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Casos
Negocios
y algo más
Al contrario de lo que indican
los manuales tradicionales de
negocios, los socios de Xinca, una
compañía que produce zapatillas “sustentables”, no definieron
el producto ni el mercado al crear la empresa. Partieron de una
preocupación por mejorar el
medio ambiente y las condiciones
laborales en los talleres textiles.
En la Argentina, se desechan entre
4 y 7 millones de neumáticos por
año (unas 100.000 toneladas). La
mayoría van a parar a basurales y
rellenos, donde generan un problema de espacio y contaminación, ya que tardan más de 600
años en degradarse.
Los emprendedores Ezequiel Gatti, Alejandro Malgor y Nazareno
El Hom, amigos y compañeros de
rugby en Mendoza, se pusieron a
investigar las aplicaciones del material desperdiciado: cobertura para
pavimentos, maceteros, bolsos y
¿por qué no? suelas de zapatos.
Encontraron una empresa que
podía reciclar el caucho en Buenos
Aires y así llegaron al producto: zapatillas con suela de goma de autos.
La idea se completó cuando contactaron a un taller textil en la mendocina Luján de Cuyo, que emplea
a personas con capacidades dife-
Por María Gabriela Ensinck
Sistema B
Foto: Alberto García
A
Los emprendimientos con triple impacto
(económico, social y ambiental) son parte
de un nuevo paradigma económico en el
que la ganancia no es un fin sino un
medio para resolver problemas. En la
Argentina, la tendencia ya hizo pie y
cada vez más empresas son creadas
bajo esta premisa. Los casos.
Impulsa la creación de empresas que utilizan la fuerza del mercado para resolver
problemas sociales y ambientales.
“Las empresas B consideran
la ganancia como una
herramienta y no un fin”,
Virginia Pittaro.
En la Argentina se
desechan más de un
millón de computadoras y
10 millones de teléfonos
móviles por año, según
estimaciones de
Greenpeace.
rentes y podía coser y pegar las
zapatillas reutilizando jeans usados.
Así, a comienzos de 2012, tras invertir 18 meses de tiempo y dinero,
los tres amigos crearon Xinca.
“Antes de este emprendimiento,
cada uno trabajaba como profesional en otras empresas y estábamos
armando Ovalados, una ONG con
la que conseguíamos donaciones
EL CRONISTA
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para hospitales y hogares infantiles”, dice Gatti.
“Cuando conocimos el formato de
empresa social, nos gustó, porque
podíamos combinar el negocio
con nuestras preocupaciones
sociales y ambientales, y nos pareció muy transparente”, agrega.
Por su originalidad y proyección,
este proyecto –representado por
Malgor , quien viajó a Buenos Aires
para filmar– resultó ganador de “El
emprendedor del millón”, el reality televisivo de Telefé que condujo
Andy Freire en la medianoche de
los domingos a fines de 2013.
Trabajar en red
Y son cada vez más los ejemplos de un
nuevo paradigma en la economía verde o sustentable, en la que se fomenta la creación de negocios inclusivos
con un triple impacto: económico,
social y ambiental. “Estos nuevos
emprendimientos generalmente son
diseñados a través de la co-creación y
el trabajo en red con distintos actores de la sociedad”, dicen Fátima
Ochoa y Jorge “Yoyo” Riva, de la ONG
Socialab, un spin-off de la organización Techo (antes Un techo para
mi país), que funciona en Chile, la
Argentina, Colombia y Uruguay.
El foco de Socialab es apoyar a los
emprendedores con triple impacto, a través del diseño de proyectos y armado de cadenas de valor.
“Cada vez hay más organizaciones
e instituciones públicas que brindan herramientas a los emprendedores inclusivos”, dice Ochoa. “Y
notamos que esto se acompaña de
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Responsabilidad Social Empresaria
una mayor conciencia social y
ambiental en la gente. El paradigma económico está cambiando, así
como la manera de hacer negocios
y la definición del éxito”, asegura.
Verde mercado
Un relevamiento del Espacio de
Negocios Inclusivos (ENI) de la Universidad Di Tella identificó, a fines
de 2013, unos 76 emprendimientos
en la Argentina cuya misión es generar impacto social y, en más de la
mitad de los casos (67 por ciento),
también ambiental. Se trata en su
mayoría de microempresas (89 por
ciento) con una facturación anual
menor a $ 5 millones, que mayormente se financian con recursos propios (97 por ciento).
El estudio identifica cuatro perfiles
de negocios según el tiempo que llevan de funcionamiento, la cantidad
de personas que trabajan y las que
se benefician de su impacto, su
facturación anual y si han llegado al
punto de equilibrio o no (break even).
Según el informe del ENI, hay un
primer grupo de microempresas y
cooperativas con una facturación
anual menor de $ 300.000 y aún
no alcanzaron el break even, y en
el otro extremo un grupo de Pymes
y fundaciones que han pasado el
punto de equilibrio y facturan un
promedio de $ 5 millones anuales.
En cuanto al impacto ambiental
de estos emprendimientos, el 25
por ciento se enfoca en la conservación de rescursos naturales, un
23 por ciento en la reducción de
polución y desperdicios, un 19 por
ciento en la conservación de la biodiversidad, 9 por ciento en el desarrollo de energías sustentables, 7
por ciento en acceso y uso eficiente del agua y 17 por ciento en
otros objetivos ambientales.
Esta tendencia a una economía más
sustentable se refleja en el movimiento de las B-Corporations o
empresas B, que llegó a la Argentina y América latina de la mano de
Pedro Tarak y un grupo de emprendedores sociales de Chile, Colombia y Brasil. Juntos crearon Sistema
B, a fines de 2012, para impulsar
en la región la creación o trans-
Triple impacto
Los llamados “negocios inclusivos”
generan beneficios económicos,
sociales y ambientales:
97%
de ellos son microempresas con una facturación anual menor a $ 5 millones
75%
opera sólo a nivel local
82%
se financia con recursos propios sin acudir a inversores externos
66%
trabaja exclusivamente con colaboradores remunerados
Fuente: Relevamiento de actores de negocios inclusivos
en la Argentina –ENI, Universidad Di Tella, 2013
formación de empresas que cumplan altos estándares sociales,
ambientales y de transparencia.
“Las empresas B utilizan los mecanismos de mercado para solucionar problemas ambientales y sociales”, dice Virginia Pittaro, de Sistema B Argentina. Estos emprendimientos consideran el rendimiento financiero como una
herramienta y no como un fin en
sí mismo, maximizando el valor
para todos sus públicos de interés
(empleados, comunidad, proveedores) y no sólo sus accionistas.
“Hoy, hay muchas compañías que se
piensan desde el primer día con esta
lógica, pero para ser una empresa
B hay que tener más de seis meses de
facturación y acceder a una certificación”, explica Pittaro.
El proceso comienza con un autoanálisis a partir de un cuestionario
online, y el costo de la certificación varía según el tamaño y facturación de la empresa.
A nivel global hay casi 1000 empresas B en 60 industrias diferentes en
30 países, con una facturación glo-
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En la Argentina se
desechan entre 4 y 7
millones de neumáticos
por año (unas 100.000
toneladas). La mayoría va
a parar a basurales y
rellenos, donde genera un
problemas de espacio y
contaminación, ya que
tardan más de 600 años en
degradarse.
bal del orden de los US$ 8000
millones. En Sudamérica ya son 95
en cuatro países y casi 800 están
utilizando la herramienta de autoevaluación B. En la Argentina, donde aún no existe un encuadramiento legal para este tipo de organizaciones a medio camino entre
una empresa y una fundación
(aunque se está trabajando en
ello), ya hay 22 compañías certificadas como B. Y otras 45 están en
proceso de certificar.
Del piquete al
emprendimiento
José Barreras tiene 50 años y trabajó toda su vida como albañil,
mozo y artesano en platería. Los
años ‘90 lo encontraron desempleado, haciendo piquetes junto al
MTL (Movimiento Territorial de
Liberación) en reclamo del pan y
el trabajo perdidos. Pero, a
comienzos de 2003, con el cambio
de rumbo político y económico, él
Produce zapatillas con suela de neumáticos reciclados.
“Combinarmos el negoio con
nuestra preocupación social
y ambiental”,
Alejandro Malgor, Exequiel Gatti y Nazareno El Hom.
y sus compañeros se dieron cuenta de que no querían vivir más de
subsidios y bolsones de comida.
Poco a poco, se fueron organizando en el sur del Gran Buenos Aires
para crear una cooperativa de cartoneros: La Toma del Sur, que
debe su nombre al galpón que
ocuparon, primero ilegalmente,
y luego compraron, en Dock Sud.
“Empezamos con cuatro chapas,
juntando cartones”, cuenta. Una
ONG, Va de Vuelta, los asesoró
para que adquiriesen el predio
al entonces Bank Boston, que
tenía la quiebra de la empresa que
allí había funcionado.
Luego, se especializaron en la recolección de escrap (residuos electrónicos): computadoras, impresoras y electrodomésticos que reparan para donarlos a escuelas y centros comunitarios. “Las que no se
pueden reparar, se desarman, se
recuperan sus componentes y se
venden como insumos”, explica
Barreras desde su casa en el sur
bonaerense, donde pasa la mayor
parte del tiempo desde que una
ceguera, producto de la diabetes
avanzada, le impide movilizarse y
trabajar como antes.
La mayoría de los equipos que
reciben son donados, tanto por
empresas como por particulares.
En la Argentina se desechan más
de un millón de computadoras y
10 millones de teléfonos móviles
por año, según estimaciones de
Greenpeace. Al no haberse san-
cionado la Ley de Residuos Electrónicos (el proyecto perdió estado parlamentario en 2012), que
regule la disposición final de los
dispositivos, gran parte de ellos
permanecen almacenados en los
hogares o se entierran junto con
la basura común, liberando al
ambiente (suelo, agua y aire) componentes tóxicos como mercurio,
plomo y cadmio, y desaprovechando materiales útiles como plásticos y otros metales.
Hoy, unas 10 personas integran la
cooperativa, en su mayoría mujeres. Con lo que recaudan mantienen un comedor infantil en Ave-
Socialab
Asesora en el armado de proyectos para
empresas de triple impacto.
“Está cambiando la forma de
hacer negocios y la
definición del éxito”,
Fátima Ochoa, Jorge Riva y
Malena Temerlin.
Gentileza: Sonia Ganem
Green Drinks
Xinca
Organiza reuniones de networking mensuales con emprendedores sustentables.
“Hay mayor profesionalismo
en los emprendedores y más
conocimiento en la
sociedad”,
Vanina Estrugo y Ethel Bonnet-Laverge.
llaneda donde almuerzan diariamente 300 chicos, y montaron una
pizzería y un taller textil. Su próximo proyecto es fabricar perchas
y objetos de plástico, cuando consigan la donación de una inyectora para trabajar este material.
Brindando por nuevos
proyectos
“Cada vez hay más emprendimientos con un foco ambiental y también inversores, concursos y ciclos
de capacitación que apoyan estos
proyectos”, aseguran Vanina Estrugo y Ethel Bonnet-Laverge, coordinadoras del Green Drinks Buenos Aires, capítulo local de una
red internacional de networking
que se realiza en 630 ciudades.
Este movimiento nació en el Reino Unido, en 2006, con el objetivo de conectar a emprendedores
interesados en el desarrollo sostenible. En Buenos Aires, las reunio-
Los negocios vinculados al medio ambiente son el segundo sector predominante, luego del textil, y por delante
de la agricultura y ganadería, artesanías y gastronomía.
25% se enfoca en la conservación
de recursos naturales
23% en la prevención de
polución y desperdicios
9% en energías limpias
19% en la conservación
de la biodiversidad
17% otros
7% en acceso y uso
eficiente del agua
Fuente: Relevamiento de actores de negocios inclusivos en la Argentina –ENI, Universidad Di Tella, 2013
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Responsabilidad Social Empresaria
Fortalezas y debilidades de las compañías
“verdes”
nes se organizan desde 2007 y fueron relanzadas en 2009.
“Nos reunimos los segundos martes de cada mes entre las 19 y las
21 horas en un bar de Palermo”,
apunta Estrugo. Los encuentros
son informales, pero se organizan
según una temática por cada evento: diseño sustentable, energías
limpias, certificaciones ambientales o turismo sustentable, por nombrar algunos.
Las reuniones son libres y gratuitos, sólo es preciso inscribirse (de
manera online) para poder participar. Hay un espacio para que un
académico o especialista hable del
tema y se presentan algunos casos
de negocios que dieron buenos
resultados y, por supuesto, son sustentables. “Antes y después de esto,
la idea es que los asistentes charlen entre sí e intercambien tarjetas”, amplía Bonnet-Laverge,
con un dejo de acento francés.
+
+ Sus proyectos solucionan problemas
“reales” en lo social y ambiental.
+ Tienen capacidad de innovar
y adaptarse a los cambios.
+ Motivación de los
emprendedores.
+ Suelen ser locales, pero tienen
proyección global.
- Dificultad de generar un modelo
de negocios sustentable en lo
económico.
- Falta de inversión y acceso al
financiamiento.
- Trabas legales y fiscales (están a
A nivel global hay casi
1000 empresas B en 60
industrias diferentes en 30
países, con una facturación
global del orden de los
US$ 8000 millones. En
Sudamérica ya son 95 en
cuatro países y casi 800
están utilizando la
herramienta de autoevaluación B. En la
Argentina hay 22
compañías certificadas
como B. Y otras 45 están
en proceso de certificar.
medio camino entre una empresa
y una fundación).
- Dificultades para lograr escala y
ampliar su mercado.
Fuente: Relevamiento de actores de la Economía Inclusiva ENI – Di Tella y Socialab.
Estrugo es licenciada en Relaciones Públicas y especialista en
Comunicación Digital, y su socia
es licenciada en Comercio Internacional con una especializa-
ción en Management y Desarrollo Sostenible. Ambas se conocieron en las reuniones de Green
Drinks, cuando Bonnet-Laverge,
que ya había participado de estos
encuentros en su ciudad, París, llegó a Buenos Aires buscando repetir la experiencia.
El movimiento de emprendedores
sustentables está creciendo en el
mundo y en la Argentina. “Ya se crearon Green Drinks en otras ciudades del país, como La Plata, Rosario
y Córdoba”, dicen las emprendedoras. “En los más de cinco años que
llevamos organizando estos encuentros, notamos que hay mayor profesionalización de los emprendedores y más conocimiento e interés por
parte de la sociedad. Lo positivo es
que haya un debate público en torno a los temas de medioambiente”, añaden a modo de conclusión.
Con todo, los emprendimientos
sociales dan sus primeros pasos y tienen mucho camino por recorrer.
RSE
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