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Diagnóstico Estatal “Economía Verde
Comunitaria y Soberanía Alimentaria.”
Wim Gijsbers
Álvaro González R. L.
SEDESOH-Coinversión Social
Diciembre 2012
2
Índice
Agradecimientos………………………………………………………… 3
Resumen Ejecutivo……………………………………………………… 4
Diagnóstico “Economía Verde Comunitaria y Soberanía Alimentaria. 6
La Producción de Granos Básicos…………………………………….. 20
Los Tianguis Indígenas………………………………………………….. 61
La producción de Café……………………………………………………78
Comunidades Campesinas del Camino……………………………….. 91
Unión de Comunidades de la Zona Norte del Istmo………………….122
Sistema Comunitario para la Biodiversidad…………………………...142
Centro de Desarrollo Integral Campesino de la Mixteca…………….176
3
Agradecimientos:
A todas y todos los compañeros integrantes de las
Organizaciones Sociales y Civiles, por el tiempo y los
conocimientos transmitidos.
A la SEDESOH del Gobierno del Estado por su apoyo.
A los compañeros del Grupo Mesófilo por su aporte a la
realización de este trabajo.
A Wim Gijsbers de Sembrando Palabras S.C. por su liderazgo en
el proyecto.
A los y las campesinas indígenas, deseando que sus esfuerzos
en pro de una vida más justa en lo social y lo ambiental sean la
parte medular de las Políticas Públicas para el Sector Rural de
Oaxaca.
4
Diagnóstico Estatal “Economía Verde Comunitaria y Soberanía
Alimentaria.”
Resumen Ejecutivo
En Oaxaca la población rural o campesina es aún mayoritaria y muchos de sus territorios
presentan una enorme riqueza natural, que hace de Oaxaca el estado de mayor
biodiversidad del país, si bien paradójicamente los dueños de ese tesoro se benefician
muy escasamente de semejante patrimonio, ya que 67% de su población vive en
condiciones de pobreza, y otro 28% en pobreza extrema, que en conjunto agrupan poco
más del 97% de los habitantes de Oaxaca1.
La miseria se acentúa en las comunidades rurales e indígenas, quienes viven de tiempo
atrás una larga crisis del campo oaxaqueño, donde la migración sigue siendo la salida
preferencial de la población rural en su búsqueda de alternativas que mitiguen sus difíciles
condiciones de vida.
Entre las causas de la crisis del agro oaxaqueño destaca la orientación preferencial de la
política pública hacia las actividades agropecuarias de corte comercial y el escaso apoyo
en asesoría e inversión a la agricultura de subsistencia y la nula aportación del programa
PROCAMPO para aumentar la productividad del maíz, hechos que han redundado en la
pérdida de la soberanía alimentaria y el incremento de las importaciones de maíz y otros
alimentos antes producidos por los campesinos de la entidad, junto a una pérdida de
conocimientos tradicionales agronómicos de alto valor ambiental, pero cuya aplicación
disminuye o, de plano, se ha extinguido ya en muchos pueblos; anualmente se estimó en
2011 que existe un déficit en la producción de maíz de 200 mil toneladas, y que los
rendimientos promedio se ubican por debajo de la media nacional: hablamos del estado
que es considerado centro de origen y difusión del maíz.2
A este preocupante panorama se suma la escaza e inefectiva coordinación inter
institucional en sus políticas y programas para el sector rural, junto a prácticas
campesinas de manejo agropecuarias y forestales de alto impacto ambiental y bajo valor
productivo, muchas de ellas inducidas por políticas públicas supuestamente
“modernizadoras”, pero que en última instancia promueven los intereses de las grandes
corporaciones que controlan la producción de alimentos, agroquímicos y el comercio de
los insumos provenientes del sector forestal.
Otra opción menos generalizada para paliar la crisis, pero en aumento entre los
campesinos consiste en la reorientación que algunas comunidades y sus organizaciones
vienen realizando de tiempo atrás para impulsar modelos para el uso sostenible de sus
recursos naturales a través de la implementación de proyectos de reconversión y/o
1
Medición de la pobreza. Indicadores de pobreza por entidad federativa. Estados Unidos Mexicanos,
CONEVAL 2010
2
Raciel Martínez. Déficit de maíz alcanza 200 mil toneladas anuales. Noticias de Oaxaca, 28 Feb 2011.
5
diversificación de la agricultura y la agroforestería orgánica; en otros casos el camino es
por la vía de la silvicultura comunitaria, las iniciativas de ecoturismo, o la acuacultura y la
conservación y manejo de los suelos y las fuentes de agua, la producción y
comercialización de productos orgánicos y la constitución de grupos solidarios de ahorro,
entre otras opciones. Se trata de actividades insertas en el ya clásico concepto de
desarrollo sustentable, definido en el Informe Brutland, más, para el caso de Oaxaca, se
incluyen los conceptos de
“economía solidaria”, “comunalidad” y “autogestión”,
enmarcados en el vínculo entre comunidades y la “madre tierra”, unión que por causas
endógenas y exógenas no en todos los casos armónica.
Frente a esta percepción indígena-campesina está la visión institucional, que siguiendo
las directrices del Banco Mundial y la ONU, promueve la “economía verde”, que según el
PNUMA se forma por tres ejes: a) Valoración y fortalecimiento de los servicios de la
naturaleza; b) Generación de empleos y c) Políticas de mercado.
Ambas concepciones comparten puntos en común, como el de la sustentabilidad, por
ejemplo, pero también existen divergencias ideológicas, éticas y conceptuales profundas
entre una y otra, como evidencian algunas posiciones indígenas frente a la cumbre de
Río+20
En este documento se divulgan los resultados obtenidos a través de la aplicación de 40
entrevistas, 15 talleres y recorridos con diversas organizaciones indígenas campesinas,
más algunos de sus asesores o socios, ejemplos vigentes que marcan la pauta para
fortalecer y dar contenido real a las a veces abstractas y vacías de contenido social
políticas públicas impulsadas de manera automática y acrítica en una entidad
caracterizada por la diversidad cultural y ambiental, y con organizaciones que vienen
impulsando y desarrollando estrategias exitosas en pro de un desarrollo equitativo que
amplíe los horizontes de bienestar de las poblaciones y respetuoso con el medio
ambiente.
6
Diagnóstico Estatal “Economía Verde Comunitaria y Soberanía
Alimentaria”.
Introducción
México es uno de los cinco países con mayor biodiversidad, mientras que Oaxaca la tiene
a nivel nacional, además de contar con el más elevado grado de diversidad cultural
nacional por la presencia de 15 pueblos indígenas, junto a un sector de población negra y
una población mayoritaria mestiza. Sin embargo, a pesar de esa riqueza natural y social,
es el estado más marginado en el desarrollo socio-económico del país, destacando por
sus altos niveles de pobreza, rezago social y la baja calidad de la educación que se
imparte.
En Oaxaca la población rural o campesina es aún mayoritaria y muchos de sus territorios
presentan una enorme riqueza natural, que hace de Oaxaca el estado de mayor
biodiversidad del país, si bien paradójicamente los dueños de ese tesoro se benefician
muy escasamente de semejante patrimonio, ya que 67% de su población vive en
condiciones de pobreza, y otro 28% en pobreza extrema.3
La miseria se acentúa en las comunidades rurales e indígenas, quienes viven de tiempo
atrás una larga crisis del campo oaxaqueño, donde la migración sigue siendo la salida
preferencial de la población rural en su búsqueda de alternativas que mitiguen sus difíciles
condiciones de vida.
Entre las causas de la crisis del agro oaxaqueño destaca la orientación preferencial de la
política pública hacia las actividades agropecuarias de corte comercial, el escaso apoyo
en asesoría e inversión a la agricultura de subsistencia y la nula aportación del programa
PROCAMPO para aumentar la productividad del maíz. Estos hechos han redundado en la
pérdida de la soberanía alimentaria y el incremento de las importaciones de maíz y otros
alimentos antes producidos por los campesinos de la entidad, junto a una pérdida de
conocimientos tradicionales agronómicos de alto valor ambiental, pero cuya aplicación
disminuye o, de plano, se ha extinguido ya en muchos pueblos. Se estimó que en 2011
existió un déficit en la producción de maíz de 200 mil toneladas, y que los rendimientos
promedio se ubican por debajo de la media nacional: hablamos del estado que es
considerado centro de origen y difusión del maíz.4
A este preocupante panorama se suma la escaza e inefectiva coordinación inter
institucional en sus políticas y programas para el sector rural, junto a prácticas
campesinas de manejo agropecuarias y forestales de alto impacto ambiental y bajo valor
productivo, muchas de ellas inducidas por políticas públicas “modernizadoras”, que en
3
Medición de la pobreza. Indicadores de pobreza por entidad federativa. Estados Unidos Mexicanos,
CONEVAL 2010
4
Raciel Martínez. Déficit de maíz alcanza 200 mil toneladas anuales. Noticias de Oaxaca, 28 Feb 2011.
7
última instancia promueven los intereses de las grandes corporaciones que controlan la
producción de alimentos, agroquímicos y el comercio de los insumos provenientes del
sector forestal.
Otra opción menos generalizada para paliar la crisis, pero en aumento entre los
campesinos consiste en la reorientación que algunas comunidades y sus organizaciones
vienen realizando de tiempo atrás para impulsar modelos para el uso sostenible de sus
recursos naturales a través de la implementación de proyectos de reconversión y/o
diversificación de la agricultura y la agroforestería orgánica. En otros casos el camino es
por la vía de la silvicultura comunitaria, las iniciativas de ecoturismo, o la acuacultura y la
conservación y manejo de los suelos y las fuentes de agua, la producción y
comercialización de productos orgánicos y la constitución de grupos solidarios de ahorro,
entre otras opciones. Se trata de actividades insertas en la llamada “economía solidaria”
(ver capítulo “Comunidades Campesinas del Camino”) cimentada en el ya clásico
concepto de desarrollo sustentable, definido en el Informe Bruntland. Para el caso de
Oaxaca se incluyen los conceptos de “comunalidad y “autogestión”, enmarcados en
vínculo entre comunidades y la “madre tierra”, unión que por causas endógenas y
exógenas no en todos los casos es armónica.
Frente a esta percepción indígena-campesina está la visión institucional, que siguiendo
las directrices del Banco Mundial y la ONU, promueve la “economía verde”, que según el
PNUMA se forma por tres ejes: a) Valoración y fortalecimiento de los servicios de la
naturaleza; b) Generación de empleos y c) Políticas de mercado.
Ambas concepciones tienen puntos en común, como el de la sustentabilidad, por ejemplo,
pero también existen divergencias ideológicas, éticas y conceptuales profundas entre una
y otra, como evidencian algunas posiciones indígenas frente a la cumbre de Río+20.
En este documento se divulgan los resultados obtenidos en un diagnóstico de carácter
general sobre la población rural indígena de Oaxaca, sus a través de la aplicación de
entrevistas, talleres y recorridos con diversas organizaciones indígenas campesinas, más
algunos de sus asesores o socios. Muestran ejemplos que marcan la pauta para fortalecer
y dar contenido real a las políticas públicas a veces abstractas y vacías de contenido
social, impulsadas de manera automática y acrítica en una entidad caracterizada por la
diversidad cultural y ambiental, y con organizaciones que vienen impulsando estrategias
exitosas en pro de un desarrollo equitativo que amplíe los horizontes de bienestar de las
poblaciones y respetuoso con el medio ambiente.
El marco geográfico y social de la investigación
El punto de partida de este diagnostico han sido los testimonios de varias organizaciones
campesinas y de sus asesores para encontrar por un lado una economía socialmente
justa y ambientalmente responsable, y que por el otro lado se insertan en los esfuerzos
para alcanzar una soberanía alimentaria en el estado de Oaxaca. Un factor agraviante
que tenemos que tomar en cuenta es el del cambio climático, que complique todos los
8
esfuerzos documentados, aunque estos parezcan más acertados que las políticas
públicas rurales y ambientales.
Debido a los limitantes en tiempo y dinero, hemos optado por visitas a cuatro
organizaciones regionales, cada una con diferentes niveles de desarrollo y circunstancias
geográficas, sociales y ambientales: 1) CEDICAM, en la Mixteca Alta, que surgió por la
lucha comunitaria en contra de la falta de agua y tierras erosionadas; 2) la alianza regional
SICOBI que junta a cuatro comunidades en la parte alta de la Sierra Sur y cinco
comunidades en la Costa de Huatulco, tratando de llegar a un manejo integral de
cuencas; 3) Comunidades Campesinas del Camino (CCC) en el Istmo de Tehuantepec,
que buscan una economía solidaria, insertada en el comercio justo, mientras que 4)
UCIZONI en la parte norte del Istmo, propone un desarrollo integral con presión social.
Además hemos incluido dos sectores de campesinos: productores de granos (maíz y
amaranto) en Valles Centrales y la Mixteca, además de caficultores de la Sierras Norte y
Sur, Mixteca y Costa, más un capítulo sobre los Tianguis Indígenas, con ejemplos de los
Valles Centrales y el Istmo. Un séptimo sector que esperábamos incluir, el sector forestal,
se canceló porque las condiciones climáticas adversas prevalecientes durante su
programación no lo permitieron.
La selección de organizaciones regionales coincide con la prioridad de la SEDESOH para
incluir municipios de muy alta marginación y comunidades minoritarias y marginadas
dentro de su propio municipio.
I. Población y población rural en Oaxaca
Los datos del reciente Censo General de Población y Vivienda de Oaxaca, resaltan que
contrario a la tendencia nacional y mundial, en la entidad la población rural sigue siendo
por poco la mayoritaria, como muestran la tabla y gráfica siguientes:5
5
Tipo población
Población
%
Población Rural
Población Urbana
Total
2,002,757
1,799,205
3,801,962
52.68
47.32
100.00
De acuerdo al INEGI, son rurales las localidades cuya población es de 2,499 habitantes y menos, y, por
tanto, sus habitantes al vivir en ellas son campesinos, independientemente de sus actividades productivas o
económicas particulares.
9
Una parte significativa de la población rural o campesina, vive en localidades muy
pequeñas, menores a 500 habitantes, que significa una alta dispersión geo-demográfica,
prevaleciendo altos niveles de pobreza y marginación debido a notables carencias de
servicios, de acceso e infraestructura, recibiendo una escasa atención institucional, donde
prevalecen por lo general economías campesinas de subsistencia y una salida constante
de la población, especialmente la joven.
Tabla 1: Distribución de la población en Oaxaca por tipo de localidad, 2010
Rango de población
Menores
a
500
habitantes
501 a 999 habitantes
1,000
a
1,999
habitantes
2,000
a
2,499
habitantes
2,500
a
4,999
habitantes
5,000
a
9,999
habitantes
10,000
a
49,999
habitantes
50,000
a
99,000
habitantes
100,000
y
más
%
Población
total
Categoría
Población
2010
22.37
13.06
Rural
Rural
858,086
501,047
12.92
Rural
495,660
3.41
Rural
130,798
9.06
Rural
347,423
7.57
Urbana
290,421
14.34
Urbana
550,138
7.08
9.30
Urbana
Urbana
271,550
356,839
10
%
Población
total
Categoría
Rango de población
habitantes
Totales
99.10
Fuente: Elaborado con datos de INEGI 2010.
Población
2010
3,801,962
I.I. Población Indígena y rural
Otra característica de Oaxaca consiste en que la mayor parte de las comunidades
campesinas se inscriben dentro de alguno de los 16 (o ¿17?) grupos étnicos con
presencia en el estado, donde 54.31% de la población rural vive en hogares con jefatura
indígena frente al promedio estatal de 44.50%. Hablamos pues de un sector
mayoritariamente indígena, donde bajo otros indicadores culturales menos medibles pero
reales, en ambos casos en Oaxaca la presencia indígena es bastante mayor a la que
indica el criterio lingüístico.
No es un secreto que en general el sector indígena campesino ocupa la última posición en
el acceso a servicios públicos de salud, infraestructura sanitaria, educación y
comunicaciones, así como en sus condiciones de vivienda y el nivel de ingresos.
1. II. La Migración o el despoblamiento del campo
La desfavorable situación de la población campesina oaxaqueña explica en buena parte el
continuo despoblamiento del campo, evidente en los últimos 20 años, donde de acuerdo a
sus tasas anuales de crecimiento prevalecen los municipios expulsores de población:6
6
La tasa de crecimiento de la población se debe a la combinación de los nacimientos, defunciones y el saldo
neto migratorio, donde los dos primeros indicadores van en Oaxaca a la baja y en aumento el tercero. En el
caso de los nacimientos, encontramos una baja de la Tasa General de Fecundidad: en 1980 era de 5.7 hijos
por mujer bajando a 3.3 en 1997 y a 2.2 en 2005, al tiempo que la tasa bruta de mortalidad disminuyó entre
1990-2005 de 7.32 a 5.78.
11
Un impacto del despoblamiento o la intensidad migratoria es el constante aumento de los
hogares bajo jefatura femenina: se estima que esa jefatura está presente en 25% de los
hogares de la entidad, como resultado en buena medida es la emigración.7
Otro aspecto de la magnitud de la migración, especialmente la dirigida a los Estados
Unidos, es el número de migrantes legales e indocumentados que residen ahí:
• Se calcula que un millón y medio de oaxaqueños residen de manera temporal o
definitiva en Estados Unidos, de los cuales, se calcula que más de un 50 por ciento están
de manera indocumentada.
• Se calcula que anualmente emigran alrededor de 200 mil oaxaqueños tanto a Estados
Unidos como a los estados del norte del país y por cada 55 hombres que migran, lo hacen
45 mujeres.
• Según estimaciones de los migrantes que viajan legal o de forma indocumentada a
Estados Unidos, el 69% se emplea en el sector agrícola, seguido por un 20% en los
servicios. Los mayores flujos migratorios provienen de la Mixteca, la Sierra Norte y los
Valles Centrales.
• En el ámbito nacional Puebla, Distrito Federal, Estado de México, Veracruz, Sinaloa y
Baja California son destinos preferenciales para la migración de oaxaqueños.
• Entre las causas que impulsan la migración en el estado se encuentran la pobreza,
carencia de infraestructura industrial y productiva, falta de empleo bien remunerado, bajo
índice de productividad y escasez de servicios básicos y educación.8
7
8
Salomón Nahmad S., Langlé Rúben y González R. Álvaro, CIESAS. 2010
Datos de migración de Romero Rebeca, 2010 s/f, s/i..
12
Migrar no es tarea fácil, menos en tiempos de crisis global, y entre los riesgos está el de la
deportación, donde cifras recientes indican un alto impacto entre las mujeres migrantes
oaxaqueñas: “Son las mujeres oaxaqueñas las más vulnerables… las estadísticas del
Instituto Nacional de Migración (INM) revelan que Oaxaca ocupa el primer lugar nacional
por número de mujeres deportadas. De las 13 mil 442 mexicanas deportadas hasta abril
de 2012, el 13% corresponde a oaxaqueñas, es decir 1 de cada 7.”9
II. El agro oaxaqueño
La superficie del estado asciende a poco más de
9.5 millones de hectáreas, con 11.6% dedicadas a
la agricultura y 23.5% al uso pecuario, siendo de
uso forestal el resto. De acuerdo al INEGI, en
Oaxaca existen 421,692 unidades de producción,
donde el uso potencial de la tierra para
aprovechamiento agrícola es bajo: sólo 11.7% es
apta para el uso continuo de maquinaria, el 0.3%
para uso estacional de maquinaria; el 8.3% para
tracción animal continua; 0.3% para tracción animal
estacional; 8.5% manual continua y el 1.3% es de
tipo manual estacional. El 69% de la superficie
potencial de la tierra no es apta para la agricultura.10
Los cambios en el uso de suelo
permiten observar que la
agricultura
está
siendo
desplazada y que los suelos
dedicados a la ganadería son
los que más han crecido; los
patrones de cambio de uso de
suelo
varían
de
manera
drástica entre las regiones del
estado.
Siendo mayoritaria la población rural es normal que hacia ese sector se canalice la
segunda mayor parte de la inversión pública.11 El problema es que la mayor parte de los
recursos se destina al mantenimiento de una burocracia altamente onerosa e inefectiva, la
promoción de la ganadería extensiva y el subsidio a las áreas de agricultura comercial de
riego, siendo mínimo el apoyo a la agricultura de temporal, la producción de artesanías,
así como a los productores agrícolas, forestales, pesqueros y del ámbito artesanal, como
muestra la siguiente gráfica,
9
Noticias: Oaxaqueña 1 de cada 7 mexicanas deportadas. Citlalli López/foto: agencia reforma. 8 Jun 2012 01:31
10
INEGI 2006
11
Detrás del rubro Comunicaciones y Transportes, en Salomón Nahmad, Langlé Rubén y González R.
Álvaro, CIESAS Oaxaca. 2010
13
14
II.I. El problema de los alimentos
Uno de los fundamentos de la economía campesina se basa en la capacidad comunitaria
para producir sus alimentos, que en el caso de Oaxaca corresponde a los productos de la
“milpa”, complementados en casos con la recolección, la pesca y/o la cacería. Esa
autosuficiencia alimentaria viene en picada desde hace tiempo como resultado de
políticas públicas que han intencionadamente descuidado los apoyos financieros, de
asesoría y capacitación para la producción de alimentos, en aras de cumplir con los
compromisos impuestos por el TLC en materia agrícola.
Así en Oaxaca, unos de los centros de origen y difusión del maíz, de tiempo atrás se
consume el grano proveniente de otros sitios del país y el exterior, no obstante sembrarse
en 567 de los 570 municipios del estado, pero con una productividad bajísima, que en
promedio representa un rendimiento entre 700 a 800 kg./ha. de temporal y 1 ton./ha. en
las pocas áreas con acceso al riego, no obstante el alto consumo de agroquímicos
promovidos por el gobierno, ineficiente medida oficial para la producción de alimentos, y
de graves repercusiones de salud pública y ambiental.
De acuerdo al Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), la demanda
per cápita es de 229 kilos de maíz al año, o sea unos 870 mil toneladas para los 3
millones 800 mil oaxaqueños. En promedio, la producción anual del cereal en Oaxaca es
de alrededor de 600 mil toneladas. Según cálculos del Instituto Nacional de
Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) nuestro estado se ve obligado
a importar de otras regiones unos 170 mil toneladas.
Alimentación y Desnutrición
En contrapartida, se dan facilidades hacendarias y de todo tipo para que las grandes
trasnacionales de la “alimentación”, promuevan e introduzcan sus productos “chatarra” en
las comunidades, sustituyendo la dieta básica con insumos de bajo valor nutricional e
implicaciones serias de salud pública.
Según el INNSZ, Oaxaca es el estado con la tasa más alta de desnutrición infantil, con 34
por ciento. Abelardo Ávila Curiel, investigador del INNSZ, aseguró que de continuar la
actual tendencia de reducción de la desnutrición, en Oaxaca podría considerarse
erradicada hasta el año 2050.
De acuerdo con el INEGI, Oaxaca ocupa el segundo lugar a nivel nacional en
desnutrición. De los 150 municipios en el país con el mayor grado de marginación y
desnutrición, 51 están en la entidad. Y las consecuencias también son graves. “Lo más
común, anemia por deficiencia de hierro, los niños van a estar cansados, apáticos,
15
delgados, con manchitas en la cara, problemas respiratorios, problemas de infección,
normalmente diarreas”, menciona el INNSZ.12
III. Los esfuerzos de las Organizaciones Campesinas Indígenas para un desarrollo
sustentable y una economía solidaria
Frente a esos riesgos y amenazas, y sus innegables repercusiones sociales, diversas
organizaciones indígenas y/o campesinas, acompañadas muchas veces por grupos
civiles, y haciendo uso de recursos gubernamentales y propios, vienen realizando
proyectos tendientes a incrementar la productividad agropecuaria para recuperar la
soberanía alimentaria, sin degradar los recursos naturales de sus entornos, a través de
establecer sistemas orgánicos de manejo agrícolas y agroforestales, así como la
planeación para el manejo territorial y la adopción de programas para fomentar el ahorro y
el consumo responsable.
La producción orgánica es una de las estrategias indígenas campesinas que viene
ganando terreno, haciendo de Oaxaca un estado reconocido por la producción orgánica
de café, donde sobresalen organizaciones indígenas como la UCIRI, MICHIZA y la
CEPCO, cuyos apoyos y asesorías a los campesinos cafeticultores se traducen en la
obtención de certificados de producción orgánica que acarrean sobre-precios que ayudan
a las economías campesinas dependientes del café.
Pero la producción orgánica incluye también productos como el maíz, el fríjol, el
amaranto, el ajonjolí, la miel, la jamaica, el tomate, etc., procesos que además de
contribuir a una mejor alimentación, generan ingresos e implican prácticas de manejo
sustentables, que van erradicando el uso de agroquímicos y el establecimiento de
medidas de conservación y manejo de suelos y agua. Estos esfuerzos se vienen
multiplicando a lo largo de la geografía estatal: Comunidades Campesinas del Camino en
el Istmo y Sierra Sur, UCIZONI en el Istmo, Puente a la Salud Comunitaria en la zona
mixe y mixteca, además de Valles Centrales, Centeotl en Valles Centrales y Sierra Sur,
CEDICAM en la Mixteca, SICOBI en la Sierra Sur y la Costa, entre otras.
A esto se suman iniciativas como el ecoturismo, el establecimiento de Unidades de
Manejo de la Vida Silvestre (UMAS), el pago por servicios ambientales, la formalización
de estatutos comunales y reglamentos ejidales para regular las actividades productivas y
el uso de los recursos naturales y los programas para el ordenamiento territorial
comunitario, esfuerzos que han contado con el apoyo de recursos federales provenientes
de la CONAFOR y la asesoría de ONG´s comprometidas con las comunidades
campesinas, sus recursos y la defensa de sus derechos.
Un aspecto central de las organizaciones campesinas consiste en promover de manera
prioritaria la producción de alimentos en aras de recuperar la soberanía alimentaria, a
12
http://www.noticiasnet.mx/portal/principal/68292-oaxaca-77-hambre. Octubre 2011.
16
través de la búsqueda de opciones para incrementar la producción de maíz bajo enfoques
agroecológicos y de rescate de conocimientos campesinos ancestrales, hoy en franco
retroceso ante el embate de los agroquímicos, tenazmente privilegiados por las
instituciones encargas de apoyar al agro oaxaqueño. Otra opción es la diversificación de
cultivos, destacando el amaranto y los cultivos de traspatio, alternativas que al igual que el
maíz no gozan de la preferencia institucional.
Bajo esta óptica, el Programa de SICOBI, en mancuerna con la ONG GAIA A.C., cuentan
con avances innovadores en materia de manejo territorial con base a programas de
ordenamiento territorial que contemplan el manejo de cuencas, el establecimiento de
áreas comunitarias protegidas, la asesoría para la producción y comercialización de café y
miel y la formación de comités de producción.
El camino es largo aún, pero no hay marcha atrás, pues como se expondrá en los casos
particulares incluidos en este proyecto, la búsqueda de la autonomía, la sustentabilidad y
la autogestión es ya un hecho irreversible en diversos sitios de Oaxaca, pero al que se
oponen intereses y fuerzas políticas y económicas poderosas y burocracias ineficientes y
corruptas en muchos casos, por lo que el reconocimiento, promoción y valoración de los
procesos campesinos resulta una tarea impostergable.
IV. Problemas comunes identificados por tema.
Consumo Responsable
Soberanía alimentaria
Falta de mercados para Desinterés
de
las
comercializar
productos políticas públicas para
naturales y/o orgánicos.
fortalecer la producción
milpera tradicional con
fines de subsistencia..
Baja o nula organización de Pérdida
de
productores.
conocimientos
y
productos campesinos en
la agricultura y medicina
tradicional naturista.
Poco acceso a información Incompatibilidad entre la
sobre mercado justo.
visión institucional de los
“negocios verdes” y las
necesidades
de
suficiencia alimentaria de
las
economías
comunitarias.
Cambios inducidos desde el Recursos institucionales
exterior en los patrones financieros y asesoría
alimenticios
han
traído insuficientes
para
dependencia alimentaria e fomentar la producción
impactos negativos a la salud. agroecológica
y/o
orgánica.
Poco apoyo institucional a Prevalecen
esquemas
revitalizar formas tradicionales institucionales para el
Cambio climático
Cambios en regímenes
de lluvias y pérdida de
fuentes de agua.
Erosión de la tierra y
pérdida de especies de
flora y fauna.
Procesos
de
deforestación
por
cambios de uso del suelo
forestal
a
fines
agropecuarios de escaso
rendimiento.
Pérdida de la agro
biodiversidad por uso de
agroquímicos
y
monocultivos.
Aumento de fenómenos
como las inundaciones y
17
Consumo Responsable
de intercambio y consumo
campesino
–tianguisy
preferencia a promocionar
productos alimentarios y de
consumo industriales de alto
impacto en la salud, la
economía y la producción local
de alimentos.
Soberanía alimentaria
Cambio climático
campo que privilegian sequías, heladas, etc.
modelos tecnológicos no
compatibles
con
las
necesidades
y
capacidades
de
las
economías campesinas:
invernaderos,
maquinización
como
única
solución,
promoción
de
agroquímicos, etc.
Creciente desinterés de
los jóvenes por las
labores y problemas del
campo.
Escasa
intervención
e
información institucional sobre
los peligros a la salud por el
consumo
creciente
de
alimentos
“chatarra”
y
refrescos y sobre el manejo de
los agroquímicos, aumentando
enfermedades antes poco
comunes
como
tumores,
diabetes y cáncer de diversos
tipos.
Abandono de tierras por
efecto de la migración.
Aumento de plagas en
los cultivos y baja
atención de asesoría y
capacitación oficial.
V. Conclusiones
La sistematización y análisis de la información obtenida a través de la aplicación de
entrevistas individuales y la realización de talleres participativos con las organizaciones
sociales y los campesinos (as) indígenas participantes en sus programas y actividades,
muestran un diverso y contrastante panorama.
Diverso en cuanto a las visiones y herramientas utilizadas por las organizaciones sociales,
pero que comparten elementos comunes como recurrir cada vez más a sus propias
formas y experiencias culturales en la búsqueda de respuestas a sus necesidades
productivas y económicas, en términos generales bajo un creciente marco de respeto
hacia el cuidado de sus recursos naturales.
Contrastante frente a la visión institucional, que sigue empecinada en impulsar el
“desarrollo” y la “modernización”, con programas y actividades con escasos o nulos logros
en lo productivo y la resolución de los rezagos sociales prevalecientes, y, en muchos
casos, con impactos ambientales significativos, bajo un marco conceptual dictado desde
fuera por los organismos internacionales que marcan la pauta y aportan en muchos casos
los recursos financieros para la operación institucional.
En ambos casos se expresan inquietudes y certeza sobre el cambio climático, donde
directivos, técnicos y campesinos(as) ofrecen testimonios basados en su diaria
18
convivencia con y en el campo, sobre las alteraciones de los ciclos hidrológicos y
climáticos. Las acciones de reconversión productiva hacia un modelo agroecológico y la
incursión en los mercados orgánicos contribuyen a reorientar la relación entre la sociedad
y el medio ambiente, pero con alcances todavía limitados por la escala de su aplicación,
pero que marcan la pauta y el camino.
Las instituciones, a su vez, sumadas a la corriente mundial se hacen eco de la
preocupación y la necesidad de buscar alternativas para minimizar y/o frenar los efectos
de un proceso cuyas manifestaciones en la entidad son evidentes y crecientes, pero sin
haber desarrollado un programa de intervención eficaz y de largo alcance en lo temporal y
el ámbito geográfico, limitándose a suscribirse a diversos protocolos internacionales e
incorporar el discurso en sus postulados.
El divorcio evidente entre ambas concepciones es una continuidad histórica presente en
la entidad, que se expresa, de un lado, entre la presencia terca y pertinaz de la economía
indígena campesina en términos genéricos, con un alto grado de flexibilidad para adoptar
y emplear lo que de utilidad ofrece el mundo exterior, pero, también para incorporar,
consciente e inconscientemente pautas y patrones productivos y de consumo que afectan
de manera significativa su entorno natural y la salud comunitaria.
Por su parte, en el Estado prevalece el modelo neoliberal que privilegia al “mercado”, los
modelos productivos y extractivos y los “megaproyectos” que ven en los recursos
naturales mercancías susceptibles de enajenación y venta, a partir de lo cual, se dice, se
generan oportunidades de empleos e ingresos para el sector rural indígena.
Lo cierto es que en Oaxaca se está muy lejos de alcanzar esos fines de bienestar y
desarrollo social: la migración sigue en aumento como lo señala el que entre 2000-2010,
en 399 de sus 570 municipios existan tasas de “crecimiento” demográfico caracterizadas
por el estancamiento y/o la pérdida de población y las remesas son la principal fuente de
recursos de la mayor parte de las comunidades.
Asimismo, las políticas públicas productivas promovidas por las instituciones no han
logrado aumentos significativos en los índices de productividad, pero sí han ocasionado la
pérdida de la suficiencia alimentaria, donde la producción artesanal y gastronómica, son
riquezas potenciales estatales, ignoradas, mientras se siguen impulsando políticas que
propician y agravan el deterioro y erosión de los suelos por la continúa aplicación de
agroquímicos y los cambios de uso del suelo para fines de una agricultura y ganadería
insustentable.
Como resultado de esto, la realidad señala que la mayor parte de los campesinos(as)
indígenas subsisten a duras penas, en condiciones de alta marginalidad, pobreza y
rezago social en el estado que, paradójicamente, cuenta con la mayor riqueza y
diversidad de recursos naturales del país.
Es hora que las instituciones se den un tiempo para reorientar sus modelos y escuchar e
incorporar y apoyar más allá del discurso la sensatez y las vías que estas, y otras
organizaciones sociales, vienen generando y aplicando en sus regiones y micro regiones:
las soluciones viables vendrán de privilegiar lo propio, lo que la historia y la creatividad
campesina e indígena viene tenazmente promoviendo, en sociedad con aquellos sectores
civiles y un puñado de funcionarios sensibles, que saben que sólo un cambio radical y
urgente en el modelo de desarrollo actual evitará seguir por la pendiente del deterioro
19
ambiental, la pérdida de los conocimientos campesinos tradicionales y el aumento de la
miseria y el creciente desasosiego social.
VI. Recomendaciones para el diseño de Políticas Públicas que impulsen la
Economía Verde Campesina, la Suficiencia Alimentaria y el Consumo Responsable.
 Coordinación interinstitucional real en sus políticas y programas sociales,
productivas y ambientales hacia las organizaciones campesinas bajo conceptos de
sustentabilidad, justicia social e inclusión.
 Generar una estrategia productiva estatal sustentada en los postulados de la
economía verde campesina y el consumo responsable.
 Hacer de la autosuficiencia alimentaria comunitaria y la conservación de los
maíces nativos el eje central de las políticas productivas institucionales.
 Otorgar recursos y asesoría más allá de lo declarativo para fortalecer y recrear la
producción tradicional y agroecológica de alimentos.
 Incentivar la operación y creación de tianguis indígenas a nivel regional y micro
regional: ferias, intercambios, foros, publicaciones, etc.
 Promover ly reconocer a la medicina tradicional naturista como un eje de la
política social y de salud estatal.
 Combatir a mayor escala el grave problema de erosión de suelos de Oaxaca.
 Promover en los esquemas institucionales la búsqueda de opciones externas para
comercializar productos orgánicos y verdes de las organizaciones de productores:
café, miel, derivados del maíz, amaranto, fríjol, hortalizas, producción maderable,
artesanías, etc.
 Aligerar y racionalizar los engorrosos procesos administrativos y reglas de
operación para la obtención de recursos y apoyos en las convocatorias
institucionales para las organizaciones de productores.
 Capacitar al personal administrativo y operativo institucional del gobierno estatal,
especialmente, para el adecuado manejo de proyectos y procesos de coordinación
y comunicación interna y externa eficaces.
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1. La Producción de Granos Básicos,
Prioridad de las Organizaciones
Campesinas Indígenas.
Entrevistas con Organizaciones
Indígenas Campesinas, ONG´s y
Fundaciones.
21
Valles Centrales, Istmo, Sierra Sur,
Sierra Norte y Mixteca
1. La Producción de Granos Básicos,
prioridad de las Organizaciones
Campesinas Indígenas.
El pasado es futuro
¿Cuál es el mundo que necesitamos o queremos? Las empresas transnacionales tienen su visión.
¿Por qué el ‘mundo alternativo’ no puede mirar lo que tiene que mirar? Porque no reconocemos
nuestro pasado. La gran crisis de la humanidad no es alimentaria ni es financiera, sino de
identidad. Porque en un sistema de mercado, tenemos que ser seres sin identidad. Tu (nueva)
identidad te la venden con mercancías. No pueden mirar la riqueza de su vida. Pueden estar
sentados sobre el oro, y no se dan cuenta. Dice Juan Manuel Serrat: Muriéndose de sed,
sentado al lado de la fuente. ¿Por qué no vemos la fuente? El gran trabajo para llegar a la
soberanía es la recuperación de la identidad. Soy capaz de retomar el maíz, cuando soy capaz
de retomar mi identidad, de saber quien soy, cuál ha sido mi pasado, que acepto con orgullo.
Nuestro pasado es nuestro futuro.
1.2. Amado Ramírez, Economista
Agrícola:
“SIGO CULTIVANDO MI IDENTIDAD”
¿Y con el maíz también desparece tu identidad?
Todo depende de lo que hagamos. Puede ser que estamos perdiendo los maíces de los
pueblos, los maíces de la diversidad. Yo los sigo trabajando no por todo el mundo, sino
por mi mismo, por mi identidad, quizás en un entorno crítico, pero hay que ser
profundamente local, para ser profundamente global.
Tu comedor Itanoni tiene diez años operando, tiene fama. No sólo viene gente a
comer aquí, que están de acuerdo contigo, sino sencillamente porque les gusta la
comida. No porque sirves un maíz criollo, sino porque el maíz es rico.
22
Algo les está moviendo, que empezamos a hacer como eslabón de una cadena mayor. La
mayoría de la gente viene por un sabor, en lo cual es tangible la esencia de la diversidad.
Con el sabor tienes una conexión mucho más fuerte con lo que estás comiendo, que con
los ojos se puede percibir. Lo que no habíamos logrado es explicar el significado de ello.
De ahí surge el proyecto de los Maíces de los Abuelos de los Pueblos de Oaxaca, con el
objetivo de desarrollar una conciencia urbana.
Yo soy un ser urbano. No puedo ni debo negarlo. Mi identidad parte de lo que soy y de
donde soy. Y quiero trabajar para que mi comunidad, la ciudad de Oaxaca, esté bien. La
gente vive aquí desde hace diez mil años. ¿Cuántos años tiene la ciudad? Hay una
historia que nos ha sostenido mucho antes. Hubo gente intercambiando con su entorno
natural. Recuperando la identidad de mi comunidad significa reconocer lo que sostuvo
desde antes y lo que sostuvo hace 500 años. La ciudad de Oaxaca es fruto de las dos
venas: Una de Europa y una local. Lo que nos ha llevado a la crisis es que no conocemos
ni reconocemos la parte local. Ni siquiera en la comida. Oaxaca es conocida en todo el
mundo por su cocina. ¿Pero en que estamos pensando cuando hablamos de la cocina
oaxaqueña? El tasajo, el queso y quesillo tienen su origen en Europea. Y la tortilla viene
escondidita ¿no?
Quiero que mi comunidad urbana reconozca a partir del sabor –la comunicación con el
entorno natural más profundo-, el significado que ellos le han dado. Todos estos sabores
son fruto de intercambio, de una forma de mirarse y de mirar hacia el mundo, no es algo
folclórico. No, es una forma de relacionarse con la tierra, con las plantas, con el cielo, muy
diferente a la forma que hemos desarrollado en la ciudad.
Formamos la asociación civil IdbI: Identidad y Biodiversidad, el nombre legal “Identidad
Cultural y Preservación de la Biodiversidad de los Maíces y otros Cultivos Criollos
Nativos”, AC. Nuestro objetivo es promover el conocimiento y el reconocimiento del
significado de los maíces de los pueblos originarios. Sólo hemos cambiado el concepto
‘originario’ por ‘abuelo’, porque uno no puede estar en orden cuando no tomas el pasado,
y la puerta de tomar el pasado son los padres y los abuelos con sus pueblos. Si somos
capaces de realinearnos debajo de ellos, vamos a recibir toda la sabiduría que han ido
generando por miles de años.
Por un lado estás trabajando con productores, por el otro lado tratas de estimular el
paladar de la gente. ¿Cómo lo vas a dar a conocer lo que hay atrás de estas
tortillas?
Parte de la aceptación de participar en esta red con Puente a la Salud es esta, porque
durante diez años hemos usado una estrategia muy indígena: La autarquía. Pero para
cumplir con nuestro objetivo, tenemos que comunicar lo que hemos encontrado y donde
estamos en nuestra relación con esta parte tan profunda. La guía para penetrar en ella es
el maíz.
Estás trabajando con productores en distintas regiones. ¿Qué impulso te dan?
Empecé con un sueño, sin marco teórico y filosófico. Desde la universidad y de las
consultorías me acerqué a los maíces. En este mundo uno quiere controlar todo. Escogí
unos maíces y empecé a producirlos yo. Después empecé a trabajar por contrato y a
medias. Descubrí de manera dolorosa que son esquemas de un mundo que está en crisis.
Intenté a entender la forma de ser y vivir de las comunidades. Porque, aunque vengas con
buena intención ecológica, cultural, humana, vamos con una mentalidad colonizadora.
23
‘Organícense, que hagan composta’. Pero es MI solución, me estoy poniendo encima del
pueblo, no abajo.
Cuando fui a las comunidades invité a varios productores a probar mis semillas, pero dejé
de reconocer seis mil años de trabajo del pueblo. Fueron mis semillas que me gustaban.
Aquí viene un asunto de definición: ¿qué es un maíz criollo? Es diversidad absoluta. Es la
memoria de cada semilla, a partir de la repetición constante con tres flujos: genético, la
naturaleza y la familia, reservada en la memoria de la comunidad y de sus familias. Quiero
trabajar y traer esta diversidad.
No digo que no tengo cosas que dar, claro que tengo, tampoco tengo esta actitud
campesinista que todo lo que dicen ellos es lo bueno y lo mío no sirve. Sin embargo, lo
que estoy buscando es una reconciliación productiva, técnica, cultural con dos entornos
que tienen vida propia. Los pueblos abuelos por siglos han tenido una forma de sobrevivir.
La ciudad también. Y desde lo que soy, me voy a relacionar con ellos.
Nuestro mundo urbano está en crisis. Aparentemente no hay salida, tenemos las crisis del
calentamiento global, la crisis ecológica, financiera, de producción, educación, muchas
cosas. Las comunidades también están en crisis, pero son más superables. Ya lo han
demostrado por más de diez mil años.
También han cambiado mucho.
Sí. Decía Einstein, si no me equivoco: “Uno no puede entender la vida, si no es con la
magia”. ¡Mira quien dijo eso! Las ciencias no pueden explicar todo. Creo en magia. La
memoria genética está ahí. Dejemos esta falsa egolatría de que queramos que los
pueblos sean como nosotros en la ciudad. Esto es el paradigma del desarrollo, ¿no? No
estás desarrollado si no tienes coche, carretera, televisión.
¿Cómo conociste a los productores?
Por casualidades de la vida. No fue algo planeado. Estoy trabajando con comunidades y
productores en la Sierra Norte, en Valles Centrales, en la Mixteca Baja, me estoy
moviendo hacia la Mixteca Alta, y me estoy consolidando en la Costa. Lo que busco es la
rica diversidad de Oaxaca, el impacto de los dos mares, las montañas.
¿Qué te enseñan?
Yo fui a las comunidades para enseñar, de buen corazón, porque tengo cosas que
enseñar. Pero también fui con una actitud de aprender. Desde mi carrera de economista
agrícola, fui a aprender cómo funcionan las comunidades. Básicamente funcionan con
tres principios: producen y comen lo que tienen; trabajan para producir lo que van a
comer, no lo que van a vender. Su objetivo no es el mercado, sino la familia; y tres, lo han
hecho de manera natural. Mi principio también fue intercambiar con ellos. Ellos han
reconocido su biodiversidad y de acuerdo a eso viven.
Pero viene la tragedia: Muchos ya no reconocen la diversidad que tienen, ellos también
están en crisis. En este trabajar conjunto se generan pluses interesantes y pueden
reconocer la riqueza que tienen. Y pueden recibir. Decía Carlos Castañeda en su libro
sobre Don Juan: les puedo dar una roca de oro, pero si no sabes que es oro, puedes
pensar que es mierda. Y mientras estás sentado encima de esta roca, no lo puedes usar.
La gente está sentada encima de la biodiversidad y está en crisis. Los dos estamos en
crisis, pero creo que ha sido generado por nuestra forma mercantilizada de producir y
24
consumir. En principio no fue lo que a ellos les movía. Pero la crisis en el mundo es tan
profunda que ya no podemos esperar. El calor ya pega a todos, no solamente a los del
campo.
Hay un concepto que se menciona mucho, pero se aplica poco: la milpa. ¿Quiénes
están trabajando con los quelites, las plantas medicinales que siempre había. Es
como el paso de los alcohólicos anónimos. ¿Cuándo empiezas a estar bien? Primer paso:
Reconocer con las derrotas que tu vida es ingobernable, que no tienes la capacidad de
seguir adelante. Nuestra economía es ingobernable, hay que derrotarse, en todos los
sentidos. Queremos ver la biodiversidad, con la milpa, desde el marco teórico de la
homogeneidad. Estamos cuadrando las cajas, ¿no? Calabaza, frijol, chile y maíz ya es
diversidad. Ni se habla de la micro-biología de los suelos. ¿Por qué? Nos cuesta
derrotarnos y decir: todo eso no me sirve.
La milpa implica riqueza, con muchas plantas distintas, que incluso ayudan a
resistir plagas. Para los campesinos mismos debe tener una importancia más
profunda. Es una sensación personal, social, difícil de explicar. ¿Cómo recuperar
esta biodiversidad?
¿Cuál es el mundo que necesitamos o queremos? Las empresas transnacionales tienen
su visión. ¿Por qué el ‘mundo alternativo’ no puede mirar lo que tiene que mirar? Porque
no reconocemos nuestro pasado. Con lo poco que entendemos queremos cambiar
nuestra realidad. Dice Juan Manuel Serrat: Muriéndose de sed, sentado al lado de la
fuente. ¿Por qué no vemos la fuente? Porque no estamos en orden con nuestro pasado.
Has sido semillero, con semillas certificadas, que proporcionaste a los campesinos.
Ya no llevo las semillas, ellos mismos las seleccionan y yo quiero formar parte de su
riqueza. Itanoni ha ligado su destino al destino de los pueblos. Vamos a usar la diversidad
que ellos usan. En otras palabras, estamos tratando de armar una forma de vivir y de ser
a partir de la diversidad de los pueblos. Creo que eso es un reto para la humanidad.
El futuro es el pasado revitalizado, me comentaste. Usabiaga lo afirma a su manera
fina: Después de desaparecer el maíz nativo, se podría reconstruirlo genéticamente.
Es la posición de una soberbia infinita. Es creerse Dios. Es no ocupar el lugar que te
corresponde. Te pones encima de la naturaleza. Salir de la crisis es reconocer nuestro
lugar frente a la naturaleza. Nos estamos poniendo en el centro del universo. La
tecnología jamás podría reproducir los sabores de la diversidad. No tiene que ser como
antes. Los pueblos tampoco comen el maíz que comió Moctezuma. La vida está
evolucionando.
¿Cómo podemos revitalizar el campo?
Primero que ellos sigan como son, reconociendo la diversidad que tengan. Buscamos
para que ellos produzcan principalmente para la familia, bajo los principios básicos que te
comenté al principio: Vivir con lo que tienes; producir para ti. Puedes llevar productos a la
ciudad, pero tu guía rectora es tu familia, si tienen excedentes puedes intercambiarlos.
Tres, produce naturalmente. Y tu, que vives en la ciudad, pues que empieces a caminar, y
a reconocer los sabores. La lógica del mercado es que primero piensas en utilidades. Así
es el sistema, ¿no? No piensa primero en las necesidades de la gente. Lo mismo con el
sistema de desarrollo.
25
Lo mismo ahora con las elecciones y las propuestas para el campo. Muchos
lectores piensan que con el aumento de la producción, está resuelto el tema de la
soberanía alimentaria.
No puede ser. Lo mismo dijeron con la Revolución Verde y con los transgénicos. Hay
hambre, entonces vamos a acabarlo a través de aumento de producción, con tecnología.
Pero el problema no es tecnológico, ni de distribución, sino del sistema. El sistema no
puede resolverlo, ni siquiera cuando apliquemos las ciencias más avanzadas. Es la
misma pregunta de Usabiaga de otro ángulo. La ciencia no puede reconstruir todo, sólo
partecitas. Ahora qué estamos haciendo, al nivel micro estamos haciendo como un tipo de
trueque. Si el tema es la soberanía alimentaria y cómo la resolvemos, si queremos
cambiarlo de fondo, no podemos tomar medidas paliativas. Todas las medidas que
planteamos, son paliativas. Nos quedamos dentro del mismo sistema. Lo curioso es que
estas medidas tienen un efecto búmeran. En vez de salir del atolladero, nos hundimos
más, si estamos basados en el mismo sistema del mercado. Por eso digo que muchas
alternativas, por ejemplo de la agricultura orgánica y el mercado alternativo, refuerzan la
crisis. Muchos campesinos tienen productos orgánicos por la demanda en el mercado.
Siguen la misma lógica. Lo que necesitamos es un plan de futuro y sembrar las semillas.
El futuro es la comunidad rural. Entonces el futuro es el pasado. ¿Qué tienen que hacer?
No perder lo que tienen, sino –al contrario- desarrollarlo. Incluso el futuro va a ser natural,
la naturaleza va a recuperar sus propios flujos, nos va a poner en su lugar. Incluso, las
ciudades tienen que naturalizarse, en lugar de urbanizar el campo. Ya ha pasado en la
historia de la humanidad. Los mayas pasaron de grandes concentraciones a pequeñas
aldeas.
Eso mero me comentaron campesinos en Chiapas, criticando a CONAGUA que
quería rectificar los ríos. Dijeron: El río va a recuperar su cauce.
Por supuesto. Los campesinos se dan cuenta que el camino que han tomado, les va a
llevar a la dependencia, a la hambruna. Pero se sienten pobres, cuando ves pasar a
alguien en un carro bonito, si no tiene una lancha de televisión. Hay una lucha entre ser y
parecer. El mundo urbano es un mundo de parecer. Entonces se dan cuenta que tienen
que volver a ser, y no dejar de producir lo que antes comían. De repente sucede algo
como en el cuento que leía de un autor argentina, que escribió de unos duendes que
podían hacer magia. De repente prohibieron hacer magia, porque querían parecer al
hombre que tenía todo ordenado. De tantas reglas olvidaron hacer magia hasta que se
dan cuenta que se olvidaron de su naturaleza. Te cuento de un dialogo que tenía con un
viejo sabio de Tiltepec (Rincón de Ixtlán).
Le dije: Oye, Cecilio, ¿Cómo vivían antes cuando no tenían camino?
“Pues teníamos todo, hermano. Producíamos mucho en poco: Muchas plantas en poca
superficie. Y teníamos de todo.”
¿Y cuándo dejaron de hacer eso?
“Cuando llegó el café.” Una persona les llevó plantas de café. Fue a vender su café y trajo
dinero. Empezó la envidia: ¿Por qué no más él? Y el señor dejó de producir mucho en
poco, sino a producir mucho de poco. Se desarticuló su sistema de producción.
26
Y todavía no había camino. ¿Cómo lo sacaron? En burros. ¿Cuando entró el camino?
Hace seis años. Ahora los niños ya no quieren trabajar en la milpa, porque así lo dicen en
Derechos Humanos.
Su hijo Gil me comentó que pasó con la llegada del camino. En tres meses
cambiaron los hábitos a favor de la comida chatarra, sin vender mejor su café.
Además, el café es un producto externo. Y productos como el café impusieron algo más
profundo, con la llegada de las haciendas: Las leyes del mercado. Este mercado, y sobre
todo el dinero, es la sangre del sistema.
Compara la abundante biodiversidad de Tiltepec con la escasez de varias zonas
mixtecas. ¿Cómo estás viendo sus necesidades y su lucha para tratar de mantener
un equilibrio con su pasado y su futuro?
La gran crisis de la humanidad no es alimentaria ni es financiera, y posiblemente ni
ecológica, sino espiritual. Una gran crisis de identidad. Porque en un sistema de mercado,
tenemos que ser seres sin identidad. Tu (nueva) identidad te la venden con mercancías.
Por principio. No pueden mirar la riqueza de su vida. Pueden estar sentados sobre el oro,
y no se dan cuenta. Por lo tanto, el gran trabajo para llegar a la soberanía es la
recuperación de la identidad.
Sí, pero mientras tienen que comer. ¿Qué hacen ellos para aliviar esta parte?
Bueno, la mayoría de las comunidades con las cuales estoy trabajando, vive del maíz. Por
lo tanto siguen produciendo maíz mientras puedan. Pero son vulnerables. Si el gobierno
les da 5000 pesos, y ponen maíz barato en Diconsa, ellos lo van a comprar y lo dejan de
producir. Porque no hay gente trabajando en el campo, no hay jornaleros, los sueldos
están por los suelos, las semillas no están potencializados, hay mil razones por las cuales
dejan de producir. Pero está pasando algo curioso: No siempre son los viejos, sino los
jóvenes que regresan para reconstruir.
Porque han tocado fondo.
O porque lo perdieron. Cuando sales, pierdes todo y te entra la nostalgia. Buscan algún
camino que les lleva a mirar. En un pueblo donde estoy trabajando, muchos de los
migrantes están regresando. Y no por la crisis económica, sino por conciencia. Regresan
con una cultura del mundo, de las cosas aprendidas, no solamente allá, pero allá se dan
cuentan por todo lo que han pasado y todo el potencial que aprendieron acá.
27
Capacitación, más que dinero
“Se trata más del desarrollo de capacidades, la formación y de la proyección de todos los
actores, entre ellos los productores mismos y los técnicos. Hay lugares donde no se requieren
recursos. Por ejemplo, el año pasado trabajamos en Yavesía. No gastamos ni un jornal para
establecer parcelas, todos eran participativos. Tuvimos avances significativos. Ellos se
convencieron en la milpa, nuevamente. El trabajo consistía en seleccionar las semillas criollas
de ellos mismos, cómo las pueden sembrar mejor en distancias, organizamos arrimes de tierra.
Este año vamos a trabajar en el aprovechamiento de las aguas de lluvias. Usan fertilizantes en
bajas dosis, ya empezaron con lombrices y van sobre las compostas, con sus chicharos dulces y
frijoles como abonos verdes. Sólo hemos gastado en gasolina y tiempo, porque la comunidad nos
da de comer. Ellos no piden dinero, sino capacitación.”
1.3.Humberto Castro, Investigador de
Chapingo:
“TENEMOS VOCACIÓN PARA MUCHOS CULTIVOS”
“México importó maíz de Sudáfrica. Una parte viene de germoplasma de … ¡Oaxaca!
Sudáfrica ha metido mucho capital a través de empresas transnacionales para máquinas
y semillas. La mayoría de las semillas viene de Cargill, que al nivel mundial está
manejando los mayores volúmenes de productos agrícolas. Cargill y ADM está recibiendo
en calidad de préstamo el puerto de Guaymas en Sonora, no pagan renta. Son los que
están metiendo el maíz en México. Se frenó el alza de precio y la compra en Sonora
mismo, por el efecto-Sudáfrica. Se quedó en 5.50. Se veía el aumento por la baja de
producción, que se dio. En lugar de los 5.2 millones de toneladas esperadas en Sinaloa,
se estancó en 2.8 millones de toneladas. No salió más barato que el maíz de EEUU, pero
había mucho subsidio de la Secretaría de Economía, y de DICONSA para su distribución.
Esto podría haber sido con maíz mexicano. La mayor parte del maíz de EEUU es amarillo,
y de Sudáfrica es blanco lo que se usa más para la producción de tortillas. Durante la
crisis en el 2007, se exportó maíz blanco de Sinaloa a Estados Unidos, por la demanda de
los latinos allá. ¿Quién lo exportó? Cargill, con subsidio a través del programa de fomento
a la exportación de la Secretaría de Economía. Para llegar a una soberanía alimentaria,
mucho estriba en voluntad política”
Durante mi estudio vi el impacto del desarrollo tecnológico agrícola en Sonora. Llegamos
a Ciudad Obregón, una ciudad bonita, trazada con calles amplias. Todos los bancos y
centros comerciales se mueven a través de la agricultura. Había mucha oferta de
agroquímicos y empresas de empacadoras. En una entrevista con el presidente de la
Asociación de Productores de Sandía, Melón, Maíz, me di cuenta cómo el agua determina
la producción. No tiene que ver con la capacidad intelectual de los productores, pero si no
estás agremiado, no tienes derecho a agua. Cuando fui todavía había agua, ahora está
crítico. Por el otro lado, todos los dueños de las granjas eran doctores, médicos,
abogados, contadores y hasta uno que otro agrónomo. Esto les ha dado capacidad de
negociación muy fuerte.
28
Pero me puso muy triste ver a un ejidatario, que nos invitó a su casa en pueblo
abandonado, vacío, con casas de jarilla (como carrizo acá) y techos de lona, con servicios
mínimos y calles de tierra, plano todo pero desolado. Él tenía veinte hectáreas, que es la
dotación, pero no tenía recursos. Rentaba su tierra al presidente de la asociación y trabajó
para él como jornalero. Pensé: Aquí hay desarrollo y capital, pero un ejidatario de mi
pueblo en Oaxaca está mejor con dos hectáreas. Él las trabaja, las desarrolla.
¿Cuál es el principal problema del campo?
Por un lado, la demanda ha crecido, mientras que la tierra no se ha aumentado, y en la
productividad si se requiere algunos cambios entre los mismos agricultores. No es
necesario el insumo externo para poder hacer más productivas las parcelas. Tanto en las
laderas de la Sierra como en los Valles, un problema que veo es el papel del agrónomo.
No se refleja su papel en el desarrollo y en la transferencia de tecnología. En una
comunidad, te hablan de un maestro que generación tras generación sacaba muchachos,
pero muy poco te habla de un agrónomo que desencadenó procesos. Además, se
desmanteló el programa del extensionismo. Investigación en cuestiones agrícolas sí
existe, en muchos sectores. Se ha avanzado en los agroquímicos, pero también en la
parte orgánica, sustentable. Pero como que estos eslabones están dispersos. Quienes
han avanzado son las organizaciones con un equipo técnico, de gestoría y de
comercialización, como los cafetaleros.
Se trata más del desarrollo de capacidades, la formación y de la proyección de todos los
actores, entre ellos los productores mismos y los técnicos. Hay lugares donde no se
requieren recursos. Por ejemplo, el año pasado trabajamos en Yavesía. No gastamos ni
un jornal para establecer parcelas, todos eran participativos. Tuvimos avances muy
significativos. Ellos se convencieron en la milpa, nuevamente. Y el trabajo consistía en
seleccionar las semillas criollas, de ellos mismos, cómo las pueden sembrar mejor en
distancias, organizamos unos arrimes de tierra. Este año vamos a trabajar en el
aprovechamiento de las aguas de lluvias. Usan fertilizantes en bajas dosis, empezaron
con lombrices y van ahora sobre las compostas, con chicharros dulces y sus frijoles como
abonos verdes. Sólo hemos gastado en gasolina y tiempo, porque la comunidad nos da
de comer. Ellos no piden dinero, sino capacitación.
He estado trabajando en el Sistema Estatal de Semillas, en dos partes: El subsistema
semillero convencional y el semillero comunitario. Estos se diferencian por productores y
regiones. En lo convencional tenemos áreas de alto potencial, donde están semillas
mejoradas -criollas o híbridas-, que tienen un valor monetario. Estos granos van a los
centros urbanos. Sus zonas están en la Costa y en los márgenes del Atoyac. Estoy
sembrando un poquito en Reyes Mantecón, y el año pasado saqué diez toneladas por
hectárea con semillas híbridas mejoradas. Es genética convencional. Vamos a entregar al
gobierno estatal 12,350 sacos de estas semillas para sembrar 12,350 hectáreas.
¿Y el semillero criollo? Ya hay productores que nos están apoyando con la producción de
semillas, en Valles Centrales y en Pinotepa Nacional. La idea es que estos sean
empresas del sector social, que en uno o dos años estén abasteciendo con semillas
mejoradas a agricultores de estas zonas.
¿Estos programas forman un acuerdo de colaboración con el gobierno?
Sí, es un acuerdo, dirigido a zonas y a productores que están usando semillas mejoradas.
Igual en una zona mixteca se usan semillas mejoradas, porque es una alternativa a
29
empresas grandes como Monsanto. De ellas se compra un saco de 20 kilos en 2600
pesos, nuestras semillas salen en unos 800 pesos. Estamos masificando productos de
investigación de muchos años y va a zonas de alto potencial, a productores que ya
estaban ocupando semillas mejoradas. Van a dar saltos en incrementos de producción, y
bajos costos.
Unas 380 mil familias oaxaqueñas siembran maíz. Entre ellas, 12 mil sacos, es como el
3%, por familia un saco. Esperamos alcanzar 20 mil sacos el próximo año. Se van a
potenciar en la medida que crezcan las empresas sociales. De las 600 mil hectáreas
sembradas, podemos tener un potencial de unos 120 mil con una producción de ocho
toneladas por hectárea. A corto plazo. Otra gente de Chapingo trae un plan de desarrollo
de nutrición alternativa, con el uso de algas y hongos, de mejoradores de suelo, donde se
reduce el uso de fertilizantes, se mitigan los efectos de sequía, porque lo importante es
reconstituir la flora y fauna del suelo natural. Lo importante ahora es trabajar el aspecto de
la comercialización. Trabajar con Diconsa y Aserca, mostrando que hay maíz oaxaqueño
disponible.
En Tabaá, con sus altos niveles de producción, no se estaba vendiendo su maíz en
el mercado, por su falta de costumbre. ¿Las comunidades campesinas podrían ser
buenos comerciantes?
Estamos viendo como atacar este problema. Yo mismo he hecho alianzas con tortilleras
locales. En diciembre se cortan todo su suministro de fuera y sólo van a comprar
localmente. Como estos tortilleros hay muchos. Tenemos arreglos de crédito, poco a poco
me van pagando. Cosa que otros no dan. Estas experiencias pueden dar sus brincos. Hay
tortilleros encantados de hacer negocio con paisanos.
Usabiaga, que hizo el programa para Vásquez Mota, lo dijo a su manera: Si
desaparecen todos los maíces criollos, los podemos reconstruir genéticamente.
Imposible, es un proceso de ocho mil años en crear, conservar y evolucionar las razas.
Los fundamentos genéticos no pueden desaparecer. Han ido evolucionando para
fortalecer la base genética. De las 600 mil hectáreas tenemos 120 mil de alto rendimiento.
En las otras 480 mil vamos a hacer el mejoramiento participativo de razas criollas. Estas
semillas no necesariamente tienen un valor monetario. Se basa en intercambio y en el
mejoramiento basado en combinando el conocimiento tradicional con el conocimiento
técnico. En este sistema, se cosecha ahorita una tonelada por hectárea, con cambios en
el manejo hemos alcanzado hasta cuatro toneladas.
Hablando del campo en general, ¿podríamos llegar a una soberanía alimentaria en
Oaxaca? Podríamos alcanzar un buen avance, digamos en un 60-70%, durante este
sexenio. Técnicamente es posible, pero mucho estriba en la voluntad política. Hay
muchas quejas de que el agua es el factor limitante, pero las mejores cosechas están en
el Norte, donde la disponibilidad de agua es de las más bajas.
Se dice que el campo es para ‘viejitos’.
Hay pueblos donde son las personas mayores que trabajan en el campo, por la misma
desmotivación entre los jóvenes, que buscan ‘dinero más fácil’. En la Sierra Norte,
muchos con quienes hemos trabajado son jubilados. Traen ganas de innovar, de
transformar, e incluso sus propios subsidios, su jubilación. Muchos en los grupos de
producción orgánica son jubilados, que están retornando a su vida comunitaria, a su
cultura.
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¿Qué estímulos podrían atraer a los jóvenes?
Apoyos a iniciativas locales. Sería interesante revisar en Oaxaca la biodiversidad
productiva. Tenemos vocación para muchos cultivos. Ahora tenemos una
sobreproducción de tomates, pero en la Sierra Norte no hemos aprovechado la flori y
fruticultura: manzanas, duraznos, zarzamoras, frambuesas, aguacates, chabacanos.
Diversifica la alimentación, genera mano de obra y puede contribuir a la conservación de
agua y suelo. Son cultivos que dan un valor agregado y encajan bien a la actividad de
ecoturismo.
En muchas partes se ha perdido el concepto tradicional de la milpa, con sus
quelites y sus plantas medicinales. ¿Cuál importancia tiene para la seguridad
alimentaria?
El subsistema comunitario es tomado de la milpa y te da seguridad alimentaria. Una milpa
bien organizada y bien cultivada es bastante productiva. En Yogovi, un señor nos mostró
un trabajo de terrazas. Usa abonos verdes como un chícharo, como barreras vivas que
dan abono. Las mini-terrazas tienen como un sistema de relevo de cultivos, con
chícharos, tomates, frijoles, flores, maíz, nopales y amaranto. Es una milpa modificada,
que practica en épocas de lluvia y de seca. Invierte cuatro horas diarias en su parcela y
siempre tiene algo para vender, en distintas épocas’. No usa fertilizantes, sino con la
hojarasca hace abono. Usa abonos verdes locales comestibles (chicharos, habas,
frijoles). Tienen la misma función biológica, fijan nitrógeno, cobertura, pero te sirven para
comer. Además, tiene plantas insecticidas. Este señor vende en algunas tiendas y al
restaurante La Capilla en Zaachila porque sus plantas funcionan contra el piojo de sus
pavos reales. Técnicamente, su sistema de mini-terrazas es excelente. Su milpa genera
alimentos e ingresos, conservando al mismo tiempo los recursos naturales.
31
La actitud:
Muchas ONG´s se dedican a la capacitación de comunidades y organizaciones sociales, pero no
sólo de eso se trata, opina Saúl Fuentes, cuya asociación civil Ideas Comunitarias organizó la
Escuela para el Bien Común. Explica: “Hay necesidades en la reflexión sobre las expectativas y
perspectivas de la vida, hacia donde quieren ir. Lo más común es que ‘quiero una máquina, un
crédito’. Te indican los servicios necesarios, pero sólo encuentran un ‘para qué’ muy inmediato.
Lo que falta es una identidad clara para estar juntos. Encontramos muchas coincidencias, entre
ellas que muchas de las organizaciones sociales están compuestas por personas adultas. Y muy
influenciadas por las políticas hacia el campo con todos sus insumos. Durante nuestras primeras
entrevistas, la pregunta hacia nosotros siempre fue “¿qué nos va a dar?” No había mucha
claridad en el ‘para qué’. Podían escuchar cosas como ‘desarrollo sustentable’, pero no logran
conceptualizarlo. Sin embargo, a lo largo de ocho meses de talleres en esta Escuela para el
Bien Común vas viendo cambios de actitud, que se reflejan en proyectos, acciones, hábitos
personales.”
1.4.Saúl Fuentes
Escuela para el Bien Común:
UN CAMBIO DE ACTITUD
Esto del “¿Qué me vas a dar?” viene por los programas del gobierno desde la
época de Salinas, ¿no? ¿Había convicción de levantar la producción o una reflexión
de cómo estaba antes? ¿No te decía la gente de mayor edad que antes fue mejor o
distinto?
Como un recuerdo al pasado, no como visión hacia el futuro. Lo que les propusimos era
reflexionarlo como visión de la vida. ¿Cómo abrimos esta reflexión? En una ‘escuela’
donde intercambiemos y diseminemos los conocimientos, que responden a una aspiración
colectiva. ¿Cuáles son las habilidades, conocimientos y experiencias que tendríamos que
compartir con nuestros hijos y con otros adultos, para que lleguemos a esta aspiración?
Cuando hablamos de la escuela, no pensamos en un edificio, sino como el dispositivo de
transmitir los conocimientos, experiencias y valores de una generación a otra. Finalmente,
la escuela es unos de los grandes inventos del ser humano. Este espacio se contrapone a
las dinámicas en las escuelas formales. Los bachilleratos están orientados a desarrollar
habilidades, pero no a desarrollar pensamientos. Entonces dijimos, por qué no facilitamos
espacios para desarrollarlos e intercambiar las preocupaciones que la gente tiene. Así
iniciamos la escuela, con la posibilidad de incluir capacitación, pero no era lo primero. En
las CBTAs a lo mejor se dedican a la agricultura orgánica, pero sin reflexionar sobre qué
hay detrás de estas técnicas y su aplicación en el campo. Incluye aspectos como
identidad, sustentabilidad, construcción de consensos, ¿qué significa la economía rural?
¿Cómo se construye en Oaxaca? No sólo pasa por la actividad del momento, sino
también por el dinero que llega de fuera: Remesas, créditos, comercio. Una economía se
compone de distintas formas. ¿Cómo la entendemos desde la unidad familiar? Abrimos
espacios a partir del 2006 con grupos de formación que incluyen tanto a jóvenes como a
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adultos mayores, porque muchas veces se separan los jóvenes, sin darles chance a
diálogos. Entonces, para hacer más rico el aprendizaje, queríamos incluir a varios adultos
para establecer este diálogo.
¿Cómo fue el nivel de participación de ambas partes? La gente mayor platica más
de sus experiencias, pero a lo mejor los jóvenes estén más ansiosos de
experimentar.
Hay que buscar un planteamiento pedagógico, para estimular la participación. A veces los
mayores se cohibían porque estaban más acostumbrados a hablar con otros adultos. Nos
ha pasado, que les costaba compartir un dormitorio en una cabaña con un joven, pero
poco a poco, en el transcurso del tiempo, se abrieron. Sobre todo en el caso de mujeres
es un factor para tomar en cuenta. Hay de todo, se requiere de una diversidad de técnicas
y de facilitadores. A veces puede ser incomodo, si hay pocos adultos y muchos jóvenes,
pero los jóvenes les tienen mucho respeto. La gran mayoría es de comunidades
tradicionales.
¿Cuáles han sido sus expectativas tanto para los talleres, como para su propia
vida? Y dentro de estas expectativas ¿cuál es el lugar del campo?
Muchos jóvenes sentían contar con mejores herramientas para ser escuchados dentro de
su comunidad. También ayudó a su ego, para hacer algo diferente a lo que hacían otros
jóvenes en su comunidad. Es un ego que siempre existe, hay que reconocerlo. Los
talleres les aportaban elementos para ser más visibles, pero también para aportar a otros.
Esto podría aportar a la modernización de los usos y costumbres, sobre todo en
zonas como Los Cajonos, donde en muchas las comunidades, las autoridades
agrarias cambian cada año. Pero ¿sí había una actitud para continuar con el
campo?
Hablando de los jóvenes había como expectativas hacia esta Escuela para el Bien
Común. Sí tienen muy claro que quieren hacer algo para su comunidad. En este “Bien
Común” quieren estar situados. En el ‘cómo’ sí hay diferencias. Sobresale su
preocupación por el medio ambiente, pero la mayoría está pensando en desechos
orgánicos y sólidos, en el agua, en conservar sus bosques. Pocos te hablan de la parcela
de su padre, que quisieran trabajar.
Y tampoco del consumo de Sabritas y Refrescos. A lo mejor reconocen que el
consumo de los refrescos aporta al problema de los desechos, pero tampoco lo
cambian por un consumo sano de los productos del campo. ¿Ves una reflexión
auto-crítica en estos aspectos? Son como dos campos distintos. Uno puede tener una
idea romántica de los jóvenes rurales, pero a todos los ves con sus celulares, y muchos
traen mejores que nosotros”. Se puede percibir una incongruencia entre su
conservacionismo y hábitos de consumo.
Tiene que ver con la identidad de qué hablamos. En varias comunidades que visité
últimamente, se estaban hablando de las caminatas que se organizan con los
jóvenes para conocer sus bosques. Ellos mismos las piden. Pero nunca piden
brigadas para sembrar el campo. Entre bosque y agricultura hay una distancia
tremenda.
No quiero mencionarlo sólo en cuanto a la escuela, porque sería arrogante, pero cuando
abres estos temas, sí logras un sacudido entre los jóvenes. Lo vemos, porque la
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educación se debe reflejar en proyectos y acciones, hábitos personales, entonces sí
vamos notando. Poco a poco vas viendo cambios, lentos, pero cambios de actitud, de
lenguaje, de dirigirse hacia el otro.
En la mayoría de los casos empiezan a tener un liderazgo distinto. La autoridad –al nivel
municipal o en la asamblea- sabe que estos jóvenes están en un proceso de formación y
ahora tienen el visto bueno de su comunidad. Entonces, lo que buscamos es que ellos
empiecen esta actividad con su comunidad o con grupos dentro de ella. Estos momentos
se dan y en este primer paso les acompañamos. En la misma escuela se encuentra
jóvenes y adultos. De repente un adulto de una comunidad hace buena química con un
joven de otro lugar y lo invita a su comunidad, donde empiezan con nuevas actividades y
después el adulto va a la comunidad del joven, donde el lleva la voz del adulto para
empezar nuevas cosas. Así fue un señor con un proyecto forestal grande en la Sierra Sur
a la comunidad del chavo en la Sierra Norte para fomentar la reforestación.
Muchos campesinos son inseguros sobre el futuro de su agricultura e incluso las
instituciones los confunden. Los campesinos están en la búsqueda, saben que los
agroquímicos no son la solución, pero tampoco están seguros sobre las
alternativas. Muchos no quieren correr riesgos. ¿Este tipo de reflexiones,
enfocados al campo, fue lo que tus estudiantes también plantearon?
Muchos adultos sí tienen esta preocupación sobre la productividad de la tierra, pero muy
relacionada a su ingreso. Lo que planteamos es que hay que tener otro tipo de relación
con la tierra, en el sentido de qué queremos con la vida. Después lo aterrizamos,
pensamos en la tierra, que me da de comer y me permite vender algo para satisfacer mis
necesidades. La manera de tratar la tierra tiene alternativas, entonces a lo mejor
empiezan a buscar otras formas. Es todo un proceso de aprendizaje, de ocho meses que
duraban los talleres. Ahora van a ser de dos años.
¿Los chavos ven su futuro en las comunidades?
La mayoría dice que sí, pero con el pase del tiempo una parte sí se va. Unos fueron a
estudiar en la ciudad, otro se fue a trabajar con una empacadora en el norte del país.
Querían mejorar su situación, buscar algo nuevo. La mayoría se aferra a su comunidad.
Aun cuando vaya a la ciudad, se puede mantener una relación buena con su
comunidad. Mucho tiene que ver con tu búsqueda, tu identidad.
Depende también de otros factores. Por ejemplo si un chavo tiene un hermano mayor con
liderazgo, hay más posibilidad que el joven asume también un papel activo. Incluso ha
pasado que este hermano tuvo un papel para que el chavo viniera a esta escuela. Ahí ya
es un compromiso mayor como familia.
Tu quieres lograr un cambio de actitud con le escuela. ¿Buscarían también un
cambio en el modelo educativo? ¿O un reconocimiento de instituciones
gubernamentales para aumentar el impacto de esta escuela?
Para mover instituciones se requiere mucho más fuerza, con una cobertura mayor de lo
que tenemos. No pretendemos cambiar un modelo educativo, pero sí que los chavos que
regresan a sus comunidades no solamente van a hacer sus chambas, como gestores de
proyectos por ejemplo. Quisiéramos que sean re-editores, promotores, en su comunidad
en la transmisión de habilidades y actitudes.
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Auto-suficiencia y solidaridad:
“Desde 1977 Heifer acompaña organizaciones en comunidades, haciendo énfasis en valores
como el cuidado del medio ambiente, solidaridad, responsabilidad y la justicia. En base de ellos
desarrolla proyectos, que van desde el rescate de una especie nativa hasta la comercialización
de los productos para generar ingresos. Explica Alejandro Musalem, representante de Heifer
en México: “Trabajamos con familias, primero para generar autosuficiencia alimentaria y
posteriormente ingresos. Porque uno de los problemas graves es la mala nutrición. Obviamente
este problema ocurre más en el sur del país, ligado a situaciones de marginalización, que tiene
su origen en la historia y que ha generado que las comunidades no tienen poder para negociar
con las autoridades e históricamente han sido empujadas hacia zonas de laderas. Las tierras
cultivables se usan para cultivos de exportación. ¿El resultado? La gente no tiene suficientes
alimentos con la tierra que posee. Con estas comunidades pobres trabajamos. Trabajamos en el
cuidado del medio ambiente y en la salud, cuidando la alimentación. En temas de producción
enfocados en los animales, para que las familias regresen al uso del traspatio como una
estrategia de subsistencia, incluso para generar ingresos.”
1.5. Alejandro Musalem, Fundación Heifer:
“NO DEJEMOS NUESTRO DESTINO EN MANOS DE LOS
CANDIDATOS”
Aunque la gente es cada vez más individualista, porque así lo fomentan los programas
gubernamentales, te digo que la forma más eficiente de trabajar es con grupos
organizados. Además, buscamos que se generen lazos de solidaridad entre entidades
colectivas. Los proyectos familiares forman un pretexto para llegar a llegar a este sentido
de comunidad. No es tanto generar la productividad, sino la generosidad. Lo que hace un
grupo, después de trabajar unos años, es compartir lo que produjo con nuestro apoyo,
con otro grupo. Este ‘pase en cadena’ es con animales y plantas. Al inicio organizamos
los grupos, ahora directamente con grupos consolidados. Mantener la cohesión en los
grupos es difícil, porque la tendencia es hacia la individualización. El capitalismo buscar
aislar a los individuos para que dependa del sistema que les provenga de todo. Cada uno
busca sobrevivir como familia.
Contradictorio, ¿no? Los campesinos tienen voluntad y son generosos. Si alguien
les acompaña sin buscar intereses propios, se entregan. ¿Cómo buscan esta
cohesión?
Los grupos han vivido todo este paternalismo, lo que viene a aprovecharse de ellos, los
partidos siempre han tratado de cooptarlos. Pero una vez que sienten que el interés de
ayudar es genuino, ellos replican esta actitud con otros. Los ganaderos del ejido de
Aderas, en el Istmo, han sido utilizados por partidos y están desencantados de esta
experiencia. Esto dificultó nuestra relación, pero cuando se dieron cuenta que realmente
buscamos ayudarles, empezaron a ayudar a otros grupos, con gusto y con orgullo. En
Zanatepec, este grupo ya tiene un prestigio por su ayuda a otros en esta zona, sin
pedirles nada en cambio.
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¿Cómo es tu análisis del campo Oaxaqueño? Se habla del estado más rico en
culturas y biodiversidad, el más pobre en dinero, con cada vez más migración y
erosión. ¿Cómo ves la perspectiva de producir sus alimentos?
No podemos impedir que esta migración suceda, pero que sea temporal. Creando
oportunidades en las comunidades, los jóvenes van a migrar menos. Al quedarse, pueden
dedicar su tiempo a la producción de alimentos y servicios alternativos en la comunidad,
además de recrear su propia cultura. No hablo de voluntad, más bien hay una necesidad.
Con ella viene la voluntad. Pero hay gente que ha migrado a ciudades en los Estados
Unidos y que está regresando. Algo que puede acelerar esto, es desarrollo de alternativas
en el campo. Desgraciadamente, todo el peso del trabajo para generarlas cae en las
mujeres que se quedaron. Lo que se necesita es invertir en producción agroecológica, y
en el abasto local. O sea, no pensar en exportación, pero primero en el consumo de los
vecinos. Esta es la estratégica para revitalizar al campo.
Los campesinos están preocupados por su tierra y el poco rendimiento.
En el caso de animales, procuramos usar razas adaptadas, criollos, para tener animales
sanos. Además trabajamos mucho en la prevención de enfermedades, usando
preparados en base de hierbas. Los grupos de Zanatepec son un ejemplo bueno, pero
también en Chiapas y Veracruz. En el caso del maíz se trata de regresar a la milpa como
concepto integral para que se auto-regule la cuestión de las plagas y que haya menos
necesidad de químicos. La otra cosa es que el uso de agroquímicos es subsidiado por el
gobierno. Ahí van los impuestos.
Los campesinos saben esto. Sagarpa está promoviendo todos estos invernaderos
gigantescos, con los químicos incluidos, mientras Conanp está fomentando
productos agroecológicos. Entonces preguntan “¿qué hacemos?”
Una vez que decidan cambiar los químicos por productos orgánicos, de todos modos es
un proceso largo, y la producción inicialmente baja. La clave es el suelo, hay que
regresarle su vida, sus nutrientes. La Mixteca está tapizada de invernaderos
abandonados. Funcionan unos años, se quedan con deudas y los abandonan. Además,
se usan materiales bastante caros, que no duran, materiales que no se pueden remendar.
Todas estas inversiones caras de los grandes invernaderos, no les conviene a los
campesinos.
Dices que son para empresarios. En Cieneguilla he visto uno chiquito, que las
mujeres manejan colectivamente. El material sigue siendo más o menos igual. Sin
embargo, pueden generar utilidades. ¿No ves futuro en este trabajo colectivo, y en
invernaderos?
Sí claro, estoy en contra de estos invernaderos grandes industriales. Junto con la
asociación civil CAMPO, hemos estimulado invernaderos pequeños en la zona de San
Miguel Peras, con un uso totalmente rústico y orgánico. Y no sólo tomates, sino por lo
menos una docena de plantas, donde las señoras producen su propio abono a través de
lombrices. Y están al lado de la casa. Están adaptadas al trabajo de las mujeres y se
adaptan a la región. San Miguel Peras es zona fría, donde encajan bien esos
invernaderos, pero en zonas calientes ni se necesita poner invernaderos. Hasta las mallas
de media sombra se pueden sustituir por árboles. Es un concepto externo, invento del
gobierno para tapizar el estado con estos grandes invernaderos. No traen beneficios para
pequeños campesinos, es más bien un negocio de los funcionarios.
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En San Miguel las familias que participan tienen su propio invernadero, pero trabajan en
grupo. Unas 25 familias tienen juntas sus lombrices, ya dieron su pase a otro grupo. En
Pensamiento Liberal se están produciendo mermeladas en base de los frutales que tienen
en sus patios. Tienen un manejo integral en el poco espacio que tienen, porque es una
zona montañosa con mucho bosque. Se estimula el apoyo mutuo en el momento en que
organizaciones como CAMPO y Heifer les apoyan y les comprometen ayudar a otras. Lo
hacen con gusto. Dentro de los grupos mismos, también se ayudan mutuamente.
¿En estas circunstancias es sencillo para lograr la seguridad alimentaria?
En términos de dinero no es tanto lo que se necesita, en comparación con los programas
del gobierno y de instituciones internacionales como BID o FAO que asignan millones de
dólares, sin mayor resultado. Aquí con poco se puede hacer mucho. Los ricos tienen
dinero, los pobres tenemos los unos a otros. Hay que ir sobre lo que tenemos. Lo que se
busca con el enfoque agroecológico y el abasto local es el trabajo. El combustible lo
forman los brazos y las manos, pero el impacto es que se hace con muchas familias. En
todas las comunidades el impacto debe ser de las sumas de todos los esfuerzos, y no
dedicarse en una región a llenarse con invernaderos y maquinaria. Y todo un solo cultivo.
Porque no controlamos los precios de ningún monocultivo. Ahora los productores están
desesperados por los precios bajos del tomate.
Estás pintando un análisis que no veo reflejado en ninguna propuesta de los
candidatos presidenciales. Pareces hablar de un mundo distinto. ¿Alguno de los
candidatos tiene sensibilidad para este tipo de desarrollo rural?
En realidad no, porque ellos cayeron en el espejismo de la Revolución Verde, todos,
incluyendo AMLO, aunque en su discurso parte de una Revolución más participativa y
democrática. Aun así su modelo de desarrollo está mal. AMLO terminaría teniendo –como
Lula en Brasil- dos secretarías, una para la agricultura comercial y otra para la economía
familiar. Lula tenía que comprometerse a apoyar a los pequeños productores, pero la
mayoría de los recursos va hacia las grandes plantaciones de soya. Aquí en México,
Sagarpa siempre ha estado en esta onda. El gobierno nunca ha fomentado una
agricultura familiar, rescate de especies nativas, aprovechamiento del traspatio no existe.
Pero incluso en países industrializados como EEUU y de la Unión Europea, la gente está
volviendo a demandar productos sanos y más locales. Ya se hizo evidente que la
agricultura industrial acabó con la tierra, con los recursos naturales y también con el
empleo.
¿Qué puede esperar el sur de los candidatos?
López Obrador es el único capaz de crear una lógica que no esté sólo basado en dinero.
Los economistas de los otros partidos han hecho mercancía de lo que no se puede
vender: la tierra.
AMLO parece más nacionalista. No sé si implica una agricultura más sana. ¿Sientes
una sensibilidad para la conversión hacia lo ecológico?
Sí están más abiertos hacia esta agricultura, siempre y cuando esté rentable. Como en el
caso del café orgánico, que genera divisas. Aquí el trabajo de las organizaciones civiles y
de pequeños productores organizados sería venderle la idea que no sólo sea rentable y
sana, pero además beneficiosa en términos de empleo. Si el gobierno de AMLO logra
entender eso, más allá de generar dinero, van a pensar más seriamente en estas
estrategias. Pero hay que convencerlos.
37
Un cuello de botella es la venta, un comercio justo. Hay mercados alternativos, hay
intentos individuales en muchos estados, pero no veo este proceso acompañado
por el gobierno. ¿Una agricultura más nacionalista tienen sentido en el ‘mercado
libre’?
Una de las grandes esperanzas del candidato de la izquierda es que el gobierno proteja
los intereses del país y da más oportunidad de una propuesta agroecología y de abasto
local. Si dejamos que siga entrando maíz transgénico, y que se siga importando carne de
res y de puerco importado, eso va a quebrar.
Ahora hay un pequeño éxito, con la promesa del gobierno de comprar maíz blanco
de Sinaloa en lugar de seguir subsidiando el de Sudáfrica. Se trata de dos millones
de toneladas. Pero es un éxito para los grandes productores en el Norte. Tienen
poder para negociar. Los productores del Sur que no tienen volumen ni grandes
organizaciones.
En Oaxaca, las condiciones naturales y culturales permiten que haya una diversidad de
productos. No tenemos por qué competir con Sinaloa para negociar cuotas de maíz. Mejor
producir lo que los demás no tienen, por ejemplo aguacates y otros frutales, y no
necesariamente en grandes extensiones como en Uruapan. Con media hectárea colectiva
en una comunidad se puede producir para la región. La fuerza de Oaxaca es aprovechar
lo que otros no tienen, incluyendo los distintos tipos de bosques y el café, cacao, miel, la
pesca. No todo tienes que medir con el maíz. Y hay muchos nichos en el mercado, como
tienen el café orgánico y frutas exóticas.
¿Ves ahí un papel activo del gobierno o se arregla todo en el mercado?
No, el mercado no es libre. Es un concepto abstracto que en la realidad no existe. Los
que promueven esto, tienen muy bien protegidos sus propios mercados. Estados Unidos
exige que se libere el mercado en México para que sus empresas se puedan establecer
aquí. AMLO ha prometido revisar el TLCAN. Por ahí podemos empezar. Pero con o sin
elecciones, no dejemos nuestro destino en manos de los candidatos.
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Distintos mundos
Uno de los problemas centrales es que las personas en la política pública que están tomando las
decisiones no están sensibilizadas para el campo. Además, si en el tema de la alimentación y
producción agrícola no cambiamos la perspectiva educativa, no va a funcionar. Comer es una
actividad agrícola, sobre todo en la parte formativa del niño tiene que ver con hábitos de
comer. Si no entendemos estas cuestiones tan básicas como el proceso de producción agrícola,
su importancia para nuestra vida y el sostenimiento de los ecosistemas, entonces tienes
afirmaciones como de Fox que dijo: ¿Cuál es el problema de la producción del maíz si lo
podemos importar de los EEUU? Es una ignorancia impresionante. Si seguimos viendo la
agricultura como una actividad económica más, que se puede suplir con dinero por
importaciones de otro lado, estamos fuera.
1.6. Pablo Ruiz, Tierra del Sol:
“HAY QUE VINCULAR EL CAMPO CON LA CIUDAD,
PRODUCTORES CON CONSUMIDORES”
Era piloto de Mexicana, pero aterrizó en Valles Centrales de Oaxaca para dedicarse al
campo. Mientras muchas se van de su pueblo hacia la ciudad, tomó el camino al revés y
tiene once años viviendo en Tlacochahuaya, en su granja Tierra del Sol, manejando un
sistema de permacultura.
Tierra del Sol tiene un ‘eco-hospedaje’ y un convenio con el Tecnológico de Oaxaca para
que estudiantes puedan trabajar aquí como pasantes. Los turistas pueden involucrarse en
la actividad agrícola. El expiloto pudiera haber encontrado un paraíso peor: Está a media
hora de la ciudad de Oaxaca, cerca de Yagul y Tlacolula, y a 40 minutos de Benito
Juárez, en la Sierra Norte. El mismo pueblo de Tlacochahuaya tiene varios lugares
atractivos. Quizás el único inconveniente es la escasez de agua.
Sin embargo, en Tierra del Sol se ven las canaletas en los techos, que permiten juntar
más de cinco millones de litros de agua al año. Mientras, Pablo se ha dado cuenta que se
gasta mucha agua en la agricultura convencional de riego. Cuenta: “Estamos cambiando
nuestra estrategia hacia un bosque de alimentos, con árboles perennes, porque no
podemos sostener una producción de granos y mucho menos de alfalfa. Tenemos una
hectárea y media disponible para cultivos, y estos cinco millones de litros tendrían que ser
suficientes para regarlos, pero el problema es la capacidad de almacenamiento. La capa
de tierra está muy seca. Cuando llueve se satura el suelo y el agua corre hacia la parta
más baja, llevando tierra y composta orgánica. Entonces, establecimos zanjas de
filtración, como está haciendo Cedicam en la Mixteca. En estas zanjas siembras plantas
que permitan que al agua baje por las raíces. Generan materia orgánica que mejora la
absorción del agua. Las zanjas en sí no son suficientes. La clave es aumentar la materia
orgánica en el suelo. Cada molécula de abono orgánico extra capta cuatro veces su
volumen de agua.
Ahora hemos logrado definir una estrategia de como aprovechar el agua, adaptada a la
situación local, porque entre esta tierra a la de la granja al otro lado del cerro, el flujo
energético totalmente distinto: El viento, el sol, cómo está corriendo el agua y la
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topografía. Además cada año es muy distinto. El año 2009 fue el año más seco de todos
los años que hemos vivido aquí, el 2010 el más húmedo, dos extremos. Cuando llueve
más tienes más riesgo de una helada al final del año, por la humedad en la tierra. Los
campesinos lo saben.
Están los cultivos de ciclo corto, como las hortalizas. Siembras y en unos meses estás
cosechando. Requieren más mantenimiento, porque usamos el método bio-intensivo. Son
ecosistemas pequeños, que permiten poca plaga. Luego están los cultivos anuales de la
milpa. Requieren menos atención. Finalmente están los cultivos perennes, tipo bosque:
los árboles frutales, bosque de leña, nadie los tiene que regar ni fertilizar. Desde que
llegamos dejamos cuatro mil metros sin tocar. Se desarrolló un bosque de mezquites,
huizaches y guajes, que están generando sombra y materia orgánica abajo. Tenemos ahí
las cajas de abejas, para que ayuden a la polinización. Este bosque es nuestro modelo
para crear un sistema de producción de alimentos. Vamos a replicar la misma estructura
del bosque natural, usando árboles con sombra difusa, árboles comestibles como el guaje
y el mezquite. La gente comía las vainas del mezquite, pero se perdió esta historia. Son
los únicos árboles aquí que se mantienen verdes en época de secas. Por su sombra
difusa se puede cultivar plantas alrededor. Los árboles protegen los cultivos contra el sol y
los mantiene húmedos.
¿Qué están diciendo tus vecinos de tus experimentos? Llegamos con la idea de difundir
de una vez nuestras ideas, para que la gente pueda apropiarse de eso. Por eso no
queríamos algo de alta tecnología, no tenemos paneles solares, porque no les permite el
costo. Lo más sofisticado aquí es el sanitario seco. Después de diez años, sólo una
familia en el pueblo está practicando su agricultura como nosotros. ¡Me parece un éxito!
Pensaba que nuestra práctica se podía replicarse entre varios agricultores, pero más
atractivo trabajar de acuerdo al sistema convencional.
Sin embargo, hay un sector de la población que no son los agricultores a que le importa
más un alimento sano: Mamás y parejas jóvenes. En esta familia que te digo, la mamá es
joven, con una niña chiquita que tiene problemas de salud. Ella trabajó un tiempo aquí.
Vino a hacer un recorrido con la escuela, hicimos una composta, y sembró verduras.
Convenció al marido. Otras personas decían: ‘Logró hacerlo porque el piloto tiene dinero’.
La gente no fácilmente viene a pedirme mi opinión, a esta familia sí. Son iguales a ellos,
son más accesibles.
Peor tú también has trabajado en el intercambio de experiencias. Un ejemplo son los
bachilleratos integrales comunitarios (BICs), que están en la Sierra. Vino un maestro,
porque Saúl Fuentes con su Escuela de Bien Común tiene aquí la sede para un módulo.
Vienen jóvenes de todo Oaxaca, y una chava era hermana de un maestro del BIC en
Yaviche, Villa Alta. Ella lo platicó a él, y él trajo a un grupo de seis familias, que vinieron
para un curso de cultivo intensivo. Vinieron los abuelos, papás y nietos. Nunca he visto
una capacitación tan efectiva que esa. Luego hicieron un BIC en esta comunidad, y le
nombran director al maestro. Lo que tratamos de difundir aquí, lo metieron en su
programa. Curiosamente, con quienes hemos tenido más impacto es con los maestros.
Aquí en Tlacochahuaya, viene un maestro todos los años con sus alumnos.
Para mi lo más importante es el impacto local. Quiero que la gente con toda confianza
venga acá a preguntar. Pero ¿qué hace la gente con su cosecha de diez kilos de
acelgas? Si no ofrecemos una solución a eso, todo lo anterior no sirve. Queremos
fortalecer la experiencia de esta familia que está trabajando y vincularla con una red de
consumidores responsables en Oaxaca, que sepan que está pasando.
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En el 2009, surtimos a veinte familias en Oaxaca. Mientras funcionó, fue un éxito. Había
más demanda de lo que podíamos surtir. Había una lista de espera. Pero nos
encontramos con la realidad de cada productor: tiene suficiente trabajo tiene con qué
producir. Aquí teníamos desinfectar y embolsar a las lechugas, antes de llevarlas a
Oaxaca para repartir. Además, teníamos que hacer toda promoción a través de internet. A
finales del año se suspendió el programa. Pero se nos hizo ver que mercado sí hay.
¿Vives cien por ciento de tu producción? Sí. Pero nos podemos ajustar, porque no
tenemos hijos, no me gustan los coches caros ni la ropa. Este proyecto tiene varios
componentes. La base agrícola no es suficiente y es subsidiada por los servicios que
prestamos, el alojamiento, los grupos que recibimos, las capacitaciones. No podemos
decir a un campesino que haga cultivos intensivos, pero que solo funciona si ponga
también una cabaña de ecoturismo. No. Tiene que ser sustentable en el plano agrícola.
En eso estamos.
El huerto sí funciona bien, pero la gente no puede comer nada más verduras. También
necesita granos y productos de animales. Además, hablando de soberanía alimentaria, no
puedes llegar a eso, si no manejas bien el agua y los recursos naturales en el sitio. La
idea es presentar un ejemplo funcional de una granja de pequeña escala que puede
funcionar como facilitador para que estos procesos se repliquen en el caso de familias
locales, que sean el vínculo con la ciudad, que la gente de la ciudad venga a ver y que
haya para los productores locales un mercado que les permita funcionar
económicamente. Ese es nuestro objetivo.
Una familia campesina no tiene diez años para experimentar. La gran pregunta es si en
dos hectáreas se puede hacer un negocio, cuidando al mismo tiempo el medio ambiente.
Creo que sí, si logras establecer este vínculo con los consumidores. Para que esta granja
tenga sentido, se requiere que esto se replique entre los vecinos. Y sin consumidores
aliados en la ciudad, un campesino va a producir bien en términos ecológicos, pero en
términos económicos nada. Obviamente si hay una política pública que apoye todo eso,
sería magnífico, pero ahorita no contamos con eso. El secretario de agricultura de
Oaxaca, no entiende nada de eso. Le llevé a un estanque de peces y me dice, “¿por qué
no crías peces de ornato? Vende mejor”. Ellos tienen sus objetivos que alcanzar en
cuanto a productividad y generación de empleos, pero no tiene nada que ver con las
necesidades reales, como es la nutrición entre los niños.
Curiosamente los maestros están muy conscientes del problema y quieren hacer algo al
respecto. Me alegra, porque también tenemos aquí la Normal Intercultural. Quería
establecer algún convenio de colaboración, pero me dijeron que no tenían tiempo para
incluirlo en su currículum. Y eso que se supone que es una educación para recuperar y
conservar las tradiciones. Incluyen bailables, pero no agricultura.
Vinieron las maestras del kínder con la propuesta que los niños periódicamente pudieran
venir a visitar la granja y que pudieran ver todo el proceso desde la siembra de la semilla
hasta la cosecha y la preparación de alimentos. Al principio, su pregunta era ¿Cómo
vamos a justificar esto? Porque tienen que pegarse a un programa educativo. Pero como
tenían mucha gana, se metieron a estudiar bien el programa y decían “aquí está
contemplado”. Lo que pasa es que lo tiene contemplado que enseñarlo en el pizarrón.
Pero los niños quieren ver los insectos y los colores, tocar las plantas. También las
maestras querían el contacto con el medio ambiente. Faltan estos espacios para facilitar
estas experiencias. Para salir del círculo vicioso, tenemos que dar unos ejemplos reales y
explicarlo con manzanas a los políticos. Hicimos composta con los niños, fuimos a ver las
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vacas y los huevos de las gallinas. Estos niños siempre vienen con sus mamás, que
después empezaron a hacer compostas en sus casas y comprar gallinas. Es un efecto
multiplicador muy efectivo, porque replican cuando vean que esto funciona. Pero, estas
visitas de los niños no nos dejan nada. ¿Sabes quien debería de pagar esto? El gobierno.
Uno de los problemas centrales es que las personas en la política pública que están
tomando las decisiones no están sensibilizadas para el campo. Además, si en el tema de
la alimentación y producción agrícola no cambiamos la perspectiva educativa, no va a
funcionar. Comer es una actividad agrícola, sobre todo en la parte formativa del niño tiene
que ver con hábitos de comer. Si no entendemos estas cuestiones tan básicas como el
proceso de producción agrícola, su importancia para nuestra vida y el sostenimiento de
los ecosistemas, entonces tienes afirmaciones como de Fox que dijo: ¿Cuál es el
problema de la producción del maíz si lo podemos importar de los EEUU? Es una
ignorancia impresionante. Si seguimos viendo la agricultura como una actividad
económica más, que se puede suplir con dinero por importaciones de otro lado, estamos
fuera.
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El mensaje:
Cuando hablamos de amaranto, ponemos en la mesa, por qué ciertos alimentos han sido
discriminados. El amaranto desapareció de la historia de México por auténtica discriminación.
Mandamos la hierba del conejo y otras hierbas al piso del otro extrema del mercado,
devaluando su valor nutritivo. Los mismos campesinos y comerciantes lo hacen. Ponen sus cajas
de tomate de Puebla en frente, y sus bolsitas de chicharros de su huerto atrás.
Además, te mencionan primero lo que compran en el súper o en la tienda, y después de mucha
confianza, las plantas que consumen. Discriminar lo que tu comes es discriminarte a ti mismo.
Ahí está la importancia de mostrarles el valor que tienen estas plantas. Tienen todo lo que
necesitas. Ver con estos mismos ojos a los demás alimentos.
1.7. Puente a la Salud Comunitaria:
“DISCRIMINAR LO QUE COMES ES DISCRIMINARTE A TI MISMO”
Cuentan Pete Noll y Martha Miranda, integrantes de ‘Puente a la Salud Comunitaria’:
Cuando se fundó Puente, se buscó espacios a través de Oportunidades. Hablamos con
las señoras sobre el amaranto y les damos cursos de cocina. Había señoras que se
apropiaron del consumo, tenían buenos resultados con los niños, pero tenían que
comprar. Nunca hay un lugar cercano donde comprarlo. Fue cuando Puente abrió la línea
del cultivo. Algunas señoras lo hacían, pero no tenía suficiente para todo un año.
Ya había algunos contactos con clínicas, en comunidades donde una u otra mamá no sólo
tenía amaranto en una maseta, pero que también quería cultivarlo en un espacio más
grande. Se requería incorporar a personas para darle seguimiento a esta parte agrícola.
Entonces, cuando hicimos nuestro plan estratégico ya había contactos en varias
comunidades. Todavía hay unas señoras por ahí que siguen sembrando amaranto por su
cuenta, resultado de estos primeros contactos. Ahora estamos en el tercer año de nuestro
plan estratégico.
Cuando hicimos las presentaciones a las autoridades comunitarias, hicimos hincapié en
las cifras de salud. Fueron cifras alarmantes. Queríamos que supieran, que tuvieran una
problemática que atender, que pudiera ser atendida por productos de calidad, producidos
localmente y que incluso podrían generar ingresos económicos.
Qué ironía que tú tienes que ir a una comunidad para mostrarles las estadísticas sobre la
salud, que las autoridades no manejan, pero las mamás de alguna forma sí. Como que no
dimensionan estos datos. Ayuda si lo comparas con datos nacionales o globales.
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¿Cómo está la situación del campo y cuáles son las perspectivas a la larga para
tener una buena producción de alimentos?
Pete: El año pasado hicimos un ejercicio en 17 comunidades y 150 familias, promotores
de salud y maestros. Lo increíble es que después del maíz y frijol, la gente come más
sopa de pasta y arroz procesado, muy pocas verduras. Quizás en la Mixe un poco más,
pero básicamente fueron cuatro productos. Sí, hay una deficiencia en todo el campo,
hablando de la diversificación de los cultivos. Nosotros promovemos huertos familiares
(les ofrecimos semillas de 14 plantas), pero requiere seguimiento.
¿Podría haber una producción diversificada que alimentara a sus propias
poblaciones?
Martha: Hay un potencial. ¿Sabes por qué? En los mercados y tianguis encuentras
todavía plantas que han formado parte de las milpas, tubérculos silvestres. Y las
verdolagas que encuentras por todos los lados, son altamente nutritivos. Cuando
hablamos de amaranto, ponemos en la mesa, por qué ciertos alimentos han sido
discriminados. El amaranto desapareció de la historia de México por auténtica
discriminación. Mandamos la hierba del conejo y otras hierbas al piso del otro extrema del
mercado, devaluando su valor nutritivo. Los mismos campesinos y comerciantes lo hacen.
Ponen sus cajas de tomate de Puebla en frente, y sus bolsitas de chicharros de su huerto
atrás.
¿Ellos mismos no están usando estas verduras y hierbas?
Martha: Creo que sí, pero te mencionan primero lo que compran en el súper o en la
tienda, y después de mucha confianza, las plantas que consumen. Hemos hecho un
ejercicio con Puente, con la pregunta porque hay madres pobres con hijos sanos. Costó
mucho rescatar el ¿por qué? Por las plantas. Y acaban de cortarlas y lo están sirviendo a
los niños, que es muy diferente de darles productos que han estado tres meses en un
anaquel.
Es feo admitir que eres pobre. A muchos las cuesta.
Martha: Sí, pero discriminar lo que tu comes es discriminarte a ti mismo. Ahí está la
importancia de mostrarles el valor que tienen estas plantas. Tienen todo lo que necesitas.
Ver con estos mismos ojos a los demás alimentos. Pete: Ahora que hicimos el intercambio
de experiencias en Valles Centrales, lo más importante para los campesinos es tener sus
plantas bien lindas y bien desarrolladas, pero sí es importante darle el valor que tienen.
No valoran lo más digno. O sea, tienes que trabajar en todos los niveles.
Cuando fuimos aquella vez a Mazaltepec, estaba presente el médico de la clínica.
Como de estos tipos para quienes los güeros son lo máximo. ¿Estos tipos estarían
dispuestos a defender a los quelites?
Martha: Igual con estas campañas de bajar no sé cuántos kilos por la obesidad, un doctor
de una comunidad estaba indicando sus dietas, con apio y cosas que no se dan ahí.
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Terminó él trayéndolo del mercado para las señoras. No tenía idea que en la comunidad
había una variedad enorme de plantas comestibles, con alto valor nutricional, y que podría
ayudar a las señoras para que se reconecten con su propio entorno. La obesidad es justo
un bloque de tu relación con tu entorno. Tanto la desnutrición como la obesidad. La
naturaleza queda muy lejos de tu esencia.
Pete: Por eso decimos que la soberanía alimentaria tiene que ver con una visión de abuso
de la alimentación y del poder. Tiene que ver con la interinstitucionalidad de las
dependencias, en lugar de unirlas, cada quien trata los temas por separados.
Martha: No sólo está esta división operativa, sino que los indicadores desconocen
totalmente a los otros indicadores. Por ejemplo, una persona muy ilustrada dijo “los
políticos no deben de decir que quiere construir cien hospitales, sino más bien ‘cerramos
cien hospitales’.”, como indicador que la gente es más sana, que come bien. No, estamos
justo al revés. Pero la enfermedad es un negocio, esto lo sabemos, ¿no? Pete: Si los
gobiernos invirtieran su dinero más estratégicamente, entonces no estaríamos en
problemas.
Pero cuando ustedes hablan con campesinos en las comunidades, hombres y
mujeres, y les plantean sembrar amaranto, ¿se ponen contentos y les parece una
locura?
Martha: Hay de todos. Tienes que llegar con la persona adecuada en el momento
adecuado. El primer click con la idea, que yo produzco cosas de calidad. Y la semilla
simboliza muchas cosas que hemos perdido. Primero a este nivel. Después el primer
contacto físico con la planta, la ven crecer, la sufren. Les corto hojas para comérselas.
Después viene la lluvia de técnicas agroecológicas que ofrecemos, del composteo, el
lombriabono, para que se den cuenta que el nutriente está en el suelo. Esto crea otro click
de apropiación. Y sobre todo con las mujeres, después de comer durante tres días el
amaranto, sienten que algo pasó. Hay un aminoácido que no está en el maíz, hay efectos
de leguminosas, que el amaranto da. Ellas lo detectan.
Y la pregunta luego, ¿qué hacemos con todo esto? ¿Es puro consumo familiar, o
habrá algo como trueque o venta? ¿Una colaboración con una clínica?
Martha: Primero es para consumir, pero no se trata de producir amaranto todo el año para
consumir. Algunos tienen en la primera cosecha para todo un año de consumo. Estamos
en la fase que ven el valor de amaranto en el mercado, hay demanda local, y entienden
que dan ingresos si lo revientan como cereal. Estas decisiones que empiezan a tomar,
pues que las hagan solidariamente. Y de entender, porque en esta fase estamos, como
funciona el mercado, y no sólo como funciona, sino además como lo estás construyendo
cada día que compres. Vendes algo, transformas algo, revendes algo. Me gusta que el
amaranto sirva como pretexto para reflexionar todas estas partes de la cadenita.
Y ¿son reflexiones al nivel familiar, igual como las hortalizas, o hay un intercambio
al nivel local para platicarlo en conjunto?
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Martha: Ofrecemos nueve proyectos: huertos, experimentación campesino (por ejemplo
cultivar amaranto con el chicharro), parcelas grandes para producir excedentes, una
parcela familiar, otro es un verano de nutrición, con una dieta intensiva de maíz, frijol y
amaranto en una población que no tiene acceso a estas semillas, y sobre todo con la
población infantil; en 21 días se ve el efecto. Otro es la nutrición adicional, donde hay un
seguimiento con el consumo de tres kilos cada mes, en familias seleccionadas, y las
buscamos en relación con quienes las producen; otro proyecto es cocina nutritiva, con
espacios de reflexión de lo que compramos, cocinamos y comemos. Hay participantes
que están en más de un proyecto, otros sólo en uno, pero facilitamos muchos momentos
de encuentro. Y el último sería la transformación y la organización para la
comercialización. Ya iniciamos con esta fase, haciendo la gran pregunta: ¿Podemos
regularizar el precio?
¿No están operando en un kínder, o un programa del DIF?
Iniciamos con eso, pero nos dijeron ‘si, tráeme dos cajas cada mes’. Entonces, estábamos
comprando las cajas, para dejarlas en el kínder. No se estaba entendiendo la idea. Ahora
con productores locales, queremos que la escuelita lo compre permanentemente. Sin
embargo, el nivel de producción no ha llegado todavía a excedentes continuos. Son
parcelas pequeñas.
Ustedes ya trabajaron varios años en eso. ¿Han cambiado opiniones de los
maestros o médicos en las clínicas? ¿Entre las autoridades?
Pete: En nuestro plan estratégico habíamos contemplado mínimo cinco años para este
acompañamiento, entre todo el proceso inicial de confianza y el seguimiento de mínimo
tres ciclos. Hay procesos que no dependen de nosotros, y otros donde podemos dar el
seguimiento. Hay mucha competencia de programas como Oportunidades. Entonces,
tenemos que ver como complementamos las activ
idades.
¿Santa Cruz es el único grupo de mujeres? Hay en otras regiones, por ejemplo en
Tierra Blanca, Amoltepec, en la Mixteca Alta. En la Mixe son hombres jóvenes, con fines
comerciales. Por el otro lado, me gusta mucho que Puente haya incorporado promotores
locales, que rompan con esta idea que somos nosotros que estén hablando de ellos.
Algunos de ellos son profesionistas muy comprometidos.
¿Cómo reaccionan las autoridades locales?
Pete: Por lo general muy positivo, sobre todo con los comisariados, porque finalmente se
trata de recursos naturales. Las invitaciones a nuestras reuniones, les entregamos
nuestros informes y los promotores son recomendados por ellas. A veces, como en la
zona mixe, se complica la relación, porque las autoridades cambian cada año, mientras
que nosotros estamos hablando de un plan estratégico de cinco años. Martha: Ha habido
varias parcelas comunales, resultado de acuerdos con comisariados. Mientras no existe
un grupo consolidado de productores, vale la pena trabajar al nivel comunitario. Y
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esperemos que el entendimiento del sentido de amaranto ayude a que los campesinos no
estén sólo con monocultivos.
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1.8 CENTEOTL
VALOR AGREGADO
“En El Carmen empezamos a trabajar el amaranto desde hace doce años. Ahora, no hay familia
que no tenga amaranto, o que no lo intercambie. Este año hemos separado las tres razas que
tenemos, las estamos caracterizando, en qué terreno se adapta mejor, en qué condiciones.
Estamos haciendo una selección de semilla, para llegar a cierto nivel de pureza, sobre todo por
la cuestión de la virosis que el amaranto está trayendo ahora, que es como un virus que
transmite un insecto, básicamente por los monocultivos. Estamos seleccionando las semillas
para tener un amaranto más resistente.
Al mismo tiempo estamos viendo el incremento productivo, pero en un sistema milpa. Para darle
valor agregado al amaranto, vamos a llevar un tostador a la comunidad para hacer
demostraciones comunitarias. Los habitantes de El Carmen ya están haciendo alegrías y las
venden en otros pueblos. Pronto vamos a inaugurar la tostadora. Va a ser el primer paso para
comprarles el cereal, en lugar del grano, dándole este valor agregado dentro de la comunidad.
Hay un despertar a partir de ahí, que se extiende a otras agencias de Santa Inés del Monte.”
(Ángel Vásquez, Centéotl)
CENTEOTL trabaja al nivel familiar y grupal con la seguridad alimentaria. Ahora se
habla de ordenamientos territoriales y otros instrumentos comunitarios para
combatir los cambios climáticos. ¿Cómo se integra el trabajo familiar en este
fenómeno?
Ángel Vásquez, director general de CENTEOTL: Estamos integrando el maíz y el frijol
para la subsistencia, en un proyecto “Agricultura para Necesidades Básicas”, justo por
estos granos básicos. No dejamos de lado las hortalizas, ni el amaranto –que es
estratégico-, ni el tema pecuario de traspatio al nivel familiar. Hay personas que habían
dejado el campo y hoy vuelven trabajarlo para generar sus ingresos. Estamos atendiendo
a ellos, a partir de diagnósticos participativos grupales, identificando los riesgos
ambientales. Salta a la vista la carencia de agua o lo errático que es la lluvia. Es el
corazón del desarrollo comunitario. Ahí nos enfocamos a procesos como la recuperación
de manantiales y si las fuentes de agua sólo son de temporal, ver qué podríamos hacer
para extenderlo a la época de estiaje.
Trabajamos a través de grupos como siempre, ahora al nivel micro regional, con
comunidades muy juntas, aplicando la metodología de “Escuelas de Campo”, con
promotores en parcelas de aprendizaje. Cada quien trabaja con máximo veinte personas,
para que pueda tener un control del trabajo de su grupo. Un técnico facilita el intercambio
de experiencias entre los promotores. El productor es el eje de conocimiento y el técnico
enseña unas nuevas técnicas, sistematiza los intercambios y se transfieren a los grupos
comunitarios a través del promotor. Es una dinámica que está permitiendo mayor
apropiación de las actividades que llevamos a cabo.
¿Qué está cambiando para los hábitos de los campesinos?
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Está generando más auto-reconocimiento. Algunas cosas se tiene que hacer de forma
técnica-profesional, por ejemplo en la zona de Lachizío, en los meses de junio-julio, hay
una ataca muy fuerte de la gallina ciega al maíz. A través de una serie de investigaciones
técnicas, junto con una experimentación de los campesinos, se generan dos, tres técnicas
que se ponen en práctica. Aplicación de abono orgánico directamente hacia la raíz, al
momento de la siembra y de deshierbe para abatir la presencia de la gallina ciega. Lo que
necesita la gallina es materia orgánica, entonces se hace una investigación –por ejemplo
del por qué está atacando la gallina ciega al maíz, su ciclo- entonces se da cuenta que en
la zona no hay suficiente materia orgánica. Se hace una parcela de conocimiento con un
CIAL (Comité de Investigación Agrícola Local), un equipo de promotores que deciden
hacer una práctica de experimentación con las técnicas creadas durante el taller,
entonces vean si les sirva más el estiércol puro, o quizás un bocashi. Se aplican en
distintas parcelas, comparan los resultados, sacan conclusiones, pero a partir de los
conocimientos que ya se tienen. Nada más tienen que darle un ordenamiento lógico.
Estamos creando unos cuadernillos con los promotores, donde apuntan qué están
probando.
¿Con el agua hay problemas?
Siempre ha habido carencias, necesitamos una política de conservación de agua. Ahora
tenemos proyectos de SEDAFA, con PESA y Recurrente, pero no han sido suficientes
para conservar el agua, crear condiciones -hasta legales-, para normar la protección de
las fuentes de agua. Hay muchos esfuerzos por reforestar, pero poca protección para
reforestaciones hechas. CONAFOR nos dice que se reforestaron millones de arbolitos,
pero no prendieron. Sólo pegó el nopal. No hay un marco legal que norme en la
comunidad, el área reforestada también es el área de pastoreo. Entonces, los acaban.
Con el proyecto perseguimos condiciones para normar este tipo de situaciones. Hay
pueblos, en donde dice la gente “aquí cerca del manantial no lo tocamos.” Cercaron dos,
tres hectáreas, al año siguiente ya tienen agua. Sus afluentes de agua son mayores. Si
podemos proteger así las fuentes de agua, también debe haber normas. No hemos dado
este salto. No hemos creado condiciones sociales en las comunidades como para decir
“veamos, este es un bien a futuro”.
Depende de sus relaciones con grupos en las comunidades. Esto huele a
ordenamientos y estatutos comunitarios. Es la asamblea comunitaria que decida
cómo normarlo, pero siento que ustedes están trabajando más a nivel grupal.
Así es, aunque en San Vicente Lachizio proponemos revisar el estatuto comunal en temas
de protección de agua, y agua para producción. Revisamos las necesidades urbanas y las
de uso agrícola. Estamos gestionando un diagnóstico. Para ellos es un tema sentido,
porque están en una zona de tabernas subterráneas. El agua de sus montañas sale en
San Sebastián de las Grutas, pero ellos no tienen agua.
Mucha gente y comunidades tienen clara la necesidad del agua, a otra gente no le
parece dar importancia. ¿Por falta de información o intereses económicos?
No hemos tenido un conflicto político en estas comunidades por el agua, espero que
tampoco llegue este momento. Más bien es apatía. Trabajamos con la comunidad en
diferentes ámbitos: El mejoramiento productivo agropecuario y el auto-ahorro, creando
condiciones económicas que forjan procesos productivos e incluso valores agregados? En
esta parte enfáticamente participan las mujeres.
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Chuy Santaella, fundadora de CENTEOTL: Queremos generar una cultura de ahorro
con las esposas de los productores, después con los esposos que han generado algunos
ingresos o que requieren de estos fondos para una inversión. Y luego con los niños. Para
llegar a una soberanía alimentaria, tenemos que dejar de consumir productos no
necesarios, para empezar con los refrescos y las frituras. Cambiaron nuestros hábitos
alimenticios, pero también nuestras culturas de dependencia alimentaria y la cultura de
ahorro tocan estos temas. Queremos fomentar que estos recursos se reinviertan en
proyectos productivos comunitarios. Por ejemplo la selección de semillas. Si hay una
familia que se dedica a eso, incluso puede generar la condición económica de venta de
semillas y especializarse en semilleros. Hay interés por parte de la gente en dedicarse a
eso. Y nosotros podríamos comprarlas.
Es fundamental de dejar de consumir ciertos productos, para poder ahorrar.
También el tema de las semillas me parece a todo dar. Conociendo la situación en
Lachizio, me cuesta entender el tema de ahorro, porque tienen poco para vender.
¿Cómo arrancan?
Ángel: Con remesas y recursos de Oportunidades. Queremos fomentar esta cultura de
ahorro, para generar mayor seguridad económica, y usarlo para inversiones productivas.
Aunque sea para comprar manguera y llevar agua de su casa a la hortaliza. Más que
pulverizar dentro de las familias, los ahorros podrían servir para una cooperativa que
genere valor agregado.
¿En qué nivel se está hablando estos temas: familiar, grupos o comunidad?
Chuy: Cuando se está hablando ya de inversiones, es al nivel de grupos de 20, máximo
30 personas. Tenemos dos proyectos. Aparentemente tienen diferentes metodologías y
herramientas, pero el año pasado empezamos a participar como Agencia de Desarrollo
Local (ADL) y con PESA. Son dos equipos con diferentes metodologías. Pero se llegan a
combinar perfectamente, cómo aprovechar recursos disponibles para estas comunidades.
Se empieza a trabajar con autoridades municipales, empieza la lucha de quitar los
proveedores que venían haciendo sus tranzas. Con el auto-ahorro y las escuelas de
campo, el equipo de la ADL nos está viendo como una alternativa para ir aprovechando
los recursos disponibles del PESA.
Ángel: En dos pueblos coincidimos con la ADL. CENTEOTL está aportando el trabajo
grupal a ambos procesos, con liderazgos comunitarios. El agua es estratégico al nivel
comunitario, entonces tenemos que entrarle en el nivel normativo. Los grupos tienen
temas concretos. Los de auto-ahorro ven hacia donde van. La Escuela de Campo, de
promotores, en el caso de Lachizío, está retomando el tema de maíz y de hortalizas. Y en
el maíz están viendo el mejoramiento productivo en el sistema milpa –maíz, frijol,
calabaza, habas, chilacayotes, chiles- o sea la seguridad alimentaria.
El tema del agua puede ser un tema comunitario y familiar. ¿Cómo se llevan esas
dos vertientes? Se puede discutirlo en asambleas y normarlo. O una familia solicita
una cisterna de ferro cemento y deja de preocuparse.
Ángel: Ahí buscamos más la relación interinstitucional. Con el equipo de PESA, con la
autoridad municipal y comunal, con autoridades vecinas por la cuestión de límites,
estamos trabajando con Chapingo para llevar a cabo diagnósticos, hay un convenio con
SEMARNAT y CONAFOR, para que no dependa sólo del grupo de agricultura y
necesidades básicas, sino que sea más comunitario. Lo dejamos caer como una
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responsabilidad de la autoridad. Finalmente ella se va a quedar. A ella le sirve el
diagnóstico. La responsabilidad va a caer en la autoridad municipal y en sus comités,
como es el de agua. Sólo facilitamos el proceso para crear una política, involucrando a
instituciones. Pero no son ellas que indican lo que se necesita, sino de abajo para arriba.
Mario Rendón, gerente de la fábrica de productos de amaranto: La Escuela para el
Campo y PESA interactúan para crear condiciones para exigir entorno a un proyecto, que
la institución pueda dirigir a un grupo o una comunidad. Está a diferentes niveles. El tema
del agua afecta generalmente a todo el mundo, ¿no?
¿La responsabilidad social, comunitaria, que debe existir, ¿existe?
Ángel: No, hay que trabajarlo. Los grupos que dinamizan el tema, son grupos que
trabajan con nosotros en la agricultura para necesidades básicas. Hay que crear la
conciencia. En el tema del agua, en Lachizío es un tema de largo plazo. Podemos
iniciarlo, pero no terminarlo. Llevamos a cabo acciones con grupos en la protección de
manantiales, en la construcción de estructuras de ferro cemento para conservar el agua,
pero no son las acciones definitivas. Está limitado, lo tenemos que trabajar más. Hay que
crear una conciencia de por qué se está yendo el agua, de- y reforestación, uso
responsable, por qué unos tienen más que otros. Lleva un proceso largo de
concientización.
Lachizío está en la Sierra Sur, con 14 pueblos cerca. Todos ellos vienen a hacer mercado
en Zimatlán. Desde hace años se intenta crear un mercado regional. Hace poco lo
logramos en Lachizío. Incipiente, pero ahí está. Y lo que más se vendió la primera vez,
fueron los granos básicos. Vamos a investigar por qué. A lo mejor, hay productores que
tienen maíz y frijol y no saben dónde venderlos. Se estaban picando en su casa, ahora
tiene dónde venderlo. Es un mercado municipal, pero intentamos de integrar las Escuelas
de Campo para fomentar una producción más sostenible.
¿Con estos procesos se trata de elevar la productividad de las diferentes parcelas?
Ángel: En esta parte de la Sierra Sur, todavía se parceliza mucho los cultivos, y se hace
milpa. Ahí tenemos más posibilidades de incidir, primero en mejoramiento productivo. Se
puede mostrar a un productor que entre un ciclo y otro se puede incrementar mucho el
rendimiento, aplicando fertilizantes. Pero no es el objetivo, hoy. Mejoramiento productivo
significa que si yo como productor ya me arraigué con los fertilizantes, debo de
desarraigarme de ellos o depender lo menos posible. Eso es el proceso de mejoramiento
productivo. Hay productores que ya no usan químicos, pero su productividad está por los
suelos. Entonces vamos a ver cómo mejorarla. Quizás aumentas un poquito la
productividad, quizás ahorras en gastos.
Implica un producto más sano y una reorientación del consumo. ¿Estos temas se
hablan también en la escuela de campo, con el giro en la alimentación? La gente
cuenta que hace veinte años se veían surgir enfermedades a la par de la Revolución
Verde. ¿Es un tema que ustedes manejan de manera programática?
Mario: La producción del amaranto y el aumento de la productividad van muy
relacionados con la alimentación familiar. Insistimos en el consumo de productos sanos,
que nosotros mismos podamos producir a través del amaranto, el maíz, el frijol, las
hortalizas. El segundo paso es aumentar esta producción para la comercialización. Ya
tiene su bulto en casa y sabe que va a consumir sanamente, pero a lo mejor puede
producir un poco más el próximo año. Podemos garantizarle el valor agregado.
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Hay familias que consume su propia producción, pero al nivel regional es difícil de
aumentar la producción. ¿Cómo se puede ‘contaminar’ con el buen consumo hacia
los vecinos?
Mario: Se ven en las comunidades. La política también es que los grupos compartan con
los vecinos.
¿Cómo cuántas familias en cuántas comunidades están trabajando el amaranto?
Ángel: Tenemos dos programas: del amaranto, y otro asociado entre maíz-frijolamaranto. Lo estamos trabajando en cinco localidades con estos tres cultivos y otros
agregados. El sistema milpa jala a muchos otros cultivos. Junto con los productores y los
promotores lo estamos empujando para que puedan cubrir necesidades. Así el proyecto
está resolviendo cosas y la gente se está apropiando de ellas. El proyecto es monitoreado
por Chapingo.
Con el amaranto hemos logrado darle un valor agregado. Con el maíz estamos cubriendo
necesidades familiares y con el frijol se está logrando excedentes, para su venta. Hay
demanda local. Para el maíz es más difícil, hay gente que está logrando aumento de
producción, pero no encuentra dónde venderlo. Aun cuando los gobiernos promueven la
seguridad alimentaria y dicen que hay que producir más, está entrando maíz de los
Estados Unidos, incluso de África. Con sus cinco, seis pesos que cuesta el maíz nativo,
no pueden competir los productores. Encontramos que había gente que estaba
consumiendo su propio maíz y cuando se dio cuenta que el maíz de fuera era más barato,
pues vendió su propio maíz y compró él de fuera. Tenemos que cambiar la película por
todo lo que hemos estado platicando. Como que el gobierno no está apoyando al
mercado propio. Tampoco estamos organizados en el tema de la capacidad de abasto. Si
estuviéramos organizados, podríamos decir al gobierno ‘ya hemos acopiado tanto’. Con
datos duros podríamos negociar.
Hay gente que está retomando la agricultura y están abriendo un mercado regional.
¿Estaría fortaleciendo la soberanía regional? Además, si hubiera alguna
organización, se podría tener otras cartas de negociación con el gobierno. Esto es
como uno de los puntos flacos en el campo mexicano. En el caso del maíz es algo
que cada familia resuelva como pueda. ¿Qué tan difícil lo ven ustedes organizar a
los productores de maíz, para que ya no actúen de manera tan individual?
Ángel: Es posible crear condiciones para organizar el acopio de excedentes, sobre todo
en pueblos de Usos y Costumbres. El acopio de frijol en Chihuahua, la están retomando
Jalisco y Zacatecas, al nivel no-gubernamental y está poniendo en jaque a empresas que
al nivel nacional han lucrado con el frijol. Están negociando con SAGARPA un precio de
garantía para el frijol, reviviendo el famoso precio de garantía. Si no logramos revivir estos
precios para los granos básicos, estamos perdiendo el tiempo en el tema de seguridad
alimentaria.
En Oaxaca, sí hay gente que está retomando su terreno, gente con quien estamos
trabajando, que no estaba haciendo agricultura, y que ahora está en los grupos. Hoy la
gente que produce, puede decir que están produciendo kilos demás y lo puede
comercializar en su comunidad, y si podemos identificar quien siembra y quien come
maíz, a quien lo puedo vender, es como incentiva. Podemos vender entre nosotros
mismos. Hay una dinámica apreciativa, reflejada en los grupos. El universo es pequeño,
pero puede crecer, sobre todo porque el proyecto atiende muchas cosas a la vez. Y la
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gente se está volviendo en el motor del proyecto, no CENTEOTL. Vamos a fortalecer el
enfoque de cada grupo, sea en producción, o en comercialización.
No quieres ponerte en el centro de atención, pero sí echarles una mano. Ustedes
tres tienen experiencia en tres distintos ámbitos. El mercado regional es algo
interesante. Por el otro lado, ustedes pueden canalizar ciertos productos y darle
valor agregado, tanto a través de la fábrica, pero también a través de las mujeres
que venden tortillas, aunque sea más difícil por los precios. ¿Cómo aumentar el
volumen vendido en un mercado?
Mario: En el caso del amaranto, se han formado personerías jurídicas en algunos grupos
para poder comercializar sus productos. No tanto el amaranto, que aquí le damos su
transformación, pero otros productos como el maíz, tomates. Les acompañamos y
platicamos de qué conveniente sea vender en un mercado local y dejar de ver a estas
grandes empresas como Soriana y Aurrera como panacea, que no son. Lo estamos
usando, porque tuvimos la oportunidad, pero ahí no está la solución. Más importante es ir
fortaleciendo estos mercados locales de intercambio. Hay procesos donde se puede
encaminar hacia lo orgánico, pero en otros casos implica un proceso más atrás. Es un
tema que tenemos que ir relacionando con los mercados, de los que hay ahorita,
orgánico, no con re-ventas de productos comprados en la CONASUPO. El reto es formar
nuevos mercados de intercambio, más cerca de la casa para disminuir los gastos del flete.
¿Por qué Aurrera para ti no es la panacea?
Mario: Por todas las condiciones que tu tienes que cumplir. Chuy: Y los destinatarios ahí
no son a los que queremos llegar. Nuestra prioridad es con las comunidades. Queremos
impactar en Valles Centrales y la Sierra Sur. Es parte del proceso para crear conciencia.
Pensábamos que Aurrera era un nicho en el mercado. Pero nos tratan mal como
proveedores, como a todos. Y no es una panacea, porque tiene una lógica comercial muy
deshumanizada. Nos pagan menos, nuestros márgenes son mínimos. Además nos pagan
cuando quieran. Y si sobró producto, hay que recoger el producto y ya lo perdimos. Hay
una relación de mercado muy mala. Es un nicho, pero no vamos a enfocarnos con nuestra
comercialización. Y la verdad, las tiendas naturistas y los mercados locales, los tianguis,
son más importantes y adonde pueden ir mujeres de grupos locales, para que se queden
con las ganancias.
La comercialización en tiendas de auto-servicio te da presencia, pero no ganas, porque
tienes que pagar una demostradora, que esté degustando ahí los fines de semana, y una
promotora que esté acomodando el producto. Tienes que aguantar tres meses para que
te paguen. No es que las estrategias de los supermercados son malas, pero hay que
llevar la idea hacia mercados locales.
La discusión social es parte de la estrategia. No quieres copiar a los
supermercados. Mencionaron la cercanía entre productor y consumidor, eliminando
a los coyotes. Hay señoras que tienen crédito a través de Bancomunidad que
venden tortillas, pero también amaranto. ¿Estas señoras no compran maíz de estos
productores regionales, ¿verdad?
Ángel: No, ahí es el capitalismo bien salvaje. Estas cosas hemos estado discutiendo, con
las señoras en Bancomunidad. En los talleres se discuten los principios. Hay que
considerar el nivel de organización de quienes producen, para luego ver quienes
demandan. La otra situación al productor se le apoya con un silo metálico, a la señora
53
que venden tortillas no. Tiene su proyecto relacionado al gran acopiado. Si mueves el
maíz del silo hacia el costal de la señora, a la semana estará gorgojado.
Hay varios elementos que cubrir. CENTEOTL puede ser un nichito para hacer pruebas.
Podemos buscar una relación entre el productor y la señora que vende tlayudas, dándole
valor agregado al maíz, mientras está gozando el crédito que tiene en Bancomunidad.
Hay dinero de Oportunidades, en lugar de pulverizarlo entre todos los familiares, se puede
meterlo en el fondo de auto-ahorro, donde vas a tener un poco más. Estamos dando un
giro a este programa que sólo ha servido para empobrecer y desorganizar más a la gente.
Incluso, unos estudios críticos han concluido que se está disparando los índices de
natalidad en las comunidades. Entre más hijos, más Oportunidades. Es otra película que
se tiene que cambiar.
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1.9. Ejido Unión Zapata, Mitla.
SEGUNDA FERIA DE AGRO BIODIVERSIDAD Y SEMILLAS
NATIVAS
Gracias a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) se estaba
llevando a cabo la segunda feria para intercambiar semillas nativas y mostrar la
biodiversidad agrícola de Oaxaca. Cientos de productores de distintos lados del Estado,
pero sobre todo de valles Centrales y de la Mixteca se había presentado en el ejido Unión
Zapata, ubicado en el municipio de Mitla. Don Carlos Hernández Olivera, presidente
ejidal, está orgulloso por tanto interés y explica la importancia de la zona en Mitla, Yagul y
Unión Zapata, parte de la cual ha sido declarada como Patrimonio Mundial de la
Humanidad por los descubrimientos de las semilla más antiguas del continente de
calabaza, frijol y maíz domesticados en la cueva Guilá Naquitz. Y aunque aparentemente
la zona seca no es atractiva para la agricultura y la diversidad biológica, también se han
encontrado diez distintas plantas originarias de esta zona.
La declaración de la UNESCO y el apoyo de CONANP han reactivado el interés en el
campo, cuenta don Carlos. “Seguimos siendo ejido, pero vamos adelante ahora por los
apoyos. En la mañana se vio el resultado, muy bonito. Nos habíamos juntado e hicimos
tamales con atole. Somos 200 ejidatarios, pero solo 66 están inscritos en el programa de
conservación de maíz de CONANP. Estamos yendo adelante, antes no se veía esto.
Desde que se descubrieron las semillas en las cuevas, se decidió hacer estas ferias y
hacer talleres. Todos los ejidatarios traen sus maíces.”
Continúa: “Antes se estaba comprando el maíz de CONASUPO. La gente corría hacia la
ciudad y dejó abandonada su campo, su tierra, pero ahora casi el 100% tenemos frijol y
maíz, por lo mismo le echamos ganas, porque tenemos apoyo, tenemos el recurso. En
todas las casa hay ahora, volvieron a sembrar distintas semillas criollas y ahora
nuevamente forman el sustento de las familias. El ejido Unión Zapata es 100%
campesino, pero los estábamos perdiendo. Vamos a premiar las mejores semillas, van a
haber bombas, silos, mochilas fumigadoras, desgranadoras. Todo aquí es orgánico, esta
es la ventaja. No usamos ningún químico.”
Y la productividad es buena. Se han logrado cosechas de cuatro, cinco toneladas de frijol,
igual de maíz. Tienen todavía maíz guardado del 2011, por su hubiera una emergencia.
Para un campesino es vital defender sus primeras necesidades con su cosecha. Y eso
que han sufrido sequías, pero no es una zona de mucha agua. Ahora están desazolvando
la presa y van a construir bordos de retención.
No sólo los padres están retomando el campo, pero lo hacen juntos con sus hijos,
comenta la autoridad agraria: “Nos da orgullo, nos da ánimo. Por eso está la feria. Mucha
gente viene a visitarnos y de otros ejidos me están invitando para contar nuestra
experiencia.”.
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Flavio Aragón, INIFAP:
“LO IMPORTANTE ES QUE LOS CAMPESINOS NO SE SIENTAN
SOLOS”
De acuerdo a Flavio Aragón, investigador de renombre del Instituto de Investigación
Forestal, Agrícola y Pecuaria (INIFAP) en Oaxaca existen 35 de las 59 razas de maíz que
hay en México. Los objetivos del evento fueron promover el intercambio de semillas entre
los productores, reconocer a los agricultores conservadores de la diversidad, intercambiar
experiencias, sensibilizar a la opinión pública y a los representantes de la política estatal
sobre la importancia de la conservación de los recursos genéticos nativos, y promover el
consumo de los productos locales.
Esta es la segunda feria Agro biodiversidad en esta zona de Tlacolula. “Unión Zapata se
encuentra en la zona declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad. Esto tiene mucha
importancia para la comunidad de Unión Zapata”, opina el investigador. “Desde el punto
de la biodiversidad la zona es importante por sus maíces, frijol y calabaza. Es una zona
seca, que –además- tiene problemas con sales, y sus variedades tienen tolerancia contra
la sequía, seleccionadas durante muchos años. La raza ‘Bolita’ que predomina en esta
área, es muy importante. Aquí se originó la agricultura de México. Es un centro de origen
y de diversidad, tanto del maíz, como de frijol y de calabaza. Aquí podemos encontrar tres
especies de calabaza, y vamos más arriba la cuarta, la chilacayota, las tienen aquí
cultivadas, de las cinco que hay en el mundo.
Mucha de la solución de los cambios climáticos está en los materiales nativos, opina
Aragón. Se adaptan por la selección que se hace cada año. Cada ciclo se enfrenta a
diferentes momentos climáticos, plagas y enfermedades. Los campesinos seleccionan las
mejoras semillas, en este caso las que se adaptan a la sequía. Es importante
aprovecharlas, igual que unas variedades silvestres como el teocintle. Y uno puede
mejorar los materiales locales con la cruza con sus parientes silvestres, gracias a las
experiencias empíricas de muchos años de los campesinos. Es importante investigar a
fondo la Bolita, porque sobreviven aquí en suelos muy pobres. Parte de la función de esta
feria es el intercambio de semillas entre productores de diferentes comunidades, para
explorar la adaptabilidad en sus comunidades.”
Es interesante ver productores desde la Mixteca y de otras partes, porque por lo general
los campesinos no están organizados, observa el investigador después de su recorrido
por las decenas de puestos, acompañando al titular de SEDAFPA, Salomón Jara.
“Necesitamos formar redes de conservación y redes de distribución de semillas nativas.
Una manera sería a través de los bancos comunitarios de semillas que estamos
organizando, aunque son pocos todavía, con una estrategia de conservación in situ.
Teniendo estructurados estos bancos en todo Oaxaca, podríamos formar esta red y
proporcionar semillas para cada nicho. No estamos hablando de regiones grandes, sino
cada región tiene sus eco-sistemas, donde está adaptado cada uno de los materiales.
Son materiales que tienen mucho potencial para distintas características.”
Cuando le pregunta si se puede organizar esto al nivel no-gubernamental –con el apoyo
de INIFAP y de Chapingo- se puede organizar esto sin solicitar grandes apoyos, contesta:
“Sí, la idea es esa. Nosotros nada más somos facilitadores. No tomamos las decisiones,
son los campesinos. Cada banco tiene su mesa directiva que decide cómo se dan estos
intercambios. Son los agricultores que proponen cuánto se guardan y cuánto se
56
intercambia, regala o vende. Mientras menos dependan de nosotros, mejor. Pero se
requiere de respaldos de una institución de investigación, de educación o del gobierno.
Estas son las estrategias que estamos aplicando con estos bancos. Pero que la decisión
recaiga entre los productores, y no entre los investigadores. Nosotros podemos ayudar el
análisis de calidad para que ellos valoren. Los bancos no sólo tienen semillas de maíces,
sino de toda la milpa: frijoles y calabazas, pero también los quelites, chiles, tomates, todo
lo que compone la milpa.”
Continúa: “Casi todos los productores con quienes estamos trabajando en estos bancos
de semillas, manejan el concepto de milpa en su forma más amplia. El maíz es el eje
principal, pero están los frijoles de mata, están los frijoles de guía. A veces hay cuatro
especies creciendo dentro de la misma milpa. Ni siempre está fácil, porque hay
variedades agresivas y unas que tienen plagas. Y falta muchísima capacitación, por
ejemplo en el combate de plagas, y no sólo al nivel de campesinos, sino también a los
técnicos. Y ni modo, a veces hay problemas graves, para los cuales se necesita aplicar
unos químicos, para luego seguir con métodos naturales. Tiene que buscar estrategias
integrales. A veces no hay una solución biológica, a veces con rotación de cultivos se
puede solucionar. Es que a veces crecen mucho las poblaciones, porque se cultiva lo
mismo y lo mismo, sin agregar alguna materia orgánica. Las tierras en Oaxaca están muy
erosionadas, el porcentaje de material orgánico es muy bajo, porque se le saca todo, no
se le regresa nada a la tierra. Es un problema en la mayoría de las tierras.”
Actualmente se importa como la tercera parte del maíz en Oaxaca. Sin embargo, con
pocos recursos se puede alcanzar una soberanía alimentaria, opina Flavio Aragón: “Se
necesita una estrategia de política agrícola. Para el caso del maíz existe la intención, y la
voluntad. Al gobierno actual sí le interesa. Pero en todos estos 25 años que tengo aquí,
las instituciones no se han involucrado mucho. Ahora empieza, y en el segundo año mejor
que en el 2011, cuando las capacitaciones empezaron demasiado tarde. El secretario
Salomón Jara va a muchos eventos, incluso en eventos chiquitos está escuchando a los
productores. A veces ni siquiera se necesita tanto dinero, pero un pequeño empujón. A
veces con un pequeño apoyo estratégico, los productores elevan su producción. Con un
bio-fertilizante que cuesta menos que un cartón de cerveza puedes lograrlo.”
“Necesitamos un ejército eficiente y disciplinado de técnicos. Es un desastre ahora. No
tenemos un puente entre investigación y producción. Y que los técnicos estén
permanentes. Pero nadie les contrata o sólo por ratitos. Y luego se van porque no se les
paga a tiempo. Necesitamos crear escuelas campesinas, una red de campesinos
capacitadores. Y los mismos presidentes municipales tienen que volver la cara hacia el
campo. Si ponen de sus presupuestos, otros apoyos llegarán. Lo importante es que los
campesinos no se sientan solos. Cuando llega un poco de apoyo, los campesinos se unen
y empiezan a participar. Y si al vecino le fue bien, preguntan. Se enamora con la vista,
tienes que estar con ellos, para que vean que funcione. Con un silo metálico estarían muy
contentos, sobre todo para el frijol que está lleno de gorgojo. Hay estrategias baratas,
porque igual se puede guardar las semillas en envases de refrescos. No es nada del otro
mundo.”
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1.10. Alegrías de la Vida, Santa Cruz Etla:
NUEVAS PROVEEDORAS DE LA COOPERATIVA ESCOLAR
A mi llegada me entregan unos churritos -hechos de maíz criollo y semillas de amaranto-,
alegrías y granola. Las seis mujeres presentes están en su reunión todavía y discuten su
acercamiento con la primaria y secundaria del pueblo, donde van a servir como
proveedoras para la cooperativa escolar. Antes de empezar a vender, quieren dar a
conocer el valor de sus productos, explicar todo lo que se puede guisar en base del
amaranto. Ya no es sólo el grano, pero también la hoja que gana cada vez más terreno
para hacer guisos. Ya hay mujeres que cambian su tamal de chepil por uno con hoja de
amaranto.
El grupo empezó con 18 mujeres, ahora son 10 mujeres comprometidas, explican la
presidenta Margarita y sus co-fundadoras Catherine y María de Jesús. Hace dos años
cuando les visité por última vez, ‘fuimos’ a sembrar en una parcela compartida, pero
nuevamente se ha mostrado qué difícil es trabajar en grupo, a pesar de contar ya con un
reglamento interno.
Ahora, cada una siembra en su propia parcelita y entre las diez no rebasan los 3000
metros cuadrados. Suficiente para una producción de unos 300 kilos de semilla. Es una
empresa, estable. La mayoría ha sembrado durante dos temporada, entonces ya
agarraron experiencia. Casi todas las mujeres son de origen campesino, aunque hayan
trabajado en distintas partes. El grupo surgió con el objetivo que empezaran a comer
mejor y que se proyectaran con el mismo objetivo hacia el resto de Santa Cruz Etla y su
cabecera municipal San Pablo Etla. También se trata de generar ingresos. Ya están
vendiendo en cuatro tiendas en Oaxaca, pero en empresas más grandes es difícil aun por
la oferta limitada de su producto. “Queremos ser proveedoras de escuelas”, indican como
paso siguiente.
Ellas mismas conocían sólo las alegrías, la golosina que todo el mundo disfrutaba desde
siempre, aquí, pero también en el Distrito Federal. Ahora, gracias a la asesoría de
Puentes a la Salud Comunitaria, saben la riqueza que genera la planta como materia
prima para aguas, atoles, ensaladas y en tamales de hoja. Tienen producto para todo el
año, pero producen dos veces al mes en su pequeño centro rentado. Y bromeando se
adaptan a los anuncios comerciales: “No se puede comer sólo uno”. El sueño sigue
siendo un espacio propio.
Las mujeres son de bajo recursos y la llegada del amaranto ha sido tanto una alternativa
para la carne cara, como también para generar ingresos propios. Con Catherine y Puente
a la Salud habían aprendido preparar el abono orgánico y a sembrar hortalizas, pero
ahora también aprendieron comer productos de amaranto, tanto el grano como las hojas.
Enfatizan la palabra “aprendieron”, porque bien que se trata de un producto cien por
ciento mexicano, e incluso del centro-sur del país, ya había desaparecido de nuestra
cocina. “Sólo conocimos las alegrías”, comentan. “Y nadie de nosotros sabía cómo
prepararlo. Ahora, nuestra experiencia es que a la gente le gusta el sabor, si lo prueben.
Hay que presentarlo bien, porque es difícil de cambiar los hábitos. Pero ahora preparamos
un rico tamal con hoja de amaranto.”
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Las señoras mencionan dos factores por qué es tan difícil re-introducir los buenos hábitos
en la comida mexicana, de tanta fama en otras partes de mundo, pero cada vez menos
apreciada dentro del país mismo. Ellas mencionan la ‘ignorancia’ y ‘la flojera’. Como es el
caso de una vecina, que tenía hijos desnutridos. Ni la promotora del DIF lo sabía, y
tampoco en la clínica dan seguimiento. Le ofrecieron dar productos de amaranto durante
unas semanas, pero ella prefería dar galletas industriales. El amaranto lo dio a las
gallinas. Bromeamos que por lo menos las gallinas comen bien y producen huevos sanos,
pero “no sentimos mucho interés entre las familias más humildes. Igual logramos
financiamiento para construir 50 estufas ahorradoras de leña, pero no había mucho
interés. El material era gratis, a través de un proyecto, sólo se tenía que poner el trabajo.
Además, la leña es cada vez más cara y escasa, mientras que el humo es una de las
causas de muerte más importantes en Oaxaca.”
María del Carmen Villa Valencia tiene apenas un año participando en el grupo. “Todos en
‘su’ casa ayudan con la hortaliza que tenemos, incluyendo los hijos. Es difícil de
convencer a otras personas, pero mi vecina ahora también tiene hortaliza. Con el
amaranto he batallado, pero ahora sé hacer los churritos y alegrías.” Los ingresos
dependen del producto aportado. Tienen formatos para indicar las horas trabajadas y
todas saben hacer los distintos productos.
Las diez mujeres están conscientes de que van contra corriente en su lucha contra la
indiferencia. Opinan: “Estamos en un circulo vicioso, porque después de la desnutrición
entró la enfermedad de la modernidad: la obesidad. Y para el sector salud es cada vez
más costoso y difícil de combatirlo, porque la mentalidad es que ‘de algo tenemos que
morir’, ¿verdad? Tampoco los maestros muestran interés para hablar del medio ambiente,
de reciclaje de productos, de salud, sólo cuando sus programas lo marcan. De esta
manera a poca gente le interesa saber qué comida compramos, sólo el precio nos
interesan.”
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1.11. San Cristóbal Amoltepec, Mixteca Alta
COMBATE A LA DESNUTRICIÓN
Nunca antes lo habían tenido, aunque el amaranto se cultivaba en Oaxaca desde hace seis mil
años. Prohibido por los españoles, discriminado por los propios gobiernos mexicanos, ahora poco
a poco se está retomando el cultivo que se conoce como ‘la alegría’. Elogiado por los agrónomos
como el grano más completo del planeta, ahora también en San Cristóbal Amoltepec y otros
municipios mixtecos de muy alta marginación ha sido introducido para combatir la desnutrición
infantil, y como un arma para alcanzar la soberanía alimentaria en el campo mexicano.
Uriel Baeza, agrónomo de Puentes a la Salud Comunitaria, aprovecha la plática para
avisar a las cuatro mujeres presentes que ha sido aprobado el financiamiento para su
equipo para producir alegrías. Contentas contestan: “Ahora sí sería bien sembrar un poco
más para sacar de ahí las semillas, para no comprar afuera”.
Todo empezó hace tres años, cuando la asociación civil visitó la cabecera de San
Cristóbal. Durante una reunión de Oportunidades explicaron a las señoras las bondades
del amaranto. El municipio está en la lista de los municipios más marginados del estado,
con serios problemas de desnutrición infantil. Sin embargo, nadie conoció al grano,
originario de la región. Además, los comuneros tienen escasez de tierras y agua,
entonces pocos entraron para experimentar con ello, al lado de su milpa que siempre ha
sustentado a las familias, aunque sean durante unos meses al año. Hasta la fecha no le
quieren dar el beneficio de la duda. Ni siquiera con el apoyo del Comisariado de Bienes
Comunales que durante dos temporadas lo sembró en una parcela demostrativa. En la
actualidad hay un grupo organizado llamado “Trabajando Juntos”: Nueve mujeres y dos
hombres que siembran amaranto entre sus hortalizas. Cinco de ellos cuentan de sus
experiencias: Asunción, Alma, Martina, Estela y Pedro, campesinos jóvenes con hijos en
el kínder y la primaria.
“En la milpa sembramos maíz y frijol en el mismo terreno, mezclado con calabaza y haba.
También está ahí la verdolaga, el quelite, la mostaza, la violeta, todo natural, sin
fertilizantes. No tenemos suficiente tierra. Si acaso, el maíz nos da para tres meses. Para
ganar lo demás, andamos en el campo y salimos a trabajar en Tlaxiaco. Al Norte no han
ido casi. Nuestros hijos están bien, pero en otras familias sí hay niños desnutridos. Los
médicos nos recomiendan sembrar a lo natural, sin químicos. Y comer más verduras, no
comprar de la ciudad, pero de aquí mismo.”
Las mujeres van a las asambleas comunitarias, pero ahí no se habla de desnutrición. Sí
han reforestado, pero con puros pinos. Sólo unas familias han plantado frutales, que
todavía no dan. Alma: “No rescatamos mucho de lo que hacían los antepasados, pero nos
cuentan que antes estaban más sanos.” Martina: “No puedo sembrar mucho por las
comisiones que tengo en el prescolar y el comité del agua. Estoy sola.”
Asunción resume la historia del grupo: “Los de ‘Puente’ se presentaron en la clínica al
grupo de las mujeres que estamos en Oportunidades. Explicaron de cómo preparar las
comidas para los niños, que también pudiéramos sembrar hortaliza y que el amaranto es
muy nutritivo. No lo conocíamos antes. De ahí unas empezamos a sembrar nuestras
propias verduras. Cierto, a veces vamos a Tlaxiaco a comprar, pero ahí ni sabemos cómo
las cultivan. Vienen de Puebla y a veces se riegan con aguas sucias. Es diferente con
60
nuestras zanahorias y calabacitas, a ahí sembramos también un poco de amaranto. A
veces preparamos tortillas verdes con hojas, a veces las preparamos con la comida. Son
muy sanas, sobre todo para niños y para mujeres embarazadas. A veces invitamos a
otras señoras, no en la asamblea, pero así no más. Luego quieren entrar y recibir los
paquetes, pero les decimos que primero vengan a las pláticas. Si no saben, y luego
siembran sin cuidarlo, pues tampoco ¿verdad? Algunos no lo quieren comer, porque –
dicen- que cambia el sabor, pero yo he molido el amaranto y sus hojas en el nixtamal, y
quedaron sabrosas y sanas.
En la Mixteca, Puente trabaja en nueve comunidades de Tlaxiaco y Putla. Es poco el
espacio ocupado todavía por los productores en la región, 5 hectáreas entre 50
productores. Explica Uriel Baeza que en las pláticas relacionan tres aspectos:
alimentación saludable para la familia, soberanía alimentaria para dejar de comprar en los
supermercados, y la economía solidaria con sus ventas dentro y entre las comunidades, y
en el gran mercado distrital de Tlaxiaco. “En un cuarto de hectárea, se puede producir
suficiente para 12 mil alegrías. Restando los costos de producción y comercialización, se
gana unos 1.8 pesos por ejemplar. Queremos lograr que todos los productores lleguen
por lo menos al primer nivel de transformación (la reventada de las semillas), con eso
suben sus ingresos en un 100%. De esta manera mejora la salud de sus hijos y vale la
pena económicamente.”
61
2.0. LOS TIANGUIS INDÍGENAS
Istmo, Sierra Norte y Valles Centrales
62
2.0. Los Tianguis Indígenas
Tianguis Indígena en Tehuantepec
Hace ocho años se inauguró en Tehuantepec un espacio pluricultural basado en los principios de
la economía solidaria e igualdad social. Hombres y sobre todo mujeres de decenas de
comunidades istmeñas han participado desde entonces. El punto de partida fue su búsqueda
constante para comercializar los productos del campo y del mar, ya que en la economía
dominante nunca había espacio para ellos. En el Istmo de Tehuantepec están surgiendo las
grandes bodegas comerciales, como Aurrera, Liverpool, Sam’s, Coppel, Soriana, con productos
importados en su gran mayoría, mientras que las comunidades sobreviven con programas
asistencialistas como Oportunidades. La competencia económica es desleal, arrastrando como
efectos secundarios una alimentación ‘desnutritiva’, pérdida cultural, contaminación del medio
ambiente y cambios climáticos. En medio de este panorama deprimente también surgen
iniciativas desde los sectores populares –indígenas y mestizos- con el objetivo de reconstruir
nuestra sociedad pluricultural, sana y democrática. Estas iniciativas se encuentran en el
tianguis indígena.
2.1. Alberto Quiroga, Regidor de
Tehuantepec:
“COMUNIDADES DISPUESTAS A CUIDAR MEDIO AMBIENTE”
Decenas de participantes del tianguis y otros interesados se han juntado en la Casa de Cultura
de Tehuantepec para hablar de los cambios climáticos y buscar propuestas desde la sociedad
civil para contrarrestarlos. Les acompaña Alberto Quiroga Carballo, regidor de ecología del
municipio que en entrevista describe las perspectivas sociales y ambientales para estas
iniciativas. Fotógrafo de profesión y ambientalista de corazón, ha recorrido todos los rincones
de este municipio extenso, con sus treinta agencias, con sus playas y montañas, con su calor y
frío, con su desarrollo y marginación. Opina: “Tenemos distintos mundos dentro de un solo
municipio.”
“Acabo de ir a Nativitas Coatlán, allá arriba en la Sierra. Bajando a Lachiguiri queríamos
tomar un café. Llegamos y nos ofrecen el sobrecito de nescafé. ¡En la cuna de UCIRI!
¡Qué tristeza! Lo veo como una flojera de gente que busca lo más fácil. Por el otro lado,
las comunidades han sido engañadas y marginadas. Tratamos de concientizarles y no
nos creen. Reclaman: “Nos vienen a vacilar otra vez”, y tienen razón. Están muy
lastimadas, porque cada tres años vienen los candidatos con sus ofertas y nuevamente
caen en la trampa. O es demasiada la necesidad.
El municipio no tiene un plan de trabajo. Ni siquiera tiene una comisión de ecología. Y eso
que con tanta riqueza natural y cultural podríamos sacarlo adelante. Hay mucha materia
prima y muchas comunidades con buena voluntad. Acabamos de inaugurar seis
63
campamentos tortugueros, pero el municipio sólo está ofreciendo las playas. Las
comunidades están dispuestas a proteger las tortugas, pero no cuentan con ningún
recurso. Y faltaba que alguien les pusiera atención. La Red de Humedales ofreció
capacitarles. Está tremendo el comercio de los huevos de tortuga, pero la gente empieza
a entender que se está acabando con la riqueza, con los mangles. Entiende que eso no
es el camino.
El problema no empieza con el Parque Eólico. Es zona de mucha producción de mango y
para eso se ocupan cantidades de agroquímicos. Los escurrimientos de todo eso van al
mar. Creo que la molestia real con los Eólicos es por la forma como se está tratando a la
gente, cómo les llegaron a vacilar. La invasión española regresa, con insultos hacia los
“pinches indios”. Les tratan como hace siglos hicieron. Y no se distribuye la riqueza. Ni un
solo foco en el pueblo funciona con energía eólica.
Por el otro lado, hay mucha preocupación en los pueblos. E incertidumbre, porque no se
sabe que lo que viene es para beneficiarte o para dejarte en un retraso social. Hay
muchos temas que discutir. Hace poco estaba en Mar Muerto. Ahí se usa un sistema
ancestral de pescar con un candil, que se prende con combustible. El producto ve la luz y
se mete en las trampas. Hace tres años, a alguien se le ocurrió usar lámparas con pilas.
Cuando se acaba la tiran al mar o en la playa. Hicimos una platica en una comunidad y en
un día levantaron cinco mil pilas. Es un crimen ambiental y ninguna autoridad le entra. Si
alguien les hubiera dicho lo que les iba a ocasionar con este cambio en la pesca, creo que
no lo hacen. Antes pescaron 1500 toneladas al año, ahora sólo 500, lo están viendo en su
producción. Y ¿qué tanta contaminación tendrá este producto?
¿Qué hacemos las autoridades? Entramos por tres años. Cuando terminan de aprender,
termina también su gestión. Ya tengo años en el tema del medio ambiente, pero en
turismo tenemos una enfermera, en deporte una secretaria. No se buscan las personas
con el perfil para cumplir con su trabajo. En contraste, los campesinos siempre se quedan
en la misma situación, pero dispuestos de cambiar como demuestran las comunidades
donde están los campamentos tortugueros. Un señor que fue de los más grandes
depredadores, ahora está cuidando los nidos. No se despega de ahí. Quiere ver como
nacen. Es que nunca lo había visto de esta manera. Una señora, que en la noche lleva
huevos a la zona protegida, ve una tortuga que regresa al mar después de dejar los
huevos, y la está hablando: ‘Ay mamacita, gracias por encargarnos las tortuguitas, las
vamos a cuidar’. Se encariñan con los animales, a través del trabajo. Cuidar y liberar
forman su nuevo hábito.
Ayer estábamos discutiendo la ley de ingresos en el cabildo y ni se toca un solo tema que
tiene que ver con el medio ambiente. Con asesoría de CONANP y SEMARNAT se retomó
el Comité Regional de Recursos Naturales, encabezado por comisariados ejidales.
Recibimos pláticas sobre el maíz criollo, pero la gente le está metiendo químicos. Es algo
uno no acaba de entender. Por un lado estamos haciendo talleres sobre los cambios
climáticos, con la Red de Humedales estamos cuidando el medio ambiente, y por el otro
SAGARPA está regalando abono químico. Algún día el mismo gobierno tiene que
entender que está mal su política.
Con nuestra organización civil estamos fomentando los huertos familiares en las
comunidades. Y les digo a los productores que no es posible que vengan a la ciudad a
comprar verduras, mientras tienen que ser ellos que las vengan a vender. Y de cada
campamento tortuguero vamos a llevar unas personas a una comunidad donde se vive
64
mejor gracias al ecoturismo, sin que vengan empresarios a construir hoteles o grandes
restaurantes.
Para las comunidades, el tianguis es importante. Sin embargo, para ser exitoso, debe ser
constante. Dura dos días. A veces se termina la venta de un vendedor en un día y se va;
ya no regresa. Por el otro lado, un problema es la falta de transporte desde las
comunidades que están muy dispersas, y muchas de ellas incluso desde fuera del
municipio. Quizás por lo mismo, el municipio no le ha buscado espacio. Pero la gente lo
pide, porque sabe que son productos naturales. Hay perspectiva.
65
2.2. Tzinnia Carranza, Coordinadora del
Tianguis:
“BUSCAMOS UN ESPACIO PARA REACTIVAR LA ECONOMÍA
LOCAL”
“La iniciativa para el tianguis surgió después de haber trabajado con tantos pueblos que tenían
proyectos productivos y de conservación, pero no tenían dónde vender sus productos”, cuenta
Tzinnia Carranza, investigadora y actual coordinadora técnica, que ideó este espacio social,
donde muchas veces ya se tenían las cosas listas y se quedaban, lo que generaba frustración.
Por el otro lado pesaba la migración por falta de oportunidades económicas. Es más: “Las
mujeres generalmente no tienen ingresos, y muchas de ellas quedaban solas, porque el marido
se va y la mujer se queda con toda la carga, no vuelve a ver a sus maridos ni reciben una sola
remesa.”
La reflexión concluyó con un ¿Qué se hace con tanta riqueza en los territorios, y la gente
tan pobre? La respuesta era “reactivar la economía local”. Que la gente tenga ingresos.
Por ejemplo, en los traspatios se pudren las frutas. Las reglas del comercio neo-liberal
dicen que tienes que tener una cantidad mínima para poder vender en el mercado, con
cierta calidad, reglas que rompen con toda la estructura comunitaria. Había personas que
decían en las comunidades “podemos vender tus productos en el extranjero, pero tiene
que ser de tanta cantidad y de tal calidad”, está fuera de la realidad de los pueblos. La
gente tendría que dedicarse a la maquila, dedicarse a un producto, en lugar de la
diversidad que hoy día tiene.
Acabo de hacer una entrevista con César Morales, donde confesó el error de
CAMPO al inicio fue de pensar sólo en la exportación de productos de los pueblos,
sin preguntar primero por sus necesidades y prioridades. ¿Hiciste un diagnóstico
como punto de partida?
Era un diagnóstico propio por la experiencia con la gente en los pueblos. Desde las
experiencias surgió la observación de que teníamos que hacer algo. Con dos personas
más de PAIR13, llegamos a la conclusión de hacer algo como un tianguis donde la gente
podía vender sus productos, sin intervención de intermediarios, que formaron otro
problema. Además rompe con estas reglas neo-liberales: Si quieres vender tres naranjas,
ahí se puede. Y quizás 15 días después cuatro huevos de gallinas del traspatio. Es otra
lógica, que sin embargo permitiera procesos de organización.
Platicamos con muchos conocidos en las comunidades y armamos un proyecto para
generar unos fondos. Y la gente emocionada, diciendo que sí. Formamos un grupo de
treinta personas, de distintos pueblos, y empezamos un proceso de reflexión para ver si
realmente sería una alternativa y cuáles características debía que tener este tianguis.
Algo como estatutos. Tenía que ser diferente a otros tianguis. Una vez hecho las reglas,
les capacitamos como promotoras y promotores. Fueron a los pueblos a presentar el
proyecto, como semillita para reproducirlo luego en otras partes. Fue impresionante la
13
Programa de Aprovechamiento Integral de los Recursos Naturales, de la UNAM.
66
respuesta, llegamos a tener unos 2500 socios. Con un pequeño fondo que obtuvimos,
pagamos todo este proceso que duró ocho meses.
Sin embargo, el movimiento grande quedó sin dinero. Nos preguntamos qué hacer y la
gente respondió “con nuestros propios recursos”. Los procesos fueron comunitarios, con
base en las asambleas. Hablamos con los municipios para pedirles apoyo para transporte
o para que se instalara el tianguis, para mesas y sillas. Teníamos el apoyo de Salina
Cruz, Tehuantepec, San Carlos Yautepec, Magdalena Tequisistlán, Ecatepec, Huamelula,
Nejapa de Madero.
¿No había resistencia por parte de los vendedores establecidos?
Temía represalias y bloqueos, pero no ha sucedido. Buscamos espacios propios, no cerca
de mercados y fuimos a las ferias de los pueblos. Todos los que participan en estas ferias,
pagan, pero a nosotros nos dan. Es un trabajo político que se estaba haciendo. Siempre
las puertas han estado abiertas.
Participaron organizaciones grandes como Ucizoni y Uciri. Ahora que fui a Ucizoni,
ni sabían cómo estaba el tianguis. Uciri encarga su café. ¿Quiénes son los
luchadores que aguantan?
Efectivamente estaban Ucizoni y Uciri con nosotros. Ucizoni salió primero. Sólo llevaba
ropa típica, bonita, pero cara. Durante la inauguración no vendieron nada y se fueron,
para ya no regresar. Nunca logramos recuperar su participación con la parte productiva, lo
que más nos interesaba. Sí logramos que trajeran maíz de un pueblo y lo vendieron a otro
que no tenía. Esto fue un efecto que buscábamos: Intercambiar productos entre
comunidades. No sólo estaríamos mejorando la economía local, pero también la
alimentación. Como una soberanía alimentaria, a través de los mismos pueblos. Además,
durante los tianguis se hace trueque.
¿Quiénes son los que aguantan más?
Es gente que no tiene otro grupo. Adoptaron a este grupo como lo suyo. Es interesante,
porque se han establecido lazos fuertes, como si fuera de una familia. Dicen “a veces
vendemos, a veces no, pero esto es lo más importante”. Es el caso de Alicia, nuestra
presidente, que viene de la región Ikoot, a dos horas de camino. Es madre soltera con dos
hijas de 16 y 11 años de edad. No logró venir el primer día, pero sus hijas sí y se
quedaron con otra vendedora. Otra cosa, ayudamos a las familias en sus procesos
productivos, les damos préstamos como un fondo revolvente, con intereses muy bajitos.
Este año que viene queremos empezar con huertas familiares, básicamente con las
mujeres, para su autoconsumo y venta. Son mucho más mujeres que hombres que
participan aquí, diría yo un 80%, desde jovencitas hasta mujeres casadas y viudas.
Ya son ocho años, de por sí es un éxito que sobrevivan. ¿Qué has aprendido?
Crear estos procesos organizativos es complicado y la rayita entre ‘echar una mano para
consolidar procesos auto-gestivos’ y el paternalismo es muy delgadito. Ha sido un
aprendizaje para todo el mundo. Después del primer fondo, estuvimos trabajando durante
dos años sin ningún peso. Decidimos formar una organización. Yo estaba medio
renuente, pero finalmente era lo que decidió la asamblea, porque da más seguridad a la
gente. Yo esperaba que pudiéramos lograr un proceso auto-gestivo, con el esfuerzo de la
misma gente, y que no necesitáramos formar una organización para buscar fondos. Nos
daría más libertad.
67
Tampoco necesitas usar una organización para buscar fondos, sino dar mayor
seguridad a la gente. Sobre todo en época de crisis sería importante.
Claro, pero esta fue mi visión utópica. Me pusieron con los pies en la tierra. Ahora
tenemos nuestra mesa directiva, de puras mujeres, aunque somos una organización
mixta, y recibimos fondos de muchos lados. No lo había pensado así, pero sí ha creado
mayor estabilidad.
Ahora buscamos un fondo propio con los esfuerzos de la organización, con lo cual
también podemos apoyar a compañeros y compañeras que tengan una emergencia, para
que no necesiten empeñar sus cosas o ir con el coyote. Poco a poco queremos ser más
independientes y tenerlo como un capital semilla.
En la mesa directiva está Alicia como presidenta, una mujer chontal, está Lucha que no es
Ikoot, pero ya tiene mucho tiempo en la zona, una mujer de Matías Romero y la
coordinadora técnica que soy yo. Es impresionante cómo ha aprendido Alicia. Puede
hablar frente a un público en un castellano que todavía le complica. Toma el micrófono y
habla. Ha crecido mucho en su seguridad personal y defiende sus ideas. Y eso que no
podía salir a vender, porque le echaron los policías. Este es su espacio ahora, es un
espacio de construcción colectiva.
¿Cómo ha cambiado su vida profesional?
Tiene un grupo de mujeres artesanas, que ella encabeza. Es líder en su comunidad.
Además es promotora del tianguis y se le paga por este trabajo, que le da estabilidad.
Sabe que puede contar con la organización en caso de un apuro.
¿Este proceso ha generado procesos locales?
No lo hemos logrado todavía. Lo que sí, tenemos productos diversos. Y últimamente se
están integrando varias mujeres, a partir de un proceso de promoción. Nuestro último
censo es de unas 400 personas. Obviamente muchos no van. Porque si existe un grupo
local, sólo vienen una o dos. Tenemos la cárcel de mujeres. Ahí hay un grupo de treinta
productoras que formaron una cooperativa. Han participado desde el inicio. Un grupo de
apoyo se encarga de sus productos.
Por el otro lado, buscamos una red entre distintos tianguis de Oaxaca. Surgió el tianguis
de Ecosta en Tututepec. Vinieron a platicar para ver cómo iban a hacer sus tianguis.
Estamos buscando la manera de hacer intercambios. Igual surgió el tianguis de Guelatao,
inspirado por nosotros. Queremos llegar a un acuerdo para –si no podemos ir físicamentemandarles un paquete de productos, sobre todo agrícolas. Mi lucha es que la gente use
este territorio, porque si es tu territorio, lo defiendes. Muchos van con la idea que las
mujeres trabajen las artesanías, pero también son agricultoras. Tienen muchas
actividades y podrían poner otros productos en el mercado, que no sean artesanías. Se
ve este proceso: Mujeres que llegan con un producto, pero que empiezan a diversificar.
Tanto en las actividades agrícolas como en la pesca, son los hombres que lo
trabajan más y las mujeres lo venden.
Tienes razón. En la Sierra son más agricultoras que en el Istmo. Tienen distintos
productos que no necesariamente vienen de la milpa, como por ejemplo hortaliza,
orégano y flores. Estamos en pláticas con un grupo de mujeres en la Sierra Sur que hasta
la fecha venden con el coyote. Quieren incorporarse. Un problema para la participación
68
son las distancias. La diferencia con organizaciones regionales como CCC es que sólo
compran ciertos productos, que es más fácil de organizar, nosotros en contraste
buscamos la diversidad. Por ejemplo, las mujeres Ikoots venden camarón y productos de
telares de cintura, pero cuando empezaron a entender la lógica de este tianguis, también
vienen con huevos, gallinas, nopales, frutas, cosas que ellas recolectan o producen.
¿Por qué no estimular la compra de productos que sus vecinos tienen en su
traspatio, como es el tamarindo. Exacto, pero ahí entra otra cosa: se pudren las frutas.
Porque los que vienen a comprar en Tehuantepec, viven ahí cerca entonces, muchas de
las frutas que traen las vendedoras, los compradores las tienen en su casa. Por eso
importa establecer redes y traer frutas de otras regiones. La lógica de este tianguis no es
producir todo tú, pero también puedes llevar productos de tu vecino. No necesariamente
se produce mucho, pero puedes traer poquito o darle valor agregado a frutas del traspatio.
Ahora quieren que les capacitemos en conservas. En otras ocasiones hemos vendido
canastas con productos, en época de Navidad. La parte débil es la producción constante.
Es lo que queremos estimular, sobre todo hortalizas.
¿Con quienes trabajan: personas, organizaciones sociales, comunidades enteras?
Con quien tenga el interés. Hemos trabajado con UCIRI. Obviamente para ellos no es
atractivo venir a vender aquí su café, porque lo que aquí se puede vender no tiene nada
que ver sus los canales de comercialización establecidos. Empezaron a vender tomate y
maracuya en el tianguis, otros productos que tienen aparte del café, como una
diversificación. Sin embargo, salió de UCIRI la persona que canalizó estos productos con
nosotros y no se dio seguimiento.
Una regla que pusimos es que si no te sale la venta, te ayudamos con el pasaje.
Entonces, todo el mundo quería que les pagáramos su pasaje. Es delicado, pero
queremos trabajar con equidad social, porque no todos tienen las mismas condiciones.
Facilitamos los procesos a la gente que esté amolada. Los mismos participantes
empiezan a hacer conciencia. En algún momento fue “cuánto me vas a pagar, para que
yo venga a vender en su tianguis”.
Es un proceso difícil, donde se separan oportunistas de luchadores. Como dijo
Brecht: “Hay gente que lucha un día, y es buena; hay gente que lucha toda la vida y
son los verdaderos revolucionarios”. ¿Cuáles perspectivas ves para el tianguis?
Tenemos que crecer en número de socios, porque tenemos que diversificar. El otro tema
son las redes. Sólo no vamos a abarcar todo Oaxaca. Tenemos que vincularnos.
Logrando esto, estoy convencido que podamos formar una economía alternativa. La
utopía es que sigamos caminando hacia donde queramos llegar. Si no, nos apagamos. En
los últimos años está creciendo la conciencia económica y como articularlo con procesos
de conservación. Las necesidades económicas por supuesto eran claras, pero ahora se
está buscando más esta articulación. El segundo reto es la formación de redes, para
mejorar esta articulación. Y finalmente una debilidad grande es el protagonismo de cada
quien que no permite avanzar: ‘Estos son mis grupos, estos son mis procesos. No voy a
abrirme para que se monten en mi trabajo.’ Estas visiones son terribles y no han permitido
fortalecer estos lazos necesarios.
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2.3. Alma Santiago Cruz, Yavesía:
“QUEREMOS QUE LA GENTE CONOZCA LA GASTRONOMÍA LOCAL”
Alma Santiago Cruz, de 27 años de edad, es originaria de Yavesía, Pueblos Mancomunados.
Participa en el nuevo tianguis de El Marquesado en la bautizada Plaza de Economía Solidaria,
igual que en el Tianguis Indígena de Ixtlán. Mientras está preparando unas memelas de maíz
azul, con asiento de salsa de nuez y berros, me pongo a platicar con El Pariente, comerciante y
vendedor de las “mejores tortas de Oaxaca”. Cuenta como era testigo de un acto represivo de
acaparadores en la Central de Abasto, cuando unas señoras de los pueblos vinieron a vender
sus tomates orgánicos. Los coyotes no querían ceder ningún centímetro de su territorio y
empezaron a tirar los tomates de las señoras en el suelo. El pueblo empezó a reclamarles, se
dieron empujones, pero finalmente la decisión más hábil y solidaria fue que el público empezó a
comprar los tomates a las señoras. Un acto espontaneo de la Economía Solidaria.
Luego se sienta Alma a platicar su historia de Lazta-Velooa (“Llano de Mariposa”), la
organización que formó con diez mujeres en su comunidad, con el objetivo de estimular la
economía campesina, la participación de las mujeres y la venta de un producto sano y
típico de su pueblo, para empezar con los nogales que se dan en abundancia en Yavesía.
Cuenta:
“Empezamos con un curso de conservas en Yavesía, pero desde antes tenía la inquietud
para hacer algo para mi comunidad, en especial para mujeres, para que abrieran camino
y tuvieran mayor participación en la comunidad. Mi inquietud empezó cuando estaba
trabajando en una purificadora, pero a mí no me gusta que me den órdenes. Me di cuenta
que quiero hacer algo por mí, por mis compañeras y compañeros. Aproveché todos los
talleres que había en la comunidad. Al principio estaba pensando en mermeladas y
almíbar, pero me di cuenta que ya existían muchos de estos productos, y además la
sociedad ya no está para comer tanto dulce.
El próximo paso era pensar cómo se podría envasar la salsa de nuez, que es una salsa
ancestral, cuando las abuelas estaban moliendo las nueces en el metate. Queda como
una torta seca, que la gente llevaba al campo con su tortilla. Buscaba la manera de llevar
este producto hacia la ciudad. Con un financiamiento empezamos a trabajar las memelas.
Desde antes ya vendimos en el tianguis orgánico de Ixtlán las mermeladas y el almíbar,
pero estos no pagaban nuestros gastos. Empezamos a mezclar sabores, para que no
fuera la mermelada que todo el mundo vende, pero con sabores típicos que encontramos
en la comunidad.
Empezamos a llevar salsa de nuez en totomoxtle. De ahí los mismos clientes decían ¿por
qué no preparas unas memelas con esta salsa? Nos costó como dos años para dar un
toque especial a esta memela con la salsa de nuez. Es que estamos remplazando el
asiento de manteca y frijol, y estamos poniendo esta pasta de nuez con berro, en lugar
de lechugas. En la comunidad se da el berro silvestre, pero también lo están cultivando.
Ahora que estamos usando esta salsa, vinieron los pedidos para llevarla a otros estados.
Elaboramos un proyecto para que alguien nos capacitara cómo envasar esta salsa sin
que perdiera su sabor original y que se conservara bien en el anaquel sin conservadores.
Trabajamos con una química, con maestría en el Tecnológico. Una vez logrado este
propósito, nos metimos en la Secretaría de Economía y con SEDESOH. Gracias a ellas
70
ahora estamos participando en este tianguis. Ahora el siguiente paso es envasar y
comercializarla.
Esto ayudaría a generar empleo. Hay muchísimo nuez en Yavesía y la gente ahora lo está
rematando. Y si no lo vendes, se queda. Queremos ser un centro de acopio, para que la
gente lo vende a nosotros y que esta venta les estimule a sembrar nogales. No nos
concentramos en los nogales, sino conforme venga la cosecha del año, produciendo
mermeladas y almíbares de diferentes sabores. Para eso necesitamos que haya una gran
producción que abastezca nuestra necesidad. El mercado nos va a indicar nuestra
necesidad de producción. Esperamos que sobre todo los hombres se sientan más
motivados para invertir en el campo. Nosotras queremos ser el centro de acopio, pero que
ellos inviertan en la plantación de frutales.
En Yavesía hay mucha conciencia para cuidar el medio ambiente. Y sembrando más
árboles frutales ayuda. Estamos aprovechando el agua. Ahora traemos el maíz y los
berros de la comunidad. Producimos salsa de nuez y salsa de miltomate (que es de
milpa). Y si no tenemos berros, lo compramos de la vecina, lo que le motiva a sembrar
más. Tenemos solares con dos que tres frutales, pero es poca producción para hacer
salsa y otros derivados. Compramos también a unas 20, 30 personas, entonces no estoy
quedándome con los recursos; doy a mi gente, para que ella sepa que en el centro de
acopio puede vender su producto. Tengo cuatro años participando en los tianguis en
Ixtlán y estamos en el segundo año de transición para la certificación como productos
orgánicos.
Yo misma también trabajo en el campo, tenemos ahora un solar en el monte, que mi papa
ha donado a las mujeres. Sembramos duraznos y manzanos ahí. Los sembramos en este
sistema MYAF: maíz y árboles frutales juntos, porque es un terreno con pendiente. El
terreno ya tiene más de 15 años que mi papá no lo ha trabajado, no necesita nada de
fertilizantes, porque está bien abonado. Planté los arbolitos y ya pegaron, sólo me falta
traer una manguera, para cuando les falte agua. Además del campo, me dedico un poco
al comercio, abriendo puertas, buscando ferias, donde hacemos contactos con clientes y
damos a conocer nuestro producto.
Económicamente a veces no me conviene venir desde Yavesía hasta Ixtlán o acá, pero
estoy dando publicidad a mi producto. La gente a veces llama a mi casa para pedir una
caja. En Ixtlán viene mucha gente de los pueblos, pero también de fuera. Ellos empiezan
a ver la diferencia con el mercado normal, por la relación directa entre productorconsumidor, sin intermediario. Y se busca la manera para que todo sea natural. Aprendí
que estoy ofreciendo algo sano y nutritivo. Yo misma lo estás cosechando y preparando.
Es algo que hay que reconocer de los pueblos que ofrecen cosas sanas, sin químicos. Ni
conservadores, porque lo estamos envasando al vacío. Y mis compañeras se están
animando más. Lo que queremos es que la gente conozca nuestra gastronomía
tradicional. No sólo los aguacates y otras frutas, pero también productos con un valor
agregado.”
71
2.4. César Morales (CAMPO A.C.):
“EL SOL SALE PARA TODOS”
Formaron un centro demostrativo, después de años de trabajo en las comunidades.
¿Por qué y cómo llegaron a este modelo de las Expo Ferias? Tiene que ver con la
relación que CAMPO14 ha tenido con las organizaciones productivas y comunitarias y con
autoridades locales. Trabajamos con ellos e impulsamos procesos productivos en
distintos temas –sobre todo el café, la miel, el maíz- pero antes de atender las
necesidades locales pensamos en el mercado, en la exportación, sacar el producto de la
comunidad. No sólo en el ámbito de la producción y consumo, pero también en el sentido
de cómo se organiza la gente, articular esfuerzos de manera conjunta. No es lo mismo
que se junten dos productores o cincuenta. Requiere una forma organizativa y una serie
de aprendizajes, subir escalones para que gradualmente se vaya avanzando la gente
hacia afuera.
Desde hace años Campo promovió y fue parte del problema de origen: Sólo trabajamos el
tema de café para exportar, porque así lo quiere el mercado, pero así queríamos hacer
con los otros productos. Fue un error que fuimos resolviendo por los aprendizajes en el
proceso.
Un ejemplo en torno a la miel. Hace muchos años, CAMPO y organizaciones de mieleros
formamos formas asociativas y les capacitamos en la comercialización. Todo el mundo
pensó en la exportación. Después de un tiempo nos dimos cuenta que no era el camino a
seguir, si no estábamos resolviendo lo inmediato de las familias. Nos dimos cuenta de eso
después de haber certificado la miel de la Chinantla con nuevos grupos que establecieron
una cantidad considerable de colmenas, produciendo miel sin ningún químico. Se logró
una buena producción y nos atrevimos buscar una certificación para todos estos grupos.
El día que íbamos a exportar esta miel, resulta que localmente ya se había consumido
toda la miel. Esta experiencia nos obligó a revisar el hecho que siempre estábamos
mirando hacia afuera. Lo mismo con otros productos como la Jamaica o la pita. Teníamos
que revisar lo que las comunidades tradicionalmente hacían antes de que llegara el café
para romper toda esta economía con su trueque. Los monocultivos rompieron la lógica
propia de las comunidades.
CAMPO tenía un equipo capaz y con mucha experiencia en las comunidades. ¿No
se había investigado lo que necesitaba o pensaba la gente?
Fue el error de trasladar la lógica del café hacia otros productos. El café no era originario
de México, llegó porque se requería en otro lugar. La miel es originaria de esta región,
aquí hay conocimientos ancestrales del uso de la miel para rituales, para medicinas y para
endulzar la comida. Esta parte no habíamos considerado. Son aprendizajes que uno
adquiere con el tiempo.
Una de las virtudes de la producción de miel en la Chinantla y en la Costa, fue que
primero está resolviendo el consumo local, antes de irse a lo regional, o internacional.
Hoy, muchas de estas organizaciones de productores están reflexionando de cómo incidir
en el mercado local, que está invadido por otros y no por ellos. La reflexión no está ligada
a que no exista el mercado, sino a que los costos de operación para la exportación ya no
14
Centro de Apoyo al Movimiento Popular Oaxaqueño A.C.
72
son costeables, por tanto permisos, el envío, las muestras, y hoy día hay mucha
competencia en estos temas, mientras se está descuidando lo local.
Tanta exportación del café nos hace vulnerable a los caprichos del mercado. En
Brasil, casi toda la producción se consume localmente y por lo mismo es menos
vulnerable.
Hoy día muchas organizaciones cafetaleras nacionales también están buscando este
mercado local. Les está costando mucho porque no hay experiencias exitosas, y tienen
que competir con las empresas grandes que ya invadieron este mercado. De repente, por
sus costos de producción y de transformación, a las organizaciones no se les quede
redituable. Ha sido un proceso de aprendizaje interesante. Hoy en día todas las
organizaciones están poniendo sus cafeterías en el centro histórico, porque quieren incidir
con sus marcas, sus sabores, sus mezclas. Pero ¿cuánto tiempo ha pasado? Desde la
fundación de la Coordinadora Estatal de Café –CEPCO- tocamos el tema del consumo
local, con las cafeterías. Pero no se le dio la importancia en aquellos años. Ahora con un
mercado cada vez más competido, están incidiendo en el consumo local, como ha sido el
ejemplo de la miel en Oaxaca. Hace mucho tiempo se estaba produciendo la miel de la
manera rústica, hasta que llegó la abeja africana. Pasa un tiempo en que la gente
aprende a trabajar con la abeja africanizada y recupera esta parte de la producción.
¿Cómo es que este producto –además de ser endulzante y medicina tradicional- lo
retoman con su ecosistema. Esto se enriquece con el tema de la polinización de los
cafetales y toda la biodiversidad que tienen, garantizando la producción natural-orgánica.
¿Cómo ha sido nuestra reflexión en este proceso de resolver primero lo propio antes de
meterse en las Ligas Mayores? Yo no puedo provocar a la gente que produzca miel, y que
venda al siguiente día, si es muy poco el tiempo de haber aprendido a manejar la abeja
para aprovechar su producto y darle valor agregado, sea con la cera, la miel, el propolio,
la jalea, y luego la parte técnica: ¿Cómo reproducir sus núcleos de abejas? Antes de
pensar en el mercado externo, hay que pensar en el proceso de organización y de
producción. Para entrar en las grandes ligas hay que saber vender y tener una buena
presentación. Esto se va construyendo con el tiempo. Más que imagen queremos
garantizar la calidad del producto.
Otro ejemplo es el barro. A los compañeros de San Bartolo Coyotepec les ayudamos a
organizarse y equiparse, a fortalecer esta parte de los diseños para poder incorporarse en
un mercado internacional, en donde no te pedían un jarro, sin mil y dos mil candelabros.
En este mercado se requiere de una homogenización, de un estándar de productos para
competir en un mercado exigente como el europeo. Trajimos a expertos y empezamos a
tratar de adaptarnos a las exigencias de los europeos. Entonces, la gente nos decía
“Cómo vamos a hacer que todo son igualitos”. Entonces, tenía que mandar a hacer
moldes. Nos dimos cuenta cómo contrastó con la artesanía rústica, con la cultura y alma
de trabajo. Estábamos rompiendo su cultura y sus costumbres, moldeamos todos sus
productos. Para llegar a este mercado, la gente tiene que aprender los gustos y la
exigencia de otras culturas.
En un mercado que no tiene siempre los mismos precios y condiciones. Y cuando
un candelabro no entra, se regresa. Y el regreso es un costo. Otro ejemplo es la pita, una
planta, que se encuentra en los bosques mesófilo o en la selva baja en Oaxaca, Chiapas
y Tabasco. Cuando existía la demanda de la pita peinada de forma natural, se generó la
necesidad de producir más. La idea fue intensificar el cultivo, que es un agave silvestre
73
del cual se extrae una fibra. Lavándola y peinándola se adquiere un color blanco que se
usa para artesanía.
Un error que promovió el gobierno federal a través de la SEMARNAT y SEDESOL, fue
intensificar el cultivo en el cafetal. La primera consecuencia fue que se contagió la pita
con la roya. Uno tiene que aprender a respetar y valorar lo que nuestro ambiente genera.
Lo mismo pasó con la vainilla en la región de Usila y de Valle Nacional. Vino el gobierno
federal que dijo “vamos a cambiar el caficultor en vainillero. Y pónganse a sembrar vainilla
en todas sus plantaciones. Error garrafal, porque la vainilla requiere un tratamiento muy
minucioso.
La gente empezó a cultivar cinco hectáreas, cuando una familia acaso puede trabajar una
sola. Vieron la parte económica, decían “ya lo hicimos, vamos a exportar a Japón, a
vender a la Coca Cola” y a otras empresas que estaban coqueteando por ahí. Pero la
vainilla se plagó y la gente se desanimó. Fue un fracaso. Se creó la Unión Regional de
Vainilleros de la Región de Papaloapan, consiguieron muchos recursos y capacitación,
pero no tomaron en cuanto esta parte humana, que se requiere para el trabajo, ni los
propios beneficiarios. Tronaron y se endeudaron. Hoy hay todavía unas familias
trabajando, pero no sacan el producto final. Venden la vaina a un intermediario, para que
este saque la vainillina. Falta planeación, faltó organización, aunque el mercado sí existía,
pero la gente no se preparó para eso. El gobierno les saturó de recursos y de plantación.
La pita ya no se volvió a sembrar de manera intensiva, pero resurgió de manera natural, y
hoy en día la gente ha aprendido su lección y está cuidando estas áreas naturales. Hay
personas que lo están explotando, pero no tienen mucha capacidad de vender sus
productos y siguen dependiendo de los compradores.
Conforme va pasando el tiempo, nos dimos cuenta de la necesidad de crear condiciones
para las organizaciones para que fortalezcan su ánimo, su espíritu, que puedan sentir que
hay otras experiencias que van por el mismo camino, que hay organizaciones ya
avanzadas con marcas registradas, que ya tienen su mercado. Vimos la necesidad de
crear espacios para mostrar los productos al público. Buscamos un espacio de difusión y
de demostración, de intercambio, antes de pensar en el gran mercado. Así inicia la
primera expo-feria en el 2005, en la cual participaron diez organizaciones, con miel,
artesanía, mezcal, conservas, café y hortalizas.
Cuando vimos que esto estaba funcionando, invitamos a otras organizaciones. Hasta la
fecha son ocho exposiciones, en las cuales no solo compartimos procesos productivos,
pero también innovadores, como es la energía solar, la piscicultura y la construcción con
tierra. Fuimos diversificando, con distintos temas. En lugar de vender las hojas de la
palma camedor, dijimos “¿por qué no vender las plantas?” y surgen los viveros con las
distintas variedades. Tienen muchos retos, porque tampoco es fácil incursionar en un
mercado que tiene sus marcas, sus bonitas presentaciones, pero sí logramos un espacio
donde las comunidades pueden exponer lo que están haciendo, cómo están cuidando el
medio ambiente, cómo están produciendo.
Nuevo es el intercambio de experiencias y de demostración de productos, pero
seguían mirando hacia afuera, aunque también se habla de conservación y
consumo local.
Esta parte ya trascendimos. Te dije, primero importa ver el consumo local. Conforme vaya
avanzando, por ejemplo en la producción de la miel y sus subproductos, después empiezo
a pensar en un mercado local, regional o fuera de ellos. Cuando te estoy hablando de
74
venirse a Oaxaca es porque la parte local ya hubo aprendizaje, ya hay manejo de estos
temas. Estos hablando de ciertos productos y procesos organizativos, no puedo
generalizar.
¿Cómo se fortaleció al mismo tiempo, la producción y el consumo de otros
productos, para no depender tanto de uno sólo?
Esto ha sido la reflexión con los productores de café. El café no resolvía al 100% las
necesidades de las familias. Hace muchísimo tiempo sí fue el caso, pero para el futuro no
se podía pensar únicamente en el café. Por eso aparece el tema de la miel, del maíz, de
la pita y vainilla, las hortalizas y los animales de traspatio. Nuestra intervención es más
integral. El que produce café, también produce miel y vainilla, maíz, malanga, tratando de
recuperar lo que antes producían y que dejaron de hacer cuando llegó el café. O la
explotación de los recursos forestales en la Sierra Juárez. Decían: “Para que sigo
cultivando maíz si lo puedo comprar.” En la Chinantla, el café fue muy bien pagado.
Hoy día no es lo mismo. La gente se ve obligada a buscar otras alternativas para resolver
esta seguridad alimentaria y resolver estas inquietudes que tienen con los cambios
climáticos. Ya no llueve en las mismas fechas que los viejos decían que tenía que llover.
Hay escasez de agua en lugares donde nunca se imaginaba que algún día dejara de
llover. Esta preocupación hace que se retoman nuevos temas. Sí es importante
reflexionar los que sí tienen los recursos naturales, hace quince años que decíamos que
en lugares como Santa Cruz Tepetotutla tenía tanta riqueza natural que podría ser una
idea de lucirla a los visitantes. No se pensaba en cabañas pagadas por la CDI. Se
hablaba de ir creando las condiciones a largo plazo. Los proyectos de ecoturismo tienen
una infraestructura enorme, no fue una necesidad sentida de la gente, pero se las
financiaron. Hoy día llegaron tres personas por mes, esto no es costeable. Comete el
gobierno el mismo error de antes.
Por eso hablamos de la recuperación de la lógica, decíamos ‘¿cómo se puede revalorar la
diversidad de productos locales de alto valor cultural y nutricional. La cuestión no sólo es
de nutrición, pero también cultural, y de las prácticas tradicionales de las comunidades. Es
uno de los propósitos que nos hemos planteado, del porqué de estas expo-ferias. Otro es
de demostrar de manera práctica proyectos y eco tecnologías para la buena vida y la
protección ambiental. El tercer objetivo es el consumo de productos locales orgánicos,
insumos a través de intercambios entre productores y consumidores, evitando la reventa
por un intermediario. El cuarto objetivo es este intercambio educativo y cultural de
prácticas de las comunidades.
Han organizado ocho expos hasta la fecha, posiblemente ha habido baches, pero
definitivamente ha crecido. Ya vino todo un contingente desde Michoacán. ¿Cómo
ha sido esta experiencia para CAMPO como organización? ¿Cómo ha sido este
proceso de error y prueba en este espacio organizativo?
Me iría por unos números: En la primera expo-feria ecológica “El Sol Sale para Todos”
participaron diez organizaciones, en la octava 120. Había como 40 temas diferentes,
desde barro rojo y negro hasta medicina tradicional, frutas y hortalizas, productos sin el
uso de químicos, organizaciones cafetaleras, bebidas tradicionales como el téjate y el
popo, bebida que viene de un bejuco.
Por el otro lado CAMPO invitó a organizaciones amigas, a participar de manera conjunta
en estos eventos. Un ejemplo es el Tianguis Indígena Multicultural del Istmo de
75
Tehuantepec, que vino la primera vez con treinta distintos grupos. Co-organizamos un
evento en el Llano “por una Vida Autónoma” con el Foro de Tecnologías Apropiadas”, el
INSO, Congreso hacia una Visión Holística de Salud. En la 6ª Expo fue con la Red de
Ecoturismo de la Sierra Norte de Oaxaca.
Y las autoridades locales. En el caso de San Luís Beltrán fue, a partir de la 7ª Expo, con
las autoridades de la agencia y del Comisariado Ejidal. Esto ayudó a acercarnos
mutuamente, la comunidad y CAMPO. Participaron la banda de música, el grupo de
danza y grupos folklóricos de esta comunidad, que muestran la revaloración cultural y la
forma de organización social-tradicional con su policía comunitaria, y otros usos y
costumbres, pero en pleno municipio de Oaxaca, que indica esta búsqueda de
alternativas en diferentes terrenos.
En estas expos tocamos los temas de soberanía alimentaria, los cambios climáticos, las
tecnologías alternativas y apropiadas, los nichos en el mercado. Otro elemento forman los
actores que vienen de fuera de Oaxaca. Desde la 7ª Expo participan Tabasco, Nayarit y
Veracruz. En la 6ª vinieron Puebla y Chiapas. Y seis estados en la octava, incluyendo un
contingente muy grande de Michoacán.
Desde la 4ª Expo-feria se involucraron instituciones educativas, el ITO de Oaxaca, la
UNAM y la UABJO inicialmente, hoy Universidad del Valle de Oaxaca, el ITVO, UNAM y
La Salle, con sus jóvenes que participaron en los proyectos demostrativos. O participaron
con sus proyectos y mandaron grupos de estudiantes. 17 instituciones educativas vinieron
ahora con esta lógica. Un elemento más ha sido los medios de comunicación, incluyendo
radios comunitarias y privadas.
¿Cuál es el aprendizaje de este crecimiento y de la diversificación de estos
esfuerzos alternativos?
Son más de domino publico ahora los temas que esta Expo está trayendo, las polémicas
sobre los cambios climáticos, la soberanía alimentaria, qué estamos haciendo para
mejorar el medio ambiente, están en los medios de comunicación. Hay más apertura. Y
las circunstancias ahora sí son un poco más distintas en comparación con gobiernos
anteriores.
A pesar de los embates de Aurrera y Soriana, crece la preocupación por productos
sanos. No solamente hay mayor dominio, también más necesidad, mayor
preocupación. Están llegando cada vez más escuelas durante las semanas.
Encaja en la idea del centro para generar conocimiento y sensibilidad para nuevas ideas
con el objetivo de mejorar su propia situación, y despertar preocupación por la cada vez
mayor dependencia de productos de fuera. No tanto me preocupa lo que está haciendo el
gobierno ante eso, sino más bien ¿qué estamos haciendo? Por eso muchos están
deseosos de conocer alternativas.
En el transcurso de su historia han cambiado de estrategia de trabajo. Ya no van
con la misma frecuencia a las comunidades, que siguen buscando alternativas.
Aparentemente no hay muchos avances en el comercio justo nacional. ¿Cuál será
el efecto de este centro demostrativo, de la Expo-Feria, de los Tianguis indígenas
en el ánimo de la gente en las comunidades y su grado de organización?
La respuesta está en la participación creciente en la Expo, las mismas comunidades
invitan a otras. Y también en la circulación de los ingresos. Durante las primeras tres
76
Expos, los ingresos fueron pocos, a partir de la 4ª, cuando los ingresos fueron de 300 mil,
ahora en la 8ª fue de un millón y medio. Hay 14 organizaciones que han logrado
convenios con otros grupos de participantes o con grupos en la ciudad de Oaxaca. Una
organización de la Sierra Juárez ahora está vendiendo miel a través de Pueblos y Selvas
(GAIA) de la Costa. También han entrado empresas privadas innovadoras como Enalto
(energía solar). Y CAMPO sigue fortaleciendo estos procesos de contactos, de
intercambios de experiencias. E incluso hacer sugerencias a productores de café que ya
no produzcan “café de calcetín”, pero que los ‘catadores públicos’ aquí también merecen
un buen café. O algunas tienen conservas en envases, con etiquetas horribles, y ven el
ejemplo de otros que tienen buen diseño y con código de barra. Por una mala etiqueta se
desmerita el producto, aunque el sabor era mejor. No buscamos más clientes, pero sí
podemos dar sugerencias o invitarles a talleres ya planeados de capacitación. Lo que sí
queremos mejorar en la Expo son eventos temáticos, como hicimos durante la primera
expo-feria de miel que organizamos este año. Y como estamos haciendo con los compas
de Guelatao y de Ixtlán, una feria cultura y gastronómica que hicimos en Guelatao, donde
se toca el tema de la seguridad alimentaria. Participaron 25 organizaciones de la Sierra.
Un acuerdo con las organizaciones que participan con CAMPO es que en este lugar se
crea este año que viene un centro de distribución de productos y servicios agroecológicos.
Estamos en la posibilidad de abrir un espacio donde podemos poner para el público
productos de las distintas organizaciones.
Existen en Oaxaca varias redes fomentadas por el gobierno, como Producto Café,
Producto Miel, Producto Amaranto, con el objetivo de fortalecer ciertos sectores.
Los gobiernos consecutivos también están abriendo cada vez más espacios para el
sector de ecoturismo. ¿Qué podría hacer el gobierno para mejorar estos eventos,
para animar a los productores oaxaqueños? ¿Para mejorar el consumo local y el
comercio justo?
En los Sistemas Producto están productores, intermediarios y funcionarios, pero faltan
consumidores. La idea en general no es mala: Fortalecer la producción, industrialización y
comercialización, para que este producto tenga cabido en el mercado local y que los
funcionarios faciliten los procesos. El modelo no es malo, pero el sistema de gobierno
mexicano no puede ser que quien conduzca este sistema sean los comerciantes, y no los
productores. Los comerciantes llevan la mayor parte de la tajada y los funcionarios
coludidos con ellos muelan a los productores. Es un despilfarro burocrático. En el Sistema
Producto de Miel están los líderes de unos propietarios grandes, no los que realmente
producen la miel natural, orgánica. Es un asunto con la cual no nos vinculamos.
Lo otro que mencionas, como los eventos de SEDESOL o CDI, son más bien para difundir
los resultados de los programas que de las experiencias exitosas de las organizaciones. Y
estos eventos los definen y organizan las instituciones y los que participan, lo hacen
porque son beneficiarios de sus programas. Son convocadas por las instituciones para
dar a conocer las políticas públicas. Es la diferencia con eventos como nuestra Expo.
Campo atiende una demanda social. No estamos anunciando lo que hacemos, no
publicitamos nuestros servicios, sino los ofrecemos. Si viene aquí una organización
comunitaria para pedirnos apoyo, lo valoramos y si se puede, lo hacemos.
Y a raíz de esta atención hemos creado confianza política con la gente, en base de los
años de trabajo, los resultados logrados, las experiencias favorables y tropiezos que
hemos tenido en el camino, y que nos hemos conocido –ellos a nosotros, nosotros a ellosen este camino. Hemos establecido con mucha claridad qué nos toca, y qué les toca a
77
ellos. Nunca hablamos por las comunidades, siempre facilitamos que la gente hable de su
propia situación.
Después de haber visto las
provoca, qué les anima, de
reacción, CAMPO interviene.
que no me han pedido. Por
damos sugerencias.
distintas experiencias, la tarea es de la gente. Qué les
eso dependen sus objetivos y metas. Cuando existe la
No puedo ofrecerle a la gente, o comprometerme de algo,
supuesto en los eventos decimos “mira esto, obsérvalo”,
Las comunidades quieren difusión, pero pocas saben cómo organizarlo. En Santa
Cruz Tepetotutla se tiene una idea de cómo ofrecer guisados con verduras típicas
de la región, otras ni saben lo que se tiene en la comunidad. La CDI sólo está
pagando la infraestructura. Ya son más de 40 en el estado, de esas sólo funcionan 13,
y de ellas sólo dos están al 50% de su rentabilidad. Y ellos mismos te lo dicen. Pero
aceptaron lo que se les ofrecieron y subsidiaron.
Quizás cometen los mismos errores que ustedes al principio: se les ofrecen unos
productos sin preguntarles si los necesitan. Y lo aprovechan unas familias, pero no
como bien comunal. Los mandan a la guerra sin fusil.
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3. LA PRODUCCION DE CAFÉ
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Sierra Norte, Sierra Sur, Costa y
Mixteca
3. Producción y Comercialización de
Café: 2 vías indígenas para la
sustentabilidad
Santa Cruz Yagavila, Santiago Teotlasco y San Juan Yagila son pueblos zapotecos
marginados, a dos horas de camino antes de llegar a la carretera que conduce
desde Ixtlán hacia Tuxtepec. Impacta la belleza paisajística con sus cascadas. En
las partes altas hay bosque mesófilo, en las partes bajas se cultiva la caña. La zona
produce un café excelente, cada quien tiene su maíz y frijol, hay aguacates y
otros frutales, chayotes. Nadie muere de hambre, a veces uno no gasta ningún
peso en toda una semana, y los recursos naturales son de los más ricos del país.
Sin embargo, en términos económicos, los pueblos son de muy alta marginación,
también los socios de las organizaciones cafetaleras CEPCO15 y MICHIZA, que
junto con sus autoridades comunales tratan de protegerse de los cambios
climáticos. Hicimos entrevistas con productores y autoridades de las tres
comunidades, complementadas con opiniones de dirigentes de CEPCO y Michiza de
la Sierra Sur y Mixteca.
3.1. Aristeo Martínez, Agencia de Policía
de Santiago Teotlasco, Ixtlán.
“LA BASE DE LA CONCIENCIA TE LA DAN DESDE LA CASA”
Observa el caficultor joven y pedagogo Aristeo Martínez poco rumbo en el desarrollo de la
sociedad que nos rodea. El desarrollo tecnológico va cada vez más acelerado. “También
en el café se necesita meter más”, opina. Le pregunto si realmente eso es lo que se
requiere, o más bien retomar algunos manejos tradicionales en el campo.
15
Coordinadora Estatal de productores de Café de Oaxaca y Organización de cafetaleros Indígenas Mixtecos,
Chinantecos y Zapotecos, respectivamente.
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“Tenemos organizaciones preocupadas por recuperar nuestras formas de trabajo, sobre
todo CEPCO y MICHIZA. Los paisanos han participado en diferentes talleres de MICHIZA,
al nivel del estado, y transmiten la información acá. Mediante esta organización, nuestros
paisanos hemos podido revalorar nuestro trabajo. Yo mismo estoy con CEPCO. A través
de las dos organizaciones hemos sido capacitados y hemos mejorado nuestros cultivos.
CEPCO tiene treinta socios aquí, MICHIZA un poco menos. Ellos también han podido
bajar proyectos, fuera del café que el 95% de los productores aquí tiene.
Muchos jóvenes sueñan con una salida hacia el Norte. ¿Como tratan de organizarse
los que se quedan?
Necesitamos de gente para que nos ayude. Pero el salario que nos piden –mínimo $120
el día- no está dentro de nuestro alcance. Se está perdiendo el apoyo mutuo, también
entre los mayores. Por lo general los que trabajan quieren tener su salario. Es parte de
sus necesidades. CEPCO y MICHIZA son buenas opciones, porque se preocupan por el
producto y el comercio justo. Dentro de la organización se hace conciencia de aprovechar
mejor el tiempo y hacer más. La Guelagueza es una forma de apoyarse. Debe haber
pláticas para que la gente diga ‘vamos a echarnos la mano’.
Vi cafetales preciosos y una biodiversidad impresionante. ¿Cómo están la fertilidad
y la productividad en la zona?
Los productores libres tienen menos productividad, prestan menos atención a sus
cafetales. Hay un desequilibrio entre libres y socios. También entre plantas criollas, que
dan poco, y caturra que dan el doble, pero tienen poca vida. Plantas criollas hasta dan en
las rocas. Son menos delicadas.
¿Que hace falta para que produzcamos más?
Ganas para trabajar, darle más atención. Pero si le doy más atención, dejo a un lado la
producción de maíz, frijol y de caña. No se da abasto la gente de meterse de lleno al café.
Durante el año se divide el trabajo entre los cuatro. El café me da dinero, pero no solventa
todo, entonces no podemos dedicarnos cien por ciento a ello. La milpa da para mi
alimentación, la caña para panela.
Las parcelas son como de propiedad, donde se siembran el maíz y frijol es comunal. Las
autoridades agrarias, conjuntamente con los comuneros, disponen que no se siembren
otros productos ahí. Son de todas, mientras que las parcelas son propias. Lo mínimo que
tiene un productor para los cuatro productos básicos es una hectárea y media, lo máximo
cinco. Económicamente hay pobreza aquí, no hay dinero.
¿Hace falta capacidad técnica, un manejo erróneo de los cafetales?
Tampoco podemos decir que es algo malo, pero debe haber más capacitación, que los
productores estén más pegados a lo que ‘ordenan’ los técnicos. Hay baja productividad.
Se podría trabajar con técnicos comunitarios, aunque ‘nadie es profeta en su tierra’, uno
de afuera, es mejor. Los campesinos son listos, entonces si el técnico pasa la
información, pero no lo aplica en sus propios cafetales, ya no lo creen.
Los apoyos de CONANP para el maíz criollo y los cafetales son pequeños. ¿Sientes
que el gobierno apoya al campo?
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No. El apoyo de CONANP motiva, más que nada para valorar nuestro grano, para que lo
trabajemos bien. No es una solución. Tendría que ampliarse a todos los productos
básicos, y no sólo en dinero, sino también en plantas y capacitación. Y si nos meten la
idea de ampliar la producción en el maíz, que nos ayuden con el mercado. Hay
productores de caña que sólo producen panela. Si queremos hacer azúcar, necesitamos
maquinaria. Queremos sacar nuestro producto al mercado exterior para ganar un poquito
más. Si se queda aquí no más, será como una Guelaguetza: tu me das frijol, yo te doy
panela.
Ustedes tienen un buen medio ambiente y una buena organización social, con
voluntad para trabajar. Sin embargo, las comunidades en esta región tienen un
desnivel tremendo con la cabecera municipal. Todos necesitan el camino, aunque
será una “arma de doble filo”, que requiere una conciencia, para que no se saquen
los productos por los mismos precios, y al mismo tiempo entren los productos
chatarras.
La base de la conciencia te la dan desde la casa. En mi casa me dicen “cosechamos un
poquito de café para que estudies”. Lo tengo que valorar. Los que no están organizados,
a lo mejor no tuvieron esta base.
Comparé qué significa vivir en una ciudad o en una comunidad como esta. Es mi
comunidad me siento contento. Tengo agua, tengo un terreno que hago producir. En la
ciudad soy nadie. La remuneración no me satisface. Si no tienes oficio, sólo trabajas para
tu alimentación. Además no estaba sirviendo a mi comunidad para nada. Aquí para la
subsistencia, estamos. No me puedo quejar de la naturaleza, valoramos nuestra tierra,
aunque no tenemos muchas cosas materiales. Pero tenemos una vida sana. Hay de
comer y tenemos agua limpia.
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3.2. Los Comisariados de Bienes
Comunales de Santiago Teotlasco:
Una entrevista colectiva a tres ex -comisariados en Teotlasco –Maximino Manzano Martínez
(2001-2003), Pascasio Jerónimo Hernández (2007-2009) y Pedro Martínez Osorio (20092011)- y el actual, Francisco Martínez. Les acompañan el secretario de Bienes Comunales,
Bulmaro Hernández Francisco, y Felipe Yescas Pérez, el Presidente del Consejo de Vigilancia.
“LOS CAFICULTORES SIEMBRAN, NO CORTAN”
Durante su cargo, la mayor preocupación de don Maximino fue el cuidado del bosque.
Además estaban preparando el ordenamiento territorial y un programa de manejo. El
ordenamiento –dice- es más que nada una protección del territorio comunal, para que no
vaya desapareciendo el agua. Para eso hay que cuidar el bosque. Se tomó la iniciativa
para este ordenamiento por las reuniones en el Comité Regional de Recursos Naturales
de Ixtlán. Se terminaron el estudio durante su gestión, pero se extravió. Ahora se está
preparando un nuevo ordenamiento.
¿El ordenamiento y los estatutos implicaron cambios en la vida social y
productiva?
No, sólo se confirmó. Se pasaron las decisiones apuntadas en las actas de asambleas a
los estatutos. Se prohibió la cacería de animales en peligro de extinción, pero como no
teníamos una copia a mano, se nos olvidó. Pedro Martínez: En el estatuto hay reglas
sobre la cacería y la pesca, porque los vecinos vinieron a pescar en el río abajo. Antes
había libertad, pero siempre se avisaba al comisariado. Bulmaro Hernández: Como
comunidad somos autónomos. Sólo en casos de falta de respeto a las reglas internas,
podríamos pasar el caso hacia arriba. Pero primero tenemos que arreglarnos solos. Los
problemas siempre se han arreglado en la asamblea.
Había una duda sobre el uso del ordenamiento. Si hay producción de café, ¿se
puede aumentar su área de producción? Francisco, ¿con el ordenamiento ya no se
puede hacer estos cambios?
La verdad, no tengo el conocimiento. Creo que no habrá ningún problema, porque los
cafeticultores cada año siembran más. No cortan árboles, al contrario, siembran más para
dar sombra a los cafetales. Es compatible. Con otros productos tampoco veo problemas.
No lo tomamos como una imposición, sino como una guía para decir dónde podemos
trabajar. De las 1620 hectáreas de nuestro territorio, 900 son áreas de conservación y de
restauración, sin incluir los cafetales. En el caso de la milpa, todavía tenemos espacio.
CONANP está encargado de llevar a cabo el re-ordenamiento. Tenemos un programa con
ellos de enriquecimiento de cafetales para 80 productores. Es un apoyo para dar vida a
los cafetales, renovar las plantas viejas. Igualmente apoya el rescate del maíz criollo. No
son pagos, sino apoyos, para que la gente se anime y que no se pierda este maíz. Es
importante, más que nada para la salud. Porque el maíz de CONASUPO está en base de
químicos. Por el otro lado debe haber más voluntad por parte de los campesinos. Muchos
están esperando los apoyos del gobierno. Tenemos que hacer conciencia para conservar
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lo tradicional. Bulmaro: Vemos futuro para el campo. El campo tiene mucho que dar, pero
también hay que buscar alternativas entre los cultivos y buscar la voluntad de la gente.”
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3.3. Floriberto Zaqueo Juárez Valencia y
Elpidio Martínez Cortés –CEPCOEn la zona de Loxicha, Sierra Sur, los cambios climáticos parecen haber empezado
ya con el paso del huracán Paulina. Este año volvió a afectar otra mujer: Carlota.
Presentamos los testimonios de Floriberto Zaqueo Juárez Valencia y Elpidio Martínez
Cortés, vocales de la mesa directiva de CEPCO, originarios respectivamente de San
Agustín y Santa Catarina Loxicha:
“NO SÓLO CONSERVAMOS, TAMBIÉN REFORESTAMOS”
“En San Agustín Loxicha tenemos comunidades desde 700 hasta 1800 metros sobre el
nivel del mar. En 1997 Paulina nos afectó en gran parte, porque cayeron los árboles de
raíces. Luego pasó Carlota, el 15 de junio pasado. Entonces, ahorita la producción está
baja. Sacamos 2, 3 quintales por hectárea; hace 15 años fueron 15. Cerca de la cabecera
todavía producimos más, pero abajo es mucho menos, también por la broca. Entre marzo
y mayo pega muy fuerte el sol y las raíces empiezan a marchitar. Florea, pero no se
desarrolla bien. Hay árboles a distancias de 12, 15 metros, entonces ahí hay problemas
de sombra. En cada comunidad es distinto el problema.
¿Es por el manejo o por efecto de los huracanes?
Elpidio: Por los huracanes la tierra ya no tiene nutrientes, le tocó el agua y el viento del
mar, qué sé yo. Hay una palma que se llama coquito, se acabó después del huracán, hay
encinos, pinos y frutales que se están secando. La tierra quedó muy estéril desde Paulina.
En unas partes empezaron a crecer las hierbas y los arbolitos, ahí se puede sembrar, en
otras partes quedó pura piedra. Está más o menos parejo en San Agustín y Santa
Catarina.
¿Que han hecho como comunidad y como CEPCO para recuperar la tierra?
Floriberto: Hemos sembrado platanales, que crecen más rápido, que otros árboles. Y
poco a poco hemos remplazado los cafetales caídos. Donde estaban todavía las raíces,
sólo los hemos podado, para que retoñaran; otros de plano los hemos cambiado. Ahora,
una parte se ha recuperado, hay comunidades que tienen bien cubiertos sus cafetales con
árboles de sombra, otras sí están afectadas todavía. La situación es muy dispareja entre
comunidades y regiones. Desde hace unos años CEPCO está financiando viveros en las
comunidades, tanto para cafetos como para árboles de sombra, que al mismo tiempo
mejoran el suelo.
¿Cómo reaccionan los grupos? Con dos quintales ni vale la pena.
Generalmente siembran maíz y se dan el plátano, limón, lima, naranjas. Igual tienen
gallinas y venden huevos en la plaza, venden leña, siembran calabacitas, chepiles, flores,
palo de chile, chayotes, así. Depende de cada uno. Pero eso sí, todos orgánicos, Elpidio:
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No tengo terreno para sembrar maíz. Y los que no están con nuestro grupo, sí aplican
urea y fungicidas. Ponemos zonas de amortiguamiento, si nuestro vecino los usa.
¿Cómo busca CEPCO respuestas a estos problemas del clima, del suelo, de los
químicos?
Nos da asistencia técnica para mejorar la conservación de suelos, para que no se
deslave, se arregla la sombra, y si hay mucho pendiente, se pone palitos y unas plantas,
para que no se vaya el abono. También se hacen terrazas, para que el agua de las lluvias
se quede y humedezca el cafetal. Y nos apoya para hacer abonos. Se ve la diferencia,
porque antes bajamos 40 mil kilos de café, ahora 60 mil en San Agustín. Somos 220
productores.
Antes, el agua era una bendición, ahora hasta da miedo.
Si llueve fuerte en septiembre y de noche, se caen las hojas y los granos al suelo. Las
heladas por allá casi no afectan, ni en las alturas de San Agustín ni en Santa Catarina
donde el café está entre mil y 1800 metros. Para contrarrestar los efectos de los cambios
climáticos tenemos que arreglar bien la sombra y cuidar las fuentes del agua. Ahí no
solamente cuidamos pero también reforestamos. Por esta razón tenemos nuestro vivero.
¿Cuánto cafetal tienen ustedes?
Floriberto: De cafetal dos hectáreas, otras tres son puro monte. Tengo unas vaquitas, los
que tienen terrenos arriba, siembran maíz y frijol. Elpidio: Yo tengo tres hectáreas de puro
cafetal. No siembro maíz. Trabajo con vecinos, donde hay. Aquí a veces se apoyan entre
los productores, viene uno a ayudarme un día, voy mañana con él, así. Otros contratan.
Yo lo manejo sólo, chapeo. Tengo mis parcelas en distintas alturas, entonces el trabajo se
divide en el tiempo. A veces una parcela requiere más atención, igual en la pizca. Yo
utilizo jornales, porque si no se pizca rápido, se seca el café. Floriberto: Depende si tienes
otras actividades que coinciden, tienes que trabajarlo rápido. Tengo 18 años con CEPCO,
antes sembraba con mi papa. Lo viví y aprendí con él. A los 18 años tenía mi propia
parcela.
¿Cuáles son las perspectivas para el campo?
En San Agustín, cuando terminan los jóvenes la secundaria, muchos papás no tienen
recursos para que continúen, entonces se ponen a pastorear borreguitos o sembrar maíz.
Pocos salen. Sí veo interés entre los jóvenes para trabajar los cafetales. Y si da, porque
cuando tengas diez quintales, tendrá sus veinte mil para el año. Resta unos 4000 para los
mozos, y te da más o menos para el sustento de la familia. Aparte tienen el maíz y frijol
para el consumo. Se ha concientizado a la gente para que trabaje y produzca, se dan
muchas cosas ahí y poco se necesita comprar afuera.
¿Y las mujeres?
La CEPCO ha impulsado el trabajo en huertos y ha proporcionado una gran cantidad de
semillas. Lo pueden trabajar en grupos, y al nivel familiar cerca de la casa. Lo que se
busca es concientizar, explicar y proporcionar árboles de sombra, sea frutales o
maderables. Sí está desparejo entre las distintas comunidades.
El café criollo es más fuerte y más resistente a sequías y plagas, el caturra rinde
más, en menos años. ¿Qué prefieres?
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Mi papá tiene una hectárea de caturra y de garnica. Antes de sembrar estos cafetales
habíamos mezclado mucha hojarasca y cáscaras de frutas. Ahora está produciendo como
dos kilos por mata. El criollo rinde quizás un kilo por mata. Pero a partir de sus diez años
de edad, de la garnica se empiezan a secar las raíces, y produce muchas hojas, pero
pocos granos. Se necesita volver a renovar la planta. Mientras, el criollo ahí va, de poco
en poquito pero ahí va.
En San Agustín se está diversificando la producción. Entonces, si el café no rinde,
se tienen otros productos. Como se dice “nunca se muere de hambre’, porque hay
mucho producto. ¿Es algo que ustedes estimulan o se compran cada vez más
productos industriales?
Pues, en la comunidad se consume muy poco de esta marucha. Optan más por sus
ejotes, sus frijolitos y sus calabacitas. Los refrescos sí tienen una gran venta. Tratamos de
tener nuestros propios productos, unas gallinas, un marranito.
¿Hay muchos productores de café que no están con CEPCO?
Muchos. San Agustín tiene unos diez mil productores. El municipio conforman unos 35 mil
habitantes en 72 comunidades. Sólo en la agencia de Buenavista hay 1200 productores,
el Tierra Blanca como 700. Yo soy de la mera cabecera municipal. En Magdalena, a 700
metros sobre el nivel del mar, ya no hay mucho café, porque es tierra más caliente. La
cabecera está a 1800 msnm. De los 220 con CEPCO, están unos 80 en la cabecera. Hay
mucho más productores, pero ser orgánicos implica más trabajo, cuesta más
concientización. Nadie usa químicos, todo es natural, pero muchos no quieren tanto
compromiso. La gran mayoría no está organizada. Significa que no tienen viveros, no
tienen proyectos. Nosotros hacemos dos limpias al año, ellos una; producen menos, y
trabajan más como jornaleros, descuidan un poco su parcela.
Si no hubiera la obligación de certificar el café, ¿estarían más productores
organizados? Hace quince años, CEPCO tenía más de 20 mil socios, ahora unos
3700, pero todos certificados.
La mayoría de los productores registrados se conforma con un apoyo del gobierno, pero
no trabaja más. De que quieren organizarse, sí quieren.
¿Qué se podría hacer para organizar mejor este sector?
Donde se impacta más es en la reforestación. Ya tenemos un vivero con capacidad para
60 mil plantas: Van a ser 40 mil de café, 20 mil árboles de sombra. Esto quizás va a
impactar entre los libres, voluntad sí hay. Una vez que ingrese como productor, ya tienen
derecho a participar en los programas. Y mientras venden su café como convencional o
de transición dentro de CEPCO, esto sí se puede. Y se recibe la orientación y asesoría
técnica. Hay pequeñas diferencias entre las distintas categorías de café, por ejemplo si el
certificado es de 48 pesos el kilo, el de transición a 46, el convencional a 45. Pero para los
certificados puede haber todavía un ajuste de precios después de la cosecha. Además,
tiene acceso a los programas.
Antes no teníamos un espacio para reunirnos, ahora tenemos dos bodegas en la
comunidad, y nos dan un premio social, encima del precio ya mencionado. Se usa para un
beneficio colectivo. Ya tenemos carro propio, unas oficinitas, un edificio para guardar el
carro. Ya son beneficios para la organización. Igual ya tenemos financiado la estructura
del vivero.
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3.4. Macedonio Francisco y Eugenio
López Rojas, CEPCO.
“SE RECOMIENDA DIVERSIFICAR”
En su comunidad de San Juan Yagila, el café da el sustento económico a las familias,
mientras que el maíz, frijol y caña son para para el auto-consumo. Dice que con tanta
discusión sobre los cambios climáticos, la gente está preocupada y trabaja con varios
tipos de sombra. Con eso están ayudando al medio ambiente. Pero Macedonio Francisco,
Secretario Técnico de la CEPCO, es realista: “Trabajamos bien, no estamos
contaminando nada, pero sólo somos pequeños productores, con parcelas reducidas.
Hace quince años, Yagila prohibió el uso de químicos en el maíz. Desde entonces no se
aplica en ningún cultivo. Todavía no se oía nada de los cambios climáticos, pero nos
dimos cuenta que después ya no iban a rendir nada los terrenos. Y tendríamos que
comprar y comprar siempre más. Sólo durante dos años unas familias los usaron.”
Afortunadamente está en una región con mucha vegetación, que meten muchos
nutrientes en el suelo. La productividad en el café es como de 3, 4 quintales, más que
nada por el manejo, porque las plantas están muy separadas. Están renovando las
plantas. Pero la tierra es fértil. “Muy pocos manejan caturra. Acabamos de preparar el
vivero y quedamos de meter puro criollo. El grano de la caturra pesa menos y muchos son
vanos.”
De acuerdo a Eugenio López Rojas, presidente de la CEPCO, en su municipio -Santiago
Nuyoo, en la Mixteca Alta- el rendimiento por hectárea es de 7, 8 sacos. Ahí la
concientización empezó hace unos cuatro años, cuando llegaron brigadas de CONAFOR
en la época de la limpia, cuando mucha gente por costumbre quemaba sus tierras. Ahorita
está controlado y ya no se permite quemar para acabar así con el bosque.
Para mejorar la economía, no sólo de los cafetales, pero también de otros cultivos,
CEPCO recomienda diversificar la sombra y los cultivos. Y hay proyectos con terrenos
identificados que cuidan para pago de Servicios Ambientales. Los Comisariados los tienen
cercados y vigilados.
Diversificar, ¿para qué? ¿Es una alternativa? Yagila está a dos horas de la
carretera. Esto no ayuda para comercializar productos.
Eugenio: La mayoría de las comunidades tiene estos problemas. Los cafetales también
están lejos, en el cerro, entonces los bajamos en canastos o en bestias. Igual con otros
productos, como el plátano o el mango, que se dan mucho. Los comen los animalitos o se
pudren, poco es lo que consume la gente. Un poco se lleva a pueblos vecinos donde no
se dan estas frutas como Chalcatongo. Igual las llevamos en las espaldas o en bestias.
¿Pueden vivir con lo que produce el campo, con los ingresos del café y la
diversidad de otros productos agrícolas?
Macedonio: En Yagila puede pasar toda una semana sin que gastemos un solo peso.
Gracias a la humedad hay mucho producto, incluso mucha hierba. Y no hay carnicerías,
entonces vivimos de lo que hay. Pero sigue la pobreza, por ejemplo para pagar la carrera
de un hijo. Por lo demás estamos bien. Hay gente que siembra las cebollinas, otros tienen
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estos tomates chiquitos. Todos tenemos chilitos, el aguacate y chayote se dan en
abundancia. Lo que no tenemos es cómo transportarlo. El flete sale carísimo.
Eugenio: Hubo una época que sí podíamos vivir de lo que nos dio el campo, pero de
repente llegaron los programas del gobierno, con sus subsidios. Destruyen la capacidad
de la gente de producir sus propios alimentos. En lugar de cortar frutas, mejor van a la
tienda de CONASUPO y compran hasta productos que no se debe comprar. Incluso
mucha gente ya no produce maíz.
¿CEPCO forma el contrapeso a estos programas?
Eugenio: Fomenta la producción de nuestros propios alimentos. Pero es difícil como
organización social dar todo este contrapeso. Por lo mismo también estamos en contra de
estos transgénicos, que al rato nos van a dejar mucho peor de lo que ya estamos.
Estamos distribuyendo semillas, para que la gente tenga su propia hortaliza. Macedonio:
Por eso estaban los compañeros de CEPCO en el encuentro de las semillas, en Unión
Zapata. Ahí te das cuenta de la calidad de los alimentos, porque no es igual comer una
tortilla en la ciudad o en nuestro pueblo. Es como disfrutar un buen café. Por eso todas las
familias tienen sus frijoles, su maíz y su caña. Endulzamos el atole o el café con panela.
La misma distancia nos ayuda en este sentido. Sí entran las Sabritas, pero poco.
¿Irónico, ¿no? La carretera debe ser sinónimo de desarrollo, pero parece ser lo
contrario.
Macedonio: Por eso también tratamos de conservar bien nuestra cultura e inculcar a
nuestros hijos los buenos hábitos, el buen consumo.
Para que el campo tampoco sea para “los viejitos”, como se dice.
Se ríen, porque Eugenio apenas tiene 35 años de edad, y Macedonio 38. “Nos preocupa
que la mayoría de nuestros socios es de mayor edad. Estamos platicando con los
productores que inviten a los jóvenes. Tenemos un avance. Casi todos los técnicos
comunitarios son jóvenes. Están entrando en el censo nacional de productores
cafetaleros. Y hasta las señoritas. Aquí no discriminamos. Otro proyecto que inició
CEPCO es identificar las aves, que tenemos un chingo. Es parte de la diversificación de
proyectos.
¿Que quedan como los mayores retos, como CEPCO y como comunidad?
Macedonio: Se logra más cuando estemos organizados. Vendemos mejor el café a través
de CEPCO que cuando con el coyote, que nada más recoge y se acabó. A través de
CEPCO hay proyectos. Lo que está pegando bien es el programa con la Unión de Crédito,
para viviendas. A través de un crédito y un subsidio, mucha gente está mejorando su
casa. No es construcción completa, pero mejoramiento: una puerta, un techo. A lo mejor
una familia estaba durmiendo donde cocina, y ahora tiene su dormitorio aparte. Se ven las
diferencias entre los libres y los organizados. Hay interés para entrar en la CEPCO. Hace
un año sólo éramos 17 productores, ahora 49. Todos estamos muy entusiasmados con el
vivero.
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3.5. Enrique Cuevas Gómez y Francisco
Cruz –MICHIZA“MUCHA GENTE APRENDIÓ DE NOSOTROS”
Aunque el Instituto Mexicano de Café (INMECAFE) trajo variedades mejoradas como
caturra y borbón, en la zona chatina se retomó el café criollo. Rinde menos, pero aguanta
más, explica Enrique Cuevas Gómez, presidente de MICHIZA y originario de Santiago
Jocotepec. “La mayor parte de nuestro café es criolla. El acuerdo del pueblo es que donde
hay cafetal, ahí no se destruye. Somos 15 socios de Michiza, con el café orgánico. Los
200 productores libres no quieren entrarle, no están de acuerdo con las condiciones.
Algunos dicen que están bien así; otros salieron, y ahora varios quieren regresar. Pero lo
bonito de nuestro grupo es que mucha gente aprendió de nosotros, por ejemplo en la
conservación de suelos y bosques, de cómo cuidar la parcela. Todos tienen café
orgánico, aunque los libres no lo han certificado. La calidad es limpia.”
Quisieran vender a nosotros, pero Michiza no puede tomar el café de productores que no
estén certificados. En mi comunidad se producen ocho sacos por hectárea. Ahora
estamos renovando. Michiza nos está apoyando con nuestro propio vivero.
Francisco Cruz, secretario de esta organización regional, es originario de Yagavila,
municipio de Ixtlán: “Cada región tiene sus viveros. En el Rincón de la Sierra Norte son
cinco, en la Mixe dos, en la Costa cinco, en la Mixteca igual. Ya llevamos cuatro años
trabajando con los viveros. Esperamos que el próximo año ya tengan producción las
primeras plantas que sembramos. Cada año estamos sembrando 320 plantas por
hectárea, para que en cinco años tengan 1600 por hectárea. Esta es la meta.
También tenemos tres viveros para árboles de sombra, con semillas de la misma región.
Diversificamos la sombra. Y con ella se estimula la diversificación de la fauna, desde
insectos hasta fauna grande. Esto es lo que tratamos de lograr, porque detectamos que la
producción ya había bajado a tres quintales. Hay plantaciones mayores de 35 años. Tanto
en calidad como en producción dan muy poco.
También están invirtiendo en lombrices, para que los mismos productores generen
su abono orgánico.
Francisco: Lo estamos aplicando para los viveros. En la Mixteca y en la Costa se están
comprando para que produzcan su propio abono. En la Sierra no, por falta de
financiamiento. También el estiércol es un limitante en nuestra zona.
El Rincón parece un paraíso. ¿Cómo está la situación en Jocotepec?
Enrique: La mitad es bosque, la otra parte ha sido destruida por los hombres. La zona
baja, cerca de Rio Grande, es zona ganadera y de maíz. Los cafetales están a 800, 850
metros.
Nos afectaron Paulina (1997) y Carlota (2012). Ahora el municipio tiene un programa, con
ECOSTA, para renovar árboles maderables. La gente está reforestando macuil, cedro.
Tenemos campañas para reforestar, por parte del Comisariado, también en la zona
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ganadera. Ahora tenemos un control, para tener espacios para bosque, otro terreno para
animal o para siembra de maíz y frijol. Usamos arboles maderables como cerco vivo,
como postes.
Todo el mundo tiene milpa, desde la asociación maíz-frijol hasta todo un
ecosistema de plantas. ¿Cómo platican ustedes estos temas de la seguridad
alimentaria y economía?
Enrique: En mi pueblo, siembro maíz, además de mi ganado y cafetal. El maíz
únicamente es para nuestro consumo. Quizás el 60% de mi pueblo no lo siembra. En
Michiza tenemos talleres donde nos estimulan ser auto-sustentables. Por ejemplo, mi
vecino compra el maíz. Pocos ganaderos producen maíz, frijol, chile o tomate, todo lo
compran. Entran de otros pueblos a vender tortillas. Me estaban hablando los
compañeros de la Sierra que todo lo tienen en su pueblo, hasta la bebida. Nosotros todo
tenemos que comprar. La región de ellos está mejor que la nuestra. Ya no consumimos lo
que producimos, e incluso ya viene de otros países.
Bueno, nosotros que sembramos maíz, tenemos buena tortilla. Es de maíz criollo. Porque
ya tengo mi experiencia. Hace dos años, me dijo mi hijo –que tenía 18 años- ‘papá,
¿porque no compramos mejor maíz mejorado? Lo que se vende con agroquímicos.
Bueno, compramos cinco kilos. Y sembramos también de criollo. Sí se dio mejor lo de
químicos. Pero cuando lo pizcamos, el maíz mejorado ya estaba picado. El criollo, al año
todavía estaba bueno. Puro orgánico. Lo siembran con epazote, para que resista más. Ya
no volví a sembrar mejorado, mejor puro criollo y orgánico. Son cosas que platicamos al
nivel pueblo. Y muchos están luchando por dejar los químicos. Pero hay división, unos
dicen que sin químicos no se da. Pues, quizás la tierra ya se acostumbró. Los que más
invitan son de la iglesia. El sacerdote dice durante la celebración “cuiden su tierra, cuiden
sus semillas, sus bosques. De nosotros mismos depende si queremos acortar o alargar
nuestra vida.”
¿Qué medida se está tomando en Yagavila?
Francisco: Soy el responsable del área técnica dentro de Michiza, hemos hablado de la
soberanía alimentaria. Es bonito escuchar o ver los anuncios en la radio y la tele de tantos
productos, que te dan mejor rendimiento con menos trabajo, pero en los foros vemos con
mayor claridad los efectos económicos, de salud, y del medio ambiente, hasta en la
organización social-comunitaria que se deshace. Recomendamos a los compañeros que
produzcan lo más posible sus propios alimentos. Sobre todo en el maíz hay más
amenazas que desaparezcan los criollos. Muchos son transgénicos, pero si los acepto
tengo que aceptar todo el paquete, integral. Y es un “terminator”: acaba con todos los
demás productos, y es estéril, entonces siempre tienes que comprar de ellos.
Una medida para evitar el uso de estas semillas, es sembrar las nuestras. Al principio
parece bonito, pero más al rato se nota todos los efectos que traen. También el
Comisariado avisa a los compañeros. Pues, Sagarpa nos tiene ubicado, porque somos
casi los únicos que tampoco hemos aceptado el programa Procede.
Tenemos dos climas: tierra caliente a unos 700 msnm, y la parte alta hasta 2.000, ahí está
el maíz, están los bosques y las fuentes del agua. Toda esta parte la hemos cuidado, y
me da gusto ver como los jóvenes también han agarrado conciencia, ya se ha dejado la
cacería. Hasta los niños han dejado sus resortes para tirar pájaros. Sin controlarlos. Mejor
ven la tele (risa irónica). Ya no se quema. Lo que me preocupa es que se están dejando
92
los animales de traspatio por la presión de la Secretaría de Salud, porque quieren prohibir
el libre pastoreo de las aves. Estoy de acuerdo que no se dejen los marranos y perros
libres, pero ¿las aves? Dicen que ensucian las calles. Lo peor es que la Secretaría manda
a quemar los plásticos y otros desechos. Ahora cada familia tiene su pozo, no para
preparar abono, sino para quemar la basura. Es un requisito que cada familia tenga su
pozo. Es un atentado en contra de nuestra soberanía alimentaria, porque se nos quitan
las gallinas y guajolotes.
Y les obligan comprar aves de granja, ni siquiera de rancho. Por el otro lado, ¿hay
suficiente técnica para cultivar lo que necesitan para su alimentación?
Ahí andamos débiles. Hemos dado recomendaciones, pero sin el seguimiento técnico
necesario como estamos haciendo en el café. Entre los cafetales estamos fomentando y
conservando las frutas, pero en los granos no. Cada quien los cultiva de acuerdo a su
conciencia. Igual en CEPCO. Enrique: En la Costa vendemos y consumimos las frutas.
Francisco: Nosotros no vendemos, con la excepción del tepejilote, que tiene mucha
demanda en Ixtlán. Igual el aguacate, tiene venta. El plátano y naranja no, son regalados.
Son de intercambio.
¿Qué se puede hacer para fortalecer la economía campesina? Primero en el café:
¿Cómo resuelven el problema de la pizca?
Enrique: En mi pueblo se contratan personas, inclusive vienen de fuera. He oído que en
otros pueblos existe el apoyo mutuo. Si se vende el café en 40 el kilo, la mitad la gasto en
la pizca contratada. Francisco: Hace dos años el precio fue muy alto. Entonces, los
trabajadores también exigieron un aumento. El año pasado bajó, pero el precio de los
jornaleros quedó igual, incluso este año. Anteayer, el café estaba a 144 dólares la bolsa,
en el 2010 estuvo hasta 240. En el comercio justo, el precio mínimo se queda en 140. No
puede bajar más. El salario de los jornaleros queda muy alto. Empezamos a darles un
anticipo a los socios de 10 pesos el kilo, para evitar que se vayan con los coyotes. Se
firma un convenio con cada socio, de cuántos kilos será su compromiso. En la costa es
más cara la mano de obra, en la Sierra menos y ahí hay más apoyo familiar. El coyote
empezó a ofrecer precios altos, y paga en efectivo, mientras aquí los socios pagan una
parte al fondo de compensación. Hace dos años tuvimos 1300 socios, el año pasado bajó
a 745 y ahora estamos con 833.
Los que salieron pierden su certificación. En algunas comunidades querían regresar
productores, pero el grupo local no les aceptó. Si los acepta, la certificadora también, pero
se van a “transición” durante dos años. Eso implica una diferencia en el precio, porque es
bien difícil colocar en el mercado internacional esta café en transición.
¿Cómo están manejando los cambios climáticos y el agua?
Hace un año vino una organización hondureña que estudia los cambios climáticos. Fue a
la Sierra y a la Mixteca. Ayudó a que los socios agarraron más conciencia. Si siguen así
los cambios, a lo mejor en treinta años, el café tiene que ir a otra altura. A los 700 metros
ya haría demasiado calor. Esto les provocó miedo a los compañeros. Ya no está en
nuestras manos, porque las comunidades indígenas siempre hemos cuidado el medio
ambiente, las grandes empresas transnacionales no. Pues, que también hagan su parte o
que nos premien. No estamos vendiendo el oxígeno, pero que por lo menos nos apoyen
para seguir cultivando. Nuestra política es seguir conservando nuestra caficultura como
siempre hemos hecho. No vamos a meter nuevas variedades de cafetales, que vienen de
93
Brasil, Colombia y Costa Rica, porque no las van a producir bajo sombra. Tendríamos que
tumbar los árboles y tener el café como monocultivo. Ahí la lógica de los finqueros es
ganar, no perder. Pero un mono-cultivo es justo lo que no queremos. Nuestra visión es
otra.
Enrique: Nuestra idea es conservar la variedad que siempre nos ha mantenido: el criollo.
En cuanto al agua, todos estamos en zonas con suficiente agua, también en la Mixteca.
No necesitamos tomar medidas especiales para cuidarla. Lo que estamos cuidando
mucho es la conservación de suelos. Pero sí, sufrimos también los cambios, porque las
matas están produciendo menos. Se nota el calor.
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4. COMUNIDADES CAMPESINAS DEL
CAMINO
Sede: Colonia San José, Magdalena
Tequisistlán, Oaxaca.
Istmo y Sierra Sur
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4. Comunidades Campesinas del
Camino –CCC4.1. El Origen y los Objetivos
PRODUCCIÓN ORGÁNICA Y CONSUMO RESPONSABLE, EJES
ESTRATÉGICOS DE CCC.
“Nuestra organización parte de las necesidades de las comunidades para crear un modelo
socio-económico alternativo, donde se respeten y reconozcan los derechos de los
pobres”, afirma don Bartolomé Contreras, socio fundador y primer presidente de
Comunidades Campesinas en Camino (CCC), que junta a cientos de hombres y mujeres
en setenta comunidades del Istmo de Tehuantepec.
El surgimiento de la CCC se remonta a 1995, cuando campesinos de los municipios
Jalapa de Márquez, Magdalena Tequisistlán y Totolapilla -pueblo de origen de don
Bartolomé-, hicieron un análisis regional sobre sus condiciones de vida y las de sus
comunidades. Fueron acompañados por el padre Leo, párroco de Jalapa y una de las
personas claves dentro de la pastoral social de la Diócesis de Tehuantepec. Durante su
análisis destacaron como problemas el mal precio de sus productos, el deterioro del suelo
y las áreas de cultivo, la escasez de las lluvias, el limitado acceso de servicios financieros
y la falta de propuestas sociales. Así, la primera tarea de CCC consistió en establecer
mecanismos para promover el ahorro, creándose el CAJIN (“Cajas Indígenas”) a fin de
contrarrestar la carencia regional de servicios
A pesar de su vínculo con la Iglesia
financieros. Hoy día constituye la principal actividad
Católica, en la CCC no existe la
de CCC y lo que inició en tres municipios, ahora se
ha desenvuelto como una de las principales exclusión por motivos religiosos.
organizaciones de base en el Estado de Oaxaca. Es
Su segundo Presidente, en el cargo
independiente de cualquier partido político y aunque de 1997 a 1999, forma parte de la
nadie niega la cercanía histórica con la iglesia
congregación Pentecostés
católica, las puertas están abiertas para cualquier
familia campesina. La única condición para ser
socio: ser humilde.
Tres de los seis asesores son campesinos, quienes por su trayectoria dentro de la
organización han sido nombrados para compartir sus experiencias con los demás. De
esta manera, durante su presentación don Bartolomé es acompañado por dos directivos
actuales: don Roberto, presidente actual y campesino de Lachiguiri, además de don
Crescenciano, secretario y originario de San Miguel Tenango, quienes comparten sus
historias. Las entrevistas se llevaron a cabo en la sede de la CCC en Tequisistlán, a
escasos cuadros de la Carretera Panamericana que comunica la ciudad de Oaxaca con el
Istmo de Tehuantepec.
El funcionamiento de CCC es regido por una Mesa Directiva, conformada por Presidente,
Secretario y Tesorero, quienes fungen en el cargo por un período de 3 años. Para poder
cumplir con sus extensas agendas de trabajo sus integrantes y los asesores técnicos
residen en las instalaciones de la organización: “Acá nos quedamos de lunes a sábado”,
96
afirma don Cresenciano, que recibe una compensación diaria de $100 pesos, pues el
cargo implica dejar de lado sus labores y actividades en sus respectivas comunidades.
En CCC se aprovecha los conocimientos adquiridos por los directivos salientes, ya que
“cuando hay cambio de Mesa Directiva la costumbre es que los salientes apoyen”. De
esta manera no se diluyen los esfuerzos y se logra una mejor continuidad al no tener que
empezar de cero, hecho muy común, por el contrario, en los relevos de las autoridades
municipales y agrarias en la entidad. Además, la Mesa Directiva cuenta con seis
asesores, tres de los cuales son fundadores de la organización y otro número similar
conformado por campesinos.
Hacia el comercio justo y la suficiencia alimentaria
El impulso a la producción orgánica comenzó en 1997, informa Don Bartolomé, quien
fungió como primer Presidente de CCC en 1995, cuando se creó la organización a
iniciativa de campesinos indígenas de tres comunidades de la Parroquia de Santa María
Jalapa del Márquez, teniendo como antecedente el programa TCO, con cobertura en los
distritos de Yautepec, Juchitán y Tehuantepec.
La creación de los grupos productivos se sustenta en una labor de concientización a
través de visitas y reuniones comunitarias: “La
gente se lleva la información…Poco a poco se
“Me ha gustado procedimiento de
van concientizando”. Esa forma de trabajo hace
CCC, la intención de conocer de fondo,
posible el cumplimiento de un objetivo central de
ponerlo en práctica , de captar para
CCC: su progresiva ampliación. “Nuestra visión
ayudar”, expresó Don Cresenciano,
es que la organización crezca, que la gente sea
Secretario de CCC.
más consciente”, aseveran sus actuales
directivos.
Como un dato a reflexionar destaca que las comunidades más pequeñas han sido más
receptivas a los mensajes de la CCC para promover la producción orgánica y el consumo
responsable.
Esas visitas permiten, además de la concientización, adquirir un conocimiento sobre cómo
trabajan sus parcelas los campesinos, punto fundamental para definir las necesidades
específicas en materia de capacitación y asistencia técnica, pilares de los planes de
trabajo desarrollados por el área de servicios técnicos de CCC. Esos planes de trabajo
constituyen el motor operativo de los servicios técnicos, pues su seguimiento conlleva un
proceso fundamental en la relación organización-productor campesino: La comunicación.
“Si no hay, la gente se va”, un principio que debiera ser retomado por las dependencias,
quienes a menudo lo minimizan.
A su vez las necesidades en materia de capacitación y asistencia técnica cuya
metodología se sustenta en procesos participativos, establecimiento de parcelas
demostrativas, organización de talleres de capacitación y actividades de asesoría técnica
en campo. A su vez, la metodología contempla tres ejes rectores: a) Diagnóstico, b)
Capacitación, y c) Validación y Transferencia.
El camino para incentivar el comercio justo y el consumo de alimentos sanos a través de
la producción orgánica no ha sido sencillo, pero hay avances que parecen indicar que el
camino es el correcto. Hoy día hay productores orgánicos de setenta comunidades,
representados por 46 delegados -que son el vínculo directo con la comunidad- y el auxilio
de inspectores campesinos, que dan seguimiento puntual en campo a las actividades
97
productivas. Actualmente se cultivan y comercializan diversos productos orgánicos:
ajonjolí, sorgo, fríjol, maíz, miel, mermeladas, jamaica, chile pasilla e incluso carne
orgánica, entre los más significativos.
Tales productos son inicialmente acopiados en la bodega de CCC para su posterior
procesamiento, donde se les da el valor agregado. Incluye el envasado o empaquetado y
su envío posterior al mercado regional y a consumidores al nivel estatal, nacional e
internacional.
En esta área, la participación de la mujer es fundamental, como encargadas de su
operación, mientras que las labores de la bodega, más pesadas en lo físico, las
desempeñan hombres. En ambos casos, aquí se da otro de los beneficios de la
organización: la creación de empleos.
Este esfuerzo de acopiar los productos campesinos enfrenta hoy algunos problemas,
como es la falta de suficientes fondos para el pago de la producción que se recibe. Esto
acontece actualmente con la compra de ganado y chile pasilla. En el ámbito regional la
crisis ganadera generada por la sequía en el norte del país repercute aquí al existir una
muy baja oferta de animales para compensar los faltantes provenientes del norte. Este
problema lleva ya tres años y pone de manifiesto la interrelación entre ambas zonas del
país, destacando la existente globalización de la economía y el intercambio comercial
pecuario norte-sur en el país.
El consumo responsable una de las metas de la CCC
Al comentar sobre los cambios en la dieta de los campesinos, Don Roberto, presidente
de la Mesa Directiva de CCC, reconoce que hay un mayor apoyo institucional en la
atención a la salud, pues “hay menos epidemias”, pero, al mismo tiempo, asevera: “la
gente de antes no se enfermaba tanto como hoy. Consumía alimentos más sanos, sin
químicos. En mi pueblo muchas personas de 70 a 80 años de edad son fuertes, macizos,
los jóvenes ya no.”
Para lograr una alimentación más sana, CCC promueve la producción de alimentos e
insumos orgánicos para el consumo de sus socios, pero también para su comercialización
en mercados más amplios, incluso internacionales, como el caso del aceite de ajonjolí,
que se produce en varias comunidades del Istmo de Tehuantepec y que ya se envía a
países distantes como Corea, bajo la marca Ecoterra, distintiva de la CCC, cuyo lema es
“saber que da salud”. La venta de esos productos permite la capitalización de CCC y, por
ende, seguir apoyando los esfuerzos productivos de los campesinos comprometidos con
la agricultura orgánica y la creación de empleos para quienes laboran en sus
instalaciones.
Para los directivos hay tres aspectos prioritarios a atender para ampliar y consolidar los
logros: 1) Búsqueda de más recursos: “La CCC está luchando para los campesinos.
Estamos haciendo lo posible de buscar recursos”.2) Cambiar las dinámicas; buscar otro
tipo de proyectos, diversificar los productos. 3) Seguir promoviendo, cuidando,
capacitando e involucrar a los jóvenes.
Entrevistados: Don Bartolomé: Totolapilla, Pdte. Fundador en 1995; Don Roberto:
Lachiguirí, Presidente actual; Don Cresenciano: San Miguel Tenango, Secretario.
98
4.2. Del Ahorro a la Agroecología y a la
Mesa Directiva de CCC:
LA EXPERIENCIA DE DON CRESENCIANO HERNÁNDEZ
Originario de la comunidad chontal de San Miguel Tenango, en el Istmo de Tehuantepec,
don Cresenciano Hernández fue elegido este año como Secretario de la Mesa Directiva
de la CCC, en el cual estará a cargo hasta 2014. Esta es la culminación de un camino que
inició en 2004, cuando tuvo su primer acercamiento a CCC.
Conoció la CCC a través de su participación en la iniciativa CAJÍN, cuando el padre
Leónides promovió en su comunidad esta Caja de Ahorro, con la finalidad de “aprender a
ser ahorrador”. A partir de entonces, la cultura del ahorro ha venido creciendo en
Tenango. En la actualidad cuentan con más de 100 ahorradores ahí.
Don Cresenciano ha sabido aprovechar esa
instancia y ahora gracias a su constancia en el
ahorro tiene acceso a un fondo fijo de inversión y se
hizo acreedor de un crédito de 3 mil pesos, que ha
permitido fortalecer sus actividades productivas y
comerciales. Incluyen la compra-venta de alimentos
y la producción de alimentos bajo técnicas
agroecológicas, empleando el abono orgánico que
produce CCC. La ruta del ahorro a la inversión y a
los créditos es, en sus palabras “un proceso que se
ha complejizado. En un principio era más sencillo”,
pero, como demuestra su experiencia, redituable.
El ahorro fue la semilla
germinal
hacia
la
reconversión tecnológica y
la diversificación productiva
de Don Cresenciano. El
CAJIN cuenta ya con cinco
sucursales en la región.
El interés de don Cresenciano en la agricultura orgánica data de 2007-2008, cuando, comenta- “CAJIN nos conectó con la SEMARNAT para entrar a un programa de
conservación de suelos que inició en la comunidad con veinte socios”.
Su primer paso fue acondicionar un terreno de media hectárea, donde construyó zanjas
para conservar y proteger el suelo y lo dotó de agua. Ahí ha logrado desarrollar una
producción diversificada, que incluye la siembra de
“Hubo conflictos municipales, no
árboles de aguacate Hass, cilantro, cebolla,
zanahoria, chayote y lechuga. Además, desde hace nos daba oportunidad el
Ayuntamiento, creamos una A.C.
unos tres años inició el cultivo y venta de flores,
como la azucena San José, gladiolas y alcatraces,
para defender los intereses de la
que tienen buen precio en la región: “La gladiola se
comunidad”. Don Cresenciano
vende a $20 pesos la docena”, ejemplificó.
Hernández, 2012.
Simultáneamente, como casi todos los campesinos
de su comunidad, siembra su milpa y práctica la
ganadería en pequeña escala, bajo el régimen de
libre pastoreo, donde, por toda práctica de manejo “se vacuna una vez al año”. El
campesino es consciente del impacto ambiental negativo del libre pastoreo, pero no es
fácil su reconversión, pues requiere gastos de inversión y tiempo, dos factores
complicados para él y sus colegas. Muestra del interés campesino en la ganadería, es el
crédito que otorgó SEDESOL para la adquisición de veinte cabezas de becerro.
99
La reconversión ganadera es uno de los objetivos regionales de CCC y en San Miguel
Tenango hay algunos signos esperanzadores a este respecto pues hay ya campesinos
comprometidos para vender ganado a CCC, y su distribución a los mercados regionales,
con lo que se da cumplimiento a una de sus estrategias consistentes en que el consumo
sirva para fomentar la producción.
Pero su ejemplo no se refleja aún de manera clara entre sus coterráneos de San Miguel
Tenango, municipio que tiene una extensión de 384 km.2. Existen resistencias culturales
e intereses económicos que no favorecen la adopción de prácticas de manejo sostenible.
Un ejemplo: No se aceptó realizar un ordenamiento territorial promovido hace algunos
años o el empleo de las tecnologías agroecológicas. “La gente no le ha entrado muy bien
a lo orgánico, sólo al CAJIN”, resume don Cresenciano.
En la diversificación productiva hay buenos resultados, ya que a la agricultura tradicional
se han añadido el cultivo del tomate y, más recientemente, el chile pasilla, producto muy
empleado en la cocina regional y con buen precio en el mercado. Sin embargo, son muy
susceptibles a las plagas si no se manejan de manera conveniente. Muchos emplean
agroquímicos para su cultivo. También el tomate rojo es un cultivo nuevo. “Antes no
había. Pero usaron mucho químico y le cayó mucha plaga. El chile pasilla se siembra en
terrenos nuevos y así no se plaga mucho”.
En la siembra del maíz, que es
estrictamente de autoconsumo,
“nadie le echa químicos”, para las
actividades agrícolas en general
“cada quien tiene su área”, afirma
don Cresenciano. En este sentido
se reproduce un fenómeno común
en toda la entidad, donde sí bien la
tenencia de la tierra es comunal, al
interior los espacios agrícolas se
manejan
como
propiedades
individuales
y/o
familiares,
teniendo cada quien sus espacios
reconocidos y delimitados.
Tenango se deriva del chontal tinangu“tinaja o laguna”. Se denomina San Miguel
en honor al Santo Patrón del pueblo. En
mexicano significa “lugar amurallado o de
muralla” su etimología es tnomil-“lugar de”.
De acuerdo a algunos ancianos, en 1553 le
dieron
su
nombre
a
este
pueblo,
ignorándose la fecha de expedición de los
títulos de propiedad. Comentan que los
títulos originales fueron expedidos por el
gobierno colonial.
Un aspecto comunitario que le
preocupa al entrevistado es la reticencia existente para normar el acceso al bosque y
sus recursos, que de acuerdo a su resolución presidencial, y a la costumbre ancestral, es
un área de libre acceso, bajo el control, más retórico que real, del Comisariado de Bienes
Comunales. Redunda en la pérdida de recursos o su aprovechamiento no regulado. Entre
estos, destacan: pino, ocote, encino, tepehuaje, copal, pochote, frijolillo, guapinol,
guanacastle, árboles frutales y plantas herbáceas y entre la fauna se encuentran coyote,
jabalí, venado, mapache, tejón, armadillo, aves y reptiles.
Por sus características biológicas y climáticas, el bosque tiene alto potencial para el
aprovechamiento de resina, y pudiera ser un probable asiento para alguna iniciativa de
ecoturismo, además de aportar servicios ambientales regionales importantes. Hoy en día,
de ahí se extrae leña y los 10 o 12 carpinteros de la comunidad obtienen cedro y pino y,
como asentamos, es común la obtención de “carne de monte”, hechos que junto al libre
pastoreo y los desmontes con fines agropecuarios, se realizan sin mediar normas o
acuerdos para regular y garantizar la integridad del bosque.
100
Otro ejemplo de la falta de intereso de falta de organización comunitaria es lo que sucedió
con la maquinaria para una trilladora obtenida a través de PROMUSAG se logró
obtenerla, pero “no se usa, no hubo capital para echar a andar el negocio”, dice Don
Cresenciano.
Estos ejemplos muestran que en San Miguel Tenango el camino es aún largo, pero existe
la esperanza de avanzar poco a poco. Ahora, con Don Cresenciano en la directiva de
CCC es probable que las cosas mejoren y se encuentren vías para la adopción gradual de
alternativas productivas, económicas y ambientales de mayor sustentabilidad, ya que en
la actualidad los 794 pobladores registrados en el reciente censo tienen condiciones de
vida muy adversas. El 94% de sus habitantes vive en pobreza y de estos, 63% en
pobreza extrema, según las mediciones recientes del Consejo de Evaluación Social
(CONEVAL). Más del 69% de la gente no terminó siquiera la educación primaria y 79%
carece de acceso a servicios de salud, acorde a los datos del 2010 de esa misma fuente.
El uso del chontal es prácticamente cosa del pasado.
101
4.3. Entrevista a Directivos de la CCC:
“NOS HIZO FALTA ASESORÍA”
CCC es grande, con experiencias en distintas regiones y diferentes formas para
organizarse. ¿Hablando de sus propios pueblos sienten ustedes que las familias
campesinas siguen conservando el mismo cariño para la tierra o se está perdiendo
esta relación?
Cresenciano Hernández, secretario: “Los pequeños productores hacen todo lo posible
para canalizar sus cultivos a través de proyectos. Y que tengan un mercado. En Tenango
es el ajonjolí a través del cual estamos organizados. Otros productos sólo se distribuyen
en la región. Hoy la gente se preocupa por tanta crisis económica que hay. No hay
solvencia, a pesar de los apoyos del gobierno, que –sin embargo- en muchas partes no
llegan. Gracias a la CCC, la gente se está acercando y están vendiendo su maíz, el frijol,
la miel, tomate, cacahuate, sorgo, mango.
¿Los productores entienden que la crisis es tanto económica, como ambiental?
Sí. A veces la gente no es responsable, porque no sabe cómo cuidar los recursos que
tienen, hay deficiencia.
Pero también hay mucha sabiduría entre la gente. ¿Son deficiencias que siempre
han tenido o por las circunstancias? Los antepasados han tenido más precaución.
Ahora a veces los jóvenes provocan un incendio, no saben cuidar las materias. Todo esto
provoca cambios.
Ustedes crecieron con todo el auge de los fertilizantes. ¿La gente está
acostumbrada a estos químicos?
Los antepasados no estaban para nada acostumbrados a estos químicos. Lo que
sembraban, lo producían a lo natural. Mis papás me enseñaron cómo cuidar las cosas. La
generación de hoy ha cambiado. Ahorita, a través de la ciencia que ha incrementado
mucho y que provoca cuántas químicas que se producen. Las ventajas que han tenido los
de antes, es que no se enfermaban tanto como los de hoy. La gente consumía alimentos
sanos. A veces nos atacaba una epidemia, pero por falta de asistencia médica. Ahora hay
más apoyo para la salud, pero lo que provocan son las químicas. Muchos de mi
generación tienen azúcar. Es un factor principal por qué tanta gente está sufriendo. Pero
en mi pueblo hay mucha gente de 75, 80 años de edad, que está maciza. Caminamos
diez horas, los viejitos también, pero los jóvenes ya no.
Entiendo que en su pueblo no todos están en la misma línea. ¿Hay una reflexión
colectiva sobre la situación, o sólo los que están con CCC?
Roberto: En CCC se habla de los productos orgánicos, la tierra, la conservación del
bosque, cuidado con la tierra para que no haya deslaves, no tumbar más, cuidar donde
trabaja, porque sí se produce. Aquí se habla más de eso. Cada quien tiene su propio
criterio, pero estando constante en sus reuniones va a tener conciencia. Pero muchos en
mi pueblo que han tumbado, dice ¿por qué plantar nuevos, si se reproduce solo? Ha
habido que tumban árboles y sólo usan lo bueno. Las ramas las dejan pudriendo, y cierto,
nacen también y retoñan.
102
Es como una poda, que puede tener un efecto benéfico. Igual a veces después de
un incendio, crecen más y mejor. Pero hay límites y si rebasan estos, ya no será
como antes. En zonas tropicales es más fácil para que se reproduzca, pero no en
todas las zonas, y si el suelo queda muy expuesto, pueden haber deslaves, ya no
nacen luego.
En mi tierra nadie ha hecho reforestación, no aceptan. En buena parte está naciendo bien,
pero no en todas partes. Crecen nuevos arbolitos, pero muy pobres. Hay que hacer sus
cepas bien hechas, pero la gente no quiere. Es pura ladera en mi pueblo, ahí se deslave.
Los que vamos a CCC, estamos haciendo conciencia, pero con los que van y vienen, es
más difícil.
¿Poco a poco se interesa la gente, entran más socios o por lo menos otros
productores se organizan en la misma forma cómo ustedes? En Lachiguiri están
también CEPCO y UCIRI que trabajan en la misma forma. ¿Qué hace CCC para
llegar a más personas?
Secre: Como Mesa Directiva vamos visitando las comunidades, concientizando a la gente,
decirles las metas y los proyectos que tenemos, de cómo conservar, de sacar productos
de calidad, para cuidar la salud y el ambiente. Hacemos reuniones con la gente. A veces
un agente municipal nos invita y ahí se hace extensa la plática. Es una ventaja para esta
gente, porque aunque no se integren en la organización, por lo menos se llevan la
información. Nos comprometemos a que van los técnicos allá también. Fuimos al ejido
Limón, hicimos una plática y la gente que no es socio, se acerca y escucha la plática de
cómo hacer barreras vivas, de cómo conservar los suelos. Es una buena relación con la
gente. Poco a poco va concientizando qué alimento se puede comer. Así se hace más
extensa la organización, por medio de la buena comunicación en las comunidades.
¿Están estimulando la diversificación de los cultivos para no depender de las
tiendas?
No. Estamos detectando en las comunidades cómo cada persona trabaja su tierra. En el
ejido Limón hay un señor que siembra epazote, calabacitas, tiene chepil, plátanos, todo
sin químico. La misma gente va diversificando sus productos, por el ejemplo de otras
personas.
No siempre es fácil. En Tenango no todos están de acuerdo. Como dice el dicho
‘nadie es profeta en su tierra’.
El ejemplo no sólo es platicando, pero también haciéndolo, para que la gente vea que se
puede. Si no demuestras, no convences. Estoy sembrando verduras y aguacate, la gente
lo ve y dice ‘mira, está cosechando’. Hace seis, siete años sembramos tomates, la gente
veía que sacamos producto y empezó a cultivar también. Luego bajó el precio, porque
todo el mundo se dedicaba a eso. Después cayó la plaga y ahorita ya nadie lo está
sembrando. Crescenciano: Ahí no hubo una orientación. Mi hermana entró con el chile
pasilla, y ahora son treinta productores con este chile.
¿Cómo hacer para que sea sostenible con el tiempo?
Roberto: Como parece ser el sorgo, siempre hay necesidad, aunque en mi pueblo no lo
conocemos. Igual el ajonjolí, que aquí es la variedad azucena, ¿no? En el oriente se da
otra variedad, el trébol, que es de cuatro meses. Y da buena producción. Antes, la gente
estaba sembrando puro maíz, pero después también sandía, melón, ajonjolí, sorgo,
103
papaya. El sorgo es para el consumo de los animales. A veces no tiene mercado, como el
ajonjolí que siempre tiene demanda, pero a través del orgánico, certificado.
Es interesante esta cadena en el tiempo y espacio que nos están explicando. ¿Esto
se da porque se promueve políticas para eso o porque el campesino decide hacer
estos cambios? Roberto:
La gente misma busca la calidad del trabajo. No por la intervención del gobierno. Sus
empleados sólo a veces dicen ‘hay programas’, pero los que realmente saben cómo está
el trabajo, son los campesinos. En mi tierra la gente de antes sembraba camotes, que
nada más ahí consumían. Bueno, ¿de dónde vino la ciencia, la experiencia? Ahora sí
tienen mercado. No lo exportan, pero sí lo venden en la región. Ahora, se cambia el
sistema del trabajo. La gente también tiene sus invernaderos de tomates.
¿Qué es lo que hace que uno toma decisiones? ¿Por qué tiene uno maíz y luego
cambia al melón?
Roberto: No tanto porque haya decaído el precio del maíz. Es una forma de cómo
sobrellevar la vida, para mantener la familia. Porque como dé de lugar, la gente busca.
Luego, alguien comenta que allá se puede vender el ajonjolí o el tomate. Antes la gente sí
lo sembraba, a su manera. Ahora es otro tipo de trabajo, tenemos asesoría técnica. Y si
tiene invernadero, lo saca al mercado por cantidad.
¿Qué hace CCC para orientar a ustedes, de cómo introducir un nuevo producto o
para diversificar la economía? Comenta usted ‘por ahí se dice que el ajonjolí tiene
un buen precio’. La ventaja de una organización es que tengas con quien platicar
de eso. CCC puede encontrar o fomentar un mercado, mejorar el precio. O se da un
valor agregado, como es el aceite de ajonjolí.
Roberto: En Lachiguiri, la gente simplemente se organiza por si sola. Unos socios de
UCIRI tienen invernadero, otros se organizan de manera rústica. Ahorita han dejado un
poco el tomate, porque no hay tantos que quieren contaminar la tierra con los químicos.
Se van con chile pasilla y usan un líquido para combatir hongos, pero ya no químico sino
naturales. La misma gente se está desenvolviendo, no todo el pueblo, pero en grupitos,
entre ellos.
¿Y la venta? ¿Se hace a través de la organización? Roberto: En mi pueblo tengo un
socio de ajonjolí, otros socios que son de chile pasilla, de miel, y ahora se van integrando
los de tomate. Tienen la noción que aquí se puede canalizar sus productos. Aquí buscan
cliente. La envasadora aquí compra la miel. En Lachiguiri es un solo socio que tiene miel,
y es de UCIRI, pero UCIRI no tiene cómo colocar la miel. Se vino para acá. Aquí la
envasamos y la mandamos al mercado.
Una de las formas que tiene CCC para transmitir su mensaje es a través de sus
visitas, ¿no? ¿Cómo las definen? ¿Tienen que ver con programas? ¿Es a solicitud
de las comunidades?
Hay una calendarización, vamos acompañando a los técnicos. Y cuando vienen a las
asambleas, lo aprovechamos para platicar con los socios. Trabajamos en conjunto.
Mañana me toca ir a San Miguel Tenango, con dos grupos. La semana pasada estaba en
cuatro distintas comunidades para animar a la gente. Ahí también pueden acercarse nosocios. Nuestra misión es que la CCC tenga más gente, que esta gente esté consciente
de como sobrellevar una vida sana. No hacemos propaganda política, es promoción en
104
plan de trabajo. La gente nos escucha, se acerca no-socios. Es importante esta
comunicación, porque si no, se desanima nuestra gente.
Mencionaron la importancia de la comunicación, sobre todo cuando la gente se
siente insegura. Ustedes visitan a una comunidad, pero luego tardan quizás un mes
hasta que regresen ahí. ¿Tienen ustedes delegados o promotores en cada pueblo?
Cada grupo tiene un delegado, que participa mensualmente en nuestras asambleas. A
veces hay dos grupos en una comunidad, entonces hay dos delegados. Aparte son los
inspectores campesinos que tenemos en las comunidades. Ellos actualizan los datos con
CERTIMEX Son capacitados para hacer algún tipo de trabajo del campo, para levantar
datos. Son voluntarios, pero cada grupo tiene que nombrar uno. A veces hacen
intercambio de experiencias con inspectores de otras comunidades. Ahora tenemos 46
delegados en la CCC. No todas las comunidades tienen un delegado, porque a veces sólo
hay dos socios. Los delegados pueden ser hombres y mujeres, pero a veces viven lejos y
no está seguro que vaya una mujer sola. Entre los campesinos los socios son más
hombres, en las cajas de ahorro más mujeres.
¿Hay ciertas comunidades que se incorporan más fácilmente en la CCC? Por
ejemplo, las más chiquitas, las más alejadas. ¿Donde se logra más participación.
Crescenciano:
Más en las comunidades pequeñas. Un ejemplo, Morro Mazatán es grandísimo, pero
tiene muy pocos socios. En contraste, hay comunidades muy pequeñas donde todos
trabajan. En San Miguel Tenango somos más de 600 gentes, jefes de familia. Tenemos
más de cien socios entre Cajín y CCC. Pero los que más participamos somos como 25.
En las comunidades pequeñas es más fácil incorporar a la gente. Roberto: Los
campesinos están organizados en el trabajo. ¿A qué van los campesinos? Al trabajo y
vender sus productos. Esto es lo que buscan. En Tequisistlán hay un solo socio
campesino, entonces no puede funcionar un delegado. Porque un delegado se forman de
tres, un comité. Y a veces incluso tiene su consejo de vigilancia, entonces son seis. En
comunidades donde hay más socios, son de Cajín. Ahora, en mi pueblo se está armando
otro grupo, puras mujeres de Cajín. Ahí no funciona esto de los delegados, porque es de
crédito. Delegados son para grupos productivos y de comercialización.
Los delegados vienen a discutir la política de la CCC. ¿Trata de influir CCC en lo
que ustedes estén cultivando?
Crescenciano: la intención de CCC es que se manejen distintas cooperativas. Cada
cooperativa tiene su área, su proyecto. Se está viendo ahora un proyecto de cacahuate
para apoyar a nueva gente. Ya había, pero lo quieren hacer más grande. El proyecto de
tomate, no es que CCC no lo quiere, pero es más latoso, es mucho cuidado.
¿En este sentido hay una orientación por parte de CCC, eso es lo que ustedes
discuten? Crescenciano: La intención de CCC no es echar a perder las ideas de la gente.
Justo por eso hay asesores y hay asistencia técnica. La mayoría de la gente está un poco
atrasada por los recursos económicos. Por eso a veces gestionamos un proyecto para
apoyar a los productores, pero este año no se ha logrado por la cuestión política de las
elecciones.
Ustedes pueden gestionar un proyecto, pero también fortalecer su propio trabajo
sin depender de proyectos. ¿Ustedes tienen bancos de semillas? En cada
comunidad se seleccionan las semillas. Por supuesto queremos dar continuidad a los
105
proyectos de CCC, porque ya tienen camino. Ahora somos nuevos, quizás después
podemos hacer propuestas.
¿Qué hacen ustedes para empaparse de las experiencias de los directivos
anteriores?
Con el cambio de mesa central, el presidente u otro suele quedarse una semana para
aclarar las dudas e indicar el camino. Este año se quedó el secretario durante más de un
mes para dar continuidad al proceso. También tenemos asesores, que han sido directivos
como don Bartolomé y el padre Leo. Saben de créditos, trámites, procedimientos. Don
Bartolo es como un maestro, pero todo lo aprendió aquí. Otro es Enrique, de Mazatán,
que ha sido presidente del 2002-2004. Si un elemento es bueno, lógicamente no le
sueltan fácilmente.
En la bodega nos comentaron que hay una escasez de ganado, por la crisis en el
Norte. Es un proyecto muy valioso, muy propio. ¿Qué se puede hacer como CCC en
conjunto para reanimar este proyecto colectivamente?
Los ganaderos tienen su propia organización y se reúnen aquí cada viernes. Antes se
acopiaba de todos los socios, pero ahora no hay. Hace como tres años tenían cien vacas
en el corral para engordar y vender. Ahora no las traen. CCC tiene un mercado propio y
entrega en el mercado de Jalapa. En nuestro centro de acopio sólo hay unas cuatro, cinco
vacas. Propusimos comprar vacas en Ixtepec, ahí están gordas. También son de nuestros
socios. Pero sí hay un problema de capital, porque los pocos que entregan, se les pagan
después por falta de dinero. Y eso que un ganadero vende cuando requiere dinero. Esto
ya está pasando desde hace tiempo. En estas circunstancias, los campesinos prefieren ir
con el coyote. Entonces, no es tanto que no haya ganado, pero se necesita un capital,
para cuando vengan a entregar vacas, para que les paguen. No hay capital. También
ocurrió con el chile pasilla. Hay como dos toneladas, pero no hubo mercado. Bajó el
precio. Y a muchos les deben el pago.
Entonces, a veces hay un problema, que no hay suficiente capital para cuando los
socios entreguen productos.
Sí, es un problema económico. En el caso de chile pasilla, entre noviembre y enero
deberían de meterlo al mercado. Desde antes de nuestra llegada están recorriendo las
colonias y comunidades para que entren más socios. Para ser socio se pagan mil pesos.
Parece que hay una empresa extranjera dispuesta a meter dinero, están hablando de cien
millones de pesos: ellos ponen setenta, si CCC pone 30. En este proceso están.
¿Qué han aprendido? ¿Qué es lo que les gusta de CCC? Crescenciano: En lo
personal lo que me gusta es el interés, la relación, los créditos, siempre me ha gustado y
con la intención de venir a conocer de fondo de cómo están trabajando, entonces cuando
me hicieron la invitación, acepté porque hay mucho que conocer aquí que podemos
aplicar para apoyar a las comunidades. Roberto: Me llama la atención, porque CCC está
luchando por los campesinos. He observado que hay buen futuro, que hay buenos
proyectos. Por falta de financiamiento por parte de las dependencias no se ha podido
hacer todo. Pero hacemos todo lo posible para que nuestros campesinos tengan
productos propios para el sustento de la vida.
¿Qué se puede hacer para que CCC sea una organización más sólida y más
diversificada? Roberto: Lo que aquí falta es política, otra dinámica, por ejemplo
proyectos para que salga más rápida la diversificación de los productos. Porque sí
106
carecemos, no por falta de capacidad, sino simplemente por falta de tiempo a veces, pero
vuelvo a repetir, estamos con buenas intenciones de servir a las gentes, de concientizar a
nosotros mismos.
¿Hay una política para involucrar más a los jóvenes?
Crescenciano: A mí me interesa usar las remesas para crear un proyecto de ecoturismo
con los jóvenes, hacer cabañas en el bosque. Lo he platicado con gente que puede hacer
promoción por internet. Pero todo depende de un proyecto y capital. Porque se requieren
restaurantes y hoteles dónde llegar. Lo hemos platicado con los de Mazatán, porque ahí
llegan canadienses y estadounidenses a la playa. A lo mejor puedan venir a Tenango,
donde les damos productos sanos.
Entonces hay que ver la sustentabilidad, para ver qué es lo que más convenga.
Usted dijo algo interesante: diversificar los proyectos. ¿Ustedes creen que el
ecoturismo y el manejo de unidades de flora y fauna podrían ser compatibles con
CCC? ¿O se limita a ahorro y producción? Roberto:
Pensando en la vida de los jóvenes me parece conveniente. Porque con nuestra edad
estamos un poco avanzados. Tengo 57 años de edad y he experimentado la situación y
se está cambiando el sistema de vida. Se nos está llevando a una rutina de mal a peor.
Mientras que los gobiernos cambian, nosotros no vamos a cambiar si no hacemos
conciencia. En Lachiguiri teníamos un comisariado que salió en 1999. En el 2000 a mí me
tocó ser secretario del nuevo comisariado. Entre 2000 y 2003 vinieron unas comisiones de
la COINBIO e hicieron unos estudios. Se pintó bonito el panorama. De por sí pensamos
conservar un área de mesófilo. Tenemos muchos animales allá. Sí, por falta de
conciencia, alguna gente se ha metido. Hay pavos, hay venados, changos, jabalíes, hay
mucho animal, porque es selva. Bueno, la asamblea general aceptó la propuesta de
COINBIO, porque vimos que poco a poco la gente se estaba arrimando hacia la selva,
quemándola. Ahí nacen las fuentes de agua. Como comisariado pensamos en nuestros
hijos. ¿Qué se puede hacer a la larga, si nosotros vamos por este rumbo? Decidimos
conservar. El pueblo aceptó un área de 1500 hectáreas. Es una zona conservada ahora,
gracias a que todos ahora están respetando. Después se hizo un proyecto de ecoturismo
y se hizo cabaña. Pero lo que nos hizo falta era asesoría.
Al siguiente comisariado llega una comisión de una minera. Dijo que quería explorar. El
comisariado hace negocio con la minera y cuando la gente se dio cuenta, ya se estaba
acercando la minera. Pero ya teníamos un área conservando. En toda nuestra área
tenemos recursos naturales, los cuales no podemos contaminar por nuestros hijos. La
minera dice ‘vamos a construir escuela, una cancha deportiva, una oficina, y les
pagaremos 100 mil cada año.’ Nos pusimos a platicar: ¿Con 100 mil pesos cuántos miles
de personas vamos a contaminar? No aceptamos. Ahorita estamos platicando con los
jóvenes, porque muchos están quemando con una lupa, pero si los vemos quemando, van
al bote. Así estamos trabajando, porque tenemos nuestros recursos y no los queremos
perder. Porque ya lo vimos. Nuestros abuelos estaban trabajando bien y tenían selva,
hasta que empezaron a tumbar. Los de la minera es gente de dinero, y nosotros no lo
tenemos, pero los recursos no los queremos perder.
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4.4. Entrevista colectiva con tres técnicos
de CCC.
PRECIO MEJOR, PRODUCTO MÁS SANO
Miguel Ángel Hernández Núñez tiene apenas 26 años de edad. Es originario de la colonia
Marilú del municipio Magdalena Tequisistlán y participa dentro de la CCC en la Red de
Consumidores Comunitarios con el objetivo de fomentar una ‘Economía Comunitaria’,
conectada con la parte técnica de la producción, y –a través de CEPAFOS- con la salud.
Es de los pocos jóvenes que además ha retomado el cultivo del campo.
Enrique Zárate Robles –de 40 años de edad- es de San Vicente Mazatán, en la costa de
Tehuantepec: Dentro de la CCC forma parte del área de la comercialización. De ahí se va
articulando con la ganadería y la carnicería, el procesamiento, el fondo auto-seguro (para
asegurar los cultivos), el área técnica. A él le toca la zona del oriente del Istmo, desde
Niltepec hasta Tapanatepec. Explica: “El afán es consumir los productos que estamos
produciendo con la misma organización, como un consumo responsable. Como socio me
comprometo consumir productos de la organización. En mi comunidad sembramos
ajonjolí, maíz, sorgo y jamaica.”
Román Cupul Ku, de 50 años de edad, tiene varios años como técnico en la CCC, pero
anteriormente también ha trabajado en comunidades de Chimalapas. Es de origen maya,
de Campeche, y vive desde hace 30 años en El Jícaro, Zanatepec. Siembra ajonjolí
orgánica por segunda temporada en un terreno que ha estando restaurando poco a poco.
Muchos campesinos dicen que el campo es para viejitos.
He visitado varios pueblos donde brigadas de jóvenes suben al bosque para cuidarlo.
Sienten mucho compromiso con sus recursos naturales y su comunidad, pero poco con
los cultivos. Miguel Ángel, ¿siempre has trabajado en el campo? No, desde hace cuatro
años participo en CCC y retomé las actividades de mis papás, pero de forma más integral.
Hay mucha información aquí en CCC que queremos compartir con las comunidades.
Antes estuve en la prepa y dos años en formación con los Maristas, en el noviciado. Ahí
se nos estaban inculcando muchos valores en favor de la vida. Desgraciadamente no
podía continuar en el estudio, pero trato de dar continuidad a esta etapa participando en
las comunidades.
¿Eres un bicho raro entre tus contemporáneos, por el hecho que trabajas en el
campo?
Un poco sí, la tendencia de muchos jóvenes es tirarle hacia el dinero. No les interesa el
campo. En contraste veo a muchas personas jubiladas, que regresan de la ciudad, o del
extranjero, y retornan al campo. Lo hacen con gusto. Muchos caen en esta cuenta. Los
jóvenes están encandilados por lo que se ofrecen en los medios. A veces también me
pregunto qué estoy haciendo, porque la mayoría de mis compañeros están buscando otra
vida. Pero creo que voy por el camino correcto. A final de cuentas es el campo que nos da
la vida.
Enrique y Román, ustedes son más grandes de edad. ¿Cómo ven ustedes el
desarrollo del campo en las comunidades? ¿Se puede fomentar el desarrollo rural
entre los jóvenes?
108
Enrique: Desde chavillo he trabajado en el campo. La vida ahí es bastante pesada. De
repente hay producto, de repente no hay nada. Inviertes mucho. Ahí se lo lleva
buscándolo. En lo personal valoro las cosas, porque de la tierra dependo, yo con mi
familia. Lo único que no me habían enseñado, era proteger la tierra. Sacamos y sacamos,
pero si la tierra da, también tiene que cuidarla. No sabíamos cómo cuidar la tierra para
que se conserve. A veces uno está trabajando como loco, y sólo le importa el producto.
Con CCC cambió el sistema de trabajo, porque conservamos la naturaleza y semillas,
cultivando la tierra, sin contaminar el suelo. No aplicamos sustancias químicas. Me hizo
conocer más de la tierra, de cómo protegerla. Y una tierra más cuidada, produce más,
conserva más la humedad. Significa no talar todos los árboles, hacer barreras vivas o
muertas, muros de contención para retener el suelo. Ahora, la tierra para mi es otra cosa.
Román, siempre pensé que los campesinos sabían cómo trabajar el campo. Sí
saben, pero de una forma rústica, conservadora. Sigue siendo rústica pero se incluye otra
manera de conservar los suelos. La mayoría de los campesinos trabaja las tierras
tradicionalmente, por estaca, con arado, pero no tenía –a lo mejor- el conocimiento de
cómo conservar el suelo, aunque las hojas y el rastrojo se quedan en el mismo lugar.
Ahora se hacen otras cosas. Conmigo igual. Adquirí un terreno en mi comunidad hace
como 22 años. Era un terreno de espinas, el dueño no podía cultivar nada ahí. He estado
viviendo distintas etapas de vida en la comunidad y por mi trabajo sólo me dedico los fines
de semana al terreno, con mis muchachos, componiéndolo. Durante un tiempo estaba
trabajando en lo forestal, donde conservamos de otra manera. Picoteamos las ramas,
ahora picoteo del rastrojo. En mi terreno, antes no había conservación del arroyo que
tenemos, no había barreras vivas. Ahora, donde está el arroyo, está lleno de árboles.
Desde hace diez años ya no ocupo herbicidas ni quemo.
El terreno era pura piedra, ahora tiene una capa de tierra de por lo menos seis
centímetros. No tengo ganado, pero fuera del tiempo de cultivo rento el terreno y meten
ganado ahí. Su abono ahí se queda. A mis muchachos les gusta trabajar en el terreno y
con ello ven la posibilidad de ganarse algo. Además tenemos un solar de 60 por 60, ahí
hacemos otra actividad. Tenemos plantas medicinales, mangos, plátano, tengo cercos
vivos de forrajes, naranjos y chicozapotes. No es nada más por el dinero, pero sí uno ve
como cubrir ciertas necesidades. También vemos cómo conservar y mejorar la tierra,
porque cuando la adquirí, el dueño me dijo ‘esta no da nada’. Es cierto, cuando uno no la
trabaja, pero sí la trabajas, sí da. Como dice Enrique, ahora es otra cosa. A lo mejor la
vida ahora toma de otra forma, porque sabe que hay producción.
Miguel, ¿agarraste cariño al campo? Por supuesto. Cuando era pequeño, mi papá
siempre me inculcaba este amor por la tierra. Ella es agradecida, necesita cariño.
¿Cómo estimulas un consumo responsable?
Vamos dando pláticas con los grupos, usando las plataformas de CCC, por ejemplos los
grupos de Cajin que reúnen entre 15-20 personas cada uno. Ahí estamos articulando
producción con consumo. Explicamos por qué productos orgánicos son más caros que
productos convencionales. Siempre le tiramos a lo más barato, nos contestan, pensando
en su bolsillo. No piensan que a la larga vienen los problemas de diabetes, del colesterol,
del medio ambiente. Implica el uso de pozos, la tala de bosques.
¿Los grupos con los que estás trabajando ya tienen más conciencia y más
compromiso?
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En Tequisistlán viven unos diez mil habitantes, en la cabecera la mayoría es profesionista.
No tienen mucho interés en conservar los suelos, pero como tienen poder adquisitivo, sí
tienen interés en productos naturales. Entienden el impacto en su salud. Con productos
externos no se sabe en qué condiciones vienen. La parte de la producción, como que no
les caen todavía. Dentro de estos grupos hay productores en grande escala de papaya,
sandía y melón, que no entienden esta propuesta de agricultura orgánica.
¿Ni les queda una espinita, con todas estas discusiones sobre cambios climáticos?
Por algo será que los profesionistas compran productos naturales. A lo mejor, partiendo
de la salud. Porque muchos familiares tienen enfermedades y están acabados a los 50,
mientras que se ven a los viejitos de 80 años que están bien de salud. Muchos empiezan
a reaccionar, por la salud. Y no creo que tarden a reaccionar por el medio ambiente.
Enrique, ¿cómo ves la concientización entre los grupos?
Dentro de los grupos ya es otro nivel, están valorando al producto. También porque
obtienen un precio mejor, que lo que paga el intermediario. Esta es la razón de la
organización y de los campesinos. Tiene un precio mejor y es un producto más sano.
Además, la gente ya no es tan desesperada, cuando llega alguien para comprar el
producto. Esto se está trabajando en cada comunidad. Sólo si tiene una emergencia,
estaría dispuesto a venderlo a un intermediario.
CCC, con su marca Ecotierra, vende unos 15 productos del campo, incluyendo carne.
¿Cómo se organiza esta comercialización en las comunidades? Enrique: Tenemos
tiendas comunitarias, donde se incluyen productos de otras organizaciones, como UCIRI y
de una organización de Guanajuato, que vende miel de mezquite. Miguel: Dentro de los
grupos se levantan pedidos. Y cada socio jala a familiares. Román: Y se intercambian
productos entre regiones. En el oriente hay mucho tamarindo, aquí no hay. En otro pueblo
se producen conservas de ciruelas, que se venden a través de CCC. En el caso de la
ganadería, desde hace tres años unos productores empezaron a hacer queso. Entregan a
la carnicería. Ahora también otros productores entregan ahí. Igual que pasa con el frijol,
que se acopia de los socios y se distribuyen. Y se trae miel de la costa, de
Aguascalientes.
Enrique, ¿qué se hace con estos productos en la comercialización?
Como organización nos hace falta ampliar el mercado. Eso podría ayudar a dar un valor
agregado a los productos de nuestra región. Tenemos clientes en Oaxaca, pero
necesitamos dar más publicidad a los productos. Todavía no impacta mucho en la
sociedad, la gente no conoce nuestro aceite de ajonjolí, el tamarindo, el chile pasilla,
galletas.
Ustedes no mencionan la hortaliza. ¿No tienen verduras?
Román: Muchas familias tienen tomates, chiles, calabazas, hierbas y plantas medicinales
en su traspatio, para autoconsumo. A veces las tienen en la tierra, a veces en cubetas y
vasijas que ya no se ocupan. Sí existe.
Me parece importante hablar de eso si queremos llegar a una soberanía alimentaria.
Algunas zonas se prestan más para ciertos productos, que se pueden intercambiar con
otra región. Román: Sí es importante, por ejemplo aquí en la Sierra a unas dos horas,
está Santa Lucía. Ahí en parcelas reducidas se tiene de todo. En tierras quebradas
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pueden tener entre 18 y 20 cultivos. Tienen maguey como barrera viva, aguacate, repollo,
rábano, cilantro, plantas medicinales, frijol, maíz. La mayor parte es para consumo
familiar, y el resto se vende localmente. Ellos compran menos del 50% de los productos
que consumen.
Hablamos de soberanía alimentaria y de consumo responsable. ¿Ustedes estimulan
intercambios regionales para ampliar el consumo de sus propios productos?
Miguel: Está en propuesta todavía. Hace una semana había un taller sobre salud
tradicional en CEPAFOS y el rescate de las plantas. Nosotros lo queremos articular con el
consumo responsable.
Enrique, está trabajando en tu pueblo con 25 productores. ¿Qué dice la gente que
no es socia?
A veces se les complica, porque siempre tenemos reuniones. Dice que no tiene tiempo
para ellas. No les da valor, por eso –creo- que no les importa tanto.
La gente en esta región gana $130 al día. Entonces, se cuida la bolsa, compra poca
carne. Miguel: Es lo que tenemos que trabajar. En los medios de comunicación se hace
mucha propaganda, pero los consumidores tienen que ser consciente de comprar un
producto sano, de buena calidad.
Ustedes tienen una lucha de 17 años, como organización. Han logrado mucho y
hace falta mucho más. ¿Qué sería importante para fortalecer la CCC?
Román: Sobre todo en el oriente hay mucho monocultivo, y aunque ha llovido mucho en
los últimos dos años, las cosechas no han sido tan buenas. Entonces, sería bien
diversificar los cultivos, como lo hicieron antes. Se han hecho intercambios de productor a
productor. A Aguascalientes fueron productores del oriente, a Santa Lucia llegaron
productores de la Costa. Este intercambio es el camino a seguir. Luego, entre Zanatepec
y Tapanatepec, todos los años llueve antes que en otras zonas, y es la última zona donde
deja de llover. Tiene que ver con la conservación, porque viene de Chimalapas.
Miguel, ¿qué ves como la fortaleza de la CCC y que se puede mejorar?
Hay que fortalecer el proceso de producción. Igual que en otras regiones, hay problemas
de colesterol, de diabetes. No lo estamos tocando mucho en nuestro trabajo, pero
tenemos mucho aceite de ajonjolí. Tiene muchos beneficios. Para los problemas
mencionados, les recomendamos su consumo. Hay experiencias de personas con
diabetes que no se han escrito. Tenemos que rescatar esta parte. O llevar estas personas
a reuniones para que compartan sus experiencias.
En el caso de los cultivos, ¿cómo se combaten las plagas en el campo? ¿Producen
ustedes plaguicidas orgánicos?
Román: Hay distintos tipos: unos que matan, y otros no. A veces con un líquido fuerte se
está matando a los dos tipos de insectos al mismo tiempo, los benéficos y lo malos. Lo
que se recomienda es la diversificación. El insecto se entretiene cuando hay diversidad. El
insecto tiene derecho a comer. Se convierte en plaga cuando es un solo cultivo y se
acaba con todo. Con diversidad hay control. Para las hormigas hay un remedio casero
que se llama azufrical: azufre con cal. Juntos hacen un efecto muy fuerte, que al insecto
no le gusta. Es una forma de controlarlo, aunque no lo mata. También las frutas acidas
como naranja y limón. Se pone en los nidos. Cuando empieza a pudrir la fruta, sale un
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hongo que no le permite al insecto reproducirse. Es un control, sin matarlos. No se trata
de matar a todos los insectos. Igual se producen plaguicidas caseros en base de hierbas,
o se usan plantas de olores como la ruda, la albahaca y la hierbabuena que sirven como
repelentes. Pero lo que más se recomiendan es la diversificación.
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4.5. Aguascalientes, Tehuantepec
“TODO TENEMOS AQUÍ”
Nueve hombres y mujeres se habían reunidos en el pasillo de la Tienda Comunitaria, que
–como es el caso de muchas comunidades en el Istmo- ha sido el punto de partida de la
organización eclesial y social en esta agencia de policía, ubicada a escasos kilómetros de
la carretera costera en el municipio de Tehuantepec. Aquí en Aguascalientes empezó en
1998 la historia del grupo que hasta la fecha consiste de nueve matrimonios, de las 40
familias que viven en este ejido. Cada familia metió $200 como capital semilla para esta
tiendita con artículos de primera necesidad. “Todo era muy caro y en la otra tienda no te
dan fiado”, cuentan. “Aquí no es un negocio, sino un servicio que está abierto para todo el
pueblito. La palabra clave es la confianza, que permite dar fiado en caso de una
emergencia. Sigue la confianza, aunque algunas personas nos han quedado mal. Hasta
que se encabrona todavía cuando les queremos cobrar, diciendo que la iglesia tiene
‘suficiente’ dinero. Pero la verdad, aunque la hermana Lupita y el padre Leo nos han
estado asesorando, este proyecto no es un negocio de la iglesia, sino una responsabilidad
de nosotros. Entonces, si no pagas, perjudicas a los propios vecinos, porque aquí vivimos
de puros milagros.”
Después de la tiendita, el siguiente paso fue vender algunos productos del campo a la
CCC, básicamente ajonjolí, Jamaica y sorgo. Ganado no tenían al principio, hasta
después cuando surgió un proyecto colectivo en el 2000, en lo cual entraron seis
hombres. Tiene 400 hectáreas cercadas –de las tres mil con que cuentas el ejido- para 25
vacas, con el alambre que salió también a través de la tienda, como préstamo. Se trata de
vacas criollas, más bien las llaman “ganado silvestre” que vive del forraje natural en esta
tierra ejidal llena de árboles vírgenes. Estos ganaderos no responden al estereotipo de
“tumba-montes”. Es más, no meten químicos, ni en el monte, ni en las vacas mismas, y la
mitad de sus tierras es bosque virgen. En caso de una enfermedad, a las vacas se les dan
agua de sal y limón, o “bella dona”, una medicina homeopática. Venden su carne a la
carnicería de CCC, en las afueras de Tehuantepec, donde se les paga trece pesos por
kilo. Aquí mismo sólo les pagan cinco.
También en la agricultura es un grupo comprometido con el medio ambiente: hacen
bordos y zanjas para manejar bien la tierra y el agua, usan estiércol de borregos en las
primeras lluvias, producen su propio foliar y su plaguicida para el ajonjolí en base de ‘pata
negra’ (un hongo), o hacen un caldo con cal, agua y sulfato de cobre, como aprendieron
hacer durante una capacitación que les dio Jairo Restrepo, el colombiano famoso por sus
ecotecnias.
Antes, estos campesinos quemaron sus tierras para hacer la limpia, pero esto es tiempo
pasado. Ahora ni tocan los árboles grandes que les sirven como “rompe vientos”. En
grandes rasgos, estos campesinos tienen la misma conciencia ambiental que muchas
comunidades indígenas y campesinas muestran. No necesitan que instituciones del
gobierno les comprometan, aunque requieren capacitación y apoyos económicos para
convertir su conservación en desarrollo comunitario.
Aquí en Aguascalientes, la población es de origen chontal que ha bajado del cerro.
Aunque no todos quieren comprometerse de manera formal, la comunicación directa y las
asambleas generales generan una organización social en la práctica. Los vecinos vieron
las medidas que tomaron los socios de CCC y aprendieron de eso. En la asamblea se
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decidió ya no quemar y la comunidad tiene un plan de manejo forestal que apenas se
reinició. Tienen permiso para aprovechar quince especies, pero se explota sobre todo la
grisiña (también llamado ocotillo), un árbol de madera dura y fina, que tiene la gran
ventaja de retoñar cuando lo cortan. La gente del pueblo lo usan para vigas y postes, los
troncos grandes se venden. No mucho, la temporada pasada sólo sacaron unos 80
metros cúbicos, pero algo es algo.
Ahora, el ejido también decidió reforestar cuatro hectáreas, dentro de las diferentes
parcelas. Los campesinos pueden usar madera para su propio uso, sólo si se trata de una
galera grande, avisan a las autoridades locales. Hablan de “un ordenamiento mental”,
apuntado en las actas de las asambleas, pero están convencidos que su medio ambiente
es más que bien. Abunda la fauna, entre ellos el león y el tigrillo, el bosque en las laderas
del cerro es tupido y agua hay suficiente.
Cada ejidatario ocupa máximo cinco hectáreas, generalmente es menos. Es de uso mixto,
básicamente para milpa y para ajonjolí. La milpa tiene la ventaja de asociar el maíz con
frijol, sandía, calabaza, verdolaga, ejotes, y da rastrojo a los borregos que todos tienen y
que abonan la tierra. No es así con el ajonjolí, que no permite que otras plantas crezcan,
pero su cosecha proporciona los ingresos de la familia, la milpa básicamente para el autoconsumo. Los ejidatarios hacen surcos a nivel en las laderas, para los cuales usan el
aparato A. Además hacen bordos, siguiendo las curvas. Muchos vecinos también lo hacen
de esta manera, porque han visto que dan buenos resultados. Lo que no quieren es
‘perder’ el tiempo para los talleres y gastar en paisajes. Pero comenta María Zavaleta:
“Aprendizaje no es pérdida de tiempo. Nuestra tierra antes no daba nada, pero mientras
más cariño das, más produce.”
Cuando les pregunto cuánto rinde una hectárea, empieza una discusión: “Dos carretas, o
sea 80 canastos de zapalote chico, con buenas mazorcas, entonces son como diez kilos
por canasto.” Sin embargo, después siguen con otros productos: 500 calabazas grandes a
seis pesos el ejemplar. Con cuatro calabazas tienes un kilo de semillas que se usan para
antojitos o el mole. Y luego unos 50 kilos de frijol, que solitos retoñan la siguiente
temporada, aun cuando los borregos ya han pasado. Y en las barreras vivas las familias
tienen hasta árboles maderables, sábila, órganos, magueyes. El grupo está contento.
Opina Areli Ramírez, una madre joven que está amamantando su bebé, “ya estamos más
contentos. Hasta tiene un buen impacto dentro de las familias. Nos tratamos con más
cariño.” No es como un vecino que sí mete “mata monte”, un químico que ni siquiera es
muy eficaz para matar la “hierba mala” y además baja el rendimiento. Los socios del
grupo, en cambio, no meten nada de químicos.
Respecto al impacto social comentan: “Con el trabajo colectivo hay más contacto, nos
visitamos más.” Y doña María: Hay más confianza, entendimiento y también mayor
participación. Vamos todos juntos al trabajo, y cuando llegan los hijos de la escuela,
también vienen a ayudar.”
El auto-sustento no se limita a la comida. Con las plantas medicinales que existen en la
comunidad preparan jarabes para la tos y la bronquitis. Cuentan de un niño que cada rato
tenía tos, se gastó un dineral en medicinas y consultas. Aquí se preparó un ‘jarabe acemil’
con miel de un árbol, limón, ajo y cebolla, y santo remedio. Hay ocho mujeres en la
comunidad que fueron capacitadas por CEPAFOS para hacer tinturas. “Todo tenemos
aquí, menos el ajo y la cebolla”.
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4.6. Yerbasanta, Zanatepec:
“POR FALTA DE CARRETERA NUESTRO PRODUCTO NO TIENE
PRECIO”
“Nos gustaría decir que todo es orgánico, pero hay plagas que no logramos combatir sin
líquidos. Por ejemplo la vica, un bicho que en unos días acaba una hectárea. Se produce
de volada. Afecta el ajonjolí y el maíz. Hay que estar atento, y combatirlo con lumbre
antes de que se extienda. Una vez adentro, es fatal. Pero tampoco se echa líquido en
todo el cultivo, sino sólo donde está la plaga. El chiste es encontrarlo a tiempo. Diario lo
estamos vigilando.”
En un patio de Yerbasanta, agencia de Zanatepec, se han juntado 15 campesinos, todos
afiliados de CCC. Su principal motivo de organizarse tiene que ver con el precio del
ajonjolí. Con la llegada de CCC subió el precio. Antes no pasaba de seis pesos el kilo,
después a 17 pesos y se mantiene este precio. Sin CCC hubiera bajado otra vez.
Funciona como estabilizadora de precios. Cuentan que “El ajonjolí es como nuestro
colchón”. No requiere tanto trabajo y rinde más, en promedio 700 kilo por hectárea.
En todo Oaxaca se suele hablar de la milpa, pero en la práctica tiene muchas formas.
Unos trabajan de manera convencional, otros con abonos verdes, otros hablan de los
quelites. Aquí, el maíz es puro natural, con sus frijoles y calabazas. Ahí encuentras los
quelites y todo. Pero no lo comemos. Viene gente de fuera a cortar la flor de calabaza,
pero no lo comemos. Tampoco las verdolagas y la hierba mora, que es medicinal.
Y se despiden con una solicitud: Mencionar la falta de la carretera. “la prometieron desde
hace años, pero no avanza. El producto no tiene buen precio por la pésima calidad del
camino. Hay compradores, pero van a Chahuites, porque ahí hay un buen acceso.”
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4.7. Mujeres en Magdalena Tequisistlán:
“NOS FALTA ÁNIMO PARA CULTIVAR”
“Conocí a una química que sale a trabajar a las 6 de la mañana. Deja sus hijos con una
empleada. Todos los días desayunan con maruchan.” Fue la reflexión final de una reunión
de dos horas con nueve señoras en el Centro Comunitario de Salud en Magdalena
Tequisistlán, una de las bases históricas de la CCC. Las señoras se indignan, porque esta
comida chatarra ya está alcanzando a los refrescos transnacionales como el gran ejemplo
de nuestro mal-desarrollo. Ya no se habla de desnutrición, ni de subdesarrollo, sino del
colmo de nuestra modernización tan mal intencionada y dirigida, que incluso nos trata de
convencer de tirar todas las experiencias acumuladas en los pueblos. Y para corregir este
camino, la CCC y la organización de salud CEPAFOS han formado una alianza para
juntar los temas de salud, alimentación y economía solidaria, una tarea difícil aún para
estas señoras que en su gran mayoría ya están organizadas desde los ochentas para
atender la salud en las comunidades. Trabajan con salud, con plantas medicinales, pero
no llegan a incluir todavía a todos los aspectos de la agricultura sustentable, ni a la
economía solidaria.
Este Centro Comunitario de Salud ya tiene más de veinte años de haberse formado. Ya
estaban las compañeras organizadas como Comunidad Eclesial de Base. Cuenta Gerarda
Corro Patricio: “Ya tenía dos años participando en este grupo, cuando vino una
antropóloga. Aquí había muchos pobres y enfermedades, pero no teníamos recursos para
curarse. El padre obispo Arturo Lona Reyes dijo que se necesitaba como un hospital para
que los pobres también pudieran curarse. Eso es CEPAFOS. Todos los pueblos
mandaron sus tequios. Y cuando estaba, nos invitaron por pueblos. Aquí la parroquia
mandó a ocho personas, para que se reunieran con los de Salina Cruz, de Tehuantepec,
con Zanatepec, con Matías, hasta Guichicovi, y nos formaron uno por uno para prestar
servicio, porque no había médico. Luego llegaron unos médicos para darnos cursos.
Siempre estamos aquí, nunca dejamos de preparar las medicinas. Ellos nos dieron la
herbolaria. Y el médico, cada fin del mes se iba a Texcoco, a Chapingo, con las plantas,
para estudiarlas, para saber cuantos gramos y como se usa. Nos enseñó poner suero,
nos enseñó inyectar, tomar la temperatura.”
El grupo ha sido constante, gracias al hecho que no les mueve el dinero, sino el aprender.
Dicen: “La mística de la salud es que tu aprendas y pases tu conocimiento a otro; no
cobrar caro, porque el compañero también es pobre. Es rico de corazón, pero pobre
económicamente.” Gerarda se levanta a las cuatro de la mañana, hace sus tortillas y
viene acá, porque quiere aprender. “Ahora somos misioneros, pero otros han aprendido y
han iniciado su negocio. Y así se muere la organización. Pero como este edificio es
nuevo, agarramos ánimo y eso nos mantiene unidas.”
Les cuento que hay comunidades donde las señoras en asamblea decidieron prohibir la
comida chatarra. Había conciencia para comer productos sanos. CCC también está
fomentando eso.
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Pues, todas las madres del kínder mandan su tupper con sus empanadas y una mugre
que se llama friko. Pero si mandas cosas sanas, el niño aprende a comer esto, sin
problema. Pero es por la gran propaganda en la televisión, lo pinta bonito en colores
llamativos y con su muñequita, por cinco pesos, y el niño quiere la muñequita, una vil
trampa.
En cambio, nos gusta mucho el tianguis, donde todos traen sus productos de sus pueblos.
La tierra es muy pobre, por estos abonos químicos que hemos usado. O por estos
productos que no son “legítimos” que se usa para engordar a la gallina. Mejor criar
nuestros animales y cultivar nuestras verduras, lo hemos platicado mucho, pero
finalmente no nos hemos “arriesgado” todavía. Nos falta ánimo para producirlos.
Entonces, como que el círculo no está completo.
Quizás tenemos que preocuparnos más por las plantas, porque no las cultivamos. Aquí al
lado del centro vamos a sembrarlas en cubetas. Y tenemos muchos frutales para
aprovechar. Por el otro lado, tenemos que hablar con las mamás del kínder, pero luego
nos dicen “sí sólo tienen primaria, ¿qué nos van a enseñar? Hay desprecio, aunque
también se recomiendan venir al Centro de Salud. Pero hay un largo camino que correr
todavía.
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4.8. EL CECACI A. C.
“NO ES UN MERO PROCESO TÉCNICO, SINO ADEMÁS
ESPIRITUAL, ORGANIZATIVO Y SOCIAL”
El Centro Campesino de Capacitación y Asesoría Integral (CECACI, AC.) en Zanatepec
trabaja sobre todo en los temas de Salud Integral y Agroecología. Sin embargo, la
Sustentabilidad Económica no se ha logrado aún, tampoco la Capacitación a grupos e
individuos en el municipio. El Centro ha estado en una crisis de sobrevivencia, en parte
porque se ha mantenido sin ningún puesto renumerado. Los tequios, un constante
aceptado durante la generación de los fundadores –formados durante los 80s y 90s en la
pastoral social de la Diócesis de Tehuantepec- no se logró transmitir con la misma
facilidad a los jóvenes, que tiene otra mentalidad, otras normas de vida laboral. Esta
“crisis de identidad” se observa en todas las organizaciones sociales, pero afectó más aún
en estas circunstancias de trabajo voluntario. El sacerdote Leónides Oliva, asesor de la
CCC quien –junto con integrantes de CEPAFOS vinieron a compartir sus experiencias con
CECACI, habla de la pérdida de la mística de la organización. “Ya no están haciendo
pueblo, como antes.”
El Centro de Salud se está levantando nuevamente, el grupo de Agroecología también. El
taller que se organizó con el apoyo de CCC y la asociación civil CEPAFOS -las dos
formadas también desde la pastoral social- tenía un doble objetivo: primero buscar con y
enseñar a CECACI el camino hacia la sustentabilidad económica y buscar entre los tres
una alianza estratégica para lograr el objetivo anterior. Indica Abisaid, el joven presidente
de CECACI en sus palabras de bienvenida que “la capacitación no es un área muerta,
pero no la hemos retomado. Hay muchos egresos, pero no suficientes ingresos. El reto es
de cómo mantenerse CECACI sólo, sin depender de algunas instituciones. Ya no
podemos depender más de ayudas. Por esta razón acordamos compartir hoy las
experiencias para lograr combatir los obstáculos.”
Luego comparten la doctora Irma Nava (de CEPAFOS) y Enrique Zárate (coordinador de
comercialización en la CCC) sus experiencias.
Irma Nava: También hemos tenido altibajos. Lo que nos mantiene es el espíritu de
trabajo. Queremos rescatar esta parte. CEPAFOS nació hace más de veinte años con el
objetivo de ir visitando a comunidades donde no había atención médica. Capacitamos a
varios grupos locales sobre el uso de plantas medicinales, la salud comunitaria y atención
a la población. Promovemos este uso de las plantas. Hemos recibido apoyos para talleres
de capacitación, pero ahora estamos en la etapa en que se está terminando este apoyo.
Buscamos ser auto-sostenibles.
En algunos momentos, analizando la situación de la salud comunitaria, nos dimos cuenta
que la parte menos rentable es el servicio. No es algo que tú estás produciendo y ahí es
difícil de hacer gestiones. Al inicio capacitamos a promotores de salud. Muchos de ellos
se mantuvieron durante muchos años, y muchos siguen trabajando. Pero no ha habido un
enriquecimiento con gente nueva, animando a los grupos. El trabajo que han hecho las
compañeras ha sido el conocimiento de la herbolaria, masajes y algunas terapias, y
prevención de enfermedades.
Hace un año y medio hubo cambio de consejo directivo, entró el padre Leónides como
presidente de CEPAFOS (aunque sigue siendo asesor de CCC). Él apoya la idea de
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juntar el programa de salud con las comunidades campesinas, porque la economía
solidaria tiene mucho que ver con salud. No se trata sólo de la ausencia de
enfermedades. Salud interfiere en todo, hasta la falta de empleo afecta la salud.
Queremos hacer equipo con grupos que promueven la seguridad alimenticia y saludable,
capacitar a los mismos socios y sus familias, y organizarlos en el tema.
Este año empezamos a visitar nuevamente a las comunidades, para animarlas, para que
los grupos se mantengan animados. Porque es un fenómeno –igual en CECACI que en
CEPAFOS y CCC- que los grupos se desaniman y ya no quieren trabajar. Debemos que
buscar esta animación. Para eso tenemos que estar animados primero nosotros,
analizando el por qué estamos ahí. El tema de la espiritualidad está ahí presente.
Estamos retomando los temas de los Tiendas Comunitarias (TCO).
Otra parte importante es la capacitación, en la línea de educación popular. Implica que los
que participamos intercambiamos información. A lo mejor alguien haya tenido la
oportunidad de estudiar un poco más, pero en principio nadie sabe más que los otros. Las
experiencias de la vida enriquece a todos, intercambiamos conocimientos.
El segundo objetivo es transformar nuestra realidad. Que no se quede sólo en el
conocimiento y la transferencia de ello, pero que lo ocupemos para cambiar nuestra
realidad. Hay que empezar con nosotros mismos. No podemos capacitar para que otros
cambien su forma de ser. Tenemos que incluirnos a nosotros mismos. A veces ni nos
damos cuenta que tenemos que cambiar, o no lo aceptamos, pero tenemos que
incluirnos. Queremos enfatizar esta metodología de educación popular transformadora y
que genera una replica: Los capacitados mañana capaciten a otros. Y de manera
desinteresada.
No es un mero proceso técnico, sino además espiritual, organizativo y social. Con estas
ideas vamos a los grupos en las comunidades, para ver por qué (no) están organizados
bien. Estamos visitando a 15 grupos de forma continua. No queremos que alguien sea
protagonista de todo este proceso, pero que se involucren personas capacitadas, que a
su vez capaciten a otras, para que todas participen en su propio desarrollo y el de la
comunidad.
Nos enfocamos en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades. No sólo
usamos terapias alternativas pero también la herbolaria, con plantas medicinales de la
región y la elaboración de preparados. Sin embargo, no queremos prestar mucha atención
a estos preparados, porque finalmente son como medicamentos. Más que nada queremos
prevenir enfermedades. Si la obesidad es un problema en mi comunidad, o la diabetes,
tengo que cambiar mi estilo de vida, alimentarme mejor. Claro si ya está el problema,
tenemos que combatirlo. Por esto estamos trabajando un módulo sobre este tema,
tratando la persona y su enfermedad de manera integral.
Nos empezamos a coordinar con los compañeros de la CCC, para ir promoviendo los
productos de la misma zona de aquí, para hacer conciencia que si vamos a Aurrera o
Soriana, estamos apoyando a los dueños de estas empresas, pero si compramos los
productos de nuestros campesinos, nos estamos ayudando a nosotros mismos. Esa es la
que se llama la economía solidaria, incluyendo el comercio justo.
Tengo experiencia en comunidades con campañas médicas, y todo regalado a los niños y
sus familias. Cuando ya no estaba el proyecto, la gente ya no quería trabajar. Esta
estrategia la aplican algunos gobiernos dando dinero a la gente. Es el caso de
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Oportunidades, con el efecto que la gente no quiere hacer un trabajo comunitario, porque
no les regalan nada. No estamos de acuerdo con regalar todo a la población.
A veces piensan que porque es ayuda para la gente pobre, no hay problema. Nuestra
filosofía es que no porque se trata de gente pobre, vamos a dar una atención pobre.
Tenemos que dar atención a toda la gente, sea quien sea, y cobramos de acuerdo a las
circunstancias económicas de cada uno. Si alguien realmente no puede pagar nada, no
le cobramos. Hay que conocer el contexto de cada uno. A veces ponemos una canasta y
cada quien paga de acuerdo a su apreciación del servicio. El servicio se le da igual a
todos, pero incluso, si no cobras mucha gente dice que no sirve.
Observa Abisaid, presidente de CECACI y enfermero: “Me atrae la atención que
están trabajando a través de módulos. Nuestra casa de salud es modesta y a lo
mejor no hayamos hecho suficiente promoción. Simplemente se trabaja en la
atención. ¿Crees que podamos aplicar los módulos también aquí?
Irma Nava: “Cuando hablo de capacitación por módulos, me refiero a la metodología, que
incluye el análisis social de la sociedad, trabajando sobre todo la parte preventiva. Desde
hace varios años se formaron Centros Comunitarios de Salud. Son como unos CEPAFOS
pequeños en varias comunidades. El del municipio de Tequisistlán se ha desarrollado (ver
recuadro). El módulo consiste en la experiencia de la gente misma para buscar un local.
De hecho, lo construyeron (con el apoyo del párroco). La gente misma gestionó apoyos y
nosotros la asesoramos. Tiene su mesa de masaje, prepara sus propios medicamentos y
capacitan a otros grupos, por ejemplo en Tlacolulita. Se promueven campañas médicas.
Tienen un psicólogo y están haciendo actividades de promoción y de educación, además
de manejar la herbolaria. Están trabajando bien. Son autogestoras e independientes,
capacitan a otros y promueven otro estilo de vida. Ahí también están participando unas
personas jóvenes.
Abisaid: Estamos brindando atención de distinto tipo, sin capacitación. Es donde
nos atoramos. Damos atención, pero sin plan coherente de trabajo.
Irma: Estás bienvenido a CEPAFOS para capacitarte. Lo que se requiere es un equipo de
trabajo. Las consultas es lo último que hacemos, ni promociones, por ejemplo de lavarse
las manos, porque ya lo están haciendo en todos lados. Lo que hacemos es promover
otro estilo de vida y si queremos hacer eso, tenemos que empezar con nosotros mismos.
Además, queremos iniciar un programa de psicología comunitaria.
Abisaid: A lo mejor tengamos ciertos conocimientos, pero no sabemos hacer un
plan de capacitación. Contamos con una psicóloga social en nuestro equipo, a
quien le puede interesar y que podría cambiar con eso su estilo de trabajo. Además,
¿cómo se podría articular el área de salud con la de agroecología?
Doña Licha, la coordinadora del Centro de Salud: “Hemos trabajado con comunidades de
Zanatepec, por ejemplo Yerbasanta. Se hicieron botiquines. Pero todo eso se acabó. Yo
me quedé un tiempo sola en CECACI. Siento que es un avance que ahora tenemos
doctores que voluntariamente atienden a la gente. Pero como dijo Abisaid, la promoción
ya la dejamos. Por el otro lado, la gente quiere pagar por las consultas”.
Irma: Nosotros en salud, promovemos un cambio en la alimentación. Dicen que las
verduras son caras, “no nos alcanza el dinero para pagarlas”, nos dicen. Podemos decir
que siempre se puede tener alguna hierba en una maceta, pero para el programa de
salud lo interesante es que se formen cooperativas para la siembra de hortalizas. Les
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podemos conseguir las semillas, pero también les hablamos de la importancia de
hortalizas libres de químicos. No se trata de decirles que ‘coma bien’, tenemos que
explicarles cómo. A lo médicos no les interesa si la gente tenga o no los recursos
económicos para conseguirlas. Y a veces no es el problema de tierra o de semillas, sino
del agua. Ahí nos ha facilitado mucho el trabajo con los técnicos de CCC.
Pero la articulación salud-agroecología no es sola a través de la alimentación, sino
también la reforestación, o el humo dentro de las cocinas, que respiran las señoras que
usan leña, que provoca problemas pulmonares. Lo mismo con letrinas abiertas, que
contamina la tierra. Y si hay pozos, que enseñan cuales árboles son mejores para
alimentarles, para cuidar el agua. Tenemos material para enseñar a la gente qué se
puede hacer desde su casa, desde las cosas sencillas como llevar su propia bolsa de
mandados, hasta llevar su botella de agua en lugar de estar comprando en la calle.
Enrique Zarate (CCC):
Como campesinos podemos hacer muchas cosas, nada más no lo valoramos. Como CCC
tenemos muchas áreas. Se formó con cuarenta campesinos, y hasta la fecha son puros
campesinos, unos seis mil socios, sin ningún empresario. Se busca la forma de
comercializar nuestros productos.
Entre las áreas que tenemos es el de auto-seguro, donde los campesinos se aseguran
para los cultivos, en caso de pérdidas. Tenemos la procesadora de productos, la unión de
ganado, las cajas de ahorro CAJIN. Son partes de CCC que se ha ido fomentando de
acuerdo a las necesidades de los grupos.
La comercializadora es el centro de distribución de ajonjolí, nuestro producto más fuerte
en la región. Ha crecido a través de reuniones como esta, por eso creo que es muy
importante este paso, porque vamos a ir conociéndonos, aprendiendo el mercado, como ir
fortaleciendo la producción y el consumo, productos que nosotros mismos cultivamos.
Tenemos que darle el valor que nosotros mismos estamos haciendo. La comercializadora
de la CCC se dedica a copiar nuestro ajonjolí, vender la semilla y su aceite. Tenemos que
concientizarnos que este proyecto es bueno para todos. Es lo complicado que -como
campesinos- creemos que no lo podemos hacer, pero si lo proponemos, vamos
avanzando poco a poco.
Este fondo lo vamos fortaleciendo con la venta de otros productos como la Jamaica,
mango, frijol, sorgo, cacahuate. No es de un solo dueño, sino de todos los socios. No hay
jefes aquí, todos colaboramos. No obligo a nadie a hacer algo, solo propongo. A veces es
desgastante, porque ¿cómo convenzo a un campesino que se integre en la agricultura
orgánica, que sea consciente del consumo que hace, cómo puede producir y consumir un
producto sano, cómo puedo agarrar mi machete o mi arado para labrar la tierra, aunque
los químicos están de moda, y echo un fungicida con la bomba, pero todo eso nos
perjudica. Entonces, la concientización es lo más importante.
Es proceso complicado. Son 15 años de trabajo en muchas comunidades. Aquí en la
región la gente está acostumbrada a echar líquidos. Se explica al campesino cómo se
puede asegurar un cultivo para tener un producto sano. En base de eso el campesino
estará analizando si es bueno o malo. Porque la tierra es parte de la vida, de nuestra vida.
Por eso tratamos de mejorarla para que tengan un producto sano.
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Wim: ¿Tienen las técnicas para lograrlo? En Yerbasanta me estaban hablando de
un bicho en el ajonjolí. Dicen que sin químicos difícilmente se puede eliminarlo. Es
gente que ya lleva 15 años organizada. En CECACI tenemos compañeros con
mucha sabiduría, pero los bichos cambian. ¿Cómo pueden acompañar ustedes este
proceso?
Enrique: Sí hay maneras de combatirlos. Tenemos un técnico que se dedica a eso.
Regresando al tema de la comercialización: Hemos formado una red de consumidores
responsables. Del cultivo viene de elaboración del producto. Estamos estimulando en la
región una red de consumidores. Procesamos los productos y buscamos mercado en
Oaxaca y en la Ciudad de México. En cada comunidad el socio se compromete a
consumir por lo menos un producto de la organización, de nuestras propias cosechas.
¿Cómo funciona esta red y como se compromete consumir sus propios productos?
Y ¿cómo de ahí llega a otros consumidores?
A través de la redes entre nuestros grupos, o sea, a través de la estructura de la iglesia.
Se van combinando entre salud y producción. Esta alianza tiene como un año que está
funcionando. Un producto importante en esta región es la carne, igual que el aceite y la
harina de ajonjolí. La carne es sana, no se le dan vacunas convencionales, sino
medicinas y alimentos naturales. Un kilo de esta carne es más caro que la carne
convencional, pero es natural y rinde mucho más que un kilo en el supermercado.
Compramos café de UCIRI y lo distribuimos en la región. Y ellos compran nuestro aceite y
lo venden en la región de ellos. Igual lo podrían hacer aquí en Zanatepec.
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5. UNIÓN DE COMUNIDADES INDÍGENAS
DE LA ZONA NORTE DEL ISTMO
Sede: Matías Romero, Tehuantepec,
Oaxaca.
Istmo de Tehuantepec
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5. Unión de Comunidades Indígenas de la
Zona Norte del Istmo –UCIZONI5.1. Entrevista a Directivos
“NO SE TRATA DE TOMAR CARRETERAS NO MÁS”
La entrevista inicial es con Juana Ramírez (23 años de edad), el Presidente de UCIZONI
Cristóbal Velásquez (66 años de edad) y el joven campesino Francisco Juárez, originario
de San Juan Mazatlán y Tesorero de la organización. En resumen, explican: “Se fundó
UCIZONI para atender a las comunidades indígenas del Norte del Istmo, que no tenían a
nadie para acudir. Por un lado trabajamos en toda la cuestión de los Derechos Humanos,
por el otro buscamos un desarrollo productivo, alternativo. Estamos en la lucha social, con
una estrategia de negociación acompañada por una presión. Pero no bloqueamos las
carreteras por bloquear.”
Don Cristóbal, presidente y campesino mixe de Río Pachiñé, Guichicovi: “Tengo 22 años
que me asocié con esta organización. Poco a poco empecé a hablar en esta palabra, el
español. Hace diez años me volvieron a nombrar delegado, repetí tres veces. Ya de ahí,
entró la política, con el PRD. Entramos nosotros, con los maestros de Guichicovi. Yo
también me metí. Dijimos “vamos a asumir para ganar el palacio (municipal)”, porque
estos Priistas estaban tratando mal a las comunidades. Queríamos a una autoridad que
apoyaran a las comunidades.”
Había un cacique, que robaba a los cafetaleros del municipio y nombraba a los
comisariados ejidales y agentes municipales, y cuando cambió la autoridad municipal, él
los nombró. Tenía mucho poder. No había por dónde acudirse, cuando todavía no estaba
UCIZONI. La gente estaba muy dejada. Cuando empezó la organización, Carlos Beas y
los maestros asociados empezaron a andar con las comunidades. Poco a poco ingresó la
gente. Fueron once comunidades de Guichicovi que fundaron UCIZONI. Pura gente mixe.
Desde ahí se empezó a movilizar el problema que se tiene en cada comunidad, de
terrenos que se quitan, las demandan aunque no había delitos graves. Una calumnia,
pero cuando no le conviene al cacique, lo demanda. Inventaba delitos. Poco a poco venía
la gente con sus problemas, sobre la gente indígena, la gente pobre. Porque en el 85 no
había gente preparada. Y el cacique estaba ordenando a los agentes municipales de
investigar quienes estaban con UCIZONI. Pero cuando la gente se dio cuenta que la
organización estaba con ellos, empezaron a asociarse. Se juntaron de Santa María
Petapa, de Matías Romero, Chimalapas, San Juan Mazatlán y todo el Bajo Mixe:
Cotzocón, Yaveo. Ahora ya son 98 comunidades.”
Francisco: “A veces son comunidades enteras, a veces son grupos”. Cristóbal: “Por eso
hablamos de delegados, que representan una comunidad. Cada tres meses tenemos una
reunión general con ellos. Mientras, estamos recorriendo las comunidades en las
‘subregiones’: Guichicovi, Matías Romero, Lombardo, y Mazatlán. Y aunque tengo más
perfil por los años en que ingresé, ahora tenemos técnicos como Juanita, que
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técnicamente sabe más. Soy presidente de la mesa directiva, pero me coordino con ella.
Juan Carlos Beas tiene la raíz más grande. Es nuestro asesor.”
¿Está Naax Wiin trabajando con ustedes? Juanita: Ellas tuvieron sus conocimientos
aquí en UCIZONI, pero formaron su propia organización. Como UCIZONI estamos
haciendo actividades en redes, con varias organizaciones, en el tema de los derechos de
las mujeres indígenas. En esta red se formó un comité hace dos años, ahí participamos
las dos, juntas con otras, que están promoviendo campañas sobre la salud de la mujer.
Entonces tenemos una relación directa con las compañeras de Naax Wiin. Ellas trabajan
en el tema de capacitación en temas de derechos de mujeres y salud. Nosotros
manejamos varias temáticas, no sólo capacitación.
Gestionamos ante las distintas dependencias, como por ejemplo el programa POPMI de
CDI: Apoyo a mujeres en proyectos productivos como la producción de huipiles, borregos
y pollos, y la elaboración de totopos, recientemente se incluye la medicina tradicional.
Para hombres estamos gestionando ante Reforma Agraria proyectos de ganado. Se
incluye la lucha social, cuando una comunidad enfrenta un problema social. Nos
sumamos, hacemos un plantón, tomamos las carreteras. A darle. Es un apoyo solidario.
Al nivel nacional UCIZONI pertenece a la Alianza Mexicana por la Autodeterminación de
los Pueblos (AMAP). Más allá del desarrollo económico, está enfocada a solidarizarse con
otras organizaciones que viven problemáticas similares a las que vivimos aquí. Se trata de
incidencia política.
Entonces, hay como dos líneas: La lucha social y la producción. ¿La organización
ha crecido? Los delegados y los técnicos implican una estructura. ¿Cómo se logra
mantener una organización que está creciendo en cuanto a su territorialidad y en
número de socios? Juana: Tu sabes que el gobierno no tan fácilmente suelta el dinero.
Este año logramos bajar un proyecto de maíz que benefició a más de tres mil productores.
Es uno de nuestros más grandes logros de apoyo económico para que se sostengan en el
campo. Se les apoyó con la adquisición de abonos orgánicos, que es un elemento que
queremos rescatar. Fue el mismo gobierno que hace años nos impuso el uso de
agroquímicos. Y más con la compra de votos: Me das tu voto, te doy un litro de
herbicidas, el gramoxone. Se ha ido dando este engaño. Igual en la ganadería y en el
café, que afectó mucho a las comunidades, que generó mucha tala de árboles, en
Mazatlán hasta derrame de sangre. Ahí mataron al compañero Armando Agustín, un
luchador social que a capa y espadas defendió su territorio en contra de la entrada de la
Fábrica de Papel de Tuxtepec (FAPATUX), que junto con los caciques promovió el
saqueo de los recursos naturales. Todo eso dimensionamos cuando estamos buscando
los recursos para mantenernos. Tenemos que tomar carreteras, si no hay otra forma que
nos haga caso el gobierno.
El apoyo a los productores de maíz ¿fue por escasez de maíz o porque querían
proporcionar las semillas, para que cambien el sistema productivo? Francisco: Fue
por las inundaciones que había el año pasado. Con ellas, surgieron plagas que en el
Barrio San Antonio arrasaron con todo el maíz. Se solicitó al gobierno del estado tres mil
toneladas de maíz como apoyo, pero no hubo respuesta, entonces este año se gestionó
en la SEDAF, con Salomón Jara. La propuesta fue para cinco mil productores. Tuvimos
reuniones con Jara para tratar de beneficiar a la máxima cantidad de compañeros. Se
logró para tres mil, con la propuesta de trabajar con maíz criollo y abonos orgánicos. Le
pareció una buena propuesta. Dijo: Vamos a aplicarlo, pero también lo vamos a
supervisar, para luego aplicarlo en todo el estado. Contestamos que aceptáramos el reto,
125
para trabajarlo con los compañeros. Pero tardaron. Incluso pensamos interrumpir en la
Guelaguetza. Finalmente, las dieron.
O sea, la presión social es un instrumento, que se puede usar cuando las
negociaciones tarden demasiado. Puede ser complicado, porque por un lado se
piden recursos y por el otro se presionan. Debe haber un equilibrio, una
comunicación. Juana: Hace poco salieron unos comunicados, porque también a los del
PRD se le ocurrió la idea de tomar las carreteras, usando la misma estrategia, pero a ellos
no les funcionó muy bien, digamos. No se trata de tomar carreteras no más. Es un
proceso más trabajado. Carlos Beas encabeza las negociaciones arriba, junto con otras
organizaciones. Últimamente estamos muy relacionados con la organización MAIZ, el
Movimiento Agrario Indígena Zapatista. Aquí abajo están las comunidades presionando,
arriba las mesas de negociación. Si llegan a un acuerdo en la mesa de negociación,
inmediatamente se avisa a las comunidades que están bloqueando. Si no, sigue el
bloqueo.
¿Cómo lo platican con las comunidades? En otras partes se dice que en el Istmo
con dos cabrones se bloquea la Carretera Panamericana. ¿Cómo se distingue lo
que ustedes hacen, de otros grupos? Cristóbal: ¿Cuándo tomamos decisiones,
convocamos a una reunión general de los delegados. Tenemos que consultar con ellos
para informarles de qué se trata. Ahí sale la autorización de ellos. Si ellos le entran,
vamos. Lo platican dentro de sus comunidades. Va a ser un acuerdo entre todos. Otros
grupos no dan buena información a las comunidades. Nosotros informamos y explicamos
cómo es el movimiento.
Francisco, Guichicovi tiene fama por ser fundadores de UCIZONI. Tu vienes
Mazatlán, donde a lo mejor no tengan la misma forma de actuar y quizás tampoco
trabajan los mismos temas. Aquí son más campesinos, ustedes más ganaderos.
¿Hay mucha diferencia entre los problemas que ustedes enfrentan? Muy semejante
es la desatención por parte del gobierno. De hecho en los municipios de abajo entró
PROCEDE y se dividieron los terrenos. En cierta forma esto a nosotros nos debilita. En
Guichicovi todo es comunal. Pero vamos todos para resolver los problemas, en conjunto.
Hemos tenido problemas de desatención a las personas en su salud. El mismo problema
se tiene aquí, pero hay un hospital en María Lombardo que está vacío. No hay doctores ni
medicamentos. En otras subregiones pasa lo mismo. Agotamos las negociaciones con el
gobierno, pero cuando no nos atienden, vamos a bloquear. Otras organizaciones
bloquean sólo por bloquear, no tienen personas negociando al mismo tiempo.
Entonces, tienen una serie de problemas en común. Si hay un problema en
Guichicovi, se suman los de otros municipios en defensa, para resolverlo. Pero
supongo que no siempre se logra un consenso. Cristóbal: Siempre hay compañeros
que no se llegan a entender, pero tenemos que pedir cuántos están de acuerdo. Alzan las
manos. Cuántos no. Ahí analizamos qué hacer. Después vuelven a platicar. Se muestra la
unión en lo adverso. Los que no están de acuerdo siguen apoyando. Empiezan a explicar
entre ellos mismos. Abrimos un espacio para que ellos opinen. También muchos no
hablan español, otros no hablan mixe. Ahí entramos, para explicar. Bajo un consenso se
ponen de acuerdo. Pero tampoco obligan a los que no pueden salir. Tenemos que
respetarlos. Los que llegamos, sumamos; pocos niegan. Si no quieren, es porque todavía
no entienden. Tenemos que informar bien, para que lleven la información a la comunidad.
Hay gente que dice que el PRD está pagando a grupos de UCIZONI. ¿Les afecta
eso? Juana: Se estaba diciendo en los medios de comunicación, que UCIZONI estaba
126
bloqueando las carreteras con el PRD. Desmentimos que pertenecemos a algún partido
político. Nuestro objetivo es la defensa de los derechos humanos, pisoteados por los
caciques. O del gobierno anterior aun no se van los efectos. Hay comunidades donde el
PRI con sus caciques reinan. Mientras que tengamos claros nuestros objetivos, no creo
que eso nos afecte.
Francisco: Cuando uno está hablando mal de nosotros, significa que estamos trabajando
bien. Si no hablan de nosotros, sería preocupante. A muchos no les gusta cómo estamos
apoyando a las comunidades, a los indígenas que a veces no hablan bien el español y
que en los juzgados son discriminados. Por eso, tres licenciados nuestros les dan
acompañamiento, con un traductor. En los ministerios públicos hay mucha corrupción y
sus raíces profundas no se remueven fácilmente, aunque finalmente la gente comprende
que estamos trabajando para la buena causa, no para beneficiarnos personalmente. Ni
los directivos podemos decidir si vamos a bloquear. Siempre lo consultamos primero con
los delegados.
Juana, ¿puedes explicar las visitas a distintos grupos? Van desde totopos hasta
protestas contra las tarifas de la luz, pero a lo mejor formen parte de la misma
lucha. No todas las comunidades han tenido el mismo éxito. Aquí de por medio es cómo
se organiza la gente. Mañana vamos a recorrer una comunidad que se llama Ocotal, a 25
minutos de Guichicovi. Ahí hay un grupo de diez mujeres que están trabajando los
huipiles, financiado a través de la CDI. Hacen huipiles de cadenilla. Lo trabajan en
máquina de coser, es un proyecto exitoso de la comunidad. Cada quien trabaja en su
casa, pero se juntan para ver cómo se organizan. La mayor problemática de estas
mujeres es que los agarran muy baratos. Personas de Juchitán y de otros municipios los
compran a bajos precios. Es el famoso coyotaje. Desde ahí se ve que no se valoran el
trabajo de la mujer. Este proyecto ha ayudado a que estas mujeres se valoren, que ya no
vendan sus artesanías y que ahora son auto-suficientes. Algunas de las mujeres no tienen
esposos o que han migrado. Pero además, es una fuente de empleo. Son sus propias
jefas, trabajan en casa. Hay también mujeres entre ellas que se dedican a hacer totopos.
Este es su primer proyecto. En Río Pachiñé, a 15 minutos de Guichicovi, son tres grupos
de mujeres que se dedican a huipiles y totopos. Están rescatando lo que hacían sus
abuelitas y mamás, y a la vez es una fuente de empleo.
¿Hay diferencias por los contextos en que viven o su grado de organización e
identidad? En Ocotal, las mujeres tienen una manera diferente de trabajar. El compañero
Cristóbal las ayuda con las gestiones. Cuando no había proyectos, las mujeres fueron a la
ciudad a buscar trabajo. Ahora están rescatando la producción de huipiles. Se trata de
auto-empleo, de sustentabilidad y de desarrollo. Lo que hace la diferencia es su forma de
organizarse. En muchas comunidades de Guichicovi se piensa que la producción de
huipiles es trabajo de mujeres. En Pachiñé también hay varones que se dedican a ella. En
el grupo Caracol, dos compañeros están elaborando huipiles, ya lo hacían. Salieron a
buscar trabajo fuera, pero con este proyecto volvieron a producir huipiles.
Veamos estos dos tipos de actividades (huipiles y totopos), pero ¿cuáles
actividades tienen estas comunidades? Juana: Se dedican a la producción de maíz y
frijol, y un poco de ganadería. La agricultura es de auto-consumo. Francisco: En Mazatlán
Bajo hay ganadería, maíz y producción de cítricos. El maíz rinde hasta siete toneladas por
hectárea, pero con muchos agroquímicos. Aquí es una tonelada, hasta a veces menos.
Influye la calidad del terreno. En Mazatlán Alto no se trabaja el huipil, ni el totopo. Aquí las
mujeres tienen su oficio, allá no.
127
Fomenta UCIZONI el uso de los agroquímicos o la agricultura orgánica? Francisco:
Impulsa ahora abonos orgánicos, incluyendo la lombricomposta, antes fueron
agroquímicos. Es algo que cuesta bastante, porque lo que quiere la gente es ahorrar
tiempo. Es más fácil tomar su bomba, meter un poco de gramoxone y echarle. Se van por
lo más fácil.
O sea, ¿la organización está dando una reorientación? Juana: Así es. Sabemos que
estos elementos compuestos dañan a nuestra salud. También estamos aplicando el Pica
Pica Mansa. El compañero Ángel, de Mogoñé Viejo, lo retomó en su milpa. Los
agroquímicos han acabado con varias plantas comestibles. Queremos reorientar para que
se rescate la forma original de la milpa, con su maíz nativo. Estamos en contra de los
transgénicos. Se ha comprobado que genera cáncer entre las ratas. Estamos organizando
talleres de capacitación y de sensibilización para que la gente conserve sus maíces. Es
difícil sacar de la cabeza que con los agroquímicos y maíces híbridos se produce más.
Cristóbal: Antes, cuando la gente estaba usando tárpala y machete, antes estaba
zacateando, limpiando su milpa, y quemaba la hierba, pero no usaba químicos. Se daba
bonita la cosecha. Al principio con los agroquímicos se dio más bonito, pero ahora ya no
están sirviendo mucho. Al contrario, afectan, porque tampoco está lloviendo igual que
antes. Porque igual echan, viene la sequía y el calor, y se quema la raíz. No desarrolla.
Los mismos campesinos ahora lo están analizando. Y viene UCIZONI e informa lo que
está pasando, y por qué. No sólo se está dañando la tierra, sino también a lo humano.
Pero muchos no se preocupan, porque hasta en las etiquetas se dice que se necesitan
usar guantes, cubre bocas, lentes, pero no se preocupa su salud. Tenemos muchos
compañeros de 30, 40 años y ya no pueden ver. También he usado la bomba, pero
cuando echas el químico, se te echa encima de ti también.
Desde los setentas cuando el INI estaba promoviendo el uso de químicos, se
desarrollaron enfermedades que antes no había en el campo: enfermedades de la
piel, tumores, cánceres. Ha sido por el contacto y el contagio. Y atacan muchas
plagas que antes no había, cuando se tenía la biodiversidad de la milpa. La tierra ya
no tiene las mismas defensas. En cuanto a los híbridos hay otro elemento: La
propiedad de las semillas. Con los transgénicos está claro que el campesino tendría
que comprar las semillas en el mercado. Juana: Hasta afecta a las compañeras que
hacen totopos, porque el maíz del mercado pierden su sabor y salen duros.
Lo mismo que se está diciendo de las estufas Lorena. Lo cultural es muy
importante. ¿Son temas que se platican con las compañeras? Juana: Sería bueno
abordarlos con ellas, porque no sólo se dedican a los huipiles, también al campo. Será
importante recoger sus opiniones. Hace unos años hicimos un video que se llama “Los
Senderos del Maíz”. Se entrevista a una exautoridad de la comunidad Yerbasanta que
comparte cómo ha cambiado la tierra y que ahora gasta más en los químicos que cuando
estaba usando tárpala. Está usando abono orgánico ahora.
En los últimos veinte años se ha dando un cambio en los patronos alimenticios en
los pueblos, con todas sus enfermedades y la obesidad, como consecuencia. ¿El
tema de salud pública, lo están abordando también como organización? Cristóbal:
Antes, cuando yo era chamaco, no conocíamos los refrescos. Mi padre finado llevaba
pozoles al campo. Con panela, porque antes se cultivaba caña y había trapiches. O agua
de limón criollo, o de tamarindo. Y la gente tomaba si atole, comía su frijol. Era buena
comida. La gente comía su hierba mora, su quelite, su verdolaga. Mi papá sembraba
yuca, camote, caña, melón, sandía. Se daba bonito. Nunca conocíamos este abono
128
químico. Mis papás nunca fueron a comprar plátano en el mercado, aquí se daba. Y
nunca compramos huevo de granja, porque teníamos del rancho. Había muchos abuelos
de 90 años que caminaban y veían bien. Cuando yo tenía veinte años, eso empezó a
cambiar. Qué bueno, como dicen, cuando llegó la carretera. Todo se puso alegre. Pero
también empezó toda la contaminación. Ahora nos toca consumir lo que nos está
afectando. Los abuelos no sabían qué era diabético o cáncer. No había muchos médicos.
En Guichicovi había curanderos que usaban medicamentos naturales. Antes no veíamos
que diario se moría la gente. O cuando se aliviaba la gente, nunca fueron a hospitales,
sino en casa con la partera. Ahora hay clínicas, la gente embarazada tiene que pasar
cada quince días. Pero ahí, desde el inicio está el problema con el embarazo de las
mujeres. ¿Quién sabe qué les está afectando?
Es curioso, en muchas partes de Oaxaca, donde he entrevistado a personas de su
edad, me cuentan lo mismo. Parece que tenemos que combatir la modernidad.
¿Qué hicimos mal como sociedad, como “civilización”? Todos anhelamos tener
carretera, pero con ella no se vende mejor el café de aquí. Claro, cuando no había
carretera, la gente sufría. Salía a vender producto en Matías Romero, cargándolo. La
gente se ponía muy contenta cuando llegaba la carretera, porque inclusive entraban para
comprar aquí mismo el producto. Lo que aquí se echaba a perder, como el mango, la
naranja, el plátano, se lograba vender. Pero también entró todo lo que nos perjudica, toda
la contaminación: El refresco, productos enlatados. La gente antes llevaba sus canastitas,
en lugar de bolsas. Y por supuesto los agroquímicos de que ya hablamos.
Hay gente de edad, que ha visto cómo fue antes. En eso está trabajando la organización
ahora. En nuestra familia todavía se hace el pozol, el atole, aguas de fruta. Pero la
mayoría ya no tiene metate, donde se molía la masa, y lleva su masa al molino. No queda
igual el sabor. Los jóvenes de ahora ni saben moler con metate, ni saben hacer la tortilla.
Compran en la tortillería. Entonces, ¿dónde va a aprender la hija? En la mañana corre el
chamaco a la tienda para comprar su marucha. Esto es su desayuno. Muchos jóvenes ni
saben que es un quelite.
El mismo gobierno te está obligando a negar y olvidar estos productos, te obligan ir
a la clínica. Si tú tienes Oportunidades, no puedes ir con una partera tradicional.
¿Está la gente preocupada por retomar las buenas tradiciones en la comida y
medicina? Juana: Durante los talleres de capacitación entre mujeres y hombres se nota
su interés por la medicina tradicional, porque ahí están compartiendo sus experiencias.
Dicen que la medicina moderna ya no les hace efecto. Yo tenía problemas de riñones, fui
al medico, pero no me ayudó. Ahora, mejor los tés de Aurelio, el médico tradicional que se
está impartiendo los talleres. Sí me sirvieron. Se dice que antes la gente se moría del
susto, pero ahora se muere del estrés y de la diabetes. Y te sacan miles de pesos por una
cesárea o un tratamiento.
¿Se puede reconciliar la modernización con la sabiduría tradicional? O ¿nos va a
comer a todos parejos? Es lo que estamos luchando y gestionando, para que haya
servicios mixtos, donde también los médicos tradicionales tengan reconocimiento y que la
gente pueda escoger a donde acudir. Que haya opciones, en lugar de imposiciones.
Estamos organizando ferias de maíz, donde se fomentan intercambios experiencias. El
Zapote todavía tiene siete variedades de maíz.
Desarrollo Integral con Presión Social:
129
“Había un cacique, que robaba a los caficultores y nombraba a los comisariados ejidales
y agentes municipales, incluso a la autoridad municipal. Tenía mucho poder y no había
por dónde acudirse. La gente estaba muy dejada. Desde su inicio en 1985, UCIZONI
empezó a asesorar a las once comunidades de Guichicovi que la fundaron. Pura gente
mixe. Desde ahí se empezó a movilizar por los problemas que se tiene en cada
comunidad, de terrenos que se quitan, las calumnias del cacique, que inventaba delitos.
Venía la gente con sus problemas. No había gente preparada. Pero cuando se dieron
cuenta que la organización estaba con ellos, empezaron a asociarse. A veces son
comunidades enteras, a veces grupos.”
Ahora, UCIZONI también gestiona antes las dependencias: Apoyo a mujeres en proyectos
como la producción de huipiles, borregos y pollos, de totopos, la medicina tradicional, y
para hombres proyectos de ganado. También se incluye la lucha social, cuando una
comunidad enfrenta un problema. “Nos sumamos, hacemos un plantón, tomamos las
carreteras. A darle. Es un apoyo solidario, como ahora con San Dionisio del Mar, por su
protesta contra el Parque Eólico.”
UCIZONI pertenece a la Alianza Mexicana por la Autodeterminación de los Pueblos
(AMAP). Su lucha va más allá de gestionar proyectos productivos, más allá del desarrollo
económico, está más enfocado a solidarizarse con otras organizaciones que viven
problemáticas similares a las que viven en el Istmo. Se trata de incidencia política.
Explica Juana Ramírez, una joven que está en el departamento de la comunicación: “El
gobierno no fácilmente suelta el dinero. Este año logramos bajar un proyecto de maíz que
benefició a más de tres mil productores. Era un grande logro. Se les apoyó con abonos
orgánicos, que es un elemento que queremos rescatar. Fue el mismo gobierno que hace
años nos impuso el uso de agroquímicos. Y más con la compra de votos: me das tu voto,
te doy un litro de herbicidas, el gramoxone. Cómo se ha ido dando este engaño. Igual en
la ganadería y en el café, que afectó mucho a las comunidades y generó hasta derrame
de sangre. Todo eso dimensionamos cuando estamos buscando los recursos para
mantenernos. Tenemos que tomar carreteras, si no hay otra forma que nos haga caso el
gobierno.”
Cuenta que también a los del PRD se le ocurrió la idea de tomar las carreteras. “Pero no
les funcionó muy bien, digamos. Porque no es nada más tomar carreteras. Es un proceso
más trabajado. Aquí abajo están las comunidades presionando, arriba las mesas de
negociación. Si llegan a un acuerdo en la mesa de negociación, inmediatamente se avisa
a las comunidades que están bloqueando. Si no llegan a un acuerdo, sigue el bloqueo.”
Don Cristóbal: “¿Para tomar decisiones, convocamos a una reunión de los delegados.
Tenemos que consultar con ellos para informarles de qué se trata. Ahí sale la autorización
de ellos. Si le entran, vamos. Lo platican dentro de sus comunidades. Es un acuerdo entre
todos. Explicamos cómo es el movimiento. Primero las negociaciones con el gobierno,
pero cuando no nos atienden, vamos a bloquear. Otras organizaciones bloquean sólo por
bloquear, no tienen personas negociando al mismo tiempo, ni informan bien a las
comunidades. Aquí nos distinguen.”
130
5.2. Visitas a comunidades
EL OCOTAL, GUICHICOVI
Visitamos a un grupo de artesanas afiliado a UCIZONI. La presidenta es Sonia, de
apenas 25 años de edad. Se trata de un grupo de diez mujeres mixes beneficiado con un
proyecto del CDI gestionado con UCIZONI, para fabricar y vender huipiles, que es una
actividad tradicional, pero no había apoyos para las productoras. En algunos casos los
esposos apoyan en la confección de los bordados. Se usan máquinas de coser. Varias de
las mujeres no entienden el español.
Los trámites duraron 4 meses. Son recursos para la tela, hilos y otros materiales. Están
en la primera etapa de tres posibles, según reglas de operación del CDI. Iniciaron en julio,
con una duración de 18 meses. La CDI da un taller inicial para explicar el proyecto,
objetivos, responsabilidades.
Las ventajas del trabajo organizado: Cada artesana trabaja en su casa, pero como
grupo ahora se vende por volumen, aunque siguen dependiendo de intermediarios.
Venden sobre todo en Guichicovi. Las mujeres trabajan generalmente en la noche,
cuando han acabado sus otras tareas. Pero igual en el día “mientras el frijol se está
hirviendo, tejamos”. Formaron un fondo de ahorro, donde cada socia aporta un promedio
de 300-500 al mes. Tienen garantizado el material gracias al fondo de ahorro
Han vendido unos 80 huipiles, pero no llevan un buen registro contable, ni de los costos.
Calculan un ingreso de 1,500 a 1,800 al mes. El mercado para los huipiles sigue siendo
un problema, igual para los totopos que hacen. Calculan que un huipil, comprado en 300
pesos en Guichicovi, se vende entre 1000 y 3000 pesos en Juchitán. Estamos hablando
de una semana de trabajo. Antes vendían para poder comprar los nuevos materiales;
ahora, gracias a sus ahorros, compran por mayoreo.
La localidad, de unos 1200 habitantes es muy pobre, con casas de adobe, palma y
otras de materiales. No cuenta con pavimento, y tienen agricultura de subsistencia.
Artesanías: Hay un anciano que compone sones y elabora jaranas y las mujeres también
elaboran totopos y los venden fuera. Población: Cerca del 50% de la población mayor de
15 años es analfabeta y sobre todo entre mujeres hay un alto grado de monolingüismo.
Hay 152 ejidatarios, pero hay más avecindados sin tierra. Se usan muchos agroquímicos.
Política: Hay disputa entre PRI-PRD por el control. El mismo PRD, que originalmente ha
sido un aliado, ha perjudicado mucho en Guichicovi. Había un proyecto de ganado, pero
131
el coordinador del proyecto salió y se fue con el PRD; no reintegró el dinero y de un
terreno. Se fueron 25 socios con él. Y “la autoridad nos da la espalda. Por estas
maniobras, la comunidad está dividida. Todos los políticos son malos, votan por ‘el mismo
malo’.” Por la división política, UCIZONI ha perdido presencia. En El Ocotal, después de
una relación de diez años, cuenta con 85 socios activos.
Los Problemas: La mayoría del grupo no tiene acceso a terreno; hay insuficiente
producción de alimentos; servicios médicos deficientes: la Casa de salud no tiene médico
e la infraestructura sanitaria es inexistente. Además hay falta de equipo y libros en la
escuela, no hay acceso a internet, y siguen las disputas políticas.
RÍO PACHIÑE, GUICHICOVI
En Río Pachiñe más de treinta productoras de huipiles nos están esperando. Cuando
llegamos, se levantan para colgar sus huipiles terminados en un mecate, una exposición
colgante e itinerante de sus trabajos. Hay tres grupos de mujeres: El Caracol, formado
por 11 mujeres; Gardenia, con 9 personas; y Azucena, con 11. En esos grupos participa
la cuarta parte de las mujeres de Río Pachiñe. Hacen huipiles bordados a mano y con
costura. Para el inicio del proyecto hace dos años fueron asesorados por la UCIZONI. Se
juntan cada mes, “hay pláticas de UCIZONI, así comentamos más, cómo va cada quien”.
Cada quien trabaja en su casa. Han adquirido máquinas de coser con el proyecto, además
de recursos para los materiales. La máquina cuesta 9 mil pesos.
Siguen dependiendo de intermediarios, aunque han ido a algunas ferias y eventos
regionales, pero les resulta difícil salir de casa por sus tareas y en muchos casos por el
mal manejo o desconocimiento del español. La confección de un huipil cuesta de 2 a 3
días, y valen entre 250 a 600 pesos. Hacen otros diseños además de los tradicionales. Es
una tarea tradicional, “yo aprendí a los 11 años”, afirmó una de las productoras. Las
ganancias sirven para apoyar los gastos domésticos. “Lo que nos hace falta es un
catálogo de nuestros trabajos. Por el otro lado, nos falta el valor para vender. Varias tías
no saben leer. Y nos falta una política de precio.
Además, se presentó un grupo de productoras de totopos, de 14 socias, apoyado con
fondos de SEDESOH. El apoyo es para maíz, cal y leña. Producen totopos con frijol, de
coco, de tomate y de calabaza. Una carretada de leña cuesta $250 pesos y dura 4 días sí
se hacen a diario. Se venden a $30 pesos el medio ciento. Hay de varios tipos. A veces
venden de 150 a 200 pesos en promedio. Hay intermediarios de Juchitán que llegan a la
localidad.
El trabajo organizado: “Tenemos que respetar la hora, tenemos un reglamento. Lo
levantamos entre todas”
La comunidad es mixe, con 1,275 habitantes (INEGI, 2010); 37% población analfabeta.
MOGOÑE VIEJO, GUCHICOVI
132
Esta comunidad ayuuk (mixe) tiene 856 habitantes, con camino revestido desde
1973. Mogoñe significa “Agua de hoja de maíz”. Es una de las 46 comunidades
del municipio de Guichicovi. “Antes la gente era más pobre, no había transporte.
Había más maíz, pero no había forma de irlo a vender. El peso tenía más poder
adquisitivo, ya no rinde. “Antes se hacía maravillas con 20 centavos, ahora ni con
20 pesos”. Se ha creado un espíritu de competencia así como ‘¿Si él tiene, por
qué yo no?’, antes todos éramos iguales”.
En la agencia Mogoñe Viejo visitamos al grupo “Las Aves” que tiene un proyecto de
aves de rancho apoyado por CDI, vía UCIZONI. “Queríamos tener pollos de rancho para
mejorar nuestra economía, porque son más sanos”. Hay producción y mercado, pero hace
falta un centro de acopio.
Agricultura: En la milpa se trabajaba con tárpala y machete, ahora con tractor y
agroquímicos. Toda la población sigue siendo campesina, pero ya no se trabaja igual que
antes. “Antes había mucha hortaliza: quelites, la misma tierra lo producía. Con los
agroquímicos han desaparecido y la tierra se volvió más vulnerable a las plagas. También
UCIZONI promovía los agroquímicos, pero ahora está apoyando para el uso del “pica,
pica” (abono verde).
También respecto a la alimentación ha habido cambios drásticos: La comida era natural,
ahora con los productos industriales hay aumento de diabetes. Ahora muchos compran la
marucha. “La nueva generación está asumiendo esa actitud”.
UCIZONI, vía PRD, ha apoyado para varias obras. Ahora hay diferencias con autoridades
y -como en las otras localidades visitadas- ha habido una contracción de socios. Antes,
toda la comunidad estaba con la organización, ahora unos 100.
Entrevista:
Juana (traduciendo la tía): Gracias a UCIZONI hay recursos para la siembra. No había
transporte antes. Alguien que quería vender su cosecha, no regresaba el mismo día.
Había suficiente producto, pero no había manera de venderlo por falta de transporte. El
centro de abasto de todos los pueblos circunvecinos era Matías Romero. Incluso para
llegar a la cabecera de Guichicovi teníamos que madrugar, para llegar a las once del día.
Ángel: Fui con mi abuelo a lomo de bestia. Estamos hablando de unos 45 años. Entre el
72-73 se hizo una terracería. Hace diez años se pavimentó hacia la cabecera.
Con eso no se mejoró la situación para todos, opina Ángel: “Siempre hay desigualdad. Yo
he estado fuera durante 24 años. Regresé hace diez años. Vivimos en Minatitlán, mis
hijas no querían regresar acá. Esta calle en frente no estaba pavimentada. Cuando me
aburrí en la ciudad, les decía “vámonos a mi pueblo”, porque en la ciudad todo es con
dinero.
Elvia: Dijo “allá la vida está gratis”, y yo preguntándome “donde está gratis la vida”. Ángel
(bromeando): Está gratis, pero hay que trabajar. Mis hijas me decían: Oye papá, ¿qué
vamos a hacer allí?, es puro lodo. El transporte ha mejorado de 2000 para acá. Cada
cinco minutos están pasando las camionetitas. Les decía a mis hijas: ‘Llegando, voy a
promover que hay transporte’. Era como yo estuviera adivinando, porque cuando
llegamos lo estaban pavimentando. UCIZONI para ese entonces estaba impulsando que
un compañero nuestro llegara a la presidencia municipal. Y sí, en el 2001 se ganó la
133
presidencia municipal a través del PRD. Con compañeros de UCIZONI se derrotó el PRI.
Y se dio la instrucción que trabajara para la gente. Se hicieron muchas obras. Ahora ya no
quieren soltar el poder. Pero se hicieron obras en casi todas las comunidades de
Guichicovi. Aceptamos que se requieren de caminos, aunque las carreteras grandes
también nos han complicado la vida.
¿Cómo ha cambiado la situación para los campesinos aquí en los últimos diez
años? Elvia: Cómo echan muchos químicos, ya no produce la tierra. Mi papá trabajaba
con puro machete.
Desde que está el camino, ¿han tenido que comprar más productos (que antes
tenían ellos mismos)? Ángel: Antes se cultivaba mucha hortaliza, quelite por ejemplo. La
misma tierra lo producía, sin necesidad de sembrarlo. Con los químicos se han ido
desapareciendo estas especies. Los cultivos ya no resisten tanto a las plagas y se han
vuelto más vulnerables. Aquí en algunas partes sigue siendo natural la siembra, con
estaca, pero en la limpia ya se usa el herbicida. Quizás la misma empresa que abastece
de estos químicos, ha creado estas malezas, que son bien difíciles de extinguirse. Fumiga
uno, y ya se levanta otra vez. Es un zacate que se reproduce rápido. Antes, con la tárpala
uno tenía el tiempo para limpiar una, dos hectáreas. Esta maleza se está levantando junto
con el maíz. Nos obliga fumigar, pero con eso desaparecieron los tomatillos ricos. Ya no
hay en la milpa.
Al principio UCIZONI impulsaba estos agroquímicos, tal vez sin saber qué daño estaba
haciendo. Ahora está impulsando la pica, pica. De alguna manera está extinguiendo este
zacate. Otra gente no lo entiende, está muy arraigado el uso de los químicos. El zacate
vino junto con los químicos. Ángel: La maleza para la milpa fueron estas plantas que para
nosotros fueron alimentos, como los quelites. Este zacate no se puede comer, además
por el ahuate ni se puede tocar.
Todos estos cambios han generado cambios en el consumo de forma muy drástica.
Ángel: “Casi nadie se enfermaba por la comida, toda era natural. Ahora muchos se están
enfermando de diabetes por el consumo excesivo de los refrescos embotellados. A las
amas de casa ahora se les hace fácil comprar una sopa marucha.
Doña Elvia, enojada: “A los chamacos les antoja esto, y les digo ‘ándale pues, vayan a
comer plástico’. No sé si ha cambiado el ritmo de vida en las familias o sí es por flojera.
Generalmente yo cocino, en caso de una emergencia compro un pollo rostizado.”
El proyecto de pollos surgió para generar ingresos familiares. Por razones de salud, las
mujeres optaron por pollo de rancho, que son alimentados con maíz y con verduras que
sobran en el mercado. La idea es mejorar la economía, porque la producción actual del
campo no nos sostiene. Por eso surge la necesidad de solicitar este proyecto. Ángel: “El
peso tenía más poder adquisitivo, ahora ya no rinde. Además se ha creado un espíritu de
competencia. Todos vivíamos en casas de palma. Pero ahora empieza a construir y si ves
un vecino construyendo una casa bonita, dices tu “¿Y por qué yo no?” No había mucha
necesidad de gastar. Delia: Ahora que hay luz, entonces compro mi televisión y mi radio,
mi computadora. Elvia: “La gente ya no vive por vivir, pero a través de lo que tengo. Entre
más tienes, más quieres. Ya no me conformo. Yo doy gracias a Dios por lo que tengo. No
me busco lujo, para lucir.” Son cosas que de alguna forma se platica en la organización,
aunque –admiten- “no lo hemos hecho a fondo”.
134
¿Y el proyecto de las gallinas? Elvia: Surgió el proyecto para trabajar en grupo. A algunas
no les gustó y sólo quedamos cinco. Todas somos socias de la organización. Ellos
dijeron que había proyectos y nos preguntaron qué proyecto queríamos. Lo que otorga la
CDI con su programa POPMI es para mujeres. Los grupos mixtos son con la Reforma
Agraria. UCIZONI hizo la gestión y el grupo se formó a través de la convocatoria.
No para todos los proyectos se requiere mucho dinero, opinamos. ¿UCIZONI está
fomentando que todos tengan sus verduritas y frutas al lado de la casa? Ángel: “Sí lo está
estimulando, aunque no con proyectos. Hay talleres y asistencia para que ya no usemos
químicos, de cómo mejorar los suelos. Y como la gente se dedica el 100% al campo, de
ahí sale para su consumo. Pasó la cosecha del mango, pero viene de la naranja. Así
siempre hay. Pero hay necesidad de crear como un centro de acopio, porque a veces
cuesta más llevar los productos que lo que se vende. Sobre todo sucede eso con los
cítricos, hay mucha producción de limón en la región.
¿No han pensado en procesos de transformación de estos productos, para darle un valor
agregado? Ángel: “Se está pensando en eso. Incluso en San José El Paraíso, muy metida
en la sierra, se está pensando en una deshidratadora para cítricos. No se tiene la
experiencia todavía, pero sí se está pensando. UCIZONI está trabajando con un centro de
acopio de maíz, de donde se vende a socios que tengan escasez de producto.”
BARRIO SAN ANTONIO, GUICHICOVI
En San Antonio se han juntado 14 personas en un patio, de las cuales cinco son mujeres
en trajes típicos. A ellas, la comunicación en castellano cuesta. Dan la impresión que
medio entienden, pero no contestan. Antes de empezar el taller visitamos a Laurencia
Jacinto Hernández en su cocina. Tiene 41 años de edad, y a los 10 años de edad empezó
a hacer totopos. En promedio hace unos 500 al día, para los cuales necesita una arroba
(12 kilos) de maíz. Se vende en unos 40 pesos el cien. Para aguantar se alimenta todo el
día con agua de masa. Trabajando así con mucho calor, gana neto unos 100 pesos. San
Antonio es un barrio de apenas 230 habitantes. Más de la tercera parte de los
habitantes mayores de 15 años es definida por INEGI como analfabeta. Los jóvenes
salen a buscar trabajo estacional en la región.
Hablamos de la disminución de la agro biodiversidad y cambio climático: “Antes había
guías de calabaza, quelites, chayotes, hierbabuena, verdolaga, hierba mora, chaya y
cacería. Con los agroquímicos desaparecieron, ahora es puro zacate. Había bejuco de
gallina o rojo, que se revolvía con masa, esto alimentaba a las gallinas.”
“Se cosechaba más en la parte alta, ahora la tierra se desmorona y se marchita”. Hay dos
ciclos: el chahuitero (húmedo), que da más rendimiento, y el temporal, que se siembra en
junio.
En 1998, vía UCIZONI, inician los agroquímicos, ya no los promueven desde hace 4 años
atrás. Están trabajando ahora un vivero bio-intensivo de calabacita, hay orientación de
UCIZONI.
Hay dos ciclos: El temporal se siembra en junio que da como una tonelada, el de la
humedad –el chahuite- se sembraba antes en diciembre. Ahora, ante los cambios
climáticos se siembra al principio de noviembre. Da dos toneladas por hectárea. En
promedio siembran en promedio media hectárea. Hay dos tipos de maíz, el olotillo, de 6
135
meses, y el zapalotillo, que se plaga muy rápido. Antes no existía el gorgojo, ahora hasta
hay dos tipos.
El grupo lleva diez años trabajando con UCIZONI. Antes eran 100% priistas, pero no
había apoyo, ni alumbrado, ni escuela. Cuentan: “Ni sabíamos qué era PRD o UCIZONI.
Pero ganó el profesor Rayniel Mijangos en la presidencia municipal por parte del PRD,
UCIZONI los invitó ‘éntrenle con nosotros’. El presidente trabajó bien durante dos años,
después ya no. Volvió a ganar el PRD pero se distanció de UCIZONI.” Actualmente se
pelean el PRD y el PRI por el poder en la población, comentan los anfitriones: “Ya se
están repartiendo despensas para presidencia municipal en 2013”.
Este año UCIZONI logró bajar 23 proyectos con CDI para el área de Guichicovi. UCIZONI
da asesoría y seguimiento. “Ha mejorado un poco nuestro nivel de vida.” Son siete
hombres, siete mujeres. “Luchamos por tener equidad”. El programa de borregos para el
grupo El Llano (siete socios) fue de 60 animales para engorda y cría, pero en la actualidad
solo tiene nueve animales, la mayoría preñada. Con la venta de los borregos se ha
formado un fondo común. El problema para la comercialización de los animales es que
nadie tiene un carro para ir a venderlos. Vienen acá, compran, pero baratos.” Por el otro
lado, todas las señoras elaboran totopos.
Por el otro lado ahora hay más enfermedades. “Los conservadores provocan
enfermedades, hay cánceres, tumores, gastritis.” Se ha erradicado sarampión y tosferina.
Los campesinos observan los cambios climáticos, que ubican desde 1998. “Hay más
calor, quema más el sol.” Parece ser un año clave, en que UCIZONI decidió dejar de
promover los agroquímicos, pero fomentar la transición hacia un desarrollo más
sustentable.
EL ZAPOTE, GUICHICOVI
Es una agencia de Guichicovi, pero con una población mixteca de más de 400 habitantes.
Aunque la mayoría ha nacido ahí, cerca de Palomares, todos hablan todavía su lengua
original, el mixteco. Cuenta la historia es el maestro Estanislao España:
“Es una colonia agrícola, fundada en 1957 por trabajadores llegados de Yucuhití, quienes
fueron contratados para labores de desmonte. Era una montaña virgen. Les gustó y se
quedaron Había muchos animales, ahora extintos. Eran terrenos de una compañía
petrolera gringa, expropiados por la Comisión del Papaloapan y abiertos a la colonización.
Se trabajó el arroz y luego la ganadería, para lo que sembraron pastos, desmontando la
vegetación. “
Eran pocos al principio, pero poco a poco llegaron más familias de Yucuhiití: “Trajimos
sones y chilenas. Están intentando vincularse con Yucuhití.
La tierra: Cada quien tiene su parcela. No hay muchos terrenos, muchos se han ido al
norte –EU-. Tiene categoría de Colonia Agrícola-Ganadera. Con las reformas al 27 se
opta por conservar la categoría de Colonia, pero 25 de los 109 propietarios optan por la
forma de pleno derecho del terreno, sin ningún acuerdo de Asamblea.
La invasión: En 2011, el ahora diputado federal por el PRD, Hugo Jarquín Jara, vía la
organización “Ocho Regiones” y su representante local Sergio Toledo Carrasco entran al
136
predio el 22 de septiembre del 2011, con palas y machetes, usando al PRD como
cobertura; meten máquinas para desmontar. Ellos llevan invasores de la colonia vecina
Independencia, apropiándose del lote 66 del Zapote. Son 25 hectáreas. La colonia tiene
3,309 ha. Jarquín y Toledo se han dedicado a amedrentar a las autoridades y la
población. El 15 de junio del 2012 se decide entrar al terreno, que pertenece a Aurelio
López. UCIZONI está dando asesoría y seguimiento al proceso. Además existe ahí
Antorcha Campesina, que no juega un papel muy claro en este conflicto.
Como una presión probable vía Jarquín la PROFEPA pone una multa este mes a varios
productores por ‘derribar vegetación’, pero se trata de acahuales, destinados a uso
agrícola de tiempo atrás. Una mujer: “Tenemos temor. Soy diabética entonces no puedo
estar muy triste, ni muy alegre. Yo ya nací en el pueblo, pero orgullosamente soy hija de
Mixtecos.” Según Ángel, es una comunidad bien organizada, ‘mejor que los mixes’.
El pensamiento del pueblo es sencillo. Estanislao: “Si Ocho Regiones se metió a defender
este señor, acabando el lio te vas. Pero no. Se metió, fraccionó los terrenos y los vendió
para establecer otro pueblo. ¿Cuál pueblo va a permitir eso? El Zapote aguantó muchas
humillaciones. Después de nueve meses, el pueblo se cansó. Fuimos a las últimas
instancias judiciales en Oaxaca, pero nos dieron señales que no les interesa el caso. El
15 de junio de este año, en una asamblea el pueblo decide entrar en el terreno. No
íbamos a sacar al anterior dueño, Aurelio López Silva, es gente nuestra, pero sí a la gente
que se aprovecha de él.”
“El pueblo entró, de manera pacífica. Hay personas ahí, que no son de ahí, son extrañas.
Entre ellos José España Vásquez, que es del ejido El Tortuguero, avienta su camioneta
encima de dos personas, entre ellas uno de la tercera edad. Sin embargo, ellos fueron a
la radio XEIGYG, en Matías Romero, que ha dado mucha cobertura a Sergio Toledo
Carrasco. Ellos dicen falsedades en contra del pueblo. Nuestras autoridades han ido a
desmentirlo una vez, no más. Porque hablaron de muchas embarazadas heridas y
secuestros de nuestra parte, pero no es cierto. Muchas personas de la región se dieron
cuenta que Sergio Toledo les estaba engañando. Pero están las demandas (en contra de
nosotros), incluso en contra de personas que ni siquiera estaban aquí. Cuando
recuperamos el terreno, intervino el Módulo de Desarrollo Sustentable del Gobierno
Estatal de Matías Romero, con policía preventiva. Nos invitaron a una audiencia del más
alto nivel del gobierno en Oaxaca, situación que logramos para exponer. Cuando el
pueblo entró, no pasó nada, pero sí llegó el ejército y la preventiva. ¿Por qué no vinieron
antes? Es más, cuando nuestra gente estaba haciendo la guardia, llegó el ejército a
buscar armas. ¿Por qué no antes? Porque de noche había disparos. Una vez vino una
patrulla, pero de paso. El 22 de septiembre fue un año que se invadió el terreno, y nuestra
gente sigue haciendo guardia. Habíamos planeado hacer una movilización, pero no lo
hicimos, porque estamos esperando el proceso, estamos buscando la manera de
contrarrestar las demandas que hay en contra de nuestras autoridades, y en contra de
otra gente del pueblo. Realmente esperamos más del gobierno del estado. Aquí tenemos
la costumbre de reunirnos, de trabajar en común. Igual cuando hay conflicto. Es parte de
nuestra comunalidad.”
La gente está tranquila, pero alerta. Ustedes han visto que no puedes entrar así no más,
porque pusimos cadena. En cuestión de trabajo sí ha afectado. Si antes cada quien iba a
su terreno, ahora –cuando hayamos recuperado estas 25 hectáreas- podemos poner un
corralito de borregos, un gallinero, sembrar maíz, como pueblo. Vamos a estar ahí, pero
también vamos a producir para el pueblo. Esto es nuestro pensar. Porque si cada uno va
137
a trabajar en su propio terreno, estaremos muy dispersos. No queremos provocar nada,
pero sí tomamos precauciones.”
5.3. CENTRO AGROECOLÓGICO,
TIERRA BONITA, MATIAS ROMERO
REFORZAR LOS PILARES DEL DESARROLLO EN EL CAMPO
Con apoyos de Japón y del Fondo Banamex se inició el proyecto, orientado a promover la
línea orgánica dentro de un desarrollo integral comunitario. Arranca entre 1990-1995.
Desde 1998 UCIZONI decidió abandonar la promoción de agroquímicos.
Más adelante se formó la SPR Maiceros y se ha apoyado a la SPR cafetalera Chuy
Rasgado. Ahora está la Comercializadora de Maíz del Istmo, y se ha apoyado para silos
de maíz.
Instalaciones del Centro: Bodega, Oficina, cocina, vivero donde se sembraran hortalizas y
se reparten gratis árboles para reforestación. 2 tanques piscícolas para mojarras,
gallinero con guajolotes, instalaciones para borregos y caballos, se está construyendo una
cisterna.
Juan Garrido, Coordinador del Centro Ecológico de UCIZONI en Tierra Bonita
(entrevista):
“La organización ya tiene más de 26 años de experiencia en el desarrollo, fomentando la
economía local. Ha habido mucha experiencia, pero nos faltó quizás un programa de
formación continúa para ir avanzando. El principal eje de la organización ha sido el maíz y
de frijol, en su momento se metió en el cultivo del café. Pero tenían diferentes enfoques.
Al principio seguíamos la Revolución Verde con su paquete tecnológico, sus químicos. Se
lograron paquetes por gestión con el gobierno del estado, pasándolos a los productores.
Todavía no se tenía muy claro el asunto orgánico, hasta que la Comisión de la Mujer
empezó a promover la cuestión orgánica. Surgió una división, porque el área
agropecuaria seguía a favor de los químicos. Quizás porque las mujeres estaban más en
contacto con la salud. Esto fue en 1990-95. Buscan la manera de depender menos de los
químicos e invitan a estudiantes de Chapingo para hacer un diagnóstico regional. Se
empiezan a promover los abonos verdes.
Creo que la estrategia estaba equivocada, porque muchos productores de maíz entraron
con la pica, pica mansa (o mucuna), no tanto para nitrogenar la tierra sino para
comercializar la mucuna. Fue una noción lógica de los campesinos, de sembrar algo que
les puede resultar. Como con todos los procesos, cambian los actores, y de hecho se hizo
un buen paquete tecnológico con el maíz, con los de Chapingo.
138
Sin embargo, el precio del grano bajó, bajó la producción de maíz y subió la ganadería,
también entre los productores de UCIZONI. Pasó la Revolución Verde y la gente se quedó
con el paquete tecnológico, gana la ganadería y queda en el segundo lugar el maíz. Pero
fue una ganadería totalmente extensiva. Por el 90, se dispara la ganadería. Estoy
hablando de vacas. La cría de borregos es más delicada, apenas estamos la estamos
fomentando ahora. Los borregos son más propensos a enfermedades, al gripe, hongos,
les hace daño la humedad. La región tiene mucha biodiversidad, que es buena, pero
también muchas plagas.
El cultivo de maíz por lo general es de auto-consumo, no para comercializar, con algunas
excepciones, como Santana, El Triunfo y Boca del Monte, comunidades que viven en las
riberas del río. Ellos tienen dos ciclos de producción, el temporal con su siembra en mayojunio, y el chahuite que se siembra en septiembre. Pero son contadas los pueblos que
tienen este tipo de producción.
Los pueblos en los cerros y montañas tienen el maíz de temporal, pero en estos meses de
octubre-diciembre cosechan su café, cuando el café tenía precio. En los noventas se
desploma el precio del café, también del maíz y el ganado se ha mantenido. El 90% de las
comunidades básicamente ha producido para su auto-consumo, en parte con la idea de la
milpa: entre el maíz tienen espacio para la calabaza, el cebollín rojo y blanco, frijol,
malanga, el picante, el epazote y otras plantas silvestres, todo de auto-consumo. También
había un bejuco que nacía después de la quema, que –traducido en español- se dice
“cabeza de guajolote”. Había verdolagas, pero la gente no la consumía. También en
zonas de encinos hay hongos amarillos comestibles. Antes la gente sólo lo consumía en
casa, últimamente los están vendiendo en Coatzacoalcos y Arriaga, por iniciativa propia.
El cilantro apenas se está introduciendo, igual que el rábano y las zanahorias.
Después de los medianos de los 90s, UCIZONI decide fomentar la agricultura orgánica,
por cuestiones de salud y del ambiente. Seguía la picapica mansa, pero también se
hicieron prácticas en las comunidades. Sin embargo, los campesinos calculan sus costos
y beneficios) y dicen que ‘con un litro de gramoxone o con el herbicida me ahorro mucho’
(tiempo). Queda muy arraigada esta costumbre. Todavía no se hablaba mucho del medio
ambiente y menos de cambios climáticos.
UCIZONI empezó a estimular lo orgánico de forma más institucional. Muchos de los
socios en las comunidades se molestaron. UCIZONI creó una figura jurídica asociativa
llamada “Maiceros”, para gestionar los apoyos en este cultivo. Igual para el café, que tenía
su sede en Santo Domingo Petapa y que ya ha desaparecido. En el caso del café, casi
siempre es natural. Yo vengo de Encinal, y caminamos seis horas hacia nuestros cultivos
de café. Nos quedamos semanas enteras a trabajar en los cafetales. Imagínate, son
bajadas y subidas, y luego cargando costales de cincuenta kilos. Si no te paras bien, te
vas hasta abajo. Producir café en estas circunstancias en difícil.
Decidimos ver esta cuestión de manera más amplia, más integral. Hicimos un diagnóstico,
entre 1998 y 2000, entraron nuevos compañeros como Teodosio Ángel, que tenía
experiencia en este tema con Maderas del Pueblo. Y la Comisión de la Mujer fuertemente
estaba impulsando este tema, pero formó su propio grupo, Naax Wiin. Se divide UCIZONI
y tiene que formar otra comisión de la mujer, incluso con un poco de lucha por el poder,
las mujeres defiendo lo orgánico, los hombres los agroquímicos. No había ‘química’.
Hasta se habló de una ‘refundación’ de UCIZONI. Había distintos grupos dentro de la
asamblea e incluso te decían “¿con quien te vas? Una parte se metió más en lo político, y
menos como un movimiento campesino, casi casi como partido. De ahí decidimos trabajar
139
por programas, con algunos ejes transversales –equidad de género, derechos humanos, y
armonía con medio ambiente.
Creo que ahora hemos logrado un buen equilibrio entre política y desarrollo. La política
siempre nos ha golpeado y ha dividido a las comunidades. Donde más ha golpeado es en
Guichicovi. La mayoría de las comunidades que participan en UCIZONI es de ahí. Pero la
gente está viendo como trabaja UCIZONI con ellos, y como el municipio. Sin embargo, la
organización está en un tipo de repliegue. Antes había participación más masiva, que
ahora. Era un orgullo decir que eras del PRD, pero cuando ganó el poder en el municipio,
pues ustedes saben que tenemos una dictadura perfecta en Oaxaca. Muchos socios
estaban con UCIZONI y a la vez con el PRD. Mucha gente se acercó al municipio,
pensando que iban a haber muchos recursos. Pero llegó un momento en que el partido no
quería saber nada de UCIZONI. Y nosotros no ganamos nada con un choque en contra
de ellos. Para nosotros se estaban cerrando las puertas. Optamos abrirnos más hacia un
desarrollo integral comunitario, con un desarrollo económico, cultural y ambiental.
Trabajar con comunidades es difícil y toda esta etapa para nosotros ha sido de formación.
Son muchas problemáticas. Una comunidades tienen conflictos agrarios, en otras
nuestros grupos son minoritarios y pisoteados por las autoridades, en otras las
autoridades están con nosotros. Son varios niveles de trabajo. Hay muchas diferencias
entre una comunidad donde quizás hay un solo grupo de cinco, mientras que en otras son
más de cien y las autoridades ven con recelo que nosotros tenemos más adeptos. Donde
podemos trabajar con las autoridades, lo hacemos. En otras, no quieren saber nada de
nosotros y trabajamos sólo con unos grupos.
Por ahí en 2002, 2003 hicimos varios diagnósticos en los pueblos, con mucha información
sobre distintos programas como el PPP, PROCEDE y la privatización de los recursos.
Buscamos encuentros entre los socios para juntar sus necesidades. Preguntamos cuáles
eran sus principales problemas, por ejemplo la comercialización del café. De ahí surgió la
idea de la Comercializadora Agroforestal del Istmo (CAI), sociedad de producción rural.
Retomamos los temas principales de la productividad de la tierra y la comercialización.
Nos dimos cuenta que muchos de los problemas de los productores de maíz, el 40% de
sus granos lo pierden de la cosecha en adelante, por el gorgojo. Influye la técnica
tradicional. Cosechan y en medio de la milpa tienen que dejar el maíz. Ahí lo cubren con
plásticos, porque no tienen transporte. La única forma de sacarlo es con bestia. Pero si
tienen cinco toneladas, a fuerzas tienes que darlas un tiempo ahí. Un mes, dos meses. Y
claro que llegan las hormigas, las ratas. ¿Pero luego en la casa? Y aunque echan polvo
contra el gorgojo, no es suficiente. Aguanta una, dos semanas, pero una vez que se
pierde el aroma de este polvito, llega el gorgojo nuevamente. Y hay dos tipos: el picudo,
conocido como el criollo, y otro que llegó por los años ochenta que es más dañino y no
sólo acaba con el maíz. Además, las ratas también llegan a las casas. Y tu necesitas que
el maíz mínimo te sirve hasta el próximo año. Si no, vas que tener que comprar el maíz
para la siembra. Siempre se ha tenido estos problemas, pero la gente de la montaña tiene
granos muy duros, que aguantan más. A la gente de la montaña no les gusta maíz
chahuitero. Para ellos el maíz se pica muy rápido. No va de acuerdo con lo que ellos
necesitan. Sin embargo, los del chahuitero quieren producir más para la venta. Entonces,
encontramos estos problemas y fuimos a buscar una manera de conservar mejor el maíz:
Silos metálicos. No se conocían en esta región, sólo en la parte baja de Tuxtepec.
Tenemos que asegurar con quienes podemos trabajar. Preguntamos qué es lo que
quieren y les buscamos un paquete. En todas las comunidades hay gente a quien no le
gusta pagar. Entonces, empezamos con una primera etapa, y vemos quienes responden.
140
Si pagan y ahorran, podemos continuar con otro apoyo. Pero no podemos meter a grupos
de 50 tampoco. Y tenemos más de cien comunidades, y todos quieren sus proyectos.
Entonces ¿qué hacemos? Santa Ana ha metido un proyecto, ya no puede meter más. En
otras comunidades no quieren tener una deuda, entonces tampoco podemos trabajar con
ellos. Hay tres programas: POPMI, de la CDI (unos 100 mil por grupo), FAPA, con apoyo
para productores por parte de la SRA y PROMUSAC, para mujeres en el sector agrario,
también de la SRA. Son apoyos de 180 mil por grupo, con un mínimo de seis personas. Si
trabaja bien un grupo, pueden recibir más apoyo el segundo año. Una vez que se definen
los grupos, ellos tienen la obligación de participar en un taller con nosotros, también para
medir su compromiso. Y la ventaja de este lugar es que no sólo vienen por un asunto.
Una vez aquí, pueden informarse sobre otros temas: captura de agua de lluvia, borregos,
abonos orgánicos. Este acompañamiento lo hacemos como institución UCIZONI, por
ejemplo abonos aplica a casi todos los proyectos, tienen que ver con suelos. Si se trata de
borregos, puede ser un taller específico sobre sanidad, las vacunas, el manejo del hato, la
elaboración de proteínas. A veces coordinamos los talleres con la CDI. Podemos invitar a
compas que todavía no tienen este proyecto, pero que tengan interés. En sí, el
seguimiento que damos a los grupos es independiente de la CDI.
El reto de organizaciones como UCIZONI es orientar, asesorar, aunque muchas veces las
circunstancias también nos rebasan. Y ¿qué pasa si encontramos varios problemas en un
lugar? Juntamos a varios productores para que intercambien sus experiencias, es lo mejor
que puede haber. De repente hay unos médicos que nos echan una mano, pero
finalmente son hombres de negocios. Sólo van si les compras medicamentos, para que
valga el viaje.
Tenemos un reto nuevo muy fuerte que hemos estado platicando con los compas, que
son los cambios climáticos, con sus consecuencias para las actividades productivas, las
consecuencias de la deforestación. Que ya no talen árboles donde están los manantiales,
aunque necesites espacio para tu maíz. Partimos de varias cosas. Hemos trabajado con
un programa de Naciones Unidas sobre el Manejo Local de Riesgos. ¿Qué significa?
¿Cómo surgen Riesgos Locales? Muchos no son naturales, pero generado por el hombre,
y que se pueden prevenir. Pero en muchas comunidades tenemos autoridades que no
saben leer ni escribir, tampoco hablar español. Su problema es qué voy a comer mañana.
También es gente de familia, ¿no? Pero a veces nos preocupa más nuestra parcela, que
nuestra comunidad, y mientras haya dos palos sobre el río, no hay problema, pero ¿qué
tal si el río los lleve? Entonces, con algunas autoridades comunitarias hacemos
diagnósticos sobre cuáles son los riesgos en la localidad. Tienen que tomar decisiones
con la asamblea para que no construyan en lugares inseguros, donde puede haber
deslaves o el crecimiento del río.
El otro reto es que el trabajo sea permanente. El agente municipal es autoridad, no
importa si sabe leer o no. Algo tiene que hacer. Pero sí les hace falta más preparación.
Tiene las barreras del idioma, necesita capacitación. Están acostumbrados a sembrar
maíz, pero no de hablar de desarrollo comunitario. Son palabras mayores. Tiene que ver
con un montón de cosas económicas, sociales, culturales, de medio ambiente, de salud,
de educación. Y peor en esta región, donde se habla distintos idiomas. Yo soy mixe, pero
no entiendo el mixteco. Estaba en un taller con una señora mixteca que dijo esto y esto y
esto, y pregunté a un compañero ¿qué está diciendo? Pues que no entiende para nada lo
que tu preguntaste. Siento que la gente espera mucho del equipo técnico, pero ellos
tienen que entender que no vamos a resolver todos sus problemas. Nosotros podemos
proponer lo que se va a hacer, pero ellos tienen que tomar sus decisiones. Será poco a
poco. Ya empieza a cuestionarnos, e incluso a sus propias autoridades. La gente que no
141
cuestiona, no tiene dudas, o por lo menos no las expresen. Y tienen que entender que
podemos hablar del maíz, pero si no hablamos del agua y de los suelos, no vamos a
lograr nada. Reforzar los pilares del desarrollo en el campo.
142
6. EL SISTEMA COMUNITARIO PARA LA
BIODIVERSIDAD -SICOBI-
Sedes: Santa María Huatulco y San Juan
Ozolotepec
Sierra Sur y Costa
143
4. El SICOBI y GAIA A.C.16
4.1 “EL MANEJO DE CUENCA CAMBIÓ EN MANEJO DE
TERRITORIOS Y SISTEMAS PRODUCTIVOS”
Presentes: Leticia Sánchez Ingeniera en Agroecología, egresada de Chapingo (GAIA
A.C.), Ing. Agrónomo Israel Martínez Manuel, Ing. Forestal Iraíz Sánchez y Biólogo
Marco Antonio González (fundador de GAIA A.C.).
Israel e Iraiz son los directores técnicos de SICOBI en la Costa y en la Sierra
respectivamente. Llega después también el Biólogo Marco Antonio González, fundador de
GAIA A.C. El programa SICOBI opera en San Juan, San Francisco y San José
Ozolotepec y Santa Catarina Xanaguía, en la Sierra Sur; y en La Merced del Potrero, San
Felipe Lachillo (mun. Xanica), Santa María Xadani, San Miguel del Puerto y Benito Juárez
(Pochutla). El total de la cuenca Copalita-Zimatán-Huatulco es de 283,194 hectáreas y va
de 3750 msnm hasta las orilla del mar. El impacto directo de SICOBI está en 68 mil
hectáreas que abarcan las nueve comunidades.
Iraiz, ¿puedes describir las comunidades en las que están trabajando en la zona
alta? Son cuatro comunidades en dos municipios. Empezó con un ordenamiento territorial
de San Juan y un ordenamiento microrregiones en el 2005, que abarca San Francisco,
Santa Catarina y San José. A partir de ahí se empezó a trabajar con las autoridades
agrarias, que cambian cada tres años. Ahorita se está trabajando con Comités de
Producción y con técnicos comunitarios, con productores, algunos proyectos del gobierno,
con algunas organizaciones no-gubernamentales. El trabajo está enfocado al
fortalecimiento de los sistemas de producción, Es un trabajo largo, que no da frutos de
inmediato, como están acostumbrados ver las comunidades. Esto ha dificultado el trabajo,
porque a veces no se entienden bien cuáles son los objetivos reales de nuestra presencia
en las comunidades.
Algunos piensan que sólo es por un rato, y luego que el equipo técnico salga y ya no
regrese. También está el temor que los asesores sólo usen las comunidades para bajar
unos recursos. Hay muchas dudas. Pero también logros, por ejemplo que el comité
técnico comunitario ya está consolidado. Hay chavos apoyando. También hay comités de
producción funcionando. Algunas personalidades claves en la comunidad apoyan. A
veces el ambiente de trabajo es un poco tenso, por conflictos entre una y otra comunidad.
En el caso de un incendio forestal, los de Santiago Lapaguía lo ignoran totalmente,
mientras sus vecinos de San Francisco lo están apagando, están haciendo brechas
contrafuego. Entonces, dicen ¿por qué nosotros sí y ellos no? Tenemos el interés de ir a
esta comunidad para invitarles a incorporarse en los trabajos que estamos haciendo.
Porque no es justo que las cuatro comunidades del medio estén soportando lo que las
demás comunidades no hacen.
¿Por qué seleccionaron a estas comunidades y no las demás? Iraiz: Tengo dos años
que estoy apoyando a las comunidades en la Sierra Sur. No he estado durante este
proceso de selección, pero sí sé que estas cuatro nos aceptaron por asamblea. En otras
comunidades se ha intentado, por ejemplo en San Antonio Ozolotepec nunca aceptaron
16
Sistema Comunitario para la Biodiversidad y Grupo Autónomo de Investigación Ambiental A.C.,
respectivamente
144
hacer su ordenamiento. Tenían muchos conflictos internos. A veces tiene que ver con la
persona del Comisariado, entonces mejor hacer otro intento después. Todas son
comunidades forestales y cafetaleras.
¿Todas son comunidades zapotecas con un mismo nivel de organización?
¿Trabajan con los mismos temas y productos? Cada comunidad se mueve por
intereses particulares, hay motivos políticos, hay cultivos de enervantes, razones por las
cuales no se puede llegar en confianza. Pero tampoco es imposible. Hay una Unidad de
Manejo Forestal en Miahuatlán. Participan muy poco, pero si les llega un oficio, van a ver
de qué se trata.
Entrando la Sierra está San Mateo Río Hondo. Luego Cieneguilla, Santa María, Santo
Domingo, son comunidades forestales, pero no están manejando sus recursos naturales
de manera adecuada. Por ejemplo, tienen una autorización para diez años, y sólo ocupan
un año. La única en la región que tiene un manejo comunitario adecuado es San Juan
Ozolotepec. Tienen la única empresa forestal en la región. Las demás no lo han manejado
bien y truenan.
Israel, que tiene siete años apoyando SICOBI: Se tuvo acercamiento con Guivini y con
Santo Domingo. Se convocó a una reunión regional, pensando en estas comunidades,
justo cuando San Juan empezó a tener contacto con la Costa. Se abrió espacio para que
otras autoridades se sumaran a estos esfuerzos, pero no había interés. Si no se abre este
espacio con las autoridades, difícilmente otras comunidades pueden ayudar. Estuvimos
participando en dos reuniones en Guivini para discutir los problemas que tienen en común
todas las comunidades de la Sierra, pero no se logró hacer gran cosa. Se trabaja con las
que mostraron interés.
Nuestro aparato operativo tiene que crecer, para poder atender a otras comunidades y no
descuidar lo que ya tienes “en casa”. Ahora lo que buscamos es fortalecer la
organización, para poder abrir otras puertas. Igual en la Costa, hay comunidades que
están en la mira. Se les han hecho invitación, pero no ha habido este acercamiento.
En la Costa casi no hay bosque, se mete en temas productivos. Hay potencial, pero en
especies finas. Sin embargo, por falta de un inventario, no hay datos a la mano. Esto sería
un reto para la misma organización. Lo que más ha movido en la costa, es el café.
Iniciamos con la actividad del café en el 2005, nos fuimos con UCIRI, quien es que ha
ayudado, pero con el compromiso que la organización iba a quedarse con el paquete para
no depender de ellos y tener un mercado propio.
¿La manera cómo trabajan ustedes en las comunidades, es semejante en la costa
que arriba? Es similar. Tienen sus pros y contras. En la Sierra, las comunidades son de
un solo casco, como le llamamos, mientras que en la Costa hay muchas comunidades. Lo
hace más complejo el trabajo. Y a veces dentro del mismo núcleo agrario existen
problemas que a veces absorben la misma comunidad. Incluso puede ser que una
comunidad sí está de acuerdo, pero otra, dentro del mismo núcleo, no. A la hora de la
asamblea es cuando hay más debate.
¿La gente requiere asesoría, porque se siente insegura, o porque haya disminuido
el agua o los recursos forestales? Leti: Es un poco difícil de comprenderlo. Todo el
trabajo gira alrededor de la funcionalidad de la cuenca y la prestación de servicios
ambientales. Esto es el tema principal entre SICOBI y GAIA. Lograr una mejora del
territorio para garantizar una mejor producción de los servicios ambientales. En los siete
145
años que estamos trabajando con SICOBI el concepto de los servicios ambientales
rebasa el que tiene CONAFOR, que se limita al área del bosque. Para nosotros tiene que
ver con el funcionamiento de los sistemas de producción. Dentro del territorio son los que
producen la erosión y la contaminación. En años anteriores, y antes del ordenamiento
territorial de las comunidades se usaban muchos agroquímicos. Con el tiempo y a través
de un proceso de toma de acuerdos ha disminuido en las comunidades. Todas las
asesorías, capacitaciones y gestión de proyectos van encaminadas a que las
comunidades sean mejores proveedores de los servicios ambientales con un manejo
territorial. O sea, no se trata de áreas de bosque solamente.
Pocas comunidades usan el pago por servicios ambientales para inversiones
productivos. Parece más una propina por un buen manejo de los recursos. GAIA
empezó con ordenamientos parcelarios (familiares), ahora hablan de un manejo
territorial. ¿Por qué han rebasado a CONAFOR? Leti: Manejamos el concepto de
servicios comunitarios del territorio, por la experiencia que adquirimos dentro de las
comunidades donde se llega a tener acuerdo sobre el uso de estos pagos para mejorar
sistemas de producción, por ejemplo del café, ecoturismo, agroforestería y apicultura,
nuestras principales líneas de trabajo. Para lograr que estos pagos fueran canalizados
hacia el campo, se tuvo que conformar toda esta estructura de representación como
contraparte de las autoridades agrarias y para evitar un manejo político. Para
transparentar estos usos, se formaron los comités de producción que fungen como las
contrapartes de los comisariados para aplicar los recursos. Son validados por las
asambleas comunitarias. Cada sistema de producción tiene su comité que es el operador
de los fondos y que rinden informes a finales del año.
¿Cuántos productores están asociados ahora y cuántos comités existen? Israel:
Quisiera regresar un poquito, antes de tocar esta pregunta. Se trata de estos cambios que
han ocurrido y sobre el camino hacia donde debería de ir cada organización. En un
principio era muy claro el manejo de cuenca, pero surgió la pregunta “¿y las familias, que
va a pasar con ellas?” Se bajó al nivel de manejo territorial para que se puedan apreciar
estos servicios ambientales. Para eso a fuerzas tienes que meterte en los sistemas
productivos. Y antes de meternos en el café, tocamos el tema de la agroforestería. No
daba mucho, porque es para el auto-consumo de las familias. De ahí no pasaba.
Entonces nos metimos en el tema del café que es lo que ha movido la economía de la
región. Con este paso, se revolucionó más la organización. Y en la Sierra un poco más
con lo forestal. Más que la cuenca en sí, se va a manejar por sistemas productivos. La
cuenca cambió por ´manejo de territorios’. Tenemos unos mil productores asociados. La
comercialización del café y de la miel ha ayudado mucho en el crecimiento de la
organización; también la parte forestal. Es donde la gente quizás vea más un beneficio
rápido.
Iraiz: Dentro de la estructura de operación están los comités de producción. San Juan
Ozolotepec tiene sus tres comités: de café, miel y sistema agroforestal (maíz-frijol). Cada
sistema es un comité, validado en la asamblea. Estos comités operan con fondos
gestionados por la comunidad. Por ejemplo, ¿qué se hacen con los Pagos de Servicios
Ambientales en la comunidad? En una reunión previa a la asamblea se invitan a los tres
comités. Las autoridades agrarias proponen un plan operativo anual, una inversión de
fondos. El comité de café indica que está interesado en ciertas actividades, así cada
comité, más los gastos de operación. La inversión finalmente va a cada sistema
productivo.
146
En el sistema-café no se trata sólo de los cafetales, y la diversificación de las parcelas por
la integración de frutales y otros árboles de sombra. En el sistema agroforestal se ha
apoyado mucho con barreras vivas, sembrando nopal o flor de agapám. Se propone que
lo que se introduzca en la parcela tenga más de un fin, primero para la retención de
suelos. Luego puede ser la comercialización o forraje para animales. Se le da
acompañamiento a cada productor, a través de su comité y de técnicos comunitarios. Esto
ha logrado la permanencia de la organización en una comunidad.
¿Son comités pequeños o abarcan toda la comunidad? Es algo que entre los
productores no se ha entendido muy bien. No hay una lista así de miembros productores,
sino se trabaja con las personas de la comunidad que tengan interés. Poco a poco se van
integrando. Va por comunidad, no por grupo. Los fondos gestionados son a nivel de la
comunidad, para evitar que se formen grupos que hagan competencia entre sí. Todos los
acuerdos pasan por la asamblea.
El tema de las cuencas es muy grande. Estamos hablando de 283 mil hectáreas.
¿Tienen mecanismos de fomentar un manejo al nivel cuenca, o en niveles
menores? Leticia: En el 2011 vimos que los fondos se estaban manejando de manera
territorial, aislados. Empezamos a trabajar con un sistema de información para ir
generando unidades mínimas necesarias para poder manejar un territorio. El sistema
hidrológico al nivel de cuenca es muy grande. Con los ordenamientos fuimos a verlo al
nivel de micro-cuenca, y el año pasado más a los territorios y evidenciar las nano-cuencas
que existen, las unidades mínimas de manejo de cuencas. Una nano-cuenca de 200
hectáreas es fácil de concebir por las familias que están en estas partes del territorio. Este
año se ha motivado a las familias que en cada comunidad al nivel de asamblea se
identifiquen estas unidades que han sido enumeradas y bautizadas por ellas, para que las
inversiones próximas sean canalizadas al nivel de nano-cuencas. No significa que sólo un
cierto grupo de familias sea beneficiado, pero que las inversiones sean más planificadas.
Hay áreas que son prioritarias, porque tienen maíz o porque hay un proceso de erosión, y
a este nivel se puede concertar mejor los acuerdos.
Un comisariado tiene micro- y nano-cuencas. La unidad mínima que hemos identificada,
apta para ser manejada, es la nano-cuenca. Ahí no estamos hablando de cuencas, sino
del río La Palizada. Dentro de ello hay parcelas, cafetales y bosques. Es más concreto,
que una inversión con un impacto pequeño en un territorio grande. Sólo es una
herramienta de planeación, no implica formar más comités. Son los mismos comités,
autoridades y asambleas que van validando los procesos.
Oigo la palabra ‘agua’ y otros recursos naturales. No mencionan la reforestación.
Iraiz: Lo más difícil es influir en los cafetales y parcelas en el uso de agroquímicos, la
reforestación ya es como un hábito de las comunidades. Ya no nos preocupa si este año
van a reforestar. Hay plantas en sus viveros, las semillas que se usan son de ahí. En San
Juan hay acuerdo sobre la colecta de semillas. Las autoridades se apropiaron muy bien
de esta parte.
Pero estás usando un concepto limitado de reforestación. Justo en conceptos de
agroforestería estamos hablando de frutales y cafetales. En San Juan Tabaá se van
a reforestar en los cafetales comunales. Cierto, en las reforestaciones de CONAFOR
se está hablando de pino, pino y pino. Aquí se requiere la leña, entonces podemos ver
cuáles son las especies de más o menos rápido crecimiento, y ni tan lejos, y que tampoco
vamos a acabar. No es sembrar por sembrar. Aquí en cada comunidad hay viveros, con
técnicos capacitados, para no depender de plantas que nos traiga CONAFOR
147
¿Estos hábitos de la reforestación sólo se aplican arriba o también abajo? Se
mencionan las selvas secas como uno de tipo bosques más amenazados. ¿Las
reforestaciones ahí son muy espontáneas o también inducidas? Israel: Es normal
dentro de las comunidades donde está SICOBI. En las partes quizás es que menos
impacto han tenido. Quizás hay áreas degradadas, por ejemplo por la agricultura, pero
son áreas muy pequeñas. Y calculo que en los últimos diez años ya no ha habido
incendios. Y si hay, de inmediato dos, tres comunidades se juntan para combatirlos
juntas. Y la reforestación es parte de la silvicultura.
Hay factores que arriba no existen: el crecimiento demográfico y urbano. Y el
turismo. En los 90s fueron factores negativos para los recursos naturales. Es más
en la zona pegada al mar. En comunidades como Xadani o San Miguel del Puerto, ya no
se ve este impacto. Y en las comunidades rurales de Huatulco tampoco es un problema.
Hablando de Huatulco, ya no está dentro de SICOBI. Leticia: aunque en el último año se
han acercado autoridades para solicitar asesoría. GAIA tiene que trabajar en el mismo
sentido en las demás comunidades para ir viendo que se canalicen estos recursos hacia
los territorios.
Santa María coincide con la historia de GAIA. Huatulco es como los pies que
sostienen el cuerpo y la cabeza. Debe haber una implicación negativa si se excluye
Santa María Huatulco del proyecto. Israel: No es una parte descartada. Sí hace falta
que SICOBI tenga la capacidad de negociar con las autoridades agrarias de Huatulco. El
problema es que Huatulco se monta y se vuelve un tema político. Es justo esta razón
porque SICOBI se separó de Huatulco, que iba por otro camino. Y el flujo turístico hacia
las fincas cafetaleras y el turismo de aventura es parte del total regional. De hecho,
Huatulco está liderando el Comité Regional de la Región Chontal-Costa.
Leti: El Parque es estableció por decreto, pero el SCAP (Sistema Comunal de Áreas
Protegidas; en las comunidades rurales de Huatulco) es justo que entró ahora en el pago
por servicios ambientales. Ahí empezamos a trabajar. A ver cómo se va a relacionar con
el SICOBI.
El libro de CEAAL se escribió cuando el SICOBI estaba en pañales. Se dijo que este
proyecto “brinda un elemento interesante para la construcción de comités
regionales”. ¿Por qué? Israel: A mi me ha tocado participar en estos comités, pero
pocas veces se están incluyendo temas de sistemas productivos como la apicultura o
caficultura. Nada más están hablando de convocatorias. Leticia: Quizás en el caso de
SICOBI le falta todavía esta planeación a nivel regional, pero por lo menos en las
comunidades sí hay. Además, en los comités se limitan mucho a las áreas de bosques. A
veces parece más una pasarela de las instituciones, más que un espacio de toma de
acuerdos, para dar solución a problemas. Abarca a demasiadas comunidades, para que el
equipo del comité pueda atender. Son problemas diversos en cada comunidad y cuando
los exponen ahí, no encuentran respuesta.
SICOBI es una unidad de trabajo, tiene rumbo, las UMAFORES no. Leticia: Creo que
tenemos más logros de inversión en el SICOBI, que el Comité Regional.
Ustedes tienen una marca propia, con un mercado. ¿Es parejo para arriba y para
abajo? Israel: El cambio es palpable, por el hecho que estamos viendo estos productos
en su conjunto, no de cada familia. Hay más control en el producto. Hay un comité
regional de apicultura, que discuten estos temas. Igual con el café, si vemos los precios
ahora. Antes, la miel estaba a 14 pesos el kilo, ahora a 34. Y con el precio que pagó
148
Pueblos y Selvas se obligó a otros también ofrecer estos precios. Igual el café, que este
año estaba a 40, 42, SICOBI logró pagar 48 pesos. El 20% se queda aquí, el 80% se
vende afuera.
¿Cuáles son los retos grandes? Iraiz: el nivel de la apropiación. Antes, se hablaba
siempre de Ángelo: Él era SICOBI. Ahora, en cada asamblea se aprovecha al máximo las
experiencias de las distintas comunidades. Se requiere un acompañamiento permanente
y cuidar la parte política que arrastra a las comunidades. Leticia: SICOBI se ha hecho
más independiente de GAIA, con fondos propios, también para los gastos operativos.
Faltan todavía una planeación estratégica y mejorar el sistema productivo. Implica
asegurar la producción, porque hay mucha competencia. Ahora es el café y la miel, pero
se puede diversificar. En las Sierra con hierbas de olor, en la costa con la venta de
bromelias.
¿Y los jóvenes? Leti: Hemos incorporado jóvenes en los comités productivos. Sí falta
una estrategia de trabajo con jóvenes, también con mujeres. No estoy pensando en
proyectos para mujeres, pero sí estimularlas a que participaran. En San Juan Ozolotepec
es donde a través de la asamblea se trabaja con niños de la primaria y secundaria. Es la
comunidad con más manejo forestal. Israel: En la costa los jóvenes trabajan más con la
apicultura. Falta trabajarlo con instituciones educativas. Y al nivel de género, tenemos que
trabajar más.
Marco Antonio: La pregunta es si el proyecto busca integrar a la comunidad y a lo mejor
hay que hacer más énfasis en la inclusión de jóvenes y mujeres. El hecho que la
asamblea de San Juan quiere trabajar con jóvenes, lo tenemos que apreciar. El proyecto
busca fortalecer las comunidades. Y trabajamos con los recursos naturales. Si no se
fortalecen los procesos productivos, todo lo demás estará en la deriva. Cuando fortaleces
una primera actividad es fácil de seguir con una segunda y tercera actividad. En el
fortalecimiento de la apropiación del territorio a través de la producción, puede regenerar
estas estructuras, tanto agrarias como familiares, e incluso político. Las mujeres en las
comunidades tampoco fueron involucradas en las asambleas desde el inicio, pero ahora
surgen empresas de mujeres. Si uno quiere involucrar todo desde el inicio, corremos el
riesgo de diluir los esfuerzos y no hacer nada.
149
4.2. San Juan Ozolotepec, Sierra Sur:
“UN TOTAL DE 3,038 HECTÁREAS ES ZONA PROTEGIDA”.
En diciembre 2005, GAIA entregó a la cabecera municipal su informe del ordenamiento
territorial comunitario en el cual la misma comunidad decide el uso que cada porción de
su territorio debe tener y los mecanismos mediante los cuales esta visión puede lograrse.
Se trata de una superficie de siete mil hectáreas, ubicadas en los altos de la Sierra Sur,
aunque también tiene una zona de más de 600 hectáreas aptas para café. El
ordenamiento no incluye las tierras de sus tres agencias Santa Catarina Xanaguía,
Santiago Lapaguia, San Andrés Lovene, que tienen sus propias autoridades agrarias.
Las alturas varían desde 1200 hasta 3700 metros sobre el nivel del mar, con la cabecera
ubicada a 2080 msnm. Para llegar a este pueblo, considerado de muy alta marginación,
se desvía desde la carretera Oaxaca-Pochutla, a la altura de La Venta Paxtla y toma una
terracería de 50 kilómetros para llegar después de tres horas. Incluye tres de los cerros
más altos de la Sierra, el Cerro Alto (3700 msnm), El Balcón (3500 msnm) y La Sirena
(3080 msnm), en la zona donde inicia la Cuenca del río Copalita.
Los bosques de pino, encino y mesófilo cubren más de la mitad del territorio (3740
hectáreas) y la actividad comunitaria forestal ha sido importante, pero por malos manejos
la población ha desistido de ello. Sin embargo, hay gran potencial y el pueblo tiene un
aserradero portátil disponible. Dentro de los estatutos comunales se prohíbe el uso de
madera verde para leña, y otros usos domésticos han sido regulados por el comisariado.
Tradicionalmente se manejaban con la Roza, Tumba y Quema, pero actualmente se ha
prohibido este sistema. La comunidad dependen en gran parte de las remesas que
mandan los paisanos del norte y cada familia en promedio compra la tercera parte de su
consumo del maíz. A partir del ordenamiento territorial se decidió aprovechar 1757
hectáreas a distintos tipos de aprovechamiento, mientras que 534 hectáreas son
conservadas para la cafeticultura. Un total de 3038 hectáreas es zona protegida o incluso
de restauración.
150
4.3. Entrevista a Alfonso Cruz y Rosendo
Ramos:
“SIENTO QUE SAN JUAN HA AVANZADO BASTANTE POR MEDIO
DE SICOBI, NOS HAN ESTADO ASESORANDO CONTINUAMENTE
Y NOS HA TRAÍDO LA ASESORÍA DE UZACHI”.
San Juan es un ejemplo donde los conflictos sociales afectaron los proyectos de
desarrollo. En el caso de San Juan, la lucha contra un cacique fue determinante para la
historia de las últimas cuatro décadas, cuentan los campesinos Alfonso Cruz y Rosendo
Ramos que han jugado un papel importante en el desarrollo regional. Alfonso: “En 1972
hubo una explotación muy fuerte de la madera. Se puso un aserradero arriba donde el
empresario llevó muchísima madera, y no había cuentas claras. Sabíamos que era un
robo, pero no sabíamos cómo arreglar esto. Entre 1973-1975 se dividió el pueblo y
tuvimos problemas muy fuertes. Yo era un niño todavía en ese entonces.
Se peleaba la gente. El empresario, Manuel F. García, un viejito de ochenta años trajo un
pelotón de soldados, cosa que nunca habíamos visto aquí. Eso para que mi gente le
tuviera miedo o respeto. Las asambleas ya eran de puro pleito.
Mientras seguía el saqueo de la madera. Fue un engaño, porque nos prometió meter un
camino hacia acá, llegaba el avance muy rápido arriba, pero después “se descomponía la
máquina” y las refacciones tardaron meses en llegar. Luego nos engañaron con un
hotelito, una cancha, una escuela primaria, pero como fue tanta madera que llevaron, el
pueblo decidió pararlo en el 1978. Subieron muchos abuelitos con sus rifles para corretear
al viejito con su personal. Dejó allí su maquinaria.
Después dejamos de cortar, porque el bosque quedó muy descremado, muy mal. En el
90, el pueblo dispuso otra vez vender otra vez, pero como empresa comunal. Se formó
una unidad de aprovechamiento forestal, con gente de San Juan. Yo estaba en ese
entonces en la ciudad de México. Bueno, las cosas salieron igual, porque la gente al
frente, el comisariado y el presidente municipal querían hacer lo mismo. Trabajaron dos
años, sacaron mucha madera, pero no vimos mucha ganancia, porque la estaba llevando
el coordinador de la empresa. Él ya estaba en Oaxaca, pero cuando lo nombraron, vino a
trabajar aquí. Se hizo cómplice con el comisariado y el presidente municipal, empezaron a
regalar líquidos y bultos de fertilizantes a la gente, motosierras y hasta pistolas, para que
ellos tuvieran su equipo fuerte de aliados. La otra mitad de la gente se dio cuenta, y
empezó el pleito otra vez.
La gente que vivía en Oaxaca se unió con otras que se radicaban en México y paró el
corte. También participaron unas seis señoras, porque la empresa había comprado una
camioneta de tres toneladas y otra de tres cuartos. Las señoras se reunieron y con
garrotas quitaron estas camionetas. Las autoridades las demandaron en la Procuraduría
de Oaxaca, pero se logró parar el corte, se hicieron cambios de autoridades, el
comisariado estuvo en la cárcel de Miahuatlán durante un mes. Ellos tenían en su poder
200 millones de pesos que no querían entregar. Finalmente, el nuevo presidente
municipal, Virgilio Cruz Villavicencio, logró recuperar esta cantidad y con esa logramos
continuar el camino hacia El Balcón, donde inicia nuestro territorio.
151
Don Virgilio se radicaba en Oaxaca y al ver los grandes problemas que vivía San Juan en
ese tiempo, le nombraron a él. Logró resolver los problemas internos. Esta fue una
experiencia fuerte para San Juan. De ahí se vino el huracán Paulina (1997), se derribó
muchísima madera, que el comisariado en ese tiempo vendió. Él prometió hacer un cañón
al templo, porque tenía un techo de láminas y ya había mucho goteo, pero se perdió otra
vez el dinero y el pueblo nuevamente se quedó con fuertes problemas. Se decidió ya no
vender nada de madera, dijimos que mejor se pudriera en el bosque, pero que no se
vendiera, porque nada más dos o tres personas se beneficiaron.
En el 2004, se nombra otro comisariado. Es cuando llegó el personal de GAIA e invitó a la
comunidad para que entrara en una unión de comunidades en la Costa. La asamblea
decidió que sí. Con la asesoría de GAIA, trabajó bien el comisariado, que se llama Alfonso
Ruiz. Con el cambio en el 2007, entré yo. Seguimos trabajando con el GAIA y el SICOBI,
pero en el día primero del enero de 2008 hubo un viento muy fuerte y nos hizo un derribo
de arbolado, de unos 2300 metros de madera. Cité a una asamblea para que se vendiera
esta madera, para que no se echara a perder en el bosque, porque el pueblo tenía
necesidades. La asamblea con mucha razón decía que no, por los mismos problemas que
habíamos tenido antes. Yo les dije que me dejaran demostrarles que sí se pudiera
trabajar honestamente. Me autorizaron y trajimos a UZACHI, que el biólogo Marco Antonio
nos había recomendado. Vinieron los ingenieros, hicieron su levantamiento y se vendió
esa madera. Con eso, San Juan se compuso un poco de las dudas que tenía,
empezamos a hacer nuestros informes cada tres meses, de todos los ingresos y gastos.
Todo lo informamos a la gente, que empezó a tener confianza y se fue concientizando
que nuestro bosque estaba plagado en un 80, 90%. Llevamos a la gente al bosque,
incluyendo a las señoras y los niños. Les explique que si dejáramos que se acabe el
bosque, también nos íbamos a quedar sin agua. La gente se impactó, porque no
conocíamos esta plaga. Unos ingenieros hicieron estudios y la asamblea aprobó que se
saneara el bosque. Con el derribo de los árboles en el 2008 adquirimos una grúa y un
aserradero portátil. Con la asesoría de GAIA y de UZACHI hicimos un plan de manejo
para sanear el bosque.
Nos entregaron este plan de manejo en abril de 2010, y cuando entró el actual
comisariado, Felipe Hernández, se empezó a trabajar la primera anualidad. Ahora ya
entramos en la tercera anualidad. Siento que San Juan ha avanzado bastante por medio
de SICOBI, nos han estado asesorando continuamente y nos ha traído la asesoría de
UZACHI. Y nos dijeron que para retomar la Unidad nuevamente, que formáramos un
consejo de caracterizados. Yo también participo ahí. Sirve para ayudar tanto al cabildo
como al comisariado, sobre todo para temas delicados como el manejo de dinero en las
comunidades. Entonces el comisariado nos invita a Miahuatlán cuando se tiene que hacer
un contrato con el comprador de madera. Somos como 15, 16 personas del consejo que
asistimos, con todo el comisariado. Así, el comisariado no se queda con el compromiso,
sino es entre todos, sin la desconfianza que haya una fuga de dinero. El comprador
tampoco puede dar un dinero al comisariado, porque ya somos varios. Sí es un desgaste
ir con tantas personas, pero vale la pena porque así todos estamos conscientes que
hacemos bien las cosas. El bosque se está saneando, con empleo para los jóvenes.”
Rosendo Ramos es originario de Santa Catarina Xanaguía. A pesar de contar con poco
bosque, ello también ha forjado el actual manejo comunitario de los recursos naturales, a
pesar de –o quizás gracias a- los conflictos que ha generado. Nuevamente, fue un
comprador de madera que engañó al pueblo, dejando pelón a un cerro. Aparte, la
comunidad ha tenido un conflicto por 400 hectáreas con San Andrés Lovene, agencia del
mismo municipio. Rosendo: “Nunca llegamos a un acuerdo y ellos siempre quemaban.
152
Rozaban para sembrar, pero no cuidaban, entonces la lumbre pasaba a nuestros
bosques. Y nos enojábamos, porque aparte, nosotros teníamos que subir para apagarlos,
juntos con los de San Juan. Y justo cuando estaban retoñando los nuevos arbolitos, otra
vez. Los últimos cinco, seis años ya no ha pasado; controlan más las quemas. Con la
resolución presidencial en el 2004 se resolvió el conflicto. También Paulina y el viento del
enero de 2008 nos afectaron mucho. Fue hasta este año, que reforestamos 15 hectáreas
en el cerro, en La Sirena.”
Así, cada comunidad tiene sus experiencias, aunque sean amargas. Sin embargo
Rosendo opina que Santa Catarina es un pueblo unido. “Hay conflictos, pero la gente
trabaja. En el 2011 entró un conflicto más político con la cabeza municipal. Afectó a la
organización de SICOBI, porque fuimos involucrados. Fue por intereses propios de
algunas personas. Aparte ha habido un conflicto interno en el 2008. Sacaron al
comisariado, que estaba con la organización y querían salirse de SICOBI. Durante seis
meses quedamos sin autoridad agraria y el equipo técnico ya no entró en la comunidad,
por falta de seguridad. Nos afectó en la organización, porque –aunque contamos con
estatutos comunales- los desconocieron. Tenía que ver con unos jóvenes de aquí que
había estudiado derecho y que querían poner sus candidatos. No estamos
acostumbrados a estas maniobras, porque aquí es de Usos y Costumbres. Aquí nadie
está pagado, sino se trata de un servicio a la comunidad. Además, siento que tiene que
ver con los coyotes que compran la miel, que quieren debilitar la organización.”
Inicio de SICOBI
La entrada de GAIA fue aprobada por la asamblea. Marco Antonio se presentó ahí,
explicó de qué se trataba y en el 2006 se hicieron el ordenamiento regional y los estatutos
de San José Ozolotepec, San Francisco y Santo Domingo -todos Ozolotepec- y
Xanaguía. Santo Domingo después salió de SICOBI.
En el caso de San Juan, ya se tenía un avance en el cuidado del suelo y bosque. El
presidente municipal Virgilio Cruz prohibió en el 93 la caza de venados y el pastoreo de
los chivos, que perjudicaron los guamiles. Después de acabar con los de la orilla del
pueblo, subieron al cerro para pelar los pinos. Alfonso Cruz: “Ya estábamos cuidando los
bosques, los incendios, ya teníamos una idea clara cuando llega GAIA, cuando llega
Marco Antonio, que es muy específico en las asambleas, dice las cosas tales como son.
La gente le tuvo mucha confianza. Lo vimos con buenos ojos, porque está reforzando lo
que San Juan ya estaba haciendo, con ideas que nos trae a las asambleas sobre los
recursos maderables como los no-maderables que podíamos aprovechar para no seguir
migrando a Estados Unidos.”
Con la llegada de SICOBI en Xanaguía se mejoró la producción en el café y la apicultura.
La mayoría de los caficultores está con el café orgánico. SICOBI reforzó su organización.
Rosendo: “Se buscaban mejorar el precio y la producción. Bosque aquí casi no tenemos,
guamiles sí. Los estamos cuidando para que no causemos incendios. Pero el punto clave
es el agua, porque no tenemos mucha. Los más grandes se recuerdan que por ahí en el
70, sí había suficiente, después se fue acabando. Ellos estaban de acuerdo que fue
porque se acabó con el bosque, entonces lo tenemos que cuidar. Desde antes de la
llegada de la Unión de Comunidades, la asamblea ya había apartado 150 hectáreas para
protegerlas. No se puede cortar leña ahí.”
153
Alfonso: “Lo primordial con la llegada de GAIA fue el cuidado del suelo y del agua. No
hablamos de las grandes extensiones de la cuenca, pero sí nos explicó que lo que
nosotros hacemos, afecta a otros, y lo que se hace en otro lado, afecta aquí con esto del
calentamiento global. Nos dio ideas de cómo cuida a la tierra. Estamos conscientes que
todos tenemos que aportar nuestro granito de arena. Todavía no estaba tan completo,
pero poco a poco fueron creciendo las ideas en las asambleas, cuando nos estaban
hablando de tener buenos productos, de calidad, orgánicos, que nos dan un ingreso. Las
asambleas eran muy nutridas, cuando estaba el biólogo en San Juan.” Rosendo: “Como
una alternativa a la tala del bosque fue el pago por servicios ambientales. Aunque nada
más son 600 hectáreas de bosque en Xanaguía, entraron ingresos con el comisariado a
partir del 2007. Son manchones de bosques, que incluyen cafetales. Ahí nadie aplica
fertilizantes químicos. Todo está certificado como orgánico, pero en la milpa sí usan
fertilizantes. Lo estamos discutiendo en las asambleas de los productores, que tenemos
que ser consecuentes. Igual los apicultores, tenemos nuestras colmenas pero en su
entorno están los químicos. A través de los estatutos no están prohibidos, pero en la
asamblea se aprobó este tema. Durante los tres años del ex comisariado sí estaba
prohibido. Depende mucho de la autoridad que está al frente. No son muchos que los
usan, quizás unas seis, y el resto está enojado con ellas. Se está retomando en la
asamblea y se ve la manera de prohibirlo, no tanto por una autoridad que lo exija, sino la
propia asamblea. De esta manera se refuerzan las ideas que trae SICOBI y las mismas
ideas que tenemos en la comunidad. Se trabaja conjuntamente. Antes las asambleas
fueron un desastre, brincamos de un punto al otro, y SICOBI nos está enseñando cómo
llevarlas a cabo. No teníamos orden, ahora sí, gracias a la asesoría.”
4.4. Entrevista a Gudelia Aragón:
“EN EL MAÍZ, EN MUCHAS PARTES SON LAS MUJERES QUE
SELECCIONAN LAS SEMILLAS, PORQUE SABEN MEJOR QUÉ
SABOR DAN”.
(participa Leticia Sánchez)
SICOBI ha sido una guía para la comunidad. Ha sugerido, en el afán de apoyar. Cuando
se hizo el estatuto comunal, jugó un papel importante, en el sentido de “nadie más que
ustedes son los interesados, son los que tienen que trabajar sus recursos, para proteger
lo que tienen”. Con sus aportaciones siento que no estamos desprotegidos. Si metemos la
pata, estará para ayudar a corregir el error. Falta animarnos a tener mayor ventaja de lo
recursos que tenemos. Tenemos una riqueza que todavía no podemos sacar al flote. Por
mi condición física no puedo involucrarme más.
El pueblo está sentado en una mina de oro y no se da cuenta. Son pocos los que
realmente están involucrados. Si escuchan de la existencia de SICOBI, pero quizás es
difícil de digerir la información. Y pocas mujeres se involucran en la asamblea. Apenas se
está aceptando que participen. Falta mucho conocimiento. La participación de las mujeres
en las asambleas no sólo depende de sus maridos, sino también de las autoridades y de
organizaciones de la sociedad civil. Y muchas veces se trata de personas que han visto
154
otros horizontes. He estado en la ciudad de México y tres años en California hasta hace
seis años cuando tuve que radicarme aquí. Hay interés de las mujeres en participar más,
quieren ser respetadas, ser más libres.
En SICOBI, ¿se está tomando en cuenta esta participación? Leti: Participan en
SICOBI 286 mujeres y 587 hombres. Participan más mujeres en San Francisco
Ozolotepec, en la Merced de Potrero y San Miguel del Puerto. Aquí en San Juan son
pocas. Entre los cafeticultores y apicultores la gran mayoría es hombre. Falta una
estrategia que abarque la participación de las mujeres. En los invernaderos de
SAGARPA, por el hecho que los beneficiarios tienen que hacer una aportación -aunque
los trabajen al nivel familiar-, él que representó a la familia es el varón. En la
agroforestería participan en la producción y selección de semillas. En el maíz, en muchas
partes son las mujeres que seleccionan las semillas, porque saben mejor qué sabor dan.
Los hombres hacen las tareas más pesadas. En el caso de los invernaderos, a través del
Corredor Biológico, logramos negociar invernaderos más pequeños para la producción
familiar.
Gudelia, ¿cómo se podrían involucrar más a las mujeres? Tiene que ver con
actividades como es la selección de semillas, pero también manualidades, y quizás en la
enseñanza. Trabajar en grupos, fuera de la casa, es complicado. Muchas mujeres sí
están ocupadas en los distintos comités (de salud y de escuelas). A pesar de eso, muchas
quisieran aprender y trabajar más, pero no está esta invitación.
SICOBI está trabajando en esta relación del medio ambiente y la producción. ¿Hay
conciencia sobre los impactos de cambios climáticos y los aspectos negativos del
llamado desarrollo? Sí hay conciencia, pero no hay manera de tratarla, no hay
alternativas. Las mujeres saben que el plástico hace daño, pero no hay un solo producto
que no traiga plástico. A lo mejor separen basura y llevan los orgánico hacia las parcelas,
pero ¿lo inorgánico? Y sugiero que haya una compensación –en dinero- para la colección
de plásticos.
La mujer tiene un papel importante ahí, porque el plástico llega a la casa. Se harta y lo
mete lumbre. Estamos consciente del daño, pero falta entender cuánto. Lo mismo con los
baños ecológicos en lugar de drenaje con agua. El mismo abono nos sirve para las
hortalizas. En mi casa hemos tenido una producción extra-ordinaria gracias a ello. Pero
aquí tenemos drenaje.
Muchas mujeres tienen hortaliza al lado de la casa. Pero SICOBI no la está
manejando, ¿verdad? Leti: Apenas hemos empezado con capacitaciones. Sí hay ánimo
de participar. Lo hemos hablado con los hombres, pero la experiencia es (con ellos, en los
invernaderos) que quieren puro tomates. Su meta es producción (para vender). Aquí se
trata también de las necesidades de la familia. Se les plagó, porque –a pesar del hecho
que les habíamos explicado que tenían que diversificar la producción en los invernaderos
para que no se plagara fácilmente- ellos sembraron puros tomates. Entonces ahora les
vamos a “obligar” un poco a diversificar, a través de las semillas y con la participación de
la mujer.
Como hay cada vez más mujeres que van hacia las asamblea, a lo mejor se puede abrir
espacio a través de la autoridad comunal y crear un fondo para ellas. Si lo voceamos, van
a seguir llegando los hombres. Gudelia: Teníamos la experiencia de los gallineros, los
hombres tuvieron a involucrarse en contra de su voluntad, para construirlos. Tienen que
tomar en cuenta también que los hombres de alguna manera participen. Leti: A lo mejor
155
no necesiten mencionar a los hombres o mujeres, pero trabajar a nivel de semillas.
Tampoco en el caso de los invernaderos mencionamos que era para mujeres, hablamos
de invernaderos familiares.
Hay que romper con los tabúes e involucrar positivamente a los hombres. Gudelia:
Exactamente, muchas mujeres sí quieren. Pero también está el miedo de comprometerse
a algo, que a lo mejor no pueda hacer como mujer. Y a lo mejor necesite el apoyo del
hombre.
¿Tiene que ver con algunas características de esas comunidades que permitan su
papel más activo? ¿O con un hombre abierto que logra la participación de mujeres.
Leti: En el caso de la Merced de Potrero fue el comisariado. Y es la única comunidad que
tiene una técnica comunitaria. Eso da más confianza con las señoras. Ahí se creó un
comité de mujeres con hortalizas, y otro con estufas Lorena. Y crearon un mercadito local
donde se venden los productos locales. Esto surgió en la asamblea general de SICOBI el
año pasado.
Han surgido tianguis en Oaxaca, donde se estimula el intercambio de productos,
para fomentar la economía campesina y como intento de llegar a una soberanía
alimentaria. Y hablando de plásticos, en la Mixteca me mencionaron que a pesar de
sus tierras tan pobres, ellos mismos producen el 70-80% de los productos que
consumen y se excluye el uso de plásticos. Gudelia: Me parece una buena opción. Y
lo que dices de los hombres que se involucran, la autoridad tiene que fomentarlo. Somos
respetuosos cuando la autoridad llama o manda. Puede ser el comisariado, un sacerdote,
un maestro.
¿Qué podría hacer SICOBI para que sea más completo? Y ¿para que la comunidad
entera lo disfrute? Gudelia: ¿Qué será lo que no tendría que hacer? (risa). Tiene mucho
que hacer. SICOBI tiene que trabajar con las demás instituciones, incluyendo a los
maestros. Leti: Ha faltado esta comunicación con otros actores que influyen en la
comunidad, como los maestros, el sacerdote, el médico, también para que sepan ellos
qué es lo que está haciendo SICOBI. Y buscar colaboraciones. Ya se ha tratado respecto
al manejo forestal, con unos talleres con escuelas. Falta retomar la parte productiva, por
ejemplo con las semillas que se trata más al nivel individual. El bosque es más visto como
un buen común. El café o la miel no se ven como este buen común. Es lo que ha faltado
para trabajar de manera coordinada. Quizás la radio del sacerdote en San Juan puede
servir como un medio de difusión.
SICOBI es una alianza entre nueve comunidades con circunstancias muy distintas,
en una región grande. ¿Entiende la población esta dimensión? O ¿ven sólo los
beneficios para su desarrollo económico, más que ambiental? Saben que es
importante, aunque quizás no saben distinguir, pero sabemos que alguien está luchando
para que estemos mejor. No somos ignorantes, pero el nivel no lo sepamos. Falta la
dimensión regional.
Leti: Nuestro espacio regional está muy limitado al proceso forestal. Con el café y la miel
ha sido más difícil de meter. Desde los comisariados no se les dan mucha importancia,
porque se trata de productores individuales. Lo que estamos fomentando es que hagan
planes de inversión local, avalados por la asamblea. Ahí tendrían que explicar por qué se
va a apoyar el café, la miel o el maíz, con informes semestrales igual como lo hacen con
lo forestal. En la Costa, es más fuerte la producción, ahí no hay manejo forestal.
156
157
4.5. Taller con miembros del SICOBI, 15
de octubre.
“ANTES LOS COYOTES PAGARON $18 PESOS EL KILO DE MIEL,
AHORA SICOBI PAGA $28, Y SE ESTÁ MEJORANDO LA
CALIDAD”.
San Juan parece ser un típico ejemplo de la buena voluntad de personas, siempre y
cuando las autoridades y asesores les acompañen bien, de acuerdo al ex –comisariado
Alfonso Cruz. El actual jefe de campo de SICOBI menciona ejemplos de la mala y de la
buena cara de la reciente historia. Los trasfondos: dinero y poder. Los antibióticos:
Trasparencia de fondos y solución colectiva. Año clave: 1993, año de rebeldía contra los
caciques y de restauración.
Es significativo también que en el palacio municipal, SICOBI es vecino del Comisariado:
juntos pero separados; compañeros pero cada quien con sus propias responsabilidades.
Y el hecho que la oficina de SICOBI está ubicado ahí, indica que tiene estatus, si no es de
autoridad, por lo menos como eslabón de la política municipal.
Ahí se junta una decena de campesinos, entre jóvenes y ya ‘maduros’ como don David,
Francisco y Leoncio, todos Aragón, pero no hermanos. La gran mayoría participa
activamente, pidiendo la palabra. Demuestran que la historia que les pido es un asunto
bien reflexionado, aunque SICOBI apenas ha cumplido siete años en la comunidad. Aun
así los antecedentes de la organización están integrados en la historia. Los participantes
expresan sus opiniones con franqueza. Don David: “Se prohibió aplicar agroquímicos y
echar líquidos, pero algunos todavía lo están haciendo.” Don Leoncio: “Sobre todo los
líquidos son malos. También los usé, pero luego cuando buscaba los chapulines que tanto
me gustan, ya no estaban. Tenía que ir a otros terrenos para encontrarlos. Fue cuando
me di cuenta que algo estaba haciendo mal. Después me di cuenta que los matorrales se
secaron hasta la raíz. Antes de que las autoridades tomaran la decisión de prohibirlos, ya
los había dejado.” Retoma don David la palabra: “Estos líquidos acabaron parejo con
todos los bichos, inclusive los buenos. También las viudas negras. Fíjate no más, estas
arañas hasta matan los coralillos, que a su vez matan ratones. No son animales dañinos,
el coralillo no hace nada, si no le deja en paz.”
Confiesa también Juvenal Zavaleta, campesino de mediana edad: “Por mala suerte fui el
primero en comprar fertilizantes, en el 78. Los primeros tres años la milpa daba mazorcas
preciosas, pero en el tercer año ya apareció el gorgojo y se picaron. En septiembre ya
eran más polvo que granos. Desde ese entonces, el sacerdote y el profesor nos
recomendaron recuperar lo natural. Esto fue antes de la llegada del biólogo, que dijo lo
mismo. Ahora con SICOBI nos enseñan cómo cuidar el agua y el bosque, y cómo
preparar los abonos orgánicos.” Sintetiza Alfonso Cruz: “Muchos nos dimos cuenta de la
situación, pero con SICOBI se explicó mejor y de ahí se tomaron decisiones en la
asamblea.”
De acuerdo al campesino joven Margarito, el proceso va por un buen camino, igual la
cuestión de los incendios y otras decisiones que se tomaron: Los chivos nos perjudicaron
mucho. Ahora tengo aguacates donde antes teníamos chivos. Se prohibió la cacería y la
158
tala de árboles, y nuestro comité lo está vigilando. Todo esto ya ocurrió antes de hacer el
ordenamiento.”
Sin embargo, como todo bueno tiene su lado malo, ahora con tanto cuidado algunos
animales como los tejones, mapaches y tlacuaches ya no tienen enemigos, y abundan.
Para algunos campesinos es razón de ya no sembrar. Y comentan unos que “somos
desobedientes. Se necesita disciplina, también en caso de una cacería ordenada. Aquí
andaban los marranos libres en las calles. Desde el 80 ya se prohibió eso. Y en 1993,
cuando entró Virgilio como presidente municipal, él dijo que no se cazara venados, porque
“son la riqueza del bosque”. El ordenamiento nos ayuda a entenderlo poco a poco y nos
apoya con el café, la miel y las barreras vivas. Don David, con su humor tan propio: “Nos
vinieron a enseñar y llevaron nuestras experiencias (a otros pueblos)”.
No todos los pueblos aceptan las reglas del juego y Santo Domingo Ozolotepec salió del
SICOBI. Sin embargo, las demás comunidades compartieron las mismas ideas, opina
Alfonso. “Nos hemos mejorado. Aquí en plena fiesta, salimos a combatir incendios cuando
necesario.” Según Juvenal el ordenamiento les ha ayudado a mejorar un poco. “Se
mejoraron los guamiles y las tierras, los animales están en su lugar y muchas parcelas
ahora tienen sus frutales.”
Cuentan que los ancianos antes quemaron, aun cuando ya estaba prohibido, porque “era
costumbre”. Les aplicaron multa, les metieron incluso 24 horas en el bote, pero las multas
fueron usadas para hacer unas banquetas, algo positivo, algo visible. Ahora los mismos
ancianos les dan las gracias. Margarito: “Más que prohibir importa crear conciencia. La
asamblea acordó dejar los agroquímicos y líquidos, pero el Comisariado no los ha
prohibido. Sin embargo, ya estamos más maduros, ya no los usamos. También el proceso
de toma de decisiones ha mejorado. Antes no teníamos un lugar adecuado para hacer
nuestras asambleas, y la gente no venía. Ahora tenemos un lugar adecuado y a partir de
los estatutos comunales se ha hecho más fuerte la asamblea. Antes hasta tres
convocatorias teníamos que emitir y mucha gente no venía.”
A partir del ordenamiento se ha retomado el manejo forestal para sanear el bosque. Ha
generado empleo para cincuenta trabajadores, que diario ganan sus 175 pesos. Esta fue
por decisión de la asamblea. A través de SICOBI se ha logrado también más estabilidad
en la producción. Antes los coyotes pagaron 18 pesos el kilo de miel, ahora SICOBI paga
28, y se está mejorando la calidad. Básicamente, en las comunidades de la Sierra Sur hay
cuatro programas: silvicultura, apicultura, caficultura y la agroforestería, que pretenden dar
un manejo integral a los terrenos, aumentando su fertilidad. Los comités de producción
que se formaron por producto funcionan como gestores, para mejorar la sustentabilidad,
pero cuidando al mismo tiempo la fertilidad de los terrenos y la calidad de los productos.
Rosendo: “Como los terrenos están en laderas con mucho pendiente, tenemos que cuidar
los cultivos contra lavados.”
159
4.6 San Francisco Ozolotepec, martes 16
de octubre
“LOS TÉCNICOS COMUNITARIOS SON LOS PIES PARA
AVANZAR, PERO TODO DEPENDE DE LA ORGANIZACIÓN.”
Presentes: comuneros, técnicos de SICOBI y autoridades agrarias de San Francisco, de San
José Ozolotepec y de Santa Catarina Xanaguía.
En San Francisco se juntaron unas treinta personas, tres de ellas mujeres (además de
Leticia). Seis autoridades agrarias vinieron caminando por una vereda durante tres horas
desde San José, el único camino que junta la agencia con la cabecera municipal. No entra
carro. La única salida en vehículo sería a San Felipe Lachillo –municipio de Santiago
Xanica-, cinco horas por una brecha en malas condiciones, para continuar luego a Santa
María Huatulco, otras cuatro horas de camino de bajadas.
Para llegar desde San Juan (2080 msnm) a San Francisco subimos primero, vemos por
un reojo el cerro La Sirena –territorio de Xanaguía- que llega a 3080 msnm- y bajamos
para llegar a 2000 msnm. Pasamos por bosques tupidos con mucha biodiversidad,
cruzamos dos arroyos y vemos una cascada de decenas metros de altura. A pesar del frio
matutino –frescura para los paisanos- llegamos en pleno sol a nuestro lugar de reunión,
pero cuando terminamos cuatro horas después, las nubes han vuelto a encerrar este
pueblo serrano. Desde tres pueblos vinieron, todos –en contraste con San Juancomunidades zapoteca, aunque entre sí difícilmente se entienden
En San José los productos importantes son el maíz, café, frijol y caña. Apenas se
introdujo la miel. En Xanaguía se producen sobre todo orégano, miel y café (y maíz),
además de plátano y caña. Incluso, había trapiches. Los participantes indican que se dan
muchos productos en la zona, pero faltan recursos para comercializarlos. Antes se vendía
el café a través de coyotes, ahora se vende en su conjunto, a través de SICOBI.
Los que menos participan en el taller, son las autoridades agrarias. Esto se explica en
parte porque son nuevas. Su falta de participación es criticada durante el taller: La falta
del liderazgo es casi una invitación para que la gente pierda su disciplina y vuelva a usar
(por ejemplo) líquidos, que fueron anulados por las respectivas asambleas. Se confirma
durante el taller: “Cuesta un poco organizar a la gente, que siempre se queda con dudas.
“Será cierto lo que se dice en SICOBI”, se pregunta un comunero. Añade: “Ahora sí
entiendo mejor y me gusta; no se entiende de un día al otro. Ojalá que traigan más
asesores, porque es importante. Ustedes de fuera traen experiencias y de esta manera, la
gente va comprendiendo cómo cuidar el bosque. Ahora sabemos que en otras partes, la
gente sufre por la falta de agua, aquí tenemos muchos arroyos, pero de todos modos
ahora cuidamos mejor.”
En los talleres sobre el ordenamiento los comuneros presentaron sus problemas, hablaron
de la miel, de CONASUPO, de la clínica, y después revisaron dónde sembrar, dónde dejar
el bosque, dónde los potreros, cada cosa su mapa. Tomás: “Primero se llevaron a cabo
asambleas en cada comunidad, luego empezaron los talleres con GAIA. De ahí nació
SICOBI, aquí se levantó el proyecto. Trabajamos conjuntamente, aquí en San Francisco
no se mueve solo. A través de SICOBI llegan los recursos, como pago por servicios
ambientales y desde el año pasado fondos concurrentes (de CONAFOR). Luego, se
160
vende el café conjuntamente, igual que la miel. La mitad tiene café y se obtiene un mejor
precio a través de la unión de comunidades.
En San Francisco hay suficiente agua, pero hace 35 años se destruyó un cerro y “se bajó
el agua en el río Leche”. “¿Cuántos años se necesitan para recuperarla?” Comenta
Casildo, ex -autoridad: “Hay que reforestar. Damos tequio, pero si se afloja el
Comisariado, todo el pueblo se afloja.” Lo menciona en referencia a los agroquímicos y
herbicidas que el pueblo decidió quitar. Sin embargo, el mismo Comisariado dio el mal
ejemplo y todos siguieron. La comunidad ha reforestado un total de 30 hectáreas.
Xanaguía también tomó la decisión de ya no usar fertilizantes y herbicidas. “No falta la
ignorancia en el pueblo, pero poco a poco entendemos más, para que no mandemos
‘venenos’ hacia la costa. No es que tomando agua del río se daña, pero poco a poco, a la
larga sí.” Alfonso Cruz, jefe de campo, es más contundente: “El líquido es veneno. La
calavera de muerte en la etiqueta indica que tienes que usar guantes durante la aplicación
y se murieron dos personas porque el viento fue hacia ellas. Se controló el uso, pero se
está retomando.”
Es un tema controvertido, que se está discutiendo, buscando al mismo tiempo alternativas
con bocashi y otros abonos naturales, el uso de machete en lugar de coa, para que no se
afloje la tierra, “todo se está dialogando y mejorando, igual que el uso del pulpo de café.
Con Marco Antonio teníamos talleres de nueve días.
Toma la palabra Regina, una de las tres mujeres campesinas presentes. Es de San
Francisco donde el comisariado anterior invitó a todas las mujeres a participar. Afirma: “Lo
hacemos, pero también fue el médico de la clínica que nos recomendó sembrar hortalizas
y aguacates, porque la comida nos estaba haciendo daño. “Lo que comemos aquí, es
natural”. Cuenta un apicultor, que casi todas sus abejas se murieron cuando “limpiamos
con gramoxone”.
Rosendo Ramos: “El trabajo es individual, pero la comercialización va en conjunto. En la
costa, los apicultores trabajan por grupos, porque la actividad es nueva e individualmente
no se animan los productores. Aquí es individual, pero el uno ayuda al otro. Aunque no es
obligatorio, continua, todos están de acuerdo en entregar la miel juntos. Tratamos que se
certifiquen, pero hay unos cinco que usan fertilizantes en su milpa. Lo estamos
combatiendo. Es el comisariado que tiene la responsabilidad de que todo va bien. El
capricho realmente son los líquidos, los fertilizantes no tanto. Antes, eché a los cafetales y
hasta sus raíces se vinieron ‘abajo’.
Finalmente pedimos a los tres comisariados presentes que opinen. Hasta el momento no
han dicho nada. El de Xanaguia se dice dispuesto a apoyar el proceso, mientras, el de
San Francisco ve “muy perfecta la plática”. Opina que se requieren más recursos para
ampliar el programa. Propone además que los técnicos se reúnen cada 15 días.
Manifiesta finalmente una duda, porque vino ‘un grupo’ a decir que con fertilizantes se da
mejor. ¿Cómo hacer? El de San José opina que “ahora sí entendemos todo mejor”.
Propone establecer un vivero con cafetales, platanales, naranjos y otros frutales, y “que
los ingenieros nos echen una mano”.
Tomás, uno de los ex técnicos, propone que los comisariados reciban también unos
talleres, porque los tres son nuevos. Tiene dos propuestas más: “Que si Huatulco quiere
agua limpia, que nos apoye” y que los de SICOBI sigan juntos para que tengamos más
fuerza. Nos ha costado, porque no se entiende todos estos procesos de un día al otro.”
161
Hablando de la fuerza de SICOBI y su impacto, se menciona que las mujeres de
Oportunidades en Xanaguia han decidido prohibir toda la comida chatarra, pero “tenemos
que buscar alternativas”.
Finalmente, el ingeniero Iraiz toma la palabra y comenta: “Los técnicos comunitarios son
los pies para avanzar, pero todo depende de la organización si se logra eso. A veces son
dos pasos adelante, tres hacia atrás. Los comisariados pueden ser nuevos, pero están los
comités de producción para darles fuerza y (hablando en referencia a la petición del
comisariado de San Francisco) no se mueve todo con fondos externos.”
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4.7. Don Porfirio A. Carmona López, Santa
Catarina Xanaguía.
”AHORA CON SICOBI ESTAMOS AVANZADOS Y PODEMOS
COMERCIALIZAR NUESTRO PRODUCTO”
Ya es un señor caracterizado. Caminó una hora veinte minutos por los cafetales para
asistir a la reunión. Participa en los comités de café y de miel. “En el café tenemos nuestra
sociedad rural de productores (SPR), con café orgánico. Aparte está el comité de
apicultura. Veo avances en ambos, en el café porque somos 65 productores, con una
organización grande que se llama CEPCO. Y la apicultura estamos con SICOBI. Hay
asesoría, hay actividades. Otros están solos, pero así no se puede conseguir apoyos. En
grupo, uno trabaja mejor, con más cuidado en el despulpado, en la pizca, para presentar
un buen producto. La mayoría tiene su patio de secado, de cemento. Trabajan en la
misma manera SICOBI y CEPCO. A veces vienen a la bodega, a veces a la parcela para
ver cómo trabajamos. No lo temo, porque me conviene. De ahí sale mi dinero. Si algún
día rechazan nuestro producto, ¿a dónde vamos? Igual con SICOBI, tenemos muchas
actividades. Aparte de CEPCO, otros treinta forman un comité de café con SICOBI.
SICOBI llegó apenas hace seis años. Ya estaba trabajando como apicultor.
nuestro producto hasta Oaxaca, a un medio rico. Con SICOBI empezamos
Antes estábamos también en un grupo pero casi no nos llevábamos muy bien.
SICOBI estamos avanzados y podemos comercializar nuestro producto. Ya
apicultores en el comité.
Vendimos
a unirnos.
Ahora con
somos 25
¿Que relación tienen el café y la miel con el cuidado del medio ambiente? Estamos
protegiendo el bosque y el agua, al mismo momento que la montaña del café. Se trata de
plantar cuiles, que dan sombra a los cafetales. Donde está el cafetal es bosque. Ya no
quemamos bosque, ya no cometemos este delito que se llama incendio forestal. En todas
estas cosas estoy de acuerdo, porque de ahí vivimos. También está señalado dónde está
el bosque alto, donde están la milpa, el café y otros productos, y el guamil que atrae las
abejas. Entonces ahí me doy cuenta que vamos bien. Del café tengo 2.25 hectáreas, y de
la miel voy rebasando las treinta colmenas. Todo es tierra comunal.
Una hectárea de café produce siete hasta diez quintales. Hay talleres para asesorarnos.
Por ejemplo aprendimos aplicar medicinas correspondientes a lo orgánico, estamos
trabajando de forma natural.
Con SICOBI ha habido más recursos, más proyectos, asesoría. Hemos aprendido de
tener más capacidad y más unidad, conocimiento para sacar un producto excelente. Nos
han orientado para organizarnos. Necesitamos que se mejore la participación de ellos, a
veces no llegan muy seguidos. También los productores necesitamos estar más unidos.
Así se logra más, porque estando solo, sólo sabe lo que uno piensa. Esto también
depende del pueblo, porque hay unos que dicen que sólo vienen para maniobrar las
cosas. Uno tiene que comprender poco a poco. La gente tiene que acercarse a nosotros
para darse cuenta. Una vez que entiende la raíz de nuestra organización, pueden estar
contentos. Con gritos, con rechazo no podemos avanzar. Esto pasó hace tres años,
cuando la gente rechazó a nuestro comisariado. Cerró su oficina y llevó la llave. Fue
gente de fuera que nos vino a hacer daño, son de ahí, pero estudiantes. Se nombró otro
163
comisariado, que por suerte está apoyando bien. Tuvimos crisis, por la ambición de la
gente.”
4.8. Gonzalo Martínez, San Francisco
Ozolotepec
“TRABAJANDO, HAY RECURSOS, PERO SI DESTRUIMOS EL
BOSQUE, OLVÍDALO”.
“Apenas este año entró en el comité de café. Fue técnico y jefe de campo, recorrió la
cuenca cuando todo esto se inició. Apenas estaba regresando de Estados Unidos y
alcanzó participar en la primera reunión. “Me gustó mucho este taller. Me parece bien
como estamos ahora unido, porque sólo no se consigue un buen precio. Si uno trabaja
sólo, te dice el comprador que está manchado tu café, entonces “te pago tanto”. Ahorita
nos damos cuenta que está mejorando. Si trabajamos bien el café, tendremos mejor
precio. Así lo comenté a mi gente. Si está mal, los compradores ponen el precio; si está
bien, nosotros lo hacemos con el apoyo de GAIA.
Me gustó la manera cómo se acercó SICOBI a nosotros, fue la idea de tener diversidad en
el campo. Por ejemplo, entre el café se puede sembrar naranjas y platanales. Al mismo
tiempo dan sombra al café. Se aprovecha todo. No todos sabían eso. Ahora dejamos más
sombra, para que no se marchite mucho. Antes había sombra pero no tan regular. Donde
no se ve esta sombra, se ve triste el café. Y antes teníamos que limpiar mucho más,
ahora con la sombra se da menos maleza. Trabajo menos y se da más café.”
Lo que más me llamó la atención fue el cuidado del bosque. Igual el café, al tener bosque
se ahorra la humedad. Siempre lo vemos, pero nunca lo checamos. Después de esa
plática fuimos a verlo. Hay unos viejitos que decían “ahí hay un chingo de agua, ahí se
secó”.
Hay lugar donde antes nacía agua y ahora ya no. Entonces, dijimos “chin, si nos ponemos
de caprichosos otra vez, de aquí en diez años ya no habrá”. Es la parte que ya no vamos
a trabajar. Siempre y cuando trabaja uno, que siembre árboles que ahorra la humedad.
No es gozarlo no más y quemarlo. He sembrado manzanos y duraznos para que se de
mantenimiento a esta tierra. Sí costó, yo también fui jefe de campo, fuimos a hablar con la
gente, en los talleres hablé, pero también en mi propio terreno trabajé con las manos y mi
machete. Ahora un hijo tiene ahí su rancho, con orégano, con milpa, muchas cosas en el
mismo lugar. Entre el maíz tiene hierbas de olor. Son productos naturales, y con eso gana
su dinero, no mucho, pero algo. Somos seis de la familia, sólo es media hectárea, pero de
ahí vivimos, no necesitamos comprar. Me parece un buen trabajo, también en los
cafetales. Al final, es mio, no es de otra gente. Uno mismo lo aprovecha. Pero le digo a mi
gente, la planta es como un hijo, tampoco va a trabajar cuando apenas tiene unos años.
El café tampoco.
Un jefe de campo es él que acompaña a los técnicos comunitarios, hace un calendario
con el comisariado de qué se va a hacer, cuando hay selección de semilla, cuando se va
a hacer brecha contra fuego, cuando hay zanjas trinchera y piedras acomodadas, y
164
cuando se supervisan estos trabajos. La gente tiene ánimo para trabajar así, lo único que
falta es la economía. Aunque se está mejorando.
Somos nueve comunidades en una superficie muy grande. No he visitado las
comunidades de abajo. A lo mejor un técnico de abajo puede trabajar bien arriba, y al
revés, porque a veces se cree más a la gente de fuera. Conozco muy bien a la zona de
arriba, tenemos varios ríos y cuencas, y abajo se hacen unos sólo ríos. Aquí tenemos
bastante agua, nunca se escasea.
Estamos diciendo que cada gente siembre más árboles. Y que alguien que tenga cuenca
en su terreno, que lo cuide. Es tierra comunal, pero cada quien conoce mejor su tierra. El
Comisariado manda, pero cada quien se considera dueño de su terreno.
Criticamos hoy al comisariado porque quiere trabajar sólo, pero ni tiene los contactos.
Quiere apoyo, pero le dije que nadie le da dinero si no hay proyecto. Está por terminar el
año y no vemos claro en qué está trabajando. No cumplió con el estatuto, porque el
mismo fumigó, entonces la gente volvió a fumigar también. Por eso dije: Si la autoridad
afloja, la gente también. Igual, hemos cancelado que la gente mate animales, pero su hijo
mató venado, entonces otra gente también le entra. Esto no nos gusta. El ex –
comisariado cumplió, durante tres años no fumigaron. Ahora, todos han fumigado, menos
en los cafetales. También nosotros, sólo este año, pero “ya lo regamos”. Ahora lo estamos
trabajando nuevamente con la mano, con abono, para que tengamos distintas plantas. Mi
hija también tiene orégano y calabazas.
Por eso vamos dos pasos adelante, tres hacia atrás, por la terquedad de la gente. No
hubo discusión, así no más lo dejaron. Hay que remediarlo. También el comité se está
debilitando, porque el Comisariado nunca nos cita, como hizo el anterior. Con sus
caprichos nadie le va a tomar en cuenta. ¿De dónde sale la disciplina? Del comisariado.
No es mala voluntad, sino debilidad. Con que ponga su grano de arena, ya está.
Trabajando, hay recursos, pero si destruimos el bosque, olvídalo.
Tampoco hay que trabajar sólo cuando les manden recursos. Aquí sin recursos
trabajamos. Antes incluso la gente –sin recursos- sembraba más. Comemos frijol, porque
lo tenemos, sin dinero igual comemos. Aquí no hay hambre. Siento más hambre cuando
voy a Oaxaca. Ahí todo se paga. Aquí no, porque tengo mi maíz, tengo mi frijol, tengo mis
pollitos, mis calabacitas. Sé que trabajé con mis manos, pero no se ve el gasto.
De acuerdo al gobierno estatal, tanto San Francisco como San Juan están entre los
municipios más pobres de Oaxaca. ¿Se siente la gente pobre? ¿Ustedes pueden
vivir de su producción y del medio ambiente, sin desnutrición. La desnutrición
empezó cuando empezaron a llegar muchas cosas. Antes había enfermedad y necesidad
de médicos, pero teníamos plantas, teníamos papás, muchas cosas. Ahora hay tuzas, y
estos animales chingan las plantas. Y ahora nadie siembra, todo viene de Miahuatlán.
Nadie busca una estrategia para combatir este animal. Salimos para comprar, todo hecho.
Yo también me ausenté durante siete años. Pero uno compra y después de unos años se
acaba el dinero y se va uno otra vez. Se acostumbró, ya no siembra. Por lo mismo hay
mucha diabetes, porque la gente toma su refresco. Los viejitos no tienen.
Y hay trabajo. Una persona en la Costa me comentó que tiene cinco productos en una
parcela, aparte de su maíz. Tiene su Jamaica, calabazas, melón, sandía, sin echar
líquido. Los que echan gramoxone sólo tienen maíz. Los que producen con pala, tienen
cinco productos. Siembra dos hectárea, y tiene casa bonita. ¿Donde está la cabeza de la
165
gente, dónde está la cabeza del gobierno? Ahora, toda el agua que viene embotellada, no
viene de los manantiales. ¿Quien sabe que meten? Aquí tenemos el agua de manantial.
Si necesitabas un vaso, te lo regalaba. Ahora todo el mundo lo compra en la tienda.
Todo el mundo le entra si existen herramientas para facilitar el trabajo. Cuando con
el líquido ahorraron tiempo, ¿qué hacían ustedes? Gasto dinero en la bomba y el
líquido, pero en mi tiempo libre no hay trabajo. Sólo gasto, no gano.
4.9. San Miguel del Puerto.
“SIN SICOBI NO SE HUBIERAN HECHO TODOS ESTOS
PROYECTOS PRODUCTIVOS”.
Participan: Rufino Ramírez, presidente de Bienes Comunales (desde hace 20 años), Avertano
López, Pedro González (técnico comunitario), Froylan Santiago, José Lluís Gijón, Rosalino
Fabián, Ramiro Gijón, Artemio Carmona (de Xanaguía, desde hace un año viviendo en la Costa),
Joel Fuentes (jefe de campo), Israel Martínez (director técnico de SICOBI-Costa) y Leticia
Sánchez.
La última vez que fuimos a la comunidad sólo había un proyecto de mujeres que
criaban peces en un terreno prestado por don Rufino, y apoyado por un presidente
municipal. Cuándo él salió, y el nuevo no siguió, se acabó el asunto. Ahora Rufino
tiene sus mojarras ahí y se comprometió a regalar cinco kilos si el centro de
ecoturismo iniciara un nuevo proyecto.
¿Se iniciaron nuevos proyectos con SICOBI? Pedro González:
Se empezó con el comité de agroforestería y luego él del café. Joel y yo empezamos
como técnicos comunitarios a buscar a productores y concientizarlos. Conseguimos
semillas de árboles maderables y frutales, fuimos invitando, sembramos unos cedros y
caobas. Al principio fueron bastantes productores agroforestales, pero no todos cuidaban,
y por las tuzas que hacen bastante daño, dejaron las parcelas. Después lo retomamos
con otro comité.
¿Con qué tenían que ver estos cambios de ánimo? Joel:
La agroforestería es el programa que más nos ha costado, porque la gente está
acostumbrado a usar lo más sencillo, aunque también lo más caro: los agroquímicos. A
veces rociaron su parcela hasta dos veces. Es muy complicado que este productor
cambie, ya lo tiene arraigado. Hay que explicar desde el inicio los daños que generan los
químicos. A veces lleva el productor su bomba, con la manguera rota y regresa a su casa
todo bañado de herbicidas. A lo largo le va a afectar, aparte de lo que está generando al
suelo. Si no se dan cuenta los mismos productores, a veces resulta difícil de
convencerlos. El nuevo comité está dando más seguimiento. Y algo importante: Hay un
recurso que llega por Servicios Ambientales, para impulsar a los productores. No les da
en efectivo, sino en materiales, pero hay que hacer revisiones constantes. Levantamos
fichas de la parcela y en base de eso se le da un tipo de premio. Esto es importante para
los que apenas están arrancando, los que todavía no ven tan importante, entonces para
que ellos logren nivelar.
166
SICOBI ahora se mete más a la producción y en el acopio. Cualquier productor que quiere
participar, tiene que responder a ciertas normas. Tienes que levantar fichar, dar
seguimiento, hay reglas que cumplir, que no tengas plásticos entre sus cafetales. El
comité lo verifica. El productor que cumple con los requisitos, tiene derecho a que se le
acopie el café y venda a un mejor precio. No podemos decir así no más que no usen
agroquímicos, pero hay que explicarle cómo, darle alternativas, intercambiar experiencias,
donde ellos mismos vean.
¿Cómo está el ambiente en el comité? ¿Es distinto que hace cinco años? Apenas el
año pasado renovamos el comité y fuimos integrados como representantes. El comité
pasado no echó muchas ganas. Lo dije a los técnicos y a Joel, que revisaran los trabajos,
para que todos los productores nos sintiéramos comprometidos. Si no lo hacemos de esta
manera, tampoco le tomamos mucho interés. Necesitamos ir a ver las parcelas y explicar
qué es lo que nos afecta. También buscamos motivar al campesino para hacer este tipo
de trabajo, porque nos ayuda en la salud y en el medio ambiente. Por eso pusimos, si no
reglamento, una forma de buscarle para que los demás vayan viendo que sí podemos
hacer algo.
Hablando de agroforestería, he visto distintos conceptos de milpa en Oaxaca. ¿Hay
reglas sobre el tipo de producción que manejan?
El comité muestra los diferentes trabajos que se haga, pero que también se vea donde
vender el producto. Y que sea orgánico, no se trata sólo que haya mucha producción.
También necesitamos que se valore el producto para poder venderlo. El precio es
importante para que se vaya motivando, porque se requiere un poco más de técnica. Pero
también hay distintas formas, hay forraje, el nescafé pues. Con una capa de este abono,
el monte tampoco sale muy rápido. Se rastrojea y el mismo abono tapa. Tenemos que ir
dando forma cómo hacerle para facilitar el trabajo.
Supongamos que tengas éxito; que siembres el maíz con nescafé y logres tres en
lugar de una tonelada. ¿Cómo resuelven el factor ‘mercado’ que mencionan? Con
abonos verdes tampoco se logra tener milpa con veinte productos. ¿Cómo discuten
esto de la diversificación y adónde se venden estos productos?
Leticia: La comercialización en el sistema agroforestal es la más compleja. Tienes que
garantizar primero el sustento de la familia. Esto es más importante que la venta. Al
menos se gasta una tonelada de maíz al año, por familia, que no quieres comprar en la
CONASUPO. La comercialización aplica cuando se incorpora productos atractivos para la
venta, por ejemplo piña y Jamaica. Implica una estrategia de diversificación de productos
para que sea viable la comercialización en conjunto, como es el caso del café o la miel.
Con el sistema agroforestal a lo mejor se comercialice al nivel local. Rufino: Lo más
importante es sacar para el sustento de la familia. A lo mejor no podemos sacar una gran
producción con lo orgánico, porque sabemos que es difícil.
¿Qué estrategia tienen para meter productos más comerciales y valorar las hierbas
que da la milpa?
Rufino: Apenas estamos viendo. Tenemos la calabaza, la Jamaica y la piña, en pequeñas
cantidades para que no afecten la milpa. El nescafé crece mucho. Para que crezcan
también los demás productos, hay que quitarle permanentemente un poco, limpiando los
carrilitos, nada más. Tenemos 48 productores en el comité de agroforestería.
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Joel: Hay parcelas modelo donde se tiene una variedad de cultivos. Pedro tiene 16
distintas plantas, desde chile, tomate, calabaza, pepinos, cempasúchil. Saca hasta tres
cosechas de maíz. Y tiene su mercado local para distintos productos. Cuando cosecha
casi es para entregar de una vez. Tiene su manera de combatir plagas con ajo y chile.
Con su manera de trabajar estimula a otros. Pedro: Con las primeras aguas de mayo
sembramos medio almud de tablita y medio almud de híbrido. No muchos siembran en
estas fechas. Cuando tengo elote, los vendo. Hoy vendimos 94 docenas de elote. Los
más grandes. Lo demás queda para consumo. Ahora ya hay mazorca. También en mayo,
siembro tomate y chile, que tarda más en dar. Aquí no más en el mercado local, los he
vendido. Para un mercado fuera, se necesita sembrar más. Dos o tres tareas, en lugar de
una que siembro ahora. No tengo riego. Sólo ocupo lo que Dios nos manda. En junio
siembro otra vez tablita (que es criollo), sólo para consumo. En agosto sembré híbrido,
que apenas se está poniendo bonito. Y la gente ya viene a preguntar. El tablita de junio ya
se está secando. La Jamaica nace solito en la milpa. Tengo cacahuate y chile para
cosechar. Ayer arranqué medio costalillo de cacahuate. Y entre el cacahuate y la jícama
tuve pepino amarillo y verde.
Le pregunta un compañero: Oye Pedro, sembré primero calabacita antes de
sembrar el maíz. Le afecta el polen, lo ponen amarillo. Si los siembras juntos, como
que no le dan.
Sí se dan menos, mejor aparte.
Es una estrategia para diversificar la milpa, ¿también para disminuir los riesgos de
plagas?
Sí, de esta manera, las plantas son más resistentes. Si nada más es un cultivo, se da más
la plaga (empieza una breve discusión en el grupo).
¿Influye el tema ‘salud’ en las discusiones? Con mejores productos, gastas menos
en medicinas.
Junto con GAIA hemos mencionada a los productores, que los agroquímicos afectan a la
salud, pero a partir de ahí cada quien lo agarra como lo propio. De la misma manera
hablamos de la rotación de cultivos o diversificación de productos.
Están hablando de cultivos y de comités. Veo un paraíso aquí. ¿Cuando llegó GAIA
tenían que preocuparse por el medio ambiente o siempre ha sido bueno?
Pedro: Todos nos preocupamos por el medio ambiente, pero las tierras siempre han
estado fértiles. Sólo sabemos que con la quema y el líquido hacemos más pobre la tierra.
Otro: El ordenamiento ha sido importante y en las asambleas siempre lo mencionan, que
se eviten las quemas y que hagan conciencia los productores. Y la gente sabe que los
incendios dañan no sólo a las plantas, sino también a los animalitos. Antes había
incendios por todos lados en los meses de marzo y abril, ya no se sabía cómo controlar.
GAIA nos enseñó preocuparnos por nuestros territorios. Ahora, SICOBI hace lo mismo.
Hay comunidades más adelantadas que otras, de todos modos estamos caminando.
En la Mixteca me comentaron los productores que el medio ambiente no se discute
en las asambleas. ¿Quién toma la iniciativa para tocar estos temas en las
asambleas?
168
El comisariado inicia la asamblea. Pero cada comité tiene su responsabilidad y está
formado por sus representantes, cada comité platica sus logros, los avances y las
dificultades que se han presentado. Detrás del comisariado están los comités que invitan
a los demás productores a participar. El presidente municipal no ha convocado a una
asamblea en más de un año, creo. Israel: ¿Por qué al nivel asamblea? El ordenamiento
se hace en todo el territorio, no en los sistemas productivos. Las políticas para los
sistemas productivos salen del ordenamiento. Los comités están abiertos para cada
comunero que quiere incorporarse en el sistema. Se vuelve como política comunal decir
que es una obligación de la comunidad, no del productor. El mandato viene de la
asamblea, que tiene más peso.
Lo que tu dices, también lo hemos visto antes aquí. Antes eran comités de productores, y
no salió de este grupito. Para poder incidir en el territorio se quiere más peso, entonces se
cambió de nombre: de comités de productores a comités de producción de la comunidad.
Ahora los comités se han fortalecido e incluso ya hemos formado tres comités regionales,
de apicultura, del café y de la agroforestería y hortalizas bajo sistema de protección. Lo
que nos preocupa es fortalecer este sistema agroforestal. Los comités rinden cuentas a
las asambleas.
Israel, ¿sientes que los pueblos se han apropiado de estos procesos de cambio? El
comisariado obliga a los comités a rendir cuentas a la asamblea, que también respalda a
los comités. Ahora los comités se han apropiado de los procesos, han cambiado la
manera de ver las cosas. Y en los comités regionales entran las cuatro, cinco
comunidades, que organizan sus propias reuniones. Sus acuerdos se llevan a las
reuniones regionales de SICOBI.
Aquí se tiene un paraíso, con turismo. Hace diez años, don Rufino se quejaba que
ello no generaba ingresos para la comunidad. ¿El SICOBI genera otros procesos de
desarrollo?
El ‘Chino’: Después del ordenamiento, se consiguió el pago por Servicios Ambientales y
se formó otro comité, el cuarto. Se llevó a cabo una asamblea general de comuneros y se
abrió este sitio turístico. La PROFEPA casi se llevó la máquina que estaba haciendo una
brecha. Con el apoyo de GAIA se resolvió este problema y se terminó el camino. Luego,
se hizo el sendero hacia la cascada y se construyó esta palapa, a través del Comisariado
y PROCYMAF. Hace cuatro meses me nombraron presidente de la asociación. Ya
estamos trabajando con el Comisariado y hay un acuerdo que el 20% es para el
Comisariado, el 40% para la Comunidad y el 40% para los restaurantes. Es un proyecto
de la comunidad. Y donde estaba la muchacha con la cuerda, hay un control y se apunta
todo en la libreta. En la asamblea reportamos cuánto se generó de recursos. A veces no
entra nadie, pero en la Semana y en junio-julio se pone bueno. Tenemos algo que ofrecer,
que nos sirve para vivir. No tenemos un título como para trabajar afuera. Por suerte
tenemos un sitio atractivo para el turismo y tenemos tierras fértiles para producir.
¿Cómo es la relación entre los comités agrícolas y él de ecoturismo?
A veces vienen un turista que quiere comer chepìl, y si fumigamos, como que no. Igual
piden un kilo de café en polvo. Molemos el café y se explica. Tuve suerte de haber
tomado en curso en fermentado de café. No debe de pasar las doce horas, para evitar
que agarre un mal olor. Esto se explica. Es como una cadena, entre turismo, café y la
miel. Pregunta como está el apiario. A veces pide una tostada de maíz blanco, de coco o
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de ajonjolí. Si viene a comer, depende de su gusto si le ofrecemos un caldo de pollo de
rancho, un amarillo de chepil o un tasajo con frijolitos.
¿No hay un acuerdo para usar las verduras del pueblo, o los cacahuates de don
Pedro? Joel:
Se puede. Estamos empezando, es como un productor que apenas está sembrando su
parcela. El mismo trabajo va a mostrar cómo va a ser. Vamos viendo de cómo a trabajar.
Nos ha faltado un poquito de organizarnos, tenemos que ponernos de acuerdo que los
mismos productores pueden venir a entregar sus frutas, verduras, huevos y carne. Nos
faltaría ese acuerdo para trabajar de la mano entre todos.
Israel: En La Merced de Potrero empezaron con sus comités de producción, y hoy tienen
ocho. El noveno es él que va a integrar los otros ocho. Es el espacio donde todos los
comités pueden ofrecer sus productos los sábados y domingos, desde la miel hasta los
huevos del rancho, a todos los que viven en la comunidad. Es importante para que
tengamos un control de precios y la calidad del quemado del café. El comité va a entrar
un poco en estas cosas. Este modelo nos va a servir en toda la región.
¿Van a ofrecer recetas de la propia región, o el turista pide? Muchos restaurantes
ofrecen algo típico: moles, guisos regionales.
Israel: Lo fuerte de las unidades no es exactamente la comida. El acuerdo regional es
que no van a ofrecer productos de fuera. Si piden un caldo de pollo, pues que sea un pollo
de la comunidad. A lo mejor no haya mucho que escoger, pero que sea un producto de la
comunidad, dependiendo de la temporada.
Leticia: Queremos enlazar entre los productos, que tienen que ver con pagos por servicios
ambientales, para que el turista que vea la cascada, entienda que su presencia no es
gratis. Tiene que ver con el cuidado del medio ambiente, de un manejo del territorio. Por
eso pusimos barreras vivas, para que el turista sepa lo que hace el productor. En el jardín
etnobotánico del Mandimbo se explica la diversidad de las especies, aquí el manejo del
territorio.
El proyecto de Mandimbo es comunitario. Todo aquí tiene que pasar por la asamblea de
la comunidad, contar con su respaldo. Este jardín es reconocido al nivel asamblea, es
más para enseñanza, participan estudiantes universitarios, pero hay un comité que está
aprendiendo sobre la comercialización de las plantas y una maestra de la UAM está
buscando mercado. Ahí están más involucradas las mujeres. Como no se puede vender
plantas silvestres, planteamos hacer un vivero, sobre todo para bromelias y orquídeas.
Complementa Rufino: Nuestros abuelitos y papás se curaban con plantas medicinales. El
albahaca, la ruda, el gordolobo, pero también árboles como el palo de lombriz, porque
tiene una cáscara que se ponía a hervir y es lo que compran las farmacéuticas ahora.
Podemos tener todas estas plantas en el vivero, pero necesitamos tener un registro.
Y hablando de los cacahuates de Pedro, hay que sacar fotos de la planta. Para que las
tengamos aquí. El Chino: Igual de otras verduras, y darle una explicación. Falta
organización todavía, entre los distintos comités, para que todos salgamos beneficiados.
De eso se trata. Rufino: Igual, se puede hacer aquí un tanque de mojarras. Yo les regalo
unos cinco, diez kilos para que las empiecen a reproducir. El Chino: Ya lo hemos
pensado; estoy seguro que en unos dos años tenemos mucho que ofrecer. Y con el agua
del tanque podemos regar la hortaliza.
170
De esta forma estamos sacando ideas. En la Sierra Norte se crían truchas, pero los
comedores no preparan otra cosa. Por el otro lado, visité en Huatulco a un
productor que cría mojarras, y abajo del tanque, en terrazas tenía otros cultivos. No
se desperdició nada del agua, regando así por gravedad.
Rufino: Mencionó el cilantro silvestre. Yo lo tengo en mi casa, es buenísimo para hacer
“agua de pastor”, con cilantro, agua y limón.
Leticia: En estos días tenemos que hacer con cada comunidad su plan de inversión, para
que cada sistema de producción programe qué se va a invertir con los recursos que
tienen y qué van a gestionar. Para el ecoturismo hay que sacar un plan de trabajo para el
próximo año. Se está sacando ideas, pero a lo mejor tampoco se puede hacer todo junto.
Igual para la cocina, hay que buscar personas que tengan experiencias con platillos
regionales y capacitarles. Se tiene que ir por pasos, para garantizar que esto funcione.
Igual con las plantas medicinales: ¿Van a tener sólo plantas, o se hacen jabones
que se venden en Huatulco? Última pregunta: Ya es de moda hablar de los cambios
climáticos. Varios mangos en el Istmo han tenido hasta dos floraciones este año.
Casualidad o tendencia?
Rufino: Aquí también está pasando esto. No se había visto hasta ahorita. Creo que nos
afecta a todos, aunque a veces no lo percibimos. El exceso de calor o de lluvias, ya no es
como antes. Es el exceso de lluvias con vientos, aunque aquí por los bosques no nos
afecta tanto. Hacemos lo que podemos hacer: cuidando los bosques, los nacimientos y
los arroyos, como ayudándole un poquito y concientizando a los pequeños, a otras
personas.
CEDICAM está recuperando una variedad de maíz resistente a la sequía. Y lo están
sembrando más temprano.
Israel: Los que tenemos la oportunidad de buscar información, nos damos cuenta que
quizás sí podemos tomar en cuenta el patrón de las lluvias, sembrando maíz tempranero.
Este año ha sido normal, después de seis años anormales. Antes, el maíz llegaba a una
altura de dos metros y medio, hoy hay que pensar qué maíz, para que el viento no pegue
tan fuerte. También se están sembrando árboles maderables como cortinas rompevientos, en las orillas de las parcelas. Sin saber cómo responder a estos cambios, se está
adaptando. Lo estamos tocando en las asambleas, con palabras que la gente entienda.
Leticia: El año pasado, el viento tiró la floración y las abejas no tenían qué comer. Nos
mencionaron estos fenómenos en la Sierra y en la Costa. Fue una afectación por el clima.
Ya se tienen dos años así, que afecta a la miel y a la cosecha del café. SICOBI participa
en la consulta del REDD+, pero no ha habido mucho avance en esta discusión.
Rufino: Lo que comentó del maíz resistente, aquí lo tenemos con el frijol Arriaga, que
tiene sus raíces más profundas que el frijol piñero y resiste más la sequía que el otro que
tiene sus raíces encima. El piñero es mejor, pero el Arriaga resiste más. En nuestro banco
de semillas en Mandimbo, nos recomiendan cruzar el maíz criollo con el híbrido para que
no crezca tanto.
Artemio, eres de Xanaguía. ¿Puedes comparar el trabajo de SICOBI arriba y abajo?
Cuando iniciamos en el 2005, estaba Rosendo de Comisariado. Me invitó a trabajar con
SICOBI. Venimos una vez a la costa, porque aquí empezó. Después me nombraron
171
comisariado. Participé en las reuniones regionales, donde se discuten las problemáticas
de las comunidades, de cómo mantener la tierra. En la Sierra hay más pendientes y se
lava más la tierra, sobre todo cuando se roza y quema el monte. Por eso es tan
importante ya no quemar. Se hizo en esfuerzo ver todo esto. Hasta ahora son pocos que
han agarrado el sistema de agroforestería, unos 30, con sus piñas (como barreras vivas) y
sus tomates en la milpa. En la Sierra se usa más el agapam, una flor blanca, y el nopal.
Por la distancia estamos muy separados de la costa, pero por el trabajo casi es igual. Sólo
el clima es distinto.
Sin embargo, los paisajes son distintos y en lo social se puede tener otras
respuestas..
Reforestamos más con pinos. Arriba todo se desarrolla más despacio. Aquí se puede
tener dos cosechas al año, allá una y es más tardada. En la costa la gente ya entiende
más. Arriba ha empezado más tarde, pero la gente ya se da cuenta que esta organización
les beneficia. Sin SICOBI no se hubiera hecho todos estos proyectos productivos.
Tratamos de sembrar más frutales, porque los pinos no dan nada para la miel. No se
pueden aplicar los proyectos parejo en todas las comunidades.
En la apicultura no sólo se trata de producir miel. Las abejas cumplen un papel muy
importante porque polinizan todo tipo de plantas que producen. El compromiso de los
apicultores es que reforesten, pero también con plantas que traen polen. Entonces van a
sembrar plantas que producen flores entre mayo y septiembre, porque en esta época hay
poca floración. En San Felipe Lachilló ya hicieron un listado de veinte plantas que en esa
época de crisis producen flores. Reforestaron con estas especies. Es importante este
tema, porque en la Costa ya tenemos como 400 colmenas. Sólo en San Miguel se espera
cosechar este año tres toneladas de miel con 250 colmenas. La Merced y San Felipe
apenas están iniciando, pero ahí van. El comité regional de apicultura se reúne cada dos
meses y discuten sus avances y problemas. El presidente del comité regional ha
participado en un diplomado y está compartiendo sus experiencias durante los recorridos
que está haciendo en las comunidades. El comité ya hizo su reglamento, por ejemplo qué
hacer en casi de que un grupo se desintegre.
Leticia: Aquí el manejo es por grupo y no individual como en la Sierra. Joel: Los recursos
son manejados al nivel del comisariado, aprobado por la asamblea general. Se tomó la
decisión de manejarlo por grupos para que se beneficie la población en general y no una
familia. Israel: En la Sierra desde antes se estaba trabajando la apicultura. Aquí el
proyecto apenas tiene tres años. Cuando empezaron los pagos por Servicios Ambientales
se decidió fortalecer esta parte. En Xadani, el comisariado está impulsando el proyecto,
que apenas está empezando. El cambio de autoridades puede debilitar el proyecto, pero
lo que vale es el aval de la asamblea.
4.10 La Merced de Potrero.
“HEMOS DISCUTIDO MUCHO, CON EL MEDIO AMBIENTE EN JUEGO, SU
RELACIÓN CON LA PRODUCCIÓN DEL CAFÉ Y DE ALIMENTOS. AHORA CON LOS
COMITÉS DE PRODUCCIÓN NO HEMOS BAJADO LA GUARDIA.”
Presentes: 19 personas, incluidas tres mujeres y tres ex autoridades de Santa María Xadani.
172
Juan Vicencio logró el deslinde del territorio para ser reconocido como comisariado. Sólo
había un representante. Ahora La Merced tiene un territorio reconocido de 7,555 has.
Otras 2,600 están en conflicto.
Inicia Leobardo, tesorero del Comisariado: “Hasta hace poco era algo desconocido
trabajar con instituciones como SEMARNAT y CONAFOR. Pero durante una reunión en
Huatulco conocimos al biólogo Marco Antonio, de GAIA. Fue poco después cuando
recibimos la resolución presidencial. En la reunión se hablaba de proteger los bosques.
Nos parecía bien, porque siempre había muchos incendios que duraron hasta que se
sofocaron solos. Platicamos también de cómo conservar los animales. Tenemos mucha
fauna. Está bonito que se cuide el campo y que nos dieron plantas, se está mejorando
aquí.” Después se hablaron de talleres, del ordenamiento territorial y lo presentaron en la
asamblea. Sí fue aprobado, pero había mucha desconfianza, porque la expropiación de
Santa María Huatulco (1984) todavía era reciente.
Continúa Sotero Garnica, ex comisariado de Santa María Xadani, igual que La Merced
agencia de San Miguel. Xadani tiene su carpeta básica desde 2003, y PROCEDE
confirmó su superficie en el 2006: 16,577 has. Durante su trienio se hizo el ordenamiento.
Siempre ha tenido buenas experiencias con GAIA, pero quedaron dudas por la
expropiación. Xadani colinda con Huatulco y comparte una franja costera atractiva. De
hecho ahora hay un conflicto porque un empresario de fuera dice ser el dueño de 257
hectáreas en Copalita, anexo de Xadani (dentro del mismo comisariado), aunque se trata
de tierras comunales. Comenta Ignacio Ramírez, actual comisariado: “Siempre existen
dudas sobre la conservación, nos puede pasar lo mismo que en Huatulco. El gobierno no
invierte así no más un fondo del Banco Mundial.”
Don Hilario, comisariado: “Nos avisaron del proyecto, pero el registro de la comunidad
apenas estaba en trámite. Sólo teníamos un representante, que no fue suficiente, hasta
que se integró el Comisariado con su Consejo de Vigilancia. Desde hace medio siglo
tenemos un conflicto por 2600 hectáreas. Además hemos tenido conflictos internos. Ya
teníamos una buena producción de café. Por el otro lado, uno sabe que está luchando por
un bien y si el gobierno nos hubiera querido expropiar, ya hubiéramos estado fuera.
Tenemos más de 15 años con PROCAMPO y yo firmo por otros quince años más. No van
a haber desalojos.”
La región produce un excelente café desde hace varias décadas. Ahí se encuentran
varias fincas cafetaleras históricas del estado, tal como Alemania. Tiene su historia de
altos y bajos con el INMECAFE, con años dorados seguidos por la crisis de los 90s
cuando desapareció el Instituto. No había mejoras en el medio ambiente hasta mucho
después con los programas. Quedó la duda cómo se relacionaba la conservación con la
producción.
Xadani está desde el 2006 con GAIA. Ya estaba recibiendo pago por Servicios
Ambientales desde el 2005, hasta el 2009. Para estas fechas también La Merced recibió
este pago. Desde el 2005 participan en reuniones regionales en la Costa donde se formó
el SICOBI. Han sido procesos de aprendizaje, admiten las autoridades actuales de La
Merced. “Se cometieron errores, a pesar de que las reglas de operación fueron muy
claras. Por lo mismo, la gente no estaba viendo con buenos ojos lo que estábamos
haciendo. “Hemos discutido mucho, con el medio ambiente en juego, su relación con la
producción del café y de alimentos. Ahora con los comités de producción no hemos
bajado la guardia.”
173
La Merced se ha convertido en un ejemplo para todos, cambiando los conflictos internos
en alternativas interesantes. Tiene nueve comités incluyendo un espacio público en la
placita para vender productos de la propia comunidad y fomentar así lo que la región
ofrezca, no lo que ofrecen supermercados. Se combina una producción diversificada con
organización social, o sea: produce con responsabilidad. Hilario: “Hemos generado
claridad internamente sobre los apoyos que han llegado. Las dos camionetas aquí son los
ejemplos, igual que la construcción del local donde estamos reunidos. Es del
Comisariado, pero también está disponible para SICOBI. Muestra que los proyectos dejan
beneficios para la comunidad. Igual se ha hecho el techado de la cancha, cuando
volvieron a dar el pago por servicios ambientales de 3000 hectáreas, el 40% de nuestro
territorio reconocido.”
SICOBI tiene su figura legal y funciona como una unión que estimula un buen manejo y
vende productos orgánicos (sobre todo café y miel). En Xadani, sin embargo el café en la
parte alta está abandonado, ya que mucha gente está trabajando en Huatulco. Opinan las
autoridades presentes, que hay perspectivas en un turismo comunitario en su laguna, con
sus manglares y camarones. Otros productos importantes son el maíz y la papaya,
aunque este último difícilmente se produce de forma orgánica. Don Sotero y unos amigos
tienen limonares criollos y naturales. Pero todos los presentes están de acuerdo que la
unidad que promueve SICOBI facilita la gestión de recursos, además de servir como
espacio para intercambiar experiencias. Dice un comunero: “Vino a despertarnos, para
que volviéramos a conservar como lo hicieron los abuelitos. Ya sabemos proteger el
ambiente.”
Entre los comités se ha generado cierta competencia para que sea la sede de la
asamblea general anual de SICOBI. En La Merced se llevó a cabo el año pasado. El
pueblo tenía mucho que “presumir” con sus comités de apicultura, pollos de postura,
agroforestería, café, granjas integrales agropecuarias, hortalizas, estufas ahorradoras y
espacio público. En Xadani se trabaja con agroforestería, huertos familiares
(invernaderos) y se está iniciando una UMA de iguanas. El mensaje está claro: Hay que
producir para nuestra propia alimentación, sin tumbar más bosque. No se impide cultivar,
pero hay que producir bien. Y como uno dice: “Hasta los bichos son útiles”. Turismo y el
café son los temas que dominan, y se siembra muy poco maíz. “Tenemos que volver a
aprender esta siembra. Antes teníamos mucho frijol y maíz, ahora ya no. Los herbicidas
han dado casi un golpe mortal para la buena producción. Se redujeron las áreas de
cultivo, con pocos recursos. Ahora podríamos retomar los estímulos de los recursos.”
Hilario: “Desde los comités se estimula la producción, con mayor autoconsumo y el
mercado, para depender menos de convocatorias. Quizás se puede vender parte de la
producción a Xadani. Se puede mejorar esta producción, sin agroquímicos. Tengo seis
años sin quemar o químicos, y tengo buena producción. Y cuando salgo de mi cargo, voy
a continuar en la misma forma. Es que también unos echan ganas, otros no. Es un
proceso complicado y quizás la mitad lo está entiendo, mientras que los demás están
pensando sólo en el dinero.”
Lola Hernández trabaja desde hace dos años con la unión de comunidades. Opina que el
camino bien claro para los comités. Su papel es fortalecer este proceso. “Luego los
comuneros ven los resultados y te lo van diciendo. Todo tiene que ver con
responsabilidad y conciencia.” De acuerdo a la técnica comunitaria, los nueve comités en
La Merced integran formalmente unos 240 socios y socias, con sus familias. Sin embargo,
varias personas participan en dos o tres programas, a veces el hombre está trabajando,
174
pero su esposa va a las reuniones. Hay unas 500 familias en la comunidad, con un total
de más de dos mil integrantes.
SICOBI en su totalidad cubre 68 mil hectáreas de la cuenca. Tiene un fin ambiental y
socio-económico. La pregunta clave es ¿cómo enlazar el producto con los de fuera?
Comenta un comunero entre elogio y crítica: “SICOBI piensa en todo, pero a veces
necesitamos renovar. Si estamos buscando un beneficio económico, hay que diversificar.
En la agroforestería podríamos sembrar yuca. Quizás no se vende, pero por lo menos
sirve para auto-consumo. Lo podemos ofrecer en nuestro espacio público, el tianguis
comunitario que se organiza durante los fines de semana. Igual en la apicultura, ahora
vendemos la miel fuera. ¿Por qué no producir bebidas de frutas, preparadas con miel en
lugar de la azúcar? Esa es una forma para alcanzar mayor sustentabilidad. SICOBI tiene
que buscar el mercado. Tenemos un buen café, que en los hoteles de Huatulco se puede
vender a $200 el kilo molido, mientras el grano aquí quizás se vende en sólo $40.”
Comercializar con su marca registrada “Pueblos y Selvas” no es sencillo, pero sí es parte
del proceso.
Teodora (Lola) Hernández, técnica comunitaria, La Merced
Esta mujer joven es agrónoma de profesión y fue invitada por el comisariado actual para
integrarse en el equipo de SICOBI como técnica comunitaria. Es la única mujer con este
papel en el programa regional, al lado de ocho hombres. Comparte algunas de sus
experiencias: “Busqué una carrera para poder regresar a mi pueblo. Además, me gusta
trabajar con la tierra y organizar a la gente. Sentí que tenía que compartir lo que los
campesinos sienten, trabajando con mis manos y pies en la tierra. Ahora estoy
practicando lo que aprendí durante mi estudio. Como socia de cada comité me sale más
fácil concientizar a los productores, porque hacemos lo mismo. Y me están pagando lo
que aquí gana un trabajador en el campo.
Los dos comités de café y él de la agroforestería son los más fuertes aquí. El más viejo de
café es el que está con UCIRI. El otro grupo está con SICOBI. Pero los dos trabajan
juntos. Son comités consolidados. Sólo hay que trabajar para que dependan menos de los
técnicos. Se ha dejado que la gente se organice a su manera, porque al inicio fue toda la
comunidad. Sin embargo, a veces se viven tan lejos, ni se conocen, entonces mejor entre
vecinos y familiares. En café no fue así, porque todos lo producen. Ahí se hizo la
invitación a todas las personas. Después de varias reuniones quedaron 90 personas,
ahora son más de 50. Creo que ahora está consolidado y empiezan a caminar solos. El
grupo de mujeres con los pollos, nada más tiene ocho integrantes. Empezaron con 15. El
comité de las estufas ahorradoras de leña empezó con 70, y ahora son 52, en su mayoría
mujeres. Una vez que todos tengan su estufa, posiblemente vamos a trabajar con el tema
de aguas residuales, que también contaminan.
El hecho que soy mujer no me ha dificultado, porque nací aquí y conozco a mi gente, sé
como tratarla. La gente no le da importancia a este tema. Lo más importante es decir las
cosas como son. Les agraden la voluntad y la paciencia. A la gente la tienes que escuchar
y entender. Y dentro de SICOBI puedo aplicar lo que he estudiado. Por el otro lado,
SICOBI ha mandado a un técnico a la Escuela de Buen Común, para que se capacite
como promotor comunitario.
175
Para las familias campesinas un tema clave es la agroforestería. Aparte del maíz, frijol y
calabaza, muchas milpas tienen jamaica y chiles, e inconscientemente están
diversificando, pero no tienen una idea exacta qué maravilla están haciendo. Estamos
fortaleciendo estas experiencias. Desde hace tiempo metimos piñas como barreras vivas.
Sirven para el suelo y el consumo. Todos han sido capacitados para manejar el aparato A,
para calcular las curvas a nivel y los pendientes. Hay vecinos que lo están copiando, sin
aparato. Hay que explicarlo con paciencia, no una sola vez. En el café se está
diversificando con frutales, para que generen ingresos cuando baje el precio del café.
Sin embargo, la gente todavía no valora lo que tiene, por falta de conocimiento. Por el otro
lado, en Oportunidades participan más de 400 beneficiarias. Ahí platican sobre
alimentación. La gente está consumiendo plantas como quelites y chepiles, que tienen en
la milpa. Ellos saben los objetivos y los beneficios.”
Hilario Rodríguez Mendoza, Comisariado:
Hace diez años, la situación aquí era difícil. Por la educación que se estableció aquí y los
talleres que se han venido a dar, la gente viene entendiendo que las actividades ilícitas
les estaban perjudicando. El café ha ayudado a formar alternativas. Igual el pago por
Servicios Ambientales viene motivando a la gente para trabajar sus parcelas. Se empieza
a ver el impacto de estos programas en la comunidad, al nivel SICOBI. Han migrado
muchos, pero en los últimos tres años se están estableciendo más en la comunidad.
Ahora con la educación y estos programas con sus talleres de capacitación se están
dando cuenta que aquí tenemos todo lo que se necesita, solo hay que trabajar un poco
más.
Dos presidentes de Bienes Comunales de Santa María Xadani: Sótero
Garnica (2006-2008) e Ignacio Martínez (2012-2014).
Xadani quizás es la comunidad más débil dentro de SICOBI, no por falta de voluntad de
sus autoridades agrarias, sino por los cambios socio-económicos que se han visto en los
últimos veinte años bajo la influencia de su vecino Santa María Huatulco. Bendecido por
recursos naturales abundantes y un territorio grande, el pueblo de 800 comuneros ha
perdido mucho de su identidad agraria, admiten sus autoridades agrarias. Además, en la
actualidad les afecta un conflicto interno y un conflicto con un empresario que dice ser
dueño de 257 hectáreas en la franja costera, con fines de especulación y desarrollo
turístico. El caso ya está en la Corte, y la primera batalla para recuperar el terreno ha sido
ganada. Sotero Garnica e Ignacio Martínez ven grandes posibilidades en desarrollar un
proyecto de turismo comunitario en la costa, porque cuentan con una laguna y manglares,
pero en lo que se refiere al desarrollo agropecuario –que es lo que más enfatiza SICOBIva más complicado. Explican: “En el transcurso de los últimos dos siglos Xadani ha
perdido 11 mil hectáreas a pequeños propietarios –bueno, no siempre tan pequeños,
bromean- que establecieron fincas cafetaleras. A pesar de eso, todavía contamos con 16
mil hectáreas, con cerros altos donde se puede cultivar un excelente café. Pero sobre
todo en la época de precios bajos, cuando al mismo tiempo jaló el desarrollo turístico de
Huatulco, muchos lo dejaron. Se puede retomar, pero hasta ahora no ha sido fácil. Dentro
de SICOBI tenemos un comité de agroforestería, pero también con pocos participantes.
No significa que los comuneros no están preocupados por el medio ambiente. Sí hemos
reforestado. Para nosotros, la participación dentro de SICOBI la consideramos
importante.”
176
7. CENTRO DE DESARROLLO INTEGRAL
CAMPESINO DE LA MIXTECA –CEDICAM-
Sede: Asunción Nochixtlán
Mixteca
177
7.0. CEDICAM
7.1. Jesús León Santos
“LA NATURALEZA NO ES MONOCULTIVO”
El desarrollo no puede estar alejado de la cuestión cultural, del conocimiento local, tiene
que ver con la cultura alimentaria de la gente, y con los recursos disponibles localmente.
Si no, estás introduciendo un modelo ajeno. Y si es ajeno, por lo general fracasa. Cuando
se propone un modelo de desarrollo, se debe tomar en cuento estos aspectos.
La sociedad civil ha generado una serie de alternativas. Desafortunadamente no han
tenido el apoyo que se requiere para poder difundirlas y hacer que llegue a más gente.
Son alternativas en el manejo de los recursos naturales y con sistemas productivos
sostenibles, para darle valor agregado a los productos para que se pueda posesionarlos
mejor en el mercado.
CEDICAM17 está trabajando en más de treinta comunidades en la Mixteca Alta. Su
proyecto ‘Agricultura para Necesidades Básicas’ se está aplicando en diez
comunidades de Tilantongo y San Miguel Huautla.
Siguiendo las campañas y los diferentes spots en los medios de comunicación, a mí se
me hace que no hay aspectos claves que tiene que ver con la soberanía al nivel nacional.
Eso es preocupante, porque de no abordarlo desde hoy, una vez que cualquier de ellos
tome posesión, la política pública vinculada con la alimentación estará en crisis.
Sólo uno de los candidatos habla de soberanía, otro habla de seguridad alimentaria.
¿Son conceptos compatibles y complementarios, o indican unan líneas muy
distintas? De lo que hemos estado luchando desde hace muchos años, tiene que ver con
la soberanía, o sea la capacidad del país de producir sus alimentos, en base de su
cultura, de sus necesidades y de su potencial del territorio para producir sus propios
alimentos. La seguridad alimentaria tiene que ver con la disponibilidad de alimentos, sin
importar si son producidos localmente o importados de otros países. Para nosotros es
importante que las personas de escasos recursos tengan acceso a los alimentos, y para
mí la soberanía importa en el sentido que la gente tenga la capacidad de producirlos, de
acuerdo a sus necesidades y cultura, en el medio que vivan. Ahí se junta con el tema de
seguridad familiar, que es muy distinta a la seguridad nacional, que tiene que ver con un
concepto empresarial y con la importación de alimentos, más que generar capacidades
para que las comunidades produzcan sus propios alimentos.
Fox decía en sus días, que no nos preocupemos, si no hay maíz aquí, lo
importamos. Y Usabiaga, que hizo el programa del campo para Vázquez Mota,
comentó que sí ya no hay variedades de maíz aquí, tampoco habría problema, luego
se puede reconstruirlas genéticamente. O sea, ¿cuál es nuestra preocupación?
17
Centro de Desarrollo Integral Campesino de la Mixteca.
178
Y nada más estamos hablando de uno de los cultivos más conocidos. ¿Qué pasa con los
demás? Tiene que ver con la dieta alimentaria en el país. Aquí hay una percepción muy
corta. Muchos políticos piensan que todo se puede resolver con dinero. Pero en este caso
mucho tiene que ver con el trabajo de nuestros campesinos con la tierra. Ni toca el tema
de los cambios climáticos, si sólo se habla de conseguir los alimentos, de dónde sea.
Tenemos que preguntarnos cómo fortalecer las capacidades productivas de las familias.
Les tiene que interesar el potencial del país. Además, yo me pregunto de cuál cualidad
son las importaciones, sobre todo respecto al maíz. Mucha gente dice que ese maíz
realmente es para el ganado. No necesariamente son de buena calidad alimenticia
humana. A mí me parece un mentalidad corta, que cuando no tengamos la capacidad de
producirlo aquí, que lo compremos afuera. Son decisiones tomadas muy a la ligera, con
intereses económicos de empresas importadoras de alimentos. Esto me parece es jugar
con la cuestión alimentaria de este país.
AMLO habla de la soberanía, está en contra de los transgénicos y en cultivo de
granos para biocombustibles. Pero ¿fomentar la producción al nivel nacional y el
mercado nacional, sería suficiente como para apoyarlo?
Por lo que hemos visto en nuestras regiones, deberíamos de modificar las áreas
institucionales destinadas hacia el campo. No están haciendo el papel que debería de
hacer. Si les preguntamos a nuestros campesinos de la región, cuántas veces han visto
una instancia del gobierno federal o estatal, acompañándolos, dándoles ideas para
mejorar sus sistemas productivos, seguro te van a decir que lo los han visto por acá. Los
aparatos no son adecuados para mejorar y fomentar los diversos cultivos que se
requieren para hacer frente a los problemas alimentarios. Tampoco en el gobierno estatal
no hemos visto cambios sustanciales hasta el momento.
Las intenciones que los candidatos no bastan para fortalecer la producción de sus
cultivos. Los programas, como PROCAMPO, ayudan, pero podrían ser más eficientes.
Tendrían que ser acompañados por apoyo técnico, por un manejo más eficiente de sus
recursos.
¿El gobierno estatal entiende tu posición? Pablo Ruiz comentó que funcionarios
estatales han visitado su granja, pero que no entendían qué estaba haciendo.
Estaba hablando de diferentes mundos. ¿Al nivel estatal tratan de mejorar este
seguimiento?
Durante su campaña, el gobernador se vio preocupado por fortalecer la vida campesina y
de las comunidades indígenas. Pero a un año y medio de su gobierno no puedo ubicar el
desempeño de ellos en la vida práctica. No lo veo, no he oído ningún campesino que
habla de un cambio en su producción o de su vida. La verdad, estábamos esperando
algunos cambios sustanciales. Los Módulos de Desarrollo Sustentable, creo que no han
entendido realmente cuál es su papel en el manejo de los recursos naturales y en el
mejoramiento de la producción, encaminada en el fortalecimiento alimentario y la
comercialización de sus productos.
Tú estás muy metido en el rescate de los maíces, en la soberanía alimentaria y la
restauración de los recursos naturales. ¿Se trata de ser más eficaz en el campo,
regar mejor, usar mejor las máquinas, o se trata de otro modelo hacia el futuro? Se
tiene que tomar en cuenta varios aspectos. El desarrollo no puede estar alejado de la
cuestión cultural, del conocimiento local, tiene que ver con la cultura alimentaria de la
gente, y con los recursos disponibles localmente. Si no, estás introduciendo un modelo
179
ajeno. Y si es ajeno, por lo general fracasa. Cuando se propone un modelo de desarrollo,
se debe tomar en cuento estos aspectos.
La sociedad civil ha generado una serie de alternativas. Desafortunadamente no han
tenido el apoyo que se requiere para poder difundirlas y hacer que llegue a más gente.
Son alternativas en el manejo de los recursos naturales y con sistemas productivos
sostenibles, para darle valor agregado a los productos para que se pueda posesionarlos
mejor en el mercado. Sin embargo, no se le han dado suficiente valor a estas
experiencias, para incorporarlas en un modelo de gobierno que pueda ser realmente
compatible con las comunidades campesinas. Siento que se desprecia estas experiencias
generadas y privilegian a las de otros lados, de otros países, que generalmente no son
compatibles con nuestras formas de vida y de producción. Para nosotros es indispensable
tomar en cuenta los comentarios de los campesinos y no solamente ir a decir lo que ellos
tienen que hacer. Muchos planes del gobierno son muy mediáticos. Son planes de
sexenios, que muestran una falta de responsabilidad.
En varias comunidades me han comentado que están dispuestos de reforestar sus
recursos, pero en lugar de hacerlo con pinos prefieren frutales u otras especies que
podrían ser productivas y generar ingresos. Ustedes siempre han luchado por el
respeto para la Madre Tierra. Si SAGARPA viene ahora con un proyecto para
aumentar la productividad, ¿tendría sentido?
No se trata sólo de aumentar los niveles de la producción. Es importante tomar en cuenta
la diversidad que existe dentro de una parcela, el maíz, frijol, calabaza, quelites y otras
plantas. Muchas veces se piensa elevar la producción del maíz y se olvida de todas las
demás, que inclusive se vuelven enemigos de los monocultivos. Entonces, se puede
presumir el aumento de la producción del maíz, pero por otro lado estás desplazando
otros cultivos muy importantes para la calidad alimentaria, que tienen que ver con la
cultura del pueblo y de la misma naturaleza regional. Hemos trabajado mucho con
especies locales, con el cuidado y protección de los maíces, la promoción de los sistemas
productivos como la milpa que es fundamental para la conservación de la diversidad y con
la producción diversificada de los alimentos dentro de la milpa, y con la recuperación por
medio de las reforestaciones.
Una de nuestras grandes luchas siempre ha sido cómo diversificar la reforestación, cómo
podemos ocupar árboles de uso múltiple, que no solamente sean maderables o que
hagan verdes el paisaje, pero que también sirvan como forraje, como medicina, como
alimento. Porque la naturaleza no es monocultivo, hasta un bosque de pinos es
diversidad, tiene otras especies. Cada una contribuye a que estos espacios sean más
resistentes a los fenómenos que les puedan causar problemas. Lo mismo en una parcela.
Una parcela no tendría que ser muy diferente a la naturaleza. Desafortunadamente no se
ha entendido qué tiene todo esto que ver con la diversidad cultural y de las formas de vida
campesina indígena que tiene Oaxaca.
Tú vas y vienes de las comunidades, tienes un análisis, has asistido a intercambios
de experiencias, pero la mayoría de los campesinos no. En Valles Centrales, en
concreto San Andrés Ixtlahuaca, los campesinos se mostraron confundidos porque
SAGARPA y CONANP les estaban ofreciendo apoyos hasta opuestos entre sí. Están
conscientes del hecho que la tierra está agotada, no quieren meter más químicos,
pero saben bien las alternativas. ¿Qué dicen los campesinos con quienes trabajan
ustedes? ¿Hacia dónde van sus propias rutas?
180
Hay de todo, la cuestión es cómo les ayudamos para que estas confusiones no sigan
como tales. Si alguien viene con un maíz que rinde más que su propio, por supuesto le
interesa. Pero hay cosas que tenemos que ver.
Hace tiempo se introdujo en Nochixtlán un maíz de alto rendimiento. Unos años después
nadie lo está sembrando, a pesar del hecho que produjo muy arriba de los maíces locales.
Resulta que a las mujeres no les gustó al momento de hacer las tortillas, porque ese maíz
tiene la cáscara un poco más gruesa, el molino lo lograba molerlo, y las cascaras
quedaron visibles en la tortilla. No venía de acuerdo a la cultura alimentaria de la gente, a
pesar de su rendimiento. Puede ser que por un detalle mínimo no es aceptado por la
gente. Para introducir un cultivo, tienes que tomar en cuenta tres elementos
fundamentales: 1) Qué esté adaptado a las circunstancias de las comunidades, sin
requerir grandes inversiones adicionales; 2) que sea aceptado en los alimentos de la
gente; 3) Que puede ser vendido localmente y no a un empresario que quien sabe dónde
esté. Muchas veces sólo tomamos en cuenta el rendimiento.
También tienen que ver la infraestructura o el uso de ciertos agroquímicos, porque de
repente los funcionarios se convierten en agentes de venta de ciertos productos. Va en
contra de la ética profesional. Eso pasa por ejemplo con los invernaderos, que va incluido
todo un paquete que tienes que seguir al pie de la letra, y hasta te indican quienes los
venden. Entonces, atas a la gente a la compra en una tienda, no te dan alternativas, pero
sólo te indica una línea. Y si ya no aguantas estas recomendaciones, este sistema de
producción, abandonas todo el sistema. Tenemos infraestructuras abandonadas por todos
lados, no sólo invernaderos.
Las comunidades donde ustedes están trabajando, cuentan con ustedes para
cualquier duda. En las demás comunidades, la asesoría de la sociedad civil o de
instituciones brilla por su ausencia.
Hay un déficit enorme en el acompañamiento de las comunidades. No tenemos margen
de movimiento, pero el estado tampoco cumple con su deber.
¿Ha cambiado CEDICAM su manera de trabajo en el transcurso del tiempo?
Los últimos años sigue con la línea que tiene que ver con los suelos, pero ha incorporado
otros aspectos como es la alimentación, haciendo frente a esta situación cada vez más
compleja de la seguridad y soberanía alimentaria. Incluye también la fertilidad de los
suelos, el mejoramiento y selección de semillas locales, tiene que ver con el manejo del
agua, tiene que ver con una mayor diversificación dentro de la parcela. No se trata sólo de
maíz, frijol y calabaza, sino además con las hortalizas. Además los animales de traspatio.
O sea, se juntan la cuestión económica y alimentaria de la gente, además de los grandes
temas como son los cambios climáticos y las semillas manipuladas genéticamente.
Hay ciertos temas que se puede trabajar al nivel familiar, tu puedes decidir cuáles
animales quieres en tu traspatio y como los vas a vender. La recuperación de
suelos y de agua son más bien retos comunitarios. En los últimos años ya no
fomentamos la reforestación, porque la CONAFOR tiene una presencia bastante fuerte.
No tiene sentido poner de nuestra parte un vivero de mil árboles, si ellos pueden financiar
un vivero grande. Insistimos nosotros en cómo hacer la reforestación. Para nosotros no es
solamente un asunto de sembrar árboles. Hay que hacer bosques. Está bien la
reforestación, pero está muy débil la cuestión de la diversificación. Necesitamos
programas más acordes a las necesidades de la gente. Por ejemplo, la leña no va bien
181
con pinos, pero hay muy pocos esfuerzos sobre los encinos. Queremos que otros
elementos en la reforestación puedan ser utilizados por la gente, como por ejemplo la
leña, madera para artesanía. Considero que los pinos son más lentos para responder a
estas necesidades. Por supuesto, reforestación de pinos siempre está bien, pero hay que
adaptar la siembra de árboles más en función de las necesidades de las personas.
¿Cómo está la relación de trabajo entre CEDICAM, comisariados e instituciones de
gobierno, respecto a estos temas de reforestación, recuperación de agua y suelos.
Porque finalmente tu puedes trabajar bien, pero si tu vecino no lo hace, poco se
puede avanzar en estos temas. Ustedes trabajan con familias individuales, pero de
alguna forma se tiene que trabajar también con un ordenamiento territorial. ¿Las
actividades son complementarias o hay competencia?
Será de todo un poco en este asunto, dependiendo de las circunstancias. Pero hay que
minimizar esta competencia, porque en nada ayuda a un desarrollo ambiental. Por lo
general, como CEDICAM ya no trabaja asuntos de reforestación, ya no tenemos mucha
relación con las autoridades comunales. Pero en los últimos diez años, CONAFOR ha
hecho trabajo, y bastante bien. Sin embargo, estos esfuerzos familiares con el tiempo van
a requerir de ciertas normas, para que se respete el trabajo de uno, por ejemplo para que
el pastoreo no afecte al terreno de un vecino. Se necesita más que un esfuerzo familiar,
algo como acuerdos comunitarios. Todavía no estamos viendo cuáles van a ser los
mecanismos en el futuro. No tenemos proyectos comunitarios.
En la Sierra Norte, todos parecen considerar lo más normal normar todo a través de
asambleas comunitarias. Es muy comunitario, colectivo. En la Mixteca, ¿consideras
que es complicado trabajar con comunidades enteras o a través de autoridades
agrarias? ¿Es difícil de motivar a la gente?
No, creo que no. Pero ocurre más cuando son proyectos públicos. Generalmente son
proyectos más grandes, con mayor inversión. Con una organización como la nuestra no
es posible. Estamos haciendo reacomodos en nuestras relaciones con las comunidades,
como no tenemos los recursos suficientes como para cubrir todas las necesidades, y
tampoco queremos hacer poco, entonces estamos buscando la manera para entrarle más
en la discusión que estamos haciendo ahora, con un impacto más amplio en la
comunidad, cubrir lo máximo posible en menos comunidades, también para poder discutir
estos asuntos en asambleas, para lograr mayor interés de los habitantes para hacer estos
trabajos en sus parcelas o al nivel comunidad. En estos reacomodos estamos ahora y en
los próximos años.
Con cuantos productores y comunidades están trabajando ahora: en los distintos
proyectos aproximadamente con unos 900 productores en 25 comunidades.
¿Y como sigue (o no) la relación con productores que antes fueron asesorados y
que siguen trabajando en la línea, pero sin la asesoría de CEDICAM?
Es una de las cosas que no se ha visualizado bien dentro de CEDICAM: ¿Cómo hacer
para no perder el contacto? Reconocemos que no ha habido el esfuerzo suficiente para
mantener estas relaciones, para que tengamos un movimiento mucho más dinámico y
fuerte. No existe un mecanismo de este tipo en CEDICAM. Sin embargo, ahora que
vamos a hacer una planeación estratégica para los próximos cinco años como van a ser
las relaciones con los anteriores, los actuales y los productores que en el futuro se van a
182
integrar en nuestro trabajo. Porque de esta forma siempre vamos a trabajar con el mismo
número de productores, no con la línea completa.
Por el otro lado, ustedes están manejando bancos de semillas y ferias de la milpa.
En papel, estos mecanismos podrían funcionar para mantener una red entre
asociados anteriores y actuales. ¿Cómo funcionan estos bancos? ¿Cuáles son los
logros y retos de estas ferias?
Las semillas es el asunto clave. Nuestros logros van a depender de la capacidad de
conservar y seleccionar semillas. El año 2009 fue muy seco en la Mixteca; los cultivos
sufrieron bastante, pero logramos sacar suficientes semillas. Y el 2010 y 2011 fueron tan
lluviosos que igual los cultivos fueron afectados. Si no hubiéramos iniciado con nuestro
sistema de selección de semillas, desde el 2007 en adelante, hubiéramos tenidos muchas
dificultades de seguir cultivando con las mismas variedades que estamos utilizando.
Porque, además de las lluvias en el 2010 también había heladas tempranas. Estas
afectaron los cultivos antes de que fueran maduros para semilla. Tenemos una política
que cada familia seleccione el doble de la semilla que necesita sembrar. Si siembras 20
kilos, debes tener 40 kilos de semillas. Para cualquier contingencia que haya, tendrán sus
semillas guardadas para la siguientes siembra. Los que siguen esta línea, no tuvieron
broncas después del 2010, para sembrar en el 2011. Sin embargo, otros productores
tuvieron situaciones bastantes complicadas. O compraron a los que sí tenían o de plano
sembraron semillas que no son propias de la región.
Este sistema de reservas de semillas al nivel familiar –no hablamos de bancos- nos ha
costado bastante, porque generalmente la gente guarda grano, no semillas. Al inicio del
2011 contabilizamos a 320 familias que estaban guardan el doble de semillas, esperemos
que para el 2012 habrá aumentado este número. Considero que ha sido un éxito. Y
obviamente para un banco se requiere mucho más, incluyendo a personas a cargo. Su las
propias familias lo hacen, tiene que ver con un grado de sensibilización y de
acompañamiento, pero sin la responsabilidad de tener bajo mi cargo las semillas de toda
una comunidad.
Tú haces una diferenciación entre granos y semillas. Para mi es lo mismo.
Bueno, el manejo de una semilla debe ser diferente al manejo de granos. El grano
significa simplemente cosechar todo, y guardarlo para comerlo o para los animales. Pero
una semilla es seleccionada y clasificada específicamente para la siembra. Nosotros
hacemos selección en parcela, ya desde antes de la cosecha, para determinar las
características que queremos que tengan las semillas. Debe ser plantas que están en
competencia, porque esta competencia será útil para la siguiente siembra. Nunca
seleccionamos un elote grande de una planta que esté sola. Porque esta semilla, en
competencia, no me sirve. Determinamos la altura de la planta, que no ha sido afectada
por el aire, si crece con dos elotes o con uno. Estas son características que sólo se puede
ver en campo. El llamado ‘banco’ son las reservas de las familias, CEDICAM no tiene un
banco propio. Muchos dicen que esfuerzos familiares no pueden contribuir mucho, pero
yo creo que estas reservas familiares evitan muchas broncas, porque cada familia se
hace responsable de sus semillas, de su preferencia. Generalmente estas semillas
tampoco van a las ferias. Llevan sus mazorcas, como muestras de como les va. Las
semillas es un patrimonio familiar. Sólo la familia decide si las quieren intercambiar o no.
Y muchas veces dicen ‘estas semillas ya sembró mi abuelo’. Es un patrimonio que
conservas, y también mejoras a través de una buena selección. Muchas veces las
muestras en las ferias son de nosotros mismos, de CEDICAM, no de las familias.
183
Ahora con los cambios climáticos, una de las cosas que están haciendo es rescatar
y recuperar el maíz de cajete.
Es otra variedad, sembrada bajo un sistema diferente. Es de un ciclo muy largo, de nueve
meses que puede resistir tanto la sequía como exceso de lluvia. Otros maíces
comúnmente necesitan bastante humedad para nacer y este germina con muy poco, con
la pura humedad del suelo. Pero lo sembramos a finales de febrero, principios de marzo.
Crece muy mal al principio, lento, pero este estrés que ha sufrido del padecimiento de
agua, hace que cuando caigan las primeras aguas, se la pasan creciendo diario muy
rápido. En el 2011 cuando las lluvias muy abundantes no las soportaron las otras
variedades, el cajete estaba creciendo mejor que el temporal. Fue una variedad que se
sembró mucho hasta los 80s, fue muy común verlo en la Mixteca. Pero la gente lo fue
dejándolo, y tengo mis propias teorías sobre el por qué.
Creo que la mecanización por medio del tractor afecta la humedad del suelo, al voltear el
tractor el suelo hay más resecamiento. El arado sólo abre, pero no voltea la tierra. Otro
aspecto es que –hablando con la gente- nos damos cuenta que se está perdiendo la
ayuda mutua. Antes, la gente se ayudaba entre ella. Esta siembra es muy lenta, tienes
que hacerla hoyo por hoyo. Antes se juntaban cinco, diez personas para sembrar hoy
para ti, mañana para mí. Ahora, si no me pagas, no voy a sembrar contigo. Estos dos
factores juntos hicieron que el uso del cajete se estaba disminuyendo, sin embargo con la
sequía del 2009 y las lluvias del 2010 cuando resistía más el cajete, la gente lo está
retomando. Pero es al nivel muy reducido todavía. Y hay que reorganizar a la gente. En
San Miguel Huautla, la gente todavía se organiza para la siembra.
¿Cómo ves esta dinámica social para recuperar el trueque y la ayuda mutua? En el
café hay unos ejemplos, por la falta de mozos.
Hay que reconstruir las formas organizativas que tuvieron las familias campesinas en el
pasado. Aquí en la Mixteca no se hablaba de ayuda mutua sino de gueza. Se ha perdido
el valor y la dimensión que tenía. Creo que es fundamental no sólo para la preservación
de la cultura, sino para superar estas dificultades que hoy se presentan. Vamos a estar
muy susceptibles a los problemas ambientales y económicos si se pierde esta solidaridad.
Cada quien por sus propios esfuerzos, será más complicado de hacer frente a estos
problemas. Una cosa es conservar sus propias reservas de semillas, pero hay otros
factores que tenemos que tomar en cuenta. Pero por la propia dinámica económica en
que nos metimos, que el dinero es que mueve todo, ha cambiado la forma organizativa de
las comunidades. Si no recuperamos el cajete, va a ser una línea amenazada en las
respuestas contra el cambio climático y en las cuestiones de la biodiversidad amenazada.
Ahí influye mucho cómo están discutiendo estos problemas, con familias
individuales o en asambleas comunitarias. No se trata de aceptar estas pérdidas,
pero sí explicar a la gente cuáles serán las consecuencias si no hacen frente
común. Sólo si ustedes lo están trabajando, puede tener éxito. ¿Cómo sientes la
disposición de los campesinos mixtecos para entrarle en estas recuperaciones?
La ayuda mutua es clave. Conversando con varios campesinos viejos, cuando cuentan
cómo se organizaron en el pasado, y que los jóvenes hoy ya no quieren hacer esto,
considero que el cajete no sólo puede ser una estrategia, sino también un asunto de
diálogo comunitario. Incluso siento que hoy día hasta el dialogo se está perdiendo entre
los campesinos, porque ya no juntan. En este sentido el cajete puede significar mucho
más que una respuesta ante los cambios climáticos y otras adversidades que pueden
184
ocurrir. Es mucho más que la cuestión alimentaria. Tenemos que aprender de los viejos
antes de que se nos vayan.
Los jóvenes no muestran mucha voluntad quizás, no muestran amor para los
cultivos, pero por el otro lado en varias comunidades me doy cuenta que sí tienen
cariño para los bosques, disfrutan la naturaleza, forman parte de comités de
vigilancia. Tenemos que reconocer que el campo es mucho más que sembrar
semillas, también es revalorar el papel de los campesinos, su oficio. Por el otro
lado, muchos jóvenes ahora están retomando formas de solidaridad, inventando
nuevos caminos, justo por la forma como estamos acabando con nuestras culturas,
nuestras economías. Están tocando fondo. Y tenemos que explicar que si se
acaban las semillas aquí, tampoco se trata de comprar sencillamente afuera. Aparte
del cajete, ¿hay otros temas que ayudan a reabrir los diálogos, en búsqueda de
respuestas ante los cambios climáticos?
Un tema clave es la milpa. El sistema de siembra bajo milpa también está
desapareciendo. Para mucha gente maíz es milpa, y no es cierto. Tampoco la asociación
con frijol y calabaza, sino es mucho más. Tiene su amaranto, sus plantas silvestres, sus
chiles. Yo crecí con la milpa, ahora ni siquiera son distintos maíces, sino sobre todo maíz
blanco. CEDICAM tomó la diversidad de la milpa como un aspecto de la seguridad y
soberanía alimentaria, tiene que ver con la fertilidad del suelo. Es mucho más, por esto
fuiste a la Casa de la Milpa, a hablar con Avelino. Incluso, no hablamos de la feria del
maíz, sino feria de la milpa, porque representa un aspecto alimentario, de diversidad, de
cultura. Siempre decimos que ‘milpa’ es sinónimo de ‘bosque’. En un bosque tampoco hay
un solo tipo de árboles, también hay plantas, hongos, animales y otras especies. La milpa,
al nivel productivo, conserva el balance en la parcela. Sólo en Mesoamérica hay un
sistema tan asociado de productos, ni en los cultivos de papas, de trigo en el MedioOriente o de arroz en Asía existía esta biodiversidad. Sólo en el maíz existe esta
integración, y hay que estudiarlo. CONANP tiene un programa de maíces criollos, pero es
el sistema de milpa que garantiza la biodiversidad. Por eso es clave para nosotros. Mucha
gente piensa como que no nos queremos integrar en la modernidad, pero mucho que
queremos rescatar de antes es por el conocimiento que tenía la gente antes y que ahora
pueden explicar mucho de los cambios climáticos que hoy día enfrentamos. Creo que
CONANP está entendiendo esto y retomando cada vez más la idea de la milpa para la
conservación de la biodiversidad, más que el maíz criollo. Pero si el economista declara
que no es rentable la milpa, se pierde todo el asunto. No hay que contabilizar sólo el
grano. Es la discusión que siempre tengo con gente que sólo ve números y ganancias,
cuánto entra en la cuenta en el banco.
185
7.2. Avelino Celis.
18
“CAE LA MISMA CANTIDAD DE AGUA, PERO EN MENOS
TIEMPO.”
Zaragoza es una pequeña comunidad, Agencia de Policía de Tilantongo. Viven unas 25
familias, pero muchas más han emigrado. La gente se dedica a la agricultura, y algunos
se dedican también a la artesanía. Tengo 22 años viviendo en la comunidad, antes estuve
viviendo en la ciudad de México (¿Por qué regresó? ¿Cuánto tiempo en el DF? ¿Qué edad
tiene ahora?), donde trabajé un tiempo. De regreso, me dediqué al campo. Pero sin
asesoría. Seguí la manera de trabajar de los demás, sembrando con agroquímicos. Hasta
que un día Jesús León, de CEDICAM, llegó a la comunidad, nos hizo una invitación para
explicarnos de cómo sembrar hortalizas y cómo la milpa. A mí, al principio, como que no
me parecía posible hacer estos cambios. Por tantos años que estaba trabajando, me
parecía mejor seguir haciéndolo a lo moderno. Pero dije, voy a verlo. Empezamos con la
reforestación y la conservación de suelos. Fui viendo los resultados de los talleres, sobre
los alimentos que consumimos, como se puede sembrar con abonos más saludables. Fue
cuando me hice promotor, ya hace ocho años.
En San Isidro y Progreso (agencias de Tilantongo) he visto la gran erosión y el
impacto de los chivos, las zanjas trincheras que hicieron, el cambio de chivos por
borregos. ¿Cómo es Zaragoza? ¿Tiene tierra fértil o está también muy erosionada?
Anteriormente, la parcela sólo se daba con agroquímicos. El suelo era muy pobre,
erosionado. No había árboles, no había zanjas. Iniciamos con CEDICAM, primero
conservación de suelos y reforestación. Y empezamos a utilizar abonos orgánicos. Lo
preparábamos en grupos. Después también con lombrices, para hacer lombricomposta.
Fue un proceso a largo plazo, pero fuimos viendo los mejoramientos. Con los bordos y las
zanjas se empezó a retener la tierra. Se fueron creciendo los árboles. Hicimos rotación de
cultivos, para combatir la presencia de la gallina ciega. Empezamos a usar plantas
leguminosas para fijar nitrógeno. Y se fueron viendo los resultados. Mi parcela está
produciendo mucho más, sin químicos. Es media hectárea, es todo lo que tengo allá cerca
de donde vivo. Somos cinco familiares, y ahora podemos vivir de eso, antes no. Siempre
para estos meses de septiembre y de octubre teníamos que comprar, porque hasta ahí
daba lo que producíamos.
Otra cosa es que decimos milpa, pero sólo sembrábamos maíz. No teníamos frijol, ni
calabaza, ni habas y otras plantas que se dan en una milpa. Ahora, no sólo sembramos
maíz, se incluyen estos otros productos, en una sola parcela. Todo va relacionado, las
zanjas, las curvas a nivel, los árboles en las barreras vivas, que retienen tierra y agua. Ahí
tenemos nopales y frutales. No sólo plantamos árboles forestales, producimos madera y
frutas. Todo está relacionado. Ha crecido la tierra y todo esto hace que produce mejor.
Todo esto es un proceso lento. ¿Cuántas familias están trabajando tal como
ustedes, cuántas familias están con CEDICAM?
Quince familias están con CEDICAM, pero las demás ven el ejemplo y ya no están
ocupando agroquímicos, están sembrando en la misma forma que nosotros. Ahora
18
Consejo Directivo de CEDICAM. Originario de Zaragoza, Santiago Tilantongo.
186
también estamos usando plantas como abono orgánico. Las sembramos y cuando están
floreando las incorporamos, por ejemplo chicharos. Nos dicen ¿y por qué las están
enterrando si estas plantas producen? Explicamos por qué y ahora varias de ellos lo están
haciendo. Todos están reforestando y haciendo su conservación de suelos. Hacen sus
tequios. Tenemos las dos formas de tenencia de tierra: comunal y pequeña propiedad.
Unos tienen cinco, seis hectáreas, otros dos.
En otras comunidades se están haciendo ordenamientos territoriales, estatutos
comunitarios, intercambio de experiencias. Todo esto para dar un orden en el
territorio. ¿En Zaragoza también hay un reglamento interno, o cada quién trabaja a
su manera? Se puede decir que se trabaja con respeto. No se va a cortar leña en terreno
ajeno. Igual con los animales. Los animales que comen los árboles son los chivos, y esto
se explicó en un taller, y la gente por su propia iniciativa empezó a cambiar chivos por
borregos. La misma gente hace conciencia. Es una forma comunitaria, se puede decir. No
es necesario poner reglas. En Tilantongo así es como se están trabajando las
comunidades, también en otros municipios.
Con tantos esfuerzos ¿se ha recuperado agua? Tilantongo ha tenido mucha escasez
de agua. Ya no había nada de humedad natural. Ahora los manantiales empezaron a
tener agua y esto dura toda la época de seca. Aquí tenemos más tiempo de seco que
tiempos de lluvias, pero durante esos meses el agua se mantiene. Antes, en marzo se
secaban. Y ya tenemos árboles grandes, de los que sembramos. Unos están produciendo
sus semillas. En Zaragoza hemos sembrado unos 20 mil árboles forestales y unos mil
frutales. Ya empezamos en el 99, y más a partir del 2003. Todavía el año pasado hemos
plantado cinco mil. Se recomiendan sembrarlos en julio y agosto, para que les alcance la
humedad de las lluvias.
¿Cómo se ven los cambios climáticos? Muy claros. Aquí en la Mixteca, lo que más nos
afecta son las heladas. Este año se ha helado en abril, cosa que nunca en la historia se
había visto. Normalmente se helaba en noviembre-diciembre. También ha helado en
octubre, cuando el frijol apenas está tierno. Se perjudica. Está muy claro el desequilibrio.
En cuestión de lluvia también se ha recortado. Llueve de mayo a agosto, septiembre ya
no. Entonces apenas son cuatro meses. Cae la misma cantidad de agua, pero en menos
tiempo.
A pesar de todo esto, ¿la situación en sus parcelas ha mejorado en los últimos diez
años?
Sí. Con CEDICAM estamos buscando estrategias. Si sabemos que en octubre ya va a
helar, entonces buscamos semillas más ligeras, para que cuando llegue octubre, ya estén
maduras. Frijol que antes se sembraba en agosto, ahora recorre para principios de julio,
ahora está floreando, para que en octubre esté maduro. Así se está buscando.
Estamos buscando ser auto-suficientes. De plano tenemos que comprar algunos
productos afuera, como arroz y aceite. Por lo demás tratamos de producir aquí lo que
consumimos. Para verduras tales como lechugas, cilantro, col y zanahorias, que no se
dan en la milpa, pues se hacen las hortalizas. Un área específica donde también tenemos
plantas medicinales. Todas las familias las tenemos. Antes las teníamos también, pero
cuando entraron los agroquímicos nos recomendaron sembrar sólo el maíz, sin meter
otras plantas. La gente se acostumbró. Fue dejando de sembrar otras semillas en la milpa
y empezaron a comprar productos. Por ejemplo cilantro, epazote, plantas que se dan ahí,
187
pero se les hizo más fácil comprar. Con los talleres de CEDICAM ahora se acostumbró
otra vez a tener sus propias verduras.
Tiene media hectárea de milpa. La hortaliza siempre es menos, pero requiere más
agua. ¿Tenía su propio sistema para mantener la hortaliza húmeda? Tengo un
tanque de ferro cemento (de 14 mil litros) donde se almacena el agua captada de las
lluvias. Es agua que viene del techo y se lleva al tanque. Si no tengo suficiente, traigo de
un manantial, a 200 metros de distancia. La mayoría de la gente capta el agua del techo.
Y la tierra de la hortaliza la tapamos con hojarasca para que se mantenga la humedad.
CEDICAM nos ayudó con una parte para el tanque, y una parte la pusimos nosotros,
sobre todo en mano de obra. Nosotros, campesinos, podemos hacer mucho, pero sí se
requiere un apoyo del gobierno, por ejemplo con sistemas de riego.
Pero el gobierno brilla por su ausencia, o les impone los invernaderos grandes con
sus paquetes de agroquímicos.
Hicimos invernaderos familiares, para producir verduras en épocas de heladas. Los
invernaderos grandes funcionan bien el primer año, pero como les dejan solos, en el
segundo año a ver cómo te arreglas. Muchos ya no siembran. Nosotros trabajamos en
pequeña escala, pero seguimos trabajando, mostrando que el campesino sólo puede
hacer muchas cosas para su sostén. Lo que más tenemos en el invernadero es el
jitomate, porque es más delicado. Pero también ahí debe haber variedad, hay otras
plantas como rábano o lechuga. Y nunca falta el chilito. Además tenemos barreras vivas
con su nopal y frutales. Si hay suficiente, lo vendemos. Por ejemplo, el nopal. Ahora todo
el mundo tiene, pero en abril no, y nosotros sí. Entonces, lo vendemos. Lo tenemos por
nuestro manejo del agua.
En otras áreas tenemos borregos, aparte las gallinas y guajolotes, y un lugar para el
puerquito. Es un ordenamiento de mi propia parcela. Donde yo vivo, tengo una hectárea,
pero también tengo unas parcelas que están un poco lejos. Una parte cultivo, otra es para
madera. En total tengo como cuatro hectáreas incluyendo monte.
¿La estrategia de trabajo de CEDICAM ha sido permanente o se han introducido
nuevos elementos?
Se están introduciendo otras formas de trabajo. Ahora, la selección de semillas son muy
importantes, sin salir de la línea principal. Siempre se está buscando.
¿Están seleccionando sus propias semillas, o intercambiando con vecinos, quizás
de otras comunidades? CEDICAM tiene su banco de semillas.
Tenemos nuestras propias semillas para el próximo año. Porque no vamos a saber cómo
termina este año. También se puede intercambiar con otros. Yo tengo el azul, blanco,
amarillo, pinto y rojo, cinco variedades. Todo temporal. Estamos viendo la forma de
recuperar el cajete, una variedad que se sembraba mucho antes y se fue perdiendo. Es
una variedad muy resistente a la sequía, se siembra a fines de febrero o inicios de marzo,
en el tiempo más seco. Nace y se mantiene. Lo único que tiene es que es muy tardío,
porque se cosecha en octubre. La semilla de temporal se siembra en mayo y se cosecha
en noviembre-diciembre. El cajete es lento, pero resistente. Puede estar marchito, pero
así aguanta hasta mayo cuando empieza a llover. Es típico de esta zona. Estamos
tratando de recuperar la semilla del cajete justo por el cambio climático. Aguanta sequía y
se cosecha mucho más temprano, entonces es más seguro. Es la misma variedad, sólo
decimos que es maíz cajete y el otro es maíz de temporal.
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CEDICAM organiza sus ferias, donde los productores exponen sus semillas de maíces, de
frijoles, calabazas y otros productos. Ahí se hacen los intercambios, a veces se venden, o
se intercambian, como el trueque. Hay libertad para las dos cosas. Pero lo que los
campesinos conservan para la próxima temporada, no se vende ni se intercambia.
Ahorita, CEDICAM está trabajando con 12 comunidades en el distrito de Nochixtlán:
Tilantongo (8 de las 17 agencias), San Miguel Huautla (no tiene comunidades), una
comunidad de Jaltepec y unas en el municipio de Nochixtlán. En total son 450 familias
asociadas. También estamos pensando en otras comunidades, las asesoramos para que
tengan también la oportunidad de producir en la misma forma para las familias. Estamos
entrando en otras cuatro comunidades. Anteriormente hemos trabajado en muchas otras
comunidades que ahora pueden caminar por si solas.
¿Trabajan ustedes parejo con hombres y mujeres?
Antes se trabajaban con hombres y mujeres, cada quien por su lado, aunque las mujeres
siempre están. Pero no se les tomaban tanto en cuenta. Ahora sí. Lo que se llama
enfoque de género. En lo personal, a mí me costó, porque el hombre está acostumbrado
a que la mujer siempre le sirva, para todo. A través de talleres empezamos a analizar todo
esto. En lo personal para mí era difícil lavar los trastes, lavar mi ropa. Pero empezamos a
entender cómo la mujer es compañera, no esclava. Entendernos mutuamente es lo mejor,
¿no? Y más que nada valorar el trabajo de las mujeres. Ahora nos integramos más, y –
como dijo un señor- la mujer tiene tiempo para arreglarse.
Aparte del respeto y la valoración mutua, ¿cuál ventaja tiene este enfoque de
género para que la familia mejore su situación? Ahora decidimos entre los dos, por
ejemplo para vender un animal y para decidir en qué invertir este dinero. Así, y muchas
otras cosas, que quizás parecen chiquitas, pero que ayudan. Ahora se pueden sentarse
más a platicar, compartir. Da más equilibrio, más comunicación.
Igualmente como pasó con la milpa, y la modernidad, mucha gente está perdiendo
saberes, también respecto a la alimentación y el uso de plantas. En el video
“Sembrando el Futuro” se ve muy bonito, pero la pregunta es si la gente está
conservando mucho conocimiento respecto a los productos del campo y los
guisados tradicionales. La gente sí se ha acostumbrado a la vida industrial, pero se ha
dado pláticas sobre la nutrición. Ahora, muchas familias cocinan más saludable. Los niños
llevan su agüita a la escuela en lugar de comprar refrescos. Sí se está trabajando esta
parte.
CEDICAM es una organización conocida. ¿Cuáles son los logros sobresalientes,
igual los retos más importantes que quedan? Sobre todo pensando en temas
grandes de los cambios climáticos, o el reto que las familias se queden en el
campo.
Uno de los retos es que los hijos revaloren el campo. Con los avances industriales, todos
tienen su televisión, donde aparecen estos anuncios que son muy tentativos. El resultado
es ir a la ciudad. Para los campesinos, es la existencia de las empresas que ofrecen las
semillas, agroquímicos, máquinas. Sobre todo ahora con estas semillas transgénicas.
Para CEDICAM es un reto de concientizar a la gente, para que valoren sus productos.
Y del tema de la recuperación de suelos y de agua, ¿siente que hay avances?
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Si comparamos los imágenes de cómo fue antes y cómo ahora, se ve el cambio. Hay más
árboles, hay más agua. La tierra produce mucho mejor. Ha habido resultado.
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7.2. Agencia de Policía de Zaragoza,
Tilantongo
“Y LA MAYOR PARTE DEL CÁNCER ES POR LOS
FERTILIZANTES.”
Presentes: Salustio Santiago, el promotor José Cruz Santiago y su esposa Evangelina
Ortiz, Mario Cruz Gutiérrez (promotor), Marta Susana Celis Vicente, Avelino Celis y su
esposa Estela Vicente Palacios, Jaime Montesinos Luz, Teresa Miguel Cruz.
Aunque no nos habíamos anunciado con anticipación, don Salustio Santiago cordialmente
nos invitó a reunirnos en el palacio. El suplente de la autoridad no participa en CEDICAM,
pero igual participa en la entrevista. Todos son vecinos en esta pequeña agencia de
policía, donde habitan apenas 25 familias. El señor, ya de tercera edad, ha visto unos
cambios aquí, por la presencia de las instituciones gubernamentales y organizaciones de
la sociedad civil, pero “poco ha redituado en el conocimiento de la gente aquí”, opina.
“Mucho depende de las personas y su interés en luchar, en desenvolverse. Enseñaron
muchas formas para aplicar fertilizantes, porque todos si entraron. Él también. Solitos
también se dieron cuenta que después de unas buenas cosechas, los fertilizantes
tampoco formaron una respuesta a los problemas de los campesinos, al contrario. Se
fueron bajando y bajando los rendimientos. Opina el campesino: “Los fertilizante
perjudican con el tiempo. Y ahora con eso de las semillas transgénicas, la gente se
confunde. Aquí optamos por semillas criollas. Los que hemos caminado un poco fuera,
hemos visto que la situación es diferente en otros lados. Las semillas no en todos los
lados dan igual. Aquí están resistentes. Yo ya no uso químicos. No sé si está bien o mal,
pero con los químicos tampoco se dan las tierras.”
Evangelina, una madre joven, tampoco usa químicos en su terreno. Usa el estiércol de su
becerrito, con ceniza y otros abonos naturales. “Mi abuelos usaron muchos químicos. Sin
embargo, no queremos consumirlos.” Estela ahora ya tiene diez años con CEDICAM,
junto con su esposo Avelino Celis. Es originaria del pueblo, igual que su esposo, pero se
conocieron en el Distrito Federal, donde vivieron. Regresaron a Zaragoza, porque el
esposo era alérgico ante tanta contaminación en la ciudad. Volvió a salir por ratos para
complementar sus ingresos, pero finalmente a los dos les gustó el campo y están
haciendo su vida aquí. "Queríamos volver a la tierra”, cuenta. “Y vivir del campo. Nos ha
costado, pero aquí estamos. Tenemos pura milpa, con frijol, calabaza y habas. Además,
tenemos hortalizas. No dependemos del mercado. Y usamos sobre todo estiércol de los
burro, chivos y de toros.
Aunque el agente suplente no se ha juntado con los socios de CEDICAM, igual le
preocupan los cambios que se están observando en el clima. Porque son obvios,
comenta: “Hace 30 años no llovía tan bruscamente como ahora. El clima era estable,
ahora hay aguaceros tremendos. Además, las tierras daban más.”
Cuando le pregunto qué es lo que se requiere en la pequeña comunidad para
contrarrestar estos cambios, se le ocurre solicitar máquinas para hacer más bordos.
“Estamos haciendo bordos y zanjas con puro pico y pala. Queremos máquinas para hacer
este trabajo. Aun así se va la tierra. Lo hemos hecho, pero con las lluvias se cortaron las
barreras y el siguiente año quedó lo mismo que antes.” Tampoco ha sido benéfico traer
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tierra de monte, porque de esta manera se desgasta el cerro y además es poco lo que se
puede traer. “Mejor se usa el estiércol de los animales, aunque es mínimo.”
José Cruz es de la idea que es mejor trabajar con pico y palo para hacer barreras vivas,
aunque se avanza menos: “De esta manera se están tirando raíces, y se mantiene mejor
la tierra.” El nuevo promotor de CEDICAM es uno de los jóvenes en la comunidad con sus
33 años de edad. El vio como su suegro estaba rociando sus plantas de maíz con una
abundancia de químicos, que finalmente terminó con un desgaste de tierra y de dinero.
Ahora las está sembrando él, sin ningún químico. El primer año, la tierra casi no dio, pero
ahora dos años después “es impresionante la diferencia, se ve. Hay muchas formas de
fertilizar la tierra, incluso a veces con abonos verdes o con rotación de cultivos.”
Mario Cruz, otro promotor de CEDICAM que está de visita, menciona también el cambio
de chivos por borregos como un cambio positivo en la comunidad, porque los chivos
comen todos los retoños de plantas y árboles que encuentren. Ahora se están
protegiendo los árboles. Mencionan la comunidad de San Antonio, donde vive don Fidel,
unos de los fundadores de CEDICAM. Fue protagonista en Tilantongo de todos cambios.
Cuando le visité hace más de diez años, ya se veía el oasis que rodeaba su casa. Mario:
“Se ven las fotos, cómo combatimos la erosión. Ahora ya ni siquiera se ve la casa de don
Fidel. Tiene un bosque ahí. Estos son ejemplos que contagian.”
El agente suplente confirma las palabras que me había dicho Jesús León, unos días
antes: “No son temas comunitarios, aunque afecten a toda la gente.” Don Salustio: “No,
estos puntos no se tocan durante las asambleas.” Y la misma CONAFOR retoma lo que
antes había promovido CEDICAM, afirma Avelino Celis: “El año pasado reforestamos con
5 mil plantas, pero la hemos hecho a través de CONAFOR. Han pegado bien, aunque
depende mucho en qué tierra. En la tierra blanca va muy despacio, en la tierra roja y en la
negra crecen de volada.”
Evangelina y las demás mujeres siembran hortalizas para disminuir las compras afuera.
Siembran acelgas, cilantro, betabel, habas, lechugas, chilacayote, tomate, igual que el
miltomate, chícharos. En términos económicos son mujeres pobres, pero afirman vivir
mejor ahora. Como dicen: “Mucho depende de la voluntad de uno. Mucho podemos hacer
nosotros mismos.” Y con las hortalizas, retoman una costumbre que antes habían tenido.
Cerca del arroyo se sembraban, ahí tenían sus chilares. Ahora han sembrado más
frutales, entre otros capulines, zapote blanco, durazno.
Con esta nueva, o renovada, cultura, pocos alimentos se compran afuera. Confirman que
sí se localizan varias enfermedades, que antes no existían, como es por ejemplo la
diabetes, pero obesidad casi no. Bromean: “Los de la ciudad aquí bajan de peso.” Surge
toda una discusión sobre ‘los viejos tiempos’ y la actualidad, sin llegar a conclusiones
contundentes, porque antes se tomaban aguas de las plantas, incluyendo el maguey, pero
sin azúcares añadidos, ahora es evitable el consumo de azúcar, paletas y galletas. Y si a
los hijos les dan frijoles, dicen “¡frijoles otra vez!” Todo ha cambiado, pero también ahora
hay programas de salud, entonces “nos damos más cuenta como está uno. Bueno, antes
quizás existían enfermedades, sin darnos cuenta. Lo que sí observamos es que las niñas
ya desde muy joven son señoritas. Y los jóvenes más pronto quedan acabados. José: Mi
abuelo de 90 años todavía trabaja bien. Muchos a sus 50 años ya no hacen lo mismo que
él. Y la mayor parte del cáncer es por los fertilizantes.”
Comida casi ya no compran estos productores, aunque admiten que tampoco se puede
ser 100% autónomo. Y no es fácil vender sus productos en caso de necesidad, sobre todo
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el frijol y maíz. Pero de todos modos, todos seleccionan las semillas, calculan lo que
necesitan para el próximo año y esta parte la guardan. Todo de aquí es para autoconsumo.
Termina la entrevista con la foto oficial y con un pequeño recorrido por las tierras de José
y Evangelina, que parejo trabajan en las tierras. José: “Así estamos acostumbrados,
también en las demás familias.” Me muestra la milpa que antes cultivaba su suegro y que
está ‘limpiando’ de los químicos. Entre el maíz se ven chilacayotes, frijoles, habas y trigo.
De repente se presente el papá de José. Si pudiera acompañarle para mostrar un terreno
que quiere sembrar. Lo ha limpiado, pero está en una ladera con mucho pendiente. Me
pide consejos, aunque le explico que sólo escribo historias. “No importa, debe tener
experiencias”, insiste.
En esta pequeña comunidad se ven los impactos de la erosión, pero también muchos
pinos y frutales. La primera vez que visité Tilantongo, casi todo –con la excepción notable
de la casa de don Fidel- se veía como un desierto. Ahora, con las lluvias y con muchos
años de lucha, uno se da cuenta de lo que afirman estos campesinos humildes: “Mucho
depende de nuestra voluntad. Hay muchas cosas que podemos hacer nosotros para
mejorar el campo.”
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