La palabra ceguera significa, según el Diccio

Anuncio
GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ
DE LA
PEÑA
La historia de la ceguera
y su relación con el diseño
Gloria Angélica Martínez de la Peña
Alumna del doctorado en Ciencias y Artes
para el Diseño de la UAM-Xochimilco
Para poder dar visibilidad a la discapacidad, y entender
este complejo núcleo social, es preciso contextualizarlo
en la dinámica social y ubicarlo en el tiempo. El texto
tiene como objetivo presentar una revisión histórica de la
temática de la discapacidad visual. Para la realización de
este recorrido se han retomado ejemplos de las manifestaciones artísticas de diferentes culturas, que en distintas
épocas han dado cuenta de la ceguera.
Esta revisión permite conocer las concepciones de la
discapacidad a las conceptualizaciones contemporáneas
y entender cómo han influido en la construcción de los
modelos teóricos que circundan a la discapacidad.
En aras de proponer un diseño incluyente, el diseño
no puede ni debe mantenerse al margen de los retos que
implica el trabajo con la discapacidad, por lo cual resulta
de primordial importancia conocer los antecedentes de
esta temática.
The social dynamic of this disability must be contextualized and situated in time if is to become visible and this
complex group understood. This paper presents a historical review of visual impairment through examples of
how blindness has been portrayed in the art of different
eras and cultures.
This review enables an understanding of contemporary
conceptualizations of visual impairment and how they
have influenced the construction of theoretical models
about the disability.
If design is to be inclusive, it cannot ignore the challenges involved in dealing with disability. For this reason it
is also important to explore the background of the issue.
Palabras clave: historia, arte, discapacidad visual, ceguera, diseño.
Keywords: history, art, visual impairment, blindness,
design.
[…] la discapacidad es la disarmonía con el entorno en la que ambos elementos, entorno y persona,
son responsables de los esfuerzos que se hagan para atenuarla o compensarla.
Stephen Hawkings
INTRODUCCIÓN
La palabra ceguera significa, según el Diccionario de la Real Academia Española, “una
total privación de la vista”. Por otra parte, se
encuentra también la caracterización oftalmológica de este padecimiento, que lo precisa
como “la ausencia total de la percepción visual,
incluyendo la percepción luminosa”.1 Estas
explicaciones son simples menciones de las
características del sentido de la vista de una
persona o, en su caso, de la ausencia total de
éste. En realidad, no aportan significaciones
de esta discapacidad, analizada como un fenómeno social y mucho menos ilustran cuál ha
sido su evolución histórica. El interés particular de este ensayo es describir las diferentes
conceptualizaciones tanto de la ceguera como
Vicente Pelechano, De Miguel A. e Ibáñez I., “Las personas con deficiencias visuales”, en Miguel Ángel Verdugo Alonso
(dir.), Personas con discapacidad: perspectivas psicopedagógicas y rehabilitadoras, Siglo XXI, Madrid, 1995, p. 341.
1
157
I
N V E S T I G A C I Ó N
Y
D I S E Ñ O
2006
del ciego a lo largo de la historia, cómo se han
construido y se han ido modificando, para
comprender qué significa este fenómeno en
la actualidad, tomando como punto de partida
cuáles han sido sus definiciones, sus significados y, en algunos casos, las representaciones
que se han dado de él.
Para poder comprender qué significan conceptos como discapacidad visual, ceguera y
ciego es preciso ubicarlos y contextualizarlos
en el tiempo, es decir, hallar su evolución histórico conceptual. Para tal efecto, se reseñará
(de manera sintética) la historia de la ceguera
en diferentes épocas, tomando como referente
algunas expresiones artísticas (literarias y plásticas), que permitan ejemplificar las diferentes
conceptualizaciones de esta discapacidad. En
resumen, en este texto se describirá cronológicamente cómo se han construido socialmente
los conceptos tanto de la ceguera como del
ciego a lo largo de los grandes periodos históricos, y al final del documento se resaltará la
importancia de retomar este fenómeno social
como tema importante a incluir en el quehacer
del diseño.
la casualidad. Para encontrar muchas de las
respuestas, se hace necesario girar la mirada
y revisar el pasado hacia el desarrollo histórico de la problemática en cuestión, para poder
comprender el porqué de su realidad actual.
El historiador Moshe Barasch2 y algunos
otros investigadores3 señalan que las personas
hoy llamadas personas con discapacidad, han
sido denominadas y tratadas de muy diferentes
formas a lo largo de la historia. Algunas veces
eran vistas como seres endemoniados a los
cuales era necesario eliminar, o como enfermos cuya presencia se consideraba un peligro
para los demás ya que podían contagiar a otras
personas, por lo tanto, se les encerraba en
grandes instituciones. En otras épocas fueron
tratados como subnormales o como inválidos.
La discapacidad, y en especial la ceguera,
era considerada en la Antigüedad como una
desgracia que le sucedía a las personas, es decir, que éstas se encontraban privadas de dones
o capacidades que las personas comunes sí poseían. La ceguera se percibía con un carácter
enigmático, con cierto toque de misterio y al
mismo tiempo con cierta fascinación.
Una hipótesis importante del presente artículo es que, la manera en la que la discapacidad se entendía y se entiende es un producto
eminentemente cultural; las actitudes sociales
hacia las personas con discapacidad son consecuencia de lo que la gente cree que es la
discapacidad. Creencias que resultan fundamentales, ya que también forman parte de los
supuestos y prácticas discriminadoras de la
discapacidad. Etiquetas como “cojo”, “tullido”, “inválido”, “tarado”, “impedido”, “retrasado”,4 “ciego”, “tuerto”, “bizco” “raro”, implican tanto una pérdida funcional, como una
LA DISCAPACIDAD VISUAL EN EL TIEMPO
Y SU RELACIÓN CON EL DISEÑO ACTUAL
Actualmente, la discapacidad es considerada
como un fenómeno social, pero no siempre ha
sido entendida de esta manera. En este ensayo,
trataré de ubicar la problemática de la discapacidad visual (específicamente de la ceguera)
en el tiempo, ya que, como señala Braudel,
los problemas sociales actuales –y la manera
en la que se les aborda– no son producto de
2
Moshe Barasch, La ceguera. Historia de una imagen mental, Ensayos Arte Cátedra, España, 2003.
Apuntes para la conferencia inaugural y para la participación en una mesa redonda de la Primera Convención Nacional
organizada por la Fundación ����� sobre Integración Laboral para Personas con Discapacidad (retraso mental) en la
Ciudad de Guatemala, del 28 al 31 de mayo de 2001.
3
4
L. Barton (comp.), Discapacidad y sociedad, Morata, Madrid, 1998.
158
GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ
carencia de valor. Particularmente en Grecia y
Roma, según cita Barasch,5 los ciegos eran “un
espectáculo habitual” y esto provocó el aumento de la sensación de misterio que rodeaba
a los invidentes. También se creía que estaban
en contacto con mundos diferentes.
La ceguera en términos de experiencia y
sensación, según Barasch, se percibe en tres
niveles diferentes. En primer nivel, se distingue como una grave deficiencia física que daña
una de las funciones esenciales del cuerpo,
a la cual la ciencia médica ha intentado dar
múltiples respuestas. En segundo, se exponen
las causas que producen la ceguera. En la Antigüedad esta deficiencia se atribuían a fuerzas
sobrenaturales, dioses o demonios que dejaban
ciegas a las personas. La ceguera era entendida
como un castigo por la transgresión de una ley
básica, ya fuera ésta natural, moral o religiosa.
Por último, un tercer nivel toma en cuenta las
creencias, ya que a la ceguera se le atribuía un
significado inherente propio,6 es decir, que las
personas se quedaban ciegas por haber cometido algún pecado, o bien, porque se encontraban
pagando alguna falta cometida o heredada.
Existen variedad de adjetivos que han tomado la categoría de sustantivos para categorizar
la discapacidad provenientes de distinto campo
semántico. Las definiciones y categorizaciones
propuestas plantean dificultades que acaban
atrapando a las personas en clasificaciones.
En diferentes estudios y textos revisados
para preparar este artículo, los historiadores
han planteado un doble eje diferenciador del
tema de la discapacidad: uno sincrónico, interior a cada contexto cultural; y otro diacrónico, que permite establecer grandes periodos
históricos. El primero de estos ejes refiere las
actitudes, activas o pasivas, de apoyo o recha-
5
DE LA
PEÑA
zo, hacia los portadores de deficiencias, que
no han sido sucesivas a lo largo de la historia,
sino que han coexistido y se han entrelazado
en cada contexto social, tomando diferentes
formas. Con frecuencia, esta ambivalencia de
actitudes se encontraba ligada a la posición
socioeconómica de las familias, reforzándose
los cuadros de exclusión entre los más pobres. El eje diacrónico se inició al producirse
una transformación decisiva que tuvo lugar
cuando se dio el paso de un enfoque animista
(deficiencias ligadas a poderes sobrehumanos,
pecados cometidos), hacia otro técnico-secularizado, que consideraba las discapacidades
como resultado de alguna enfermedad, congénita o sobrevenida a lo largo de la vida.7
LA CEGUERA EN LA ANTIGÜEDAD
El enfoque técnico-secularizado tuvo precedentes importantes en la Antigüedad, sobre
todo en la Grecia clásica, momento en el cual
los trastornos mentales fueron considerados
por primera vez como fenómenos naturales y
se inició la vía de la medicina naturalista, con
Hipócrates como figura clave. La Antigüedad,
señala Barasch, es un periodo relevante por
las múltiples representaciones que se dieron
sobre la ceguera. En esa época, la ceguera era
vista como un desastre que sobrevenía a las
personas, y al mismo tiempo era una situación
inquietante que estaba envuelta de misterio.
Los ciegos que caminaban vacilantes, dependiendo únicamente del tacto, era un espectáculo habitual en Grecia y Roma. La ceguera
era considerada un mal universal y parece que
también fue universal el rechazo social que han
heredado estas personas.
M. Barasch, op. cit., p. 19.
6
Ibid., p. 21
7
A. L. Aguado, Historia de las deficiencias, Escuela Libre, Madrid, 1995, p. 71.
159
I
N V E S T I G A C I Ó N
Y
D I S E Ñ O
2006
Para Barasch, el significado antiguo de la
ceguera era ambiguo, ya que los ciegos no
eran percibidos de una sola manera: podían ser
al mismo tiempo buenos, malos, sospechosos,
dignos de confianza, desgraciados y dichosos.
Ser ciego significaba ser un desventurado que
carecía de la vista pero, paradójicamente y de
manera simultánea, poseía capacidades misteriosas y sobrenaturales. La explicación más
frecuente de este periodo acerca de la ceguera
es que la persona ciega había visto a los dioses; esta deficiencia era el correctivo dado a
la persona en señal de castigo por la ofensa
cometida; era concebida como la “culpa de un
encuentro con lo divino”.8
Un rasgo significativo de esta época es que
se creía que los ciegos tenían la capacidad de
comunicarse con mundos que estaban fuera
del alcance de los mortales, como si tuvieran
“el don de ver lo que va a suceder”, es decir,
de conocer el futuro.
Según Barasch, en la Antigüedad clásica se
identifican dos razonamientos principales acer-
ca de la ceguera: el primero consiste en que
ésta era causada por haber ofendido a los dioses
y se entendía como una condena al infractor.
Una segunda connotación era la concepción
natural, según la cual esta discapacidad era
normal, ya que por envejecimiento las personas
mayores iban perdiendo gradualmente la vista:
“la muerte de los ojos precede a la muerte de
la persona”.9 Una segunda causa natural de ceguera identificada, además del envejecimiento,
era la enfermedad, que significaba la invasión
del exterior en la integridad del cuerpo. La excepcional curación de la ceguera, –cuando ésta
era causada por enfermedad– se entendía como
algo milagroso.
En este contexto es interesante citar la concepción mitológica que se tenía en el mundo
antiguo acerca de la ceguera. La mitología griega considera la ceguera como castigo y estaba
cargada de culpa. Algunos ejemplos son Poliméstor, que es cegado por Hécuba (ya que éste
le había matado al hijo), y Edipo, que se ciega a
sí mismo por haber cometido actos impropios.
Edipo
Fuente: www.poesiadelmomento.com/
luminarias/mitos/42.html. Consultado
el 19-01-2007.
8
M. Barasch, op. cit., p. 23.
9
Ibid., p. 33.
160
gún hace referencia Barasch, es el concepto
que se denomina con la palabra griega até. Si
bien su significado exacto se desconoce, se interpreta como “la encarnación de la ceguera en
el crepúsculo”. Literalmente, até debe traducirse como ceguera, no obstante, no alude a un
estado físico explícitamente. El término evoca
“todo un conjunto de situaciones de carácter
psicológico, cultural y religioso. No excluye
por completo el sentido de la ceguera física,
temporal o permanente, y denota con más frecuencia, ceguera mental, capricho, insensatez,
ruina, calamidad y desastre”.10 Este término se
encuentra con frecuencia en la poesía clásica
griega, esencialmente en la tragedia.
Entre los personajes importantes de la historia, el ciego más famoso de la Antigüedad
es sin duda Homero, que representaba la ambigüedad del significado de la ceguera de esa
época, ya que, aunque sus ojos no veían, estaba dotado del don de la visión interior que llegaba hasta los abismos del futuro que los seres
humanos corrientes no podían conocer. Homero era la encarnación de la ceguera numinosa
(como manifestación religiosa o mágica). Si
bien se intuía que había cometido una falta a
los dioses, no se sabía exactamente cuál, pero
había sido sancionado con la ceguera.
Tiresias
Fuente:
www.seamchecker.com/
tiresias.html. Consultado el
11-02-2007
La mitología también atribuía la ceguera a
la trasgresión de tabúes sexuales primordiales,
como el incesto. Igualmente el pecado ocular
era castigado con la ceguera instantánea: el
tema de un hombre cegado por haber visto a
una diosa desnuda se conoce en varias versiones. Por ejemplo, Tiresias que había visto
desnuda a la diosa Atenea; Eurimanto, que
vio desnuda a Afrodita cuando se bañaba, y
Filipo de Macedonia que había visto a Amón
(disfrazado de serpiente) cuando hacía el amor
a Olimpia, la esposa del propio Filipo. El hecho de ver a los dioses desnudos o vestidos era
una falta inadmisible que ameritaba la ceguera
instantánea como condena inminente.
La concepción antigua acerca de que los
ciegos tenían contacto con otra realidad distinta a la del resto de las personas destaca las cualidades misteriosas de los ciegos. Es así como
en la Antigüedad surge la figura del “adivino
ciego”, con el don de la visión sobrenatural.
Este personaje representa una importante contradicción, ya que por una parte sobresale su
deficiencia física, pero al mismo tiempo se
reconoce que posee revelaciones secretas que
le son confiadas a partir de una experiencia
visual interna.
Otro término antiguo que se utilizaba para
denominar tanto un tipo de ceguera física como
metafórica, aunque no de manera absoluta, se-
Homero
10
Fuente: www.culturaclasica.com/biografias/homero.html.
Fecha de consulta 27-01-2007
Ibid., p. 51.
161
I
N V E S T I G A C I Ó N
Y
D I S E Ñ O
2006
LA CEGUERA EN LA EDAD MEDIA
interesante brindar la referencia de que existen
representaciones del Anticristo tuerto, visto de
perfil, en los manuscritos iluminados anglofranceses del Apocalipsis del siglo XIII.
Avanzando en el recorrido histórico, y haciendo
referencia a las investigaciones de Barasch, se
dice que en el mundo paleocristiano no desapareció la opinión heredada según la cual la ceguera era considerada un castigo. Sin embargo,
aparecieron nuevos elementos de interpretación
de este estado. La ceguera era considerada una
afección temporal de la cual era posible liberarse convirtiéndola en un rasgo de la experiencia
del éxtasis. Se concebía la ceguera como una
“visión sobrenatural” cuyo alivio era efecto de
un milagro y de los actos de fe. Estas nuevas
interpretaciones establecieron un contexto interpretativo diferente en la Edad Media.
La cultura medieval se desvió a menudo
de las actitudes que informaron los primeros
siglos de la era cristiana y creó conceptualizaciones nuevas acerca de la ceguera. En esta
época coexistieron tres representaciones: las
imágenes míticas, la experiencia directa del
entorno físico y social, y la fusión de ambas.
El primer personaje mítico medieval referido en las investigaciones de Barasch fue el
Anticristo que, aunque no era completamente
ciego, sí tenía los ojos diferentes: uno en tamaño normal, brillante y atrayente; otro pequeño
y oscurecido. El Anticristo era la personificación del mal radical, supremo y apocalíptico. Sus características eran la violencia y la
crueldad. Era el malvado tirano, perseguidor
sediento de sangre: “La imagen del Anticristo
con ojos asimétricos gozó evidentemente de
gran difusión… el ojo pequeño y oscuro puede indicar ceguera” y ésta consecuentemente
adquiría una relación directa con el mal.11
En la Antigüedad tardía y en la Edad Media,
la falta de un miembro se consideraba como
una característica que provenía del demonio.
Los tuertos evocaban algunas asociaciones
de ceguera aunque ésta sólo fuera parcial. Es
11
Anticristo
Fuente: www.freeforumzone.com/viewmwssaggi.aspx?f=18177&idd=39.
Consultado el 03-02-2007
Una sorprendente innovación medieval en
la interpretación y representación de la ceguera, y en la actitud hacia ella, fue la distinción
entre los ciegos según dos niveles de valor y
dignidad: se encuentran la ceguera de las figuras nobles y heroicas (todas ellas alegóricas o
metafóricas) y también las figuras de los ciegos auténticos, normalmente de clase baja, que
sí podían ser vistos en la vida cotidiana. Esta
divergencia influyó –dice Barasch– tanto en la
interpretación intelectual de la ceguera, como
en la actitud emocional hacia ella.
M. Barasch, op. cit., pp. 105-110.
162
GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ
Ibid., p. 143.
13
Ibid., p. 189.
PEÑA
LA CEGUERA EN EL RENACIMIENTO
Y EL BARROCO
En la Edad Media se destacan tres aspectos
principales acerca de la ceguera: 1) se imaginaba a los ciegos y a la ceguera en general en
dos niveles: los nobles, que se representaban
alegóricamente y los comunes, generalmente
representados como mendigos; 2) las figuras
alegóricas que se imaginaban ciegas eran de
naturaleza intrínsecamente ambigua, eran rechazadas y consideradas pecaminosas, (por
ejemplo, la Lujuria y la Muerte); 3) existía
una señal visible de diferenciación entre los
ciegos, según la cual los nobles eran representados con una venda en los ojos como señal
del carácter simbólico y abstracto que marcaba
una diferencia social. El mendigo ciego apareció como vínculo entre la ceguera y la culpa,
combinándose con la diferenciación entre ciegos “altos y bajos”: el mendigo ciego era de
clase baja y secular. En esta época aparece
también la figura del ciego y su lazarillo, como
representación de la extrema dependencia de
la ayuda que se le ofrezca.
Las representaciones medievales de los ciegos se identifican por los gestos del personaje:
la mano extendida es el gesto más característico y se convirtió en un distintivo abreviado de
la ceguera. Según Barasch, “todo el que carece
del sentido de la vista depende del sentido del
tacto (y del oído)”.12 En las artes visuales el
ciego que avanza a tientas surgió, al parecer,
en la Baja Edad Media y el Renacimiento.
Los ciegos en el siglo XIII eran considerados seres ridículos y fueron retomados como
personajes de exhibición pública. Un ejemplo
es la obra teatral conocida como El chico y el
ciego que data de mediados de ese siglo y que
fue exhibida en la feria de Tournai. Esa obra
teatral es un claro ejemplo de la adhesión de la
ceguera a las demás discapacidades que se exhibían irónicamente provocando la risa y burla
de los espectadores.
12
DE LA
Durante el Renacimiento, se heredaron los
significados que se tenían de la ceguera en el
pasado, pero también surgió una nueva interpretación, la cual se basó en el resurgimiento
de la imagen de Homero, el poeta ciego. Lo
que se acentúa en él era su mirar hacia adentro,
no su ceguera física. Esta actitud de Homero
era “señal del sabio divinamente inspirado que
contempla los secretos de los dioses, inmersos
en el proceso de la creación”.13 La interpretación renacentista de la ceguera rescata dos
aspectos: uno, la idea antigua de que la culpa
(fuese conocida o desconocida) es causa y explicación de la ceguera parece haber desaparecido del lugar protagónico, para dejar su sitio
a la reinterpretación renacentista de la ceguera
de Homero, considerado un héroe espiritual.
El segundo aspecto, aunque no tan destacado,
es la idea del artista renacentista que crea por
introspección, de tal manera que Homero representó la imagen del artista que genera su
obra creativa introspectivamente.
La ceguera no figuró de manera destacada
en el siglo XVI ni en el XVII. No obstante, la
figura del ciego se transformó en el Barroco, cuando la experiencia visual desempeñó
un papel fundamental en la cultura de este
periodo. Entonces, se pensaba que la visión
garantizaba la experiencia inmediata del mundo sensible. El poder de la visión, siguiendo a
Barasch, era el que confería a las artes visuales
(la pintura y la escultura) una posición destacada en el mundo intelectual de la época. La
obra visual era considerada como un registro
de la exploración científica y como un medio
de difusión, sobre todo religiosa. Sin embargo,
los científicos y pensadores del siglo XVII cuestionaron la fiabilidad de la experiencia visual,
163
I
N V E S T I G A C I Ó N
Y
D I S E Ñ O
2006
argumentando que ésta podía ser engañosa. La
debilitación de la confianza en lo visual implicaba que lo que se atestigua con los ojos debe
ser analizado y comprobado. No obstante, la
figura del ciego es marginal tanto en la imaginación como en la iconografía de la época
Barroca, aunque su imagen refleja las nuevas
inclinaciones y características de la cultura del
XVII. El problema de los sentidos, de lo que la
experiencia sensorial puede o no proporcionar,
fue uno de los grandes temas de este periodo:
“es el escepticismo radical de Descartes en
relación con las imprecisiones de los sentidos
la fuente principal de conocimiento”, dice Barasch. La yuxtaposición en el uso de diferentes
texturas, ilustra una dimensión de los objetos
materiales, para cuyo conocimiento es necesario destacar el sentido del tacto. Galileo subrayó que “el tocar nos puede informar de los
salientes y depresiones de una estatua o cualquier otro objeto material”, haciendo hincapié
en la textura como un ámbito del mundo material que se puede conocer a través del sentido
del tacto: “Entran en el ámbito de este sentido
(el tacto) también la blandura y la dureza, el
calor y el frío, la tersura y la aspereza, el peso
y la ligereza”.14 Para Barasch, experimentar un
objeto por medio del tacto requiere que no se
experimente por medio de la vista. Con el fin
de poner de manifiesto la total exclusión de la
experiencia visual, la ceguera en esta etapa
histórica es sencillamente la exclusión de la
visión. Antes de este periodo, la figura del
ciego oscilaba entre el mendigo de clase baja,
muchas veces asociado al engaño, el pecado y
la culpa, y el adivino cantor y mítico poseedor
de dones sobrenaturales.
En las representaciones de los ojos del ciego
habían aparecido dos modelos principales que
se habían cultivado durante muchos siglos: uno,
que era renuente a mostrar los ojos, para indicar
que una persona estaba ciega, se le representaba con una venda sobre ellos. El otro modelo
era la representación de un rostro con los ojos
deformes. Un ejemplo claro de este tipo de manifestaciones es la pintura La parábola de los
ciegos de Pieter Brueghel, que se encuentra en
el Museo de Capodimonte en Nápoles.
La parábola de los ciegos (1568). Pieter Brueghel. Museo e Galleria Nazionale di Capodimonte (Nápoles, Italia).
14
Edwin Panofsky, Galileo as a Critic of the Arts, Nijhof, La Haya, 1954, en Barasch Moshe, op. cit., p. 195.
164
GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ
Asimismo, en la figura del mendigo ciego que predomina en el siglo XVII se pueden
distinguir dos actitudes contrapuestas: una, la
heredada, que los identifica como impostores,
como figuras demoniacas y rebeldes. Incluso,
en ocasiones se consideraba que estos personajes producían también ceguera, por ejemplo
a los niños. La segunda actitud corresponde a
la antigua concepción de que la ceguera era un
castigo por los pecados que se habían cometido, por lo tanto, los mendigos ciegos eran la
imagen de los pecadores.
DE LA
PEÑA
hombre. Aunque no se expresa claramente, la
compasión por el ser humano ha existido en
todas las épocas, aparece gente que ha sentido
piedad por quienes no ven y no pueden encontrar su camino sin ayuda. En muchos periodos
de la historia los invidentes vivían de las limosnas que les daba la gente, lo cual determina
en gran medida la actitud social que incluso
prevalece en la actualidad.
El segundo enfoque que aparece en los
diferentes periodos históricos es que los ciegos mantienen un vínculo especial con una
realidad sobrenatural. Una de las consecuencias de esta perspectiva es que los invidentes
eran considerados como seres demoniacos. En
casos infrecuentes se consideraba a los ciegos
como personas proféticas, dotadas de gracias y
poderes de adivinación.
A partir de la edad moderna temprana, según hace referencia Barasch,16 cuando se inició
la secularización, comenzó a tomar forma un
tercer modo de entender la ceguera, los ciegos
y en especial su mundo interior. A mediados
del siglo XVIII esta actitud se cristaliza gracias
a la aparición de un documento escrito por
Denis Diderot, llamado Carta sobre los ciegos (Lettre sur les aveugles). Este documento, publicado clandestinamente hacia 1749,
originó el encarcelamiento del intelectual en
Vincennes y representó una de las primeras
obras independientes de Diderot. En este tratado existen planteamientos verdaderamente
revolucionarios, sobre todo por la dirección
general del pensamiento que se encaminaba a
explorar el mundo interior de los ciegos desde
su estructura y funcionamiento.
La Ilustración aportó nuevas actitudes y un
nuevo enfoque de la ceguera, ya que en este
periodo se presentan dos componentes importantes de la vida espiritual del siglo XVIII: el
SIGLO XVIII: LA ILUSTRACIÓN
Y LA CEGUERA
Sobre el mendigo ciego recayó entonces un
doble tormento: por un lado, estaba aquejado
por una discapacidad física y, por otro, era
abrumado por el odio que motivaba la culpa.
Es en esta época de secularización cuando
cambia la percepción de los ciegos y son reconocidos como personas que sufren por la
carga continua de una incapacidad incurable.
En el siglo XVIII, Luis IX15 fundó en París algunos hospitales donde se cuidaban grupos de
inválidos, leprosos y ciegos. Los ciegos, no
obstante, no se encontraban en un estado de
aislamiento estricto, se les permitía salir para
que, en las calles, la gente les diera limosnas,
aunque únicamente podían salir en grupos pequeños de no más de tres ciegos.
A lo largo de la revisión histórica de la ceguera, siguiendo las aportaciones de Barasch,
se ha destacado que en todas las épocas coexistieron dos enfoques básicos de la ceguera. En
el primero de éstos se entiende al ciego como
un ser desdichado, incapacitado, que carece
del don de la vista, altamente apreciado por el
15
Geremek, Les marginaux parisiens, en Barasch Moshe, op. cit., p. 198.
16
M. Barasch, op. cit., p. 204.
165
I
N V E S T I G A C I Ó N
Y
D I S E Ñ O
2006
primero era la crítica. Los filósofos juzgaban
críticamente las creencias heredadas acerca de
la naturaleza de los ciegos basada en supersticiones y cuestionaban que éstos poseyeran una
naturaleza demoniaca. El otro componente era
el rechazo de estas supersticiones y la manifestación de un profundo interés por la experiencia
sensorial, específicamente por la naturaleza de
esta percepción, además del papel que ambas
desempeñan en la vida de la mente en general,
y en el proceso cognitivo en particular.17
En el siglo XVIII se pensaba que la principal finalidad del conocimiento científico era
la descripción (esa atenta observación de los
fenómenos naturales que reemplazaba a la formulación matemática) y la meta suprema del
conocimiento se concentraba en aprehender
la amplitud de la naturaleza y la diversidad
de sus formas. En esta época surge el sorprendente y destacado planteamiento realizado
por William Molyneux, quien cuestionaba “si
efectivamente las experiencias derivadas de
un sentido nos permiten aprehender y comprender lo que percibimos a través de otro
sentido diferente”.18 Por ejemplo, ¿se puede
pasar de la experiencia del tacto a la vista?
Este debate es, en realidad, el trasfondo de la
Lettre de Diderot, justo cuando en esa época
también se habían extraído quirúrgicamente,
y por primera vez, las cataratas a una niña
que había nacido ciega. Esta transición de la
ceguera a la visión influyó en la forma de pensamiento de la época y fue decisivo en su evolución.19 Diderot considera que “todo nuestro
conocimiento y nuestras ideas tienen su origen
en la experiencia de los sentidos. Nada hay en
la mente que no estuviera antes en los senti17
Ibid., p. 205.
18
Ibid., p. 206.
19
Ibid., p. 207.
20
Id.
dos: este era el dogma de la filosofía empírica
de la época”.20 Estas afirmaciones modificaron
completamente la concepción tradicional y
heredada de lo que era la ceguera y pusieron
en tela de juicio hasta qué punto esta falta de
visión era realmente discapacitante.
En la Carta, Diderot se preguntaba qué podían saber del mundo que los rodeaba aquellas
personas en estado de ceguera total. El filósofo
agudizó su planteamiento acerca de si los ciegos podían aprehender y juzgar la belleza, y
particularmente la simetría.
Este ciego juzga muy bien las simetrías. La simetría, que tal vez es un asunto de pura convención
entre nosotros, lo es, en muchos aspectos, entre
un ciego y los que ven. A fuerza de estudiar, mediante el tacto, la disposición que exigimos entre
las partes que componen un todo para calificarlo de hermoso, un ciego consigue hacer una
justa aplicación de este término. Pero cuando
dice esto es hermoso, él no juzga, simplemente
aplica el juicio de los que ven: ¿y qué otra cosa
hacen las tres cuartas partes de las personas que
deciden sobre una obra de teatro, tras haberla
visto u oído, o sobre un libro, tras haberlo leído? La belleza para un ciego no es más que una
palabra, cuando está separada de la utilidad; y
con un órgano de menos, ¡cuántas cosas cuya
utilidad se les escapa!21
Diderot trata de demostrar que el sentido del tacto, del cual depende el ciego, es capaz de proporcionarle la experiencia simultánea de diferentes
objetos y de las diferentes partes de un todo.
El sentido del tacto es fuerte en los ciegos y
de este modo compensan la falta de visión,
Denis Diderot, Carta sobre los ciegos seguido de Carta sobre los sordomudos, traducción y notas de Julia Escobar, Fundación
���� y Pre-Textos, Madrid, 2002. p. 7.
21
166
GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ
enriqueciendo habilidades que los videntes no
poseemos ya que las sensaciones táctiles enriquecen la percepción.
DE LA
continuidad. La memoria a su vez, le permite
recordar sensaciones aun cuando los cuerpos
no estén presentes. La memoria o el recuerdo,
les permite imaginar, generar ideas de figuras,
de cuerpos, de situaciones y de conceptos, que
actualmente denominamos imágenes mentales; imágenes construidas a través de la experiencia perceptiva del tacto.
Si alguna vez un filósofo ciego y sordo de nacimiento hiciera un hombre a imitación del de
Descartes, os puedo asegurar, señora, que situaría el alma en la punta de los dedos; porque
es ahí de donde le vienen sus principales sensaciones y todos sus conocimientos. ¿Y quién
le advertiría de que la cabeza es la sede de sus
pensamientos? Si los trabajos de la imaginación agotan la nuestra, es porque el esfuerzo
que hacemos para imaginar es bastante semejante al que hacemos para apreciar objetos muy
cercanos o muy pequeños. Pero no sucederá lo
mismo con el ciego y el sordo de nacimiento:
las sensaciones que habrá adquirido a través del
tacto serán, por así decirlo, el molde de todas
sus ideas […]22
Dejo, pues, la moral y la metafísica de los ciegos y paso a cosas menos importantes, pero más
estrechamente relacionadas con las observaciones que se hacen aquí, por doquier, desde la
llegada del prusiano. Primera pregunta. ¿Cómo
se forma las ideas de las figuras un ciego de
nacimiento? Creo que los movimientos de su
cuerpo, la sucesiva presencia de su mano en
varios sitios, la sensación ininterrumpida de un
cuerpo que pasa entre sus dedos, le dan la noción de dirección. Si los desliza a lo largo de un
hilo muy tenso, saca la idea de una línea recta;
si sigue la curvatura de un hilo flojo, la de una
línea curva. De manera más general, mediante
repetidas experiencias del tacto, tiene memoria
de sensaciones experimentadas en diferentes
puntos: es dueño de combinar tales sensaciones
o puntos y de formar con ellos figuras.23
Diderot sugiere también que la experiencia
táctil puede generar el concepto de espacio
mediante los movimientos del cuerpo y la
colocación de las manos: la filosofía particular de Diderot acepta la transición instantánea
de un sentido a otro: del tacto a la vista. Su
concepción de hombre contenía tanto sentidos
externos como internos que incluyen tres facultades: reflexión, memoria e imaginación.
Según los planteamientos expuestos por
Diderot en cuanto a la construcción del conocimiento, lo que el ciego pierde en visión lo
compensa con el sentido del tacto, regulación
que le garantiza la comprensión de la realidad.
Con respecto a la memoria, un elemento primordial para Diderot es la continuidad, necesaria para el conocimiento de los cuerpos y la
construcción mental de las formas. En la mente del ciego, la memoria es la que posibilita la
Un mendigo ciego y su lazarillo, José de Ribera
22
Ibid., p. 16.
23
Ibid., p. 17.
PEÑA
Fuente: www.marioncity.k12.oh.us/staff/Kress.Donald/
Ribera/ribera.htm. Consultado el 11-02-2007
167
I
N V E S T I G A C I Ó N
Y
D I S E Ñ O
2006
SIGLO XX: LA DISCAPACIDAD
un enfoque comunitario que lleva a la desinstitucionalización, y a la auto-organización de
las personas con discapacidad y de sus familias, que se constituyen en movimiento social
o grupo de presión cada vez más activo para
defender sus derechos civiles.26
En ese momento, el modelo médico de
la discapacidad era el paradigma a desafiar
por las propias personas con discapacidad.
La alternativa fue el planteamiento realizado
desde su propia voz, tomando como argumento rescatar sus derechos sustantivos y buscar
una vida diferente e independiente. Es precisamente entonces cuando en Estados Unidos,
por ejemplo, los discapacitados se unen en una
lucha por sus derechos civiles desafiando al
funcionalismo y al interaccionismo de la propia sociología.27
Barton señala que es precisamente en ésa
época cuando se comienza a trabajar la discapacidad con una visión alternativa, cuyo
objetivo era generar una construcción social
de la discapacidad a partir de la voz de los
propios discapacitados, donde ellas analizan
su propio papel dentro de la sociedad a la
cual pertenecen y de la cual innegablemente
forman parte.28
Fue a partir de las primeras organizaciones
de personas con discapacidad, cuando se lanzaron los primeros planteamientos sociológicos acerca del paradigma de la discapacidad
como una forma de opresión social. Este planteamiento enuncia que es la propia sociedad la
que incapacita físicamente a las personas con
insuficiencias, ya que es el medio el que los
aísla y no ofrece soluciones adecuadas para
una participación plena de las personas con
discapacidad en la vida social. Estos grupos
Y SUS DOS MODELOS
En el estudio de la discapacidad durante el siglo XX ha tenido mayor difusión el aspecto médico de ésta, con lo cual ha prevalecido la idea
de que una persona discapacitada está enferma
y necesita rehabilitarse para ser “normal”. Esta preponderancia de la visión funcional de la
discapacidad ha hecho que casi todos los esfuerzos de la sociedad giren en torno a regresarle o brindarle la “salud” de la que carece,
enfoque que en muchos casos ha retomado el
diseño en sus propuestas. Con este enfoque, es
evidente que el peso de la discapacidad recae
sobre la persona discapacitada, ya que deberá
rehabilitarse y esforzarse por ser “normal” lo
más pronto posible. Este modelo implica una
pérdida de toda la condición humana, ya que
las personas con discapacidad son consideradas una especie de ciudadanía de “segunda
clase”,24 concepto que como se ha expuesto, se
ha difundido desde la Edad Media.
Estas perspectivas comienzan a tambalearse
gracias a los cuestionamientos que surgieron a
finales de los años sesenta, cuando se desarrolló de manera generalizada, como señala
Casullo,25 una conciencia social de un cambio
de época, donde lo importante era oponer resistencia y proponer alternativas a las formas
de dominación. A partir de esta década tiene lugar un replanteamiento en el tratamiento de las
discapacidades y deficiencias que se acentúa en
los condicionamientos psicosociales y socioambientales y, como correlato, en la prevención, la
rehabilitación y la inserción comunitaria de
los discapacitados. Frente a la intervención
individualizada tradicional, se pone énfasis en
24
Sieglar y Osmond, Models of Madness: Models of Medicine, Collier Macmillan, Londres, 1974, en L. Barton, op. cit. p. 36.
25
Nicolás Casullo (comp), El debate modernidad-posmodernidad, El cielo por asalto, Buenos Aires, 1989.
26
A. L. Aguado, op.cit.
27
L. Barton, op. cit., p. 39.
28
Ibid., p. 41.
168
GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ
consideran la discapacidad como la desventaja
o la limitación de la actividad causada por una
organización social contemporánea que tiene
escasa o nula consideración hacia las personas
que presentan alguna insuficiencia física, y por
lo tanto se les excluye de toda participación en
las actividades sociales generales.29
El sistema de producción capitalista, y los
anteriores sistemas de producción también,
desempeñan un papel fundamental en la preponderante y aplastante visión médica y trágica de la discapacidad. Con el surgimiento del
capitalismo y la mano de obra individualizada
en las fábricas, las personas con insuficiencias
estaban en clara desventaja. Las personas con
discapacidad se convirtieron entonces en un
problema,30 ya que carecían de la capacidad de
adaptarse a las nuevas exigencias del mercado
laboral, no podían integrarse a éste y debían
ser controladas, calificándolas de “enfermas”
(igual que en la antigüedad) y se les ubicaba
en diferentes instituciones médicas. La visión
trágica de la discapacidad obviamente ha funcionado y ha ayudado a validar la individualización de los problemas de la discapacidad,
al mismo tiempo que ha favorecido la intacta
estructura social y economía capitalistas. La
categorización de la discapacidad es producida por las fuerzas económicas y sociales y se
encuentra inmersa en la problemática económica debido a los cambios producidos en la
naturaleza del trabajo, y en las necesidades del
mercado del trabajo dentro del capitalismo.
En resumen, la historia de las personas con
discapacidad ha sido un largo camino de continuas exclusiones. En muchas sociedades y en
todo el planeta, estas personas se han encontrado con un rechazo constante, fundamentado
DE LA
PEÑA
irracionalmente en la ignorancia, en temores
infundados y en la superstición. Desde hace
siglos, según Lena Saleh,31 las personas con
discapacidad han sufrido una degradación de
extrema pobreza, debido a que les han asignado funciones laborales inferiores en condiciones de explotación, considerándolos como
objetos y no como sujetos. Cuando se pretende
solucionar esta situación, se establecen en muchos países las llamadas “políticas de protección”, que consisten básicamente en establecer
instituciones asistenciales, que se encuentran
aisladas completamente de la vida de la comunidad. En estos lugares los servicios que
se brindaban a las personas con discapacidad
tenían un enfoque predominantemente médico/
clínico, con un marcado énfasis en manejar la
discapacidad con un diagnóstico, etiquetando a
las personas como enfermas. Este manejo “social” de la discapacidad despertaba una actitud
de caridad, así personas de “buena voluntad”
prestaban los servicios en forma aislada.
Como se menciona en párrafos anteriores,
en la década de 1970 estas prácticas empezaron a ser cuestionadas principalmente por
grupos sociales y educativos; hubo una gran
movilización de los padres de las personas con
discapacidad, que luchaban principalmente
por el respeto de los derechos civiles de sus
hijos. Uno de los más representativos con estas
características fue el Movimiento de antiinstitucionalización, en Italia.32
A partir de este momento se acentúa el interés por el tema de la discapacidad, todo lo
concerniente a las personas con discapacidad
se hace manifiesto y esta temática cobra gradualmente mayor importancia. Existen algunos
hechos que promueven este interés social, por
Union of the Physically Impaired Against Segregation (�����), Fundamental principles of disabilities, �����, Londres, 1976,
pp. 3 y 4, en M. Barton, op. cit., p. 41.
29
30
L. Barton, op. cit., p. 44.
Lena Saleh, Seminario Inclusión Social, Discapacidad y Políticas Públicas, Santiago, Chile, diciembre 2004,
www.inicef.cl/centrod....Lena Saleh.pdf, consultado el 26 de noviembre de 2005.
31
32
id
id.
169
I
N V E S T I G A C I Ó N
Y
D I S E Ñ O
2006
ejemplo,33 la promulgación del Año Internacional para las Personas con Discapacidad
(1981), y particularmente la aprobación del
Programa de Acción Mundial para los Impedidos, el 3 de diciembre de 1982, que es
realmente el punto de partida para desarrollar
esfuerzos para levantar estadísticas sobre las
características de las personas con discapacidad, al mismo tiempo que se recopila el material sobre las experiencias ya desarrolladas.
Durante la Década de las Naciones Unidas
para las Personas con Discapacidad (19831992), muchos países efectuaron acciones
para mejorar las condiciones de vida de este
grupo de la población y aplicaron instrumentos de medición para conocer su volumen y
sus características.
y las encontramos en el entorno físico, en las
actitudes de las personas y en la manera en la
cual la sociedad relega a las personas con discapacidad. Algunas son físicas, es decir, todos
aquellos obstáculos que dificultan, entorpecen
o impiden a las personas con discapacidad su
libre desplazamiento en lugares públicos o
privados, exteriores o interiores, o el uso de
los servicios comunitarios.34 Como ejemplo se
pueden citar las aceras, las escaleras, las puertas, los baños, las casas, las tiendas, etcétera,
que no permiten a una persona llegar a donde
quiere ir. Las sociales, aquellas normas de
comportamiento que no permiten a un discapacitado formar parte de un grupo, sea social,
económico, recreativo o educativo, debido a
prejuicios preestablecidos. Por otra parte, las
culturales, aquellas que cada individuo establece con base en su nivel de información (o
desinformación), con respecto a las personas
que son diferentes y que le impiden relacionarse con ellas.
Todas las personas nos enfrentamos a barreras tanto físicas como sociales y culturales,
pero las personas con discapacidad se enfrentan
a ellas en mayor grado debido a su condición.
La propuesta consiste en eliminar las barreras y
cambiar las actitudes de las personas, para permitir que cada integrante de la sociedad goce
de sus derechos, de los servicios y esté en plena
libertad de ejercer sus obligaciones.35
Todas las dificultades que las personas con
discapacidad enfrentan, desafían el concepto
mismo de discapacidad. El nuevo modelo o
paradigma (social) pone en la mira la dimensión social y del medio (social, arquitectónico, urbano, cultural y de diseño), frente a la
LA CEGUERA Y EL DISEÑO
Con todas estas manifestaciones sociales, resultaba inminente la propuesta de una nueva
estrategia, es decir, la creación y construcción
de un nuevo paradigma que tratara el problema de las personas con discapacidad de manera integral. De modo gradual, este modelo
social de la discapacidad como actualmente se
conoce se ha hecho más fuerte. Éste propone
que tanto las políticas como las legislaciones
se modifiquen con el objetivo de remover las
barreras existentes –físicas, institucionales,
sociales y culturales– que impiden la igual y
plena participación de las personas con discapacidad en la vida de su comunidad. Las
barreras son todos aquellos obstáculos a los
que las personas nos enfrentamos día con día
Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (�����), Presencia del Tema de Discapacidad en la Información
Estadística. Marco Teórico-Metodológico, México, 2001, p. 10.
33
Ley para las Personas con Discapacidad del Distrito Federal, artículo 2o., fracciones � y ��, Diario Oficial de la Federación
(���), 19 de diciembre de 1995. Disponible en el Boletín Mexicano de Derecho Comparado. www.juridicas.unam.mx/publica/
rev/boletin/cont/86/el/el17.htm, consultado el 17 de abril de 2006.
34
35
Eliminación de barreras, Teletón s/f, www.teleton.org.mx/culturaeliminacion.php, consultado el 17 de abril de 2006.
170
GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ
discapacidad. Actualmente, la discapacidad es
analizada y tratada como un asunto de derechos humanos. El objetivo central de este
planteamiento se basa en la igualdad de toda
la gente; su fuerza radica en la organización
social de las personas con discapacidad y en
las modificaciones que exigen del medio para
que éste sea incluyente hacia ellas. Con este
tenor, una discapacidad debería ser entendida
como el resultado de la interacción entre los individuos y el ambiente, ya que la discapacidad
en realidad emerge cuando las personas con
deficiencias se enfrentan a todas las barreras
señaladas anteriormente, barreras que el resto
de los ciudadanos no tienen que afrontar.
Algunas barreras que se han identificado
para la correcta participación e inclusión de las
personas con discapacidad en la sociedad son
las actitudes sociales negativas de exclusión,
la ausencia de leyes y políticas adecuadas que
promuevan diferentes acciones para romper
las barreras que se enfrentan, las deficientes
respuestas institucionales que se dan para la
provisión de servicios, la carencia de personal
calificado/preparado y la falta de enfoques alternativos de servicios, ante los cuales el diseño tendría muchas soluciones que ofrecer.
Específicamente hablando del diseño, existe una doble problemática que debería ser
atendida para que esta disciplina pudiera abrir
su campo de acción. El problema inicial es que
en las instituciones educativas donde se enseña
diseño el tema de la discapacidad sea estudiado
y analizado de manera obligatoria, para que los
estudiantes estuvieran en condiciones de realizar propuestas diseñísticas no discriminatorias
hacia las personas con discapacidad. Este tipo
de diseño incluyente se convertiría en un factor
de cambio, ya que despertaría una conciencia
social, en la que diseñadores y sociedad enten36
DE LA
PEÑA
derían que las barreras deben ser afrontadas y
disueltas. Este aspecto social no se ha considerado en las prácticas de los diseños en muchos
países, como en México; con ello se está dando
la razón a Norberto Chaves, quien hablando
del diseño afirma: “Dime qué priorizas (con tu
diseño) y te diré a qué cultura perteneces”.36
Otro aspecto a revisar es el legislativo. En
este terreno hay mucho que hacer y muchas
propuestas que apoyar, sobre todo en los temas
de igualdad y no discriminación, donde se lucha por fomentar un trato equitativo hacia las
personas con discapacidad, y se promueve su
reconocimiento ante la ley. Es necesario que se
propicien las actitudes sociales positivas, sobre
todo en el tema de vida independiente, para que
estas personas sean debidamente incluidas en la
comunidad. Lo anterior permitiría generar paulatinamente una conciencia social e institucional
acerca de que todas las personas con discapacidad tienen los mismos derechos que cualquier
otro ciudadano. Por ejemplo, el derecho a la
movilidad, el derecho a la salud y rehabilitación, el derecho a la educación, a la información
y el derecho al trabajo. Si el diseño se realizara
apegado a derecho, es decir, si retomara todas
estas propuestas legislativas e hiciera un esfuerzo por integrarlas en sus propuestas, además
de apegarse a solucionar verdaderamente las
necesidades reales de las personas, se generaría
un diseño alternativo, diferente, propositivo y
fundamentado, que no única y exclusivamente
sirviera a los intereses de las clases dominantes
ni económicamente más fuertes de la sociedad.
Para argumentar mejor esta propuesta de
un diseño alternativo que sea incluyente (y
considere desde su planeación y concepción
a las personas con discapacidad), se exponen a
continuación algunas ideas retomadas de un
texto de Claudia Sánchez,37 donde se exhibe la
Norberto Chaves, El oficio de diseñar, Gustavo Gili, Barcelona, 2002, p. 81
Claudia Sánchez, ¿Diseñamos para todos?, publicado en internet el 5 de febrero de 2004, www.iabrs.org.br/colunas/
artigo.php?art=82, consultado el 21 de enero de 2006.
37
171
I
N V E S T I G A C I Ó N
Y
D I S E Ñ O
2006
evolución de diversos campos del diseño con
relación al término “Diseño para Todos (DpT)”.
El término se comenzó a utilizar como “diseño
universal” en los años cincuenta y fue considerado como un nuevo enfoque de atención a la
discapacidad. El diseño universal, (o también
llamado sin barreras) se realizaba considerando
al entorno y a las personas con discapacidad
física, hecho que lo convertía en un diseño limitado y excluyente, al estar dirigido únicamente
a las personas con serias limitaciones físicas y
con impedimentos en la movilidad.
Como se mencionó, en la década de los setenta de manera paralela a otras luchas por los derechos civiles, se inició el trabajo por los derechos
de las personas con discapacidad que incluía la
eliminación de algunas barreras físicas. Con
la organización de la población con discapacidad se dieron los primeros pasos hacia la
normalización y la integración y se habló de
diseño accesible. Por primera vez el diseño era
un tópico de derechos civiles. Pero las leyes
dictadas para el diseño accesible se enfocaron
exclusivamente hacia la parte arquitectónica,
sin tener en cuenta los productos o elementos
necesarios para lograr una completa y real accesibilidad. Fue entonces cuando el arquitecto
estadounidense Michael Bednar introdujo la
idea de que la capacidad funcional de todas
las personas se mejora cuando se remueven las
barreras del entorno, y sugiere la necesidad de
tener un concepto más amplio y universal de la
accesibilidad. En los años ochenta, en Europa
y Estados Unidos, las personas con discapacidad, con una organización más sólida, establecieron un frente común contra las leyes sobre
accesibilidad que reducían el diseño a una serie de requerimientos mínimos y elementales.
Las leyes ofrecían una protección invaluable
para la población, pero con la consecuencia no
intencional de disminuir la atención al potencial creativo del diseño.
Los siete principios del diseño universal
que Ron Mace creó junto con un grupo de di-
señadores (Bettye Rose Connell, Mike Jones,
Jim Mueller, Abir Mullick, Elaine Ostroff, Jon
Sanford, Ed Steinfeld, Molly Story y Gregg
Vanderheiden) son equiparables con los factores e índices ergonómicos con los que se trabaja actualmente la accesibilidad: establecen
ciertas características que el diseño debe cumplir con el objeto de que pueda ser disfrutado
por la mayor cantidad posible de personas.
Los siete Principios del Diseño Universal o
Diseño para Todos se centran en el diseño utilizable universalmente o por todos, pero hay
que tener en cuenta que en el diseño intervienen otros aspectos, como el costo, la cultura en
la que será usado y el ambiente, que tampoco
deben olvidarse. Estos principios del diseño
para todos son aplicables en la arquitectura, la
ingeniería, el diseño gráfico, el industrial, en
el diseño de páginas de Internet y en muchos
otros campos de aplicación.
1o Principio: Uso equiparable. El diseño es útil
y vendible a personas con diversas capacidades. Las pautas o lineamientos para conseguir
este principio son que proporcione las mismas
maneras de uso para todos los usuarios, idénticas cuando es posible, equivalentes cuando no
lo es; que evite segregar o estigmatizar a cualquier persona; las características de privacidad,
garantía y seguridad deben estar igualmente
disponibles para todos los usuarios. Además se
sugiere que el diseño sea atractivo para todos.
2º Principio: Uso flexible. El diseño se acomoda
a un amplio rango de preferencias y habilidades
individuales. Lineamientos: que ofrezca posibilidades de elección en los métodos de uso; que
se pueda tener acceso y ser utilizado tanto con
la mano derecha como con la izquierda; que facilite al usuario la exactitud y precisión; y que
se adapte al paso o ritmo del usuario.
3º Principio: Simple e intuitivo. El uso del diseño es fácil de entender, atendiendo a la experiencia, conocimientos, habilidades lingüísticas
o grado de concentración actual del usuario.
172
GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ
Lineamientos: que el diseño propuesto elimine
la complejidad innecesaria; que sea consistente
con las expectativas e intuición del usuario,
acomodándose a un amplio rango de alfabetización y de habilidades lingüísticas; la información deberá estar organizada de acuerdo con
su importancia.
4º Principio: Información perceptible. El diseño
comunicará de manera eficaz la información
necesaria para el usuario, atendiendo a las condiciones ambientales o a las capacidades sensoriales del usuario. Lineamientos: que utilice
diferentes formas para presentar de manera
redundante la información esencial (gráfica,
verbal o táctilmente), manejando de preferencia un contraste suficiente entre la información
esencial y sus alrededores; ampliando la legibilidad de la información esencial; marcando
la diferencia entre los elementos con formas
(pictogramas) que puedan ser descritas. Además que sea compatible con varias técnicas o
dispositivos usados por personas con limitaciones sensoriales.
5º Principio: Con tolerancia al error. El diseño
minimiza los riesgos y las consecuencias adversas de acciones involuntarias o accidentales.
Pautas sugeridas: que el diseño disponga los
elementos para minimizar los riesgos y errores (elementos más usados accesibles, y los
elementos peligrosos eliminados, aislados o
tapados); que acentúe las advertencias sobre
peligros y errores.
6º Principio: Que exija poco esfuerzo físico. El
diseño pueda ser usado eficaz y confortablemente y con un mínimo de fatiga. Pautas: que
el diseño permita que el usuario mantenga una
posición corporal neutra, utilizando de manera
razonable las fuerzas necesarias para operar;
que minimice las acciones repetitivas que provocan esfuerzo físico y cansancio.
DE LA
PEÑA
7º Principio: Tamaño y espacio para el acceso
y uso. Que proporcione un tamaño y espacio
apropiados para el acceso, alcance, manipulación y uso, atendiendo al tamaño del cuerpo, la
postura o la movilidad del usuario. Lineamientos: que proporcione una línea de visión clara
hacia los elementos importantes tanto para un
usuario sentado como de pie; que se acomode a
variaciones de tamaño de la mano o del agarre; y
que proporcione el espacio necesario para el uso
de ayudas técnicas o de asistencia personal.38
Es importante aclarar que en el contexto latinoamericano, se habla más de accesibilidad, entendida como la condición que cumple un ambiente, objeto o instrumento para ser utilizable
por todas las personas, en forma segura, confortable y de la manera más autónoma posible,
estrechamente relacionada con la ergonomía en
la búsqueda de optimizar las interacciones entre
el ser humano, el ambiente y el equipamiento.
Sin embargo, todos los principios básicos del
Diseño para Todos son completamente utilizables por y para generar la accesibilidad, que
finalmente convierte a ambas denominaciones
del diseño en diseño incluyente.
La aplicación de los principios del diseño
universal es un proceso que conlleva a una
igualdad real, a responder a los retos de una sociedad cada vez más diversa con necesidades
cada día diferentes, promoviendo la equiparación de oportunidades. Para lograr este reto, se
hacen indispensables algunos cambios, para
concientizar a los diseñadores acerca de la
importancia de trabajar por un Diseño para
Todos. Como se ha mencionado varias veces,
en primer lugar, es de principal importancia la
inclusión de la temática de la discapacidad en
los programas de licenciatura y posgrado de las
disciplinas del diseño.
Principios del diseño universal, versión 2.0, del 1 de abril de 1997, del Centro para el Diseño Universal, NC State University,
The Center for Universal Design, an initiative of the College of Design, traducción y adaptación Emmanuelle Gutiérrez y
Restrepo. Consultado en C. Sánchez, op. cit.
38
173
I
N V E S T I G A C I Ó N
Y
D I S E Ñ O
2006
En segundo, la cuestión legal y de normalización técnica es fundamental ya que se requieren pautas precisas (o normas) de aplicación
voluntaria, que cuentan con el consenso de
todas las partes interesadas y que persigan un
beneficio colectivo. Las normas técnicas son
el resultado de un procedimiento universal,
aplicado por un organismo de normalización
reconocido. Generalmente, a partir de criterios
internacionales se proponen normas de aplicación nacional, considerando características
culturales específicas de cada país. En tercer
lugar, el aspecto socioeconómico, político y
cultural, que implica considerar políticas, programas, legislaciones, reglamentaciones, controles y sobre todo la aplicación de planes de
accesibilidad que promuevan el mejoramiento
de la calidad de vida de todas las personas,
acentuando una conciencia y crecimiento social que proponga y promueva una sociedad
inclusiva, que se construya con la suma de
acciones en la vida cotidiana.
escasos los datos que se encontraron sobre los
aspectos económicos de la vida de los ciegos
en los diferentes periodos históricos, lo cual se
puede explicar por la poca importancia social
que estos grupos tuvieron en las diferentes
épocas, en las cuales prevaleció la exclusión
y segregación de todo aquello que fuese “diferente”. Las prácticas sociales discriminatorias
no son casuales, sino que responden a una imposición cultural heredada a lo largo del tiempo.
Entre de las vertientes que han destacado en
torno a la ceguera (y la discapacidad en general) se puede señalar que la predominante a lo
largo de la historia ha sido la marginación, en
la cual es constante la diferenciación y exclusión de aquellas personas que no “eran normales”. Es posible señalar que la sociedad poco a
poco ha cambiado este esquema de pensamiento
para considerar a las personas con discapacidad como actores activos y participativos de
la sociedad, no desde el punto de vista de la
diferencia, sino resaltando sus capacidades,
aptitudes y derechos. El riesgo que se corre actualmente es que esta posición incluyente sea
utilizada como parte de una disertación superficial, el reto se encuentra en que no se quede
en el discurso, sino que poco a poco se propongan acciones concretas, congruentes con esta
vertiente inclusiva. He aquí donde identifico la
gran importancia que tiene para los diseñadores estudiar la historia, sus errores y aciertos:
tomando como punto de partida la herramienta
histórica (los antecedentes y conceptos de la
discapacidad), se puedan proponer proyectos
de diseño fundamentados, conscientes de la
complejidad del problema por resolver.
El desafío contemporáneo del diseño para
todos –incluido aquél pensado para resolver
los problemas de comunicación de las personas con discapacidad visual– es que se comprometa a salir de la vertiente marginal en la
que ha caído (por ignorancia, quiero pensar),
no sólo de palabra sino con hechos y propuestas concretas, fundamentadas en investigacio-
CONCLUSIÓN
Quisiera manifestar que dentro de la construcción social del término “discapacidad” resulta
fundamental retomar tanto las dimensiones históricas como simbólicas del fenómeno, como
herramientas significativas que permitan profundizar en el tema y lograr una mejor comprensión del mismo; partiendo del análisis expuesto,
se puedan proponer alternativas de diseño que
estén fundamentadas en un conocimiento más
completo del fenómeno por estudiar.
Es importante mencionar que los datos exhibidos han sido retomados en su mayoría de
investigaciones que partieron de las representaciones artísticas de las diferentes épocas, ya
que el arte era tal vez la única disciplina que
se preocupaba por hacer evidentes las manifestaciones y conceptualizaciones sociales que
se presentaban en cada periodo histórico. Son
174
GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ
nes rigurosas, con prácticas profesionales socialmente comprometidas y económicamente
viables, de tal manera que no se utilice a las
personas con discapacidad como otra clasifi-
DE LA
PEÑA
cación más de los usuarios del diseño, sino que
se les considere como actores participativos en
la resolución de sus necesidades específicas, de
manera incluyente.
BIBLIOGRAFÍA
Aguado, A. L., Historia de las deficiencias, Escuela
Libre, Madrid, 1995.
Barasch, Moshe, La ceguera. Historia de una
imagen mental, Ensayos Arte Cátedra, España,
2003.
Barton, L. (comp.), Discapacidad y sociedad, Morata, Madrid, 1998.
Braudel, Fernand, La historia y las ciencias sociales, Alianza, Madrid, 1970.
Casullo, Nicolás (comp), El debate modernidadposmodernidad, El cielo por asalto, Buenos
Aires, 1989.
Chaves, Norberto, El oficio de diseñar, 2ª edición,
Gustavo Gili, Barcelona, 2002.
Diderot, D., Carta sobre los ciegos seguido de
Carta sobre los sordomudos, traducción y notas
de Julia Escobar, Fundación ONCE y Pre-Textos,
Madrid, 2002.
Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática (INEGI), Presencia del Tema de
Discapacidad en la Información Estadística.
Marco Teórico-Metodológico, México, 2001.
Pelechano Vicente, A. De Miguel e I. Ibáñez, “Las
personas con deficiencias visuales”, en Miguel
Ángel Verdugo Alonso (dir.), Personas con
discapacidad (Perspectivas psicopedagógicas y
rehabilitadoras), Siglo XXI, Madrid, 1995.
Textos electrónicos consultados
Ley para las personas con discapacidad del
Distrito Federal, en: www.juridicas.unam.mx/
publica/rev/boletin/cont/86/el/el17.htm.
Saleh, Lena, Seminario Inclusión Social, Discapacidad y Políticas Públicas, en: www.unicef.cl/centrod....Lena Saleh.pdf.
Sánchez, Claudia, ¿Diseñamos para todos?, en:
www.iabrs.org.br/colunas/artigophp?art=82
Eliminacion de barreras, en: www.teleton.org.mx/
culturaeliminacion.php.
175
Descargar