MODULO 9 NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS «Conflicto y negociación como fenómenos políticos democráticos» Vicepresidentes Emiliano Afara / Dario Utz Coordinador General Programa Nacional de Formadores Multiplicadores Camilo Vedia Staff Edición 2009 Lic. Mariana Micozzi Antonella Capello Lic. Juan Salenave Lic. Hernán Cataldi Lic. Walter Caamaño Lic. Pablo Lozada Castro Lic. Emmanuel Artusa Lic. Rodrigo Moreno Lic. Sergio Pintos Lic. Camilo Vedia Han colaborado Lic. Mauro Pedone Balegno Lic. Maximiliano Campos Ríos Lic. Alejandro De Angelis Daniel Mansilla Mario Alarcón Alejandro Ramini Lic. Marcelo Guouman Roy Rigotti Ariel Ramello Diseño DGCV Maria Inés Cosentino Fundación Instituto de Pensamiento y Formación Moisés Lebensohn Resolución Inspección General de Justicia Nº 414 / 07 Dirección, calle Dr. Adolfo Alsina 1786, entre piso. Ciudad Autónoma de Buenos Aires (1088). Teléfonos: 011-5254-9079 / 4382-5175 www.iml.org.ar / [email protected] El siguiente material, compilado y editado por los equipos técnicos del IML, ha sido agrupado a los fines de su utilización exclusiva en el marco del Programa Nacional de Formadores Multiplicadores del IML, su distribución es de carácter gratuita, quedando prohibida su reproducción total y/o parcial sin la autorización de las autoridades de la Fundación. Instituto de Pensamiento y Formación Moisés Lebensohn El Instituto Nacional de Pensamiento y Formación Moisés Lebensohn es una entidad sin fines de lucro fundada a instancia de las organizaciones juveniles de la Unión Cívica Radical –Juventud Radical y Franja Morada– con los objetivos de: - Promover y crear espacios de encuentro entre actores sociales, Instituciones y Organizaciones No Gubernamentales, alrededor de debates sobre políticas de ciudadanía y sociales de las diferentes regiones del país. - Impulsar y apoyar la formación ética y política de líderes partidarios. - Generar espacios de cooperación, reflexión y producción entre distintas Organizaciones comprometidas con el progresismo político. - Fomentar la participación política y social de la ciudadanía. - Cooperar con la formación política de gestores, administradores, concejales, y funcionarios de gobiernos afines a los idearios del Instituto. - Impulsar y apoyar el fortalecimiento del espacio público y la participación de la ciudadanía para una democracia participativa. - Promover la realización, difusión y discusión de materiales diversos de formación política. Programa Nacional de Formadores Multiplicadores Los Partidos Políticos, actores fundamentales del sistema democrático, tienen la obligación y la necesidad de generar espacios nacionales, provinciales y locales de formación y capacitación. Donde los ciudadanos y ciudadanas comprometidos con la tarea de mejorar la sociedad, junto con los militantes partidarios puedan compartir y participar enriqueciendo sus perspectivas y aportando sus visiones sobre los objetivos que la comunidad debe perseguir. Este Programa busca aportar al logro de estos objetivos desde una perspectiva pluralista, profundamente federal y participativa, donde los ciudadanos y los militantes son los protagonistas activos de su propia formación ciudadana. MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] Presidente IML Hernán Rossi 3 Indice 5 Introducción 7 ¿Qué es la democracia? – Alain Touraine 16 Medios de comunicación, partidos políticos y representación: un escenario complejo - Esteban Crevari– Capítulo 9 21 La resolución de conflictos como sistema político – John Burton 31 La negociación – Woldemberg 33 El Arte de Negociar – Negociación Política (manual) – Francisco Diez 40 Recomendaciones para una negociación partidaria eficaz y eficiente – Gerardo Le Chevallier 45 Reglas de negociación política (casos ejemplicadores) – Beltrán Gómez Híjar 47 Cómo negociar sin ceder – Fisher R. y Ury, W. (1993) 52 Definiciones de conflicto. Tipos. Factores psicológicos – Rodríguez Estrada, Mauro 56 El proceso de negociación – UNCU 61 El nuevo concepto de la comunicación en un mundo global 67 Contenido del Programa Nacional de Formadores Multiplicadores del IML. INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 4 Hasta aquí hemos transitado los distintos segmentos del Plan de Capacitación 2006, pasando por la parte histórico-teórica al comienzo y siguiendo con las cuestiones relativas a la democracia, la ciudadanía, el Estado y el gobierno. Todos ellos, elementos que nos han servido para maximizar y potenciar nuestra capacidad de análisis político, lo cual, obviamente formaba parte de los objetivos que este curso se propuso. Pero somos militantes políticos, somos hombres y mujeres comprometidos con la realidad que nos rodea, somos ciudadanos interesados en cambiar lo que creemos está mal y por eso hacemos política. Accionamos en la realidad, con un objetivo en el marco de un proyecto, para trasformarla, para dejar una huella en este mundo que nos tocó transitar. Por esta razón, también forma parte de los objetivos de este Plan de Capacitación y es un intenso deseo de los que hemos realizado esta tarea, poder aportar en esta tercera sección del Plan, «Práctica Política», algunos elementos y herramientas que nos ayuden en el desarrollo de la actividad social que abrazamos. Apostar a trabajar dentro del Plan la temática de la Práctica Política forma parte de la reivindicación que creemos estamos realizando de La Política como la más noble y honorable acción del hombre en sociedad. Como lo decían los antiguos, la política es la actividad social por excelencia y a través de ella el hombre se aleja de la barbarie y se transforma en ciudadano, en hombre político, siguiendo a Aristóteles. Y lo es, justamente porque es la principal y fundamental herramienta de transformación de la sociedad. Es el medio a través del cual como ciudadanos nos insertamos en la comunidad y organizadamente accionamos en y sobre ella. También Aristóteles ha definido los tipos de gobiernos que ese hombre político había diseñado para administrar la sociedad a lo largo de la historia, entre ellos se encontraba la Democracia. Ya no estamos en la antigüedad, la sociedad mundial ha recorrido un largo camino de ensayo y errores, encontrándonos afortunadamente con algunos aprendizajes casi indiscutidos. Uno de ellos, especialmente en nuestro país, es que la democracia, incluso aun funcionando de la peor manera es el mejor de los sistemas de gobierno. Por esto y, más cerca en la historia, por haber sido protagonistas políticos indiscutidos de su recuperación en la Argentina, es que hemos vuelto insistentemente sobre la temática a lo largo de nuestro Plan de Capacitación. Y también por ello lo haremos una vez más en este módulo, ya que la única práctica política que concebimos es aquella que se da en el marco de las reglas de la Democracia. Entendida ésta, no sólo en términos procedimentales, sino y fundamentalmente, concebida en sentido sustantivo, es decir no sólo como mecanismo de competencia electoral sino además, como un sistema en el cual se respeta a las minorías, se aceptan todas las opiniones, se admite la diversidad, se garantiza las libertades individuales y todos nos sometemos por igual al imperio de la ley. Así, nuestro material aborda, una vez más, algunas definiciones de democracia y presenta varios desafíos y problemas que contemporáneamente se le presentan. Un capítulo especial se llevará el sistema de partidos y por supuesto, sus principales actores, los Partidos Políticos y los Políticos, por ser estos los principales protagonistas de la práctica política cotidiana. Otro de los temas que trabajaremos en este material tiene que ver con un aspecto fundamental de la vida en sociedad, de la vida como ciudadano, que es la existencia constante del conflicto entre individuos, sectores, actores, grupos, organizaciones, etc. El conflicto y la crisis forman parte inherente de nuestra vida en sociedad y la política es la herramienta fundamental para resolverlos a través de mecanismos pacíficos y de consenso. La dialéctica del conflicto, la negociación y la resolución, son para los militantes políticos en particular y para cualquier ciudadano en general, elementos esenciales de la vida en sociedad. Su estudio, aprendizaje y sobre todo su práctica, forman parte de una necesidad social y política que juntos debemos ayudar a satisfacer. La Democracia es un sistema diseñado por el Hombre y como tal es perfectible. El conflicto y la crisis en tanto elementos constitutivos del mismo, así como la resolución de ellos requieren de un tipo particular de política partidaria. La construcción de este tipo de política es sin dudas un proceso lento y acumulativo, que creemos debe tener como base la formación y el compromiso. MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] Introducción 5 Decíamos al comienzo, hacemos política para cambiar la realidad que no nos conforma, para modificar una sociedad con la que no estamos satisfechos. Es una tarea que hace tiempo venimos desarrollando, tenemos una visión de la Argentina, creemos y trabajamos para concretarla. Pero sabemos que no es la única, que no es la Verdad revelada. Por esto es que estamos convencidos de la utilidad de manejar ciertas herramientas concretas que nos permitan seguir colaborando en la tan necesaria construcción de consensos que nuestro país, hoy más que nunca, requiere. Una muy difundida definición de Política reza que es el arte de lo posible, lo que podríamos redefinir INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 6 siguiendo a Aristóteles, como la actividad que realiza el ciudadano en comunidad para hacer posible todo lo que se proponga, cristalizando, entre otras cosas, la infinita potencialidad del hombre para encontrar las salidas y soluciones a los dilemas más complejos y singulares que su historia y sobre todo su futuro le deparan. Como militantes políticos y de la Política, como jóvenes del radicalismo debemos contar con la mayor cantidad de herramientas para estar a la altura de estos desafíos históricos, desde el IML y con la mayor de las humildades esperamos poder aportar nuestro granito de arena para mejorar esta gran tarea de transformación que se llama Política. ¿Qué es la democracia? I. Una idea nueva Un triunfo dudoso LA DEMOCRACIA es una idea nueva. Como en el Este y en el Sur se derrumbaron los regímenes autoritarios y Estados Unidos ganó la guerra fría contra una Unión Soviética que, después de haber perdido su imperio, su partido todopoderoso y su adelanto tecnológico, terminó por desaparecer, creemos que la democracia ha vencido y que hoy en día se impone como la forma normal de organización política, como el aspecto político de una modernidad cuya forma económica es la economía de mercado y cuya expresión cultural es la secularización. Pero esta idea, por más tranquilizadora que pueda ser para los occidentales, es de una ligereza que debería inquietarlos. Un mercado político abierto, competitivo, no es plenamente identificable con la democracia, así como la economía de mercado no constituye por sí misma una sociedad industrial. En los dos casos, puede decirse que un sistema abierto, político o económico, es una condición necesaria no suficiente de la democracia o del desarrollo económico; en efecto, democracia sin la libre elección de los gobernantes por los gobernados, sin pluralismo político, pero no puede hablarse de democracia si los electores sólo pueden optar entre dos fracciones de la oligarquía, del ejército o del aparato del Estado. Del mismo modo, la economía de mercado asegura la independencia de la economía con respecto a un Estado, una iglesia o una casta, pero hace falta un sistema jurídico, una administración pública, la integración de un territorio, empresarios y de redistribución del producto nacional para que pueda hablarse de sociedad industrial o de crecimiento endógeno (self sustaining growth). En la actualidad muchos signos pueden llevarnos a pensar que los regímenes que llamamos democráticos se debilitan tanto como los regímenes autoritarios, y están sometidos a las exigencias del mercado mundial protegido y regulado por el poderío de Estados Unidos y por acuerdos entre los tres principales centros de poder económico. Este mercado mundial tolera la participación de unos países que tienen gobiernos autoritarios fuertes, de otros con regímenes autoritarios en descomposición, de otros, aún, con regímenes oligárquicos y, por último, de algunos cuyos regímenes pueden considerarse democráticos es decir donde los gobernados eligen libremente a los gobernantes que los representan. Este retroceso de los Estados, democráticos o no, entraña una disminución de la participación política y lo que justamente se denominó una crisis de la representación política. Los electores ya no se sienten representados, lo que expresan denunciando a una clase política que ya no tendría otro objetivo que su propio poder y, a veces, incluso el enriquecimiento personal de sus miembros. La conciencia de ciudadanía se debilita, ya sea porque muchos individuos se sienten más consumidores que ciudadanos y más cosmopolitas que nacionales, ya porque, al contrario, cierto número de ellos se sienten marginados o excluidos de una sociedad en la cual no sienten que participan, por razones económicas, políticas, étnicas o culturales. La democracia así debilitada, puede ser destruida, ya sea desde arriba, por un poder autoritario, ya desde abajo, por el caos, la violencia y la guerra civil, ya desde sí misma, por el control ejercido sobre el poder por oligarquías o partidos que acumulan recursos económicos o políticos para imponer sus decisiones a unos ciudadanos reducidos al papel de electores. El siglo XX ha estado tan fuertemente marcado por los regímenes totalitarios, que la destrucción de éstos pudo parecer a muchos como una prueba suficiente del triunfo de la democracia. Pero contentarse con definiciones meramente indirectas, negativas de la democracia significa restringir el análisis de una manera inaceptable. Tanto en su libro más reciente como en el primero, Giovanni Sartori tiene razón al rechazar absolutamente la separación de dos formas de democracia, política y social, formal y real, burguesa y socialista, según el vocabulario preferido por los ideólogos, y al recordar su unidad. Tiene, incluso, doblemente razón: en primer lugar, dado que no podría emplearse el mismo término para designar dos realidades diferentes si no tuvieran importantes elementos comunes entre sí y, en segundo lugar, porque un discurso que conduce a llamar democracia a un régimen autoritario y hasta totalitario se destruye a sí mismo. ¿Será preciso que nos contentemos con acompañar al péndulo en su movimiento de retorno a las libertades constitucionales, después de haber buscado extender durante un largo siglo que comenzó en 1848 MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] Alain Touraine 7 INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 8 en Francia, la libertad política a la vida económica y social? Una actitud semejante no aportaría ninguna respuesta a la pregunta: ¿cómo combinar, cómo asociar el gobierno, por la ley con la representación de los intereses? No haría sino subrayar la oposición de esos dos objetivos y por lo tanto la imposibilidad de construir e incluso de definir la democracia. Henos aquí de vuelta en nuestro punto de partida. Aceptemos con Norberto Bobbio, entonces, definir a la democracia por tres principios institucionales: en primer lugar como «un conjunto de reglas (primarias o fundamentales) que establecen quién está autorizado a tomar las decisiones y mediante qué procedimientos» (Il futuro della democracia, p. 5); a continuación, diciendo que un régimen es tanto más democrático cuanto una mayor cantidad de personas participa directa o indirectamente en la toma de decisiones; por último, subrayando que las elecciones a hacer deben ser reales. Aceptemos también decir con él que la democracia descansa sobre la sustitución de una concepción orgánica de la sociedad por una visión individualista cuyos elementos principales son la idea de contrato, el reemplazo del hombre político según Aristóteles por el homo oeconomicus y por el utilitarismo y su búsqueda de la felicidad para el mayor número. Pero después de haber planteado estos principios «liberales», Bobbio nos hace descubrir que la realidad política es muy diferente del modelo que acaba de proponerse: las grandes organizaciones, partidos y sindicatos, tienen un peso creciente sobre la vida política, lo que a menudo quita toda realidad al pueblo «supuestamente soberano» intereses particulares no desaparecen ante la voluntad general y las oligarquías se mantienen. Por último, el funcionamiento democrático no penetra en la mayor parte de los dominios de la vida social, y el secreto, contrario a la democracia, sigue desempeñando un papel importante; detrás de las formas de la democracia se construye a menudo un gobierno de los técnicos y los aparatos. A estas inquietudes se agrega un interrogante más fundamental: si la democracia no es más que un conjunto de reglas y procedimientos, ¿por qué los ciudadanos habrían de defenderla activamente? Sólo algunos diputados se hacen matar por una ley electoral. Es preciso concluir en la necesidad de buscar, detrás de las reglas de procedimiento que son necesarias, e incluso indispensables para la existencia de la democracia, cómo se forma, se expresa y se aplica una voluntad que representa los intereses de la mayoría al mismo tiempo que la conciencia de todos de ser ciudadanos responsables del orden social. Las reglas de procedimiento no son más que medios al servicio de fines nunca alcanzados pero que deben dar su sentido a las actividades políticas: impedir la arbitrariedad y el secreto, responder a las demandas de la mayoría, garantizar la participación de la mayor cantidad posible de personas en la vida pública. Hoy, cuando retroceden los regímenes autoritarios y han desaparecido las «democracias populares» que no eran sino dictaduras ejercidas por un partido único sobre un pueblo, ya no podemos contentarnos con garantías constitucionales y jurídicas, en tanto la vida económica y social permanecería dominada por oligarquías cada vez más inalcanzables. Tal es el objeto de este libro. Desconfiado con respecto a la democracia participativa, inquieto ante todas las formas de influencia de los poderes centrales sobre los individuos y la opinión pública, hostil a los llamados al pueblo, la nación o la historia, que siempre terminan por dar al Estado una legitimidad que ya no proviene de una elección libre, se pregunta acerca del contenido social y cultural de la democracia de hoy en día. A fines del siglo XIX, las democracias limitadas fueron desbordadas, por un lado, por la aparición de la democracia industrial y la formación de gobiernos socialdemócratas apoyados por los sindicatos y, por el otro, por la formación de partidos revolucionarios originados en el pensamiento de Lenin y de todos los que daban prioridad a la caída de un antiguo régimen sobre la instauración de la democracia. Esa época de los debates sobre la democracia «social» está cerrada, pero en ausencia de todo contenido nuevo, la democracia se degrada en libertad de consumo, en supermercado político. La opinión se contentó con esta concepción empobrecida en el momento en que se derrumbaban el régimen y el imperio soviético, pero no es posible abandonarse durante mucho tiempo a las debilidades de una definición puramente negativa de la democracia. Tanto en el interior de los países «liberales» como en la totalidad del planeta, este debilitamiento de la idea democrática no puede desembocar más que en la expresión extra parlamentaria e incluso extra política de las demandas sociales, las reivindicaciones y las esperanzas. Privatización de los problemas sociales aquí, movilización «integrista» en otra parte; ¿no se ve a las instituciones democráticas perder toda eficacia y aparecer ahora como un juego más o menos amañado, ora como un instrumento de penetración de intereses extranjeros? En contra de esta pérdida de sentido, es preciso recurrir a una concepción que defina la acción demo- bien y del mal y debe asegurarse antes que nada de que cada uno pueda hacer valer sus demandas y sus opiniones, ser libre y estar protegido, de modo tal que las decisiones tomadas por los representantes del pueblo tengan en cuenta en la mayor medida posible las opiniones expresadas y los intereses defendidos. En particular, la rodea de una religión de Estado si corresponde a la imposición por parte del Estado de reglas de orden moral o intelectual, es incompatible con la democracia. La libertad de opinión, de reunión y de organización es esencial a la democracia, porque no implica ningún juicio del Estado acerca de las creencias morales o religiosas. No obstante, esta concepción procesal de la libertad no basta para organizar la vida social. La ley va más lejos, permite o prohíbe, y por consiguiente impone una concepción de la vida, de la propiedad, de la educación. ¿Cabe imaginarse un derecho social que se redujera a un código de procedimientos? Así, pues, ¿cómo responder a dos exigencias que parecen opuestas: por un lado respetar lo más posible las libertades personales; por el otro, organizar una sociedad que sea, considerada justa por la mayoría? Este interrogante atravesará todo el libro hasta su conclusión, pero el sociólogo no puede esperar tanto tiempo antes de presentar una respuesta propiamente sociológica, es decir, que explique las conductas de los actores mediante sus relaciones sociales. Lo que vincula libertad negativa y libertad positiva es la voluntad democrática de dar a quienes están sometidos y son dependientes la capacidad de obrar libremente, de discutir en igualdad de derechos y garantías con aquellos que poseen los recursos económicos, políticos y culturales. Es por esa razón que la negociación colectiva y, más ampliamente, la democracia industrial, fueron una de las grandes conquistas de la democracia: la acción de los sindicatos permitió que los asalariados negociaran con sus empleadores en la situación menos desigual posible. De la misma manera la libertad de prensa no es sólo la protección de una libertad individual; da también a los más débiles la posibilidad de ser escuchados en tanto que los poderosos pueden defender sus intereses en la discreción y el secreto, movilizando redes de parentesco, de intereses colectivos. Es entre la democracia procesal, que carece de pasión, y la democracia participativa, que carece de sabiduría, donde se extiende la acción democrática cuya meta principal es liberar a los individuos y a los grupos de las coacciones que pesan sobre ellos. Los fundadores del espíritu republicano querían crear el hombre MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] crática por la liberación de los individuos y los grupos dominados por la lógica de un poder, es decir sometidos al control ejercido por los dueños y los gerentes de sistemas para los cuales aquéllos no son más que recursos. En contra de las monarquías absolutistas, algunos convocaron a pueblos a la toma del poder; pero esta convocatoria revolucionaria condujo a la creación de nuevas oligarquías o a despotismos populares. En nuestro período dominado por todas las formas de movi1ización de masas, políticas, culturales o económicas, es necesario marchar en una dirección opuesta. Por esa razón asistimos al retorno de la idea de derechos del hombre, más fuerte que nunca que fue enarbolada por los resistentes, los disidentes y los espíritus críticos que lucharon en los momentos más negros del siglo contra los poderes totalitarios. De los obreros e intelectuales de Gdansk a los de Tien An Men, de los militantes americanos de los Civil Rights a los estudiantes europeos de mayo de 1968, de quienes combatieron el apartheid a quienes aún luchan contra la dictadura en Birmania, de la Vicaría de la Solidaridad chilena a los opositores serbios y los resistentes bosnios, de Salman Rushdie a intelectuales argelinos amenazados, el espíritu democrático fue vivificado por todos aquellos que opusieron su derecho fundamental de vivir libres a poderes cada vez más absolutos. La democracia sería una palabra muy pobre si no fuera definida por los campos de batalla en los que tantos hombres y mujeres combatieron por ella. Si necesitamos una definición fuerte de la democracia, es en parte porque hay que oponerla a aquellos que, en nombre de las luchas democráticas antiguas, se constituyeron y siguen constituyéndose en los servidores del absolutismo y la intolerancia. Ya no queremos una democracia de participación; no podemos contentarnos con una democracia de deliberación; necesitamos una democracia de liberación. Antes que nada hace falta, por cierto, separar las concepciones que los individuos se forman de la «buena sociedad» de la definición de un sistema democrático. Ya no concebimos una democracia que no sea pluralista y, en el sentido más amplio del término, laica. Si una sociedad reconoce en sus instituciones una concepción del bien, corre el riesgo de imponer creencias y valores a una población muy diversificada. Del mismo modo que la escuela pública separa lo que compete a su enseñanza de lo que corresponde a la elección de las familias y los individuos, un gobierno no puede imponer una concepción del 9 ciudadano y admiraban por encima de todo el sacrificio del individuo al interés superior de la ciudad. Esas virtudes republicanas suscitan nuestra desconfianza más que nuestra admiración; ya no convocamos al Estado para que nos arranque de las tradiciones y los privilegios; es al Estado y a todas las s de poder a quienes tememos, en estas postrimerías de un siglo que estuvo más dominado por los totalitarismos y sus instrumentos de represión que por los progresos de la producción y el consumo en una parte del mundo. El llamado a las masas e incluso al pueblo ha sido con demasiada constancia el lenguaje de los déspotas como para que no nos horrorice. Ni siquiera aceptamos ya disciplinas impersonales que nos habían sido impuestas en nombre de la técnica, la eficiencia y la seguridad. La democracia solo es vigorosa cuando está contenida en un deseo de liberación que se da constantemente nuevas fronteras, a la vez más distantes y mas cercanas, puesto que se vuelve contra las formas de autoridad y de represión que tocan la experiencia más personal. Así definido, el espíritu democrático puede responder a las dos exigencias que a primera vista parecían contradictorias: limitar el poder y responder a las demandas de la mayoría. ¿Pero en qué condiciones y en qué medida? Es a estos interrogantes que este libro debe esforzarse por responder. La libertad del sujeto INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 10 Todos estos temas se reúnen en un tema central, la libertad del sujeto. Llamo sujeto a la construcción del individuo (o del grupo) como actor, por la asociación de su libertad afirmada y su experiencia vivida, asumida y reinterpretada. El sujeto es el esfuerzo de transformación de una situación vivida en acción libre; introduce libertad en lo que en principio se manifestaba como unos determinantes sociales y una herencia cultural. ¿Cómo se ejerce esta acción de la libertad? ¿Es puro no compromiso, repliegue en la conciencia de sí, meditación del ser? No; Lo propio de la sociedad moderna es que esta afirmación de la libertad se expresa antes que nada por la resistencia a la dominación creciente del poder social sobre la personalidad y la cultura. El poder industrial impuso la normalización, la organización llamada científica del trabajo, la sumisión del obrero a cadencias de trabajo impuestas; luego, en la sociedad de consumo, el poder impuso el mayor consumo posible de signos de participación; por su lado, el poder político movi- lizador impuso unas manifestaciones de pertenencia y lealtad. Contra todos esos poderes que, como ya lo anunciaba Tocqueville, constriñen a los espíritus aún más que a los cuerpos, que imponen una imagen de sí y del mundo más que el respeto a la ley y el ordenamiento, el sujeto resiste y se afirma al mismo tiempo mediante su particularismo y su deseo de libertad, es decir de creación de sí mismo como actor, capaz de transformar su medio ambiente. La democracia no es únicamente un conjunto de garantías institucionales, una libertad negativa. Es la lucha de unos sujetos, en su cultura y su libertad, contra la lógica dominadora de los sistemas; es, según la expresión propuesta por Robert Fraisse, la política del sujeto. El gran cambio es que a comienzos de la época moderna, cuando la mayoría de los seres humanos estaban confinados en colectividades restringidas y sometidos al peso de los sistemas de reproducción más que a la influencia de las fuerzas, el sujeto se afirmó identificándose con la razón y el trabajo, mientras que en las sociedades invadidas por las técnicas de producción, de consumo y de comunicación de masas, la libertad se separa de la razón instrumental, con el riesgo, a veces, de volverse contra ella, para defender o recrear un espacio de invención al mismo tiempo que de memoria, para hacer aparecer un sujeto que sea, a la vez, ser y cambio, pertenencia y proyecto, cuerpo y espíritu. Para la democracia, la gran cuestión pasa ser defenderse y producir la diversidad en una cultura de masas. La cultura política francesa ha llevado lo más lejos posible la idea republicana, la identificación de la libertad personal con el trabajo de la ley, la asimilación del hombre al ciudadano y de la nación al contrato social. Ha logrado concebirse a sí misma como el agente de valores universales, borrando casi completamente particularidades y hasta su memoria, creando una sociedad por la ley y a partir de los principios del pensamiento y la acción racionales. De modo que es mostrando la oposición entre la cultura democrática, tal como se la define aquí, y la cultura republicana a la francesa como se comprende mejor la transformación de la idea democrática. Ésta procura la unidad, la cultura democrática protege la diversidad; la primera identifica la libertad con la ciudadanía; la segunda opone los derechos del hombre a los deberes del ciudadano o a las demandas del consumidor. El poder del pueblo no significa, para los demócratas, que el pueblo se siente en el trono del príncipe sino, como lo dijo Claude Lefort, no haya trono. El poder del pueblo significa la capacidad, mayor nocimiento de las diversidades. Estados Unidos, y más aún Canadá, se construyeron como sociedades reconociendo el pluralismo de las culturas y lo combinaron con el respeto a las leyes, la independencia del Estado y el recurso a las ciencias y las técnicas. La democracia no existe al margen del reconocimiento de la diversidad de las creencias, los orígenes, las opiniones y los proyectos. Así pues, lo que define a la democracia no es solo un conjunto de garantías institucionales o el reino de la mayoría sino, ante todo respeto a los proyectos individuales y colectivos, que combinan la afirmación de una libertad personal con el derecho a identificarse con una colectividad social, nacional o religiosa particular. La democracia no se basa únicamente en leyes sino sobre todo en una cultura política. Con frecuencia, la cultura democrática fu definida por la igualdad. Es verdad, si se interpreta esta como lo hizo Tocqueville, pues la democracia supone la destrucción de un sistema jerarquizado, de una visión holista de la sociedad y la sustitución del homo hierarchicus por el homo aequalis, para retomar las expresiones de Louis Dumont. Pero este individualismo, una vez obtenida la victoria, puede conducir a la sociedad de masas e incluso al totalitarismo autoritario, como ya lo hacia notar Edmund Burke durante la Revolución Francesa. La igualdad para ser democrática, debe significar el derecho de cada uno a escoger y gobernar su propia existencia, el derecho a la individuación contra todas las presiones que se ejercen en favor de la «moralización» y la normalización. Es sobre todo en este sentido que los defensores de la libertad negativa tienen razón contra los defensores de la libertad positiva. Su posición puede ser insatisfactoria, pero su principio es justo, así como el de la libertad positiva por más atractivo que sea, está cargado de peligros. Conclusión que lleva a su punto extremo la oposición entre la de los antiguos y la de los modernos y nos obliga a distanciarnos de las imágenes más heroicas de la tradición democrática, las de las revoluciones populares que movilizan a las naciones contra sus enemigos interiores y exteriores. Las revoluciones quisieron a menudo salvar a la democracia de sus enemigos; pero dieron a luz regímenes antirrevolucionarios al concentrar el poder, al convocar a la unidad nacional y la unanimidad del compromiso, al denunciar a adversarios con los cuales se juzgaba imposible la cohabitación pues se los consideraba como traidores más que como portadores de intereses o ideas diferentes. MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] cantidad posible de personas, de vivir libremente, es decir de construir su vida individual asociando lo que se es y lo que se quiere ser, oponiendo resistencia al poder a la vez en nombre de la libertad y de la fidelidad a una herencia cultural. El régimen democrático es la forma de vida política que da la libertad al mayor número, que protege y reconoce la mayor diversidad posible. El momento en que escribo, en 1993, el ataque más violenta democracia es el efectuado por el régimen y los ejércitos serbios en nombre de la purificación étnica y la homogeneización cultural de la nación, y Bosnia, donde vivían desde hace siglos personas de afiliaciones nacionales o religiosas diferentes, es desmembrada; centenares de miles de individuos son expulsados de su territorio por las armas, la violación, el saqueo, el hambre, a fin de que se constituyan Estados étnicamente homogéneos. La mejor forma de definir a la democracia en cada época es mediante los ataques que sufre. Hoy en día, en Europa, los demócratas se reconocen por el hecho de ser adversarios de la purificación étnica. Un régimen democrático no habría podido proclamar un objetivo semejante; hacía falta una dictadura antidemocrática para lanzarse a una política de esa naturaleza, e importa poco que Milosevic y los nacionalistas aún más extremistas que él representen una fuerte mayoría de la opinión serbia. Lo que ocurrió en Bosnia demuestra que la democracia no se define por la participación ni por el consenso sino por el respeto de las libertades y la diversidad, Es también por esta razón que hemos recibido como una victoria de la democracia el fin del apartheid en Sudáfrica. Si mañana una elección directa con sufragio universal permitiera a la mayoría negra eliminar a la minoría blanca, no invocaríamos a la democracia para justificar esa política de intolerancia; al contrario, nos parece que el acuerdo de De Klerk y Mandela, el reconocimiento de la diversidad de un país en el que viven negros africanos, afrikaners, británicos, indios y otros marca un gran paso hacia adelante. Nuestros Estados nacionales europeos, que tan a menudo fueron gobernados por monarquías, se convirtieron en democracias porque la mayoría de las veces reconocieron –de buen grado o a la fuerza– su diversidad social y cultural, en contra del territorialismo religioso –cuius regio, huius religio– que se había expandido durante los siglos XVI y XVII. Los Estados, en los que el poder central penetraba cada vez más en la vida cotidiana de los individuos y las colectividades, aprendieron a combinar centralización reco- 11 La libertad, la memoria y la razón INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 12 Amenazada por un poder popular que se sirve del racionalismo para imponer la destrucción de todas las pertenencias sociales y culturales y para suprimir así todo contrapeso a su propio poder, degradada por la reducción del sistema político a un mercado político, la democracia es atacada desde un tercer lado por un culturalismo que impulsa el respeto a las minorías hasta la supresión de la idea misma de mayoría y a una reducción extrema del dominio de la ley. El peligro reside aquí en favorecer, en nombre del respeto por las diferencias, la formación de poderes comunitarios que imponen, en el interior de un medio particular, una autoridad antidemocrática. La sociedad política ya no sería entonces más que un mercado de transacciones vagamente reglamentadas entre comunidades encerradas en la obsesión de su identidad y su homogeneidad. Contra el encierro comunitario, que amenaza directamente a la democracia, la única defensa es la acción racional, es decir, simultáneamente el llamado al razonamiento científico, el recurso al juicio crítico y la aceptación de reglas universalistas que protejan la libertad de los individuos. Lo que coincide con la más antigua tradición democrática: el llamamiento, a la vez, al conocimiento y a la libertad contra todos los poderes. Llamamiento tanto más necesario por el hecho de que los Estados autoritarios tienden cada vez más a atribuirse una legitimidad comunitaria y ya no «progresista», como lo hacían los regímenes comunistas y sus aliados. Estos tres combates definen la cultura política sobre la cual descansa la democracia: no se reduce al poder de la razón ni a la libertad de los grupos de interés ni al nacionalismo comunitario; combina elementos que tienden constantemente a separarse y que, cuando están así aislados, se degradan en principios de gobierno autoritario. La nación, que fue liberadora, se degrada en comunidades cerradas y agresivas; la razón, que atacó las desigualdades transmitidas, se degrada en «socialismo científico» el individualismo, asociado a la libertad, puede reducir al ciudadano a no ser más que un consumidor político. Porque la modernidad descansa sobre la difícil gestión de las relaciones de la razón y el sujeto, de la racionalización y la subjetivación, porque el sujeto mismo es un esfuerzo por asociar la razón instrumental con la identidad personal y colectiva, la democracia se define de la mejor manera mediante la voluntad de combinar el pensamiento racional, la libertad per- sonal y la identidad cultural. Un Individuo es un sujeto si asocia en sus conductas el deseo de libertad, la pertenencia a una cultura y el llamado a la razón, por lo tanto un principio de individualidad, un principio de paticularismo y un principio universalista. De la misma manera y por los mismos motivos, una sociedad democrática combina la de los individuos y el respeto a las diferencias con la organización racional de la vida colectiva por las técnicas y la administración pública y privada. El individualismo no es principio suficiente de construcción de la democracia. El individuo guiado por sus intereses, la satisfacción de sus necesidades o incluso el rechazo a los modelos centrales de conducta, no es siempre portador de una cultura democrática, aun cuando le sea más fácil prosperar en una sociedad democrática que en otra, pues la democracia no se reduce a un mercado político abierto. Quienes se guían por sus intereses no siempre defienden a la sociedad democrática en la que viven; a menudo prefieren salvar sus bienes mediante la huida o simplemente por la búsqueda de las estrategias más eficaces y sin tomar en consideración la defensa de principios e instituciones. La cultura democrática sólo puede nacer si la sociedad política es concebida como una construcción institucional cuya meta principal es combinar la libertad de los individuos y las colectividades con la unidad de la actividad económica y las normas jurídicas. Ningún debate divide más profundamente al mundo actual el que opone a los partidarios del multiculturalismo y los defensores del universalismo integrador, lo que a menudo se denomina la concepción republicana o jacobina; pero la cultura democrática no puede ser identificada ni con uno ni con el otro. Rechaza con la misma fuerza la obsesión de la identidad que encierra a cada uno en una comunidad y reduce la vida social a un espacio de tolerancia, lo que de hecho deja el campo libre a la segregación, el sectarismo y las guerras santas, y el espíritu jacobino que en nombre de su universalismo, condena y rechaza la diversidad de las creencias, las pertenencias y las memorias privadas. La cultura democrática se define como un esfuerzo de combinación de la unidad y la diversidad, de la libertad y la integración. Es por eso que aquí se la definió desde el principio como la asociación de reglas institucionales comunes y la diversidad de los intereses y las culturas. Es preciso dejar de oponer retóricamente el poder de la mayoría a los derechos de las minorías. No existe democracia si una y otras no son respetadas. La democracia es La representatividad de los actores políticos NO HAY DEMOCRACIA que no sea representativa, y la libre elección los gobernantes por los gobernados estaría vacía de sentido si estos no fueran capaces de expresar demandas, reacciones o protestas formadas en la «sociedad civil». Pero ¿en qué condiciones los agentes políticos representan los intereses y los proyectos de los actores sociales? Actores sociales y agentes políticos Si los intereses son múltiples y diversos, si, en el límite, cada elector tiene una serie de demandas particulares referentes a sus actividades profesionales o familiares, la educación de sus hijos, su seguridad, etc., es imposible definir una política que sea representativa de los intereses de la mayoría o de cierto número de minorías importantes y activas. Para que haya representatividad, es preciso que exista una fuerte agregación de las demandas provenientes de individuos y de sectores de la vida social muy diversos. Para que la democracia tenga bases sociales muy sólidas, habría que llevar ese principio al extremo, lograr una correspondencia entre demandas sociales y ofertas políticas, o más simplemente entre categorías sociales y partidos políticos. Si nos alejamos de esta situación y si los partidos políticos son coaliciones de grupos de interés, algunos de ellos, aun cuando sean muy minoritarios, serán capaces de hacer inclinar la balanza hacia uno u otro lado y adquirir por lo tanto una influencia sin relación con su importancia objetiva. Es por eso que la democracia nunca es más fuerte que cuando se asienta sobre una oposición social de alcance general –por ejemplo sobre lo que la tradición occidental llamó lucha de clases– combinada con la aceptación de la libertad política. Así como la voluntad de derribar el poder por la fuerza, de eliminar a las minorías consideradas como antisociales y de afirmar el triunfo de un pueblo reunificado conduce directamente a unos regímenes autoritarios, del mismo modo la existencia de un conflicto general entre actores sociales constituye la base más sólida de la democracia. Fue en el país en el que las clases sociales y sus conflictos eran más marcados, Gran Bretaña, donde la democracia alcanzó sus formas más estables, y la socialdemocracia de Europa del Norte hizo triunfar el espíritu democrático mediante el conflicto abierto de un partido obrero y un partido burgués, para utilizar el lenguaje de los suecos. En cambio, allí donde el Estado y no la clase dirigente fue el principal agente de la modernización económica pro también del mantenimiento de las jerarquías sociales, como en los países latinos de Europa y así mismo en América Latina, la democracia siempre fue débil y a menudo la desbordó una acción propiamente política más o menos revolucionaria que daba prioridad a la toma del poder sobre la transformación de las relaciones sociales de producción. En esta situación extrema de agregación de las demandas sociales, el debate político se concentra en la oposición de dos partidos. Éstos no tienen forzosamente una definición de clase, como en los casos que acaban de mencionarse. Uno de ellos pude representar al grupo social y cultural central y el otro a un conjunto de minorías constituidas por la inmigración, como fue el caso de Estados Unidos, pero lo es menos hoy en día. En la mayor parte de los países, sin embargo, la simplificación de la vida política no se llevó tan lejos y las alianzas deben efectuarse entre fuerzas políticas que corresponden, a la vez, a categorías sociales y concepciones políticas diferentes. Esta complejidad de la representación política aumenta a medida que crece el predominio del Estado sobre la vida social, pues ésta se encuentra fragmenta frente a un Estado del que depende y una débil capacidad de acción autónoma. Es así como Francia conoció con frecuencia tres derechas, según el análisis de René Rémond, y por lo menos dos izquierdas, después del estallido en 1920 del partido socialista como consecuencia de la revolución soviética a la que adhirió la mayoría del partido, mientras que la minoría se negaba a afiliarse a la Tercera Internacional. Naturalmente, el sistema electoral tiene efectos directos sobre la cantidad de partidos, pero, ¿no es también porque la sociedad MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] el régimen en el que la mayoría reconoce los derechos de las minorías dado que acepta que la mayoría de hoy puede convertirse en minoría mañana y se somete a una ley que representará intereses diferentes a los suyos pero no le negará el ejercicio de sus derechos fundamentales. El espíritu democrático se basa en esta conciencia de la interdependencia de la unidad y la diversidad y se nutre de un debate permanente sobre la frontera, constantemente móvil, que separa a una de otra, y sobre los mejores medios de reforzar su asociación. La democracia no reduce al ser humano a ser únicamente un ciudadano; lo reconoce como un individuo libre pero perteneciente también a colectividades económicas o culturales. 13 INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 14 inglesa, desde fines del siglo XIX, estuvo dominada por el enfrentamiento de los gentlemen y la working class que Gran Bretaña se mantuvo fiel al sistema mayoritario uninominal de una sola vuelta? La segunda condición de la representatividad de los actores políticos se deriva de la primera. Es preciso que las categorías sociales sean capaces de organización autónoma en el nivel mismo de la vida social, en consecuencia por encima de la vida política. En la tradición occidental, esta autonomía se realizó de la era más visible. El sindicalismo, en la tradición socialdemócrata, dirigió la formación de los partidos laboristas o socialistas que representaban su brazo político, como lo afirmó explícitamente, en particular, el caso del Labour Party inglés, colocado bajo la dependencia de los sindicatos integrados en el Trade Union Congress (TUC). Los lazos de la central sindical Liga Obrera (LO) con el partido socialdemócrata en Suecia son de la misma naturaleza. La situación es apenas diferente en Italia y España, donde las confederaciones sindicales están vinculadas cada una a un partido político, al menos hasta una fecha reciente en España, donde la Unión General de Trabajadores (UGT) entró en conflicto con el partido socialista en el poder, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). En Francia, los lazos de la Confederación General de Trabajadores (CGT) y el partido comunista son muy estrechos y los sindicalizados de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT) se sienten con frecuencia muy próximos al partido socialista. En cambio, el sindicato Fuerza Obrera (FO), cuyos vínculos con el partido socialista fueron muy fuertes, recoge también una proporción notable de electores de los partidos de derecha y de los militantes de extrema izquierda. Del lado patronal las organizaciones profesionales desempeñan un papel análogo, reforzado por los vínculos más directos que se establecen entre los gobernantes y los dirigentes económicos más importantes. Si, al contrario, la integración de as demandas sociales no se opera más que en el plano político, ¿cómo puede hablarse de democracia representativa? En ese caso, nos acercaríamos peligrosamente a lo contrario de la democracia, a la sociedad política de masas. Los lazos entre la vida social y la vida política no son únicamente directos; pasan también por mediadores, asociaciones, clubes, diarios, revistas, grupos intelectuales, que orientan las elecciones políticas y, paralelamente, contribuyen a formar la oferta de los partidos políticos en numerosos dominios de la vida social. La crisis de la representación política En muchos países occidentales se habla desde hace mucho tiempo, pero cada vez con mayor insistencia, de una crisis de la representación política que sería responsable de un debilitamiento de la participación. La observación está bien fundada, ya que las bases sociales de la vida política se debilitaron y dislocaron a medida que esos países salían de la sociedad industrial que esta dominada por la oposición de empleadores y asalariados. En estas sociedades, la mayor parte de la población activa no pertenece ni al mundo obrero ni al de los empresarios, aunque se trate de pequeños artesanos o comerciantes. El mundo de los empleados no es una mera extensión del mundo de los obreros y la categoría de los ejecutivos está igualmente lejos de los asalariados operativos y de quienes toman las decisiones. Más aún, estas sociedades se definen tanto por el consumo y la comunicación en masas, por la movilidad social y las migraciones, por la diversidad de las costumbres y la defensa del medio ambiente como la producción industrializada, de modo que es imposible fundar la vida política en debates y actores que ya no corresponden sino muy parcialmente a la realidad presente. Esto provocó la independencia creciente de los partidos políticos con respecto a las fuerzas sociales y un retorno de aquéllos a la concepción que dominó la experiencia inglesa en la época de la rivalidad entre Whigs y Tories. Los partidos, se piensa cada vez con mayor frecuencia, deben ser equipos de gobierno entre los cuales los electores escogen libremente. De hecho, en la actualidad esta imagen no es exacta en ninguna parte. No es cierto que republicanos y demócratas de Estados Unidos no sean más que coaliciones formadas para la elección presidencial; una parte importante del electorado de esos dos partidos es estable y se identifica con decisiones sociales y económicas. Tal vez sea en Francia y en Italia donde en años recientes se observó la menor distancia entre los partidos políticos. En Francia, porque las necesidades de la recuperación económica llevaron a la izquierda socialista, a partir de 1984 a seguir una política liberal ortodoxa que no se modificó profundamente en 1986 y menos aún en 1993; en Italia, porque de hace tiempo la democracia cristiana y el partido socialista han estado asociados en el poder en un consociativismo que abrió la puerta a la corrupción y porque acaban de derrumbarse juntos, lo que benefició al ex partido comunista y a la extrema derecha. Ahora bien, es go se convirtió en el Estado mismo. No puede haber democracia representativa si los actores sociales no son capaces de dar sentido a su acción en lugar de recibirlo de los partidos políticos. Es ahí donde el pensamiento democrático o al menos la concepción que de éste se expone aquí, se opone más directamente al jacobinismo a la francesa y más claramente aún al leninismo, que deben ser considerados, uno y otro, como fuerzas antidemocráticas por su orientación general así como por sus prácticas históricas. La democracia a la francesa y latinoamericana –sin mencionar aquí al régimen revolucionario soviético que rompió inmediatamente con la democracia– corre el grave peligro de reducir a los actores sociales al estado de masa, es decir de recurso político, y por consiguiente de destruirse al subordinar la acción social a la intervención política que pone entonces, en el momento de su triunfo, de las armas del poder, sin encontrar frente a ella la fuerza capaz de limitar su omnipotencia. Por muy graves que sean, estas críticas no deben sin embargo conducir al error, ya denunciado, de considerar el tipo llamado francés de democracia como «excepcional», marginal. Este tipo no tan importante históricamente si no hubiera tenido consecuencias sociales positivas, al mismo tiempo que efectos políticos peligrosos. Su apelación al pueblo asoció la acción política a un ataque directo contra las desigualdades sociales y contra el poder del dinero. El espíritu igualitario de los republicanos franceses animó la escuela pública que quiso extender la enseñanza a todos los niños y que facilitó la movilidad social de los hijos del pueblo. Los gobiernos que se inspiraron en esta concepción de la democracia subordinaron su acción a los intereses de la nación, noción política, en efecto, pero también social y cargada de principios universalistas cuando asumía la divisa: libertad, igualdad, fraternidad. Aun cuando se critique la ideología de la Tercera República lo mismo que la de los regímenes nacional populares latinoamericanos, en la medida en que no atacaron verdaderamente las barreras y las desigualdades sociales, no se puede negar todo valor positivo al modelo francés de democracia. Sería más exacto decir que estuvo al servicio de una clase media de funcionarios y de categorías dependientes del Estado –en América Latina lo mismo que en Francia– más bien que del pueblo o los trabajadores, a los que trataba con casi tanta desconfianza u hostilidad como las antiguas elites dirigentes. Pero las barreras culturales entre las clases se mantuvieron más elevadas en Gran Bretaña que MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] justamente en estos países, y también en Australia, cuyo gobierno socialista adoptó una política económica liberal, donde se habla con la mayor insistencia de crisis de la representación política, dado que, si bien las políticas de los partidos llamados de derecha y de izquierda ya no se oponen con claridad, se mantiene en la opinión pública una viva conciencia e la oposición social entre la derecha y la izquierda. La autonomía extrema de los partidos políticos puede tener aspectos positivos cuando su definición social ha quedado perimida y corresponde a una retórica más bien que a unas prácticas; pero en principio es más peligrosa que útil. La democracia americana se consolidó a causa del fortalecimiento reciente de la definición social del partido demócrata, y la pesada derrota del partido socialista en Francia se agravaría aún más si éste no diera con urgencia una nueva definición social, si no definiera claramente los problemas sociales que considera más importantes y las respuestas que les aporta. Lo que se transforma no es la necesaria dependencia de las fuerzas políticas con respecto a las demandas sociales sino la naturaleza de éstas. Los partidos representaron clases sociales; hoy en día representan más proyectos de vida colectiva, y a veces incluso movimientos sociales. La idea misma de clase social extrae su fuerza de la identidad que establecía entre una situación social y un actor a la vez social y político. Acción de clase y relaciones sociales de producción no podían estar disociadas, lo mismo que las ideas liberales y las leyes del mercado para la derecha. Es esta definición «objetiva» de los actores sociales la que se debilitó sin que por ello deba renunciarse al vínculo necesario entre elecciones políticas e intereses o valores de actores sociales definidos por su posición en las relaciones de poder. Al contrario, una definición «objetiva» de los actores sociales daba a los partidos políticos el monopolio del sentido de la acción colectiva; eran la expresión concreta de la «conciencia para sí» de las clases sociales. A la inversa, cuando la acción social se define como la reivindicación de la libertad, la defensa del medio ambiente, la contra la «mercantilización» de todos los aspectos de la vida, se hace responsable de su propio sentido y hasta puede transformarse en partido político, o al menos imponer sus prioridades a un partido al que fortalece. El derrumbe de los socialismos, del comunismo leninista a la socialdemocracia, provino antes que nada de la subordinación creciente del movimiento obrero a un partido que al principio fue revolucionario y lue- 15 en Francia. La sociedad inglesa siguió estando marcada durante mucho tiempo por una aristocracia que no había sido suprimida por una revolución. Cada tipo de democracia tiene sus puntos fuertes y sus ele- mentos débiles, y nada justifica reconocer que sólo uno de ellos corresponde a la naturaleza general de la democracia. Medios de comunicación, partidos políticos y representación: un escenario complejo Esteban Crevari Las tensiones en el sistema de partidos Capítulo 9 Análisis del sistema de partidos políticos argentino a la luz de la crisis de representación El esquema de partidos: ¿final de un ciclo? INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 16 Frente a lo hasta aquí expuesto vale una aclaración. Los capítulos precedentes, fueron escritos durante los años de presidencia del Doctor Fernando De la Rúa. Si bien ya en esos momentos los dilemas referidos a la crisis de representación se manifestaban de un modo evidente (en particular a partir del conjunto de problemas que surgen desde perspectivas institucionalistas vinculados -en general- al deterioro de los niveles de credibilidad social junto al creciente escepticismo, y en particular a los conflictos que se desprenden de la interacción de partidos políticos y medios de comunicación de masas), los sucesos acaecidos en la Argentina a partir del mes de diciembre de 2001, con el correlato de la descarnada presión social y la resultante renuncia del presidente, exigen efectuar algunas consideraciones complementarias. Frecuentemente los análisis politológicos vinculados a la crisis de representación, gobernabilidad e inestabilidad de los sistemas políticos, suelen reconocer como caso paradigmático a la situación histórica conocida como la República de Weimar, desde la cual es posible apreciar una serie de factores en los que se distingue una pulverización literal del estado de derecho, a partir de una singular y aguda crisis económica, política, social y cultural. A través de dicho caso, es posible advertir como un sistema político capaz de elaborar una herramienta constitucional profundamente democrática, puede desembocar en poco tiempo en la experiencia autoritaria más aberrante de la historia contemporánea. De acuerdo a este dramático legado histórico, y conforme a la profunda crisis argentina, surge como necesario analizar las características del proceso político argentino, a los efectos de evaluar su eventual desembocadura: la hasta hoy crisis sin derrumbe puede orientarse hacia una recomposición política dentro del cauce constitucional; o bien, hacia un nuevo y lamentable quiebre institucional capaz de ser identificado -sin exageraciones- como el «Weimar argentino». En efecto; ciertos aspectos manifestados irrumpen en la realidad con una significativa intensidad y crudeza. Desde este punto de vista es posible partir de una hipótesis de tipo preliminar: a partir de la crisis política, económica y social, el vacío de poder, y la violencia emergente existe un antes y un después en la situación argentina. Vale aclarar también, que la complejidad del proceso en sí no contribuye a ubicarse de un modo preciso en términos temporales. En este sentido, la elección del tiempo verbal para la realización de este análisis es sencillamente arbitraria. Probablemente, el tiempo presente utilizado (al momento de su lectura y en relación a la situación de los partidos políticos que dan sustento al bipartidismo argentino) pueda ser perfectamente intercambiable por el tiempo pasado; máxime si lo que está en consideración es un esquema de representación hoy ubicado en el banquillo de los acusados. Como primera aproximación es preciso retornar al análisis del sistema de partidos políticos que –al menos hasta los sucesos planteados– operó de algún modo en el sistema político. En tal sentido, y en términos de Sartori1, en la Argentina rige –de hecho– un esquema de características bipartidistas. Ello se expresa no desde un criterio numérico sino en términos efectivos, como puede derivarse del análisis de ciertas variables; tales como la representación parlamentaria mayoritaria; la identificación ideológica tradicional de la ciudadanía; las posibilidades ciertas es posible considerar que, mientras el peronismo se muestra por lo general como claramente eficaz (independientemente de toda valoración vinculada a su acción de gobierno), el radicalismo se esfuerza –sin mayor éxito- por ser eficiente. Para facilitar la comprensión de dicha afirmación, tal vez resulte apropiado plantearlo desde un ejemplo básico. Supongamos que un individuo se encuentra en una habitación y desea salir al exterior. Una alternativa eficiente sería dirigirse al acceso, accionar el picaporte, abrir la puerta y finalmente salir. Por su parte, la alternativa eficaz sería simplemente salir al exterior; lo cual no excluye la posibilidad de derribar la puerta de acceso, romper un cristal, o tirar una pared abajo. Si se analiza el ejercicio del poder entre peronismo y radicalismo, este ejemplo resulta elocuente. En el primero de los casos es posible considerar que más allá de los recursos consumidos, el peronismo evidencia una clara vocación a realizar actos que se vinculen directamente con los objetivos propuestos. Por el contrario, el radicalismo demuestra evidentes conflictos en lo que concierne a la búsqueda de la alternativa más precisa en relación al uso racional de los recursos. Es así que mientras el peronismo se orienta directamente a la búsqueda de resultados más allá de profundos compromisos ideológicos, el radicalismo se ve permanentemente condicionado por la búsqueda del refrendo de sus actos con su esquema valorativo sumergiéndose de un modo permanente en recurrentes contradicciones. Ello adquiere mayor preponderancia aún si se analiza al peronismo y al radicalismo desde la perspectiva ideológica. Mientras el peronismo logra exhibir un claro apego al pragmatismo político, el radicalismo se asocia –aunque de un modo zigzagueante- al plano de lo ético. Desde este punto de vista, mientras el peronismo apunta al ámbito del «ser», el radicalismo intenta dirigir su accionar político al plano del «deber ser». Es así como mientras el primero se erige a partir del postulado genético que sostiene que «la única verdad es la realidad», el segundo se identifica verbalmente con el principio «que se rompa pero que no se doble» aunque no logre contar con capacidad efectiva como para llevar a cabo acciones de gobierno congruentes con dicho postulado. Así como para el primero la lealtad es un valor inalienable, para el segundo lo antropocéntrico surge como un aspecto de naturaleza liminar. Mientras el peronismo se mueve con mejor soltura sobre la noción de «razón de Estado», el radicalismo termina atrapado en una maraña operativa al no po- MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] de conquistar electoralmente el control ejecutivo del poder en sus distintas dimensiones (nacional, provincial, municipal); o el nivel de despliegue territorial del justicialismo y el radicalismo como partidos políticos de características nacionales. No se trata de ignorar la existencia de otras fuerzas políticas. De lo que se trata, en todo caso, es de identificar a las expresiones que efectivamente se encuentran en condiciones ciertas de alcanzar el control del poder estatal. Desde este punto de vista, y a pesar de que resulta habitual encontrar aseveraciones populares que exponen la falta de diferencias sustantivas entre peronismo y radicalismo, es posible considerar que, lejos de encontrar homogeneidad de criterio entre una y otra vertiente partidaria, se presentan significativas diferencias en el estilo de gobierno, en los valores que ambos juzgan como esenciales, y en la capacidad de gestión de ambos partidos. Ello no significa que no existan puntos de contacto; fundamentalmente en lo que respecta a los pormenores que el radicalismo y el justicialismo enfrentan, y a cierto grado de responsabilidad que ambos poseen frente a la crisis. Para demostrar dicha afirmación, resulta necesario indagar de un modo profundo ciertos aspectos ligados a la praxis política de cada partido. Pero antes de incursionar sobre dicho terreno, es preciso plantear algo más: este esquema bipartidista de oferta política, se sustenta de un modo singular: el hecho de alcanzar el poder político (mediante la vía electoral y en la dimensión nacional), no garantiza en modo alguno capacidades equivalentes en materia de estabilidad política y gobernabilidad. Los recursos de uno y otro partido, a la luz de la historia, no resultan semejantes cuando se analiza el sostenimiento de éstos en el gobierno y en la gestión de los recursos del poder estatal. Por consiguiente es posible afirmar que el bipartidismo argentino -al menos hasta el 2001- es de características «asimétricas»: dos partidos políticos en condiciones ciertas de pugnar por el poder político, aunque con profundas diferencias a la hora de operar sobre los desafíos de gobernabilidad. Para encontrar ciertas claves que coadyuven a dar cuenta de dicha cuestión, resulta útil partir por considerar la diferencia conceptual entre eficacia y eficiencia. Mientras que el primer concepto equivale a la relación establecida entre los objetivos planteados y los resultados obtenidos, el segundo concepto alude a la relación entre los recursos consumidos y el «valor», como quiera que sea.2 En tal sentido, y desde un punto de vista histórico, 17 INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 18 der evitar los sacudones de un estado de derecho que no logra armonizar en relación a las demandas y al conjunto de intereses de tipo sectoriales. Por consiguiente, el ejercicio del poder entre uno y otro partido político distan de ser homólogos. Mientras el peronismo evidencia una significativa capacidad como para llevar a cabo una gestión determinada, el radicalismo presenta serias dificultades en lo que respecta a una síntesis aceptable entre pensamiento y acción. Por lo tanto, es lógico aseverar lo que se sostenía precedentemente: mientras el peronismo se asocia íntimamente con la eficacia, el radicalismo padece serios conflictos para alcanzar la eficiencia, perdiendo eficacia. Del mismo modo; mientras el peronismo logra despejar toda vicisitud asociada al dilema entre gobierno y partido amalgamando ambas categorías en la figura del caudillo o jefe político, el radicalismo desemboca inexorablemente en profundas crisis, con lo cual se evidencia una profunda tensión entre la ética de la responsabilidad y la ética de la convicción. El gobierno de Fernando De la Rúa, en este sentido, puede ser considerado tal vez como el ejemplo más puro de dicha problemática. Mientras desde el gobierno se ensalzaba la necesidad inexorable de hacerse cargo de la crisis y asumir los costos que ello demandare, desde el partido se apelaba a una casi intransigente reivindicación de los valores doctrinarios. El pragmatismo posibilista y el dogmatismo verbal se hicieron presentes una vez más, disputándose por el bienestar general aunque al precio de negar identidad política y autoridad moral. En el mismo sentido el FREPASO, se evidencia como un producto genuino emanado de la tensión entre dichos polos. Así como su origen y apogeo se reconoce a partir del rechazo y el desgaste del profundo pragmatismo del gobierno justicialista del Doctor Carlos Menem, su decadencia se precipita a partir de la abrupta renuncia a la vicepresidencia del Licenciado Carlos Alvarez y la inoperancia política del gobierno de Fernando De la Rúa. Si todo lo expuesto resulta aceptable, es lógico considerar que todo ello afecta directamente sobre el sistema político argentino. Desde una óptica asociada al campo de la ciencia política, se suele afirmar que el sistema argentino de partidos; al menos en lo que concierne a su funcionamiento, se aproxima a una lógica netamente bipartidista. Sin embargo, dicha definición no parece ajustarse acabadamente a la situación argentina. Todo bipartidismo a secas implica –al menos- dos partidos de alcance nacional capaces de disputar y alternarse en el ejercicio del poder. A pesar de que tanto el justicialismo como el radicalismo pueden encuadrarse apriorísticamente con dicho postulado, la cuestión se desdibuja de un modo evidente cuando se analiza esto mismo desde una dimensión estrictamente vinculada al funcionamiento específico, y los posteriores resultados conseguidos. Por consiguiente, el sistema político argentino si bien se expresa a partir de cierta lógica bipartidista, no necesariamente funciona como tal. De este modo el bipartidismo surge como un concepto necesario aunque no suficiente, con lo cual probablemente resulte posible aceptar que el caso argentino efectivamente presenta un bipartidismo de naturaleza asimétrica. De este modo el justicialismo ofrecería ribetes diferenciados que lo convierten en un dispositivo más elástico para gobernar, sobre todo si se consideran los lazos efectivos que éste posee con la sociedad civil y que coadyuvan en la conformación de un andamiaje «antisísmico» de mejores proporciones. Y ello obedece a su propio esquema de valores. Mientras el radicalismo se orienta en postulados de características universalistas, el justicialismo se exhibe desde una lógica que tiende a compartimentar a la sociedad en «estamentos». El radicalismo contó, a lo largo de su historia, con un sustantivo apoyo de los sectores medios de la sociedad. El justicialismo, en cambio, operó eficazmente con el aval político de los sectores más postergados junto a aquellos ligados al trabajo y a la empresa, con el correlato directo de organizaciones sindicales y de la producción, pudiéndose así vincular con diversos sectores sociales desde una perspectiva de alto nivel de disciplinamiento. La evanescencia propia de los sectores medios, por su parte, incide sobre la capacidad de gravitación del radicalismo en el poder. Ahora bien; lo expuesto aún no resulta suficiente para dar cuenta de un análisis que pretende lograr la mayor precisión. Si la inestabilidad del radicalismo obedece también a la propia inestabilidad de los sectores medios (cada vez más pauperizados o progresivamente excluidos) ¿cómo explicar la adhesión política que cuenta el justicialismo desde los sectores más vulnerables socialmente, a partir de indicadores inobjetables que ponen en evidencia alarmantes niveles de recesión, desempleo, violencia o marginalidad social? Con lo planteado hasta aquí el justicialismo también debería padecer el resquebrajamiento de sus vínculos sociales, como consecuencia de la pulverización de su histórica base electoral. La respuesta a dicho De este modo, estructuras agregativas sectoriales y masa se relacionan dialécticamente constituyendo un esquema de acción por el cual el justicialismo es capaz de recrear «mundos» como el de la producción, el del trabajo, el de los carenciados, el juvenil, el de la mujer, etcétera. Consecuentemente el justicialismo logra administrar de un modo más efectivo sus vínculos sociales, aunque al precio de negar al individuo como tal. La emergencia de «referentes sectoriales» le posibilita reducir el número de interlocutores. No obstante; los sucesos de fines de 2001 estarían indicando que el grado de eficacia justicialista comenzaría a verse comprometido. A pesar de que el grado de tolerancia de la sociedad, en relación a la acción de gobierno justicialista, parecería ser de mayor envergadura que el que se evidencia durante los gobiernos radicales, ciertas decisiones tomadas durante el breve período de gobierno justicialista de Rodríguez Saa, no tardarían en provocar un profundo rechazo colectivo y su ulterior dimisión. En consecuencia, a pesar del mayor grado de patronazgo y disciplinamiento del justicialismo, la profunda crisis que irrumpe con progresiva virulencia durante el segundo semestre de 2001, y que se sustenta en el descontento generalizado por la calidad de los gobiernos democráticos desde 1983, estaría indicando una tremenda falta de credibilidad que no excluye en modo alguno al propio justicialismo. Lo que es objeto de un auténtico estallido es el centro mismo del sistema de partidos tradicionales. Y ello se vincula a los numerosos puntos de contacto que justicialismo y radicalismo también poseen; fundamentalmente en relación al grado de responsabilidad que les compete respecto a la crisis. Negar que ambos sean idénticos no significa desconocer que cuenten con comunes denominadores. De acuerdo a ello es posible distinguir: a) la falta de correspondencia entre discurso y acción; b) la representación de intereses no siempre asociados a los sectores sociales que dicen representar; c) los numerosos casos de corrupción y la discrecionalidad en el manejo de los recursos públicos, con especial énfasis del clientelismo; d) la indiferencia política de ambos en relación a los problemas sociales; e) la escasa atención asignada al fortalecimiento de las estructuras partidarias (en particular el desdén hacia toda alternativa vinculada a la formación política de sus miembros y el debate de ideas); f) la incapacidad por exhibir un esquema de financiamiento de la actividad política genuino y transparente; g) la profunda dificultad que presentan para lograr alternativas superadoras en materia de renovación de liderazgos y vocación de servicio; h) la incapacidad y enjundia para el desarrollo de auténticos mecanismos de participación social; i) la distancia existente entre los procesos políticos propios de la dinámica política interna de las organizaciones partidarias y la atención de las encrucijadas del país; j) los frecuentes conciliábulos entre determinados líderes políticos de ambos partidos, que los muestran más proclives a defender el statu quo que en la defensa de la libertad, la justicia y la igualdad de oportunidades. ¿Hacia dónde se dirige la sociedad? Entre las numerosas causas señaladas que dan cuenta de la fragilidad que ofrece el sistema de partidos en relación a la crisis, es preciso retornar al análisis de una de las cuestiones que forman parte del presente ensayo: los medios de comunicación social; en este caso, como factor de alteración de los niveles MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] interrogante probablemente se desprenda a partir del estudio de la cultura política argentina, al análisis de los vasos comunicantes que existen entre justicialismo y sociedad, y a la dialéctica resultante de agrupar y simultáneamente fundir a los diversos estamentos en universos absolutamente homogéneos. Dicha dialéctica puede ser expresada en función de las siguientes claves: a) el justicialismo parte de una concepción piramidal en términos de orden social; b) opera con características reales de agregación sectorial; es decir, de acuerdo a su génesis corporativa, se referencia políticamente mediante la estructuración de nodos sociales que evitan el tratamiento universal de la sociedad,3 con lo cual el grado de particularización resultante es de tipo parcial y de sentido descendente; c) mediante la noción de masa, tan presente en el ideario justicialista, se homologan diferentes situaciones de vida, operando sobre la problemática del individuo, aunque cooptándolo con un criterio parroquialista que posibilita la disolución de todo vestigio de particularismo. 19 INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 20 de adhesión política, acatamiento y sumisión hasta aquí conocidos. Efectivamente, los medios de comunicación social parecen haber logrado un incremento sustantivo de su influencia en la opinión pública, lo que se desprende del nivel de cobertura del panorama político y del enfoque predominante de éstos como soporte descriptivo e interpretativo. Si mediante la corporación y la coerción es posible consolidar un mayor grado de disciplinamiento y orden social, la relación individuo/ medios estaría indicando una posibilidad cierta de minar la primacía partidaria, en relación al dominio y control de lo público. No es necesario volver a incursionar sobre la ausencia de neutralidad valorativa de la esfera mediática. Ello ya fue considerado en el capítulo 3. De lo que se trata es de destacar el papel que éstos desempeñan en relación al poder de amplificación de ciertos fenómenos sociales; particularmente todo aquello ligado al rechazo colectivo por las formas de acción política hasta aquí conocidas. Frente a la incapacidad de numerosos dirigentes políticos y sociales; obligados por el temor al escándalo a permanecer alejados del menor contacto social, es posible observar una intensidad inusitada en la cobertura periodística de los intentos (¿superadores?) de organización social. El fenómeno de la asamblea barrial y el rechazo a toda forma de representación aparecen mediatizados de un modo colosal, incluso exhibiéndolos como «un invento argentino»... Bienvenida sea toda alternativa capaz de incentivar la participación y el compromiso cívico. Durante mucho tiempo, no resultó infrecuente encontrar por parte de muchos de los que han comenzado a movilizarse en defensa de ciertos valores colectivos, una profunda indiferencia o rechazo hacia aquellos que canalizaban sus demandas y perspectivas mediante la actividad militante en diferentes organizaciones sociales. El uso de diversas prácticas orientadas a expresar el profundo rechazo, o la correspondencia entre sectores medios y postergados evidenciada en la unión de la cacerola y el piquete, parece expresar signos de mayor comprensión de la importancia y necesidad de la movilización social. Sin embargo, la canalización futura de ese capital social no deja de ser un proceso contradictorio. A partir de lo que se advierte en el capítulo 2, la asamblea no puede ser considerada como una forma superadora de gobierno sino en todo caso como un mecanismo de convergencia de intereses y comunicación. Si bien puede contribuir en la búsqueda de una al- ternativa, no tarda en resultar un proceso contradictorio. Porque si lo que está en crisis es el principio constitucional de que el pueblo gobierna a través de sus representantes, ¿qué sucede con los delegados elegidos en las multitudinarias reuniones? En el preciso momento en que la asamblea se aboca a la tarea de designar responsables, los ciudadanos electos ¿no se transforman nuevamente en representantes? Y de ser así ¿cuáles son los mecanismos de control por los cuales los convocados lograrían restringir el accionar de aquellos, evitando toda posibilidad de burocratización? Resulta necesario -una vez más- enfatizar el papel que desempeñan los partidos políticos en una sociedad auténticamente democrática. Y es desde este punto de vista donde resulta posible encontrar algunas pistas tendientes a imaginar el futuro próximo. A pesar de que se carguen las tintas contra el sistema de representación en sí, es necesario comprender que toda manifestación social que apunte a transformarse en una herramienta de gobierno, indefectiblemente debe orientarse hacia su burocratización; es decir a su organización institucional. Si la movilización social con eje en la asamblea se encauzara en esta dirección, el escenario político futuro podría verse favorecido por el nacimiento de uno o varios partidos políticos, con un esquema genético similar al que los partidos tradicionales registran en su historia. En este sentido; el bicameralismo asimétrico previamente analizado, podría dar lugar a las siguientes alternativas, tomando como referencia el esquema analítico de Sartori:4 a) Pluralismo moderado: aunque el centro del sistema político sufriría un proceso de fragmentación, la disputa por el control del poder estatal no estaría planteado en términos de un clivaje izquierda/ derecha. La oferta política radicaría en las fuerzas de centro, con lo cual los partidos tradicionales ya no serían capaces de imponerse electoralmente del mismo modo. En este esquema de situación, el radicalismo sería el principal damnificado, dado que gran parte de su base electoral histórica fugaría hacia otras expresiones partidarias. No obstante ello, no se excluye la posibilidad de cierta recomposición futura de dicho partido, con lo cual se cobraría mayor nivel de estabilidad política. b) Pluralismo Atomizado: la derivación de la movilización social no encontraría un único cauce futuro, con lo cual se constituirían diversas expresiones partidarias con una dimensión que probablemen- La negación a toda forma regular de participación electoral, por parte de los sectores distanciados de los partidos tradicionales, podría favorecer la vigencia de un bipartidismo de características asimétricas. e) Dictadura: más allá de la aprehensión que se presenta ante la evaluación de una posibilidad de esta naturaleza, es necesario reconocer que ella no sólo ha dejado de ser una categoría analítica residual, sino que además amenaza con transformarse en una desembocadura no deseada mayoritariamente, pero que puede cobrar sustento a partir de la propia incapacidad de los partidos políticos tradicionales, junto a la intransigencia desmesurada de los sectores movilizados y la particular patología de ciertos sectores de la sociedad civil encaminados en la enfermiza búsqueda de una figura providencial. En este sentido, toda distinción que pretenda morigerar el grado de compromiso y riesgo montándose en algún liderazgo civil merece ser puesta al desnudo. Porque la dictadura es una sola, más allá de que el poder recaiga en conductores civiles o militares. Y en esto los argentinos mucho tenemos en materia de penosos antecedentes, sólo que en este caso habremos corporizado un auténtico delirio: el Weimar argentino. Notas SARTORI, Giovanni: Partidos y sistemas de partidos. Capítulo 5. GALLINO, Luciano: Diccionario de Sociología. Pg. 665. Siglo Veintiuno Editores. México. 1995 3 Un caso elocuente de ello es el que surge durante la gestión del Doctor Eduardo Duhalde en el gobierno de la provincia de Buenos Aires. Durante ese período, y a los efectos de operar sobre aspectos vinculados a la crisis social, se estructuró el esquema de las «manzaneras»; red provincial de mujeres orientadas a la gestión de recursos destinados a paliar la crisis social. 4 SARTORI, Giovanni. Op. cit. 1 2 La resolución de conflictos como sistema político John Burton La resolución de conflictos, que es análisis y solución de problema es, en su expresión más amplia, un proceso de cambio en los sistemas político, social y económico. Ello se debe a que es éste un proceso que tiene en cuenta, por un lado, las necesidades individuales y de grupo, como son la necesidad de identidad y reconocimiento y, por el otro, los cambios institucionales necesarios para satisfacer dichas necesidades. La razón fundamental de la resolución de conflicto, y que la distingue de otros procesos de ajuste en el sistema, no es el idealismo o su orientación hacia los valores: es el realismo político. El ajuste de las ne- MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] te se acote a fronteras distritales o barriales. A partir de una eventual incapacidad, o a partir de la negación de toda posibilidad tendiente a superar liderazgos testimoniales y erigirse en estructuras partidarias de alcance nacional, el encauce que tomaría aquel electorado distanciado de los partidos tradicionales podría atomizarse en la multiplicidad de alternativas partidarias que no excluirían aquellas ubicadas en los extremos del arco político. Aunque podrían existir diversos partidos en condiciones de alcanzar democráticamente el gobierno, la escasez de un significativo sustento electoral traería aparejado fragilidad e inestabilidad del sistema político. c) Partido hegemónico: de un modo capaz de mostrar algunas similitudes con el caso mexicano, con el radicalismo como principal partido afectado por la crisis y con la emergencia de nuevos partidos políticos sin capacidad electoral suficiente, el justicialismo podría imponerse como partido hegemónico. A pesar de que el Poder Legislativo podría contar con representación plural, la lucha por el control del Poder Ejecutivo se concentraría en la propia dinámica interna justicialista. Si bien puede plantearse un esquema más estable, el riesgo del autoritarismo sería directamente proporcional. d) Bipartidismo: aunque puedan emerger nuevos partidos políticos, el mecanismo de la coalición podría favorecer la posibilidad de alianzas electorales. Se estaría en presencia de un esquema más equilibrado que el exhibido por la Alianza en 1999, aunque el funcionamiento volvería a ser de neto corte bipartidista: una principal fuerza oficialista en contraposición a una expresión multipartidista aglutinada en determinadas estrategias comunes de oposición. 21 cesidades de individuos y grupos en las instituciones políticas, sociales y económicas es un requisito para la estabilidad política y la supervivencia. La institucionalización de la resolución de conflicto como norma tendería a acercar a las diferentes sociedades hacia un sistema común, basado en la necesidad individual, y reduciría, por tanto, las tensiones entre los diferentes sistemas. Resolución de conflicto. ¿Qué significa? Resolución de conflicto tiene diversos significados para diferentes personas. Para el estratega militar, puede significar el medio más sofisticado de disuasión, e incluso el primer ataque contra un enemigo potencial, si ello se considera necesario para prevenir un enfrentamiento prolongado. Resolver un conflicto puede incluir para un abogado una resolución judicial basada en normas y argumentos legales; incluso la pena de muerte puede considerarse como resolución en determinadas circunstancias. Para el negociador en empresas, resolución implica convenios fijados a través de pactos, incluso si ello supone la pérdida de puestos de trabajo. Para un mediador tradicional, puede significar forzar algún compromiso razonable, aunque ello sea a costa de un posible sentimiento de injusticia hacia la parte más débil. Para nuestros propósitos, resolución de conflicto significa la terminación del conflicto a través de métodos analíticos y que se dirigen a la raíz del problema. Resolución de conflicto, como opuesto a una mera gestión o ‘ajuste’, se orienta a un resultado que, de acuerdo con las partes implicadas, es una solución permanente del problema. Puesto que busca acceder a las fuentes de los problemas, la resolución de conflicto pretende no meramente resolver el conflicto social inmediato, la disputa inmediata ya sea familiar o étnica, sino, a la vez, arrojar luz sobre la naturaleza genérica del problema y, de este modo, contribuir a la eliminación de sus fuentes y a la prevención de otros procesos. Es, en resumen, una solución analítica del problema. comunitarias o de otro tipo, se centran igualmente en el proceso. Recientemente se ha desarrollado, como alternativa a los procesos judiciales tradicionales y de arbitraje, los denominados procesos de ‘resolución de disputa alternativa’, así como otros medios de interacción en los que se ayuda a las partes en la disputa a comunicarse, y a que todos los interesados escojan y logren algún tipo de resultado (Moore, 1986). Aunque hay diferentes estilos, el papel de ‘interventor’ o ‘tercera parte’ se dirige en estos casos a lograr principalmente el ajuste de los intereses en conflicto tal como los definen las partes afectadas. Se asume que las partes por sí solas tienen suficiente conocimiento sobre la naturaleza de su conflicto y sobre la mayoría de las posibles opciones para lograr un resultado duradero. Lo que se precisa, y por tanto lo que se aporta, es un proceso que les ayude a comunicarse y que les sugiera opciones que pudieran no haberse considerado hasta entonces. Ya sean tradicionales o innovadores, estos diferentes procesos escasamente aportan o reflejan una comprensión amplia del conflicto. En derecho, por ejemplo, la llamada ‘resolución alternativa de disputa alternativa’ ha surgido como respuesta a la sobrecarga del sistema judicial, y no como una innovación en la teoría del conflicto. De la misma manera, generalmente no ha sido una gran preocupación en otras áreas la naturaleza y orígenes del conflicto o del tipo particular de disputa en que se está inmerso. La ‘teoría’ de la resolución de conflicto (si aceptamos que ha existido una) consiste en teorías sobre procesos, comunicación, percepción e interacción. En el enfoque que adoptamos, el proceso se deriva de un análisis de la naturaleza del conflicto. Así, el principal componente de la resolución de conflicto (significativo, pero al fin y al cabo secundario) consiste en la comprensión previa de la naturaleza del conflicto y de sus fuentes, ya sea institucional, humana, cultural o de otro tipo, por parte de los mediadores y de aquéllos que tratan con dicho conflicto. La concentración en el proceso Pragmatismo INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 22 Para el estratega, el abogado, el consultor empresarial y demás personas que se han dedicado a prevenir o encarar situaciones conflictivas, la resolución de conflicto ha significado un proceso. El estratega emplea la disuasión; el abogado tiene acceso tanto a procedimientos judiciales como la mediación; el consultor empresarial emplea la negociación, y quizás también el arbitraje y la mediación. Las personas que están involucradas en disputas medioambientales, Los procesos de gestión de conflicto, que se clasifican dentro de la categoría tradicional o en la resolución de disputa alternativa, se tratan en la actualidad como fenómenos distintos y separados. La atención se centra en el pragmatismo con que cada tipo de disputa (ya sea interpersonal, empresarial, comunitaria, internacional o de otro tipo) puede abordarse. Este particularismo refleja la idea de que los conflic- Fallos ocultos Que los profesionales (practitioners) centrados en el proceso logren satisfacer a sus clientes, se debe a que sus prácticas pueden ser adecuadas para muchas de las disputas relativamente superficiales, tales como problemas de gestión en las organizaciones o algunas disputas medioambientales. Sus fracasos no se suelen registrar, cuando problemas aparentemente claros dejan ver fuentes del conflicto con raíces profundas. Cuanto estas fuentes emergen (por ejemplo, cuando no se soluciona una huelga, o un conflicto comunal o internacional se intensifica y se vuelve violento y persiste) el fracaso se suele atribuir no al uso inadecuado de una teoría o práctica, sino a la complejidad inherente de la situación, o a una alegada preferencia irracional de las partes hacia el uso de la violencia. Igual que la diplomacia, la resolución de conflicto se ha tratado como el ‘arte de lo posible’, con fracasos atribuidos a situaciones imposibles en vez de al empleo de procesos inadecuados. En nuestra opinión, la resolución de conflicto tiene una dimensión ética. La intervención en las relaciones humanas a cualquier nivel lleva emparejada una responsabilidad hacia las consecuencias. Los fallos son una evidencia de lo inadecuado de la teoría y del proceso; la referencia a la complejidad del problema o asumir la idea del conflicto como una opción buscada por las partes involucradas, no debería utilizarse como excusa. La limitación de los procesos tradicionales y alternativos Aquellos que tienen interés en el reciente desarrollo de la resolución alternativa de disputas y en procesos colaborativos, han tendido a concentrarse en determinados tipos de disputas (organizacional, industrial, comunitaria y medioambiental) que normalmente no se ven afectadas por niveles de violencia generalizada, enfrentamientos con las autoridades o desafío a las normas legales. Estas últimas disputas se tratan todavía como parte del marco tradicional y directamente coercitivo de los sistemas judiciales y de negociación de poder o de relaciones autoritarias. En otras palabras, ni los procesos tradicionales ni las más recientes innovaciones han producido un impacto en esos tipos de conflicto, que se han convertido en la mayor preocupación en la mayoría de las naciones y de la sociedad mundial. Desde nuestra perspectiva, sin embargo, la resolución de conflicto implica la capacidad para tratar con todas las formas de conflicto a todos los niveles sociales, ya sea desde el interpersonal hasta el internacional. Esta capacidad se extiende a conflictos complejos, intensos y violentos. En este marco, de hecho, la resolución del conflicto demuestra su utilidad única. Conflictos severos y arraigados Resulta útil en esta conexión distinguir dos características de los conflictos: su grado de severidad y su nivel de arraigo. ‘Severidad’ se refiere al impacto del conflicto en el individuo o la sociedad. Un conflicto que no tiene un grado elevado de seriedad se puede manejar a través de medios no sofisticados sin esperar graves consecuencias, incluso si no se tiene éxito. Pero un conflicto que es severo en sus consecuencias (por ejemplo, uno que puede derivar en violencia generalizada, o quizá destrucción en masa), nunca debe manejarse a través de procesos pragmáticos y no ensayados. ‘Arraigado’ se refiere tanto a las causas como a la naturaleza del conflicto. Un conflicto sobre algunos intereses negociables se puede manejar sin riesgo de severas consecuencias a través de un proceso de negociación que puede dejar a ambas partes decepcionadas. MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] tos humanos y el modo de gestionarlos difieren de forma fundamental según las condiciones ambientales de las relaciones humanas implicadas. En la práctica, una condición de arbitrariedad también prevalece en cualquier planteamiento pragmático. Mientras una tercera parte podría ayudar a resolver una disputa empresarial negociando independientemente con cada una de las partes, otro podría considerar que esta estrategia es un modo de reducir las oportunidades para que las partes comprendan con precisión la posición de la otra parte. Sin una teoría viable del conflicto, la ‘profesión’ de resolución de conflicto es incapaz de desarrollar una teoría de resolución; por lo tanto, se carece de reglas sobre su práctica. En nuestra perspectiva, conflicto y resolución de conflicto son fenómenos universales. La hipótesis que planteamos es que existen explicaciones genéricas sobre el comportamiento humano que se plantean medios de resolver problemas, que tienen una aplicación en todos los niveles sociales y en todas las sociedades. Desarrollar tales explicaciones es la clave para eliminar la arbitrariedad pragmática y para generar estándares aceptados para la práctica profesional. 23 Sin embargo, un conflicto arraigado, en el cual hay asuntos en juego que no son negociables, requiere el uso de medios de resolución más sofisticados. Los conflictos severos y arraigados, como opuestos a los conflictos superficiales, exigen una llamada de atención a la cautela. Hasta que no se realiza un análisis, no hay manera de saber si un conflicto, aparentemente superficial, puede resultar ser otro más complejo, que lleve a severas consecuencias y/o tenga causas arraigadas. Por esta razón, profesionales en resolución de conflictos a todos los niveles precisan de un riguroso entrenamiento teórico. Los procesos y habilidades de resolución de conflicto deberían permitir que incluso aquellas disputas que parezcan relativamente superficiales se encaren con plena conciencia de la naturaleza humana del conflicto. La solución del problema interpersonal e interrepresentativo INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 24 La gran mayoría de los esfuerzos en resolución de disputa alternativa y mediación se relacionan con personas directamente implicadas en la disputa, como es el caso de matrimonios, organizaciones, disputas sobre el medio ambiente o en la comunidad. En tales disputas, donde se da una interacción personal directa, hay una tentación por parte de la tercera parte por intentar reducir las tensiones a través de encontrar puntos de acuerdo entre las partes, utilizando un lenguaje que suavice las diferencias, e intentando alterar las percepciones y las relaciones con el fin de promover la armonía y lograr un espíritu de acuerdo. Esta práctica crea el peligro de que las fuentes de la tensión y la disputa queden a un lado mientras las partes permanecen juntas, para surgir luego en una etapa posterior. Cuando esto ocurre, el resultado difiere poco del de una situación de negociación basada en el poder, en la que una parte acepta un resultado, por necesidad, al que luego se opondrá cuando una oportunidad se lo permita. Resolver conflictos arraigados requiere frecuentemente una forma de facilitación que provoque un diálogo más intenso entre las partes. Esta intensificación del conflicto verbal está pensada con el fin de hacer llegar a la superficie los temas que preocupan sobremanera, en vez de intentar reducir la tensión por medio de una moderación del lenguaje y la promoción de relaciones más suaves. En la práctica, es frecuente que sólo en el momento en que parece llegarse a un callejón sin salida, el análisis revela aquellos asuntos subyacentes que han generado el conflicto. Por consiguiente, centrarse en las áreas de acuerdo y suavizar las diferencias puede convertirse en un serio obstáculo para lograr un acuerdo duradero. Cuando los que discuten son representantes de facciones, comunidades o naciones, este planteamiento de fabricación del consenso puede tener severas consecuencias. Se han documentado casos de muertes y suicidios de representantes, en trabajos de investigación sobre conflictos étnicos y comunitarios. Las razones son obvias: si la facilitación entre los interactuantes tiene como consecuencia la alteración de la percepción y de los valores de aquellos que participan, el ‘retorno’ del problema cuando estos negociadores regresan junto a quienes representan, puede resultar crítico. No puede haber solución a un conflicto a menos que se tome en consideración como realidades políticas las percepciones y valores de aquellos que están representados en las discusiones facilitadas. Cada representante debe acceder a evidencias de falsas percepciones y asumir la necesidad de alterar las actitudes, que pueden comunicar de forma convincente a sus representados; o bien, la opción que se les ofrece debe satisfacer las demandas originales presentadas por aquellos a quienes representan. Estas dos situaciones, la interpersonal y la interrepresentativa, son bastante análogas. El peligro obvio, inherente en los cambios de actitud cuando los representantes de las partes afrontan el asunto del retorno del problema, se asemaja a realidades menos obvias en la situación interpersonal. Los participantes en una relación interpersonal afrontan un parecido problema de retorno: una vez que han abandonado el medio donde se ha llevado a cabo la facilitación, tienen que encarar la realidad de los asuntos que no se han tratado. Así sucede que, como personas sujetas a presión social, tienden a actuar con unas reglas en un medio y con otras en otro medio distinto. La tarea de un facilitador es asegurar que esta disonancia no debilite un acuerdo duradero. En relaciones sociales normales, donde buscamos compromisos y el mejoramiento de las relaciones personales, tendemos a utilizar un lenguaje adaptativo y educado. Sin embargo, las relaciones sociales normales, a pesar de las dificultades y malentendidos, no incorpora los grados de hostilidad y conflicto percibidos que requiere la intervención de una tercera parte. Cuando surge un problema en la relación, la técnica de comportamiento social de intentar paliarlo (a través del compromiso, el ajuste del lenguaje y la apelación a las normas sociales) puede ser disfuncional. Evitar el conflicto no es lo que nosotros entendemos por resolución de conflicto. Se verá que deseo dar al término ‘resolución de conflicto’ un significado distintivo que lo separe del concepto del énfasis anterior en los procesos pragmáticos. Pero clarifiquemos primero la naturaleza del conflicto, porque la manera que un conflicto se maneja está determinada por lo que se cree que es su naturaleza, esto es, por la teoría que utilizamos sobre el conflicto. Si se piensa que el conflicto está causado, por ejemplo, por la codicia o por la agresividad personal, puede ser apropiado y eficaz emplear técnicas represivas contra la parte o las partes. Por otro lado, si el conflicto está causado por algún tipo de frustración o un impulso humano irreprimible, la conducta apropiada de respuesta sería analizar la naturaleza del problema y ajustar en consecuencia el medio institucional y normativo. La teoría de la resolución de conflicto como analítica y solución de problema se deriva de una concepción del conflicto como un fenómeno humano normal y universal. Conflicto describe una relación en la que cada parte percibe las metas, valores, intereses y comportamiento del otro como antítesis de los suyos. Conflicto abarca, en primer lugar, las relaciones entre las partes en disputa, sus percepciones y falsas percepciones, los valores compartidos y los que no lo son, y sus metas y motivaciones; en segundo lugar, el medio político, social, económico, e institucional en el que la disputa tiene lugar. Esto implica que el análisis del conflicto requiere del estudio de las relaciones humanas en su totalidad, tanto si son conflictivas como si no lo son, porque son motivaciones y valores humanos los que están involucrados, condicionados por el medio en su totalidad (económico, político, social y ecológico) en el cual se desarrolla esta relación. La teoría subyacente de la resolución de conflicto Una etiología del conflicto que se ha considerado universalmente aplicable es la noción de que el conflicto se origina en la ‘agresividad natural’ de los humanos. Esta ‘agresividad natural’, sin embargo, es poco más que una etiqueta. Es menos una teoría que una actitud, que atribuye conflicto al instinto, inmoralidad o comportamiento antisocial para justificar por tanto su represión. La etiqueta no puede explicar históricamente cómo las personas se convierten en antisociales. No puede, en consecuencia, sugerir remedios distintos que la coacción. Otra perspectiva, no menos simplista, man- tiene que el conflicto es inevitable no por las flaquezas humanas, sino por la necesidad de competir por los recursos inevitablemente escasos. Esta noción malthusiana presupone la existencia de una persona incurablemente codiciosa que se diferencia en poco del individuo con ‘naturaleza agresiva’ descrito por los que apoyan la teoría del instinto. Ello subestima excesivamente la capacidad productiva de la sociedad y la habilidad de compartir de los individuos. Ello también impide la reparación. Las cárceles están llenas y la escalada de armamento ha llegado a convertirse en demasiado costosa incluso para los países más ricos. Ahora precisamos de remedios para problemas de conflicto, basados en una adecuada explicación, no simplemente remedios intuitivos o ideológicos dictados por una utilidad inmediata. La resolución de conflicto como solución de problema está basada en una teoría analítico-explicativa que sugiere muy diferentes explicaciones del comportamiento, y por lo tanto medios muy diferentes de tratar el conflicto. Creemos que los humanos que participan en situaciones conflictivas luchan compulsivamente en sus respectivos medios institucionales, en todos los niveles sociales, para satisfacer necesidades primordiales y universales, necesidades como son la seguridad, la identidad, el reconocimiento, y el desarrollo. Los humanos pugnan cada vez más por ganar el control de su medio, lo que es necesario para asegurar la satisfacción de sus necesidades. Esta lucha no puede ser contenida; es primordial. Esta lucha hace surgir, por lo tanto, demandas implícitas prefiriéndose la reorganización institucional a la alteración de las actitudes y al reforzamiento de la conformidad con las normas dictadas de comportamiento. No es mi intención aquí señalar la teoría de comportamiento de las que deriva la resolución de conflicto como solución de problema; ya se recogió en otro lugar (Burton, 1979). Procede, sin embargo, una referencia a algunos descubrimientos que se han realizado en el campo del comportamiento humano gracias, en parte, a los resultados de la aplicación de los procesos de resolución de conflicto como solución de problema (Burton, 1969), y que ayudará a aclarar la teoría de resolución de conflicto. Cuando los representantes de las partes en conflictos arraigados se reúnen en un marco interactivo y analítico, un cambio cualitativo tiene lugar en el modo en que comprenden la naturaleza del conflicto. Aunque el conflicto particular se ha definido en un principio ordinariamente como conflicto basado en intereses (por ejemplo, relativo a MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] La noción de conflicto 25 INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 26 salarios, territorios, roles, u otra clase de temas negociables), pronto se ve con claridad que el conflicto particular está basado en valores y necesidades (por ejemplo, relativo a la defensa de la cultura, de identidad, o la reclamación de un trato igualitario). Las disputas basadas en interés no son negociables. Por definición, no son arraigadas. Nadie está dispuesto a morir por motivos salariales. La mayoría de las técnicas de arbitraje, legales, y de resolución alternativa de disputas, pueden afrontar disputas basadas en intereses si, de hecho, tienen una naturaleza relativamente superficial. Las disputas basadas en necesidades, por el contrario, reflejan unas demandas que no son negociables. Valores y necesidades humanas de carácter ontológico o primordial, no se pueden canjear. La coacción suficiente en uno de los lados y la incapacidad de poder de negociación en el otro, puede llevar a la supresión, al menos temporalmente, de tales demandas y producir lo que se conoce como ‘conciliación’ de la disputa, pero no su resolución. La relación entre necesidades básicas insatisfechas y conflicto humano es un descubrimiento reciente llevado a cabo principalmente por sociólogos que han estudiado el comportamiento desviado, pero también por abogados, consejeros y otros profesionales preocupados por las relaciones entre los individuos y la sociedad. Éste es un descubrimiento importante: socava la presunción básica en la filosofía occidental que sostiene que el individuo, aunque agresivo o acosado por la escasez, puede ser forzado a aceptar un comportamiento que le impone la élite a través de sus normas, y que la entidad social es la única entidad importante. Este enfoque debilita, en consecuencia, la noción de ley y orden tal y como ha sido concebida tradicionalmente. Sugiere que los conflictos arraigados no se pueden tratar con mediación convencional, arbitraje y coacción implícita y otros procesos no analíticos. Especialmente interesante es un corolario a este descubrimiento. Si las fuentes de conflictos arraigados no son los intereses, entonces la escasez no es una de sus condiciones básicas. Por lo tanto, el resultado de un conflicto no tiene que tener una naturaleza de ganadores y perdedores, ya que no escasean los medios de satisfacer valores y necesidades. En efecto, cuanta más seguridad, identidad y desarrollo experimenta una parte en el conflicto, mayores (y no menores) son las oportunidades para que otros satisfagan estas mismas necesidades. Escasez, como hecho presente, se refiere a los medios de alcanzar estas metas, pero no las hace inalcanzables; esto es, no hay una fuente inevitable de conflicto. Por ejemplo, en la lucha por seguridad, la escasez es relevante sólo en cuanto al modo tradicional de lograr esta meta, como sucede en el control de territorio o de otros recursos escasos. Resolución de conflicto descubre los fallos de tales medios para lograr sus verdaderos fines. Al ofrecer medios alternativos para alcanzarlos, se demuestra que el problema no es la escasez de identidad, reconocimiento, y otra necesidad de desarrollo, sino la selección de los medios empleados en su persecución. Los asuntos cuantitativos siguen siendo relevantes, pero sólo en el contexto de la satisfacción de las necesidades básicas cualitativas. Activismo utópico y realismo Esta perspectiva en la resolución de conflicto no es ‘utópica’. Un ejemplo actual de activismo utópico es la campaña a favor de los ‘derechos humanos’ como un medio de compensar algunas de las consecuencias de la injusticia social. Ello refleja el idealismo consciente de las personas que aceptan la denominada política de realismo de poder y sus consecuentes desigualdades. Es un intento de atemperar la política de poder. La realidad política, sin embargo, es que el soborno de los derechos humanos es un intento ineficaz y paternalista de compensar la denegación del reconocimiento y de otros valores y necesidades humanas. La realidad política supone que, a menos que estas necesidades se cumplan, ningún sistema puede ser estable, aunque se utilice cualquier método de coacción. El poder político no define la realidad política, sino el deseo de los individuos y de los grupos de identidad de alcanzar un desarrollo independiente. La idea de que el real ‘poder’ político reside en el individuo o en el grupo de identidad que busca el control del medio no es más aceptable ahora que lo fue en la época de los filósofos del pasado, sin embargo, es un hecho. Cualquier intento de analizar el resultado de la guerra de Vietnam, por ejemplo en términos de índices tradicionales de poder (militar, económico, y similar), está condenado al fracaso. Incluso ahora es difícil para los Estados Unidos aceptar que la guerra de Vietnam comenzó como una lucha postcolonial en busca de independencia nacional, y que la ganaron aquellos que buscaban su identidad nacional. La necesidad de independencia (que da identidad, reconocimiento y oportunidades para el desarrollo indígena) es la raíz de los conflictos en América Central y en Limitaciones en la persecución de las necesidades humanas Deberíamos señalar algunas limitaciones aparentes en la persecución de las necesidades humanas como explicación del comportamiento. Cuando las personas experimentan su reconocimiento como personas y tienen la oportunidad de desarrollarse, entonces no experimentan la necesidad de luchar por la seguridad buscando identidad a través de un comportamiento inusual, o bien buscando una identidad de grupo a través del ejercicio del control del medio. La realidad práctica, sin embargo, es que hay pocas personas, además de los miembros de los grupos de élite que se sienten felices. Lo más frecuente es que estos pocos privilegiados permanezcan inconscientes del abismo que les separa de lo ‘necesitado’ en el sentido en que definimos ‘necesidad’. La mayor preocupación de las élites políticas, por ejemplo, es el papel de defensa, y que requiere a los que representan un sistema represivo justificar sus posiciones calificando el fracaso personal de las personas ‘antisociales’ como crimen y rebelión. Asumen sin fundamento que esto es todo lo que separa a las autoridades de los supeditados. Para las personas que carecen no sólo de reconocimiento sino incluso de las más elementales necesidades de existencia, la oportunidad de perseguir estas necesidades humanas se reduce seriamente. Donde tal oportunidad deja de existir, como es en el caso de ciertas áreas de África hoy en día, prevalece la apatía total. Las condiciones del medio pueden reducir a los seres humanos a una condición que deja poco margen para la lucha por la identidad, aparte de su reconocimiento como personas. La ausencia de una evidencia de esta persecución de las necesidades humanas particulares en tales condiciones demuestra difícilmente que no hay un elemento ontológico en el comportamiento humano; sólo demuestra que las condiciones del medio para cualquier forma de desarrollo normal no existen. Entre estos extremos, esto es, entre aquellos que tienen ganado el reconocimiento personal y los que luchan por su supervivencia, se coloca la mayoría de los humanos, quienes a lo largo de varias etapas de desarrollo humano, realmente persiguen por cualquier medio a su disposición las necesidades básicas de seguridad, identidad y desarrollo. Es esta masa de personas, en su variedad cultural y etapas de desarrollo, la que conforma las fuentes de la mayoría de los conflictos interpersonales e intersocial, y que se nos presentan como los conflictos endémicos hacia las autoridades y todos los niveles, ya sean padres o las élites de autoridad nacional. Los pensadores tradicionales se han interesado enormemente por esta inadecuación del ser humano común, y la necesidad, por tanto, de los sistemas de control de la élite, incluido los controles por medios coactivos. Una visión alternativa es la idea de que la armonía social se basa en la eliminación de las barreras en el desarrollo del individuo, y la facilitación de oportunidades para tal desarrollo. No se trata de si los individuos son ‘buenos por naturaleza’ o ‘naturalmente agresivos’: los individuos son naturalmente necesitados, y sus necesidades básicas pueden satisfacerse en el mundo real de las relaciones políticas y sociales. La práctica de la resolución de conflicto La práctica de la resolución de conflicto como solución de problema, se deduce de la teoría del conflicto como una respuesta universal a necesidades frustradas. La práctica implica aportar oportunidades para las partes: primero, analizar las relaciones para generar una definición exacta de los problemas en términos de motivaciones y necesidades humanas; segundo, valorar los costos de políticas y metas una vez que se cuenta con información completa de todos los aspectos de la disputa, incluidas las motivaciones y valores de los lados opuestos; y tercero, descubrir las posibles opciones disponibles una vez que se ha analizado el conflicto y todos sus elementos. En resumen, esta concepción de resolución de conflicto es útil para hacer una distinción entre ‘resolución’ y ‘compromiso’. Lo primero, denota un resultado que se autoafirma y es estable porque soluciona el problema de la satisfacción de todas las partes a largo plazo. Lo último, describe un resultado que no cubre necesariamente las necesidades en juego, pero el resultado se acepta provisionalmente gracias a la jurisdicción de los tribunales, gracias al poder de negociación de la parte opuesta, o por algún tipo MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] Oriente Medio, y genera cientos de disputas violentas en la sociedad mundial, sin mencionar el ingente número de pequeños conflictos que se producen a diario en cada sociedad. Nosotros huimos de esa perspectiva que amenaza nuestras filosofías tradicionales, y no hemos acordado alternativas en las que podemos movernos. Sin embargo, la resolución de conflicto tiene la capacidad de convertirse en dicha alternativa. 27 de fuerza ejercida por los oponentes o bien por una tercera parte. Esta concepción es análoga a la distinción entre ‘problema’ y ‘rompecabezas’. Un problema se puede resolver, si acaso, sólo a través de considerar todas las variables sea cual sea su grado de complejidad, pero es posible transformar un problema en un rompecabezas (o una situación donde se conocen las respuestas) tan sólo ignorando variables significativas. Esta clase de transformación se da cuando la policía actúa para reprimir disturbios: se puede ignorar temporalmente la fuente del disturbio a través de la represión. Sin embargo, como este problema no es tan sólo un rompecabezas, permanece sin resolver. Las prácticas y procesos de la resolución de conflicto analítico y como solución de problema, como sucede con la teoría de la resolución de conflicto, tienen un carácter universal. Son relevantes a todos los niveles de la sociedad, y, por tanto, tienen potencialmente la capacidad de ordenar un poco lo que en el presente es un campo confuso con diferentes planteamientos, la mayor parte de ellos inadecuados. Además, esta abierta concepción de conflicto y de resolución de conflicto como solución de problema implica que son potencialmente resolvibles un amplio espectro de problemas. Comportamientos desviados de todo tipo, adicciones a drogas y problemas asociados a ello, violencia callejera, control de armamento, y planes de reconstrucción para lograr el control de armamento, son problemas que entran en el campo de la resolución de conflicto. Hemos cometido un error al tratar el comportamiento del conflicto como una clase diferente de otros comportamientos. Como comportamiento ‘desviado’ se debe analizar para su comprensión con el mismo aparato analítico utilizado en el análisis del comportamiento ordinario (Box, 1971), por lo que debemos analizar el denominado comportamiento de conflicto en el mismo marco teórico que cualquier otro problema de relación humana. La resolución de conflicto como solución de problema: una filosofía política INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 28 En el pasado hemos contado con un proceso que ha pervivido en el tiempo y las culturas: el proceso de control social ejercido por el poder y las reglas de la élite. Lo que conocemos en la época contemporánea es la ruptura de este sistema. Por razones que se han señalado, el poder de la élite no es capaz de controlar los comportamientos individuales, provocando un incremento en el conflicto a todos los niveles so- ciales, desde el familiar al internacional. Esto es lo que se puede esperar históricamente. La distribución autoritaria de los recursos y el poder represor ha sido la base del control social y la función primaria de los sistemas políticos, tanto si son sistemas libres como planificados (ver Easton, 1963). Sin embargo, con el tiempo se ha producido un debilitamiento continuo del control autoritario. En efecto, la aparición de la resolución de conflicto demuestra la decadencia de las reglas represivas y formalistas de las élites. En el contexto de esta tendencia continua, la resolución de conflicto se funde con la filosofía política. Los procesos de resolución de conflicto hacen posible reemplazar a los tribunales y a la negociación basada en el ejercicio del poder. Es concebible, que se puedan tratar asimismo muchos problemas relativos a la distribución de roles y recursos. Resolución de conflicto es un sistema de decisión en cuanto a que, como solución de problema, provoca cambios en instituciones y normas, además de ser una influencia importante en el cambio, y de ajuste para las condiciones de dicho cambio. Cuando la resolución de conflicto se sustituye por decisión autoritaria, se convierte efectivamente en la base de un sistema político en el que los procesos analíticos de solución del problema son sustituidos por las reglas de la élite, las normas legales, y los poderes políticos. Es por ello que resolución de conflicto debe tratarse conceptualmente como un sistema político. La institucionalización de la resolución de conflicto eliminaría los controles autoritarios pero al mismo tiempo empujaría a las sociedades hacia unos medios de control social no autoritario. Cuando nos referimos a un proceso de control social que no es autoritario, no nos circunscribimos al campo de formas de mediación, conciliación y arbitraje pragmáticos, improvisados, de primeros auxilios o culturalmente específicos. Dada el deterioro universal de los procesos autoritarios, incapaces de satisfacer las necesidades básicas humanas, los procesos de resolución de conflicto pueden institucionalizarse universalmente. En efecto, estos pueden controlar y condicionar todos los comportamientos sociales como lo intentan hoy en día los procesos legales. Pero la ley es un método de control designado para suprimir las necesidades básicas individuales con el interés de preservar el poder de la élite. La resolución de conflicto es un método de control, determinado a satisfacer estas necesidades y con el interés de ajustar todas las formas de gobierno a la realidad del poder individual. Mientras que los procesos legales son coactivos y Tradición política occidental Para una comprensión real de la resolución de conflicto como solución de problema es necesario, por tanto adoptar una perspectiva que nos permita percibir el conflicto humano en su completo medio institucional. De hecho, esto es lo que los filósofos políticos han estado intentando hacer a lo largo de la historia. Sin embargo, han prestado más atención al medio institucional. La filosofía política occidental considera el «sujeto» individual o «ciudadano», esencialmente como un niño desobediente. Esto es, trata al individuo agresivo como el problema, mientras asume al mismo tiempo que esta persona es maleable y susceptible de someterse a procesos de gestión del conflicto por parte de las instituciones controladas por la élite. La mayor parte de la tradición filosófica occidental se centra en importantes cambios en pensamiento y práctica. Nos hemos encaminado desde sistemas autocráticos extremos, a través de una variada gama de sistemas liberales, a pretender una vida comunal que se aproxime a un estado ideal de anarquía. Sin embargo, el elitismo, en una forma u otra, lo han defendido y justificado la filosofía política occidental y la ciencia del comportamiento. Consistentemente, el individuo, especialmente la persona no involucrada en organización política excepto como sujeto, ha sido considerado como un elemento secundario. Por ello, aún tenemos niveles elevados de injusticias internas que conducen a la violencia a todos los niveles. En efecto, en la actualidad nos enfrentamos al conflicto termonuclear para defender sistemas fallidos de control social. Ahora que estamos al final de esta línea, debemos preguntarnos si estamos en el camino correcto. La lucha ha sido para encontrar los medios de preservar las sociedades a través de hallar un ajuste institucional entre el individuo y la sociedad. A través de cambios en la filosofía y en la práctica se halla un tema constante: un individuo debe ser gobernado por las élites que lo conocen mejor, como son filósofos o sacerdotes, élites con poder, y élites guiadas por una ideología clara. En todos los casos, estas élites consideran más importante el control que el desarrollo del individuo. Los filósofos políticos y los políticos han buscado este ajuste entre el individuo y la sociedad en un marco limitado de evolución socio-política, una característica dominante de lo que ha sido la conciencia de autoconservación de las élites. Ha sido idea suya que la gente se pueda clasificar en dos grupos: los que son capaces de gobernar y los que no son capaces de asumir responsabilidades, de su propia responsabilidad y de las de los demás, lo que justifica los controles de la élite. Un planteamiento que apoye las necesidades humanas rompe esta categorización fundamental y nos encauza a una filosofía social diferente. ¿El individuo agresivo del que la sociedad debe defenderse ha sido realmente el problema del conflicto? Es más probable que el problema haya sido la amenaza continua al desarrollo individual impuesta por la las élites y grupos asociados de interés a través de la evolución de las sociedades modernas. Resolución de conflicto localiza la fuente del conflicto arraigado (tanto en las sociedad como el ámbito internacional) en las irreprimibles necesidades de los individuos y en los intentos de las élites por reprimirlas. La asunción central de esta filosofía y práctica política es que las instituciones existentes son y deberían estar al servicio del sistema. Cuando los procesos de resolución de conflicto se dirigen a los costos que supone ignorar la naturaleza de las relaciones humanas, se dirigen también a los cambios institucionales que se requieren para asegurar que las instituciones sean sirvientes de los ciudadanos, y no sus amos. Por ejemplo, los procesos de resolución de conflicto que revelan valores y necesidades humanas así como voluntad de intereses, con el paso del tiempo alteran las relaciones institucionales en la industria, lo mismo en un sistema de empresa privada que en el sistema comunista. Mientras los procesos legales tienden intensamente a conservar normas existentes e instituciones, los procesos de resolución de conflicto como resolución de problema son innovadores en su naturaleza: promueven constantemente el cambio en una dirección que satisfaga los valores y necesidades de todos los miembros de la sociedad. Un sistema de resolución de conflicto como solución de problema es, por tanto, un sistema de adaptación constante a las cambiantes condiciones del medio. Es conservador en el sentido de que preserva aquellos aspectos de las sociedades que promueve las necesidades humanas y la estabilidad social, y es radical en el sentido de que altera aquello que frustra las necesidades humanas y promueve inestabilidad. Ninguna dicotomía de derecha-izquierda o de parti- MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] basados en la prohibición, los procesos de resolución de conflicto son medios positivos de control social que buscan establecer relaciones no conflictivas. 29 do político es relevante para describirla. La resolución de conflicto como solución de problema es un sistema funcional que permite a los miembros de una sociedad interactuar en armonía, tratando constante y continuamente todas las relaciones que se dan en el medio en su totalidad, y adaptándose de la manera que sea apropiada. Es en este sentido que la resolución de conflicto, que logra tocar el fondo de las motivaciones y valores de los que forman parte de la disputa, es una filosofía política. Porque puede ser un componente de cualquier sistema, y al mismo tiempo un medio de cambio, resolución de conflicto tiene la capacidad de lograr que sistemas enfrentados se conviertan en armónicos. Tiene la capacidad de unir, crear puentes, entre personas, entre grupos y entre sistemas. Institucionalización de resolución de conflicto INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 30 El fracaso de los medios tradicionales de control social, los costos de los fracasos especialmente en el nivel internacional, el mayor discernimiento sobre la naturaleza del comportamiento humano, y la difusión del conocimiento a través de las modernas tecnologías, están aumentando exponencialmente. Quizá como una reacción al fracaso, quizá como un resultado del mayor conocimiento y comprensión de los comportamientos humanos y de las relaciones sociales, la resolución de conflicto analítica y como solución de problema se está institucionalizando como parte de procesos sociales día a día en sistema sociales. Los procesos de resolución de disputa alternativa se han modificado para tener en cuenta las realidades de las dimensiones humanas (Moore, 1986); los problemas comunitarios se están tratando con procedimientos locales informales (Shonholtz, 1987); administraciones se encaminan hacia procedimientos de resolución de disputas (Administrative Conference of the United States, 1987); y hay nuevas iniciativas en «diplomacia de segunda vía», o «Track 2» (Foreign Service Institute, 1987) en la más amplia sociedad global. El conocimiento de resolución de conflicto se promoverá más según se desarrolle como una disciplina unidisciplinaria. Es una disciplina unidisciplinaria porque, a diferencia de economía, derecho, sociología u otras disciplinas del comportamiento, cada una de las cuales es abstracta y se configuran como un modelo parcial del individuo («el hombre económico», el «hombre legal», etc.) resolución de conflicto considera el ser humano en su totalidad, abarcando personalidad y diferencias culturales, y tratando con la persona en la sociedad total, abarcando diferencias del sistema. Para tratar con conflictos arraigados, hay una necesidad de procesos más sofisticados que los ofrecidos por tribunales o tribunales alternativos. Estos procesos se pueden aprender en poco tiempo (Burton, 1987). Lo que no se puede aprender sin un estudio extenso son los múltiples aspectos del comportamiento humano, de los cuales la tercera parte en el conflicto debe ser consciente si se pretende una resolución del conflicto, y no un acuerdo o compromiso. Estos aspectos del comportamiento humano incluyen, además de las teorías de las necesidades humanas y valores, las zonas principales de la teoría de la ciencia social, como son las teorías sobre la toma decisión, el comportamiento de rol, las instituciones, funcionalismo, cambio y oras muchas que son parte central de varias disciplinas. Debe recordarse, sin embargo, que todas ellas han evolucionado dentro del marco de la filosofía tradicional. Todo debe reconsiderarse a la luz de un mayor conocimiento del comportamiento humano y reinterpretarse de acuerdo con una filosofía que no trata la persona compleja como un modelo simplificado con el propósito de construir teorías dentro de una disciplina particular. Profesionalismo y ética El papel positivo de la resolución de conflicto como solución de problema, y la predicción optimista del futuro, está totalmente en consonancia con las tendencias a largo plazo de evolución hacia unas relaciones menos coactivas entre instituciones e individuos. Sin embargo, la tendencia no evolucionaría es una línea resbaladiza. A avances en el conocimiento le sigue con frecuencia reacciones de aquellos que consideran que ello pudiera perjudicarlos. Procesos de resolución de conflicto son eficaces sólo porque incluyen la valoración de los costos de las opciones como un elemento primordial. Un análisis exhaustivo de sus situaciones permite a las partes predecir con exactitud las consecuencias de sus comportamientos y el de las instituciones que intentan preservar o cambiar. Predicciones bien fundadas pueden conducir a valoraciones realistas de políticas y de sus consecuencias. Hay dos influencias que conducen a desviaciones de una transición relajada hacia sistemas de mayor armonía en cuando a las relaciones. Primero, aunque los procesos de solución de problemas analíticos permiten una valoración exacta de las consecuencias de las políticas, hay intereses a corto plazo, especialmente intereses de rol, que con frecuencia conducen a comportamientos que van en contra a largo plazo de la racionalidad. Contamos con muchos ejemplos de decisiones políticas que se han tomado para lograr ventajas a corto plazo, incluso a grandes costos de vidas y de estabilidad social y económica. Estas decisiones no fueron tomadas subordinadas a ningún proceso de solución de problema, pero sugieren la magnitud del problema. Hasta que los procesos políticos no se desvíen de intereses defensivos a corto plazo y se reconduzcan a intereses sociales a largo plazo, el conflicto es inevitable. La pregunta permanece abierta sobre si procesos de resolución de conflicto pueden aceptarse dentro de sistema políticos dominados por partido o interés. Segundo, siempre existe el peligro de que las élites que controlan los procesos de toma de decisión se aprovechen para lograr ventajas de este proceso. Ya hay evidencia de que esto está sucediendo (Amy, 1987). Estas dos influencias apuntan a la necesidad del profesionalismo en la conducta de los procesos de resolución de conflicto. Por ello es necesario un entrenamiento adecuado de los facilitadores en resolución de conflicto; no tan sólo en el proceso, sino en una disciplina de estudio del conflicto y la resolución de conflicto, probablemente la formación más exigente y desafiante de todas. Esta formación debe inculcar un conocimiento serio de las obligacio- nes éticas impuestas al facilitador de resolución de conflicto. El propósito de facilitación consiste no sólo en evitar la coacción patente sino evitar la coacción latente del compromiso, de los pactos de poder y de la negociación. En efecto, el enfoque analítico busca hacer irrelevante el poder en todas sus formas, sustituyéndolo por la evaluación de las consecuencias del uso del poder en situaciones en que valores y necesidades, que no pueden ser ni comprometidas ni canjeadas, están en juego. Comentario final Cuerpos de toma de decisión, como instituciones locales, parlamentos, y tribunales, son el fundamento de todos los sistemas modernos de gobierno. Tanto los estados en desarrollo como los desarrollados están fracasando en asegurar el control social interno y las relaciones pacíficas externas. El conflicto, el conflicto serio, es casi universal, lo que genera e incrementa el peligro de catástrofe. ¿Es la resolución de conflicto un antídoto positivo a los procesos negativos de control autoritario? ¿Es la resolución de conflicto no sólo un medio de tratar un conflicto concreto, sino una filosofía política por derecho propio, y un sistema político de control social, democrático en un sentido fundamental? Tenemos razones para creer que éste es el caso. La negociación Tiene mala fama pública pero resulta imprescindible. Hay quien la considera sinónimo de tranza pero es una herramienta fundamental del quehacer político. La negociación política es necesaria, insubstituible, pero se encuentra envuelta en un halo que no la favorece. Durante largas décadas un solo partido político ocupo prácticamente todos los espacios de representación. Por supuesto, esa fuerza no requería negociar –casi nada- con quienes se encontraban por fuera de la coalición gobernante. Su hegemonía era tal que a sus flancos solo aparecían opciones más bien testimoniales o si se quiere en construcción. No obstante, en el interior de esa constelación de fuerzas, agrupa- ciones e individuos la negociación era permanente, intensa, natural, pero opaca. Poca visibilidad pública, pero intercambios que no cesaban. Escasa transparencia, pero mucho forcejeo interno. Quizá la opacidad de aquellas negociaciones y arreglos y quizá también los infrecuentes acuerdos entre instancias gubernamentales y algunas organizaciones o movimientos independientes, que por necesidad eran producto de negociaciones asimétricas, construyeron la mala fama de la negociación. Ceder, conceder, hacerse cargo de los argumentos del otro, se convirtieron en sinónimo de traición, entreguismo, falta de carácter, oportunismo. Sin embargo, a lo largo del tortuoso y productivo MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] José Woldenberg 31 INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 32 proceso de construcción de la democracia en nuestro país, las negociaciones fueron claves y estratégicas para modificar normas e instituciones, usos y costumbres. En 1989-90, 93, 94 y sobre todo 96 las negociaciones entre fuerzas políticas diferentes mostraron todas sus potencialidades. Los intercambios de diagnósticos y propuestas asumidos por dos o más partidos fueron capaces de edificar novedades institucionales y normativas que al paso de los años modificaron de manera radical el espacio de la convivencia y la competencia de la diversidad política. Hoy, la coexistencia de la pluralidad en las instituciones del Estado, hace de la negociación política entre formaciones distintas y claramente diferenciadas una necesidad, no un lujo; una imposición de la realidad y no un asunto sujeto al talante de los operadores políticos. Se está obligado a negociar, se quiera o no. La necesidad es el acicate y la virtud importa poco. Por si hubiese necesidad de ejemplificar basta voltear hoy los ojos hacia el debate y el estira y afloja del presupuesto de egresos de la federación en la Cámara de Diputados. Expresión inmejorable de los nuevos tiempos. Hasta ahora, la negociación o sería mejor decir las negociaciones, se han llevado a cabo asunto por asunto, tema por tema. En algunos casos se arriba a buen puerto y en muchos otros, las cosas se estancan porque existen diferentes puntos de vista y recetas. Enunciado así, parece natural… y lo es. Se generan acuerdos en los asuntos en que es posible, y en aquellos que no… pues no. Pero dada la trascendencia de los temas que se quedan en la congeladora, y dado que los desencuentros son más espectaculares que los acuerdos, y que la reproducción mediática de los primeros es más intensa, el proceso se vuelve desgastante para todos (gobierno y oposiciones) y tiende a envolver a los políticos, los partidos y a las instituciones de la República. La impresión que se irradia es que la esfera de la política es improductiva, que se encuentra azolvada, que los actores no desean colaborar y que cada uno de ellos solo es capaz de ver por sus muy particulares intereses. (Incluso ciertos grupos empresariales se sienten superiores a los políticos y arman una campaña publicitaria para presumir que ellos si son capaces de ponerse de acuerdo). Cada vez son (somos) más los que insisten (insistimos) en la necesidad de cambios al régimen de go- bierno tendientes a facilitar la construcción de una mayoría que apoye la gestión de gobierno, dado que la misma difícilmente saldrá de manera automática de las urnas. Porque todo parece indicar que enfrentamos una dificultad «estructural» mayúscula: régimen presidencial multipartidista, sin mayoría legislativa, de tal suerte que para hacer avanzar cualquier propuesta es menester «sudar sangre». Pero por supuesto, puede darse el caso de que las reformas al régimen de gobierno simple y sencillamente no se produzcan. Es más, como se dice ahora, ese parece ser el «escenario» más factible. Y si ello ocurre, será necesario volver los ojos al instrumento político por antonomasia, la negociación, único capaz de sustituir en cierta medida las carencias del diseño constitucional o la ausencia de transformaciones institucionales. Porque si el resultado electoral del año 2006 es similar a lo que aconteció en los comicios de 1997, 2000 y 2003 (independientemente de que partido o coalición gane la presidencia), es decir, que el gobierno no tenga mayoría absoluta que lo respalde en el Congreso, nos veremos de nuevo ante un camino que se bifurca: o repetimos la experiencia ya vivida o será imprescindible que el próximo Presidente y los partidos políticos asuman la necesidad de construir una mayoría que respalde la gestión gubernamental. Más aún: si además se desea que esa mayoría legislativa no sea solo coyuntural sino permanente, entonces el nivel de la negociación para forjarla tiene que ser el más elevado posible, una especie de cogobierno. Hasta hoy, tanto en los tres últimos años del gobierno del presidente Zedillo como en los que van del presidente Fox, se optó por negociaciones puntuales, específicas, pero manteniendo la lógica de que una fuerza se encuentra en el gobierno y las otras en la oposición. Pero creo que si de las urnas en el 2006 vuelve a aparecer una división de poderes similar a la actual, el nuevo gobierno debería trabajar para incorporar a la función y responsabilidad de gobierno a una segunda o tercera fuerza, hasta lograr la mayoría absoluta necesaria para facilitar su gestión. Y si no ando demasiado perdido, ello sólo será posible con el viejo y nada desgastado expediente de la negociación, es decir, del intercambio, del diálogo y los acuerdos. En otras palabras, con las destrezas propias de la política (Reforma, 16/9/04). El arte de negociar Francisco Diez* cesariamente al principio causa-efecto. Más bien, el proceso de negociación es un proceso que tiene una estructura y una dinámica circular, que va a ir siendo construido por la interacción de las personas que tienen que negociar, y por influencias recíprocas, tanto entre las personas que negocian, como influencias que esas personas que negocian reciben de otros. Entonces, es un proceso que se construye a medida que se va dando. Si se piensa en cualquier situación de negociación, en un grupo por ejemplo, van a poder identificar que alguien dijo algo primero, otro puso cara de que no le gustaba, otro dijo «bueno, no, ¿y por qué no tal otra cosa?», por ahí hubo dos o tres protestas, eso es un proceso, y en ese proceso se van tomando decisiones, que es lo que caracteriza el proceso de negociación. El Arte de Negociar Ese proceso va a estar compuesto, básicamente también, por el tiempo. Como es un conjunto de secuencias que se encadenan, el tiempo es un factor fundamental en todas las negociaciones, y como negociadores, se debe saber que el tiempo es un elemento fundamental del área del proceso: cuánto tiempo tengo, de cuánto tiempo dispongo, cuánto tiempo se puede extender esta negociación, cuáles son mis tiempos límites y por qué razones esos tiempos son límites. El tiempo es un elemento esencial. La dinámica que va a tener ese proceso, personalizado ya como proceso, va a tener una cierta característica, que va a depender de esta construcción de interacción por influencias recíprocas. Esa dinámica puede ser de muy distintos tipos: Por ejemplo, un grupo puede tener una dinámica muy fácil de consenso para tomar la decisión que esta involucrada en la negociación, o pueden tener una dinámica en donde hay distintas opciones generando tensión para ser elegidas entre sí, o pueden tener una dinámica en donde no hay ninguna opción y se genera un vacío, y entonces se busca alguna forma para poder llenarlo. Si se piensa en lo que pasó en cualquier situación de negociación la idea de dinámica aparece clara. El tiempo y la dinámica, dentro del proceso, vinculan hechos y relaciones. Hay hechos, inclusive en las más pequeñas situaciones de negociación, que son MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] En términos generales y como una definición básica de Negociación, podemos decir que: La Negociación es un proceso de comunicación entre personas que tienen que tomar una decisión respecto a un tema o cuestión que los involucra. Hay entonces tres elementos claves en la definición de «negociación»: el proceso, las personas y el problema o el tema con el que vamos a trabajar. Estos tres elementos interactúan y se relacionan entre sí, de manera tal que cuando sucede alguna cosa importante en el campo de alguno de estos elementos –personas, procesos o problemas, toda la vinculación entre ellos y cada uno de los elementos se ve afectado por ese cambio. Por ejemplo, si hay un cambio en las personas que conforman el grupo negociador, si entra una persona y sale otra, entonces la negociación tiene que cambiar y se toman las decisiones de manera diferente. Gráficos 1, 2 y 3 en anexo. El primer elemento sobre el que enfocaremos la atención, es el del proceso, que es lo que no estamos acostumbrados a mirar. En realidad, la misma experiencia personal nos enseña que sólo se aprende a mirar los procesos cuando se puede hacer un ejercicio de reflexión sobre lo que uno está haciendo. ¿Cuáles son los elementos que componen el proceso? Primero, todo proceso tiene un conjunto de secuencias, no es algo que sucede en un instante Inclusive, por ejemplo, el hecho de encender la luz, apretar el interruptor y que se encienda la luz, nos muestra que allí hay un proceso, muy rápido, pero hay un proceso. Tanto hay un proceso que si hay algún cable cortado en algún lugar del circuito, el proceso no funciona y la luz no se enciende, por más que se apriete la tecla. En cada negociación hay secuencias que van encadenándose unas con otras. Ese proceso en negociación, a diferencia del proceso lineal y causal, causa-efecto –encender a luz apretando la tecla-, es un proceso generalmente no estructurado. Generalmente las negociaciones no tienen una estructura pre-armada. La negociación es un proceso no lineal, lo que quiere decir que va a tener marchar y contramarchas, subes y bajas, no va a ir directamente desde un punto al siguiente, y es un proceso no necesariamente causal, ya que no va a responder ne- 33 INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 34 los que estructuran el tema a decidir. Esto dependerá de qué se negocia y cual es el contexto. Y hay relaciones entre quienes negocian. En la medida en que los negociadores se presentan unos con otros y dicen su nombre, están comenzando a construir una relación, porque las personas se identifican con el nombre, y cada vez que se interactúa se pone el nombre adelante. Ahí, se está construyendo una relación. Y verán que este es uno de los temas fundamentales en cualquier negociación, porque en todas las negociaciones que lleve se adelante, se generan relaciones entre los que están negociando (quién apoyó la opción que yo dí, quién dio otra opción que me pareció genial, quién dijo alguna otra cosa que incluía a todos, etc.) y eso empieza a construir relaciones entre los negociadores; relaciones que van a ser indispensables y que son la base de cualquier proceso de negociación. Entonces, se considera la negociación como un proceso de toma de decisiones, y que incluye estos tres elementos. Tener en cuenta los elementos de las personas, el proceso y el problema, permitirá que el negociador se maneje adecuadamente en el esquema de cada una de las esferas de las negociaciones, diferenciar diversos campos de acción y explorar desarrollos posibles en cada uno de ellos. Gráfico 4 en anexo Se decía al principio, que en toda negociación hay personas, procesos y problemas. Ahora se comenzará a tener una mirada general de los elementos básicos de la negociación. En toda situación de negociación hay una tensión: por un lado, porque en el campo del proceso hay que tomar decisiones, y porque esas decisiones están vinculadas con contenidos o con temas, o con cuestiones, que son importantes para los negociadores. Entonces, el contenido está representado en el eje vertical. Pero esas decisiones hay que tomarlas con otras personas, y eso es la relación, y la relación está representada en el eje horizontal. En toda negociación hay una tensión, que es muy natural y que resulta de obtener lo más posible en la línea del contenido. En este sistema, parecería que al subir lo más posible por una línea, contraigo lo que se puede obtener por la otra. Entonces, mientras más se prioriza la obtención del contenido, menos se prioriza la relación, y viceversa, mientras más se prioriza la relación, menos prioridad se le da al tema de los contenidos. Esta es la TENSIÓN que existe en las situaciones de negociación, y que está ejemplificada muy claramente, por aquellas situaciones de negociación en donde la relación está condicionada al resultado de la negociación. Es decir, se es amigo y se continua siéndolo, si la negociación se desenvuelve y desarrolla en una relación agradable y positiva para los negociadores, en tanto y en cuanto uno ceda ante lo que el otro quiere, y se satisfaga así el nivel del contenido. En el otro extremo de la tensión: uno o un grupo de negociadores está dispuesto a ceder en los contenidos todo lo que sea necesario, porque privilegia la relación, y entonces, se está dispuesto a otorgar y a perder y a ceder todo lo que haga falta, con tal de conservar la relación lo más posible. Esta es una tensión natural, que hay en todas las situaciones de negociación, porque están presentes esos dos elementos, los elementos que tienen que ver con el contenido del problema, o con el contenido de los temas que se va a negociar, y porque está presente la relación. Siempre está presente la relación en la negociación, porque se hace entre personas. Si se dijo que es un proceso de interacciones y de influencias recíprocas, siempre va a haber una relación, por más mínima que esta relación sea. En algunas negociaciones la relación no será muy importante, porque puede que sea una negociación de momento; en cambio en otras negociaciones la relación será muy importante. Entonces, uno de los dilemas básicos en la negociación es cómo manejar esta tensión, entre el contenido y la relación. Lo ideal sería que en cada negociación se pueda trazar una línea diagonal que optimice los logros a nivel de contenido y los logros a nivel de relación. Logros que signifiquen que en una negociación se pudieran hacer acuerdos en donde se obtiene lo mayor posible en contenido y lo mayor posible a nivel de la relación. ¿Cómo se hace para superar la tensión entre el contenido y la relación? y ¿cuál es el consejo del Esquema de Negociación de Harvard? Simple: Separar las personas del problema, y tener siempre presente en el transcurso de las negociaciones que hay dos campos que atender, por un lado el campo de las personas, en donde al negociador le gustaría ir construyendo una relación en cada interacción que tengas, y por otro lado el campo del problema, en donde se tratará con el campo del contenido y de ser lo más eficientes posibles con el contenido. Gráfico 5 en anexo La idea es separar a las personas del problema y pensar que hay técnicas específicas que se pueden desarrollar en cada uno de esos dos campos de la negociación. Eso va a generar un esfuerzo de reflexión. Necesita poder entrar en un proceso reflexivo que le permita dividirse y mirarse a sí mismo; mirarse a sí mismo en esa situación, y mirarse a sí mismo en cómo está interactuando y cómo están actuando los demás en relación con usted. Para eso la imagen del balcón. Gráfico 6 en anexo El balcón va a ser un lugar a donde los negociadores van a poder ir antes de la negociación, y en esto consiste básicamente el análisis de la información, el análisis de los hechos, el análisis de las personas que están involucradas en esta negociación, y la preparación para la negociación. ¿Usted se va preparar dónde? En el balcón. De alguna manera, este espacio, es un espacio de balcón, en dónde lo que hará es utilizar las cosas que están, con las que está jugando y lo que conversamos entre nosotros para generar ideas que luego servirá en la mesa de la negociación. Aunque acá tenga mesas de negociación, son simulaciones. Después podrá llevar lo que está desde este balcón a la vida real, esto es, los elementos que le servirán para sus negociaciones cotidianas. Entonces, antes de la negociación es el tiempo del análisis de la negociación y la preparación para negociar, estamos en el balcón. Durante la negociación, y esto es quizás el tiempo más importante en el balcón, y que generalmente no se acostumbra a hacer, usted va a monitorear el proceso. Al principio, señalábamos que usualmente se acostumbra a mirar procesos, no se es educado para mirar procesos; eso lo hace desde el balcón. En algún momento durante la negociación, usted va a generar el espacio del balcón dentro de sí, y se preguntará qué está pasando allí, qué está sintiendo, qué está pasando con el otro, cuál es el juego que se está jugando, hacia dónde va esta conversación. Esta es el área del monitoreo. La otra cosa muy importante en el proceso de negociación, que se hace en el balcón, es tomar decisiones. Nunca se toma una decisión en la mesa de la negociación. Las decisiones se toman afuera de la mesa. Si ustedes tienen cualquier negociación en curso, la decisión la tienen que tomar no cuando están en el fragor de la negociación, sino que la tienen que tomar en el balcón. Aunque sea un solo instante. Cada uno de los negociadores desarrolla procedimientos específicos para poder subirse al balcón durante la negociación: será «tengo que hacer una llamada», será pedir tomar un café, «necesito caminar cinco minutos y pensar», necesito ir al toilette, o MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] Habitualmente lo que sucede, y muy a menudo a los latinos, es que las cuestiones de relación, y las cuestiones que involucran las emociones, suelen predominar en sus negociaciones. Entonces muchas veces, lo que se hace es: con tal de que en el plano relacional se obtenga una satisfacción, muchas veces se renuncia a logros en el plano del contenido. Se renuncia a ver posibilidades para resolver el problema de manera más eficiente, porque hay problemas en el campo de la relación. Entonces, se mezclan esos dos campos, el campo de la relación y el campo del contenido, y muchas veces para salvar la relación, se termina cediendo en el contenido, o para lograr mayores resultados en el contenido, se termina sacrificando la relación. La idea es que no es necesario mezclar esos dos campos, y que como negociadores se pueden preparar para trabajar en ambos campos simultáneamente. Para poder trabajar en esos dos campos simultáneamente, es útil diferenciar dos dimensiones en la negociación, que es la otra gran diferenciación sobre la que vamos a trabajar, que le llamamos la dimensión del balcón y la dimensión de la mesa. Diferenciar la «dimensión del balcón» y la «dimensión de la mesa» implica un ejercicio de disociación instrumental. Los negociadores son ese instrumento, y se disocian para ser más eficaces. O sea, la herramienta más importante en todas las negociaciones, son los negociadores mismos. Se puede aprender muchas técnicas, leer muchos manuales, pero si el negociador no ha logrado internalizar esas técnicas y los conocimientos de esos manuales de manera tal que se hagan carne de él o ella, no los podrá poner en práctica, porque en la negociación no se tiene a nadie que actúe en cuenta de uno, no se tiene a nadie a quien poner el peso de la toma de decisiones. Los negociadores son los actores de sus propias negociaciones. Entonces, la herramienta que todo negociador debe desarrollar son sus propias capacidades. Es la herramienta privilegiada para todas las negociaciones. Y el camino para el desarrollo de esa herramienta, pasa por esta disociación instrumental, en donde se pueda diferenciar la dimensión de la mesa de la negociación y otra dimensión que es la dimensión del balcón. El balcón es un lugar desde donde se puede mirar lo que está pasando, con usted como negociador mismo incluido allí abajo. Entonces, usted puede generar un balcón imaginario, en donde se instala para ver qué es lo que está sucediendo en las situaciones en las que yo tengo que interactuar y negociar. 35 INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 36 simplemente retraerse y decir «bueno, voy a ver qué es lo que está pasando y qué es lo que me conviene decidir», y la decisión se toma ahí arriba, no se toma en la mesa, la decisión se comunica en la mesa, y se construyen todos los elementos que necesito para tomar las decisiones, o una gran parte de esos elementos en la mesa de la negociación, pero la decisión se toma en el balcón. Piensen ustedes, cuántas veces uno toma decisiones en la conversación y se compromete en la conversación y con cosas que después se arrepiente porque no evaluó suficientemente. Y después, el balcón del después, es un balcón muy útil. Es quizás el balcón más provechoso que se tiene, porque si parte de la idea de que la herramienta privilegiada para las negociaciones es usted mismo, la única manera de verdaderamente aprender acerca de cuáles son sus puntos fuertes y cuáles son las cosas que le conviene desarrollar, es cuando evalúa qué es lo que pasó en la negociación que acaba de pasar, qué es lo que hizo bien, qué es lo que no hizo bien, qué es lo que pudo haber hecho distinto, qué cosas no tuvo en cuenta, qué cosas le funcionaron muy bien, en qué es mejor y en qué tiene falencias que puede desarrollar. Se trata de autoevaluarse y aprender. En rigor a la verdad, no hay ninguna instancia de aprendizaje que sea más útil y eficiente, en la práctica y en la operatividad cotidiana, que las herramientas que se obtiene de mirarse a uno mismo luego de vivir una situación. La mesa, es un lugar de resolución, de construcción de la relación. La relación yo la voy a construir, no porque yo decida desde el balcón que la relación va a ser de esta manera. La relación la voy a construir junto con el otro. Es una tarea de co-construcción, y eso se va a hacer en la mesa. Eso se va a hacer en el acto de la negociación. Y también durante la mesa vamos a resolver el problema junto con el otro. Yo puedo tomar las decisiones en el balcón, pero esas decisiones solamente van a ser operativas para servir, para resolver el problema, junto con el otro, y entonces, de nada van a servir mis decisiones en el balcón, en soledad, si no pueden en la mesa, concretarse en acuerdos o en compromisos. Entonces la mesa va a ser un lugar de construcción de la relación y resolución del problema. Aparecen de nuevo los dos campos: por un lado la relación, y por el otro el problema. Actitudes para «agrandar la torta» En toda negociación dijimos, que hay un proceso de toma de decisiones. En este proceso de toma de decisiones hay un dilema, que James Sebenius llama «el dilema del negociador», entre crear valor y distribuir valor. Generalmente pensamos que la negociación consiste en distribuir valor. La representación de abajo de la negociación es la que responde al esquema «ganar – perder», quiere decir que todo lo que A se lleva, lo está perdiendo B; o todo lo que B se lleva, lo está perdiendo A. Y cada vez que A gana un punto más, seguro que precisamente es porque B lo pierde. Esta es la concepción tradicional «ganar – perder». El cuento de «Planolandia» nos grafica esta idea «ganar – perder». Es un cuento que aparece en un libro de Paul Watszlawick, donde él dice que había un universo en el cual solamente vivían puntos, y como era un universo en el cual sólo vivían puntos, era un universo de dos dimensiones, en donde solamente había «izquierda – derecha», «adelante y atrás». Y todos los habitantes de ese universo plano, que se llamaba «Planolandia», podían desplazarse a la izquierda, derecha, adelante y atrás; tenían dos dimensiones. De repente un punto, el punto «Pérez», sueña una noche que estaban todos equivocados, que en realidad no habían dos dimensiones, que había tres, y que por lo tanto existía la profundidad y la altura, y que ellos, si incorporaban este concepto, que era una tercera dimensión, podían tener una vida completamente diferente, con volumen. Y se despierta muy excitado de ese sueño y va corriendo a contarle a sus otros amigos puntos, y a su familia, a papá punto, a mamá punto y al hermano punto, y al cónyuge punto, que están equivocados, que en realidad hay tres dimensiones. Bueno y así trata de diseminarlo por toda la ciudad. Finalmente lo meten preso por loco. Muchas veces en las negociaciones se da una situación similar: se piensa, para tener el paralelo, como en un mundo plano, o sea, un mundo en el que todo lo que «me estoy llevando yo, se lo quité al otro», y «si el otro se está llevando algo, seguramente me lo quitó a mí». Entonces, el dilema básico del negociador es cómo puede hacer para, primero, crear valor, antes de tratar de distribuirlo. Cómo puede hacer, para que lo que va a distribuir entre el otro negociador y él, sea una torta más grande, y que entonces la distribución, sea una distribución que le de mayor beneficio, aún cuando reciba el mismo porcentaje parcial. El ciclo «culpa – justificación» Otra situación que pasa habitualmente, es el ciclo «culpa – justificación». Se justifican las decisiones que usted toma echándole la culpa al otro, entonces dice «bueno, yo perderé, pero la culpa no la tengo yo». Es absolutamente normal que esto nos pase, lo que estamos, y generalmente nos pasa a todos, es tratando de generar una reflexión sobre esto. El ciclo «culpa – justificación» lo único que hace es protegerlo de un sentimiento interno, pero no le ayuda en nada para hacer mejores acuerdos, al contrario, lo empuja a hacer peores acuerdos, porque en el acto de justificarse, en el acto de poner la culpa en el otro, está trabajando en contra de la relación, pues al ponerle la culpa al otro generará una reacción. Certeza Después, la actitud con la que se va a la negociación, la actitud de certeza, «yo sé lo que pasa en este juego», «yo sé lo que es en esta situación», «yo estoy seguro que si nosotros hacemos tal cosa, esto es lo que va pasar», la certeza generalmente, está vinculada al desarrollo de una actitud de competencia; la curiosidad, en cambio, genera más una actitud de colaboración. La curiosidad no quiere decir «ser débil», quiere decir «ser abierto». Entonces, cuando tiene una sensación de certeza, esa es una buena señal para preguntarse sobre qué podría ser curioso. Cuando tiene la certidumbre acerca de que algo es de una determinada manera, o de que algo va a pasar, puede preguntarse acerca de qué podría ser curioso en esa situación, y qué podría incentivar mi curiosidad. Es esa actitud de curiosidad la que le va a permitir generar una dinámica de relación con el otro, en donde usted va a obtener mayor información, y mejor relación. La curiosidad le sirve en el campo del problema, para tener mejor información, y le sirve también en el campo de la relación, para tener una relación más constructiva con el otro. El tema de la confianza es muy importante en las negociaciones, pero la confianza no es algo que existe porque se desea que exista. La confianza tiene una particularidad: es algo que se construye de manera difícil. No es fácil construir confianza. La confianza se construye y es difícil construirla, pero es muy fácil destruirla. La confianza se destruye muy fácilmente. Uno puede haber invertido mucho tiempo y esfuerzo en la construcción de confianza y se puede destruir muy rápidamente. Pero si es difícil construirla, y fácil destruirla, es muy difícil reconstruirla. Una vez que se perdió la confianza, la reconstrucción de la confianza exige un esfuerzo varias veces el esfuerzo que exigió la construcción de la confianza. Ahora, hay muchos que opinan que la confianza no es un elemento a considerar en las negociaciones, y que en realidad lo que hay que considerar en las negociaciones es si me conviene, o si no me conviene. Yo conozco muy pocas situaciones en las que dentro de ese concepto de «me conviene», no esté también incluida la relación, por mínima que sea. Es muy difícil pensar que uno puede tener negociaciones con alguien que nunca va a volver a encontrar en su vida, y que no va a tener ninguna repercusión en el futuro. Entonces, como una herramienta para la construcción de confianza, es muy bueno asumir la visión de largo plazo. Aún cuando yo tenga una negociación muy puntual, aún cuando yo tenga una negociación puntual, si yo pienso en el largo plazo, el sólo hecho de pensar en el largo plazo, me da una visión que me va a permitir incorporar otros elementos a la situación de negociación. Y esa visión, de incorporar otros elementos en el largo plazo, me va a permitir pensar cómo construir confianza y cuáles son las cosas que pueden poner en peligro esa confianza construida. Por otro lado, la confianza está completamente relacionada con el nivel de comunicación. El proceso de construcción de la confianza se hace a través de MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] Yo puedo ofrecerle a alguien dividir 100 puntos por mitades. Pero si, «trabajando con el otro» logramos encontrar una manera de que lo que haya para dividir en vez de 100 puntos sean 500 puntos y le ofrezco al otro dividirlo por tercios y que él se lleve dos tercios y yo un tercio (o viceversa), en lugar de ganar yo 100 como en el primer supuesto paso a ganar 166 y el otro pasa a ganar 333. No es mejor ganar 166 que 100?? Y esto es tan válido para mí como para el otro. Entonces, el gran esfuerzo en todas las negociaciones, va a ser el de buscar maneras de agrandar la torta, buscar maneras de que haya más para distribuir, porque si uno de los negociadores se enfoco en cuánto se lleva él, y cuánto se lleva el otro, y se vincula el concepto de «ganar» tradicional con el concepto de la torta chica, que es totalmente natural en las situaciones de negociación, solamente podrá hacer una negociación distributiva, en donde se distribuye lo poco que hay. 37 la comunicación entre las personas. Y pasa una cosa muy curiosa entre comunicación y confianza: cuando nosotros tenemos una sensación de desconfianza con alguien, naturalmente nos retraemos y limitamos la comunicación, como en el conocido caso del «Dilema del Prisionero» en el cual dos prisioneros, cómplices y amigos entre sí, son interrogados separadamente por los guardias y a cada uno le dicen que el otro lo traicionó. Eso genera en cada uno de ellos desconfianza. Ahora bien, cuando se genera la desconfianza y nos retraemos, estamos cometiendo un error gravísimo, porque la desconfianza requiere más comunicación, no menos. El proceso de construcción de confianza es inversamente proporcional a la calidad y la cantidad de comunicación. Si es necesario construir más confianza, se debe tener más comunicación y no menos, y claro está obviar o sobreponerse a la actitud de que cuando nos generan desconfianza, decimos «yo con ese no hablo». Lo decimos así, a pesar de que eso impacte negativamente en los resultados que persigue, a pesar de que eso le impida lograr las cosas que necesita. Lo que se trata en la negociación, es de obtener la satisfacción de aquello que se necesita. Incorporando dentro de sus necesidades la idea del otro, la idea de la relación con el otro. Entonces, cuando hay desconfianza necesitas más comunicación y no menos. Confianza Los 7 elementos Gráfico 7 en anexo La idea entonces del proceso es que hay siete elementos básicos en este Esquema de Negociación desarrollado por el Proyecto de Negociación de Harvard. Esos siete elementos -y así se llama, así es conocido en la jerga «harvardiana»- digamos como el «Esquema de los 7 elementos», tiene tres elementos que se identifican como elementos que tienen que ver con las personas, que son: cómo está funcionando la comunicación, qué tipo de relación hay, y el compromiso que se puede hacer entre las personas que negocian, para llevar adelante un acuerdo. Estos tres elementos están en el campo de las personas. Y el campo del problema, incorpora básicamente estos conceptos: el concepto de intereses, el concepto de opciones, el de ciertos criterios objetivos o estándares, y el concepto de alternativas, que se ve en el lenguaje de Harvard, hacemos una diferenciación entre opciones y alternativas. Opciones son posibilidades dentro del acuerdo, alternativas son posibilidades de satisfacer mis intereses afuera del acuerdo. La propuesta es ir paso por paso desarrollando el Esquema de los 7 elementos. Este Esquema de los 7 elementos va a permitir que uno pueda prepararse y conducir una negociación, utilizando estas cajitas, que son los elementos. Anexo de cuadros y figuras Gráfico 1 Gráfico 2 NEGOCIACION (DEFINICION) PROCESO INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 38 PERSONAS PROBLEMA Es un PROCESO de comunicación entre PERSONAS para tomar decisiones sobre uno o mas temas / PROBLEMAS / que los vinculan NEGOCIACIÓN PERSONAS PROBLEMA PROCESO Gráfico 3 Gráfico 4 La tensión de la Negociación Como conjunto de secuencias No Estructurado, No Causal No lineal En construcción por interacción e influencias reciprocas CONTENIDO PROCESO • Tiempo • Dinámica • Hechos • Relaciones Toma de decisiones RELACIÓN Gráfico 5 Los dos campos de la Negociación PERSONAS PROBLEMA trabaje en la relación Trabajar con el contenido Separe las personas de los problemas Utilice técnicas especificas de cada campo Gráfico 7 Harvard Negotiation Program Los 7 Elementos Comunicación Relación Opciones Intereses Criterios Alternativas Compromiso MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] Gráfico 6 39 Recomendaciones para una negociación partidaria eficaz y eficiente Gerardo Le Chevallier * Gerardo Le Chevallier es actualmente el Director para América Latina y el Caribe del NDI. Durante su carrera política en El Salvador se distinguió como uno de los principales negociadores que pusieron fin a una guerra civil que duró más de 12 años. Introducción INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 40 La negociación es uno de los aspectos más cotidianos de la vida, y más aun de la política. Se negocia a todos los niveles, en todos los momentos, cualquier cosa: desde quién lleva los niños a la escuela hasta alianzas, coaliciones, cuotas de poder, gobiernos y constituciones... Y tal vez la más fundacional, negociar una sociedad en guerra para, construyendo otra, lograr la paz. Como en El Salvador desde finales de los 70 hasta hace poco. Y es a partir de mi experiencia en El Salvador que trataré de deducir algunas recomendaciones básicas para aquellos que quieran para lograr una negociación exitosa al menor costo. Es de todos conocido que al firmarse los acuerdos de paz, el 16 de enero de 1992 en el Castillo de Chapultepec, entre la guerrilla del FMLN y el gobierno de El Salvador, se daba por finalizada una sangrienta guerra civil que había desgarrado al país por mas de diez años. Pero pocos conocen las interioridades de muchos años de negociación tras ese acuerdo de paz, con distintos escenarios y alcances, de acuerdo a la evolución de la situación política nacional e internacional, y su impacto sobre la correlación de fuerzas entre los actores del conflicto. Esta guerra civil era producto del desmoronamiento de una sociedad neofeudal –impuesta desde La Colonia por la alianza entre los sectores más conservadores de la oligarquía salvadoreña y de la Fuerza Armada (FF.AA.)– y de la insurgencia. Como alternativa a esos modelos excluyentes, la democracia cristiana proponía una sociedad democrática en paz. Como ven, internamente existían tres proyectos societales y cuatro actores principales. Pero este conflicto histórico interno se instrumentalizaba a nivel centroamericano por el proyecto Sandinista y a nivel mundial por el soviético, con la subsiguiente reacción Estadounidense. Tomemos pues la máquina del tiempo y remontemos la historia para, de aquí en adelante, aprender algunas lecciones y ahondar en dos aspectos fundamentales: Prepararse para la Negociación y Negociar la Negociación. I. Prepararse para la Negociación La negociación es un esfuerzo diario y permanente, y la clave está justamente en prepararse. ¿Por qué? Porque evidentemente, existen principios, opciones y metodologías específicas para perfeccionar lo que muchos hacemos de forma natural. De allí la insistencia de sensibilizar a la clase política sobre la necesidad de prepararse técnica y académicamente en el arte de la negociación y, eventualmente, a practicar lo aprendido. Pues si no se practica lo aprendido y no se preparan, evidentemente su negociación va a tener menores probabilidades de éxito. 1) Definir el equipo de negociación Es necesario establecer un equipo de negociación que tenga la responsabilidad de todo lo que es la reflexión y la negociación, y también la de informar a las instancias reglamentarias del partido. La elección de los delegados a la negociación es un ejercicio en sí muy importante. En el caso de El Salvador, fue importante incluir a elementos de las fuerzas armadas –porque algunos militares se oponían a la negociación– en la negociación misma. No es bueno que su equipo de negociación esté formado solamente por las autoridades estatutarias del partido, sea ésta la Comisión Política, la Comisión Ejecutiva o como se le llame. Porque lo usual es que un sector maneje el partido y que, internamente, existan sectores opositores. Evidentemente el sector opositor dentro del partido se va oponer a la negociación, sea cual fuera. Por lo tanto es clave incorporar en la negociación a todos los sectores del partido –o de la sociedad en el caso arriba referido– para no dejar flancos internos importantes en la fase de negociación. Es así como en el caso salvadoreño se incluyó a los militares en una primera etapa y, para tener éxito, en la etapa final se tuvo que incluir a todos los partidos y sectores sociales, incluyendo los de oposición. El equipo negociador necesita: - Coherencia. Es más funcional establecer un grupo coherente de amigos, es decir, integrar el grupo que más convenga para negociar por razones de unidad 2) Definir nuestra misión existencial y fijarse objetivos para la negociación ¿Qué es lo que queremos realmente? Cuidado, la negociación es sólo una alternativa [no-excluyente] a lo que ya estamos haciendo, ya sea combatir o conseguir votos. El establecimiento absolutamente claro de cuál es nuestra misión en esta vida y cuáles son nuestros objetivos es uno de los requisitos fundamentales para todas nuestras actividades, y especialmente para entablar una negociación coherente. 3) El estudio permanente de la opinión pública Todos los conflictos políticos, pacíficos o violentos, se dan en el marco determinado por una matriz de opinión pública: La guerra de Vietnam se ganó en Washington, a miles y miles de kilómetros de las zonas de combate! Por lo tanto el estudio y seguimiento permanente de esa matriz por la vía de encuestas cualitativas y cuantitativas regulares es indispensable. No hacerlo es simplemente irresponsable. ¿Cuántas coaliciones electorales han resultado con menos votos que los que sus integrantes tenían? En política hay sumas que restan. Por supuesto, como consecuencia de lo anterior, hay que establecer previamente si la negociación tiene sentido, si será bien aceptada, y eventualmente habrá que desarrollar una estrategia de acciones y de comunicación que permita ir conquistando el apoyo popular: en 1980, después de que la izquierda abandonara la primera Junta Revolucionaria de Gobierno y opta por la insurrección armada, lo primero que hizo la segunda Junta Revolucionaria de Gobierno –integrada solamente por la democracia-cristiana y los militares– fue implementar una reforma agraria, la más profunda de América Latina después de la de Castro, para hacerle frente a uno de los problemas más críticos de la sociedad salvadoreña como era la falta de tierra, y obtener apoyo popular. Se trataba de darle a la democracia un valor instrumental y no solo conceptual. 4) ¿To be or not to be? ¿Negociar o NO? ¿Qué pasa si NO negocio? ¿Cuál es nuestra mejor alternativa? ¿Quedarnos como estamos? ¿O tratar de conseguir algo más por otra vía? ¿Qué puedo obtener, y a cambio de qué? ¿Cuál es mi costo de negociar, ante mis seguidores, aliados, adversarios y el resto de la opinión publica? ¿De tener éxito? ¿Y al fracasar? Porque debemos mantener siempre presente que la Recomendaciones para una Negociación Partidaria Eficaz y Eficiente negociación es una alternativa no-excluyente a lo que ya estamos haciendo, ya sea combatir o conseguir votos, pero que además puede tener costos y beneficios. En el caso de los partidos políticos los escenarios pueden ser: ¿qué conviene más, perder solos o ganar juntos? ¿O conviene más perder solos que perder juntos? Evidentemente, siempre es mejor ganar solos, pero no siempre es posible: ¿Vale la pena arriesgarse? Mi experiencia me indica que siempre es preferible negociar, aun en las peores circunstancias de guerra o terrorismo, si se toma la precaución de establecer negociaciones preliminares secretas (ver más adelante «Negociando la Negociación»). 5) EL FODA+T como Instrumento Metodológico Instrumentos para evaluar la situación hay varios, y uno de mucha utilidad es el FODA, que como sus siglas lo indican, es una metodología de análisis que establece las Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas de una situación específica. Ejercicios como éste, ayudan a que los miembros de la conducción partidaria establezcan rápidamente sus prioridades y percepciones internas y externas de la negociación. A esta metodología puede agregarse el factor Tiempo para establecer prioridades. ¿Qué pasa si no hacemos nada? ¿Las cosas, si las dejamos como están, tienden a mejorar o a empeorar? De tal forma que a cada una de las fortalezas, oportunidades, debilidades o amenazas usted puede calificarla con un signo más (+) si cree que va a mejorar sola con el tiempo, con un signo igual (=) o cero (0) si cree que el tiempo no tiene incidencia, o con un signo menos (-) si considera que la incidencia del tiempo va a ser negativa. Por ejemplo, si usted está evaluando las amenazas, como cuando un médico evalúa enfermedades, hay algunas que no van a cambiar con el tiempo, otras que van a disminuir –«que se van a curar solas»– y otras más que empeorarán. Evidentemente, a par- MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] interna, pero que sea un grupo donde existan posibilidades de entendimiento y de trabajo conjunto. - Un mandato claro. Es decir, las labores y objetivos que debe cumplir esa negociación. Recomendaciones para una Negociación Partidaria Eficaz y Eficiente I. Prepararse para la Negociación · Una delegación precisa de autoridad de parte de las autoridades estatutarias sobre las limitaciones y los mecanismos de comunicación a los cuáles debe responder. 41 tir de esta lectura tendrán que enfocarse en resolver aquellas amenazas que empeorarán, dejar para después las que no cambiarán y olvidarse de las que desaparecerán solas. En política Usted no está negociando en el aire, simples objetos materiales, como se puede negociar un auto, una casa. Está negociando, por ejemplo, en función de un calendario electoral: si se le pasa la fecha ya no se puede inscribir la coalición. Hay negociaciones aún más graves en que pueden morir rehenes, donde no hay agua ni comida para los que están negociando, circunstancias en que el país entero puede quedar sin energía eléctrica y usted está negociando el nuevo contrato colectivo. 6) Trabajando con escenarios, complemento metodológico Otro instrumento importante en la preparación de la negociación es la previsión de los posibles escenarios aceptables, pues en la política nunca se tiene certeza absoluta de cómo terminará una negociación. Trabajar los escenarios de la negociación significa prever los escenarios positivos, razonables o negativos que puede producir la negociación. Determinar previamente los escenarios aceptables facilita la evaluación de los acuerdos que se van logrando. Esto permite preparar o adecuar estrategias en torno a la negociación y sus resultados intermedios. Por ejemplo, cuando se negocia una coalición, el partido puede aceptar como arreglo positivo aquel en que nos ceden la Presidencia, el gabinete y la plataforma; como razonable si nos ceden la Presidencia, la mitad del gabinete y la mitad de la plataforma; y como negativo, la mitad del gabinete y la mitad de la plataforma. Así también queda claro, internamente, el mandato del equipo negociador: por menos NO se pacta. INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 42 7) El análisis y el diagnóstico de la naturaleza de la negociación Se trata de establecer muy claramente si es una negociación de largo plazo o de corto plazo. Cuando se negocia con partidos políticos con los cuales ustedes van a convivir por muchos años, evidentemente cualquier negociación, cualquier contacto con ese partido va a significar un activo o un pasivo dentro del marco de esas relaciones de largo plazo y por lo tanto es importante ubicar la negociación dentro de ese contexto. En este marco es clave proteger e incrementar nuestra credibilidad: uno prefiere negociar con gente de palabra. El político que no cumple su palabra va a tener un futuro arduo e incierto, porque todas sus negociaciones futuras van a complicarse por la falta de confianza y la exigencia de garantías. 8) El entorno Aquí cabe recalcar la necesidad de buscar y estudiar a los posibles aliados y adversarios, es decir, los que pueden ser afectados positivamente o negativamente por una negociación. En el caso de la guerra civil en El Salvador, el gobierno buscó inmediatamente aliados a nivel centroamericano –y por eso la prioridad a negociar y firmar la paz con Honduras en 1981– e internacional, primero con los Estados Unidos y después con Europa. 9) El conocimiento de las reglas del juego Esto por supuesto dentro de la especificidad en que se está trabajando. Pero debe partirse del claro hecho de que todas las negociaciones se dan dentro de un marco legal, de que hay reglas que definen el juego. Hay países donde, recomendaciones para una por ejemplo, el calendario electoral establece que las coaliciones son sólo para presidente; otros donde son para presidente pero también pueden serlo para senadores y diputados, y eso crea conflictos a la hora de una negociación que evidentemente hay que tomar en cuenta. Hay plazos, reglas, limitaciones económicas, regulaciones para el acceso a los medios de comunicación; sistemas de primera vuelta o de dos vueltas, etc. Todo eso evidentemente obliga a que se maneje perfectamente el entorno institucional de cada negociación, y los límites o alcances de dicho entorno. 10) ¿Será que podemos ganar todos? ¡Todos deben ganar algo! Para empezar, el que no tiene nada que ganar no tiene buenos incentivos para negociar y menos aun para cumplir. Lo mismo sucede con el que se siente perdedor... Aquí sólo caben dos opciones: están los que creen que negociar es casi el arte de estafar al otro, de vender lo más caro posible y comprar lo más barato posible, y están los que tratan de satisfacer equitativamente intereses legítimos, y establecer un arreglo en que todas las partes salgan beneficiadas. Cualquier relación en la que a uno le toca ganar siempre y al otro perder siempre, evidentemente no va a durar mucho tiempo. trapartes con el propósito de anticipar su comportamiento y ayudar a preparar nuestra estrategia tanto como nuestro entrenamiento. Efectivamente, estos especialistas también deben ser usados como los «sparrings» en el boxeo, de manera que cada vez que se prepara una negociación o un ensayo de negociación, se cuenta con gente capacitada para adivinar «A lo que ustedes están pensando, X contestaría tal cosa» o advertir «a lo que ustedes están proponiendo se va a oponer Y». 12) La información En la negociación debe estar presente constantemente la necesidad de entender qué es lo que piensa el otro. Evidentemente, militarmente esto se llama inteligencia y contrainteligencia. Sobran ejemplos en que uno tiene la capacidad, por no decir la obligación, de obtener información de lo que piensa el adversario, de infiltrarlo, de tener amigos, agentes o como se le quiera llamar, en las filas del otro, para saber lo que está pasando y lo que está pensando el que estará frente a usted en la mesa de negociación. 15) Metodología de Negociación Sólo existen dos maneras de negociar: deductiva o inductivamente. La negociación deductiva es aquella en que se está de acuerdo con «el otro» con relación a lo que se desea lograr, al objetivo final, y de allí se deduce lo demás. Por ejemplo si todos están de acuerdo en lograr una sociedad democrática, todos tratarán de ponerse de acuerdo en cómo lograr una sociedad más democrática y de allí deducir lo que se debe hacer. Pero también se puede negociar inductivamente, es decir lograr pequeños acuerdo parciales sin comprometerse en un acuerdo final, como lo hizo el gobierno de José Napoleón Duarte con la guerrilla en 1984. Nosotros queríamos una sociedad democrática en que el poder se obtiene en las urnas y la guerrilla quería conquistarlo con las armas. Dos posiciones incompatibles. ¿Qué decidimos? Negociar lo que se llamó la «humanización de la guerra», con acuerdos como el respeto de la población no combatiente, intercambio de prisioneros, etc. Como ven, es posible negociar hasta la guerra. Evidentemente, el método deductivo es mejor para lograr resultados definitivos, pero el inductivo permite lograr resultados concretos más rápidamente. Tal vez lo más importante es que se puede negociar en cualquier momento. 13) La ética en la negociación El punto anterior nos obliga a abordar el tema de la ética y, más ampliamente, recalcar que la negociación no solo debe basarse en la confianza. Con esta Recomendaciones para una Negociación Partidaria Eficaz y Eficiente perspectiva, para los políticos la ética es una auto-limitación que no necesariamente es asumida por «los otros». Es un asunto sensible, pues al entrar a un escenario donde el que está frente a usted tiene una percepción muy diferente de la ética, usted puede ser arrastrado o tentado a actuar de la misma manera, lo que puede traer consecuencias graves relacionadas con la pérdida de identidad y de los valores mismos con los cuales se está negociando. Se trata en este sentido de estar perfectamente claros hasta donde llegan sus limitaciones éticas y saber que en una negociación seguramente esas «auto-limitaciones» no las comparten los otros. 14) Asesores especializados en el conocimiento de todas las contrapartes posibles Esto es un aspecto central en la determinación de tareas en todo equipo de negociación, y en su personal de apoyo. Estos especialistas deben dedicarse a investigar a los demás sujetos de negociación y recibir toda la información pública y privada que se pueda obtener por cualquier vía. Así, aprenderán a pensar, actuar y comportarse como nuestras con- 16) El semáforo Esta técnica se basa en las tres luces que tiene el semáforo, para establecer una matriz que compara las posiciones de las partes en conflicto. El procedimiento es sencillo: se coloca en una matriz los diferentes puntos de vista que tienen las partes sobre todos los temas negociables, y se colorean con verde los puntos de coincidencia, con amarillo los puntos de cercanía y con rojo los puntos donde hay total desacuerdo. Con la aplicación de esta metodología, antes de em- MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] 11) El diagnóstico de la situación de su(s) contraparte(s) en la negociación Nuestro equipo tenía que negociar internamente con las Fuerzas Armadas, con la extrema derecha y con la guerrilla insurgente. Esto obliga a establecer una estrategia porque, aunque sea posible enfrentarse con todos al mismo tiempo, a veces es más fácil convencerlos uno por uno. De allí entonces la importancia de ver el entorno en su integralidad y no solamente la negociación bilateral con un aliado potencial. 43 pezar a negociar, ya tiene claros sus objetivos y sus intereses, pero también la cercanía con las posiciones ajenas, con lo que puede determinar previamente su estrategia. Por ejemplo, en los temas donde no hay posibilidad de acuerdo –resaltados en rojo– si ninguno cede no habrá acuerdo. Pero, mejor aun, con eso Usted puede pagar «barato» acuerdos «caros», o sea ceder temas «verdes» a cambio de «rojos». 17) Sistema de Evaluación y Seguimiento Una organización política debe establecer mecanismos de evaluación y seguimiento permanente para hacer los ajustes a tiempo, o cuando menos al menor costo posible: por muy tarde que sea, siempre es mejor tarde que nunca. Les propongo cuatro criterios: · La coherencia: si la negociación acordada requiere una inversión de cincuenta millones de dólares y usted solo tiene uno en caja, tenemos una incoherencia grave. · El margen de seguridad, o nivel de riesgo: siguiendo con el mismo ejemplo, puede ser que ahora sólo tenga un millón en caja, pero que su partido acostumbre recaudar cien millones en cada campaña, y faltan dos años para las elecciones. En este caso no hay incoherencia, y su margen de seguridad es del 100%. · Ventajas comparativas. Obviamente, si Usted tiene ese único millón en la caja, no es lo mismo negociar una coalición con otro partido que tal vez va a recaudar diez millones que con uno que ya tiene cien. Peor aun si el otro candidato tiene mejor imagen y estructura. Si así fuera, usted deberá establecer claramente de qué recursos dispone para superar sus desventajas relativas, o quedarse en casa! · Auditores: Es imprescindible contar con un equipo, puede ser una persona, que se encargue de darle seguimiento constante a lo planificado y lo acordado, pues se entiende que los objetivos y metas planteadas pueden subdividirse en alcances parciales intermedios que es indispensable someter a constantes verificaciones. INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 44 1) ¿Negociación pública o negociación privada? Antes que nada, y preferentemente por la vía de contactos preliminares secretos, es preciso acordar si la negociación va a ser pública, privada o incluso secreta. También hay que establecer de antemano la estrategia de comunicaciones frente a la opinión pública y los medios de comunicación. Por ejemplo, si los acuerdos que se van a ir logrando se ponen en el congelador hasta que se concluya toda la negociación, o si se van a ir divulgando parcialmente, y la forma en que se darán a conocer. El caso salvadoreño da una idea clara de la importancia de anticipar con mucho criterio la divulgación de la agenda y de los avances. Un error que creo que cometió la guerrilla fue empezar con el tema del ejército –que NO le importaba tanto al gobierno ultraconservador– y dejar la agenda económica y social al final –que SI afectaba los intereses económicos de la clase en el poder–. ¿Por qué un error? Porque la opinión pública, cuando tuvo conocimiento que todo estaba listo menos la agenda económica y social, reaccionó tanto a favor de que se firmara la paz, que ya no hubo espacio político para negociar la agenda económica y social. Una vez que se firmó la paz y los guerrilleros entregaron las armas, ya no tenían con qué negociar. Las negociaciones generan una tremenda expectativa, por lo que el fracaso de la negociación puede tener un costo muy alto para todas las partes. Incluso es prudente inclusive negociar, antes de comenzar las negociaciones, las formas en que éstas podrían ser interrumpidas en caso de fracasar. 2) ¿Quiénes negocian? ¿Dónde? Evidentemente, ambos equipos deben tener el mismo nivel de decisión. Además, es bueno que haya amigos en ambos lados de la negociación porque eso la hace menos tensa y más factible. En resumen, hay que buscar el mejor entorno físico y humano para facilitar los resultados. 3) La agenda: ¿Qué se negocia y en qué orden? Ya se vio en el ejemplo anterior, que el orden de la agenda puede afectar las negociaciones, especialmente si se traslada a la opinión pública. 4) Los tiempos Vietnam del Norte pasó casi un año negociando con los Estados Unidos, en París, la forma de la mesa de negociación. Claro, lo que les importaba NO era la mesa de negociación, era que ellos sabían que el tiempo estaba en contra de los Estados Unidos porque el Presidente Nixon quería resolver la guerra para ganar su reelección. Entonces ellos «perdieron» el tiempo y ganaron la guerra! 5) ¿Cómo se negocia? ¿De manera inductiva o deductiva? Y no se olviden de las recomendaciones que nos ha hecho Francisco Diez a partir de sus experiencias profesionales y de su formación académica en la Universidad de Harvard: · Discuta problemas, no personas. · Discuta intereses, no posiciones. · Trabaje con criterios objetivos y compartir razonamientos. · Busque alternativas y procedimientos creativos para avanzar en la negociación. 6) Mecanismos de mediación y/o de garantía El contar con la asistencia de mediadores, intermediarios o facilitadores, llámeseles como se les llame, puede ser un elemento extremadamente útil, sobretodo porque la presencia de terceros con mucha fuerza moral puede moderar las demandas y las actitudes de las partes. En la negociación es fundamental incluir mecanismos de garantía, de manera que si en algún momento dado un sector considera que ha habido incumplimientos en lo convenido, tiene una instancia o mecanismos para apelar. Los intermediarios a que acabamos de referirnos pueden contribuir tremendamente con esta labor. 7) Las actas Y por supuesto, se debe establecer qué se acuerda y cómo se acuerda, y si se firma o no se firma, pero de alguna manera llevar apuntes de lo acordado, y cada sesión debe empezar y terminar con la lectura de los acuerdos recién celebrados. La negociación no puede estar basada solamente en lo que los negociadores recuerdan. Reglas de negociación política - situaciones ejemplificadoras La negociación en la política es algo tan habitual e intrínseco en esta, que resulta indispensable establecer reglas orientadoras que no sean útiles al momento de estar inmersos en esta actividad. Yehezkel Dror en su obra «Enfrentando el futuro» formula 21 de estas reglas, de las cuales, he tomado 8 para darles algunas situaciones históricas que comprobarían (de una manera somera) su validez. Esta forma de «negociación» motivó la crítica del ex Secretario de Estado de USA Henry A. Kissinger, que refiriéndose ya al acuerdo, Ramboullet expresó lo siguiente: «yo respeto el motivo humanitario de la intervención. Pero esto no absuelve a las democracias de la necesidad de buscar una solución sostenible. El acuerdo Ramboullet no pasa esa prueba. Llevar a cabo una negociación basada en un acuerdo redactado completamente en cancillerías extranjeras y tratar de imponerlo con la amenaza de bombardeos aéreos solo ha exacerbado la crisis en Kosovo... El acuerdo Ramboullet debiera, por lo tanto, ser despojado de sus más esotéricos componentes». (En Newsweek, Abril de 1999). Perseguir el resultado real y no las formulaciones legales: El 15 de Junio de 1998 el Ministro Interino de Relaciones Exteriores, Diego Ribadeneira (Ecuador) refiriéndose a la presencia de su país en los ríos amazónicos y a lo que esperaba del proceso de negociación que se realizaba para solucionar el diferendo territorial con el Perú, dijo que si se «lee la palabra soberana por el hecho de poner una bandera, eso no es así porque eso no es importante. Lo importante es lo práctico, lo tangible, lo útil y no simplemente lo que puede significar un histórico recuerdo». Esto significa que para él lo importante era que Ecuador tuviera un derecho a navegar libre, continuo, gratuito, perpetuo y con centros de comercio y navegación, en los cuales también se podrían realizar actividades industriales. Basar las operaciones trágicas sobre consideraciones a largo plazo: La estrategia ecuatoriana en su política exterior frente a Perú ha sido de ir ganando batallas de a pocos. El resultado de las negociaciones de Paz entre Ecuador y Perú fue la confirmación de la soberanía peruana en los territorios amazónicos, pero Ecuador logró que el Perú cediera mucho en derechos para que éste haga comercio e industria en territorios cercanos a los ríos Amazonas y Marañón. No lograron su aspiración máxima (la soberanía sobre el Amazonas), pero han sentado las bases para que ésta se alcance en un futuro no tan lejano. Aquí es útil recordar las palabras de Gustavo Barragán Schenone (ex jefe de la Secretaría de Defensa Na- MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] Beltrán Gómez Híjar (Licenciado en Ciencia Política) 45 INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 46 cional) que en Junio de 1998 eran: «me ­preocupa la operación psicológica de «ablandamiento de conciencia» para que nos vayamos haciendo a la idea de que tenemos que ceder (a la penetración) si queremos vivir en paz». Preparar el contexto de la negociación: Esta regla nos dice que a veces las negociaciones y sus resultados se manifiestan influidos y hasta determinados por sucesos externos a las situaciones de regateo. Un claro ejemplo de esto lo tenemos en el fallido inicio de una nueva ronda de negociaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que tuvo lugar en Seattle en el mes de Noviembre de 1999. A lo que se enfrentaba la OMC y, por extensión, el gobierno de Bill Clinton y su representante de Comercio Charlene Barshefsky eran los intereses establecidos en los países industrializados que incluían a la agricultura y los sindicatos. «Bill Clinton, al respaldar algunas de las protestas, especialmente las de los grupos laborales proteccionistas, se ganó la desconfianza de los países en desarrollo partícipes de las negociaciones de la OMC» (en the Wall Street Journal Americas, 6 de Noviembre de 1999.) Por ello, esta regla nos dice que «adoptando una postura más activa, se prestará particular atención a aquellos sucesos de control más relevantes, por lo menos en el ámbito del propio país; para estimar el efecto posible que pueden tener sobre las negociaciones, así como para intentar su preparación más atingente». Seleccionar racionalmente las estrategias de negociación: Podemos tomar el caso de la guerra de los Balcanes producido en Marzo y Abril de 1999, cuando la guerra en Kosovo produjo una reacción fuerte de USA a la situación. Recordemos que la condición para que USA detenga los bombardeos, Milosevic tendría que aceptar en ese momento (no negociar) la oferta de Chernomyrdin y Ahtisaari (enviado ruso y presidente de Finlandia, respectivamente), para dar paso al Consejo de Seguridad de la ONU, donde se adoptaría una resolución con todo el acuerdo de paz. Estudia con cuidado a los partícipes y actúa en consecuencia: Es sabido que un elemento importante que contribuye a obtener ganancias en una negociación es conocer bien al contrincante o adversario. Un ejemplo de esta afirmación lo podemos sacar del proceso de negociación que vería el futuro de Tacna y Arica, que luego daría lugar al Tratado de 1929 entre Perú y Chile. Este proceso de negociación se llevó a cabo a lo largo de la década del ´20, durante la cual se suceden tres gobiernos en Chile: el de Arturo Ales- sandri (1920 - 1925), el de Emiliano Figueroa Larraín (1925 - 1927) y el de Carlos Ibáñez (1927 - 1931). En el Perú hubo, en todos esos años, un solo gobierno: el de Augusto B. Leguía (4 de Julio de 1919 - Agosto de 1930). Es lógico pues que los Chilenos llegaron a conocer muy bien cómo pensaba, reaccionaba, qué esperaba y aspiraba, los puntos fuertes y sobre todo débiles del presidente peruano, quien a lo largo de toda la negociación él fue «el principal negociador» del Perú. Los chilenos lo llegaron a conocer muy bien y aprovecharon esta ventaja. Precaución con las negociaciones personales y Predisposición favorables para intercambiar símbolos a fin de alcanzar logros concretos: Clarísimo ejemplo de estas dos reglas lo extraemos también de las negociaciones que precedieron al Tratado Perú - Chile de 1979. La segunda regla mencionada nos dice que se debe recordar que tanto la gratificación como el «sentirse bien» a título personal no constituyen un resultado ventajoso en las negociaciones, aunque otros traten de engatusarte con este tipo de señuelo barato. A continuación el texto ejemplificador de estas dos reglas, extraído del libro del historiador Ernesto Yepes «Como se negoció el Tratado de 1929» (sustentado en información confidencial del Departamento de Estado de los EE.UU.) «El 18 de Octubre de 1928 en Washington, el Embajador del Perú en esta ciudad, Sr. Dávila, visita a White, Secretario de Estado Asistente y hablan en términos estrictamente confidenciales... El embajador expresó una serie de agudas apreciaciones sobre la mecánica y estrategia de las negociaciones a emprenderse simultáneamente en Lima y Santiago, y, en cierto modo también en Washington. Se oponía a que ellas se centraran en Santiago o en Washington. Creía que debería concentrarse en Lima, pues estaba convencido de que Leguía quería participar personalmente en las negociaciones y obtener todo el crédito de ellas, razón por la cual había solicitado su gobierno permiso para hacerlo de ese modo. Así, sentenció: «es necesario lograr que Leguía ceda en muchas cosas que son provechosas para Chile y si él desea ser considerado como el padre del acuerdo, de la transacción, no escatimemos nada que le permita a él lograr eso; dejémosle tener la gloria, los monumentos, etcétera, pues lo que Chile quiere es arreglar el asunto de una vez. Además, si las negociaciones se concentran en Lima Leguía no permitirá que ellas se frustren, porque un fracaso recaería inmediatamente sobre él, mientras que si las negociaciones se centran en Santiago o Washington a él no le importaría un fracaso, pues éste no significaría mucho para él, dado que podría culpar a sus embajadores en esas capitales de la suspensión de las negociaciones. En cambio, si ellas se realizan fundamentalmente en Lima un fracaso significaría la caída del mismo Leguía, razón por la cual el Presidente estaría dispuesto a ejercer el máximo de sus esfuerzos a fin de lograr que las negociaciones culminen con éxito». Así, pues, vemos claramente cuales fueron los factores decisivos que llevaron a que el Perú perdiera en las negociaciones de la década del ´20. Estas dos reglas no se tomaron en consideración. Finalmente, como puntos culminantes y factores decisivos finales que produjeron la pérdida del puerto de Arica es la no observación de las reglas siguientes: Recuérdese la ingeniería humana: Que nos dice que no se deben subestimar ni despreciar aquellas características menores del llamado Homo Sapiens, las cuales tienen la influencia continua en la conducta negociadora, tal como la fatiga, la presión del tiempo, la tensión y el stress, etc. Y aquella otra que nos dice: Cultivar el apoyo doméstico: «El 16 de Abril de 1929, el presidente peruano, negociando solo, asediado de mil formas, agotado, sin la colaboración de la clase política de ese entonces, termina aceptando a pie juntillas lo que el representante de Chile le había planteado en Octubre de 1929: dinero y un muelle para Tacna dentro del puerto de Arica. Comenzaba otra agonía para Tacna: cómo sobrevivir, amputada, bajo la bandera por la que había peleado durante cuarenta años». (Ernesto Yepes, en «Cómo se negoció el Tratado de 1929»). El problema: No hay que negociar con base a posiciones. Sea que la negociación se refiera a un contrato, un desacuerdo familiar o un tratado de paz entre naciones, lo común es que las personas negocien sobre las posiciones. Es decir, cada lado asume una posición, argumentada en su favor y hace arreglos para llegar a un acuerdo. La discusión sobre posiciones produce acuerdos insensatos. Cuanta mayor atención se presta a las posiciones, menor atención se dedica a satisfacer los intereses y preocupaciones subyacentes de las partes. El acuerdo se hace más difícil. Con frecuencia el resultado es un acuerdo poco satisfactorio para ambas partes. La discusión sobre posiciones es ineficiente. En la negociación más usual, el método de las posiciones, se requieren muchas decisiones individuales a medida que cada negociador decide que ofrecer, que rechazar y cuanto conceder. En el mejor de los casos, la toma de decisiones es difícil y exige tiempo. Tácticas como las demoras, las amenazas de rompimiento, la inmovilidad y otras semejanzas, se tornan comunes. Todas aumentan el tiempo y el costo del acuerdo. La discusión sobre posiciones pone en peligro una relación. Porque se convierte en un enfrentamiento de voluntades. Con frecuencia surge la ira y el resentimiento a medida que una parte se ve obligada a ceder ante la rígida voluntad de la otra; mientras sus intereses se dejan de lado. La negociación basada en posiciones tensiona la relación entre las partes y a veces la destruye. Cuando hay varias partes la negociación basada en posiciones es todavía peor. Mientras mayor sea el número de personas que participan en una negociación, mas graves son los inconvenientes de la negociación basada en posiciones. Por ejemplo: las naciones unidas con 150 países sin representantes. Ser amables no es la solución. Es cuando uno sabe lo difícil que es negociar con base a posiciones, entonces busca entablar una relación con la otra parte; para que haga más pasadera la relación. Existe una alternativa: Si la negociación basada en posiciones no nos convence existe otro tipo de negociación, es un método diseñado eficientemente para producir resultados en forma amistosa y eficientemente. NEGOCIACION BASADA EN PRINCIPIOS Existen 4 puntos que definen este método que se MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] Como negociar sin ceder 47 utiliza en cualquier circunstancia: LAS PERSONAS: los humanos no somos computadoras. Somos emotivos, diferentes y nos cuesta trabajo comunicarnos en forma clara. Es por eso que debe identificarse y solucionarse separadamente el problema de las personas. LOS INTERESES: un acuerdo sobre posiciones no tiene en cuenta las necesidades humanas que llevaron a las partes a adoptar posiciones. OPCIONES: tenemos dificultad de diseñar soluciones óptimas bajo presión, debido a que arriesgar mucho inhibe la creatividad. Es por eso que se debe pensar gran cantidad de soluciones compartidas inventar soluciones de beneficio mutuo. CRITERIOS: los términos de una negociación no se deben basar sobre criterios que una de las partes seleccione, sino en algún criterio justo. Por ejemplo: en el valor del mercado, la opinión de un experto, la costumbre o la ley. Este período puede dividirse en tres etapas: ANALISIS: se debe buscar información, organizarla y reflexionar sobre ella. También se puede buscar las opciones ya propuestas y los criterios ya sugeridos como base par un acuerdo. PLANEACION: se busca generar ideas y decir lo que debe hacerse. Se deben replantear las siguientes preguntas: ¿Cómo piensa manejar el problema? ¿Cuáles son los intereses más importantes? ¿Cuáles son los objetivos más realistas? DISCUCION: se debe entender los intereses de las partes para buscar opciones mutuamente ventajosas. Conclusión: este método busca concentrarse en los intereses básicos y en opciones mutuamente satisfactorias y en criterios justos. Debido a que esto produce un acuerdo PRUDENTE. INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 48 Analizamos cada uno de los puntos de este método: SEPARAR A LAS PERSONAS DEL PROBLEMA Tienen emociones, valores profundos, diferente procedencia y puntos de vista; y son imperdibles. Este aspecto humano puede ser de gran ayuda o puede ser desastroso. Se debe construir confianza, comprensión, respeto y amistad para que la negociación sea más fácil y eficiente. Las personas se enojan, se deprimen, sufren temores, se frustran y se ofenden. Ven el mundo desde un punto de vista personal. No interpretan lo que uno dice el la forma que uno quiere y no quieren decir lo que la otra parte entiende. Existen malentendidos que llevan a que una negociación fracase. Desde el principio hasta el final uno no debe dejar de preguntarse si le está dando suficiente importancia a la persona. Todo negociador quiere lograr un acuerdo que satisfaga sus intereses substanciales, es por eso que negocia. Además a todo negociador le interesa su relación con la otra parte, debido a que las mayorías de las veces las negociaciones son permanentes y lo que se busca es ayudar y no obstaculizar negociaciones futuras. La relación tiende a confundirse con el problema. Ambas partes empiezan a tratar el problema y la cosa como si fueran una sola cosa. Por ejemplo: la cocina es un desastre existen varias maneras de decir esto. PERCEPCION Comprender como piensa la otra parte no es una solución al problema. Nuestra manera de pensar es el problema. Las diferencias se definen por la diferencia entre su manera de pensar y la nuestra. El conflicto está en la mente de las personas. La verdad es un argumento mínimo para tratar las diferencias; y las diferencias existen porque existen en sus mentes. La manera de ver el mundo depende del lugar en que uno se encuentra y las personas tienden a ver lo que quieren ver. Una de las habilidades más importantes que posee un negociador es la habilidad par apreciar la situación como la aprecia la otra parte. Comprender el punto de vista de ellos no es lo mismo que estar de acuerdo. · No deduzca sus intenciones en base a sus temores. Las personas tienden a suponer que lo que ellas temen es lo que la otra parte se propone hacer, debido a que es más difícil interpretar de la peor manera lo que la otra parte quiere decir. · Echarle la culpa al otro de nuestros problemas. Es algo típico. Cuando se ataca la otra parte se pondrá a la defensiva y se resistirá ante lo que uno dice o hace. · Se debe buscar hacer explícitas las diferentes percepciones y comentarlas con la otra parte. La comunicación clara y convincente de lo que uno quiere decir y que ellos quieren oír, puede ser algo bueno para la negociación. de poca comunicación sino de demasiada; y es mejor callar ciertas cosas. Antes de decir algo se debe estar seguro a lo que se quiere llegar. · Establezca una relación de trabajo. Conocer a la otra parte es mejor que negociar con un desconocido. Antes de que comience la negociación es un buen momento para realizar rutinas cordiales. EMOCION · Se debe reconocer y comprender las emociones de ambas partes. Es decir, una se debe analizar durante la negociación y si por ejemplo nota que está malhumorado por problemas personales debe deshacerse de ellos. · Discuta con la persona de la otra parte sobre sus emociones. No solo resalta la seriedad del problema, sino que hará que las negociaciones se hagan menos reactivas y más proactivas. Al liberarse de esas emociones las personas estarán más dispuestas a trabajar en la solución del problema. · Se puede obtener un gran alivio psicológico mediante expresar las quejas. Por ejemplo una señora que llega a su casa y le quiere contar a su marido que le pasó, y a este no le interesa. No se debe interrumpir a la otra parte. Se debe escuchar en silencio. · Usar gestos simbólicos sirve para producir impacto emocional constructivo en la otra parte. Por ejemplo: nota de pésame, regalo para los hijos, darse la mano, etc. CONCÉNTRECE EN LOS INTERESES, NO EN LAS POSICIONES · Los intereses definen el problema. Porque son los que motivan a las personas. · Tras las posiciones opuestas existen intereses compartidos y compatibles. Pensamos que las posiciones de la otra parte son opuestas a las nuestras y por eso sus intereses también se oponen. A nosotros nos interesa defendernos y a ellos atacarnos. Pero si se analiza correctamente podemos encontrar intereses comunes que nos llevan a lograr diferentes acuerdos porque hay intereses diferentes. Por ejemplo la manzana y los 2 niños. · ¿Como se identifican los intereses? es difícil darse cuenta de los intereses compartidos es por eso que uno debe preguntarse: ¿Por qué? o ¿Por qué no? sirve para ponerse en el lugar del otro. Para hacer cambiar de opinión al otro debo saber mi propia opinión. · Haga que los intereses sean vivos. Es decir sea específico: los detalles producen credibilidad e impacto. Por ejemplo: corríjame si estoy equivocado uno muestra que es abierto. · Reconozca que los intereses de ellos son parte del problema si uno quiere que se reconozcan sus intereses uno debe reconocer los de ellos. · Exprese el problema antes que la respuesta. · Sea concreto pero flexible. Es necesario saber para donde uno va y al mismo tiempo estar abierto. Para ser flexible se debe tratar cada opción que uno diga de manera ilustrativa. Por ejemplo: un sueldo de $5.000.- puede satisfacer lo que creo merecer, y si el contrato es de 1 año satisfago la necesidad de estabilidad laboral. · Sea duro con las personas pero suave con el problema. Es necesario ser duro con los intereses es eso lo que lleva a lograr un acuerdo mutuo. La defensiva de los propios intereses no significa estar cerrado, por el contrario, ambos deben considerar sus intereses. COMUNICACIÓN En la comunicación existen 3 problemas: los negociadores no se dirigen a los otros para ser comprendidos, sino para impresionar a los otros. Aunque se hable en forma concisa, directa y clara, es posible que la otra parte no nos esté escuchando. Malentendidos: lo que uno dice puede ser mal interpretado por otros. Esto sucede a veces cuando se hablan diferentes idiomas. · La necesidad de escuchar es evidente pero es difícil escuchar bien. · En una negociación es fundamental que se le entienda. La negociación puede mejorar si se reduce el número de personas; porque las decisiones importantes siempre las toman un número reducido de personas. · Hable sobre usted mismo. Es mas persuasivo describir el problema en términos del impacto que tuvo en uno, que en termino de lo que ellos hicieron y por que. · Hable con un propósito. A veces el problema no es INVENTE OPCIONES DE MUTUO BENEFICIO DIAGNOSTICO: es muy valioso tener muchas opciones, pero solo unos pocos se dan cuenta de esta necesidad. MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] · Si no participan del proceso, es poco probable de que lo aprueben. El proceso de negociación se fortalece a medida que cada una de las partes aprueba poco a poco las soluciones del problema. El sentimiento de participación en el proceso es un factor muy importante en la decisión del negociador de aceptar la propuesta. 49 INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 50 En la mayoría de las negociaciones hay 4 obstáculos que impiden la invención de ideas: JUICIO PREVIO: éste inhibe la imaginación BUSQUEDA DE UNA SOLA RESPUESTA: esto lleva a una terminación prematura. Si desde el principio se busca la única respuesta mejor, es probable que se esté evitando un proceso de toma de decisiones mas prudente, en el cual se selecciona entre un gran número de ideas. SUPUESTO DEL PASTEL DE TAMAÑO FIJO: cada parte siente que la situación es todo o nada. CREENCIA DE QUE LA SOLUCION DEL PROBLEMA DE ELLOS ES PROBLEMA DE ELLOS: esto se debe a que cada parte se preocupa solamente por sus propios intereses. REMEDIO: Para inventar opciones creativas se necesita: BRAINSTORMING. AMPLIAR LAS OPCIONES: aun en el B. las partes pueden pensar que en que buscan una sola idea. La clave para una decisión prudente es seleccionar entre una gran cantidad de opciones. BUSQUE EL BENEFICIO MUTUO: · estos están latentes en toda negociación, pero pueden no ser tan obvios. · son oportunidades no milagros · insistir en los intereses comunes puede hacer la negociación más fácil y amistosa. Por ejemplo: Juan no puede comer sin grasa, su esposa no puede comer con grasa, y así dejaron los platos limpios. HAGA QUE SEA FACIL PARA ELLOS DECIDIR: el éxito depende de que la otra parte tome la decisión que uno desea. INSISTA EN QUE LOS CRITERIOS SEAN OBJETIVOS: · Necesidad de usar criterios objetivos: por ejemplo: la pelea de un constructor con el dueño por unos cimientos. · La negociación basada en principios produce acuerdos prudentes, en forma amistosa y eficiente. Cuanto más nos referimos al precedente y a las prácticas más usuales en la comunidad, mayor será la posibilidad de aprovechar las experiencias pasadas. Habrá menos riesgo de que alguna de las partes se sienta defraudado o que intente mas tarde deshacer el contrato. Es mucho más fácil tratar con las personas cuando ambas están discutiendo criterios objetivos para solucionar un problema, que cuando se esta tratando de obligar a la otra a ceder. · Criterio equitativo: existe más de un acuerdo equitativo. Por ejemplo: el auto chocado por el camión. · Procedimiento equitativo: uno corta, el otro esco- ge. Los resultados pueden ser desiguales pero cada parte tiene igualdad de oportunidad. También las partes pueden decidir que un experto de su opinión. · Sea razonable y escuche razones. : debe llegar a la negociación con la mente abierta. · Nunca ceda ante la presión: la presión puede ser por: soborno, amenazas, espera, etc. pídale que explique sus razones, sugiera criterios objetivos que usted cree que deben realizarse. Conclusión: a pesar de todo nunca se sabe quien ganará. OBSTÁCULOS PARA LA COOPERACION ¿Cómo puede uno transformar un enfrentamiento en cooperación? ¿Cómo puede uno convertir conflictos que se van a desatar, en problemas que se van a resolver? En todas partes se siente la imperiosa necesidad de cooperar. Y lo que es verdad en el mercado o en la sociedad, es verdad en el hogar. La habilidad de una familia para hacer frente constructivamente a los conflictos interpersonales determina que ella permanezca unida o se disuelva. En la sociedad en general, los individuos y las organizaciones se están dando cuenta de que acudir a los tribunales es siempre costoso, y con frecuencia inútil, y están recurriendo más bien a métodos alternativos de solución de conflictos, como la mediación. A escala mundial, la cooperación se está convirtiendo en la clave de supervivencia humana. Retos tales como la protección del ambiente y la estructuración de una economía próspera solamente se pueden abordar mediante la cooperación entre naciones competidoras. La guerra se está convirtiendo, cada vez más, en una manera costosa e inconcluyente de manejar conflictos graves. En la era del armamento devastador, hasta los más encarnizados enemigos deben aprender a trabajar conjuntamente a fin de sobrevivir. La cooperación no significa el fin de la competición. No eliminaremos nuestras diferencias, las enfrentaremos más constructivamente. El camino que lleva del enfrentamiento a la cooperación, es la negociación1. Los obstáculos para la cooperación que se evidencian con mayor frecuencia son los siguientes: – La reacción de usted. – Las emociones de los otros. – La posición de los otros. – El descontento de los otros. – El poder de los otros.2 LA NO NEGOCIACIÓN Todo el ámbito del ser humano es intencional y es social. Todo lo que rodea al ser humano es producto de su intención y de su capacidad para adaptarse y transformar el medio en que vive. Construye su medio junto a otros, relacionándose y poniéndose de acuerdo. Cuando se negocia se buscan esencialmente dos cosas: primero, obtener algo en concreto lo cual implica comprar, vender, cambiar, modificar, etc. Segundo, mantener las relaciones. De esta manera, la negociación puede entenderse como el proceso mediante el cual puedo expresarme, escuchar, ceder, recibir y mantener las buenas relaciones. Frente a la opción de la negociación, existe también la posibilidad de la no negociación: en el no negociar se pierden las ventajas que ofrece el proceso de la negociación y retomar la misma en forma posterior tiene costos para quien no quiso o no pudo negociar que le otorgan una gran desventaja en todo el proceso. La utilización de la negociación como medio para resolver conflictos es tan antigua como utilizarla para conseguir cosas, y tradicionalmente estuvo fundamentada en tres elementos: · Los decretos y decisiones de autoridades sacralizadas, dictatoriales. · El peso de las tradiciones, igualmente sacralizadas. · La fuerza bruta o la violencia en cualquiera de sus formas. En las organizaciones modernas, tanto privadas como públicas, el no negociar puede traer consecuencias negativas en su desarrollo, así como agudización de los conflictos y quiebre entre los diferentes niveles jerárquicos. La no negociación puede deberse entre otros motivos a: · Carácter autoritario de una de las partes, mediante la imposición de criterios, ideas, pensamientos, decisiones, etc. Esta imposición está acompañada por lo general con la falta de asertividad, socialización e inteligencia de lo impuesto. · Incapacidad para comunicarse y recibir comunicación, proceso que se denomina entropía negativa y que caracteriza a las organizaciones que tienden a su extinción. · Incapacidad para dar cumplimiento al principio de Equifinalidad, el cual plantea que una organización puede alcanzar sus objetivos desde distintos comienzos y distintos procedimientos. Es decir, una variedad de caminos puede conducir al mismo final. La negación a negociar es negar la posibilidad de los otros caminos. · La variable cultural, cimentada en nuestro paisaje de formación, nos indicará una cierta actitud hacia la diversidad y nuestra capacidad de diálogo. Por todo lo expuesto, se evidencia la negociación como el modo civilizado, efectivo y moderno de manejar las situaciones de divergencia, de defender los propios derechos respetando los ajenos, de promover valores, de realizar proyectos, en suma, de crecer como personas y como organización. Bibliografia BAZERMAN, Max H. Y NEALE, Margaret A. La negociación racional en un mundo irracional; ed. 1; trad. Jorge Piatigorsky (España, PAIDOS, 1993) URY, William Supere el NO; cómo negociar con personas que adoptan posiciones obstinadas; trad. Adriana de Hassan (Colombia, Norma, 1998) MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] IMPORTANCIA ACTUAL DE LA NEGOCIACIÓN La década del ’90 promovió el desarrollo de bibliografía y cursos de negociación, dado que tanto la vida personal como profesional se vieron afectadas por diversas tendencias que marcaron la misma, tales como: 1. Movilidad de la fuerza de trabajo 2. Reestructuración de las corporaciones 3. Fuerza de trabajo diversificada 4. Economía de servicios 5. Renegociación 6. Un mercado global3. 51 Definiciones de conflicto. Tipos. Factores psicológicos Rodríguez Estrada, Mauro El sistema básico de creencias y su implicación en la solución de conflictos. Paradigmas La palabra paradigma proviene del griego. Fue originalmente un término científico, y en la actualidad se emplea por lo general con el sentido de modelo, teoría, percepción, supuesto o marco de referencia. En el sentido más general, es el modo en que «vemos» el mundo, no en los términos de nuestro sentido de la vista, sino como percepción, comprensión, interpretación. INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 52 Un modo simple de pensar los paradigmas, consiste en considerarlos mapas. Todos sabemos que «el mapa no es el territorio». Un mapa es simplemente una explicación de ciertos aspectos de un territorio. Un paradigma es exactamente eso. Es una teoría, una explicación o un modelo de alguna otra cosa. Supongamos que uno quiere llegar a un lugar específico del centro de Mendoza. Un plano de la ciudad puede ser de gran ayuda. Pero supongamos también que se nos ha entregado un mapa equivocado. En virtud de un error de imprenta, el plano que lleva la inscripción de «Mendoza» es en realidad un plano de San Juan. Imaginemos entonces la frustración y la inefectividad con las que se tropezará al tratar de llegar a destino!!! Todos tenemos muchos mapas en la cabeza, que pueden clasificarse en dos categorías principales: • mapas del modo en que son las cosas, o realidades, y • mapas del modo en que deberían ser, o valores. Con esos mapas mentales interpretamos todo lo que experimentamos. Pocas veces nos cuestionamos su exactitud; por lo general ni siquiera tenemos conciencia de que existen. Simplemente damos por sentado que el modo en que vemos las cosas corresponde a lo que realmente son o a lo que deberían ser. Estos supuestos dan origen a nuestras actitudes y a nuestra conducta. El modo en que vemos las cosas es la fuente del modo en que pensamos y del modo en que actuamos. Todos tendemos a pensar que vemos las cosas como son, que somos objetivos. Pero no es así. Vemos el mundo, no como es, sino como somos nosotros o como se nos ha condicionado para que lo veamos. Esto no significa que no existan hechos. Pero la interpretación que cada uno da de los mismos representa experiencias anteriores, y los hechos carecen de significado al margen de su interpretación4. Los paradigmas son sencillamente patrones psicológicos, modelos, mapas que nos valen para no perder el rumbo en la vida. Nuestros paradigmas pueden ser útiles e incluso pueden salvarnos la vida si hacemos un uso apropiado de ellos. Pero también pueden llegar a ser peligrosos si los consideramos verdades inmutables que valen para todo, y los utilizamos como filtros de la información nueva y de la mudanza de los tiempos a lo largo de nuestra vida: aferrarse a paradigmas obsoletos puede paralizarnos mientras el mundo avanza. Por lo tanto, es importante que reconsideremos continuamente nuestros paradigmas respecto a nosotros mismos, al mundo que nos rodea, a nuestras instituciones y a otra gente, ya que nuestros paradigmas no siempre son ajustados5. Dilemas sociales Varios de los problemas que constituyen la mayor amenaza para la naturaleza humana, como las armas nucleares, el calentamiento del planeta, la sobrepoblación y el agotamiento de los recursos naturales, se presentan en la medida en que las diferentes partes persiguen su interés personal, irónicamente en detrimento de la colectividad. Las decisiones que son gratificantes de manera individual se vuelven lesivas para la colectividad. Por consiguiente se presenta un dilema urgente: ¿cómo podemos reconciliar el bienestar de los individuos, incluyendo su derecho a buscar sus intereses personales, con el bienestar de la comunidad? El dilema del prisionero Dos sospechosos son detenidos en cercanías del lugar de un crimen y la policía comienza a aplicar las PRESO nº 1 Confiesa No confiesa cado le caerán 20 años y el acusador saldrá libre por colaborar con la policía. Las estrategias a definir en este caso son: Confesar o No Confesar. ¿Cómo se construiría la tabla de alternativas? y ¿Cuáles son las Estrategias Adecuadas para cada uno de ellos y para los dos en su conjunto? La tabla de alternativas sería como la siguiente: PRESO nº 2 Confiesa (10,10) (20,0) ¿Cómo resolver este Juego?, ¿Cuáles son las «Estrategias Racionales» a aplicar si ambas personas desean minimizar su estadía en la cárcel? El Prisionero nº 1 puede razonar de la siguiente forma: «Aquí pueden suceder dos cosas, o mi compañero habla o no habla. Supongamos que confiesa, entonces yo pasaré 20 años en la cárcel, si no confieso yo también. Pero si lo hago sólo estaré 10 años. En este caso es mejor confesar. De otro lado, si él no confiesa y yo tampoco lo hago, entonces estaré 1 año. Pero si sólo yo confieso saldré libre. De todas maneras es mejor confesar». Es de suponer que el Prisionero nº 2 está razonando de la misma manera, pero si es así, entonces los dos pasarán 10 años en la cárcel. Por lo tanto, si ambos actúan «irracionalmente» y se mantienen callados, cada uno pasará en prisión sólo 1 año. Este sorprendente resultado en el cual acciones individuales resultantes de un análisis racional hecho por las dos personas involucradas lleva a muy malas consecuencias frente a las finalidades de maximizar la utilidad individual que cada uno busca, ha tenido un poderoso impacto en las ciencias sociales modernas. Existen numerosas interacciones en el mundo de hoy similares a la planteada: grandes congestiones de tráfico y polución, depredación del medio ambiente y alto riesgo personal para los seres humanos, sobreexplotación de los recursos renovables y no-renovables y alto riesgo alimentario o aparición de enfermedades como la de las «Vacas Locas», etc., en las cuales las decisiones «racionales» individuales No confiesa (0,20) (1,1) llevan a desastrosos resultados (de corto, mediano y largo plazo) para quienes las toman y para la sociedad en su conjunto. El poder del «Dilema del Prisionero» reside en su capacidad para poder explicar que la «racionalidad» puede volverse en contra de los seres humanos y que es necesario buscar fórmulas alternativas para solucionar los dilemas. Quizás se podrá aducir que el planteamiento del Dilema del prisionero adolece de ingenuidad o que no es realista frente a las características fundamentales del ser humano, no obstante sus propias debilidades pueden señalar el camino para superarlas: · El Dilema del Prisionero es un juego de «dos-personas», no obstante sus aplicaciones pueden darse en múltiples situaciones donde se involucran a numerosas personas o actores sociales. · Se asume que no existe comunicación entre los dos sospechosos. Sin embargo si ellos pudieran hablar entre ellos y coordinar sus estrategias, con seguridad la solución adoptada sería muy diferente y consideraría el mayor beneficio para ambos. · En el Dilema del Prisionero, las dos personas interactúan sólo una vez. La repetición del juego y de las interacciones podría llevar a resultados muy diferentes6. La tragedia de las áreas comunes Muchos dilemas sociales involucran a más de dos partes. Áreas comunes pueden ser cualquier recurso compartido limitado. Si todos utilizamos el recurso con MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] técnicas de interrogatorio por separado. Cada uno de ellos tiene la posibilidad de elegir entre confesar acusando a su compañero, o de no hacerlo. Si ninguno de ellos confiesa, entonces ambos pasarán un año en prisión acusados de cargar un arma sin autorización. Si ambos confiesan y se acusan mutuamente, los dos irán a prisión por 10 años cada uno, pero si sólo uno confiesa y acusa a su compañero, al impli- 53 moderación, permitiremos que se restablezca por sí mismo tan rápidamente como lo utilizamos. De no ser así, se presenta la tragedia de las áreas comunes7. Resolución de los dilemas sociales 1. Regulación: creación de leyes y regulaciones para el bien común. 2. Reducción: hacer que el grupo sea pequeño. Esto aumenta la cooperación y los individuos tienden a no tomar más que su cuota individual de recursos. 3. Comunicación: la discusión del dilema forja la identidad del grupo favoreciendo la preocupación por el bienestar del grupo. La comunicación reduce la desconfianza permitiendo que las personas lleguen a acuerdos que conducen al mejoramiento común. 4. Beneficios: la cooperación aumenta cuando se cambia el esquema de beneficios, para conseguir que la cooperación sea más productiva y la explotación menos productiva. 5. Altruismo: la evidencia es contradictoria, sin embargo en ocasiones los llamamientos hacia motivos altruistas pueden hacer que las personas actúen por el bien común8. Competencia Frecuentemente surgen hostilidades cuando los grupos compiten por empleos y alojamiento. La evidencia demuestra que la competencia por ganar o perder produce un intenso conflicto, imagen negativa del exogrupo y una intensa cohesión y orgullo en el endogrupo9. INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 54 Percepción de injusticia De acuerdo con algunos teóricos de la psicología social las personas tienen una percepción de la justicia como equidad, es decir, de distribución de las ganancias en proporción a la contribución de los individuos. Si usted y yo tenemos una relación (empleador-empleado, profesor-estudiante, esposo-esposa, colegacolega) es equitativo si: mis egresos / mis ingresos es igual a sus egresos / sus ingresos. Podemos estar de acuerdo con la definición del principio de equidad y justicia y, sin embargo, estar en desacuerdo respecto a si nuestra relación es equitativa. Otros criterios de justicia pueden ser la necesidad, la igualdad, el mérito10. Error de percepción Recordemos que conflicto es la incompatibilidad que se percibe de las acciones o las metas. Muchos conflictos no contienen sino un pequeño núcleo de objetivos realmente incompatibles; el mayor problema lo constituyen los errores de percepción de los motivos y los objetivos del otro. Las semillas del error de percepción se encuentran en: · La predisposición al servicio del yo: aceptamos el crédito por las buenas acciones y no asumimos la responsabilidad por las malas. · La tendencia a auto justificarse: negamos lo injustificado de nuestros actos porque no podemos desentendernos. · Error de atribución fundamental: cada parte ve la hostilidad en la otra como un reflejo de su mala disposición y la información se filtra para que se adecue a las preconcepciones personales. · Pensamiento grupal: percepción de moralidad y fortaleza del propio grupo, y maldad y debilidad en los otros. · Estereotipos: una vez establecidos, se vuelven resistentes a la evidencia en contra11. Pacificación: Las 4 c’s para la obtención de la paz Contacto Colocar individuos o grupos en conflicto, en contacto cercano, puede permitirles conocerse y sentir mutuo agrado. La proximidad refuerza el agrado y disminuye los prejuicios12. Cooperación Aunque el contacto en igualdad de posición puede ayudar, a veces no es suficiente. Es importante distinguir entre el contacto competitivo y el contacto cooperativo. Veamos qué situaciones pueden ayudar a un contacto cooperativo: · Amenazas externas comunes: el comportamiento amigable es común entre quienes experimentan una amenaza compartida. · Metas supraordinarias: son aquellas que absorben a todos los miembros del grupo y exigen su esfuerzo cooperativo · Aprendizaje cooperativo: en lugar de aprendizaje competitivo. · Generalización de las actitudes positivas: al presentarse contactos cooperativos en igualdad de posición con personas de otro grupo. · Identidad grupal e identidad supraordinaria: en la vida cotidiana es frecuente que relacionemos las identidades duales. Reconocemos nuestra identidad de subgrupo (como padre o hijo) y luego la trascendemos percibiendo nuestra identidad supraordinaria (en este caso como familia)13. Conciliación En ocasiones la tensión y la sospecha son tan intensas que la comunicación y la solución, se hacen casi imposibles. Cada una de las partes puede amenazar, coaccionar o tomar represalias contra la otra. Desafortunadamente tales actos tienden a ser recíprocos haciendo que el conflicto entre así en una escalada. El psicólogo social Charles Osgood (1962, 1980) abogó por una alternativa que fuera conciliatoria y suficientemente fuerte como para evitar la explotación. La llamó GRIT, que es el acrónimo de «iniciativas graduales y recíprocas en la reducción de la tensión» (graduated and reciprocated initiatives in tension reduction), palabra que significa «coraje», y persigue revertir la «espiral del conflicto» dando lugar a una disminución recíproca de la escalada. Este proceso supone que A anuncia una tentativa de conciliación, inicia pequeñas acciones para frenar la escalada e invita al adversario B a actuar recíprocamente. Entonces B actúa recíprocamente, sin ceder y sin aceptar la explotación. Esta iniciativa pensada originalmente para conflictos internacionales, es igualmente eficaz entre individuos, en casos de máxima tensión y comunicación interrumpida: un gesto conciliador, una respuesta suave, una sonrisa cálida, un gesto amable, darán indicios a la otra parte de que estamos iniciando y proponiendo una acción de «alto el fuego»15. Otros medios de resolución de conflictos Mediación La mediación implica la intervención de un tercero para resolver un conflicto. Un tercero que media puede hacer sugerencias que permitan a las partes en conflicto hacer concesiones sin tener que humillarse. Si mi concesión puede atribuirse a un mediador que a la vez está obteniendo una concesión equivalente de mi antagonista, entonces no se tendrá la impresión de que alguno de los dos está cediendo a las demandas del otro. Cambiar el resultado de ganancia y pérdida a ganancia para ambos Los mediadores también ayudan a resolver los conflictos al facilitar la comunicación constructiva. Su primera tarea consiste en ayudar a las partes a revisar el conflicto y a obtener información sobre los intereses del otro. El mediador busca remplazar la orientación ganancia y pérdida por una orientación cooperativa «ganancia y ganancia» empujándolos a que dejen de lado sus exigencias en el conflicto, y a que en lugar de ello, piensen en las necesidades, intereses y objetivos subyacentes del otro. Los acuerdos integrativos son aquellos en los que se obtiene ganancia para ambas partes, reconciliando sus intereses en beneficio mutuo16. Arbitraje Algunos conflictos son tan difíciles de tratar y los intereses subyacentes son tan divergentes que no es posible llegar a una solución mutuamente satisfactoria. Entonces, las partes en conflicto pueden acudir al arbitraje haciendo que un mediador o cualquier otro tercero imponga un acuerdo. Por lo general, las partes en disputa prefieren zanjar las diferencias sin arbitraje de tal manera que puedan mantener el control de los resultados17. Bibliografía COVEY, Stephen R. Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva (Buenos Aires, Paidós, 2001) HUNTER, James C. La paradoja; un relato sobre la verdadera esencia del liderazgo; trad. Rocío Martínez Ranedo (España, URANO, 1999) MYERS, David G. Psicología social; ed. 6; trad. Dr. Hugo Tejada T. (México, McGraw-Hill, 2001) Página Web: www.geocities.com/negoziazion/prision1.html MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] Comunicación Las partes en conflicto tienen formas diferentes de resolver sus diferencias. Pueden: · Negociar directamente con la una con la otra. · Pedir a un tercero que medie, haciendo sugerencias y facilitando sus negociaciones. · Recurrir al arbitraje remitiendo sus desacuerdos a alguien que estudiará los puntos e impondrá un acuerdo14. 55 Proceso básico de la negociación La negociación es un proceso que intenta dar solución a un conflicto planteado entre dos o más partes que deberán tomar una decisión frente a un tema, cuestión o problema que las involucra. Será necesa- rio entonces reconocer la existencia de tal conflicto previo para luego dar lugar al proceso de solución del mismo distinguiendo los siguientes elementos: Por lo expuesto podemos considerar a la negociación como un proceso de toma de decisiones que incluye tres elementos: INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 56 Proceso Conjunto de secuencias. Generalmente no estructurado. Construido por la interacción de los involucrados que le da una cierta dinámica. Vincula tiempo, hechos y relaciones. Situación de tensión entre contenido y relación. Personas Énfasis en la relación. Análisis de las partes involucradas: ¿Quiénes son?, ¿Qué características tienen?, ¿Existen antecedentes de negociaciones previas?, ¿Cuáles son los objetivos e intereses?, ¿Cuáles son las fortalezas y debilidades, oportunidades y amenazas? Problema Énfasis en el contenido. Información pertinente: Escenarios posibles, Financiera, Legal, Técnica, Económica, Política, Social, Cultural, etc. En el transcurso de las negociaciones hay dos campos que atender: por un lado el campo de las personas, donde el negociador va construyendo una relación en cada interacción que tiene, y por otro lado el campo del problema, donde se tratará el contenido. De allí la tensión que se establece entre contenido y relación, porque habitualmente las cuestiones que involucran emociones, es decir, las cuestiones de relación, suelen predominar en las negociaciones, y con tal que en el plano relacional se obtenga una satisfacción, muchas veces se renuncia a logros en el plano del contenido, pudiendo suceder también una situación inversa. Entonces, ¿qué hacer? Muy simple: Separar las personas del problema ¿Cómo? Para trabajar en el campo de las personas y en el campo del problema, simultáneamente, y sin mezclarlos, será útil un ejercicio de disociación instrumental para diferenciar dos dimensiones en la negociación: la dimensión del balcón y la dimensión de la mesa, en cada una de las cuales podremos distinguir ciertos elementos y momentos. El balcón es el lugar desde donde podemos mirar lo que está pasando, con nosotros mismos como negociadores incluidos allí abajo. Desde esa posición visualizamos tres momentos: ANTES DURANTE DESPUES Análisis Preparación Monitoreo Decisiones Evaluación Aprendizaje ERRORES MÁS COMUNES La escalada irracional del compromiso La escalada irracional es la continuación de una línea de acción elegida previamente, a pesar de lo que recomiende el análisis racional. La persistencia mal dirigida puede conducir a la dilapidación de tiempo, energía y dinero. La persistencia bien dirigida puede generar recompensas proporcionales. El análisis racional permite distinguir entre una y otra. El punto de referencia para la acción tiene que ser el presente, evaluando costos y beneficios futuros asociados a cada alternativa19. El mito del «pastel entero» Las mejores negociaciones concluyen en una solución que satisface a todas las partes. Sin embargo, este tipo de acuerdos no abunda y el negociador se presenta frente al dilema de crear valor o distribuir valor. Una negociación distributiva aborda por lo general una sola cuestión –»el pastel entero»- en la que una persona gana a expensas de otra (ganar-perder). En la mayoría de los conflictos hay más de una cuestión en juego, y cada parte valora de distinto modo las diversas cuestiones. Los desenlaces posibles ya no son todo un pastel dividido entre las partes. Puede llegarse a un acuerdo mejor. Esta es una negociación integrativa. El mito del «pastel entero» es una tendencia mental que supone que lo que es bueno para unos debe ser malo para otros, es decir «yo gano-tú pierdes»20. Anclaje y ajuste Son muchos los factores que influyen en las posiciones iniciales que las personas asumen al iniciar una negociación. Para continuar negociando, ambas partes tienen que ajustar sus posiciones a lo largo del proceso, y en última instancia llegan al acuerdo o al punto muerto. Las posiciones iniciales actúan como anclas y afectan la percepción que cada lado tiene de los desenlaces posibles21. Enmarcar las negociaciones El modo como se enmarcan o presentan las opciones posibles en una negociación puede afectar decisivamente la disposición para llegar a un acuerdo. Pueden distinguirse las siguientes situaciones: · Enmarcar la situación: el marco a menudo tiene más valor que la situación en sí. · Enmarcar los resultados: las personas son opuestas al riesgo ante ganancias potenciales, y buscadoras del riesgo cuando se enfrentan a pérdidas potenciales. El punto de referencia que se emplea para evaluar una alternativa como ganancia o como pérdida determina el marco positivo o negativo impuesto a las opciones y la siguiente disposición a aceptarlas o a rechazarlas22. Accesibilidad de la información Al evaluar la información y las opciones, a menudo prestamos atención a ciertos hechos y desestimamos otros. Es decir que evaluamos según la accesibilidad y la vivacidad. Las cosas o los acontecimientos que uno ha vivido con más frecuencia son, por lo general, fáciles de recordar: son más «accesibles» en la memoria. Y la facilidad con que se las recuerda también puede tener poco que ver con la frecuencia con que nos han afectado. Es más fácil recordar o imaginar un hecho más vívido. Es preciso que la accesibilidad de cierta información no condicione la capacidad para analizar con eficacia MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] La mesa es un lugar de resolución de problemas y de construcción de la relación junto a la otra parte, de manera que es una tarea de co-construcción. Constituye el acto mismo de la negociación18. El resultado de la negociación dependerá de la personalidad del negociador y su conducta durante el proceso de la negociación. Es importante entonces, y para cerrar, destacar algunos factores tales como: · Empatía: ser capaz de entender la posición del otro. · Tolerancia a la frustración. · Asertividad: hacer lo más adecuado según la situación. · Honestidad, sinceridad, lealtad: respecto a uno mismo y a quien representamos. · Respeto de derechos y valores. · Flexibilidad: para adecuarse al ritmo de cambio de la negociación. · Claridad de ideas y creatividad. 57 la situación de negociación. Para negociar racionalmente es preciso recurrir también a las experiencias pasadas, tanto como a la información presente, al evaluar las opciones. Lamentablemente, no es probable que las experiencias pasadas sean recuerdos de accesibilidad uniforme. Algunas serán más accesibles que otras. Por ello no es fácil prestar atención a aspectos objetivamente importantes de la negociación, y evaluar las opciones, sin ser influido por la mayor accesibilidad de cierta información. Para negociar bien y tomar buenas decisiones es necesario identificar y utilizar información verdaderamente fiable, y no sólo accesible. La información que se recuerda por ser vívida suele considerarse digna de confianza cuando en realidad no lo es. Debemos diferenciar lo que nos resulta emocionalmente familiar de lo que es digno de confianza, importante y pertinente. Esto es complejo y necesario para mejorar la calidad de nuestros acuerdos negociados23. La maldición del ganador La mayor parte de las personas suele realizar ofertas en las negociaciones sin pensar en lo que significaría que esas ofertas fueran aceptadas. La «maldición del ganador» se refiere a que en ciertas circunstancias realizamos voluntariamente ofertas que en realidad no queremos que sean aceptadas. El rasgo clave de la «maldición del ganador» para la negociación es que una de las partes, por lo general el vendedor, suele tener una información mejor que la otra. Aunque estamos familiarizados con el lema «comprador, sé precavido», llevar esta idea a la práctica resulta difícil cuando la otra parte sabe más que uno. Contra un oponente mejor informado, el rédito esperable de una operación decrece drásticamente. Casos clásicos: compra de una casa o departamento, compra de un auto usado. En general las personas que compran bienes usados no tienen en cuenta el hecho de que los vendedores han decidido su venta INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 58 VARIABLES ESTRUCTURALES Económicas Técnicas Legales Ambientales Bibliografía: RODRÍGUEZ ESTRADA, Mauro capítulo 7. selectivamente. Muchos compradores hacen su oferta sin advertir su desventaja informativa, y sufren la maldición del ganador. Existen algunos modos de evitar la maldición del ganador: extender garantías al cliente; la relación que exista entre las partes; la intervención del gobierno a través de la promulgación de leyes contra ciertas prácticas deshonestas. La gente no suele advertir del todo la verdadera importancia de obtener información exacta cuando cierra operaciones24. La confianza excesiva Hasta ahora se ha visto de qué modo una serie de tendencias distorsionantes pueden reducir la calidad tanto de la toma de decisiones como de los resultados de la negociación. Una de las razones de que tantas personas tengan gestiones poco relevantes en las negociaciones, de que tantas sean afectadas por esas tendencias y parcialidades, es la propensión a la confianza excesiva. La mayoría de las personas tiene una confianza excesiva en su capacidad para realizar estimaciones, y no reconocen la incertidumbre existente. Y así como tienen una confianza excesiva en la corrección de sus juicios, también es probable que confíen en exceso en su estimación de la opinión neutral y de la probabilidad de que los neutrales coincidan con ellas. La confianza excesiva puede inhibir muchos acuerdos posibles y aceptables. Cuando se tiene una confianza excesiva en que nuestra posición será aceptada, ello reduce los incentivos para transigir. Pero con una evaluación más precisa, es probable que nos sintamos menos seguros sobre nuestras probabilidades de éxito y más dispuestos a proponer y/o aceptar una solución de transacción. Finalmente, cabe agregar que es más probable que haya confianza excesiva cuando el conocimiento que tiene el negociador es limitado25. VARIABLES HUMANAS Valores – Tiempo – Poder – Información – Confianza Amenaza – Promesa – Legitimidad – Versatilidad – Planificación Bibliografía: RODRÍGUEZ ESTRADA, capítulo 7. MURRO, capítulo 5. FINOCHIO, Carlos Poder político ESTILOS DE NEGOCIACION: Colaborativo, Competitivo, Actoral o Visceral, Blando, Efectivo. Consultar: MURRO, Carlos F. capítulo 6. ESTRATEGIAS: tiburones, carpas y delfines (las contrapartes en la negociación) Consultar: STAK, Peter B. capítulo 8, páginas 55 a 61. Identifique el juego Generalmente, cuando usted tiene claro su objetivo, el reto es mantener la atención fija en él. Si usted está enojado y a la defensiva, siente deseos de atacar. Cuando está frustrado y temeroso, siente deseos de retirarse. Cómo puede usted evitar las reacciones naturales? Muchas veces no nos damos cuenta de nuestra reacción por estar atrapados en la situación. Por lo tanto, lo primero que debemos hacer es reconocer la táctica. En la mitología antigua, la manera de alejar a un espíritu maligno era llamándolo por su nombre. Lo mismo debe hacerse con las tácticas injustas: identificarlas para neutralizar el maleficio. Tres tipos de tácticas Aunque hay decenas de tácticas, todas pueden agruparse en tres categorías generales: obstructivas, ofensivas o engañosas. · Muros de piedra (tácticas obstructivas): la táctica del «muro de piedra» es no ceder. Su oponente tratará de convencerlo de que él es totalmente inflexible y de que no existe otra alternativa fuera de la posición que él defiende. Las tácticas del muro de piedra se pueden expresar como un hecho consumado: «lo hecho, hecho está, y no se puede cambiar». O como política de la compañía: «no puedo hacer nada al respecto. Es la política de la compañía». O como un compromiso anterior: «les dije a los compañeros que renunciaría a representar al sindicado antes que aceptar menos de un ocho por ciento de aumento». Su oponente puede demorar el proceso indefinidamente: «nos comunicaremos con usted». O puede hacer una afirmación definitiva: «tómelo o déjelo!». Cualquier otra sugerencia que usted haga la rechazará de plano. · Ataques (tácticas ofensivas): los ataques son tácticas de presión diseñadas para intimidarlo y hacerlo sentir incómodo, hasta tal punto que usted prefiera ceder a las exigencias de su oponente. Tal vez la forma más común de ataque es amenazar con las consecuencias de no aceptar la posición del oponente: «si no lo hace…». Su oponente puede optar también por atacar su propuesta: «sus cifras no coinciden con la realidad»; su credibilidad: «usted no lleva mucho tiempo en este puesto, verdad?»; o su condición de autoridad: «deseamos hablar con una persona que realmente tenga autoridad para decidir». El atacante ofende, mortifica e intimida hasta que obtiene lo que desea. · Trucos (tácticas engañosas): los trucos son tácticas encaminadas a engañarlo para que ceda. Funcionan sobre la base de que usted supone que la contraparte actúa de buena fe y dice la verdad. Una forma de truco es manipular la información, por ejemplo, usar cifras falsas o confusas. Otro es la treta de «no tener autoridad»; su oponente le hace creer que tiene autoridad para tomar una decisión, y después de hacer usted el mayor número posible de concesiones le informa que es otra persona la que decide. Un tercer truco es «agregar cosas», la exigencia de último minuto que hace su oponente después de haberle hecho creer que ya todo estaba acordado. Identifique la táctica La clave para neutralizar el efecto de una táctica es reconocerla. Si usted se da cuenta de que la táctica de su oponente es un muro de piedra, sabrá que no es del todo inflexible. Si usted identifica un ataque, se sentirá menos temeroso e incómodo. Si usted identifica un truco, no caerá en la trampa. Y recuerde que para que muchas de las estrategias y tácticas surtan efecto se necesita que la víctima no esté informada. Igualmente, para reconocer las tácticas debe estar alerta, pero no necesariamente sospechar de todo. En síntesis, póngase el radar, no la armadura. Tome nota cada vez que detecte una posible artimaña o un ataque astuto. Neutralice el efecto de la táctica identificándola, y considérela como una posibilidad, no como una certeza. Busque más indicios, sin olvidar que las personas difíciles rara vez se limitan a emplear una sola táctica27. MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] Tácticas El autor Rodríguez Estrada sugiere algunas tácticas eficaces y cómo manejarlas.26 59 Cincuenta principios para la negociación exitosa INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 60 En este apartado expondremos cincuenta principios comúnmente usados por las partes que intervienen en una negociación. Si aprendemos a identificarlos, podremos usarlos o responder a ellos si es necesario: 1. Principio del titubeo 2. Principio del poder de la retirada 3. Principio de la competencia 4. Principio de las reglas escritas 5. Principio de la oferta de prueba (alta o baja) 6. Principio de la máxima autoridad 7. Principio del balón de prueba 8. Principio de la ganancia extra o la adición 9. Principio del salami 10. Principio de la petición no negociable 11. Principio del dinero fácil 12. Principio de dividir la diferencia 13. Principio de la concesión por trueque 14. Principio de la retirada aparente 15. Principio de la cancelación de oferta 16. Principio de la alternativa 17. Principio del señuelo 18. Principio del pescado 19. Principio de hacerse el tonto 20. Principio de la vuelta de tuerca 21. Principio de sentir y mejorar 22. Principio de la asociación 23. Principio de la mascota 24. Principio del absurdo 25. Principio del acuerdo supuesto 26. Principio del agua sobre los diques 27. Principio del puerco espín 28. Principio de la técnica del chico bueno/chico malo 29. Principio de la declaratoria de guerra 30. Principio de los huevos revueltos 31. Principio de la falsa alarma 32. Principio del halago o del sentido del humor 33. Principio de establecer límites 34. Principio del hecho consumado 35. Principio de los datos y las estadísticas 36. Principio de la falta de autorización 37. Principio de «tomarlo desde otro ángulo» 38. Principio de la disociación 39. Principio de posponer 40. Principio de la simulación 41. Principio de la práctica o política estándar 42. Principio de «nunca diga sí a la primera oferta» 43. Principio de «divide y conquistarás» 44. Principio del carro del éxito 45. Principio de «un pie en el muelle y otro en la embarcación» 46. Principio de la emboscada 47. Principio del viaje al lugar de los hechos 48. Principio de la presentación 49. Principio del tiburón en el foso 50. Principio de sentirse lastimado o traicionado28. Los doce mandamientos del buen negociador 1. Evite iniciar una negociación pensando que el acuerdo con su contraparte es la única salida posible. La bondad que posee la negociación es, precisamente, no tener que aceptar lo que no nos gusta. Posea siempre vías de escape y alternativas. 2. Nunca, jamás, rompa una promesa. Usted no será negociador de una sola negociación, sino durante toda su vida. En todos los casos trate de apostar a largo plazo y ganarse la reputación de ser un negociador eficaz y honorable. 3. No sea callado, el arte de obtener información debe ejercitarse con buen diálogo. Al mismo tiempo sea cauteloso con la información que brinda durante la conversación o a través de sus gestos. 4. Siempre analice la relación sobre la que se encuentra asentado el conflicto, pues este jamás es un HECHO AUTONOMO. 5. Planifique siempre, tanto antes como durante la negociación. 6. Sea justo. Obtener una victoria desmesurada en perjuicio de la otra parte implicará poseer un adversario para toda la vida. Apueste a que los acuerdos sean perdurables. 7. Evite acorralar a sus adversarios durante el proceso de negociación. Demasiada presión sobre una persona puede causar efectos totalmente imprevisibles. 8. Sea versátil, no prolongue su natural forma de ser persona a su estilo de negociación, pues será muy previsible. 9. Si no está seguro de cumplirla, es preferible que durante una negociación no formule una amenaza. 10. En negociaciones multipolares intente siempre establecer alianzas positivas. Si le oponen alianzas a sus pretensiones, trate de diluirlas. 11. Realice negociaciones empresariales profesio- nales estableciendo canales de comunicación fundados en lenguajes similares. 12. Deje a resguardo las buenas relaciones entre partes y establezca cláusulas contractuales que puedan dar cabida a renegociaciones futuras en caso de cambios en las condiciones originales del acuerdo29. Como lograr que los acuerdos sean perdurables30. Antecedentes previos Etapa pos acuerdo Proceso de negociación Revisar la relación que origina el conflicto. Reunir información Conservar o estimular las buenas relaciones entre las partes. Negociar con buenas artes y buena fe. Diseñar una estrategia que siempre preserve la integridad de la contraparte En casos muy complejos, realizar reuniones de consultas sobre la marcha de la ejecución del acuerdo. No modifique hábitos en forma unilateral No abrir arbitrariamente temas que hayan quedado inconclusos, pues provocarán la irritación de la otra parte. Separar el problema de las personas Cumplir siempre con las promesas Mostrarse enérgico con el cumplimiento de la palabra de los demás Contemplar salidas contractuales que atiendan la existencia de conflictos futuros No dejar temas en el aire o inconclusos que tengan que ver con el cumplimiento del futuro acuerdo (trate de cerrarlos todos) Bibliografía BAZERMAN, Max H. y NEALE, Margaret A. La negociación racional en un mundo irracional; ed. 1; trad. Jorge Piatigorsky (España, Paidós, 1993). DIEZ, Francisco El arte de negociar (material elaborado a partir de conferencias del autor sobre este tema y adaptado para el Programa de América Latina y El Caribe del NDI). MURRO, Carlos F. Negociemos!; herramientas eficaces para soluciones reales; ed. 1 (Buenos Aires, Del Nuevo Extremo, 2001) RODRIGUEZ ESTRADA, Mauro y RAMOS R., José Ramón Técnicas de negociación (México, McGraw-Hill, 1994) STAK, Peter B. Todo es negociable (México, McGraw-Hill, 1995) URY, William ¡Supere el NO!; cómo negociar con personas que adoptan posiciones obstinadas; trad. Adriana de Hassan (Colombia, Norma, 1998) Los profundos cambios ocurridos en el campo de las comunicaciones debido a la convergencia de tecnologías informáticas, de telecomunicaciones y audiovisuales, han revolucionado las formas de producción, de difusión y de recepción de la información, han alterado las relaciones de intercambios entre emisores y receptores y entre usuarios mismos hasta el punto de permitir otras modalidades de interrelación mediatizadas pero interactivas, dialógicas, en tiempo real y personalizadas. Pero todas esas modificaciones están obligando a la revisión de los conceptos de información y de comunicación que han venido siendo utilizados en las Ciencias de la Comunicación, los cuales se han visto alterados al haberse modificado las dimensiones del tiempo y del espacio sobre las cuales se habían sostenido. Con la convergencia telemática, el tiempo de la comunicación se reduce hasta hacerse prácticamente instantáneo (tiempo real) y el espacio no queda constreñido a límites geográficos o de distancias sino que puede ser alterado por las tecnologías de la información que nos acercan a los hechos sin movernos de nuestro sitio y nos trasladan a espacios virtuales, cibernéticos, donde podemos experimentar sensaciones interactivas diferentes (Vega, 1999). Todas estas potencialidades de la comunicación son posibles hoy en un espacio MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] El nuevo concepto de la comunicación en un mundo global 61 globalizado, sin fronteras, sin limitaciones, accesible por las redes telemáticas, el ciberespacio, que nos permite movernos entre los límites de lo global a lo local de manera simultánea. La globalización como un nuevo orden no sólo económico, sino político, social y cultural producto de la modernidad, ha dado una nueva dinámica a la expansión del capital sobre todo a partir de los años setenta con la aparición de las modernas tecnologías de las comunicaciones y los transportes que han permitido que los procesos de producción tengan una alta movilidad geográfica y que se comience a percibir que el mundo es un todo, dominado por las grandes multinacionales. La nueva realidad regida por las grandes corporaciones ha hecho aparecer un pensamiento neoliberal que reivindica la potencialidad del mercado, la libre ganancia y la competencia como los valores dominantes de las sociedades contemporáneas. Sin embargo, la globalización y el neoliberalismo que la acompañan no han resultado ser un proceso simple sino complejo y lleno de paradojas, que destaca las contradicciones sociales y pone en tela de juicio todas las verdades o certidumbres sobre las cuales el hombre moderno se había apoyado para entender y explicar su mundo. INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 62 La crisis de los paradigmas y el pensamiento transdisciplinar En las ciencias de la comunicación los paradigmas clásicos han entrado en crisis desde hace varias décadas, sobre todo porque su visión instrumental y pragmática del fenómeno han impedido ver la multiplicidad y riqueza del proceso comunicativo. La transdisciplinaridad emerge pues como un camino metodológico para enfrentar la pérdida de las certidumbres teóricas en las ciencias sociales en general y en las ciencias de la comunicación, en particular. Sobre todo porque ella da idea de ruptura de límites, de fronteras en la constitución de los saberes y se abre al conocimiento multipolar, descentrado, ramificado y entrecruzado y con ello da paso a la visión de un conocimiento no compartimentado, no fragmentado, ni separado por disciplinas estrictas que sólo permiten enfoques cerrados y parcelados sobre los problemas que abordan. El pensamiento transdisciplinar plantea que la ciencia no es única, que los resultados de la actividad científica deben tener una vinculación con la vida cotidiana y subjetiva de las personas, que la ciencia como actividad humana supone una interpretación desde la óptica de quien la realiza y que los estados afectivos de los sujetos sociales pueden modificar, afectar y alterar los procesos cognitivos, por lo que todo conocimiento no remite a un hecho puro sino a una interpretación31. Barreras a la comunicación Nivel organizacional A nivel organizacional se distinguen dos tipos de comunicación: la comunicación interna y la comunicación externa. La comunicación interna es el patrón de mensajes compartidos por los miembros de la organización; es la interacción humana que ocurre dentro de las organizaciones y entre los miembros de las mismas. Las funciones principales de la comunicación interna en las organizaciones son: · Informar sobre los objetivos organizacionales. · Motivar. · Ayudar en la toma de decisiones. · Contribuir como herramienta muy importante para el cambio. · Contribuir a la transmisión de una imagen positiva «hacia fuera», en tanto no hay que olvidar que para que exista una buena comunicación externa debe darse una comunicación interna eficaz. Es importante aclarar que dentro de cualquier organización coexisten conjuntamente, una comunicación formal y otra comunicación espontánea y no formalizada que es la que se denomina comunicación informal. En la práctica, la comunicación formal está perfectamente definida en tanto sigue las líneas del organigrama. La comunicación informal es más vaga y se manifiesta de diferentes maneras, siendo una de sus formas concretas el rumor. En las organizaciones se producen diferentes tipos de comunicación interna formalizada o estructurada, según la dirección que la misma sigue: · Comunicación vertical descendente: que fluye desde los puestos directivos hacia el resto de los miembros de la organización siguiendo la línea jerárquica. · Comunicación vertical ascendente: se transmite desde los miembros que ocupan niveles jerárquicos inferiores hacia sus superiores. · Comunicación horizontal: se da entre iguales, es decir, entre personas que ocupan puestos similares o del mismo nivel jerárquico. Los diferentes tipos de comunicación pueden verse obstaculizados por una serie de problemas o barreras comunicativas, es decir por aquellos hechos que dificultan la eficacia en el intercambio de información. Pueden distinguirse los siguientes tipos: que constituyen los primeros pasos para una comunicación exitosa: · Convertir la comunicación en la primera prioridad. · Abrirse a los demás. · Provocar un ambiente receptivo para la comunicación36. La comunicación humana según John Locke Según Locke, la mente está vinculada directamente al proceso del lenguaje. En su teoría, describía una relación entre las palabras, significados internos y el papel del lenguaje como base para la mente y para la sociedad. En épocas más recientes se ha estudiado la comunicación humana y las consecuencias de tal conducta. Las comprobaciones de diversas disciplinas han llevado a concluir que la comunicación humana puede ser vista, cuando menos, dentro de cinco perspectivas principales: 1. La comunicación es un proceso semántico; depende para su uso de símbolos y reglas que han sido seleccionados por una determinada comunidad de lenguaje. 2. Es un proceso neurobiológico, en el cual los significados para símbolos particulares quedan registrados en las funciones de la memoria de cada individuo. Por lo tanto, el sistema nervioso central desempeña un papel decisivo en el almacenaje y la recuperación de las experiencias internas sobre aquellos significados. 3. Es un proceso psicológico; los significados de la palabra o de otros símbolos, para un individuo dado, son adquiridos mediante un aprendizaje. Estos significados desempeñan un papel central en la percepción del mundo y en la respuesta ante él. 4. La comunicación humana es un proceso cultural; el lenguaje es un conjunto de convenciones culturales. Es decir, el lenguaje de una sociedad es un conjunto de posturas, gestos, símbolos y la disposición entre todos ellos, que poseen interpretaciones compartidas o convenidas. 5. La comunicación es un proceso social; es el medio principal con el que los seres humanos son capaces de interactuar en formas significativas. Así, mediante un intercambio simbólico, los seres humanos pueden desempeñar papeles, comprender las normas de un grupo, aplicar sanciones sociales, valorar las acciones ajenas dentro de un sistema de valores compartidos. Esta integración de perspectivas muestra también hasta dónde es indispensable la comunicación para los seres humanos37. MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] · Barreras psicológicas: son aquellas que se producen por el tipo de personalidad, prejuicios, antipatías, problemas coyunturales, rivalidades personales, desconfianza, incomprensión, y otras. · Barreras semánticas: son aquellas interferencias provocadas por el lenguaje, el idioma y la educación que obstaculizan la comprensión del mensaje. · Barreras arquitectónicas: son las propias del ambiente físico como los elementos arquitectónicos, la decoración, la distribución de espacios, la distancia física. · Barreras por problemas de: – Distorsión: cambio o transformación del significado de un mensaje. – Omisión: eliminación intencional o no, de una parte o toda la información a transmitir. – Filtración: manipulación de información por parte del emisor, con la intención de que el receptor la interprete de manera favorable32. Facilitadores de la comunicación en la negociación Los siguientes elementos contribuyen a la comunicación tanto organizacional como personal, según sea el caso. · Instrumentos de información: cartas personalizadas, notas internas, avisadores, publicaciones, videos. · Instrumentos de comunicación interna: informes, entrevistas personalizadas, encuestas, seminarios, cursos de capacitación33. · Equipos de trabajo: pueden ser círculos de calidad, equipos de mejora de departamentos, equipos de progreso, y otros34. · Actitudes: son el esquema de valores formados en el individuo a partir de experiencias personales y vivencias sociales, tales como aprendizaje continuo, atención integral (imagen personal, puntualidad, amabilidad, cortesía, respeto, buenos modales, etc.), visión de futuro, proactividad (capacidad para reaccionar ante situaciones anómalas). · Aptitudes: implican la capacidad o habilidad potencial para realizar alguna tarea o acción todavía no aprendida pero que puede llegar a aprenderse, como trabajo en equipo, formación especializada, capacidad de respuesta, receptividad, profesionalidad35. La habilidad para comunicarse bien es lo que enciende el fuego en los demás. Es lo que convierte las grandes ideas en acción. Es lo que hace que todo sea posible. No hay una receta secreta para aprender a comunicarse bien, pero sí existen algunos conceptos básicos que pueden ser aprendidos con relativa facilidad y 63 Modelo de las relaciones entre significado, realidad y tipo de mensaje38 Significado Denotativo Estructural Connotativo Relaciones Signo-objeto Signo-signo Signo-objeto-persona Realidad Física Formal Social Propósito Informar Interpretar Persuadir Afirmación Observación Inferencia Juicio Propiedades Verdad Validez Opinión Prueba Verificación Consistencia interna Aceptación Fuente: BERLO, David El proceso de comunicación. Técnicas de obtención de conformidad • Promesa • Amenaza • Experiencia (positiva) • Experiencia (negativa) • Simpatía • Anticipo • Estímulo adverso • Deuda • Apelación moral • Sentimiento de sí (positivo) • Sentimiento de sí (negativo) • Modelo alternativo positivo • Modelo alternativo negativo • Altruismo • Estima (positiva) • Estima (negativa)39. INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 64 Importancia y uso correcto del interrogatorio Para crear resultados del tipo ganar/ganar es necesario conocer las necesidades, deseos y metas de la contraparte. Mientras se hace uso del proceso del interrogatorio, debe prestarse especial atención a las palabras, acciones, reacciones, hábitos y gestos del oponente, ya que ellos ofrecerán indicios de sus verdaderos pensamientos. Recordemos, como regla general, que quien tiene la mayor información gana la negociación. Para hacer buenas preguntas en las negociaciones, existen tres tipos de decisiones: · Qué cuestionamientos hacer. · Qué palabras usar. · Cuándo preguntar. Por qué la gente hace preguntas La gente hace preguntas por diversas razones, tales como: · Obtener información. · Estudiar la capacidad de discernimiento y el nivel de interés. · Determinar el estilo de comportamiento del oponente. · Estimular la participación. · Dar información. · Hacer pensar. · Volver la atención sobre un tema. · Llegar a un acuerdo. · Reducir la tensión. · Dar golpes efectivos. Los dos tipos principales de preguntas Las preguntas pueden ser de dos tipos: • Preguntas cerradas o restrictivas: generalmente buscan información específica y la mayoría de las veces la respuesta es un simple sí o no. Ejemplos: ¿le parece justo el precio? ¿Desea trabajar los días sábados? ¿Tiene vivienda propia? • Preguntas abiertas o expansivas: revelan mayor información y permiten revelar los puntos de referencia o pensamientos de la contraparte. Ejemplo: me da la impresión de que mi oferta le ha molestado, ¿qué aspectos del ofrecimiento le parecen más problemáticos? Las claves para el interrogatorio apropiado La forma en que se hace una pregunta es tan importante como la pregunta misma, de manera que deberán estructurarse cuidadosamente. Los siguientes son algunos puntos clave que ayudarán a obtener la información buscada: · Preparar un plan para el interrogatorio. · Conocer al oponente. · Ir de lo general a lo específico. · Calcular el momento apropiado. · Construir sobre las respuestas previas. · Pedir permiso para hacer una pregunta40. El arte de oir Existen dos muy buenas razones para escuchar a los demás: · Se aprenden cosas. · Las personas responden a quienes las escuchan. La importancia de escuchar no se refiere sólo a los entrevistadores profesionales, por supuesto. Es algo fundamental para cualquiera, en cualquier lugar y en Las tres trampas del arte de escuchar · Primero: hablar. · Segundo: prepararse exhaustivamente para hablar. · Tercero: todos tenemos filtros emocionales o «caparazones» que nos protegen de oír aquello que no deseamos. La habilidad de escuchar con atención Existen dos tipos importantes de habilidades para escuchar: · Con atención. · Interactivamente. Los siguientes instrumentos ayudarán a recibir mejor los verdaderos mensajes que la contraparte está tratando de transmitir: 1. estar motivado para escuchar. 2. cuando se tiene la necesidad de hablar, hacer preguntas. 3. estar atento a los indicios no verbales. 4. dejar que la contraparte cuente primero su historia. 5. no interrumpir al oponente cuando esté hablando. 6. no distraerse. 7. no confiar en la memoria. 8. escuchar con un objetivo en mente. 9. dar a la contraparte toda la atención. 10. contraatacar al mensaje, no a la persona. 11. no disgustarse. 12. recordar que es imposible escuchar y hablar al mismo tiempo. Habilidades para escuchar e interactuar Estas habilidades ayudan a asegurar el entendimiento de lo que el emisor está comunicando y confirmar nuestras opiniones. Las habilidades interactivas están constituidas por: · Clarificación: implica el uso de preguntas para obtener información adicional y analizar todos los aspectos de un asunto. · Verificación: implica parafrasear las palabras del emisor para asegurarnos de que estamos comprendiendo realmente y para revisar su significado e interpretación. · Reflexión: significa hacer notorio que sentimos empatía por los sentimientos de quien habla. La empatía es una habilidad adquirida, por lo que los siguientes puntos serán útiles en su aprendizaje: – Reconocer e identificar emociones. – Replantear el contenido. – Responder con evasivas. – Hacer suposiciones corteses. Una regla útil: Dios nos dio dos orejas y una boca, usémoslas pues, en la proporción correspondiente42. Un test de tres preguntas puede ayudarnos a saber si alguien está escuchando atentamente o no: – ¿Hace preguntas y espera las respuestas? – ¿Responde rápida y directamente a las preguntas que le hacen? – ¿Siente la otra persona que se la está escuchando con atención? Para cerrar, diremos que escuchar es una de las mejores técnicas de que disponemos para mostrar respeto al otro. Es una indicación de que lo consideramos un ser humano importante. Es una manera de decirle: «lo que piensas, haces y crees es importante para mí». Nadie es más persuasivo que quien sabe escuchar43 MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] cualquier momento en que espera comunicarse con los demás. Escuchar es la técnica individual más importante de todos los requisitos para la comunicación. Es más importante que la movilizadora oratoria; más importante que una voz potente; más importante que la capacidad de hablar varias lenguas. Y hasta más importante que el talento para la palabra escrita. El verdadero punto de partida de una efectiva comunicación comienza en una buena disposición para escuchar. Mucha gente piensa que escuchar es algo pasivo y hablar algo activo. Hasta las frases hechas que se usan en la conversación –«siéntese y escuche»– aluden a esta confusión generalizada acerca de qué es verdaderamente el acto de escuchar. Oír sencillamente lo que alguien dice es una actividad relativamente pasiva. Pero escuchar con atención y compromiso es un deporte sumamente activo41. Muchos problemas de comunicación en las negociaciones son atribuibles a las pobres habilidades para escuchar. Para ser un buen escucha es necesario ser objetivo. Esto quiere decir que debe tratarse de entender las intenciones detrás del mensaje de la contraparte, y no sólo aquello que uno desea comprender. De todo lo que el oponente dice, uno debe preguntarse: ¿por qué me dice eso? ¿Cuál cree que será mi reacción? ¿Está siendo honesto?, etc. 65 Notas URY, William Supere el NO; cómo negociar con personas que adoptan posiciones obstinadas, págs. XIII y XIV. 2 Idem, pág. 6. 3 BAZERMAN, Max H. Y NEALE, Margaret A. La negociación racional en un mundo irracional, Prefacio, págs. 11 a 14 4 COVEY, Stephen R. Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, págs. 32 a 38. 5 HUNTER, James C. La paradoja; un relato sobre la verdadera esencia del liderazgo, págs. 57 y 58. 6 En: www.geocities.com/negoziazion/prision1.html 7 MYERS, David G. Psicología social, capítulo 13, pág. 525. 8 Idem, págs. 528 a 531. 9 Idem, págs. 532 a 533. 10 Idem, págs. 533 a 535. 11 Idem, págs. 535 a 541. 12 Idem, pág. 542. 13 Idem, págs. 545 a 555. 14 Idem, pág. 555. 15 Idem, págs. 562 a 564. 16 Idem, págs. 556-557. 17 Idem, pág. 561. 18 DIEZ, Francisco El arte de negociar, págs. 193 a 201. 19 BAZERMAN, Max H. y NEALE, Margaret A. La negociación racional en un mundo irracional, capítulo 2. 20 Ídem, capítulo 3. 21 Ídem, capítulo 4. 22 Ídem, capítulo 5. 23 Ídem, capítulo 6. 24 Ídem, capítulo 7. 25 Ídem, capítulo 8. 26 RODRIGUEZ ESTRADA, Mauro y RAMOS R., José Ramón Técnicas de negociación, capítulo 11. 27 URY, William Supere el NO!, págs. 36 a 40. 28 STAK, Peter B. Todo es negociable, capítulo 9. 29 MURRO, Carlos F. Negociemos!; herramientas eficaces para soluciones reales, capítulo 10. 30 Ídem, capítulo 9, pág. 128. 1 INSTITUTO MOISES LEBENSOHN / www.iml.org.ar 66 PINEDA DE ALCAZAR, Migdalia Los Paradigmas de la Comunicación: Nuevos enfoques teóricos-metodológicos, págs. 1 a 3. 32 OLIAS de LIMA GETE, Blanca y otros La nueva gestión pública, capítulo 9, págs. 260 a 271. 33 Ídem, pág. 273. 34 Ídem, pág. 274. 35 Ídem, pág. 281. 36 LEVINE, Stuart R. y CROM, Michael A. Descúbrase como líder, capítulo 2, págs. 35 y 36. 37 DURANTE, Rola Las organizaciones que aprenden, capítulo 9, págs. 119 y 120. 38 Idem, pág. 122. 39 REARDON, Kathleen Kelley La persuasión en la comunicación; teoría y contexto, capítulo 7, pags. 170 y 171. 40 STAK, Peter B. Todo es negociable, capítulo 4. 41 LEVINE, Stuart R. y CROM, Michael A. Descúbrase como líder, capítulo 6, págs. 90 a 94. 42 STAK, Peter B. op. cit., capítulo 5. 43 LEVINE, Stuart R. y CROM, Michael A. op. cit., págs. 95, 97 y 103. 31 Bibliografía DURANTE, Rola Las organizaciones que aprenden (Buenos Aires, MACCHI, 1998) LEVINE, Stuart R. y CROM, Michael A. (Dale Carnegie & Associates, Inc.) Descúbrase como líder; cómo ganar amigos, influir sobre las personas y tener éxito en un mundo cambiante; trad. Julio Sierra (Buenos Aires, Sudamericana, 2001) OLIAS de LIMA GETE, Blanca y otros La nueva gestión pública (Madrid, Prentice Hall, 2001) PINEDA DE ALCAZAR, Migdalia Los Paradigmas de la Comunicación: Nuevos enfoques teóricos-metodológicos, en: INNOVATEC-INNOVARIUM INTELIGENCIA DEL ENTORNO C.A., http://www.innovarium.com REARDON, Kathleen Kelley La persuasión en la comunicación; teoría y contexto; trad. Marta Vassallo (Barcelona, PAIDOS, 1991) STAK, Peter B. Todo es negociable (México, McGraw-Hill, 1995) Contenido del Programa Nacional de Formadores Multiplicadores del IML MODULO 1 Naturaleza del radicalismo - 117 años luchando por la Igualdad, la Libertad y la Justicia MODULO 2 Reflexiones sobre el partido - La búsqueda de un partido popular y moderno MODULO 3 Estructura y Dinámica del poder político en la Argentina (19832003) - El desafío de forjar un nuevo sector dirigente para la Democracia. MODULO 4 Democracia y ciudadanía - La democracia en América Latina MODULO 5 Democracia y política - Diseño Institucional y la Política de los Partidos MODULO 6 Democracia y Estado - Estado moderno. Conceptualización, génesis y funcionamiento. MODULO 7 Economía y Democracia - Libertad y equidad social: puntales del desarrollo MODULO 9 Negociación y Resolución de conflictos - Conflicto y negociación como fenómenos políticos democráticos MODULO 10 El político como un líder democrático - Desafíos y oportunidades de nuevos liderazgos democráticos MANUAL DE SUGERENCIAS PARA MULTIPLICADORES Manual de sugerencias generales – Manual de sugerencias específicas para cada módulo del Programa MODULO 9: NEGOCIACION Y RESOLUCION DE CONFLICTOS / [email protected] MODULO 8 Democracia y Relaciones Internacionales - La diplomacia radical: Entre la autodeterminación y la integración al mundo 67