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CA)5:3^i
LA
LIBRERIADRAMA EN UN ACTO,
POR
DON TOMAS
D E TRIARTE.
PERSONAS.
E l Librero , hombre pacífico.
() D . S ilv e s tr e , ricote o c io s o , y de
L a T ía N ico la sa , su esposa: v i e - Q
pesadísima conversación.
;a de mala condicion.
O
R oque, poeta estrafalario.
Feliciana , Sobrina del L ib rero : () -D. Is id r o , mozalbete medio mamuchacha bien criada.
()
j o , y frecuentador de casas de
Fermín , mancebo del L i b r e r o , y ()
juego,
amante de F e lician a: m ozo hon- () Un hombre, que entra una sola vez
rado y hábil.
Q
en la librería.
E SC E N A P R IM E R A .
la
t ía
N ICO LASA y
F E L IC IA N A .
B l Teatro representa una Libreria con mostrador á la ca lle, una mesa con
recado de escribir, sobre la qual habrá un monton de libros', algunos de
ellos en el suelo, y sembrados por las sillas. L a T ia Nicolasa y su Sobrina
Feliciana están sentadas ju n to al mostrador con almohadilla de labori
y la Sobrina canta esta seguidilla'.
A ara el mal de la ausencia
D ice n que sirve
D e alivio el ser mudable;
M as y o so y firme.
Ausencia es ayre.
Q u e apaga e l fuego corto,
Y enciende el grande.
N icol. Y a me va enfadando un
p oco la manía de esta muchacha.
F elic. Por q u é , T ia ?
N icol. Porque no sabes coser sí
no estás alborotando la casa con
tu canticio.
F elic. Pues acaso estorba la gar­
ganta á las manos?
N icol. Ysl te he dicho que quantos pasan por la calle reparan que
casi son mas tus seguidillas que
1
L a Librerìa.
tus puntadas. L as niñas han de te ­ relación de m érito s, y aboga por
ner mas recogimiento.
é l; q u e, por mas que lo sientas, no
F elíc. Q u é mas recogida quiere ha de v o lv e r á casa, ni siquiera por
usted que esté? N o dirán que soy visita de cumplimiento,
de aquellas que se pasan todo el
F elic, N o debo de sentir mucho
día colgadas al balcón.
su despedida, quando estoy can­
N ìcol, Pero estás aquí en una tando.
t ie n d a , que toda ella es ventana.
N icol. Es que en t í es costumbre
F elle. Q uien tiene la culpa de tan envejecida el se g u id ille a r, que
eso es mi T i o , que sale á sus d i­ aunque me vieras de cuerpo presen­
ligencias, y nos dexa cuidando de t e , habías de estar gorgoriteando.
Jos libros.
F elic. Estim o y o á usted mas que
N icol. Pues qué? ha de dexar la todo eso; y no so y tan ingrata á los
L ib rería abandonada?
favores que la he debido. U sted me
F elic. N o ; pero pudiera no ha­ traxo á su casa quando quedé huér­
ber despedido al m ancebo, que á fa n a : ha cuidado de mi educación;
la verdad hace tanta falta que...
y además de esto...
N icol. C a lla , calla. Si se le des­
N icol. T o d a v ía no sa b e s, F e li ­
p id i ó , sus razones hubo para ello. cia n a , el beneficio que h o y quiero
¿M e quieres .enseñar tú á mí las h a c e r t e , m ayor que los pasados.
precauciones que se deben tomar Bien has visto quanto te estiman
en casas donde hay muchachas sol­ algunos sugetos que concurren á es­
teras?.. N o me hagas revolver cuen­ ta Librería. Qualquiera de ellos se
tos viejos ; porque com o soy Nico- alegraría de que y o le ofreciese tu
lasa...
m a n o .Y a conoces á D .S ilv estre que
F clic. N o se irrite usted. T ía . U s ­ es de los Tertulianos mas antiguos...
ted se íiguró que F e r m ín , el man­
F elic, A y y Señora! Y cóm o que
cebo que teníam os, pensaba casar­ le co n ozco! Es un ricacho ocioso,
se co n m ig o ; y esto bastó para que pesado en la co n versa ción , que en
antt’S de ayer se le despachase á ins­ empezando un cuento, no acierta á
tancias de usted, habiendo tantos acabarle, y que á todos pudre la
años que trabajaba en casa, y sien­ sangre con los estribillos, muletas
do tan querido de mi T í o por su y refranes que ensarta.
buen g e n i o , hombría de b i e n , y
N icol. T ú no sabes mas que p o ­
habilidad en su oficio. N o ignora ner faltas. Y a has tratado también
usted que es hijo de m uy buenos á D . Isidro,
padres , que tiene parientes m uy
F elic. Y porque le he tratado, sé
bien puestos, que cursó sus estu­ que es un m ixto de U sía y majo,
dios en A lc a lá , y que solo la corte­ gran frecuentador de casas de jue­
dad de sus medios le ha reducido á g o , y sobre to d o , el mayor porfia­
elegir la profesion de Librero.
do que se conoce. Kabia por apos­
Á^/co/, Eso e s; alábale, hazle la tar sobre qualquiera vagatela ; á to-
3
Drama en iin Acto,
cesitas... (Hace que se va , y vuelve).
dos contradice ; y en fin , Señora...
N icol. Q u é reparona e re s, Sobri­ O y e s..? C uidado con no cantarme.
{D a algún paso como que en efecto se
na! Pues que dirás de D . Roque?
v a , y volviendo á mirarla dice)'.
F elic. L o que todo el mundo sa­
M ira que por esa solfa todavía te
be. Q u e es un coplista de oficio ( ó
com o otros le llaman, poeta} y que he de solfear y o ,
siempre anda tan distraído pen­
E SCEN A II.
sando en sus décimas , que apenas
se le puede h ab la r, porque no res­
F elicia n a , y despues Fermín,
ponde con concierto. Sobre que va
F elic. Infeliz de m í! N i aun me
por la calle hablando s o lo , mano­
permiten la inocente diversión de
tea n d o , y haciendo visages...
N ìcol. A y , ay! qué delicada que la m ú sica, para distraerme algún
se me v a haciendo la niña! Felicia­ r a t o , si es p o s ib le , del triste re­
na , tú tomarás el n o vio que te den. cuerdo de la ausencia de F erm ín .L e
estoy debiendo finezas qnc no t ie ­
F elic. S í , señora. Y o obedeceré
á usted en este asunto com o en to­ nen precio. El me instruía con su
d o s; pero usted me propone esas c o n v e rsa ció n : él procuraba inspi­
bodas , y mi T i o por otra parte rarme máximas de una buena crian­
m e ha dicho que pensaba hablar­ za que me faltaba : él escogía entre
estos libros los que convenían á mi
me de otra quanto antes.
N icol. Fíate en promesas de mi edad y á mi genio, para que me sir­
marido. A q u e l? Buena traza! Seis viesen de enseñanza sus exemplos,
meses ha que está diciendo que ha y de deleyte su estilo. Q u é pocos
de darte estado; y todavía no aca­ son los amigos, qué raros los aman­
ba de determinarse. Si se acorda­ tes que proceden así con las perso­
nas que quieren! A h , F erm in! T ú
rá de eso h o y cabalmente?
F elic. N o habrá querido partir de te perdiste, y me perdiste por ser
demasiado propenso á hacer bien.
lig e r o ; porque es prudente...
O x a lá me hubieses tratado con la
N icol. Porque es un pelm azo; y
y a que él se d u e rm e , y o quiero ca­ m ayor aspereza! N o hubieran c o ­
sarte lu e g o , lu e g o , para enseñarle nocido entonces la conformidad de
nuestras almas; y vivirías todavía
á resolver las cosas con actividad.
en
esta casa... Mas para qué? Para
Gasta mucha paciencia. Considéra­
te tú que desde acabado de comer ser testigo de la violencia con que
que s a lió , todavía no ha vuelto... quieren disponer de mi m a n o ...( iV
Y o queria ir un instante aquí á las bresaltada). Q uién viene..?
{A Ferm ín, que sale apresurado.)
quarenta horas; pero como no pa­
rece... N o , no: y o no me he de que­ Fermín..! C ó m o te atreves á pisar
dar sin rezar. T ú cuidarás entretan­ los umbrales de esta tienda..?
Ferm. V e n g o á que tu vista me
to de la tienda; y yo rogaré á Dios
que te haga buena, que bien lo ne- renueve el dolor de verme separa-
4
La Lthrería,
do de tí»
b i a , caprichosa... A h , Feliciana!
F elic. Sí mí T í o volviese,.;
N o serás tú m ia... Pero me ocur­
Ferm. Quedaba poco ha en la re un a rbitrio, que...
Aduana recogiendo unos libros.
F elic. D i le pronto.
Ahora llegaba tu T ia á la esquina
Ferm. Y a sabes que tengo un
inmediata. Y o he paseado esta ca­ primo, medianamente rico, que ha
lle á varias horas del d ia , sin espe­ prometido no desampararme. Y o
ranza de poder entrar á v e r te : por podria esta noche llevarte secreta­
señas de que no ha mucho que te oí mente á su casa. Desde allí...
cantar una seguidilla con aquella
F elic. Eso intentas, Fermín? Eres
gracia que sueles; y en ella te que- tú aquel maestro juicioso que me
xabas de la ausencia.
enseñaba á aborrecer las locas pron­
Felic. N o me quexaba todo lo titudes de la mocedad? En otro
que debo... Pero no desperdicie­ tiempo tenias buen concepto de mí;
mos estos apreciables instantes. M i pero ya le he perdido : ya me crees
T í o piensa ca sa rm e ; no sé con capaz de consentir que me saques á
quien.
hurto de casa de unos tíos que ve ­
Ferm. Q u e noticia í
nero como á padres,por mas in justa­
Fclic. Por otro lado mi T í a tam­ mente que procedan ellos conm igo.
bién me ha propuesto h o y por no­
Ferm. P erdona, F e licia n a , ó disvios á D . S ilvestre, á D . Isidro, y culpa á lo menos el arrojo de un
aun al poeta D . Roque. Y a ves que, amante desesperado, que se olvida
pues piensa en tres sugetos á un de quien eres, y de quien él debe
tie m p o , no debe de haber elegido ser. Demasiado bien has aprendi­
con madurez uno como correspon­ do mis lecciones; y te exhorto á
d e , y que su fin es salir de mí que no las o lv id e s , aunque las em ­
quanto antes, sea quien fuere el plees contra mí.
marido. L a T ia Nicolasa está siem­
Felic. A h , Fermín l Si todos los
pre de esquina con mi T io , esperan-' hombres procurasen como t ú , que
do á que él diga s í , para decir ella las mugeres á quienes aman se dis­
no: y o solo quiero á F erm ín; con tinguiesen de las demás con incli­
que ya puedes presumir las disen­ narse á la lectura, sería el amor es­
siones que ha de haber en esta casa. cuela de in g e n io , y quizá de v ir ­
Fcrnu A m bos hemos merecido tud... Pero busquemos otro mediò
siempre á tu T i o mil atenciones; y
mas lícito y adequado.
ya ves que si me ha despedido, ha
Ferm. Si encontrásemos algún
sido por irííuxo de su esposa, que empeño para que volviesen á ad­
estaba mal con que nos llevásemos mitirme en casa... Y o estoy segu­
bien. Pero malo es que haya pen­ ro de que había de ganar ¡a gra­
sado en darte otro novio. El es cia de tu 7'io.
hombre de tesón. N o ; no podre­
Felic. Eso importa. A l l í viene ya
mos reducirle... T u 'I'ia es sober- justamente el poeta D . R o que. Y o
Drama en
le hablaré para que interceda á tu
fa vo r con la T ia .
Ferm. Y y o entretanto iré á su­
plicar á D . Silvestre, que v i v e aquí
cerca, que se empeñe con el patron.
F elic. Y acaso impedirás con eso
m i matrimonio?
Ferm. N o ; pero... qué sé yo..?
T e veré, te hablaré... A Dios. Pres­
to me traerá aquí mi am or, y el
justo temor que tengo de perderte*
E S C E N A III.
Feliciana y D on Roque,
F elic. Si ese temor se ha de v e ­
rificar, no vu elvas.
{Sale D . Roque distraído con un pa*
p el en la mano).
Roque. N o h ay cosa que ponga
á un hombre de peor humor que
buscar un consonante , y no dar
con él... D ios guarde á usted Se­
ñorita.,, Habrá por aquí un tin ­
tero?
F elic. A h í tiene usted recado de
escribir; p ero , si me oyera antes
una palabra, le pediría un favor.
Roque. Sí señora , Q u é quiere us­
ted? D é cim a s, coplas de tirana, ro­
mance ,• seguidillas para cantar, ó ...
F elic. Nada de eso, Señor.
Roque. Si usted necesita algunos
motes para damas y galanes, Años,
Estrechos , estos dias he hecho
unos que no les falta mas que es­
tar impresos, y venderse en la Puer­
ta del Sol.
F elic. Señ or, óygam e usted.
Roque. N o tiene rem edio; la he
de leer á usted una glosa que he
compuesto esta mañana. A tienda
usted. L a quarteta dice a sí:
Tocando la lira Orfeo,
Y cantando Jeremías^
Baylaban unas fo lia s.
Los hijos del Zebedeo,
Q u é tal? Pues ahora v a la glosa.
V i n o un dia Menelao,
Sobrino de Faraón,
Conducido en un Simón
H asta el Puerto de Bilbao,
U n plato de bacallao
L e causó tal regodeo.
Q u e á todos dixo en Hebreo:
V a m o s tomando café.
Sin embargo de que esté
Tocando la lira Orfeo.
Pero qué décima la otra que se sigue!
A l oirlo D o ñ a Urraca,
N o b le Infanta de Castilla,
Se metió baxo la almilla
U na Cruz de Caravaca.
D iéronla mucha matraca;
Y ella d i x o : no en mis días.
Q u é importa á las tres Marías
Q ue e sté,q u a n d o yo lo mando,
San Pasqual Baylon llorando
Y cantando Jeremías^
E h ? Q ué le parece á usted?
V am os adelante.
Estaba allí G a rib a y ,
Y dixo al oido á Eneas:
C a lla , t o n to , no lo creas;
Q u e todo eso es g a rig á y.
C on cas.ica verdegáy
Se apareció Zacar-as,
Q u e al son de las letanías
V i n o cantando el cumbé;
Y ellos en deshabillé
Baylaban unas fo lia s.
Q u é bien traído el p ié !
La Librerìa,
rá... P iloto... alboroto... bergamota,,,
Fero aqití entra lo mejor.
terremoto...
el sutil E scoto..,
Saltó el V ir r e y del Perú;
F
clic.
Y
o
callaré, pero ahí tiene
Y arrancando su melena,
usted y a á su amigo D . Isidro, que
D i x o , con la boca llena
meterá mas ruido que catorce.
D e. turrón y de alajú:
D ó n d e está mi biricú,
M i sotana y mi manteo?
ESCENA IV .
Q u e me v o y al jubileo
D on Isidro y Don Roque,
A rezar por los difuntos,
N o sea que duerman juntos
Isid . O la ! C ó m o está tan sola la
Los hijos del Zebedeo,
Jrienda..? A h í estaba usted, D . R o A v e r ! Q u é la pide usted á la qu*:..?Tcnga usted m uy buenas tar­
des... D igo..? N o responde usted?
glosita esta?
Felic. Solo usted pudiera haberla El bueno del h o m b r e , quando se
enfrasca...
•hecho. Señor D o n Hoque.
Roque. N o : pues aquí tra y go
Roque. ( Hablando consigo pro»
otra obrita em pezada; y poco he pio). EnfrascaÍ Enfrasca y borrasca.,^
de poder y o , si no la acabo ahora Y a le pillé. Maldito consonante!
mismo. Antes que se me vayan las
Isid , {Se sienta ; y después de una
especies... con licencia de usted.
pausa d icej. Mire usted que sí no
(Sií'ntase á escribir en una mesa lle­ me da conversación, me enfadaré,
na de libros).
jy tomaré un libro.
Roque. S í ; porque eso de leer es
F elic. Señor, y o no pedia versos.
Roque. Pues á un po«ta no se le bueno para quando uno no tiene
puede pedir otra cosa,
otra cosa mejor que hacer. Bendi­
Fclic. Mire mted. Y o solo qiii- to sea D i o s , y á lo que vienen es­
sk r a que usted se empeñase con
tas gentes á las L ibrerías! D éxem e
mi T i a , para que al pobre Fefm in, usted escribir. Señor; y no perju­
que ha salido despedido, se le vu el­ dique al público , privándole de
ver esta obra quanto antes... L a
va á recibir en casa.
Roque. Bien está. Borrasca, ta^ nave de mi pecho,., barbecho, perrasca t carrasca y hojarasca... Se lo trecho y contrahecho...
Isid . Con que usted no quiere
diré á tu T ia ... E sco llo, repollo^ bo­
llo ^ pim pollo, cogollo, meollo... Era decir nada de nuevo?
Roque. A m i g o , acuda usted á la
un excelente m o zo ; y creo que us­
ted y él hacian buenas migas. Eh? G a z e ta ; y si no ya vendrá por ahí
D . S i lv e s t r e , que le contará á usted
Siento que le hayan echado.
novedades, <on aquella sal y aque­
F i'U c. Queda usted en e so . Señor
lla brevedad que acostumbra. En
D . Hoque?
Roque. Sí señor; pero no me can­ fin , déxeme usted trabajar, que pa­
te u*;red ahora seguidillas como ra eso he madrugado hoy bastante.
Isid . Y o también madrugo. L e
acostun-.br.T, porque me perturba­
Dram^ en
parece á usted que antes de Jas sie­
te de la mañana no estaba y o en
el juego de trucos...? Pero ó y game usted solamente dos pala­
bras. Quiero contarle en confianza
lo que acaba de sucederme.
R oque,Yzydiy S eñ or: hable us-'
t e d , que bien o y g o , {Prosigue es~
crihiendo ).
Isid . Pues ahora he encontrado
en Ja calle à la T í a Nicolasa ; y me
ha dicho... (e sto y lóco de conten­
to...} que habia pensado en mí pa­
ra novio de su Sobrina F elician a...
Quiere usted oirme, y no escribir..?
Q u e todavía no tenia el sí de la ch i­
ca ; pero que procurase y o insinuar­
me con e lla , y grangear su afecto
con mis cariños y regalos. L a tal
Felician illa me gusta como soy Isi­
dro; y y a verá usted...
Roq, {En tono de recitar un versó)*
M e gusta mucho como soy Isidro,.,
Calle, Señor: no me haga equivocar.
Isid . Q ué hombre tan insociablel
N o merece usted que le cuenten na­
da... A h í N o sabe usted que acabo
de ganar una apuesta? {Saca un bolsillo y y empieza á contar doblones.)
Pero qué apuesta..! U n o , dos, tres,
q u a t r o , c i n c o , seis, s ie te , ocho...
{Prosigue contando en secreto, y D o n
R o q u e escribiendo. Sale D.Silvestre
vestido á lo machucho y con bastón,
y el L ib rero con un mozo que trahe
una banasta de libros]»
ESCENA V .
D . Roque, D . S ilv estre, D . Isidro
y el Librero,
Librero. D e x a ahí esa banasta,
un A cto,
7
muchacho.
(A p. a D . Silvestre,
R e p ito á usted. Señor D .S ilv e stre ,
lo que dias ha le he d ic h o , siempre
que me ha hablado de sus deseos de
lograr á, Feliciana. Por mi parte no
hay el menor inconveniente, vecino
m i ó ; pero la exploraremos antes la
voluntad. Celebro que hayamos tra­
tado del asunto; porque desde h o y
quiero pensar seriamente en él.
S ilv , M il gracias , amigo mío.
{Bostezando.) A y ,: a y ,a y . .! Q ue h o­
ra es? N o sabe un hombre que ha­
cerse. Y a van siendo largas las tar­
des... A h ! Ahora que me acuerdo.
C u idado, que despuesfroe entiende
usted?) tengo»-i¿na súplica que ha­
cerle. D , R o q u e , aunque usted no
quiera.
Roque. Q uién le ha dicho á usted
palabra de querer ó no querer?
Isid. Qué. noticias nos frahe u?t e d . Señor D . Silvestre? Es verdad
lo que dicen de los ladrones y puña­
ladas que hubo anoche en el barrio?
S ilv . Y a se ve que lo es. Absolu­
tamente sé y o el caso de memoria.
Libr.Vay'^ usted contando, mien­
tras y o desembanasto estos libros.
Roque. Si me dexarán escribir es­
tos Charlatanes?
S ilv . D e suerte, y de manera es.
Señores m i o s , com o digo de mi
cuento, que serían por a h í , por ahí,
circumcirca, sobre corta diferencia,
ca si, casi las doce de la noche; y
y a se v e , á tales horas, absoluta­
m e n te , como ustedes saben, m al­
dita el alma que se encuentra por
esas calles de Cristo ... Sentémonos
en paz y gracia de Dios,porque, co­
mo soy de tierra, que el caso s ie -
8
rcce oírse con sosiego, ( Siéntase).
C on q u e , a m igos, en substancia...
{Tose y escupe), sucedió que un p i ­
caro de un ladrón... V a y a , que so ­
lo Barrabas inventara tal enredo..!
P ero es.de advertir que lo sé todo
de buena tinta... Ello es que el tu­
nante, grandísimo canalla (D ios me
lo perdone) andaba, como digo,
m u y embozado... Y absolutamente,
am igo de mi alm a, llegando ú la
rinconada (me entiende usted?) de
una callejuela... se arrojó sin mas
ni m as, como iba diciendo, á robar
á un h om bre: en fin , aquello que
llamamos (está usted?) la bolsa , ó
la vida. E l , ya se v e , viéndose aco­
m eter, d íx o le , d ic e : hom b re, y o ,
d ic e , no tra y go alhaja de valor que
usted, d ic e , me pueda quitar; pe­
ro con t o d o , d i c e , eso de dexarme y o acogotar, d ic e , no señor; y
absolutamente, por vida de la' G i ­
ralda , como quien no dice nada, va
entonces, c o g e , y qué hace..? ( c o ­
sa como e lla!) levanta del suelo
(Jiablando con perdón de ustedes)
un guijarro... lo digo..? le sacude,
z a s , aquí en mitad de la frente (sal*«
v a sea la parte) al susodicho la ­
dren... N o sé si me explico...
Roque. S í , sí : tiene usted bravas
explicaderas. (Aparte). R en iego de
tu pesadez : amen.
Isid . A cabe usted.
S ilv . Pues acabo. E l vinagre del
hombre, que (no agraviando lo pre­
sente) era un mozeton alto (m al
comparado) un San són, un F il i s ­
teo , y como dixo el o t r o , un bruto
(fuera del alma...) {Toma tabaco.)
para servir á ustedes, parece á ser
que agarró entonces al otro (miren
qué demonio!) y por dónde? por la
espalda; pero con tanta furia, y tan­
to aquel... N o sé si usted me com prehende...
Jsid. O h ! qué paciencia! A p o s ­
temos á que todo eso es patraña?
S'üv. N o nos interrumpa usted.
Roque. E l interrumpido so y y o ,
pobre de m í !
Isid . V a y a n diez dobloncejos.
S ilv . N o , a m ig o : ni un real de
plata. N o arriesgo y o por frioleras
las caras de mi Soberano; y , como
decia mi A v u e la (está usted? siem ­
pre porfiar, pero nunca apostar.
Roque. E l Señor hace uno y otro.
A s í me dexaran ustedes proseguir
una tempestad alegórica que estoy
escribiendo.
S ilv . T a m p o co á m í me dexan
contar mi h istoria, que absoluta­
mente es cosa que pasma; porque,
am igos, andando en estas andanzas,
ten de a q u í, ten de a l l í , sí ca y g o ,
ó no c a y g o , qué les parece á uste­
des que sucedió? Q ue por lo que
quiso el A n g e l de la G u a rd a , y o no
sé cómo infiernos dizque se apare­
ció por allí una patrulla... (tenga
usted cuenta...} y sin mas a cá , ni
mas allá, como el diablo las carga,
el condenado del hombre (Dios nos
asista!) se abalanza con una navaja
en la m ano; y sea por e s to , ó por
lo o t r o , ó por lo de mas a llá , lo
cierto es q u e , sin andarse en pata­
ratas, allí no hubo mas sino que,
al cabo y á la postre, é l , sin respeto
maldito aquel (m e entiende usted?)
á la patrulla... (ahorrémonos de pa­
labras) y a se v e , absolutamente.,.
Pero cómo? M e alegrara que uste­
des lo hubieran v isto .,. E q efecto,
para abreviar el cuento...
Isid , Buena brevedad te de Dios!
Y a basta , Señor. N o h a y quien
quiera poner algo á que esa es bola?
Señor D . R o q u e , apostemos?
Roque, S e ñ o r , so y poeta.
L ib r, D e x e n ustedes al Señor D .
S ilv e s tre , que él hará de todo una
relación puntual.
Isid . {Levantándose), T a n pun­
tual puede s e r , que no se acabe en
tod o el dia... D i g a u ste d , patrón:
su Sobrinita de usted dónde anda?
Si usted supiera lo que me gusta
oírla cantar! E l otro dia disputa­
ban en el café sobre quien canta­
ba m e jo r : la del quarto principal,
ó e lla; y y o aposté una docena de
medallas á fa vo r de la Feliciana.
A s í hubiera puesto cin q ü en ta, c ó ­
m o las habla de ganar! C on su per­
miso de usted, quiero entrar á verla. A lo m en o s, aquella es mucha­
cha de buena conversación, y no
D . R o q u e , que no habla una pala­
bra , y D .S ilv e s tr e , que nos ha m o­
lido con su cuento. {A D .Silvestre),
N o me pillará usted mas. {Fase),
ESCEN A V I.
D . R oque, D . Silvestre y el Librero,
L ib r, Señor D . S ilv e stre , entre
usted ta m b ié n , si g u s ta ; y empiece
á observar qué tal le recibe la ch i­
ca. Bien sabe D i o s , quánto deseo
que se incline á usted.
S ilv , Y o me ingeniaré lo mejor
que pueda. Entre paréntesis, hable­
mos de aquel empeño. Parece (m e
entiende usted?) que Fermín está
despedido; y absolutamente es p re­
ciso que usted le reciba.
L ibr. Q u é no haré y o por ser­
v ir á usted? M i parienta, siempre
opuesta á F e r m in , es quien me ha
m etid o en la cabeza mil cuentos
contra el pobrecillo, de suerte que,
para tener paz en casa, me v i pre­
cisado á despedirle. N o lo merecía
é l ; porque tiene mas honradez y
entendimiento de lo que parece. En
fìn,me hace mucha falta en la tienda;
y basta que usted interceda por él.
S ilv , V a y a ! que h o y absoluta­
mente es un dia (c o m o dicen) de
hacer mercedes. E l mancebo quedó
(me entiende usted?) en venir aquí
incontinenti á saber (como digo) las
resultas de mi empeño. A D ios, has­
ta luego. Haciendo que se va ^y v o l­
viendo.)A ^ tnzs haga mi visita á F e­
lic ia n a , m e tendrá usted aquí pun­
tualmente á acabar e l cuento del Ur
dron, {f^ase),
ESCENA V II.
D , Roque y el Librero»
Roque, [Levantándose), Aunque
pierda de hacer una docena de v e r ­
s o s , v o y á hablar dos palabras á su
parienta de u ste d ,so b re cierta pre­
tensión que tengo con ella. Para
o b ligarlaá que conceda lo q u e q u ie ­
ro pedirla, la diré que es cosa á que
usted se ha negado.
L ibr, A l instante dirá que s í , so­
lo por llevar la contraria.
Roque, Cuidado no me llegue na­
die á estos pap eles, que importa
mucho, porque han de redundar en
10
L a Libreria»
g loria inmortal de la Poesia C as­
tellana.
{Vaie),
ESCENA V ili,
E l Librero»
L ìbr. Q u c coplas serán estas que
està escribiendo..? {Tomando un pap el de los que ha dexado D . Roque,)
V ea m o s por curiosidad.
{Lee),
„ L a nave de m i pecho qe se enfrasca.
Com batida de la áspera borrasca
D e mis funestos males,
Y a zo z o b r a , y se atasca
E n el fatal escollo
D e desesperación en que me atollo...
H o y me ha dicho la T i a N icolasa...
Q u é viene á ser esto..!
Y a el discurso que sirve de P ilo to ,
Perdido el rumbo,admira elalboroto
D e las olas y vientos...
N o v io de su Sobrina Feliciana...
{Una gran pausa).
Q u é ha puesto aquí este hombre?
C u yos trágicos ímpetus violentos...
M e gusta mucho como soy. Isidro
L a tal Felician illa...
M e alejan ya de la dichosa orilla...**
Q ué g uirigáy es este..? T ia Ni~
colasa, Sobrina Feliciana, como soy
Isid ro, novio, y me gusta mucho, re­
v u elto todo con la nave, \os vientos,
el escollo, y el Piloto.,\ Y o no lo
entiendo... Si escribirá D . R oque
alguna canción á mi Sobrina en
nombre de D . Isidro..? Y mi muger
anda también metida en la danza?
A q u í hay gato encerrado. Y o me
veré con ella; y la haré confesar
qué embrollo es este.
ESCENA
IX .
E l Librero y Fermín,
Ferm. Perdone usted m í a tre vi­
m ie n to , ó por m ejor d e cir, la de­
masiada confianza que tengo en el
buen corazon de usted. Y o , Señor...
L ib . Y a me ha hablado D . S il­
vestre por tí ; y quedas recibido
en mi casa.
Ferm. C on qué podré pagar á
usted?
L ibr. C on proceder com o hasta
a q u í , Fermín. Aunque mi muger te
a cu se , y o sé la le y que siempre nos
ha tenido. N o puedo dexar de cono­
cer que mi Sobrina ha adquirido con
tus instrucciones pensamientos m u ­
cho mas elevados de los que caben
en personas de su esfera. A tí te debe
muchas táe sus habilidades, y parte
de su ju itio y buena crianza. A s í has
contribuido á su fortuna, tanto que
D .S ilv estre lacree digna de ser su tsp o sa ,y h o y mismo se la he ofrecido.
Ferm. A D . Silvestre?
L ib r. Seguro.
Nunca será tan dichosa F e ­
liciana com o lo so y y o en haberla
servido en a lg o , y en merecer la
benevolencia de usted. d e x a
el sombrero, y empieza á coordinar^
algunos libros).
Sale D . Roque,
ESCENA X .
E l Librero, Ferm ín, y D . Roque,
Roque. A m ig o Ferm ín, he habla­
do á ia T ia N icola sa , que acaba de
venir de la iglesia; y me hubo de
arañar porque la dixc que recibie­
se á usted.
Drama en
L ih r, Y a está a d m itid o , aunque
mi muger no lo apruebe. A lg u n a
v e z he de ser y o amo de mi casa.
V o y á decirla quatro cosas bien di­
chas sobre esto... y sobre otras sos­
pechas que tengo. ( Entregando á
D , Roque el papel de versos). Señor
P o e t a , hágame usted el gusto de no
v o lv e r á nombrar en sus coplas á
m i Sobrina.
{Vase)»
ESCENA XIw
D , Roque y Fermin;
Roque, [Reconociendo lo escrito).
Q u é dice este hombre..? O í a , ola!
Q u é he escrito y o aquí..? Quánto
v a que he puesto entre mis versos
parte de la conversación de D o n
Isidro..? D ic e bien el L ib rero ... P e­
ro y o me tengo la c u lp a , que me
v e n g o á escribir entre habladores
y gritones. {Fuelve h sentarse),
Ferm. Señor D . R o q u e , estoy su­
m amente agradecido.
Roque, Palmotée usted quando se
represente m i tragedia; y con eso
quedo pagado.
Ferm , N o sabe usted bien el fa ­
v o r que me han hecho los que han
intercedido por m í,
Roque. Y a , y a me parece que us­
ted no puede v i v i r sin v o lv e r á la
querencia. T o d o lo merece la F e li­
cian a.L a da usted muchas lecciones?
Ferm. N o soy capaz de darla t o ­
das las que su mucho entendimien­
t o puede comprehender.
Roque. L a chica saldrá aprove­
chada. D éxem e usted escribir; y
prosiga la obra de misericordia de
enseñar al que no sa b e , que es uno
un A cto ,
11
de los setenta y dos modos de in­
troducirse con Jas damas.
ESCENA
X II.
Ferm in, D , Roque y Feliciana;
F elic. (Como llorosa). A quién me
quexarc..? ( Alborozada repentina'mente). A q u í estás, Fermin?
Ferm. S í : y a me tienes de nuevo
recibido en esta casa, á tus pies,
gozando de esos ojos.
F elic. Solo este feliz suceso pue­
de consolarme en el sobresalto y
aflicción con que me encuentras.
Ferm . Pues qué hay? Q ué tienes?
F elic. Desdichas. M i T i o queda
ahora riñendo á su esposa, por no sé
qué historias suyas que ha descu­
bierto ; pero sus disensiones en nada
contribuyen á nuestro am or; antes
bien se confirma mi T io e n su inten­
to con la oposicion que encuentra
en ella. Algunas palabras que quise
decirles, y que no me escucharon,
solo sirvieron de irritarlos.
FerJh. A h , pobre Feliciana! Yatodos te persiguen para traspasarme
el corazon, para aumentar en él mi
ternura, para hacerme el mas des­
graciado de los hombres... Y qué
he ganado y o con vo lver á esta ca­
sa? Asistir á tu boda con D otí...
F elic, Con D .Isidro: sí. M i T ia le
ha ofrecido por su parte mi mano.
Ferm. Con D . Isidro! N o , sino
con D .Silvestre, de quien me ha di­
cho tu T i o que has de ser m u ger.Y a
ese buen Caballero es á un tiempo
mi bienhechor y mi antagonista.
Roque. Quántos opositores hay
á esta cátedra?
12
L a Libreria,
Felle. EI Señor D . R o qu e nos fa- Jo diga (está usted?) un A u to r cláslv o r e c e ; y ya que no tenemos oca- co,absolutamente me doy por tonto.
Isid . Pues absolutamente veamos
sion de hablar à so la s , delante de
él hemos de tratar del modo de sa­ ese A u to r ; y deposítese la apuesta
en D . R o que.
lir de este aprieto.
S ilv . {Reconociendo un estante paRoque. N o han encontrado uste­
ra
buscar un libro). Sosiégúese us­
des otro mas bonito para encubri­
dor? Pero,como nom e interrumpan, ted ; q u e , com o dixo a l l á , no se g a­
hablen hasta mañana á estas horas. n ó Zam ora en una hora. E l libro es
Ferm. A D i o s , Feliciana mía. e ste.N o hay que darse prisa, Señor.,,
Isid . A q u í está el bolsillo...
A n tes me despidió tu T i o ; pero
S ilv . Para salir (entiende usted?)
ahora me despediré y o , pues me fa l­
de la d u d a , no necesitamos aquí
ta valor para verte padecer.
Felic» Y le tienes para dexarme apuestas ni voces. M e parece que
ha de ser en el capítulo o cta vo ...
en esta turbación y peligro?
Isid . P e r o , S e ñ o r , apostemos,
Ferm, Y o quisiera... pero n o : el
tiem p o es corto... V o y á declarar­ aunque no sea mas que una caxa de
me con tus T í o s , á decirles que te tabaco.
S ilv . Y a escampa.
a.doro...
{Sale un hombre de ca p a \
Roque. Baxen ustedes la v o z .
Homb. Señores, se vende aquí..?
Ferm. Y á impedir las pretensio­
Is id . A q u í no se vende nada.
nes de quantos aspiren á tu mano.
H om b.L z historia de Cario-mano?
Fí’//V.Temería que tu amor te ce­
Isid . {Echándole por fu erza j y g r i­
gase, si no conociese tu prudencia...
Ferm. Somos in felices; pero no tando). N o señor : allá en las gradas
desconfies. Escucha... Q u é vocería de S. F e lip e . V a y a usted con D ios.
Homb, Perdone usted, caballe­
es esta?
(rase),
Roque. Si d ig o y o que me han de r o .
Isid . Ahora que estamos en nues­
hacer escribir m il disparates,
tra disputa, se nos viene con Cariomano. Q u e se v a y a enhoramala.
E SC E N A X lir.
Ferm. Cierto que el amo tendrá
D . R oque, Ferm ín, Feliciana, D on buena ganancia, si se despiden así
Isidro y D . Silvestre,
los compradores.
S ilv . Quiero darle á usted con el
Isid . {Sacando el bolsillo.) D íg o le á usted que no tiene razón en la texto ...
Isid . V e n g a acá ese libro...
opinion que defiende ; y pongo cien
S ilv . T e n g a usted paciencia...
pesos contra un real.
Isid . Suelte usted. Señor.
S ilv , N o sea usted tan v iv o . Y o
(
Forcejando
D . Silvestre y D .Isid ro
(me entiende usted?) lo he leído
aquí en un libro... V am o s poco á sobre quien ha de abrir el lib ro, se
p o co ... Y en substancia, quando no queda este con una hoja rasgada
Drama en un A cto,
13
tn la mano á tiempo que sale el que hablar? C o m o que y a me v o y
Librero),
enfadando.
ESCEN A X IV .
ESCENA U L T IM A .
Los dichos y el Librero.
Los mismos, y la Tia Nicolasa que
sale haciendo algunas contursiones,
y cae desmayada en una silla.
L ibr. Q u é greguería es esta? D es­
de allá dentro he oido que me han
echado ustedes con caxas destem­
pladas á los que vienen á comprar
libros... { A D . Isidro), Y de mas á
mas me rasga usted la hoja de la fa ­
chada de este tom o? V o t o á...
[ D . Roque, espantado de los gritos
del LibrerOy vierte el tintero, y man^
cha los libros que hay en la mesa
en que escribe),
Roq, A Dios! Buena la he hecho!
L ib r , Q ué es eso? T am bién usted.
S eo Coplista..? V e n ustedes com o
este hombre vierte el t in te r o , y me
mancha una docena de libros? Por
v id a de... Y lo bueno es que los te­
nia y a vendidos,
{M ientras el Librero riñe al Poeta,
y recoge los libros manchados, D .S ilvestre se sienta, saca un corta plu^
m as, y empieza á cortar pedaci'tos de madera del mostrador,
S ilv . Por hacer algo probemos
este corta-plumas. O la ! Pues no es
de mala casta.
L ib r .O y t usted, S e ñ o rD .S ilv e s­
tre? N o ha encontrado usted otra
cosa mejor en que estrenar su nava­
ja que el mostrador de mi tienda?
5 i7t;.En algo me lie de entretener,
L ibr, ( Volviendo el rostro á Fer­
mín y F eliciana , que están hablando
en secreto). D ig o , digo, n iñ o s .T a m ­
bién ustedes? Parece que todos se
burlan hoy de mí. Q u é tienen ahora
N icol. A y . . ! A y „ ! Q u e me mue­
ro..! Con fesion ...
Felic.(^yii la habrá dado á mi Tia?
L ibr. Y a la entiendo y o el mal.
H a tomado una rabieta, porque no
la dexé salir con su tema. Está des­
esperada porque Fermin ha vu elto
á casa, y porque no la perm ito ca­
sar á Feliciana con quien ella qaiere.
N icol. [Quexándose). A h ! T ú , y
esa picara Sobrina me habéis de
quitar ios dias de la vida.
Roque, O y g a ! Parece que no ha
perdido el habla.
N icol, [Cobrando aliento). D . I s i ­
d r o , si ese Fermin entra en casa,
y a no h ay nada de lo dicho.
Isid . C ó m o no? Pues qué Impor­
ta que el mancebo esté ó no en la
L ib r e r ía ? Q uan to quieren ustedes
apostar á que la Feliciana ha de ser
m i a , y no de otro?
S ilv . V am os á espacio. Su T i o ,
(está usted?) me la ha ofrecido ab­
solutamente así com o suena.
N icol. Pues! N o faltaba mas.
Fermín, N adie puede negar el
mérito y conveniencias de D . S il­
vestre y de D . Isidro; pero.,,
Libr. Q u é mérito, ni que xácara!
Ellos y D . Roque me tienen harto.
N o es bueno que se vienen á albo­
rotarme la tienda, y hacer en ella
mil destrozos y fechorías? Si ellos
14
L a "Libreria,
una muger cu yo corazon es ageno,
viniesen aquí por afecto á mi casa,
S ilv . Por ningujia de las maneras,
mirarían con mas amor mi hacien­
Isid. Mas vale que esto se haya
da; pero ya v o y viendo que toman
descubierto en tiem po ; pero con
esto como tertulia de comodidad.
t o d o , usted dé m e la, que y o Ja ha­
Ferm, N o quisiera y o , Señor,
dar á usted también m o tivo de eno­ ré acá á mis mañas. Apostem os á
jo . Si usted busca quien tenga ver­ que al fin me habia de querer?
dadero amor á usted y á su familia,
L ibr. Apostemos á que y o no
bien obligado me tienen á ello Jos he de hacer sino Jo que sea de ra­
favores que Je debo. Anim ad o de zon? L a propuesta de Fermín es
estos, y temeroso de que el callar
pero necesita
bastiinte arrojada
en ocasion tan crítica me cueste la examinarse.
dicha de toda mi v i d a , me atreve­
Ferm. S e ñ o r , y o no puedo ju ­
rar á usted...
ré á confesar á usted,..
N icoi. Ad onde irás á parar con
N icol. Q uítenm e de delante ese
mocosueJo. Q u é sugeto es éJ para...
toda esa letanía?
Lihr. C a l l e , S eñ o ra , déxenos en
L ib . Poco á p o c o , N icolasa. Y o
p a z ... Y b ie n , F erm ín? Q u é ibas á quiero hacer quanto pueda para no
vioJentar á Feliciana. Hartos T ío s
decir?
Ferm. Q u e ya no es tiem po de han sacrificado y a Sobrinas, dán­
dísímuJar, Patron m í o ; que F e li­ dolas maridos á disgusto. Es verdad
que Fermín es de buena fam ilia.
ciana nació para...
Tam
bién es verdad...
N icol. Para hacerme rabiar.
N icol. T am bién es verdad que
Ferm. N ac ió para m í , y y o pa­
no tiene ni un quarto.
ra Feliciana.
Ferm. M i primo es hombre de
Roque. L e aconsejo á usted que
no Ja meta m onja. Y o so y testigo caudal. M o v id o de mis súplicas, y
compadecido de mí desgraciado
de que se requiebran.
N icol. {A l Librero). N o te Jo de­ a m o r, me ha o fre cid o , que quan­
cía y o ? Aun por eso vino D . R o ­ do lograse la mano de F eliciana,
que á abogar por Fermiti. A h , podíamos ella y y o ir á v i v i r á su
casa, donde todo nos sobraría.
traydor!
L ibr. Eso ya muda algo de espe­
L ibr. { A Fermín). Q u é osadía es
esa? Cierto que me coges hoy de c ie ; pero sin embargo...
N icol. Y o quedaría m u y mal con
buen humor. C óm o te atreves á po­
ner Jos ojos en mi S o b rin a , quan­ D . Isidro.
L ibr. Y no quedaría y o m u y
do ia tengo prometida á un hombre
bien con D . Silvestre,
como D . Silvestre ?
S ilv , Y qué? H abia y o de casar­
N icol, Y quando y o la he pro­
me con nadie (entiende usted?} por
m etido también á D . Isidro.
Fdic> N in gu no de esos dos Caba- fuerza? M iro y o un poco mas ( que
Jícros querrá v iv ir desdichado con digam os} por m i comodidad. Q u é
Drama en un A cto,
í5
le parece á usted? N o hemos que­ del pobre L ib r e r o , ni á despedir
dado lucidos? Absolutamente me á los que llegan á comprar. Señor
ha pegado un chasco mediano el D . Silvestre , el mostrador de mi
tal F e r m í n , después que he inter­ tienda me ha costado mi dinero.,Si
cedido por él.
usted quiere partir le ñ a , tome una
{^Tomando el bastón y y poniéndose hacha, y al monte. Señor D. R o ­
el sombrero).
q u e , ni este es parage destinado
V ám on o s de a q u í , D . Isidro.
para escribir c o p l a s , ni es razón
Isid . Y o también renuncio la no­ mancharle á uno de tinta las alha­
v i a , ya que la T ia N icolasa ha v e ­ jas de su casa. Desde h o y en ade­
nido á brindarme con ella quando lante conoceré lo que sacamos los
la ínocentita ya hnbia buscado su Libreros de consentir en nuestras
vida. Apostemos á que el am igo tiendas á gente sin ocupacion. Des­
D.Silvestre lo siente mas que yo? D . engáñense ustedes : las Librerías
R o q u e , no volvam os mas á esta casa. no son c a fé e s , ni casas de ju ego ,
Roque. L o mas que y o puedo ha­ donde h a y licencia de gritar y ha­
c e r , si están ustedes contra el amo cer a p u e s ta s, sino concurrencias
de e lla , es sacar al teatro en el pri­ propias de las pocas personas que
mer Saynete que haga un L ib rero
h a y eruditas y sabias. Señora pa­
impertinente como él.
rienta , aquí y o soy el que man­
N icol. S í , Señor D . R o q u e : ha­ d o ; y y a he tomado mi determi­
rá usted una obra de caridad, y sa­ nación. Si usted tiene tema con
que usted también al tablado una Fermin y con la c h i c a , tanto peor
muchacha que todo el dia está can­ para usted, que los verá ahora ca­
tando com o F e lic ia n a , y un mu­ sados por muchas razones que ten­
chacho metido á d o c t o r , que siem­ g o para ello. Sobrinos m í o s , v i ­
pre está leyendo como Ferm in.
viréis en mi casa; quanto tengo
L ibr, L a música y la lectura to­ será para vosotros; y os deseo mil
madas con moderación son virtu ­ felicidades.
des. En fin . Señores:
Ferm. ( Echándose á los pies del
(A D . Silvestre y á D . Isidro),
Librero.) L a p r in c ip a l, que es la
y o he procedido bien; y no tengo la de nuestro matrimonio, la debemos
culpa de que mi Sobrina no pueda á la prudencia y bondad de usted.
ser de uno ni de otro. Y en este
N icol. M a rid o , es imposible que
caso...
tú puedas hacer cosa buena, (f^ase),
N icol. A lg ú n desatino irás á ha­
Ferm. Aunque se vaya ahora eno­
cer.
jada , nosotros sabremos aplacarla
L ibr. D é x a m e hablar, N icolasa... con nuestro perpètuo rendimiento.
Y o no tengo que andar en contem ­
i*//-:;.Absolutamente usted ha he­
placiones con nadie. Se/íor D . Isi- . cho una brava alcaldada; pero ya
d r o , á las Librerías se viene por me echará usted menos quando se
libros > no á destruir la hacieuda trate (entiende usted?) de tener d i­
t6
L a Libreria*
vertida la tienda con novedades. {Hace que se va ; pero v u e lv e , y exS olo por eso se iia de quedar usted
clama con estos versos.)
sin saber el fin del cuento del la­ O Musas del Parnaso! es cosa fuerte
dren.
{Vase),
Q u e traten á un Ingenio de esta suer­
Isidr. { A l Librero,) U ste d se ha
te!
{Vase),
perdido de ganar la apuesta que y o
F elic. A h ora sí que podré cantar
hacia á que Feliciana habia de ser á m i sabor.
m i n o v ia ; pero ese dinero mas me
Ferm, E l placer de vernos uni­
lle v o en el bolsillo.
{Vasé),
dos convertirá en festiva tu músi­
Roque. {Recogiendo los papeles que ca que poco ha era triste.
tiene sobre la mesa). Si usted hubie­
L ibr. M uchach a, siempre que te
ra pensado en darme por esposa á lo pida el cu erp o, canta; que mas
su S obrin a, y o la hubiera inmorta­ quiero ver la tienda a le g r e , que
lizado con mis versos; pero y a que alborotada con los gritos y porfías
usted me echa de su L ib r e r ía , no de esta gente.
ha de tener la gloria ni la utilidad
de vender mis obras.
{Feliciana canta una seguidilla,)
FIN.
CON
LICENCIA-,
V A L E N C I A : E N L A I M P R E N T A D E M A R T I N P E R I S . A ño 1 8 1 7 .
Se hallará en la librería de ¡a Viuda de J o se f Carlot N avarro ^ calle de la Lonja de
¡a Sedal asimismo un gran surtido de Comedias antiguas / modernaít Traeediaj,
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