INDICE Página Introducción 1 EL EDIFICIO El desarrollo de las obras y dudas sobre la sede del Museo de Pintura (1792-1816) 1 EL MUSEO REAL DE PINTURAS Cronología de la adecuación del edificio y actuaciones de los distintos personajes que intervinieron en la configuración y fondos del Museo (1817-1869) 6 MUSEO NACIONAL DE PINTURA Y ESCULTURA Reformas en el edificio de Villanueva y desarrollo de un museo que ya no pertenece a la Corona. (1870-1919) 10 MUSEO DEL PRADO Se sigue modificando el edificio de Villanueva y el Museo es cada vez más importante. (1920-2007) -El Museo del Prado durante la Guerra Civil de 1936 -El Museo vuelve a abrir sus puertas después de la guerra 11 3 6 10 11 12 13 LOS EDIFICIOS COMPLEMENTARIOS AL DE VILLANUEVA PARA EL MUSEO DEL PRADO Y LA REFORMA DE MONEO 15 LOS ARQUITECTOS 18 LA COLECCIÓN 24 BIBLIOGRAFIA 26 _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 1 Cuando en 1787, Jean François Bourgoing, -por aquel entonces embajador de Francia en Madrid-, publicó su libro “Nuevo viaje por España o descripción del estado actual de esta monarquía”, no se podía imaginar que sus palabras, en relación al Museo del Prado, se iban a quedar cortas con el paso de los años Bourgoing se refiere al edificio de Villanueva con las siguientes palabras: “….. y sobre todo un magnífico edificio situado a lo largo del Prado, más allá de los jardines del Retiro, comenzado hace menos de diez años. Está destinado a servir de Museo, a él se trasladarán el Gabinete de Historia Natural, y varias academias celebrarán en él sus sesiones. Sus obras fueron interrumpidas por la guerra y se reanudaron con la paz. Este bello monumento de arquitectura prevalecerá sobre todos los demás de la capital, y aumentará la reputación de su autor Villanueva”. Y es que con el correr de los años el Museo del Prado se ha convertido en uno de los museos más importantes del mundo por la calidad de las pinturas guardadas en el edificio proyectado por Juan de Villanueva. EL EDIFICIO Eran los tiempos de la Ilustración, en la Corte de Madrid se trataban de impulsar las áreas del conocimiento y José Moñino Redondo, Conde de Floridablanca, y Ministro de Estado de Carlos III quería dar un nuevo enfoque al proyecto del Salón del Prado, y al mismo tiempo realzar el mecenazgo de la Corona con las ciencias y las artes. El proyecto del Salón del Prado se había iniciado en 1763 promovido por el Conde de Aranda con el objetivo de convertir una zona deteriorada, el Prado Viejo, en un lugar propicio para recreo de los madrileños, con paseos, fuentes y zonas arboladas, al mismo tiempo que se facilitaban los traslados de una parte a otra de la ciudad al cubrirse el lecho del arroyo de Valnegral. En 1774 Carlos III dio instrucciones para trasladar el Jardín Botánico al Prado Viejo de Atocha, encomendando el proyecto al científico Casimiro Gómez Ortega y al arquitecto Sabatini. Más tarde habría un segundo y definitivo proyecto para el jardín que acometería Juan de Villanueva. El jardín Botánico se inauguró en 1781. A raíz de este traslado, José Pérez Caballero, intendente interino del Jardín Botánico, propuso al rey, en 1784, la construcción, junto al citado jardín, de un edificio para albergar un gabinete de historia natural y un laboratorio químico. Floridablanca encargó el proyecto del laboratorio a Sabatini, en 1784, pero al no estar satisfecho con lo que presentó el arquitecto, encargó la elaboración del proyecto a Juan de Villanueva. Puerta Real del Jardín Botánico, obra de Sabatini _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 2 Juan de Villanueva presentó a Carlos III, en 1785, un proyecto denominado “Gavinete o Galería de Historia Natural, Academia de Ciencias y pórticos cubiertos para el paseo público”, y al mismo tiempo le presentó otro proyecto, sin pórticos, que fue el elegido por el rey. Del primer proyecto se conservan cuatro láminas en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, y del que fue finalmente aceptado solo nos queda una maqueta de madera que conserva el Museo del Prado. El edificio estaría situado a continuación del Jardín Botánico. Este edificio, como todas las obras de la Ilustración, debería embellecer la ciudad y al mismo tiempo tendría una función práctica, ya que en el interior deberían darse las condiciones necesarias para el estudio, la investigación y la instrucción pública. Por ello el futuro edificio debería contar con las instalaciones y la extensión apropiada para Proyecto Definitivo de 1790. incluir un gabinete de historia natural, con Museo del Prado salas de estudio; una academia de ciencias naturales con laboratorios, aulas y biblioteca; y un salón para celebrar las juntas académicas. En definitiva eran tres instituciones en un único edificio. Se eligió un solar paralelo al Prado de Atocha, a los pies del Convento e Iglesia de San Jerónimo. El solar presentaba una fuerte inclinación desde los Jerónimos hacia el Paseo del Prado. A finales de 1785 se iniciaron los movimientos de tierras para la construcción del nuevo edificio. Villanueva creó un muro de contención en ángulo y en relación con él hizo los desmontes necesarios para dejar definido un plano horizontal a la altura de El Prado, sobre el que elevaría el edificio. El nivelado del terreno terminó en 1788 y ese mismo año murió Carlos III. La topografía del enclave favorecía la existencia de tres accesos diferentes, uno para cada una de las instituciones que albergaba el edificio. Cada uno de los accesos tenía una orientación diferente. La parte destinada a la academia de ciencias tenía su entrada y salida por la puerta sur, enfrente del Jardín Botánico y a su mismo nivel y el museo de historia natural tenía entrada y salida por la puerta norte, en un nivel de altura superior por la pendiente natural del terreno. La parte norte estaba organizada en torno a una rotonda interior rodeada de una estructura cuadrada y la parte sur estaba organizada en torno a un patio cuadrado y a una estructura circular. Cada una de estas dos entradas tenía un orden clásico propio. Los capiteles corintios para la puerta de la academia, y los jónicos para el museo. La fachada norte tenía un pórtico con columnas jónicas y sobre ellas un entablamento. En el edificio primitivo esta entrada conducía al primer piso ya que el desnivel del terreno hacía que, por esta fachada, el piso bajo estuviese cegado. _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 3 La fachada sur presentaba en su parte superior una logia de 6 columnas con capiteles corintios sobre las que se apoyaba un entablamento. Fachada Norte.- Fernando Brambrila Fachada Sur Para el salón de Juntas se construyó un edificio central independiente, unido a los dos anteriores mediante dos alas longitudinales. Este edificio contaba también con su propia puerta de entrada y salida. A este espacio central se accedía a través de un pórtico hexástilo, de columnas toscanas, con entablamento y una pronunciada cornisa, rematada con un ático cuadrangular. Esta inserción central basilical tiene una cierta analogía con la arquitectura religiosa, su pronaos y el zaguán evocan el espacio transicional de un nártex. Nave lateral Fachada central orientada a Poniente Las naves laterales tenían dos alturas –en la actualidad hay un tercer piso retranqueado-, en la parte baja con ventanas alargadas acabadas en arco de medio punto, alternando con hornacinas cuadradas; y en el piso superior una sucesión de columnas con capitel jónico. Así el edificio quedó constituido por tres cuerpos independientes, incluso de estilos arquitectónicos aparentemente distintos. La alternancia de la piedra y el ladrillo le da al edificio una apariencia singular que se convertirá en una constante del estilo de Villanueva. La maestría de Villanueva hizo que los tres cuerpos perfectamente diferenciados se aúnasen con armonía. El desarrollo de las obras y dudas sobre la sede del Museo de Pintura (1792-1816) El Conde de Floridablanca estaba muy interesado en este proyecto y durante su Ministerio las obras se desarrollaron al ritmo previsto, pero su destitución en 1792, afectó a la construcción del edificio. _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 4 Floridablanca, a pesar de su destitución, seguía teniendo un gran interés en ese museo y en unas memorias redactadas en Marzo de 1792, que dirige a su sucesor el Conde de Aranda, le informa sobre la academia de las ciencias y sobre el origen de los fondos que permitirían la construcción de la misma. Estos fondos provenían de los bienes incautados a la Compañía de Jesús, expulsada en 1767. Pero el edificio estaba en el punto de mira de varias instituciones, y en 1796, el Bibliotecario Mayor del Rey, Pedro Luis Blanco, se dirigió a Godoy para informarle del riesgo de incendio que corría la Real Biblioteca y solicitando el traslado de esta institución al edificio de Villanueva. Cuando Godoy consultó al arquitecto la viabilidad de este proyecto, Villanueva vio en ello la posibilidad de dar un impulso a la construcción del edificio y se mostró favorable a la propuesta. Tras la muerte de Sabatini, Juan de Villanueva ocupa, en 1798, el cargo de Arquitecto Mayor del Rey, lo que le facilita el proseguir con la construcción del edificio, que en 1808 estaba prácticamente acabado, a excepción del salón absidal. Pero los acontecimientos políticos frenaron las pretensiones de Villanueva, ya que en Marzo de 1808 se producen varios acontecimientos importantes: El Motín de Aranjuez, en el que los partidarios del futuro Fernando VII asaltan la casa de Godoy que es destituido y sus bienes confiscados; la abdicación obligada de Carlos IV; y la entrada del general Murat en Madrid al mando de veinte mil soldados franceses. Los soldados franceses se instalan en el Buen Retiro y el edificio de Villanueva pasa a formar parte del cuartel de caballería de los franceses. El uso del edificio para este fin provoca su deterioro y los franceses arrancan los emplomados de las cubiertas para utilizarlos en la munición. El 2 de Mayo de 1808 el pueblo de Madrid se levanta contra los soldados de Napoleón. Comenzaba la Guerra de la Independencia y un nuevo periodo para España en el que reinaría José Bonaparte, ya que Carlos IV y Fernando VII habían renunciado a la Corona cediéndosela a Napoleón y éste había nombrado rey de España a su hermano José. El edificio se siguió destinando a cuartel y en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando se celebró una sesión solemne en la que Juan Nicasio Gallego leyó su oda “Sobre la influencia del entusiasmo en las artes”. En esta oda (…..patente veo/la edad futura, y la espaciosa plaza/descubro del magnífico Museo,/ donde entre claros timbres y blasones/su sien de lauro ornada/ínclitos héroes a Castilla ostentan;/y en los regios salones,/que en usos viles profanados fueron…..) hace referencia al mal uso por parte de las tropas napoleónicas, del edificio de Villanueva Durante el reinado de José Bonaparte se ordena la incautación de los bienes de las órdenes religiosas. Los comisionados almacenan cerca de mil quinientos cuadros en los conventos madrileños de Nuestra Señora del Rosario y de San _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 5 Francisco. Como consecuencia de todo esto, José Bonaparte promulga un decreto para la creación de un museo de pintura. Paralelamente se estaba haciendo una selección de obras de arte para que fuesen enviadas a Francia. En esta selección participaban Mariano Salvador Maella, Manuel Napoli y Francisco de Goya. Ante la creación de un museo de pintura se hacía necesario buscar un edificio para albergar los cuadros. En primera instancia se pensó en el Convento de las Salesas Reales, pero después de estudiar el tema, la incompatibilidad con la clausura de las monjas hizo que se abandonase la idea. La urgencia de encontrar un edificio para museo de pinturas era cada vez mayor, había muchas obras almacenadas, las incautaciones aumentaban, se deterioraban las piezas y se producían muchos robos a causa del descontrol. Palacio de Buenavista. Grabado de 1880 Ante esta urgencia se propone como sede del museo el Palacio de Buenavista, que en 1807 el Ayuntamiento de Madrid regalo a Godoy y que posteriormente fue incautado. José Bonaparte emite un Decreto Real destinando este edificio para tal fin y Silvestre Pérez, arquitecto, comienza a estudiar la transformación del edificio en museo, pero los tiempos que corren son malos política y económicamente. En 1811, al barajarse también el Convento del Rosario como edificio para el museo, Silvestre Pérez emite un informe totalmente desfavorable y aboga porque los cuadros se depositen en la Academia de San Fernando. En Agosto muere Juan de Villanueva y en Septiembre se comienza a plantear la utilización del edificio de Villanueva como sede del museo. Políticamente vuelve a cambiar el panorama en España, José Bonaparte abandona Madrid en 1812 (su salida definitiva será en 1813) iniciándose la retirada del ejército francés, y la Academia de San Fernando reabre sus puertas encargándose de custodiar las obras de arte. Como se sigue teniendo interés por el edificio de Villanueva se encarga, en 1813, al arquitecto Santiago Gutiérrez de Arintero, que revise el estado del edificio, éste emite un informe en el que señala el mal estado en el que se encuentra y se encarga a Antonio López Aguado que evalué el coste para la restauración de los edificios pertenecientes al Retiro, entre los que se encuentra el edificio de Villanueva. Con la firma del tratado de Valençai en Diciembre de 1813 se produce el regreso a España de Fernando VII, que ordena la restitución de sus propiedades a las órdenes religiosas. Y con la firma del Tratado de Paris, en Diciembre de 1898 las obras de arte que se habían enviado a Francia durante la Guerra de la Independencia, comienzan su retorno a España. _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 6 Mientras tanto siguen las dudas en cuanto a la sede del museo de pintura. La Real Academia de Bellas Artes propone como sede del museo de pintura el convento de San Felipe el Real y posteriormente propone el Palacio de Buenavista. Con este fin la Academia le pide a Fernando VII la cesión del Palacio de Buenavista y a las órdenes religiosas que regalen al futuro museo las obras de arte que no les sean necesarias, comprometiéndose a poner en las cartelas de dichas obras que su procedencia es una donación de la orden correspondiente. En Julio de 1814 se celebra una sesión solemne en la Academia de Bellas Artes, con asistencia de Fernando VII y de los infantes Carlos y Antonio. El rey cede el Palacio de Buenavista para sede del Museo de Pintura, que se llamará “museo Fernandino” en su honor; y Antonio López Aguado queda encargado de rehabilitar el edificio para ese fin, pero no se habla de la dotación económica para llevar a cabo este proyecto. Se inician las obras de rehabilitación del edificio, pero la falta de recursos económicos y las disputas sobre la propiedad de este palacio, hacen que se paralice la adecuación. Se reinician al manifestar la Real Academia su intención de sufragar el coste de las obras, y Antonio López de Arintero firma el proyecto de rehabilitación. Surgen otra vez las discrepancias por motivos económicos y se vuelve a proponer el edificio de Villanueva como sede del Museo Fernandino. EL MUSEO REAL DE PINTURAS Cronología de la adecuación del edificio y actuaciones de los distintos personajes que intervinieron en la configuración y fondos del Museo (1817-1869) En 1817, Fernando VII encomienda a José Gabriel Silva Bazán y Waldstein, Marqués de Santa Cruz, la formación de la Galería Real de Pinturas del Prado que tendría su sede en el edificio de Villanueva y al año siguiente Fernando VII decide restaurar a su costa el edificio de Villanueva. En Marzo de 1808 comienzan las obras de restauración del edificio. Las obras se empiezan por la parte norte de la planta principal: la rotonda, el recinto cuadrado que da paso a la galería central y las salas longitudinales situadas a ambos lados. El resto del edificio, en mucho peor estado de conservación, se destina a almacenes. En Abril, el Marqués de Santa Cruz le pide a Fernando VII el traslado de los cuadros del Palacio y de las Casas Reales, que ha elegido el pintor Vicente López, y en Septiembre están rehabilitadas dos salas y ya hay cuadros preparados para ser colgados. En el escrito en el que el Marqués de Santa Cruz comunica esta circunstancia a Fernando VII, le pide que el primer pintor de cámara colabore en la restauración de los cuadros y que los gastos del museo se asuman por parte de la Casa Real. La propuesta es aceptada. _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 7 En Diciembre muere la reina Isabel de Braganza, considerada promotora y protectora del futuro museo. Al finalizar 1818 hay depositados en el museo unos 850 cuadros, gran parte de ellos restaurados. Isabel de Braganza. Obra de Bernardo López Piquer. Museo del Prado En Septiembre de 1819 aparece un artículo en La Gaceta de Madrid en el que se da cuenta del estado de las obras de restauración del edificio. Ya se han habilitado el pórtico de ingreso de columnas y los dos salones a la izquierda de la entrada principal y se están construyendo las habitaciones de los encargados de custodiar la galería de pintura, cubriendo el salón del centro y reparando, provisionalmente, el resto de las cubiertas para evitar las humedades y hundimientos En Noviembre está listo el primer catálogo del museo, consta de 21 páginas con la lista de los trescientos once cuadros de escuela española expuestos. Está redactado por el conserje Luis Eusebi, y el 19 de Noviembre de 1819 el Museo Real de Pinturas, con sede en el edificio de Villanueva, abre sus puertas al público. En Abril de 1820 Pedro de Téllez-Girón, príncipe de Anglona y cuñado del marqués de Santa Cruz, es nombrado director del Museo (el Marqués de Santa Cruz había sido nombrado embajador en Paris). El Príncipe de Anglona continúa solicitando dinero para rehabilitar el edificio y obras de arte para nutrir sus fondos. En Junio de 1821 se inician labores de reforma en la galería central, en la que se abren cuatro tragaluces. Se instalan barandillas de latón para separar las obras de los visitantes. Ya hay braseros en las salas, que se encienden los días de visita y a lo largo de 1822 se compran más estufas, se abren cuatro Fotografía de Jean Laurent tragaluces en la galería central y se compra un catalejo para que los visitantes puedan contemplar los cuadros colgados en la parte más alta. La entrada en Madrid de, los “Cien mil hijos de San Luis”, en Mayo de 1823, acaba con la etapa constitucional iniciada en 1820 con el levantamiento de Riego. Durante su estancia en la capital, se doblan los días de visita y se coloca el retrato de Fernando VII en la puerta principal del Museo. Los Directores del Museo se suceden en base a los acontecimientos políticos. Durante todo el año 1827 y los primeros meses de 1828 el museo permanece _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 8 cerrado ya que se trabaja acondicionando nuevas salas. Vicente López, encargado de la parte artística en la Dirección del Museo, continúa la compra de obras para el Museo, y se siguen pidiendo a las instituciones obras para los fondos del Museo. Fernando VII, en 1827, ordena que se entreguen al Museo las obras que estaban en las salas reservadas de la Academia, y advierte que no se exhiban al público las que se consideren indecentes En Marzo de 1828 se reabre el Museo, aunque en Octubre se había abierto durante un mes para que se pudiese contemplar el grupo en mármol de Ramón Barba y José Álvarez Cubero que representaba a Carlos IV y la reina María Luisa. Esta obra se colocó en la planta baja, sobre un pedestal giratorio. La reestructuración de las salas hace necesaria la publicación de un nuevo catálogo a cargo de Luis Eusebi, titulado “Noticia de los cuadros que se hallan colocados en la Galería del Museo del Rey nuestro señor sito en el Prado de esta Corte”. Son setecientos cincuenta y cinco cuadros, ordenados por salas. El catálogo advierte que los días de visita al Museo son los miércoles y los sábados de 8:00 a 14:00 y de 9:00 a 14:00 horas, según la estación, excepto los días de lluvia. El duque de Híjar, Director del Museo en 1828, le pide a Juan Agustín Ceán Bermúdez una lista de seis pintores, seis escultores y cuatro arquitectos para colocar sus retratos en los dieciséis medallones de la fachada principal. Esta lista no debería incluir a Juan de Villanueva, para cuyo busto se destinaría un lugar más importante. Busto de Juan de Villanueva. Autor: José Gragera y Herboso. Museo del Prado La confección de la lista da lugar a desacuerdos y al final se constituye con los siguientes nombres: Los pintores Murillo, Velázquez, Ribera, Juanes, Claudio Coello y Zurbarán; los escultores Berruguete, Cano, Becerra, Gregorio Fernández y José Álvarez, y los arquitectos Toledo, Machuca, Herrera, Pedro Pérez y Ventura Rodríguez. La realización de los dieciséis medallones circulares corre a cargo del escultor Ramón Barba que los finaliza en 1830. Al mismo tiempo el arquitecto Antonio López Aguado continúa con el proyecto de las rejas de balcones e intercolumnios de la planta de la galería jónica, de las rejas de los arcos bajo esa galería y del enverjado de la fachada norte, aunque este último trabajo que no se completó hasta la época de Isabel II. También proseguía la labor de nutrir los fondos del Museo que ya se estaban convirtiendo en “muy importantes” y ya en 1831 el escritor francés Prosper Mérimée publica un artículo sobre el Museo, en L'Artiste, en el que lo considera _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 9 uno de los museos más ricos de Europa y superior al Louvre por la calidad de sus obras. Cuando fallece Fernando VII, en 1833, el destino del Museo se pone entre interrogaciones, ya que el contenido de este museo era propiedad del rey, y como tal constituía parte de la herencia que había de ser dividida entre sus hijas: Isabel (la reina Isabel II) y Luisa Fernanda. Como Isabel era menor y la regencia la asumió su madre, María Cristina, la testamentaría se quedó en suspenso hasta la mayoría de edad de Isabel Cuando Isabel, a los trece años, fue declarada mayor de edad, Luisa Fernanda aceptó una compensación económica a cambio de la renuncia a los fondos del Museo. El Duque de Híjar y los comisionados de la testamentaría propusieron, en 1845, la incorporación del Museo a la Corona, pero esta propuesta no se ratificó hasta 1865. Mientras tanto el Museo seguía siendo propiedad de la reina, llamándose en ocasiones Museo Isabelino. Mientras tanto el arquitecto Martín López Aguado, que había sustituido a su padre Antonio López Aguado, fallecido en 1831, en las obras de adecuación del Museo, sigue proyectando obras de rehabilitación y mejora, entre ellas la terminación del cuerpo absidal del edificio y un gran salón de doble altura, destinado a escultura en la planta inferior y a pintura en la superior, pero sus proyectos no se llevan a cabo. A la muerte del escultor Valeriano Salvatierra, en Mayo de 1836, están terminados los modelos de doce de las estatuas que se van a colocar en las hornacinas de la galería baja. En 1837 se produce un suceso que posteriormente influiría en el Museo: se crea un museo en el Convento de la Trinidad para albergar las obras procedentes de conventos suprimidos por los Reales Decretos de Julio de 1835 y Marzo de 1836. Este museo abre sus puertas al público en Julio de 1838 aunque se cierra al poco tiempo para obras de reforma. En 1842 se coloca el bajorrelieve del ático del pórtico toscano del Museo, realizado por el escultor Ramón Barba, representando a Fernando VII recibiendo los tributos de Minerva y las Bellas Artes Se nombra Arquitecto Real a Narciso Pascual y Colomer, en 1844, y sus primeras labores en el edificio consisten en el emplomado de las cornisas, limas y canalones de cubierta, y la terminación de los áticos del cuerpo sur. Posteriormente terminó el cuerpo del ábside construyendo la sala principal del edificio y siguiendo las ideas que había anticipado Martín López Aguado en su proyecto, ya que realizó una sala de doble altura, llamada la sala de la reina Isabel, construida en el espacio proyectado por Villanueva para sala de juntas, destinada a la escultura en la parte baja y a la pintura en la alta, servida ésta por una tribuna sobre columnas de fundición e iluminada únicamente por un gran tragaluz cenital. Para ello hubo que cegar los paramentos y construir una bóveda encamonada. _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 10 En el verano de 1852, Pascual y Colomer realiza obras para convertir los cuatro lucernarios de la gran galería, en dos, y la sustitución de la estructura de madera por otra de hierro. También se ensanchan los tragaluces de la sala italiana Como dato curioso en 1857 se empiezan a colocar cartelas al lado de los cuadros, indicando su título y autor. Es en 1865 cuando se aprueba la Ley fijando los bienes de la Corona, entre los que se encuentra el Museo. Los bienes dejan de ser propiedad privada de la reina y pasan a pertenecer al Estado. MUSEO NACIONAL DE PINTURA Y ESCULTURA Reformas en el edificio de Villanueva y desarrollo de un museo que ya no pertenece a la Corona. (1870-1919) En 1870 el Museo pasa a llamarse “Museo Nacional de Pintura y Escultura” y se nombra una comisión para estudiar la fusión del Museo con el de la Trinidad, lo que hace que en 1872 se disuelva el Museo de la Trinidad y sus fondos pasen al Museo. El General Martínez Campos se subleva en Sagunto, en 1874, y restaura la monarquía con Alfonso XII. Aunque se restituyen a la Corona algunos bienes, el Museo sigue perteneciendo al Estado. El arquitecto Francisco Jareño, encargado de las obras en el Museo del Prado desde 1875, llevó a cabo reformas que modificaron el aspecto del edificio de Villanueva. Se construyó una escalera en la fachada norte para salvar el desnivel, una vez retirada la rampa de acceso, para dejar exenta la fachada. Recompuso la fachada norte enlazando la cornisa general con la del cuerpo del ábside. Cubrió este cuerpo con una nueva armadura y lucernario Museo del Prado. Fachada norte en 1930 metálicos -sustituyendo la maderaacabando la galería de arcos de Villanueva, y también cerró el hueco entre las plantas de la Sala de la Reina Isabel. En esta época se coloca en el remate de la fachada norte del Museo el grupo escultórico representando las tres nobles artes llevado a cabo por Jerónimo Suñol. Este grupo escultórico sustituyó a uno en yeso de Salvatierra y desapareció cuando se restauraron las cubiertas del Museo en 1.995. Se crea el Museo de Arte Contemporáneo por un Real Decreto de 1894. La colección se formará con las obras del siglo XIX del Museo del Prado. En 1895 se cambiará el nombre de Museo de Arte Contemporáneo por el de Museo de _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 11 Arte Moderno. En Agosto de 1898 se inaugura el Museo de Arte Moderno con sede en el Palacio de Bibliotecas y Museos, en el Paseo de Recoletos. Pasan a este museo las obras del Museo Nacional de Pintura realizadas por pintores españoles posteriores a Goya En 1899 se inaugura la sala de Velázquez, con motivo del tercer centenario del nacimiento del pintor. La sala Velázquez se sitúa en la antigua sala de la reina Isabel. Finalizan los actos conmemorativos con la inauguración del monumento a Velázquez, instalado frente al pórtico del paseo del Prado sustituyendo al monumento de Daoíz y Velarde, que es trasladado a la plaza del Dos de Mayo. La estatua del pintor es obra del escultor Aniceto Marinas. Fernando Arbós y Tremanti, arquitecto que sucede a Francisco Jareño en el cargo, por fallecimiento de éste, construye una pequeña sala junto a la de Velázquez, con acceso directo al salón absidal, para exponer el cuadro Las meninas. Esta sala sería derribada trece años después. A finales de 1914 comienzan las obras de ampliación del proyecto de Fernando Arbós. Esta ampliación afecta sólo a la fachada posterior del Museo y consiste en la agregación de dos crujías a los lados de la cabecera semicircular, que sigue siendo visible. La ampliación respeta las fachadas de Villanueva al dejar entre las crujías y el edificio original dos amplios patios, y mantiene el esquema del alzado original, tanto en materiales como en altura. Gracias a la ampliación se habilitan veintitrés nuevas salas. Fernando Arbós falleció antes de acabarse la ampliación. Las obras quedaron a cargo de Amós Salvador. En 1920 terminan las obras de la ampliación del Museo y en Mayo de ese año un Real Decreto cambia el nombre de “Museo Nacional de Pintura y Escultura” por el de “Museo del Prado” en base a que el Museo es conocido por ese nombre. MUSEO DEL PRADO Se sigue modificando el edificio de Villanueva y el Museo es cada vez más importante. (1920-2007) El arquitecto Amós Salvador renuncia, en 1922, a la dirección de las obras de ampliación, reforma y decoración del Museo. Es sustituido por Pedro Muguruza. Pedro Muguruza construye, en 1925, una nueva escalera, junto a la sala de Velázquez, en una de las zonas de contacto entre la ampliación de Arbós y el edificio de Villanueva. Museo del Prado. Gran galería Se aprueba el proyecto de la nueva bóveda de hormigón de la gran galería del Museo en 1926. La solución propuesta por Pedro Muguruza conserva la antigua cubierta de _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 12 madera y teja, que queda oculta tras la bóveda de hormigón armado, respetando la forma de la anterior, obra de Aguado. Dos arcos triunfales sobre columnas pareadas resaltan el espacio central, en el que, en el interior de un nicho situado frente a la sala de Velázquez, se colocaría el busto de Villanueva, esculpido por José Gragera en 1878. En este periodo salen del Museo los cuadros que no podían ser expuestos por falta de espacio, con destino a la creación de museos provinciales. En 1932, Pedro Muguruza reforma la instalación de calefacción del Museo y habilita la rotonda baja de la parte norte, que en 1934 conectará directamente con la sala alargada del eje central. El Museo del Prado durante la Guerra Civil de 1936 En Julio de 1936 se inicia la Guerra Civil y se crea la Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico, promovida por la Alianza de Intelectuales Antifascistas. Se disuelve el Patronato del Museo y en Agosto se cierran sus puertas. Dentro del Museo se llevan a cabo labores para proteger las obras de arte dirigidas por el arquitecto José Lino Vaamonde, que ha sustituido a Muguruza en el cargo de arquitecto conservador del Museo. Aunque se nombra Director a Picasso, nunca llegó a tomar posesión del cargo. Protección del Museo del Prado en la Guerra Civil de 1936 En Noviembre Josep Renau, director general de Bellas Artes, y Wenceslao Roces, subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública, informan a Sánchez Cantón de la decisión del Gobierno de trasladar a Valencia las principales obras del Museo del Prado. Esa misma tarde llega al Museo una Orden Ministerial con la lista de las cuarenta y dos obras que deben ser preparadas para la evacuación. Treinta y siete de los cuadros pertenecen al Museo y los otros cinco están depositados en él provenientes de El Escorial, de la iglesia de San Ginés y del monasterio de la Encarnación La primera expedición de cuadros que sale del Museo estaba compuesta por dieciocho obras. Con éste y los sucesivos envíos llegan a salir del Museo hasta quinientos veinticinco cuadros. Los restantes cuadros quedan en las salas del Museo que ofrecen mayor seguridad y se protege el edificio con sacos terreros. En Valencia las obras son depositadas en las Torres de Serranos y en la iglesia del Patriarca, edificios que se protegen con estructuras especiales contra el bombardeo Después de producirse un bombardeo que afecta al Museo, se prepara otra expedición de cuadros a Valencia (también se llevaron a Valencia los cuadros del Museo de Arte Moderno). Se nombra responsable de los traslados a María Teresa León y estos se siguen produciendo paulatinamente. _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 13 En la segunda fase de la evacuación, que se prolonga hasta 1938, la Junta presidida por Roberto Fernández Balbuena sigue unos criterios de selección más rigurosos y unas condiciones de seguridad más adecuadas para los cuadros, ya que algunos se habían evacuado con un embalaje muy precario y otros incluso sin embalaje. Sir Frederic Kenyon, James G. Mann, y Timoteo Pérez Rubio, en el Colegio del Patriarca de Valencia junto a Las Meninas de Velázquez. Biblioteca Nacional de España. En Junio de 1937 Frederick Kenyon, ex director del British Museum, reclama desde el periódico londinense The Times mayor información sobre el traslado de las obras de arte españolas. Pablo de Azcárate, embajador de España en la capital británica, le invita en nombre del Gobierno republicano a visitar los depósitos de la Junta Central e inspeccionar las condiciones en que se encuentra el patrimonio artístico custodiado en la España republicana. En Septiembre Frederic Kenyon viaja a España invitado por el Gobierno republicano. Le acompaña F.G. Mann, conservador de la Wallace Collection de Londres. En Diciembre de 1938 el pintor José María Sert se entrevista en Ginebra con el Secretario General de la Sociedad de Naciones con el fin de lograr su apoyo para evacuar el Tesoro Artístico español. Jacques Avenol se compromete entonces a solicitar al Gobierno republicano la autorización para sacar de España las obras en peligro, con la condición de que la petición sea respaldada por las principales entidades culturales europeas. En 1939 Sert presenta un comunicado a la Academia de Bellas Artes de Francia en el que solicita la intervención francesa y de la Sociedad de Naciones en el salvamento de las obras de arte españolas. La solicitud es aprobada y respaldada poco después por la Sociedad de Amigos del Louvre y el Consejo de Museos Nacionales. Los museos holandeses, belgas, suizos e ingleses se suman a la tarea de salvamento. Se propone la creación de un organismo que, “sin color político en absoluto”, reúna a todos los museos e instituciones que han manifestado su apoyo a una intervención en España y lleve a cabo las negociaciones con el Gobierno republicano para trasladar las obras de arte En Febrero de 1939 se trasladan a Ginebra, a la Sociedad de Naciones, las obras que estaban depositadas en Cataluña, ya que habían sido trasladadas desde Valencia a Figueras y al castillo de Perelada para su mayor seguridad. El Museo vuelve a abrir sus puertas después de la guerra El 1 de Abril de 1939 acaba la guerra. Durante el mes de Abril las obras de arte vuelven al Museo, salvo las que van a ser expuestas en Ginebra, que comienzan su regreso en Junio. En Septiembre están todas en el Museo. _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 14 Se encarga al arquitecto J. Valnero que elabore un informe y un presupuesto de la reparación del Museo del Prado. En su informe, el arquitecto notifica que el edificio no ha sufrido ningún deterioro grave. El día 7 de Julio el Museo abre sus puertas. El 26 lo hace el museo de Arte Moderno. El arquitecto Pedro Muguruza realiza obras de reparación en el Museo e inicia la sustitución de los suelos y zócalos de madera por otros de piedra, así como la cubierta antigua por una nueva de materiales igualmente incombustibles para proteger al Museo en caso de incendio y en 1943 se aprueba la sustitución de la escalera de la fachada norte, construida por Francisco Jareño en 1880, por otra que permite abrir un acceso directo a la planta baja e iluminar la rotonda. La construcción de esta escalera se inicia en 1944 y termina en 1946. En 1947 se acaban de instalar los dos nuevos ascensores en la rotonda baja del cuerpo norte, proyectados por el arquitecto. La Fachada Norte del Museo en diferentes épocas Fachada Norte. Fotografía de 1878 Fachada Norte. Fotografía de 1930 Fachada Norte en la actualidad Coincidiendo con el segundo centenario de Goya, se instala, en 1946, frente al nuevo acceso de la fachada norte del edificio, un monumento dedicado al pintor, obra de Mariano Benlliure, que hasta entonces había estado ubicado en la confluencia de las calles Velázquez y Goya. El edificio del Museo se queda pequeño y se piensa en su ampliación. En 1950 se plantea la posibilidad de ampliar el Museo mediante la construcción de un edificio simétrico al de Villanueva, situado al otro lado del paseo del Prado y conectado subterráneamente con él. Finalmente el solar se destina a Casa de Sindicatos. En 1953 Fernando Chueca Goitia y Manuel Lorente Junquera presentan un proyecto de ampliación del Museo, que es aceptado. Su propuesta aumenta en dieciséis salas -cuatro de ellas dobles- el número de las existentes en el Museo, y consiste en adosar dos cuerpos a la ampliación de Arbós, respetando el edificio de Villanueva. Las nuevas crujías constan de dos plantas en relación con la baja y principal del Museo y un sótano bajo cada una de ellas. Las obras comienzan en 1955, duran 11 meses, y son dirigidas por José María Muguruza. En 1964 la necesidad de aumentar el espacio expositivo lleva a cerrar los patios existentes entre la ampliación de Arbós y la fachada oriental de _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 15 Villanueva. La ampliación, dirigida por el arquitecto José María Muguruza, permite habilitar tres nuevas salas en cada planta. En 1972 El ministro de Educación y Ciencia encarga a Fernando Chueca, Rafael Manzano y Jaime Lafuente Niño, un proyecto de ampliación y mantenimiento del Museo. Su propuesta de construir un nuevo edificio junto a la iglesia de los Jerónimos, conectado con el edificio de Villanueva, es rechazada por varios motivos: el planteamiento historicista de su diseño arquitectónico, la oposición de la Iglesia al suponer la expropiación del claustro y varios edificios anejos a San Jerónimo, así como por no responder a las necesidades inmediatas del Museo. Jaime Lafuente propone, en 1973, que se cubra el patio situado sobre la bóveda esquifada del pórtico dórico para instalar parte de las oficinas del personal administrativo del Museo. El proyecto se aprueba para su ejecución En 1979 se hace peatonal el espacio entre la puerta sur y el Jardín Botánico. También este año se endereza el cuadro de Ribera Ixión, que durante trescientos años había sido colocado tumbado. Se adjudica, en 1981, el proyecto para construir un salón de actos en el cuerpo absidal del edificio del Museo al arquitecto José María García de Paredes, en colaboración con el ingeniero Julio Martínez Calzón. Las obras comienzan a principios de 1982 y concluyen en 1984. El proyecto y la obra son llevados a cabo por los arquitectos del Museo del Prado Jaime Lafuente Niño y Miguel Cuadrado Isasa, con la colaboración de José María García de Paredes y Gustavo Torner. El nuevo salón de actos se llamará sala Juan de Villanueva. En la puerta de acceso principal se coloca un relieve realizado por el escultor Julio López Hernández, con un retrato del arquitecto Juan de Villanueva. Los preparativos de las obras de reforma de las cubiertas del edificio Villanueva comienzan en 1995, según el proyecto de los arquitectos Dionisio Hernández Gil y Rafael Olalquiaga. Del 2002 al 2007 solo se efectúan labores de mantenimiento en el edificio de Villanueva, modernizando infraestructuras y habilitando dos entradas en la puerta norte superior. El funcionamiento del Museo también se moderniza, se dispone ya de audioguías, se desarrolla la página web del Museo y se celebran muchas exposiciones temporales. LOS EDIFICIOS COMPLEMENTARIOS AL DE VILLANUEVA PARA EL MUSEO DEL PRADO Y LA REFORMA DE MONEO En 1980 el Casón del Buen Retiro se adscribe en su totalidad al Museo del Prado. En Junio de 1981, tras su remodelación, se inauguran sus salas con la colección del siglo XIX. Se prepara la llegada del Guernica de Picasso, que llega en Septiembre y se presenta en Casón del Buen Retiro _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 16 Octubre. En Mayo de 1988 se configura como Museo Nacional el Centro de Arte Reina Sofía. La colección de arte del siglo XX pasará a este nuevo museo. En la madrugada del domingo del 26 de julio de 1992 el Guernica es trasladado del Casón del Buen Retiro al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y se inician obras de remodelación en el Casón. En 1985 el Consejo de Ministros autoriza la compra del Palacio de Villahermosa para ampliación del Museo del Prado. Este Palacio se utilizará desde 1986 hasta 1989 para exposiciones temporales. En Diciembre de 1988 se firma el acuerdo entre el ministro de Cultura, Jorge Semprún, y el barón Thyssen para el préstamo, durante un mínimo de diez Palacio de Villahermosa años, de más de setecientas obras de la colección Thyssen, la creación de una fundación y la cesión gratuita del Palacio de Villahermosa a dicha fundación. En 1994 se convoca un “Concurso Internacional de Ideas y Estudios Previos a la Ampliación y Remodelación del Museo del Prado”. En 1996 se hace pública la decisión del jurado del “Concurso de Ideas para la Ampliación y Remodelación del Museo del Prado” de declarar desierto el primer premio y conceder dos accésit a las propuestas de Beatriz Matos y Alberto Martínez Castillo, y Jean Pierre Dürig y Philippe Rämi. Los otros ocho proyectos finalistas son los de Alfonso Govela; Rafael Moneo; Dionisio Hernández Gil y Rafael Olalquiaga; José Luis Arana, María Aroca y Eleuterio Población; Fernando Pardo; Antonio Barrionuevo, Julia Molino y José Luis Daroca; Enrique Zodio, y Jesús Marco. Ese mismo año el Presidente del Gobierno comunica al Real Patronato del Museo la decisión de trasladar el Museo del Ejército a un nuevo emplazamiento y asignar su sede en el Salón de Reinos del palacio del Buen Retiro al Museo del Prado. En 1998 se firma el convenio con las autoridades eclesiásticas para la utilización del solar en torno al claustro de los Jerónimos para la ampliación del Museo del Prado. La firma es aprobada por el Papa. Se invita a los 10 equipos finalistas del concurso de ideas para la ampliación de El Prado, a participar en un concurso restringido. En Noviembre de 1998 se hace público el fallo del jurado del Concurso Restringido de Ampliación del Museo del Prado, que elige el proyecto de Rafael Moneo. En 1999 Rafael Moneo presenta a los miembros del Patronato otras alternativas a la fachada del nuevo edificio del Museo del Prado junto a los Jerónimos. Este mismo año el pleno del Real Patronato aprueba el Proyecto Museográfico para el edificio del Salón de Reinos. En el 2001 comienzan las obras de ampliación del Museo del Prado con el desmontaje del claustro de los Jerónimos _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 17 Aunque la inauguración oficial no fue hasta Octubre, desde Abril de 2007 se pudo visitar la parte del Museo del Prado que corresponde a la ampliación de Moneo. Algunas fotografías de la ampliación de Moneo El claustro de los Jerónimos Interior Puerta llamada de los Jerónimos Las puertas de Cristina Iglesias Vista desde el exterior _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 18 LOS ARQUITECTOS Juan de Villanueva y de Montes (Madrid, 17391811). Es el arquitecto que mejor representa el Neoclasicismo español. Era hijo del escultor Juan de Villanueva y hermano del arquitecto Diego de Villanueva. Su estancia en Roma (1759-1764) le pone en contacto con las construcciones Clásicas y con las publicaciones de Palladio. Su estilo también está influido por los arquitectos Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera. Retrato de Juan de Villanueva. Grabado de 1835 de Federico de Madrazo y Kuntz, (18151894). Biblioteca Nacional de España En 1767, recibe el grado de académico de mérito por la arquitectura. Da comienzo entonces su vida profesional y en 1768 es nombrado arquitecto de la orden Jerónima en el monasterio de El Escorial, por este motivo, en El Escorial, es el lugar en el que construye sus primeros edificios para servicio de la Corte. Comienza entonces a recibir numerosos nombramientos: Director de las obras de los paseos imperiales de Madrid (1775), Arquitecto del príncipe e infantes (1777), de los reales sitios del Buen Retiro y de San Lorenzo (1781), Arquitecto mayor de Madrid y de sus fuentes y viajes de agua (1786), Arquitecto mayor del rey con ejercicio en los palacios y sitios reales (1789), Director de policía y ornato y comisario ordenador de Madrid (1798), Intendente honorario de provincia (1802) y, Arquitecto Mayor Inspector de las Obras Reales de José Bonaparte (1809). Su obra principal se reparte entre los Reales Sitios y Madrid. En Aranjuez proyecta y dirige la Casa de Infantes (1771-1776); y la Casa de Ministerios (1785) en la lonja del monasterio de El Escorial. Interviene en la obra herreriana llegando a crear una nueva escalera que obliga a reformar parcialmente la composición de huecos de la fachada norte (1793). Realiza también tres casas de campo: la Casita del infante don Gabriel (1771-1773) junto a San Lorenzo, la Casita del Príncipe (1771-1773), que amplía entre 1781 y 1784; en El Escorial, y la Casita del Príncipe en El Pardo (1784-1791). En Madrid, proyecta y dirige las obras del pabellón de invernáculos del Jardín Botánico (1779-1781), que amplía con la cátedra Cavanilles en 1794, el Oratorio del Caballero de Gracia (1782-1794), su única iglesia construida, aunque dejó otras proyectadas; la galería de columnas de la fachada norte del Ayuntamiento (1787-1789), el edificio de la actual Academia de la Historia (1789), el Observatorio Astronómico (1790-1808) y, sobre todo, el edificio que posteriormente albergaría el Museo del Prado (1785-1808), la obra que más claramente está asociada a su nombre. Lo mejor de su obra se proyecta y construye entre 1770 y 1795. Fuera de estas fechas quedan sus más importantes proyectos municipales: el Cementerio General del Norte (18041808, derribado) y un lazareto de curación en las afueras de Madrid (1805, no _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 19 construido). Juan de Villanueva dejó redactado un libro práctico que tuvo una edición póstuma: Arte de albañilería (Madrid, 1827) y defendió en sus escritos la libertad de la arquitectura. En 1798 su amigo Jovellanos calificaba de filosófico su carácter, y su amigo Francisco de Goya lo pintaba junto a un compás áureo en un retrato que se conserva en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Aunque el edificio del Museo puede ser considerado, en su estado actual, como una obra colectiva en la que está documentada la intervención de más de veinte arquitectos durante sus más de dos siglos de historia constructiva, su creador y arquitecto por antonomasia es Juan de Villanueva. Antonio López Aguado (1764-1831). Discípulo de Juan de Villanueva. Entre 1814 y 1831 consolidó y adaptó el edificio de Villanueva para museo artístico. El nombramiento de Maestro Mayor de Madrid condicionó que sus principales obras se encuentren en esta capital. Entre sus realizaciones están la Puerta de Toledo, el diseño del parque El Capricho, el Casino de la Reina, y los palacios del Duque de Villahermosa, de la Sonora y de Fernán Nuñez. Martín López Aguado (1796-1866). Hijo de Antonio López Aguado. En 1831, año de la muerte de su padre, volvió a Madrid para suceder a éste en las obras del “Real Coliseo de la plaza de Oriente”. Había sido nombrado académico de mérito en 1828, y lo fue como arquitecto mayor de Palacio en 1834. Amplió el invernáculo de Villanueva en el Jardín Botánico en 1834. Realizó proyectos y obras para el palacio y jardines de la Alameda de Osuna, en Madrid, construyendo la fachada clásica del pabellón dieciochesco, algunos elementos clásicos de los jardines, así como los proyectos no construidos del salón de escultura y galería de pintura y del teatro. Sucedió a su padre en las obras del Museo del Prado, años después de su muerte, trabajando en el museo de 1835 a 1838. Su proyecto para realizar la finalización del interrumpido cuerpo del ábside, en el centro y trasera oriental del Museo no fue llevado a cabo. Proyectó un gran salón de doble altura, destinado a escultura en la planta inferior y a pintura en la superior, que puede considerarse un antecedente de la solución posterior realizada por Pascual y Colomer, que es la única aportación de su trabajo para el edificio. Narciso Pascual y Colomer (1808-1870). Trabajó en el Museo del Prado desde 1844, a raíz de su nombramiento como arquitecto real. Se inició con obras menores de cubiertas y áticos del cuerpo sur y del cuerpo norte (18441848). De 1847 a 1852 realizó la terminación del cuerpo del ábside y consecuente construcción de la sala principal del edificio. Siguiendo las ideas que había anticipado Martín López Aguado en su proyecto, realizó una sala de doble altura, con la escultura en la parte baja y la pintura en la alta, servida ésta por una tribuna sobre columnas de fundición e iluminada únicamente por un gran tragaluz cenital. Para ello hubo que cegar los paramentos y construir una bóveda encamonada. Complementaria a esta importante obra, que ignoraba deliberadamente la disposición de Villanueva, como ya había hecho Martín López Aguado, Pascual _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 20 y Colomer realizó la ampliación de los lucernarios de la gran galería (18521854) que había abierto el arquitecto Antonio López Aguado, padre y antecesor de Martín. Este arquitecto fue el primer director de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid y entre las obras que realizó destacan los Palacios de las Cortes, del Marqués de Salamanca, y de Vista Alegre. Su obra más conocida es la sede del Congreso de Diputados. Como urbanista ordenó los trazados de la Plaza de Oriente, del Campo del Moro y de la Plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid. Francisco Jareño y Alarcón. (1818-1892). Como arquitecto del Ministerio de Fomento se hizo cargo de obras en el Museo del Prado desde 1875 durante diecisiete años. Las inició realizando el cierre de fábrica de los huecos y balcones de la gran galería (1876-1877). Las más importantes consistieron en las que hacían del Museo un edificio exento, tal y como se venía deseando desde muchos años antes, y contando con las operaciones de desmonte que, para conseguirlo, hubo de realizar el Ayuntamiento. Éstas fueron las de la construcción de la escalinata de la fachada norte (1879-1881), para salvar el desnivel una vez retirada la rampa del terreno, y los derribos y desmontes para dejar exenta la fachada oriental (1881-1885), así como la recomposición de ésta (1882-1885), enlazando la cornisa general con la del cuerpo del ábside. Cubrió este cuerpo con una nueva armadura y lucernario metálicos, acabando la galería de arcos de Villanueva, cerrando el hueco entre las dos plantas de la Sala de la Reina Isabel y construyendo la verja trasera. En 1885 proyectó la nueva disposición de la sala de escultura del cuerpo del ábside. Entre sus obras destacan: La Casa de Moneda (1856-1861), destruida en 1970 para construir la Plaza de Colón. Palacio de Museos, Archivo y Biblioteca Nacionales (1865-1868), que acoge las sedes del Museo Arqueológico y la Biblioteca Nacional; Instituto de San Isidro (1876), ampliación y reforma del edificio del Antiguo Seminario de Nobles de 1679; Escuela de Veterinaria (1877), sede actual del Instituto Cervantes y el Hospital del Niño Jesús (1879), encargo de la Duquesa de Santoña por el que obtuvo numerosos reconocimientos internacionales. Fernando Arbós y Tremanti (1840-1916). Su actividad en el Museo del Prado, desarrollada desde su nombramiento por la Junta Inspectora de las obras el 12 de enero de 1893 hasta su fallecimiento el 18 de diciembre de 1916, comienza con trabajos de mantenimiento y pequeñas reformas. En 1894 proyecta la reforma del sistema de incendios. En 1895 amplía los pabellones de Jareño para establecer seis viviendas de empleados y al año siguiente proyecta en seis fases la sustitución de las armaduras de madera de las cubiertas por otras metálicas, de las que solo realiza parcialmente las dos primeras en los cuerpos norte (1897) y sur (1901). En 1899 coloca una pantalla opaca bajo el gran lucernario de la nueva sala de Velázquez y en 1902 construye una pequeña sala adosada para alojar el cuadro “Las meninas”, tras haber proyectado los dos años anteriores el cerramiento de reja de los huecos bajos del Museo, una cancela de hierro para el pórtico norte y la verja del jardín delantero. Entre 1911 y 1913 proyecta la primera ampliación del edificio, construida entre 1914 y 1921 por el arquitecto Amós Salvador. De sus obras en Madrid _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 21 destacan el Panteón de hombres ilustres, la Sala de las Alhajas, y la iglesia de San Manuel y San Benito. Amós Salvador Carreras (1879-1963). Entre 1917 y 1921 realizó las obras del proyecto de Fernando Arbós tras su muerte, consistentes en la construcción de dos pabellones paralelos a la galería central en la fachada oriental del edificio. En 1922 propuso la realización de un antepecho de fábrica sobre las cornisas y en Noviembre del mismo año renunció a su cargo en el Museo . Pedro Muguruza Otaño (1893–1952). Tras su nombramiento como Arquitecto Conservador del Museo, por renuncia de Amós Salvador, adopta una solución técnicamente vanguardista al proyectar en 1924 y construir en 1927 la bóveda de hormigón armado de la gran galería, de su antesala y de la rotonda final, todo ello en la planta principal del edificio, en cuyo centro añade también cuatro grupos de columnas jónicas pareadas que interrumpen la continuidad original de la gran galería. En estos mismos años realiza la escalera principal del centro del Museo (1925), encajada en una de las salas de la ampliación de Arbós, y cierra con carpinterías metálicas las galerías jónicas de la fachada oeste, finalizando sus intervenciones en el edificio tras acondicionar el ático norte y construir una nueva escalera de acceso a las nuevas salas de exposición creadas en él (1929-1931) para el legado Fernández Durán. Tras la Guerra Civil, en 1941 y en 1951, Pedro Muguruza proyecta diferentes ampliaciones para el Museo, sin que fuese realizada ninguna; y entre 1943 y 1946 proyecta y construye la nueva escalera exterior de la fachada de Goya y habilita la planta baja del cuerpo norte para su uso como nuevo acceso y zona de exposición. Continúa la sustitución iniciada por Arbós de todos los materiales combustibles del edificio y ornamenta de mármoles oscuros los zócalos y guarniciones de huecos y salas. Este arquitecto proyectó, con 31 años el Palacio de la Prensa de Madrid, obra que le valió el reconocimiento profesional. Después de la Guerra Civil del 36 contó con el favor de las autoridades políticas y fue el encargado de proyectar y realizar El Valle de los Caídos. Fernando Chueca Goitia (1911-2004). Vocal del Real Patronato del Museo del Prado, nombrado en 1972 y en 1994 renuncia a la vocalía para participar en el concurso internacional convocado para la ampliación del Museo del Prado. Es elegido nuevamente en 1999 en representación de la Real Academia de la Historia. Entre otros edificios, ha restaurado en Madrid el Oratorio del Caballero de Gracia, la Casa de las Siete Chimeneas, la Cámara de Industria, el Museo Romántico, la iglesia de Santa Bárbara y las Academias de San Fernando y de la Historia; en Granada el palacio de Carlos V; en Valencia y Palencia, sus catedrales; y en Toledo ha realizado la restauración, reforma y habilitación del convento de San Gil para sede de las Cortes de Castilla-La Mancha. Son obras suyas de nueva planta la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras en Salamanca, la primera ampliación del Museo Lázaro Galdiano y la catedral de la Almudena en Madrid. En el Museo proyecta, entre 1952 y 1953 con el arquitecto Manuel Lorente Junquera, la segunda ampliación del edificio, construida entre 1954 y 1956 bajo _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 22 la dirección de José María Muguruza Otaño, obra con la que se añade una crujía paralela y contigua al frente oriental de la ampliación de Arbós, a cada lado del ábside central. El año del anteproyecto, Chueca publica un librito con su análisis arquitectónico del Museo del Prado (1952). Veinte años más tarde, en 1972, propone, junto al arquitecto Rafael Manzano Martos, otra ampliación del Museo, que no se llevó a cabo, que incorporaba al histórico un nuevo edificio en torno al claustro de San Jerónimo el Real y otro como base para una plaza elevada frente a la fachada norte. En 1973 los mismos autores proyectan otra ampliación, igualmente no construida, que proponía la ejecución de un nuevo edificio lineal y paralelo a la fachada oriental en los terrenos del actual jardín trasero en pendiente. Manuel Lorente Junquera (1900-1982). Trabajó entre 1936 y 1939 para la republicana Oficina de Conservación y Protección de Monumentos de Madrid. En 1940 fue nombrado arquitecto conservador de Monumentos Nacionales en Aragón, La Rioja y el País Vasco, y en 1947 Arquitecto Conservador adjunto a José María Muguruza en el Museo del Prado. Su vida profesional ha dado obras de nueva planta en Madrid que están fundamentalmente dedicadas a edificios de viviendas, de los que quedan ejemplares significativos en las calles de Marqués de Urquijo, Alberto Aguilera, Fernán González y Velázquez, así como en la glorieta de Ruiz Giménez. Junto al arquitecto Fernando Chueca. Manuel Lorente proyecta entre 1952 y 1953 la segunda ampliación del Museo del Prado, construida entre 1954 y 1956 bajo la dirección de José María Muguruza Otaño, una obra con la que se añade una crujía paralela y contigua al frente oriental de la ampliación de Arbós, a cada lado del ábside del cuerpo central y sin llegar a tocarlo, para aportar ocho nuevas salas de exposiciones en cada una de las plantas del edificio, así como nuevos sótanos para usos no propiamente expositivos. José María Muguruza Otaño (1899-1984). Sucedió a su hermano Pedro como Conservador del Museo. Inició su trabajo para el Prado en 1952 realizando el acondicionamiento del sótano de Villanueva para nuevas salas de exposición, operación compleja que no se dio por finalizada hasta 1968. En 1958 proyectó la instalación de las pinturas murales de San Baudelio de Berlanga. Al mismo tiempo fue sustituyendo los materiales combustibles del edificio, y realizando nuevas instalaciones de iluminación, servicio contra incendios, servicios higiénicos, calefacción y aire acondicionado. En 1964 realizó la ocupación de los patios resultantes de las ampliaciones de Arbós (1914-1921) y de ChuecaLorente (1952-1956). Jaime Lafuente Niño. En 1970 presentó un proyecto para cubrir el pequeño patio situado sobre la bóveda esquifada del pórtico dórico, que no se llevó a cabo. Repitió la propuesta en 1973 y el proyecto se aprobó. En 1983 realiza el proyecto para la instalación de la climatización e iluminación en el Museo y firma el «Proyecto de adecuación museográfica de las salas de Escuela Española del siglo XVII en el Museo Nacional del Prado” Proyecta junto al arquitecto Miguel Cuadrado Isasa y con la coloraboración de José María García de Paredes y Gustavo Torner, el nuevo salón de actos _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 23 llamado sala Juan de Villanueva, que se abre en 1984. También coordina el proyecto de los arquitectos José María de Paredes, Ignacio Prieto Revenga y Miguel Cuadrado Isasa para el acondicionamiento de la planta baja-norte con el fin de destinar este espacio a exposiciones temporales. José María García de Paredes Barreda. (1924-1984). Obtuvo el gran premio de Roma en 1955, donde estuvo pensionado desde 1956 hasta 1958. A su vuelta realizó su primer gran proyecto, en colaboración con Rafael de La-Hoz, el colegio mayor Santo Tomás de Aquino en Madrid, entre 1953 y 1957, obra por la que obtuvo el Premio Nacional de Arquitectura en 1956. Entre sus trabajos sobresalen los auditorios Manuel de Falla de Granada (1974-1978) y el Nacional de Música de Madrid (1982-1988). En el Prado proyectó y construyó entre 1981 y 1984 el salón de actos de la planta baja del cuerpo absidial, con Julio Martínez Calzón como ingeniero, y los núcleos de ascensores simétricos a la escalera de Pedro Muguruza Otaño. En 1983, en colaboración con Ignacio Prieto Revenga y Manuel Cuadrado Isasa, acondicionó los sótanos originales del edificio de Juan de Villanueva para exponer el Tesoro del Delfín. Francisco Rodríguez de Partearroyo Conde (1948). Entre sus proyectos más destacados cabe citar el Edificio Arpegio en Tres Cantos, Madrid, de 1982, o la conversión del Teatro Real de Madrid en Teatro de la Ópera entre 1993 y 1996. En el Museo del Prado realizó la restauración y limpieza de las fachadas, en 1988, la reforma del entorno y las torres de enfriamiento de la fachada posterior, en 1991, y la transformación de la iluminación y acabados de veintitrés salas del edificio construido por Juan de Villanueva. En octubre de 1992 presentó “Anteproyecto de nuevas áreas en el Museo del Prado” en el que recuperaba la primitiva entrada elevada de la fachada norte para situar bajo ella una zona dedicada a equipamientos y nuevas salas de exposiciones. Fue desestimado convocándose un concurso internacional de ideas en 1996. Dionisio Hernández Gil (1934), Rafael Olalquiaga Soriano (1939). Hernández Gil y Olalquiaga ganaron en 1995 el concurso restringido para la remodelación de las cubiertas del Museo del Prado, y fueron finalistas en el concurso internacional para la ampliación del mismo Museo (1996). La importante obra de la reforma general de las cubiertas (1996-2001) se realizó con éxito y con el mérito añadido de hacerse con el museo abierto. Además de construir una nueva cubierta de plomo, restituyendo las formas originales de Villanueva y resolviendo la luz cenital, se reformó la planta ático de los pabellones de Goya y de Murillo, así como la recuperación de la sede del Patronato en la parte superior de la entrada de Velázquez. Rafael Moneo Vallés (1937). Este arquitecto, premiado internacionalmente y con obras muy importantes realizadas, no se puede considerar que haya intervenido directamente en el edificio de Villanueva, pero al ser el encargado de realizar la ampliación del Museo del Prado modifica en cierta manera la apariencia del edificio de Villanueva. _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 24 En 1996 se convocó un concurso internacional de ideas para la ampliación del Museo del Prado y Moneo fue uno de los seleccionados, formando parte en 1998 de los invitados al segundo y restringido concurso, convocado con un programa y unas ideas de actuación muy concretas. La solución de Moneo fue finalmente la elegida, recibiendo el encargo de desarrollarla y llevarla a cabo. Las obras de ampliación finalizaron en 2007. LA COLECCIÓN Nos tenemos que remontar a los tiempos de Carlos I para hablar de la colección del Museo del Prado, ya que con este monarca se inició la Colección Real que pasaría a ser parte fundamental de los fondos del Museo, tanto por su cantidad como por su excelente calidad. La Colección Real se fue enriqueciendo con el paso de los reyes que sucedieron a Carlos I. Tanto los pertenecientes a la Casa de Austria, como los de la Casa de Borbón, fueron adquiriendo cuadros que hoy son los mayores tesoros que alberga el Museo. De esa Colección Real están colgadas en las paredes del Museo obras como El descendimiento, de Van der Weyden, El jardín de las Delicias, de El Bosco, El caballero de la mano en el pecho, de El Greco, El tránsito de la Virgen, de Mantegna, La Sagrada Familia, conocida como “La Perla”, de Rafael, Carlos V en Mülhberg, de Tiziano, El lavatorio, de Tintoretto, el Autorretrato de Durero, Las Meninas, de Velázquez, Las tres Gracias de Rubens o La familia de Carlos IV de Goya. A la Colección Real se sumaron fondos procedentes de otras instituciones, consiguiendo el Museo algunas obras maestras como las majas, de Goya. Si ya esta colección era muy importante, sus fondos se incrementaron por la desaparición de museos como el de la Trinidad (en 1872) y el museo de Arte Moderno (1971), haciendo que el Museo del Prado pasase a ser considerado uno de los museos más relevantes a nivel mundial. Las obras más importantes que procedentes del Museo de la Trinidad ingresaron en el Prado son: La Fuente de la Gracia, de la escuela de Jan Van Eyck, los retablos de santo Domingo y de san Pedro Mártir realizados para santo Tomás de Ávila por Pedro Berruguete y los cinco lienzos del Colegio de doña María de Aragón de El Greco. Y del Museo de Arte Moderno provienen gran parte de los fondos del siglo XIX, entre los que destacan obras de los Madrazo, Vicente López, Carlos de Haes, Rosales y Sorolla. Desde la fundación del Museo se han incorporado a sus colecciones más de dos mil trescientas pinturas y gran cantidad de esculturas, estampas, dibujos y piezas de artes decorativas mediante legados, donaciones y compras, que engloban en su mayoría el apartado de Nuevas Adquisiciones. Numerosos legados han enriquecido los fondos del Museo, tales como el de don Pablo Bosch, con su magnífica colección de medallas, el de don Pedro Fernández Durán, que sumó a su amplísima colección de dibujos y artes decorativas una obra maestra de la pintura como la Virgen con el Niño, de Van der Weyden, y el de don Ramón de Errazu con pintura del siglo XIX. Entre las donaciones cabe _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 25 reseñar la de Las Pinturas Negras, de Goya, que hizo el Barón Emile d’Erlanger en 1881. Entre las múltiples obras ingresadas mediante compra se encuentran algunas tan destacadas como las que se han efectuado en los últimos años, entre ellas la Fábula y la Huída a Egipto, de El Greco, en 1993 y 2001, La condesa de Chinchón, de Goya en el 2000 y El barbero del Papa, de Velázquez en el 2003. La colección está formada por aproximadamente 7.600 pinturas, 1.000 esculturas, 4.800 estampas y 8.200 dibujos, además de un amplio número de objetos de artes decorativas y documentos históricos. En la actualidad, el Museo exhibe en su propia sede algo menos de 1.000 obras, mientras que alrededor de 3.100 obras (‘Prado disperso’) se encuentran, como depósito temporal en diversos museos e instituciones oficiales, y el resto se conserva en almacenes _______________________________________________________________ El Museo del Prado Pág. 26 BIBLIOGRAFIA Citada en consulta documento páginas web: Alcolea i Blanch, Santiago, Museo del Prado, Barcelona, Ediciones Polígrafa, 1991. Antigüedad del Castillo Olivares, Mª Dolores. El Museo de la Trinidd germen del museo público en España. Espacio, Tiempo y Forma, Serie Vil, H. del Arte, t. 11, 1998, págs. 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