Año VI Zaragoza 1 de enero de 1915 Núm. 56 BOLETÍN OFICIAL DE LA PROVINCIA DE AGUSTINOS RECOLETOS DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO DE LAS ISLAS FILIPINAS SUMARIO. – I. La Francesada primera. (Conclusión). – II. Casuum moralium. LA FRANCESADA PRIMERA (CONCLUSIÓN) «Aquí es donde se conoce, hasta la evidencia, el poder de una masa de pocos hombres unidos en caridad. Aun en los primeros años de la Santa Revolución, en que por tendencias a ésta escaseaba el ingreso y subían de punto los gastos, debe decirse con verdad que nada faltaba sobre lo necesario, y que para éste se prevenían a tiempo y de un golpe todos los artículos desde dicho día, 6 de julio, en que vivían congregados en una azotea indecente, repartidas siete camas en su ámbito, sin más sitio sobrante que el preciso para llegar a ellas. El comestible y potable se compraba diariamente de las respectivas tiendas; y cuando el P. Prior llegó a entregarse del Gobierno el sábado, 10 de septiembre 230 Boletín Oficial del año expresado, recibió sobrante del ingreso, seis libras, diez y ocho sueldos, ocho dineros. ¡Qué suma tan consirable para tantas atenciones que se presentaban!» «Pero si ella es escasa, no así el gusto, alegría y resignación de los unidos: a estos auxilios son consecuentes los de Dios, que siempre dirige las cosas a su fin, proporcionando medios e inspirando los pensamientos necesarios a él. Muy luego fue uno de estos en el P. Prior, mejorar la habitación para los reunidos y algunos otros que por falta de ella vivían dispersos; y cuando los realizó, tomando en arrendamiento la segunda y tercera habitación de la casa llamada del Guitarrero, que antes fué enseñanza para las niñas de esta calle de Murviedro; sintió mayores impulsos por disponer celdas en las tribunas de la Iglesia arruinadas, porque aun viviendo dos que mas congeniasen en cada una, les sería más decente y grato que habitar nueve en una chambra blanca y ventilada». Corto aquí el hilo de esta narración, y abro otra vez el libro copiador de documentos relativos al derribo del convento y su reedificación, y leo en la página 8, vuelto: «De los doce Conventos de la Orden que contaba esta provincia, sólo han quedado libres el Colegio de Caudiel, un Convento en el Obispado de Urgel, y este de Santa Mónica, pues con la invasión de los franceses en Aragón han tenido que desamparar sus Conventos los religiosos, recogiéndose tantos en Caudiel, y en el Convento de Cataluña, que con dificultad bastan sus edificios a los que contienen, a más de 150 religiosos por lo menos que van errantes huyendo de las tropas enemigas». Andando los meses de invasión napoleónica, ni estos tres Conventos debieron de mantenerse como tales, pues leo en la página 45, vuelto, del mismo libro, ser el Convento de Valencia, «único supérstite de cuantos contenían las provincias de Valencia, Aragón y Cataluña». Solamente de tres conventos arruinados haré mención eligiendo las siguientes notas: «El Convento de Agustinos Descalzos del Portillo era reputado por otro fuerte en el que terminaba la línea que desde Trinitarios formaba una muralla de doce pies de altura, cerrado por una batería que principiaba desde las tapias de la huerta de las Fecetas y terminaba con el de Agustinos y puerta del Portillo. Su extensión por todo el frente de la Iglesia de Nuestra Señora y puerta del cuartel de caballería; y tenía buena iglesia; dió esta Comunidad todas de Agustinos Recoletos de Filipinas 231 las alhajas de oro, plata, como por valor de 2.000 reales, y 2.000 reales; el Colegio de San Nicolás de Tolentino dió 1760 reales en metálico. Después de los sitios, como uno de los puntos fortificados debió ser destruido para quitar ese estorbo a la guarnición del Castillo de la Aljafería, y convertido en ruinas no se ha tratado más de reedificarlo. (Historia de los Conv.s de Arag. etc. libro manuscrito que se conserva en el archivo generalicio). El día 8 de enero de 1815, con motivo de una solemne fiesta de la renovación y purificación de nuestra iglesia de Borja, predicaba en ella el P. Fr. Justo de Vélez de la Concepción, Prior del mismo convento, un sermón que, dicho sea de paso, es una de las mejores piezas oratorias que conozco de aquella época, pieza llena de concepto y de sabor homilético, sin redundancias ni ampulosidades, sin alardes de erudición pagana, sobria, precisa, galana; y de este sermón recojo estos párrafos alusivos a la guerra de entonces: «Hemos participado grandemente de los desastres y calamidades, que han aflijido a toda Europa pero tendremos siempre la gloria de haber sido los que, como otros esforzados Macabeos, hemos detenido el ímpetu de un conquistador injusto y arrogante... Finalmente si nuestra amada patria, como católica, religiosa y pía, ha tenido el desconsuelo de ver profanados sus templos, convertidas en establos sus Iglesias, perseguidos, errantes y despojados sus ministros, ya estamos a la sombra de un rey benéfico, y de un gobierno ilustrado, que se dedica a reparar estos daños. La presente solemnidad es una prueba de estas sabias providencias». El P. Prior de Alagón, Fr. Antonio de San Dionisio, con fecha 28 de Febrero de 1818 dirige una comunicación a N. P. Vicario General, en la que le pide reducción de algunas cargas, apoyándose en: «Que las fatales desgracias de la invasion Francesa, y sus funestos efectos apenas han sido en otro Convento tan sensibles como en este de Alagon. Es sobre toda ponderación P. N. V. G. el infeliz estado á que lo han reducido aquellas desgracias; arruinado casi hasta los fundamentos, no presenta otro objeto, si es para la compasion; y la Iglesia que es el residuo único de aquella fabrica necesita de grandes sumas para su habilitacion: Asi es que la Comunidad, desde que la piedad de N. Soberano, que Dios guarde nos reintegró en el estado, y posesion de nuestros intereses se ve en la dura necesidad de havitar en un alojamiento incomodo, é incapaz de proporcionar la quietud, retiro, silencio, y demas 232 Boletín Oficial oportunidades que hacen una parte de la vida religiosa; sobre que para dar á Dios culto, principal objeto de nuestro instituto, cumplir las obligaciones de ley en orden á la vida contemplativa, y desempeñar las comunes, que tiene á su cargo, se ve la Comunidad en la dura precisión, ó necesidad de salir fuera del claustro á la Iglesia de N.ª S.ª del Castillo, que de pura gracia, y con ciertas limitaciones se le permite. Al tenor de las disposiciones del Convento han seguido los demas fundos, fincas, y propiedades, que poseia, y es ocioso detenerme en su individuacion, quando es bien notorio que tres años de un trabajo continuado, y gastos considerables no han sido bastantes á igualar con exceso sus antiguas producciones. De aquí es que para atender á estas indispensables exigencias, y á la religiosa manutencion de sus individuos se ha visto la Comunidad precisada á hacer enagenaciones de consideracion, y á contraer deudas de bastante suma las que todavía no ha podido cubrir con descredito del honor, ruina de la confianza que es el garante en todos los apuros. Esta situacion dolorosa todavía seria tolerable, y acaso con la ayuda de Dios, podría cambiarse si un peso enorme de obligaciones, y cargas no viniesen á abrumar los residuos capitales en que estriban…» Concedido benignamente lo que se pedía, continuaron los Religiosos mejorando el edificio con celo y mucha fe en la divina Providencia. Así es que, en 28 de abril de 1825, el P. Prior de Alagón se dirigió al Gobierno Eclesiástico de Zaragoza, pidiendo licencia para que trabajasen por algunas horas en los domingos los vecinos de Alagón en la obra del convento. Dice el documento de esta forma: «…Expone a V. Señoría: Que destruido este Convento en la guerra de la Independencia, se habilitó por de pronto uno de sus ángulos para habitación de los Religiosos. En el día se trata de continuar la obra y de levantar un claustro para los Novicios; y los vecinos de la villa se prestan gustosos con sus carros a conducir materiales de limosna los domingos, por el tiempo que sea necesario, y previa la competente autoridad eclesiástica». Pensando en estos episodios escribió el elegantísimo poeta latino P. Manuel de Castro, agustino recoleto, en su Elegía titulada In academici ludi apertione Oratio, etc. Mostrorum domitrix vivat ibera manus. Al cual dístico puso la siguiente nota, que hacemos nuestra: Domuit Bonaparte. Satellites impietatis de Agustinos Recoletos de Filipinas 233 contrivit heroica. Ah! miserante Deo, quam mentita sibi est atrocissima iniquitatum! Pero, ¡ay! qué cerca estaba el año 1825 del año 1834! Repito que no traigo estos apuntes con el objeto de sugerir posiciones futuras, ni de evocar remedios preventivos, ni de dar toque alguno de atención, sino con el de manifestar alguna muestra de los tesoros históricos que tenemos escondidos en los archivos, y que, convenientemente publicados, podrían esclarecer prejuicios, hacer a esta Orden mucho más veneranda ante propios y extraños y fomentar ideas y resoluciones grandes, antes de que las trágicas hecatombes de alguna guerra los destruya para siempre. Muchos de los libros y documentos de los archivos de nuestros conventos desaparecieron con motivo de la Francesada y después con motivo de la degollina del 1834; otros muchos fueron a dar a manos de los seculares, quienes, o los destruyeron por considerarlos inútiles o los conservan con muy mal entendida avaricia; algunos fueron a parar a los archivos de las Provincias del reino, donde se conservaron hasta que hace años el Estado ordenó fuesen trasladados todos los legajos pertenecientes a las Órdenes Religiosas al Archivo Histórico Nacional, en el cual hoy reposan sin catalogar todavía. Esta es una de las fuentes que debe aprovechar el historiador, aparte de los materiales que se encuentran en el Archivo en la Real Academia de la Historia, en la sección de manuscritos de la Biblioteca Nacional, y en los Archivos de las Delegaciones de Hacienda de las Provincias que no remitieron los papeles al Archivo Histórico Nacional, y son las siguientes: Barcelona, Valencia, Sevilla, Alicante, Albacete, Murcia, Navarra y las Vascongadas. De todo lo que haya en los Archivos de estas provincias no estoy enterado todavía, aunque me consta que existen documentos recoletos en el de Barcelona, Valencia y Sevilla, pero, Dios mediante, he de estudiarlos con detención lo antes que pueda. ¿Encontraré por ventura e! tomo V de nuestras Crónicas que debe de estar inédito por esos mundos de Dios, esperando una mano solícita que lo saque a relucir? Véase lo que afirmaba el Cronista del tomo IV en el prólogo: «Advierto, por fin, que tengo trabajando otro tomo, de a folio, con el título de Memorias Históricas para la Crónica de Agustinos Descalzos de la Gongregacíón de España e Indias; donde unas veces con extensión, y otras por apuntes, he congregado cuantas noticias ha 234 Boletín Oficial podido adquirir mi solicitud, sobre lo concerniente a la Historia de nuestra Recolección. Corre esta relación (la del tomo perdido) desde el año 1691 hasta el 1750: y sin ser precisas fatigas demasiadas, pudiera yo formar, supuesto este trabajo, los tomos quinto y sexto de nuestra Crónica. Mas con todo, no sé si lo ejecutaré; ya porque los accidentes me van quebrantando mucho la salud, ya porque la falta de medios hace mirar muy distante su impresión. Pero al fin servirán estas memorias para los siguientes cronistas que podrán extenderlas y perfeccionarlas». Esto decía el P. Cronista el año 1756 en que se publicó el tomo IV; pero acabo de ver en un mamotreto, en que van cosidos varios documentos y piezas de índole heterogénea, una carta manuscrita del P. Provincial de Filipinas, Fr. Mateo de la Encarnación, con fecha 22 de diciembre de 1758, o sea, dos años más tarde, de la cual desgloso este párrafo en que se contesta a un punto relacionado con las Crónicas; «P. N. Vicario general, tocante a lo que V. R. insinúa en una de sus cartas del despacho que en este año de 1758 se recibió, pidiendo algún subsidio para la impresión del tomo nuevo, que ya está concluido, y para la reimpresión del Funiculus Triplex, digo que si Dios me da vida para el despacho que viene de 1759, y me mantiene en el oficio, no obstante haber encontrado la provincia en el estado en que a V. R. le tengo dado parte, procuraré ayudar a lo uno y a lo otro con lo que me sea posible». He aquí dos Prelados dignos, que tenían verdadera noción de la importancia de la Historia para una entidad colectiva. Y apesar de las buenas intenciones de todos, ello es cierto que el tomo V no se imprimió y que se ha perdido, quizás para siempre. ¡Y está por escribir la historia de 224 años!... Por de pronto, cábeme la satisfacción de tener ya nota de materiales suficientes para formar un volumen como el de nuestras Crónicas, que contenga solamente adiciones a los cuatro anteriores; es decir, asuntos históricos, biografías, rectificaciones y complementos que faltan en los cuatro tomos y corren desde la fundación de la Reforma Agustiniana hasta el año 1690, en que terminan las Crónicas; materiales para continuar desde este año en adelante también los hay, aunque fragmentarios; lo que no habrá, será dinero para gastos de averiguación y copia, y temo que mucho más escaseará para la publicación de lo que se escribiere. de Agustinos Recoletos de Filipinas 235 No tengo a mano los primeros cuadernos del Boletín Oficial de la Provincia de Filipinas, y desconozco el programa exacto del mismo, por eso no digo si falta una sección en él que vaya reproduciendo las riquezas históricas de nuestro pasado, así como va publicando cosas importantes del presente relacionadas con la Provincia de que es órgano. Si la revista Santa Rita y el Pueblo Cristiano, de la Provincia de Andalucía y si el Apostotado Doméstico de la Provincia de la Candelaria, abrieran otra sección para los fines dichos, acaso esto sería un medio adecuado de publicación y conservación de los documentos propios de aquellos organismos, mientras llega el tiempo en que la Orden disponga de los fondos necesarios para llevar a cabo la edición de la obra de sus Crónicas. Por otra parte, dado caso que la situación ecnómica actual sea muy adversa, y que no se pueda efectuar tampoco lo establecido en el último Capítulo general sobre publicación de algún Boletín o Efemérides de la Orden Recoleta, las secciones de las Revistas en referencia, suplirían en algún modo la falta. Por lo que a mí hace confieso que no me gusta la Historia; quiero decir, que no me sabe a gloria eso de pasar días y días entre papeles viejos, a caza de datos, perdiendo la vista y el tiempo en disciplinas que me impiden dar cabo a otras obras que me deleitan grandemente, y que tengo comenzadas hace tiempo, pero por amor a la gloriosa Orden a que pertenezco, resuelto estoy a sacrificar todas mis aficiones porque la Recolección ha sido conmigo madre solícita y muy larga a quien debo todo. FR. P. FABO Agustino recoleto ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ CASUUM MORALIUM (1 Apr. 1914) RESOLUTIO XIII. Antonius contra voluntatem parentum &. Quæritur: Quæ sit obligatio sequendi vocationem vitæ religiosæ: quæ signa habere posssimus dictae vocationis. 2.º An sint rationes quae impediant ingressum: ingressui obstent parentum vel cognatorum necesitas. 3.º Quid de ingressu et de votis Antonii censendum sit. 4.º Num debuerit vel potuerit parentibus subvenire sive pecunias colligendo inscio Superiore, sive ordinem derelinquendo. 5.º Quae sint causae pro dimissione religiosorum votorum simplicium. 6.º Quid de dimissione Antonii sit judicandurn. 7.º An et quomodo peccent qui aliquem a religione amplectenda retrahant vel movent ad eam deserendam: an restitutionis obligatio contrahatur et gravis sit. Pro solutione hujus casus dicimus quod vitam religiosam hic sumimus pro statu religioso seu pro eo statu in quo per vota assumitur perpetua obligatio tendendi ad perfectionem seu observandi consilia evangelica, paupertatem, scilicet, castitatem et obedientiam sub certa regula certoque instituto. Jesus Christus Dominus noster saepissime ad perfectionem suos sequaces adhortatur Patris sui sanctitate et perfectione proposita; attamen pro vita aeterna adipiscenda mandatorum observantiam solummodo exigit; alia autem multa eis proponit qui velint perfectionem assequi. Sed mente retinendum quod aliud sit status perfectionis, aliud ipsa perfectio; fieri quidem potest ut in ipso perfectionis de Agustinos Recoletos de Filipinas 237 statu aliquis aliquatenus aut etiam permultum deficiat a perfectione et ex adverso extra statum perfectionis potest quis satis esse perfectus. Perfectio enim christiana consistit in caritate Dei et proximi ejusque frequenti et perfecto exercitio: status perfectionis stabile vitae genus indicat per modum obligationis assumptum, quo illud exercitium caritatis promoveatur et facilitetur et sic ipsa perfectio sensim attingatur et magis ac magis perficiatur. Dicimus insuper quod Jesus Christus vere vocet aliquos ad statum religiosum cum omnia ab ipso recte et secundum ordinem fiant, unde, si consiliorum sectatores nunquan deerunt, aliqui semper ita vocabuntur ut a Patre trahantur. Datur ergo vocatio religiosa cujus sequendae obligatio pro solutioue ad 1.um respondemus quod per se et absolute non urget; vitae enim religiosae electio consulitur non praecipitur, cum non circa mandata sed circa consilia versetur evangelica. Nihilominus cum multoties detur vocatio religiosa certo cognita, vix excusari a culpa poterit qui suæ vocationis certus eam rejecerit; periculo enim maximo suam committit salutem æternam. Attamen nec S. Alphonsus gravis culpæ eum damnat qui certus suæ vocationis, persuadere sibi nititur salutem æternam æque facile consequi posse manendo in sæculo vel ad illud redeundo. Aliquando tamen electio vitæ reIigiosæ cadere potest sub præcepto etsi per accidens; ut si quis, certus de sua vocatione et su propriæ debilitatis intime conscius, statum religiosum conciperet ut unicum medium quo prævalere posset contra diaboli nequitias et suam salutem securam reddere. Hoc in casu vita religiosa medium esset moraliter necessarium pro salute æterna. Nec temeritate vacat qui etsi magnum gratiæ impulsum sentiat, vocationem negligit; hic enim aperte voluntati et viis Domini resistit. Non facile ergo quis damnabitur peccati mortatis reus ob vocationis religiosæ neglectum, etsi valde timendum sit quod hujusmodi neglectus ingentem pecatorum gravium acervum secum trahat. Generalia vocationis religiosæ signa sunt: 1.º Aptitudo seu idoneitas ad statum religiosum in genere, et in particulari ad observantiam talis ordinis propriam. Quæ idoneitas dignoscitur in recto judicio, in indole bona, in animo submisso, in scientia sufficienti et in absentia defectuum corporis et animæ qui hujusrnodi vitæ rationi obesse possunt. 2.º Inclinatio naturalis et constans quæ etsi mutabilis, non sit volubilis, licet non ultroneitate sed ex reflexione processerit, et insuper recta sit 238 Boletín Oficial ex intentione pura et vero desiderio perfectionem christianam et salutem æternam facilius consequendi. Specialia signa vocationis quis habere potest ex divina revelatione ac etiam singulari inspiratione qua suaviter quidem et dulciter ac simul vehementer ad vitam religiosam impellatur et quasi indeclinabiliter trahatur. Ad 2.um Perplures sunt rationes quæ impediunt ingressum in religionem et ex jure naturalio et ex jure canonico; excluduntur enim: 1.º ex defectu libertatis; servi proprie dicti, matrimonio juncti post matrimonium consummatum nisi altera pars consentiat vel jus amisserit episcopi sine consensu S. Pontificis. 2.º ratione justitiæ, ii qui pecunia aliena gravati sunt in magna quantitate, aut rationibus reddendis ex aliquo munere sibi conmisso sunt obnoxii usque dum suæ gestionis rationes reddiderint. 3.º ratione pietatis, filii, qui parentes suos alere tenentur nec eos in gravi necessitate constitutos aliter juvare possunt nisi manendo in sæculo: ii etiam qui alios propinquos in extrema necessitate positos juvare tenentur, in religione autem perficere nequeunt. Magis autem urget pietas ne parentes religionem ingrediantur cum ipsorum filii paterna ope indigeant. Aliæ etiam adsunt rationes ex jure canonico quæ a religiosa vita avertunt ex hæresi, gentilismo aut judaismo venientes. Similiter aliqua sunt pro unaquaque Congregatione instituta quæ eo tendunt ut religionem liberent ab iis qui, propter aliquem defectum sive realem sive prudenter existimatum ut proxime futurum, nedum inutiles sed vere gravosi Religioni evadere possent. Item. Ex decreto «Ecclesia Christi» (d. d. 7 Sep. 1909) excluduntur nisim S. Sedis interveniat specialis venia seu dispensatio: 1. Qui e Collegiis, etiam laicis, ob inhonestos mores vel ob alia crimina expulsi fuerint; 2. Qui a seminariis et collegiis ecclesiasticis vel religiosis ex quacumque ratione dimissi fuerint. 3. Qui sive ut professi sive ut novitii, ab alio Ordine vel Congregatione religiosa dimissi fuerint, vel, si professi, dispensationem votorum obtinuerint; 4. Qui jam admissi sive ut professi sive ut novitii in unam provinciam alicuius Ordinis vel Congregationis et ab ea dimissi in eamdem vel in aliam ejusdem Ordinis vel Congegationis provinciam recipi nitantur. Novitius ergo sponte recedens potest denuo in eumdem aut etiam alium Ordinem recipi pro novitiatu: professi autem spontaneus recessus de Agustinos Recoletos de Filipinas 239 etiam legitimus cum solutione votorum impedit receptionem in alium Ordinem vel Congregationem; non autem impedit novam receptionem in eumdem Ordinem quem deseruit. Egressi voluntarie sed non sponte, quatenus ipsi Superiores ad id induxerut vel hortati sunt prævidentes dimissionem, ex collegiis, seminariis vel a novitiatu (seu dimissi æquivalenter non autem formaliter) valide ad Religionem recipiuntur at omnino illicite, (ex decr. 5115 Apr. 1910 ad III). Ad 3.um Parentes Antonii etsi senectutem bonam et curis expertem cum filio transigere sperarent, habent tamen necessaria unde secundum suum statum vivere possint; unde Antonius suum in Religionem ingressum nec omittere nec retardare tenetur ratione parentes adjuvandi qui gravem necessitatem non sunt experti nec verisimiliter passuri sunt: potuit ergo Antonius tutta conscientia religionem ingredi atque etiam suo tempore vota emittere cum bonorum paternorum status nihil immutatus sit durante novitiatu. Ad 4.um Antonius, post vota emissa etsi fuerint simplicia, subest omnino obedientiæ jugo, nec se substrahere potest superioris voluntati etiam pro parentibus juvandis; nisi forte agatur de vere extrema necessitate cui minime subveniri possit e monasterio et cum licentia superioris: vota autem religiosa manent et clamant et ideo, extincta tali extrema necessitate, Antonius ad ordinem suum reverti tenetur et voluntati superioris iterum se submittere. Si de gravi tantum necessitate agatur potest Antonius de Superioris licentia (non autem tenetur) monasterium relinquere et parentum curam gerere; at in hoc ipso casu de sola gravi necessitate Antonius nec tenetur nec potest monasterium relinquere, etiam accedente licentia Superioris, si pro parentibus juvandis tale officium exercere debeat quod statum religiosum dedeceat. Antonius, ut diximus, obedienti jugo subjacet et ideo sine licentia Superioris sive petita et data sive sa!tem præsumpta nihi! agere potest. Quare recte non egit pecuniam colligendo pro suis parentibus, inscio suo præ!ato: immo videndum erat qua mente donatores ipsi pecuniam tribuerent, an scilicet pecuniam contulerint scienter pro patribus ipsius Autonii, an so!um generatim eleemosynam traderent Antonio religioso subsidium exponente; si hoc secundum locum habeat, contra paupertatem peccaret Antonius agens tamquam dominus patribus 240 Boletín Oficial suis donans quæ ipsius non erant sed monasterii, «quidquid enim monachus acquirit, non sibi sed monasterio acquirit»; si autem eleemosynas colligeret expresse pro pratribus, ipsius agendi ratio debitæ tantum subjectioni adversaretur. Obligatio etiam Antonii restringenda est ad ea quæ parentibus necessaria sint pro superanda gravi necessitate; minimo autem extendenda ut provideat tam abundanter ut eos forsam ditiores quam antea reddat. Maxime etiam dolendum si Antonius parentes suos e humili loco et statu ad altiorem et divitem vellet erigere: hoc revera esset saeculo et parentibus valedicere ut parentum patrimonium facilius posset conservare, colere el augere. Ad 5.um Notum est omnibus quod ex decreto S. Cong. super Statu Regulariurn (d. 19 Mar. 1857) novitii Ordinum Regularium, expleto novitiatu, emittunt vota revera tantum simplicia, licet, ex parte voventis sint perpetua quorum dispensatio ad Sedem Appcam. spectat: poterunt ergo hujusmodi professi recurrere ad S. Sedem pro dispensatione votorum si justa adsit causa; possunt etiam e Ordide dimitti a Superiore Generali cum suo Generali Consilio, quorum omnium potestas extenditur ad subdelegandum probos et prudentes Religiosos, qui saltem tres esse debent, ad dimissionem decernendam in casibus extraordinariis et præsertim pro regionibus et locis longinquis. Pro casu solvendo dicimus quod (ex decr. «Santissimus» d. 12 Jun. 1858) «ad decernendam dimissionem... Superiores procedere debent summa caritate, prudentia, et ex justis et rationabilibus causis, quacumque humana affectione remota». Licet judicium de justitia et rationabilitate causarum ad Superiorem cum suo Consilio (quorum conscientia graviter oneratur) pertineat, tamen S. Congregatio aliquas excludit causas quæ inter justas recenseri non debent. Sic enim; nemo dimitti poterit ex causa infirmitatis professionem supervenientis licet contracta sit non precise in servitio Ordinis sed alibi. Nec adduci potest ut causa sufficiens, justa et legitima quod Consilium aut etiam Capitulum Conventus per vota secreta aliquem rejiciat a professione votorum solemnium sed aliqua præterea inquisitio vel informatio adjicienda est ut prudens haberi possit judicium a Superiore Generali: imo pro admissione ad vota solemnia post expletum trienium votorum simplicium, audiri quidem debet Capitulum Conventuale ad instructionem minimo vero a Superiore Generali vel ab ejus subdelegato standum erit resolutioni ejusdem Capituli quod fortassis vota emissit pro rejectione professi. Nec sufficit quod quis semel et de Agustinos Recoletos de Filipinas 241 iterum et sæpe dicat se vocationem religiosam non habuisse vel eam amississe His causis exc!usis, transcribimus quæ habet Ferrari pag. 126: Ex Secretaria (S. C. EE., et Reg.) nobis declaratum fuit nec licere dimittere clericos simplicia vota professos, eo quod videantur studiis inepti vel nimia ignorantia laborent. Generatim nemo dimitti potest post professionem votorum simplicium, nisi ob gravem culpam vel ob graves defectus ex ordine morali». Ultrum autem pro hujusmodi dimissione ut justa causa stimanda sit ea ratio quae, si antea innotuisset, suffecisset ut professio non sequeretur, ut v. gr. ineptitudo ad offIicia etiam communia Religionis ut praedicare, confessiones audire etc. (sive hoc proveniat ex levitate animi sive ex defectu mentis, aliquatenus captae, sive quia in studiis nihil proficiat aut hebes pene evaserit) ita ut, rebus sic se habentibus, talis professus nedum utilis sed vere onerosus bono communi et Religioni evadat?, cum S. Congr. respondemus: «Non esse interloquendum». Nec infirma valetudo nec defectus animi vel corporis, qui ante professionem jam noti erant, adduci postea possunt ut causa pro hujusmodi dimissionibus. Ipsa etiam infirma valetudo ex hereditario aut phisico defectu proveniens quae nec scienter nec ignoranter fuit occultata, imo quae ita est adhuc latens ut nec a perito medico dignoscatur indiligenti auscultatione candidati ad professionem afferri nequit postea ut causa justa dimissionis, multo minus ut causa nullam proffesionem reddens. Ad 6.um Primo. Superiores recte judicarunt causam ab Antonio allatam non esse sufficientem pro petenda vel danda dimissione: superiores acquiescere poterant ut parentes Antonii adjuvarentur etiam ultra gravem necessitatem, sed eam abundantiorem curam, quam Antonius inhiat, pati nequibant. 2. Antonius, in procuranda ampla parentum ope, potuit esse immunis a culpa, nam affectus parentum facile judicium rationis a recto avertit: potuit autem facile peccatum committere si ejus animus paratus non erat superiorum judicio acquiescere. 3. Antonius propter importunas preces potuit mortaliter peccare quia seipsum vitae religiosae ineptum reddebat; eo magis si ipse, alias omnino aptus, dimissionem quasi extorsit propter importunam agendi rationem; tunc enim difficile admodum excusaretur a culpa gravi contra 242 Boletín Oficial sua vota religiosa, unde ligatus remaneret ad readmissionem procurandam. 4. Superiores, in danda dimissione Antonii, facultatibus S. Sedis utuntur, unde harum tenor erat inspiciendus sive pro valore sive pro liceitate: coexistere enim possunt culpa Antonii et causa justa pro facultatibus et valide et licite petendis pro danda dimissione. Ad 7.um Professio religiosa magnum est animae bonum unde qui aliquem ab eo consequendo vel fruendo impedit per se peccat. Attamen parentes, qui filios suos semel et iterum rogant ne ipsos deserant, subjective excusari possunt etiamsi facile causam exaggerent pro retinendo filio. Si autem nihil justae causae adfuerit nec ipsi in necessitate versentur, et, alias, vi, minis vel importunis precibus filium retrahunt; dicendum quod eos graviter peccare quia filium suum invitum detinent et impediunt ab assecutione boni spiritualis adeo magni. Idem per se est dicendum si adeo exagerant difficultates vitae religiosae, vel falsis aut fucatis rationibus filium decipiunt et a religione avertunt. A fortiori hoc idem per se dicendum est de aliis qui aliquem ab amplectenda vita religiosa avertunt. Immo per se plus peccat qui alium retrahit a religione quam alius qui, vocationem sentiens, futili ratione nolit eam sequi. Totum hoc quod dicitur de eo qui aliquem retrahit a religione amplectenda, a fortiori adserendum est de quolibet qui satagat ut ab aliquo religio deseratur. Hic enim agitur de bono jam possesso abjiciendo; illic, autem, de aprehendendo bono quod quis habet tantum in spe. Quomodo autem qui aliquem inducit ad religionem deserendam vel retrahit ab ea amplectenda, teneatur circa damna tum huic tum ordini religioso illata et quomodo ea reparare teneatur, difficile quis determinabit nisi in unoquoque casu circunstantiæ omnes inspiciantur et expendantur. Religio enim bonum est ad quod unusquisque jus habet, sed uniuscujusque proprium non est nisi in spe: nec ipse novitius securus est de vita quam amplectitur, cum vel ipse possit eam relinquere quia non vere vocatus est vel alia de causa, et Superiores possunt eum dimittere ut non vocatum vel ineptum. Religiosus revera assecutus est bonum inætimabile, sed voluntas ejus non est immutabilis. Unde in unoquoque casu videndum est num quis agat fraudulenter et injuste, vel potius mutatio consilii circa ingressum vel egressum obediat inconstantiæ candidati vel professi. Patet ergo quod possibilis sit etiam gravis obligatio restitutionis. Si agatur de jam professo obligatio recte extendetur erga religiosum et erga Religionem si tamen solum de candidato agatur, difficile constabit obligatio erga Religionem. Tip. de Pedro Carra, Sucesor de M. Salas, Impresor del Excmo. Sr. Arzobispo Año VI 1 de febrero de 1915 Núm. 57 BOLETÍN OFICIAL DE LA PROVINCIA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO DE FILIPINAS de la Orden de Agustinos Recoletos CORRESPONDENCIA OFICIAL I Licencia para la impresión del BOLETÍN en Monachil (Granada) Excmo. e Ilmo. Sr. Arzobispo de Granada. –Fr. Francisco Sádaba del Carmen, Vicario Provincial, en España, de la Provincia San Nicolás de Totentino de Filipinas, de la Orden de Ermitaños Recoletos de San Agustin a V. E. I. con el debido respeto expone: Que desde el año 1909 viene publicándose en Zaragoza, de ordinario cada mes, un BOLETÍN, especialmente para uso de los Religiosos 244 Boletín Oficial de la mencionada Provincia. Y habiéndose informado el exponente que dicho BOLETÍN podría publicarse en condiciones más ventajosas en la imprenta de Santa Rita del pueblo de Monachil, en la Diócesis del muy digno cargo de V. E. I., a V. E. I. humildemente suplica se digne conceder su beneplácito al efecto, y nombrar Censor de la publicación al Rdo. P. Superior de la Residencia de Agustinos Recoletos de esa Ciudad, o, en defecto de él, a quien haga sus veces, o a la persona que sea más del agrado de V E. I. –Gracias que el recurrente espera alcanzar de la bondad de V. E. I., cuya vida Dios guarde muchos años. –Colegio de Marcilla (Navarra) 19 de Diciembre de 1914. –Excmo. e Ilmo. Sr. –Fr. Francisco Sádaba del Carmen. Granada 23 de Diciembre de 1914. Como se pide en la antecedente solicitud, y, nombramos Censor de la publicación del BOLETÍN, al R. P. Superior de Religiosos Agustinos Recoletos de esta Ciudad, o en defecto de éste, a quien haga sus veces. –El Arzobispo. –Lo decretó y firma S. E. I. el Arzobispo mi Señor, de que certifico. –Luis López-Dóriga, Secretario. II CIRCULAR de nuestro Rvdmo. Padre Prior General, con motivo de las fiestas de Navidad y entrada de Año Nuevo Generalato de Agustinos Recoletos A los RR. PP. Provinciales, Vicarios, Priores, Rectores, Misioneros y Religiosos todos de nuestra obediencia: Salud y gracia en el Señor Videte fratres… quomodo caute ambuletis…, redimentes tempus quoniam dies mali sunt. Ephes., V. 15 y 16. Carísimos Padres y hermanos míos: Transcurridos ya unos cuantos meses desde que a raíz de nuestro último Capítulo General tuve el gusto de saludar a VV. RR. y CC., en cuyo espacio de tiempo no he dejado pasar un solo día sin tenerlos a todos presentes en mi memoria y oraciones, testigo mi exhortación y avisos del mes de Agosto, quiero aprovechar estas fiestas de Navidad para dirigirles la presente Carta Circular de felicitación, con el fin de refrescar así nuestras relaciones y apretar más y más el doble vínculo de caridad con que estamos unidos, como hermano con hermanos por nuestra de Agustinos Recoletos de Filipinas 245 profesión religiosa y como padre con sus hijos por mi carácter de Superior de todos. Suelen estos días cambiarse visitas entre amigos, cruzarse cartas entre parientes y dispensarse unos y otros toda clase de atenciones con el objeto de manifestarse mutuamente la satisfacción que sienten por haber llegado con felicidad a celebrar estas Pascuas y declararse el deseo de que el Año Nuevo que comienza sea tan próspero como el anterior que ya pasó. Y puesto que semejantes ceremonias sean ajustadas a la buena crianza, sancionadas por la costumbre y hasta autorizadas por la Religión, yo también quiero corresponder a los parabienes que he recibido, y me congratulo de que Dios haya concedido a VV. RR. y CC. celebrar estas Navidades viendo pasar sin gran novedad todos los días del año último, y les deseo para el entrante toda suerte de bienes y prosperidades, no tanto las que por lo regular se desean los mundanos, quienes hacen consistir su dicha en gozar de buena salud; disfrutar de muchos bienes terrenos y estar libres de desgracias temporales, sino más bien las que apetecen los que, como nosotros, constituyen el verdadero1 pueblo de Dios, y únicamente se consideran felices luchando contra el pecado, practicando la virtud y aumentando méritos para el cielo, por el exacto cumplimiento de sus Votos y la puntual observancia de las Reglas con que se han solemnemente obligado al Señor hasta la muerte. Es ciertamente un gran favor de la misericordia del Señor2 el de habernos conservado la vida todos los días del año que ya pasó, y yo felicito por ello segunda vez a VV. RR. y CC.; mas siquiera por gratitud reflexionemos un poco sobre este punto, y siguiendo el consejo del Apóstol San Pablo no dejemos pasar en vano y de corrida3 esta gracia tan singular. ¿Qué nos aprovecharía el haber llegado a estas Pascuas y ver el año Nuevo si no lo empleamos en adquirir méritos para la eternidad, a la que a cada momento nos vamos acercando? ¿De qué nos serviría vivir un año más si, en vez de ocuparnos en el único necesario4 negocio 1 Pslm., CXLIII, 15. Thren., III, 22. 3 II, Corint., VI, 1. 4 Luc., X, 42. 2 246 Boletín Oficial que nos interesa, doliéndonos profundamente de nuestro mal comportamiento pasado y resolviéndonos de todo corazón a emprender en el presente una vida más ajustada y conforme con nuestro estado religioso, continuamos descuidando nuestros deberes en lo que se refiere a la santa pobreza, a la mortificación y penitencia, infringiendo los ayunos y otras prácticas de nuestra Religión como si no nos obligasen ni tuvieran ya importancia, y lejos de emplear el tiempo en satisfacer a la divina justicia por nuestros pecados la irritamos más y aumentamos las enormes deudas que con ella tenemos contraidas? Este nuevo año que el Señor nos concede debe despertar en nosotros sentimientos de agradecimiento por los muchos y grandes beneficios que el Señor nos ha dispensado en el pasado, de confusión y arrepentimiento en el presente y de fidelidad y firmes resoluciones para el porvenir; pues si nos examinamos con alguna detención veremos que los tales beneficios han sido tantos en número como los instantes de que se compone el año; no encontraremos un solo día en que no hayamos ofendido al Señor con obras, palabras o pensamientos prohibidos en su santa ley o mandados en nuestras Reglas, ni hallaremos un solo rato de oración mental ni vocal hecho a gusto del Señor, ni una sola Misa o comunión bien celebrada o recibida, ni una sola obra de piedad o supererogación exenta de defectos; de modo que nos veremos obligados al fin del examen a confesar que hemos desperdiciado miserablemente ese sinnúmero de gracias, y no merecemos compasión de tan generoso Bienhechor por ingratos, por inútiles y perezosos. Tenemos, pues, evidente, perentoria y absoluta necesidad de renovar nuestro espíritu y no endurecer nuestros corazones1 mientras el Señor nos deja oír su voz; estamos estrictamente obligados a redimir este año el2 tiempo perdido en el anterior en la forma y por la razón que alega el Apóstol: esto es, procediendo con mucha cautela y vigilancia en nuestra conducta3 quoniam dies mali sunt, porque los actuales días son malos. Y por cierto que son malos y aun quizá peores que los de los tiempos apostólicos, pues hasta podrían considerarse como el preludio 1 Heb. III, 7, 8 y 15. Ephes. V, 14. 3 Ibid., 16. 2 de Agustinos Recoletos de Filipinas 247 de las postrimerías del mundo, a juzgar por el sangriento y universal levantamiento de unas naciones contra otras y de unos reinos contra otros1 reinos que amenaza derrumbar este ya vetusto caserón de la tierra que habitamos y socavar los cimientos de la sociedad en que vivimos. No sabemos, PP. y HH. míos, cuál será el resultado final de la terrible conmoción que estamos presenciando, e ignoramos, asimismo, los designios de la divina Providencia al permitir tan espantosa calamidad; mas los que, gracias a ella tenemos fe, debemos mirarla como un nuevo beneficio del Señor, otra amorosa voz de alerta y un paternal aviso del cielo de que nos preparemos con tiempo, pues ello pudiera ser el principio2 de otros acontecimientos más dolorosos, redoblando nuestra vigilancia y circunspección y cumpliendo nuestros respectivos deberes, a fin de merecer las misericordias del Señor. Aunque, pues, me haga pesado y se me califique de tal, vuelvo a exhortar a todos que den a estas consideraciones la importancia que realmente tienen y les da San Pablo en las palabras ne in vacuum gratiam Dei recipiatis3, quoniam dies mali sunt. –Con esto cierro este punto para ocuparme de otro que, si no tiene mucha conexión con el anterior, pudiera, sin embargo, ser de algún provecho a todos o la mayor parte de VV. RR. y CC.; y, como por sí solo tampoco merece carta aparte, quiero tratarlo en ésta por creer que debo hacerlo. Luego de celebrado nuestro Capítulo General fuí recibiendo cartas de la mayor parte de nuestros religiosos, en las cuales, después de felicitarme por mi elección para el cargo de Superior de la Orden, se me prometían oraciones al Señor para el mejor acierto en el desempeño del mismo; todo lo cual nada tiene de particular, si bien lo agradecí como debía, sobre todo por lo de las promesas de oraciones. Pero es el caso que en muchas de aquellas cartas se me manifestaba abrigar grandes esperanzas de que mi nombramiento había de ser de excelentes resultados prácticos por la gloria de Dios y el honor de nuestra Orden; y esto sí que me dió que pensar, sin que hasta hoy acierte a comprender el motivo o fundamento de semejantes 1 Marc. XIII, 8 y Luc. XXI, 10. Math. XXIV, 8. 3 Ephes. V, 15 y 16. 2 248 Boletín Oficial esperanzas; pues declaro con toda ingenuidad, como ya lo indiqué en otra ocasión, que me considero muy inferior a los que me han precedido en este puesto, y que no reconozco en mí otros talentos ni dotes de gobierno que el buen deseo de que me siento animado por Dios para cumplir con mis obligaciones de Religioso y Superior. De consiguiente, tengan paciencia los que esperan de mí grandes cosas, y sepan todos que hago lo que únicamente me permiten mi buena voluntad y escasas fuerzas: esto es, repasar y meditar los mandatos y encargos que me imponen nuestras sagradas Constituciones y el último Capítulo General, con el fin de dar a todo ello el debido cumplimiento. Al efecto, y sirva esto de contestación a las susodichas cartas, mi ocupación aquí hasta la fecha ha sido y es, fuera del despacho ordinario de los asuntos de nuestras Provincias, el de resolver y poner en práctica aquellos otros de no poca importancia que se dejaron a la discreción y prudencia de nuestro Definitorio General; sobre todo, aquel tan transcendental como delicado y difícil de que sólo tienen noticia los PP. Capitulares, ya a punto de terminarse aunque no se haga público hasta que el dicho Definitorio General lo estime conveniente y oportuno. Dedico, en fin, PP. y HH. míos, mi preferente atención, al que creo ser uno de los principales deberes de mi cargo; de orar sin intermisión1 por VV. RR. y CC., pidiendo al Señor que los llene, como a los Apóstoles2, de su santo Espíritu, con cuyos siete dones, tanto los Superiores como los súbditos, Misioneros y Conventuales, ancianos y jóvenes, se resuelvan eficazmente a portarse cual conviene a religiosos y aspirar con todas sus fuerzas a la perfección de su estado. Continuamente resuena en mis oídos, gracias sean dadas a Dios, la advertencia que me hace el Apóstol San Pablo en su Epístola a los Hebreos3, y me repite N. P. San Agustín en la Regla4, de que debo responder y dar estrecha cuenta de las almas de mis sabordinados; y, temiendo y5 temblando por mi salvación, derramo en la presencia 1 1.ª Thes. V, 17. Act. II, 4. 3 Heb. XIII 17. 4 In Regula, X, 1. 5 Philip. II, 12. 2 de Agustinos Recoletos de Filipinas 249 del1 Señor mis pobres oraciones, rogándole humilde y fervorosamente que los salve a todos, y así pueda yo al fin de mi carrera decir con santo orgullo que no se ha perdido por mi culpa ni uno solo2 de los que estuvieron a mi cuidado, que los abrase a todos en aquel fuego del amor divino3 que en estos dias trajo a la tierra, por efecto de cuyas llamas cobren alientos para soportar con resignación las penalidades propias de la vida religiosa, y que, con la vista puesta en el premio que les espera, no pierdan un átomo de tiempo mientras tienen luz, como dice el Señor por San Juan4, no sea que les coja desprevenidos la noche de la muerte cuando ya no es hora de trabajar. –Aún no lo he dicho todo: en los momentos en que Dios me lo inspira, me entrego a Él completamente y pongo gustoso en sus manos mi salud y mi vida, sintiendo que ésta no sea la de un santo, a fin de que el sacrificio que de ella le ofrezco por las ovejas que me ha encomendado, le sea agradable y se digne tomarla cuando sea su voluntad. Y en cambio del interés que a falta de otras buenas cualidades, me tomo por VV. RR. y CC., les ruego encarecidamente que me encomienden al Señor, el cual nos conceda a todos su gracia y santa bendición. Circúlese y cópiese en los libros oficiales de nuestras Casas, Residencias y Ministerios. – En nuestra Residencia Genralicia de Madrid a 31 del mes de Diciembre de 1914. –Fr. Fidel de Blas de la Asunción. Por mandado de nuestro Rvmo. P. Prior General. –Fr. Bernardino García de la Concepción, Secretario General. 1 Psalm. CXLI, 3. Joan. XVII, 12. 3 Luc. XII, 49. 4 Joan. XII, 35 y IX, 4. 2 250 Boletín Oficial III CIRCULAR de N. M. Rvdo. P. Prior Provincial anunciando las elecciones verificadas en el último Capítulo Provincial Intermedio Provincialato de Agustinos Recoletos de Filipinas. –R. P. Vicario Provincial y demás Religiosos de la Vicaría de España. –En el Capítulo Intermedio celebrado en este nuestro Convento de Manila el día 21 de los corrientes, se hicieron las siguientes elecciones: – Vicario Provincial de nuestra Provincia en España, P. Lector Fr. Francisco Sádaba del Carmen. – Vicario Prior de nuestro convento de Cebú, P. Fr. Julián Ortiz de San Luis Gonzaga. – Presidente de nuestra Residencia de Puente la Reina, P. Fr. Pedro Jiménez de la Soledad. – Primer voto de Misiones, P. Fr. Clemente Ballesteros de San José. – Segundo voto de Misiones, P. Fr. Ángel Fabo de la Virgen del Plú. – Tercer voto de Misiones, P. Fr. Domingo de Pablo de la Sagrada Familia. Lo que comunico a VV. RR. para su debido conocimiento y demás efectos de la Ley. Circúlese, cópiese en el libro de su materia y vuelva con los obedecimientos de costumbre. Dios guarde a VV. RR. muchos años. –Manila 23 de Noviembre de 1914. –Fr. Agustín Garrido de San Antonio. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ ÓRDENES SAGRADRAS El Excmo. y Rmo. Sr. D. Fr. José López Mendoza y García, dignísimo Obispo de Pamplona, confirió el día 12 de Diciembre último, en nuestra Iglesia de Marcilla, la Primera Tonsura y cuatro Órdenes menores a dieciséis Religiosos Coristas, estudiantes de Teología; y a doce de ellos, al día siguiente, el Sagrado Orden del Subdiaconado. Los Ordenados hasta el Subdiconado inclusive, fueron: – Fr. Damián Castresana Alonso de San Agustín. – Fr. Martín Casi Nieva de San Nicolás de Tolentino. – Fr. Pablo Grávalos Malumbres de Sto. Tomás de Villanueva. – Fr. Leoncio Reta Unzué de San Nicolás de Tolentino. – Fr. José Carceller Galindo de Sto. Tomás de Villanueva. – Fr. Ricardo Jarauta Fuentes de la Virgen de la Consolación. – Fr. Maximino Díez Albo de la Virgen de la Consolación. – Fr. Isidoro Equiza Compains de San Nicolás de Tolentino. – Fr. Juan Rodríguez Santián de Santa Mónica. – Fr. Simeón Díaz Díaz del Beato Querubín. – Fr. Carlos Bretón Serrano de la Virgen del Carmen. – Fr. Cipriano Terrero Sagredo de la Inmaculada Concepción. Ordenados solamente de Tonsura y Menores: – Fr. Jesús García Martínez de la Virgen del Carmen. – Fr. Feliciano Alonso Álvarez de la Virgen del Carmen. – Fr. Serafín Andía Garbayo de la Virgen del Pilar. – Fr. Cándido Lorenzo Lejárraga del Sagrado Corazón de Jesús. 252 Boletín Oficial ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ SECCIÓN LITÚRGICA Como la mayor parte de nuestros Religiosos apenas tienen otro libro donde puedan estudiar las ceremonias de la Misa y del Oficio divino, que nuestro santo Ceremonial, bueno será que al inaugurar esta nueva sección de nuestro BOLETÍN OFICIAL comencemos por exponer aquellas ceremonias de la Santa Misa, que ya no se practican según nuestro ceremonial, por haber sido modificadas en virtud de algunos decretos posteriores de la Sagrada Congregación de Ritos. De la Misa solemne Quaenam a Diacono et Subdiacono tenendae sint normæ pro genuflexionibus peragendis in Altari: –1. Dum ah uno latere in aliud transeunt. –2. Dum ab uno latere pergunt in medium. –3. Dum e medio ascendunt ad Altare ant vice versa? R. –Ad 1. Diaconus et Subdiaconus, Sacramento non exstante super Altari, semper genuflectunt et tantum in medio: Sacramento vero exstante super Altari, semper et tantum genuflectere debent in utroque latere. Ad 2 et 3. Diaconus et Subdiaconus, Sacramento exstante super Altari, semper et tantum genuflectunt in loco e quo recedunt, excepto Subdiacono, qui reversus ab incensatione Sacramenti ad elevationem in Missa solemni de Requie, genuflectere debet in medio tantum: Sacramento non exstante super Altari, nunquam genuflectunt, praeter Subdiaconum, quando, accepta patena, vadit post celebrantem ante medium Altaris; et facta genuflexione ibi stat. 9 Jun., 1899, n. 4.027. An Diaconus et Subdiaconus teneantur se celebranti conformare quotiescumque hic se signat vet inclinat, dum aliquid cantat vel de Agustinos Recoletos de Filipinas 253 clara voce profert, aut submissa in Missa solemni juxta Rubricam, quod, inquam, non ad secreta pertinet; nempe ad confessionem, ad introitum ad Gloria et Credo, ad Epistolam et Graduale, ad Evangelium, ad Sanctus, et Benedictus, excepto quando Celebrans recitat Confiteor Deo et etiam excepto Subdiacono, patenam sustinente ad Benedictus? –R. Affirmative. 22 Maj. 1900. Acta. S. Sedis, vol. 33. Extractamos del «Appendix ad Ceremoniale Parochorum» editado por la publicación mensual «Ephemerides Liturgicae» las principales ceremonias de la Misa solemne, que no están conformes con las preceptuadas en nuestro santo ceremonial. «Celebrans incipit missam, el alternatim cum ministris recitat ps. Judica, Confiteor, etc., observans omnia quæ pro missa simpliciter cantata dicta sunt; excepto Confiteor, in quo dicens verba vobis fratres, vos fratres, absque motu pedum et erectione corporis et capitis, aliquantulum se convertit prius ad diaconum, et deinde ad subdiaconum, quod similiter facit, sed cum parva tantum capitis inclinatione, dum postea dicit Misereatur vestri. (Cf. Caerem. Episc. I. 2. c. 8, n. 31)». «Incensato altari, stans diaconus directe ante celebrantem, et accepto thuribulo cum osculis consuetis, ter duplici ductu celebrantem incensat, profunda capitis inclinatione facta ante et post». Hymno angelico recitato, si redendum sit, altari facta debita reverentia, per breviorem ministri ad scamnum descendunt. Circa finem cantus per viam longiorem ad altare accedunt, debitam reverentiam efficiunt cruci, et ministri fimbrias anteriores albae celebrantis, donec suppedaneum conscenderit, sustollunt. Mox autem post ipsum se retrahunt, diaconus in secundo gradu et subdiaconus in plano in linea recta a tergo celebrantis». «Cinca finem ultimae orationis, subdiaconus, ibidem, vertens se dextrorsum ad secundum acolythum, ambabus manibus librum Epistolarum ad angulos inferiores accipit, ejus apertura ad sinistram versa. Ad conclusionis verba Jesum Christum ultimae orationis, subdiaconus cum acolytho, a quo comitatur, caput cruci inclinat, et ad medium altaris accedens, super gradum genuflectit, et rursum post celebrantem reversus cantat epistolam; qua finita claudit librum» etc. Ut in nostro Ceremoniali. 254 Boletín Oficial «Diaconus, Celebrante incipiente evangelium, signat se, quum hoc facit celebrans; tum descendit in planum per gradus IateraIes, et a primo acolytho, a quo comitatur, librum evangeliorum accipit, illum tenens utraque manu per partem inferiorem ante pectus elevatum cum apertura ad suam sinistram conversa». Caetera ut in nostro CaeremoniaIi, sed antequam evangelium canere incipiat «thuribulum a thuriferario accipit, caput libro profunde inclinat et capite erecto ter ipsum duplicibus ductibus incensat, nempe, in medio, sinistrorsum et dextrorsum sui: thuribulum deinde tenens demissum ad latus dexterum, caput rursus inclinat, antequam thuribulum thuriferario reddat, et evangelium junctis manibus cantat». «Si ad Credo sedendum sit, celebrans et minisri se gerunt, ut supradictum est ad Gloria. – Cantato et homo factus est, ministri surgunt: diaconus, facta reverentia celebranti, comite primo acolytho, per viam breviorem accedit ad credentiam, ubi per acolythum vel per seipsum bursam accipit, eamque ambabus manibus elatam et jacentem fert usque ad oculos, apertura ad seipsum conversa, et per planum tendit ad medium ante altare, faciens cum acolytho reverentiam ad ce!ebrantem quando ante ipsum transibit, quo tempore subdiaconus sedet». «Diaconus genuflectit ad crucem, suppedaneum conscendit, expandit corporale super altare, et cum ipso acolytho comite, iterat genuflexionem in suppedaneo (quo tempore subdiaconus surgit), descendit a latere, et redit ad scamnum, ubi praemissa cum subdiacono reverentia celebranti sedent ambo». Ad Offertorium omnia ut in nostro Caeremoniali; sed «peracta incensatione, diaconus incensat celebrantem ut supra, deinde se convertit ad subdiaconum, quem incensat binis thuribuli ductibus duplicibus cum reverentia ante et post thurificationem. Thuribulo deinde thuriferario reddito, post celebrantem redit, in medium altaris, ibique facta ad crucem genuflexione, se convertit ad thuriferarium a quo duobus ductibus duplicibus incensatur cum inclinationibus ante et post. Thuriferarius deinde unico simplici ductu acolythos incensat, ante et post inclinatione capitis facta; tum genuflectit in medio, vadit ad ostium cancellorum, et tribus ductibus simplicibus populum thurificat i. e. in medio, a sinistris et a dextris sui de Agustinos Recoletos de Filipinas 255 inclinans ante et post incensationem». Caetera ut in nostro Caeremoniali usque ad Agnus Dei inclusive. Dicto dona nobis pacem, ministri genuflectunt juxta celebrantem, subdiaconus descendit ad locum suum, et diaconus a dextris celebrantis in suppedaneo conversus ad altare, utrumque genuflectit etc. ut in nostro Caeremoniali. Accepta pace, diaconus genuflectit, et descendit ad gradum infimum, ubi dat pacem subdiacono. Dans pacem imponit manus suas super humeros ejus, qui recipit pacem. Recipiens supponit manus suas cubitis ejus, qui dat pacem, et eorum sinistrae genae paululum invicem appropinquant: quo in actu qui dat pacem dicit Pax tecum, qui autem accipit respondet Et cum spiritu tuo. Quod sequitur, ut in nostro Caeremoniali, sed subdiaconus dum vinum et aquam, post sumptionem, super digitos celebrantis pro ablutione fundit, purificatorium inter postremos digitos sinistrae manus habere debet, et postea purificatorium celebranti porrigit, digitos sinistrae aperiendo. «Orationibus completis, ministri simul cum celebrante per planum accedunt ad medium, et postquam celebrans ultimum Dominus vobiscum cantavit, subdiacono inmobili in loco suo persistente, diaconus, quin recedat a medio, aut genuflectat, per suam dexteram se totaliter ad populum vertit, et erectus cantat Ite, missa est; vel, si non dictum fuit Gloria in suo loco remanet, conversus ad altare, et cantat Benedicamus Domino». «Lecto evangelio, omnes in medio suppedanei accedunt, et, juxta consuetudinem passim introductam, simul cruci caput inclinant, per gradus anteriores in planum descendunt, et debita reverentia altari facta, ut initio missae, recedunt eo ordine, quo processerant ad altare. Adnotanda «Celebrans ante concionem non potest concionatorem benedicere. Ex antiqua tamen consuetudine infra missarum solemnia cocionator benedictionen petere potest a celebrante, cantato evangelio et thurificato celebrante». Sed merito Caeremoniale nostrum animadvertit quod, etsi Caeremoniale Romanum tempus designet benedictionem petendi post evangelium cantatum et celebrantem thurificatum, usus apud nostrates invaluerit benedictionem petendi priusquam 256 Boletín Oficial evangelium cantetur, eo quod in plerisque ecclesiis pulpitum longe ab altari positum sit, et ut concionator aIiquantulum quiescat. «Celebrans benedictione dans concionatori, iisdem verbis uti potest, quibus utitur dum diaconum evangelium cantaturum benedicit, mutatis tantum verbis Evangelium suum in verba sancta sua. Fr. J. A. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ REVISTA CANÓNICA Motu Proprio—De Pontificia Commissione Vulgatae versioni Bibliorum emendandae Benedictus P. P. XV. Consilium a decessore Nostro sanctae memoriae initum latinae Bibliorum versionis, quae Vulgata dicitur, ad pristinam lectionem restituendae nemo non numerabit in iis rebus, quibus Pii X nomen inmortalitati conmendatur. Etenim, propter varietatem praesertim et copiam Codicum, qui toto orbe terrarum pervestigandi sunt et conferendi, de incepto agitur prope immensi operis et laboris; quod quidem peragi unius, quantumvis operosi peritique viri, industria non potest, sed plurium doctorum hominum communia eaque diuturna studia desiderat. Id vero, si e sententia evenerit, neque exiguas utilitates afferet Ecclesiae, et apud acatholicos de cleri catholici eruditione ac doctrina opinionen augebit. De successu rei non equidem dubitamus, videntes quibus eam decessor commiserit: probe enim cognita meritisque celebrata laudibus est sodalium Benedictinorum in hoc studiorum genere sollertia. Itaque Commissionem Vulgatae Bibliorum versioni emendandae, ut constituta est, confirmamus, Pontificiae appellationis honore ornamus, atque sui juris jubemus esse his legibus: I. Quoties Commisionl novus Praeses dandus erit, Abbas Primus foederatarum Benedictini Ordinis Congregationum, suis adsessoribus consultis, unumpluresque proponet Summo Pontitici, qui quem maluerit, huic muneri praeficiet. II. Commissio Corpus esto legitimum suique juris, aeque ac caetera Benedictina Caenobia. III. Praeses in sodales, qui de Commisione sunt, quamdiu sunt, 258 Boletín Oficial eamdem jurisdictonem habeat, quam quisque Abbas Benedictinus in sui Coenobii monachos, salva, tamquam in radice, proprii Praelati potestate. IV. Commisslo ipsa suos sodales cooptet; huic tamen cooptationi intercedere, id est, eam impedire, gravi de causa, Primati liceat. Optandum est autem, ut omnes Benedictinae confoederationis Abbates, nisi locorum rationes obstiterint, libenter sinant eos qui in Commisionem adscribantur, hoc tantum tamque utile negotium obire. V. Bona, quaecumque Commissioni obvenerint, ipse Praeses administret, nonnullis e Commisione in Cousilium adhibitis: Administrationis vero quotannis rationem Summo Pontifici reddet. Atque haec Nos Motu proprio statuimus, sancimus, contrariis quibuslibet non obstantibus. Datum Romae apud S. Petrum, die XXIII mensis Novembris MCMXIV. Pontificatus Nostri Anno primo. Benedictus P. P. XV ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ SUPREMA S. CONGREGATIO S. OFFICII (SECTIO DE INDULGENTIIS) Decretum quo conceduntur indulgentiæ se per quamdam orationem D. N. J. C. devoventibus. Die 3 Decembris 1914. Ssmus D. N. D. Benedictus div. prov. Pp. XV in audientia R. P. D. Adsessori S. Officii impertita, benigne concedere dignatus est, ut omnes et singuli fideles, qui se Jesu Christo pie vovent, simulque mortem in eiusdem amore obire peroptant, sequentem oratiunculam recitantes; «Jesu, tibi vivo—Jesu, tibi morior—Jesu, tuus sum ego in vita et in morte, Amen», quoties id fecerint, Indulgentiam centum dierum, defunctis quoque applicabilem, lucrari possint; qui vero id quotidie per integrum mensem peregerint, si confessi ac S. Communione refecti aliquam ecclesiam vel publicum oratorium visitaverit, ibique ad mentem Summi Pontificis preces fuderint, semel Indulgentiam plenariam, similiter applicabilem, consequi valeant. Praesenti in perpetuum valituro absque ulla brevis expeditione. Contrariis quibuscumque non obstantibus. –R. Card. Merry del Val, Secretarius. † Donatus, Archiep. Ephesin., Adsessor. –L. † S. SAGRADA CONGREGACIÓN DE RELIGIOSOS Importante Decreto acerca de los Confesores de Monjas La Sagrada Congregación de Religiosos juzgó conveniente reunir, formando un cuerpo, las diferentes leyes que, en el transcurso de los tiempos, se habían dado acerca de los Confesores de las Monjas. Para ello expidió con fecha 3 de Febrero de 1913 un Decreto reformando o modificando unas, ampliando otras, y ordenando todas convenientemente, para que en adelante sirva de norma segura, a la que deberán atenerse así los prelados de Religiosas, como los nombrados Confesores para las mismas. No habiendo salido este Decreto aún en nuestro Boletín, se inserta 260 Boletín Oficial en el presente número para satisfacer los deseos de varios Religiosos, comodidad de nuestros estudiantes de Derecho que no lo tienen en los Textos y conocimiento de todos. DECRETUM Cum de Sacramentalibus Monialium et Sororum confessionibus moderandis plures ad hunc diem, ex re et ex tempore, jussae sint leges, eas, aliqua ex parte immutatas et apte dispositas, visum est in unum colligere Decretum, prout sequitur. 1. Unicuique religiosae conmunitati tum Monialium tum Sororum, regulariler, unus dumtaxat detur Confessarius ordinarius: nisi ob magnum ipsarum numerum, vel aliam justam causam, alterum vel plures dari oporteat. 2. Confessarius ordinarius, regulaniter, non ultra triennium in hoc munere permaneat. Episcopus tamen seu Ordinarius eum ad secundum, immo etiam ad tertium triennium confirmare poterit: a) si ob sacerdotum ad hoc officium idoneorum penuriam aliter providere nequeat; vel b) si major Religiosarum pars, earum quoque quae in aliis negotiis jus non habent ferendi suffragium, in ejusdem Confessarii confirmationem, per secreta suffragia, convenerit; dissentientibus tamen, si velint, aliter providendum erit. 3. Pluries in anno, unicuique religiosae conmunitati detur Confessarius extraordinarius, ad quem omnes Religiosae accedant oportet, saltem ut benedictionem accipiant. 4. Unicuique domui religiosae aliquot ab Ordinario sacerdotes deputentur, quos Religiosae in casibus particularibus, confessionis peragendae causa facile vocare queant. 5. Si qua Religiosa, ad animi sui quietem et majorem in via Dei progressum, aliquem specialem Confessarium vel moderatorem spiritualem postutet, erit facile ab Ordinario concedendus; qui tamen invigilabit ne ex hac concessione abusus irrepant: quod si irrepserint, eos caute et prudenter eliminet, salva tamen conscientiae Iibertate. 6. Si Religiosarum domus Ordinario loci subjecta sit, hic eligit sacerdotes a confessionibus tum ordinarios tum extraordinarios; si de Agustinos Recoletos de Filipinas 261 vero Superiori Regulari, hic Confessarios Ordinario loci praesentet, cujus est iisdem audiendi confessiones potestatem concedere. 7. Ad munus Confessarii sive ordinarii, sive extraordinarii, sive specialis, deputari possunt sacerdotes, tum e Clero saeculari tum, de Superiorum licentia, e Clero regulari, dummodo tamen nullam habeant in easdem Religiosas in foro externo potestatem. 8. Hi confessarii, qui, annos quadraginta expleverint oportet, morum integritate et prudentia emineant; at Ordinarius, justa de causa et onerata ejus conscientia, ad hoc munus eligere poterit sacerdotes, qui nondum ea aetate sint, modo memoratis animi laudibus excellant. 9. Confessarius ordinarius non potest renuntiari extraordinarius, et, praeter casus in articulo 2 recensitos, rursus eligi ut ordinarius in eadem communitate, nisi post annum ab expIeto munere. Extraordinarius immediate ut ordinarius, eligi potest. 10. Confessarii omnes sive Monialium sive Sororum, caveant ne interno vel externo conmunitatis regimini sese immisceant. 11. Si qua Religiosa extraordinarium Confessarium expetat, nulli Antistitae liceat, vel per se vel per alios, neque directe neque indirecte, petitionis rationem inquirere, petitioni verbis vel factis refragari, aut quavis ratione ostendere se id aegre ferre; quod si ita se gesserit, a proprio Ordinario moneatur; si iterum id ipsum peccaverit, ab eodem deponatur, audita tamen prius sacra Congregatione de Religiosis. 12. Omnes Religiosae de sociarum confessionibus nullo modo inter se colloquantur, neve eas sorores carpere audeant, quae apud alium, quam deputatum, confessionem peragant; secus ab antistita vel ab Ordinario puniantur. 13. Confessarii speciales, ad monasterium, seu domum religiosam vocati, si intelligant Religiosas nulla justa causa vel necessitais vel utilitatis spiritualis ad ipsos accedere, eas prudenter dimittant. Monentur praeterea omnes religiosae, ut facultate sibi concessa specialem petendi Confessarium sic utantur, ut, rationibus humanis sepositis, tantummodo spirituale bonum et majorem in religiosis virtutibus progressum intendant. 14. Si quando Moniales aut Sorores extra propriam domum, quavis de causa, versari contigerit, liceat iis in qualibet ecclesia 262 Boletín Oficial vel oratorio, etiam semipublico, confessionem peragere apud quemvis Confessarium pro utroque sexu approbatum. Antistita neque id prohibere, neque de ea re inquirere potest, nc indirecte quidem; Religiosaeque nihil antistitae suae referre tenentur. 15. Moniales omnes aut Religiosae, cum graviter aegrotant, licet mortis periculum absit, quemlibet Sacerdotem ad excipiendas confessiones approbatum arcessere possunt, eique, perdurante gravi infirmitate, quoties voluerint, confiteri. 16. Hoc Decretum servandum erit ab omnibus religiosis mulierum familiis, votorum cum sollemnium, tum simplicium ab Oblatis aliisque piis communitatibus, quae nullis votis obstringuntur, etiamsi Instituta sint tantum dioecesana. Obligat etiam communitates, quae in Praelati regularis jurisdictione sunt; qui nisi fidelem observantiam hujus Decreti curet, Episcopus seu Ordinarius illius loci id agat ipse tamquam Apostolicae Sedis Delegatus. 17. Hoc Decretum Regulis et Constitutionibus uniuscujusque religiosae familiae addendum erit, el publice legendum lingua vulgari in capitulo omnium Religiosarum, semel in anno. Itaque praerogatis Emis. Patribus Cardinalibus sacrae Congregationis de Religiosis in plenario coetu ad Vaticanum habito die 31 mensis Januarii anno 1913, sanctissimus Dominus noster Pius PP. X, referente infra scripto Secretario, hoc Decretum in omnibus approbare et confirmare dignatus est, et mandare ut in lucem edatur, et ab omnibus ad quos spectat, in posterum apprime servetur. Contrariis non obtantibus quibuscumque, etiam speciali et individua mentione dignis. Datum Romae, ex Secretaria sacrae congregationis de Religiosis, die 3 mensis februarii anno 1913. Fr. J. C. Card. Vives, Prefectus. –S. † L. † Donatus, Archiep. Ephesinus, Secretarius. Antes del presente Decreto no podía haber más que un solo confesor ordinario en cada Convento. Pro singulis Monialiun monasteriis unus dumtaxat confessarius deputetur Const. Pastoralis curæ de Benedicto XIV. –Esta ley, que existía ya, es llamada por el Pontífice, sapientísima y confirmada con la autoridad de la antigua disciplina. Es indudable que si en un mismo convento de Agustinos Recoletos de Filipinas 263 hubiese dos o más Confesores ordinarios no tardaría a dividirse la Comunidad prefiriendo unas a uno y otras a otro con daño de la paz, que debe reinar en los monasterios. No obstante en ciertos casos se podía y aun se debía nombrar otro Confesor distinto del ordinario para algunas Religiosas; — casos — que no hemos de enumerar. En este Decreto se confirma aquella ley; regulariter, unus dumtaxat detur confessarius ordinarius; pero mitigada, pues ya concede que si es grande el número de Religiosas o por otra causa que el Prelado llamado a ello, estime justa, podrá nombrar dos o más Confesores. Antes el Confesor ordinario sólo podía serlo por un triennio, pasado el cual, era necesario Indulto Apostólico para poder continuar por otro triennio y la Sagrada Congregación para conceder el Indulto exigía que las monjas congregadas en Capítulo y por votos secretos consintieran en ello por mayoría de dos de las tres partes. –Para conceder indulto para que el Confesor ordinario continuase el tercer triennio, la congregación exigía el consentimiento unánime de todas las monjas, o que se diese otro Confesor a las que no estuviesen conformes con que continuara el que tenían. El artículo 2.º del Decreto establece también que dure un triennio, por lo regular, el Confesor ordinario. No obstante concede que el Obispo u Ordinario pueda confirmarlo para el segundo y aun para el tercer triennio en dos casos; 1.º si por la escasez de sacerdotes no puede proveer de otra manera; 2.º si la mayor parte de las Religiosas, incluyendo aquellas que en otros asuntos no tengan voto, convienen en votación secreta en que sea confirmado el mismo Confesor, dando otro, si así lo quieren, a las que no estuviesen conformes. Por tanto ya no se necesita para confirmar al Confesor ordinario en el segundo triennio el consentimiento unánime de todas, ni en ningún caso el Indulto Apostólico. Sólo se exige que a las que disienten de la mayoría se les dé, si ellas así lo quisieran, otro Confesor, lo que puede hacer el Obispo u Ordinario bien nombrando dos confesores ordinarios, conforme al artículo 1.º, o bien alguno de los que se trata en los artículos 4.º y 5.º El artículo 3.º manda que, a cada Comunidad Religiosa, se de Confesor extraordinario muchas veces en el año, y que todas las Religiosas se han de presentar a él al menos para recibir la bendición. 264 Boletín Oficial El Concilio de Trento en la Sesión XXV, cap. 10 de Regularibus estableció que se les diera Confesor extraordinario dos o tres veces al año; pero esto no impedía, como enseñaban comúnmente los Doctores, el que se les pudiese dar más veces y así lo practicaban los Señores Obispos. En los artículos 4.º y 5.º se establecen dos clases de Confesores, que hasta ahora no había, mandando a los Obispos que para cada casa religiosa nombren algunos Sacerdotes, a quienes las Religiosas puedan llamar fácilmente en casos particulares, para confesarse (artículo 4.º) y que si alguna Religiosa pide algún confesor especial o Director espiritual para tranquilidad de su conciencia o para mayor adelantamiento en la perfección que el Ordinario se lo conceda con facilidad (artículo 5.º). No se necesita, pues, que haya una causa grave para conceder o llamar estos Confesores sino que será suficiente una causa justa y razonable, v. g. la falta de confianza en el ordinario. Si alguna religiosa, pide según el artículo 5.º, un Confesor especial o Director espiritual, no se ha de remitir a alguno de los que se trata en el artículo 4.º designados para casos particulares, sino que ha de ser un Confesor particular, fijo y ordinario para ella por tiempo ilimitado y no sujeto a la ley del triennio. ¿A quién pertenece nombrar los Confesores? Tanto el ordinario como eI extraordinario antiguamente los nombraba el Obispo cuando las Religiosas estaban sujetas a él o la Santa Sede; pero si dependían de un Prelado Regular, éste los nombraba y el Obispo podía examinarlos o les daba la aprobación. Mediante Indulto Apostólico o costumbre legítima podía elegirlo la misma Comunidad y entonces igualmente el Obispo podía examinarlo y le había de dar licencias. –Hoy el Obispo es el que elige los Confesores así ordinarios como extraordinarios para las Casas sujetas a su jurisdicción; para las que dependen de un Prelado Regular, éste presenta los Confesores y el Ordinario ha de darles las licencias para confesar. Artículo 6.º ¿Qué cualidades deben tener los que han de ser elegidos Confesores? Además de las necesarias por derecho natural, como la ciencia, santidad, prudencia, por Derecho canónico, se requieren, edad legítima y que no estén excluidos de entre los elegibles. La edad legítima por derecho común es la que se requiere para desempeñar de Agustinos Recoletos de Filipinas 265 oficio parroquial; pero generalmente exigían los autores, fundados en decretos de la S. C. C. 30, 40 y hasta 45 años y la C. de Obispos y Regulares en 1 de Mayo de 1617 declaró que basta la edad de 40 años. –Estaban excluidos de entre los elegibles los Regulares, los cuales no podían ser Confesores ordinarios, aunque sí extraordinarios, de aquellas Religiosas, que estaban sujetas inmediatamente al Obispo o a la S. Sede. Tampoco podía serlo el Vicario General, Párroco, etc. Hoy también se requiere la edad de 40 años; pero el Obispo podrá elegir por causas justas a quienes fuesen más jóvenes con tal que por otra parte sobresalgan por su prudencia e integridad de costumbres (artículo 8). Así mismo pueden elegirse Confesores ya ordinarios ya extraordinarios, ya del clero secular ya del regular. Para los regulares se exige el permiso previo de sus Superiores, y que los que se han de nombrar no tengan sobre las Religiosas potestad en el foro externo. Art. 7.º Antes no podía ser Confesor extraordinario el que hubiese sido ordinario sino después de haber pasado un triennio; hoy sólo se requiere que haya pasado un año. Art. 9. Además de los Confesores dichos hay los de las Religiosas que se hallan fuera de casa y los de las enfermas. Siempre que las Monjas o Hermanas por cualquier motivo se encuentren fuera de la propia casa, pueden confesarse en cualquier Iglesia u oratorio, aun semipúblico, con cualquier sacerdote aprobado para oír confesiones de personas de ambos sexos. Y la Superiora no puede prohibirlo o indagarlo ni aun indirectamente, ni las Religiosas están obligadas a manifestarlo. Art. 14. En caso de enfermedad grave; aun sin peligro de muerte, todas las Monjas o Religiosas pueden llamar a cualquier sacerdote aprobado para oír confesiones; y confesarse con él cuantas veces quisieren mientras dure la gravedad de la dolencia. Art. 15. El nuevo Decreto obliga a toda clase de Monjas y Religiosas y a las Oblatas u otras Comunidades piadosas, que no emiten votos, aun cuando el Instituto fuera solo Diocesano. Obliga también a las que están sujetas a Prelados Regulares y si estos descuidaran la fiel observancia de este Decreto, deberá cuidar de ella el Obispo u Ordinario de aquel lugar como Delegado de la Santa Sede. Art. 16. 266 Boletín Oficial Y para que todas las Religiosas estén bien enteradas de este Decreto se añadirá a las Reglas y Constituciones de cada Instituto y se leerá públicamente en lengua vulgar una vez al año en el Capítulo de todas las Religiosas. Art. 17. Fr. V. J. P. SAGRADA CONGREGAGIÓN DE PROPAGANDA FIDE Privilegio concedido a nuestros Religiosos para poder ser ordenados de Sacerdotes en cumpliendo 23 años. Beatissimo Padre: Fr. Francesco Vidal da S. Giuseppe, Commissario e Procuratore Generale verso le Corti di Roma e Madrid della Provincia di San Nicola da Tolentino degli Agostiniani Scalzi delle Isole Filippine, prostrato ai Piedi della Santità Vostra col più gran rispetto espone la della di lui Provincia col lodevole oggelto di rimediare all'estrema penuria che soffre di Ministri Apostolici del cibo spirituale delle anime in quelle remote regioni alla di lei cura affidate, ha recentemente fondato un Collegio Seminario nella Cittá di Alfaro in Spagna, i di cui alunni nell'atto di professare i tre voti essenziali, si obbligano con giuramento a trasferirsi alle Isole Filippine a piacere de'loro Superiori. Sono peró degne di considerazione le difficoltá che possono sopravenire ai Religiosi della sua Provincia per ricevere gli Ordini Sacri, provenienti dalla penuria di Vescovi, che suole tal volta sperimentarsi in quelle Isole, ed il caso presente lo dimostra. Infatti I'Arcivescovo di Manila è passato agli eterni riposi, il Vescovo di Caceres trovasi impedito per mancanza di vista, e quello di Cebú, o sia del Nome di Gesú, le Bolle d'istituzione canonica sono appena in cammino, e risulta per ció che vi è il solo Vescovo di Segovia Nuova in grado di fare le Ordinazioni. Questa Diocesi è molto lontana dai punti in cui la Provincia dell'Esponente tiene stabilite le Dottrine, e Missioni, e le strade di comunicazione sono assai pericolose, tanto por terra che per mare. Inoltre se il dello Vescovo di Segovia Nuova venisse a mancare prima dell'arrivo delle Bolle di quello di Cebú, protrebbero i Religiosi della sua Provincia trovarsi nella impossibilitá di essere ordinati in Sacris. Per rimediare quindi e prevenire i danni che potrebbero dall'esposto ridondare a quelle anime, l'Esponente de Agustinos Recoletos de Filipinas 267 in nome come sopra, e coll'assenso del suo P. Vicario Generale risultante dall' annesso Documento, prega devotamenle Vostra Santità, a ciò in considerazione di quanto rappresenta, si degni concedere che tanto gli alunni dell'enunciato Collegio Seminario di Alfaro, come qualunque altro Religioso delle Provincie di Spagna, che s'inscriva alle Missioni delle Filippine, possano essere ordinati Sacerdoti nell'etá di 23 anni compiti da qualunque Vescovo Cattolico qualora non si trovi in grado di tenere I'ordinazione il Vescovo di Tarazona Diocesano del precitato Collegio di Alfaro e ciò anche nei casi in cui trovandosi la Missione nei porti aspettando l'opportunita dell'imbarco, non facessero i Diocesani del Territorio la Ordinazione. Supplica altresi l'Oratore che si degni Vostra Beatitudine confermare la grazia che Urbano Ottavo di fel: mem: fece alla menzionata Provincia di S. Nicola mediante la sua Bolla “Cum sicut” unde i suoi allievi possano essere ordinati extra tempora da qualunque Vescovo Cattolico nei termini già esposti senza bisogno di attendere l'intervallo di un anno tra un ordine e l'altro, ma possano bensì ricevere gli Ordini Minori in un medesimo giorno o in qualtro giorni distinti benché feriali, ed i Maggiori o Sacri in tre Domeniche o giorni festivi benché consecutivi, e che di dette grazie godano altresì tutti i figli della stessa detta Provincia di S. Nicola da Tolentino delle Isole Filippine. Finalmente, si fa l'Oratore ad implorare dalla Santità Vostra la conferma delle Censure fulminate dai suoi Predecessori contro coloro che si ritirino dalle Missioni e contro quelli che prestassero loro consiglio, o favore. Che ecc. (Traducción del italiano al español) Beatísimo Padre: Fr. Francisco Vidal de S. José, Comisario y procurador General en las Cortes de Roma y Madrid de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de los Agustinos descalzos de las Islas Filipinas, postrado a los pies de Vuestra Santidad con el mayor respeto expone: Que la citada Provincia con el laudable objeto de atender la mucha escasez que hay de ministros apostólicos del alimento espiritual de las almas en aquellas remotas regiones confiadas a su cuidado, ha fundado recientemente un Colegio seminario en la ciudad de Alfaro en España cuyos Religiosos en el acto de 268 Boletín Oficial emitir o profesar los tres votos esenciales se obligan con juramento a marchar a las Islas Filipinas cuando se lo manden sus superiores. Son dignas empero de consideración las dificultarles que pueden ocurrir a los Religiosos de su Provincia para recibir las Sagradas Órdenes procedentes de la escasez de Obispos que a veces suele experimentarse en aquellas Islas, y el caso presente lo prueba. Con efecto, el Arzobispo de Manila ha muerto, el Obispo de Cáceres se halla impedido por falta de vista, del de Cebú, o sea, del Nombre de Jesús, a lo sumo están en camino las Bulas de la institución canónica, de donde se sigue que sólo el Obispo de Nueva Segovia está en disposición de dar Órdenes. Pero esta Diócesis dista mucho de los puntos en que la Provincia del exponente tiene establecidas las doctrinas y misiones, y las vías de comunicación son bastante peligrosas tanto por mar como por tierra. Además, si el dicho Obispo de Nueva Segovia ni muriese antes de la llegada de las Bulas del de Cebú los Religiosos de su Provincia podrían encontrarse en la imposibilidad de ser ordenados in sacris. Para remediar, pues, y prevenir los daños que de lo expuesto podrían redundar a aquellas almas, el exponente en su nombre, y con el asentimiento de su Padre Vicario General según consta del adjunto documento, suplica con fervor y humildad a Vuestra Santidad que en consideración a todo cuanto hace presente se digne conceder que todos los alumnos o Religiosos del mencionado Colegio Seminario de Alfaro como cualquiera otro Religioso de las Provincias de España que se agregue a las misiones de Filipinas puedan ordenarse de Sacerdotes a la edad de veintitrés años completos por cualquiera Obispo Católico siempre que no dé órdenes el Obispo de Tarazona, Diocesano del precitado Colegio de Alfaro, y esto aun en los casos en que hallándose la misión en los puertos esperando el tiempo de embarque, no celebrasen Órdenes los Diocesanos del Territorio. Suplica también el orador que Vuestra Santidad se digne confirmar la gracia que Urbano Octavo de feliz recordación hizo a la mencionada Provincia de San Nicolás por medio de su Bula «Cum sicut» en virtud de la que sus hijos o individuos puedan ser ordenados extra Tempora por cualquier Obispo Católico en los términos ya expuestos sin necesidad de esperar el intervalo de un año entre un orden y otro, sino que puedan más bien recibir los órdenes Menores en un mismo día de Agustinos Recoletos de Filipinas 269 o en cuatro distintos días aunque feriales y los Mayores o Sacros en tres Dominicas o días festivos aunque consecutivos y que de dichas gracias gocen también todos los hijos de la referida Provincia de San Nicolás de Tolentino de las islas Filipinas. Finalmente el orador suplica a Vuestra Santidad la confirmación de las censuras fulminadas por sus Predecesores contra los que se retiren de las Misones y contra los que les diesen consejo o favor. –Que etc. Ex Audientia SSmi. habita die 2 Octobris 1825. Sanctissimus Dominus Noster Leo Divina Providetia PP. XII, referente me infrascripto Sacrae Congregationis de Propaganda Fide Secretario, perpensis expositis, auditaque sententia V. P. D. Archiepiscopi Tyrensis Nuncii Apostolici in Hispaniarum Regnis commorantis, benigile anuit pro gratia; ea tamen adjecta conditione, ut si Alumni de quibus agitur, in Hispaniis ordinentur, non ad eorumdem Alumnorum, sed ad Superiorum eorum postulationem ordinari debeant, contrariis quibuscumque non obstantibus. Datum Romae, ex Aedibus dictae Sacrae Congregationis de Propaganda Fide, die et anno quibus supra. Gratis sine ulla omnino solutione quocumque titulo. Petrus Caprano Archiepus. Iconiensis, Secretus. –(Loco † sigilli). Visto bueno por el Ministro del Rey Nuestro Señor cerca de la Santa Sede: Roma 30 de Octubre de 1825. –Guillermo Curtoys (Rubricado). Rgd.º f.º 398 n. 123 a.º 1845. El documento Pontificio que antecede y cuyo original se guarda en el Archivo de nuestro Colegio de Marcilla, ha sido reconocido, de visu, por varios Reverendísimos Señores Ordinarios Diocesanos, y, entre otros, hay testimonio auténtico de los siguientes: 1.º Del Excmo. e Ilmo. Sr. D. Antonio Ruiz-Cabal y Rodriguez, Obispo de Pamplona, en Pamplona a 21 de Junio de 1882. 2.º Del Muy Ilustre Sr. D. Miguel Aldaba, Provissor y Vicario General del Obispado de Calahorra y La Calzada, en la ciudad Santo Domingo de la Calzada a 12 de Abril de 1883. 3.º Del Excmo. e Ilmo. Sr. D. Santiago Ozcoidi y Votave, Obispo de Tarazona, en Tarazona a 1.º de Marzo de 1913. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ BIBLIOGRAFÍA Una obra notable de Doctrina Cristiana En el Catálogo de los Religiosos de nuestra Provincia, impreso en Madrid el año 19061 (pág. 437), hallamos consignada la nota bibliográfica de una obra escrita por el P. Fr. Manuel Navarro del Rosario. Su título es: «Doctrina Christiana, nga guibarbad aug polong sa Dios nga guipadayag sa mga Profetas ug sa mga Apostol ug gui asoy sa Santos riga sulat, nga gui vali sa mga longsod ni P. Fray Manuel Navarro del Rosario, sacup sa mga Caparian ni San Agustin niining opat ca Libro» Que traducido del bisaya-cebuano al español, quiere decir, en síntesis: «Explicación de la Doctrina Cristiana, o sea, de la palabra de Dios contenida en las Sagradas Escrituras, dada a los pueblos de su administración por el P. Fr. Manuel Navarro de la Orden de San Agustín, en cuatro libros». Es un manuscrito en folio mayor, de 207 hojas, muy bien aprovechadas, de las cuales las 197 primeras contienen la obra citada; de la 198 a la 199, el índice de la misma, y de la 199, vuelta, a la 207, un magnífico epílogo en español, del autor del libro. Y ya que no nos sea dado analizar el contenido de la obra, creemos muy del caso publicar el epílogo que hace de ella su mismo autor y es la mejor presentación que nosotros pudiéramos hacer de su trabajo. 1 Catálogo de los Religiosos Agustinos Recoletos de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas, desde el año 1606 en que llegó la primera Misión a Manila, hasta nuestros días, dispuesto por el M. R. P. Fr. Francisco Sádaba del Carmen, Lector, Ex-Definidor y actual cronista de dicha Provincia. –Con las licencias necesarias. –Madrid. –Imprenta del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús. Calle de Juan Bravo, 5. – 1906. Siempre que citemos el Catálogo de nuestros Religiosos, nos referirnos a esta obra. de Agustinos Recoletos de Filipinas 271 Únicamente hemos de advertir que aunque en el título de la obra se da a entender que se halla dividida en cuatro libros, realmente no consta más que de dos, y, no obstante, la obra está completa, según el testimonio de su autor en el epílogo que ponemos a continuación, y hemos sacado literalmente del original guardado en el Archivo de provincia. Helo aquí: «He completado la obra que me había propuesto de explicar la Fe Católica y los divinos preceptos, que es en lo que consiste la suma del destino del hombre sobre la tierra, y por ello doy gracias a Dios Ntro. Señor, Dador de todo bien y Padre de toda luz; y con el mismo afecto lo ofrezco a su mayor loor y gloria. Me resta, no obstante, dar testimonio de mi fe, por los yerros en que hubiere podido incurrir inadvertidamente, tanto más por haber explicado la doctrina que se contiene en estos dos libros, en idioma que no es mío nativo, y que por lo mismo no se llega a comprender bien la fuerza de las expresiones; y por lo tanto, someto todo lo que he escrito y lo que en adelante escribiere, a la censura y juicio de nuestra Santa Madre Iglesia y de sus Pastores. También quiero exponer los motivos que me han movido a explicar la Doctrina Cristiana en el idioma de estos naturales y las fuentes de donde la he tomado. Mi fe es, y espero en la gracia de Dios será en adelante, la de la Santa Madre Iglesia, Apostólica, Católica, Romana, en la que deseo vivir y morir; y si bien no toda la entiendo, ni alcanza mi comprensión a tanto, mas, sí alcanza mi voluntad y el obsequio de mi entendimiento para aceptar todo lo que la misma Iglesia enseña y propone. La Iglesia me ha enseñado lo que he escrito, y dentro de ella he recibido la luz de la fe que ha guiado mis palabras. Valiéndome de la regla de N. P. S. Agustín que propone por regla invariable la doctrina y la fe de la Iglesia Católica con cuya piedra de toque se han de consultar y comparar no sólo los escritos de los hombres, sino hasta la misma Escritura Santa, cuyos secretos se han de descubrir a luz de la fe, que enseña la Iglesia, con cuya fe desentrañaron los Santos Padres y Doctores incluso el mismo P. S. Agustín los tesoros de sabiduría ceIestial encerrados en las Santas Escrituras; valiéndome, yo párvulo 272 Boletín Oficial en la fe, de esa misma regla que el Santo Padre consigna en su libro de «Doctrina Christiana», he procurado adoptar los textos de la Sagrada Escritura, especialmente de los cinco libros del Pentateuco, a la doctrina de N. Santa Madre Iglesia, según la cual he procurado explicar las palabras de la Escritura en aquellas cosas que son más difíciles, como en las alegorías de los antiguos Patriarcas y misterios de la Ley Antigua que se refieren a Jesucristo y a su Iglesia. No todas las cosas escritas en las Santas Escrituras, son obscuras, pues en ese caso no aconsejaría S. Pablo en sus epístolas a su discípulo Timoteo «que los sacerdotes y predicadores, dejando fábulas inútiles, explicasen al pueblo la doctrina de las Santas Escrituras, que son las que infunden la verdadera piedad y temor de Dios». Indudablemente el Apóstol de las Gentes sabía que no todos los sacerdotes y predicadores habían de tener espíritu de profecía y de inteligencia especial para la interpretación de las Escrituras; y no obstante quiere que estas sean el texto que se haya de explicar a los fieles. Luego las cosas principales y necesarias para la salvación se podrán entender y explicar por los sacerdotes, teniendo éstos presente la regla «de no dar nunca a la Escritura una explicación que contradiga a la Doctrina de la Iglesia Católica», en cuyo caso debe uno estar persuadido que no entiende la Escritura, y de consiguiente, desechado ese como erróneo, buscar en los Santos Padres otro sentido, que sea más conforme a la fe de la Iglesia. Por consiguiente, siempre que el sentido material contraríe de algún modo a la caridad de Dios o del prójimo, debe buscarse otra explicación; pues según regla del P. S. Agustín «esos dos preceptos se inculcan a cada paso en toda la Santa Escritura»; mas cuando el sentido material o gramatical de la Biblia Latina Vulgata manda y explica esos dos preceptos, no hay para qué explicar las palabras terminantes. La misma regla se debe seguir en los textos de la Escritura que se refieren a la verdad de Dios o a su justicia o a la equidad que se debe guardar con los demás hombres, siguiendo el sentido natural de las palabras que expresan esas verdades, que están claras y manifiestas, y quiere Dios que las entendamos los hombres sin dar distinta explicación y sentido contra lo que el Señor ha revelado en sus Escrituras. de Agustinos Recoletos de Filipinas 273 No son tan claras las alegorías que en el Antiguo Testamento se refieren a Cristo y a su iglesia, como ni tampoco las Profecías que se refieren al mismo asunto, en el que es necesario atenerse estrictamente a la revelación de esas mismas verdades, que se ha hecho en el Nuevo Testamento por boca de Jesucristo N. Señor y de sus Apóstoles, y posteriormente han sido explicadas por los santos Doctores y Pastores de la Iglesia, llenos del Espíritu de Dios para entender y explicar al pueblo cristiano esas mismas verdades. Sin duda alguna que esta y no otra es la fuente de donde se deriva hasta nosotros y pasará a los futuros creyentes la luz clara que tenemos de Jesucristo y de su Esposa la Iglesia, de la Redención, de la aplicación de la gracia por los Sacramentos, los antídotos contra el pecado y la corrupción, la importancia de la salvación y cosas que conducen a ella, lo imponente de la muerte y felicidad de los bienaventurados, y otra infinidad de verdades enlazadas con éstas que conocemos con un istinto admirable de fe que Dios ha derramado sobre nosotros y ha sido desenvuelto y fortalecido por la enseñanza de la Iglesia, lecturas de libros espirituales y tradiciones que pasan insensiblemente de unos a otros. Este tesoro, pues, de fe, es el que sirve para entender y explicar con acierto los Libros Santos en todas aquellas cosas que son necesarias para guardar la fe recta y los divinos mandamientos que conducen a la vida eterna; y tanto lo uno como lo otro está bastante explícito en los Libros Santos, y si algunos que se refieren a las mismas verdades están obscuros, porque así Dios lo ha querido para ejercitar los ingenios de los sabios en la misma variedad de los Libro Santos, Doctores tiene la Iglesia que los sabrán explicar, descifrando las figuras y aclarando las palabras obscuras y como encubiertas para los demás. De esta doctrina de la S. Madre iglesia, de esta fe que por la gracia de Dios he adquirido dentro de ella, y del instinto de las verdades que se comunican como don especial del Espíritu Santo a todos los que están dentro de su comunión, me he servido para explicar, en estos dos libros de «Doctrina Christiana» en idioma del país, la fe Católica de las principales verdades que se refieren a Dios y al hombre, y los mandamientos divinos, siguiendo casi uno por uno los capítulos del libro del Génesis, intercalados algunos 274 Boletín Oficial que otros capítulos de los demás libros de la Escritura, procurando adaptar siempre su traducción a la doctrina de la Iglesia sin salir, en cuanto he podido, del sentido literal, guardando en cuanto me ha sido posible, aun las mismas palabras traducidas al idioma, bien que en todas partes se puede ni aun conviene seguir rastreramente la misma traducción, por lo que desdice la traducción así, material, de uno a otro idioma; si bien se debe procurar, tratándose de la escritura como palabra de Dios, explicarla lo más castizamente que se pueda, y, cuando no, dándole el mismo sentido. Los motivos que me han movido a explicar la fe cristiana en el idioma del país, han sido haber visto por experiencia y con sobrado sentimiento del alma la general apatía de estos naturales y la crasa ignorancia en que se hallan sumergidos, voluntariamente por supuesto; pues no faltan libros de Doctrina Cristiana en todos los diversos dialectos de este país desventurado ni falta tampoco voluntad en los ReligiososCuras que los administran: lo que hay es sobrada tibieza en los feligreses y displicencia innata en sujetarse a aprender la Doctrina Cristiana y su explicación y ellos comunican, con su abandono en aprender, el tedio para enseñar a los curas párrocos que se cansan viendo la terquedad de los indios que huyen de la Iglesia los ya adultos, y de la escuela y casa parroquial los que son jóvenes, aun en la horas y tiempos en que se les quiere enseñar la Doctrina Cristiana, llegando hasta el extremo de no confesarse aun en Cuaresma por no ir a examinarse de Doctrina Cristiana que no saben, y llegan de ese modo algunos, especialmente hombres, hasta la edad de la vejez y su última enfermedad en que se hallan incapaces de recibir los sacramentos, cuánto menos la gracia que halla obstruidos todos los caminos ordinarios que le franqueaba la entrada, como es la luz de la fe, el temor del juicio divino, la aprehensión en el entendimiento de las culpas que se han cometido quebrantando a cada paso los divinos preceptos; pues de todas estas cosas muchos de los indios que sólo viven una vida animal toda empleada en la miserable subsistencia que arrastran, apenas tienen un conocimiento lánguido y obscuro, y así mueren sin pena ni gloria, como almas encantadas, dejándonos a los curas que vemos de cerca el suceso, en la incertidumbre de su vida futura, poniéndose de una parte y en contra de ellos las verdades infalibles de Agustinos Recoletos de Filipinas 275 e invariables de nuestra santa fe, y de otra en favor de los indios la cortedad de su entendimiento y lo superficial de su comprensión, tanto para las cosas del espíritu, como para sus intereses materiales: y aunque se dice generalmente que cuando se trata de éstos el indio discurre bien, bien mirado no es así, como lo prueban inconcusamente sus cortas facultades, mal comidos y peor vestidos, y el despilfarro que hacen de los bienes que llegan a adquirir alguna vez. Convencido, pues, de estas verdades, bien palpables por desgracia, me esforcé en ver si podía combatir el mal, esperando en la divina gracia que me abriría camino, y que si no lograba destruirlo, podría al menos debilitarlo: y en todo caso siempre es bueno presentar la luz, que siempre alumbrará a quien quiera abrir los ojos, y será un testimonio irrefragable para justificar la causa de Dios ante los que voluntariamente quieran permanecer en sus tinieblas, que no tendrán otra causa ni otro origen que la que Jesucristo N. S. señala en su Evangelio en el capítulo Ill de San Juan: «Sus obras eran malas y por eso amaron más los hombres las tinieblas que la luz». Salga, pues, fuera la luz de la fe y ella alumbrará a los que quieran recibirla. Sólo, pues, me faltaba el modo con que la había de presentar, y me inspiró Dios que siguiese no un camino nuevo que es peligroso en estas materias, sino el ya trillado de antiguo, o por mejor decir el mismo que Dios N. Señor nos ha dado en sus Santas Escrituras: Tomé estas en la mano y comencé a anunciarlas en el púlpito al pueblo. El primero de los Libros Santos que se me presentó como el más a propósito para inculcar al Pueblo Cristiano las principales verdades de nuestra santa fe, fué el Génesis, que es el libro histórico por excelencia, en el que quiso Dios grabar con letras que leyesen los hombres, las mismas verdades que ya había sellado en sus corazones y también había puesto a la vista en la creación de los cielos y la tierra, que sirviesen como de libro abierto y perceptible a todos, sabios e ignorantes, que diesen testimonio al Creador y predicasen su omnipotencia, su sabiduría y su gloria. Este ser omnipotente, y las perfecciones que le son intrínsecas, no sólo su infinita potencia, sabiduría y bondad, sin las cuales no se puede concebir la realización de estas obras estupendas, sino 276 Boletín Oficial también su providencia, su justicia, su misericordia, benignidad y amor para los hombres, se revelan claramente en ese libro divino y se nos pintan al vivo esos atributos divinos en esas páginas sagradas, como en otros tantos cuadros maravillosos. ¿Quién lee los primeros capítulos del Génesis, que no se quede como extasiado, lleno de admiración y asombro al contemplar las magníficas obras de Dios, y poseído de una gran veneración y respeto a la Divinidad, a aquella fuerza creadora y vivificadora que con una palabra saca del abismo de la nada a tantas, tan diversas y tan primorosas criaturas? A los pocos pasos se encuentra uno con la terrible severidad del Señor en castigar la trasgresión del primer padre Adán y de toda su descendencia, a quien momentos antes colmara de dichas y felicidades, como es propio de su bondad, y que allí mismo vuelve a aparecer con la promesa gratuita de un Redentor que le libraría de su enemigo que por entonces le había vencido, pero más adelante, con su gracia, sería a la vez vencido por Él. Entre estos dos extremos de la caída del hombre y de su restauración por el Redentor se estampan como en relieve con vivos colores tanto los castigos terribles que el brazo de Dios hace descargar sobre los pecadores desertores de su fe y detractores de sus preceptos santos, como las particulares gracias y bendiciones que con mano generosa reparte en abundancia a sus fieles servidores que oyen su voz y obedecen sus preceptos. En un lienzo limpio y bien iluminado aparece la catástrofe fatal del Diluvio, en la que Dios, Dueño y Señor de todas sus criaturas, envuelve a los descreídos hombres hijos de Adán, que con insensato orgullo desoyen las amenazas de su Criador que los quiere hacer volver al buen camino que por su liviandad e ignorancia habían dejado. No muy distante se ve otro cuadro no menos terrible que el primero, que representa al Señor en su justa ira arrojando fuego desde el cielo que abrase y consuma a Sodoma y Gomorra nefandas, reduciéndolas a pavesas y a un lago de azufre y agua, que hasta el presente se ve, en castigo de su desenfrenada lujuria. A un lado y otro de este desdichado cuadro aparece otro bien diferente por lo risueño, con que se pinta al vivo la Providencia Divina que vela por sus escogidos defendiéndolos de las adversidades y contratiempos y colmándolos de dones y gracias, no sólo a ellos sino también a sus descendientes en las generaciones futuras. de Agustinos Recoletos de Filipinas 277 Tales aparecen Abrahán, Isaac y Jacob elegidos por Dios para Patriarcas de su pueblo escogido, y para ejemplo y modelo no solo del pueblo hebreo, sino también del pueblo cristiano, que debe imitar la fe de Abrahan en las divinas promesas y la obediencia a sus Mandamientos, la sinceridad de Isaac en servir a Dios fielmente, y la paciencia de Jacob en someterse a las disposiciones del cielo y sufrir con resignación las adversidades y trabajos. En estos gloriosos patriarcas se manifiesta con claridad la suavidad divina, su benevolencia y amor hacia los hombres de bien, que a la par que adoran y sirven a su Criador dándole todo culto y respeto, guardando los preceptos de la Religión, dirigiéndose por sus consejos sin buscar caminos extraños, guardan al mismo tiempo la justicia con los demás hombres, dando a cada uno el lugar y respeto que le corresponde y auxiliándoles en sus necesidades, como que todos tenemos un mismo origen en nuestro Padre, Dios, que nos ha creado, y debemos dirigirnos al mismo fin, que es conocerle, amarle y gozarle. Continúa el libro segundo de la Santa Escritura, el Éxodo, poniéndonos a la vista la providencia admirable con que Dios gobierna el mundo que ha creado, para confusión de los que se llaman filósofos, y son más bien estúpidos; pues negando la providencia niegan a Dios, y de consiguiente la razón eficiente del universo y de su admirable concierto; para confusión de estos hombres, al mismo tiempo que para avivar la fe de los que creen en Él, estampa Dios en su Escritura los sellos de su providencia, protegiendo, enseñando y correccionando a su pueblo escogido, aplastando con mano fuerte a los idólatras, enemigos suyos y de su pueblo. Se ve en este libro divino que la bendición de Dios multiplica extraordinariamente a su pueblo los descendientes de Abrahán, Isaac y Jacob, como se lo había prometido, y en prueba de su especial predilección sobre todas la naciones de la tierra, después de libertarle de la esclavitud de Egipto, le da su ley y preceptos, y establece todo el orden de su culto con que quería fuese adorado y reconocido como hacedor Supremo y único Dios vivo y verdadero, en contraposición de las gentes que en su capricho se habían forjado ídolos que llamaban dioses, con ojos y nada veían, con forma levantada sin moverse ni tener acción, invocados en auxilio de los 278 Boletín Oficial vivos siendo ellos muertos. En este mismo libro santo se pone a la vista de nuestros ojos y como palpable la indignación de Dios contra tales falsedades en la descripción extensa que hace de las diez terribles plagas de Egipto con que azota a Faraón y a su idólatra pueblo, descargando poco a poco y como por grados su ira con los castigos que les envía como pruebas de la potencia de su brazo para corregirlos a ellos si se muestran capaces de corrección, y para acabar con ellos y con sus dioses si no se rinden, como lo ejecutó el Señor devastando toda la tierra de Egipto, matando a todos los primogénitos desde el hombre hasta la bestia, demoliendo y echando por tierra todos los ídolos, y sepultando a Faraón y a su ejército en las aguas del Mar Rojo: con cuyos estupendos castigos abatió a los egipcios, libertó a su pueblo de Israel de la esclavitud en que con injusticia lo tenían amarrado, y glorificó su santo nombre haciéndolo terrible en toda la tierra; pues no hubo entonces pueblo, ni lo hay al presente, ni lo habrá hasta el fin de los siglos, a donde no haya llegado la noticia de las plagas de Egipto, y con ellas el temor del Señor Dios fuerte y terrible, como se propuso Dios al enviarlas y refiere el mismo libro sagrado. En otro de los libros santos, el Deuteronomio, no se ve otra cosa desde el principio hasta el fin, que una continua repetición de la Ley de Dios, que si fuese cosa de los hombres diríamos que era cosa molesta, mas en boca de Moisés y como palabra de Dios comunicada a los hombres no en vano convence, por una parte, de la obligación del hombre de creer en Dios, amarle y guardar sus mandamientos y por otra la intención con que el espíritu de Dios impulsa al hombre y le excita con asiduidad infatigable a que guarde esos divinos preceptos en que consiste su felicidad, paz y bienaventuranza, no sólo en la vida futura, sino en la presente; pues, como vemos pronosticado en dicho libro santo, los hombres que verdaderamente son servidores de Dios y siguen su beneplácito, gozan de paz y felicidad en esta vida, y, por el contrario, los díscolos y malos que siguen sus propios deseos echando a la espalda el temor de Dios y sus mandamientos pasan una vida desdichada, llena de pesares y amarguras, por más que a nuestros ojos aparezcan colmados de bienes de fortuna y placeres en contraposición de muchos justos que viven en bastante escasez de recursos; pero alegres de Agustinos Recoletos de Filipinas 279 y contentos dentro de su corazón; y, por consiguiente, si no somos estúpidos, fácilmente podemos conocer cuál de las dos clases de hombres es más feliz en realidad y de consiguiente cuál más aceptable y digna de seguirse, pues el Espíritu Santo nos muestra allí el camino recto para que lo sigamos, excitándonos al bien de mil maneras, con mil caricias, con mil promesas, y amenazándonos por fin con la desgracia e infortunio en esta vida y con la ira de Dios en la otra si nos alejamos de Él y despreciamos sus mandamientos. Todas estas verdades, esto es, tanto las promesas de Dios brindando con toda clase de felicidades a su pueblo, si dócil a su voz cumple sus mandamientos, como sus terribles amenazas con que de antemano le pone delante de los ojos las desdichas sin cuento que habían de caer sobre su cabeza, si arrastrado por sus propias pasiones y siguiendo doctrinas y los ejemplos pésimos de los enemigos de Dios, se echaba por las sendas torcidas de la idolatría y de los vicios; todo se ve cumplido a la letra en los siguientes libros de los Jueces y de los Reyes. En ellos se ve pintada con vivos colores una fiel historia en que aparece, de parte del hombre, la inconstancia en el bien, su volubilidad y fácil caída en el mal; y, de parte de Dios, su clemencia para con el hombre, su paciencia en esperarle a penitencia y su paternal cuidado en dirigirle por el buen camino, ora haciéndole beneficios, provocando así su gratitud, ora corrigiéndole con la vara del castigo, no como juez para exterminarlo, sino como padre para enmendarle. En esos libros santos se pinta la continua pugna del bien y del mal y la mezcla que se halla de virtud y de vicio aun dentro del mismo pueblo escogido de Dios, y cómo Dios dirige con su providencia a unos y a otros, que no obstante estar mezclados en el campo de este mundo corriendo a la par las prosperidades y adversidades temporales, los sabe, no obstante, dividir en su elección y en el fin a que destina a cada uno; siendo sumamente fácil a su omnipotencia con una sola obra, como, por ejemplo, la aprehensión del Arca santa, castigar los pecados de su pueblo y salvarlo de las manos de los filisteos; en una misma batalla humillar al desobediente Saúl y preparar el trono de Israel al fiel David. Habiéndome, pues, propuesto excitar la fe del pueblo cristiano 280 Boletín Oficial (ya que sin a fe es imposible agradar a Dios, como dice S. Pablo), y estando persuadido de que la fe es la semilla que hace brotar el fruto de las buenas obras, el fruto del santo temor de Dios, el fruto de la obediencia a sus mandamientos, el fruto de la caridad de Dios y del prójimo, y de la justicia hacia los demás hombres; para conseguir estos bienes que son el fin de la predicación, quise valerme más bien de la palabra de Dios fuerte y potente que de la del hombre impotente y lánguida; teniendo en cuenta que si la palabra de la Escritura, que es fuego y luz, no enciende e ilumina la mente y el corazón de los indios, inútil del todo será declamar y tronar contra los vicios, y por más apacible que se presente a sus oídos y consideración el cuadro de las virtudes que practicaron los Santos, no será otra cosa para ellos que un hermoso sueño que se desliza ante su fantasía como las representaciones de una comedia que no se ha de imitar en la obra; sin impresionarse lo bastante en la doctrina cristiana y en las cosas de la fe, no puede esperarse una vida arreglada y cristiana conforme a los Mandamientos de Dios N. Señor, en que consiste la verdadera virtud y a que deben encaminarse las prácticas de devoción, de novenas, rosarios, visitas al Santísimo, y demás de que tal vez están cargados demasiado los indios, sobre todo el sexo femenino, sin verse virtudes sólidas; lo que prueba que están estas gentes engañadas, perdiendo el tiempo en falsías y olvidándose de las cosas graves, cuales son el verdadero temor de Dios que se manifiesta en la aversión al pecado, el amor a la honestidad que cae también en una mujer cristiana, la observancia de la justicia con el prójimo en los tratos y contratos, en guardar una vida austera y mortificada, y otras cosas de este género que son inseparables de la verdadera piedad y que son el fruto espontáneo de la fe viva en Dios y en los misterios que nos ha revelado. Esa fe es la que me he propuesto explicar en el primer libro tomando el hilo desde la creación hasta la venida de N. S. Jesucristo, Redentor de los hombres, para sacarlos de la culpa y ruina en que habían caído por el pecado del primer hombre, y finalmente la asidua providencia con que vela Dios sobre las acciones de los hombres, remunerándolos o castigándolos según ellos son dignos de premio o castigo. Con los hechos que refiere el Texto sagrado procuro hacer asentir a la fe a los oyentes que no pueden fácilmente desimpresionarse de Agustinos Recoletos de Filipinas 281 de la elocuencia de los hechos, los cuales se graban fuertemente en la memoria del que los oye, y detrás de las palabras se imprime la verdad que contiene, imposible es que se lea ese libro por un indio sin que se le grabe en su alma la idea indeleble de un Dios Omnipotente y único verdadero, que aborrece la idolatría y castiga a los supersticiosos, porque los multiplicados casos que se refieren en ese libro no pueden menos de hacerle impresión. Lo mismo digo de la idea y fe en Jesucristo N. S., pues en casi todos los capítulos se habla de un Redentor; porque tanto este artículo de fe como el primero son los que más especialmente he procurado inculcar, como que son verdaderamente el fin principal de los libros del Antiguo Testamento. Tampoco es fácil se vaya de la imaginación del indio que lea u oiga las diversas peripecias que están escritas en los libros históricos del Viejo Testamento, la diversa suerte que han corrido los hombres y las Naciones; las ruinas de unos; las exaltaciones de otros, la prosperidad de éstos, la adversidad de aquellos; la felicidad de tos buenos y temerosos de Dios y la ruina de los malos e impíos; todos estos son ejemplos prácticos que se graban profundamente; tanto más que no dejan de verse en la actualidad como en todos los tiempos, casos análogos que comprueban la verdad de aquellos que se refieren. No obstante, no quiero hacerme ilusiones, como si porque estos libros se diesen a la imprenta se había de encender en la mente de los indios un gran foco de fe. En donde hay poca capacidad no puede caber mucho; en leña muy verde, poca llama puede causar el fuego: pero me contentaré con atizar ese fuego para que no se apague, y si Dios es propicio, cuyas misericordias sacan nuevos tesoros de gracias hacia los hombres, tal vez se aumente y arda más en adelante; para lo que me da más confianza el saber que en la Ley Nueva el Espíritu Santo es quien da el verdadero sentido y comprensión de las cosas que se leen en los libros o se oyen en los púlpitos, iluminando interiormente el corazón con las palabras que oyen los oídos, y así a nosotros sólo toca proponer las verdades, quedando a su cuidado grabarlas en el alma de quien las oye, como nos lo promete y enseña Jesucristo N. Señor diciendo que todos 282 Boletín Oficial los fieles serían enseñados por Dios; «et erunt omnes docibiles Dei» S. J. cap. VI, 44-45. Sólo me resta decir algo acerca de la división que he hecho de los capítulos y del lenguaje que he usado en mis escritos. Los capítulos del primer libro son en general bastante difusos y que en opinión de algunos causarán fastidio; mas se ha de tener en cuenta que así lo pide la materia, que, siendo historia, está colocada en grandes períodos, y que por otra parte no cansa tanto al leclor como las doctrinas abstractas y secas. Además: bien se lea en particular, bien en público, en el púlpito, como yo lo he visto hacer a los Párrocos en España, se puede cortar el capítulo sin ninguna inconveniencia. El idioma no es pulido, ni menos elevado, sino sencillo y ordinario, intercalado no pocas veces con palabras españolas que usan los indios, a lo cual me obligó ya la poca facundia que tengo del idioma bisaya, ya el explicar más a mi satisfaccion el concepto que yo me propongo explicar; en lo que para mi defensa, ya va delante Nuestro Gran Padre San Agustín, quien no tenía empacho el echar algún barbarismo a trueque de que le entendiesen los rudos. Los dos libros que van juntos en un tomo podían ir separados con independencia el uno del otro, porque las diversas materias de que tratan se prestan a ello, inscribiéndose el primero Fe Católica, y el segundo Los diez Mandamientos de Dios: Cada uno daría un tomo regular en octavo, fácil de ser adquirido por el indio a causa de su poco precio. Esta obra ut, ut est, la dedico a nuestra Provincia de San Nicolás de Tolentino de Padres Recoletos de Filipinas del Gran Padre de la Iglesia San Agustín, suplicándola acepte este trabajo que para mayor gloria de Dios y utilidad del pueblo cristiano le ofrece menor hijo suyo. –Fr. Manuel Navarro del Rosario». Libro nuevo De la acreditada Casa editora Luis Gili (Barcelona: Claris 82) hemos recibido el anuncio que a continuación y con el mayor gusto publicamos. JESUCRISTO Y LOS FILÓSOFOS, por el P. Eugenio Cantera, de la Orden de Agustinos Recoletos. Un volumen de 12 1,2 por 20 de Agustinos Recoletos de Filipinas 283 cm., de 48 páginas. En rústica, Ptas. 4; elegantemente encuadernado en tela, rótulos dorados, Ptas. 5. (Por correo, certificado, Ptas. 0,40 más. Muchos son los apologistas que han contribuido al esclarecimiento de las verdades de la Religión Católica, pero presentamos con tanta ufanía como verdad la obra Jesucristo y los filósofos como una síntesis de lo mejor que se ha escrito desde hace medio siglo. Y no queremos significar que el presente trabajo tenga solamente el mérito de la selección, sino que recomendamos en él las intuiciones del pensador, el talento del apologista original que condensa en cuatro renglones la materia de todo un capítulo, el ingenio, en fin, para sorprender cuestiones novísimas de cristología y exponerlas con verbo vehemente y forma galanísima. Ni pretendemos que suenen estas palabras como recomendación de prospecto, ni como elogios suplicados para lograr un éxito de librería: decimos solemnemente que en este libro hallará el sabio orientaciones grandes y el predicador materiales escogidos para el desempeño de su ministerio. Los que se precien de párrocos celosos, de sacerdotes instruidos y de católicos conscientes y dignos, deben llevar a su biblioteca esta apología, que combate los errores modernos con la grandilocuencia teológica de Monsabré, con la sublimidad filosófica de Lacordaire, con la erudición científica de Weiss y Gibbons, con el sentimiento lírico de Bougaud y hasta con cierta ternura de espíritu que recuerda las modalidades homiléticas de un San Gregorio Magno. La obra del P. Cantera es un acontecimiento de apología. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ MISCELÁNEA El Excmo. Sr. Obispo de Pamplona en nuestro Colegio de Marcilla Hoy día, que todo se anuncia en la Prensa, hoy que, revistas, folletos y periódicos nos ponen al corriente de cuanto acontece, no sé por qué, se me ha de privar del placer que experimento al reseñar brevemente la visita que nos hizo nuestro amado señor Obispo de Pamplona el Excmo. Sr. Don Francisco José López Mendoza. Ciertamente que mi pluma está muy mal cortada, y, por consiguiente, lo que de ella salga no ha de tener adorno alguno literario, como no sea el desaliño; los primores con que un adiestrado cronista describe los actos más sencillos no son mi herencia, y, para decirlo de una vez, carezco de todo aquello que se necesita para hacer interesante un relato de esta índole, sobre todo si se tiene en consideración el estado de ánimo en que por desgracia se encuentran la casi totalidad de los que dedican algún rato a la lectura de la prensa. Mas, a pesar de ello, no desisto de mi propósito, toda vez que mi anhelo no es otro, que el de testimoniar a nuestro por mil títulos amado y venerado Prelado, y hermano en Religión, la gratitud que reina en todos y cada uno de los corazones de estos Religiosos por las pruebas elocuentes que nos dió de su bondad y afecto sincero, al dignarse honrarnos con su presencia, y hacernos el singular favor de venir gustoso a conferir las Órdenes sagradas en nuestro Colegio, dejando la tranquilidad y reposo de su Palacio. Los que le acompañaron durante el viaje fueron N. P. Vicario Provincial y un sacerdote que él trajo. En la estación de Marcilla le aguardaban el R. P. Rector del Colegio y el clero de la parroquia. A las 5 de la tarde del día 12 del presente mes, ya los sagrados de Agustinos Recoletos de Filipinas 285 bronces, con su lenguaje místico y peculiar, anunciábannos, que estaba próximo el ilustre huésped que esperábamos; pocos momentos después se divisaba el coche que lo conducía, y muy pronto abríase su puertecilla, y el príncipe de la Iglesia, el infatigable Pastor de la grey pamplonesa descendía de él alegre y risueño. La Comunidad toda se hallaba en la plaza del Colegio para recibirle y darle la más cordial y entusiasta bienvenida, y no encontraba frases bastante expresivas para manifestarle el gozo que experimetaba al tenerle en su seno. Sin dar lugar al descanso, dispuso S. S. I. que se preparasen los ordenandos, que eran diez y seis, y entre los cuales le cupo la dicha de encontrarse al que estas líneas traza, y a los pocos momentos se daba principio al acto de la ordenación. En esta tarde se confirió Tonsura y Menores. Desde el instante en que el señor Obispo penetró en el recinto sagrado del templo, y mientras duró la sagrada ceremonia, los labios de todos los circunstantes movíanse fervorosos, y de ellos brotaba la plegaria, que, salida desde el fondo del alma, iba a presentarse humilde ante el trono del Señor, en demanda de gracias para los nuevos y jóvenes soldados de Cristo, que muy en breve serían colocados en la primera grada, que conduce al sacerdocio. Nuestra Madre la Iglesia tiene vida propia y perfecta, más que ninguna otra sociedad, como esa vida le viene del que es origen y principio de ella, de su Divino Fundador Jesucristo, Sacerdote eterno, y sabemos que nunca le ha de faltar, porque él se la ha prometido. A manera que los distintos organismos manifiestan su vitalidad de muy variados modos, o sea, por medio de actos propios, asímismo la Esposa Inmaculada del Cordero sin mancilla, da a conocer sus poderosas energías vitales con sus actos. Ella da el ser a los ministros del Santuario llevándolos a perfección por grados, y ellos, lejos de menoscabarla, son el elemento necesario para su subsistencia. ¡Qué hermoso y consolador es el ser hijos de una tal Madre! Y ¡cómo se inflama el corazón y se llena de un valor santo para llegar no diré hasta el sacrificio, sino hasta la misma muerte, a trueque de defenderla! Prosigamos con nuestro relato: Terminado el acto de la ordenación, el Sr. Obispo fué conducido a su habitación, ocupándose inmediatamente 286 Boletín Oficial en dar cumplimiento a sus asuntos particulares; y si los interrumpió, no fué ciertamente para entretenerse con los hombres, sino para conversar con el Augusto Prisionero del Sagrario y gozar de su dulce compañía. Cuán cierto es que las palabras mueven, pero que los ejemplos arrastran. Y digo esto, porque no faltó Religioso que al darse cuenta de ello se aproximó y me dijo: el Sr. Obispo está haciendo la visita al Santísimo; justo es, pues, que también nosotros imitemos su ejemplo, y vayamos a unir nuestras oraciones con las suyas. Y, sin cruzar más palabras, así lo hicimos. Como se acercaba la hora de tornar algún pequeño refrigerio, se le avisó que la mesa estaba dispuesta, y se contentó con tomar una parva colación, pues dijo que seguía prácticamente los ayunos de la Orden, —cuanto más los de la Iglesia, como lo era aquel día— cosa que no dejó de edificarnos sobremanera. El tiempo que mediaba desde esta hora hasta la de acostarse trascurrió sin que nadie se diese cuenta, escuchando unos la instructiva y amena conversación de S. E., y ocupados los otros en la ordenación de los doce que habían de serlo de su subdiáconos al día siguiente. Y henos aquí con que ya ha amanecido, y es el día 13, domingo, día verdaderamente deseado por mí y mis compañeros. Estoy seguro que a nadie le extrañará este deseo, toda vez que las cosas buenas son naturalmente deseadas por todos ¿no? Preparados los que habían de ser ordenados de subdiáconos, según las prescripciones del pontifical romano, a una señal dada se dirigieron a la iglesia e inmediatamente principió la Misa pontifical, y en ella ordenó el Excmo. Sr. Obispo de subdiáconos a doce Religiosos, hijos del gran Obispo de Hispona, cuyos nombres son los siguientes: Fr. Damián Castresana, Fr. Martín Casi, Fr. Pablo Grábalos, Fr. Leoncio Reta, Fr. José Carceller, Fr. Ricardo Jarauta, Fr. Maximino Díaz, Fr. Isidoro Equiza, Fr. Juan Rodríguez, Fr. Simeón Díaz, Fr. Carlos Bretón y Fr. Cipriano Terrero. Al poco rato de haberse finalizado este acto religioso, el digno mitrado tuvo la bondad de recibir, primero, a los padres de esta Comunidad, y después a los Coristas, que son los Colegiales, entre los que se encontraban los recién ordenados, que iban a presentarle la expresión de su eterno agradecimiento por el más preciable favor de Agustinos Recoletos de Filipinas 287 que les había dispensado. Puede decirse que entre una y otra visita se pasó toda la mañana del modo más agradable que imaginar se puede. Verdaderamente que no nos cansábamos de oír hablar a nuestro amantísimo Padre y Prelado, pues nos dió una conferencia espiritual tan magnífica y hermosa, relativa a nuestro estado, que hubiéramos deseado no se terminara. Sapientísimos fueron, a la vez que por demás acertados y llenos de santa unción, los consejos que nos dió, tratándonos como verdadero Hermano, Padre y Maestro. Todos tuvimos que admirar en él los vastos y profundos conocimientos que posee en todos los ramos del saber humano, sobre todo en Teología y Patología. En este Príncipe de la Iglesia se halIan perfectamente hermanadas la sólida virtud del fervoroso Religioso, y la verdadera ciencia, que no infla, sino que ilustra el entendimiento y le une más y más al que es la Sabiduría Eterna. Parece que la nota característica de nuestro amado Sr. Obispo es la bondad, y de ahí que a una simple indicación que le hizo el P. Superior, de que la Comunidad se consideraría honrada si él tenía la amabilidad de presidirla en el refectorio, accedió gustoso a este deseo de sus Hermanos, y nos acompañó a comer, demostrándonos así, una vez más, la confianza que con nosotros tiene y el afecto que a todos nos profesa. Muy poco antes de este acto, por una de esas raras coincidencias, llegó a nuestro conocimiento la fausta noticia, que al día siguiente se cumplía el décimo quinto aniversario de su traslación a la sede episcopal de Pamplona. Lo mismo fué oír esto, que todos unánimemente concebimos la idea de conmemorar tan glorioso acontecimiento y honrar, como mejor pudiéramos, a nuestro buen Padre y Hermano en Religión. Poco era en verdad lo que se podía hacer, dada la premura del tiempo de que se disponía para la preparación del homenaje con que deseábamos obsequiar a nuestro ilustre huésped. Así que, en un dos por tres, se elaboró el programa, se repartieron los papeles, y para la hora señalada, todo estaba listo. Después que el señor Obispo pasó la tarde entretenido en sus santas obligaciones y en recibir varias visitas de algunos sacerdotes; llegada que hubo la noche, se retiró a ponerse en comunicación con su Dios por medio de la oración y el santo Rosario. Cuando el 288 Boletín Oficial P. Superior creyó que se había desocupado, entró a su habitación y le participó que la Comunidad le tenía preparada una prueba de cariño de fieles hijos, que consistía en una velada, y que, si él se dignaba aceptarla, tendría lugar después de la cena. No hay que decir que sí aceptó, pues nuestro Sr. Obispo no sabe negarse a nada de aquello en que lícita y santamente le es dable complacer. En esta conversación llegaron al lugar en que estaba preparada la mesa con su correspondiente cena, y, después de reparar las fuerzas del cuerpo, se encaminó, en unión de los que le habían acompañado a cenar, al amplio salón en que debía tener lugar el consabido acto, donde le esperaban todos los Religiosos. Se esperaba por momentos y con verdadera ansia la entrada del señor Obispo: describir, pues, la grata impresión que produjo su presencia, así como el gozo que inundaba los corazones de los que veían colmados sus justos deseos, es tarea inútil y de todo punto imposible. Hubo un instante de verdadera animación y entusiasmo; y esto es muy natural, pues todos estamos sujetos a experimentar cierta clase de emociones, queramos que no. A este instante siguió otro muy distinto; el silencio vino a ocuparlo todo, la calma más completa reinaba en los ámbitos del local; no se notaba más, sino que las miradas de unos y otros se cruzaban a la vez, como queriendo hablarse sin atreverse a ello. Por fin se levantó el R. P. Vicario Provincial, y en frases corteses y muy sentidas abrió la velada, y se la dedicó al muy digno Príncipe de la Iglesia. Este discurso, que era el primer número del programa, fue breve, pero muy oportuno y suficiente. Abierta quedaba ya la velada, y uno a uno fueron sucediéndose los distintos números que eran nueve entre todos. No quiero detenerme a reseñar cada uno en particular; sólo diré que en este acto se recitaron varias poesías latinas y castellanas. Todas ellas a cuál más hermosas y de bastante valor literario. Tampoco fallaron los correspondientes números de música selecta y escogidas piezas de orfeón, que contribuyeron a dar más amenidad y variedad al acto que resultó más brillante de lo que podíamos esperar. Claro es que, si se tiene en cuenta el mérito de la persona a la que todo iba dirigido, es nada; y, si no hubiéramos considerado en él más que al Obispo de Pamplona, ciertamente que hubieramos desistido de nuestra empresa; de Agustinos Recoletos de Filipinas 289 pero dejamos a un lado esta consideración —sin menospreciarla desde luego—, y, atentos principalmente a la cualidad de Padre y Hermano nuestro, nos resolvimos a honrarle del mejor modo que nos fué dable. Y no dudamos que el bondadoso Prelado así habrá interpretado nuestras muestras de cariño y afecto singular. Para terminar ésta, que bien pudiera llamarse inocente y santa fiesta de familia, unida por los indisolubles lazos de la caridad, sólo faltaba el broche de oro precioso con que fuese clausurada y le sirviese de complemento. Y tampoco faltó, porque nuestro querido Sr. Obispo cerró con él este acto que jamás se borrará de los corazones de estos Religiosos. Improvisado fué su discurso, pero, si lo hubiera compuesto con anticipación, quizá no hubiera estado tan inspirado. En fin, ya se ve que penetrado de la alta misión que debe llenar en el Episcopado, siempre se halla pronto a dispensar el ministerio de la divina palabra, con aquella unción, con aquella sabiduría y con aquella elocuencia propias de quien ha sido puesto por el Espíritu Santo para regir la Iglesia de Dios en la porción de la grey cristiana encomendada a su pastoral cuidado y vigiancia, cualidades todas poseídas en grado eminente por el Sr. Obispo de Pamplona, y que hacen de él, juntamente con su abnegación y caridad, y con el celo de las almas que le distingue, modelo de Prelados y uno de los más esclarecidos miembros de la ínclita Orden Agustiniana a que pertenece. Si en la capital de Navarra reinó la alegría y el entusiasmo, también en el Colegio de los PP. Agustinos Recoletos de Marcilla hubo júbilo santo y regocijo inocente y todo ello por tratarse de celebrar una de las fechas gloriosas del fecundo episcopado del Obispo de Pamplona, tan justamente acreedor al homenaje de nuestra gratitud y reconocimiento. Y conste que no hicimos más, porque no pudimos, pues nuestros deseos no conocían límites. Aquí terminó este día, y recibida la bendición del Sr. Obispo, todos nos fuimos a descansar. Hemos llegado por fin a la mañana del día 14, y no hay que pensar sino en despedir al que con tanta alegría habíamos recibido hace dos días. Ya el coche está esperando, ya se ven también varios sacerdotes que irán a acompañarle hasta la estación, ya baja la Comunidad, y al fin de ella se ve el Sr. Obispo en medio del 290 Boletín Oficial P. Vicario Provincial y del Rector de la casa. Un instante nada más y todos nos hallaremos en la plaza del Colegio en la que aparecen dos líneas de sillas y una máquina fotográfica. ¿Para qué semejantes preparativos? Pues, sencillamente para sacar una vista del Pastor y Padre rodeado de sus hijos, que no aciertan a dejarle separarse de ellos sin que al menos se queden con este recuerdo. El grupo está sacado y no hay tiempo que perder, pues el reloj anuncia que el tren está próximo. Todos se agrupaban a besar su anillo pastoral y recibir su bendición. Al fin, entre frases y saludos llenos de cariño, sube al coche, cuya puertecilla es cerrada rápidamente por uno de los que le acompañan, y parte veloz, llevándose al que no hacía mucho tiempo había traído. Los superiores y algún otro Padre más, todavía podrán gozar siquiera por breve tiempo de su amable compañía, por ir acompañándole hasta la estación; mas nosotros, por ahora no. Quiero terminar esta pobre reseña, y lo he de hacer pidiendo al cielo que derrame abundantes gracias sobre el ilustre y amado Prelado de esta Diócesis y que tengamos la dicha de tenerlo otra vez entre nosotros. Fr. F. R. NECROLOGIO Cinco son los Religiosos de cuyo fallecimiento debemos dar la triste noticia en este número de nuestro Boletín. El P. Fr. Julián Martínez Bujo de la Asunción, que falleció el dia 23 de Noviembre último en la Casa de Salud de Santa Águeda (Guipúzcoa), a donde nuestros Superiores creyeron prudente llevarlo, hace cinco años, en vista del estado de demencia en que se hallaba y de los temores que entonces había de que una revuelta política en España hiciera imposible ponerle a tiempo a salvo. Acerca de la muerte de este Religioso decía el Superior de aquel Establecimiento a N. P. Vicario Provincial, al comunicarle la noticia de su muerte, lo siguiente: «...Hace tres días que notamos alguna anormalidad en el referido Padre y examinándole detenidamente, vimos tenía una hernia estrangulada, y, aunque con gran trabajo, conseguimos hacerle la reducción poniéndole al efecto el respectivo vendaje; pero como la cosa en sí y dada su edad avanzada era grave, se le preparó para recibir los Santos Sacramentos, y tan luego como los hubo recibido todos, falleció plácidamente en el Señor. También le dió el P. Capellán la bendición Apostólica». Como se ve, Dios le concedió recobrar la lucidez necesaria en aquel trance supremo, habiendo así logrado consumar felizmente su carrera en este mundo. Los PP. Fr. Isidoro Fernández de Gamboa de la Virgen del Rosario, fallecido su nuestro Convento de Manila, y Fr. Antonio Hernández de la Virgen de Vico, muerto también en Filipinas. Como quiera que en virtud de lo dispuesto por el último Capítulo General, a fin de que se celebren cuanto antes los sufragios por nuestros Religiosos de Ultramar, se comunica por telégrafo su fallecimiento, no nos es dado comunicar más detalles, pues no daba otros Nuestro Padre Provincial en su cablegrama a Nuestro Reverendísimo P. Prior General. El Hermano Lego de votos simples, Fr. Ignacio Ayala del Carmen, de la Provincia de la Candelaria, falleció en Tumaco (Colombia) el día 24 de Octubre, habiendo recibido los Santos Sacramentos y demás auxilios espirituales. Por último, tenemos también que participar que el día 10 de Enero, a las once de la mañana, entregó su espíritu al Criador en nuestro Colegio de Marcilla el P. Ex-Definidor Provincial Fr. Agustín Pérez de la Purísima Concepción, a los 65 años de edad y 36 de Profesión Religiosa. «El día 5 de Enero (dice N. P. Vicario Provincial en la Circular de defunción) había sido atacado de pulmonía; y aunque el mal no presentaba síntomas de gravedad 292 Boletín Oficial extrema, se le administraron el día 8 los Santos Sacramentos de Penitencia y Eucaristía en forma de Viático, habiéndolos recibido con edificante devoción. Desgraciadamente no pudo recibir la Extremaunción sino sub conditione, por haberle sobrevenido de improviso un colapso cardíaco, del que no volvió: mas creemos piadosa y fundadamente que bien preparado como estaba, le habrá acogido el Señor en el seno de su misericordia». Oremus pro defunctis nostris Una oración también por el alma de Dn. Daniel Acereda, padre de nuestro Hno. Corista Diácono Fr. Manuel. Pasó a mejor vida el día 9 de Enero último, a los 65 años de edad, en San Felices (Soria), habiendo recibido los Santos Sacramentos. En nuestro Colegio de Marcilla, donde reside su hijo Religioso, cumpliéronse por el alma del finado los sufragios de Vigilia y Misa catadas que ordenan nuestras sagradas Leyes. R. I. P. AVISO Para que nuestro BOLETÍN pueda llenar cumplidamente los fines de su institución, rogamos encarecidamente a los Superiores de nuestros Conventos, Colegios, Misiones y Residencias tengan a bien remitirnos cada mes, antes del día 20, todas aquellas noticias que puedan contribuir a nuestra común edificación, y servir en su día para la Historia de nuestra santa Provincia. Y si los PP. Superiores no contasen con tiempo para ello, sírvanse encargarlo al Religioso o Religiosos de su obediencia que juzgaren más a propósito para el caso. La correspondencia se dirigirá al R. P. Director del BOLETÍN de Agustinos Recoletos: Colegio de Marcilla (Navarra). LA DIRECCIÓN TIP. DE SANTA RITA Año VI 1 de Marzo de 1915 Núm. 58 BOLETÍN OFICIAL DE LA PROVINCIA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO DE FILIPINAS de la Orden de Agustinos Recoletos IN HONOREM SANCTI JOSEPH MENSE MARTIO PRAECIPUE CELEBRANDI Ave, praeclarae sobolis Davidis Lux, decus, Jesu Genitricis almae Sponse, praecelsi Geniti Magister Inclyte Joseph. Quis tui, Joseph, poterit, pudice Dive, virtutes celebrare cordis? 294 Boletín Oficial Quos libi sacrem, meritis onusto, Laudis honores? Virginis custos sine labe Matris, Esto lux nobis, tenebras repelle, Ut tibi puro modulemur almum Pectore carmen. Hac die tellus resonans sacratum Canticum, gratis modulisque Olympi lncolae cuncti repetant: “In aevum Gloria Joseph”. Ipse nam Jesu meruit putari Et Pater carus, vigilansque custos; Illius curae fuit alma terris Credita Virgo. Ipse, perpulchro Puero parentis Exequens munus, stabulum relinquit, Posset ut caedem fugitare, Nato Jam minitantem. Quis tui, Joseph, poterit dolorem Cordis affari viduati Jesu? Gaudium quisnam, Solymis docentem Cum reperisti? Hic tibi paret tribuitque honorem, Se tibi subdit, simul et tu obedis; Aspicis gaudens geminata in ore Oscula figens. O nimis felix, pius ad suprema Astitit Jesus vigil, et dolores Artubus delens tribuit quietem Fine soporo. de Agustinos Recoletos de Filipinas Corporis, Joseph, laqueo solutus Scandis aeternam properanter arcem. Quis tuum posset prosequi nitorem Carmine sacro? Eja, quos premit dolor haud beati, Quosque demuisit requies nec ulla, Nec fugit maeror, properi ad beatum Pergite Joseph. Te ergo regnantem flagito in periclis Adsis totis, ope recreatus Ut tua possim placidam libenter Ducere vitam. Sis mihi extremum subeunti agonem Fautor, incursus removens averni; Ut pie victor valeam supremum Tempus obire. Dive, qui lucis rutilas ut astrum; Dive, qui tantis meritis coruscas, Et mihi ac cunclis tribuas serenum Scandere Olympum. Nunc diem tantam recolat canora Lingua cunctorum; modulis aedon Gurgites undis, referantque dulci Murmure fontes. FR. CÁNDIDO LORENZO DEL CORAZÓN DE JESÚS A. R. 295 ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ SECCIÓN LITÚRGICA De missa solemni coram SS. Sacramento exposito1 Procedunt omnes juxta ordinem consuetum ad altare, Acolythi cum in presbyterium pervenerint, apud balaustria hinc inde sistunt, ut sacris ministris liberum transitum relinquant. Isti, cum ad altare pervenerint, ante infimum gradum flectunt utrumque genu et caput profunde inclinant, se erigunt, et missam inchoant. Acolythi similiter genuflectunt hinc inde prope ministros et genuflexi confessionem faciunt, etc. Expleta confessione, nulla prius facta genuflexione, ministri ascendunt altare, ibique genuflectunt. Dicto subinde a celebrante Oramus, te, Domine, etc., sine genuflexione aliquantulum se retrahunt versus cornu evangelii, et celebrans conversus ad cornu epistolae imponit incensum. Thuriferarius tamen advertat tam ante ascensionem ad altare, quam post descensionem de eodem, in plano genuflexionem facere debere. Diaconus dum celebranti cochlear et thuribulum porrigit ab osculis se abstineat. Omnia oscula fieri solita in missa solemni sine expositione, retinenda quoque sunt in hac missa, exceptis solummodo osculis cochlearis thuribuli et manus ad incensationem. Post impositionem et benedictionem thuris, celebrans cum ministris, sine genuflexione, in supremum gradum descendunt, ita ut terga SS. Sacramento non vertant, et genuflectunt in ora suppedanei. Celebrans a diacono thuribulum accipit, et sacris ministris posteriorem hinc inde planetam elevantibus, Sanctissimum triplici ductu et bino ictu, cum profunda capitis inclinatione ante et post incensationem adolet. Deinde surgunt et ad altare rursum accedunt 1 Ex appendice ad Caeremoniale Parochorum evulgata in pubIicatione mensuali «Ephemerides liturgicae». de Agustinos Recoletos de Filipinas 297 ibique genuflectunt, et thurificationem altaris, non autem crucis, more solito perficiunt. Expleta incensatione, celebrans stans adhuc in cornu epistolae, tradit thuribulum diacono, et, manibus junctis, a parte laterali epistolae, ita vertens se ut faciem non avertat ab altari, descendit in supremum altaris gradum, vel in planum, juxta consuetudinem dummodo caveat ne terga vertat Sacramento; et versus ad populum incensatur a diacono. Post incensationem, celebrans, adstantibus ministris, conscendit in cornu epistolae ad legendum introitum. Dum cantatur ultimum Kyrie, celebrans cum ministris unus post alium procedunt in medium, ubi, facta genuflexione, celebrans hymnum angelicum intonat; el ad verbum Deo, ministri genuflectunt, ascendunt suppedaneum ad latera celebrantis, quin iterent genuflexionem illuc cum pervenerint. Pos recitatum hymnum, genuflectunt, et directe per partem episto!ae procedunt ad scamnum. In fine hymni, assurgunt ministri, et per planum ante infimum altaris gradum procedunt, super quo gradu genuflectunt unico genu, et ascendunt, sistentes unus post alium. Celebrans osculatur altare, iterum genuflectit (non autem ministri) et cantat, conversus ad populum, ad cornu evangelii, Dominus vobiscum: deinde cum ministris genuflexionem repetit ante dicessum ad cornu epistolae. A cantu lectionis seu epistolae, fiunt omnia juxta consuetum usque dum celebrans incipiat legere evangelium, ad quod accedit, peracta in medio genuflexione ante et post Munda cor meum. Subdiaconus post osculum manus celebrantis, transfert missale ad cornu evangelii, faciens ad utrumque latus ante et post genuflexionem; diaconus autem, stans adhuc in cornu epistolae, signat se signo crucis cum aliis initio evangelii; genuflectit deinde in loco ubi stat, et descendit in planum a parte epistolae; accipit evangelium, genuflectit ante altare super infimo gradu, et deposito libro in medio altaris, quin iteret genuflexionem, ibi consistit, donec celebrans evangelii lectionem expleverit. Lecto evangelio, accedens prope medium altaris, ad cornu epistolae conversus, incensum de more imponit ac benedicit; ministri assistentes nullam interim faciunt genuflexionem. Incenso benedicto, celebrans ad medium altaris cum ministris convertitur, et omnes 298 Boletín Oficial genuflectunt: thuriferarius autem descendit in planum ad locum consuetum. Subdiaconus conversus per dexteram suam descendit ante gradus altaris; diaconus vero convertit se per sinistram, et in ora suppedanei ante altare genuflexus, dicit Munda cor meum, mediocriter inclinatus; surgit, accipit librum et genuflectit ante celebrantem ut accipiat benedictionem, qua accepta, osculatur celebrantis manum, surgit, simul cum eo genuflectit, et dum celebrans ad cornu epistolae accedit, ipse descendit ante infimum gradum. A cantu evangelii usque ad symbolum omnia ut in aliis missis; et diaconus post evangelium, deferens librum osculandum, nullam reverentiam facit, in venerationem sancti evangelii. Postquam diaconus celebrantem incensaverit, revertitur celebrans cum subdiacono unus post alium in medium, et genuflectunt suis locis unico genu. Intonato a celebrante Credo in unum Deum ad verbum Deum ministri suis locis iterum genuflectunt, ascendunt suppedaneum ad latera celebrantis hinc inde, et recitant cum celebrante Credo. Si sedere velint, genuflectunt, et per breviorem ad scamnum accedunt. Post Et incarnatus, diaconus bursam deferens accedit ad altare, genuflectit in infimo gradu, ascendit, et explicat corporale super altaris mensam; deinde more solito, genuflectit in suppedaneo et descendit. Post symbolum, ministri genuflectunt more solito super infimo gradu, et disponunlur unus post alium: celebrans osculatur altare, genuflexionem facit, et, dicto Dominus vobiscum, iterum genuflectit, factaque ab omnibus capitis inclinatione ad verbum Oremus, diaconus et subdiaconus genuflectunt in locis suis, primus suppedaneum conscendit ad dexteram celebrantis, secundus accedit ad credentiam, et accepto calice, genuflectit ad cornu epistolae, super infimo gradu; accepta deinde a diacono patena, antequam descendat, gentiflectit in suppedaneo, et non repetlt genuflexionem cum in planum descendit. Post orationem Veni, sanctificator, etc., ce!ebrans absque genuflexione, imposito et benedicto incenso, convertitur ad altare, et incensat oblata; quibus incensatis, diaconus calicem e medio corporalis non amovet. Deinde celebrans, quin cum diacono genuflectat, aliquantulum ad cornu evangelii se retrahit, diaconus autem de Agustinos Recoletos de Filipinas 299 ad cornu epislolae, et in ora suppedanei ambo genuflectunt. Dum diaconus ad dexteram celebrantis posteriorem planetae fimbriam ei elevat, subdiaconus cum patena in loco suo stans permanet, celebrans SS. Sacramentum thurificat, proferens verba consueta Dirigatur, etc. Deinde cum diacono suppedaneum conscendit, genuflectit, et altare incensat. Post altaris thurificationem celebrans in secundo gradu lateris epistolae vel in plano a diacono incensalur ibique manus lavat etc. Dum diaconus incensandus est non genuflectit (quia uti celebrans pro impositione incensi, non recedit e medio), sed ad diaconum, cornu epistolae respiciens, conversus, incensatur. Diaconus vero reddit thuribulum thuriferario, pergit ad locum suum a tergo celebrantis, genuflectit, et se convertit ad thuriferarium recepturus incensationem, uti de subdiacono dictum est; deinde conversus ad altare, non genuflectit. Celebrans post Lavabo ad altare ascendit, el facta in medio genuflexione, missam prosequitur juxta solitum usque ad communionem, si excipias quod ad Orate fratres, non perficit circulum; diaconus post Suscipiat genuflectit, et ascendit suppedaneum ad sinistram celebrantis ad vertenda folia missalis. Ad initium praefationis genuflectit, et descendit ad locum suum post celebrantem; et iterum ad finem praefationis genuflectit (cum subdiacono, ubi adest consuetudo), et ascendit ad recitandum trisagium, quo expleto, facta genuflexione, descendit, ac ad sinistram celebrantis transit ubi iterum genuflectit. Ad orationem Quam oblationem, diaconus, transiens a sinistra ad dexteram celebrantis, genuflectit antequam descendat non vero in medio. Deinceps a consecratione ad communionem, diacous, subdiaconus et acolythi servant omnia quae in aliis missis solemnibus praescripta sunt. Post communionem ministri similiter observant omnes genuflexiones pro aliis missis praescriptas: sed insuper ratione Sacramenti in throno expositi, genuflexiones praestare debent, quoties ad altaris medium accedunt, vel de altaris medio redeunt. Celebrans eodem loco accipit ablutionem et purificationem, et statim, ministri mutant loca, hinc et inde genuflectendo. Subdiaconus debet genuflectere in suppedaneo, antequam calicem accipiat, et eodem cum calice descendat, sed et genuflexionem facit in 300 Boletín Oficial medo in infimo gradu, ut in aliis missis, quia per medium altaris transit, deinde redit ad locum suum retro post diaconum sine genuflexione. Diaconus pro cantando Ite, missa est genuflectit, aliquantulum se abducit extra altaris medium, versus cornu evangelii, facie quasi versa ad cornu epistolae. Et cum celebrans dicit orationem Placeat, minisiri genuflectunt, priusquam ascendant apud suppedaneum, pro benedictione. Si est genuflectendum infra ultimum evangelium, omnes ad SS. Sacramentum se convertunt, et expleta missa, quin in medium altaris accedant descendunt per breviorem in planum ante altare, caventes ne terga vertant Sacramento, ubi genuflectunt utroque genu cum profunda capitis inclinatione, et ad sacristiam revertuntur. Si autem post missam benedictionem cum SS. Sacramento impertire opus est, ministri similiter genuflectunt utroque genu in plano, et ad abacum pro dimittendis casula et manipulis, et induendo per celebrantem pluviali se recipiunt. N. B.- Cum ministri ad altare redeunt, genuflexionem simplicem in gradu infimo efficient. Ita dicendum est, si facta fuerit aspersio aquae benedictae: cum ministri ad scamnum ibunt, et rum ad altare revertuntur, simplex genuflexio facienda est. Benelictio impertiatur ut infra dicetur. Quando et quomodo SS. Sacranienti expositio et reservatio fieri debeant, videri potest in caeremoniali nostro cap. XXIV part. III. Sed tamen animadvertendum est quod S. R. Congo., decreto 27 maii 1911 ad IV, aperte declaravit: Non licere super tabernaculum erigere thronum seu parvum ciborium fixum pro expositione SS. Sacramenti, sed debere erigi thronum tantummodo propter expositionem, et amoveri post ipsam (Decr. auth., n. 4.268). Ergo, ne rubrica missalis, quae exigit magnam crucem inter candelabra altaris, perpetuo contemptui habeatur, thronus, peracta expositione ab altari amoveri debet, imo ne pro simplici quidem benedictione illud in altari ipso apponi potest. Quoad luminaria notetur ex decr. 15 Mart. 1698 (n. 1.992) in altari, super candelabris ad minus sex candelas esse retinendas; quod communiter servatur in privata expositione, nam in publica generatim ad minus quatuordecim collucere solent, et si ecclesia pauper non sit, adhuc plures apponuntur. de Agustinos Recoletos de Filipinas 301 Si benedictio cum SS. Sacramento facienda sit, celebrans, finita oratione Deus qui nobis etc., genuflexus velum humerale ab acolytho assumit, quod subdiaconus ante pectus firmat; postea cum ministris assurgens, suppedaneum cum diacono conscendit subdiconus vero in gradu supeddaneo proximiori perstat. Diaconus facta cum celebrante genuflexione, accipit ostensorium, illudque, facie ejus anteriore ad se conversa, calebanti tradit, et velo super manus celebrantis accommodato, descendit, et genuflectit utroque genu cum subdiacono in ora suppedanei, ubi praemissa capitis inclinatione, fimbrias pluviais in actu benedictionis elevat. Celebrans, ad benedictionem populo impertiendam, ostensorium elevat tantum usque ad oculos, deinde illud infra pectus descendit, et, illud iterum usque ad pectus elevans, ad sinistrum humerum ducit et reducit ad dexteram; postea vel circulum perficit et ostensorium super altare reponit, vel iterum in medium se convertit, antequam circulum perficiat atque ostensorium dimittat. Benedictio necessario dari debet sub silentio chori, ita ut interea nihil omnino cantetur, non obstante quacumque contraria consuetudine (DD. 2. 464, 2. 722,3), organa vero pulsari possunt graviori et dulciori sono, ut in elevatione missae solemnis. Peracta benedictione, dum celebrans cum ostensorio se vertit ad cornu epistolae, diaconus ascendere, ac ostensorium de manu celebrantis recipere, illudque super corporali reponere etiam potest; tunc, repetita ab utroque in suppedaneo genuflexione, et a subdiacono in superiori gradu descendunt in planum, quin terga vertant Sacramento exposito, et in infimo gradu genuflectunt, non inclinantes caput. Hoc tempore non antea celebrans velum humerale dimittit. Postea diaconus ad suppedaneum ascendit, ibique, parum versus cornu epistolae genuflectit, lunulam cum sacra hostia in capsulam includit, tabernaculum aperit, genuflectit et capsulam in tabernaculo recondit. Repetita genuflexione, ostiulum claudit et in planum descendit. Tunc omnes surgunt, ministri in plano genuflectunt, et ad sacristiam, ordine quo venerant, revertuntur, se paramenta deponunt. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ REVISTA CANÓNICA Decisiones de la Pontificia Comisión De re biblica Después de dar a conocer a nuestros Religiosos en el número próximo anterior de nuestro BOLETÍN el Motu proprio de N. Santísimo Padre el Papa Benedicto XV sobre la Comisión Pontificia instituida por su antecesor Pío X, para restituir a su antigua pureza la versión de los Libros Sagrados, llamada Vulgata, creemos conveniente insertar en este número y en los siguientes los decretos emanados de la otra Comisión Pontificia «De re biblica» creada por Su Santidad el P. León XIII en 30 de Octubre de 1902 a fin de promover los Estudios Bíblicos manteniéndolos a la altura que exigen los adelantos actuales en todas las Ciencias y proveer al mismo tiempo a la inviolabilidad de la fe; teniendo tales decretos la misma fuerza de obligar en conciencia que los de las Congregaciones Romanas aprobados por el Papa, según el Motu proprio de S. S Pío X, de 18 de Noviembre del año 1907. I De citationibus tacitis vel implicitis Quum ad normam directivam habendam pro studiosis S. Scripturae proposita fuerit Commissioni Pontificiae De re biblica sequens quaestio, videlicet: –Utrum ad enodandas difficultates quae occurrunt in nonnullis S. Scripturae textibus, qui facta historica referre videntur, Iiceat exegetae catholico asserere agi in his de citatione tacita vel implicita documenti ab auctore non inspirato conscripti, cujus adserta omnia auctor inspiratus minime approbare aut sua facere intendit, quaeque ideo ab errore immunia haberi non possunt? de Agustinos Recoletos de Filipinas 303 Praedicta Commissio biblica respondendum censuit: «Negative, excepto casu in quo, salvis sensu ac judicio Ecclesiae, solidis argumentis probetur: 1.º hagiographum alterius dicta vel documenta revera citare; et 2.º eadem nec probare nec sua facere, ita ut jure censeatur non proprio nomine loqui». Quod responsum die 13 Febr. 1905 approbavit Pius X. II De narrationibus specietenus tantum historicis in S. Scripturae Libris qui pro historicis habentur Proposito sequenti dubio Consilium Pontificium pro studiis de re bibica provehendis respondendum censuit prout sequitur. Dubium.- Utrum admitti possit tamquam principium rectae exegeseos sententia, quae tenet S. Scripturae Libros, qui pro historicis habentur, sive totaliter, sive ex parte, non historiam proprie dictam et objective veram quandoque narrare, sed speciem tantum historiae pro se ferre ad aliquid significandum a proprie litterali seu historica verborum significatione alienum?» Resp.- Negative, excepto tamen casu, non facile nec temere admittendo, in quo, Ecclesiae sensu non refragante, ejusque salvo judicio solidis argumentis probetur Hagiographum voluissc non veram et proprie dictam historiam tradere, sed sub specie et forma historiae parabolam, allegoriam vel sensum aliquem a proprie litterali seu historica verborum signiticatione remotum proponere». Die autem 3 Junii 1905 in Audientia ambobus Rmis. Consultoribus ab Actis benigne concessa. Sanctissimus praedictum «Responsum» ratum habuit ac publici juris fieri mandavit. III De mosaica authentia Pentateuchi Dubium I.- «Utrum argumenta a criticis congesta ad impugnandam authentiam Mosaicam sacrorum librorum, qui Pentatheuchi nomine designantur, tanti sint ponderis, ut post habitis quampluribus testimoniis utriusque Testamenti collective sumptis, perpetua consensione populi Judaici, Ecclesiae quoque constanti traditione necnon indiciis internis, quae ex ipso textu eruuntur, jus tribuant 304 Boletín Oficial affirmandi hos libros non Moysem habere auctorem, sed ex fontibus maxima ex parte aetate Mosaica posterioribus esse confectos?» Resp.: «Negative». II.- «Utrum Mosaica authentia Pentateuchi talem necessario postulet redactionem totius operis, ut prorsus tenendum sit Moysen omnia et singula manu sua scripsisse vel amanuensibus dictasse; an etiam eorum hypothesis permitti possit, qui existimant eum opus ipsum a se sub divinae inspirationis afflatu conceptum alteri vel pluribus scribendum commisisse, ita tamen ut sensa sua fideliter redderent, nihil contra suam voluntatem scriberent, nihil omitterent; ac tandem opus hac ratione confectum, ab eodem Moyse principe inspiratoque auctore probatum, ipsiusmet nomine vulgaretur?» Resp.: «Negative ad primam partem; affirmative ad secundam». III.- Utrum absque praejudicio Mosaicae authentiae Pentateuchi concedi possit Moysen ad suum conficiendum opus fontes adhibuisse, scripta videlicet documenta vel orales traditiones, ex quibus secundum peculiarem scopum sibi propositum et sub divinae inspirationis afflatu, nonnulla hauserit eaque ad verbum vel quoad sententiam, contracta vel amplificata, ipsi operi inseruerit? Resp.: «Affirmative». IV.- Utrum salva substantialiter Mosaica authentia et integritate Pentateuchi, admitti possit tam tongo saeculorurn decursu nonnullas ei modificationes obvenisse, uti: additamenta post Moysi mortem vel ab auctore inspirato apposita, vel glossas et explicationes textui interjectas; vocabula quaedam et formas e sermone antiguato in sermonem recentiorem translatas; mendosas demum lectiones istio amanuensium adscribendas, de quibus fas sit ad normas artis criticae disquirere et judicare?» Resp.: «Affirmative, salvo Ecclesiae judicio». Romae, die 27 Junii 1906. IV De auctore et veritate historica quarti Evangelii Dubium I.- «Utrum ex constanti, universali et solemni Ecclesiae traditione jam a saeculo II decurrente, prout maxime eruitur: de Agustinos Recoletos de Filipinas 305 a) ex SS. Patrum, scriptorum ecclesiasticorum immo etiam haereticorum, testimoniis et allusionibus, quae quum ab Apostolorum discipulis vel primis successoribus derivasse oportuerit, necessario nexu cum ipsa libri origine cohaerent; b) ex recepto semper et ubique nomine auctoris quarti Evangelii in canone et catalogis sacrorum Librorurn; e) ex eorumdem Librorum vetustissimis manuscriptis codicibus et in varia idiomata versionibus; d) ex publico usu liturgico inde ab Ecclesiae primordiis toto orbe obtinente; praescindendo ab argumento theologico tam solido argumento histórico demonstretur Joannem Apostolum et non alium quarti Evangelii auctorem esse agnoscendum, ut rationes a criticis in oppositum adductae hanc traditionem nullatenus infirment?» Resp.: «Affirmative» Dubium II.- «Utrum etiam rationes internae, quae eruuntur ex textu quarti Evangelii sejunctim considerato, ex scribentis testimonio et Evangelii ipsius cum I Epistola Joannis Apostoli manifesta cognatione, censendae sint confirmare traditionem, quae eidem Apostolo quartum Evangelium indubitanter attribuit? –Et utrum difficultates, quae ex collatione ipsius Evangelii cum aliis tribus desumuntur, habita prae oculis diversitate temporis, scopi et auditorum, pro quibus vel contra quos auctor scripsit, solvi rationabiliter possint, prout SS. Patres et exegetae catholici passim praestiterunt?» Resp.: «Affirmative ad utramque partem». Dubium III.- «Utrum non obstante praxi, quae a primis temporibus in universa Ecclesia constantissime viguit, arguendi ex quarto Evangelio tamquam ex documento proprie historico, considerata nihilominus indole peculiari ejusdem Evangelii, et intentione auctoris manifesta illustrandi et vindicandi Christi divinitatem ex ipsis factis et sermonibus Domini, dici possit facta narrata in quarto Evangelio esse totaliter vel ex parte conficta ad hoc, ut sint allegoriae vel symbola doctrinalia, sermones vero Domini non proprie et vere esse ipsius Domini sermones, sed compositiones theologicas scriptoris, licet in ore Domini positas?» Resp.: «Negative». Romae, die 29 Maii 1907. 306 Boletín Oficial V De indole et auctore libri Isaiae Dubium I.- «Utrum doceri possit, vaticinia quae leguntur in libro Isaiae —et passim in Scripturis— non ese veri nominis vaticinia, sed vel narrationes post eventum confictas, vel, si ante eventum praenuntiatum quidpiam agnosci opus sit, id prophetam non ex supernaturali Dei futurorum praescii revelatione, sed ex his quae jam contigerunt, felici quadam sagacitate et naturatis ingenii acumine, conjiciendo praenuntiasse?» Resp.: «Negative». Dubium II.- «Utrum sententia quae tenet, Isaiam ceterosque prophetas vaticinia non edidisse nisi de his quae in continenti vel post non grande temporis spatium eventura erant, conciliari possit cum vaticiniis, imprimis messianicis et eschatologicis, ab eisdern prophetis de longinquo certo editis, necnon cum communi SS. Patrum sententia concorditer asserentium, prophetas ea quoque praedixisse, quae post multa saecula essent implenda?» Resp.: «Negative». Dubium III.- «Utrum admitti possit prophetas non modo tamquam correctores pravitatis humanae divinique verbi in profectum audientium praecones, verum etiam tamquam praenuntios eventuurn futurorum, constanter alloqui debuisse auditores non quidem futuros, sed praesentes et sibi aequales, ita ut ab ipsis plane intelligi potuerint; proindeque secundam partem libri Isaiae (cap. XL-LXVI), in qua vates non Judaeos Isaiae aequales, at Judaeos in exsilio babylonico lugentes veluti inter ipsos vivens alloquitur et solatur, non posse ipsum Isaiam jamdiu emortuum auctorem habere, sed oportere eam ignoto cuidam vati inter exsules viventi assignare?» Resp.: «Negalive». Dubium IV.- «Utrum, ad impugnandam identitatem auctoris libri Isaiae, argumentum philologicum, ex lingua stiloque desumptum, tale sit censendum, ut virum gravem, criticae artis et hebraicae linguae peritum, cogat in eodem libro pluralitatem auctorum agnoscere?» Resp.: «Negative». de Agustinos Recoletos de Filipinas 307 Dubium V.- «Utrum solida prostent argumenta etiam cumulative sumpta, ad evincendum Isaiae librum non ipsi soli lsaiae, sed duobus, immo pluribus auctoribus esse tribuendum?» Resp.: «Negative». Romae, die 28 Junii 1908. VI De charactere historico priorum capitum Geneseos I.- «Utrum varia systemata exegetica, quae ad excludendum sensum litteralem historicum trium priorum capitum Geneseos excogitata et scientae fuco propugnata sunt, solido fundamento fulciantur?» Resp.: «Negative». II.- «Utrum non obstantibus indole et forma historica libri Geneseos, peculiari trium priorum capitum inter se et cum sequentibus capitibus nexu, multiplici testimonio Scripturarum tum veteris tum novi Testamenti, unanimi fere sanctorum Patrum sententia a traditionali sensu, quem, ab israelitico etiam populo transmissum semper tenuit Ecclesia, doceri possit, praedicta tria capita Geneseos continere non rerum vere gestarum narrationes, quae scilicet objectivae realitati et historicae veritati respondeant; sed vel fabulosa ex veterum populorum mythologiis et cosmogoniis deprompta et ab auctore sacro, expurgato quovis polytheismi errore, doctrina monotheisticae accommodata; vel allegorias et symbola, fundamento objectivae realitatis destituta, sub historiae specie ad religiosas et philosphicas veritates inculcandas proposita; et tandem legendas ex parte historias et ex parte fictiticas ad animorum instructionem et aedificationem libere compositas?» Resp.: «Negative ad utramque partem». III.- «Utrum speciatim sensus litteralis historicus vocari in dubium possit, ubi agitur de factis in eisdem capitibus enarratis, quae christianae religionis fundamenta attingunt; uti sunt, inter cetera rerum universarum creatio a Deo facta in initio temporis; peculiaris creatio hominis; formatio primae mulieris ex primo homine; generis humani unitas; originalis protoparentum felicitas in statu justitiae, integritatis et immortalitatis; praeceptum a Deo homini ad 308 Boletín Oficial ejus obedientiam probandam; divini praecepti, diabolo sub serpentis specie suasore, transgressio; protoparentum dejectio ab illo primaevo innocentiae statu; nec non Reparatoris futuri promissio?» Resp.: «Negative». IV.- «Utrum in interpretandis illis horum capitum locis, quos Patres et Doctores diverso modo intellexerunt, quem certi quidpiam definitique tradiderint, liceat, salvo Ecclesiae judicio servataque fidei analogia, eam quam quisque prudenter probaverit, sequi tuerique sententiarm?» Resp.: «Affirmative». V.- «Utrum omnia et singula, verba videlicet et phrases, quae in praedictis capitibus occurrunt, semper et necessario accipienda sint sensu proprio, ita ut ab eo discedere numquam liceat, etiam cum locutiones ipsae manifesto appareant improprie, seu metaphorice vel anthropomorphice, usurpatae, et sensum proprium vel ratio tenere prohibeat vel necessitas cogat dimiltere?» Resp.: «Negative». VI.- «Utrum, praesupposito litterali et historico sensu, nonnuIlorum locorum eorumdem capitum interpretatio allegorica et prophetica, praefulgente sanctorum Patrum et Ecclesiae ipsius exemplo, adhiberi sapienter et utiliter possit?» Resp.: «Affirmative». VII.- «Utrum, cum in conscribendo primo Geneseos capite non fuerit sacri auctoris mens intimam adspectabilium rerum constitutionem ordinemque creationis completum scientifIco more docere, sed potius suae genti tradere notitiam populorum, prout communis sermo per ea ferebat tempora, sensibus et captui hominum accommodatam, sit in horum interpretatione adamussim semperque investiganda scientifici sermonis proprietas?» Resp.: «Negative». VIII.- «Utrum in illa sex dierum denominatione atque distinctione, de quibus in Geneseos capite primo, sumi possit vox Yòm (dies) sive sensu proprio pro die naturali, sive sensu improprio pro quodam temporis spatio, deque hujusmodi quaestione libere inter exegetas disceptare liceat?» Resp.: «Affirmative». Romae, 30 Junii 1909. de Agustinos Recoletos de Filipinas 309 VII De auctoribus et tempore compositionis Psalmorum I.- «Utrum appellationes Psalmi David, Hymni David, Liber psalmorum David, Psalterium Davidicum, in antiquis colletionibus et in Conciliis ipsis usurpata ad designandum Vet. Testamenti Librum CL psalmorum; sicut etiam plurium Patrum et Doctorum sententia, qui tenuerunt omnes prorsus Psalterii psalmos uni David esse adscribendos, tantam vim haheant, ut Psalterii totius unicus auctor David haberi debeat?» Resp.: «Negative». II.- «Utrum ex concordantia textus hebraici cum graeco textu alexandrino aliisque vetustis versionibus argui jure possit, titulos psalmorum hebraico textui praefixos antiquiores esse versione sic dicta LXX virorum; ac proinde si non directe ab auctoribus ipsis psalmorum, a vetusta saltem judaica traditione derivasse?» Resp.: «Afirmative». III.- «Utrum praedicti psalmorum tituli, judaicae traditionis testes, quando nulla ratio gravis est contra eorum genuinitatem, prudenter possint in dubium revocari?» Resp.: «Negative». IV.- «Utrum, si considerentur Sacrae Scripturae haud infrequentia testimonia circa naturalem Davidis peritiam, Spiritus Sancti charismate illustratam in componendis carminibus religiosis, institutiones ab ipso conditae de cantu psalmorum liturgico, attributiones psalmorurn ipsi factae tum in Vet. Testamento, tum in Novo, tum in ipsis inscriptionibus, quae psalmis ab antiquo praefixae sunt; insuper consensus judaeorum, Patrum et Doctorum Ecclesiae, prudenter denegari possit praecipuum Psalterii carminum Davidem esse auctorem, vel contra affirmari pauca dumtaxat eidem regio Psalterii carmina esse tribuenda? Resp.: «Negative ad utramque partem». V.- «Utrum in specie denegari possit davidica origo eorum psalmorum, qui in Veteri vel Novo Testamento diserte sub Davidis nomine citantur, inter quos prae ceteris recensendi veniunt psalmus II Quare fremuerunt gentes; ps. XV Conserva me, Domine; 310 Boletín Oficial ps. XVII Diligam te, Domine, fortitudo mea; ps. XXXI Beati quorum remissae sunt iniquitates; ps. LXVIII Salvum me fac, Deus; ps. CIX Dixit Dominus Domino meo?» Resp.: «Negative». VI.- «Utrum sententia eorum admitti possit qui tenent, inter psaterii psalmos nonnullos esse sive Davidis, sive aliorum auctorum, qui propter rationes liturgicas et musicales, oscitantiam amanuensium aliasve incompertas causas in plures fuerint divisi vel in unum conjuncti; itemque alios esse psalmos, uti Miserere mei, Deus, qui ut melius aptarentur circunstantiis historicis el solemnitatibus populi jadaici, leviter fuerint retractati vel modificati, subtractione aut additione unius alteriusve versiculi, salva tamen totius textus sacri inspiratione?» Resps. «Affirmative ad utramque partem». VII.- «Utrum sententia eorum inter recentiores scriptorum, qui indiciis dumtaxat internis innixi et minus recta sacri textus interpretatione demonstrare conati sunt non paucos esse psalmos post tempora Esdrae et Nehemiae, quinimo aevo Machabaeorum, compositos, probabiliter sustineri possit?» Resp.: «Negative». VIII.- «Utrum ex multiplici Sacrorum Librorum Novi Testamenti testimonio et unanimi Patrum consensu, falentibus etiam judaicae gentis scriptoribus, plures agnoscendi sint psalmi prophetici et messianici, qui futuri Liberatoris adventum, regnum, sacerdotium, passionem, mortem et resurrectionem vaticinati sunt; ac proinde rejicienda prorsus eorum sententia sit, qui indolem psalmorum propheticam ac messianicam pervertentes, eadem de Christo oracula ad futuram tantum sortem populi electi praenuntiandam coarctant?» Resp. «Affirmative ad utramque partem». Die autem 1 Maji 1910 in audientia ubique Rvmo. Cunsultore ab actis benigne concessa, Sanctissimus praedicta responsa rata habuit ac publici juris fieri mandavit. –Romae 1 Maji 1910. –Fulcranus Vigourous, P. S. S. – Laurentius Janssens, O. S. B. Consultores ab actis. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ SAGRADA CONGREGACIÓN DEL CONCILIO Acerca de la Misa «pro populo» Dubia.- Ordinarius Papiensis haec dubia, de missa pro populo applicanda, ad sacram Congregationem Concilii pro opportuna solutione detulit, nimirum: I.- Utrum post immutationes inductas, obligatio pro parochis adhuc maneat applicandi missam pro populo sequentibus diebus: die 19 martii in festo S. Josephi, feria IV ante dominicam tertiam post Pascha in festo Patrocinil ejusdem S. Josephi, feria V post dominicam primam post Pentecosten in festo SS. Corporis Christi, et die 21 junii in festo S. Joannis Baptistae? II.- Utrnm cum in dioecesi Papiensi festum S. Bartholomaei Ap., ob perpetuum impedimentum ex festo Dedicationis ecclesiae cathedratis die 24 augusti occurrente, perpetuo, tamquam in sedem propriam, in posteram diem 25 augusti fuerit traslatum, missa pro poputo hac ipsa die applicari debeat, an potius die 24 augusti? III.- Utrum, attento quod in dioecesi Papiensi, diebus festis suppressis, missa pro populo celebranda ex apostolico indulto, ad mentem Episcopi applicatur, tolerari possit quod parochi, non ipsa die qua tenerentur, neque per se, sed per alium sacerdotem, missam ut praefertur applicandam celebrent? Et sacra eadem Congregatio, die 16 decembris 1914 ad proposita dubia rescripsit Ad. I.- Affirmative, excepto feria IV ante dominicam tertiam post Pascha, qua festum Patrocinii S. Josephi celebratur. Ad. II.- Missam pro populo, in casu, celebrandam esse die 25 augusti. Ad III.- Affirmative. 312 Boletín Oficial Comentario En cuanto a la primera duda sabido es que los párrocos, como pastores de almas, tienen obligación de celebrar algunas veces pro populo por derecho natural y divino. Así lo afirma el Concilio de Trento en la sesión 23, I, De reform. donde dice: «Quum praecepto divino mandatum sit omnibus, quibus animarum cura commissa est, oves suas agnoscere, pro his sacrificium offerre» etc. Y esta obligación es de estricta justicia, como la de todos los oficios pastorales, toda vez que entre el párroco y sus feligreses media un cuasi contrato. Difícil sería determinar cuántas veces por derecho divino deben los párrocos celebrar por su pueblo; mas la Iglesia ha venido a resolver esta dificultad con leyes sapientísimas, explicando así el derecho divino y fundando sobre él el derecho eclesiástico. Benedicto XIV en una constitución que empieza Cum semper, dada el 19 de agosto de 1744, reproduce el catálogo de los días festivos de Urbano VIII inserto en su const. Universa del 13 de septiembre de 1642 y manda que en esos mismos días apliquen la misa por su pueblo cuantos ejercen el oficio pastoral. En virtud de este precepto deben los párrocos aplicar la misa por su pueblo además de los domingos los días siguientes: 1. Natividad del Señor; 2. Circuncisión; 3. Epifanía; 4. Resurrección con los dos días siguientes; 5. Ascensión; 6. Pentecostés con los dos días siguientes; 7. Sma. Trinidad; 8. Corpus Christi; 9. Invención de la Santa Cruz; 10. Purificación; 11. Anunciación; 12. Asunción de la Sma. Virgen; 13. Natividad de María Sma.; 14 Dedicación de S. Miguel; 15. Natividad de San Juan Bautista; 16. S. Pedro y S. Pablo; 17. S. Andrés; 18, Santiago; 19. S. Juan; 20. Sto. Tomás; 21. S. Felipe y Santiago; 22. 5. Bartolomé; 23. S. Mateo; 24. S. Simón y Judas; 25. 5. Matías; 26. S. Esteban protomártir; 27. Los Stos. Inocentes; 28. S. Lorenzo; 29. S. Silvestre; 30. S. José; 31. Sta. Ana; 32. Todos los Santos; 33. los Patronos del Reino; 34. El Patrón del lugar; y 35. Por decreto de Clemente XI Commissi nobis del 6 de diciembre de 1708 la fiesta de la Inmaculada Concepción. Además de los párrocos tienen obligación de aplicar la misa pro populo en los días mencionados los Obispos diocesanos, los Abades de Agustinos Recoletos de Filipinas 313 que tienen territorio separado con jurisdicción en el clero y en el pueblo, los Vicarios que administran una parroquia vacante o están supliendo la ausencia del párroco, siempre que éste por cualquier motivo no la aplique, y en general todos los que tienen cura de almas: Ista mens nostra, dice Benedicto XIV en su citada const. Cum semper; Ista mens nostra et sententia est... quod omnes et singuli, qui actu animarum curam exercent, et non solum parochi, aut vicarii saeculares, verurn etiam... regulares... aeque teneantur missam parochialem (omnibus diebus festis, ut supra) applicare pro populo ipsorum curae commisso. Sin embargo, no están sujetos a esta obligación los Obispos titulares, ni los auxiliares, pero sí los Administradores Apostólicos, que hacen las veces de los Obispos. Tampoco lo están, al menos probablemente, los Vicarios capitulares Sede vacante, ni los Vicarios apostólicos y misioneros, cuando ejercen cura de almas en aquellos lugares en que la Sede episcopal y las parroquias no están canónicamente erigidas. Por lo que hace a los Prelados regulares tampoco consta que tengan esta obligación; pues, nada en concreto dicen de ellos la const. Cum semper de Benedicto XIV, ni la encíclica Amantissimi Redemtoris de Pío IX, ni las letras In supremae de León XIII: más aún, habiéndose propuesto dos veces a la Santa Sede esta cuestión, las dos veces, dice Giraldi, la dejó sin resolver. Algunos autores han querido incluir entre los obligados a celebrar la misa «pro populo» a los Prelados regulares: Onus applicandi missam pro animabas sibi commissis ita inhaerens, ex divino praecepto, officio pastorum semper habitum ut illud a nonnullis extendatur ad Praelatos regulares (Acta S. Sedis, t. VIII, p. 706, nota): pero no constando con certeza hasta dónde llega la obligación de derecho divino ni a quiénes comprende, y no habiendo legislado la Iglesia cosa alguna sobre este punto, parece que debemos concluir: Non est imponenda obligatio nisi de ea certo constet. En nuestra Orden, sin embargo, siempre suelen nuestros Superiores aplicar la misa en los domingos y días de precepto pro animabus sibi commissis, y en el número 165 de nuestras nuevas Constituciones se les impone esta obligación: Praelati Ordinis 314 Boletín Oficial nostri curam animarum habentes, uti sunt P. N. Vicarius Generalis, Provincialis, Priores ac Rectores pro suis subditis, respective Missam applicare debent singulis Dominicis ac festis de praecepto. Mas no constando que esta obligación sea de derecho divino, ni de derecho eclesiástico, sólo estarán obligados nuestros Superiores a celebrar la misa por sus súbditos en los días citados, en cuanto que así lo prescriben nuestras sagradas leyes; de aquí que si un Superior nuestro, por cualquier motivo razonable, deja de aplicar la misa por sus súbditos en algún día de los preceptuados, no cometerá culpa teológica, porque nuestras leyes no obligan a pecado: Fratrum autem quieti et animorum tranquilitatem consulentes, declaramus, Regulam et Constitutiones ac quascumque Superiorum ordinationes nullatenus nos obligare ad culpam, quae theologica dicitur; sed tantum ad poenam, nisi adsit praeceptum formalis obedientiae, vel contemptus Regulae aut legis. (Núm. 1.135 de las nuevas Constituciones.) Mas dejando esta cuestión sobre las personas obligadas a celebrar pro populo en los días fijados en la constitución Cum semper de Benedicto XIV, vengamos ya a decir algo sobre la primera de las dudas propuestas a la S. C. del Concilio por el Rvmo. Señor Obispo de Pavía. Pregunta dicho Sr. Obispo: «Si después de las inmutaciones introducidas (in diebus festis) quedan todavia los párrocos con la obligación de celebrar la misa pro populo el día 19 de Marzo, fiesta de San José; el miércoles que precede al domingo tercero después de Pascua, fiesta del Patrocinio del mismo Patriarca; el jueves después del domingo post Pentecosten, fiesta del Smo. Corpus Christi, y el 24 de Junio, fiesta de San Juan Bautista». Hasta el 2 de Julio de 1911, en que Pío X, de feliz memoria, dió su Motu proprio Supremi Disciplinae Ecclesiasticae por el que reducía a ocho los días festivos para toda la Iglesia, todavía venían guardándose, por no haber sido suprimidas, la fiesta de San José, el 19 de Marzo, y la del Smo. Corpus Christi el jueves siguiente al domingo de la Santísima Trinidad. Mas en virtud del citado «Motu proprio» S. S. Pío X disponía que en adelante la festividad de San José se celebrase en el domingo siguienle al 19 de Marzo, la de de Agustinos Recoletos de Filipinas 315 San Juan Bautista en el domingo anterior a la fiesta de San Pedro y San Pablo, y la del Smo. Corpus Christi en el domingo siguiente al de la Sma. Trinidad. Pocos días después, el 2 del mismo mes y año, el mismo Pontífice, a petición de algunos Obispos, por un decreto de la S. C. de Ritos que empieza: Evulgato «Motu proprio» ordenaba entre otras cosas, que el 19 de Marzo se celebrase la fiesta de San José con el título de Conmemoración solemne de San José, Esposo de la Sma. Virgen, Confesor; que el domingo tercero después de Pascua se celebrase su Patrocinio con el título de: Solemnidad de San José, Esposo de la Sma. Virgen, Patrón de la Iglesia Universal; y que el jueves después del domingo de la Sma. Trinidad se celebrase la fiesta del Cerpus Christi con e! título de: Conmemoración solemne del Smo. Corpus Christi, pero al mismo tiempo dispensaba a los fieles del precepto eclesiástico de oír misa y de no trabajar en los días 19 de Marzo, Conmemoración de San José y en la Conmemoración del Smo. Corpus Christi1. Por último, el 23 de Octubre de 1913, con motivo de introducir algunas reformas en las rúbricas del Breviario, publicó por medio de la S. C. de Ritos el «Motu proprio»: Abhinc duos annos, en el que dispuso que en adelante no se fijara fiesta alguna en domingo perpetuamente, y en consecuencia que la fiesta del Patrocinio de San José, que se había fijado en el domingo tercero después de Pascua, se trasladara al miércoles anterior, y la de San Juan, que venía celebrándose el domingo anterior a la fiesta de San Pedro y San Pablo, volviera a celebrarse como antiguamenle el dia 24 de Junio. Teniendo en cuenta estos precedentes fácilmente se comprende que la S. C. del Concilio a la primera duda propuesta por el Sr. Obispo de Pavía contestara: Affirmative, es decir, que los párrocos tienen obligación de celebrar pro populo en los mencionados días; excepta feria IV ante dominicam tertiam post Pascha qua festum Patrocinii S. Josephi celebratur; pues, debiéndose celebrar en adelante las fiestas de S. José, de S. Juan y del Smo. 1 En España se celebran estas dos fiestas sub utroque praecepto por concesión hecha el 8 de Febrero de 1912 a petición del Card. Aguirre Arzobispo de Toledo y de los demás Obispos españoles. 316 Boletín Oficial Corpus Christi en los días fijados en la const. Universa de Urbano VIII, no había razón para que los párrocos quedaran exentos de aplicar la misa en los días citados pro populo por más que los fieles quedaran desligados de guardar en ellos el precepto eclesiástico. Así lo habían declarado en otras ocasiones semejantes en innumerables decretos las SS. CC. del Concilio y de Ritos, al suprimir algunos días festivos los Pontífices Pío Vl, Pío VII y Pio IX. Este último para cortar de raíz toda duda, en una encíclica del 3 de mayo de 1858, que comienza «Amantissimi», dice terminantemente: «Declaramus, statuimus, atque decernimus, parochos aliosque omnes animarum curam actu gerentes sacrosanctum missae sacrificium pro populo sibi commisso celebrare et applicare debere, tum omnibus dominicis aliisque diebus qui ex praecepto adhuc servantur, tum aliis etiam, qui ex hujus Apostolicae Sedis indulgentia ex dierum de praecepto festorum numero sublati ac traslati sunt, quemadmodum ipsi animarum curatores debebant dum memorata Urbani VIII constitutio in pleno suo robore vigebat, antequam festivi de praecepto dies imminuerentur ac transferrentur. Quod vero attinet ad festos translatos dies, id unum excipimus, ut scilicet quando una cum solemnitate divinum officium translatum fuerit in dominicum diem, una tantum missa pro populo sit a parochis applicanda, quandoquidem missa, quae praecipua officii divini pars est, una simul cum ipso officio tranlata existimari debet». Por to que hace a los días festivos últimamente suprimidos por Pío X, también la S. C. del Concitio en unas letras dadas el 3 de Mayo de 1912 dice bien claramente: Ea vero fuit et est Sanctitatis suae mens, ut relaxata maneat tantummodo sanctio, qua fideles tenebantur audire Sacrum et abstinere ab operibus servilibus. Luego debía quedar en pie la obligación de los párrocos de celebrar pro populo en dichos días suprimidos; y si bien al ser trasladadas al domingo las fiestas de S. José, de S. Juan y del Corpus por el Motu proprio del 2 de Julio de 1911, podían los párrocos satisfacer ambas obligaciones, aplicando pro populo una sola misa; al ser devueltas a sus respectivos días dichas festividades, es claro que además de la misa, que deben aplicar pro populo todos los domingos, deberán aplicar otra en los días en que caigan las fiestas mencionadas, aunque los fieles no estén ya obligados de Agustinos Recoletos de Filipinas 317 al precepto eclesiástico de oír misa y abstenerse de las obras serviles. No sucede lo mismo con la fiesta del Patrocinio de San José, que no se encuentra en el catálogo de los dias festivos de la const. Universa de Urbano VIII. Si antes, pues, tenían los párrocos obligación de celebrar en ella la misa pro populo, no era por razón de la fiesta del Patrocinio, sino por celebrarse en domingo. Por eso contesta la S. C. del Concilio: Excepta feria IV ante dominicam tertiam post Pascha, qua festum Patrocinii S. Josephi celebratur; y con mucha razón, porque de otro modo quedaría agravada la carga de los párrocos de celebrar pro populo debiendo ahora celebrar también el miércoles anterior al domingo tercero después de Pascua, cosa que nunca estuvo en la mente del Legislador, a quien no podía ocultarse el miserable estado en que se hallan la mayor parte de los párrocos. Poco tenemos ya que decir en cuanto a la segunda duda del señor Obispo de Pavía; pues, como se ve por la segunda respuesta de la S. C. del Concilio, antiguamente celebrábase en Pavía sub utroque praecepto la fiesta de S. Bartolomé el 25 de agosto, por estar impedida perpetuamente, a causa de celebrarse el 24 del mismo mes la fiesta de la Dedicación de la Iglesia catedral: quitado, pues, el precepto eclesiástico de oír misa y no trabajar, queda en el mismo día la obigación de los párrocos de aplicar la misa pro populo. En cuanto a la tercera duda hay que decir que la aplicación de la misa pro populo es una obligación real, personal y local; por eso el párroco per se debe cumplirla él mismo en los días festivos cuando asiste el pueblo. Mas si se trata de la aplicación de la misa en los días que ya no son de precepto, como no tiene obligación de asistir el pueblo, no hay necesidad de tomar esta ley con tanto rigor. De aquí que bien puede el párroco, con justa causa, delegar a otro sacerdote la obligación de aplicar la misa, o también, como declara la S. C., aplicarla él mismo en otro día. FR. J. A. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ SAGRADA CONGREGACIÓN DE RELIGIOSOS Duda sobre los manuscritos de los Religiosos Sacra Congregatio de Religiosis, in plenario coetu ad Vaticanum habito die 2 Junii 1911, nonnulla dubia de Religiosorum manuscriptis perpendit et resolvit, de quibus videre est in hoc Commentario. (Acta App. Sedis, pag. 270 ejusdem anni) – Nunc autem rursum ab ea quaesitum est: «An Religiosi tum votorum solemnium, tum votorum simplicium qui aliquod manuscriptum durantibus votis exaraverunt, ejusdem dominium habeant, ita ut illud donare aut quocumque titulo alienare valeant». Et Emmi. PP. Cardinales hujus sacrae Congregationis, in plenario coetu ad Vaticanum habito die 11 Julii 1913, responderunt: «Negative». Quam Emorum. Patrum responsionem Ssmus. Dnus. noster Pius Papa X, referente infrascripto S. Congregationis Secretario, ratam habuit et confirmavit die 13 Julli 1913. –O. Card. Cagiano de Azevedo, Pro-Praefectus. –L † L. –† Donatus Archiep. Ephesinus. Secretarius. Comentario La resolución, dada por la Congregación a la duda propuesta, ¿deja ya sin valor la cuestión, que había entre los autores acerca de si los manuscritos de los Religiosos caen bajo el voto de pobreza? Creemos que no. Todos están conformes en que los Religiosos conservan lícitamente la propiedad de aquellos bienes, que no tienen valor estimable de Agustinos Recoletos de Filipinas 319 en precio, como las Reliquias y obras espirituales. ¿Retendrán también la propiedad de los manuscritos? Los autores se dividen; unos sostienen que sí, sean manuscritos hechos por los mismos Religiosos o sean obra de otro, porque tales manuscritos son algo espiritual, fruto del talento propio o ajeno; son cosas, que pertenecen a la ciencia, que no cae bajo el voto de pobreza; por tanto los Religiosos lícitamente retienen la propiedad de los manuscritos. Clemente VIII además declaró expresamente en su Const. «Religiosae Congregationis» que los Religiosos pueden entre sí hacerse donación de sus propios manuscritos. Esta sentencia es, según S. Alfonso, la más probable y comunísima. Pero hay algunos, que sostienen que no tienen los religiosos la propiedad de sus manuscritos, ya sean obra de otros y donados a él, ya sean obra suya. En 1911 se propusieron a la Congregación las dudas siguientes: 1.ª Si los Religiosos de Institutos de votos simples vienen obligados a las mismas leyes que los Regulares de votos sólemnes en cuanto a pedir el beneplácito de sus Superiores siempre que pretendan dar a luz algún manuscrito suyo 2.ª Si los Religiosos cuando sus Superiores les prohíben publicar algún manuscrito, o les nieguen el «Imprimatur», pueden darlo a aIgún impresor, que lo publique con el Imprimatur del Ordinario del lugar, callando el nombre del autor. La S. Congregación contestó el día 2 de junio a la 1.ª Affirmative; a la 2.ª Negative. Pero aún podía darse el caso de que un Religioso, dueño de un manuscrito lo diese a un pariente, amigo u otra persona cualquiera y ésta, propietaria ya del escrito, lo imprimiese sin licencia del Superior del Religioso. Éste es es caso que se previene ahora, pues la Congregación dice que los Religiosos así de votos solemnes como los de votos simples, que escriban alguna cosa durante los votos, no tienen el dominio de tales escritos de tal manera qne puedan donarlos o enajenarlos por otro título cualquiera. Esta respuesta de la Congregación precisa más el dominio y la extensión del voto de pobreza haciendo que en la práctica los escritos de los Religiosos no puedan llegar a imprimirse sin la licencia de sus Superiores, ni tengan un valor estimable en precio, que antes no tenían. Mas no resuelve la cuestión del dominio de los manuscritos de modo que 320 Boletín Oficial ya no pueda sostenerse la primera opinión, que es comunísima y la más probable y aunque prcticamenIe en virtud de este dominio no pueda ya el Religioso donar ni enajenarlos de modo alguno podrá según esta opinión hacer otros actos de propiedad no prohibidos, v. gr.: quemarlos o destruirlos. Así lo reconoce el P. Ferreres (Razón y Fe —1913— pág. 246). Ni faltaría contra la pobreza el religioso, que se negase a entregar su manuscrito al Superior o a consentir que se diera a la imprenta. Ahora lo mismo que antes si un religioso hiciera algún manuscrito en virtud de oficio o encargo, que le confiere la Orden y ésta sufraga los gastos, que necesite el Religioso, todos están conformes en que la propiedad pertenece a la Orden y no al Religioso. ¿Este Decreto comprenderá toda clase de manuscritos? Dos ciases podemos considerar: Unos, que tienen algun valor y que bien pueden darse a la imprenta; otros, meros apuntes que uno hace para su uso. El Decreto comprende los primeros, no los segundos, que no tienen valor estimable en precio, y sí sólo valor espiritual, esto es, para ayudar a la memoria. Pasado tiempo v. gr.: después de muerto el religioso que los escribió, puede suceder que estos apuntes adquieran verdadero valor real, por la fama del autor u otra circunstancia: entonces estos manuscritos pertenecen a la Religión; o bien a la persona que legítimamente los hubiese adquirido. Resumiendo; este Decreto es complemento del 2 de junio de 1911; en él se declara que los Religiosos, sean de votos solemnes sean de votos simples, no tienen dominio por ningun título de los manuscritos que hicieren durante los votos, de tal manera que puedan donarlos ni enajenarlos ni por contrato gratuito ni por contrato oneroso. No hemos de extenderlo a otros actos, pues de lo que se trata es de impedir que algún Religioso pueda venir a publicar un escrito sin licencia de su Superior. Los escritos de que se trata, son aquellos que tengan algún valor estimable en precio y hechos durante los votos, de manera que lo que escribió antes deberá considerarse como cualquiera de los otros bienes que tuviera antes de profesar. –El Decreto sólo habla de los escritos, obra del mismo religioso; otros, que hayan venido a él, caerán bajo el voto de pobreza en cuanto sean estimables en precio. Finalmente el Decreto de Agustinos Recoletos de Filipinas 321 comprende los manuscritos, aunque fueran hechos antes de ser promulgado. Si un Religioso es trasladado a otra Casa, ¿podrá llevarse un manuscrto, de que trata el Decreto? Parece que sí, al menos por el consentimiento tácito de los Superiores. FR. V. J. V. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ CASUS CONSCIENTIAE PRO ANNO 1914-15 I. Severus parochus dubitat an possit vel debeat baptizare puerum quem Rauca obstetrix jam baptizatum dictitat. Rauca asserit se rite baptizasse infantem paulo post ortum vere periclitantem, etsi alii domus nihil viderent eo quod puerperae curas exhiberent. Regulus autem pueri pater petit a parocho ut baptismus quamtotius puero conferatur quia non credit Rauca cum nullus omnino baptisma adverterit, et, insuper, instat et urget pro baptismo eo quod, etsi obstetrix baptizaverit, dubitari possit ac debeat de collato baptismo, cum Rauca rudis sit atque dubiae famae. Severus non ignorat quod Rauca vere sciat baptizare, sed bene novit Regulum virum in populo praepotentem quem non expedit infensum habere, et, ideo, ut lis statim finiatur, puerulum sub conditione baptizat. Nunc autem Severo novum dubium exsurgit super irregularitate quam fortasse sibi attraxit rebaptizans et quae ipsum prohibebat a sacramentis ministrandis. Pro dubiorum solutione: II. Crescens et Crescentius, missionarii inter aglipayanos philippinos, valde inter se disputant circa valorem sacramentorum et signanter baptismi ab his collati: hinc diversa illorum praxis circa redeuntes ad Eclesiam. Crescens enim omnes baptizatos ab aglipayanis denuo sub conditione de Agustinos Recoletos de Filipinas 323 baptizat: immo multoties baptisma confert praecipue si de iis agatur qui baptisma suscepere a neo-sacerdotibus aglipayanis. Ait enim quod regulariter interveniat defectus in materia et forma vel in ipsarum applicatione; sin minus, quod semper deficiat vera intentio baptizandi propter imperitiam si de neo-sacerdotibus agatur, et propter maximam malitiam si de primoevis aglipayanis sit sermo, nam ii necessario suam sectam ut falsam agnoscere debent et ideo intentionem faciendi sacramentum habere nullatenus possunt. Crescentius vero opinatur quod baptisma iterari non debeat nec possit nisi adsit certitudo moralis de ejus nullitate. Ideo si aglipayanus sacerdos gravis sit et diligens in sua communi agendi ratione, Crescentius nihil inquirit super ab hujusmodi baptizati et eos in sinum Ecclesia recipit sola errorum abjuratione: circa alios autem baptizatos requirit quidem omnia externa circa aquam, verba etc., sed nihil omnino curat de ministri intentione. Quaeritur: 1.º An et qualis fides, probitas et intentio requiratur in sacramentorum ministro. –2.º An omnis mutatio materiae vel formae vitiet sacramentum. –3.º Suntne omnes ab aglipayanis baptizati iterum sub conditione baptizandi: quod dubium sufficiat pro iteratione baptismatis. –4.º Qualis certitudo baptismi requiratur et sufficiat ut conditionata repetitio omitti possit vel debeat. –5.º Quid judicandum de Crescente et Crerscencio. III. Rectus parochus sollicitum ac infatigabilem sese exhibet pro audiendis confessionihus in diebus festis praecipue solemnioribus, nam maxima et verior festi solemnitas, ait ipse, consistit in quam maxima communicantium multitudine: attamen diebus ferialibus, si ad confessionale advocetur, morositate laborat praecipue circa personas qui sacramenta frequentant ne, ait ipse, earum scrupulis vel nimietatibus plus aequo infulgeat. Ad infirmos, cum vocatur, citissime adit, confessionem eorum excipit, eos viatico reficit et, si infirmitas vere gravis sit, etiam inungit atque, data benedictione pro articulo mortis, Domino commendat, quin amplius curet eos invisere. Imo contagioso morbo parochiam invadente, eam committit vicario idoneo ut ipse in locum secururn aufugiat. 324 Boletín Oficial Rediens autem jussu Praelati sanorum curae ipse invigilat, infirmorum asistentiam vicario relinquens: Quaeritur: 1.º Quae et quanta sit obligatio ministri quoad conferenda sacramenta. –2.º Quae sacramenta et quando ministranda sint etiam cum vitae periculo. –3.º An in aliquibus de quibus in casu, et quomodo Rectus peccaverit. IV. Graviler infirmatur Restrepus vir dives et coelebs qui apud se habet Ceriam ut famulam sed, juxta populi communem vocem, tanquam concubinam. Advocatur Cisinus parochus qui infirmi confessionem exaudit, quin ullum verbum proferat Restrepus circa Ceriam: Cisinus autem hortatur infirmum ut omnia secreta conscientiae pandat et etiam indicat rumores qui de ejus vita apud populum exandiuntur, et ultimo minatur quod Viaticum ipsi non sit allaturus nisi prius Ceriam dimittat. Restrepus autem respondet quod nihil cum Ceria haheat unde ex corde deplorat et repellit populi voces tanquam calumnias et petit absolutionem et postea viaticum quin e domo exeat Ceria innocens, nunc ipsi necessaria in infirmitate; et insuper «si Ceria e domo discedit, rumores vulgi confirmabuntur et utriusque fama pro semper peribt». Cisinus omnia perspiciens, absolutionem impertitur viaticum autem deferre detrectat nisi Ceria exeat sed audit vocem Restrepi viaticum deposcentis et tribunal divini Judicis minantis nisi afferatur, unde ad Prudentium collegam accedit et inter alia… Quaerit: 1.º Quid de obligatione denegandi sacramenta indignis petentibs tenendum sit. – 2.º An revera Restrepus indignus Viatici censendus sit ob populi rumores. –3.º Quid dicendum de Cisino qui viaticum negat et absolutionem impertitur, etsi Restrepus non acquiescat suis mandatis. –4.º Quid de amissione famae etc. ut rationibus pro continuatione Ceriae si vulgi rumores veritate niterentur. 5.º Quid nunc in casu ab ipso agendum. V. Andreas missionarius annuatim visitat perplures domos turmatim vel seorsim intra nemus Insulae Mindoro hinc et inde sparsas ubi indiscriminatim fideles et pagani vivunt, omnes quoscumque infantes christianorum filios baptizat, etsi aliquando patres de Agustinos Recoletos de Filipinas 325 etiam essentialia Religionis ignorent; similiter paganorum infantes sponte oblatos etsi in patrum potestate mansuri sint et forsam numquam de christana religione sint audituri: cum tempore morbi contagiosi plures paganos sive infantes sive adultos periculose decumbentes inveniret, infantes omnes absolute baptizabat, etsi aliquoties patres renuerent, atque etiam adultos sensibus destitutos; adultos autem sui conscios docebat essentialia ad salutem et, nisi opponerent repugantiam positivam, statim baptizabat gratulans sibi de eorum idifferentia ad quaecumque ipse facturus esset: christianis similiter, si sensibus destituti sint, extreman unctionem impertitur etsi aliqui septeni tantum sint et sacram Eucharistiam et paenitentiam nondum acceperint: aliqui, horum recuperata valetudine, gaudent de baptismo vel extrema unctione; alii autem baptismum irrident. Andreas graviler carpitur a Romano pro hac agendi ratione, unde a te probo moralista: Quaerit: 1.º Quae intentio et instructio necessaria sit in subjecto sacramentorum. –2.º Quid judicandum de sua agendi ratione et de valore et certitudine sacramentorum collatorum. –3.º An major securitas sit procuranda. VI. Romanus missionarius visitans suae jurisdictionis territorium in Mindoro plura matrimonia christianorum invenit celebrata absque praesentia parochi et testium quae ipse rite legalizare non vult etsi ex aliquibus jam nati fuere filii. Si causam renuntiae interrogas, tibi respodebit quod multi ex ipsis nec essentialia religionis sciant; alii sunt baptizati ab Aglipayanis; alii in catholica Ecclesia baptizati absque ulla praxi christiana vixerunt; hi suos filios neosacerdotibus aglipayanis baptizandos tradiderunt; illi cum aglipayanis matrimonio juncti sunt, nec distinguunt matrimonium ecclesiasticum a civili et praeterea impossibile est eos separare dum instruuntur, proclamationes fiunt, et alia necessaria inquiruntur. Andreas autem Romani socius deplorat tot matrimoniorum statum et opinatur quod, his in adjunctis, sufficiat aliqua instructio Romani qui ad matrimonia canonica procedere debet absque proclamationibus, 326 Boletín Oficial praevia tamen saramentali confessione quae conjungendorum praeteritam vitam defaecet. Quaeritur: 1.º Quae praesentia parochi et an semper necessaria sit pro validitate matrimonii canonici. –2.º An aliqui, de quibus in casu, matrimonium canonicum facere potuissent absque praesentia parochi. –3.º An matrimonium canonicum existat catholicos inter et aglipayanos si nihil obstat praeter religionem. –4.º An aglipayani catholici habendi sint in ordine ad matrimonium. –5.º An parochus matrimoniis aglipayanorum inter se sive cum catholicis assistere possit et debeat et quomodo. –6.º An parochus aliqua superiori Iicentia indigeat ut valide aut licite assistat praedictis matrimoniis. – 7.º Quid dicendum de Romano et Andrea. de Agustinos Recoletos de Filipinas 327 ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ DOCUMENTOS INÉDITOS RESEÑA HISTÓRICA de nuestra Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas, desde su origen hasta el año 1750, escrita por el Vble. P. Rector Provincial Fr. José de la Concepción1 Antiguamente los Venerables Padres Provinciales de las Órdenes Religiosas de Filipinas, en cumplimiento de lo mandado por varias Reales Cédulas, presentaban de tiempo en tiempo a Su Majestad Católica una relación del personal y Ministerios de sus respectivas Provincias, y son verdaderamente notables las Memorias escritas por los Padres Provinciales Fr. Nicolás Becerra de la Virgen de la Montaña el año 18202, Fr. Blas de las Mercedes en 18383, Fr. Juan Félix de la Encarnación en 18514, y la publicada en 1879 de orden de N. P. Provincial Fr. Aquilino Bon de San Sebastián5. Y no hemos citado más que las dadas a la estampa, pero es indudable que la escrita en 1751 por N. P. Fr. José de la Concepción sobrepuja en mérito a todas las demás, ya por su mayor antigüedad, ya por las noticias interesantísimas que trae de nuestra Santa Provincia de Filipinas, de cuya historia, hasta el año en que se escribió dicha Memoria, viene a ser un resumen bastante acabado. Por lo cual nos ha parecido muy justo darle los honores de la publicidad, 1 Catálogo de los Religiosos Agustinos Recoletos, pág. 200. Ib. pág. 385. 3 Ib. pág. 360. 4 Catálogo, pág. 407. 5 Ib. págs. 463 y 527. 2 328 Boletín Oficial y no menos conveniente que tengan conocimiento de ella todos nuestros Religiosos. De esta Memoria se ocupa su Autor en carta, fecha 2 de Junio de 17511 dirigida al entonces Nuestro Reverendísimo Padre Vicario General, a quien comunica que por conducto del P. Fr. Miguel de S. Marcial recién nombrado Comisario, envía a su Reverendísima una copia de la Relación que había escrito, y que el origina!, destinado para ser presentado a Su Majestad Católica o al Real y Supremo Consejo de Indias, formaba «un libro con aforro o cubierta de terciopelo encarnado, con sus manecillas de plata a modo de Misal, por el honor debido a la alta Católica Majestad… con siete mapas muy curiosos, puestos cada uno en el lugar que le corresponde en dicho libro». Habiendo fallecido en Acapulco antes de llegar a España el citado P. Comisario2, la Provincia nombró para dicho cargo al P. Fr. Miguel de Santo Tomás de Villanueva3, quien juntamente con los despachos confiados a su antecesor hubo de presentar en el Real Consejo de Indias la Memoria de N. P. Concepción, que hoy empezamos a publicar, valiéndonos para ello del ejemplar guardado en el Archivo de Provincia, y de una copia empezada por N. P. Minguella, hoy dignísimo Obispo de Sigüenza y terminada por encargo del mismo. El ejempar existente en nuestro Archivo forma un tomo en folio de 101 hojas primorosamente escrito, y firmado por el mismo P. Concepción, pero sin copia de los mapas que contenía el ejemplar presentado a S. M. C., el cual deberá hallarse en el Archivo de Indias. Y, sin más preámbulos, damos principio a la publicación de tan importante trabajo. 1 Archivo de Provincia, tomo 1.º de Cartas (libro núm. 64, folio 44). Catálogo, pág. 214. 3 Ib. pág. 218. 2 de Agustinos Recoletos de Filipinas El Rector Provincial de la Provincia de San Ni-colás de Tolentino de Religiosos Agustinos Recoletos Descalzos en las Is-las Filipinas. Informa a V. M. del origen, progresos y actual estado de dicha su Provincia: De las Islas y Provincias que ha reducido a la fe católica y vasallaje de V. M. sin costo alguno del Real Erario: Del número de Islas que administra y de los pueblos, Doctrinas, Misiones, Tri-butos, almas y de catecúmenos que tiene a su car-go en ellos: De los Religiosos, que de cuenta de la Real Hacienda y de or-den de la los gloriosos an-tecesores de V. M. han pasado a dichas Islas: De los que actualmente componen dicha su Provincia y necesita: De los trabajos que tolera y peligros a que están expuestos sus Religiosos por las continuas invasiones de los moros: Y de los servicios que ha hecho a la Real Corona y hace a V. M. desempeñando Vuestra Real Confianza en dichas Islas. 329 SEÑOR: Fr. José de la Concepción, Religioso Agustino Recoleto Descalzo, Examinador Sinodal del Arzobispado de Manila y Calificador del Santo Oficio, Ex-Provincial, y actual Rector Provincial de su Provincia de San Nicolás de Tolentino de las Islas Filipinas, en obedecimiento al Supremo Orden de V. M. manifestado en su Real Cédula fecha en Aranjuez a 21 de Mayo del año pasado 1747: Da cuenta a V. M. del origen, progreso y estado de dicha Provincia y de los Religiosos que han trabajado en ella desde el año de 1606, hasta el presente de 1751, arreglado a las Crónicas y públicos instrumentos, que paran en su Archivo; a cuyos documentos ha procurado ceñirse para la más exacta y puntual relación, que pone en manos de V. M., en donde hace constar lo siguiente: Que de orden y motu propio del Católico Monarca D. Felipe III, de gloriosa memoria, se expidieron Reales Despachos hechos en Valladolid a 3 de Abril de 1605 al V. P. Comisario Fr. Juan de San Jerónimo, ex-Provincial de la Provincia de Castilla y demás reinos de España para que condujese trece religiosos que pasasen a estas Islas y se ejercitasen en la predicación del Santo Evangelio; en cuyo obedecimiento emprendieron su viaje, y con el divino favor llegaron a ellas en el año de 1606 por el mes de Mayo. Que habiéndose presentado dichos Reales Despachos al Superior Gobierno y Real Audiencia, después de haberles dado el pase Correspondiente, fundaron su primer convento en el sitio de Bagumbayan fuera de los muros de la ciudad de Manila, en donde se alojaron hasta que llegó el caso de que empezasen a ejercitarse en el 330 Boletín Oficial Ministerio a que habían sido destinados; pero para lograr este fin fué preciso que se aplicasen a las islas, lugares y parajes que las otras Religiones establecidas en las Islas habían abandonado por su aridez, y por la barbarie e inhumanidad de sus habitadores, que como idólatras, agoreros y supersticiosos se hacía difícil su conquista, que fué en la Isla de Luzón, la provincia de Mariveles y Zambales; en la Isla de Mindanao la de Caraga, y todas las de Calamianes, que no habían tenido en su mayor parte la felicidad de que en ellas se anunciase el Santo Evangelio, pues si algunos lo habían intentado, se habían visto precisados a abandonarlas, no sólo por la ferocidad de sus naturales, sino por los muchos trabajos que padecían y no podían soportar. Desde el año de 1607 hasta el de 1625, dichos Religiosos con los demás que sucesivamente fueron viniendo, conquistaron y convirtieron sacrificando sus vidas, las tres referidas Provincias, y las redujeron a nuestra santa fe católica, a vida política y cristiana, y que reconociesen el vasallaje debido a nuestros Católicos Monarcas, aumentándoles su Real Erario sin costo alguno, y sin más armas que la Cruz de Cristo y la paciencia y tolerancia, con lo que se ha conseguido el que hoy tienen a su cargo en todas las islas y pueblos de dichas tres Provincias 8.794 tributos enteros, 35.582 almas cristianas de todos estados y 2.586 de catecúmenos. Desde el año de 1608 hasta el de 1622, sin costo alguno a la Real Audiencia y con las licencias necesarias, se fundaron los conventos de San Nicolás de Tolentino de esta ciudad de Manila, otro con la misma advocación en el puerto de Cavite, el convento e iglesia de San Sebastián de Calumpán, y en la ciudad de Cebú el convento de la Concepción Inmaculada de Ntra. Señora. El año de 1635 no habiendo Religión alguna de las establecias en estas Islas que quisiese encargarse de la administración de los naturales de las Islas de Romblón y sus adyacentes por las continuas invasiones de los moros, y que no había quien aguantase los peligros y trabajos a que estaban expuestos sus ministros; por despacho del Superior Gobierno y del Ilmo. Sr. Obispo de Cebú, se le entregaron a mi provincia con solo el número de 300 tributos de cobranza, y hoy se cobran 1.220 tributos enteros y tienen 5.808 almas cristianas, sin embargo de las muchas que se han llevado de Agustinos Recoletos de Filipinas 331 los moros de todas ellas por estar sin abrigo ni defensa alguna que los pueda contener ni defender. El Sr. D. Juan de Bargas, Gobernador y Capitán General de estas Islas, con el Sr. Arzobispo de esta Metrópoli, por Real Despacho que recibieron el año de 1679, nos encargaron la administración espiritual de la Isla de Mindoro, ya que ninguna Religión se había querido hacer cargo de ella para su administración espiritual y al tiempo de la posesión sólo constaba de 881 tributos y medio y hoy tiene 1.540 tributos y medio, con 10.912 almas cristianas, y más de 1.000 catecúmenos, y pudieran ser muchos más si no hubiera padecido dicha isla desde el año pasado de 1720 hasta el de 1750 una continua invasión de moros, de suerte que muchos de sus pueblos, Iglesias y Conventos han quedado destruidos y asolados, sacrificados al incendio, y sus moradores al cautiverio que padecen, fuera de los muchos muertos que ha habido, cuyo número en esta Isla y demás de nuestro cargo pasa de 10.500 en el referido tiempo; y tanta continuación de hostilidades es la causa de los atrasos que experimenta mi Provincia en sus ministerios, y de los infinitos trabajos que han padecido y toleran los Religiosos Ministros Doctrineros. En los centros de los montes de dicha isla de Mindoro habitan más de 20.000 infieles Ilayas y Manguianes blancos, amestizados, de pelo lacio y de genios humildes y mansos, que todos se pueden reducir al gremio de nuestra santa fe y a reconocer el vasallaje debido a V. M., con tal que se pongan y practiquen los medios que asiento en dicha relación, de muy poco costo al Real Erario de V. M., lo que resultaría en beneficio de éste y mayor honra y gloria de Dios. En la Isla de la Paragua, principal de la Provincia de Calamianes, habitan más de 25.000 infieles, del mismo genio y calidad que los de Mindoro, y tan naturalmente inclinados y afectos a los españoles como refiero en la adjunta Relación. Continuamente claman por conseguir la felicidad de ser vasallos de V. M., y porque su sombra les proteja, y sus Católicas Armas les defiendan de sus capitales enemigos los moros Tirones y Camucones, cuyas irrupciones tienen arruinada la Paragua, y sus habitadores se ven precisados a vivir encarcelados en los centros de sus montes sin libertad para 332 Boletín Oficial salir a las playas, ni para vivir vida política, civil y cristiana. En esta isla sólo han quedado dos pueblos formados, que son el de la cabecera de dicha Provincia que se llama Taitay, por la Real Fuerza y guarnición de soldados españoles y pampangos que la defienden, y el de Calatán, que, por inmediato, participa de la propección y defensa de las Católicas Armas. Los de Dumarán, Aborlán y Paragua, de donde toma la denominación esta Isla, están asolados y arruinados de dichos moros, y sus habitantes por necesidad viven en los montes. La defensa de esta Isla y la reducción de todos los moradores de ella es muy fácil y de poco costo a la Real Hacienda, por los medios que varias veces he representado y propuesto a este Superior Gobierno, de que en esta ocasión se da cuenta a V. M. Los tributos que actualmente se cobran en toda la Provincia de Calamianes solamente son 1.717: las almas cristianas, 5.808; y los catucúmenos 1.526. Y por los medios que en dicha Relación refiero, con poco costo de vuesro Real Erario puede tener V. M en breve tiempo más de 12.000 tributos, y ser reducidos al gremio de la Iglesia a todos los habitadores de la Paragua. En el centro y montes de la Isla de Mindanao y Provincia de Caraga, de nuestra administración espiritual, habitan infinitos infieles Manobos, Mandayas Tagavaloyes, que por falta de Misioneros a causa de no poder soportar mi pobre Provincia los precisos gastos de sus estipendios, viven entre los errores y obscuras tinieblas de su infidelidad. Los más fáciles de reducir a nuestra Santa Fe y vasallaje de V. M. son los Tagavaloyes de las serranías inmediatas al pueblo y visita de Caraga del Partido de Bislig, del que toma su denominación aquella Provincia, por ser blancos, de pelo lacio, dóciles de genio, y muy inclinados y afectos a los españoles. Varias veces han pedido Ministros Misioneros de asiento en dicho pueblo de Caraga, oblgándose a hacer una Fuerza o Baluarte de piedra para su defensa de los moros inmediatos del Cabo de San Agustín, y a reducirse al gremio de la Iglesia y debida obediencia a V. M. Católica; y la experiencia demuestra su buen deseo; pues raro es el año que el Prior Ministro de dicho partido de Bislig, a cuya jurisdicción pertenece el pueblo de Caraga como su visita o anejo, no bautice algunos de dichos infieles Tagavaloyes. A estos se siguen los de la laguna de Linao del partido de Butuán, de Agustinos Recoletos de Filipinas 333 y desde dicha laguna corriendo por todo el centro de la tierra hasta Bislig, donde asimismo habitan muchísimos infieles de buena disposición de cuerpo, de color blanco amestizado, y de buena índole, tan engañados de sus errores y ciegos en sus supersticiones por inopia de Misioneros que lastima y traspasa el más duro corazón el dolor de esta consideración. Compadecida mi pobre Povincia y penetrada de dolor por la perdición de tantas almas, postrada a los pies de V. M. rendidamente suplica que, usando de su innata Católica Real piedad y conmiseración, se digne mandar que en dicho pueblo de Caraga se pongan de asiento dos Religiosos Misioneros y otros dos en la laguna de Linao en el paraje que mejor pareciere convenir; pues con el corto gasto de cuatro estipendios se asegura la conversión de muchas almas perdidas y el aumento de Vuestro Real Erario. Y para no haber nuevos gastos, parecen proporcionados medios los de trasladar a dichos parajes los dos Misioneros de Panipoan y Mabalacat en los montes Zambales, jurisdicción de la Pampanga, y los dos de la Misión de Pinagauian o Tagoloan de los Montes y Partido de Cagayan, perteneciente hoy día al Corregimiento nuevo de Iligan en dicha isla de Mindanao; por ser en dichos parajes propuestos, de más utilidad al bien común de las almas, al servicio de Dios y de V. M., y de mayor aumento de la Real Hacienda dichos Ministros Misioneros, en la misma conformidad que tengo informado y propuesto a este Superior Gobierno, y en el presente despacho dará cuenta a V. M. El año de 1688, vuestro Gobernador P. Gabriel Cruzalegui, a instancias del Ilmo. Sr. D. Fr. Andrés González, Obispo de Nueva Cáceres, nos encargó la administración espiritual de las Islas de Masbate, Ticao y Burias, en dode sólo se cobraban 188 tributos y hoy tienen las tres islas 987 tributos enteros, y 4.500 almas cristianas, fuera de los muchos que se han llevado los moros por la total indefensión de dichas Islas, expuestas a las continuas invasiones que anualmente se experimentan en el Continente. De todo lo referido reconocerá V. M. que tenemos a nuestro cargo distribuida la administración espiritual en veintisiete Islas y en ellas 108 pueblos, con 12.955 tributos enteros, y medios; 58.665 almas cristianas, y 3.586 catecúmenos: Que en este último quinquenio han convertido nuestros Religiosos Ministros y Misioneros a 334 Boletín Oficial nuestra Santa Fe y debido vasallaje a V. M. Católica 800 infieles adultos, anualmente se van bautizando muchos de los catecúmenos. Y en todos los pueblos de la cordillera de Mariveles y Zambales desde Cabcaben hasta San José de Casborran en la Isla de Luzón: Los de la Isla de Mindoro en toda su circunvalación: Los de Busuagan, Linacapán, Culión, Corón y Paragua en la Provincia de CaIamianes: Y los de la Isla de Mindanao en la jurisdicción del nuevo Corregimiento de Iligan y Provincia de Caraga desde la punta de Suluan hasta el Cabo de San Agustín por la banda del Este. Se deben tener todos por Misiones vivas y considerar como la rosa entre las espinas, que tienen a los Ministros Doctrineros en Misión perpetua para reducir a nuestra Santa Fe Católica y a la debida obediencia de la Real Corona de España, a los muchos infieles Aetas, Ilayas, Buquiles, Manobos y Tagavaloyes, de quienes están cercados y comprimidos. Y en las referidas Provincias y Partidos de Romblón y Masbate con sus Islas adyacentes, se ven también sus pueblos y Ministros Evangélicos casi continuamente oprimidos, angustiados y afligidos de los moros Tirones, Camucones, Mindanaos, Malanaos y Joloes, y en un continuo susto y movimiento por las persecuciones que causan, introduciendo en todas partes el terror, el incendio, el robo, la muerte y el cautiverio. Que para la administración espiritual en las referidas veintisiete Islas, por su distancia y diferencia de rumbos y travesías, son indispensables los muchos trabajos y miserias que padecen los Religiosos que las habitan y adminstran, e inminentes los peligros a que están expuestos. El Provincial, que por obligación las ha de visitar en su trienio, necesita navegar 1.037 leguas por agua, con las incomodidades y riesgos precisos, y que han ocasionado diferentes naufragios de los Religiosos, y muchos se han ahogado en las travesías que hacían transitando de unas islas a otras. En dicha Relación reconocerá V. M. que, fuera de este imponderable y continuo trabajo, han perdido la vida por la Fe en estas Islas 26 Religiosos: al mismo tiempo no se debe echar en olvido la predicación que hicieron en el Japón, convirtiendo a muchos naturales de aquel imperio en las ciudades de Nangasaqui y Vomura y sus pueblos, por lo que padecieron glorioso martirio cuatro Religiosos de Agustinos Recoletos de Filipinas 335 sacerdotes, tres legos profesos, tres hermanos donados y otros muchos de los que habían convertido. Asimismo le constará a V. M. cómo la Provincia ha hecho especial servicio, que ninguna otra de estas Islas ha ejecutado, fabricando a su costa sin gasto alguno de la Real Hacienda cinco Fuerzas de piedra en las Islas y pueblos de Romblón, Cuyo, Alutaya, Calamian y Linacapán, las que se conservan y mantienen con artillería, pólvora y balas y demás pertrechos, para el resguardo de los Religiosos y naturales, que son los soldados, que sin salario las defienden y han defendido de muchos asaltos de los enemigos: Y si no hubiera sido por estas Fuerzas, dichas Islas hubieran quedado desiertas y sin habitantes, a los que siempre han capitaneado los Religiosos, que también han hecho gloriosas hazañas en defensa de las Fuerzas Reales y Presidios que están bajo su administración. Todo lo cual se ha ejecutado por el número de 514 Religioses campeones que han pasado a estas Islas desde la primera Misión, los cuales todos se han empleado en el servicio de Dios, enseñanza de su Divina Ley a estos bárbaros y ciegos en su gentilidad sacándolos de este infeliz estado, y poniéndolos debajo del dominio y vasallaje de V. M.; quien reconocerá que habiendo sido los Agustinos Recoletos Descalzos los últimos que llegaron a estas Islas, y por esta razón haberles caído en suerte las Islas y parajes más peligrosos, los naturales más bárbaros y feroces, no por eso desmayaron en su empresa, antes sí con más celo, empeño y fervor, vencieron cuantas dificultades se ofrecieron para cumplir con la confianza que los antecesores de V. M. hicieron. Los Religiosos venidos de España de orden de los gloriosos Antecesores de V. M. y a expensas de su Heal Hacienda con ayuda de costa de la Provincia, que han muerto en estas Islas entre los afanes y continuas penosas tareas del Apostólico Ministerio, son 406, sin otros que tomaron nuestro Santo Hábito en esta misma Provincia. Los que actualmente la componen, entre Sacerdotes, Coristas y Legos, sanos y enfermos, mozos y viejos ya impedidos para el Ministerio, son 112; los que a imitación de sus mayores ejecutan lo mismo en el feliz reinado de V. M. con total desempeño de su Real confiaza, a quien rendidamente suplican, que dignándose tener 336 Boletín Oficial presente cuanto en dicha Relación se expresa: La ruina de muchos Conventos, Iglesias y Pueblos de esta Provincia: Los muchos trabajos que le han ocasionado las persecuciones de moros: El empeño con que persevera en su tolerancia: El poco adelantamiento que ha tenido en los bienes temporales, pues cuantos ha adquirido de los Ministerios y de limosnas de algunos devotos, piadosos y compasivos, los ha consumido en la restauración y avío de sus Conventos, Iglesias y Pueblos, en sus precisos sustentos y en defensa de sus ovejas, y no alcanzan; se digne V. M. socorrer a esta pobre Provincia con una copiosa Misión de Religiosos Operarios para esta viña del Señor, que indispensablemente necesita, para la administración espiritual de las almas de su cargo y para la conversión de las muchas que habitan en las referidas Islas de su distrito. Porque, con el corto número de 112 Religiosos, no puede soportar el peso de 108 pueblos con seis Misiones vivas entre ellos; ni puede cumplir con la observancia de su Convento principal de esta ciudad de Manila, y dar a los Conventos de S. Juan, Cavite y Cebú y al Hospcio de S. Nicolás de Tolentino de la Ciudad de Méjico los que son precisos para el Ministerio de su destino. Asimismo esperan de la grandeza de V. M. y de su Católico y Real ánimo el que mirará a esta Provincia con la terneza que pide tanta miseria como experimentan, dando las providencias que representan y piden, para que las almas convertidas estén seguras de sus enemigos los moros, y con ellas los Religiosos que las administran; y las que no lo están, que son innumerables, tengan la felicidad de lograr en el glorioso Reinado de V. M. el convertirse a Dios por su medio: Todo lo cual cederá en mayor honra y gloria suya y de V. M.; cuyo Real Erario se aumentará a pocas diligencias y con poco costo sin estrépito de armas, ni Armadas que causan inumerables gastos a la Real Hacienda, y se conseguirá el principal fin de que todos los que están en las Islas, que se refieren, que son acreedores de legítimo derecho por estar en el dominio de V. M.; gocen de su sombra y protección, con la cual saldrán de sus errores a una vida política, civil y cristiana con la mayor facilidad, y mi Religión tendrá el mayor lauro de este mérito para lograr en el cuidado de la administración de las almas de su cargo. Para la mejor y más fácil inteligencia de lo que son las referidas de Agustinos Recoletos de Filipinas 337 Islas de nuestro cargo, acompaña un mapa exacto dividido en siete partes, y cada una en el lugar que le corresponde, por el que se demuestran y hacen presentes a V. M. las islas, pueblos, Misiones y Provincias en que se ejecutaron las gloriosas empresas, que en la enunciada Relación se hallan referidas: Suplicando esta mi pobre Familia a la muy alta Dignidad de Vuestra Augustísima, Católica, Real Persona, se digne recibir (con su innata imperial piedad) este limitado obsequio, que el humilde reconocimiento de estos sus fieles vasallos y devotos Capellanes tributan en aras de su mayor veneración, a la soberanía del Real Augusto Trono de V. M., por cuya preciosísima vida y salud ofrecemos al Altísimo continuados sacrificios y oraciones: Afianzando nuestra insuficiencia en el soberano favor de V. M. la dignación de su Real agrado, que nos constituya dignos acreedores del premio que merecen nuestras Apostólicas tareas, y tanta sangre derramada en sus gloriosas empresas, contra los enemigos de V. M. Así, Señor, lo pedimos y esperamos de la muy alta soberana protección de V. M. Convento de San Nicolás de Tolentino de la Ciudad de Manila a 22 de Marzo de 1751. – Señor: La Provincia de San Nicolás de Tolentino de Religiosos Agustinos Recoletos Descalzos en las Islas Filipinas. FR. JOSÉ DE LA CONCEPCIÓN Rector Provincial 338 Boletín Oficial Origen, progresos y estado de la Provincia de San Nicolás de Tolentino en las Islas Filipinas y de Religiosos Recoletos Descalzos de N. P. San Agustín, hasta el presente año de 1750, que según consta por nuestras Crónicas y públicos instrmentos de nuestro Archivo son de la manera siguiente: AÑO DE 1605 1.º Reinando en España Nuestro Católico Monarca D. Felipe Ill, de gloriosa memoria, y estando S. M. bien informado de la mucha literatura, conocida virtud, fervoroso espíritu y ardiente celo de la honra y gloria de Dios, aumento de la Religión y bien de las almas, de nuestro Ven. Padre Fr. Juan de San Jerónimo, natural de la villa de Malagón, del Arzobispado de Toledo, hijo de Hábito de nuestro convento de Talavera de la Reina, provincia que entonces era de Castilla, de los Religiosos Agustinos Recoletos Descalzos; fué S. M. servido premiar los distinguidos méritos de dicho Venerable Padre con la merced que le hizo este año del Obispado de San Cristóbal de Chiapa en la Nueva España, formando el acertado dictamen de que, quien había fomentado e ilustrado con notorios y públicos lucimientos la Descalcez y Reforma Agustiniana en Castilla y otras partes de los dominios de España, practicaría lo mismo en dicha Santa Iglesia de Chiapa con las ovejas que necesitaban de ujn Padre tan vigilante, virtuoso y ejemplar como era su Reverencia. 2.º Resistióse humilde dicho nuestro V. Padre a la aceptación de tan alta dignidad; y sabiendo que la voluntad del Rey se dirigía sólo al mayor bien espiritual y temporal de las almas, suplicó reverente y rogó con suma instancia rendido a S. M. que se dignase conmutarle el grave peso de la dignidad que te ofrecía, con su real beneplácito y licencia para pasar a las Indias con 12 Religiosos compañeros, a ser jornaleros de la viña del Señor y predicar a los indios el Santo Evangelio, quedando a la elección de S. M. Católica la asignación del Reino, Provincias o Islas a que habían de pasar de Agustinos Recoletos de Filipinas 339 para lograr el deseado fin de tan santo empleo; porque más quería las congojas anejas y consiguientes a la reducción de los infieles, que el esplendor de la Mitra y honroso afán de más templados sudores. Y como S. M. Católica conocía muy bien la solidez de la virtud de dicho V. Padre, por no afligirle ni congojarle, edificado de su humildad le admitió piadoso y benigno la súplica y renuncia de la Mitra ofrecida, y la propuesta para pasar a las Indias con los Religiosos compañeros que pedía. En cuya conformidad mandó S. M. que se entregasen a dicho N. V. P. Provincial las Reales Cédulas y cartas despachadas en Valladolid día 3 de Abril de este dicho año, con orden de que con 13 Religiosos compañeros de nuestra Descalcez emprendiese su viaje como Superior que lo hacía de ellos, para estas Islas Filipinas, y con la amplia facultad que le daba para poder fundar en ellas las Casas, Conventos y Ministerios que pudiese y fuesen de su voluntad; para cuyo efecto y demás conducente a su buen trato y recibimiento, se despachaban las órdenes covenientes a la Real Audiencia y Superior Gobierno de estas Islas Filipinas. 3.º Recibió N. Venerable Padre los citados Reales Despachos, y otros para el mismo efecto del Nuncio de su Santidad por lo tocante a lo espiritual con imponderable consuelo suyo e inexplicable alegría de su corazón, y los presentó al Capítulo Provincial que se celebró en el Convento de N. P. S. Agustín o de Copacavana de la corte de Madrid, día 30 de dicho mes de Abril y año. En este Capítulo acabó su oficio de Provincial dicho N. V. P., y por sus singulares prendas al tiempo de su Gobierno le llaman nuestras Crónicas «El trienio áureo», por haberle gobernado un tan santo Varón, que se adelantó a todos los de su tiempo en procurar la indemnidad y gloriosa extensión de nuestra sagrada Descalcez y Reforma, en promover la rectitud y amor de los Superiores, en conservar la paz y unión de las Familias, en mantener la observancia de las Leyes y en todo lo tocante al buen gobierno y estado de la Religión y de sus individuos, dando a cada uno el premio o castigo merecido. 4.º En vista de los referidos Reales Despachos y de los del Nuncio de Su Santidad, se decretó en el citado Capítulo Provincial: Que pasase dicho N. V. P. Fr. Juan de S. Jerónimo a estas Islas Filipinas 340 Boletín Oficial con los 13 Religiosos Compañeros, que su Majestad tenía asignados y con título y patente de Superior y Vicario Provincial de ellos, los que todos debían estar siempre sujetos a la Provincia de Castilla o de España (en este tiempo no tenía nuestra Reforma más que una Provincia en los Dominios de nuestro Católico Monarca); y respecto de que acababa de ser Provincial dicho N. V. Padre y que por este motivo tenía pleno conocimiento de todos los sujetos de la Provincia, se dejaba a su disposión la elección de los 13 Religiosos asignados. En virtud de esta determinación escogió 9 Religiosos Sacerdotes por compañeros de lo más florido y granado en virtud y letras que había en la Provincia, y 4 Religiosos de la obediencia para Operarios en lo temporal. Juntáronse todos en dicho Convento de Madrid, y aviados de lo necesario a expensas de S. M., con su Real beneplácito y licencia del Prelado que entonces era N. V. P. Fr. Juan B.ª de Vera, Provincial actual de dicha Provincia, salieron de Madrid el día 15 de Mayo de dicho año, y emprendieron su viaje para la ciudad de Sevilla y de allí para Cádiz, donde se embarcaron en uno de los navíos de flota que salió para Nueva España, y se hicieron a la vela, el dia 12 de Julio del mismo año 1605. Llegaron a la Veracruz día 17 de Septiembre; pasaron a Méjico y se hospedaron en el Convento principal de Ntros. M. RR. PP. y Hermanos Agustinos Calzados, donde fueron tratados con el respeto y cariño correspondiente a la estrecha hermandad, que debemos profesarnos recíprocamente las dos familias de Calzados y Descalzos como hijas de un mismo Padre. AÑO DE 1606 5.º Prosiguieron a su tiempo el viaje para Acapulco y se embarcaron e hicieron a la vela en el navío nombrado «Espíritu Santo», el dia 22 de Febrero de este año. Tuvieron viaje favorable y el día que se descubrió la tierra de estas Islas Filipinas, murió el P. Predicador Fr. Andrés de S. Nicolás, uno de los compañeros de N. V. P. Fr. Juan de S. Jerónimo, cuya muerte fué de mucho dolor y sentimiento para todos los Religiosos Recoletos, y sólo les sirvieron de consuelo las palabras que les dijo un poco antes de expirar, que fueron las siguientes, y al parecer con espíritu profético: de Agustinos Recoletos de Filipinas 341 «No vayan con desconsuelo, Padres, que ya en Manila les está labrando la Providencia del Altísimo lo que ha de servirles de primer Convento». Y así fué; porque después se comprobó que el mismo día 3 de Abril de dicho año de 1605 en que nuestro Católico Monarca despachó sus Reales Cédulas y órdenes para que dichos Religiosos pasasen a estas Islas Filipinas, se puso la primera piedra y comenzó la fábrica de una casa grande de placer, o huerta, que extramuros de esta ciudad de Manila, y en el sitio llamado Bagumhayan, mandó hacer para su recreo el M. Ilre. Sr. D. Pedro de Acuña, Caballero del Orden de San Juan, Gobernador y Capitán general de estas Islas, y duró la obra el tiempo solamente que tardaron nuestros Religiosos en el viaje de España hasta esta ciudad, en la que entraron por Mayo de este año; y la misma casa sirvió de primer convento de esta dicha Provincia de los Recoletos, como se verá luego. 6.º Dieron cuenta de su venida y destino al Superior Gobierno, y de cómo eran enviados por nuestro Católico Monarca a predicar el Santo Evangelio en estas Islas; presentaron sus Reales despachos a la Real Audiencia y Chancillería de ellas, y se hospedaron en una pequeña casa de esta ciudad de Manila hasta tener mejor comodidad. Divulgada su venida, y sabidas las circunstancias de sus despachos, y la orden del Rey para que esta primera Misión de los Recoletos fuera atendida y amparada, pudiera libremente entender en la reducción de los infieles y fundar los Conventos, Casas y Ministerios, que pudiesen, y fuesen de su agrado, concurrió toda la ciudad de Manila a visitarlos y ofrecerles hospedaje más decente y con singular afecto las sagradas Religiones. Correspondieron agradecidos y se excusaron humildes a tanto ofrecimiento, y sólo admitieron la enfermería del convento de los ejemplarísimos Padres de Santo Domingo para algunos compañeros que necesitaban medicamentos. Después, por repetidas súplicas e instancias de nuestros Hermanos los RR. PP. Agustinos Calzados, se pasaron a su Convento de San Pablo de esta ciudad, donde fueron hospedados con el gusto y regocijo de tener por compañeros, a los que, como hijos de un mismo Padre, amaban como a verdaderos hermanos. Quien más se esmeró en visitar, obsequiar y agasajar a los recien llegados Recoletos fué dicho muy ilustre señor Gobernador y Capitán 342 Boletín Oficial general D. Pedro de Acuña, portándose dadivoso y liberal con ellos, como católico devoto y piadoso caballero; aunque duraron muy poco sus obsequios, porque en breves días murió, dejando a todos confiados de que, por ellos y otros muchos méritos, está gozando de Dios en el cielo. 7.º Por su muerte quedó la casa y huerta que había edificado y tenía en el referido sitio de Bagumbayan, distante trescientos y cuarenta pasos de la muralla de esta ciudad de Manila, en poder del capitán D. Pedro de Ortega: con quien se empeñó el Ldo. Don Rodrigo Díaz Guiral, que hacía el oficio de Fiscal de esta Real Audiencia para que nos vendiese dicha casa, a fin de que se hiciese de ella el primer convento de dicha Provincia; lo cual ejecutó dicho Capitán muy gustoso. Salieron dos tardes los Religiosos Recoletos a pedir limosna por la ciudad acompañados de algunos piadosos devotos vecinos principales de ella y dicho Sr. Fiscal, para poder comprar dicha casa, y de hecho juntaron la cantidad de 3.000 pesos, en que la compraron, y la convirtieron en convento, con tal presteza, que el día 10 de Septiembre de este mismo año, fiesta de San Nicolás de Tolentino, le dedicaron al glorioso Santo. Hízose una función muy solemne, cantó la primera misa el Ilmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de Cebú D. Fr. Pedro de Agusto, Religioso que fué de la Recoleta Observancia de NN. PP. Agustinos. Predicó alta y doctísimamente en elogio de nuestra Recolección el Reverendísimo P. Ntro. Fr. Pedro Solier de la misma Orden, Provincial que fué de la Provincia del Smo. Nombre de Jesús de estas Islas, después Obispo de Puerto Rico, y Arzobispo de Santo Domingo, Primado de las Indias, con asistencia de la Real Audiencia, Cabildo Eclesiástico y secular, Sagradas Órdenes Religiosas, nobleza y vecindario de Manila, el cual se adelantó tanto desde este día en la devoción a San Nicolás de Tolentino, que es uno de los santos de mayor culto y veneración de dicha ciudad, la que después le votó por Patrón de la Carrera de Acapulco, y anualmente le celebra su fiesta asistiendo a ella en cuerpo de Ciudad, le tributa reverentes obsequios y le consagra devotos y piadosos cultos; y a su ejemplo se ha extendido la devoción al Santo en todas las Islas de este Archipiélago. 8.º Quedaron los Religiosos Recoletos, nuevos ministros del de Agustinos Recoletos de Filipinas 343 Santo Evangelio, muy gozosos y consolados por verse en posesión de este su primer Convento, basa fundamental de esta Provincia de Sn. Nicolás de Filipinas. Vivían en él muy recogidos y retirados del bullicio del mundo, observaban el rigor de nuestras sagradas Leyes como si fuera Convento de los de más observancia de los Reinos de España. No salían sino en caso de ser llamados, y se aplicaron con gran celo, fervor y espíritu a la predicación del santo Evangelio y administración de los Santos Sacramentos a muchísimas gentes de distintas calidades y naciones, que vivía en dicho sitio de Bagumbayan y pueblo de Santiago: las cuales, por la noche particularmente, carecían del socorro espiritual que necesitaban porque las puertas de la Ciudad era preciso que estuvieran cerradas y con buena guardia. Acudía tanto número de cristianos españoles, indios, criollos, morenos, negros, libres y esclavos a la frecuencia de los sermones, confesiones y Sagradas Comuniones, que todos los sacerdotes se hallaron ocupados muchos días en tan sagrados Ejercicios. Y hasta ahora, teniendo la Provincia operarios, tendrán que trabajar mucho cuatro ministros cotidianos. 9.º Como el primer paso para la predicación del Santo Evangelio y reducción de los indios, era aprender algún idioma de los muchos que se hablan entre tantas y tan distintas y tan bárbaras naciones como había entonces en estas Islas, pusieron todo su conato en estudiar y aprender el tagalo, por ser más general y el que se practica como propio en Manila y sus contornos. Aplicáronse con santa emulación y mucha afición todos a una a dicho idioma, y el que más presto le aprendió fué el P. Miguel de Santa María1, natural de Zaragoza en Aragón, e hijo de hábito de nuestro convento de la misma ciudad, varón doctísimo, predicador insigne, virtuoso, místico y de grande edificación y ejemplo. Y discurriendo por qué parte sería mejor dar principio a su misiones, para desempeñar su obligación y la confianza que había hecho de los Recoletos Ntro. Católico Monarca, les pareció conveniente no alejarse de Manila por ser pocos. (Se continuará) 1 Léase de la Madre de Dios, que fué el apellido que tuvo en la Orden. V. el Catálogo, pág. 36. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ ESTUDIOS HISTÓRICOS SAN MILLÁN DE LA COGOLLA Origen y descripción de los Monaterios de Suso y Yuso y conervación de éste por los PP. Agustinos Recoletos, Misioneros de Filipinas Durante los años que la Obediencia me tuvo al frente de la Parroquia de S. Millán, me vi muchas veces en la necesidad de ir acompañando a los que allí llegaban a visitar el célebre Monasterio Benedictino, y al presente Colegio de nuestra Provincia de Filipinas. En un principio sólo podía decirles lo que yo sabía casi de oídas; por eso hube de mirar algunos libros y registrar algo del Archivo, —y no me era posible hacer otra cosa— para poder con fundamento dar cuenta de lo que enseñara. Voy ahora a trancribirlos aquí continuando la labor emprendida por el Cronista General de la Orden, R. P. P. Fabo1 con el deseo de prestar un servicio a los Religiosos que tuvieren la residencia en aquel Colegio, cuando se encuentren en circunstancias, como en las que yo me veía con frecuencia. Éstas creo que no les han de fallar, pues la fama del Monasterio no ha decrecido, sino que los Agustinos Recoletos la hemos 1 Véanse los números 53 y 54 de este BOLETÍN, págs. 185 y 201. de Agustinos Recoletos de Filipinas 345 aumentado, y por otra parte contiene aquella Casa muchas notabilidades, que siempre atraerán a personas estudiosas, amantes y admiradoras del arte y literatura patrias. Otro motivo me mueve también a publicar estas líneas en nuestro Boletín; y es parecerme que con ellas he de dar ocasión de grato placer a nuestros Religiosos. ¿Para quién no es dulce la memoria de la niñez y de la juventud? Pues bien; muchos de nosotros allí hicimos los estudios de preparación para ingresar en el Noviciado, y la mayor parte, no sólo de los que constituimos la Provincia de S. Nicolás de Tolentino, sino de toda nuestra Orden, allí cursamos la Sagrada Teología. Concluidos los estudios, la Obediencia nos llevaba a unos a Filipinas, a otros a Colombia, algunos se quedaban en España, y al separarnos no sabíamos si volveríamos a vernos algún día los que juntos habíamos vivido durante la carrera. La divina Providencia ha hecho que algunas veces nos hayamos vuelto a juntar algunos contemporáneos, y entonces ¡qué ratos tan deliciosos hemos pasado, recordando escenas de aquellos tiempos verdaderamente felices, porque en ellos las penas no se conocen o apenas se sienten y la vida aparece entonces sonriente y placentera con una perspectiva halagadora de inmensas esperanzas! Cierto que después viene la realidad con sus sombras y nubarrones, con sus vicisitudes y contrariedades, con todas sus impurezas, que diría un famoso orador del parlamento español; pero cierto también que aquella época de la vida es así y por lo mismo la más venturosa, y que se recuerda siempre con cariño y con deleite. Yo, pues, les ofrezco estas líneas con el vivo deseo de que al leerlas, la imaginación les ponga presentes aquellos lugares y aquellos paisajes, que guardan tantos recuerdos siempre dulces de aquella edad dichosa de nuestra juventud, y les hagan pasar algún rato apacible de grato y ameno entretenimiento. Por último, no puedo nenos de consignar aquí la mala 346 Boletín Oficial impresión que me causó una de las veces el que un señor sacara una «Guía del Monasterio de San Millán» con un itinerario completo desde Logroño, escrita en francés. Confieso que me sentí avergonzado, y para mis adentros decía: ¿es posible que haya una Guía francesa de este Monasterio, y que nosotros no tengamos una propia? Bien quisiera satisfacer esta necesidad. ¡Ojalá que estas notas sean suficientes para servir de «Guía» a los que van a admirar los Monasterios de la Cogolla, y que en ellas tengan un recuerdo para mantener, aumentar y difundir la fama que justamente alcanzaron, así como el buen nombre de nuestra Agustiniana Recolección, que guarda y conserva el de Yuso o principal. I Monasterio de San Millán de Suso El origen de este Monasterio es de tiempos antiquísimos. En la segunda mitad del siglo V, por los años de 474 nació Millán en el pueblo de Vergegio. Ocupado en el oficio de pastor llegó a los 19 años. Cierto dia guiaba el rebaño a lo más escondido de los montes y cuando estuvo en el lugar ordenado por Dios, dice San Braulio, le vino un sueño del cielo y el Señor levantó el alma del pastor a la contemplación de cosas soberanas. Tan pronto como despertó, resuelto a consagrarse a la vida celestial, dejó todo, se dirigió a un famoso ermitaño, llamado Félix o Felices, que en los cerros de Haro hacía vida anacorética y, sujetándose por completo bajo su obediencia y disciplina, aprendió de qué manera había de caminar con paso firme al reino de los cielos. Cuando estuvo bien instruido volvió a estos lugares; mas deseando mayor soledad, la buscó internándose en lo más encumbrado y escabroso de los montes Distercios, donde por espacio de 40 años estuvo entregado a la de Agustinos Recoletos de Filipinas 347 oración y penitencia, privado de todo consorcio humano, disfrutando solamente de los consuelos de los ángeles. Dios hizo que la santidad del solitario brillase por fin de tal modo, que su fama llegó hasta Dídimo, Obispo de Tarazona, quien lo llamó y le confirió las órdenes sagradas. Sacerdote ya, lo nombró párroco de Vergegio. Como cumplió con su nuevo oficio de Pastor de almas, lo refiere elegantemente San Braulio, quien compara a nuestro Millán a los Santos Antonio y Martín en la vocación, en la vida y en los milagros. Separado del curato, que sólo por obediencia había aceptado, se volvió a su amado retiro, aquí en Suso, queriendo dedicar al Señor lo que le restase de vida en los antiguos ejercicios de penitencia y contemplación, en los cuales tenía todos sus deleites y complacencias. Dios, empero, teníalo destinado para implantar aquí aquella perfección de la vida cristiana, que el Salvador dejó trazada en los Consejos evangélicos; y su divina Providencia, que ordena todas las cosas suave y fuertemente a la vez, dispuso que la santidad del solitario de Suso irradiase sus resplandores a horizontes más extremos y que la fama llevase la noticia de sus eminentes virtudes. Ello fué causa de que viniesen muchas gentes, ansiosas de conocer y admirar al hombre de Dios, a encomendarse a él, a implorar sus consejos e instrucciones. Y era tal la gracia, que el Señor ponía en sus palabras, que a todos dejaba encantados y muchos no volvían a sus hogares sino que se quedaban aquí con el propósito y resolución de emprender la nueva vida bajo la obediencia y dirección del siervo de Dios. Y cuando Millán dejó el mundo para subir al cielo, estas, antes selvas solitarias, estaban pobladas de anacoretas, discípulos del Santo, los cuales, conservando el espíritu del Maestro, eran en su vida penitente y de oración el encanto de los Ángeles y la admiración de los hombres. De ellos veneramos en los altares a 348 Boletín Oficial S. Aselo, a quien S. Braulio llama santísimo, en cuya presencia dice que el alma felicísima de Millán, libre ya del cuerpo, voló al cielo; a S. Citonato, a S. Sofronio y S. Geroncio. No fueron hombres solamente los que emprendieron la vida de la perfección bajo la obediencia y disciplina de tan gran maestro; fuéronlo también mujeres valerosas, quienes habiendo venido a oírle la doctrina celestial que predicaba, o a implorar el auxilio de sus oraciones, se sintieron movidas del espíritu divino, y despreciando cuanto les brindaba el mundo, aquí se consagraron a Dios muy contentas de ser dirigidas por tan experimentado preceptor. Una de ella fué Sta. Potamia, dama nobilísima de una familia de la Galia Narbonense. Ésta con tres de los santos discípulos refirió a S. Braulio la vida de su Maestro, que el santo y sabio Obispo de Zaragoza escribió «conforme a la noticia fiel adquirida por la declaración de los testigos Citonato, abad venerable, Sofronio y Geroncio, presbíteros y de Potamia, mujer religiosa de santa memoria». Con justa razón, pues, S. Millán es tenido como Patriarca de los Monjes en España, siendo el primero que implantó la vida monacal, Padre y Superior de los que bajo su dirección la abrazaron en estos lugares, y la continuaron después junto al sepulcro del padre querido, y aun después de trasladadas las Reliquias del Fundador del Monasterio de abajo, los monjes siguieron teniendo aquí una Comunidad hasta el año 1835, en que los religiosos fueron exclaustrados en toda España. (Continuará) FR. V. J. P. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ DE ACTUALIDAD LA IGLESIA Y LA GUERRA EUROPEA Cultos de Sexagésima ¡Qué grande es la Religión Católica! ¡Cuán admirable es la Iglesia de Jesucristo! Colocada en una esfera superior a todas las pasiones y miserias, que constantemente agitan y perturban el corazón de la humanidad y aun con frecuencia presiden y dirigen sus acciones con enconada maldad y orgullosa obstinación; en una esfera, cuyo ambiente vivificador impregnado de la verdadera caridad, que enseñó y practicó su Divino Fundador y Maestro, informa y regula las manifestaciones todas de su intachable vida; en una esfera, en fin, que, teniendo su centro en el Corazón de Jesús, no hallan límite en pueblos ni en naciones, en materias ni en espacios, en lugares ni en tiempos sus infinitos radios de acción, que divergentes brotan en todas direcciones comunicando a sus hijos luz y calor, suavidad y dulzura, pureza y santidad…; colocada, digo, en tan inimitable estado de imparcialidad y desinterés, siempre confiada y resignada con la voluntad de Dios, mira hoy, como ha mirado en todo tiempo, desde un punto de vista muy elevado el lamentable estado de la cristiandad. Por eso, mientras la Europa entera en guerra fratricida va dejando hecha girones en los campos de batalla la vida exuberante que disfrutaba, y las Potencias se disponen a acabar el sacrificio de su floreciente bienestar en aras de sus pretendidos derechos hasta borrar, si fuere preciso, del mapa el nombre de su patria con el 350 Boletín Oficial supremo esfuerzo de la espada humedecida en la sangre del último de sus soldados, el Papa, Cabeza Visible de esta Iglesia, solamente el Papa, que desde la cúpula del Vaticano cual desde alta atalaya contempla espantado el terrible azote de la guerra llenando de lamentos los hogares y los pueblos, solamente Benedicto XV se acuerda de la paz, procura la paz y se interesa por ella. Poco tiempo, sólo cuatro meses hace que nuestro Pontífice ocupa el Solio Pontificio y seguramente que los inconcebibles desastres y horribles hecatombes que ocasiona la presente guerra europea han hecho de ellos el periodo más largo y más amargo de su vida. Porque ¿no es cierto que la innumerable mortandad causada por la guerra, el número sin número de injusticias y de atropellos, de venganzas y desenfrenos a ella inherentes y la multitud de peligros que continuamente hacen temer y producen nuevas y funestísimas complicaciones bélicas han convertido tan pocos meses en muchos años de estancia en la Silla de San Pedro? No extrañemos, pues, que sintiendo como Cabeza de la Iglesia los intensos dolores que experimentan sus miembros con motivo de la guerra, haya consagrado a la consecución de la paz los trabajos todos de su actividad y vigilancia. En efecto, a procurar la paz ha dirigido todos sus esfuerzos, en conseguirla ha empleado todos sus recursos: la influencia diplomática de su alta dignidad, los suplicantes ruegos de su autorizada palabra, las oraciones de su alma atribulada y los desvelos todos de su paternal cuidado, y, como si esto no fuera bastante, ha querido hacer uso de su espiritual poder mandando que todo el orbe católico vaya a postrarse ante el Rey de los Reyes y Señor de los que dominan, ante Jesús Sacramentado expuesto en la Custodia, y eleven hasta su trono con fe y humildad reiteradas y fervientes súplicas para alcanzar de su misericordia la suspirada paz. Exhorta asimismo al clero y al pueblo a practicar obras de mortificación y penitencia para aplacar a la Divina Justicia tan justamente irritada, y siguiendo las huellas de su predecesor Pio X desea que los niños, la inocencia, en quien tanto se complace Jesús, tomen toda la parte posible en los cultos que ordena se celebren. El dia 7 de Febrero, Domingo de Sexagésima, era el día asignado por el Papa para que en Europa, como más próximamente interesada de Agustinos Recoletos de Filipinas 351 en la paz, se tuvieran las funciones que prescribe, y, si bien no duamos que en toda ella se habrán fiel y fervorosamente cumplido, en España en donde la obediencia y sumisión a los decretos emanados de la Cátedra de Roma es, a una con su Catolicismo, tan conocida y tradicional que ha pasado a ser proverbial podemos orgullosamente afirmar que en ocasión tan crítica no ha desmentido tan gloriosas tradiciones. En nuestro Colegio de Marcilla la función resultó tan solemne y majestuosa como grave e imponente. La víspera, una vez anunciada por las campanas la festividad del domingo, se adornó nuestra iglesia como en los días más solemnes con los más preciosos ornamentos, colocándose con profusión gran número de velas en arañas y altares. En el altar mayor se dispuso además, como flotando sobre un fantástico trono de velas y flores un artístico dosel en donde había de residir el Señor expuesto en la Custodia. El domingo, muy de mañana, comenzaron las misas y la administración de la Santa Comunión a multitud de fieles, en especial mujeres y niños, que, limpias sus almas con las saludables aguas de la Penitencia, se acercaban a recibir a Jesús Sacramentado para pedirle más próxima y confidencialmente la paz, y ganar la Indulgencia Plenaria de sus pecados que concedía Su Santidad. Puede decirse con verdad que en tales ocasiones el corazón se ensancha viendo ese movimiento cristiano, señal de la vida interior casi siempre latente, y ese solemne despertar del pueblo creyente después de los duraderos y fríos letargos de insensibilidad e indiferencia por las cosas de Dios y del alma, en que vive sumida la sociedad en nuestros días. A las siete, después de las Horas Menores y de la Comunión General de nuestros Religiosos, dió principio la Misa Conventual, y, acabada ésta, se procedió a la exposición del Santísimo Sacramento, comenzándose en el Coro el Tantum ergo gregoriano que se canta en las Iglesias de Roma. Una vez expuesta S. D. M., se cantó a Coros por la Comunidad el Salmo Miserere mei, Deus, como está en nuestro Ritual, e inmediatamente la Capilla del Colegio interpretó la antífona Da pacem a tres voces, siguiendo después el 352 Boletín Oficial verso y Oración Pro pace como se manda en el Decreto de Su Santidad; acabándose así el acto de la mañana. Desde este momento guardáronse en el Coro las ceremonias prescritas estando patente el Santísimo Sacramento, en especial durante el Oficio Divino; y nuestros Religiosos de dos en dos comenzaron a velar al Santísimo en los reclinatorios previamente colocados en el Presbiterio, relevándose como es costumbre cada media hora. Allí puestos los ojos en la Sagrada Hostia pedimos a Jesús con incesantes e importunos ruegos que concediese la paz a Europa, aquella paz que entonces le pedían tantas almas con fervor, almas por otra parte cándidas e inocentes unas, de grandes méritos otras ante su Divina Presencia, y, si bien muchas también pecadoras, arrepentidas todas a de sus yerros y pecados, aquella paz. en fin, que, como confiesa la Iglesia en sus Oraciones, no puede dar el mundo, sino que únicamente viene de Dios: da servis tuis illam, quam mundus dare non potest, pocem. A las cuatro y media de la tarde las campanas anunciaban a vuelo la función de despedida con los tres toques que manda nuestro ceremonial en casos análogos, dando principio a las cinco con el Santo Rosario. Recitóse después clara y devotamente la preciosa Oración compuesta exprofeso por Su Santidad para implorar la paz, y acto seguido los cantores comenzaron en el coro con pausa y gravedad las Letanías de los Santos con las demás preces señaladas para el caso. Enseguida el órgano dejó oír sus acordes preludiando el inspirado y conmovedor Parce, Domine, tomado del librito «Colección de cánticos sagrados», por un padre de los Sagrados Corazones, alternando los cantores en los solos con la Comunidad que respondió en el coro. Sus preciosas notas avaloradas y sublimadas por un nutrido coro de voces elevaban el espíritu a Dios insensiblemente, despertando en el corazón los saludables afectos de dolor, de desagravio, de penitencia y mortificación. Por último, se rezaron el verso y oraciones como está en el Decreto, dando fin a todo con el Tantum ergo y la bendición con el Santísimo. En aquel postrer momento, entre los tímidos y suplicantes acordes del órgano, pedíamos al Señor, profundamente humillados, que con su última bendición desde aquel viril nos mandase de Agustinos Recoletos de Filipinas 353 la paz tan deseada, haciendo que apareciese el iris de pacto sempiterno entre los oscuros y sombríos nimbos que encapotan el suelo europeo antes de que el sol radiante de la Sagrada Forma fuera a ocultarse en el sagrario. Ojalá que las oraciones elevadas al Cielo en este día por el corazón de la Europa cristiana, unidas con las que el Domingo de Pasión elevará lo restante del mundo católico, dobleguen la obcecada protervia de las Naciones beligerantes y lleguen a quebrar la obstinada tenacidad de su dura cerviz, alcanzando del Señor la paz en las condiciones más ventajosas para su gloria; porque ¿quién duda que éste tal vez sea para ellas el postrer llamamiento y aviso de Dios, desoído el cual decretará su exterminio abandonádolas en brazos de sus soberbias ambiciones, prueba palmaria de su reprobación? Muchos y muy grandes intereses se ven amenazados por la presente guerra, y muchos y muy grandes motivos, por tanto, tenemos todos para pedir al Señor que abrevie y apresure la hora de la paz; pues si esta no viene pronto de temer es un cataclismo universal en donde fenezcan todo género de bienes hasta trasformar la faz de la tierra: individuales y familiares, políticos y gobernantes, espirituales y materiales, de las Naciones activas y de las neutras, de Europa y del mundo entero. A la verdad sólo aquel podrá considerarse libre y seguro de no perecer que permaneciendo en gracia y amistad de Dios y resignado en un todo con su santísima Voluntad pueda decir con David: Si consistant adversum me castra, non timebit cor meum; si exurgat adversum me praelium, in hoc ego sperabo. FR. MANUEL ACEREDA DE LA CONCEPCIÓN A. R. Marcil!a 13 de Febrero de 1915 ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ BIBLIOGRAFÍA UN LIBRO COMO HAY POCOS No ha mucho publicó el M. R. P. Eugenio Cantera un libro titulado Jesucristo y los Filósofos. Sin duda que muchos de los lectores de nuestro BOLETÍN se habrán enterado de ello, pero al leer el título de ese libro, quizá alguno haya dicho: total, un libro de Apologética como tantos que ya hay. Pero permitidme os diga que os habéis engañado. No es un libro de Apologética como tantos otros que ya tenemos, sino que es de lo mejor que en esta materia se ha escrito, pues su autor, con sumo acierto, aunque con inmenso trabajo, ha ido reuniendo en un volumen lo que se hallaba esparcido en muchísimos, y con estos materiales, más los muchísimos que la ciencia del autor ha añadido ha formado este libro, en el cual nos ha dado a los católicos un arma invencible, con la que podamos defender los dogmas católicos contra todas las sectas modernas. Para que podáis sondear algo de lo muchísimo que este libro contiene, permitidme que os enumere los títulos de los diez y siete capítulos de que consta esta obra: Capítulo I. Jesucristo y la Historia. –II. Jesucristo y sus biógrafos. –Jesucristo y su ideal. –IV. Jesucristo y la razón humana. –V. Jesucristo y la moral. –VI. Jesucristo y la sociedad. –VII. Jesucristo y sus maestros. –VIII. Jesucristo y su palabra. –IX. Jesucristo y su persona. –X. Jesucristo y la verdad. – XI. Jesucristo y la vida. –XII. Posibilidad de lo sobrenatural. –XIII. Necesidad de lo sobrenatural. –XI. El de Agustinos Recoletos de Filipinas 355 milagro. –XV. El racionalismo y la fe. –XVI. La fe religiosa y las ciencias. –XVII. Jesucristo síntesis de todas las cosas. Basta una rápida mirada a los títulos que acabamos de citar, para convencernos de que en este libro se discuten las cuestiones de más actualidad, y que Jesucristo es el centro, alrededor del cual se desarrolla este libro porque así como todos los esfuerzos de la impiedad se dirigen a arrancar de la frente del Salvador la aureola de la divinidad, así el fin de este libro es afianzarla más y más, y aun, si es posible, hacerla más esplendente. Mas es nada lo que dicen los títulos de los capítulos, y muy difícil me parece el que por ellos os forméis idea de este libro; porque, a veces bajo un título el más trivial, se encuentra la más cumplida refutación de multitud de errores y la defensa más vigorosa de uno o más dogmas católicos. En prueba de este aserto tomaré al azar un capítulo y expondré el sumario: sea, pues, el capítulo II, «Jesucristo y sus biógrafos». ¿Puede darse título más sencillo? Pues seguid leyendo y veréis lo que encierra: «Juicios de la impiedad sobre Cristo: Lutero, Descartes, Semler, Kant. –El Cristo de los librepensadores: Cristo de Lessing, de Hegel, de Schleiermacher, de Straus, de Baur, de Renán, de Hartmann, de Paulsen, de Chapelli. –El Cristo de los modernistas: Cristo de Harnack, de Stapfer, de Weiss, de Wernle, de Loisy. –El Cristo de la Iglesia Católica: Su fundamento histórico en los Evangelios. –Criterios externos de la autenticidad de los Evangelios. –Id. internos. –Belleza moral de los Evangelios». Por este sumario se puede formar idea más clara de lo que es este libro. En él se ventilan todas las cuestiones que acerca de la divinidad de Jesucristo, de la revelación, de los Evangelios, de! orden sobrenatural, de los milagros y demás dogmas católicos ha propuesto la impiedad modernista, los racionalistas, librepensadores y demás enemigos del Catolicismo; allí se refuta valientemente la herejía modernista en todas sus manifestaciones, sacando a la vergüenza pública sus afirmaciones gratuitas, sus negaciones sin ningún fundamento, la frescura con que tergiversan, mutilan y cambian textos, y, cuando nada de esto les es posible, el descaro con que dicen que han sido interpolados. En esta obra veréis pasar ante vuestra vista ya los rasgos más 356 Boletín Oficial sobresalientes del Evangelio, ya las escenas más amorosas de la vida del Salvador, ora la depravación de costumbres en el paganismo, y la mudanza que la Iglesia hizo en la sociedad, en la familia y en el individuo, ora la miserable condición del esclavo y cómo Jesucristo le restituyó sus derechos, aquí nos presenta la lista de aquellos grandes y heróicos hijos de la Iglesia que han sacrificado sus vidas en aras de la caridad para imitar a nuestro divino Salvador, allí nos recuerda cómo los sabios más eminentes han sido humildes hijos de la Iglesia; para concluir de aquí una prueba concluyente contra aquellos que dicen que la Iglesia es opuesta a las ciencias; en esta obra veréis… pero ¿para qué seguir enunciando lo muchísimo que en este libro se contiene? En una palabra lo voy a decir: allí se contiene todo cuanto un buen católico y un buen misionero puedan desear para combatir las herejías modernas y defender los dogmas católicos en el terreno en que la impiedad los combate. Porque es de advertir que este libro reviste un carácter especial que le hace superior a muchos de sus similares. Conoce muy bien el autor que los tiempos modernos se distinguen por su incredulidad; por eso no prueba la divinidad de Jesucristo y demás dogmas a la manera del teólogo, sino como filósofo que prescinde de la Escritura y la aduce tan sólo como un documento histórico. Ya lo dice el P. Cantera en el Prólogo, «negada la inspiración de los libros sagrados, puesto en litigio el mismo orden sobrenatural, resulta deficiente, por no decir inútil la prueba teológica», por eso «prescindo siempre de textos inspirados, de argumentaciones dogmáticas, pues si se alegan a veces testimonios de la Sagrada Escritura no es para imponer su autoridad divina, sino como documentos históricos. Como hay algunos que se fijan tanto en el lenguaje, parece que el autor ha tenido consideración a ellos, y ha adornado a su libro con tal modo de decir, que merece muy justas alabanzas: porque todo él es tan castizo que parece estamos leyendo algún autor de nuestra edad de oro, tan vigoroso que se parece al lenguaje de algunos apologistas de nuestra religión, y respira tal unción y es tan atractivo al desarrollar algunas pruebas, sobre todo la del amor, que cuesta trabajo el dejarlo de las manos; de este modo continúa toda de Agustinos Recoletos de Filipinas 357 la obra pero al llegar al final de ella, a la manera que el cisne canta más dulcemente, cuando está herido de muerte y va a expirar, así el P. Cantera hace brotar de su pluma su último capítulo, «Jesucristo síntesis de todas las cosas», que es tan dulce y melodioso que entusiasma a cualquiera, pues en él recoge todo lo mejor que se halla esparcido en la obra, a fin de llegar a los resortes del amor, para que al acabar de leerse su obra quede tan impreso en nosotros el amor hacia el amante Salvador que difícilmente se nos borre, y, para que nos cause todavía más impresión, hiere nuestros sentidos, llegando hasta nuestro corazón, con aquel grandioso ¡Salve Jesús de Nazaret...! que emociona. No sé si estas líneas llegarán a manos del autor de este libro, mas, si llegan, recíbalas no como son en sí, que en vez de ensalzar su libro tal vez lo rebajen, sino como la expresión de la voluntad que las ha inspirado, que fué dar a conocer un libro que tantos bienes puede causar, y ¿por qué no decirlo? tanta honra dará a nuestra amada Recolección. Me diréis que tienen poco peso mis palabras, y que no entiendo de críticas, ya lo sé; por eso exhorto a todos a que lean este libro, y después el que entienda que forme la crítica, pero ¿a que no me sacáis por mentiroso? FR. PABLO GRÁVALOS DE STO. TOMÁS DE VILLANUEVA A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ MISCELÁNEA ESPAÑA EN FILIPINAS 1 Un día permitió la Divina Providencia que la rapaz águila de Norte-América arrancase de la corona hispana la perla que Magallanes encontrara en 1521 y Legazpi pusiera en ella en 1571 los pendones de Castilla, en nombre del gran Felipe II el Prudente. Ya habían transcurrido tres años después de arriada la bandera gualda y roja, que había sido llevada del Archipiélago Magallánico envuelta en crespones, a la antigua metrópoli; y los españoles aquí residentes, sumidos en tristeza, cubiertos de dolor y bañados en llanto, cuando un periodista español, el Sr. Páramos, aboga en el Noticiero de Manila por la designación de un día en que se reuniesen todos los españoles de cada pueblo o comarca, para conocerse, para vivir a la española. Este día había de ser, según él el día de nuestro Patrono Santiago que está en los cielos y dió nombre a nuestro legendario grito de guerra. Terminaba así el artículo: «Hay que hacer perdurable el espíritu español en esta tierra, que tanto quiso y quiere a España». Si bien el campo estaba en pésimas condiciones por haber sufrido los efectos de una tempestad horrorosa, no dejó sin embargo de prender la semilla. Al año siguiente el semanario de Manila El Tío Paco publicó un número extraordinario el día de Santiago, para despertar el entusiasmo de los españoles y principalmente para comunicarlo a filipinos y americanos. Cuando los ánimos iban 1 Por no haber llegado antes, publicamos ahora este trabajito de Manila. de Agustinos Recoletos de Filipinas 359 calmándose y el horizonte se despejaba, así en lo político como en lo mercantil, fué arraigando esta idea, hermosa y patriótica en los corazones de los españoles, antes oprimidos por el dolor. Ya en 1906 presentóse con carácter oficial en muchas partes, y en lo años siguientes ha revestido un esplendor que parece han echado el resto los peninsulares. Perpetrado el latrocinio de los yankis, consumado el crimen y satisfecha la rapacidad de los Estados Unidos; arriada la bandera hispana y retirada en un rincón de la Península, llorando tanta vergüenza y desgracia tanta, comenzaron los improperios contra nuestra amada España; y españoles, ¡¡¡quien lo diría!!!, americanos y filipinos arrojaban sobre la inmaculada frente de Hesperia inmunda baba y asquerosos salivazos. Afortunadamente la Providencia Divina, suprema ley de la historia, no permitió que los sacrificios de España, los sudores y la sangre de sus soldados, que siempre han tenido uncida la victoria a sus armas, los trabajos y las lágrimas de los misioneros, la paternal y sabia prudencia de nuestros monarcas, consignada en las inmortales leyes de Indias, fueran correspondidas con esa ingratitud, que tiene calificativo para denominarla. Beneficios tan grandes como esta tierra malásica había bebido de las puras fuentes del ejército, del misionero y del trono, no podían engendrar aquellos torrentes de vilipendio, sarcasmos, odio, escarnio, abyección, ingratitud y envilecimiento, so pena de invertir el orden natural. Aquello se fué y no volverá; desapareció para no ser. ¿Pruebas? Todos los años el día de Santiago, Patrón de España, nos las dan los mismos precisamente que antes nos escarnecían. Horrorizados de los tiempos pretéritos, asustados por sus propias hazañas, quieren borrar con grande amor y entusiasmo grande, tamaña ingratitud. El Día Español, que así se llama nuestra fiesta, es la mejor prueba, el mejor argumento; y, si no, ahí están El Ideal, La Democracia, La Vanguardia, Consolidación Nacional, diarios que representan las agrupaciones todas del país en política, los cuales dedican a España y a la colonia del país hermosos editoriales, tiernas poesías, que rebosan gratitud, amor y cariño a la antigua metrópoli. La prensa que se publica en inglés, también guarda para España lo mejor de sus columnas. 360 Boletín Oficial No es raro que se publiquen números extraordinarios, ricos en materias y elegantes en la forma, Libertas, El Mercantil y los arriba enumerados, en la capital, sino que también El Adalid y El Tiempo, en Cebú; El Nuevo Heraldo, en Ilo-Ilo; El Heraldo Bical, en Legazpi; La Voz de Mindanao, en Zamboanga; y otros se visten de gala para celebrar el Dia Español, que no lo harían mejor si se tratara de una fiesta propia. ¿Verdad, que esto es hermoso y consolador? Tampoco es raro ver a altos personajes escribir sendos artículos en loor de España, como Bongherty, Obispo de Jaro; Pershing, general; Helford, gobernador, etc. ¿Y los filipinos? ¡Ah! los filipinos guardan para España lo mejor de lo mejor: las notas más delicadas de la lira filipina son para España; el más férvido entusiasmo de la elocuencia filipina es para España; lo más florido de la pluma filipina es para España; todo, todo es para España. Jesús Balmori escribe en El Mercantil el día de Santiago una poesía, tierna y delicada, como una flor de sampaguita, que exhala fragante olor de ilang-ilang, y con temor de ajarla atrévome a cortarle estos pétalos de vivísimos colores: Si de tu frente, oh Reina, la malhadada suerte Robó la perla india para dejarle en llanto; Al verte tan hermosa y tan doliente al verte, ¿Qué corazón, llorando de amor, no ha de quererte? ¿Qué lira de poeta no ha de ofrecerte un canto? …………………………………………… Oh España, dulce España, penetra en mis solares Poblados de ilang-ilang, para tus pies benditos; Te buscan nuestros cielos, te añoran los hogares. …………………………………………… …………………………………………… ¡Vuelve aunque sea un día! Pasa por los escombros Del pueblo que en su seno dormiste cariñosa Te llevaron los indios Rahás sobre sus hombros Y tú sobre sus hombros serás como una rosa. Oh España, España nuestra, España bendecida; Vuelve, que tú eres única y nunca, nunca extraña; Si en un minuto loco nos fuiste malquerida, de Agustinos Recoletos de Filipinas 361 De ese minuto en cambio te damos nuestra vida, Ven a tomarla, madre, ven a tomarla, España. Jesus Caruso ha publicado en el mismo diario una poesía, que parece escrita por un niño, es tan delicada… A trueque de alargar demasiado estas líneas, escritas al correr de la pluma y al vagar incierto de la mente, voy a copiar estos áureos párrafos del eminente orador y notable escritor filipino, D. Manuel Rávago: «Nosotros tenemos un templo en donde la gratitud endiosó un nombre y esculpió un recuerdo. En ese templo, sobre un altar paramentado con los colores rojos y gualda, yérguese una nobilísima matrona. En ese altar lucen los cirios del recuerdo, exhalan sus aromas las flores que el amor plantó y que regó la ingratitud. Un coro de voces argentinas, las voces de tres siglos de constantes beneficios, de favores incontables, entona constantemente el himno de las más santas efusiones, de los más encendidos afectos. En ese templo, escondido a los ojos del mundo, sólo Dios escudriña los misterios de un culto que Él mismo se complace en fomentar. Y allí, en ese templo, donde vela como guardián incorruptible el alma de nuestra raza, es donde en Filipinas recibe culto incesante de admiración, de adoración y de afecto la memoria de España y de sus beneficios… Ese templo… es el corazón de los filipinos. La gratitud lo erigió, el amor lo ungió con el óleo de sus efusiones, el recuerdo lo conservará inderrocable, erguido al través de siglos y de las generaciones». En fin, todos aquel día parece que sienten la ausencia de España y exteriorizan la nostalgia por aquella nación, que ha sabido elevarse a la apoteosis de la excelsitud con sus virtudes heróicas. El Mercantil, diario simpático de Manila y órgano de la colonia española, aprece este año con sus titulares encendidas de vivo rojo, como la sangre de Legazpi y Urdaneta. El año pasado fué escrito el número extraordinario por filipinos exclusivamente; resultó muy notable por sus buenos trabajos. El de 1910 quizás supere a los demás; tiene más de diez hojas; en la portada se ve el escudo de España artísticamente dibujado; multitud de fotograbados del Casino Español y Orfeó Catalá, de Manila, y los principales monumentos de España, hermosean el conjunto; notables firmas 362 Boletín Oficial se ven al pie de los numerosos artículos y poesías, como la de D. José María Romero Salas, director de dicho diario; Luis Torres Acevedo, cónsul general de Manila; José Rocamora, director del Heraldo de Madrid; Morel, Unamuno, Labra, Salvador Morales, director de Correo Español; Bartolomé Feliú, el Conde Rizi; Luca de Tena, senador y director de A B C; Fr. Antonio Lozano, O. S. A.; Irureta Goyena, Manuel Rávago, y otros y otros de firmas conocidas por sus trabajos literarios; de manera que resulta un número verdaderamente notable y extraordinario, y para que nada faltara, hasta el «Guernicaco Arbola» inserta Libertas, diario católico de Manila, también luce sus galas en el Día Español. Excelsior, revista ilustrada, aumenta en hojas y en tamaño, y sus artículos y sus poesías son para España y sólo de España sus fotograbados. La portada de este año fué dibujada a ocho tintas; hay que ver lo que supone aquí ocho tintas. No es solamerile Manila la que se honra con el Día Español, no; en otros puntos como Dávao, Gagayan de Luzón, Ilo-Ilo, Cebú, Donsol, Legazpi, Albay, Daraga, también se celebra con entusiasmo. Y para que se vea cuánto esplendor reviste, bástenos citar el hecho de Zamboanga, en donde no habiendo más que diez y seis españoles, las casas más principales de comercio se cerraron el año pasado, los tribunales de justicia cerraron sus sesiones, y dispensaron a los empleados de la asistencia a las oficinas públicas. Algunos españoles pronunciaron discursos en inglés, haciendo lo propio algunos americanos en castellano. Aunque mucho más se podría decir, creo lo suficiente ya para dar una idea de cómo se celebra aquí el Día Español; día en que ofrecemos a la Patria ausente en el altar del recuerdo nuestros más caros amores, nuestros amores de hijos. El programa suele ser muy variado; suele haber veladas, concurso de parejas regionales en grupas, carreras de bicicletas etc.; pero nunca falla la novillada, cuyo producto líquido se destina al «Fondo, Benéfico Español» y este año además, a la «Gota de Leche»: una función religiosa, que resulta brillantísima todos los años, ha de comenzar las fiesta. Este año se ha celebrado en la nueva iglesia de los PP. Paúles: el año pasado en la de los PP. Jesuitas, aquí hubo tres Señores Obispos y el Ilmo. Arzobispo de Manila, y hace tres de Agustinos Recoletos de Filipinas 363 años, en la majestuosa Basílica del Carmen, de S. Sebastián, en donde predicó un sermón notabilísimo, grandilocuente, colosal, el P. Pedro Jiménez; ayudado con la historia, llena de fervor su alma y electrizado su corazón. Con entusiasmo grande, supo tejer de filigranas una oración, que no se rebajaría el mismo Cicerón en estampar su firma en ella. También se reparten limosnas a los españoles necesitados. Hay recepción diplomática en el Consulado General, la que resulta muy brillante. En fin, que parece que uno está en España, se hace la ilusión que asiste a una fiesta en su misma Patria; benditas ilusiones que mitigáis, siquiera algunas horas, muchas nostalgias, muchos dolores, muchas miserias, y hacéis que se pase tan alegre un día de España en Filipinas. FR. J. M. y J. A. R. Manila, Agosto de 1914. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ GRÓNICA DE NUESTROS COLEGIOS DE MARCILLA Oportunísima sin duda fué la súplica que en la última página del precedente número de nuestro simpático BOLETÍN tuvo a bien hacer el amado P. Director del mismo a los RR. PP. Superiores locales, pidiendo que, a ser posible, mandasen de todas las Casas las noticias que creyesen convenientes para nuestra común edificación. Y a fe que, por este mes al menos, no se me ha de secar la tinta en la pluma; pues lo que es asuntos que tratar no faltan, siquiera no sobre gracia en el Cronista, nombrado, para relatarlos con aquel donaire que es suficiente por sí solo, para hacer amenas las cosas de más baladí interés. Y supuesto que otra pluma mejor cortada que la mía se ha ocupado de bosquejar la solemnísima exposición de S. D. M. que tuvo lugar en esta nuestra iglesia del Colegio de Marcilla el Domingo de Sexagésima, me ocuparé yo de los exámenes con que comenzó el periodo a que debe circunscribirse esta relación, y después hablaré de otras cosas no menos dignas de mencionarse en la crónica de un Colegio. En cuanto a los exámenes, tengo que advertir que se engañaría miserablemente el que dijere no ser estos sino una mera costumbre que a nada útil conduce. Erraría de medio a medio el que afirmase que no obedecen sino a una rutina, que no sirve ni para avivar los tal vez cansados ojos del estudiante aplicado, ni para despertar los dormidos del holgazán y tumbón. Si alguna vez hubiese pensado de Agustinos Recoletos de Filipinas 365 yo de ese modo, creo no se habría prolongado mi error más de lo que duraron los dias postreros del pasado Enero, sino que probablemente hubiera cambiado de opinión antes de aparecer en el teatro de nuestra historia el mes que tan velozmente se desliza. Seguramente se hubiese desvanecido mi error al ver en este Colegio el desasosiego de unos Coristas y la intranquilidad de otros, al observar la falta al recreo de estos y las ocupaciones de aquellos al escuchar en fin las conversaciones de todos. Si a cualquiera de ellos se le hubiese preguntado la causa de sus desvelos, al momento habría contestado que no le preocupaba nada sino que el día 30 de Enero debía presentarse a los exámenes prescritos por el vigente «Plan de Estudios» en su art. 11, conforme a lo determinado en el núm. 618 de nuestras Constituciones. Dejando que corran veloces los últimos días de prueba, trasladémonos al dicho día 30, que amaneció muy claro para todo el mundo y tal vez oscuro para nuestros examinandos. Seguramente alguno de los Coristas el primer pensamiento que tuvo al toque de tablillas fué el de los exámenes que debía sufrir aquel día, y ¡quién sabe si en el coro debió besar tierra alguna vez por esta misma distracción! Apartemos nuestra consideración de los Coristas y dejémoslos con sus temores hasta que el reloj, en su sincrónica marcha, haya llegado a marcar las nueve. Si pasamos por delante de la celda Rectoral a dicha hora, veremos ya que algunos con la capilla calada pasean en corto espacio con paso inseguro y taciturnos; el uno hojeando el programa, el otro revolviendo el libro para mirar esta definición, recordar aquella división y otras cosas semejantes: ¡a buen seguro que no los reconocería el que pocos dias antes los observó alegres, bulliciosos, juguetones, charlar, correr y divertirse!1 Entremos con uno cualquiera de ellos en la celda Rectoral; nos edificará en primer lugar la devoción con que toma el agua bendita. ¡Señor, con qué modestia saluda al tribunal! parece que 1 Aunque el estilo de esta Crónica no diga muy bien con el título de nuestra publicación, se ha dejado correr, por no creerlo del todo ajeno a uno de los fines de la misma, que es poner a nuestros jóvenes en condiciones de adiestrarse en el manejo de la pluma, para que con el tiempo la puedan emplear en defensa de más altos y sagrados intereses. (N. de la D.) 366 Boletín Oficial no tiene manos, sino es para arreglarse un poco la capilla o la correa, antes de meterlas en las mangas para cuadrarse. ¡Está hecho un angelito aunque sin alas! Las pulsaciones de su agitado corazón me parece que las podría contar cualquier miope desde el ángulo más apartado de la celda, no obstante ser tan aceleradas y suficientes para intranquilizar al más lerdo Galeno, si en estas condiciones tuviese que auscultar a un enfermo. Supongo que estará haciendo votos en su interior a todos los santos, y hasta invocará a Santa Rita tan sólo por ser abogada de imposibles, formando a la vez la mar de propósitos de aprovechar mejor el tiempo en lo sucesivo. Dejémonos de examinar su interior, lector amado, no sea que alguno nos llame temerarios, por aquello de internis non judicat Ecclesia y fijémonos en lo exterior; veamos cómo se muerde el labio inferior y dirige al techo miradas más penetrantes que los famosos rayos de Roentgen, cómo enumera algunas pruebas tan entre dientes que apenas si las oye el cuello de la túnica, cómo suprime otras por no tener probabilidad de poder salir airoso con ellas, cómo contesta a una pregunta marchándose por los cerros de Úbeda, cómo mutila algún texto de modo que no le reconocería ni su mismo autor, etc. etc. ¡Señor, si habrá turbación en su alma y regomello en su cuerpo! Pero en medio de todo veamos cómo se va terminando aquel purgatorio y luego podrá cantar victoria y correr gozoso a la huerta para oxigenar libremente los pulmones y tomar el radiante sol que vivifica toda la naturaleza. Salgámonos, lector amado, de la celda Rectoral, no sea que nos echen el alto, por cuanto ni tú ni yo somos de los que constituyen el tribunal; hemos entrado tan sólo de incognito y furtivamente: aparte de que en el claustro nos queda algo que ver. En el momento de cerrar la puerta, ya de salida, una porción de compañeros rodean a nuestro examinado; uno le pregunta quiénes constituyen el tribunal; otro, qué le han preguntado, éste si exigen mucho, aquel si ayudan algo; lo marean por completo. ¡Señor, qué poca paciencia! Esperad unos momentos y ya lo sabréis luego sin necesidad de molestar a vuestro compañero. Mas poco o nada le importan ya a nuestro examinado estas impaciencias de sus hermanos; ha salido del apuro y se siente ya dichoso. ¡Y luego habrá quien diga que no impresionan nada a los Coristas los exámenes! de Agustinos Recoletos de Filipinas 367 Que piense así quien quiera, yo por mi parte sostendré que tenía mucha razón el seminarista del cuento, que, al ver en el sarcófago de un héroe del valor una pomposa inscripción que decía hic jacet qui nunquam timuit, no pudo vencer la tentación que le vino de explicar aquel fenómeno con el laconismo del que lo comprende claro, añadiendo quia nunquam fuit examinatus. Después de haber hablado de los exámenes, todavía podía entretener por algunos momentos a mi amado e indulgente lector, relatándole, si el mes estuviese más adelantado, las pláticas que están preparando los Coristas para enfervorizar con ellas a la Comunidad durante este santo tiempo de Cuaresma; mas, como todavía no se ha declamado ninguna, no puedo dar ningún juicio crítico sobre ellas, ni rebatir rotunda y contundentemente la errada opinión de los que creen que los Coristas se pasan la vida durmiendo y jugando sin pensar sino en el refectorio y las vacaciones. Dentro de poco, Deo favente, podré apuntar gozoso en mi cartera este nuevo argumento y presentarlo orgulloso ante los ojos de cualquiera. Esta confianza nace en el fondo de mi alma al ver el sumo trabajo y exquisito cuidado que ponen en prepararlas; razón que me hace sospechar y creer firmísimamente que por lo menos obtendrán con ellas un éxito tan ventajoso y favorable como el que ya lograron los más antiguos con las suyas, durante el pasado Adviento. Cuatro palabras no más, lector amado, para darte una noticia sumamente grata y decirte que está de enhorabuena nuestra amada Provincia, pues el 2 del corriente tres hijos suyos, llamados Fr. Tirso Ruana del Carmen, Moisés Rojo de la Virgen del Prado y Julián Arzanegui del Pilar recibirán de manos del Excmo. y Rvmo. Sr. Obispo de Pamplona la dignidad sacerdotal y la plenitud del Espíritu Santo, para llenar cumplidamente las obligaciones anejas a la más grande de las dignidades. El domingo pasado sufrieron los correspondientes exámenes, y han comenzado el acostumbrado retiro. ¡Con qué vehemencia suplicarán al Dios de las Misericordias les conceda las gracias de que necesitan en tan santo estado! Ayudémosles todos con una súplica tierna y devota pidiendo al Señor que remedie en cuanto es posible con estos tres nuevos sacerdotes la falta de operarios en la viña de su Iglesia. En la persuasión de que para cuando vean la luz pública estos 368 Boletín Oficial renglones habrá tenido ya lugar tan fausta ceremonia, mando desde ahora mi más afectuosa y cordial enhorabuena a los tres recién admitidos a la porción predilecta del Señor. En el próximo número de este Boletin promete, si le es fácil, dar algún detalle de los respectivos canta-misas el Cronista nombrado. FR. R. J. DE LA. C. Marcilla 17 de Febrero 1915. DE SAN MILLÁN DE LA COGOLLA Muy Rvdo. P. Director del BOLETÍN OFICIAL de Agustinos Recoletos. Marcilla. Muy Rvdo. y estimado Padre: He recibido el número último del BOLETÍN OFICIAL, correspondiente al 1.º de Febrero del presente año, en el que ruega V. R. a todos los Superiores de nuestras Casas tengan a bien comunicar cuantas noticias puedan contribuir a la edificación común y sirvan un día para continuar la Historia, hasta aquí tan gloriosa, de nuestra santa Provincia: y este ruego para mí es un agradable mandato que me apresuro a cumplir, firmemente persuadido de que con el mismo gusto lo cumplirán los demás Superiores, contribuyendo así a llenar las aspiraciones de todos los Religiosos, que no podíamos ver sin pena olvidadas tantas obras heroicas que debían haber quedado engarzadas para más abrillantar la corona de nuestra Recolección Agustiniana. No dudo tendrá materia sobrada para llenar el BOLETÍN mensual, y otro que tuviese duplicado número de páginas; pero esto no me dispensa de cumplir con mi deber, ni me excusa de publicar los trabajos de los Religiosos que están a mi cargo; limitándome por hoy a remitir a V. R. copia corregida y aumentada de la reseña que hace unos días publicó el Diario de la Rioja, de las funciones religiosas que se celebraron en esta iglesia de San Millán para impetrar del cielo la paz para Europa, según las disposiciones de Su Santidad el Papa Benedicto XV. de Agustinos Recoletos de Filipinas 369 El corresponsal del periódico citado no pensó más que en el espíritu y fervor del pueblo y formó la reseña como un acto puramente parroquial; pero es muy justo hacer constar la eficaz cooperación de la Comunidad para que los cultos resultaren, como así fué en efecto, una imponente manifestación de fe y religión de parte de este católico vecindario. Cumpliendo, pues, los deseos de nuestro Santísimo Padre Benedicto XV, anunció el celoso párroco de esta villa el día de la Purificación de Ntra. Señora la función solemne con todos los actos que tendrían lugar el día 7 para impetrar del Altísimo la anhelada paz europea, manifestando sus deseos de que todos en ese día recibiesen la Sagrada Comunión, incluyendo también a los enfermos, a quienes el mismo párroco la administraría privadamente como acostumbra a hacerlo todos los meses. Todo el pueblo acogió con entusiasmo la idea de su amado párroco, a quien siempre escuchan con respeto, y obedientes y sumisos a su voz acudieron como un solo hombre preparando ya desde el sábado sus almas por medio del Sacramento de la Reconciliación para lo cual bajaron solícitos al confesonario a las dos de la tarde los Padres del Convento, Rvdmo. P. Enrique, P. Félix y P. Vicente para ayudar al párroco. El Domingo por la mañana los PP. Confesores reanudaron sus tareas, mientras N. Rvmo. P. Enrique celebraba la primera misa: llegó la hora de la Comunión, y a pesar de estar acostumbrados en este pueblo a ver actos de esta índole, nos conmovió religiosamente este acto que resultó tierno e imponente. El M. I. Ayuntamiento fué el primero en recibir a Jesús Sacramentado, siguieron los señores Socios de la Junta de la Doctrina Cristiana con los instructores e Instructoras; a continuación pasaron los niños y niñas, luego las Asociaciones del Corazón de Jesús e Hijas de María y por último se acercaron los hombres, en tanto número, como nunca se ha visto en un solo día. Terminada la Misa mayor, que celebró el que suscribe, se expuso S. D. M., cantando un sentido Miserere los niños del Colegio Preparatorio, que con tanto acierto dirige el P. Benito Gabasa. Acabados los actos de la mañana, comenzaron la vela al Santísimo el Sr. Cura párroco, el Sr. Alcalde y el Prior de la Cofradía 370 Boletín Oficial Mayor; y hasta la función de la tarde, que tuvo lugar a las cuatro, hubo constantes tres parejas de veladores de las diferentes piadosas Asociaciones que hay establecidas en esta parroquia. Por la tarde, a eso de las cuatro, no se veía un solo hombre por las calles; estaban todos en la iglesia. Se rezó el Santo Rosario con la estación al Santísimo: los niños del Colegio entonaron las letanías y un sentimental Parce, Domine y todo acabó con la bendición del Santísimo que dió al pueblo el Rvdo. Cura párroco Fr. Rogelio Barasoain. Puede V. R. hacer de esta reseña el uso que crea conveniente, y, si por merecerlo la publica en nuestro BOLETÍN OFICIAL, le anticipa las gracias, a la vez que me reitero de V. R. afmo. en Jesús menor Hermano, EL RECTOR San Millán de la Cogolla 16 de Febrero de 1915 TIP. DE SANTA RITA Año VI 1 de Abril de 1915 Núm. 59 BOLETÍN OFICIAL DE LA PROVINCIA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO DE FILIPINAS de la Orden de Agustinos Recoletos CORRESPONDENCIA OFICIAL LA BENDICIÓN DE SU SANTIDAD GENERALATO DE AGUSTINOS RECOLETOS Madrid 2 de Febrero de 1915 En carta de fecha 14 del actual me dice nuestro queridísimo Protector el Emmo. Sr. Cardenal Vico lo siguiente: «Me es grato comunicar a Vuestra Reverendísima 372 Boletín Oficial el interés que tiene Su Santidad por su Orden, y la Bendición Apostólica que envía al Padre Prior General y demás Superiores y Religiosos; y no duda Su Santidad que el espiritu que siempre ha distinguido a esa Orden, se mantenga y perpetúe, hoy tanto más que tiene vida independiente». Que esta prueba de paternal benevolencia de parte del Augusto Vicario de Jesucristo aliente y sirva a todos nuestros Religiosos, para trabajar cada día más en su santificación por medio de la observancia regular y cumplimiento de sus respectivos deberes. FR. FIDEL DE BLAS DE LA ASUNCIÓN BENDICIÓN ESPECIAL DE S. S. A NUESTROS MISIONEROS DE VENEZUELA A la felicitación que el R. P. Vicario Provincial de Venezuela mandó a S. S. el Papa Benedicto XV con motivo de su elevación al Pontiticado, se ha dignado contestar S. S. por medio del Eminentísimo Sr. Cardenal Secretario de Estado, enviando a todos aquellos Misioneros la Bendición Apostólica, como consta en el respetabilísirno documento que a continuación publicamos: «Secretaría di Stato di Sua Santita Dal Vaticano 19 Diciembre 1914. –Núm. 2.123. Rvmo. Padre: Il Santo Padre mi affida il piacevole incarico di parteciparle i Suoi augusti ringraziamenti per l'omaggio e per gli auguri che de Agustinos Recoletos de Filipinas 373 Ella Gli ha offerto a nome di tutti i Padri Agostiniani Recolletti di cotesta Missione in occasione della sua elevazione alla Cattedra di San Pietro. Ai ringraziamenti Sua Santità si é degnata aggiungere il voto di un ministero sempre più fecondo; e con particolare benevolenza ha impartido a V. P. ed a tutti suoi Confratelli Missionari l'Implorata Benedizione Apostolica. Con sensi di sincera stima passo al piacere di raffermarmi. Di V. P. Rvma. affmo. nel Signore S. Card. Gasparri Rvmo. P. Eugenio Galilea di S. Luigi Gonzaga, Superiore dei Padri Agostiniani Recolletti. –Venezuela». 374 Boletín Oficial ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ REVISTA CANÓNICA DECISIONES DE LA PONTIFICIA COMISIÓN «DE RE BÍBLICA» I De auctore, de tempore compositionis et de historica veritate Evangelii secundum Mattheum Propositis sequentibus dubiis, Pontificia Commissio «De re bíblica» ita respondendum decrevit I.- Utrum, attento universali et a primis saeculis constanti EccIesiae consensu, quem luculenter ostendunt diserta Patrum testimonia, codicum Evangeliorum inscriptiones, sacrorum librorum versiones vel antiquissimae et catalogi a SS. Patribus, ab ecclesiasticis scriptoribus, a Summis Pontificibus et a Conciliis traditi, ac tandem usus liturgicus Ecclesiae orientalis, affirmari certo possit et debeat Matthaeum, Christi Apostolum, revera Evangelii sub ejus nomine vulgari esse auctorem? Resp.: Affirmative. II.- Utrum traditionis suffragio satis fulciri censenda sit sententia quae tenet Matthaeum et ceteros Evangelistas in scribendo praecessisse, et primum Evangelium patrio sermone a Judaeis paIaestinensibus tunc usitato, quibus opus illud erat directum, conscripsisse? Resp. Affirmative ad utramque partem. III.- Utrum redactio hujus originalis textus differri possit ultra tempus eversionis Hierusalem, ita ut vaticinia quae de eadem eversione ibi leguntur, scripta fuerint post eventum, aut, quod allegari solet Irenaei testimonium (Advers. haeres., lib. III, cap. I, n. 2), insertae et controversae interpretationis, tanti ponderis sit existimandum, ut cogat rejicere eorum sententiam qui congruentius traditioni de Agustinos Recoletos de Filipinas 375 censent eamdem redactionem etiam ante Pauli in Urbem adventum fuisse confectam? Resp: Negative ad utramque partem. IV.- Utrum sustineri vel probabiliter possit illa modernorum quorumdam opinio, juxta quam Matthaeus non proprie et stricte Evangelium composuisset, quale nobis est traditum, sed tantummodo collectionem aliquam dictorum seu sermonum Christi, quibus tamquam fontibus usus esset, alius auctor anonymus, quem Evangelii ipsius redactorem faciunt? Resp.: Negative. V.- Utrum ex eo quod Patres, et ecclesiastici scriptores omnes, imo Ecclesia ipsa jam a suis incunabulis, unice usi sunt, tamquam canonico, graeco textu Evangelii sub Matthaei nomine cogniti, ne iis quidem exceptis, qui Matthaeum Apostolum patrio scripsisse sermone expresse tradiderunt, certo probari possit ipsum Evangelium graecum identicum esse quoad substantiam cum Evangelio illo, patrio sermone ab eodem Apostolo exarato? Resp.: Affirmative. VI.- Utrum ex eo quod auctor primi Evangelii scopum prosequitur praecipue dogmaticum et apologeticum, demonstrandi nempe Judaeis Jesum esse Messiam a prophetis praenuntiatum et davidica stirpe progenitum, et quod insuper in disponendis factis et dictis quae enarrat et refert, non semper ordinem chronologicum tenet; deduci inde liceat ea non esse ut vera recipienda; aut etiam affirmari possit narrationes gestorum et sermonum Christi, quae in ipso Evangeiio leguntur, alterationem quamdam et adaptationem sub influxu prophetiarum Veteris Testamenti, et adultioris, Ecclesiae status subisse, ac proinde historicae veritati haud esse conformes? Resp. Negative ad utramque partem. VII.- Utrum, speciatim solido fundamento destitutae censeri jure debeant opiniones eorum, qui in dubium revocant authenticitatem historicam duorum priorum capitum, in quibus genealogia et infantia Christi narrantur, sicut et quarumdam in re dogmatica magni momenti sententiarum, uti sunt illae quae respiciunt primatum Petri (Matth. XVI, 17-19), formam baptizandi cum universali missione praedicandi Apostolis traditam (Matth. XXVIII, 19-20), 376 Boletín Oficial professionem fidei Apostolorum in divinitatem Christi (Matth. XIV, 33), et alia hujusmodi, quae apud Matthaeum peculiari modo enuntiata occurrunt? Resp.: Affirmative. Die autem 19 Junii 1911, in audientia utrique infrascripto Rmo. Consultore ab Actis benigne concessa, SSmus. Dominus Noster Pius Papa X praedicta responsa rata habuit ac publici juris fieri mandavit. Fulcranus Vigouroux, Pr. S. S. Laurentius Janssens, O. S. B. Consultores ab Actis II De auctore, de tempore compositionis et de historica veritate Evangeliorum secundum Marcum et secundum Lucam Propositis pariter sequentibus dubiis Pontificia Commissio «De re biblica» ita respondendum decrevit. 1.- Utrum luculentum traditionis suffragium inde ah Ecclesiae primordiis mire consentiens ac multiplici argumento firmatum, nimirum disertis sanctorum Patrum et scriptorum ecclesiasticorum testimoniis, citationibus et allusionibus in eorumdem scriptis occurrentibus, veterum haereticorum usu, versionibus librorum Novi Testamenti, codicibus manuscriptis antiquisimis et pene universis atque etiam internis rationibus ex ipso sacrorum librorum textu de sumptis, certo affirmare cogat Marcum, Petri discipulum et interpretem, Lucam vero medicum, Pauli adjutorem et comitem, revera Evangeliorum quae ipsis respective attribuntur esse auctores? Resp.: Affirmative. II.- Utrum rationes, quibus nonnulli critici demonstrare nituntur postremos duodecim versus Evangelii Marci (Marc. XVI, 9-20) non esse ab ipso Marco conscriptos sed ab aliena manu appositos, tales sint quae jus tribuant affirmandi eos non esse ut inspiratos et canonicos recipiendos; vel saltem femonstrent versuum eorumdem Marcum non esse auctorem? Resp.: Negative ad utramque partem. de Agustinos Recoletos de Filipinas 377 III.- Utrurn pariter dubitare liceat de inspiratione et canonicitate narrationum Lucae de infantia Christi (Luc., I-II), aut de apparitione Angeli Jesum confortantis et de sudore sanguineo (Luc., XXII, 43-44); vel solidis saltem rationibus ostendi possit —quod placuit antiquis haereticis et quibusdam etiam recentiorihus criticis arridet— easdem narrationes ad genuinum Lucae Evangelium non pertinere? Resp.: Negative ad utramque partem. IV.- Utrum rarissirna illa et prorsus singularia documenta in quibus Canticum Magnificat non Beatae Virgini Mariae, sed Elisabeth tribuitur, ullo modo praevalere possint ac debeant contra testimonium concors omnium fere codicum tum graeci textus originalis tum versionum, necnon contra interpretationem quam plane exigunt non minus contextus quam ipsius Virginis animus et constans Ecclesiae traditio? Resp.: Negative. V.- Utrum, quoad ordinem chronologicum Evangeliorum, ab ea sententia recedere fassit, quae antiquissimo aeque ac constanti traditionis testimonio roborata, post Matthaeum, qui omnium primus Evangelium suum patrio sermone conscripsit, Marcum ordine secundum et Lucarn tertium scripsisse testatur; aut huic sententiae adversari vicissim censenda sit eorum opinio quae asserit EvangeIium secundum et tertium ante graecam primi Evangeiii versionem esse compositum? Resp.: Negative ad utramque partem. VI.- Utrum tempus compositionis Evageliorum Marci et Lucae iisque ad urbem Jerusalem eversam differre liceat; vel, eo quod apud Lucam prophetia Domini circa hujus urbis eversionem magis determinata videatur, ipsius saltem Evangelium obsidione jam inchoata fuisse conscriptum, sustineri possit? Resp.; Negative ad utramque partem. VII.- Utrum affirmari debeat EvangeIium Lucae praecessisse librum Actuum Apostolorum (Act., I, 1-2; et quum hic liber, eodem Luca auctore, ad finem captivitatis Romanae Apostoli fuerit absolutus (Act., XXVIII, 30-31), ejusdem Evangelium non post hoc tempus fuisse compositum? Resp.: Affirmative. 378 Boletín Oficial VIII.- Utrum, prae oculis habitis tum traditionis testimoniis, tum argumentis internis, quoad fontes quibus uterque Evangelista in conscribendo Evangelio usus est, in dubium vocari prudenter queat sententia quae tenet Marcurn juxta praedicationem Petri, Lucam autem juxta praedicationem Pauli scripsisse; simulque asserit iisdem Evangelistis praesto fuisse alios quoque fontes fide dignos sive orales sive etiam jam scriptis consignatos? Resp.: Negative. IX.- Utrum dicta et gesta, quae a Marco juxta Petri praedicationem accurate et quasi graphice enarrantur, et a Luca, assecuto omnia a principio diligenter per testes fide plane dignos, quippe qui ab initio ipsi viderunt et ministri fuerunt sermonis (Luc., I, 2-3), sincerissime exponentur, plenam sibi eam fidem historicam jure vindicent quam eisdem semper praestitit Ecclesia; aut e contrario eadem facta et gesta censenda sint historica veritate, saltem ex parte, destituta, sive quod scriptores non fuerint testes oculares, sive quod apud utrumque Evangelistam defectos ordinis ac discrepantia in successione factorum haud raro deprehendantur, sive quod, cum tardius venerint et scripserint, necessario conceptiones menti Christi et Apostolorum extraneas aut facta plus minusve jam imaginatione populi inquinata referre debuerint, sive demum quod dogmaticis ideis praeconceptis, quisque pro suo scopo indulserint? Resp. Affirmative ad primam partem, negative ad alteram. III De quaetione synoptica sive de mutuis relationibus inter tria priora Evangelia Propositis pariter sequentibus dubiis Pontificia Commissio «De re biblica» ita respondendum decrevit. I.- Utrum, servatis quae juxta praecedenter statuta omnino servanda sunt, praesertim de authenticitate et integritate trium Evangeliorum Matthaei, Marci et Lucae, de identitate substantiali Evangelii graeci Matthaei cum ejus originali primitivo, necnon de ordine de Agustinos Recoletos de Filipinas 379 temporum quo eadem scripta fuerunt, ad explicandum eorum ad invicem similitudines aut dissimilitudines, inter tot varias oppositasque auctorum sententias, liceat exegetis libere disputare et ad hypotheses traditionis sive scriptae sive oralis vel etiam dependentiae unius a praecedenti seu a praecedentibus appellare? Resp.: Affirmative. II.- Utrum ea quae superius statuta sunt, ii servare censeri debeant, qni, nullo fulti traditionis testimonio nec historico argumento, facile amplectuntur hypothesim vulgo duorum fontium nuncupatam, quae compositionem Evangelii graeci Matthaei et Evangelii Lucae ex eorum potissimum dependentia ab Evangelio Marci et a collectione sit dicta sermonum Domini contendit explicare: ac proinde eam libere propugnare valeant? Resp.: Negative ad utramque partem. Die autem 26 Junii anni 1912, in audientia utrique Rvmo. Consultori ab Actis benigne concessa, SSmus. Dominus noster Pius papa X praedicta responsa rata habuit ac publici juris fieri mandavit. Romae diei 26 Junii 1912. Fulcranus Vigoroux, Pr. S. Sulp. L. ✠ S. Laurentius Janssens, O. S. B. Consultores ab Actis. IV De auctore, de tempore compositionis et de historica veritate Libri Actuum Apostolorum Propositis pariter sequentibus dubiis Pontificia Commissio «De re biblica» ita respondendum decrevit. I.- Utrum perspecta potissimum Ecclesiae universae traditione usque ad primaevos ecclesiasticos scriptores assurgente, attentisque internis rationibus libri Actuum sive in se sive in sua ad tertium Evangelium relatione considerati et praesertim mutua utriusque prologui affinitate et connexione (Luc., I, 1-4; Act., I, 1-2), uti certum tenendum sit volumen, quod titulo Actus Apostolorum, seu 380 Boletín Oficial Pra¿xeiß jAposto¿lwn, praenotatur, Lucam Evangelistam habere auctorem? Resp.: Affirmative. II.- Utrum criticis rationibus, desumptis tum ex lingua et stylo, tum ex enarrandi modo, tum ex unitate scopi et doctrinae, demonstrari possit Iibrum Actuum Apostolorum uni dumtaxat auctori tribui debere; ac proinde eam recentiorum scriptorum sententiam, quae tenet Lucam non esse Iibri auctorem unicum, sed diversos esse agnoscendos ejusdem libri auctores, quovis fundamento esse destitutam? Resp.: Affirmative ad uramque partem. III.- Utrum, in specie, pericopae in Actis conspicuae, in quibus abrupto usu tertiae personae, inducitur prima pluralis (Wirstücke) unitatem compositionis et authenticitatem infirment; vel potius historice et philologice consideratae eam confirmare dicendae sint? Resp.: Negative ad primam partem, affirmative ad secundam. IV.- Utrum, ex eo quod liber ipse, vix mentione facta biennii primae romanae Pauli captivitatis, abrupte clauditur, inferri liceat auctorem volumen alterum deperditum conscripsisse, aut conscribere intendisse, ac proinde tempus compositionis libri Actuum longe possit post eamdem captivitatem differri; vel potius jure et merito retinendum sit Lucam sub finem primae captivitatis romanae apostoli Pauli librum absolvisse? Resp.: Negative ad primam partem, affirmative ad secundam. V.- Utrum, si simul considerentur tum frequens ac facile commercium quod procul dubio habuit Lucas cum primis et praecipuis ecclesiae Palaestinensis fundatoribus necnon cum Paulo gentium Apostolo, cujus et in evangelica praedicatione adjutor et in itineribus comes fuit; tum solita ejus industria et diligentia in exquirendis testibus rebusque suis oculis observandis; tum denique plerumque evidens et mirabilis consensus libri Actuum cum ipsis Pauli epistolis et cum sincerioribus historiae monumentis; certo teneri debeat Lucam fontes omni fide dignos prae manibus habuisse eosque accurate, probe et fideliter adhibuisse: adeo ut plenam auctoritatem historicam sibi jure vindicent? Resp.: Affirmative. VI.- Utrum difficultates quae passim objici solent tum ex factis de Agustinos Recoletos de Filipinas 381 supernaturalibus a Luca narratis; tum ex relatione quorumdam sermonum, qui, cum sint compendiose traditi, censentur conficti et circunstantiis adaptati; tum ex nonnullis locis ab historia sive profana sive biblica apparenter saltem dissentientibus; tum demum ex narrationibus quibusdam, quae sive cum ipso Actuum auctore sive cum aliis auctoribus sacris pugnare videntur; tales sint ut auctoritatem Actuum historicam in dubium revocare vel saltem aliquomodo minuere possint? Resp.: Negative. V De auctore, de integritate et de compositionis tempore Epistolarum Pastoralium Pauli Apostoli Propositis pariter sequentibus dubiis Pontificia Commissio «De re biblica» ita respondendum decrevit. I.- Utrum prae oculis habita Ecclesiae traditione inde a primordiis universaliter firmiterque perseverante, prout multimodis ecclesiastica monumenta vetusta testantur, teneri certo debeat epistolas quae pastorales dicuntur, nempe ad Timotheum utramque et ad Titum, non obstante quorumdam haereticorum ausu, qui eas, utpote suo dogmati contrarias, de numero paulinarum epistolarum nulla reddita causa, eraserunt, ab ipso apostolo Paulo fuisse conscriptas et inter genuinas et canonicas perpetuo recensitas? Resp.: Affirmative. II.- Utrum hypothsis sic dicta fragmentaria, a quibusdam recentioribus criticis invecta et varie proposita, qui, nulla ceteroquin probabili ratione, immo inter se pugnantes, contendunt epistolas pastorales posteriori tempore ex fragmentis epistolarum sive ex epistolis paulinis deperditis ab ignotis auctoribus fuisse contextas et notabiliter auctas, perspicuo et firmissimo traditionis testimonio aliquod vel leve praejudicium inferre possit? Resp.: Negative. III.- Utrum difficultates quae multifariam objici solent sive ex stylo et lingua auctoris, sive ex erroribus praesertim Gnosticorum, qui uti jam tunc serpentes describuntur, sive ex statu ecclesiasticae 382 Boletín Oficial hierarchiae, quae jam evoluta supponitur, aliaeque hujuscemodi in contrarium rationes, sententiam quae genuinitatem epistolarum pastoralium ratam certamque habet, quomodolibet infirment? Resp.: Negative. VI.- Utrum, cum non minus ex historicis rationibus quam ex ecclesiastica traditione, SS. Patrum orientalium et occidentalium testimoniis consona, necnon ex indiciis ipsis quae tum ex abrupta conclusione libri Actuum tum ex paulinis epistolis Romae conscriptis et praesertim ex secunda ad Thimotheum facile eruuntur, uti certa haberi debeat sententia de duplici romana captivitate apostoli Pauli; tuto affirmari possit epistolas pastorales conscriptas esse in illo temporis spatio quod intercedit inter liberationem a prima captivitate et mortem Apostoli? Resp.: Affirmative. Die autem 12 Junii anni 1913, in audientia infrascripto Reverendissimo Consultori ab Actis benigne concessa, SSmus. Dominus noster Pius Papa X praedicta responsa rata habuit ac publici juris fieri mandavit. Romae, die 12 Junii 1913. L. † S. Laurentius Janssens, O. S. B. Consultor ab Actis. VI De auctore et de modo compositionis Epistolae ad Hebraeos Propositis pariter sequentibus dubiis Pontificia Commissio «De re biblica» ita respondendum decrevit. I.- Utrum dubiis, quae primis saeculis, ob haereticorum imprimis abusum, aliquorum in Occidente animos tenuere circa divinam inspirationem ac Paulinam originem Epistolae ad Hebraeos, tanta vis tribuenda sit, ut, attenta perpetua, unanimi ac constanti Orientalium Patrum affirmatione, cui post saeculum IV totius Occidentalis Ecclesiae plenus accessit consensus; perpensis quoque Summorum Pontificum, sacrorumque Conciliorum, Tridentini praesertirn actis, necnon perpetuo Ecclesiae universalis usu, haesitare de Agustinos Recoletos de Filipinas 383 liceat, eam non solum inter canonicas —quod de Fide definitum est,— verum etiam inter genuinas Apostoli Pauli epistolas certo recensere? Resp.: Negative. II.- Utrum argumenta, quae desumi solent sive ex insolita nominis Pauli absentia et consueti exordii salutationisque omissione in Epistola ad Hebraeos —sive ex ejusdem linguae graecae puritate, dictionis ac styli elegantia et perfectione, —sive ex modo quo in ea Vetus Testamentum allegatur et ex eo arguitur —sive ex differentiis quibusdam quae inter hujus ceterarumque Pauli epistolarum doctrinam exsistere praetenduntur, aliquo modo ejusdem Paulinam originem infirmare valeant; an potius perfecta doctrinae ac sententiarum consensio, admonitionum et exhortationum similitudo, necnon locutionum ac ipsorum verborum concordia, a nonnullis quoque acatholicis celebrata, quae inter eam et reliqua Apostoli Gentium scripta observantur, eamdem Paulinam originem commonstrent atque confirment? Resp.: Negative ad primam partem; affirmative ad alteram. III.- Utrum Paulus Apostolus ita hujus Epistolae auctor censendus sit, ut necessario afirmari debeat, ipsum eam totam non solum Spiritu Sancto inspirante concepisse et expressisse, verum etiam ea forma donasse qua prostat? Resp.: Negative, salvo ulteriori Ecclesiae judicio. Die autem 21 Junii anni 1914, in audientia infrascripto Reverendissimo Consultori ab Actis benigne concessa, SSmus. Dominus Noster Pius PP. X praedicta responsa rata habuit ac publici juris fieri mandavit. Romae, die 2 Junii 1914. –L. ✠ S. –Laurentius Janssens, O. S. B., Consultor ab Actis. 384 Boletín Oficial SAGRADA CONGREGACIÓN DE RELIGIOSOS I DECRETUM de Novitiatus termino et interruptione Cum propositae sint quaestiones sive circa tempus seu momentum, quo annus novitiatus compleri dicendum sit, sive circa modum, praesertim si novitius extra domum de licentia Superiorum per aliquod tempus moratus fuerit, quo interruptus haberi possit, S. Congregatio Religiosis Sodalibus praeposita, ad anxietates praecavendas, praecipue quoad professionis validitatem, statuit et decrevit ut sequitur. 1. Annus integer novitiatus, qui solus ad validitatern professionis requiritur, in posterum non stricte de hora ad horam, sed de die in diem intelligi debet. Idem dicendum de tribus integris annis votorum simplicium, quae emissionem votorum solemnium praecedere debent. 2. Novitiatus interrumpitur ita ut denuo incipiendus et perficiendus sit: a) si Novitius a Superiore dimissus e domo exierit; b) si absque Superioris licentia domum deseruerit; c) si ultra triginta dies etiam cum licentia Superioris extra Novitiatus septa permanserit. 3. Si novitius infra 30 dies, etiam non continuos, cum Superiorum licentia extra domus septa permanserit, licet sub Superioris obedientia, requiritur ad validitatem, et satis est, dies hoc modo transactos supplere; at Superiores hanc licentiam nisi justa et gravi de causa ne impertiant. Quibus omnibus SSmo. Domino nostro Pio Papa X relatis ab infrascripto S. Congregationis Secretario, Sanctitas Sua ea rata habere et confirmare dignata est, contrariis quibuscumque non obstantibus. Datum Romae ex Secretaria S. Congregationis de Religiosis, die 3 Maji 1914. –L. † S. – O. Card. Cagiano de Azevedo, Praefectus. –Donatus, Archiep. Ephesinus, Secretarius. de Agustinos Recoletos de Filipinas 385 II PARISIEN De novitiis militiae addictis Procurator Generalis Congregationis Sacerdotum Missionis harum questionum solutionem a S. Congreg. de Religiosis expostulavit, nempe: 1. Utrum novitiatus illorum qui coguntur e domo probationis exire causa militiae aut ad eamdem militiam denuo vocati, censendus sit interruptus, ita ut ab initio sit repetendus, nulla ratione habita temporis novitiatus jam expleti, an vero sit aestimandus tantummodo suspensus, ita ut debeat solum compleri? 2. Utrum computari possit veluti tempus novitiatus servitium militare quod expletur in loco ubi exstat domus probationis si novitii maneant sub disciplina et vigilantia moderatorum et horis subcesivis consistant in eadem probationis domo, eaque omnia peragant quae cum militia concilientur? Emi. et Rvmi. Patres Cardinales hujus S. Congreg. de Religiosis, omnibus mature perpensis, respondendum censuerunt: Ad 1. Affirmative ad primam partem; negative ad secundam, si novitius ultra 30 dies completos servitio militari reapse addictus fuerit. Si infra 30 dies, hi supplendi erunt. Et in quocumque casu ad professionem votorum admitti nequit nisi saltem per 30 dies probetur. Ad 2. Negative. Has autem responsiones relatas SSmo. Domino nostro Pio Pp. X ab infrascripto S. Congreg. Secretario, Sanctitas Sua approbare et confirmare dignata est. Contrariis quibuscumque non obstantibus. Datum Romae ex Secretaria Sacrae Congreg. de Religiosis, die 3 Maji 1914. L. † S.- –O. Card. Cagiano de Azevedo, Praefectus. –Donatus, Archiep. Ephesinus, Secretarius. 386 Boletín Oficial COMENTARIO El Noviciado puede considerarse material y formalmente; considerado materialmente es la Casa en que se ha de tener la prueba definitiva para la profesión. En Italia e Islas adyacentes el Noviciado debe tenerse en conventos designados por la Santa Sede: si no la profesión será nula, aunque hay Órdenes exceptuadas de esta ley. Fuera de Italia también es ya bastante general la práctica de recurrir a la Santa Sede para erigir una Casa-Noviciado; sin embargo, la opinión común es que no se necesita; porque la misma Congregación respondió a los PP. Dominicos de Francia en 4 de Febrero de 1648 que los Decretos de Clemente VIII o «Regularis disciplina y Sanctissimus» donde estableció que las Casas-Noviciados quedaban reservadas a la Sarta Sede; no comprenden a los Regulares fuera de Italia. Pío VI, declarando las facultades de la Sagrada Congregación sobre la disciplina regular, las limita en cuanto a la designación de Casas-Noviciados a Italia e Islas adyacentes. (Const. «Singulari Providentia»). Pero si una Provincia religiosa, aun fuera de Italia, quisiera tener más de una Casa-Noviciado, dice el Padre Appeltern, entonces necesitaría licencia de la Santa Sede. Las monjas de votos solemnes necesilan esta licencia; también la necesitan las Congregaciones de religiosos y religiosas de votos simples así para erigir como para trasladar el Noviciado. Considerado formalmente el Noviciado es la prueba mutua de la Religión y del Candidato con la que se prepara una prudente profesión. Cuándo empieza y cuándo termina el Nociciado.- Empieza en el momento en que el novicio recibe el hábito y, si el Instituto no tiene hábito propio como el de los Jesuitas, en el momento en que es admitido a la probación. ¿Cuánto debe durar? Antes del Concilio de Trento, exceptuando los Mendicantes, era lícito a las Órdenes reducir el tiempo de Noviciado de común consentimiento de la Religión y del novicio; pero el Concilio lo quitó, estableciendo la ley general de que el Noviciado dure un año bajo pena de nulidad de la profesión. – «Nullus qui minore tempore quam per annum, post susceptum habitum in probatione steterit, de Agustinos Recoletos de Filipinas 387 ad professionem admittatur». Idque sub poena nullitatis professionis. (Sess. 25, c. 15 de Regularibus». Pero ¿cuándo se dirá que termina el año de Noviciadu?- Antes se debía contar estrictamente, de hora a hora, de momento a momento, de tal manera, que la S. C. del Concilio declaró varias veces que era nula la profesión hecha antes de estar el año completo, aunque solo faltasen dos horas; más aún, el 8 de Enero de 1886 decretó lo mismo, aunque sólo faltase una hora. En adelante ya no será así: pues la Sagrada Congregación dice: El año íntegro de noviciado, que es el que sólo se requiere para la validez de la profesión, en adelante no se debe entender estrictamente de hora a hora, sino de día en día. En Derecho se tiene como terminado el año, si no se exige que sea completo, el día del aniversario desde el momento en que se entra en él. Por tanto, los novicios que tomaron el hábito el día 8 de Septiembre del año pasado 1914, a cualquiera hora pueden profesar el día 8 de Septiembre de este año 1915 y a cualquiera hora. Esto es tan claro que parece no puede caber ninguna duda. Sin embargo, hace unos días busqué el número de Razón y Fe, que trajo este Decreto y me sorprendió mucho ver lo que dice el P. Ferreres en las anotaciones (núm. 5, pág. 373. – Julio-1914): «Ahora se contará de día en día; y así el novicio, que ingrese, v. gr., el 15 de Julio de 1914, a cualquier hora de la mañana o de la tarde, no podrá hacer válidamente la profesión hasta el 16 de Julio de 1915, pues, en esta manera de contar, el día del ingreso no se computa y el año termina concluido el día respectivo del mismo mes en el año siguiente». No sé por qué no se ha de computar el dìa del ingreso y por qué no se ha de tener por terminado el año, así que llega el día respectivo del mismo mes del año siguiente; pues el Decreto dice que ya no se ha de entender estrictamente, y conforme quiere el P. Ferreres, se ha de contar más estrictamente que antes. Pero, como el P. Ferreres es una autoridad y su competencia es reconocida en España y fuera de España, quise escribir a mi paisano el P. Antonio Fernández, Superior del Colegio de los Misioneros hijos del Inmaculado Corazón de María en Beire, rogándole que me dijera lo que sobre este punto hubiese traído la Ilustración del Clero, revista de dichos Padres. Su contestación 388 Boletín Oficial de fecha 3 de este mismo mes de Marzo es la siguiente: «Mi muy amado Padre y paisano: Con mucho gusto contesto a su muy grata de ayer, diciéndole: El R. P. Manuel de Arriandiaga en La Ilustración del Clero (tom. 8, pág. 231 y 232) defiende el criterio y parecer de V. R. respecto de la primera parte del decreto «Cum proposita» del 3 de Mayo y dice: «Hoy, en virtud de la nueva disposición, no es necesario que el año sea cumplido hasta en sus horas; basta lo sea en sus trescientos sesenta y cinco días. De suerte, que el día en que se comienza el noviciado, se considera entero para el efecto. Por lo cual si uno viste el hábito el día 15 de Agosto, pede profesar al año siguiente el mismo día 15 de Agosto y a cualquier hora de él». Si uno toma el hábito el 25 de Febrero en un año bisiesto ¿cuándo podrá profesar? Los días 24 y 25 de Febrero en el año bisiesto se tienen en el Derecho como un solo día de 48 horas; por tanto, lo mismo si lo toma el día 24 que si lo toma el día 25, puede profesar el 24 de Febrero del año siguiente; por lo mismo, si lo toma el día 23 no podrá profesar al año siguiente el 26, fundándose en que ya han pasado 365 días, pues no es verdad sino que sólo han pasado 361; deberá profesar el 27. De esta manera se han de contar también los tres años íntegros de votos simples, que deben preceder a la profesión solemne. No basta que el año de noviciado sea íntegro de 365 días; es preciso también que sea continuo o no interrumpido. ¿Cuándo se interrumpe? Cuando cesa el estado de novicio de tal manera que, si éste quiere después ingresar en el Instituto, debe empezar el noviciado de nuevo no sirviéndole de nada el tiempo que llevara autes. Se interrumpe el noviciado según el actual Decreto en tres casos: 1.º Si el novicio despedido por el Superior sale del convento; 2.º Si se marcha del convento sin licencia del Superior; 3.º Si aun con licencia del Superior permanece fuera de la Casa Noviciada por más de 30 días. En cuanto al núm. 1.º, si el Superior despide a un novicio, aunque ya se le haya quitado el hábito, si antes de salir el novicio del convento, cambia el Superior de voluntad y le vuelve el hábito, no se interrumpe el noviciado. Hay casos en que el noviciado no queda interrumpido; pero sí se de Agustinos Recoletos de Filipinas 389 suspende. ¿Cuándo? Cuando no cesa el estado de novicio; no le sirve, sin embargo, el tiempo desde que se suspende; mas no se pierde el ya transcurrido, bastando añadir a este lo que sea necesario para completar los 365 días. Ahora se suspende, si el novicio permanece fuera del convento por menos tiempo de 30 días, aunque no sean continuos, con licencia de los Superiores, pero bajo la obediencia del Superior. En este caso se requiere y basta para la validez suplir los día pasados fuera del convento. Los Superiores no pueden conceder esta licencia sino por causa justa y grave. También declaró la Congregación en la misma fecha: –1.º Que el noviciado de aquellos que tienen que salir de su casa por ser llamados al servicio militar sea por primera vez o sea que de nuevo sean llamados a filas queda interrumpido si el novicio está en el servicio más de 30 días; si menos, sólo se suspende; pero en este caso no puede admitirse a la profesión si no es probado cuando menos por 30 días. –2.º Que no se ha de computar como tiempo de noviciado el transcurrido en el servicio militar que se preste en el lugar donde está la Casa de prueba, por más que en el servicio permanezca bajo la disciplina y regimen de los Superiores y acuda a la Casa de Noviciado en las horas libres y en ella haga todas las prácticas compatibles con el servicio militar. Fr. V. J. P. de R. A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ EL SERVICIO MILITAR Y LOS ECLESIÁSTICOS Aprobado por Real decreto de 2 de Diciembre último, se ha promulgado ya, ocupando bastantes números de la Gaceta del mismo mes, el Reglamento para la aplicación de la vigente ley de RecIutamiento y Reemplazo del Ejército; y vamos a explicar, como ya hemos hecho varias veces respecto de la ley misma, las disposiciones concernientes a los eclesiásticos, así seculares como regulares, que más urge conocer. Seminaristas, ordenados in sacris, Religiosos y Misioneros, son objeto de artículos especiales del Reglamento, que bien entendidos y aplicados en la práctica, pueden serles de mucha utilidad, pero que desconocidos o mal interpretados pueden ocasionarles la pérdida de derechos importantes que atenúan notablemente la carga del servicio militar obligatorio. Hay, además, otros preceptos aplicables a todos, pero que pueden facilitar mucho a los jóvenes seminaristas o Religiosos el cumplimiento de sus deberes para con la Patria, sin daño de la vocación y aun con ventajas para ella. Citemos ante todo las referencias a las Prórrogas de incorporación La ley permite a todos aquellos en quienes concurren ciertas causas, retrasar el comienzo de su servicio militar, uno, dos, tres y hasta cuatro años. Una de las causas que autorizan esta concesión son los «estudios comenzados por el solicitante» (arts. 166 y 168 de la ley); y esta causa concurre en todos los seminaristas y en casi de Agustinos Recoletos de Filipinas 391 todos los Religiosos que no tienen terminados sus estudios cuando son alistados para el servicio militar. A todos los que se hallan en este caso les conviene pedir prórroga, y para ello hemos dado ya en otra ocasión las instrucciones oportunas. Todo lo dicho en estas queda confirmado en los arts. 268 y siguientes del Reglamento, reproducción substancial de lo que ya disponían las instrucciones provisionales y varias Reales órdenes aclaratorias. Un periódico o revista profesional dió a entender que las prórrogas, por razón de estudios, sólo debían otorgarse a quienes los seguían en establecimientos oficiales. Esto hubiera sido anticonstitucional, dado que todo español es libre de enseñar o aprender su profesión como mejor le parezca (art. 12 de la Constitución); y, efectivamente, así las antiguas Instrucciones como el nuevo Reglamento indican evidentemente que los estudios pueden ser, lo mismo que oficiales, libres y privados. Véase al efecto, el art. 269 de dicho Reglamento, donde al enumerar los documentos con que deben acreditarse los estudios admite, no sólo las matrículas que se usan en los establecimientos oficiales, sino también cualquier otro «documento que acredite los estudios que cursa… expedido por el Director del establecimiento oficial o Academia en que reciba su instrucción, o por su profesor particular si fuese privada». Pueden, pues, y aun deben pedir prórroga todos los seminaristas y Religiosos que sigan estudios, con doble razón cuando la experiencia de los dos años que lleva de vigencia la ley demuestra que el número de las que pueden concederse supera con mucho al de los que las piden. Ordenación de los sujetos al servicio militar Una de las ventajas que ofrecen las prórrogas a los seminaristas estudiantes es la de poder, durante ellas, ordenarse in sacris hasta de Presbíteros. De Subdiáconos pueden ordenarse todos, aun sin prórrogas, pues el alistamiento se hace después de cumplir los veinte años, y el llamamiento a filas cuando casi todos han cumplido veintiuno; pero utilizando las prórrogas todos pueden recibir 392 Boletín Oficial hasta la sagrada orden del presbiterato, tado que aquellas pueden llegar hasta el año en que cumplan los veinticinco. La ley de bases, en la 7.ª, letra I, párrafo 2.º, permitía y daba por supuesto que todos pueden ordenarse durante las prórrogas o aunque no las utilicen («con o sin prórrogas»); y la ley no lo prohíbe en ninguno de sus artículos. Así lo reconoció una Real orden de 1.º de Mayo de 1912, y ahora el art. 383 del Reglamento consigna expresamente que los reclutas que en fecha posterior a la de su destino a Cuerpo sean ordenados in sacris podrán solicitar de los Capitanes generales de las regiones o distritos en que sirvan su baja en el Cuerpo a que pertenezcan y alta en la Compañía de tropas de Sanidad Militar con residencia en la región, para desempeñar las funciones que previene el art. 382 respecto al servicio sanitario, propio de los ordenados. Pueden, pues, ordenarse, no sólo durante las prórrogas, sino aun después de su destino a Cuerpo; y en cualquiera de los dos casos pueden utilizar las ventajas que la ley concede a todos los Ordenados «in sacris» Todos ellos, sean o no Presbíteros, como «los que posean título de alguna profesión útil para funciones especiales en el Ejército serán destinados a dichas funciones especiales por el tiempo que les corresponda servir en filas, utilizando sus servicios en la forma que determinará el Reglamento». Así dice la ley en su art. 237; y el 382 del Reglamento determina, efectivamente, la manera de utilizar los servicios de los clérigos in sacris, distinguiendo entre los que sean Presbíteros y los que no lo son. De éstos, es decir, de los que sólo sean Diáconos o Subdiáconos, dice que serán destinados a servir en las unidades de Sanidad Militar precisamente como sanitarios, enfermeros o practicantes, o bien para auxiliar a los Directores de las Escuelas de instrucción elemental, teniendo, en razón de su estado, las consideraciones y preferencias de los soldados de primera o distinguidos, y pudiendo autorizárseles para vivir fuera del cuartel mientras no salgan a campaña o maniobras. El destino a Sanidad ya lo determinaba el art. 81 de las Instrucciones provinciales; y el destino a las Escuelas regimentanias es de Agustinos Recoletos de Filipinas 393 una mejora importantísima, iniciada en la ley misma, pero desarrollada en el Reglamento. El art. 266 de aquélla mandaba proveer a «la instrucción primaria del soldado en términos que no salga de filas en estado analfabeto»; y obedeciendo a un precepto tan transcendental y benéfico, en los arts. 436 y siguientes del nuevo Reglamento, se manda establecer, bajo la dirección superior de un Capitán o del Capellán, en cada unidad orgánica, Escuelas elementales con clases de una hora, por lo menos, en beneficio de los soldados analfabetos o de instrucción primaria deficiente. Como éstos abundan por desgracia, para señalar un profesor a cada 30 alumnos, que es el máximum asignado por el Reglamento a cada Escuela, se necesitan bastantes centenares de Maestros; y al efecto el art. 438 determina que los cargos de Profesores de dichas Escuelas se distribuyan entre los reclutas que posean títulos de Maestros de instrucción primaria o de Licenciados en Letras o Ciencias, o sean religiosos de Congregaciones docentes u ordenados in sacris. Esta substitución del servicio activo militar por el de instrucción primaria resulta ventajosa para los clérigos por ser más propia de su Ministerio Apostólico la enseñanza que la práctica de la beneficencia sanitaria; y además por las prerrogativas que otorga el Reglamento a este profesorado. Según el art. 439, estos Maestros auxiliares gozarán las consideraciones y preeminencias de soldados de primera clase o distinguidos, y mientras funcionen las Escuelas (que será todo el año, según dispone el art. 437) quedarán rebajados de toda clase de servicio de armas y mecánico, pudiendo, si lo desean, ser autorizados para comer y dormir fuera del cuartel, mientras el Cuerpo a que pertenezcan no marche a campaña o maniobras. Y cuando las Escuelas por ineludibles necesidades del servicio no funcionen, los Profesores ordenados in sacris o Religiosos, continuarán rebajados del servicio interior del cuartel, y empleados, a ser posible, solamente en oficios sanitarios (art. 439). Esta excepción obedece al principio de que los clérigos prestarán sus servicios en el ejército, pero estos servicios no serán nunca oficios marciales. Así lo declaró expresamente a nombre de la 394 Boletín Oficial Comisión el Sr. Retortillo, en la sesión del Senado de 21 de Marzo de 19111; y consecuente con ese criterio el Reglamento, al prever el caso (rarísimo e imposible en tiempo de paz, pues, según el art. 437 deben funcionar todo el año) de que se suspendan las escuelas, dice que sus Profesores, cuya mayoría serán Maestros o Licenciados en Letras o Ciencias, serán rebajados del servicio mecánico, pero harán el de las armas que les corresponda, mas, si son ordenados in sacris o Religiosos, prestarán, a ser posible, el de sanitarios, Huelga, en realidad, la frase «a ser posible», porque en todas las unidades del ejército hay soldados dedicados a Sanidad, y en tiempo de guerra, único en que no podrán funcionar las escuelas, será necesario aumentarlos. Finalmente, los seminaristas y demás estudiantes, aunque no sean ordenados in sacris, que en la fecha de la concentración cursen sus estudios en Universidades, Seminarios, u otros Centros serán destinados preferentemente, si las necesidades del servicio lo permiten, a los Cuerpos que estén de guarnición en las poblaciones donde radiquen aquellos Centros de instrucción (art. 393 del reglamento). Esto hará más fácil, a los ordenados in sacris destinados a sanitarios o profesores, el comer y el dormir fuera del cuartel, como se ha dicho que pueden. Presbíteros Los que, habiendo utilizado las prórrogas, estén ya ordenados de Sacerdotes al llegar al tiempo de la concentración, o se ordenaren en época posterior, como es potestativo hacerlo según el art. 383, gozan de excepción completa del servicio de las armas, causando 1 «Nosotros, decía el Sr. Retortillo, no llevamos a los Sacerdotes ni a los Religiosos profesos a las funciones marciales; precisamente eso es lo que han excluido el Gobierno y la Comisión respecto de los Religiosos profesos y ordenados in sacris, que van a desempeñar funciones en armonía con su ministerio; nosotros en la Base 7.ª, letra I, decimos que todos aquellos que al corresponderles el servicio activo, con o sin prórrogas, tuvieran títulos profesionales útiles para funciones especiales del ejército, podrán ser destinados a ellas, desempeñando oficios en relacción con sus profesiones. ¿Cómo habíamos de escarnecer a los Sacerdotes, siendo católicos, apstólicos, romanos? ¿Cómo a los ecclesiásticos habíamos de destinarlos a funciones marciales, para que fuesen la risa y chacota del ejército?» Véase el Diario de las Sesiones, del Senado, sesión arriba citada. de Agustinos Recoletos de Filipinas 395 alta en los Cuerpos designados por los Capitanes generales, para los efectos de revista y suministro, pero quedando a disposición del Teniente Vicario castrense de la región, para desempeñar los ministerios de su oficio sacerdotal en las Tenencias Vicarías, en los Hospitales militares o en los Cuerpos de ejército. La justificación de las órdenes que dan derecho a estas conmutaciones de servicio debe hacerse presentando los oportunos certificados en la época de la concentración militar, ante los jefes de la Caja respectiva (art. 382); y de sus acuerdos cabe recurso a los Capitanes generales de los respectivos distritos. Mas, si la ordenación fuere posterior al ingreso en filas, tantos los Presbíteros como los demás ordenados in sacris harán valer sus derechos de alta y baja, destino a servicio sanitarto o enseñanza; recurriendo ante la Capitanía general de su región (art. 383). Hasta aquí lo relativo al Clero secular. Veamos lo que toca a los Institutos religiosos En dos categorías se comprende, respecto al servicio militar a los reclutas de la Órdenes y Congregaciones regulares: la primera es la de los Religiosos profesos que tenían exención reconocida en la legislación anterior a 1911, y de los cuales trata el artículo 237 de la ley de Reclutamiento; y la segunda, la de los individuos profesos o no profesos de las Congregaciones de Misioneros comprendidas en el párrafo segundo del art. (238) de la misma ley. Como muchos de los Misioneros tenían también exención reconocida en la legislación anterior, los reclutas que se hallen contenidos en ambas categorías han de optar precisamente por una de ellas y de manera irrevocable, comunicando su elección por escrito al Jefe de su Caja antes de la concentración para su destino a las unidades orgánicas del ejército (art. 389 del Reglamento). Como los derechos de ambas clases no son iguales, hay que declararlos por separado en párrafos distintos. Religiosos profesos que tenían exención reconocida Quiénes fueran éstos, sólo en general y con referencia a múltiples disposiciones promulgadas desde la ley de Reclutamiento de 1885 hasta la de Bases de 29 de Junio de 1911, y no siempre bien 396 Boletín Oficial definidas ni probadas, lo indicaba el art. 237 de la ley; ahora, conforme a la Real orden de 12 de Febrero de 1913, se enumeran con toda determinación y claridad en el art. 381 del Reglamento, no dejando lugar a duda alguna. Las Cajas de recluta, para quienes principalmente se ha redactado dicho artículo, no tienen que hacer más que leerle para saber cuáles son las Órdenes y Congregaciones comprendidas en la substitución de servicios contenida en el mencionado art. 237 de la ley. Aquí sería inútil copiar la lista contenida en el artículo reglamentario citado. Los derechos que les reconoce la ley son los mismos que antes declaramos hablando de los clérigos ordenados in sacris. Así, además de utilizar las prórrogas para prestar el servicio activo en la época que más les acomode, pueden acreditar la condición de profesos, presentando el certificado de haber hecho sus primeros votos de Religiosos ante los jefes de la Caja de recluta en la época de la concentración. Como ésta suele verificarse regularmente en Enero o Febrero del año siguiente al del alistamiento, en casi todas las Órdenes y Congregaciones la mayor parte de los reclutas que sólo fueran novicios al tiempo de ser alistados pueden haber hecho sus votos y acreditar su condición de profesos antes de su ingreso en filas. Además tienen derecho a ser destinados, si las necesidades de servicio lo permiten, a Cuerpos que estén de guarnición donde hay casas del mismo Instituto, del mismo modo que los seminaristas y demás estudiantes tienen derecho a ser destinados a las poblaciones donde radiquen sus Seminarios o Centros de instrucción (art. 393). Lo mismo que los ordenados in sacris serán rebajados del servicio de las armas y mecánico de cuartel, substituyéndolo por el sanitario o por el de Profesores de instrucción primaria; pues si pertenecen a Institutos docentes o que tengan la enseñanza por uno de sus ministerios, y hoy pueden tenerlo casi todas, tienen derecho a ser destinados a las escuelas primarias del ejército, con todas las prerrogativas de soldados distinguidos, y facultad de morar, fuera de las horas de clase, en su convento o casa religiosa, si la hubiere en la localidad o en otro domicilio a su elección (art. 439). Es muy de advertir que las ventajas del profesorado auxiliar de Agustinos Recoletos de Filipinas 397 pueden utilizarla los Institutos religiosos no comprendidos en el art. 237 de la ley ni en la enumeración del 381 del Reglamento. Por tanto, aunque no gocen de la substitución del servicio activo de las armas por el de Sanidad, pueden aprovecharse del ministerio de la enseñanza, más ventajoso en general y más propio de los Religiosos que no sean hospitalarios. Misioneros Por el bien inmenso que en África, Tierra Santa, América y el Extremo Oriente producen lo Misioneros españoles, fomentando la cultura, las simpatías y los intereses de España, auxiliando espiritual y aun corporalmente a nuestros compatriotas emigrantes o residentes en tan apartadas regiones, y sirviendo por mil modos directamente con inteligentes informes e indirectamente con toda su actividad e influencia a la causa nacional, que no puede ceñirse en estos tiempos a los límites de la Península, se consigna en e! artículo 238 de la ley que dichos Misioneros prestarán como servicio militar cuando les corresponda el propio de su ministerio en las Misiones españolas de los países arriba dichos y demás que el Gobierno determine. La enumeración clara y distinta de los Institutos de Misioneros reconocidos por actos oficiales durante la legislación anterior era un tanto incompleta e incierta, y para evitar las dudas y dificultades que podían ofrecerse a las Comisiones mixtas y Cajas de recluta en la aplicación de la ley, se determinó concretamente cuáles eran aquellos Institutos por la Real orden expedida de 12 de Febrero de 1913 por el ministerio de la Guerra. Mas no pudieron comprenderse en ella todas las Misiones que cada Congregación sostiene y en las que pueden prestar los Misioneros sus servicios equivalentes al militar, y ahora lo hace el reglamento en su art. 385, donde puede verse el ejército de propagadores de nuestra influencia que los Religiosos españoles sostienen fuera de Europa en las demás partes del mundo. Su enumeración es como sigue: 1.º Congregación de San Vicente de Paúl, con Misiones en Filipinas, Méjico, Cuba, Puerto Rico, Perú, Filadelfia y Honduras. 398 Boletín Oficial 2.º Congregación de Agustinos Descalzos (Recoletos), con Misiones en Filipinas, Venezuela, China, Brasil y Colombia. 3.º Congregación de Hijos del Inmaculado Corazón de María, con Misiones en el Golfo de Guinea, Estados Unidos, Mejico, Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Perú y Colombia. 4.º Congregación de Agustinos Calzados, con Misiones en Filipinas, China, Colombia, Perú, Brasil, Argentina, Puerto Rico y Méjico. 5.º Congregación de Carmelitas Descalzos, con Misiones en Indostán, Palestina, Chile, Cuba, Méjico, Estados Unidos, Argentina, Brasil, Perú y Colombia. 6.º Congregación de Frailes Menores (Religiosos franciscanos), con Misiones en Filipinas, Tierra Santa, Marruecos y Cuba. 7.º Congregación de Trinitarios Descalzos, con Misiones en Cuba, Argentina y Chile. 8.º Congregación de Franciscanos Capuchinos, con Misiones en Méjico, Honduras, Costa Rica, Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico, Colombia, Venezuela, Chite, Argentina, Filipinas y Marianas. 9.º Congregaciones de Misioneros Oblatos de María Inmaculada con Misiones en Texas (Estados Unidos) y Méjico. 10.º Religiosos Dominicos, con Misiones en Cuba, Méjico, América Central, Venezuela, Colombia, Chile, Perú, Estados Unidos, Filipinas, China, Tonkín, Japón y Formosa. 11.º Compañía de Jesús, con Misiones en Filipinas, China, Argentina, Cuba, Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, Chile y Méjico. 12.º Congregación del Santísimo Redentor (Redentoristas), con Misiones en Méjico, Filipinas, Puerto Rico y Colombia. 13.º Congregación de Benedictinos, con Misiones en Méjico, Tierra Santa, Argentina, Australia y Filipinas. 14.º Congregación de la Santísima Cruz y Pasión de Ntro. Señor Jesucristo, con Misiones en Cuba, Méjico, Chile y Perú. Tales son las Misiones hasta hoy admitidas para la substitución del servicio militar activo por sus ministerios evangélicos y patrióticos en favor de España y de los españoles que viven en el extranjero. Si las Órdenes y Congregaciones nombradas establecen nuevas Misiones, donde, como en las susodichas, los Superiores sean españoles y fomenten al menos indirectamente los intereses nacionales, de Agustinos Recoletos de Filipinas 399 los Superiores que tienen en España lo comunicarán a los ministerios de Estado y Guerra, según ordena el último párrafo del art. 187 del Reglamento. El mismo artículo permite al Gobierno excluir del disfrute de los beneficios concedidos por el art. 238 de la ley a los Institutos religiosos que dejen de emplear su actividad al modo dicho en las Misiones extranjeras; pero también le autoriza para incluir en el mismo disfrute a otras Órdenes o Congregaciones que abracen empresa tan patriótica y de tan urgente necesidad, sobre todo en África. Escuelas y colegios, hospitales, consultorios y dispensarios, granjas agrícolas y patronatos de obreros son los medios de penetración pacífica que urge multiplicar en las regiones sujetas a la acción militar y política de España, y esos medios sólo pueden proporcionarlos en el número y con las condiciones necesarias las Órdenes Religiosas, no una ni dos, ni aun diez o doce, sino todas las que puedan fundar algún establecimiento de esos en los innumerables pueblos que los necesitan. Sólo así podrán hallarse en número suficiente hombres maduros y formados que se destierren voluntariamente por vocación de Dios a países llenos de peligros para hacer bien a las almas y promover al mismo tiempo los intereses y la influencia de España, cuidando ante todo del bien moral y material, así como de la enseñanza de sus hijos, y atrayendo al mismo tiempo a los naturales del país con los beneficios de la cultura y de la caridad. Derechos de los Misioneros Los reclutas de las Congregaciones referidas, aunque no sean profesos, figurarán en el cupo que les corresponda, sin ser destinados a cuerpo, aun cuando pertenezcan al cupo de filas, siéndolo en su lugar a una de las Misiones establecidas en los países que determina la ley y que será designada por los Superiores, mientras el Gobierno de S. M. no tenga interés especial en el fomento de determinada Misión (arts. 385 y 386). La justificación del carácter de Misionero debe hacerse ante las Comisiones mixtas antes del 15 de Julio, en que tienen que pasar 400 Boletín Oficial dichas Comisiones a los jefes de la Caja de recluta, entre otras relaciones, la de los declarados soldados, con las circunstancias que han de influir en su destino ulterior. En esta relación, según consigna expresamente el art. 291 del Reglamento, deben figurar todos los reclutas misioneros, aunque hubieran solicitado prórroga, palabras con que se resuelve una de las dudas o dificultades suscitadas en los dos años que lleva de vigor la ley. Otra duda resuelve el Reglamento, y es la de si todos los reclutas misioneros, cualquiera que fuera su cupo, debían ir a la Misión respectiva, o si sólo estaban obligados a partir los que por el número se hallaban, desde luego, comprendidos en el cupo en filas. El art. 388 decide la contienda estableciendo que los reclutas misioneros del cupo de instrucción no están obligados a incorporarse a las Misiones, mientras no les corresponda ser llamados a cubrir bajas producidas en el cupo de filas, conforme al art. 206 de la ley, pero llegado este caso se incorporarán a las Misiones a que fueren destinados. Otra de las cosas que aclara el nuevo Reglamento se refiere a la designación de Misiones y partida para ellas. Al principio fué dudoso quién había de designarlas; después la Real orden de 7 de Febrero de 1913 la dejó a los Superiores de cada Congregación, pero quedó en duda si podrían salir de España los misioneros antes de la concentración y algún otro punto que podía crear dificultades. Generalmente van los misioneros desde España a disposición del Superior regional de la Misión, para que éste pueda destinarlos al punto que más convenga: y en cuanto a la fecha de salida, como suele hacerse reuniendo a varios para que se acompañen y defiendan, conviene a veces adelantarla y no esperar a la concentración de cada reemplazo. Todo lo aclara el nuevo art. 386 del Reglamento por estas palabras: «Recibida la orden de concentración, comunicarán (los reclutas misioneros) a los jefes de la Caja la Misión a que han sido destinados por sus Superiores y país adonde van a residir, circunstancias que se anotarán en la cartilla militar, a fin de que no encuentren dificultades en los puntos de embarque al dirigirse a las Misiones de Agustinos Recoletos de Filipinas 401 a que son destinados. En el caso de que estos reclutas hubieran salido del territorio nacional en fecha anterior a la dispuesta para la concentración, los Superiores de los mismos lo pondrán en conocimiento del jefe de la Caja, así como el país y población donde residen». Obligaciones de los misioneros La primera es la que incumbe a los del cupo de filas de incorporarse a sus Misiones en la fecha en que se ordene el destino a Cuerpo de los reclutas de su reemplazo, y durante los tres años de primera situación de servicio remitir a los jefes de las Cajas, antes del 1.º de Noviembre, un certificado en que acrediten continuar prestando los servicios de su ministerio en la Misión correspondiente (art. 386). Despues de los tres años nada tienen que hacer; mas para recibir la licencia absoluta han de esperar como todos, a que trascurran los diez y ocho años que previene la ley. En todo este tiempo sus filiaciones radicarán en la primitiva Caja a que pertenecían al ser incorporados a las Misiones (art. 386, párrafo 3.º) Los mismos Misioneros deben inscribirse, mientras están en el estranjero, en el Consulado respectivo, y los Superiores de Casas-Misiones, a que sean destinados los reclutas, darán cuenta anualmente a los Ministerios de Estado y Guerra de la acción y ejecución de su cometido especialmente en África, América latina y Tierra Santa, y tendrán al corriente a nuestros representantes diplomáticos de la marcha general de la misión y de los ministerios de enseñanza, beneficencia y otros trabajos que emprendan en pro de nuestros compatriotas, o de fines tales como la difusión de nuestra lengua, etc., atendiendo, en los límites de su posibilidad, las indicaciones que les dirijan dichos representantes españoles, o representando sobre el particular sus observaciones al Gobierno (art. 387.) No se mencionan otros deberes de los Misioneros; porque su mismo ministerio apostólico y su celo por la instruccion, auxilio y apoyo de los españoles y de las cosas de nuestra Partria, son garantía segura de su benéfica influencia en favor de España. 402 Boletín Oficial Diligencias interesantes para todos Así los seminaristas como los Religiosos suelen vivir fuera del punto en que residen sus padres y en que preferentemente debe hacerse su alistamiento. ¿Deberán trasladarse a ese punto para ser tallados y reconocidos, o practicar otras diligencias que a todos obligan? El art. 108 de la ley autoriza a todo recluta legítimamente ausente del pueblo de su alistamiento a presentarse para todos esos actos ante el Municipio de su residencia, o, si vive en el extranjero, en el consulado correspondiente. Según el art. 233 del nuevo Reglamento, uno de los casos en que las Comisiones mixtas pueden dejar pendientes de resolución los expedientes personales de los reclutas, es el retraso o extravío de los documentos expedidos por las autoridades que procedan a su talla y reconocimiento, y que, según el art. 235 del mismo Reglamento, esas autoridades (Municipios o Consulados) son las que deben remitir dichos documentos para determinada fecha, y los reclutas a quienes se refieren no deben ser declarados prófugos por su falta o retraso, a no ser que no se hayan presentado cuando debían para ser reconocidos. Tales son las explicaciones más urgentes del Reglamento, que interesan de algún modo a los eclesiásticos. Si algunas otras parecieran necesarias más adelante, oportunamente las publicaremos. (Del Boletín Oficial del Obispado de Madrid-Alcalá, número 1.074, correspondiente al 1.º de Febrero de 1915). ÍNDICE de las operaciones relacionadas con el servicio militar que deben efectuarse por los mozos pertenecientes a Congregaciones religiosas Llegado el mes de Diciembre del año en que cumplen veinte de edad, deberán solicitar su inscripción en las listas del Ayuntamiento de Agustinos Recoletos de Filipinas 403 donde residan sus padres, y si fueran huérfanos de ambos en las del lugar de residencia de los interesados. En el mes de Enero del año inmediato, o sea, en el que los mozos cumplan veintiuno de edad, época en que se forma el alistamiento, deben solicitar para resguardo y satisíación suya, si ya no lo reciben por espontánea remisión de los Ayuntamientos, la correspondiente cédula de inscripción en el alistamiento de mozos. El primer domingo de Marzo del mismo año deben comparecer personalmente ante el Ayuntamiento de su residencia, para ser tallados y reconocidos facultativamente a fin de ser clasificados en consonancia con el resultado de las expresadas diligencias. Si ocurre que los interesados residieran en el extranjero, se hallan obligados a efectuar dicha presentación personal ante el Consulado español o Viceconsulado del punto más inmediato al lugar en que habiten y en este caso deberán simultáneamente ser presentados ante el Ayuntamiento en que figuren alistados para no incurrir en responsabilidad. Si como resultado de las indicadas operaciones el mozo interesado merece la declaración de soldado, la ley de reclutamiento le permite solicitar durante cuatro años prórroga de incorporación a filas; puede pues pedir prórroga para el ingreso en el servicio, hasta el treinta y uno de uno de Mayo del primer año y en los siguientes hasta el 14 de Julio. El expediente en solicitud de este beneficio consiste en instancia dirigida al Presidente de la Comisión mixta de reclutamiento de la provincia a que pertenezca el pueblo en que el mozo haya sido sorteado y a dicha instancia se unirá la cédula personal del interesado, certificación de los estudios que cursa, otra de las notas obtenidas en los cursos anteriores y otra de aplicación y de buena conducta. La prórroga sólo tiene validez durante un año, de Noviembre a Noviembre, y por eso la solicitud ha de reproducirse en cada uno de los años en que se desee, siguiendo para ello el procedimiento señalado en el caso anterior y aportando al expediente los documentos que quedan expuestos. Si al interesado no le conviniese continuar en el uso de este beneficio, podrá renunciar al mismo por medio de la instancia al Excmo. 404 Boletín Oficial Capitán General de la Región que pertenezca el Municipio en que el interesado haya sido sorteado. Si del reconocimiento facultativo sufrido en el acto de la clasificación y declaración de soldados, el mozo resultase corto de talla o inútil para el servicio de las armas, queda con la obligación inexcusable de conparecer a nuevo reconcimiento o talla ante la Comisión mixta de reclutamiento de la provincia correspondiente, o ante la más inmediata al punto de su residencia, en el mes de Abril o Mayo del mismo año; sin esperar a ser citado, y si por causa grave de enfermedad no le fuera posible comparecer, quedará excusado justificando esta circunstancia con certificado facultativo y entonces será citado por la Comisión mixta. La inutilidad física temporal y la cortedad de talla inferior a 1‘540, metros, obliga a los interesados a efectuar la correspondiente revisión durante los tres años consecutivos, compareciendo ante los Ayuntamientos y Comisiones mixtas de reclutamiento en la forma indicada en los párrafos precedentes. Los mozos declarados soldados que tengan número comprendido dentro del cupo de filas de cada reemplazo y pertenezcan a Congregaciones de Misioneros, prestarán como servicio militar el propio de su ministerio en las Misiones a que sean destinados. Para justificar la condición de religioso misionero, el Padre Superior de la Congregación remitirá en el mes de Agosto una certificación al Jefe de la caja de recluta a que pertenezca el mozo, en la cual se acredite la condición del mismo, así como la Misión a que se le haya destinado si hubiere ya efectuado su incorporación, y si no la fecha en que marchará a su destino antes de la concentración del reemplazo. Llegados los mozos misioneros a su destino se presentarán al Cónsul español del país donde se encuentre establecida la Misión a que hayan sido destinados, durante tres años y en cada uno de ellos antes del primero de Noviembre, el Superior jerárquico de la Misión remitirá al Jefe de la Caja de recluta a que el mozo pertenezca, una certificación acreditativa de que aquel continúa prestando los servicios de su Ministerio en la expresada Misión, a fin de que la mencionada autoridad militar pueda efectuar en la filiación de Agustinos Recoletos de Filipinas 405 de los interesados la correspondiente anotación de las referidas circunstancias. El cumplimiento exacto de lo anteriormente expuesto evitará a los mozos incurrir en responsabilidad legal y podrán llenar debidamente sus inexcusables obligaciones que con la ley de reclutamiento se relacionen. (De la revista «El Secretariado Navarro» Núm. 612 correspondiente al 6 de Marzo de 1915) ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ CASUS CONSCIENTIAE Pro anno 1914-151 VII. Befa catholica matrimonium iniit cum Lino aglipayano, servatis Ecclesiae cautelis. Nascitur filius quem pater, sui juramenti despector, baptizare in sua secta sibi proponit. Befa viriliter obstat et pro juramenti adimpletione indesinenter instat Lino, qui e contra perplura minatur si puer catholice baptizetur. Clemens parochus, omnium bone conscius, quadam die Befam brevi visitat, absente Lino, et cum verbis baptismi super puerulum infundit vas aquae quod pro haustu expetierat. Attonita Befa novas patitur angustias; timet enim viri sui furorem si ipsi factum manifestet, et similiter timet ne suo silentio rea fiat iterationis baptismi quod maritus procurabit a ministro aglipayano. Quaeritur: 1.º Num Clemens recte egerit baptismum privatim et absque caeremoniis conferendo ut baptisma acatholicum praeveniret. –2.º Num ipsa Befa sic agere potuerit. –3.º Utrurn Befa baptismum manifestare debeat, aut sucre possit. VIII. Ad festa, quae in Dumaguete peraguntur, descendunt e monte et apud Claram hospitantur quatuor infideles, videlicet: Viriatus, Canisia et hujus duae filiae, quarum una, gravi morbo aflicta, baptismum petit et, nomen Libertae adoptans, propter instantem necessitatem accipit a Viriato. Liberta, suscepto baptismate, statim 1 Véase págs. 322-326. de Agustinos Recoletos de Filipinas 407 convalescit, unde soror et mater ejus ac ipse Viriatus, salubriter commoti, baptisma expetunt quod, post debitam instructionem, solemniter accipiunt; primum, soror Libertae, cui patrinus adstat Florus filius Clarae, dein Canisia cujus matrina est ipsa Clara, ultimo Viriatus matrinam habens Canisiam. Viriatus accipit uxorem Libertam a se baptizatam; Florus vult ducere Libertae sororem, sed a parocho prohibetur, unde Canisiam accipit, annuente parocho. Quaeritur: 1.º Rectene Viriatus Libertam baptizaverit an potuisset, altero baptizante, esse patrinus. –2.º Potueritne postea hanc Libertam uxorem ducere, vel prohibeatur propter cognationem spiritualem ex alterutrius baptismate. –3.º Rectene Florus prohibitus sit a matrimonio cum Libertae sorore, admissus autem sit ad matrimonium cum earum matre. IX. Ad permagnam Gertrudis catholicae et Faustini aglipayani ruralem domum advocatur Rogerius parochus pro baptizando eorum filio quindecim jam dies nato: Rogerius, qui talem divitum morem filios domi baptizandi ex animo odit, adit licet invitus, simul moras baptismi reprehendens; sed ¡heu! invenit quod pro patrinis Getulius aglipayanus et uxor ejus catholica sint designati. Rogerius vult Getulium excludere, sed ipsa Gertrudis protestatur contra hanc, ut ait, parochi intolerantiam, instat ergo mater ut parochus annuat, sicut alibi, ait, fieri solet; aliter enim ipsa advocabit sacerdotem aglipayanum, qui absque dubio laetabundus adibit. Talia audiens Rogerius acquiescit et baptizat. Quaeritur: 1.º Ubi baptismus ex lege vel permissione Ecclesiae conferendus sit. –2.º Quid de more a Rogerio reprobato; an eliminandus sit; ubi tunc adhibendae ceremoniae. –3.º Quid de more differendi baptisma; an parentes graviter peccent si tempus protrahant. –4.º Quas conditiones Ecclesia exigat in patrinis. –5.º Quid circa patrinos haereticos, vel pravis moribus notatos. –6.º Quid de Rogerii agendi ratione. X. Nector, in absentia parochi, baptizavit privatim Mauri filium vita periclitantem, adhibito patrino Laurentio. Parochus, re examinata, dubium habet baptismum ex materia «aqua rosacea» adhibita; 408 Boletín Oficial unde solemniter sub conditione baptizat infantem, eodem Laurentio patrino, qui, Mauro defuncto, ejus conjugem superstitem in matrimonium ducit. Quaeritur: 1.º An recte baptizaverit parochus «sub conditione». – 2.º An Laurentius ex alterutro baptismo conhraxerit cognationem spiritualem quae impedimentum dirimens constituat pro matrimonio cum uxore Mauri. –3.º An similiter vel aliler judicandum sit si parochus baptizaverit «absolute». XI. Didacus puerum suum Perfectum, rite instructum, catechistam constituit in quodam suo parochiae burgo cujus perplures habitantes infideles sunt. Perfectus, sui officii memor, quaerit et invenit modum suorum concivium domos percurrendi, et infantes infidelium quos reperit aegrotos, quasi medicinam adhiberet ut parentum effugiat attentionem, clam baptizat; animosius eos quos mater ethnica consentit aliqua religiosa caeremonia insignini et, eo fidentius, eos quos ipsa mater, licet infidelis, baptizandos offert «sperans» ex baptismo filii sanitatem; eos etiam quorum mater fidem suscepit, licet postea probabiliter pater in superstitione instituet. Pericula defectionis parvi aestimat Perfectus ex eo quod, ante annos discretionis, infantium major pars soleat mori: hinc etiam quod, tempore morbi contagiosi inter infantes, hos, indiscriminatim sanos et infirmos quotquot potest, baptizat; sic enim infantium major pars salva fiet. Quaeritur: 1.º Quando posssint vel debeant infidelium aut haereticorum infantes baptizari. –2.º Quid de praexi Perfecti dicendum. XII. Cornelius infidelis rem habet cum Melisa, unde nascilur Aurora, sed matrimonum celebrat cum ejus sorone Caja quacum jamdiu sponsalia habebat et ex ea nunc obtinet Cletum. Ad longinqua recedens forte invenit tertiam sororem Lindam «jam Christianam», cujus religionem libenter amplectitur ut eam in matrimonium inducal. Vitus parochus gaudens de Cornelii conversione et nihil ultra requirens, sua praesentia cohonestat ejus cum Linda matrimonium. Post multum temporis invenit Cletum et Auroram de Agustinos Recoletos de Filipinas 409 christianos, conjugatos et matribus orbatos: ipse nihil indicat de propria paternitate sed ex collocutione colligit quod Caja christiana fuerit cum ipse baptismum susceperit, unde quaedam dubia exurgunt super ejus cum Linda matrimonio. Quaeritur: 1.º An matrimonium Cornelii cum Caja fuerit validum. –2. An conjugium ejusdem cum Linda validum et licitum extiterit. –3.º An validum si Caja mortua fuerit antea. – 4.º An existat absque novo consensus. –5.º Quid de «interpellatione» compartis infidelis pro usu privilegii paulini. –6.º Quid de validitate matrimonii Cleti et Aurorae in infidelitate contracti. –7.º Quid a Cornelio agendum cum eis. –8.º An, Caja vivente, Cornelius adhuc potuerit habere Lindam cum dispensatione pontificia: quae dispensatio obtinenda foret. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ SECCIÓN RELIGIOSO-LITERARIA A Jesucristo en su Gloriosa Resurrección Bajo una sellada losa, Custodiada de soldados, Yace la faz más hermosa, Que a los ángeles endiosa Y confunde a los malvados. Allí espera el cuerpo santo Para alzarse victorioso; Que del cielo el negro manto Se rasgue, y dé fin al llanto La aurora de Febo hermoso. Bajad, ángeles del cielo, Abridnos el arca santa: Que reine en aqueste suelo Aquel que todo es consuelo y al orbe admira y encanta. Despertad del dulce sueño, En que yace reposando, A éste nuestro Dios y dueño, Que quiso en infame leño Morir, al hombre salvando. Animad, Jesús querido, A éste vuestro cuerpo amable; Dadle el premio merecido Por lo mucho que ha sufrido En vuestra cruz adorable. Levantaos, Dios Eterno, Y triunfad resucitado Del príncipe del averno, Enemigo sempiterno Que tan cruel os ha tratado. ¡Oh, salid, eterna vida! Salid de esa sepultura; Consolad a la afligida Madre, de dolor transida, Que aún llora su desventura. ¡Oh del alma paz y gloria! Ya no destilan tus manos La sangre del monte Moria; Ostentan, sí, la victoria Reportada a tus hermanos. de Agustinos Recoletos de Filipinas En tus plantas aparecen Las heridas rubicundas, Que como en jardín florecen, Y santos frutos ofrecen De virtudes muy fecundas. Ya no brotan de tus sienes Raudales de sangre pura; Pero los rayos que tienes Te ofrecen mil parabienes Y te adornan de hermosura. Tus ojos hoy, se presentan Con vivísimos colores Que triunfal victoria ostentan; Y con su destello ahuyentan De la muerte los horrores. Cual sol veo tu costado Resplandecer muy brillante, Para ablandar preparado Al corazón acerado Y duro como el diamante. Hoy tu cabeza circunda De gloria inmortal diadema, Que al alma de gozo inunda Y de alegría profunda De la celestial, emblema. Lucero resplandeciente, Sol que iluminas el cielo, Clara estrella del Oriente, Inflama el alma que siente Sed de tu amor y consuelo. ¡Oh vencedor de la muerte! ¡Oh Jesús, fuente de vida! Tu rostro hacia nos convierte, Donándonos feliz suerte En la postrera venida. Vos, mi Jesús, que glorioso Triunfáis hoy resucitado. Resucitad bondadoso En nosotros, y amoroso Dadnos el fin anhelado. Fr. F. A. d. C., A. R. Marcilla 10 de Mazo de 1915. In Festo Patrocinii S. Joseph Mœrores procul exulent Omnes lætitiam frontibus explicent Festum jam redit annuum Quo gentes hilares carmina concinant 411 412 Boletín Oficial Quo laudes populi ferant Joseph qui nitidis sedibus enicat Cœli sæcula in omnia. Consortem Dominæ principis omnium Esse hunc Cunctipotens dedit Qui cœlum, barathrum, sidera condidit ¡Joseph! se tibi subdidit. ¡Oh! carus famulis o decus inclytum qui tantis titulis micas. En lætis modulis promere cantica Certant orbis et æthera: Te voces resonant Virginis inclytum Sponsum, pervigilem Dei Custodem celebrant plausibus omnia Exultantia jubilo. Te Patris domini nomini prædicant Pontus, sideram cœlites Divinæ sobolis Christiadum chori Tutorem recinunt quoque. Ortum conspicuo sanguine Davidis Te Joseph colit et canit Tellus; subsidium conjugis o tuæ Intactæ et sine noxia. Hymnos emeritos nos tibi dicimus Virtutum viridarium: Tu præbes Puero munifica manu Altum magnanimus faber; Tu Natum tenerum protegis a nece Quam rex vindicat impius; Præcepto Superi pergis ad exteras Oras, atque animo ferens Æquo in omnia, sive ardua perferas, de Agustinos Recoletos de Filipinas Quamvis te cruciet dolor, Constanter toleras pauperiem tuam, Quærens arte, laboribus, Munimen Puero ut nuptus amabilis Sponsæ sedulus assidens. Sic vitam peragis dum colis exteras Ægypti profugus plagas, Pœnas infragilis rebus in arduis Suffers haud querimonia. O quantis meritis nobilis emicas! O quantum rutilas tuis! Immitis con amqns dilacerat dolor, Nec constantia frangitur Amissum Solymis fles lacrymis Deum, Natum quæris et invenis, Inmiscens lacrymis gaudia dulcia; Effundenti animam tibi Jesus et Genitrix teniter assistent, Donec te sopor occupat. Perfusus nitido lumine spiritus Sese ad sidera transtulit. Regnas in solio sole micantior Sertæ tempora gemmeæ Cingunt te decorant fulgura siderum. Te pangunt superi incolæ, Te purum celebrant agmina Virginum, Christi te quoque milites. Insignem meritis sæcla per omnia Servi concelebrant tui. Fidenter famuli sistimus ad tuas Aras votaque solvimus. Clemens obsequium suscipe quod tua 413 414 Boletín Oficial Plebs præstat memor hac die. Psallentes pueri compita cursitant, Spargentes niveas rosas Procedunt pueræ, te memorant simul Pubes, te recolunt senes. Accensis facibus, effigiem sacram Clerus tollit honoribus. O Joseph precibus annue supplicum Quas fundunt famuli tui. Absolvas, miserans! vincula criminum Quæ multos miseros tenent Incursus Satanæ longius amove, Contundens furias truces Orci, nec noceant dæmonis impetus, Servi fugiter rogant. Arce ab Hesperia luxuriæ luem Pubem protege tu bonus Quam mundi illecebræ ritibus implicant, Te jugi piece poscimus Ægrotis releves, subleva egentibus, Et culpas abigens procul, Post mortem famulos jam sine labibus Dones sidera scandere. FR. C. L. A V. C. Monteagudo 16 de Marzo de 1915. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ BIBLIOGRAFÍA Un libro de palpitante actualidad Lector querido: ya habrás observado que hoy día todo se discute, nada queda por debatir. Que desde las acciones del más encumbrado monarca hasta las palabras del más humilde campesino, todo cae bajo el imperio de la crítica, nada se libra de su radio de acción. Pero no dudo, me consta ciertamente has advertido también que la cuestión capital, la cuestión que pudiéramos llamar madre alrededor de la cual se libran todas las demás batallas es la cuestión de las Órdenes religiosas por ser la encarnación real, la representación viva de las doctrinas de nuestro Divino Maestro Jesús, objeto de las afirmaciones y negaciones todas de los tiempos modernos. En los alcázares de los monarcas, en los palacios de los magnates, en el parlamento, en el club, en las calles, en las plazas y en la prensa impía, trabájase con actividad extraordinaria, con tesón invencible para presentar al fraile, como un ser degradado, como un ente exótico, como un mito forjado por la imaginación de unos cuantos ignorantes, como un tipo medioeval, no solamente impío, sino incompatible con los tiempos modernos en que todo es luz y progreso. Desde que el liberalismo ha adquirido carta de ciudadanía, repítese un día y otro en las columnas de la prensa sin fe, hase visto con claridad meridiana que el fraile es el portaestanmlarte del obscurantismo, un ser que pretende vivir a costa del prójimo valiéndose del fanatismo religioso del pueblo sencillo e ignorante que no conoce su malicia. Mas nosotros los liberales que somos los redentores del pueblo no consentiremos tamaño latrocinio: nosotros libraremos las poblaciones todas grandes y pequeñas 416 Boletín Oficial de esa peste que quiere invadir el orbe todo; relegaremos a los desiertos primero, y le haremos desaparecer de sobre la haz de la tierra después. Así habla el liberalismo, así hablan los liberales de todos malles desde tos más moderados hasta los más radicales. Y esto no porque crean que e! fraile es así, no; porque ya saben que este es el fraile de la novela, el fraile de la caricatura, y que el fraile de la historia, el fraile de la realidad es otro muy distinto; sino porque ven en él una continua reprensión de sus acciones. En efecto; la castidad del religioso es un juez severo de su amor desordenado, la pobreza del morador del convento un continuado reproche de su ambición, y la obediencia, la sumisión del hijo del claustro, la condenación más clara y explícita del non serviam que como hijo predilecto del veneno lanza él a los cuatro vientos, como un principio venerando. Por esto persigue al fraile, por esto le calumnia, por esto quiere hacerle desaparecer. ¡Como si la humanidad no necesitase de almas grandes que le enseñen el camino de la virtud, la senda de la vida! ¡Como si no necesitase de antorchas que la iluminen y ahuyenten las grandes tinieblas que en el mundo imperan! «¡Como si en estos tiempos en que el egoísmo es el rey y el sacrificio un proscrito, seguir expresión del gran Mella, no se necesitase que sobre el sarcófago de hielo que encierra el corazón de las Sociedades modernas, faltas de fe y huérfanas de caridad; y cuando parece que la historia ha vuelto a aquel periodo glacial porque pasó la geología del planeta, no fuera necesario que vinieran hombres de almas grandes acostumbrados a dominar su soberana voluntad, los instintos y los ímpetus de la materia, para presentarse ante la muchedumbre enloquecida con el vino de la impiedad; y decirle con la elocuencia de la virtud y del ejemplo que hay algo más que la tierra que pisamos, que esta materia que se dispersa en polvo, que es preciso esconder bajo una losa para que no la arrastre el viento, el espíritu inmortal que pasa por encima del sepulcro, que es la puerta de la eternidad y no la frontera de la nada»!. Pues bien; a a defensa de esas Órdenes religiosas tan perseguidas, blanco de los tiros todos de la novela impía, de la prensa sin fe, y de la caricatura, y al encuentro de ese gran falsario que pretende cubrir un la neblina del odio, la historia del fraile para que de Agustinos Recoletos de Filipinas 417 nadie le conozca como es, para que no aparezca a los ojos de la muchedumbre irradiando por todas partes resplandores de virtud y ciencia, ha salido el M. R. P. Pedro Fabo con su obra «Los aborrecidos, o, En defensa de la vida religiosa». No es ésta la primera vez que aparece en público el P. Fabo, pues ya hace tiempo que es conocido en el mundo literario como sabio, y su nombre recorre triunfante, orladas sus sienes con aureola de gloria, los campos y ciudades de España y América. Su pasmosa facilidad para escribir es reconocida, admirada, y ensalzada por todos. Y no se crea que esto es una exageración, un entusiasmo que me inclina a alabar a uno de casa, a un hermano, no; esto es la pura realidad. Y para convencerse de ello basta recorrer su vida literaria durante el año pasado de 1914, y veremos que en él, aparte de multitud de artículos, ha publicado cuatro obras, Liberaladas de una revolución, Corazón de oro (novela), Ruiseñores (poesías) e Historia de la Provincia de la Candelaria, (esta última dos volúmenes). Y tampoco vaya a creerse que el P. Fabo es uno de esos escritores que dan a la imprenta cuanto les viene, y lanzan a los cuatro vientos cuanto su imaginación les sugiere. No diré yo que el P. Faho sea un sabio en todo el sentido de la palabra; pero escribe con toda corrección, su lenguaje es castizo, y en sus obras ha demostrado grandeza de corazón, imaginación ardiente, cualidades excepcionales de literato e inmensos conocimientos históricos; y en esta última Los aborrecidos su estilo es completamente académico, adornado con multitud de figuras que vienen a dar especial realce a esta obra. No pretendo yo ahora hacer una crítica de este libro, porque esto además de estar sobre mis fuerzas, sería constituirse el discípulo en juez del maestro, y el inexperto soldado, del experimentado general. Lo que únicamente me propongo es darlo a conocer a todos aquellos que todavía no han tenido la dicha de leer sus hermosas páginas, que contienen una breve pero bien documentada apología de la vida religiosa, sobre todo a aquellos que allá en apartadas regiones del globo, lejos de la patria querida, están confirmando con sus vidas los principios aquí sostenidos por el P. Fabo: es decir, a todos, donde pueden encontrar esos conocimientos 418 Boletín Oficial indispensables en estos tiempos en que tanto se persigue y calumnia al religioso. Considera el P. Fabo en la primera parte de su obra a las Órdenes religiosas en su constitutivo esencial, los tres votos de obediencia, pobreza y castidad; demostrando que los institutos monásticos no están en pugna con la razón, como dicen los librepensadores, ni perjudican en lo más minimo a la sociedad, sino que antes al contrario, están muy conformes con aquella y reportan inmensos bienes a ésta: que no es el monasterio escuela de gente envilecida, sino que por el contrario el convento es plantel de almas grandes que elévanse frecuentemente sobre la materia: que con quien está en pugna, con quien no puede convivir es con el mal llamado derecho moderno, con el hijo predilecto del averno, con el liberalismo, que pretende, valiéndose de la hipocresía, la calumnia, la mentira y otras armas similares a éstas, propias de los hijos del príncipe de las tinieblas, dominar el mundo entero para corromperlo, pues su plan es, como decía el ilustre Aparisi y Guijarro, y oportunamente recuerda el P. Fabo, propagarse mintiendo y reinar corrompiendo. Recorre la historia toda de la humanidad desde los primeros siglos del Cristianismo esbozando cómo las Órdenes monásticas han supervivido a todas las grandes convulsiones que en su seno han sufrido las sociedades en todos tiempos, cómo supo el monje conservar su dignidad durante la horrible hecatombe que experimentó Europa con la irrupción de los bárbaros del Norte, siendo en todas partes el monasterio un gran centro de instrucción, una gran escuela, y el monje el que instruye y predica el Evangelio a estos nuevos moradores del Mediodía y Occidente de Europa, y cómo en medio de los grandes sacudimientos de la Edad Media destácase la escuela del monasterio como un faro que muestra a la humanidad el camino que debe seguir para conseguir su fin, como una antorcha luminosa que disipa las tinieblas que en el mundo imperan. Mas como hay muchos que, reconociendo los valiosos auxilios que las Órdenes religiosas prestaron a la humanidad durante los aciagos días de la Edad Media, creen, no obstante, que estos institutos sólo cuentan en sus anales un ayer glorioso que ya pasó, y que por consiguiente su benéfica acción desapareció al llegar los de Agustinos Recoletos de Filipinas 419 tiempos modernos, como las estrellas de una noche serena cuando aparece en Oriente el astro rey; ha puesto el P. Fabo en su libro una segunda parte, que sirve como broche de oro para cerrar su obra, en la que compendia la historia de las principales Órdenes monásticas para demostrar que el ayer glorioso es el hoy feliz que durará tanto como su ser. Ella es como una galería inmensa por donde se ven desfilar multitud de santos y de sabios, de héroes de patriotismo y abnegación, y de adalides gloriosos del periodismo, cuya vista entusiasma al más frío y le obliga a exclamar: cada instituto religioso es un plantel de héroes, sus miembros son hombres-milagros! ¡Si ellos no son grandes, si ellos no merecen pasar a la historia, abandonemos los estudios históricos porque nada encontraremos digno de ser trasmitido a las generaciones futuras! FR. J. R. DE S. M. A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ CRÓNICA DE NUESTROS CONVENTOS Y COLEGIOS Desde Manila En el Convento. –Novenario de San José. –Nuestro convento de San Sebastián. –Origen del culto a Ntra. Señora del Carmen. –Novenario del Carmen. –Nota típica. –La procesión. –El órgano. –Su inauguración. –Inauguración solemne. Su efecto en la gran Salve. Con motivo de la celebración de nuestro Capítulo Intermedio tuve ocasión de visitar este nuestro convento de Manila y vivir, quizá, en la misma celda en que vivieron nuestros esclarecidos Beatos y Mártires del Japón y recorrer los claustros por los que también pasearon nuestros primeros PP. que, por la salvación de las almas, realizaron aquellas portentosas hazañas que hoy, al leerlas en las crónicas, nos parecen casi increíbles, y que forman la más legítima gloria de esta Apostólica Provincia que por algún tiempo tuve a mi cargo. Al celebrarse el grandioso novenario de San José, tuve grandes deseos de enviar una reseña a nuestro BOLETÍN, pero viendo, por mis ojos, la verdad y exactitud de lo que el año pasado se pubicó, desistí de ello. Al llegar el novenario del Carmen en nuestro convento de San Sebastián, no pude resistir más ante tanta grandiosidad y escribo estas cortas líneas para contribuir en algo a la amenidad de nuestro BOLETÍN. Muévenme especialmente a ello estas consideraciones: no he leído ni sé que en España se haya escrito cosa alguna acerca del culto que en Filipinas tributamos los Recoletos a la Virgen del de Agustinos Recoletos de Filipinas 421 Carmen; tampoco se ha publicado en nuestro BOLETÍN noticia alguna relativa a la inauguración del órgano de San Sebastián; para estímulo, pues, de nuestros jóvenes, para que se publiquen y sean conocidos nuestros cultos y para saboreo íntimo de nuestras legítimas glorias, envío estas cuartillas. En 5 de Mayo de 1621, el P. Vicario Provincia! Fr. Rodrigo de San Miguel, fundador de nuestro convento de San Sebastián, colocó en su iglesia una pequeña imágen de la Virgen del Carmen, que, como donación piadosa y guía segura para la peligrosa travesía del Pacífico, recibió en Méjico al pasar por allí en su segundo viaje a Filipinas; desde entonces no se ha interrumpido, en nuestra iglesia de San Sebastián, el culto a Ntra. Sra. del Carmen, en cuyo prodigioso aumento y rápida propagación influyeron sobremanera los milagros y maravillas obrados por el Señor para engrandecer a su Santísima Madre. Puede verse la hermosa publicación filipina La Estrella de Antipolo. Fundóse después con autorización del R. P. Prior General de Carmelitas y conforme con las Constituciones Apostólicas la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen, y, posteriormente en 10 de Julio de 1682, el General de los Carmelitas Descalzos Fr. Juan de la Concepción la confirmó, autorizando al Prior, que por el tiempo fuere, para bendecir e imponer el escapulario del Carmen y para erigir cofradías en todo el Archipiélago, viniendo a ser desde entonces los PP. Agustinos Recoletos los verdaderos Carmelitas de Filipinas. Extendióse rápidamente la devoción a la Virgen del Carmen y, desde las Provincias limítrofes hasta las más distantes de Manila, venían a celebrar su fiesta el 16 de Julio. Como entonces reina la estación de aguas en toda su fuerza, resultaba penosísima la piadosa romería, por lo cual nuestros PP., a mediados del siglo XVIII, acordaron trasladar las fiestas del Carmen a la estación de secas, y desde entonces, continuando la gran fiesta del 16 de Julio, se celebra el solemne novenario dando principio el dia 21 de Enero. El miércoles, pues, 20 de Enero de este año 1915, se cantó misa solemne a las siete de la mañana, en honor de su titular San Sebastián y, a las cinco de la tarde, el P. Prior de Manila Fr. Eugenio Sola del Carmen, de conformidad con la tradición inmemorial, asistido del P. Fr. Amado Gascón del Pilar y Hermano Sub. Fray 422 Boletín Oficial Leandro Nieto de San Nicolás entonó las solemnes Vísperas a Nuestra Sra. del Carmen que, con mucha gravedad cantaron en coro con acompañamiento de órgano los PP. de San Sebastián y Recoletos que consigo llevaron a su capilla de tiples. Al dia siguiente comenzó el novenario con la solemne procesión que, antes de la misa, recorrió el amplio y elegante patio-jardín del convento, oficiando de Preste el P. Vicario Provincial Definidor Fr. Nemesio Llorente de San José, diaconado por los Hermanos coristas Fr. Facundo Valgañón del Carmen y Fr. Leandro Nieto de San Nicolás, quienes también me asistieron, como tales, en la misa del día final 29: en los días 22, 23 y 24 cantó la misa el P. Definidor Fr. Eusebio Valderrama de San Luis Gonzaga, asistido de los PP. Fr. Florentino Sáenz de la Concepción Fr. Hilario Vega de la Asunción, quienes, alternando, tuvieron la misa los días siguientes, diaconando, todos los días, el P. D. Fr. Eusebio Valderrama quien, después de honrar con su autoridad el Augusto Sacramento y a la Gran Señora, honró después, con su humildad, a la excelsa Virgen oficiando modestamente de subdiácono. Con respecto a los sermones se cumplió el programa anunciado predicando por la mañana en la misa solemne del día 21 el P. SubPrior de Manila Fr. Angel Sánchez de San José, el día 24 (Domingo) P. Fr. Bernardino Vázquez del Rosario y el 29 el P. D. Fr. Tomás Cueva de la V. de Araceli; por la tarde, dice el programa: 21, P. Ex-Prov. Fr. Segundo Cañas de San Cristóbal; 22, P. Fr. Florentino Sáenz de la Purísima Concepción; 23, P. D. Fr. Eusebio Valderrama de San Luis; 24, P. Fr. Amado Gascón del Pilar; 25, P. D. Fr. Nemesio Llorente de San José; 26, P. Prior del Convento Fr. Valentin Utande de San José (yo hice sus veces por haberle sobrevenido una inoportuna indisposición); 27, P. Sub-Prior de Manila Fr. Angel Sánchez de San José; 28, P. Fr. Hilario Vega de la Asunción: éste, como capellán de la Virgen del Carmen, estuvo encargado de rezar el Rosario y Novena y dirigir los demás actos del Novenario. De propósito no digo nada acerca de los sermones, porque todos estos PP. (excepto el P. Nemesio quien verdaderamente honró el púlpito de S. Sebastián) predicaron en el brillante novenario de San José, y entonces la prensa diaria de Manila hizo cumplido elogio de sus oraciones sagradas. de Agustinos Recoletos de Filipinas 423 Se deslizó el novenario de Ntra. Sra. del Carmen, como todos sus similares en Manila, pero con tanta piedad y afluencia de gente que, a a las cuatro y media de la mañana, esperaban impacientemente que se abrieran las puertas de la iglesia para oír la primera misa que, a dicha hora, celebraba el P. Capellán de La Virgen, quien luego con otros Padres, pasaba a ocupar por varias horas el confesonario. Tiene este novenario una nota típica que voy a consignar: no es raro ver en nuestro santuario una piadosa devoción, practicada, por lo general, por devotas mujeres. Consiste esta en lo siguiente: Arrodíllanse en el cancel de la puerta, comienzan devotamente el Rosario y después, andando de rodillas como están, cual si subieran la Escala Santa de Roma, se dirigen penosamente hasta las gradas del altar mayor; llegadas allí besan devotamente la grada y prosiguen su rezo pidiendo a la Santísima Virgen el remedio a sus necesidades; hacen esta penosa marcha por las dos naves laterales, pero especialmente por la del centro: todos los sábados puede verse esta piadosa devoción en nuestra iglesia, pero en los dias del Novenario es cosa que verdaderamente conmueve y edifica moviendo a piedad a cuantos la presencian. Colócanse infinidad de devotas al final de la iglesia, cogiendo las tres naves, y, cuando se terminan los cultos y se toca la gran marcha de salida, despejada ya la nave central de las educandas de nuestro Beaterio de Santa Rita que todas las tardes asisten, se dirigen como piadoso torrente, que se desborda, andando de rodillas hasta el altar mayor y, como final, piden con ansia que se les permita hacer algún obsequio a la Sma. Virgen, siquiera limpiando el suelo de la iglesia: y por cierto que hacen buen servicio, porque, a pesar del esmero que se tiene, como es tal la afluencia de gente hasta las diez de la noche en que se cierra la iglesia, hay que estar constantemente barriendo: hasta esa misma hora una banda de música ejecuta piezas de rico y variado repertorio ante el atrio del Convento. El 29 por la tarde dió principio la novena a las cinco y pronto comenzó el movimiento para organizar lo necesario, de modo que a las seis en punto se puso en marcha la grandiosa procesión: abríanla la Cruz parroquial y ciriales siendo la primera imágen la 424 Boletín Oficial de San Sebastián, seguía Santa Rita acompañada por las Colegialas de nuestro Beaterio, a continuación la imagen del Santo Niño, iban después los fundadores Carmelitanos San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, luego San José , por último, la Reina de estos cultos la Sma. Virgen del Carmen escoltada por las Comunidades de San Sebastián y Recoletos y comisiones de religiosos de otras Órdenes, cerrando la procesión como preste y ministros el P. Ángel Sánchez y Hermanos Fr. Facundo y Fr. Leandro. A cada imágen acompañaba el correspondiente estandarte y le seguía una banda de música, donación de personas devotas de la Virgen del Carmen: gobernaban la procesión los PP. Vega y Valderrama, quienes respectivamente cuidaban del buen orden de la cabeza al centro y de este al final. No describo las imágenes porque, aunque no de tanto lujo, son similares a las que figuran en nuestras procesiones de intramuros, pero no puedo pasar en silencio la imagen del Santo Niño con su extraño traje de capitán general y sus elegantes andas de plata premiadas en la Exposición de Saint Louis (Estados-Unidos), el año 1903 y la bendita imagen de Nuestra Señora del Carmen con su rica carroza. Sobre una plataforma cuadrada, revestida de planchas de plata adornadas a su alrededor con caprichosos dibujos de plantas y flores, se elevan cuatro airosas columnas jónicas, revestidas también de plata: desde los capiteles de las columnas salen otras cuatro planchas de plata que convergen y se unen en el centro formando pabellón y rematando todo con la corona real, desde la cual penden cuatro bandas de raso azul celeste. En el centro de esta plataforma se eleva el trono sobre el cual se coloca la imagen de la Virgen con su vestido formado por plancha de plata dorada, adornada con flores de plata y oro cuyos pistilos los forman perlas y brillantes, su rozagante manto de tisú de plata sembrado también de flores con estambres de piedras de color. Tiene en su mano izquierda el Niño vestido con la misma rica preciosidad; en la derecha el Santo Escapulario que parece dos planchas de oro unidas con cintas de plata y sobre su cabeza la gran corona de brillante pedrería: completan su adorno elegantes birinas engarzadas en plata, y alrededor de la imagen, formándole graciosa guardia, van ocho angelitos con de Agustinos Recoletos de Filipinas 425 diminutos incensarios: así salen estas preciosas andas, llevadas por su grande peso, por dieciséis personas que se relevan de trecho en trecho. Otros años se iluminaban con luz eléctrica, pero este año lo hicieron con acetileno, y cuando en plena calle y bajo la inmensa bóveda azulada contemplábamos la santa imagen, la blanca luz de carburo nos hacía el delicado efecto del mágico resplandor de la luna iluminándola de lleno. No es fácil precisar el sinnúmero de fieles que con su presencia quisieron acreditar su devoción a la V. del Carmen, pero sí diré que las luces eran tantas que semejaban dos tan largas como interminables cintas de fuego que, al fin, se perdían de vista o se confundían con la profusa iluminación que, en el trayecto, adornaba las casas de los devotos y marcaba a la Cruz y Ciriales la línea que habían de seguir por las calles de S. Rafael, Alix (dcha.) Tanduay, Arlegui, Duque de Alba, Vergara, Tanduay (izq.) Plaza del Carmen, Bilibid (old.) Lepanto, Paseo Azcárraga (dcha.) S. Rafael y atrio de la Iglesia con un recorrido de varios kilometros, penetrando de nuevo la Virgen del Carmen en su Santuario a las 8 de la noche y, después de cantar solemnísima Salve como despedida, se dieron por terminados los cultos del Novenario. Al día siguiente se cantó Misa de Requiem por los cofrades difuntos oficiando el P. Florentino Sáenz asistido de los PP. Eusebio e Hilario, y con esto se cumplió el programa en todas sus partes: aquí terminaría yo también si esta reseña no tuviere un doble objeto. Nuestra Iglesia de S. Sebastian, la de las atrevidas agujas, la de la aérea cúpula, la de airosos botarates, la de los calados rosetones y alegóricas vidrieras en sus rasgados ventanales, el orgullo de Manila, la «Perla del Oriente», el espacioso cuanto artístico Santuario que encierra en su seno como rico estuche la veneranda Imagen de la Reina del Carmelo, no estaba completo aún; le faltaba a la Virgen quien riera sus alegrías y llorara sus dolores, le faltaba la expresión suprema de todas las bellezas musicales, para entonar himnos de gloria sin palabras, pero con melodías aladas de majestuosa trompetería, de misteriosos coros de angélicas voces, que murmuran plegarias celestiales, de fantásticas orquestas que parecen surgidas del Cielo, cuando la Hostia Santa es elevada en manos del Sacerdote, entre nubes azuladas de incienso, mientras los labios 426 Boletín Oficial rezan, y los corazones palpitan con más fuerza, esclavos de intensa emoción; le faltaba el instrumento rey, el órgano, en fi Varias veces se había notado esa falta, y algunos Priores procuraron remediarla; y justo es consignar que el P. Prior Fr. Celestino Yoldi que, por cierto, ha dejado nombre imperecedero, después de grandes esfuerzos, estuvo a punto de realizarlo: afortunadamente el Prior actual Fr. Valentin Utande de San José, ayudado por algunos religiosos y personas devotas, consiguió el anhelo de todos encargando a la casa Walcker, y C.ª en Ludwgsburg, Wisstt (Alemania), por medio de D. Pío Trinidad, su corresponsal en esta plaza, un órgano de modestas proporciones, pero con todos los adelantos con que ha sido enriquecido el gran instrumento. Llegó a últimos de Mayo, y lo montó el dicho D. Pío Trinidad; ocupa el testero del coro, y está encerrado dentro de una artística caja de roble, de estilo gótico, que armoniza exactamente con el de la iglesia: tiene delante la cónsola en donde están los dos teclados, de modo que el organista, al tocarlo, se coloca frente al altar mayor. Abierta la cónsola aparecen en primer término una serie de botoncitos o resortes a modo de registros y que realmente lo son algunos, sirviendo otros para facilitar las combinaciones: debajo de estos y correspondiéndose con ellos, corre una serie de lengüetas numeradas que ceden a la más ligera presión y son de diversos colores para su más fácil manejo. Son 17 en número, de ellas nueve están a la izquierda y ocho a la derecha del ejecutante, separadas entre sí por una pequeña esfera con su aguja indicadora del crescendo et minuendo. Izquierda: núm. 1, lengüeta copula o unión del segundo teclado con el pedal: núm. 2, lengüeta copula que engancha o une el primer teclado con el pedal: núm. 3, Violoncelo de 8 p.; y núm. 4, Contrabajo o su base de 16 p. suenan en el primer teclado y pueden engancharse al pedal: núm. 5, Trompeta de 8 p.; núm. 6, Octava de 4 p.; núm. 7, Principal de 8 p.; núm. 8, Flauta de 8 p., y núm. 9, Salicional suenan en el primer teclado y pedal. Derecha: núm. 10, Bordón de 8 p.; núm. 11, Viola de Gamba de 8 p., y núm. 12, Flauta travesera de 4 p., suenan en el segundo teclado y pueden engancharse al primero y al pedal: núm. 13, Trémolo que por un ingenioso de Agustinos Recoletos de Filipinas 427 mecanismo se adapta a todos los registros: núm. 14, lengüeta que engancha a lo dos teclados de modo que se puede tocar en ellos con cualquiera de los registros: núm. 15, Octava baja, y número 16, Octava aguda suenan en el segundo teclado: núm. 17, copula o unión de melodía de bajos al primer teclado. Tiene tan precioso instrumento, como hemos indicado, dos teclados de 55 notas cada uno, siendo muy fáciles los trasportes porque cada uno lleva al fin una pequeña regla indicadora del tono que se desea: debajo de los teclados hay dos botoncitos de fácil manejo; el de la izquierda es combinación libre y para que funcione es necesario sacar de antemano alguno de los botoncitos-registros que están sobre las lengüetas: el de la derecha es Tutti, abierto el cual suenan todos los registros y en medio de los dos hay un resorte que, a voluntad del ejecutante, anula uno u otro. Tiene el pedal 30 notas y sobre él, en el centro, hay un rodillo o cilindro que se maneja con el pie: está en combinación con la esfera arriba indicada, cuya aguja, que corre de 0 a 10 y está a la vista del ejecutante sirve a este de seguro regulador en sus variantes desde el pianissimo al fortissimo: a la derecha del cilindro hay una pequeña palanca cuyo manejo corresponde también al pie y sirve para la expresión, abre o cierra, a voluntad, las persianas interiores del órgano y de esa manera amortigua los sonidos o los deja en su fuerza natural o bien los hace zozobrar. Tiene, por último, este órgano, total y completamente neumático, motor eléctrico para el ventilador que provee de aire abundante para la presión de resortes y que repartido desde el fuelle por todos los tubos produce con sus vibraciones las diversas tonalidades: para casos de avería en la corriente eléctrica que pone en juego al motor, tiene además su aparato mecánico suplementario1. Este maravilloso instrumento se inauguró en la fiesta de Nuestra Sra. del Carmen (16 de julio de 1914), la cual, si siempre es solemne, resultó solemnísima por la numerosa concurrencia ávida de oír las delicadas notas del órgano que parecía extremecerse al sentir sobre sus teclados la suave presión de los ágiles dedos de nuestro 1 La descripción de este magnífico órgano dóbemosla a nuestro carísimo Hermano de obediencia Fr. Lúcas Sáez de San Pascual. 428 Boletín Oficial organista de Manila, el notable compositor D. Faustino Villacorta: pero cuando verdaderamente lució el órgano toda su riqueza y variados recursos fué en este gran Novenario en que puede decirse que tuvo su inauguración solemne, actuando de ejecutante el dicho D. Faustino. Juntamente con la orquesta, acompañó las misas de Hernández y Cosme Benito cantadas (días 21, 24 y 29) por las educandas de nuestro colegio de Santa Rita, acompañó también escogidas misas cantadas por nuestra capilla de tiples; pero cuando desplegó todos sus encantos, fué en los cultos de la tarde, en que apiñada multitud acudía a reverenciar a la Gran Señora. Estaba la Virgen en su camarín como una Reina en su trono, y además de la iluminación eléctrica que marcaba las líneas del altar y la que asemejaba las arañas a grandes globos ígneos y en el exterior de la iglesia llegaba hasta la cruz de las agujas, tenía la Virgen su iluminación propia que recordaba la visión de San Juan en el Apocalipsis: en la ojIva exterior corría un hilo de bombillas rojas, como aderezo de rubíes; a los pies de la Virgen y en forma de media luna lucían bombillas verdes cono sartas de esmeraldas; y sobre su cabeza doce estrellas figuradas por rosas blancas y encarnadas cuyo botón lo formaba una bombilla eléctrica. No estaba vestida de sol, pero se reflejaba la luz en el oro y plata de la túnica y el manto y la envolvía en suaves irisaciones, al quebrarse bulliciosa en la abundante pedrería. Allí se dirigían todas las miradas cuando el órgano acompañaba las grandiosas letanías y los alegres gozos: pero en la gran Salve, con que se terminaban los cultos, hacía gala el instrumento rey, de la rica gama de sus variadas armonías: cuando acompañaba pianissimo a los tiples, parecían sus notas descender de lo alto y posarse sobre el camarin de la Virgen como gotitas de rocío sobre el cáliz de una flor: cuando con la expresión ayudaba las robustas voces de los bajos y tenores (reforzadas, casi todos los días, por los RR. PP. Benedictinos, maestros en el canto) parecía pedir auxilio a la Virgen in hac lacrymarum valle: y cuando abierto el tutti, apagaba, casi, las notas de la orquesta y amortiguaba las robustas voces, parecía cantar a la Virgen, en gigante estrofa de suprema confianza, O clemens, o pia, o dulcis Virgo María. de Agustinos Recoletos de Filipinas 429 Gloria a Dios, porque ya tiene órgano digno la grandiosa iglesia de hierro dedicada a la Sma. Virgen del Carmen por nuestra amada Provincia de Filipinas. FR. SEGUNDO CAÑAS DE S. CRISTÓBAL A. R. De Monteagudo Por causas ajenas a mi voluntad no apareció en el número anterior de nuestro BOLETÍN OFICIAL la crónica que, a ruego del P. Director del mismo, sería de desear enviasen todos los meses los Superiores de todas las Casas, crónicas, que ademas de servir más tarde para la historia de nuestra Provincia, establecerán una correspondencia familiar entre los Religiosos, nos unirán más y más en los vínculos de la fraternidad y nos servirán de estímulo para imitar lo bueno que en otros veamos, o conoceremos al menos y admiraremos lo que no nos sea dado imitar. Por lo que a mí y a los demás Religiosos de este Colegio se refiere, ha sido excelente el efecto producido por lo que pudiéramos llamar nueva etapa en que entra nuestro BOLETÍN y que es feliz augurio de ulteriores y grandes mejoras. Creo un deber hacer constar en estas líneas la gratitud que esta Comunidad siente hacia el conocido Maestro de Capilla de la Catedral de Tarazona D. Simón Ortín, quien con una generosidad digna de todo encomio, ha donado a este Colegio una selecta y copiosa colección de música de todas clases, que bien puede figurar al lado de las mejores colecciones. Agradecido, ha dicho él, a las atenciones de que ha sido objeto cuantas veces ha visitado este Colegio, y principalmente a las oraciones que por su salud se han dirigido al cielo, cuando fundadamente podía desesperarse de ella, ha querido dejar un recuerdo duradero, en el que, sin duda, encontrarán los aficionados al divino arte cuanto pueda servirles de utilidad y honesta distracción, tanto en composiciones sueltas como 430 Boletín Oficial en métodos de canto, piano y armonía, lo mismo en música sagrada que profana. El Señor se lo pague. El día 11 del corriente mes tuvo lugar en nuestra iglesia uno de esos actos que, no por repetirse con frecuencia, dejan de ser conmovedores, la profesión de votos simples de los Hermanos de Obediencia Fr. Severiano Lasota de la Concepción y Fr. Román Ruana del Corazón de María, a quienes damos la más cumplida enhorabuena, a la vez que pedimos al Señor confirme en ellos la obra comenzada, para que fieles a sus promesas puedan santificar su alma y dar gloria a Dios y lustre a nuestra Provincia. Dando cumplimiento a lo prescrito por el V. Definitorio Provincial en el programa de estudios, tuvo lugar el 1 de este mes una disertación filosófica sobre el tema: Voluntas libertate liberi arbitrii gaudet, unde falsus est determinimus. El discurso estuvo a cargo de Fr. Victorino Capánaga de N. P. S. Agustín, quien con elegante frase y clásico latín comenzó por señalar los errores opuestos al tema que había de defender y que se reducen, dijo, a dos: el uno que, atribuyendo el curso y evolución de todas las cosas, incluso las acciones humanas, a una inevitable necesidad, peca por defecto; y el otro que, concediendo al hombre aquellas absurdas y exageradas libertades que sabiamente llamó S. S. León XIII libertades de perdición, peca por exceso. Expuso a continuación el verdadero concepto de la libertad y del libre albedrío, fundado principalmente en el testimonio de la conciencia, el común sentir del género humano y en la naturaleza misma racional del hombre, demostró su proposición con sólidos argumentos, terminando por indicar los absurdos que se siguen del determinismo y las fatales consecuencias a que conduce. En forma silogística more scholasticorum alte servato, impugnó la proposición. Fr. Carlos Liñán del Carmen, condisípulo del anterior, en doce argumentos hilados, manifestando el claro conocimiento que posee de la materia, no menos que el otro condiscípulo Fr. Aurelio Galán de la Concepción, quien en un breve, pero razonado discurso expuso y defendió el determinismo, basado en las estadísticas, la ley de la conservación de la energía en el universo y el principio de causalidad. A los dos contestó satisfactoriamente el disertante. de Agustinos Recoletos de Filipinas 431 Terminaré esta mal pergeñada crónica, consignando que se ha celebrado en esta iglesia more solito la devoción de los Siete Domingos en honor de San José, con bastante asistencia de fieles a la función de la tarde, y numerosas comuniones, principalmente los dos últimos domingos, en que a los devotos de San José se agregaron muchas personas para cumplir con Pascua. FR. M. L. DE R. Monteagudo 16 de Marzo de 1915. DE MARCLLA Ocupado en los santos ejercicios espirituales dejé a los tres entonces ordenandos y ahora nuevos sacerdotes al firmar el 17 del pasado la crónica que ya conocerán mis lectores: creo conveniente hacer esta indicación para tomar las cosas del punto donde quedaron, y proseguir el hilo de nuestra narración. Termináronlos el día 25 con la felicidad que nos prometíamos, saliendo con un corazón más encendido en el divino amor que el ascua recientemente sacada por el forjador de entre encarnados y refulgentes carbones. El día siguiente 26, acompañados del R. P. L. jubilado Fr. Baltasar Vicente de la V. de la Paz, se dirigieron nuestros hermanos a la ciudad de Pompeyo, saliendo de aquí en el tren correo de las nueve, y llegando a dicha población a eso del medio día. Aquella misma tarde se encaminaron a Palacio para saludar reverentes y besar el anillo al celoso Pastor, que sin tardar mucho les había de conferir la dignidad del Sacerdocio. Efectivamente, al otro día, el 21 de Febrero, cuya fecha será siempre feliz para nuestros mencionados sacerdotes, se reunieron temprano en el oratorio del Palacio, donde el Ilmo. Sr. Obispo dió una nueva prueba de cariño a sus hermanos en religión, administrando las Sagradas Órdenes, tan sólo por acceder a nuestros deseos, confiriendo el Subdiaconado a un joven Escolapio y el Presbiterado a nuestros religiosos. Como si todavía fuese pequeña manifestación 432 Boletín Oficial de cariño el dar las Órdenes en día por él no pensado, al terminar tan sagrada función, invitó a nuestros mencionados hermanos a tomar el desayuno en su compañía, como en efecto lo hicieron. Aquel mismo día por la larde volvieron a este Colegio de Marcilla: parecían estar compIetamente transformados con la gracia que habían recibido: el regocijo se manifestaba claramente en sus rostros, y la emoción que embargaba sus almas se asomaba cautelosasamente por las ventanas de sus ojos, como si temiese ser descubierta. Siguió todo en el Colegio sin mudanza alguna hasta e! miércoles siguiente, en que cualquiera hubiese sospechado que, algo extraordinario había entre los PP. Recoletos, al observar la bandera pontificia que majestuosa ondulaba enarbolada en gigantesca asta sobre el frontón calado que artísticamente corona el frontispicio de nuestro Colegio. Como si esto no fuese señal suficiente, los bronces de nuestro campanario en bullicioso volteo mandaban al espacio argentadas voces, llevando en pos de ellas cúmulos de alegría a los pechos de todos nuestros comarcanos, como queriendo hacer partícipes a todos los corazones del regocijo que causaba a los Recoletos el fausto acontecimiento que iba a tener cumplimiento el día siguiente, 4 de Marzo, en la artística y bella iglesia del mencionado Colegio, cantando su primera misa el P. Julián Arzanegui de la V. del Pilar. Llegó el jueves por la mañana, y después de los preparativos acostumbrados se reunía la Comunidad en el coro para dar comienzo al solemne sacrificio. Si he de decir verdad, puedo asegurar que no creo hubiese sentido mayor conmoción en todo mi ser si hubiese tocado las armaduras de la botella de Leyden o de otro cualquier acumulador eléctrico, como la que experimenté al tomar el agua bendita y entrar en el coro, al observar la galanura con que estaba adornado el altar mayor y la profusa iluminación que invadía todos los ámbitos de la preciosa basílica de Ntra. Sra. de la Blanca. Durante el augusto Sacrificio, la nutrida capilla del Colegio, algún tanto reforzada por la activa cooperación de algunos Padres que se unieron a todos los Coristas que eran quienes la componían, de Agustinos Recoletos de Filipinas 433 interpretó a las mil maravillas la magistral misa a tres voces compuesta por el reputado compositor Ernesto Ravanello en honor de San Pedro Orseolo. De la sagrada cátedra estuvo encargado con gran acierto el aventajado connovicio del celebrante Fr. Domingo Narro de la V. del Prado, quien (contando con la venia que el señor Obispo concedió gustoso a ruegos del ya mencionado P. Baltasar, para que pudiésemos los Coristas predicar en nuestra iglesia), probó hasta la evidencia la dignidad del sacerdote manifestada en el poder que tiene sobre el cuerpo místico y real de Jesucristo; terminando su sermón con un oportuno y emocionante epílogo, suplicando al nuevo sacerdote se acordase de orar por unos y por otros, sin olvidarse de nombrar a nuestros amados misioneros. Siguió el augusto Sacrificio hasta la comunión, momentos en que una modesta señora se arrodillaba en las gradas del altar para recibir en su pecho el Pan de los Ángeles, acompañada del turibulario. ¿Quiénes eran estos?: la madre del dichoso P. Julián y un hermanito que tuvo el laudable gusto de hacer tal oficio en la primera misa de su hermano: ¿Su padre? ¡pobrecito! estoy en la persuasión de que si alguna vez le fuese posible o fácil deponer la conformidad con la divina voluntad, y llorar la enfermedad que hace años le da que sufrir, hubiese sido aquel día por no poder presenciar tan fausto acontecimiento. Ejerció como padrino de capa el R. P. Rector, y el del agua fué el distinguido y simpático joven Vicente Mendévil, cuya noble familia, residente en Falces, tantas atenciones ha guardado siempre con los PP. Recolelos. Terminada la misa, se cantó un solemne Tedeum estando la Comunidad formada en dos prolongadas líneas que se extendían a lo largo de la Basilica, resultando un acto sumamente majestuoso: terminado éste, se dió comienzo a la tierna y conmovedora ceremonia de besar las manos al nuevo sacerdote, rebosando todos de una alegría intensa y de un júbilo indecible: amenizaba este acto con abundante y no interrumpida serie de acordes que arrancaba al Órgano el Hermano Corista Fr. José Carceller de Sto. Tomás de Villanueva, quien, sin pretenderlo, puso una vez mas de manifiesto las preciosas dotes de verdadero artista que le adornan. Los PP. Tirso y Moisés salieron en la mañana siguiente, cada uno para su patria chica; aquel para Vitoria, situada en la Rioja 434 Boletín Oficial y provincia de Burgos; sumamente famosa por haber sido cuna del insigne Sto. Domingo de la Calzada: y el P. Moisés para Alesanco, patria también del célebre Marqués de la Ensenada, mano derecha de Fernando VI y fundador en cierlo modo de la Armada Española. Muy grande es mi sentimiento por no poder dar ningún detalle sobre las primeras misas de estos dignos sacerdotes; pues del Padre Tirso tan sólo podré decir, fiado en una carta particular que recibió un Corista de unos parientes residentes en la mencionada villa, que el día 7 del corriente en que cantó la misa hubo una concurrencia extraordinaria de los pueblos circunvecinos, y que el sermón, que estuvo a cargo de un capellán allá residente, fué grandioso. El P. Moisés la celebró el mismo día con no menor concurrencia que el P. Tirso y con un magnífico discurso pronunciado por el P. Luis Llorente de la Sagrada Familia residente en nuestro Colegio Preparatorio de San José en San Millán, quien al efecto bajó al ya nombrado Alesanco, acompañado del M. R. P. Rector de San Millán y de otros hermanos nuestros. Sólo querría sobre el particular describir el placer que les ha causado a los padres de nuestros Religiosos el viaje de sus hijos, y el eterno agradecimiento que guardarán en sus corazones a los Superiores que les han proporcionado tal contento: pero me es imposible. El día 12 por la noche volvieron nuestros hermanos a este Colegio, y al siguiente, de madrugada, salía el P. Tirso destinado a la Escuela-Colegio que en Puente la Reina tenemos a nuestro cargo, donde esperamos que con la ayuda de Dios desempeñará cumplidamente su cometido. Creo muy digno de mencionarse en estas líneas (que se podían llamar relación doméstica) el hecho de haberse encargado este año de la Cuaresma de la próxima villa de Falces el R. P. Pedro Ibáñez, a quien le han ayudado con su activa e importantísima cooperación los PP. LL. Fr. Juan Araiz de la Concepción y Fr. Aurelio Lacruz de la Concepción. Mucho siento no tener ningún detalle sobre el particular para poder comunicárselo a mi amado lector: de Agustinos Recoletos de Filipinas 435 pero abrigo la dulce esperanza de que seguramente obtendrán un brillante éxito, fiado como es natural en las envidiables y eximias dotes oratorias que adornan a todos y cada uno de los mencionados Padres. Confírmame en esta opinión el ya conocido hecho de la inmensa concurrencia que se ha observado en todos los sermones allá pronunciados. ¿Las pláticas de los Coristas? No tengo que decir sobre esto, sino que van resultando como me prometía en el número anterior, todas muy notables por la abundancia de doctrina que contienen y por la unción y espíritu evangélicos de que se hallan animadas, cualidades que hacen concebir para lo futuro las más halagüeñas esperanzas. FR. R. J. DE LA C. A. R. Marcilla 17 de Marzo de 1615. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ DOCUMENTOS INÉDITOS RESEÑA HISTÓRICA de nuestra Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas, desde su origen hasta el año 1750, escrita por el Vble. P. Rector Provincial Fr. José de la Concepción (Continuación) Año de 1607 10. A principios de este año determinó el V. P. Fr. Juan de San Jerónimo comenzar la gloriosa empresa de la conquista espiritual por el monte de Batán, distante al O. de Manila ocho leguas y conocido de los españoles por el nombre de Mariveles, y proseguirla por toda la costa y cordillera de Zambales que comienza desde el pie de dicho monte, rumbo Noroeste, y termina en el llamado Sual que divide a los Zambales de los Pangasinanes y dista de Manila por dicha cordillera como sesenta leguas. Estaba bien informado el V. P. de que en los referidos parajes no había entrado ministro evangélico y si alguno había llegado, es cierto que desistió de la predicación porque los indios que habitaban aquellas playas y cordillera eran de los más feroces y costumbres más crueles que había en las Islas. Eran idólatras y tan bárbaros e inhumanos, que no admitían comunicación, trato ni comercio con nadie ni aportaba embarcación o persona alguna por aquellos parajes, que no fuese holocausto de su barbaridad y víctima de su fiereza. No conocían el derecho de hospitalidad ni guardaban el natural de gentes, porque cualquiera que naufragaba y combatido de las olas de Agustinos Recoletos de Filipinas 437 salía en alguna tabla a tierra, tenía tanto o más peligro en ella que en la mar. 11. Apesar de todo esto N. P. Vicario Provincial poniendo su confianza en Dios, señaló tres religiosos, los más inteligentes en el idioma tagalog para el cultivo de tan dilatada selva de fieras, que fueron los Venerables PP. Fr. Miguel de Santa María y Fr. Pedro de San José con el Hermano lego Fr. Francisco de Santa Mónica. Para comenzar tan santa y ardua empresa se prepararon los soldados de Cristo con las armas de la oración, del ayuno, disciplina y otras rigurosas penitencias y obtenidos los permisos competentes, junta toda la Comunidad e invocada la gracia del Espíritu Santo oraron todos fervorosamente pidiendo el don del apostolado; verificándose después la tierna escena de la despedida. Todos abrazaron llorosos a los tres afortunados elegidos y demostraron su desconsuelo por no tener la dicha de acompañarlos. 12. Llegaron los nuestros a las incultas selvas de los idólatras con el anhelo santo de (reducirlos) traerlos al aprisco del Señor. Los trabajos que padecieron en esta noble empresa sólo se pueden ponderar diciendo que trataban con unos indios tan bárbaros como supersticiosos, que vivían en rancherías habitando sucias chozas de ramaje y paja: todos ellos en pleno salvajismo. A estos desgraciados buscaban los Misioneros trepando por las breñas e introduciéndose por los espesos bosques donde sorprendían a aquellas infortunadas almas y les predicaban con amorosas palabras la ley del Evangelio. 13. Por las noches se retiraban los referidos varones apostólicos a las pequeñas chozas que por sus propias manos habían hecho donde tomaban la necesaria refección, que se reducía a yerbas y legumbres, y cuando mucho a un poco de arroz, y daban algún descanso a su fatigado cuerpo. Allí especialmente acudían en común a Dios pidiendo la conversion de aquellos indios, y las cruentas disciplinas que tomaban eran riego para fecundar tan árida tierra. Bien sabían los indios la pobreza en que vivían los Ministros, su desinterés y penitencias: pero no pudieron tolerar aquellos bárbaros la saludable doctrina que para el bien de sus almas les daban, y estando cierto día predicándoles con el fervor que solía hacerlo el V. P. Fr. Miguel de Santa María, amotináronse muchos de 438 Boletín Oficial dichos infieles, y cogiendo piedras descargaron tal torbellino de ellas sobre el Misionero que ensangrentado y herido, sin fuerzas para poderse mover lo dejaron por muerto. 14. No murió por entonces; pero tampoco pudo volver más en sí, y pocos días después entregó su espíritu al Criador. Este V. Padre tuvo la dicha de ser el protomártir de esta santa provincia de San Nicolás de Filipinas y el verdadero apóstol de Zambales. Los dos compañeros referidos quedaron en prosecución de su espiritual empresa y procuraron con el celo y suaves medios posibles ablandar poco a poco los corazones de aquellos infieles; pero dentro de breve tiempo por lo destemplado y malsano de aquel temperamento, por el continuo trabajo de caminar por aquellas incultas montañas y por la rigurosa penitencia que hacían y las privaciones consiguienles, enfermaron gravemente y murieron agobiados de sus imponderables fatigas. 15. La muerte de estos tres religiosos era motivo suficiente para intimidar a los demás y la prudencia humana parecía aconsejar no se prosiguiese la tarea de reducir a los infieles de dicho monte de Batán; pero como todos estaban llenos de amor de Dios y celo por las almas, ofreciéronse gustosos a continuar y perfeccionar la referida conquista espiritual, como si fuera para obtener las mayores comodidades y conveniencias que los hombres comúnmente suelen apetecer, y cada uno anhelaba con ansia el ser preferido y destinado para dicha conquista. Impedíalo la nobilísima Ciudad de Manila, pareciéndoles a los señores Capitulares que la componían que era enviar la muerte a los PP. Recoletos a quienes tanto veneraban, y como eran pocos y de conocidas letras, virtud y ejemplo, les parecía que podían servir con más utilidad en otros lugares más sanos y seguros; pero venció la santa porfía de los Recoletos que no quisieron en manera alguna desamparar el puesto, ni desistir de su espiritual empeño, diciendo que por haber derramado su sangre Cristo Señor Nuestro, los Apóstoles y otros Mártires se víó la Iglesia y se ve en el mayor auge e incremento; y que por lo mismo que el P. Miguel había derramado por la fe su sangre, por este medio esperaban conseguir la reducción de los Zambales. 16. Cúpole la suerte al V. P. Fr. Rodrigo de San Miguel, natural de Agustinos Recoletos de Filipinas 439 de Valladolid e hijo de hábito de nuestro convento de Portillo. Pasó este Padre a Mariveles e hizo mansión en un paraje que se llama Luzón y por él los españoles, aunque por error, por mala inteligencia, o por reducción de nombre llaman Luzón a toda la isla donde está Manila, y de allí prosiguió su marcha hasta la ensenada de Bagac. Los trabajos que pasó este padre en dichos sitios y entre aquellos gentiles fueron del mismo género y tan grandes como los que sufrieron los tres primeros malogrados religiasos; pero dióle Dios salud y fuerzas para tolerarlos y se hizo dueño de las voluntades de los infieles por causa del siguiente prodigio: Caminando cierto día el P. Rodrigo por un bosque que los gentiles tenían consagrado a los demonios, vió un árbol cargado de cierta fruta amarilla y muy madura que llaman «pajos», preguntó el religioso si se comía aquella fruta y como le dijesen que sí, mandó subir a coger de ella. Rehusáronlo tenazmente los indios que le acompañaban por más que el Padre insistía en su deseo. Dijéronle por fin que, según sus creencias y ritos, era sacrilegio tocar aquella fruta y el tocar o cortar alguna rama, por lo que de ningún modo accederían a la petición, porque tenían por cierto que había de morir de repente cualquiera que tuviese atrevimiento para faltar al respeto al árbol misterioso. 17. Lo mismo fué oir el V. P. Rodrigo el fundamento del temor de los odios que inflamarse en celo de la honra y culto del verdadero Dios que predicaba, y preguntando si todos los árboles de aquel bosque tenían aquella virtud que decían de dar muerte al que acaso o de industria los tocase, le respondieron que sí. Entonces levantando la voz y enfervorizado predicó un sermón contra el engaño en que vivían aquellos infieles y concluyó diciendo que él mismo, con sus propias manos había de coger aquella fruta para comer de ella y había de cortar los árboles para que viesen cómo no se moría y saliesen de la ceguedad y engaño en que estaban. Afligiéronse los indios pareciéndoles que al Padre y a ellos les había de suceder algún trabajo; le rogaron con muchas instancias que no hiciera semejante cosa, porque sin duda había de morir; pero nuestro V. Padre acudió primero a la oración, exorcizó aquel lugar y con un santo crucifijo en la mano dijo aquella antífona: «Ecce crucem Domini: fugite partes adversae», etc., y acabada comenzó a 440 Boletín Oficial destrozar las ramas, subió al árbol, cogió mucha fruta y comió de ella delante de los indios abominando sus necias supersticiones y temores infundados. 18. Mirábanle los infieles a la cara esperando por instantes verle muerto; pero luego conocieron ser verdad lo que el Padre les predicaba: encargóles éste que no hablasen palabra de lo que habían visto, y así que llegó a la ranchería de su morada repartió entre los principales la fruta qne de propósito llevaba, la que comieron muy alegres y estimaron por regalo. Al día siguiente convocó a todos los infieles y les predicó un sermón con mucho espíritu detestando su ignorancia y les descubrió el secreto de aquella fruta y la ceguedad en que se hallaban. Quedaron todos los indios admirados, y convencidos de su error siguieron al Padre todos ellos con sus hachas en las manos y cortaron y arrasaron el bosque, vituperando al demonio y detestando de sus errores. Por este motivo cobraron mucho amor a dicho V. Padre, le miraron con veneración y respeto y se redujeron al conocimiento del verdadero Dios muchos infieles y con ellos fundó el convento y pueblo de Bagac y redujo a los del referido sitio de Luzón y otras rancherías al pueblo de Mariveles que también fundó con su iglesia y convento y prosiguiendo su predicación hasta Subic, fundó en este paraje otro pueblo y convento: de modo que por su espíritu y celo tenemos hasta el día de hoy en dichos sitios cinco pueblos con sus iglesias y conventos, que son: Cabcaben, Mariveles, Bagac, Mariumo que hoy se llama Morong y Subic. En todos los cuales viven los indios reglados pagando su tributo al Rey, cuyos vasallos fieles son, y tienen libre comercio con todos los demás indios del Archipiélago. 19. Divulgóse por toda la costa de Zambales la buena fama del V. P. Rodrigo y públicamente confesaban y decían los infieles que dicho Padre podía más que sus dioses, que era docto, virtuoso y santo, y merecía ser tratado con mucha veneración y respeto por cuyo motivo daban buen trato a cualquiera religioso Recoleto. Y teniendo noticia el V. de que prosiguiendo la costa más adelante había muchos infieles en un paraje que se llama Tugui, catorce leguas distante de Subic y no pudiendo pasar allá a predicarles el Santo Evangelio, pidió al P. Vicario Provincial que enviase algún religioso de los que había en el convento de San Juan de Bagumbayan de Agustinos Recoletos de Filipinas 441 al referido sitio de Tugui donde tenía esperanza bien fundada de que se convertirían todos los infieles. No fué menester más incentivo para que el P. Vicario destinara para dicho efecto al Venerable P. Andrés del Espíritu Santo, varón tan insigne que andando el tiempo mereció la honra del Provincialato. Embarcóse con las licencias necesarias y bendición de su Prelado, y llegó con felicidad al indicado punto de Tugui, donde fué bien recibido y tratado de los infieles indios, aunque en sus costumbres eran más feroces que sus circunvecinos. Después de algún tiempo, a costa de muchos afanes, sudores y penalidades pudo reducir al conocimiento del verdadero Dios hasta el número de 800 almas. Con ellas fundó un pueblo con su iglesia y convento en una ensenada que está poco más adelante y se llama de Masinloc, y pudo conseguir que pasasen a vivir en este nuevo pueblo los habitadores de Tugui. Hasta hoy subsiste el referido pueblo bajo la advocación de San Andrés. Año de 1608 20. Con motivo de haber tratado y comunicado por espacio de dos años a los Padres Recoletos los Srs. Gobernadores, Oidores, sagradas religiones y entrambos cabildos, y los vecinos más nobles piadosos y discretos de la ciudad de Manila, edificados de su recogimiento, observancia regular, virtud y ejemplo y deseosos de tenerlos en paraje más cómodo y más a mano para su consuelo espiritual y temporal, ofrecieron obligarles dentro del recinto y muros de la ciudad y todos a una voz les pidieron que sin dejar el sitio y Convento de Bagumbayan, por ser muy útil el conservarle para el mayor bien espiritual de tantas almas de distintas naciones que vivían en aquellos arrabales y contornos, se entrasen a parte más cómoda para que gozasen nobles y plebeyos del pasto espiritual que con tanta prontitud les administraban. Alegaban también que parecía inexcusable su entrada en la ciudad para que en todo evento estuvieren más seguros y resguardados de los continuos arrebatos de los chinos y sangleyes que solían invadir aquellos barrios. Asintió N. P. Vicario F. Juan de S. Jerónimo a las súplicas y ruegos de tantos nobles y piadosos vecinos de Manila y ayudado de las limosnas que le dieron, compró unas casitas pequeñas 442 Boletín Oficial dentro de la ciudad que sirvieron algún tiempo de fundición de artillería. El cual sitio concedió liberal el M. Iltre. Sr. D. Juan de Silva, Gobernador y Capitán General de las Islas. Poco pudieron adelantar los religiosos en esta fábrica a causa de que lo pasaban con bastante estrechez en este tiempo, hasta que el muy noble e Iltre. Caballero, Maestro de Campo, Castellano de la Real Fuerza de Santiago y Regidor de Manila D. Bernardino del Castillo Rivera y Maldonado, natural de Méjico, y su ejemplar y virtuosa esposa Dña. María Enríquez, por la gran devoción que tenían a S. Nicolás de Tolentino, tomaron el Patronato de la Iglesia y Convento y levantaron luego una hermosa fábrica de piedras sillares sin dejarla de la mano hasta concluir los edificios, cuyo coste pasaron de cien mil pesos. Señalaron después además de esto renta competente para el sostenimiento de los edificios, si bien después a consecuencia de los temblores se perdieron casi todas las rentas que estaban en fincas de casas que se arruinaron. Concluida y perfeccionada la obra del Convento entraron los religiosos a vivir en él, y pusieron por su titular a S. Nicólas de Tolentino, y quedó constituida Casa de observancia y Convento matriz de esta Provincia, pasando el de Bagumbayan a ser casa de estudios, con el título de S. Juan Bautista. En esta iglesia se veneraba la milagrosa imagen de la V. de la Salud, preciosa dádiva de las monjas Teresas de Méjico a nuestros religiosos. Entonces y por muchos años después los vecinos de Manila y extramuros profesaron una devoción especial a la santa imagen cuyo altar hasta hoy se ve cubierto de ex-votos, pruebas inequívocas de las bondades de la Virgen y de la gratitud de los fieles. (Se continuará) FR. JOSÉ DE LA CONCEPCIÓN TIP. DE SANTA RITA Año VI 1 de Mayo de 1915 Núm. 60 BOLETÍN OFICIAL DE LA PROVINCIA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO DE FILIPINAS de la Orden de Agustinos Recoletos NUESTRA PROTESTA En la revista Analecta Augustiniana, publicada en Roma por los Padres de la Orden de Ermitaños de San Agustín1, se afirma rotundamente que «San Agustín no instituyó Orden alguna de descalzos». Ahora bien: o esta afirmación significa sencillameilte que San Agustín no instituyó Orden alguna denominada de Descalzos, lo cual no es más que una vulgaridad insigne, que en español decimos perogrullada; como si nosotros afirmásemos que San Agustín no 1 Número correspondiente al 28 de Marzo de 1915, pág. 56. 444 Boletín Oficial instituyó Orden alguna denominada de Calzados: o tal afirmación quiere decir que la descalcez es incompatible con la Orden de Ermitaños fundada por San Agustín, lo cual es falsísimo de toda falsedad: o con ella se pretende neciamente negar a los Descalzos su filiación de Agustinos, haciéndoles con ello una gravísima injuria, de que ya fueron gloriosamente vindicados por la Santa Sede, imponiendo severas penas a los que tal filiación impugnasen. En el primer caso, la afirmación no merece sino el más soberano desprecio. En el segundo, un solemne mentís a quien tan descaradamente falsea la historia. Y en el tercero, nuestra más enérgica protesta; dando aquí por reproducidos todos los testimonios que acerca del particular trae el P. Eustaquio de San Ubaldo, eminente canonista, Agustino Descalzo de la Congregación de Italia, en su obra «Quodlibela Regularia…» impresa en Milán el año 1691 (págs. 119 y siguienles), y son las que a continuación se expresan: 1.º El decreto, declaración y sentencia dados por el Cardenal Sauli, ex commissione et mandato SSmi. Pauli V, el 12 de Octubre de 1613, contra los Agustinos Conventuales, que negaban a los Descalzos de San Agustín su filiación de Agustinos. 2.º El Breve de Urbano VIII, Ex injuncti Nobis…, dado en 21 de julio de 1628. 3.º Otro Breve del mismo Papa, Divinae Majestatis…, dado en 19 de Agosto de 1641. 4.º Decreto de la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares: su fecha 1.º de Septiembre de 1645. 5.º Otro Decreto de la misma Sagrada Congregación, de fecha 11 de Agosto de 1651. Para no hacernos pesados copiando todos los documentos citados, vamos a reproducir solamente los términos en que el último se halla redactado, y son los siguientes: «Sacra Congregatio Sanctae Romanae Ecclesiae Cardinalium negotiis et consultationibus Episcoporum et Regularium praeposita. Ad compescendam nimiam eorum licentiam, qui contra declarationem alias ab hac Sacra Congregatione latam sub die 1 Septembris, anni 1645, ausi fuerint deinceps asserere Fratres Discalceatos Sancti de Agustinos Recoletos de Filipinas 445 Augustini non esse veros ejusdem Sancti Patris filios, nec eos, eorumque Congregations gaudere omnibus privilegiis, quibus Calceati, eorumque Religio gaudent, Eminentissimo Carpineo referente, supractictam declarationem etiam quoad Fratres Congregationis Hispanicae renovans, et confirmans, poenam Excommunicationis majoris, Sanctae Sedi Apostolicae reservatae, contraventoribus imposuit., etc. Datum Romae 11 Angusti 1651. M. Card. Ginnettus. –M. Albericius Secr. –Loc. † sigill.» Los cuales Decretos, dice el citado P. Eustaquio, confirmó el Papa Clemente X con su motu proprio «Cum sicut accepimus...» de fecha 3 de Mayo de 1674. Y no decimos más, hasta que nos conste ciertamente en qué sentido ha podido hacerse una afirmación tan extraña como la que ha motivado estas líneas. Colegio de Agustinos Recoletos de Marcilla, 25 Abril de 1915. FR. FRANCISCO SÁDABA DEL CARMEN O. E. R. S. A. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ SECCIÓN LITÚRGICA De Missa Solemni de Requie1 Celebrans et sacri ministri suo tempore manus lavant, et ab acolythis adjuti sacra induunt paramenta. Deinde, praemissis consuetis reverentiis, more solito ad altare se conferunt, praecedentibus ceroferariis, candelabra cum candelis accensis ferentibus, ac thuriferario. Confessione peracta, diaconus et subdiaconus, quin suppedaneum ascendant, retro post celebrantem, unus post alium consistunt, et ad introitum ut in aliis missis solemnibus transeunt. Ad orationem vel orationes, thuriferarius ac ceroferarii genuflectunt. Antequam postrema finiatur, subdiaconus, libro epistolarum accepto, pergit ad epislolam canendam more solito; sed ante et post cantum epistolae, in medium super gradum genuflectit, non autem pergit ad osculandam manum celebrantis, sed statim librum tradit ministro. Celebrans sequentiam solus legit, non vero alternatim cum sacris ministris; et si ad cantum ejus sederi velit, simul ac eam legerit, caput cruci cum sacris ministris inclinat, et ad scamnum graditur. Ad versum Preces meae, etc. cum sacris ministris per breviorem ad medium altare pergit, ubi profunde inclinatus dicit Munda cor meum, si autem asservetur SS. Sacramentum, genuflexionern praemittit. Subdiaconus interea transfert missale ad cornu evangelii, et diaconus ad latus cornu epistolae sistit. 1 Ex appendice ad Caeremoniale Parochorum. de Agustinos Recoletos de Filipinas 447 Dum celebrans evangelium legit, diaconus librum evangeliorum per longiorem ad altare more solito defert; et illico post evangelium ab ipso celebrante lectum, subdiaconus descendit in planum, diaconus autem in ora suppedanei, ubi genuflexus profert Munda cor meum: libro autem ex altari accepto, statim in planum ad dexteram subdiaconi descendit; quo tempore ceroferarii sine candelabris, manibus intra manicas ante altare procedunt. Facta ab omnibus genuflexione, pergunt ad cantandum evangelium, ceroferariis consistentibus hinc inde ad latera subdiaconi librum sustinentis. Diaconus non incensat librum, neque in fine celebrantem, sicuti nec subdiaconus huic librum defert osculandum, sed expleto evangelio, et peracta ab omnibus ante altare genuflexione, librum in credentia deponit, vel ilIum super legili clausum relinquit. Thuriferarius deinde in sacristiam pergit, accipit thuribulum et ad abacum revertitur. Cantato ante offertorium Oremus, subdiaconus, quin induatur velo humerali, affert ut alias calicem suo velo et bursa coopertum non dicit Benedicite ante aquae infusionem, neque tenet patenam, sed aqua in calicem fusa descendit, et facta in medio altaris genuflexione, ad sinistram celebrantis accedit eique assistit infra incensationem. Diaconus explicat corporale; suo tempore patenam et calicem sine osculis porrigit, et post oblationem ponit patenam subtus corporale, eamque purificatorio cooperit. Tunc naviculam pariter sine osculis celebranti ministrat, qui ex illa thus sumit, ac in thuribulum injicit cum benedictione sub formula Per intercessionem, ac oblata thurificabit et altare, proferens verba solita, et in fine ipse solus, exclusis ceteris, incensabitur a diacono, cum consuetis inclinationibus. Ad Lavabo, diaconus et subdiaconus ad celebrantem accedunt, ut ipsi ministrent alter ampullam aquae cum pelvicula, alter manutergium. Post modum ad sua loca se recipiunt post celebrantem, ubi ad Orate fratres, uterque respondet Suscipiat, etc. Ad Sanctus, sacri ministri altare ut alias ascendunt dicturi trisagium. Postea subdiaconus descendit ad locum suum in planum, diaconus vero, cum debita genuflexione in medio, se transfert ad sinistram celebrantis, ubi assistit usque ad verba Quam oblationem; 448 Boletín Oficial quibus prolatis descendit ad hujus dexteram, in transitus genuflectens in medio. Eodem tempore quo diaconus in transitu genuflectit, genuflectit et subdiaconuns in suo loco, et per planum accedit ad cornu epistolae, ubi thuribulum, in quod immissum jam fuit thus, a thuriferario accipit, et genuflexus, ad utramque elevationem SS. Sacramentum adolet, mediocriter sese inclinat ante et post trinam incensationem uniuscujusque speciei. Deinde surgit, reddit thuribulum, et ad medium altaris cum genuflexione regreditur, ubi jugiter usque ad Pax Domini, sistit. Diaconus vero, facta cum celebrante genuflexione post secundam elevationem, transit ad cornu evangelii, ubi genuflectit, cum ipse in medio pervenerit. Suo tempore diaconus accedit ad dexteram celebrantis; et ad verba Pax Domini subdiaconus, praemissa genuflexione sub infimum gradum, ascendit ad sinistram celebrantis, et peracta una cum ipso et diacono genuflexione, simul mediocriter inclinatus, dicit Agnus Dei. Mox sacri ministri iterum genuflectunt, diaconus ad sinistram accedit celebrantis, subdiaconus autem ad dexteram. Thuriferarius post elevationem, thuribulo in sacristiam reportato, genuflexus perstat prope abacum, usque dum tempus adveniat ampullas ministrandi; tum surgit easque more solito ministrat. Diaconus loco Ite, missa est, ad altare conversus, cantat Requiescant in pace, quod celebrans submissa voce dicit. Reliqua ut in aliis missis. De absolutione defunctorum Si absolutio facienda sit ad tumbam extra presbyterium, celebrans lecto ultimo evangelio, cum sacris ministris descendit in planum, factaque ibi debita reverentia, ad scamnum discedit, ubi exuta casula et manipulo, pluviale nigrum induit; sacri ministri vero manipulum deponunt. Postea thuriferarius cum thuribulo, ad dextris alterius acolythi ferentis vas aquae benedictae, cum aspersorio et rituale, ad medium presbyterii se confert. Hos sequitur subdiaconus crucem deferens, medius inter ceroferarios candelabra gestantes, demum celebrans de Agustinos Recoletos de Filipinas 449 cum diacono a sinistris pluvialis fimbriam sublevante. Peracta debita reverentia altari, praeterquam a subdiacono et ceroferariis, procedunt ad tumulum. Thuriferarius ejusque socius ferens vas aquae benedictae consistunt in parte epistolae, subdiaconus vero cum ceroferariis, ex parte evangelii progrediendo, sistet semper inter tumulum et januam ecclesiae; diaconus tandem a sinistris celebrantis, et prope thuriferarius aderit cum acolytho aquam lustralem et librum ferente. Omnibus sic stantibus, cantores praecinunt et non prius (D. 3108) R. Libera me, Domine, quod chorus prosequitur; versus vero a duobus cantoribus concinuntur. Cum repetitur Libera diaconus et thuriferarius ad dexteram celebrantis accedunt; diaconus incensum sine osculis ministrat dicens Benedicite, Pater reverende: thuriferarius thuribulum sustinet, et celebrans ter incensum in thuribulum ingerit, dicens: Ab illo benedicaris, etc., ac postea super illud signum crucis producit. Absoluto responsorio cum Kyrie, celebrans intonat Pater noster, quod omnes secreto prosequuntur; interim diaconus cum acolytho de aqua benedicta ac thutiferario ad dexteram celebrantis denuo se confert; ibique captum ab acolytho aspersonium celebranli sine oscu lis pornigi 1. Celebrans accept) aspersorium celebranti sine osculis porrigit. Celebrans accepto aspersorio a diacono, ad dexteram illum comitante, et fimbriam pluvialis sustinente, incedens per latus suum dexterum, ante altaris medium se recipit, cui facta cum diacono debita reverentia, accedit ad partem dexteram tumuli, quem circumiens, celebrans ter feretrum aspergit, nempe ad pedes, ad medium et ad caput, semper incedens. Transiens ante crucem a subdiacono sustentam, inclinat caput, diaconus vero genuflectit, et ad alterum latus feretri transit, eodem modo illud aspergens. Cum ad pristinum locum celebrans redierit, aspersorium diacono tradit, et continuo thuribulo ab eodem accepto, tumulum rursum circumit, inensans illum eo prosus modo quo eum aspersit, debitam non omittens reverentiam transeundo ante altare et crucem processionalem. Rediens ad pristinum locum celebrans tradit thuribulum diacono et hic thuriferario. Deinde diaconus ab acolytho librum ritualem accipit, et a sinistris apertum ante celebrantem sustinet, qui manibus junctis et ad crucem processionalem conversus, subdit versiculum Et ne nos 450 Boletín Oficial inducas, etc. et alios versiculos et orationem Absolve, in tono feriali, et cum brevi conclusione (D. 2002) cantat. Dicere etiam potest orationem quae dicta est in missa, vel aliam convenientem. Completa oratione, ac per chorum responso Amen, celebrans sinistra pectori admota, dextera signum crucis super tumulum efformans, subjungit Requiem aeternam, etc. Tunc cantores, non vero celebrans, cantant Requiescant vel Requiescat in pace, prout absolutio pro pluribus vel uno facta est (D. 161110). Deinde recitato a celebrante altero Vers. Anima ejus (vel Animae eorum) et animae omnium fidelium defunctorum, per misericordiam Dei, requiescant in pace (D. 4014), diaconus librum claudit, redditque acolytho. Quum subdiaconus cum cruce transierit, et celebrans sine cantu intonuerit antiphonam Si iniquitates, diaconus ad sinistram celebrantis incedens, ad sacristiam cum ipso revertitur, respondens alternatim cum choro ad psalmum De profundis: quo finito, et antiphona repetita, interrumpuntur preces. Postea, omnibus locis suis dispositis, celebrans cum diacono prosequitur Kyrie, etc. Monita: Si habendus sit sermo seu oratio funebris, non fit infra missam, sed postquam celebrans finita missa pluviale sumpsit, et ad scamnun cum sacris ministris perrexit. Si distribuendae sint candelae, id efficitur post epistolam, et accenduntur ad evangelium et ad SS. Sacramenti elevationem. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ S. RITUUM CONGREGATIO De collecta «pro re gravi» imperata1 Dubia Sacrae Rituum Congregationi sequentia dubia, pro opportuna solutione, nuper proposita sunt; nimirum: Ex decreto S. R. C., n. 3365, Clodien. 7 augusti 1875, ad III, episcopus potest praecipere, ut collecta pro re gravi, si revera sit pro re gravi, dicatur etiam in duplicibus primae classis; quaeritur: I. Quando episcopus praescribit collectam pro re gravi etiam in duplicibus primae classis, collecta dicendane erit in omnibus et singulis duplicibus primae classis? II. Si episcopus collectam pro re gravi simpliciter praecipiat absque ulla mentione duplicium primae classis, quibus diebus collecta omittenda erit? Et sacra eadem Congregatio, audito specialis Commissionis suffragio, re sedulo perpensa, propositis quaestionibus ita respondendum censuit: Ad I. Affirmative, exceptis sequentibus diebus, nempe: Nativitas Domini, Epiphania Domini, Feria V in Coena Domini, Sabbatum Sanctum, Pascha Resurrectionis, Ascensio Domini, Pentecostes, Festum Ssmae. Trinitatis et Festum Ssmi. Corporis Christi. 1 Ex Acta Apostolicae Sedis. Vol. VII, pag. 27. 452 Boletín Oficial Ad II. In omnibus duplicibus primae classis, in vigiliis Nativitatis Domini et Pentecostes, et in Dominica Palmarum. Atque ita rescripsit ac servari maudavit, die 23 decemhris 1914. SCIPIO CARD. TECCHI, Pro-Praefectus L. ✠ s. † PETRUS LA FONTAINE, EP. CHARYST., Secretarius Comentario Llámanse colectas aquellas oraciones que no tienen ninguna relación con la misa del día, y que se deben decir no por prescripción de las rúbricas, sino por mandato del Superior. Por nombre de Superior se entiende aquí solamente el Papa y el Ordinario del lugar, y por lo tanto el Obispo, o sede vacante, el Vicario Capitular; también el Abad que tiene jurisdicción en el pueblo, pero no los prelados regulares sin contar con la licencia del Obispo, y aun este tampoco puede imperarla en lugar de la tercera oración, que debe decirse ad libitum, cuando así lo ordenan las rúbricas (3 Jul. 1896, n. 39241). Estas colectas imperadas obligan a todos los sacerdotes de la diócesis así del clero secular como del clero regular. Antes de ser promulgada la Bula Divino afflatu de Pío X, de feliz memoria, o sea, antes del 1.º de Noviembre de 1911 la colecta o colectas imperadas por el Obispo podían decirse todos los días del año, hasta en los domingos de Adviento y de Cuaresma, excepto el domingo de Ramos y el cuarto de Adviento cuando en él ocurría la Vigilia de Natividad, y sólo debían omitirse en los dobles de primera clase, en las Vigilias de Natividad y Pentecostés, Domingo de Ramos, Jueves y Sábado Santos, en las misas de Requiem y en las votivas solemnes pro re gravi (3 Mar. 1761, n. 24612, 16 Abril 1853, n. 30093). En los dobles de segunda clase debían omitirse si la misa era cantada o conventual, aunque fuera rezada; pero en las demás misas rezadas podían decirse u omitirse ad libitum celebrantis. Hoy, según el Título Xl de las novísimas rubricas, que se leen después de la Bula Divino afflatu, «las colectas prescriptas por los Ordinarios (a no ser que lo fueran pro re gravi) están prohibidas de Agustinos Recoletos de Filipinas 453 no sólo en las Vigilias de Natividad y Pentecostés y en los dobles de primera clase, sino también en los dobles de segunda clase, en las dominicas mayores, infra octavas privilegiadas y siempre que las rúbricas prescriben en la misa del día más de tres oraciones». Pero si las rúbricas prescriben alguna de estas dos oraciones pro Ecclesia, vel pro Papa, y la imperada por el Obispo es al mismo tiempo alguna de ellas, deben decirse las dos (24 May. 1901: Acta S. Sedis, vol. 34, pag. 30); y si son dos las colectas imperadas, no puede decirse después de la tercera oración más que una de ellas (22 May. 1912). Téngase presente que por ningún concepto se pueden decir en la misa más de dos colectas imperadas, lo cual está muy conforme con el espíritu de la Iglesia, que en la última reforma de las rúbricas recomienda que la oración sea breve, y por eso prescribe un solo sufragio, suprime los oficios que antes debían rezarse además del oficio del día, manda que (praesentibus choralibus) ya no se celebre la segunda misa, que en algunas ocasiones prescribían las antiguas rúbricas y prohíbe las colectas, cuando se dicen en la misa más de tres oraciones. Lo dicho hasta aquí debe entenderse cuando las colectas no estuvieren prescritas pro re gravi. Se dice que una colecta está imperada pro re gravi, cuando el Obispo manda que se diga para conseguir de Dios algún bien urgente, o pedirle que nos libre de algún daño grave, que afecte a todo un pueblo, provincia o nación: v. gr. tempore belli, tempore terraemotus, etc.; dando a entender explícita o implícitamente que la prescribe uti pro re gravi. En nuestros días, como la mayor parte de las naciones europeas están empeñadas en una guerra sangrienta, causa y origen de innumerables males, muchos Obispos han mandado que todos los sacerdotes de sus respectivas diócesis digan en la misa la colecta pro pace, y algunos la han prescrito tamquam pro re gravi. De aquí surgió la duda de si podían o no imperarla los Obispos aun en los dobles de primera clase. Ya la S. Congr. de Ritos por un decreto del 7 de Agosto de 1875, n. 33653, había declarado que el Obispo podía imperar la colecta aun en los dobles de primera clase, si se trataba realmente de re gravi. Mas como algunos opinaban todavía que los Obispos no podían 454 Boletín Oficial prescribirla en las fiestas solemnísimas de la Iglesia, se pidió sobre este punto una declaración a la S. Congr. de Ritos, la cual se dignó manifestar su sentir, declarando, que: I. Cuando el Obispo prescribe una colecta pro re gravi, aun en los dobles de primera clase, se debe decir en dichos días, menos en la Natividad del Señor, en la Epifanía, en el Jueves y Sábado Santos, en la Pascua de Resurrección, en la Ascensión, Pentecostés y en las fiestas de la Stma. Trinidad y Corpus Christi. II. Si el Obispo impera una colecta pro re gravi pero sin hacer mención de los dobles de primera clase, entonces se habrá de omitir en los dobles de primera clase y en las Vigilias de Natividad y Pentecostés y en el Domingo de Ramos. En cuanto al modo de decirse esta colecta pro re gravi en los días de primera clase, téngase presente el decreto del 3 de Julio de 1869, n. 32118, en el que se manda que se diga sub una conclusione, esto es, añadiéndola a la oración de la misa. Así no se omite por una parte la colecta pro re gravi, y por otra tampoco se dice en cierto modo más que una oración, lo cual es indicio de gran solemnidad. Mas si en dicha fiesta de primera clase se dice en la misa alguna conmemoración, v. gr. de la dominica ocurrente, entonces la colecta debe añadirse a esta conmemoración (7 Agost. 1875, n. 3165). Hemos dicho arriba que los Obispos además de la colecta ordinaria pueden imperar otra, sea o no pro re gravi. En este caso, ¿por qué orden habrán de decirse? –Hay varias opiniones: unos dicen que se debe guardar el orden del tiempo en que fueron prescritas; otros, el orden por el que están consignadas en el misal; otros, el de las gracias que en ella se piden, de tal modo que aquellas en que se piden gracias espirituales deben preferirse a las en que se piden gracias temporales; y si se trata de colectas de Misterios de Santos, según el orden de la dignidad de las Personas. Sin embargo en esta materia se debe guardar otro orden de preferencia; porque como las colectas pro re gravi se deben decir aun en los días más solemnes y las otras no, en cierto modo las primeras tienen un rito más noble que las segundas. Y así como, según las novísimas rúbricas del breviario romano, cuando ocurren tanto en el oficio como en la misa varias conmemoraciones se ha de de Agustinos Recoletos de Filipinas 455 guardar el orden juxta nobilitatem ritus, así también se debe hacer lo mismo cuando se deban decir dos colectas: luego la colecta pro re gravi, de cualquier género que sea, se ha de preferir a la otra que no sea pro re gravi. De aquí que en nuestros días primero se ha de decir la colecta pro pace si está prescrita uti pro re gravi y después la colecta pro Papa. Ceteris paribus se ha de seguir el orden de dignidad, de modo que las gracias espirituales se han de pedir antes que las temporales: v. gr. antes se ha de decir la colecta pro Papa que la colecta ad repellendas tempestates. FR. J. A. DE LA P. C. A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ REVISTA CANÓNICA SACRA CONGREGATIO DE RELIGIOSIS Dubia Circa interruptionem studiorum Huic Sacrae Congregationi de Religiosis propositae fuerunt quaestiones: I. Cum haud raro contingat, ut Religiosi studentes, absque ulla ipsorum aut superiorum culpa, per plures menses studia interrumpere cogantur (ex. gr. infirmitatis aut servitii militaris causa) quaeritur utrum hujusmodi studentes totum annum scholarem sic interruptum seu abbreviatum repetere teneantur; an a Superiore generali, accedente voto deliberativo suorum Consiliariorum, dispensari possint. II. Utrum examen seu periculum de quo in Responso ad n. VI. Declarationum sacrae Congregationis diei 7 septembris 1909 sermo est, subiri debeat etiam ab alumnis, qui aliquam disciplinam accesoriam Theologiae in scholis non excoluerint: et si affirmative, utrum hoc examen tam ab istis alumnis quam ab aliis subeundum, coincidere possit cum examine in fine anni scholaris subiri solito. Quibus quaestionihus in Congregatione generali diei 8 ianuarií 1915, Emi. Patres responderunt: Ad I. Negative ad primam partem: affirmative ad secundam dummodo; 1) interrumptio seu compendium studiorum complexive non duraverit ultra tres menses; 2) studia omissa scholis privatis suppleta fuerint: 3) et in examine constiterit, ex testimonio examinatorum de Agustinos Recoletos de Filipinas 457 seu doctrinae judicum, alumnos disciplinas, de quibus in eorum absentia in scholis actum est, prorsus didicisse. Ad II. Examen, de quibus in Responso ad num. VI Declarationum sacrae Congregationis diei 7 sept. 1909 agilur, requiri pro qualibet disciplina omissa, sufficere tamen examen ordinarium etiam in fine anni praestitum, quod ex testimonio examinatorum seu doctrinae judicum constare debet. Et sanctissimus Dominus noster Benedictus XV in audientia diei 22 ianuarii 1915, infrascripto Secretario benigne concessa, has responsiones approbare et confirmare dignatus est. Contrariis quibuscumque non obstantibus. Datum Romae, ex Secretaria S. Congregationis de Religiosis, die 1 martii 1915. O. CARD. CAGIANO DE AZEVEDO, Praefectus L. ✠ S. † ADULPHUS, Episcopus Canopitan, Secretarius Comentario Bien conocido es el decreto Auctis admodum, dado por la Sagrada Congr. de Obispos y Regulares el 4 de Noviembre de 1892, en cuyo núm. VI acerca de los estudios de los religiosos se lee lo siguiente: «Professi tum votorum solemnium, tum simplicium ab Ordinariis locorum ad Sacros Ordines non admittantur, nisi, praeter alia a jure statuta, testimoniales litteras exhibeant, quod saltem per annum sacrae theologiae operam dederint, si agatur de subdiaconatu; ad minus per biennium, si de diaconatu; et quoad presbyteratum, saltem per triennium, praemisso tamen regulari aliorum studiorum curriculo». Como en las palabras transcritas no se dice nada en particular de cómo debe ser el año escolar o académico, y sólo se limita la Sagrada Congregación a exigir respectivamente uno, dos o tres años de Teología, para que un religioso pueda lícitamente recibir el subdiaconado, diaconado o presbiterado, se le propusieron sobre este particular algunas dudas para que se dignase benignamente aclarar el sentido genuino del referido artículo. En la primera de las mencionadas dudas se le preguntaba: «Si 458 Boletín Oficial los Superiores de las Órdenes o Institutos religiosos podían dar Iícitamente dichas testimoniales y aceptarlas lícitamente los Ordinarios u Obispos si los años de que se trata no fueren completos o verdaderamente académicos o escolares, sino más bien abreviados, no por incuria, sino por haber omitido las vacaciones o multiplicado las horas de las clases, o por cualquier otra causa». A esta duda la S. Congr. en unas Declaraciones dadas el 7 de Septiembre de 1909 contestó que no en todas sus partes, y que cualquier abreviación de los estudios debía considerarse como abusiva y enteramente ilícita. Pero podía ocurrir el caso de que el curso académico durase el tiempo ordinario, y sin embargo algún alumno dejase de asistir dentro de él a las clases, más o menos tiempo, por causa de alguna enfermedad, o por haber sido llamado al servicio militar, o por cualquier otro motivo, aunque involuntario. ¿Debería en el caso presente considerarse esta abreviación de los estudios como abusiva y enteramente ilícita? Y en caso afirmativo ¿debería dicho alumno repetir de nuevo el curso de este modo abreviado. Esta duda viene a resolver la S. Congr. de Religiosos en la primera de las dos cuestiones, que preceden a este Comentario. «No hay necesidad, dice, de repetir todo el año escolar así interrumpido o abreviado, con tal que 1) la interrupción o abreviación de los estudios no hubiere durado complexive más de tres meses; 2) los estudios omitidos se hubieren suplido en clases privadas; 3) y constare por el examen, según el testimonio de los examinadores, que los alumnos habían aprendido bien aquellas materias de que se había tratado en las clases durante su ausencia, y que con estas condiciones podían ser dispensados por el Superior general, siempre que contase con el voto deliberativo de sus Consejeros». De lo dicho hasta aquí se deduce que los años académicos o escolares deben ser completos; puesto que por ningún motivo se pueden interrumpir ni abreviar, sino con las tres condiciones arriba indicadas. Mas para que estos años sean completos y no interrumpidos ni abreviados ¿cuánto tiempo han de durar, sin contar las vacaciones? de Agustinos Recoletos de Filipinas 459 En esta cuestión se hallan divididos los autores. Appeltern1, al tratar de los requisitos que necesitan los religiosos para recibir lícitamente las Órdenes Sagradas, cuenta entre ellos los años de Teología de que trata el citado núm. VI del decreto Auctis admodum, y en una pequeña nota dice: «Anni vero ad effectum, de quo agitur, requisiti, non naturales, sed scholastici, id est octo circiter mensium intelliguntur» (Ita Gabr. de Varceno, Comp. Theol. Mor. T. 1, p. 214, edit. XI. –Cfr. Vermeersch, I, n. 482. 3) y, como se ve, apoya su opinión en la autoridad de Varceno y de Vermeersch. En cambio Ferreres opina que: «Anni vero debent esse compleli, ita ut cursus studiorum novem menses saltem complectatur singulis annis, quibus accedant vacationes consuetae»2. ¿Cuál de estas dos opiniones está más conforme con las declaraciones de las Congregaciones Romanas? Como no tengo a la mano las obras de Varceno y de Vermeersch, ignoro en qué razones se pueden fundar para opinar así; Appeltern no trae ninguna. Respetando, pues, la opinión de dichos autores, creo que la de Ferreres está más conforme con dichas declaraciones. He aquí las pruebas: En las citadas Declaraciones de la S. Congr. de Religiosis del 7 de Septiembre de 1909, a la segunda duda: «Utrum studentes, expleto unius, duorum, vel trium respective, annorum curriculo theologico, possint statim ad subdiaconatum, vel diaconatum vel presbyteratum item respetive promoveri, ideoque inceptis vacationihus, in fine anni scholastici dari solitis, quin circulum duodecim mensium complere teneantur?» dicha Congr. contesta así: «Ad II. Affirmative, dummodo tamen complexus trium hujusmodi annorum saltem triginta tres menses integros comprehendat». Ahora bien, si han de abarcar treinta y tres meses los tres años de Teología, por lo menos el tercero tiene que ser de nueve meses; porque aun restando para los dos primeros años veinticuatro meses, computatis vacationibus, de los treinta y tres meses, que han de sumar los tres años de Teología, todavía quedan nueve meses para el año tercero. 1 2 Appeltern. Comp. Praelectionum Juris Regularis. Guri-Ferreres. Comp. Theol. Mor. 8, II, p. 465 n. 711, edit. VI hisp. 460 Boletín Oficial Pero no sólo el tercer año sino también el primero y el segundo deben tener nueve meses. Expondré la razón en que me fundo. Consultada la S. Congr. Consistorial: 1.º «Utrum ad effectum sacrae ordinationis studiorum anni expleti dici possint ad festum Pentecostes seu Ssmae. Trinitatis? –Haec S. Congregatio diei 24 martii 1911 respondit: –Ad primum Negative; sed requiri ut expleatur cursus scholasticus novem mensium cum examine finale feliciter emenso»1. Luego no sólo el tercer año de Teología sino también el primero y el segundo deben tener nueve meses; porque la ley no distingue ni hay motivo para hacer tal distinción. Y nótese que la S. Congr. dice expresamente que «ad effectum sacrae ordinationis… requiri ut expleatur cursus scholasticus novem mensium», lo cual parece discrepar no poco de lo que dice Appeltern: «Anni vero ad effectum, de quo agitur, requisiti… octo circiter mensium intelliguntur». Quizá Varceno y Vermeersch, en cuya autoridad se funda Appeltern, defendieron en sus obras esta opinión, cuando todavía no se había publicado la mencionada declaración de la Congregación Consistorial, en la que tan claramente se dice que el curso tenga nueve meses. De otro modo no me explico cómo todavía puedan defenderla. Pero no fallará, tal vez, quien diga que ni la Congr. de Religiosos ni la Consistorial fija un plazo determinado para el año académico y que sólo ad effectum sacrae ordinationis prescribe un plazo de nueve meses, a contar desde el primer día del curso; de modo que, aun cuando el curso dure solamente ocho meses, puede un religioso recibir lícitamente las sagradas Órdenes, con tal que aguarde para ordenarse un mes todavía, después de haberse terminado aquel. Creo que tampoco puede pasar esta interpretación; y que en todo caso, sea o no ad effectum sacrae ordinationis, el curso debe durar nueve meses; y me fundo otra vez en las Declaraciones, tantas veces citadas, de la S. Congr. de Religiosos del 7 de Septiembre de 1909. Véase cómo contesta a la tercera duda propuesta en los siguientes términos: «III. Utrum iidem studentes, triennio theologico rite completo teneantur adhuc per alium annum, seu per 1 Acta Apost. Sedis, vol. III pag. 181. de Agustinos Recoletos de Filipinas 461 quartum annum scholasticum, theologicis studiis in scholis incumbere? –Ad III. Affirmative, ideoque complexus quadriennii theologici, computatis vacationibus seu feriis, quadraginta quinque menses integros comprehendere necesse est». Luego los cuatro años de Teología, computatis vacationibus seu feriis, han de durar cuarenta y cinco meses; descontemos treinta y seis, que hacen los tres años primeros con las vacaciones acostumbradas, y todavía quedan nueve meses para el cuarto año de Teología. Es así que este cuarto año no se necesita ad effectum sacrae ordinationis, puesto que se supone que el religioso para entonces ya ha recibido el presbiterado, luego siempre se necesita, aunque no sea ad effectum sacrae ordinationis, que el curso sea de nueve meses. Por lo demás, tal vez no sea difícil conciliar estas dos opiniones al parecer tan distintas. Appeltern dice que los años escolares deben ser de octo circiter mensium, y nada añade acerca de los exámenes, con los que se completa el curso escolar según la declaración antes citada de la Congr. Consistorial, que dice: «Requiri ut expleatur cursus scholasticus novem mensium cum examine finale feliciter emenso». Luego tenemos que aunque las clases no duren más que ocho meses, como sucede en las Universidades Pontificias y en los grandes centros docentes, como después vienen los exámenes con los que se completa el curso, y estos suelen durar un mes o más, siempre resulta que el curso académico, aun en estos centros, «novem menses complectitur singulis annis, quibus accedunt vacationes consuetae», que es lo que opina el P. Ferreres. Continuando ahora con las declaraciones de la S. Congr. de Religiosos del 1.º de Marzo del presente año, que son objeto de este Comentario, vengamos ya a la segunda cuestión. En el núm. VI de las Declaraciones de la S. Congr. de Religiosos del 7 de Septiembre de 1909, se pregunta: «Si los mencionados estudios hechos privadamente y no en las escuelas bien ordenadas tienen valor legal, o que sea suficiente, para dar lícitamente y aceptar también lícitamente las letras testimoniales, con el fin de recibir las Órdenes Sagradas? –A esto contesta la S. Congr. que no. «Sin embargo, añade, en casos extraordinarios, y cuando se trata solamente de algún alumno particular, que se ha aplicado en los 462 Boletín Oficial estudios, y ha sido aprobado en el examen, se ha de recurrir a la S. Congr. para la revalidación, haciendo constar bajo el juramento de los examinadores cuánto tiempo estudió privadamente, y que fué aprobado en el examen; a no ser que se trate, no de todas las asignaturas de un año, sino solamente de una o dos accesorias, que por alguna causa grave tuvo que estudiar privadamente algún alumno; porque entonces previo el juramento de los examinadores, como se ha dicho, la revalidación puede darla el Superior general, contando con el voto deliberativo de su Consejo o Definitorio». Así contestaba la S. Congr. el 7 de Septiembre de 1909 a la duda que se le proponía en el núm. VI de las citadas Declaraciones; pero no decía si era o no necesario este examen, ni cuándo se debía hacer. Consultada ahora sobre estos dos puntos, contesta: «Que el examen en cuestión se requiere para cualquiera de las asignaturas omitidas, pero que basta el examen ordinario, que suele hacerse al fin del curso, y que esto debe constar por el testimonio de los examinadores o de los jueces de la doctrina». FR. J. A. DE LA P. C. A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ CASUS CONSCIENTIAE Pro anno 1914-151 XIII. Claudius apud confessarium sese accusat quod pluries cum ancilla peccaverit: jussus a confessario ut eam dimittat promittit se id facturum post 2 vel 3 menses quia, si nunc faceret, et seipsum diffamationi et ancillam magnis tum corporis tum animae periculis exponeret; quo audito, sacerdos eum absolvit. Postea autem, timens aliquam propiae uxoris suspicionem, si ancilla dimittatur, et ipsius ancillae precibus exoratus, eam domi retinet et iterum labitur. Secundo et tertio Claudius (infra annum) eumdem confessarium adiit et, similia repetens el promittens, absolutionem etiam obtinuit. Nunc autem in longinquo peregrinatur et conscientiam in confessione patefacit Henrico qui dubitat num danda vel differenda aut neganda sit absolutio suo paenitenti qui toties fidem fregit. Quaeritur: 1.º Rectene egerit prior confessarius, 2.º Quid nunc ab Henrico cum Claudio agendum. XIV. Aurora pauper et juvenis studiis sollicite incumbit ut titulum magistrae scholaris obtineat: in musices arte privatim et gratis, ob familiarum amicitiam, instituitur ab ipso communi professore: verum cito incipit et paulatim succrescit et nimia evadit mutua inter Auroram et professorem familiaritas, maxime cum non raro accidat ut soli sint inter se atque etiam simul (ut dicitur quatuos manibus) musicale instrumentum pulsent; Aurora multis angustiis angitur, timet peccare, horret labi, videt periculum in 1 Vid. pag. 406-109. 464 Boletín Oficial quo versatur sed nihil audet dicere ne se infamet aut virum illum qui ejus paupertatem sublevat; tandem confessarium adit et ab eo quaerit quid agere debeat. Quaeritur: 1.º Quae et qualis censenda sit ocassio peccandi quae Aurorae inest. 2.º Quid confessarius debeat praecipere in casu. XV. Januarius mane ministerio occupatus et vespere charlarum ludo vacans recordatur, hora 11 p. m., vesperas nondum recitasse; incipit ergo recitationem sed manens apud amicos ludentes quorum variam sortem prospicit unde modo consilium dat, modo officium posequitur, mente tamen ludo magis quam oratione occupatus. Junius autem, ejus amicus, cui etiam magna pars recitanda supererat, breviarium assumit et alio discedit nihil de oratione cogitans sed de officio finiendo ante mediam noctem: perplures tamen ludi recordationes mentem ejus ita perturbant, sive sedeat sive lente deambulet, ut, finitis horis, nesciat quid et quantum revera recitaverit; quapropter angitur num obligationi satisfecerit ex defectu sive necessariae intentionis sive attentionis, unde sequenti die a celebratione missae sese abstinet. Quaeritur: 1.º Qualis distinguatur attentio in divino officio recitando. 2.º Quae attentio sub gravi requiratur. 3.º Quae debeat esse intentio. 4.º Quid de Januario et Junio dicendum. XVI. Lucius missionarius, cum, post longum iter a sua missione Visita, fessus decubuisset, dubitat num Vesperas et Completorium recitaverit et, quantumvis omnia diei accidentia in memoriam revocet, nihil ipsi occurrit nisi quod soleat quotidie officium recitare cum, post meridiem, a lecto resurgit; hinc se putat non obligatum, maxime quod, si a nocte surgeret, molestiam faceret caeteris in communi dormitorio recumbentibus: alio similio casu, certus non est quod matutinum recitasset et a recitatione sese abstinet eo quod soleat anticipare: altero die, totum officium omissit ex eo quod confessiones per octo horas eum excusabant (etsi die praecedenti hanc difficultatem pro matutino praevideret), idque eo magis quod Paulus, etiam missionarius, dispensatione gaudet si per sex horas confessiones exaudit; quae dispensatio ipsi norma esse potest pro excusatione. de Agustinos Recoletos de Filipinas 465 Quaeritur: 1.º Quid in dubio de officio divino persoluto faciendum sit. 2.º Quae sint causae ab officio divino recitando excusantes. 3.º Quid de resolutionibus Lucii dicendum. XVII. Respicius parochus venit ad Rufum, valde senem, sensibus destitutum, qui unaquaque hebdomada confiteri solet et parochum advocari jussit cum se male habere sensit: cum tribus ante diebus Rufum absolvisset, nunc sola extrema unctione eum munit et, eo adhuc praesente, senes decedit. Advocatur etiam pro Philipo qui a tribus jam annis, non communicavit in Paschate neque nunc desiderium reconciliationis dare potuit eo quod repente sensibus destitutus sit, nude solam conditionatam absolutionem impertitur licet ab amico reprehenderetur de omissa extrema unctione quam cognati suppliciter exorabant. Ad Julium moribundum qui, sui compos, vetuerat ne sacerdos admitteretur, accedit, cum sensibus destituitur et, precibus filiae, absolvit conditionate atque inungit: idem etiam facit cum Rocho, viro acatholico et jam sensibus destituto, minime obstantibus ejus filiis. Quaeritur: 1.º Quae regulae circa absolutionem moribundorum. 2.º Quid judicandum de Respicio in singulis casibus. XVIII. Protus et Rufa sponsalia habent contracta, cum ad Theodorum, tempore paschali, accedunt confitendi causa. Ex confessione Theodorus cognoscit quod Protus, et ante et post sponsalia rem habuerit cum meretrice, et quod Rufa alias deflorationem, invita, passa fuerit a quodam juvene, quocum, post sponsalia, rem etiam habuit; nunc autem apud se reputat quid ab ipso fuerit respondendum, si, alterutrius defectibus patefactis, ab altero consulatur. Unde… Quaeritur: 1.º Debeantne sponsi ejusmodi defectus sibi revelare. 2.º Sitne anterior defectus post sponsalia detectus, vel defectus posterior de quo in casu sufficiens alterutri ratio sponsalia rescindendi. 3.º Habeantne malitiam gravem luxuriae vel alterius speciei superadditam peccata illa post sponsalia commissa. FR. S. C. A S. C. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ CASUUM MORALIUM Resolutio XIV. Petrus, qui e sua recreationis domo... etc.1 Quaeritur: 1.º Quid sit cooperatio ad alienum peccatum. 2.º Sitne cooperatio licita. 3.º Sintne choreae licitae an illicitae. 4.º Quid de Petro dicendum. Ad primum. Cooperatio, in genere, est concursus cum alio principaliter agente. Prout autem charitati opponitur seu adversatur, est participatio quaedam ad actionem pravam alterius. Non raro cum scandalo conjungitur, quia cum scandalo fere semper fit quidquid peccaminositatem sonat: peccatum enim quod cooperatione committitur est contra charitatem proximi, imo frequenter etiam accedit malitia propria et distincta peccati ad quod cooperatio praestatur, sicut in scandali peccato laeditur semper caritas proximi et saepe etiam laeditur specialis illa virtus cui violandae ausa proximo praebetur. Attamen scandalum et cooperatio confundi non debent quia separabiles sunt. Scandalum enim, si efficax fuerit, id est si scandalum activum et passivum conjungantur, semper vocari potest cooperatio; at scandalum passivum non semper subsequitur alterius scandalosam actionem. Insuper cooperatio latius patet quam scandalum, nec omnis cooperatio scandali rationem induit. Licet usu jam veniat ut cooperatio, sensu pressiore, sumatur pro ea quae scandalum non sit, tamen hujus significationis usus constans non est; quare heic nomen cooperationis adhibebitur sive scandali ratio adsit sive non. Cooperatio igitur est, ut innuimus, significat concursum cum peccato alieno: supponit ergo alterum agentem, imo, agentem per se ut principalem seu ut jam determinatum ad agendum. Nam si aliquis per suam propriam actionem alterum determinat vel inducit 1 Vid. pag. 97. de Agustinos Recoletos de Filipinas 467 ad actum peccaminosum, committit proprie dictum scandalum sive mandato sive consilio aut aliter hoc faciat, quamquam etiam talis jussio vel suasio inter cooperationes, easque formales, numeretur: charitas enim exigit ut aliorum peccata, quantum ex nobis est, impediamus et insuper ne opera nostra aut actibus nostris ad peccatum alios induamus vel adjuvemus. Ad secundum. Cooperatio formalis nunquam est licita; materialis autem antum modo illicita, modo etiam licita esse potest. Quae responsio ut intelligatur, explicari oportet quid sit formalis, quid materialis cooperatio quin immoremur super aliis cooperationis divisionibus. Formalis coopeatio ea est, quae ex se participat malitiam alienae actionis, quia concurrit, ait Gury, ad malam voluntatem alterius, nam opus (suapte natura ad pravam actionem) ordinatum ea intentione sive explicita sive implicita paestatur, ut principaliter agens pravum suum finem assequatur; unde nequit esse absque peccato cum vere moraliter influat in peccatum alterius et proinde sit illius causa moralis. Materialis cooperatio vocatur ea actio seu alicujus rei ex se nom-mala positio, qua alter abutitur vel abusurus praevidetur, ut suum peccatum committat vel commodius exsequatur; ex se ergo operans excludere debet intentionem cooperandi ad alterius peccatum. Dictum est quod hujusmodi cooperatio aliquando licita est, alias autem illicita evadat. Et revera: Actio propria operantis ex se bona est, ut supponitur, aut saltem indifferens, quae tamen mala evadit aut evadere potest solum ex effectu, scilicet quod per abusum alterius conferat ad malum effectum, id est, alienum peccatum ejusque sequelas, producendum. Uude cum effectus malus sequatur propter intentionem operantis, hic in tantum plectetur de malo effectu in quantum vult actionem edicere cujus probabilem abusum praevidet. Huic ergo operanti applicanda erunt principia quae AA. afferunt super super voluntario indirecto. Igitur cooperatio materialis licita erit dummodo actio propria operantis, ex qua malus effectus secuturus sit, per se bona sit aut saltem indifferens et praeterea adsit causa justa et proportionata ad gravitatem peccati alterius et ad proximitatem concursus ad peccati exsecutionem. Si autem hujusmodi causa justa et proportionata desit, cooperatio etiam materialis illicita erit. Patet ergo quod pro legitimanda cooperatione 468 Boletín Oficial materiali ad alienum peccatum, aliquando ratio requiratur gravissima, alias autem minus gravis, aliquando sufficiat utcumque rationabilis: nam eo major, recte scribit Gury, requiritur ratio ad cooperandum, quo propinquior et major est cooperatio, —quo probabilior et pejor est effectus secuturus, —quo porobabilius est, te non coopeante alterum non peccaturum, quo magis peccatum justitiae vel charitati repugnat. Ad tertium. Choreas dicere possumus eas festivas recreationes in quibus diversi sexus homines (juvenes et puellae praesertim) conveniunt, ubi communes animi exultationes manifestantur saltando, chorosque ducendo sub cantus musicaeque numeris. Hoc genus ludendi animoque indulgendi vere periculosum ab omnibus reputatur, cum persaepe non jam animi relaxatio sed potius carnis illecebra, corporisque oblectamentum quaeratur; pro quaesito autem respondemus: 1. Choreae, per se, etiam inter diversi sexus personas, non sunt illicitae si fiant honesto modo, id est, remoto omni tactu, gestu aut actu impudico. Ratio est quia per se, quoad moralitatem, indifferentes sunt, nec ulla lege prohibentur: per se, enim, animi laetitiam gaudiumque explicant. 2. Si quae fiunt in choreis graviter inhonesta sive in vestibus, ratione nudiatis, sive ratione colloquiorum, cantuum, gestuum, tactuum vel musicae lascivae, eas instituere vel promovere graviter illicitum est. Hujusmodi interesse regulariter etiam graviter illicitum est: excipe si quis, ceteroquin nullam exercens auctoritatem, se abstineat ab iis quae luxuriam graviter excitant, neque ea approbet nec subrisu aut iis applaudat, neque alias ipse periculum experiatur: quod plane rarum erit et adduci poterit ex eo quod exceptio firmat regulam in contrarium. 3. Etiamsi graviter illicita seu inhonesta in choreis non agantur, tamen earum frequentatio illicita est eis omnibus quibus haec esset proxima peccandi occasio, sive inter ipsas choreas, sive proxime ante, sive postea lapsus accidere soleat; nisi forte aliquando existente causa non levi, adhibitis cautelis periculum diminui possit et re ipsa diminuatur. 4. Modeste saltare vel choreis honestis adesse ex quadam necessitate, vel ex status sui decentia, sine probabili peccandi periculo, de Agustinos Recoletos de Filipinas 469 nullum est peccatum, quia datur ratio sufficiens peccata aliorum, si quae sint, permittendi. 5. Licet aliquando inveniantur viri et frequenter mulieres quibus in choreis nullum aut valde remotum periculum immineat, tamen in praxi generatim choreae quaelibet inter personas diversi sexus impediendae sunt, quantum fieri potest; quia prout haberi solent, plerumque periculosae sunt. Inter hujusmodi periculosas, utpote inhonestae recensentur el walz, la mazurka etc.; quia, ut plurimum, interveniunt malitiosae manuum constrictiones, amplexus pressi de quibus a Jacobi dictum est nunquam permittere deberemus ut uxores filiaeque nostrae virorum brachis lascive compressae pectore earum contra illorum pectus verso circundantur»; in ipsis etiam abundant amatorii et turpes sermones, tactus obscaeni, aspectus libidinosi, delectationes morosae et desideria turpia. Quae omnia augentur in choreis larvatis, praecipuae si nocte habeantur. 6. Parochi et confessarii subditos et paenitentes ab illis, quantum fieri potest, avertere satagant, persuasum habentes cum Sancto P. Augustino et Cons. Trid. (sess. 13. –c. 1, ref.) quod «non aspere, non dure, non imperiose ista tolluntur, sed magis docendo quam jubendo, magis monendo quam minando», secus enim animos exacerbabunt potius quam emendabunt. Ad quartum. Dicendum 1. Petrus ideo folia exponit et choreas ducit eo quod, ut ipse ait, necessaria vitae procurare sibi debeat et aliunde, nisi ita fiat, concurrentes defluent ad alium hospitium a fide catholica dehiscens; unde videndum quae cooperatio revera adsit. 2. Petrus folia non exponit sua sponte sed postquam expertus est voluntatem concurrentium: legenda tamen proponit non tantum politica etsi mala, verum etiam obscaena. 3. Praesentia foliorum occasio est ut facile legantur, unde via sternitur peccatis valde gravibus et periculosis. 4. Cum folia obscaena prohibita sint jure naturae, ratio sufficiens non aderit cur Petrus talia exponat: revera enim Petrus formalem praestaret coopeationem lectioni nunquam licitae. 5. Si quodammodo coactus, ut innuitur, possibilitatem tantum legendi praestat, nullo modo ad legenda prava seu acatholica 470 Boletín Oficial allicit, cooperatur, tamen materialiter. Pro hac tamen cooperatione materiali videtur quod adsit causa proportionate gravis. Revera fides catholica impugnatur in his foliis et illuditur, sed Petrus curat ut concurrentes non minus facile ephemerides bonas eligere et legere valeant quam malas: nec ipsa quidem lectio pravorum foliorum necessario fidem bonosve mores labefactat, minus ergo simplex expositio: dein ad pravum effectum Petrus efficaciter non multum confert ne materialiter quidem; nam conditio rei catholicae notabiliter pejor non fit, cum aliter concurrentes animi pravi, alibi sibi comparabunt alia folia; immo fortassis res catholica pejor evaderet, exclusis omnino talibus foliis, si concurrentes, Petri domum deserentes, ad casinum acatholicum sese transferrent. 6. Videtur, ergo, quod Petro ratio sufficiens adsit ut exponat folia etiam acatholica; licet aliquando in ipsis aliquod contra fidem vel bonos mores contineatur: Petrus tamen curare debet: a) ne plura neve pejora admittat quam necesse sit: b) ne ullam ostendat erga prava folia praeferentiam: c) ut potius, si possit, ab iis legendis avertat, praebens meliora catholica atque ut, pro posse, studeat, ne mala folia incidant in manus eorum qui, alioquin, ea lecturi non essent, unde non oportet ut ea sint in omnium oculis sed in loco separato. 7. Circa folia, vero, anticatholica idem fere videtur dicendum ac circa obscaena, cum etiam ea naturae jure prohibeantur ac vix unquam cooperatio materialis seu expositio separari poterit a cooperatione vere formali aliorum peccatis. An autem Petrus ea emere et suministrare possit alicui ex concurrentibus in particulari et nominatim ea exposcenti valde dubium apparet, cum ipse, casini dominus, comparari non possit huic vel alteri famulo qui dona vel litteras amatorias meretrici vel concubinae domini sui defert. Cum autem aliquando prava folia ab aliquibus emi et legi possint absque periculo, tunc licitum erit Petro ea suministrare petenti, quia tunc deest ratio cooperationis ad alienum peccatum. 8. Circa choreas jam dictum est quod, licet ex se illicitae non sint si fiant honesto modo, plenae tamen sint periculis et occasionem praebeant permultis peccatis, unde caute semper incedendum est in eis permittendis vel instituendis, maxime si de nocte fiant. Dicendum de Agustinos Recoletos de Filipinas 471 ergo quod Petro liceat, saltem absque gravi peccato, in suo casino choreas ducere, si jam apud populum usu vigeant et absint ea adjuncta quae ipsas proxime periculosas reddant; unde ipse invigilare debet ne in cantu aut aliter inhonesta fiant quod facile evenire potest noctu et maxime si ad longam horam protrahantur aut nimis frequenter habeantur. Eas autem introducere omnino illicitum proclamamus; et cum, ex specie facti, oblectamenta carnis non desint in choreis apud tale casinum, dicimus quod Petrus absolutione indignus sit nisi serio promittat ea removere quae casinum corruptionis focum potius quam locum recreationis constituunt. XV. Rita vidua… etc. –Quaeritur: 1.º Valida sunt necne sponsalia Ritae: an rescisa sint per professionem religiosam vel Ordinem sacrum. 2.º Julius matrimonium attentans cum Rita aliqua censura percutitur. 3.º Foretne validum matrimonium quod Rita et Julius celebrarent si hic Ordine sacro non esset ligatus. 4.º In mortis articulo poterat parochus eos matrimonio jungere ut proles legitimaretur vel alia de ausa. 5.º Esset in casu validum matrimonium si Rita aliquo signo consensum exprimere potuisset: obstatne votum religiosum vel sacer Ordo. 6.º Quae impedimenta insint pro matrimonio Titam inter et Julium. 7.º Quid de rationibus a Parocho allatis pro sua renuentia. Ad primum. Nulla sunt sponsalia Ritae et Julii ut pote illicitae quia intervenit impedimentum matrimonii dirimens «cogantio spiritualis» seu compaternitas eo quod ipse e sacro fonte illius filiam Titam levaverit: ex se Rita et Julius sese in matrimonium promittere non poterant nisi sub conditione, qua non impleta, ne ullus quidem exsurgit effectus. Vota ergo Julii vel ordo acceptus scindere non potuerunt quod ipse texere prius non valuit. Sponsalia autem in se valida et licita (firmo manente impedimento publicae honestatis inducto) revera rescinditur per ordinem sacrum quocum consistere nequit obligatio standi sponsalibus seu matrimonium quod foret nullum; ac etiam per vota religiosa licet simplicia, alias enim quis ligatus esse poterit ad peccandum, ad rem illicitam, ad matrimonium quod deglutire poterit nemo. Ad secundum. Excommunicatio latae sententiae Episcopis sen Ordinariis reservata continetur in «Apostolicae Sedis» bulla contra «clericos in sacris constitutos vel regulares aut moniales post 472 Boletín Oficial votum solemne castitatis, matrimonium contrahere praesumentes» etsi, praeter impedimentum ordinis aut voti castitatis, aliud sit impedimentum dirimens (S. Off., 13 Jan. 1892): in nostro casu Julius conditionem stricte regularem fortassis non habet, nec votum solemne emisit, sed vere inter clericos in sacris recensetur quin allegare possit suam conditionem regularem ut titulum clerici (utpote hic odiosum) respuere possit: attamen Julius ex communicatione non feritur quia, licet intentio pro matrimonio clara appareat, hoc tamen de facto non contrahitur propter inopinatam et repentinam Ritae mortem, et, licet revera contractum fuisset, deest praesumptio quia dispensatio Ordinis aderat in articulo mortis. Ad tertium. Julius matrimonium validum inire nequibat propter «cognationem spiritualem» cum Rita; votum, etiam perpetuum, castitatis illicitum non autem invalidum reddit consortium matrimoniale quia votum, nisi sit solemne in ordine religioso emissum, salvo jure speciali S. Jesu, est impedimentum tantum impediens quod prohibet quidem connubia, non vero inhabiles facit personas pro valore actus. Ad quartum. Per litteras S. Off. (20 Febr. 1888 cum declaratione 9 Jan. 1889) parochus, si erat habitualiter delegatus, cum eis, qui in concubinatu viverent, dispensare poterat, si alterutrius gravissimum mortis periculum immineret, super impedimentis, etiam publicis, matrimonium jure ecclesiastico dirimentibus, excepto sacro presbyteratus ordine et affinitate lineae rectae ex copula licita proveniente. S. Congr. de disciplina Sacramentorum die 29 Julii 1910 declaravit quod «parochi, etsi non fuerint ad normam decIarationis S. Off. 9 Jan. 1889, habitualiler subdelegati a propriis Ordinariis» comprehenantur in Decreto «Ante editum» ejusdem S. Congr. (14 maii 1909) juxta quod «Sanctitas Sua, benigne excipiens votum Emorum. Patrum, declarare dignata est ac decernere: quemlibet sacerdotem, qui ad normam art. VII decreti Ne temere, imminente mortis articulo, ubi parochus vel loci Ordinarius vel sacerdos ab alterutro delegatus haberi nequeat, coram duobus testibus matrimonio adsistere valide ac licite potest, in iisdem rerum adjunctis dispensare quoque posse super impedimentis omnibus, etiam publicis, matrimonium jure ecclesiastico dirimentibus, exceptis de Agustinos Recoletos de Filipinas 473 sacro presbyteratus ordine et affinitate lineae rectae ex copula licita». Parochus ergo dispensare poterat super impedimentis «cognationis spiritualis» et «ordinis» ut matrimonium Ritae et Julii valide celebraretur; sic enim saluti aeternae Ritae consulitur et scandalum populi e medio tollitur aut saltem minuitur: parochus eos jungere nequibat sub specie ut proles legitimaretur quia haec, si aderat, non legitimabatur utpote sacrilega. ¿Quid autem de voto perpetuae castitatis quod Julius emissit quodque impedimentum tantum impediens constituit? Dicimus quod tale votum revera Sedi Apostolicae reservatum est quod facultates (in Decretis, de quibus supra) de impedimentis dirimentibus tantum loquuntur, unde ex se videtur quod parochus vel alius sacerdos, etiam in articulo mortis, nihil possit in impedimentis non dirimentibus: attamen, si finem Ecclesiae seu S. Sedis in supradictis facuItatibus concedendis introspiciamus, non abs re conjicere quis poterit quod Ecclesia, pia mater, e sua potestate concedat ut licite in mortis periculo fieri possit quod ex ampliori dignatione valide conficitur. Unde si votum simplex licet perpetuum castitatis aut mixta religio interveniat, dicemus quod parochus vel sacerdos licite aget matrimoniis adsistens his in angustiis in quibus pro mnatrimonio ineundo libera ipse inest potestas dispensandi super Ordine vel «diparitate cultus»: imo etiam, ipsum simplex castitatis votum quodammodo absorbetur a potiori voto ordini sacro annexo, sicut honestas publica substituitur a superveniente affinitate. Validum ergo et licitum evadere poterat Julii et Ritae matrimonium, dispensatione parochi interveniente. Licet non constet de obligatione gravi monendi S. Officii Congregationem quod hic aut ille Subdiaconus dispensatus sit super Ordine pro matrimonio contrahendo (juxta litteras 20 Feb. 1888 de quibus supra), tamen oportet quod parochus aut sacerdos de quibus agimus moneant Ordinanium si aliqua dispensatio super Ordine aut voto solemni concedatur et interim omni ope curent, ut scandalum, si quod adsit, removeatur. Ad quintum. Affirmative si caetera essentialia adsint; matrimonium enim contractu perficitur, unde essentiale est consensus: hic autem, dummodo revera exprimatur modo humano intelligibili, existit quin aliud in casu exigi oporteat. De voto religioso et sacro 474 Boletín Oficial ordine satis diximus ut tale matrimonium, si dispensatio adveniat ex parte parochi, etiam licitum reputemus. Ad sextum. Exsistunt tria impedimenta dirimenl¡tia, videlicet, cogantio spititualis quia Julius e sacro fonte Titam levaverat; Ordo sacer, quia Julius subdiaconatum acceperat; Affinitas ex copula illicita ut certa praesumitur ex commoratione scandalosa Julii cum Rita matre Titae ac etiam quia parochus pro matrimonio rogatur ut proles legitimari possit. Addatur etiam impedimentum —votum simplex— ex parte Julii quod illicitum tantum reddit matrimonium. Si locum habuisset etsi breviter, matrimonium Julii et Ritae, quod, utpote in extremis, supponimus simpliciter ratum, novum exurgeret impedimentum dirimens quod honestas publica dicitur. Ad septimum. Permulta, ut videmus, obsunt matrimonio Julii et Titae: attamen parochus eos, in articulo mortis, matrimonio jungere debebat dispensando super impedimentis dinrimentibus, cum talis parocho tributa sit potestas non pro ejus honore sed pro fidelium salute aeterna. Revera insunt impedimenta cognatio —paternitas— spiritualis et ordo sacer in quibus mater Ecclesia difficillime dispensat; in extremis autem pro fidelium utilitate omnia confet sacerdoti, non solum ut proles legitimari possit sed ut conscientiae consulatur...: in casu nostro, Julius e vivis excedet, Tita autem famam recuperabit si matrimonium celebretur; hujus conscientiae satius et salubrius consulitur, et e populo scandalum tollitur cum, saltem in periculo mortis, Ecclesiae sacramenta digne, quantum fieri potest, celebrantur: via insuper panditur pro evitanda quaestione super sepultura ecclesiastica Julii. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ SECCIÓN RELIGIOSO-LITERARIA IN DIE FESTO PENTECOSTES Patrem priusquam pergeret, Pollicitus suis erat Christus supernum Spiritum Qui veritatem proderet. Mox fulminati antistites Sono Dei magnalia Graeco, latino, concinunt Aegytio atque persico… Laudes precantes invicem Apostoli dum pangerent, Stridens domum ventus quatit Pugnatque tecta evellere. Mysteriorum Solyma Ignara, taetra o caecitas, Ridet Sacrata despuens Vult expuenda prosequi. Aer tumultu fluctuat, Aedisque nutat ardua; Magno sacratus illico Caetus pavore obvolvitur. Multis profantes vocibus Apostolos exaudiens Musto teneri dictitat Quos Spiritus repleverat. Affulsit hora gratiae; Sacri ex Olympi vertice Dimissus est Paraclitus Flammantis instar fulminis. Ast Petrus acri affamine Solutus ora sobrios Summi madere non mero Servos Tonantis comprobat. Ignara verbis Spiritus Tunc ditat almus pectora Apostolorum, Messiae Ut praedicent magnalia. Apostoli afflati sonus In Solymarum moenibus Auditus almo Spiritu, Et credidere plurimi. Atras sacer tunc Spiritus Mentis tenebras excutit, Linguis ut omnes omnium Natum Patremque praecinant. Refrixit ex illo die Cultus deorum turpium; Quae, plebs, adibat plurimum, Nunc in sacellis rarior. 476 Boletín Oficial Haec congregatae ecclesiae Est prima fax; qui convolans Apparuit flammantibus Linguis favebit perpetim. Adesto nobis, Spiritus, Cuncti precamur cernui; Fulcito corda robore Tibi dicata in saecula. Hic circuibit compita Orbis sonus per saecula; Victi facessent daemones, Christumque discent cardines. Et nostra donis coelitum Bees precamur pectora; Nobis secunda fulgeant, Quae flagitamus, tempora. O praepotens Paraclitus, Descende, quaeso, nos super, Orbem Dei magnalibus Ut repleamus Messiae. Nunc cerne nuncque percipe Fletus precantum profluos; Orisque tinctis sanguine Pacis proopina poculum. Perfunde sensus lumine, Vere magister coelicus, Quo visa laeti proferant, Intenta tellusque audiat. Orbis polique conditor, Cordis Parentis suavium, Quod quisque supplex postulat Nunc omne nactum sentiat. FR. C. L. A S. C. J. O. E. R. S, A. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ SAN AGUSTÍN Y LA CIENCIA ¡Qué armoniosa y encantadora unión existe, entre estas dos hermosas y bellas palabras! Quisiera yo tener en estos momentos la admirable penetración de un S. Jerónimo, para llegar a comprenderlas; la eminente elocuencia de un S. Juan Crisóstomo, para expresarlas cual merecen, y el encanto persuasivo del melífluo S. Bernardo, para que el curioso lector se persuada de esa verdad, admire al Grande Agustín, y alabe, glorilique y ensalce al Supremo dispensador de todo bien, que lo destinó para defender y mantener firme y constante la fe de su predilecta esposa la Iglesia. En efecto: la divina gracia, que tiene poder para convertir las piedras en hijos de Abrahán, hizo de Agustín un nuevo Pablo, repitiendo, pudiera decirse, en su conversión el caso milagroso del camino de Damasco. El Santo a su vez correspondió tan fielmente a la gracia, que el abrazo que diera a nuestra común madre la iglesia en el solemne momento de ser recibido en su seno, fué la unión más íntima y estrecha del hijo con su madre; unión que tan claramente expresó Inocencio X con aquellas palabras: Donde está Agustín, allí está también la Iglesia, Ubi est Agustinus, ibi est Ecclesia; y si, como la fe nos enseña, la Iglesia es la constituida depositaria, maestra y protectora de la verdad, es lógico y natural que allí se halle también Agustín, custodiándola inmune de todo error, enseñándola según la intención del Crucificado, y defendiéndola de los múltiples 478 Boletín Oficial y continuos ataques que contra ella lanzan los enemigos del nombre cristiano. Prueba evidente y palmaria de ello son los triunfos que reportó, defendiendo con vigor la unidad indivisible de Dios y su Magestad suprema contra los paganos; la bondad de sus obras, la verdad de sus Escrituras, la realidad de la Encarnación del Verbo contra los Maniqueos; contra los Arrianos; la unidad y universalidad de la Iglesia contra los Donatistas, otros mil dogmas importantísimos. Y esto, no sólo en el campo africano, sino también en otras diversas regiones, entre las cuales ocupa lugar preferente nuestra querida Patria. Sí, España es deudora a S. Agustín; pues fué él quien con sus escritos, le dió las armas para combatir a los Priscinialislas y Origenistas, que hacían en las almas de nuestros antepasados mayores estragos que los bárbaros en sus cuerpos y haciendas; y a él también es deudora de aquellos diestros capitanes Paulo y Eutropio que nuestro Saulo amaestró, y aun del mismo Presbítero Tarraconense, Osorio, alma de todos los concilios habidos en su tiempo. Esto mismo realizó en lo restante del orbe cristiano, no sólo en vida, sino también después de su muerte con sus obras inmortales. Mas, al querer yo hacer un merecido elogio y tributar los debidos honores al genio y entendimiento excepcionales de mi gran Padre S. Agustín, no puedo menos de reconocerme impotente y falto de aptitudes; porque para ello se necesita una inteligencia igual a la del mismo Santo; pero es indispensable decir algo que redunde en gloria de la Sabiduría Eterna, que tan vivos destellos irradió sobre la poderosa mente del santo Obispo de Hipona. Expondré, pues, los testimonios más principales, que en alabanza de la ciencia de San Agustín tienen las más insignes lumbreras de la Iglesia. Antes de todo debemos advertir que, como canta la Iglesia en la oración de su festividad, la sabiduría de Agustín fué revelada y derivada del principio y fuente divina: Deus qui abditiora sapientiae tuae arcana B. P. Augustino revelando, etc.; y Santo Tomás de Villanueva dice que Dios inspiraba a Agustín lo que enseñaba y predicaba, y que supo todas las ciencias sin maestro. Demos principio, comenzando por referir las alabanzas, que han tributado a S. Agustín los Sumos Pontífices, sucesores de Pedro en la Cátedra Romana y Vicarios de Jesucristo en la tierra. En todas de Agustinos Recoletos de Filipinas 479 las épocas los Romanos Pontífices han venerado y estimado tanto la doctrina de S. Agustín, que se han servido de ella como de luz y guía para regir y gobernar la Iglesia confiada a su custodia, y como de escudo impenetrable para conservar incorrupta la verdad católica. Por eso se han esmerado en confirmarla y recomendarla como arma segura contra la herejía. Vemos al contemporáneo de nuestro Santo, al gran Pontífice Inocencio I, quien alabó y confirmó la doctrina por él sustentada en el concilio de Cartago contra los Pelagianos, exponiendo y aclarando, cual ningún otro, la verdadera doctrina sobre la gracia, sobre el pecado original y otros dogmas de capital trascendencia. Confirmó también el año 402, la Regla y nuestra religión eremítica, y finalmente canonizó la doctrina de San Agustín, maestro de los concilios africanos, juntamente con los concilios. Bonifacio I le llama insigne defensor de la gracia; Celestino I, óptimo maestro de la fe y Gelasio I le aclama luz de los maestros de la Iglesia. Felix IV le llama regla y norma de la doctrina católica. Gregorio Magno llama a sus obras pábulo delicioso y torrente profundo y cristalino de divina sabiduría: Martino I le llama oráculo del Espíritu Santo y glorioso orador de la Iglesia católica: Adriano I, Doctor óptimo: Juan XXII, «Aguila grande del Líbano, precioso carbúnculo encendido en el fuego y amor de Dios, y resplandeciente en la llama de la elocuencia». Martino V dice: «Agustín es la boca por donde hablan los Padres y Doctores de la Iglesia; en un solo Agustín resplandece toda la sabiduría de todos los astros y todo lo que los Apóstoles plantaron y sus discípulos regaron, Agustín lo coronó. Sin Agustín nada se puede sacar de las divinas Escrituras, nada se puede interpretar, ni explicar, nisi eo duce, eo interprete. Sin Agustín, ¿qué podríamos saber de Cristo, de la fe y de todos los dogmas de la religión? Nada; casi nada; todos los que saben alguna cosa de la religión, todos, todos pronuncian el nombre del Sabio por excelencia. Gracias a San Agustín, exclama este santo Pontífice, no envidiamos a los Filósofos su sabiduría, ni a los oradores su elocuencia: solo el Grande Agustín nos representa el genio de todos los Padres, de todos los Maestros y de todos los Filósofos. ¿Quien, concluye lleno de entusiasmo, se atreverá a defender la religión bajo otro jefe que Agustín?» ¿Pudiera hacerse mayor elogio, 480 Boletín Oficial que el de ese gran Pontífice, hombre apreciado por su saber y bondad de carácter, que tuvo la dicha y gloria de ver finalizado el cisma de Occidente, que por espacio de 51 años tuvo desgarrada a la Iglesia? Él solo bastaría para hacer ver hasta dónde llegó la ciencia del Doctor de la Gracia; pero justo es hacer mención de algunos de sus sucesores, que también se han complacido en cantar las glorias de San Agustín. Pío II le llama Aristóteles de los Teólogos; Sixto IV el primero de los doclores de la Iglesia; Alejandro VI ilustrador de la fe católica; Adriano VI, «Segundo S. Pablo»; Sixto V, antorcha inextinguible del firmamento de la Iglesia, manantial riquísimo de la ciencia teológica. Clemente X le aclama Doctor prudentísimo lleno del Espíritu Santo, sol clarísimo de la enseñanza cristiana. Clemente Xl no sólo llama a San Agustín «Padre de la Teología y de la Iglesia», sino que también condena a los que se separan de la doctrina de tan gran doctor. Inocencio X, preguntado si condenando la doctrina de Jansenio, dañaba en algo la de S. Agustín, respondió que no, porque donde está Agustín allí está la Iglesia. Lo mismo han hecho todos los que han sucedido al Romano Pontífice últimamenle citado, especialmente el gran Pontífice de la Inmaculada, Pío IX, y el sabio e inmortal León XIII Si ahora vamos recorriendo los más insignes Padres, que, como astros de primera magnitud, han brillado en el firmamento de la Iglesia después de San Agustín, veremos que en todas su obras, y, aun podría afirmar, en cada página de sus escritos, presentan al Obispo Hiponense como prueba firme, segura e incontrastable de lo que allí dicen; pues están seguros de que siguiendo a tan fiel y sabio maestro no se apartarán de la verdad inmutable. Por eso no es de extrañar que todos pronuncien con respeto el nombre de S. Agustín, honrándolo con los más preciosos y encomiásticos elogios y empleando sus talentos en tributar honores y alabanzas al caudillo que tan diestramente les condujera para exponer los más intrincados y fundamentales dogmas de nuestra augusta religión, y defenderlos, a la vez, en nombre de su amada madre la Iglesia, de los dardos lanzados por los secuaces del error. Citaré solamente algunos. San Jerónimo le llama restaurador y aumentador de la antigua fe. San Paulino, Obispo de Nola: «Serafín abrasado en amor divino, boca de Agustinos Recoletos de Filipinas 481 de Dios, fístula de agua viva y vena de la fuente eterna con que se riega toda la Iglesia». San Próspero de Aquitania dice: Agustín en sus exposiciones es católico, en resolver cuestiones agudo, y en vencer a los herejes circunspecto. San Posidio Calamense: Agustín es luz de la sabiduría, propugnáculo de la verdad; excedió a todos los doctores de la Iglesia con su ingenio y ciencia. Casiodoro le llama Doctor eximio, vencedor de los herejes, defensa de los fieles y palma de famosos triunfos. San Gregorio Magno dice que la doctrina de San Agustín es la hermosa flor del trigo, y la suya salvado. San Pedro Damiano le llama: Varón beatísimo, mártir en los trabajos, apóstol en los méritos, compañero de los Arcángeles y sumo embajador de Dios. El abad Ruperto: columna de la fe, fundamento de la verdad, y verdadera columna de nube, en quien puso su trono la divina sabiduría. San Bernardo le llama «martillo de los herejes, lengua de la Iglesia», y afirma que con San Agustín quiere errar y acertar. San Vicente Ferrer dice: Todos los Doctores después de San Agustín se sustentan en la doctrina suya, sin error de falsas opiniones; y cualquier doctor está seguro de sus conclusiones si cuenta con el apoyo de San Agustín. Nuestro ilustre y sabio hermano Santo Tomás de Villanueva dice: «Agustín fué monstruo de la naturaleza por su ciencia, varón de entendimiento casi divino, río caudaloso de sabiduría, más fecundo que el Nilo, más abundante que el Danubio». Víctor Utiense le llama fuente de elocuencia, maestro de los doctores, luz del mundo, arquitecto de la Iglesia y sol de doctrina. Finalmente, San Alfonso de Ligorio le aclama Padre de los Padres y Padre de los Teólogos. Y entre los doctores que, a manera de rayos salidos del Sol esplendente, Jesús, se han difundido por el orbe católico, para ilustrar, aclarar y defender las verdades eternas, ¿quién hay que no haya llevado ante sí, como luminoso faro, la doctrina de San Agustín en testimonio de lo que enseñan? Apenas podremos encontrar uno siquiera. Si vamos examinando los principales centros científicos, las más insignes Universidades, como las de Salamanca y Lovaina, que llegan hasta exigir juramento a sus discípulos de seguir en todo la doctrina de San Agustín, porque en ella está encerrada toda la verdad. Tanto estiman y aprecian al Sabio por excelencia. Véamoslo claramente por los siguientes testimonios: Santo Tomas 482 Boletín Oficial de Villanueva dice que San Agustín fué el primero que comenzó a explicar, distinguir y poner en forma escolástica las verdades católicas. Y lo dijo muy bien, porque el Maestro de las Sentencias en el libro, en que dispuso la Teología escolástica con las reglas y orden que hoy se observa en las escuelas, la funda en tantos textos de San Agustín, que reduciendo las autoridades de los santos Padres a cinco partes, tres son de San Agustín y dos de todos los demás. El Angélico Doctor Santo Tomás se honra tanto con la doctrina de San Agustín, que apenas hay página en sus obras, en que no esté probado algo con textos de ella. Por eso nuestro santo Padre dijo en revelación a Alberto de Brescia que Santo Tomás había seguido en todo su doctrina: Thomas doctrinam meam in omnibus secutus est. El mismo Santo Tomás llama a San Agustín el más decidido atleta de los dogmas católicos, el propugnador acérrimo de toda verdad, el candelero de oro elevado en el seno de la Iglesia para alumbrar a todo el mundo con su celestial doctrina. Le llama, por último, Maestro de los maestros de Teología y de la Iglesia, al cual, dice, tengo en gran honra seguir en todos mis escritos. El sutil Escoto venera en tanto la doctrina de San Agustín, que sólo en la exposición de las Sentencias le cita 815 veces. San Isidoro, Arzobispo de Sevilla, dice: «Agustín es un río de elocuencia, y su sabiduría fecundiza todos los ramos de la ciencia; porque ¿qué verdad hay que esta luminosa antorcha no probase? ¿Qué error que no combatiese? ¿Cuestión que no dilucidase? ¿Dificultad que no resolviese? ¿Misterio que no penetrase? ¿Qué puntos de Teología sobre que no instruyese? ¡Ah! Agustín con su privilegiada inteligencia llega hasta penetrar los secretos de la Divinidad, explicando maravillosamente los misterios de la Santísima Trinidad, de la Encarnación del Verbo, de la Redención, de la predestinación y reprobación, y de la Providencia, que todo lo rige y gobierna en el orden de la naturaleza, de la gracia y de la gloria, Agustín es un Océano de sabiduría, y la doctrina contenida en sus obras derrámase cual benéfica lluvia en todos los estados, condiciones y jerarquías, y fecundiza de un modo admirable todas las inteligencias que quieren elevarse a esa ciencia, que tiene su trono en las alturas, a la ciencia divina. Oh!, concluye el santo Obispo Hispalense, ¿quién se atreverá a contradecir a esa columna luminosa sobre la cual ha de Agustinos Recoletos de Filipinas 483 colocado Dios el trono de su inmensa sabiduría?» La celebérrima Universidad de Salamanca determinó en claustro pleno y juró defender la doctrina de San Agustín, porque «él es el Príncipe y Capitán de los Teólogos, pues no tuvo igual en refutar los errores de la herejía y en explicar los misterios de la Santísima Trinidad, de la gracia y del libre albedrío; habiéndose fundado en la doctrina de este santo Doctor para formular sus cánones los más renombrados Concilios. Él dió el modo de interpretar las Sagradas Escrituras; escribió sobre todas las arles liberales, y no hay materia escolástica que no tenga correspondencia con los libros de San Agustín; en todo lo cual nadie le igualó, como afirma el común sentir de los Padres y Teólogos». Y concluye el voto del claustro de Salamanca: Si alguno hallare otro mejor, podrá calumniar la elección de la Universidad. Este mismo fué el sentir de la Universidad de Lovaina, cuando decretó que nadie pudiese tomar el título y grado de Doctor, sin previo juramento de seguir la doctrina de San Agustín. Y ¿qué diremos de los innumerables Concilios, de esas venerandas y respetables asambleas, que la Iglesia, como providentísima, ha convocado cuando las circunstancias de los tiempos así lo reclamaban? Demos una rápida ojeada sobre la Historia Eclesiástica y apenas encontraremos un Concilio de los que se han celebrado, en tiempos posteriores a San Agustín, que no se haya servido de la doctrina de tan excelente maestro, para establecer y confirmar más y más el verdadero dogma, y tomar las debidas y más acertadas precauciones contra los defensores del error. Todos ellos han prorrumpido en elocuentes, entusiastas y merecidos elogios en favor de San Agustín. El primer Concilio a que asistió nuestro Padre se celebró en Hipona por los años 393, y acudieron a él todos los Obispos del África, por lo cual lo llaman general muchos autores. Debía celebrarse en Cartago, por ser la metrópoli; mas el Metropolitano Aurelio dispuso que fuese en Hipona, porque deseaban todos que asistiese San Agustín, cuya fama de virtud y de sabiduría ya se había propagado por el orbe católico, y de ser en Cartago no hubiera podido asistir, porque todavía era simple sacerdote. Celebróse en la Basílica de la Paz, donde San Agustín desempeñaba el oficio de presbítero, para 484 Boletín Oficial obligare con este sagrado pretexto a formar parte de aquella venerable asamblea. Aunque era el último le rogaron que disputase y explicase nuestra santa fe y el Símbolo; habiéndolo hecho con tal caudal de doctrina y con tanta elegancia, que admiró a todos los Obispos, y le suplicaron consignase por escrito cuanto había explicado. Sin contar éste, se halló San Agustín en otros diez Concilios más celebrados en África. «En todos apareció, dice San Próspero, como ingenio y lengua de ellos, y todos los decretos y cánones, como asimismo las sentencias dictadas contra los Donatistas, Pelagianos y demás herejes, se amoldaron a la doctrina enseñada por San Agustín, de suerte que nuestro santo Doctor en estos Concilios definió lo que se había de definir, y decretó lo que se había de decretar; y sólo un Agustín era el que soportaba como más fuerte el peso de todas las dificultades inherentes a la defensa de la verdad cristiana». El Concilio V general, que fue el segundo Constantinopolitano, declara seguir en todo la doctrina de San Agustín. El II de Orange, congregado contra los semipelagiaos, formuló 27 cánones con sentencias y palabras de San Agustín. El VI ecuménico, que en el pontificado de San Agustín condenó el monotelismo y explicó y definió la doctrina de la Beatísima Trinidad y las dos naturalezas de Jesucristo, dijo que San Agustín fué doctor prestantísimo y predicador prudentísimo de la verdad. Los decretos los compuso de su doctrina. El VIII Concilio de Toledo, celebrado en el reinado de Recesvinto el año 653, dice estas palabras alabando la autoridad de San Agustín: Augustinus vir sanctissimus in investigationis acumine, convincendi arte praecipuus, asserendi copia profluus, eloquentiae flore venustus, sapientiae fructu fecundus. El XV toledano siguió en todo la doctrina de San Agustín, y en sus definiciones decía: «Llamemos al Juez Agustín, si place, para que diga, y oigamos de su boca la sentencia más segura contra los herejes». El Concilio IV de Letrán condenó a Almerio como hereje, porque dijo mal de la doctrina de San Agustín e introdujo algunos errores, entre otros el siguiente: Deum sic locutum fuisse in Ovidio sicut in Augustino. El Concilio general Florentino apela a San Agustín para resolver las cuestiones que se le proponían acerca de la fe, y dice que el de Agustinos Recoletos de Filipinas 485 quinto sínodo le declaró «Máximo de los Doctores». Finalmente, el Concilio Tridentino, donde el Cardenal Pacheco, Obispo de Jaén, pidió se definiese la Concepción Inmaculada de María, formuló multitud de cánones con sentencias de San Agustín. En vista de esto, ¿quién hay, que, gloriándose de militar bajo las banderas de tan eximio defensor de la verdad, no sienta su corazón inundado de gozo y entusiasmo al contemplar, siquiera sea a la ligera, la vasta y profunda sabiduría de San Agustín? Él ha sido en todo tiempo la columna firmísima de la fe, la antorcha resplandeciente de los Sumos Pontífices en los infaustos días porque han tenido que atravesar; y su admirable sabiduría, el rayo de luz celestial que ha iluminado a los Doctores, para exponer los dogmas más esenciales de nuestra sacrosanta Religión. La doctrina de San Agustín ha sido el arma invencible de que se han servido todos los defensores de la verdad; y ella será en lo futuro, como lo ha sido en lo pasado, la fuerte roca contra la cual se estrellarán las olas de la impiedad y del error, movidas por los enemigos de Jesucristo y su Iglesia. FR. F. A. DEL C. A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ ODE AD LAUDEM ILLMI. AC REVMI. PATRIS EZECHIELIS MORENO En equi solis properant jubati, Jamque lucescit rutilans Apollo, Cujus ad ortus ubicumque terrae Jubila surgunt. En suos Phaebus, tenebris fugatis, Aureos mittit radios in orbem, Qui suo totum recreant nitenti Fulgure mundum. ¡Oh dies unquam minime tacenda, Versibus contra lyricis canenda! Fervidos cordis reserare motus Incipe, lingua. ¿Cujus aut quorum recinam virorum Nunc mei plectri fidibus trophaea? ¿Cui, precor, dulcis modulos rependam Carminis hujus? ¿An feri Reges hodie sonandi, Ense qui diro populos ruere, Et quibus plausus resonavit orbis Poplite flexo? ¿Anne mortales memorabor istos, Nuper insignes sophia tumenti, Quosque praesenti taciturna lossa Oprimit omnes. de Agustinos Recoletos de Filipinas Istud haudquaquam. Neque fabor illos, Quos apud cunctos tragicas litavit Victimas orbis, minimique virtus Hos decoravit. Non eas psallam veteres phalanges, Quae suo gentes subigunt lacerto Quaeque cinxerunt misera corona. Tempora brevi. Hac die nobis retinenda mente Admodum gratus modulatur almi Praesulis nostri, pariter que fratris Esse praeopto. Ipse, qui sanctis, dubio remoto, Sedibus gaudet meritis onustus, Cujus ad nomen, decus ac trophaea Usque manebunt: Quis diu sedes tenuit priores, Hac domo nostrae Recolectionis, Cujus et corpus decorat suorum Tempora fratrum; Qui mitra sancta meruit notari, Quem beatorum numero locatum Cernere extemplo rogitamus omnes, Hic memorandus. Natus omnino patribus modestis, Lege qui vera nutriere partus, Saeculi ludos teneris ab annis, Aestimat assis. Moribus clarus, juvenisque lustris, Actibus constans, ubicumque norma, Firmiter pluris studiis vacavit Auspice coelo. Nomen adjunxit soboli deinde Ipse, quam pridem generavit almus Doctor Hipponis cebebris Manetis Africus hostis. Sexdecim lapsis publicis aristis, 487 488 Boletín Oficial induit vestem Monicae tributam, Quam sua vita meritis repleta Condecoravit. Motibus carnis neque blandimentis Sensuum cunctis, neque vi gehennae, A suis unquam potuit moveri Moribus albis. Signa cum primum rutilante plaustro Sol peragrasset duodena clarus, Vinculo miro triplici Potenti Se religavit. Mater, exulta, quoniam recenti Filio gaudes tibimet fideli. Qui tua quando diadema ponet Fronte decora. Postea totum sophiae sacratae Se novus certe tradidit professus; Quippe doctrinis sublevare mentem Semper amavit. Gratia fultus quoties in ipsum Tastarus parat, repetitque pugnam Lauream frater toties reportat Victor ovansque. Sic dies venit recolenda cunctis Incolis coeli pariterque vallis, Ille quo factus est minister Omnipotentis. Ut rosae vernant hilari vireto, Que suo grato recreant odore; Sicuti splendens medio diei Fulgurat astrum; Sic patris virtus Ezechielis almi Ordinis floret rubeo vireto, Haud secus virtus eadem coruscat Orbe Poloque. Temporis cursu volucci ruente, Noster hic frater meruit profecto de Agustinos Recoletos de Filipinas ¡Infula Pasti redimire sacra Tempora dignus! Davidis Regis cuperem prophetae Hac die suavi cithara potiri, Dulcis ut possem reboare facta Digna relatu. ¿An, rogo, laudes mihi nunc licebit Praesuli nostro meritas referre? Nunquid hoc digne potero profari Praesule tanto? Haud meris verbis opus est amori Ima, quae mentis retegant aperte; Maxime vero lacerat silere Pectora grata. Angeli vellem modulis vigere. Attamen cordis pariterque linguae Annuam votis, ideoque fabor Praestde nostro. «Dux» adest: bellum quoties minatur Arma restringit, repetitque pugnam, Ut sui servi valeant fideles Psallere palmam. «Ductor» est necnon: vigilat frequenter Ut Viis caeli gradiantur omnes, Usquedum tuti mereant superna Scandere Regna. Qualiter Mosses vigilabat olim Ipse commissi populi salutem, Flagitans hujus veniam lubenter Nocte dieque; Haud secus Jesum Pater hic rogabat Subditis pacem, simul ac salutem, Praedicans illis documenta vitae Pulsus amore. «Pontifex astat, Paler atque Custos»: Sic enim natos redamavit ille, Ut suo semper retinere vellet 489 490 Boletín Oficial Corde paterno. «Nuncius veri neque non Sacerdos:» Erigit verbis animas jacentes, Factus hic Praesul quasi Paulus olim Omnia cunctis. Hic suae clarae radiis loquelae Haeresis nequam tenebras inertes Praesul invictus nititur fugare Semper el usque. Quaeritur multis, alii rebelles Obsident, sicut tigrides feroces Qui siti magnae cupiunt placere Sanguine sacro. Aestuant necnon Erebi phalanges; Militem Christi superare tentant; ¿Anne cessabit Domini Minister Munere fungi? Semper exultans placidusque degit; Respuit technas, superat gehennam; Hunc enim coeli tribuere dona Nescia mortis. «Diligens Pastor:» Domino redemptum Hic gregem ducit, regit et gubernat, Ac suis constans ovibus ministrat Pascua vitae. Non lupi desunt feritate pleni, Qui gregem Jesu lacerari quaerunt, Ast eos ¡mirum! fugitat sonora Vox Ezechielis. Exserit munus «Medici» periti: Debitam morbis perhibet medelam Alta praesertim medicatur ipse Vulnera mentis. «Sidus effulgens:» radios propinat, Qui suo coelum retegunt nitore, Ut queant omnes placidas Olympi Cernere Sedes. de Agustinos Recoletos de Filipinas Plurimos culpae tenebris coevos Hostis humani generis tenebat, Dum venit sidus removetque nubes Cordis eorum. «Flamma comburens» miseris profecto Densa quos pridem glacies premebat, Is sui cordis tribuit calorem Arte loquelae. «Nauta»: Cum mundi pelagus viantes Hujus impendit tumidis in undis, Is suo sedat baculo potenti Aequoris aestus. PIura: si forte rapiunt procelae, Ac maris fluctus obruunt meantes Naufragis portum retegit volenter Nauta salutis. «Verus est Martyr» Iicet evidenti Egeat palma, tamen est canendus Spiritus martyr, simul ac doloris, Maryr amoris. Ardor apprime vehemens acorum Praesulem tantum decoravit alte; ¡Semper optavit patientis esse Assecla Jesu! Sic agit vitam Domino placentem, Sicque transivit pelagum dolorum Praesul invictus, modicus, fidelis Pacis amicus. Nec satis: tantis meritis refertus Servus hic prudens Domino vocatur, Ac ei merces traditur laborum Digna suorum. Salve... tu nobis imitanda norma: Salve... Dux fortis, generose Pastor: Salve… Lux fulgens; Vale… Nauta felix, Inclyte Praesul. 491 492 Boletín Oficial ¡Hem mei fratres, comitante Matre! Hunc virum nostrum recolamus hymnis, Ejus et gressus animo libenti Usque sequamur. FR. T. G. A V. C. O. E. R. S. A. Monteagudo, 18 de Abril de 1915. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ ¿PARARÁ EN SER LETRA MUERTA…? (SOBRE MÚSICA SAGRADA) Así lo creyeron muchos al saber la triste noticia de la muerte del nunca bastante llorado Pío X, de feliz memoria. No diré yo, ni mucho menos, se alegrasen de que la muerte, para la que no hay coronas ni cetros ni dignidad alguna en este mundo, viniese cuando menos lo pensábamos, y en circunstancias tan críticas como las que tuvieron lugar en el mes de Agosto del pasado año, a cortar el hilo de la preciosa existencia del infatigable Pontífice: lo que no se podrá negar es que en este tan triste acontecimento, que vino a enlutar al orbe católico, vieron, mejor dicho, se imaginaron ver el principio de la ruina del grandioso edificio que el bondadosísimo Pío X levantó con su nunca bastante alabado Motu Proprio sobre música sagrada. Evidente testimonio de esto son las honras fúnebres que a raíz de su muerte se celebraron en muchas iglesias y Catedrales. ¡Verán ustedes qué cosas!… Al que con mano maestra trazó el camino que debía seguir seguir la música para que fuera digna de la casa de Dios, donde todo debe respirar santidad, donde los fieles se juntan para implorar las bendiciones del cielo, para pedir perdón por sus pecados propios y los del mundo, y para dar a Dios el debido homenaje de adoración, gratitud, reverencia y reconocimiento; al que tanto se había esforzado por restituirla a su primitiva pureza e integridad, a este, digo, se le obsequia nada menos que con los oficios y misas de difuntos de Nadal, Calahorra, Hernández y otros de la misma cofradía. 494 Boletín Oficial «¡Vamos (exclama el autor del artículo Apostillas a unas honras fúnebres), que esto es cantar el trágala a Pío X! ¿No querías caldo? Pues toma tres, cuatro y veinte tazas, todas ellas tupidas y rebosantes. Pero no se intimiden ni se acobarden los amantes de la reforma musical; sigan adelante en su buen deseo de implantar la reforma, sin cejar en el empeño de observar y procurar por todos los medios posibles el fiel cumplimiento del famoso documento, no apartándose de él ni un ápice. Esos disparates musicales, que otro nombre no merecen, deben prevenir a los obedientes y valerosos soldados de la que bien podíamos llamar santa causa, para seguir con mayor empeño el camino comenzado. Sus esfuerzos serán coronados, y la victoria depende de su constancia. ¿Que se presentan obstáculos al parecer insuperables? Pues un poco de paciencia, y todo se allanará. ¿Que el aliento va faltando por momentos? Vuelvan los ojos a la Cátedra de Pedro, donde verán al sucesor de Pío X, el Soberano Pontífice Benedicto XV, quien con su autorizada palabra hará, no sólo que vean renacer en sus pechos la esperanza, sino que hasta de den por bien empleados todos sus trabajos y afanes en pro de la restauración, viendo en el actual Pontífice un continuador celoso de Pío X en la grandiosa obra por éste comenzada. Y a la verdad: no pueden desearse palabras más claras, a la par que consoladoras, que las dirigidas por el Sumo Poritílice reinante el día 23 de Septiembre del pasado año a una Comisión compuesta de lo más granado de la Asociación italiana de Santa Cecilia y de la Escuela Superior de música sagrada de Roma. Presidida por el Emmo. Cardenal Protector, Cayetano Bisleti, sucesor en el protectorado del difunto Cardenal Rampolla, cuya memoria será siempre gratísima a todo Agustino Recoleto, fué recibida en audiencia privada en la mañana de dicho día; y después de felicitarles por los opimos frutos que en orden a la completa restauración se recogen, «declaró, (dice el Osservatore Romano) que quería sostener en el Pontificado, como ya lo había hecho en su Arzobispado, los principios establecidos por su antecesor Pío X, de santa memoria, en el admirable Motu Proprio del 22 de Noviembre de 1903, y que quería verlos desarrollados en la práctica, en aquella forma y con aquellos medios que el mismo Motu Proprio de Agustinos Recoletos de Filipinas 495 sugiere…» Por fin, después de premiar sus trabajos con una medalla de oro, animándoles al mismo tiempo a seguir trabajando por la gloria de Dios, decoro del culto y honor de la Santa Sede, se retiraron, no sin haber antes recibido la bendición apostólica, la que a petición del P. Ángel de Lanti, Presidente de la Asociación Italiana, y como tal presente al acto, se dignó extender Su Santidad a las Asociaciones de Alemania, España y a la que se está actualmente organizando en los Estados Unidos. ¿Hadía necesidad de nuevas declaraciones sobre la presente materia? ¿Se deseaba conocer la mente del sucesor de Pío X? Mas ¿qué es lo que el actual Pontífice desea respecto a la reforma de la música? Confieso con toda ingenuidad que no es mi humilde persona la llamada a razonar sobre una materia en la que hombres de reconocida competencia han hablado sin dejar nada que desear; sin embargo, no resisto a la tentación de decir dos palabras, máxime, tratándose de un asunto que, aparte de ser actualísimo, me es sumamente grato. Hecha esta que me ha parecido conveniente advertencia, contestaré con la brevedad que me sea posible, diciendo que no era ciertamente necesaria ninguna nueva aclaración para los que, sintiendo vivamente en sus corazones la imperiosa necesidad de que en la Iglesia de Dios volviesen a oírse aquellas melodías que fueron el encanto de nuestros antepasados, y que el pueblo tornase a su antigua costumbre de tomar (son palabras del Motu Proprio) en los sacrosantos misterios y solemne oración de la Iglesia la parte activa que le pertenece y de que en mala hora se le despojó en los siglos XVIII y XIX, trabajaban sin descanso persiguiendo estos sublimes ideales. No; no pertenecían a este campo los que pensaron que pronto, muy pronto pasaría a ser letra muerta el Motu Proprio. Eran aquellos que más solícitos en procurar que las funciones religiosas resultasen amenas, que no dignas del Dios tres veces Santo y provechosas a los fieles, optaron por seguir con la música ligera y ramplona de los dos últimos siglos, de ningún valor artístico (salvo raras y hermosas excepciones) y, mucho menos, religioso. Para estos era sin duda alguna necesario que Roma hablase de nuevo; para estos, a quienes aquello de «queremos, usando de toda la plenitud de Nuestra Autoridad Apostólica, tenga fuerza de ley esta Nuestra disposición, 496 Boletín Oficial imponiendo a lodos por estas letras de Nuestra mano la más escrupulosa obediencia», les parecía una cosa insoportable, imposible de digerirse por sus delicados estómagos. Aquello de tener que abandonar, y para siempre, la música bonita, y verse obligados, quieras que no, a las obras de Victoria, Palestrina, Morales, Guerrero y otros mil de la edad de oro, sin excluir a los Pedrell, a los Villalba, a los Valdés, a los Rodríguez, a los Mas y Serracant y a un sin número de consumados maestros modernos, eso era una inconcebible aberración impropia de la cultura de los toempos modernos. Para estos, digo, era necesario que el Sumo Pontífice, sucesor de Pío X, hablase manifestando que sus deseos no eran otros que los de ver desarrollados en la práctica los principios establecidos por su antecesor en el tantas veces citado Motu Proprio, sirviéndose para este fin de los mismos medios que con tanto acierto en él se exponen. Gracias a Dios, entre nosotros no han sido estériles los deseos de Roma en esta materia: sin embargo, si he de decir humilde parecer, un poco más se podía hacer a fin de que de una vez para siempre desaparecieran de nuestros repertorios de música sagrada todas las composiciones que por un concepto u otro se encontrasen impropias de figurar en el Catálogo de la verdadera música de Iglesia. Haciéndolo así, lograríamos que los fieles que acuden a nuestras Iglesias, encuentren el buen ejemplo que en todas las cosas estamos obligados a dar. Además: este será un medio poderosísimo para que los deseos, mejor dicho, los mandatos de Roma se pongan en práctica en muchos lugares, si se tiene en cuenta la maravillosa influencia que naturalmente ejercen en derredor suyo las corporaciones religiosas. Fr. J. C. d. S. T. d. V. A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ ESTUDIOS HIRTÓRICOS SAN MILLÁN DE LA COGOLLA 1 II El Convento actual de Suso, ¿es el mismo que levantaron el Santo y sus discípulos? Cuando San Millán, dejado el Curato, vino a este retiro, es de suponer que por todo albergue tendría una cueva, probablemente la que está en la piedra detrás de la Iglesia, por el lado del Evangelio, en la cual se enseñan el lugar donde celebraba el santo sacrificio de la misa, se disciplinaba y daba breve descanso a su cuerpo; pero cuando ya tuvo discípulos, pensarían indudablemente en fabricar moradas donde cobijarse. Uno de los milagros del Santo, que refiere S. Braulio, es aquél por el cual creció una madera, que no alcanzaba al sitio en que tenían que colocarla en la obra de un granero, que estaba construyendo para guardar los alimentos con que atender a las gentes, que venían a implorar el auxilio de sus oraciones. ¿No habían de levantar alguna vivienda para él y sus discípulos? 1 V. pág. 344-348. 498 Boletín Oficial Es en efecto, dice D. Víctor BaIaguer, opinión vulgar y admitida que a mediados del siglo VI mucha gente piadosa, entre ella gran número de mujeres, fue a ponerse bajo la dirección espiritual de este Santo, el Patriarca de los Ascetas, venerado en la Iglesia española. Esta multitud, que iba a beber de lo labios de S. Millán la ciencia que guía a la perfección, fué la que fundó la Iglesia y monasterio actual, llamado después de Suso (o de arriba) para diferenciarlo del otro edificado posteriormente y que tiene por nombre de Yuso (o de abajo). Admite la primera parte de esta opinión más no la segunda, esto es, que para él no puede dudarse que el Convento tal cual hoy está, sea el mismo que edificaron el Santo y sus discípulo. Sin duda ninguna que tiene razón, pues en la obra se notan reconstrucciones y reparaciones de tiempos posteriores. De la Iglesia, el eminente crítico de arte D. Pedro Madrazo nos dice en su España Artística: construyóse evidentemente por artífice visigodo, antes de la irrupción de los árabes. Así lo persuaden la rusticidad de su traza, lo semibárbaro de la labra de sus columnas y basas, el empleo de las arcadas ultra-semicirculares o de herradura (estilo que los visigodos importaron de Oriente antes que los muslines del Califato de Córdoba lo adoptasen) y su grande analogía con la Iglesia de San Juan de Baños de Cerrato, fundación de Recesvinto. El P. Francisco Naval, Misionero del Inmaculado Corazón de María, bien acreditado como arqueólogo, cuya obra «Elementos de Arqueología» ha tenido tanta aceptación en toda España, tratando del estilo visigodo, dice: «Además de la Iglesia de Cerrato (Palencia) se conserva todas la de San Millán de la Cogolla de Suso (Logroño) también del siglo VII con arcos de herradura». La bóveda, sin embargo, es de tiempos muy posteriores. Tal es el Monasterio de Suso, verdaderamente venerando por de Agustinos Recoletos de Filipinas 499 su antigüedad, por los recuerdos históriros que enciera, por la santidad que evoca. ¿Qué extraño es que vengan a visitarlo tantas gentes, unas amantes de las cosas antiguas, atraídas otras por el sentimiento de piedad cristiana, ver y contemplar este lugar, testigo que presenció las heroicas virtudes del Santo Fundador?» Se llega a él atravesando una pequeña plaza y apenas se entra en el pórtico nos encontramos con los sepulcros donde descansan los restos de los siete Infantes de Lara, famosos en la historia de España, y los de su Ayo. Eran estos Diego González, Martín González, Suero González, Don Fernán González, Rui González, Gustios González, Gonzalo González y Nuño Salido el Ayo. Fueron sus padres Gustios González y Sancha Velázquez, nietos de Gustios González, hermano de Nuño Rasura y por tanto oriundos de los jueces y condes de Castilla. Su padre les hizo un magnífico palacio repartido en siete salas, de donde se llamó el pueblo de Salas de los Infantes. Su tío Ruy Velázquez, hermano de la madre, Señor de Villaren, iba a casarse con doña Lambra, natural de Briviesca, señora también de buena parte de la Bureva y prima del Conde de Castilla Garci Fernández y quiso que concurriesen a la boda sus siete sobrinos, a quienes el mismo día armó Caballeros el Conde Don García. Quién les había de decir que un día de tanta dicha para ellos, que este festín nupcial sería el principio de su ruina, de su infausta suerte. Porque ello fue así. Entre los convidados se contaba Alvar Sánchez, primo de Doña Lambra, el cual dirigió palabras ofensivas a Gonzalo, el más pequeño de los Infantes, y viniéndose a las manos, éste infirió gran herida a aquel. Doña Lambra, que lo presenció, llena de coraje y de despecho, mandó a un criado que tomase un cohombro empapado en sangre y se lo echase al Infante al rostro, lo que era la mayor afrenta que podía hacerse a un noble castellano. Pero éste, sin detenerse en más, persiguió al criado, ardiendo en 500 Boletín Oficial ansias de vengar la injuria, y aunque aquel llegó a cobijarse en los brazos de la señora, no le valió, pues allí mismo le dio la muerte. Ella, sintiéndose herida en lo más vivo, pidió a su esposo que le prometiera se había de vengar, como canta el romance: «Matáronme un cocinero so faldas de mi brial: si de esto no me vengades, yo mora me iré a tornar». El marido, pronto a complacerla, le prometió solemnemente que la venganza sería completa y que alcanzaría no sólo a Gonzalo sino a todos sus hermanos, no sólo a éstos sino a su mismo padre. El plan que meditó fué el siguiente: Envió al padre a Córdoba con encargo de que cobrase cierta cantidad, que debía dar el Rey moro, pero con una carta para éste en que le decía que así que se la entregase el portador, que era Gonzalo Gustios, le hiciera morir. El rey moro, por humanidad o por respeto a las canas de un hombre tan principal y venerable, no sólo no hizo lo que pedía Ruy Velázquez, sino que, aunque lo detuvo cautivo, la prisión era poco rigurosa, permitiéndole recibir visitas, siendo una de las más frecuentes la de la misma hermana del rey moro. En cuanto pudo se había vengado del padre; ¿cómo lo haría de los hijos? Excitólos a ir a Córdoba a libertar a su padre; él mismo iría con ellos; pero al mismo tiempo traía tratos secretos con los moros de la frontera, y se puso de acuerdo con ellos para armar una emboscada a sus sobrinos; la prepararon, en efecto, a las faldas de Moncayo, en los campos de Araviana, y en ella cayeron los siete hermanos y su ayo, que no podían sospechar en la traición, siendo vilmente asesinados. No satisfecho aún Ruy Velázquez se dio el gusto de enviar a Córdoba a Gustio González las cabezas de sus hijos y aunque iban magulladas y desfiguradas las de Agustinos Recoletos de Filipinas 501 reconoció, lo que le causó un dolor tan grande, que, viéndolo el rey moro, se movió a compasión y le dio libertad para que pudiera volver a Castilla. El juramento de venganza, hecho a su esposa en el día de las bodas, estaba cumplido, valiéndose de medios tan ruines, que le merecieron la execración general, según el antiguo romance: ¡Don Rui Velázquez, traidor, el mayor que ser podía! ¿A tus sobrinos Infantes a la muerte los traías? No faltó quien vengara a los sobrinos, dando muerte al traidor y a su misma esposa Doña Lambra. Esta es la dramática historia de los Siete Infantes de Lara, tan celebrada por los poetas y romanceros, negada por muchos críticos, tenida por otros como verdadera en el fondo pero no en muchas de sus circunstancias. Salas de los infantes y este Monasterio se disputaban poseer los restos mortales de los siete hermanos, hasta que a fines del siglo XVII se abrieron los sarcófagos que había en la Iglesia mayor de Santa María de Salas y estos sepulcros de Suso. Todo se hizo con las debidas formalidades. El gobernador de Salas con asistencia de D. Pedro Tovar y doña María Recalde su mujer, marqueses de Berlanga, ante Miguel Redondo, escribano de número de ella, mandó a un oficial que quitase una tabla pintada que estaba inclusa en la pared, que tenía siete cabezas pintadas y en una los nombres de los Infantes. Quitada latabla pareció en la pared otra pintura muy antigua con los mismos nombres, pero sobre piedra. Por no haber ningún oficial de cantería mandó suspender la diligencia. Reunidos otro día mandó el mismo gobernador a Pedro Soler, cantero, que hiciese pruebas a ver si en la pared sonaba a hueco y, resultando así, quitó la pintura que estaba sobre dicha piedra y se encontró otra piedra que estaba floja; después, estando 502 Boletín Oficial presentes muchos vecinos de la Villa, la quitó y apareció un hueco grande, en donde había una arca, clavada con dos clavos. Sacada, la colocaron junto a las gradas del altar; la desclavaron y dentro apareció un lienzo delgado y sin ninguna rotura, en el cual estaban envueltas las dichas cabezas. Y, vistas por mucha gente de los vecinos de la Villa y otros, el gobernador mandó al oficial volviese a clavar el arca, dejando las cabezas como estaban y volviendo a ponerla en la Capilla y lugar donde antes estaba. Aquí el Abad D. Francisco Plácido Alegría, estando presente la Comunidad, el Alcalde de la Villa, D. Félix Ureta, el escribano y muchos testigos, mandó abrir estos sepulcros y en uno apareció un cuerpo decapitado, menos el último que estaba completo y que no dudaron ser el Ayo de los Infantes. Salas de los Infantes y el Monasterio de San Millán tenían razón; Salas porque posee las cabezas; San Millán porque posee los cuerpos de los «Siete Infantes». Además este reconocimiento tenía muchísima trascendencia, pues con él quedó probada y confirmada la verdad de la existencia y trágica muerte de los infortunados hermanos, si bien ciertas circunstancias de su historia pueden ser invenciones de la fantasía de los poetas. En el mismo pórtico al terminar estos sepulcros hay una tumba, donde están enterradas tres Reinas de Navarra según la inscripción, grabada en una piedra empotrada en la pared, que dice: Regno appellato—Navarrae sunt tumulatae.—Toda fide plena—Necnon Elvira et Ximena—Tres hic Reginae—Sit requies sine fine. Dona Toda fué mujer del Rey D. Sancho, que entró en el reino por abdicación de su hermano D. Fortuño el Monje, el cual abrazó la vida religiosa en el Monasterio de Leyre. Don Sancho tuvo un reinado glorioso; viviendo todavía, quiso compartirlo con su hijo D. García, a quien dió con el título de Rey de Agustinos Recoletos de Filipinas 503 las tierras de la Rioja; púsole expléndida corte y en ella se quedó su madre Doña Toda. Hijo y madre fueron muy devotos de San Millán y de esta su casa, a los que hicieron muchas y magníficas donaciones. Doña Elvira, Reina de Navarra, casada con el Rey D. Sancho el Mayor, era hija del Conde D. Sancho de Castilla. Según la Enciclopedia Seguí, fue segunda mujer de D. Sancho de quien tuvo tres hijos, García, Fernando y Gonzalo, que después fueron reyes de Navarra, Castilla y Sobrarbe respectivamente. Fue acusada de adulterio por sus tres hijos, y habiendo decidido las Cortes convocadas al efecto que se defendiese en duelo jurídico, se presentó por campeón de la reina un hijo del mismo Rey D. Sancho y de su primera mujer, llamado Ramiro. Los infantes se desdijeron y el honor de Elvira quedó ileso1; murió en 1040. La primera mujer del Rey fue Doña Urraca, madre de Ramiro; a éste dejo D. Sancho el reino de Aragón. La segunda mujer se llamó con los nombres de Doña Elvira, Doña Mayor y Doña Munia y con el último suele firmar las donaciones. En la que hicieron a este Convento con ocasión de la elevación del sagrado cuerpo del Santo dice el Rey D. Sancho: «Tuvo devoción en uno con la reina Doña Munia, su mujer, de ir a pasar los días santos de la cuaresma al atrio del bienaventurado S. Millán. Y que en el ínterin de aquellos días plugo a Dios Omnipotente sublimar la sepultura del sobre dicho patrón y que a honor de aquella traslación dona al Obispo y Abad D. Sancho un villaje, allí cercano, que se dice Madrid. –Firman los Obispos D. Sancho de Pamplona, D. Julián de Oca, D. Munio de Álava, D. Mancio de Huesca y muchos caballeros. Doña Jimena fué mujer de García el Tembloso a quien llamaron así, porque antes de entrar en las batallas le temblaba el 1 Moret tiene esta reIación por fábula. 504 Boletín Oficial cuerpo —lo cual nada tiene de estraño, ni significa cobardía)—, pues tenía un espíritu bien templado, como lo demostró en todas peleando con grande valor y arrojo. Doña Jimena firma con su marido en dos donaciones hechas a este Monasterio. En la primera dona D. García al bienaventurado San Millán y a su Abad Ferrucio, a quien llama su padre espiritual, una villa llamada Terrero con todas sus casas, moradores, tierras y todos sus términos. En la segunda dona al Santo y al Abad de su Monasterio, que lo era el mismo Ferrucio, el agua que baja por el valle de Alesón para regar las villas y heredades que el Convento tenía en Nájera, con derecho de poder regar los martes toda la noche y los miércoles todo el día. También fué enterrado aquí el Infante D. Ramiro, hijo de Don Sancho Garcés y Doña Urraca. Vinieron acompañando al cadáver los Reyes, sus padres con toda la casa real, D. García, hijo de D. Sancho y Doña Jimena, su mujer, D. Gonzalo y otros. En esta ocasión donó el Rey al monasterio y a su Abad Estéfano la villa de Cárdenas: «Por el alma de nuestro hijo dulcísimo D. Ramiro rey en el atrio de San Millán, para que por vuestra intercesión y de todos los Santos, limpio del contagio de los pecados y purificado de las manchas de las culpas, merezca entrar gozoso entre los escuadrones de los justos». Da la villa, que en vida había dado al difunto. Hoy no se sabe dónde estuvo su sepultura. Estamos ya en la puerta de entrada a la Iglesia, cuya descripción queda para el número siguiente. Fr. V. J. P. d. R. A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ CRÓNICA DE NUESTROS COLEGIOS DE MONTEAGUDO En la croniquilla que de este Colegio de Monteagudo envié el mes próximo pasado para nuestro BOLETÍN, consigné, entre otras cosas, la gratitud de esta Comunidad hacia el benemérito maestro de capilla de Tarazona, D. Simón Orlín: y ho creo un deber añadir que a las muestras de cariño y afecto que dicho señor viene dando a esta Comunidad, debe sumarse la última, que por sí sola es suficiente para que siempre sea reconocido como un bienhechor de esta Casa: y es la donación de un magnífico piano, el objeto para él más preciado, y que indudablemente prestará un gran servicio, principalmente a los jóvenes coristas, que cursan el divino arte de la música. Los cultos de la Semana Santa se celebraron con la solemnidad y gravedad que requieren los misterios que la Iglesia nos recuerda en esos días, sucediendo la Semana de Pascua, de tradicional alegría entre nosotros, pero que para este Colegio poco ha tenido de alegre por haber experimentado durante toda ella esta Comunidad los efectos de la grippe reinante en esta comarca y que gracias a Dios va desapareciendo. El Domingo de Pascua se cantó la misa «Inmaculada» de Goicoechea a tres voces, que, a pesar de los característicos efectos de la citada gripe, resultó brillante. Hoy (18) se ha celebrado también con toda solemnidad una función religiosa, ofrecida y costeada por una devota familia de este pueblo, en acción de gracias a la Stma. Virgen del Camino por un beneficio alcanzado por intercesión de la Madre de Dios. El sermón ha estado a cargo del P. Pedro Ibáñez, y la Capilla de música ha interpretado, 506 Boletín Oficial con la afinación y gusto con que siempre sabe hacerlo, la misa del maestro Bossi, a tres voces, bajo la dirección de Fr. Alejandro Osés. Y séame permitido hacer constar que numerosas personas que repetidas veces han visitado nuestra Iglesia en las grandes solemnidades, y por otra parte inteligentes, han elogiado la buena interpretación que al canto Gregoriano y Polifónico da la Capilla de este Colegio, la cual, con su afición y amor al arte, ha conseguido realizar en toda su exiensión la mente del inmortal Pío X, en lo concerniente a la música. Por hoy no puedo ser más extenso. En el número próximo procuraré reseñar algunas cosillas que darán mayor extensión y variedad a esta crónica. Fr. M. L. d. R. A. R. DE MARCILLA Si al escribir la crónica de este mes, me dejase llevar del gusto de relatar con sus nimios detalles cuanto en él ha sucedido, ciertamente llenaría un crecido número de cuartillas; pero creo más conveniente apuntar a la ligera y de corrida los hechos más notables, para mantenerme en mis propios límites y no pasar al campo vedado al cronista y propio del comentador. Después de firmar la crónica pasada el 17 del anterior, el primer acontecimiento memorable que tuvo lugar en este nuestro Colegio, fué la solemnidad con que celebramos la fiesta de S José. En la misa solemne predicó el Diácono Fr. Manuel Acereda de la P. Concepción, quien cantó con gran acierto las glorias del excelso y santo Esposo de María, manifestando en el decurso de su elegante panegírico ser, como todo Recoleto, entusiasta de las glorias Josefinas, haciéndonos ver a la vez que no han caído en olvido las dulces palabras de nuestras Constituciones al mandar que se amamante a nuestros jóvenes, de Agustinos Recoletos de Filipinas 507 desde sus primeros días de noviciado con la leche de la devoción al glorioso S. José. Vino luego la semana Santa, en la que celebramos los Divinos Oficios con toda la solemnidad que la Iglesia prescribe y con la devoción que inspira la fe y fomenta la consideración de los augustos misterios, que en dichos días se proponen a la meditación de los fieles. Siguióse la de Pascua, semana alegre para todo el mundo y esperada con avidez por los Coristas por ofrecerse en ella tiempo y ocasión de estirar un poco las piernas con los largos y tradicionales paseos. El Domingo de Pascua, deseando dejar en la próxima villa de Falces un recuerdo digno de la cuaresma, que en ella han predicado nuestros PP., nos encaminamos a ella los Coristas acompañados de los RR. PP. Vicario y Rector y de otros. En el momento de llegar, una multitud de personas se encaminaba a la Iglesia, a donde veían que nosotros dirigíamos nuestros pasos, no obstante ser hora fuera de razón aquella en que llegamos, pues sólo hacía unos momentos que habían salido de rezar el santo Rosario. Instantes después las elevadas bóvedas del Santuario Parroquial repetían los ecos de la monumental Salve Magna del maestro Eslava, fielmente interpretada por todos los Coristas. Vestía la capa el M. R. P. Rector de este Colegio. Terminada la Salve, subió al púlpito el R. P. Pedro Ibáñez, quien improvisó un oportuno y sentimental discurso, con que la muchedumbre quedó gratamente impresionada. Concluido todo esto, el digno Párroco de dicha villa, D. Mariano Peña, se dignó obsequiarnos en su casa con un refresco. Poco después nos dirigieron al Círculo Católico, donde Fr. Francisco Frías acompañado con el piano por Fr. José Carceller, nos tuvo a todos gratamente suspensos por unos momentos que se deslizaron como por encanto. El Sr. Presidente del Círculo, en sumo grado complaciente, mandó hacer funcionar la linterna cinematográfica para entretenernos unos momentos, haciendo pasar ante nuestra vista unas películas variadas y escogidas. El día siguiente fue algo mayor nuestro paseo. Nos encaminamos hacia la ilustre e histórica ciudad de Olite, para hacer una visita a los PP. Franciscanos, contemplar las antiguas bellezas de aquella 508 Boletín Oficial localidad y admirar las nuevas con que la ha enriquecido su celoso Párroco y gran sociólogo D. Victoriano Flamarique. Allí nos recibieron los hijos de San Francisco con la caridad que les distingue y el cariño que siempre han profesado a los Agustinos Recoletos. Después de habernos reforzado por completo, merced a los esfuerzos de dichos PP., comenzamos a recorrer la ciudad: visitamos las dos suntuosas y artísticas parroquias de San Pedro y Santa María: mas al contemplar las magníficas obras llevadas a cabo por la Caja Rural fundada y sabiamente dirigida por don Victoriano, tales como la harinera de cilindros, la bodega y los espaciosísimos salones del Círculo Católico, no acertábamos a justipreciar el trabajo arduo y profundo talento de hombre tan singular y quedábamos como extasiados al palpar el bien inmenso de que los habitantes de Olite y sus comacanos son deudores al modelo de párroco y ejemplar sacerdote. En el salón del Círculo electrizamos a todos los socios cantando todos los Coristas la grandiosa pieza de orfeón titulada «Mar adentro», recibiendo de todos aquellos fervientes católicos mil demostraciones de afecto y simpatía. El Castillo de los Reyes de Navarra no pudimos visitarlo, pues el tiempo volaba y también nosotros debíamos volar a nuestro nido de Marcilla, a donde llegamos a las ocho y media de la noche, gratamente impresionados de nuestra excursión a la antigua capital del histórico reino de Navarra. Por no hacerme molesto dejaré de reseñar los paseos que dimos en los dias siguientes a las villas de Caparroso, Villafranca y Pitillas y sólo mencionaré los desvelos que en la primera se tomó la familia de los PP. Araiz para agasajarnos, después de haber cantado en la Iglesia de la parroquia la Salve de la Comunidad. En estos días pasados hemos tenido algunas visitas de varios distinguidos hermanos nuestros, que nos han sido sumamente gratas. El día 9 vino el M. R. P. Rector de San Millán Fr. Marcelino Simonena. Como tenemos tanto que agradecerle los Coristas por haber sido nuestro Maestro durante el año del Noviciado y luego Rector en el Colegio que todavía preside, nos fué muy agradable su visita y cortas las horas de su permanencia que sólo duró hasta el día 12. Después estuvo un día el R. P. Fr. Ángel Marcos de la Sagrada Familia. Posteriormente estuvieron de paso los PP. Fr. Claudio Argote de Agustinos Recoletos de Filipinas 509 del Carmen, Vicario del Brasil, y Fr. Marcelo Calvo del Rosario, Superior de Riberâo Prêto, quienes se dirigían a Monachil (Granada) para concurrir al Capítulo Provincial de la provincia de Santo Tomás de Villanueva, que todos suplicamos a Dios que sea acertado. Fr. R. J. de la C. A. R. Marcilla 17 de Abril de 1915. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ ECOS DE NUESTRAS MISIONES CARTA DE CORO (VENEZUELA) Hemos entrado en este año de 1915, con la nota culminante del hambre en Paraguaná. Esa península, asolada por una sequía pertinaz, se despuebla a toda prisa. Numerosas caravanas de sus desgraciados pobladores llegan diariamente a Coro, con el sello del hambre y la miseria reflejada en sus cuerpos escuálidos y el ansia de vivir, sea como quiera, en sus semblantes. Son colonias de familias que hacen su peregrinación a pie, sin más impedimenta que sus personas, ni otro fin que buscar el pedazo de pan necesario para prolongar su trabajosa existencia fuera de esas inhospitalarias regiones donde tenían su choza y sobre las cuales parece pesar hace ya algunos años la terrible maldición de Gelboé. Ellos pasaron ya la gran calamidad del 1912, en la que se salvaron como de un diluvio, y, aleccionados por lo de entonces, recogen sus pocas fuerzas para huir ante el fantasma de la muerte. Cuando por mayo de 1913 pasé misionando aquellos pueblos, en Visita Pastoral con el señor Vicario de esta S. I. M., la impresión que aquello me produjo fué verdaderamente penosa, tanto en lo material como en lo espiritual. No puede darse cosa más aplanante para el espíritu, que aquellas inmensas extensiones planas, áridas, desiertas, cubiertas de arena o de sal, sin un viviente, sin un árbol, sin una casa, calcinadas por todos los ardores de este sol, que a las nueve de la mañana se vuelve pura candela, según la frase vulgar por aquí. Gente dura, sobria, acostumbrada a todas las privaciones, es esta gente paraguanera. ¡Qué tal será la calamidad que los destierra de sus humildes hogares! Por cualquier cosa se colocan en las haciendas o en las casas; por puro matar el hambre, y las madres dejan sus pequeñuelos a cualquier persona caritativa que se los pide. Muchos de estos indiecitos se salvaron así de una muerte segura el año 12, y andan sirviendo por las casas de sus piadosos protectores. Esta nueva avalancha de de Agustinos Recoletos de Filipinas 511 hambre dejará a otros muchos, de ambos sexos, por Coro y otros lugares de emigración y refugio de los desdichados prófugos. Y, sin embargo, Paraguaná ha sido antes el granero de Coro, un granero abundante y generoso, que tenía para sus hijos, proveía a Coro y el Estado Falcon y aún exportaba para el interior de la República de la abundancia de sus frutos. El dinero corría en grande escala y la vida era holgada para todos. ¡Qué diferencia de ayer a hoy! Aunque no es tan reciente el desastre, sino que data ya de unos cuantos años en los cuales viene sufriendo Paraguaná el azote de las sequías, o veranos que dicen por aquí y con ello la escasez, el hambre y aun la muerte en grande escala de hombres y animales como de las cosechas. Perecen también de sed, pues no se encuentra un río, ni una vena de agua por ninguna parte. Difícil es no reconocer en tanta calamidad otro eficiente que los agentes naturales. Paraguaná tiene cuentas muy graves con la divina justicia, y, según el dicho de muchos desgraciados emigrantes, se tiene bien comprado lo que viene sufriendo. Me cuentan que en sus años de abundancia, las orgías eran frecuentes y multiplicadas por todas partes. Se derrochaba el dinero en bailes y parrandas que duraban días y noches con abundante séquito de disoluciones, peleas y asesinatos y toda clase de escándalos. Como no hay formación de costumbres, ni verdaderos principios religiosos, ni verdadera sanción moral, por la misma falta de educación religiosa de esos pueblos, la ley del más fuerte era la suprema ley. Milagro de Dios ha sido y efecto tal vez de su idiosincrasia, rústica y sencilla a la vez, el que no haya más crímenes. Se ha abusado, pues, en grande escala de los bienes materiales que da el Eterno para el bienestar de los pueblos, haciéndolos servir para multiplicar los pecados con que se le ofende. No es extraño, pues, que al abuso de tantos años, siga la corrección y el castigo que es consecuencia natural y lógica en el orden de la Divina Providencia. «Castigasti me et eruditus sum, quasi juvenculus indomitus». Ojalá que al castigo siga la penitencia. Tiene además ese desgraciado pueblo otros motivos muy graves para atribuir a la mano del Señor sus aflicciones presentes. En Pueblo-Nuevo se pronunció en herejía el desgraciado Padre José Ollarves, de familia coriana. Allí escribió sus panfletos y diseminó sus errores, inficionando con ellos a no pocos espíritus atormentados o débiles. Y por allí anda él, retirado en el rincón de los Taques, excomulgado y suspenso e impenitente. En mi revista de la Misión que hice por Paraguaní, volveremos a encontrarnos con él. Hay un solo sacerdote para toda la extensa península. Varios ha 512 Boletín Oficial enviado el Sr. Obispo diocesano, pero yo no sé qué pasa. Los unos salen voluntariamente enseguida y otros de mala manera. El último que fué a Pueblo-Nuevo salió trágicamente, a escondidas, por la noche y amenazado de muerte, según refieren, por una familia a quien le había negado una injusta pretensión. Y volvió a quedar aquella inmensidad con un solo sacerdote, el bendito P. Romero, cuya salida también se anunció poco tiempo atrás, por penurias y disgustos. Alguna vez será y entonces quedará Paraguaná abandonado a su mísera suerte, sin culto y sin sacrificio y sin sacerdocio. ¡Terrible porvenir! ¡Ah! La lucha con el sacerdocio, donde quiera produce por aquí fatales resultados. Ya sean los individuos, ya sean los pueblos, padecen visiblemente el castigo de la mano del Señor, que no deja impune en ninguna parte ese pecado. Cosas se refieren en individuos y familias culpables de él, que causan espanto. Paraguaná los ha visto y no ha tomado ejemplo; los ha sentido y ha endurecido su corazón. Por eso es castigado gravemente. Y juntamente, y como por consecuencia, somos también castigados nosotros y el Estado todo, pues esas multitudes de nños, mujeres, ancianos y personas de toda edad que pululan por estas calles llaman a todas las puertas y salen de la ciudad y se derraman por todas partes en busca de la vida; que poco o nada producen sino el espectáculo de una profunda miseria, no son, ciertamente y mirado el asunto de tejas abajo, una esperanza de prosperidad material, sino al contrario. Y el Estado nada ha hecho hasta hoy para remediar tantas desgracias. Mas el Señor, que nos proporciona así tan expléndida ocasión para aliviar a nuestros hermanos desgraciados y que, rico siempre en misericordia, retribuye largamente la que se hace a sus pobres por nuestras manos, no se olvidará ahora de ninguno de nosotros para hacernos aquel bien que su divina bendición envía sobre los misericordiosos, concediéndoles un tesoro de divinas misericordias. Esa península quería cedernos el Sr. Obispo diocesano. Me lo indicó a mí y se lo propuso al P. Galilea, quien, muy acertadamente, no aceptó la oferta. ¡Vaya un porvenir que se nos esperaba! Después de la crónica de la visita o Misión que he hecho a la «Chapa», cuyas pobres páginas irán a ese BOLETÍN muy en breve, llevaré a sus columnas una relación de la que hice a Paraguaná el año de 1913, y por ella conocerá mejor el que leyere lo que es aquello y que no es, ciertamente, un regalo el que nos hacía Monseñor Alvarado al cederlo a la Corporación. FR. JULIÁN MORENO A. R. Coro 15 de Febrero de 1915. TIP. DE SANTA RITA ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ ❀❀❀ ELECCIONES En el Capítulo Provincial de la provincia de Santo Tomas de Andalucía, recientemente celebrado en Monachil (Granada), bajo la presidencia de Nuestro Reverendísimo Padre Prior General, Fr. Fidel de Blas de la Asunción, han sido elegidos: Prior provincial, Fr. Vicente Soler de San Luis Gonzaga. Definidores, los PP. Fr. Aniceto Ariz de la Virgen del Plú, Fr. Celedonio Mateo de S. José, Fr. Marcelo Calvo del Rosario, Fr. Francisco Orduña de San José. Vicario provincial del Brasil, P. Fr. Claudio Argote del Carmen; Prior del Convento de Berlanga de Duero, P. Fr. Pedro Corro del Rosario; Rector del Colegio de Monachil, P. Fr. Cipriano Chocarro de San José; Superior de la Residencia de Granada, P. Fr. León Ochoa del Carmen; Idem de la de Motril, P. Fr. Federico Serrano de San José; Idem de la de Ribeirâo Prêto. P. Fr. Agustín Cristóbal del C. de Jesús; Idem de la de Pará, P. Fr. Gregorio Paredes del Carmen; Director del Colegio Preparatorio de Ágreda, P. Fr. Ángel Sagastume de los Dolores; Secretario de Provincia, P. Fr. Gerardo Larrondo de S. José; Maestro de Novicios, P. Fr Antonio Muro del Pilar: Regente de estudios, P. Fr. Eugenio Cantera de la Sagrada Familia; Subprior de Berlanga, P. Fr. Francisco Castillo del Villar; Vicerector de MonachiI, P. Fr. Alejandro Llorente de Sta. Eulalia; Cronista de Provincia, P. Fr. Esteban Azcona de Sta. Teresa de Jesús. Al enviar a los elegidos nuestra respetuosa y cordial enhorabuena, hacemos fervientes votos por la prosperidad de su religiosa provincia y de toda nuestra sagrada Orden de Agustinos Recoletos. NECROLOGIO De Roma nos comunican el fallecimiento de la virtuosísima señora doña Luisa López de la Torre Ayllón, hermana de la Excma. Sra. Condesa viuda de Benomar, y Hermana general de nuestra sagrada Orden. Ocurrió su muerte el 2 de Abril, viernes santo, a las diez y media de la noche, en el Convento de las Madres Reparadoras del Santísimo Sacramneto, donde vivió más de 25 años. El día de Jueves santo había recibido la Extramaunción, y el mismo día de su muerte tuvo la dicha de comulgar, por haber conservado perfecto el conocimiento hasta que exhaló su postrer suspiro. Durante su enfermedad fué asistida por una Religiosa Hospitalaria de San Juan de Dios, y las Madres Reparadoras la sirvieron igualmente con el mayor esmero. Distinguióse nuestra Hermana por su amor a Jesús Sacramentado y por la tierna devoción que siempre profesó a la Santísima Virgen y al Patriarca San José. Su muerte fué, como su vida, de una santa, de gran edificación para todos, y, así lo esperamos, preciosa a los ojos del Señor. Reciente aún la llaga que en el corazón de nuestro Hermano Corista Fr. Manuel causó la defunción de su padre, ha venido a agravarla, haciéndola más profunda, la prematura muerte de su hermana doña Rosario Acereda Lalinde, acaecida el 23 de Abril de 1915, a los 32 de su edad, en la ciudad de Ezcaray (Logroño), cuya escuela de niñas venía desempeñando en propiedad desde hace tres años. Oprimido su corazón por el peso de tanta desgracia aunque totalmente resignado en la voluntad de Dios en quien confía que se han salvado, pide, sin embargo, encarecidamente, a sus hermanos de Hábito rueguen en caridad a Dios N. S. por sus almas, con lo cual, sobre contribuir a mitigar su dolor, haciendo más cierta su esperanza de que están ya en el cielo, se harán acreedores ante Dios al mérito correspondiente y a participar de un modo especial de sus recíprocas oraciones. R. I. P. NOTAS 1.ª En el número correspondiente al mes de AbrI, página 388, línea 17, ha de leerse: –por lo mismo, si toma el hábito el día 23 «de Febrero en año bisiesto» no podrá profesar al año siguiente el 22, fundándose en que ya han pasado 365 días, pues no es verdad, sino que sólo han pasado 364; deberá profesar el 23. 2.ª En este número, en la página 453, línea 8, ha de leerse: –si son dos las colectas imperadas se dirán ambas después de la tercera oración. (22 martii 1912). Año VI 1 de Junio de 1915 Núm. 61 BOLETÍN OFICIAL DE LA PROVINCIA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO DE FILIPINAS de la Orden de Agustinos Recoletos SECCIÓN LITÚRGICA De la misa rezada En el número 57 de nuestro BOLETÍN OFICIAL quedan expuestas algunas ceremonias relativas a la misa solemne, que no se hallan en nuestro Ceremonial, por haber sido introducidas o modificadas por algunos decretos posteriores de la S. C. de Ritos: en el número 58 se trató de la misa solemne coram SS. Sacramento exposito, y en el 60 de las que se han de practicar en la misa solemne de requiem. Completaremos, pues, esta materia, llamando la atención de nuestros lectores sobre algunos puntos de nuestro Ceremonial, 514 Boletín Oficial que al tratar de la misa rezada, o se apartan algo de las rúbricas del Misal, o no están conformes con otros decretos de la Sagrada Congregación de Ritos. Veamos lo que se lee en el núm. 12 del cap. V de la tercera parte: «Si entrando en la iglesia, dice nuestro Ceremonial, pasare (el celebrante) por el altar mayor, o por donde está el Santísimo Sacramento, o por donde se está diciendo misa, después de la consagración, y no se ha consumido, hará genuflexión y lo mismo a la vuelta; pero si es altar donde no está el Santísimo Sacramento, hará solo inclinación. Y si acaso alzaren en algún altar aunque no se pase por él, se hincará de rodillas hasta que se haya alzado el cáliz, y si dan la comunión, hasta que comiencen a comulgar, y si están comulgando se hincará de rodillas y pasará adelante». No creo que esté esto conforme con la rúbrica del Misal, que dice: «Si vero contigerit eum (celebrantem) transire ante altare majus, capite cooperto, faciat ad illum reverentiam; si ante locum Sacramenti, genuflectat; si ante altare, ubi celebratur missa, in qua elevatur vel tunc ministratur Sacramentum, similiter genuflectat, et, detecto capite, illud adoret, nec ante surgat quarm celebrans deposuerit calicem super corporale». (Cap. II. Ordo et ritus missae, II1). Según esto puede establecerse como regla general que el sacerdote, tanto al salir de la sacristía para celebrar, como al volver a ella después de haber celebrado, procedit, como dice la citada rúbrica, oculis demissis, incessu gravi, erecto corpore. Luego no debe hacer inclinación de cabeza, como dice nuestro Ceremonial, al pasar por algún altar donde no hay reservado, a no ser que este sea el altar mayor, que entonces hará reverencia o inclinación de cabeza. Pero si en dicho altar mayor o en otro cualquiera hay reservado, y el celebrante pasa por delante de él, hará genuflexión con una sola rodilla. Hará genuflexión utroque genu, cuando pase por donde esté expuesto el Santísimo, aunque sea sólo in pixide (19 Agosto 1615, n. 9376; 7 mayo 1746, n. 23904) o se dé la comunión general al pueblo, sin que sea necesario permanecer de rodillas todo el tiempo que ésta dure (5 jul. 1689, n. 200214). Mas cuando pase por un altar donde el celebrante esté alzando, se arrodillará utroque genu, y no se levantará hasta que el celebrante haya concluido la elevación de Agustinos Recoletos de Filipinas 515 del cáliz; y, si pasa por donde se está dando la bendición al pueblo con el SS. Sacramento, se arrodillará del mismo modo, y no se levantará hasta que el sacerdote haya dejado la custodia. Dice también nuestro Ceremonial en el citado número que si el sacerdote «pasare por donde se está diciendo misa después de la consagración y no se ha consumido, hará genuflexión y lo mismo a la vuelta». Nada dice sobre este particular la citada rúbrica del Misal; luego aun en esta ocasión se debe seguir la regla general que dice: Procedit oculis demisis, incessu gravi, erecto corpore; y aunque la misa esté entre la elevación y la comunión, el sacerdote que pase por este altar, no se arrodilla, sino que procedit oculis demissis, etc. Así lo declaró también la S. C. de Ritos el 10 de Mayo de 1904, respondiendo a una consulta, en la que se le preguntaba: «I. Utrum canonici, ante altare in quo missa celebratur, transeuntes a consecratione usque ad communionem, genuflexionem duplicem, nempe utroque genu efficere debeant, aut genu dexterum tantum usque in terram flectere? II. Utrum idem modus genuflectendi servare etiam debeat a quolibet sacerdote, qui sive ad altare procedit missam celebraturus, sive redit, celebrat missa, transit ante aliud altare, in quo tunc missa celebratur et est inter consecrationem et communionem? etc. –Resp. Ad 1. Negative ad primam partem, affirmative ad secundam. Ad II. Negative et serventur rubricae De Ritu celebrandi». (Tit. II, n. 1). Puede verse en Razón y Fe, tom. 11, pág. 110, el comentario que sobre este decreto hace el P. Ferreres. En el núm. 1 del cap. VI de la misma parte dice nuestro Ceremonial: «Si antes de decir (el sacerdote) In nomine Patris, alzaren o dieren la comunión, se hincará de rodillas, sin apartar las manos ni darse golpes, adorará al Santísimo Sacramento, hasta que hayan alzado o comenzaren a dar la comunión». Tampoco dicen nada de esto las rúbricas del Misal; sólo en el núm. 4 del tit. III De ord. et rit. missae se lee lo siguiente: «Stalls igitur celebrans ante infimum gradum altaris... dicit intelligibili voce: In nomine Patris etc... Et postquam id dixerit, non debet advertere quemcumque in alio altari celebrantem, etiamsi Sacramentum elevet, sed continuate prosequi missam usque ad finem». Creo que de esta rúbrica no se desprende la consecuencia que saca nuestio Ceremonial, 516 Boletín Oficial o por lo menos que no debe ser tan clara, cuando otros autores como San Ligorio y De Herdt han sacado la contraria: «Si in aliquo altari vicino Sanctissimum elevatur, autequam sacerdos missam incipiat, dum videlicet calicem accommodat vel missam quaerit, actionem suam prosequatur; tunc descendat in planum et in ultimo gradu genuflectat». (San Ligorio, De Caerem. Miss. c. III. De Herdt, t. I, n. 205. Véase Mach-Ferreres t. I, n. 190. Tampoco puede pasar lo que dice nuestro Ceremonial al fin del núm. 7 deI cap. VI de la misma parte: «Y cuando dijere Cum Sancto Spiritu, se ha de signar (el celebrante) desde la frente al pecho, acabando en el ínterin In gloria Dei Patris. Amen, y al decir Amen juntará las manos delante del pecho». Esto último está en abierta oposición con lo dispuesto por la S. C. de Ritos: «No hay que juntar las manos después de la señal de la cruz, que se hace al fin del Gloria, Credo y Sanctus. (12 Nov. 1831, número 268229). Mach-Ferreres, num. 191. Todavía se podrían hacer algunas otras observaciones sobre las ceremonias de la misa rezada, expuestas en nuestro Ceremonial, pero, por ser de poca importancia, he preferido omitirlas. Para terminar pondré aquí las preces que León XIII mandó se dijesen al fin de las misas rezadas, ya que nuestros jóvenes coristas, próximos al Sacerdocio, suelen tropezar con alguna dificultad para aprenderlas, porque no las traen la mayor parte de los libros litúrgicos, en que eIlos estudian las ceremonias de la misa. Terminado el último evangelio, el celebrante, sin bajar al plano del presbiterio, se arrodilla en la grada superior y junctis manibus reza tres Avemarías y una Salve con el versillo Ora pro nobis, Sancta Dei Genitrix. El acólito responde Ut digni efficiamur, etcétera, y después el celebrante prosigue: OREMUS Deus refugium nostrum et virtus, populum ad Te clamantem propitius respice; et intercedente gloriosa et immaculata Virgine Dei Genitrice Maria cum beato Josepho ejus Sponso, ac beatis Apostolis tuis Petro et Paulo et omnibus Sanctis, quas pro conversione peccatorum, pro libertate et exaltatione sanctae Matris Ecclesiae, preces effundimus, misericors et benignus exaudi. Per eumdem Christum Dominum Nostrum. Amen. de Agustinos Recoletos de Filipinas 517 Addatur invocatio: –Sancte Michael Archangele, defende nos in praelio; contra nequitiam et insidias diaboli esto praesidium. –Imperet illi Deus; supplices deprecamur: Tuque, Princeps militiae coeleslis, Satanam aliosque spiritus malignos, qui ad perditionem animarum pervagantur in mundo, divina virtute in infernum detrude. Amen. (300 días de indulg. –Leon XIII, 6 Enero de 1884). Estas preces pueden decirse en latín o en lengua vulgar, con tal que la traducción sea fiel. 5 Mar. 1904, ad 5; Acta S. Sedis, vol. 36, p. 568. –Después de la misa conventual, estas preces debent omitti omnino si cantetur, possunt si legatur, juxta decreta. –Ephemerides liturgicae, 15 Martii 1915, 185. También Pío X, aunque no lo manda, exhorta a los sacerdotes, para que haya uniformidad, a que después de dichas preces, digan tres veces en las misas privadas: Cor Jesu Sacratissimum, respondiendo el pueblo cada vez: Miserere nobis. –17 Junii 1904. –(7 años y 7 cuarentenas de indulg., aplicables a las ánimas. –Pío X 17 Jun. 1904 y 4 August. 1904). Fr. J. A. de la P. C. A. R. S. CONGREGATIO RITUUM ROMANA Dubia A sacra Rituum Congregatione sequentium dubiorum solutio reverenter expostulata fuit; nimirum: I. Si festo Circuncisionis D. N. J. C. sit titulare alicujus Ecclesiae vel Instituti et recolendum sub ritu duplici primae classis cum octava, diebus 2, 3 et 4 januarii in quibu fit de die infra octavam cum secunda oratione de simplici; et die 7 januarii in qua agitur de secunda die infra octavam Epiphaniae cum commemoratione de octava Circurncisionis, quaenam erit tertia oratio dicenda in missa? II. Rituale Romanum, edit. typ., tit. IV, cap. II, ubi describitur ordo administrandi sacram communionem communicandis tam extra missam quam ante vel post ipsam, atque etiam intra missam ad n. 11 haec habet: «Sacerdos porrigit communicandis Eucharistiam incipiens a ministris altaris, si velint communicare». Item in decreto n. 1074 Galliarum, 13 julii 1658, in proposito dubio: «An in communione intra Missam prius ministrandum sit Ssmum. Eucharistiae sacramentum ministro Missae inservienti quam monialibus vel ceteris ibidem paesentibus?» Unde quaeritur: «An vox minister altaris vel Sacrificii in his et de Agustinos Recoletos de Filipinas 519 similibus documentis S. R. C., restringenda sit exclusive ad ministros jam in ordinibus minoribus constitutos vel saltem tonsuratos, an potius voce ministri intelligendi sint omnes quicumque seu laici seu clerici qui Missae inserviunt?» Et sacra eadem Congregatio, audito specialis Commissionis suffragio, omnibus sedulo perpensis, enuntiatis quaestionibus ita respondendum censuit: Ad I. In casu, tertia oratio erit de Spiritu Sancto. Ad II. Nomine ministri altaris vel sacrificii Missae venit quilibet clericus vel laicus, Missae ad altare inserviens, qui praeferendus est ceteris in distributione sacrae Synaxeos: cauto tamen, ut laico inservienti praeferantur clerici, et clericis minoris ordinis alii in majori ordine constituti, aut personae quae superiori polleant dignitate liturgice attendenda per se (uti regum), vel per accidens (uti sponsorum in Missa pro benedicendis nuptiis). Atque ita rescripsit ac declaravit. Die 30 januarii 1915. SCIPIO CARD. TECCHI, S. R. C. Pro-Praefectus L ✠ S. † PETRUS LA FONTAINE, Ep. Charystien., Secret. Comentario 1. Según las Rúbricas generales del Misal deben decirse tres oraciones en las misas de todas las fiestas semidobles: por eso para estas misas se consignan en dichas Rúbricas dos oraciones, que se llaman comunes, distintas según los tiempos y las octavas (tit. IX-2, 3, 4, 5 y 6), y que unidas a la de la misa del día suman las tres indicadas. Sólo se exceptúan de esta regla general las infraoctavas de Pascua y Pentecostés (tit. IX-8), la del Corpus1, si en ella se hace alguna conmemoración de un doble simplificado (24 maj. 1912 ad 5), y las vigilias de Natividad y Pentecostés (tit. IX-9). También se dicen tres oraciones en las Dominicas: exceptúanse algunas que se notan en su lugar correspondiente (tit. IX-11), como la de Ramos (tit. VII-1); las Dominicas infraoctavas (tit. IX-10), y aquellas en cuya misa se hace conmemoración de algún oficio doble, 1 Lo mismo se ha de decir de la infraoctava de la Epifanía, toda vez que tiene igual rito que la del Corpus. 520 Boletín Oficial del día octavo o de infraoctava (Rubr. nov. Psalt. tit. VII-4, et X-1). En los simples y ferias, si no se nota otra cosa, se dicen tres o cinco, y pueden decirse hasta siete oraciones (tit. IX-12, S. R. C. 22 mart. 1912 ad 10); excepto en las ferias de Cuaresma cuando se dice la misa de la feria o de a vigilia y el Oficio fué de rifo doble (22 mart. 1912 ad 5). En las misas votivas se dicen también tres oraciones, como en los simples, a no ser que se canten solemnemente pro re gravi. vel pro publica Ecclesiae causa (tit. IX-14), o se celebren pro Sponsis, o que por privilegio se puedan decir en días dobles (24 maj. 1912 ad 7). Cuando en estas misas en que hay tres oraciones, ocurre hacer conmemoración de algún santo simplificado, ésta se pone en segundo lugar y después se dice, como tercera oración, la primera de las dos comunes, que prescriben las Rúbricas (tit. IX-16). En todas las demás fiestas dobles sólo se dice una oración, a no ser que haya alguna o algunas conmemoraciones (tit. IX-1). Teniendo en cuenta estos antecedentes, vengamos a la primera de las dudas propuestas a la S. C. de Ritos en el decreto que comentamos. En ella se le pregunta: «Cuando la Circuncisión del Señor se celebre con rito doble le I clase con octava, por ser Titular de alguna iglesia o Instituto, los días 2, 3 y 4 de Enero, en que se reza de dicha infraoctava de la Epifanía con conmemoración de la octava de la Circuncisión, ¿cuál debe ser la tercera oración de la misa? Antes del «Motu proprio» de Pío X Abhinc duos annos del 23 de Octubre de 1913 y del «Decreto general» de la S. C. de Ritos del 28 del mismo mes y año sobre el «Motu proprio» Abhinc duos annos, no podía tener lugar esta cuestión; y esto por dos razones. Primera: porque según las Rúbricas reformadas por León XIII en virtud del decreto de fecha 11 de Diciembre de 1897, publicado en 7 de Enero de 1898, después de la Tabla de ocurrencia se nota: –5. De aliis Octavis, quae non sunt in Kalendario, nihil fit… a die 17 Decembris usque ad Epiphaniam; y por lo mismo, no teniendo octava en el calendario la Circuncisión del Señor, no podía conmemorarse en los días sucesivos, aunque fuera Titular de Agustinos Recoletos de Filipinas 521 de alguna iglesia, ni celebrarse de ella en los días de la infraoctava; y segunda razón: porque aun en el caso de que por privilegio especial se pudiera celebrar con octava, como en los días 2, 3 y 4 de Enero ocurren las octavas de San Esteban, San Juan y de los Santos Inocentes sub ritu duplici, debía observarse en ellos la Rúbrica del Misal (tit. IX-1) antes citada, según la cual no puede haber tercera oración de las comunes en las misas de las fiestas de rito doble. Mas como quiera que ahora Octavae Festorum particularium post diem Nativitatis Domini non impediuntur (28 Octubre 1913-til. II De Octavis-5) y por otra parte las octavas de San Esteban, San Juan y de los Santos Inocentes, per ser comunes o no privilegiadas de 2.ª clase, sólo se pueden celebrar sub ritu simplici (28 Oct. 1913-tit. II-3), se ve claramente que en aquellas iglesias en que, por ser Titular, se celebre con octava la Circuncisión del Señor, en los días 2, 3 y 4 de Enero la misa tiene que ser de la infraoctava, la segunda oración respectivamente de San Esteban, de San Juan o de los Santos Inocentes, y la tercera una de las comunes. Pero ¿cuál de las oraciones comunes debía tomarse para tercera en los días mencionados? Aquí estaba la dificultad; porque según el Misal la oración que en segundo lugar debe decirse tempore natalitio en las misas de rito no doble es Deus, qui salutis aeternae; es decir, la misma de la Circuncisión; luego de no repetirse la misma oración, lo cual va contra las Rúbricas, no podía aquella oración Deus qui salutis tomarse para tercera. Por otra parte lo único que se advierte en las Rúbricas generales es que: «Infra alias Octavas, et in Vigiliis, quae jejunantur (excepta Vigilia Nativitatis Domini, et Pentecostes), dicuntur tres Orationes, una de die, secunda de Sancta Maria, tertia Ecclesiae, vel pro Papa. Sed infra Octavas S. Mariae, et in Vigilia, et infra Octavam Omnium Sanctorum, secunda Oratio dicitur de Spiritu Sancto, Deus, qui corda, tertia Ecclesiae vel pro Papa. (IX-9). ¿Podía, pues, considerarse esta Octava de la Circuncisión para el efecto de la tercera oración de la misa como octava de la Virgen? Así parece que lo ha hecho la S. C. de Ritos, fundada quizá en que las tres oraciones de la misa de la Circuncisión son de Sancta Maria, 522 Boletín Oficial y en que el Oficio divino, si bien está consagrado a honrar al Niño divino, también lo está en gran parte a ensalzar las glorias de su Santísima Madre; pues, la oración, los Responsorios del segundo y tercer nocturno, y todas las antífonas de Laudes son de la Virgen Santísima. Tal vez por eso la S. C. de Ritos ha contestado a la cuestión presente, que: In casu tertia oratio erit de Spiritu Sancto. Lo mismo ha dispuesto para la misa del día 7, la cual tiene que ser de la infraoctava de la Epifanía con conmemoración de la Circuncisión: pues siendo la Epifanía fiesta de 1.ª clase con Octava privilegiada de 2.º orden, claro está que su Octava ha de tener preferencia sobre la de la Circuncisión, que, sólo por ser Titular, es de 1.ª clase con Octava común o no privilegiada de 1.ª clase. Parecía que en este caso, no teniendo la infraoctava de la Epifanía tercera oración propia, debía regir la Rúbrica antes citada (IX-9), según la cual debía tomarse para tercera la oración Ecclesiae vel pro Papa; pero la S. C. de Ritos ha resuelto que sea también la del Espíritu Santo, Deus, qui corda, que, como hemos visto, es la propia de la infraoctava de la Circuncisión y de todas las infraoctavas de la Virgen, quizá por conmemorarse en dicho día 7 la infraoctava de la Circuncisión, y no tener tercera oración propia la infraoctava de la Epifanía. II. Otra duda ha resuelto la S. C. de Ritos en el presente decreto acerca del orden con que se ha de distribuir la Sagrada Comunión dentro de la misa. El Ritual Romano, publicado por mandato de Paulo V, al tratar de la administración de la Eucaristía extra missam, decía: «Postea (sacerdos) ad communicandum accedit, incipiens ab iis, qui sunt ad partem Epistolae; sed primo, si Sacerdotibus, vel aliis ex Clero danda sit Communio, iis ad gradus Altaris genuflexis praebeatur». Pero después hablando del modo de distribuir intra missam este sacramento, decía también: «Sacerdos porrigit communicandis Eucharistiam, incipiens a ministris Altaris, si velint communicare». (Edit. matrit. an 1804, pag. 80 et 82). Luego según las palabras transcriptas del Ritual Romano de Paulo V, cuando se distribuía la Comunión fuera de la misa, no debía tener el ministro preferencia alguna sobre las personas más dignas; puesto de Agustinos Recoletos de Filipinas 523 que, «si Sacerdotihus vel aliis ex Clero danda sit Communio, iis ad gradus Altaris genuflexis primo praebeatur»: mas debía tenerla cuando se administraba intra missam, porque entonces debía distribuirla el sacerdote incipiens a ministris Altaris. En este mismo sentido se expresaba la S. C. de Ritos en el decreto núm. 1074 Galliarum, 13 de Julio de 1658. Habiéndosele propuesto la duda: «An in communione intra missam prius ministrandum sit Ssmum. Eucharistiae sacramentum ministro missae inservienti quam monialibus vel ceteris ibidem praesentibus?» S. R. C. responderi mandavit: In casu praedicto ministrum sacrficii non ratione praeeminentiae, sed ministerii, praeferendum esse ceteris quamvis dignioribus». Parecía también que esta doctrina venía a ser nuevamente confirmada por el Ritual Romano, que en la edición típica tit. IV, cap. II, en donde se describe el orden con que se ha de administrar la Comunión, tanto fuera de la misa, como antes y después y aun dentro de la misa, repite en el núm. 11 las mismas palabras del antiguo de Paulo V arriba citadas: «Sacerdos porrigit communicandis Eucharistiam, incipiens a ministris Altaris, si velint communicare». Mas a pesar de esto «todavía dicen las Efemérides litúrgicas, continuaban los Doctores interpretando comúnmente el citado decreto de la S. C. de Ritos del 13 de Julio de 1658 núm. 1074 en el sentido de que, si era clérigo el ministro de la misa rezada, debía ser preferido en la distribución de la Sagrada Eucaristía a los demás, quamvis dignioribus, pero no, si entre los comulgantes había clérigos de Orden superior a la del ministro. (Ephemerides liturg. 15 Februarii 1915, pag. 68). Esta interpretación ha sido ahora solemnemente confirmada por el presente decreto de la S. C. de Ritos; pues habiéndosele preguntado: «Si la palabra ministro del altar o del sacrificio en estos y otros documentos semejantes de la S. C. de Ritos se ha de restringir exclusivamente a los ministros que han recibido las Órdenes menores o por lo menos la primera Tonsura, o más bien si en la palabra ministro se ha de entender cualquiera que ayude a misa, sea clérigo o lego»; la Sag. Congr. ha contestado que por ministro del altar o del sacrificio de la misa se entiende cualquier clérigo o lego que ayude a misa, y que este se debe preferir en la distribución 524 Boletín Oficial de la Eucaristía a todos los demás ceteris paribus; de modo que si es lego se ha de preferir a todos los legos y a las mujeres, pero no a los clérigos y si es clérigo, a todos los clérigos que no tengan en la Ordenación algún grado superior al suyo. Pero aún trace otra excepción el presente decreto; pues en él se dice que al ministro de la misa deben preferirse también en la distribución de la Eucaristía las personas de mayor dignidad litúrgica, ya se considere esta dignidad per se como la de los Reyes, ya per accidens como la de los esposos en la misa de la bendición. De donde se sigue que, si asiste a la misa privada el Rey, el Emperador o un Príncipe Soberano, y quiere comulgar en ella, tiene preferencia sobre el ministro de la misa, aunque sea clérigo; y lo mismo se ha de decir de la Reina, Emperatriz o Princesa, que en los honores externos se equiparan a sus maridos. Por la misma razón habrá de preferirse también al ministro el Presidente, que tiene la primera autoridad en una República, y su esposa. El presente decreto da asimismo la preferencia en la comunión a los esposos en la misa pro benedicendis nuptiis por la dignidad, que tienen en ese día, como ministros del sacramento del Matrimonio. También deben comulgar intra missam antes que el ministro las Vírgenes en el día de su consagración, y las Abadesas en el de su bendición. Pont. Rom. tit. 18 et 19). Lo mismo parece que se debe decir de los religiosos y religiosas en el día de su profesión o renovación de los votos, y de los niños y niñas en el de su primera comunión. FR. J. A. DE LA P. C. A. R. RECTIFICACIÓN. –En la pág. 453 del número 60, decíamos que no se pueden decir en la misa más de dos colectas imperadas. No queremos dar a entender con esto que el Obispo no tenga facultad para imperar más de dos colectas, sino que como dicen muy bien las «Ephemerides liturgicae»: Ordinarii locorum imperare debent hujusmodi collectas cum aliqua sobrietate, nempe de Agustinos Recoletos de Filipinas 525 unam tantum ex propria auctoriate, et ad summum duas, si aliquod commune bonum id postulet. (Cfr. Ephm. lit. 1887, pag. 611, et 1915, pag. 11 et 12.) Por lo demás, claro está que, si el Obispo manda que se digan tres colectas por algún motivo especial, deben decirse las tres. Fr. J. A. de la P. C. A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ CASUUM MORALIUM (1 APR. 1914) Resolutio XVI. Recupita ab hero, etc.1 –Quaeritur: 1.º Quotuplex distinguatur occasio peccandi. 2.º Rectene jusserit confessarius Recupitam recedere. 3.º Potueritne ad instantiam viri mutare sententiam et quomodo. Ad primum. Dicendum cum Gury et caeteris doctoribus quod occasio peccati generatim definitur: circunstantia externa quae sive ex natura sua sive ex fragilitate hominis qui in illa reperitur, ad peccatum allicit seu inducit. Occasio dicitur proxima cum, ea existente peccatum non solum possibile sed etiam verisimile sit quia periculum labendi grave constituit, seu sollicitatio aut ad peccatum inductio solet esse vehemens: remota autem erit si peccandi periculum grave non constituat: unde potest esse aut absolute proxima erga omnes vel relative tantum circa aliquos propter aliquam peculiarem infirmitatem aut dispositionem; idem dicito de occasione remota circa omnes aut solum circa aliquos. 1 Vid. pag. 99. de Agustinos Recoletos de Filipinas 527 Occassio potest etiam esse libera quia facile dimitti potest seu ea quam evitare quisque absque incommodo potest quia in ejus est expedita facultate; et necessaria quae phisice vel moraliter non potest removeri seu ea quae evitari vel nullatenus vel non sine gravi incommodo potest. Dicitur insuper occasio praesens, in esse seu continua si quis eam secum habet quin eam actu quaerat, seu ea quae habituatiter certum hominem circunstat: et non praesens, non in esse aut non continua, si quis eam non habet in actu etsi facile eam reperire possit et revera singulis vicibus ad eam adire debeat ut evadat proxima. Ad secundum. Praenotari oportet pro debita solutione: 1. Non adest obligatio gravis deserendi occasionem vere remotam quia ea non inducit periculum proximum peccandi mortaliter. 2. Occasio graviter peccandi proxima et libera vitari debet sub gravi, idque ejus abcisione et separatione si est continua seu praesens, vel proposito et promissione si est non praesens cujus rei ratio omnibus patet. 3. Occasio graviter peccandi proxima et necessaria debet fieri remota, adhibitis remediis opportunis et implorato Dei auxilio. Cum occassio necessaria vitari quidem possit absolute, nequeat autern sine magno incommodo, aut aliqua ratio gravis sive proprii sive alieni boni impellat ad eam subeundam, si, experientia teste, remedia evadant inefficacia, dicimus quod efficaciora remedia adhiberi debent, aliter enim ocassio, magno incommodo non obstante, relinquenda et eliminanda est. Pro casu dicimus quod, si Recupita domini sollicitationibus semper restitit, concludi non debeat quod ipsa versetur in occasione proxima, unde confessarius non recte jubet eam e servitio recedere: semper tamen timendum ne occasio brevi evadat proxima; et revera proxima dicenda erit si Recupita, etsi mente tantum, aliquoties lapsa sit: hujusmodi lapsus nunc argui possunt ex confessarii agendi ratione, aliter enim praeceptum recedendi non imposuisset. Ex specie facti novimus quod Recupita magnam retributionen habeat apud talem domum, unde occasio, licet proxima, evadit aliquo modo necessaria: confessarius ergo, si Recupita, mediis opportunis, ocasionem remotam reddere studet ac etiam omnino removere et promittit insuper aliam quaerene domum, non debet eam adigere 528 Boletín Oficial ut a servitio actuali recedat. Videat ergo confessarius ancillae virtutem, gravem ejus aut levem subjectivam tentationem et ponderet majorem aut minorem rationem servitii prorogandi. Ad tertium. Confessario, ex sola viri instantia, difficile omnino erat, ne dicam impossibile, rem statim componere quin santitas sigilli laederetur. Confessarius enim, salvo sigillo, loqui non poterat de rebus ex confessione Recupitae sibi notis, nisi haec licentiam daret, quae supponi non debet imo nec potest ex sola affirmatione domini. Potuit igitur confessarius viro illi ita conditionate respondere ut ne verbum quidquam proferret quod aliquo mode indicaret scientiam circa ea quae ab Recupita in confessione audierat: verbi gratiae: si ita res se habeant ut ipse loquitur, si revera talia fuerint a seipso imposita Recupitae, in posterum praesentes habebo has preces; et ideo oportebat talem famulam in confessione audiri. Credendum est quod talis vir revera permotus sit timore recessus Recupitae ob mala suae domui imminentia, unde verisimilis apparet promissio reverendi famulam: si periculum peccandi Recupitae solum obveniebat ex sollictatione viri, videtur quod in dictis circunstantiis jam cessat, et ideo occasio jam non est proxima, et proinde non est urgenda mutatio servitii: si autem Recupita sollicitationibus heri antea cesserit, periculum peccandi diminutum quidem, non autem extinctum, dici potest ex sola promissione viri; confessarius ergo, audita confessione Recupitae, cautus esse debet ne suam jussionem absolute retrahat, expedit enim ut tantum executionis dilationem concedat jubeatque paenitentes post aliquod tempus ad confessionem redire et tunc videbit quid oporteat indulgere: praescribat interim ea remedia quae occasionem aut removeant aut saltem remotam reddant. XVII Regulus praeses… etc. Quaeritur: 1.º Angustia temporum et timor infamiae ex parte Reguli sint ne causa ab integritate confessionis excusantes. 2.º Potueritne Regulus absolvi in casu. 3.º Verene possit et debeat confessarius imponere obligationem statim (infra triduum) redenudi pro complenda confessione. 4.º Confessio complenda ratione peccatorum oblitorum aut alia justa cansa omissorum potestne differri usque dum alia obligatio confessionis obveniat, 5.º Quid faciendum a Regulo etsi confessarius nihil ipsi jussisset. de Agustinos Recoletos de Filipinas 529 Ad primum. Omnibus notum est quod a Christo Domino instituta est integra peccatorum confessio: materialis integritas amplectitur omnia peccata mortalia post baptismum commissa et nondum virtute clavium directe remissa; formalis autem comprehendit ea omnia peccata quae quis, hic et nunc spectatis circunstantiis, moraliter confiteri potest. Matetialis integritas aliquoties impossibilis est ob ipsam paenitentis impotentiam non solum moralem sed etiam phisicam: formalis integritas pertinet ad substantiam sacramenti. Omnes auctores communiter couveniunt in designandis aliquibus causis ab integritate materiali confessionis excusantibus: cum iisdem similiter dicimus quod nunquam excusat difficultas ipsi confessioni intrinseca quantumvis gravis ea sit, nullum incommodum cujuscumque generis sit, quod per se connexum sit cum confessione integra, adeoque nec ipsa prolixitas confessionis: si aliquod tamen damnum grave extrinsecum et extraordinarium sive in fama sive in aliis bonis sequeretur ex confessione integra, lex integritatis suspenditur, sed ea tantum peccata omitti possunt quae declarari nequeunt absque hujusmodi gravissimo incommdo. In nostro casu intime connexa est angustia temporis cum periculo famae Reguli, nam eo ipso dicendum est quod Regulo desit tempus pro integra confessione quia, si ejus producatur confessio, praeesse non poterit suae sodalitati in generali communione unde fama ejus grave patietur dispendium; apud sodales enim gravis contra eum exsurget suspicio, maxime si apud ipsos nota furerit hesterna confessio. Dicendum ergo quod angustia temporis et timor infamiae Regulum excusent ab integritate confessionis. Ad secundum. Ex praecedenti solutione patet quod Regulas recte potuerit absolvi, salva integritate formali, si alias recte dispositus apparebat; imo jus ad absolutionem habebat ex stricto jure propriae famae servandae. Ad tertium. Etsi Regulus jus ad absolutionem habeat propriae famae consulens, certum etiam est quod confessarius ei obligationem imponere poterat quamprimum (infra triduum) redeundi pro complenda confessione, idque ex officio judicis et ex officio medici: ut judex exigere poterat reditum titulo satisfactionis sacramentalis atque etiam pro complendo judicio incepto; ut medicus potuit reditum 530 Boletín Oficial praescribere ut remedium aptum et necessariurn pro animae salute procuranda. Cum talis paenitens, ut inferius dicetur, non teneatur ad confessarium statim redire, patet quod confessarius, etsi possit, non teneatur talem obligationem imponere. Ad quartum. Cessante causa excusante ab integritate materiali, praeceptum divinum confitendi omnia peccata mortalia omissa iterum urget; ocurrente enim impedimento, non cessat simpliciter confessionis obligatio, sed tantum suspenditur: quoties, igitur, aliquid, quod per se est de necessitate vel integritate confessionis, ex oblivione vel alia legitima causa omittitur, in subsequenti confessione illud explicandum est, si fieri potest; praeceptum enim confessionis non est affixum ad tempus aut ad circunstantiam, sed vitam integram afficit. Hujusmodi autem obligatio moraliter accipienda est, quum talia peccata jam deleta sint nec adsit proprie periculum animae in mora. Imo juxta graves theologos (vide Gury 495-t. 2.º) poenitens diferre potest probabiliter confessionem horum peccatorum, usque dum ex vi alterius obligationis iterum confiteri teneatur, unde etiam usque ad tempus annuae confessionis. Poenitens autem sedulo cavere debet ne sua gravi negligentia imparem se reddat pro hac obligatione adimplenda. Ad quintum. Regulus, si revera suae animae satutem curat, satagat pro perficienda, quamcitius, integra confessione: meminisse item debet quod ad communionem accesit (solo sacrilegio declarato) propter angustiam temporis, unde si iterum sacram communionem vult sumere, integram ante facere debet confessionem quia nondum proprie probatus est; id est, nondum ante communionem praemissit integram confessionem peccatorum quorum ipse conscientiam habebat. Non omnibus, tamen, placet haec solutio. XVIII. Avellina, quae cras, etc. –Quaeritur: 1.º Quae sit lex servandi jejunii ante S. Communionem. 2.º Quid requiratur ut illa lex violata censeatur. 3.º Quid in casibus propositis dicendum. Ad primum. Communi lege Ecclesiae, non Iege divina, ad sumptionem Eucharistiae requiritur jejunium naturale, seu abstinentia totalis post mediam noctem a re qualibet, quantumvis minima quae sumatur per modum cibi et potus. Unde talis lex parvitatem de Agustinos Recoletos de Filipinas 531 materiae non admittit, sed semper obligat graviter: attamen cum sit lex humana, potest tum fortiore, id est, divina lege vinci, tum dispensatione, sed solius Romani Pontiticis, solvi, quae fere non datur nisi iis aegrotis qui non periculose quidem decumbunt sed jejuni manere non possunt. Ad secundum. Juxta communem sententiam tria requiruntur ut illa ex jejunii violata censeatur. 1.º Ut quod sumitur proveniat ab extrinseco et in stomachum trajiciatur; ex defectu hujus conditionis, sanguis effluens ex ore, lingua, gingivis etc. et etiam trajectio reliquiarum cibi quae forte inter dentes aut in faucibus haeren non frangunt jejunium. 2.º Ut quid sumatur per modum cibi vel potus. Unde jejunium non solvitur, a) si quid per modum salivae sumitur, scilicet si quid in os mittitur absque intentione in stomachum trajiciendi, at ibi parum quid cum saliva miscetur et inseparabiliter ab ea et insensibiliter cum ea transglutitur; b) si quid per modum aspirationis in stomachum descendit, ut quod per aerem voIitat et cum aere transitur sicut evenire potest cum musca sic involuntarie transmissa; c) si per modum attractionis aliquid per nares praeter intentionem transmittitur. 3.º Ut res sumpta habeat rationem cibi aut potus, vel medicinae ita ut etsi revera aptum quid non sit ad nutritionem, alterabile tamen sit in stomacho. Ex qua causa dicitur quod deglutio ferri, metalli, vitri etc. non solvat jejunium, laederetur tamen si talia, in pulxerem redacta, sumerentur pro medicina. Ad tertium. Dicendum pro primo casu: liberum erat Avellinae, cum evigilavit, bibere quidquid voluisset, quia juri suo S. Eucharistiae sumendae renuntiare poterat, si forte jam media nox transierit; quod inquirere etiam post sumptionem aquae ei licebat. Si tamen communio obligatoria fuisse, Avellina debuit primo videre fueritne praeterlapsa media nox, ut a bibendo se abstineret si integer dies jam obiisset. Post haustum aquae potuit Avellina tuto se somno committere et voluntatem communicandi retinere, cum vidit horologium horam 11 1/2 indicare: cum mane horologium examinans videret illud stetisse, impossibile erat solvere utrum aqua hausta fuerit ante vel post mediam noctem; Avellina ergo retinet jus ad S. Communionem 532 Boletín Oficial accedendi. Constare enim debet de violato jejunio ut invocetur Iex Ecclesiae a S. Communione avertens non jejunum. Ergo dum non prabatur laesio jejunii, integre possidet libertas. «Cum hoc praeceptum (S. Alph. Th. m. 282) sit negativum de non accedendo ad Ss. Eucharistiam post comestionem, non teneris ab illa abstinere, quamdiu non est certus, et tanto magis si nullam habes rationem probabilem te comedisse; tunc enim adhuc manes in possessione tuae libertatis». Imo si Avellina primum, cum evigilasset et bibisset, horologium non inspexisset, postea, quamdiu de jejunio violato moraliter non constaret, non esset prohibenda a S. Communione. In 2.º: Guttula aquae sumpta non est per modum potus sed salivae inseparabiliter unita, praeter intentionem deglutitur, unde communionem non impedit. Mica panis, cum per modum cibi sumatur et in stomachum transmittatur, licet minima sit, a communione removet. In 3.º Quoad reliquias cibi in ore haerentes, nullus faciendus est scru pulus, etsi voluntarie deglutiantur; pertinent enim ad cibum tempore opportuno sumptum, unde nihil novum ab extrinseco sumitur: si tamen notabiles sint exspuere eas oportet potius quam trajicere. Idem etiam dicito de sanguine e dentibus fluente, qui, licet jejunium non frangat, expellendus est si in magna fluat quantitate. Quoad guttullam sanguinis e labio a parte exteriori fluentis, dicendum quod, si sanguis revera attrahatur ut degIutiatur, solvit jejunium; si tamen vulnus lingua lambitur et sic gutta sanguinis cum saliva miscetur ut possit dici quod saliva deglutitur, integrum manet jejuniun; nam si revera parum sanguinis assumittur, per modum tamen salivae deglutitur. Satis jam de casibus moralibus anni 1915. Manilae-Kalendis Aprilis anni 1915. FR. SECUNDUS CAÑAS A STO. CHRISTOPHORO ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ DE ACTUALIDAD Los sucesos europeos y la Providencia Uno de los más importantes problemas del día y que con mayor vehemencia agita el ánimo de los grandes políticos, es, a no dudarlo, la guerra europea. En ella se ven comprometidos intereses de suma trascendencia, no sólo para las naciones beligerantes, sino también para las llamadas neutrales, si tal neutralidad cabe en Estados que, por su posición geográfica o por su historia, no pueden mirar con indiferencia el curso de los acontecimientos, antes bien aguardan con ansia el resultado final, que tan directa y eficazmente puede influir, e influirá necesariamente, en su futuro destino. Para el hombre privado del precioso don de la fe, la guerra presente, con ser tan espantosa, no es más que una fatalidad, un fenómeno necesario, dada la preponderancia de dos naciones rivales que se disputan el imperio del mundo; fenómeno que de ningún modo trasciende más allá de los límites de la Naturaleza. Empero el creyente levanta más alto su vista, y a través del velo místico de la fe, contempla la mano de Dios que, sin menguar en lo más mínimo la libertad humana, ordena los sucesos a fines propios y determinados, fijados en los designios de su adorable Providencia. Un profundo escritor y eminente político no ha vacilado en llamar 534 Boletín Oficial peste a esta formidable guerra, por la rapidez con que se propagó, invadiendo cual virus ponzoñoso el organismo de los Estados más poderosos de Europa y produciendo en ellos esas horribles convulsiones que han hecho estremecer a toda la humanidad; peste devastadora que lleva consigo la desolación a las ciudades, la ruina a los pueblos, el llanto a las familias, la muerte a todas partes. Ella arrebata a las madres sus hijos, a éstos la vida y a ésta su madurez; y ella, a manera de torrente que se precipita violento por la escarpada pendiente de la montaña, arrastra en su impetuosa corriente cuanto encuentra a su paso, dejando por doquier vestigios de su acción exterminadora. Consecuencia funesta de tan espantosa guerra son el pavor en los pueblos, la perturbación en los Estados, la carestía universal, la paralización del comercio y en todas partes la desolación y la muerte. Esas islas flotantes que en otro tiempo surcaban orgullosas los mares; esos vapores magníficos que en días de paz estrechaban entre los pueblos las relaciones de amistad, acógense temerosos en los arsenales; esos elegantes trenes que, cual serpiente férrea, penetrando montes, desafiando precipicios, cruzando lagos y espesos bosques, entraban, no mucho ha, en las naciones limítrofes, detienen hoy su curso al tocar en su respectivas fronteras; esos admirables cables que a manera de prolongados nervios mancomunaban a las naciones, hállanse hoy interceptados; esas majestuosas cátedras académicas en las que se enseñaban los ramos del saber, se han despoblado. ¡Ah! La humanidad asombrada dirige una triste mirada a esas naciones guerreantes y ve en ellas a sus habitantes que, azorados por los estragos de las armas, divagan de una parte a otra, sin saber dónde establecer su morada. El mundo entero dirige su mirada al centro de Europa y admira en ella un terrible caos, en el que el clamor de los heridos, las cenizas de los muertos, el humo de las descargas y su formidable estampido producen la confusión más completa. Mas el espíritu cristiano dirige su vista al cielo y ve en la presente lucha un azote divino, que castiga los pecados de las generaciones prevaricadoras. Y todos contemplan admirados la virtud oculta pero irresistible, de una mano potente que, velando solícita sobre los destinos de la humanidad en general y de los individuos de Agustinos Recoletos de Filipinas 535 en particular, dirige y encamina por medios ordinarios el curso de los sucesos a un fin sobrenatural, cual es, encauzar a las naciones extraviadas, para que, no habiendo querido reconocer el dominio y poder de Dios en su prosperidad, recurran arrepentidas a Él, azotadas por la adversidad y postradas a sus pies imploren su divina clemencia. Trasladémonos, en efecto, con la imaginación a los campos marciales; internémonos por escombros hasta los campamentos; entremos en las humildes tiendas, y allí observaremos multitud de hombres que, blasonando en otro tiempo de ateos y apóstatas, acercan ahora sus húmedos labios a un crucifijo, pídenle perdón, y contritos esperan la absolución del sacerdote, a quien antes motejaron tal vez con sus groseras sátiras. Dirijámonos a las hospitales, y allí veremos innumerables heridos que, tocado su corazón por el dedo de Dios, suspiran con ansia por la muerte, confortado su espíritu con el sagrado Viático. Oh cuán poderosa es la adversidad para encauzar a los desecarriados! Los campos de batalla son el teatro de una horrible escena en la que se representa la tragedia más tremenda que han presenciado los siglos. Dos ingentes moles de hombres, cubiertos por densas nubes de humo, son el fiel instrumento de que se sirve la Providencia para decidir la contienda más importante, de la cual pende el bienestar de los pueblos y naciones. Invisible a todos ellos, pero visible en sus efectos, obra de un modo misterioso y dirige acertadamente la acción contra aquellos pueblos que, obstinados en su maldad, declararon guerra cruel a Cristo y a su iglesia. «Esos impíos gobiernos, dijo ya un ilustre publicista, que permiten a los niños frecuentar las cátedras de ateos, materialistas y racionalistas, verán algún día agitarse sobre sus cabezas una terrible tempestad, que amenazará barrerlos a todos de sobre la haz de la tierra, sin que haya nadie capaz de poderla contener». Y ¿cuál es esa tempestad? La guerra europea. ¿Quién no ve en ella los efectos de una divinidad enojada, que envía, por decirlo así, fuego del cielo para purificar los pecados de los hombres? ¿Quién no ve en ella la mano de un Ser Infinito que, encolerizado por un cúmulo de agravios cometidos contra la inviolable persona de su divino Hijo, abandona al linaje humano 536 Boletín Oficial al libre furor de sus despiadadas pasiones que, ensañadas por la hostilidad de sus rivales, excitan la rabia de sus individuos, quienes a manera de hambrientos lobos corren veloces a la lid, impelidos por un loco frenesí, tapada su vista con tupida venda, y sedientos de sangre humana, se ceban en las víctimas como en irreconciliables enemigos? ¿Quién no ve en ella la mano de la Divinidad que, justamente indignada por los inauditos crímenes contra Ella cometidos, envía a Europa un segundo Atila que, más temible que el primero, castigue con rigor los pecados de las naciones que han prevaricado? Asómbrase la inteligencia humana de que las naciones más cultas de nuestro siglo acudan frenéticas a las armas, como medio único para asegurar la paz. Apartadas de la autoridad de la Iglesia no tienen otros recursos que el acero y la sangre. Aquella potencia que mayor mortandad cause en el hermoso campo de la humanidad reportará la victoria. Si horror engendra el decirlo, cuánto más el contemplarlo. ¡Oh sabia, omnipotente, justa y misericordiosa Providencia que amante de tus criaturas ejerces venganza en esta vida, a fin de perdonar en la eterna! Apiádate de Europa por la sangre vertida en los campamentos, y envía pronto la paz al mundo, que con tanto suspiro os la pide. Mas no; ese Ser indignado, no se aplaca por las lágrimas de las madres, por el llanto de los huérfanos, ni por la sangre de las víctimas derramada en aras de la lucha, exige un sacrificio mayor, exige que el sacrificio de su divino Hijo se renueve e inmole de ordinario en las naciones pecadoras. La lucha toma mayores bríos, y cuando el Omnipotente la mande detener, impondrá en los pueblos el estandarte de la cruz; y esos pueblos que al presente enemigos de Dios, hácense guerra de exterminio, se abrazarán en ósculo santo, gozarán de eterna paz y darán gracias a Dios por haberlos llamado a penitencia. FR. SERAFÍN ANDÍA DEL PILAR, A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ ESTUDIOS HISTÓRICOS SAN MILLÁN DE LA COGOLLA1 III Iglesia del Convento de Suso y sus venerables recuerdos Al terminar el pórtico con los sepulcros de los famosos Infantes de Lara y las tumbas de las esclarecidas Reinas Doña Todo, Doña Jimena y Doña Elvira, una puerta a mano derecha da entrada a la antiquísima Iglesia cuya descripción hace de un modo acabado Sandoval y es como sigue: «Tiene dos naves con siete pilares de piedra muy antiguos que sustentan todo el edificio. Encima de estos pilares sube una pared con cuatro o cinco naves al tejado y en esta pared están cinco ventanas que por ellas no entra luz ni puede; que de esta manera tan tosca edificaban en España en los tiempos muy antiguos. Tiene toda la Iglesia de ancho treinta y dos pies y de largo sesenta y dos; están estas naves arrimadas a un peñasco que mira al mediodía algo caído al septentrión. En la dicha peña están tres Capillas metidas debajo de ella. En la primera, 1 V. pág. 497-504. 538 Boletín Oficial que está junto al Altar Mayor al lado del Evangelio está el Altar de San Pedro y San Pablo; en la misma peña está un osario en un vacío de ella a manera de sepulcro. Luego más abajo está otra Capilla de diez y ocho pies de largo y diez y ocho de ancho con una reja de hierro bien labrado, aunque a lo viejo. En esta Capilla está un Altar a la cabecera y en lo último de ella está el sepulcro de San Millán de esta manera: En medio de la dicha Capilla más abajo del Altar está otra reja de hierro de dos varas poco más o menos de alto con una portezuela de la misma reja cerrada con llave... En la tapa de esta sepultura, que es una gran arca de piedra, está una figura grande relevada de un viejo muy venerable, vestido de sacerdote con una gran cruz en el pecho. Tiene nuevas figuras alrededor, de relieve, con libros en las manos como que están rezando: todas están gastadas; una hay, que al parecer es el Santo diciendo misa». Hasta aquí Sandoval. En efecto no es una Iglesia de vastas dimensiones; pero todo en ella respira la mayor antigüedad: las columnas, que dicen fueron labradas con herramientas de piedra, los arcos en forma de herradura, las pinturas, todo. Adelantando hasta el Altar Mayor, el retablo es de lo más interesante y los inteligentes se detienen largo rato en su estudio. Sandoval declara que es antiquísimo y al parecer de la misma antigüedad que el templo. Los críticos convienen bastante en que es obra ejecutada en el siglo XIV. Representa milagros y escenas de la vida del santo. Sobrepuesto hay un tabernáculo y encima una imagen de la Virgen de tiempos posteriores. Sobre el retablo está colocado un cuadro de San Benito dando la Regla a sus monjes y monjas. Volviendo por la parte del Evangelio se encuentran las Capillas dichas; la primera donde está el osario en e! hueco de la peña; la segunda, en que bajo espacioso arco románico está e! de Agustinos Recoletos de Filipinas 539 sepulcro de San Millán; cúbrelo una gran estatua yacente de alabastro, adornada con vestiduras sacerdotales y amplia casulla, representando al santo; al rededor hay ángeles, personas con las manos entrelazadas y de rodillas en actitud de orar; llama la atención así mismo la presencia de algunos animales, entre ellos un perro atado del cuello y teniendo la cuerda uno de los devotos. Cuantos vienen aquí después de contemplar detenidamente este sepulcro, que guardó las venerandas reliquias del Santo, besan devotamente la estatua antes de salir para la tercera capilla; aquí está la Cueva, que la tradición dice ser aquella en que se encerraba el Santo durante las Cuaresmas, guardando el más absoluto retiro de todo consorcio humano: sólo uno de los suyos, refiere S. Braulio, se acercaba a darle el poco alimento que tomaba para sostener la vida. En uno de los retiros en esta Cueva curó milagrosamente a una mujer coja de tierra de Amaya. Vino ella muy confiada en la compasión y bondad del Santo para con los afligidos, según era fama, y en su poder para obtenerle la gracia de su curación. Pero he aquí que su gozo se trocó en amargura, pues el Santo no consintió suspender su retiro y se negó a oírla; aquel viaje tan largo y lleno de penalidades, llevado a cabo tan sólo por la esperanza de lo que tanto ansiaba, todo perdido; mas no, no desconfió; ella entonces alzó su voz suplicante pidiéndole que se dignase recibir sus ruegos, que se compadeciese de ella; le insta que cuando menos le diese a besar su báculo; el Santo se lo alargó, besólo ella con gran devoción y en el mismo instante quedó curada. Su viaje no había sido en vano: sus deseos estaban plenamente colmados. Sus manos se levantaron al cielo bendiciendo al Señor y a su bienaventurado siervo, por quien le venía tan señalado favor y volvió contenta y gozosa a su país. Sigue el coro, que termina esta nave; detrás hay una escalera para subir a las Cuevas, que son tres; en la primera se ve 540 Boletín Oficial una piedra con un letrero que dice: «aquí celebraba misa» y un altarcito. Algunos Religiosos nuestros han tenido devoción de ofrecer aquí el santo sacrificio; recuerdo de dos en particular: uno el ya entonces anciano P. José María Martínez, quien después de haber pasado muchos años en las misiones de Filipinas, perdida la vista, se retiró al Colegio de Monteaguido donde acabó sus días con una muerte edificante; el otro fué el P. Gerardo Díez, que después de haber sido Vice-Maestro de Novicios en el mismo Colegio por los años de 1876 a 18831, fué enviado a Filipinas como Presidente de la misión que salió de España el 1 de Septiembre del último. En aquellas islas desempeñó los cargos de Capellán Castrense de Puerto Princesa y Vicario Provincial de la Paragua, Párroco de Cagayán en Mindanao, donde le sobrevino la muerte cuando se hallaba en la mejor edad el 6 de Noviembre de 1892. En la Cueva inmediata había otra piedra, que decía: «Aquí castigaba su cuerpo con crueles disciplinas» y en la siguiente otra con la inscripción «Aquí sobre el duro suelo daba breve descanso a su cuerpo». Hoy estas lápidas no están en su respectivo lugar sino que las tres juntas se ven a la puerta de entrada. Quitólas de donde siempre estuvieron y las trasladó a donde ahora están el encargado, que envió el Ministerio de Bellas Artes para los obras de reparación, que hizo el Estado el año de 1906. Entonces, cuando dieron por terminados los trabajos subimos varios Padres a verlos y algunas cosas nos llamaron la atención, como la mano de cal dada a la estatua del sepulcro y este cambio de las lápidas y así se lo dijimos; él nos 1 Por este tiempo y en los primeros años de posesión del Monasterio de abajo por los Agustinos Recoletos, vinieron ambos PP. a visitarlo y es cuando celebraron aquí donde celebraba S. Millán. Todos los que fueron Novicios en tiempo del P. Gerardo y entre ellos tengo la dicha de contarme, conservamos de él la mejor memoria, por su carácter dulce y suave, por su virtud y esquisita observancia. Nadie extrañará que le dedique este pequeño recuerdo de gratitud y cariño. de Agustinos Recoletos de Filipinas 541 contestó que respecto a la blanqueadura de la Estatua, se había hecho para que se conservase mejor y que era una capa muy tenue, que por sí misma iría desapareciendo; y en cuanto a las lápidas que lo había hecho para que todos pudieran verlas, lo que antes no era tan fácil a causa de la falta de luz en las Cuevas y por otra parte cualquiera habría de comprender que lo que dicen se habrá verificado, no donde están, sino dentro, en las Cuevas. A muchos tengo oído que debieran volverse a su sitio; pero es lo cierto que continúan donde él las puso. En estas Cuevas se hace notar un lugar, que parece la boca de un pozo. Refiérese que por aquí el Santo arrojó al infierno al demonio en una de las ocasiones en que se le apareció y tuvo empeñada lucha con él. En el año de 1887, día de Santiago, abrieron la boca de este pozo y se empezaron a hacer excavaciones para ver lo que en él había; poco era lo que habían profundizado, cuando dieron con un esqueleto bien conservado y se suspendieron los trabajos. No se ha podido averiguar de quién sea el esqueleto; se supone que será de alguno de los muchos caballeros, que en aquellos tiempos tenían devoción al Santo y a este su Monasterio, por lo que querían que los trajesen aquí a enterrar. En dos ocasiones he bajado yo a verlo y siempre se conserva igual. Volviendo a la iglesia, la otra nave pocas particularidades tiene; detras del Altar Mayor se halla la Sacristía, donde estuvo la Capilla Angélica de la Virgen Santa Auria. Fue natural esta ilustre heroína del pueblo de Villarelayo1; desde sus primeros años la dotó el Señor de las mejores disposiciones para la virtud. Llevaba fama el asceterio que había en este convento de vírgenes, que renunciando a todas las cosas de la tierra se consagraban a Dios. Auria, muy joven aún, manifestó a 1 Pueblo a la parte de atrás de los montes de Valvanera y cerca de Mansilla. 542 Boletín Oficial su madre su firme resolución de imitar a aquellas vírgenes, viniendo a este santo Iugar. Mucho sentía la madre desprenderse de aquella hija, en quien le parecía ver continuamente un ángeI: pero al fin, reconociendo que la había recibido del Señor, le dió su permiso y bendición, con que partió gozosa a encerrarse en este retiro y no volver a pisar el mundo, queriendo ser toda y sola para Dios. Su vida fué un prodigio: en este sitio tuvo su celdilla, sumamente angosta y pobre, de la cual no salía nunca sino obligada por necesidades inevitables. Todo el tiempo lo ocupaba en penitencias, con que mortificaba el cuerpo, o en la oración, en que su alma se olvidaba completamente de sí para no tener más pensamiento que en su Dios. No transcurrió mucho tiempo y ya el Señor quiso demostrarle cuánto le agradaba aquella vida más angélica que humana, levantándola a la contemplación de las cosas celestiales y dándole a gustar las delicias del Paraíso en éxtasis sublimes en un arrobamiento continuado, que duró hasta su muerte. El tercer día de Navidad de 1068. acabados los Maitines, fué regalada con la visita de las bienaventuradas Santa Águeda, Santa Cecilia y Santa Eula!ia, la cuales le mostraron una escala por la que subían al cielo las almas justas y llevándola por ella la condujeron a unos lugares apacibles y hermosísimos y allí quedó extasiada con la vista de una multitud innumerable de espíritus bienaventurados, que gozaban de la visión beatífica. Pasaron once meses y entonces fué la misim Reina de las Vírgenes, María Santísima, la que, acompañada de un gran coro de ellas, descendió de su trono celestial y vino a la pobre celdilla de Auria colmándola de delicias ultraterrenas y dándole la nueva gratísima de que dentro de poco dejaría este mundo y la llevaría con todas aquellas compañeras. Todo se cumplió puntualmente a los pocos meses. El 11 de Marzo del año 1070 fué el día feliz anunciado y Auria toda enamorada de su Dios vió el suspirado momento, de Agustinos Recoletos de Filipinas 543 en que, disueltas suavemente las ligaduras que aún retenían en el cuerpo su alma, ésta alzó libre y llena de gozo su vuelo hasta las espléndidas mansiones del Cordero Inmaculado. Contaba tan sólo 22 años de edad. Asistiéronla hasta el último instante el P. Abad de este Monasterio y el Monje Munio. También se hallaba presente Amuna, su madre, la cual siguió las huellas de la hija, quedándose aquí, donde acabó sus días con una muerte también muy piadosa. La sepultura de Sta. Auria estuvo en el lugar que corresponde al tercer peldaño de la escalera que hay en la sacristía: sus Reliquias están en el Monasterio de abajo desde el siglo XVII. El monje Munio escribió la vida de la Santa en versos latinos. Sandoval dice que no se determinó a publicarla por ser el estilo de pésimo gusto. Ahora hay quien la ha buscado con interés; yo mismo he pasado ratos revolviendo el Archivo por ver si daba con ella a petición de un ilustre publicista, que tanto trabaja en Revistas extranjeras y con otros escritos por la gloria de Dios y de la Religión. Este es el P. M. Jérobin, Benedictino de la Congregación de Solesmes; pasó algunos años en España y estudió nuestras antigüedades; después fué a Inglaterra, donde es Prior de S. Miguel en Jarnborough (Hants). Hace algunos años publicó unas lecciones de la Santa, las que, me dice, sacó de un manuscrito de la Biblioteca nacional de París; son las mismas, que trae el antiguo Breviario Emilianense. Sí tenemos la vida de la Santa, escrita por Gonzalo de Berceo: refiriéndose a la de Munio, dice: Munio era su nombre, omne fué bien letrado, Sopó bien su facienda: el fizo el dictado Haviagelo la madre todo bien razonado Que no quería mentir por un rico Condado. Preciso es ya que dejemos este lugar de tan benditos recuerdos y al salir a la izquierda se encuentra un Altar del Patriarca S. Benito; un poco más abajo el de la gloriosa mártir S. Lucía. 544 Boletín Oficial Antiguamente había catorce ermitas en todo el camino del Monasterio de abajo a éste para hacer en ellas las Estaciones del Via-Crucis: una estaba dedicada a Santa Lucía. Hoy se celebra la fiesta de esta Santa con Vísperas y Misa cantadas, que son muy concurridas por todos los pueblos del Valle y las aldeas del Condado de Pazuengos. Frente a este Altar hay una columna y adherido ella un nicho cubierto de azulejos con las armas de Navarra; dentro del nicho hay un pedazo de madera, que se ve por una rejilla de alambre; dicen que es de aquella que creció por las oraciones del Santo. Al terminar esta nave se encuentra una puerta, que comunica con el Monasterio. FR. V. J. P. DEL R. A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ ¡OH FELIZ INOCENCIA! Narración histórica I Sería poco más o menos por los años de 1624, cuando después de haber descansado algunos meses en Goa, ciudad de la India Portuguesa, con objeto de reparar gravísimas averías y quebrantos padecidos en espantosa borrasca, resbalaba majestuosamente por el mar de las Indias, con rumbo hacia Europa, una fragata española, procedente de nuestros inmensos y feracísimos dominios, hoy tan torpemente perdidos, de las Islas Filipinas. Contábase entre los pasajeros un religioso extremeño de la Orden de Agustinos Recoletos, llamado Fr. Diego de la Anunciación1, que, a causa sin duda de haber sido en su juventud íntimo amigo del insigne hermano Carmelita Descalzo Fr. Francisco del Niño Jesús, habíase distinguido siempre por un amor tan grande hacia el Divino Infante, que en su oración, favorecida frecuentemente con sobrenaturales éxtasis y visiones del cielo, ningún asunto hallaba tan atractivo y regalado para su alma como la contemplación de un Dios Omnipotente reducido a gemir entre las miserables pajas de un establo, ofreciéndose a su Eterno Padre por la salud del mundo. Notable entre los muchos que en su Sagrada Orden han brillado por 1 Véase la vida de este Padre en el tomo 2.º de la Historia General de los Agustinos Descalzos, Década cuarta, cap. 5, pár. 5. 546 Boletín Oficial lo acendrado de sus virtudes, de él nos ha dejado dicho uno de sus últimos confesores no haber cometido en su vida culpa grave; siendo tal la fama de su santidad, que el Emmo. Cardenal Zapata, prendado de su modestia, arrodillóse un día públicamente en su presencia y le besó la mano. Alistado, pues, voluntariamente, siendo Rector del Colegio de Recoletos en Salamanca, entre los primeros Religiosos, que en número de 14 enviaba a Filipinas el año 1605 la por entonces naciente Congregación a que pertenecía, y participante, por tanto, algunos años de los indecibles trabajos y penalidades de aquellos infatigables Apóstoles de Jesucristo, regresaba el bendito Padre a la madre patria, conduciendo consigo los más preciados e inestirnables tesoros de virtud y de merecimientos, que pudo acumular su insaciable avaricia y solicitud en el lucrativo negocio de la salvación de las almas. Negocio en el cual, a pesar de sus reconocidas aptitudes y de haber agotado los recursos de su habilidosa diplomacia, no había podido, sin embargo, evitar dos sensibles quiebras de que aún se lamentaba frecuentemente. Fué la una que, deseando pasar de Filipinas al próximo Imperio del Japón, donde tantos habían logrado enriquecerse con la inapreciable corona del martirio, por más vueltas y revueltas que le dió al asunto, no hubo manera de que alcanzase favorable despacho a su demanda. La otra fue, que apenas había conseguido, a fuerza de política y habilidad, le permitiesen entrar en Zambales, provincia filipina, no menos feraz y abundante por entonces en perlas y diamantes de sufrimientos, cuando a petición de la ciudad en pleno de Manila, que lo reclamaba como suyo, tuvo que darse otra vez por vencido y regresar a la casa paterna, perdiendo, como él decía, la más hermosa ocasión de trabajar en aquella hacienda tan inculta y por ende tan necesitada de animosos operarios. En este mismo viaje a que nos referimos, no fué pequeño el contratiempo que tuvo que padecer el P. Diego a su llegada a Goa. Abierta la llave y por completo inutilizada en la espantosa tempestad del mar de Malaca, a que arriba aludíamos, y persuadidos todos los navegantes de que sólo a las oraciones del P. Diego debían su existencia, no hay que decir la conmoción que el relato de todo ello de Agustinos Recoletos de Filipinas 547 causó en aquella famosa Metrópoli, ni la veneración y los aplausos que por tal causa vinieron a torturar la modestia del santo religioso, quien precisamente, como estaba en la conciencia de todos sus combarcanos, había huido de Manila, por evitar las excesivas consideraciones y alabanzas de que allí se le hacía objeto. –Pues sí, P. Diego —decía cierto día el capitán de la fragata— yo creí que a usted se debía en gran parte la conquista de Zambales. –Nada de eso, señor capitán: esta conquista es debida, sí, a los Religiosos de mi amada Congregación; pero yo no he tenido para ella más que buenos deseos. Los dos grandes apóstoles de Zambales son los Padres Andrés del Espíritu Santo1 y Rodrigo de San Miguel2, ambos combarcanos nuestros, como usted recordará. –Pues ¿no fué el P. Andrés el que murió días antes de que llegásemos a Manila? –Sí, señor; pero aquel era otro: aquel era el P. Andrés de S. Nicolás. Este, que yo digo, es uno de aquellos dos jovencillos... –¡Ya, ya, ya! Ahora caigo... justo, justo... que les llamábamos José y Benjamín. ¿Verdad? –Sí, señor; José precisamente es el P. Andrés el Zambaleño y Benjamín, hoy el P. Rodrigo, es el otro que he dicho Apóstol de Zambales. –¡Vaya, hombre! que todo sea por Dios. ¡Conque los dos tan famosos y tan infatigables! ¡Pues poco que yo gozo con saber de ellos tan buenas noticias! No crea V. que, porque se me haya trasconejado el nombre de José, no tengo yo presentes y muy presentes a todos y cada uno de aquellos religiosos. ¿Cómo me voy a olvidar yo, por ejemplo, del P. Andrés de San Nicolás? ¡Vaya un hombre! ¡Vaya un santo! ¡Cuántas veces he llorado acordándome de él! Aquel sí que fué verdaderamente nuestro Práctico, ni más ni menos que los Prácticos que acostumbramos tomar para los puntos arriesgados y desconocidos! Pasado el lugar del peligro, desembarcan estos en el puerto más próximo. De la misma suerte, apenas el P. Andrés nos hubo sacado a salvo de aquel naufragio inevitable, desembarcó, para no volver más a embarcarse, en el puerto más próximo de la 1 2 Véase el tomo 3.º, Década 7.ª, cap. VI, pár. 1.º, pág. 510. Id. id. tomo 2., Década 4.ª, Cap. VI, pág. 70. 548 Boletín Oficial gloria. Sí, señores, aquel hombre vivía más cerca del cielo que de la tierra. –¿Naufragio tuvieron Vds.? –No, señores; no se verificó, gracias a un milagro bien patente de la Divina Providencia. –Cuéntelo V. ya todo. –Pues, nada: que como ya saben Vds. lo que suele suceder desgraciadamente donde abunda la gente joven y mucho más la soldadesca, que el buen humor y la jovialidad propia de los pocos años fácilmente degeneran en excesivos y llegan a ser margen de muchos abusos y ofensas a la santa moral, sucedió tambien en nuestro viaje que, abusando sin duda de lo bonancible de los elementos, y tomando ocasión para olvidar el temor de Dios de lo que solamente debiera ser motivo pata serle más y más agradecidos, introdujéronse cierta licencia y desenvoltura así en palabras como en acciones, las cuales, a la verdad, no eran muy propias de personas cristianas, a la vez que ni podían ni debían ser toleradas por los PP. Recoletos que a bordo iban. No es esto decir que tanto los PP. como el Capitán de la fragata no les hubiesen avisado y reprendido repetidas veces. Pero vamos al caso de que una tarde nos congrega dicho P. Andrés sobre la cubierta del barco, hácenos una seña de que descubramos nuestras cabezas, traza sobre su pecho la señal de la Cruz y comienza a dirigirnos la palabra, hablándonos del pecado y de la muerle; pero con una unción, con una ternura, con una vehemencia…, en fin, de una manera tan conmovedora, que el mismísimo S. Vicente Ferrer es imposible que lo hiciera mejor. ¿Quién sabe, hermanos míos, —nos dijo en un arranque de dolor que estremecía el alma— quién sabe lo que puede sucedernos en esta misma noche? ¡Ay del infeliz que se halle en desgracia de Dios! –Miren, Vdes.; aquello no era para descrito. Inmediatamente que el Padre hubo callado, corrimos todos a hacer una dolorosa confesión de nuestras culpas. Si alguno dejó entonces de confesarse, fué porque su enmarañada conciencia no le permitía hacerlo tan en breve1. Pues bien, señores; ¿querrán Vdes. creerlo? Aquella misma noche, 1 Véase el tomo 1.º, Década 2.ª, cap. VI, pág. 413. de Agustinos Recoletos de Filipinas 549 en que por cierto brillaba la luna en todo su esplendor sobre el firmamento y avanzaba la nave rápidamente y a velas desplegadas sobre el tranquilo mar, a cosa de las once oímos desaforados gritos de la parte de proa: –¡Tierra! ¡Tierra! ¡Que nos perdemos! ¡que nos perdemos! – Figúrense Vdes. la que allí se movió. Ni servían mandatos, ni servían amenazas. ¡Qué confusión, qué de gritos, qué de jaculatorias, qué de promesas! Imposible pintar a Vdes. aquellos momentos de pánico, en que nadie pensaba sino en pedir a todo trance la última absolución de sus culpas y avalanzarse frenéticamente sobre los salvavidas. Mas he aquí que el primero de los Padres que aparece sobre cubierta es el Padre Andrés, que con voz de trueno que domina y subyuga a la muchedumbre, exclama: –No temáis. Yo os prometo en nombre de Dios que no pasará nada. De rodillas todo el mundo. ¡Dios te salve!... ¡Dios te salve!, repetimos todos, cayendo de rodillas. –¡Reina y Madre!, prosiguió el P. Andrés. –¡Reina y Madre!, volvimos a repetir, cada vez más serenos y confiados. Y así fuimos siguiendo, hasta acabarla, esa tan divina plegaria, esa oración tan tierna, tan patética, tan sublime como es imposible puedan comprenderlo cuantos no la hayan rezado, como nosotros la rezábamos ante las puertas mismas de la eternidad. Señores, soy marino y sé lo que me digo: según todas las leyes naturales, nuestra perdición era segura, completamente inevitable. ¿Qué pasó, pues, allí? –No lo sé: lo que sé, es que «fuese entrando la Nao por aquella reventazón (que así la llamamos) como si pasara por un canal; y después de haber navegado buen trecho sin alguna lesión entre tantos arrecifes, nos hallamos en alta mar libres del todo1. Vean Vdes. señores, si tengo yo razón para acordarme por todos los días de mi vida del P. Andrés de S. Nicolás. –En verdad, Sr. Capitán; eso se merece de parte de Vdes. un fervoroso recuerdo. Ese bendito Padre sin duda predijo lo que de antemano sabía. –Pero, ¡ay, amigos! ¡Ojalá hubieran sido esas solas sus predicciones! Por desgracia no fué así. Pasaron pocos días y hallándose tan bueno de salud como cualquiera de los aquí presentes, nos 1 Id. id. pág. 412. 550 Boletín Oficial vuelve a dirigir su fervorosa palabra y por final de su discurso nos dice (1) ¡parece que lo estoy oyendo! –Hemanos míos; ¿qué es la vida del hombre en este miserable mundo? –Como la flor del heno que arrebata el huracán; como la leve espuma esparcida por la tormenta; como el humo que disipan los vientos. Sí, hermanos míos; yo siento mucho contristar vuestra alma con una noticia que sé que ha de afirjiros; pero al mismo tiempo, nunca como ahora necesito que me ayudéis con vuestras oraciones. Pronto tendré que comparecer ante el tribunal de Dios. Mis muchos pecados e ingratitudes para con él, me han privado de la dicha que tendría de ver con vosotros las hermosas tierras, término feliz de nuestro viaje. Yo no llegaré a las Islas Filipinas. Por las entrañas de Jesucristo os suplico que me encomendéis a Dios. Señores, dispénsenme Vds. no puedo proseguir —añadió el Capitán profundamente conmovido—. Sólo diré que al cabo de muy pocos días, hallándonos ya a la vista de las Islas llamadas de los Ladrones, tan próximas a Filipinas, desembarcó el P. Andrés, como he dicho, en el puerto seguro de la gloria. ¿Estnve acertado al decir a Vds. que el P. Andrés fué ni más ni menos que un Práctico que Dios nos dió para completa seguridad de nuestro viaje? –Así es la verdad, Sr. Capitán, respondieron todos no menos conmovidos que él, al escuchar tan tiernas y patéticas escenas. –Vamos, hombre, si aquello no era ni más ni menos que un santo; pero un santo de verdad: –repetía el Capitán con insistencia. –¿Es cierto lo referido, P. Diego? –Es verdad, señores, cuanto acaba de relatar el señor capitán es rigurosamente histórico. Más de cuatro veces hemos recordado todo esto cuantos Religiosos nos hallamos allí presentes, reconociendo en el P. Andrés de San Nicolás un verdadero Práctico, según muy bien dice el Señor, que el Piloto insigne y Patrón de la Iglesia universal, San Nicolás de Tolentino, cuyo nombre y advocación aquél llevaba, y a quien nosotros no cesábamos de invocar, nos concedió para que dirigiese nuestro rumbo con toda felicidad a las Islas Filipinas. Hay que advertir, señores, que lo primero que hicimos todos los Religiosos de Agustinos Recoletos de Filipinas 551 tan pronto como pusimos nuestros pies sobre la embarcación que había de conducirnos hacia Filipinas, fué prometer con toda solemnidad que la primera Casa o Convento que tuviésemos en el Archipiélago se lo habíamos de dedicar a nuestro insigne hermano San Nicolás de Tolentino1. –¿Qué más, P. Diego? ¿No recuerda V. que al morir nos prometió interpondría su valimiento ante Dios, para que cesase aquella peste de calenturas, que tantas víctimas llevaba ya hechas entre los pasajeros?2 –Sí que lo recuerdo. –Pues bien, señores: lo mismo fué morir el bendito Padre que cesar por completo a bordo la enfermedad. –Alabemos a Dios en sus santos —agregó el P. Diego—. No fué menos notable lo que a nosotros nos predijo. –¿Qué fué P. Diego? –Nos dijo a los Religiosos, sus hermanos, que confiásemos en Dios, el cual nos miraba con especial benevolencia, tanto que no habiendo dado nosotros paso alguno para procurarlo, nos aseguró que ya en Manila se nos estaba preparando un conveniente albergue. –¿Y se cumplió, P. Diego? –Se cumplió, señores; y de la manera más providencial que puedan Vds. figurarse. Llegamos a Manila y hospedados allí de Iimosna por algunos días, muy pronto se nos ofreció la coyuntura de poder comprar una casa hemosísima con su huerta adyacente, acabada aquella de construir extramuros de la ciudad para el Sr. Gobernador General del Archipiélago. Por cierto ¡quién se lo había de haber dicho a tan perfecto caballero y fervoroso cristiano! Muy pocos días después que nosotros entraba en Manila, cubierto de laureles y de todos celebrado y aplaudido por sus brillantísimas victorias en la guerra y conquista de Ternate, una de las más hermosas islas Molucas. Mas ¡quién lo creyera! Aún duraba el eco de los aplausos, cuando ya la muerte lo había precipitado en el sepulcro. Compramos, pues, la dicha finca con dinero que sacamos de limosna, y con gran satisfacción de nuestras almas cumplimos la promesa que habíamos 1 2 Id. id. id. pág. 416. Id. id. id. pág. 414. 552 Boletín Oficial hecho a S. Nicolás de Tolentino, no sin que antes se verificase otra escena digna de nuestro eterno agradecimiento al Santo. Como ya antes de nuestra llegada a Manila, le tenían dedicado un altar en su Iglesia nuestros PP. Agustinos Calzados, con gran concurrencia y devoción de los fieles, tuvimos naturalmente nuestros motivos de delicadeza, para no proceder de ligero en el asunto, introduciendo nueva devoción a un mismo Santo, donde tantas podían implantarse de Santos desconocidos. Determinamos, pues, encomendar a Dios la resolución de lo más acertado, y habiendo repetido por tres veces un sorteo con los nombres de muchos Santos, incluso el de S. Nicolás las tres veces salió éste designado por la suerte, o, mejor dicho, por la divina Providencia. Agradecidos entonces a tan señalada deferencia, votámosle todos unánimes, no sólo para Titular de nuestro primer Convento, sino también de la Provincia que con el tiempo haya de erigirse con nuestro personal de Filipinas. ¡Cuánto sería, pues, nuestro alborozo, y cuánta la veneración con que recordábamos las palabras del P. Andrés, cuando, repasando los documentos pertenecientes a nuestra nueva propiedad, nos encontramos con que el día mismo en que se firmaban los despachos reales, autorizando nuestra misión a Filipinas, se comenzaban también a abrir los cimientos de nuestra Casa, hoy Convento que llamamos de Bagumbayan1. ¿Es acaso exagerado el que nosotros conceptuemos en toda esta empresa tan providencial al P. Andrés como un representante que de sí mismo nos dió S. Nicolás, a quien más que a nadie invocamos todos desde que salimos en España de nuestros respectivos Conventos? (Continuará) FR. P. C. DE R. A. R. 1 Id. id. id. págs. 416 y 417. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ SECCIÓN RELIGIOSO-LITERARIA IN HONOREM B. MARIAE SUB TITULO VIRGO DE MONTE CARMELO Aureis Phoebi radiis ubique Fulgurat vultus, tenebrae facessunt, Pluraque extemplo misero resurgunt Jubila mundo. Jam suis saltus recreat canora Frondeos loetis modulis aëdon, Et melos Jesu recinit Mariae Dulce Parenti. Prata pubescunt nivei decoris Floribus; circum volitant puellae Virgini dextris teneris legentes Lilia campi. Hac die cursu latices ruentes Praepeti lymphis, nitidae lucernae Fulgure, illimes referunt Mariam Murmure fontes. Fluctibus pontus tumidis, Mariam Terra Carmeli celebrari Montis Virginem sacram lyrico canendam Carmine certant. Te, salus orbis, misero juvamen Exuli tutum, populi fidelis Laus, decus, Virgo, recolit viator Omnis ovanter. 554 Boletín Oficial Virginem Matrem, resonante plausu, Praecinunt omnes hodie libenter; Ipse festivus modulos rependo Carminis hujus. En sui plectri modulatione Virginem. Domnam recreant Olympi Coelitis cuncti, pariterque fantur: «Sis benedicta». Te ferunt linguae resonantque, Mater, Integram supra Cherubim pudicos; labis Adami celebraris expers Orbe poloque. Concinit splendens chorea Angelorum, Virginum coetu, comitante sacro, Te Redemptoris Dominique Matrem Ætere in alto. Ipse te et Matris titulo Maria Effero gaudens hominum celebri Hoc die, cunctos pariterque sacro Pectoris aestus. Hac die turbae properant ad aras Plurimae, et sistunt tibi corda, voces; Annuens votis generosa confers Munera coeli. Vesti Simoni desuper tributa Anglico exornas prece flagitantes Tartari incursus removenti tetri, Mater amoris. Ipsa te praebens miseris videndam, Poena quos tergit famulos, benigno Corde solaris rutilique pandis Limen Olympi. Quis tui excelsas merito valevit Ore virtutes reboare cordis? Coelicam quisnam quoque caritatem Laudibus almis? Clarior solis radiis nitentis de Agustinos Recoletos de Filipinas Fulgida mentis tenebras opacas Luce propellens, dubio minante, Sis benedicta. Splendidis stellis redimita, Mater, Virgo, bis senis, pedibusque cujus Luna se subdit reverens, in aevum Sis benedicta. Cujus effulti precibus potenter Horridae cuncti subigunt gehennae Principem, technas nihilique pendunt, Sis benedicta. Cujus obtentu valido beati Regna post partum petimus triumphum Siderum tandem sine noxa, in aevum Sis benedicta. ORATUM Intacta Mater Numinis Benigna quotquot criminum Saevum premit nunc vinculum Tuos lacertos porrige; Praebeque in aevum munere Illis quietis perfrui. Jessea Virgo nobilis, Orbis renitens lucifer, Jesu fidelem, flagito, Hesperiam tu protegas, Eam regentes adjuves, Tuaque luce dirigas. Praecelsa custos virginum, Pubi in periclis adsies Te diligenti praepotens; Ne foedet usquam turpiter Mores, lues libidinis, Beata Virgo, candidos. Adesto votis supplicum, Prati superni lilium; Plagisque cunctis, horridi Quas turbo Martis obrui, Optata Sedi pignora Pacis Petri jam conferas. Nostri memor sis, aequoris Soecli procellis tundimur; Omnes baratrhi sedula Syrtes dolosas amove; Ubique lenis asside Donec sopor nos occupet. Marcilla 7 6 15. Fr. C. L. A S. C. J. O. E. R. S. A. 555 NECROLOGIO Nuestro Reverendísimo Padre Prior General, en respetable oficio de fecha 6 del corriente mes de Junio, se ha servido participar que aunque no se le había comunicado oficialmente, le constaba por conducto fidedigno el fallecimiento, en la República de Colombia, del R. P. Lector y Ex-Definidor General Fr. Santiago Matute del Santísimo Cristo de la Tercera Orden. No se dan más detalles en el citado Oficio, y es, sin duda, que su Reverendísima ha preferido el anunciar cuanto antes tan sensible pérdida a fin de que no se retarde el cumplimiento de sufragios por el alma del finado. Nuestro benemérito Religioso nació el 23 de Mayo de 1857, en Tarazona (Zaragoza) y profesó en 27 de Marzo de 1875. Dotado de excelentes dotes para el magisterio, fué Profesor de Latinidad por espacio de cinco años en los Colegios de Monteagudo y San Millán, y desempeñó el oficio de Organista en los tres Colegios de España durante once años; tuvo a su cargo, diez y ocho meses (en 1885-86) la parroquia de San Millán, y la cátedra de Filosofía en Monteagudo en los cursos de 1886-87 y 1887-88, habiéndosele expedido antes el título de Lector correspondiente. El 28 de Noviembre de 1888 se embarcaba en Santander, en el vapor «Saint Laurent», la primera Misión que se dirigía a la República de Colombia, a dar comienzo a la magna y sublime empresa de la restauración de nuestra Provincia de la Candelaria. Siete eran los Religiosos, llenos de celo por la salvación de las almas y dispuestos al sacrificio, los que componían esta Misión, entre los cuales se encontraba nuestro amado y nunca bien llorado hermano, Padre Santiago Matute. Dicha Misión tuvo el honor de estar presidida por el siervo de Dios. P. Fr. Ezequiel Moreno del Rosario. de Agustinos Recoletos de Filipinas 557 Llegado a Colombia el 17 de Diciembre del mencionado año 1888, cooperó eficazmente con sus trabajos apostólicos a la restauración de la Provincia de la Candelaria, de la que fué nombrado Provincial en 25 de Mayo de 1895; y posesionado de su gobierno en 3 de Julio de dicho año, desempeñólo con el mayor acierto hasta 1901, en que fué nombrado Definidor General, permaneciendo en este cargo hasta el año 1908, en que se celebró nuestro Capítulo General. Tuvo en Colombia la representación de N. Rvmo. P. Comisario General Apostólico para asuntos extraordinarios; misionó y ejerció su sagrado ministerio en diversas poblaciones de aquella República, siéndole concedido el título de «Misionero Apostólico ad honorem ex audientia habita cum Ssmo. Papa Leon XIII» el día 23 de Junio de 1889; se le confirieron facultades extraordinarias y cuasi episcopales para con sus súbditos durante el tiempo de su Prelacía, y tenía licencias de confesar, en toda su amplitud en muchas Diócesis de España y Colombia. En 1892 fué nombrado Vice-Presidente; y al año siguiente, Presidente de la Congregación de San Luis Gonzaga, que fomentó y elevó en Bogotá a un alto grado de prosperidad; y posteriormente vémosle de fundador, Director y Redactor de la Revista, órgano de dicha Congregación, titulada El Congregante de San Luis, Confesor ordinario y extraordinario de varios Conventos de Religiosas, Director espiritual de las Escuelas de San Vicente de Paúl, de Bogota; Catedrático de Religión del Instituto Nacional de Artesanos, nombrado por el Ministro de Instrución Pública; Socio-vocal honorario de la Sociedad Española de Beneficencia y Miembro del Comité Nacional de Colombia, nombrado por la Delegación Apostólica para organizar las fiestas del Homenaje universal a Jesucristo Nuestro Señor. En Septiembre del expresado año 1901 fué nombrado, como ya hemos insinuado, Definidor General de nuestra Orden, con residencia en Madrid. Terminado dicho oficio, regresó a Colombia, a continuar sus tareas evangélicas, dedicándose de un modo especial al confesonario y al púlpito. Muchos son los trabajos literarios de nuestro benemérito Religioso, los cuales tan justa fama le han conquistado. Entre estos, varios han quedado inéditos, y algunos han sido dados a la imprenta. Su relación puede verse en el Catálogo de los Religiosos Agustinos 558 Boletín Oficial Recoletos de la Provincia de San Nicolás de Tolentino, dispuesto por el M. R. P. Fr. Francisco Sádaba del Carmen, página 796. Al recordar a nuestro hermano en nuestras oraciones, no perdamos de vista las virtudes que durante su vida le adornaron, y procuremos imitarlas. Grabemos en nuestro corazón estas palabras Sic transit gloria hujus mundi, y brote de nuestros labios la oración que le alivia, por si acaso necesitase, al que en vida le conocíamos, y tratamos, y le quisimos en Dios y para Dios. R. I. P. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ DOCUMENTOS INÉDITOS RESEÑA HISTÓRICA de nuestra Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas, desde su origen hasta el año 1750, escrita por el Vble. P. Rector Provincial Fr. José de la Concepción (Continuación) AÑO DE 1609 21. Este año determinó dicho V. P. Vicario Provincial que se continuase la gloriosa empresa de nuestra predicación evangéiica hasta llegar a los límites de la costa de Zambales y su cordillera, que es la isla que llaman de Bolinao, que está a unas 50 leguas al Norte de Manila. Habían estado antes en esta isla nuestros PP. Agustinos Calzados y por la ferocidad y bárbaras constumbres de sus habitadores que amenazaban de muerte a los ministros del Evangelio, abandonaron esta isla por el poco o ningún fruto que esperaban de ella. Por cuyo motivo a pedimento del M. I. Sr. Gobernador y C. General D. Rodrigo de Rivero y del M. I. y V. Deán y Cabildo de Manila, despachó el P. Vicario con destino a Bolinao a los VV. Padres Cristóbal de Cristo y Fr. Andrés del Espíritu Santo, que había reducido y fundado el pueblo de Masinloc. Llegaron a Bolinao los dos religiosos bien penetrados de su misión, sustentáronse algunos meses con yerbas del campo solamente, cuando de improviso hasta este 560 Boletín Oficial sustento les quitó la crueldad de aquellos infieles, para que de hambre muriesen o la necesidad les obligase a dejarlos en sus malas constumbres. Hubiera sucedido así, si Dios Nuestro Señor no les hubiera asistido con su santa gracia, como suele en los casos más estrechos. 22. Perseveraron los dos religiosos tolerando y sufriendo miserias infinitas por algún tiempo, hasta que compadecido el Señor de sus trabajos, después que mediante su predicación se convencieron aquellos bárbaros porque, viendo a los misioneros tan pacientes y humildes, se persuadieron a que no podían dejar de tener razón en lo que les enseñaban y predicaban. Por este medio se sujetaron al suave yugo del Evangelio, recibieron la doctrina cristiana y se bautizaron muchos. El número de estos fue de mil y seiscientos y con ellos fundaron dichos Padres en la referida isla, la iglesia, pueblo y convento de Bolinao. Aquí sucedió otro caso como el que llevo referido en los números 17 y 18 del V. P. Rodrigo en el bosque de los pajos. Supieron los ministros que la mayor parte del pueblo había ido a un cañaveral cercano para venerar a las cañas como dioses. Fueron los Padres y cortaron las cañas, no sin sorpresa de los infieles, que creían había de morir quien osase tocarlas. Los neófitos se confirmaron en la fe. FR. JOSÉ DE LA CONCEPCIÓN (Continuará) TIP. DE SANTA RITA Año VI Julio-Agosto de 1915 Núm. 62 BOLETÍN OFICIAL DE LA PROVINCIA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO DE FILIPINAS de la Orden de Agustinos Recoletos SECCIÓN LITÚRGICA I ¿En qué días se pueden celebrar las misas privadas de Requiem? No intentamos en este artículo tratar de las misas cantadas de Requiem, puesto que «Leges pro Missis Defunctorum in cantu immutatae manent»1. Siguen, pues, rigiendo los varios decretos de 1 Rubricae in recitatione divini Officii et in Missarum celebratione servandae ad norman BuIlae «Divino afflatu». (Titul. X n. 5.) 562 Boletín Oficial la S. C. de Ritos, que sobre esta materia trae Mach-Ferreres en los números 208, 209. 210 y 211. Sólo hay que advertir que antes había algunos días en que por prescripción de las rúbricas del Misal debían celebrarse en las Catedrales y Colegiatas dos misas: una pro Defunctis y otra del día (Rubr. gen. Missal. tit. V-1-2). Pero las rúbricas disponen ahora que: «In Ecclesiis, in quibus adest obligatio Chori, una tantum Missa cum assistentia Choralium semper celebretur; et quidem de Officio diei, nisi aliter Rubricae disponant aliae Missae quae hucusque cum praedicta assistentia celebrabantur, in posterum extra Chorum legantur, post propriam Horam Canonicam». Se exceptúan de esta regla, por lo que hace a las misas de Requiem, la del aniversario del último Obispo difunto, y de todos los Obispos y Canónigos; y todas las de fundación1. Dejando, pues, a un lado las misas cantadas de Requiem, veamos lo que acerca de las rezadas dicen las rúbricas: «Missae autem privatae pro Defunctis quocumque die dici possunt praeterquam in festis duplicibus et Dominicis diebus». (Rubr. gen. Missal. V-2). Luego según esta rúbrica pueden decirse en cualquier día de rito semidoble o simple. Sin embargo, por un decreto de la S. C. de Ritos del 30 de Junio de 1896 (n. 3922, III. 2), se prohíben en absoluto las misas pro Defunctis en las Vigilias e infraoctavas de la Natividad y Epifanía del Señor, el miércoles de Ceniza, desde el Domingo de Ramos hasta después de la octava de Pascua, en la Vigilia de Pentecostés y durante las octavas de Pentecostés y Corpus Chisti; y también en los domingos per annum y en las fiestas dobles, aunque no sean de precepto, sin que valga costumbre alguna en contrario. Todavía vienen a limitar más el número de días en que se pueden decir misas rezadas de Requiem las rúbricas del nuevo Salterio. En el número 2 deI título X se lee lo siguienle: «En las ferias de Cuaresma, de las Cuatro Témporas, en la segunda de Rogaciones, y en las Vigilias, si ocurre algún Oficio de fiesta doble (mas no de primera o segunda clase) o semidoble, las misas privadas podrán decirse ad libitum, o de la fiesta con conmemoración y último Evangelio de la feria o de la Vigilia con conmemoración 1 Ibid. Titul. XII. de Agustinos Recoletos de Filipinas 563 de la fiesta: se prohíben sin embargo las misas votivas privadas, o las privadas pro Defunctis: las cuales quedan igualmente prohibidas en la feria a la que se haya de anticipar, o en la que se haya de reponer la misa de la Dominica. Mas en la Cuaresma podrán celebrarse misas privadas de Difuntos todas las semanas en el primer día libre en el Calendario de la iglesia en que se celebra la misa». En el número 5 del mismo título X se aclara mejor esta cuestión de las misas rezadas de Requiem, y se dice que: «Estas misas rezadas están permitidas en los dobles tan solamente in die obitus, vel pro die obitus, con tal que no sea fiesta de precepto, o doble de primera o segunda clase, o una de las ferias que excluyen los dobles de primera clase1. Mas en cuanto a las misas rezadas de Difuntos, que se hayan de decir en los días de rito semidoble o simple, en adelante nunca podrán celebrarse en las ferias mencionadas en el número 2, salva no obstante la excepción que allí se hace. Sin embargo, en estas misas de feria podrá añadirse una oración en penúltimo lugar, según las rúbricas, por los Difuntos por quienes se aplica el Sacrificio. Pero como hasta ahora las misas de Difuntos debían celebrarse in nigris para que se les pudieran aplicar las indulgencias de altar privilegiado, en adelante concede benignamente el Sumo Pontífice las mismas indulgencias, aunque se diga la misa de la feria, con la oración pro Defunctis (2)2. En las demás ferias per annum no exceptuadas en el número 2 y en los semidobles, infraoctavas no privilegiadas y simples, podrán decirse 1 Como aquí nada se dice de las octavas, las misas de die obitus, aut pro die obitus solamente quedan prohibidas por esta rúbrica el lunes y martes después de Resurrección y Pentecostés, que son dobles de primera clase; y en cuanto a las ferias sólo el miércoles de Ceniza, lunes, martes y miércoles de la Semana Santa, y en las Vigilias de la Natividad del Señor y Pentecostés, pues todos estos días excluyen lo dobles de primera clase. 2 Hoy ni aun esto se necesita; pues a petición de la Suprema S. C. del Santo Oficio S. S. Pío X el 20 de Febrero de 1913 se dignó aprobar un decreto en el que se dice que: «Ad Altaris privilegiati, quod vocant, Indulgentiam lucrandam, non amplius in posterum sub poena nullitatis requiri, Missam de Requie aut de feria vel vigilia cum Oratione defuncti propria celebrari; id tamen laudabiliter fieri, cum licet ac decet, pietatis gratia erga defunctum. (Acta Apost. Sedis, 1913 pag. 122.)» 564 Boletín Oficial misas de Difuntos como también otras votivas, según las rúbricas». Publicada la Constitución de Pío X «Divino afflatu» con las rúbricas del nuevo Salterio, en cuyo título X, como queda expuesto, se restringen los días en que pueden celebrarse las misas rezadas de Requiem, surgieron algunas dudas con respecto a estas misas en algunos lugares y órdenes religiosas, que gozaban de algunos privilegios, para poder celebrarlas en otros días fuera de los permitidos en los números 2 y 5 del título X de las citadas rúbricas. Para dirimir estas dudas, la S. C. de Ritos, publicó un decrego el 8 de Febrero de 1913, en el que, firmis manentibus legibus et privilegiis Missas solemnes recipientibus, determinó y declaró en cuanto a las misas privadas lo siguiente: «IV. El privilegio de misa rezada pro Defunctis concedido a algonos lugares u órdenes para poder celebrarlas dos o tres veces a la semana, aunque ocurra algún doble mayor o menor, en adelante se ha de aplicar de modo que se entienda concedido tan sólo para aquellos días en que no ocurra alguna feria o vigilia ut supra. Quedan, pues, prohibidas en estas ferias o vigilias las misas rezadas pro Defunctis, exceptúanse las misas in die obitus vel pro die obtus, en aquellas iglesias en donde se celebran los funerales de algún difunto con misa cantada: exceptúase también la única misa que puede celebrarse por un difunto pobre, según el decreto del 9 de Mayo de 1899, n. 40241: las misas que se celebran en las capillas de los sepulcros conforme al decreto del 19 de Mayo de 1896, n. 39032; y por último las misas rezadas en el primer día libre de cada semana durante toda la Cuaresma según las nuevas rúbricas. Por 1 2 An pro paupere defuncto, cujus familia impar est solvendo expensas Missae exequialis cum canto, haec Missa legi possit sub iisdem clausulis et conditionibus, quibus praefata Missa cum canto concedigtur? –R. Affirmative, seu permitti posse, in casu, Missam exequialem lectam, loco Missae cum cantu; dummodo in Dominicis aliisque festis de praecepto non omittantur Missa Officio diei currentis respondens. (9 Maj. 1899, n. 4024). Aucto, postremis hisce temporibus, maxime in calendariis particularibus, Officiorum duplicium numero, etc… 1. «In quolibet Sacello sepulcreti rite erecto vel erigendo, Missas quae inibi celebrari permittuntur, posse esse de Requie diebus non impeditis a Festo duplici primae et secundae clasis, a Dominicis aliisque festis de praecepto servandis, nec non a Feriis, Vigiliis, Octavisque privilegiatis». de Agustinos Recoletos de Filipinas 565 concesión de la Santa Sede todavía se consideran válidos, hasta que expiren, los Rescriptos quinquenales, concedidos a algunas Diócesis y Provincias Religiosas extranjeras, de celebrar dos veces por semana misas rezadas de Requiem, en el día de óbito o deposición, tercero, séptimo, trigésimo y aniversario». Hemos visto hasta aquí cuándo se permite celebrar las misas privadas pro Defunctis. Pero ¿hemos de concluir de todo to dicho que se deben celebrar siempre que las rúbricas no las prohíban? Antes de contestar a esta pregunta conviene advertir que, como hemos visto, tanto los nuevos decretos como las rúbricas del nuevo Salterio tienden a limitar los días, en que antes estaba permitido celebrar privadamen te pro Defunctis; y que hasta en los semidobles y simples ya no hay obligación de celebrar in nigris, ni de decir la oración propia del difunto en la misa de la feria o de la vigilia, cosa que antes se exigía como condición sine qua non para ganar por los difuntos las indulgencias de altar privilegiado; aunque puede hacerse laudabiliter cum licet ac decet, pietatis gratia erga defunctum. También se debe advertir que según las rúbricas del Misal, mientras sea posible, debe conformarse la misa con el oficio del día: Quoad fieri potest Missa cum Officio conveniat. (Rubr. gen. Missal. IV-3). Y con mucha razón, porque, siendo la misa la parte más noble de las Horas Canónicas, no debe cambiarse aunque las rúbricas lo permitan, como no haya una causa que lo justiflque: Id vero passim non fiat, nisi rationabili de causa. (Rubr. gen. Missal. tit. IV-3). Luego hemos de contestar a la pregunta de arriba que para celebrar de negro, no basta que las rúbricas dejen en libertad al sacerdote para decir la misa del día o la de Requiem; se necesita además que haya alguna causa que justifique esta mutación, como el tener, por ejemplo, que aplicar la misa por algún difunto. Pero ocurre con harta frecuencia que el celebrante no sabe si debe aplicar su misa por los vivos o por los difuntos; como cuando el que se la encarga sólo le exige que la diga a su intención, o, como ordinariamente sucede a los sacerdotes regulares, que deben aplicarla a intención del superior de la casa. En el primer caso lo más conforme con las rúbricas es celebrar la misa del día, aunque sea 566 Boletín Oficial semidoble o simple y se pueda celebrar in nigris: porque por una parte no le consta si tiene causa para cambiar la misa del día por la de Requiem, y por otra, aunque debiera aplicarla por los difuntos, en cuanto a la substancia o ex parte Sacrificii lo mismo les aprovecha una misa que otra. Por lo que hace a los sacerdotes regulares, dice Mancini, fundador de las Efemérides litúrgicas, que desde la última mitad del pasado siglo, fué introduciéndose la costumbre, sobre todo en las casas religiosas, de no preparar en la sacristía más que ornamentos negros en los días, que las rúbricas permiten las misas de Requiem, para que todos los sacerdotes, menos el que debe decir la misa conventual, celebren la misa cotidiana de difuntos. Esta costumbre si bien es la más cómoda, no es la más conforme con las rúbricas del Misal; porque si las misas o por lo menos alguna de ellas se han de aplicar aquel día pro vivis, no hay motivo para que se celebren todas de negro. Verdad es que, como enseñan los moralistas, valen las misas celebradas in nigris, aunque se apliquen por los vivos; como valen también las misas del día, aunque se digan por los difuntos. Pero, como aquí no se trata de la validez sino de la licitud, hay que decir que lo primero no es lícito, por ir contra las prescripciones de las rúbricas; pero sí lo segundo porque en ninguna parte se prohíbe. Mas, como a pesar de esto, no faltan autores doctos y piadosos, que opinan que, por la costumbre ya introducida, hasta la facultad, concedida por las rúbricas, de celebrar en ciertos días la misa pro Defunctis, para que cualquiera pueda ad libitum hacer uso de esta facultad, sin ninguna obligación de atender a si debe aplicar la misa por los vivos o por los difuntos, convendría, dicen las Efemérides litúrgicas, que la Santa Sede declarase su parecer sobre este particular. II ¿Qué Calendario se debe seguir en una Iglesia Catedral encomendada al clero Regular? Varios son los decretos dados por la S. C. de Ritos para definir los derechos de los Regulares en cuanto al uso de su propio calendario. de Agustinos Recoletos de Filipinas 567 En ellos se determina que, cuando los Regulares tienen calendario propio, pueden usarlo en sus iglesias, no sólo cuando éstas son estrictamente regulares, sino aun cuando sean también parroquiales, siempre que estén incorporadas al Monasterio o Casa Religiosa in perpetuum, y la Comunidad celebre en ella los Oficios divinos; como sucede, por ejemplo, en nuestra iglesia de San Millán de la Cogolla. Así consta por el decreto 4252 Secovien del 22 de Abril de 1910. Pues habiéndole prepuesto el obispo de Seckau a la S. C. de Ritos esta duda: «An Regulares, qui Paroeciam in dioecesi administrant, sive Ecclesia Parochialis sit Monasterio incorporata sive non, teneantur in Missis servare Kalendarium Ordinis, an Kalendarium dioecesanum? –Et S. R. Congregatio, exquisito voto Commissionis Liturgicae, proposito dubio ita respondendum censuit: Si Paroecia sit Monasterio vel Domui Religiosae incorporata, aut ejusdem Monasterii seu Domus curae in perpetuum vel indefinitu tempus concredita, vel Communitas apud ipsam Parochialem Ecclesiam Divina peragat Officia, in Missis Kalendarium Religiosorum semper adhibeatur; secus item in Missis Kalendarium Dioecesanum semper servetur; juxta Decreta num. 4051 Urbis, 15 Decembris 1899, et Canonicorum Regularium Lateranensium Congregationis Austriae, 11 Februarii 1910»1. Pero no sólo deben usar los Regulares su calendario propio en sus iglesias, sino también los demás sacerdotes extraños, que vengan a celebrar en ellas; mas si se trata de una iglesia, que no es propiamente regular, o que no está encomendada a una Familia Religiosa, sino a una persona privada de la misma Comunidad, entonces las funciones litúrgicas deben regirse, no por el calendario de la Orden, a que pertenece el sacerdote que tiene a su cargo aquella iglesia, sino por el calendario diocesano. Así lo dispuso la S. C. de Ritos el 15 de Diciembre de 1899 en el decreto núm. 4051 que dice: II. In ecclesiis alicui Religiosae Familiae concreditis, Sacerdotes exteri in illis celebrantes tenentur ne sequi Calendarium ejusdem Familiae proprium, si habeatur? III. Num idem sit dicendum de Ecclesiis, quae non Religiosae Familiae, sed tantum alicui personae 1 Acta Apostolicae Sedis. Vol. II, num. 7, pag. 296. 568 Boletín Oficial privatae, etsi ad eamdem Familiam pertinenti, commissae sunt? –R. ad II, Affirmative, ad III, Negative. Fundados en estos decretos y en otros semejantes los PP. Carmelitas Descalzos, que con un celo superior a todo encomio ejercen en Verápoli (en la India inglesa) el ministerio parroquial, creían que, por estar encargados de la Catedral, no sólo podían celebrar en ella las funciones eclesiásticas según el calendario de su Orden, sino que debían también conformarse con él los sacerdotes seculares, que en ella celebrasen, y hasta del mismo Arzobispo. No opinaba del mismo modo el Arzobispo, aunque era también de la misma Orden Carmelitana; no sólo porque Episcopus regularis debet recitare Officium suae dioecesis S. R. C. 11 jun. 1605; sino porque decía además que los decretos citados no debían aplicarse a las iglesias Caledrales y Metropolitanas. Llevada la cuestión a la S. C. de Ritos, vemos la propuesta y resuelta en los términos siguientes: SACRA CONGREGATIO RITUUM. –Verapolitana. –Dubium. –Archiepiscopus Verapolitanus sacrae Rituum Congregationi pro opportuna declaratione haec quae sequuntur reverenter exposuit: In loco Veraopy exstat Ecclesia Metropolitana, mater omnium ecclesiarum archidioecesis Verapolitanae, in qua tamen Religiosi Carmelitani Discalceati, qui ibi residentiam habent, sua officia et suas functiones exercent, necnon et fidelium curae per verbi divini praeconium et administrationem sacramentorum deserviunt. Hinc quaeritur: An in Ecclesia Metropolitana Verapoli Kalendarium regulare Ordinis Carmelitarum Discalceatorum servari debeat, juxta decreta S. R. C. 4150 Ratisbonen., 27 januarii 1905 et 4252 Secovien, 22 aprilis 1910, vel Kalendarium Dioecesanum ab Apostolica Sede rite approbatum? Et sacra Rituum Congregatio, exquisita specialis Commissionis sententia, omnibus sedulo perpensis, proposito dubio respondendum censuit: Negative ad primam partem; et decreta in medium allata non respiciunt ecclesias Cathedrales aut Metropolitanas: Affirmative ad secundam. Atque ita rescripsit et declaravit die 20 martii 1915. –L ✠ S. – Antonius Card. Vico, S. R. C. Pro-Praefectus. –†Petrus La Fontaine, Episc. Charstien, Secret.1 1 Acta Apostolicae Sedis, vol. VII, pag. 150. de Agustinos Recoletos de Filipinas 569 La resolución, como se ve, es terminante: en la Iglesia Metropolitana de Verápoli debe seguirse el Calendario diocesano aprobado por la Santa Sede, y no el de la Orden de Carmelitas Descalzos. Los decretos por estos alegados no se refieren a las Iglesias Catedrales y Metropolitanas. La razón es clara. Las Catedrales no son por su naturaleza iglesias regulares, aunque a veces estén encomendadas a alguna Comunidad religiosa y sea también religioso el Obispo de aquella Sede; sino que de suyo son seculares y pertenecen siempre a la diócesis. Sucede a veces que en algunas Misiones, por falta de clero secular o por alguna otra causa, la Santa Sede, al erigir canónicamente una nueva diócesis, encomienda la Iglesia Catedral al servicio de los Misioneros regulares, que allí comenzaron a esparcir la semilla de la predicación evangélica, y hasta eleva a la dignidad episcopal para aquella iglesia a uno de los Misioneros de la misma Orden; pero esto no deja de ser un hecho transitorio, que no puede constituir un derecho estable, firme y determinado. Y así cambiadas las circunstancias, nada obsta para que la Santa Sede pueda promover al episcopado de aquella iglesia a otro Misionero de distinta Orden o a un sacerdote secular, más aún, puede muy bien poner en ella cabildo secular, que se haga cargo de todas las funciones litúrgicas y parroquiales y eximirla así del cuidado de aquella Orden religiosa. Siendo, pues, las Catedrales por su naturaleza seculares, y debiendo pertenecer a la diócesis, aunque accidentalmente estén encomendadas a alguna Orden religiosa y sea también el Obispo regular, es evidente que los oficios litúrgicos, que en ellas se celebren, han de ajustarse a las prescripciones del calendario diocesano, pues de otro modo se daría la anomalía de que en la iglesia matriz, que es la iglesia del Obispo, deberían hacerse los Oficios divinos según el calendario de la Orden religiosa, que tiene a su cargo aquella Catedral, y en las demás iglesias, que de ella dependen, según el calendario de la diócesis. Y no se diga que esto se opone abiertamente a lo que el derecho dispone con relación a las Abadias Nullius, cuyas iglesias tienen todos los privilegios y honores de las iglesias Catedrales, y cuyos 570 Boletín Oficial Abades como el de Monte Casino y actualmente el de Subiaco1 ejercen en su territorio separado jurisdicción cuasi episcopal sobre el clero y el pueblo; y no obstante tanto ellos como sus monjes usan en sus iglesias no sólo el calendario, sino también el Breviario Benedictino, mientras que los demás clérigos seculares sujetos a su jurisdicción deben rezar por el calendario de la diócesis y por el Breviario Romano. Porque bien examinada la cuestión, aparece a primera vista una gran disparidad entre ambos casos. Las iglesias de los Obispos pertenecen a la diócesis, las de los Abades a la Orden regular, las primeras son seculares, las segundas regulares; aquellas son Catedrales por su propia naturaleza, estas lo son también pero por privilegio, esto es; en cuanto que los Romanos Pontífices suelen conceder a los Abades Nullius jursdicción cuasi episcopal extra claustra sobre el clero y el pueblo. Luego en las primeras se debe rezar por e! calendario de la diócesis y el Breviario y Misal Romanos, mas en las segundas deben ajustarse los oficios y funciones litúrgicas al calendario, Breviario y Misal propios de la Orden religiosa. Tampoco vale decir que, según el decreto de la S. C. de Ritos núm. 4150 Ratisbonen, del 27 de Enero de 1905, alegado por los PP. Carmelitas Descalzos, debe conformarse el Obispo al calendario de la iglesia regular en que celebra. Porque nada tiene que ver este decreto con el caso de que estamos tratando Es cierto que cuando el Obispo celebra en una iglesia regular debe atenerse al calendario de la Orden que aquella pertenece; porque aquella iglesia no es el del Obispo, ni está sujeta a su jurisdicción; y por lo mismo debe celebrar la misa propia de aquella iglesia regular y no la que corresponde a su propio oficio. Pero en nuestro caso no se trata de una iglesia regular, sino de la misma iglesia Catedral, que por su propia naturaleza es, como hemos dicho, secular, y pertenece a la diócesis. Luego en nada favorece el mencionado decreto a los PP. Carmelitas Descalzos; y lejos de tener el Obispo que acomodarse al calendario de la Orden Carmelitana, deben más bien los 1 Por la Constitución Coenubium Sublacense del 21 de Marzo de 1915 S. S. Benedicto XV ha hecho Abadía Nullius el Monasterio de Sta. Escolóstica do Subiaco, concediendo a su Abad pro tempore jurisdicción cuasi episcopal sobre su territorio separado, sobre las iglesias en él comprendidas y sobre el clero y el pueblo. (Acta Apostolicae Sedis. Vol. VII, n. 8, pag. 197). de Agustinos Recoletos de Filipinas 571 PP. Carmelitas seguir el de la diócesis en todas las misas y demás oficios que celebren en la Catedral; y para no verse en la necesidad de tener que celebrar todos los días una misa que no corresponde con su oficio, lo más que pueden hacer es pedir facultad a la Santa Sede, para poder seguir en todo el calendario de la Catedral, que a su cuidado está encomendada. Fr. Juan Aráiz de la Purísima Concepción A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ PALESTRA RELIGIOSO – CIENTÍFICO - LITERARIA GRANDEZA DE SAN AGUSTÍN ¿Es grande S. Agustín? Lo confieso con ingenuidad. No hace muchos años, cuando después de vestir el santo hábito de la Recolección, pasaba el tiempo feliz del noviciado, oía con frecuencia hablar de Agustin. Se nos ponderaba su figura gigantesca, se nos predicaba su grandeza sin límites. Aquello era para mi corazón un placer delicioso, un encanto halagador. Era hijo de Agustín, y amaba con ardor a mi Padre, a quien quería grande, excelso, sublime. Anhelaba vivamente que Agustín permaneciera siempre colocado en el glorioso pedestal de la veneración y respeto universales, que, según se nos anunciaba, por doquiera le circuían; mas también estos mis ardientes deseos eran la causa de algunos temores, que a veces me asaltaban. ¡Cómo!, me insinuaban mis temores: ¿esa gloria, que circunda las sienes del Hijo de Mónica, no será fruto de los amores apasionados y parciales de los hijos de Agustín? ¿No llegará día, en que algún eximio conocedor de la realidad del valer de Agustín levante su voz de protesta y llegue a demostrar que este no es sino uno de tantos hombres más o menos ilustrados, que cruzan nuestro globo, o al menos, que no es uno de los más excelsos, que han existido en el mundo?... Estos de Agustinos Recoletos de Filipinas 573 eran los temores de entonces, que, nacidos de mi amor, no pocas veces me asaltaban. ¿Y ahora? ¡Oh ahora! Lo confieso tambien ingenuamente. Ahora no temo. Si algún hombre de esos de mis antiguos temores se presentare a negarme la grandeza de Agustín, o a ponerla en tela de juicio, le contestaría con un gesto de supremo desprecio. He considerado las obras de Agustín, al menos lo suficiente para descubrir la sinceridad de los que lo enaltecen; he admirado en él uno de los espíritus más bellos y uno de los corazones más hermosos, que Dios haya formado; he escuchado la voz de los hombres más eminentes del saber humano, que, al hablar del Genio Africano, no encontraban palabras para sublimarlo; he recorrido la historia de la Iglesia y he visto que Sumos Pontífices, Padres, teólogos, sabios en general le dedican un himno de loor y de gloria; he observado, en fin, que hasta los enemigos del nombre cristiano, los adversarios de la Esposa de Jesús se postran ante la magestad del Águila de Hipona, y, obligados solamente por la innegable fuerza de la realidad, proclaman que, o Agustín es grande, o la grandeza no ha figurado jamás en la tierra. Y en verdad que es grande Agustín. A su grandeza singularísima van dedicadas estas líneas, que no se proponen demostrarla, sino solamente presentar algunos rasgos de ella. La materia es vastísima y pudiera llenar volúmenes, pero conformándome a las condiciones de la presente publicación, intentaré solamente, como he dicho, manifestar algunos detalles entre los muchos que decoran a hombre tan singular y extraordinario; detalles deducidos ora del examen interno de la personalidad y obras de Agustín, ora de alguno que otro testimonio extrínseco escogido de la magnífica diadema, que forman los innumerables que la humanidad le ha consagrado. Sí, es grande Agustín. Él es un filósofo eximio, profundísimo. Tuvo por maestros y guías a los dos luminares más fulgentes de la antigüedad: Platón y Aristóteles. El primero, cuando se trata de las cosas divinas y espirituales, no teme, vuela cual águila que veloz cruza los espacios; el segundo, prudentemente tímido en las sublimidades de lo espiritual, es quien mejor ha explicado las cosas que intuimos y nos rodean, lo que casi por carecer de entidad se presenta dificilísimo a la investigación humana, como el tiempo, el lugar, 574 Boletín Oficial el espacio, la relación, etc. Nadie ha hablado en esto mejor que el Maestro de Alejandro el Magno. Pues bien: Agustín no es inferior a sus preceptores. Bebió por sí solo la sabiduría que en las obras de ellos se encierra, rechazó los errores que contienen y perfeccionó en muchas partes su filosofía, valiéndose ya de las luces de su vasto y profundo entendimiento, ya de los fulgores irradiantes, que le proporcionaba la revelación. El Águila de Hipona fué un filósofo eminentísimo. En alta voz lo proclama La Bruyére: «En cuanto a los principios, dice, de pura filosofía, en cuanto a su aplicación y desenvolvimiento, en cuanto a la legitimidad de las conclusiones, en cuanto a la dignidad del discurso, en cuanto a la felicidad de la moral y de los sentimientos, ninguno hay que pueda ser comparado con San Agustín, sino Platón y Cicerón». Todavía más: Schaf, célebre filósofo de nuestros días, que tiene la cátedra de Ontología en una de las Universidades más acreditadas y concurridas del mundo, la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, llega a decir y sostener que San Agustín es el filósofo más grande que ha existido en la humanidad. San Agustín es no sólo filósofo incomparable, sino también teólogo inimitable. Nadie, creo, le negará, ni podrá negarle, el dictado de creador, por decirlo así, de la teología cristiana, y el de Príncipe de los teólogos católicos. «Es un hecho que no se puede negar, dice el Águila de Meaux Bossuet, que S. Atanasio por ejemplo, que no es inferior a ninguno de los Padres en genio y profundidad de doctrina, y que es, por expresarse así, el tipo de la iglesia en las luchas que sostuvo contra Arrio, no se extiende en sus escritos más allá de esta materia. Dios, en cambio, ha permitido que S. Agustin, tuviera que combatir toda clase de herejías… De suerte que, todos los dogmas, tanto especulativos como prácticos, de la religión, han sido tan profundamente explicados por S. Agustín, que se puede asegurar que él es el único de los antiguos, que la Providencia determinó para que, con ocasión de las multiformes disputas que se ofrecieron en su tiempo nos dejara todo un cuerpo de teología, fruto de su lectura profunda y continua de los libros sagrados». Si San Agustín no se encontrara como en su centro en tantos ramos del saber humano, podríamos afirmar sin temores que lo estaba en la teología. Él, por ejemplo, fué el primero que completó y escribió en de Agustinos Recoletos de Filipinas 575 gran parte la doctrina católica sobre la Santísima Trinidad; a él se debe la profunda explicación de la misma, y la aplicación, para mayor facilidad, de los actos del alma a dicha doctrina; él es quien penetró más que nadie en este sublime misterio; él quien profundísimamente consideró las relaciones divinas, estableciendo las bases y fundamentos inconmovibles para resolver todas las dificultades, que hasta él sintieron los demás Padres, según se evidencia por el modo de hablar de muchos de ellos, modo de hablar que no procede de una fe imperfecta o errada, sino de la grandeza del misterio, del que procuraban alejar toda contradicción y dificultad evidentes, no conigniéndolo por completo y con perfección por falta de consideración de las relaciones subsistentes en que San Agustín tanto insiste, aun en sus predicaciones dirigidas al pueblo. En fin Santo Tomás recibió de Agustín la doctrina sobre la Santísima Trinidad, y el tratado que sobre Ella versa, no ha progresado en realidad desde la época del Genio de Tagaste sino en una consecuencia, que se deduce de la doctrina de Agustín, pero que éste, ocupado en otras diversas consideraciones, no dedujo, y en tiempos muy posteriores fué sacada rectamente por el Angélico Doctor. Agustín es también el Doctor de la gracia, porque nadie antes que él explicó y nadie después que él ha explicado mejor las múltiples y dificilísimas cuestiones que en torno de ella se agitan. Díganlo los caudillos y maestros de todas las escuelas católicas, que se precian de tener a Agustín por la guía y norte que la Apostólica Sede Romana próvidamente en semejante materia les deparara. El Obispo de Hipona es además el Padre de la Iglesia que mejor tal vez comprendió el gran misterio que se encierra entre Jesucristo y su Iglesia, y el que con más énfasis y elocuencia describe las relaciones que existen entre ambos. Él solo es quien, en una materia en que San Cipriano, y otros antes que él, y hasta tres Concilios africanos erraron, restituyó a la Iglesia de África el honor que había perdido con una doctrina y práctica nuevas, que con tanto fuego y ardor rechazan los demás Santos Padres no africanos, entre ellos, por ejemplo, el Lirinense. En esta cuestión, así como en no pocas otras, Agustín es la voz de la Tradición. Y si de la teología en general pasamos a la controversia, a la apologética, ¡oh cómo resplandece y fulgura el hijo de Mónica! ¡cómo osténtase magnífico, glorioso, 576 Boletín Oficial invencible, lleno de honor y claridad! Quédese para ocasiones más oportunas tratar de un punto tan agradable e interesante: sólo quiero expresar aquí que San Agustín, portento de humildad incomparable, era hasta tímido en cierto modo para proponer sus opiniones; mas cuando se trataba de la fe de la Iglesia de alguna práctica o doctrina por ella defendida, ¡ah entonces! entonces no teme, no cede, no se rinde. Estaba plenamente persuadido de la excelencia de la Iglesia y de su origen divino, y sabía que debía triunfar sobre todo elemento humano. San Agustín une a los timbres de gloria, que le corresponden por su filosofía y teología, el de ser Legislador. De sus obras innumerables pudieran extraerse elementos suficientes para formar un tratado bastante completo de ascética, y aun, en parte, de mística, en el sentido riguroso de la palabra; pero además tenemos su Regla, esa breve y preciosa obra, que bastaría para inmortalizarlo. Fundador de una Orden Religiosa, entrega a sus hijos esa vía segura del alma, que, supuestos los votos, comprende en orden lógico y admirable todo cuanto el Religioso necesita para llegar a la perfección propia de su estado, y que manifiesta un conocimiento profundísimo del corazón humano. No prodigaré alabanzas a la Regla de mi santo Padre; se las han prodigado los Sumos Pontífices, se las han prodigado los hombres más eminentes en el conocimiento de la vida espiritual, y el innumerable, verdaderamente innumerable ejército de héroes que se han santificado con ese bello tesoro del corazón de Agustín en las numerosísimas Órdenes y Congregaciones, que, convencidas de su valor, la aceptaron. Esa bendita Regla será siempre una de las glorias más insignes, que esmaltarán la diadema fulgentísima que ciñe las sienes de tan glorioso Patriarca y Fundador. No me es posible, aunque con sentimiento mío, considerar al Doctor de los doctores, bajo otros muchos aspectos, por ejemplo, como orador elocuentísimo y admirable, como jurisconsulto, como sociólogo, por no decir nada de él como músico, poeta, gramático etc., etc. Mas no debo ni puedo pasar sin decir cuatro palabras acerca de su santidad. ¡Agustín santo! Si unión maravillosa y que los siglos no podrán cancelar existe entre Agustín y la ciencia, unión más apretada, de Agustinos Recoletos de Filipinas 577 más fuerte, más indisoluble todavía hay entre Agustín y la santidad. Esa unión es verdaderamente divina. Para cantarla sería necesario ser el mismo Agustín, y aun él no podría hacerlo con suficiencia, porque trasciende el orden y la esfera de las humanas investigaciones. Y, en efecto, en el Sol de los Doctores se admira uno de los espíritus más ardientes, nobles y bellos, que Dios haya creado; en él aparece un alma dulcísima y afectuosa, que se trasluce en todos sus escritos, y ésta es una de las razones por qué Agustín no pertenece, ni puede pertenecer, a aquellos sabios de la antigüedad, de quienes atestigua S. Pablo que no tuvieron afecciones; antes al contrario, nuestro Santo habla con tanta elocuencia como rectitud acerca de las pasiones y afecciones del alma, acerca de su necesidad y regulación; en él se descubre una humildad sin ejemplo sumamente realzada por su grandeza sin medida; humildad que debe colocarlo en el número de los santos más excelsos, que pueblan la Jerusalén celeste, ya que, según la infalible sentencia del Redentor divino, la humildad es la medida de la exaltación; en él nos encantan los sentimientos suavísimos y los afectos llenos de fuego de su corazón, y nos ofuscan las llamas de su encendido amor a Dios y al prójimo; amor y caridad que, juntamente con la humildad, enaltecen y glorifican hasta lo sumo la figura de ese Luminar del humano linaje, y son la base y fundamento para apreciar menos indignamente la altura del encantador edificio de su santidad. En él se muestra un modelo de Prelados y Pastores, que, a pesar de las múltiples ocupaciones a que por la causa de Dios se hallaba entregado, no se olvidaba jamás de su grey, antes bien parece que la lleva siempre en su corazón; y él, que es Águila que con su mente potentísima atraviesa rápida y veloz las esferas y los espacios, cuando habla a su pueblo, produce esas homilías, por lo general sencillísimas, para que, ya que no era posible que la plebe subiera hasta ser Agustín, éste descienda a ser plebe, por amor a ella; en él se observa que acaso no ha existido un hombre que haya empleado el tiempo tan bien como él después de su conversión, en dar gloria a Dios y procurar el bien de sus hermanos y de la Iglesia católica, para defensor de la cual fué escogido. En él, finalmente, como santo, reina y domina majestuosa la ciencia, porque ésta en Agustín es santidad, ya que toda la empleó en defender lo intereses de Jesucristo y 578 Boletín Oficial las almas de sus fieles, a quienes tanto amaba; toda ella convergía al centro de sus amores, que eran: Dios, su Iglesia, la salvación de los hombres. ¡Ah! sí: Agustín, nadie lo dude, es un sabio, que admira, que pasma; pero también es un santo que fascina, subyuga y arrebata. Si posible fuera escribir la psicología de Agustín con todos sus elementos naturales y sobrenaturales, y ésta se escribiera, resultaría una de las obras más hermosas de las manos de los hombres, puesto que sería la relación de una de las obras más grandes de Dios; pero no, no es posible, y nadie llegará a describirnos el alma de Agustín mejor de lo que él lo ha hecho en sus escritos; descripción no obstante que sólo es una sombra de la realidad, ya porque la psicología de un santo nadie puede exhibirla con perfección, ni aun el mismo santo, ya porque Agustín humildísimo jamás piensa en mostrar la propia grandeza moral, sino solamente sus manchas y defectos, de lo cual son perenne testimonio las inimitables Confesiones. Y si en esos escritos, donde él no pretende, ni mucho menos, pintar su grandeza de espíritu, su alma bellísima, ésta aparece tan excelsa, tan sublime, tan divina, ¿qué sería la realidad? Verdaderamente que quien, al considerar la santidad de ese gigante, cuya figura parece resaltar más y más en la continua sucesión de los siglos, no se sienta arrebatado de placer, no tiene la menor noción de la belleza moral: su corazón sentirá tal vez lo que es la tierra, pero ignora por completo lo que es el cielo. Preguntémonos nuevamente: ¿es grande San Agustín? ¡Ah! lo repito: si alguno quisiera negarme su grandeza, o dudar de ella, sería por mí despreciado con desprecio profundo, intenso. Y si, a pesar de todo, impávido seguía en su necia pretensión, tal vez, lleno de entusiasmo por la gloria de Dios que formó a hombre tan prodigioso y solícito de la gloria de mi Padre a quien humildemente venero, le diría: Examina las obras innumerables de ingenio tan prodigioso y sorprendente; contempla lo sublime y elevado de su voluntad, que, cual héroe, se lanza sin temer riesgos ni peligros a donde quiera que aparece la justicia y el deber; considera atentamente su santidad, sin duda alguna inefable, como inefables son las grandes obras del Altísimo; escucha el eco unísono de la concorde voz de quince siglos que, comenzando por los Vicarios de Cristo y terminando en los más humildes fieles, le han entonado las alabanzas más sublimes, de Agustinos Recoletos de Filipinas 579 honrándole con epítetos que a ningún otro hombre han sido tributados ni tan distinguidos ni tan profusamente; observa cómo se precian de ser discípulos de esa Lumbrera del Universo los hombres más eminentes que han cruzado nuestro planeta; presta oído, por fin, a la confesión de los enemigos de la Iglesia, que todos sin excepción dedican un himno de gloria y reconocimiento a su grandeza sin igual; y, después que esto hayas debidamente ponderado, tendrás que proclamar que o la humanidad, en lo que tiene de hermosa y de sincera se ha vuelto loca, o que tú desconoces por completo dónde anida la grandeza, la excelsitud, la sublimidad. Sí; terminemos pregonándolo en alta voz y parafraseando las enérgicas palabras del divino Redentor del mundo: Los cielos y la tierra pasarán, pero la grandeza sublime de Agustín no pasará, porque radica y se funda en Dios, que es inmutable y eterno. FR. JUAN MARTÍNEZ MONGE Agustino Recoleto ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ A SAN AGUSTÍN Te alzaste como se alza la aurora en el Oriente, ¡Oh de la Fe cruzado e invicto campeón!; Torrentes derramando de aquella ardiente llama Con que inflamó el Eterno tu amante corazón. Te alzaste, y a tu vista temblaron los abismos; Y herido por los rayos de esplendorosa luz Cayó el ruinoso templo de la mentida ciencia E izaste en sus escombros la redentora Cruz. Te alzaste, y guerra a muerte al punto declarando A la impiedad reinante, al vicio y al error, A Lucifer juraste la ruina de su imperio Que contra Ti lanzóse rugiendo de furor. De la impiedad los hijos, abortos del averno Los Arrios, los Donatos, el infernal Manés Y mil y mil que altivos el triunfo presenciaron Mordiendo el polvo caen vencidos a tus pies. Surgieron nuevos monstruos con más rabiosa furia De su mermado imperio la ruina a reparar Queriendo a sus secuaces alzar contra la Iglesia Y en el audaz Pelagio su saña vomitar. de Agustinos Recoletos de Filipinas Mas el brillante acero de tu razón potente, Que irradia mil fulgores de la divina luz, Blandiste, y a tus golpes quedaron confundidos; Y alzóse más augusta la enseña de la Cruz. Y al ver sus resplandores, vencidas se alejaron Las huestes infernales del déspota Satán, E invicto te aclamaron los que hasta ayer andaban Del vicio las cadenas besando con afán. Venciste padre mío; al golpe de tu espada Derrotas mil sufrieron los hijos del error, Cayendo, como cae en la sangrienta arena La fiera al duro golpe del diestro luchador. En vano ya impotente agítase el averno Cual víbora aplastada por tu robusto pie; Sus sombras desparecen ante el fulgor que irradian Las obras inmortales del astro de la Fe. Con su nefando manto rasgado en mil girones Se aleja la ignorancia tan ciega como audaz; Y en las sinuosas redes de sus traidores lazos Al torpe vicio arrastra de repugnante faz. Y la Verdad en tanto, que eternamente vive, Desciende del Empíreo tu frente a coronar De la victoria en premio, que en mil continuas lides De la impiedad y el vicio supiste reportar. ¡Salud oh Padre mío! ¡Salud noble Agustín! El mundo tus trofeos no basta a contener: Por eso cielo y tierra compiten a porfía Para cantar tus glorias y bendecir tu ser. Fr. Juan Rodríguez de Sta. M. A. R. 581 582 Boletín Oficial ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ TRINA CORPORIS SANCTI PATRIS NOSTRI TRANSLATIO CELEBRATUR Saevit incensus Trasamundus ira Omnibus sacris minitans ruinam Dum fidem vecors meditatur almam Vertere Christi. Templa sacrorum viduata lugent Praesulum coetu: fidei magistri Exulant; cunctis gladius tyranni Efferus inslat. Tot mala augustum fugiens Parentis Corpus, in fines properat benignos; Atque Sardorum, pelago silente, Sistit in oris. Coelico gaudet decorata dono Insula, et plausum merito rependit Praesuli, cujus recipit favore Munera coeli. Ferro Sardiniam barbarus insulam Nactus, quaeque ferox optima polluit; Et gazis inhians, tradere Praesulis Corpus convenit africi. de Agustinos Recoletos de Filipinas Sacri vix cineres dantur ementibus Et navi recubant, aequoris impetus Mitescunt tumidi: sospes el illico Portum sarcina possidet. Felix exuviis Rex pius admodum Ticinum repetit; clerus et inclyti Adduntur proceres; totaque civitas Plausu consonat undique. Praeclarum tumulo corpus in aureo Dormit; prodigiis pignora refluunt: Et gaudet meritis urbs pia Praesulis Coeli munera consequi. Exulta, corpus inclytum; Et jam tuorum sedibus Almis receptum, requie Possis beata perfrui. Tot filiorum candida Juste corona cingeris; Qui concinentes invicem Te prosequuntur laudibus. Exurgit arte plurima Quo nunc sepulchro conderis: Ibi fideles confluunt, Gaudentque voti compotes. Auro decorae lampades Jugi coruscant Iumine, Quae nostri amorem pectoris Suis recludunt flammulis. Nobis, beate Legifer, Sit regna coeli scandere; Tecumque in aevum gaudio Vitae fruamur perpetis. FR. AURELIUS LACRUZ A CONCEPTIONE O. E. R. S. A. 583 ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ INTENSIDAD EN LOS CONOCIMIENTOS Una reflexión acerca del «Plan de Estudios» Muy extrañas vecindades deben de ser las vecindades de la muerte, a que cuando cargados de años llegamos a ellas, nos encontramos muy otros de cuando con menos años y más ilusiones y mayor pujanza, y más briosas actividades, y menos miedos, ni había obstáculos que nos detuvieran, ni dificultad, por grande que fuera, que no nos creyéramos en la obligación de vencer. Entonces todo lo que significase adelantamiento nos atraía fuertemente; cuanto supiera a mejora, siquiera de ello no tuviéramos más datos que los inseguros que la Prensa da, lo tomábamos como ineludible necesidad que los tiempos imponían. Mas ahora, recelosos, desconfiados, queremos pasarlo todo por el tamiz estrecho de nuestra reflexión, y aquilatar con tarda mano qué haya de verdad en muchas novedades que como buenas presentan; no encontrando en muchas de ellas, las más de las veces, no obstante su marchamo científico, que otro signo de la inquietud y desasosiego, que es como la triste característica de la sociedad actual. No es tiempo ahora de decir si tan diverso modo de ver las cosas según la diversidad de las edades, sea porque las sombras del sepulcro entenebrezcan nuestros ojos, o, tal vez mejor, porque las de Agustinos Recoletos de Filipinas 585 proximidades a Dios, grandioso fin nuestro, nos traigan claridades de otro mundo, mucho más fijas y seguras que las mortecinas de éste: consigno tan sólo el hecho, que de modo muy singular he visto repetirse en mí con respecto a lo estudios. En otros años, los que, por cierto, veo ya perderse en las lejanías de mi vida, cuando notaba ese nobilísimo afán de no pocos por extender los conocimientos humanos entre los ministros del santuario, y su empeño en lanzar al sacerdote en medio de la sociedad para que ante ella impusiera el nombre augusto de Nuestro Señor Jesucristo arrebolado con los hermosos fulgores de la ciencia, y veía cómo de una y otra parte acudían a los grandes centros del saber, muchos jóvenes seminaristas y no pocos religiosos de todas las órdenes, y cómo en esas justas del ingenio alcanzaban lauros humildes religiosos, no podía por menos de sentir una indecible alegría, siquiera estuviera ésta velada por el sentimiento de no ver entre ellos a ninguno de los nuestros, en esa pujante vida intelectual, cual si el humilde hijo de la Recolección Agustiniana no pudiera llegar a donde tantos otros llegaban. Era aquello, en mi entender, vida exuberante; aquellas carreras especiales, aquellas asignaturas que pacientemente se estudiaban eran una prueba más de la eterna juventud de la iglesia; era, así lo creía yo, el cumplimiento de una ley que, oculta en el fondo de todos los seres creados, impone el progreso, para no caer en la peor de las muertes, que es la que trae la inacción. Han pasado ya muchos años desde entonces, y la experiencia, maestra siempre de cosas tristes, ha venido a enseñarme que, en las tendencias modernas por extender los conocimientos humanos en el sacerdote, se oculta un peligro grande, que es, aparte del mayor de apartarse de su principal fin, el que se pierda en intensidad cuanto se gana en extensión, que, dicho en lenguaje más llano, consiste en que, creyendo saberse más, se sepa en realidad menos. ¿Por qué ocultarlo? Ese empeño de no pocos Prelados, aun de aquellos que Dios puso para regir su Iglesia, en hacer del sacerdote un como riquísimo muestrario de cuanto abarca el humano saber, en el que nada falte de cuanto se comprende bajo las denominaciones genéricas de Ciencias y Letras, desde las nimiedades enojosas de los idiomas, con sus reglas y caprichosas excepciones, hasta 586 Boletín Oficial el movimiento oratorio que posee calor y vida en la frase para que arranque aplausos, o traiga furtivamente las lágrimas a los ojos; desde el número que pesa y mide y revela las armonías sorprendentes de la materia, hasta las absurdas teorías de Marx, Paulsen y Woltmann, que reducen a cantidades el progreso de los pueblos: desde las admirables transformaciones de la Mecánica, hasta los sorprendentes descubrimientos de la Electricidad; obligándole además a ser filósofo en la Historia, profeta en la Geografía, y, conociendo los principios de la ciencia agronómica, no ignore los secretos de la zootecnia: ante tal empeño de multiplicar así los conocimientos del sacerdote, he sentido más de una vez la mordedura de la inquietante duda, de si tales rumbos nos llevan con seguridad a puerto, o son más bien larguísimos e interminables bordos, sin jamás cobrar tierra firme. He pensado muchas veces en esto, y siempre el «Pluribus intentus» del gran preceptista latino, hame llevado a descubrir nuevas hermosuras en estas palabras de N. P. S. Agustín: Deum et animam scire cupio. Nihilne plus? Nihil omnino1. Dios en la inmensidad de su esencia, y el hombre, como Dios lo hizo por su creación, y como el hombre se hizo con su prevaricación, eran el objeto del estudio de aquel genio providencial que daba leyes a las ciencias; y Dios y el hombre caído tienen que ser forzosamente el objeto preferente de los estudios del sacerdote para que luego que los vea brillar en las alturas de su entendimiento, los lleve cuidadosamente a su corazón, para en él dedicarle todos su amores. No se crea por esto que yo tema a los otros conocimientos científicos: jamás los temí; y así, uno de mis primeros actos como ProvinciaI fué el extender a tres años el estudio de la Filosofía racional, y, sin mucho tardar, envié a Roma a dos jóvenes coristas, y cuatro a los Estados Unidos de América, como estaba dispuesto a enviar otros a la Universidad católica de Friburgo con objeto de que, oyendo a los grandes maestros, conocieran cuánto valen los que mucho valen, y no tuvieran tan menguada idea de nuestra valía, causa de un apocamiento intelectual que esteriliza las energías y buenas prendas de no pocos de los nuestros, y al mismo tiempo, para 1 Solil. I, 7. de Agustinos Recoletos de Filipinas 587 que aquí, en el sosiego de nuestros claustros, desdoblaran en cierto modo los conocimientos adquiridos, para que sedimentando lo que tuvieran de ingleses o de italianos, quedaran más adaptados a nuestro carácter nacional, y fácilmente, por tanto, asimilables a nuestro organismo científico. ¿Por qué temer a la ciencia, hermosa irradiación de la Verdad infinita, y esfuerzo giganteo del pobre hombre, que vacilando y cayendo ha ido formándola a lo largo de los siglos? Es cariño de Dios, es conquista del hombre, y no temo yo lo que de Dios nos viene, ni puedo temer a lo que los hombres más eminentes han creado con sus fatigas y privaciones. Temo sí, y mucho, a ia poca ciencia; temo a la plaga intelectual de nuestra época, que nos ha traído el periodismo, que deslumbra sin iluminar, que enseña sin haber aprendido, que define y dogmatiza y resuelve todas las cuestiones, sin aportar siquiera los verdaderos elementos de juicio, y hasta sin llegar a precisar la cuestión; temo a la frivolidad intelectual, a ese querer saber de todo, cuando es poco, muy poco, lo que bien se sabe. Aquel ensanchar el círculo de los conocimientos humanos, que antes, con menos años, me entusiasmaba, hoy, con muchos de ellos, y ahíto, además, de tristes experiencias, que me enseñan lo que valen muchas doctrinas recibidas como buenas, me inquietan y hacen temer. Hoy soy un convencido de la intensidad en los conocimientos. Me gusta siempre mirar cara a cara a la realidad, y, por tanto, no se me oculta que es muy difícil y hasta casi imposible el quitar de un razonado Plan de Estudios algunas materias, que, ya que no otra razón, tienen en su abono la poquísima de estar de moda (pues hasta en lo intelectual ejerce su despótica dominación tan desacreditada señora), y por esto mismo el que me ocupara, ha ya tiempo, en procurar encontrar el medio de que entre nosotros no se pierda en intensidad de conocimientos lo que se gane en la extensión de los mismos. Mis cariños a la cuestión Social, a ese problema verdaderamente pavoroso en el que se han dado cita todos los Errores y todas las concupiscencias, me puso en camino, sin yo saberlo, para encontrar el medio buscado. El divisio laboris, que en Inglaterra salvó al maquinismo de una 588 Boletín Oficial ruina económica, y que paso a paso ha ido arrebatando al obrero moderno su independencia social, hasta convertirlo en servidor inconsciente de la máquina, y que ha llenado su frente de arrugas, de penas su alma, su corazón de odios y su organismo de esos seres misteriosos que en la obscuridad laboran incesantemente su decrepitud prematura; ese mismo principio de la especialización, que creó los inmensos capitales del industrialismo, y todas las lacerías del pauperismo de las grandes urbes, es el medio más apropiado de que nosotros consigamos saber ordenar debidamente nuestros conocimientos, creando a la vez nuestra tradición científica, que es como todas las tradiciones, riquísima savia que nutre y vigoriza a los cuerpos morales. Quien verdaderamente especializa, antes generaliza. En este sano principio de filosofía están inspirados unos párrafos que dediqué a la especialización en nuestros estudios, cuando, cediendo al ruego que me hizo desde Roma mi amadísimo connovicio N. Rvmo. P. Ex-Prior General Fr. Enrique Pérez de la S. Familia, ocupado por entonces en la redacción en forma moderna de nuestras Constituciones, de que escribiera algo sobre estudios, compilé unos apuntes, que desde luego le envié, no porque de ellos necesitara él, sino más bien para que en ellos viera él cómo atendía yo su ruego. De ellos copio lo que a continuación digo: «Cap. Ill DE NORMA IN STUDIIS SERVANDA.– …§ VII. Quae et quanta sit humanae mentis ingenita imbecillitas, quae nequit ad diversa distendi, quin ejus vires ultro decrescant, non ignorantes, sed ipsam potius quotidie vel morti sentientes, statuimus et mandamus, ut exacto studiorum tempore, singuli fratres nostri proprii ingenii conditionem prae oculis habentes, ac habitudinem vel re ad determinatam scientiam aut disciplinam, re tamen cum Deo in oratione tractata, eligant unam materiam vel scientiam, cui per totum vitae suae spatium serius incumbant: et ut ad unguem servetur quod ita constitutum volumus, V. P. Provincialis, adstante P. Secretario, unumquemque Fratrem requiret de materia ab ipso electa; quod quidem ut actum fuerit, hujus testimonium firmetur a tribus dictis, ac in archivio provinciali asservetur. § VIII. Fieri tamen potest, ut ne quis proprio judicio subscribat, dictam electionem, superioribus derelinquat: quo in casu, P. Provincialis, de Agustinos Recoletos de Filipinas 589 audita graviorum patrum sententia, quod ipse in Domino senserit, decernat, ac jubeat. § IX. Si vero aliquis, Spiritus Sancti ductu, voluerit se voto obstringi ad materiam seu scientiam ab ipso electam, vel ipsi impositam, firmius ac tenacius excolendam, sicuti nonnulli, quovis tempore, cum gloria Dei fecere, id fieri minime renuimus, sed potius alte commendamus: Optimum est enim, ait Apostolus1 gratia stabilire cor. Experientia insuper edocemur, quid valeat homo, quum divina virtute fretus, infirma peccati libertate spreta, eam libertatem voto suo quaerit, qua Christus nos liberavit». Sed hoc, nisi de speciali licentia P. Provincialis, vetitum esse volumus ac mandamus». Esta es la especialización que yo vi en el divisio laboris de los primeros industriales de Manchester. ¿Tiene algo de aceptable? Vaya, pues, como semilla fructífera. ¿Es una de tantas cosas que aparentemente son buenas y que en realidad no lo son por no ser aplicables a la práctica? Sirva por lo menos para que otro con mirada más firme le dé lo que yo no acerté a darle. FR. FERNANDO MAYANDÍA DEL PILAR A. R. 1 Hebr. XIII, 9. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ ARTE DE ESCRIBIR A MIS AMADOS CONNOVICIOS Grande es la dificultad que siente un principiante para expresar sus pensamientos por medio de la escritura; esto le parece una montaña inaccesible a la cual sólo arriban los que, dotados por la madre naturaleza de largas y anchurosas alas, tienden su raudo vuelo y pasan por encima de las malezas y arbustos de la ladera hasta situarse en la cumbre, para aspirar ahí la suave fragancia del renombre y de la gloria; le parece que los que escriben pertenecen a otra naturaleza superior a la suya, que más benigna y complaciente les concede el don de hacerse inmortales por medio de la pluma. Mira con envidia una carta escrita con corrección, siéntese emocionado al suave impulso de una lira plañidera, y, mientras se entretiene en fútiles y varias consideraciones, se deslizan suave e imperceptiblemente los años de su juventud, cuando su sangre hierve, cuando su corazón palpita con violencia, cuando su mente bulle, cuando su pecho estalla y sus ojos chispean a la sola lectura de una página de Balmes. No, no es tan grande la dificultad, no es tan alta la montaña; la naturaleza de los escritores es idéntica a la nuestra. Es suficiente y sobra, para aparecer como muchos escritores del día de hoy, haber leído algunas páginas de Dante, Cervantes o haber ojeado algunas revistas modernas y un poco de práctica. Si Milton, Fenelón y Taso no hubieran cogido la pluma en su vida, aunque fueran hombres privilegiados y hubieran leído todos los escritos que de Agustinos Recoletos de Filipinas 591 sus antepasados les dejaron, nunca los mármoles hubieran perpetuado su memoria, ni la voz de la fama hubiera elevado su nombre en alas del amor y respeto al último confín del universo. En el escribir, como en todo lo demás, la práctica es la que más se recomienda; si Ovidio no se hubiese ejercitado escribiendo en un principio poemas pobres, jamás habría llegado a inmortalizarse por sus metamorfóseos; si Oracio, Virgilio y Homero nunca se cuidaran de descolgar la pluma de la espetera, jamás se hubieran ceñido los laureles que sus pueblos ebrios de alegría y entusiasmo se apresuraban a poner a sus pies. Un aficionado a la música, no resulta organista la primera vez que pone los torpes dedos de sus manos en el órgano, antes al contrario, sólo tocar la escala se le hace insoportable por falta de ejecución y necesita que el maestro le aliente y conforte para que no dé al traste con el instrumento; pero observad a ese aprendiz a los pocos meses de asidua constancia y le veréis mover con suma agilidad sus dedos sobre el teclado formando armoniosos arpegios. No me expondré a negar que hay algunos hombres dotados de singular talento, ni que describen, enseñan y deleitan de tal manera, que no parece sino que comenzaron a manifestarse al mundo como hombres sabios desde los primeros años de su infancia; pero también hay que confesar que esto no es lo más ordinario, pues la naIuraleza en esto como en todo lo demás sigue siempre la misma monotonía en el desarrollo progresivo de los seres. No nace el hombre en estado ya perfecto, ni el árbol da en un instante la fruta sazonada, sino, antes al contrario, necesita la benéfica influencia del sol del medio día y el refrescante rocío de la mañana para que, después de algunos meses de postración y encogimiento, luzca sus galas primaverales, que se convertirán en agradables frutos; así también del mismo modo en la juvenil edad, en la edad de dorados sueños y pintadas ilusiones, es cuando el hombre debe manifestar las flores que precederán a los frutos, al principio expresará con dificultad los conceptos adquiridos, más tarde lo hará con elegancia y majestad, pero al fin lo ejecutará con agilidad y elegancia tanta, cuanta sea la rapidez y sublimidad con que conciba sus pensamientos. Los extremos tanto en capacidad como en incapacidad, dice el eximio Balmes, son raros; muy raros son los que cuentan como 592 Boletín Oficial Mangiamele, pero también son muy pocos los que no son capaces de aprender los rudimentos de la aritmética. Lo mismo podemos decir nosotros: raros son los que tienen una pluma tan refinada y elegante como Lope de Vega y Shakespeare, pero también son rarísimos los que la tienen tan estrambótica y tosca que sea incapaz de producir algunos fragmentos literarios. Entre estos dos extremos hay una inmensa escala, en la cual los ingenios se hallan distribuidos; y así, distinto es el ingenio de un periodista incipiente del de un modelista consumado. Algunos querrían escribir, sí, pero querrían hacerlo sin dificultad alguna y correctamente, y si alguna vez la frase que formulan no expresa con viveza el pensamiento concebido o no encuentran palabras apropiadas, se desalientan, dejan la pluma e instintivamente cierran el tintero. Otros también querrían escribir, pero el temor a lo ridículo los contiene más adentro de los justos límites, resultando de ese modo otros tantos Tántalos atormentados continuamente por el deseo de coger la hermosísima fruta, que ingrata se les aleja cuando codiciosos quieren tomarla. Si estos tales, al leer algún artículo, observan en él llaneza en el título y trivialidad en las ideas, inconscientemente se escapa de sus labios, contraídos por sardónica sonrisa, la satírica frase de «¡vaya un articulo! eso lo hace cualquiera»; y sin embargo ellos no lo hacen, no porque no puedan sino por temor del qué dirán. Terminaré estas cortas líneas dando la más cordial enhorabuena y más expresivas gracias a todos aquellos jóvenes y especialmente a mis connovicios que con su delicada pluma nos han hecho pasar ratos deliciosos y amenos, y exhortando a todos a la práctica de escribir, a fin de que nuestro BOLETÍN, que hoy está en sus comienzos, llegue a colocarse a la altura de las grandes revistas españolas; y, al mismo tiempo que palestra en que se ejercite nuestra juventud, sea el foco de donde dimane a la sociedad esa luz, ese espíritu sacro que la levante del estado de abyección y de ignorancia religiosa en que se halla sumida. Convento de Recoletos de Manila, 20 Abril 1915. FR. LEANDRO N. BOLANDIER. A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ ¡OH FELIZ INOCENCIA! Narración histórica1 (Continuación) II –Me parece, señor Capitán, que nuestra conferencia de hoy no va a ser ni tan tranquila ni tan larga como la de ayer, —dijo el Padre Diego, después de haber saludado a los conferenciantes del día anterior—. –¿Por qué lo dice V? —preguntó el Capitán, queriendo disimular la gravedad del caso—. –Porque se me figura que vamos a tener jaleo. No me gusta el cariz que va tomando el tiempo; creo que por lo menos agua no tardaremos en tener. –Tanto como agua no digo yo que no, y algún que otro tumbo tampoco me extrañará; pero nada más. Tenemos buen tiempo. Deje V. que suba el sol un poco, verá cómo todo lo arregla. –Dios sobre todo —añadió el P. Diego, que no creía mucho por entonces en la sinceridad del Capitán—. El Niño Jesús sea con nosotros. –A propósito del Niño Jesús, P. Diego. Anoche me estuve acordando de la felicísima travesura de José y Benjamín en nuestro famoso viaje. ¿Se acuerda V? 1 Véase la pág. 552. 594 Boletín Oficial –¡Vaya si me acuerdo! No fué, no fué mala. A fe, Capitán, que más de cuatro veces ha servido a los Padres de tema allá en Manila, en nuestros ratos de recreo. –Venga de ahí, Sr. Capitán —dijeron a una los pasajeros—. –Nada, no es nada —respondió aquel temiendo acaso molestar con el relato al P. Diego. –Algo será cuando a V. le da risa y el P. Diego le acompaña en ella. Vamos, hombre, venga de ahí. –¿Lo cuento, P. Diego? –¡Otra que tal! —dijo aquel, riendo cada vez más—. ¡Valiente pregunta! Ande y échelo V. todo de una vez. Si está V. reventando por decirlo. –¿Cómo fué aquello, P. Diego? ¿No fué en el mes de Marzo? Y no fué también porque cumplía V. los años? –Sí señor, y no señor. Fué que el día 25 de Marzo era el cumpleaños de mi profesión religiosa, el día de la Anunciación, cuyo apellido llevo, o sea, de la Encarnación del Hijo de Dios. Y como dicho misterio constituye por otra parte el más grande acontecimiento verificado jamás en el mundo, quisimos dedicar al Divino Infante una novena, que comenzó el 24 por la tarde. –Basta, Padre, basta; todo lo demás lo recuerdo perfectísimamente. Tenía, pues, el P. Diego un Niño Jesús preciosísimo, y, como se iba a solemnizar precisamente la Encarnación del mismo, nada nos pareció más a propósito que hacer a dicha santa imagen objeto de nuestros cultos. Excuso decir a Vds. la solemne voltereta que le dimos al calendario. Fuera de la misa del Gallo, y ésta porque no se podía, fuera de eso, aquello era ni más ni menos, que unas Navidades. Yo no sé de dónde salieron; pero no faltaron ni castañuelas, ni hierrillos, ni zambombas, ni panderetas, ni nada, en fin, que sea propio de esos tan hermosos días del Nacimiento de Dios. Todo esto añadido a una bonita capilla de voces, así de los Padres como de algún que otro aficionado. ¡Vamos que aquello estaba superior! José y Benjamín estaban encargados de sacar todos los días la arquilla o baúl, donde muy bien aderezadito sobre pajas y rodeado de algunas flores artificiales primorosamente hechas, descansaba aquel preciosísimo Niño, que no nos hartábamos de mirar: lo colocaban de Agustinos Recoletos de Filipinas 595 sobre el bonito altar, preparado al efecto; daban la última mano al arreglo de manteles, sacras y candeleros, colocando cada cosa en su debido punto; y, por fin, repicaban, llamando a los fieles, la sonora campana, que para este fin se había acomodado en el palo mayor de la nave. Hasta ahora todo va bueno. Pero... aquí que un día, que era el cuarto de la novena, finalizada que fue ésta, devuelven como siempre la arquilla al camarote del P. Diego. No había pasado mucho tiempo, cuando salen otra vez conduciéndola consigo, con objeto, decían, de arreglarle no sé qué cosa hacia la parte de la cerraja. Colócanla, pues, sobre el antepecho o barandilla del barco, y comienzan, lo mejor que supieron, su obra de carpintería. Ni tiempo tuvimos nadie para ofrecerles nuestros servicios en la faena, pues antes de dos minutos, no sé de qué modo ni manera, se distrajeron con tan mala suerte, que, resbalándoseles el arca de las manos, se les fué a la mar. Un ¡ay! de dolor se escapó de nuestros pechos al mismo tiempo que todos nos avalanzamos hacia la barandilla. Afortunadamente el poco peso de aquella nos aseguraba contra el temor de que pudiese desaparecer, sumergiéndose; por otra parte, estábamos en un período tal de calma que tampoco teníamos que temer el perderla de vista. Pero, ¿y el desacato aunque sólo fuese material? ¿Y la posibilidad de que hubiese sufrido la imagen alguna fractura? En menos tiempo del que yo gasto en contarlo, arrojáronse al agua dos grumetes, y, acto continuo, estaba otra vez el arca perfectamente a salvo. –¡A ver... pronto… la llave! exclamamos los que nos hallábamos más cerca. –Aquí está —contestó Fr. Rodrigo, poniéndola en mi mano—. Excuso decir a Vds. lo afectados que todos nos hallábamos en aquellos momentos para nosotros tan solemnes. ¡Era tanto el amor que habíamos cobrado a aquel Divino Niño! ¡Era tal la sinceridad y la ternura, con que todos veníamos dedicándole aquellos hermosos cultos! ¡Eran tan dulces los recuerdos que estos evocaban en nuestras almas! Abrióse, pues, el arca ante la espectación de todos los pasajeros que allí se habían apiñado: y ¿qué creerán Vds. que hallamos dentro de ella?… Pues, absolutamente nada. Sólo allá en la parte interior de la tapa, de tal forma que al abrirla quedaba patente a nuestra vista leíase escrito con cada letra como ojos de buey: ¡Oh feliz inocencia! En efecto, señores, era el 28 de Marzo, y, según lo convenido, nos hallábamos en 596 Boletín Oficial pleno día de Inocentes. Los grandísimos pícaros de José y Benjamín habían dejado el Santo Niño en el camarote, antes de salir al simulado arreglo del arca. Acabó aquí su relato el Capitán, y una terrible carcajada de lodos los circunstantes, acompañada de estrepitoso palmoteo, siguió a la relacion de tan peregrina ocurrencia. – ¡Magnífico, soberbio, insuperable! exclamaron repetidas veces, dando rienda suelta por un buen rato a la más espontánea hilaridad. –Padre Diego, ese disparo iba contra V. –Así sería; pero fué tan aprovechado que no quedó sano ni uno siquiera de los presentes. Ya oye V. lo que dice nuestro Capitán. –Vamos. P. Diego, —dijo éste con acento de respetuoso cariño—. P. Diego, que allí como en todas las cosas hubo sus grados; y a fe que el que a V. le tocó fué superlativo. ¡Parece que lo estoy viendo a V.! ¡Se le podía ahogar con un pelo! Estaba V. más blanco que… ¿qué diré yo? –Que la lnocencia, —interrumpió un tercero—. ¿A qué buscar otra comparación, si de inocencia se trataba? –Y ¿cómo dicen Vdes. que se llamaban esos Padres? –Fr. Andrés del Espíritu Santo y Fr. Rodrigo de S. Miguel; aunque aquí los señores les llamaban José y Benjamín, a causa de ser ambos los más jóvenes de los religiosos. –¿Y que ha sido de ellos? –Pues, a los dos los tienen Vdes. hoy convertidos en heroicos apóstoles de Jesurrislo. Al año de llegados a Filipinas, fue destinado el P. Andrés por la parte de Masinloc a las misiones de Zambales donde padeció todo lo que Vdes. pueden suponer, si les digo que eran tan feroces sus habitantes que, habiendo probado su conversión dos de las infatigables órdenes religiosas, que nos precedieron en el Archipiélago, ambas tuvieron que retirarse, después de convencerse del escasísimo resultado de sus afanes y desvelos. Baste decir a Vdes. que la cosa en que más principalmente cifraban su nobleza los Zambaleños era en el mayor número de personas a quienes habían dado muete. ¿Qué podré, pues, añadir que no sea pálida pintura de lo sufrido allí por el P. Andrés? Él padeció hambre y sed y todo género de privaciones; fué apedreado y apaleado de aquellos bárbaros infieles a quienes iba a buscar entre los bosques más infectos de Agustinos Recoletos de Filipinas 597 y formidables precipicios; sufrió dos espantosos naufragios, en uno de los cuales permaneció más de treinta horas, asido a los restos de la despedazada embarcación; en el otro, ahogados todos o casi todos sus compañeros, permaneció dos días y una noche en la misma forma dicha siendo por todo este tiempo débil juguete de las enfurecidas olas1; convirtió innumerables almas a la Fe Católica; fué elegido Superior de todos los Recoletos de Filipinas; partió a Europa, a reclutar gente para las Misiones; volvió al Archipiélago el año de 1622, y hoy lo tienen Vdes. por tercera vez de Superior o Vicario Provincial. –Muy bien, muy bien: que el Cielo le conserve la vida muchos años para mayor gloria de Dios y de nuestra amada patria. –Por cierto P. Diego —dijo el Capitán— que no se puede V. figurar lo que yo gozo al oír todas esas cosas. Parece que siento cierta satisfacción, cierto orgullo santo, al considerar que a ese apóstol tan insigne lo he conocido yo, y lo he tratado íntimamente, y lo he llamado amigo; ¡y mire V. que verlo ahora convertido no sólo en hombre de importancia, sino en un hombre tan eminente!… Pues, ¿no me ha de causar orgullo? –¡Vaya un espectáculo! —prosiguió otro—; ¡Vaya un espectáculo verdaderamente grandioso, el que está dando nuestra nación al mundo todo! Por donde quiera que uno dirija su vista, por todas partes han de encontrarse las huellas de nuestros misioneros, convirtiendo en personas a tantos miles y milIones de salvajes, que sin su caridad y abnegación sumidos se quedarían hasta el fin de los siglos en la más espantosa ceguedad e ignorancia. –Orgullosos debemos estar —añadió un tercero— de pertenecer a una nación tan grande, tan cristiana, y tan heroica, como lo es nuestra España. Desde que el mundo es mundo, jamás presenciaron 1 Aunque todo lo que digo de este religioso, como consta en su vida ya citada en la tercera nota, es rigurosamente histórico, pongo sin embargo esta nota, porque las circunstancias de este naufragio se hallan en el tomo II, Década 4.ª, Cap. II, pág. 12. No quiero cerrar esta nota sin copiar lo siguiente de su vida ya citada. «Visitó los ministerios cuatro veces, navegando en cada visita más de 800 leguas de alterados, tempestuosos mares; y con la jornada que hizo a España, como Comisario, para conducir religiosos, pasan las leguas que navegó de 17.000. Padeció en estas jornadas seis tormentas, y en dos se despedazó la nave... 598 Boletín Oficial los siglos empresa tan maravillosa, corno la que hoy realizan nuestros soldados y misioneros, avanzando por todos los confines de la tierra a la sombra de la Cruz, y de nuestra bandera gloriosa, para llevar la nueva del Evangelio a las más ignoradas regiones. Lástima, en verdad, que nuestros vecinos de las demás naciones de Europa, empeñados en fratricidas guerras, o tal vez en afligir a la Iglesia con el cisina y la herejía, lástima no se hayan todavía resuelto a ayudarnos en tan honrosa y gigantesca obra. Unidos, como en nuestra España, soldados y misioneros, ¿es acaso temeridad decir que, en un siglo largo que hace que descubrimos el Nuevo Mundo, podríamos casi completamente haberlo convertido y civilizado? –¿Qué dice V. a eso P. Diego? –¿Qué quiere V. que le diga? Que en todo y por todo estoy conforme con V.; y que, aunque el Protestantismo no hubiese cometido más infamias que lo que esto significa, era lo suficiente para que la humanidad lo anatematizase y aborreciese. ¡Maldito Protestantismo! No ha podido ser ni más inoportuno, ni más impolítico, ni más inhumano que lo que ha sido en todas sus fases y en todas sus consecuencias. !Dios tenga misericordia del mundo! –¿Y qué nos dice V., P. Diego —prosiguió el Capitán después de un momento de silencio—, ¿qué nos dice V. de Fr. Rodrigo? –¡Ay!… amigo mío... hablar del P. Rodrigo, y no abusar de la paciencia de Vds., es punto menos que imposible. –Diga, V., P., y déjese le cumplimientos. Bendito sea V., que nos hace pasar tan buenos ratos. –Voy, pues, a decir algo, abreviando cuanto me sea posible. ¿Recuerda V., Sr. Capitán, a aquel Religioso, compañero nuestro zaragozano, P. Miguel de la Madre de Dios?1 –Ya lo creo que sí; perfectamente. –Pues bien; ya dije ayer que San Nicolás de Tolentino, nuestro Patrón como religiosos filipinos, nos dió en el P. Andrés un práctico tan insigne, que nos librase de escollos, durante nuestro viaje: 1 Aunque en el I tomo de la citada Historia General se le llama a este Padre, Fr. Miguel de Santa María, es manifiesta equivocación; como lo prueba el autor del III tomo en la década 7.ª, Libro 2.º, Cap. 6.º, párrafo I, donde le llama P. Fr. Miguel de la Madre de Dios. de Agustinos Recoletos de Filipinas 599 ahora diré que la Virgen del Pilar, nuestra Patrona como españoles, nos dió en el insigne zaragazano dicho, el primer misionero y el primer mártir de nuestra reciente Congregación, el cual, por parecerse en todo al protomártir San Esteban, murió también apedreado por los infieles zambaleños1. Tan pronto como éste hubo acabado su gloriosa carrera, voló a ocupar su puesto el bueno de Benjamín, recientemente ordenado con dispensa pontificia de edad, y con tal celo penetró en Zambales por la parte de Mariveles, que en espacio de muy pocos años, desde este extremo hasta Bolinao, treinta leguas por lo menos de costa, puede asegurarse que no quedaba un indio por convertir. Sus trabajos y penalidades Dios solamente lo sabe. Recuerdo haberle oído contar que, sorprendida cierto día su embarcación por repentina borrasca, fueron lanzados bruscamente contra una roca o arrecife, donde, despedazada aquella, sucumbieron entre las aguas sus compañeros todos, salvándose solo él, arrojado por una ola sobre la roca. Allí permaneció abandonado y hambriento, hasta que, visto por casualidad por unos indios al día siguiente, lograron ponerlo a salvo. Salió para España el año 1615, de donde volvió con nuevos misioneros el año 18, siendo nombrado inmediatamente superior nuestro en todo Filipinas. Volvió a salir para España hace dos años, y ¿dónde creerán Vds. que se encuentra actualmente? –Pues de vuelta sin duda a Filipinas. –Nada de eso, señores; aún no ha llegado a España. –¿Pero es que no se sabe de él? —preguntó con ansiedad el Capitán—. –Sí, señor; trajo precisamente el mismo rumbo que nosotros. Pero que, en vez de bajar a tomar como nosotros el Cabo de Buena Esperanza, internóse por tierra en la Arabia y actualmente, según acaban de informarme en Goa, se halla o en la Palestina o en la Caldea. –María Santísima, y ¿qué se le había perdido a Benjamín por esas tierras? –Pues ya ve Vd., como tiene un carácter tan impetuoso y tan resuelto, 1 Tomo I, ya citado, Década 2.ª, Capítulo 6.º, pág. 423. 600 Boletín Oficial que nada se le pone delante, tratándose de la gloria de Dios, enterado de que en esas regiones había dilatadísimos campos, faltos por completo de operarios evangélicos, no pudo sufrir con paciencia el pasar de largo, y allá lo tiene Vd. liado con judíos, mahometanos, griegos cismáticos, nestorianos, etc. Disputó con los Rabinos en las Sinagogas y confundidos, convirtiendo a muchos de ellos con concienzudo libro sobre la venida del Mesías. Recorrió sobre todo de parte a parte el gran reino de Basora, O. S. Juan de los Caldeos y tan completo fué el éxito de sus predicaciones, que tiene ya en su poder una carta, firmada por veinticinco Príncipes, soberanos de otros tantos territorios, por la que, reconociendo la autoridad del Vicario de Jesucristo, a quien la carla va dirigida, le suplican los admita benignamente en el gremio de la Iglesia Católica. En fin, señores, que si yo me detuviese a hablar siquiera someramente de todo lo que escriben de Fr. Rodrigo1, no concluiría nunca de elogiar a este Correo Universal del Orbe, a este hombre verdaderamente providencial. –Pues y cómo se la ha arreglado esa criatura de Dios —decía entusiasmado el Capitán— para hacerse entender de toda esa gavilla de gente, que Vd. dice, P. Diego? –Todo se puede, cuando Dios lo quiere. Entre nosotros corre como cosa segura que el P. Rodrigo posee sobrenaturalmente el don de lenguas. –Pero con todo y con ello, P. Diego. ¿Cuánto no habrá padecido ese pobre muchacho — añadía el Capitán cada vez más encariñado con su antiguo Benjamin— en tantos viajes, tantas disputas y tantos estudios como habrá tenido que hacer? –¡Ah, mi buen amigo! eso, como ya antes dije, Dios solo puede saberlo. Baste decir a Vdes. que hasta de soldado tuvo que servir en estos viajes. Sorprendida cierto día la caravana en que iba por un Príncipe que se hallaba en guerra con sus vecinos, se les dió a cuantos la componían la orden de armarse y acometer a una fortaleza; orden que no hubo más remedio que cumplir, asaltándola, como 1 En la vida ya citada (nota 4.ª) de este insigne varón, se describe circunstanciadamente cuanto aquí queda solamente indicado, sin que hayamos dicho nada en lo referente a sus virtudes y trabajos apostólicos que no sea exactamene histórico. de Agustinos Recoletos de Filipinas 601 efecto lo hicieron, y apoderándose de ella, aunque con pérdida de gente. –¡Bendito sea Dios, que tales hombres envía al mundo!, exclamó, el Capitán. Por mi parte, más estimo el haber sido amigo de tales héroes, que la amistad de nuestro amado Monarca, si con ella me brindase. (Continuará) FR. PEDRO CORRO DEL ROSARIO A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ CORRESPONDENCIA DE NUESTROS MISIONEROS DE LA ISLA DE (Filipinas) NEGROS 1 Sr. Director de Nuevo Heraldo. Lo prometido dicen que es una deuda y allá van estas líneas para satisfacer la que yo contraje con V. en nuestra última entrevista al prometer contarle mis impresiones en el viaje que iba a realizar por algunos pueblos de la Isla de Negros. Mi crónica, más bien que una relación del estado material de los pueblos, de su prosperidad o decadencia… será una descripción más o menos detallada de su estado moral... que es además el nivel que marca la altura y progreso de los pueblos; y que perdonen esos politicastros de nuevo cuño, si en esta crónica me convierto en apologista de los frailes a quienes ellos tanto odian: la verdad ante todo. Dejando a un lado el pueblo de Bacolod, donde como en todos los pueblos de alguna importancia la política convierte todo en campo 1 Con gusto insertamos esta carta, a la que seguirán otras, del P. Fr. Licinio Ruiz de Santa Eulalia. La presente fué publicada por el diario Católico «Nuevo Heraldo» de Iloilo el 23 de Noviembre de 1906, con la firma R., inicial del apellido de su autor. de Agustinos Recoletos de Filipinas 603 de Agramante y en el que las luchas estériles por la vida del cuerpo, matan y ahogan la vida del espíritu… donde no se ven más que almas pobres y raquíticas que sólo piensan en el yo hoy y en el yo mañana... egoístas que se agitan y mueven, no por intereses que ennoblecen y elevan al alma, sino por cosas que envilecen y que un espíritu independiente no puede menos de ver con asco y repugnancia. Omitiendo la descripción de aquellas costas... llenas de savia y de vida, que así lamiendo iba el vapor que nos conducía, paisajes, por lo monótonos, tristes y aburridos… llegamos al pueblo de San Carlos, pueblo de reciente fundación pero que hoy es uno de los más importantes de Negros Occidental. San Carlos bien puede decirse que es un pueblo nuevo, pues no ha muchos años era una pequeña misión, arrabal del pueblo de Calatrava, pero, merced al establecimiento de una porción de españoles que han levantado hermosas y grandes haciendas, es uno de los más importantes de Negros Occidental. Pueblo azucarero, exporta grandes cantidades a esa ciudad1 y es que allí los españoles dueños de esas haciendas, trabajan sin descanso, en su perfeccionamiento y mejora, sin que absorban su atención cosas de menor cuantía; y esto, unido a la feracidad propia del suelo, hace de San Carlos uno de los pueblos más prósperos. Tampoco allí se conoce esa política del día que divide, enerva y destruye; pues si bien es verdad que está constituido por elementos de casi todas las provincias Visayas, lo que no deja de ser un medio para que allí se importen todas las opiniones que hoy se agitan en el país filipino, también es cierto que, siendo los únicos dueños del pueblo los españoles, la unión de estos y su superioridad hace que allí, al menos exteriormente, no se profesen ciertas doctrinas ni se haga alarde de ellas: de aquí la paz que el pueblo disfruta. Influye también mucho en la conservación de esta paz y en las buenas costumbres de sus habitantes el celo y la actividad de su cura párroco, que es un fraile español, P. Eusebio Valderrama, cuya franca y amable hospitalidad nunca olvidaré. Este padre trabaja lo indecible por el bienestar de su pueblo. Él recorre, unas veces a 1 Iloilo. 604 Boletín Oficial pie y otras a caballo, los más apartados barrios, se interna en aquellos bosques casi intransitables, llevando a los que allí viven palabras de consuelo, penetra en las sementeras y para todos es un padre, un amigo cariñoso que les anima a perseverar en las buenas costumbres, fuente de todo bienestar. Hay que ver, Sr. Director, las distancias enormes que separan al pueblo de San Carlos de los de Calatrava y sus barrios hasta cerca de Escalante por el Norte y por el Sur hasta Valle Hermoso, Guinhulugan y Tayasan, pueblos abandonados casi por la falta de clero; para convencerse del trabajo inmenso de este Padre que muchísimas veces ha recorrido estas disancias, sin otro fin que alentar a aquellas pobres almas que yacen abandonadas y sin otra recompensa que la que espera un buen misionero: el cielo. ¡Cómo contrasta esta conducta del fraile con la de ciertos elementos que yo conozco, que viven una vida muelle y regalada con detrimento de bienes grandísimos y de vital interés y que si algo trabajan es por el vil interés del metal de la riqueza! Que aprendan esos detractores del fraile, que vean todos esos elementos a que me refiero, lo que hace, lo que trabaja, lo que se afana el fraile por el orden y la prosperidad de los pueblos, y comparen con lo que hacen ellos. Me parece a mí, Sr. Director, que la guerra que todos esos hacen al fraile no tiene ni reconoce otra causa que su propia malicia, que se ve recriminada por la buena conducta que aquél observa, ya respecto a sí, ya respecto a su pueblo. Después de unos días de estancia en el citado pueblo, despedíme de toda aquella buena colonia y del Padre, a quien jamás olvidaré, y a bordo del vapor «Isabel», a quien acariciaban las olas más de lo que yo deseaba, al día siguiente llegaba a Dumaguete, y a las pocas horas en un vehículo bastante incómodo me trasladé al pueblo de Sibulan de quien voy a hablarle algo detenidamente. Antes voy a hacer una pequeña introducción. Se han querido exagerar los males que ha acarreado al pueblo filipino esa libertad de cultos que importó a estas Islas el Gobierno americano, y de la que tuvo origen la secta del Aglipayanismo; pero nada más inexacto a mi juicio. Además de los datos que me suministra la prensa de provincias, he podido observar, en casi todos los pueblos que he recorrido, que dicha secta se halla concretada a de Agustinos Recoletos de Filipinas 605 unos cuantos vividores de oficio, que la mayoría de sus habitantes son Católicos Apostólicos Romanos: en algunos pueblos conservan todavía aquel fervor, aquel espíritu religioso que nuestros padres les inculcaron; y a pesar de Tríos y Troyanos, de protestantes y aglipayanos, no han renegado en su mayor parte de su fe ni de sus creencias. Por funciones de mi cargo he morado algunos días en el pueblo de Sibulan y he visto cosas dignas de encomio y de ser publicadas para que todo el mundo las conozca. Situado, como V. sabe, este pueblo a unos seis kilómetros del pueblo de Dumaguete, en donde la secta protestante trabaja lo indecible por su causa, y en donde residen ciertos elementos que por su posición y fortuna pueden influir mucho en la marcha de los pueblos limítrofes y que por lo visto no pecan de devotos, ni unos ni otros; a pesar de sus esfuerzos y de que continuamenle hacen sus excursiones y predican y dan conferencias, no han podido conseguir hacer variar al pueblo de Sibulan: siete individuos, que ninguno es natural de Sibulan aunque allí viven, son el único triunfo que allí han conseguido los señores protestantes. El pueblo de Sibulan es el Sibulan de otros tiempos, en el que no dejó huellas la revolución del 98. Hagamos, como dicen (y bastante mal dicho), un poco de historia. Cuando, por efecto de aquella revolución de triste memoria, los pueblos se vieron privados del Sacerdote católico, el pueblo de Sibulan acudía todo entero a la iglesia en los días de precepto y allí rezaban el Santo Rosario y cumplía con todas las devociones, como en tiempos anteriores. Los capitanes pasados, la gente algo influyente, lo mismo que la clase pobre y menesterosa, todos a una, cuidaron en aquellos tiempos de desolación y de ruina de su más preciado tesoro, la iglesia y el Convento, emblemas de sus creencias y en quienes ellos veían el depósito que guardaba la historia de su grandeza, de sus padres y mayores y que fueron levantados a costa de los sudores y sacrificios de sus antepasados. Todo esto, Sr. Director, habla muy alto en favor de los sibulanos y de los antiguos misioneros que tan bien supieron inculcar en sus almas el fervor religioso. Más aún: cuando el Sr. Obispo de la Diócesis visitó aquellos pueblos, el de Sibulan en masa presentó un escrito a la citada autoridad, suplicando les mandase un Padre que atendiese a sus necesiades, 606 Boletín Oficial y, si podía ser, un Padre Recoleto, pues no habían olvidado a los muchos que por allí habían pasado, comprometiéndose ellos a procurar al Padre una sustentación congrua y decente. Debido a esto, se encargó de la citada Parroquia el P. Nemesio Llorente, Agustino Recoleto, en quien he reconocido un religioso de inestimables prendas, celoso, emprendedor, afanoso sólo del bienestar moral y material de sus feligreses, a quienes él ama entrañablemente y a quien pagan los sibulanos con amor, cumpliendo exactamente la palabra que dieran al Sr. Obispo de procurarle todos los días el alimento necesario. No concluyen aún las glorias de Sibulan. Hace unos meses una mano criminal, nacida sin duda del Averno, inspirada en planes diabólicos e irritada, como sospecho, porque creía que a esfuerzos de nuestros misioneros se le iban a frustrar sus planes, prendió fuego a los Conventos de Valencia y de Amblán, hecho que ha quedado en el misterio, aunque no para todos, pues quizá algunos podrían señalar al delincuente; hecho que marca por sí solo el progreso de esos hombres del día, que nos ha importado la libertad de cultos. No hay duda ninguna que intentaron lo mismo en el pueblo le Sibulan: mas todas sus maquinaciones se frustraron ante la actividad desplegada por el Cura Párroco y el celo de los sibulanos. El Centro Católico y el Apostolado de la Oración, fundado el 1.º por el P. Nemesio y el 2.º por la Sra. de Pastor, piadosa e influyente señora del pueblo de Dumaguete y por la Sra. Forja Alcázar, anciana fervorosísima y celosa propagadora de la devoción al Sagrado Corazón, que, a pesar de sus noventa y un años, recorre con frecuencia, casi siempre a pie, muchos pueblos del distrito, estableciendo en ellos dicho Apostolado, verdadera alma grande de esas que a veces Dios conserva para ser el medio de que Él se vale para levantar un pueblo de la postración; esos dos centros, repito, secundaron la idea del Padre de poner centinelas que guardasen los dichos edificios del furor de sus adversarios. Debido a esta vigilancia de las cinco o más personas que diariamente se imponían el sacrificio de velar por la noche y al P. Nemesio que costeó de su bolsillo particular abundantes rollos de alambre espino para rodear todo el ámbito de la Iglesia y Convento, el criminal desistió de sus intentos. ¡Bien por el pueblo de Sibulan; mil enhorabuenas por su celo, por de Agustinos Recoletos de Filipinas 607 su amor al Padre, lo que hace que viva en paz; pues harmonizados sus corazones y siendo todos unos y todos para Dios, son de los más felices que he visto por todos estos pueblos. Bien es verdad que el P. Nemesio es un verdadero padre para ellos y sólo se interesa por su bienestar. Pueblo pobre, debido a que casi su único medio de vida es el palay y éste no pueden sembrarlo por falta de animales, sufre en algunas temporadas verdadera necesidad; y el P. Nemesio, que les quiere en el alma, ha repartido más de una vez sus pequeños ahorros entre los más necesitados; de aquí que le amen y quieran con amor casi rayano en adoración. Él trabaja por ayudar a su pueblo, y, a no tardar mucho, piensa traer una máquina o dos para que puedan beneficiar el abacá, aprovechar el pacol: en una palabra, para que sus feligreses tengan medios de vida. En su reciente viaje a Manila no pudo traerla por ser incompletas las ya fabricadas (inventadas por un fraile) debido según dicen a una mala interpretación del ingeniero constructor de la casa exportadora, pero, a no dudar, las traerá cuando sean utilizables. Esto es trabajar por el pueblo; este es el fraile, siempre amante de su pueblo, que no sólo mira por el bien moral de sus feligreses, sino también, por el material, ya procurándoles medios de ganarse la subsistencia, ya colaborando y siendo el principal factor de la paz de los pueblos, esa paz dichosa en que estriba todo el bienestar y que es el principio de donde dimana la grandeza de las razas y de las naciones. De mi excursión a los pueblos de Nueva Valencia y Bacong le hablaré Dios mediante otro día. Dumaguete y Noviembre 1906. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ CRÓNICA DE NUESTROS COLEGIOS DE MARCILLA Con el fin de llenar el vacío que tal vez hayan notado algunos en el último número de nuestro BOLETÍN, y para fomentar esa mutua correspondencia que todos deseamos exista entre nuestros religiosos, voy a coordinar algunas notas que guardo en mi cartera (en la de mi uso ya se entiende) desde que se publicó la última crónica de este nuestro Colegio de Marcilla. El día 25 de Abril, habiendo celebrado en el día preceptuado el oficio litúrgico, solemnizamos el Patrocinio de San José. El templo estaba engalanado con el adorno propio de los días principales: la capilla desempeñó admirablemente su cometido, y el P. Moisés Rojo de la V. del Prado, que estuvo encargado del panegírico, cantó con gran acierto la universalidad del poder del glorioso patriarca San José, deteniéndose de un modo particular en publicar la devoción que hacia tan excelso Patriarca ha tenido siempre nuestra amada Recolección Agustiniana, terminando por hacer esta enfática afirmación: Donde hay un Recoleto allí está San José. El 4 de Mayo satisficimos los deseos de nuestras Constituciones, cantando una misa a nuestra Madre Santa Mónica, deseosos de pagar de Agustinos Recoletos de Filipinas 609 de algún modo la grandísima deuda que con ella tenemos contraída por habernos dado un Padre tan santo y tan sabio. El día 23 del mismo Mayo celebramos una fiesta a nuestra gloriosa Santa Rita, cuya devoción se va extendiendo por aquí, como lo demostró la concurrencia que fué mayor que de costumbre. En el sermoncillo que estuvo a cargo del que esto subscribe, se trató de presentar a Santa Rita como ejemplar acabado de todos los estados. Terminada la misa se bendijeron las rosas de la Santa que fueron repartidas inmediatamente entre los concurrentes: de modo que resultó la función bastante lucida. Durante todo el mes de Mayo practicamos, con el entusiasmo propio de los jóvenes, el ejercicio de las flores, cantando dulcísimos himnos y ensanchando nuestros corazones con tiernísimos afectos hacia nuestra Santísima Madre María. Lo mismo hicimos en el mes de Junio con el amantísimo Corazón de Jesús. Nuestro amado P. Fr. Manuel Acereda de la Purísima Concepción recibió el 29 de Mayo el sagrado Orden del Presbiterado en la ciudad de Pamplona y cantó su primera misa en el pueblo de Cornago el día 3 de Junio, festividad del Corpus Christi. Le acompañaron los PP. Pedro Jiménez de la Soledad y Paciente Corral de la Sagrada Familia: aquél encargado del sermón y éste en calidad de organista. Presbítero asistente fué el tío del P. Manuel y párroco de dicho pueblo, D. Tomás Acereda. El domingo inmediato al día del Corpus celebramos en este nuestro Colegio una conmovedora función dedicada a Jesús Sacramentado: todo en ella fué sublime y encantador, pero lo que conmovió de un modo especial nuestros corazones fueron los dulcísimos y armoniosos ecos del emocionante himno eucarístico, recuerdo del Congreso celebrado el año de 1911 en la capital de nuestra católica España. Durante la procesión un fantástico coro de niñas vestidas de ángel agasajaba a Jesús-Hostia deseando envolverle con olorosas flores y esparciéndolas en abundancia por todo el trayecto de la procesión. En el ínterin acompañando el órgano se interpretaban en el coro los más dulces motetes a Jesús Sacramentado. Era ya el 27 de Junio cuando tuvimos el placer de estrechar en nuestros brazos a nuestros amados hermanos P. Pedro de la Dedicación de la V. del Pilar y Fr. Juan Martínez de la V. del Camino: 610 Boletín Oficial aquél había celebrado su primera misa el día del Corpus, 3 de Junio, en nuestra iglesia de San Ildefonso en Roma, habiendo sido ordenado el 29 de Mayo. Venían sumamente gozosos nuestros dos hermanos por haber terminado la carrera con toda felicidad, y también nosotros nos regocijábamos al ver entre nosotros a dos Recoletos que se han doctorado en sagrada Teología trabajando lo indecible por corresponder a los esfuerzos que por ellos ha hecho nuestra amada Provincia de San Nicolás y para conseguir, como así lo han logrado, las más excelentes calificaciones de la Universidad Pontificia denominada Gregoriana. También nosotros debíamos pasar por las horcas caudinas sufriendo los exámenes de fin de curso, para demostrar cómo habíamos aprovechado el tiempo, y al efecto los tuvimos en los días 28 y 30 de Junio. Los más antiguos, o sea, los del noviciado de 1908 sellaron con ellos su carrera literaria examinándose de Sagrada Escritura y de Derecho de Regulares; y los que les seguimos nos examinamos de tercero de Teología Dogmática y de segundo de Teología Moral: los del último noviciado, aun cuando les falta todavía un año de Dogmática y otro de Moral, se examinaron de las mismas materias que nosotros, por haber coincidido así los cursos. El mismo día que terminamos los exámenes, comenzamos los santos ejercicios espirituales; y todavía no los habíamos concluido, cuando tuvimos el sumo placer de besar la mano de nuestro Reverendísimo P. Prior General Fr. Fidel de Blas de la Asunción, quien con la salud algo quebrantada vino a este nuestro Colegio por ver si se restablecía algún tanto para poder seguir trabajando por la mayor gloria de Dios y honor de nuestra Recolección Agustiniana. Gracias a Dios hasta la actualidad va sintiendo notable mejoría. Venían en su compañía N. Rvdo. P. Ex-provincial y Definidor General Fr. Francisco Bergasa de la V. de Vico y el Hermano Severiano de Blas de San Nicolás. Dos días después de la venida de N. Rvmo. P. Prior General, es decir, el 9 del corriente, llegó Nuestro Excmo. y Rvmo. P. Toribio Minguella de la Merced, dignísimo Obispo de Sigüenza, para dar Órdenes en esta nuestra iglesia, y aquella misma tarde inició en la primera tonsura y cuatro menores a Fr. Serafín Hernando Martínez de la Purísima Concepción. El día 11 nos confirió el Diaconado a de Agustinos Recoletos de Filipinas 611 diez y el Subdiaconado a tres. La lista de los ordenados es como sigue: DIÁCONOS: Fr. Damián Castresana Alonso de N. P. San Agustín. Fr. Martín Casi Nieva de San Nicolás de Totentino. Fr. Pablo Grávalos Malumbres de Sto. Tomás de Villanueva. Fr. Leoncio Reta Ungué de S. Nicolás de Tolentino. Fr. José Carceller Galindo de S. Tomás de Villanueva. Fr. Ricardo Jaranta Fuentes de la V. de la Consolación. Fr. Maximiano Díez Albo de la V. de la Consolación. Fr. Isidoro Equiza Compains de S. Nicolás de Tolentino. Fr. Juan Rodríguez Santiñán de Sta. Mónica. Fr. Simeón Díaz de Ilarraza Díaz del Bto. Querubín. SUBDIÁCONOS: Fr. Serafín Hernando Martínez de la P. Concepción. Fr. Jesús García Martínez de la V. del Carmen. Fr. Feliciano Alonso Álvarez de la V. del Carmen. El venerable Obispo de Sigüenza parte hoy llevando de familiar al Rdo. P. Fr. Alberto Fernández de la Virgen de Davalillo, para nuestro Colegio de Monteagudo, dejándonos gratísimo recuerdo de su permanencia en nuestra compañía; pues al inestimable beneficio que nos dispensó confiriéndonos las Órdenes sagradas, añadió el regalo de una espléndida merienda con que nos obsequió ayer, por ser la fiesta de Santa Librada, Patrona de la Diócesis que con tanto acierto viene gobernando. Dámosle rendidamente las gracias y hacemos fervientes votos porque… se repita. Marcilla 21 de Julio de 1915. FR. RICARDO JARAUTA DE LA CONSOLACIÓN A. R. NECROLOGIO Nuesro Rvmo. P. Ex-Comisario General Apostólico FR. MARIANO BERNAD DEL PILAR Por estar ya hecha la tirada del número anterior de nuestro BOLETÍN, no nos fué posible publicar la necrología de N. Rvmo. P. Fray Mariano Bernad de Pilar, fallecido en Motril (Granada) el 23 de Mayo último. He aquí la circular que con fecha 26 de dicho mes pasó N. P. Vicario Provincial a todas las Casas de la Vicaría anunciando tan triste nueva: «Con el más profundo sentimiento participo a VV. RR. que, según comunicación de N. Rvmo. P. Prior General, fecha 25 del corriente, a las dos menos cuarto del día 23 de este mismo mes, falleció en la residencia de Motril, Nuestro Reverendísimo Padre Ex-Comisario General Apostólico, Fr. Mariano Bernad del Pilar, víctima del cáncer que desde hacía algún tiempo se le había formado en la garganta, dejándonos a todos (dice el Rvd. P. Provincial de Santo Tomás al comunicar a N. P. Rvmo. la sensible perdida) edificantes ejemplos de paciencia y resignación en el modo como ha sobrellevado las molestias de su enfermedad, y en la recepción de los últimos Sacramentos y preparación para la muerte, que hizo con todo conocimiento, recibiendo el Santo Viático de rodillas y contestando él mismo a todas las oraciones de la Santa Unción y recomendación del alma. de Agustinos Recoletos de Filipinas 613 614 Boletín Oficial Nuestro Reverendísimo P. Mariano, vió la primera luz en Calanda (Teruel), el 29 de Septiembre 1838; pronuncio los votos de la Religión el 14 de Enero de 1857, y, concluidos los estudios con notable aprovechamiento, recibió el sacerdocio en las témporas de Adviento (21 de Diciembre) de 1861. Algo más de un año había transcurrido desde su llegada a Manila, cuando la obediencia lo envió (29 Agosto, 1862) a Cuyo con patente de Compañero, y aprendido que hubo el dialecto, del cual formó un Diccionario que comprende las voces más indispensables para poder entenderse con los naturales de Calamianes, el P. Vicario Foráneo de aquel partido le encomendó la administración de Taytay, en Diciembre del referido año 62; expidiéndosele por el Ilmo. y Rvmo. Sr. Obispo de Cebú, en 11 de Septiembre de 1863, títulos de Párroco de dicho pueblo. Túvole a su cargo hasta 1866, en que habiendo sido atacado de unas calenturas, tan malignas como suelen ser las que se padecen en Calamianes y Paragua, dispusieron los Superiores (27 Enero, 1866) su traslado a Minuluan (Negros), donde, en compañía del P. Fernando Cuenca, a la vez que atendía a su restablecimiento, que logró obtener merced a los cuidados de dicho Religioso, dedicóse al estudio del bisaya. En Diciembre del expresado año 66 encargósele la administración de Dumaguete, y en 16 de Enero, 1867, lo vemos presentado por el Vice-Real Patrono para servir en propiedad la parroquia de Misamis, si bien no se le relevó en la de Dumaguete hasta Julio de dicho año 1867; salendo de este último pueblo el 10 del referido mes de Julio para Cebú, de donde pasó a Misamis a principios de Septiembre. Administró esta parroquia basta 1873, en que el capítulo provincial lo nombró ViceRector del Colegio de Marcilla: al trienio siguiente nombráronlo Rector del mismo Colegio de Marcilla y, concluido el tiempo de su rectorado, volvió a Filipinas presidiendo la Misión que llegó a Manila el 30 de Noviembre de 1879; permaneciendo muy poco tiempo en el Convento de dicha Capital, pues consta que el 5 de Diciembre del mismo año se le expidió nombramiento de Vicario Provincial de Negros Oriental, a la vez que se le confiaba de nuevo la administración espiritual de Dumaguete, cabecera de aquella Provincia. Once años y medio próximamente, sin interrupción, ejerció esta vez la cura de almas en el referido pueblo, cuyos habitantes recuerdan con no menos cariño y de Agustinos Recoletos de Filipinas 615 gratitud que veneración y respeto, a su buen P. Mariano, que, infatigable en el desempeño de su Ministerio, procuró por todos los medios posibles el mayor bienestar y felicitad de los fieles de Dumaguete. Elegido Provincial en 1891, después de haber sido condecorado con los cargos de Prior vocal de Tatay (1879), primer Adito de Definidor y Prior vocal de Bolinao (1882), Definidor (1885) y Prior vocal de BIaclayon (1888), gobernó la Provincia con aceptación general durante el trienio de 1891 a 94. Girando la Visita a los Ministerios de Negros Oriental, le sucedió el gravísimo percance, que refirió la prensa de Manila por Dicienibre de 1891, de ser lanzado al mar de un golpe de botavara, que recibió en la espalda, al virar la pequeña embarcación en que se trasladaba de Guijulugan a Jimalalud. Fué milagro que durante la media hora, o más, que transcurrió sin poder prestarle auxilio de ningún género, pues la fuerza con que roló el viento, hizo al barquichuelo alejarse notablemente del lugar del siniestro, no pereciese ahogado, a pesar de ignorar por completo el arte de nadar, y, lo que es más, de haber quedado privado de sentido; atribuyendo N. P. Mariano tan señalado favor al poderoso patrocinio de San José, cuya intercesión imploró en tan peligroso trance. Resignados los sellos de la Provincia en el Capítulo de 1894, volvió a administrar por tercera vez la parroquia de Dumaguete, que tuvo a su cargo juntamente con las Vicarías Provincial y Foránea, como en los años 1879-91, hasta 1897. Presidió el Capítulo provincial de este último año por comisión especial de N. Rvmo. P. Comisario General Apostólico, de quien algún tiempo antes había recibido el nombramiento de Definidor General, y juntamente la dispensa de la Santa Sede para que, siéndolo, pudiese, no obstante, continuar rigiendo la parroquia de Dumaguete por un tiempo determinado: y habiendo regresado a España en Mayo del repetido año 97, permaneció en Madrid hasta Enero de 1899, en que fué nombrado Presidente de la primera Misión que nuestra Provincia de San Nicolás de Totentino de Filipinas envió al Brasil, compuesta de trece religiosos, más N. P. Mariano, a quien el Rvmo. Padre Comisario General Apostólico de nuestra Congregación nombró Superior de ellos, dándole toda su autoridad y comisionándole, como a representante suyo, para establecer en aquella República Residencias 616 Boletín Oficial nuestras y fundar Misiones. Cuán cumplidamente llenara N. P. Bernad su cometido y hasta qué punto viera coronados los esfuerzos realizados para mejor asegurar el éxito de su empresa, nos lo dicen las numerosas fundaciones por él llevadas a cabo, durante los dos años y medio que estuvo en la mencionada República; bastando a este propósito recordar las Residencias establecidas en Uberaba, Agua Suja, Ponte Nova, Santa Ana, Ribeirao Preto, Verissimo, Monte Carmelo, CoromandelI, Abadía dos Dourados, Dôres de Santa Juliana, Concepçao, Chapadao, (a) Sao Sebastiao do Salitre, Conquista Forquilla, Serra, Barra de San Mateo, Pao Gigante, Santa Cruz, Alfredo Chaves, Itapimirim, Benevente, Guarapari, Pará o Belen y Mosqueiro. «La obra de N. P. Mariano en el Brasil (dice N. P. Santiago Matute en Los Padres Candelarios en Colombia..., volumen VI, pág. 101) formará época en los anales de nuestra historia. Allí estaba (prosigue) dando rienda suelta a su actividad y celo verdaderamente apostólico cuando, sin soñarlo siquiera, como se lo hemos oído decir a él mismo, le llegó el nombramiento de Comisario General Apostólico»1. Fué el día 3 de Junio de 1901 cuando la Santidad de León XIII (d. f. m.) hizo en la persona de N. P. Mariano la designación de primer Prelado de nuestra Recolección Agustiniana; y no es decible cuánto, en los siete años que la gobernó, se esmeró en procurar y promover los intereses de la entonces Congregación y hoy Orden de Agustinos Recoletos. Baste afirmar que su labor de Superior General fué dignamente coronada con un acontecimiento de la más alta trascendencia para nosotros: la celebración del Capítulo General, en Julio de 1908; ya que en aquel acto entrábamos de nuevo en la normalidad de vida y gobierno de que gozara nuestro sagrado y venerando Instituto en los tiempos de su mayor esplendor y grandeza. En tales términos se expresaba en memorable ocasión nuestro Eminentísimo Protector el señor Cardenal Vico. «Fué sin duda (añadía el ilustre Purpurado) un favor singularísimo de la divina Providencia que reanudaseis la serie, muy gloriosa por cierto, de vuestros Capítulos generales, precisamente en circunstancias que parecían en lo humano las menos favorables para ello, esto es, cuando 1 Catálogo de los Religiosos… de la Provincia de Filipinas; pág. 510-512. de Agustinos Recoletos de Filipinas 617 a consecuencia de los gravísimos trastornos religioso-político-sociales de Filipinas, todo hacía presentir un desenlace fatal para las beneméritas Corporaciones religiosas españolas, que tan gloriosamente habían trabajado en la evangelización de aquel Archipiélago, y especialmente para la vuestra, que allí tenía su principal campo de operaciones y el centro de su Apostolado». Al renovar, pues, nuestro hacimiento de gracias a Dios por tan señalado favor, justo es pagar también tributo de reconocimienlo a nuestro finado P. Ex-Comisario General, por habernos dejado tan grato recuerdo del tiempo en que desempeñó la prelacía superior de nuesra Sagrada Orden. P. Fr. Julián Ortiz de San Luis Gonzaga Este religioso nació el 8 de Marzo de 1873 en Santa María de Ribarredonda (Burgos); profesó el 21 de Octubre de 1890; pasó a Filipinas formando parte de la Misión que llegó a Manila el 25 de Julio de 1895, y en Diciembre del mismo año se le expidieron dimisorias para ordenarse de sacerdote, asignándolo al mismo tiempo los Superiores por socio del párroco de Cahidiocan en Romblón. En 29 de Septiembre de 1897 se pidieron para él lítulos de Cura de Banton, permaneciendo allí hasta Julio de 1898, en que por causa de la revolución filipina hubo de trasladarse a Romblón, cabecera del distrito del mismo nombre. Allí cayó en poder de los insurrectos, sufriendo duro cautiverio hasta 1.º de Marzo de 1900; y después de permanecer en Manila de conventual más de dos años, destinóle la obediencia (2 de Mayo de 1902) a Minuluan, de compañero del P. Fr. Marcelino Simonena, a quien sucedió en la administración de aquella importante parroquia de la isla de Negros al cesar en ella por enfermo e! referido Padre, que fué hacia Marzo de 1904. Posteriormente residió en varios conventos y ministerios hasta Noviembre de 1914 en que fué elegido Vicario Prior del Convento de Cebú. A continuación ponemos la carta que desde aquel Convento se escribió a N. P. Provincial dándole cuenta de la última enfermedad, fallecimiento y funerales de nuestro Religioso. Hela aquí: Cebú 30 de Mayo de 1915. –Rvd. P. Provincial. –Querido P. N. 618 Boletín Oficial Ahora que estamos repuestos de las fatigas y cansancio de los pasados días, voy a darle algunos detalles acerca de la enfermedad de nuestro hermano el P. Prior Fr. Julián Ortiz, por si pueden servir para alguna cosa. –Comenzó con unas pequeñas calenturas que él creía pasajeras por haberlas tenido otras veces y curádolas con algún purgante y un poco de quinina, pero desgraciadamente no sucedió así; el malestar iba aumentando de día en día, la calentura adquiriendo más grados y, como sintiese mucho calor interior no pudiendo sudar, una noche se bañó hasta tres veces; esto fué causa de que la calentura aumentara, de tal suerte que al llamar al médico aunque contra su voluntad, el termómetro marcó 39 grados y 9 décimas. Prescribió el Doctor baños calientes de pies, lavativas, fenacetina, etc., pero nada sirvió; como la calentura no bajaba y el médico temía dada su constitución le acometiese algún síncope, se le indicó la conveniencia de recibir los Santos Sacramentos, a lo que accedió no sólo sin oposición sino hasta gustosísimo. Inmediatamente se confesó a las 8 de la noche y no pudiendo administrársele el Santísimo Viático porque tenía algunos vómitos de bilis, quedó convenido que al día siguiente temprano lo recibiría; pero Dios N. S. en sus inescrutables designios dispuso de otro modo, porque a eso de la media noche, el religioso que estaba cuidándole notó que al hablarle y preguntarle alguna cosa, contestaba con incoherencias y con la lengua algo trabada, señal de principio del ataque cerebral temido. En seguida se llamó al médico, quien, viéndole en aquel estado y ayudado de nosotros, comenzó a aplicarle baños de hielo. A las cuatro de la mañana, viendo que esto de nada servía, indicó la conveniencia de llamar a otro médico para consultar. Se le contestó que todo medio y remedio que creyera necesario, útil y conducente para la consecución del alivio y salud del enfermo lo dijera para ponerlo luego en ejecución. Terminada la consulta con el Dr. Mellado, fueron llamados dos practicantes, los que en unión de los médicos y ayudados de nosotros procedieron a hacer sangrías, aplicarle sanguijuelas, sinapismos, parches, inyecciones, le dieron acónito, calomelanos y muchas otras varias medicinas, sin resultado alguno positivo; al aplicarle los baños de hielo descendía algún tanto la calentura, pero al poco de Agustinos Recoletos de Filipinas 619 rato volvía a subir y otra vez se le daban baños; a eso de las ocho de la noche del 26, le dió el primer ataque de nervios bastante intenso, del cual repuesto, se le administró la Extremaunción y sucesivamente la Indulgencia Plenaria y recomendación del alma; alguna vez preguntado cómo se encontraba, contestaba siempre que bien; frecuentemente le aplicábamos a la boca el Cruifijo que besaba con mucho fervor viéndose el movimiento de sus labios; entonces con alguna jaculatoria y una pequeña exhortación de arrepentimiento y acto de contrición se le daba la absolución; acto que se repitió muchísimas veces. Por minutos se notaba que le faltaban las fuerzas hasta que por fin al quinto ataque nervioso a las tres de la mañana del día 27 plugo a Dios dejara este valle de sufrimiento y llevárselo a su gloria R. I. P. Al amanecer, avisado el Sr. Provisor, PP. Paules y Párroco de San Nicolás del fallecimiento por medio de una tarjeta, las campanas de todas las Iglesias y capillas de la Ciudad doblaron a muerto. A las ocho de la mañana, con un oficio nuestro pidiendo autorización al Director de Sanidad para sepultar el cadáver en el panteón de este nuestro Convento, fueron personalmente a interesarse en nuestro favor ante dicho Director de Sanidad el Sr. Provisor y el P. Prior de los PP. Agustinos, cuya petición, después de inspeccionado el local que previamente se limpió bien, fue despachada favorablemente. Por haber fallecido de calenturas tifoideas, dijeron los médicos ser necesario dar sepultura al cadáver aquella misma tarde. Dispusimos, pues, que el sepelio se verificase a las cuatro y media de la tarde y cantado el oficio de sepullura según nuestro ritual, a cuyo acto éramos doce los sacerdotes asistentes, lo enterramos en uno de los nichos de nuestro panteón señalado con) el núm. 1. Todos los siete que hay estaban ocupados: en el que se enterró al P. Julián estaba ocupado por el P. José García, cuyos restos se depositaron en el pavimento del mismo panteón, después de rezado un responso. Los asistentes a las exequias fueron cuatro Agustinos, dos Paúles, un Redentorista, dos comisionados del Provisor y nosotros dos recoletos, más el Párroco de San Nicolás. Es necesario consignar, por si acaso V. R. quiere escribirles, el agradecimiento que debemos a los Padres Agustinos. Desde el momento que supieron la gravedad 620 Boletín Oficial del P. Julián se personaron aquí, ayudándonos en todo, brindándose para todo cuanto fuera necesario y no abandonándonos un momento hasta concluidos los funerales. Les hemos dado las gracias en nombre nuestro y de la Corporación y si V. Reverencia quiere repetírselas, se lo merecen: se han conducido como verdaderos hermanos. De V. R. humilde súbdito q. b. s. m., Fr. Mariano Lasa de Jesús». P. Fr. Pedro Sanvicente de San José El P. Vicario Provincial de Venezuela, en cablegrama dirigido a N. Rvmo. P. Prior General el día 10 de Julio, comunicaba el fallecimiento de este ejemplar Religioso y benemérito Misionero, acaecido el día anterior en aquella República y probablemente en Coro, donde tenía asignada la residencia en concepto de socio del Padre encargado de aquel Ministerio. El P. Sanvicente era natural de San Román de Campezu en la provincia de Álava, de cerca de 49 años de edad, pues había nacido el 22 de Octubre de 1866. Consagróse a Dios por la profesión religiosa el 15 de Mayo de 1883 y concluida la carrera eclesiástica pasó a Filipinas con la Misión que salió de Barcelona el 21 de Septiembre de 1888 y llegó a Manila el 24 de Octubre del mismo año. Estuvo algún tiempo dedicado a la enseñanza (curso de 1888 a 89) en el Seminario de Vigan que nuestra Provincia tuvo a su cargo desde 1882 hasta 1895 en que fundó por cuenta propia un Colegio de primera y segunda enseñanza en Talisay (Negros) agregado a la Universidad de Manila. Ordenado Fr. Pedro de Sacerdote, a cuyo efecto se le dieron dimisorias el 11 de Noviembre de 1899, los Superiores le destinaron de compañero a Calapan (Mindoro), e impuesto en el dialecto tagalo y en la administración parroquial, fué nombrado en Octubre de 1892 misionero de Sablayan, sirviendo dicho Ministerio hasta Abril de 1898 en que, nombrado Vicerrector del Colegio de San Millán, regresó a Epaña. En 5 de Abril de 1899 pasó a Venezuela, en donde ha permanecido hasta su muerte atesorando grandes méritos para el cielo en los diferentes ministerios en que la obediencia le ha tenido empleado. R. I. P. TIP. DE SANTA RITA Año VI Septiembre de 1915 Núm. 63 BOLETÍN DE LA PROVINCIA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO DE FILIPINAS de la Orden de Agustinos Recoletos SECCIÓN OFICIAL I Provincialato de Agustinos Recoletos de Filipinas. =Para que mejor se consigan los fines que en la publicación de nuestro BOLETÍN OFICIAL se intentaron, y con el consentimiento de los RR. PP. Definidores he tomado los siguientes acuerdos: 1.º Se suprimirá en el título de dicho Boletín la palabra oficial. 2.º Se creará una «Sección oficial» y revestirán el carácter de oficiales las comunicaciones 622 Boletín Oficial que en ella se publiquen. 3.º Si no se manda expresamente lo contrario, no habrá obligación de copiar las comunicaciones de la Provincia que en dicha «Sección oficial» aparezcan, en los Libros oficiales de las Casas y Misiones: pero los Superiores de dichas Casas y lo PP. Misioneros tendrán obligación de conservar los números del Boletín que contengan «Sección oficial» para presentarlos en la Santa Visita. 4.º Estos acuerdos se publicarán en el Boletín de la Provincia, para que lleguen a conocimiento de todos. =Lo que comunico a V. R. para su conocimiento y efectos consiguientes. =Dios guarde a V. R. muchos años. =Manila 7 de Junio de 1915. =Fr. Agustín Garrido de San Antonio. =R. P. Director del Botetín Oficial de la Provincia. II Provincialato de Agustinos Recoletos de Filipinas. =A los Religiosos todos de nuestra amada Provincia de San Nicolás de Tolentino. =En virtud de las facultades que nos conceden nuestras Sagradas Leyes y de acuerdo con nuestro Venerable Definitorio, hemos nombrado Vicario Prior de nuestro Convento de la Purísima Concepción de Cebú, al R. P. Fr. Victoriano Tarazona de San Agustín, con todas las facultades y derechos que corresponden a los Vicarios Priores según nuestras Constituciones. =En su consecuencia mandamos a todos nuestros súbditos que hayan y tengan como a tal Vicario Prior del Convento de Cebú al citado P. Fr. Victoriano Tarazona de San Agustín y que, como a tal, le guarden los honores y preeminencias que le corresponden. =Dios guarde a VV. RR. y CC. muchos años. =Convento de Manila 8 de Junio de 1915. =Fr. Agustín Garrido de San Antonio. de Agustinos Recoletos de Filipinas 623 III RELACIÓN de los Religiosos que han resuelto los Casos Morales de 1913-14 y de los Puntos que han obtenido PUNTOS Número de orden 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 (1) Octubre 27 18 28 28 24 26 27 24 24 28 24 28 28 26 26 28 18 30 18 24 23 18 (2) Enero 24 20 0 30 0 26 30 25 25 25 28 26 0 0 0 0 23 0 0 24 24 22 PUNTOS (3) Abril 0 0 0 30 0 30 30 0 0 26 30 26 0 0 0 0 0 0 23 26 25 0 Número de orden 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 (1) Octubre (2) Enero 22 28 28 30 26 22 20 24 24 24 27 22 30 24 30 27 23 23 30 0 0 0 (3) Abril 26 28 0 0 26 23 24 0 22 22 25 24 28 22 30 0 26 24 30 20 0 0 0 28 0 0 30 25 0 25 24 0 0 24 27 24 30 27 26 25 30 22 28 27 Convento de Recoletos de Manila 12 de Junio de 1915. FR. PEDRO LÓPEZ DEL ROSARIO, Secretario de Provincia. (1) Véanse los casos propuestos, vol. 1.º pág. 719. (2) Id. id. vol. 2.º, pág. 25. (3) Id. id. vol. 2.º, pág. 97. Los números de orden representan los nombes de los Religiosos que han resuelto los Casos Morales, y a quienes se ha dado oportuno aviso. 624 Boletín Oficial IV De Nuestro Rvmo. P. Prior General se ha recibido, para su inserción en el BOLETÍN de nuestra Provincia, el siguiente Venerable Rescripto Pontificio: (Num. 82-1915 coll. cum N. 106-1915 Protocoll. S. R. C.) Ordinis Eremitarum Recollectorum Sanci Auguistini. Procurator Generalis Oridinis Eremitarum Recollectorum Sancti Augustini, Sanctissimum Dominum Nostrum Benedictum Papam XV, supplicibus votis rogavit, ut ab ipsis Eremitis Recollectis, de benigna Sedis Apostolicae extensione, adhiberi valeat Proprium Officiorum ac Missarum una cum Appendice Martyrologio Romano addenda, Ordini Eremitarum Sancti Augustini concessum: dispositis tamen eiusmodi Officiis ac Missis iuxta Kalendarium die 18 Januarii vertentis anni approbatum, insertisque additionibus et variationibus concessis, quae magis Recollectorum Ordinis sunt propriae. Sanctitas porro Sua, referente infrascripto Cardinali Sacrae Rituum Congregationis Pro-Praefecto, enuntiata Propria Officiorum et Missarum nec non Appendicem Martyro!ogii Romani Ordini Recollectorum cum propriis additionibus et variationibus adhibendis concessit iuxta preces: servatis rubricis. Contrariis non obstantibus quibuscumque. Die 9 Junii 1915. =(L. ✣ S.). =A. Card. Vico Pro-Praef. =† Petrus Lafontaine Patriarcha el: Venet. Srius. V Sacra Congregatio Rituum. =Dublinen1. =Decretum beatificationis seu declarationis martyrii servorum Dei Dermitii O’Hurley Archiepiscopi Casseliensis, Cornelii O’Devany, Ordinis S. Francisci, Episcopi Dunensis et connorensis, Terentii Alberti O’Brien, Ord. Praedic., Episcopi Imolacensis, et sociorum. =In Hibernia, heroum nutrice, exorta saeculis XVI et XVII effrenata et furiosa adversus catholicos persecutione, praeter innumeros Christi athletas qui in ea occubuerunt et quorum nomina, mortalibus ignota, scripta sunt 1 Acta Apostolicae Sedis, vol. VII, pag. 125. de Agustinos Recoletos de Filipinas 625 in libro Vitae, complures, nomine et fama noti, in hominum memoria adhuc vivunt. Inter hos numerantur quatuordecim Ecclesiae praesules, multi sacerdotes cleri saecularis, aliique viri ad religiosas familias seu ordines pertinentes nempe Praemonstratensium, Cisterciensium, Praedicatorum, Franciscalium, Augustinianensium, Carmelitarum, Ssmae. Trinitatis et societatis Jesu, necnon laici ac nobiles personae, quibus accedunt sex piae mulieres. Quorum martyrii opinio cum satis constans visa sit, informativi processus in ecclesiastica curia Dublinensi adornati sunt super ipsa fama martyrii et signis aut miraculis praefatorum Servorum Dei. Hos vero processus, Romam ad Sacrarn Rituum Congregationem delatos, secutae sunt plures litterae postulatoriae Archiepiscoporum et Episcoporum, praesertim Hiberniae, aliorumque virorum ecclesiastica vel civili dignitate praestantium. Quumque omnia in promptu essent, instante R. P. D. Michaële O’Riordan, protonotario apostolico, collegii Hibernorum in Urbe moderatore et Causae postulatore, totius Hiberniae catholicae vota depromente, Ems. et Rms. dnus. cardinalis Vincentius VannutelIi, episcopus Praenestinus et eiusdem Causae Ponens seu Relator, in Ordinario sacrorum Rituum Congregationis coetu subsignata die ad Vaticanum habito, sequens dubium discutiendum proposuit: An sit signanda Commissio introductionis Causae, in casu et ad effectum de quo agitur? Et Emi. ac Rmi. Patres sacris tuendis Ritibus propositi, post relationem ipsius Emi. Ponentis, audito voce et scripto R. P. D. Alexandro Verde, sanctae Fidei Promotore, omnibus maturo examine discussis ac perpensis, rescribendum censuerunt: Signandam esse, si Sanctissimo placuerit, Commissionem de biscentum quinquaginta septem Servis Dei, nempe: …Ex Ordine S. Augustini: Thaddeus O'Connel, Augustinus Higgins, Petrus Taffe, Gulielmus Tirrey, Donatus O’Kennedy, Donatus Serenan, Fulgentius Jordan, Raymundus O’MaIley, Thomas Tullis, Thomas Deir… Facta postmodum de his sanctissimo Domino nostro Benedicto Papae XV per subscriptum sacrae Rituum Congregationis Secretarium relatione, Sanctitas sua rescriptum eiusdem sacri Consilii ratum habens, propria manu signare dignata est Commissionem Introductionis Causae biscentum quinquaginta septem praefatorum Servorum Dei, die 12 eisdem mense et anno. =(L. ✣ S.) =Antonius Card. Vico, S. R. C. 626 Boletín Oficial Pro-Praefectus. =† Petrus La Fontaine, Ep. Charystien, Secretarius. VI Facultad de celebrar en el mar, concedida a nuestros Religiosos Num. 3328-09. Beatissime Pater: Hodiernus Provincialis Provinciae Sancti Nicolai Tolentinatis Insularum Philippinarum Ordinis Eremitarum Discalceatorum Sancti Augustini, ad genua Sanctitatis Vestrae provolutus, humillime implorat indultum celebrandi in navi Sacrosanctum Missae Sacrificium, perdurante itinere maritimo, favore Religiosorum dictae Provinciae. Et Deus etc. Vigore specialium facultatum a Sanctissimo Domino Nastro concessarum, Sacra Congregatio Negotiis Religiosorum Sodalium praeposita, attento voto Patris Procuratoris Generalis Ordinis, benigne commisit Patri Vicario Generali, ut petitam facultatem, pro suo arbitrio et conscientia concedat ad triennium; ea tamen lege, ut locus ad Missae celebrationem in navi selectus, decens omnino sit, mare sit tranquillum, et nullum adsit periculum effusionis Sacrarum Specierum e Calice, et, si fieri potest, alter Sacerdos superpelliceo indutus celebranti continuo adsistat. Contrariis quibuscumque non obstantibus. Romae 13 Julii 1909. =(L. ✣ S) –Fr. J. C. Vives, Praef. =D. L. Janssens O. S. B. Secret. Prórroga del anterior Rescripto N. 3328-09. Beatissime Pater: Prior Provincialis Provinciae Sancti Nicolai Tolentinatis Insularum Philippinarum, Ordinis Eremitarum Recollectorum Sancti Augustini, ad pedes Sanctitatis Vestrae humillime provolutus, implorat prorogationem Rescripti diei 13 Julii 1909, quo concessa est facultas celebrandi in navi, favore Sacerdotum suae Provinciae. Et Deus etc. de Agustinos Recoletos de Filipinas 627 Vigore specialium facultatum a Sanctissimo Domino Nostro concessarum, Sacra Congregatio Negotiis Religiosorum Sodalium praeposita, audito voto Patris Procuatoris Generalis, benigne commisit Rvmo. Superioni Generali, ut petitam enunciati indulti prorogationem AD QUINQUENNIUM pro suo arbitrio et conscientia concedat, servata in reliquis eiusdem indulti forma et tenore. Contrariis quibuscumque non obstantibus. =Romae, die 31 Julii 1912. =(L. ✣ S.) = Fr. J. C. Vives, Praef. =✣ Donatus, Archps. Ephesinus, Srius. Ejecución Fr. Enrique Pérez de la Sagrada Familia, Vicario General de Agustinos Recoletos. En virtud de las facultades que nos concede el venerable Rescripto Pontificio que antecede, declaramos prorrogado ad quinquennium el indulto de celebrar misa en el mar, otorgado a nuestros Religiosos de la Provincia de San Nicolás de Tolentino, dándoles la licencia necesaria al efecto, con tal que en todo se guarden las condiciones prescritas en la concesión. En nuestro Colegio de Monteagudo a 9 de Agosto de 1912. =(L. ✣ S.) Fr. Enrique ut supra. =Por mandato de N. P. Vicario General, Fr. Bernardino García de la Concepción, Secretario General. VII Vicaría Provincial de Agustinos Recoletos de Filipinas (España). =RR. PP. Superiores de las Casas del margen =(Al margen. =Marcilla, Monteagudo, San Millán, Colegio Preparatorio, Puente la Reina, Zaragoza) Nuestro Reverendísimo P. Prior General se ha servirlo participarme en esta fecha que, según cablegrama del Padre Vicario Provincial de Venezuela, ha fallecido en aquella República el P. Fr. Teodoro Rubio de la Asunción. =Lo que tengo el sentimiento de comunicar a VV. RR. a fin de que en sus respectivas Casas se cumplan los sufragios de Ley por el alma del finado. =Dios guarde a VV. RR. muchos años. =Marcilla 2 de Agosto de 1915. Fr. Francisco Sádaba del Carmen. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ REVISTA LITÚRGICO-CANÓNICA De las misas votivas según las Rúbricas prescritas en la Bula «Divino afflatu»1 Se llaman misas votivas las que no concuerdan con el Oficio del día. Pueden ser extricta y latamente votivas. Son estrictamente votivas las que se celebran extra ordinem Officii, ex voto sacerdotis vel fidelium; y latamente votivas, las que se celebran también extra ordinem Officii, pero ex praecepto Rubricarum. Pueden ser además rezadas o solemnes: pueden celebrarse por una causa privada o por una causa pública. Se entiende por causa pública la que interesa al bien común; como una sequía, una peste, una guerra, un terremoto, etc.; y por causa privada la que afecta a una persona o familia particular; como la salud de una persona, el buen éxito de un negocio privado. En lo primeros siglos de la Iglesia, como las solemnidades litúrgicas eran muy pocas, celebrábanse tantas y tan diversas misas votivas a petición de los fieles según sus estados y necesidades, que Cornelio Schulting (tom. 3 Biblioth. EccI. P. I.) llegó a reunir hasta 1 Aquí trataremos principalmente de los dìas en que pueden celebrarse según las nuevas rúbricas; en cuanto al modo, véase nuestro Ceremonial pág. 253. de Agustinos Recoletos de Filipinas 629 ciento quince. Después fueron reduciéndose poco a poco, a medida que se fueron introduciendo nuevas solemnidades y las fiestas de los Santos; y en la edad media ya existía como ahora la costumbre de asignar una misa votiva para cada día de la semana. He aquí el orden por el que, según Durando, se hallaban distribuidas en la época mencionada: El Domingo celebrábase la misa de Trinitate; el lunes, de Angelis vel pro defunctis; el martes, pro peccatis; el miércoles, pro pace; el jueves, pro tribulatione; el viernes, de cruce; y el sábado, de S. Maria. San Pedro Damiano, que vivió en el siglo XI, en su libro De bono suffragiorum hace notar que en algunas iglesias, sobre todo entre los monjes, se hacían conmemoraciones especiales en tres días de la semana: El lunes de Sanctis Angelis, para que en este día auxiliasen más eficazmente a los difuntos y defendiesen a los agonizantes; el viernes, de la Pasión de Nuestro Señor; y el sábado, en honor de la Sma. Virgen. A partir de la segunda mitad del siglo XIII, después de la institución de la fiesta del Smo. Corpus Christi, ya aparece designado el jueves para celebrarse la misa votiva de este misterio, y el miércoles para la de los Stos. Patronos: y por último León XIII el 5 de Julio de 1883 por un Decreto de la Sagrada Congregación de Ritos dispuso que en cualquier tiempo del año, excepto el miércoles de Ceniza, las ferias de todo el tiempo de Pasión, y en el Adviento desde el día 17 hasta el 24 de Diciembre inclusive, se pudieran decir, en lugar de los Oficios y misas feriales ocurrentes, los Oficios y misas votivos, que traen el Breviario y el Misal distribuidos en los días de la semana por este orden: Lunes, de Sanctis Angelis; martes, de Sanctis Apostolis; miércoles, de Sancto Joseph; jueves, de SS. Eucharistiae Sacramento; viernes, de Passione D. N. J. C.; y sábado, de Immaculata Conceptione. Mas hoy en virtud de las Rúbricas del nuevo Salterio estas misas y Oficios votivos han quedado enteramente suprimidos. Véase lo que sobre este punto se dispone en el Título VIII, núm. 1 de las mencionadas rúbricas: «Cum per hanc novam Psalterii dispositionem causae cessaverint Indulti Generalis d. d. 5 Julii 1883 pro Officiis votivis, haec ipsa Officia, et alia similia ex particularibus Indultis concessa, tolluntur omnino et sublata declarantur». Estas últimas palabras, et alia similia ex particularibus Indultis 630 Boletín Oficial concesa, suscitaron algunas dudas acerca de las misas votivas, que en ellas debían comprenderse, y que en su virtud quedaban suprimidas. Mas estas dudas fueron resueltas por un decreto del 22 de Marzo de 1912, en el que la S. Congr. de Ritos a la consulta «Quum quibusdam Dioecesibus, necnon Ordinibus et Congregationibus Religiosis, Indultum a S. Sede concessum fuerit quaedam Officia particularia semel aut pluries in mense aut in hebdomada, imo etiam singulis anni diebus, exceptis solemnioribus, celebrandi, ex. gr. Smi. Sacramenti, Smi. Cordis Jesu, B. M. V. Immaculatae, etc., sive sub ritu semiduplici, sive sub ritu duplici minori aut majori, ita ut videantur non Officia votiva sed quasi festiva: quaeritur an ista Ofíicia comprehendantur inter Officia votiva quae a novis Rubricis —tit. VIII, n. 1— supressa declarantur», contestó: «Affirmative». En cuanto a las misas, que pueden celebrarse como votivas, téngase presente el decreto general citado con el n. 3922, III, 1, que dice: «Pueden celebrarse como votivas todas las misas que se ponen al fin del Misal bajo esta denominación1, y las que en el cuerpo del Misal están anotadas, para que puedan decirse per annum more votivo, como son, entre otras, la misa Miserebitur del Sagr. Corazón de Jesús, y la misa Gaudens gaudebo de la Inmaculada Concepción». Solamente pueden decirse misas votivas de todos los Santos canonizados inscritos en el Martirologio Romano, por los que se ha de decir la misa propia, si es que la tienen, o aquella del Común, a la que corresponda la oración, u otra también del Común: si en la misa propia falta alguna cosa, o no está conforme con el tiempo, se toma del Común; las palabras annua, hodie y otras semejantes se omiten, y las palabras natalitia, solemnitas, festivitas se cambian por commemoratio, memoria». El mismo decreto general n. 3922, tratando de las misas votivas de la Virgen, dice también: «La misa votiva de la Sma. Virgen, ya sea privada ya solemne, aun pro re gravi, debe ser una de las votivas de B. M. Virgine, que están al fin del Misal pro diversitate temporum, u otra aprobada, para que se diga como votiva, 1 Véase lo dispuesto posteriormente en el título VIII, n. 1 de las rúbricas del nuevo Salterio, que poco ha hemos citado. de Agustinos Recoletos de Filipinas 631 como la misa Gaudens gaudebo de la Inmaculada Concepción y la misa de los Siete Dolores. Las misas propias de las festividades de la Sma. Virgen no deben celebrarse sino en los días que ocurren dichas solemnidades y durante sus octavas: lo cual se ha de observar aun cuando se pidan estas misas por mandato e institución de los fundadores; pues en este caso se cumple celebrando una de las votivas de la Virgen, juxta temporis occurrentiam». «Mas, por el contrario, en las festividades e infraoctavas de la misma Virgen Sma., se ha de celebrar la misa de la festividad, o del día infraoctavo, como si no fuera votiva sino festiva. Del mismo modo cuando por Indulto especial se reza un Oficio votivo de la Sma. Virgen, se ha de tomar la misa votiva que corresponde al oficio». Hay que tener aquí presente que, cuando en la infraoctava simple de la Natividad de la Sma. Virgen, se haya de decir misa votiva de la Virgen, no se ha de decir la misa votiva de Tempore, sino como en la fiesta de la Natividad con Gloria pero sin Credo. (S. R. C. 7 augusti 1914). Aunque continúan en todo su vigor las leyes relativas a las misas votivas solemnes pro re gravi, no estará demás decir que tales misas pueden celebrarse en cualquier día, menos en las Dominicas y fiestas de primera clase, el miércoles de Ceniza, en toda la Semana Santa y en las Vigilias de Natividad y Pentecostés; en estos días sólo puede hacerse conmemoración de la misa votiva en la misa solemne del día después de la oración de la fiesta sub unica conclusione, aunque después se haya de hacer alguna otra conmemoración vi Rubricarum. Mas en las iglesias que obliga la misa conventual, no puede celebrarse misa votiva solemne pro re gravi, si no se celebra primero misa conventual del Oficio ocurrente. (Decr. gen. cit., II, 2). Lo mismo se ha de decir de la misa votiva pro Sponsis, que está prohibida en los domingos y fiestas de precepto, aun suprimidas; en los dobles de primera y segunda clase; en la Vigilia de Pentecostés; en las infraoctavas de la Epifanía, Pentecostés y SS. Corpus Christi; en la Conmemoración de todos los fieles difuntos; y en los días de Rogaciones, si hay procesión, en las iglesias parroquiales, donde sólo se celebra una misa. 632 Boletín Oficial Pueden llamarse también votivas aquellas misas, que en virtud de algún privilegio antiguo o moderno se dicen o se cantan solamente cuando se celebra la solemnidad externa de alguna fiesta. Antes para estas misas regía lo dispuesto en el título VI. De translatione festorum de las Rúbricas generales del Misal, que no hay para qué copiarlo, toda vez que ha quedado derogado por el decreto de la S. Congregación de Ritos del 28 de Octubre de 1913, que en su título I. De dominicis etc. n. 2 dice lo siguiente: «Cuando la solemnidad externa de aquellas fiestas, que hasta ahora estaban perpetuamente fijas a una Dominica, se celebra en esta misma Dominica, si es fiesta doble o de primera clase, se permiten todas las misas de dicha fiesta, excepto la conventual y parroquial, que siempre han de ser del Oficio del día; pero si es fiesta de segunda clase, sólo se permite una misa de la fiesta, que podrá ser cantada o rezada. Exceptúase la solemniad externa del SS. Rosario, que podrá celebrarse el primer domingo de Octubre con todas las misas del Smo. Rosario, menos la conventual y parroquial»… «Sin embargo las misas de estas solemnidades quedan prohibidas en todas las Dominicas mayores, y en otra Dominicas, en que el Oficio de la Dominica sea más noble que el de la fiesta, cuya solemnidad externa se celebra»… Mas en donde hay obligación de tener misa conventual, no se permite en este caso otra misa solemne que la conventual; pero en ella se podrá añadir la oración de la fiesta, cuya solemnidad externa se celebra». En la exposición de las cuarenta horas se ha de observar lo establecido por Clemente XII en su constitutción del 1.º de Septiembre de 1730. En ella se manda que se celebre en el altar de la exposición una misa votiva solemne del Smo. Sacramnento con Gloria y Credo; excepto en los domingos y fiestas de primera y segunda clase, en el miércoles de Ceniza, lunes, martes y miércoles de la Semana Santa, en los días Infraoctavos le la Pascua y Pentecostés, en las vigilias de la Natividad del Señor y Pentecostés y en la octava de la Epifanía; pues en estos días se ha de cantar la misa común, con conmemoración del Smo. Sacramento sub una conclusione. Por lo que hace a las misas votivas privadas, las Rúbricas generales del Misal en el título IV, n. 3 dicen lo siguiente: «En los de Agustinos Recoletos de Filipinas 633 días le infraoctava, cuando se reza el Oficio de la feria, y no se toma la misa de la Dominica precedente impedida (exceptuando las ferias de Adviento, Cuaresma, Cuatro Témporas, de Rogaciones y Vigilias) puede decirse una de las misas votivas, aun en la misa conventual, según el orden de los lías designado al fin del Misal, con conmemoración de la feria, cuyo oficio se rezó. Estas misas y todas las demás votivas pueden decirse privadamente al arbitrio de los Sacerdotes, siempre que el Oficio no sea doble o Dominica, con las conmemoraciones prescritas por la rúbrica». Pero estas misas están prohibidas en las infraoctavas de la Natividad, Epifanía, Pascua, Ascensión, Pentecostés y Smo. Corpus Christi; en la Conmemoración de todos los fieles difuntos, y en las ferias segunda tercera de las Ragaciones, si hay procesión, en las iglesias en que sólo se celebra una misa. «Id vero, dice la rúbrica, passim non fiat, nisi rationabili de causa; et quoad fieri potest, Missa cum Officio conveniat. Como esta rúbrica daba tan amplias facultades para celebrar misas votivas y por otra parte no eran pocos ni reducidos los privilegios de que gozaban muchos para decir tales misas, sucedía con frecuencia que debían omitirse las hermosísimas mísas de muchas Dominicas y ferias infra annum especiaslmente las de la Cuaresma. Para remediar este inconveniente, Pío X dió las Rúbricas del nuevo Salterio comprendias en el título X, en cuyo n. 2 se lee lo que sigue: «In feriis Quadragesimae, Quatuor Temporum, II Rogationum, et in Vigiliis… prohibentur Missae votivae privatae, aut privatae pro defunctis; quae item prohibentur in feria, in qua anticipanda vel reponenda est Missa Dominicae. Otra modificación introducen las nuevas rúbricas en las misas votivas. En el título XIII-2 de las Rúbricas generales del Misal se lee al fin: «In Missis votivis numquam legitur in fine aliud Evangelium, nisi S. Joannis». En cambio las Rúbricas del nuevo Salterio en el titulo X-3 dicen lo siguiente: «Quoties extra ordinem Officii cantetur vel legatur aliqua Missa si facienda sit commemoratio aut Dominicae aut Feriae, aut Vigiliae, semper de hisce etiam Evangelium in fine legatur». Hemos dicho arriba que según el título X-2 y 5 de las Rúbricas del nuevo Salterio: «En las ferias de la Cuaresma, de las Cuatro 634 Boletín Oficial Témporas, en la segunda de las Rogaciones y en las Vigilias..., están prohibidas las misas votivas privadas y las rezadas pro defuntis etc.». Como hay algunas misas votivas privilegiadas concedidas por especial Indulto de la S. Sede tanto para la Iglesia universal, como para algunos lugares particulares; ofrecía a veces no poca dificultad la aplicación de la rúbrica mencionada. La S. Congr. de Ritos para obviar todas las dudas que pudieran ocurrir sobre esta materia, el 8 de Febrero de 1913 se dignó declarar: «I. El privilegio de misa votiva rezada, concedido por gracia especial a algunos Santuarios, para los dobles de primera y segunda clase, o para los de segunda clase solamente; y el privilegio de misa votiva del Sagrado Corazón de Jesús en el primer viernes de cada mes1, permanecen en todo su vigor aun en las ferias y vigilias excluidas por dicha rúbrica. II. El privilegio de misa votiva rezada concedido de cualquier modo y por cualquier titulo a algunos Santuarios o Iglesias, o comunndades regulares, tan sólo en los dobles mayores y menores, y con exclusión de las ferias, vigilias y Octavas privilegiadas, habrá de aplicarse en adelante de modo que dichas misas votivas rezadas queden prohibidas en todas las ferias enumeradas en rúbrica precitada. Sin embargo, en lugar de esta misa votiva, fuera del miércoles de Ceniza, la Semana Santa y las Vigilias de Natividad y Pentecostés, podrá añadirse la oración de esta misa votiva en la misa del día después de la feria o de la vigilia; o en la misa de la feria o de la vigilia antes de las demás oraciones. Pero, si hay especial concurrencia de gente, podrá celebrarse una misa rezada de las votivas dichas, siempre que se pueda cantar cómodamente una misa. III. El privilegio de misa votiva rezada pro sponsis se ha de aplicar de modo, que pueda decirse esta misa extra tempus clausum aun en las ferias y vigilias mencionadas». Concluiré esta materia advirtiendo que para poder celebrar lícitamente alguna de las misas votivas, cuando las rúbricas lo permiten, siempre se necesita alguna causa; pues las mismas rúbricas dicen: Id vero passim non fiat, nisi rationabili de causa; et 1 Véase Mach-Ferreres n. 205 (Tesoro del Sacerdote). de Agustinos Recoletos de Filipinas 635 quoad fieri potest, Missa cum Officio conveniat. Y en esto no sólo están conformes los rubricistas, sino la mayor parte de los moralistas. Puede verse S. Ligorio (Lib. 6, n. 419), y GuryFerreres (n. 377, Quaer. 22) que dice: «Qui autem absque legitima ratione id facit, a peccato veniali excusari non potest; nec propria devotio ut ratio sufficiens habetur». Y da la razón De Herdt (I. n. 26) diciendo: «Ratio es, quia Officium est praeparatio et dispositio ad Missam, et Ecclesia Officium et Missam ordinat ad eundem finem, ad ipsum nempe mysterium aut Sanctum colendum; quoad ergo fieri potest Missa cum Officio convenire debet, et sine causa, saltem rationabili, ab eo discordare non postest». S. CONGREGATIO DE SACRAMENTIS MELITEN. Dubiorum circa Ordinariorum fucultatem permittendi celebrationem Missae per modum actus (1)1 In generali eminentissimorum ac reverendissimorum hujus S. Congregationis Patrum Cardinalium Conventu die 20 mensis martii 1915 habito, sequentia dubia super Ordinariorum facultate permittendi celebrationem Missae per modurm actus («Acta Apostolicae Sedis»: Romana et aliarium. Jurium. Vol. IV, p. 25) proposita sunt: I. An Ordinarii ex juxtis et rationabilibus causis, servatisque de jure servandis, permittere possint per modum actus celebrationem Missae, domi, quocumque die? II. An Ordinarii ex justis et rationabilibus causis, servatisque de jure servandis, permittere possint per modum actus celebrationem Missae, domi, eorum favore qui domestici Oratorii indulto gaudent, etiam iis diebus, qui in obtento indulto excepti sunt? Et eminentissimi ac reverendissimi Patres, universis mature perpensis, respondendum censuerunt: Ad I. Affirmative. Ad II. Affirmative, dummodo justae et rationabiles causae aliae 1 Ex Acta Ap. Sedis, Vol. VII, pag. 147. 636 Boletín Oficial sint ob eis ob quas concessum fuit indultum Oratorii domestici. Quae responsa Ssmus. Dominus noster Benedictus Pp. XV in audientia habita ab infrascripto Secretario die 22 martii 1915 rata habere et confirmare dignatus est. Datum Romae, e Secretaria hujus S. Congregationis, die 22 martii 1915. PHILIPPUS CARD. GIUSTINI, Praefectus L. ✣ S. ALOISIUS CAPOTOSTI. E. THERM. Secretarius Comentario Según el Concilio Tridentino «non liciter communiter celebrare nisi in ecclesia, eaque consecrata, vel saltem benedicta, quae non sit polluta, exsecrata aut interdicta» (Sess. 22 decret. de observarndis et vitandis in celebrat. Miss.). Se dice communiter porque también se puede celebrar en los oratorios públicos y semipúblicos; y con indulto pontificio, en los oratorios privados, en un altar portátil y en las naves1. Fuera de lugar sagrado sólo se puede celebrar en caso de necesidad o por dispensa. Decimos en primer lugar que fuera de lugar sagrado no se puede celebrar, nisi summa coegerit necessitas; quoniam necessitas non habet legem (C. Sient.. de Consecr. dist. 1); o como dice el Concilio de Trento en el lugar arriba citado, absque magna necessitate. Es común sentir de los Doctores con S. Ligorio que hay verdadera necesidad: 1.º Cuando se ha caído la iglesia, et alias populus careret Missa. (Cap. Concedimus, de Consecr. dist. 1). 2.º Cuando en una gran solemnidad no cabe la gente en el templo (Benedicto XIV, De Sacrificio Missae, lib. 3.º cap. 6.º). 3.º Cuando de otro modo no pudiera oír misa un ejército en un día de obligación. 4.º Cuando una nave fondea en el puerto, ne navigantes, qui navem deserere nequeunt, missa in die festo priventur. Mas en estos casos y otros semejantes, dice el Santo Doctor, siempre que se pueda se ha de pedir al Ordinario la licencia competente. 1 Nosotros tenemos este indulto para celebrar en las naves, concedido ad quinquennium por Pío X el 31 de julio de 1912. Véase en la Sección Oficial de este BOLETÍN. de Agustinos Recoletos de Filipinas 637 También hemos dicho que se puede celebrar fuera de lugar sagrado por dispensa. Antes, dice San Ligorio n. 357, podían concederla los Obispos ex cap. Missarum, de Consecr., dist. 1. en donde se lee: «Missarum solemnia non ubique, sed in locis ab Episcopo cunsecratis (ahora basta que estén bendecidos) vel ubi ipse permiserit, celebranda esse censsemus». Pero el Concilio de Trento (Sess. 22 decreto de observandis etc. in celebrat. Missarum) parece que les quitó esta facultad: «Neve patiantur (Ordinarii) privatis in domibus, atque omnino extra ecclesiam et ad divinum tantum cultum dedicata Oratoria, ab iisdem Ordinariis designanda et quibuscumque peragi». Y aunque Ballerini (tom. 4, tract. X, sect. IV, n. 308) dice que por las palabras transcritas: Neve patiantur… sanctum hoc Sacrificium… peragi, no sde les quita a los Obispos esta potestad, sed ejus exercitium moderatur, es lo cierto que la mayor parte de los Doctores dicen lo contrario, y que de este sentir son también las Congegaciones Romanas: «An possit Episcopus concedere licentiam erigendi oratoria privata cum facultate in iis celebrandi Missae sacrificium? –Respondit S. C. C.: Non licere Episcopo hujusmodi licentias quocumque sub obtentu concedere, ne pro actu quidem mare transeunte: hanc facultatem esse soli Romano Pontifici reservatam» (23 Jan. 1847). Luego si no puede conceder estas licencias, menos podrá concederlas para celebrar fuera de lugar sagrado. Pero ¿no habrá algún caso en el que pueda el Obispo conceder licencia para celebrar no sólo en una casa particular, sino también sub dio, o sea, fuera de lugar sagrado? No hay duda que sí: porque si bien el Concilio Tridentino quitó a los Obispos esta facultad, comúnmente sienten los doctores que esto debe entenderse de licentia perpetuo celebrandi per modum habitus, como dice San Ligorio, «at minime est eis vetitum hujusmodi concedere licentiam per modum actus pro aliquo tempore, si adsit justa causa». Y luego cita a Suárez, que da la razón diciendo: «Facultas haec est per modum dispensationis: Concilium autem ab Episcopo non abstulit potestatem rationabiliter dispensandi, quam habet in hujusmodi rebus, maxime cum revera sit moraliter necessaria». Y añade el mismo Doctor: «Tandem usus hoc confirmat, quia fit sine scrupulo: 638 Boletín Oficial In qua doctrina plurimi alii sunt Doctores summopere concordes». Mas no sólo el uso y la autoridad de muchísimos Doctores están de acuerdo con esta doctrina de San Ligorio, sino también varios decretos de las Congregaciones Romanas. Véase el del 20 de Diciembre de 18331 en el que se declara que los Obispos tienen esta facultad, «si magnae et urgentes vere adsint causae, idque per modum actus tantummodo» (S. C. C. in Calatayeronen). Lo mismo viene a decir y casi con las mismas palabras otro decreto de la misma Sagr. Congr. del 20 de Diciembre de 1856, en el que se prohíbe a los Obispos conceder esta licencia, «nisi graves adsint cauae et urgentes, et per modum actus transeuntis tantum». Mas ¿cuáles son estas causas graves y urgentes? Esto más bien parece que debe determinarlo el Obispo, puesto que a él toca en estos casos conceder o negar la dispensa, y por lo mismo juzgar de la suficiencia de la causa que para ello se alegue. Sin embargo, San Ligorio en el citado n. 359 dice que Honorio Ill (lib. 5.º Decret. tit. 33, cap. 3.º) hablando de las facultades que se conceden para celebrar, asegura que en esta materia benignam potius interpretationem faciendam esse; y entre las causas que el Santo Doctor admite, no sólo las hay de carácter general como las citadas al principio de este Comentario, sino también de carácter privado, como cuando una persona noble (son palabras de Escobar) por razón de su vejez o enfermedad no puede ir a la iglesia para oír misa y recibir la Eucaristía». A fortiori se ha de decir lo mismo cuando el anciano o enfermo es un sacerdote, que no puede salir de casa: pues el Concilio de Trento encarga a los Obispos que: Curent ut ii (Sacerdotes) saltem diebus dominicis et festis solemnioribus missam celebrent (Sess. 23, cap. 14). Luego el Sacerdote, que por estas causas u otras semejantes no puede celebrar en la iglesia, podrá autorizarle el Obispo para que, mientras estas causas duren, celebre misa en su casa. 1 Esta fecha la hemos tomado del Tesoro del Sacerdote del P. Mach-Ferreres n. 174. El P. Morán n. 1958 cita este mismo decreto y le asigna la fecha del 20 de Diciembre de 1855; y luego dice que: ¿Scavini (edición de 1865, tomo 3.º, n. 302) trae la misma declaración, si bien pone la fecha de ella del año 1856». Quizá el P. Morán debió confundir este decreto con el que luego citamos de la misma Congr. del Concilio de fecha 22 de Diciembre de 1856, que debe ser el aludido por Scavini. de Agustinos Recoletos de Filipinas 639 Y no se diga que esto se opone a Io decretos citados de la Sagrada Congr. según los cuales sólo pueden conceder los Obispos esta licencia per modum actus transeuntis; porque las palabras per modum actus transeuntis no se han de entender como quieren los Salmanticenses semel vel bis, sino como dicen Suárez, Laymann, Bonacina, Escobar, Holzmann y Elbel con Pasqualigo; los cuales hablan indefinidamente, y entienden que se puede conceder esta licencia durante infirmitate vel alia causa accidentali: porque, como dice San Ligorio, la prohibición de dispensar es de estricta interpretación, y se debe entender tan sólo para las dispensas permanentes o per modum habitus, pero no para las que se conceden ad tempus por alguna causa transeúnte. Cuanto llevamos dicho hasta aquí ha sido nuevamente confirmado por dos declaraciones de la S. C. de Sacramentis. En la primera, que es del 20 de Diciembre de 1912 se dice que «con causas justas y razonables (nótese que ya no dice con causas graves y urgentes) pueden permitir los Ordinarios per modum actus celebrar la santa misa, extra locum sacrum, en casas particulares, aunque no en un dormitorio, sino en un lugar decente, servatisque aliis de jure servandis (observando cuanto prescriben las rúbricas del Misal y demás decretos circa Missam) et gratis omnino quocumque titulo». En la segunda que hemos copiado al principio de este Comentario, dice también que «pueden los Obispos ex justis et rationabilibus causis (ya hemos dicho cómo se deben entender estas causas justas y razonables) servatisque de jure servandis (ut supra) permitir per modum actus (como queda expuesto) la celebración de la misa, quocumque die», Y si quocumque die, aun en los días, en que generalmente no se permite celebrar extra ecclesiam o en casas privadas; esto es, en los días más solemnes. De donde se desprende la otra declaración; esto es, que pueden los Obispos conceder el mismo permiso a los que gozan del privilegio de Oratorio privado, aun en aquellos días que están exceptuados en el indulto pontificio. FR. JUAN ARÁIZ DE LA PMA. CONCEPCIÓN A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ POR LA PAZ DE LAS NACIONES LA VOZ DEL PONTÍFICE Cuando fuimos llamados, aunque inmerecidamente, a suceder en el Trono apostólico al mansísimo Pontífice Pío X, a quien el dolor de la lucha fratricida que acababa de encenderse en Europa había abreviado su santa y benéfica vida, también Nos sentimos inclinados a dirigir una mirada de angustia hacia los ensangrentados campos de batalla, con el horror de una madre que viera devastada y desierta su casa por furioso huracán. Y, pensando con indecible pena en los jóvenes hijos nuestros que a millares eran segados por la muerte, recogimos, con el corazón dilatado por la caridad de Cristo, todo el quebranto de las madres, de las esposas enviudadas antes de tiempo, todo el llanto inconsolable de los niños privados prematuramente de los cuidados paternales. Nuestro ánimo, participando de la afanosa conmoción de tantas familias, y penetrado de los imperiosos deberes que Nos impone la sublime misión de paz y de amor que en tan desgraciados días se Nos ha confiado, concebimos al momento el firme propósito de consagrar toda nuestra actividad y todo nuestro poder a reconciliar a los pueblos combatientes, hasta hicimos de ello solemne promesa de Agustinos Recoletos de Filipinas 641 al Divino Salvador, que quiso con el precio de su sangre hacer a todos hermanos. Y de paz y de amor fueron las primeras palabras que como Supremo Pastor de las almas dirigimos a las naciones y a sus gobernantes. Mas nuestro afectuoso e insistente consejo de padre y amigo no fué escuchado, lo cual acrecentó en Nos el dolor; pero no disminuyó nuestro propósito, y por esto proseguimos, dirigiéndonos con confianza al Omnipotente, que tiene en su mano la mente y el corazón, tanto de los vasallos como de los reyes, invocándole en busca de la cesación del terrible azote. A nuestra ferviente y humilde súplica quisimos que se asociaran todos los fieles, y, para hacerla más eficaz, procuramos que fuese acompañada con obras de cristiana penitencia. Pero hoy, triste aniversario del comienzo de la tremenda conflagración, sale más ardoroso de nuestro corazón el deseo de que cese pronto la guerra, más alto se eleva el clamor paternal de la paz. Puede ese clamor, venciendo el espantoso fragor de las armas, llegar hasta los pueblos ahora en guerra y hasta sus fieles, inclinando a unos y a otros a consejos más pacíficos y serenos. Por el santo nombre de Dios, nombre celestial de Nuestro Padre y Señor; por la bendita sangre de Jesús, precio de la humana redención, os conjuramos a los que la Divina Providencia ha puesto para el gobierno de las Naciones beligerantes, a que pongáis, finalmente, término a esta sangrienta carnicería, que desde hace un año deshonra a Europa. Ya en este jardín del mundo se han sembrado cadáveres y ruinas, y donde poco antes florecían las industrias, por obra de las fábricas, y fecundaban los campos, por el trabajo, retumba ahora espantosamente el cañón, con su furia demoledora, que ni respeta pueblos ni ciudades, sino que en todas partes siembra extragos de muerte. Vosotros tenéis, delante de Dios y delante de los hombres, tremenda responsabilidad por la paz y por la guerra. Escuchad nuestra súplica, la voz paternal del Vicario del Supremo y Eterno Juez, al cual habéis de dar cuenta, tanto de vuestras empresas públicas como de vuestros actos privados. ¿Consienten, acaso, la continuación de la guerra a toda costa las copiosas riquezas con que Dios Criador ha dotado las tierras sujetas a vuestro Imperio? Respondan por Nos millares de jóvenes y las 642 Boletín Oficial vidas que se apagan todos los días sobre los campos de batalla. Respodan las ruinas de tantas ciudades y pueblos y de tantos monumentos debidos a la piedad y al genio de nuestros abuelos. ¿No indican también lo mismo aquellas amargas lágrimas derramadas en el secreto de las paredes domésticas, y aquellas manos suplicantes ante los altares, no proclaman que es grande, excesivamente grande, el precio de la lucha tan continuada? Dígase lo que se quiera, tamaño conflicto puede cpomponerse sin violencias de armas; depónganse mutuamente los propósitos de destrucción. Reflexiónese que las naciones no mueren humilladas. Oprimidas, llevan con rabia el yugo que se les impone, preparando la reacción, transmitiendo de generación en generación la triste herencia del odio y de la venganza. ¿Por qué desde ahora no ponderar con serena conciencia los derechos y las justas aspiraciones de los pueblos? ¿Por qué no iniciar con ánimo generoso el intercambio directo o indirecto de pretensiones, a fin de tener en cuenta, en la medida de lo posible, los derechos y aspiraciones, para llegar así a poner término a la cruel lucha, como ha sucedido en otras circunstancias semejantes? ¡Feliz el que primero levante el ramo de oliva y le extienda al enemigo con la diestra, ofreciéndole la paz en condiciones razonables! ¡EI equilibrio del mundo, la próspera y segura tranquilidad de las naciones descansa sobre la mutua benevolencia, sobre el respeto a los demás, sobre los derechos y sobre la autoridad de los otros, más, mucho más, que sobre la multitud armada y sobre los formidables cercos de las forlalezas. Es este el clamor de la paz que en nuestro ánimo se levanta más alto en este desgraciado día. Nos invitamos a cuantos son amigos de la paz del mundo a darnos la mano para acelerar el término de la guerra, que ya desde hace un año ha cambiado a Europa en vasto campo de batalla. ¡Quiera el misericordioso Jesús, por intercesión de su dolorida Madre, que al fin amanezca, después de tan horrible tormenta, la aurora plácida y luminosa de la paz, imagen del divino Redentor! ¡Resuenen pronto los himnos de gratitud al Altísimo Dador de todo bien, por haberse verificado la reconciliación de los Estados! ¡Vuelvan los pueblos, unidos por el amor, a la pacífica emulación de Agustinos Recoletos de Filipinas 643 de los estudios, de las artes y de las industrias, y una vez restablecido el imperio del Derecho, resuelvan confiar en adelante la solución de las desavenencias propias, no ya al filo de la espada, sino a la razón, a la equidad, a la justicia, después de haberlo ponderado con la debida calma; ponderación que será para las naciones la más gloriosa conquista! Abrigando la grata esperanza de que el árbol de la paz, de frutos tan deseados, alegrará pronto al mundo, damos de corazón la Bendición Aposlólica a cuantos forman la mística grey que se Nos ha confiado, y también rogamos al Señor por los que no pertenecen aún a la Iglesia Romana, a fin de que los estreche con Nos por los vínculos de perfecta caridad. Roma, en el Vaticano, a 28 de Julio de 1915. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ SECCIÓN RELIGIOSO-LITERARIA El éxtasis y la visión de Sto. Tomás de Villanueva Era un día de risueña primavera, Por la bóveda azulada de los cielos Se paseaba difundiendo sus fulgores De los astros el magnífico rey Febo. De su frente los cabellos numerosos, Esparcidos con finura y con acierto, Descendían a la tierra engalanada Produciendo los encantos más risueños. Aquí herían de los mares profundísimos Las tranquilas aguas quietas y en silencio, Que al influjo cariñoso de tal astro Semejaban bellamente un lago inmenso De bruñida y rica plata, cuyos límites No era dado a los mortales conocerlos. Allí, obrando con su fuerza misteriosa Sobre mágicos jardines placenteros, La salida dulcemente prodigaban A las flores que se abrían sonriendo, de Agustinos Recoletos de Filipinas Y mostraban los encantos y hermosuras Más grandiosas, más sublimes de este suelo Y doquier a do llegaba su influencia Producía mil sonrisas, mil conciertos. Apacible resonaba de las auras Murmurantes, gemebundas el acento, Que amorosas cimbreando las lozanas Florecillas con su casto y dulce beso, Agitaban sus corolas blandamente, Semejando tal mover un himno trémulo. A tan gratas hermosuras se añadían Las variadas armonías y arpegios Que las aves modulantes entonaban A la gloria siempre nueva del Eterno Con sus lenguas tremulantes y acordadas, Con su ritmo siempre igual y, siempre nuevo Para el alma que amorosa las escucha Alabando las bondades del Dios bueno. Y el gran orbe totalmente era bellezas, Alegría deliciosa, paz, contento. Parecía que natura, cuidadosa De la gloria que se debe al Dios del cielo Se adornaba con las galas más brillantes Y cantaba sus venturas con esfuerzo, Armonías añadiendo sonorosas A las notas de alabanza y de consuelo Que los hombres incesantes modulaban Reverentes celebrando el gran misterio Que llamamos la Ascensión de Jesucristo A la gloria sempiterna de los cielos. Mas los hombres superaban a natura En sus ritmos de alegría y de contento. ¡Qué armonía! ¡qué dulzura! era un trasunto De la gloria perdurable y un reflejo. ¡Cuántos himnos resonaban victoriosos Los placeres más süaves produciendo En los pechos encendidos y flamantes 645 646 Boletín Oficial De los fieles de Jesús, sacro Maestro! Si, anhelando presenciar tan grande cuadro Las ciudades y las villas y los pueblos Las aldeas vos hubieseis recorrido Mil encantos visto hubierais, mil portentos De alegría venturosa y mil delicias Que llenaran de dulzura vuestro pecho. Visto habríais gruesos grupos infantiles Que con voces acordadas, cual jilgueros, La victoria celebraban conseguida Por el Cristo tras la muerte y los tormentos. Igualmente oído habríais por doquiera Las cadencias más sublimes, que instrumentos, Cual si fuesen afinados por los ángeles, Dulcemente producían placenteros. Visto hubieseis santas almas, que gozosas Por el triunfo de su amante Nazareno, Semejaban encendidos serafines Consumidos del amor por sacro fuego. Visto hubieseis de un gran santo las facciones Más hermosas que los rayos del lucero, Y su frente coronada de arreboles, Y en el aire suspendido el suyo cuerpo… Musa mía, ya detente, no prosigas, Porque estamos en el punto de mi anhelo. ¿No me has dicho que narrara prontamente Los prodigios admirables y portentos Que se obraron en aqueste Santo ilustre En las horas de su arrobo tan excelso? Yo diré lo que me has dicho cariñosa; Cantaré lo que has cantado bondadosa. Miradle: su rostro parece un incendio; Su faz sonrosada semeja al carmín; Su cara graciosa de gloria circuida Parece el retrato de un ángel gentil. ¡Qué bello es el Santo y cuán bien ostenta de Agustinos Recoletos de Filipinas El fuego que aviva su fiel corazón! Parece la aurora que mágica anuncia La pronta llegada del fúlgido sol. Su cuerpo elevado de tierra se encuentra Merced a la fuerza del grande volcán De amor, que, encerrado del pecho en los límites, Consumede su alma el aliento vital. ¿Su nombre sabéislo? Es grato cual beso Del aura gimente de un día de Abril; Tomás él se llama, y es hijo preclaro De la Orden sagrada del grande Agustín… Meditaba fervoroso en el misterio Que la Iglesia en aquel día celebraba, Mas al tiempo que gozoso contemplaba A los cielos la subida de Jesús, Su mortal cuerpo elevóse de la tierra Y quedóse en el espacio suspendido, Ostentando su semblante enardecido Y su ser circunvalado de gran luz La mirada hacia los cielos dirigida Y cruzadas sobre el pecho las sus manos, Trasportado ya a circuitos nada humanos, Semejaba bella estatua del amar. Y vió entonces nuestro Santo celebrado Numerosos coros bellos de flamantes Serafines, que bajaban rutilantes De la gloria a aquel mundo terrenal, Y cantaban las victorias que alcanzara Jesucristo aquí en la tierra con su muerte, Y exaltaban tan feliz y grata suerte Sus bondades bendiciendo con placer Y al imperio omnipotente del Mesías, Que dispone la subida al cielo hermoso, Le formaron un circuito majestuoso Deleitable como aurora del Edén. Y ascendieron lentamente con su Dueño 647 648 Boletín Oficial Ensalzando soberana su grandeza Y pulsando las mil liras con destreza Consumada y admirable cual su amor. Y llegaron en su triunfo a las moradas De la gloria de los cielos perdurable Cuya puerta para ellos franqueable Por sí abrióse paso libre para dar Al divino Jesucristo, que del mundo Con su muerte vergonzosa ya triunfante Ascendía majestuoso y fulgurante Cual cantara ya una lira profetal. Y tan pronto como entraron los celestes Cortesanos con su sacro Rey glorioso Con el cierre de las puerlas el grandioso Grupo bello prestamente se ocultó. Por el pecho de Tomás, que enardecido Y arrobado aquella escena contempIaba En el éxtasis, que intenso le ocupaba, Mil afectos se paseaban con amor. –¡Oh qué vil y cuán humilde me parece Esta tierra, en que aún me encuenlro peregrino, Cuando veo la grandeza del divino Y magnífico palacio! ¡Oh qué vil! Yo que tengo un corazón, que nunca se harta Mas que amando a mi piadoso Rey del cielo, Contemplando las miserias de este suelo, ¿Dejaré mientras viviere de gemir?… Cuando el alba matutina viene bella Con sus lindos arreboles de encarnado, Semejando los amores que alabado En su pecho ardiente encierra mi Jesús; Cuando el astro de los astros fulgurante Se pasea por los cielos en el día, Donde quiera produciendo la armonía Con los rayos transparentes de su luz; Cuando brisas cariñosas y muy tiernas Mil suspiros a su paso van dejando de Agustinos Recoletos de Filipinas Y con gozo o con tristeza van pulsando Sus graciosas suaves liras de metal; Cuando corren serpentinos los arroyos, Murmurando y aun llorando tiernamente, O cantando sus venturas dulcemente Con las lenguas ondulantes sin cesar; Cuando entonan balbucientes avecillas Sus canciones tremulantes a raudales Y con notas, cual si fuesen celestiales, Siembran dulces la alegría y el placer; Cuando el cielo engalanado con estrellas Es hermoso cual el solio del Eterno, Es risueño como amor de pecho tierno, Es gracioso de este mundo gran dosel; Cuando el astro de la noche tibiamente Va sacando finos rayos de su seno, Que convierten al planeta en sitio ameno, Plateando levemente su fulgor Las montañas encrespadas y los valles, Las llanuras más risueñas y los ríos, Las ciudades y los pobres caseríos, Donde apenas se respira ni habla voz; ¡Ay! yo siempre suspirando por el cielo. Siempre ardiendo en los deseos de la gloria, Siempre ansiando de esta vida transitoria A las cumbres eternales el partir. Tú, Jesús, mi amor querido, que has entrado A mi vista a ese palacio ya triunfante, Considera mi gemir tan tierno, amante, Y ya llegue para mí el eterno abril. Calló el santo; y en reposo todo y quieto, Paz reinaba de una noche silenciosa, Parecida a los encantos de la rosa Semejante a las delicias del gozar. Y se abrieron en seguida de los cielos Las doradas puertas bellas totalmente, Y graciosas dieron paso dulcemente 649 650 Boletín Oficial A una mágica doncella virginal Más alegre que el reír de la alborada Cuando asoma su semblante majestuoso. Más hermosa que el efecto misterioso De las notas de una célica canción. Y con vuelo rapidísimo, cual ave, Descendía sonriente hacia mi Santo. Y graciosa, muy bellísima, con encanto A su lado de pie firme se paró. La preciosa cabellera de oro fino Suspendida a las espaldas y ondulante Parecía un haz de rayos coruscante Desalado con sublime esplendidez. Circundaba la su frente una guirnalda Con dos ramos de olivo entretejida, Y su blanca vestidura iba ceñida Por un cinto fabricado en el Edén. Empuñaba la su diestra blandamente Verde palma hecha de cedro incorruptible, Y en su ser todo risueño y apacible Se admiraba la grandeza más gentil. Cariñosa y sonriente cual la aurora –¿Me conoces? —ella dijo— respondiendo El estático Tomás, que, en fuego ardiendo Parecía el ejemplar de un serafín: –Elegante cual la luna te presentas, Bella virgen descendida de los cielos Y por eso aún se aumentan mis anhelos Que me inclinan a quién eres preguntar. Tal vez seas de Jesús querida Esposa, Y junto a Él tu silla hermosa esté asentada; Tal vez seas quien da brillo a la alborada Por mandato de mi Dios Rey celestial, Tal vez seas la sonrisa indefinible De los labios purpurinos de María, Tal vez seas de natura la alegría Y quien da flores al campo con amor de Agustinos Recoletos de Filipinas Tal vez pulses en la gloria liras de oro Arrancando de sus cuerdas la cadencia Tal vez tengas de este mundo providencia Y lo rijas destinada por mi Dios. Pero ignoro quién tú seas y a qué vienes, Y, pues dulce te presentas graciosa, Mi pregunta tierna acoge y bondadosa, di: ¿quién eres que así infundes tal placer? —Admirable serafín de aquestos valles, Gloria ilustre de este suelo peregrino De la España y de la Orden de Agustino: Quién yo sea me interrogas con gran fe. Mira bien tu pecho amante y compasivo Y mejor tu corazón feliz repasa, Que quien tenga sobre él fieme su casa Esa misma, no lo dudes, soy yo, sí. Considera atentamente quién un trono En él tiene levantado con firmeza; Considera quién el cetro y realeza Y por quién siempre se deja conducir. Yo soy hija de los cielos azulados, Más risueña que los ojos de la aurora, Y el mortal que de mí tierno se enamora Del averno los umbrales no verá. Mi nombre es Misericordia, placentero Como el beso jugueteante de las brisas, Más alegres que las mágicas sonrisas De los labios de querube celestial. La morada más preciosa que en los pechos De los hombres ya jamás he poseído Es la grata con que tú me formas nido Decorado por mil flores de virtud. Yo dominio sobre ti tengo completo, Y en ti reino cual amable soberana, Como reina sobre el mundo que engalana El fulgente bello Apolo con su luz. Nunca un hombre tan amante de mí tuve 651 652 Boletín Oficial Y los cielos no verán un semejante; Tu blondad y compasión es rutilante Como el nítido dorado y esplendor Que derrama sobre el mundoo el claro Febo, Mientras tanto que grandioso cruza alado Las regiones del espacio engalanado, Azulino y con estrellas cuando no. Ya muy pronto de las glorias las venturas Y delicias gustarás, cual lo suspiras; Ya muy pronto tus anhelos y tus miras Por complelo y para siempre tendrán fin. Majestuoso trono bello ya te espera Con preciosa silla de oro fulgidísima, Ya te espera la armonía más dulcísima, Preparada expresamente para ti. La morada que tendrás nuy pronto un día Es más bella que el reír de la azucena, Es más suave que la dicha sin la pena Y más grata que de amores el placer. Es un rayo que del pecho rubicundo De Jesús raudo dimana muy fulgente; Es un mar de amor divino santo, ardiente, Es océano de gozo, paz y bien No te aflijas, que ya presto tendrás alas, Y con vuelo rapidísimo y ligero Entrarás a aqueste gozo duradero, Para ti más delicioso y singular. Tus suspiros ardorosos ya terminen, Y yo, hermana bondadosa de tus días, Para siempre te uniré a mis alegrías Convividas en el reino celestial—. Así dijo la risueña fiel doncella, Y, abrazando fuertemente a su querido, En un gozo sumergióle el más cumplido, Que la tierra nunca puede prometer. Era el gozo que en los cielos se gustaba De perderlo ni dejarlo sin temores, de Agustinos Recoletos de Filipinas Era el gozo de los férvidos amores Que se liban solamente en el Edén. Y tomando la guirnalda de sus sienes Por los ramos del olivo fabricada, Y en quien ella se veía figurada Colocóla suavemente con amor De su amante en la cabeza venerable, Que glorioso se encontraba y fulgurante, Y en seguida remontóse titilante Por los aires la doncella muy veloz. Y Tomás que la veía cuando entraba Por las puertas eternales de la gloria, Cual si fuera a celebrar ya la victoria Suspiró profundamente de placer. Y a la par en sí volviendo de su arrobo, Vió a su lado a dos querubes coronados Que bajábanle del aire muy agraciados Como el árbol más florido de un edén. Y postróse de rodillas mi gran Santo, E inundado de la dicha más divina Exclamó con voz muy dulce y argentina: ¡Oh qué grande de mi Dios es la bondad!... ¡Señor mío, mi existir misericordia Sólo sea, compasión y más piedad! FR. JUAN MARTÍNEZ MONGE A. R. 653 ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ ¡OH FELIZ INOCENCIA! Narración histórica1 (Conclusión) No se había equivocado desgraciadamente el P. Diego en sus barruntos de tormenta, ni menos aún se había dejado sorprender por ella el Capitán de la nave, que hombre ya ducho y experimentado en el conocimiento de las más insignificantes variaciones de la atmósfera, hacía ya algunas horas venía temiéndose algo espantoso, a juzgar por los síntomas que aquella presentaba. Disimulando no obstante, como el caso requería, había ya dado reservadamente las órdenes oportunas a fin de que cada uno de los que componían la dotación del barco procurase vivir prevenido; había dispuesto se amarrase la vajilla y mueblaje de todas las dependencias; había mandado dar un repaso a los cables, cadenas y jarcias; y por fin, como último recurso, había ordenado estuviesen en disposición de ser fácilmente aprovechados todos los salvavidas de que pudiera disponerse. Cada vez, pues, más amortiguada la luz del día, cada vez el calor más asfixiante, cada vez más abrumadora la calma, diríase que la fragata, fijas sus anclas en invisible roca, había sido allí clavada por expresa voluntad de los navegantes, con el sagrado fin de contemplar más a su gusto la grandeza infinita del hacedor Supremo, 1 Véase la pág. 601. de Agustinos Recoletos de Filipinas 655 representada en la majestuosa tranquilidad de aquellos mares, que ni el más tenue rumor de la brisa osaba perturbar. No había, empero, tiempo que perder. Unas trass otras fueron cayendo las velas, que inmediatamente quedaban arrolladas con fuertes amarras, no dejando todo esto de causar honda zozobra en el numeroso pasaje. Serían las nueve escasamente de la mañana, cuando apercibiéndose allá a lo lejos, tras el fulgor vertiginoso del relámpago, los primeros rugidos del trueno, nuncio infalible de la próxima tempestad, comenzaba también a refrescar el ambiente la menuda lluvia, que como polvo cernido esparcían las aún intermitentes ráfagas del viento. Mas ¡oh poder asombroso de la naluraleza desbordada! Aún no había pasado una hora, cuando a algunas millas del puerto donde antes descansaba tranquilamente balanceábase sobre imponente montaña formada por las aguas la infortunada nave que arrollada y cubierta cien veces por las embravecidas olas, imposible parecía lograse por más tiempo defenderse del formidble abismo, que a cada instante amenazaba sumirla para siempre. ¿Qué sera de los pobres y malaventurados navegantes? Sobrecogidos y consternados de espanto ante aquel monstruoso estremecimiento de la creación, solícitos ya tan sólo por conservar la vida, más preciosa que todos los tesoros de la tierra, habían visto con la mayor indiferencia arrebatado por las olas, o arrojado al agua por ellos mismos, lo que en tantos años de sudores y trabajos había constituido el único objeto de sus afanes y aspiraciones; lo que hacía breves instantes representaba su única esperanza para el porvenir. Allí cayeron unos tras otros los más primorosos tejidos y porcelanas de la industriosa China; las más raras y codiciadas pieles de la Nueva Holanda; los artefactos más admirables del Japón; la canela y especias más aromáticas de Ceylán; los más brillantes y limpios marfiles de la India; las más caprichosas y variadas colecciones de moluscos, maderas y conchas del Archipiélago filipino. Toda privación se conceptuaba insignificante, todo sacrificio se creía pequeño, a cambio de poder prolongar más y más la resistencia de aquella ya tan maltrecha y desmantelada nave. Así trascurrieron aquellas seis mortales horas de congojosa agonía, en que debieron de condensarse toda la zozobra, toda la ansiedad, toda la desesperación de seis años de tormento. 656 Boletín Oficial Volvió empero, tras ellas a renacer la esperanza, y tras de ésta la seguridad de la victoria, y tras de esta seguridad la más espontánea y legítima alegría, en aquellos corazones, que ya repetidas vezes habían enviado el último adiós a sus seres más amados sobre la tierra. A la verdad; ¡qué pequeñas e insignificantes aparecen las cosas todas de este mundo, aun aquellas que nos empeñamos en llamar grandes, cuando el hombre se aproxima a los últimos confines de esta miserable y engañosa vida! Una excepción había, sin embargo, en este regocijo universal: excepción tanto más extraña para los demás pasajeros, cuanto que más o menos conformes con las disposiciones de la Providencia cuantos veían haber comprado su vida a costa de gran parte de su fortuna, no podían comprender cómo el P. Diego, tenido de todos por santo, pudiese llegar a entristecerse, hasta afligirse por su perdido tesoro. –Pero, P. Diego, por amor de Dios, que no le pega a V. esta tristeza. ¿No ve V. cómo nosotros procuramos consolarnos? ¿Es posible que nosotros tengamos que dar a V. lecciones de conformidad cristiana? –¡Qué quieren Vdes., amigos! Demasiado lo reconozco. ¡Qué se va a hacer! No puedo remediarlo. Esto me cuesta la vida. Capitán, yo le suplico a V. que me dispense; pero, en aclarando del todo, es menester buscar mi equipaje. –Pero, bendito de Dios, —dijo el Capitán sin poder reprimir una estrepitosa carcajada—. ¿Sabe V. lo que dice? ¡Cualquiera adivina a dónde ha ido a parar el dichoso equipaje! ¿Le parece a V. poco que hemos salvado la pelleja? ¡Cuidado que estoy, yo acostumbrado a borrascas y tempestades en esta arrastrada vida de marinero! Pero le aseguro a V., por quien soy, que más largas que esta he visto muchas; más horrible y espantosa jamás. ¡Mire V., P. Diego, que buscar ahora el equipaje! Ya, ya, cualquiera le echa un gancho. –Vaya por Dios, hombre, que si parecerá. Pues no faltaba más! –Palabra de honor, P. Diego; la vida y el alma soy yo capaz de sacrificar por V. Se lo digo como lo siento. Pero lo que V. dice ahora, dispénseme P. Diego, eso es un imposible, completamente un imposible. –Pues V. me dispense a mí. Yo no me resigno a perder el equipaje. de Agustinos Recoletos de Filipinas 657 –¡Pero bendito y rebendito! ¿Le parece a V. que es cuestión de recogerse los calzones, y echarse al agua con una remanga? –Tiene V. razón, tiene V. razón, decía el P. Diego, riendo con todas sus ganas, mientras se dirigía al camarote. –¡Oh feliz inocencia! —exclamó un pasajero al ver la sinceridad con que hablaba el inocente religioso. –En verdad, agregó el Capitán, notando la alusión, en verdad que José y Benjamín conocían el paño. Parece mentira que en medio de su talento y de su indiscutible ilustración, quepa en el Padre Diego tanta candidez. –Pues yo ¿qué quieren Vdes. que les diga? —prosiguió un tercero—. Me da ya casi miedo contradecir a ese santo varón. Ya recuerdan Vdes. que en el naufragio del mar de Malaca se empeñó contra todos en que no naufragábamos; y, a pesar de que al ver la fragata hecha trizas nadie lo creía, se salió con la suya. –Tiene V. razón que así fué. –Y en toda esta tempestad, con ser tan espantosa como ha sido, ¿lo han visto Vdes. temeroso ni un momento? –No, señor, ni derramar una lágrima tampoco. –En cuanto a eso, Vdes. dispensen, las ha derramado y muy de corazón. –El P. Diego? –Sí, señor, el P. Diego. Precisamente a eso voy yo: a decir a Vdes. que para mí, si en Malaca nos salvamos por sus oraciones, es cosa segurísima que sus lágrimas nos han salvado aquí. –¿Qué dice V.? –Lo que están oyendo. Miren Vdes.: cuando esta mañana entré yo en su camarote con objelo de arrojar los bultos al mar, me lo hallé arrodillado, con la cabeza apoyada sobre su baúl, y llorando como un niño. –P. Diego —le dije—, ¡Que perecemos! –No teman Vdes. —me respondió— que aquí no pasa nada. –Arrebaté, no obstante, su equipaje y apenas opuso resistencia; pues bien comprendió que sería inútil su empeño, atendido el estado de mi ánimo. Pero no se me olvidará así como así la grandísima amargura y emoción con que me dijo, al verme salir: –Hombres de poca fe, ¿por qué teméis?– Ni más ni menos que lo que tantas veces nos repitió llorando en el mar de Malaca. 658 Boletín Oficial –Tiene V. razón; y, por cierto, que nosotros con la misma falta de fe obramos entonces que ahora. –Claro está y para mí esa era principalmente la causa de su llanto. –Pues yo, francamente, como apenas se ha dejado ver durante la tempestad… –¿Y qué más quería V. que hiciese? Cumplió su obligación, y por cierto bien fervorosamente, como ministro del Altísimo. ¿Qué más iba a hacer? ¿No recuerda V. lo que se cansó con nosotros en el mar de Malaca? ¿Y para qué? –Tiene V. razón, que en casos como este, así bajara un ángel del Paraíso, predicaría en desierto. Por lo demás bien sabe el P. Diego lo agradecidos que le estamos; y que entonces, como ahora y como siempre, se le reverenció y se le reverencia corno a un ángel. En estos y parecidos términos iba resbalando la conversación, mientras el bendito religioso oraba en su retiro, y la luz iba renaciendo en el horizonte, y las lóbregas nubes se disipaban unas, y huían otras, como criminales sorprendidos en su pecado por la luz del nuevo día, cuando un grumete, encaramado sobre el palo mayor de la nave anunció la vista de un bulto casi imperceptible por la banda de babor. –Alguno de nuestros fardos —exclamaron todos a una dirigiendo con ansiedad sus miradas hacia el lugar dicho—. –No lo crean Vds. —dijo el Capitán— no puede ser. Cualquiera de los bultos que haya quedado a flote, ha tenido que ser lanzado por la tempestad inmensamente más lejos que la embarcación. El que menos está en Australia —añailió riendo—. –Si parece que cada vez se ve más cerca —dijo el grumete—. –¡Dale bola! Por algo se dice que el miedo aumenta los bultos: y, lo que es e tuyo, aún no ha desaparecido. –Pues V. perdone, Sr. Capitán —volvió a decir dentro de un rato—, pero o yo estoy loco, o allá lejos se ve una cosa como fardo, que cada vez parece más cerca. –¡Valiente cosa como fardo estás tú! –Es verdad, Capitán, yo también lo veo —gritó un pasajero—. –Y yo. –Y yo. de Agustinos Recoletos de Filipinas 659 –Y yo —fueron sucesivamente repitiendo todos—. –¡P. Diego, el equipaje! –¿Pero es posible? —decía el Capitán cada vez más asombrado—. ¿No se fijan Vds. en que precisamente viene el rumbo contrario al oleaje? –¡Por cierto que esto es asombroso! –Pues estaría de ver que se salga con la suya el P. Diego! –¡Toma! y no está por ahí. Vamos a llamarlo. –No, no; aguarden Vds, un poco: si es baúl se le llama. –¿Pero y quién le inprimirá ese movimiento tan seguro y tan constante? –Pues, efectivamente, es un baúl. –¿Alguno de Vds. lo reconoce por suyo? –¡Justo y cabal! el mismísimo que yo arrojé esta mañana. –¡Ya! ¿de modo que es de V.? –¡Ca, no señor!, del P. Diego. –¿Habráse visto cosa más atroz? –¡P. Diego, P. Diego!, el equipaje que le envían a Vd. de Australia. –Gracias, Dios mío —exclamó éste que ya salía extendiendo los brazos hacia el mar, y cayendo de rodillas, anegado en lágrimas—. Nadie sería capaz de pintar en sus verdaderos términos la sorpresa y expectación grandísima, que todo este singular prodigio causaba en los circunstantes, los cuales fijándose, ahora en el baúl, ahora en el P. Diego, no sabían qué admirar más: si el milagro patente que con sus mismos ojos presenciaban, o la ninguna extrañeza que a pesar de sus lágrimas denotaba el santo varón al presenciarlo, o, finalmente, esas mismas lágrimas que nadie acababa de comprender ni de explicarse en un hombre tan austero y tan enamorado como el P. Diego de la pobreza religiosa. Llegó, pues, el baúl al costado de la nave, y tuvo allí lugar otra escena, que los mismos ángeles del cielo debieron de presenciar con santa envidia. Cuando más a su colmo había llegado el asombro y la conmoción de todos, y más fijas se hallaban sobre el baúl sus miradas, he aquí que de una manera completamente inexplicable, ábrese éste pausada y silenciosamente, y un niño rodeado de sobrenaturales resplandores, más hermoso que los mismos serafines de la 660 Boletín Oficial gloria aparece de pie en su interior. Pugna el P. Diego por arrojarse al mar, y es contenido a duras penas por los pasajeros, mientras que amoroso y sonriente, elévase aquel niño sobre los aires, y vuela a posarse en los brazos del extasiado religioso1. Flotando abajo a impulso de las olas, quedaba, aunque desfigurado por el tiempo, el baúl mismo del año 1606, en cuyo interior, que permanecía abierto, leíase aún la inscripción ¡Oh feliz inocencia! FR. PEDRO CORRO DEL ROSARIO A. R. 1 Véase este prodigio descrito en la Vida del P. Diego, Crónicas, tomo 2.º, página 74. Dícese también allí «Por diligencia suya recibió y juró por Patrón al Glorioso S. José la ciudad de Manila». ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ CORRESPONDENCIA DE NUESTROS MISIONEROS De Sibulan a Nueva-Valencia y Bacong en la isla de Negros (Filipinas)1 Después de tres meses que permanecí en el pueblo le Sibulan, agasajado y atendido de sus sencillos y piadosos moradores, alquilé un vehículo que en aquella provincia llaman flecha, arrastrado por un caballo matalón y espantadizo que en más de una ocasión apuró la paciencia del cochero y la mía, y sentado aunque incómodamente en ella, después de dos horas llegué al pueblo de Nueva-Valencia. Está este pueblo a unos siete kilómetros de Dumaguete, que es la cabecera como dicen aquí o capital de la provincia de Negros Oriental, y a unos catorce de Sibulan. Situado en la misma vertiente del monte Caulaon, su posición es de lo más pintoresco. Por el poniente se alzan majestuosos y sublimes lo montes dichos llenos de exuberante vegetación, formando en sus vertientes frondosos y amenos valles por entre los que se desliza a sus anchas manso y pequeño riachuelo, y por el Oriente la perspectiva es de lo más encantadora y sublime. Desde la meseta sobre la que se sienta el pueblo, verdadero anfiteatro, divísanse a no mucha distancia campos extensos poblados de innumerables palmeras, sembrados de maíz, palay, o sea, arroz, y algunos de caña: y allá, algo más distante, el mar plácido 1 Véase la pág. 607. 662 Boletín Oficial y tranquilo como que se halla dulcemente aprisionado entre las islas le Cebú, Bohol y Negros. El vecindario de este pueblo se compondrá de más de ocho mil almas, gente pacífica y buena casi toda ella, excepción de unos cuantos a quienes alcanzó atacó la lepra de la Revolución. Éste fue uno le los pueblos en que más se ensañaron los demagogos. Era allá por los años de 1905 cuando en alguna tenida juraron los hijos de la Revolución poner en juego todos los medios posibles para echar de aquellas islas a los pobres Religiosos que acababan de regresar a ella después de la insurrección llamados por el pueblo que tanto amaba y quería a nuestros Padres, y en su odio satánico creyeron que el mejor medio para concluir con ellos, era incendiar las casas parroquiales y aun las mismas iglesias. Ya hemos dicho al hablar del pueblo de Sibulan lo que trabajaron para poner en práctica su intento en ese pueblo, aunque no lo lograron: mas no sucedió así en el de Nueva-Valencia en el que el Convento e Iglesia fueron pasto de las llamas, no quedando de ellos el menor vestigio. Siempre y en todas partes lo mismo. Los que se titulan a sí mismos heraldos de la civilización son los que incendian y destruyen cuanto les estorba, aunque sea la casa de Dios, en donde la mayoría de los cristianos encuentra su más dulce bienestar. Mas como la Providencia de Dios es muy grande y a veces permite ciertos males para sacar y conseguir mayores bienes, esto es lo que sucedió en el pueblo de Nueva-Valencia con el acto despótico y malvado de los hijos de la Revolución. El cura Párroco desconsolado ante aquel montón de cenizas y escombros reunió a sus ovejas cabe los restos dispersos de lo que fué casa de Dios, y con palabras llenas de fuego sacro, habló a sus feligreses del abandono en que quedaban, privados del lugar Santo, morada del Dios vivo y único consuelo de sus corazones; les habló de sus deberes cristianos ante aquella hecatombe cuyos restos humeaban aún; y aquella multitud de cristianos allí congregada, enardecido su pecho como si aquellas llamas sólo hubieran servido para avivar más y más su amor contestaron a voz en grito: No triunfará la impiedad; sobre las humeantes cenizas y sobre los calcinados restos de nuestra iglesia antigua se levantará otra más grande, más espaciosa, más esbelta; ella será un testimonio elocuente de la fe cristiana de nuestro pueblo y de los sentimientos de Agustinos Recoletos de Filipinas 663 religiosos de nuestra raza, que nació cristiana y cristiana morirá, pese a algunos desgraciados y degenerados filipinos. Y aquellas masas allí congregadas se ofrecen en todo y por todo al Padre y se ponen incondicionalmente a la voluntad de su cura Párroco. Aún lo recuerdo. Era el día señalado para coger los harigues o maderas principales en el pueblo de Dumaguete, a unos siete u ocho kilómetros de distancia, y llevarlas arrastradas por carabaos, para lo que eran necesarios muchos de estos animales, por ser las maderas muy pesadas, y había que salvar además la pendiente que media entre los dos pueblos; y no solamente prestaron cuantos animales fueron necesarios, sino que reunidos casi todos los vecinos del pueblo, hombres, mujeres y niños, bajaron todos al inmediato pueblo y con voz fuerte y robusta, como fuerte y robusta era la fe que les inspiraba, cantaron como preludio a los trabajos que iban a emprender, himnos mil a la Religión, protesta de su inquebrantable amor a Dios y reto a aquellos pocos desgraciados, causa de sus desventuras, que allí mismo moraban. ¡Qué grande y qué hermosa es la fe y qué cosas más grandes hace y qué maravillas produce! Aquello fué de lo más tierno y conmovedor, y aún su recuerdo vaga por mi alma, y lo recuerdan con ternura los piadosos moradores de todos aquellos contornos. Animados de esa fe cristiana comenzaron la obra, empresa gigantesca para quien no contaba con recursos pecuniarios ni otros medios que su buena voluntad. Mas no desmayaron. Los hombres, como más fuertes, se encargaron de coger la piedra que tenían que tomar de la playa del inmediato pueblo de Bacong, distante ocho kilómetros de Nueva-Valencia; las mujeres y niños recogiendo y llevando la arena necesaria para hacer la masa, y aun ayudando a hacerla; todos ellos contribuyendo con su pequeño óbolo y el cura Párroco haciendo el diseño, dirigiendo a los operarios, ayudándoles en todas sus tareas, siendo el alma de toda la empresa, al fin y al cabo con paciencia y resignación que admiran, después de unos cuantos meses vieron terminada la iglesia fuerte y espaciosa, como ellos la habían soñado; y otra vez resonaron con más fuerza si cabe que antes los cantos cristianos, y hoy el culto de la iglesia de NuevaValencia es tan espléndido como el de los pueblos y parroquias 664 Boletín Oficial más imporantes; aquella gente, dispuesta ya a todo, no se contentó con ayudar con su trabajo y con su óbolo a hacer la fábrica exterior, sino que contribuyó también a toda la ornamentación interior del templo. Posteriormente se ha construido también un fuerte y sólido campanario y una espaciosa casa Parroquial, todo obra sólida y de firme construcción. El que esto escribe envía su más cordial enhorabuena, en primer lugar al R. Cura Párroco, alma y vida de toda la empresa, al Capitán Francisco, que fue uno de los que más cooperaron, ya con su capital, ya con su vigilancia que ejercía sobre el personal; en fin, a todo el católico vecindario del pueblo de Nueva-Valencia. De Nueva-Valencia hube de pasar a Bacong pedibus andando, pues el camino se hallaba en pésimas condiciones. Malos eran los antecedentes que tenía del pueblo de Bacong; pues se decía que había allí muchos aglipayanos y hasta llevaban fama de algo matones; pero pronto pude ver que aquello no era nada, que ningún fundamento tenían tales rumores. Precisamente cuando atravesaba una de las principales calles, me vi sorprendido por la voz de un hombre, que desde la ventana de su casa me llamaba y me invitaba a subir a ella; miré hacia él y vi unos siete u ocho hombres más dentro de la casa; algo era de temer dadas las impresiones que yo llevaba; pero debo decir en honor de la verdad que el timbre de aquella voz me pareció como el eco amoroso de un hijo que llama al Padre; y sin temor de ninguna clase subí y entré en la casa. Aquellos ocho hombres se arrodillaron, besaron mi mano, y después de agasajarme con un vaso de cerveza, me explicaron su angustiosa situación. Estaban sin cura desde el tiempo de la Revolución; pues si bien es verdad que había un clérigo en el inmediato pueblo de Duin, rara vez venía a Bacong, y les contristaba mucho estar sin pastor. Dijéronme que habían acudido dos veces al Sr. Obispo, pidiéndole un cura y a ser posible un Padre Recoleto, petición que ni siquiera había tenido el humor de ser contestada. Condolido de su situación les instruí en lo que debían hacer para lograr su intento y como tuviese precisión de salir despedíme de ellos, después de darles las más expresivas gracias por lo mucho que me habían agasajado. Posteriormente he sabido que su tercera petición había sido favorablemente despachada de Agustinos Recoletos de Filipinas 665 siendo su primer cura el por todos conceptos benemérito religioso Padre Manuel Mateo, primer provincial de la Provincia de Santo Tomás, a quien han sucedido otros, entre ellos, el P. Gregorio Aperte, que ha sido uno de los que más han trabajado, pues, en el poco tiempo que allí ejerció, hizo el nuevo cementerio, obra si no completa, al menos bastante furte y duradera. De mi visita al pueblo de Siaton hablaré en e! número siguiente. Convento de Recoletos de Manila, 20 de Junio de 1915. FR. LICINIO RUIZ DE SANTA EULALIA A. R. De nuetras Misiones de Venezuela IN MEMORIAM Esta Vicaría Provincial de Venezuela acaba de perder uno de sus más fervorosos misioneros con el fallecimiento prematuro de nuestro virtuoso hermano P. Pedro San Vicente. Adoramos la mano de la Providencia con santa veneración y profundo temor; pero no es regular miremos impasibles la desaparición de uno de los hijos de nuestra amada Provincia de San Nicolás más adictos a los santos deberes de su profesión religiosa. Cuando en días de prueba se cuenta con religiosos de extraordinaria virtud y admirables cualidades apostólicas, el corazón se reanima y exclama: «el Cielo no nos ha abandonado»; pero si se extingue un corazón de apostol en el momento en que más necesaria es la abnegación, grandes esfuerzos son inevitables para impedir el decaimiento de ánimo y sus consecuentes pérdidas. Por esto nuestra Provincia de San Nicolás sufre una pena inmensa con la irreparable muerte de un hijo, a quien nadie disputó un alto grado de virtud apostólica, de amor a la observancia, de espíritu paciente y abnegado, que tan escasos van por la tierra. Acto es de justicia el consagrar a su memoria un pequeño artículo en nuestro BOLETÍN; no para relatar con la detención debida los actos de tan benemérito religioso, pues esto equivaldría a reseñar la historia de todas las virtudes religiosas, sino para rendir humilde 666 Boletín Oficial tributo de admiración a su ejemplar vida apostólica, consolar nuestro abatimiento con la evidente demostración de que aún produce el viejo árbol de nuestra amada Recolección frutos sazonados de virtud e hijos eminentes en virtud y santidad. Nuestro buen hermano Fr. Pedro San Vicente no era un sabio según los humanos moldes: a lo menos su humildad y natural encogimiento velaban su ciencia: sin que por esto dejase de apercibirse en su ministerio apostólico y hasta en su trato familiar un aprovechamiento más que regular en los estudios más necesarios; y en ocasiones, y a fuerza de hostigar su modestia, se manifestaba bastante versado en filosofía, y sobre todo muy instruido en sagrada liturgia, hasta ser para nosotros verdadera autoridad en la materia. Un arte poseía su alma a la perfección y era el arte de la santidad, que es ciencia más perfecta, como basada en los consejos divinosl, y creadora en el hombre de ese temple de espíritu, que jamás han producido todas las ciencias humanas. Su verdadera grandeza e indiscutible mérito hay que buscarlo en el ministerio de las almas. En él desplegaba una caridad ardiente, una paciencia heroica, una abnegación sublime, una humildad atrayente, conquistándose en todas partes el aprecio y veneración hasta de los más indiferentes. Casi todas nuestras Casas recorrió el P. Pedro en Venezuela, cumpliendo las prescripciones de la obediencia: pues, al fin, como materia bien dispuesta, de él se echaba mano en todas las necesidades, y sobre todo en las misiones de más sacrificio; y en todas nuestras Casas ha dejado entre las gentes luminosa atmósfera de virtud y acopio abundante de respetuosa simpatía. «Es un santito y jamás mira a nadie» he oído decir en su elogio en varias de nuestras residencias. Creo que entre todas sus virtudes sacerdotales, la que practicó en más intenso grado, fué el celo por los enfermos. Con frecuencia le decíamos que debiera haber sido Hermano de San Juan de Dios. Apenas llegaba a una Residencia pedía que lo encargasen del Hospital, y en las enfermerías se pasaba horas enteras, platicando a los enfermos con envidiable mansedumbre y procurándoles todo el posible bienestar. A pesar de ser amador apasionado de la pobreza, hasta el punto de andar siempre con remiendos que eran de ver, se de Agustinos Recoletos de Filipinas 667 permitía en algunas festividades pedir algo al Superior para regalar a los enfermos con cigarrillos u otras golosinas. Por varios años fué Capellán del Lazareto de Maracaibo, y era el paño de Iágrimas de los leprosos: los amaba con todo el entusiasmo de su celo, y en el trato con ellos llegaba hasta la temeridad: mereciendo más de una vez ser advertido por el Superior por el contacto continuo y no obligado en que vivía con ellos, y que humanamente hablando constituye evidente peligro de contagio. De su tiempo data en el Lazareto el resurgimiento de la devoción y la instalación de la Adoración Perpetua y el Apostolado. En varias ocasiones, y en una, con solicitud firmada por más de doscientos leprosos, me han pedido éstos que les devolviera al P. Pedro, porque era su verdadero padre y nadie después los ha querido como él. En nuestras Casas era observantísimo del Reglamento de Misiones, hombre de oración y ejemplar religioso; y a pesar de su exquisito cuidado, en más de una ocasión le hemos descubierto el rigor de sus penitencias. Sobre el proceso de su enfermedad y santa muerte poco hay que decir: con motivo de la Visita Provincial, que hizo por delegación a nuestras Casas de Veneznela en el mes de Enero, contrajo unas fiebres gástricas en Maracaibo, de donde sin esperar la reposición, salió para su Residencia de Coro, donde siguió sin mejora alguna notable: sobreviniéndole últimamente una pleuresía diafracmática purulenta que lo ha arrojado a la tumba en medio de la resignación más envidiable y aistido de sus hermanos de hábito, los PP. Julián Moreno y Aurelio Satóstegui. A pesar de la rigurosa prohibición de la ley Venezolana, su cadáver ha sido sepultado en nuestro grandioso Templo de Coro con el beneplácito de ambas autoridades, civil y eclesiástica. Y sus restos esperarán el llamamiento de Dios en la nave de la Epístola debajo de la grada de la Capilla. Termino este incompleto elogio de nuestro extinto hermano, copiando algunos telegramas y cartas recibidas de todas partes con motivo de su muerte. De casi todas nuestras Casas de Venezuela he recibido cartas, en las que los Religiosos me expresan su condolencia por la muerte de tan buen religioso, apellidándolo virtuoso y abnegado: y a la vista tengo la de nuestros hermanos de Caracas, 668 Boletín Oficial La Guaira, Coro, Santa Cruz, Valencia y Maracaibo: tal vez los demás no han recibido aún la noticia. El Sr. Arzobispo de Caracas me dice en tarjeta del 12 de Julio: «Reciba la expresión de mi condolencia por la muerte del P. Pedro: yo apenas lo conocí, pero me consta que era todo un apóstol». En telegrama del día 6 me dice el Obispo de Barquisimeto: «Acabo de saber la muerte de Fr. Pedro, gran motivo de duelo para su Orden y para mi Diócesis: que él nos bendiga desde el Cielo». El Obispo del Zulia me dice en su telegrama del 13: «Sírvase aceptar mi condolencia por muerte del P. Pedro: suerte envidiable: él nos bendiga». Y el Sr. Obispo de Mérida dice con fecha 20: «Por la prensa me entero del fallecimiento de nuestro virtuoso P. Pedro: reciba mi pésame por ese duelo que es duelo para nuestra Iglesia». El Pbro. Ulises Navarrete, Vicario de Coro, me dice en tarjeta que tengo a la vista: «¡Oh qué pérdida tan irreparable es esta muerte para la población de Coro, que no vió en Fr. Pedro sino altos ejemplos de todas las virtudes sacerdotales! Yo le seguiré venerando por toda mi vida y bendiciendo su memoria». No copio las cartas y tarjetas de monjas, porque son muchísimas y todas coinciden en el mismo pensamiento; en proclamar la santidad de nuestro hermano y llorar su irreparable pérdida. En la ciudad de Coro su muerte ha sido profundamente sentida; y sus funerales, más que una ceremonia de la humana miseria, ha sido una apoteosis de sus virtudes. Así lo expresa la siguiente carta de una ilustre escritora Coriana, bien conocida en el mundo de las letras, la Srta. De Luna: «Con intenso dolor acompaño a V. en la profunda pena por la sentida muerte del Rvdo. P. Pedro San Vicente. Las demostraciones del pueblo de Coro en sus exequias han correspondido al celo apostólico que por Coro tuvo siempre este santo siervo de Dios. Él supo grabar en cada corazón Coriano un sentimiento de veneración por él, y un deseo de conservar como reliquia todo lo que hubiese dicho y usado en su santa vida. Se le ha hecho en su muerte el homenaje de un santo, y todos hemos tocado en su cuerpo nuestros rosarios y medallas para conservar este recuerdo del Apóstol de Coro». Como síntesis de los elogios merecidos que a nuestro hermano le ha tributado la prensa de Venezuela, copio el siguiente que trae hoy el diario La Religión, de Caracas: «Duelo de la Iglesia. Ha muerto de Agustinos Recoletos de Filipinas 669 nuestro abnegado P. Pedro San Vicente: así en vida siempre lo apellidamos. Coro entera viste luto. Murió entre nosotros, según su deseo, y rodeado de solícitos cuidados, este meritísimo Agustino. El Gobierno, el Clero, la sociedad y el pueblo, hicieron notable acto de presencia en las solemnes fúnebres exequias. Tuvo raudal de lágrimas como ingeinua alabanza de los corazones. Infinidad de flores dieron la tristeza de su pálida blancura en torno al cadáver yacente. De él nos dijo el Rvdo. Padre Galilea: «El P. Pedro por donde pasa edifica». Y ciertamente levantó en Coro un edificio de virtudes magnánimas; oscuro, porque en la sombra lo dejó su humildad santa; pero luminoso, porque le dió su espíritu. Fué fundador de la Parroquia de San Antonio, y esto solo bastaría para su elogio: él fué de todos y para todos nosotros. A su tumba peiregrinaremos y a su recuerdo pediremos para ser siempre abnegados y pacientes, como lo fué este verdadero siervo de Dios. Presentamos nuestro pésame al Ilmo. Sr. Obispo Diocesano, al Rdo. Superior y a toda la Orden Agustiniana». ¡Que descanse en paz este hijo preclaro de nuestra amada Provincia de San Nicolás; y, en premio de este humilde homenaje de cariño que le tributamos sus hermanos de Venezuela, nos alcance del Cielo las virtudes evangélicas para gloria de Dios y honor de nuestra Recolección. Puerto Cabello 24 de Julio de 1915. Por los Misioneros de Venezuela FR. EUGENIO GALILEA DE SAN LUIS GONZAGA Agustino Recoleto ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ CRÓNICA DE NUESTROS COLEGIOS De Marcilla Durante este mes, se puede decir no hemos cesado de recibir nuevas impresiones con las llegadas y salidas de algunos religiosos nuestros, de este Colegio de Marcilla: indudablemente ha sido uno de los meses de más movimiento. El día 30 del pasado salió para Monteagudo nuestro amado Padre Moisés Rojo de la Virgen del Prado, quien iba nombrado Vicemaestro de novicios; oficio que no dudamos llenará cumplidamente, infundiendo en los tiernos corazones de los aspirantes a nuestra amada Religión unos sentimientos de piedad tan firmes como los que a él siempre le han animado. El día siguiente llegaron de Monteagudo a este Colegio, para comenzar aquí los años de Sagrada Teología, los dieciséis Coristas pertenecientes al noviciado de 1912: venían presididos por el R. Padre Miguel López del Rosario, Lector y Vicerrector de dicho Colegio, y acompañados del P. Alberto Fernández de la Virgen de Davalillo y de Fr. Miguel Avellaneda del Rosario que durante un año ha estado desempeñando el cargo de Vicemaestro de novicios. El P. Vicerrector de Monteagudo se volvió a su residencia el día 3 de este mes de Agosto y aquí se quedaron nuestros amados compañeros, quienes siguen tan contentos de nosotros como nosotros de de Agustinos Recoletos de Filipinas 671 ellos, y cantando siempre Quam bonum et quam jucundum habitare fratres in unum! El día 2 sufrieron los exámenes de reválida los del noviciado del año 1908. El 9 llegó Fr. Vicente Oliet de Santo Tomás de Villanueva, procedente de San Millán, donde ha estado empleado el pasado curso, en el Colegio Preparatorio de San José. Vino para unirse con sus amados connovicios, recibir el sagrado Orden del Presbiterado e incorporarse a la Misión que con rumbo a Venezuela saldrá de Barcelona, Dios mediante, el 10 del próximo Septiembre. Nuestro Rdmo. P. Prior General Fr. Gregorio Fidel de Blas de la Asuncion tuvo la amabilidad de obsequiarnos a los Coristas el 12 de este con una merienda en la huerta. Inútil es decir que la agradecimos muy de corazón y para expresarle de algún modo nuestra gratitud le festejaron, después de terminada, con algunas escogidas piezas de orfeón, entre las que había una original de Fr. Alejandro Osés de la Inmaculada, uno de los recientemente llegados de Monteagudo. El día 15, festividad de la Asunción de Nuestra Señora, celebramos en este Colegio la solemnidad de Ntra. Sra. de la Blanca, Patrona de esta Casa. Cantó la Misa el M. B. P. Rector de este Colegio Fr Pedro Pérez del Pilar, acompañándole, como diácono Fr. Vicente Oliet de Santo Tomás de Villanueva y de subdiácono Fr. Jesús García del Carmen. Terminado de cantar el Evangelio, ocupó la sagrada cátedra, por primera vez, el P. Pedro de la Dedicación de la Virgen del Pilar, quien, sin pretenderlo, manifestó no haber perdido el tiempo durante los cuatro años que ha estado en la Capital del mundo católico dedicado al estudio de la Sagrada Teología. La capilla estaba completísima, pues, además de los suficientes elementos con que ya contaba, ha recibido otros no menos valiosos con la llegada de los de Monteagudo. Se cantó la grandiosa misa de Orestes Ravanello. Este año la fiesta ha tenido una circunstancia especial, pues estaba aquí Nuestro P. General y por lo tanto habíamos de celebrarla de un modo especial por ser la Patrona de Su Rvdma.: así es que resultó la función brillantísima en todos sentidos. Al día siguiente llegó de Roma el M. R. P. Daniel Delgado del 672 Boletín Oficial Rosario, Postulador general de nuestra sagrada Orden. Vino de la Ciudad Eterna para dar alguna tregua a sus continuas ocupaciones, y ayer partió de ésta para visitar a su familia. También salió ayer en el tren rápido de la una de la tarde, para los baños de Jaraba, nuestro amado P. Prior General, cuya salud ha ganado muchísimo durante su permanencia en este Colegio. Acompáñale el H. Severiano de Blas de S. Nicolás de Tolentino. Para otro mes parece se preparan acontecimientos mayores. Marcilla 19 de Agosto de 1915. FR. R. J. DE LA C. A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ DOCUMENTOS INÉDITOS RESEÑA HISTÓRICA de nuestra Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas, desde su origen hasta el año 1750, escrita por el Vble. P. Rector Provincial Fr. José de la Concepción. (Continuación)1 AÑO DE 1610 23. Los Religiosos nominados en el n.º 21, que tenían ya su Convento y pueblo nuevo fundado en dicha Isla de Bolinao, solicitaron con el mismo espíritu la conversión de muchas almas que vivían en la tierra firme de esta isla de Luzón, a poca distancia, pues no medía más que una silanga, y de una banda a otra se puede alcanzar por la parte más ancha con un tiro de cañón. Pasaban a predicarles la divina palabra en los parajes que llaman Sarasa, Lambues, Tanobón, Balingasay y Ripay. Consiguieron la reducción de muchos infieles, y como estaban inmediatos al pueblo de la Isla de Bolinao y eran fácilmente administrados, no fué por entonces necesario fundar pueblo en dicha tierra. Convertidos éstos, prosiguieron los Religiosos su predicación en un paraje que se llamaba Soyang y 1 Véase la pág. 560. 674 Boletín Oficial dos leguas distante de Bolinao, donde había algunas rancherías de infieles: y, habiéndose conseguido su conversión, hallaron por conveniente fundar allí un pueblo pequeño con Iglesia y Convento, que dedicaron al Señor San José; así quedó por visita o anejo de Bolinao, y se llamaba el pueblo de San José de Soyang, donde perseveró muchos años, hasta que después en nuestros tiempos, porque iba aumentando y por la mayor conveniencia de los indios, se mudó a otro paraje no muy distante de allí, que se llamaba Casborrán a la orilla de la mar, por lo que hoy se llama el pueblo de San José de Casborrán, y es uno de los más sanos, alegres y amenos que tenemos en toda la costa. Continuaron los mismos Religiosos su espiritual conquista en un río que se llamaba Agno, distante seis leguas de Bolinao, y en las riberas de él vivían muchos infieles en sus rancherías, y habiéndose bautizado todos a costa de muchos viajes, sudores y afanes de los Ministros Misioneros, a la margen del mismo río que es caudaloso fundaron el pueblo que hasta hoy se llama Agno y es visita de Bolinao. AÑO DE 1611 24. Después que los Religiosos, que van nombrados en el número 18 fundaron el pueblo de Masinloc, continuaron su santa predicación del Evangelio en las riberas de un río llamado de Paynaven y los españoles le llaman Paynaben, distante como seis leguas de Masinloc, donde vivían muchos infieles idólatras y muy bárbaros en sus costumbres, y después de muchos viajes y fatigas indispensables y algún tiempo de predicación y catecismo se pudo conseguir la conversión de todos ellos, y se fundó un pueblo en la misma orilla de dicho río, que llamaban Paynaven con su Iglesia y Convento y era anejo o visita de Masinloc. Después, como estos pueblos iban creciendo o en aumento, y por las continuas hostilidades y vejaciones que hacían los negros de los Montes Zambales bajando en tropas armadas contra los cristianos, y estos se veían precisados a estar casi siempre con sus armas en las manos, se tomó la providencia en este Superior Gobierno de hacer una fuerza o castillo pequeño en dicho pueblo y río de Paynaven o Playa honda (se llama Paynaven por el río de este nombre, y Playa honda, porque allí cerca hay una de Agustinos Recoletos de Filipinas 675 grande playa toda de arena, y es acantilada de modo que, aunque lleguen a ella embarcaciones, con dificultad pueden dar fondo y saltar a tierra, y de aquí toma la denominación de Playa honda) para contener la barbaridad de los Negros y Cimarrones o caribes inmediatos en dichos montes de Zambales. De hecho se exigió dicho castillo, y persevera hasta ahora el que sirve de freno, terror y espanto a los referidos Negros y Cimarrones, y solo el oír el nombre de Fuerza, que ellos llaman Cota, y saben que en ella hay alguna artillería aunque pequeña, soldados y armas, es bastante para contener sus hostilidades, y prosiguieran como antes en ellas, si se abandonara dicha pequeña fuerza y se siguieran muchos daños y perjuicios a los cristianos. Con este motivo la Religión determinó que Paynaven se dividiera de la administración de Masinloc, y fuera Ministerio aparte con asignación de Prior y Misionero. Así se ejecutó con la licencia necesaria de este Superior Gobierno, y el Prior de Paynaven es Capellán Real de dicha Fuerza, tiene obligación de administrar los Santos Sacramentos y decir Misa los días festivos al Cabo y soldados de ella. Y, para que el Prior no se embarace por esto en la administración de los naturales Indios, se le da un Religioso compañero para las cargas de dicho Ministerio. Después, quedando la Fuerza en el mismo paraje que se fundó, a pedimento de los naturales por justificados motivos que tuvieron para ello, por las vejaciones que toleraban de algunos cabos, con las licencias necesarias se mudó el pueblo a otro paraje poco dislante que se llama Iba donde está ahora, y por eso a este pueblo unos le llaman Paynaven o Paynaben, otros Playa-honda y otros Iba. Algún tiempo más adelante se logró la conversión de los infieles que vivían en un río llamado Cavangan, donde se fundó un pueblo con el mismo nombre del río, y hasta hoy persevera, y es visita o anejo de Iba. FR. JOSÉ DE LA CONCEPCIÓN (Continuará) TIP. DE SANTA RITA. – MONACHIL Año VI Octubre de 1915 Núm. 64 BOLETÍN DE LA PROVINCIA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO DE FILIPINAS de la Orden de Agustinos Recoletos SECCIÓN OFICIAL PROVINCIALATO DE AGUSTINOS RECOLETOS DE FILIPINAS A los Religiosos todos de nuestra amada Provincia Amados Padres y Hermanos en el Señor: hace ya algunas semanas que, por la misericordia de Dios N. Señor, terminamos felizmente la santa Visita que nuestro cargo nos impone hacer a todas las Casas y Religiosos de la Provincia. Comenzamos aquella por nuestros Colegios y Residencias de España en el mes de Julio del 678 Boletín Oficial año pasado. Terminada ésta, nos disponíamos a embarcar, para Venezuela e Isla Trinidad para continuarla en las Residencias que allí tenemos; pero hubimos de desistir de nuestro propósito ante las colosales proporciones que iba tomando la actual guerra europea que jamás presenciaron los siglos, y sobre todo ante el temor muy fundado y probable de que algunas naciones neutrales entrasen a tomar parte en esa horrible escena apocalíptica que, a manera de un sueño o visión, estamos presenciando, en cuyo caso no hubiéramos podido continuar desde allí nuestro viaje a Filipinas, en donde tenemos asignada con nuestros Definidores la residencia habitual, y en donde la Provincia tiene todavía un buen número de Religiosos. Por esa razón hubimos de pedir a N. Rvmo. P. Prior General la competente autorización para hacer la Visita a los Religiosos y Casas de Venezuela e Isla Trinidad por medio de Delegados, según lo ordenan nuestras sagradas Leyes. Obtenida aquella y ultimadas algunas otras cosas referentes a la buena marcha de nuestros Colegios, embarcamos en Barcelona con rumbo a Manila el 16 de Septiembre del próximo año pasado, habiendo llegado, después de un viaje feliz y tranquilo, a la capital del Archipiélago de Magallanes el 21 de Octubre del mismo año. Dispuestos estábamos a dar principio a la santa Visita en nuestros Conventos y demás Ministerios de este Archipiélago inmediatamente después de celebrado el Capítulo intermedio; pero, como suele decirse: El hombre propone y Dios dispone, y así sucedió en esta ocasión; pues en la noche del 28 de Octubre nos visitó Dios N. Señor con una enfermedad grave, de la que nos costó algún tiempo reponernos, siendo esto causa de que se retrasase hasta mediados de Diciembre la fecha de comenzar la santa Visita que terminamos en los últimos días del mes de Abril. Nuestra gratitud y reconocimiento, pues, para con el Señor no reconocen límites, por habernos otorgado el particular beneficio de llevar a feliz término la santa Visita Provincial, no obstante las molestias y penalidades que ella lleva consigo, y nuestra salud algún tanto quebrantada. Bien es cierto, y mucho nos complacemos en consignarlo aquí, que todos los Religiosos, sin excepción, han rivalizado en hacernos ligeras y suaves y hasta agradables dichas molestias y penalidades con el amable recibimiento y el trato tan respetuoso de Agustinos Recoletos de Filipinas 679 como fraternal y amistoso que nos han dispensado en sus respectivos pueblos y Conventos, todo lo cual nos obliga a dar a todos y cada uno de ellos las más expresivas gracias, pues nos han hecho comprender, con su conducta y modo de proceder, los nobles sentimientos de que están poseídos sus corazones, y que saben apreciar en su justo valor las deferencias y atenciones que merecen los Prelados. Recordarán VV. RR. y CC. que en la Circular que pasamos a todas las Casas anunciando la santa Visita, les manifestábamos claramente cuál era la obligación del Superior en el ejercicio de tan santo y delicado Ministerio. Al cumplimiento, pues, de tan sagrado deber se han enderezado todos nuestros pasos y desvelos en la santa Visita, habiendo procurado, por todos los medios que están a nuestro alcance, que se conserve en todo su vigor y pureza la observancia de nuestra santa Regla y sabias Leyes y Estatutos; que se consolide más y más la disciplina regular, y que todos procuren el más exacto cumplimiento de las sagradas y solemnes promesas que un día hicieran a Dios N. Señor. Hemos de manifestar a VV. RR. y CC. que, en general, hemos salido satisfechos de la santa Visita, pues hemos visto y observado que cada uno procura cumplir con sus respectivos deberes y obligaciones en el lugar en que la obediencia les ha colocado. Pero nos han de merecer un elogio porticular, aunque justo y equitativo, los Religiosos que están dedicados al santo y elevado Ministerio de las almas en este Archipiélago. Sólo recorriendo los pueblos y estando en contacto con nuestros Misioneros es como se puede apreciar su heroísmo y abnegación y las muchas penalidades y privaciones que tienen que soportar, no encontrando consuelo alguno, por lo general, en la tierrra, si no es la sólida y firme esperanza de que algún día les premiará el Señor todo cuanto hacen y sufren por procurar su mayor honra y gloria, y por salvar las almas por las que vertió hasta la última gota de su preciosa Sangre. Cada día, por desgracia, se multiplican en este país, digno de mejor suerte, los enemigos de la Religión y del Misionero, cundiendo por todas partes la indiferencia religiosa, la enseñanza laica, el amor a los placeres, el apetito desordenado de oro y riquezas, al que se sacrifican los sentimientos más puros y recios de la conciencia, apareciendo por doquier 680 Boletín Oficial la masonería, el protestantismo y el aglipayanismo que son el mayor tormento y pesadilla del pobre Misionero. No desconocemos tampoco los obstáculos que tienen que vencer, las dificultades que superar y lo mucho que sufrir los demás Religiosos que, cumpliendo la voluntad de Dios, viven en nuestros Conventos, en nuestros Colegios y Resdencias; pues también en esas Casas y lugares de perfección y santidad hay no pocas cosas que ofrecer al Señor, y un pequeño mundo del que no pueden huir sus moradores, creado y alimentado por ciertas pasioncillas, de las que no se ven libres ni aun las personas consagradas al Señor y dedicadas al ejercicio y práctica de la virtud, siendo por otra parte esas debilidades y miserias inherentes a la corrompida y viciada naturaleza humana un medio de ejercitar las virtudes propias de los claustros y de las personas que se dedican a la perfección. Sí, amados Padres y Hermanos: el programa del Religioso es el mismo en todas partes en donde éste se encuentra; sólo lo diferencian ciertos matices y accidentes que son el resultado del medio ambiente en que se vive y otras circunstancias locales. Convencidos de esta verdad, habrán observado VV. RR. y CC. que todas nuestras palabras y disposiciones en la santa Visita se han encaminado a conservar en toda su pureza ese programa que abarca y comprende la fiel observancia de los tres votos de pobreza, castidad y obediencia y el exacto cumplimiento de nuestra santa Regla y Constituciones que también prometimos guardar. Nosotros los Religiosos, por una gracia singularísima de nuestro bondadoso Jesús que nunca agradeceremos cual conviene, fuimos llamados y conducidos por su generosidad sin límites al puerto tranquilo y seguro de la Religión, donde fácilmente podemos alcanzar la perfección religiosa y nuestra íntima unión con Dios. El Religioso, pues, que se esfuerza y procura por todos los medios el perfecto y exacto cumplimiento de los tres votos religiosos, bien seguro puede estar de que ese es el camino más breve para llegar a conseguir el fin supremo y elevado que se propusiera al vestir el santo hábito. En efecto: por el voto de pobreza, por el que renunciamos a la adquisición y posesión de todas las cosas temporales, nos vemos libres del cuidado y solicitud de todo aquello que puede ser un obstáculo e impedimento para consagrarnos a Dios y a la práctica de de Agustinos Recoletos de Filipinas 681 la virtud. Es el corazón humano de tal condición que o está dominado por la afición y cariño de los bienes caducos y perecederos del mundo, o por los eternos e imperecederos del cielo; o está lleno de las cosas que el tiempo acaba y consume, o por las que siempre existirán y que han de constituir su eterno gozo. Por eso nuestro adorable Salvador en la nueva Ley de gracia puso como base y fundamento de la perfección evangélica la santa pobreza, como se desprende de las palabras (Matth. XIX, 21) que dirigió al joven del Evangelio y en él a todos nosotros: «Si quieres ser perfecto, ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres y tendrás un gran tesoro en el cielo». Y por eso también el divino Redentor del mundo nos dió un raro y particular ejemplo de esta virtud, para que le imitásemos en ella, y para que con su pobreza nosotros fuésemos ricos (II Cor. VIII, 9), prometiendo a los verdaderamente pobres de espíritu, aun en este mundo, el ciento por uno (Matth. XIX, 29), y la posesión del reino de los cielos: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos» (Matlh. V. 3). Por el voto de castidad el religioso, para poder seguir más de cerca a Jesucristo e imitarle como buen discípulo, renuncia a todos los placeres carnales, aun a aquellos que en otro estado le hubieran sido lícitos y permitidos, consagrando su cuerpo al Señor y viviendo en la tierra como los ángeles en el cielo. Sólo las almas privilegiadas y escogidas de Dios, e iluminadas por luces sobrenaturales y divinas, cuentan con fuerzas suficientes para hacer una eterna renuncia de los placeres hacia los cuales nos arrastra nuestra perversa inclinación, comprendiendo que los cuidados y obligaciones de la familia son un verdadero y serio obstáculo para unirse íntimamente con Dios y dedicarle los afectos más tiernos y delicados del corazón. Nos obliga el voto de castidad, amados Padres y Hermanos, a procurar por todos los medios que nuestros cuerpos sean templos vivos en donde habite el Espíritu Santo, y este divino Espíritu, que es el autor de todo don y de toda gracia, es el que nos ilumina y fortalece para seguir por el camino del bien y conservar nuestros corazones puros y castos, y para que se cumpla en nosotros lo que dice el apóstol San Pablo: «Vosotros no vivís ya en carne, sino en espíritu (Rom. VIII, 9). Mas, para llegar a conseguir esto, es necesario que desconfiando de nosotros mismos, pongamos toda nuestra 682 Boletín Oficial confianza en Dios, siguiendo el consejo del Apóstol: «Obrad con temor y temblor las cosas de vuestra salvación (Philipp. II, 12)». El voto de obediencia, como más perfecto y elevado que los de pobreza y castidad, contribuye de un modo más poderoso y eficaz a la perfección y santificación del religioso; pues si bien es cierto que por el voto de pobreza ofrecemos a Dios todas las riquezas y bienes del mundo, y por el de castidad nuestro propio cuerpo, no lo es menos que por el voto de obediencia damos a Dios lo más grande que tenemos y de que podemos disponer, que es nuestra propia voluntad y libertad. Por eso Dios N. Señor en justa recompensa al religioso verdaderamente obediente, le llena de sus particulares gracias y favores, dotándole de una especie de segunda naturaleza que le hace vencer las mayores dificultades, superar los más graves obstáculos y salir airoso en los trances más difíciles y apurados, verificándose en él esta sentencia de los Proverbios: «El varón obediente cantará victorias (Prov. XXI, 28)». No cabe la menor duda que es un gran sacrificio el someter nuestra voluntad a la de otro hombre, pero al religioso verdaderamente obediente se le hace suave y ligero, porque tiene siempre muy presentes estas consoladoras palabras dirigidas por Dios a los Superiores (Luc. X, 16): «El que a vosotros oye, a mí oye: el que a vosotros menosprecia, a mí menosprecia»; y aquellas otras del Apóstol San Pablo (Hebr. XIII, 17): «Obedeced a vuestros Superiores y sedles sumisos, porque ellos velan con cuidado como quien ha de dar cuenta a Dios de vuestras almas». El religioso por el voto de obediencia descansa por completo en el Superior, siendo éste su verdadero guía, y su voluntad la norma a la cual ajusta todas sus acciones. La Regla y Constituciones constituyen los otros dos puntos del programa del Religioso, y tienen una importancia grande en la vida del claustro. Porque, si bien se considera, la Regla no es otra cosa que un admirable compendio de los consejos y virtudes evangélicas, cuya perfecta y fiel observancia eleva a las almas a un alto grado de santidad y unión con Dios; así como el cumplimiento de las Leyes y Estatutos sabiamente establecidos en las Constituciones contribuyen poderosamente a conservar el orden, la paz y armonía que deben reinar entre los que las profesan. Esos consejos y esas leyes son o desempeñan en la Religión el papel de centinelas avanzados de Agustinos Recoletos de Filipinas 683 que nos dan la voz de alerta, cuando nuestros enemigos quieren penetrar en la fortaleza interior de nuestra alma para hacernos claudicar en el cumplimiento de nuestros votos y promesas hechas a Dios. Todas las obras que a diario practicamos, aunque al parecer son sencillas y nada tienen de extraordinario, si las hacemos con verdadero espíritu, también nos ayudan a conservarnos en nuestro primitivo fervor y nos hacen ser fieles a Dios y a nuestra vocación. De entre todas esas obras se destacan algunas como son el oficio divino el santo Sacrificio de la Misa y la oración mental que debemos procurar hacer, por la trascendencia e importancia que en sí encierran, con todo cuidado, esmero y solicitud. Sí, amados Padres y Hermanos: cuando rezamos el oficio divino, alabamos a Dios, y alabar a Dios es la ocupación más santa, el empleo más honorífico de la criatura, es oficio de ángeles y Santos. Nosotros que, escogidos entre millares, estamos obligados a rezar diariamente el oficio divino, debemos considerar constantemente la misión divina y sobrenatural que se nos ha confiado de dirigir varias veces al día fervorosas súplicas al cielo, y desempeñar el oficio de medianeros entre Dios y los hombres; y no olvidar que «la oración asidua del justo, según la expresión de Santiago (Jac. V, 16) es de gran valimiento en la presencia de Dios», y, según S. Juan Crisóstomo, es «un muro firmísimo y un baluarte inexpugnable». Y ¿cuál deberá ser la pureza, cuidado y reverencia interior y exterior en nosotros los Sacerdotes al celebrar el santo sacrificio de la Misa, o al oírla aquellos que no lo son? El sacrificio, que ahora ofrecemos al Señor, no es el de la sangre de los toros y cabritos que ofrecían los sacerdotes de la ley antigua, sino el inefable y divinísimo sacrificio, aunque de una manera incruenta, que, el Hijo de Dios ofreció a su Eterno Padre en el Santo madero de la cruz por la redención del género humano; es el mismo que nuestro Señor Jesucristo mandó a los Apóstoles que le ofreciesen, así como a sus sucesores en el Sacerdocio, diciendo: «Haced esto en memoria mía (Luc. XXII, 19)». Con estas memorables palabras se declara la institución, la divinidad y excelencia admirable de este Santo Sacrificio, que excede infinitamente a todos los de la Ley antigua, capaz por sí solo de dar a Dios la honra que se merece, de borrar todos los pecados 684 Boletín Oficial del mundo y de alcanzarnos infinitas gracias y favores. Por lo tanto nuestra preparación para celebrarlo o asistir a él debe ser grande y, en cuanto sea posible, proporcionada a la estupenda obra que realizamos. Los sacerdotes estamos obligados a observar y guardad estrictamente y con todo rigor hasta las más pequeñas ceremonias que la Iglesia ordena en la celebración de tan sublime misterio; pues de otra manera nos haremos reos de la terrible maldición que Dios N. Señor dirige por boca del Profeta Jeremías a los sacerdotes indolentes y descuidados: «Maldito el hombre que hace la obra de Dios con negligencia (Jer. XLXIII, 10». ¿Y qué obra más santa y más divina hay que la Santa Misa? La práctica de la oración mental es de una importancia tan grande y tan vital en la vida religiosa, que jamás debemos abandonarla ni un solo día. Es la oración mental un medio íntimo e inefable de comunicarse el hombre con Dios, la criatura con su Criador; es una admirable cátedra en donde se aprende la ciencia de los santos y la sabiduría que encierra esta sentencia de N. P. San Agustín: Domine; noverim te, noverim me. Señor: conózcate a ti conózcame a mí. A la verdad: en la soledad y retiro de la oración es donde conocemos claramente nuestras miserias, flaquezas y debilidades, y las misericordias, bondades y generosidad de Dios para con nosotros; allí vemos la necesidad que tenemos de recurrir constantemente al Señor implorando sus auxilios y gracias, si no queremos ser víctimas de nuestras perversas pasiones y de los mil enemigos que por todas partes nos rodean. Por eso nuestro adorable Redentor no sólo nos aconseja, sino que nos manda que le pidamos, que le busquemos, y que llamemos a las puertas de su amantísimno Corazón. Sí, amados PP. y HH.: para terminar les diré que en la oración es donde todos encontraremos los auxilios necesarios para cumplir nuestros deberes en el lugar en donde la obediencia nos destine. Los Superiores para ser los primeros en cumplir las Leyes y espejo donde puedan mirarse los súbditos; estos para cumplir y ejecutar los mandatos, consejos e insinuaciones de aquellos. Los PP. Lectores para adquirir en el noble estudio de las ciencias los conocimientos necesarios y propios para formar e ilustrar la inteligencia de sus discípulos; estos para aprovechar bien el tiempo durante los años de Agustinos Recoletos de Filipinas 685 que están en los Colegios, para no defraudar las esperanzas que en ellos han depositado los Superiores, ejercitándose de lleno y sin descanso en la virtud y el estudio. Los Hermanos de Obediencia para conservarse humildes y respetuosos, y solícitos y cuidadosos en procurar que nada se pierda de todo lo que a su custodia ha confiado la obediencia. Los Religiosos Misioneros, proporcionalmente puede decirse lo mismo de los que viven en Residencias, para inflamar sus corazones en un verdadero y sólido celo por la salvación de las almas redimidas por N. S. Jesucristo a costa de tantas penas y tormentos; para salir airosos de tantos peligros de que cada día se ven rodeados, y para menospreciar y no dejarse seducir por los halagos del mundo, teniendo que vivir en continuo contado con él. Y todos para dar exacto cumplimiento a las solemnes promesas que nos unen con Dios, para que merezcamos oír de sus divinos labios, al exhalar nuestro último suspiro, estas consoladoras palabras: «Ea, siervo bueno y fiel; porque fuiste fiel en cumplir las cosas pequeñas… entra en el gozo de tu Señor». Publíquese en el BOLETÍN DE LA PROVINCIA, léase en nuestros Conventos, Colegios y Residencias, y archívese el número correspondiente del Boletín. Manila 30 de Junio de 1915. FR. AGUSTÍN GARRIDO DE S. ANTONIO ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ REVISTA LITÚRGICO-CANÓNICA I Commisio Pontificia de Re Biblica1 De Parousia seu de secundo adventu Domini Nostri Jesu Christi in epistolis sancti Pauli Apostoli Propositis sequentibus dubiis Pontificia Commissio de Re Biblica ita respondendum decrevit: I. Utrum ad solvendas difficultates, quae in epistolis sancti Pauli aliorumque Apostolorum occurrunt, ubi de «Parousia», ut aiunt, seu de secundo adventu Domini nostri Jesu Christi sermo est, exegetae catholico permissum sit asserere, Apostolos, licet sub inspiratione Spiritus Sancti, nullum doceant errorem, proprios nihilominus humanos sensus exprimere, quibus error vel deceptio subesse possit? Resp. Negative. II. Utrum prae oculis habitis genuina muneris apostolici notione et indubia sancti Pauli fidelitate erga doctrinam Magistri; dogmate item catholico de inspiratione et inerrantia sacrarum Scripturarum, quo omne id quod hagiographus asserit, enuntiat, insinuat, retineri 1 Ex «Acta Apost. Sedis» Vol. VII, num. 12, pag. 357. de Agustinos Recoletos de Filipinas 687 debet assertum, enuntiatum, insinuatum a Spiritu Sancto: perpensis quoque textibus epistolarum Apostoli, in se consideratis, modo loquendi ipsius Domini apprime consonis, affirmari oporteat, Apostolum Paulum in scriptis suis nihil omnino dixisse quod non perfecte concordet cum illa temporis Parousiae ignorantia, quan ipse Christus hominum esse proclamavit? Resp. Affirmative. Ill. Utrum attenta locutione graeca emeis oi sontes oi perileipomenoi1; perpensa quoque expositione Patrum, imprimis sancti Joannis Chrysostomi, tum in patrio idiomate tum in epistolis Pasulinis versatissimi, liceat tanquam longius petitam et solido fundamento destitutam rejicere interpretationem in scholis catholicis traditionalem (ab ipsis quoque novatoribus saeculi XVI retentam) quae verba sancti Pauli in cap. IV. epist. I ad Thessalonicenses, vv. 15-17, explicat quin ullo modo involvat affirmationem Parousiae tam proximae ut Apostolus seipsum suosque lectores adnumeret fidelibus illis qui superstites ituri sunt obviam Christo? Resp. Negative. Die autem 18 iunii 1915, in audientia infrascrpto Reverendissimo Consultori ab Actis benigne concessa, Sanctissimus Dominus Noster Benedictus PP. XV praedicta responsa rata habuit et publici juris fieri mandavit. Romae, 18 iunii 1915 =Laurentius Janssens, O. S. B., Abb. tit. Montis Blandini, Consultor ab Actis. II De las sílabas hipermétricas con relación al canto Se llaman sílabas hipermétricas las que según las reglas del Arte Métrica deben elidirse y formar una sola sílaba con la siguiente. El Antifonario de la Santa Iglesia Romana, impreso pro horis diurnis en la tipografía vaticana el año 1912 por mandato de S. S. Pío X de feliz memoria, dispone separadamente las dos sílabas y sobre cada una de ellas su nota correspordiente: Por ejemplo, en 1 Por carecer de signos griegos, ponemos estas palabras en cursiva. 688 Boletín Oficial el himno Jam sol recedit igneus de las primeras vísperas de la Sma. Trinidad se termina la primera estrofa con este verso: Infunde amorem cordibus. En las ediciones antiguas bajo una e indéntica nota se hallaban impresas la sílaba de de Infunde y la sílaba a de amorem debiéndose pronunciar así: Infund' amorem elidiendo la e final de Infunde, y formando con la d anterior y la a de amorem una sola sílaba. Pero en la edición vaticana se encuentran separadas las dos sílabas mencionadas y cada una con su nota correspondiente, de este modo: «Infunde amorem cordibus». Como en muchas regiones había prevalecido la costumbre de elidir en este caso la vocal e de Infunde, y de pronunciar según la edición antigua del Antifonario Romano Infund' amorem, cosa que parecía estar en oposición con lo dispuesto en la nueva edición vaticana del mencionado Antifonario, se elevó a la S. C. de Ritos la siguiente consulta, para que resolviese esta duda: «A sacra Rituum Congregatione pluries expostulatum fuit: An regula descripta in Antiphonario Vaticano circa syllabas hypermetricas, quae frecuenter occurrunt in cantu hymnorurn, scilicet quod ipsae non elidantur, sed distinctae pronuncientur propriaque nota cantentur, stricte et rigurose interpretanda sit, vel e contra liceat etiam ipsas syllabas elidere, presertim si in praxi id facilius et convenientus censeatur?» Et sacra eadem Congregatio, audita specialis Commissionis pro cantu Iiturgico gregoriano sententia, propositae quaestioni, re sedulo perpensa, itta rescribendum censuit: Negative ad primam partem, affirmative ad secundam. –Atque ita rescripsit et declaravit, die 14 maii 1915. = A. Card. Vico, Pro-Praefectus. = L. ✣ S. =† Petrus Lafontaine, Patriarcha electus Venetiarum, Secretarius»1. Queda pues resuelto que es lícito elidir las sílabas hipermétricas en el canto de los himnos, especialmente si en la práctica se considera esto más fácil o más cómodo; y por lo tanto no se ha de interpretar estricta y rigurosamente la regla del Antifonario Vaticano, según la cual no deben elidirse, sino pronunciarse distintamente las 1 Ex Acta Apost. Sedis, Vol. VII, num. 9, pag. 237. de Agustinos Recoletos de Filipinas 689 sílabas hipermétricas, que con tanta frecuencia ocurren en los himnos. Fr. Juan Araiz de la Purísima Concepción III ACTA BENEDICTI PP. XV Constitutio Apostolica De sacro ter peragendo in die sollemnis commemoratonis Omnium fidelium defunctorum1 BENEDICTUS EPISCOPUS SERVUS SERVORUM DEI Ad perpetuam rei memoriam Incruentum Altaris sacrificim, utpote quod a sacrificio Crucis nihil natura ipsa differat, non modo caelitibus afferre gloriam, et iis qui in miseriis hujus vitae versantur ad remedium et salutem prodesse, sed etiam ad animas fidelium qui in Christo quieverint expiandas quamplurimum valere, perpetua et constans Ecclesiae sanctae doctrina fuit. Huius vestigia et argumenta doctrinae, quae quidem, saeculorum decursu, tum christianorum universitatem praeclarisimis affecit solaciis, tum optimum quemque in admirationem infinitae Christi caritatis rapuit, in pervetustis latinae et orientalis Ecclesiae Lilurgiis, in scriptis Sanctorum Patrum, denique in pluribus antiquarum Synodorum decretis expressa licet et manifesta deprehendere. Id ipsum autem Oecumenica Tridentina Synodus solemniore quadam definitione ad credendum proposuit, cum docuit «animas in Purgatorio detentas fidelium suffragiis, potissimum vero acceptabili Altaris sacrificio iuvari», eosque anathemate percutit, qui dicerent, sacrum non esse litandum «pro vivis et defunctis, pro peccatis, poenis, satisfactionibus et aliis necessitatibus». Neque vero rationem agendi huic docendi rationi dissimilem unquam secuta est pia Mater Ecciesia; nullo enim tempore destitit Christifideles vehementer hortari, ne paterentur, defunctorum animas iis carere utilitatibus, quae ab eodern Missae sacrificio uberrime profluerent. Qua tamen in re hoc laudi Christiano populo verti debet, nunquam eius pro defunctis studium industriamque defuisse: ac testis Ecclesiae 1 Ex Acta Apost. Sedis, Vol. VII, num. 14, pag. 401. 690 Boletín Oficial historia est, cum fidei caritatisque virtutes altius insiderent animis, actuosiorem tunc operam et reges et populos, ubicumque patebat catholicum nomen, in eluendas Purgatorii animas contulisse. Ea ipsa profecto effecit tam incensa maiorum pietas, ut, piura ante saecula, in Regno Aragoniae, consuetudine paulatim inducta, die Sollemnis Commemorationis omnium defunctorum sacerdotes saeculares sacrum bis peragerent, ter vero regulares; quod privilgium Decessor Noster immortalis memoriae Benedictus XIV non modo, iustis de causis, confirmavit, verum etiam, rogatu Ferdinandi VI Hispaniarum Regis Catholici, itemque Joannis V Lusitaniae Regis, Litteris Apostolicis, die XXVI mensis Augusti a. MDCCXLVIII datis, ita produxit, ut cuilibet sacerdoti e regionibus utrique Principi subiectis facuItatem faceret ter eadem in Sollemni Commemoratione litandi. Procedente autem tempore, permulti, tum sacrorum Antistites, tum ex omni ordine cives, iterum et saepius supplices preces Apostolicae Sedi adhibuerunt, uti eiusmodi privilegio ubique gentium liceret uti: eademque de re a proximis Decessoribus Nostris et a Nobismetipsis, in hisce Pontiticatus Nostri primordiis, postulatum est haud semel. Nec vero dixeris causas, quae ad propositum olim afferrentur, iam nunc defecisse: quinimmo et exstant adhuc et ingravescunt in dies. Etenim Christifidelium, qui Missas in defunctorum solacium celebrandas vel quovis modo statuerint vel testamento legaverint, pia haec instituta et legata dolendum est partim deleta esse, partim ab iis neglegi qui minime omnium debeant. Huc accedit, ut ex iis ipsis, quorum explorata religio est, non pauci redituum imminutione cogantur, ad contrahendum Missarum numerum, supplice Apostolicam Sedem adire. Nos igitur, denuo conscientiam eorum graviter onerantes, qui suo hac in re officio non satisfaciant, caritatem in defunctorum animas, qua vel a pueris incensi sumus, vehementer impellimur, ut omissa cum ingenti earum detrimento suffragia quantum, in Nobis est, aliquo pacto suppleamus. Ea quidem miseratio hodie maiorem in modum Nos permovet, cum, Iuctuosissimi belli facibus Europae fere omni admotis, cernimus ante Nostros paene oculos tantam hominum copiam, aetate florentium, immaturam in proelio mortem occumbere; quorum animabus expiandis etsi defutura non est propinquorum de Agustinos Recoletos de Filipinas 691 pietas, eam tamen necessitati parem quis dixerit? Quandoquidem vero communis omnium Pater divino consilio facti sumus, filios vita functos, Nobis carissimos et desideratissimos, volumus, paterna cum largitate, congesti e Christi Iesu meritis thesauri abunde participes efficere. Itaque, invocato coelestis Sapientiae lumine auditisque aliquot Patribus S. R. E. Cardinalibus e Sacris Congregationibus de disciplina Sacramentorum et Sacrorum Rituum, haec quae sequuntur in perpetuum statuimus. I. Liceat omnibus in Ecclesia universa Sacerdotibus, quo die agitur Solemnis Commemoratio omnium fidelium defunctorum, ter sacrum facere; ea tamen lege, ut unam e tribus Missis cuicumque maluerint aplicare et stipem percipere queant; teneantur vero, nulla stipite percepta, aplicare alteram Missam in suffragium omnium fidelium defunctorum, tertiam ad mentem Summi Pontificis, quam satis superque declarabimus. II. Quod Decessor Noster Clemens XIII Litteris die XIX mensis Maii a. MDCCLXI datis concessit, id est ut omnia altaria essent eo ipso Sollemnis Commemorationis die privilegiata, id, quatenus opus sit, auctoritate Nostra confirmarmus. III. Tres Missae, de quibus supra diximus, sic legantur, quemadmodum fel. rec. Decessor Noster Benedictus XIV pro Regnis Hispaniae et Lusitaniae praescripsit. Qui unam tantumodo Missam celebrare velit, eam legt quae in Missali inscribitur legenda in commemoratione omnium fidelium defunctorum; eamdem adhibeat qui Missam cum celebraturus sit, facta ei potestate anticipandae alterius et tertiae. IV. Sicubi acciderit, ut Augustissimum Sacramentum sit expositum pro Oratione XL Horarum, Missae de Requie, cum vestibus sacerdotalibus coloris violacei necessario dicendae (Decr. Gen. S. R. C. 3177-3864 ad 4), ne celebrentur ad Altare Expositionis. Quod reliquum est, pro certo habemus fore, ut omnes catholici orbis Sacerdotes, quamquam sibi licebit die Sollemnis Commemorationis omnium fidelium defunctorum semel tantum litare, velint libenter studioseque insigni privilegio uti quod largiti sumus. Impense vero omnes Ecclesiae filios hortamur, ut, memores officii, quo erga fratres, Purgatorii igne cruciatos, non uno ex capite obligantur, 692 Boletín Oficial frequentes eo die sacris, summa cum religione, intersint. Ita futurum certe est, ut, immensa refrigerationis unda ex tot salutaribus piacutis in Purgatorium defluente, frequentissimae quotannis defunctorum animae inter beatos triumphantis Ecclesiae caelites feliciter cooptentur. Quae autem hisce Apostolicis Litteris constituimus, eadem valida et firma perpetuo fore edicimus, non obstante quavis lege, antehac lata a Decessoribus Nostris, de Missis non iterandis. Datum Romae apud Sanctum Petrum die X mensis Augusti anno MCMXV, Pontificatus Nostri primo. = P. Card. Gasparri, a Secretis Status. = Ph. Card. Giustini, S. C. de Sacramentis Praefectus. =Loco ✣ Plumbi. =Visa, M. Riggi, C. A., Not. = Reg. in Canc. Ap., N. 78/15. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ CORRESPONDENCIA DE NUESTROS MISIONEROS Siaton: una vuelta por los pueblos del Sur de Negros Oriental1 ¡Qué mala impresión me produjo la entrada en dicho pueblo! El único camino, que desde la playa conduce al pueblo, y que medirá un kilómetro y medio, es de lo más infernal que pensarse puede. No da uno un paso sin que no se hunda de medio cuerpo para abajo en uno de los muchos barrizales que hay en él, sobre todo cuando llueve; pero como allí no hay vehículos ni nada parecido, no tuve más remedio que dar a mi bata el maletín de viaje y echarme casi a nadar por entre aquellas lagunas, llegando como es de suponer al Convento, en donde tuve que despojarme de todo cuanto Ilevaba encima de mi cuerpo: el pueblo no presenta mejor aspecto; sin calles ni calzadas, diseminadas acá y acullá sus casas, y éstas viejas y pequeñas, rodeadas de una vegetación selvática, dan al pueblo un aspecto montaraz y silvestre, del que participan sus mismos moradores. Es un pueblo muy antiguo y tiene una Iglesia regular y un Convento muy bueno, obra toda del P. Adán, Recoleto, cura que fué del 1 Véase pág. 665. 694 Boletín Oficial pueblo muchos años. En otro tiempo existió frente a la Iglesia un edificio-cuartel de la guardia civil, que hoy, no es más que ruinas. Como la mayoría de os pueblos de Filipinas, no tiene Siaton que registrar hechos memorables; sin embargo, aunque no de gran transcendencia, registra uno que voy a narrar siquiera para dar conocer algo de lo que es la gente del país. Era por el año 1888, cuando un sujeto natural de Zamboanguita, que se llamaba a sí mismo Bojaüe, que quiere decir tromba, se proclamó Dios de aquella gente, diciendo que él no tenía miedo a nadie y que las balas de los castilas no hacían mella en su cuerpo. Tales trazas se dió y tales patrañas inventaba, que sus paisanos asaz crédulos y dados a todas esas supercherías, le seguían hasta el punto de que aquello tenía ya el carácter de sedición pues ya eran muchos los que le seguían, y se habían retirado a los montes armados de bolo y lanza, motivo por el que el mismo Capitán General D. Valeriano Weyler con unas cuantas compañías tuvo que ir a darle una batida, que dió por resultado la disolución de aquellos núcleos, mas no la captura del cabecilla Bojaüe, que tuvo lugar más tarde en el pueblo de Zamboanguita. De la revolución acá, poco de particular ofrece el pueblo Siaton. También por allí pululaban algunos revolucionarios que trataron de impedir que el primer Padre nuestro que fué allí después de la revolución, el P. Tiburcio Fernández, continuase en el pueblo, para lo que le molestaban cuanto podían: me han dicho que en la misma noche de Navidad, estando dicho Padre celebrando la misa que llaman del gallo, esos malvados pusieron en la misma puerta de la Iglesia una tienda de tuba o vino del país, fin de estorbar cuanto pudiesen el santo sacrificio de la misa: mas como el Padre no se impacientase contra ellos, desistieron de sus tonterías y el Cura Párroco, P. Juan Lorenzo, que sustituyó inmediatamente al Padre Tiburcio, vive muy tranquilamente en su Siaton, muy querido de sus feligreses, muy enamorado de su pueblo, hasta el punto de que habiendo sido trasladado al pueblo de Dumaguete, capital de la Provincia, y mucho mejor Parroquia, suplicó a los Superiores y obtuvo de ellos dejar esta última y volver a sus antiguos lares do Siaton. Estando allí en tan grata compañía me avisaron del pueblo de Tolong que fuese, que era necesaria mi presencia; y he aquí a un de Agustinos Recoletos de Filipinas 695 fraile que apenas tiene un rato tranquilo y sosegado, vienen a turbar su paz obligándole a hacer un viaje de unos ciucuenta a sesenta kilómetros que median entre los dos pueblos: esta es la vida y más la vida del fraile, vida de abnegación y sacrificio. Al instante se dieron las órdenes oportunas para que preparasen un sacayan o parao pequeño, el rancho necesario para un servidor y grumetes y algunas otras cosillas necesarias e indispensables para el viaje; todo preparado y dispuesto, Dios dispuso otra cosa, fué que el tiempo empeorase y los grumetes dijeron que el parao no podía salir. No desmayé; sino que con la buena voluntad que tenía sacudí la pereza y determiné salir a la mañana siguiente andando. Me acompañaba en mi expedición el sspañol D. Timoteo Moreno y un Sacristán que llevaba mi maletín; por desgracia nos olvidamos del rancho que teníamos preparado y sólo cuando habíamos andado unos kilómetros, nos dimos cuenta de que sólo llevábamos dos pastillas de chocolate: ¡valiente cosa para tres hombres! A la orilla de cristalino río despachamos las dos raciones de chocolate que más nos sirvieron de dulce aperitivo, que de racional sustento, y de esta manera seguimos andando kilómetros y kilómetros bajo la acción de un sol que derretía hasta las mismas piedras, un sol tropical que no sacaba chispas de nuestro cuerpo, pero sí abundante y copioso sudor, cuando he aquí que la Divina Providencia en forma de una vieja nos invitó a que pasásemos a su casa, pues celebraba aquel día la boda de su hijo: cátate, le dije a mi compañero, estamos de enhorabuena; las bodas de Camacho; me parece que no tendremos aquellos capones que tanta envidia dieran a Sancho, pero no faltarán el baiii y la morisqueta consabida, que a estómagos hambrientos como los nuestros sabrán mejor que el tocino del cielo, los merengues monjiles, y otros bocados exquisitos con que se regalan los golosos y los que no lo son cuando a mano los tienen. Y de baiii y morisqueta acompañados de sendos tragos de agua pues allí el tinto no se conoce llenamos nuestros estómagos, y cumplido el deber de gratitud para con aquella pobre vieja que tan bien se había portado con nosotros y en circunstancias tan críticas, emprendimos de nuevo nuestro viaje. Hacer un viaje a pie de cincuenta kilómetros, aun en países como España, en donde la temperatura fría parece convidar al 696 Boletín Oficial cuerpo al ejercicio y al movimiento y en donde existen buenos caminos, es una empresa que rara vez se emprende por lo difícil y penosa, dígasenos, cuán penoso sería nuestro viaje por aquellos andurriales, en los que lo que sirve de camino no es otra cosa que una estrecha senda, por la que transitan toda clase de animales, sembrada de malezas, a veces cortada por alguna vertiente que obliga al transeúnte a caminar por la playa, en donde unas veces la arena fofa y esponjosa, otras grandes pedruscos y afilados guijarros arrastrados a ella por el oleaje hacen dificultosísima la marcha; y a todo esto los rayos del sol despidiendo fuego y fuego intensísimo… ¡Ah! yo pensé que aquel día finiquitaba; cuando a las seis de la tarde estábamos a la vista de Tolong y sólo faltaban unos cinco kilómetros para llegar a él, yo no podía más; caí desfallecido, y allí hubiera continuado a no ser porque una persona caritativa se ofreció a llevarnos al pueblo en un sacayan o parao1 que allí había. Di gracias a Dios y al buen hombre, y embarcamos. Cuarenta minutos tardamos en llegar al pueblo; más apenas mis pies se posaron en tierra, cuando un movimiento extraordinario conmovió todo mi cuerpo, y comencé a temblar terriblemente; tenía fiebre; no había duda ninguna; el relente de la tarde me había hecho daño. Como pude, apoyado en los brazos de mi compañero de fatigas, Sr. Moreno, llegué a una casita en la que me prestaron una mantà o sábana y gracias a Dios que la fiebre desapareció pronto; a los diez minutos estaba bien; hasta me sentí más animado; y sin perder tiempo me dirigí a la casa del que reclamaba mis auxilios, que era una pobre mujer, a quien encontré muy postrada: adminestréla los Sacramentos de Penitencia y Extremaunción, mandé enseguida preparasen todo lo necesario para al día siguiente celebrar el Santo Sacrificio de la Misa y administrar el Viático a la enferma, y dispuesto todo me retiré a descansar. En mi vida creo que he dormido mejor que aquella noche, a pesar de que mi cama nada tenía de cómoda y regalada, pues se reducía a unas cuantas cañas que ellos utilizan para piso de las casas. El cansancio por una parte, y por otra la satisfacción que sentía por haber llegado a tiempo a salvar aquella alma, que con tanto 1 Embarcación pequeña. de Agustinos Recoletos de Filipinas 697 afán y tanta urgencia pedía los auxilios espirituales, me sumieron en un sueño tan profundo que ni sentí siquiera que mi cuerpo estaba casi plagado de chinches, hasta por la mañana al despertarme, que me vi lleno de tan incómodos huéspedes. Celebrado el Santo Sacrificio de la Misa, viaticada la enferma y muy bien dispuesta, después de tomar un frugal desayuno, emprendimos de nuevo la marcha para el pueblo de Bayauan que es el municipio y que sólo dista de Tolong unos siete kilómetros. De lo que en Bayauan y barrios limítrofes me sucedió, hablaré, Deo volente, otro día. Convento de Recoletos de Manila 31 de Julio de 1915. Fr. L. R. de S. E. A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ CRÓNICA DE NUESTROS CONVENTOS Y COLEGIOS DE CEBÚ Solemne novenario en honor de Ntra. Sra. del Carmen Si grandiosos y concurridos fueron los cultos que en honor de Ntra. Sra. del Carmen se celebraron el año pasado en la Iglesia de PP. Recoletos de esta Ciudad, no han sido menos solemnes los que hemos tenido la dicha de celebrar el presente año. Los pasados fueron una corona de triunfo, mas a los de este año hay que añadir algunas piedras preciosas para que resalte más esa corona. Estas piedras preciosísimas han sido el sermón diario y el solemnísimo Triduo que en honra y gloria de Ntro. Augusto Prisionero ha tenido lugar durante el novenario. Habiéndome propuesto dar una corta reseña de estas fiestas, comenzaré por Los programas.- Dos clases de ellos se hicieron; unos para poner en las puertas de las Iglesias y otros para repartir entre los devotos en forma de invitación. Los primeros tienen en la parte superior una preciosa imagen de la Reina del Carmelo con una nube en los pies y dos angelitos en ademán de querer subirse al cielo a su Reina y Señora. Lleva el Santo Escapulario en la mano en actitud de darlo a sus devotos convidándoles con estas palabras: Tomad y vestid esta preciosa librea para que no perezcáis en las llamas eternas. Un poco más abajo, y en letras grandes se lee: Solemne Novenario y Triduo; (y en letras más pequeñas) que los PP. Recoletos de de Agustinos Recoletos de Filipinas 699 esta ciudad celebrarán en honor de Ntra. Sra. del Carmen entre los días 10 y 18 de Julio de 1915. Sigue el orden de la novena y termina convidando a los fieles se dignen con su asistencia honrar a tan amorosa Madre y así puedan ganar las indulgencias concedidas a cada uno de los actos. La segunda clase de programas, o sea, los que se hicieron para invitación, son de cartulina, y tanto las letras como el bonito grabado de nuestra Madre del Carmelo que llevan en su portada están artísticamente dorados. Repartióse estos programas entre personas piadosas, quienes lo recibieron con muestras de regocijo, y como se acercaba el tiempo de comenzar la novena, se pensó en El adorno del templo.- Para esto se colocó en el altar mayor un bonito pabellón que contenía los colores de la bandera española. En el centro se puso el altar de plata que solamente se pone en las grandes solemnidades. Varias señoras devotas de María Santísima lo adornaron con multitud de flores naturales, que esparcían una fragancia muy agradable por toda la Iglesia. Tamhien supieron estas piadosas mujeres escoger artísticos ramos de flores artificiales con los que completaron de adornar el altar galanamente. Luego repartieron por toda la Iglesia escogidas macetas con hermosas y variadas plantas, pareciendo la Iglesia un ameno y delicioso jardín. El camarín de nuestra Madre del Carmelo estaba iluminado con ocho bombillas eléctricas, que cual ocho astros de primera magnitud, despidiendo brillantes resplandores adornaban la bendita imágen de María. El Cuerpo de la Iglesia estaba iluminado con cinco focos de 400 bujías cada uno y encima de la celosía del coro había otro de 200, con esto y la multitud de candelas quedaba la Iglesia completamente iluminada. La fachada del templo lucía también diez y siete bombillas de 25 bujías y en el centro del pórtico destacaba otro foco de 200. Todo estaba preparado; sálo faltaba dar principio a la novena. Se acercaban las 5 y 1/2 de la tarde del día 10 de Julio, hora que anunciaba el programa, y media hora antes las cuatro hermosas campanas que tiene la torre de Recoletos anunciaban con sus ecos armoniosos, que se perdían en el espacio, que el novenario a nuestra amorosa Madre del Carmen comenzaba aquella dichosa tarde. 700 Boletín Oficial Principiaron a acudir a la Iglesia devotos de María y tanta fué la concurrencia que el templo era demasiado pequeño para cobijar bajo su techo a tantos corazones generosos que ardían en deseos amorosos de honrar a Nuestra tierna Madre. A las cinco y media comenzó la función en la forma siguiente: Rosario, Letanía cantada, Novena, Gozos, Sermón y Salve. Para terminar se cantó una bonita despedida con que quedó terminada la función en el día primero. Los días siguientes se hizo todo como en el primero, excepto el día 15 que se dió principio con unas solemnísimas vísperas cantadas. Predicaron durante el novenario los Padres siguientes: Día 1.º– R. P. Fr. Victoriano Tarazona, Prior de Recoletos. Día 2.º– R. P. Fr. Bartolomé S. Roman. Agustino Calzado, Día 3.º– R. P. Vicente Rallos, Clérigo, Coadjutor de la Catedral. Día 4.º– R. P. Emiliano Mercado, Párroco de S. Nicolás. Día 5.º– R. P. Eleuterio Villamor, Clérigo. Día 6.º– R. P. Jesús María Cuenco, id. Día 7.º– R. P. Valerio Rodrigo, Prior del Convento del Santo Niño. Día 8.º– R. P. Mariano Lasa, Recoleto. El día 16, fiesta de Ntra. Sra. del Carmen, desde el punto de la mañana, estaba el templo lleno de personas piadosas, suspirando muchas de ellas por recibir dentro de sus corazones a Jesús Sacramentado; era el día destinado para la Comunión general. Hubo misas rezadas hasta las siete y media y en todas ellas se repartió el Pan de los Ángeles a la muchedumbre de fieles que se acercaron a la Sagrada Mesa. El día 15 a las cinco a. m. comenzó el Triduo, exponiéndose S. D. N. hasta cerca de las siete de la tarde que se hacía la reserva, después de terminada la función; y asimismo los días 16 y 17. Envidia tenía yo (pero una envidia santa) a aquellas fervorosas personas, que, sin mirar al grande calor que hacía en algunas horas del día, corrían presurosas a postrarse ante Jesús Sacramentado, expuesto durante cuarenta horas. ¡Oh, almas que tanto amáis a Jesús! pedidle por mí para que yo le ame mucho también. Todos los días durante la novena hubo misa cantada a las seis y media, excepto el 16 y 18 que fué un poco más tarde. En este día 16, fiesta de Ntra. Señora del Carmen, la misa comenzó de Agustinos Recoletos de Filipinas 701 a las 8 a. m. con asistencia del Ilmo. Sr. Obispo de esta Diócesis y representación del Clero, tanto secular como regular. Ofició de Preste el R. P. Fr. Bartolomé S. Román, Agustino Calzado, ayudado por el R. P. Fr. Manuel Fernández de la misma Orden, y por el R. P. Venerando Reynes, Coadjutor de la Parroquia de S. Nicolás. El Coro estuvo a cargo de los cantores y músicos de la Catedral, bajo la inteligente batuta del R. P. Eleuterio Villamor, quienes a toda orquesta interpretaron sabiamente la misa de Sta. Teresa. Después del Evangelio ocupó la Sagrada Cátedra el R. P. Fr. Mariano Lasa, Agustino Recoleto, quien con palabras elocuentes y llenas de unción tuvo pendiente de sus Iabios al numeroso auditorio por espacio de media hora. Habló del origen del Santo Escapulario en general, y en particular de cómo y quiénes fueron los que introdujeron la devoción a la Virgen del Carmen en estas Islas Filipinas, que fueron los Agustinos Recoletos; sacando de aquí materia para cantar las glorias de nuestra Recoleción Agustiniana: y terminó su hermoso sermón exhortándonos a todos a todos a que acudamos en todas nuestras necesidades a María Santísima del Carmen, que Ella nos librará de todos los peligros en esta vida, y por último nos alcanzará la corona de la gloria. El día 18 a las 4 de la mañana una banda de música recorría las calles tocando alegre diana; y bien la interpretaron los devotos del Carmen, pues al momento se llenó la Iglesia de fervorosos hijos, que acudían presurosos a honrar a tan bondadosa, compasiva y misericordios Madre. A las 8 a. m. se cantó a toda orquesta solemne misa, oficiando de Preste el R. P. Fr. Mariano Lasa, y dos seminaristas de Ministros. E! sermón estuvo este día a cargo del R. P. Fr. Victoriano Tarazona, Prior de nuestro Convento de Cebú; el que habló de la educación de la juventud, encargando a los padres de familia que examinen con detención a qué escuelas mandan a sus hijos, y terminó recomendando la devoción a la Sma. Virgen, diciendo que él tenía por cosa casi segura que, mientras se conserve la devoción a la Madre de Dios, habrá fe y religión en Filipinas, pero, si por desgracia esta devoción llegase a desaparecer, todo lo creía perdido; con estas exhortaciones tuvo estáticos a multitud de fieles por espacio de cuarenta minutos. 702 Boletín Oficial La función de la mañana, gracias a Dios, se había terminado a satisfación de todos; mas faltaba todavía que completarse la corona de este solemnísimo novenario; era preciso realizar un acto grandioso y éste se llevo a cabo por medio de La Procesión.- Ha sido una verdadera manifestación de fe. En la tarde de este día 18 se tocaron las campanas a las 4 y 1/2 y a las 5 se rezó el Santo Rosario y la novena. Una hora después el Diácono entonó el procedamus in pace, y acto seguido se puso en marcha la grandiosa procesión. Precedíala una elegante bandera de seda blanca que contenía en su fondo una M artísticamente bordada. Seguían las preciosas imágenes de Santa Bárbara, San Simón Stock y San Ramón Nonato, sobre sus elegantes andas de plata bellamente adornadas. Seguía la hermosa imagen de Santa Lucía en su gallardo carro de madera, pintado elegantemente y adornado con un sin número de luces. Detrás se colocó la banda de música del Arrabal de S. Nicolás, la que con escogidas marchas procesionales honraba en alto grado la procesión. Luego seguía el carro donde aparecía bellamente engalanada la imagen de San Elías Profeta con espada en mano desenvainada, recordándonos la lucha que habrá de sostener con el Anticristo al fin de los siglos. Seguía la bendita imagen del Casto Esposo de María, llevando de la mano al Niño Jesús, y luciendo su precioso vestido de terciopelo bordado en oro y piedras preciosas, que con las clarísimas y blancas luces de carburo reflejando sobre el vestido, despedia brillantes resplandores. Acto seguido iba el estandarte de la Sma. Virgen del Carmen, y a continuación aparecía majestuoso el magnífico carro de metal blanco, adornado con vistosos ramos de flores y limpísimas virinas; y en la parte superior, entre 16 luces blanquísimas de carburo, se veía radiante y bella la hermosísima imagen de la gran Madre de Dios, de la Emperatriz de Cielos y Tierra, la Sma. Virgen del Carmelo. Detrás seguía el Preste y Ministros, y por último, cerrando el brillante cortejo, iba la gran banda municipal, la que con armoniosas notas, desempeñó notablemente su papel. Todo delicado obsequio de personas devotas de María Santísima. Organizada así la procesión, recorrió largas y espaciosas calles entre apretadas filas de devotos cebuanos y miles de espectadores, mientras que otros se asomaban a las ventanas, arrojando copiosa de Agustinos Recoletos de Filipinas 703 lluvia de flores sobre la Sagradas imágenes. Muchas casas lucían en sus fachadas vasitos de luz, eIegantes farolitos de papel multicolores o bombillas eléctricas, y adornaban sus ventanas y calles hermosas palmas y centenares de banderitas, sobresaliendo entre la muchedumbre de ellas, los colores de la bandera española. Se oía de trecho en trecho una revolución de reventadoes saludando con sus salvas a María; y por todas partes multitud de luces de bengala de vistosos colores, llenando el ambiente el humo que despedía la pólvora. Y así la bendita imagen de María recorría trunfante aquellas calles tan bellamente adornadas. La tarde no podía estar más a propósito: el cielo aparecía claro y sereno, reinando una completa calma; así se pudo disfrutar en el silencio de la noche, de la brillante perspectiva producida por la multitud de candelas encendidas, significando en estas luces la fe viva que reina en el corazón de los cebuanos y el ardiente amor que profesan a Nuestra Amorosa Madre del Carmelo. Cerca de dos horas hacía que la grandiosa procesión había salido de la Iglesia, cuando las campanas de la torre anunciaban que ésta llegaba. Después de incensar el Preste ante la bendita imagen de la Reina de los Ángeles María Sma. del Carmen, entró en la Iglesia; y, con el versillo y oración a nuestra Madre y Abogada, terminaron los cultos anunciados en el programa. Siguió después una alegre serenata en la puerta del Convento por la gran «Banda Municipal» tocando escogidas piezas españolas, hasta cerca de las doce, hora en que se apagaron las luces, cesando con esto las fiestas que los PP. Recoletos de Cebú, ayudados por personas piadosas, han celebrado en honor de Ntra. Sra. la Santísima Virgen del Carmen. Esta Divina Madre nos bendiga a todos, pero muy en especial a esas personas entusiastas de sus glorias que tanto han contribuido a honrarla con su peculio y trabajo. –Cebú. Julio de 1915. –Un devoto. DE MONTEAGUDO Uno de los acontecimientos que, de más honra y gloria a la vez que de alegría y contento llenan hoy a nuestra sagrada Recolección, 704 Boletín Oficial es sin duda el de la profesión de los siete jóvenes pertenecientes al noviciado de este año, acto que tuvo lugar en la capilla de este Colegio el día 18 de Agosto en las primeras horas de la mañana. Llegada la hora designada y precedidos de su Maestro, salían a la Iglesia los siete profesandos, impresa en sus rostros la dulce satisfacción de que estaban poseídos, a realizar el sublime acto del que seguramente guardarán en sus corazones grato e imperecedero recuerdo. Terminado que hubo nuestro R. P. Rector su breve pero sentida plática procedióse a la emisión de los votos en la forma acostumbrada, e inmediatamente cantóse con toda solemnidad el Te Deum durante el cual hubieran visto nuestros lectores agolparse a los ojos, tanto de los jóvenes como de sus familias y demás circunstantes que se dignaron honrar el acto con su presencia, abundantes lágrimas, producidas por la dulce y viva emoción que a todos embargaba; todo lo cual unido a las argentinas y armoniosas notas que al escapar del órgano herían delicadamente nuestros oódos, ofrecía a la vista un cuadro tan lleno de dulzura y poesía que en vano tratara un Murillo de hacérnoslo ver retratado en sus hermosos y expresivos lienzos. Terminó el acto con los apretados y afectuosos abrazos que en día tan memorable es costu bre darse los Religiosos, en testimonio de que nuestra y amada gloriosa Recolección nos admite benigna en su seno. He aquí los nombres de los siete recién profesos: Fr. Fabián Otamendi García de la Concepción. Fr. Pedro GaIdeano Álvarez de la Concepción. Fr. Fermín Samanes Muñoz del Carmen. Fr. Eulogio Lizaso Echazo de S. José. Fr. Sabino Elizondo Echeverría de la Concepción. Fr. Gabriel de la Torre Ojeda de la Sagrada Familia. Fr. Celestino Atucha Goicoechea del Carmen. ¡Que el Señor dé a tan dichosos jóvenes la gracia de la perseverancia, y, afianzando sus vocaciones, sigan entusiastas y animosos las huellas de N. G. P. S. Agustín, para continuar la gloriosa historia de nuestra amada Recolección! No menos digna de notarse es también la solemne función del día de nuestro Santo Fundador, de suyo grande, realzada este año con un acontecimiento a la vez que sublime y grandioso, patético y familiar. de Agustinos Recoletos de Filipinas 705 En efecto: éste era el día designado para subir por primera vez las gradas del altar un digno hijo de tan excelso Patriarca. El día 27 de Agosto y precedido de los oficiantes, salía de la sacristía el héroe de la fiesta, el nuevo sacerdote, hijo de Monteagudo, Fr. Juan Martínez de la Virgen del Camino, a oficiar de Preste en las vísperas de N. P. S. Agustín, como preparación para el día siguiente por él tan suspirado. Llegado el día 8 entre el alegre voltear de las campanas y entre las aclamaciones de entusiasmo que el noble pueblo de Monteagudo le dirigía en masa, acercóse nuestro P. Fr. Juan al altar en que había de ofrecer el augusto y sacrosanto Sacrificio. Ofició de padrino de capa nuestro querido P. Rector, que tan complaciente se ha mostrado con su nuevo ahijado y de diácono y subdiácono los PP. Fr. Pedro Ibáñez y Fr. Daniel Delgado respectivamente. Ocupó la sagrada cátedra el R. P. Aurelio Lacruz, quien con la unción y gracia que le es peculiar, demostró hasta la evidencia la «inefable potestad del sacerdote cuando confiesa y cuando consagra»; no sin dejar de hacer, por vía de exordio, un breve pero elocuente elogio de N. P. S. Agustín. A continuación de la Misa cantóse solemnemente el Te Deum en acción de gracias, e inmediatamente se procedió al besamanos, que resultó sobremanera brillante. La capilla de este colegio, que a pesar de haber perdido valiosísimos elementos con el reciente traslado de los corisias teólogos a Marcilla, había interpretado magistralmente la Misa de Cicognani a tres voces, amenizó el besamanos con el grandioso himno a Nuestro P. S. Agustín, original del P. Fr. Miguel Avellaneda. El día 9 del actual, después de celebrar la fiesta de su Patrona nuestra amantísima Madre la Virgen del Camino, partió de aquí el P. Juan para Marcilla, adonde fué a predicar el sermón de San Nicolás, Titular de nuestra santa Provincia. Con él partió el joven corista Fr. José López de la Concepción, quien, por prescripción del Dr. Palomar, especialista en enfermedades de la vista, debe suspender por ahora sus estudios, y, según he sido informado, el día 11 pasó al Colegio Preparatorio en compañía de los dos Doctores Romanos PP. Fr. Pedro de la Dedicación y Fr. Juan Martínez, destinados para la enseñanza en el referido Colegio. El Señor les dé acierto en el desempeño de su cometido. 706 Boletín Oficial También hay que decir algo siquiera de las tradicionales fiestas de Nuestra Señora del Camino y su novenario. Este año, como siempre, ha reinado la mayor animación y entusiasmo, peculiares del pueblo de Monteagudo y su comarca tratándose de honrar a la Madre de Dios en tan tierna y simpática advocación. Engalanada variada y artísticamente la modesta capilla de tal manera que semejaba un agradable paraíso, dió comienzo la misa con la solemnidad de costumbre, en la que ofició de Preste el R. P. Rector de este Colegio, ayudado de los jóvenes sacerdotes Fr. Juan Martínez y Fr. Francisco Frías que oficiaron de diácono y subdiácono respectivamente. En el coro se cantó primorosamente la grandiosa misa «Mater amabilis» de HaIler a tres voces. EI sermón estuvo a cargo del R. P. Fr. Miguel López, Vicerrector de este Colegio, en cuyo elogio todo lo que dijéramos sería una mera y tenue pintura de lo que fué en realidad: baste decir que muchos de los circunstantes no pudieron contener las lágrimas que asomaban a sus ojos. La concurrencia de los fieles fué no sólo de Monteagudo sino también inmensa de los pueblos circunvecinos. El Ayuntamiento y banda municipal de Monteagudo honraron la fiesta con su presencia. Por la tarde, a las seis y minutos, comenzó la novena en honor de Nuestra Señora del Camino, que resultó tan brillante, que en nada tuvo que envidiar a la función de la mañana, pues en nada disminuyó la afluencia de gente, sino que por el contrario todavía aumentó. Las letanías y gozos que se cantaron en el coro resultaron superiores, demostrando la moderna capilla en este y en los demás días del novenario, que en nada tiene que envidiar a la antigua en el entusiasmo, gracia y gusto con que lo hace, merced al empeño y entusiasmo con que todos, y en especial nuestro nuevo y simpático director Fr. Aurelio Galán de la Concepción, lo hemos tomado. Pero lo que más llama la atención y que, podríamos decir, constituye un número especial de la novena, para Monteagudo, es sin duda el precioso himno compuesto por el joven corista Fr. Alejandro Osés de la Concepción, en el que ha dado muestras de sus grandes dotes musicales: este himno cantado por el pueblo en masa, sin distinción de edades y de personas, hácenos recordar gratamente que todavía no han pasado aquellos tiempos en que la multitud, hondamente conmovida, entonaba a coro los salmos de David; sino de Agustinos Recoletos de Filipinas 707 que por el contrario, ore et corde suo benedicentes, sienten en el corazón lo que dicen con la boca. Pruebas de esto son las muchas ofrendas que en estos días ha presentado Monteagudo a su amada Reina María del Camino, entre las cuales merecen especial mención dos preciosos mantos en los que se echa de ver, además de la piedad y devoción de las señoras que los han regalado, el gusto exquisito que han demostrado en su trabajo. EI último día del novenario, según piadosa costumbre, subió el pueblo a adorar a la Virgen en su precioso e iluminado camarín, donde sobre escabel de nubes y serafines tiene su real trono tan graciosa y risueña Imagen; ¡y allí era de ver la emoción y alegría con que besaban enternecidos el hermoso y dorado manto de la Virgen, a cuyas plantas todos dejaban sus corazones, sus pesares y alegrías, sus súplicas y demandas, que la Virgen, Madre cariñosísima, y al parecer con la sonrisa en los labios, gustosa recibía y concedía! Cuadros son estos que enternecen y hacen levantar nuestro corazón a Dios, que tan benigno se muestra con nosotros, y en los que se echa de ver una devoción y piedad grata y consoladora en estos calamitosos tiempos. ¡Que María Santísima del Camino colme de sus gracias y bendiciones a esta venerable comunidad, que tan celosa siempre se muestra por su gloria y esplendor, y a ese su pueblo escogido que le ha consagrado en cada pecho un altar! Colegio de Monteagudo 20 de Septiembe de 1915. FR. F. O. DE LA C. DE MARCILLA El 19 del mes pasado decía que para otra crónica parecía se esperaban acontecimientos de más interés, y a la verdad que no han quedado fallidas mis esperanzas. Cuatro días después, 23 de Agosto, nos honró con su visita el dignísimo Sr. Obispo de Hipo y Administrador Apostólico de la Diócesis de Calahorra y la Calzada D. Juan Plaza, quien, procedente de la capital de la Diócesis por él gobernada, venía para dar Órdenes Sagradas en esta nuestra Iglesia. A las 8 de la mañana del día 24 de Agosto, cinco agustinos recoletos 708 Boletín Oficial recibían en su almas el carácter de la más grande de las dignidades existentes en el cielo y en la tierra, el carácter de mediadores entre Dios y los hombres, el carácter sacerdotal. Estos cinco recientemente admitidos en la porción escogida del Señor son los PP. Fr. Juan Martínez de la V. del Camino, Fr. Domingo Narro de la V. del Prado, Fr. Francisco Frías de la V. del Cortijo, Fr. Vicente Oliet de Sto. Tomás de Villanueva y Fr. Miguel Avellaneda de la V. del Rosario. Como Su Ilma. debía partir de este Colegio aquella misma tarde, se aprovecharon todos lo momentos para agasajarle todo lo posible. Al efecto, terminada la refección se improvisó una especie de veladita literario-musical en la que se leyeron excelentes composiciones en los idiomas de Sta. Teresa y Cicerón, cantándose también escogidas piezas por el Orfeón del Colegio. EI Ilmo. Sr. Obispo se mostró sumamente complacido, dejándonos a todos gratísimo recuerdo de su visita. Los recién ordenados cantaron su primera misa cada uno al lado de sus padres, y según los informes recibidos puedo asegurar que todas ellas fueron concurridísimas y de extraordinaria solemnidad. Los PP. Juan Martínez y Miguel Avellaneda la cantaron respectivamente en Monteagudo y en San Millán el 28, festividad de N. P. San Agustín; el día 29, la cantaron los PP. Domingo Narro y Vicente Oliet, y el P. Francisco Frías la cantó el día 30 del mismo mes. El M. R. P. Rector del Colegio de Monteagudo Fr. Francisco Ortuoste del Ángel Custodio fué padrino de capa del P. Juan Martínez, predicando el P. Aurelio Lacruz de la P. Concepción. A los PP. Miguel Avellaneda, Domingo Narro y Francisco Frías apadrinó el M. R. P. Rector de San Millán Fr. Marcelino Simonena de S. Luis Gonzaga. El P. Vicente Giménez del Rosario estuvo encargado del sermón en San Millán y los PP. Domingo Narro y Francisco Frías se predicaron mutuamente. El clero y pueblo de Forcall, y muy en especial las Religiosas Hermanas de Santa Ana allí establecidas, se esmeraron notablemente en dar a la fiesta del P. Oliet una solemnidad inusitada. Volviendo a nuestro Colegio de Marcilla, reseñaré ante todo la función celebrada en la festividad de N. G. P. S. Agustín. A las dos y media de la tarde del día 27 de Agosto se cantaron por la Comunidad de Agustinos Recoletos de Filipinas 709 solemnísimas Vísperas, oficiando en ellas el M. R. P. Vicario Provincial asistido de los PP. Vicerrector Fr. Juan Aráiz. Después de los Maitines y a eso de las siete y media reuníase otra vez la comunidad en el coro para rezar el santo Rosario, terminado el cual se cantó una grandiosa Salve, dándose a adorar a continuación la reliquia de nuestro santo Fundador. Desde el punto de la mañana del día siguiente fueron llegando personas notables que tuvieron a bien contribuir con su presencia a dar más esplendor a la fiesta: las más dignas de mención son las representaciones de las comunidades de Carmelitas de Villafranca, Franciscanos de Olite y del Corazón de María de Beire. Cantó la Misa el Sr. Párroco de esta villa D. Demetrio Bretos, acompañándole un P. Carmelita y otro Franciscano como diácono y subdiácono respectivamente. Del panegírico estuvo encargado el sabio y laureado escritor D. Tomás de Ascárate Pardo, capellán de la Excma. Diputación de Navarra, quien cantó con tan gran acierto las glorias del más grande de los santos y sabios, que satisfizo todos nuestros deseos y nos hizo ver que no eran infundadas las esperanzas que en nosotros habían nacido al saber a quién se lo habían encargado. A las seis de la tarde, después de haber rezado el santo Rosario, salió de nuestra iglesia en dirección a la parroquial una lucidísima procesién, a la que asistió el muy ilustre Ayuntamiento. El numeroso vecindario que la componía formaba dos ordenadas e interminables filas, en medio de las cuales eran conducidas en triunfo las imágenes de Ntra. Sra. de la Consolación, S. Nicolás y la de nuestro G. P. S. Agustín a la que iba escoltando la Guardia civil de puesto en este Municipio. Después de haber cantado la Comunidad en la iglesia parroquial la antífona y oración del Titular S. Bartolomé y habernos contestado el clero cantando la de Nuestro Padre, volvió la procesión de nuevo a nuestra iglesia, dándose fin a los cultos de aquel día con el magnífico himno a S. Agustín compuesto por el P. Fr. Miguel Avellaneda. El día siguiente 29 celebramos la festividad de Ntra. Sra. de la. Consolación y Santa Correa, acto al que concurrieron lodos los cofrades de la Correa de María Santísima y otros muchos devotos. Antes de comenzar la santa misa hubo procesión por el atrio del Colegio con la imagen de la Consolación. Terminado el evangelio, el 710 Boletín Oficial que esto subscribe dirigió la palabra a la Comunidad y fieles exhortando a todos a la devoción de María y su sagrada Correa. Había terminado el mes de Agosto pero no terminamos nosotros con él de cambiar de impresiones. Una de las más agradables la recibimos el día 2 del corriente con la venida de los Coristas Franciscanos residentes en la próxima ciudad de Olite. Vinieron con el fin de devolvernos la visita que nosotros les hicimos en Abril y para mantener y fomentar las simpatías que siempre han existido entre los hijos de S. Agustín y S. Francisco. Hicimos cuanto nos fué posible por obsequiarles y ellos se mostraron extremadamente agradecidos. El día 6 del corriente tuvo lugar en la plaza de este Colegio una escena verdaderamente conmovedora: fué el abrazo de despedida que dimos a la misión que con rumbo a Venezuela embarcó en Barcelona el día 10, compuesta de los PP. Manuel Acereda de la P. Concepción, Domingo Narro de la V. del Prado, Vicente Oliet de Santo Tomás de Villanueva y Miguel Avellaneda del Rosario. Según una postal fechada en Cádiz por el P. Manuel el día 15, siguen todos sin novedad, excepto el P. Miguel que se hallaba en cama con calenturas. Hacemos fervientes votos por el total restablecimiento del mismo y porque Dios Nuestro Señor les conceda a todos ellos un felicísimo viaje en todos los sentidos. A las nueve de la mañana del día siguiente se comenzaba en nuestra iglesia el emocionante acto de la profesión solemne de seis hermanos nuestros llamados Fr. Jesús Ganuza del Carmen, Fr. Domingo Carceller de la Consolación, Fr. Alejandro Osés de la P. Concepción, Fr. Félix Alonso de la Inmaculada, Fr. José Monasterio de la Purísima y Fr. Pablo Martínez de la Virgen del Carmen. Un apretadísimo abrazo de congratulación por tan fausto acontecimiento dió fin a esta conmovedora ceremonia. El día 10 solemnizamos la festividad de nuestro glorioso Patrón S. Nicolás de Toléntino con todo el esplendor posible. Hubo procesión con la imagen y reliquia del Santo antes de la misa. Ofició de Preste el M. R. P. Rector, y terminado el Evangelio subió por primera vez a la sagrada cátedra el P. Juan Martínez de la Virgen del Camino, quien cantó las glorias de nuestro Santo y probó la grandeza de Agustinos Recoletos de Filipinas 711 del mismo por cuanto supo vencer al demonio, a la carne y a sí mismo. Terminada la misa se adoró la reliquia. El día 13 salieron de este Colegio los PP. Julián Arzanegui de la Virgen del Pilar y Francisco Frías de la V. del Cortijo, para reunirse con el P. Víctor Oscoz del Dulcísimo Nombre de María, y embarcar en Barcelona con rumbo a Filipinas. Detuviéronse en Zaragoza para pedir su bendición a la Sma. Virgen del Pilar, y el día 18 a las cinco de la tarde levaba anclas el vapor «Alicante» que los había de conducir al Extremo Oriente. Pedimos y continuaremos pidiendo al excelso Titular de nuestra provincia, San Nicolás de Tolentino, para que todos los Misioneros lleguen con felicidad al término de su viaje. Marcilla 20 de Septiembre de 1915. FR. R. J. DE LA C. A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ DOCUMENTOS IDÉDITOS RESEÑA HISTÓRICA de nuestra Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas, desde su origen hasta el año 1750, escrita por el Vble. P. Rector Provincial Fr. José de la Conepción (Continuación)1 AÑO DE 1612 25. Por este año solamente faltaba en la costa de Zambales la reducción de los infieles de un paraje que se llama Sigayan, y que está en la medianía de los Ministerios de Masinloc y Bolinao, distante diez leguas de entrambos pueblos. Envió el P. Vicario Provincial para esta empresa al V. P. Fr. Alonso de S Agustín, nacido en la ciudad de Manila, hijo de hábito de nuestro Convento de San Nicolás de dicha ciudad; era Religioso de mucha virtud y letras: y tomó nuestro santo hábito ya de edad mayor. Pasó gustoso a Sigayan, y en breve tiempo redujo a muchos infieles aI aprisco del Señor, y con ellos fundó un pueblo, Iglesia y Convento con el mismo nombre de dicho sitio que es el de Sigayan, y administró en él con gran consuelo y gozo espiritual de su alma. Hasta que un día que acabó 1 Véase la página 560. de Agustinos Recoletos de Filipinas 713 predicar un fervoroso sermón con el deseo de la conversión de algunos infieles obstinados en sus malas costumbres y tenaces con sus barbaridades, que no era fácil el reducirlos al conocimiento del verdadero Dios; uno de ellos puso manos violentas en dicho V. P. Fr. Alonso de S. Agustín hiriéndole gravemente con una daga corta y ancha, que en su lengua se llama Igua, con intento de degollarle y cortarle la cabeza; vicio y crueldad muy común de los Zambales infieles. Especialmente por haber dado el tajo primero en la capilla, no consiguió el bábaro luego su intento, que era el dejarle degollado y sin cabeza, pero quedó tan gravemente herido que le duró muy poco la vida, y entregó gloriosamnete su espíritu a su Señor que le crió. Por relación del mismo agresor se supo después, que no tuvo más motivo el inicuo parricida para su grave desacato, que el deseo de verse libre de los sermones que le prdicaba, de los saludables consejos que le daba dicho V. Padre, y de las reprensiones que de su boca oía por sus muchas culpas y maldades. Con este suceso se alborotaron y amotinaron los compañeros de dicho agresor, y quemaron el pueblo, iglesia y convento y se huyeron a los montes. Quedaron algunos indios cristianos que defendieron a dicho religioso y la causa de Dios Nuestro Señor, y se fueron con el herido al pueblo de Masinloc, donde en breve murió, como llevo dicho; y quedó el pueblo totalmente abandonado. Después trataron los religiosos e indios le Masinloc de volver a reducir a los levantados, lo cual se consiguió con mucha industria y trabajo. Se fundó de nuevo el pueblo, la iglesia y el Convento, como estaban antes, y se administraban en él como 700 almas que fueron las que últimamente percibieron la voz del Evangelio. Quedó este pueblo visita de Masinloc, y perseveró en dicho paraje muchos años, hasta que hallaron por conveniente los ministros de Masinloc el mudarle, como lo hicieron con licencia de este Supremo Gobierno a otro sitio más cercano, llamado Balcac; y últimamente por mayor utilidad y conveniencia se mudó segunda vez a las riberas de un río, que está cerca de Balcac y se llama Santa Cruz, donde hoy está con el nombre del mismo río, y se llama el pueblo de Sta. Cruz; es anejo o visita de Masinloc y el pueblo de mejor visita y alegre que tenemos en toda la Provincia. 714 Boletín Oficial 26. De lo dicho hasta aquí se viene en claro conocimiento, que en el corto tiempo de los seis primeros años a costa de infinitas ansias, fatigas y sudores y trabajos de los Recoletos, convirtieron la inculta selva de tantas y tan fieras bestias Zambales, como había desde dicho monte de Batán hasta el de Sual, en paraíso ameno de la Iglesia: Que comenzó la predicación del Evangelio en dicha costa o cordillera con el glorioso martirio del V. P. Fr. Miguel de santa María en el monte de Batán (pudiendo también llamar mártires a sus compañeros que se refieren en el núm. 14), y acabó tan gloriosa tarea de dicha cordillera con el martirio del V. P. Fr. Alonso de S. Agustín, según se refiere en el número antecedente: Y últimamente, que desde dicho monte de Batán hasla el de Sual, comenzando a contar desde el primer pueblo que está a la entrada de esta ensenada de Manila hasta el último de dicha costa de Zambales, fundaron nuestros religiosos doce pueblos, los que ahora se mantienen en buen orden y administración espiritual y temporal en honra y gloria de Dios N. S. y de nuestro Católico Monarca, que son: Cabcaben, Maribeles, Bagac, Mariumo o Morón, Subic, Cabangan, Iba o Paynaben, Masinloc, Sta. Cruz, Agno, Bolinao y S. José de Casborrán. 27. Se debe aquí advertir que en toda la referida costa de Zambales solamente tenemos las playas, y todos los doce referidos pueblos están fundados cerca de ellas, y toda la cordillera de montes de dicha costa, que comienza desde Batán y prosigue sin desprenderse por una y otra banda hasta el de Sual lo habitan infinitos negros infieles y muchos indios Caribes o Cimarrones y mestizos de entrambas naciones, que se llaman Valogas, pero entre ellos hay mucha diversidad de genios y costumbres. Desde el pueblo de Cabcaben hasta el Morong inclusive toda la cordillera de montes es habitada de negros infieles, idólatras, agoreros, supersticiosos y hechiceros, pero muy mansos, dóciles, humildes, tímidos y de genio muy suave. Estos tienen a los indios por superiores, y muchos de ellos o casi todos les sirven como esclavos. Algunos pagan tributo a S. M. y le reconocen por su Señor. Otros no rinden vasallaje a nadie, pero no hacen daño alguno. Desde Morong exclusive hasta Santa Cruz todos los montes son habitados de negros de las mismas costumbres, pero muy feroces, crueles, bárbaros e inhumanos. No conocen ni guardan el derecho natural, tienen apetito innato de de Agustinos Recoletos de Filipinas 715 matar y cortar cabezas a cualesquiera que encuentran, tengan o no tengan pecado. Entre dichos negros hay tambien muchos indios y mestizos de ellos, de las mismas calidades y costumbres, pero son mansos como los primeros, y no hacen daño a los indios ni a sus pueblos. Y aunque todos los referidos negros, indios y mestizos de ellos son muy tenaces en la observancia de sus perversos ritos y en seguir las malas costumbres de sus mayores; no obstante eso, por la predicación de los Religiosos y su continua aplicación y celo se bautizan muchos, aunque no sea sino a la hora de la muerte, y se logra muchos niños moribundos, especialmente de los que están cercanos a nuestros pueblos de cristianos; porque aunque son fieras y básbaros en sus costumbres no tienen especial aversión a nuestra Santa Religión Calólica; y así por punto de religión jamás pelean ni hacen daño; sino por apetito innato y por vivir a su libertad, sin que nadie los embarace. Por lo que todos los doce referidos de dicha cordillera se tienen y deben tener por Misiones vivas, pero sin estipendio de Misioneros, porque sólo perciben el que les corresponde por ministros de los tributos y pueblos que administran. Los indios cristianos de los dichos doce pueblos son los más valerosos, más fieles y leales vasallos de S. M., que hay en todas estas islas. Jamás han permitido que entren enemigos de la Real Corona en sus costas. En tiempos pasados de guerra, intentaron muchas veces lo holandeses su desembarque por sus pueblos y los indios con sus armas siempre les resistieron valerosos, honrándose con la gloria de ser fieles vasallos de su Rey Católico. En muchas ocasiones que han ido los moros a hostilizar dichos pueblos, los han rechazado, sin permitir el menor daño, y puestos en armas todos los pueblos han obligado siempre a los moros a desistir de su empeño, temeros. Y si todos los indios de las Islas fueran como estos, poco o ningún daño harían los moros en los pueblos de los cristianos. FR. JOSÉ DE LA CNCEPCIÓN (Continuará) NECROLOGIO En 23 de Junio último comunicaba N. P. Prior Provincial desde Manila el fallecimiento del P. Fr. Ildefonso Cabanillas de los Sagrados Corazones, acaecido en nuestro Convento de aquella ciudad en la misma fecha. Murió nuestro Religioso, dice la Circular, de enfermedad senil, habiendo recibido los Santos Sacramente de Penitencia, Viático y Extremaunción. Había profesado el 1.º de Octubre de 1861, y contaba ya cerca de 70 años de edad1. También ha fallecido en Filipinas el P. Fr. Lorenzo Zapater de San José, de fiebre gripal, el día 17 de Julio último, según respetable Circular de N. P. Prior Provincial de fecha 21 de dicho mes. Sobrevínole la última enfermedad en el convento de Cebú, y por la índole del mal no pudo recibir el Santo Viático, sino solamente los Sacramentos de Penitencia y Extremaunción. Era profeso del año 1875 (13 de Setiembre) y estaba para cumplir 58 de edad2. R. I. P. TIP. DE SANTA RITA. – MONACHIL 1 2 Sus datos biográficos constan en el Catálogo de Agustinos Recoletos, página 533. Vid. Catálogo citado, pág. 619. Año VI Noviembre de 1915 Núm. 65 BOLETÍN DE LA PROVINCIA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO DE FILIPINAS de la Orden de Agustinos Recoletos REVISTA LITÚRGICO-CANÓNICA Comentario a la Constitución Apostólica «lncruentum Altaris sacrificium» de S. S. Benedicto XV SOBRE LAS TRES MISAS QUE SE PUEDEN CELEBRAR EL DÍA DE LA CONMEMORACIÓN SOLEMNE DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS1 En el número anterior de nuestro «Boletín» dimos a conocer a nuestros lectores la Constitución Apostólica «Incruentum Altaris Sacrificium» por la que S. S. el Papa Benedicto XV acaba de conceder a todos los sacerdotes del orbe católico el insigne privilegio de 1 Véase el núm. 64 de nuestro Boletin, pág. 689. 718 Boletín Oficial poder celebrar tres misas de Requiem el día de la Conmemoración solemne de todos los fieles difuntos. Hoy vamos a hacer un breve comentario sobre dicha Constitución, fijándonos especialmente en su parte dispositiva, cuyo primer punto dice así: «I. Liceat omnibus in Ecclesia universa Sacerdotibus, quo die agitur sollemnis Commemoratio omnium fidelium defunctorum, ter sacrum facere; ea tamen lege, ut unam e tribus Missis cuicumque maluerint applicare et stipem percipere queant; teneantur vero, nulla stipite percepta, applicare alteram Missam in suffragium omnium fidelium defunctorum, tertiam ad mentem Summi Pontificis, quam satis superque declaravimus». Como advierte muy bien la citada Constitución, este privilegio era ya muy antiguo en la corona de Aragón, (que comprende las provincias de Aragón, Valencia, Cataluña y Mallorca) en la que según dice Benedicto XIV en su obra De Sacrif. Missae (III c. IV, n. 9-11) solían celebrar los sacerdotes seculares dos misas con dos estipendios el día de Animas «ex vetusta quadam consuetudine», y tres los regulares con otros tres estipendios «ex vivae vocis oraculo Julii III (1550-1555)». Muchas veces se había acudido a la Santa Sede, sobre todo en los Pontificados de Clemente IX y Clemente XI, suplicando al Sto. Padre se dignase extender este privilegio a otros reinos; pero siempre se había negado la Santa Sede a concederlo, para quitar al clero toda ocasión de avaricia, o por lo menos para imponer silencio a las hablillas de los maliciosos. Al fin Benedicto XIV no sólo confirmó, por justas causas, este privilegio en la corona de Aragón, sino que también a petición de Fernando VI, rey de España, y de Juan V, de Portugal, se dignó extenderlo a todos los sacerdotes de sus respectivos reinos así del clero secular como del regular, concediéndoles en su breve «Quod expensis» del 26 de Agosto de 1748 la facultad de poder celebrar en el día de la Conmemoración de todos los fieles difuntos tres misas, aun dos horas después del medio día; pero con la condición explícita «ut missae ex vi novi privilegii dicendae, pro omnibus fidelibus defunctis, sine elemosyna quocumque pretextu sive etiam sponte oblata, applicandae forent»; y esto bajo pena de suspensión a divinis lata y reservada al Papa. de Agustinos Recoletos de Filipinas 719 Como se ve en nada se inmutó por esta concesión el privilegio que en la corona de Aragón tenían los sacerdotes regulares y seculares; pero al extenderlo a todos los demás de España y Portugal Benedicto XIV, solamente les permitió recibir un estupendio por una de las tres misas, y les mandó que las otras dos las aplicasen por todos lo fieles difuntos; prohibiéndoles bajo pena de suspensión, como hemos dicho, recibir por ellas estipedio alguno, aunque espontáneamente se lo ofreciesen, y, en cuanto al único estipendio que podían recibir por la primera, que este excediera de la tasa sinodal o de la introducida por la costumbre; si bien autorizaba al Obispo diocesano, para que absolviese de la suspensión tan pronto como el sacerdote le entregara el estipendio y que el Obispo debía emplear en obras piadosas. Después de este Pontífice repitiéronse con frecuencia las mismas preces a la Sede Apostólica, para que se dignase extender el indulto de Benedicto XIV a toda la Iglesia; mas no creyó oportuno acceder a ellas, ante el temor de que algunos sacerdotes, olvidándose de su dignidad, se atreviesen a recibir tres estipendios por las tres misas. Pero León XIII en sus Letras Apostólicas Trans Oceanun del 18 de Abril de 1897 concedió a los sacerdotes de Filipinas y de la América latina este privilegio por treinta años, pero con las mismas condiciones con que Benedicto XIV lo había concedido a los sacerdotes de España y Portugal; y ahora Benediclo XV, para compensar de algún modo las misas que por fundación, testamento o legado piadoso debían celebrarse, y no se celebran, porque aquellas fundaciones y legados han desaparecido, y para sufragar a las almas de los muchos hombres, que en la flor de su edad encuentran prematura muerte en la actual conflagración europea, acaba de extender a todos los sacerdotes del orbe católico este privilegio, pero con la condición de que puedan aplicar por quien les plazca una misa y recibir por ella su correspondiente estipendio; pero quedando obligados a celebrar la segunda por todos los fieles difuntos y la tercera a intención del Sumo Pontífice, como hemos declarado, y sin recibir por ninguna de ellas estipendio alguno. Como esta nueva concesión de Benedicto XV modifica algún tanto la disciplina antigua de la Iglesia, convendrá advertir, lo siguiente: 720 Boletín Oficial 1.º Que no impone ningún nuevo precepto, pues dice la nuevaConstitución: Liceat omnibus in Ecclesia universa sacerdotibus. 2.° Que no peca, por lo tanto, el sacerdote que en dicho día celebra una sola misa; mas en este caso deberá leer la que trae el Misal in Commemoratione omnium fidelium defunctorum (N. III). Sin embargo el Sto. Padre exhorta encarecidamente a todos los sacerdotes, ut velint libenter studioseque insigni privilegio uti, quod largiti sumus. 3.º Que tampoco peca el que en dicho día celebra dos misas; porque quien usa de un privilegio solamente en parte, no quebranta la ley, sino que utitur jure suo, y la S. C. de Ritos en un decreto dado para la diócesis de Calahorra el 13 de Febrero de 1892 (número 3767 permite que se puedan celebrar tan sólo dos misas; y entonces la segunda se dirá ad libitum celebrantis, con tal que la primera se diga ut in Commemoratione omnium fidelium defunctorum, y no se reciba más que un estipendio. 4.º Que quien use de este privilegio debe leer las tres misas que Benedicto XIV prescribió para los reinos de España y Portugal, y que se encuentran al fin del Misal, en el propio de los Santos españoles (N. III). 5.º Que esta constitución no revoca el privilegio, que en la corona de Aragón tenían los sacerdotes regulares para recibir tres estipendios por las tres misas, y dos los seculares por dos de las tres misas que pueden celebrar. 6.º Que, si en dicho día hay en alguna iglesia exposición de las Cuarenta Horas, se dirán las Misas de Requiem con ornamentos morados (Decr. Gen. S. R. C. 3177-3864 ad 4) y no se celebrarán en el altar de la exposición (N. IV). 7.º Que por concesión de Clemente XIII, dada el 19 de Mayo de 1761, y confirmada en la presente Constitución por Benediclo XV, en este día todos los altares son privilegiados (N. II). 8.º Que el presente privilegio es personal: Liceat omnibus in Ecclesia universa sacerdotibus, y no afecta directamente a los Capítulos o Comunidades; pero si algún Cabildo, Monasterio o Párroco quisiera tener las tres misas cantadas, no obraría contra la ley, y en este caso, juxta leges chorales, la primera misa debería. de Agustinos Recoletos de Filipinas 721 cantarse después de Laudes, la segunda después de Prima y la tercera después de Nona. 9.º Que si ocurre a un Párroco en este día algún funeral, como quiera que una de las tres misas se puede aplicar con estipendio ad libitum celebrantis, celebrará una misa por el difunto ut in die obitus, (S. R. C. decr. 14 apr. 1646, n. 893 el 20 sept. 1687, número 1788) y las otras dos sin estipendio; una, la que pertenece al oficio del día, y la otra podrá ser ad libitum o una de las dos notadas en la presente Constitución. 10.º Que si en dicho día ocurren dos funerales, no podrá el Párroco celebrar dos misas ut in die obitus por los dos difuntos, y la otra ut in Commemoratione omnium fidelium defunctorum; porque este privilegio no ha sido conedido in utilitatem sacerdotum sino in favorem defunctorum, y Benedicto XV prescribe que de las tres misas se digan dos sin estipendio, una por todos los difuntos y otra a intención del Sumo Pontífice; luego no le queda al Párroco más que una misa que puede aplicar a su intención y es la única que puede decir por uno de los difuntos cuyo funeral celebra; para el otro funeral tendrá que llamar a otro sacerdote y darle el estipendio por la misa que celebre. 11.º Que el hebdomadario, que tiene que cantar la misa conventual, dirá la primera, esto es, ut in die commemorationis omnium fidelium defunctorum; las otras dos podrá decirlas ad libitum antes o después de la conventual (N. III). 12.º Que si un sacerdote es llamado a un lugar distante, para que allí celebre una misa y puedan oírla los fieles que allí habitan, puede ciertamente recibir estipendio, si celebra las otras dos gratuitamente. Más aún, podrá recibir algún emolumento intuitu laboris et incommodi, aun cuando haya celebrado ya una misa con estipendio, o piense celebrarla después. Y no se diga que a esto se opone la citada Bula Quod expensis de Benedicto XIV, en la que dicho Pontífice manda que ningún sacerdote pro missis de novo concessis, ullum stipendii genus, quacumque ex causa, et quolibet praetextu, aut colore percipere queat; porque como decía muy bien Noldin (Summa Theol. Mor. tom. III, n. 207) Compensatio, quae celebranti intuitu extraordinarii laboris vel incommodi, ut si missa in loco dissito celebranda sit, tribuitur, 722 Boletín Oficial non habet rationem stipendii ab Ecclesia prohibiti (S. C. C. 23 maii 1861). 13.º Que por las dos misas que se conceden a todos los sacerdotes por la presente Constitución y que se han de aplicar la una por todos los fieles difuntos y la otra a intención del Sumo Pontífice, no se puede recibir estipendio alguno, aunque sea con el fin de invertirlo en alguna obra piadosa (S. C. C. in Colonien. 21 mart. 1863). 14.º Que si bien un sacerdote, cuando por los estatutos de una hermandad en la que está inscrito tiene obligación de celebrar una misa por un hermano difunto, puede satisfacer esta obligación aplicando por él la segunda misa en un día en que binare (S. C. C. 5 mart. 1887), sin embargo en el día de la Conmemoración de los fieles difuntos, si ya celebró una misa con estipendio, no puede con ninguna de las otras dos satisfacer esta obligación; porque no es lícito hacer de ellas otra aplicación, que la que manda el Papa como condición necesaria para usar de este privilegio. Hechas estas advertencias, vamos a proponer algunas cuestiones antes de terminar este Comentario, y a darles la solución que a nuestro juicio, salvo meliori, creemos más acertada. Hemos dicho que Benedicto XIV al extender este privilegio en 1748 a todos los sacerdotes de España y Portugal, les prohibió bajo pena de suspensión latae sententiae y reservada al Papa recibir estipendio por las dos nuevas misas que en él se les concedía, y que León XIII al extenderlo en 1897 a todos los sacerdotes de Filipinas y de la América latina, les impuso la misma prohibición y las mismas condiciones. Ahora Benedicto XV concede este privilegio a todos los sacerdotes del orbe católico, les prohíbe recibir estipendio por la segunda y tercera misa, y no dice nada acerca de la suspensión a divinis en que antes incurrían los sacerdotes infractores de tal prohibición. Ahora ocurre preguntar: ¿Incurren en esta suspensión todos los sacerdotes del orbe católico, que reciben estipendio por dos o tres misas en el día de Ánimas, cuando hacen uso de este privilegio? Como este privilegio fué concedido en distintas épocas y por varios Sumos Pontífices, no todos los sacerdotes fueron igualmente privilegiados; así es que vamos a contestar por partes a la pregunta precedente. de Agustinos Recoletos de Filipinas 723 1.º No incurren en esta censura los regulares de la corona de Aragón que reciben tres estipendios por las tres misas, ni los sacerdotes seculares que en dicha corona celebran dos misas con su correspondiente estipendio; porque ni Benedicto XIV, ni León XIII, ni Benedicto XV revocaron este privilegio, que desde muy antiguo tenían allí los sacerdotes regulares y seculares para celebrar las misas dichas con estipendio en el día de Ánimas. No lo revocaron expresamente; porque en ninguna de sus Constituciones se leen estas cláusulas derogatorias: «Non obstantibus quibuscunque privilegiis, non obstantibus privilegiis etiam speciali mentione dignis», ni otras equivalentes: ni tampoco lo revocaron tácitamente por la promulgación de una nueva ley; porque las nuevas leyes solamente revocan los privilegios contenidos en el derecho común, mas no los privilegios especiales, como lo es el presente, a no ser que de ellos se haga especial mención. 2.º Tampoco incurren en esta suspensión los sacerdotes privilegiados por Benedicto XV en la Constitución «Incruentum Altaris sacrificium» que estamos comentando; porque si bien en ella se les prohíbe recibir más de un estipendio, cuando usen de dicho privilegio, no se impone ninguna pena canónica a los transgresores de esta ley: pecarán, pues, gravemente los que obren en contra de esta prohibición, pero no incurrirán en la suspensión a divinis. 3.º En cuanto a los sacerdotes seculares de la corona de Aragón que reciben tres estipendios por las tres misas, y en cuanto a todos los demás de España y Portugal que reciben por ellas más de un estipendio, es cierto que antes de la promulgación de la Bula de Pío IX «Apostolicae Sedis» (12 Octubre de 1869) incurrían en esta censura. Pero, después de esta promulgación, es muy probable que no incurren, y, por lo mismo, lo es también que tampoco incurren en ella los sacerdotes de la América latina y Filipinas, que infringen esta prohibición, porque Pío IX en su mencionada Bula dice lo siguiente: «Hac perpetuo valitura Constitutione decernimus, ut ex quibuscumque censuris, sive excomunicationis, sive suspensionis, sive interdicti, quae per modum latae sententiae, ipsoque facto incurrendae, hactenus impositae sunt, nonnisi illae quas in hac ipsa Constitutione inserimus, eoque modo quod inserimus, robur exinde 724 Boletín Oficial habeant»; y en esta Constitución no se encuentra, al menos explícitamente, la suspensión de que tratamos. Algunos autores, como el P. Morán en su Moral (1.ª edición año 1883), han sostenido que esta censura está en vigor por hallarse contenida implícitamente en estas palabras de la Bula Apostolicae Sedis: «Quae vero censurae, sive excommunicationis, sive suspensionis, sive interdicti, Nostris, aut Praedecessorurn Nostrorum constitutionibus, aut sacris canonibus, praeter eas quas recensuimus, latae sunt, atque hactenus in suo vigore perstiterunt sive pro Romani Pontificis electione, sive pro interno regimine quorumcumque Ordinum et Institutorum Regularium, nec non quorumcumque Collegiorum, Congregationum, Coetum locorumque piorum, cujuscumque nominis aut generis sint, eas omnes firmas esse et in suo robore permanere volumus et declaramus»; pues, por estas palabras, dicen, abolió la Santa Sede las censuras generales, mas no las particulares infligidas por Bula pontificia o por los sagrados cánones a cualesquiera congregaciones o lugares piadosos. Las Efemérides Litúrgicas (N. 8, die 15 Augusti 1915) dicen también que «in S. R. C. decreto n. 3767 dato d. 13 febr. 1892 (igitur post dictae bullae publicationem) notatur quod duae missae a sacerdotibus hispanicis etc. applicare debeant pro Defunctis sine stipendio sub poena suspensionis». Pero el P. Casanueva C. M. F. (Manual Lit. N. 96), en la nota, dice que dicha suspensión fué abolida por la Constitución «Apostolicae Sedis» de Pío IX, y lo mismo afirma el anotador de la Teología Moral del P. Morán (2.ª edición año 1899) en el n. 1938, y más claramente aún el n. 3494 en el que dice así: «No queda ya vigente la suspensión a divinis lata reservada a su Santidad, que fulminó Benedicto XIV por el breve Quod expensis contra los sacerdotes nuevamente privilegiados que en España y Portugal recibieran Iimosna por la tercera misa, o segunda y tercera respectivamente, el día de Ánimas, porque esta censura ni es general ni particular, que afecte al régimen interior de ningún instituto ni lugar piadoso, etc., ni fué renovada por la constitución Apostolicae Sedis, ni por ningún decreto posterior de las sagradas Congregaciones». Nótese que, como hemos dicho, esta edición es de 1899, y el decreto de Agustinos Recoletos de Filipinas 725 de que hablan las Efemérides litúrgicas es del 1892: y sin embargo dice el mencionado anotador que esta suspensión «no fué renovada por la constitución Apostolicae Sedis, ni por ningún decreto posterior de las sagradas Congregaciones». Tampoco Gury-Ferreres habla una palabra de tal decreto ni de tal suspensión, por más que en el n. 383 del 2.º tomo de su Teología Moral trata expresamente de este punto. También hemos dicho que Benedicto XIV prohibió a los sacerdotes privilegiados por su constitución Quod expensis que el estipendio que recibiesen por una de las misas, fuese mayor que el señalado por la tasa sinodal o por la costumbre. Sin embargo hay que notar que se ha disputado si verdadermente, fuera de la corona de Aragón, podían los sacerdotes privilegiados por Benedicto XIV recibir por la misa dicha mayor estipendio que el señalado por las sinodales de la diócesis o por la costumbre. Algunos doctores, como Grosin (1796), SánchezRibera (1867), Morán (1883-1899), Lehmkuhl (II, 212), Gasparri (de Sacr, Euch. 1, 395), Gury-Ferreres (II, n. 383) y el Monitore EccI. (1 Aug. 1915, p. 361) dicen que no, y citan en su apoyo, además del citado breve Quod expensis, una decisión de la S. C. del Concilio del 2 de marzo de 1861. Sin embargo el P. Manuel de Arriandiaga C. M. F. (Ilustración del Clero, Madrid. Año II, 1908, p. 323-329) sostiene con solidísimos argumentos la opinión afirmativa, y aduce la autoridad de muchos autores y entre ellos la de Le Noir, Busquet, C. M. F., Card. Vives y Tutó, Wernz y Santi-Leitner, etc. Pero sea lo que quiera de esta cuestión, como su Santidad Benedicto XV nada dispone en su constitución «Incruentum Altaris sacrificium» sobre este particular, hoy se puede asegurar que todos los sacerdotes del orbe católico, hasta los de España y Portugal etc., pueden celebrar una de las tres misas con estipendio sin ninguna limitación; porque en ella se dice solamente: «unam e tribus Missis cuicumque maluerint applicare et stipem percipere queant». FR. JUAN ARÁIZ DE LA PMA. CONCEP. A. R. 726 Boletín Oficial Suprema Sacra Congregatio S. Offcii (SECTIO DE INDULGENTIIS) DECRETUM Conceduntur Indulgentiae recitantibus orationes quasdam pro pace Die 5 augusti 1915 Ssmus. D. N. D. Benedictus div. prov. Pp. XV, in audientia R. P. D. Adsessori S. Officii impertita, omnibus et singulis Christifidelibus corde saltem contrito recitantibus piissimam orationem, remotissima vetustate venerandam, in Canone Missae asservatam, cum adiectis invocationibus, ut sequitur: «Libera nos, quaesumus, Domine, ab omnibus malis praeteritis, praesentibus et futuris; et intercedente beata et gloriosa semper Virgine Dei Genitrice Maria, cum beatis Apostolis tuis Petro et Paulo atque Andrea et omnibus Sanctis, da propitius pacem in diebus nostris, ut ope misericordiae tuae adjuti, et a peccato simus semper liberi, et ab omni perturbatione securi. Per eumdem Christum Dominum nostrum. Amen. –Pax Domini sit semper nobiscum. –Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, dona nobis pacem», vel quocumque alio idiomate, dummodo versio sit fidelis, quoties id egerint, toties Indulgentiam trecentorum dierum, defunctis quoque profuturam, benigne concessi. Iis paeterea qui easdem preces per mensem recitare consueverint, semel infra eumdem mensem, dummodo confessi ac s. Synaxi refecti ad mentem Summi Pontificis pie oraverint, plenariam Indulgentiam, similiter animabus defunctorum applicabilem, clementer elargiri dignatus est. Praesenti in perpetuum valituro, absque ulla brevis expeditione. Contrariis quibuscumque non obstatibus, –R. Card. Merry del Val, Secretarius. –L. ✣ S. –Aloysius Giambene, Substitutus pro Indulgentiis. Como se ve por el decreto anterior, nuestro Ssmo. Padre. Benedicto XV, interesándose vivamente por la paz de las naciones europeas, en audiencia concedida el cinco de Agosto de 1915 al R. P. Asesor del Santo Oficio, concede trescientos días de indulgencia a de Agustinos Recoletos de Filipinas 727 todos los fieles toties quoties rezaren la piadosísima y antiquísima oración contenida en el Canon de la misa, (que abajo pondremos en castellano para que la puedan rezar nuestros hermanos de obediencia; siempre que lo hicieren al menos con corazón contrito; y una Indulgencia plenaria al mes, rezándola todos los días, confesando y comulgando una vez y orando a intención del Romano Ponlífice. Estas indulgencias son aplicables a las ánimas del Purgatorio. La oración, a que aludimos, es la siguiente: «Rogámoste, Señor, que nos libres de todos los males pasados, presentes y futuros, y por la intercesión de la bienaventurada y gloriosa siempre Virgen María, Madre de Dios, y la de los bienaventurados Apóstoles Pedro, Pablo y Andrés y la de todos los Santos, danos piadoso la paz en nuestros días, para que ayudados con el auxilio de tu misericordia, estemos siempre libres de todo pecado y seguros de toda perturbación. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amen. –La paz del Señor esté siempre con nosotros. –Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, otórganos la paz». FR. JUAN ARÁIZ DE LA PMA. CONCEP. A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ CORRESPONDENCIA DE NUESTROS MISIONEROS Una vuelta por el Sur de la isla de Negros1 BAYAUAN A las 10 de la mañana, llegué al pueblo de Bayauan, instalándome en una casa de nipa, propiedad de una buena mujer filipina, pues el convento parroquial, que en otros tiempos fué residencia de nuestros Padres, estaba completamente derruido. Cinco minutos llevaba de descanso, cuando me sorprendió una no muy grata musiquilla, y picado de la curiosidad me asomé a la ventana y vi un féretro al que seguían una porción de hombres y mujeres, vestidos de riguroso luto, y con ellos tres musiqueros con sus guitarras, las que rasgueaban tocando una alegre marcha. ¡Vaya un contraste! contraste muy frecuente en los pueblos de Filipinas, mezcla de devoción y de jaleo, muy común en todos los actos del indio. Esparcióse muy pronto por todo el pueblo la noticia de mi llegada; y al día siguiente, de las calzadas afluentes a la plaza, donde yo vivía, salía una oleada de gente... con sus niños, vestidos de gala, en el regazo, acompañados de los que luego habían de ser sus padrinos. El primer día bauticé 79 niños; trabajo duro y pesado que soporté hasta con gusto y con gran contento de mi alma, pensando 1 Véase pág. 697. de Agustinos Recoletos de Filipinas 729 que en aquel momento ejercía una de las más grandes funciones de mi ministerio: en los cuatro días siguientes concluí de bautizar a todos, aun los de los barrios más lejanos, hasta el número de 500 y pico. Bayauan, como la mayoría de los pueblos filipinos, sufrió mucho durante la Revolución y aun algunos años después. Durante la Revolución los monteses, secuaces del Dios Dios Ysio, a quienes capitaneaba un tal Rufo, que se titulaba Príncipe, llegaron a Bayauan, en donde incendiaron algunas casas, robaron y despojaron otras y aun se llevaron algunos prisioneros. Con la pacificación del país por el Gobierno americano, todo quedó tranquilo, menos en la parte espiritual, que se vió combatida por el Aglipayanismo Bayauan es un pueblo heterogéneo: cuando hace unos 40 años, poco más o menos, fué allá nuestro primer misionero, todo se reducía a unas cuantas casas...; mas poco a poco, a la sombra benéfica del Padre, fueron afluyendo de las provincias de Negros y Panay muchísimas familias, que dedicándose al cultivo de sus fértiles y extensos campos que abarcan una porción de kilómetros, levantaron allí su casa, siendo hoy el pueblo de Bayauan uno de los más ricos de la Provincia. Este aglomerado de heterogéneos, era así como terreno más abonado para que prendiese la semilla del Aglipayanismo, tanto más que no faltaba algún cacique, furibundo entusiasta de la secta, que tomara a su cuenta el sostenimiento de un Pare Pare, como aquí llaman al falso Cura Aglipayano, para que con su presencia atrajese a las masas inconscientes, como uno de ellos las llamó en una reunión famosa; mas ni las prédicas del cacique, ni la solana del «ZACATERO», lograron atraer a sí a ninguno de los habitantes de Bayauan, antes al contrario quedaron vencidos y humillados ante el proceder heroico de una mujer cristiana, de una heroína la llamada Liberata Austero, quién, al dirigirse el Cura Aglipayano a tomar posesión de la Iglesia Católica Romana levantada por nuestros Misioneros con ayuda del pueblo, se colocó en la puerta, prohibiendo la entrada al cismático; y por más que éste, apoyado por alguno de los llamados a poner orden, sacase su revólver e hiciese ademán de disparar, la buena mujer, llena de santo y abnegado heroísmo, exponía su pecho a las balas, y sin miedo alguno decía al Aglipayano que podía disparar; que antes de entrar en la Iglesia hollaría 730 Boletín Oficial su cuerpo. ¡Cuántos héroes yacen en el olvido, y cuántas almas generosas y grandes veremos en el Cielo coronadas con la aureola del valor y del heroísmo, que hoy pasan para nosotros casi desapercibidas, y de las que muchas veces no hacemos caso, quizá por desvío o prejuicio de raza, mientras tanto que otros a quienes la fama ensalza, quienes por solo el hecho de tener alguien que encomie su vida y milagros, son elevados a la categoría de hombres célebres y venerables, y a los que la posteridad inconsciente recordará con veneración y respeto! ¡Oh historia, historia! cómo veremos tus yerros cuando se patentice, en el día del Juicio universal, lo que fueron unos y otros! Sea lo que quiera, deseo que el nombre de esa mujer fuerte y cristiana quede grabado en estas pobres páginas como recuerdo al hecho grandioso que acabo de referir. Y al mismo tiempo creo oportuna una reflexión que me sugiere ese cisma Aglipayano, de que varias veces he hablado. Precindiendo de si el cisma fué elaborado allá, en las esferas del poder como una medida política de división, a fin de restar fuerzas y energías al pueblo filipino, puedo afirmar en honor de la verdad que dicho cisma, considerado en sí, falto de unidad y cohesión, con corifeos y apóstoles sacados de las sementeras y cocales, no podía fructificar ni tomar carta de arraigo y de conquista en el pueblo filipino, más principalmente que por ese vicio inherente a su constitución, porque el sentimiento cristiano estaba de antiguo muy arraigado en el pueblo filipino. Porque no en vano había pasado y convivido con él aquella legión de misioneros españoles, legión de mártires de la fe y de la religión que a costa de mil sacrificios inculcaron en el corazón filipino. Cristianos eran todos cuando el aglipayanismo, hijo de la apostasía, vino a sorprenderles, y cristianos siguieron la mayor parte de ellos, no obstante el colorido de filipinismo con que lo presentaron; prueba irrecusable de la benemérita labor de nuestros antiguos Padres, y por otra de que la fe cristiana, cuando ya ha tomado carta de naturaleza en un país, no la derrocan tan fácilmente, ni los vaivenes de la política, ni esos cataclismos que de cuando en cuando sobrevienen a las naciones, ni aun la deserción de algunos de sus hijos, aunque sean los primates del saber; porque la fe encierra en su misma esencia una vitalidad, una fuerza que convence y fascina, que conmueve y atrae, y hace de Agustinos Recoletos de Filipinas 731 que el que la posee en su corazón no se deje seducir por la mentira y el error. Estos son los motivos porque ni aglipayanos ni toda esa legión de protestantes, verdadera nube de langostas que cayó sobre Filipinas con la dominación americana, hayan conseguido otra cosa que sembrar en el corazón filipino algo de indiferencia, esa frialdad que enerva y empobrece, pero que no mata ni destruye. Por eso se ha observado y se observa aún en el país que allí donde no ha habido Padre o cura que alentase con su santa palabra y con sus virtudes y santos ejemplos a los fieles cristianos, allí es donde viven esos pseudo sacerdotes; en la obscuridad, podríamos decir, porque no se atreven a vivir en la luz, porque no pueden luchar con el misionero católico. Así observé en mi expedición por los barrios del Sur, hoy barrios casi inhabitados, pero que antes fueron pueblos regidos y administrados por nuestros misioneros, que había tal indiferencia, que inspiraba lástima y compasión: una semana entera permanecí en el barrio de Campomanes, donde fué misionero mi connovicio el malogrado e inolvidable P. Vicente Vázquez, semana de verdaderos sufrimientos, corporales y espirituales; en una pobre choza que no tendría más de cuatro metros de ancha por otros tantos de fondo, situada a la margen de un río y rodeada por todas partes de maleza en la que de ordinario anidan toda clase de alimañas, sin otro alimento que un poco de morisqueta y una pequeña ración de balaton, legumbre del país, así pasé aquellos siete días baulizando algunos niños y uniendo con el santo lazo del matrimonio a unos cuatro pares. Hay que advertir que lo que antes fue una misión, con un número de almas suficiente para formar un pueblecito, hoy no tiene más que nueve casas, viviendo los pocos más que quedan, en el bosque; pero esos trabajos corporales, los sufrimientos del cuerpo nada eran, si se comparan con lo que sentía mi alma al ver que algunos de ellos estaban casados civilmente, otros amancebados, alguno por los discípulos de Aglipay, sumidos en una estúpida indiferencia. Les prediqué, les hablé de sus obligaciones para con Dios, y, cumplida mi obligación, tendimos las velas, que impulsadas suavemente por la brisa de la mañana, en pocas horas nos condujeron a la antigua misión de Basay, sufriendo allí mi alma otra decepción grandísima. Pensaba ver y hasta habitar en la hermosísima casa 732 Boletín Oficial Parroquial que antes de la Revolución había construido allí su primer y único misionero, el P. Inocente Lamata, obra digna de todo encomio según me han asegurado personas inteligentes; y ni aun restos ni aun señales quedaban del convento, y lo mismo debo decir de la Iglesia: las revoluciones son en todas partes lo mismo; van sembrando por donde pasan la desolación y el exterminio: lo mismo sucede en Giligaon y Bombonón, en donde, en el primero el P. Juan Lorenzo, y en el segundo el activo y laborioso P. Ángel Sánchez, habían levantado hermosas fábricas de sólida construcción; todos estos barrios que acabo de nombrar, desde Basay hasta Siaton, en una extensión de unos ochenta kilómetros, todo está hoy bajo la administración espiritual del Cura de Siaton: pásmese el lector del trabajo grandísimo que pesa sobre dicho Padre. Bien merecía que hubiese un Cura en Bayauan; pero siempre se ha tropezado con el inconveniente de la falta de misioneros. En la siguiente carta, Deo volente, hablaré alguna cosa de los pueblos del Norte de la Isla de Negros. Convento de Recoletos de Manila, 2 de Septiembre de 1915. FR. L. R. DE S. E. A. R. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ ALGO DE HISTORIA Era el siglo XVI, cuando España, la descubridora del Nuevo Mundo, la patria de héroes, el albergue de hombres ilustres, la cuna de famosos teólogos y canonistas, brillaba en todo su esplendor; y sus navegantes, ávidos de gloria y renombre, corrían los mares en busca de nuevas tierras que poder ofrecer al rey en cuyos dominios jamás se ponía el sol. El afortunado Magallanes, que surcaba dilatados mares, llevado por sus relevantes sueños de gloria, descubrió en el mar de la China un Archipiélago, que después se llamó Filipino por el Rey Felipe II. Si bien con el hallazgo de Magallanes quedó descubierto para el mundo civilizado el suelo filipino, restaba, sin embargo, otra empresa no menos ardua, como era la de reducir sus fieros e indómitos habitantes. En el año 1565, el vizcaíno Legazpi, y con él juntamente el P. Agustino Andrés Urdaneta, llegaron a la isla de Cebú, donde fueron recibidos con indiferencia por los naturales; más tarde internáronse más, y encontrando en la isla de Luzón una hermosa bahía, fundaron en ella la pintoresca ciudad de Manila, que fué y sigue siendo la Perla del Oriente y la capital del Archipiélago. La espada de Legazpi, juntamente con la cruz de Urdaneta, o sea, la política y la religión fueron las armas de que se valieron los españoles para captarse las simpatías de los naturales de las islas; y bien pronto, sin derramar ni una gota de sangre, quedaron por vasallos 734 Boletín Oficial del Rey de España los moradores de Luzón e islas adyacentes. Mucho tuvieron que trabajar Legazpi y sus agentes para reunir a los pobres indios, que huían espantados a los más recónditos bosques, como bandada de palomas perseguidas por el cazador, pero no fué menor el trabajo que les tocó a los misioneros, que, más desprendidos de la gloria mundana y ansiando únicamente almas para Jesucristo, se internaban en los mismos bosques con la cruz en la mano y la esperanza en el corazón, para evangelizar a los ignorantes indios. La multitud de islas e islotes, la espesura de los bosques vírgenes y la elevación de sus montañas guarnecidas de crespadas rocas, aparte de otras mil causas, hacían que los moradores viviesen aislados, formando multitud de tribus y rancherías, divididas entre sí, sin los lazos de la familia ni sociedad alguna, sin religión ni autoridad y sin más ley, que la del más fuerte. En las guerras de unas tribus con otras peleaban con una fiereza salvaje, hasta el punto de que una de ellas quedase aniquilada, recogiendo la vencedora multitud de esclavos que sacrificaba muy pronto a sus ídolos. Veamos lo que acerca de las costumbres de los indios dice el Obispo Aduarte: «Era gente dejada de la mano de Dios, y gobernada por el demonio y a sus leyes, sin juicio, razón, ni discurso; que todo se lo había trabucado el que los gobernaba; pero en particular eran grandemente vengativos, soberbios, envidiosos, codiciosos en gran manera, y dados a torpezas sin freno ni tiento alguno, y sobre todo tan dados a borracheras desde el mayor hasta el menor, que unas se alcanzaban a otras, de donde se seguían de tropel todos los demás vicios, como aliados con éste, que entre ellos era tan continuo y con tanto exceso». Sin embargo, entre esta gente penetró la religión de Cristo para traerla a la verdadera civilización. El clima, los medios de comunicación y la ignorancia del idioma, eran otras tantas barreras infranqueables para la fuerza humana guiada por los mezquinos intereses de riquezas y de gloria: pero no eran infranqueables para la fuerza del misionero sostenida por la virtud infinita del Crucificado, que iba a producir entre ellos una admirable transformación y un cambio sobrenatural. Bien es verdad, que no todos eran dóciles a las enseñanzas del misionero, y de Agustinos Recoletos de Filipinas 735 más de uno tuvo que sellar con su sangre la doctrina que predicaba, después de haber sido agobiado por un sin número de tormentos, pero también es cierto que la semilla de su sangre fué fecunda y engendó innumerables hijos para Jesucristo. No arredraban los tormentos de los mártires a los misioneros, antes al contrario, deseosos de merecer del cielo tan singular beneficio, penetraban en los bosques, en las grutas y en las cuevas, para que, doquiera que se hallase un ser humano, se pudiera ofrecer un holocausto al ser sobrenatural, al Dios de Israel. Ved a este misionero, que sin más recursos que los que Dios depara a la naturaleza, sin más armas que la Cruz y sin más deseo que el de salvar almas redimidas por la sangre del Cordero, va recorriendo de roca en roca predicando una religión nueva, austera y que contrasta grandemente con las costumbres de los naturales; ved aquel otro que extenuado por la fatiga, despreciado de los salvajes y apartado de sus hermanos, que podrían dirigirle palabras de consuelo, va a expirar a unas playas salvajes, lejos de sus lares, y sin más testigos de su abnegación y heroísmo que los ángeles del cielo; observad a este otro, que trabajando sin cesar logra reunir unas cuantas familias y llega a formar un pueblo, donde sea más fácil la enseñanza y puedan los indígenas recibir mejor las influencias cristianas y sociales que él lleva de su civilizada patria, y os convenceréis de que los trabajos realizados por el misionero para sacar a este hermoso país del salvajismo y del caos tenebroso y brutal en que estaba sumido eran fruto, no de la filantropía moderna, ni del deseo de goces y gloria terrenales, sino de la caridad cristiana, que no distingue al pobre del rico, al blanco del negro, al sabio del idiota. La religión y la política, la autoridad y la fe, sostenidas por la prudencia y fortaleza de los gobernantes y fomentadas por la paciencia y trabajo del misionero hicieron que en el corto intervalo de media centuria el manguián y el aeta, el ilaya y el tagalo, unidos todos en fraternal abrazo, jurasen al pie del altar santo ser vasallos y fieles servidores del Rey de las Españas. Pletórica España de vida y de riqueza materiales, que en abundancia le llegaban del Nuevo Mundo, no necesitaba explotar este hermoso país recientemente conquistado, y de ahí que no cuidase 736 Boletín Oficial de escudriñar las entrañas de los montes para extraer sus venas de oro y demás metales preciosos; todo su intento era hacer de Filipinas una colonia culta e hidalga digna de su Metrópoli, e implantar en ella la misma religión, que había de ser el lazo que mantendría fuertemente unidos los dos paises y el monumento perenne que había de perpetuar el nombre de España en Filipinas. Las leyes, con que los españoles gobernaban a los indios, no podían ser más justas ni menos exigentes; un célebre diplomático inglés ha llegado a decir que no ha visto código civil más admirable que el que España dió a Filipinas; en él, después de dar muchas órdenes favorables a los indígenas, dice en el párrafo 14: «Debe mirar el Gobernador si los solares que los soldados han tomado para huertas, casas y estancias, eran de los indios y hacer que se los paguen: y mire que las estancias que se han dado y se dieren de nuevo sea sin agravio de los indios ni de sus pueblos, y que les queden libres agua, pasto y leña y caminos antiguos». Y err el párrafo 15: «No puede el Gobernador, pena de pecado mortal y restitución, forzar a los indios a que vayan bogando a jornadas largas. Lo 1.º porque los indios eran tan libres en su tierra como los españoles en la suya; y esta libertad no se la ha quitado el Rey ni el Evangelio, y lo 2.º porque no es razón que el indio que paga su tributo al Rey, le fuercen a que bogue». Y en otra parte advierte al Gobernador que «cuide que los soldados traten al indio no como a siervo y esclavo, sino como a hermano e igual». Siendo esto así, no debe admirarnos lo que contaba un viajero extraño, después de pasar por Filipinas. «He visto, dice, en la misma mesa españoles, mestizos e indios, sacerdotes y militares. No hay duda que una misma religión forma un gran lazo; y más a los ojos del que ha observado las repulsiones y diferencias de raza en varias partes del Oriente: para el que sabe que la raza es la grande división de la sociedad, es admirable el contraste y excepción que presenta la población tan mezclada de Filipinas». FR. LEANDRO N. BOLANDIEZ A. R. Convento de Recoletos de Manila, 2 Sept. 1915. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ PALESTRA RELIGIOSO-LITERARIA EL DOS DE NOVIEMBRE Tristes recuerdos de la edad primera, Tristes escenas de la patria mía En tropel agrupadas hoy acuden A herir sin compasión mi fantasía. Recuerdo bien: con rostro melancólico La gente toda, con piedad sincera hacia el templo sus pasos dirigía, Del bronce a la llamada lastimera. Y al llegar a la puerta del santuario, Y en sus naves entrar con paso incierto, Oíanse rumores que decían: «Venimos a rezar por los que han muerto». Con mi juicio volátil e inseguro, Yo ansiaba entonces descifrar en vano De la vida los múltiples misterios, Y de la muerte el insondable arcano. ¡Oh tristes días de mi edad primera! Sin saber qué era pena ya penaba; Y allí do descansaba un ser querido Con mi llanto el ajeno acompañaba. 738 Boletín Oficial Pasóse ya veloz la tierna infancia; Y hoy que la ciencia del dolor no ignoro, Al ver una existencia que termina Jamás como desgracia lo deploro: Pues sé que el justo, abandonado el mundo, Otra patria mejor halla en el cielo: Otra patria do nunca los trabajos, Ni las penas existen de este suelo. La fe me dice que en la fría losa Tan sólo queda del mortal la escoria; Y allí do se termina nuestra vida Comienza el lauro de feliz victoria. De ella es el grito que doquier resuena, «Alma noble, tu origen es divino, Es humo y polvo la mundana gloria, Dios es el fin de tu inmortal destino. Por eso el mundo y cuanto en él existe Jamás tu corazón y pecho llena, Por eso estás a los placeres muerta, Por eso lo infinito te enajena». …………………………………… Al visitar el templo en este día, Al doble funeral de la campana, Brota del labio una oración ferviente, Fruto bendito de la fe cristiana. Grato es saber al corazón doliente Que al final del combate y cruda guerra, Podrá su suerte unir a la de aquellos A quienes con delirio amó en la tierra. ¿Cómo curar del corazón la herida Podrá la madre cuando pierde un hijo Si no elevara su plegaria al cielo Teniendo en Dios el pensamiento fijo? ¿Cómo la pena y sin igual quebranto El huérfano infeliz sufrir pudiera, Si no esperase que a sus padres luego Podrá abrazarse en la azulada esfera? de Agustinos Recoletos de Filipinas Y ¿quien aliviará a la triste esposa, Que su viudez en el retiro llora, Sino el Dios que bendice cariñoso A quien con fe su protección implora? Si un tierno hermano nos robó la muerte; Si herir pretende con su mano fría Al ser angelical que vivo impulso os inspira de dulce simpatía: Si al amigo que alivia nuestra suerte Con su fiera segur a herir alcanza, ¿Quién remediar podrá nuestro quebranto Sitio aquel que da vida a la esperanza? Y ¿quién la justa indignación calmara De un pueblo cuando mira horrorizado El crimen que con vil y aleve mano Perpetra entre las sombras el malvado? ¡Sólo la santa religión de Cristo! ¡Ella que ofrece al criminal clemencia, Galardón sempiterno a las virtudes Y palma de laurel a la inocencia! ¡Bendita seas, religión sublime! El aliento divino de tu boca Del inmundo pecado libra al hombre; Y tu mano ennoblece cuanto toca. Dichoso aquel que en su dolor te Ilama Pues aunque luche con la suerte aciaga, Y mil embates del averno sufra, La luz de su esperanza no se apaga. FR. JUAN RODRÍGUEZ DE STA. MÓNICA A. R. Colegio de Marcilla, Octubre 1915. 739 740 Boletín Oficial ¡¡NO HA MUERTO!! En honor del Sierco de Dios Iltmo. y Rvmo. Padre Ezequiel Moreno Mirad el sepulcro: Hay vida allí dentro. ……………………… Yo he pisado con tímidas plantas Dirigidas de un grande respeto Las tumbas tranquilas Do yacen los muertos. Al pisarlas, mi mente pensaba... Pensaba en lo eterno, Y obligado pon fuerzas secretas Decía en mi adentro: «¡Quien sabe si goza Allá ya en el Cielo, O recluso estará este difunto En los antros del hórrido infierno?... Quién sabe si vive O ha muerto este muerto?...» Mas... sí, escuchadlo, Y todos sabedlo: Contemplando la losa de mármol, Que cubre los restos Del insigne Prelado Pastuso, Del Padre Moreno, Yo me he dicho también conmovido: «Ese hombre modelo No ha muerto, que aún vive; Y vive en el Cielo Y vive en la tumba de Agustinos Recoletos de Filipinas Do yace su cuerpo.» Sí; vive en la tumba Tranquilo, sereno. Observad los impulsos vitales Que nótanse intensos: Mirad el sepulcro Que hay, vida allí dentro. ……………………… Yo dirijo mi vista al sascófago De éste insigne, inmortal Recoleto Y en sus plácidas, dulces quietudes Y grato silencio Percibo unas voces Que claman diciendo: «Los santos no mueren, no mueren los buenos: El sepulcro que encierra dichoso Sus célicos restos Es centro de vida Y vida de ejemplo». Así es el sepulcro Del Padre Moreno, Que a los hombres que cruzan el globo, Anhelando la patria del Cielo, Con grandes instancias Está repitiendo: Aquí yacen los ricos despojos De un insigne varón que en el suelo Vivió como un ángel Del plácido empíreo. Cuando jóven entróse en el claustro, Donde reinan con fúlgido cetro Las virtudes más puras y heroicas, Él era un modelo De obrar ajustado, De cristiano vivir el más recto. 741 742 Boletín Oficial Allá en los vergeles Del claustro era ejemplo Que admiraba a los más observantes Y alentaba a los menos perfectos. Al igual trascurrieron los años Juveniles del Padre Moreno. Surcó de los mares Las ondas, el fuego De una vida celeste, divina Llevando en su pecho, Que mostróle ferviente, encendido, Celosísmo, audaz Misionero, Doquiera dejando Las huellas del cielo Que estaba esculpido En el alma le aqueste hombre excelso. Y vedlo ya obispo Y Obispo perfecto, Sin mancha ninguna, Con gorias sin cuento. Que lo canten ahora los ángeles Que ante el dulce Sagrario lo vieron Derramando torrentes de lágrimas Cabe el trono de Dios prisionero. Rielaba la luna, Gemían los céfiros, Reinaban quietudes. Todo era silencio, Y el insigne Prelado Agustino Se está con su dueño: No puede alejarse Del divino de amor Sacramento. Que lo canten ahora las furias, Que se agitan allá en el averno, Puesto que ellas movieron la guerra Más atroz al Obispo alfareño; de Agustinos Recoletos de Filipinas Y doquiera lo vieron triunfante, Y doquiera glorioso lo vieron, Otentando en sus sienes laureles, Mostrando trofeos Numerables tan sólo por ellas Que saben de cierto Cuántas fueron las rudas batallas, que con saña cruel combatieron. Que al Obispo Ezequiel lo celebren, Lo canten los buenos, De la Iglesia los hijos fervientes, Los fieles sinceros, Porque aquestos, que a Cristo enaltecen Y ante el cual se prosternan, con fuego De amor en el alma, De amor en su pecho, Bendecían también y adoraban Al ilustre Pastor Recoleto. Que lo canten, por fin, los contrarios, Que lo canten también los perversos: Los que a Cristo rencor furibundo Insensatos profesan y ciegos Tambien perseguían Al manso cordero, Y anhelaban rabiosos la muerte Del Padre Moreno, Que a nadie impugnaba Sino al vicio y errores funestos, Que anhelaba volver a la vida A los pobres que la iban perdiendo, Que intentaba quitar los peligros Con que quiere perder el infierno A las almas que Cristo comprara Con dolores de mártir excelso, Con su sangre de Dios infinito, Una sangre que no tiene precio. 743 744 Boletín Oficial Estas voces repite la tumba Que guarda los restos Del Obispo a quien hoy bendecimos Celebrando un alegre suceso. Estas voces repite la tumba Pareciendo exigir otro puesto Más notable, más digno, más alto Para el rico tesoro de un cuerpo Tan santo, tan puro, Tan noble, tan bello. Estas voces repite la tumba, Y por eso gozosos hoy vemos, Además de otras dignas personas De grande respeto, A insignes Prelados De la Iglesia española, acudiendo A llevar tan sagrados despojos A ese sitio más alto y excelso. ¡Ilustres Pastores Del rebaño de Cristo, luceros Que alumbráis con destellos vivísimos De la Iglesia en el gran firmamento! Tal visita agradece mi Madre, Que es la Madre delet Padre Moreno; Tal visita agradece este Padre, Que hoy sonriente os contempla en el cielo. Él ha sido en la tumba primera De la vida celeste un venero; Él también, sí, será en la segunda Un viviente sublime de aquellos Que, después de alejarse del mundo, En el mundo, prosiguen viviendo, Que arrebatan tras sí a los humanos Con imanes, cual es el ejemplo… ……………………… ¡Contemplad el sepulcro reciente de Agustinos Recoletos de Filipinas Del insigne, inmortal Recoleto! ¡¡Mirad esa tumba Que hay vida allí dentro!! FR. JUAN MARTÍNEZ MONGE A. R. Colegio Preparatorio de S. José (S Millán de la Cogolla) Octubre 1915. En honor del Iltmo. Sr. D. Fray Ezequiel Moreno, Obispo EL ADALID INTRÉPIDO Escuela sacrosanta de místicos amores, Espléndida presea del ínclito Agustín, Estrella refulgente de célicos fulgores, Insigne y celebrada del uno a otro confín, Corona, que cuajada de perlas y rubíes, Circundas a ese Numen, raudal de la verdad, Vergel que a sus ardores floreces y sonríes Y brotan a su influjo tu ciencia y santidad; Dulzura en mis hastíos y puerto de mi alma En ti, Madre querida, cobijo el corazón; En ti cifro su dicha, su paz, sosiego y calma, Segura fortaleza, Sagrada Religión. Desoyes los aplausos del mundo seductores, Y sorda a sus halagos ¡Oh Madre de mi amor! Rehúsas sus ofertas, que son varios honores Mostrando tu nobleza, tu celo, tu valor. Hermosa cual el astro, que brilla en la mañana, Te ostentas, Madre mía, ceñida de laurel; Triunfante y victoriosa Augusta Capitana, Tremolas la bandera sagrada de Ezequiel, Tú sola, sí, enarbolas de Cristo la bandera, 745 746 Boletín Oficial Y muestras su estandarte del mundo ante la faz: Por ti el indio consigue, de ti América espera La luz del Evangelio, su gloria, dicha y paz. Sedienta de trabajos tú buscas las fatigas, Audaz en los combates te aprestas a morir; Tan sólo tu heroísmo pretende que consigas En esas duras luchas un alma redimir. Tu noble y bella frente levanta ¡Madre mía! Ceñida de laureles, emblemas del valor; Prosigue en tus empresas que ya se acerca el día, Que veas de tus hijos la gloria y esplendor. Insignes campeones, guerreros invencibles, De ti, fecunda Madre, brotaron mil y mil; Y en medio de esas rosas tan frescas y apacibles, Se agita y balancea el lirio más gentil. ¡Qué puras y fragantes, qué bellas y divinas Se ostentan esas flores de aroma virginal! Mirad cómo las mecen las auras matutinas; Mas ved una azucena de gracia angelical, Su cáliz plateado; son blanco alabastrino Su hojas, impregnadas de aroma celestial, Entreabre su corola al fresco y matiutino Rocío, que la vierte sus perlas de coral. Mirad; es el encanto del bello Jardinero Que en verla se complace; las llores Ezequiel, Regalo y embeleso de Aquel puro Cordero, Que habita entre las flores y es Dueño del vergel. Es astro que fulgura más bello y rutilante, Que el sol del medio día, y esparce viva luz, Un hijo de Agustino, celoso fiel y amante, Que ostenta al orbe entero la enseña de la Cruz. Riquísima diadema que ciñe esas tus sienes, El nardo más fragante brotado en tu vergel. Aplausos a ti, Madre, honor y parabienes, Brotó de tu almo seno el ínclito Ezequiel. Prez y honra de mi Orden, te adoro reverente, Postrado así de hinojos te pido con amor, de Agustinos Recoletos de Filipinas Perdones mi osadía, perdona si imprudente Cantar quiero tus lauros, tu gloria tu valor. Caudillo valeroso, Prelado siempre amante, Que nunca tu entereza cedió en la fiera lid: Permite que tus glorias mi baja lira cante, Que ensalce tus trofeos, intrépido Adalid. Feliz una y mil veces, feliz y venturoso, Martillo del impío, triunfaste del error: Por ti vióse humillada, Soldado valeroso, La cínica arrogancia del librepensador. Tu intrépido denuedo, audaz y estrénuo Atleta, La palma te conquista que blandes con honor: Tu vida toda pura, constante y santo Asceta, Te erige un rico trono muy cerca del Señor. Por eso, confiados, sus súplicas ardientes Elevan los cristianos, llamándote con fe… Mordiendo el polvo inmundo, como león rugiente, Opresos los malvados están bajo tu pie. Tu santo nombre invocan los pobres desvalidos, Y guardan tus reliquias sagradas con amor, Con fe y amor te llaman los tristes y afligidos, E imploran a tus plantas alivio en su dolor. A ti, Ezequiel, acuden cristianas multitudes, Al pie de tu sepulcro se postran con amor, En ti todos confían y admiran tus virtudes Que brillan ante el mundo con vivo resplandor. Los pobres, los lisiados y miles de cristianos, Colombia y Casanare te llaman con fervor: Te llaman tus antiguos y amantes diocesinos, Por ti todos suspiran con lágrimas de amor. También tú le celebras, teatro de proezas, Ciudad bella de Alfaro, tú, patria de Ezequiel; Tus torres y baluartes, tus templos y bellezas Le erigen este día riquísimo escabel: Tus vegas y florestas, tus campos y laderas, Tus huertas que embalsaman el lirio y azahar; Tus frondas apacibles, del Ebro las riberas 747 748 Boletín Oficial Componen a su nombre dulcísimo cantar: Poemas cadenciosos, tan dulces, tan süaves Cantamos hoy unidos, ¡oh! Atleta, en tu loor, Que se unen a los cantos los ecos de las aves Que entonan entre ramas sus cántigas de amor. Repiten hoy tu nombre los valles y montañas, Los mares que calmaron al verte su furor. Los claustros y desiertos, las míseras cabañas Del Indio, que en su llanto implora tu favor: Te vieron las colinas subir por su pendiente, Las rocas y atalayas la mar honda cruzar, Los bosques admiraron tu celo tan ardiente, Las fuentes no pudieron tus llamas apagar. Del claustro hasta la choza, de allí vas a la ermita, Desierta y solitaria... ¡Miradle ante el altar!... De amor arrebatado su corazón palpita Y ardiendo en dulces llamas parece va a expirar: De amor aún no saciado recorre los lugares, En busca de un amante, de un tierno corazón; Inflama en dulce fuego, alivia los pesares, Socorre las miserias con tierna compasión. Dolores y fatigas, injurias y dicterios, Sufrió apurando el cáliz amargo con valor; Pagando con favores las mofas e improperios, Perdona con dulzura al vil calumniador. Su vida fué un martirio de mártir incruento, Fué mártir de dolores y mártir del amor. Sufrir fué su deseo, sufrió el cruel tormento Que inmola su alma pura en alas del dolor. Llegó su hora postrera, que tanto él anhelaba, La vida de aquel Ángel llegaba ya a su fin; Un fuego tan ardiente su pura alma inflamaba, Que, más que ser humano, semeja un Serafín. «¡Jesús! ¡Jesús!» exclama, cruzadas ante el pecho Sus manos inocentes, que abrazan una Cruz. Mirad; parece un Ángel que duerme en blando lecho Y ansía vivamente gozar de nueva luz. de Agustinos Recoletos de Filipinas 749 Voló entre resplandores esta águila sublime, Cruzó el mar proceloso, llegó a la alta Sión, ¡Se alzó! más para siempre, por eso llora y gime Sin hijo tan amante mi amada Religión. Envía desde el cielo tus santas bendiciones Sobre estos tus hermanos que luchan por tu Dios, Y el único deseo de nuestros corazones Será desde este día alzarse de ti en pos. FR. C. L. DEL C. A. R. Colegio de Monteagudo, Octubre 1915. ❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀ CRÓNICA DE NUESTROS COLEGIOS DE MARCILLA Cierto que este mes no nos ha traído tantas y tan variadas impresiones como el pasado, en este nuestro Colegio de Marcilla; pero no han dejado de tener lugar algunos hechos que no merezcan el honor de ser publcados en una croniquilla conventual. Lo primero de que nuestros Religiosos desearán tener noticia será sin duda el viaje de los Misioneros que de aquí partieron para Venezuela y Filipinas. De éstos daba noticia su digno Presidente el P. Víctor Oscoz en carta fechada el 21 de Septiembre en Port-Said, en la cual decía entre otras cosas: «El viaje resulta movidito, y los compañeros, nada acotumbrados a semejante jaleo, van haciendo el pichón a cada momento: sobre todo el P. Frías me parece que ya tiene diversión para todo el viaje por la poca maña que se da para combatir el mareo. El pasaje de 1.ª queda compuesto en su casi totalidad de gente de Iglesia: 71 Paúles, 6 Hermanas de la Caridad, un sacerdote portugués y nosotros. Vamos bastante bien los que no nos mareamos...» Los que salieron para Venezuela, que para esta fecha ya estarán en Puerto Cabello, nos participaban desde Santa Cruz de la Palma, con fecha 19 de Septiembre, que llevaban una navegación felicísima, de Agustinos Recoletos de Filipinas 751 hallándose el P. Avellaneda en completa convalecencia de las calenturas que días antes le habían atacado. Y últimamente, con fecha 4 del corriente, escriben desde La Habana participando continuar su viaje con toda felicidad. Abrigamos la esperanza de que nuestro glorioso Titular San Nicolás habrá hecho su oficio de Protector con todos los Misioneros, alcanzándoles la gracia de llegar felizmente a sus respectivos destinos. Entrando ahora en lo que ha tenido lugar en este Colegio, diré que el día 24 del pasado recibimos una visita muy agradable con la venida del R. P. Secretario General Fr. Bernardino García de la Concepción, la que nos supo a poco, pues el día siguiente de llegar dejó nuestra compañía. No fué mucho mayor la estancia en este Colegio del M. R. P. Prefecto Apostólico de Palawan Fr. Victoriano Román de San José, quien llegó el 27 y marchó el 30. El día 28 se apartó de nosotros el M. R. P. Definidor y Cronista General de nuestra Orden Fr. Pedro Fabo del Corazón de María, quien tan infaligable como siempre ha pasado este verano mirando el Archivo Provincial existente en este Colegio, trabajando lo indecible por recopilar datos, deseoso de continuar por lo menos hasta el año 1750 esa gloriosa cadena de las grandezas de nuestra Orden llamadas Crónicas y que en mala hora fueron suspendidas el año de 1690. Fiados en la ayuda de Dios y en la apasionada laboriosidad del P. Fabo, podremos abrigar la dulce esperanza de que luego daremos dulce solaz a nuestro espíritu leyendo las grandiosas proezas de nuestros antepasados; pues, según dijo el mismo P. Cronista General, tiene ya más que suficientes datos para formar dos gruesos volúmenes, escribiendo la historia de nuestra Orden en los 60 años que piensa abarcar. El Señor bendiga sus planes y corone con el más brillante éxito sus laudables esfuerzos. Dos días después de marchar el P. Fabo, marchó también el mes de Septiembre y vino a suplantarle el famoso Rhemis in Gallia, causando tal vez la desagradable impresión que está acostumbrado a causar en la inmensa mayoría de los estudiantes. Tomamos la cruz maldiciendo el pecado de Adán que nos condenó al trabajo, y comenzamos el curso, alentados con la esperanza de que Deo volente lo terminaremos con felicidad. Los del noviciado de 1912 juntos 752 Boletín Oficial con los que profesaron en 1910 estudian Teología Moral y Dogmática, teniendo de catedrático de aquella al P. L. Fr. Juan Aráiz de la P. Concepción y de ésta al P. L. Fr. Aurelio Lacruz de la Inmaculada. Los del noviciado de 1909 estudiamos Sagrada Escritura con el P. L. Fr. Paciente Corral de la Sagrada Familia, y Derecho Canónico con el P. L. y Regente de Estudios Fr. Vicente Jiménez del Rosario. Al día siguiente de comenzar el curso salió de aquí para San Millán, destinado al Colegio Preparatorio de S. José, Fr. Serafín Hernando de la Purísima, quien había recibido el sagrado Orden del Diaconado en la ciuad de Olite el día 19 del mes pasado, de manos del Excmo. y Rmo. Sr. Obispo de Pamplona. Consignaré también que los días 4 y 5 del corriente mes nos honró con su visita nuestro M. R. P. Exprovincial Fr. Tomás Roldán de los Remedios. El día 12 del corriente, festividad de Ntra. Sra. del PIlar, Patrona del Rector de este Colegio, se patentizaron los mutuos sentimientos de cariño y amor que existen entre los miembros de esta Comunidad y el dignísimno Superior de la misma; sentimientos que, ciertamente, no sé dónde están más encendidos, si en el corazón del Padre hacia sus hijos, o en el de los hijos hacia su amado Padre. El día siguiente de la Virgen del Pilar se llenaron también de júbilo nuestros corazones con la profesión solemne de seis Coristas nuestros que juraron de nuevo a Dios Nuestro Señor ser eternamente Agustinos Recoletos. Sus nombres son los siguientes: Fr. Sofronio Izu del Carmen; Fr. Fermín Alfaro de S. Isidro; Fe. Manuel Gómara del Carmen; Fr. Félix Martínez del Perpetuo Socorro; Fr. Teófano Morrás del Rosario y Fr. Ladislao Moreno del Carmen. Que el Señor derrame sobre ellos abundantes gracias con que sigan fielmente las huellas de nuestros heroicos antepasados, para que se cumplan los vehementes deseos que tienen los mismos de ser santos. FR. R. J. DE LA C. A. R. Marcilla 19 de Octubre de 1915. de Agustinos Recoletos de Filipinas 753 DE MONTEAGUDO Exhumación y traslado de los restos del Ilmo. y Revmo. P. Fr. Ezequiel Moreno Los sucesos felices, las emocionantes escenas que en los días 20 y 21 del memorable mes de Octubre se han deslizado ante nuestra vista, son más bien para recordarse y admirarse con dulce y agradable contento, que para describirlos en unas pocas cuartillas. Y a la verdad; ¿no han gustado nuestros corazones una suavidad y dulzura más dignas de codicia que el oro y la rica pedrería, más dulces y agradables que la miel y el panal? ¿No hemos visto con agrado y complacencia días de felicidad y ventura, para nuestra querida madre la Recolección? ¿No hemos visto al través de la graciosa y risueña figura del Ilmo. Padre Ezequiel irradiar los primeros destellos de un nuevo astro, de un nuevo sol, cuyos luminosos y esplendentes rayos, apenas aparecidos, son ya la admiración y asombro del viejo y nuevo continente? Ciertamente que sí. Pues ved aquí mi temor de desengalanar y desfigurar las brillantes escenas a las que hemos tenido la honra y dicha de asistir, al intentar referirlas en estas páginas. Mas considerando la impaciencia y deseo con que mis hermanos, siempre entusiastas por la gloria del P. Ezequiel, estarán esperando noticias y detalles de la exhumación y traslación de sus venerables restos, me he movido a decir en esta pequeña crónica algo de lo mucho que hay que decir, y que minuciosa y detalladamente lo encontrarán nuestros lectores en el folleto que en breve saldrá a luz. Los vehementes deseos y el ferviente entusiasmo con que desde que se inició la idea del acto que hemos presenciado esperábamos estos felices días, exceden a toda ponderación; pues tanto más se aumentaban, cuanto más se diferían los días tan suspirados. Y era que vislumbrábamos días de gloria para nuestra madre, y, cual amantes y cariñosos hijos, nos uníamos a su alegría y regocijo. El día 19 por la tarde, vino el organista de la catedral de Tarazona, 754 Boletín Oficial y con él ensayamos la misa de «Requien» que teníamos que cantar el día 21, y además las piezas de orfeón y demás composiciones musicales que formaban el programa de la velada. Por la noche llegó también el Ilmo. P. Fr. Toribio Minguella, iniciador de la dicha traslación, acompañado del P. Fr. Saturio Albéniz de San Luis Gonzaga, a quienes de antemano salimos a recibir. Al día siguiente, 20, día fijado para la exhumación del cuerpo del P. Ezequiel, llegaron a este Colegio el tribunal de la diócesis, el maestro de ceremonias, el sacristán mayor de la catedral de Tarazona, y los Sres. médicos de los pueblos de Novallas y Ablitas juntamente con el Dr. Canalejo, que se halló presente a la operación del cáncer que sufrió el P. Ezequiel en el hospital. Pasados los primeros saludos, el tribunal compuesto de los muy Ilustres Sres. Dr. D. Justo Goñi, Arcediano y Provisor, los Jueces adjuntos, Dr. D. José Yepes, Deán; Dr. D. Juan Garrido, Maestrescuela; Fiscal, Ldo. D. Bernardo Aros; Notario, D. Emilio Monreal, y Curso, D. Joaquín Maza; se dirigieron a la Iglesia, donde juntamente con los tres Sres. médicos tuvieron la primera sesión, la que levantaron a las 11 y 1/2 para continuarla a las 3 de la tarde, hora señalada para abrir el sepulcro del P. Ezequiel. En el tren de las 11 y 1/2 vinieron procedentes de Marcilla N. R. P. Vicario Provincial en representación de toda la Provincia, y el médico de dicha localidad Dr. D. Tomás Lerga, quien con los otros señores concurrió al reconocimiento del cuerpo del P. Ezequiel. También vino una comisión de los PP. Capuchinos de Tudela, presidida por el Revmo. P. Fr. Ángel María de Villava Definidor General de su Orden. A las 3 de la tarde se constituyó de nuevo en la Iglesia el Tribunal de la Diócesis, con los cuatro médicos, testigos, Rector de la Casa y personas que habían de intervenir en la exhumación del cadáver, para abrir ya el sepulcro y proceder al reconocimiento, todo lo cual esperábamos con viva ansiedad. Quitaron la losa que cubría el modesto sepulcro y comenzaron a sacar la tierra que ocupaba la profundidad como de un metro; al descubrir la bóveda que seguía a la tierra, los corazones latían con más violencia, los ánimos estaban visiblemente emocionados, y en el rostro de todos se veía dibujada la más grande impaciencia. Entonces de Agustinos Recoletos de Filipinas 755 el Provisor, como si leyera en los semblantes de todos el ansia con que deseaban abrir la sagrada caja y el deseo santo de apoderarse de su precioso despojo, pronunció en voz alta e inteligible la pena de excomunión con que el Obispo castigaba al que furtivamente extrajera algo de la caja, vestidos y cuerpo del P. Ezequiel, o introdujese alguna cosa en la caja. Siguieron quitando los ladrillos que formaban la bóveda, y cada vez aumentaban el entusiasmo, emoción e impaciencia que dominaba los ánimos de todos los espectadores, y mucho más cuando vieron entera e incólume la caja que guardaba tan venerandos restos. Entonces un grito de alegría se escapó a la vez de los labios de todos; N. P. Toribio Minguella, que hasta entonces, y a pesar de sus años, se había mantenido en pie y con los ojos fijos en la fosa observando con marcado interés todo lo que sucedía, rezó en voz alta un responso al que contestaron con gran devoción todos los circunstantes. No dejaré pasar un pequeño incidente que vino a turbar en parte la alegría y contento de que todos estaban poseídos. Fué el caso que, cuando enterraron al P. Ezequiel, esparcieron sobre la base de cemento cierta cantidad de serrín que formaba el grosor de tres o cuatro dedos con objeto de que la humedad no penetrase tan intensamente en la caja. El albañil que había descendido al fondo de la fosa con el fin de amarrar unas cuerdas a la caja para subirla, al notar que el suelo no era de cemento, sino que lo que había allí, para él, era polvo, pues lo confundió con el serrín, dijo que la tabla de la caja que estaba en contacto con el suelo de la fosa, se había reducido a polvo, y por consiguiente que el cuerpo estaría también hecho polvo y no podrían subirlo. ¡Calculen nuestros lectores la impresión que produciría este contratiempo! Sin embargo, todavía se abrigaba cierta esperanza; y en efecto no salió frustrada, pues en seguida no faltó quien dijo que aquello era serrín, pues él se había hallado presente cuando lo esparcieron. Nuevamente vino a reinar la alegría entre todos, y a los pocos momentos la caja se hallaba ya arriba sobre el pavimento de la iglesia. Inmediatamente se trasladó al centro de la Iglesia, donde determinaron abrirla y hacer el reconocimiento. Entonces el tribunal preguntó a los médicos qué opinaban respecto del estado en que debía salir el cuerpo del P. Ezequiel, y respondieron sencillamente que, dadas las circunstancias de la 756 Boletín Oficial humedad tan intensa del lugar donde había estado por espacio de nueve años, la enfermedad que por sí misma contribuiría en gran parte a la más completa putrefacción, y el modo de embalsamarlo que había sido de segundo grado, cuyo efecto es de unos cuatro o cinco años, el cuerpo debía estar completamente reducido a polvo o a lo más en tal condición que al menor movimiento o golpe vendría a reducirse enteramente a ese estado. Considerado bien el parecer de los médicos, pues era unánime, e inscrito detalladamente en el acta por el Sr. Notario, se procedió a la apertura de la caja: ésta cedió a la menor resistencia, pues aun cuando la madera era de buen ciprés, con la humedad se había hinchado y los clavos habían cedido. Y ¡cuál no sería la sorpresa de todos cuando al levantar la tapa de la caja, apareció el cuerpo todo entero, tan entero como cuando allí había sido depositado! El entusiasmo que entonces se apoderó de todos se propagó cual corriente eléctrica a todos los moradores del Colegio, sin que a ello fuera óbice el hallarse la Iglesia cerrada al público. Pero todavía, si cabe, subió de punto el entusiasmo cuando al apartar el serrín que cubría todo el cuerpo, viéronse los vestidos casi completos y que, lejos de reducirse con golpes y movimientos a polvo el cuerpo, se veía en todos sus miembros una dureza asombrosa, pues se hallaba, según unánime expresión de los médicos en un estado tractabile. Allí fueron las frases de asombro y alegría que de los labios de todos se escapaban. El rostro del venerable cuerpo se hallaba casi negro debido a la humedad y haber estado descubierto, pero tan entero y expresivo que se le notaba hasta la cicatriz de la operación del cáncer. La nariz estaba completamente entera y las orejas, en particular la izquierda, como si hiciera poco que había espirado. El pelo fuertemente adherido a la cabeza. Lo demás del cuerpo también estaba entero y cubierto con todas las vestiduras, excepto el pedazo de alba que cubría las piernas desde la rodilla a los pies que estaba deshecha y algo de las medias. Las coyunturas de los huesos de las manos y pies todavía funcionan, lo cual da una razón muy alta del buen estado en que se halla el cuerpo. La carne de las manos, en las que todavía tiene los guantes, y la de los pies y piernas conserva su color natural, y es de suponer que así se hallará lo demás del cuerpo. La de Agustinos Recoletos de Filipinas 757 mitra y casulla también están enteras: en especial la mitra que todavía se podría usar. Estando en el reconocimiento y a eso de las cinco, llegaron los Ilmos. Sres. Obispos de Pamplona y Calahorra, quienes a! enterarse de que estaban todos en la Iglesia examinando el cuerpo del P. Ezequiel, pidieron inmediatamente permiso al Provisor para que les permitiese entrar, el que en seguida lo concedió. Entrar y ponerse a contemplar admirados el venerable cuerpo, todo fue uno, dejando aparte los saludos y recibimientos. Ya para entonces se habían pasado por el cuerpo algunos objetos y entonces ellos pasaron sus respectivos pectorales con sumo respeto y reverencia. Los médicos estaban asombrados, y a cualquier pregunta respondían que humanamente no se concibe cómo puede hallarse el cuerpo del P. Ezequiel en el estado en que se halla. Quédese para la Iglesia juzgar y declarar a qué debe atribuirse este suceso extraordinario, pero dicho sea en honor de la verdad, que la ciencia no lo puede explicar. Una vez hecho el reconocimiento, determinaron mudar el cuerpo a la nueva caja, pues la vieja estaba bastante deteriorada, para lo cual empezaron por quitar el serrín que en ella había. Y primeramente quitaron la almohada en la que descansaba la cabeza. Al quitar la almohada la cabeza no hizo ningún movimiento sino que permaneció en la misma posición; después fueron poco a poco quitando el resto del serrín, en cuya faena, paleta en mano, ayudaron los mismos Obispos, hasta que sacaron el cuerpo solo y entero a una sábana extendida en medio de la Iglesia. Allí lo limpiaron bien del serrín que había entre las vestiduras, y hubo opiniones de si lo vestirían de nuevo, pues el cuerpo estaba en condiciones para ello; pero se acordó dejarlo tal como estaba, y así lo hicieron. Entonces dió permiso el Provisor para que bajase la Comunidad y demás sacerdotes regulares y seculares que había en el Colegio, para ver al P. Ezequiel, e inmediatamente nos precipitamos todos ávidos de contemplar tan veneranda figura, sin acertar a proferir otras palabras que de admiración y asombro, hasta que nos volvieron a despachar. En seguida lo metieron en la nueva caja y lo llevaron a la pequeña tribuna del Presbiterio al lado del Evangelio, donde lo taparon 758 Boletín Oficial y pusieron dos sellos entre la caja y la tapa para aquella noche, pues tenía que estar cerrado. El reloj marcaba las nueve y media cuando todo había terminado, y por consiguiente de allí subieron todos a cenar rebosando sus corazones contento y satisfacción dando por muy bien empleado el continuo trabajo que desde las tres de la tarde habían tenido. Aquella noche, en unos la satisfacción, en otros la alegría, en otros el carecer de sueño y hasta en otros de cama, hizo que muy pocos descansaran un poco, y si lo hicieron muy tarde. A la mañana siguiente, muy de madrugada, se comenzaron a celebrar misas, y tanta era la afluencia de sacerdotes que pasaron de cincuenta las misas que en aquel día se celebraron. La concurrencia de fieles también fué numerosa, pues como el día anterior habían estado cerradas las puertas de la iglesia, la gente venía picada de devoción y curiosidad. A eso de las ocho se volvieron a cerrar las puertas de la Iglesia para disponer los preparativos para la misa mayor y sacar al P. Ezequiel de donde estaba, para exponerlo al público. A las ocho y media se comenzó a tocar a misa de Requiem, y a eso de las nueve llegó el Excmo. Sr. Obispo de Tarazona D. Santiago Ozcoidi, a quien salieron a recibir los Ilmos. Obispos de Sigüenza y Calahorra abriéndose paso con dificultad entre el inmenso gentío que, apiñado a la puerta de la Iglesia, esperaba impaciente. La Iglesia estaba dispuesta del modo siguiente: en el lado de la Epístola había preparado un solio para el Sr. Obispo de Pamplona, encargado de celebrar la misa pontifical; en el del Evangelio otro para el diocesano y asientos para los Sres. Obispos de Sigüenza y Calahorra, quienes con ornamentos episcopales asistieron a la misa, y en el centro de la iglesia sobre un pequeño catafalco se hallaba la caja del P. Ezequiel abierta, enfrente de la cual estaba colocado parte del tribunal y en los lados dignidades eclesiásticas; el ayuntamiento en pleno y los Sres. Médicos con representaciones de la Curia Generalicia de nuestra Orden y de cada una de las tres Provincias y del clero secular y regular. Un poco antes de las nueve y media, hora señalada para la misa, se abrieron las puertas de la iglesia y la inmensa multitud de gente, que apiñada hervía impaciente, se esparció cual oleada gigantesca por el ámbito de la Iglesia de Agustinos Recoletos de Filipinas 759 no bastando a contener su primer ímpetu tres guardias colocados en las verjas y varios PP. y sacerdotes prevenidos de antemano para impedir que la gente se acercara a la caja. Sosegada y contenida la multilul de fieles, quedó la Iglesia de tal manera que ofrecía un cuadro imponente, y el lleno era completo a pesar de ser día de labor. ¡Tanta es la veneración que a todos infunde el nombre del P. Ezequiel! Empezó pues la misa en la que, como he dicho, ofició de pontifical el Ilmo. Sr. Obispo de Pamplona. La comisión del Cabildo estaba compuesta de los Sres. Doctoral, Dr. D. José Vicente Rojo; Penitenciario, D. Antonio Romanos; Magisiral, Sr. Ausejo y D. Bartolomé Rey que juntamente con el Magistral de Soria y Dr. D. José Ignacio Navarro oficiaron de asislentes, diáconos y subdiáconos respectivamente. El Maestro le Ceremonias de la catedral de Tarazona don Elías Hernández y sacristán mayor de la misma catedral D. Mariano Gil dispusieron todo convenientemente. En el coro se cantó la grave y majestuosa misa de «Requiem» de D. Domingo Más y Serracant, cuya secuencia es de lo más grandioso y sublime que hay. La capilla del Colegio, de suyo buena y completa, estaba reforzada por un tenor, un bajo un tiple-infante de la catedral de Tarazona. La dulce y angelical voz del niño que en la secuencia alternaba con las sonoras y graves del resto de la capilla, producía un contraste tan agradable y grandioso que mantenía los ánimos de los oyentes dulcemente emocionados. El organista de la catedral de Tarazona, como ya dije antes, acompañó la misa con tal gusto y maestría que parecía arrancar del órgano notas celestiales. El acto de la elevación fué sublime: aquel inmenso hormiguero de gente con sus ojos fijos en el bendito Pan de los Ángeles: aquellas nubes de incienso que pausada y majestuosamente ascendían a lo alto semejando juguetonas e inquietas nubecillas heridas por los luminoso rayos del sol que brillante penetraba; aquellos dulces y variados acordes cuyas argentinas notas repercutían sonoras por el perfumado ambiente de la Iglesia; todo formaba un cuadro de tan sublime y agradable poesía, que hizo gozar a nuestros corazones un no sé qué de divino. Terminada la la misa, se vistió el Sr. Obispo de capa pluvial, y precedido 760 Boletín Oficial de todos los ayudantes procedió a la absolución del cadáver en la forma acostumbrada. Enseguida fué trasladada la caja al Presbiterio y colocada en el suelo para que con más facilidad pudieran verla los fieles. Para proceder con más orden y moderación, se formó una especie de calle en la que estábamos extendidos todos los coristas, gran parte de Padres y Sacerdotes y varios miembros del Ayuntamiento. Así pues se consiguió que en pocas horas pudieran contemplar bastante detenidamente todos los que en la Iglesia estaban y los que por momentos iban llegando, el venerable cuerpo del P. Ezequiel. Según cálculos aproximados el número de fieles que desfiló delante de la caja, llegó a la cifra considerable de 5000, y con seguridad que el número se hubiera cuadruplicado si el cuerpo hubiera permanecido expuesto todo el día, pues los caminos y plaza de Monteagudo se vieron todo el día atestados de gente, que al enterarse de que ya no podían ver al P. Ezequiel, pues habían cerrado la caja, se volvían tristes y silenciosos a sus respectivas casas y pueblos sin conseguir realizar su santo deseo, después de haber caminado tal vez la mayor parte del día. En los ánimos de los que ya llegaban a la caja, veíase dibujada la impaciencia y vehementes deseos contenidos tan sólo por la multitud que les precedía, y en cambio en los ánimos de los que volvían una tan dulce y grata satisfacción que no cambiaran su dicha por todo el oro del mundo. Pasadas ya las 12 volvierónse a cerrar las puertas y volvimos a bajar toda la comunidad a contemplar por última vez y despedirnos con sentimiento de aquel precioso despojo que nunca nos cansábamos de mirar, y allí nuestros labios murmuraron las últimas peticiones que con más fe creíamos conseguir entonces. Inmediatamente nos retiramos todos quedándose el tribunal, los Sres. Obispos y otras dignidades eclesiásticas: se cerró la caja según las prescripciones del derecho y fué trasladada a la tribuna del lado del Evangelio y de la que ya he hecho mención, donde permanece provisionalmente, mientras se levanta el sarcófago que en adelante ha de ocupar. Al terminar todo esto el reloj apuntaba la una. La comida, presidida por los Sres. Obispos, estuvo animadísima, y los cubiertos llegaron hasta 100, sin contar a la comunidad. Levantada la mesa, dió comienzo la velada literariomusical con que de Agustinos Recoletos de Filipinas 761 los Coristas obsequiaron a los Ilmos. Sres. Obispos, Tribunal eclesiástico, Comisiones del clero regular y secular, Autoridades eclesiásticas y civiles y a todos los que cooperaron o asistieron a la exhumación y traslado de los restos del Ilmo. P. Ezequiel Moreno. El programa estaba dispuesto del siguiente modo: 1.º Discurso-saludo, por Fr. Fabián Otamendi. 2.º «Mar adentro», Orfeón por todos los Coristas. 3.º «Una flor del vergel Agustiniano», Poesía por Fr. Carlos Liñán. 4.º «Un adiós», Aria cantada por Fr. Abundio Frías. 5.º Grati animi memoria», Poesía, Fr. Victorino Capánaga. 6.º «Ausencias y anhelos», Orfeón por todos los Coristas. 7.º «Triunfaste del sepulcro», Poesía por Fr. Aurelio Galán. 8.º «Framway», Galop, a cuatro manos, por Fr. A. AIduán y J. Gómez. 9.º «Himno al P. Ezequiel», por los Coristas, Orfeón. Nada diré del resultado de los números de la velada sino que Ilenaron completamente los gustos del benévolo público, que es cuanto se puede decir, considerada la variedad de clases y distinciones. Las piezas de orfeón y cuanto se refiere a la música resultaron brillantísimas, al final de las cuales el público palmoteaba lleno de gusto y entusiasmo; siendo de notar en particular el aria «Un adiós» cantada por el joven corista Fr. Abundio Frías, quien al terminar fué por todos muy ovacionado. Los trabajos literarios no rayaron a menos altura; pues tanto el joven que declamó el discurso como los de las poesías se portaron muy serenos; habiendo escuchadotodos nutridos y numerosos aplausos. Una de las poesías se publica en este Boletín, y la misma juntamente con los demás números literarios del programa se publicarán probablemente en el folleto que, como antes dije, en breve saldrá a luz. Como final de la velada cantamos el precioso himno al P. Ezequiel compuesto por el corista Fr. Alejandro Osés, obra justamente alabada por los inteligentes y cuya ejecución fué muy aplaudida. Así terminó la velada de la que quedaron lo mismo los señores Obispos que el resto del público visible y sumamente complacidos, como así lo expresaron con breves pero elocuentes palabras al despedirse. 762 Boletín Oficial Como los Sres. Obispos, el Tribunal y demás dignidades eclesiásticas tenían que marcharse aquella misma tarde, se dispusieron los coches y demás preparativos. En dos de los coches salieron para Tarazona el Sr. Obispo y el Tribunal eclesiástico, y en otros dos para la estación de Tulebras los tres Sres. Obispos de Sigüenza, Pamplona y Calahorra con sus Rdos. Capellanes, a tomar el tren que los había de conducir a sus respectivas diócesis. El momento de despedida, como pueden comprender nuestros lectores, fué conmovedor, tiernísimo, llevando todos en sus corazones gratos y dulces recuerdos de tan memorable día. Minutos antes de subir al coche se acercaba trémula y majestuosamente a la reja de la tribuna en que está depositada la caja del P. Ezequiel, nuestro querido P. Fr. Toribio Minguella, quien, al creerse solo en la Iglesia, miraba dulcemente por entre las aberturas de la reja como si buscar quisiera algo que se le había perdido: yo, que tuve la dicha de contemplar tan conmovedora escena, de mí se decir que sentí en mi corazón honda y grande emoción: ¡Qué le dirá! pronuncié para mis adentros con santa y religiosa envidia. Al apartarse, el corazón parecía que le hacía violencia y quería quedarse allí. ¡Dios premie con lo que más le convenga a este egregio Prelado que tan celoso y diligente se muestra por la gloria y esplendor de uno de sus santos! A las 6 de la tarde ya no quedaban en este Colegio más que algunos de nuestros PP. y varios Sacerdotes que marcharon al día siguiente a sus correspondientes destinos y casas. Al anochecer había ya vuelto a reinar en este Colegio la tranquilidad habitual del claustro; y en las animadas y fraternales conversaciones de los Coristas, se comentaban y referían con entusiasmo y calor las impresiones recibidas. Así terminó aquel memorable día, que en los Anales de nuestra amada Orden Recoleta Agustiniana llenará una de las páginas más brillantes de su gloriosa historia y cuyo recuerdo vivirá eternamente en el corazón de todos sus hijos. Fr. F. O. d. l. C. A. R. Colegio de Monteagudo 26 de Octubre de 1915. de Agustinos Recoletos de Filipinas 763 DE S. MILLÁN DE LA COGOLLA En el Colegio Preparatorio de San José, establecido en San Millán de la Cogolla, han ingresado este año para el curso de 1915 a 1916, los dieciocho alumnos, cuyos nombres, pueblo y provincia de naturaleza, y edad se expresan a continuación: Nombres y apellidos Martín Martínez Grandes Juan Domínguez del Pueyo Nicasio Fernández Gastón Lorenzo Agustín Fernández Gregorio Samanes Muñoz Jesús Monasterio Lerena Joaquín Peña Lerena Primitivo Sáenz Azcárate Venancio Castro Escudero Aureliano Lucea Escudero Martín Ruiz Gutiérrez José María Peña Moral Arturo Quintanilla Manzanares Constancio Peña Lerena Saturnino Valgañón Garrido Fernando Bello Pradas Moisés Tobías Santa María Pedro Chicote y Herce Pueblo Provincia Zarzosa Zarzosa Ubago Valgañón Valtierra San Millán San Millán Trevijano Elciego Elciego Angunciana Logroño Berceo San Millán Valgañón Zaragoza Berceo San Andrés Logroño Logroño Navarra Logroño Navarra Logroño Logroño Logroño Álava Álava Logroño Logroño Logroño Logroño Logroño Zaragoza Logroño Logroño Nacimiento 5 23 11 14 17 1 3 23 2 2 23 30 10 9 16 11 25 22 ¡El Señor conceda a todos el precioso don de la perseverancia! Noviembre Junio Octubre Noviembre Noviembre Enero Marzo Julio Agosto Diciembre Marzo Marzo Septiembre Octubre Octubre Diciembre Diciembre Febrero 1901 1902 1902 1902 1902 1903 1903 1903 1903 1903 1904 1904 1904 1904 1904 1904 1904 1905 764 Boletín Oficial NECROLOGIO El día 8 de Agosto entregó su alma al Creador en nuestro Convento de Manila nuestro hermano el P. Fr. Manuel María Gómez del Carmen, víctima de una disentería infecciosa; habiendo recibido los Santos Sacramentos de Penitencia y Extremaunción, y no el Santo Viático por impedirlo la índole de la enfermedad. El P. Manuel María contaba 53 años de edad y 34 de profesión1, recibió el presbiterado en Zaragoza en Marzo de 1885, y pasado a Filipinas ejerció allí la cura de almas en varios Ministerios de Calamianes, Romblón y Mindoro, habiendo observado siempre una conducta ejemplar, ya como conventual, ya como misionero. R. I. P. TIP. DE SANTA RITA. – MONACHIL 1 V. Catálogo de los Religiosos Agustinos Recoletos... pág. 640. Año VI Diciembre de 1915 Núm. 66 BOLETÍN DE LA PROVINCIA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO DE FILIPINAS de la Orden de Agustinos Recoletos REVISTA LITÚRGICO-CANÓNICA NUEVA BULA DE LA SANTA CRUZADA En prueba de gratitud al favor singularísirno que acaba de conceder el Santo Padre Benedicto XV a nuestra católica España, es muy justo que honremos la «Revista Litúrgico canónica» de nuestro «Boletín» con la publicación de la preciosa Bula Ut praesens periculum, en la que se consignan tan señaladas gracias y tan especiales privilegios. Como verán nuestros lectores, el presente documento es una señal 766 Boletín Oficial inequívoca de que el corazón de nuestro Smo. Padre siente hacia los españoles sus más puras y fervientes simpatías; pues en él nos concede un sin número de gracias que hasta el presente ningún Papa ha concedido a España ni a ninguna otra nación. En esta nueva Bula se conceden algunas indulgencias sobre las contenidas en la antigua, y se facilitan los medios prescritos para ganarlas; se faculta a todos los ordenados in sacris, sean seculares o regulares, para que en privado puedan rezar los maitines y laudes del día siguiente inmediatamente después del medio día; se amplía la facultad de los confesores para la absolución de los casos reservados y la libertad de los religiosos y especialmente de las religiosas para la elección de confesor; también se introducen notables y ventajosas diferencias en la conmutación de votos, en las bulas de difuntos y composición, en las leyes del ayuno y de la abstinencia; se dispensa la de la promiscuación; se deroga el indulto de lacticinios para los sacerdotes y se concede el hasta ahora desconocido en España Sumario de Oratorios. Todas estas y otras muchas gracias y privilegios podrán ver nuestros lectores en la nueva Bula, cuyo texto íntegro es como sigue: de Agustinos Recoletos de Filipinas 767 CARISSIMO IN CHRISTO FILIO NOSTRO ALPHONSO XIII HISPANIARUM REGI CATHOLICO BENEDICTUS PP. XV CARISSIME IN CHRISTO FILI NOSTER, SALUTEM ET APOSTOLICAM BENDICTLONEM Ut praesens periculum ab Europae nationibus averterent, teterrima tempestate qua furor infideliurn Catholicos Principes et populos infensis bellis exagitabat, et cum pernicie animorum extremum discrimen ipsis minitabatur, vindices Christianitatis hispaniarum Reges Catholici Apostolicas ab hac S. Sede Litteras acceperunt, quibus plures gratiae ac favores tum spirituales, tum temporales pro certo annorum spatio tribuebantur iis ex hispanica ditione fidelibus, qui vel ad bonum adversus infideles certamen decertandum proficiscerentur, A NUESTRO AMADO HIJO EN CRISTO ALFONSO XIII REY CATÓLICO DE ESPAÑA BENEDICTO XV, PAPA Muy amado hijo nuestro en Cristo, salud y la bendición apostólica Para alejar de las naciones de Europa el inminente peligro que las amenazaba en la época tristísima en que el furor de los infieles promovía guerras encarnizadas contra los Príncipes y los pueblos católicos y estaba a punto de ponerlos en extremo peligro con grave perjuicio de las almas, los Reyes Católicos de España, celosísimos defensores de la Cristiandad, obtuvieron de esta Santa Sede Letras Apostólicas por las cuales se concedían muchas gracias y favores espirituales y temporales por determinado número de años a los fieles de los dominios de España que fuesen a pelear contra los infieles o que con sus propios recursos contribuyesen a los gastos ocasionados 768 Boletín Oficial vel susceptas contra illos, aut suscipiendas militares expeditiones propriis sumptibus iuvarent. Haec fuit Bullae Cruciatae in Hispaniis origo, Romanique Pontifices Nostri Decessores iterum iterumque huiusmodi indultum prorogarunt. Sed cum labentibus annis nulla amplius urgeret contra infideles praeliandi necessitas, corrogatas pro indulto eodem lucrando eleemosynas in alios pios usus, ac potissimum in Divini Cultus splendorem augendum, ipsi Nostri Praedecessores erogandas esse decreverunt. Porro in solemni de Ecclesiasticis negotiis conventione, quae cum Hispaniarum Regina Catholica die XVI m. Martii anno MDCCCLI inita, similibus Litteris Apostolicis nonis Septembris confirmata fuit, articulo XL cautum est, ut in posterum in ditione hispanica Ordinarii Praesules in sua quisque dioecesi BulIae Cruciatae proventus administrent ad eos usus erogandos iuxta normam in ultima prorogatione Apostolici Indulti praescriptam, salvis obligationibus quibus iidem proventus vi conventionum cum S. Sede initarum obnoxii sunt; in conventione autem aditionali inia die XXV m. Augusti anno MDCCCLIX por las expediciones militares que contra aquéllos se hubiesen emprendido o se hubiesen de emprender. Este fué el origen de la Bula de Cruzada en España, y los Romanos Pontífices, nuestros predecesores, prorrogaron repetidas veces este indulto. Con el transcurso del tiempo, y cuando ya no era urgente la necesidad de luchar con los infieles, nuestros mismos predecesores decretaron que las limosnas obtenidas para lucrar dicho indulto se destinasen a otros fines piadosos, y principalmente a dar mayor esplendor al culto divino. Posteriormente, en el solemne Concordato para el arreglo de los negocios eclesiásticos celebrado con la Reina Católica de España el día 16 de Marzo del año 1851, confirmado por Letras Apostólicas semejantes el día 5 de Septiembre del mismo año, y en su artículo 40, se previno que en lo sucesivo los ordinarios de los dominios de España administren cada uno en su diócesis los productos de la Bula de Cruzada para aplicarlos en la forma prescrita en la última prórroga del Indulto Apostólico, dejando a salvo las obligaciones a que están sujetos los mismos productos, en virtud de Convenios celebrados por la Sana Sede; y en de Agustinos Recoletos de Filipinas 769 expresse cautum fuit ut in posterum BulIae Cruciatae proventus omnes, salva eorumdem parte Stae. Sedi debita, ut superius in expensas divini cultus exclusive impendi debeant. Quod vero attinet ad Apostolicas facultates adnexas officio Commissarii Generalis Bullae Cruciatae, et consequentes attributiones, in eodem sollemnis Conventionis articulo XL statutum fuit, ut illae per Archiepiscopum Toletanum ea forma et amplitudine exerceantur, quae S. Sedes praefiniverit. Haec quidem Bulla per Apostolicas Litteras die XXI m. Septembris anno MCMII, Piscatoris annulo obsignatas, ad duodecim annos novissima vice prorogata fuit a rec. me. Leone PP. XIII, Praedecessore Nostro, finemque habuit prima Dominica Adventus anni superioris MCMXIV. Eam vero Decessor Noster bo. me. Pius PP. X ad annum dumtaxat produxit per Secretariae Status mandatum sub die XXIV m. Junii ipsius anni MCMXIV; consilium enim mente susceperat Bullam enunciatam reformandi, ut magis illam praesentium temporum adjunctis respondentem redderet: pariterque ut voluntatem Suam erga Te, Carissime in Christo fili Noster, atque erga el Convenio adicional del 5 del mes de Agosto de 1859, expresamente se previno que en adelante todos los productos de la Bula de Cruzada, salva la parte debida de la Santa Sede, deban emplearse exclusivamente en los gastos del culto divino, como arriba se indicó. Mas por lo que hace a las facultades apostólicas anejas al oficio de comisario general de la Bula de Cruzada, y sus consiguientes atribuciones, se estableció en el mismo artículo 40 del Concordato solemne, que se ejerzan por el Arzobispo de Toledo en la forma y con la amplitud que determinase la Santa Sede. Nuestro predecesor, el Papa León XIII, de feliz memoria, por Letras Apostólicas de 21 de Septiembre de 1902, expedidas con el sello del Pescador prorrogó nuevamente dicha Bula por 12 años, que terminaron el primer domingo de Adviento del año pasado de 1914. Por último, nuestro predecesor, el Papa Pío X, mediante mandato de la secretaría de Estado del 21 de Junio de 1914, la prorrogó por un año solamente, pues tenía el propósito de reformar la citada Bula para acomodarla mejor a las necesidades de los tiempos presentes, y se había propuesto igualmente ampliar sus privilegios para demostrar de manera 770 Boletín Oficial praenobilem nationem, quam regis, luculentius significaret, iIIius privilegia amplificare Sibi quoque proposuerat. Hanc Nostri Decessoris voluntatem placet modo Nobis ad exitum adducere non minori enim benevolentia et caritate Te, Carissime in Christo Fili Noster, atque universae Hispaniae populum complectimur. Quare, exhibitas Tuo nomine Nobis per Tuum apud Nos Legatum preces ultro libenterque excipientes, Cruciatae Bullam pro Regno Hispaniarum Motu proprio atque ex certa scientia et matura deliberatione Nostris, deque Apostolicae Nostrae potestatis plenitudine, praesentium vi, ad duodecim annos prorogamus, a prima Dominica adventus vertentis anni MCMXV computandos. Circa autem publicationem Bullae ipsius eiusdemque indulta quoad indulgentias, divina officia et sepulturam, confessionem et votorurn commutationem; dispensationem ab irregularitate, et ab impedimento affinitatis et criminis; beneficiorum convalidationes et compositiones; legem abstinentiae et jejunii; conditiones circa usum ipsius indulti; quoad denique privata oratoria, servare praecipimus religiose in omnibus más patente su afecto hacia ti, amadísimo hijo nuestro en Cristo, y hacia la nobilísima nación que riges. Plácenos ahora a Nos, que sentimos no menos afecto hacia ti, muy amado hijo nuestro en Cristo, y a todo el pueblo español, llevar a cumplido término los deseos de nuestro predecesor. Por esto, recibiendo benignamente las preces que en tu nombre nos ha presentado tu Embajador en Nuestra Corte, motu proprio, de ciencia cierta y previa madura deliberación y con la plenitud de Nuestra potestad Apostólica, prorrogamos por virtud de las presentes la Bula de Cruzada para el Reino de España, por el término de doce años, computados desde el primer domingo de Adviento del corriente año de 1915. Mas acerca de la publicación de la citada Bula y de los indultos en ella concedidos respecto de indulgencias, divinos oficios y sepultura, confesión y conmutación de votos, dispensa de irregularidad y del impedimento de afinidad y de crimen, convalidaciones y composiciones de beneficios, ley de abstinencia y del ayuno, condiciones del uso de dicho indulto, y, finalmente, respecto de los oratorios privados, mandamos que se observen religiosamente y en todas sus partes las de Agustinos Recoletos de Filipinas 771 conditiones ac leges, quae continentur in indiculo, quod praelo impressum in tabulario tertiae Sectionis Secretariae Nostrae Status a brevibus Apostolicis asservare iussimus, cuius tenor sequens est: INDULTA PONTIFICIA HISPANICAE NATIONI CONCESSA Publicatio indultorum eorumque usus Indulta, Hispanicae Nationi a S. Sede concessa, singulis annis publicanda sunt. Annus computatur a die antea factae publicationis, usque ad diem novae faciendae publicationis. Summaria sumpta a fidelibus valent pro eorum usu, durante toto praedicto anno. Indulta autem intelliguntur semper prorogari, pro maiori fidelium commoditate, ad unum integrum mensem post expletum annum ab eorum publicatione. Indultis fruuntur omnes, qui versantur in territorio Hispaniarum, vel in alio quocumque territorio Hispanicae ditioni subiecto, si tamen condiciones y leyes contenidas en el índice impreso, que mandamos conservar en el archivo de la tercera Sección de Nuestra Secretaría de Estado para los Breves apostólicos, y cuyo tenor es el siguiente: INDULTOS PONTIFICIOS CONCEDIDOS A LA NACIÓN ESPAÑOLA Publicación de los indultos y su uso Los indultos concedidos por la Santa Sede a la nación española deberán publicarse anualmente. El año se cuenta desde el día de la publicación anterior hasta el día en que deba hacerse la nueva publicación. Los Sumarios adquiridos por los fieles valen para su uso durante todo el referido año. Pero para mayor comodidad de los fieles, se entiende siempre que los indultos se prorrogan por un mes completo después de terminado el año de su publicación. De los indultos disfrutan todos los que residan en territorio español o en cualquier otro territorio sujeto a la jurisdicción española, si adquieren los Sumarios. Del indulto relativo a la ley de la abstinencia 772 Boletín Oficial Summaria sumant. Indulto autem quoad legem abstinentiae et ieiunii uti possunt tum in Hispaniis tum extra Hispanias, dummodo absit scandalum. Pro licito et valido usu Indultorum sufficit Summaria sumere. Necessarium non est subscribere in illis proprium nomen et cognomen. Neque necessarium est illa secum habere, vel illa servare. Taxa, vel eleemosyna, solvenda, consignanda est ad calcem uniuscuiusque Summarii. Sciant autem fideles huiusmodi proventus destinari principaliter ad divinum cultum sustinendum, ad pia beneficentiae opera, ad onera sustinenda ipsius BuIlae Cruciatae. Horum indultorum executor est Emus. Card. Archiepiscopus Toletanus, qui omnes facuItates Ei tributas potest singulis Ordinariis subdelegare. Indultum «quoad indulgentias» I. Plenaria conceditur Indulgentia, bis acquirenda mira annum y del ayuno, podrán hacer uso en España y fuera de España, siempre que se evite el escándalo. Para usar lícita y válidamente de los indultos basta adquirir los Sumarios. No es necesario inscribir en ellos el nombre y el apellido. Tampoco es necesario llevarlos consigo o conservarlos. La tasa o la limosna que haya de pagarse se debe consignar al pie de cada Sumario. Sepan los fieles que los productos obtenidos se destinan principalmente al sostenimiento del culto divino, a obras de beneficencia y a levantar las cargas de la misma Bula de Cruzada. El ejecutor de estos indultos es el Emmo. Cardenal-Arzobispo de Toledo, que puede subdelegar en los ordinarios todas las facultades a él concedidas. Indulto relativo a las indulgencias I. Se concede indulgencia plenaria, que podrá ganarse dos veces dentro del año del indulto en dos días distintos, elegidos a voluntad de Agustinos Recoletos de Filipinas 773 Indulti, duobus distinctis diebus, ad arbitrium eligendis ex intentione praefatam lucrandi Indulgentiam, ab iis, qui confessi, sacra Communione refecti fuerint, si possint; si vero non possint, dummodo id fecerint intra tempus praescriptum ab Ecclesia, praedicta habita intentione eamdem adquirendi Indulgentiam. II. Indulgentia conceditur quindecim annorurn et quindecim quadragenarum iis qui, corde saltem contriti, voluntarie ieiunaverint quocumque ex diebus non consecratis ecclesiastico ieiunio, et aliquas effuderint vocales preces secundum intentionem Summi Pontificis. Praedictum ieiunium potest commutari in aliud pium opus, pro illis, qui ieiunare non possunt, ab Ordinario, a parocho et etiam a confessario. Conceditur praeterea praedicta peragentibus participatio omnium piorum operurn, quae illis diebus fiant in Ecclesia militante. III. Indungentiae Stationum almae Urbis, in Rescripto S. C. Indulgentiarum d. d. 9 Julii 17771 recensitae, conceduntur iis omnibus con la intención de ganar la citada indulgencia, a los que, habiendo confesado, reciban, si pueden, la Sagrada Comunión; si no pudiesen, siempre quo lo hagan dentro del tiempo prescrito por la Iglesia, teniendo intención de ganar la referida indulgencia. II. Se concede indulgencia de quince años y quince cuarentenas a los que, por lo menos con corazón contrito, ayunasen voluntariamente cualquier día de los no consagrados al ayuno eclesiástico y rezasen algunas oraciones por la intención del Sumo Pontífice. El ordinario, el párroco y aun el confesor pueden conmutar dicho ayuno por otra obra piadosa a los que no pudiesen ayunar. Se concede además a los que esto hagan participación en todas las obras piadosas que en aquellos días se hagan en la Iglesia militante. III. Se conceden las indulgencias de las Estaciones de la ciudad de Roma consignadas en el rescripto de la Sagrada Congregación de indulgencias del día 9 de Julio de 17772, a todos los que visiten alguna iglesia u oratorio público o semipúblico, rezando por la intención 1 2 Rescr. Auth. S. C. Indulg., n. 313, p. 239. Rescr. Auth. S. C. Indulg., n. 313, p. 239. 774 Boletín Oficial qui aliquam ecclesiam vel publicum aut semipublicum oratorium visitent, vocales fundendo preces secundum intentionem Summi Pontificis, addita tamen confessione et Communione, si indulgentia adquirenda sit plenaria. Quas Indulgentias, duabus vicibus, lucrari possunt illi omnes, qui duo sumunt Summaria. Ac illi, qui accedunt ad Sacramenta Poenitentiae et Eucharistiae, possunt ea die loco partialis lndulgentiae, plenariam lucrari Indulgentiam. IV. Omnibus qui Summarium sumunt, si intra annum Indulti moriantur, concedilur Indulgentia plenaria in mortis articulo, dummodo confessi ac s. Synaxi refecti, vel si id nequiverint, saltem contriti, SSmum. Jesu nomen, ore, si potuerint, sin minus corde, devote invocaverint, et mortem tamquam peccati stipendium de manu Domini patienter susceperint. Possunt praeterea lndulgentiam Plenariam applicare alicui defuncto, orando coram eius corpore praesente, confessi et sacra Communione refecti. V. Praefatae lndulgentiae, excepta tamen plenaria in mortis articulo del Sumo Pontífice, y confesando y comulgando, si desean ganar indulgencia plenaria. Pueden ganar estas indulgencias dos veces todos los que adquieran dos Sumarios. Y los que reciban lo Sacramentos de la Penitencia y Eucaristía pueden en ese día, en vez de indulgencia parcial, ganar una indulgencia plenaria. IV. A todos los que adquieran el Sumario, si mueren dentro del año del indulto, se les concede indulgencia plenaria in artículo mortis, con tal que, habiendo confesado y comulgado, o si no pudieren hacerlo, con corazón contrito, invocasen con devoción, de palabra, si pueden, o por lo menos de corazón, el Santísimo Nombre de Jesús y recibieren con paciencia la muerte de manos del Señor como paga del pecado. Pueden además aplicar la indulgencia plenaria a un difunto si, habiendo confesado y comulgado, rezasen ante él corpore praesente. V. Las referidas indulgencias, exceptuando, sin embargo, la plenaria que se haya de ganar in articulo mortis, pueden también aplicarse a las almas del Purgatorio. de Agustinos Recoletos de Filipinas 775 lucranda, applicari etiam possunt animabus in Purgatorio degentibus. Indultum «quoad divina officia et sepulturam» I. Qui Summarium habent, possunt, tempore interdicti, cui ipsi causam non dederint, nec per ipsos stet quominus amoveatur, sive in ecclesiis, in quibus divina officia eo tempore permittantur, sive in oratoriis privatis rite erectis, missas et alia divina officia vel per seipsos celebrare, si fuerint sacerdotes, vel facere ut celebrentur, in sua familiarium, domesticorum, et consanguineorum praesentia; sed clausis ianuis, non pulsatis campanis, excommunicatis et specialiter interdictis exclusis; et, in oratorio privato, aliquot fusis precibus pro exaltatione Sanctae Ecclesiae. Possunt praeterea praedictis missis et officiis, ubi celebrentur, cum suis interesse. Possunt item in eisdem locis sacram Eucharistiam, et alia sacramenta suscipere. II. Corpora decedentium, qui Summarium habeant, nisi forte Indulto relativo a los divinos oficios y a la sepultura I. Los que tengan Sumario pueden, en tiempo de entredicho, del cual no hayan sido causa ni de ellos dependa el que se levante, en las Iglesias en las cuales se permitan en ese tiempo los divinos oficios, o en oratorios privados legítimamente erigidos, celebrar por sí mismos, si fuesen sacerdotes, Misas y otros oficios divinos, o hacer que se celebren en presencia suya y de sus familiares, criados o consanguíneos, pero a puerta cerrada, sin toque de campanas, y excluyendo a los excomulgados y a los sujetos especialmente a entredicho, y rezando algunas oraciones por la exaltación de la Santa Iglesia, cuando los oficios se celebren en oratorio privado. Pueden además asistir con los suyos a dichas Misas y oficios, donde se celebren. Pueden también recibir en estos mismos lugares la Sagrada Eucaristía y otros Sacramentos. II. Los cuerpos de los difuntos que hubieran adquirido el Sumario, si no hubiesen muerto ligados con el vínculo de la excomunión 776 Boletín Oficial excommunicationis vinculo per sententiam condemnatoriam vel declarationem innodati decesserint, possunt, eodem interdicti tempore, cum moderata funerali pompa sepeliri. Ill. Executor harum Apostolicarum Litterarum permittere potest, ut, sive tempore interdicti, sive extra illud, missae per horam ante auroram et post meridiem possint celebrari a praesbyteris, et possint nobiles ac qualificatae personae facere missas celebrari, ipsis praesentibus, praedictis horis. IV. Ecclesiastici omnes sive cleri saecularis, sive regularis libere possunt, recitatis vesperis et completorio, matutinum cum laudibus officci diei sequentis pridie recitare immediate post meridiem. Indultum «quoad confessionem et votorum commutationem» I. Conceditur ut omnes, etiam Regulares utriusquae sexus, licet expressa et individua mentione digni et quovis efficaciori privilegio excepti, absolvi in foro tantum conscientiae possint, iniunctis por sentencia condenatoria o declaración, pueden ser sepultados durante el entredicho con modesta pompa funeral. III. El ejecutor de estas Letras Apostólicas puede permitir que en tiempo de entredicho o fuera de él puedan los presbíteros celebrar Misas una hora antes de la aurora y una hora después del medio día, y que los nobles y personas de calidad puedan mandar que en esas horas se celebren en su presencia dichas Misas. IV. Todos los eclesiásticos, seculares o regulares, pueden libremente, rezadas vísperas y completas, rezar maitines y laudes del oficio del día siguiente el día anterior inmediatamente después del medio día Indulto relativo a la confesión y conmutación de votos I. Se concede que todos, incluyendo los regulares de ambos sexos, aunque dignos de expresa e individual mención y exceptuados por algún privilegio más eficaz, puedan ser absueltos tan sólo en el fuero de la conciencia, imponiendo lo que de derecho deba imponerse, de Agustinos Recoletos de Filipinas 777 de iure iniungendis, semel in vita seu extra mortis periculum, et semel in mortis periculo intra annum concessionis, vel his in utroque casu si duplex sumatur Summarium, a quovis confessario sibi libere electo inter approbatos (pro utroque sexu, si de monialibus et quibulibet aliis mulieribus agatur) ab Ordinario loci, a peccatis et censuris cuicumque et quocumque modo, etiam speciali, reservatis a iure vel ab homine, ita ut sic absoluti, vi praesentis concessionis, de speciali gratia, non teneantur deinde recurrere ad alium quemcumque Superiorem. In hac concessione comprehenditur quoque facultas absolveudi a casu falsae denuntiationis de crimine sollicitationis, sed confessarius electus a tali crimine non absolvat, nisi poenitens prius falsam denuntiationem formiter retractaverit et non aliter. Recursus vero ad S. Poenitentiariam habendus postea erit ad tramitem decretorurn S. Officii, tunc, tantum, cum agatur de attentata absolutione complicis in peccato turpi. II. Conceditur praeterea, ut confessarius electus, ut supra, possit una sola vez durante la vida o fuera de peligro de muerte, y una sola vez en peligro de muerte, dentro del año de la concesión, o dos veces en uno y otro caso, si adquiriesen dos Sumarios, por cualquier confesor libremente elegido por ellos entre los aprobados (para ambos sexos, si se trata de monjas y otras mujeres) por el ordinario del lugar de cualesquiera pecados y censuras, a quienquiera de cualquier modo, aunque sea especial, reservados a jure, vel ab homine, de tal suerte que, una vez absueltos en esta forma por virtud de la presente concesión, como gracia especial, no tengan que recurrir posteriormente a otro superior. En esta concesión está comprendida también la facultad de absolver del caso de denuncia falsa del crimen de solicitación; pero el confesor elegido no absuelva de tal crimen si el penitente no retractase antes en debida forma la denuncia falsa, y no de otra manera. El recurso a la Sagrada Penitenciaría procederá en lo sucesivo, conforme a los trámites de los decretos del Santo Oficio, únicamente cuando se trate de la intentada absolución del cómplice en pecado torpe. 778 Boletín Oficial in solo conscientiae foro, etiam extra sacramentalem confessionem, omnia vota privata, in quibus ius quaesitum tertii non sit, atque exceptis votis perfectis castitatis perpetuae et religionis, in alia pietatis opera dispensando commutare, iisque, adiungendo subsidium aliquod transmitiendum ad Executorem harum Litterarum Apostolicarum, adhibendum in fines a S. Sede statutos. Praesens indultum non valet, nisi quis cum Summario hoc sumat simul Summarium Indulti divinorum Officiorum et sepulturae, nec non Summarium Indulgentiarum. Indultum «quoad dispensationem ab irregularitate et ab impedimento affinitatis et criminis» I. Executor harum Apostolicarum Litterarum possit dispensare super irregularitate cum his, qui censuris ligati missas celebraverint vel alia divina officia peregerint, non tamen in contemptum clavium; et super alia qualibet irregularitate ex delicto proveniente, II. Se concede además que el confesor, elegido del modo dicho, pueda solamente en el fuero de la conciencia, incluso fuera de la confesión sacramental, conmutar todos los votos privados en los cuales no se hubiere adquirido derecho a favor de tercero y exceptuando los votos perfectos de perpetua castidad y religión, por otras obras piadosas, exigiendo alguna limosna, que ha de remitirse al ejecutor de estas Letras Apostólicas, quien las aplicará a los fines establecidos por la Santa Sede. El presente indulto no es válido si, además de este Sumario, no se adquiere el Sumario del indulto relativo a los divinos oficios y sepultura y el Sumario de indulgencias. Indulto relativo a la dispensa de irregularidad y del impedimento de afinidad y de crimen I. El ejecutor de estas Letras Apostólicas pueda dispensar sobre irregularidad a los que, ligados con censuras, hayan celebrado Misa u otros oficios divinos, no habiéndolo hecho en desprecio de la potestad de Agustinos Recoletos de Filipinas 779 exceptis irregularitatibus ex homicidio voluntario, etiam occulto, aut ex simonia vel apostasia a fide, aut ex haeresi, vel ex alio delicto, scandalum in populum generante, provenientibus, imposita dispensatis congrua eleemosyna, impendenda in fines a S. Sede statutos, aliisque iniunctis de iure iniungendis. II. Possit idem Executor Apostolicarum harum Litterarum dispensare in occulto affinitatis impedimento ex copula illicita proveniente sive ad ineundum matrimonium, sive etiam ad initum matrimonium convalidandum, iniuncta aliqua eleemosyna ad fines a S. Sede statutos. Idem similiter possit dispensare1 in occulto criminis impedimento, neutro machinante, sive ut supra, ad ineundum matrimonium, sive etiam ad initum matrimonium convalidandum, iniuncta eleemosyna prout superius indicatum est. de las llaves, y sobre cualquiera otra irregularidad proveniente de delito, exceptuando las irregularidades provenientes de homicidio voluntario, aun oculto, de simonía o de apostasía de la fe, de herejía o de cualquiera otro delito que produzca escándalo en el pueblo, imponiendo a los dispensados la limosna conveniente, que debe ser destinada a los fines establecidos por la Santa Sede, y lo demás que de derecho deba imponérseles. II. Pueda también el ejecutor de estas Letras Apostólicas dispensar el impedimento oculto de afinidad proveniente de cópula ilícita, bien para contraer matrimonio, bien para convalidar el contraído, imponiendo alguna limosna para los fines establecidos por la Santa Sede. Pueda igualmente dispensar2 el impedimento oculto de crimen neutro machinante, bien sea como en el caso anterior, para contraer matrimonio, bien para convalidar el contraído, imponiendo una limosna, como antes se ha indicado. 1 2 Haec, tamen, facultas publicanda non erit in Summario. Sin embargo, esta facultad no ha de publicarse en el Sumario. 780 Boletín Oficial Indultum «quoad beneficiorum convalidationes et quoad compositiones» I. Possit Executor harum Litterarum convalidationem concedere super titulo cuiuscumque ecclesiastici beneficii, si bona fide beneficiatus in illius possessionem inmissus fuerit, excluso tamen casu, quod nullitas collationis seu institutionis ex simonia proveniat. II. Possit idem Executor perceptos bona fide fructus remittere, in praecedeti casu, iniuncto tamen aliquo congruo subsidio ad finem a S. Sede statutum. III. Possit etiam Executor ad congruam compositionem admitltre beneficiatos omnes, qui ad restitutionem fructuum tenentur, ob omissam recitationem horarum canonicarum, vel ob neglectum aliud beneficii officium, exclusa tamen missarum celebrandarum omissione. Indulto relativo a las convalidaciones y composiciones I. Pueda el ejecutor de estas Letras Apostólicas conceder la convalidación del título de cualquier beneficio eclesiástico, si el beneficiado hubiera entrado en posesión de él de buena fe, excluyendo, sin embargo, el caso en que la nulidad de la colación o de la institución proviniere de simonía. II. Pueda el mismo ejecutor condonar los frutos percibidos de buena fe, en el caso anterior, imponiendo, sin embargo, una limosna conveniente para el fin establecido por la Santa Sede. III. Pueda también el ejecutor admitir a congrua composición a todos los beneficiados obligados a la restitución de frutos por omisión del rezo de las horas canónicas, o por el incumplimiento de alguna otra obligación del beneficio, excluyendo, sin embargo, la omisión de las Misas que se debían celebrar. IV. Pueda el mismo ejecutor admitir a congrua composición a todos por lo injustamente sustraído, adquirido y retenido, en cualquier forma y por cualquier causa, siempre que no lo hubiera hecho de Agustinos Recoletos de Filipinas 781 IV. Possit item Executor admittere ad congruam compositionem omnes ob iniuste ablata, acquisita, retenta, quocumque modo quacumque causa, si tamen id in confidentiam Indulti factum non fuerit, et si adhibita debita diligentia incertus sit dominus vel reperiri non possit V. In casu compositionis, ut in par. III et IV, quae solvantur, in finem impendenda sunt a S. Sede assignatum. Ubi autem admodum grave sit aliquid solvere, possit Executor plenam facere debiti remissionem. Caeterum, quovis in casu, sufficit solvere decimam partem quantitatis non bene acquisitae. Ac si agatur de non notabili quantitate, quae nempe non excedat summam 100 pesetarum, compositio plenum suum sortitur effectum, ipso facto sumendi Bullas Compositionis, quin opus sit ad quempiam recurrere. Nota bene.- Nihil determinatur, quoad quantitatem solvendam ratione compositionis, par. III et IV, quia, cum in compositione respiciendum sit animarum bonum, et consequenter iudicium quantitatis solvendae pendeat a variis practicis circunstantiis, unde aliquando confiando en este indulto, y si, puesta la debida diligencia, fuera incierto el dueño o no pudiera ser encontrado. V. En los casos de composición, a que se refieren los párrafos III y IV, lo que se pague ha de invertirse en el fin señalado por la Santa Sede. Cuando sea extremadamente difícil pagar algo, el ejecutor podrá condonar plenamente la deuda. Por lo demás, en cualquiera caso basta pagar la décima parte de la cantidad no bien adquirida. Y si se trata de cantidad poco importante, que no exceda de 100 pesetas, la composición surte sus plenos efectos por el mero hecho de tomar Bulas de composición, sin necesidad de recurrir a nadie. Nota.- Nada se determina en cuanto a la cantidad que debe pagarse por razón de la composición a que se refieren los párrafos III y IV puesto que como en la composición se ha de atender al bien de las almas, y, por consiguiente, la estimación de la cantidad que debe pagarse depende de varias circunstancias prácticas, llegándose en algún caso, como se dice en el párrafo V, a la condonación total de la deuda, excepto la tasa pagada por el Sumario, la determinación 782 Boletín Oficial quando etiam, ut habetur par. V, totum sit simpliciter remittendum, praeter solutam pro Summarlo taxam, remittitur prudenti arbitrio, omnibus bene perpensis, determinatio quantitatis solvendae. Qua in re, ut patet ex dictis, scrupulose procedendum non est, et potius cum liberalitate, quam cum rigore. Indultum «quoad legem abstinentiae et ieiunii» I. Omnibus absolute, quacumque die, et quavis refectione, licet uti condimentis ex quovis adipe, ex butyro, ex margarina, et aliis similibus condimentis; itemque licet comedere lacticinia et etiam ova, eodem modo, id est quavis die et refectione. II. Abstinentia a carne et a iure carnis servanda est tantum feriis sextis Quadragesimae, Quatuor Temporum, nec non tribus Pervigiliis Pentecostes, Assumptionis B. V. Mariae in Coelum, Nativitatis Domini Nostri Iesu Christi. III. Ieiunium servandum tantum erit feriis IV et VI nec non de la cantidad que deba pagarse queda al prudente arbitrio, después de examinar bien todas las circunstancias del hecho; en lo cual, como se desprende de lo dicho, no se ha de proceder escrupulosamene, inclinándose más bien a la liberalidad que al rigor. Indulto relativo a la ley de la abstinencia y del ayuno I. A todos absolutamente será lícito usar como condimento en cualquier día y en cualquiera refección grasa de todas clases, manteca, margarina y otros condimentos semejantes; igualmente será lícito comer lacticinios y también huevos en la misma forma, es decir, en cualquier día y en cualquier refección. II. La abstinencia de carne y de caldo de carne se ha de guardar únicamente en los viernes de Cuaresma, en los de las cuatro témporas y en las tres vigilias de Pentecostés, Asunción de la Santísima Virgen María a los cielos y Natividad de Nuestro Señor Jesucristo. III. Se deberá guardar el ayuno únicamente los miércoles, viernes de Agustinos Recoletos de Filipinas 783 sabbatis Quadragesimae, et tribus pervigiliis, praecedentis par. II notatis. Pervigilium Nativitatis anticipatur ac remittitur ad Sabbatum proxime praecedentium Quatuor Temporum. Nec vetitum est pisces ac carnes in eadem refectione permiscere diebus ieiunii et dominicis Quadragesimae. IV. Omnes possunt ex rationali et iusto motivo a propriis Confesariis dispensari a lege abstinentiae et ieiunii. Conditiones circa usum praecedentis indulti Indulto par. I et II, integra manet lex ieiunii, seu unicae comestionis per diem, pro illis qui ieiunare tenentur, secundum par. III. Eodem Indulto non fruuntur, nisi illi tantum, qui sumpserint praesens Summarium et Summaria Indulgentiarum ac divinorum officiorum, et solverint taxatam eleemosynam, applicandam in beneficium Seminariorum et alios pios fines a S. Sede assignatos. y sábados de Cuaresma y en las tres vigilias indicadas en el párrafo II. La vigilia de la Natividad se anticipa y se traslada al sábado de Témporas próximamente anterior. No está prohibido mezclar carne y pescado en la misma comida en los días de ayuno y domingos de Cuaresma. IV. Todos pueden, por justo y racional motivo, ser dispensados por los propios confesores de la ley de abstinencia y del ayuno. Condiciones para el uso del precedente indulto Salvo el indulto de los párrafos I y II, queda en todo su vigor la ley del ayuno, o de hacer una sola comida al día, para aquellos que están obligados a ayunar según el párralo III. Sólo podrán disfrutar de estos indultos los que adquiriesen este Sumario y los Sumarios de indulgencias y oficios divinos y pagasen la limosna tasada, que se ha de aplicar a beneficio de los Seminarios y otros fines piadosos designados por la Santa Sede. 784 Boletín Oficial Indultum hoc sumi potest Summario collectivo pro se et tota familia extensive ad quoslibet familiares, hospites etiam ad brevissimum tempus et commensales. Summarium istud collectivum eosdem omnino effectus habet si a matre familias sumitur. Pauperes non tenentur Summaria praedicta sumere, nec ullam largiri eleemosynam, ut Indulto fruantur quoad legem abstinentiae et ieiunii. Tenentur vero, si aliis velint frui Indultis. Omnino excluduntur ab eodem Indulto, quoad legem abstinentiae, Regulares qui, ex speciali voto, toto anno esuriales cibos servare tenentur. Indultum «de privatis oratoriis» I. Conceditur sacerdotibus facultas celebrandi Missam in quovis privato Oratorio, canonice erecto et approbato ab Ecclesiastica Auctoritate, et quolivet die, excepto ultimo triduo Maioris Hebdomadae, quamvis aliae vel plures Missae ibidem ex Indulto celebrari queant et sine praeiudicio eiusdem Indulti. Este indulto puede obtenerse adquiriendo un Sumario colectivo para sí y para toda la familia extensivo a los familiares, huéspedes, aunque sea por brevísimo tiempo, y comensales. Este Sumario colectivo surte todos sus efectos, si lo adquiere la madre de familia. Los pobres no están obligados a adquirir los referidos Sumarios, ni a dar ninguna limosna para disfrutar del indulto en cuanto a la ley de la abstinencia y del ayuno; pero están obligados si quieren disfrutar de otros indultos. Quedan en absoluto excluidos del indulto de la ley de abstinencia los regulares que por voto están obligados a no corner en todo el año más que manjares cuadragesimales. Indulto relativo a los oratorios privados I. Se concede a los sacerdotes la facultad de celebrar Misa en cualquiera oratorio privado erigido canónicamente y aprobado por la autoridad eclesiástica, y en cualquier día, excepto los tres últimos de Agustinos Recoletos de Filipinas 785 II. Permittitur laicis, dummodo Ordinarii locorum id censeant necessarium vel vere utile, ut in quovis Privato Oratorio ut supra, Missam in sui praesentia celebrandam curare possint per quemcumque rite probatum sacerdotem, eidemque SS. Sacrificio adsistendo praecepto audiendi sacrum satisfacere queant. III. Illi qui habent Cruciatam possunt Missam audire et praecepto satisfacere, etiam in privato oratorio, et etiam quando Missa in eo celebretur non praesente indultario. Nota bene.- Varia Indultorum, quae facta est, distinctio, est tantum ad varia Indulta proprio in loco, et ordinate exponenda. Executor Litterarum Apostolicarum poterit ipse, prout melius iudicabit, inde varia extrahere et conficere Summaria, plura vel pauciora, prout ipse melius iudicabit. Quapropter possunt omnia praecedentia Indulta simul colligi in Summario Cruciatae, excepto Indulto abstinentiae et ieiunii, quod separari ab aliis potest, illud substituendo Indulto Quadragesimali, quod hactenus publicatum est. de la Semana Santa, aunque en dicho oratorio puedan celebrarse por indulto otras Misas y sin perjuicio del mismo indulto. II. Se permite a los laicos, siempre que los ordinarios respectivos lo juzguen conveniente o realmente útil, que puedan hacer que en un oratorio privado, en la forma antes dicha, celebre Misa en su presencia cualquier sacerdote legítimamente aprobado, y, asistiendo al santo sacrificio, cumplir el precepto de oír Misa. III. Los que tengan la Bula de la Santa Cruzada pueden oír Misa y cumplir el precepto en un oratorio privado, aun cuando en él se celebre Misa no estando presente el indultario. Nota.- La distinción que se hace de los indultos no tiene más objeto que la de exponer ordenadamente y en su propio lugar cada uno de los indultos. El ejecutor de estas Letras Apostólicas podrá, según lo juzgue conveniente, hacer varios Sumarios, más o menos, a su juicio. Pueden, por consiguiente, reunirse todos los indultos precedentes en el Sumario de Cruzada, except