todo si el fruto ha sido hace mucho tiempo arrancado del árbol. Después déla primera piel de la corteza , lo que queda tiene un espesor de tres dedos, se divide en filamentos que se emplean en fabricar toda especie de cuerdas y aun de cables para los mayores buques. La segunda cubierta es una cascara muy dura, del espesor de una pulgada, la cual enciérrala carne de donde se estrae el aceite. Se hacen tazas, cucharas y otros al servicio de los reyes, príncipes y gobernadores v algunos particulares poderosos que "residen ó rasan por el pais. También se alquilan para escoltar los viageros, precaución que estos no deben despreciar, pues se espondrian á todo linage de insultos por parte de la gente de aquella tribu. Los nobles viven de su profesión y de algunas tierras que arriendan á otras tribus inferiores subordinadas á la suya. De estas tribus una es la pouliah, tan despreciada y baja en el pais, que cuando un noble quiere probar Palacio ¿e Madura,—Pág. 151. utensilios , y el resto sé emplea en hacer carbón que sirve para los fogones de los artesanos. Guando se ha estraido el aceite de la carne resulta una especie de mosto que se emplea para engordar los puercos, y del cual se alimentan también los pobres en los años estériles. Los malabares, según se asegura, tienen mas valor y fiereza nacional que los indios de la costa de Oriente. Los nobles , que después de los brahmanes constituyen la casta mas privilegiada del pais, ejercen todos la profesión de las armas. Un noble anda desnudo , á escepcion de un pedazo de tela qué le cubre desde los ríñones hasta la mitad de la rodilla, y pasa su vida con el sable en una mano y el fusil en la otra, haciendo punto de honra el no ejercitarse en otra cosa para no descender de la altura de su casta. La mayor parte de los nobles se enganchan en clase de guardias las armas y se encuentra á uno de ella, lo mata ó estropea impunemente. Desde que se apercibe á un desgraciado de estos se le hace seña para que se aparte, y si no obedece sin dilación, hay derecho para tirarse á él. Asi es que el pouliah va ordinariamente gritando por los caminos para que el que se aproxime tenga ocasión de indicarle con otro grito el que se aleje. Estos malaventurados Van casi desnudos, no tienen hogar fijo, vagan errantes por los bosques y campos, sm mas asilo que los árboles, las cavernas, ó chozas que fabrican de hojas de palmera. Tan desdichada clase de hombres se alimenta con todas las inmundicias que encuentra por los caminos, sin esceptuar la carne muerta y corrompida ; su contacto envilece hasta el punto de que aproximándose á uno veinte pasos hay que hacer ciertos actos indispensables de purificación. No les es permitido entrar en los templos, ni aun acer 453 LA INDIA. earse á ellos, aunque los sacerdotes quieren dispensarles la indulgencia de recibir las ofrendas, con tal que sean de oro ó plata, y que las depositen en tierra auna distancia respetable de la pagoda. El brahma que va á recogerlas, espera á que el pouliah se aparte, las lava antes de presentarlas al ídolo, y aun él mismo se purifica para ofrecerlas. Los habitantes originarios de Malabar son negros ó muy morenos, pero la mayor parte tienen la estatura hermosa y los cabellos largos. El trage de los hombres apenas se diferencia del de las mugeres. Ambos sexos se ciñen un pedazo de tela que les cubre desde la cintura á las rodillas, y el resto del cuerpo se lo dejan desnudo, inclusos los pies y la cabeza. Ambos sexos también usan anillos y pendientes de oro , que pesan á veces hasta cuatro onzas, lo cual, como se deja conocer, contribuye poderosamente á alargar sus Tipo indio. orejas de suyo ya demasiado grandes, aunque esto para ellos es un notable signo de belleza. Tienen el cuidado de horadarlas oportunamente á los niños, y de colocarles en la abertura un pedazo de hoja seca y enrollada, el cual por su tendencia natural á recobrar su esteñsion, dilata insensiblemente el agujero, v hace tan larga la oreja, que no es'raro el ver algunas que bajan a las espaldas, con aberturas por donde podria meterse el puño. El Malabar abunda en multitud de papagayos del plumage mas rico y variado, de pavos reales que no les ceden nada en la belleza de sus colores , y á los cuales se persigue en activa caza con motivo de sus plumas que abastecen á toda Asia de materia para quitasoles, t banicos y quitamoscas. Este cuadro esta contrastado en cambio con enormes murciélagos , con el tigre real que es asimismo muy común en el Malabar, y con diversas clases de serpientes que turban la belleza del paisage. Una de las mas peligrosas es la serpiente verde, del grueso de un dedo, pero de dos metros de longitud, la cual se oculta, no huye cuando se le acercan, y se lanza á los viageros atacándolos siempre por los ojos, la nariz ó las orejas. Hay otra culebra que los indios llaman nalle pamton (culebra buena) que tiene rodeada la cabeza de una piel larga que viene á formar como un sombrero, y el cuerpo esmaltado de colores muy vivos, y cuya vista es tan agradable como temibles son sus mordeduras. Los indios de casi toda la península la miran como sagrada y la dirigen plegarias y ofrendas. Vendedor de culebras. «Un malabar que encuentra una de estas culebras en su casa, le ruega primeramente que se vaya. Si sus ruegos no obtienen resultado, se esfuerza por sacarla fuera llamándole la atención desde la calle con leche ú otro alimento. Si ella se obstina en permanecer allí, se llama á los brahmanes que acuden á representarle los motivos que deben tenerla obligada tales como el respeto del malabar, y las adoraciones que este le ha tributado. Pero de ningún modo se emplea contra ella el rigor.» Hay juglares indios que educan éstas culebras y las duermen ó hacen bailar al sor, de una flauta, de lo cual nos ocuparemos mas detalladamente cuando hablemos de Cevlan 134 VIAGE ILUSTRADO. Antes de concluir con el Malabar, mencionaremos el búfalo y el gato de algalia que abundan, muchísimo en su territorio. Sabido es que del gato de algalia, especie de garduña muy irascible, se obtenía una sustancia odorífera, que fué un perfume de moda en otro tiempo, y que aun hoy mismo tiene cierto valor en el comercio. De los doce á los diez y seis grados la costa toma el nombre de Cañara. En el centro, sobre poco mas ó menos, se alzaba en otra época en todo su esplendor Goa, metrópoli de las Indias portuguesas, de donde se lanzó San Francisco Javier para su segunda misión hasta las riberas de la China y del Japón. Hoy dia Goa no es mas que un desierto donde viven diseminados algunos monges, un par de docenas de beatas y varios indios que han permanecido fieles al catolicismo. La .residencia habitual del virey portugués y del arzobispo , que toma el título de primado de las Indias , es Pandjin ó Yillanova de Goa , á siete kilómetros de la antigua metrópoli. Un poderoso reino floreció un tiempo en estos países, el de Dejapour ó Vizapour, no menos célebre que Cachemira y Golconda en los maravillosos cuentos de las Mil y una noches. Hermosos mausoleos , vastas mezquitas tan notables por el trabajo como por el material de su construcción , recuerdan casi por sí solos hoylas magnificencias de la Palmira de Dekkan. Bombay , situada en la pequeña isla de este nombre , es la capital de la India Occidental y de la tercera presidencia inglesa. Centro del golfo Pérsico, de la Arabia y de la Abisinia, Bombay no cede en comercio sino á Calcuta , y su importancia ha crecido mas aun por la línea de vapores que acaba de establecerse en ella , y que trasmitiendo su correspondencia por el mar Rojo , Suez y Alejandría , la coloca á 40 dias de Londres Está habitada por 280,000 indios ó guebros, adoradores del sol , casi desnudos , ó vestidos sencillamente con una tela blanca ; la piel bronceada , la cara y alguna vez la espalda y brazos pintados (al pastel), cubierta la cabeza con turbante color de rosa, blanco , verde , ó amarillo : las mugeres , también casi desnudas , ó veladas con uña gasa blanca , encarnada , rosa ó violeta, adornan sus tobillos, manos, brazos , garganta, orejas y aun la nariz con diges de oro , plata ó cobre, y el cabello con flores que exhalan un perfume fuerte y aromático : las iglesias ó pagodas son grotescas, atestadas de ídolos monstruosos, y rodeadas siempre por una turba de fakires, flacos, descarnados y de uñas desmesuradamente largas y corvas como las del águila, y de numerosas viejas, horribles, desgreñadas y de tosca mirada; vastos estanques, cercados de piedra , siempre concurridos, en donde dan oblaciones á los difuntos; las capillas de los guebros, silenciosas; bulliciosas las pagodas de los indios: infestado el pais con el holor á mosco que exhalan las ratas de almizcle que pululan por todo el territorio de Bombay , y hacen sus madrigueras debajo de tierra: atruena los oidos una música bárbara, que casi nunca cesa. He aqui lo que desde luego se advierte cuando se entra en la ciudad : atravesando sus calles es muy común tropezar con una boda ; esta ceremonia , tan ridicula como repugnante , consiste en llevar á los novios, que generalmente es un muchacho de 12 ó l i ano i y una niña de 5 á 6 , metidos dentro de una especie ce jaula , cubierta con una red , enteramente dojnudos , adornados con anillos y brazaletes , pin- tarrajeados de amarillo, y acompañados con una turba de hombres y mugeres : luego que llegan al sitio destinado los lavan , y después los pintan de nuevo: hecha esta operación, bebe el novio un sorbo de a<*ua v la echa en la boca de la niña , esta se la devuelve v asi se repite sucesivamente muchas veces. Esta fiesta suele durar tres dias con sus noches, celebrándose con una música estrepitosa de tambores y violines, tan discordante y estrepitosa que atruena los oidos del que no está acostumbrado. Escepto los imponentes y magesluosos bosques de palmeras, todo lo demás que presenta este territorio son cosas de poco valer, que no merecen mencionarse. Como no es posible , al hablar de la India , olvidar á sus bayaderas, en vez de referir la picante cuanto atractiva descripción que hace de ellas nuestro viagero , preferimos esponer el modo con que se conducen los ingleses respecto á estas bailarínas. «Los hijos de Albion , dice el autor en sus Carlas sobre la India, no hacen aprecio alguno de estas esbeltas Terpsícores indianas: ayer mismo los vi promover el mayor desorden en uno de sus bailes, obligando á estas jóvenes delicadas á walsar con ellos: ofendidas ellas con tan grosero proceder y violencia prorumpieron en amargo llanto, se tiraron por el suelo, se negaron á continuar su danza, é intentaron marcharse.» Despreciando generalmente los ingleses todo cuanto no sea interés positivo, puede decirse que no gozan de las bellezas naturales y preciosísimas que ostenta la India : para ellos todo es trivial y común : miran cou indiferencia y aun con desprecio lo que no está en armonía con las impresiones que han recibido desde la infancia, y esta predilección y entusiasmo en favor del pais que los vio nacer está tan arraigada en su carácter , que es muy difícil desarraigarla. En vano la naturaleza indiana , ora sisueña y placentera , ora sublime y salvage , desplega á su vista todos sus encantos: aprecian los scenery ó parques, con tal que estén cuidados con esmero ; mas alejan de sus habitaciones todo lo que puede recordarles que están en la India. La primera diligencia que practica el inglés que va á plantear un jardin es cortar todas las palmeras, plantas y arbustos que caracterizan el suelo indiano , sustituyéndolas con cassarinas (árbol que tiene analogía con'el pino del Norte), cubriendo el suelo con césped y yerba menuda y muy fina, que conservan en todo su verdor con el mayor esmero. Surata , sobre la ribera izquierda del Tapti , no ofrece sino calles estrechas y tortuosas y _ casas altas, en cuyo interior suele haber magnificencia , y cuyas paredes están cubiertas de porcelana , que proporcionan frescura y lujo á los aposentos. Los guebros son innumerables , industriosos y ricos. La piedad de los indios que , semejante á la de Dios, se estiende á'toda la naturaleza, ha hecho levantar un.hospital cerca del pueblo , no solamente para los animales útiles, sino también para los de simple recreo, como el mono, por ejemplo. Nosotros no garantizaremos la relación de algunos viageros que añaden que se alquila á un pobre y se le mete en la cama para que sirva de pasto á los huéspedes del establecimiento. Aqui termina la península y volvemos al Indostan por el Guzerata y el'golfo de Cambay. Detengámonos un momento en la población que lleva el mismo nombre de Cambay , para recordar la relación que hace Mandelslo de la muerte de una muger que se arrop en una hoguera por no sobrevivir á su mando. 155 LA INDIA. No podemos abandonar la India sin dirigir una mirada á este espectáculo , fruto de las costumbres y tradiciones bárbaras. La india que debia sacrificarse era viuda de unraspout, muerto á 40 kilómetros de Cambay. Cuando supo su muerte juró no sobrevivirle. COITO el em*perador y sus empleados no perdonaban medio alguno ¡¡ara abolir tan abominable costumbre , las instancias no fueron escuchadas durante algún tiempo ; pero se redoblaron tanto que al fin se accedió á ellas, permitiendo á la viuda que se sacrificase según las leyes de su religión. No pasaba de 20 años. Mándetelo la vio llegar al lugar del suplicio con tal constancia y alegría , que creyó turbada su razón por una dosis estraordmaria de opio , cuyo uso es muy común entre las indias. Su cortejo formaba una larga procesión, presidida por la música del pais , es decir, por pitos v timbales. Una infinidad de mugeres y niñas danzaban en rededor de la víctima, la cual se hallaba r e vestida de sus mejores trages , con los brazos, dedos y piernas llenos de brazaletes y anillos, una turba de hombres y muchachos cerraban la marcha. La hoguera que la esperaba sobre la ribera del mar era de albaricoque , mezclado de sándalo y canela, y tan luego como ella pudo apercibirla se detuvo algunos momentos para dirigirla una mirada , cu la cual Mándetelo creyó descubrir el desprecio , y despidiéndose de sus parientes y amigos, distribuyó entre ellos las alhajas que la adornaban. Mándetelo estabaá caballo cerca de ella, con dos comerciantes ingleses. «Yo creo, dijo, que mi actitud la dio á conocer que me inspiraba compasión, y por esto fué, sin duda, pojplo que me arrojó un brazalete , que yo acepté y guardo aun en memoria de tan triste suceso. Asi que sabio á la hoguera prendióse fuego á esta. Ella derramó sobre su cabeza un vaso de aceite de olor, donde prendió la llama en seguida , abrasándola en un instante, sin que se viese alteración alguna en su semblante. Algunos do los circunstantes atizaron también el fuego con aceite , el cual, precipitando la acción de las llamas, acabó bien pronto por reducir el cuerpo á cenizas. Los gritos de la concurrencia hubieran impedido oir los de la viuda si esta hubiera tenido tiempo para darlos.» Terminaremos esta narración, diciendo que en el tiempo de Mándetelo , es decir, hace mas de 100 años, los sacrificios de este género eran muy raros, y que al presente lo son mas todavía. No se vé mas que á las mugeres de los brahmanes recordar de larde en tarde aquella infernal costumbre , cuyo origen se pierde en la oscuridad del tiempo. REINO DE LAS MALDIVAS. Este reino, dependiente de la India, es un vasto conjunto de innumerables islotes, divididos en 17 grupos. El sultán, que es el título que toma su rev, tiene su corte en la isla de Mala. Su palacio, dos mezquitas y la población que lo rodean ocupan la isla entera , que no tiene mas que cuatro kilómetros de circuito. Todos los años parten de este punto para Atchin en la isla de Sumatra, algunas embarcaciones pequeñas, y también para Bulassora en Orissa. Los cocoteros, naranjos y limoneros son los recursos principales de estas islas, que no producen ni arroz ni trigo. El ámbar, el coral, la concha de tortuga, y sobre todo, los cauris ó Conchitas constituyen , casi por entero, los objetos de su comercio. Sabid'o es que estos cauris ¿ Conchitas sirven de moneda en las Indias, la Guinea Y diversos puntos de África. La libra de cauris, que valia un tiempo en las Maldivas 10 cuartos, se apreciaba en Guinea hasta por una peseta y tres cuartos. Por estos sitios son numerosos los crocodilos, Y los islotes inhabitados abastecen de una infinidad de langostas de mar y de pájaros niños (ave marítima), muy gustosos al paladar. Los maldiveños son en general despejados, valientes , industriosos y amigos del placer. Sus mugeres son bellas y casi tan blancas como las europeas. Las casas de los ricos son de piedra y las de los demás de madera de palmera; la religión de los insulares es una mezcla de mahometismo y do prácticas indias, y aunque cada isla tiene una lengua distinta, el árabe es para todos el idioma religioso y culto. CEYLAN. La isla de Ceylan, situad-a al Este y á la eslremidad del cabo Comorino, es hechura directa de Inglaterra. «El aspecto del pais, dice Mr. Haussman, á que se refiere nuestra reseña, es de los mas pintorescos. El mediodía y el centro de la isla presentan muchas cordilleras de altas montañas, y en el norte se desarrollan vastas llanuras. Colombo, centro del comercio inglés , está situada sobre la costa occidental; Punta de Gallos al Sur; Trinquemala al Nordeste ; Candy, antigua capital de Ceylan, se halla colocada en el interior. Reinan en la isla por períodos regulares, aunque diferentes, del Este al Oeste lluvias violentas, que proporcionan una frescura constante y un admirable verdor, por lo cual se cultiva con fruto el café, el cacao, la caña de azúcar, el clavo y el arbusto del algodón. La canela de Ceylan es la mas nombrada, y la planta que la produce perfuma el aire á algunas leguas de distancia. Ceylan es tal vez el pais de la tierra mas rico en topacios, rubíes, zafiros y otras piedras preciosas, y se hallan en ella toda la inmensa variedad de cristales de roca y de cuarzo. Los reinos vegetal y animal son también de una riqueza estremada.» Vénsc aquí numerosas manadas de elefantes, que acuden á beber en las riberas, y mas lejos el búfalo salvage, que va á meterse en el fondo de los pantanos y ciénagos, mientras que por otro lado llama el mono la atención del cazador. Las serpientes de todas clases abundan en Ceylan, y se encuentran por los caminos y las casas, distinguiéndose por mas venenosas la tiopolongo y la caravilla. Hay un medio en la India de magnetizar estos reptiles. No podrá menos de sorprender á cualquiera el ver un indio grotescamente peinado con una e s pecie de diadema de plumas, presentarse grotescamente delante de! espectador á sacar de un saco ó de un pañuelo unas cuantas serpientes bellísimas, relucientes y vivas, que se ponen á dar vueltas con mucha gracia, aunque con un aire poco tranquilizador sin. duda para el que las mira. El juglar entra en acción, y empieza agitando circularmenle los brazos, y h a ciendo mil contorsiones y gestos raros. Sus piernas toman parlo al. mismo tiempo en la pantomima; fascina á la serpiente por la inmovilidad de su mirada, y la aturde con un diluvio de frases cabalísticas pronunciadas con una volubilidad estraordinaria. Por último el animal cae bajo el encanto y se magnetiza hasta el punto de que el juglar aplica* impunemente su nariz sus labios, su lengua sobre aquella cabeza dormida' que con un solo movimiento causaría la muerte ma¡ cruel.» LA INDIA. m La tradición se remonta á mucha altura en Ceylan;, la isla. El cíngalo puro recuerda exactamente el tipo una de los montañas lleva el nombre de Pico de Adán; i indio. Sus facciones denotan finura é inteligencia, y una serie de islotes á flor de agua, que la separan de su piel es de un moreno claro. Su trage consiste en dos la India, se llaman Puente de Adán, porque según los paños que se rodean por el cuerpo en forma de túnica árabes, es á Ceylan donde se retiró Adán después del blanca, y el peinado lo arreglan con un pañuelo dispecado. La misma historia pretende hacer subir á mas ' puesto en forma de turbante, que deja descubierta la Sacerdotes de Buhda/cingalos en Candy.—Pág. ÍSS. de dos mil años el poderío de los reyes de Ceylan, cuyo Irono era hereditario de varón en varón, y gobernaba con acompañamiento de ministros, sacerdotes y empleados dignos de la corte de Babilonia ó de Susa. Desde I0O6 los portugueses primero, los holandeses despues, y por ultimo los ingleses, se han apoderado de sus puertos de mar, sin dejar libre á los antiguos lia hitantes del país mas que el interior y la parte sudeste de la isla. _ Los isleños oriundos se llaman tíngalos, y se les uis ingue perfectamente de los malabares y árabes aclimatados por espacio de siglos en el Norte y el Este de parte superior de la cabeza. Sus cabellos, de un negro hermoso, son generalmente largos, y les caen por detras hechos trenzas. La clasificación de las castas existe en Ceylan, aunque no tan pronunciada como en el continente indio. La lengua no es la de la India: la clase alta y la baja tiene cada una un idioma particular, pero todas aman la música, la pintura y la escultura. Sin tener grandes virtudes, ni grandes vicios, los singa los son sociables, ceremoniosos, muy conversadores y aman el juego con pasión. Los moradores del interior viven comunmente en chozas aisladas lo cual