La Bioética y su relación con terceras personas

COMITÉ DE BIOETICA
Hospital Municipal de Agudos "Dr. L. Lucero"
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LA BIOÉTICA Y SU RELACIÓN CON TERCERAS PERSONAS
En el último medio siglo, la medicina se ha visto transformada por grandes avances sociales,
científicos y tecnológicos, y en consecuencia el médico ha dejado de ser fundamentalmente un
protector y tranquilizador. Las nuevas técnicas de intervención han profundizado y redifinido
nuevas formas de entender las responsabilidades morales de los médicos.
Muchos de los estudiosos de la ética médica o bioética, tienden a creer que la evolución
tecnológica de la medicina es la fuente principal de estos problemas morales, y que ha complicado
los problemas éticos de la medicina.
El dilema sobre las responsabilidades morales de los médicos se origina como resultado de
puntos de vista distintos, referidos a sobre cuáles son los mejores intereses del paciente: el punto de
vista del médico o el del paciente.
La palabra “moral” designa una institución social, compuesta por un conjunto de reglas que
generalmente son admitidas por sus miembros. La moral existe antes de que cualquier individuo
conozca sus principales reglas y normas, y se transmite de generación en generación.
¿Tiene la ley, autoridad de poder determinar las responsabilidades morales de los médicos?
Nunca debe suponerse que los deberes legales, como tales, establecen deberes morales, ni a la
inversa.
Los principios morales funcionan para evitar conflictos en las relaciones personales que son
intrínsecas en la práctica médica, dirigiendo al médico hacia deberes y virtudes que fomenten los
mejores intereses del paciente, más que los intereses del médico.
Se deben tener razones morales defendibles al mantener una postura, teniendo en cuenta que
los motivos para justificarla no se basen exclusivamente en prejuicios, emociones, datos falsos, la
autoridad de otras personas, o en pretensiones de que el caso es axiomático. Los principios morales
proporcionaron razones para actuar que transcienden a las creencias particulares de cada médico.
Los filósofos apelan a diversos principios como la justicia, la libertad, el respeto a la
autonomía, la igualdad, la beneficencia.
Existen dos principios morales básicos en la bioética:
El principio de beneficencia: deben proporcionarse a otras personas cosas beneficiosas, y
prevenir o suprimir las cosas perjudiciales.
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El principio de autonomía: debe considerarse que las demás personas se autogobiernan
correctamente.
Hay criterios de razonamiento filosófico sobre modalidad, como ser la claridad en las
decisiones a tomar y la coherencia.
La Bioética no dicta decisiones a los médicos, sino que proporciona enfoques razonados y
sistemáticos a los problemas morales.
Los dos modelos de responsabilidad moral en medicina ya mencionados son:
1. Modelo de Beneficencia: este modelo entiende los mejores intereses del paciente
exclusivamente desde la visión de la medicina, que significa un punto de vista objetivo que
trasciende los criterios y creencias particulares de cada médico, buscando el beneficio de
los pacientes y evitando los males. Este modelo en medicina se denomina “modelo de
Beneficencia de responsabilidad moral”.
2. Modelo de Autonomía: este modelo interpreta los mejores intereses del paciente
exclusivamente desde su punto de vista.
En ciertas ocasiones esta perspectiva puede ser diferente al de la medicina, respetando el
médico los valores y creencias del paciente. Este modelo en medicina se denomina “Modelo
de Autonomía de responsabilidad moral”.
Aparentemente estos modelos parecen estar enfrentados, sin embargo es mejor reflexionar
que cada uno ofrece una perspectiva válida, pero parcial de las responsabilidades de los médicos.
Ambos potencian y dignifican la medicina, no obstante, como principios morales, pueden entrar en
un conflicto frustrante.
Existen otros modelos diseñados para ayudar al médico a tratar al paciente que se encuentra
temporalmente confundido por ansiedad o miedo, y que pueda necesitar de “orientación” por algún
tiempo, hasta que sus decisiones no se vean afectado por dichos factores. También existe el modelo
de la participación mutua, que dispone que el médico trate al paciente como un igual, valorando
factores no biológicos que influyen en la enfermedad, como la familia del paciente, su profesión,
sus tradiciones étnicas o culturales, y factores psicosociales
que afectan la recuperación del
paciente.
El principio de Beneficencia en medicina significa el beneficio positivo que el médico se ve
obligado a buscar en el tratamiento de la enfermedad o de la lesión, siempre que existan esperanzas
razonables de curación; teniendo en cuenta que los daños que deben ser evitados, prevenidos o
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alejados son el dolor y el sufrimiento. También se prohíbe que el médico ocasione daño.Este
principio no está limitado en su aplicación dentro de la Bioética a la relación médico-paciente,
existen terceras personas dentro de dicha relación que podrían verse perjudicadas si el médico
siempre actuase con el fin exclusivo de beneficiar a su paciente, puede haber obligaciones de
beneficencia a terceras partes. Aunque no existe ningún modelo de responsabilidad moral hacia
terceras partes que esté bien desarrollado, cualquier valoración correcta de las responsabilidades
morales del médico debe incluir los intereses de partes como la familia, las instituciones de
asistencia sanitaria, de enseñanza de la medicina y de investigación, las futuras generaciones de
pacientes, la comunidad local y el Estado. Cada uno de ellos le presenta al médico un abanico de
conflictos. Hay casos en que las obligaciones con los pacientes anulan las existentes con terceras
partes ; en otros casos las obligaciones existentes con el paciente y terceras partes, tienen la misma
importancia, y el médico se enfrenta a un verdadero dilema moral, en el cual deberá cumplir una
obligación a expensas de la otra .Finalmente hay casos en el que el peso de la moralidad se desplaza
hacia los intereses de las terceras partes anulando los intereses del paciente
La beneficencia conlleva la obligación de balancear los bienes con los males, los beneficios
con los beneficios alternativos y los males con los males alternativos.
El modelo de Autonomía, considera a los valores y creencias del paciente como los aspectos
principales de la moral en la determinación de las responsabilidades del médico en la asistencia de
los pacientes. El respeto de este principio ha sido gestado en medios jurídicos, a partir de la
“autodeterminación”, es decir, la capacidad de comprender la situación individual y de perseguir
objetivos personales sin estar dominados por coacciones; teniendo soberanía sobre la propia vida.
Los derechos legales constituyen un modo de limitar el poder del médico y de proteger al
paciente de intromisiones no autorizadas (cirugía sin consentimientos, internación sin autorización
en establecimientos mentales y la revelación pública de información). Todo ser humano con edad
adulta y mente clara tiene el derecho de decidir qué se hará con su propio cuerpo, lo que
moralmente significa respeto a su autonomía. Sin embargo, no debe entenderse que dicho respeto
sea aplicable a todas las personas, dado que algunos pacientes tienen autonomía reducida, como ser
los niños, adictos, ancianos, entre otros.
Cualquier apelación válida a los derechos de autonomía del médico, se basarán en la
afirmación de que los valores y creencias básicas del médico se verán violados al ejecutar la
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petición del paciente. No debe comprarse la autonomía del paciente al precio de la autonomía
personal del médico, y en ese caso el medico podrá solicitar retirarse del caso y derivar al paciente a
un colega que no conserve los mismos valores y creencias.
La aplicación más persistente de la autonomía en la medicina se ha hecho en las normas que regulan
el Consentimiento Informado.Los modelos de Beneficencia y de Autonomía se originaron en el
imperativo moral de procurar los mejores intereses del paciente.
Todos los principios morales parecen nobles e inviolables cuando se los formula sin
conflictos con otros principios. Pero cuando debe determinarse su aplicabilidad en circunstancias
conflictivas, aparecen problemas en la Bioética.
Una de las tareas principales de la Bioética es fijar los límites de cada uno de los modelos a
la luz de las demandas de otro. Como ambos puntos de vista merecen consideración, la toma de las
decisiones clínicas merece discreción.
Actualmente los médicos deben determinar su responsabilidad hacia los pacientes en
términos de ambos modelos, siendo ésta una exigencia básica de la Bioética.
Arribamos a la conclusión de que el principio “Los intereses de mi paciente son los
primeros”, no es absoluto. Es una suposición rebatible, que a veces debe ceder el paso al principio
“Los intereses de terceras partes son lo primero”.
En la era moderna, las influencias religiosas sobre la Bioética empezaron a ser sustituidas
por influencias laicas, y entre ellas la filosofía, como la disposición natural humana de la simpatía
(ponerse en el lugar del otro), que le hace valorar al médico la importancia de la confidencialidad y
veracidad con el enfermo terminal.
Es por ello que se manifiesta frecuentemente que el médico debe apoyarse mucho en
virtudes como el respeto, la honestidad, el tacto, la discreción, la comprensión, la simpatía y la
tolerancia. No debe minimizarse la importancia de este apoyo. Estas virtudes intensifican y nutren
el lado humano de la medicina y a veces transforman problemas difíciles en intercambios dignos y
humanizados.
Más que educar moralmente a las personas, lo que la Bioética pretende es resolver los
problemas prácticos que plantea el ejercicio de la medicina en una sociedad secularizada y
pluralista. Se considera que cada uno de los agentes que intervienen en la relación médico-sanitaria
tienen ya formada su propia conciencia moral, y lo que se intenta enseñarles es cómo tomar
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decisiones concretas que sean razonables en el ámbito de los problemas que plantea el ejercicio
diario de la profesión.
La experiencia demuestra que cuando no se toman estas precauciones, los conflictos entre
médicos y pacientes aumentan en número y en gravedad, necesitando en muchas ocasiones la
intervención de la justicia. Sin embargo, cuando se actúa conforme a los criterios de razonabilidad,
se obtiene mayor satisfacción tanto en los profesionales como en los pacientes, lo cual es un
excelente índice de calidad de vida, objetivo de todo sistema sanitario.
Extractado de: ÉTICA MÉDICA. Las responsabilidades morales de los médicos.
Tom L. Beauchamp ( Georgetaum University).
Laurence B. Mc. Cullough (Kennedy Institute of Ethics).
Bahía Blanca, Agosto de 2009
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