El espejo, transformación social

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EL ESPEJO
Un acercamiento al concepto de “jóvenes” para poder reflexionar sobre los diferentes
factores que condicionan su participación en los procesos de transformación social.
LOS JOVENES
Se dice que los jóvenes son el futuro de mañana, que no se dan cuenta de esa
responsabilidad, que solamente quieren diversión, que viven drogados, alcoholizados,
generando conflictos constantemente, que no asumen los roles que deberían asumir, y
por supuesto, se dicen muchas cosas mas totalmente negativas sobre ellos.
Estas son algunas de las imágenes que se han creado sobre los jóvenes a lo largo
de las últimas décadas y hoy por hoy condicionan muchísimo cada generación que le
toca atravesar esa etapa.
Si bien Naciones Unidas define a los jóvenes como personas entre 15 y 24 años
de edad, la UNESCO entiende que los jóvenes son un grupo heterogéneo en constante
evolución y que la experiencia de “ser joven” varía enormemente según las regiones y
países, y para este análisis resulta más conveniente tomar esta última definición ya que
en Argentina hay personas por fuera de ese rango de edad que ocupan el lugar de joven.
Los jóvenes están en el umbral del amor, del trabajo y de la participación
adulta, aunque también es una época en que algunas personas, desarrollan
comportamientos que agotan sus alternativas y limitan sus posibilidades1.
El mundo sigue girando y pareciera hacerlo alrededor del capitalismo y todas sus
vertientes. Se trata de un sistema de organización económico, cultural y social a nivel
global, por lo que toda temática que quiera ser abordada siempre va a estar dentro de
esta coyuntura e influenciada por la misma. De modo que no puede hacerse una lectura
de las concepciones sobre los jóvenes sin poner la mirada sobre las necesidades del
sistema capitalista con respecto a ellos.
En un principio es importante remitirnos al pasado para dar cuenta de que los
jóvenes siempre fueron considerados los revolucionarios, los factores de cambio. Lo
vemos en grandes acontecimientos históricos y en distintas organizaciones sociales, sin
ir demasiado lejos podemos ver que en los golpes de estado en todo América Latina
durante las décadas del 60 y 70 el principal objetivo de las fuerzas militares eran los
1
Las Transformaciones Sociales y Culturales Recientes y su Impacto en la Formación de los
Adolescentes. Prof. César Sánchez Sanabria. Prof. Pablo Valdés Romero.
estudiantes universitarios, los militantes de las organizaciones políticas, y los jóvenes
que se movilizaban desde distintos lugares para organizarse en pos de un cambio social.
La gran mayoría de los autores que escribieron sobre esa época concuerdan en
que los jóvenes eran comprometidos y estaban listos para la construcción de una
sociedad nueva.
“EL JOVEN REVOLUCIONARIO”
“No hay querella de generaciones, y eso es importante que yo lo diga. La
juventud debe entender su obligación de ser joven, y si es estudiante, darse cuenta que
hay otros jóvenes que, como él, tienen los mismos años, pero que no son estudiantes. Y
si es universitario con mayor razón mirar al joven campesino o al joven obrero, y tener
un lenguaje de juventud, no un lenguaje sólo de estudiante universitario, para
universitarios. (…) La revolución no pasa por la universidad, y esto hay que
entenderlo; la revolución pasa por las grandes masas; la revolución la hacen los
pueblos; la revolución la hacen, esencialmente, los trabajadores. (…) Entonces, uno se
encuentra a veces con jóvenes, y los que han leído el Manifiesto Comunista, o lo han
llevado largo rato debajo del brazo, creen que lo han asimilado y dictan cátedra y
exigen actitudes y critican a hombres, que por lo menos, tienen consecuencia en su
vida. Y ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica; pero ir
avanzando en los caminos de la vida y mantenerse como revolucionario, en una
sociedad burguesa, es difícil”2.
Es muy interesante retomar estos fragmentos del discurso de Allende para
comprender la mirada que se tenía en general sobre los jóvenes durante la década del 70
en América Latina. Incluso, en esa época la rebeldía juvenil era comprendida como una
extensión de la crisis de identidad, algo que se venía planteando desde algunas
corrientes de la psicología, y que llevarían a tener determinadas conductas e impulsos de
rebeldía en ciertas situaciones.
El compromiso político es uno de los principales puntos de comparación entre
los jóvenes de hoy y los del ayer, sobre todo en cuánto a número de afiliados a partidos
políticos y/o a sindicatos de trabajadores, lo mismo que a la cantidad de voluntarios que
tienen las organizaciones civiles, religiosas, o movimientos barriales. Pero esta
diferencia en los números no es del todo objetiva, pues en nuestro país la cifra de
2
Discurso de Salvador Allende en la Universidad De Guadalajara, México. 1972.
jóvenes comprometidos con algunos de estos sectores asciende a casi un millón y
medio3.
Existen determinadas experiencias que relacionan el ser joven con la idea de
comprometerse con las transformaciones sociales, incluso esto se encuentra en directa
relación con los grupos sociales que los jóvenes componen o integran. En la actualidad
no necesariamente se debe ser revolucionario por ser joven, sino que hay distintas
posibilidades a la hora de participar de los procesos de cambio.
Ser joven no constituye algo dado, sino más bien implica un conjunto de
condiciones de posibilidad que pueden ser potenciadas en una perspectiva liberadora y
transformadora, pero tampoco podemos asegurar que esa inclinación sea del todo
positiva en cuánto a un resultado políticamente acertado, pero de seguro es una opción
válida y de mucho valor para hacerle frente a la realidad que hoy se vive, que se ha
construido.
“Gloria a la juventud argentina que ambiciona emular las virtudes y
realizar el gran pensamiento de los heroicos padres de la patria: gloria por siempre y
prosperidad.
Esteban Echeverría.1837.
Según el sociólogo Bertolt Brech, “el peor analfabeto es el analfabeto político.
No oye, no habla, no participa de acontecimientos políticos. No sabe que el costo de
vida, el precio del pan, de los remedios, dependen de las decisiones políticas. El
analfabeto político es tan burro que se enorgullece y se ensanche el pecho diciendo que
odia la política. No sabe que de su ignorancia nace la prostituta, el menor abandonado, y
el peor de todos los bandidos que el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las
empresas nacionales y multinacionales”.
Será que justamente esto es lo que busca el sistema capitalista en general y que
de a poco parece ir implementándose. Un desinterés por la política, por los cambios
sociales, por las transformaciones, por las nuevas ideas, por la lucha social, por las
ganas de revertir la situación de un país, de un continente, del mundo.
LA IMAGEN…FUERA DE FOCO
Tomando nuestro país, Argentina, y nuestra sociedad, la concepción sobre el
joven suele ser negativa. Existe la idea del joven como portador de todos los males
3
Protagonistas de la Segunda Argentina. Canal 7, conducción Víctor Hugo Morales.
(drogas, violencia, delincuencia), sobre todo si son de los sectores más empobrecidos, y
como seres totalmente irresponsables y ajenos a la realidad del país.
Este discurso hegemónico se profundiza con el paso del tiempo y en la
actualidad, desde el mundo adulto, se piensa al joven como el enemigo, y no como al
hijo que hay que ayudar no solo porque está en un proceso de formación, sino porque
este es el mundo que los adultos le han dejado. Los jóvenes están para ser formados y
guiados en su camino a la adultez.
¿Pero porque el sistema dominante busca generar esta concepción sobre los
jóvenes y propagar una ruptura entre ellos y el mundo adulto?
Desde hace varias décadas la psicología viene planteando que la juventud posee
una característica propia de su identidad: es la que porta consigo las posibilidades herramientas, responsabilidades y compromisos- para realizar el cambio social
(transformación de las estructuras sociales y de las relaciones humanas) como ningún
otro actor social4.
Por lo que el propio sistema, de la mano más que nada de los medios de
comunicación, se ha ido encargando de construir esta imagen de los jóvenes que se
encuentra totalmente fuera de foco. Es entendible, para que el sistema pueda funcionar,
que se construya una idea negativa sobre el mundo de los jóvenes, que se lo incline
hacia el lugar más conveniente, que se lo forme bajo un determinado control social y en
pos de un beneficio para el capitalismo y el mundo globalizado.
En las conversaciones diarias no aparecen los aspectos positivos de los jóvenes,
se dejan de lado todas las acciones que demuestran ese compromiso que según el
discurso hegemónico no existe, y siempre se recae sobre lo mismo, sobre ese mito de
los jóvenes como malignos.
Entonces los jóvenes son pensados como inmaduros, falta tiempo para ser
adulto, tiempo de maduración. El joven como irresponsable; más cercano al deseo,
menos entrenado en las instituciones adultas, también le falta experiencia, no sabe de
riesgos. El joven no maneja dinero propio, aunque gaste mucho Es inestable, es visto
como en crisis, incapaz de asumir responsabilidades a largo plazo. Cambiantes, pueden
cambiar de objetivos. Los jóvenes no pueden asumir compromisos a largo plazo5.
4
Jóvenes, imágenes polares y tensiones. A propósito de participación política juvenil a treinta años del
golpe militar contra el pueblo chileno. Klaudio Duarte Quapper.
5
Producir nuevos sentidos con los jóvenes para sembrar lo nuevo. Germán Rétola. Revista Trampas.
Junio de 2005. Pagina 21.
Todas estas concepciones son, en su mayoría, visibles en el día a día. Se intenta
achicarles los espacios de participación a los jóvenes, creando una imagen negativa en
todos los aspectos, como si ninguno pudiera asumir responsabilidades y generar
acciones positivas. Sin ir más lejos, a los chicos de las escuelas que cortan la calle
porque no tienen gas (en pleno invierno) se los critica porque “son unos vagos que no
quieren estudiar”, en vez de valorar que se están movilizando por algo que les
pertenece, por algo que es justo. Esa misma crítica reciben los militantes de las
agrupaciones universitarias, los sindicalistas, los que participan en partidos políticos, o
en otros espacios de lucha y reflexión.
“LA JARRA LOCA”
Los medios de comunicación juegan un rol muy importante para la construcción
de conceptos sobre los jóvenes, para la creación de sentidos sobre ellos, y sobre todo
para instalar una determinada imagen que quede sellada en la sociedad.
Pero los medios de comunicación interpretan un doble papel, el de crear esa
imagen, y el de instaurar conductas en los jóvenes, sobre todo de carácter consumista.
Ubicados en el centro de la escena pública, los medios de comunicación
construyen realidades acerca de lo que es y de cómo debe ser joven. Varias y
heterogéneas son las prácticas juveniles que cobran visibilidad en los medios, a partir
de lo que se generan imágenes culturales acerca de los jóvenes. Pero es claro, lo que
más vende y lo que más debate genera son las cosas malas que hace la gente, sobre
todo cuando se trata de los jóvenes6.
Los jóvenes son expuestos por los medios siempre de manera negativa.
Aparecen en las noticias cuando roban, matan o secuestran; hay programas enteros
sobre los jóvenes emborrachándose o peleándose un sábado a la noche; se le dedica
horas de grabación a los chicos que fuman paco y los delitos que cometen drogados sin
importar nunca porque llegan a consumir esa droga, quien se la vende, o porque no hay
políticas que rompan con esta conducta y le den otras posibilidades a los chicos.
Pero lamentablemente no pasa, en los medios de comunicación no se ponen en
discusión las causas de por qué ocurren esos actos negativos que cometen los jóvenes,
tampoco se piensa en que herramientas se le puede dar a la juventud para reforzar todas
las virtudes que tienen (y que ni siquiera muestran), ni se profundiza para nada en el
6
Encuentro de Juventud y Medios de Comunicación en la Facultad de Periodismo. Presentación.
contexto en que estos jóvenes viven, al contrario, lo único que se debate es si hay que
meterlos presos a los 14 o a los 16 años.
Claro está que la baja de la ley de la imputabilidad es una cuestión política,
atravesada por los medios de comunicación, y que quizás incluso el simple hecho de
armar un debate sobre esta cuestión ya haya quedado en una simple estrategia de
campaña de Daniel Scioli para las legislativas del 2009. Lo cierto es que
lamentablemente esas son las soluciones que se plantean hoy en día, es como una
especie de “mano dura” en un marco “más legal”.
Los medios de comunicación bombardean a la sociedad con imágenes
destructivas sobre los jóvenes, endemoniándolos y cayendo en esta idea de que son
“malignos” por naturaleza. Sin ir parando demasiado la oreja podemos escuchar
bastante seguido la famosa frase “La juventud está perdida”, algo que condena también
al futuro y que de alguna manera, aunque el mundo adulto no lo asuma, habita este
presente por el pasado del cual ellos forman parte.
Por otro lado los medios de comunicación (grandes promotores de publicidad)
encuentran al joven como un gran consumidor, un público muy importante a la hora de
promocionar un producto. Los jóvenes de hoy en día no andan jugando a las figuritas ni
al fútbol descalzos o en cuero, para un picadito se usan botines Nike y camisetas del
Real Madrid o Manchester United (de Nike, obviamente).
La cultura, como analizan muchos profesionales, se ha convertido, en parte, en
una industria, y por ello mismo se han cambiado muchísimas prácticas culturales y se
han incorporado muchas nuevas. En este preciso momento los jóvenes son consumistas
por excelencia, gastando dinero que ni siquiera tienen (gracias a los sistemas de cuotas,
créditos, préstamos) y necesitando siempre estar a la moda, contar con lo último en
tecnología, y frecuentar lugares “top” o de buena fama.
Por supuesto que esta es una generalización y que no todos los jóvenes son así,
pero es claro que los medios apuntan al joven como un mero consumidor de los millares
de productos que ofrece el mercado.
Dejando a un lado lo publicitario y lo estrictamente comercial, los medios de a
poco comenzaron a perder cierta credibilidad (más aún hoy con el debate por la ley de
medios) y los mensajes que transmiten suelen ponerse en duda por gran parte de la
sociedad y también por los jóvenes.
En el Encuentro de Juventud y Medios de Comunicación de la Facultad de
Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata, Rossana Reguillo expresó que “los
jóvenes ya no son lectores, oyentes o televidentes cautivos, sino que toman una porción
de información de los distintos mensajes de las empresas periodísticas”, y, en parte
posibilitados por la gran cantidad de medios que existen hoy en día (multiplicados por
el acceso a Internet), puedan participar ellos mismos del circuito de la información y
ocupar un lugar mucho más activo que en años anteriores.
Pensar en modelos de gestión comunicativos y en la construcción de redes
implica introducirse en el campo de la comunicación en diferentes sentidos. Por un
lado, pensar la relación entre los modos en que se organiza la comunicación y los
modos de construcción de poder. Por el otro, implica pensar cómo los medios pueden
contribuir en este sentido. Implica poder definir estrategias de comunicación que
contemplen a los medios como canales para la circulación de mensajes propios de la
comunidad, como un modo de generar encuentros entre los diferentes sectores7.
De a poco, y desde diferentes lugares, los jóvenes se van adueñando de algunos
medios de comunicación (internet y radio sobre todo) para poder expresarse de distintas
maneras y para generar nuevos espacios de comunicación e información. Por ejemplo,
los seguidores de Callejeros (muchos de ellos sobrevivientes y/o familiares de victimas
de la tragedia de República Cromañón) lograron organizarse a través de un foro en
internet para darle su apoyo a la banda en medio del proceso judicial, que tuvo como
desenlace la absolución de la banda, cuando los medios aseguraban su culpabilidad y
solamente un grupo de familiares opositores tenían acceso a esos medios para construir
una imagen sobre la banda.
“LOS DISFRACES QUE NOS PONEMOS”
En el medio de este engranaje sobre la concepción del joven, su imagen en la
sociedad creada por los medios de comunicación y el mundo adulto, su participación
política, y sus maneras de organizarse, aparece la identidad de los jóvenes, las “tribus
urbanas” y las formas de vida, totalmente condicionadas y juzgadas por la sociedad, que
adoptan los mismos.
Entre las personas jóvenes existe una enorme lista de identidades que tienen que
ver con elementos tan variados como: clase social, sexo, color de piel, religión,
orientaciones sexuales, gustos musicales, de vestir, edad, etc. Éstas pueden ser
transitorias (por un período de tiempo corto), ocasionales (adoptadas ante situaciones
7
El joven como actor protagónico para el desarrollo. Cecilia Ceraso, Nilda Galina y Germán Rétola.
vividas por primera vez) o parciales (respondiendo a comportamientos que aparecen en
situaciones diferentes) y se encuentran en constante movimiento, ya que muchas de
ellas son abandonadas cuando los jóvenes optan por formas de vida distintas a las que
les otorgaba esa identidad8.
Los jóvenes cuentan con una fuerte necesidad de construir un “nosotros”, un
grupo en el cual se identifiquen y puedan desenvolverse con naturalidad, como si
pudieran trasladarse a una isla alejada del mundo real.
Es muy interesente, dejando a un lado el chiste y la ironía, la interpretación que
hace Peter Capusotto, en su programa de Canal 7, sobre personajes de distintas “tribus
urbanas” (una denominación mediática para encasillar a quienes se identificación con
los diferentes géneros musicales u estilos de vida). Si bien él dice que “no son más que
disfraces que nos ponemos”, la música suele aparecer en los jóvenes como una de las
cosas más importantes en su vida y de mayor interés. En el programa de Capusotto
podemos ver las distintas concepciones sobre esas “tribus urbanas” (emos, floggers,
rolingas, darks, etc.) y dar cuenta de las imágenes construidas sobre aquellos jóvenes
que se identifican con uno u otro género musical.
Lamentablemente, y quizás sea algo propio de la idea de “masa”, la sociedad
está acostumbrada a generalizar prácticamente todo, como si fuese imposible, aunque
quizás lo sea, poder tener conceptos individuales. Pero si no se puede, ¿porque
generalizar? ¿No sería mejor simplemente no saber?
Esta necesidad de construir un “nosotros” y de identificarse con otros semejantes
para conformar diferentes grupos, surge no solo para pararse en la vereda de enfrente
del mundo adulto, sino que también surge por la falta de poder de las instituciones
sociales y educativas que alguna vez tuvieron un mayor grado de respeto y acatamiento.
Las instituciones más controladoras pretenderán controlar lo que los jóvenes
hacen o deben hacer con su vida personal, grupal o para participar del mundo social.
Los que es evidente es la crisis de estas instituciones adultas y de los antiguos modelos.
La escuela, la fábrica (en sentido amplio) y la familia representan puntos clave para
pensar la crisis de la modernidad en relación con los jóvenes. Las instituciones adultas
8
Las Transformaciones Sociales y Culturales Recientes y su Impacto en la Formación de los
Adolescentes. Prof. César Sánchez Sanabria y Prof. Pablo Valdés Romero.
ya no son un lazo de proyección intergeneracional y esto nos abre una nueva frontera
entre la antigua dicotomía joven/adulto9.
Es increíble que podamos encontrar en libros y páginas web caracterizaciones
específicas sobre las distintas tribus urbanas. Como si los jóvenes abrieran un listado de
identificaciones y eligieran una de ellas para encasillarse. ¿Ser o no ser? El nuevo
mundo moderno, globalizado, y desarrollado bajo las necesidades del sistema capitalista
pareciera haberle puesto fin a la vieja incógnita de Shakespeare, ya nadie puede SER.
Evidentemente parece una buena idea para el mercado que existan grupos
determinados de jóvenes, que todos consuman lo mismo, que todos concurran a los
mismos lugares, que ninguno gaste mucho tiempo pensando, que ninguno participe de
movimientos sociales o políticos, que ninguno se de cuenta de que lo manipulados que
están y de lo funcionales que son para el sistema.
Será que eso es lo que se intenta. En la actualidad vivimos en un mundo
dominado por las grandes corporaciones y multinacionales, donde lo que rige la vida es
el mercado y el consumo. La sociedad moderna, profundizada con la conquista del
capitalismo (por sobre el socialismo sobre todo), se ha encargado de individualizar a la
masa, de aplicar modos de control social, y de educar (no solo desde la educación
formal, sino desde la informal también) a las personas para que fuesen totalmente
funcionales al sistema dominante y pasivos ante los actos del mismo.
Se ha conformado, como a mi me gusta llamarle, “la sociedad del stock”. Una
sociedad dependiente de lo que el mercado tenga para ofrecer, esperando a que se acabe
lo que hay en stock para que salga algo nuevo y poder comprarlo. Un mundo donde los
viejos valores comienzan a quedar a un lado, donde la familia, el amor, la solidaridad, el
respeto, y demás componentes de una sociedad de iguales, comienzan a ser remplazados
por el consumo, lo material, el dinero, y lo individual.
Sin embargo, en algún lugar del mundo, la unidad, la comprensión, la
solidaridad y la necesidad de juntarse siempre va a seguir existiendo. Aunque los
individuos pertenezcan a culturas diferentes y por lo tanto tengan distintos interés y
visiones del mundo, la comprensión mutua entre ellos no sólo es posible, sino que es
una obligación, tanto de entenderse como de cooperar entre si para desarrollar
proyectos comunes10.
9
El joven es un actor protagónico para el desarrollo. Cecilia Ceraso, Nilda Galina y Germán Rétola.
Diversidad Cultural y Tolerancia. Fernando Salmerón. Paidós. 1998.
10
DE CADA 100 ESTUDIANTES QUE INGRESAN A LA PRIMARIA SOLO 2
TERMINAN EL GRADO UNIVERSITARIO
La educación es un componente crucial para el desarrollo de las personas en
todos los aspectos. Se trata de un proceso de aprendizaje que permite la expansión del
pensamiento y el conocimiento de contenidos de distintas temáticas, además de ser un
espacio de socialización y disciplinario. En Argentina sigue existiendo un alto grado de
analfabetismo y no existen políticas públicas fuertes que intenten revertir esta situación,
algo que si se pudo lograr en grandes porcentajes tanto en Brasil como en Bolivia.
Sin embargo la educación no solamente es escolar, o sea formal, sino que
también puede ser barrial. Desde la corriente de Paulo Freire se pueden aprender
diversas maneras de llevar adelante un proceso educativo desde un ámbito no formal,
sobre todo para aquellos que cuentan con diversas limitaciones a la hora de asistir a un
establecimiento educativo.
Entendemos a la educación como un aspecto fundamental del desarrollo.
También es un componente imprescindible en la constitución del joven como actor de
transformación, porque es a partir de la educación que el joven puede apropiarse de su
realidad para transformarla. Nos es imposible pensar un proceso de transformación
desligado de un proceso de aprendizaje. El joven como actor en las prácticas sociales
esta inmerso en un movimiento que lo va constituyendo y desde su propia identidad
puede ir produciendo sentidos y saberes fundamentales para lograr mejorar la calidad
de vida en sus localidades y regiones11.
Educación suele ser la respuesta para muchas preguntas que tengan que ver con
como combatir la pobreza, la delincuencia, la marginalidad, la violencia, y otras
problemáticas sociales. Y si, es un gran factor, pero volvemos a caer en lo mismo, no se
trata solamente de un proceso de aprendizaje en un ámbito formal, sino que también
existe la necesidad de atravesar el camino de la educación no formal.
Argentina lidera los rankings en cuánto a la desigualdad entre los que más tienen
y los que menos tienen. Esa desigualdad básicamente económica se repite también a la
hora de analizar la igualdad de oportunidades entre personas de un sector u otro. Esta
desigualdad se transforma automáticamente en exclusión.
11
El joven es un actor protagónico para el desarrollo. Cecilia Ceraso, Nilda Galina y Germán Rétola.
La relación entre aquellos con menores posibilidades y la idea de exclusión es
completamente compatible y se trata de un círculo eterno donde la brecha entre ricos y
pobres es cada vez más amplia y lo mismo ocurre entre los excluidos y los incluidos.
Se puede decir que la educación se encuentra en el medio de esta brecha y que
juega un rol importantísimo para brindarle herramientas a los jóvenes y ampliar sus
capacidades para poder ingresar en el mundo laboral.
Existe un asidero importante sobre la función de la educación al decir que “uno
de los caminos más interesantes para conocer una sociedad y su funcionamiento es, sin
duda, su sistema educativo. Es en la forma de educar a las generaciones jóvenes que
podemos entender las condiciones de cualquier grupo social en un momento
determinado de su desarrollo...ya que el fin de la educación es dar forma a un ser
social, es decir, conecta a los integrantes de una comunidad entre ellos y con el
entorno12.
La educación es transversal en la vida de los seres humanos y es durante la
juventud en que se transcurre este proceso, en general. En la actualidad las carreras
universitarias cumplen un rol mayoritariamente funcional al sistema dominante,
preparando profesionales con las herramientas que el capitalismo necesita para seguir en
píe, e intentando minimizar las miradas criticas y las capacidades para generar un
cambio.
Esto se puede ver no solo en las universidades privadas que cumplen esta
función sin ningún tipo de negación, sino que también se aplica a las universidades
públicas, sobre todo en carreras relacionadas a la informática y la economía.
En una Conferencia Mundial sobre la Educación Superior realizada por la
UNESCO en 1998 se llegó a la conclusión de que la Universidad debe preocuparse no
tanto por la búsqueda del conocimiento en sí mismo, sino que debe tratar de
encontrarle una aplicación práctica. Según la conferencia de la UNESCO,
“actualmente la universidad estima que sus funciones van más allá de la visión de
abarcar la utilización de los conocimientos adquiridos a fin de aumentar (directa o
indirectamente) el bienestar material, la felicidad y el confort de la humanidad. En
nuestros días la enseñanza superior se considera una institución destinada no sólo a
ampliar conocimientos y a formar a los jóvenes sino también a difundir y a aplicar esos
conocimientos”.
12
La educación en el México antiguo: Tenochtitlán. Cristina Mondragón Santoyo.
Claramente se puede ver como se busca limitar la función de la universidad a la
transmisión de conocimientos para su ejecución, y no destinada a crear nuevos
conocimientos para problematizar diferentes aspectos de las disciplinas, de las carreras
que se dictan o simplemente de la vida y el mundo actual.
Por lo tanto, la educación es una herramienta que puede funcionar para el
desarrollo de las personas, para la transmisión de conocimientos, para la capacitación en
diferentes áreas o disciplinas, para problematizar todo tipo de ideología o práctica
social, o puede ser utilizada para que las personas sean funcionales al sistema dominante
y a su propagación en el tiempo.
Por este último motivo es posible hablar de educación como modo de exclusión,
ya que aquellos que no atraviesen un proceso de aprendizaje van a estar condicionadas a
la hora de insertarse en el sistema capitalista que hoy domina el motor de la economía a
nivel mundial.
Pero no solo la educación se encuentra en esta posición de inclinar a las personas
hacia un lado u otro de la balanza de posibilidades, Los clásicos mecanismos de
inclusión social se encuentran en crisis: la familia, el trabajo, la escuela.
Paralelamente han crecido en cantidad y eficacia los dispositivos de exclusión. Las
chances de entrar y permanecer en marginalidad son altísimas, especialmente para los
jóvenes13.
EL SINDROME DE LA IMPOSIBILIDAD
Siguiendo la estructura de desarrollo en el sistema económico y social en el cual
se insertan las personas de una sociedad, la relación entre educación, exclusión social,
desocupación, y pobreza es bastante desencadenante.
A modo de introducción se puede entender que el capitalismo funciona, en
parte, manteniendo bien definida una pirámide de personas destinadas para sus
diferentes necesidades. Lo mismo ocurre con lo territorial, ciertos países son útiles para
la explotación de determinados recursos y otros países son necesarios para cumplir con
otras funciones.
Durante el siglo pasado, con el asentamiento del sistema capitalista, se impulsó
un plan (desde los Estados Unidos principalmente) de desarrollo para ir ordenando esta
pirámide y comenzar a girar la rueda que hoy sigue girando. Con diferentes acciones
13
El joven es un actor protagónico para el desarrollo. Cecilia Ceraso, Nilda Galina y Germán Rétola.
(presiones monetarias, acciones bélicas, u otras estrategias) el gigante del norte se fue
ubicando en el trono del reino. Sin poder hacerle frente a estas transformaciones,
América Latina en general y Argentina en particular fue destinada a cumplir con los
requerimientos de este gran sistema mundial.
El líder de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), Victor De Gennaro,
se refiere a los últimos golpes de estado en Latinoamérica como “procesos destinados a
seguir propagando esta miseria planificada”. Un plan estratégico donde los ricos serán
siempre más ricos y los pobres más pobres, y en mayor cantidad.
Siguiendo la idea de la pirámide de necesidades del sistema capitalista, lo que se
encuentra debajo de todo, sosteniéndola, en la masa de gente a la espera de que surja
una necesidad y entonces sea llamado a cumplirla. Es necesaria la pobreza, es necesario
el desempleo para que las riquezas siempre sean mayores, para que se pueda exprimir lo
que más se pueda por el menor costo posible. De ahí la frase coloquial “si no querés
andate que hay una cola de 200 tipos esperando para entrar”.
Uno de los pilares del sistema capitalista (de la mano del economista
norteamericano Adam Smith) es que a la economía hay que dejarla volar libre, como si
hubiese una mano invisible ajustando siempre los vaivenes para que todo se mantenga
en orden. A su vez, el Estado no debe intervenir en esta maquinaria, debe mantenerse al
margen y funcionar como gendarme del sistema. Bajo este emblema los neoliberales
ocuparon la escena durante los últimos 40 años, luego de la gran crisis del petróleo del
año 1971.
En la actualidad, en la gran mayoría de los países, quienes condicionan las
decisiones políticas son las grandes corporaciones, la entidades financieras, y las
multinacionales.
Sin hacer un juicio de valor, es interesante ver como los Estados Unidos ubican a
Venezuela en el grupo del mal simplemente por su ideología nacionalista y estatista. Por
supuesto que se usa de telón otro motivo (desarrollo de bombas atómicas, inversiones
en armamento militar, el apoyo a la guerrilla Colombia, etc.) pero lo claro es que la
rueda debe seguir girando, sin modificaciones.
En este enorme intento de desarrollar como se sostiene el sistema económico
mundial, sus diferentes estrategias, sus intereses y sus intenciones, y como se conforma
la pirámide de necesidades para el funcionamiento de la rueda capitalista, Argentina se
encuentra totalmente condicionada por el mismo.
Los jóvenes no solo son bombardeados con concepciones negativas, con
estrategias publicitarias para que aumenten su consumo, con mensajes ideológicos que
endemonian a los actores de cambio y que ubican en un pedestal al analfabeto político,
sino que los jóvenes son peones de las grandes corporaciones y las multinacionales,
explotados por las mismas o directamente excluidos por ellas o por un sistema
educativo previo al intento de insertarse en el mercado laboral.
Durante la década de los 90’, en Argentina (con Carlos Menem como presidente)
se llevó adelante un gran proceso de privatizaciones y reestructuraciones dentro de las
empresas privadas y los organismos estatales. A su vez se modificaron y se crearon
nuevas leyes que beneficiaron y hoy por hoy siguen beneficiando al sector privado,
contraponiendo a los derechos de los trabajadores y las condiciones necesarias para
tener un trabajo digno.
En la actualidad esta realidad sigue existiendo y las empresas privadas, sobre
todo las multinacionales, tienen muchísimas libertades que favorecen una mayor
producción al menor costo posible.
Según el Diputado de la CTA, Claudio Lozano, “se han relevado varias
estadísticas que resaltan que la mayoría de los jóvenes se encuentran en estado de
desocupados, empleados en pésimas condiciones, o simplemente en trabajos
temporarios”.
Sueldos bajos, trabajo en negro, pésimas condiciones laborales, horarios fuera de
la ley, trabajo insalubre, empleos temporarios, tiempos de prueba. Estas son algunas de
las características de los trabajos que tienen o que pueden adquirir los jóvenes en la
actualidad. Por otro lado los requisitos son casi imposibles de alcanzar, conocimientos
de todo tipo con títulos que los comprueben, flexibilidad horaria, manejo de idiomas,
disponibilidad para viajar, y por supuesto algo que nunca falta: “buena presencia”.
El mercado laboral excluye a aquellos que no fueron excluidos del sistema
educativo. ¿Qué ocurre con aquellos que fueron sí fueron excluidos del sistema
educativo? ¿Cuáles son las posibilidades reales que tienen los jóvenes a la hora de
apropiarse de los capitales y movilizarlos en su proyecto de vida? ¿Qué alternativas
existen, que pueden hacer?
Sin dejar a un lado las grandes exigencias del sistema capitalista, de quienes lo
respaldan, y de quienes verdaderamente gobiernan en los países “subdesarrollados”,
pobres, dominados, “del tercer mundo”, o como cada uno quiero llamarlos, el Estado es
un actor fundamental para la regulación del mercado y desde ese lugar debe encargarse
de beneficiar a la población y de garantizar el cumplimiento de los derechos de las
personas.
EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA
El Estado, como garante de derechos, debe promover políticas públicas que
favorezcan el desarrollo del país y de su población. En el caso de los jóvenes, es muy
importante poder brindarle las herramientas para que se puedan posibilitar las
transformaciones sociales.
Las políticas públicas son acciones destinadas a producir determinados cambios
buscados, a brindar ciertas soluciones necesarias, a generar procesos de producción y de
cambio, a poder asistir de distintas maneras y a enfrentar diferentes problemáticas
sociales.
Conociendo a grandes rasgos las limitaciones y las complicaciones, al igual que
las concepciones, de los jóvenes para poder desarrollarse en la sociedad, para poder
atravesar un proceso educativo, y para insertarse en el mercado laboral, es importante
pensar a las políticas públicas en base a todo ello y trabajar desde ese lugar.
Sin embargo, hoy por hoy en nuestro país el Estado se encuentra muy debilitado
para poder generar todos los cambios necesarios y proponer un verdadero plan de
acción que genere una mayor inclusión y posibilite un desarrollo a gran nivel. Por otro
lado en este lugar se genera un choque entre asistencialismo y solución, entre educación
e inserción, entre trabajo y explotación, entre posibilidad y realidad.
Las políticas sociales, tal como han sido planteadas durante la década del
noventa, resultaron en un conjunto de acciones aisladas, focalizadas, de carácter
asistencial y sin una proyección de inclusión integral de los sectores más vulnerados.
La hipótesis que se sostiene es que los diagnósticos que sirvieron de base para el diseño
de políticas para jóvenes en esos años –y que continúan vigentes en la actualidad- se
fundaron en la definición del problema de “exclusión” a partir de una identificación
parcial –cuando no errónea- de las causas, ignorando la complejidad de la
problemática social más general de la cual los jóvenes forman parte inseparable14.
Sin dudas es extremadamente complejo y amplio el análisis sobre los jóvenes, su
lugar en el sistema económico y social, el concepto sobre ellos, y su realidad general.
14
Los jóvenes pobres como objeto de políticas públicas. ¿una oportunidad para la inclusión social o un
derrotero de manipulación y frustraciones? Agustín Salvia, Diane de Souza, Samanta Schmidt.
Por lo tanto se trata de aplicar una gran variedad de políticas públicas que
apunten a profundizar y a brindar un mayor abanico de posibilidades en cuánto a
procesos educativos formales e informales, a poder capacitar a los jóvenes en diferentes
áreas de desenvolvimiento laboral, a poder brindar herramientas que permitan el
desarrollo del pensamiento y la importancia de la política (en su sentido más amplio y
abarcativo), y a combatir en todos los aspectos posibles tanto la exclusión social y
laboral, como la imposibilidad de desempeñarse en la vida.
Para ello es importante un análisis y un diagnostico muy especifico de cada
situación y de cada lugar en particular que se va a analizar. Debe haber un amplio grado
de conocimiento de la realidad que se pretende cambiar, una definición de prioridades, y
una acción integradora.
Junto a estas acciones debe haber un acompañamiento del Estado promoviendo
leyes y exigencias a las grandes corporaciones y multinacionales que manejan el sistema
económico del país. A su vez se deben reforzar los derechos de los trabajadores (no solo
de los jóvenes, sino de todos los trabajadores) y regular en mayor medida las exigencias
laborales y todas sus aplicaciones.
Sumado a este amplio proceso de aplicación de políticas públicas y regulación
estatal del mercado y la economía, debe existir una política general, un proyecto de país,
que permita que los cambios sean compatibles en todos sus sentidos.
Se trata de un proceso que demanda años, un proceso muy complicado debido a
que nuestro país (al igual que el resto) se encuentra en un mundo globalizado y bajo un
sistema capitalista que no parece caer ni modificarse pese a que por momentos tambalee
o sea fuertemente criticado.
El futuro es incierto pero esperanzador. Los jóvenes tienen la fuerza para lograr
los cambios deseados y ser protagonistas de las transformaciones sociales. De la mano
de políticas públicas potenciadoras e integradoras, acompañadas por un proceso de
lucha contra el actual sistema económico dominante, los jóvenes pueden ocupar un
lugar más favorable para su desarrollo y garantizarse un futuro estable y próspero para
los jóvenes que vendrán después.
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Mauro G. Fernández.
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