1 Tomás Albaladejo-Francisco Javier Blasco-Ricardo de la Fuente, eds.. Las vanguardias. Renovación de los lenguajes poéticos, Madrid, Júcar, 1992. José Luis Bernal, ed., Gerardo Diego v la vanguardia hispánica. Cáceres, Universidad de Extremadura, 1993. Juan Manuel Bonet, Diccionario de las vanguardias en España (1907-1936), Madrid, 1996. Derek Harris, ed., The Spanish Avant-garde, Manchester, Manchester University Press, 1995. Fidel López Criado, ed.. Voces de vanguardia, La Coruña, Universidad de La Coruña, 1995. Gabriele Morelli, ed., Ludus. Juego, depone y cine en la literatura de vanguardia en España, Valencia, Pre Textos, 2000. Gabriele Morelli, ed., Treinta años de vanguardia española, Sevilla, El Carro de la Nieve, 1991. Cyril Brian Morris, ed., The Surrealist Adventure in Spain, Ottawa, Ottawa Hispanic Studies, Dovenhouse Editions, 1991. Javier Pérez Bazo, ed., La vanguardia en España. Arte y Literatura, París, Cric & Ophrys, 1998. 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A partir de 1995 son numerosos los estudios, monografías, recopilaciones de trabajos y de ensayos, e incluso antologías, que han mostrado la importancia de los movimientos históricos de vanguardia surgidos en España entre 1918 y 1936.1 Pero en 1974, cuando Pablo Corbalán publica su libro Poesía surrealista en España,2 el panorama era muy distinto. Tan sólo había aparecido en Alicante una antología de poetas surrealistas a cargo de José Albi y Joan Fuster, en 1954, en las páginas de la revista Verbo,3 y en México, en 1950,4 otra a cargo de Manuel Durán, y ambas habían tenido muy poca difusión en España, sobre todo esta última, a pesar de ser pionera y muy meritoria por el avance que supone para el conocimiento de los poetas surrealistas. Por otro lado, en cuanto a estudios, ya habían aparecido algunos de los pioneros, tal como el propio Corbalán recuerda, los excelentes y también pioneros estudios de Vittorio Bodini, titulado I poeti surrealisti spagnoli, en 1963, en Turín (tardó algunos años en tener traducción española, ya en 1971) 5 y el de Paul Ilie, Los poetas surrealistas españoles, 6 que tuvo traducción española poco antes de la aparición del libro de Corbalán, en 1973. Como podemos advertir, hemos de considerar a Pablo Corbalán un avanzado, y, por supuesto también, pionero en los estudios sobre la vanguardia en España y en concreto sobre el movimiento surrealista español. La aventura iniciada por Corbalán tiene un mérito especial que es preciso destacar. Corbalán, periodista madrileño, nacido en Yecla en 1920, fundador del "Suplemento de las Artes y de las Letras" del diario Informaciones, era un profesional muy cercano a la literatura, un gran conocedor de nuestras letras, ya que sobre muchos escritores había publicado artículos, entre ellos sus paisanos Castillo-Puche y su propio padre Francisco Martínez Corbalán, además de Azorín, César Vallejo o Eliodoro Puche. Miguel Ortuño Palao facilita la información completa en la enciclopedia de la Región de Murcia.7 Pero era ante todo periodista en ejercicio y, por lo tanto, y sólo en teoría, con poco tiempo para ocuparse de una investigación en profundidad. La contraportada del volumen se refiere a su espléndido estudio preliminar a Poesía surrealista en España con la denominación de "reportaje histórico", (y el propio libro se subtitula "Antología, reportaje y notas") sin duda para no restarle un cierto carácter periodístico, propio de un profesional de la prensa como era Corbalán. Pero nada más alejado de la realidad que considerar "reportaje" el 2 Pablo, Corbalán Poesía surrealista en España, Madrid, Ediciones del Centro, 1974. 3 José Albí- Joan Fuster, Antología del surrealismo español. Verbo, 2324 y 25, Alicante, 1952. 4 Manuel Duran, El superrealismo en la poesía española contemporánea, México. Universidad de México, 1950. 5 Vittorio Bodini. Los poetas surrealistas españoles, Barcelona, Tusquets, a 2 edición, 1982. 6 Paul Ilie, Los surrealistas españoles, Madrid. Taurus, 1972. 137 7 Miguel Ortuño Palao, Gran Enciclopedia de la Región de Murcia, Oviedo, Ayalga, 1991,Corbalán, Pablo, s. v. estudio, cuyo título es "Itinerario del surrealismo en España". Destacan en la aportación a la bibliografía sobre la vanguardia de Pablo Corbalán fundamentalmente dos aspectos: por un lado la categoría de la introducción a la antología preparada por el periodista yeclano; y, por otro, la propia condición de esa antología, sus peculiaridades, sus gestos originales que son dignos de ser comentados con un cierto detenimiento. Hace Corbalán en la primera parte del libro, compuesta por unas cuarenta y cinco páginas, una revisión de lo que la vanguardia supuso en primer lugar en Europa, de cuyos movimientos artísticos surgió el surrealismo. Las explicaciones en torno al dadaísmo como germen del surrealismo se corresponden con la realidad. El movimiento destructor y subversivo surgido en Suiza, de la mano de un rumano (Tristán Tzara), de un alemán (R. Huelsenbeck) y de un alsaciano (Hans Arp) "brotó —como recuerda el propio Corbalán— de unas raíces absolutamente negativas —el derrotismo por el derrotismo— y por lo tanto lo negaba todo, desde el arte a la moral, desde las instituciones a la inteligencia, desde el trabajo al hombre". Justamente de este movimiento surgió en Europa el surrealismo: "El surrealismo nació de una costilla de Dada", había afirmado Ribemond-Dessaignes, y , en efecto, uno de los signos del surrealismo es ese mismo carácter destructor: Breton, Artaud, Naville y Aragon revolucionarían el mundo de la expresión artística en toda Europa. Más interesantes son las certeras observaciones, previas a su análisis del surrealismo, en torno a la vanguardia en España y su nacimiento en torno a 1918 en nuestras letras, de la mano de Vicente Huidobro, el poeta chileno que trajo de París las más 138 avanzadas ideas de transformación, tras las cuales surgiría el ultraísmo como movimiento genuinamente español. Para Corbalán, ultraísmo y creacionismo se fundirían en un solo y mismo movimiento de vanguardia, pero esta es una afirmación con la que no todos están de acuerdo, empezando por Gerardo Diego, que distinguió muy bien y claramente los dos movimientos a los que él perteneció de forma sucesiva. Del ultraísmo, aparecido en las revistas de la vanguardia entre los años 1918 y 1921, cuyos principios recuerda detalladamente nuestro estudioso, sólo salva a Gerardo Diego y a Juan Larrea, justamente los dos poetas que la historia literaria ha considerado principales actores del creacionismo español. Es muy interesante, por lo que tiene de clarificador, todo el apartado que el autor dedica a "La generación de 1927 y el surrealismo", que en 1974 era absolutamente innovador. Comparar o relacionar 27 con surrealismo es muy aleccionador y los resultados de la confrontación hecha por Corbalán así lo advierten: incluso por el hecho de los que mejores surrealistas españoles fueron los poetas del 27 Aleixandre, Lorca, Prados, Alberti, Cernuda y algún otro muy cercano al grupo nuclear de la generación como José María de Hinojosa. La presencia en el prólogo de las ideas de los estudiosos de la generación y del surrealismo, fundamentalmente los también poetas de la generación Guillén y Dámaso Alonso, además del ya citado Luis Cernuda, confirman la seriedad con que enfocó su panorama nuestro escritor y antologo. La importancia de las revistas y de lo que las revistas del momento publicaron de los teóricos y estudiosos extranjeros del surrealismo es fundamental para entender la solvencia de los juicios traídos por Corbalán a su trabajo preliminar, datos que él toma fun- damentalmente de Vittorio Bodini, sin duda uno de los maestros del género. Otro capítulo muy interesante hace referencia a la presencia en España de Pablo Neruda, poeta muy admirado por Corbalán: "De la poesía pura a Neruda" se titula este apartado en el que Corbalán pone el dedo en la llaga en lo que se refiere al destierro de la poesía pura que supone la presencia de Neruda en nuestro país y la publicación de la revista Caballo Verde para la Poesía, confirmado posteriormente con la aparición de Residencia en la tierra del poeta chileno, que se publica el mismo año que La destrucción o el amor de Vicente Aleixandre y La realidad y el deseo Luis Cernuda, libros fundamentales en aquellos años. La influencia de Neruda en la poesía española del momento más joven es indiscutible, y Corbalán deja establecido para la historia literaria que no sólo Miguel Hernández, sino algunos poetas que triunfaron ya después de la guerra fueron seguidores directos de Neruda, entre ellos, por más que pueda sorprendernos, Camilo José Cela en Pisando la dudosa luz del día, de 1945, además de Gabriel Celaya, en su libro La soledad cerrada, de 1948, que el gran poeta vasco firmó con su verdadero nombre Rafael Múgica. Dedica finalmente Corbalán dos apartados de su estudio a los vanguardistas catalanes y al grupo surrealista de Canarias, en 1974 totalmente ignorado en la Península por los historiadores de la literatura, surgido en torno a la revista Gaceta de Arte, en uno de los episodios más originales en el ámbito del surrealismo español. 8 Los textos recogidos por el antólogo son de un gran interés. Pero lo es más la distribución e intentar justificar la presencia de algunos poetas que oficialmente no son surrealistas o no figuran como tales en la historia literaria española canónica. Pero antes de referirnos a estas cuestiones, interesa precisar la distribución de los textos que forman parte del libro. Porque, en efecto, la antología de Corbalán se compone en su parte textual de cuatro apartados, a cual más interesante. El primero de ellos, lógico en cualquier recopilación de poemas, es el titulado "Antología poética", y está formado por unas serie de poemas pertenecientes a los autores que forman la parte central del libro, la parte fundamental de la recopilación, y a los que más adelante nos referiremos. La segunda, está dedicada a "Dos poetas catalanes", aunque en ella además de los textos recogidos de estos dos poetas de Cataluña (J. V. Foix y Juan Eduardo Cirlot), se recogen poemas del canario Pedro García Cabrera. La tercera, es la más curiosa de todas y a ella dedicaremos después algunas palabras: es la dedicada a "Poemas para dos pintores", en concreto nada menos que Pablo Picasso y Salvador Dalí. Y, finalmente, un cuarto apartado, dedicado a "Documentos", parte interesantísima a la que también dedicaremos algunas reflexiones. En unas palabras previas a esta selección, Corbalán justifica su división, aunque luego no la cumple estrictamente, de la siguiente forma: La siguiente antología ha sido ordenada en cuatro apartados, siguiendo y un criterio cronológico en cuanto a la fecha de nacimiento de los autores que la componen se refiere. En el primero se incluyen poetas de escritura castellana peninsulares. Este orden se rompe al llegar a Eduardo Chicharro, cuya obra poética comenzó a ser publicada después de nuestra guerra. En 139 8 Domingo Pércz-Minick, Facción española surrealista de Tenerife, Barcelona, Tusquets, 1975. Andrés Sánchez Robayna, ed., Canarias. Las vanguardias históricas, Santa Cruz de Tenerife, Centro Atlántico de Arte Moderno, 1992. 9 Angel Pariente, ed.. Antología de la poesía surrealista en lengua española, Madrid, Júcar, 1984. 10 Germán Gullón, ed., Poesía de la vanguardia española (Antología), Madrid, Taurus, 1981. Francisco Fuentes Florido, ed., Poesías y poética del ultraísmo (Antología), Barcelona, Mitre, 1989. Francisco Javier Díez de Revenga, ed., Poesía española de vanguardia (19181936), Madrid, Clásicos Castalia, 1995. el segundo apartado se seleccionan a J. V. Foix y a J. E. Cirlot, ambos catalanes —el primero de ellos escribe en lengua vernácula—, situándolos según su mayoría de edad. Para el tercer apartado hemos escogido un representante de la poesía surreal canaria: Pedro García Cabrera. Por último, en el apartado cuarto se incluyen dos pintores que escribieron poesía: Pablo Picasso y Salvador Dalí, atendiéndonos igualmente a la fecha de su venida al mundo. Nos ha parecido el orden fácil y menos confuso. 11 José Luis Cano, Los cuadernos de Veligtonia. Barcelona, Seix-Barral, 1986, p. 210. 12 Juan Larrea, Versión celeste, edición de Luis Felipe Vivanco, Barcelona, Seix Barral, 1970. Lo cierto es que la antología no cumple algunas de estas normas, sensatas, propuestas y avisadas por el propio autor. En primer lugar, nos referimos ahora a la "antología" central del libro, y que, en cierto modo, es la que la justifica. Está formada, en primer lugar, por poemas de un poeta mayor, José Moreno Villa, que supera en edad a la media de los reunidos en el libro, ya que el poeta malagueño nació en 1987. Recoge poemas suyos de los libros de antes de guerra Jacinta la Pelirroja, Carambas y Puentes que no acaban. Pero lo más curioso es que a continuación escoge a dos poemas, nacidos, respectivamente en 1895 y 1896, que no son considerados habitualmente surrealistas, sino, en el mejor de los casos, creacionistas: Juan Larrea y Gerardo Diego. Sin duda, Corbalán sigue la opinión de Vittorio Bodini para esta doble inclusión, ya que el hispanista italiano en su conocida monografía y antología (en la edición italiana) Poetas surrealistas españoles también los recoge, como igualmente hace con Gerardo Diego. Sin embargo, a pesar de lo sorprendente que es la inclusión 140 de Larrea y Diego en una antología surrealista, las tendencias posteriores han seguido por ese camino. La única antología existente de poesía surrealista, posterior a Corbalán, la de Ángel Pariente9 también los incluye, al igual que a Moreno Villa, aunque en las antologías de poesía vanguardistas posteriores, tanto Larrea como Diego, han sido considerados o ultraístas o creacionistas. 10 Conocemos la sorpresa de Vicente Aleixandre expresada a raíz de la publicación de la antología de Corbalán por la presencia de Gerardo Diego en la misma. En una conversación que recoge José Luis Cano en Los cuadernos de Velingtonia nuestro Premio Nobel de Literatura expresa a su interlocutor lo siguiente: 11 3 de noviembre [ 1974] En Velingtonia. Comentamos la antología surrealista de Pablo Corbalán. Cree Vicente que ha sido un error incluir a Gerardo, pues este fue un poeta creacionista y no surrealista. Lo cierto es que Gerardo Diego queda incluido, como Juan Larrea, en la antología. El poeta de Bilbao, nacido en 1895, está representado por poemas de su único libro de poesía, Versión celeste, que Corbalán conoce a través de la edición que Luis Felipe Vivanco llevó a cabo para Seix Barral, en Barcelona, en 1970.12 Como hace constar el antólogo, los poemas pertenecen al período entre 1926 y 1932, que podemos afirmar que es la época de Larrea más cercana al surrealismo, si queremos entender su arte de vanguardia como tal. En efecto. Larrea, en 1926, había abandonado ya las experiencias iniciales ultraístas, y residente en París, escribía todos sus poemas en francés, algo que tam- bién destaca Corbalán, que se sirve de las traducciones del antes citado Luis Felipe Vivanco. Son, ciertamente, poemas muy extensos, de verso libre muy amplio, y de corte surrealista, de acuerdo con las tendencias que Larrea conocía en esos años en París, muy influido por César Vallejo, con quien publicó, en la capital francesa, la revista Favorables Paris Poema. La actitud de Corbalán respecto al otro "extraño" en la antología surrealista es muy similar a la empleada para la inclusión de Juan Larrea. Porque los poemas que de Gerardo Diego recoge tampoco pertenecen a la primera etapa ultraísta, del libro Imagen, de 1921, ni a la creacionista más ortodoxa, del libro Manual de espumas, de 1924, sino poemas pertenecientes al libro Biografía incompleta, cuya gestación comienza el poeta de Santander a partir de 1927, aunque el libro no se publicaría en su primera edición hasta 1967. 13 De esa edición es de donde Corbalán recoge los poemas que van a formar parte de su antología, y que, desde el punto de vista formal, se destacan igualmente por su gran extensión y por el amplio verso libre empleado. Algunos de los poemas recogidos por Corbalán son justamente famosos y se encuentran en las antologías de Gerardo Diego, pero como poemas creacionistas. Es lo que ocurre con el primero de los siete seleccionados, el titulado "Valle Vallejo", dedicado justamente a César Vallejo, que Gerardo recogía ya en su célebre Antología de poesía española contemporánea, de 1932, 14 como ocurre también con su poema "Continuidad", presente en la Antología de 1932. Otros poemas, como "Nubes de ti" son de los mejores entre la poesía vanguardista de Gerardo Diego. Los otros poetas recogidos, pertenecientes a la generación del 27, considerados 13 Gerardo Diego, Biografía incompleta, Madrid. Ediciones Cultura Hispánica, 1967. 14 Gerardo Diego, ed.. Poesía española contemporánea. Antología 1915-1931, Madrid, Signo, 1932. 2a edición. 1934. Reedición actual de Andrés Soria Olmedo, Madrid, Taurus, 1991. habitualmente, en una época de sus vidas como surrealistas, están bien representados en la Antología de Corbalán, aunque hemos de señalar que hay alguna dislocación llamativa en su presencia en el libro, ya que se rompe la cronología que el propio antólogo había establecido. El primero que parece es Emilio Prados, nacido en 1899, como se indica en la antología, pero que precede a Los nacidos en 1898, ignoramos por qué razón. La representación poética es impecable, ya que los poemas escogidos son de entre 1927 y 1936, y pertenecen a los proyectos de libro mejores de aquellos años de Prados: Cuerpo perseguido, La voz cautiva, Andando, andando por el mundo y Llano subterráneo. Se sitúan a continuación los poetas nacidos en 1898, aunque en orden inverso a su fecha de nacimiento, primero Lorca y después Aleixandre, aunque Aleixandre era mayor; suerte que correrán después los nacidos en 1902, ya que sitúa primero a Alberti, aunque Luis Cernuda era también mayor. La representación de Federico García Lorca no sólo se reduce a Poeta en Nueva York (bien representado, qué duda cabe por Poemas muy destacados como "Paisaje de la multitud que vomita (Anochecer en Coney Island)", "Niña ahogada en el pozo (Granada y Newburg)", "Grito hacia Roma (Desde la torre del Chrysler Building)", u "Oda a Walt Whitman", sino también por un fragmento de "Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías", el correspondiente a "La cogida y la muerte" y por una gacela y una casida de Diván del Tamarit, la "Gacela de la muerte oscura" y la "Casida del llanto", poemas todos escritos entre 1929 y 1936 y, como decimos, muy representativos de la particular versión del surrealismo que llevó a cabo en aquellos años cruciales, los últimos de su vida, Federico García Lorca. 141 No es menos interesante la representación, también muy nutrida de los poemas de Vicente Aleixandre en el libro de Corbalán, poemas pertenecientes a sus tres libros surrealistas, Pasión de la tierra, Espadas como labios y La destrucción o el amor, juntos a uno de Mundo a solas. Entre los poemas escogidos no falta la obra maestra del surrealismo de Aleixandre, el poema "El vals" de Espadas como labios, una de las creaciones más valiosas de nuestro Premio Nobel de Literatura de 1977. Los poetas de 1902, Alberti y Cernuda reciben también la atención detallada y nutrida de Corbalán, con poemas escogidos de los libros principales. No faltan algunos de los más conocidos, entre ellos de Alberti, el poema dedicado a Buster Keaton, del libro Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos o "Los ángeles de las ruinas" de Sobre los ángeles; y de Cernuda, "Quisera estar solo en el sur", de Un río, un amor o "Diré como nacisteis" de Los placeres prohibidos. Merece nuestro detenimiento, para terminar, el apartado de la antología coleccionado por Pablo Corbalán con el título de "Documentos", al estar compuesto por algunos de los más interesantes textos programáticos de la vanguardia española, afirmación que se confirma si tenemos en cuenta que entre ellos está la "Proclama futurista a los españoles", que, firmada por Tristán (Ramón Gómez de la Serna) apareció en la revista Prometeo, en 1910; o los "Manifiestos" de Ultra, publicados por Guillermo de Torre, en la revista Cosmópolis, en 1921. También se recogen textos internacionales de gran valor, como el "Primer manifiesto 142 del surrealismo" de André Breton o el texto "A la mesa" de Antonin Artaud. Textos estos desconocidos en los años setenta y que, después de varias reproducciones, hoy son habituales en los comentarios de los especialistas. Pero hay otros textos escogidos por Corbalán que no han tenido la más mínima difusión posterior, a pesar de su indudable interés. Y entre ellos hay que destacar dos breves artículos de Salvador Dalí, los titulados "Realidad y sobrerrealidad" (aparecido en La Gaceta Literaria, en 1928) y "El "Angelus" de Millet (ensayo de paranoia crítica)" (conferencia pronunciada en París, en 1935), el de César Vallejo "Autopsia del surrealismo" (Nosotros, Lima, 1930) o el de Pablo Neruda, más conocido, "Por una poesía sin pureza" (Caballo verde para la poesía, 1935). Todos estos textos, y algunos otros, nos ofrecen la imagen más original de los que pretendieron ser los movimientos de vanguardia en España, a partir de las proclamas iconoclastas y rupturistas, con lo que el trabajo de Corbalán queda completado de una forma magistral. Con la brevedad que exige este homenaje, hemos glosado una faceta de la obra literaria de Pablo Corbalán, quizá olvidada o menos conocida entre sus muchas actividades como escritor y periodista. Pero desde la perspectiva de los estudios de la literatura de vanguardia en España, su aportación se convierte en obligada referencia, tanto por su indudable calidad, por su acierto en la recopilación y en la investigación, como por la condición de iniciador o pionero de una parcela de los estudios literarios del siglo XX que hoy tanto interés suscita entre los editores, lectores y estudiosos.