Ni a Palos

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Domingo 2
Agosto 2015
BUENOS AIRES
AÑO 6 - N°329
SUPLEMENTO JOVEN DE
TIEMPO ARGENTINO
A PALOS
Buenos Aires
más allá
Gustavo Kessler habla de El Gran Buenos Aires,
el libro que cierra la saga de la provincia-nación
Además: Enrique Symns | ¿Qué hay en la agenda de los diputados jóvenes? | La nueva sección de
Zambayonny | Oscar Alemán | Detrás de escena | Leo García | Sesiones 93.7 | Estereotipos
año 6 | nº 329 | 2 de agosto de 2015
2
Caja negra
El patíbulo
Por Zambayonny
Ilustración: Daniel Caporaletti
Se fue al mazo enojado arrojando las cartas
furioso contra la mesa y levantándose bruscamente de la silla. Llevaba casi ocho horas
en ese garito, tenía hambre y la suerte le había sido esquiva como pocas veces en la vida.
Para colmo no lo dejaban fumar adentro así
que cada media hora se iba a dar algunas pitadas incómodo a los fondos del lugar donde, a través de una larga serie de pasillos, se
accedía a un pulmón de manzana en el cual
se abría un patio chiquito con olor a cloacas
rebalsadas y a tabaco rancio. Si quería ir a la
vereda tenía que pasar un par de controles
que incluían cacheos vergonzantes y además
corría el riesgo de que no lo volvieran a dejar entrar o de que cualquiera lo reconociera
en la entrada del antro fumando con cara de
haber perdido demasiado así que prefería fumar en el patio del fondo.
A ese sitio lejano del mundo real pero cercado por concretas paredes altísimas, los
jugadores de naipes en lugar de llamarlo patio le decían cariñosamente patíbulo. Ahí se
encontraban los perdedores, entre el humo,
con las caras cansadas de mirar cartas malas,
los bolsillos vacíos y las excusas del manual
de los presos. Las historias que se solían escuchar ahí eran tan oscuras como ingenuas.
Una mezcla de lo que eran ellos mismos.
Esa noche un hombre gordo y transpirado
con la camisa abierta hasta el penúltimo
botón encendía un cigarrillo con el otro
mientras les narraba a los presentes un plan
maestro para hacerse de una fortuna sin tomar riesgos. Lo particular del asunto era que
como no confiaba demasiado en sus compañeros de patíbulo se los contaba sin despejar las incógnitas. Por lo tanto a medida que
hablaba iba dejando huecos importantes en
la historia como por ejemplo dónde sería el
robo, a quién y de qué manera.
Fue durante ese parloteo inconducente cuando de pronto se escucharon disparos, gritos y
golpes. Primero como si se tratase de una le-
Estereotipos
El que se calienta
porque no consigue
entradas para el CCK
Mandá tus ideas a contacto@
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@niapalos así lo publicamos.
jana discusión, pero enseguida como lo que
era, un allanamiento.
El gordo trabó la puerta del patíbulo para
que los policías no pudieran ingresar a ese
recinto horrendo que de pronto se había convertido en el único sitio seguro para ese puñado de sobrevivientes y con un golpe hizo
estallar la única lamparita que alumbraba
ese infierno.
-La oscuridad siempre favorece al que conoce
el terreno -explicó en su susurro-. Siempre
que entren ladrones a sus casas corten la luz.
Desde adentro se continuaban oyendo exclamaciones violentas, sirenas de patrulleros
y pasos que se acercaban. El primer golpe
contra la puerta del patíbulo retumbó dentro de esa penumbra como un trueno en los
dientes. La estaban queriendo derribar a las
patadas y aunque la puerta resistía porque
abría para adentro era evidente que se iba a
quebrar en cualquier momento.
Fue entonces que iluminando con los encendedores reconocieron en el suelo, entre
las plantas, una particular figura metálica y
antigua a la cual nunca le habían prestado
demasiada atención porque siempre habían
creído que se trataba de un adorno abandonado de la época de los aljibes. Sin embargo ahora que necesitaban escapar si o sí, la
percepción se había agudizado y de repente
se revelaba como la tapa de una olla enorme
enterrada o como la pequeña cúpula de una
construcción subterránea. Con gran esfuerzo
la corrieron lo suficiente como para introducirse dentro del hueco que dejaba en el piso
y sin pensarlo se fueron arrojando hasta ir
cayendo sobre una superficie húmeda y viscosa.
Se quedaron parados ahí abajo sin prender
los encendedores porque el gordo les dijo
que los gases de las cloacas eran inflamables.
Arriba los policías ya habían roto la puerta
y recorrían el patíbulo descubriendo la antigua cúpula desplazada en el suelo. Los sobrevivientes presurosos corrieron varios metros
por la tiniebla, alejándose de aquella abertura para no ser descubiertos mientras los
uniformados apenas asomaron la cabeza con
alguna linterna que no alumbró más allá de
unos pocos metros. Enseguida desistieron de
la búsqueda y volvieron a sellar la cúpula dejándolos, ahora sí, en la verdadera oscuridad.
Luego los agentes abandonaron el patíbulo
para continuar llevándose detenidos a todos
los que estaban en la superficie y clausuraron el garito indefinidamente.
Quedaron solos, enterrados y abandonados
en la peor noche de cartas de sus vidas.
Los primeros dos días gritaron tanto desde el
subsuelo que se quedaron sin voz y también
sin fuerzas al tratar inútilmente de alcanzar
la cúpula trabada.
El gordo fue el primero que en la desesperación bebió el líquido nauseabundo que
tenían a la altura de los tobillos y perdió el
conocimiento. Su plan ya nunca se llevaría
a cabo.
Al tercer día no les importaba nada y decidieron tomar el riesgo de iluminar aquella
caverna con los encendedores por más que
los gases hicieran combustión y los quemara
vivos. Pero no, pasó algo peor.
A los pocos segundos de alumbrar la oscuridad, cuando los ojos de ese puñado de perdedores se acostumbraron a distinguir figuras
en la penumbra, pudieron observar consternados la redondez traslúcida del techo y de
las paredes azuladas, verdosas o amarillentas
según les diera el reflejo del fuego. En las alturas, a un costado de la cúpula, reconocieron entonces un enorme número 1 oxidado
por los años y gastado por los paños y las
manos sucias. Por tratarse de jugadores
empedernidos no tardaron mucho en darse
cuenta que estaban dentro del as de copas.x
•Le gustaría que fuese pago.
•Está bastante a favor de la movilidad social
ascendente salvo cuando los beneficiarios
le cagan las entradas para Martha Argerich.
•Puede ser el paranoico que cree que “está
todo arreglado”.
•Cree que casi todo lo que pasa por internet
está “digitado”.
•Tarda bocha cada vez que va al cajero automático.
•Cree que a los pobres le gusta hacer cola.
•Su hijo va a una escuela progre privada
que los días de paro docente hace "una jornada de reflexión".
•Le dice “señorita” a la telefonista de Telefónica.
•Le molesta un poco cuando llama para
quejarse y lo atiende un ecuatoriano.
•Le molesta porque algo en el fondo lo empuja a “contenerse”.
•En realidad dice automáticamente que es
ecuatoriano pero no sabe si es colombiano
o panameño.
•Llama por el nombre de pila a la chica que
“los ayuda en casa”.
•Ayuda de forma exagerada a los turistas en
la calle.
•Se animó y una vez escuchó el programa
de los Leuco en Mitre.
•Igual Leuco hijo le pareció medio nabo.
•Es abonado de Tecnópolis salvo en vacaciones de invierno.
•Le cabe el cine-arte.
•Participa de los debates del Arteplex.
•Va por lo menos una vez por mes al BAMA.
•Coincidió por lo menos una vez con algún
tuit de Campanella o del hijo de Cappa.
•Participó de la movida para que no cierren
el videoclub Master.
•Pide recomendaciones a los libreros de
Yenny.
•El spot de Massa de las asignaciones le pareció bastante razonable.
•No le parece bien que se llame Centro Cultural Kirchner y trata siempre de acotarlo
en cada cena familiar o de amigos.
•Ahora igual empezó a bancar el programa
Qunita porque se enteró de que hay uno
igual en Finlandia.
•Le gusta Linierrrs.
2 de agosto de 2015 | año 6 | nº 329
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Ruido de fondo
El muchacho de pelo mota y rasgos qom
Por Facundo Arroyo
@_Faq_Arroyo
Tengo ritmo: Oscar Alemán y su
tiempo. Así se iba a llamar el trabajo de Sergio Pujol pero como
salió por otra colección de Planeta el nombre se reformuló. Pujol
asegura que el género “biografía”
es híbrido por naturaleza. Es un
concepto líquido y por eso incierto. En sus inicios como investigador arriesgó un primer trabajo en
Como la cigarra: biografía de María
Elena Walsh. Luego escribió también las historias de Atahualpa
Yupanqui y Enrique Santos Discépolo. Los desafíos estuvieron
siempre anclados en esa primera
afirmación del crítico de música
popular: equilibrar la dedicación
académica, valorar la investigación periodística, probar distin-
tos registros para la escritura resolutiva y, finalmente, potenciar
el pulso ensayista. En La guitarra
embrujada, Sergio Pujol llega a
la especialidad analítica y logra,
gracias a cuatro años de “disciplina Alemán”, su mejor trabajo, posicionándose como uno de los críticos musicales argentinos más
importantes de la última década.
De Oscar Alemán se tenían los
grandes destacados: un dúo iniciático con ruedo en Buenos Aires
(Les Loups), una gira trashumante por Europa, guitarrista estrella
de Josephine Baker, carrera musical en Francia (construyendo un
mano a mano -que incluyó una
amistad- con el gitano Django
Reinhardt), propuesta formal del
gran Duke Ellington para que forme parte de sus filas, expulsado
por los nazis a fines de los treinta
(cuando su carrera estaba en un
nivel inmejorable) y reconversión musical en la Argentina de
Perón. No era toda la historia de
Alemán. Había más y, a diferencia de Yupanqui o Discépolo, la
propuesta en el plano ensayístico
no era decir algo nuevo, sino decir todo de un músico sin relato
formal.
Nacido en Chaco y, una vez llegado a Brasil, huérfano de un padre
suicida, Oscar mendigó por las
calles cariocas hasta comprarse
un cavaquinho. La historia de ese
primer instrumento es el inicio
de un músico inesperado. Uno de
los grandes guitarristas argentinos. Hasta llegar a Francia sus influencias forjaron una personalidad musical inédita: mezcla del
folklore practicado con el Sexteto Moreira, la impregnación
de la música brasilera y el tango
de cantor con guitarras. Luego el
jazz, evidenciando el nacimiento
de varias corrientes y haciendo
de eso un sello personal.
Además de esos fuertes pilares
estilísticos, Oscar Alemán fue un
camaleón para los géneros populares. Podía desarrollar tanto el
swing como el bolero, el fado, el
boogie woogie, entre otros. Y si
la historia de este morocho flaco
y de baja estatura todavía no había sido contada era porque Sergio Pujol respetó una iniciativa:
Carlos Inzillo (uno de los grandes
críticos argentinos de jazz) quería hacerlo. Durante la presentación oficial de esta biografía, el
mismo Carlos aclaró: “Hasta que
un día le dije a Sergio que la escriba. Por suerte, luego de leerla,
entiendo que fue una decisión
Oscar Alemán, la guitarra
embrujada
Sergio Pujol
Planeta
2015
340 páginas
$229
certera. Le hace justicia a Oscar Alemán”. Louis Armstrong,
después de escuchar a Oscar
en una improvisación trasnochada, lo dejó claro durante la
década del '30: “Y yo que creía
que los argentinos solo eran
Tango men”.×
El no-problema de la estética
Por Leticia Martin
@leticiamartin
No tiene sentido ahondar en
datos de estrenos, reposiciones,
obras registradas o cantidad de
actores para entender que el
despliegue teatral porteño oculta algún otro fenómeno sociológico. Con observar la actividad
de las casi 600 salas de la Ciudad, o la apertura de un centro
cultural de dimensiones descomunales, como es el CCK, uno
puede sospechar que la vida
teatral porteña expresa algo
más que la necesidad de entretenerse. ¿Cómo se explica, por
ejemplo, que alguien ensaye y
trabaje durante meses en un
proyecto que, al final del día, le
retribuye el valor de una pizza
post función? ¿Qué sentidos se
construyen para que este germen siga propagándose?
Sol Echevarría y Nurit Kasztelan, antologadoras y prologuistas de la serie de ensayos Detrás
de escena, que acaba de publicarse, plantean que el teatro
posibilita la construcción de
subjetividades alternativas. A
partir de esta hipótesis es que
deciden convocar a 18 de las
personalidades más destacadas
de la escena para reflexionar
sobre el teatro actual. Actores,
directores y dramaturgos piensan su práctica y generan textos
que abordan distintos aspectos
de la disciplina.
Detengámonos en el ensayo
más filosófico. “Se puede ver el
cristal roto”, de Andrea Garrote, propone pensar la cuestión
del realismo en la escena. La
autora se pregunta si es posible
construir “verdades relativas”
y de qué modo hacerlo. Acude
entonces a un concepto propio: “el relativismo dialógico
que asume la complejidad para
crear, producir y construir una
verdad”. Esto la lleva a replantear las categorías anquilosadas
de artista y arte, para desembocar en una concepción descentrada del yo del teatrista, que
es la del “teatro como acontecimiento”. Lo que sucede en la
función no es lo que está sobre
el escenario sino la relación
entre el actor, los dispositivos
teatrales y el espectador. Al mejor estilo de los teóricos de la
recepción que lideraron los estudios comunicacionales en los
años 80´s, Garrote afirma que
“en” el acontecimiento está la
productividad. Y esto es revolucionario en la medida en que el
nuevo siglo nos propone, sobre
todo, relaciones mediadas tecnológicamente. El teatro, antiquísimo, sigue trayéndonos una
experiencia distinta, y a la vez
nueva y transgresora, porque el
teatro convoca nada menos que
Detrás de escena
AA.VV.
Editorial Excursiones
2015
140 páginas
$185
a la re-unión de los cuerpos.
“Cualquiera de nosotros tiene
la posibilidad de generar un
acontecimiento artístico ya sea
tan sólo percibiéndolo”, señala
Garrote.
Ese poder otorgado al espectador, su adhesión nunca fervorosa a ningún método, las referencias al pensamiento de Sartre y
Berkeley, y las experiencias en
su rol de directora, hacen que
este ensayo aparezca como de
lectura imprescindible. Por
otra parte, Garrote se opone a
la militancia en contra del “sistema estético dominante”, tan
de moda, y a la que considera
premoderna e improductiva.
“Instalar como problemática
una lucha estética, indica cuán
aburguesados estamos”. La frase no puede ser leída al pasar.
Su mera enunciación expresa
una posición crítica, que se dirige al centro de la endogamia
teatral. La discusión con el poder, por más noble y atractiva
que parezca, no es la que debe
gobernar la imaginación del
artista, insiste Garrote, para
quién la atención debe centrarse en “crear nuevos espacios y
grietas en esa dialéctica del poder y su reacción”.
En El grado cero de la escritura,
cuando Roland Barthes discute
el consumo literario en relación a la creación del libro, señala que justamente porque el
escritor no puede modificar las
elecciones de los lectores es que
sus objetivos deben apuntar a la
consecución de un lenguaje libre. En la misma línea, Garrote
expresa que la escritura nace
del hecho trágico de que el escritor, que no puede modificar
los datos objetivos del consumo, se ve forzado a retirarse
al desierto de las fuentes de la
creación. No es evidente que
Garrote haya leído a Barthes,
pero la idea puede transponerse entre las disciplinas. “El
hombre moderno es invadido
en su conciencia y hasta en sus
sueños por la propaganda de la
ideología de mercado -escribe
Garrote- y por más que tenga
encuentros con el arte, perlas
en la basura, quizá ya no quiere
tanto que le bailen, quiere bailar”. Puede que esta idea no sea
una respuesta definitiva pero
explica acertadamente por qué
la ciudad es un campo fértil a la
práctica teatral.
Para cerrar hay que decir que
Detrás de escena es un libro que
piensa a la creación en general,
y es una forma de echar luz sobre la relación que entabla cada
artista con su disciplina y el sistema de pensamiento que elige.
Tal vez la apuesta resulte despareja o por más abarcativa, quiero decir, la intención de esta
selección puede bordear el territorio de la sobrepromesa. Sin
embargo el recorte de personalidades que se decide da cuenta
de una mirada instruida sobre
el campo y sus tres circuitos
-oficial, comercial e independiente- proponiendo un recorrido que implica conocer a varias
generaciones que, a su modo,
ponen de relieve los pliegues
estéticos que siguen marcando
el campo teatral porteño. ×
4
año 6 | nº 329 | 2 de agosto de 2015
Entrevista
cado a la cobertura realizada por el
diario La Nación a lo largo de las últimas décadas en donde se observa
cierta linealidad en la construcción
del imaginario: el conurbano es la
madre de todas las batallas, la tierra
de delito y narcotráfico, y el territorio que evidencia la solidaridad de
los porteños, quienes dejan que los
bonaerenses usen los hospitales de
Capital.
Gabriel Kessler
«Es interesante salir de la mirada
moral sobre los intendentes»
Con El Gran Buenos Aires, libro dirigido por el doctor en Sociología e investigador del CONICET Gabriel
Kessler, se completa la colección de seis tomos sobre la Historia de la Provincia de Buenos Aires lanzada
en conjunto por la editorial Edhasa y la Universidad Pedagógica de la Provincia. Con el desafío siempre
vigente de huir de los lugares comunes, el libro aborda un territorio con identidad vacante que suele
ser analizado desde una mirada ajena como un Far West dominado por intendentes peronistas, cierto
recelo por el casi 20% de representación del padrón electoral nacional y una resaltada polarización de
villas y countries. A una semana de las PASO en donde –quizás aún más que otras veces- la provincia
de Buenos Aires tendrá un rol definitorio en la elección del próximo presidente, Kessler rechaza la
mirada moral sobre el poder de los intendentes, rebate la tríada conurbano-barones-clientelismo,
analiza la posibilidad de que por primera vez un gobernador de la provincia sea electo presidente, y
menciona las limitaciones de la academia para retratar a los sectores medios del conurbano.
Por Mariano Zamorano
@zamoranoconz
Fotos: Mayra Mansilla
¿Cómo encaraste la dirección del libro y qué rol cumple este tomo dentro del conjunto total de la Historia
de la Provincia de Buenos Aires?
El libro forma parte de un emprendimiento intelectual conjunto de la
Universidad Pedagógica de la Provincia (Unipe), la editorial Edhasa y Juan
Manuel Palacio -director general del
proyecto-. De los seis libros, cuatro
son cronológicos y dos son diferentes (un atlas que va desde el tiempo
de los dinosaurios y las dimensiones geológicas y el último es El Gran
Buenos Aires -un volumen único que
incluye todas las temporalidades-).
A diferencia de los otros tomos que
están escritos por historiadores, éste
tiene una variedad de disciplinas:
hay economistas, sociólogos, antropólogos, geógrafos, politólogos, arquitectos, una pluralidad que tiene
que ver con intentos de mostrar di-
ferentes dimensiones históricas, políticas, económicas del Gran Buenos
Aires desde su comienzo (si bien no
hay un período que se pueda definir
como fundacional) hasta el presente.
En ese sentido, el libro tiene como
varios intereses: pensar el Gran Buenos Aires sin la Capital Federal, pensar el conurbano desde el conurbano
(a partir de sus propias lógicas y no
como la antítesis de CABA), si bien
es algo difícil porque no hay una
autoridad política del Gran Buenos
Aires, ni una identidad, sino que es
una construcción de un aglomerado
al que se le resta su núcleo central
y como objeto político está articulado por diferentes administraciones
(municipios, regiones sanitarias,
administrativas, distritos electorales, superintendencias judiciales y
policiales), con demarcaciones que
muchas veces no coinciden entre sí.
La intención general fue reconstituir
la complejidad que se ha perdido en
varias de las miradas.
En ese sentido, hay un capítulo dedi-
Sí, el capítulo de Ramiro Segura rastrea la cobertura del diario La Nación
desde la última dictadura militar en
adelante, y ahí se va viendo cómo el
conurbano se construye en el sentido que recrea o reúne una variedad
de prejuicios que se mantienen. Ese
conurbano no siempre fue mirado
así. Al mismo tiempo fue una construcción no sólo de los medios, sino
también reproducida desde la academia (que confundió la distinción
de estudios sobre el conurbano con
estudios de problemas en el conurbano). Esa pérdida de complejidad
fue ganada como un reservorio de
los males que aquejan a la Argentina y ahí creo que hay una responsabilidad de los medios y de los académicos. El libro puede dar cuenta
de lo que hay y de lo que no hay en
las ciencias sociales de las últimas
décadas. Refleja la intención de
cada uno de los autores de mostrar
la complejidad del territorio, pero
no siempre se logra. Si te soy sincero, me hubiera gustado una mayor
presencia de los sectores medios.
Tenemos muchos estudios sobre
los pobres, algunos estudios sobre
los ricos –sobre todo pensando en
la idea de los countries- pero pocos
estudios sobre los sectores medios
o sobre los comerciantes locales.
Tenemos muchos estudios sobre el
supuesto clientelismo de los pobres,
pero pocos sobre la relación de las
elites locales con las clases medias y
clases altas. Muchos estudios sobre
barrios y asentamientos, pero pocos
sobre la variedad y formas de construcción -si uno mira, el conurbano
tiene como paisaje general casas de
sectores medios-, y pocos estudios
de la vida cultural en una zona en
donde hay más de cien teatros.
Mencionabas que no existe una identidad del Gran Buenos Aires. Uno no
dice ser bonaerense, sino que es de
Morón, La Matanza, Florencio Varela.
¿Tiene alguna implicancia?
Tiene la implicancia que posiblemente sea difícil encontrar en el
territorio algún tipo de movimiento
político y organización social que se
movilice en pos de llegar a una forma de gobierno conjunto del área
metropolitana. Porque en realidad
muchos de los problemas del área
metropolitana (incluyendo la Capital) se deben a la inexistencia de
identidades conjuntas de gobierno
sobre temas comunes como el transporte, la salud, la seguridad y la
educación. Eso me parece que con-
2 de agosto de 2015 | año 6 | nº 329
5
Historia de la provincia de Buenos Aires.
Tomo 6. El Gran Buenos Aires
Sergio Kessler (director)
Edhasa/Unipe
2015
tribuye a que no haya prácticamente nadie que abogue -salvo algunos
expertos- por la existencia de una
instancia de gobierno metropolitano, que es la manera de llevar
adelante los problemas de un área.
La inexistencia de una identidad
del conurbano también repercute en que políticamente tampoco
haya una identidad del Gran Buenos Aires. Hay identidades ligadas
a los distintos barrios y partidos y
la construcción política se hace por
partidos. No hay ninguna subjetividad política que lleve a movilizar
algún tipo de intento de cambio
institucional. Esto pasa tanto en el
Gran Buenos Aires como en el interior de la provincia.
Otro de los intentos del libro es
escapar del “territorio de barones
dominado por el clientelismo”. Gabriel Vommaro hace hincapié en la
movilidad interna dentro y fuera del
peronismo.
Sí, si bien desde el 45 en adelante
el conurbano tiene una identidad
claramente peronista -aún con la
política prohibida-, si uno analiza
con detalle observa movimientos al
interior del partido, otros partidos
que hegemonizan o pugnan por
pelear el lugar a los propios intendentes, mientras también es cierto
que la posibilidad de reelección
indefinida es un elemento que contribuye a la idea del poder perenne (que a la vez se contrabalancea
con la posibilidad de los Concejos
Deliberantes de derribar a un intendente).
¿Desde la construcción política
cómo analizás la figura de intendentes como, por ejemplo, Hugo Curto,
Julio Pereyra y Raúl Othacehé?
Es interesante poder salir de una
mirada moral que solamente acentúe la crítica por esa perennidad
-de la cual no estoy a favor- y poder
analizar las razones que explican
esa perdurabilidad, los armados políticos, cómo han logrado gestionar
los grandes momentos de crisis,
cómo han logrado de algún modo
actualizarse para estar a tono con
los cambios tanto dentro de las
sociedades como de los partidos, y
también cómo han mutado de una
militancia política a una militancia
social. Entender la forma en la que
se producen los armados políticos
"La intención general fue reconstituir la complejidad que se ha
perdido en varias de las miradas”
dentro de cada partido es interesante y te aleja de la mirada clásica de
clientelismo y masas controladas
por sus barones. Entender las formas en las que se va construyendo
territorialmente y se va logrando el
apoyo de distintas organizaciones.
Gustavo Badia y Martina Saudino
mencionan dos políticas de los '90
(el Fondo de Reparación Histórica y
la incorporación y división de municipios) que lograron consolidar
tanto el poder de los intendentes,
como la figura del Gran Buenos Aires como territorio en disputa para
la construcción política reflejada a
partir de ahí en pujas del gobierno
nacional y el provincial. ¿Cuáles son
las conclusiones?
La verdad es que la creciente incorporación de los intendentes como
actores de gran importancia es algo
relativamente creciente, que viene
de los últimos veinte años. Hoy los
intendentes son personalidades
políticas conocidas incluso a nivel
nacional, cosa que es bastante interesante, que tienen casi el mismo
status a nivel de la prensa que los
gobernadores, que circulan dentro
de los medios nacionales y son considerados precandidatos presidenciales. Eso tiene que ver con el peso
específico de cada municipio y al
mismo tiempo es el lugar histórico
que señala que el Gran Buenos Aires es algo que se debe ganar para
poder ganar una elección y también es algo que se debe tener bajo
calma para evitar que haya turbulencias a nivel político nacional.
¿Es azaroso que ningún goberna-
"Entender la forma en la que se producen los armados políticos
dentro de cada partido es interesante y te aleja de la mirada
clásica de clientelismo y masas controladas por sus barones”
dor de la provincia de Buenos Aires
haya sido elegido presidente -tendencia que quizás en los próximos
meses se revierta con Daniel Scioli-?
En general el gobierno de la provincia de Buenos Aires fue una prueba complicada para el que le tocó
gobernar, y muchas veces el capital
político no sé si se fue perdiendo
pero implicó un cierto desgaste
del poder. Creo que en parte por
el propio desgaste que implica el
gobierno de la mayor provincia del
país que concentra un conjunto de
problemáticas importantes, y por
la propia relación de los gobernadores y los presidentes que temieron que les hicieran sombra. Es decir, parte de la gestión bonaerense
y parte para tratar de evitar que la
provincia de Buenos Aires tenga algún tipo de poder de veto de la gestión nacional –hecho que también
afectó la relación de gobernadores
y presidentes, quienes pusieron escollos en carreras presidenciales de
los propios gobernadores-.
tran por primera vez con una pobreza mayor a lo que se creía y se
estaba acostumbrado, y sobre todo
que no estaba relegada como había
estado históricamente a las zonas
más periféricas del país, sino que
estaba en los lindes de la ciudad.
Eso fue algo que mostraron las primeras investigaciones de pobreza
en los años 80. Con el PAN empieza
la focalización en el Gran Buenos
Aires. De ahí en adelante todos los
gobiernos tienen esa focalización,
que incluyó hasta la actualidad más
de una docena de planes provinciales y nacionales aplicados en el conurbano, y comunidades y familias
específicas viviendo bajo planes durante décadas. Lo que te muestra es
la presencia de un problema perdurable que no se resuelve y la construcción de un entramado político,
actores y formas de provisión que
de algún modo hoy son centrales
para entender la vida cotidiana de
una parte importante de los habitantes del conurbano.
¿A qué le decís ni a palos?
¿Qué reflexiones deja el análisis del
conurbano como territorio asistido?
La idea del conurbano como territorio asistido comienza con la restauración democrática. Hasta ese
momento el conurbano era lugar
de trabajo. La democracia y el gobierno de Raúl Alfonsín se encuen-
Al racismo. A todas las formas de
clasismo, sexismo, que de algún
modo son formas de fascismo. Podés dialogar con un liberal o cualquiera que tenga otro pensamiento, pero creo que en esos ismos
negativos hay un límite que ni a
palos.X
6
año 6 | nº 329 | 2 de agosto de 2015
Nota
El veneno
En el mercado del arte, el término “maldito” suele ser la cifra de un elogio, una identidad en la constelación de estilos. El caso de Enrique
Symns es paradigmático y especial. Dirigió la revista Cerdos y Peces donde le dio voz a delincuentes, violadores, prostitutas y linyeras; cargó a
su cuerpo de excesos y a su prosa de las armas del realismo sucio como para ganarse rápidamente el mote de “Bukowski argentino”, etiqueta
que obliga a surfear siempre las olas de la leyenda y la caricatura; hizo que su ex amigo Carlos Solari extendiera su dedo y lo bautizara “Héroe
del whisky”; se fue a Chile y fundó la revista The Clinic; se peleó mal con sus compañeros y volvió al país. Con más de quince internaciones en
los últimos años, y una necesaria, costosa -y riesgosa por su salud- operación en ciernes, la semana pasada, amigos, artistas y colegas se
juntaron para reunir fondos y homenajearlo. En ese contexto, repasamos la vida de alguien que llevó la filosa etiqueta de “maldito”, sombra
de la Argentina cocainómana del post Proceso, a un tendal de anécdotas, seguidores y detractores.
Por Pablo Díaz Marenghi
@pediazm
“¡Él lo hizo! ¡Ese anciano viscoso
y aburrido al que llaman Dios! Él
creó esa pantomima que llaman
universo”. Así empieza uno de los
tantos monólogos que Enrique
Jorge Symns vociferaba con movimientos histriónicos en centros
culturales, teatros unders, sótanos
y en la antesala de los shows de
Los Redonditos de Ricota a mediados de los ochenta cuando tocaban
para cincuenta personas. Allí en
donde explotaba todo su potencial
de orador e invitaba a la reflexión
casi como un profeta maldito.
Nacido en Lanús en 1946, no terminó la primaria por decisión de
sus padres. Su destino comenzó a
alinearse, de muy pequeño, entre
los confines del vagabundeo, callejones y bares de mala muerte. De
muy chico se cruzó con estafadores, ladrones, bohemios y demás
personajes de la noche. Conoció la
ginebra, el sexo y el delito; respiró la calle como un flaneur urbano. En el estallido de la dictadura
del '76 emigró a España y allí hizo
monólogos en las calles y los subtes para sobrevivir. También allí
advirtió que la escritura, aquello
que hizo de niño por diversión,
podría ser un oficio: “Una editorial
mexicana me pidió que escribiera
un libro anónimo que se llamó La
represión sexual en el franquismo. Me
pagaron bien. El libro era muy bueno, pero me sorprendió porque no
sabía que podía hacer eso. No sabía que era periodista. Y lo era. Soy
un periodista nato, o algo así. Descubrí el periodismo caminando.
Soy un un antropólogo de la vida
cotidiana”, se definía Symns en
un reportaje en la Rolling Stone de
enero de 2004. Luego, al volver a la
Argentina, le esperarían varias redacciones y su obra cumbre por la
que hasta hoy es citado como uno
de los narradores más destacados
de la cultura under de los 80: la revista Cerdos y Peces.
Música de cañerías
Luego de pasar por las revistas Pan
Caliente, Satiricón, Eroticón y el diario Clarín, Symns recae en la revista El Porteño convocado por Gabriel
Levinas. Este le ofrece armar un
suplemento en donde pueda moverse con libertad. Historias pro-
tagonizadas por pedófilos, dealers,
ladrones, homosexuales y otros silenciados. Temas tabúes para una
sociedad que comenzaba a dejar
atrás la dictadura. El nombre surge cuando Levinas y Symns hacen
una tirada azarosa del I Ching y
leen el ideograma 61: “Los cerdos
y los peces son los animales menos espirituales de la creación, y
en consecuencia los más difíciles
de influir”. Ese es nuestro público,
concluyen.
Ricardo Ragendorfer integró las
redacciones de El Porteño, Cerdos
y coincidió con Symns en Miradas al Sur. Su relación, dice, “sería
para escribir un libro”. Lo conoció,
"Cerdos y Peces fue el ojo que miraba a través de la cerradura
de la contra cultura”
como no podía ser de otra manera en un bar a principios del '85.
“En la Cerdos y Peces publiqué mis
primeras notas policiales en una
columna que se llamaba Vidas
Ejemplares. Eran biografías o perfiles de pistoleros que por ese entonces a mí me caían simpáticos”,
comenta. Define la experiencia de
haber trabajado con Symns como
“crucial” y describe su trabajo de
aquella época como “algo que lindaba entre el juego y la epopeya”.
Un joven Alfredo Rosso integró esa
redacción y la recuerda como “un
ámbito creativo donde siempre se
producían charlas y discusiones
interesantes y motivadoras. Todo
se hacía con energía y pasión, mucho de eso debido a la figura iconoclasta y anticonformista de Symns,
pero también al brillante cuerpo
de redactores, poetas y artistas
que contribuían”. Eduardo Blaus-
2 de agosto de 2015 | año 6 | nº 329
tein, también compañero de aquel
entonces, lo recuerda con afecto:
“Hicimos buenas migas desde un
comienzo porque yo venía de Barcelona y eramos los dos bastante
rockeros”. En su escritura veía
“calle, experiencia, música, intolerancia a muchas cosas. Una mezcla
muy argentina con un tono medio
para armar quilombo a propósito.
Buscaba impacto”.
Osvaldo Baigorria, hoy docente
de la Carrera de Comunicación de
la UBA, llegó a la Cerdos como colaborador y así conoció a Symns.
“Fue en octubre de 1984 -recuerda- cuando fui, de parte de Nestor Perlongher, a proponer notas.
Recuerdo a Enrique como un flaco de barba no muy crecida, con
chaqueta verde militar, con quien
hablamos del sentirse extranjero
en Argentina, de nuestra indiferencia ante el nacionalismo y el
fútbol”. Sebastián Duarte integró
la redacción en los últimos años.
Hace memoria: “En 1994 me hice
amigo del Pelado Cordera y empecé a colaborar con Bersuit Vergarabat. Por ese entonces, Enrique
era el monologuista de la banda.
Fue así como lo conocí. En 1996
reapareció la Cerdos y el Pelado me
recomendó para formar parte del
staff. Fue lo más hermoso que me
pasó en esta profesión: escribir en
la revista que leía de adolescente”.
La publicación subsistió, con bombas y clausuras judiciales de por
medio, hasta 1998 con un intento
infructuoso de revivirla en 2004 y
marcó una huella dentro del periodismo gráfico local, quizás el
legado más innegable de Symns.
Fue el ojo que miraba a través de
7
la cerradura de la contra cultura.
Como rezaba su subtítulo, Cerdos y
Peces se convirtió en “la revista de
este sitio inmundo”.
"Enrique en el fondo es un niño. La última vez vimos dibujitos en
la pensión donde vive y me contó que una vez escribió un cuento
infantil que una ex le tiró a la basura. Ese es el costado de Symns
más auténtico: no el reventado pesimista que odia al mundo, sino
el niño eterno. Ese que se disfraza de viejo y escribe”
Erecciones, eyaculaciones,
exhibiciones
Symns siempre fue un provocador.
En los comienzos de Cerdos, llegó
a justificar y avalar la pedofilia,
algo que le valió sendas críticas.
Destacó muchas veces el hecho de
haber tenido sexo con infinidad
de mujeres en diversos lugares,
incluso en la misma redacción de
Cerdos. Acumuló encontronazos
con varios colegas como cuando
abandonó The Clinic, revista que
fundó junto a otros periodistas en
Chile. Siempre fue muy intenso y
supo pelearse y amigarse con varios de sus compañeros de ruta,
como Jorge Lanata quien lo convocó cuando fundó el diario Crítica y
él se encontraba sin trabajo. Nunca
pretendió tener muchas posesiones
y en varias entrevistas recalcó que
el dinero le interesaba para pagar
“cocaína, champagne y taxi”. Vivió
en Europa, Brasil y también en hoteles en Mar del Plata. Hoy vive en
una pensión en el barrio de Constitución.
Durante gran parte de su vida tuvo
una fuerte adicción por la cocaína.
En El señor de los venenos, su autobiografía, afirmó que “las drogas (están)
para ayudarnos a dejar de ver esa
obstinada tranquera que nos impide ingresar en lo desconocido, para
obligarnos a ser nosotros mismos”.
Supo elogiar el placer de los alucinógenos en sus textos. También destiló nihilismo y por momentos esto
pareció acentuarse, como cuando
Falsa escuadra
Por Romina Sanchez
Casas antiguas, robles viejos: barrio. Eso es
Versalles, o Versailles, si se respeta el francés
original, bien al oeste de la Ciudad de Buenos
Aires. O era, sobre todo, un barrio tranquilo.
Dicen los vecinos que, en rigor, eso es lo que
fue, la postal de la ciudad de antaño detenida
en el tiempo, mitad tren, mitad adoquín, en
la que los chicos jugaban en la calle mientras
los grandes mateaban después de trabajar.
Pero, de un tiempo a esta parte, el barrio se
ha vuelto inseguro, producto de los arrebatos en las calles y las entraderas. Inseguro
también quiere decir, para el caso, violento,
teñido de muerte. Como fue la lamentable
experiencia de Vicente Barreiro, de 81 años,
quien falleció en la puerta de su casa, en
Echenagucia 965, el viernes 5 de junio, a las
13, cuando tres ladrones quisieron robarle
justo cuando los chicos salían de la escuela.
Es difícil, admiten los vecinos, conjugar este
en una entrevista para The Clinic de
julio de 2015 declaró que “La vida es
nefasta, no tiene ningún sentido”.
En diciembre de 2014 confesó en el
periodico Vas: “Estoy debatiendo si
sigo viviendo o no, es algo que mis
amigos no quieren escuchar pero es
la verdad”. Ese delgado equilibrio
entre la vida y la muerte lo acompañó a lo largo de su vida.
La banda de los chacales
En los últimos días se conoció, casi
en un boca en boca cibernético,
un comunicado que comentaba el
precario estado de salud de Symns
y la urgente necesidad de una operación. Por ese motivo surgió la
necesidad de actuar. “Cuando Fernanda Simonetti, amiga de Enrique,
arma un grupo en Facebook para
comunicar la situación de salud de
él y la necesidad de una operación
en el Hospital Italiano que cuesta
$100.000, a una de las productoras
de RadioFLIA se le ocurrió que la
mejor manera para que esa plata se
juntara era a través de un festival”,
explica Camila Delía, una de las organizadoras del evento que se realizó el pasado jueves 30 en El Emergente. Emiliano Ciarlante forma
parte de la revista Metanoia y se le
ocurrió ofrecer packs de las mismas
cuya recaudación se destinará para
costear para la operación. La contracultura, que Symns retrató durante
tantos años, se moviliza en pos de
uno de sus referentes.
Symns siempre despreció a los hospitales. Basta leer el relato “Una
siniestra hospitalidad”, publicado
en Orsai, para indagar en las principales internaciones atravesadas por
Enrique. Desde una circuncisión
obligada por una lesión en el pene
hasta una internación voluntaria en
el Borda, la detección de su diabetes
y un ACV en El Bolsón que lo dejó
con todo el costado izquierdo de su
cuerpo paralizado. En un artículo
en Crítica escribió: “No puedo evitar
un gesto de repugnancia intelectual
ante ese avasallamiento degradante
que significa siempre la internación
hospitalaria”.
Peleando a la contra
Rodolfo Palacios -periodista de policiales, autor de las biografías de
Barreda y Robledo Puch- conoció a
Symns en Crítica y es, hace varios
años, amigo aunque “muchas veces nos peleamos”. Él sostiene que
“Enrique en el fondo es un niño. Lo
veo todas las semanas. La última vez
vimos dibujitos en la pensión donde
vive y me contó que una vez escribió un cuento infantil que una ex le
tiró a la basura. Ese es el costado de
Symns más auténtico: no el reventado pesimista que odia al mundo,
sino el niño eterno. Ese que se disfraza de viejo y escribe”.
Amado y odiado, Symns es un personaje, una mistificación de una
pose y también una prosa cargada
de realismo sucio. En sus crónicas,
inundó de romanticismo las miserias cotidianas más profundas. Lleva
la impronta de Bukowski aunque
siempre repite que cuando lo bautizaron el “Bukowski porteño”, por
andar con un vaso de whisky por la
calle, él todavía no lo había leído. Su
cuerpo le está pasando factura de
años de excesos y adicciones. Amigos y seguidores hacen fuerza por El
señor de los venenos quien, con su
habitual estilo irreverente, declaró
en una entrevista reciente que “El
optimismo es un disfraz del miedo,
del fracaso. ¿Quién puede ser optimista? Un mentiroso. Desde el momento en que vos sabés que existe
la muerte, no te queda más remedio
que ser pesimista”.X
Versalles ya no es lo que fue
tipo de hechos con el pasado de Versalles:
a tres cuadras de allí, en una casa que aún
sigue en pie, con placa recordatoria y todo, se
filmó en el '85 la obra maestra de Alejandro
Doria, Esperando la carroza. Desde la vivienda
de Echenagucía 1232 China Zorrilla se quejaba de que la vecina le copiaba siempre los
menúes. Hoy, creen en el barrio, llevar una
vida como la de la película, ya no es posible.
Aseguran que se vive encerrado o no se vive.
Pero resulta que los vecinos no quieren acostumbrarse a esta nueva realidad que, según
describen, es casi cotidiana. A los días, el barrio se movilizó en una marcha por las calles
de Versalles, esas mismas de postal, para visibilizar el reclamo. La noticia, recuerdan los
vecinos, salió en todos los canales. Pero no
se detienen, quieren más. Es que son conscientes de que el flash no alcanza para intervenir en el drama del día a día, porque así lo
viven, como un drama. Ellos son, lejos de las
metáforas, Versalles de Pie.
Así las cosas, mantienen varias reuniones
al mes. La de la última semana, por ejem-
plo, consistió en la actualización del mapa
del delito del barrio, contemplando el que
fue denunciado y el que no también. Y por
delito se entiende venta de droga, prostíbulos, robos, entraderas, arrebatos y talleres
clandestinos, enumeran los vecinos. La
idea es, cuenta Marta, una de las referentes
del movimiento, terminar cuanto antes el
documento para poder presentarlo ante las
autoridades competentes, como los ministerios de Seguridad Nacional y porteño; fiscalías, juzgados, Defensoría del Pueblo, Legislatura, Junta Comunal, y la Comisaría 44°,
con el aval de la firma del cura del barrio, la
ONG La Alameda y, obviamente, los vecinos
autoconvocados.
El barrio, además, es escenario de secuestros
virtuales. “Es importante estar informados, ya que un secuestro virtual no sucede,
porque no hay nadie secuestrado. Por ejemplo, el viernes 3 de julio, a las 6 de la mañana, una vecina recibió un llamado de ese
tipo en el que le decían que tenían al hijo;
se oían gritos y llantos. Por suerte, la mujer
reaccionó rápido al darse cuenta que era una
farsa, y cortó la llamada. En estas situaciones
no hay que brindar ninguna información
personal, y cortar la comunicación inmediatamente”, narra Marta. Y Gloria agrega
que, además, por si faltara algo, en el barrio
existen “antros de narcoprostitución”.
“A media cuadra de la iglesia San Cayetano, en
Cuzco al 300, sometían hasta hace unos días
a cinco mujeres de nacionalidad paraguaya,
de lunes a lunes las 24 horas. Nuestro trabajo impulsó al juez federal Sebastián Ramos
a actuar y clausurar el prostíbulo, un punto
de recaudación de la comisaría 44°. Hoy, ese
lugar mafioso tiene custodia policial”, explica la vecina. Salvando las distancias, otro
de los delitos que son moneda corriente en
la zona consiste en el robo de neumáticos:
“Se bajan 2 o 3 personas de un auto, uno desajusta las ruedas y otro acompaña, colocan
piedras para sostener el auto al que le roban
y listo, es cuestión de segundos”, suelta Gloria. Pero claro, se dice a los segundos, eso no
se compara con la muerte o la esclavitud.X
8
año 6 | nº 329 | 2 de agosto de 2015
La mala leche
La salidera
Siglo 21
Por Martín Rodriguez
Martes 28 de julio con 27 grados de
térmica. Días antes, Mauricio Macri
en Costa Salguero asegura a sus votantes que no está en su mente privatizar Aerolíneas Argentinas o YPF.
“Es un honor recibir a mi amigo Daniel”, dice Raúl Castro tras reunirse
con Scioli en la vieja isla. ¿Ya no
existe el mundo tal como lo conocimos? Los tiempos cambian. ¿Existe
una sociedad nueva? ¿O se mantiene siempre el sambenito de que el
kirchnerismo está “a la izquierda de
la sociedad”? ¿Sigue siendo así?
Hace pocos días la consultora Ibarómetro dio a conocer un largo estudio con un dato aparentemente
central: alrededor del 80% de los
argentinos (voten a quien voten)
prefieren la intervención del Estado
en la vida pública (y económica). Ese
dato está mostrado como consagración de una década aunque no es
capaz de expresar las mil versiones
de eso que llamamos “Estado”. Y
está puesto contra un cuadro de situación muy concreto: los deseos de
ruptura o continuidad de la sociedad
frente a estas elecciones. Argentina
es un país estatalista. Por tradición.
Y es un país capitalista. Porque la
única verdad es la realidad. Tras el
largo y complejo ciclo entre 1976 y
2001, mientras vivimos transformaciones de nuestra estructura económica y social, lo que vemos a partir
del 2002/3 es la reconstrucción de
un cierto consenso sobre la presencia estatal en la regulación de la vida
pública. Más liberalismo político,
menos liberalismo económico.
En este afán de balances elijo revisar a vuelo de pájaro la agenda
parlamentaria de los diputados
“jóvenes” (digamos los sub 40 que
vienen de la militancia). Aquellos
que, desde el borde del sistema político fueron llegando al Congreso.
¿Y qué veo en esa mar de proyectos
truncos, deseos en voz alta y alguna
que otra ley? Desde los diputados de
La Cámpora, pasando por Leonardo
Grosso (del Movimiento Evita) hasta
Victoria Donda (ex FPV, Libres del
Sur), Facundo Moyano (ex FPV, hoy
FR) y el más nuevo Nicolás del Caño
(PTS-FIT), con sus más y sus menos,
con intensidades y protagonismos
relativos (no es lo mismo ser parte
de un bloque chico y proponer mucho y ganar poco, que ser parte de
un bloque grande y tener menor
margen o hacer la plancha), veo una
agenda juvenil común, periférica y
testimonial. Cruza el mandato de
la “participación” (ley de centros de
estudiantes, voto optativo a los 16
años), una nueva sensibilidad hacia
el consumo de drogas (plan nacional
de abordaje integral de adicciones),
una preocupación por la violencia
institucional (y en esto el oficialismo calla demasiado), un consenso sobre el juzgamiento de los crímenes
de lesa humanidad y las políticas
de la memoria, la democratización
sindical, algún gravamen a la renta
financiera o la preocupación por la
calidad del empleo, etc. Diríamos
que todos los diputados jóvenes de
esta década están guiados por una
sensibilidad en torno a la palabra
democratización.
A pesar de que no todos realizaron
una tarea memorable y de que no
todos interactúan entre sí (han sido
amigos y compañeros hace años), se
respira un espíritu de más acuerdo
sobre cómo debe ser la sociedad que
de cómo debe ser el Estado. Quizás
porque provienen más de lo social
(y sindical) que de lo político, sus
iniciativas se dirigen a la sociedad y
casi nada al Estado o la economía. Y,
pasados en limpio, parecen participar de estos consensos:
-Ampliación de derechos (matrimonio igualitario, voto optativo a los
16 años, más apertura al debate sobre despenalización del uso de drogas o debate sobre el aborto).
-DDHH.
-Distribución del ingreso (el piso de
la AUH).
¿Conforman una nueva generación
política? En parte lo sabremos esta
década que viene, cuando vivan
su “emancipación” y dejen de ser
la “Juvenilia” de una política de la
que ya han aprendido bastante. ¿Es
posible incluir en esta lista a Martín Lousteau o a Marcos Peña como
versiones humanizadas del liberalismo? Me gustaría pensar que sí
(es una columna optimista). El PRO
tiene entre sus varias líneas a su
pollo “liberal de izquierda”: Marcos
Peña fue uno de los impulsores en
las filas macristas del matrimonio
igualitario (contra el ala “clerical”) y
se reporta como un pragmático del
fin de las ideologías que paradójica
y modestamente intenta ubicar al
PRO en un sendero de libertades civiles y gradualismo económico. Por
supuesto que la versión parlamentaria del PRO es otra cosa.
Esta apreciación está sin candado.
Muchos debates, sobre todo económicos (sobre el desarrollo, la agroindustria, etc.) tienen que ser posibles y algunos pisos deberán ser definitivos. Es decir: no es un consenso
sobre “qué buen país” tenemos y
cuánto dejamos atrás la crisis, sino
reflejos en torno a lo cerca que subsiste una crisis y la injusticia social.
Ninguna década es igual a otra. Los
sueños se hacen con personas reales. He visto las mejores (y no tanto)
mentes de mi generación pasar de
los social (y sindical) a lo político. La
moneda está en el aire.X
Eventos, lanzamientos, recomendaciones
Sesiones 93.7
Yira, la orquesta de tango que mezcla electrónica
pero también rock, hip hop, bolero y candombe, fue
la encargada de cerrar la segunda temporada de
Sesiones 93.7, el ciclo audiovisual producido por FM
Nacional Rock. Sesiones 93.7 es una propuesta, que
arrancó el año pasado, en la que se convoca a seis
bandas de la nueva escena musical y se los invita a
grabar en vivo en el Auditorio de Radio Nacional. La
sesión de cada banda comprende cuatro canciones
registradas en audio y video, en formato full eléctrico,
con invitados especiales, y el resultado se puede ver
y oír en la página web de la radio. En su sesión, Yira
grabó "Asuntos internos", "Sé lo que no", "El gauchito"
y "Viejo curdela", todas canciones de su último disco
Santos impostores (2014), completando así la sexta y
última entrega de una temporada que contó también
con las sesiones de Barco, Las Taradas, Los Rusos Hijos
de Puta, Morbo y Mambo y Acorazado Potemkin. Estas
seis entregas se suman a las del año pasado, que
incluyen a Utopians, Banda de Turistas, Los Espíritus,
Guauchos, Las Diferencias y Pablo Dacal, y consolidan
un muy interesante banco audiovisual para acercarse
a algunas de las más sobresalientes propuestas
musicales de la escena contemporánea. Todos los
capítulos están disponibles en www.nacionalrock.com/
sesiones937
Las clases de Leo García
Leo García será, por partida doble, una de las
atracciones principales de la programación que
preparó el Centro Cultural Kirchner para el mes de
agosto. Por un lado, el viernes 14, brindará una clase
magistral, con la participación de Lucas Garófalo. Esto
será a las 19 horas, en la sala 303. Dos días después,
el domingo 16, formará parte del ciclo “Puente”, que
cruza música, baile y proyecciones audiovisuales en
La Cúpula. Lo acompañarán Mariana Päraway, de
Mendoza, Barda y el VJ Pablo Sosa Caba, de Bolivia.
La cita es a las 20 horas. Para el resto del mes,
además, el CCK armó una programación variada en
música y teatro, además de una nutrida agenda de
charlas y seminarios de danza y escritura, entre lo que
se destacan las entrevistas públicas a escritores e
ilustradores, las tres charlas comandadas por Alfredo
Rosso sobre “La historia del rock argentino”, el Ciclo
Anónima, un tributo al canto anónimo argentino, que
aporta un merecidísimo homenaje a Leda Valladares,
un Mano a mano con Lito Epumer y más, todo esto
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“Cuídese mucho”, de la artista francesa Sophie Calle y
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