sus detractores ya no pueden acusarlo de plagio u oportunismo

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[e] magazine
Crónica de la expulsión (y explosión) de
“un debate”
Se propone un texto crítico sobre la obra de Mario Opazo, Expulsión del Paraíso, en el
marco del premio Luis Caballero. Se analizan los detalles de la muestra, incluyendo (i) la
entrada a la galería que obliga al visitante a inclinarse para ingresar; (ii) el texto, “más que
curatorial”, con el que se inicia el recorrido; y (iii) una reflexión sobre cada una de las
obras. Igualmente, se analizan (i) la forma como el artista se propuso “habitar” el espacio
de la galería; (ii) la obra como una acción plástica que “no es una acción en sentido
estricto” y que está hecha para el oído; y (iii) la relación entre el contexto creado por el
artista y el visitante. Finalmente, se expone que (i) “un visitante más familiarizado con la
historia del arte” no se arriesgaría a decir que, después de ver el conjunto de objetos en la
galería, “la imaginación ha sido expulsada del reino de la imaginación; (ii) que debe tenerse
presente la función ritual, terapéutica y política de los objetos en el pensamiento de Beuys,
lo que evitaría criticar la obra como sumisión a los objetos de consumo masivo destinados a
reverenciar la cultura pop; y (iii) que no hay elementos de juicio para decir que la obra
alude a “heridas de guerra” que son simuladas, por lo que se debería creer que los objetos
dispuestos en la galería permiten “acceder a verdades silenciadas… en principio personales
pero de interés universal”.
Con lo anterior, todo está dispuesto para un debate crítico sobre la obra de Opazo, que
podría tomar múltiples caminos. Pero inmediatamente se “lanza una bomba” que expulsa
(y explota) estas posibilidades: se cuestiona por parte de la artista Muriel Angulo una
posible falta ética de Opazo porque éste conoció su proyecto que iba a ser presentado al
mismo concurso y nunca le mencionó las “coincidencias” que tenía con el suyo, a pesar de
que “la solución formal es diferente”. Angulo demanda que Opazo “exponga sus razones y
responda públicamente”. Ahora el debate es sobre una posible falta ética del artista.
Sobre esto, otro participante menciona que “los planteamientos que definen la obra… no
son nuevos” y que la exposición del proyecto de Angulo tiene “inconsistencias teóricas”.
Una nueva opinión afirma que el “respeto entre los colegas” implicaría haber mencionado
que “casualmente investigaba algo similar”, al tiempo que se reclama un escenario
preliminar para hablar sobre las obras en proceso, y un premio sólo para mujeres
artistas (como para otro debate). Se mencionan supuestos antecedentes de
“indelicadezas” del mismo artista, mientras otro participante reflexiona sobre las ideas
como “un fluido que llega a muchas cabezas” e invita a sentir envidia “de la buena”. Muriel
reclama que el debate se ha desviado y que “el asunto es de comportamiento ético”.
Acto seguido, un interviniente hace precisiones históricas y culturales sobre ambos
proyectos argumentando sobre sus diferencias, afirma que el proyecto de Opazo viene de
tiempo atrás y que es evidente la “falta de investigación” en el tema por parte de Angulo.
Interviene Opazo, quien expone los antecedentes de su proyecto, le dice a Angulo que
tienen lugares políticos “distintos y distantes”, y se refiere largamente a la manera como
aparece el turbante como “presencia plástica” y el uso que él le da en su obra, concluyendo
que “es posible que un pedazo de tela no sea de nadie”.
Se publica una imagen de una obra de Oppenheim en la que “cada cierto tiempo la cabeza
se sacude para golpear la campana…” al lado de la imagen de la acción de Opazo tocando
la campana; aparece una felicitación al artista por “su excelente exposición”; y Angulo
publica imágenes de su proyecto reclamando que no hay disculpa para el silencio de Opazo,
que “existen unas reglas mínimas de convivencia”, y que Opazo tuvo acceso a su trabajo y
ella no al suyo. Se introduce una entrevista con una curadora que habla sobre un proyecto
de “representaciones árabes contemporáneas”; y Angulo cita el texto “orientalísimo” de
Edward Said sobre la diversidad cultural. Ahora el debate es sobre la “cultura árabe”.
Se publica un escrito (Carlos Salazar) que plantea la discusión entre Opazo y Angulo como
una “pelea por la custodia del “otro”, siendo éste (“el otro”) “el plato más apetecido en el
banquete global del arte”. En el mismo texto, se lanzan hipótesis sobre los fines y razones
de Opazo y Angulo y se denuncia que “la discusión se convierte en lobby” preguntándose
“qué pasará con ése “otro” después del premio”. Ahora el debate es sobre “la otredad” y
los intereses personales. Otro participante afirma que Opazo “se cita a sí mismo todo el
tiempo”, descartando cualquier posibilidad de que haya algo de Angulo en la obra de
Opazo. Angulo publica una imagen que titula “David contra Goliat. El intocable
mainstream criollo”, y Opazo resume las actividades de apoyo al pueblo Saharaui y reclama
por las ofensas recibidas (de Carlos Salazar) preguntando por un supuesto odio de éste
hacia él. Salazar responde a Opazo que no sabe “de su talento como artista… (sino) de su
gran talento de lobbista, de licitador y de su estilo cortesano”, y enfatiza en que “las
relaciones entre arte político y capitalismo corporativo son unas relaciones de
promiscuidad”. (¿El debate es un asunto personal?).
Un interviniente hace un recuento de la discusión, y manifiesta que “el otro surge aquí en
esfera pública, como por arte de magia en este debate alrededor del plagio”. Se concentra
en la discusión sobre “el otro” citando a Rimbaud y afirmando que “no hay otro” y que ése
discurso es “una invención colonial”. Muriel Angulo publica un texto con la genealogía del
“concepto los Otros”, citando cifras sobre violencia en Colombia, para sostener que “los
otros no son una invención colonial… (ni) un asunto del pasado”. Carlos Salazar cuestiona
la cita de Rimbaud para defender la posición sobre el otro, aparecen aplausos por haberse
hecho un llamado de atención sobre la “horrorosa ortografía” utilizada, ante lo cual Arcos
Palma menciona que la discusión sobre el otro es una cortina de humo para el punto en
cuestión: si hubo plagio o no, afirmando que no ha habido tal. Finalmente, Apuntes Críticos
hace la última intervención analizando un galicismo utilizado por Arcos Palma y afirmando
que “utilizar expresiones del francés en español no es apropiado, porque se puede decir lo
mismo empleando una forma correcta en castellano…”. Se abre un debate sobre el uso
correcto del español.
Iván Cardona
Mario Opazo: Los Expulsados del Reino de la
Imaginación
El artista contemporáneo es consciente del vacío que el simulacionismo de reciente data ha
venido generando en las prácticas artísticas y en el cual ha venido naufragando lo más
relevante del pensamiento de arte moderno. Aún así, son muchos los que logran esquivar
estos condicionamientos de la época y legitiman su pensamiento en experiencias
individuales o sociales iluminadas con reflexiones personales sobre una u otra
problemática. El artista, entonces, debe resolver otro asunto. Y no de menor monta: la luz
adecuada a la región en que se enmarca la problemática que inquieta su pensar y quiere
hacer real en términos plásticos para confrontarla con lo que se manifiesta con ostentación
como real. Si el resentimiento todavía no ha estragado a la imaginación del artista para
impedirle realizar la posibilidad de contraponer a lo real su propia interpretación del
mundo, el artista logrará abrir horizontes de sentido de interés para el ciudadano o
ciudadana de su interés.
Ahora bien, si la imaginación del artista ha sido sometida por el rencor hacia el pasado, si
su fracaso lo lleva a vengarse del pasado porque considera que allí está lo mejor de lo que
él quiere ser y hacer, la vendetta resultante será un conjunto de términos, imágenes u
objetos que no logran significar ni comunicar porque el propósito del sarcasmo y la
simulación del artista atormentado con el pasado es desaparecer a sus interlocutores más
relevantes, entre otras razones, porque ha quedado sin herramientas para pensar la nada que
siente debe decir, porque sólo simula una realidad que él mismo se ha encargado de
desparecer y mistificar. Este artista, entonces, habrá prestado un gran servicio al régimen
del mercado para el cual no hay más que mercancías explícitas, objetos crudos en sentido,
sin verdades que revelar, transparentes en sí mismos (Baudrillard, 2006). Esta pornografía
visual u objetual tiene el mérito de hacer el mundo más feliz porque hace desaparecer las
problemáticas que acucian nuestra existencia en la contemporaneidad, las desaparece
porque ya no es posible confrontar la realidad mediante ningún instrumento. Todo ha
quedado reducido a imagen-objeto. Por supuesto, la crítica artística no tiene lugar en esta
realidad simulada, sin verdad no hay lugar para la crítica. El artista reducido a gestor,
hábilmente travestido de curador por el régimen economicista que lo mima, asume la
apertura de los espacios del arte para el Divertimento Pop (Pulp) que interesa tanto al
mercado de bienes.
Mario Opazo muestra en la Galería Santa Fe cómo su pensamiento aprovechó el estimulo a
la creación ofrecido por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte para la quinta
versión del premio Luis Caballero de Bogotá. Mira la contemporaneidad desde la sombra
que le proporciona la tradición: la alegoría de la Expulsión del Paraíso. Como Milton, y
muchos después de él, parece preguntarse por el silencio de Dios ante la catástrofe en que
estamos sumidos. Sus ideas evidencian también la desolación de una humanidad precaria
que no alcanza a comprender el silencio de Dios, o que quizá cuestiona su falta de
solidaridad para con nuestra especie. La sombra que proporciona esta alegoría es legítima, a
pesar del fruncido de cejas del liberal a ultranza, sin historia, que no quiere un nuevo
Prometeo. Legítima porque el lenguaje que habita nuestros pueblos está conformado por
símbolos y alegorías religiosas que aún no han perdido su vigencia, por lo menos no en
Colombia.
A pesar de las condiciones inhóspitas de la Galería Santa Fe, Opazo comenzó por pensar el
lugar que se propuso habitar. Sabe que no se puede habitar sin pensar. Asimismo, tiene
claro que toda creación contemporánea comienza por habitar aquello que nos ha sido
donado. Habitar es entonces proporcionar una representación del mundo. Mediante una
intervención sencilla y sutil intentó transformar un espacio geométrico no apto para habitar.
(Las soluciones sencillas bien pensadas son las más efectivas). Clausuró la entrada
principal de la Galería e intervino el otro acceso, el que comunica con la Sala Alterna.
Redujo considerablemente esta entrada para forzar en el visitante de su emplazamiento un
movimiento que lo condiciona a asumir una actitud de no indiferencia, a inclinarse, a
escuchar, a reducir el ego de la mirada vacía del transeúnte contemporáneo. La entrada es
propicia para el ingreso de niños y niñas, comenta el artista, tal vez queriendo significar
que debemos desprendernos con generosidad del rencor que gobierna a la mayoría de los
adultos, quizá a nuestro pesar. Aunque tiene en mente la arquitectura árabe, nos indica que
hemos ingresado a un lugar de inclusión-reclusión, que puede ser tanto una tienda de
campaña o una iglesia ortodoxa medieval, como una tumba o una cárcel. Este movimiento
sencillo, impuesto por su modificación del espacio, nos advierte que quizá vamos a ser
testigos de un acontecimiento en una época en que los acontecimientos no tienen mayor
probabilidad de ser, en la que los acontecimientos son producidos, controlados y
autorizados finalmente por los medios masivos de comunicación.
El visitante se encuentra, en primer lugar, con un texto más que curatorial, pues, a mi
entender hace parte fundamental de su trabajo. Una meditación poética sobre la naturaleza
de la memoria estructura el pensamiento de Opazo en su lucha por habitar. Este no es el
texto curatorial pedante, travestido de filósofo, que en lo posible esquivamos en la mayoría
de las exposiciones. Al contrario, leída la primera línea nos quedamos en él. “Si la memoria
fuera una cosa (…)”: con estas palabras se detona el sentido de su meditación. Explora con
ellas diversas imágenes para orientar su pensamiento e intenta dar nombre a esa cosa que
sospecha es la memoria. Adelantados en la lectura encontramos palabras fundamentales que
luego habrán de desdoblarse en los objetos que acompañan su clausura: su renuncia
momentánea a un mundo lleno de incoherencias vueltas coherentes por la propaganda del
régimen: barco, bosque, lámpara, arena, reino, olvido, naufragio, faro, luz, 7000, velas –que
unas veces se presentan como pañuelos o hilos de cometas y otras como turbantes o
banderas–, enrancia, entre otras. El movimiento de su prosa, con algún que otro altibajo en
la parte final, vence nuestra indiferencia de pornostar, nuestro escepticismo, pues
alcanzamos a vislumbrar que sin ellas no comprenderemos su acción.
La corporalidad de Opazo no es asequible a nuestra vista en un primer momento, pues una
vez en el interior nos hemos parapetado nuevamente en el mundo rencoroso de los sabios,
olvidamos de inmediato que la propuesta de Opazo es para el oído, así el video parezca
predominar en ella. Su voz amplificada se encarga de romper la autonomía que reclaman
sus videos y contribuye a la pictorización de su emplazamiento. Los visitantes y curiosos
que acuden a la Galería no saben que él está presente. La imagen de un barco que navega a
través de un ruido silencioso a una tierra prometida y que domina todo el emplazamiento,
nos oculta la realidad de un cuerpo mecanizado que, de cuando en cuando, intenta
responder con el tañer de una campana a una arenga absurda que se pierde en el desierto.
Absurda por el contexto no político de la acción registrada, es decir, desprovisto de
ciudadanos y ciudadanas. La voz proviene de otro video en el cual el artista recuerda
acontecimientos de relevancia política para el continente americano: el otro 11 de
septiembre. Para fortuna de Chile, el que no ha sido mistificado por los medios masivos de
comunicación ni mitificado y utilizado con fines ideológicos para reducir nuestras
libertades. La arenga recuerda la madre del artista que lo cubría con la bandera de Chile
para neutralizar la agresión de los militares golpistas. Una vez hemos alcanzado la realidad
que oculta el video dominante –no todos los visitantes lo logran– nos percatamos de que la
imagen en verdad es un muro que invisibiliza y censura la presencia y voz del artista. Con
los ojos vendados y en penumbra, yace sentado en una silla rústica, detrás de la imagenmuro, que en verdad es la puerta de una cárcel. Lo que vemos del otro lado del muro que
disimula esta imagen de video es otra imagen, la de un hombre reducido, vejado por una
imagen que ha sumido funciones de realidad idílica de espaldas a la realidad traumática que
encarna el artista.
La acción plástica de Opazo no es una acción en sentido estricto, no alcanza a serlo, no
puede serlo. Ninguna acción plástica logra realizarse plenamente, su naturaleza es quedarse
corta en el manejo de los medios que despliega la comunicación convencional; sus
herramientas comunicativas son precarias, su destino es colapsar en un movimiento
mecánico; es un estertor de un pensamiento-muñón que ha sido desprovisto de lenguaje, y
al cual le han sido arrancadas con violencia sus palabras más fundamentales para prevenir
conatos de expresión, de libertad. La penuria del pensamiento en el arte contemporáneo es
puesta en evidencia en toda acción plástica, he ahí su relevancia. Constata la crisis que
padece el lenguaje en el momento de auxiliar al pensamiento artístico en situaciones de
extrema soledad, la soledad de las masas.
Una luz tenue, de linterna, instalada en la frente del artista, ilumina tenuemente la campana
que tañe con angustia en respuesta al recuerdo de la madre que lo cuidada de violencias
políticas del pasado. Madre es una palabra fundamental que no aparece en el pequeño
poema. Su ausencia, provoca en nosotros el temor por todas las madres de América que
buscan rescatar y proteger los cuerpos de sus hijos, vivos o muertos. Con otros tres videos y
un conjunto de artefactos diversos se ha emplazado el artista en la Galería Santa Fe con el
firme propósito de habitar, de comprender el pasado desde los acontecimientos que laceran
nuestra contemporaneidad. Aunque insista en que él puede afrontar con éxito el reto de
habitar este espacio, no creo que lo logre. No por falta de sensibilidad o competencias. Sólo
porque habitar es difícil bajo condiciones hostiles.
Encontramos un asta inclinada y empotrada sobre un pedestal en forma de lápida, destinada
a recoger la imagen que registra la arenga absurda que el artista dirige al desierto. El asta
aúna un conjunto de banderas que tiene el propósito de conformar una sola bandera como
símbolo de libertad para la solidaridad. Esta imagen evidencia una situación no prevista por
Opazo. El visitante considera que la solidaridad entre pueblos tiene una lápida colgada en
su base, que las banderas corresponden a repúblicas que han sido presa de dictadores
obsesionados con pompas, dinero y poder, así el artista insista que son sólo banderas que en
su errancia compulsiva ha traído de los países que ha explorado. Con seguridad el visitante
es quien tiene la razón, pues, el pensamiento del artista no puede reivindicar en este caso
una autonomía ingenua. Ésta se construye en diálogo con el espectador. Ahora, como la
característica fundamental de la alegoría es manifestar otra cosa de lo que afirma en primer
plano, al visitante le queda la certeza de que la imagen nos habla de las repúblicas que no
están allí presentes debiendo estarlo, en este monumento a lo que él cree es una meditación
sobre la opresión política. El contexto creado mediante el montaje se pone en contra del
artista y a favor de la interpretación del visitante. En el pensamiento alegórico lo más
importante es lo que no se dice en primer plano, lo que el artista por una u otra razón calla,
así sea de manera inconsciente, o por no poder decirlo abiertamente sino de manera
figurada.
Una lámpara descuelga del techo e ilumina tenuemente un sector de la Galería. Se sostiene
sobre un perfumero árabe, pequeño, emplazado justo encima de dos libros que también le
sirven de apoyo a la lámpara: uno habla sobre Chile –cerrado–: el otro, dispuesto sobre el
anterior, versa sobre arqueología –abierto–. Este conjunto de artefactos evoca una tienda de
campaña en un desierto, un lugar en que la memoria es conjurada mediante la palabra. Por
eso ha insistido Opazo en su poema que la memoria podría ser una cosa. (Recordemos al
margen que Octavio Paz hablaba de la memoria como de un charco). Esta imagen así
construida ha sido encriptada de manera innecesaria. El perfumero mimetizado en la base
de la lámpara, me explica un guía con cierto celo y reticencia, trae a la presencia una
práctica árabe: atender las visitas aplicándoles perfume. No obstante, poco mérito tiene
esconder algo que sólo uno quiere encontrar.
Un ventilador de pedestal ha sido empotrado en un montículo arenoso, el cual sirve como
soporte para proyectar otro video. Sobre el montículo, que bien podría ser un túmulo,
evidencia de un enterramiento, ondea una bandera blanca. El video proyecta la imagen de
un hombre de espaldas que lucha infructuosamente por alcanzar la bandera. La imagen es
sugestiva, quizá representa la terquedad humana de querer vivir en paz para realizar las
libertades que ha soñado, sabiendo de antemano que no pueden ser alcanzadas. Ignoro si
Opazo se autorretrata en esta imagen, o si intenta articular un sentimiento más universal: la
constatación de una búsqueda imposible que es una huida; la pesadilla que implica
reconocer que nunca podremos huir de nosotros mismos, de nuestros traumas; la sospecha
de que jamás seremos libres; la inutilidad política del pensamiento.
Cerca de la lámpara se ha emplazado un tocadiscos de la década de los años setenta, cuya
aguja pacientemente extrae de los surcos de un disco de acetato los acordes de Aida. Quizá
para contraponer las épocas en que más hemos vivido en peligro de perder nuestras
libertades, en uno de los costados del tocadiscos se ha emplazado un mini DVD que
reproduce unas imágenes sacadas de la Capilla Sixtina: la Creación de Adán y la Expulsión
del Paraíso. Construcción enigmática: Aida, la Capilla Sixtina, artefactos de reproducción
de sonido y video de diferentes generaciones, y, muy cerca el emplazamiento de la lámpara
y los libros. No disponer en este momento de una interpretación para esta construcción nos
indica que hemos entrado en la región de la metáfora. Finalmente, antes de llegar al muro
que oculta la acción central del artista, la imagen de un mar tranquilamente amenazador y
perturbador, el cual acoge la sombra de un barco de madera que ha sido dispuesto entre la
luz del video beam que proyecta el video y el muro-celda que le sirve de telón.
Hasta aquí las ideas de Opazo y los objetos mediante los cuales se han desdoblado. El
artista cierra su pequeño poema en prosa con una suerte de epitafio: “en mi caso, la
memoria sería un barco errante, abandonado a su suerte, seguramente expulsado al reino de
la imaginación”, nos cuenta. Una vez el visitante se percata del conjunto de objetos
desplegados en la Galería y ha asumido de nuevo su rol de sabio rencoroso, piensa que esta
idea es todo lo contrario: la imaginación ha sido expulsada del reino de la imaginación por
cuenta de la desesperación que se apoderó del pensamiento de algunos de los artistas
contemporáneos más influyentes en Colombia. No obstante, un visitante más familiarizado
con la historia del arte no arriesgaría un juicio así.
El sabio podría equivocarse si piensa que los objetos movilizados en esta acción emplazada
con objetos industriales y video, son los artefactos sarcásticos del duchampismo
obsesionado con las violencias sexuales, con la castración y la seducción, con el narcisismo
y el hedonismo. No creo que Opazo esté interesado en los secretitos de los cuartos de baño.
Devela otro tipo de secretos, los que aún guardan prisiones como Abu Ghraib o
Guantánamo. Su obsesión, de tenerla, es con las violencias políticas, con las agresiones que
padecen muchos hombres y mujeres en la esfera pública. Tampoco es su intensión hacer del
ventilador, o de la lámpara o del tocadiscos, obras de arte para fastidiar a las instituciones
artísticas o para denunciar y controvertir a los que sacan abusivamente provecho económico
del pensamiento de los artistas.
Considero que captó la sensibilidad por los objetos del pensamiento de Beuys, de sus
meditaciones sobre la compasión y la catástrofe, y sobre la libertad como ejercicio de la
solidaridad, así no podamos comprender y relatar, aún, la historia de dichos artefactos o
evaluar su relevancia personal para Opazo. Esta tesis puede elaborarse con base en su
poema. En efecto, en otro apartado afirma querer disponer de un barco para transportar
7000 desaparecidos. No nos cuenta a dónde los llevaría; tan sólo nos dice que los sacaría de
la Patagonia, y que de paso, al otro lado del mundo, recogería a un palestino y a un
saharaui. Lo importante aquí no es saber a dónde irán estas almas sin cuerpo. Lo interesante
para mi tesis es la cifra inicial de desparecidos reivindicados: 7000. ¿Hace falta entonces
recordar los 7000 robles de Beuys en Documenta 7?
Opazo nos ha deslizado este dato, quizá de manera inconsciente, para que no nos
equivoquemos en nuestros juicios. Sus objetos están-ahí, conforman un estado de cosas que
le permite comprender el pasado violento que nos narra lacónicamente en uno de sus videos
y en algunas metáforas para las cuales no disponemos de una interpretación. No podemos
relacionarlos con una crítica a la representación o a la referencia artística, –su poema es una
representación. Tampoco están-ahí porque haya declinado la vocación crítica de la
Modernidad. Para comprender los objetos que moviliza Opazo al premio Luis Caballero
debemos tener presente la función ritual, terapéutica y política de los objetos en el
pensamiento de Beuys. Esta precisión evita la crítica que podríamos con justeza dirigirle:
una sumisión a los objetos de consumo masivo, de uso comercial e industrial: su exilio
voluntario del reino de la imaginación crítica y subjetiva –representativa: la entrega de su
voluntad y pensamiento a unos porno-objetos, indiferentes y transparentes a sí mismos,
destinados a las reverencias que les rinde la Cultura Pop (Pulp). Estas críticas no vienen al
caso. Otra cosa sería mostrar que las heridas de guerra a que alude la acción de Opazo son
simuladas, en el sentido de Baudrillard; es decir, que en verdad no tienen referente alguno
porque el artista en su rencor por el pasado ha vaciado de sentido su mundo, se ha
desembarazado de toda huella y sólo se interesa por los objetos como fetiche ideológico,
para ponerlos al servicio de la visualidad transparente que caracteriza a nuestra época.
Objetos ante los cuales claudica su imaginación, la productiva, la que representa mundos
alternos para contrastar la verdad que reivindica lo real, los medios masivos de
comunicación. Como no tengo elementos de juicio para hablar sobre este particular, ni hay
razones para desconfiar, lo mejor es creer en la sinceridad del artista, en que estos objetos le
permiten acceder a verdades silenciadas, quizá temidas, en principio personales pero de
interés universal. Este temor inconsciente que merodea el hábitat de Opazo es lo que lo
hace nuestro contemporáneo. Su propuesta artística daría cuenta de esta situación.
Jorge Peñuela
BIBLIOGRAFÍA:
Baudrillard, Jean. (2006) El Complot del Arte. Buenos Aires: Amorrortu.
Bled
“Soy cartagenera y vivo en Bogotá desde hace muchos años. Voy a Cartagena con alguna
frecuencia, visito a mi familia, recorro la ciudad; y aunque he perdido un poco de su
cotidianidad, todavía guardo intacto el recuerdo de los años que viví en la casa de mis
abuelos en El Cabrero. Tiempo real e imaginario que ha sido definitivo en mi memoria.
La vida en Cartagena era diferente; El Cabrero era un barrio pequeño y nuestros vecinos
tenían orígenes muy diversos: catalanes, italianos, alguno que otro judío y un grupo de
familias árabes que eran los inmigrantes más numerosos. Habían llegado a Colombia
huyendo de la guerra y se habían dejado seducir por la ciudad. Sus costumbres eran
diferentes, comían diferente, hablaban diferente. Aunque un poco borroso, el recuerdo de
mis amigos turcos -como despectivamente les dicen a los árabes en Cartagena- tomaba
forma cuando recordaba el malecón de Marbella; allí jugábamos hasta muy tarde y al
regresar a la casa mi abuela preguntaba: “¿Muriel, qué hacías donde los turcos?” sospechar
del Otro, se había convertido en costumbre. La discriminación del moro, del negro, del
indígena, había hecho carrera desde la colonización española y era parte de nuestra
herencia; pero a pesar de los prejuicios sociales y raciales de una pequeña burguesía blanca,
que ignora peligrosamente que sólo aquellos pueblos que unen sus conocimientos y sus
cuerpos, pueden evolucionar, los inmigrantes árabes inseminaron nuestra cultura y
enriquecieron nuestro imaginario.”
Así comienza el texto de mi investigación sobre la inmigración árabe en la costa Caribe
colombiana que inicié a mediados del año 2007, después de un largo período de incubación,
en Cartagena, mi ciudad natal, y que presenté al Concurso Nacional de nominados al V
Premio Luis Caballero, año y medio después, en junio de 2008. Durante el tiempo que duró
el trabajo de campo, mis amigas árabes me alimentaron con su presencia, permitiéndome
entrar no solo en su dolor y en su exilio, sino en su celebración por la nueva tierra. Fueron
largos meses de trabajo, de muchas preguntas sin respuesta y de intentos fallidos que eran
validados en la medida en que el “El otro soy yo” se activaba; de esos “darme cuenta”
rescato mis autorretratos fotográficos vistiendo la BURKA, esa prenda sagrada de los
árabes, que en las mujeres alcanza una connotación muy fuerte: ser dos veces el Otro. A
medida que las cosas se ponían en su lugar, el proyecto iba alcanzando una dimensión
política muy fuerte: el encuentro de dos culturas, el eterno viaje en barco en busca del Bled
-palabra árabe que quiere decir el país y hace referencia al país natal o de origen- y
finalmente el encuentro con el Otro. El proyecto respondía así a un deseo largamente
acariciado por contestar a la pregunta de mi abuela “¿Muriel, qué hacías donde los turcos?”
.
Todo esto no pasaría de ser una anécdota más, si no hubiera sucedido lo que finalmente
sucedió. Seis meses antes de enviar mi proyecto al concurso, Natalia Gutierrez, mi
profesora en ese momento y conocedora del trabajo desde sus inicios, me sugirió la asesoría
de algunos artistas, para darle una revisión final antes de la inscripción al concurso; me
pareció muy sensata la sugerencia, y acepté. Finalmente, varios artistas revisaron mi
trabajo, entre ellos, MARIO OPAZO. Recuerdo que las veces en las cuales lo revisó,
aunque habló muy poco, ingenuamente agradecí en su momento los comentarios que me
hizo al respecto. Pero, sospechosamente, guardó silencio acerca de lo más trascendental:
NUNCA, NUNCA me comentó que estuviera trabajando en un proyecto en la misma línea
que el mío, en donde los protagonistas fueran la cultura árabe, los viajes del exilio, y el
encuentro con el Otro, porque aunque la solución formal es otra, las coincidencias son
inocultables. Tampoco mencionó el viaje que tenía planeado para julio de 2008, es decir,
poco tiempo después de la última revisión, a los Campamentos de Refugiados de Saharauis,
casualmente para realizar la acción de la BURKA como elemento de reconocimiento del
Otro y de si mismo como el Otro. ¿Por qué nunca mencionó nada? ¿a qué temía? ¿dónde
queda la ética del artista? Tengo muchas, muchas preguntas.
Finalmente, Mario Opazo envió su proyecto “Expulsión del Paraíso” al Concurso Nacional
de nominados al V Premio Luis Caballero; su trabajo fue seleccionado y el mío quedó en el
olvido. Utilizó la imagen de la Burka en la invitación y en el catálogo de la exposición. Me
pregunto, ¿estará el jurado enterado de estos acontecimientos? creo que es hora de que
Mario Opazo exponga sus razones y responda públicamente.
Muriel Angulo
Sobre la omisión ética
Con el respeto que como persona merece Muriel Angulo tampoco me parece muy noble
sugerir una posible omisión ética de Mario Opazo por haber plagiado su obra. Quienes
conocemos su trabajo sabemos que los planteamientos que definen la obra presentada en el
Premio Luis Caballero no son nuevos y que han sido una constante en su trabajo desde hace
mucho años, así como la poética y en general la estructura formal de la misma, lo cual la
pone muy por encima de cualquier duda infundada .
Probablemente los jurados de selección puedan en un momento dado exponer las razones
por las cuales una obra fue o no admitida en un certamen de esta índole, pero en lo personal
no veo por qué un artista deba rendirle cuentas a otro por el hecho de no haber sido
seleccionado.
Más allá de esta observación, creo que las inconsistencias teóricas que la exposición del
proyecto de Muriel Angulo evidencia, deja en claro por qué un proyecto fue admitido y el
otro no.
vale la pena aclarar que lo que usted llama “BURKA” (en mayúscula y todo) es un nombre
genérico para una serie prendas que varían según su forma y extensión, entre las que se
encuentran el Neqabi, la Abaya o el Hijab, que es al que probablemente se refiere, y es aún
más erróneo indicar que es una prenda muy importante para los “árabes” – nuevamente un
término genérico – cuando en realidad pertenece a una cierta corriente específica del Islam,
que es una religión y no una nacionalidad ni mucho menos una ubicación geográfica,
descuidos infantiles que dejan mucho que cuestionar en una “investigación”.
Camilo Calderón
Para no olvidar
No sera la primera ni la ùltima acción censurable de este señor:
http://esferapublica.org/nfblog/?p=2534
Recuerdan por ejemplo el I Salón de Arte Bidimensional donde es invitado -no participa en
concurso, entra de una- y gana con una pesima y pobre instalación en un salon que se
suponia era bidimensional (no es el caso de Miller Lagos quien subvierte lo bidimensional
con su obra “Cimientos” ganadora en el 2007 de la tercera versión del Bidimensional) Uno
de los jurados del I Bidimensional es Nadin Ospina y luego de unos meses Nadin es
invitado -tampoco concursa como los demas- y gana el Salón del Fuego y Mario ¿es
Jurado? me parece que si … Las indelicadezas son numerosas, se podria editar un libro mas
grande que los catalogos del Salón Nacional sobre estos casos de los mismos con las
mismas y sin el mas minimo asomo de verguenza o al menos un leve enrojecimiento en las
mejillas; bueno, frente a las evidencias se rasgan las vestiduras como cualquier
“respetuoso” padre de la patria.
Libardo Archila
Debate desviado
Creo que el debate se está desviando. El problema no es con los jurados, ni con los giros
linguísticos, ni con la envidia que me produce el triunfo de otro. El asunto es de
comportamiento ETICO (me gustan las mayúsculas) y sé que mis derechos fueron
vulnerados.
Muriel Angulo
Sobre la obra de Opazo
Primero que nada hay que tener en cuenta, que la obra que Mario Opazo presenta para esta
versión de premio Luis Caballero, no trata sobre la “cultura árabe” ni mucho menos . La
suma de instalaciones y videos a los que nos enfrentamos al entrar a ese espacio, nos lleva
poética y mentalmente a lugares mucho más complejos y ricos que solo una exposición de
lo que Muriel errónea y simplemente llama ÁRABE. De la cuestión de Esta poética dentro
de la obra de Mario, se expande y explica mejor el texto que empieza esta discusión “Mario
Opazo, los expulsados del reino de la imaginación”.
Todo el conjunto en total de la obra, se aleja a los argumentos que algunos están utilizando
para hablar de ella, y en particular de la acción del “Burka”, ( prenda femenina afgana que
cubre el rostro) siendo el nombre en el sahara occidental específicamente en la RASD, de la
prenda masculina: ELZAM; y que por cierto, la forma de llevarlo tal como se muestra en el
video, es particular de esa zona, de ese pueblo, pues no en todos los casos dentro de la
cultura musulmana o árabe, se deja una parte tan larga de tela para dejar como bufanda o
como cola en la espalda en situaciones de guerra.
Primero empecemos por ver las condiciones, diferencias y características de las personas
que describe Muriel, con las personas con las que Mario se encontró dentro de la
realización de su investigación en el sahara. Los árabes de Muriel, como ella misma lo
describe, vivían en Cartagena y muy posiblemente no debieron ser demasiado pobres. Y
entro acá en especulaciones y generalidades que tanto me molestan, pero es importante
poder ver las diferencias de lo que hablan los dos artistas, pues en el caso de Muriel, es bien
sabido que la mayoría de las personas de descendencia árabe que llegaron a Colombia y en
especial a la zona Caribe, caso de Cartagena, vivieron como comerciantes, que en buena
parte llegaron a acumular cierto capital, y en no pocos casos a ser muy influyentes
económicamente para la región.
Como bien Dice Camilo, La burka de la que ella se refiere puede ser el hijab, de uso más
extendido, pero a pesar de que para nosotros, como latinos todas las burkas o turbantes nos
parezcan iguales, la prenda específica para los saharauis, pueblo al que Mario fue en los
campos de refugiados en Argelia, es muy diferente, no solo en su forma de llevar, sino
también en su significado. Entre ellos, es un símbolo de resistencia pacífica para conservar
sus costumbres, sobre todo para aquellos saharauis que viven aislados de sus familias
dentro de sus propias tierras, en ciudades como Smara o El Aaiún. No es gratuito que el
lugar de las acciones que realiza Mario Opazo, sean en esta región específica del planeta,
los saharauis, un pueblo expulsado de su tierra, sustentado en gran parte por ayuda
internacional, que crece en tierras prestadas, cuyos jóvenes nacieron en el exilio con
promesas internacionales, cuya segunda lengua es el español, y cuyas luchas políticas
siempre han sido frustradas por potencias extranjeras y hasta por las entidades
supuestamente neutrales y humanitarias. Como tampoco es gratuito, que la acción que
acompañe la puesta del elzam, sea una acción con un megáfono, en esas mismas tierras con
frases de su madre cubriéndolo del 11 de septiembre chileno.
Con todo esto quiero enfatizar en la diferente naturaleza de los proyectos que Muriel quiere
unificar en un mismo tono. Pese a su sinceridad y emotividad, (que se le debe agradecer)
pues es por ello que encuentro argumentos para subrayar la diferencia abismal entre los
proyectos; se puede y creo pertinente hacerlo, resaltar esa diferencia tan grande que surge
de un solo parecido formal, de un solo fragmento del proyecto que en realidad se vuelve
muy grande, “Expulsión del paraíso”.
La investigación de Mario, además, viene de muchísimo tiempo atrás. Todo su trabajo,
experimentación y consolidación de conceptos de su trayectoria como artista, vienen a
partir de su propia historia, la cual por cierto es implagiable. No veo por qué razón la artista
dice: “NUNCA, NUNCA me comentó que estuviera trabajando en un proyecto en la misma
línea que el mío”, pues resulta, a partir de lo que he dicho, que las líneas nunca se juntaron,
sus búsquedas no son las mismas.
En cambio juntar culturas tan diferentes entre ellas, como la saharaui y la turca o afgana,
que son las únicas que se infieren de su texto, resulta apresurado y denota la falta de
investigación en el tema. Yo confío en que este texto sea el resultado de la exaltación del
momento y creo en que en realidad la investigación de Muriel sea más profunda para
contemplar todas las diferencias que existen dentro de esa gran cultura musulmana y árabe,
que para nosotros como colombianos resulta muy lejana, y que vea que aunque puedan
haber similitudes formales, que ocurren muy frecuentemente dentro del arte, estas no
siempre son causadas por mala fe; lo más importante, es que la esencia del trabajo, las
razones conceptuales, se alejan enormemente con las de Mario. Y eso es ante todo muy
visible, al contemplar el todo de la obra “expulsión del Paraíso”. El parecido formal puede
ser solo con un fragmento de la obra que está en exposición, y la responsabilidad de Mario
es muy visible e incuestionable, en su propia continuidad y seriedad con un trabajo que ha
venido madurando desde hace muchos, pero muchos años, en obras que vienen desde su
vida y desde su experiencia y entran en nuestra sociedad y en nuestra cultura.
Diego Aguilar
Respuesta de Mario Opazo
No puedo más que invitarlos a ver mañana u hoy viernes (son las 22 :30 y no creo que
alcance a publicar esta invitación hoy mismo), a ver el documental “Amargo como la
vida”, que se proyectará en la sala Oriol Rangel del Planetario Distrital a las 5 de la tarde.
Se trata de un documental que realicé en los campamentos de refugiados Saharauis en el sur
de Argelia, en la región llamada “La Hámada”, una región del desierto del Sahara donde
hace 35 años se establecieron los Saharauis, y en ese momento y lugar fundaron su
República (RASD), en un territorio prestado por Argelia.
Mi amistad con el pueblo Saharaui comienza en el año 2006, momento en el cual arranca la
producción que a lo largo del año 2007 y 2008 fue concluida y proyectada por primera vez
en Colombia a comienzos de este año. Muestra el estado del RASD (República Árabe
Saharaui Democrática), a la espera de un proceso de autodeterminación e independencia de
su tierra que ha sido invadida por Marruecos. Esta producción se realizó con el apoyo del
Frente Polisario RASD, de la Embajada de Argelia y de Santa fe Art con sede en Madrid.
Seguramente este proyecto documental es uno de los pilares del proyecto que expongo en la
Sala Santa fe del Planetario dentro del marco del V Premio Luís Caballero, aunque debo
aclarar, que es uno de los tantos pilares que soporta este proyecto, a propósito, también los
invito a ver la exposición. Digo que se trata de uno de los tantos antecedentes del proyecto
“Expulsión del Paraíso”, ya que este es una construcción metafórica de mi memoria a
través de viajes, estancias y recorridos, que por supuesto, tejen una trama de tiempos y
espacios múltiples. Tratándose de la memoria, debo considerar como otro antecedente
importante del proyecto el libro que he titulado: “El Perro estúpido y las fotos que nunca
hice”, publicado por la Universidad Nacional y que por supuesto lo pueden conseguir en la
UN librería. Este libro recopila una serie de textos desde el año 1984 al 2006, que se
comportan como fotografías resueltas en texto, traídas de la memoria, el título surge de la
frase de Ray Lóriga “La memoria es el perro más estúpido, le tiramos un palo y nos trae
cualquier cosa”, frase que me regaló mi amigo Fernando Escobar en el año 1999.
Les recomiendo el librito, está buenísimo, sobre todo cuando descubrimos en él, muchas de
las imágenes que componen el proyecto que hoy expongo en el Planetario, y que me han
acompañado desde la infancia, incluso algunas escritas en la infancia.
En las próximas semanas y aprovecho también la oportunidad para invitarlos a la
proyección de otras dos películas de mi autoría: se trata de “Sin Equipaje” del año 2004 y
“Canto de Memoria” del 2007, la primera, ficción, la segunda, documental, ambas abordan
el tema de la memoria y el territorio, por supuesto las hemos programado dentro del
seminario que acompaña el V Premio Luís Caballero, ya que son pertinentes con mi
exposición.
Pasando al tema que nos congrega en el lavadero (a propósito Jaime, si seguimos así con el
nivel de las discusiones, terminaremos con la Negra Candela de moderadora de
esferapública), como ven: un artista a los 40 años no carece de ideas ni creatividad,
seguramente porque a estas alturas del partido para un artista la IDEA es la vida misma.
Eso lo aprendí de mi maestro Danilo Dueñas, que aunque nunca fue mi profesor, me enseñó
que: “hay que confiar más en la vida que en el arte”. Un alumno se me acercó un día y me
dijo que eso mismo había aprendido de Danilo, pero que no lo había aprendido en el salón
de clases sino conversando en la cafetería.
Lamento lo que le ha ocurrido a la artista Muriel Angulo, pero es normal no pasar a
convocatorias, eso pasa, acaban de notificarme de una convocatoria en España (Marcelino
Botin), que no he sido seleccionado, sin embargo, me alegré al ver que en la lista de
ganadores de todo el mundo, se encontraba un artista colombiano, creo que de nombre
Federico Uribe, no se si me equivoco con el nombre, pero seguro se publicará la lista en
algún lado, lamento no conocer a Federico para felicitarlo, me imagino que se trata de un
artista joven, o por lo menos más joven que yo, ya que su nombre me suena pero algo
distante de mi generación, otro seleccionado fue un ex alumno mexicano que vino hace
unos semestres a la universidad Nacional de Colombia de intercambio, su nombre es
Calixto, aunque lo recuerdo como Caco. También me produjo mucha alegría por su
selección ya que es un muy buen artista.
Pero bueno no creo que sea ÉTICO referirme a todo menos al turbante, es lo que quieren
leer al fin de cuentas.
Trataré de ser amoroso con Muriel Angulo y referirme a la tela. (no hablaré de toda la obra
expuesta ya que eso me pondría en ventaja discursiva sobre mis compañeros del Luís
Caballero, espero que comprendan los lectores de esfera).
Muriel, le confieso que cuando comencé a leer su texto fui recordando poco a poco un
registro de video muy bello que usted hizo y que me mostró en alguno de los dos o tres días
que nos vimos en casa de Natalia Gutiérrez, (ya todos saben que Natalia me invita a veces a
visualizar y dar opiniones del proyecto de algunos de sus alumnos), se trataba de un
registro, creo, realizado en un mercado, escondiendo la cámara en algo que la hacía
comportarse como una mirada subjetiva de alguien que mira a través de una membrana o,
no se si estoy mal, me disculpa si no me acuerdo, y recuerdo otros registros que eran como
entrevistas a mujeres de origen islámico. Más allá de las imágenes lo que recuerdo es que
usted planteaba una finísima preocupación por aspectos culturales propios de la mujer de
origen árabe y que su proyecto, (tema que a mi no me importa en absoluto), coincidimos
incluso con sus compañeros, estaba a punto de tomar un muy buen rumbo, recuerdo
también que planeamos entre todos algunas opciones de montaje, puras sospechas, pero en
fin, ahí quedó la cosa, nunca más nos vimos, hoy vuelvo a pensar en usted.
Quiero ahora decirle tres cosas:
1- Soy profesor de arte y estoy acostumbrado a enseñar y aprender, de mis autores favoritos
y de mis alumnos. Lo que aprendo de ellos (de mis alumnos) no son imágenes, ni
soluciones plásticas, creo que eso me toca enseñarlo a mi, generalmente mis estudiantes son
20 años más jóvenes y eso me obliga a reconocerme más viejo y experimentado en la
construcción de imágenes, lo que sí aprendo de mis estudiantes está en relación a lo
humano: su deseo, su humildad, su capacidad para escuchar, su fragilidad, su poesía
desbocada, su sensibilidad, etc, virtudes que seguramente con los años hay que ir
refrescando. Cuando hablo de mis estudiantes, no me refiero a usted, usted nunca ha sido
mi estudiante ni yo su maestro, no contamos con el tiempo suficiente para conocernos, ni
para aprender por supuesto. Tampoco he sido su tutor. Cuando hablo de mis estudiantes,
me refiero a personas con las que he construido.
2- Una de las cosas que he construido por supuesto, ha sido mi conducta frente al arte,
frente a la vida y frente al mundo, es decir: un lugar y una posición política. Es por eso que
me sorprende que usted haya sido afectada de esa manera como fue afectada por mi obra,
ya que estoy seguro, mi lugar político y el suyo son distintos y distantes, quiero ilustrarle
ahora si, de donde y como surge en mi trabajo la presencia de un turbante, que en realidad
yo prefiero llamar tela.
Solo pude comprender a Beuys y su propuesta de ampliar los linderos del Arte, cuando
puse particular atención a su teoría sobre lo plástico que él llamó: “Principio Forma” (del
cual se desprenden todos sus trabajos con grasa), es el momento en el cual descompone la
palabra plástico, o más bien la fuerza de lo plástico y descubre en su interior una
constelación de tres conceptos: lo indefinido, el movimiento y lo definido. Es decir, que
plástico es aquello que en potencia, es decir de manera virtual, porta estos tres conceptos, y
que a su vez reclaman cada uno de ellos un cuerpo, por ejemplo: la forma de la grasa puede
ser indefinida si se somete a altas temperaturas, puede moverse molecularmente según sus
cambios de temperatura y puede llegar a un estado de forma definida una vez se enfría.
Esto también sucede con el pensamiento humano, la mente humana puede manifestarse
muerta, indefinida, puede moverse neuronalmente o acudir al lenguaje y así llegar a un
estado definido. Este es el gran principio en Beuys, movimiento como posibilitador de la
configuración de nuevos sistemas. La imagen arriba que por supuesto usted conoce,
manifiesta las potencias de un material como límite, como aislante, como protector,
transformador, pero ante todo plástico, ya que cuenta con las fuerzas de lo indefinido, el
movimiento y lo definido.
Cuando viví en Brasil mi amigo Paulo Bruscky, que a la vez fue amigo de Oiticica me
vistió con una de las telas del famoso proyecto Parangolé, que por ser muy amigo de su
autor conservaba en su colección. No soy yo el de la foto, pero si no estoy mal, Paulo
Brusky me tomo fotografías vistiendo el Parangolé. No sé si yo alcancé a hablarle de este
proyecto en alguno de nuestros encuentros, si no lo hice, lo lamento. La cosa es que me
impactó la manera como Oiticica a lo largo de su vida hizo prácticamente una sola cosa:
acercar la obra al cuerpo social, su primer intento fue un acercamiento al cuerpo físico del
espectador, con obras como los “meta esquemas” y “los monocromos”, una especie de
construcción con planos de color que proponían una acceso al espectador y un recorrido, lo
seguirían los “bólidos” (contenedores de materiales donde el espectador podía ingresar sus
manos y palpar, y luego los famosos penetrables, todo este intento de búsqueda del cuerpo
físico iba a converger en su más grande proyecto: el Parangolé, que consistió en entregar a
la gente de la periferia de Recife y de otras ciudades de Brasil, un pedazo de tela de color
casi metafísico, algunas de ellas con inscripciones de textos disparadoras de motivaciones e
impulsos de manifestación cultural, trabajó con grupos marginales como barras de futbol,
escuelas de danza, etc. Una vez el portador del Parangolé, que se supone una especie de
capa de tela, cubre su cuerpo, decide también qué uso imprimirle a este artefacto plástico,
plástico porque según Beuys la tela es portadora de las potencias de lo indefinido, el
movimiento y lo definido. Es así como el usuario del Parangolé decide qué hacer con este,
y de que manera exaltar su realidad cultural. A veces es una capa, otras una prenda de
vestir, otras una herramienta de trabajo, otras un emblema, etc. De cualquier manera el
Parangolé es igual que el fieltro de Beuys, se manifiesta como potencia como fuerza de
límite, aislante, protector, transformador, plástico, ya que cuenta con las potencias de lo
indefinido, del movimiento y lo definido.
3- En los primeros años de la dictadura de Pinochet, en mi pueblo las mujeres madres
decidieron que una buena manera de proteger la integridad de sus hijos niños era
envolviéndolos con la bandera de Chile, (que a propósito es una tela), esto se debe a que los
militares asumen un respeto fetichista a los emblemas patrios. Este relato de mi madre y mi
abuela, por supuesto adulto y artista, me llevaron a valorar en extremo la creatividad
plástica de estas mujeres, que vi. por supuesto cercanas a Beuys y a Oiticica. La acción del
desierto consiste en recitar con un megáfono este relato, y procedo a vendarme los ojos con
la bandera.
La segunda parte de la acción en realidad es un ritual saharaui, en el que mi amigo Mathala
Salemh igual que Paulo Brusky con el Parangolé, me envuelve la cabeza con una tela negra
( turbante), dejando por supuesto los ojos descubiertos, contrario a la bandera que me
cubrió los ojos.
El turbante aparece como presencia plástica, tal vez insisto en algo que desde hace bastante
tiempo vengo llamando escultura blanda, como por nombrar todo aquello que Beuys y
Oiticica le sumaron a mi relación con lo plástico: lo indefinido, el movimiento y lo
definido, es por eso que uso el turbante, no me interesa si es mujer , hombre, burka o
turbante ( le llamo turbante porque los Saharauis fueron colonia española y hablan
castellano, ellos lo llaman turbante)
Uso el turbante porque es creativo, porque en el desierto mas que destaparse hay que
protegerse del exceso de calor, y es en su superficial existencia profundamente creativo,
mantener la temperatura para que la grasa no se diluya (Beuys), mantener la temperatura en
la mente humana para que la idea no se diluya (Barthes), como la vida.
Lo uso porque es una tela que manifiesta las potencias de un material como límite, como
aislante, como protector, transformador, plástico, ya que cuenta con las fuerzas de lo
indefinido, el movimiento y lo definido.
Porque se hace cuerpo físico y social como el Parangolé, porque es completamente negro
como ninguna bandera, porque reconfigura nuestra forma ocultándola, porque deja ver más
allá que la bandera que me cubre los ojos y no me deja ver más allá de mi nariz, pero ante
todo, porque fue mi carpa, mi casa en el desierto, cosa que ya antes había intentado hacer
con otra tela en forma de carpa.
100 carpas blancas que comparten sus estacas “MOVE HOME”, Brasil 1999, obra para
habitar, las personas pueden hospedarse en ellas.
La bandera que la gobierna es una bandera blanca que dice HOGAR EN MOVIMIENTO.
No se si he sido claro pero repito, mi interés proviene de una tradición escultórica como
manifestación ampliada que intenta acercar el objeto al cuerpo social a través del gesto, por
supuesto esto es un lugar político, como el suyo también lo es, pero en mi caso no parto de
la potencia cultural o antropológica del turbante sino de la potencia plástica de la tela, que
igual nos va a llevar a una conclusión, no hay un arte no político. Seguramente por eso al
final re aparece el turbante, aunque parta de una plano flexible, móvil.
Muriel, si ve que es posible que un pedazo de tela no sea de nadie.
Ahhh, a los 40 años los artistas no trabajamos con ocurrencias, porque la única ocurrencia
que tenemos a estas alturas es que la IDEA es la vida misma.
Mario Opazo
Tilín! Tilín!
(cada cierto tiempo la cabeza se sacude para golpear la campana, llamando de este modo la
atención del espectador)
Dennis Oppenheim, Attempt to Raise Hell (Intento de armar un ‘escándalo’ ), 1974
Colección Permanente Centro Georges Pompidou, Paris
Mauricio Cruz
LA MAESTRIA SE RECONOCE CON LOS OJOS
TAPADOS… ASI LA CAMPANA SUENE DOS
VECES…
Estimado Mario, felicitaciones por su excelente exposicion, y sobre todo por su generosa
respuesta a la desconcertada y deshubicada “alumna-artista”. Creo que en su afan de
explicar didacticamente de donde vienen los referentes a su obra, ha logrado ilustrarnos aun
mas sobre su proceso artistico, que sin duda dara de que hablar. No se si era necesario todo
esto, sin embargo lo valoro y lo aprecio enormemente. Creo que su exposicion tiene algo de
OPACIDAD, algo que nos impide ver claramente, como si tuvieramos unas gafas con
aumento desmesurado que nos enceguese pero que nos permite ver (digo bien ver) el
tintineo de esa campana frente a la empalizada. Pero precisamente esa OPACIDAD -y aqui
radica la paradoja-, nos hace ver claramente una verdad ineluctable: la tierra prometida no
existe, y la errancia es la unica esperanza frente a un mundo que cada vez mas encuentra en
un pedazo de tela (turbante, bandera, banda para los ojos…) la unica manera mantener la
cabeza fresca., tin, tin, tin… Bravo por su obra y por sus palabras!!!
Ricardo Arcos Palma
pd:
1. su texto Jorge Penuela es bastante bueno, muy bueno.
2. desde este comutador no puedo marcar los acentos.
3. esto no es un vistazo critico.
Delirio
Curioso como una sola imagen puso al doctor Arcos-Palma a delirar.
Mauricio Cruz
BLED
El otro soy yo
Adulaciones, elogios, aplausos, loas, celebraciones, veo que no se ha ahorrado ningún
epíteto para defender el trabajo de Mario; me parece loable, para eso están precisamente los
amigos. Es más, yo también pienso que Mario es un buen artista, por eso accedí a su
revisión: confiaba en su gestión y buen ojo. Pero eso no disculpa su silencio; en cualquier
sociedad existen unas reglas mínimas de convivencia, y la vida se trata de eso ¿o es que
acaso los artistas son una clase especial de seres humanos, exentos de toda obligación ética
con sus congéneres? Creo en definitiva que la ética se ha desplazado hacia otros lugares y
ellos no son precisamente el mundo del arte. Los legítimos artistas pertenecen ahora a otras
esferas del pensamiento.
Pero para abordar los comentarios al respecto quiero comenzar citando algunas ideas con
las que no estoy de acuerdo:
En primer lugar, nunca he planteado que el proyecto de Mario Opazo esté en la misma línea
conceptual al mío: sería imposible para mí decirlo, porque es precisamente el lugar desde
donde se observa lo que establece la mirada del artista; en mi trabajo siempre he hablado en
clave caribe, desde mi propia experiencia. La geopolítica no la fui a buscar a ningún otro
lugar, porque cualquiera que conozca la historia de esta región sabe que está definida por la
diversidad, aunque sea el hombre blanco el que se imponga. Hablé, eso si, de la sospecha
que me producía -y me produce- que dos narrativas vistas desde orillas tan distintas,
hablaran de problemas contemporáneos tan similares: el viaje, el exilio, y el encuentro con
el Otro, a un mismo tiempo y con idéntico fin: participar en el mismo concurso. Además,
existía un agravante: después de revisar mi trabajo, el artista no mencionó la supuesta
coincidencia entre los dos proyectos y era precisamente en ese momento, en donde su
comentario era válido y éticamente oportuno, por una sencilla razón: era él quien había
tenido acceso a mi trabajo y no yo al suyo.
En segundo término, no entiendo la comparación entre desplazados buenos y desplazados
malos. ¿Es que acaso el hecho de que los inmigrantes árabes de la costa caribe sean
comerciantes hace menos dramática la diáspora? muchos de ellos salieron huyendo e la
guerra, dejando todo un pasado sepultado; políticamente es inaceptable lo uno como lo
otro; además, mercaderes son todos los pueblos semitas y eso no los hace mejores o peores
seres humanos. En mi ensayo BLED cito: “Los primeros comerciantes árabes migraron
hacia Cartagena a finales del siglo XIX, tenían como destino Norte América, pero por
trámites de aduana y pocas oportunidades en ese país, decidieron atracar en Puerto
Colombia, Barranquilla, en el Caribe colombiano. Llegaron en 1880, eran de mayoría
cristiana y venían de Siria, Líbano y Palestina; un grupo se quedó en Barranquilla, otro se
estableció en Cartagena, Santa Marta, Lorica, Cereté, Sahagún, Montería y allí se quedaron
para siempre. Sus negocios prosperaron y su hospitalidad se regó por toda la zona. Su
origen fenicio los había convertido en diestros comerciantes y hasta la ciudad traían sedas,
jabones, almendras, agua de azahar. Nuestras costumbres se fueron mezclando; en Lorica
Saudita como la llaman, se oye hablar en árabe; Belén, Miniara y Zahle, son ciudades
hermanas de Cartagena. ¿Caribe sin influencia árabe? imposible; no conoceríamos el azar,
ni el azahar. El mestizaje nos ha llevado al creativo terreno de la impureza, de lo bastardo,
de lo infiel. “Es tan bueno el quibbe, que hasta a los turcos les gusta” reza un dicho costeño.
“
Tercero. Al señor Diego Aguilar parece molestarle sobremanera el vocablo árabes, según el
Diccionario de la Real Academia Española, Arabe. ADJ. Natural de Arabia. 2.
Perteneciente o relativo a esta región de Asia. 3. Se dice del individuo de cualquiera de los
pueblos que tienen como lengua el árabe. 4. Perteneciente o relativo a estos pueblos.
Tradiciones árabes. 5. Se dice de las lenguas semíticas habladas en los países del Norte de
Africa y del sureste de Asia. 6. El árabe. Perteneciente o relativo a esas lenguas. Fonética
árabe. Clásico. Variedad del árabe propia de la literatura antigua y del Corán, usada todavía
como lengua culta común. La verdad, no lo entiendo, así se nombra a toda una cultura. Le
recomiendo dirigirse directamente al Observatorio del Caribe Colombiano o a nuestros
poetas, y escritores, y hasta al mismísimo Gabo para que de esta manera pueda usted
corregirlos. Jorge García Usta, poeta de ascendencia árabe nacido en Ciénaga de Oro,
Córdoba, decía: “Tener los ojos profundos, la piel olivácea, la barba abundante o un
apellido con resonancias orientales, han dejado de ser señales normales de un ser. Desde el
atentado al corazón financiero de Nueva York, constituyen señales de un sospechoso
temible en el mundo entero. En este sentido, parte de la población del Caribe colombiano
podría hacer parte de esa masa de sospechosos. Toda mezquita es digna de recelo. En
medio de la confusión, se han gritado improperios contra árabes y musulmanes, en forma
indiscriminada, se procede a vulgarizar, de manera tendenciosa, el sentido de lo árabe y
hasta se señalan enclaves terroristas en lugares de Latinoamérica donde la población de
origen árabe es abundante e influyente.” Y Raúl Gomez Jattin, Cartagena, 1945 –
Cartagena 1997: en uno de sus poemas :
Abuela oriental
A esa abuela ensoñada
venida de Constantinopla
A esa mujer malvada
que me esquilmaba el pan
A es monstruo mitológico
con un vientre crecido
como una calabaza gigante
Yo la odié en mi niñez
Y sin embargo vuelve
en esta noche aciaga
con algo de hermosura
Por algo se dice
que con el tiempo uno perdona casi todo
Vuelve con sus cicatrices en el alma
de fugada de un harem
con sus “mierda” en árabe y en español
Con su soledad en esos dos idiomas
Y ese vago destello en su espalda
De alta espiga de Siria.
Soy caribe; ya Barthes lo había dicho: somos pensados por la cultura, por la educación, por
la familia, por la religión.
Muriel Angulo
Sobre las representaciones árabes
Es cierto, se ha dicho hasta la saciedad. Pero hay que recordarlo: un territorio por el cual se
pelean -y se lucran- los artistas contemporáneos es el de las representaciones del “otro” en
todas sus manifestaciones. He ahí el problema ético. Cada cual justifica sus conquistas ya
sea a través de registros fotográficos, documentos, viajes y la mirada específica que se le
confiere al presentar los procesos en concursos, curadurías y convocatorias del cubo blanco.
Dado el interés por el tema, con el ánimo de aportar al debate y “desterritorializar” esta
discusión, me permito anexar una entrevista a la curadora Catherine David, quien luego de
oficiar como curadora del Documenta X se dedicó a investigar sobre la cultura arabe y sus
formas de representación. Desde el 2001 viene presentando su propuesta con el nombre de
“Representaciones árabes contemporáneas” la cual expone en Buenos Aires durante el año
en curso.
Representaciones árabes contemporáneas
Catherine David llegó a la Argentina a compartir todo lo que ha aprendido en el territorio
del arte. Con el bagaje de un respetado trabajo en el mundo cultural, la curadora francesa
advierte: “Hoy, lo que recibimos en mayor medida, es un mensaje publicitario. La imagen
publicitaria es la dominante. Esa suerte de estatización de la miseria humana que hacen
algunos artistas me parece muy problemático”.
Esta historiadora del arte, de reconocimiento internacional, llegó a Buenos Aires para
brindar conferencias en el contexto de un ambicioso proyecto, “De rasgos árabes”, a cargo
del artista español Pedro G. Romero, cuyos debates comenzarán mañana en el Instituto
Goethe y continuará hasta el 3 de julio en el Centro Cultural de España (Cceba).
El proyecto abreva en “Representaciones árabes contemporáneas”, la propuesta estética y
de debate que David dirigió tanto en instituciones culturales de Medio Oriente como en la
Fundación Tapies, de Barcelona. Su debut fue en junio de 2009 en México y ahora llega a
Buenos Aires. Al puntapié inicial de la propuesta “De rasgos árabes” le seguirá a mediados
de julio el encuentro árabe iberoamericano de cineastas, titulado “Insubordinadas”, que
traerá a Buenos Aires a cineastas de Medio Oriente.
Alma máter de Documenta X, la muestra de arte que se realiza cada lustro en Kassel,
Alemania, David dejó impreso su sello en el escenario cultural europeo, con una edición en
la que privilegió los procesos de creación estética y los debates, antes que los objetos.
David es una mujer de una mirada escrutadora y de reflexiones muy agudas.
¿Cómo nació Representaciones árabes contemporáneas ?
Después de la Documenta creamos un proyecto para mapear las culturas contemporáneas
árabes intentado poner en su propio contexto, la sociedad, la historia, varias expresiones, la
cultura audiovisual, el cine, la ideología para llegar a una plataforma crítica. Partimos del
hecho que en las culturas del mundo árabe hay una tendencia a valorar el pasado. Y hay un
desfasaje en la percepción de las culturas de esas sociedades. Después del 11 de septiembre
de 2001, muchas cosas se han agravado. Asistimos hoy a una simplificación, a una
estigmatización del mundo árabe, asociando lo árabe a islamismo, a terrorismo y eso es
muy complicado. Es muy difícil responder con matices a tanta simplificación.
¿En ese escenario, qué puede aportar el arte?
Tenemos un desconocimiento abismal de la modernidad árabe y eso se debe a varios
factores, como la colonización, la mala circulación de información, y a que la mayoría de
esas sociedades carecen de espacio público para la difusión de ideas. Eso condujo a algunas
obras importantes, pero se quedan en cicuitos muy limitados en el mundo árabe. Lo que
podemos decir es que lo que aparece en y a través de los textos de los artistas
contemporáneos es más complejo de lo que recogen los medios.
¿Con el exilio de tantos intelectuales cómo pueden reconstruirse los países destruidos por la
guerra en el mundo árabe?
Hay un fenómeno común, pero con matices respecto de todas estas sociedades. El hecho de
que muchos intelectuales estén fuera y con situaciones muy diversas en cuanto a su
inserción en las culturas occidentales no ayuda a las reformas dentro de los propios países.
Podemos hablar de culturas en tensión.
¿Cómo analiza usted esa paradoja posmoderna de rescate de la memoria y, a su vez, de
destrucción de la memoria?
Para mí no es posmodernidad. Lo moderno es lo suficientemente paradójico y complejo
como para seguir todavía. A mi juicio la modernidad no terminó. Seguimos en un momento
moderno conflictivo y problemático. Además, está el problema de la memoria, de las
raíces, que se afirma cuanto más un sujeto es fragilizado en su proceso identitario. Vuelve
más a edades de oro, cuando sabemos que la edad de oro es una invención. La vuelta al
pasado, radical y en ciertas versiones violentas, tiene que ver con lo que un sociólogo
tunecino llama “proceso de legitimación genealógica”, que es el momento en que todos los
valores de una cultura se ven afectadas por coeficientes negativos. Las raíces, la identidad,
son ficciones. A menudo, son fantasías muy peligrosas. El problema no es la identidad,
porque no creo en ello. Creo en procesos de identificación que a lo largo de la vida un
sujeto atraviesa. Son procesos más o menos dolorosos, más o menos peligrosos, más o
menos agradables. La identidad se adquiere cuando uno muere. Y también tiene que ver
con el espacio que el sujeto tiene en una clase social.
¿Cuáles son a su juicio las instituciones culturales que mejor trabajan estas cuestiones?
Veo cómo se organiza el museo y su organización tiene muchas limitaciones, que tienen
que ver con la selección de los corpus, el énfasis en los objetos, cuando hay en juego otras
dinámicas y procesos. Creo que el tema principal es identificar dónde están los espacios
para que se debatan esas propuestas complejas que no están forzosamente articuladas
alrededor de un objeto. Cuando el mercado es tan poderoso, eso afecta más a las artes
visuales que a otras disciplinas, porque el arte se convierte en un material de inversión, de
representación simbólica de distinción y de lifestyle. Me pregunto dónde están esos
espacios donde se pueda organizar el encuentro entre las propuestas más radicales y
desafiantes para públicos contemporáneos. Hace más de 10 años trabajo con instituciones y
por mi experiencia creo que la institucionalización de una práctica es la respuesta. Me
interesa saber dónde y cómo puedo trabajar de manera seria con la cultura, y eso no tiene
nada que ver con la publicidad y el glamour. Y me interesa mucho el proceso de
pictorialización del mundo. En Documenta tuvimos una cantidad de imágenes muy
poderosas, pese a que las críticas nos señalaban por lo contrario.
El proyecto
* De rargos árabes, además de tener un antecedente en el proyecto Representaciones arabes
contemporaneas, encuentra inspiración en el la muerte del brasileño Jean Charles de
Menezes, asesinado por la Policía Metropolitana inglesa en 2005. El suceso tuvo lugar en el
contexto del atentado en el metro de Londres. Por entonces, la policía dijo que lo mató “por
sus rasgos árabes” que lo asimilaban al terrorista islamita Husein Osman.
fuente >
http://www.recursosculturales.com.ar/blog/?p=366
Said
Y recordando a Edward Said, en su texto ORIENTALISMO:
“¿Cómo se representan otras culturas? ¿Qué es otra cultura? El concepto de una cultura
distinta (raza, religión o civilización) ¿es útil o implica siempre una autosatisfacción
(cuando se habla de la propia cultura) o una hostilidad y una agresividad (cuando se trata de
la “otra”)? ¿Qué cuenta mas, las diferencias culturales, religiosas y raciales o las categorías
socioeconómicas y político-históricas? ¿Cómo adquieren las ideas autoridad, “normalidad”
e incluso la categoría de verdades naturales? ¿Cuál es el papel del intelectual? ¿Será dar
validez a la cultura y al Estado del que forma parte? ¿Qué importancia debe él dar a una
conciencia crítica y e independiente, a una conciencia crítica de oposición?”
“Nadie puede evitar tratar con las divisiones Este-Oeste, Norte-Sur, ricos-pobres,
imperialistas-antiimperialistas, o blancos-de color. No podemos esquivarlas como si no
existieran; por el contrario, el orientalismo contemporáneo nos enseña mucho sobre la
deshonestidad intelectual que supone disimularlas, ya que eso no consigue más que
intensificar las divisiones y hacerlas más crueles y permanentes. Así, una ciencia abierta,
“progresista” y prudente puede degenerar fácilmente en una inercia dogmática; perspectiva
que tampoco es muy edificante.”
Muriel Angulo
Angulo vs. Opazo: la pelea por la Custodia
del “Otro”
Desde la aparición de la noción del “Otro”, una noción religiosa inocua e inofensiva que el
capitalismo se inventó para reemplazar la amenazante noción de “clase”, – noción que
amenazaba directamente su núcleo, la propiedad privada -, los artistas han luchado en
sendas batallas por demostrar quien es verdaderamente su custodio, su dueño. Pero como
llegado un punto en que el “Otro” se convirtió en el plato mas apetecido del banquete
global del arte, ese cuerpo del “Otro” hubo de ser troceado en mil partes para que las fieras
pudieran saciar al menos en parte su hambre. La batalla entre Muriel Angulo y Mario
Opazo es una muestra de cuan valioso es el plato más caro en la escena del arte político
contemporáneo. Y es el plato más valioso en cuanto que sus ingredientes, el artista héroe, la
misericordia que habla como política… son los más apetecidos a la hora de cumplir con la
obsesión del arte político: la estetización de los conflictos que amenazan constantemente a
su madre el capitalismo. El artista se ha convertido en el distribuidor, en el dealer
encargado por el capitalismo de dopar a esos grupos de “Otros” llamados “comunidades”,
para neutralizar su capacidad de lucha en el terreno político práctico y lobotomizar su
lucha.
Aqui, en Angulo vs. Opazo, Kramer vs. Kramer , tenemos un caso típico, el caso perfecto,
el caso pedagógico.
“Ted Kramer (Dustin Hoffman) es un hombre que antepone su trabajo a su familia. Su
esposa Joanna (Meryl Streep) no resiste más esta situación y le abandona. Ted se ve ahora
ante la necesidad de ocuparse de la casa y, sobre todo, de su pequeño hijo. Después de un
tiempo, cuando Ted ya se desenvuelve bien solo, Joanna regresa y reclama la custodia del
niño. Sin embargo, Ted no está dispuesto a separarse de su hijo, de manera que Joanna
lleva el asunto ante los tribunales, donde deberá decidirse quién de los dos obtendrá la
custodia del hijo.”
Por un lado tenemos a una artista, otrora pintora, que entendió que si quería sobrevivir en el
mundo de arte debía convertirse en “artista social”; un caso que vemos repetirse cada día en
todas partes de manera recurrente. Por el otro, un artista que invocando un supuesto pasado
heróico de persecución por una dictadura, nos muestra su certificado nobiliario de víctima
que le servirá de pasaporte diplomático ante el mundo curatorial y ante otras víctimas, pero
sin ninguna prueba de que ello haya sido cierto. De nuevo como en el caso Hosie estamos
al borde de lo apócrifo. Como en otros casos, cada vez más frecuentes y que ya hemos visto
aquí, éste artista da por sentado que gracias al tono sentimental de su discurso propositivo,una mezcla de sociologismo, turismo de investigación, royalty de víctima, prestigio
docente, y amigos/cortesanos que cubren sus cuestionados actos -, sus motivos no pueden
ni deben ser examinados.
Con su fárrago de “demostraciones” de derecho a la paternidad cada uno publicita su
producto…¡Quién pidió pollo!…Y la discusión se convierte en lobby. Saben que hay más
de un curador leyendo Esfera Pública. Y cada uno saca su mascota, porque eso es el “Otro”
para el arte contemporáneo, una mascota adoptada, -en éste caso lo “árabe” es el pedigree-,
e intenta demostrarle al jurado, al curatoriado, al mundo, que su mascota es más fina, más
árabe pura sangre. Y es entonces cuando el sociologismo artístico se descubre como lo que
es en verdad: mercadeo al desnudo.
¿Y qué pasará con ese “Otro” después del premio? ¿De los 50 millones y la exposición en
Londres? Solo será un cuerpo inerte al que se le ha extraído la poca sangre que le quedaba,
porque la función del “Otro” no es solo la de decorar el desierto. Es, como en el cuadro de
Rousseau, la alternativa de los leones que buscan en el desierto su última oportunidad.
Carlos Salazar
Un paraiso para Muriel
En honor a una vaga investigación que se comienza a entrever en la polémica, debemos
decir que existe plagio, pero yo me atrevería a señalarlo con la palabra que apropié de José
Hernán Aguilar: un cover, un autocover, Mario Opazo se cita a si mismo todo el tiempo. El
mismo acaba de señalar que Amargo como la vida, su documental sobre el pueblo Saharaui,
es sólo uno de los pilares sobre los que Expulsión del paraíso empezó a erigirse.
Concuerdo con Diego Aguilar cuando señala que el tema aquí no es la cultura árabe, y yo
reitero enfático que EL PROBLEMA NO ES LO ARABE, redundo ante la imposibilidad
de comprensión y la repetición improductiva del tema que Muriel Angulo dice venir
trabajando y ante la malinterpretación que se le está dando hasta el punto de convertirla en
el “pedigree”. Es a lo largo de la producción de Opazo que entrevemos cuáles son sus
inquietudes conceptuales y temáticas que expresa por medio de esos gestos “micropolíticos” al decir de Natalia Gutiérrez (que yo nunca dude en señalarle al artista como
macro-políticos una vez que se embarcó en el proyecto Amargo). A partir de su producción
se evidencia una serie de reflexiones que son constantes en su obra y que reiteran una
condición autobiográfica que marca el interés de los problemas escultóricos que resuelve en
cada una de sus muestras (de manera muy especial en esta última, justa nominada al Premio
Caballero).
En este caso, tal vez el autocover mas reconocido en Expulsión del paraíso, es la imagen
que Opazo había presentado en La creación de Adán, donde un hombre palestino aturdido
después de una incursión armada es chequeado por un robot antiexplosivos, el cual estira su
brazo mecánico recordando la imagen de Miguel Ángel. En otra proyección de Expulsión,
un hombre asciende la duna de arena en un intento frustrado que se repite hasta el hartazgo,
ante la imposibilidad de alcanzar la meta que se había trazado alcanzar. Esta obra que se
proyecta en una montaña de arena inmediatamente remite a Scarabeus Sacer, obra de Mario
Opazo que fue incluida en la pasada Bienal de Venecia, en la cual un hombre intenta
ascender un largo camino pero se desploma cada vez en el intento. Ambos trabajos
emparentados con la producción de Allys donde el ensayo y error son fuerzas opuestas que
funcionan en medio de una práctica artística que se expresa a partir de la presencia
corporal. Sin embargo, es importante señalar, antes de continuar, que en los trabajos citados
de Opazo radica una preocupación que tiene que ver más con la condición del hombre
moderno frente a los desplazamientos forzados (no hay que entenderlo desde el auge del
desplazado en Colombia) sino a la necesidad actual de replantear el territorio como un
espacio geográfico para empezar a comprenderlo como una estadio fluctuante e
indeterminado de acuerdo con las dinámicas que imponen la mundialización de la cultura.
Este espacio entonces estaría determinado más bien por conceptos intangibles como las
nociones de patria, frontera, movimiento, velocidad, virtualidad, y tecnología, Estos
conceptos, claros en la obra de Opazo, hacen que yo recalque en el concepto de lo portátil
como un término clave para entender su producción, siempre y cuando el término se asocie
con la necesidad de habitar un territorio siempre en movimiento. Es en este punto donde la
conexión con los Saharauis se estrecha, ya que su patria se ha convertido en su peregrinaje
ante la imposibilidad de habitar territorio. En el caso del artista, la condición es más o
menos parecida teniendo en cuenta que es difícil catalogar si es un artista colombiano,
chileno o saharaui (ahora que fue honorariamente nombrado como tal, como se puede ver
en Amargo…).
La palabra expulsión ya había venido asociándose a su proceso, implica tanto movimiento
como territorio, ambas palabras que están contenidas en el repertorio de Opazo, porque,
como ya es conocido, su condición de exiliado en tiempos de Pinochet lo obligaron a
buscar otro emplazamiento. Es precisamente Expulsion la palabra que reunió varias de sus
obras realizadas en video para una exposición que se llevó a cabo en la Universidad de
Western Ontario (Canada) y que desde su guión curatorial buscaba vincular su trabajo con
el Arte Povera, señalando que representa esa escasez (mas que pobreza) en el espacio
expositivo, y a las mínimas expresiones gestuales que por medio de acciones realiza (como
el tañer una campana de cuando en cuando, sentado en un espacio de autorreclusión) que se
hace esa remembranza con la lejana tendencia italiana de Postguerra.
Siempre esa noción del movimiento en la obra de Opazo está vinculado con la idea de
memoria, teniendo en cuenta que el desalojo y el desarraigo frente al espacio físico genera
una disputa en la que está implicada la memoria como un habitáculo de todas nuestras
vivencias y del equipaje socio-cultural que se carga y se enriquece en el transcurso de ese
desplazamiento del hombre, una memoria que a veces debe ser reseteada para adecuarse a
un nuevo hábitat.
Habiendo hecho un pequeño y rápido esbozo de esas preocupaciones que se evidencian en
la producción de Opazo se abre el espacio para la pregunta. ¿Hay algo de Muriel aquí?
Ante lo cual me atrevo a descartar cualquier posibilidad frente a la imposibilidad de que
tantas coincidencias vinieran juntas. Ni chilena, ni exiliada, pero eso sí, estudiante de
Manzur… (a menos que las páginas de internet mientan, porque son mi única guía para
saber quién es la misteriosa litigante). En fin, el pleito se reduce a que Mario debió darle
explicaciones de su proyecto a ella y se pretende con unas fotos que pública en esta página
que se asuma un evidente parecido entre su producción y la de un artista ganador del Salón
Nacional y participante en la Bienal de Venecia (que no viene al tema señalar pero sólo
para reiterar que quien tiene más proyección es Opazo, ¿porque no entonces acusar de
plagio a la contraparte?). ¿A que se reduce el asunto de lo ético en estas dimensiones
artísticas? ¿Se habla del Otro pero no se tolera al Otro?
Ahora que tu nombre está en los labios de los dioses, mejor no comas de esa manzana sopena de ser expulsada.
Christian Padilla
David contra Goliat. El intocable mainstream criollo
Muriel Angulo
Sobre las actividades de apoyo al Pueblo Saharaui
Aprovecho la oportunidad para ampliar la información sobre las actividades de apoyo al
Pueblo Saharaui, por supuesto fue importante el aporte de Gabriel Merchán ya que me
permite contarles que existe el Festival de Cine del Sahara, evento fundado por algunas
personas del arte y el cine, algunos de ellos son de la junta directiva como Pedro
Almodovar y Javier Bardem, quizá por eso aparecen en fotografías con los Saharauis, ellos
son muy queridos por este pueblo, que entre otras cosas los Saharauis se sienten más latinos
que árabes, ya que las tres embajadas que tienen son en Cuba, México y Venezuela, es
decir, que han tenido un enorme apoyo político de America Latina. En Chile y Perú en este
momento se está trabajando con los Parlamentos correspondientes para fundar en Perú y
fortalecer en Chile las Asociaciones de Amigos del Pueblo Saharaui. El Festival se realiza
en el mes de mayo en los campamentos al sur de Argelia y si buscan la página pueden
inscribirse para viajar a los campamentos como espectadores colaborantes del Festival,
Adjunto al Festival se ha fundado la organización Artfariti, que se dedica a programar
encuentros culturales y artísticos en los campamentos de refugiados, también ellos reciben
propuestas de proyectos de performance, talleres, intervenciones, etc.
Aún así, el tema es complejo ya que el Pueblo Saharaui en este momento lo que requiere
con urgencia es un apoyo político y hasta ahora solo ha recibido ayuda humanitaria, que
ellos agradecen pero piden desesperados una fuerza política del resto del mundo, que exija
a la ONU interceder por su independencia rápidamente.
Existen muchas organizaciones de apoyo a este pueblo, son 72 los países que los han
reconocido como República entre ellos Colombia, sin embargo, hace falta difundir la
realidad Saharaui y un trabajo de solidaridad más insistente, es claro que por ejemplo en
Colombia, no se conoce muy bien esta situación ni en el resto de los países
Latinoamericanos distintos a Cuba, México y Venezuela.
El documental “Amargo como la vida”, que he realizado tiene la intensión de difundir esta
causa, es mi aporte, pequeño y pobre ya que fue realizado en video y con cero presupuesto
y equipo de producción, sin embargo, pienso que resultó un buen material que en este
momento me ha permitido vincularme al trabajo que se realiza en Perú y en Chile por las
Asociaciones de apoyo a los Saharauis.
Estamos trabajando con un grupo de amigos en la fundación de algún grupo de trabajo en
Colombia, seguramente en su momento se vinculará la Universidad Nacional y las
entidades que se interesen en trabajar, se trata de trabajar con profesionales en derecho
internacional, sociología, arte, educación, etc.
El primer proyecto es un encuentro de educadores Saharauis y Colombianos, maestros de
colegios para compartir experiencias sobre educación en zonas de conflicto, o sea ¿como
enseñar, que metodologías de enseñanza proponer en contextos afectados por la guerra.
Las personas que se interesen en el tema pueden escribirme a [email protected],
seguramente este es un buen canal para estar en contacto, aunque pienso que esferapública
también puede ser un buen espacio de trabajo.
A continuación adjunto copia de algunos correos electrónicos que he recibido de algunos
líderes de gobierno y comunitarios del RASD (República Árabe Saharaui Democrática),
sobre todo para que Carlos Salazar se anime a trabajar por el otro y con el otro, también
para que deje de ser tan ofensivo, para que contemple el mundo como algo más grande que
el arte y también como algo más extenso que esferapública, por supuesto para que
aproveche sus capacidades artísticas e intelectuales, que se que las tiene, y de seguro le
sirven para muchas más cosas constructivas que irrumpir agresivamente (ahí si) en el otro.
Carlitos, la cosa es trabajando, le insisto, hago documentales a veces, cuando veo que es
más eficaz ese recurso para informar sobre asuntos políticos que exigen un lenguaje directo
incluso propagandístico e informativo, hay problemáticas que lo requieren. Pero insisto,
también hace rato nos quedó claro que el arte puede estar más cerca de la cultura que del
arte.(Meireles). Aún así, yo prefiero hacer documentales para no incurrir en mi trabajo
plástico con eso que a usted tanto le indigna: el pronunciamiento directo sobre asuntos de
orden político, (por eso le aclaro, mi proyecto del Luís Caballero no tiene nada que ver con
los Saharauis más allá de una referencia al derrumbe de los límites y al viaje). Tal vez
compartimos el mismo ánimo de mirar desde el arte de manera indirecta la realidad, como a
través del escudo de Perseo, para no petrificarnos, la cosa es que su realidad de monstruos y
la mía son distintas, yo respeto la suya, por favor respete la mía.
Ahhh, los correos adjuntos le responderán su pregunta: …¿y que pasa después con el otro?,
lo de los 50 millones, no se lo puedo responder con certeza, hasta que los tenga en mi
cuenta, pero sospecho que me alcanzaría para inflar el documental a cine y pagar para
ponerle los subtítulos en árabe, seguro así tendrá más cobertura mi colaboración a los
Saharauis ya que hay festivales en donde me han pedido estas dos cosas.
Me gustaría también preguntarle: ¿por qué me odia tanto?, escasamente le conozco, a través
de un video suyo hecho con pedazos de películas pornográficas, que estaba buenísimo por
cierto (me gustó en serio, me acercó a Gilles Lipovetsky, que lo adoro) y que creo se lo
incluimos en la primera versión del festival EXPERIMENTA COLOMBIA.
¿No será que el odio es su manera de trabajar?, bueno si es así, pues algo es algo.
ESTIMADO SR. MOPAZO:
MUCHISIMO GUSTO EN SALUDARLO.
REALMENTE LE AGRADECEMOS MUCHO SU DVD DEL DOCUMENTAL
“AMARGO COMO LA VIDA” QUE NOS ENVIÓ MUY ATENTAMENTE.
LO PROYECTAMOS EN LA ACTIVIDAD POR EL 20 DE MAYO, DÍA DEL
ANIVERSARIO DEL DESENCADENAMIENTO DE LA LUCHA ARMADA POR EL
FRENTE POLISARIO, CELEBRADO EN LA UNIÓN ÁRABE DE CUBA. NOS
RESULTÓ DE MUCHA UTILIDAD.
LE REITERO MIS MÁS ALTAS CONSIDERACIONES, AQUÍ ESTAMOS A
VUESTRA DISPOSICIÓN Y SI VISITASE CUBA, PUES CON MUCHO GUSTO LO
ATENDEREMOS.
MALAININE ETKANA
EMBAJADOR
Estimado Mario: Gracias por tu mail, nos interesa mucho tener una
copia de tu documental e incluso subirlo a nuestro portal y distribuir
tu reportaje a otras asociaciones de solidaridad con el pueblo
saharaui.
En Colombia se han efectuado en el pasado varias actividades en
solidaridad con el pueblo saharaui, principalmente a nivel del
parlamento y de algunos dirigentes polticos. Sin enbargo, creo que tu
presencia podría ser la ocasión de organizar una asociación de amistad
y solidaridad con la lucha del pueblo saharaui.
Quedemos en contacto
Un abrazo,
Esteban Silva Cuadra
Presidente Asoc Latinoamericana de Amistad con la RASD
Quedo a la espera de que me indiques como podrias hacernos llegar el DVD
hola MARIO
espero que estas bin de salud y de trabajo y muchas gracias por tu mensaje .
ahora estoy en suecia tenemos un encuentro de 2 semanas y vuelvo a los campamentos
de refugiados en el 2 de agosto .
ante todo pido perdon porque no hablo bien la idioma castellana .
sobre el asunto de el libre de expesion en los campamenntos quiero hablar a la experiencia
de nuestra revista HFUTURO SAHARAUI como la primera revista no gubternammental en
los campamnentos y tambien es la unica que no esta controlada desde nuestro gobierno .
hasta ahora sacamos 11 ediciones y en todas nuestras pasadas ediciones criticamos los
errores politicos internoms igual que externos de nuestro gobierno y tambin proponer
solucones de estos errores , y para saber mas sobre nuestra revista FUTURO SNAHARAUI
entras en este enlace :
http://www.futurosahara.jeeran.com/es1.htm
y sobre la presentacion en el decumental si es posinle presentarme como periodista en la
revista futuro saharaui .
si tienes ncualquier pregunta sobre nuestra revigsta FUTURO SAHARAUI enviamela .
seguiremos en contacto y hasa la proxima .
saludos de SAID ZARWAL
Mario Opazo
Respuesta de Carlos Salazar
“Toda solidaridad no anónima es propaganda”
T.C.
Mi estimado Opazo:
Muchas veces he hecho énfasis en como el artista o el crítico políticos, ante su ausencia de
coherencia e imitando al gerente de imagen corporativo, evita ser examinado de cerca por
diferentes medios. Él, en cuanto “Otro”, no debe ser cuestionado, sino tolerado. Y algunos
de los medios “dialécticos” que utiliza son argüir que se le critica por envidia, por falta de
compromiso o, como en su caso, por odio, falta de tolerancia y.. porque no trabajan. No se
porqué me vienen a la mente los argumentos esos “Otros” que son los hijos del presidente y
sus ministros en el debata sobre el tema de Mosquera y las Notarias.
El cuestionamiento, ese su mensaje y el sus ayudas de cámara Christian Padilla (quien
quiere que sea) y Arcos-Palma, nuestro “prétendu de sorbonier” y eterno wannabe francés
que en diez vidas no logrará serlo, es un trabajo de vagos, incompetentes o primíparos. Los
artistas y los políticos o el híbrido de los dos, evitan como en su caso típico por demás, ser
examinados en sus motivos enfatizando su aura de víctima.
Yo no se de su talento como artista, si de su gran talento de lobbista, de licitador y de su
estilo cortesano; pero usted no es tonto, y no solamente no es tonto sino que su mayor
cualidad es la astucia y sabe como convertir los argumentos que lo cuestionan en publicidad
promocional tal y como lo viene haciendo en éste espacio. De las piedras críticas que le
lanzan hace usted un valla publicitaria en Times Square. No todos tenemos ese talento de
político en elecciones o en Luis Caballero.
Yo sospecho y ojalá me equivoque, que usted como otros muchos, está usando el conflicto
saharaui para impulsar su carrera, no con la sólida coherencia política que le hubiera debido
dejar su supuesta lucha contra el régimen de Pinochet (me encantaría saber como es esa
historia en realidad) sino con todo un castillo de naipes de argumentos “ad populum”,
lacrimosos y teatrales que no parecen heredados del Frente Popular de Allende sino de
Lucious Smith, el pastor “activista” que habló en el show fúnebre de Michael Jackson.
Usted, como el artista políticamente promedio, dice obedientemente lo que el mundo del
arte quiere oir y en el tono misericordioso que quieren oir los curadores y coleccionistas
suizos: lo que yo llamo el “Tono Daros”. El hecho de que yo ya haya aludido a casos como
el de Doris Salcedo y Alfredo Jaar significa que usted para mi no es un caso personal
envuelto en el veneno del odio, como tampoco lo es el de Muriel, sino un caso clínico más
para el archivo, más cercano en todo caso y por el nivel de prestigio al de Hosie que a éstos.
Mi “motto” no son los artistas como individuos pues ese es el papel del crítico, sino
demostrar que las relaciones entre arte político y capitalismo corporativo son unas
relaciones de promiscuidad y que el arte político es un arte mas incisivamente
colaboracionista que el arte “no crítico” del bodegón y el paisaje o el arte geométrico. Que
el arte político es hoy en dia la más prestigiosa de las artes decorativas. Los artistas en si,
usted incluido, no me interesan sino como ejemplos para demostrar esa tesis. No existe
pues ningun sentimiento respecto a ellos ni a usted.
Mi posición en cuanto al tema del “Otro”, su vampirización por el artista y sus raíces en el
fascismo, ha sido suficientemente explicada y desde hace tiempo por éste medio. Si su
Solidaridad Narcisista le permite acercarse sin vértigo a sus propios fantasmas le
recomiendo que lo revise y nos cuente en que parte del espectro se encuentra usted.
http://esferapublica.org/portal/index.php?option=com_content&task=view&id=597&Itemid
=7
Finalmente la pregunta: si su solidaridad con el “Otro” es tan ferviente ¿porqué no lo hace
de manera anónima? Existe un cúmulo de ejemplos, como usted bien sabe, de solidaridad
anónima no solo con los saharauis sino con otros pueblos en conflicto.
Estoy seguro que dada la naturaleza de los jurados usuales del Luis Caballero y el lobby
que ha hecho por éste medio, su película va a poder realizarse. Aunque sigo creyendo que
al final, entre el pueblo saharaui y usted, usted va a ser quien mas se beneficie.
Carlos Salazar
El Otro y el espejismo
Cuando el Otro deviene un espejismo, y terminamos ahogandonos en él, es decir inmersos
en su discurso, que no es el nuestro, lo convertimos en un monstruo de mil cabezas, lo
hacemos hablar como un ventrílocuo hace hablar su marioneta, gesticulando su maldita
aparición; Oh pecado el Otro ha aparecido!! doblegaos de rodillas y pedid perdon al
Altizimo. Solamente en ese instante cuando leo tremendas estupideces, puedo introducir
esta frase tomada prestada de Jorge Penuela en ese magnifico texto que ninguno de nosOtros, nos atrevemos a comentar por temor a dejar al desnudo nuestra ignorancia: “Opazo
nos ha deslizado este dato, quizá de manera inconsciente, para que no nos equivoquemos en
nuestros juicios.” El dato es que el artista cuando dispone sus objetos artisticos, no simula
situaciones: las experimenta; en ese sentido no hay Otro.
El Otro surge aquí en esfera publica, como por arte de magia en este debate alrededor del
plagio. Merchan introduce un discurso del otro que habla de lo árabe y con eso pretende
deslegitirmar una obra que tiene una contundencia indudable. Christian Padilla, quien no es
ningún aparecido (pese a su juventud) insiste con justeza: EL PROBLEMA NO ES LO
ARABE. Frase escrita en grandes caracteres para que los artistas enceguecidos en
improvisados críticos, puedan leerlas: por simple deducción si el problema no es lo árabe,
asi como el propio artista Mario Opazo lo ha dicho claramente, el problema no es EL
OTRO. Merchan introduce con perspicacia un texto que habla de lo árabe encontrado en un
buscador internet, facil de encontrar por cierto: arte contemporaneo, arabe, etc.. y Bingo!!,
la piedra en el zapato a lo cual nuestro querido pintor sabanero Zalazar, repite como un
perroquet (perdón mi afrancesamiento estimadisimo pintor ejemmm), el otro, el otro, el
Otro rrrruuaaaaAAA.
Nadie ha hablado del otro, y menos el artista Mario Opazo. Pero para los que tienen
urticaria del Otro, les recuerdo esa fracesita, pequeña y trillada tantas veces citada pero
pocas veces comprendida: Je est un autre. Cuando Rimbaud enuncio esta frase no quería
decir que él era Otro sino que el Otro somos nos-Otros mismos es decir que NO HAY
OTRO. Así de simple. El discurso del otro es una invención colonial, que si bien es cierto
se ha derramado sin ningun control en el medio del arte sobre todo en la década de los
ochenta del siglo pasado, ahora ya nadie, a estas alturas le presta atención. Solo algunos
loritos mojados: rrruuuaaa, rruuuuaaa, el otro, el otro, el otro…
Ricardo Arcos Palma
NOSOTROS Y LOS OTROS*
Ningún término puede ser legitimado o deslegitimado en si mismo: es el criterio con el cual
se usa, y el contexto en que es usado. El concepto los Otros, es tan antiguo como la historia
del poder mismo, de las tiranías, de las dictaduras, y del capitalismo salvaje que apoya, con
su economía de mercado, a todos los anteriores. Los colombianos que hemos vivido en
carne propia lo sabemos: 50.000 desaparecidos en fosas comunes, otros más desaparecidos
en hornos crematorios, 2.000 llamados eufemísticamente “falsos positivos” que son
Asesinatos a sangre fría y premeditados según Philip Alston, relator especial de la ONU
para las Ejecuciones Arbitrarias, hechos que nos advierten que estamos en riesgo de ser
llamados terroristas sino estamos alineados a la dictadura civil que hoy nos gobierna; la
mayor parte de los colombianos somos los Otros, en nuestro país y fuera de él, todos somos
dignos de sospecha y aún mas si somos indígenas o afroamericanos. ¿o qué somos para el
fascista primer mundo, los colombianos de bien, los que vemos claramente cómo las mafias
se adueñan de nuestro país, qué somos sino eso? Aquellos que niegan la existencia del
Otro, son los mismos que imponen sanciones sobre las diferencias, “no existen los otros,
sino nosotros” dice el fascismo porque se basa precisamente en su desconocimiento, en su
invisibilidad y exterminio, políticas vigentes que están apoyadas por el sistema financiero,
las multinacionales y sus ejércitos invasores en cabeza de USA y del primer mundo
globalizado. Léase historia del paramilitarismo en Colombia. Sólo es el poder criminal el
que define al Otro como ser inferior y la historia oficial y racista así los ha clasificado: por
eso hay muchísimos Otros históricos que en su momento fueron invisibilizados: los
campesinos de la Europa del siglo IX al XV, denominados siervos por el régimen feudal y
cuya producción agrícola debía ser entregada al noble de turno, la masacre del los pueblos
de Oriente durante las cruzadas católicas y monárquicas, los indígenas y los afroamericanos
maltratados a lo largo y ancho de todo nuestro territorio, la población africana que durante
el apartheid fue humillada por los afrikáners, grupo étnico de origen germánico, los
intelectuales y artistas cuando no están alineados al poder de facto, el valiente Frente
republicano que se sublevó en contra de la dictadura franquista durante la guerra civil
española, el pueblo hondureño contra el poder terrateniente y multinacional, la gente de
bien en Colombia que protesta indignada contra los crímenes de Estado, todos los
desaparecidos y desaparecidas de las dictaduras del cono sur, el maltrato a las mujeres que
en Colombia alcanza según datos de enero de 2009, la cifra de 1.203 mujeres asesinadas
por su pareja en Bogota, 193 homicidios de género en Medellín, y 106 en Cali en el mismo
lapso de tiempo, el Estado Palestino que combate en desventaja contra la potencia militar
israelí financiada por los gringos, el exterminio del pueblo armenio………la lista es muy
larga, y es, precisamente el haber combatido esos crímenes lo que le ha dado el verdadero
sentido a la historia. Los Otros no son una invención colonial que quedó en el pasado, la
tragedia es precisamente su vigencia, mas ahora que nunca. La política del Gran Hermano
está inmersa dentro de nuestra cotidianidad; mal podríamos ignorar lo que sucede a diario
en las regiones y subregiones de Colombia con la política centralista y excluyente, que
silencia sus voces ocultando sus derechos y necesidades. Los Otros no son un asunto del
pasado colonialista: son un asunto absolutamente vigente, siguen siendo el motor de todas
las revoluciones, intelectuales, políticas, artísticas, sociales. El etnocentrismo, que es la
definición de lo universal a partir de un particular, nos reta a seguir legitimando las
particularidades, diferencias y diversidades de las culturas que luchan por sus derechos; por
eso, la aseveración de que fueron los fascistas quienes por primera vez acuñaron el término,
es un desacierto histórico e injusto con todos los demás pueblos que han sido exterminados,
silenciados y torturados por las oscuras fuerzas del poder de turno.
*En su libro “Nosotros y los otros” Tzvetan Todorov dice: “No lo uno o lo otro, sino lo
uno y lo otro’
Muriel Angulo
¿El Otro poscolonial?
No sabemos si Arcos-Palma ha renegado de su pasado verborreico derridiano, producto de
escribir bajo los efectos del Pernod tibio y si ha decidido como vimos en su panegírico a
Eduardo Serrano, pasar de la crítica a la lambonería mas limpia, pues nada más el 20 de
marzo pasado andaba escribiendo perlas como ésta sobre el “Otro”, lo que eventualmente
nos indica que su convencimiento de que el concepto del “Otro” es un concepto poscolonial
alienante es reciente; tiene unos tres días talvez o fue producto de sus veleidades
espirituosas potenciadas por el calor de julio:
“El artista al poner ese espejo roto ahí donde reposan cientos de archivos de toda índole,
le asigna un carácter histórico a la mirada altruista que generalmente posamos sobre el
Otro. La insistencia en Soriano es que ese Otro es quizá nosotros mismos. La famosa frase
enunciada en los albores de la Modernidad por el poeta que deja de escribir poesía para
sumergirse en el territorio profundo del Otro africano, nos recuerda que en verdad el Yo,
fragmentado es absolutamente Otro: Je est un autre, decía Arthur Rimbaud y Soriano
parece confirmar esta sentencia con su instalación.”
http://criticosvistazos.blogspot.com/2009/03/vistazo-critico-65-eduardo-soriano.html
No solo eso. La “lévinización” de Rimbaud no podía haber sido más grosera. Un
“Rimbaud” que consciente de su irresponsabilidad como artista y después de leer a Lévinas
y la Torah se funde con lo que Arcos-Palma llama con su emoción contenida usual y que él
pretende sexy…”El Otro africano”. Tal vez en su nube espirituosa del bochorno veraniego
de Paris (no sabemos que hace un verdadero parisino como él metido en la ciudad en
verano…), olvida que la relación de Rimbaud con África es más bien siniestra y más que
dedicarse como Un Opazo “avant la lettre” a publicitarse con los africanos, se dedicó ¡Oh
si… mi estimado critico periférico, al trafico de armas y de esclavos!
J.A FERGUSON. French Studies.1985; XXXIX: 43-58
Es talvez celebrando a Rimbaud que los franceses aman hoy más que nunca el trafico de
armas, la poesía y el arte social al mismo tiempo
http://www.france24.com/en/20081023-france-increasing-arms-sales-africa-middle-eastcost-human-rights
Usted como el profundo conocedor de la cultura francesa que todos suponemos que es,
recordará en que términos trataba Camus a Rimbaud respecto a sus actividades en África
como nos lo recuerda nuestro no muy conocido ensayista José Hereyra:
“Cuando Albert Camus reflexiona sobre el Arthur Rimbaud que se había ido al Africa, más
exactamente a Abisinia, a traficar armas, se expresa con repugnancia y perplejidad frente
al nuevo oficio del deslumbrante e iniciático poeta de “Une saison en enfer” o “Les
illuminations”, gloria de las letras francesas de todos los tiempos y cúspide de la más
excelsa poesía jamás escrita, sentando su posición de que nada, nada, ni siquiera el
desmesurado talento del genio, puede justificar la ignominia y las prácticas perversas y
atentatorias contra la bondad y la vida. Frente a la grotesca imagen de un Rimbaud más
gordo y más afeminado que nunca, cruzado su abdomen desafiante con un cinturón de
gruesos lingotes de oro, Camus escribe horrorizado: “¿Es éste petimetre el modelo de
héroe que queremos para nuestros jóvenes iluminando el porvenir?” Pero aun así, este
Rimbaud, por lo menos honesto y franco en su depravación y desencanto del mundo, no
oculta su negación y su derrota a nadie, ni engaña a nadie, ni es, mucho menos,
hipócrita.” Es como la adúltera de la historia inicial, “quien era infiel, mas no era
desleal”.Hace varios años, Antonio Caballero escribía: “En todas las épocas hemos vivido
tiempos infames, pero a nosotros, además, nos ha correspondido vivir tiempos hipócritas”
Esa última frase…qué pena..es buenísima y describe como ninguna el mundo de la
naturaleza del arte “bueno”.
Tratar de rescatar a Rimbaud para su causa del “Otro” es como tratar de rescatar a un
hermoso lobo con toda su ferocidad para la causa del rebaño de la posmodernidad, de los
artistas puros y obedientes y de la lamboneria corporativa que nos sofoca cual bochorno de
verano parisino tomando moscatel tibio. Rimbaud nunca fingió de bueno, ni de solidario, ni
de fundador de delirios lévinescos para cambiar a Marx o a Bakunin por Moisés. Supo lo
que era el descaro de ser si mismo y murió en su ley egoísta. Y si él mismo no quería ser
redimido…De veras mi veraniego amigo que Rimbaud no es el Lázaro que usted quiere
resucitar.
Ah! Y afrancesados eran Moratin, Jovellanos o Nariño. Usted mi querido amigo es tan solo
un snob que en efecto, solo quiere ser Otro…..francés más. Y por favor si ha llegado a ese
punto en que se le olvidó pensar en castellano, mande traducir sus textos al español a ver si
no tenemos que sufrir más su ” dropping french” y su horrorosa ortografía. Piense que si
nuestro poeta decadente romántico José Eusebio caro escribió sus cartas en francés, como
Alvaro Gómez sus diarios, porqué no va a poder usted?
Carlos Salazar
Descuidos ‘formales’
Clap! clap! clap! clap! clap! Por fin otro que le llamó la atención por su “horrorosa
ortografía”. Como si esos descuidos ‘formales’ no fueran algo muy significativo. … Para
no hablar de las pretensiosidad (sic) académica con que adornan -pues son varios- su falta
de sensibilidad o conocimiento directo de las cosas. Librólogos de tres libros, observadores
de muy poco, artistas despojados. Y lo peor de todo es que los están produciendo a
montones, en las universidades! Pilas con los ‘Otros’.
Orillas
Definitivamente, siempre estaremos en orillas bien distintas, ver opuestas estimado Carlos
Salazar. Claro que Rimbaud terminó traficando armas y esclavos; pero eso no está en
discusión.
Como tampoco está en discusión mi nacionalidad francesa que por fortuna no depende de
usted, o tendré que mostrarle mis documentos franceses como si usted fuese un buen
policía aduanero?…uf, uf!!! (propósitos como el suyo, estimado artista Salazar son dignos
del más ultra-derechista conservador, pero bueno eso tampoco está en discusión, todos ya
lo sabemos). Lo que está en discusión aquí, es un falso problema que ha tomado un giro
inesperado. Ustedes le han achacado a la obra de Mario Opazo una interpretación errónea
apoyados en el supuesto plagio denunciado por Muriel Angulo. No ha sido considerado ni
el buen texto de Jorge Peñuela, ni tampoco las propias palabras del artista, para que ustedes
se mojen de otredad hasta el delirio… Usted podrá seguir vociferando contra mi
nacionalidad francesa, contra mi manera de escribir, pero eso no cambia el problema:
vuelvo e insisto, el asunto de discusión planteado es si hubo plagio o no. El discurso del
Otro emerge como cortina de humo, frente a algo que es en esencia claro: no hay plagio
alguno y la obra de Mario Opazo, hasta ahora es la más importante presentada en el premio
Luis Caballero, es decir una de las más opcionadas al premio (tendremos que ver las otras
por supuesto). Qué a nadie le quede la menor duda. Lo nuestro son tan solo palabras,
solamente eso: la obra está ahí. Y bueno si usted tiene razón en algo, el verano parisino me
hace falta, pero desafortunadamente, mis obligaciones laborales me hicieron quitar la
Ciudad Luz desde hace ya casi un mes para estar ahora aquí en los aneblados cerros
bogotanos que por cierto son encantadores, o no?
Ricardo Arcos Palma
Galicismos
Creo que Carlos Salazar hace referencia principalmente al cuidado que debe tenerse al
escribir en español, no solo en el contenido sino en la forma. Por ejemplo Ricardo Arcos
utiliza un galicismo, que consiste en decir que él y Salazar están en ‘…orillas distintas, ver
opuestas’.
‘La palabra ‘ver’ en esa frase viene de la expresión en francés ‘voire’ que es util (en
francés) para reforzar o aclarar una afirmación, por ejemplo al final de esta frase:
“Il y a de ces heures, non pas seulement d’aberration, comme vous dites, mais de
souffrance réelle, intolérable, qui peuvent conduire à des folies et détruire toute une vie,
voire deux.” (ROLLAND, J.-Chr., Amies, 1910, p. 122).
Lo que pasa es que utilizar expresiones del francés en español no es apropiado, porque se
puede decir lo mismo empleando una forma correcta en castellano, por ejemplo en este
caso la palabra ‘incluso’.
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