GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ DE LA PEÑA La historia de la ceguera y su relación con el diseño Gloria Angélica Martínez de la Peña Alumna del doctorado en Ciencias y Artes para el Diseño de la UAM-Xochimilco Para poder dar visibilidad a la discapacidad, y entender este complejo núcleo social, es preciso contextualizarlo en la dinámica social y ubicarlo en el tiempo. El texto tiene como objetivo presentar una revisión histórica de la temática de la discapacidad visual. Para la realización de este recorrido se han retomado ejemplos de las manifestaciones artísticas de diferentes culturas, que en distintas épocas han dado cuenta de la ceguera. Esta revisión permite conocer las concepciones de la discapacidad a las conceptualizaciones contemporáneas y entender cómo han influido en la construcción de los modelos teóricos que circundan a la discapacidad. En aras de proponer un diseño incluyente, el diseño no puede ni debe mantenerse al margen de los retos que implica el trabajo con la discapacidad, por lo cual resulta de primordial importancia conocer los antecedentes de esta temática. The social dynamic of this disability must be contextualized and situated in time if is to become visible and this complex group understood. This paper presents a historical review of visual impairment through examples of how blindness has been portrayed in the art of different eras and cultures. This review enables an understanding of contemporary conceptualizations of visual impairment and how they have influenced the construction of theoretical models about the disability. If design is to be inclusive, it cannot ignore the challenges involved in dealing with disability. For this reason it is also important to explore the background of the issue. Palabras clave: historia, arte, discapacidad visual, ceguera, diseño. Keywords: history, art, visual impairment, blindness, design. […] la discapacidad es la disarmonía con el entorno en la que ambos elementos, entorno y persona, son responsables de los esfuerzos que se hagan para atenuarla o compensarla. Stephen Hawkings INTRODUCCIÓN La palabra ceguera significa, según el Diccionario de la Real Academia Española, “una total privación de la vista”. Por otra parte, se encuentra también la caracterización oftalmológica de este padecimiento, que lo precisa como “la ausencia total de la percepción visual, incluyendo la percepción luminosa”.1 Estas explicaciones son simples menciones de las características del sentido de la vista de una persona o, en su caso, de la ausencia total de éste. En realidad, no aportan significaciones de esta discapacidad, analizada como un fenómeno social y mucho menos ilustran cuál ha sido su evolución histórica. El interés particular de este ensayo es describir las diferentes conceptualizaciones tanto de la ceguera como Vicente Pelechano, De Miguel A. e Ibáñez I., “Las personas con deficiencias visuales”, en Miguel Ángel Verdugo Alonso (dir.), Personas con discapacidad: perspectivas psicopedagógicas y rehabilitadoras, Siglo XXI, Madrid, 1995, p. 341. 1 157 I N V E S T I G A C I Ó N Y D I S E Ñ O 2006 del ciego a lo largo de la historia, cómo se han construido y se han ido modificando, para comprender qué significa este fenómeno en la actualidad, tomando como punto de partida cuáles han sido sus definiciones, sus significados y, en algunos casos, las representaciones que se han dado de él. Para poder comprender qué significan conceptos como discapacidad visual, ceguera y ciego es preciso ubicarlos y contextualizarlos en el tiempo, es decir, hallar su evolución histórico conceptual. Para tal efecto, se reseñará (de manera sintética) la historia de la ceguera en diferentes épocas, tomando como referente algunas expresiones artísticas (literarias y plásticas), que permitan ejemplificar las diferentes conceptualizaciones de esta discapacidad. En resumen, en este texto se describirá cronológicamente cómo se han construido socialmente los conceptos tanto de la ceguera como del ciego a lo largo de los grandes periodos históricos, y al final del documento se resaltará la importancia de retomar este fenómeno social como tema importante a incluir en el quehacer del diseño. la casualidad. Para encontrar muchas de las respuestas, se hace necesario girar la mirada y revisar el pasado hacia el desarrollo histórico de la problemática en cuestión, para poder comprender el porqué de su realidad actual. El historiador Moshe Barasch2 y algunos otros investigadores3 señalan que las personas hoy llamadas personas con discapacidad, han sido denominadas y tratadas de muy diferentes formas a lo largo de la historia. Algunas veces eran vistas como seres endemoniados a los cuales era necesario eliminar, o como enfermos cuya presencia se consideraba un peligro para los demás ya que podían contagiar a otras personas, por lo tanto, se les encerraba en grandes instituciones. En otras épocas fueron tratados como subnormales o como inválidos. La discapacidad, y en especial la ceguera, era considerada en la Antigüedad como una desgracia que le sucedía a las personas, es decir, que éstas se encontraban privadas de dones o capacidades que las personas comunes sí poseían. La ceguera se percibía con un carácter enigmático, con cierto toque de misterio y al mismo tiempo con cierta fascinación. Una hipótesis importante del presente artículo es que, la manera en la que la discapacidad se entendía y se entiende es un producto eminentemente cultural; las actitudes sociales hacia las personas con discapacidad son consecuencia de lo que la gente cree que es la discapacidad. Creencias que resultan fundamentales, ya que también forman parte de los supuestos y prácticas discriminadoras de la discapacidad. Etiquetas como “cojo”, “tullido”, “inválido”, “tarado”, “impedido”, “retrasado”,4 “ciego”, “tuerto”, “bizco” “raro”, implican tanto una pérdida funcional, como una LA DISCAPACIDAD VISUAL EN EL TIEMPO Y SU RELACIÓN CON EL DISEÑO ACTUAL Actualmente, la discapacidad es considerada como un fenómeno social, pero no siempre ha sido entendida de esta manera. En este ensayo, trataré de ubicar la problemática de la discapacidad visual (específicamente de la ceguera) en el tiempo, ya que, como señala Braudel, los problemas sociales actuales –y la manera en la que se les aborda– no son producto de 2 Moshe Barasch, La ceguera. Historia de una imagen mental, Ensayos Arte Cátedra, España, 2003. Apuntes para la conferencia inaugural y para la participación en una mesa redonda de la Primera Convención Nacional organizada por la Fundación ����� sobre Integración Laboral para Personas con Discapacidad (retraso mental) en la Ciudad de Guatemala, del 28 al 31 de mayo de 2001. 3 4 L. Barton (comp.), Discapacidad y sociedad, Morata, Madrid, 1998. 158 GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ carencia de valor. Particularmente en Grecia y Roma, según cita Barasch,5 los ciegos eran “un espectáculo habitual” y esto provocó el aumento de la sensación de misterio que rodeaba a los invidentes. También se creía que estaban en contacto con mundos diferentes. La ceguera en términos de experiencia y sensación, según Barasch, se percibe en tres niveles diferentes. En primer nivel, se distingue como una grave deficiencia física que daña una de las funciones esenciales del cuerpo, a la cual la ciencia médica ha intentado dar múltiples respuestas. En segundo, se exponen las causas que producen la ceguera. En la Antigüedad esta deficiencia se atribuían a fuerzas sobrenaturales, dioses o demonios que dejaban ciegas a las personas. La ceguera era entendida como un castigo por la transgresión de una ley básica, ya fuera ésta natural, moral o religiosa. Por último, un tercer nivel toma en cuenta las creencias, ya que a la ceguera se le atribuía un significado inherente propio,6 es decir, que las personas se quedaban ciegas por haber cometido algún pecado, o bien, porque se encontraban pagando alguna falta cometida o heredada. Existen variedad de adjetivos que han tomado la categoría de sustantivos para categorizar la discapacidad provenientes de distinto campo semántico. Las definiciones y categorizaciones propuestas plantean dificultades que acaban atrapando a las personas en clasificaciones. En diferentes estudios y textos revisados para preparar este artículo, los historiadores han planteado un doble eje diferenciador del tema de la discapacidad: uno sincrónico, interior a cada contexto cultural; y otro diacrónico, que permite establecer grandes periodos históricos. El primero de estos ejes refiere las actitudes, activas o pasivas, de apoyo o recha- 5 DE LA PEÑA zo, hacia los portadores de deficiencias, que no han sido sucesivas a lo largo de la historia, sino que han coexistido y se han entrelazado en cada contexto social, tomando diferentes formas. Con frecuencia, esta ambivalencia de actitudes se encontraba ligada a la posición socioeconómica de las familias, reforzándose los cuadros de exclusión entre los más pobres. El eje diacrónico se inició al producirse una transformación decisiva que tuvo lugar cuando se dio el paso de un enfoque animista (deficiencias ligadas a poderes sobrehumanos, pecados cometidos), hacia otro técnico-secularizado, que consideraba las discapacidades como resultado de alguna enfermedad, congénita o sobrevenida a lo largo de la vida.7 LA CEGUERA EN LA ANTIGÜEDAD El enfoque técnico-secularizado tuvo precedentes importantes en la Antigüedad, sobre todo en la Grecia clásica, momento en el cual los trastornos mentales fueron considerados por primera vez como fenómenos naturales y se inició la vía de la medicina naturalista, con Hipócrates como figura clave. La Antigüedad, señala Barasch, es un periodo relevante por las múltiples representaciones que se dieron sobre la ceguera. En esa época, la ceguera era vista como un desastre que sobrevenía a las personas, y al mismo tiempo era una situación inquietante que estaba envuelta de misterio. Los ciegos que caminaban vacilantes, dependiendo únicamente del tacto, era un espectáculo habitual en Grecia y Roma. La ceguera era considerada un mal universal y parece que también fue universal el rechazo social que han heredado estas personas. M. Barasch, op. cit., p. 19. 6 Ibid., p. 21 7 A. L. Aguado, Historia de las deficiencias, Escuela Libre, Madrid, 1995, p. 71. 159 I N V E S T I G A C I Ó N Y D I S E Ñ O 2006 Para Barasch, el significado antiguo de la ceguera era ambiguo, ya que los ciegos no eran percibidos de una sola manera: podían ser al mismo tiempo buenos, malos, sospechosos, dignos de confianza, desgraciados y dichosos. Ser ciego significaba ser un desventurado que carecía de la vista pero, paradójicamente y de manera simultánea, poseía capacidades misteriosas y sobrenaturales. La explicación más frecuente de este periodo acerca de la ceguera es que la persona ciega había visto a los dioses; esta deficiencia era el correctivo dado a la persona en señal de castigo por la ofensa cometida; era concebida como la “culpa de un encuentro con lo divino”.8 Un rasgo significativo de esta época es que se creía que los ciegos tenían la capacidad de comunicarse con mundos que estaban fuera del alcance de los mortales, como si tuvieran “el don de ver lo que va a suceder”, es decir, de conocer el futuro. Según Barasch, en la Antigüedad clásica se identifican dos razonamientos principales acer- ca de la ceguera: el primero consiste en que ésta era causada por haber ofendido a los dioses y se entendía como una condena al infractor. Una segunda connotación era la concepción natural, según la cual esta discapacidad era normal, ya que por envejecimiento las personas mayores iban perdiendo gradualmente la vista: “la muerte de los ojos precede a la muerte de la persona”.9 Una segunda causa natural de ceguera identificada, además del envejecimiento, era la enfermedad, que significaba la invasión del exterior en la integridad del cuerpo. La excepcional curación de la ceguera, –cuando ésta era causada por enfermedad– se entendía como algo milagroso. En este contexto es interesante citar la concepción mitológica que se tenía en el mundo antiguo acerca de la ceguera. La mitología griega considera la ceguera como castigo y estaba cargada de culpa. Algunos ejemplos son Poliméstor, que es cegado por Hécuba (ya que éste le había matado al hijo), y Edipo, que se ciega a sí mismo por haber cometido actos impropios. Edipo Fuente: www.poesiadelmomento.com/ luminarias/mitos/42.html. Consultado el 19-01-2007. 8 M. Barasch, op. cit., p. 23. 9 Ibid., p. 33. 160 gún hace referencia Barasch, es el concepto que se denomina con la palabra griega até. Si bien su significado exacto se desconoce, se interpreta como “la encarnación de la ceguera en el crepúsculo”. Literalmente, até debe traducirse como ceguera, no obstante, no alude a un estado físico explícitamente. El término evoca “todo un conjunto de situaciones de carácter psicológico, cultural y religioso. No excluye por completo el sentido de la ceguera física, temporal o permanente, y denota con más frecuencia, ceguera mental, capricho, insensatez, ruina, calamidad y desastre”.10 Este término se encuentra con frecuencia en la poesía clásica griega, esencialmente en la tragedia. Entre los personajes importantes de la historia, el ciego más famoso de la Antigüedad es sin duda Homero, que representaba la ambigüedad del significado de la ceguera de esa época, ya que, aunque sus ojos no veían, estaba dotado del don de la visión interior que llegaba hasta los abismos del futuro que los seres humanos corrientes no podían conocer. Homero era la encarnación de la ceguera numinosa (como manifestación religiosa o mágica). Si bien se intuía que había cometido una falta a los dioses, no se sabía exactamente cuál, pero había sido sancionado con la ceguera. Tiresias Fuente: www.seamchecker.com/ tiresias.html. Consultado el 11-02-2007 La mitología también atribuía la ceguera a la trasgresión de tabúes sexuales primordiales, como el incesto. Igualmente el pecado ocular era castigado con la ceguera instantánea: el tema de un hombre cegado por haber visto a una diosa desnuda se conoce en varias versiones. Por ejemplo, Tiresias que había visto desnuda a la diosa Atenea; Eurimanto, que vio desnuda a Afrodita cuando se bañaba, y Filipo de Macedonia que había visto a Amón (disfrazado de serpiente) cuando hacía el amor a Olimpia, la esposa del propio Filipo. El hecho de ver a los dioses desnudos o vestidos era una falta inadmisible que ameritaba la ceguera instantánea como condena inminente. La concepción antigua acerca de que los ciegos tenían contacto con otra realidad distinta a la del resto de las personas destaca las cualidades misteriosas de los ciegos. Es así como en la Antigüedad surge la figura del “adivino ciego”, con el don de la visión sobrenatural. Este personaje representa una importante contradicción, ya que por una parte sobresale su deficiencia física, pero al mismo tiempo se reconoce que posee revelaciones secretas que le son confiadas a partir de una experiencia visual interna. Otro término antiguo que se utilizaba para denominar tanto un tipo de ceguera física como metafórica, aunque no de manera absoluta, se- Homero 10 Fuente: www.culturaclasica.com/biografias/homero.html. Fecha de consulta 27-01-2007 Ibid., p. 51. 161 I N V E S T I G A C I Ó N Y D I S E Ñ O 2006 LA CEGUERA EN LA EDAD MEDIA interesante brindar la referencia de que existen representaciones del Anticristo tuerto, visto de perfil, en los manuscritos iluminados anglofranceses del Apocalipsis del siglo XIII. Avanzando en el recorrido histórico, y haciendo referencia a las investigaciones de Barasch, se dice que en el mundo paleocristiano no desapareció la opinión heredada según la cual la ceguera era considerada un castigo. Sin embargo, aparecieron nuevos elementos de interpretación de este estado. La ceguera era considerada una afección temporal de la cual era posible liberarse convirtiéndola en un rasgo de la experiencia del éxtasis. Se concebía la ceguera como una “visión sobrenatural” cuyo alivio era efecto de un milagro y de los actos de fe. Estas nuevas interpretaciones establecieron un contexto interpretativo diferente en la Edad Media. La cultura medieval se desvió a menudo de las actitudes que informaron los primeros siglos de la era cristiana y creó conceptualizaciones nuevas acerca de la ceguera. En esta época coexistieron tres representaciones: las imágenes míticas, la experiencia directa del entorno físico y social, y la fusión de ambas. El primer personaje mítico medieval referido en las investigaciones de Barasch fue el Anticristo que, aunque no era completamente ciego, sí tenía los ojos diferentes: uno en tamaño normal, brillante y atrayente; otro pequeño y oscurecido. El Anticristo era la personificación del mal radical, supremo y apocalíptico. Sus características eran la violencia y la crueldad. Era el malvado tirano, perseguidor sediento de sangre: “La imagen del Anticristo con ojos asimétricos gozó evidentemente de gran difusión… el ojo pequeño y oscuro puede indicar ceguera” y ésta consecuentemente adquiría una relación directa con el mal.11 En la Antigüedad tardía y en la Edad Media, la falta de un miembro se consideraba como una característica que provenía del demonio. Los tuertos evocaban algunas asociaciones de ceguera aunque ésta sólo fuera parcial. Es 11 Anticristo Fuente: www.freeforumzone.com/viewmwssaggi.aspx?f=18177&idd=39. Consultado el 03-02-2007 Una sorprendente innovación medieval en la interpretación y representación de la ceguera, y en la actitud hacia ella, fue la distinción entre los ciegos según dos niveles de valor y dignidad: se encuentran la ceguera de las figuras nobles y heroicas (todas ellas alegóricas o metafóricas) y también las figuras de los ciegos auténticos, normalmente de clase baja, que sí podían ser vistos en la vida cotidiana. Esta divergencia influyó –dice Barasch– tanto en la interpretación intelectual de la ceguera, como en la actitud emocional hacia ella. M. Barasch, op. cit., pp. 105-110. 162 GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ Ibid., p. 143. 13 Ibid., p. 189. PEÑA LA CEGUERA EN EL RENACIMIENTO Y EL BARROCO En la Edad Media se destacan tres aspectos principales acerca de la ceguera: 1) se imaginaba a los ciegos y a la ceguera en general en dos niveles: los nobles, que se representaban alegóricamente y los comunes, generalmente representados como mendigos; 2) las figuras alegóricas que se imaginaban ciegas eran de naturaleza intrínsecamente ambigua, eran rechazadas y consideradas pecaminosas, (por ejemplo, la Lujuria y la Muerte); 3) existía una señal visible de diferenciación entre los ciegos, según la cual los nobles eran representados con una venda en los ojos como señal del carácter simbólico y abstracto que marcaba una diferencia social. El mendigo ciego apareció como vínculo entre la ceguera y la culpa, combinándose con la diferenciación entre ciegos “altos y bajos”: el mendigo ciego era de clase baja y secular. En esta época aparece también la figura del ciego y su lazarillo, como representación de la extrema dependencia de la ayuda que se le ofrezca. Las representaciones medievales de los ciegos se identifican por los gestos del personaje: la mano extendida es el gesto más característico y se convirtió en un distintivo abreviado de la ceguera. Según Barasch, “todo el que carece del sentido de la vista depende del sentido del tacto (y del oído)”.12 En las artes visuales el ciego que avanza a tientas surgió, al parecer, en la Baja Edad Media y el Renacimiento. Los ciegos en el siglo XIII eran considerados seres ridículos y fueron retomados como personajes de exhibición pública. Un ejemplo es la obra teatral conocida como El chico y el ciego que data de mediados de ese siglo y que fue exhibida en la feria de Tournai. Esa obra teatral es un claro ejemplo de la adhesión de la ceguera a las demás discapacidades que se exhibían irónicamente provocando la risa y burla de los espectadores. 12 DE LA Durante el Renacimiento, se heredaron los significados que se tenían de la ceguera en el pasado, pero también surgió una nueva interpretación, la cual se basó en el resurgimiento de la imagen de Homero, el poeta ciego. Lo que se acentúa en él era su mirar hacia adentro, no su ceguera física. Esta actitud de Homero era “señal del sabio divinamente inspirado que contempla los secretos de los dioses, inmersos en el proceso de la creación”.13 La interpretación renacentista de la ceguera rescata dos aspectos: uno, la idea antigua de que la culpa (fuese conocida o desconocida) es causa y explicación de la ceguera parece haber desaparecido del lugar protagónico, para dejar su sitio a la reinterpretación renacentista de la ceguera de Homero, considerado un héroe espiritual. El segundo aspecto, aunque no tan destacado, es la idea del artista renacentista que crea por introspección, de tal manera que Homero representó la imagen del artista que genera su obra creativa introspectivamente. La ceguera no figuró de manera destacada en el siglo XVI ni en el XVII. No obstante, la figura del ciego se transformó en el Barroco, cuando la experiencia visual desempeñó un papel fundamental en la cultura de este periodo. Entonces, se pensaba que la visión garantizaba la experiencia inmediata del mundo sensible. El poder de la visión, siguiendo a Barasch, era el que confería a las artes visuales (la pintura y la escultura) una posición destacada en el mundo intelectual de la época. La obra visual era considerada como un registro de la exploración científica y como un medio de difusión, sobre todo religiosa. Sin embargo, los científicos y pensadores del siglo XVII cuestionaron la fiabilidad de la experiencia visual, 163 I N V E S T I G A C I Ó N Y D I S E Ñ O 2006 argumentando que ésta podía ser engañosa. La debilitación de la confianza en lo visual implicaba que lo que se atestigua con los ojos debe ser analizado y comprobado. No obstante, la figura del ciego es marginal tanto en la imaginación como en la iconografía de la época Barroca, aunque su imagen refleja las nuevas inclinaciones y características de la cultura del XVII. El problema de los sentidos, de lo que la experiencia sensorial puede o no proporcionar, fue uno de los grandes temas de este periodo: “es el escepticismo radical de Descartes en relación con las imprecisiones de los sentidos la fuente principal de conocimiento”, dice Barasch. La yuxtaposición en el uso de diferentes texturas, ilustra una dimensión de los objetos materiales, para cuyo conocimiento es necesario destacar el sentido del tacto. Galileo subrayó que “el tocar nos puede informar de los salientes y depresiones de una estatua o cualquier otro objeto material”, haciendo hincapié en la textura como un ámbito del mundo material que se puede conocer a través del sentido del tacto: “Entran en el ámbito de este sentido (el tacto) también la blandura y la dureza, el calor y el frío, la tersura y la aspereza, el peso y la ligereza”.14 Para Barasch, experimentar un objeto por medio del tacto requiere que no se experimente por medio de la vista. Con el fin de poner de manifiesto la total exclusión de la experiencia visual, la ceguera en esta etapa histórica es sencillamente la exclusión de la visión. Antes de este periodo, la figura del ciego oscilaba entre el mendigo de clase baja, muchas veces asociado al engaño, el pecado y la culpa, y el adivino cantor y mítico poseedor de dones sobrenaturales. En las representaciones de los ojos del ciego habían aparecido dos modelos principales que se habían cultivado durante muchos siglos: uno, que era renuente a mostrar los ojos, para indicar que una persona estaba ciega, se le representaba con una venda sobre ellos. El otro modelo era la representación de un rostro con los ojos deformes. Un ejemplo claro de este tipo de manifestaciones es la pintura La parábola de los ciegos de Pieter Brueghel, que se encuentra en el Museo de Capodimonte en Nápoles. La parábola de los ciegos (1568). Pieter Brueghel. Museo e Galleria Nazionale di Capodimonte (Nápoles, Italia). 14 Edwin Panofsky, Galileo as a Critic of the Arts, Nijhof, La Haya, 1954, en Barasch Moshe, op. cit., p. 195. 164 GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ Asimismo, en la figura del mendigo ciego que predomina en el siglo XVII se pueden distinguir dos actitudes contrapuestas: una, la heredada, que los identifica como impostores, como figuras demoniacas y rebeldes. Incluso, en ocasiones se consideraba que estos personajes producían también ceguera, por ejemplo a los niños. La segunda actitud corresponde a la antigua concepción de que la ceguera era un castigo por los pecados que se habían cometido, por lo tanto, los mendigos ciegos eran la imagen de los pecadores. DE LA PEÑA hombre. Aunque no se expresa claramente, la compasión por el ser humano ha existido en todas las épocas, aparece gente que ha sentido piedad por quienes no ven y no pueden encontrar su camino sin ayuda. En muchos periodos de la historia los invidentes vivían de las limosnas que les daba la gente, lo cual determina en gran medida la actitud social que incluso prevalece en la actualidad. El segundo enfoque que aparece en los diferentes periodos históricos es que los ciegos mantienen un vínculo especial con una realidad sobrenatural. Una de las consecuencias de esta perspectiva es que los invidentes eran considerados como seres demoniacos. En casos infrecuentes se consideraba a los ciegos como personas proféticas, dotadas de gracias y poderes de adivinación. A partir de la edad moderna temprana, según hace referencia Barasch,16 cuando se inició la secularización, comenzó a tomar forma un tercer modo de entender la ceguera, los ciegos y en especial su mundo interior. A mediados del siglo XVIII esta actitud se cristaliza gracias a la aparición de un documento escrito por Denis Diderot, llamado Carta sobre los ciegos (Lettre sur les aveugles). Este documento, publicado clandestinamente hacia 1749, originó el encarcelamiento del intelectual en Vincennes y representó una de las primeras obras independientes de Diderot. En este tratado existen planteamientos verdaderamente revolucionarios, sobre todo por la dirección general del pensamiento que se encaminaba a explorar el mundo interior de los ciegos desde su estructura y funcionamiento. La Ilustración aportó nuevas actitudes y un nuevo enfoque de la ceguera, ya que en este periodo se presentan dos componentes importantes de la vida espiritual del siglo XVIII: el SIGLO XVIII: LA ILUSTRACIÓN Y LA CEGUERA Sobre el mendigo ciego recayó entonces un doble tormento: por un lado, estaba aquejado por una discapacidad física y, por otro, era abrumado por el odio que motivaba la culpa. Es en esta época de secularización cuando cambia la percepción de los ciegos y son reconocidos como personas que sufren por la carga continua de una incapacidad incurable. En el siglo XVIII, Luis IX15 fundó en París algunos hospitales donde se cuidaban grupos de inválidos, leprosos y ciegos. Los ciegos, no obstante, no se encontraban en un estado de aislamiento estricto, se les permitía salir para que, en las calles, la gente les diera limosnas, aunque únicamente podían salir en grupos pequeños de no más de tres ciegos. A lo largo de la revisión histórica de la ceguera, siguiendo las aportaciones de Barasch, se ha destacado que en todas las épocas coexistieron dos enfoques básicos de la ceguera. En el primero de éstos se entiende al ciego como un ser desdichado, incapacitado, que carece del don de la vista, altamente apreciado por el 15 Geremek, Les marginaux parisiens, en Barasch Moshe, op. cit., p. 198. 16 M. Barasch, op. cit., p. 204. 165 I N V E S T I G A C I Ó N Y D I S E Ñ O 2006 primero era la crítica. Los filósofos juzgaban críticamente las creencias heredadas acerca de la naturaleza de los ciegos basada en supersticiones y cuestionaban que éstos poseyeran una naturaleza demoniaca. El otro componente era el rechazo de estas supersticiones y la manifestación de un profundo interés por la experiencia sensorial, específicamente por la naturaleza de esta percepción, además del papel que ambas desempeñan en la vida de la mente en general, y en el proceso cognitivo en particular.17 En el siglo XVIII se pensaba que la principal finalidad del conocimiento científico era la descripción (esa atenta observación de los fenómenos naturales que reemplazaba a la formulación matemática) y la meta suprema del conocimiento se concentraba en aprehender la amplitud de la naturaleza y la diversidad de sus formas. En esta época surge el sorprendente y destacado planteamiento realizado por William Molyneux, quien cuestionaba “si efectivamente las experiencias derivadas de un sentido nos permiten aprehender y comprender lo que percibimos a través de otro sentido diferente”.18 Por ejemplo, ¿se puede pasar de la experiencia del tacto a la vista? Este debate es, en realidad, el trasfondo de la Lettre de Diderot, justo cuando en esa época también se habían extraído quirúrgicamente, y por primera vez, las cataratas a una niña que había nacido ciega. Esta transición de la ceguera a la visión influyó en la forma de pensamiento de la época y fue decisivo en su evolución.19 Diderot considera que “todo nuestro conocimiento y nuestras ideas tienen su origen en la experiencia de los sentidos. Nada hay en la mente que no estuviera antes en los senti17 Ibid., p. 205. 18 Ibid., p. 206. 19 Ibid., p. 207. 20 Id. dos: este era el dogma de la filosofía empírica de la época”.20 Estas afirmaciones modificaron completamente la concepción tradicional y heredada de lo que era la ceguera y pusieron en tela de juicio hasta qué punto esta falta de visión era realmente discapacitante. En la Carta, Diderot se preguntaba qué podían saber del mundo que los rodeaba aquellas personas en estado de ceguera total. El filósofo agudizó su planteamiento acerca de si los ciegos podían aprehender y juzgar la belleza, y particularmente la simetría. Este ciego juzga muy bien las simetrías. La simetría, que tal vez es un asunto de pura convención entre nosotros, lo es, en muchos aspectos, entre un ciego y los que ven. A fuerza de estudiar, mediante el tacto, la disposición que exigimos entre las partes que componen un todo para calificarlo de hermoso, un ciego consigue hacer una justa aplicación de este término. Pero cuando dice esto es hermoso, él no juzga, simplemente aplica el juicio de los que ven: ¿y qué otra cosa hacen las tres cuartas partes de las personas que deciden sobre una obra de teatro, tras haberla visto u oído, o sobre un libro, tras haberlo leído? La belleza para un ciego no es más que una palabra, cuando está separada de la utilidad; y con un órgano de menos, ¡cuántas cosas cuya utilidad se les escapa!21 Diderot trata de demostrar que el sentido del tacto, del cual depende el ciego, es capaz de proporcionarle la experiencia simultánea de diferentes objetos y de las diferentes partes de un todo. El sentido del tacto es fuerte en los ciegos y de este modo compensan la falta de visión, Denis Diderot, Carta sobre los ciegos seguido de Carta sobre los sordomudos, traducción y notas de Julia Escobar, Fundación ���� y Pre-Textos, Madrid, 2002. p. 7. 21 166 GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ enriqueciendo habilidades que los videntes no poseemos ya que las sensaciones táctiles enriquecen la percepción. DE LA continuidad. La memoria a su vez, le permite recordar sensaciones aun cuando los cuerpos no estén presentes. La memoria o el recuerdo, les permite imaginar, generar ideas de figuras, de cuerpos, de situaciones y de conceptos, que actualmente denominamos imágenes mentales; imágenes construidas a través de la experiencia perceptiva del tacto. Si alguna vez un filósofo ciego y sordo de nacimiento hiciera un hombre a imitación del de Descartes, os puedo asegurar, señora, que situaría el alma en la punta de los dedos; porque es ahí de donde le vienen sus principales sensaciones y todos sus conocimientos. ¿Y quién le advertiría de que la cabeza es la sede de sus pensamientos? Si los trabajos de la imaginación agotan la nuestra, es porque el esfuerzo que hacemos para imaginar es bastante semejante al que hacemos para apreciar objetos muy cercanos o muy pequeños. Pero no sucederá lo mismo con el ciego y el sordo de nacimiento: las sensaciones que habrá adquirido a través del tacto serán, por así decirlo, el molde de todas sus ideas […]22 Dejo, pues, la moral y la metafísica de los ciegos y paso a cosas menos importantes, pero más estrechamente relacionadas con las observaciones que se hacen aquí, por doquier, desde la llegada del prusiano. Primera pregunta. ¿Cómo se forma las ideas de las figuras un ciego de nacimiento? Creo que los movimientos de su cuerpo, la sucesiva presencia de su mano en varios sitios, la sensación ininterrumpida de un cuerpo que pasa entre sus dedos, le dan la noción de dirección. Si los desliza a lo largo de un hilo muy tenso, saca la idea de una línea recta; si sigue la curvatura de un hilo flojo, la de una línea curva. De manera más general, mediante repetidas experiencias del tacto, tiene memoria de sensaciones experimentadas en diferentes puntos: es dueño de combinar tales sensaciones o puntos y de formar con ellos figuras.23 Diderot sugiere también que la experiencia táctil puede generar el concepto de espacio mediante los movimientos del cuerpo y la colocación de las manos: la filosofía particular de Diderot acepta la transición instantánea de un sentido a otro: del tacto a la vista. Su concepción de hombre contenía tanto sentidos externos como internos que incluyen tres facultades: reflexión, memoria e imaginación. Según los planteamientos expuestos por Diderot en cuanto a la construcción del conocimiento, lo que el ciego pierde en visión lo compensa con el sentido del tacto, regulación que le garantiza la comprensión de la realidad. Con respecto a la memoria, un elemento primordial para Diderot es la continuidad, necesaria para el conocimiento de los cuerpos y la construcción mental de las formas. En la mente del ciego, la memoria es la que posibilita la Un mendigo ciego y su lazarillo, José de Ribera 22 Ibid., p. 16. 23 Ibid., p. 17. PEÑA Fuente: www.marioncity.k12.oh.us/staff/Kress.Donald/ Ribera/ribera.htm. Consultado el 11-02-2007 167 I N V E S T I G A C I Ó N Y D I S E Ñ O 2006 SIGLO XX: LA DISCAPACIDAD un enfoque comunitario que lleva a la desinstitucionalización, y a la auto-organización de las personas con discapacidad y de sus familias, que se constituyen en movimiento social o grupo de presión cada vez más activo para defender sus derechos civiles.26 En ese momento, el modelo médico de la discapacidad era el paradigma a desafiar por las propias personas con discapacidad. La alternativa fue el planteamiento realizado desde su propia voz, tomando como argumento rescatar sus derechos sustantivos y buscar una vida diferente e independiente. Es precisamente entonces cuando en Estados Unidos, por ejemplo, los discapacitados se unen en una lucha por sus derechos civiles desafiando al funcionalismo y al interaccionismo de la propia sociología.27 Barton señala que es precisamente en ésa época cuando se comienza a trabajar la discapacidad con una visión alternativa, cuyo objetivo era generar una construcción social de la discapacidad a partir de la voz de los propios discapacitados, donde ellas analizan su propio papel dentro de la sociedad a la cual pertenecen y de la cual innegablemente forman parte.28 Fue a partir de las primeras organizaciones de personas con discapacidad, cuando se lanzaron los primeros planteamientos sociológicos acerca del paradigma de la discapacidad como una forma de opresión social. Este planteamiento enuncia que es la propia sociedad la que incapacita físicamente a las personas con insuficiencias, ya que es el medio el que los aísla y no ofrece soluciones adecuadas para una participación plena de las personas con discapacidad en la vida social. Estos grupos Y SUS DOS MODELOS En el estudio de la discapacidad durante el siglo XX ha tenido mayor difusión el aspecto médico de ésta, con lo cual ha prevalecido la idea de que una persona discapacitada está enferma y necesita rehabilitarse para ser “normal”. Esta preponderancia de la visión funcional de la discapacidad ha hecho que casi todos los esfuerzos de la sociedad giren en torno a regresarle o brindarle la “salud” de la que carece, enfoque que en muchos casos ha retomado el diseño en sus propuestas. Con este enfoque, es evidente que el peso de la discapacidad recae sobre la persona discapacitada, ya que deberá rehabilitarse y esforzarse por ser “normal” lo más pronto posible. Este modelo implica una pérdida de toda la condición humana, ya que las personas con discapacidad son consideradas una especie de ciudadanía de “segunda clase”,24 concepto que como se ha expuesto, se ha difundido desde la Edad Media. Estas perspectivas comienzan a tambalearse gracias a los cuestionamientos que surgieron a finales de los años sesenta, cuando se desarrolló de manera generalizada, como señala Casullo,25 una conciencia social de un cambio de época, donde lo importante era oponer resistencia y proponer alternativas a las formas de dominación. A partir de esta década tiene lugar un replanteamiento en el tratamiento de las discapacidades y deficiencias que se acentúa en los condicionamientos psicosociales y socioambientales y, como correlato, en la prevención, la rehabilitación y la inserción comunitaria de los discapacitados. Frente a la intervención individualizada tradicional, se pone énfasis en 24 Sieglar y Osmond, Models of Madness: Models of Medicine, Collier Macmillan, Londres, 1974, en L. Barton, op. cit. p. 36. 25 Nicolás Casullo (comp), El debate modernidad-posmodernidad, El cielo por asalto, Buenos Aires, 1989. 26 A. L. Aguado, op.cit. 27 L. Barton, op. cit., p. 39. 28 Ibid., p. 41. 168 GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ consideran la discapacidad como la desventaja o la limitación de la actividad causada por una organización social contemporánea que tiene escasa o nula consideración hacia las personas que presentan alguna insuficiencia física, y por lo tanto se les excluye de toda participación en las actividades sociales generales.29 El sistema de producción capitalista, y los anteriores sistemas de producción también, desempeñan un papel fundamental en la preponderante y aplastante visión médica y trágica de la discapacidad. Con el surgimiento del capitalismo y la mano de obra individualizada en las fábricas, las personas con insuficiencias estaban en clara desventaja. Las personas con discapacidad se convirtieron entonces en un problema,30 ya que carecían de la capacidad de adaptarse a las nuevas exigencias del mercado laboral, no podían integrarse a éste y debían ser controladas, calificándolas de “enfermas” (igual que en la antigüedad) y se les ubicaba en diferentes instituciones médicas. La visión trágica de la discapacidad obviamente ha funcionado y ha ayudado a validar la individualización de los problemas de la discapacidad, al mismo tiempo que ha favorecido la intacta estructura social y economía capitalistas. La categorización de la discapacidad es producida por las fuerzas económicas y sociales y se encuentra inmersa en la problemática económica debido a los cambios producidos en la naturaleza del trabajo, y en las necesidades del mercado del trabajo dentro del capitalismo. En resumen, la historia de las personas con discapacidad ha sido un largo camino de continuas exclusiones. En muchas sociedades y en todo el planeta, estas personas se han encontrado con un rechazo constante, fundamentado DE LA PEÑA irracionalmente en la ignorancia, en temores infundados y en la superstición. Desde hace siglos, según Lena Saleh,31 las personas con discapacidad han sufrido una degradación de extrema pobreza, debido a que les han asignado funciones laborales inferiores en condiciones de explotación, considerándolos como objetos y no como sujetos. Cuando se pretende solucionar esta situación, se establecen en muchos países las llamadas “políticas de protección”, que consisten básicamente en establecer instituciones asistenciales, que se encuentran aisladas completamente de la vida de la comunidad. En estos lugares los servicios que se brindaban a las personas con discapacidad tenían un enfoque predominantemente médico/ clínico, con un marcado énfasis en manejar la discapacidad con un diagnóstico, etiquetando a las personas como enfermas. Este manejo “social” de la discapacidad despertaba una actitud de caridad, así personas de “buena voluntad” prestaban los servicios en forma aislada. Como se menciona en párrafos anteriores, en la década de 1970 estas prácticas empezaron a ser cuestionadas principalmente por grupos sociales y educativos; hubo una gran movilización de los padres de las personas con discapacidad, que luchaban principalmente por el respeto de los derechos civiles de sus hijos. Uno de los más representativos con estas características fue el Movimiento de antiinstitucionalización, en Italia.32 A partir de este momento se acentúa el interés por el tema de la discapacidad, todo lo concerniente a las personas con discapacidad se hace manifiesto y esta temática cobra gradualmente mayor importancia. Existen algunos hechos que promueven este interés social, por Union of the Physically Impaired Against Segregation (�����), Fundamental principles of disabilities, �����, Londres, 1976, pp. 3 y 4, en M. Barton, op. cit., p. 41. 29 30 L. Barton, op. cit., p. 44. Lena Saleh, Seminario Inclusión Social, Discapacidad y Políticas Públicas, Santiago, Chile, diciembre 2004, www.inicef.cl/centrod....Lena Saleh.pdf, consultado el 26 de noviembre de 2005. 31 32 id id. 169 I N V E S T I G A C I Ó N Y D I S E Ñ O 2006 ejemplo,33 la promulgación del Año Internacional para las Personas con Discapacidad (1981), y particularmente la aprobación del Programa de Acción Mundial para los Impedidos, el 3 de diciembre de 1982, que es realmente el punto de partida para desarrollar esfuerzos para levantar estadísticas sobre las características de las personas con discapacidad, al mismo tiempo que se recopila el material sobre las experiencias ya desarrolladas. Durante la Década de las Naciones Unidas para las Personas con Discapacidad (19831992), muchos países efectuaron acciones para mejorar las condiciones de vida de este grupo de la población y aplicaron instrumentos de medición para conocer su volumen y sus características. y las encontramos en el entorno físico, en las actitudes de las personas y en la manera en la cual la sociedad relega a las personas con discapacidad. Algunas son físicas, es decir, todos aquellos obstáculos que dificultan, entorpecen o impiden a las personas con discapacidad su libre desplazamiento en lugares públicos o privados, exteriores o interiores, o el uso de los servicios comunitarios.34 Como ejemplo se pueden citar las aceras, las escaleras, las puertas, los baños, las casas, las tiendas, etcétera, que no permiten a una persona llegar a donde quiere ir. Las sociales, aquellas normas de comportamiento que no permiten a un discapacitado formar parte de un grupo, sea social, económico, recreativo o educativo, debido a prejuicios preestablecidos. Por otra parte, las culturales, aquellas que cada individuo establece con base en su nivel de información (o desinformación), con respecto a las personas que son diferentes y que le impiden relacionarse con ellas. Todas las personas nos enfrentamos a barreras tanto físicas como sociales y culturales, pero las personas con discapacidad se enfrentan a ellas en mayor grado debido a su condición. La propuesta consiste en eliminar las barreras y cambiar las actitudes de las personas, para permitir que cada integrante de la sociedad goce de sus derechos, de los servicios y esté en plena libertad de ejercer sus obligaciones.35 Todas las dificultades que las personas con discapacidad enfrentan, desafían el concepto mismo de discapacidad. El nuevo modelo o paradigma (social) pone en la mira la dimensión social y del medio (social, arquitectónico, urbano, cultural y de diseño), frente a la LA CEGUERA Y EL DISEÑO Con todas estas manifestaciones sociales, resultaba inminente la propuesta de una nueva estrategia, es decir, la creación y construcción de un nuevo paradigma que tratara el problema de las personas con discapacidad de manera integral. De modo gradual, este modelo social de la discapacidad como actualmente se conoce se ha hecho más fuerte. Éste propone que tanto las políticas como las legislaciones se modifiquen con el objetivo de remover las barreras existentes –físicas, institucionales, sociales y culturales– que impiden la igual y plena participación de las personas con discapacidad en la vida de su comunidad. Las barreras son todos aquellos obstáculos a los que las personas nos enfrentamos día con día Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (�����), Presencia del Tema de Discapacidad en la Información Estadística. Marco Teórico-Metodológico, México, 2001, p. 10. 33 Ley para las Personas con Discapacidad del Distrito Federal, artículo 2o., fracciones � y ��, Diario Oficial de la Federación (���), 19 de diciembre de 1995. Disponible en el Boletín Mexicano de Derecho Comparado. www.juridicas.unam.mx/publica/ rev/boletin/cont/86/el/el17.htm, consultado el 17 de abril de 2006. 34 35 Eliminación de barreras, Teletón s/f, www.teleton.org.mx/culturaeliminacion.php, consultado el 17 de abril de 2006. 170 GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ discapacidad. Actualmente, la discapacidad es analizada y tratada como un asunto de derechos humanos. El objetivo central de este planteamiento se basa en la igualdad de toda la gente; su fuerza radica en la organización social de las personas con discapacidad y en las modificaciones que exigen del medio para que éste sea incluyente hacia ellas. Con este tenor, una discapacidad debería ser entendida como el resultado de la interacción entre los individuos y el ambiente, ya que la discapacidad en realidad emerge cuando las personas con deficiencias se enfrentan a todas las barreras señaladas anteriormente, barreras que el resto de los ciudadanos no tienen que afrontar. Algunas barreras que se han identificado para la correcta participación e inclusión de las personas con discapacidad en la sociedad son las actitudes sociales negativas de exclusión, la ausencia de leyes y políticas adecuadas que promuevan diferentes acciones para romper las barreras que se enfrentan, las deficientes respuestas institucionales que se dan para la provisión de servicios, la carencia de personal calificado/preparado y la falta de enfoques alternativos de servicios, ante los cuales el diseño tendría muchas soluciones que ofrecer. Específicamente hablando del diseño, existe una doble problemática que debería ser atendida para que esta disciplina pudiera abrir su campo de acción. El problema inicial es que en las instituciones educativas donde se enseña diseño el tema de la discapacidad sea estudiado y analizado de manera obligatoria, para que los estudiantes estuvieran en condiciones de realizar propuestas diseñísticas no discriminatorias hacia las personas con discapacidad. Este tipo de diseño incluyente se convertiría en un factor de cambio, ya que despertaría una conciencia social, en la que diseñadores y sociedad enten36 DE LA PEÑA derían que las barreras deben ser afrontadas y disueltas. Este aspecto social no se ha considerado en las prácticas de los diseños en muchos países, como en México; con ello se está dando la razón a Norberto Chaves, quien hablando del diseño afirma: “Dime qué priorizas (con tu diseño) y te diré a qué cultura perteneces”.36 Otro aspecto a revisar es el legislativo. En este terreno hay mucho que hacer y muchas propuestas que apoyar, sobre todo en los temas de igualdad y no discriminación, donde se lucha por fomentar un trato equitativo hacia las personas con discapacidad, y se promueve su reconocimiento ante la ley. Es necesario que se propicien las actitudes sociales positivas, sobre todo en el tema de vida independiente, para que estas personas sean debidamente incluidas en la comunidad. Lo anterior permitiría generar paulatinamente una conciencia social e institucional acerca de que todas las personas con discapacidad tienen los mismos derechos que cualquier otro ciudadano. Por ejemplo, el derecho a la movilidad, el derecho a la salud y rehabilitación, el derecho a la educación, a la información y el derecho al trabajo. Si el diseño se realizara apegado a derecho, es decir, si retomara todas estas propuestas legislativas e hiciera un esfuerzo por integrarlas en sus propuestas, además de apegarse a solucionar verdaderamente las necesidades reales de las personas, se generaría un diseño alternativo, diferente, propositivo y fundamentado, que no única y exclusivamente sirviera a los intereses de las clases dominantes ni económicamente más fuertes de la sociedad. Para argumentar mejor esta propuesta de un diseño alternativo que sea incluyente (y considere desde su planeación y concepción a las personas con discapacidad), se exponen a continuación algunas ideas retomadas de un texto de Claudia Sánchez,37 donde se exhibe la Norberto Chaves, El oficio de diseñar, Gustavo Gili, Barcelona, 2002, p. 81 Claudia Sánchez, ¿Diseñamos para todos?, publicado en internet el 5 de febrero de 2004, www.iabrs.org.br/colunas/ artigo.php?art=82, consultado el 21 de enero de 2006. 37 171 I N V E S T I G A C I Ó N Y D I S E Ñ O 2006 evolución de diversos campos del diseño con relación al término “Diseño para Todos (DpT)”. El término se comenzó a utilizar como “diseño universal” en los años cincuenta y fue considerado como un nuevo enfoque de atención a la discapacidad. El diseño universal, (o también llamado sin barreras) se realizaba considerando al entorno y a las personas con discapacidad física, hecho que lo convertía en un diseño limitado y excluyente, al estar dirigido únicamente a las personas con serias limitaciones físicas y con impedimentos en la movilidad. Como se mencionó, en la década de los setenta de manera paralela a otras luchas por los derechos civiles, se inició el trabajo por los derechos de las personas con discapacidad que incluía la eliminación de algunas barreras físicas. Con la organización de la población con discapacidad se dieron los primeros pasos hacia la normalización y la integración y se habló de diseño accesible. Por primera vez el diseño era un tópico de derechos civiles. Pero las leyes dictadas para el diseño accesible se enfocaron exclusivamente hacia la parte arquitectónica, sin tener en cuenta los productos o elementos necesarios para lograr una completa y real accesibilidad. Fue entonces cuando el arquitecto estadounidense Michael Bednar introdujo la idea de que la capacidad funcional de todas las personas se mejora cuando se remueven las barreras del entorno, y sugiere la necesidad de tener un concepto más amplio y universal de la accesibilidad. En los años ochenta, en Europa y Estados Unidos, las personas con discapacidad, con una organización más sólida, establecieron un frente común contra las leyes sobre accesibilidad que reducían el diseño a una serie de requerimientos mínimos y elementales. Las leyes ofrecían una protección invaluable para la población, pero con la consecuencia no intencional de disminuir la atención al potencial creativo del diseño. Los siete principios del diseño universal que Ron Mace creó junto con un grupo de di- señadores (Bettye Rose Connell, Mike Jones, Jim Mueller, Abir Mullick, Elaine Ostroff, Jon Sanford, Ed Steinfeld, Molly Story y Gregg Vanderheiden) son equiparables con los factores e índices ergonómicos con los que se trabaja actualmente la accesibilidad: establecen ciertas características que el diseño debe cumplir con el objeto de que pueda ser disfrutado por la mayor cantidad posible de personas. Los siete Principios del Diseño Universal o Diseño para Todos se centran en el diseño utilizable universalmente o por todos, pero hay que tener en cuenta que en el diseño intervienen otros aspectos, como el costo, la cultura en la que será usado y el ambiente, que tampoco deben olvidarse. Estos principios del diseño para todos son aplicables en la arquitectura, la ingeniería, el diseño gráfico, el industrial, en el diseño de páginas de Internet y en muchos otros campos de aplicación. 1o Principio: Uso equiparable. El diseño es útil y vendible a personas con diversas capacidades. Las pautas o lineamientos para conseguir este principio son que proporcione las mismas maneras de uso para todos los usuarios, idénticas cuando es posible, equivalentes cuando no lo es; que evite segregar o estigmatizar a cualquier persona; las características de privacidad, garantía y seguridad deben estar igualmente disponibles para todos los usuarios. Además se sugiere que el diseño sea atractivo para todos. 2º Principio: Uso flexible. El diseño se acomoda a un amplio rango de preferencias y habilidades individuales. Lineamientos: que ofrezca posibilidades de elección en los métodos de uso; que se pueda tener acceso y ser utilizado tanto con la mano derecha como con la izquierda; que facilite al usuario la exactitud y precisión; y que se adapte al paso o ritmo del usuario. 3º Principio: Simple e intuitivo. El uso del diseño es fácil de entender, atendiendo a la experiencia, conocimientos, habilidades lingüísticas o grado de concentración actual del usuario. 172 GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ Lineamientos: que el diseño propuesto elimine la complejidad innecesaria; que sea consistente con las expectativas e intuición del usuario, acomodándose a un amplio rango de alfabetización y de habilidades lingüísticas; la información deberá estar organizada de acuerdo con su importancia. 4º Principio: Información perceptible. El diseño comunicará de manera eficaz la información necesaria para el usuario, atendiendo a las condiciones ambientales o a las capacidades sensoriales del usuario. Lineamientos: que utilice diferentes formas para presentar de manera redundante la información esencial (gráfica, verbal o táctilmente), manejando de preferencia un contraste suficiente entre la información esencial y sus alrededores; ampliando la legibilidad de la información esencial; marcando la diferencia entre los elementos con formas (pictogramas) que puedan ser descritas. Además que sea compatible con varias técnicas o dispositivos usados por personas con limitaciones sensoriales. 5º Principio: Con tolerancia al error. El diseño minimiza los riesgos y las consecuencias adversas de acciones involuntarias o accidentales. Pautas sugeridas: que el diseño disponga los elementos para minimizar los riesgos y errores (elementos más usados accesibles, y los elementos peligrosos eliminados, aislados o tapados); que acentúe las advertencias sobre peligros y errores. 6º Principio: Que exija poco esfuerzo físico. El diseño pueda ser usado eficaz y confortablemente y con un mínimo de fatiga. Pautas: que el diseño permita que el usuario mantenga una posición corporal neutra, utilizando de manera razonable las fuerzas necesarias para operar; que minimice las acciones repetitivas que provocan esfuerzo físico y cansancio. DE LA PEÑA 7º Principio: Tamaño y espacio para el acceso y uso. Que proporcione un tamaño y espacio apropiados para el acceso, alcance, manipulación y uso, atendiendo al tamaño del cuerpo, la postura o la movilidad del usuario. Lineamientos: que proporcione una línea de visión clara hacia los elementos importantes tanto para un usuario sentado como de pie; que se acomode a variaciones de tamaño de la mano o del agarre; y que proporcione el espacio necesario para el uso de ayudas técnicas o de asistencia personal.38 Es importante aclarar que en el contexto latinoamericano, se habla más de accesibilidad, entendida como la condición que cumple un ambiente, objeto o instrumento para ser utilizable por todas las personas, en forma segura, confortable y de la manera más autónoma posible, estrechamente relacionada con la ergonomía en la búsqueda de optimizar las interacciones entre el ser humano, el ambiente y el equipamiento. Sin embargo, todos los principios básicos del Diseño para Todos son completamente utilizables por y para generar la accesibilidad, que finalmente convierte a ambas denominaciones del diseño en diseño incluyente. La aplicación de los principios del diseño universal es un proceso que conlleva a una igualdad real, a responder a los retos de una sociedad cada vez más diversa con necesidades cada día diferentes, promoviendo la equiparación de oportunidades. Para lograr este reto, se hacen indispensables algunos cambios, para concientizar a los diseñadores acerca de la importancia de trabajar por un Diseño para Todos. Como se ha mencionado varias veces, en primer lugar, es de principal importancia la inclusión de la temática de la discapacidad en los programas de licenciatura y posgrado de las disciplinas del diseño. Principios del diseño universal, versión 2.0, del 1 de abril de 1997, del Centro para el Diseño Universal, NC State University, The Center for Universal Design, an initiative of the College of Design, traducción y adaptación Emmanuelle Gutiérrez y Restrepo. Consultado en C. Sánchez, op. cit. 38 173 I N V E S T I G A C I Ó N Y D I S E Ñ O 2006 En segundo, la cuestión legal y de normalización técnica es fundamental ya que se requieren pautas precisas (o normas) de aplicación voluntaria, que cuentan con el consenso de todas las partes interesadas y que persigan un beneficio colectivo. Las normas técnicas son el resultado de un procedimiento universal, aplicado por un organismo de normalización reconocido. Generalmente, a partir de criterios internacionales se proponen normas de aplicación nacional, considerando características culturales específicas de cada país. En tercer lugar, el aspecto socioeconómico, político y cultural, que implica considerar políticas, programas, legislaciones, reglamentaciones, controles y sobre todo la aplicación de planes de accesibilidad que promuevan el mejoramiento de la calidad de vida de todas las personas, acentuando una conciencia y crecimiento social que proponga y promueva una sociedad inclusiva, que se construya con la suma de acciones en la vida cotidiana. escasos los datos que se encontraron sobre los aspectos económicos de la vida de los ciegos en los diferentes periodos históricos, lo cual se puede explicar por la poca importancia social que estos grupos tuvieron en las diferentes épocas, en las cuales prevaleció la exclusión y segregación de todo aquello que fuese “diferente”. Las prácticas sociales discriminatorias no son casuales, sino que responden a una imposición cultural heredada a lo largo del tiempo. Entre de las vertientes que han destacado en torno a la ceguera (y la discapacidad en general) se puede señalar que la predominante a lo largo de la historia ha sido la marginación, en la cual es constante la diferenciación y exclusión de aquellas personas que no “eran normales”. Es posible señalar que la sociedad poco a poco ha cambiado este esquema de pensamiento para considerar a las personas con discapacidad como actores activos y participativos de la sociedad, no desde el punto de vista de la diferencia, sino resaltando sus capacidades, aptitudes y derechos. El riesgo que se corre actualmente es que esta posición incluyente sea utilizada como parte de una disertación superficial, el reto se encuentra en que no se quede en el discurso, sino que poco a poco se propongan acciones concretas, congruentes con esta vertiente inclusiva. He aquí donde identifico la gran importancia que tiene para los diseñadores estudiar la historia, sus errores y aciertos: tomando como punto de partida la herramienta histórica (los antecedentes y conceptos de la discapacidad), se puedan proponer proyectos de diseño fundamentados, conscientes de la complejidad del problema por resolver. El desafío contemporáneo del diseño para todos –incluido aquél pensado para resolver los problemas de comunicación de las personas con discapacidad visual– es que se comprometa a salir de la vertiente marginal en la que ha caído (por ignorancia, quiero pensar), no sólo de palabra sino con hechos y propuestas concretas, fundamentadas en investigacio- CONCLUSIÓN Quisiera manifestar que dentro de la construcción social del término “discapacidad” resulta fundamental retomar tanto las dimensiones históricas como simbólicas del fenómeno, como herramientas significativas que permitan profundizar en el tema y lograr una mejor comprensión del mismo; partiendo del análisis expuesto, se puedan proponer alternativas de diseño que estén fundamentadas en un conocimiento más completo del fenómeno por estudiar. Es importante mencionar que los datos exhibidos han sido retomados en su mayoría de investigaciones que partieron de las representaciones artísticas de las diferentes épocas, ya que el arte era tal vez la única disciplina que se preocupaba por hacer evidentes las manifestaciones y conceptualizaciones sociales que se presentaban en cada periodo histórico. Son 174 GLORIA ANGÉLICA MARTÍNEZ nes rigurosas, con prácticas profesionales socialmente comprometidas y económicamente viables, de tal manera que no se utilice a las personas con discapacidad como otra clasifi- DE LA PEÑA cación más de los usuarios del diseño, sino que se les considere como actores participativos en la resolución de sus necesidades específicas, de manera incluyente. BIBLIOGRAFÍA Aguado, A. L., Historia de las deficiencias, Escuela Libre, Madrid, 1995. Barasch, Moshe, La ceguera. Historia de una imagen mental, Ensayos Arte Cátedra, España, 2003. Barton, L. (comp.), Discapacidad y sociedad, Morata, Madrid, 1998. 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