Domingo 2 Agosto 2015 BUENOS AIRES AÑO 6 - N°329 SUPLEMENTO JOVEN DE TIEMPO ARGENTINO A PALOS Buenos Aires más allá Gustavo Kessler habla de El Gran Buenos Aires, el libro que cierra la saga de la provincia-nación Además: Enrique Symns | ¿Qué hay en la agenda de los diputados jóvenes? | La nueva sección de Zambayonny | Oscar Alemán | Detrás de escena | Leo García | Sesiones 93.7 | Estereotipos año 6 | nº 329 | 2 de agosto de 2015 2 Caja negra El patíbulo Por Zambayonny Ilustración: Daniel Caporaletti Se fue al mazo enojado arrojando las cartas furioso contra la mesa y levantándose bruscamente de la silla. Llevaba casi ocho horas en ese garito, tenía hambre y la suerte le había sido esquiva como pocas veces en la vida. Para colmo no lo dejaban fumar adentro así que cada media hora se iba a dar algunas pitadas incómodo a los fondos del lugar donde, a través de una larga serie de pasillos, se accedía a un pulmón de manzana en el cual se abría un patio chiquito con olor a cloacas rebalsadas y a tabaco rancio. Si quería ir a la vereda tenía que pasar un par de controles que incluían cacheos vergonzantes y además corría el riesgo de que no lo volvieran a dejar entrar o de que cualquiera lo reconociera en la entrada del antro fumando con cara de haber perdido demasiado así que prefería fumar en el patio del fondo. A ese sitio lejano del mundo real pero cercado por concretas paredes altísimas, los jugadores de naipes en lugar de llamarlo patio le decían cariñosamente patíbulo. Ahí se encontraban los perdedores, entre el humo, con las caras cansadas de mirar cartas malas, los bolsillos vacíos y las excusas del manual de los presos. Las historias que se solían escuchar ahí eran tan oscuras como ingenuas. Una mezcla de lo que eran ellos mismos. Esa noche un hombre gordo y transpirado con la camisa abierta hasta el penúltimo botón encendía un cigarrillo con el otro mientras les narraba a los presentes un plan maestro para hacerse de una fortuna sin tomar riesgos. Lo particular del asunto era que como no confiaba demasiado en sus compañeros de patíbulo se los contaba sin despejar las incógnitas. Por lo tanto a medida que hablaba iba dejando huecos importantes en la historia como por ejemplo dónde sería el robo, a quién y de qué manera. Fue durante ese parloteo inconducente cuando de pronto se escucharon disparos, gritos y golpes. Primero como si se tratase de una le- Estereotipos El que se calienta porque no consigue entradas para el CCK Mandá tus ideas a contacto@ niapalos.org o vía Twitter a @niapalos así lo publicamos. jana discusión, pero enseguida como lo que era, un allanamiento. El gordo trabó la puerta del patíbulo para que los policías no pudieran ingresar a ese recinto horrendo que de pronto se había convertido en el único sitio seguro para ese puñado de sobrevivientes y con un golpe hizo estallar la única lamparita que alumbraba ese infierno. -La oscuridad siempre favorece al que conoce el terreno -explicó en su susurro-. Siempre que entren ladrones a sus casas corten la luz. Desde adentro se continuaban oyendo exclamaciones violentas, sirenas de patrulleros y pasos que se acercaban. El primer golpe contra la puerta del patíbulo retumbó dentro de esa penumbra como un trueno en los dientes. La estaban queriendo derribar a las patadas y aunque la puerta resistía porque abría para adentro era evidente que se iba a quebrar en cualquier momento. Fue entonces que iluminando con los encendedores reconocieron en el suelo, entre las plantas, una particular figura metálica y antigua a la cual nunca le habían prestado demasiada atención porque siempre habían creído que se trataba de un adorno abandonado de la época de los aljibes. Sin embargo ahora que necesitaban escapar si o sí, la percepción se había agudizado y de repente se revelaba como la tapa de una olla enorme enterrada o como la pequeña cúpula de una construcción subterránea. Con gran esfuerzo la corrieron lo suficiente como para introducirse dentro del hueco que dejaba en el piso y sin pensarlo se fueron arrojando hasta ir cayendo sobre una superficie húmeda y viscosa. Se quedaron parados ahí abajo sin prender los encendedores porque el gordo les dijo que los gases de las cloacas eran inflamables. Arriba los policías ya habían roto la puerta y recorrían el patíbulo descubriendo la antigua cúpula desplazada en el suelo. Los sobrevivientes presurosos corrieron varios metros por la tiniebla, alejándose de aquella abertura para no ser descubiertos mientras los uniformados apenas asomaron la cabeza con alguna linterna que no alumbró más allá de unos pocos metros. Enseguida desistieron de la búsqueda y volvieron a sellar la cúpula dejándolos, ahora sí, en la verdadera oscuridad. Luego los agentes abandonaron el patíbulo para continuar llevándose detenidos a todos los que estaban en la superficie y clausuraron el garito indefinidamente. Quedaron solos, enterrados y abandonados en la peor noche de cartas de sus vidas. Los primeros dos días gritaron tanto desde el subsuelo que se quedaron sin voz y también sin fuerzas al tratar inútilmente de alcanzar la cúpula trabada. El gordo fue el primero que en la desesperación bebió el líquido nauseabundo que tenían a la altura de los tobillos y perdió el conocimiento. Su plan ya nunca se llevaría a cabo. Al tercer día no les importaba nada y decidieron tomar el riesgo de iluminar aquella caverna con los encendedores por más que los gases hicieran combustión y los quemara vivos. Pero no, pasó algo peor. A los pocos segundos de alumbrar la oscuridad, cuando los ojos de ese puñado de perdedores se acostumbraron a distinguir figuras en la penumbra, pudieron observar consternados la redondez traslúcida del techo y de las paredes azuladas, verdosas o amarillentas según les diera el reflejo del fuego. En las alturas, a un costado de la cúpula, reconocieron entonces un enorme número 1 oxidado por los años y gastado por los paños y las manos sucias. Por tratarse de jugadores empedernidos no tardaron mucho en darse cuenta que estaban dentro del as de copas.x •Le gustaría que fuese pago. •Está bastante a favor de la movilidad social ascendente salvo cuando los beneficiarios le cagan las entradas para Martha Argerich. •Puede ser el paranoico que cree que “está todo arreglado”. •Cree que casi todo lo que pasa por internet está “digitado”. •Tarda bocha cada vez que va al cajero automático. •Cree que a los pobres le gusta hacer cola. •Su hijo va a una escuela progre privada que los días de paro docente hace "una jornada de reflexión". •Le dice “señorita” a la telefonista de Telefónica. •Le molesta un poco cuando llama para quejarse y lo atiende un ecuatoriano. •Le molesta porque algo en el fondo lo empuja a “contenerse”. •En realidad dice automáticamente que es ecuatoriano pero no sabe si es colombiano o panameño. •Llama por el nombre de pila a la chica que “los ayuda en casa”. •Ayuda de forma exagerada a los turistas en la calle. •Se animó y una vez escuchó el programa de los Leuco en Mitre. •Igual Leuco hijo le pareció medio nabo. •Es abonado de Tecnópolis salvo en vacaciones de invierno. •Le cabe el cine-arte. •Participa de los debates del Arteplex. •Va por lo menos una vez por mes al BAMA. •Coincidió por lo menos una vez con algún tuit de Campanella o del hijo de Cappa. •Participó de la movida para que no cierren el videoclub Master. •Pide recomendaciones a los libreros de Yenny. •El spot de Massa de las asignaciones le pareció bastante razonable. •No le parece bien que se llame Centro Cultural Kirchner y trata siempre de acotarlo en cada cena familiar o de amigos. •Ahora igual empezó a bancar el programa Qunita porque se enteró de que hay uno igual en Finlandia. •Le gusta Linierrrs. 2 de agosto de 2015 | año 6 | nº 329 3 Ruido de fondo El muchacho de pelo mota y rasgos qom Por Facundo Arroyo @_Faq_Arroyo Tengo ritmo: Oscar Alemán y su tiempo. Así se iba a llamar el trabajo de Sergio Pujol pero como salió por otra colección de Planeta el nombre se reformuló. Pujol asegura que el género “biografía” es híbrido por naturaleza. Es un concepto líquido y por eso incierto. En sus inicios como investigador arriesgó un primer trabajo en Como la cigarra: biografía de María Elena Walsh. Luego escribió también las historias de Atahualpa Yupanqui y Enrique Santos Discépolo. Los desafíos estuvieron siempre anclados en esa primera afirmación del crítico de música popular: equilibrar la dedicación académica, valorar la investigación periodística, probar distin- tos registros para la escritura resolutiva y, finalmente, potenciar el pulso ensayista. En La guitarra embrujada, Sergio Pujol llega a la especialidad analítica y logra, gracias a cuatro años de “disciplina Alemán”, su mejor trabajo, posicionándose como uno de los críticos musicales argentinos más importantes de la última década. De Oscar Alemán se tenían los grandes destacados: un dúo iniciático con ruedo en Buenos Aires (Les Loups), una gira trashumante por Europa, guitarrista estrella de Josephine Baker, carrera musical en Francia (construyendo un mano a mano -que incluyó una amistad- con el gitano Django Reinhardt), propuesta formal del gran Duke Ellington para que forme parte de sus filas, expulsado por los nazis a fines de los treinta (cuando su carrera estaba en un nivel inmejorable) y reconversión musical en la Argentina de Perón. No era toda la historia de Alemán. Había más y, a diferencia de Yupanqui o Discépolo, la propuesta en el plano ensayístico no era decir algo nuevo, sino decir todo de un músico sin relato formal. Nacido en Chaco y, una vez llegado a Brasil, huérfano de un padre suicida, Oscar mendigó por las calles cariocas hasta comprarse un cavaquinho. La historia de ese primer instrumento es el inicio de un músico inesperado. Uno de los grandes guitarristas argentinos. Hasta llegar a Francia sus influencias forjaron una personalidad musical inédita: mezcla del folklore practicado con el Sexteto Moreira, la impregnación de la música brasilera y el tango de cantor con guitarras. Luego el jazz, evidenciando el nacimiento de varias corrientes y haciendo de eso un sello personal. Además de esos fuertes pilares estilísticos, Oscar Alemán fue un camaleón para los géneros populares. Podía desarrollar tanto el swing como el bolero, el fado, el boogie woogie, entre otros. Y si la historia de este morocho flaco y de baja estatura todavía no había sido contada era porque Sergio Pujol respetó una iniciativa: Carlos Inzillo (uno de los grandes críticos argentinos de jazz) quería hacerlo. Durante la presentación oficial de esta biografía, el mismo Carlos aclaró: “Hasta que un día le dije a Sergio que la escriba. Por suerte, luego de leerla, entiendo que fue una decisión Oscar Alemán, la guitarra embrujada Sergio Pujol Planeta 2015 340 páginas $229 certera. Le hace justicia a Oscar Alemán”. Louis Armstrong, después de escuchar a Oscar en una improvisación trasnochada, lo dejó claro durante la década del '30: “Y yo que creía que los argentinos solo eran Tango men”.× El no-problema de la estética Por Leticia Martin @leticiamartin No tiene sentido ahondar en datos de estrenos, reposiciones, obras registradas o cantidad de actores para entender que el despliegue teatral porteño oculta algún otro fenómeno sociológico. Con observar la actividad de las casi 600 salas de la Ciudad, o la apertura de un centro cultural de dimensiones descomunales, como es el CCK, uno puede sospechar que la vida teatral porteña expresa algo más que la necesidad de entretenerse. ¿Cómo se explica, por ejemplo, que alguien ensaye y trabaje durante meses en un proyecto que, al final del día, le retribuye el valor de una pizza post función? ¿Qué sentidos se construyen para que este germen siga propagándose? Sol Echevarría y Nurit Kasztelan, antologadoras y prologuistas de la serie de ensayos Detrás de escena, que acaba de publicarse, plantean que el teatro posibilita la construcción de subjetividades alternativas. A partir de esta hipótesis es que deciden convocar a 18 de las personalidades más destacadas de la escena para reflexionar sobre el teatro actual. Actores, directores y dramaturgos piensan su práctica y generan textos que abordan distintos aspectos de la disciplina. Detengámonos en el ensayo más filosófico. “Se puede ver el cristal roto”, de Andrea Garrote, propone pensar la cuestión del realismo en la escena. La autora se pregunta si es posible construir “verdades relativas” y de qué modo hacerlo. Acude entonces a un concepto propio: “el relativismo dialógico que asume la complejidad para crear, producir y construir una verdad”. Esto la lleva a replantear las categorías anquilosadas de artista y arte, para desembocar en una concepción descentrada del yo del teatrista, que es la del “teatro como acontecimiento”. Lo que sucede en la función no es lo que está sobre el escenario sino la relación entre el actor, los dispositivos teatrales y el espectador. Al mejor estilo de los teóricos de la recepción que lideraron los estudios comunicacionales en los años 80´s, Garrote afirma que “en” el acontecimiento está la productividad. Y esto es revolucionario en la medida en que el nuevo siglo nos propone, sobre todo, relaciones mediadas tecnológicamente. El teatro, antiquísimo, sigue trayéndonos una experiencia distinta, y a la vez nueva y transgresora, porque el teatro convoca nada menos que Detrás de escena AA.VV. Editorial Excursiones 2015 140 páginas $185 a la re-unión de los cuerpos. “Cualquiera de nosotros tiene la posibilidad de generar un acontecimiento artístico ya sea tan sólo percibiéndolo”, señala Garrote. Ese poder otorgado al espectador, su adhesión nunca fervorosa a ningún método, las referencias al pensamiento de Sartre y Berkeley, y las experiencias en su rol de directora, hacen que este ensayo aparezca como de lectura imprescindible. Por otra parte, Garrote se opone a la militancia en contra del “sistema estético dominante”, tan de moda, y a la que considera premoderna e improductiva. “Instalar como problemática una lucha estética, indica cuán aburguesados estamos”. La frase no puede ser leída al pasar. Su mera enunciación expresa una posición crítica, que se dirige al centro de la endogamia teatral. La discusión con el poder, por más noble y atractiva que parezca, no es la que debe gobernar la imaginación del artista, insiste Garrote, para quién la atención debe centrarse en “crear nuevos espacios y grietas en esa dialéctica del poder y su reacción”. En El grado cero de la escritura, cuando Roland Barthes discute el consumo literario en relación a la creación del libro, señala que justamente porque el escritor no puede modificar las elecciones de los lectores es que sus objetivos deben apuntar a la consecución de un lenguaje libre. En la misma línea, Garrote expresa que la escritura nace del hecho trágico de que el escritor, que no puede modificar los datos objetivos del consumo, se ve forzado a retirarse al desierto de las fuentes de la creación. No es evidente que Garrote haya leído a Barthes, pero la idea puede transponerse entre las disciplinas. “El hombre moderno es invadido en su conciencia y hasta en sus sueños por la propaganda de la ideología de mercado -escribe Garrote- y por más que tenga encuentros con el arte, perlas en la basura, quizá ya no quiere tanto que le bailen, quiere bailar”. Puede que esta idea no sea una respuesta definitiva pero explica acertadamente por qué la ciudad es un campo fértil a la práctica teatral. Para cerrar hay que decir que Detrás de escena es un libro que piensa a la creación en general, y es una forma de echar luz sobre la relación que entabla cada artista con su disciplina y el sistema de pensamiento que elige. Tal vez la apuesta resulte despareja o por más abarcativa, quiero decir, la intención de esta selección puede bordear el territorio de la sobrepromesa. Sin embargo el recorte de personalidades que se decide da cuenta de una mirada instruida sobre el campo y sus tres circuitos -oficial, comercial e independiente- proponiendo un recorrido que implica conocer a varias generaciones que, a su modo, ponen de relieve los pliegues estéticos que siguen marcando el campo teatral porteño. × 4 año 6 | nº 329 | 2 de agosto de 2015 Entrevista cado a la cobertura realizada por el diario La Nación a lo largo de las últimas décadas en donde se observa cierta linealidad en la construcción del imaginario: el conurbano es la madre de todas las batallas, la tierra de delito y narcotráfico, y el territorio que evidencia la solidaridad de los porteños, quienes dejan que los bonaerenses usen los hospitales de Capital. Gabriel Kessler «Es interesante salir de la mirada moral sobre los intendentes» Con El Gran Buenos Aires, libro dirigido por el doctor en Sociología e investigador del CONICET Gabriel Kessler, se completa la colección de seis tomos sobre la Historia de la Provincia de Buenos Aires lanzada en conjunto por la editorial Edhasa y la Universidad Pedagógica de la Provincia. Con el desafío siempre vigente de huir de los lugares comunes, el libro aborda un territorio con identidad vacante que suele ser analizado desde una mirada ajena como un Far West dominado por intendentes peronistas, cierto recelo por el casi 20% de representación del padrón electoral nacional y una resaltada polarización de villas y countries. A una semana de las PASO en donde –quizás aún más que otras veces- la provincia de Buenos Aires tendrá un rol definitorio en la elección del próximo presidente, Kessler rechaza la mirada moral sobre el poder de los intendentes, rebate la tríada conurbano-barones-clientelismo, analiza la posibilidad de que por primera vez un gobernador de la provincia sea electo presidente, y menciona las limitaciones de la academia para retratar a los sectores medios del conurbano. Por Mariano Zamorano @zamoranoconz Fotos: Mayra Mansilla ¿Cómo encaraste la dirección del libro y qué rol cumple este tomo dentro del conjunto total de la Historia de la Provincia de Buenos Aires? El libro forma parte de un emprendimiento intelectual conjunto de la Universidad Pedagógica de la Provincia (Unipe), la editorial Edhasa y Juan Manuel Palacio -director general del proyecto-. De los seis libros, cuatro son cronológicos y dos son diferentes (un atlas que va desde el tiempo de los dinosaurios y las dimensiones geológicas y el último es El Gran Buenos Aires -un volumen único que incluye todas las temporalidades-). A diferencia de los otros tomos que están escritos por historiadores, éste tiene una variedad de disciplinas: hay economistas, sociólogos, antropólogos, geógrafos, politólogos, arquitectos, una pluralidad que tiene que ver con intentos de mostrar di- ferentes dimensiones históricas, políticas, económicas del Gran Buenos Aires desde su comienzo (si bien no hay un período que se pueda definir como fundacional) hasta el presente. En ese sentido, el libro tiene como varios intereses: pensar el Gran Buenos Aires sin la Capital Federal, pensar el conurbano desde el conurbano (a partir de sus propias lógicas y no como la antítesis de CABA), si bien es algo difícil porque no hay una autoridad política del Gran Buenos Aires, ni una identidad, sino que es una construcción de un aglomerado al que se le resta su núcleo central y como objeto político está articulado por diferentes administraciones (municipios, regiones sanitarias, administrativas, distritos electorales, superintendencias judiciales y policiales), con demarcaciones que muchas veces no coinciden entre sí. La intención general fue reconstituir la complejidad que se ha perdido en varias de las miradas. En ese sentido, hay un capítulo dedi- Sí, el capítulo de Ramiro Segura rastrea la cobertura del diario La Nación desde la última dictadura militar en adelante, y ahí se va viendo cómo el conurbano se construye en el sentido que recrea o reúne una variedad de prejuicios que se mantienen. Ese conurbano no siempre fue mirado así. Al mismo tiempo fue una construcción no sólo de los medios, sino también reproducida desde la academia (que confundió la distinción de estudios sobre el conurbano con estudios de problemas en el conurbano). Esa pérdida de complejidad fue ganada como un reservorio de los males que aquejan a la Argentina y ahí creo que hay una responsabilidad de los medios y de los académicos. El libro puede dar cuenta de lo que hay y de lo que no hay en las ciencias sociales de las últimas décadas. Refleja la intención de cada uno de los autores de mostrar la complejidad del territorio, pero no siempre se logra. Si te soy sincero, me hubiera gustado una mayor presencia de los sectores medios. Tenemos muchos estudios sobre los pobres, algunos estudios sobre los ricos –sobre todo pensando en la idea de los countries- pero pocos estudios sobre los sectores medios o sobre los comerciantes locales. Tenemos muchos estudios sobre el supuesto clientelismo de los pobres, pero pocos sobre la relación de las elites locales con las clases medias y clases altas. Muchos estudios sobre barrios y asentamientos, pero pocos sobre la variedad y formas de construcción -si uno mira, el conurbano tiene como paisaje general casas de sectores medios-, y pocos estudios de la vida cultural en una zona en donde hay más de cien teatros. Mencionabas que no existe una identidad del Gran Buenos Aires. Uno no dice ser bonaerense, sino que es de Morón, La Matanza, Florencio Varela. ¿Tiene alguna implicancia? Tiene la implicancia que posiblemente sea difícil encontrar en el territorio algún tipo de movimiento político y organización social que se movilice en pos de llegar a una forma de gobierno conjunto del área metropolitana. Porque en realidad muchos de los problemas del área metropolitana (incluyendo la Capital) se deben a la inexistencia de identidades conjuntas de gobierno sobre temas comunes como el transporte, la salud, la seguridad y la educación. Eso me parece que con- 2 de agosto de 2015 | año 6 | nº 329 5 Historia de la provincia de Buenos Aires. Tomo 6. El Gran Buenos Aires Sergio Kessler (director) Edhasa/Unipe 2015 tribuye a que no haya prácticamente nadie que abogue -salvo algunos expertos- por la existencia de una instancia de gobierno metropolitano, que es la manera de llevar adelante los problemas de un área. La inexistencia de una identidad del conurbano también repercute en que políticamente tampoco haya una identidad del Gran Buenos Aires. Hay identidades ligadas a los distintos barrios y partidos y la construcción política se hace por partidos. No hay ninguna subjetividad política que lleve a movilizar algún tipo de intento de cambio institucional. Esto pasa tanto en el Gran Buenos Aires como en el interior de la provincia. Otro de los intentos del libro es escapar del “territorio de barones dominado por el clientelismo”. Gabriel Vommaro hace hincapié en la movilidad interna dentro y fuera del peronismo. Sí, si bien desde el 45 en adelante el conurbano tiene una identidad claramente peronista -aún con la política prohibida-, si uno analiza con detalle observa movimientos al interior del partido, otros partidos que hegemonizan o pugnan por pelear el lugar a los propios intendentes, mientras también es cierto que la posibilidad de reelección indefinida es un elemento que contribuye a la idea del poder perenne (que a la vez se contrabalancea con la posibilidad de los Concejos Deliberantes de derribar a un intendente). ¿Desde la construcción política cómo analizás la figura de intendentes como, por ejemplo, Hugo Curto, Julio Pereyra y Raúl Othacehé? Es interesante poder salir de una mirada moral que solamente acentúe la crítica por esa perennidad -de la cual no estoy a favor- y poder analizar las razones que explican esa perdurabilidad, los armados políticos, cómo han logrado gestionar los grandes momentos de crisis, cómo han logrado de algún modo actualizarse para estar a tono con los cambios tanto dentro de las sociedades como de los partidos, y también cómo han mutado de una militancia política a una militancia social. Entender la forma en la que se producen los armados políticos "La intención general fue reconstituir la complejidad que se ha perdido en varias de las miradas” dentro de cada partido es interesante y te aleja de la mirada clásica de clientelismo y masas controladas por sus barones. Entender las formas en las que se va construyendo territorialmente y se va logrando el apoyo de distintas organizaciones. Gustavo Badia y Martina Saudino mencionan dos políticas de los '90 (el Fondo de Reparación Histórica y la incorporación y división de municipios) que lograron consolidar tanto el poder de los intendentes, como la figura del Gran Buenos Aires como territorio en disputa para la construcción política reflejada a partir de ahí en pujas del gobierno nacional y el provincial. ¿Cuáles son las conclusiones? La verdad es que la creciente incorporación de los intendentes como actores de gran importancia es algo relativamente creciente, que viene de los últimos veinte años. Hoy los intendentes son personalidades políticas conocidas incluso a nivel nacional, cosa que es bastante interesante, que tienen casi el mismo status a nivel de la prensa que los gobernadores, que circulan dentro de los medios nacionales y son considerados precandidatos presidenciales. Eso tiene que ver con el peso específico de cada municipio y al mismo tiempo es el lugar histórico que señala que el Gran Buenos Aires es algo que se debe ganar para poder ganar una elección y también es algo que se debe tener bajo calma para evitar que haya turbulencias a nivel político nacional. ¿Es azaroso que ningún goberna- "Entender la forma en la que se producen los armados políticos dentro de cada partido es interesante y te aleja de la mirada clásica de clientelismo y masas controladas por sus barones” dor de la provincia de Buenos Aires haya sido elegido presidente -tendencia que quizás en los próximos meses se revierta con Daniel Scioli-? En general el gobierno de la provincia de Buenos Aires fue una prueba complicada para el que le tocó gobernar, y muchas veces el capital político no sé si se fue perdiendo pero implicó un cierto desgaste del poder. Creo que en parte por el propio desgaste que implica el gobierno de la mayor provincia del país que concentra un conjunto de problemáticas importantes, y por la propia relación de los gobernadores y los presidentes que temieron que les hicieran sombra. Es decir, parte de la gestión bonaerense y parte para tratar de evitar que la provincia de Buenos Aires tenga algún tipo de poder de veto de la gestión nacional –hecho que también afectó la relación de gobernadores y presidentes, quienes pusieron escollos en carreras presidenciales de los propios gobernadores-. tran por primera vez con una pobreza mayor a lo que se creía y se estaba acostumbrado, y sobre todo que no estaba relegada como había estado históricamente a las zonas más periféricas del país, sino que estaba en los lindes de la ciudad. Eso fue algo que mostraron las primeras investigaciones de pobreza en los años 80. Con el PAN empieza la focalización en el Gran Buenos Aires. De ahí en adelante todos los gobiernos tienen esa focalización, que incluyó hasta la actualidad más de una docena de planes provinciales y nacionales aplicados en el conurbano, y comunidades y familias específicas viviendo bajo planes durante décadas. Lo que te muestra es la presencia de un problema perdurable que no se resuelve y la construcción de un entramado político, actores y formas de provisión que de algún modo hoy son centrales para entender la vida cotidiana de una parte importante de los habitantes del conurbano. ¿A qué le decís ni a palos? ¿Qué reflexiones deja el análisis del conurbano como territorio asistido? La idea del conurbano como territorio asistido comienza con la restauración democrática. Hasta ese momento el conurbano era lugar de trabajo. La democracia y el gobierno de Raúl Alfonsín se encuen- Al racismo. A todas las formas de clasismo, sexismo, que de algún modo son formas de fascismo. Podés dialogar con un liberal o cualquiera que tenga otro pensamiento, pero creo que en esos ismos negativos hay un límite que ni a palos.X 6 año 6 | nº 329 | 2 de agosto de 2015 Nota El veneno En el mercado del arte, el término “maldito” suele ser la cifra de un elogio, una identidad en la constelación de estilos. El caso de Enrique Symns es paradigmático y especial. Dirigió la revista Cerdos y Peces donde le dio voz a delincuentes, violadores, prostitutas y linyeras; cargó a su cuerpo de excesos y a su prosa de las armas del realismo sucio como para ganarse rápidamente el mote de “Bukowski argentino”, etiqueta que obliga a surfear siempre las olas de la leyenda y la caricatura; hizo que su ex amigo Carlos Solari extendiera su dedo y lo bautizara “Héroe del whisky”; se fue a Chile y fundó la revista The Clinic; se peleó mal con sus compañeros y volvió al país. Con más de quince internaciones en los últimos años, y una necesaria, costosa -y riesgosa por su salud- operación en ciernes, la semana pasada, amigos, artistas y colegas se juntaron para reunir fondos y homenajearlo. En ese contexto, repasamos la vida de alguien que llevó la filosa etiqueta de “maldito”, sombra de la Argentina cocainómana del post Proceso, a un tendal de anécdotas, seguidores y detractores. Por Pablo Díaz Marenghi @pediazm “¡Él lo hizo! ¡Ese anciano viscoso y aburrido al que llaman Dios! Él creó esa pantomima que llaman universo”. Así empieza uno de los tantos monólogos que Enrique Jorge Symns vociferaba con movimientos histriónicos en centros culturales, teatros unders, sótanos y en la antesala de los shows de Los Redonditos de Ricota a mediados de los ochenta cuando tocaban para cincuenta personas. Allí en donde explotaba todo su potencial de orador e invitaba a la reflexión casi como un profeta maldito. Nacido en Lanús en 1946, no terminó la primaria por decisión de sus padres. Su destino comenzó a alinearse, de muy pequeño, entre los confines del vagabundeo, callejones y bares de mala muerte. De muy chico se cruzó con estafadores, ladrones, bohemios y demás personajes de la noche. Conoció la ginebra, el sexo y el delito; respiró la calle como un flaneur urbano. En el estallido de la dictadura del '76 emigró a España y allí hizo monólogos en las calles y los subtes para sobrevivir. También allí advirtió que la escritura, aquello que hizo de niño por diversión, podría ser un oficio: “Una editorial mexicana me pidió que escribiera un libro anónimo que se llamó La represión sexual en el franquismo. Me pagaron bien. El libro era muy bueno, pero me sorprendió porque no sabía que podía hacer eso. No sabía que era periodista. Y lo era. Soy un periodista nato, o algo así. Descubrí el periodismo caminando. Soy un un antropólogo de la vida cotidiana”, se definía Symns en un reportaje en la Rolling Stone de enero de 2004. Luego, al volver a la Argentina, le esperarían varias redacciones y su obra cumbre por la que hasta hoy es citado como uno de los narradores más destacados de la cultura under de los 80: la revista Cerdos y Peces. Música de cañerías Luego de pasar por las revistas Pan Caliente, Satiricón, Eroticón y el diario Clarín, Symns recae en la revista El Porteño convocado por Gabriel Levinas. Este le ofrece armar un suplemento en donde pueda moverse con libertad. Historias pro- tagonizadas por pedófilos, dealers, ladrones, homosexuales y otros silenciados. Temas tabúes para una sociedad que comenzaba a dejar atrás la dictadura. El nombre surge cuando Levinas y Symns hacen una tirada azarosa del I Ching y leen el ideograma 61: “Los cerdos y los peces son los animales menos espirituales de la creación, y en consecuencia los más difíciles de influir”. Ese es nuestro público, concluyen. Ricardo Ragendorfer integró las redacciones de El Porteño, Cerdos y coincidió con Symns en Miradas al Sur. Su relación, dice, “sería para escribir un libro”. Lo conoció, "Cerdos y Peces fue el ojo que miraba a través de la cerradura de la contra cultura” como no podía ser de otra manera en un bar a principios del '85. “En la Cerdos y Peces publiqué mis primeras notas policiales en una columna que se llamaba Vidas Ejemplares. Eran biografías o perfiles de pistoleros que por ese entonces a mí me caían simpáticos”, comenta. Define la experiencia de haber trabajado con Symns como “crucial” y describe su trabajo de aquella época como “algo que lindaba entre el juego y la epopeya”. Un joven Alfredo Rosso integró esa redacción y la recuerda como “un ámbito creativo donde siempre se producían charlas y discusiones interesantes y motivadoras. Todo se hacía con energía y pasión, mucho de eso debido a la figura iconoclasta y anticonformista de Symns, pero también al brillante cuerpo de redactores, poetas y artistas que contribuían”. Eduardo Blaus- 2 de agosto de 2015 | año 6 | nº 329 tein, también compañero de aquel entonces, lo recuerda con afecto: “Hicimos buenas migas desde un comienzo porque yo venía de Barcelona y eramos los dos bastante rockeros”. En su escritura veía “calle, experiencia, música, intolerancia a muchas cosas. Una mezcla muy argentina con un tono medio para armar quilombo a propósito. Buscaba impacto”. Osvaldo Baigorria, hoy docente de la Carrera de Comunicación de la UBA, llegó a la Cerdos como colaborador y así conoció a Symns. “Fue en octubre de 1984 -recuerda- cuando fui, de parte de Nestor Perlongher, a proponer notas. Recuerdo a Enrique como un flaco de barba no muy crecida, con chaqueta verde militar, con quien hablamos del sentirse extranjero en Argentina, de nuestra indiferencia ante el nacionalismo y el fútbol”. Sebastián Duarte integró la redacción en los últimos años. Hace memoria: “En 1994 me hice amigo del Pelado Cordera y empecé a colaborar con Bersuit Vergarabat. Por ese entonces, Enrique era el monologuista de la banda. Fue así como lo conocí. En 1996 reapareció la Cerdos y el Pelado me recomendó para formar parte del staff. Fue lo más hermoso que me pasó en esta profesión: escribir en la revista que leía de adolescente”. La publicación subsistió, con bombas y clausuras judiciales de por medio, hasta 1998 con un intento infructuoso de revivirla en 2004 y marcó una huella dentro del periodismo gráfico local, quizás el legado más innegable de Symns. Fue el ojo que miraba a través de 7 la cerradura de la contra cultura. Como rezaba su subtítulo, Cerdos y Peces se convirtió en “la revista de este sitio inmundo”. "Enrique en el fondo es un niño. La última vez vimos dibujitos en la pensión donde vive y me contó que una vez escribió un cuento infantil que una ex le tiró a la basura. Ese es el costado de Symns más auténtico: no el reventado pesimista que odia al mundo, sino el niño eterno. Ese que se disfraza de viejo y escribe” Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones Symns siempre fue un provocador. En los comienzos de Cerdos, llegó a justificar y avalar la pedofilia, algo que le valió sendas críticas. Destacó muchas veces el hecho de haber tenido sexo con infinidad de mujeres en diversos lugares, incluso en la misma redacción de Cerdos. Acumuló encontronazos con varios colegas como cuando abandonó The Clinic, revista que fundó junto a otros periodistas en Chile. Siempre fue muy intenso y supo pelearse y amigarse con varios de sus compañeros de ruta, como Jorge Lanata quien lo convocó cuando fundó el diario Crítica y él se encontraba sin trabajo. Nunca pretendió tener muchas posesiones y en varias entrevistas recalcó que el dinero le interesaba para pagar “cocaína, champagne y taxi”. Vivió en Europa, Brasil y también en hoteles en Mar del Plata. Hoy vive en una pensión en el barrio de Constitución. Durante gran parte de su vida tuvo una fuerte adicción por la cocaína. En El señor de los venenos, su autobiografía, afirmó que “las drogas (están) para ayudarnos a dejar de ver esa obstinada tranquera que nos impide ingresar en lo desconocido, para obligarnos a ser nosotros mismos”. Supo elogiar el placer de los alucinógenos en sus textos. También destiló nihilismo y por momentos esto pareció acentuarse, como cuando Falsa escuadra Por Romina Sanchez Casas antiguas, robles viejos: barrio. Eso es Versalles, o Versailles, si se respeta el francés original, bien al oeste de la Ciudad de Buenos Aires. O era, sobre todo, un barrio tranquilo. Dicen los vecinos que, en rigor, eso es lo que fue, la postal de la ciudad de antaño detenida en el tiempo, mitad tren, mitad adoquín, en la que los chicos jugaban en la calle mientras los grandes mateaban después de trabajar. Pero, de un tiempo a esta parte, el barrio se ha vuelto inseguro, producto de los arrebatos en las calles y las entraderas. Inseguro también quiere decir, para el caso, violento, teñido de muerte. Como fue la lamentable experiencia de Vicente Barreiro, de 81 años, quien falleció en la puerta de su casa, en Echenagucia 965, el viernes 5 de junio, a las 13, cuando tres ladrones quisieron robarle justo cuando los chicos salían de la escuela. Es difícil, admiten los vecinos, conjugar este en una entrevista para The Clinic de julio de 2015 declaró que “La vida es nefasta, no tiene ningún sentido”. En diciembre de 2014 confesó en el periodico Vas: “Estoy debatiendo si sigo viviendo o no, es algo que mis amigos no quieren escuchar pero es la verdad”. Ese delgado equilibrio entre la vida y la muerte lo acompañó a lo largo de su vida. La banda de los chacales En los últimos días se conoció, casi en un boca en boca cibernético, un comunicado que comentaba el precario estado de salud de Symns y la urgente necesidad de una operación. Por ese motivo surgió la necesidad de actuar. “Cuando Fernanda Simonetti, amiga de Enrique, arma un grupo en Facebook para comunicar la situación de salud de él y la necesidad de una operación en el Hospital Italiano que cuesta $100.000, a una de las productoras de RadioFLIA se le ocurrió que la mejor manera para que esa plata se juntara era a través de un festival”, explica Camila Delía, una de las organizadoras del evento que se realizó el pasado jueves 30 en El Emergente. Emiliano Ciarlante forma parte de la revista Metanoia y se le ocurrió ofrecer packs de las mismas cuya recaudación se destinará para costear para la operación. La contracultura, que Symns retrató durante tantos años, se moviliza en pos de uno de sus referentes. Symns siempre despreció a los hospitales. Basta leer el relato “Una siniestra hospitalidad”, publicado en Orsai, para indagar en las principales internaciones atravesadas por Enrique. Desde una circuncisión obligada por una lesión en el pene hasta una internación voluntaria en el Borda, la detección de su diabetes y un ACV en El Bolsón que lo dejó con todo el costado izquierdo de su cuerpo paralizado. En un artículo en Crítica escribió: “No puedo evitar un gesto de repugnancia intelectual ante ese avasallamiento degradante que significa siempre la internación hospitalaria”. Peleando a la contra Rodolfo Palacios -periodista de policiales, autor de las biografías de Barreda y Robledo Puch- conoció a Symns en Crítica y es, hace varios años, amigo aunque “muchas veces nos peleamos”. Él sostiene que “Enrique en el fondo es un niño. Lo veo todas las semanas. La última vez vimos dibujitos en la pensión donde vive y me contó que una vez escribió un cuento infantil que una ex le tiró a la basura. Ese es el costado de Symns más auténtico: no el reventado pesimista que odia al mundo, sino el niño eterno. Ese que se disfraza de viejo y escribe”. Amado y odiado, Symns es un personaje, una mistificación de una pose y también una prosa cargada de realismo sucio. En sus crónicas, inundó de romanticismo las miserias cotidianas más profundas. Lleva la impronta de Bukowski aunque siempre repite que cuando lo bautizaron el “Bukowski porteño”, por andar con un vaso de whisky por la calle, él todavía no lo había leído. Su cuerpo le está pasando factura de años de excesos y adicciones. Amigos y seguidores hacen fuerza por El señor de los venenos quien, con su habitual estilo irreverente, declaró en una entrevista reciente que “El optimismo es un disfraz del miedo, del fracaso. ¿Quién puede ser optimista? Un mentiroso. Desde el momento en que vos sabés que existe la muerte, no te queda más remedio que ser pesimista”.X Versalles ya no es lo que fue tipo de hechos con el pasado de Versalles: a tres cuadras de allí, en una casa que aún sigue en pie, con placa recordatoria y todo, se filmó en el '85 la obra maestra de Alejandro Doria, Esperando la carroza. Desde la vivienda de Echenagucía 1232 China Zorrilla se quejaba de que la vecina le copiaba siempre los menúes. Hoy, creen en el barrio, llevar una vida como la de la película, ya no es posible. Aseguran que se vive encerrado o no se vive. Pero resulta que los vecinos no quieren acostumbrarse a esta nueva realidad que, según describen, es casi cotidiana. A los días, el barrio se movilizó en una marcha por las calles de Versalles, esas mismas de postal, para visibilizar el reclamo. La noticia, recuerdan los vecinos, salió en todos los canales. Pero no se detienen, quieren más. Es que son conscientes de que el flash no alcanza para intervenir en el drama del día a día, porque así lo viven, como un drama. Ellos son, lejos de las metáforas, Versalles de Pie. Así las cosas, mantienen varias reuniones al mes. La de la última semana, por ejem- plo, consistió en la actualización del mapa del delito del barrio, contemplando el que fue denunciado y el que no también. Y por delito se entiende venta de droga, prostíbulos, robos, entraderas, arrebatos y talleres clandestinos, enumeran los vecinos. La idea es, cuenta Marta, una de las referentes del movimiento, terminar cuanto antes el documento para poder presentarlo ante las autoridades competentes, como los ministerios de Seguridad Nacional y porteño; fiscalías, juzgados, Defensoría del Pueblo, Legislatura, Junta Comunal, y la Comisaría 44°, con el aval de la firma del cura del barrio, la ONG La Alameda y, obviamente, los vecinos autoconvocados. El barrio, además, es escenario de secuestros virtuales. “Es importante estar informados, ya que un secuestro virtual no sucede, porque no hay nadie secuestrado. Por ejemplo, el viernes 3 de julio, a las 6 de la mañana, una vecina recibió un llamado de ese tipo en el que le decían que tenían al hijo; se oían gritos y llantos. Por suerte, la mujer reaccionó rápido al darse cuenta que era una farsa, y cortó la llamada. En estas situaciones no hay que brindar ninguna información personal, y cortar la comunicación inmediatamente”, narra Marta. Y Gloria agrega que, además, por si faltara algo, en el barrio existen “antros de narcoprostitución”. “A media cuadra de la iglesia San Cayetano, en Cuzco al 300, sometían hasta hace unos días a cinco mujeres de nacionalidad paraguaya, de lunes a lunes las 24 horas. Nuestro trabajo impulsó al juez federal Sebastián Ramos a actuar y clausurar el prostíbulo, un punto de recaudación de la comisaría 44°. Hoy, ese lugar mafioso tiene custodia policial”, explica la vecina. Salvando las distancias, otro de los delitos que son moneda corriente en la zona consiste en el robo de neumáticos: “Se bajan 2 o 3 personas de un auto, uno desajusta las ruedas y otro acompaña, colocan piedras para sostener el auto al que le roban y listo, es cuestión de segundos”, suelta Gloria. Pero claro, se dice a los segundos, eso no se compara con la muerte o la esclavitud.X 8 año 6 | nº 329 | 2 de agosto de 2015 La mala leche La salidera Siglo 21 Por Martín Rodriguez Martes 28 de julio con 27 grados de térmica. Días antes, Mauricio Macri en Costa Salguero asegura a sus votantes que no está en su mente privatizar Aerolíneas Argentinas o YPF. “Es un honor recibir a mi amigo Daniel”, dice Raúl Castro tras reunirse con Scioli en la vieja isla. ¿Ya no existe el mundo tal como lo conocimos? Los tiempos cambian. ¿Existe una sociedad nueva? ¿O se mantiene siempre el sambenito de que el kirchnerismo está “a la izquierda de la sociedad”? ¿Sigue siendo así? Hace pocos días la consultora Ibarómetro dio a conocer un largo estudio con un dato aparentemente central: alrededor del 80% de los argentinos (voten a quien voten) prefieren la intervención del Estado en la vida pública (y económica). Ese dato está mostrado como consagración de una década aunque no es capaz de expresar las mil versiones de eso que llamamos “Estado”. Y está puesto contra un cuadro de situación muy concreto: los deseos de ruptura o continuidad de la sociedad frente a estas elecciones. Argentina es un país estatalista. Por tradición. Y es un país capitalista. Porque la única verdad es la realidad. Tras el largo y complejo ciclo entre 1976 y 2001, mientras vivimos transformaciones de nuestra estructura económica y social, lo que vemos a partir del 2002/3 es la reconstrucción de un cierto consenso sobre la presencia estatal en la regulación de la vida pública. Más liberalismo político, menos liberalismo económico. En este afán de balances elijo revisar a vuelo de pájaro la agenda parlamentaria de los diputados “jóvenes” (digamos los sub 40 que vienen de la militancia). Aquellos que, desde el borde del sistema político fueron llegando al Congreso. ¿Y qué veo en esa mar de proyectos truncos, deseos en voz alta y alguna que otra ley? Desde los diputados de La Cámpora, pasando por Leonardo Grosso (del Movimiento Evita) hasta Victoria Donda (ex FPV, Libres del Sur), Facundo Moyano (ex FPV, hoy FR) y el más nuevo Nicolás del Caño (PTS-FIT), con sus más y sus menos, con intensidades y protagonismos relativos (no es lo mismo ser parte de un bloque chico y proponer mucho y ganar poco, que ser parte de un bloque grande y tener menor margen o hacer la plancha), veo una agenda juvenil común, periférica y testimonial. Cruza el mandato de la “participación” (ley de centros de estudiantes, voto optativo a los 16 años), una nueva sensibilidad hacia el consumo de drogas (plan nacional de abordaje integral de adicciones), una preocupación por la violencia institucional (y en esto el oficialismo calla demasiado), un consenso sobre el juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad y las políticas de la memoria, la democratización sindical, algún gravamen a la renta financiera o la preocupación por la calidad del empleo, etc. Diríamos que todos los diputados jóvenes de esta década están guiados por una sensibilidad en torno a la palabra democratización. A pesar de que no todos realizaron una tarea memorable y de que no todos interactúan entre sí (han sido amigos y compañeros hace años), se respira un espíritu de más acuerdo sobre cómo debe ser la sociedad que de cómo debe ser el Estado. Quizás porque provienen más de lo social (y sindical) que de lo político, sus iniciativas se dirigen a la sociedad y casi nada al Estado o la economía. Y, pasados en limpio, parecen participar de estos consensos: -Ampliación de derechos (matrimonio igualitario, voto optativo a los 16 años, más apertura al debate sobre despenalización del uso de drogas o debate sobre el aborto). -DDHH. -Distribución del ingreso (el piso de la AUH). ¿Conforman una nueva generación política? En parte lo sabremos esta década que viene, cuando vivan su “emancipación” y dejen de ser la “Juvenilia” de una política de la que ya han aprendido bastante. ¿Es posible incluir en esta lista a Martín Lousteau o a Marcos Peña como versiones humanizadas del liberalismo? Me gustaría pensar que sí (es una columna optimista). El PRO tiene entre sus varias líneas a su pollo “liberal de izquierda”: Marcos Peña fue uno de los impulsores en las filas macristas del matrimonio igualitario (contra el ala “clerical”) y se reporta como un pragmático del fin de las ideologías que paradójica y modestamente intenta ubicar al PRO en un sendero de libertades civiles y gradualismo económico. Por supuesto que la versión parlamentaria del PRO es otra cosa. Esta apreciación está sin candado. Muchos debates, sobre todo económicos (sobre el desarrollo, la agroindustria, etc.) tienen que ser posibles y algunos pisos deberán ser definitivos. Es decir: no es un consenso sobre “qué buen país” tenemos y cuánto dejamos atrás la crisis, sino reflejos en torno a lo cerca que subsiste una crisis y la injusticia social. Ninguna década es igual a otra. Los sueños se hacen con personas reales. He visto las mejores (y no tanto) mentes de mi generación pasar de los social (y sindical) a lo político. La moneda está en el aire.X Eventos, lanzamientos, recomendaciones Sesiones 93.7 Yira, la orquesta de tango que mezcla electrónica pero también rock, hip hop, bolero y candombe, fue la encargada de cerrar la segunda temporada de Sesiones 93.7, el ciclo audiovisual producido por FM Nacional Rock. Sesiones 93.7 es una propuesta, que arrancó el año pasado, en la que se convoca a seis bandas de la nueva escena musical y se los invita a grabar en vivo en el Auditorio de Radio Nacional. La sesión de cada banda comprende cuatro canciones registradas en audio y video, en formato full eléctrico, con invitados especiales, y el resultado se puede ver y oír en la página web de la radio. En su sesión, Yira grabó "Asuntos internos", "Sé lo que no", "El gauchito" y "Viejo curdela", todas canciones de su último disco Santos impostores (2014), completando así la sexta y última entrega de una temporada que contó también con las sesiones de Barco, Las Taradas, Los Rusos Hijos de Puta, Morbo y Mambo y Acorazado Potemkin. Estas seis entregas se suman a las del año pasado, que incluyen a Utopians, Banda de Turistas, Los Espíritus, Guauchos, Las Diferencias y Pablo Dacal, y consolidan un muy interesante banco audiovisual para acercarse a algunas de las más sobresalientes propuestas musicales de la escena contemporánea. Todos los capítulos están disponibles en www.nacionalrock.com/ sesiones937 Las clases de Leo García Leo García será, por partida doble, una de las atracciones principales de la programación que preparó el Centro Cultural Kirchner para el mes de agosto. Por un lado, el viernes 14, brindará una clase magistral, con la participación de Lucas Garófalo. Esto será a las 19 horas, en la sala 303. Dos días después, el domingo 16, formará parte del ciclo “Puente”, que cruza música, baile y proyecciones audiovisuales en La Cúpula. Lo acompañarán Mariana Päraway, de Mendoza, Barda y el VJ Pablo Sosa Caba, de Bolivia. La cita es a las 20 horas. Para el resto del mes, además, el CCK armó una programación variada en música y teatro, además de una nutrida agenda de charlas y seminarios de danza y escritura, entre lo que se destacan las entrevistas públicas a escritores e ilustradores, las tres charlas comandadas por Alfredo Rosso sobre “La historia del rock argentino”, el Ciclo Anónima, un tributo al canto anónimo argentino, que aporta un merecidísimo homenaje a Leda Valladares, un Mano a mano con Lito Epumer y más, todo esto Staff Director Federico Scigliano Editor Diego Sanchez Redactores Pablo Móbili Martín Rodríguez Emiliano Flores Franco Dorio Julián Eyzaguirre Romina Sánchez Arte Diego Paladino Fotografía Patrick Haar junto a las exposiciones de Artes Audiovisuales, como “Cuídese mucho”, de la artista francesa Sophie Calle y los homenajes a Alicia Penalba, León Ferrari y Gyula Kosice. Más info en: www.culturalkirchner.gob.ar Redacción: Amenabar 23 (C1426AYB) Ciudad Autónoma de Buenos Aires Contacto: [email protected] Departamento comercial: Tel.: 4776-1779 Internos: 156 y 159 Venta de ejemplares atrasados: Azopardo 455. Tel.: 4342-8476 Impresión: Editorial AMFIN S.A. Paseo Colón 1196. Ciudad Autónoma de Buenos Aires Distribución en Capital Federal y Gran Buenos Aires:New Site. Baigorri 103, CABA Distribución en el interior: Inter Rev S.R.L. Av. San Martín 3442. Caseros Pcia. de Buenos Aires