PRINCIPALES DISPOSICIONES Y PROPÓSITOS DE LA CARTA DE

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Apunte 5
Principales propósitos y disposiciones de la Carta de 1925.
Como ya lo indicamos en la anterior, en la presente lección analizaremos en general el
contenido de la Constitución y luego formularemos algunas precisiones sobre sus
principales propósitos y la forma en que ellos se reflejan en el texto aprobado en 1925.
DISPOSICIONES DE LA CONSTITUCIÓN DE 1925:
Consta de un total de 110 artículos agrupados en 10 capítulos y 10 disposiciones
transitorias1.
1.- CAPÍTULO I: Trata sobre el Estado, Gobierno y Soberanía.
1. En el artículo 1 se indica que “El Estado de Chile es unitario. Su gobierno es republicano
y democrático2 representativo”.
2. Se consagra la soberanía nacional. (Art. 2).
3. Se prohíbe que cualquier persona o grupo de personas puedan arrogarse la representación
del pueblo, sus derechos o hacer peticiones en su nombre. La infracción de esta prohibición
constituiría sedición.
4. En el artículo cuarto: Consagraba el principio de triple validez (título, competencias y
formas legales) de las actuaciones de las autoridades públicas, garantizado con el de las
nulidades de derechos público.
2.- CAPÍTULO II: Consagra las bases constitucionales de la nacionalidad y ciudadanía:
a. En materia de nacionalidad:
a) Se mantiene la fórmula tradicional de la primacía de las fuentes naturales de adquisición
de la nacionalidad por sobre las legales.
b) Dentro de las fuentes naturales tiene preferencia el ius soli: “Son chilenos, los nacidos en
el territorio de Chile” (art. 5° N° 1). Con dos excepciones: los hijos de extranjeros
transeúntes y los de diplomáticos extranjeros, pero con el derecho de ambos de poder optar
a la nacionalidad chilena.
c) Se contempla también la fuente natural ius sanguinis o nacionalidad por los padres: “son
chilenos los hijos de padre o madre chileno” (art. 5° N° 2) por el solo hecho de avecindarse
en Chile. En el caso del hijo de chileno que estuviere al servicio de la República se estima
nacido en Chile para todos los efectos legales3.
d) Se contemplan dos fuentes legales de adquisición de nacionalidad:
i. La naturalización o nacionalización por carta: requiere residencia por diez años y
renuncia a la nacionalidad anterior. (Art. 5° N° 3). La carta que la concede es un Decreto
Supremo del Ministerio del Interior y es un acto potestativo y no reglado. Uno de los
escasos actos de gracia del Estado.
ii. La gran nacionalización o nacionalización por gracia: se concede por ley de la República
a los grandes servidores de la Nación. (Art. 5° N° 4).
e) Son causales de pérdida de la nacionalidad: Según el art. 6°:
i. La nacionalización en país extranjero,
ii. la cancelación de la carta de naturalización, y
iii. la prestación de servicios durante una guerra, a enemigos de Chile o de sus aliados.
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f) La nacionalidad chilena perdida, puede recuperarse sobre mediante rehabilitación por
ley.
b. En materia de ciudadanía: El sistema constitucional consagra un sufragio amplio o
universal4.
a) Son ciudadanos con derecho a sufragio: (Art. 7°)
a. Los chilenos
b. Que hayan cumplido 21 años
c. Que sepan leer y escribir
d. E inscritos en los registros electorales.
b) Los registros serían públicos y durarían el tiempo que determinase la ley.
c) En las elecciones el sufragio sería siempre secreto.
d) Se suspende el sufragio por:
i. Ineptitud física o mental que impida obrar libre y reflexivamente.
ii. Por estar procesado por delito que merezca pena aflictiva.
e) Se pierde la ciudadanía:
i. Por pérdida de la nacionalidad chilena
ii. Por condena a pena aflictiva. Se contempla la rehabilitación por el Senado.
3.- CAPÍTULO III: “Garantías constitucionales”: Consagra el catálogo de derechos
constitucionales y sus garantías.
1. Se consagra un catálogo completo, ordenado sistemáticamente y con un mayor
desarrollo, de los derechos constitucionales. El artículo 10° contiene el listado:
a) La igualdad ante la ley. En Chile no hay clases privilegiadas, se mantuvo asimismo la
frase acerca de la prohibición de la esclavitud, debida a Portales en la carta de 1833;
b) La libertad de conciencia y libertad de cultos. Solo se prohíben los cultos que se oponen
a la moral, las buenas costumbres y el orden público. Las leyes en vigencia seguirían
rigiendo a las Iglesias que existían en el país en ese momento. Los templos y sus
dependencias, destinados al servicio del culto, estarían exentos de toda contribución;
c) La libertad de información y de opinión, sin censura previa todo tipo de informaciones;
d) Los derechos de reunión sin permiso previo y sin armas. En lugares públicos debería
regirse por las disposiciones de policía;
e) La libertad de asociación sin permiso previo y en conformidad a la ley;
f) El derecho de petición ante toda autoridad en términos respetuosos y convenientes;
g) La libertad de enseñanza. Se declaraba que la educación pública era una atención
preferente del Estado y la educación primaria como obligatoria. Existiría una
superintendencia de educación;
h) La igual admisión a todos los empleos y funciones públicas;
i) La igual repartición de los impuestos y contribuciones, en proporción de los haberes o en
la progresión o forma que fije la ley y la igualdad ante las demás cargas públicas. Se
detallaban algunas de ellas especialmente las relativas a la recluta y el servicio militar;
j) En materia de Derecho de Propiedad, el art. 10° N° 10 reproducía la redacción inicial de
la carta de 1833: “LA INVIOLABILIDAD DE TODAS LAS PROPIEDADES, SIN
DISTINCIÓN ALGUNA”5, contemplándose la función social del ejercicio del derecho de
propiedad como veremos al fin de esta lección, la expropiación procedería en virtud de ley
dictada por razón de utilidad pública. El ejercicio del derecho de propiedad estaría sometido
a las limitaciones que impusiera el mantenimiento y progreso del orden social y para ello se
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le podrían imponer las servidumbres u obligaciones que de utilidad pública en razón de los
intereses generales del Estado, de la salud ciudadana y de la salubridad pública;
k) La propiedad exclusiva de todo descubrimiento o producción o propiedad intelectual,
protegida por la garantía de la expropiación;
l) La inviolabilidad del hogar;
m) La inviolabilidad de la correspondencia epistolar y telegráfica;
n) La protección al trabajo, a la industria y a las obras de previsión social, especialmente en
cuanto a la habitación sana y a las condiciones económicas de la vida para asegurar a todos
un nivel mínimo de bienestar. El Estado propendería a la conveniente división de la
propiedad y a la constitución de la propiedad familiar6.
o) La libertad de trabajo e industria, salvo que se opusiera a las buenas costumbres, a la
seguridad o a la salubridad públicas o que lo exija el interés nacional declarado por ley.
p) Se establecía el deber del Estado de velar por la salud pública y el bienestar higiénico del
país.
q) Debería contemplarse en el presupuesto nacional una cantidad destinada a mantener un
servicio nacional de salubridad y,
r) La libertad de permanecer en cualquier punto de la República o libertad de movimiento.
2. Las garantías del juzgamiento legal: Se consagran desde el Art. 11° al 19°:
a) La irretroactividad de la ley penal.
b) Tribunal legal anterior a la comisión del delito.
c) Legalidad de las detenciones, las órdenes de detención deben emanar de autoridad legal,
por escrito, e intimada (exhibida) a la persona que será detenida. Salvo el caso del delito
flagrante.
d) Las detenciones deben practicarse en las propias casas, o en lugares de detención
destinados a ese efecto.
e) Los detenidos deben ser puestos a disposición del juez dentro de breves plazos
establecidos por la Constitución.
f) La incomunicación no debe impedir las visitas de los encargados de los centros de
detención al detenido. Igualmente el detenido, puede solicitar copias e información
relativas a su detención.
g) Se prohíbe la autoinculpación bajo juramento y asimismo, la inculpación de parientes
cercanos.
h) Se prohíben los tormentos (la tortura), la confiscación de bienes como pena, sin perjuicio
del comiso en los casos establecidos por las leyes.
i) La libertad provisional, salvo los casos en que sea necesaria la detención preventiva.
c. El recurso de amparo: (Art. 16°): Cualquier persona detenida, procesado o presa sin
causa legal podría ocurrir por si o por interpósita persona ante la magistratura que señalara
la ley (Corte de Apelaciones)7 para que fuere puesta en libertad.
d. La indemnización por error judicial (Art. 20°): Comentaremos su alcance y aplicación al
tratar de las normas programáticas de la Constitución.
e. La legalidad de los pagos realizados por la Tesorería General de la República8.
f. La condición de obedientes y no deliberantes de las FF.AA.
g. Finalmente la prohibición de que los tres poderes del Estado adopten decisiones bajo la
presión de la fuerza. La infracción del precepto origina la nulidad de la resolución.
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4.- CAPITULO IV: Reglamenta el poder legislativo bajo la nomenclatura orgánica de
“Congreso Nacional”.
1. Se consagra un órgano bicameral compuesto por la Cámara de Diputados y el Senado.
(Art. 24°)
2. En las elecciones parlamentarias debería emplearse un procedimiento que diera por
resultado una efectiva proporcionalidad en la representación de las opiniones y de los
partidos políticos9. (Art. 25°)
3. Para ser diputado se requería ser ciudadano (21 años) con derecho a sufragio y no haber
sido condenado jamás por delito que mereciera pena aflictiva. A los senadores se les exigía
además tener 35 años como mínimo.
4. Se consagraban inhabilidades, incapacidades e incompatibilidades parlamentarias (Art.
28 a 31).
5. Como privilegios se consagraron la inviolabilidad por expresiones y votos y el fuero.
6. Habrían elecciones complementarias para reemplazar a los parlamentarios que vacasen
en sus cargos al menos un año antes de la expiración de sus cargos.
7. La Cámara de Diputados estaría integrada por miembros elegidos departamentos o
agrupaciones de los mismos, en votación directa en razón de un diputado por cada 30.000
habitantes y fracción no inferior a 15.000. Durarían 4 años y se renovarían todos
conjuntamente. Eran reelegibles indefinidamente.
8. El Senado se elegía por agrupaciones provinciales en que se dividía el territorio nacional.
Se elegían 5 senadores por cada agrupación provincial, duraban ocho años en funciones y
se renovaban cada cuatro por mitades, junto a la Cámara. Eran reelegibles indefinidamente.
Se establecieron 9 agrupaciones, por lo que en total fueron 45 senadores.
9. Eran atribuciones especiales de la Cámara: (Art. 39).
a. Declarar si ha o no lugar las acusaciones constitucionales contra las altas autoridades de
la República: Presidente, Ministros, Jueces de los Tribunales Superiores de Justicia,
Intendentes y Gobernadores, Generales y Almirantes.
b. Fiscalizar los actos del gobierno, adoptando por mayoría acuerdos dirigidos por escrito al
Gobierno. Estos actos no afectarían la responsabilidad política de los Ministros y podrían
ser respondidos por escrito o verbalmente. No se contemplaba sanción para el caso de no
evacuarse respuesta. Ello demuestra que la facultad de fiscalización era meramente nominal
o inquisitiva.
10. Eran atribuciones del Senado: (Art. 42)
a. Conocer de las acusaciones constitucionales deducidas por la Cámara de Diputados y
fallarlas como jurado. (Se requerían dos tercios de los senadores para aprobar la acusación
contra el Presidente y mayoría absoluta para los demás magistrados.
b. Dar su aprobación para demandar a los Ministros de Estado.
c. Conocer de contiendas de competencia entre las autoridades administrativas y los
tribunales superiores de justicia.
d. Autorizar la formación de causa criminal contra Intendentes y Gobernadores.
e. Dar su autorización al Presidente en los casos establecidos en la Constitución y la ley con
plazo máximo para pronunciarse de 30 días, bajo sanción de entenderse aprobada la
petición.
f. Dar su dictamen al Presidente (en este sentido el Senado era el heredero de la función
consultiva del viejo Consejo de Estado portaliano).
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11. Eran atribuciones del Congreso, entre otras: (Art. 43)
a. Aprobar la cuenta de los gastos anuales de la administración.
b. Dar permiso al Presidente para abandonar el territorio nacional.
c. Declarar si era o no aceptable la renuncia del Presidente.
d. Aprobar los tratados internacionales.
12. Se establecía un “dominio mínimo legal” mediante la fórmula de “Sólo en virtud de una
ley se puede”. Esta regulación amplia de la ley, envolvía un grave problema que ocurrió en
la práctica: La invasión progresiva por parte de la ley, de ámbitos normativos reservados
por su naturaleza a la potestad reglamentaria del presidente de la República. Ello ocurría
porque una vez dictada una ley sobre dichas materias, por su mayor jerarquía, se cerraba la
posibilidad de que ellas fuera regulada por otra norma inferior. Así ocurrió con el caso de
las pensiones de gracia que fueron concedidas por mayorías parlamentarias transitorias y
que luego coparon gran parte del tiempo de las discusiones parlamentarias.
13. Se regulaba la tramitación de las leyes (Art. 45 a 55).
14. Se establecían dos clases de legislatura: la ordinaria, cuyo periodo iba del 21 de mayo al
18 de septiembre y en la cual el Congreso podría ocuparse de cualquier materia de su
competencia y el periodo extraordinario en el cual sólo podría dedicarse a las materias
incluidas en la respectiva convocatoria. Al inicio de cada legislatura, cada 21 de mayo el
Presidente debería dar cuenta del estado administrativo y político de la Nación.
15. El quórum mínimo para entrar en sesiones y adoptar acuerdos sería de un quinto de la
Cámara de Diputados y un cuarto del Senado. Cada cámara establecería en sus reglamentos
internos la clausura del debate por simple mayoría. Con ello se acababa con la viciosa
práctica de las sesiones permanentes y la obstrucción parlamentaria.
16. El CONGRESO PLENO: Era la “Reunión de los miembros de ambas cámaras del
congreso sin distinción de jerarquía y bajo la presidencia del Presidente del Senado: se
reunía en los siguientes casos:
a. Elección del Presidente en caso de que ningún candidato hubiera obtenido la mayoría
absoluta, correspondiendo elegir entre aquellos candidatos que hubieren obtenido las dos
más altas mayorías relativas. La elección sería por mayoría absoluta.
b. Para la Proclamación del Presidente electo según sentencia del Tribunal Calificador de
Elecciones.
c. Para la asunción al mando del Presidente de la República, quien juraría o prometería
desempeñar fielmente el cargo.
d. Para la votación de ratificación de la reforma constitucional y;
e. Para recibir la cuenta anual del estado político y administrativo de la Nación que el
Presidente de la República debía rendir al inicio de la legislatura ordinaria.
5.- CAPÍTULO V: Se consagra el órgano de gobierno, el Presidente de la República.
1. Se le define a la manera de la Constitución de Portales, como “Un ciudadano con el título
de Presidente de la República de Chile administra el Estado, y es el Jefe Supremo de la
Nación.”
(Art. 60).
2. Para ser elegido Presidente se requería ser ciudadano chileno nacido en el territorio de
Chile, con al menos 30 años al día de la elección, y poseer las calidades necesarias para ser
diputado. El Presidente sería electo en votación directa, por un periodo de seis años, sin
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reelección inmediata. La calificación de la elección correspondería al Tribunal Calificador
de Elecciones.
3. Resultaría electo el candidato que obtuviera la mayoría absoluta de los sufragios. De no
haberla elegiría el Congreso de entre las dos más altas mayorías relativas.
4. Estaba dotado de amplias atribuciones:
a. Concurría a la formación de las leyes.
b. Tenía iniciativa exclusiva de ley en materias económicas.
c. Dicta decretos y reglamentos en ejercicio de su potestad reglamentaria.
d. Convoca al Congreso a Sesiones Extraordinarias.
e. Vela por la conducta ministerial de los jueces.
f. Nombra “a su voluntad” a los Ministros de Estado, oficiales de secretaría, diplomáticos,
intendentes y gobernadores. Para los diplomáticos se requeriría el acuerdo del Senado.
g. Nombraba a los magistrados de los tribunales superiores de justicia y a los jueces.
h. Proveía los cargos de la administración.
i. Concedía personalidad jurídica a las corporaciones y fundaciones.
j. Concedía indultos particulares.
k. Disponía de las fuerzas de Mar y Tierra como su Generalísimo en caso de guerra.
l. Declaraba la guerra y concertaba la paz.
m. Conducía las relaciones internacionales.
n. Declaraba el Estado de Asamblea en caso de guerra externa y el Estado de Sitio en caso
de conmoción interior. Para ello requería de la autorización del Congreso.
5. Los Ministros de Estado eran colaboradores directos del Presidente, dependientes de su
exclusiva confianza. Deberían cumplir al menos con las calidades necesarias para ser
diputado y podían asistir a las sesiones del Congreso sin derecho a voto pero con derecho
preferente a hacer uso de la palabra.
6.- CAPÍTULO VI: Tribunal Calificador de Elecciones: fue propuesto por el Presidente
Alessandri, y su creación personal, con el objeto de evitar los abusos en la calificación que
había practicado el Congreso cuando esta facultad recaía en él.
1. El tribunal calificaría las elecciones de parlamentarios y de Presidente de la República.
Procedería como jurado en el conocimiento de las causas y fallaba conforme a Derecho.
2. Se componía de cinco miembros elegidos por sorteo, de la siguientes categorías14:
a. Un ex presidente o ex vicepresidente de la Cámara de Diputados que hubiese
desempeñado el cargo por más de un año.
b. Un ex presidente o ex vicepresidente del Senado, que hubiese desempeñado el cargo por
más de un año.
c. Dos ministros de la Corte Suprema.
d. Un Ministro de la Corte de Apelaciones de la ciudad en donde funcionara el Congreso
(Santiago).
7.- CAPÍTULO VII: Poder Judicial.
1) Se declaraba que la “Facultad de juzgar las causas civiles y criminales pertenece
exclusivamente a los Tribunales establecidos por la ley. Ni el Presidente de la República, ni
el Congreso, pueden en caso alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse causas
pendientes o hacer revivir procesos fenecidos”. (Art. 80).
2) El poder judicial estaba conformado por una estructura jerárquica, de tribunales
establecidos a lo largo de todo el territorio, estructura encabezada por la Corte Suprema.
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3) Se encargaba a la ley el determinar la estructura y organización y competencias de los
tribunales. Esta ley sería el Código Orgánico de Tribunales.
4) Los jueces serían elegidos por su sistema novedoso: La Cooptación, régimen que
comprende la participación de dos poderes: el propio judicial y el ejecutivo:
a. Los Ministros y Fiscales de la Corte Suprema serían elegidos de una lista de 5 nombres
(una quina) confeccionada por la propia Corte Suprema. El Presidente de la República
elegiría un candidato. En la quina debían figurar los dos ministros de Corte de Apelaciones
más antiguos. Asimismo podrían figurar personas a la administración de justicia.
b. Los Ministros y Fiscales de las Cortes de Apelaciones serían elegidos de una lista de 3
nombres (una terna) confeccionada por la Corte Suprema. El Presidente de la República
elegiría un candidato. En la terna debía figurar el juez de Asiento de Corte más antiguo de
la jurisdicción de la Corte respectiva.
c. Los jueces letrados de primera instancia serían elegidos de una lista de 3 nombres (una
terna) confeccionada por la Corte de Apelaciones respectiva. El Presidente de la República
elegiría a un candidato. En la terna debía figurar el juez letrado de jerarquía inferior más
antiguo de la jurisdicción de la Corte respectiva.
d. Con esto se pretendía evitar la intromisión política del Congreso en los nombramientos.
El Presidente Alessandri recordaba bien los conflictos provocados por la intervención del
Consejo de Estado en los nombramientos judiciales, cuando el Consejo estaba controlado
por la mayoría parlamentaria de turno. Por ello se tomo la decisión de excluirlos para
siempre del nombramiento. Paradojalmente, bajo la carta de 1980, una reciente reforma
constitucional introducida por la ley 19.541 de 22 de diciembre de 1997, ha roto este sano
principio y se ha vuelto a requerir la conformidad de un ente político (El Senado) para
ratificar el nombramiento de los ministros de la Corte Suprema.
5) Se consagran los principios básicos de la Jurisdicción: El principio de la Independencia
(Art. 80), Responsabilidad (art. 84) e Inamovilidad (Art. 85).
6) La Corte Suprema tenía la superintendencia directiva, correccional y económica sobre
todos los tribunales ordinarios.
7) Se consagró una nueva acción o recurso constitucional: el RECURSO DE
INAPLICABILIDAD POR INCONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY. Con esta
acción el constituyente de 1925 se separaba definitivamente del principio de la soberanía
parlamentaria, el dogma del siglo XIX y del liberalismo clásico. En efecto, mediante esta
acción que debía intentarse directamente ante la Corte Suprema, este alto tribunal podría
dejar sin aplicación un precepto legal en un juicio en particular si estimaba que éste
vulneraba una norma de la Constitución. Este control era a posteriori, es decir, solo
permitía declarar la inaplicabilidad de un precepto legal ya vigente, no de un proyecto de
ley como es hoy día y solo con efectos relativos, es decir, la ley continuaba vigente, no era
derogada por la resolución de la Corte Suprema, sino que para no aplicarla en otro caso
similar, era necesario volver a requerir la declaración de inaplicabilidad. Se descartó el
efecto absoluto o erga homnes de la sentencia de Inaplicabilidad por Inconstitucionalidad.
8) Habría tribunales contencioso administrativos para conocer de las causas que se
promovieren contra los actos o disposiciones arbitrarias de las autoridades políticas o
administrativas. Se hará referencia a los mismos al estudiar las disposiciones programáticas
de la carta.
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8.- CAPÍTULO VIII: Gobierno interior del Estado. (Arts. 88 a 92)
1) Para el gobierno interior, el territorio se dividiría en provincias, éstas en departamentos,
éstos en subdelegaciones y éstos últimos en distritos.
2) El gobierno de las provincias correspondía a un Intendente, elegido por el Presidente de
la República, duraba 3 años en funciones, salvo que fuera removido por el Presidente.
3) Los departamentos estaban bajo la autoridad de un gobernador, subordinado al
Intendente provincial y que duraban 3 años. El Intendente sería también gobernador del
departamento en cuya capital residiera. Eran nombrados por el Presidente a propuesta del
Intendente.
4) Las subdelegaciones estaban a cargo de un Subdelegado nombrado por el Gobernador
departamental y su periodo duraba un año.
5) Los distritos estaban bajo un inspector nombrado por el Subdelegado.
9.- CAPÍTULO IX: Régimen de administración interior. (Arts. 93 a 107).
1) Para la administración el territorio se dividía en Provincias y éstas en Comunas.
2) La ley determinaría el número de comunas existentes en cada provincia. Las provincias
administrativas coincidían con las políticas y las comunas con las subdelegaciones.
3) Las provincias serían gobernadas por el intendente provincial junto a una Asamblea
Provincial. Estas Asambleas estarían integradas por “Representantes” designados por las
municipalidades de la Provincia respectiva. Los cargos serían concejiles y durarían 3 años.
4) Estas asambleas tenían funciones administrativas, rentas propias y potestad normativa.
5) La administración comunal o de una agrupación de comunas residía en una
Municipalidad. Cada Municipalidad designaba a un “alcalde” que la presidía.
6) En las ciudades de más de 100.000 habitantes y otras que la ley determinase el alcalde
sería designado por el Presidente de la República17.
7) Las Municipalidades se componían de Regidores, elegidos popularmente, duraban 3
años y eran reelegibles. Sus cargos eran concejiles. Su número sería determinado por la ley,
de acuerdo a la población, no siendo menos de 5 ni más de 15.
8) Para ser regidor se requerían las mismas calidades que para ser Diputado y tener
residencia en la comuna por más de un años.
9) Las municipalidades tendrían las atribuciones y rentas que fijara la ley, pero tendrían
especialmente las de:
a) Cuidar la policía de salubridad, comodidad, ornato y recreo.
b) Promover la educación, agricultura, industria y comercio.
c) Cuidar de las escuelas primarias y demás servicios educativos municipales.
d) Cuidar caminos y obras públicas.
e) Administrar sus rentas.
f) Estaban dotadas de potestad normativa para dictar ordenanzas
10) Las Municipalidades estaban sujetas a la potestad correccional y económica de las
Asambleas Provinciales e incluso podían ser disueltas por éstas, pero como aquellas nunca
funcionaron en la práctica, los municipios se consideraron verdaderamente autónomos.
11) En el artículo 107 la Constitución consagraba la descentralización administrativa. En
efecto se indicaba que las leyes, paulatinamente irían confiando a las provincias o comunas
las atribuciones que ejercieran órganos centralizados, a fin de materializar una verdadera
descentralización. Mantenía, con todo, la fiscalización del intendente sobre las provincias y
la vigilancia superior del Presidente de la República.
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10.- CAPÍTULO X: Reforma Constitucional: La carta de 1925, a diferencia de la de 1833
era una constitución de las llamadas semiflexibles. Sus procedimientos de reforma son más
exigentes a los de una ley común, pero suficientemente flexibles como para no dificultar la
evolución constitucional.
1) La tramitación de la reforma era igual a la de una ley, salvo las reglas particulares
siguientes:
2) Los quórum de aprobación eran de la mayoría absoluta de los miembros en ejercicio de
cada Cámara.
3) 60 días después de aprobada la reforma, el Congreso Pleno debía ratificarla sin nuevos
debates.
4) El Presidente podía aprobar o modificar el proyecto. Si las Cámaras insistían por los dos
tercios de los miembros presentes en el texto original, el Presidente estaba obligado a
promulgar la reforma, salvo que,
5) Decidiera consultar a la ciudadanía mediante Plebiscito dentro de 30 días.
11.- DISPOSICIONES TRANSITORIAS: Se incluían en el texto un total de 10
disposiciones o artículos transitorios sobre las siguientes materias:
1) La asignación compensatoria especial de 2,5 millones de pesos por 5 años para la Iglesia
Católica.
2) La fecha de las nuevas elecciones Presidenciales.
3) Reglas especiales sobre la elección presidencial por el Congreso de no haber mayoría
absoluta en la elección.
4) La fecha de la elección del nuevo Congreso.
5) Si fijaban las nueve agrupaciones provinciales.
6) Se encargaba a la ley electoral dividir los periodos del Senado para determinar la
duración inicial del primer periodo en 4 u 8 años.
7) Normas especiales sobre el inicio de la primera legislatura del Congreso.
8) Se fijaba en 2.000 pesos mensuales la dieta parlamentaria. Con un mecanismo de multas
o descuentos por inasistencias18.
9) Normas especiales para la designación de los miembros ex-Vicepresidentes de las
Cámaras, del Tribunal Calificador de Elecciones y,
10) Fecha de vigencia de la Constitución, 30 días después de su publicación en el diario
Oficial, es decir, el 18 de octubre de 1925.
DISPOSICIONES PROGRAMÁTICAS EN LA CARTA DE 1925
Con esta denominación designamos a aquellas disposiciones integradas en la Constitución
que no obstante haber sido establecidas en su texto formal, nunca llegaron a ser aplicadas
en la práctica. Son entonces, meras aspiraciones o disposiciones de carácter teórico que el
constituyente insertó en el articulado de la carta pero que no lograron ser aplicadas. En
todos los casos la razón de esta falta de aplicación fue la inexistencia de una ley que las
desarrollara y estableciera su forma de ejecución. Estas disposiciones son las siguientes:
1) INDEMNIZACIÓN POR ERROR JUDICIAL: Establecida en el artículo 20: “Todo
individuo a favor de quien se dictare sentencia absolutoria o se sobreseyere
definitivamente, tendrá derecho a indemnización, en la forma que determine le ley, por los
perjuicios efectivos o meramente morales que hubiere sufrido injustamente.”
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Tenía por objeto compensar económicamente a una persona perjudicada por dictámenes
erróneos de la justicia, en virtud de los cuales un inocente hubiera sido condenado
injustamente.
2) TRIBUNALES CONTENCIOSOS ADMINISTRATIVOS: El artículo 87 prescribía:
Habrá Tribunales Administrativos, formados con miembros permanentes, para resolver las
reclamaciones que se interpongan contra los actos o disposiciones arbitrarias de las
autoridades políticas o administrativas y cuyo conocimiento no esté entregado a otros
Tribunales por la Constitución o las leyes. Su organización y atribuciones son materia de
ley”.
Estaban encargados de conocer y juzgar todas las reclamaciones que los particulares
dedujeran en contra de alguno de los agentes de la administración. La ley debería fijar su
organización, facultades y competencia. Sin embargo, nunca fue posible dictar dicha ley.
En el fondo del problema se encontraba el hecho de que ningún gobierno estaba dispuesto a
promover la legislación aludida, pues de hacerlo, los tribunales se transformarían en un
límite evidente su labor. Lamentablemente la actitud de los tribunales ordinarios agravó la
situación, pues cuando les eran sometidas cuestiones de naturaleza administrativa, los
tribunales ordinarios declararon permanentemente que carecían de competencia para
conocer de tales asuntos, por existir en la Constitución los “tribunales contencioso
administrativos”. Demás está decir, que esto transformó a la administración en un ente que
podía atropellar los derechos particulares casi sin cortapisa alguna. Fue necesaria la
introducción del recurso de protección en 1977 para poner término a estos abusos.
3) LAS ASAMBLEAS PROVINCIALES: Establecidas en los artículos 94 a 100.
“Art. 94: La administración de cada provincia reside en el Intendente, quien estará
asesorado, en la forma que determine la ley, por una Asamblea Provincial, de la cual será
Presidente.
Art. 95: Cada Asamblea Provincial se compondrá de Representantes designados por las
Municipalidades de la provincia en su primera sesión, por voto acumulativo.
Estos cargos son concejiles y su duración será por tres años.
Las Municipalidades designarán el número de Representantes que para cada una determine
la ley.”
Al igual que lo que hemos indicado precedentemente, la ley que debía reglamentarlas nunca
fue dictada. Y en gran medida la razón coincide con la que vimos para la no creación de los
tribunales administrativos; ningún gobierno estaba dispuesto a despojarse de las facultades
que tenía para la administración provincial, concentradas sólo en el Intendente mientras no
existieran las Asambleas y por consecuencia, era el Presidente de la República, quien
nominaba y reemplazaba a los Intendentes a su entera y exclusiva voluntad el que
dominaba la administración de las provincias.
PROPÓSITOS PRINCIPALES DE LA NUEVA CONSTITUCIÓN POLÍTICA
Nos corresponde estudiar ahora los principales objetivos políticos que Alessandri y los
constituyentes de 1925 tuvieron en mente con la dictación de la Carta Política.
Al respecto el profesor Carrasco Delgado nos recuerda:
“Las finalidades principales de la Constitución de 1925 fueron:
1) Cambiar el sistema de gobierno seudoparlamentario, estableciendo el régimen
presidencial.
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2) Definir la órbita de acción de los poderes del Estado.
3) Eliminar los excesos del seudo parlamentarismo.
4) Establecer la libertad de cultos.
5) Poner a la Constitución en consonancia con los derechos sociales.
Al respecto, estimamos que los puntos dos y tres del análisis del profesor Carrasco se
encuentran englobados por el primer punto, más general que los otros, por lo cual
reduciremos nuestro examen a los siguientes:
1) LA CONSTITUCIÓN ESTABLECE UN SISTEMA PRESIDENCIAL Y
REEMPLAZA EL SISTEMA SEUDO PARLAMENTARIO DE GOBIERNO:
Este es el punto central de toda la nueva institucionalidad diseñada por el Presidente
Alessandri, la consagración de un nuevo régimen político de gobierno: el gobierno
Presidencial.
Para lograr este propósito, don Arturo impulsó las siguientes reformas:
a) En materia de Presidente de la República:
a. Se estableció que el Presidente sería electo en forma directa, eliminándose los electores
de segundo grado. El propósito de esta reforma es evidente, busca acentuar el liderazgo
político del Presidente, transformándolo en el indiscutido líder o conductor del proceso
gubernativo.
b. Se aumentó a 6 años el mandato presidencial, manteniendo la prohibición de reelección
inmediata.
c. El Presidente de la República elegiría a sus Ministros con total independencia y éstos
mantendrían sus cargos mientras contaran con la confianza exclusiva del primer
mandatario.
d. El Presidente de la República tendría una amplia potestad legislativa, que iba desde la
iniciativa legislativa exclusiva en materias económicas (excluía a los parlamentarios del
todo) hasta su control sobre las legislaturas extraordinarias del Congreso y el sistema de
urgencias y vetos.
b) En materia de Congreso Nacional:
a. Se eliminaron las llamadas leyes periódicas, para evitar el chantaje político al Presidente,
por parte de mayorías parlamentarias adversas.
b. Se estableció que los reglamentos de las cámaras deberían contemplar en sus
reglamentos la clausura del debate por simple mayoría. Con esta medida se terminaba con
la viciosa práctica de la obstrucción parlamentaria o las “sesiones permanentes”.
c. Se eliminaron la Comisión Conservadora y el Consejo de Estado. Ambos se habían
transformado en órganos de presión político parlamentaria sobre el Presidente y por ello se
estimó del caso eliminarlos. Se deseaba mantener la independencia más completa entre
ambos órganos.
d. La ley del Presupuesto se sometió a una serie de reglas que evitarían los desbordes
parlamentarios recortando severamente las facultades del Congreso sobre su despacho:
i. El proyecto de presupuesto debería ser presentado a la discusión parlamentaria cuatro
meses antes de la fecha en que debía empezar a regir.
ii. De no ser despachada por las Cámaras legislativas en el plazo aludido de cuatro meses,
se entendería aprobado y regiría el proyecto enviado por el Presidente de la República.21
iii. Los parlamentarios perdieron toda facultad para aumentar los gastos contenidos en el
proyecto de presupuesto. Solo podrían rebajar o eliminar los estimados por el Presidente de
la República.
Apunte 5
e. Se estableció que sólo la Cámara de Diputados podría ejercer la fiscalización sobre los
actos del Gobierno, con lo que se privó al Senado de sus facultades de control político.
f. La fiscalización de la Cámara sobre el gobierno sería meramente nominal o inquisitiva,
consistía en poder dirigir interrogaciones a los Secretarios de Estado, pero éstos ni siquiera
estaban obligados a contestar tales interrogatorios.
g. El Presidente podría ser acusado constitucionalmente, al igual que sus Ministros, por
causales fijadas expresamente en la Carta. Los quórum para aprobar la acusación en juicio
político contra el Presidente eran especialmente elevados.
h. Se eliminaron las instituciones pseudo parlamentarias de la “interpelación”, la “censura”
y el “Voto de Confianza”.
i. Se estableció la incompatibilidad de la función de Parlamentario y la calidad de Ministro
de Estado. Con ello se ponía fin a la tentación de los congresales por derribar a los
gabinetes a fin de llegar ellos al gobierno.
j. Se aumentaron las incompatibilidades e inhabilidades parlamentarias a fin de dificultar el
que un senador o diputado participare de la representación de intereses económicos.
c) Se crea el Tribunal Calificador de Elecciones, con el propósito de despolitizar el examen
de los procesos eleccionarios, antes entregados al Congreso, ahora conocería de ellos un
órgano autónomo y técnico que asegurara la imparcialidad para todos.
Anteriormente, al celebrarse elecciones de diputados o senadores, la respectiva cámara
calificaba los resultados de dichas elecciones, con lo cual se abría la puerta para que se
produjeren abusos por parte de las mayorías que dominaran en su seno.
d) Se Establecían medidas para evitar la centralización administrativa como las Asambleas
provinciales23 y los Municipios autónomos.
Todas estas innovaciones tenían por objeto delimitar perfectamente las funciones de los
poderes públicos y su esfera de acción. Se pretendía evitar que de ahí en adelante tanto el
Congreso como el Presidente de la República intervinieran en el ámbito de competencias
del otro. Y con una evidente primacía del Presidente en la conducción del gobierno, del
cual el Congreso quedaba por entero excluido. El espíritu portaliano resultaba así
restablecido.
2) SEPARAR LA IGLESIA DEL ESTADO Y ESTABLECER LA LIBERTAD DE
CULTO:
Debemos recordar que en la campaña presidencial de 1920 el tema de la separación de la
Iglesia y el Estado fue planteado por Alessandri con el objeto de decretar en forma oficial y
“de iure” lo que “de facto” era una realidad desde hacía años: La sociedad chilena había
perdido su distintivo católico. Ni en la constitución de la familia ni en la administración ni
en el registro de los hechos relativos a la vida privada de los ciudadanos subsistía el
llamado “Estado Católico”.
Al respecto, no conviene olvidar la actitud que tuvo el arzobispo de Santiago, monseñor
Crescente Errázuriz para con el candidato Alessandri, al indicar que la Iglesia no
participaría interviniendo en la campaña24. Esta actitud, reiterada más tarde en forma
explícita en una pastoral que le enfrentaría con otros miembros de la jerarquía nacional, le
valió la incomprensión de muchos católicos, pero a la vez anticipó la que sería en definitiva
la tesis de la propia Iglesia universal. Asimismo la figura del arzobispo se engrandeció
frente a los liberales que veían en él a un dignatario católico que no persistía en el
clericalismo que tanto daño había hecho en el siglo XIX.
Apunte 5
Durante la primera parte del mandato del Presidente Alessandri, no hubo incidentes que
enfrentaran a la Jerarquía con el Gobierno, sin embargo, el inicio de la tramitación de la
reforma constitucional que sería aprobada en 1924 provocó el primer choque, al plantearse
la cuestión inicial de la separación. Las posiciones del arzobispo, firme opositor a la
separación y del gobierno estaban planteadas con claridad. Sin embargo la posibilidad de
llegar a cualquier fórmula de acuerdo al respecto terminó siendo descartada cuando no se
incluyó la separación en el texto final aprobado por el Congreso. Sin embargo, la cuestión
volvería a tomar actualidad tras el retorno del Presidente Alessandri a la Moneda en marzo
de 1925.
Durante su forzosa estancia en Italia, el Presidente tuvo oportunidad de entrevistarse con Su
Santidad, el Papa Pío XI y por encargo de éste, con el cardenal Secretario de Estado,
monseñor Pietro Gasparri. Alessandri procedió con extremo tacto y tuvo la oportunidad de
plantear su fórmula a las máximas autoridades de la jerarquía vaticana.
Cuando Alessandri se entrevistó con el Santo Padre, éste no se manifestó opuesto de plano
a la idea, aunque desde luego, la posición oficial de la Iglesia de la época no era favorable
a la separación25. Sin embargo, por expresa indicación del Papa, Alessandri debió
entrevistarse con el Cardenal Secretario de Estado para dar respuesta a los detalles de su
proyecto.
Días más tarde el Presidente se reunió con el Cardenal Gasparri en una cena ofrecida en
honor del purpurado en la Embajada de Chile26 ante la Santa Sede. Luego de la reunión
social el León pudo plantear su iniciativa. Monseñor Gasparri le contestó que los informes
que tenía de la persona de Alessandri eran los peores imaginables, pero que tras su
conversación se había convenido de su honestidad y sinceridad. El Cardenal expresó a don
Arturo que la Iglesia no podía aceptar la separación. Pero que si ella debía venir le pedía
que se procediere como había acontecido en Brasil a fines del siglo XIX o en Uruguay en
1919, en donde la separación había ocurrido hacía pocos años y en forma relativamente
pactada.
El profesor Carrasco sostiene confirmando lo dicho, que: “una de las finalidades de la
Constitución Política de 1925 fue la de establecer -dentro de las garantías
constitucionales- la libertad de cultos (artículo 10 n° 2º), concretándose una separación
armónica de la Iglesia Católica respecto del Estado de Chile.
Ello se obtuvo mediante las conversaciones directas del Presidente Arturo Alessandri y el
Cardenal Secretario de Estado del Vaticano Pedro Gasparri, en Roma. En conformidad a
los términos de la separación y a la nueva disposición constitucional, se derogaron las
normas -de larga tradición histórica- sobre vinculaciones entre la Iglesia y el Estado
republicano, que éste se había atribuido, obligándose a colaborar en las necesidades del
culto de la Iglesia Católica durante cinco años (disposición transitoria primera). El
entonces Arzobispo de Santiago Crescente Errázuriz Valdivieso, quien fue contrario a la
separación pero que la aceptó ante el asentimiento de la Santa Sede, dio a conocer una
Carta Pastoral expresando el criterio de la Iglesia Católica chilena respecto de la nueva
situación.”
El presidente contestó a Monseñor Gasparri que conocía el caso de la separación decretada
en Brasil por habérsela referido el embajador chileno en dicho país, don Miguel Cruchaga
Tocornal, y se comprometió a trabajar porque la separación se verificara siguiendo esa
pauta. Según relató el ex Presidente en sus “Recuerdos” la fórmula de la separación la
registró en un “papelito”, que resumía los principales puntos acordados.
No conocemos el detalle del mismo, pero podemos reconstruir su contenido en general:
Apunte 5
a) Reconocer la existencia de Dios en la Constitución.
b) El reconocimiento amplio de la libertad de enseñanza, sin que se estableciera su
condición de “laica”.
c) Que se terminara con el patronato republicano.
d) El reconocimiento de los concordatos con la Santa Sede.
e) La compensación económica a la Iglesia por la pérdida del presupuesto del Culto.
Alessandri confidenció al cardenal que temía algunas de las reacciones que provocaría en
Chile el tema de la separación:
“Le recordé que cuando se discutió en 1874 el Código Penal de mi país y se había
suprimido en el proyecto el fuero de los eclesiásticos para que fueran juzgados por los
Tribunales civiles en caso de delito, había sido aceptado por un Concordato con Antonelli,
Secretario de Estado del Papa Pío Nono. A pesar de esto, le agregué, se juntaron el
Arzobispo de Santiago, el Obispo de la Serena y el de Concepción y lanzaron excomunión
vitanda contra el Presidente de la República y sus Ministros, contra los senadores y
diputados que votaron la ley y contra los magistrados que a través del tiempo la aplicaran.
El Cardenal no quería creerme que esto fuera efectivo y ante mi insistencia de que podía
probarle mi aserto, hubo de decirme:
No sigamos discutiendo; en este caso, si ocurre lo que Ud., me dice, los excomulgados
serán ellos y no Ud.
Me expresó estas palabras con tanta simpatía, que vi en ellas la sinceridad de aquel
sacerdote, que ya me había impresionado por su franqueza, talento y bondad.
Fuimos enseguida en busca de don Ramón Subercaseaux, quien, vibrante y ansioso,
esperaba el resultado de nuestra conferencia. Profundamente conmovido, el señor
Subercaseaux nos felicitó cordialmente al saber que nos habíamos entendido y yo sentí una
honda satisfacción, porque llevaba en mi bolsillo la solución pacífica de un problema: la
eliminación del artículo 5° de la Constitución del 33, que tantos dolores y sacrificios ha
ocasionado en otros países.
Me vine a Chile con mi papelito en el bolsillo sin decir nada a nadie”.
Asimismo solicitó a Monseñor Gasparri que las conversaciones quedaran en reserva, pues
imaginaba la actitud que al respecto adoptaría la Jerarquía nacional. Se acordó entonces
preservar el secreto hasta que fuera conveniente y el Presidente lo solicitara.
Cuando Alessandri retornó al país y planteó la fórmula planteada en “el papelito”, en el
seno de la Subcomisión de reforma, obtuvo buena acogida entre sus miembros.
Encomendó así, a monseñor Rafael Edwards Salas el documento (“el papelito”) que había
traído de Roma y que debía plasmarse en una propuesta concreta para proceder a la
Separación. Como obispo auxiliar de Santiago y Vicario Castrense de la República,
monseñor Edwards era el hombre más adecuado para dicha tarea.
Pero el Presidente sabía que antes de adoptar cualquier acuerdo, debía entrevistarse con el
Arzobispo de Santiago, monseñor Crescente Errázuriz. Como esperaba don Arturo, el
arzobispo se opuso y con él toda la Jerarquía.
En nota que el arzobispo dirigió al Presidente el 7 de abril de 1925, monseñor Errázuriz fijó
su posición: “en la cual “suaviter in modo et fortitter in re”le expresaba que jamás sería
partidario de la separación y que sólo la aceptaría en caso de recibir instrucciones de la
Sede Apostólica, en tal sentido; si por la fuerza se nos impone la separación o si la Iglesia
cree conveniente aceptarla hoy, procurando buenas condiciones, V.E. lo sabe, soy hijo
sumiso, me empeñaré en convencerme de que no he tenido razón y me pondré a las órdenes
de V.E. para procurar obtener esas condiciones; pero mientras no me diga otra cosa la
Apunte 5
Autoridad Eclesiástica, conservo mi opinión y no varío de conducta. El arzobispo, para
defender a la Iglesia,estaba dispuesto a luchar con el hombre que le había abierto el
camino hacia el Trono Arzobispal”.
Ante tal negativa, el Presidente solicitó a la Santa Sede que se hiciera público el acuerdo
obtenido entre él y el Cardenal Secretario de Estado. Tras un primer instante de vacilación,
el Cardenal Gasparri evacuó sendos telegramas al Nuncio en Chile, monseñor Benedicto
Aloisi Masella y al arzobispo Errázuriz. Al mismo tiempo recibía el Presidente un mensaje
procedente de Roma: “Tutto regolatto”.
La vía para la separación parecía despejada. Tanto el Nuncio como el Arzobispo recibieron
órdenes de no oponerse a la separación debido al mal mayor de mantener el patronato.
Faltaba sin embargo la entrevista con el arzobispo.
En la reunión sostenida con monseñor Errázuriz, y frente a la insistencia de don Arturo en
proceder a la separación, el arzobispo le planteó tres dificultades que para la Iglesia
resultaban un grave obstáculo para acceder a la separación, siquiera como un “mal menor”:
a) En primer lugar, la Constitución no reconocía un hecho que democráticamente era
inobjetable, que Chile era, en aquella época, un país MAYORITARIAMENTE
CATÓLICO, y que al derogarse el artículo 5° de la Constitución de 1833, la nueva carta no
reconocería ese hecho evidente.
b) Un segundo escollo, que el arzobispo argumentó, era algo que al Presidente le pareció
sorprendente: “No separe la Iglesia del Estado Presidente, pues perderá el patronato y con
eso se van a acabar los buenos obispos en Chile”.
El Presidente Alessandri no creía lo que escuchaba. Durante más de 100 años la Iglesia
nacional había reconocido jamás el patronato del Estado sobre la Iglesia. Y ahora, su
máxima autoridad, un sobrino del Arzobispo Valdivieso y la más destacada personalidad de
la Iglesia de su época, defendía la conservación del patronato.
Monseñor Errázuriz comprendió el desconcierto del Presidente y se explicó en términos
que no dejaron duda: Durante esos 100 años, salvo en el triste episodio de Taforó, el Estado
siempre había elegido a los mejores hombres para dirigir la Iglesia chilena, esa era una
verdad incontrovertible. Y ello sin considerar los diversos signos políticos de los gobiernos.
Pero si el Estado renunciaba al Patronato, debería ser la propia Iglesia la que seleccionara a
los hombres que habrían de dirigirla y ello inevitablemente provocaría tensiones y
conflictos internos en el seno del Clero, al entablarse verdaderas candidaturas a los cargos
de obispos.
c) Y en tercer lugar, la Iglesia perdería el dinero asignado en el presupuesto del Estado y no
era posible mantener los gastos de la Iglesia ya que sus bienes eran en su mayoría
inmuebles de muy difícil administración. Puede resultar curioso que el arzobispo defendiera
un argumento tan doméstico o terrenal, pero la cuestión era sumamente delicada y pese a su
natural pudor el arzobispo se vio en el doloroso deber de recordarlo. La Iglesia había hecho
una enorme contribución al Estado durante el siglo XIX. En efecto, en 1853 había
consentido en donar sus “diezmos” (o contribución anual que debe pagar todo católico a la
Iglesia) al Estado a cambio de una muy modesta asignación en el presupuesto, y era ésta
asignación la que ahora precisamente desaparecería. Por ello resultaba de toda justicia el
establecer un mecanismo de compensación al respecto.
Frente a dichos argumentos y viendo el pesar que experimentaba el arzobispo con esta
situación, el Presidente, que admiraba al anciano religioso, llegó a plantearle que estaba
dispuesto a olvidarse del asunto. Pero el dignatario eclesiástico ya había recibido el
telegrama con las instrucciones del Cardenal Secretario de Estado.
Apunte 5
“En esa memorable entrevista, el Prelado manifestó, pues, lleno de tristeza, al señor
Alessandri, su disconformidad con el proyecto de separación. Tanta era la amargura del
Pastor que el comprensivo Mandatario pensó desistir de su idea: “Sé que le hago un daño
al país y a la Iglesia, de dijo Alessandri, pero no deseo molestar a Su Señoría y si Ud.
Desea dejamos las cosas como estaban”. Sin embargo, Su Santidad el Papa ya había
tolerado la separación, como un mal menor, y el señor Errázuriz, que había caminado
ochenta y seis largos años, supo medir la gravedad del momento, y de acuerdo en todo con
la Santa Sede, y sometido a ello, toleró la separación sin aprobarla. Un hombre de su
estirpe, vasco de innato buen sentido, no podía dar un traspié en su vida sacerdotal, ni
tampoco mancillar el inmaculado Solio Arzobispal de Santiago.”
Don Arturo reconocería esta actitud y generosidad del arzobispo en sus “Recuerdos”:
“Muchos atribuyen la separación de la Iglesia del Estado al hombre eminente y superior,
al gran Prelado, que fue una honra para Chile y América, Monseñor Crescente Errázuriz.
Verdad es que él preparó el ambiente de cordialidad y respeto para la Iglesia; pero, en el
acto mismo de la separación, no intervino nunca y, por el contrario, la combatía.
Después del acuerdo producido en la Comisión Redactora de la Constitución, tuvo
conmigo una larga conferencia, para exteriorizarme el profundo dolor que le ocasionaba
la separación. Me señalaba también los peligros que significaba despojar al poder civil de
todas las atribuciones del Patronato, por lo que respecta al nombramiento de las
autoridades superiores de la Iglesia. Creía don Crescente que cabía la posibilidad que un
sacerdote extranjero fuera inducido a error no obstante la prudencia y discreción gastada
en tales casos. Me recordó las grandes luchas que en épocas pasadas hubo en el
Parlamento, en donde se había defendido la libertad de culto conservando el Patronato.
Aludía a los debates del año 84, en que terciaron don José Manuel Balmaceda, don
Augusto Orrego, don Isidoro Errázuriz y tantos”
Finalmente, el texto acordado gracias a las gestiones de monseñor Edwards Salas y los
dirigentes de los partidos38 y que fue sometido a las modificaciones de forma sugeridas por
el nuncio monseñor Masella, se consagró en el proyecto en la forma que hemos referido en
la descripción de las normas constitucionales.
Al respecto podemos indicar que se cuidaron los siguientes aspectos:
1. La Constitución no hace mención al nombre de Dios, pero sí lo hace el decreto
promulgatorio
correspondiente
“INVOCANDO EL NOMBRE DE DIOS
TODOPODEROSO”.
Con ello se cumple la petición de monseñor Errázuriz a fin de que la Constitución recogiera
el de alguna forma los sentimientos religiosos de la mayoría e hiciera mención a Dios. A
ello contribuyó igualmente la petición que hicieron al respecto, a la Comisión redactora,
por medio del propio Presidente Alessandri, las damas católicas de Santiago.
2. Se eliminó el patronato. No subsistió ninguna disposición relativa al antiguo régimen de
tutela estatal sobre la Iglesia.
3. En cuanto a la necesaria compensación económica del Estado a la Iglesia por la pérdida
del dinero del culto establecido en el presupuesto fiscal y del que la Iglesia ya no
dispondría, se creyó de justicia establecer la siguiente norma en la disposición primera
transitoria, inciso 2:
“Durante cinco años el Estado entregará al Señor Arzobispo de Santiago la cantidad de
dos millones quinientos mil pesos anuales para que se inviertan en el país en las
necesidades del culto de la Iglesia Católica.”.
Apunte 5
4. En fin, con un total de doce millones y medio de pesos (pesos oro, que representaban una
suma considerable para la época) durante cinco años. En este periodo la Iglesia debería
llevar adelante algunas acciones encaminadas a obtener un financiamiento independiente
del Estado. En una primera época se establecería una contribución denominada “Dinero del
Culto” pagada mensualmente por los fieles católicos (con carácter voluntario) y más tarde
se llamaría40 la (Contribución a la Iglesia” (CALI) con un monto que ascendía y asciende
hoy al 1% de los ingresos totales mensuales de un fiel católico
5. Se consagró ampliamente la libertad de enseñanza sin que llegara a emplearse el término
“laico”. Tal y como había pedido la Curia Vaticana.
6. Se reconocieron los concordatos en la Constitución junto a los Tratados Internacionales.
Alessandri había procedido en todo con cautela y delicada, cumpliendo su compromiso con
el Santo Padre y el Cardenal Arzobispo de Santiago, pero más aún, tenía muy presente el
recuerdo de una conversación que había mantenido en Roma: su encuentro con la mujer del
embajador de Chile ante la Santa Sede, don Ramón Subercaseaux:
“Todavía en Roma, además, un hecho había impactado a don Arturo, subrayándole la
extrema inquietud de los católicos chilenos ante el problema de la separación. Visitaba
San Pedro y la cripta funeraria de los papas. Encontró una mujer velada, que sollozaba
audiblemente junto a la tumba de León XIII. Era Amalia Errázuriz, mujer del embajador
Subercaseaux, y sobrina de don Crescente. Conversaron largo; ella, sin dejar de correrle
las lágrimas, le pedía respeto para la Iglesia; las explicaciones del “León” – asevera éstela dejaron complacida y tranquila”. Pero días después, cuando el Mandatario se
embarcaba ya para Chile doña Amalia le reiteró:
No trate mal a la Iglesia en sus reformas, mi querido Presidente, Recuerde nuestra
conversación de la cripta donde duermen el sueño eterno tantos pontífices”.
A juicio del Presidente Alessandri se había logrado un acuerdo que respetaba las
conciencias de los ciudadanos y evitaba los traumas vividos en otros países del mundo al
proceder a la separación. Con hidalguía el Arzobispo de Santiago al contestar una nota del
Ministro de Relaciones Exteriores, don Jorge Matte, indicó: “Justo es notar que las
autoridades de Chile al llevar a término esta separación, no han procedido con el espíritu
de persecución y de despojo con que en otros pueblos se ha atacado al catolicismo. La
fórmula, a que para realizarla se ha llegado, podrá ser tolerada por la Iglesia, como un
mal menor”.
Todo había llegado a buen término. Las autoridades de ambos poderes se manifestaban en
paz.
Tiempo después, el Santo Padre sin dejar de denunciar la separación como contraria a la
enseñanza de la Iglesia, calificaría la separación ocurrida en Chile, como una amigable
convivencia antes que una separación.
En efecto, la Iglesia aprovechó la nueva libertad que había adquirido para adoptar
decisiones autónomas sobre su propia organización. El mismo día 1° de octubre de 1925 en
el que entraba en vigencia la Carta de 1925, creó por breve pontificio, siete nuevas diócesis:
San Felipe, Valparaíso, Rancagua, Talca, Linares, Chillán y Temuco.
“También, de hecho, la separación chilena fue –para la Iglesia- aun más positiva, o menos
negativa, que las tan alabadas fórmulas uruguaya y brasileña.
En cuanto al estatus jurídico de la Iglesia después de la Separación, algunos quisieron
entender, que había perdido su carácter de persona jurídica de Derecho Público, pero la
doctrina mayoritaria se inclinó por la mantención de su categoría de persona jurídica en
atención a que dicha condición era aún anterior a la Constitución de 1833 y no dependía,
Apunte 5
por tanto, de ella. Asimismo el Código Civil mantuvo la reglamentación de las iglesias y las
congregaciones o comunidades religiosas como corporaciones de Derecho Público en su
artículo 547 y reconoce el derecho canónico al referirse a los bienes consagrados al culto
divino en el artículo 58647.
Las palabras finales en la difícil cuestión de la separación las daría, sin embargo, monseñor
Errázuriz. En una hermosa pastoral el Arzobispo de Santiago, junto a todo el episcopado
declararía: “El Estado se separa, en Chile, de la Iglesia; pero la Iglesia no se separará del
Estado y permanecerá pronta a servirlo; a atender el bien del pueblo; a procurar el orden
social; a acudir en ayuda de todos; sin exceptuar a sus adversarios, en los momentos de
angustia en que todos suelen, durante las grandes perturbaciones sociales, acordarse de
ella y pedirle auxilio”.
Concluía de esta forma la difícil convivencia de cuatrocientos años entre la Iglesia y el
Estado. La historia de las relaciones entre ambas se remontaba a la fundación de Chile y
por tres siglos de monarquía. Mientras que las relaciones durante la república se
extendieron por poco más de cien años, plagados de desencuentros y conflictos, debidos a
la existencia del sistema patronatista. La conclusión del periodo de conflictos distó mucho
de responder a un mal llamado “proceso de secularización”, pues se debió, en buena
medida, a la voluntad personal del señor Alessandri, que vio la oportunidad de resolver la
cuestión en forma pacífica. Es esta la explicación rigurosamente histórica a la separación
entre la Iglesia y el Estado.
3) CONSAGRAR LOS DERECHOS SOCIALES EN LA CONSTITUCIÓN:
En su obra sobre las constituciones nacionales, el profesor Carrasco indica:
“También se tuvo en 1925 como otra de sus finalidades poner a la Constitución en
consonancia con los derechos sociales. Consagrando algunos provenientes de la
postguerra de 1918, en que se acentuaron –por reconocimiento del rol del Estado en el
desarrollo- conceptos de tal naturaleza. “La subordinación del derecho individual de
propiedad al interés social, no importa novedad alguna” y son “…disposiciones nuevas
tendientes al bienestar social y armónicas con la orientación de las ideas de nuestro
tiempo”, expresa el profesor José
Guillermo Guerra, uno de los miembros de la
subcomisión de reforma que elaboró la Constitución Política de 1925”.
En sus “Recuerdos de Gobierno, don Arturo Alessandri indica al respecto que frente a la
opinión de los comisionados que deseaban mantener la misma redacción del precepto sobre
propiedad que el que recogía el texto de 1833 opinó:
“Por mi parte, apoyándome en la doctrina moderna de varios autores que cité, sostuve que
la propiedad a la par que in derecho individual sagrado que debía respetarse, era también
una función social que obligaba al propietario a cumplir deberes a favor de la colectividad
para compensar los beneficios que para él representaba el goce del derecho de propiedad.
Después de un largo y detenido estudio que duró varias sesiones, se acordó que don Luis
Barros Borgoño y yo, buscáramos una solución transaccional, que conciliara las diversas
opiniones manifestadas.”
En definitiva la Constitución consagró la fórmula ya indicada:
“El ejercicio del derecho de propiedad está sometido a las limitaciones o reglas que exijan
el mantenimiento y el progreso del orden social y, en tal sentido, podrá la ley imponerle
obligaciones o servidumbres de utilidad pública en favor de los intereses generales del
Estado, de la salud de los ciudadanos y de la salubridad pública”.
Apunte 5
“Yo acepté gustoso esta fórmula que, como lo digo, reunió la voluntad unánime de la
Subcomisión, porque, consagraba la inviolabilidad de la propiedad; reconociendo que
estaba sometida a servidumbres, limitaciones y deberes de carácter social. Sin emplear la
palabra, se reconocía su carácter de función social y encuadrándola en el concepto
moderno que despoja el egoísmo clásico de la propiedad omnímoda que faculta al
propietario para usar y abusar de lo suyo sin sujeción a nada ni a nadie, sin detenerse
siquiera frente al derecho de los demás, a las consideraciones y a los deberes generales
impuestos al propietario a favor del beneficio colectivo.
...Se acordó, además, que el Estado debía propender a la conveniente división de la
propiedad y a la constitución de la propiedad familiar.
...Se impuso también al Estado el deber de velar por la salud pública y por el bienestar
higiénico del país, destinándose cada año una cantidad de dinero necesario para mantener
un Servicio Nacional de Salubridad.
Estos sabios y trascendentales acuerdos de la Subcomisión figuran como disposición
positiva en el número 14 del artículo 10 de la Constitución Política de 1925.
Se comprenderá el fervor con que cooperé y acepté aquellos acuerdos que consagraban
plenamente la doctrina basada en la justicia social y en la solidaridad humana que se
ofreció en el programa presidencial del 25 de abril de 1920 y que tuvo su plena ejecución
en las leyes arrancadas al Congreso de 8 de septiembre de 1924 y en todas las otras de
previsión y defensa del proletariado y de la clase media, dictadas durante mis dos
administraciones, propósitos que he sostenido y servido a través del curso de toda mi larga
vida pública.”
En base a este precepto se llevarían adelante los grandes procesos de adelanto en
construcción de obras públicas bajo el imperio de la Carta de 1925. Luego usando como
pretexto este mismo precepto, el constituyente derivado modificaría la Constitución con el
objeto de rebajar la garantía constitucional y hacer posible la reforma agraria y el proceso
de nacionalización de la gran minería del cobre.
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